Medicina en
Odontología.
Manejo dental de pacientes
con enfermedades sistémicas
Segunda edición
Segunda edición
Medicina en Odontología.
Manejo dental de pacientes
con enfermedades sistémicas
José Luis Castellanos Suárez
Cirujano Dentista. Graduado con Mención Honorífica.
Universidad Nacional Autónoma de México.
Especialista en Epidemiología Bucal, Universidad Federal de Río Grande Do Sul, Brasil.
Certificado en Medicina Bucal e Investigación Clínica, University of Pennsylvania, USA.
Centro de Apoyo Diagnóstico Clínico Estomatológico, S. C., León, Guanajuato, México.
Práctica privada restringida a Medicina Bucal y Periodoncia, León, Guanajuato, México.
Laura María Díaz Guzmán
Cirujano Dentista, Universidad Autónoma del Estado de México.
Centro de Apoyo Diagnóstico Clínico Estomatológico, S. C., León, Guanajuato, México.
Jefe del Departamento de Medicina Bucal,
Universidad de La Salle, Bajío, León, Guanajuato, México.
Óscar Gay Zárate
Cirujano Dentista, Universidad del Bajío, León, Guanajuato, México.
Maestro en Ciencias y Técnicas de la Educación, Universidad de La Salle, Bajío.
Jefe de la Clínica de Urgencias y Profesor del Departamento de Medicina Bucal,
Universidad de La Salle, Bajío, León, Guanajuato, México.
Editor responsable:
Dr. Martín Lazo de la Vega S.
Medicina en Odontología.
Manejo dental de pacientes
con enfermedades sistémicas, 2a. ed.
D.R. 2002
ISBN 968–426–962–5
978-607-448-126-6 Versión Electrónica
Editorial El Manual Moderno, S.A. de C.V.
Av. Sonora núm. 206
Col. Hipódromo
Deleg. Cuauhtémoc
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es marca registrada de
Editorial El Manual Moderno, S.A. de C.V.
Castellanos Suárez, José Luis.
Medicina en odontología : manejo dental de pacientes
con enfermedades sistémicas / José Luis Castellanos,
Laura María Díaz Guzmán, Óscar Gay Zárate. – – 2a ed. – –
México : Editorial El Manual Moderno, 2002.
484 p. : il. ; 26 cm.
Incluye índice.
ISBN 968–426–962–5
1. Dientes – Enfermedades. I. Díaz Guzmán, Laura María.
II. Gay Zárate, Óscar. III. t.
617.63 CAS.m 2002
Biblioteca Nacional de México
Director Editorial:
Dr. Jorge Aldrete Velasco
Editor adjunto:
Dr. José Luis Morales Saavedra
Índice alfabético:
Sonia
Diseño de portada:
D. C. G. Sergio García Castillo
1
Colaboradores
Laura Puig Sol
Mauricio González del Castillo Silva
Cirujano Dentista. Universidad Nacional Autónoma de México
Práctica Restringida a Odontología Preventiva.
León, Gto. México.
Capítulo 17. Odontología preventiva
Cirujano Dentista, Universidad del Bajío, León,
Gto., México.
Especialista en Endodoncia, Universidad Autónoma de Nuevo León, México.
Jefe del Departamento y Coordinador del Posgrado en Endodoncia. Universidad de La Salle, Bajío. León, Gto., México.
Práctica privada, Endodoncia. León, Gto., México.
Capítulo 20. Endodoncia
Luis Carbajal Bello
Cirujano Dentista, Universidad Nacional Autónoma de México
Certificado en Cirugía Maxilofacial. Secretaría
de Salubridad y Asistencia. México.
Centro de Apoyo Diagnóstico Clínico Estomatológico, S.C. León, Gto. México.
Jefe del Departamento de Cirugía Bucal y Maxilofacial. Universidad de La Salle, Bajío, León.
Práctica privada, Cirugía Maxilofacial e Implantología, León, Gto. México.
Capítulo 18. Cirugía bucal y exodoncia
Roberto Valencia Hitte
Cirujano Dentista, Universidad Tecnológica de
México.
Especialista en Odontopediatría, Universidad de
Texas, San Antonio, USA.
Profesor en los Posgrados de Odontopediatría y
Ortodoncia. Universidad Tecnológica de México. México, D. F.
Práctica privada. Odontopediatría. México, D. F.
Capítulo 21. Manejo odontológico del paciente
pediátrico.
Samuel Tacher Levy
Cirujano Dentista, Universidad Intercontinental,
México, D. F.
Residente, Cirugía Bucal y Maxilofacial, Universidad de Texas en Houston, USA.
Profesor Titular, Cirugía Oral y Maxilofacial en
la Residencia de Práctica General y Cirugía ortognática en el Posgrado de Ortodoncia, Universidad Intercontinental. México, D. F.
Práctica privada, Cirugía Maxilofacial e Implantología, México, D. F.
Capítulo 19. Implantología dental
Alejandro González Blanco Bernal
Cirujano Dentista. Universidad Tecnológica de
México.
Especialista en Periodoncia, Columbia University, New York, USA.
Práctica privada, Periodoncia, Tecamachalco, Estado de México. México.
Capítulo 22. Periodoncia
V
VI Medicina en odontología
Kenji Hosoya Suzuri
Cirujano Dentista, Universidad Intercontinental,
México, D. F.
Especialista en Periodoncia, Universidad Intercontinental, México, D. F.
Práctica privada, Periodoncia. México, D. F.
Adalberto Mosqueda Taylor
Cirujano Dentista, Universidad Autónoma Metropolitana. México.
Maestro en Ciencia en Patología Bucal, Universidad de Londres.
(Colaboradores)
Especialista en Medicina Bucal, Universidad Cayetano Heredia, Lima, Perú.
Profesor Titular del Departamento de Atención a
la Salud y Coordinador del Curso de Especialización en Diagnóstico Integral y Patología, Universidad Autónoma Metropolitana. México.
Profesor Honorario en Patología y Medicina Bucal. Instituto Nacional de Cancerología, México,
D. F.
Capítulo 5. Enfermedades infecciosas: Sección
de VIH y SIDA
Capítulo 23. Manejo estomatológico del paciente geriátrico
1
Contenido
Capítulo 1.
Prefacio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
IX
Hipertensión arterial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
1
José Luis Castellanos Suárez, Laura María Díaz Guzmán, Óscar Gay Zárate
Capítulo 2.
Cardiopatías coronarias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
11
José Luis Castellanos Suárez, Laura María Díaz Guzmán, Óscar Gay Zárate
Capítulo 3.
Otros padecimientos cardiacos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
29
José Luis Castellanos Suárez, Laura María Díaz Guzmán, Óscar Gay Zárate
Capítulo 4.
Profilaxis antimicrobiana . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
45
José Luis Castellanos Suárez, Laura María Díaz Guzmán, Óscar Gay Zárate
Capítulo 5.
Enfermedades infecciosas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
55
José Luis Castellanos Suárez, Laura María Díaz Guzmán,
Óscar Gay Zárate, Adalberto Mosqueda Taylor
Capítulo 6.
Alteraciones hepáticas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
91
José Luis Castellanos Suárez, Laura María Díaz Guzmán, Óscar Gay Zárate
Capítulo 7.
Alteraciones renales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
103
José Luis Castellanos Suárez, Laura María Díaz Guzmán, Óscar Gay Zárate
Capítulo 8.
Alteraciones endocrinas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
121
José Luis Castellanos Suárez, Laura María Díaz Guzmán, Óscar Gay Zárate
Capítulo 9.
Enfermedades hematológicas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
145
José Luis Castellanos Suárez, Laura María Díaz Guzmán, Óscar Gay Zárate
Capítulo 10.
Trastornos de la hemostasia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
169
José Luis Castellanos Suárez, Laura María Díaz Guzmán, Óscar Gay Zárate
Capítulo 11.
Enfermedades inmunitarias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
José Luis Castellanos Suárez, Laura María Díaz Guzmán, Óscar Gay Zárate
VII
191
VIII Medicina en odontología
Capítulo 12.
(Contenido)
Enfermedades respiratorias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
221
José Luis Castellanos Suárez, Laura María Díaz Guzmán, Óscar Gay Zárate
Capítulo 13.
Enfermedades neuropsiquiátricas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
235
José Luis Castellanos Suárez, Laura María Díaz Guzmán, Óscar Gay Zárate
Capítulo 14.
Alteraciones digestivas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
261
José Luis Castellanos Suárez, Laura María Díaz Guzmán, Óscar Gay Zárate
Capítulo 15.
Cáncer en odontología . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
275
José Luis Castellanos Suárez, Laura María Díaz Guzmán, Óscar Gay Zárate
Capítulo 16.
Estados fisiológicos especiales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
291
José Luis Castellanos Suárez, Laura María Díaz Guzmán, Óscar Gay Zárate
Capítulo 17.
Odontología preventiva . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
305
Laura Puig Sol José Luis Castellanos Suárez
Capítulo 18.
Cirugía oral y exodoncia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
319
Luis Carbajal Bello
Capítulo 19.
Implantología dental . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
339
Samuel Tacher Levy
Capítulo 20.
Endodoncia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
351
Mauricio González del Castillo Silva
Capítulo 21.
Principios generales del manejo odontológico en el paciente pediátrico
357
Roberto Valencia Hitte
Capítulo 22.
Periodoncia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
387
Alejandro González Blanco Bernal Kenji Hosoya Suzuri
Capítulo 23.
Manejo estomatológico del paciente geriátrico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
399
Adalberto Mosqueda Taylor
Apéndice I.
Historial médico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
413
José Luis Castellanos Suárez, Laura María Díaz Guzmán, Óscar Gay Zárate
Apéndice II.
Pruebas de laboratorio para odontoestomatología . . . . . . . . . . . . . . . . .
427
José Luis Castellanos Suárez, Laura María Díaz Guzmán, Óscar Gay Zárate
Apéndice III. Toma de decisiones en medicina estomatológica . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
443
José Luis Castellanos Suárez, Laura María Díaz Guzmán, Óscar Gay Zárate
Índice alfabético . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
455
1
Prefacio
La práctica cotidiana de la odontología contemporánea
exige al profesional tener el conocimiento para identificar
y manejar enfermedades sistemáticas frecuentes. Los
avances en el campo de la salud permiten que la mayoría
de los pacientes, con una gran variedad de alteraciones sistémicas crónicas, agudas y en receso, se presenten de manera ambulatoria a los consultorios odontoestomatológicos
en busca salud oral y mejora de su condición de vida, provocando que el odontólogo comprenda mejor el impacto de
estos padecimientos en sus diferentes tareas como diagnóstico, planificación integral del tratamiento y manejo interdisciplinario. El dominio de estos conocimientos permitirá
un ejercicio clínico más seguro donde las complicaciones se
puedan prevenir o aminorar y sea posible participar activamente en la preservación y mejora de la condición de salud
global de los individuos. El clínico en odontología al
entender los mecanismos de acción, sintomatología, métodos de diagnóstico y manejo médico de los padecimientos
sistémicos, podrá establecer racionalmente los niveles de
riesgo y adaptar los esquemas típicos de tratamiento dental
a las necesidades particulares de cada paciente, cuando sea
necesario. Este acervo cognitivo permitirá un enriquecimiento en la calidad y eficiencia de las relaciones multidisciplinarias e interdisciplinarias, permitiendo alcanzar
excelencia en el servicio.
El proceso para satisfacer las observaciones antes
mencionadas es complejo; por ello es indispensable conocer primero el estado general de los pacientes, seguido de
la identificación de los problemas bucodentales para la
adecuada toma de decisiones en el manejo odontológico de
los pacientes aparentemente sanos en general y de los médicamente comprometidos en particular. De tal manera, el
primer paso consiste en hacer indagaciones sobre las enfermedades generales pasadas o presentes de los pacientes o
ambas. Las razones adicionales para el desarrollo en la
intensidad de las relaciones médico–dentales son el gran
número de pacientes que desconocen sus padecimientos
por no ser evidentes o estar encubiertos, pudiendo detectarse en la clínica dental mediante el interrogatorio o el
examen físico y derivados para su confirmación y manejo
médico. En la actualidad cada vez es más clara la interdependencia que pueda existir entre las condiciones generales y la salud oral, en el manejo, la estabilidad de la enfermedad sistémica y su pronóstico. Algo que obligará el
desarrollo de estrechas relaciones médico–dentales es que
la noción “salud integral” (Holística) cada vez es más
amplia, en concepto y en la praxis, lo que debe involucrar
cada vez más a la condición oral para lograr de manera
integral salud física, mental y social, ya que la boca bajo
conceptos funcionales, psicológicos (edónicos) y de comunicación física y afectiva, desempeña una función
importante en lo que se ha denominado calidad de vida.
Los objetivos principales de esta obra son los siguientes:
a. Ofrecer un material de consulta directo y práctico
para los cirujanos dentistas sobre algunas enfermedades generales con reconocida repercusión en
la práctica dental.
b. Destacar la importancia de identificar y canalizar
con el médico a los pacientes que desconozcan o
lleven una atención inadecuada de sus padecimientos sistémicos.
c. Resaltar la necesidad del trabajo interdisciplinario
entre profesionales de la salud.
d. Ofrecer puntos de referencia para la toma de decisiones de manera expedita y eficiente en el manejo
dental, relacionándoles con las enfermedades generales presentes y pasadas de los pacientes.
J. L. C. S.
L. M. D. G.
O. G. Z.
IX
X Medicina en odontología
(Prefacio)
Dedicatoria
A:
Laura
Daniela
Pina
Enrique
Claudia
Rodrigo
Bernardo
...A la
ilusión y
a la espera
XII Hipertensión arterial
1
Hipertensión arterial
José Luis Castellanos Suárez, Laura María Díaz Guzmán, Óscar Gay Zárate
La hipertensión arterial (HTA) es la enfermedad sistémica
más frecuente en la población adulta. Se define como el aumento sostenido de la presión arterial por arriba de 140
mmHg para la presión sistólica, y superior a 90 mmHg para
la diastólica. Para su diagnóstico se requiere de tres o más
lecturas mayores a 140/90 mmHg.
Aunque en sus inicios es asintomática e inocua, la
HTA con el tiempo va a tener repercusiones en todos los tejidos y órganos de la economía y puede ser mortal. Es el factor
de riesgo más importante para enfermedades coronarias y
eventos cerebrovasculares.
Las enfermedades cardiovasculares (incluyendo la
HTA) son la principal causa de muerte en los adultos. Se
calcula que 20% de la población padece HTA, incrementándose las cifras con la edad de los pacientes (65% en mayores de 65 años); la prevalencia puede ser mayor, ya que
de 20 a 60% de los hipertensos ignoran su padecimiento.
En vista de que algunas estadísticas demuestran que al menos 7.5% de la población demandante de atención dental,
independientemente de la edad, padece HTA, su conocimiento, prevención y manejo médico debe ser del dominio
de los odontólogos.
causas que originan la HTA secundaria son diversas, pero
una vez identificadas pueden corregirse, retornando el paciente a cifras de presión arterial normales. Entre las causas
más importantes están los trastornos renales que originan
la secreción de renina, retención de sodio y agua; con menos frecuencia se debe a razones endocrinas como el hiperaldosteronismo, hipertiroidismo, síndrome de Cushing,
empleo de corticosteroides o anticonceptivos orales, feocromocitoma; los trastornos vasculares como coartación
de la aorta también provocan esta alteración.
Una segunda clasificación permite distinguir entre hipertensión benigna, que suele cursar con buen pronóstico
cuando el paciente recibe tratamiento, e HTA maligna, que es
mortal a corto plazo (menos de dos años), ya que el paciente
alcanza cifras superiores a 120 mmHg en la tensión diastólica, algunas veces a pesar del tratamiento farmacológico.
ETIOLOGÍA Y PATOGENIA
La HTA esencial es una enfermedad multifactorial, en la
que la herencia y el medio ambiente van a influir en su desarrollo. Los antecedentes familiares son trascendentes a
medida que la enfermedad puede ser el resultado del efecto
aditivo de los genes que la codifican: entre más genes se
hereden, mayores posibilidades de sufrir HTA. El ambiente ejerce su influencia a través de la dieta, el estrés, la obesidad, el consumo de tabaco, la vida sedentaria y el consumo
elevado de sal.
Muchos son los factores que controlan y regulan el
gasto cardiaco y la resistencia vascular periférica, las dos
variables más importantes que afectan a la tensión arterial.
El gasto cardiaco está condicionado por el volumen sanguíneo expulsado, como por la frecuencia y la fuerza de
contracción del ventrículo izquierdo. Elementos como sodio, mineralocorticoides y el péptido auricular natriurético, aumentan el volumen sanguíneo, repercutiendo de
CLASIFICACIÓN DE
LA HIPERTENSIÓN
Dependiendo de su etiología, la HTA puede clasificarse en
primaria (más de 90% de los casos) o secundaria. En la
HTA primaria, idiopática o esencial no existe causa obvia
identificable, pero tal vez es originada por factores genéticos traducidos en defectos en la excreción renal de sodio,
o trastornos en el transporte de calcio o sodio en los músculos de los vasos sanguíneos; sin embargo, también la influencia ambiental, la hormonal y la psicogénica van a desempeñar funciones muy importantes en su patogenia. Las
1
2
Medicina en odontología
manera directa en el gasto cardiaco y la presión arterial.
Por otro lado, la resistencia vascular periférica, que es la
fuerza que oponen los vasos sanguíneos a la circulación,
está representada especialmente por las arteriolas, las cuales influyen directamente sobre la presión con que la sangre es impulsada desde el ventrículo izquierdo, al contraerse o dilatarse. A su vez, sobre la contractilidad y dilatación
de estos, influyen elementos constrictores como la angiotensina II, las catecolaminas, tromboxanos, leucotrienos y
endotelina; como elementos dilatadores predominan las
prostaglandinas, las cininas y el óxido nítrico, así como
cambios en el pH sanguíneo e hipoxia. La vasculatura
cuenta además con un mecanismo de autorregulación, protector de los tejidos ante el aumento brusco en el flujo sanguíneo, provoca vasoconstricción refleja que produce una
sobrecarga cardiaca, una disminución del gasto cardiaco y
una baja correctiva en la perfusión.
El sistema vascular renal va a influir de manera decisiva sobre la regulación de la presión arterial a través de diversos mecanismos como la activación del sistema renina–
angiotensina, la secreción de aldosterona y la homeostasis
del sodio. La renina, sustancia elaborada y secretada por
los riñones ante situaciones de inadecuada perfusión renal,
tiene la propiedad de convertir el angiotensinógeno (sustrato) en angiotensina I, y éste, por acción de la enzima
convertidora de angiotensina, es transformado en angiotensina II, potente vasoconstrictor que además se transforma en angiotensina III y estimula a la corteza suprarrenal
para la secreción de aldosterona, que retiene sodio y aumenta el volumen sanguíneo.
Para establecer un contrabalance homeostático, también en el parénquima renal se producen sustancias con
efectos contrarios, como las prostaglandinas, cininas, óxido nítrico y factor activador de las plaquetas, con función
vasodilatadora.
Los mecanismos que se proponen para la patogenia
de la HTA primaria o esencial son diversos, destacan el que
sugiere la predisposición genética para una excreción defectuosa de sodio, lo que provoca un incremento en el gasto
cardiaco e induce una vasoconstricción refleja; este mecanismo de autorregulación, como ya ha sido comentado, inicialmente es protector para los tejidos, pero al persistir se
traduce en un aumento crónico de la resistencia periférica,
produciéndose hipertensión. Otra teoría marca la participación destacada que tienen la liberación de sustancias va-
(Capítulo 1)
soconstrictoras, factores neurogénicos o de conducción iónica, y la sensibilidad genéticamente predispuesta del
músculo para permitir el transporte de sodio y calcio, lo
cual repercute en la contracción sostenida de la musculatura vascular lisa y genera hipertensión.
HIPERTENSIÓN ESENCIAL. CLASIFICACIÓN
POR ESTADIOS Y SEVERIDAD
Como puede observarse en el cuadro 1–1, a partir de 1997
se modificaron los criterios de clasificación y estadificación de la hipertensión esencial en el adulto. Las cifras
mostradas no aplican para adultos que están bajo tratamiento con antihipertensivos. Si la cifras de presión sistólica o diastólica caen en diferentes categorías, se clasificará
en la más alta.
Cuadro clínico
La HTA es una enfermedad universal que se presenta generalmente en personas mayores de 40 años, en varones como en mujeres, aunque se sugiere que las complicaciones
tienden a presentarse más en los primeros, y en personas
de raza negra. La prevalencia aumenta con la edad de la población y sus efectos deletéreos sobre los tejidos se darán
al paso de los años, siendo más graves cuando la enfermedad se presenta a edades tempranas. El desarrollo de HTA
a edades avanzadas suele ser el resultado de la pérdida de
elasticidad de los vasos y tiende a manifestarse por elevación de la presión arterial sistólica aislada.
En su inicio esta enfermedad no suele presentar síntomas, siendo posible diagnosticarla solamente por la lectura
de la presión arterial. Cuando se observan manifestaciones
clínicas generalmente es que ya tiene largo tiempo establecida de manera silenciosa. Tardíamente se presentan cefalea, mareos, náuseas, vómito, acúfenos, fosfenos o disnea.
De acuerdo con su patogenia, las complicaciones orgánicas
son más frecuentemente observadas en corazón y riñones,
generando insuficiencia cardiaca congestiva (hipertrofia del
ventrículo izquierdo), angina de pecho (por un incremento
en la demanda de oxígeno por el miocardio) e insuficiencia
renal. En otros órganos puede producir de igual manera, he-
Cuadro 1–1. Clasificación de la presión arterial en el adulto*
Categoría
Óptima
Normal
Presión normal alta
Hipertensión
Etapa 1 (leve)
Etapa 2 (moderada)
Etapa 3 (grave)
Etapa 4 (muy grave)
Presión sistólica (mmHg)
Presión diastólica (mmHg)
< 120
< 130
130 a 139
< 80
< 85
85 a 89
140 a 159
160 a 179
180 a 209
210
90 a 99
100 a 109
110 a 119
120
*Tomado de National High Blood Pressure Education Program. The Joint National Committee on Prevention, Detection, Evaluation, and Treatment of High Blood Pressure.
Hipertensión arterial
3
Cuadro 1–2. Medicamentos antihipertensivos
Grupo farmacológico
Mecanismos de acción
Diuréticos
Clortalidona
Hidroclorotiacida
Indapamine
Metolazona
Inhiben el transporte de sodio y cloro, disminuyendo
el volumen plasmático y extracelular, así como el
gasto cardiaco
Furosemida
Torsemida
Inhiben la reabsorción de sodio y cloro, e incrementan la pérdida de potasio
Espironolactona
Ahorrador de potasio y antagonista de la aldosterona
Inhibidores adrenérgicos
bloqueadores adrenérgicos
Bloquean la activación de receptores 1 posinápticos produciendo disminución de la resistencia
cos,
vascular periférica
eriférica o vasodilatación directa
Doxazosina
Prazosina
Terazosina
bloqueadores adrenérgicos
Cardioselectivos
Bloquean B1
adrenorreceptores
No cardioselectivos
Bloquean a los receptores B1 y B2 adrenérgicos
Metoprolol
Propranolol
Labetalol
Atenolol
Nadolol
Timolol
Acebutolol
Timolol
Satolol
Betaxolol
Pindolol
Alprenolol
Oxprenolol
Carteolol
Penbutolol
Interfieren con la actividad nerviosa simpática vasoconstrictora. Reducen el gasto cardiaco
Agentes periféricos
Guanetidina
Bloquean el almacenamiento de noradrenalina. Disminuyen el tono y la resistencia vascular periférica
Reserpina
agonistas centrales
Clonidina
Guanfacina
Metildopa
Deprime la actividad simpática, baja las concentraciones plasmáticas de renina
Disminuye la resistencia periférica
Vasodilatadores
Directos
Hidralacina
Disminuyen la resistencia vascular por relajación de
la musculatura lisa de las arteriolas
Minoxidil
Bloqueadores de los canales de calcio
Nifedipino
Felodipino
Isradipino
Verapamil
Amlodipino
Nicardipino
Diltiazem
Nimodipino
Nitrendipino
Gallopamil
Lacidipino
Inhiben el ingreso de calcio hacia las células del miocardio y los vasos sanguíneos
con
sanguíneos, reduciendo el consumo de O2, la contractibilidad y el tono muscular
(vasodilatación)
Inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina
Captopril
Fosinopril
Quinapril
Enalapril
Moexipril
Cilasapril
Lisinopril
Trandolapril
Perindopril
Benazepril
Ramipril
Inhiben el sistema renina–angiotensina–aldosterona,
impidiendo la conversión de angiotensina I en II
II,
potente
otente vasoconstrictor
Bloqueadores de los receptores de la angiotensina II
Losartán
Valsartán
Irbesartán
Candesartán
Telmisartán
Reducen los niveles de aldosterona y de hormona
antidiurética, produciendo vasodilatación. Inhiben
la reabsorción de sodio
4
Medicina en odontología
morragias retinianas y trastornos cerebrales, caracterizados
estos últimos por mareos, acúfenos, fosfenos y cefalea occipital matutina.
La HTA no controlada es causante de muerte por infarto del miocardio, hemorragia cerebral e insuficiencia
renal, en especial cuando se asocia a otros factores de riesgo cardiovascular, como sexo masculino (o femenino después de la menopausia), tabaquismo, dislipidemias, diabetes mellitus, e historia familiar de HTA.
(Capítulo 1)
También se recomienda incrementar la ingestión diaria de potasio y calcio en la dieta, ya que la deficiencia de
ambos elementos puede incrementar la presión arterial. La
ingesta de alcohol produce resistencia a las drogas antihipertensivas, en tanto que la reducción de peso mejora la respuesta del paciente a los medicamentos antihipertensivos.
MANEJO ODONTOLÓGICO
MANEJO MÉDICO DE LA
HIPERTENSIÓN ARTERIAL
El médico buscará como objetivo terapéutico llevar al paciente hipertenso a cifras cercanas a lo normal, para evitar
el daño en los tejidos y sus complicaciones. Suele iniciar
el tratamiento farmacológico con un diurético y un b bloqueador como primera elección, o bien inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina, bloqueadores de los canales de calcio, bloqueadores de los receptores a–1 y
bloqueadores a1–b.
Se van añadiendo gradualmente medicamentos al esquema si no se observan reducciones en las cifras de presión
arterial. Cuando se tiene al paciente estabilizado el facultativo reduce gradualmente el fármaco en tanto se conserve
el control de las cifras tensionales.
En los pacientes catalogados como con presión arterial normal alta hasta la etapa 2 de hipertensión (cuadro
1–1), se recomiendan modificaciones profundas en el estilo de vida para eliminar los factores contribuyentes, por lo
que los obesos y personas con sobrepeso deben someterse
a un régimen de pérdida de peso, con dieta y ejercicio; la
limitación en la ingesta de alcohol, de sodio y de lípidos,
y eliminación del uso del tabaco, son muy útiles para el
control hipertensivo.
Sólo cuando ha fallado esta primera opción se hará uso
de diversos fármacos, buscando reducir por lo menos en
10% las cifras de PA en los pacientes de la etapas 1 y 2, y
porcentajes mayores para acercarse a cifras normales en los
pacientes que cursan con etapas 3 y 4. Los medicamentos
antihipertensivos incluyen una gama muy amplia de fármacos cuya eficacia es muy similar, existiendo variaciones por
las respuestas individuales a los fármacos. En el cuadro 1–2
se muestran los medicamentos antihipertensivos más empleados, y su mecanismo de acción.
Los esquemas terapéuticos han sido modificados para
individualizar y simplificar el manejo del paciente, basados en las evidencias epidemiológicas; se ha observado
que el empleo de dosis bajas de diuréticos combinados con
bloqueadores de los receptores b adrenérgicos, pueden reducir la incidencia de complicaciones coronarias y cerebrovasculares; éstos son más efectivos en reducir la presión de pacientes blancos menores de 40 años, mientras
que los bloqueadores de calcio tienen un mejor efecto en
los afroamericanos.
RECOMENDACIONES Y ADECUACIONES
DURANTE LA CONSULTA
Siendo la HTA una enfermedad prevalente en personas
mayores de 40 años, silenciosa, y una de las más comunes
entre personas que solicitan atención dental, es muy importante que el personal odontológico participe en su diagnóstico precoz. Tomar la presión arterial por lo menos una
vez al año a toda persona adulta, y en cada consulta, si es
que el paciente es identificado como hipertenso, es una
práctica de enorme valor preventivo. Ya que en sus inicios
no presenta sintomatología, la lectura de la presión arterial
es el único medio con el que se cuenta para el diagnóstico
temprano. Tener los valores base de la presión arterial de
pacientes en reposo, tomados desde la primera cita, sirven
como referencia para tomar decisiones ante situaciones de
emergencia, así como para establecer la duración y el grado
de presión física y mental tolerables el día de la consulta.
Todos los pacientes no diagnosticados como hipertensos, que cursen con cifras mayores a 140/90 mmHg deben ser remitidos al médico para su confirmación, diagnóstico y probable tratamiento. También deberán ser enviados
quienes muestren signos de repercusión orgánica, como
disnea, dificultad para subir escaleras, o bien manifiesten
la necesidad de dormir con más de dos almohadas, ya que
todos pueden ser indicios de insuficiencia cardiaca secundaria a HTA. El edema de miembros inferiores o facial matutino, puede ser indicador de insuficiencia renal crónica,
derivada también de HTA.
El contacto con el médico del paciente es de gran importancia, ya que el puede proporcionar información que
permita conocer la evolución de la enfermedad, el estado
de salud actual, el tipo de HTA, la etapa que está clasificado, la terapia que ha recibido y las cifras de PA que son de
esperarse en la persona.
Para efectos de manejo dental, los pacientes hipertensos pueden ser clasificados en relación con el control médico que se tenga sobre sus cifras tensionales y el tipo de
comportamiento frente a esta enfermedad, como muestra
el cuadro 1–3.
a. Control adecuado. Como paciente controlado
será considerado aquel que toma sus medicamentos, acude a sus citas con el médico y tiene cifras
cercanas a lo normal.
b. Mal controlado. Quien a pesar del empleo de medicamentos, puede cursar con cifras superiores a
lo esperado.
Hipertensión arterial
5
Cuadro 1–3. Clasificación de los pacientes hipertensos con base en el control de la enfermedad
Tipo
Presión arterial
Características
control médico
Control adecuado
Cifras normales o cercanas a lo normal
Visitas periódicas al médico y toma sus
medicamentos
Mal control
Cifras superiores a lo normal
Visitas periódicas al médico y toma sus
medicamentos
Control errático
Cifras altas
Visitas eventuales al médico y no tiene
apego a un régimen terapéutico
Abandono del tratamiento
Cifras altas
No visita al médico y ha suspendido terapia farmacológica
No controlado
Cifras altas
No ha sido identificado como hipertenso y
no ha iniciado tratamiento
c. Control errático. Bajo esta categoría entran quienes no han sido motivados lo suficiente como para
ser metódicos en sus visitas al médico y en la toma
de los fármacos antihipertensivos.
d. Abandono del tratamiento. Paciente que ha abandonado el tratamiento por diversas razones.
e. Hipertenso no controlado.
Los cuatro últimos tipos de pacientes deben ser remitidos
al facultativo. Una manera de hacer medicina preventiva es
preguntar al paciente en cada consulta si ha seguido su tratamiento.
El paciente hipertenso debe ser informado sobre la
necesidad de realizar algunas modificaciones en su tratamiento dental, buscando como objetivo principal evitar
una crisis hipertensiva (cifra diastólica superior a 120
mmHg) derivada del tratamiento odontológico. Los pacientes con HTA bien controlada generalmente no requieren de modificaciones importantes en su manejo.
En general, el odontólogo no debe proveer tratamiento
dental electivo a hipertensos que cursen con cifras superiores en 20% a los valores considerados como base. En el cuadro 1–4 se muestran las recomendaciones que se sugieren
sobre la extensión en la atención dental que debemos brindar a los pacientes, tomando en consideración los valores
obtenidos al tomar la presión arterial. Si es necesario algún
procedimiento quirúrgico emergente, éste deberá llevarse a
cabo en un ambiente hospitalario, con asistencia del médico
responsable y apoyo de los especialistas que éste determine.
Dado que la ansiedad y el dolor están ligados de manera directa con aumento en la presión arterial, el dentista
y su equipo de trabajo deben tratar de reducir los eventos
estresantes, tratando de producir una atmósfera de relajación en la consulta. Si fuera necesario, prescribir ansiolíticos la noche anterior y 45 minutos antes de la cita: diacepam 2 mg por vía oral. Se ha comprobado que existe un
incremento en la presión arterial antes de despertar, con un
máximo a media mañana, por lo que parece más sensato
atender a los pacientes hipertensos por la tarde. En particular debe procurarse optimizar al máximo el tiempo de la
consulta, tratado de abarcar el mayor número de acciones
y evitando sesiones prolongadas. Los hipertensos en etapas 2, 3 y 4 pudieran mostrar prolongado el tiempo de sangrado, por lo que debe tomarse esta observación en consideración al realizar procedimientos que impliquen
sangrado, ya que podrían sangrar de manera abundante. La
programación de cada cita estará estratégicamente determinada por el exceso de estrés físico o mental a que el paciente será sometido, pudiendo influir el número y duración de las citas o la elección del sitio de prestación de los
servicios (consultorio o ambiente hospitalario).
EXÁMENES COMPLEMENTARIOS
La toma de presión arterial, como ya ha sido comentado,
es el procedimiento complementario más importante en el
manejo del paciente hipertenso, sin embargo existen otras
pruebas de laboratorio que pueden ser de utilidad para que
el cirujano dentista pueda tomar decisiones.
Cuadro 1–4. Plan de tratamiento dental e hipertensión arterial
Categoría
Tratamiento dental
Etapa 1
(140 a 159/90 a 99)
Sin modificaciones en el plan de tratamiento. Informar al
paciente, referir al médico o ambos
Etapa 2
(160 a 179/100 a 109)
Tratamiento dental selectivo: restauraciones, profilaxis,
terapia periodontal no quirúrgica, tratamiento endodóntico no quirúrgico. Referir al paciente con el médico
Procedimientos de emergencia no estresantes: alivio del
dolor, tratamiento para infecciones, disfunciones masticatorias, consulta. Referir inmediatamente al paciente
con el médico
Etapa 3
(180 a 209/110 a 119) y
Etapa 4
(= 0 > 210/=0 > 120)
6
S Medicina en odontología
(Capítulo 1)
En quienes se sospeche de daño renal secundario a
HTA puede solicitarse una biometría hemática, urea, creatinina y examen general de orina. La biometría hemática
podría mostrar cambios en la cuenta eritrocitaria: anemia
secundaria a la falta de producción de eritropoyetina por
daño al parénquima renal. También pudieran presentarse cifras menores en la cuenta de leucocitos cuando el daño renal
es serio, lo que implicaría una tendencia a las infecciones
que debiera compensarse en el manejo dental quirúrgico.
Los valores de urea y creatinina deben solicitarse
siempre juntos, pues evaluada de manera aislada la urea
brinda información relativa o sus cifras pueden distorsionarse en pacientes con una ingestión alta de proteínas animales o hemorragias del tubo digestivo. Valores superiores
a lo normal (urea = o > a 46 y creatinina = o > a 1.2 mg)
obligan a referir al paciente a la consulta médica y a ser
cautos con la administración de medicamentos que se excreten por los riñones. El examen general de orina permite
identificar la pérdida de proteínas. Ante resultados anormales de las pruebas de laboratorio, la referencia del paciente a la consulta médica es prioritaria.
CONSIDERACIONES FARMACOLÓGICAS
Como puede verse en los cuadros 1–5, 1–6 y 1–7, los medicamentos antihipertensivos pueden producir en los pacientes que los reciben una serie de reacciones secundarias o de
interacciones medicamentosas con las drogas prescritas
por el odontólogo, que pueden requerir modificaciones en
el plan de tratamiento dental.
El empleo de diuréticos y anticolinérgicos o con sus
efectos, debe alertar al médico sobre la extensión y sofisticación del tratamiento, ya que la falta de saliva incrementa
el riesgo de desarrollar caries y enfermedad periodontal.
En estos pacientes deben extremarse las medidas de control de placa bacteriana y de visitas de mantenimiento.
El empleo de flúor en la consulta es de enorme valor,
y más lo es cuando se incluye entre los cuidados caseros recomendados. Para pacientes con problemas extremos de hiposalivación puede prescribirse el uso de enjuagues antisépticos potentes (sin alcohol) como la clorhexidina, y
sustitutos de saliva como Ora–Lube A. V.R
Algunos medicamentos antihipertensivos tienen como
reacciones secundarias hipotensión ortostática (ver cuadro
Cuadro 1–5. Manifestaciones bucales secundarias al uso de antihipertensivos
Condición
Fármaco antihipertensivo
Hiposalivación
Diuréticos: Furosemida, clortalidona
Inhibidores de ECA: Captopril, entre otros
Agonistas a centrales: Metildopa
Bloqueadores de los receptores b adrenérgicos: Metoprolol,
Timolol, Nadolol, Atenolol
Reacciones liquenoides
Agonistas a centrales: Metildopa
Hiperplasia gingival
Bloqueadores de los canales de calcio: Nifedipino
Úlceras aftosas
Inhibidores de ECA: Captopril y otros
Lengua negra
Agonistas a centrales: Metildopa
Pénfigo buloso, penfigoide y lesiones reversibles que
semejan penfigoide
Inhibidores de ECA: Captopril y otros
Edema angioneurótico
Inhibidores de ECA: Captopril y otros
Eritema multiforme
Diuréticos: Furosemida
Urticaria
Diuréticos: Clortalidona
Sialadenitis
Agonistas a centrales: Metildopa
Alteraciones sensoriales
Parestesias
Agonistas a centrales: Metildopa
Diuréticos: Clortalidona
Parálisis de Bell
Agonistas a centrales: Metildopa
Hipogeusia
(disminución del sabor)
Bloqueador de los canales de calcio: Diltiazem
Inhibidores de ECA: Captopril
Disgeusia o cacogeusia
(alteración o mal sabor)
Bloqueador de los canales de calcio: Nifedipino
Inhibidores de ECA: Captopril, enalapril (sabor metálico,
salado o dulce)
Ageusia
(falta de sabor)
Diurético: Espironolactona
Inhibidores de ECA: Enalapril
Hipertensión arterial
7
Cuadro 1–6. Otras reacciones secundarias al uso de medicamentos antihipertensivos
Hipotensión ortostática
Diuréticos
Bloqueadores de los canales de calcio
Inhibidores de ECA
Agentes periféricos
Agonistas centrales
Diátesis hemorrágica
Agonistas centrales: Metildopa
Inhibidores de ECA: Captopril
Diuréticos: Furosemida, hidroclorotiacida, espironolactona
Bloqueadores : Nadolol, propranolol, atenolol
1–6), por lo que se deben evitar cambios bruscos de posición del paciente en el sillón dental, sobre todo al terminar
la consulta y bajarlo, ya que pudiera presentarse una situación de hipoperfusión cerebral y síncope o pérdida de la
conciencia. En estos casos es recomendable colocar al paciente en posición supina y mantenerlo así hasta que el
flujo cerebral se regularice.
El empleo de anestésicos locales con vasoconstrictor
adrenérgico o de otro tipo no está contraindicado en los pacientes con HTA en etapas 1 y 2, siempre y cuando se empleen a dosis terapéuticas y en las concentraciones adecuadas. Estos fármacos dan la seguridad de lograr una anestesia
local profunda, durante el tiempo requerido para realizar
cualquier procedimiento dental sin dolor, lo que favorece
la reducción de la ansiedad y una disminución en la pro-
ducción de adrenalina endógena liberada por el estrés y el
dolor. El vasoconstrictor también reduce la toxicidad del
anestésico local, por lo que siempre que sea necesario debe
emplearse para mayor seguridad del paciente. La American
Heart Association (AHA) y la American Dental Association
(ADA) restringen la concentración máxima de epinefrina a
0.2 mg y 1.0 de levonordepinefrina (vasoconstrictor adrenérgico empleado con mepivacaína) 0.2 mg de epinefrina
es la cantidad que contienen 20 mL de anestésico a una
dilución de 1:100,000, lo que equivale a más de 11 cartuchos (1 cartucho = 1.8 mL), cantidad difícil de superar en
procedimientos dentales rutinarios. Algunos autores recomiendan el empleo de 0.054 mg de epinefrina (tres cartuchos de anestésico con vasoconstrictor a una concentración de 1:100,000) en pacientes en etapa 2.
Cuadro 1–7. Interacciones farmacológicas
Medicamento antihipertensivo
al interactuar con:
Fármaco de uso en odontología
Reacción
Verapamil e isradipino
Carbamacepina
Hipotensión
Verapamil e isradipino
Rifampicina
Reduce efecto hipotensor
Felodipino y diltiazem
Eritromicina
Aumenta la concentración plasmática
del hipotensor
Fenitoína y carbamacepina
Disminuyen la concentración plasmática del hipotensor
Bloqueadores no cardioselectivos
Vasoconstrictores adrenérgenicos
(epinefrina, levonordefrina)
Hipertensión–bradicardia
Propranol, nadolol, timolol, metoprolol y atenolol
Indometacina y AINE
Se atenúa efecto antihipertensivo
Nadolol
Anestesia general, fenotiacina
Hipertensión
Metoprolol
Rifampicina
Reduce efecto antihipertensor
Furosemida
Corticosteroides
Hipopotasemia
Indometacina, AINE, ASA y fenitoína
Disminuye el efecto del diurético
Kanaminicina, gentamicina,
tobramicina
Nefrotoxicidad y ototoxicidad
Ácido acetilsalicílico
Potencializa al analgésico
Anfotericina, corticosteroides
Incrementa el efecto hipopotasémico
Indometacina, ácido acetilsalicílico
Atenúa el efecto diurético de la clortalidona
Indometacina, ácido acetilsalicílico, AINE
Disminuye el efecto antihipertensivo
Clortalidona
Inhibidores de ECA
Medicina en odontología
8
Las contraindicaciones en el empleo de los vasoconstrictores adrenérgicos son las siguientes:
1. Cuando el paciente no esté bajo estricto control
médico (etapas 3 y 4).
2. Cuando sus cifras aun bajo tratamiento médico,
sean mayores a 160 mmHg en la presión sistólica
y 100 mmHg en la diastólica.
3. Cuando su condición actual se desconozca.
4. Cuando esté recibiendo bloqueadores de los receptores b-adrenérgicos no cardioselectivos, como
parte de la terapia antihipertensiva, como son propranolol, atenolol, timolol.
5. Cuando sufra arritmia y no esté bajo tratamiento
o sea refractaria al mismo.
6. Los siguientes seis meses posteriores a un infarto
del miocardio (por la inestabilidad eléctrica del
músculo cardiaco).
7. Angina de pecho inestable.
8. Pacientes que reciben antidepresivos tricíclicos.
9. Paciente bajo la influencia de cocaína.
Si el paciente va a ser sometido a anestesia general, consultar con el anestesiólogo sobre la posibilidad de interacciones farmacológicas, ya que es común el empleo de anestésicos locales para lograr un mejor control hemostático.
Es importante aspirar antes de depositar el anestésico
local en los tejidos para evitar inyecciones intravasculares
y reacciones de toxicidad; tampoco deben aplicarse estos
fármacos de manera intraligamentaria o hacer inyecciones
intraóseas, ni hacer uso de hilo retractor de tejidos, para
toma de impresiones, que contenga epinefrina, ya que no
puede preverse cuanta cantidad del fármaco pudiera absorberse a través de surco gingival, del ligamento periodontal
o del hueso, y sus efectos sobre el gasto y frecuencia cardiaca.
(Capítulo 1)
En el cuadro 1–7 pueden verse las interacciones que
deben evitarse entre los medicamentos antihipertensivos
que reciben los pacientes y los fármacos de uso dental.
Es de destacar el hecho de que el empleo a largo plazo
de antiinflamatorios no esteroideos (AINE) reduce el efecto antihipertensivo de los diuréticos, bloqueadores b, inhibidores de la (ECA), agonistas centrales, vasodilatadores y
bloqueadores a. El uso prolongado de dichos fármacos eleva 5 mmHg la presión arterial de los pacientes normo e hipertensos. Aun cuando la cifra pareciera inocua, este aumento sostenido de la presión arterial es significativo ya que
incrementa en 67% el riesgo de paro cardiaco y en 15% las
posibilidades de desarrollar enfermedades coronarias. Al
parecer el efecto nocivo en el uso por largo plazo de estos
medicamentos radica en el incremento en la resistencia
periférica y la función cardiaca. Por ello, es prudente que
el clínico prescriba regímenes a corto plazo de AINE y
otros analgésicos, en pacientes que están bajo terapia antihipertensiva con el grupo de medicamentos anteriormente
señalado.
La rifampicina es un medicamento que puede generar
una disminución de las propiedades antihipertensivas de
drogas como verapamil, isradipino, metoprolol, por lo que
debería evitarse este tipo de combinaciones farmacológicas.
Si el dentista prescribe ácido acetilsalicílico, indometacina u otro AINE a las personas bajo tratamiento con furosemida, pudiera producirse una disminución en el efecto
diurético de este medicamento, y de manera indirecta contribuir a mantener las cifras de la presión arterial elevadas;
al mismo tiempo se potencializa el efecto analgésico de la
aspirina. Se debe ser muy cauto y evitar prescribrir kanamicina, gentamicina o tobramicina, ya que el empleo simultáneo de estos antibióticos con la furosemida incrementa su toxicidad renal y auditiva. Tampoco deben
emplearse corticosteroides al mismo tiempo que este diurético o la clortalidona, porque se produce hipopotasemia.
En el cuadro 1–8 aparece un resumen del manejo que
debe darse al paciente hipertenso en la consulta dental.
Cuadro 1–8. Manejo odontológico del paciente hipertenso
1.
Interconsulta médica:
Clasificación de HTA
Terapéutica farmacológica
Evolución y control de la HTA
2.
Tomar la presión arterial en cada consulta. Definir manejo dental. Un incremento de 20% en las cifras base, obliga a
posponer la consulta (cuadro 1–3)
3.
Citas vespertinas. Optimizar tiempo de trabajo
4.
Atmósfera relajada. De ser necesario, prescribir ansiolíticos la noche anterior y la mañana de la cita
5.
Anestesia local profunda y duradera. Deben emplearse anestésicos locales con vasoconstrictor (tres cartuchos)
6.
Evitar interacciones farmacológicas:
No emplear anestésicos locales con vasoconstrictor adrenérgico si el paciente recibe b bloqueadores
7.
Evitar prescribir esquemas terapéuticos prolongados de AINE
8.
Definir la extensión y sofisticación del plan de tratamiento dental tomando como base el grado de hiposalivación y
tendencia cariosa del paciente. Estricto control de PDB
9.
Evitar movimientos bruscos del paciente en el sillón dental (hipotensión postural)
10.
Identificar y tratar las lesiones y alteraciones orales secundarias al tratamiento farmacológico
11.
En pacientes con hiposalivación, el pronóstico del tratamiento protésico puede ser bajo
Hipertensión arterial
9
MANIFESTACIONES BUCALES
DE LA HIPERTENSIÓN ARTERIAL
La HTA no suele dar manifestaciones bucales por sí misma, con excepción de hemorragias petequiales debidas a
aumento súbito y severo de la presión arterial, que no son
patognomónicas de la enfermedad; sin embargo, pueden
identificarse lesiones y condiciones secundarias al empleo
de medicamentos antihipertensivos, que pudieran poner al
médico y al cirujano dentista en problemas para establecer
el diagnóstico. Entre las manifestaciones secundarias al
uso de fármacos destaca la hiposalivación (ver cuadro
1–5), que se acentúa en las personas que toman más de un
fármaco antihipertensivo (figura 1–1). La falta de saliva
puede ser leve y repercutir en la sensación de sequedad de
la boca (xerostomía), pero en algunos pacientes puede causar tendencia importante al desarrollo de caries y enfermedad periodontal. Esto debe tomarse en cuenta al diseñar el
plan de tratamiento dental, ya que la falta de saliva puede
ser causa de recidivas cariosas, caries radicular y compromiso en el pronóstico a largo plazo de un tratamiento rehabilitador protésico.
Por otro lado, la hiposalivación, y con ella la disminución de inmunoglobulina A secretora disponible, puede favorecer además del desarrollo de caries, periodontopatías
e infecciones micóticas en la mucosa bucal se erosione y
se torne susceptible a traumatismos ante estímulos menores; las prótesis removibles parciales y totales pueden volverse irritantes por esta razón, aun cuando sean perfectas
Figura 1–1. Lesiones cariosas y gingivales observadas
en un paciente con hiposalivación secundaria al empleo
de antihipertensivos.
Figura 1–2. Hiperplasia gingival secundaria al empleo de
nifedipino.
desde el punto de vista de su diseño y elaboración; la saliva
sirve además de interfase entre las placas y las mucosas,
favoreciendo su adherencia por incremento de la tensión
superficial, su carencia o ausencia puede provocar desadaptación protésica.
Los agrandamientos gingivales son alteraciones frecuentes secundarias al empleo de los bloqueadores de los
canales de calcio (nifedipino), particularmente en hombres. Se presentan como crecimiento lobulados y fibrosos
de la encía bucal y lingual, especialmente en la región anterior inferior, y son similares a los que se presentan por el
uso de anticonvulsivos (figura 1–2). Pudiera discutirse con
el médico la importancia de seleccionar un antihipertensivo diferente, complementando su manejo quirúrgicamente
e implantando medidas rígidas de higiene oral.
Otras lesiones que pueden presentarse son las reacciones liquenoides, alteraciones de la mucosa oral que semejan liquen plano (enfermedad dermatológica de piel y
mucosas, de etiología probablemente inmunitaria, que se
caracteriza por lesiones blancas queratósicas que adoptan
un patrón de líneas, red o encaje), pero las cuales son debidas, en estos casos, a la administración de medicamentos
antihipertensivos, tales como tiacidas o agonistas centrales como metildopa. Se han reportado pacientes que desarrollaron eritema multiforme secundario al uso de bloqueadores de los canales de calcio o furosemida. También
han sido descritos trastorno en la percepción de los sabores
(disgeusia y cacogeusia) por el empleo de inhibidores de
la ECA (captopril, enalapril) y bloqueadores de los canales
de calcio (nifedipino, diltiazem), entre otros.
En los cuadros 1–5 y 1–6 se muestran algunas otras
alteraciones reportadas, secundarias al empleo de fármacos antihipertensivos.
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2
Cardiopatías coronarias
José Luis Castellanos Suárez, Laura María Díaz Guzmán, Óscar Gay Zárate
Las cardiopatías coronarias son un grupo de trastornos que
tienen una etiología y patogenia comunes: la obstrucción del
flujo sanguíneo coronario, que produce diversos grados de
isquemia en el músculo cardiaco. Las complicaciones que
derivan de la falta de riego sanguíneo al miocardio también
son diversas, y pueden ocasionar la muerte. Este grupo de
alteraciones son la causa principal de muerte en la población
de los países desarrollados, y en Latinoamérica también
ocupan lugares prominentes dentro de las causas más notables de morbilidad y mortalidad. Su relación con la edad
(tiende a presentarse después de los 40 años) y los avances
para su detección temprana, tratamiento y vigilancia, hace
que cada vez sea más frecuente ver pacientes con cardiopatías coronarias que acuden a la consulta dental solicitando
atención, por lo que el cirujano dentista debe valorar el estado físico y psicológico del paciente, y la capacidad para resistir el estrés generado por el tratamiento, así como también
propiciar las mejores condiciones de trabajo clínico, para
evitar que se presenten ataques de isquemia miocárdica.
del ventrículo izquierdo, así como mantener concentraciones elevadas de fibrinógeno en la sangre, tabaquismo, obesidad y una vida sedentaria, son factores conocidos de riesgo
para la formación de ateromas. Otros elementos considerados como menores de riesgo aterogénico son el consumo de
alcohol, café y anticonceptivos orales. Como puede verse en
el cuadro 2–1, algunos de los factores de riesgo antes señalados pueden ser corregidos, lo que ha permitido disminuir la
prevalencia de cardiopatía coronaria.
Cuadro 2–1. Factores de riesgo coronario
Factores
mayores
Modificables
Hipertensión
arterial
Aumento del
LDL*
colesterol
Disminución del
HDL**
colesterol
Tabaquismo
Obesidad
Sedentarismo
Uso de anticonceptivos orales
Alcohol***
Café***
No modificables
Diabetes mellitus
Edad
Sexo masculino
Menopausia
Herencia
Hipertrofia
de ventrículo
izquierdo
Resistencia a la
insulina
Incremento de fibrinógeno
ETIOLOGÍA Y PATOGENIA
Las cardiopatía coronarias frecuentemente derivan de la aterosclerosis, enfermedad que aqueja a todos los grupos de población, y que se caracteriza por el depósito de lípidos en la
capa íntima de la pared de las arterias de gran y mediano calibre. A la aterosclerosis siguen fenómenos desfavorables
como trombosis, embolia, hemorragia, aneurismas. No sólo
los antecedentes familiares determinan su desarrollo, sino
que intervienen otros elementos biológicos y sociales como
edad, y sexo (es más común en el sexo masculino y en las
mujeres después de la menopausia). Padecer diabetes mellitus, hipertensión arterial, hipercolesterolemia, hipertrofia
*Lípidos de baja densidad
**Lípidos de alta densidad
***Factores coadyuvantes o contribuyentes
11
Factores
menores
12 Medicina en odontología
A
T
E
R
O
M
A
(Capítulo 2)
Hemorragia
Calcificación
Fragmentación
Ulceración
Fibrosis
Aneurisma
Trombosis
Espasmo
coronario
Isquemia
coronaria
Liberación de
Tromboxano
A2, Serotonina
ADP
Embolia
Cocaína
Angina de
pecho
(< 20 minutos)
Infarto del
miocardio
(> 20 minutos)
Insuficiencia
cardiaca
Arritmia
Posibilidad
de muerte
Figura 2–1. Patogenia de las cardiopatias coronarias.
Los depósitos de lípidos en las arterias o placas ateromatosas son sitios propicios para el desarrollo de trombos
que tienden a ocluir parcial o totalmente el flujo sanguíneo.
El desprendimiento de un fragmento de la placa ateromatosa y su embolización pueden causar isquemia obstructiva del miocardio.
Algunas de las sustancias vasoconstrictoras producidas y liberadas por las plaquetas durante el desarrollo de un
trombo, como el tromboxano A2, pueden provocar un espasmo prolongado que comprometa la perfusión y nutrición
de los tejidos, sobre todo cuando ya existe una obstrucción
arterial previa. También los ateromas pueden complicarse al
presentarse hemorragia en su interior, por exposición de tejido conectivo, deterioro en la pared vascular o disminución
en la luz de las arterias coronarias.
Cuando ocurre una oclusión coronaria por un trombo
desprendido (émbolo) causa trastornos en el metabolismo
de las células afectadas por anoxia, las cuales consumen el
glucógeno almacenado a través de mecanismos de respiración anaerobia, que llevan a la generación y acumulación
de ácido láctico y a una baja en el pH. Si la oclusión es menor a 20 minutos, las células pueden recuperarse (angina
de pecho), pero si es mayor (20 a 30 minutos), la falta de
energía generará acidosis en el medio y la activación de enzimas que originan la autodestrucción de las células, presentándose un cuadro de necrosis conocido como infarto
al miocardio figura 2–1.
ANGINA DE PECHO
Es el resultado de una discrepancia entre las demandas de
oxígeno del miocardio y la incapacidad de las arterias coronarias para satisfacerlas, debido a la disminución en el
lumen arterial, al espasmo de la arteria coronaria, o menos
frecuentemente al desprendimiento y embolización de un
fragmento de la placa ateromatosa.
Se caracteriza por dolor opresivo y abrumador en el
pecho, que se irradia hacia el hombro y brazo izquierdos,
hasta la punta del cuarto y quinto dedos, y en ocasiones
cuello, mandíbula y cara del mismo lado. Se acompaña
además de la sensación de muerte inminente. Un cuadro de
angina tiene la particularidad de durar segundos o minutos
(< 20) y curar con el reposo. El paciente durante el ataque
adopta una posición fija y suele llevarse el puño al pecho
(signo de Levine). Cualquier situación física o psicológica
que incremente la demanda miocárdica de oxígeno más
allá de la capacidad de las arterias coronarias para proveérsela, pueden desencadenar este cuadro.
La angina de pecho representa 25% de todas las formas de cardiopatías. Suele presentarse entre los 45 y 65
años de edad, especialmente en varones cuya profesión
suele considerarse como altamente estresante. Las mujeres
se ven afectadas en menor proporción, siendo la relación
Cardiopatías coronarias 13
hombre–mujer de 4:1. Durante el ataque inicial o alguno
subsecuente, el paciente puede morir de infarto o arritmia
debido a la incapacidad de las arterias colaterales de
abrirse a la circulación y suplir el aporte sanguíneo de la
arteria obstruida. La mortalidad ante esa primera manifestación de cardiopatía coronaria es muy alta. Una vez que
las arterias colaterales se acondicionan para dilatarse ante
ataques isquémicos, el riesgo de mortalidad disminuye.
Todo ataque anginoso mayor de 20 minutos debe considerarse como infarto del miocardio.
Diversos factores pueden precipitar un ataque de angina, entre los que destacan ejercicio, estrés, frío, calor, comidas abundantes. Trastornos emocionales como el miedo y la
ansiedad, pueden originar la liberación de catecolaminas endógenas que dan como resultado la elevación del gasto cardiaco, la presión arterial y la demanda de oxígeno por el
miocardio, generándose un círculo vicioso, ya que la isquemia miocárdica causará mayor liberación de catecolaminas
y mayor demanda de oxígeno. Existen diferentes tipos de
angina de pecho estable, inestable y variante. Recientemente se ha incluido la categoría de síndrome X. Diferenciar estos cuadros es de gran importancia para el dentista en la
toma de decisiones y en el manejo en la consulta dental.
ANGINA DE PECHO ESTABLE
Se caracteriza por presentarse sólo cuando el paciente incrementa su actividad; el dolor cesa con el reposo en menos
de 10 minutos, o con la administración de vasodilatadores
coronarios. Cuando el paciente no ha presentado ataques
de angina de pecho en los últimos 60 días entra en la categoría de angina estable.
El desencadenante más importante de este síndrome
es el esfuerzo, pero las emociones también pueden iniciarlo. Aun cuando el umbral para que se presente este síndrome suele ser fijo, las alteraciones en la vida cotidiana pueden bajar dicho umbral, en especial durante las primeras
horas de la mañana, en el periodo posprandial y en épocas
de frío. La causa más común de la angina estable es la aterosclerosis coronaria significativa, con estenosis (disminución de la luz de la arteria).
ANGINA DE PECHO INESTABLE
El patrón de presentación del dolor muestra cambios progresivos (in crescendo) en frecuencia, severidad y duración del
dolor. En general es debido a la ruptura de un ateroma y
trombosis superficial. Este cuadro representa una etapa intermedia entre la angina estable y el infarto del miocardio,
ya que puede presentarse en descanso o ante ejercicio mínimo y es resistente al uso de vasodilatadores coronarios. Una
angina de nueva presentación es considerada inestable.
ANGINA VARIANTE (PRINZMETAL)
Es el ataque anginoso menos común, al parecer se precipita
por un espasmo arterial con o sin compromiso de la arteria
coronaria. Suele presentarse en reposo o durante el sueño,
con frecuencia a la misma hora, y acompañarse de arritmia;
se alivia con la administración de vasodilatadores coronarios. El espasmo de la arteria coronaria ha sido asociado
con el consumo de cocaína.
SÍNDROME X
Se caracteriza por dolor en el pecho al realizar ejercicio o
ante pruebas de esfuerzo, con evidencia de la producción
de lactatos, pero sin que las arteriografías muestren daño
ni espasmo arterial. Este síndrome, cuya patogenia no es
muy clara, se atribuye a disfunción de la microcirculación
coronaria. Se presenta a menudo en mujeres y responde
mal a los vasodilatadores coronarios. Algunos autores
dudan de su existencia.
La Sociedad Cardiovascular Canadiense ha propuesto una clasificación de angina de pecho que fue diseñada
con fines prácticos y que se emplea mundialmente (cuadro
2–2). Divide en cuatro clases la severidad del cuadro clínico, correspondiendo a las clases 1 y 2 a la angina estable,
en tanto que las clases 3 y 4 equivalen a angina inestable y
variante. Esta clasificación es de gran utilidad para valorar
en el paciente anginoso la capacidad de soportar el estrés
que genera la consulta dental. Se recomienda familiarizarse con ella.
Diagnóstico
El diagnóstico de angina de pecho se establece por los antecedentes del paciente (historia clínica) y por el cuadro clínico propiamente dicho. Si se tuviera la posibilidad de hacer
un ECG durante el ataque de dolor sería de gran valor; sin
embargo, en 50% de los casos los ECG en angina de pecho
Cuadro 2–2. Clasificación de la Sociedad Cardiovascular Canadiense de la angina de pecho
Clase 1
Angina causada sólo por ejercicio extenuante o prolongado. Las actividades cotidianas no lo provocan
Clase 2
El dolor anginoso aparece al hacer ejercicio moderado, como subir más de un un piso o andar dos o más cuadras
con limitación ligera de la actividad física
Clase 3
Limitación importante de la actividad física. El dolor aparece ante el ejercicio leve. Incapacidad de andar dos o más
cuadras o subir un piso a ritmo normal
Clase 4
Incapacidad para llevar a cabo ejercicio alguno. El dolor aparece ante cualquier actividad física y puede presentarse
en el reposo
14 Medicina en odontología
son normales. La arteriografía es un recurso invasivo de
diagnóstico de gran utilidad para la identificación de las
obstrucciones coronarias. Algunos estudios como las
pruebas de esfuerzo, pueden identificar pacientes con obstrucciones coronarias silentes. También pueden descubrirse lesiones coronarias fijas por medio de centelleografía y
el uso de isótopos radioactivos. El cateterismo cardiaco es
un medio de diagnóstico que tiene la enorme ventaja de
permitir identificar la topografía de las obstrucciones y
brindar un pronóstico para seleccionar la mejor terapia a
largo plazo.
Tratamiento médico de angina de pecho
El tratamiento médico integral incluye la identificación y
reducción de los factores de riesgo. Es frecuente que se prescriba un régimen de reducción de peso, con ejercicio y dieta, disminuyendo el uso del tabaco y bajando las concentraciones séricas de colesterol y triglicéridos. El manejo
global debe controlar su eventual relación con hipertensión, diabetes y estrés.
En cuanto al empleo de medicamentos, para la angina
de pecho se utilizan dos tipos de fármacos los de larga duración y los de acción corta. En los episodios agudos se hace
uso de los de acción inmediata, como son los nitratos: nitroglicerina (sublingual o en aerosol translingual), dinitrato de isosorbide (sublingual), nitrato de amilo (inhalado) o tetranitrato de pentraeritrilo (sublingual o tabletas
masticables). Estos fármacos producen vasodilatación coronaria casi inmediata, entre 1 y 5 minutos y su efecto se
extiende de 30 a 180 minutos en promedio.
Aunque se cuenta con estos fármacos de acción rápida, el objetivo principal de la terapia farmacológica es evitar que se presente un ataque anginoso. Para ello, se emplean fármacos que actúan produciendo vasodilatación
coronaria constante y reducen las demandas de oxígeno del
miocardio; en este grupo de medicamentos están los bloqueadores adrenérgicos, los nitratos de larga duración,
los bloqueadores de los canales de calcio, tetraeritrato de
pentaeritrilo en tabletas deglutibles o masticables. Otra vía
de administración comunmente utilizada es la piel, a la
cual se adhieren parches de nitroglicerina.
A menudo los bloqueadores , cardioselectivos o no,
son las primeras drogas de elección, ya que al ocupar receptores destinados a la adrenalina, compiten con esta hormona que inicia o perpetúa la isquemia miocárdica. Estos
fármacos disminuyen el gasto cardiaco y los requerimientos
de oxígeno del corazón. Los bloqueadores de los canales de
calcio son el segundo grupo de fármacos de elección, ya que
impiden el desplazamiento del calcio en la membrana celular disminuyendo la contracción del músculo cardiaco y el
músculo liso de la vasculatura. El efecto, será además de
disminución de la presión y de la resistencia vascular periférica.
Los nitratos constituyen otra línea de manejo farmacológico, o bien se emplean en terapia combinada de tres
medicamentos; producen relajación de la musculatura lisa.
En el manejo de la angina de pecho es común el empleo de medicamentos antiagregantes plaquetarios como
la aspirina o el dipiridamol. La aspirina ha demostrado una
(Capítulo 2)
alta efectividad en la reducción de ataques coronarios fatales y de infartos del miocardicos no mortales.
Las obstrucciones coronarias pueden ser tratadas también quirúrgicamente de manera muy exitosa en los pacientes con angina inestable y en aquellos que ya no responden
a la terapia formacológico. Entre los procedimientos invasores empleados están:
1. La angioplastia percutánea coronaria transluminal, que consiste en introducir un catéter con globo
al sitio de la obstrucción, para inflarlo y dilatar la
estenosis.
2. Los injertos para la desviación o puente coronario
(by pass), en los que se emplean segmentos de venas o arterias para reemplazar los vasos dañados
por placas ateromatosas.
MANEJO DENTAL DEL PACIENTE
CON ANGINA DE PECHO
Recomendaciones y adecuaciones
durante la consulta dental
En la primera visita al consultorio, debe identificarse al
paciente con angina de pecho, valorar el diagnóstico médico exacto, asi como el tipo y número de medicamentos que
recibe diariamente, de manera profiláctica como para situaciones de emergencia. Preguntar sobre la frecuencia del
ataque anginoso, la fecha del último evento doloroso, cambios en la frecuencia de los ataques, la forma como se obtiene alivio, si el dolor se ha presentado en reposo o en el
sueño, son algunas de las preguntas cuyas respuestas pueden ayudar a determinar la categoría en la que el paciente
puede ser clasificado (cuadro 2–2) para así valorar su capacidad de resistencia ante el estrés.
Angina estable
El definir la extensión del Plan de Tratamiento Odontológico debe hacerse preferentemente en comunicación con
el médico tratante. Toda persona con angina de pecho estable: clase 1 y 2 (cuadro 2–2), que está bajo control del médico y recibe puntualmente sus medicamentos, puede ser
tratada dentro de la consulta sin más restricciones que las de
limitar en lo posible los eventos estresantes o extenuantes.
El odontólogo debe tomar una serie de medidas preventivas
y precauciones, siendo la más importante de ellas tomar y
registrar los signos vitales en cada cita. Cuando se observen
lecturas de presión arterial superiores a 20% en las cifras de
presión arterial base, o superiores a 180/100, debe suspenderse la cita y hacer la referencia con el médico tratante.
Es importante solicitar al paciente los vasodilatadores
de acción corta que le hayan sido prescritos por el especialista, para tenerlos disponibles en caso de emergencia. Por
lo regular en los pacientes con angina de pecho estable no
se presentan crisis anginosas, pero contar en el consultorio
con el fármaco indicado puede ser de gran utilidad. El equipo de emergencia del consultorio debe contar con nitroglicerina. Reducir el estrés que los procedimientos operatorios
Cardiopatías coronarias 15
dentales ejercen sobre la persona, es una de las medidas preventivas más trascendentes; puede ser útil prescribir la noche anterior y el día de la consulta, tranquilizantes menores
como diacepam 2 o 5 mg por vía oral. Para situaciones de
trabajo extenuante o de mucha tensión, como son el llevar
a cabo procedimientos quirúrgicos o tallados protésicos,
puede emplearse como profiláctico un vasodilatador coronario de acción corta, antes de iniciar el procedimiento
operatorio.
Hasta hace algunos años se recomendaba citar a estos
pacientes por la mañana, para evitarles el estrés acumulado
durante el día y tenerlos relajados; sin embargo, se ha demostrado que la frecuencia de eventos cardiacos como angina de pecho, infartos del miocardio, de arritmia ventricular, paro cardiaco y muerte súbita, son mayores en las
primeras horas del día. Al parecer las variaciones circadianas (alteraciones del biorritmo) matutinas son debidas a un
incremento en la actividad nerviosa simpática o a un aumento en la actividad física, considerándose preferible tratar al paciente con cardiopatía coronaria en las primeras
horas de la tarde.
El control del dolor es de mayor importancia en estos
pacientes, para ello debe buscarse lograr una anestesia local profunda y duradera. Los pacientes con angina estable
pueden recibir anestésicos locales con vasoconstrictores
adrenérgicos, sin rebasar la dosis recomendada por la
American Heart Association (de 0.2 mg de epinefrina y 1.0
mg de levonordefrina). A pesar del amplio margen de
seguridad en el empleo de estos fármacos, el clínico debe
ser cauto, procurando no utilizar más de 0.04 a 0.054 mg
de epinefrina por consulta, equivalente a tres cartuchos. No
es recomendable emplear concentraciones de epinefrina
mayores a 1:100,000 o de levonordefrina superiores a
1:20,000. Los anestésicos sin vasoconstrictor no están indicados, ya que la duración y profundidad anestésica serán
menores, y se incrementa el riesgo de toxicidad, por la
rápida liberación del anestésico local. La administración
de los anestésicos locales no es diferente del protocolo
usual, haciéndose de manera lenta, con aspiración previa,
para evitar una inyección intravascular del medicamento.
Angina inestable o variante
Los individuos que sufren de angina inestable o variante
(clase 3 y 4) sólo deben ser tratados odontológicamente bajo
situaciones de emergencia, habiendo consultado con el
médico tratante, pues mientras no se estabilice el problema
coronario, están en riesgo de infarto del miocardio.
En casos de verdadera emergencia deberá proveerse
el tratamiento bajo las siguientes condiciones:
a. terapia antianginosa con premedicación de nitroglicerina,
b. terapia antiestrés: sedación y la administración de
oxígeno y
c. observación del paciente bajo un entorno hospitalario.
Los pacientes con angina de pecho inestable o variante tienen contraindicado el empleo de anestésicos locales con vasoconstrictor adrenérgico, por lo que debe seleccionarse un
anestésico con otro tipo de vasoconstrictor, como la felipresina, que es el vasoconstrictor usado con prilocaína. En la
rara presentación de una crisis de dolor torácico paroxístico
Cuadro 2–3. Enfermedades orgánicas que producen dolor torácico
Enfermedad
Duración
Localización/
cualidad
Factor
desencadenante
Factor
de alivio
Dolor psicogénico
Segundos a semanas
Torácico opresivo
Emocional
Tranquilizante
Angina de Prinzmetal
Segundos
Torácico
paraxístico opresivo
Ninguno/cocaína
Vasodilatadores
Angina (todas sus
variantes)
< 20 minutos
Torácico paroxístico
opresivo
Ejercicio, estrés, emociones, tabaco, alimentos abundantes
Vasodilatadores,
reposo
Infarto del miocardio
> 20 minutos/horas
Torácico paroxístico
opresivo
Ejercicio, estrés emocional, tabaco, alimentos abundantes
Analgésicos
Úlcera péptica
Minutos a horas/días
Ardor epigástrico
Alimentos ácidos
Antiácidos, alimentos
Enfermedad biliar
Horas a días
Cólico epigástrico irradiado
Espontáneo/alimentos
Analgésicos
Hiperventilación
Minutos
Taquipnea parestesia/
opresión subesternal
Estrés emocional
Estímulo/respirar aire
exhalado (CO2)
Dolor muscular
Horas/semanas
Es superficial
Traumatismos, con el
movimiento, la palpación o la respiración
se agrava
Analgésicos reposo/
tiempo
Pulmonar (asma/bronquitis)
30 minutos/días
Subesternal opresivo,
disneico
Espontáneo, infección, alergenos
Broncodilatadores
descanso, antibiótico
16 S Medicina en odontología
(Capítulo 2)
Cuadro 2–4. Dolor torácico paroxístico de origen coronario. Posibilidades de diagnóstico
Antecedentes
Posibilidades
Manejo
Ninguno
1. Ataque de angina
2. Infarto del miocardio
Tratar como infarto
Angina de pecho
1. Ataque de angina
2. Infarto del miocardio
Tratar como angina de pecho. Si no cede el dolor en 10 minutos con vasodilatadores coronarios, llamar a una ambulancia y trasladar al paciente a
un hospital.
Infarto del miocardio
1. Ataque de angina
2. Infarto del miocardio
Tratar como angina de pecho. Si no cede el dolor en 10 minutos con vasodilatadores coronarios de acción inmediata, considere la posibilidad de un
infarto y manéjese como tal.
en la consulta dental, el clínico debe identificar certeramente
el problema para dar el mejor tratamiento a su paciente. En
muchas ocasiones el enfermo pudiera confundir los síntomas y el dolor tener un origen diferente al coronario. Las
causas más frecuentes de dolor en el pecho pueden verse en
el cuadro 2–3. Las posibilidades de diagnóstico y manejo
por dolor retroesternal de origen coronario se describen en
el cuadro 2–4.
Ante un cuadro de dolor anginoso durante el tratamiento dental, el manejo que debe darse al paciente es el
siguiente (figura 2–2):
1. Suspender el tratamiento dental.
2. Colocar al enfermo en una posición que le sea cómoda (45_), ya que tiende a sentarse y no es recomendable obligarlo a mantenerse en posición supina.
3. Administrar un vasodilatador coronario de acción
corta (nitroglicerina, isosorbide, aerosol de nitroglicerina) y esperar que actúe entre 2 y 5 minutos.
4. Tomar signos vitales.
5. Si se dispone de oxígeno, administrarlo por medio
de una cánula nasal a una dosis de seis litros por
minuto.
6. Dar una segunda dosis del vasodilatador coronario si no se obtiene respuesta en cinco minutos.
7. Si no se logra el alivio del dolor a los 10 minutos
dar una tercera dosis y buscar ayuda médica.
Acompañar al paciente en la ambulancia hasta el
hospital.
El hecho de que se presente un ataque de dolor torácico paroxístico en las personas que no tienen historia de cardiopatia coronaria obliga a buscar ayuda médica, pues las posibilidades de que se presente un infarto del miocardio son
altas. El manejo global de un paciente con antecedentes de
AP se resumen en el cuadro 2–5.
Exámenes complementarios
Las personas que sufren angina de pecho frecuentemente
están recibiendo fármacos que reducen el riesgo de eventos
tromboembólicos, entre los que destacan la aspirina y los
anticoagulantes orales. Ambos fármacos, por diferentes
mecanismos predisponen a hemorragia durante procedimientos quirúrgicos.
En el caso del uso de aspirina debe solicitarse un tiempo de sangrado (técnica de Ivy), el cual permite evaluar la
capacidad de las plaquetas para agregarse entre ellas y formar un tapón primario. Los valores normales están en el
rango de 2 a 6 minutos, por lo que cifras superiores obligan
a pedir al paciente que suspenda el medicamento por lo menos durante seis días antes del procedimiento. Es importante cerciorarse que la prueba para la valoración del tiempo de sangrado sea la de Ivy, ya que los exámenes en los
que se hacen punciones en el dedo o en el lóbulo de la oreja,
carecen de confiabilidad.
En cuanto a los pacientes que reciben anticoagulantes
orales, debe solicitárseles un examen denominado INR (del
inglés International Normalized Ratio) el cual permita ajustar el tiempo de protrombina, independientemente del tipo
de reactivo que se empleé, y su sensibilidad. El valor principal del INR radica en que permite comparar resultados de un
tiempo a otro y entre distintos laboratorios. Como puede
verse en el cuadro 2–5 está contraindicado cualquier procedimiento quirúrgico o maniobras que impliquen sangrado,
si esta cifra es 3. Para este tipo de actividades el paciente
debe tener un INR de 2.5 o menor (ver cuadro 2–6).
En tanto que el suspender el empleo profiláctico del
ácido acetilsalicílico no implica complicación alguna para
el paciente, en lo referente a la terapia anticoagulante su
eliminación se traduce en alto riesgo de tromboembolismo. El odontólogo debe pedir al cardiólogo que ajuste la
dosis del anticoagulante oral, solicitando dos días después
de que el medicamento sea disminuido, un nuevo INR. Si
las cifras se mantienen fuera de los límites de seguridad,
será necesario esperar hasta que estas sean ajustadas dentro
de márgenes convenientes, siempre dependiendo de un
examen de INR reciente. Para mayor información respecto
a terapia anticoagulante e INR véase el Capítulo 10 de
Trastornos de la hemostasia.
Algunos medicamentos cardiorreguladores empleados
en pacientes con cardiopatía coronaria pueden producir
trombocitopenia en quienes muestran susceptibilidad. No
todos los pacientes que reciben nadolol, propranolol, atenolol, metildopa, captopril, furosemida, hidroclorotiacida o
espironolactona mostrarán diátesis hemorrágicas como reacción secundaria del fármaco, aunque cabría descartar esta
posibilidad si existen manifestaciones cutáneas o bucales.
De haber manifestaciones de petequias o equimosis,
solicitar una cuenta de plaquetas y tiempo de sangrado. Es
Cardiopatías coronarias S 17
Dolor
torácico
paroxístico
Suspender
tratamiento
Colocar al
paciente en
una posición
cómoda (45_)
¿Arritmia?
Tomar
signos
vitales,
administrar
O2
Administrar
vasodilatador
coronario
esperar de
2 a 5 minutos
Sí
alivio
Sí
Traslado
al
hospital
No
Posponer
tratamiento
Continuar
tratamiento
Sí
alivio
Tercera dosis
de vasodilatador
coronario
Administrar segunda
dosis de vasodilatador
coronario esperar
de 2 a 5 minutos
No hay alivio
en 10 minutos
Figura 2–2. Manejo del paciente ante un cuadro de dolor coronario.
riesgoso llevar a cabo procedimientos quirúrgicos con cifras
plaquetarias menores de 50,000/mm3 en sangre y tiempo de
sangrado mayor a seis minutos. En estos casos puede pedirse al médico sustituir el medicamento por otro de diferente
tipo. Ante situaciones de urgencia extrema debe tratarse al
paciente en un medio hospitalario, previa administración
de concentrado plaquetario.
CONSIDERACIONES FARMACOLÓGICAS
Muchos de los medicamentos que se emplean en el control
del paciente con angina de pecho suelen ser de los mismos
grupos farmacológicos utilizados para el manejo de angina
de pecho e hipertensión arterial.
18 Medicina en odontología
(Capítulo 2)
Cuadro 2–5. Manejo odontológico del paciente con angina de pecho
1. Interconsulta médica para definir:
a. El tipo de angina que sufre el paciente:
Estable
Inestable
Variante
b. Resistencia al estrés. Etapas de la clasificación canadiense de angina de pecho
c. Terapéutica farmacológica:
Vasodilatadores coronarios de acción corta
Vasodilatadores coronarios de acción prolongada
d. Evolución y control de la enfermedad. Pronóstico
2. Tomar la presión arterial y el pulso en cada cita. Ante cifras superiores en 20% de los valores basales (o arriba de 180/100
mmHg), posponer la consulta, remitir al médico o ambos
3. Los pacientes con angina estable (etapas 1 y 2), bajo control médico y farmacológico, pueden recibir cualquier tipo de tratamiento dental, bajo las siguientes condiciones:
a. Limitar en lo posible eventos extenuantes o estresantes. Si fuera necesario, prescribir un ansiolítico la noche anterior
y 45 minutos antes de la consulta. Mantener una atmósfera de trabajo relajada
b. Citas vespertinas. Optimizar el tiempo de trabajo
c. Tener a la mano en cada cita el vasodilatador coronario que habitualmente recibe el paciente ante ataques de angina
de pecho. Si se considera conveniente, prescribirlo de manera profiláctica, antes de la consulta
d. Anestesia local profunda y duradera. Deben emplearse anestésicos locales con vasoconstrictor, con aspiración previa
(tres cartuchos)
e. Evitar interacciones farmacológicas nocivas. No utilizar vasoconstrictores adrenérgicos si el paciente recibe bloqueadores adrenérgicos. Evitar AINEs en quienes reciben anticoagulantes orales.
f. Evitar prescribir AINEs por tiempo prolongado.
4. Pacientes con angina de pecho inestable o variante (etapas 3 y 4) deberán ser tratados solamente ante situaciones de
emergencia, en un medio hospitalario y bajo las siguientes condiciones:
a. Administración previa de un vasodilatador coronario, oxígeno, terapia antiestrés o ambos
b. Está contraindicado el empleo de vasoconstrictores adrenérgicos. Seleccionar un vasoconstrictor como la felipresina.
5. Antes de realizar maniobras quirúrgicas, solicitar:
a. Tiempo de sangrado de Ivy y cuenta de plaquetas en pacientes bajo tratamiento con aspirina. Con cifras superiores a
seis minutos, pedirle al paciente que suspenda el medicamento por lo menos seis días antes. No intervenir con cifras
menores a 70,000 plaquetas. Consultar con el médico
b. INR a quienes estén bajo terapia anticoagulante. Si el resultado es mayor a 2.5, pedir al médico ajuste la dosis
6. Definir el Plan de Tratamiento Odontológico sobre la base de la reserva salival.
El pronóstico a largo plazo del tratamiento protésico pudiera ser bajo. Hacer uso de geles y soluciones fluoradas y tener
al paciente bajo estricto control de placa bacteriana
7. Evitar movimientos bruscos del paciente en el sillón dental (hipotensión postural)
8. Identificar y tratar oportunamente las lesiones y alteraciones orales secundarias al tratamiento farmacológico
Como puede verse en el cuadro 2–7, algunas de estos
fármacos pudieran producir efectos nocivos al interactuar
con las prescritas por el dentista, destacando de manera importante los efectos indeseables que se producen (hipertensión y arritmia) con el uso simultáneo de los vasoconstrictores adrenérgicos incluidos en algunos de los anestésicos
locales y los bloqueadores. En las personas que emplean estos medicamentos se recomienda seleccionar algún otro
anestésico que contenga un vasoconstrictor no adrenérgico
(felipresina).
También es de resaltar la importancia de prescribir antiinflamatorios no esteroideos por periodos cortos, no ma-
Cuadro 2–6. Interpretación del Radio
Internacional Normalizado (INR) para la
toma de decisiones en odontología
INR
Procedimiento
< 2.0
Cirugía bucal y periodontal
2.0 a 2.5
Exodoncia simple
3.0
Operatoria dental, prótesis
¿Anestesia por infiltración?
> 3.0
Evitar cualquier procedimiento
Cardiopatías coronarias 19
Cuadro 2–7. Interacciones medicamentosas entre fármacos
cardiorreguladores y fármacos de uso odontológico
Fármaco que recibe el
paciente con cardiopatía
coronaria
Medicamento prescrito por el odontólogo
Interacciones
Verapamil e isradipino
Carbamacepina
Hipotensión
Felodipino y diltiazem
Eritromicina
Aumenta la concentración plasmática del
hipotensor
Fenitoína, carbamacepina
Disminuye concetración del hipotensor en el
plasma
Bloqueadores no cardioselectivos
Vasoconstrictores, adrenérgicos (epinefrina, levonordefrina)
Hipertensión, bradicardia
Propranolol, nadolol, timolol,
metoprolol, y atenolol.
Inhibidores de la ECA
AINE (indometacina
ácido acetilsalicítico)
Reduce el efecto antihipertensivo
Nadolol
Anestesia general, fenotiacina
Hipertensión
Furosemida
Corticosteroides
Hipopotasemia
Ácido acetilsalicílico, AINE, fenitoína,
indometacina
Disminuye el efecto del diurético
Kanamicina, gentamicina, tobramicina
Nefrotoxicidad y ototoxicidad
Clortalidona
Ácido acetilsalicílico (aspirina)
Heparina
Acenocumarol y anticoagulantes orales.
Digoxina
Ácido acetilsalicílico
Potencializa al analgésico
Anfotericina B,
corticosteroides
Incrementa el efecto hipopotasémico
Indometacina
Se atenúa el efecto diurético
AINE
Potenciliza el riesgo de hemorragia y de
úlcera gastrointestinal
Tetraciclinas
Se incrementa el riesgo de toxicidad del antibiótico
Piroxicam, ibuprofeno
Disminuye el efecto del antiinflamatorio
Corticosteroides
Reduce la concentración plasmática del
ácido acetilsalicílico y aumenta el riesgo
de úlcera péptica
Ácido acetilsalicílico y AINE
Trastornos de agregación plaquetaria
Tetraciclinas
Contrarresta la acción anticoagulante de la
heparina
Eritromicina, tetraciclinas, amoxicilina,
metronidazol, miconazol, sulfametoxazol, trimetoprima, ácido acetilsalicílico y AINE
Potencializa el efecto anticoagulante
Barbitúricos, carbamacepina
Atenúa el efecto anticoagulante
Tetraciclinas,
eritromicÍna
Elevan las concentraciones séricas de digoxina
Ibuprofeno, diclofenaco
Aumenta la concentración plasmática de la
digoxina
Indometacina
Potencializa el efecto de la digoxina
yores a una semana, dado que tienen la capacidad de anular
el efecto antihipertensivo del medicamento, en especial el
de los bloqueadores adrenérgicos y el de los inhibidores
de la ECA.
Los pacientes con angina de pecho suelen recibir aspirina de manera profiláctica. En algunos casos pudiera darse
la situación de que el médico empleé de manera simultánea
este antiagregante plaquetario con un anticoagulante oral,
en cuyo caso el dentista debe tomar en consideración la po-
tencialización de estos fármacos que origina el incremento
tan marcado en la tendencia hemorrágica. Debe evitarse la
prescripción de corticosteroides en quienes reciben ácido
acetilsalicílico por el riesgo de hemorragia gastrointestinal
y de tetraciclinas porque se incrementa el riesgo de toxicidad
del antibiótico. El ácido aceltilsalicílico debe suspenderse
cuando se vayan a realizar procedimientos quirúrgicos.
Entre los medicamentos que pueden potencializar el
efecto de los anticoagulantes orales están algunos antibióti-
20 Medicina en odontología
cos de uso odontológico, como eritromicina, tetraciclinas,
amoxicilina, sulfametoxasol más trimetoprim y derivados
del imidazol, como metronidazol e incluso el miconazol,
analgésicos como la aspirina, fenilbutazona y derivados de
las pirazolonas, y otros AINE (antiinflamatorios no esteroideos). En cambio barbitúricos, carbamacepina o rifampicina atenúan el efecto del anticoagulante oral.
Entre las manifestaciones secundarias de algunas drogas
cardiorreguladoras destaca la hipotensión producida por los
diuréticos, bloqueadores de los canales de calcio, inhibidores de la ECA, antihipertensivos periféricos y agonistas a
centrales. Los pacientes que los reciben pudieran sufrir de
lipotimia o síncope al hacer cambios bruscos de la posición
del sillón dental. Considerar la necesidad de levantarlos
lentamente y esperar a que se recuperen si se sienten mareados (cuadro 1–6).
MANIFESTACIONES ORALES
(Capítulo 2)
Cambios en tejidos blandos
Se muestran en el cuadro 1–4, en el que se describen otras
manifestaciones secundarias que pudieran presentarse,
como son las relaciones liquenoides (figura 2–3), hiperplasia gingival por el uso de bloqueadores de los canales de
calcio, úlceras aftosas, lengua negra, lesiones que semejan
pénfigo o penfigoide, edema angioneurótico, eritema multiforme, urticaria y sialadenitis.
Ante trastornos sensoriales como parestesia, parálisis
de Bell y alteraciones en la percepción de los sabores, debe
estudiarse detenidamente la historia farmacológica de la
persona, para descartar la posibilidad de que sean el resultado de efectos secundarios producidos por diuréticos,
agonista a centrales, bloqueadores de los canales de calcio
o inhibidores de la ECA.
INFARTO DEL MIOCARDIO
Dolor
El dolor reflejado hacia el ángulo izquierdo de la mandíbula en muchas ocasiones ha sido el primer indicador de
cardiopatía coronaria. El hecho de que desaparece con el
reposo, permite sospechar el diagnóstico.
Hiposalivación
En la cavidad oral pueden presentarse manifestaciones secundarias al empleo de cardiorreguladores; sin embargo,
no se presentan siempre, ni en todas las personas. Entre las
reacciones más frecuente destaca la hiposalivación producida por diuréticos, inhibidores de la ECA, agonistas a
centrales y bloqueadores 3 adrenérgicos. Como se discutió
en el Capítulo 1, al hablar sobre hipertensión arterial, la
falta de saliva puede acentuarse cuando se utilizan dos o
más medicamentos de estos grupos, lo cual va a tener una
repercusión directa en la incidencia cariosa, periodontal y
sobre el pronóstico a largo plazo de las restauraciones
orales que se hagan.
Es difícil que el médico pueda sustituir los medicamentos antianginosos que está prescribiendo a su paciente,
por otros que no produzcan hiposalivación, en especial
cuando se ha logrado un buen control de la angina de pecho. Es por ello que debe valorarse el tipo de rehabilitación
que vaya a llevarse a cabo, además de establecer un programa preventivo que permita un estrecho control de placa
que evite el desarrollo de caries recidivante, periodontopatías o trastornos en la adaptación a prótesis removibles o totales.
La prescripción de enjuagues fluorados de uso casero
cobra gran importancia en la prevención de caries, así
como la aplicación profesional periódica de este elemento.
La vigilancia de los pacientes portadores de removibles y
prótesis debe hacerse para identificar de manera temprana
infecciones por Candida albicans para la prescripción
oportuna de antimicóticos.
Consiste en una zona localizada de necrosis del músculo
cardiaco, que se produce como resultado de una isquemia
aguda y sostenida del aporte sanguíneo en alguna de las ramas de las arterias coronarias. En los últimos 30 años ha
habido una reducción importante, hasta en 25%, en la incidencia de este trastorno, gracias al control de los factores de
riesgo. También el desarrollo de unidades de terapia coronaria ha contribuido a disminuir la tasa de mortalidad posinfarto, sin embargo, el infarto del miocardio sigue siendo
la manifestación primera de cardiopatía coronaria y la
causa de muerte en la población. La etiología y patogenia
son similares a la de angina de pecho, pero cabe destacar
que la causa más importante de infarto, en el 97% de los casos, es el desarrollo de un trombo oclusivo en una placa aterosclerósica preestablecida en una arteria coronaria; contribuyen a la oclusión la erosión de la placa ateromatosa,
la que sea proclive a la formación de trombos, y la liberación de mediadores químicos productores de vasoconstricción.
Figura 2–3. Reacción liquenoide por el uso de a–agonistas centrales.
Cardiopatías coronarias S 21
El infarto del miocardio suele afectar a individuos
mayores de 40 años, aunque no se descarta la posibilidad
de que se presente en personas de menor edad, principalmente varones (la relación hombre–mujer observada es de
3:1). Parece ser que de alguna manera las hormonas femeninas tienen un efecto protector sobre el corazón, ya que el
infarto del miocardio se presenta rara vez en las mujeres en
etapa reproductiva.
La incidencia de este trastorno aumenta después de la
menopausia, de tal manera que a los 70 años la proporción
hombre–mujer es casi de 1:1. Los principales factores de
riesgo para infarto de miocardio son hipertensión, diabetes
mellitus, tabaquismo, hiperlipidemia, obesidad, sedentarismo, dieta rica en colesterol y estrés.
Los infartos del miocardio se presentan generalmente
en el ventrículo izquierdo, debido a que las arterias coronarias en esta área son terminales y la circulación colateral
es deficiente.
El cuadro clínico consiste en la aparición súbita de
dolor torácico, opresivo, retroesternal, descrito como en
“garra”, que se irradia al hombro y brazo izquierdos, aunque en ocasiones se extiende hacia el ángulo de la mandíbula del mismo lado. Puede desencadenarse por situaciones
de estrés, ejercicio extenuante o comidas copiosas, aunque
también pudiera presentarse de manera espontánea, con el
paciente en reposo. El enfermo tiene la sensación de muerte,
palidez, cianosis en extremidades, sudoración fría, náuseas o vómito, disnea, hipotensión, pulso débil y en ocasiones irregular y la persona adopta una postura característica
de autoprotección.
La presión arterial que en un principio se eleva, tiende
a bajar. De 2 a 7 días después de presentarse el infarto, por
necrosis tisular el paciente desarrolla fiebre y leucocitosis
(12,000 a 20,000 leucocitos/mm3).
En conclusión, todo dolor con las características descritas anteriormente, que dure más de 20 minutos debe
considerarse como infarto del miocardio, hasta no demostrar lo contrario.
El pronóstico de vida de la persona que ha sufrido un
infarto del miocardio depende de la extensión de la necrosis y de la función ventricular residual, ya que un área infartada en el ventrículo izquierdo que abarque más de 40% de
su superficie implica un riesgo muy alto de muerte por choque cardiogénico, en tanto que si la masa necrosada fuera
menor a 10% las repercusiones posinfarto son mínimas. La
isquemia y muerte de los miocitos tiene como consecuencia inmediata la falta de contracción de la cámara cardiaca,
que se traduce en la incapacidad del corazón para proveer
de flujo sanguíneo al organismo. También puede generarse
inestabilidad electrofisiológica y arritmia. Cuando el
infarto es transmural, es decir, que abarca todo el espesor
de la pared miocárdica, el riesgo de ruptura cardiaca es
alto, en cambio si lo que se presenta es un infarto subendocárdico, en el cual el área de necrosis abarca la porción
interna del músculo, debajo del endotelio, las probabilidades de sobrevida aumentan.
Para eliminar y demoler todas las células que mueren
secundariamente al evento isquémico sostenido se instala
un proceso inflamatorio alrededor del área de necrosis, seguido por la sustitución de la masa muscular por tejido
conectivo (cicatriz).
DIAGNÓSTICO DE INFARTO
DEL MIOCARDIO
Es probable que los datos más importantes para el diagnóstico de infarto del miocardio sean los antecedentes sintomáticos presentados. Aunque si bien es cierto que existe la
posibilidad de que se presenten infartos del miocardio silentes, el dolor torácico característico, de duración mayor
a 20 o 30 minutos se observa en la mayor parte de los casos.
La angustia, inquietud y sufrimiento, así como los indicadores de mala perfusión tisular (palidez y cianosis) y edema pulmonar (tos, ortopnea y disnea), suelen estar presentes.
El ECG es un importante método de diagnóstico, ya
que detecta el lugar y dimensiones del sitio de necrosis, sin
embargo sólo en 80% de los casos puede identificar un infarto del miocardio, por ello la historia del cuadro y esta
herramienta de diagnóstico deben emplearse juntas. También son de utilidad el ecocardiograma, la radiografía de
tórax, estudios con radioisótopos o cateterismo, así como
pruebas de laboratorio para la identificación de enzimas
liberadas por el miocardio necrosado. Sus valores séricos
suelen aumentar cuando existe muerte celular, al ser liberadas hacia el torrente sanguíneo, así que, dependiendo del
incremento de sus valores en sangre, así como del orden en
el que se presenten, pueden ser un indicador fidedigno de
infarto.
Las primeras en aparecer son creatinacinasa (CK) y
su isoenzima MB (CK–MB), que pueden identificarse en
el suero del paciente entre 4 y 8 horas después del evento,
alcanzando un máximo de las 20 a 24 horas y volviendo a
la normalidad de las 48 a 72 horas; la elevación de estas enzimas es casi específica de destrucción miocárdica. Otra
enzima, la transaminasa aspártica (AST), de amplia distribución en el organismo, es menos específica de lesión miocárdica, pero su determinación también es de gran utilidad
diagnóstica, ya que se eleva a las 12 horas, de 8 a 50 U/L
hasta 100 a 2,000 U/L, regresando a valores normales al 7º
día. Las deshidrogenasa láctica (DHL) son un grupo de 5
isoenzimas presentes en muchos tejidos, siendo la DHL 1
casi específica para el diagnóstico de infarto del miocardio.
Comienza a elevarse a las 12 horas, alcanzando una máxima
expresión sérica a los 2 o 3 días (1,000 a 2,000 U/L) y normalizándose de los 7 a los 10 día (200 a 400 U/L).
MANEJO MÉDICO DEL
INFARTO DEL MIOCARDIO
El tratamiento debe establecerse de inmediato, por lo que
el diagnóstico oportuno puede aumentar las posibilidades
de vida del paciente que ha sufrido un infarto del miocardio. Uno de los primeros objetivos médicos es el control
del dolor torácico, para lo cual suele administrarse sulfato
de morfina o meperidina (DemerolR). Si se presenta paro
cardiorrespiratorio debe iniciarse la reanimación cardiopulmonar. La mejor atención que puede proporcionársele
al enfermo la va a recibir en un hospital, por lo que su traslado a este tipo de ambiente debe ser prioritario. Ahí le serán administrados antiarrítmicos, oxígeno y fármacos que
22 Medicina en odontología
compensen las complicaciones secundarias a insuficiencia
cardiaca congestiva. En la actualidad se han incrementado
las cifras de supervivencia de las personas que han sufrido
infarto del miocardio gracias a las técnicas de reperfusión
tisular proporcionadas en las primeras horas. La reperfusión o trombolisis consiste en la administración de fibrinolíticos, como urocinasa, antiestreptocinasa o activador del
plasminógeno tipo tisular recombinante y , sustancias antiestreptasa que ayudan a disolver los trombos obstructivos
y permiten la circulación sanguínea en las áreas isquémicas del miocardio.
La recanalización por cateterismo (método empleado
para dilatar la arteria dañada gracias a la introducción de
un catéter con globo que se infla y aumenta el diámetro
vascular) y las desviaciones coronarias no electivas (sustitución de una arteria estenosada por un segmento de un
vaso generalmente de los miembros inferiores –by pass–)
tienen pocas indicaciones y muchas complicaciones por lo
que estos procedimientos suelen ser de utilidad en pacientes seleccionados. Estos recursos pueden emplearse una
vez que el paciente se ha recuperado.
En el periodo posinfarto inmediato suele prescribirse
aspirina como antiagregante plaquetario, o heparina cuando
se sospecha de embolización sistémica. Otros medicamentos usados son los bloqueadores adrenérgicos, atropina o
sedantes. El reposo físico y mental absolutos durante la convalecencia están indicados.
Las complicaciones que pudieran presentarse después de un infarto del miocardio son:
a. Arritmias y alteraciones de la conducción.
b. Complicaciones mecánicas como la insuficiencia
cardiaca congestiva, hipotensión, hipotensión hipovolémica, choque cardiogénico, ruptura de la
pared ventricular, perforación septal y ruptura del
músculo papilar, aneurisma ventricular.
c. Complicaciones isquémicas como angina posinfarto, extensión del infarto.
d. Complicaciones extracardiacas: embolia arterial,
trombosis venosa y pericarditis.
Una vez que el paciente ha sobrevivido un infarto del miocardio el médico prescribirá una serie de medidas ampliamente comprobadas de prevención secundaria. Estas incluyen en primer lugar el control de los factores de riesgo
coronario, debiendo haber una modificación de los hábitos
de vida del paciente, entre los que destacan el control de la
concentración de lipoproteínas en la sangre, reducción del
estrés, dieta estricta, eliminar el uso del tabaco y llevar a
cabo un programa de actividad física. El control de la presión del paciente y de la diabetes mellitus son otros de los
objetivos médicos de gran importancia. Tanto el abandono
del tabaquismo como la reducción de las concentraciones
de colesterol en sangre a cifras por debajo de 120mg/dL,
son las medidas preventivas más eficientes para prolongar
la vida del paciente.
Entre las drogas que han probado alargar la supervivencia cuando se emplean de manera profiláctica destaca
ácido acetilsalicílico, en dosis de 160 a 325 mg diarios
reduce la mortalidad cardiovascular y el riesgo de infarto.
(Capítulo 2)
Es recomendable su uso de manera indefinida, siempre y
cuando no haya contraindicaciones como úlcera en el tubo
digestivo. Pudiera ser que algunos pacientes reciban anticoagulantes orales los siguientes 3 a 6 meses después del
infarto del miocardio, en especial si este es extenso o existe
evidencia de trombosis intracardiaca.
Los bloqueadores adrenérgicos brindan un beneficio inmediato y a largo plazo, ya que reducen la tasa de
mortalidad y de riesgo de un segundo infarto.
MANEJO DENTAL DEL PACIENTE
QUE HA SUFRIDO INFARTO DEL
MIOCARDIO
Recomendaciones y adecuaciones
durante la consulta
Ante sospecha de cardiopatías isquémicas, el interrogatorio debe ser exhaustivo, en especial entre las personas de
sexo masculino mayores de 40 años con o sin antecedentes
familiares cardiovasculares, con tabaquismo activo, vida
sedentaria y actividades estresantes. En todos los pacientes
hipertensos o con diabetes mellitus debe fomentarse la visitas periódicas al médico y vigilar que se ajusten al protocolo terapéutico prescrito.
En el paciente con historia de infarto del miocardio,
además de interrogarlo minuciosamente para valorar su salud y conocer el tipo de terapia que haya recibido, la consulta con el médico es indispensable para conseguir toda
la información sobre los antecedentes, el estado de salud
actual y la severidad del daño al corazón, la terapia farmacológica o quirúrgica empleada, así como la historia de
complicaciones y la cooperación mostrada por el paciente.
Al médico tratante debe informársele ampliamente sobre
el tipo de tratamiento que va a recibir su paciente en el consultorio dental, para que pueda ubicarse en un área médica
que no conoce lo suficiente como para brindar una opinión
profesional. La opinión que el cardiólogo aporte sobre la
capacidad que tiene la persona para soportar el estrés debe
ser la pauta para definir la extensión y complejidad del plan
de tratamiento dental.
Debido a la inestabilidad eléctrica del músculo cardiaco después de un infarto del miocardio, es preferible esperar a que transcurran por lo menos seis meses para lograr
la adaptación del miocardio a los cambios fisiológicos y
eléctricos secundarios al infarto. Toda actividad electiva
durante este periodo debe posponerse y resolver sólo situaciones de emergencia, previa consulta con el médico, para
decidir si la atención se brinda de manera ambulatoria o en
un entorno hospitalario. Una vez transcurrido ese lapso de
tiempo, los factores que deben tomarse en cuenta para decidir sobre la extensión y complejidad del tratamiento dental, son los relacionados con las complicaciones cardiovasculares que hubieran quedado como secuela y con los
efectos secundarios de la terapia farmacológica o quirúrgica que el paciente recibió. Estas son las pautas más importantes a considerar en una interconsulta médica.
Toma de signos vitales. Todos los pacientes con historia de infarto del miocardio que muestren cifras de presión
Cardiopatías coronarias 23
arterial y de pulso normales o cercanas a lo normal, pueden
ser tratados rutinariamente, pero ante lecturas superiores a
20% de las cifras base, o mayores de 180/110 mmHg, así
como cuando se observen alteraciones en el pulso (ritmo),
deben ser remitidos a la consulta del médico, hasta que
lograr el control de la HTA y la arritmia.
Manejo del dolor. El control doloroso es prioritario,
por lo que uno de los objetivos fundamentales será lograr
una correcta elección y administración de los anestésicos
locales, buscando lograr efectividad en profundidad y duración anestésica. Las enfermedades coronarias controladas no contraindican el empleo de anestésicos locales con
vasoconstrictores adrenérgicos, siempre y cuando se haga
uso racional de ellos y se empleen en concentraciones de
epinefrina no mayores de 1:100,000, 1:20,000 para levonordefrina y 1:30,000 para levarterenol. Aunque la American Heart Association y la American Dental Association
marcan como seguras dosis máximas de 0.2 mg de epinefrina y 1.0 mg de levonorepinefrina, es aconsejable limitar
la administración a tres cartuchos por sesión.
Las contraindicaciones absolutas para el uso de vasoconstrictores adrenérgicos se resumen en el cuadro 2–8.
Para pacientes bajo estas circunstancias y ante situaciones de verdadera emergencia dental, debe seleccionarse
un anestésico con vasoconstrictor no adrenérgico, como la
prilocaína con felipresina, cuyo efecto sobre los vasos sanguíneos es a nivel venular, sin trascendencia sobre los mecanismos reguladores de la presión arterial. En cambio el
uso de anestésicos locales sin algún tipo de vasoconstrictor
es de alto riesgo por su toxicidad y la poca profundidad
anestésica que se puede lograr, de ahí que se prefiera no recomendar su empleo. En todos los casos debe hacerse la
administración del anestésico previa aspiración, para evitar depositar el fármaco dentro de un vaso sanguíneo, cuya
consecuencia directa sería el incremento en la toxicidad
del anestésico. Están contraindicadas las inyecciones intraligamentarias, intrapulpares y el uso de hilos retractores
de tejidos que contengan adrenalina, ya que no se puede tener un control sobre la cantidad de este medicamento el
cual puede pasar directamente al torrente sanguíneo.
Cuadro 2–8. Contraindicaciones al uso
de vasoconstrictores adrenérgicos
1. Pacientes con menos de seis meses de convalecencia de infarto del miocardio
2. Pacientes con menos de seis meses de haber sido
sometidos a cirugía de puentes coronario
3. Arritmia no controlada
4. Angina de pecho inestable
5. Hipertiroidismo no controlado
6. Uso de bloqueadores adrenérgicos (propranolol,
atenolol, labetolol, metoprolol), antidepresivos tricíclicos (amitriptilina, imipramina, clomipramina, maprotilina), o cocaína
Ya se ha discutido en este capítulo la importancia de
controlar el estrés en la angina de pecho, lo que permite
evitar situaciones de emergencia médica en la consulta. Es
preferible proporcionar el tratamiento dental a estos pacientes en las primeras horas de la tarde, cuando existen
menos variaciones en la presión arterial y según las estadísticas, menor riesgo de ataques isquémicos al miocardio.
Si fuera necesario, puede prescribirse un tranquilizante como diacepam de 2 a 5 mg por vía oral, la noche anterior a la consulta y 45 minutos antes de la cita, administrándolo preferentemente en el propio consultorio. Cuando
se hace uso de estos medicamentos, el paciente no debe
conducir automóvil y debe acudir a su cita acompañado de
otra persona. Es importante recomendar al paciente que no
consuma alimentos de manera abundante antes de acudir
al consultorio dental, que no fume ni beba café o bebidas alcohólicas.
Los pacientes que fueron sometidos en los últimos
seis meses a intervenciones quirúrgicas para realizar en
ellos puentes coronarios (by pass), deben recibir profilaxis
antibiótica antes de procedimientos quirúrgicos o que impliquen sangrado. Debe esperarse un tiempo prudente para
que las anastomosis se establezcan y no presenten irregularidades cicatrizales que puedan favorecer la implantación
bacteriana.
Una vez pasado ese periodo, no es necesario prescribir estos medicamentos, ya que el riesgo de sufrir endocarditis bacteriana desaparece. Los pacientes que sufrieron
infarto del miocardio y no fueron sometidos a by pass (desviación o puente coronario) o aquellos que fueron tratados
con cateterismo cardiaco tampoco requieren antibióticos
profilácticos, antes de procedimientos que produzcan sangrado.
Es muy probable que el paciente que ha sufrido infarto del miocardio quede con algunas secuelas como angina
de pecho, arritmia o insuficiencia cardiaca. Ya se ha discutido ampliamente en la sección angina de pecho sobre la
importancia de identificar el tipo de angina que sufre el
paciente, baste recordar que la angina estable permite realizar prudentemente casi cualquier actividad dental, en
cambio es muy riesgoso tratar en la consulta a pacientes
con angina inestable o variante que tienen implícita la posibilidad de desarrollar infarto del miocardio. En estos casos
es preferible manejarlos, ante situaciones apremiantes de
dolor o infección, en un entorno hospitalario. Queda a juicio del clínico prescribir o no un vasodilatador coronario
de acción corta por vía sublingual, de manera profiláctica.
En lo referente a las arritmias, está contraindicado manejar
al paciente que no esté bajo control médico.
Sólo podrán ser tratados los que reciben terapia farmacológica o son portadores de marcapasos. En estos últimos es necesario tomar precauciones y evitar trabajar con
instrumentos de ultrasonido, vitalómetros y bisturí eléctrico,
ya que los campos magnéticos que estos producen pueden
alterar el funcionamiento del marcapaso, provocando desajustes en el ritmo cardiaco que pueden ser nocivos.
La insuficiencia cardiaca que deriva de un infarto al
miocardio será tratada por el médico con medicamentos que
mejoren la fuerza de contracción del corazón y diuréticos
que disminuyan el volumen sanguíneo. El edema pulmonar
que suele ser el resultado subsecuente de insuficiencia car-
24 Medicina en odontología
(Capítulo 2)
Cuadro 2–9. Manejo odontológico del paciente que sufrió infarto del miocardio
1.
Interconsulta médica para:
a. Conocer el estado actual de salud
b. Identificar las complicaciones secundarias al infarto
c. Conocer la terapia farmacológica
d. Definir la resistencia al estrés del paciente
e. Informar ampliamente al cardiólogo sobre la terapia dental a realizar
2.
La extensión y complejidad del tratamiento dental dependerán de la resistencia del paciente al estrés y de las complicaciones derivadas del infarto del miocardio
3.
Esperar seis meses después del infarto para realizar tratamiento electivo.
En caso de emergencia definir con el médico el manejo ambulatorio o bajo hospitalización
4.
Tomar la presión arterial y el pulso en cada cita. Ante cifras superiores 20% de los valores base (o arriba de 180/100
mmHg), o alteraciones en el ritmo cardiaco, posponer la consulta y/o remitir al médico
5.
Limitar en lo posible eventos extenuantes o estresantes. Puede prescribirse un ansiolítico la noche anterior y 45
minutos antes de la consulta. Mantener una atmósfera de trabajo relajada
6.
Citas vespertinas. Optimizar el tiempo de trabajo
7.
Pedirle al paciente el vasodilatador coronario que habitualmente recibe. Administrarlo ante un ataque de dolor torácico . Si se considera conveniente, prescribirlo de manera profiláctica antes de la consulta
8.
Sólo tratar a pacientes con arritmia bajo control médico. Evitar el uso de vitalómetro, bisturí eléctrico o instrumentos
de ultrasonido en quienes son portadores de marcapaso
9.
Manejar sólo a pacientes con insuficiencia cardiaca bajo control
10.
Anestesia local profunda y duradera. Deben emplearse anestésicos locales con vasoconstrictor, con aspiración
previa (tres cartuchos)
11.
Pacientes que fueron sometidos a desviaciones o puentes coronarios en los últimos seis meses, deberán recibir
profilaxia antibiótica para endocarditis bacteriana: amoxicilina 2 g una hora antes de la cita, por vía oral
12.
Evitar interacciones farmacológicas nocivas. No utilizar vasoconstrictores adrenérgicos si el paciente recibe bloqueadores . Evitar AINE en quienes están bajo terapia anticoagulante y prescribirlos por corto tiempo a los que
ingieren bloqueadores o inhibidores de la ECA
13.
Antes de procedimientos quirúrgicos en quienes reciben aspirina solicitar: Tiempo de sangrado de Ivy. Suspender el
medicamento seis días antes si el resultado es anormal. Pedir también cuenta de plaquetas. Si las cifras son menores a 70,000, consultar con el médico
14.
Solicitar un INR a quienes estén bajo terapia anticoagulante. Si el resultado es mayor a 2.5, pedir al médico ajuste la
dosis
15.
Definir el plan de tratamiento odontológico sobre la base de la reserva salival. Usar geles y soluciones fluoradas.
Estricto control de placa bacteriana
16.
Evitar movimientos bruscos del paciente en el sillón dental (hipotensión postural)
17.
Identificar y tratar oportunamente las lesiones y alteraciones bucales secundarias al tratamiento farmacológico
diaca, puede limitar la posición de trabajo del dentista, ya
que el paciente no puede ser mantenido, en algunos casos,
en posición supina, siendo preferible atenderlo con el respaldo del sillón inclinado o recto. Solo cuando la insuficiencia cardiaca esté bajo control, podrá el paciente ser tratado
de manera rutinaria en la consulta dental. Para encontrar una
ampliación a estos comentarios sobre complicaciones de cardiopatía coronaria se recomienda la lectura del Capítulo 4.
Todo paciente que al sufrir infarto del miocardio se
encuentre estable, con signos vitales adecuados, puede ser
tratado en la consulta dental de manera tradicional, sin abusar del tiempo empleado y de la generación de estrés.
Cuando se advierta cansancio del paciente es preferible
posponer el tratamiento.
Si llegara a manifestar dolor precordial paroxísitico,
debe manejarse como un cuadro de angina de pecho, admi-
nistrárse, un vasodilatador coronario de acción corta por
vía sublingual, de preferencia aquel que le haya sido prescrito por el médico para estas situaciones; es importante
pedirle al paciente en la primera cita, que lleve al consultorio el fármaco que suele emplear, para tenerlo disponible
en situaciones de urgencia.
Después de su administración, esperar dos minutos a
que haga efecto el medicamento antianginoso, y de ser
necesario, repetir la dosis.
La seguridad que se le brinde al paciente va a ser de
gran importancia desde el punto de vista psicológico en
este tipo de trances, por lo que es necesario transmitirle la
confianza de que se va a recuperar de este ataque isquémico. Dejar que el paciente adopte una posición cómoda, que
le permita respirar de manera adecuada, y aflojar las prendas de ropa que le aprieten. Mientras hace efecto el vasodi-
Cardiopatías coronarias 25
latador coronario esta indicado empezar a vigilar los signos vitales.
Ante alteraciones del ritmo, elevación marcada de la
presión arterial o falta de respuesta a una segunda dosis del
medicamento, administrar una tercera dosis y solicitar una
ambulancia para el traslado del paciente a la institución hospitalaria más cercana.
En los pacientes que han sufrido infarto del miocardio
y que están bajo terapia anticoagulante es importante tener
en consideración el tipo de actividad bucal a realizar, ya
que si se requiere de un examen rutinario, toma de modelos
o radiografías no hace falta solicitar al médico que modifique la dosis del medicamento. Si lo que se va a llevar a cabo
es una extracción o cirugía periodontal o la colocación de
implantes, es importante que el INR sea menor a 2.5. No
deben tratarse estos pacientes con cifras de tres o más por
el riesgo implícito de hemorragia abundante y sin control.
Tampoco se recomienda realizar procedimientos quirúrgicos de más de un sextante o extracciones múltiples, ya
que entre mayor sea la superficie ósea expuesta por el procedimiento, mayor es el riesgo de hemorragia (ver cuadro
2–6).
Otro medicamento que puede alterar la hemostasia es
la heparina, cuyo empleo de manera tradicional es bajo
hospitalización, pero recientemente se han desarrollado
preparados para manejo ambulatorio. La heparina actúa de
manera diferente a como lo hacen los anticoagulantes orales, ya que evita la conversión de fibrinógeno en fibrina e
inactiva también a la trombina y al factor XIII o estabilizador de la fibrina.
Los pacientes que la reciben tienen concentraciones
de factores de la coagulación normales, pero el fármaco
impide la conversión hacia el producto final, la fibrina.
Dado que la vida media de la heparina es muy corta, a las
seis horas de suspender el medicamento casi se ha terminado su actividad farmacológica; sin embargo, en los pacientes dentales que la han recibido, lo prudente es tratarlos
un día después de que se ha eliminado el fármaco; no existe
la necesidad de solicitar pruebas de laboratorio. Ante situaciones de urgencia dental, en las que sea necesario intervenir a un paciente, puede emplearse un antagonista de la
heparina, el sulfato de protamina en solución a 1%, lo que
lleva al restablecimiento inmediato del sistema de coagulación, en un ambiente de hospital.
Ya ha sido mencionado el efecto benéfico a largo plazo que brinda el ácido acetilsalicílico usado a dosis de antiagregante plaquetario.
La prescripción de ácido acetilsalicílico a largo plazo
es una medida farmacológica que se ha visto prolonga la
vida de los pacientes que sufren de cardiopatía coronaria.
Su empleo crónico propicia la inhibición de la secreción de
sustancias como tromboxano A2, disfofato de adenosina y
serotonina, mediadores químicos necesarios para la formación de un tapón plaquetario. Por ello, a todo paciente
identificado como consumidor crónico de este fármaco
debe solicitarse que suspenda el medicamento por lo menos seis días antes de la cirugía, ya que el ácido acetilsalicílico tiene la facultad de unirse a las plaquetas durante su
vida media (12 días), así que al eliminarlo, las nuevas plaquetas que están siendo liberadas por la médula están libres
de ella y funcionan adecuadamente.
Exámenes complementarios
En vista de que la causa de los trastornos isquémicos coronarios radica en el desarrollo de placas ateromatosas y de
procesos tromboembólicos en estos vasos, la terapia farmacológica, como ya ha sido mencionado, intenta evitar el
desarrollo de un segundo episodio obstructivo que pudiera
causar otra área de necrosis en el miocardio. Algunos de
los medicamentos empleados para ello producen trastornos de la hemostasia, lo cual debe ser tomado siempre en
consideración por el dentista, al realizar procedimientos
que impliquen sangrado. Durante los primeros meses después del infarto del miocardio es probable que el médico
prescriba anticoagulantes orales, entre los que destacan la
warfarina sódica y el dicumarol; éstos son fármacos que
impiden la producción en el hígado de algunos de los factores de coagulación dependientes de la vitamina K (II, VII,
IX y X), dando como resultado cierto grado de anticoagulación, cuya intensidad será variable e individual, independientemente de la dosis que se ingiera diariamente. El
grado de anticoagulación hasta hace algunos años se valoraba a través del tiempo de protrombina (TP), prueba que
recientemente ha sido sustituida por el INR, medida de
ajuste internacional para el TP, ya que el desarrollo de reactivos de origen animal y bajo costo que se empleaban en
América alteraba la sensibilidad de la prueba; frecuentemente ante resultados similares del TP, los pacientes americanos tenían una anticoagulación mayor que los europeos. Esta distorsión en los resultados tenía gran
trascendencia, ya que las recomendaciones para manejo
quirúrgico de pacientes bajo terapia anticoagulante no
aplicaban de manera internacional. El INR fue diseñado
para ajustar las variaciones en el resultado del TP independientemente del tipo de reactivo empleado, humano o animal y sólo tiene utilidad en la valoración de la terapia anticoagulante. Si los valores obtenidos son más altos de lo
prudente (2.5 a 3, según la actividad operatoria a realizar),
se debe pedir al médico que ajuste la dosis del medicamento, esperar dos días y solicitar un nuevo INR. Si las
cifras a dos días de reducción de la terapia no son las convenientes, se deben esperar un día o más hasta llegar a valores
convenientes. Una vez realizado el tratamiento dental se
podrá instaurar la dosis habitual del fármaco.
Ya se ha hecho mención de que la aspirina y algunos
medicamentos cardiorreguladores pudieran alterar la hemostasia de manera individual, dependiendo de la susceptibilidad del individuo. Ante lesiones hemorrágicas en piel
y mucosas es prudente revisar el tipo de drogas que recibe
el paciente y los posibles efectos secundarios que produzca. Si se sospecha de una disminución en el número o
función plaquetaria, está indicado solicitar una cuenta de
plaquetas, así como tiempo de sangrado de Ivy. Esta última
prueba valora el tiempo en que se lleva a cabo la hemostasia primaria de un tejido que ha sido lesionado y que está
bajo la presión ejercida por un esfigmomanómetro (40
mmHg).
Si las cifras en el número de plaquetas son menores
a 70,000 y/o, el tiempo de sangrado es mayor a seis minutos, o ambos, no intervenir quirúrgicamente por el riesgo
de sangrado inmediato. Lo prudente es hablar con el médico tratante y pedir la sustitución del fármaco.
26 S Medicina en odontología
Consideraciones farmacológicas
Es importante tomar en consideración el tipo de medicamentos que reciben los pacientes que han sufrido infarto
del miocardio. La cantidad y tipo de fármacos empleados
por el médico van a variar según se hayan presentado o no
complicaciones cardiacas. Ya se ha hecho mención de las
interacciones que existen entre los medicamentos cardiorreguladores prescritos por el cardiólogo y los medicamentos de uso común en odontología, que deben evitarse. Se
remite al lector a la sección de consideraciones farmacológicas de este mismo capítulo, en lo referente a angina de
pecho (cuadro 2–7), ya que son similares. Además es importante mencionar el que no deben prescribirse salicilatos
u otros antiinflamatorios no esteroideos en los pacientes
que recibe heparina, porque se potencializa el efecto anticoagulante de esta última; ni dar tetraciclinas o antihistamínicos, debido a que contrarrestan el efecto de este anticoagulante.
Se debe vigilar que el descenso del paciente del sillón
dental se haga lentamente para evitar mareos o síncope,
pues varios fármacos de los empleados producen hipotensión ortostática.
En caso de requerir someter al paciente a anestesia general, discutir el manejo con el cardiólogo.
MANIFESTACIONES ORALES
Las enfermedades coronarias por sí mismas no se manifiestan en la cavidad oral; sin embargo, pueden presentarse
alteraciones relacionadas con el empleo de fármacos cardiorreguladores.
(Capítulo 2)
protésica, por tanto el clínico como el paciente deben comprometerse para lograr el diagnóstico temprano de las mismas y de su tratamiento.
Disestesias
Como puede verse en el cuadro 1–7, sobre reacciones secundarias a los medicamentos cardiovasculares las alteraciones en el gusto y percepción de los sabores pueden ser
otra complicación terapéutica frecuente, que debe ser tomada en consideración para el diagnóstico diferencial de
las alteraciones en la sensación y percepción orales.
La terapia farmacológica con inhibidores de los canales de calcio, o por nitroglicerina dérmica, pueden producir
trastornos en el sentido del gusto (disgeusia, cacogeusia).
Cambios hematológicos
En los pacientes que reciben ácido acetilsalicílico o anticoagulantes orales pueden observarse petequias palatinas
(paladar blando) o hemorragia gingival espontánea.
Cambios en encía
Entre los cambios orales sobresale el desarrollo de hiperplasia gingival por el uso de nifedipino, diltiazem y otros
bloqueadores de los canales de calcio. Estos agrandamientos pueden recidivar después del tratamiento quirúrgico y
pueden obligar a consultar con el médico para considerar
la posibilidad de sustituir el medicamento. El instaurar un
estricto protocolo higiénico será un factor de éxito en el
manejo de estas reacciones secundarias al tratamiento medicamentoso.
Otros cambios de la mucosa oral
Hiposalivación
La hiposalivación es una complicación frecuente en quienes utilizan medicamentos diuréticos y antihipertensivos,
por lo que la incidencia de caries y enfermedad periodontal
pueden ser mayores, situación que complica la extensión
y complejidad del plan de tratamiento dental. También es
más frecuente la presencia fisuras linguales y de los labios,
deshidratación de las mucosas, infecciones por. Candida
albicans, en especial debajo de prótesis removibles o totales, atrofia de epitelios y tendencia a traumatismos de la
mucosa oral. A mayor cantidad de medicamentos hiposalivatorios, mayores serán los efectos sobre dientes, periodonto y mucosas. Ya se ha mencionado la importancia de
una higiene adecuada y estricta, para lograr controlar el desarrollo de la placa bacteriana, así como el uso profesional
y casero de geles y enjuagues fluorados. De ser necesario
puede recurrirse al empleo de compuestos de metilcelulosa
para la lubricación de las mucosas; algunos sustitutos de
saliva que pueden encontrase en el mercado son: VD–Ora–
LubeR, XerolubeR, SalivartR, UnimistR (UnimedR) y
Mouth KoteR (Parnell Pharmaceuticals). Es importante
destacar el hecho de que las recidivas cariosas y periodontales pueden comprometer el éxito de una rehabilitación
Los cuadros 1–4 y 1–5 describen otras manifestaciones
orales derivadas del empleo de estos fármacos. Destacan
el desarrollo de reacciones liquenoides, las úlceras aftosas
y reacciones de alergia (figura 2–4).
Figura 2–4. Estomatitis aftosa. Reacción secundaria en
paciente que recibe captopril.
Cardiopatías coronarias 27
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3
Otros padecimientos
cardiacos
José Luis Castellanos Suárez, Laura María Díaz Guzmán, Óscar Gay Zárate
nado al máximo de éstas cámaras, antes de que se contraigan. La fase de relajación del corazón también es importante, ya que durante esta etapa se restauran los nutrientes
y el oxígeno necesarios para el funcionamiento de las células miocárdicas y los elementos de desecho son eliminados.
Cualquier alteración en la ruta del impulso eléctrico como
en el tiempo que normalmente toma, generará trastornos
del ritmo.
Arritmia es el término genérico que se emplea para un
grupo de trastornos de la conducción de los impulsos eléctricos del corazón. Cuando se presentan contracciones anormalmente rápidas de origen auricular, auriculoventriculares
o de los ventrículos, se definen como taquiarritmias, en
cambio cuando el ritmo del corazón es lento o existe un
bloqueo en la conducción, son definidas como bradiarritmias o bloqueos cardiacos.
ARRITMIA
Los problemas cardiovasculares son la causa más importante de morbilidad y mortalidad en los individuos, en especial después de los 40 años, siendo los trastornos en el
latido y ritmo cardiaco razón frecuente no sólo de muerte
súbita, sino de un gran número de alteraciones que en etapas tempranas pueden pasar desapercibidas. En razón a las
repercusiones que tienen estos problemas cardiovasculares
sobre la condición física o emotiva de los pacientes, las arritmias como concepto deben ser bien entendidas por los
odontólogos para poder proporcionar servicios y atención
adecuados a los individuos que las padecen.
El corazón actúa como una bomba en la que el funcionamiento de las cámaras debe estar perfectamente sincronizado. Éste se inicia por impulso eléctrico que se genera
más o menos cada segundo en un grupo de células musculares especializadas, el nodo sinoauricular, ubicado en las
aurículas. Una vez generado este impulso, se extiende por
las fibras musculares de las aurículas y estimula al nodo
auriculoventricular (AV), ubicado junto a la entrada de los
ventrículos; continúa por el tabique interventricular hasta
el haz de His, el cual se divide en ramas derecha e izquierda, subdividiéndose además en las fibras de Purkinje, que
se distribuyen en las paredes de los ventrículos, hasta alcanzar las fibras musculares más pequeñas. Entonces, la
diseminación del impulso eléctrico se extiende de manera
ascendente desde el vértice del corazón. Al ser independientes entre sí, las aurículas de los ventrículos, el nodo AV
es la estación común de distribución eléctrica para dichas
cámaras.
Al llegar al nodo AV el impuso eléctrico tiene un retraso de 0.2 segundos, ya que, teniendo fibras de diversos
calibres, las menores lo transmiten más lentamente, por lo
cual se retrasa la contracción ventricular y permite el lle-
TAQUIARRITMIA
Se cataloga como taquiarritmia a trastornos en los cuales
la frecuencia cardiaca es superior a 100 latidos por minuto,
sin embargo, podrían observarse frecuencias menores.
Pueden presentarse de manera paroxística gradual, ser episódicas o asociadas a infarto del miocardio o a sobredosificación por medicamentos digitálicos; en ocasiones puede
presentarse de manera recurrente, cuando existen alteraciones orgánicas irreversibles del corazón.
Por su etiología las taquiarritmias se clasifican en:
a. Primarias.
b. Secundarias al uso de fármacos, isquemia, anoxia,
traumatismo o cambios electrolíticos.
c. Debidas a cardiopatías estructurales que provoquen cambios en el impulso eléctrico del corazón.
Las taquicardias paroxísticas se manifiestan principalmente por palpitaciones de comienzo repentino, son rápidas y
29
30 Medicina en odontología
se interrumpen de manera brusca. Aun cuando se presenta
taquicardia como respuesta relacionada con la ansiedad, el
ejercicio físico, hipertiroidismo o anemia, el hecho de que la
taquicardia paroxística se interrumpa al realizar la maniobra
de Valsalva (espirar con la glotis cerrada), con tos brusca o
al provocar el vómito en el paciente, permite diferenciar las
de origen fisiológico de la taquicardia paroxística.
Mareo y síncope son manifestaciones comunes, que
se acompañan de palidez, disnea, sudoración, ansiedad y
rara vez un ataque de dolor anginoso o poliuria.
Las taquiarritmias crónicas algunas veces son asintomáticas, en otras puede acompañarse de edema pulmonar y
cardiomiopatías. Las taquiarritmias pueden clasificarse en:
a. Extrasístoles.
b. Taquiarritmia supraventricular.
c. Taquiarritmia ventricular.
Extrasístoles
Éstas son contracciones prematuras que se originan en las
aurículas, la unión auriculoventricular o los ventrículos, y
pueden o no estar asociadas a patología cardiaca. Las de
origen auricular se presentan en más de 50% de los individuos mayores de 40 años que no tienen problemas cardiacos aparentes; las de origen ventricular son también frecuentes en 40 a 75% de los individuos sanos, en quienes es
común que se presenten en algún momento del día; su incidencia se incrementa con la edad, mientras que el consumo
de café, alcohol o tabaco y el estrés, pueden precipitar su
aparición.
Taquiarritmia supraventricular
Se origina de la formación anormalmente rápida de impulsos originados por arriba del haz de His; éstos pueden ser
paroxísticos, incesantes o crónicos. La fibrilación auricular es la forma más frecuente de este grupo, estando presente en 40% de los pacientes con signos de enfermedad cardiaca. Consiste en una sucesión rápida e irregular de
impulsos auriculares (más de 350 latidos por minuto). La
incidencia aumenta con la edad, observándose hasta en el
14% de las personas mayores de 85 años. Dentro de los factores etiológicos de la fibrilación auricular destacan la cardiopatía hipertensiva, estenosis mitral, síndrome del nodo
sinusal, hipertiroidismo, calcificaciones del anillo de la
válvula mitral e ingestión de alcohol.
Taquiarritmias ventriculares
Es un conjunto de arritmias que se produce por la formación anormalmente rápida de impulsos originados en estructuras ubicadas debajo de la división del haz de His. La
taquicardia ventricular suele ser la alteración más común
de este grupo de trastornos, y se caracteriza por presentar
la sucesión de seis latidos o más de origen ventricular, además de presentarse con una frecuencia cardiaca que va de
110 a 280 latidos por minuto. Puede ser episódica o recu-
(Capítulo 3)
rrente, y generarse por problemas que van desde una isquemia aguda, hipocalcemia, hipopotasemia o intoxicación
por digitálicos o quinidina, hasta ser el resultado de afección hipertensiva, tetralogía de Fallot, prolapso de la válvula mitral, cicatriz posinfarto, entre otras.
Las fibrilaciones ventriculares se manifiestan por una
taquiarritmia rápida e irregular, de 200 a 350 latidos por
minuto, que colapsa la circulación general y origina paro
cardiaco.
BRADIARRITMIA
Trastornos de la conducción que se caracterizan por ritmo
lento debido a bloqueo del estímulo sinoauricular. Suele
tener su origen en cardiopatías cardiacas congénitas, como
tetralogía de Fallot, infarto del miocardio, uso de fármacos,
entre otras.
Pueden distinguirse diferentes cuadros, de etiología
diversa y manifestaciones variadas:
a.
b.
c.
d.
Bloqueo cardiaco.
Bradicardia por depresión del automatismo sinusal.
Síndrome del nódulo sinusal enfermo.
Paro cardiaco.
Bloqueo cardiaco
Se debe a un retraso en la conducción del impulso eléctrico
en algún sitio del corazón, sea la unión sinoauricular, las
aurículas, la unión AV o los ventrículos, lo que produce una
falta de coordinación en la contracción de las diferentes cámaras cardiacas.
Pueden generar alteraciones del ECG y manifestarse
por arritmia paroxística e incremento importante del ritmo
ante el ejercicio.
Bradicardia por depresión
del automatismo sinusal
En este cuadro el paciente muestra menos de 60 latidos por
minuto. Es posible identificarlo en individuos sanos como
los deportistas, en quienes pudieran observarse por las noches menos de 30 latidos por minuto, ya que su corazón
está adaptado a aportar grandes volúmenes de sangre bajo
condiciones de gran esfuerzo físico; también se observa en
ancianos y personas con cardiopatías de diversa índole. Al
someter al paciente a esfuerzo, se acelera el ritmo de manera progresiva y de la misma manera se desacelera al ponerlos en reposo.
Síndrome del nodo sinusal enfermo
En este trastorno un grupo de células del nodo sinusal producen una disminución de la capacidad automática de generación del impulso eléctrico. Por lo general se manifiestan
por hipoperfusión cerebral que ocasiona mareos, presíncope y síncope. Una manifestación inicial suele ser una fre-
Otros padecimientos cardiacos 31
cuencia cardiaca de 50 latidos por minuto, sin que se acelere con ejercicio, fiebre o ansiedad o después de la
administración de atropina o isoproterenol.
Paro cardiaco
Suele generarse por cardiopatía isquémica, embolia pulmonar, intoxicación por fármacos, ahogamiento o electrocución. En todos estos casos es posible la reanimación cardiopulmonar, que debe iniciarse cuando no se obtenga
pulso radial o carotídeo. El diagnóstico de los trastornos
del ritmo se establece básicamente con la ayuda del electrocardiógrafo, instrumento de uso médico que mide e imprime en un papel la dirección y magnitud de la corriente
eléctrica del corazón. La interpretación de los trazos que se
forman (electrocardiograma) es responsabilidad exclusiva
del cardiólogo o médico del paciente, y queda fuera de la
competencia profesional del odontólogo de práctica general. Se emplean también para establecer el diagnóstico, la
vigilancia del paciente con una cámara de Holter o estudios
electrofisiológicos en el laboratorio y cateterismo cardiaco.
MANEJO MÉDICO
El manejo médico de las arritmias va a depender de la causa. Algunos casos no requieren tratamiento, como sucede
en la bradicardia por depresión del automatismo sinusal
observado en deportistas; otros, como la taquicardia ventricular puede manejarse con la generación de tos vigorosa
o masaje carotídeo; sin embargo, un buen número de los
trastornos del ritmo cardiaco tiene su origen en cardiopatías congénitas o adquiridas, por lo que además de la corrección o control de la cardiopatía primaria, el empleo de
antiarrítmicos suele ser el tratamiento inicial; como puede
verse en el cuadro 3–1 entre los antiarrítmicas destacan los
bloqueadores adrenérgicos como los fármacos de primera
opción, o bien verapamil, propafenona, flecainida, sotalol
o amiodarona. Pudiera ser necesario hospitalizar al paciente para vigilar su respuesta ante los medicamentos.
Para los casos severos, que no responden a la terapia
farmacológica, puede implantarse en el paciente un marcapasos. Éste se coloca en la aurícula, los ventrículos o ambos, dependiendo del problema que origina la arritmia. En
la actualidad estos aditamentos responden ante las demandas del enfermo, cambiando la velocidad del impuso eléctrico que generan y ajustándose a las necesidades del individuo. Algunos trastornos refractarios al tratamiento
farmacológico pudieran requerir de cardioversión eléctrica (choque eléctrico sincronizado).
Ante eventos recurrentes de desfibrilación, se requiere de la implantación de un desfibrilador automático que
genera descargas que corrigen las disritmias. Estos aparatos se implantan en el miocardio y son de mayor utilidad,
ya que emplean menos energía eléctrica que los cardioversores externos.
Cuadro 3–1. Medicamentos antiarrítmicos más frecuentemente empleados
Fármaco
Mecanismo de acción sobre la
transmisión del impulso eléctrico
Bloqueadores adrenérgicos:
Propranolol, timolol, metoprolol
Disminuyen el automatismo haciendo más lentas las descargas del impulso eléctrico, disminuyen la reactividad del
miocardio y aumentan el periodo refractario (intervalo
entre latidos).
Bloqueadores de los canales de calcio: verapamil, diltiazem
Retardan la despolarización y disminuyen el automatismo,
incrementan el periodo refractario en el nodo AV
Amiodarona
Prolonga la duración del potencial de acción y el estado
refractario del corazón. Es bradicardizante y frena la conducción auriculoventricular
Flecainida
Disminuye la conducción cardiaca en todo el corazón, especialmente en el sistema His–Purkinje. Incrementa el
periodo refractario ventricular.
Propafenona*
Disminuye la velocidad de conducción, prolonga el periodo
refractario, eleva el umbral de excitación, suprime el automatismo ectópico.
Digoxina
Hace más lenta la propagación del impulso en el corazón y
la conducción del impulso en el nodo AV. Prolonga el
periodo refractario.
Lidocaína
Disminuye el automatismo y la reactividad, e incrementa el
periodo refractario.
Quinidina
Disminuye la despolarización espontánea, hace más lenta la
conducción del impulso en el corazón excepto en el nodo
AV. Disminuye la hiperexcitabilidad y el automatismo de
los focos ectópicos, prolonga el periodo refractario.
* Emplear con precaución al administrar anestésicos locales pues su efecto aditivo reduce la frecuencia cardiaca.
32 Medicina en odontología
Algunos focos ectópicos o de reentrada pueden eliminarse por diversas técnicas quirúrgicas.
Las personas con riesgo de embolia, que se observa
en quienes sufren de fibrilación auricular, suelen recibir terapia anticoagulante oral o bien ácido acetilsalicílico.
MANEJO ODONTOLÓGICO
Recomendaciones y adecuaciones
durante la consulta
En vista de que existe una gran variedad de tipos y agentes
causales de arritmia, es importante conocer el diagnóstico
y la opinión del médico sobre el curso y manejo de la arritmia, ya que algunos trastornos del ritmo, son inocuos y no
requieren tratamiento, en tanto que otros pueden poner en
peligro la vida del paciente. La historia clínica detallada es
relevante, ya que muchos de estos trastornos suelen derivar
de alteraciones cardiacas preestablecidas, como angina de
pecho o infarto del miocardio, hipertensión, cardiopatías
congénitas o reacciones farmacológicas, entre otras, de tal
manera que el odontólogo debe poner atención en el manejo
de cada una de las enfermedades sistémicas primarias o desencadenantes de la arritmia.
La toma de signos vitales en cada cita inicial es de
gran importancia, ya que a través del pulso se puede identificar a pacientes que, sin saberlo, tienen arritmia. Toda persona que muestre una frecuencia cardiaca superior a 100
o menor a 60 latidos por minuto, o que presente irregularidades en el ritmo cardiaco debe ser remitida al médico para
diagnosticar el origen de estos trastornos.
El médico debe estar preparado para enfrentar situaciones de emergencia en las que, por bradicardia, el paciente pierde el conocimiento, siendo necesario en ocasiones
dar golpes directos en la región precordial para restaurar el
ritmo cardiaco. Ante taquiarritmias suele regularse la frecuencia cardiaca provocando en el afectado un episodio de
tos fuerte, induciendo el vómito o bien dando masaje en el
seno carotídeo. Se recomienda primero dar masaje en un
lado de 10 a 20 segundos y después en el lado contrario,
pero nunca efectuar este estímulo vagal en ambos lados a
la vez. La inducción del vómito no es agradable y si se puede debe evitarse. Tampoco se recomienda ejercer presión
sobre los globos oculares, por el riesgo de producir desprendimiento de la retina. Ante ausencia de signos vitales
(paro cardiaco) deben instaurarse maniobras de resucitación cardiopulmonar y trasladar al paciente al hospital.
Los pacientes cuya arritmia sea generada por problemas valvulares de tipo orgánico deben recibir profilaxias
antimicrobiana antes de procedimientos orales que impliquen sangrado, para evitar el desarrollo de endocarditis
bacteriana. La administración de 2 g de amoxicilina por vía
oral, una hora antes del procedimiento es el esquema farmacológico indicado. Otras variantes de manejo profiláctico pueden encontrase en el Capítulo 4.
En vista de que existen diferentes tipos de marcapasos, es conveniente que cuando el paciente dental sea portador de uno de ellos, se consulte al médico para definir si
(Capítulo 3)
se tiene el riesgo de que se altere el ritmo al emplear aparatos o aditamentos que produzcan radiación electromagnética; de ser así no deben emplearse el bisturí eléctrico, el
vitalómetro o escariadores ultrasónicos. También deben
revisarse todas las conexiones y líneas de alto voltaje para
tener la certeza de que no existan fugas y que todos los aparatos hagan “tierra” de manera apropiada.
Es importante evitar las interacciones farmacológicas,
lo cual se discute en la sección de Consideraciones farmacológicas. Baste por ahora mencionar que en los pacientes
con arritmias refractarias a tratamiento farmacológico deben emplearse anestésicos locales que contengan algún vasoconstrictor no adrenérgico.
Exámenes complementarios
En la valoración de los pacientes con arritmia, previa al tratamiento dental, deben solicitarse algunas pruebas de laboratorio, entre ellas las que permiten indagar sobre la integridad de la hemostasia en pacientes que reciben terapia
anticoagulante o ácido acetilsalicílico. Para quienes reciben anticoagulantes orales es necesario solicitar un INR
que es un ajuste al tiempo de protrombina. Valores de INR
menores a 2.5 permiten llevar a cabo procedimientos sencillos que impliquen sangrado; para procedimientos quirúrgicos más complejos se recomiendan cifras de INR menores a 2. Si los valores son superiores a lo recomendado
debe solicitarse al médico tratante una disminución en la
dosis del fármaco, para volver a realizar un INR dos días
después. Si en ese lapso no se alcanzan los valores deseados, esperar un día más (protocolo de disminución de terapia anticoagulante de tres días).
En pacientes que reciben ácido acetisalicílico diariamente, como antiagregante plaquetario, pedir un tiempo de
sangrado (técnica de Ivy), que valora la hemostasia primaria. Un tiempo superior a seis minutos obliga a suspender
el medicamento por lo menos una semana antes del procedimiento quirúrgico a realizar.
El uso prolongado de antiarrítmicos puede hacer
necesario solicitar una biometría hemática, que incluya
cuenta plaquetaria (bloqueadores , flecainida y quinidina), ya que existen reportes de su influencia de estos medicamentos en el desarrollo de trombocitopenia y depleción
de las cuentas de leucocitos, lo que pudiera poner en riesgo
de trastornos de sangrado y de infección a quienes los reciben crónicamente.
Consideraciones farmacológicas
El empleo de medicamentos antiarrítmicos puede generar
una serie de reacciones secundarias indeseables, con efectos directos sobre la cavidad oral, o bien su uso obliga al
cirujano odontólogo a modificar las prescripciones farmacológicas típicas de la consulta odontológica. Es bien conocido el efecto de hiposalivación de los medicamentos
antiarrítmicos como metoprolol y timolol (bloqueadores
adrenérgicos), por lo que en estos pacientes debe establecerse un estricto control de placa dentobacteriana para evitar la aparición de lesiones cariosas nuevas o recidivantes,
o enfermedad periodontal. Por otro lado, los bloqueadores
Otros padecimientos cardiacos 33
de los canales de calcio empleados en los pacientes con
arritmia (verapamil, diltiazem) pueden generar hipotensión ortostática, por lo que es necesario poner especial
atención en el momento de incorporar al paciente del sillón
dental.
Ya se ha mencionado la necesidad de efectuar una
biometría hemática en los pacientes que reciben flecainida,
quinidina o bloqueadores ya que pudiera presentarse
riesgo de infección ante cuentas bajas de leucocitos, o de
sangrado en los que desarrollaran trombocitopenia.
Aún cuando el empleo de anestésicos locales con vasoconstrictores adrenérgicos no está contraindicado en los
pacientes con arritmia bajo control, es recomendable que
no se rebase la dosis de 0.2 mg para epinefrina (a una concentración de 1:100,000) y de 1.0 mg para levonordefrina.
(1:20,000). Esta dosis, difícil de rebasar en la práctica dental, debe ser llevada al mínimo, sugiriéndose emplear el
menor número de cartuchos posible.
En los pacientes con arritmia no controlada está contraindicado el uso de vasoconstrictores adrenérgicos debido a la inestabilidad eléctrica del corazón y la posibilidad
de producir un cuadro de arritmia. De gran riesgo es el empleo de los mismos en pacientes con arritmia refractaria a
tratamiento farmacológico; en ellos está totalmente contraindicado el empleo de vasoconstrictores adrenérgicos,
por lo que el odontólogo debe seleccionar algún otro vaso-
constrictor como la felipresina, incluida en los anestésicos
que contienen prilocaína.
Deben manejarse con precaución los anestésicos locales en pacientes que recibe propafenona, pues ambas fármacos pueden tener una actividad sinérgica y provocar en
el paciente una disminución del ritmo cardiaco. Esta es una
razón más para contraindicar el uso de anestésicos locales
sin vasoconstrictor, pues la rápida liberación del fármaco,
además de tener la capacidad de generar toxicidad y sus
complicaciones, en los pacientes receptores de propafenona interactúan como ya fue señalado. En los que reciben
bloqueadores adrenérgicos debe seleccionarse un anestésico local con vasoconstrictor no adrenérgico, por el riesgo de una crisis hipertensiva derivada de la interacción de
ambas fármacos. Cuando se requiera la prescripción de
AINE en pacientes que reciban antihipertensivos, bloquadores adrenérgicos, o bloqueadores de los canales de calcio, debe hacerse por periodos cortos para evitar que inhiban la acción de estos medicamentos y se pierda el control
sobre la presión arterial o sobre el cuadro de arritmia.
En los pacientes que reciben digoxina no deben prescribirse tetraciclinas o eritromicina, porque se incrementan
las concentraciones séricas de la digoxina.
En el cuadro 3–2 se describe un resumen de los puntos
destacados que deben tomarse en consideración para el
manejo del paciente con arritmia.
Cuadro 3–2. Manejo dental dental del paciente con arritmia
1.
Consultar con el médico sobre el tipo de arritmia y su tratamiento
2.
Está contraindicado tratar en la consulta dental a pacientes con arritmia sin diagnóstico, que hubieran abandonado el
tratamiento o que no respondan al manejo farmacológico
3.
Tomar signos vitales en cada cita. Ante cifras superiores a 20% de la presión arterial basal, irregularidades en el pulso,
frecuencia cardiaca > a 100 o < 60 latidos/minuto, suspender la consulta y remitir al paciente con el médico
4.
En caso de daño valvular o cardiopatía congénita, prescribir profilaxis antibiótica para evitar endocarditis bacteriana
5.
Identificar a los portadores de marcapaso y evitar en ellos el uso de radiación electromagnética: vitalómetro, bisturí eléctrico o escariador ultrasónico
6.
Exámenes complementarios:
a. En pacientes bajo terapia anticoagulante solicitar INR reciente. Realizar procedimientos quirúrgicos simples con
cifras < 2.5 y complejos con cifras < 2.0. Ante cifras mayores solicitar al médico la reducción del fármaco hasta alcanzar los valores deseados
b. En pacientes que reciben aspirina solicitar un tiempo de sangrado; con tiempos mayores a seis minutos, suspender
el medicamento una semana antes del procedimiento
c. En personas que reciben medicamentos con posibilidades de producir trombocitopenia o leucopenia solicitar una biometría hemática completa para valorar esta posibilidad y tomar las medidas pertinentes
7.
Evitar interacciones medicamentosas y no rebasar las dosis de anestésicos locales recomendadas. Evitar el uso de
vasoconstrictores adrenérgicos en pacientes refractarios a tratamiento farmacológico. Hacer uso siempre de anestésicos locales con vasoconstrictor
8.
Establecer un estricto control de placa dentobacteriana e incrementar las medidas de cuidados caseros (enjuagues fluorados) en pacientes que muestren hiposalivación secundaria al tratamiento farmacológico. Las citas de control después
del tratamiento deben ser más frecuentes; aplicar flúor cada cuatro meses.
9.
Cuando se requieran, hacer uso de AINE por periodo cortos
10.
Ante la posibilidad de hipotensión ortostática secundaria a fármacos, vigilar el descenso del paciente del sillón dental
11.
Ante taquiarritmias provocar el vómito, tos o dar masaje al seno carotídeo. En caso de bradiarritmias con pérdida de
la conciencia pudiera ser necesario dar un golpe precordial. De presentarse paro cardiaco iniciar reanimación cardiopulmonar
34 Medicina en odontología
MANIFESTACIONES ORALES
No existen propiamente manifestaciones de arritmia en la
cavidad oral; sin embargo, tal como sucede en otro tipo de
enfermedades cardiovasculares, los fármacos para el control de este trastorno pueden producir algún tipo de lesión
o alteración.
Ya se ha discutido el efecto de hiposalivación que tienen los bloqueadores adrenérgicos como los diuréticos,
y su repercusión sobre el desarrollo de caries y de enfermedad periodontal. La falta de saliva es un factor que debe
tomarse en cuenta en el momento de decidir sobre la extensión de un plan de tratamiento bucal, por lo que se recomienda vigilar de manera estrecha a los pacientes, buscando como objetivo principal lograr un adecuado control
de la placa bacteriana, en especial cuando son dos o más los
fármacos que ingiere y que reducen la producción del flujo
salival.
Medicamentos como la flecainida, quinidina y bloqueadores pueden provocar cuentas bajas de plaquetas y
traducirse esto en lesiones petequiales y tendencia a hemorragia. Inhibidores de los canales de calcio y digoxina quizá provoquen trastornos del gusto o sabor amargo constante. En el cuadro 1–5 se muestran algunos otros trastornos
que pueden presentarse en la boca de los pacientes que reciben reguladores cardiovasculares.
INSUFICIENCIA CARDIACA
CONGESTIVA
Se habla de insuficiencia cardiaca congestiva cuando el
corazón es incapaz de proporcionar a los tejidos el volumen de sangre que requieren, aun cuando el retorno venoso
sea normal. Sin embargo el concepto de insuficiencia cardiaca congestiva es más amplio, ya que el corazón puede
volverse incapaz de proporcionar el oxígeno y los nutrientes que el organismo requiere, por razones extracardiacas,
como en la anemia, en la que a pesar de que el corazón
muestra un gasto cardiaco superior a lo normal, los tejidos
sufren diferentes grados de hipoxia, o en condiciones
como la tirotoxicosis, trastorno en el que ante un exceso de
tiroxina la demanda nutrimental se incrementa, ocasionando que el corazón sea incapaz de proporcionar suficiente
aporte sanguíneo.
FISIOPATOLOGÍA DE LA INSUFICIENCIA
CARDIACA CONGESTIVA
La insuficiencia cardiaca congestiva suele ser el resultado
de la evolución natural de todas las enfermedades cardiacas que no son tratadas o que lo son de manera deficiente.
Se observa en las cardiopatías cardiacas congénitas, en las
(Capítulo 3)
que defectos septales auriculares o ventriculares permiten
el paso de la sangre del lado derecho hacia las cámaras izquierdas o viceversa; en el primer caso se produce cianosis
temprana debido a que la circulación general lleva sangre
oxigenada mezclada con no oxigenada. Cuando los defectos cardiacos congénitos corresponden a cortocircuitos de
izquierda a derecha, la sangre se regresa al lado derecho del
corazón a través de defectos o comunicaciones y produce
saturación del circuito pulmonar, que deriva en edema pulmonar y un menor gasto cardiaco (insuficiencia cardiaca
congestiva). En otras ocasiones el defecto básico radica en
el propio corazón, cuando por trastornos secundarios a hipertensión arterial, infarto del miocardio, alteraciones valvulares en las que estas estructuras no se cierran de manera
efectiva o no se abren en su totalidad, enfermedades propias del miocardio (miocarditis) o del pericardio (pericarditis), trastornos del ritmo, etc., el corazón deja de funcionar eficientemente como una bomba.
En algunos casos la insuficiencia cardiaca congestiva
se inicia en el lado izquierdo del corazón (insuficiencia
cardiaca izquierda), siendo la hipertensión arterial, las cardiopatías coronarias o las alteraciones de la válvula mitral
o aórtica, los factores causales más importantes. Como mecanismo de compensación de la insuficiencia cardiaca izquierda el ventrículo izquierdo se hipertrofia y aumenta su
fuerza de contracción; sin embargo, más tarde o más temprano el crecimiento cardiaco no será suficiente para contrarrestar la insuficiencia, especialmente por el hecho de
que se produce para dicho crecimiento un tipo de proteína
anómala llamada de la insuficiencia cardiaca; también
influye que no se produce un incremento en el número de
los vasos sanguíneos que debieran proporcionar nutrientes
a esta nueva masa muscular, conforme aumenta el tamaño
del corazón, desarrollándose por ello una fibrosis. La incapacidad para expulsar el volumen sanguíneo que recibe,
genera un rezago que deriva en incremento de la presión de
la aurícula izquierda, hipertensión del circuito pulmonar y
edema pulmonar. Este se manifiesta como tos, a veces sanguinolenta, disnea y ortopnea, anorexia, debilidad y extremidades frías, entre otras manifestaciones. La inadecuada
perfusión sanguínea renal produce la liberación de renina,
sustancia que actúa transformando la angiotensina I (sustancia inactiva que se encuentra en la sangre) en angiotensina II; ésta a su vez actúa sobre la corteza suprarrenal para
la liberación de aldosterona. Esta hormona produce retención de sodio a nivel renal y como consecuencia de ello, retención de agua: la hipervolemia resultante, complica aún
más el cuadro de la insuficiencia cardiaca congestiva. Ante
situaciones de hipoxia, el riñón produce también, como
mecanismo compensador, eritropoyetina, hormona que induce a la médula ósea para la liberación de eritrocitos a la
circulación sanguínea, generándose policitemia secundaria. Ambos fenómenos, la retención de agua y la liberación
de eritrocitos representan una carga adicional para el corazón y ponen al paciente en riesgo de desarrollar fenómenos
tromboembólicos ocasionados por éstasis sanguínea y la
mayor cantidad de células circulantes.
En otros casos la sobrecarga afecta el lado derecho del
corazón, definiéndose entonces como insuficiencia cardiaca derecha. Esta última se presenta casi siempre como consecuencia directa de una insuficiencia del lado izquierdo o
Otros padecimientos cardiacos 35
bien debido a defectos cardiacos congénitos en los que se
presentan cortocircuitos de izquierda a derecha, alteraciones de la válvula tricúspide o pulmonar. Si el trastorno no
es controlado, los pacientes tienden a desarrollar por presión retrógrada, congestión del circuito portal, desarrollándose hepatomegalia, esplenomegalia y congestión de las
venas esofágicas (varices esofágicas).
Las repercusiones sobre el hígado pueden ser graves,
siendo frecuente un cuadro de cirrosis hepática con todas
las complicaciones metabólicas, circulatorias y del sistema
de coagulación que ello implica (capítulo sobre Enfermedades hepáticas). Los pacientes muestran también distención de las venas del cuello y de las extremidades inferiores. A la larga, la evolución natural de este trastorno del
lado derecho en su origen, termina complicando también
al lado izquierdo.
En general el estado de la afección cardiaca de un paciente puede clasificarse como:
1.
2.
3.
4.
Sin daño o normal.
Ligeramente dañado.
Moderadamente dañado.
Muy dañado.
El pronóstico de la enfermedad cardiaca se clasifica como
sigue:
a.
b.
c.
d.
Bueno.
Bueno con tratamiento.
Regular con tratamiento.
Reservado a pesar de la terapéutica.
Es importante tener en consideración esta clasificación
para tomar las decisiones correctas respecto al paciente en
la consulta dental.
Tratamiento médico
En el tratamiento de la insuficiencia cardiaca pueden incluirse fármacos digitálicos que mejoren la contracción del
miocardio, incrementen el gasto cardiaco (efecto inotrópico positivo) y produzcan un latido cardiaco más lento
(efecto cronotrópico negativo).
Esto se traduce en una mayor cantidad de sangre enviada a la circulación general, así como una relajación más
prolongada del músculo cardiaco, todo lo cual genera una
mejor oxigenación del miocardio. Se utilizan también diuréticos para disminuir el volumen circulatorio, tales como
furosemida, espironolactona, clortalidona y clorotiacidas,
así como vasodilatadores que reduzcan el retorno venoso
hacia el corazón o bien contribuyan a disminuir la resistencia contra la que deba bombear la sangre el corazón. En este
último grupo se encuentran la hidralacina, diazóxido, minoxidil y nitratos. Es común el empleo de anticoagulantes orales para evitar complicaciones tromboembólicas, antihipertensivos y suplementos de potasio, entre otros. Se debe
seguir un régimen dietético para mantener al paciente en su
peso ideal, así como limitar la ingesta de sal para evitar la
retención de líquidos.
MANEJO DENTAL DEL PACIENTE CON
INSUFICIENCIA CARDIACA CONGESTIVA
Recomendaciones y adecuaciones
durante la consulta
Se solicitará información detallada al médico sobre el
estado de salud actual del paciente con insuficiencia cardiaca congestiva, o se indicará consulta médica cuando la
condición clínica así lo haga sospechar. Entre los signos y
síntomas que sugieren insuficiencia cardiaca congestiva
destacan para su aclaración, edema en miembros inferiores, extremidades frías, cianóticas o húmedas, dificultad
para respirar, agitación ante pequeños esfuerzos, ansiedad,
tos, etc. El cardiólogo podrá indicar el estado actual y las
expectativas de vida del paciente. Siempre debe descartarse insuficiencia cardiaca congestiva en pacientes con
hipertensión arterial, cardiopatías coronarias, antecedentes de un infarto, arritmia, enfermedad cardiaca congénita,
fiebre reumática, prótesis valvular, etc., con la finalidad de
tomar las medidas de control pertinentes para su manejo en
la consulta dental.
Tomando en consideración la clasificación del daño
cardiaco, señalada por la American Heart Association, en
pacientes sin daño cardiaco o con daños leves (clase 1 y 2),
o bien controlados tanto de su problema cardiovascular
primario como de insuficiencia cardiaca congestiva, el
plan de tratamiento dental puede ser llevado, si así se requiere, hasta la sofisticación. En pacientes con afección
cardiaca 3 y 4 (moderadamente dañados, o muy dañados),
con mal pronóstico o no controlados, debe posponerse el
tratamiento hasta que mejore la condición cardiovascular,
limitando la consulta a tratar las urgencias con base en la
prescripción de medicamentos. Los pacientes que sufren
edema pulmonar requieren en la consulta de una posición
de trabajo modificada (sentados), ya que si se colocan en
posición supina pueden tener dificultad para respirar.
En todos los casos debe tomarse la presión arterial y
el pulso en cada cita. La consulta debe suspenderse y remitirse al paciente con el médico ante:
a. Cifras de presión arterial superiores a 20% de las
cifras base.
b. Irregularidades en el pulso.
c. Taquicardia o bradicardia.
Cada una de las enfermedades primarias debe abordarse de
manera individual y deben planearse las actividades específicas que compensen los problemas sistémicos que se
enfrentan. En los primeros capítulos de esta obra, sobre hipertensión arterial, cardiopatías coronarias, arritmia y profilaxis antimicrobiana se describen los pormenores en el
manejo dental. Se remite al lector a estos apartados sobre
enfermedades cardiovasculares y su influencia en el tratamiento dental de los pacientes que las sufren.
Es importante observar la necesidad de proveer de
profilaxis antimicrobiana al paciente que sufre daño valvular secundario a fiebre reumática o lupus eritematoso, a los
portadores de prótesis valvular o a los que presentan enfermedad cardiaca congénita, para evitar el desarrollo de en-
36 Medicina en odontología
docarditis bacteriana. El esquema típico sugiere la administración de 2 g de amoxicilina por vía oral, como dosis
única, una hora antes de realizar procedimientos que impliquen sangrado. Otras variantes en el esquema pueden encontrarse en el Capítulo 4.
Debe evitarse en lo posible, someter a estos pacientes
a procedimientos bajo anestesia general, dada la mala irrigación que sufren los órganos y tejidos, la cual puede comprometerse aún más bajo este procedimiento. En todo caso
es preferible el empleo de anestésicos locales.
Lo ideal es atender a los pacientes en las primeras
citas de la tarde; las estadísticas señalan que los problemas
derivados de isquemia cardiaca, como infarto del miocardio o angina de pecho, así como las crisis hipertensivas
suelen presentarse más frecuentemente por las mañanas.
El odontólogo debe procurar ser eficientes en los objetivos
señalados desde un principio en su plan de tratamiento, y
evitar tanto citas muy cortas y repetitivas, como sesiones
prolongadas y cansadas. En cuanto se adviertan señales de
agotamiento, es prudente dar por terminada la consulta.
Exámenes complementarios
Los pacientes con insuficiencia cardiaca congestiva pueden
requerir de diversas pruebas de laboratorio. La biometría
hemática completa puede dar información valiosa en quienes han desarrollado policitemia secundaria, en cuyo caso el
hematócrito se verá incrementado por arriba de 43%, con el
riesgo también incrementado del desarrollo de tromboembolia. Algunos pacientes reciben terapia anticoagulante para
evitar trombosis y embolia, por lo que en ellos deberá solicitarse un INR reciente, que permita valorar el grado de anticoagulación desarrollado por la persona. El INR es un ajuste
que se hace al tiempo de protrombina, debe solicitarse cuando vayan a llevarse a cabo actividades quirúrgicas o que
impliquen sangrado, y aún cuando vaya a realizarse la administración de anestésicos locales en ramas nerviosas importantes, dado el riesgo de desarrollar hemorragias y hematomas importantes. Ante resultados > 3 (como el observado en
quienes son portadores de prótesis valvulares), debe pedirse
al médico que reduzca la dosis buscando cifras menores a
2.5 para procedimientos quirúrgicos simples, o menores a 2
para actividades más complejas. Una vez realizado el evento
quirúrgico el paciente debe regresar a su dosis original de
cumarínicos. En los consumidores crónicos de ácido acetilsalicílico (con frecuencia sucede en los pacientes con enfermedades cardiovasculares), puede optarse por eliminar el
medicamento una semana antes o bien solicitar un tiempo de
sangrado de Ivy que valora la hemostasia primaria, en este
caso la capacidad funcional de las plaquetas, inhibida por la
aspirina. Tiempos mayores a seis minutos en esta prueba
obligan a la eliminación del medicamento.
Consideraciones farmacológicas
En los pacientes con insuficiencia cardiaca congestiva
debe ponerse especial cuidado en el manejo de medicamentos, ya que suelen ser personas que reciben diversos
fármacos para el control de la enfermedad causante de la
(Capítulo 3)
insuficiencia cardiaca congestiva, además de los que mejoran la capacidad funcional del corazón. Por esta razón debe
descartarse la posibilidad de producir interacciones farmacológicas entre los medicamentos prescritos por el médico
y los de uso en la consulta dental. En todos los casos deben
emplearse anestésicos locales con vasoconstrictor, ya que
el uso de anestésicos simples, sin un vasoconstrictor que
regule la eliminación de este fármaco, pudiera ocasionar
toxicidad sobre el sistema cardiovascular y nervioso. Debe
actuarse con cautela en cuanto a la cantidad de cartuchos
empleados, procurando que no rebase la dosis total recomendada para pacientes con enfermedades del corazón.
Dicha dosis máxima de 0.2 mg para epinefrina y 1.0 mg
para levonordefrina debe llevarse al límite inferior, en
especial cuando se manejan paciente con poco control sobre la enfermedad (clase 3 y 4). Es importante recordar que
deben evitarse los vasoconstrictores adrenérgicos en pacientes que reciben bloqueadores , los que han sufrido un
infarto recientemente, los hipertensos, los que sufren arritmia o cardiopatías coronarias y no están bajo control médico o en quienes sufren arritmia y no responden al tratamiento farmacológico. En ellos puede seleccionarse
prilocaína con felipresina como vasoconstrictor.
Otra interacción importante a descartar es la que generan el empleo de AINE en los pacientes que reciben antihipertensivos, bloqueadores e inhibidores de los canales
de calcio. Los antiinflamatorios no esteroideos inhiben la
acción de este grupo de fármacos, pudiendo descompensarse el paciente que ya tiene la presión arterial bajo control; por esta razón su prescripción debe limitarse a periodos cortos de tiempo.
En el cuadro 3–3 se resume el manejo que debe darse
en la consulta dental, al paciente con ICC. Para mayor información sobre interacciones se refiere al lector a los cuadros 1–7, 2–7, 2–8 y 3–1.
MANIFESTACIONES BUCALES DE
INSUFICIENCIA CARDIACA CONGESTIVA
En la cavidad bucal pueden observarse indicios de insuficiencia cardiaca congestiva; entre ellos destaca la cianosis
de labios, piel y mucosas, especialmente en los pacientes
que cursan con cardiopatías congénitas y cortocircuitos de
derecha a izquierda. En los pacientes con afección severa
pudiera advertirse pulsación de la venas del cuello. Del
empleo de medicamentos se derivan la mayoría de las alteraciones que pueden observarse en la cavidad bucal.
Medicamentos como nifedipino y algunos otros bloqueadores de los canales de calcio pueden producir agrandamientos gingivales. Algunos otros antihipertensivos pudieran ser responsables de la aparición de úlceras, edema
angioneurótico, reacciones liquenoides, pénfigo, eritema
multiforme, petequias, etc. Se remite al lector al cuadro 1–5.
La hiposalivación y su influencia sobre la cavidad
oral merecen mención especial. Es una reacción común a
muchos fármacos, sobre todo a diuréticos y antihipertensivos. Entre mayor sea el número de fármacos hiposalivatorios mayor será la tendencia al desarrollo de lesiones cariosas y periodontales. La falta de saliva y de IgA condicionan
también el desarrollo de infecciones por Candida y de pro-
Otros padecimientos cardiacos 37
Cuadro 3–3. Manejo dental del paciente con insuficiencia
cardiaca congestiva en el consultorio dental
1.
Consultar con el médico sobre el problema cardiovascular subyacente, su origen, evolución, control, tratamiento y pronóstico
2.
Está contraindicado tratar en la consulta dental a pacientes con insuficiencia cardiaca congestiva sin diagnóstico, que
hubieran abandonado el tratamiento, que no respondan al manejo farmacológico o que tengan un mal pronóstico (etapas 3 y 4). Aquellos pacientes con buen pronóstico pueden recibir cualquier tratamiento médico
3.
Diseñar para cada paciente actividades previas al tratamiento dental que compensen los trastornos cardiovasculares
presentes
4.
Tomar signos vitales en cada cita. Ante cifras superiores a 20% de la presión arterial basal, irregularidades en el pulso,
frecuencia cardiaca > 100 o < 60 latidos/minuto, suspender la consulta y remitir al paciente con el médico.
5.
En caso de daño valvular o cardiopatía congénita, prescribir profilaxis antimicrobiana para evitar endocarditis bacteriana.
6.
Exámenes complementarios:
6.1 En pacientes bajo terapia anticoagulante solicitar un INR. Realizar procedimientos quirúrgicos simples con cifras
< 2.5 y complejos con cifras < 2.0. Ante cifras mayores solicitar al médico la reducción del fármaco hasta alcanzar
los valores deseados
6.2 En pacientes que reciben aspirina solicitar un tiempo de sangrado; con tiempos mayores a 6 minutos, suspender
el medicamento una semana antes del procedimiento
6.3 En quienes reciban medicamentos con posibilidades de producir trombocitopenia o leucopenia solicitar una biometría hemática completa para valorar esta posibilidad y tomar las medidas pertinentes
7.
Evitar interacciones farmacológicas y no rebasar las dosis de vasoconstrictores adrenérgicos recomendadas (0.2 mg
de epinefrina y 1.0 mg de levonordefrina). Hacer uso siempre de anestésicos locales con vasoconstrictor
8.
Establecer un estricto control de placa dentobacteriana e incrementar las medidas de cuidados caseros (enjuagues fluorados) y profesionales en pacientes que muestren hiposalivación secundaria al tratamiento farmacológico. Las citas de
control después del tratamiento deberán ser más frecuentes; aplicar flúor cada cuatro meses.
9.
10.
La prescripción de AINE debe hacerse por periodo cortos
Ante la posibilidad de hipotensión ortostática secundaria a fármacos, vigilar el descenso del paciente del sillón dental
cesos infecciosos en las glándulas salivales mayores. Ya se
ha mencionado en otros capítulos los problemas que la falta de humedad generan en la adaptación de las personas al
uso de prótesis removibles parciales y totales. Debe tomarse en cuenta la posibilidad de fracaso en restauraciones
extensas o rehabilitaciones complejas, por lo que en estos
pacientes el diseño del plan de tratamiento debe ser muy
puntual sobre los objetivos buscados. El uso casero de
flúor en enjuagues, las aplicaciones profesionales de este
elemento y las citas de control frecuentes, por lo menos cuatro veces al año, será de enorme beneficio (Capítulo 17).
Ante pacientes con alteraciones en la percepción de
los sabores o la presencia constante de sabor desagradable
debe investigarse el tipo de fármacos que se consumen,
pues algunas de ellas como diltiazem, nifedipino, captopril, enalapril o espironolactona pudieran ser responsables
en este tipo de trastornos.
giones en desarrollo aún presentan este tipo de enfermedad
que puede causar daños cardiacos.
ETIOLOGÍA Y PATOGENIA
La fiebre reumática es una enfermedad aguda recurrente y
crónica que se desarrolla en el tejido conectivo de algunos
individuos posiblemente debido a un mecanismo de inmunidad cruzada. Este proceso es desencadenado por una infección del estreptococo b hemolítico del grupo A, que
comúnmente se presenta en amígdalas, faringe o vías respiratorias altas. La respuesta defensiva que se implementa
es contra la presencia del microorganismo y posiblemente
por reacción cruzada afecta el tejido conectivo de diversas
áreas y órganos como tejido subcutáneo, pulmones, riñones, sistema nervioso, ojos, articulaciones y tejido cardiaco. Todas las lesiones pueden desaparecer al controlarse la
enfermedad, excepto las producidas en el corazón.
FIEBRE REUMÁTICA
MANIFESTACIONES CLÍNICAS
En los países desarrollados esta enfermedad ya no es problema de salud pública; sin embargo, muchos niños de re-
Los síntomas extracardiacos son poliartritis migratoria
(que involucra articulaciones mayores) flogosis, dolor,
edema, nódulos subcutáneos en muñecas y tobillos, lesio-
38 S Medicina en odontología
nes pulmonares y renales, erupción cutánea eritematosa y
corea (movimientos involuntarios). Puede observarse apatía acompañante y fiebre de 38 a 39 _C. La enfermedad
puede aparecer de 1 a 3 semanas después de haberse sufrido una infección estreptocócica en forma de amigdalitis o
faringitis. La fiebre reumática es una enfermedad de la infancia que se presenta entre los 6 y 16 años, sin que estén
exentas de padecerla personas mayores.
En el corazón la enfermedad provoca un proceso agudo inflamatorio, exudativo y proliferativo del pericardio,
miocardio, endocardio y del tejido nervioso que conduce la
estimulación miocárdica. Durante los ataques agudos y recurrentes, aumenta el título de anticuerpos, particularmente
de las antiestreptolisinas O. Se ha demostrado que las inmunoglobulinas del enfermo tienen afinidad por el tejido
cardiaco (sarcolema de las fibrillas del miocardio). Se han
observado lesiones cardiacas permanentes de 25 a 50% de
los pacientes afectados por fiebre reumática, siendo las secuelas más comunes las lesiones valvulares. La válvula
afectada con más frecuencia es la mitral (97%), presentado
una alteración cicatrizal tanto de las valvas y cuerdas tendinosas, como del anillo valvular y músculos de los pilares;
la aórtica es la segunda válvula afectada en menos de 40%
de los casos.
La lesión específica de la válvula mitral es una estenosis que conduce a un soplo orgánico e insuficiencia cardiaca congestiva de grado variable. Las lesiones valvulares
pueden predisponer al desarrollo de endocarditis infecciosa. En los ataques agudos y recurrencias, las pruebas de laboratorio muestran un aumento marcado de las antiestreptolisinas, superior de 200 a 300 unidades Todd, que es lo
normal en niños sanos. Se observa habitualmente una leucocitosis e incremento de la velocidad de sedimentación
globular.
MANEJO MÉDICO
El manejo médico tiene dos objetivos principales. El primero es curar el ataque agudo lo más pronto y eficientemente posible, ya que ataques de fiebre reumática prolongados de 5 a 6 meses aumentan la posibilidad de causar
daño cardiaco permanente. El segundo involucra el manejar la enfermedad de manera profiláctica para evitar su recurrencia, con ello las molestias y complicaciones clínicas
a que la fiebre reumática expone al paciente y aminorar las
posibilidades de causar carditis reumática.
El manejo curativo implica el uso preferente de penicilina procaínica durante 10 días aplicada intramuscularmente (600,000 U) o el uso de penicilina benzatínica
(1.200,000 U), intramuscular en aplicación única. Los
analgésicos y antinflamatorios esteroideos y no esteroideos son útiles como adyuvantes sintomatológicos. Durante la parte más aguda de la enfermedad siempre es indicado el reposo absoluto. El manejo profiláctico se realiza
aplicando mensualmente 1.200,000 U de penicilina benzatínica vía intramuscular por lo menos cinco años después
del último ataque agudo. El periodo puede aumentar significativamente hasta la edad adulta si fueran observadas secuelas de carditis.
(Capítulo 3)
MANEJO ODONTOLÓGICO
Recomendaciones y adecuaciones
durante la consulta
En la mente del profesionista pudiera ser tentadora la idea
de relacionar fiebre reumática con profilaxis antimicrobiana. Esto no es adecuado por las siguientes razones:
S Sólo los pacientes con secuelas de carditis, con riesgo de desarrollar endocarditis infecciosa, como son
la presencia de soplo, requieren cobertura antibiótica. Un paciente con historia de haber sufrido solamente signos extracardiacos de fiebre reumática,
estará exento del uso de antimicrobianos profilácticos.
S El uso indiscriminado de antibióticos expone al
paciente a la creación de resistencia bacteriana y
sensibilidad inmunológica (anafilaxia), por lo que
sólo le deben ser reservados los antibióticos para
casos necesarios.
S No todos los procedimientos dentales causan la
misma carga bacterémica. Por lo que aún en pacientes sensibles a endocarditis infecciosa puede
ser omitido el uso de profilaxis antimicrobiana,
dependiendo de la acción dental a ser realizada.
S Existen métodos no antibióticos para la prevención de endocarditis infecciosa.
S Se debe tener y demostrar dominio de los esquemas de manejo vigentes para la prevención de esta
enfermedad.
S Aumento innecesario de costos de tratamiento.
S Sólo se aplicará profilaxis antimicrobiana a:
1. Sujetos que habiendo sufrido carditis reumática conservarán daño valvular, caracterizado
por soplo orgánico.
2. Pacientes con historia de endocarditis infecciosa.
3. Pacientes con prótesis valvular.
Una vez identificado al sujeto con antecedentes de fiebre
reumática sensible a endocarditis infecciosa, se debe identificar la capacidad funcional cardiaca pues como ya ha
sido indicado son propensos a desarrollar insuficiencia
(véase primera sección de este capítulo), para lo que es indispensable establecer contacto con su médico tratante. De
ahí se derivaran las modalidades especificas de manejo dental
en un paciente en particular. La selección antibiótica, etapas
y duración de aplicación, procedimientos dentales que la
requieran y la combinación con otros métodos de prevención de endocarditis infecciosa, dependerán exclusivamente de cirujano dentista.
En el Capítulo 4 de este texto se hace un análisis detallado sobre el uso de profilaxis antimicrobiana en odontología, particularmente la sección de endocarditis infecciosa para los casos de carditis por fiebre reumática.
Exámenes complementarios
Médicamente la determinación de antiestreptolisinas O y
los cultivos microbianos son los más usuales para confirmar
Otros padecimientos cardiacos 39
un diagnostico de la fiebre reumática, aunque el diagnóstico
de esta enfermedad es primordialmente clínico. Los cultivos
negativos repetidos son la base para determinar la curación
de la enfermedad, más que la disminución de los títulos de
antiestreptolisinas.
En casos de duda sobre persistencia de soplos orgánicos, la interconsulta con el médico o cardiólogo, para la
que la presencia de un soplo sea descartada es útil, ya que
en su ausencia el manejo dental será más simple con menor
supervisión, no se hará uso irracional de la terapia con antibióticos y no se afectarán los costos de tratamiento.
Consideraciones farmacológicas
Si el paciente está bajo terapia de tratamiento para fiebre
reumática con o sin daño valvular, no debe confundirse con
la prescripción antibiótica que se realiza para alcanzar
coberturas antimicrobianas seguras.
El uso de penicilina procaínica diaria o penicilina
benzatínica mensual, no ofrecen los valores antimicrobianos séricos para garantizar las intenciones preventivas
contra endocarditis infecciosa.
En los casos en que esté indicado la prescripción de
profilaxis antibiótica, esta deberá aplicarse según protocolos establecidos (Capítulo 4), además de la quimioterapia
que se empleé para la atención de fiebre reumática.
El manejo odontológico de la fiebre reumática se
resume en el cuadro 3–4.
MANIFESTACIONES BUCALES
La fiebre reumática misma, no tiene como órganos blanco
las estructuras bucales. Las amigdalitis y faringitis inductores de fiebre reumática, mostrarán enrojecimiento de dichas
áreas. Las amígdalas pueden mostrar acúmulos caseosos,
mezcla de secreciones, restos alimentarios y bacterias.
Pueden observarse petequias en el paladar, por atrapamiento vascular de complejos inmunes circulantes, que
producen su ruptura y exposición sanguínea, en los casos
de un ataque agudo de endocarditis infecciosa.
CARDIOPATÍAS CONGÉNITAS
Este tipo de problema cardiaco involucra alteraciones en
las estructuras septales, valvulares y de los grandes vasos
que entran o salen del corazón. Su etiología es variada al
igual que sus repercusiones y manifestaciones clínicas.
Las hay graves que son incompatibles con la vida al nacer,
otras limitan la vida seriamente en su calidad y duración,
un tercer grupo permite a los que las padecen, vivir de una
forma casi normal, otras desaparecen durante el crecimiento del individuo, lo que le permite desarrollarse con normalidad. La mayor parte de ellas, en la actualidad, pueden ser
corregidas quirúrgicamente, lo que implica que la prontitud con que se realice el tratamiento marcará el pronóstico
de la enfermedad.
MANIFESTACIONES CLÍNICAS
Y MANEJO MÉDICO
En el cuadro 3–5 son presentadas algunas características clínicas prominentes de algunas alteraciones congénitas cardiacas de interés dental, que por su evolución discreta o manejo quirúrgico, pueden presentarse en la niñez y vida
adulta. Se hacen señalamientos sobre la necesidad del uso
de coberturas profilácticas antimicrobianas para evitar
endocarditis o endarteritis infecciosas.
Cuadro 3–4. Manejo dental del paciente con fiebre reumática en el consultorio dental
1. Determinar la existencia de soplos orgánicos. Si fuera necesario, consultar con el médico para que indique si existe o
no daño valvular, carditis reumática crónica, insuficiencia cardiaca congestiva, antecedentes de endocarditis infecciosa
(fiebre reumática) o sus complicaciones, así como la evolución, control, tratamiento y pronóstico
2. Todo paciente con historia de fiebre reumática sin daño valvular puede ser tratado como sano. Vigilar que hubiera
seguido un esquema profiláctico para fiebre reumática en dosis y tiempo adecuados
3. Los pacientes con daño valvular, portadores de prótesis valvulares o con antecedentes de endocarditis infecciosa
deben recibir profilaxis antimicrobiana para endocarditis infecciosa, antes de recibir tratamiento dental que implique
sangrado (Capítulo 4). La profilaxis antimicrobiana para fiebre reumática no es adecuada para evitar endocarditis infecciosa
4. En pacientes bajo terapia anticoagulante solicitar un INR. Realizar procedimientos quirúrgicos simples con cifras < 2.5
y complejos con cifras < 2.0. Ante cifras mayores solicitar al médico la reducción del fármaco hasta alcanzar los valores deseados
5. Evitar interacciones farmacológicas. En pacientes con insuficiencia cardiaca congestiva no rebasar las dosis de vasoconstrictores adrenérgicos recomendadas (0.2 mg de epinefrina y 1.0 mg de levonordefrina). Hacer uso siempre de
anestésicos locales con vasoconstrictor.
6. Los pacientes que cursen con cuadros repetitivos de amigdalitis o faringitis deben ser remitidos al médico para que
reciban tratamiento.
40 Medicina en odontología
(Capítulo 3)
Cuadro 3–5. Cardiopatías congénitas
Cardiopatía congénita
Manifestaciones clínicas
Manejo médico
Comunicación
interventricular
Solución de continuidad entre los dos ventrículos.
Cardiopatía congénita más frecuente. Puede cerrar
espontáneamente antes de los tres años. Los adultos son asintomáticos por cierre espontáneo, cirugía o por el pequeño tamaño de la lesión. Se puede
observar insuficiencia cardiaca leve
Es preferible el cierre quirúrgico, ya que el
cierre espontáneo es impredecible (40
a 50% de los casos). Debe vigilarse la
aparición de insuficiencia cardiaca en
los casos no quirúrgicos. La comunicación intraventricular persistente, representa un riesgo moderado para el desarrollo de endocarditis infecciosa
Comunicación
interauricular
Solución de continuidad entre las dos aurículas. Es la
cardiopatía congénita más benigna, lo que la hace
la más observable entre los adultos. La sangre fluye
de derecha a izquierda (cortocircuito). Puede observarse en casos graves aumento de la presión
pulmonar (orificio de 3 a 4 cm). En casos antiguos
puede observarse una fibrilación que produce arritmia. Es detectable por un soplo leve en foco pulmonar. El paciente puede llegar asintomático hasta el
cuarto decenio. Los enfermos con fibrilación auricular (arritmia), pueden estar recibiendo anticoagulantes
El mejor tratamiento es el cierre quirúrgico
temprano. En la edad adulta puede no
prevenir la arritmia. Cobertura antibiótica en casos de endocarditis infecciosa
previa
Persistencia del conducto arterioso
No es una malformación sino la persistencia de una
comunicación de la arteria pulmonar con la aorta,
necesaria durante la vida uterina. Debería cerrarse
durante las primeras horas de vida. Sólo los casos
graves (amplia comunicación), se presentan en la
vida neonatal, los restantes pueden permanecer
asintomáticos. Se les detecta accidentalmente por
la aparición de endocarditis infecciosa
La ligadura quirúrgica temprana es un procedimiento de alto pronóstico clínico.
Endocarditis infecciosa: riesgo bajo
Estenosis aórtica
Reducción del orificio valvular. Presencia de válvulas
unicúspides o bicúspides (en lugar de tricúspides).
Produce una sobrecarga del ventrículo izquierdo, lo
que lo lleva a hipertrofia secundaria e insuficiencia
cardiaca y angina ulteriores. De manera diagnóstica se observan alteraciones en el pulso carotídeo,
soplos sistólicos y episodios de síncope
Ya que la muerte súbita en niños y adultos
ronda en esta alteración, el manejo quirúrgico se debe instaurar a los primeros
síntomas. En niños procede la comisurotomía con reemplazo valvular posterior;
en adultos sólo el reemplazo valvular.
Casos persistentes: deben vigilarse signos de insuficiencia cardiaca y angina;
presentan riesgo moderado de endocarditis infecciosa
Estenosis pulmonar
El orificio disminuido de la válvula pulmonar interfiere
con el vaciamiento del ventrículo derecho, el cual
sufre hipertrofia. Es poco frecuente y generalmente
se presenta con otras malformaciones cardiacas.
Los casos leves pueden ser asintomáticos por
varios años, mostrando tardíamente disnea, angina y síncope. Se detecta por un soplo sistólico en
el foco pulmonar, frecuentemente acompañado de
frémito precordial
La valvuloplastia por medio de catéteres
insuflables, parece ser una opción adecuada, ofreciendo varias ventajas sobre
la valvulotomía quirúrgica
Coartación de la aorta
Estrechez o pérdida total del vaso. Habitualmente se
localiza en el trayecto subclavio de la aorta. Más de
25% de las veces acompaña a otras malformaciones. Sin manejo quirúrgico la vida del sujeto será
muy corta. Su presencia aumenta la tensión arterial
en extremidades superiores y estructuras cefálicas. Las formas graves son causa de muerte precoz. Las leves se pueden hacer sintomáticas a partir del segundo decenio, siendo la principal complicación la manifestación de evento vascular cerebral
El tratamiento quirúrgico temprano permitirá un mejor manejo y pronóstico del
estado hipertensivo
Otros padecimientos cardiacos 41
Cuadro 3–5. Cardiopatías congénitas (continuación)
Cardiopatía congénita
Tetralogía de Fallot
Manifestaciones clínicas
Manejo médico
Malformación múltiple que se acompaña de estenosis El manejo quirúrgico temprano asegura
pulmonar, comunicación intraventricular, dextroposimagníficos resultados. El manejo dención aórtica e hipertrofia ventricular derecha. El camtal de estos pacientes requiere además
bio más importante es un cortocircuito ventricular de
cobertura antimicrobiana para prevenir
derecha a izquierda que dará cambios clínicos de
endocarditis y endarteritis infecciosas y
cianosis. Tal vez no se presenten manifestaciones
riesgo alto
hasta después de los seis meses con la aparición de
crisis anóxicas con síncope, taquipnea, cianosis,
inclusive convulsiones. Una crisis anóxica puede ser
fatal. Se diagnóstica por cianosis, frémito y soplo sistólicos. El individuo tiene poca capacidad funcional
física. Un hematócrito alto (policitemia compensadora), le expone a evento vascular cerebral.
MANEJO ODONTOLÓGICO
Recomendaciones y adecuaciones
durante la consulta
La complejidad de manejo dental dependerá de varios factores locales y agregados a considerar:
Daño o severidad inicial. Pronóstico.
Permanencia del problema. Daños leves.
Momento quirúrgico. Pertinencia.
Tiempo transcurrido después de una intervención
quirúrgica. Remanente cicatrizal.
Persistencia del problema después del manejo quirúrgico. Pronóstico y daños cardiacos y circulatorios acumulados.
Signos disfuncionales cardiacos producidos por
corto circuitos de izquierda a derecha o de derecha
a izquierda.
Afección de órganos extracardiacos por el punto
anterior.
Las malformaciones congénitas cardiacas no tienen un impacto clínico dental homogéneo, en ocasiones son leves y
aunque requerirán de cobertura antimicrobiana, no se
acompañan de sintomatología cardiaca o extracardiaca. En
los casos graves, los cambios generales dependerán de la
anomalía en particular (cuadro 3–5) y deberán ser resueltos
de manera individual al entrar en contacto directo con el
médico tratante, bajo cobertura antibiótica y compensación de las anomalías funcionales cardiovasculares. El
protocolo de manejo antibiótico se discute detalladamente
en el (Capítulo 4).
Los pacientes que han sido intervenidos quirúrgicamente, habitualmente sólo requerirán de cobertura antibiótica los primeros seis meses poscicatrizales, sin embargo,
de la prontitud con que se haya llevado a cabo la corrección
pueden observarse o no signos remanentes como hipertensión, arritmia, insuficiencia cardiaca.
Estas condiciones deberán ser consideradas y manejadas específicamente con la participación del médico o
cardiólogo a cargo del paciente, en caso de persistir posquirúrgicamente.
Aquellos casos sin tratamiento quirúrgico o cuando la
corrección quirúrgica haya sido parcial o el problema recidivado, requerirán de profilaxis antimicrobiana para prevenir endocarditis infecciosa o endarteritis, siempre vigilando que no existan remanentes disfuncionales cardiacos,
pulmonares o cerebrales.
Exámenes complementarios
La valoración clínica puede incluir electrocardiogramas,
radiografías de tórax, ecocardiografía y cateterismo, además de la auscultación y palpación precordial. En odontología quizá interese conocer la cuenta de eritrocitos en los
casos de pacientes con historia de cianosis, pues los números elevados exponen más fácilmente el desarrollo de
evento vascular cerebral. La indicación del tiempo de protrombina, a través del INR, estará indicado en aquellos casos
graves disfuncionales que curse con arritmia y hubiera sido
prescrito el uso de anticoagulantes (Capítulo 10).
Consideraciones farmacológicas
El paciente recibirá, en casos graves de disfunción cardiaca severa e involucramiento de órganos extracardiacos, diferentes compuestos de acuerdo con la alteración observada, entre las que se encuentran: insuficiencia cardiaca,
arritmia, hipertensión pulmonar, cianosis, o complicaciones como embolismos y taponamientos, entre los que se
encuentra evento vascular cerebral. Se sugiere al lector
consultar los capítulos específicos desarrollados en este
texto sobre los padecimientos referidos, de acuerdo con los
requerimientos específicos (Capítulos 1, 2, 9 y 10).
MANIFESTACIONES BUCALES
En los estados cianóticos serán observables cambios faciales y labiales, caracterizados por palidez y amoratamiento
42 Medicina en odontología
de los labios. Si se presenta policitemia compensadora
acompañante, particularmente en paladar blando y zonas
faríngeas, puede observarse enrojecimiento del tejido. En
(Capítulo 3)
los casos de endocarditis infecciosa, pueden aparecer petequias en paladar por daño vascular seguido al atrapamiento
de complejos inmunes, con la ulterior ruptura vascular.
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44 Medicina en odontología
(Capítulo 3)
4
Profilaxis antimicrobiana
José Luis Castellanos Suárez, Laura María Díaz Guzmán, Óscar Gay Zárate
En el pasado hablar de profilaxis antibimicrobiana en
odontología, era sinónimo de habla de prevención de endocarditis infecciosa y del uso de antibacterianos, en particular la penicilina o sus derivados. Los avances tecnológicos,
médicos y los cambios sociales y culturales, hacen que el
odontólogo moderno desarrolle un concepto profiláctico
más amplio, ya que debe enfrentar un número mayor de
condiciones clínicas y de variedades microbianas que exigen la prevención de la implantación y desarrollo no sólo
de bacterias sino de hongos y virus. De tal manera, que no
sólo es necesario proteger alguna porción cardiaca o
vascular dañada estructuralmente, la profilaxis antimicrobiana se ha hecho necesaria para favorecer la aceptación y
prevenir el deterioro y consecuente rechazo de diferentes
materiales de implantación como son los aloinjertos en forma de implantes metálicos y no metálicos; corporales y dentales. Lo mismo se procura cuando se usan las membranas,
rellenos minerales y materiales promotores osteogénicos
empleados en los procedimientos de regeneración tisular.
Los pacientes inmunológicamente deprimidos de manera
primaria o adquirida requerirán de apoyo antimicrobiano
para prevenir infecciones secundarias agregadas que compliquen su estado sistémico o malogren algunos resultados
terapéuticos, puede ser el caso de pacientes con deficiencia
inmunitaria con trasplantes renales o hepáticos.
carditis trombósica no infecciosa). Estas vegetaciones
eventualmente puede infectarse y dar origen a fenómenos
infecciosos que por su severidad se denominarán endocarditis infecciosa aguda o endocarditis infecciosa subaguda.
Entre las principales razones de daño endocárdico se encuentran las alteraciones valvulares secundarias a fiebre
reumática, alteraciones valvulares y septales congénitas,
procesos infecciosos endocárdicos, enfermedades alérgicas
e inmunopatológicas como lupus eritematoso y el descenso
marcado de la temperatura corporal. Los agregados plaquetarios pueden formarse en superficies extrañas como
las de materiales de implantación, es decir, prótesis valvulares, prótesis corporales y en superficies orgánicas irregulares en proceso de epitelización (reconexiones vasculares
en injertos de órganos como by passes, trasplantes hepáticos y renales).
La infección endocárdica, sucede cuando microorganismos patógenos introducidos a la circulación en volumen suficiente, se fijan multiplicándose y dañando áreas
sensibles del endocardio intacto, o al proliferar sobre la superficie de un material protésico, o infecta las vegetaciones
que provocó algún otro proceso patológico, al quedar atrapados entre la malla de fibrina y plaquetas. Las reacciones
inflamatorias que aparecen, producen una mayor concentración de fibrina y plaquetas, en los cuales pueden quedar
inmersos los microorganismos y, desfavorablemente para el
huésped, quedar protegidos contra los mecanismos de defensa del organismo, obstruyendo mecánicamente la actividad de anticuerpos, fagocitos, antibióticos y otros fármacos.
Si la infección endocárdica no es tratada oportunamente,
la proliferación de microorganismos causa daño progresivo y acumulable, particularmente en las válvulas, provocando perforaciones de éstas, ruptura de cuerdas tendinosas,
estenosis funcional, o bien, la formación de abscesos y hasta
provocar la pérdida de prótesis previamente colocadas. Aun
en los casos de infecciones leves o subclínicas por bacteremias, la afección y deterioro de las estructuras cardiacas
puede observarse, dando lugar a un daño incrementalmente acumulable. Por esta razón es posible que los embates
bacterémicos repetidos aun con cargas infectivas bajas,
puedan llevar a manifestaciones de endocarditis infeccio-
ENDOCARDITIS INFECCIOSA
La endocarditis infecciosa se desarrolla por la implantación de microorganismo como el Streptococcus viridans
en el endotelio de revestimiento cardiaco o endocardio.
Cuando por razones variadas se expone el tejido conectivo
que soporta al endocardio se inicia un proceso de agregación plaquetaria y formación de fibrina (coagulación), formando elementos que se denominan, vegetaciones (endo-
45
46 Medicina en odontología
sa. Los embates microbianos repetidos, cada vez harán a
las estructuras valvulares y al endocardio más sensibles a
infección y reinfección.
MANIFESTACIONES CLÍNICAS
La endocarditis infecciosa se clasifica en aguda y subaguda; el cuadro clínico depende de la conjunción de factores como son la susceptibilidad individual, el volumen
microbiano impulsado a la circulación sanguínea, la virulencia del microorganismo invasor y la extensión de la
agresión tisular que se haya causado en alguna manipulación, en particular las de tipo quirúrgico.
Endocarditis infecciosa aguda
Se relaciona con microorganismos muy virulentos, destacando entre ellos Staphylococcus aureus, que puede afectar a personas sin enfermedades cardiacas previas, siendo
el periodo de evolución de la infección muy corto y las manifestaciones clínicas graves. Suele observarse en personas con un alto grado de depresión inmunitaria.
Endocarditis infecciosa subaguda
Muestra una evolución más larga y una sintomatología menos marcada, siendo originada en la mayoría de los casos
por microorgasnismos de menor virulencia como el Streptococcus viridans. Este trastorno se presenta en personas
con algún cambio previo en el endocardio, como lesiones
secundarias a fiebre reumática, o lupus eritematoso; también puede manifestarse en portadores de prótesis valvulares, en pacientes con defectos cardiacos congénitos, sometidos a cirugía cardiaca en los últimos seis meses. Los
síntomas de endocarditis infecciosa subaguda incluyen cefalea, malestar general, fiebre de baja intensidad, debilidad, escalofríos y sudoración nocturna. El examen físico
revela la evidencia de una infección sistémica, astenia, adinamia y pérdida de peso. Se pueden presentar también
fenómenos embólicos y en la dinámica de la circulación
sanguínea, por lo que pueden producirse cambios en los
sonidos cardiacos como soplos funcionales, neuropatías,
isquemia o infarto en vísceras o en extremidades y petequias, entre otros. En la endocarditis infecciosa subaguda
la complicación más importante es la aparición de un cuadro de insuficiencia cardiaca.
MANEJO MÉDICO
En un paciente con antecedentes cardiacos valvulares, que
presente signos generales de infección, debe sospecharse
de endocarditis infecciosa, hasta comprobar lo contrario,
en este caso la hospitalización del paciente para controlar
la infección y alguna función cardiaca alterada, es la con-
(Capítulo 4)
ducta indicada. La elección antimicrobiana, dependerá del
agente causal, por lo que será preferible prescribir antimicrobianos específicos, sugeridos por cultivos de muestras
sanguíneas.
El manejo médico global implica el control de la enfermedad particular que pudiera haber originado el daño endocárdico; preventivamente, en los pacientes sensibles a endocarditis infecciosa o con antecedentes de ellas deben
utilizarse esquemas profilácticos aprobados.
ENDARTERITIS
La formación de vegetaciones secundarias a manifestaciones inflamatorias exudativas y proliferativas similares a lo
que sucede en el endocardio, pueden aparecer en la capa interna del vaso sanguíneo (endarteritis). Estos cúmulos asépticos de fibrina, productos sanguíneos y plaquetas, eventualmente pueden infectarse manifestándose de manera local y
sistémica. Este grupo de personas en riesgo de endarteritis,
es sensible a embates bacterémicos locales y distantes, por
lo que la boca y sobre todo áreas periodontales contaminadas de placa dentobacteriana le son nocivas.
Entre los pacientes sensibles a endarteritis infecciosa
se encuentran:
a. Pacientes en tratamiento de hemodiálisis. Este grupo de sujetos puede sufrir complicaciones en las
regiones de unión de los puentes arteriovenosos autólogos o alogénicos que son implantados para realizar los procedimientos de diálisis. Las áreas
puncionadas de estos aditamentos también son sensibles a inflamarse o contaminarse y formar vegetaciones que guardan el riesgo de infectarse.
b. Los pacientes que han recibido de manera reciente
un injerto de tejido propio o donado, como los que
reciben By–pass, trasplantes renales o hepáticos.
En este grupo, durante los primeros 3 a 6 meses
será preferible usar coberturas antimicrobianas,
mientras las conexiones vasculares se establecen,
el epitelio interno no muestra irregularidades o cicatrices, que pueden servir de asiento a microorganismos presentes en vías hematológicas.
c. Pacientes con defectos congénitos cardiacos
como aquellos con coartación aórtica, persistencia
de conducto arteriovenoso y tetralogía de Fallot.
d. En adictos a drogas que usan la vía intravenosa.
Las punciones repetidas y la falta de cuidados
asépticos de este grupo de población, exponen al
tejido endotelial inflamarse o infectarse, lo que
provocará irregularidades en la pared del vaso y
vegetaciones, susceptibles de implantación microbiana, como pueden ser bacterias y hongos.
MANIFESTACIONES CLÍNICAS
Y MANEJO MÉDICO
Los signos de endarteritis se presentan en un rango que va
desde cambios locales, malestar general, hasta septicemia
Profilaxis antimicrobiana 47
fatal. La elección antimicrobiana, dependerá del agente
causal, por lo que será preferible prescribir antimicrobianos específicos, sugeridos por cultivos de muestras sanguíneas. El manejo médico global implica la vigilancia y el
control de alguna condición sistémica que pudiera estar
asociada. El manejo antimicrobiano debe ser agresivo,
considerando que los pacientes bajo hemodiálisis y los
adictos a drogas, pueden presentar estados nutrimentales
y capacidad defensiva inmunitaria alterada.
PRÓTESIS E INJERTOS
CORPORALES
En odontología se deben tomar decisiones sobre el uso profiláctico de antibióticos en elementos autólogos, homólogos, heterólogos y alogénicos, que han sido colocados intracorporalmente.
Los ejemplos comunes en la medicina son prótesis valvulares (cardiacas y cerebrales), marcapaso, prótesis femorales y trasplantes orgánicos. En odontología están las
cubiertas para regeneración tisular, injertos óseos, rellenos
sintéticos, implantes dentales y prótesis maxilofaciales elaboradas en diversos materiales. Las instancias en las que se
emplea profilaxis antimicrobiana son dos:
a. Preservar la estabilidad funcional y aceptación biológica de un elemento previamente implantado.
b. Evitar un proceso infeccioso que interfiera con la
aceptación e integración orgánica de un material
u órgano a ser injertado.
Dentro de los ejemplos mencionados sólo las prótesis valvulares cardiacas tiene un protocolo profiláctico establecido,
los otros dependen de modalidades y experiencia clínica,
adaptados ante una necesidad evidente de evitar procesos
infecciosos que dañen o hagan fracasar los resultados quirúrgicos.
Está en discución el uso de antibióticos profilácticos
en todos los pacientes con prótesis articulares, ya que implica consideraciones sobre riesgo–beneficio y costos; la
Academia Americana de Cirugía Ortopédica, ha dictado
algunos estándares que adelante serán discutidos, para el
manejo de pacientes con diversos tipos de prótesis. El uso
preventivo de antibióticos para los diferentes ejemplos médicos y dentales arriba mencionados se justifica por alguna
de las siguientes razones:
a. Prevenir contaminación accidental del material
injertado durante el acto quirúrgico.
b. Contrarrestar la posible existencia microbiana en
la propia zona receptora. Como acontece al indicar implantes dentales, materiales de regeneración
y relleno en zonas contaminadas o con historial infeccioso.
c. Evitar la implantación de microorganismos por
vía hematógena, anacoresis, en las superficies
irregulares y rugosas de algún tipo de material injertado por ejemplo hueso, implantes dentales y
materiales minerales sintéticos.
d. Prevenir implantación de microorganismos por
vía hematógena en áreas orgánicas en proceso de
curación. La cicatrización o la anastomosis incompletas, en las etapas tempranas de trasplantación orgánica, dejan superficies irregulares o parcialmente epitelizadas que favorecen la captación
y proliferación de microorganismos.
MANIFESTACIONES CLÍNICAS
Y MANEJO MÉDICO
La situación clínica y su manejo dependerán de la condición
local o sistémica que obligue a alguno de los procedimientos
que arriba se mencionan. En todos los casos la infección
local puede ser devastadora para la preservación o el pronóstico del procedimiento quirúrgico. Un proceso infeccioso agregado puede provocar daño tisular local, de tal
extensión que el elemento injertado no pueda mantenerse
o la implantación posterior no pueda ser reintentada. En los
casos de prótesis femorales, el individuo puede quedar
confinado a una incapacidad motora severa, en los casos de
injerto vasculares (by pass) o trasplantes de órganos, las
complicaciones infecciosas pueden inducir a cuadros de
deterioro agregado, incluyendo los fatales. Bajo antecedentes de implantes dentales perdidos, pueden quedar zonas tan
dañadas, que el hueso remanente escaso contraindique su
recolocación u obligue a altos costos de reconstrucción. De
las observaciones anteriores, se justifica la profilaxis antimicrobiana específica; específica ya que no se pueden
copiar los esquemas para prevención de endocarditis
infecciosa, porque la flora normal y patológica de las diferentes regiones a proteger varía. Al establecerse un proceso infeccioso el tratamiento debe ser agresivo con antimicrobianos específicos sugeridos por cultivos y pruebas
de sensibilidad.
ESTADOS DE INMUNODEFICIENCIA
Los pacientes con un sistema inmunitario afectado representan una categoría especial en odontología. Su poca
capacidad defensiva puede provocar que los procedimientos dentales se infecten, arroje resultados inadecuados y
compliquen el manejo y pronóstico de la actividad odontológica que se realiza. Por otro lado existe un riesgo alto de
desarrollar septicemias secundarias a bacteremias que
pueden ser provocadas desde cualquier parte del organismo incluyendo las de origen oral y periodontal (incluidas
las apicales).
La incapacidad funcional inmunológica de los pacientes puede ser por razones primarias relacionado con alguna parte de su sistema defensivo:
48 Medicina en odontología
a. Inmunodeficiencias por anticuerpos (células B):
hipogammaglobulinemia congénita, deficiencia
selectiva de IgG, IgA o IgM.
b. Inmunodeficiencia celular (células T): candidiasis crónica mucocutánea, síndrome de DiGeorge.
c. Inmunodeficiencia combinadas (células B y T):
síndrome de Nezelof, inmunodeficiencia con ataxia–teleangectasia, entre otros.
d. Disfunciones fagocíticas: enfermedad granulomatosa crónica, síndrome de Chédiak–Higashi,
síndrome del leucocito perezoso.
e. Anomalía del sistema de complemento: deficiencias selectivas.
La otra razón para que se altere un sistema inmunitario normofuncional es la depresión, artificial o patológica, por
agentes externos:
a. Depresión inmunitaria artificial. Uso de fármacos
citotóxicos y hormonas, para la aceptación por el
huésped de un órgano trasplantado, como hígado
o riñones. Radiación o cirugía de órganos inmunoefectores.
b. Depresión inmunitaria patológica por neoplasias.
Leucemia, mieloma múltiple, linfomas.
c. Depresión inmunitaria patológica infecciosa. De
origen viral, bacterial o micótico. Sífilis, tuberculosis, lepra, SIDA.
MANIFESTACIONES CLÍNICAS
Y MANEJO MÉDICO
La sintomatología clínica es variada, dependerá de la alteración particular. En general en las inmunodeficiencias
primarias relacionada con anticuerpos, la susceptibilidad
a infecciones bacterianas recurrentes y severas de las vías
pulmonares, tienen alta prevalencia; las micosis y la sensibilidad neoplásica se asocian a inmunodeficiencia celular.
El manejo antiinfeccioso es usualmente agresivo, aunque
la recuperación puede ser parcial, por la severidad del cuadro y la cronicidad infecciosa, difícil de controlar.
En los casos de depresión inmunitaria artificial, la
condición infecciosa es difícil de manejar, pueden presentarse infecciones mixtas, por lo que es común el uso de cultivos y la solicitud de antibiogramas para que la prescripción antimicrobiana sea específica. En estos casos, además
esta agregada una condición general de manejo delicado
como puede ser un paciente con trasplante hepático o renal,
lo cual magnifica el cuadro clínico y el manejo global (Capítulos 6 y 7).
En aquellos casos de depresión inmunitaria patológica por neoplasias e infecciones, el cuadro clínico y el manejo estarán categóricamente determinados por la enfermedad primaria, la agregación de un cuadro infeccioso
puede acelerar los índices de mortalidad. Como para las
apartados anteriores, el manejo antimicrobiano agresivo y
los fármacos prescritos de manera específica estarán indicados.
(Capítulo 4)
MANEJO ODONTOLÓGICO
Recomendaciones y adecuaciones
durante la consulta
Endocarditis infecciosa
El uso profiláctico de antimicrobianos esta indicado en todas aquellas personas sensibles a desarrollar endocarditis infecciosa; sin embargo, las decisiones deben adecuarse a la
necesidad real del uso de fármacos antimicrobianos, prescritos para prevenir un riesgo evidente a sufrir endocarditis
infecciosa. Debe evitarse incurrir en el mal uso de antimicrobianos, de un lado está la falta de protección por omisión
o por prescripción inadecuada del tipo de fármaco y las dosis
convenientes, del otro lado está su indicación indiscriminada, lo que puede llevar a resistencia microbiana y a reacciones inmunológicas de hipersensibilidad, las cuales pueden exponer al riesgo de muerte, como puede ser la reacción
anafiláctica severa, con un índice de mortalidad mayor que la
propia endocarditis infecciosa. La toma de decisiones en el
manejo de pacientes con riesgo a desarrollar esta enfermedad
en la consulta dental, dependerá de los siguientes aspectos:
a. Procedimiento dental a ser realizado. Los procedimientos que provoquen heridas o lastimen los tejidos blandos, particularmente las manipulaciones
en el surco gingival o en bolsas periodontales tienen un alto riesgo de enviar microorganismos a la
circulación general. Todos los procedimientos quirúrgicos deben considerarse como altamente bacte-
Cuadro 4–1. Acciones en odontología que
producen bacteremia. Alto grado
Maniobras sobre áreas infectadas y contaminadas
Exodoncia y cirugía oral. Retiro de suturas
Maniobras en dientes con patología periapical. Exodoncia, endodoncia, cirugía apical
Manipulaciones periodontales
Sondeo
Profilaxis. En dientes e implantes
Raspado y alisado radicular
Quimioterapia subgingival: Irrigación, colocación de
hilos o tiras
Cirugía
Anestesia intraligamentaria
Colocación de implantes y reimplantación dental
Manipulaciones protésicas subgingivales:
Preparación
Impresión (directa, cofias, hilos retractores)
Cementación: excesos
Colocación de restauraciones
Impresiones dentales: presión y vacío
Instrumentación y cirugía endodóntica
Colocación de bandas y activación ortodóntica
Sesiones clínicas prolongadas
Citas muy próximas. Menos de 15 días entre una y otra.
Prevención de efecto sumatorio
Profilaxis antimicrobiana 49
rémicos; la extensión del procedimiento a realizar
es otro factor de ponderación en el uso de antimicrobianos profilácticos (cuadro 4–1).
b. Nivel de riesgo cardiaco. No todas las alteraciones
endocárdicas tienen el mismo nivel de susceptibilidad a la fijación microbiana y al desarrollo de
cuadros agudos o subagudos de endocarditis infecciosa (cuadro 4–2).
c. Historia endocarditis infecciosa. Cuadros previos
de endocarditis infecciosa y daño cardiaco funcional acumulado (insuficiencia cardiaca). Son importantes indicadores de la necesidad de profilaxis
antimicrobiana.
Los procedimientos odontológicos que puedan producir
grandes descargas bacterémicas, harán necesario utilizar
profilaxis antimicrobiana en condiciones cardiovasculares
de riesgos alto y moderado. Independientemente de la condición cardiaca, las manipulaciones dentales simples como
las que se resumen en el cuadro 4–3, no hacen necesario el
uso de profilaxis antibiótica. Esto significará un uso racional de los compuestos antimicrobianos, teniendo repercusiones de tipo económico, en la disminución del riesgo
anafiláctico, en la reducción de la creación de resistencia
microbiana y en un aumento de la eficiencia terapéutica.
Cuadro 4–2. Condiciones cardiacas que
requieren profilaxis antibiótica.
Nivel de riesgo
Alto
Prótesis valvular
Historia de endocarditis infecciosa
Enfermedad congénita cianótica:
Tetralogía de Fallot
Trasposición de grandes vasos
Ventrículo único
Derivación quirúrgica en pulmones
Antes de seis meses:
Reparación del septo auricular
Reparación del ducto arterioso
Cirugía coronaria: bypass
Juicio clínico
Moderado
Disfunción valvular congénita o adquirida de cualquier
origen:
Congénito: válvula aórtica bicuspíde
Infecciosa: fiebre reumática
Inmunopatológico: lupus eritematoso
Malformaciones cardiacas simples:
Defectos septales
Cardiomiopatía hipertrófica
Prolapso de la válvula mitral, con regurgitación
Coartación aórtica
Juicio clínico
Cuadro 4–3. Acciones en odontología que
producen bacteremia. Bajo grado.
Manejo con métodos no antibióticos
Toma de radiografías
Anestesia local
Odontología restauradora supragingival. Con aislamiento
relativo o absoluto (dique)
Postes y muñones: Preparación y cementación
Aplicación de flúor
Impresiones en desdentados
Terapia oclusal y pruebas par ajuste de guardas
Articulador. Procedimientos para montaje
Retiro de 2 a 3 suturas
Previo uso de clorhexidina 0.12% y remoción de materiales sobre hilo o nudo
Monofilamentos: No incluye sutura de seda
Juicio clínico
Los datos epidemiológicos que relacionan la endocarditis con la cavidad oral, indican que las manipulaciones bucodentales más frecuentemente asociadas a eventos
agudos y subagudos de endocarditis infecciosa, son las extracciones dentales, manipulaciones hechas, en áreas con
patología periapical y los procedimientos quirúrgicos, de
manera particular los periodontales.
La Asociación Americana de Cardiología propone el
esquema que se describe el cuadro 4–4 y tiene como características: presenta una dosis antibacteriana alta única, previa al embate bacterémico, tiempo suficiente antes; elimina dosis posteriores de apoyo; favorece la vía oral,
aunque da opciones para la vía intramuscular o intravenosa; ofrece alternativas cuando no están indicados los compuestos penicilínicos; y dicta la dosificación para infantes
y adultos.
En aquellos pacientes identificados como en riesgo de
endocarditis infecciosa, ya sea por su clasificación cardiaca o por los procedimientos dentales a realizar, no debe
evitarse la cobertura antibacteriana. El clínico podría considerarse falsamente afortunado si por mal manejo olvidara u omitiera la prescripción profiláctica de antibióticos;
sin embargo, se ha observado que en efecto de las cargas
bacterémicas que contactan con el endocardio es acumulativo, siendo que la ausencia de manifestaciones clínicas asociadas a manipulaciones odontológicas, no exime al sujeto
sensible de daño acumulado y manifestaciones futuras.
Odontológicamente mucho se puede hacer desde un
punto de vista preventivo por los pacientes con riesgo moderado o alto de sufrir endocarditis, para ello existen una
serie de procedimientos estratégicos para reducir y mantener cuentas microbianas orales bajas, particularmente las
periodontales. Con ello se reduce significativamente las
cargas microbianas, el riesgo de endocarditis y se favorece
la eficiencia de los fármacos antimicrobianos profilácticos
(cuadro 4–5).
50 Medicina en odontología
(Capítulo 4)
Cuadro 4–4. Profilaxis antimicrobiana para alteraciones cardiacas.
Propuesto por la American Heart Association*
Antibiótico
Dosis
Dosis única
Vía oral. Estándar
Amoxicilina
2 g una hora antes de la consulta dental.
Menores: 50 mg/kg
Vías alternas
IM oIV
Ampicilina
2 g 30 minutos antes de la consulta dental.
Menores: 50 mg/kg
Alergia a penicilina o a sus derivados.
Vía oral
Clindamicina
600 mg una hora antes de la consulta dental.
Menores: 20 mg/kg
Cefalexina+cefalexina
Cefadroxil+
2.0 g una hora antes de la consulta dental.
Menores: 50 mg/kg
Azitromicina
Claritromicina
500 mg una hora antes de la consulta dental.
Menores: 15 mg/kg
Clindamicina
IV
600 mg una hora antes de la consulta dental.
Menores: 15 mg/kg
Cefazolina
IM IV
1 g, 30 minutos antes de la consulta dental.
Menores: 25 mg/kg
Alergia a penicilina o a sus derivados.
IM o IV
Nota: Si ocurriera daño tisular invasivo imprevisto, durante un procedimiento dental, es adecuada la administración de una sola dosis de antibiótico, durante las dos primeras horas inmediatas al incidente.
*Adaptado de Dajani et al.
+Puede observarse sensibilidad cruzada con penicilina.
La toma de decisiones en odontología puede variar
para el paciente con alto riesgo a sufrir endocarditis infecciosa. El clínico debe tener en mente que no es conveniente
conservar áreas con riesgo de aparición o recurrencia inflamatoria o infecciosa. Los dientes muy dañados desde un
punto de vista pulpar o periodontal en los que no pueda asegurarse de manera categórica su estabilidad, será recomendable su eliminación.
Los dientes que por su patología preestablecida o condiciones anatómicas, no ofrezcan un alto pronóstico endodóntico, será preferible indicar su extracción. La condición
periodontal y cariogénica del paciente con riesgo de endocarditis infecciosa, debe ser vigilada de manera cercana,
introduciendo rígidas medidas preventivas y de mantenimiento. A los cuidados antiinfecciosos deben agregarse los
de la enfermedad primaria subyacente, los pacientes con
cardiopatías pueden presentar además diferentes estados de
insuficiencia cardiaca.
Las anomalías congénitas cardiacas pueden además,
involucrar el funcionamiento pulmonar y hepático, por
efecto de la circulación retrógrada (cortocircuito) que se
presenta en algunos estados (comunicaciones interauriculares, interventriculares, persistencia del conducto arteriovenoso y tetralogía de Fallot, entre otras). Cuando el lupus
eritematoso sea la causa de daño valvular, también se debe
evitar una reactivación farmacológica del estado sistémico, por lo que se debe observar las reacciones al antibiótico profiláctico elegido.
Endarteritis
En este grupo de pacientes, antes del concepto de profilaxis
antimicrobiana, debe introducirse el de manejo preventivo,
a través de la instauración de programas de control personal de placa dentobacteriana y el mantenimiento periódico,
para control de caries y de enfermedades periodontales inflamatorias.
En los casos de adictos a drogas de aplicación intravenosa, resulta conveniente establecer contacto médico y
psicológico o psiquiátrico, ya que será difícil pactar e involucrar al paciente en tratamientos extensos y sofisticados,
tanto en su realización como en su mantenimiento. No integrados estos aspectos, sólo los tratamiento de urgencia estarán indicados. La cobertura antibiótica está indicada, para
ello puede ser útil el esquema de la Asociación Americana
de Cardiología descrito en el cuadro 4–4. La profilaxis antimicrobiana seguirá siendo vigente en tratamientos electivos. Es recomendable utilizar también métodos preventivos
no antibióticos como los que se han sugerido en el cuadro
4–5, ya que aumentan la eficiencia del control bacterémico.
En pacientes con disfunción renal en hemodiálisis, así
como aquellos con trasplante de órganos y colocación de
by pass o reconstrucciones cardiacas de menos de seis meses, se requiere de profilaxis antimicrobiana. Sólo que esta
decisión será parte de un proceso global, donde la interconsulta médica es necesaria, para que los procedimientos
dentales se realicen en la extensión conveniente, preservando la estabilidad del padecimiento sistémico asociado.
La condición microbiana de hígado y riñones es distinta a
la cardiaca, la sensibilidad infecciosa puede variar por
aspectos como adherencia microbiana y flora patógena,
a esto puede agregarse el estado crónico de depresión inmunitaria que estos pacientes guardan. Lo anterior obliga
a usar esquemas antimicrobianos específicamente adaptados para la condición en particular. El cuadro 4–6 muestra
un esquema que puede resultar de utilidad. Las condiciones renal y hepáticas deberán vigilarse, véase Capítulos 6
y 7 de esta obra para abundar en detalles sobre el manejo
dental de pacientes con disfunciones en estos órganos.
Profilaxis antimicrobiana 51
Cuadro 4–5. Prevención de endocarditis infecciosa en
la práctica dental. Manejo con métodos no antibióticos
1.
Controlar el estado gingivo–periodontal del paciente, antes de programar cualquier procedimiento de tipo electivo
2.
Controlar cualquier estomatitis viral o micótica antes de programar algún procedimiento de tipo electivo
3.
Evitar o reducir manipulaciones prolongadas o traumáticas
4.
Optimizar tiempo operatorio. Programar el mayor número de acciones posible en el menor número de sesiones clínicas
5.
Prescribir uso de enjuagues antisépticos ligeros, para uso cotidiano
6.
Indicar una vez a la semana el uso de antisépticos potentes. Clorhexidina a 0.12%, dos minutos sin enjuagar posteriormente
7.
Usar enjuagues o aplicaciones directas de antisépticos potentes antes de cada sesión clínica. Clorhexidina a 0.12%,
dos minutos sin enjuagar posteriormente
8.
Prevenir focos iatrogénicos que favorezcan la infección o contaminación por placa dentobacteriana
9.
Usar tipo correcto y dosis adecuada del antimicrobiano profiláctico
10.
Permitir intervalos mayores a dos semanas entre sesiones de tratamiento, para nulificar el efecto acumulativo bacterémico
11.
Hacer ingresar al paciente a un programa estricto de mantenimiento periódico dentoperiodontal
En los pacientes con defectos congénitos cardiacos
deben observarse que no existan problemas relacionados
con insuficiencias cardiacas significativas o que por problemas de cortocircuito (circulación retrograda anteriovenosa en cualquier sentido), se hayan o se estén acumulando
problemas pulmonares (edema) y hepáticos (disfunción).
Prótesis e injertos corporales
La preservación de prótesis ortopédicas, by pass, marcapasos, requieren en algunos casos de protección microbiana
previa a procedimientos dentales; en otros, una vez transcurrido un tiempo conveniente, este tipo de protección deja
de ser necesaria. La presencia de prótesis valvulares y los
trasplantes de órganos lo exigirá siempre. En todos los
casos la interconsulta y el convenio médico, formarán parte del manejo de este tipo de pacientes. Los esquemas de
los cuadros 4–4 y 4–5 pueden ser útiles.
Después de seis meses del procedimiento quirúrgico,
hace innecesaria la profilaxis antimicrobiana en el caso de
colocación de placas y tornillos ortopédicos, by pass y reconstrucciones septales o vasculares.
Las reconstrucciones femorales completas, de manera particular cuando existió un amago infeccioso en su colocación o existen antecedentes infecciosos, es indicativo
el uso de protección antibiótica. No existen esquemas específicos, por lo que siempre es conveniente discutirlo con
el ortopedista. Estas exigencias no son requeridas cuando
se trata de tornillos y placas que tengan más de seis meses
de haber sido colocados intracorporalmente. El manejo de
pacientes con prótesis valvulares cardiacas ya se discutió
en le sección de endocarditis infecciosa. Otras prótesis valvulares a considerar son las de los pacientes con hidrocefalia, quienes pueden portar válvulas ventriculoatriales o
ventriculoperitoneales; en particular cuando existe una
válvula ventrículoatrial, el manejo profiláctico antibiótico
debe instituirse, previa interconsulta con el neurocirujano,
para establecer tipo de antimicrobiano y su dosificación.
Los pacientes con trasplante de órganos siempre deben
ser protegidos con antimicrobianos, por diversas razones.
Tanto por que existen condiciones favorables en las anasto-
Cuadro 4–6. Profilaxis antimicrobiana. Regímenes especiales para pacientes con disfunción
hepática y renal avanzada, incluidos estados de depresión inmunitaria por trasplante
Alteraciones hepáticas
a. Imipenem/cilastatina a dosis convenidas con el médico
b. Para casos menos severos de la condición hepática: amoxicilina/metronidazol en una dosis de 2 g y 500 mg respectivamente. Una hora antes del procedimiento dental
Alteraciones renales
a. Vancomicina 1 g IV. Se aplica durante la diálisis un día antes del tratamiento
b. Amoxicilina 3 g una hora antes del procedimiento dental, en lugar de los 2 g que la American Heart Association recomienda
c. Estearato (1 g) o etilsuccinato (800 mg) de eritromicina, vía oral; dos horas antes del procedimiento dental, seguido de la
mitad de la dosis seis horas después
d. Clindamicina 300 mg vía oral, una hora antes del procedimiento dental. Una toma adicional seis horas después de la mitad
de la dosis inicial
52 S Medicina en odontología
mosis en formación, entre el órgano que se trasplanta y el
organismo receptor, como por el estado de depresión inmunitaria que los pacientes presentan. En etapas tempranas de la colocación del trasplante, los vasos y el estroma
en reparación ofrecen áreas irregulares y exposición de tejido conectivo que puede ofrecer alojo a elementos patógenos microbianos que dañen el resultado y el pronóstico del
procedimiento quirúrgico. El estado de depresión inmunitaria grave artificial, expone al huésped a riesgo infeccioso
bacteriano, micótico o viral; este estado que será permanente en el paciente trasplantado, obliga al cirujano dentista al uso de protección antimicrobiana. La complejidad del
cuadro clínico y la magnitud de la sensibilidad infecciosa,
exigen un manejo interdisciplinario, en el cual la interacción médico–odontólogo debe ser intensa. En los Capítulos 6 y 7 se discuten extensamente aspectos asociados al
manejo de pacientes con trasplantes hepáticos y renales,
como son extensión del tratamiento dental, tipo de esquemas profilácticos y manejo dental preventivo.
Es discutible si la colocación de implantes dentales
merece la protección antimicrobiana. La mayor parte de
los esquemas implantológicos sugieren el uso de antibióticos de larga duración como la amoxicilina y la doxiciclina.
Sin embargo, no existe homogeneidad al definir el tipo de
antimicrobiano más conveniente, sobre su utilización preoperatoria y posoperatoria, el número de días que debe ser
empleado y las dosificaciones específicas. Ya existen algunos reportes que indican que los resultados clínicos no
varían con la utilización de antimicrobianos profilácticos.
Ante la sospecha de infección o contaminación del lecho
receptor el uso antibiótico no sería preventivo, sino curativo. El empleo de cubiertas de regeneración tisular, solas
o con materiales minerales naturales o sintéticos exige el
empleo de una cobertura antibiótica que debe ser extendida
hasta el retiro de las suturas, ya que la prevención infecciosa es definitiva para el pronóstico del procedimiento.
Los fármacos más frecuentemente empleados son penicilina, amoxicilina, oxitetraciclina y dicloxacilina a dosis
terapéuticas durante 7 a 10 días. Los derivados tetraciclínicos, en particular la oxitetraciclina, tiene la ventaja de
fijarse al hueso, lo que implica su pronta aparición y permanencia en la zona quirúrgica, además de su liberación
prolongada, después de hacer suspendido la ingestión.
Cuando se emplean sólo sustancias minerales sobre la base
de calcio como son la hidroxiapatita y sustancias similares,
así como los diferentes compuestos de origen óseo, se sigue el mismo procedimiento profiláctico que fue descrito
para las membranas para regeneración tisular. Es recomendable introducir a la práctica clínica métodos no antibióticos como los que se mencionan en el cuadro 4–5, para
hacer más eficaz la profilaxis antimicrobiana que pueden
requerir ciertos procedimientos dentales.
A pesar de que su uso y resultados terapéuticos, no
han logrado una aceptación generalizada, cuando el clínico
decide introducir subgingivalmente sustancias antisépticas
o antimicrobianas (AtridoxR, PerioChipR), se producen
grandes descargas bacterémicas, en personas sensibles,
como son aquellas con riesgo de endocarditis infecciosa o
deficiencia inmunitarias, su colocación debe ser bajo profilaxis antimicrobiana. Su efecto terapéutico se presentará
posterior a su colocación, de tal manera que durante su
(Capítulo 4)
manipulación, no será prevenida la propulsión microbiana
a la circulación general, bacteremia. El tipo de fármaco y
la dosis, también cuentan, pues aunque pudieran ser útiles
para combatir la flora periodontopatógena, no significa
que sean los indicados para evitar endocarditis, endarteritis
o infecciones focales.
Estados de inmunosupresión
e inmunodeficiencia
La depresión inmunitaria primaria o la inmunológica adquirida, aumentan entre otros aspectos la sensibilidad al
desarrollo de distintos tipos de condiciones infecciosas y
neoplásicas. Las de tipo infeccioso que pueden ser de impacto dental más próximo, se manifiestan como de origen
viral, micótico y bacteriano. Es posible observar estados o
propensión infecciosa a condiciones mixtas bacteria–bacteria, bacteria–hongo, bacteria–virus.
Es conveniente no tratar dentalmente a estos pacientes hasta que una condición infecciosa aguda presente, no
sea curada o al menos controlada a un grado de cronicidad.
En ocasiones esto no es posible, caso específico es cuando
la depresión inmunitaria es causada por un agente infeccioso, como es la situación bien conocida de sufrir un
estado avanzado de depresión inmunitaria adquirida por el
virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). Bajo estas
circunstancia es conveniente el uso de medidas preventivas dentales estrictas y métodos no antibióticos, para mantener la boca de estos pacientes en el nivel más bajo de
riesgo infeccioso, local o focal. Al realizarse procedimientos dentales electivos o de urgencia, adaptados a la situación de un paciente en particular, dependientes del grado
de avance de la enfermedad y las expectativas de vida, será
necesario recurrir al uso de profilaxis antimicrobiana, para
bacterias, agentes micóticos o virales, en acuerdo con el
médico infectólogo que maneje el caso. Los esquemas de
protección no son específicos y deben ser individualizados
en cada paciente. La actividad clínica no es sin establecer
los métodos de preventivos de barrera para el cirujano dentista, los cuales son minuciosamente descritos en el Capítulo 5. Cuando la depresión inmunitaria es patológica por
neoplasias, adquirida artificialmente como en el caso de
los trasplantes de órganos, la condición sistémica tiene un
peso peculiar que impone el manejo conjunto y coordinado
con el médico. Ya fue aclarado que las etapas tempranas o
tardías en un trasplante influyen categóricamente en la
conducta clínica del cirujano–dentista, lo mismo que el
trasplante se encuentre en un estado de estabilidad o en el
de rechazo agudo o crónico. Los Capítulos 6 y 7, que describen detalladamente la conducta dental ante pacientes
con trasplantes de órganos. Tanto por razones de la preservación del órgano injertado, como por la inmunosupresión
artificial causada, siempre será requerida la profilaxis antimicrobiana en odontología. Más importantes que la profilaxis, será la educación preventiva y el mantener saneada
las bocas de estos pacientes desde un punto de vista dental,
periodontal y estomatológico (prevención de estomatitis
infecciosas virales o micóticas). La extensión de un tratamiento dental, siempre será limitada y dependiente del
grado de estabilidad y deseo de conservación del denominado “estilo de vida”, manifestado por el paciente. Algu-
Profilaxis antimicrobiana 53
nos pacientes con trasplante renal, llegan a mostrar amplia
mejoría, de tal manera que pueden solicitar involucrase en
tratamientos dentales ambiciosos.
Los pacientes con inmunodeficiencia patológica por
neoplasias que afectan a los órganos o tejidos que regulan
la función defensiva (leucemia, mieloma múltiple, linfomas) deben ser manejados de acuerdo con el estatus clínico
de su enfermedad. Por lo general, en estos casos no hay
oportunidad de establecer tratamiento dental previo o de
intentar un saneamiento preliminar de la boca, ya que la
presentación de la enfermedad neoplásica frecuentemente
es rápida o súbita.
Este grupo de enfermedades que afectan a los órganos
o tejidos inmunoefectores, pueden manifestarse de manera
aguda o crónica, bajo tratamiento las forma agudas pueden
mantenerse en estados de cronicidad y las crónicas bajo un
estado aminorado de agresividad; existe también la posibilidad de remisión total. El cuadro de este grupo de alteraciones es complicado y complejo, toda decisión dental
debe ser tomada interdisciplinariamente. En las etapas más
agudas, el paciente tendrá una marcada afección del estado
general, en particular del hematológico, el cual está determinado tanto por la enfermedad misma, como por la terapéutica farmacológica citotóxica, radioactiva o quirúrgica
(esplenectomía) que en estos casos se emplea, lo cual conlleva a estados incrementados de depresión inmunitaria.
Sólo deben ser atendidos los casos dentales de urgencia
de manera sintomatológica, manipulaciones dentales, endodónticas o periodontales deben ser minimizadas y emplearse cobertura antibiótica, si no es que por una infección
causal de la consulta dental, deban emplearse antimicrobianos de tipo curativo. Es conveniente en los casos agudos,
intentar profilaxis dental que disminuya el riesgo infeccioso
focal, siempre bajo el empleo de protección profiláctica
antibiótica. Bajo estas circunstancias, el régimen de protección antimicrobiana debe ser siempre acordado con el
hematólogo o médico a cargo. El resto de la planificación
dental depende del pronóstico de la enfermedad, hay casos
fulminantes, los hay que remiten a un estado crónico y
existen curaciones totales. En los estados en que la condición neoplásica alcance una remisión a un estado de cronicidad o que una condición originalmente crónica disminuya
su agresividad, se puede intentar el saneamiento bucodental, la institución de medidas enérgicas de prevención y
depender de un control periódico dentoperiodontal.
El uso de profilaxis antimicrobiana debe ser individualizado en estos casos, tal vez esté indicado de manera
selectiva, siendo un buen indicador las cuentas sanguíneas,
biometría hemática con recuento plaquetario; la interconsulta médica, formará parte del cuadro de decisiones sobre
el uso de profilaxis antimicrobiana y la definición de la
extensión del tratamiento.
orgánico, implante metálico, etc.) y de la experiencia clínica. Cuando la protección antimicrobiana no ha sido eficaz
y se presenta un estado infeccioso localizado o generalizado
la obtención de antibiogramas para la identificación del
patógeno y la determinación de su susceptibilidad a los fármacos, está indicada. En ocasiones, será necesario obtener
cultivos especiales que orienten la selección antimicrobiana, ya que en el caso de pacientes con depresión inmunitaria, es posible observar infecciones por microorganismos
y cepas atípicas.
Para indagar sobre exámenes complementarios para
cada padecimiento mencionado en esta sección, se sugiere
consultar la enfermedad particular en los otros capítulos.
CONSIDERACIONES FARMACOLÓGICAS
El concepto amplio de profilaxis antibiótica como ha sido
presentado en este capítulo, obliga a varias reflexiones y
adecuaciones clínicas. Primero, la protección antimicrobiana depende de la condición clínica específica a ser protegida, de tal manera que los esquemas puedan variar,
debiendo ser particularizados para cada caso e individualizados en cada paciente. Sería simplista utilizar siempre esquemas específicos como los que recomienda la American
Heart Association para casos distintos de endocarditis infecciosa. La siguiente consideración es que no todos los
antibióticos y antimicrobianos son igualmente útiles para la
prevención de infecciones; la elección farmacológica, dosis
y vía de administración, deben asegurar que el fármaco
alcanzará rápidamente dosis supraterapéuticas (mas no tóxicas), que mantendrá dosis terapéuticas por tiempos mayores
a seis horas y que sean específicos al tipo de patógeno que
se quiere combatir. El tercer concepto es que los casos que
requieren protección antimicrobiana por una enfermedad
sistémica preexistente, siempre deben ser individualizados,
por ello, el manejo interdisciplinario es lo adecuado. Una
última reflexión sobre el uso de antimicrobianos, es que su
uso inadecuado o irracional, pueden llevar a situaciones
como muerte por anafilaxia, o la creación de resistencia microbiana, mermando las opciones y la seguridad en la protección cuando esta pudiera ser requerida. La prescripción
de profilaxis antimicrobiana, si bien es conveniente, debe
tener bases bien sustentadas para su indicación.
Odontológicamente, cuando se requiera de cobertura
antibiótica para asegurar el buen pronóstico de un procedimiento como implantes (dentales o maxilofaciales), cubiertas de regeneración, injertos óseos y minerales, en un
paciente clínicamente sano, la selección farmacológica dependerá más de la condición clínico quirúrgica específica
y del conocimiento y experiencia clínica, que de esquemas
establecidos específicos.
EXÁMENES COMPLEMENTARIOS
MANIFESTACIONES ORALES
La profilaxis antimicrobiana intenta prevenir infecciones
locales o focales. La indicación en cuanto al tipo de antimicrobiano a emplear y sus dosis, dependen más del problema
específico (alteración cardiaca, inmunosupresión, trasplante
Referente a las manifestaciones orales de cada enfermedad
tratada en esta sección, se refiere a los capítulos específicos. El uso de cualquier tipo de antimicrobiano puede cau-
54 Medicina en odontología
sar manifestaciones locales inmunopatólógicas como alergia, hipersensibilidad tardía y reacciones de citotoxicidad.
Así, es posible observar edema labial o lingual, eritema
cutáneo facial o esfacelación discreta o generalizada de la
mucosa oral en los casos de eritema multiforme o síndrome
de Steven–Jonhson, relacionados con el uso de antimicrobianos. En paciente con deficiencia inmunitaria, el uso de
agentes antimicrobianos puede complicar el manejo o la
aparición de estomatitis micóticas, que deben ser tratadas
(Capítulo 4)
de manera particular.
En ocasiones, por razones como contaminación, infección del lecho receptor o una técnica quirúrgica inadecuada, la cobertura antibiótica puede ser insuficiente y
aparecer procesos infecciosos locales que afecten, total o
parcialmente, la preservación de los materiales orgánicos
o inorgánicos injertados, demandando terapias quirúrgicas
y farmacológicas adicionales para su conservación, eliminación o reemplazo, según cada caso en particular.
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5
Enfermedades
infecciosas
José Luis Castellanos Suárez, Laura María Díaz Guzmán,
Óscar Gay Zárate, Adalberto Mosqueda Taylor
mediante el uso de técnicas de barrera (guantes, cubrebocas,
lentes), instrumental desechable, así como métodos de desinfección y esterilización. Las medidas protectoras deben
extenderse a través de procedimientos de asepsia, antes y
después de la consulta para evitar el peligro de una infección
cruzada a otros pacientes.
Los aspectos importantes a nivel profesional que implican el hecho de ser contagiado por algún paciente son el
riesgo orgánico que la enfermedad infecciosa representa
por sí misma, así como las posibles secuelas que dejará, pudiendo ocasionar incapacidad para ejercer de modo temporal durante la etapa activa del padecimiento o de manera
permanente, si el daño fuera severo o si se desarrollara un
estado de portador crónico. Es de esperarse con esto repercusiones económicas y sociales para el profesional, afectando la demanda de servicios o a nivel legal, ya que por
regulación sanitaria tuviera que dejar de ejercer la profesión por el peligro de contagio a otras personas.
A continuación se listan una serie de preguntas que
pueden incluirse en el cuestionario de salud para detectar
o ahondar dentro de padecimientos infecciosos:
INTRODUCCIÓN
Por definición, una infección se traduce como el estado de
un organismo que se encuentra bajo la influencia de los elementos nocivos de distintos microorganismos, incluyendo
bacterias, virus y hongos que se reproducen en sus tejidos.
En los países desarrollados, algunos padecimientos
de origen infeccioso han bajado en frecuencia de manera
significativa y se les considera enfermedades de importancia secundaria como causa de muerte, por el contrario, en
otros han aumentado, particularmente los virales. En Latinoamérica aún representan uno de los principales problemas de salud pública por el número de muertes que ocasionan y por el elevado grado de morbilidad, en particular las
enfermedades bacterianas. Por lo anterior, las enfermedades infectocontagiosas deben considerarse como una de
las situaciones más importantes acerca del manejo de pacientes por la repercusión a distintos niveles que este tipo
de enfermedades pueden ocasionar, no sólo al paciente
mismo, sino al odontológo, al personal auxiliar y a otros
pacientes. Es imperativo tomar medidas de protección específica dirigida al dentista y a su personal, cuando se detecte un paciente con algún tipo de padecimiento de origen
infeccioso, por el riesgo de contagio y diseminación. En
ocasiones no es posible la canalización inmediata para tratamiento del padecimiento sistémico previo al tratamiento
dental, o aunque se encuentren bajo tratamiento médico
contra un problema infeccioso activo, estos pacientes pueden demandar atención odontológica inmediata. Bajo estas
posibles circunstancias, se debe pensar anticipadamente en
una protección mediante la prevención específica por medio
de vacunas (disponible para la hepatitis) y tomando una serie de medidas precautorias al momento del tratamiento,
1. ¿Ha tenido o ha sido tratado de hepatitis, ictericia
o problemas de hígado?
2. ¿Ha tenido tuberculosis o ha vivido con una persona que la padeciera?
3. ¿Ha tenido tos constante o con sangre?
4. ¿Ha tenido enfermedades de transmisión sexual?
5. ¿Ha tenido enfermedades del riñón o problemas
para orinar?
6. ¿Está usted en buenas condiciones de salud?
7. ¿Ha visitado al médico en los últimos 6 meses?
8. ¿Ha sido hospitalizado?
9. ¿Ha tomado algún medicamento en los últimos
seis meses?
10.¿Ha tenido algún otro problema médico?
55
56 Medicina en odontología
(Capítulo 5)
Cuadro 5–1. Antecedentes personales infecciosos
más frecuentes con relevancia dental. Escuela de
Odontología, Universidad de La Salle Bajío León,
Guanajuato, México
Enfermedad/condición
Total
%
Parasitosis
358
2.10
Hepatitis
405
2.37
Tuberculosis
69
0.40
Gonorrea
66
0.38
Sífilis
29
0.17
Total
Antecedentes infecciosos
927
5.42
1,518
8.90
N = 17,043
11. ¿Toma medicamentos o drogas por su propia
cuenta?
12.¿Existe alguna enfermedad o problema que no se
le hubiera preguntado?
Se pueden incluir otras preguntas que se refieran al debilitamiento del estado general, a fiebre repetitiva, presencia
de nódulos linfáticos y lesiones específicas.
El cuadro 5–1 muestra la frecuencia de enfermedades
infecciosas encontradas en pacientes dentales. A continuación se presenta el desarrollo de algunas de ellas.
HEPATITIS VIRALES
Aunque se han reportado varios virus hepatotrópicos convencionales responsables de la hepatitis viral, han sido
descritos 7 tipos principales de hepatitis de origen viral y
son: de tipo A, B, C, D, E, F y G. La hepatitis C representa
la mayor parte de los casos de hepatitis denominada anteriormente no A no B. La hepatitis tipo B parece tener la mayor repercusión odontológica, aunque la C tiene muchos
rasgos en común con ella, la hepatitis tipo A es la más frecuente y a la vez la más benigna, es poco agresiva y no deja
secuelas, muy por el contrario con lo que acontece con la
hepatitis tipo B y la hepatitis viral D, siempre en asociación
la última de la primera.
Todos los virus hepatotrópicos tienen la capacidad de
desarrollar infección aguda del hígado pero sólo las B, C
y D ocasionan formas crónicas de enfermedad. Es importante destacar que además de los virus hepatotrópicos ya
mencionados, existen otros capaces de producir hepatitis
aguda como manifestación clínica inicial es el caso de los
de la familia del herpes virus (EBV, CMV, HSV, VZV y
HHV6), de la rubeóla, sarampión, Coxsackie, fiebre amarilla y ébola.
CUADRO CLÍNICO
Las hepatitis virales pueden tener un curso agudo o crónico
asociándose a tipos específicos de virus, todos tienen la capacidad de producir hepatitis viral aguda y sólo los de tipo
B, C y D se asocian a hepatitis viral crónica y hepatocarcinoma. En clínica el cuadro de todas las hepatitis virales es
muy similar, manifestándose de forma prácticamente asintomática o subclínica hasta estados graves de hepatitis fulminantes dependiendo del tipo. El cuadro clínico común de
las hepatitis virales se debe a la lesión que cada tipo específico de virus ocasiona en el parénquima hepático y tejidos
accesorios como vasos y conductos biliares produciendo lesiones que van desde un infiltrado inflamatorio reversible
acompañado de colangitis ictérica de carácter transitorio y
reversible, hasta necrosis de los hepatocitos (focal, multilobulillar o masiva) e infiltración de células mononucleares, con posibilidad de esteatosis, fibrosis focal, cirrosis y
en su defecto, carcinoma hepático.
La hepatitis aguda aparece después de un periodo de
incubación variable según el tipo de virus infectante, observándose sintomatología prodrómica variable consistente en astenia, malestar, anorexia, náuseas, vómitos, cefalea
y artromialgias, así como febrícula y en ocasiones fiebre de
38 a 39, principalmente en las hepatitis entéricas (A y
E), estos síntomas además de los signos de orina hiperpigmentada y heces claras preceden a la aparición de ictericia
continuándose en menor intensidad por toda la fase clínica
de la enfermedad que varía su duración de 4 a 8 semanas.
Los rasgos particulares de cada tipo de hepatitis viral se
describen a continuación:
Hepatitis A. La hepatitis viral A (HVA) por lo general
se adquiere vía tracto digestivo, clínicamente es un padecimiento benigno, autolimitado y no deja secuelas, aunque
es un tipo de infección que se adquiere comúnmente a edades tempranas como la niñez y la juventud, su gravedad dependerá de la edad en que el individuo la contraiga, en los
niños por lo regular es una enfermedad asintomática y bien
tolerada mientras que en los adultos es sintomáticamente
postrante, pudiendo ser fatal particularmente en personas
mayores de 50 años; cerca de 10% es sintomática en la infancia y hasta 30 a 40% en el adulto; se presenta con sintomatología prodrómica de astenia, adinamia, anorexia, pérdida de peso, dolor en cuadrante superior derecho, cuadro
gastrointestinal o gripal y muy rara vez ictericia. Es común
que se presente en épocas de mucho calor, cuando existe
escasez de agua y bajo condiciones de deficiencia higiénico–sanitaria.
Su incubación es rápida, de 2 a 5 semanas y su tiempo
de evolución clínica oscila de 1 a 4 semanas tendiendo a ser
menor en niños y adultos jóvenes. Se presenta en microepidemias como sucede en las aulas de preescolares y escolares de nivel primario. Aproximadamente de 2 a 3% de las
hepatitis fulminantes son asociadas al VHA. Se relaciona
la infección de hepatitis viral A con la activación de una
hepatitis autoinmunitaria, en sujetos genéticamente susceptibles.
Enfermedades infecciosas 57
Hepatitis B. Este tipo de alteración hepática la produce el virus de la hepatitis B (VHB). El VHB se adquiere por
vía parenteral y por contacto directo con fluidos corporales, secreciones y objetos contaminados. Su transmisión
percutánea afecta particularmente al cirujano dentista, se
ha demostrado que también por la vía ocular se transmite
este tipo de infección. De manera general se presenta en
personas adolescentes y adultas, siendo para la mayoría de
los afectados de curso benigno, termina sin dejar secuelas,
la fase aguda de la enfermedad pasa inadvertida en el 80%
de los individuos, sin embargo, el prodromo de la enfermedad puede presentarse con artralgias, artritis, erupción cutánea, angioedema y signos de afectación renal como hematuria y proteinuria, de manea similar a la enfermedad
del suero. Su periodo de incubación es variable, de 1 a 6
meses y más largo que de la tipo A, por lo que en general
se tiene dificultad para identificar el origen de la infección.
Por su significancia clínica es el tipo de hepatitis viral que
más se ha estudiado, disponiéndose actualmente de varios
tipos de exámenes de laboratorio para su identificación, los
avances sobre el conocimiento de la HVB, incluyen el desarrollo de vacunación específica.
La hepatitis viral B (HVB) tiene algunos rasgos peculiares, como desarrollar el estado de portador crónico y éste
sea un factor para la aparición de hepatitis crónica activa,
documentada en 1 a 5% de estos pacientes; ser la responsable de 50% de los casos de hepatitis fulminante habitualmente asociada al VHD y estar asociada a la aparición del
carcinoma hepatocelular. En el estado de portador crónico
el paciente pudiera no presentar signos clínicos evidentes
de la enfermedad, pero las pruebas de laboratorio siguen
revelando la presencia de infección y destrucción celular,
en este caso los marcadores inmunológicos como los antígenos de superficie (HBsAg) seguirán siendo detectados
después de varios meses de haberse presentado la fase aguda de la enfermedad, se calcula que aproximadamente el
1% de la población son portadores positivos para HBsAg.
Esta seropositividad en los pacientes puede durar toda la
vida y está relacionada a la posibilidad de contagio, de 5 a
10% de los pacientes adultos con HVB aguda permanecen
como portadores crónicos. La HVB es una de las causas de
hepatitis crónica activa, la posibilidad de evolucionar a la
cronicidad después de padecerla en curso agudo depende
de la edad, 90 a 95% de los niños menores de 5 años y de
5 a 10% de los adultos desarrollan hepatitis viral crónica,
la mayor parte de curso benigno, ya que se estima que sólo
de 15 a 20% desarrollan cirrosis hepática, lo cual está
determinado por el comportamiento de replicación viral,
seroconversión a Ag “e” positivo o sobreinfección con hepatitis D. El 30% de los pacientes con este síndrome de hepatitis viral B aguda son HBsAg positivos, este padecimiento tiene un doble significado en odontología, por un
lado los hepatocitos se están destruyendo y el paciente
pudiera presentar diferentes estadios de disfunción hepática (intolerancia a fármacos, tendencia al sangrado, etc.),
por el otro la agresividad infectante es mayor que en el estado de portador crónico. Al VHB también se le imputa un
papel en el desarrollo de carcinomas hepáticos, algunos estudios han mostrado la presencia de HBsAg hasta en 50%
de personas con estos padecimientos. La asociación con
hepatitis fulminante es menor de 1%.
Hepatitis C. Anteriormente denominada no A no B,
desde el punto de vista clínico, la HVC se parece a la HVB,
su vía de transmisión es parenteral (percutánea) y sexual,
aunque la infección aguda por HVC, en la mayor parte de
los casos (95%) es asintomática y subclínica. Es el responsable de 90% de las hepatitis postransfusionales y de 40 a
80% de las hepatitis esporádicas No A No B, su periodo de
incubación es de 2 a 20 semanas, puede representar entre
20 y 50% de todos los casos de hepatitis aguda esporádica
y es actualmente el responsable de muchos casos de hepatitis crónica considerada con anterioridad como idiopática.
Aproximadamente 50 a 80% de los pacientes que sufren
HVC aguda desarrollan estados de cronicidad que clínicamente cursan asintomáticos. No ha sido detectado con certeza el estado de portador crónico infeccioso, sin embargo,
es de esperarse que también comparta esta característica
con la HVB. El pronóstico de esta infección es poco alentador, ya que la probabilidad de resolución espontánea de la
enfermedad es menor a 50%. Estos pacientes corren el riesgo de desarrollar lesiones histológicas graves, sin embargo,
el riesgo de insuficiencia hepática fulminante con hepatitis
C aguda es sólo menor a 1%, de cirrosis 20% y de desarrollar
carcinoma hepatocelular 9%, se ha observado que el intervalo medio que transcurre entre una transfusión y la hepatitis crónica sintomática, cirrosis hepática o carcinoma
hepatocelular es de 10, 21 y 29 años, respectivamente.
Hepatitis D. El virus de la hepatitis D (VHD) o agente
delta, es el virus de menor tamaño capaz de infectar al ser
humano, tiene un periodo de incubación de 1 a 6 meses, su
curso clínico está determinado por la infección previa por
VHB, se detecta por medio del HBsAg y HDAg, anticuerpos anti–VHD, requiere del VHB para ser infectivo y replicarse, la infección por el VHD se produce sólo durante la
infección por VHB en forma de coinfección, infección simultánea B y D, o como sobreinfección D, afectando a portadores previos de HBsAg, estos tipos de infección delta
distintos clínicamente pueden ser indiferenciados, aunque
su evolución y pronóstico son muy diferentes; la mayor
parte de las coinfecciones por VHB y VHD evolucionan a
la curación; sin embargo, la sobreinfección por VHD puede progresar a la cronicidad, aunque poco frecuente, ya que
se estima que entre un 5 a 10% de las hepatitis crónicas por
VHB están sobre infectadas por VHD, salvo en los casos
en que exista HBsAg positivo, en donde estas cifras pueden
aumentar hasta 70%, la infección crónica por VHD ocasiona formas graves de hepatopatía con rápida evolución
a cirrosis.
Hepatitis E. Como el VHA, es de transmisión entérica
y endémica, la mayoría de los pacientes con hepatitis viral
E aguda e ictérica son adultos jóvenes entre los 20 y 40
años de edad, su periodo de incubación es de 2 a 8 semanas.
Se le ha relacionado con la anteriormente denominada hepatitis fulminante no A no B en países donde la infección
es endémica y en mujeres embarazadas durante el tercer
trimestre con una mortalidad elevada de 15 a 30% acompañándose de coagulación intravascular diseminada.
Hepatitis F. Como sucedía hace algunos años, en la
actualidad, no obstante el descubrimiento de cepas virales
hepatotrópicas nuevas y la consiguiente reclasificación de
las hepatitis virales según estos nuevos agentes responsables, cerca de 4 a 5% de las hepatitis no tienen etiología
58 Medicina en odontología
viral específica, lo que sugiere la existencia de otros agentes productores que han sido mencionados como hepatitis
F, hepatitis no A–E o hepatitis no A, no B, no C, no D. Su
cuadro clínico es prácticamente igual al de las otras hepatitis conocidas, por lo que no se dispone de un patrón epidemiológico o grupo de riesgo identificado, sin embargo, suelen seguir un curso clínico similar a las formas crónicas
virales conocidas, terminando en cirrosis hepática.
Hepatitis G y GB. Actualmente, con los avances tecnológicos en materia de biología molecular, se han identificado estos 2 nuevos tipos de virus hepatotrópicos causantes de hepatitis viral, responsables de los casos residuales
de hepatitis agudas postransfusionales y esporádicas, se
transmiten vía parenteral y son de etiología desconocida no
debidos a VHA, VHB o al VHC. La infección se encuentra
en proceso de caracterización, debido a la carencia de reportes de frecuencia e incidencia, por lo que se desconoce
la significancia clínica de estos virus, que está motivando
a más investigación al respecto para establecer un cuadro
típico y datos sobre su comportamiento clínico.
DIAGNÓSTICO
(Capítulo 5)
Cuadro 5–2. Población con mayores riesgos de
adquirir alguna variedad de hepatitis viral
Ocupación
Causas predisponentes
Personal del área médica:
Médicos, cirujanos, enfermeras, dentistas
Contacto directo con pacientes, secreciones y
sangre
Personal de laboratorio y
personal hospitalario
Contacto con sangre y
muestras corporales
Pacientes o personas que usan la vía endovenosa:
Paciente bajo hemodiálisis
Uso por múltiples personas de la maquinaria
Hemofílicos
Transfusiones de sangre
Drogadictos
Falta de asepsia
Pacientes o personas en hacinamiento:
Pacientes y personal en
hospitales psiquiátricos
Facilidad de establecimiento de microepidemias
Algunos grupos religiosos
y militares
Cárceles y correccionales
Éste se establece principalmente mediante la observación
del cuadro clínico y puede ser apoyado por el empleo de
estudios serológicos para determinar los antígenos y anticuerpos específicos, identificando el tipo de virus causal.
Otros estudios de apoyo diagnóstico pudieran ser la medición de transaminasas y la concentración de bilirrubina sérica, donde por arriba de 2.5 mg/dL se observa ictericia
como signo clínico diagnóstico, así como el aumento del
tiempo de protrombina y de las concentraciones de gammaglobulinas.
TRATAMIENTO MÉDICO
No existe un esquema de tratamiento específico para la hepatitis viral aguda, ya que es un trastorno autolimitado, salvo reposo domiciliario porque raras veces se requiere de
cuidados hospitalarios y, según sea el caso, dieta rica en
carbohidratos y baja en proteínas, así como restricción de
grasas cuando exista intolerancia a éstas. En aquellos pacientes con hepatitis crónica y HBsAg, DNA HVB o HBeAg
así como en las hepatitis C y D se utilizan medicamentos
como Ribavirina y interferón (antivirales e inmunomoduladores antineoplásicos). Como medida profiláctica, en la
actualidad se cuenta con esquemas de inmunización activa
mediante la vacunación para el VHA y VHB, lo cual es muy
recomendable en poblaciones de riesgo específico (cuadro
5–2), son utilizados también la inmunización pasiva mediante la administración de anticuerpos (gammaglobulinas) proporcionando inmunidad casi inmediata pero transitoria de 1 a 2 meses, a diferencia de los esquemas de
vacunación, que con sus debidos refuerzos periódicos confieren inmunidad prácticamente de por vida. La vacunación
contra la HVB previene también contra la HVD, para las
hepatitis A y E las medidas básicas de higiene, en el mane-
Homosexuales:
Acceso a la vía sanguínea
de semen infectado por
ulceración de la mucosa anal
jo de alimentos y potabilización de agua son su mejor prevención, para la hepatitis C y tal vez las de tipo G y GB, el
control sanitario en las transfusiones de sangre y hemoderivados mediante las pruebas de laboratorio específicas y
la legislación en materia de donación altruista, ha disminuido mucho la cantidad de casos de infección.
MANEJO DENTAL E IMPLICACIONES
ODONTOLÓGICAS
TRABAJO INTERDISCIPLINARIO
Hepatitis virales. Un paciente con antecedentes de algún
tipo de hepatitis viral, en particular la de tipo B, obliga al clínico dental a indagar sobre tres aspectos fundamentales:
a. confirmación del diagnóstico,
b. daño hepático acumulado —condición funcional
hepática, metabólica y hemostática—, y
c. potencial infectante.
Los pacientes tienden a minimizar su afección e indicar
que su padecimiento fue benigno, esto no debe ser tomado
Enfermedades infecciosas 59
como sinónimo de hepatitis A o alguna otra, el diagnóstico
debe ser confirmado. Desafortunadamente los médicos
tratan de manera similar cualquier tipo de hepatitis, realizan pruebas funcionales como la determinación de bilirrubina y transaminasas, pero omiten con frecuencia la determinación del tipo de hepatitis, la cual no se puede inferir
por pruebas funcionales, para este caso deben realizarse
exámenes serológicos específicos. En la mayor parte de los
casos no quedarán secuelas hepáticas de repercusión odontológica, sin embargo, es conveniente confirmar que no
existe daño remanente que afecte la capacidad metabólica
o coagulante, o que la hepatitis no se haya convertido a su
forma crónica (hepatitis crónica activa). Los pacientes con
más de seis meses de haber sufrido HVB que permanezcan
positivos a HBsAg o aquellos que su enfermedad hubiera
evolucionado a hepatitis crónica activa, deben considerarse infecciosos. En los casos de hepatitis aguda, sólo la
confirmación diagnóstica y la valoración de la condición
funcional hepática son relevantes, ya que el riesgo infeccioso será eminente.
REPERCUSIONES EN EL MANEJO
ODONTOLÓGICO Y LA CONDICIÓN BUCAL
En los casos de hepatitis viral aguda debe obrarse con cautela debido al riesgo de infección, por lo que el manejo sintomatológico de urgencias dentales estará indicado en lugar
del tratamiento típico. En la fase preictérica, el paciente
puede sólo presentar signos inespecíficos de afección gastrointestinal como náusea, vómito, anorexia, dolor músculo–articular, malestar y fiebre, lo que puede encubrir, al no
haber cambios característicos bucales, el diagnóstico de hepatitis y exponer al dentista, a su personal y a otros pacientes
al contagio por algún tipo de hepatitis viral. La fase ictérica
presenta cambios en esclera, piel y mucosa, observándose
amarillentas (piel cobriza en personas morenas).
En la fase de convalecencia o posictérica se observa
la desaparición de la mayor parte de los síntomas, pero la
hepatomegalia y una función hepática anormal pueden
persistir por más de cuatro meses, que es el periodo común
de recuperación clínica y bioquímica, esto obliga a descartar la persistencia de seropositividad de HBsAg cuando no
se dispongan de datos específicos, sin importar el lapso que
hubiera transcurrido desde el inicio de la enfermedad, así
involucre años. La determinación del estado de portador
crónico es fundamental para la práctica clínica dental.
Además debe considerarse que la disfunción hepática,
cualquiera que sea su origen, puede llevar a eventos hemorrágicos espontáneos o provocados (capítulo 6 sobre Alteraciones hepáticas).
EXÁMENES COMPLEMENTARIOS
En los casos agudos está indicado emplear los mismos exámenes mencionados con anterioridad. Para determinar el
tipo de hepatitis, en el adulto es preferible iniciar con la
determinación de HBsAg, aún en niños, en quienes es más
probable la adquisición de HVA, será mejor indicar por
razones de orden práctico y económico, una determinación
de HBsAg, que una titulación de anticuerpos –Anti–HVA,
IgM– (en ocasiones se solicita un examen para titulación
de IgM, que es una inmunoglobulina asociada a estados
agudos –Anti–HVA, IgM–), ya que si ésta resulta negativa
se debe indagar de todas formas por la hepatitis tipo B.
Además, la prueba de HBsAg es un procedimiento corriente en cualquier laboratorio y más barata.
En el caso de pacientes que fueran positivos a HBsAg,
deben considerarse infecciosos, hasta que la positividad
desaparezca, lo que frecuentemente sucede entre 4 a 6 meses. Se puede comprobar el potencial infeccioso por medio
de otros exámenes que también miden la presencia de antígenos y su potencial infectante: antígeno del corium o core
“porción central” del virus de la hepatitis B (HBcAg) y el
antígeno del precore o antígeno “e” (HBeAg). Ambas proteínas HBcAg y HBeAg, indican replicación vírica e infección activa por lo que los individuos HBcAg y HBeAg
positivos son altamente infecciosos y presentan lesiones
hepáticas activas.
En todo paciente con antecedentes personales patológicos de hepatitis viral, sin importar su origen, que no puedan demostrar diagnóstico y pérdida de seropositividad
para antígenos, un examen de HBsAg debe ser indicado.
La detección de la hepatitis C se realiza mediante métodos de enzimoinmunoanálisis (ELISA) de tercera generación que detectan péptidos y proteínas estructurales del
VHC, así como pruebas suplementarias de confirmación
como el immunoblot recombinante (RIBA), sin embargo,
el marcador inmunológico más sensible de la infección
activa es el estudio de RNA–VHC en el suero mediante
pruebas de amplificación genética (PCR), el cual puede
detectarse en la fase aguda de la infección antes de que aparezcan los anticuerpos anti–VHC y la elevación de transaminasas identificando los casos dudosos, anti–VHC–negativos, confirmando infección por VHC, sirve también en
pacientes inmunosuprimidos o contagio vertical en recién
nacidos, en los que los anticuerpos anti–VHC pueden tardar meses en aparecer.
Para la detección del VHD, su diagnóstico es difícil, en
coinfección VHB y VHD los marcadores de infección VHD
aparecen en forma transitoria y a títulos bajos, los Ac anti–
VHD aparecen tardíamente y durante un periodo corto. El
diagnóstico de la enfermedad aguda se realiza por la presencia en suero de HDAg y/o Ac anti–VHD a títulos bajos en
el curso de una hepatitis aguda HBsAg positiva. El diagnóstico de la hepatitis viral E se basa en la detección de anticuerpos específicos de tipo IgM e IgE en el suero, por técnicas
de ELISA con pruebas de confirmación por Western blott.
El diagnóstico de la hepatitis F es por exclusión y para el
virus de hepatitis G y GB, cuando menos de manera comercial, no se disponen actualmente de técnicas de detección de
anticuerpos contra éstos mediante pruebas de ELISA, sólo
son detectables mediante técnicas de ampliación genética y
de reacción en cadena de la polimerasa.
La determinación de HBsAg está indicada en algunos
grupos particulares de pacientes que son más sensibles o
están más expuestos al riesgo de adquirir HVB que el resto
de la población (ver cuadro 5–2).
60 Medicina en odontología
CONSIDERACIONES FARMACOLÓGICAS
En pacientes con disfunción hepática de cualquier origen
deben tenerse en cuenta una serie de precauciones a la prescripción farmacológica como se comenta a detalle en el
capítulo 6.
(Capítulo 5)
Cuadro 5–3. Protocolo para el manejo
de pacientes infectocontagiosos
Medidas antes y durante el tratamiento
1. Es preferible estar inmunizado y usar ropa de tipo quirúrgico desechable
2. Escoger horarios de poca actividad en el consultorio o
restringir la actividad clínica en él
CONSIDERACIONES Y RESTRICCIONES
DURANTE LA CONSULTA
Cualquier paciente en estado agudo es infeccioso, siendo
foco de infección directa o cruzada para el cirujano dentista, el personal auxiliar y otros pacientes, por lo que debe
ser tratado como tal, siguiendo el protocolo descrito en el
cuadro 5–3. Los pacientes con historial de hepatitis viral en
quienes se hubiera determinado que fueron afectados por
la HVA o que fueran negativos para HBsAg, pueden ser
tratados como sanos, teniendo en mente que la hepatitis
pudo haber sido C, en particular si existieran antecedentes
transfusionales, en ésta como en la variedad HVB y HVD
existe siempre la posibilidad de desarrollar estado de cronicidad, lo que eventualmente puede exponer al odontólogo a un riesgo no ponderado. En los pacientes convalecientes (hasta 6 meses) positivos a HBsAg, los portadores
crónicos y aquellos con hepatitis crónica activa (alto riesgo
infeccioso), debe seguirse el protocolo de atención para
pacientes infecciosos del cuadro 5–3.
PLAN DE TRATAMIENTO
En los pacientes con más de 4 a 6 meses de haber sufrido
cualquier tipo de hepatitis viral (que sean negativos a
HBsAg), pueden ser tratados como sanos y cualquier etapa
del tratamiento llevada a cabo. En aquellos con antecedentes de hepatitis viral de otros tipos, donde se sospecha del
desarrollo del estado de portador crónico (B, C y D), pero
no se dispone de exámenes serológicos específicos, quizá
sea mejor manejarlos como infecciosos. Como ha sido reiterado, los pacientes posictéricos positivos a HBsAg, los
portadores crónicos y aquellos con hepatitis crónica activa
deben ser tratados siguiendo el protocolo propuesto en el
cuadro 5–3, por ser potencialmente infecciosos. A menos
que se hayan creado problemas de insuficiencia hepática
por la enfermedad (veáse sección anterior), el tratamiento
del paciente infeccioso puede incluir todas las fases de un
plan de tratamiento odontológico elaborado. Particularmente por los inconvenientes que causa el prepararse para
recibir un paciente con riesgo infeccioso, las siguientes
estrategias son sugeridas:
a. Planeé el menor número de visitas al consultorio,
optimando el tiempo de trabajo y realizando el
mayor número de actividades dentales posibles en
cada sesión.
b. No mezcle pacientes. Citar al final de la sesión de
trabajo o dar cita exclusiva al paciente. El control
3. Restringir el área de trabajo, preparando anticipadamente lo requerido para el acto operatorio:
a. instrumental, material y equipo
b. elementos para limpieza y desinfección
c. implementar técnicas de barrera
4. Extremar ténicas de barrera en pacientes, operadores
y área operatoria (piso, sillón, mangueras, lámparas y
unidad dental). Emplear la mayor cantidad de material
e instrumental desechables
5. Programar el mayor número de procedimientos posibles por sesión. Reducir al máximo el número de sesiones de tratamiento
6. Uso de succión quirúrgica y/o dique de hule
7. Preparar gasas y toallas humedecidas con material
desinfectante para limpieza de instrumental, área de
trabajo y eliminación de contaminantes
8. Evitar autopunciones y daño tisular. En tal caso desinfecte y aplique suero hiperinmune
Medidas después del tratamiento
1. Colocar en una bolsa identificable (doble bolsa), todo
el material desechable. Usar contenedores rígidos
para desechar instrumentos punzocortantes
2. Entregar dicha bolsa a un hospital u otro centro autorizado en la localidad para su incineración. Esterilice
contenedores rígidos en autoclave antes de disponer
de ellos
3. Sumergir el instrumental utilizado en desinfectante
concentrado (de preferencia glutaraldehido). Después
de un tiempo suficiente de desinfección: limpiar y esterilizar
4. Desinfectar el área operatoria: pisos, mobiliario
5. Las manos deben ser protegidas con guantes, de preferencia de uso pesado para la ejecución de las tareas
anteriores. Finalmente las manos deben ser desinfectadas con jabones a base de clorhexidina u otro desinfectante potente
higiénico pre y posoperatorio será más sencillo.
No causará angustia en otros pacientes, ni situaciones embarazosas en el paciente infeccioso.
c. Sea seguro y conocedor de su trabajo. La dubitación lo hará cometer errores. Cualquier consultorio
dental con sistemas de control infeccioso estándar,
asegura el manejo de estas situaciones infectocontagiosas.
Enfermedades infecciosas 61
INFECCIÓN POR VIH Y SIDA
La infección por el virus de inmunodeficiencia humana
(VIH) es una enfermedad crónica, de curso progresivo e
irreversible, la cual produce disminución de la resistencia
inmunológica celular, que permite desarrollar infecciones
oportunistas y/o neoplasias malignas que eventualmente
conducen a la muerte del individuo afectado.
ETIOLOGÍA
Los primeros informes de la enfermedad hoy conocida
como síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA)
aparecieron a mediados de 1981 en el Reporte Semanal de
Morbilidad y Mortalidad de los Centros para el Control de
Enfermedades de EUA. Dichos casos se caracterizaron por
la presencia de infecciones oportunistas graves (neumonía
por Pneumocystis carinii) y sarcomas de Kaposi en varones homosexuales previamente sanos, quienes presentaban como factor común la evidencia de alteraciones en el
sistema inmune celular. En 1983 Barré–Sinoussi y colaboradores en París y en 1984 Gallo y colaboradores en EUA
aislaron respectivamente a los retrovirus LAV (virus asociado a linfadenopatía) y HTLV–III (virus linfotrópico de
células T humanas), los cuales fueron reconocidos como
los agentes etiológicos del SIDA. Estudios posteriores demostraron que ambos virus eran uno solo, por lo que en el
año de 1986 la Organización Mundial de la Salud (OMS)
recomendó denominarlo virus de inmunodeficiencia humana. Se reconocen dos serotipos de este virus: el VIH–1
y VIH–2, en la mayor parte de casos registrados a nivel
mundial son producidos por el VIH–1.
DEFINICIÓN
En la actualidad los Centros para el Control de Enfermedades de EUA (CDC) definen como caso de síndrome de inmunodeficiencia adquirida a aquellos pacientes infectados
por el VIH que presentan una cuenta de linfocitos T CD4+
menor a 200/mm3. En esta clasificación también se consideran casos de SIDA a los individuos VIH positivos con
tuberculosis pulmonar, episodios recurrentes de neumonía
o carcinoma cervical invasivo. Anteriormente a 1993, se
consideraban casos de SIDA a los pacientes VIH positivos
que desarrollaban sarcoma de Kaposi, linfoma no Hodgkin, neumonía por Pneumocystis carinii o cualquier otra
infección oportunista grave, síndrome de desgaste o a
quienes presentaban trastornos del sistema nervioso central asociados a inmunosupresión, con independencia de la
cuenta de linfocitos T CD4+. Esto no es válido en la actualidad, ya que gracias al manejo farmacológico adecuado de
los casos de SIDA, muchos pacientes aún con cifras muy
bajas de linfocitos T CD4+ pueden no presentar este tipo
de enfermedades oportunistas.
VÍAS DE TRANSMISIÓN
Y RIESGO OCUPACIONAL
La infección por VIH se puede transmitir a través de tres
rutas definidas: contacto sexual con una persona infectada,
por exposición parenteral a sangre u otros fluidos orgánicos contaminados y verticalmente de una madre infectada
a su hijo. El VIH ha sido identificado en la saliva, pero
hasta la fecha no se ha demostrado que por esta vía se
pueda transmitir la infección. El virus también ha sido aislado de lágrimas, leche, líquido cefalorraquídeo, líquido
amniótico y orina, sin embargo, solamente se ha demostrado la transmisión de este agente a través de sangre, semen, leche y secreciones vaginales, de alguna manera fluidos corporales que contengan una concentración viable de
elementos celulares. El riesgo de adquirir la infección
mediante sangre contaminada está en relación directa con
la cantidad de sangre recibida y al estadio clínico del donante.
Una de las mayores preocupaciones del personal encargado de proporcionar tratamiento dental a los pacientes
infectados por VIH es el riesgo de contagio en los diversos
ambientes de trabajo clínico y de laboratorio. Los datos
existentes demuestran que el VIH puede transmitirse principalmente a través de punciones accidentales o heridas
quirúrgicas. Por fortuna, a pesar que dichos accidentes son
relativamente comunes, el número de casos así infectados
es muy bajo, ya que en estudios realizados por los Centros
para el Control de Enfermedades de EUA se ha detectado
una tasa de seroconversión de 0.2% en 1,948 trabajadores
de atención a la salud que tuvieron 2,042 exposiciones percutáneas con sangre de pacientes infectados por VIH. Además, ninguno de los 668 trabajadores que reportaron 1,051
exposiciones de mucosas a sangre infectada por VIH desarrollaron anticuerpos contra él. Por otra parte, el riesgo de
transmisión del VIH de un dentista a su paciente parece ser
menor, ya que hasta la fecha esto sólo ha sido demostrado
en una ocasión, en la que un odontólogo de Florida, quien
falleció de SIDA, aparentemente infectó a 6 de sus pacientes que no tenían antecedentes de prácticas de alto riesgo
para adquirir la infección. Es conveniente señalar que
dichos individuos son los únicos casos registrados desde
1991, entre más de 9,000 pacientes atendidos por 60 profesionales del cuidado de la salud infectados por VIH, por lo
que continúa investigándose la posible existencia de prácticas de alto riesgo en los pacientes infectados.
En conclusión, las investigaciones realizadas hasta la
fecha en personal de odontología no han demostrado algún
caso de infección por contacto ocupacional con sangre, saliva o instrumentos contaminados. Los casos conocidos de
odontólogos, higienistas, asistentes dentales y técnicos de
laboratorio infectados por VIH corresponden en su mayor
parte a individuos que pertenecen a grupos de riesgo para
adquirir esta infección.
INMUNOPATOGENIA
El VIH puede infectar diversas variedades de células humanas; sin embargo, las más propensas son las que poseen
62 Medicina en odontología
receptores CD4, como los linfocitos T cooperadores y macrófagos, así como a otras células procesadoras de antígenos presentes en piel, ganglios y otros órganos, incluyendo
a las neuronas y a los macrófagos del sistema nervioso central, entre otras. Lo que explica la diversidad de manifestaciones clínicas presentes en esta enfermedad. Una vez que
penetra al torrente sanguíneo, el VIH selectivamente
infecta a los linfocitos T (de manera específica a los CD4+
o cooperadores), a los que se une a través de la glucoproteina 120 localizada en su envoltura, la cual se adhiere al receptor de membrana CD4 con ayuda de otras proteínas de
superficie celular que actúan como correceptores para facilitar la entrada del virus al huésped. Ya en el interior de
la célula, por acción de la enzima transcriptasa reversa
cataliza la síntesis de un provirus de doble cadena de ADN,
el cual se incorpora al ADN de la célula huésped, en donde
permanece latente hasta que ocurran eventos que lo activen, a partir de lo que se producen nuevos virus y la destrucción de las células infectadas, causando la disminución
del número total de linfocitos T4 y modificando la proporción existente entre linfocitos T4 y T8. Normalmente existe una proporción de 2:1 en favor de los linfocitos T4. En
el SIDA, la proporción se invierte, y esta marcada reducción de linfocitos cooperadores explica el incremento en la
susceptibilidad a las infecciones oportunistas y el desarrollo de neoplasias malignas entre los afectados.
HISTORIA NATURAL
DE LA INFECCIÓN POR VIH
En general se considera que más de 50% de los sujetos infectados desarrollan una enfermedad febril aguda similar
a mononucleosis infecciosa entre 2 y 6 semanas después de
la exposición inicial al VIH. Esta sintomatología dura de
10 a 14 días y se cura espontáneamente. Se denomina “periodo de ventana” a la etapa previa en la producción de
anticuerpos antiVIH, la cual varía de 3 a 6 semanas, posterior a ella comienzan a aparecer éstos y es a partir de entonces cuando el sujeto puede ser diagnosticado a través de
exámenes serológicos. Un aspecto de particular importancia lo constituye el hecho de que los anticuerpos circulantes no pueden neutralizar al VIH, debido a que éste posee
una notable capacidad para alterar su antigenicidad.
Se ha observado que la severidad de la enfermedad
aguda posinfección por VIH es predictora del curso que
seguirá la enfermedad, debido a que la mayoría de los sujetos que la presentan en forma prolongada desarrollan
SIDA dentro de un lapso de tres años, en contraste con sólo
10% de los que no presentan cuadro agudo posinfección.
A partir de la seroconversión, la enfermedad cursa
con un largo periodo asintomático (promedio de 10 años),
durante el cual continúa la disminución progresiva e irreversible en el número absoluto de linfocitos T4, con inversión de la proporción T4/T8, anergia cutánea y el desarrollo de severos trastornos en la función linfocitaria celular
y humoral, los que desembocan al final en la aparición gradual de los signos y síntomas característicos de las fases
avanzadas de la enfermedad, como linfadenopatía persis-
(Capítulo 5)
tente, fiebre, pérdida de peso, diarrea, sudoración nocturna, erupciones cutáneas, mialgia, artralgia, cefalea y neuropatía, hasta llegar a la fase de SIDA (menos de 200
linfocitos T CD4+ por mm3, se estima una cifra de 600 a
800/mm3 de sangre en un individuo sano). En esta etapa
clínica de la enfermedad, el sujeto se vuelve muy susceptible al desarrollo de infecciones oportunistas graves, como
neumonía por P. carinii, toxoplasmosis, tuberculosis, infección por citomegalovirus y otras más, así como neoplasias malignas infrecuentes (figura 5–1).
Los pacientes VIH positivos se pueden agrupar en
tres categorías, de acuerdo a la etapa de la infección. El
grupo 1 o etapa asintomática lo constituyen los individuos
recién infectados, los cuales, después de una breve enfermedad aguda posinfección son seropositivos a VIH y se
encuentran clínicamente asintomáticos. En el grupo 2 o
etapa sintomática temprana se ubican los sujetos que presentan signos de inmunosupresión y cifras menores a 400
linfocitos T CD4 por mm3. Además, se presentan signos
clínicos como agrandamiento de ganglios linfáticos, sudoración nocturna, pérdida de peso, candidiasis bucal, fiebre,
malestar general y diarrea. En el grupo 3 o etapa sintomática avanzada se ubican los pacientes con SIDA.
DIAGNÓSTICO DE LA INFECCIÓN POR VIH
Los exámenes serológicos para la detección de anticuerpos
anti–VIH–1 se empezaron a utilizar en forma rutinaria
apartir de 1985 y poco después se introdujeron los exámenes para la detección de anticuerpos antiVIH–2. El análisis
de inmunoabsorción enzimática (ELISA) es un método
sensible, que constituye el primer paso para detectar sujetos seropositivos, tiene el inconveniente de que puede presentar resultados falsos positivos, por lo que el diagnóstico
definitivo se establece cuando el resultado positivo con
esta técnica se confirma con el análisis de transferencia
Western (Western blot), el cual detecta anticuerpos frente
a antígenos de VIH de pesos moleculares específicos. Esta
combinación de resultados informa sólo que el sujeto ha
estado expuesto al VIH, pero no el estado de la infección
o si éste se encuentra ya en la fase de SIDA. Sin embargo,
todo sujeto positivo debe considerarse potencialmente infeccioso.
A partir de 1989 se pueden detectar secuencias de
ADN de VIH por medio de la reacción en cadena de la polimerasa (PCR), el cual es un método tan confiable como el
cultivo de virus mismo y permite detectar el nivel de viremia de los afectados.
Los recuentos de linfocitos T CD4+ y los niveles de
ARN de VIH en plasma representan una parte importante
de la valoración y el seguimiento de la enfermedad en personas infectadas por VIH. Tal y como se establece en la
definición de SIDA, el recuento de linfocitos T CD4+ es un
indicador aceptado para conocer la competencia inmunitaria del paciente infectado, además existe una estrecha relación entre la cuenta de estas células y la aparición de manifestaciones clínicas del SIDA (con cuentas inferiores a 200
linfocitos T CD4+ por mL existe un elevado riesgo de infecciones oportunistas graves por P. carinii, M. avium–intrace-
Enfermedades infecciosas S 63
800 CD4+
Anticuerpo gp 120
Antígeno P24
Anticuerpo P24
Antígeno P24
400 CD4+
200 CD4+
2 meses
Cuadro agudo
tipo
Mononucleosis
1 año
8 años
Linfadenopatía
Fiebre
Anorexia
Pérdida de peso
Diarrea
Candidiasis
10 años
Infecciones
oportunistas
Neoplasias
malignas
Síndrome de
desgaste
Demencia
Figura 5–1. Historia natural de la infección por VIH.
llulare, CMV y otras). Por su parte, el nivel de ARN de VIH
en el plasma permite predecir lo que sucederá con el recuento de linfocitos y tiene importancia en el pronóstico
clínico, sirviendo de base para la toma de decisiones terapéuticas con respecto a la selección de fármacos antirretrovirales. Se estima que cuando el nivel de ARN de VIH es
mayor a 20,000 copias/mL, es necesario emplear este tipo
de medicamentos. En términos generales, los pacientes
con altos niveles plasmáticos de ARN de VIH progresan con
rapidez en las fases sintomáticas que aquellos con niveles
bajos.
ASPECTOS EPIDEMIOLÓGICOS
Según las estimaciones de la OMS, a finales de 1999 existían en el mundo 32.4 millones de adultos y 1.2 millones
de niños infectados por el VIH y la mayoría de ellos (aproximadamente el 95%) vive en países en desarrollo. En
América Latina, el mayor número de casos se ha presentado en varones homosexuales y bisexuales, lo que ha conducido a un notable incremento en los últimos años en la
proporción de mujeres infectadas y su descendencia, se
calcula que en esta parte del mundo viven alrededor de 1.3
millones de personas infectadas, de las cuales aproximadamente la quinta parte son mujeres. En México, desde el inicio de la epidemia y hasta finales de 1999 se habían reportado un total de 42,762 casos de SIDA, observándose un
caso femenino por cada seis masculinos. La mayoría de los
varones adquirieron la infección por vía sexual, notándose
un incremento en los últimos años entre heterosexuales,
mientras que en las mujeres en un inicio la transmisión fue
principalmente por vía sanguínea y en la actualidad es
heterosexual. Hasta ahora, menos de 2% de los casos registrados se han producido por vía perinatal.
MANEJO MÉDICO GENERAL
En la actualidad no existe un tratamiento efectivo para
erradicar la infección por VIH. El manejo de los pacientes
infectados se orienta por un lado, al uso de fármacos antirretrovirales, los cuales logran disminuir la velocidad de
replicación del VIH in vitro, prolongando la vida y mejorando la calidad de la misma en los afectados.
Actualmente se utilizan los análogos de nucleósidos,
los cuales se emplean combinados con otro análogo de nucleósidos y un inhibidor de proteasas. Entre los primeros
destacan la zidovudina (RetrovirR, anteriormente denominada azidotimidina o AZT), didanosina (VidexR, ddI), zalcitabina (ddC) y lamivudina (3TC). También se emplean
los inhibidores no nucleósidos de la transcriptasa inversa
como la nevirapina y la delavirdina. Estos fármacos inhiben la acción de la transcriptasa reversa y en consecuencia
disminuyen la replicación viral.
Los inhibidores de proteasas del VIH–1 son considerablemente menos tóxicos que los anteriores, sin embargo,
al igual que ocurre con los inhibidores de la transcriptasa
64 Medicina en odontología
inversa, pueden presentarse cepas resistentes cuando estos
compuestos se emplean en monoterapia, por tanto, sólo deben emplearse formando parte de tratamientos combinados con otros antirretrovirales. Entre los inhibidores de
proteasas destacan el saquinavir, ritonavir, indinavir y nelfinavir. Es muy importante saber que la terapia combinada
produce una disminución significativa en la frecuencia de
infecciones bucales oportunistas y neoplasias asociadas
con la infección por VIH.
El enfoque terapéutico actual se basa en el empleo
de un esquema triple con dos nucleósidos y un inhibidor de
proteasa, sólo se modifica por otro esquema si se presentan
alteraciones importantes en la cuenta linfocitaria o vuelve
a aumentar el nivel de replicación viral. Esta situación es
muy importe para el personal dental, ya que existen numerosos efectos secundarios potenciales de dichos medicamentos como anemia, leucopenia y trombocitopenia secundarias a mielotoxicidad. Otros efectos secundarios
incluyen hepatotoxicidad, náuseas, diarrea, inmunosupresión, erupción cutánea, neuropatía periférica y pancreatitis.
En el cuadro 5–4 se presenta una lista de las enfermedades asociadas a inmunosupresión que pueden presentarse durante el transcurso de la infección por VIH, muchas
de ellas pueden causar serios efectos en diferentes sistemas
y quizá hacer necesario modificar las condiciones de manejo estomatológico de estos pacientes.
Cuadro 5–4. Enfermedades asociadas
a inmunosupresión por disminución
de linfocitos T cooperadores
Cuenta de linfocitos T cooperadores
> 200/mm3
Enfermedades
Infecciones estafilocócicas en piel
Candidiasis
Leucoplasia vellosa
101 a 200/mm3
La tasa de mortalidad de los pacientes con SIDA es
virtualmente de 100% y la expectativa de sobrevida en los
sujetos que no utilizan terapia antirretroviral es de aproximadamente 2 a 3 años.
MANEJO ODONTOLÓGICO
El riesgo de transmisión de VIH durante el trabajo odontológico existe, pero es muy bajo (es menor al calculado en
otras enfermedades infectocontagiosas como la hepatitis
B, la tuberculosis y la infección herpética). Por ello, diversas organizaciones nacionales e internacionales recomiendan tratar a los pacientes infectados de la misma manera
que a los pacientes infectados por otros patógenos de transmisión por sangre y otros fluidos contaminados, considerando que en un alto porcentaje de los casos positivos es
imposible detectarlos mediante el interrogatorio, la exploración clínica e incluso por medio de los exámenes de laboratorio, lo más adecuado es utilizar los métodos de barrera
y demás precauciones universales en todos los pacientes,
independientemente de identificarse en ellos prácticas de
alto riesgo para enfermedades infectocontagiosas o francos signos de enfermedad.
El aumento en el número de personas infectadas por
VIH, aunado al incremento en la expectativa de vida de los
infectados que tienen acceso a la terapia antirretroviral,
trae como consecuencia un aumento significativo en el número de individuos VIH positivos que requieren de atención estomatológica. Por otra parte, la cavidad bucal es uno
de los sitios anatómicos en donde se observan con mayor
frecuencia las manifestaciones de la infección por el VIH,
ya que cerca de 60 a 80% de los sujetos infectados presentan alguna alteración bucal asociada a este padecimiento.
La frecuencia y variedad de estas alteraciones dependen de
varios factores, como el género, el estadio clínico de la enfermedad (nivel de inmunosupresión), vías de transmisión
y tratamientos empleados.
Historia clínica en pacientes
infectados por VIH
Neumonía por P. carinii
Tuberculosis
Micosis profundas
Toxoplasmosis
Infecciones herpéticas
Criptosporidiasis
Sarcoma de Kaposi
0 a 100/mm3
(Capítulo 5)
Síndrome de desgaste
Infección por CMV
Infección por M. avium
Linfoma no Hodgkin
Los individuos VIH positivos son pacientes médicamente
comprometidos y su estado de salud puede variar de
manera súbita, por lo que es importante contar con una historia clínica completa. La evaluación minuciosa de cada
paciente puede ayudar a determinar el impacto potencial
que las diversas alteraciones asociadas a la infección por
VIH son capaces de causar en los tejidos bucales o sobre
el tratamiento odontológico. Para determinar el estadio de
la infección por VIH es conveniente obtener la mayor cantidad de información directamente del paciente, quien
suele estar bien informado acerca de su enfermedad. La
mayoría es capaz de informar acerca de sus padecimientos,
medicamentos empleados y dosis, así como los resultados
de laboratorio más recientes. En ocasiones puede ser necesario obtener o complementar la información directamente
del médico responsable del paciente.
Un formato diseñado para registrar la información de
cualquier paciente sistémicamente comprometido es igual-
Enfermedades infecciosas 65
mente adecuado para pacientes infectados por VIH. Algunos rubros que son en particular importantes para detectar en
estos pacientes son los relativos a hemostasis, infecciones,
acciones e interacciones farmacológicas.
Plan de tratamiento estomatológico
Al planear el tratamiento del paciente infectado por VIH,
el odontólogo debe primero considerar el estado físico actual y la etapa de la infección en la que este se encuentra.
Esta es una consideración necesaria, similar a la que se
hace en cualquier otro paciente afectado por enfermedades
sistémicas que ponen en peligro la vida. Proporcionar o no
tratamiento dental a un paciente VIH positivo puede afectar su calidad de vida, por lo que se deben determinar las
prioridades de manejo en el siguiente orden:
Alivio de las molestias.
Restauración de la función.
Limitación del daño.
Considerar resultados estéticos.
En términos prácticos, podemos dividir a los pacientes
VIH positivos en dos grandes categorías:
1. Pacientes en etapas tempranas de la enfermedad:
Aquellos pacientes que presentan cuentas de linfocitos CD4 mayores a 200/mm3. Estos casos deben ser tratados de la misma manera que los pacientes VIH negativos. No existen evidencias que
sugieran que deban hacerse modificaciones al tratamiento estomatológico en esta situación.
2. Pacientes en etapas avanzadas de la enfermedad:
Cuando las cuentas de linfocitos CD4 descienden
por debajo de 200/mm3, se considera que los afectados se encuentran en etapas avanzadas de la enfermedad, que presentan mayor susceptibilidad
para desarrollar infecciones oportunistas graves y
suelen estar bajo tratamiento con diversos fármacos. La mayoría de estos pacientes pueden ser todavía tratados por el dentista de práctica general una
vez que se descarte la existencia de riesgo de sangrado o infección por trombocitopenia y neutropenia, respectivamente. En ocasiones, puede ser necesario referir al paciente con el especialista para
interconsulta y en caso necesario, para recibir el tratamiento especializado de algún problema de salud
oral específico. Por otro lado, sólo se debe referir al
paciente para tratamiento estomatológico intrahospitalario cuando el estado de salud general lo justifique y no por el procedimiento odontológico en sí.
Diversos estudios han demostrado que la mayoría de personas infectadas por VIH requieren de algún tipo de tratamiento dental, con independencia de la etapa de su enfermedad. Por ello, los procedimientos preventivos pueden
eliminar o reducir la incidencia y gravedad de las complicaciones orales que pudieran aparecer durante el avance de
la infección, lo anterior mejorará la calidad de vida de estos
pacientes.
Consideraciones en
odontología restaurativa
El tratamiento de odontología restauradora es igual para
pacientes VIH positivos que para el resto de la población.
Los pacientes que no son buenos candidatos para procedimientos de restauraciones extensas son aquellos que padecen caries rampante, reducción del flujo salival, acidez oral
a consecuencia de vómito frecuente y los que presentan
ciertas manifestaciones orales de la infección por VIH que
limitan el trabajo odontológico, como ataques de úlceras
recurrentes no controladas o infecciones herpéticas, así
como los pacientes no ambulatorios y en etapa terminal.
Estos últimos requieren opciones de tratamiento simplificado, como restauraciones dentales con ionómero de vidrio.
La presencia de enfermedad periodontal e hiposalivación son factores que deben ser controlados o eliminados
antes de realizar el tratamiento restaurativo.
Consideraciones protésicas
Una prótesis estética es de gran valor para las personas que
padecen enfermedades debilitantes como la infección por
VIH y SIDA, ya que les proporciona un aspecto facial y
una sonrisa que estimula la autoestima. De preferencia se
deben elaborar lo más pronto posible dentro del avance de
la enfermedad y en su diseño se deben preferir los aparatos
removibles ligeros que permitan realizar con mayor facilidad la higiene, ya que estos pacientes son particularmente
susceptibles a infecciones por C. albicans e irritaciones superficiales de la mucosa.
Consideraciones en cirugía
bucal e implantología
La decisión de realizar procedimientos quirúrgicos en pacientes VIH positivos depende de los mismos factores que
se toman en cuenta para el resto de los pacientes. Así, para
atender individuos en etapas avanzadas de la enfermedad
y estado sistémico comprometido será necesario consultar
con su médico antes de realizar la cirugía. Entre las complicaciones potenciales destacan el riesgo elevado de infección
y la posibilidad de producir sangrado excesivo. Sin embargo, hasta la fecha no se ha observado que exista mayor frecuencia de alveolitis en este tipo de pacientes comparados
con la población general, ni se considera justificable el
empleo de profilaxis con antibióticos en forma rutinaria,
antes de cualquier procedimiento quirúrgico.
La decisión de emplear antimicrobianos debe basarse
en cada caso particular. Algunos autores sugieren descartar
la posibilidad de neutropenia en aquellos pacientes con
cifras menores a 100 linfocitos CD4+/mm3, ya que en caso
positivo, deberán prescribirse antimicrobianos en forma
pre y posoperatoria para minimizar el riesgo de infección.
Los antimicrobianos deben utilizarse con precaución, debido a la elevada propensión de los pacientes VIH positivos para desarrollar reacciones adversas a fármacos, sobre
todo durante las etapas avanzadas de la enfermedad. Además, el uso indiscriminado de estos fármacos favorece el
desarrollo de infecciones oportunistas como candidiasis.
66 Medicina en odontología
Todo odontólogo debe saber que, aunque infrecuente, la
posibilidad de sangrado excesivo puede presentarse en los
pacientes VIH positivos debido a trombocitopenia autoinmune. Las extracciones dentales pueden realizarse sólo en
pacientes que presentan cifras superiores a 50,000 plaquetas/mm3; sin embargo, los procedimientos quirúrgicos deben de posponerse, en lo posible, cuando los niveles de hemoglobina caen por debajo de 7.0 g/dL. Aunque se ha hecho
poca investigación sobre el empleo de implantes dentales en
pacientes VIH positivos, no parece haber diferencia en
cuanto a la osteointegración ni al desarrollo de complicaciones posoperatorias entre pacientes infectados y no
infectados por VIH. Para todos los pacientes, independientemente de estar o no infectados por VIH, el empleo de procedimientos de asepsia y técnicas quirúrgicas atraumáticas
son aspectos importantes para minimizar la introducción de
microorganismos patógenos en una herida quirúrgica y para
reducir el riesgo de complicaciones posquirúrgicas. Es
aconsejable realizar eliminación de placa dentobacteriana y
raspado previo a los procedimientos quirúrgicos invasivos
en los pacientes con inmunodeficiencia severa y neutropenia.
Consideraciones endodónticas
Al igual que en otros casos de inmunosupresión (pacientes
trasplantados, hemodialisados, etc.), el tratamiento endodóntico y la conservación de los dientes naturales ofrece
grandes beneficios al paciente VIH positivo. En casos de
pulpitis aguda, el tratamiento endodóntico debe realizarse
de inmediato, para evitar el riesgo de infección periapical
y su diseminación. Este tipo de tratamiento es particularmente importante cuando el manejo quirúrgico no puede
llevarse a cabo debido a complicaciones sistémicas (p. ej.,
trastornos de la coagulación). Es preferible realizar el procedimiento en una sola cita, especialmente en pacientes
con limitaciones físicas y aquellos que no puedan acudir a
citas múltiples.
Consideraciones ortodónticas
Los pacientes VIH positivos en etapa asintomática han recibido tratamiento ortodóncico en forma satisfactoria, lo
que sugiere que responden de idéntica forma que los pacientes VIH negativos. Aquellos que se encuentran en etapas
avanzadas de la enfermedad, igual que los afectados por
otras enfermedades debilitantes, no son candidatos para tratamiento de ortodoncia, ya que suelen presentar alta incidencia de enfermedades periodontales y de la mucosa bucal
que pueden ser agravadas por el tratamiento. En algunos casos, el tratamiento puede ser modificado de tal manera para
reducir el tiempo de utilización de aparatos o se pueden
emplear tratamientos combinados con odontología restaurativa para resultados más rápidos.
Consideraciones farmacológicas
Los pacientes que solicitan atención dental pueden encontrarse bajo tratamiento con medicamentos profilácticos
(Capítulo 5)
para infección por P. carinii, candidiasis, herpes simple, citomegalovirus u otras infecciones oportunistas, o algunos
casos pueden encontrarse bajo tratamiento antirretroviral
con alguno de los diversos esquemas que involucran el empleo de inhibidores de la transcriptasa inversa e inhibidores
de proteasas. Los posibles efectos secundarios de todos
estos medicamentos deben ser considerados cuidadosamente al planear el tratamiento odontológico, e igual se debe
tener especial cuidado al prescribir otros fármacos que puedan interactuar con los anteriores y producir reacciones adversas en el paciente, incluyendo reacciones alérgicas, hepatotóxicas, inmunosupresión, anemia, trombocitopenia y
otras más.
Es necesario que el odontólogo conozca las acciones
farmacológicas, efectos secundarios, interacciones y contraindicaciones de los principales medicamentos empleados por el paciente VIH positivo o consultar con su médico
antes de realizar el tratamiento. Entre los fármacos empleados con frecuencia por el odontólogo, el acetaminofén
debe usarse con precaución en pacientes tratados con zidovudina (AZT), ya que la anemia y trombocitopenia inducida por este inhibidor de la transcriptasa reversa pueden
intensificarse por el analgésico. Por otra parte, debe evitarse el uso de aspirina en pacientes con trombocitopenia.
El ketoconazol puede alterar el metabolismo y la absorción
de algunos inhibidores de proteasas (indinavir), rifampicina y cimetidina. También es conveniente recordar que
algunos de los medicamentos antirretrovirales pueden causar efectos secundarios con manifestaciones a nivel bucal,
como hiposalivación causada por didanosina (ddI), úlceras
bucales producidas por zalcitabina (ddC) y disgeusia inducidas por ritonavir.
EXÁMENES COMPLEMENTARIOS
Aquellos pacientes con antecedentes personales de alto
riesgo para adquirir la infección por VIH o con signos clínicos sugestivos de la enfermedad, deben ser referidos a un
servicio médico adecuado donde se les realicen las pruebas
diagnósticas, la evaluación médica completa y los exámenes de laboratorio necesarios para determinar la severidad
de la enfermedad. Esta recomendación debe ser con cuidado discutida con el paciente, a quien se deben explicar claramente las razones que justifican dicha evaluación y la
conveniencia de realizarla antes de iniciar el manejo estomatológico.
La mayoría de las personas expuestas al VIH comienzan a producir niveles detectables de anticuerpos entre la
sexta y doceava semanas siguientes al momento de la infección, aunque algunos pueden demorar hasta seis meses.
Como ya se mencionó, el diagnóstico definitivo de la infección por VIH se establece cuando un resultado positivo
de la prueba de ELISA es confirmado con la detección de
anticuerpos específicos de VIH en el análisis de Western
blot. Conviene recordar que la prueba de ELISA puede dar
resultados negativos si se efectúa antes de que se produzca
seroconversión + (durante el “periodo de ventana”), por lo
que en todo paciente sospechoso de estar infectado se debe
repetir este examen. En los pacientes con enfermedad avan-
Enfermedades infecciosas 67
Cuadro 5–5. Clasificación revisada
de las lesiones bucales asociadas
a la infección por VIH *
Grupo 1. Lesiones fuertemente
asociadas a la infección por VIH
Candidiasis
a. Eritematosa
b. Seudomembranosa
Leucoplasia vellosa
Sarcoma de Kaposi
Linfoma no Hodgkin
Enfermedad periodontal
a. Eritema lineal gingival
b. Gingivitis úlcero–necrosante
c. Periodontitis ulcero–necrosante
Grupo 2. Lesiones moderadamente
asociadas a infección por VIH
Infecciones bacterianas
a. Mycobacterium avium–intracellulare
Cuadro 5–5 (continuacióin). Clasificación
revisada de las lesiones bucales asociadas
a la infección por VIH *
Infecciones por hongos (distintas de candidiasis)
a. Cryptococcus neoformans
b. Geotrichum candidum
c. Histoplasma capsulatum
d. Mucoraceae (mucormicosis/zygomicosis)
e. Aspergillus flavus
Trastornos neurológicos
a. Parálisis facial
b. Neuralgia trigeminal
Estomatitis aftosa recurrente
Infecciones virales
a. Citomegalovirus
b. Molusco contagioso
Tomado de: EC–Clearinghouse on Oral Problems Related to HIV
Infection and WHO Collaborating Centre on Oral Manifestations of
the Immunodeficiency Virus. Classification and diagnostic criteria
for oral lesions in HIV infection. J Oral Pathol Med 1993;22:289–91.
b. Mycobacterium tuberculosis
Hiperpigmentación melánica
Estomatitis úlcero–necrosante
Enfermedad de glándulas salivales
a. Hiposalivación
b. Agrandamiento uni o bilateral de glándulas salivales
mayores
Púrpura trombocitopénica
Ulceración inespecífica
Infecciones virales
a. Virus herpes simple
b. Papilomavirus humano
c. Virus varicela–zoster
Grupo 3. Lesiones posiblemente
asociadas a infección por VIH
zada y en los casos de SIDA, se observa una disminución
progresiva de la cuenta total de linfocitos, con alteración
en la proporción de T4/T8, así como trombocitopenia, anemia y anergia cutánea (disminución o incapacidad para
reaccionar ante antígenos conocidos en pruebas intradérmicas). Por todo esto, antes del inicio del tratamiento estomatológico es recomendable obtener información sobre la
cuenta linfocitaria, biometría hemática completa e idealmente conocer los niveles plasmáticos de ARN de VIH
(carga viral). Es conveniente analizar estos estudios en el
contexto de la evolución de la enfermedad, es decir, revisar
los resultados recientes y compararlos con los obtenidos
tiempo atrás, para tratar de determinar el grado de avance
de la enfermedad, los posibles efectos que han producido
otras enfermedades o los medicamentos empleados para su
control sobre valores específicos de importancia para el
manejo dental, como la cuenta plaquetaria y el nivel de hemoglobina.
Infecciones bacterianas
a. Actinomyces israelii
b. Escherichia coli
c. Klebsiella pneumoniae
Enfermedad por arañazo de gato
Reacciones a fármacos (ulcerativas, eritema multiforme,
liquenoides, epidermólisis tóxica)
Angiomatosis bacilar
ALTERACIONES BUCALES ASOCIADAS
A LA INFECCIÓN POR VIH
Las manifestaciones bucales pueden ser el primer signo de
la infección por VIH y en consecuencia conducen al odontólogo a realizar los exámenes de diagnóstico necesarios
para confirmar la existencia de esta enfermedad. La frecuencia y severidad de dichas condiciones se incrementan
a medida que la inmunosupresión avanza, producen signos
y síntomas que requieren de manejo estomatológico espe-
68 Medicina en odontología
cializado. Además, ciertas lesiones bucales, como candidiasis y leucoplasia vellosa, se relacionan con un mayor
riesgo de progresión a la fase de SIDA en los pacientes infectados por VIH que se encuentran en etapa asintomática.
El Centro de Colaboración para el Estudio de las Manifestaciones Orales de la Infección por VIH de la OMS
clasifica a las lesiones bucales en tres grupos de acuerdo al
grado de asociación que guardan con la infección por VIH.
El primer grupo comprende aquellas lesiones fuertemente
ralacionadas a la infección por VIH; el grupo dos incluye
a las lesiones moderadamente relacionadas y en el grupo
tres se incluyen aquellas entidades posiblemente relacionadas a esta infección (cuadro 5–5). El papel del odontólogo
es el de reconocer estas alteraciones bucales, establecer el
diagnóstico y tratar o referir aquellos casos que necesitan
de un manejo especializado. En esta sección presentamos
una descripción breve sobre las características clínicas y
manejo de las lesiones más frecuentes detectadas en los
pacientes VIH positivos.
(Capítulo 5)
Figura 5–3. Candidiasis eritematosa.
La candidiasis bucal puede presentarse en cuatro formas clínicas:
Candidiasis bucal
Es la infección oportunista más frecuente que se observa
en este tipo de pacientes. Es causada principalmente por el
hongo Candida albicans, aunque también otras variedades
de cándida pueden producir la infección. A menudo constituye la primera manifestación de la infección por VIH, pero
no hay que olvidar que también puede presentarse en otras
enfermedades sistémicas que cursan con inmunosupresión,
como leucemia, diabetes mellitus y en cuadros de inmunosupresión inducida por medicamentos.
La historia clínica es fundamental para decidir si un
caso determinado de candidiasis debe ser evaluado para
descartar la infección por VIH.
Los cuadros crónicos y recurrentes en pacientes con
prácticas de alto riesgo para adquirir la infección hacen
indicativo el examen serológico para descartar la enfermedad. Por otra parte, la aparición de candidiasis en sujetos
VIH positivos asintomáticos puede ser indicio de progresión de la inmunosupresión y de un riesgo mayor para entrar
a la fase de SIDA y de una sobrevida menor que la de los
sujetos VIH positivos sin candidiasis.
Figura 5–2. Candidiasis seudomembranosa.
a. Candidiasis seudomembranosa. Aparece en cualquier región de la mucosa bucal principalmente en
paladar blando y orofaringe. Se presenta con múltiples acúmulos de pseudomembranas blanco–
amarillentas de aspecto cremoso, las cuales pueden
desprenderse fácilmente con el raspado (figura
5–2). La condición suele ser asintomática aunque
algunos pacientes se quejan de disgueusia, inflamación y ardor de la mucosa. La condición puede
interferir en el proceso de cicatrización de lesiones
ulcerativas coexistentes en boca.
b. Candidiasis erimatosa. Se presenta como una área
roja en cualquier zona de la mucosa principalmente en la superficie dorsal de la lengua, el paladar
duro. la encía insertada y la mucosa de carrillos (figura 5–3). Con frecuencia las lesiones cursan en
forma asintomática, aunque en ocasiones el paciente puede quejarse de ardor y trastornos gustativos. Esta forma de candidiasis puede ser la manifestación más temprana de la infección por VIH y
el tipo común de candidosis en estos pacientes.
Además diversos estudios han demostrado que la
candidosis eritematosa precede a la variedad pseudomembranosa.
c. Queilitis angular. Se presenta con fisuras y erosiones superficiales sobre una base eritematosa localizada por general en forma bilateral en los ángulos de la boca. Las lesiones suelen provocar dolor
y ardor, la colonización de estas lesiones por C.
albicans es un hallazgo frecuente en los pacientes
VIH positivos, por lo que en su manejo se debe incluir el tratamiento de las posibles lesiones intrabucales.
d. Candidiasis crónica hiperplásica. Se presenta
como placas blancas hiperqueratósicas no desprendibles al raspado localizadas a menudo en forma bilateral en los bordes laterales de la lengua.
Estas lesiones son asintomáticas y a menudo son
confundidas con otras lesiones blancas, como leucoplasia vellosa (véase adelante), queratosis fric-
Enfermedades infecciosas 69
nica hiperplásica y candidiasis pseudomembranosa extendida a orofaringe y esófago se recomienda tratamiento sistémico a base de ketoconazol o fluconazol. Es importante
considerar que estos hongos pueden desarrollar resistencia
a los antimicóticos, por lo que conviene considerar la posibilidad de hacer modificaciones en los tratamientos convencionales y utilizar terapias combinadas.
Leucoplasia vellosa
Figura 5–4. Frotis que muestra abundantes seudohifas de
Candida albicans (P. A. S. x 400).
cional y liquen plano. La forma crónica hiperplásica suele ser más resistente a la terapia antimicótica
que las otras formas de candidiasis.
El diagnóstico definitivo de cualquiera de las cuatro formas de candidiasis se confirma mediante la respuesta al
tratamiento antimicótico, o por la evidencia de pseudohifas en frotis directos teñidos con la coloración de P. A. S.
(figura 5–4) o en cortes histológicos de biopsias provenientes de lesiones hiperplásicas, las cuales sólo se indican
cuando el paciente no responde a la terapia antimicótica
convencional. El cultivo de C. albicans de la cavidad bucal
no es criterio de infección, ya que se ha reportado que este
organismo es componente habitual de la flora bucal en un
porcentaje superior al 40%.
El tratamiento antimicótico puede ser tópico o sistémico. En candidiasis eritematosa o pseudomembranosa limitada a cavidad bucal se prefiere utilizar tratamiento tópico, en este caso se pueden emplear suspensiones o
tabletas vaginales de nistatina, miconazol en gel o clotrimazol en óvulos vaginales. La queilitis comisural suele tratarse de manera tópica mediante la aplicación de nistatina
o clotrimazol en crema. Para los casos de candidiasis cró-
Figura 5–5. Leucoplasia vellosa en borde lateral de lengua.
Es una infección oportunista producida por el virus de Epstein–Barr, la cual se manifiesta como una hiperplasia epitelial que se presenta clínicamente como una placa blanca
corrugada suele ser bilateral y no desprendible al raspado,
se presenta principalmente en los bordes laterales de la lengua (figura 5–5). Esta condición es asintomática y a menudo se encuentra coinfectada por C. albicans. Al igual
que la candidiasis bucal, la leucoplasia vellosa es un signo
indicador de inmunosupresión y de mayor riesgo de progresión en la fase de SIDA en los sujetos VIH positivos. Su
frecuencia en sujetos VIH (+) varía entre 1 y 30%.
Aunque está lesión originalmente se describió en pacientes VIH positivos, también se describen en pacientes
inmunocomprometidos VIH negativos e incluso en los inmunocompetentes.
El diagnóstico presuntivo se basa en las características clínicas e histopatológicas, la persistencia de las lesiones después del manejo antimicótico y la demostración del
estado de inmunosupresión por VIH. El diagnóstico definitivo requiere de la demostración del virus Epstein–Barr
en las lesiones mediante técnicas poco accesibles, como
hibridación in situ o reacción en cadena de la polimerasa.
La leucoplasia vellosa no requiere tratamiento.
Sarcoma de Kaposi bucal
Es la neoplasia maligna más frecuente en los pacientes
VIH positivos, ya que se ha detectado entre 1 y 12%. Puede
ser la primera manifestación de SIDA o aparece durante el
curso de la enfermedad. En ocasiones puede presentarse en
varones homosexuales VIH negativos. Esta neoplasia se
ha asociado etiológicamente al virus herpes tipo 8. Los fac-
Figura 5–6. Sarcomas de Kaposi en la lengua.
70 Medicina en odontología
tores que aumentan el riesgo de presentar sarcoma de Kaposi incluyen una cuenta de linfocitos CD4+ menor a
100/mm3, homosexualidad e infección por VIH.
La mucosa de la cavidad bucal se ve afectada entre 40
y 89% de los casos con sarcoma de Kaposi, entre 20 y 70%
de todos los casos, la boca es el sitio inicial de aparición de
esta neoplasia. Las lesiones pueden aparecer como manchas de color café, rojo o púrpura, que pueden progresar
hasta formar lesiones papulares, nodulares o ulceraciones
tumorales, las cuales se desarrollan en cualquier parte de
la mucosa bucal, aunque la mayor parte afecta principalmente al paladar duro, la encía y el dorso de la lengua (figura 5–6). En su etapa inicial suele ser asintomático, mientras
que en lesiones ulceradas y de gran tamaño puede haber
dolor.
El diagnóstico clínico diferencial incluye otras lesiones de origen vascular y crecimientos reactivos. El diagnóstico definitivo se establece por medio de biopsia. El tratamiento del sarcoma de Kaposi bucal dependerá de su
localización, tamaño, número y sintomatología de las lesiones. Las sustancias esclerosantes y vinblastina se han
utilizado en forma intralesional con involución completa
de las lesiones en la mayor parte de casos, aunque también
se emplearon como paliativo con resultados satisfactorios
la excisión quirúrgica, radioterapia, quimioterapia e inmunoterapia sistémica. Actualmente, el empleo de la terapia
antirretroviral combinada produce la estabilización o reducción de los sarcomas de Kaposi en muchos casos.
Linfoma no–Hodgkin
La presencia de linfoma no Hodgkin en el sujeto VIH (+) es
criterio de diagnóstico de SIDA. Cerca de 5% de los casos se
presenta inicialmente en cavidad bucal como tumores ulcerados y muy dolorosos, que tienen predilección por la mucosa
palatina y la encía. En lesiones avanzadas pueden invadir al
hueso y causar movilidad y desplazamiento dental.
El diagnóstico se establece mediante de biopsia, ya
que en clínica esta lesión puede simular sarcoma de Kaposi
o úlcera recurrente mayor. El pronóstico de esta lesión es
muy pobre, la mayoría de los afectados fallece antes de un
año posterior al diagnóstico. El tratamiento depende de la
etapa de la neoplasia. Las lesiones localizadas se manejan
con radiación y los casos diseminados a base de quimioterapia.
Enfermedades periodontales
La periodontitis del adulto es frecuente entre pacientes infectados por VIH. Sin embargo, existen alteraciones específicas relacionadas a esta población, las cuales pueden
manifestarse como un eritema lineal gingival (ELG), gingivitis úlcero–necrosante (GUN) o como periodontitis úlcero–necrosante (PUN). La relación entre las dos últimas
no está definida, pero aparentemente representan diferentes
grados de severidad de un mismo proceso patológico. El
papel del odontólogo reside en identificar de manera temprana estas lesiones y evitar su progresión a etapas de mayor
deterioro periodontal. La frecuencia de este tipo de afeccio-
(Capítulo 5)
nes es variable, ya que oscila entre 2 y 16%, depende de
factores como el nivel de linfocitos CD4+ y afecciones periodontales preexistentes.
Eritema lineal gingival
A menudo se presenta en forma muy discreta y puede pasar
desapercibido para el personal con poca experiencia. Se
caracteriza por una banda eritematosa y continua a lo largo
de la encía marginal, la cual no presenta ulceración ni causa
recesión gingival. Normalmente esta condición es asintomática y no responde al control de placa dentobacteriana.
El tratamiento debe enfocarse en evitar que esta lesión progrese a las formas más severas de enfermedad periodontal asociada a VIH. El protocolo de manejo incluye
mejorar la higiene oral y un cuidadoso raspado y alisado
radicular, seguido por el uso de clorhexidina en enjuague
dos veces al día y evaluaciones cada tres meses. En los casos más rebeldes se recomienda tratamiento antimicótico tópico o sistémico, con lo cual se observa reducción de las lesiones en un número significativo de los casos.
Gingivitis y periodontitis
úlcero–necrosante (GUN y PUN)
Se caracteriza por la destrucción de una o más papilas interdentales, con ulceración, halitosis y sangrado espontáneo. Ya que la GUN puede preceder a la PUN, la diferenciación entre ambas puede ser difícil. El diagnóstico de la
PUN se basa en la presencia de dolor, sangrado gingival,
pérdida de inserción por extensión de la ulceración con
necrosis de los tejidos blandos y en ocasiones puede haber
exposición de hueso necrótico. En casos severos es evidente
la pérdida ósea a nivel radiográfico, así como movilidad o
pérdida dental. Aunque puede ser generalizada, la PUN suele afectar zonas localizadas. Algunos estudios sugieren que
la PUN es más frecuente en pacientes con cuentas de linfocitos T CD4+ inferiores a 200/mm3.
El tratamiento más efectivo consiste en eliminar los
acúmulos de material necrótico infectado con soluciones
de yodopovidona a 10%. Posteriormente se recomienda
seguir el protocolo habitual para el manejo de enfermedades periodontales en sujetos inmunocomprometidos (Capítulos 3 y 11).
Lesiones ulcerativas
a. Úlceras recurrentes (aftas) y úlceras inespecíficas. Constituyen las formas más frecuentes de ulceración en los pacientes VIH positivos. La frecuencia reportada de úlceras bucales en este tipo
de pacientes oscila entre 2 y 30%. Las aftas suelen
presentarse en aquellos pacientes con historia previa de la condición, notándose en los infectados por
VIH un aumento en la frecuencia y severidad de los
ataques. Clínicamente las lesiones son iguales a las
úlceras recurrentes que pueden presentar los sujetos VIH negativos. Pueden aparecer como úlceras
menores (< 5 mm), mayores (> 5 mm) o herpeti-
Enfermedades infecciosas S 71
Figura 5–7. Úlcera mayor en mucosa de paladar blando.
formes (múltiples úlceras pequeñas con tendencia
a coalescer). Son circulares u ovales, de fondo
limpio y borde eritematoso, producen dolor y malestar local de intensidad variable, dependiendo de
su tamaño y localización. Estas lesiones tienen predilección por mucosa móvil (figura 5–7). Se clasifica como úlceras inespecíficas a aquellas lesiones
ulcerativas que siendo similares a las aftas, carecen de historia de recurrencia y cuyo diagnóstico
se realiza por exclusión con otras lesiones ulceradas mediante pruebas de laboratorio y estudios citológicos o histopatológicos. Este tipo de úlcera se
presenta por lo común en el paladar blando y orofaringe. El tratamiento para ambos tipos de ulceración es similar al que se emplea en los pacientes no
infectados (cuadro 5–6).
b. Infección por virus herpes simple. Las infecciones
primarias son infrecuentes en general en los pacientes adultos. Cuando se presenta en pacientes VIH
positivos, no es diferente a la gingivoestomatitis
herpética primaria que se observa en sujetos VIH
negativos. Se presenta con fiebre, malestar general,
linfadenitis, sialorrea, disfagia, halitosis, inflamación de la mucosa, dolor intenso, eritema y erupción vesículo–ulcerativa, la cual es más notable en
la encía y el paladar. En ocasiones puede haber
extensión perioral y faringea de las lesiones.
Las lesiones herpéticas recurrentes se caracterizan
por múltiples vesículas pequeñas que se ulceran
con rapidez y coalescen para formar ulceraciones
superficiales extensas. Los sitios más frecuentes
afectados son: labios, encía, lengua, paladar y piel
peribucal. La persistencia de lesiones herpéticas
por más de un mes en sujetos en los que se desconoce su serología a VIH debe alertar al clínico sobre
la posibilidad de inmunodeficiencia.
La sospecha clínica de esta infección se confirma
mediante frotis citológico de las úlceras, en el cual
se evidencia la presencia de células epiteliales multinucleadas características. Otros métodos incluyen
el estudio histopatológico, cultivo viral y el uso de
anticuerpos monoclonales. En términos generales,
los episodios de infección herpética son más severos, de mayor duración y presentan una tasa de recurrencia en los individuos VIH positivos importante. En el cuadro 5–3 se presentan las opciones
terapéuticas para este tipo de infección y otras lesiones ulcerativas asociadas a la infección por VIH.
c. Infección por citomegalovirus. Esta infección
suele observarse con mayor frecuencia durante la
etapa avanzada de la enfermedad o SIDA, y puede
ser parte de una infección sistémica por citomegalovirus (CMV). Las lesiones suelen aparecer
como úlceras crateriformes con bordes irregulares, las cuales son persistentes y dolorosas, pueden
simular otros tipos de ulceración bucal. Los sitios
Cuadro 5–6. Tratamiento de lesiones ulcerativas en el paciente VIH positivo
Infecciones por herpes simple
Aciclovir de 200 a 400 mg, 5 veces al día durante 7 a 10 días
Valaciclovir 500 mg, 2 veces al día
Foscarnet 40 mg/kg intravenoso cada 4 horas hasta por 21 días (sólo en caso de resistencia al aciclovir)
Manejo sintomático: analgésicos, protectores de mucosa y antihistamínicos a partes
iguales para aplicación tópica (caolín–pectina con difenhidramina) tres o más veces
al día, o anestésicos tópicos (lidocaína)
Infección por CMV
Manejo sintomático similar al anterior. Referir a infectólogo para manejo antiviral con
ganciclovir intravenoso, foscarnet o cidofovir
Infección por virus varicela–zoster
Aciclovir 800 mg, 5 veces al día durante 7 a 10 días. Foscarnet intravenoso en casos
resistentes al aciclovir. Manejo sintomático. Prednisona como prevención de neuralgia posherpética. Referir a infectólogo para manejo
Úlceras recurrentes menores
Manejo sintomático. Esteroides tópicos: mometasona 0.1% en solución (10 gotas)
diluida en agua. Mantener en boca dos minutos y escupir (3 a 4 veces al día).
Ungüento de propionato de clobetasol 0.05% mezclado a partes iguales con OrabaseR. Aplicar sobre las lesiones 3 a 4 veces al día
Úlceras recurrentes mayores y
úlceras inespecíficas de gran
tamaño
Manejo sintomático. Esteroides sistémicos: prednisona 0.5 a 1 mg/kg en dosis única
diario por las mañanas, durante 10 a 14 días. Talidomida, 100 a 200 mg diarios. Indicada en casos resistentes a esteroides
72 Medicina en odontología
más frecuentes afectados incluyen: orofaringe,
paladar, bordes laterales de la lengua y mucosa labial. Debido a la carencia de criterios clínicos específicos para su diagnóstico, éste debe basarse en
los hallazgos histopatológicos que demuestren la
presencia de inclusiones de CMV.
d. Infección por virus varicela–zoster. La infección
oportunista de este virus latente es un marcador
del progreso de la infección por VIH. Las lesiones
presentan distribución unilateral y cuando se afecta alguna rama del trigémino se pueden presentar
alteraciones bucales que van desde dolor dental
hasta presencia de erupción vesículo–ulcerativa
que típicamente se detiene en la línea media.
e. Otros tipos de úlceras de etiología infecciosa. Se
han descrito casos de úlceras bucales causadas por
Mycobacterium avium–intracellulare y por M. tuberculosis, como úlceras sifilíticas. En estos casos
es necesario la demostración del microorganismo
causal mediante estudios histopatológicos y complementarios como la serología y cultivos.
En conclusión, podemos decir que el diagnóstico de cualquier lesión ulcerativa de la mucosa bucal en pacientes
VIH positivos es de gran importancia, ya que ésta puede
corresponder condiciones inflamatorias de naturaleza autoinmune como a enfermedades infecciosas o procesos
neoplásicos de pronóstico y tratamiento distinto. Asimismo, la presencia de lesiones ulcerativas bucales produce
dolor e incapacidad para masticar y deglutir, lo que incrementa el deterioro de la calidad de vida de los afectados.
Por ello, el papel del odontólogo es crucial, no sólo para establecer el diagnóstico sino para aliviar las molestias y tratar o derivar adecuadamente a los afectados con el especialista requerido de acuerdo a las causas de la condición.
(Capítulo 5)
fección por VIH, principalmente candidiasis, por tanto el
diagnóstico y manejo oportuno son de particular importancia en estos pacientes.
CONCLUSIONES DEL MANEJO
ODONTOLÓGICO DEL PACIENTE VIH/SIDA
Los individuos infectados por VIH son pacientes médicamente comprometidos, en los que el avance de la enfermedad produce modificaciones notables tanto a nivel sistémico como a nivel de los tejidos orales. La mayoría de estos
pacientes se encuentran en la etapa asintomática, por tanto
el tratamiento odontológico puede realizarse sin mayor
riesgo. Por otra parte, a menos que presenten neutropenia,
trombocitopenia o severo deterioro sistémico, los pacientes
que se encuentran en etapas avanzadas de la enfermedad
también pueden tolerar el tratamiento dental de rutina sin
mayores complicaciones. Es importante en todos los casos
contar con una historia clínica completa, que incluya los
resultados más recientes de la cuenta de linfocitos CD4+,
carga viral, medicamentos antirretrovirales y otros utilizados para profilaxis y tratamiento de las enfermedades asociadas a la infección por VIH.
Finalmente, es importante recordar que el papel del
odontólogo comprende la identificación, el diagnóstico y
en un número importante de los casos, el manejo de las diversas manifestaciones orales relacionadas a la infección
por VIH. Asimismo, un programa de eliminación y control
de placa dentobacteriana y cálculo es muy benéfico para la
prevención de complicaciones en las lesiones bucales prevalentes en este grupo de pacientes.
ENFERMEDADES VIRALES ORALES
Enfermedades de las glándulas salivales
asociadas a infección por VIH
Algunos pacientes cursan con agrandamiento de glándulas
salivales, principalmente a nivel de parótida y es muy común en la población pediátrica infectada por VIH. Se desconoce la causa, pero los estudios histopatológicos demuestran un infiltrado difuso de linfocitos CD8+ o hiperplasia
linfoide quística, similar en algunos aspectos a lo observado en síndrome de Sjögren.
El agrandamiento es por lo común bilateral, de consistencia blanda a firme y asintomático. El diagnóstico se
basa en la exclusión de procesos inflamatorios, infecciosos
y neoplásicos de las glándulas salivales. La sensación de
sequedad bucal (xerostomía) es un síntoma que se presenta
ocasionalmente en estos pacientes. La causa es desconocida, pero puede ser consecuencia del efecto secundario de
algunos fármacos y menos frecuente por efecto directo del
mismo VIH, virus de Epstein–Barr o CMV sobre el tejido
glandular. Si se identifica una verdadera reducción en la secreción salival, es muy probable que se puedan exacerbar
otras condiciones orales infecciosas relacionadas a la in-
En la cavidad oral, labios, glándulas salivales y faringe
pueden aparecer enfermedades virales que obliguen al cirujano dentista a tomar decisiones sobre el tratamiento o a
provocar cambios en el manejo dental cotidiano.
Algunas características comunes en las enfermedades
virales que se presentan en estas regiones son las siguientes:
a.
b.
c.
d.
e.
f.
g.
h.
i.
Muestran manifestaciones prodrómicas.
Aparecen en tejidos queratinizados.
Es autolimitante el periodo de agresión.
Sus signos son vesiculaciones o cambios hiperplásicos.
Son de sintomatología ardorosa y dolorosa.
Puede haber afección del estado general.
Son contagiosas, en particular en estadios de vesiculación.
Pueden tener preferencia por tejidos. Ejemplo: el
virus del herpes por tractos nerviosos, el papovavirus por epitelios y paramixovirus por tejido
glandular.
Son oportunistas y se presenta en periodos de inmunodeficiencia temporal o crónica.
Enfermedades infecciosas 73
Cuadro 5–7. Familias virales que afectan la región orofacial
Virus
Enfermedad
Manifestaciones clínicas bucofaciales
Virus RNA
Parotiditis
Aumento doloroso bilateral de las glándulas parótidas; es común en la niñez
Herpangina.
Coxsackie A4
Lesiones vesiculares que ulceran acompañadas de un halo eritematoso. Se localizan preferentemente en pilares faríngeos y faringe. Enfermedad epidémica de
mediana intensidad
Enfermedad de
Pie–mano–
boca.
Coxsackie A16
Lesiones bucales vesiculares que ulceran. Se acompañan de lesiones eritematosas
maculares o papulares en regiones plantares y palmares. Es muy frecuente en
la primera infancia
Faringitis linfonodular. Coxsackie A10
Nódulos amarillentos en faringe y agrandamiento regional ganglionar discreto. Más
frecuente en niños. Inicia con malestar general, anorexia y fiebre. No presenta por
lo general lesiones bucales
Tumores
Lesiones intraorales de sarcoma de Kaposi
VIH
Manifestaciones de acuerdo al curso clínico del síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA)
Papilomas
Lesión papilar queratinizada que puede aparecer en labios, encía y otras áreas
intraorales queratinizadas. Parece ser la contraparte oral de la verruga en piel
Verrugas
Lesión papilar queratinizada que aparece comúnmente en la piel. Es posible el contagio intraoral por su presencia común en manos
Hiperplasia
epitelial focal
Lesiones múltiples papulares de la mucosa oral, producto de la proliferación epitelial. Parece seguir un factor étnico
Poxvirus
Molusco
contagioso
Nódulos dermatológicos firmes producidos por proliferación epitelial. Las lesiones
bucales pueden aparecer por contigüidad labial, contagio o contacto con otras
porciones corporales como los dedos
Herpes virus
Citomegalovirus
Infección sistémica oportunista, se presenta en estados de inmunosupresión de
cualquier origen. Afecta glándulas y vísceras. Se le relaciona con algunos procesos neoplásicos de los órganos que infecta. Se le considera un cofactor en el
desarrollo de enfermedades periodontales. Las glándulas salivales, en particular
la parótida, son el órgano blanco más frecuente en la región orofacial
Virus Epstein–
Barr
Lesiones queratinizadas en la superficie lingual. En la mononucleosis infecciosa
(MI) pueden observarse malestar faríngeo, cansancio extremo y elevación de la
temperatura, lesiones faríngeas y amigdalinas cubiertas de un exudado amarillento denso. Las lesiones bucales de MI son polimorfas, pudiendo simular a cambios aftosos similares a los observados en GUNA o los de la estomatitis herpética
primaria. Existen pruebas serológicas específicas para la detección de MI
Paramixovirus
Picocarnavirus
Coxsackie
Retrovirus
Virus DNA
Papovavirus
Herpes simple
Primario
Gingivoestomatitis primaria. La mayor parte de los contagios primarios pasan inadvertidos mimetizando enfermedades gripales o gastrointestinales banales. En los casos agudos los signos generales que acompañan a las lesiones bucales son malestar general, postración, fiebre y náusea. Por revisión oral se observa sialorrea y lesiones dolorosas ulceradas en encía, paladar y lengua (epitelios queratinizados)
Latente
Periodo permanente de infección retrógrada que adquiere manifestaciones clínicas
(herpes secundario), cuando los mecanismos de vigilancia inmunológica son
superados por el volumen infeccioso o por deficiencia inmune
Secundario
Herpes labial. Herpes intraoral. Existen factores de diverso origen que pueden alterar la capacidad defensiva de manera pasajera o permanente. Condiciones cíclicas como menstruación, eventuales como ejercicio exagerado, insolación o estados febriles producidos por presencia microbiana producen estados pasajeros de
declive inmunológico, permitiendo que el aporte continuo por infección retrógrada
a piel o mucosa se manifiesta en forma de vesículas que rompen y forma agregados costrosos en piel. Intraoralmente la manifestación es polimorfa: vesicular
(periodos breves), ulceraciones, eritema y áreas de curación, son afectadas
áreas queratinizadas como encía, paladar y lengua. Las lesiones labiales son
más frecuentes que el herpes intraoral.
74 Medicina en odontología
(Capítulo 5)
Cuadro 5–7 (continuación). Familias virales que afectan la región orofacial
Virus
Enfermedad
Manifestaciones clínicas bucofaciales
En cuadro primario no repite, si bien en estados de inmunosupreción severo, la
sintomatología puede ser tan aguda como en el herpes primario.
Herpes zoster
La forma primaria se manifiesta principalmente en la piel por medio de múltiples
lesiones vesiculares pequeñas que ulceran y se cubren de una costra. Previo a
la aparición de vesículas existe alteración del estado general y fiebre, pueden
aparecer crecimientos ganglionares en diversas partes del cuerpo.
El herpes zoster secundario se presenta siguiendo los tractos nerviosos, lo hace
de preferencia de manera unilateral. Las ramas trigeminales 1ª y 2ª lo manifiestan
con mayor frecuencia. Las lesiones intraorales son indistinguibles de herpes simples, sólo que su distribución es unilateral. Los tractos afectados se muestran
muy dolorosos, pudiendo presentar una neuritis posherpética muy molesta.
Los grupos de virus que pueden encontrarse con mayor frecuencia en la región orofacial se presentan en el cuadro 5–7.
Se clasifican en virus con cadena simple, RNA o virus con
doble cadena DNA. Su mecanismo patogénico es similar,
ocupan el material cromosomal de una célula sensible y provocan cambios de intensidad variable en el genoma celular, lo
que provoca que la célula muestre modificaciones que van
desde ligeras modificaciones estructurales hasta su muerte.
MANEJO ODONTOLÓGICO
Recomendaciones y adecuaciones
durante la consulta
Los cambios clínicos son mencionados en el cuadro 5–7.
Para aspectos específicos sobre su tratamiento se refiere al
lector a textos de patología o medicina oral, las líneas siguientes están dirigidas abordar algunos aspectos clínicos
generales, en particular haciendo énfasis en el manejo dental durante la consulta cotidiana de algunos que pueden
resultar importantes para el odontólogo o estomatólogo.
Parotiditis
manera sintomatológica, procurando eliminar el dolor y
combatir cualquier aumento de la temperatura y evitar
la deshidratación de los pacientes, en particular los niños.
Estas enfermedades son autolimitantes, por tanto si se tiene
la certeza diagnóstica, en cuadro clínico podrá seguirse observando los próximos días, en caso contrario los pacientes
deben ser referidos a estomatólogos o infectólogos para
confirmar el diagnóstico y manejo complementario.
Los procedimientos electivos de odontología deberán
suspenderse hasta que el paciente se encuentre recuperado,
consiguiendo con esto el doble propósito de dar comodidad al paciente y evitar la infección cruzada entre el personal y los pacientes que asisten al consultorio.
Retrovirus
El principal de ellos está representado por el VIH, el cual
lleva a estados de inmunodeficiencia y favorece el de desarrollo de tumoraciones como sarcoma de Kaposi. Se refiere
al lector a la sección de SIDA en este mismo capítulo.
Papilomas. Verrugas.
Hiperplasia epitelial focal
Ninguno de estos padecimientos producidos por Papovavirus
interfieren con la consulta y la realización de procedimientos
electivos odontológicos, si bien será responsabilidad del den-
Será preferible cancelar la consulta hasta que el paciente
no presente sintomatología dolorosa y las glándulas hubieran recuperado su tamaño. De preferencia cancelar la cita
evitando que el paciente se presente en el consultorio, ya
que se convierte en foco infeccioso para grupos sensibles
como son los infantes, evitando con ello focos de infección
cruzada. Las personas que sufren parotiditis en la edad adulta, presentan cuadros clínicos severos y otros órganos y
funciones pueden ser dañados seriamente.
Herpangina. Enfermedad de
pie–mano–boca. Faringitis linfonodular
Estos padecimientos producidos por grupos Coxsackie
que se presentan con intenso enrojecimiento, ulceración y
dolor en las regiones orales y faríngeas (nodulaciones en
faringitis linfonodular), primero deben ser abordadas de
Figura 5–8. Herpangina.
Enfermedades infecciosas 75
Figura 5–9. Enfermedad pie–mano–boca.
Figura 5–11. Papiloma en zona de mucosa labial.
tista ofrecer o procurar atención específica a estos padecimientos. Todos ellos son contagiosos en grado diverso, por lo
que siempre deberán emplearse métodos de barrera durante el
trabajo dental o el examen de las lesiones. Sobra decir que
como condición infecciosa, deben emplearse procedimientos
de desinfección y esterilización en mobiliario e instrumental
después de la consulta, siendo suficientes los convencionales
que se utilizan a diario en el consultorio. No está contraindicado el manejo dental de estos pacientes.
crónica, entre otras. La conducta clínica debe ser identificar la causa que condiciona la infección por VEB, siendo
el papel del odontólogo dirigir al paciente con especialistas
que puedan proveer diagnóstico y manejo específicos. Su
infectividad es moderada pero deben existir técnicas de barrera para manejo de pacientes. Estas manifestaciones no
evitan o interfieren con el tratamiento dental rutinario, se
aconseja dique de hule para las labores de odontología restauradora. Mecanismos similares relacionan la presencia
de VEB con carcinoma nasofaríngeo y linfoma de Burkitt.
Estudios recientes muestran su asociación con enfermedad
periodontal, donde se presume que juega un papel de coinfectante, así como de modificador de ciertas respuestas
inmunológicas locales.
El cambio orofacial más conocido por infección con
VEB es la mononuclosis infecciosa, que se manifiesta por
lesiones eritematosas, cubiertas de un exudado espeso
amarillento, pudiéndose acompañar de linfadenopatía local. Los cambios orales, pueden ser similares a los que se
observan en gingivoestomatitis herpética, sufriendo cambios la encía en particular. El manejo de las lesiones orales
es sintomático, tal vez sean útiles el aseo escrupuloso de las
zonas afectadas, el empleo de diversos compuestos sedan-
Virus Epstein–Barr
Una lesión bucal denominada lengua pilosa debe su presencia a este tipo de virus del herpes. Se le relaciona comúnmente al VIH, lo que puede causar cierto grado de expectación e intranquilidad entre los pacientes y los
profesionales. El virus Epstein–Barr (VEB) es una entidad
oportunista que aparece en cualquier estado de inmunodepresión, lo cual no significa que sea por la presencia de
VIH. Las razones de inmunodepresión pueden ser variadas
como son las congénitas y las adquiridas por estados secundarios sanguíneos, citotoxicidad por fármacos, nutricionales, hepatotoxicidad, nefrotoxicidad, intoxicación
Figura 5–10. Papiloma en zona de la encía del reborde
alveolar edéntulo.
Figura 5–12. Lesión en zona posterior inferior del carrillo
y zona retromolar diagnosticada como hiperplasia epitelial
focal.
76 Medicina en odontología
Figura 5–13. Infección por virus de herpes simple en paladar duro.
tes o analgésicos y el empleo de antisépticos potentes sin
alcohol para evitar sobreinfección. El cuadro faríngeo es
preferible que se maneje por un especialista en infectología, los casos severos merecen hospitalización con un manejo agresivo con corticoesteroides para aminorar el cuadro clínico. El paciente no debe ser manejado para
odontología selectiva hasta que las lesiones hayan desaparecido y el paciente recupere las condiciones físicas y anímicas adecuadas para poder proveerlo, el cuadro de fatiga
puede durar varias semanas. El grado de infectividad es alto,
por tanto deben emplearse los métodos de barrera convenientes al entrar en contacto con un paciente con lesiones
activas, conviene aminorar el tiempo de presencia del paciente en el consultorio, que no haya antesala, se le debe atender de inmediato para no exponer a otros pacientes al contagio o al propio paciente a miradas especulantes cuando se
encuentra en un estado físico y anímico incómodo.
Virus del herpes simple (VHS)
La familia herpes simple (herpes hominis) presenta una
gran variedad de subtipos, el 1 puede presentarse en la ca-
Figura 5–14. Gingivitis por virus de herpes simple en
paciente masculino de 30 años de edad.
(Capítulo 5)
vidad oral, al 2 se le relaciona con áreas genitales, del 4 se
sospecha de su relación neoplásica y el tipo 6 se relaciona
al síndrome de fatiga crónica por daño al tejido nervioso.
El individuo que se infecta por primera vez con
VHS1, suele presentar cambios corporales inespecíficos
como malestar general ligero, sensación diarreica, dolor de
cabeza que es difícil asociar a un primer contacto infeccioso. Menos de 1% de la población desarrolla un cuadro
intraoral agudo doloroso, con cambios generales como fiebre, astenia y aparición de ganglios linfáticos en la zona
cervical. Después de este primer contacto (primer infección), el virus se aloja en los ganglios nerviosos locales
donde permanece protegido de los mecanismos corporales
de defensa.
Existe la teoría que desde su posición ganglionar
constantemente están produciendo y viajando de manera
retrógada del VHS a porciones cutáneas faciales asociadas
a nervios trigeminales, en particular la labial superior. Ante
mecanismos defensivos intactos, la presencia viral es controlada y no se observarán cambios clínicos. Sin embargo,
si algo alterara la capacidad de los mecanismos locales o
sistémicos de defensa así como provocara un aumento en
la duplicación viral, por consecuencia en la intensidad infecciosa (en ese sentido, también por alteración de los
mecanismos generales defensivos), se presentarán múltiples pequeñas lesiones vesiculares ardorosas que coalecerán formando áreas ulceradas de tamaño diverso que permanecerán cubiertas por una formación costrosa, a éstas se
les denomina lesión secundaria o herpes secundario, que
depende de condicionantes del propio huésped pueden ser
recurrentes en grado variable.
El VHS secundario intraoral es menos frecuente, puede ser unilateral o generalizado, un dato muy distintivo es
que se manifestará de preferencia en áreas queratinizadas
como encía o paladar. Su diagnóstico puede ser más complicado, pues suelen observarse lesiones secundarias, ya
que las vesículas en la boca se rompen pronto dejando
áreas ulceradas eritematosas. Un procedimiento diagnóstico útil y económico puede ser el efectuar la tinción de un
frotis con Giemsa. Los casos positivos revelarán inclusiones intracelulares y células multinucledas.
Figura 5–15. Herpes labial.
Enfermedades infecciosas 77
Herpes primario. Las lesiones orales son vesículas
que inmediatamente ulceran, se desarrollan pronto: en un
día o dos y son dolorosas, el cuadro se acompaña de sialorrea y malestar general con aparición de ganglios linfáticos
regionales.
Estomatitis herpética primaria. La condición del paciente no permite el trabajo dental, además de ser una fase
altamente contagiosa que significa un riesgo para el personal y pacientes en un consultorio. Aunque parezca una pregunta insulsa, es conveniente preguntar al paciente sobre
la aparición de lesiones en labio que sugieran herpes secundario, lo que diferencialmente haría pensar en otras entidades que por igual se presentaran con lesiones vesícu–lo
ulcerosas. El cuadro de herpes primario es único. La enfermedad es autolimitante, no se han desarrollado productos
que de manera significativa para los pacientes, mejoren el
cuadro clínico, el uso de pomadas o ungüentos con aciclovir pueden ayudar en el manejo de lesiones extraorales.
Deben evitarse los cuadros febriles que compliquen cuadro clínico y provoquen aumento de intensidad del cuadro
herpético oral. En particular cuando el enfermo es un infante, debe procurarse evitar los estados de deshidratación.
Herpes latente. Para algunos pacientes el índice de
recurrencia de herpes secundario quizá sea un gran problema clínico, por la frecuencia o intensidad con que éste
se presente. Puede llegar a causar cambios desfigurantes
labiales severos, provocados por una reparación fibrótica
y rigidez. La mejor ayuda para estos pacientes es prolongar
el estado de latencia en ausencia de productos específicos
para erradicar la infección herpética. Ya se mencionó que
la diseminación retrógrada es constante y que dependerá
del volumen infectante o de la integridad del aparato inmunológico conservar o perder el estado de salud. Se ha observado que algunos estados favorecen la aparición posterior
de lesiones secundarias, como son el ejercicio excesivo, el
estrés mental, la exposición solar, la menstruación. Un factor común en todos ellos es que por aumento del catabo-
Figura 5–17. Eritema unilateral en mucosa del paladar
blando (nervio palatino posterior) asociado a virus herpes
zoster.
lismo y muerte celular pueden aumentar los índices de prostaglandinas, de las cuales algunos grupos actúan como
inhibidores inmunológicos. El uso de sustancias con conocido efecto sobre la acción de las prostaglandinas como son
los salicilatos, la indometacina y otros antiinflamatorios
pudieran ejercer un efecto profiláctico, disminuyendo la frecuencia y la intensidad de los ataques. En estudios preliminares los autores han encontrado que el uso profiláctico de
75 mg diarios de indometacina por tres días repetidos, dos
veces al mes puede ofrecer este tipo de protección.
Herpes secundario. La mayor parte de las veces su
manifestación es labial, si bien puede ser intraoral. El uso
de medicamentos específicos es discutible, en cuanto a beneficios clínicos sobresalientes. El manejo de la lesión herpética secundaria será paliativo la mayor parte de las veces.
En pacientes inmunosuprimidos puede estar justificado el
uso de aciclovir de manera local o sistémica, en particular
cuando se involucran áreas cutáneas oculares, siendo preferible la participación del infectólogo.
En la clínica dental será preferible despedir al paciente hasta que esté restablecido, ya que además de ser un
riesgo infeccioso, que puede ocasionar lesiones ungulares
o contagios primarios, tal vez sea muy incómodo para el
paciente la manipulación de la porción labial afectada.
Herpes zoster
Figura 5–16. Infección primaria y generalizada por varicela zoster en paciente masculino de 8 años de edad.
Nótese las lesiones vesiculoampulosas en paladar blando, así como en lengua, las cuales producen sintomatología dolorosa impidiendo al paciente una adecuada higiene
produciendo secundariamente lengua seburral y posible
candidiasis asociada.
De manera similar el herpes zoster o varicela zoster tiene
dos modalidades de presentación, la primaria o varicela y la
secundaria, siguiendo los tractos nerviosos, en particular los
dorsales, espinales y nervios craneales como el trigémino.
La varicela en la piel se presenta durante la infancia,
como vesículas que pronto ulceran y quedan cubiertas con
una capa costrosa. De manera intraoral las vesículas se ulceran rápido y no son distinguibles de otros tipos de lesiones ulceradas. Tanto las lesiones cutáneas como de las mucosas son altamente infecciosas, en particular para otros
infantes, por lo que no debe ofrecerse tratamiento dental
electivo a estos pacientes, está indicado cancelar las citas
hasta que el infante haya recuperado la salud. En un consultorio odontopediátrico puede un infante infeccioso con-
78 Medicina en odontología
tagiar a otros usuarios, lo que resulta en una responsabilidad del dentista en el plano de la salud, así como una
inconveniencia social, con impredecible grado de repercusiones profesionales.
La infección secundaria o herpes zoster, afecta los
tractos nerviosos de diferentes partes del organismo, en las
áreas oral y facial se ven involucrados aquellos trigeminales. Las lesiones vesiculares en raras ocasiones se manifiestan sólo intraoralmente, lo que puede prestarse a confusión con otras entidades, si bien un dato diagnóstico muy
importante es que su manifestación suele ser unilateral.
Las lesiones orales pueden ser manejadas con aciclovir,
aunque se recomienda la participación de un neurólogo o
internista, ya que es común la aparición de neuralgias posherpéticas. El herpes zoster secundario como el herpes
simple, son enfermedades con un patrón de presencia recurrente. El manejo electivo dental debe ser pospuesto, hasta
que la fase aguda de la enfermedad haya sido controlada y
tanto las vesículas como las ulceraciones hayan desaparecido, ya que son altamente contagiosas.
TUBERCULOSIS PULMONAR
La tuberculosis es una enfermedad infecciosa, crónica,
granulomatosa, contagiosa, causada principalmente por el
Mycobacterium tuberculosis (M. tuberculosis), que afecta
en especial a los pulmones, pero puede dañar otros órganos
y tejidos. Las repercusiones que tiene esta infección se traducen en serios problemas familiares, económicos y sociales, además de producir incapacidad y muerte.
Por su fuerte asociación con la pobreza y el hacinamiento es una enfermedad que nunca ha sido erradicada de
los países subdesarrollados. Se considera que la tercera
parte de la población de nuestro planeta sufre esta infección. La OMS pronostica que 30 millones más podrían morir en el próximo decenio de no encontrarse la manera de
controlarla.
Aunque los países del primer mundo habían logrado
reducir de manera significativa las tasas de prevalencia y
mortalidad de tuberculosis pulmonar (TB) entre la población, a partir de la epidemia del síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA) en los años ochenta, hubo un repunte muy importante de esta enfermedad, la infección por
el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) incrementa
la susceptibilidad a sufrir TB hasta 100 a 200 veces en relación con los no infectados. Otro factor que dificulta el control de esta infección es el hecho de que aparecieron recientemente cepas resistentes a los medicamentos empleados.
Entre la población demandante de servicios dentales en la
Universidad de La Salle Bajío, en León, Guanajuato, México, la historia positiva para TB es de 0.47% (4.7 de cada
1,000 pacientes), incrementándose estas cifras a 1.20% en
mayores de 60 años.
Identificar pacientes con TB activa es de gran importancia, ya que el consultorio dental puede ser un sitio de
(Capítulo 5)
transmisión del M. tuberculosis del enfermo al cirujano
dentista, a su personal auxiliar y a sus pacientes.
ETIOLOGÍA Y PATOGENIA
El M. tuberculosis es el principal agente etiológico en el ser
humano, aunque también otros microorganismos que afectan a los animales, como el M. bovis, pueden ser patógenos
para el hombre. Los individuos inmunosuprimidos pueden
sufrir infecciones atípicas causadas por 25 tipos diferentes
de mycobacterias, entre las que destaca el M. avium–intracellulare.
Las micobacterias son bacilos aerobios, no catalogados como gramnegativos o positivos, que no forman esporas, resisten a la desecación y son capaces de sobrevivir en
entornos oxigenados como los pulmones. El aumento en la
concentración de CO2 estimula su crecimiento.
Los trastornos debilitantes crónicos como son las enfermedades pulmonares crónicas, la inmunosupresión por
fármacos, por VIH o por linfomas, así como desnutrición,
promiscuidad, hacinamiento, mala higiene, edad avanzada,
neoplasias, alcoholismo, drogadicción y susceptibilidad
individual, predisponen al desarrollo de la enfermedad.
El contagio se da de manera directa, de persona a persona, al inhalar bacilos transportados en el aire en forma de
gotitas de saliva o esputo de 1 a 5 o hasta 8 micrones de diámetro, que habiendo sido generadas por el enfermo al toser, estornudar, hablar o al emplear en estos pacientes instrumentos rotatorios productores de aerosoles, flotan en el
ambiente de trabajo. Otras posibles vías de transmisión
pueden ser el uso de instrumental contaminado, generado
en una práctica profesional deficiente en protocolos de
control de infecciones, o de manera directa al exponerse el
profesionista sin ninguna protección a tejido linfoide de la
bucofaringe, conjuntivas y lesiones dérmicas abiertas, en
cuyo caso el microorganismo causante de la infección suele ser diferente al M. tuberculosis.
MANIFESTACIONES CLÍNICAS
TB primaria
La tuberculosis primaria (infección tuberculosa latente) es
la forma de la enfermedad que se produce en aquellas personas que no han sido sensibilizadas previamente. Los bacilos inhalados se implantan en las superficies alveolares
del parénquima pulmonar, por lo general en la porción inferior del lóbulo superior o en la porción superior del
lóbulo inferior, casi siempre hacia la periferia del pulmón.
Muchos bacilos son fagocitados, pero algunos pueden sobrevivir dentro de las células fagocíticas, pudiendo drenar
por los vasos linfáticos hacia los ganglios regionales. Al no
degradarse por los macrófagos los bacilos pueden ser expulsados hacia el tejido conectivo en sitios distantes, generando entonces focos secundarios de tuberculosis. Entre la
2ª y la 10ª semanas ocurren reacciones de hipersensibilidad
tipo IV que llevan a la formación de tubérculos en el sitio
Enfermedades infecciosas 79
inicial de la infección y en los ganglios regionales, a este
conjunto de lesiones se le denomina complejo de Gohn, las
cuales curan posteriormente por resolución, fibrosis y calcificación.
La infección primaria suele pasar desapercibida, ya
que no da manifestaciones obvias, las personas que la presentan no sufren de tuberculosis pulmonar activa, por lo
que no son infecciosas, sin embargo, dan resultados positivos al realizar pruebas de sensibilidad a la tuberculina. Las
lesiones en su interior pueden albergar microorganismos
viables capaces de provocar una reacción ulterior, la tuberculosis secundaria. En 90% de las persona infectadas por el
bacilo, la infección permanece de manera latente, sin progresar hacia tuberculosis activa, del 10% restante, la mitad
(5%) desarrollará TB activa en los siguientes 1 o 2 años y
otro 5% lo desarrollará más tarde. La evolución hacia una
TB activa dependerá de la edad (a mayor edad mayor riesgo)
y del estatus inmunológico de cada persona en particular.
En algunos casos, especialmente en preescolares, esta
primera infección puede no seguir un curso benigno y ocasionar una bronconeumonía, en la que el paciente cursará
con disnea, tos, fiebre y hemoptisis. El contenido necrótico
suele ser expulsado hacia los bronquios, en donde la presencia de aire hace que los bacilos aeróbicos se multipliquen provocando una diseminación broncógena, que si llega a extenderse puede originar una neumonía tuberculosa.
Este último cuadro es muy frecuente en personas con alto
grado de desnutrición. La primoinfección tuberculosa no
es siempre pulmonar, ya que puede presentarse en otros órganos y tejidos, como riñones, glándulas suprarrenales,
huesos y articulaciones, hígado, meninges, entre otros órganos. Cuando se presenta una diseminación sistémica se
conoce como tuberculosis miliar, que suele seguir un curso
agudo y ser mortal. La tuberculosis ganglionar o escrófula
es frecuente e involucra a los ganglios cervicales.
Tuberculosis secundaria
Al reactivarse la infección tuberculosa latente se genera
una tuberculosis secundaria, que se caracteriza por cavernas, lesiones típicas de esta enfermedad y originadas por
un proceso de hipersensibilidad tipo IV desencadenado
por los bacilos, en los que se forma una variante inflamatoria crónica granulomatosa. Estas lesiones pueden curarse
de manera espontánea o con la ayuda de fármacos, dando
origen a nódulos calcificados o evolucionar al necrosarse
las áreas centrales de los granulomas (necrosis caseosa)
hacia la formación de cavernas. Estos espacios se producen al vaciarse el contenido de un foco de necrosis caseosa
en un bronquiolo erosionado por la infección. Las cavernas
suelen ubicarse en el vértice de uno o ambos pulmones e
involucrar tanto el parénquima pulmonar como los ganglios regionales. Las secreciones producidas por la necrosis tisular (“tuberculosis abierta”) se denominan esputo,
esta espectoración es altamente infectante, ya que si se deglute puede originar una tuberculosis intestinal o al toser
el paciente puede infectar otro punto del árbol traqueobronquial, la faringe y la boca, generándose focos secundarios de lesiones tuberculosas. Al igual que ocurre con la tuberculosis primaria, la tuberculosis secundaria puede
propagarse a sitios extrapulmonares, por vía hematógena
o linfática, produciendo la denominada enfermedad miliar o
tuberculosis en órganos distantes.
La tuberculosis secundaria puede ser asintomática,
pero por lo general en etapas tempranas de su evolución
ocasiona anorexia, malestar, pérdida de peso y fiebre que
aparece en horas avanzadas de la tarde y después cede
acompañándose de sudor nocturno. En algunas ocasiones
se identifica esta infección cuando el paciente que cursa
con una neumonitis, no reacciona al tratamiento con antibióticos. Conforme avanza el proceso infeccioso se presentará tos con expectoración creciente, en un principio
mucoide y después purulenta. Cuando la destrucción hística alcanza vasos sanguíneos se presenta hemoptisis.
DIAGNÓSTICO
Datos clínicos como pérdida de peso, anorexia y sudoración nocturna son altamente sugestivos de TB, sin embargo, para establecer el diagnóstico se requiere de pruebas
complementarias, las que permiten identificar a los pacientes que sufren TB activa o incipiente. Entre las pruebas de
laboratorio que pueden solicitarse se encuentran las siguientes:
1. Prueba de sensibilidad de la tuberculina o PPD.
Está indicada cuando la persona no presenta signos
o síntomas, pero se sospecha de tuberculosis por la
convivencia cercana a un paciente tuberculoso. La
tuberculina, fracción antigénica purificada (derivado proteínico purificado o PPD) al inyectarse 5
unidades de potencia intermedia (0.1 mL) dentro de
la dermis induce una respuesta de sensibilidad igual
que si se inyectara el M. tuberculosis. Después de
48 a 72 horas se hace la lectura y medición del área
indurada que se produce, sin considerar el eritema
marginal. El hecho de que aparezca una induración
después de haber inyectado PPD indicará que el
paciente ha estado en contacto previo con el M. tuberculosis, y no necesariamente indica tuberculosis
activa. Para que la prueba de sensibilidad a la tuberculina sea positiva se requiere:
a. Obtener una medición de 5 a 10 mm para pacientes VIH+, contactos caseros o aquellos con
lesiones cavitarias observables radiográficamente.
b. 10 a 15 mm en individuos menores de 35 años
de edad, en pacientes de escasos recursos u originarios de regiones con una prevalencia alta
en TB.
c. 15 mm o más para aquellas personas que no
son consideradas como de riesgo y para los
mayores de 35 años.
Los resultados serán negativos en aquellos que
nunca han estado en contacto con el microorganismo, en aquellos que sufren tuberculosis diseminada, los que sufren sarampión, linfoma de Hodgkin,
sarcoidosis o quienes han recibido terapia con isoniacida poco tiempo después de haberse infecta-
80 Medicina en odontología
do. Si los resultados son negativos en mayores de
65 años, con sospecha de TB por la sintomatología, se recomienda esperar dos semanas y hacer un
refuerzo de la administración de DPP para poder
hacer la interpretación de la prueba de manera
adecuada.
2. Baciloscopia seriada. Cuando se tiene a un paciente con manifestaciones clínicas de tuberculosis pulmonar debe solicitarse el estudio de frotis
del esputo, el cual debe teñirse para poder identificar el M. tuberculosis. Para ello se toman varias
muestras de las expectoraciones producidas por el
paciente. El resultado será considerado como positivo cuando el microorganismo pueda identificarse. El resultado de la baciloscopia influirá en la
categorización del paciente como infeccioso o no
infeccioso.
3. Radiografía de tórax. Este estudio permite identificar las cavernas, su extensión y complicaciones. En
lo referente a tuberculosis en otros órganos, se necesita identificar al bacilo para su diagnóstico, por lo
general se hace a base de biopsias teñidas para microorganismos acidorresistentes (como la técnica de
Ziehl–Neelsen), ya que por el hecho de que el microorganismo tiene una pared de alto contenido lipídico, resiste la decoloración con ácido o alcohol, lo
que dificulta su tinción con los colorantes habituales
como Gram, giemsa, o hematoxilina y eosina.
Aún ante la presencia de cavernas observadas en radiografías de tórax, el diagnóstico definitivo debe basarse en un
examen del frotis de esputo y en la identificación o cultivo
de M. tuberculosis. En los pacientes asintomáticos que
conviven con el enfermo es necesario realizar una prueba
de sensibilidad a la tuberculina, cuyos resultados positivos
serán indicadores de infección.
TRATAMIENTO MÉDICO
Como los microorganismos no tienen una tasa de reproducción alta y son capaces de sobrevivir durante mucho
tiempo dentro de los macrófagos que los han fagocitado,
así como en áreas de necrosis, lejos de la influencia de los
antibióticos, es necesario que el tratamiento farmacológico
se base en una combinación de medicamentos administrados durante un periodo largo (meses o años), no se recomiendan periodos de tratamiento menores a 6 meses, dada
la alta recidiva de reinfección que existe. El paciente debe
seguir también una buena alimentación y tener reposo. La
terapia farmacológica recomendada se muestra en el cuadro 5–8, la cual debe ser administrada diario o de manera
terciada.
La resistencia a los fármacos antituberculosos se ha
debido en parte a regímenes médicos que no han sido llevados durante un lapso de tiempo adecuado. Es común que
los pacientes abandonen el tratamiento por la dificultad
que implica seguirlo, por los costos o las reacciones secundarias que pueden presentarse, de ahí la aparición de muta-
(Capítulo 5)
Cuadro 5–8. Manejo médico farmacológico
de tuberculosis pulmonar
1ª opción
Isoniacida + rifampicina + pirazinamida
2ª opción
Isoniacida + rifampicina + pirazinamida + etambutol o
estreptomicina
Tuberculosis resistente a medicamentos
Claritromicina
o
Azitromicina
+
etambutol o
ciprofloxacina o
rifabutina o
clofamicina o
Si el paciente no sigue este protocolo, debe remitirse al médico.
Ningún otro esquema es aceptado.
ciones en los genes que regulan la permeabilidad a los antibióticos de la pared celular. También la inmunosupresión
(VIH) juega un papel importante en el desarrollo de resistencia antibiótica.
Siendo un problema mundial de salud que intenta ser
erradicado, es importante vigilar que el paciente tome diariamente los medicamentos, ya que estos fármacos causan
reacciones secundarias indeseables, por lo que al sentirse
mejor el paciente pudiera abandonar la terapia. En los pacientes con SIDA quizá sea necesario extender el periodo
de administración. Para contactos caseros o pacientes asintomáticos y positivos a la tuberculina se administra isoniacida por 6 a 12 meses como tratamiento suficiente.
La aparición de cepas de M. tuberculosis resistentes
a los medicamentos de empleo tradicional (rifampicina e
isoniacida) se ha convertido en un problema de salud, ya
que los enfermos infectados por esta cepa están en verdadero riesgo de fallecer al no responder al tratamiento farmacológico o mantenerse por un periodo de tiempo más
largo con la infección. En los pacientes VIH+ la tasa de
mortalidad por TB originada por bacilos resistentes a los
medicamentos se incrementa hasta en un 80%. Los individuos con tuberculosis resistente a fármacos pueden requerir de la administración de hasta 5 medicamentos simultáneamente por 18 a 36 meses. Los esquemas que se manejan
en estos casos incluyen fármacos como claritromicina,
azatromicina más etambutol, ciprofloxacina, rifabutina o
clofamicina.
En el momento en que el paciente ya no presenta signos o síntomas deja de ser infeccioso. Por lo general la
administración de medicamentos antituberculosos durante
un periodo de dos meses es suficiente para controlar el proceso inflamatorio, desapareciendo la sintomatología, sin
embargo, la terapia debe prolongarse durante varios meses
más, por las características propias del microorganismo, de
tasa baja de reproducción y resistencia farmacológica. El
tratamiento quirúrgico con resección pulmonar parcial
puede estar indicado cuando existen lesiones cavitarias
que no responden al tratamiento farmacológico. En ocasiones es necesario la estancia hospitalaria del enfermo por
periodos prolongados.
Enfermedades infecciosas S 81
MANEJO ODONTOLÓGICO
Cuadro 5–9. Criterios de manejo de pacientes
con tuberculosis o con antecedentes de TB
Recomendaciones y adecuaciones
durante la consulta
1. Todo paciente con TB activa debe tratarse sólo en
casos de extrema urgencia; aliviar el dolor de manera
paliativa.
Uno de los problemas más serios en el manejo del paciente
con TB en la consulta dental se refiere al riesgo de contagio
directo o cruzado que pudieran tener el odontólogo, su personal auxiliar y los pacientes que acuden a la clínica. Existe
la posibilidad de enfrentar a personas con TB no diagnosticada, el odontólogo y sus personal auxiliar deben estar capacitados para advertir manifestaciones clínicas de TB,
como pérdida de peso sin causa aparente, anorexia, fiebre o
tos constante, de esta manera el paciente puede referirse
pronto a la consulta médica. Es importante evitar tener al enfermo con TB activa en la sala de espera, junto con otros
pacientes por tiempo prolongado.
Dado el enorme repunte que ha tenido la tuberculosis
respecto a su incidencia en los últimos años, la capacidad
que tiene el bacilo para sobrevivir en el ambiente y la evolución que ha sufrido para resistir el manejo farmacológico
tradicional, es de enorme trascendencia implementar un
protocolo estricto de control de infecciones en la consulta,
con el objetivo de reducir al mínimo la posibilidad de contagio para las personas sanas.
La información que pueda proporcionar el médico
sobre el estado de salud o la severidad de la enfermedad de
estos pacientes, permitirá determinar el momento y extensión del tratamiento dental. Los pacientes sospechosos o
con diagnóstico de tuberculosis deben ser categorizados
para poder tomar las precauciones pertinentes, siguiendo
los criterios que se describen en el cuadro 5–9.
Los pacientes con TB activa deben permanecer el
menor tiempo posible dentro del ambiente del consultorio,
para evitar se les formen gotitas de saliva contaminadas
que se expulsan al toser o hablar y que pudieran contaminar
el ambiente de trabajo. Se debe pedir a estos pacientes que
aún durante el interrogatorio o en la sala de espera porten
cubrebocas, barrera de protección que debe ser empleada
2. Los pacientes con TB diagnosticada y bajo tratamiento,
cuyos síntomas hubieran desaparecido, pueden ser
tratados en la consulta, siempre y cuando hubieran
sido sometidos durante dos meses como mínimo a
terapia farmacológica. Para tratamientos electivos es
prudente esperar que hubieran transcurrido por lo menos 3 a 4 meses de tratamiento
por el personal de la clínica durante todo el tiempo que per-
manezca la persona en la consulta. Los cubrebocas deben
tener una gran capacidad de filtración y adaptarse perfectamente a la boca y la nariz.
El tratamiento oral del paciente con TB activa debe
restringirse al manejo farmacológico del dolor, es decir al
empleo de analgésicos y antibióticos.
Una vez que el paciente ha dejado de tener tos el riesgo de contaminación ambiental y de contagio desaparecen,
pudiendo tratarse de manera rutinaria en la consulta, sin
embargo el odontólogo debe vigilar que el enfermo siga el
tratamiento farmacológico hasta su conclusión, para evitar
recidivas. Como algunas cepas de microorganismos son
resistentes a diversos fármacos, debe tomarse como parámetro de mejoría y de ausencia de riesgo de infección la
falta de síntomas y no necesariamente el tiempo transcurrido desde el inicio del manejo con medicamentos antituberculosos. En lo referente al protocolo de control de infecciones éste debe intensificarse en los pacientes que sean
considerados de alto riesgo.
Se recomienda:
3. Los pacientes que hubieran abandonado el tratamiento
o cuando el esquema farmacológico que siguieron no
fuera adecuado, deberán ser considerados como infecciosos y ser remitidos al médico. Ante sospecha de reactivación de la TB la remisión al médico es prioritaria.
4. Los pacientes sospechosos de tuberculosis, asintomáticos o contactos caseros positivos a la tuberculina, deberán ser remitidos al médico para valoración y diagnóstico, e inicio de terapia medicamentosa. Mientras se
mantengan asintomáticos y bajo régimen farmacológico, podrán recibir cualquier tipo de tratamiento dental.
5. Los pacientes que ya fueron dados de alta por el
médico pueden ser tratados como pacientes sanos,
evitando en lo posible la prescripción de medicamentos
inmunosupresores, como los antiinflamatorios esteroideos, que pudieran reactivar la infección.
6. Pacientes con tuberculosis extrapulmonar, aquellos
con infección en riñones o tubo digestivo, no se consideran infecciosos y pueden recibir cualquier tratamiento oral, siempre y cuando hubieran iniciado un
esquema farmacológico adecuado, con excepción de
los que sufren tuberculosis oral o lesiones que drenen
a piel o mucosas, los cuales serán considerados como
infecciosos.
1. Usar el mayor número de barreras físicas.
2. Emplear la mayor cantidad de instrumental y material desechable.
3. Evitar el uso de aerosoles (alta velocidad, escariadores ultrasónicos) y utilizar de preferencia baja
velocidad. Hacer uso juicioso de la jeringa de aire.
4. Emplear substancias tuberculicidas para la limpieza del sillón y de los muebles usados durante la
consulta (glutaraldehído a 2%), CidexR (J & J),
GafidexR (Altamirano), MedallionR (MDM).
5. Desinfectar y esterilizar el instrumental.
Debe evitarse la contaminación del ambiente en general,
por tanto el dentista debiera diseñar su consultorio de tal
manera que además de bien iluminado de manera natural,
el aire se pueda renovar de manera continua. El empleo de
luz ultravioleta como bactericida es un recurso útil tanto
para decontaminar el agua como para evitar la contaminación de los ductos de aire acondicionado.
EXÁMENES COMPLEMENTARIOS
A menos que se trate de tuberculosis oral, las pruebas complementarias necesarias para el diagnóstico de TB debie-
82 Medicina en odontología
ran ser solicitadas e interpretadas por el médico del paciente. Es preferible que el cirujano dentista remita a los
pacientes sospechosos con el médico. Ante lesiones bucales en las que se sospeche de tuberculosis, en pacientes con
TB, es necesario tomar una biopsia y pedir al laboratorio
que la muestra sea teñida para bacilos ácido resistentes. La
presencia del microorganismo confirmaría el diagnóstico.
CONSIDERACIONES FARMACOLÓGICAS
En los pacientes con tuberculosis pulmonar bajo tratamiento con rifampicina debe:
Evitarse la prescripción de acetaminofén debido a
que puede producirse hepatotoxicidad por este último fármaco.
Ajustar la dosis de diacepam, si es que se utiliza de
manera concomitante, puesto que disminuye el
efecto de este fármaco y no se lograría de manera
adecuada el efecto ansiolítico buscado con su
prescripción.
Si el paciente recibe estreptomicina:
No debe usarse ácido acetilsalicílico, ya que incrementa el riesgo de ototoxicidad por el primer medicamento.
En vista de que un paciente curado siempre está en riesgo
de reactivación de la infección, no deben prescribirse corticosteroides o hacerlo de manera cautelosa y bajo constante
observación, debido a que estos medicamentos inhiben la
capacidad de defensa de quien los recibe. No por el hecho
de que el paciente esté recibiendo tratamiento farmacológico para TB debe esperarse que estos fármacos funcionen
bien para combatir infecciones dentales o periodontales.
En los pacientes con este tipo de infecciones debe ampliarse el régimen farmacológico y prescribir los antibióticos
que tradicionalmente se emplean para infecciones bucales
y dentales (penicilina, sulfas, tetraciclina, clindamicina,
etcétera).
MANIFESTACIONES BUCALES
DE TUBERCULOSIS
Las lesiones tuberculosas bucales son raras, en especial las
primarias. Las personas que presentan tuberculosis en la
cavidad oral por lo general tienen TB. Se manifiesta como
áreas de ulceración, de bordes indurados, muy dolorosas,
con tubérculos satélites en la periferia o nódulos, fisuras,
placas o vesículas que crecen con lentitud, localizadas en
el sitio donde las expectoraciones contaminadas del paciente por el M. tuberculosis, entran en contacto con la mucosa bucal, en particular con lengua, paladar y labios, aunque puede presentarse en carrillos, comisuras, encía,
amígdalas o áreas de tejido linfoide la cavidad oral o naso-
(Capítulo 5)
faringe. De todos ellos, el sitio más frecuente que se afecta
es el dorso o los bordes de la lengua, probablemente por el
hecho de ser zonas de laceración o ulceración, por estar en
contacto constante con restos radiculares y bordes filosos
de dientes o restauraciones, que la dañan. La saliva y la integridad tisular son protección suficiente contra M. tuberculosis, por tanto las lesiones tuberculosas aparecerán en
áreas de exposición de tejido conectivo, como pueden ser
las úlceras de cualquier origen o áreas de inflamación, al
infectarse por el esputo se inicia una lesión con características histológicas similares a las observadas en otros sitios
de la economía, es decir, granulomas. La falta de adopción
de un protocolo de control de infecciones universal puede
generar lesiones tuberculosas por contacto directo con
esputo contaminado de pacientes con TB activa, en manos
u otras zonas expuestas del personal clínico.
Los pacientes inmunosuprimidos por infección por
VIH tienen un riesgo mayor de desarrollar tuberculosis
oral, de especies diferentes a M. tuberculosis, como el M.
avium–intracellulare.
Es importante distinguir entre lesiones tuberculosas y
chancro o carcinoma epidermoide, ya que son similares en
cuanto al aspecto clínico. Siempre que se identifique una
úlcera dolorosa en pacientes con TB es necesario tomar
una biopsia para confirmar o descartar el diagnóstico.
TRATAMIENTO ORAL
El manejo farmacológico de estas lesiones es el mismo que
el empleado para el tratamiento de la infección en los pulmones. Debe vigilarse que el paciente tenga una higiene
oral adecuada y eliminar todos los focos de irritación como
pueden ser las restauraciones defectuosas, los dientes cariados, los restos radiculares y los hábitos nocivos tales
como el mordisqueo crónico, para impedir nuevos sitios de
desarrollo de la infección. Para el dolor de las lesiones orales
pueden prescribirse analgésicos y anestésicos tópicos.
GONORREA Y SÍFILIS
De todas las enfermedades de transmisión sexual, con la
posible excepción de la uretritis no gonocócica, la gonorrea es la más frecuente, aunque en la actualidad su incidencia se ha ido reduciendo debido al miedo de contraer
VIH/SIDA, aunque la forma más común de afección es la
uretritis gonocócica, cuya trascendencia patológica es limitada, en ocasiones puede dar lugar a infecciones metastásicas más graves. Cerca de 60% de los casos reportados
son varones y la edad de éstos varía de 15 a 30 años de edad,
estando el rango más alto entre los 25 y 30 años. Quizá uno
de los datos más importantes que proporciona un paciente
con antecedentes gonorreicos es la relación indirecta de
sus hábitos sexuales, que lo pueden exponer a enfermedades más agresivas e infectantes, siendo este antecedente de
Enfermedades infecciosas 83
Figura 5–18. Paciente masculino soltero de 23 años, con
hábitos sexuales oro–genitales. Lesión diagnosticada histopatológicamente como condiloma acuminado.
mayor trascendencia en el ambiente de la práctica dental
(figura 5–18).
El agente causal de la gonorrea es la Neisseria gonorrhoeae, la infección por este gonococo no confiere inmunidad por lo que no existe vacuna y puede ocurrir reinfección prácticamente siempre que se expone al sujeto.
Además de que por la misma razón los enfermos pueden
albergar el germen durante mucho tiempo, lo que favorece
a la cronicidad de la infección y a ser un portador asintomático de la infección. La forma casi exclusiva de transmisión
es directa, de persona a persona por contacto sexual, el contacto indirecto no es significativo debido a la gran labilidad
del microorganismo que en medios no naturales se destruye con facilidad, por medio del efecto de desecación.
Inicialmente se presenta una reacción inflamatoria inespecífica manifestándose en el varón de 2 a 7 días, después del
contagio por una sensación urente en la porción anterior de
la uretra y meato urinario, exacerbado por la micción y
acompañado por exudado purulento. Este proceso inflamatorio puede extenderse de la porción anterior de la uretra peneana hacia la próstata y vesículas seminales e
incluso alcanzar, por el conducto deferente, el epidídimo
originando dolores muy severos y después esterilidad.
Otros sitios potenciales de entrada y ataque inicial incluyen la bucofaringe y la región ano–rectal, áreas suscepti-
bles a la ulceración y por tanto a la infección por gonococo.
En general, el síntoma inicial principal en varones como en
mujeres, es la disuria a causa de la hiperemia y edema de
la uretra, aunque un gran porcentaje de mujeres y un poco
menos de varones ya infectados pueden ser por completo
asintomáticos, siendo ambos los principales medios de
contagio para personas sanas. En la piel pueden aparecer
lesiones que quizá vayan desde máculas hasta lesiones necróticas pasando por pápulas, pústulas de base eritematosa
y ampollas hemorrágicas. En la mujer, el riesgo de esterilidad es inminente sobre todo en aquella que ha cursado
asintomática y usualmente sin tratamiento ya que la gonorrea no tratada de manera adecuada tiende a atacar las
trompas de falopio, llenándose éstas de exudado purulento
que a su vez puede ocasionar peritonitis pélvica localizada,
con tendencia a la formación de adherencias extensas.
En ambos sexos puede suceder que el gonococo pase
a la circulación sanguínea y se disemine al resto del organismo, originando complicaciones como artritis casi siempre en una sola articulación y con mayor frecuencia en la
rodilla. También se han visto casos de endocarditis gonocócica y específicamente conjuntivitis en el recién nacido.
El diagnóstico se basa principalmente en los signos y síntomas descritos, pero el dato más contundente es la presencia
de los microorganismos responsables en el exudado purulento mediante frotis, aunque como ya se mencionó, el cultivo del microorganismo es difícil por su labilidad fuera del
medio natural.
La sífilis es menos común que la gonorrea (cuadro
5–1). El microorganismo causal es una espiroqueta (Treponema pallidum) que se transmite por contacto sexual de
una persona con una lesión luética, el contagio no sexual
o transfusional es realmente excepcional, otra forma puede
darse de la madre infectada al feto en el útero (sífilis congénita).
La lesión inicial llamada chancro consiste en una pápula que se erosiona produciendo una úlcera, habitualmente indurada y de consistencia cartilaginosa, a partir de ésta,
los treponemas se diseminan con rapidez, por lo que desde
su inicio la enfermedad es generalizada. Sin tratamiento
adecuado, los treponemas persisten en muchas áreas durante meses e incluso años, dando lugar a recaídas de las lesiones cutáneas o ganglionares, hasta que finalmente se localizan en ciertos tejidos como el sistema nervioso, el
aparato cardiovascular, huesos, ojos, etc., donde persisten
causando lesiones graves. Desde el punto de vista clínico,
la infección sifilítica adquirida se caracteriza por tres
periodos o etapas evolutivas, la enfermedad es contagiosa
sólo en los dos primeros periodos. Puesto que el tiempo
transcurrido entre la sífilis primaria y la secundaria puede
ser de muchos años, algunos autores consideran también
una etapa intermedia denominada sífilis latente que sólo es
reconocida por la historia clínica y la presencia de reacciones serológicas positivas.
Sífilis primaria. Este periodo se manifiesta por la aparición de una lesión en el sitio de inoculación llamada
chancro, los sitios comunes de aparición son el pene, la
vulva o el cuello uterino, los labios y la lengua en un término de 1 a 3 semanas. Por lo regular el chancro se acompaña de crecimiento ganglionar regional poco doloroso o
indoloro.
84 Medicina en odontología
El exudado seroso de la úlcera contiene abundantes
treponemas. Aproximadamente en dos semanas cura con
o sin tratamiento, dejando en su lugar una pequeña cicatriz
casi inaparente. Alrededor de 50% de las mujeres y 30% de
los varones no advierten la lesión primaria. El manejo preventivo de la sífilis requiere prever un periodo de latencia
entre la inoculación del treponema y la aparición del chancro, lo que provoca que los antibióticos empleados deban
prescribirse por tiempo prolongado, pues el microorganismo sólo será sensible al fármaco en su fase de reproducción activa, la dosis juega un papel importante, la cual no
deberá ser menor a 2.4 millones de UI de penicilina benzatínica en una sola dosis. En presencia de la lesión primaria
(chancro), el manejo puede ser a base de penicilinas de acción rápida en dosis altas, en aplicaciones múltiples.
Sífilis secundaria. En sólo 4 a 10 semanas después de
la aparición del chancro, pueden sobrevenir lesiones secundarias. Es posible que durante este periodo los treponemas se estén multiplicando y el organismo desarrolle una
respuesta inmune. Las lesiones secundarias afectan principalmente a la piel, aunque también a las membranas mucosas, pudiendo causar también linfadenopatía generalizada,
iritis y retinitis.
Las lesiones mucocutáneas consisten en erupciones
extensas y muy variables, lo cual puede desorientar el diagnóstico hacia otros padecimientos, pero por lo regular son
papuloescamosas, maculopapulosas de color rojo pardo de
menos de 5 mm de diámetro, o incluso verdaderas lesiones
necróticas y pustulosas. En las zonas calientes y húmedas
del cuerpo como la de los genitales externos, las lesiones
papulomatosas aumentan de tamaño y se erosionan, pudiendo adoptar la forma de lesiones plateadas grisáseas rodeadas de eritema y como grandes placas elevadas llamadas condilomas planos. Cualquier órgano o sistema puede
ser afectado en esta etapa asociándose a problemas como
gastritis hepertrófica, meningitis aguda, proctitis, periostitis
y hepatitis entre otros. Durante este periodo las pruebas suelen ser positivas.
Sífilis terciaria. Llamada también tardía, la mayoría
de los pacientes no alcanzan esta fase, aún sin tratamiento
adecuado, sólo 20% de los individuos con sífilis primaria
mostrarán sífilis terciaria. De los pacientes que llegan a
esta etapa, 50% permanecen asintomáticos.
Este estadio ocurre después de un periodo de latencia
de 1 a 30 años, puede atacar cualquier parte del cuerpo,
pero en su mayor parte el aparato cardiovascular y en menor grado el sistema nervioso central (insuficiencia aórtica, estenosis coronarias y aneurisma de la aorta, también
problemas en el sistema nervioso central como meningitis
y atrofia cerebral generalizada). Así mismo pueden aparecer lesiones cutáneas terciarias en piel, huesos u otros sitios
llamadas gomas sifilíticos (lesión granulomatosa con necrosis central), esta lesión se ha vuelto extremadamente
rara. La sífilis terciaria no es contagiosa.
Es una respuesta inmunopatológica compleja donde
la respuesta inmune causa daños al huésped, los tejidos que
fueron alterados por la presencia microbiana, son reconocidos como extraños y atacados por el sistema inmunitario,
provocando las alteraciones mencionadas. Por esta razón
sus manifestaciones no están asociadas a la posibilidad de
contagio.
(Capítulo 5)
Sífilis latente. Las lesiones de la sífilis secundaria desaparecen por completo aún sin tratamiento, aunque durante varios años el individuo puede mostrar recurrencias.
Una tercera parte de los pacientes con sífilis no tratada parecen curarse de manera espontánea con desaparición de
resultados positivos en las reacciones serológicas (anticuerpos antitreponémicos), aquellos pacientes en los cuales el estudio serológico es positivo, pero no presentan síntomas de enfermedad ni lesiones anatómicas, se les
clasifica dentro del grupo de sifilíticos latentes, como a
aquellos con ataques recurrentes. Se considera sífilis latente
temprana cuando se estima que el tiempo de evolución es
menor de 1 o 2 años, latente tardía cuando es superior a ese
tiempo y latente indeterminada cuando se desconoce.
TRATAMIENTO MÉDICO
Consiste principalmente en antibioticoterapia. Para gonorrea se prescriben fármacos de tipo penicilínico (PNC) o
tetraciclinas hasta que la enfermedad desaparezca, sin embargo, debido al incremento de cepas resistentes a la PNC
y al aumento en la frecuencia de infecciones mixtas por tricomonas principalmente, se acostumbra de preferencia
prescribir antibióticos para ambas (gonorrea y tricomoniasis) consistentes en macrólidos como azitromicina, ceftriaxona, doxiciclina, cefotaxima, cefixima, ciprofloxacina y
espectomicina. Para la sífilis se emplean de manera idéntica, medicamentos como penicilina G benzatínica o procaínica y en casos de alergia se prefiere la doxiciclina.
MANEJO DENTAL E IMPLICACIONES
ODONTOLÓGICAS
Trabajo interdisciplinario
La detección de estos pacientes por lo regular se realiza
mediante el cuestionario de salud y los hallazgos clínicos
como lesiones ulcerativas o áreas rojas en bucofaringe, disuria o lesiones elevadas induradas.
Al tener sospechas de algún padecimiento de este
tipo, antes de hacer cualquier examen orodental se debe de
proceder de manera desconfiada y tratar al paciente como
contagioso hasta que la interconsulta y las pruebas de laboratorio recomendadas demuestren lo contrario. Se debe ser
suspicaz para identificar a este tipo de pacientes ya sea para
canalizarlos a tratamiento médico adecuado, o si ya se encuentran bajo tratamiento, para conocer el estado actual
del paciente.
Repercusiones en el manejo
odontológico y condición bucal
En general, este tipo de pacientes representan un alto riesgo de contagio infeccioso para el odontólogo y su personal,
por lo que es necesario establecer el estado real del paciente mediante la interconsulta médica y/o exámenes de
laboratorio.
Enfermedades infecciosas 85
Cuando existan problemas infecciosos o sospecha de
éstos, se debe postergar el tratamiento odontológico hasta
obtener los datos requeridos (cuadro 5–10). En caso de que
el paciente resulte seropositivo o exista riesgo evidente de
contagio, sólo se realizarán procedimientos de extrema urgencia, estableciendo para estos casos una serie de medidas precautorias durante la consulta dental, dentro de las
que se incluyen:
Historia médica completa y detallada.
Medidas de protección y barreras físicas:
a. Uso de guantes, cubrebocas y lentes.
b. Gorro quirúrgico y bata larga.
c. Cubrir de manera adecuada mediante campos
las áreas probables de contaminación (lámpara, cabeza, rayos X, etc.)
d. Evitar el uso de alta velocidad (aerosoles), procurar buena succión y usar dique de hule.
Emplear con precaución agujas e instrumentos
punzocortantes.
Esterilización del equipo e instrumental:
a. Utilizar la mayor cantidad de instrumental desechable posible.
b. Esterilizar el instrumental y material desechable utilizado, en autoclave.
c. Desinfectar mediante soluciones a base de glutaraldehido instrumental no esterilizable y
superficies contaminadas.
d. Esterilizar el instrumental.
Dentro de la cavidad oral, la faringe es la zona más afectada
por la gonorrea. La infección faríngea se encuentra en cerca del 20% de los pacientes con gonorrea urogenital, principalmente en homosexuales y personas con prácticas se-
Cuadro 5–10. Diagnóstico del paciente
sospechoso de sífilis primaria y/o secundaria
a. Paciente sospechoso de sífilis activa:
1. Manejo farmacológico de urgencias y remisión para
tratamiento médico
2. Ordenar VDRL
b. Paciente con historia positiva de sífilis:
1. Indagar sobre el tipo de tratamiento (medicamentos/
duración)
2. Conocer la antigüedad de la enfermedad (en este
caso entre mayor sea, aumentan las posibilidades
de que hubiese ocurrido curación total)
3. Ordenar VDRL en el caso de presencia de lesiones
sospechosas (placas mucosas):
–Negativo, trátese como normal
–Títulos normales o en disminución en relación con
el último examen, trátese como normal
–Títulos aumentados, tratarse como urgencia y
remitir.
Figura 5–19. Paciente masculino soltero de 32 años.
Lesión sospechosa. Nótese cicatrización dificultosa y
aumento de volumen del labio. Lesión dolorosa e indurada
en sus bordes de aparición reciente.
xuales orogenitales, que se manifiesta por una infección
farígea asintomática con inflamación difusa no específica
o como un leve dolor de garganta.
Las principales manifestaciones bucales de la estomatitis gonocócica son: ulceración aguda, eritema difuso,
necrosis de las papilas interdentales, edema en lengua, mucosa edematosa y que sangra con facilidad, lesiones vesiculares así como pseudomembranosas amarillentas no
adherentes en encía, lengua o paladar blando que dejan una
superficie sangrante al ser removidas, estas lesiones pueden ser solitarias o ampliamente diseminadas.
Los principales síntomas incluyen sensación de ardor, resequedad, hipersalivación (sialorrea), mal sabor (cacogeusia), halitosis, fiebre y linfadenopatía regional. Este
tipo de lesiones con frecuencia son confundidas con las
que aparecen en el eritema multiforme, líquen plano o gingivoestomatitis herpética. Puede existir artritis unilateral
de la articulación temporomandibular por diseminación
gonocócica de la infección genital o pueden verse involucradas también las glándulas salivales y conducir a una
parotiditis.
En cuanto a la sífilis, se considera que tal vez sea la
enfermedad infecciosa transmitida sexualmente que probablemente ocasiona más lesiones bucales. En la etapa inicial se puede encontrar un chancro en labios, lengua o paladar que se caracteriza por ser una lesión granulomatosa
como pápula indolora que se ulcera y exuda suero más que
sangre, acompañada por linfadenopatía submandibular (figura 5–19), esta lesión sana en aproximadamente 3 a 8 semanas y la tercera parte de los pacientes padecen ulceraciones en la mucosa oral, lengua, orofarínge, vestíbulo y
muy rara vez en la encía, llamadas placas mucosas que tienen una base grisblanquecina. La mayoría de los pacientes
presentan fiebre, dolor articular y linfadenopatía generalizada, además de faringitis, lesiones papulares y en casos
más raros aumento de tamaño de las glándulas parótidas.
Las lesiones tanto de piel como de mucosa de revestimiento son muy infecciosas, así como las gotas diminutas
86 Medicina en odontología
Figura 5–20. Lesión roja bilateral de aparición súbita.
Debe ser descartada sífilis secundaria. Paciente sin antecedentes traumáticos, hematológicos o proceso infeccioso presente.
de saliva infectada. Después de la etapa secundaria, el individuo quizá caiga en una etapa de latencia en la cual permanece asintomático y sin aparentes manifestaciones bucales, aunque en el examen serológico es positivo. En la fase
inicial de este estado de latencia (1 a 4 años) los pacientes
pueden tener recidivas mucocutáneas considerándose
como infecciosos (figura 5–20), después de 4 años de no
ocurrir estas recaídas los pacientes se consideran no infecciosos, excepto para donar sangre o para efectos de concepción.
La etapa terciaria de la sífilis no tratada aparece de 3
a 10 años después y se observa muy raras ocasiones. Las
lesiones características son los gomas sifilíticos, que histológicamente son granulomas, pudiendo aparecer en boca
y garganta. Existe atrofia y depapilación de la lengua, irritación crónica secundaria así como leucoplasia que puede
inducir a cambios malignos.
Puede aparecer además infiltración gomosa difusa en
lengua (glositis intersticial crónica) con destrucción del
tejido profundo además de perforación del paladar y tabique nasal.
Es importante destacar que además de la presencia de
muchas lesiones descritas con anterioridad, el paciente con
sífilis congénita presenta estigmas característicos como lo
son facies anormales y dientes de Hutchinson.
EXÁMENES COMPLEMENTARIOS
En este tipo de pacientes los estudios de laboratorio son de
gran valor para determinar el diagnóstico definitivo o si el
estado actual de algún padecimiento de esta índole representa un riesgo de contagio para el odontólogo y su personal. El diagnóstico final se basa en exámenes serológicos
como el VDRL (Venereal Disease Research Laboratory)
que detectan la presencia del anticuerpo en sangre producido en el momento en que interacciona el Treponema pallidum con los distintos tejidos del organismo huésped, por
lo que es importante considerar que en un periodo inicial
(Capítulo 5)
estas pruebas son siempre negativas y el diagnóstico sólo
puede determinarse mediante la identificación directa del
treponema por pruebas de campo oscuro e inmunofluorescencia directa de las lesiones, los resultados positivos sólo
pueden aparecer hasta 3 a 4 semanas después de la aparición
del chancro, el mayor título de anticuerpos ocurre durante la
etapa secundaria y los resultados positivos para sífilis en
etapa terciaria son muy variables, por lo tanto poco confiables (cuadro 5–10), la drogadicción parenteral y el lupus eritematoso sistémico son algunas causas de pruebas positivas
falsas por lo que este antecedente debe tenerse en cuenta.
La disminución en los títulos serológicos se debe interpretar como recuperación del estado de salud.
En pacientes sospechosos positivos para VDRL el
diagnóstico puede confirmarse a través de prueba de inmovilización del treponema (TPI), prueba de absorción de anticuerpo fluorescente para treponema (FTA–ABS) y microhemaglutinación para Treponema pallidum (MHA–TP). La
demostración de la espiroqueta mediante los exámenes de
campo obscuro y de inmovilización del treponema pueden
ser útiles para diagnosticar sífilis primaria tomando la muestra de lesiones activas (chancros y placas mucosas).
CONSIDERACIONES FARMACOLÓGICAS
No existen interacciones adversas entre los fármacos empleados para tratamiento médico de pacientes con enfermedades de transmisión sexual y las de uso común en
odontología, por lo que no se contraindica el uso de ningún
fármaco por este tipo de problemas.
CONSIDERACIONES Y RESTRICCIONES
DURANTE LA CONSULTA
En pacientes con infección activa o sospechosos sólo debe
proveerse atención a las condiciones orodentales de urgencia, de preferencia a través del uso de fármacos. Las lesiones asociadas al padecimiento caen dentro de esta denominación. Las manipulaciones deben ser cuidadosamente
ejecutadas, recordando que las placas mucosas de la sífilis
secundaria son muy contagiosas.
En los pacientes que su historial (comprobado de preferencia con el médico tratante) sugiera que fueron manejados de manera adecuada y han curado de la enfermedad
pueden ser tratados sin toma de medidas específicas. Aquellos pacientes con antecedentes de reactivación frecuente
(sífilis latente), es preferible manejarlos como infecciosos,
aún en los momentos de recesión de sintomatología (cuadro 5–3) de protocolo de manejo de pacientes infecciosos.
PLAN DE TRATAMIENTO
En pacientes activos o sospechosos sólo procedimientos
paliativos, hasta que la enfermedad haya sido controlada
o su condición de sospechoso aclarada.
Enfermedades infecciosas 87
En pacientes con sífilis latente, la atención puede ser discrecional, resolviendo sólo los focos activos de la enfermedad dental y/o periodontal y/u oral, para minimizar las
posibilidades de contagio.
Éticamente se debería proporcionar todo tratamiento
requerido siguiendo adecuados protocolos de protección
antiinfecciosa.
En los pacientes que han recuperado su estado de
salud:
a. Ausencia de sintomatología.
b. Historia de adecuado manejo.
c. En el caso de sífilis la disminución o desaparición
de anticuerpos valorada por el examen VDRL.
d. La atención dental integral debe otorgarse sin restricciones.
En los pacientes con sífilis terciaria deben considerarse
que quizá presenten condiciones cardiovasculares que de
sí, requieran atención específica. En presencia de cambios
neuromusculares, la atención del plan de tratamiento puede sufrir modificaciones, debido al grado de habilidad del
paciente para recibir tratamiento extenso y aditamentos
protésicos.
Puede haber inhabilidad motora y dificultad para la
provisión de servicios, manejo protésico e higiene dental. Se
debe enfatizar los procedimientos preventivos en pacientes
con este grado de avance de la enfermedad sifilítica.
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6
Alteraciones hepáticas
José Luis Castellanos Suárez, Laura María Díaz Guzmán, Óscar Gay Zárate
ETIOLOGÍA Y PATOGENIA
Las alteraciones del hígado tienen importancia en la práctica odontológica, en vista de que es un órgano que interviene en múltiples funciones metabólicas, su disfunción
puede provocar cambios en el metabolismo de proteínas,
carbohidratos y lípidos.
Es un órgano depurador de muchos productos tóxicos
al organismo, incluyendo una gran variedad de elementos
externos como los fármacos. Las alteraciones de este órgano pueden obligar a realizar serias modificaciones en las
prescripciones odontológicas. Otra función de reconocido
impacto en la exodoncia y cirugía odontológicas es la formación de la mayor parte de los factores de coagulación,
varias enfermedades hepáticas pueden producir alteraciones hemostáticas que merecen ser consideradas cuando se
planean acciones odontológicas que produzcan daño tisular.
En los siguientes párrafos serán analizados padecimientos hepáticos como la cirrosis, la disfunción hepática
severa y la hepatitis alcohólica, enfermedades que por su
frecuencia e impacto afectan directamente la práctica
odontológica. La última parte de este capítulo presentará
aspectos asociados al manejo de pacientes que recibirán o
han recibido trasplantes de hígado, tópico de actualidad
que día con día será más común en los ambientes médico
y odontológico. En el capítulo 5, las hepatopatías infecciosas de origen viral son analizadas.
Entre las causas más comunes se encuentran la hepatitis alcohólica y las hepatitis virales B, C y D. Otros factores causales pueden ser fármacos y toxinas, hepatitis crónica activa, cirrosis biliar y congestión hepática crónica, como la
que se observa de manera secundaria después de afecciones cardiacas congestivas.
Todos los padecimientos anteriores tienen en común
la destrucción de los hepatocitos, los cuales en lugar de regenerarse, tienen una reparación fibrosa que los sustituye.
Las secuelas clínicas serán proporcionales al grado de disfunción hepatocelular e hipertensión portal observado.
Existen otras alteraciones que pueden afectar la capacidad funcional hepática. El absceso hepático quizá sea
producto de infecciones primarias en vesícula biliar, páncreas y tubo digestivo. Un absceso hepático amebiano puede dejar como secuela una marcada disfunción. Las vías
biliares alteradas por infección, obstrucción u otras razones, pueden tener gran impacto sobre el metabolismo óseo
y los mecanismos coagulantes al alterarse la absorción
intestinal de vitamina D y K, respectivamente.
MANIFESTACIONES CLÍNICAS
La disminución del volumen hepático funcional y la persistencia del agente causal provocan un efecto acumulativo que afecta la síntesis de proteínas, genera hiperbilirrubinemia, y la reducción de nitrógeno de urea en sangre así
como la elevación del amoniaco. La afección en la síntesis
proteica provoca hipoalbuminemia, edema local o generalizado y la reducción de un número importante de factores de
coagulación, por tanto es posible observar un incremento en
el tiempo de protrombina de los pacientes y cambios hemostáticos consecuentes. La pérdida de la arquitectura hepática
provoca también mayor resistencia al tránsito sanguíneo por
la vena porta, hipertensión portal, esto induce a que se
hagan patentes ramos venosos colaterales (varices), siendo
los más significativos las varices esofágicas, por el riesgo
CIRROSIS
Es la cicatrización fibrosa irreversible, secundaria al daño
causado a las células hepáticas por diversos agresores inflamatorios, tóxicos, metabólicos y por la presión congestiva de sangre así como de órganos vecinos. Dependiendo
del grado de extensión de este fenómeno en el hígado será
la disfunción hepática observada.
91
92 Medicina en odontología
posterior a sangrado traumático grave. Existe la posibilidad
de que aparezcan trombocitopenia y leucopenia, secundarias al hiperesplenismo que con frecuencia se observa. Aunque no ha sido aclarado con detalle el impacto clínico que
esto pudiera tener, puede complicarse la acción hemostática
global cuando se combina trombocitopenia con una deficiencia de factores de coagulación por disfunción hepática.
Un factor hemostático adicional que tiene influencia particular sobre el área oral y dentogingival es la afectación
del sistema antifibrinolítico salival, éste favorece la conservación de los tapones de fibrina que obturan los vasos
dañados en la cavidad oral. Se ha observado, que una disfunción hepática severa disminuye la formación de inhibidores de la actividad antiplasminogénica, esto significa
que el hígado eufuncional produce factores que permiten
se transforme el plasminógeno en plasmina (fibrinolisina),
lo que como mecanismo de retroalimentación normal, destruye la fibrina que forma el tapón hemostático y los mecanismos de reparación como regeneración de la conexión
vascular pueden llevarse a cabo. En caso de que los tapones
de fibrina permanezcan por mayor tiempo, se observará una
reacción fibrinolítica compensatoria exagerada por vías
alternas, que tal vez provoquen sangrados tardíos y en consecuencia la abolición del efecto antifibrinolítico salival.
La leucopenia puede tener impacto en la susceptibilidad infecciosa que los pacientes con cirrosis avanzada
muestran, al presentarse cuadros febriles frecuentes y el
eventual riesgo de peritonitis bacteriana espontánea. Se especula que el daño hepático influye sobre la inadecuada
formación de factores del sistema de complemento, lo que
quizá reste capacidad de defensa inmune. A esto se une la
disminución numérica y funcional de las células de Kupffer, que son macrófagos hepáticos dispuestos para la defensa local.
La ascitis o acumulación excesiva de líquido en la cavidad peritoneal es producto de la vasodilatación arterial
periférica, de hipervolemia relativa por estasis circulatoria
y por baja de la tensión oncótica intravascular, al disminuir
la concentración proteica sanguínea (por disminución de
la albúmina plasmática), en contraste con la concentración
proteica del espacio extravascular. La ascitis lleva a dos
complicaciones importantes como son la posibilidad de
desarrollar peritonitis bacteriana por infección del líquido
acumulado y el síndrome hepatorrenal, en el cual se presenta disfunción renal por la sepsis secundaria a que expone el uso exagerado de diuréticos empleados para reducir
la ascitis y por una paracentesis repetida (remoción del líquido intraperitoneal, por punción).
En estados graves de cirrosis la disfunción hepática es
equivalente, los productos nitrogenados se acumulan juntos con otros tóxicos, ingeridos o formados en las vías digestivas causando toxicidad neurológica, lo que provoca
trastornos intelectuales, de la personalidad, de la conciencia y neuromotores.
MANEJO MÉDICO
El manejo de la cirrosis y el grado variable de disfunción
hepática que ésta pudiera causar, dependerá del control de
(Capítulo 6)
los factores etiológicos y de una atención sintomatológica
adecuada, que puede ser muy variado. En ocasiones se intentará retirar el elemento tóxico. No hay tratamiento específico contra las insuficiencias de origen viral (hepatitis
crónica). Al paciente alcohólico, además del esfuerzo que
se haga para romper con su dependencia, se le debe inducir
a llevar una adecuada alimentación. En otras ocasiones, solucionar los problemas biliares y cardiacos será la vía de
control del proceso cirrótico. En los casos avanzados de disfunción el trasplante hepático tal vez sea una opción.
MANEJO ODONTOLÓGICO
Recomendaciones y adecuaciones
durante la consulta
El manejo odontológico de pacientes con cirrosis y eventual deficiencia hepática dependerá de las manifestaciones
clínicas observadas y de la capacidad funcional remanente.
Entre los aspectos más relevantes a considerar se encuentran:
a. Alteraciones hemostáticas por deficiencia de factores de coagulación, posible trombocitopenia y
afectación del sistema antifibrinolítico salival.
b. Alteraciones de la capacidad de respuesta a infecciones por posible leucopenia, afectación a células
fagocíticas y a la disminución de factores del sistema complemento. La susceptibilidad infecciosa
en presencia de ascitis es otro factor para considerar en el manejo infeccioso global del paciente
odontológico.
c. Capacidad metabólica disminuida, por lo que la
selección farmacológica de medicamentos de uso
frecuente en odontología pudiera modificarse, obligando a la sustitución de fármacos o al ajuste de las
dosis o de los lapsos en que éstas son indicadas.
Es importante advertir cualquier indicio de desbalance hemostático al momento del examen físico como petequias
orales, sangrado gingival atípico o desproporcionado comparado con la condición inflamatoria gingival presente.
Por historia, debe aclararse la causa y la magnitud de cualquier evento hemorrágico previo gastrointestinal u otra
parte del cuerpo. Es relevante la indagación sobre el historial de extracciones y eventos quirúrgicos odontológicos.
Se debe establecer un manejo conjunto con el médico en
caso de haber indicios clínicos de propensión hemorrágica
o resultados de laboratorio anormales, como el tiempo de
protrombina, para nivelar los factores de coagulación, si se
decidiera emplear vitamina K deben esperarse 2 o 3 días
para valorar su efecto (el uso inmediato para control de
hemorragias es infructuoso, pues la vitamina K primero
debe ser absorbida y metabolizada, siendo los factores de
coagulación hasta entonces sintetizados, lo cual tomará varios días). Existen diversos compuestos de vitamina K,
simples o combinados, el tipo de fármaco y las dosis deben
ser acordadas con el médico, a manera de ejemplo tenemos, si se decide emplear fitomenadiona (vitamina K1),
el esquema varía de 3 a 6 tabletas diarias de 10 mg o 1 a 2
Alteraciones hepáticas S 93
Cuadro 6–1. INR y toma de decisiones
en cirugía oral y maxilofacial
INR
Procedimiento
< 2.0
Cirugía oral y periodontal
2.0–2.5
3.0
Exodoncia simple
Operatoria odontológica y restauradora
¿Anestesia troncular?
> 3.0
Evitar cualquier procedimiento
ampolletas por vía intramuscular o intravenosa de 10 mg
al día. Los efectos del uso de vitamina K deben monitorearse después del segundo día mediante un nuevo examen
de tiempo de protrombina (TP), por medio de la determinación de INR que es una estandarización mundial de los
resultados del tiempo de protrombina; el cuadro 6–1 describe los tiempos convenientes para la toma de decisiones
en el manejo odontológico, establecidos a través del INR.
A la luz de riesgo hemorrágico, también pueden incrementarse medidas locales antifibrinolíticas, a través del uso de
ácido tranexámico en forma de colutorio y ácido –aminocaproico (100 mg/kg de peso, de manera preoperatoria, seguida de 50 mg/kg cada 6 horas por 8 días).
El uso de elementos hemostáticos locales puede ser
útil: celulosa oxidada regenerada (Surgicel, J&JR) y colágena microfibrilar (Instat, J&JR). En casos graves y bajo
un ambiente de hospital pueden aplicarse transfusiones
plaquetarias y terapia de reemplazo de factores de coagulación.
Respecto a la sensibilidad infecciosa que estos pacientes pudieran mostrar, no es necesario el uso de antibióticos de manera profiláctica, excepto los casos en que haya
ascitis presente o que exista el antecedente de haber sufrido
peritonitis bacteriana espontánea. Atendiendo la necesidad de cobertura antibiótica y la capacidad reducida de manejo de fármacos, el esquema profiláctico para prevenir la
endocarditis es adecuado (capítulo 3 sobre Profilaxis antibiótica). Se puede optar por administrar metronidazol que
por su espectro antimicrobiano y penetración en fluidos
resulta excelente opción para prevenir infecciones peritoneales (500 mg, una hora antes del procedimiento, equivale a la mitad de la dosis terapéutica usual), combinándolo con ampicilina. En pacientes alérgicos a penicilina no
se recomienda usar eritromicina por su efecto hepático y
nefrotóxico, es preferible vancomicina o cefalosporinas.
La influencia que tenga cada agente causal de cirrosis
y su tratamiento sobre la terapéutica odontológica, dependerá de factores específicos identificados y las decisiones
odontológicas deberán ser tomadas para cada caso en particular. El plan de tratamiento odontológico podrá extenderse todo lo necesario, si los aspectos que afectan a la hemostasia (coagulación y función plaquetaria) y la susceptibilidad
infecciosa han sido tomados en cuenta y controlados. El tópico sobre la capacidad restringida o nula para manejar metabólicamente ciertas drogas, será discutido en la sección
“Consideraciones farmacológicas”. En caso de que los problemas hemostáticos no estén o fuesen parcialmente controlados será preferible atender sólo casos de urgencia, a través
de prescripciones farmacológicas, que pudieran ser elegibles, considerando el factor funcional hepático alterado.
En pacientes con severa disfunción es conveniente
someterlos a mantenimiento periodontal y carioso constante, posterior al establecimiento de una terapia odontológica y periodontal primaria exhaustiva, la sofisticación
quirúrgica y protésica dependerán del pronóstico sistémico así como de la expectativa de vida del paciente. Endodónticamente, puede observarse un sangrado por el conducto pulpar que usualmente puede controlarse con los
propios procedimientos terapéuticos de obturación. En los
eventos protésicos que exponen a limitado riesgo hemorrágico, deben tomarse en cuenta las punciones anestésicas,
en particular las tronculares, ya que pueden ocurrir eventos
hemorrágicos internos de diversa gravedad. En el área de
implantología odontológica, cabe señalar que la propensión hemorrágica y los estados de inmunodeficiencia, causados por la cirrosis y los fármacos que pudieran utilizarse,
no convierten al paciente con cirrosis en el mejor candidato
para este tipo de terapia.
EXÁMENES COMPLEMENTARIOS
Para valorar la función hepática el médico suele indicar
determinación de transaminasas, bilirrubina sérica y fosfatasa alcalina. Los factores de coagulación que regula el
hígado intervienen tanto en la vía extrínseca como en la vía
intrínseca de la coagulación, en odontología para aquellos
casos de disfunción hepática donde se sospeche de alteración en la coagulación o se requiera de monitoreo de esta
función, los exámenes indicados son el tiempo de protrombina (TP) que evaluará la vía extrínseca y el tiempo de tromboplastina parcial (TPT), útil para valorar la vía intrínseca.
El TP es mejor solicitarlo por medio de INR (International
Normalized Ratio), para comparaciones posteriores (capítulo 10 sobre Alteraciones hemostáticas, donde se describe
a detalle las características de este tipo de ajuste al TP, derivado de un convenio internacional, para estandarización de
información, para que los resultados de un examen de uso
extenso como el TP, puedan ser comparables en cualquier
parte del orbe con el propósito de examen y control de pacientes). En los casos que se indique vitamina K, para favorecer la producción de factores de la coagulación, ésta debe
monitorearse varios días después de su aplicación inicial
a través del TP–INR, ajustándose al cuadro de decisiones
que ha sido definida para manejo oral y maxilofacial, cuando este examen es utilizado (cuadro 6–1).
En los casos de hiperesplenismo se pueden afectar las
cuentas leucocitarias y plaquetarias, esto justificará la solicitud de biometría hemática que incluya: recuento plaquetario, así como determinar el tiempo de sangrado bajo la
técnica de Ivy, lo que ofrece una valoración de la función
de las plaquetas.
El posible origen viral de la cirrosis y la disfunción
hepática, así como la historia de transfusiones para el manejo de sangrados gastrointestinales obliga para descartar
94 Medicina en odontología
estados crónicos de hepatitis viral, a determinar el antígeno
de superficie para la hepatitis B (HBsAg).
(Capítulo 6)
CONSIDERACIONES FARMACOLÓGICAS
Los anestésicos locales del tipo de la lidocaína (xilocaína) y la mepivacaína (carbocaína), tienen poco efecto
sobre el hígado, a pesar de ser metabolizados por este
órgano. Los fármacos a emplear en odontología y las dosis
pueden variar en los pacientes con insuficiencia hepática
moderada o severa (cuadro 6–3).
En pacientes con disfunción hepática de cualquier origen
debe tomarse en cuenta una serie de precauciones en la
prescripción de fármacos, por razones como las siguientes:
MANIFESTACIONES ORALES
a. Existen fármacos que dañan al hepatocito, alterando la formación y secreción biliar.
b. El metabolismo hepático de productos y subproductos farmacológicos puede verse alterado, obligando a modificar dosis o buscar sustituciones.
Esto quizá provoque susceptibilidad al fármaco y
reacciones desfavorables o toxicidad. La presencia prolongada de un fármaco o subproducto puede favorecer reacciones sinérgicas indeseables
con otros fármacos.
c. La albúmina, que es un transportador de sustancias, disminuye por lo general su concentración
sérica y con ello la dosificación típica de un fármaco que depende de la albúmina para su transportación, teniendo que ajustarse la dosis para evitar intoxicación farmacológica.
d. En el tracto gastrointestinal el paciente está afectado. Por un lado tiene propensión a hemorragia de
varices, debiéndose evitar fármacos irritantes a la
mucosa gástrica. Por otro lado, puede presentar
anomalías de absorción si la secreción biliar se
encuentra alterada, en este caso se deben elegir
vías distintas de aplicación a la oral, en particular
cuando se trate de un fármaco o producto lipoide,
como es el caso de la vitamina K.
El cuadro 6–2 menciona algunos de los fármacos que pueden emplearse en odontología, indicando los posible daños
asociados. Como ya se mencionó, la absorción de vitamina
K se altera en la disfunción de la vesícula biliar, si estuviera
indicado el uso de este elemento, deberá usarse la vía parenteral, a su vez es necesario señalar que independiente a
la adecuada vía de administración, la vitamina K no tendrá
ningún efecto terapéutico antes del quinto día de su administración. Esto hace ilusoria la aplicación de esta vitamina
para controlar sangrados agudos. Es inadecuada la prescripción de cualquier fármaco que altere el número o función de
plaquetas y factores de la coagulación. La penicilina, las sulfonamidas, la fenilbutazona y las benzodiacepinas son fármacos empleados en la clínica odontológica que deben ser
usados con cautela pues producen daño hepático. La flora
intestinal es necesaria para convertir algunos productos lipoideos como la vitamina K en elementos activos, aprovechables para la formación de factores de coagulación, en
consecuencia el uso prolongado de antibióticos prescritos
por el médico o el odontólogo pueden alterar adicionalmente los resultados del TP, lo que significa en la clínica
aumentar los riesgos de diátesis hemorrágica. Su efecto
normalizador sobre la coagulación debe ponderarse como
ya se indicó, con el TP (INR).
La disfunción hepática, cualquiera que sea su origen, puede llevar a eventos hemorrágicos espontáneos o provocados, por tanto puede observarse sangrado gingival espontáneo, aparición de hematomas posquirúrgicos o sangrado
franco. La depresión en el plasma de factores de la coagulación y el consecuente alargamiento del tiempo tanto de
protrombina como de tromboplastina parcial, puede tener
un doble origen hepático, por un lado es el propio hígado
el que no es capaz de sintetizar proteínas (factores de coagulación), por la otra, las alteraciones en el manejo de vitamina K, la cual es requisito para la síntesis de algunos factores de coagulación. Los sangrados gingivales y orales
pueden observarse también en una disfunción hepática
grave con esplenomegalia, donde el número y la función
plaquetaria, pueden estar afectados (trombocitopenia y
trombastenia). La superación de estos problemas debe ser
concertada con el médico tratante, pudiéndose instituir terapias de reemplazo, sustitutiva y medidas locales.
La mucosa oral puede lucir pálida por anemia asociada a desnutrición, sangrado agudo o crónico. Por disfunción hepática puede observarse halitosis, la cual hace
muy desfavorable el pronóstico del enfermo, ya que la halitosis sólo se presenta en casos avanzados cuando el hígado
presenta serias deficiencias para destoxificar el contenido
sanguíneo, al aroma oral se le puede sumar el corporal, ya
que además puede presentarse una importante desviación
de la circulación portal y la sangre en consecuencia no
llega al hígado para ser purificada. La halitosis hepática se
distingue por aromas fétidos, dulzones y rancios, atribuidos a la presencia sanguínea de mercaptanos, subproductos de la degradación intestinal bacteriana de la metionina,
que no son procesados de forma adecuada por el hígado.
HEPATITIS ALCOHÓLICA
Es un síndrome que se observa cuando por ingestión de alcohol los hepatocitos son dañados.
ETIOLOGÍA Y PATOGENIA
La ingesta etílica crónica expone a cambios intracelulares en
los hepatocitos, caracterizados primariamente por una de-
Alteraciones hepáticas 95
Cuadro 6–2. Fármacos de uso común en odontología que deben ser evitados
o usados con cautela en pacientes con hepatopatías moderadas o severas
Analgésicos y antiinflamatorios
AINE
Incrementan el riesgo de toxicidad gastrointestinal y pueden causar retención de líquidos
como disfunción renal
Evitar. Salicilatos: hepatotóxicos
Salicilatos
Daño cuando excede niveles sanguíneos mayores a 25 mg/mL en el suero. Debe considerarse además el efecto antiagregante plaquetario de estos fármacos, por razones
hemostáticas
Corticoides
Efectos adversos más frecuentes. Preferible prednisolona, ya que la prednisona debe
activarse a prednisolona en el hígado
Acetaminofén (paracetamol)
Pueden producir necrosis hepática masiva en dosis mayores a 10 g diarios. Toxicidad
hepática dependiente de la dosis. Evitar dosis altas
Antibióticos
Aminoglucósidos
Monitorizar los niveles plasmáticos por dificultad de ajuste de dosis
Cefalosporinas con grupo metiltiotetrazol
Aumento del riesgo de hemorragias en ancianos o caquécticos, por disminuir la síntesis
de factores de coagulación dependientes de la vitamina K
Clindamicina
Reducir la dosis por aumento de toxicidad
Eritromicina
Toxicidad idiosincrática, sobre todo estolato o etilsuccinato
Isoniazida
Reacciones idiosincrásicas más frecuentes
Ketoconazol
Hepatotoxicidad. Puede acumularse. Evitar
Metronidazol y ornidazol
Toxicidad. Duplicar intervalo de dosis
Penicilinas tipo ureidopenicilinas
Administrar la mitad de la dosis en hepatopatía grave
Rifampicina
Hepatotoxicidad dependiente de la dosis o idiosincrática. Reducir dosis
Sulfamidas
Toxicidad idiosincrática. Hiperbilirrubinemia
Tetraciclina
Produce esteatosis. Toxicidad hepática dependiente de la dosis por vía intravenosa. Evitar su administración, sobre todo en embarazo o insuficiencia renal, por aumento del
riesgo
Vancomicina
Monitorizar niveles plasmáticos para ajustar la dosis (aumenta su vida media)
Zidovudina
Precaución por aumentos de concentración sérica 4 veces
Aparato cardiovascular
Lidocaína
Individualizar dosis por metabolismo reducido. Riesgo de convulsiones
Aparato digestivo
Antiácidos
En pacientes con retención de líquidos evitar los que contengan grandes cantidades de
sodio. Evitar los compuestos de aluminio porque provocan estreñimiento así como los
de magnesio si hay insuficiencia renal
Antieméticos
Evitar antihistamínicos, fenotiazinas y clorpromazina. Disminuir dosis de ondansetrón y
metoclopramida
Puede producir estados de confusión
Psicofármacos
Hipnóticos y sedantes
Reducir dosis por aumento de sensibilidad y menor metabolismo, excepto oxacepam y
loracepam. Todos pueden desencadenar coma. Una dosis pequeña de loracepam u
oxacepam es quizá lo más seguro
Vitamina A
Toxicidad dependiente de la dosis
Vitamina D
Disminuye la eficacia por menor hidroxilación. Administrar 25–OH–vitamina D
Vitaminas y derivados
Adaptado de: Horga de la PJF, Hernández SMM. Factores patológicos que condicionan la respuesta de los fármacos. En: Rodés TJ, Guardia MJ (Edit.). Medicina Interna. Masson 1997: 791–792.
96 Medicina en odontología
Cuadro 6–3. Empleo farmacológico
en cirugía oral y maxilofacial
Grupo
Antibióticos
Observaciones
Bien tolerados:
Penicilinas
Ampicilina
Amoxicilina
Cefalexina
Cefazolina
Imipenem
Evitar:
Tetraciclinas
Metronidazol
Vancomicina
Macrólidos: Eritromicina
Aminoglucósidos
Analgésicos
Usar:
Acetaminofén. Evitar dosis mayores a 4 g por día
Evitar:
Salicilatos en cualquier variedad
Cualquier antiinflamatorio no esteroideo
Meperidina
Tranquilizantes
Evitar:
Diacepam. Si es necesario usar
dosis e incrementar intervalos de
aplicación
Anestésicos
locales
Bien tolerados
generación grasa o esteatosis, hasta la posterior destrucción
de la célula hepática y la sustitución de ésta así como su parénquima por una reparación fibrosa, cirrosis. Depende del
volumen hepático funcional que sea afectado, se irán presentando signos cada vez más severos de disfunción.
MANIFESTACIONES CLÍNICAS
De acuerdo al avance de la enfermedad, los signos de desnutrición y debilidad se presentarán. Se manifestará palidez más que ictericia en los primeros estadios. La circulación sanguínea puede ver complicado su pasaje por el
hígado a lo que se le conoce como hipertensión portal, esto
aunado a la probable deficiencia proteica que el alcohólico
crónico tiende a presentar por hipoalbuminemia (cirrosis)
y deficiencia nutricional crónica, hace que por cambios de
diferencia oncótica, los líquidos abandonen la circulación
depositándose en otros espacios, lo que dará lugar a edema
(Capítulo 6)
en cara, extremidades y abdomen (ascitis). Esta obstrucción circulatoria también dará origen a varices esofágicas,
pues el estancamiento circulatorio hará patentes a las venas
de la zona, exponiéndolas a trauma y sangrado. Como ya
fue aclarado para cirrosis, la disfunción hepática conduce
a alteración en el proceso de coagulación, en particular por
déficit de los factores que dependen de la vitamina K, lípido requerido para su formación, así como por la afectación
del sistema antifibrinolítico salival. La hipertensión portal
puede provocar aumento de volumen del bazo (hiperesplenismo), lo que a su vez conduce a la destrucción aumentada
de plaquetas y leucocitos por secuestro, con ello la afección de otro elemento contribuyente a la adecuada hemostasia y a la posibilidad de aumento del riesgo infeccioso.
Este último se puede ver agravado si se agrega al cuadro,
la disfunción de células de Kupffer y la posibilidad de disminución de factores del sistema complemento (cirrosis).
Los aspectos gastrointestinales del alcohólico deben
ser tomados en cuenta, ya que puede presentar gastritis por
irritación y erosión etílica, así como úlceras pépticas (gástricas e intestinales) por destrucción de la mucosa. El
estado final de un alcohólico es la encefalopatía y coma
hepático, que son condiciones mortales. El alcohólico crónico tanto por su actitud de vida como por la disfunción hepática presenta signos de pérdida de peso, caquexia y anorexia, en estados agudos además se acompañan de náusea,
vómito, fiebre y en ocasiones pérdida de la conciencia. En
la atención odontológica no sólo deben ser considerados
los aspectos biológicos alterados de este grupo de pacientes, los psicológicos son un capítulo especial, en vista de
que la adquisición de hábitos nocivos como el alcoholismo
por lo general inducen a conductas aberrantes. El daño cerebral que el alcoholismo puede producir también afectará
la conducta de estos pacientes, uniéndose a los cambios
psicológicos, psiquiátricos y en consecuencia la actitud hacia el tratamiento odontológica puede ser altamente desfavorable. Determinante para el resultado final y para el pronóstico a largo plazo de las terapias periodontal y protésica
es el hecho de manejar aquellos alcohólicos que rechazan
la aceptación de su dependencia etílica o se escudan en un
alcoholismo de tipo social, ya que está evadiendo la realidad y con ello, quizá las responsabilidades que como pacientes odontológicos deben cumplir. El alcoholismo social, por otra parte, puede ser igualmente dañino para el
hepatocito, pudiendo observarse deficiencia hepática,
como en el alcoholismo crónico, se ven involucrados aspectos de conducta que pueden afectar seriamente la selección farmacológica, respecto a daño asociado irritativo y
toxicológico, interacciones y en el nivel de participación
para cumplir los esquemas terapéuticos farmacológicos.
MANEJO MÉDICO
El manejo del alcohólico debe dirigirse al control de la dependencia física y psicológica. Por que además de las indicaciones para mejorar su condición física y nutricional sobre la base de ingestión calórica y vitamínica, es posible
enfrentar a sujetos consumiendo tranquilizantes o antidepresivos. Este grupo de pacientes recibe diferentes tipos de
Alteraciones hepáticas 97
terapia para poder destoxificarse y readaptarse tanto física
como psicológicamente, lo que incluye terapia grupal,
asistencia a grupos de apoyo y manejo médico interdisciplinario, donde la atención gastroenterológica, nutricional
y psicológica juegan papeles muy importantes para el restablecimiento integral de los pacientes que sufren adicción
etílica.
MANEJO ODONTOLÓGICO
Recomendaciones y adecuaciones
durante la consulta
En la hepatitis alcohólica es importante indagar aspectos
biológicos y psicológicos del paciente. Así como aclararse
el número de veces que un alcohólico crónico hubiera recibido atención médica, hospitalaria o en centros de desintoxicación, esto dará una idea del nivel de compromiso para
el tratamiento odontológico que se puede establecer con el
paciente y de sus condiciones físicas para enfrentar al mismo. Es importante aclarar también la causa y la magnitud
de cualquier evento hemorrágico previo, gastrointestinal
como melena o hematemesis (Capítulo 14), o de cualquier
otro evento que hubiera significado un difícil control hemorrágico en otra parte del cuerpo; siendo relevante la indagación sobre el historial de extracciones y eventos quirúrgicos dentales. Se debe establecer un manejo conjunto
con el médico para nivelar los factores de coagulación, en
caso de que hubiera indicios clínicos de propensión hemorrágica o resultados de laboratorio anormales. La vitamina
K puede ser útil, sin embargo, existen diversos compuestos
simples o combinados, el tipo de fármaco y las dosis deben
ser acordadas con el médico, en el caso de uso de fitomenadiona (vitamina K1), el esquema varía de 3 a 6 tabletas diarias de 10 mg o 1 a 2 ampolletas por vía intramuscular o intravenosa de 10 mg al día. En pacientes con historia de
sangrado gastrointestinal que hubieran recibido transfusiones para su estabilización, debe ser evaluado su potencial de infección indicando un examen para la determinación del antígeno de superficie de la hepatitis B (HBsAg).
En particular para determinar la extensión del tratamiento dental, es adecuado indagar sobre el comportamiento y actitud observados en el paciente alcohólico para
aceptar la enfermedad y sus consecuencias en lo físico, psicológico, social así como económico. Referente a este último aspecto, sin importar la capacidad de pago del paciente,
éste puede presentar conductas anómalas en aspectos como
el establecimiento de prioridades o de responsabilidad. Por
lo anterior se hace necesario, no sólo contactar con el
médico tratante, también con los profesionales que hubieran ofrecido apoyo psicológico o psiquiátrico al paciente.
En el caso del paciente alcohólico o sospechoso sin tratamiento médico y psicológico, la valoración del estado físico como mental está indicada. En una valoración clínica
detallada y puntual será sorprendente el número de alcohólicos no declarados, de bebedores habituales y de los que
se autodenominan bebedores sociales. En cualquiera de estos casos tal vez haya disfunción hepática y alteración de
los patrones de conducta, inconvenientes para la planificación de tratamientos prolongados, técnicamente sofisticados o costosos.
La inercia costumbrista sociocultural hace, al médico
y al odontólogo tolerantes con este tipo de pacientes, por
lo tanto suelen ser subvalorados orgánica y psicológicamente, en un alcohólico están justificadas las conductas
clínicas para diagnóstico y planificación de tratamiento
similares a las adoptadas con cualquier paciente adicto a
otras sustancias tóxicas. Se debe exigir adecuada nutrición
y suspensión de la ingestión alcohólica. Asimismo evaluar
de modo suspicaz la capacidad adaptativa al tratamiento
odontológico, en particular cuando éste pudiera ser extenso o muy elaborado. Nunca deberá aceptarse durante la
consulta a un paciente en estado de intoxicación etílica o
con aliento alcohólico. Al paciente debe prevenírsele de
las consideraciones desfavorables que puede tener el alcohol con fármacos prescritos o usados durante la consulta
odontológica. El alcohólico se excita y se angustia con facilidad durante estas consultas; sin embargo, la prescripción de tranquilizantes puede ser inconveniente, en este
caso consultar con el médico tratante. Un síndrome de abstinencia caracterizado por cambios físicos (debilidad y
sudoración) y mentales (ansiedad y desconexión con la realidad) puede presentarse en alcohólicos que recién inician
tratamientos para combatir su adicción o porque modificaron su hábito para poder presentarse a consulta odontológica, lo que obliga a la interconsulta médica y psicológica
en pacientes muy ansiosos, antes de la definición de un tratamiento dental. En pacientes recluidos u hospitalizados
por intoxicación etílica aguda grave, deben evitarse las
manipulaciones quirúrgicas, pues además de existir el riesgo de sangrado, el manejo posoperatorio está en riesgo de
ser ejecutado de forma adecuada frente a un paciente poco
cooperativo. Las prescripciones deben ser cuidadosamente discutidas con el resto del personal médico a cargo del
cuidado del enfermo.
En resumen, el paciente con antecedentes de alcoholismo impone varias condicionantes en relación con la extensión cuantitativa y cualitativa del plan de tratamiento.
Puede ser un paciente poco cooperador en la asiduidad a
sus citas y la respuesta tisular al tratamiento ser pobre por
su estado nutricional. En los aspectos de higiene oral puede
ser indolente o indiferente, atentando contra tratamientos
periodontales y protésico sofisticados. Los costos del hábito o la desviación de fondos para su mantenimiento, pueden provocar que el individuo elija procedimientos económicos en lugar de los óptimos, los problemas o fracasos
restauradores y protésicos pueden presentarse más fácil en
procedimientos de mayor sofisticación técnica, con ellos,
las reclamaciones constantes y el fomento de relaciones profesionales deterioradas, fundamentadas en la suspicacia.
Esto aplica con claridad en la decisión sobre la indicación de
implantes odontológicos, pues además de las contraindicaciones que pueda determinar el estado disfuncional hepático, están las de conducta. Un paciente sin compromiso
sobre su estado higiénico oral, significa una de las mayores
contraindicaciones para la indicación implantológica.
La planificación de pagos debe ser considerada al
determinarse la extensión del plan de tratamiento. Quizá la
mejor estrategia para la atención de este tipo de pacientes
98 Medicina en odontología
es llevar un tratamiento por etapas. Conforme éstas se vayan cumpliendo será posible pasar a la siguiente. Un adecuado cumplimiento estará representado por un compromiso en la asistencia a las citas, ejecución total de los
procedimientos planeados para la etapa, demostración de
interés para el cuidado y mantenimiento de los procedimientos realizados, así como capacidad y compromiso
para realizar los cuidados higiénicos y preventivos, en particular en el control de placa dentobacteriana.
EXÁMENES COMPLEMENTARIOS
En los casos donde se sospeche alteración en la coagulación o se requiera de monitoreo de esta función, los exámenes indicados son el tiempo de protrombina (TP) y el tiempo parcial de tromboplastina (TPT). Los factores de
coagulación que regula el hígado intervienen tanto en la
vía extrínseca como en la vía intrínseca de la coagulación,
el TP evaluará la vía extrínseca, mientras que el TTP, a la
intrínseca. Para valorar la función hepática el médico frecuentemente indica determinación de transaminasas, bilirrubina sérica y fosfatasa alcalina. En los casos que se indique vitamina K para favorecer la producción de factores de
la coagulación, ésta debe monitorearse varios días después
de su aplicación inicial a través del TP el cual es mejor solicitarlo por medio de INR, ajustándose al cuadro de decisiones que ha sido definido para manejo oral y maxilofacial,
cuando este examen es utilizado cuadro 6–1 (capítulo 10).
El hiperesplenismo y las anomalías nutritivas justifican la
solicitud de biometría hemática que incluya un recuento plaquetario, así como determinar el tiempo de sangrado bajo la
técnica de Ivy, la que ofrece una valoración de la función de
las plaquetas.
El HBsAg está indicado cuando se sospecha o quiera
descartar un estado de portador infeccioso crónico, hepatitis crónica activa, a la cual estos pacientes son proclives;
examen en particular útil, cuando se tiene historia de transfusiones sanguíneas para el manejo de sangrados gastrointestinales o para el control hemorrágico de cualquier origen.
CONSIDERACIONES FARMACOLÓGICAS
Las consideraciones farmacológicas en el alcohólico dependerán del daño funcional observado, lo cual es descrito
con detalle en la sección Consideraciones farmacológicas
para la cirrosis. El cuadro 6–2 menciona algunos de los fármacos que pueden emplearse en odontología, indicando
los posible daños asociados.
La ingestión de alcohol en cualquier paciente y en el
alcohólico en particular, puede hacer impredecible la acción de benzodiacepinas y barbitúricos. La absorción de
vitamina K se altera en la disfunción vesicular biliar, por
tanto debe ser prescrita por vía parenteral en caso necesario, a su vez es necesario indicar que independientemente
de la vía de administración adecuada, la vitamina K no tendrá ningún efecto terapéutico antes del quinto día de su
(Capítulo 6)
administración. Esto hace ilusoria la aplicación de esta vitamina para el control de sangrados agudos.
Es inadecuada la prescripción de cualquier fármaco
que altere el número o la función de plaquetas y factores
de la coagulación. Los antibióticos, las sulfonamidas, el
naproxeno, el ibuprofeno, los tranquilizantes menores entre otros (ver cuadro 6–2), son fármacos empleados en la
clínica odontológica que exponen a estos riesgos, por lo
que deben ser usados con cautela o proscritos como el caso
del ácido acetilsalicílico. En el caso de los antibióticos
debe apuntarse que tal vez provoquen grandes alteraciones
a la flora intestinal necesaria para convertir algunos productos lipoideos como la vitamina K en elementos activos,
aprovechables para la formación de factores de coagulación, en consecuencia el uso prolongado de antibióticos
prescritos por el médico o el odontólogo pueden alterar
adicionalmente los resultados del TP, lo que significa en
clínica aumentar los riesgos de diatesis hemorrágica.
Los anestésicos locales del tipo de la lidocaína (xilocaína) y la mepivacaína (carbocaína), poseen poco efecto
sobre el hígado, a pesar de ser metabolizados por este órgano. El uso de enjuagues orales que contengan cualquier
cantidad de alcohol, debe evitarse en alcohólicos en recuperación, ya que quizá sean inductores de recidivas a la
adicción. Los fármacos a emplear en odontología y las dosis pueden variar en los pacientes con insuficiencia hepática moderada o severa cuadro 6–3.
MANIFESTACIONES ORALES
La condición alcohólica por lo general se acompaña de descuido nutricional, lo que a su vez provocará lesiones orales.
En la boca de un alcohólico se pueden observar queilitis
angular y glositis por carencia de vitamina B, agrandamiento, enrojecimiento y sangrado gingival por falta de
vitamina C, cambios descamativos y vesiculares periorales
por falta de zinc. La mucosa oral puede lucir pálida por anemia asociada. En la región facial de un alcohólico se pueden
observar redes vasculares patentes (angiomas aracnoideos),
en particular la nariz y agrandamiento parotídeo, denominado como sialosis alcohólica. En el alcohólico puede haber
halitosis por intoxicación etílica como por disfunción hepática, en este último caso, es desfavorable el pronóstico ya
que la halitosis sólo se presenta en casos avanzados, cuando
el hígado muestra serias deficiencias para detoxificar el contenido sanguíneo, donde puede presentarse además una importante desviación de la circulación portal y la sangre no
llegar al hígado para ser purificada.
La disfunción hepática, cualquiera que sea su origen,
puede llevar a eventos hemorrágicos espontáneos o provocados. La depresión en el plasma de los factores de la coagulación y el consecuente alargamiento del tiempo de protrombina como de tromboplastina parcial puede tener su
origen por disfunción del propio hígado o por alteración de
la vesícula biliar. Por un lado es el propio hígado el incapaz
de sintetizar proteínas (factores de coagulación), por el
otro, la carencia de vitamina K, la cual es requisito para la
síntesis de los factores de coagulación II, VII, IX y X, puede deberse a alteraciones en la secreción biliar, ya que los
Alteraciones hepáticas 99
jugos biliares intervienen en la absorción intestinal de la
vitamina K. La desnutrición del alcohólico puede ser factor
que promueva la carencia de vitamina K, con las secuelas en
los fenómenos de coagulación descritas. La hemostasia global puede verse alterada en una disfunción hepática grave
con esplenomegalia, donde el número y función plaquetaria
pueden estar afectados (trombocitopenia y trombastenia).
En la disfunción hepática puede observarse sangrado gingival espontáneo, aparición de hematomas posquirúrgicos o
sangrado franco. La superación de estos problemas debe
ser concertada con el médico tratante.
El aspecto neoplásico también debe considerarse ya
que con frecuencia el alcohol es combinado con tabaco, estos elementos son considerados como cocancerígenos. En
casos graves de alcoholismo donde la conducta del paciente bordea los límites de conductas antisociales o la indigencia, la sepsis oral se convierte en un factor adicional para
favorecer los eventos neoplásicos. El carcinoma epidermoide es la neoplasia más frecuente que se asocia a estos
casos, siendo el lugar más común de aparición del tercio
posterior del borde de la lengua.
MANEJO MÉDICO
Para comprender mejor el cuadro clínico es conveniente
dividirlo en dos estadios, el primero caracterizado por los
eventos médicos y odontológicos que preceden a la cirugía
de implantación del órgano a ser injertado, el segundo representado por los procedimientos realizados para la implantación, la aceptación y el mantenimiento del aloinjerto
en el organismo del paciente receptor.
Estado pretrasplante
Bajo esta situación el paciente mostrará todo el cuadro clínico de una deficiencia hepática severa, con los cambios
que han sido descritos en la sección de Cirrosis. La gama
sintomatológica estará influenciada por las manifestaciones clínicas que resulten de la razón etiológica específica
de la disfunción hepática. En este periodo se prepara al paciente para recibir en cualquier momento el órgano donante, por tanto es importante que se le mantenga libre de focos
infecciosos e inflamatorios de cualquier origen, incluyendo el dentobucal.
Estado postrasplante
TRASPLANTES HEPÁTICOS
El trasplante de órganos como el hígado es cada vez más
frecuente en los grandes centros hospitalarios. El pronóstico se mejora y la posibilidad de supervivencia después del
primer año es de 80 a 90%. El manejo odontológico de estos
pacientes incluye acciones previas y posteriores a la cirugía
de trasplante. El manejo dentooral de un paciente con trasplante hepático, engloba las consideraciones propias de un
paciente parafuncional hepático (Cirrosis y hepatitis alcohólica) y las de manejo de pacientes en diferentes estadios de
inmunosupresión. A manera de sinopsis son mencionados
algunos puntos de interés para el manejo odontológico de
pacientes con trasplante hepático:
a. Deficiencias en el metabolismo de fármacos.
b. Deficiencias hemostáticas.
c. Inmunosupresión y aumento consecuente del riesgo infeccioso.
d. Posibilidad de sufrir deficiencia suprarrenal, por
el uso prolongado de inmunosupresores esteroideos.
e. El uso de múltiples fármacos.
f. El riesgo de rechazo del hígado trasplantado.
La razón para indicar un trasplante hepático es la disfunción hepática severa, ésta a su vez tiene varios orígenes posibles. Entre los padecimientos más frecuentes en que está
indicado un trasplante hepático se encuentran la hepatitis
crónica activa, la cirrosis infecciosa, la cirrosis alcohólica,
la cirrosis biliar primaria, la atresia biliar extrahepática, el
síndrome de Budd–Chiari (trombosis de la vena hepática),
la colangitis esclerosante y las neoplasias hepáticas primarias, confinadas al hígado.
Dentro de esta etapa es posible identificar tres diferentes
aspectos de manejo médico, asociados al evento de trasplante de un órgano. El primero es la fase temprana, que
dura de 1 a 3 meses, el segundo, es la fase estable (después
de los tres meses) y el tercero es el de una indeseable pero
latente fase de rechazo crónico o agudo del trasplante.
La fase de trasplante temprano, estará caracterizada
por los esfuerzos realizados para aceptar el injerto, por
tanto el paciente estará sometido a dosis altas de inmunosupresores, como ciclosporina, para evitar que el sistema
inmune del paciente, en particular por la participación de
linfocitos T, destruya al órgano hepático injertado. Es la
época de mayor riesgo de rechazo agudo del trasplante.
Puede haber complicaciones hepáticas y biliares por obstrucción y trombosis o cambios en otros sistemas, manifestados como infecciones de origen variado, hipertensión,
pancreatitis, insuficiencia renal aguda y síndrome de disfunción respiratoria aguda.
El manejo durante la fase estable, busca que la aceptación del trasplante sea mantenida. El paciente permanecerá
de manera indefinida recibiendo inmunosupresores, en
muchas ocasiones combinados. Los más comunes son ciclosporina y corticosteroides como prednisona, pero quizá
sea necesario el uso de otros inmunorreguladores e inmunosupresores como azatioprina, anticuerpos monoclonales (OKT3), globulina antilinfocítica (ATG) y FK506 (macrólido inmunosupresor). Aunque las cuentas plaquetarias
permanecen usualmente bajas, los elementos que caracterizan una función hepática adecuada vuelven a la normalidad o muy cercana a ella: química sanguínea, proteínas séricas y perfil de coagulación. El riesgo mayor en esta fase es
la aparición de un proceso infeccioso primario o secundario,
trasplantado desde otra porción orgánica, como pueden ser
infecciones focales odontológicas, periapicales o periodontales. Ésta es una consideración que marca la exigencia de
100 Medicina en odontología
participación del cirujano dentista en la etapa prequirúrgica,
la que debe ser continuada posteriormente.
Fase de rechazo. trasplanteEl rechazo de un injerto
puede tener un comportamiento crfase de rechazo ónico o
agudo. El cuadro crónico es insidioso y el manejo médico
será basado en diferentes tipos de inmunosupresores. Es posible observar junto con la inmunosupresión del paciente, un
deterioro paulatino de la función hepática con las secuelas
ya descritas de disfunción. El rechazo agudo puede ser temprano, cercano a la cirugía de implantación o irse repitiendo
durante la fase de rechazo crónico. La terapia en estos casos
es agresiva, tanto por el número como por las dosis de drogas inmunosupresoras empleadas, el paciente se deprimirá
inmunológicamente de manera marcada y los riesgos por
los efectos secundarios de la terapia aumentarán, por lo que
pueden observarse infecciones asociadas así como daño y
disfunción renal.
MANEJO ODONTOLÓGICO
Recomendaciones y adecuaciones
durante la consulta
Estado pretrasplante
Al paciente que va a recibir un trasplante de cualquier
órgano, un factor mayor de riesgo a controlar es la infección. La infección focal de cualquier origen puede interferir en la elección de un candidato a trasplante, cuando la posibilidad de llevarlo a cabo se presentara o exponerle al
riesgo de complicaciones infecciosas severas, toda vez que
al colocarse un injerto orgánico se establecerá una enérgica
terapia inmunosupresora, en la que suele emplearse una
gran variedad de medicamentos, solos o combinados. Bajo
esta guía preventiva, el paciente que ha sido incluido en un
programa de trasplante orgánico debe ser previamente evaluado además de monitoreado para obtener y conservar una
óptima salud oral, odontológica y periodontal. Debe ser eliminado con excelente pronóstico y baja posibilidad de
recidiva, cualquier foco de infección aguda o crónica. Los
parámetros clínicos clásicos pueden variar de tal forma que
en dientes periodontalmente dudosos con enfermedad avanzada (American Association of Periodontology tipo 4), con
compromisos furcales o que muestren complicaciones endoperiodontales, estará indicada su extracción.
La misma conducta se observará en dientes endodónticamente desfavorables como aquellos que muestran conductos tortuosos, lesiones periapicales crónicas o recidivantes, perforaciones y otras condiciones donde se prevea
que la manipulación endodóntica sería difícil o el resultado
impredecible. La extracción odontológica también será
preferible en dientes con destrucción cariosa extensa que
reduzcan el pronóstico o exijan alta sofisticación en su restauración.
Cuando hayan sido controlados los focos de infección
e inflamación de cualquier origen en el organismo, incluidos
los orodentales y establecido un programa estricto de control personal de placa dentobacteriana, el paciente estará en
las mejores condiciones de recibir y conservar un trasplante
(Capítulo 6)
orgánico. Bajo estas condiciones el manejo odontológico
exige tratar con un paciente con disfunción hepática en
máximo grado, debe observarse con puntualidad las medidas de manejo que ya se describieron para el paciente cirrótico, incluyendo la terapia de reemplazo de factores de la
coagulación y las medidas hemostáticas locales, cuando
existe sospecha de riesgo hemorrágico.
Estado temprano postrasplante
Durante esta fase que corresponde a los primeros tres meses siguientes al trasplante de hígado, el paciente estará
inmunosuprimido de manera severa y el injerto en proceso
de integración, a través de la creación de anastomosis y su
epitelización. Cualquier manejo odontológico sólo debe
incluir procedimientos que resuelvan situaciones de urgencia. En caso de requerir un proceso invasivo, será necesario realizarlo en un medio hospitalario junto con el resto
del equipo médico que maneja al paciente, vigilando la respuesta a la coagulación y aminorando el riesgo infeccioso.
En estos casos es conveniente utilizar terapia profiláctica
antibiótica para prevenir una endarteritis infecciosa, ya
que las áreas en proceso de epitelización son susceptibles
a implantación y a la colonización bacteriana El esquema
es distinto al empleado para alteraciones cardiacas, deben
procurarse fármacos que actúen sobre bacterias grampositivas y gramnegativas, aerobias y anaerobias, que sean
además bien absorbidos por el fluido ascítico. La combinación recomendable es el uso de imipenem/cilastatina en
dosis convenidas con el médico. Otra opción es amoxicilina/metronidazol en una dosis de 2 g y 500 mg respectivamente, una hora antes del procedimiento odontológico.
Estado postrasplante estable
Muchos de los indicadores funcionales habrán mejorado
en esta etapa, los signos de deficiencia hepática desaparecido o mejorado y una leve trombocitopenia remanente
puede ser observada, sin embargo, antes de iniciar tratamiento orodental, estas variables deben revalorarse por
medio de exámenes de laboratorio recientes, indicados de
manera específica por razones estomatológicas. No todos
los fármacos de uso odontológico pueden ser utilizados,
unos por su efecto hepático desfavorable (cuadro 6–2) y
otros por las posibles interacciones con ciclosporina (cua-
Cuadro 6–4. Interacciones farmacológicas
de la ciclosporina y fármacos de
uso odontoestomatológico
Incremento del riesgo de nefrotoxicidad
Anfotericina B
Diclofenaco
Indometacina
Vancomicina
Incremento del nivel sanguíneo de ciclosporina
Anfotericina B
Eritromicina
Ketoconazol
Alteraciones hepáticas 101
Cuadro 6–5. Protocolo odontológico
simplificado para suplementación esteroidea
a. Tratamiento simple. Duplicar la dosis diaria y repetirla
el día siguiente.
b. Manejo quirúrgico. Oral o periodontal. Preferible un
esquema parenteral bajo ambiente hospitalario, el cual
deberá ser acordado con el médico tratante.
Este esquema suele incluir la aplicación de 100 mg de
hidrocortisona cada 6 horas, iniciando antes del procedimiento, la dosis podrá reducirse de acuerdo a la respuesta del paciente en los próximos tres días, cuando
ésta sea satisfactoria.
dro 6–4), que es un fármaco base para la aceptación y conservación de injertos orgánicos.
El paciente permanecerá bajo terapia con medicamentos inmunosupresores que pueden incluir prednisona, lo
anterior obliga a considerar en el manejo, el riesgo latente
infeccioso (bacteriano, micótico o viral) y a la posibilidad de
supresión de la función de la corteza adrenal. Las infecciones deberán ser atacadas de forma agresiva y los estados de
depresión suprarrenal compensados de manera preventiva,
a través de protocolos específicos, el cuadro 6–5 presenta un
protocolo simplificado, para manejo de urgencias y atención
bajo anestesia general, detallando el tópico de los protocolos
para pacientes que requieran suplementación esteroidea,
véase el capítulo 8, Alteraciones endócrinas, la sección
Manejo de pacientes con tratamiento con corticosteroides.
En caso de infecciones micóticas, las suspensiones de
nistatina, los trociscos de clotrimazol (50 mg por día) o presentaciones de miconazol en gel para uso oral, son una ayuda excelente terapéutica. En casos de afecciones graves
puede emplearse fluconazol, 100 mg por día. En lo que corresponde a infecciones virales, la más común como en otros
estados de inmunosupresión es la producida por citomegalovirus, que puede ser tratada con ganciclovir. Otras infecciones virales que pueden presentarse con grado variable de
afección local o sistémica, incluyen las originadas por herpes simple, herpes zoster, virus de la hepatitis y VIH.
En el paciente en estado estable, son los procedimientos de odontología preventiva los que mayor repercusión
favorable causarán. El paciente debe ser motivado a conservar la salud oral alcanzada antes de la implantación del
órgano hepático, por medio de un programa intenso y puntual de mantenimiento de la salud oral. Debe considerarse
el uso de profilaxis antibiótica, en acuerdo con el médico
tratante, la combinación recomendable pudiera ser amoxicilina 2 g/metronidazol 500 mg una hora antes del procedimiento odontológico.
Estado de rechazo agudo del injerto
El paciente hepático entra en un estado de extrema urgencia,
se encuentra gravemente afectado y los procedimientos de
inmunosupresión para evitar el rechazo serán incrementados. La disfunción hepática se agudiza, afectando los fenómenos de coagulación y las cuentas de trombocitos. Por estas razones, los procedimientos odontológicos deben ser
evitados. Sólo en caso de extrema urgencia se debe intervenir hospitalariamente, en colaboración del equipo médico.
La terapia profiláctica antibiótica puede estar indicada por
la extrema inmunosupresión, para prevenir septicemias,
basada en el uso de imipenem/cilastatina, en dosis acordadas con el médico a cargo. El estado de rechazo agudo
suele presentarse los primeros 15 días después de la colocación del injerto o puede ser recurrente (dentro de los estados de rechazo crónico).
Estado de rechazo crónico del injerto
El rechazo crónico de un aloinjerto es insidioso, los síntomas de disfunción hepática estarán presentes y se irán incrementado. La terapia de inmunosupresión se hará variada y
sofisticada. Las complicaciones de manejo odontológico se
manifestarán por riesgo infeccioso y diátesis hemorrágica,
por tanto los procedimientos de cirugía oral o periodontal de
urgencia deben ser evitados, hasta que estos factores limitantes sean controlados. La terapia de profilaxis antibiótica
debe ser implementada para evitar septicemias y prevenir
peritonitis bacteriana espontánea (PBE) en pacientes con
ascitis o con antecedentes de haber sufrido PBE.
El mejor manejo odontológico de los pacientes con
aloinjertos es el preventivo. Una vez conseguido un óptimo estado oral, odontológica y periodontal previo a la cirugía de implantación del injerto, éste debe conservarse a través de un programa de mantenimiento riguroso, donde
queden involucrados médica y conceptualmente el equipo
médico, el odontólogo y el paciente.
EXÁMENES COMPLEMENTARIOS
Tanto en el estado pretrasplante como en las diferentes etapas del estado postrasplante, se deben indicar siempre junto con el médico tratante, exámenes de función hepática,
siendo de especial interés aquellos que valoren la coagulación y la cuenta plaquetaria. Aún en la fase estable del estado
de postrasplante será conveniente corroborar la adecuada
respuesta de coagulación y realizar un conteo plaquetario,
ya que no sólo puede existir riesgo de sangrado quirúrgico,
también puede ocurrir hemorragia interna en áreas de punción troncular y aparecer equimosis y hematomas secundarios a manipulaciones en las áreas faciales e intraorales.
En cualquier fase postrasplante será necesario indicar
cultivos microbianos cuando se sospeche de una infección
bacteriana, para poder establecer esquemas terapéuticos
específicos. Los pacientes inmunosuprimidos pueden sufrir de implantación y proliferación de gérmenes oportunistas o atípicos de la cavidad oral o estructuras periodontales, por tanto su identificación aumenta el pronóstico
para su adecuado control.
Eventualmente pudiera ser necesaria a través del
equipo médico tratante, la valoración de la función renal,
por medio de exámenes clínicos. Los enfermos hepáticos
pueden dar signos de disfunción renal en estados avanzados de disfunción hepática, así como por el efecto nefrotóxico que la ciclosporina que recibe el paciente con implante orgánico puede causar. Indicar un examen de antígeno
de superficie para hepatitis B, por las mismas razones que
102 Medicina en odontología
ya se dieron para cirrosis y por el estado de inmunosupresión del paciente, aunque en aquellos con indicaciones quirúrgicas suelen estar disponibles. La consideración de solicitar otros exámenes clínicos asociados a infecciones
como la identificación de portadores de VIH, dependerá
del antecedente específico de cada paciente.
CONSIDERACIONES FARMACOLÓGICAS
Los aspectos asociados al uso de fármacos en odontología
son similares a los mencionados en las secciones anteriores
acerca del manejo de pacientes cirróticos y alcoholismo
(cuadro 6–2 y 6–3). Debe considerarse de manera adicional la prescripción de fármacos nefrotóxicos de empleo
odontológico que agraven los cambios que causa el uso de
ciclosporina sobre el riñón (cuadro 6–4), para evitar se acumule el daño renal y la creación de un elemento complicante
agregado como puede ser hipertensión arterial secundaria.
MANIFESTACIONES ORALES
Las manifestaciones orales se pueden dividir entre las relacionadas de manera directa a la enfermedad o como efecto
de complicaciones secundarias farmacológicas. Relacionados a la enfermedad se pueden presentar los cambios ya
descritos en la sección de cirrosis como es un riesgo hemo-
(Capítulo 6)
rrágico incrementado, identificado por equimosis, hematomas y sangrado franco, por la alteración de los factores de
coagulación o en la cuenta plaquetaria. Puede estar presente una palidez desnutricional y hemorrágica, así como
halitosis por acumular elementos de desecho metabólico
en sangre.
En posible observar crecimientos gingivales y formaciones vesiculares en la mucosa oral, como efecto secundario desfavorable al uso de ciclosporina.
El estado de inmunosupresión en grado variable en
las diferentes fases del estado postrasplante, siempre significará un riesgo latente para el desarrollo de infecciones
bacterianas (típicas o atípicas de los distintos órganos de la
cavidad oral), micóticas y virales. Pueden presentarse infecciones de bacterias no comunes en el ambiente oral como
las entéricas. Las afecciones por hongos más frecuentes en
identificar corresponden a las diferentes especies de cándida, siendo la candidiasis seudomembranosa una manifestación clínica esperada en estados de inmunosupresión
severa. Las infecciones virales pueden ser de etiología distinta, principalmente las causadas por los diferentes tipos
de herpes entre las que destacan las provocadas por citomegalovirus, seguidas con frecuencia por herpes simplex,
zoster y Epstein–Barr. El signo de lengua pilosa puede
estar presente en el paciente con trasplante hepático causado por el virus Epstein–Barr; este signo no es exclusivo
para los pacientes con VIH, cualquier tipo de inmunosupresión hace sensible a los pacientes a infecciones por esta
variedad de herpes virus.
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7
Alteraciones renales
José Luis Castellanos Suárez, Laura María Díaz Guzmán, Óscar Gay Zárate
En los riñones, la sangre es depurada al eliminarse productos nitrogenados del metabolismo proteico, varios solutos
orgánicos, medicamentos unidos a proteínas y productos
de desecho originado por la degradación metabólica de diferentes hormonas, como el glucagón y la insulina. Además, en el riñón se establece un balance electrolítico y ácido–base, a través de la retención y desecho de elementos
iónicos (sodio, potasio, hidrógeno) y agua, lo que además
influye en el balance de líquidos corporales. También el riñón por medio de receptores vasculares y sustancias que
secreta, influye sobre el control de la presión arterial, al
activarse el sistema renina–angiotensina II; cambios en la
producción de estas sustancias pueden estar asociados
consecuentemente a hipertensión arterial. A través de la
secreción de eritropoyetina se estimula la maduración y
puesta en circulación de los eritrocitos, lo que en estados
disfuncionales, puede provocar anemia. La función renal
es importante en la regulación del metabolismo óseo, por
medio del transporte tubular de calcio y la activación de vitamina D, la cual para ser funcional, se hidroxila en el hígado y después en el riñón. Después del proceso hepático,
la vitamina D se mantiene inactiva cuando el valor sérico
de calcio es normal o elevado; cuando se observa hipocalcemia, la vitamina D se activa (25–dihidrocolecalciferol a
1,25–dihidroxicolecalciferol), aumentando la absorción
intestinal de calcio. El riñón también tiene influencia en la
regulación de la glucosa plasmática, vía la utilización gluconeogénica de lactato, piruvato o aminoácidos; además
de influir en la degradación metabólica de la insulina.
Precediendo a los fenómenos de absorción y excreción en el túbulo, el glomérulo puede filtrar hasta 170 mL
de sangre por minuto; cuando enferma puede haber cambios cuantitativos (aumento o disminución en el filtrado),
o alteraciones de tipo cualitativo (ciertas sustancias dejan
de ser filtradas u otras lo son en exceso). El riñón recupera
o elimina sustancias como sodio, potasio, calcio, cloro y
carbonatos según convenga a la economía corporal; esto
permite el control electrolítico para el funcionamiento nervioso y óseo, por citar algunos ejemplos, al mismo tiempo
que controla el equilibrio ácido–base para que la sangre
mantenga un pH adecuado, necesario para el funcionamiento corporal general. La salida o recuperación de electrolitos se realiza a través de transportadores como el agua,
por lo que en el balance de líquidos cuenta mucho la eliminación o absorción electrolítica, particularmente la del
potasio. La función renal tiene consecuentemente una marcada influencia sobre los diferentes sistemas del organismo,
su disfunción traerá cambios en toda la economía, algunas
de las principales alteraciones funcionales de impacto médico y odontológico son a continuación mencionadas.
CAMBIOS GASTROINTESTINALES
El aumento de urea sanguínea por la incapacidad renal para
eliminarla, provocará un estado de intoxicación que se manifestará por náuseas, vómito, anorexia y halitosis. Se presentan conjuntamente signos de irritación gastrointestinal
como esofagitis, gastritis y sangrado.
Puede haber cambios erosivos en la mucosa oral y aumento del volumen parotídeo.
CAMBIOS NEUROMUSCULARES
Se presentan sobre todo por las alteraciones electrolíticas
y por desbalances en el pH, pudiendo haber hiperexcitabilidad neurológica y cambios en la conducción. Clínicamente es posible observar una variedad de trastornos que
van desde la hipermotricidad corporal a la parálisis; desde
la hiperalgesia a la hipoalgesia. El aumento de la tensión
arterial intracraneana puede presionar la masa cefálica
pudiendo producir también cefaleas, cambios en la conciencia y la orientación. Dolor y disestesias faciales pueden encontrar explicación por la disfunción renal avanzada.
CAMBIOS METABÓLICOS Y ENDOCRINOS
La incapacidad para producir la sustancia activa 1,25–dihidroxicolecalciferol afecta el valor sérico de calcio (Ca++).
103
104 Medicina en odontología
Bajo tal circunstancia el Ca++ será, tomado de la masa ósea
a través de la activación de la hormona paratiroidea, provocándo en consecuencia cambios en la mineralización ósea,
lo que es conocido como osteodistrofia renal. En ésta pueden presentarse diferentes alteraciones óseas que incluyen
osteomalacia, osteoporosis y osteoesclerosis; se sugiere
consultar textos específicos para la mejor comprensión de
estos cambios. En la mandíbula es posible observar amplitud de los espacios medulares y pérdida de la lámina dura
alveolar en los maxilares. Los anteriores son aspectos que
pueden afectar las indicaciones y pronóstico en el área implantológica dental. Otras complicaciones óseas asociadas
son alteraciones en el crecimiento y desarrollo en pacientes
jóvenes (hiperparatiroidismo secundario). La destrucción
de parénquina renal puede incluir a las glándulas suprarrenales que en su zona reticular producen hormonas de tipo sexual y reproductivas como andrógenos, estrógenos y progestágenos, de tal manera que la carencia o disminución
hormonal, puede provocar cambios amenorréicos, pérdida
de la libido y la función sexual.
CAMBIOS HEMATOLÓGICOS
Ya fue mencionada la importancia de la eritropoyetina para
la estimulación de la formación eritrocítica, por lo que alteraciones en la secreción renal de esta hormona, cuando la
masa del riñón es destruida, traerán estados anémicos de
respuesta deficiente a tratamientos antianémicos convencionales. En la insuficiencia renal grave, la intoxicación
urémica tiene especial efecto sobre plaquetas y linfocitos,
lo que conducirá a propensión hemorrágica por trombastenia y a deficiencia en la capacidad de defensa humoral y
celular; esta última es una complicación fatal observada en
la disfunción renal avanzada.
Las alteraciones hemorrágicas pueden incrementarse
en los pacientes con hemodiálisis, tanto por la heparina
aplicada como por el eventual daño mecánico que sufren
sus plaquetas al golpearse contra las paredes de los ductos
del aparato para hemodiálisis. Otra faceta de la afección a
la capacidad inmunológica, es que ésta puede verse disminuida de manera significativa en los pacientes con trasplante renal, ya que constantemente ingirieren inmunosupresores para evitar el rechazo del riñón trasplantado, por
lo que el paciente mantendrá un estado constante de incapacidad de defensa, lo que lo expondrá a un riesgo infeccioso aumentado, que puede repercutir en la consulta dental en los aspectos de manejo de infecciones (las cuales
pueden ser atípicas y rebeldes al tratamiento) y en la necesidad de profilaxis antimicrobiana.
CAMBIOS CARDIOVASCULARES
Un riñón deficiente secreta más renina para asegurar su
adecuada perfusión (renina > angiotensina I > angiotensina II > musculatura vascular), lo que tiende a reflejarse
como un aumento en la tensión arterial e hipertensión secundaria. El aumento de la presión arterial y los estados
(Capítulo 7)
anémicos arriba mencionados fuerzan la función del corazón, el cual pueden dar signos de insuficiencia congestiva.
La uremia puede producir por irritación química pericarditis y efusiones. Los cambios electrolíticos pueden favorecer el establecimiento o agravamiento de arritmias.
SELECCIÓN FARMACOLÓGICA
La principal vía de excreción farmacológica es la renal, las
implicaciones clínicas sobre este hecho son variadas, desde su proscripción; hasta el manejo de dosis diferentes a las
usuales; aunque en ocasiones es necesario hacer grandes
ajustes en la dosificación y en la frecuencia de administración. Existe un número grande de fármacos que producen
nefrotoxicidad y deben ser eliminados de las prescripciones
dentales, otros aumentarán considerablemente su vida media y efecto tóxico. Los efectos sinérgicos pueden verse
marcadamente aumentados.
OTROS CAMBIOS
Puede haber olor urémico transpiracional y en el aliento
(exhalación pulmonar) por acumulación de productos
amoniacales en fluidos corporales, diversos órganos y piel.
En esta última puede presentarse prurito, lucir pálida o con
cambios blanquecinos como si fuera cubierta por una gran
capa de caspa o de células descamadas en una piel reseca.
El edema palpebral, combinación de cambios por extravasación de líquidos con la poca tensión tisular de la zona, es
un elemento característico en pacientes urémicos.
GLOMERULONEFRITIS
Por definición, la glomerulonefritis es una afección inflamatoria del glomérulo, de origen múltiple, que causa alteraciones progresivas de su estructura y su función.
ETIOLOGÍA Y PATOGENIA
Los aspectos etiopatológicos de la glomerulonefritis, pueden resumirse en tres fenómenos principales:
a. Por participación de autoanticuerpos dirigidos a
componentes de la membrana basal glomerular,
que se fijarán a ella y desencadenarán una respuesta inflamatoria y destructiva. Entre los ejemplos
clínicos de esta reacción se encuentran el síndrome de Goodpasture y la glomerulonefritis progresiva tipo I.
b. El segundo mecanismo es el resultado de formación de complejos inmunitario que se forman en el
Alteraciones renales 105
glomérulo renal. Un antígeno se fija en alguna
porción glomerular, al que más tarde se acopla un
anticuerpo, con la fijación ulterior de complemento, lo que desencadena además una reacción inflamatoria dañina al tejido renal. La nefropatía membranosa es representativa de este mecanismo.
c. El tercero se refiere a complejos inmunitarios, formados en otros órganos distintos al riñón, desde
donde viajan y se “atoran” en diferentes regiones
del glomérulo, debido al reducido tamaño de la microvasculatura glomerular. Estos complejos inmunitarios a los que se les denomina circulantes,
provocan reacciones destructivas tisulares al fijar
complemento. El origen antigénico de los complejos circulantes, puede ser exógeno o endógeno. La
mayor parte de los antígenos exógenos son infecciosos bacterianos o virales como Streptococcus
hemolítico, Enterococcus, Staphylococcus aureus,
virus de la hepatitis B, ECHO–virus e influenza.
Otros antígenos exógenos que pueden desencadenar lesión glomerular están representados por algunos fármacos y alimentos. Es el lupus eritematoso
sistémico, la enfermedad de origen endógeno más
frecuente y representativa; le acompañan las enfermedades de vías respiratorias altas en niños y jóvenes, paludismo, cánceres distantes y las secuelas
por la formación de complejos inmunitarios circulantes en los casos de endocarditis subaguda de origen valvular, septal o vascular.
MANIFESTACIONES CLÍNICAS
La glomerulonefritis aguda se caracteriza por proteinuria,
hematuria y sedimentos urinarios; los signos y síntomas
que experimenta el paciente son malestar, escalofrío, fiebre, dolor en abdomen y región lumbar, puede haber elevación marcada de la tensión arterial y edema, particularmente en párpados.
MANEJO MÉDICO
Su manejo consiste en tratar de identificar y controlar la
causa original, además de proveer atención a la función renal como mantener el balance líquido y electrolítico. Clínicamente puede ser asintomática hasta estadios avanzados,
donde se presenta fatiga, palidez anémica y apnea.
MANEJO ODONTOLÓGICO
Recomendaciones y adecuaciones
durante la consulta
El paciente con antecedentes esporádicos o repetidos de
glomerulonefritis, en el que se haya comprobado la ausen-
cia de deficiencia funcional renal, no requerirá de ningún
ajuste particular al tratamiento dental.
Las disfunciones leves quizá tampoco demanden
consideraciones especiales respecto a la extensión del plan
de tratamiento odontológico, pues no se esperarán condiciones generales anómalas, ni respuestas tisulares diferentes a las de un paciente sano.
En grados más avanzados de deficiencia funcional,
donde el paciente ya está siguiendo regímenes alimenticios específicos y el control de la tensión arterial sea necesario, es mejor tratarlos como se describe adelante, en la
sección de Pacientes con insuficiencia renal.
Un paciente con signos sugestivos de insuficiencia renal o la sospecha de un manejo médico inadecuado como
puede ser un incremento en la tensión arterial y edema palpebral, requiere de interconsulta médica para definir tratamiento.
Será mejor suspender los procedimientos dentales de
tipo quirúrgico hasta que estas aclaraciones hubieran sido
hechas y una estrategia médica definida.
Un paciente en crisis aguda de glomerulonefritis puede solicitar ayuda por una urgencia dental o requerir una interconsulta dental por el médico tratante. El manejo odontológico en caso de requerirlo, consistirá en el tratamiento
sintomatológico, vigilando junto con el personal médico
que las prescripciones farmacológicas dentales no causen
un esfuerzo extra o daño a los riñones. En caso de problemas infecciosos bucales, periodontales o dentales, se debe
actuar agresivamente, para evitar la sobrecarga inmunitaria que la presencia bacteriana focal podría causar en el
riñón, estarían indicados procedimientos simples como
punciones para drenar abscesos y canalizaciones endodónticas, junto con la prescripción de antibióticos específicos,
de preferencia sugeridos por medio de un antibiograma.
EXÁMENES COMPLEMENTARIOS
En casos de sospecha de insuficiencia renal la determinación de urea y creatinina en sangre es la prueba indicada.
Valores altos de estos subproductos metabólicos obligarán
a una consulta médica para valoración y tratamiento.
Como se ha mencionado antes, el antibiograma puede
tener aplicaciones específicas.
CONSIDERACIONES FARMACOLÓGICAS
El antecedente de glomerulonefritis por sí mismo no implica una deficiencia funcional renal clínica significativa,
por lo que se harán ajustes en la selección farmacológica
sólo en casos de insuficiencia renal. Se refiere al lector a
la sección de Consideraciones farmacológicas en insuficiencia renal.
Algunos pacientes presentan antecedentes de lupus
eritematoso como condición causal de la glomerulonefritis,
a su vez ha sido observado que algunos fármacos como derivados penicilínicos y sulfonamidas pueden reactivar agudizaciones de lupus; se debe ser consciente de esta situación
para evitar su uso como prescripción de uso dental.
106 Medicina en odontología
PIELONEFRITIS
(Capítulo 7)
MANEJO ODONTOLÓGICO
Recomendaciones y adecuaciones
durante la consulta
ETIOLOGÍA Y PATOGENIA
Se origina de una infección de tipo bacteriano, purulenta,
preestablecida en porciones inferiores del sistema excretor
como uretra (uretritris), vejiga (cistitis), cálices y pelvecillas renales, que bajo ciertas circunstancias asciende a los
riñones, destruyendo su parénquima, causando daños funcionales permanentes.
El factor predisponente más frecuente en el desarrollo
de pielonefritis es el entorpecimiento congénito, adquirido
o voluntario del flujo urinario y con esto la deficiencia de
barrido mecánico de microorganismos patógenos.
El embarazo, los cálculos renales, la presencia de sondas uretrales y el aumento de volumen prostático de cualquier origen, la retención urinaria voluntaria, son algunos
ejemplos de condiciones causantes de complicación obstructiva o estasis de la orina.
Al disminuir la excresión urinaria, es facilitado el
ascenso e implantación microbiana en el riñón. Otros factores pueden contribuir, como la virulencia bacteriana y
afecciones predisponentes como diabetes y nefropatía por
analgésicos. La insuficiencia renal se presenta cuando por
ataques repetidos se acumula el daño y cicatrización significativa del parénquima renal.
MANIFESTACIONES CLÍNICAS
Es poco probable que un paciente en estado agudo de pielonefritis, procure atención dental electiva; el control del
dolor y la infección, serán los objetivos de manejo. Muy
probablemente estos aspectos se encuentren controlados
por los propios medicamentos que el paciente está tomando para el control de la infección renal. Podrían intentarse
manipulaciones simples como punciones para drenar abscesos y canalizaciones endodónticas, ya que en estos casos
es importante disminuir al máximo posible las fuentes infecciosas de cualquier origen.
En el paciente convaleciente se debe indagar que no
hayan quedado secuelas de disfunción renal. La misma
conducta debe ser seguida en sujetos con historia de pielonefritis, particularmente cuando esta ha sido recurrente. En
ausencia de insuficiencia renal, todo tipo de tratamiento
odontológico podrá ser planeado y realizado. En aquellos
pacientes que además manifiesten afección de su capacidad funcional renal, el manejo será de acuerdo con los procedimientos determinados para los pacientes con insuficiencia renal.
Exámenes complementarios
Estos estarán indicados cuando existan sospechas de insuficiencia renal. La valoración de urea y creatinina sanguínea, serán buenos indicadores de una alteración renal. En
casos de pacientes con insuficiencia renal, los exámenes
clínicos a practicar son como los que se indican en la sección de Insuficiencia renal.
Consideraciones farmacológicas
Los pacientes presentan signos infecciosos como aumento
de la temperatura corporal, escalofrío, dolor y ardor costal
en uno o ambos lados, y dolor en la vejiga con aumento de
la frecuencia urinaria, urgencia y dolor a la micción (disuria); a menudo los síntomas como náuseas y vómito pueden dominar.
Los exámenes urinarios presentan gran cantidad de
leucocitos polimorfonucleares, bacterias (piuria) y aumento en la excreción de sodio.
Sólo que existan antecedentes de insuficiencia renal, será
necesario tomar medidas especiales respecto al uso de fármacos. Revisar estos aspectos en la sección sobre Insuficiencia renal.
INSUFICIENCIA RENAL CRÓNICA
MANEJO MÉDICO
En los casos agudos, debe ser prescrita una terapia antibiótica intensiva.
En la pielonefritis crónica (recurrencia frecuente), se
recomienda acidificar la orina con vitamina C, así como
usar dosis bajas y repetidas de antibióticos sobre la base de
gentamicina, sulfas o derivados penicilínicos como amoxicilina, entre otros.
Este es un estado progresivo que se define cuando los riñones no son capaces de llevar a cabo su función excretor normal; la deficiencia es progresiva, hasta llegar a niveles que
son incompatibles con la condición de vida (incapacidad de
filtración mayor a 75%). Cada vez más los subproductos del
metabolismo proteico, como la urea, se irán acumulando en
la sangre produciendo algunos o la mayor parte de los cambios descritos en párrafos anteriores, en los diferentes sistemas corporales y en el propio componente renal: síndrome
Alteraciones renales 107
urémico. Como ya quedó aclarado, el estado de uremia no
se delimita en un déficit de la función excretora, muchas
funciones metabólicas y endocrinas requieren de un parénquina renal funcional.
nuir la posibilidad de rechazo y con esto lograr la preservación del órgano injertado.
MANEJO ODONTOLÓGICO
ETIOLOGÍA Y PATOGENIA
La insuficiencia renal no es una entidad particular, es el
estadio que se presenta cuando la destrucción de la nefrona
(unidad funcional renal), o partes específicas de ella como
glomérulo, túbulos renales y vasculatura renal, supera
80% de la masa orgánica disponible. Algunos padecimientos como la hipertensión arterial esencial, afectan la vasculatura renal; la pielonefritis y la glomerulonefritis dañan al
glomérulo.
Las principales causas de la enfermedad renal terminal son la glomerulonefritis y la pielonefritis, las cuales
provocan más de 70% de los casos. Otras enfermedades
que pueden provocar insuficiencia renal crónica son nefroesclerosis, enfermedad renal poliquística, nefropatía diabética y enfermedades de la colágena como lupus eritematoso. En estados avanzados su manejo es a través de diálisis
peritoneal, hemodiális y más recientemente por medio de
trasplante renal.
MANIFESTACIONES CLÍNICAS
El cuadro clínico estará representado según los diferentes
órganos y sistemas afectados, con los cambios funcionales
cardiovasculares, gastrointestinales, neurológicos, musculosqueléticos, dermatológicos, hematológicos, endocrinológicos y metabólicos que arriba fueron mencionados.
MANEJO MÉDICO
El manejo incluirá el control del factor causal, así como
cambios dietéticos rigurosos en la ingestión de sodio, potasio, fósforo y proteínas. Cuando empieza a manifestarse sintomatología asociada a otros órganos, el control médico
sintomatológico dependerá de los cambios específicos, la
elevación de la tensión arterial es uno de los cambios más
frecuentes y tempranos observados en la disfunción renal
avanzada.
Cuando la disfunción llega a su grado máximo son opciones adicionales la diálisis peritoneal, la hemodiális y el
trasplante renal, sin que esto signifique que la función renal
sea suplantada y el equilibrio funcional normal restablecido. Esto implica, en términos pragmáticos, que el odontólogo seguirá manejando un paciente con deficiencia renal y deberá enfrentar los cambios directos de la función
renal dañada y los derivados secundarios del tipo de tratamiento que recibe. Por ejemplo, el paciente con trasplante
renal, impone una serie de condiciones de manejo médico
y dental adicionales al estado disfuncional, por la depresión
inmunitaria a que estos pacientes son sometidos para dismi-
Recomendaciones y adecuaciones
durante la consulta
La insuficiencia funcional renal puede mostrar varios niveles, desde cambios ligeros que no afectan significativamente la condición general de vida de los afectados, hasta
la presentación de aquellos que requieren de la ayuda de la
diálisis o el trasplante renal, para poder conservar el estado
vital de los pacientes. Las decisiones dentales serán adaptadas al grado de severidad observado. En un paciente que
refiera antecedentes de pielonefritis, glomerulonefritis,
infecciones inespecíficas de vías urinarias, infecciones en
vejiga o inclusive sin antecedentes renales específicos, al
que se le hayan indicado restricciones en la ingestión proteica y en el consumo de sodio, debe indagarse su estado
funcional renal. En los casos en que las enfermedades renales hayan conducido a un estado de insuficiencia severa, es
posible que el paciente esté bajo tratamiento de diálisis o
hemodiálisis, en estos casos las preguntas irán dirigidas
hacia ponderar aspectos muy específicos relacionados con
este tipo de tratamiento; los cuales son presentados detalladamente en la siguiente sección. Entre ellos, destacan el
uso de anticoagulantes, el riesgo de contagio infeccioso y
las indicaciones de profilaxis antimicrobiana, además de
observar todos los otros aspectos relacionados con pacientes con insuficiencia renal. Como fue expuesto en detalle
al inicio de este capítulo, son múltiples las funciones corporales que pueden afectarse debido al daño renal, por lo
que el interrogatorio e interconsultas del dentista deben cubrir también estos aspectos. Los tratamientos dentales
electivos deben evitarse, sobre todo los quirúrgicos en pacientes sospechosos de un mal manejo o controlados de
manera inadecuada, hasta que los procedimientos diagnósticos y tratamiento adecuado hubieran sido establecidos:
todo tipo de alteración hematológica, hemostática, inmunológica, electrolítica y desbalance en el equilibrio ácido–
base, deben ser atendidos previamente a cualquier procedimiento dental.
La participación del cirujano dentista en la preparación de los pacientes para diálisis peritoneal y hemodiálisis
es de suma trascendencia, pues es preferible mantenerlos
libres de focos sépticos orales. En el paciente candidato a
recibir un trasplante renal, el manejo dental previo es obligatorio e ineludible, por lo que en la medida que aumente
el número de intervenciones de trasplante, la demanda del
cirujano dentista para participación en el equipo de trabajo
irá aumentando, pues la condición inmunitaria del paciente
no sólo se verá afectada por la toxemia, sino por los fármacos inmunodepresores usados por lo general para evitar el
rechazo de órganos implantados; en esta categoría de pacientes la condición bucal, periodontal, endodóntica y dental no deben ser factores de manifestaciones inflamatorias
o infecciosas crónicas o agudas, que pudieran a afectar la
estabilidad y pronóstico del órgano injertado.
108 Medicina en odontología
Cuadro 7–1. Protocolo dental para valoración
y toma de decisiones en pacientes
con insuficiencia renal crónica
a. Valoración bucal completa clínica y radiográfica
(panorámica y serie periapical completa)
b. Realizar exámenes sobre la capacidad hemostática,
química sanguínea y biometría hemática
c. La tensión arterial debe ser vigilada de manera continua
d. Establecer una minuciosa selección en las prescripciones farmacológicas
e. Control de estomatitis infecciosas de tipo bacteriano,
micótico o viral previo al manejo dental rutinario
f. Tratamiento agresivo de infecciones dentales y periodontales, apoyados con antibiogramas
g. Profilaxis antibiótica en pacientes con puentes arteriovenosos (shunt para hemodiálisis), conectores
transdérmicos (diálisis peritoneal) y antecedentes de
trasplante renal
h. El manejo dental del paciente debe ser lo más próximo a la realización de la diálisis intraperitoneal o de
la hemodiálisis, para poder tener al paciente en un
mejor estado funcional
i. Debe ser considerada la posibilidad de hospitalización para manejo de infecciones graves o para la
realización de procedimientos amplios, particularmente los quirúrgicos, en pacientes bajo diálisis o
con trasplante renal.
El cuadro 7–1 describe un protocolo general de manejo de pacientes con insuficiencia renal.
La extensión del plan de tratamiento dental, dependerá de la gravedad de la insuficiencia, del pronóstico de
vida del paciente y de aspectos psicológicos. En insuficiencias leves con manejo de dieta y control de la tensión
arterial, el tratamiento dental puede ser tan extenso como
las necesidades del paciente lo indiquen. En pacientes bajo
diálisis, podrán influir factores como la capacidad ambulatoria del paciente, el estado anímico y las expectativas de
vida, para definir la extensión de un plan de tratamiento
dental.
Para la ejecución de actos quirúrgicos periodontales,
endodontales o de cirugía bucal, se deberá trabajar en estrecha colaboración con el médico responsable del paciente, vigilando los aspectos hemostáticos y hematológicos;
las decisiones quirúrgicas deben fundamentarse en resultados con alto pronóstico de éxito, de otra manera la extracción dental es preferible.
Algunas sugerencias que pueden facilitar el manejo
de estos pacientes con alteraciones físicas y psicológicas,
es el uso de tranquilizantes diacepínicos, los cuales son
bien tolerados, reducir la duración de las citas optimizando
la eficiencia en la atención o recurrir al ambiente de hospital para manejo en una sesión. Los casos quirúrgicos con
insuficiencia severa o total, así como en pacientes con tras-
(Capítulo 7)
plante renal, deben ser atendidos en un hospital. En este
grupo de pacientes tal vez los implantes dentales no pueden ser indicados, por razones como son:
a. Alteraciones en el metabolismo óseo.
b. Susceptibilidad infecciosa.
c. Inconveniencia de observar focos infecciosos o
inflamatorios.
d. Pobre cooperación del paciente, quienes siempre
muestran algún grado de depresión emocional.
e. Posibilidad de programación para trasplante renal,
con el consecuente incremento de susceptibilidad
infecciosa.
En los pacientes que vayan a ser incluidos en un programa
de diálisis y obligatoriamente en los que sean candidatos
a trasplante renal, el manejo dental es prioritario e inexcusable. Este debe ser establecido previamente y determinada una vigilancia periódica. Los aspectos protocolarios están descritos en el cuadro 7–2. El avance de la deficiencia
funcional renal es paulatino, por lo que siempre el paciente
y el facultativo, estarán en adecuada posición de iniciar un
programa de atención dental.
En los casos con posibilidad de trasplante renal, se
inicia una carrera que hay que ganarle a la programación
quirúrgica, ya sea que existiera un donador o ante la posible, pero eventual, aparición de un órgano de un donador
voluntario o de cadáver. El programa de atención dental
debe ser considerado en cualquier protocolo de trasplante
orgánico. La toma de decisiones dentales es bajo un contexto que varía del usual:
a. La infección aguda o crónica debe ser prevenida,
de tal manera que dientes que en otro momento se
intentaría reconstrucción sofisticada, terapia regeneradora, atención de furcas y endodoncia de difícil realización, deban ser condenados a extracción, para evitar focos de complicación futuros.
b. Protésicamente cualquier procedimiento con aparatología fija, debe ser colocado con suficiente
tiempo como para evaluar la respuesta endodóntica y periodontal de los dientes pilares. Sería muy
riesgoso que un paciente recientemente trasplantado y con provisionales protésicos iniciara con
molestias infecciosas en algún pilar.
c. Lesiones periapicales estables que en estado de salud usualmente son sometidas a observación, es
preferible su eliminación profiláctica, toda vez
que pueden reactivarse en organismos con deficiencia inmune, como se prevé que es el del paciente con deficiencia renal.
d. No debe haber duda alguna en el pronóstico carioso, endodóntico, ni periodontal. Los procedimientos de higiene oral y un programa de mantenimiento periódico deben ser aceptados por el
paciente y sus familiares o por el personal auxiliar
que le asistiera, ya que la estabilidad renal o del
trasplante efectuado dependen en mucho de la ausencia de sobrecarga irritativa, biológica, funcional e inmunológica.
Alteraciones renales 109
Cuadro 7–2. Protocolo de manejo para
pacientes que ingresarán a programas
de diálisis y trasplante renal
a. Valoración bucal completa clínica y radiográfica
(panorámica y serie periapical completa)
b. Iniciar el programa dental lo más anticipadamente posible al inicio de diálisis o a la programación quirúrgica
c. Los focos infecciosos bucales, periodontales y dentales deben ser atendidos prioritariamente bajo procedimientos que garanticen un alto nivel de éxito
d. En caso de duda en el pronóstico terapéutico, será
mejor la extracción dental. Ejemplos:
Caries profunda que pudiera ofrecer complicaciones periapicales o periodontales
Dientes con alto daño periodontal. Pérdida ósea
mayor a 50%, compromiso furcal o endoperiodontal
Condiciones que dificulten la manipulación endodóntica
e. En pacientes candidatos a trasplante renal, por razones de tiempo y sofisticación operatoria, en ocasiones la mejor estrategia será la extracción dental
f. La obturación dental fase I, preferentemente definitiva, y la aplicación de la fase periodontal, son requisitos ineludibles
g. Debe establecerse un programa de control de placa
dentobacteriana de alto rendimiento, que pondere la
condición oral del paciente, sus habilidades neuromotoras y los aspectos emotivos de integración al
programa higiénico
h. De acuerdo con la condición clínica inicial sistémica,
local y psicológica del paciente, debe establecerse
un programa de mantenimiento dental y periodontal
ineludible, cada 3 o 4 meses
Los aspectos psicológicos tendrán un gran peso en la
toma de decisiones sobre la extensión del plan de tratamiento dental. En los pacientes con nefropatía grave o terminal se manifiestan estados neurológicos y psicológicos
alterados, que para la mayoría de ellos será difícil sobrellevar, considerando las limitaciones fisiológicas, dietéticas
y sobre el estilo de vida personal, que su enfermedad les
impone.
Exámenes complementarios
Para propósitos odontológicos en todo paciente sospechoso o declarado de insuficiencia renal se deben solicitar química sanguínea, biometría hemática y pruebas de coagulación.
La química sanguínea consiste en determinaciones de
urea y creatinina como vigilancia de la función renal y de
la eficiencia de procedimientos auxiliares como la diálisis
peritoneal y la hemodiálisis. La creatinina producto final
del metabolismo muscular es mejor sensor que la urea, ya
que su concentración en plasma y su eliminación en orina
de 24 horas son valores relativamente constantes, no son
influidos por la dieta, el trabajo metabólico intenso, el
grado de ejercicio o el volumen de la diuresis.
Valores normales:
Hombres: 0.8 a 1.2 mg/mL
Mujeres: 0.6 a 1.1 mg/mL
Estimación de la capacidad renal:
1 mg/mL = 100%
2 mg/mL = 50% o menos
4 mg/mL = 25% o menos
La biometría hemática permite evaluar la posibilidad de
anemia a través de conteo celular y de la determinación de
índices corpusculares y hematócrito; el conteo y distribución porcentual de leucocitos permitirá hacer consideraciones sobre la capacidad defensiva contra infecciones.
Por uremia, las plaquetas pueden reducir su número (trombocitopenia) y función adecuada (trombastenia) por lo que
habrá que medir su número pidiendo específicamente en la
biometría hemática la inclusión de este examen. La función plaquetaria se evalúa solicitando el tiempo de sangrado bajo la modalidad de Ivy, la cual consiste en hacer
una punción en el antebrazo previa colocación de un brazalete para medir la tensión arterial, el cual se mantiene
durante la prueba a una tensión arterial constante de 40
mmHg. Esta prueba mide tanto la resistencia vascular
como la capacidad funcional plaquetaria (agregación), resultados anormales serán la aparición de petequias y la prolongación del tiempo de sangrado.
En pacientes “heparinizados” pueden indicarse exámenes para medir la capacidad de coagulación del plasma
como son el tiempo de protrombina y el parcial de tromboplastina. El manejo dental debe realizarse cuando las cifras
preferentemente sean normales o lo más próximas a la normalidad. No deben intentarse procedimientos quirúrgicos,
debridaciones o punciones con cifras de plaquetas menores a 80,000.
En casos de infecciones bacterianas de cualquier origen, están indicados los cultivos para determinar a los patógenos y la realización de antibiogramas para la selección
antibiótica. Las infecciones micóticas y virales dependerán más del manejo clínico que de la identificación bioquímica y microscópica. En el paciente bajo hemodiálisis es
imprescindible hacer exámenes para determinación de estados infecciosos de hepatitis B, solicitando el examen
HBsAg; en las localidades donde sea posible, también estará indicado el examen para hepatitis C.
Otra serie de exámenes pueden solicitarse particularmente cuando el paciente sea tratado hospitalariamente, ya
sea por la delicadeza de su enfermedad o por la extensión
del procedimiento; usualmente estarán disponibles en el
expediente del paciente o serán solicitados por el médico.
Exámenes más específicos como vigilancia de la concentración de fármacos prescritos y electrólitos, así como
de la determinación de valores de hormona paratiroidea
por citar algunos ejemplos, pueden formar parte del expediente del paciente.
110 Medicina en odontología
(Capítulo 7)
Cuadro 7–3. Fármacos de uso común en odontología y su empleo
en pacientes con padecimientos renales. Modificaciones a la dosis usual
Fármacos
Insuficiencia moderada*
Creatinina > 2 mg/mL
Insuficiencia aguda*
Creatinina > 4 mg/mL
Analgésicos y antiinflamatorios
Acetaminofén
Sin cambio
Salicilatos
Evitar
Antiinflamatorios no esteroideos
Evitar
Evitar
Antiinflamatorios esteroideos
Sin cambio
Sin cambio
Codeína
Sin cambio
Sin cambio
Meperidina
Sin cambio
Sin cambio
Propoxifeno
Sin cambio
Sin cambio
Penicilina G
Penicilina V
Sin cambio
Sin cambio
Ampicilina
Sin cambio
Amoxicilina
Doxiciclina
Sin cambio
Sin cambio
Cefalosporina
Sin cambio
Eritromicina
Sin cambio
Sin cambio
Metronidazol
Sin cambio
Tetraciclinas
Evitar
Evitar
Vancomicina
Cada 10 días
Cada 10 días
Diacepam
Sin cambio
Sin cambio
Clordiazepóxido
Sin cambio
Sin cambio
Sin cambio
Analgésicos narcóticos
Antibióticos
Tranquilizantes
Anestésicos
Lidocaína
* = Normal: H: 0.8 a 1.2 mg/mL; M: 0–6 a 1.1 mg/mL
Consideraciones farmacológicas
Dependiendo de la severidad del daño renal, los fármacos
usados en la consulta dental pueden ser modificados en su
dosis o evitados. En el cuadro 7–3 se indican los ajustes que
deben ser efectuados en los fármacos de uso común odontológico. Por lo general, se utiliza 25% de la dosis normal
en pacientes controlados con ausencia total de la función
renal y no más de 50% en pacientes con insuficiencia parcial.
Los anestésicos locales con base amida (lidocaína,
mepivacaína, prilocaína) no necesitan cambios en la dosificación, aunque el riñón es el órgano de excreción de estos
compuestos, el hígado es el responsable de su metabolismo; quizá sea necesario hacer cambios por el efecto de su
vasoconstrictor en pacientes con enfermedad hipertensiva
asociada, si bien las técnicas anestésicas con aspiración
dan un amplio margen de seguridad, aún en pacientes con
enfermedades cardiovasculares.
El uso de ansiolíticos benzodiacepínicos (diacepam)
en pacientes aprehensivos, muestra amplia seguridad.
MANIFESTACIONES ORALES
Los cambios estomatológicos observables en pacientes
con disfunción renal afectan a dientes, hueso, mucosa, función secretora salival, funciones neurológicas neuromotoras, táctiles, nociceptivas y el sentido del gusto.
El exceso de urea y otros productos nitrogenados en
sangre (azoemia), hacen que algunos productos amoniaca-
Alteraciones renales 111
les aparezcan en los fluidos corporales, la saliva incluida.
Esto produce disgeusia (cacogeusia con sabor salado y metálico) y halitosis urémica característica. Puede observarse
ardor y sialorrea (salivación excesiva), provocada por irritación química y como reflejo al ardor que producen la presencia de ulceraciones de origen urémico en la mucosa
oral.
Las úlceras bucales pueden aparecer por atrofia de la
mucosa por la uremia misma, tóxica al epitelio y por la anemia asociada, lo que la hace más sensible a la irritación
física (esfacelamiento y ulceración); el dolor acompañante
usualmente es por infección secundaria. El estado urémico
favorece la formación de cálculos dentales, lo que favorece
la formación y retención de placa dentobacteriana, la cual
puede causar cambios dentales y periodontales.
En pacientes inmunitariamente debilitados, pueden
observarse infecciones agregadas por fusobacterias parecidas a la enfermedad de Vincent; estas lesiones son menos
frecuentes una vez iniciada la diálisis o hemodiálisis en los
pacientes; el uso de antibióticos tópicos, aplicación local
de peróxido de hidrógeno, colutorios antisépticos y anestésicos tópicos brindan gran ayuda a su control; la combinación de hidróxido de aluminio y antihistamínicos en jarabe
puede ser buena opción para controlar dolor y ardor bucales.
Los cambios hematológicos del paciente con insuficiencia renal, le exponen a atrofia anémica de la mucosa
lingual (glositis), a la aparición de petequias y/o equimosis
por trombocitopenia y trombastenia o ambas, así como
sangrado gingival.
La posible estasis sanguínea (de origen cardiaco e hipertensivo), puede hacer patente el contenido venoso lingual y sublingual, observándose varices muy marcadas.
La osteodistrofia renal causa cambios en maxilares y
eventualmente en los dientes. Radiográficamente el hueso
puede presentar rarefacción o la aparición de espacios medulares aumentados, producto de un hiperparatiroidismo
secundario.
También como producto de la acción incrementada de
la hormona paratiroidea, pueden aparecer lesiones radiolúcidas de bordes indefinidos que histológicamente presentan cantidades abundantes de células multinucleadas, conocidas macroscópicamente como “tumor pardo”, por el
aspecto que le da la hemosiderina contenida.
En ocasiones, el tumor pardo es de tamaño suficiente
que al momento de aparecer en la encía perfora la mucosa,
pudiendo producir movilidad y migración dental con las
consecuentes malposición y maloclusión dentales. Los
cambios iniciales se manifiestan por pérdida parcial de la
lámina dura alveolar, dando el aspecto de aumento del
espacio del ligamento periodontal.
Pueden presentarse osteoesclerosis y calcificaciones
metastásicas producto de metabolismo anormal cálcico,
las áreas de extracciones muestran la denominada esclerosis alveolar, la cual es una reparación anormal con aposición de hueso denso.
En los dientes, pueden presentar hipoplasia adamantina si el daño dental grave se manifiesta en personas jóvenes, en etapas de desarrollo y formación dental.
Desde que la ingestión proteica es restringida, puede
haber un mayor consumo de carbohidratos que aumenten
el riesgo carioso.
DIÁLISIS
Cuando las enfermedades renales hayan conducido al paciente a un estado de insuficiencia terminal, es posible que
el paciente esté bajo tratamiento de diálisis vía peritoneal
o sanguínea (hemodiálisis) con la intención de eliminar de
su sangre sustancias catabólicas y suplir parcialmente las
funciones renales.
HEMODIÁLISIS
En la hemodiálisis, la sangre del paciente es sometida a
depuración valiéndose de un sistema que por difusión osmótica, permite que las toxinas hemáticas sean removidas
del plasma. La solución empleada para diálisis contiene
cloruro de sodio, acetato y potasio. Sustancias de bajo peso
molecular como la urea, abandonan la sangre por gradiente
de concentración. El procedimiento puede durar más de
tres horas y son necesarias tres sesiones semanales. El paso
extracorporal de la sangre por conductos del aparato dializador, obliga al uso de heparina, para evitar la coagulación
de la sangre, taponamiento del sistema de diálisis y formación de émbolos, durante el proceso. Al paciente le es realizada de manera permanente una fístula arteriovenosa, por
lo general en el antebrazo, para evitar punciones vasculares repetidas.
DIÁLISIS PERITONEAL
En la diálisis peritoneal se utiliza un catéter colocado a través de la pared abdominal al espacio peritoneal y por medio de este catéter se introduce el líquido para diálisis, que
puede ser renovado varias veces al día, mientras el paciente
mantiene su función ambulatoria. También por diferencia
de gradiente de concentración, las sustancias nocivas
abandonan la sangre, es un método más efectivo que la
hemodiálisis para el filtrado de moléculas de gran tamaño.
Otras de las ventajas de la diálisis peritoneal sobre la hemodiálisis son que no es requerida una marcada restricción
dietética (sodio, potasio, fosfatos y proteínas), brinda un
mejor margen de rehabilitación y no requiere de confinamiento del paciente; además, la función renal residual es
mejor preservada que en los pacientes bajo hemodiálisis.
MANEJO ODONTOLÓGICO
Recomendaciones y adecuaciones
durante la consulta
Hemodiálisis
El manejo odontológico de un paciente con una función renal en estado terminal, implica la consideración biológica
112 S Medicina en odontología
y psicológica del individuo, en igual grado de importancia.
Tal vez debe aplicarse alguna terapia odontológica como
control infeccioso y establecimiento de hábitos higiénicos
orales con alto rendimiento; por otro lado la actitud del
paciente puede interferir con la conveniencia de realizar de
trabajos dentales elaborados como pueden ser los protésicos.
En un paciente bajo hemodiálisis se sugiere un interrogatorio dirigido a indagar sobre la frecuencia de la diálisis, la exposición al uso de anticoagulantes, su resistencia
física, la calidad de vida, así como expectativas biológicas,
intelectuales y sociales, que el paciente respecto a esta calidad de vida tiene. Es necesario conocer y documentar la
actitud mental del paciente y su deseo de recibir tratamiento dental.
Cuando el paciente es manejado por hemodiálisis, por
lo general su problema renal es grave y tiene que ser sometido a este tratamiento varias horas semanalmente, quizá
por ello el paciente no sea apto física y emocionalmente,
para aceptar tratamientos odontológicos rutinarios o prolongados.
Como ya fue expuesto a detalle, son múltiples las funciones corporales que pueden afectarse debido al daño renal, por lo que el interrogatorio e interconsultas del dentista
deben cubrir también estos aspectos.
Deben ser seguidos los protocolos propuestos en los
cuadros 7–1 y 7–2, los cuales fundamentan sus propuestas
en condiciones profilácticas, preventivas y de mantenimiento de las adecuadas condiciones local y sistémica.
El tratamiento dental del paciente debe ser lo más
próximo a la realización de la hemodiálisis, para poder
manejarlo lo mejor posible; sin embargo, esta atención no
debe ser dentro de las primeras cuatro horas de haber recibido diálisis, pues aún estará presente el efecto anticoagulante de la heparina, lo que puede exponer a hemorragia o
sangrado prolongado, en este tipo de observación están incluidas las punciones anestésicas. La mejor opción es planear el tratamiento al día siguiente de haber sido efectuada
la hemodiálisis.
En algunos pacientes también se llega a emplear derivados cumarínicos para asegurar el libre flujo sanguíneo,
en estos casos debe regularse el tiempo de protrombina por
medio del INR, útil para la homogenización de parámetros
en la toma de decisiones y comparaciones posteriores; en
el Capítulo 10 sobre Alteraciones hemostáticas, se describe a detalle las características de este tipo de ajuste al TP,
derivado de un convenio internacional, para estandarización de información, para que los resultados de un examen
de uso extenso como el TP, puedan ser comparables en
cualquier parte del orbe, con el propósito de examen y control de pacientes.
Es recomendable recurrir a la aplicación de medidas
locales de control hemorrágico en los procedimientos quirúrgicos bucales y periodontales, transoperatoria y posoperatoriamente. Estrógenos conjugados (PremarinR, Wyeth)
son útiles para prevenir la hemorragia por varios días. El
ácido tranexámico en forma de colutorio, actúa como elemento antifibrinolítico.
Una técnica quirúrgica meticulosa, cierre de heridas
por primera intención y la ayuda de elementos tradicionales como la celulosa oxidada regenerada (SurgicelR, J&J)
(Capítulo 7)
y colágena microfibrilar (InstatR, J&J) y ayudarán a prevenir complicaciones hemorrágicas.
El dializador es un aparato que se comparte generalmente con otros pacientes, de tal manera que el dentista
debe reconocer en estos pacientes el riesgo infeccioso vía
hematológica, en particular de las hepatitis tipo B y C. Otro
aspecto peculiar al procedimiento de hemodiálisis es que
en estos pacientes se realiza una fístula arteriovenosa que
permite realizar múltiples punciones para “conectar” al
paciente a la máquina para diálisis; como cualquier tipo de
implante, como los que tienen contacto directo con el
torrente circulatorio, pueden retener microorganismos y
crear una situación que provoque endoarteritis o endocarditis o ambos, por lo que la profilaxis antimicrobiana debe ser
considerada.
Puede ser útil el esquema propuesto por la American
Heart Association, Capítulo 3; sin embargo, en la disfunción renal de difícil control, particularmente cuando se planean procedimientos quirúrgicos, se puede modificar los
esquemas:
a. Vancomicina 1 g IV. Se aplica durante la diálisis
un día antes del tratamiento.
b. Amoxicilina 3 g una hora antes del procedimiento
dental VO, en lugar de los 2 g que la American
Heart Association recomienda.
c. Estearato (1 g) o etilsuccinato (800 mg) de eritromicina, VO; dos horas antes del procedimiento
dental, seguido de la mitad de la dosis seis horas
después.
d. Clindamicina 300 mg VO, una hora antes del procedimiento dental y una toma adicional seis horas
después de la mitad de la dosis inicial.
Durante el tratamiento dental se debe evitar presionar los
aditamentos arteriovenosos, para la provisión de diálisis,
ya sea con el brazalete de toma de presión o por la posición
en el sillón dental.
En procedimientos prolongados se debe procurar una
posición cómoda en el sillón dental y permitir que el paciente camine, pues es común que como secuela del tratamiento de hemodiálisis (cambio de fluidos, retención de
sal), presenten algún grado de hipertensión pulmonar y
disfunción cardiaca congestiva.
Diálisis peritoneal
Para un paciente bajo este tipo de diálisis, no son necesarios tantos requisitos que uno bajo hemodiálisis para el tratamiento dental, en vista que no debe enfrentarse la “heparinización”, ni los riesgos de contagio viral. Sin embargo,
no debe descuidarse para efectos de prevención infecciosa
que el paciente porta un catéter exterior, por lo que será
siempre conveniente discutir con su médico sobre la necesidad de indicar profilaxis antimicrobiana.
Exámenes complementarios
La tensión arterial siempre debe ser vigilada, tanto por su
incremento como por su descenso. En los pacientes bajo
hemodiálisis, se cuidara el brazo donde se encuentre el adi-
Alteraciones renales 113
tamento arteriovenoso usado para “conectar” al paciente al
dializador. Los exámenes de laboratorio básicos para el
odontólogo, son química sanguínea (urea y creatinina),
biometría hemática y los relacionados con las hepatitis
virales B y C. Éstos y otros exámenes son discutidos en la
sección sobre Insuficiencia renal crónica, por lo que se
refiere al lector a esta sección en obvio de repeticiones.
Consideraciones farmacológicas
El paciente puede ser intolerante a ciertos fármacos, no
sólo por su depuración, sino porque éstos pueden ser nocivos a la estructura renal misma. Las consideraciones en la
selección farmacológica son parecidas a las indicadas en
el paciente con insuficiencia renal crónica, cuadro 7–3; sin
embargo, algunos rasgos particulares deben ser observados, como es la indicación de profilaxis antimicrobianas y
el evitar por razones adicionales, el uso de acetaminofén y
salicilatos en pacientes bajo tratamiento con derivados
cumarínicos o heparina.
MANIFESTACIONES ORALES
Muchas de las manifestaciones orales que afectan a dientes, hueso, mucosa, función secretora salival, funciones
neurológicas neuromotoras, táctiles, nociceptivas y el sentido del gusto, observadas en el paciente con deficiencia
renal, disminuirán o desaparecerán al establecerse el manejo a través de diálisis. Otras, en cambio, permanecerán
o se acentuarán. El mejoramiento en el valor de la urea disminuirá los cambios disgeusicos y el ardor bucal, con ello
también la sialorrea que algunos pacientes llegan a presentar. La apariencia de la piel mejorará también. Aunque casi
30% de los pacientes seguirá presentando olor urémico, estomatitis urémica y disgeusias. Los cambios radiológicos
observados en maxilares por osteodistrofia renal presentarán un grado menor de rarefacción y mejorará la definición
de la lámina dura alveolar, pero pueden permanecer espacios medulares amplios, ya que la anemia en insuficiencia
renal, siempre será difícil de manejar. En niños y pacientes
jóvenes, la hipoplasia adamantina puede ser evitada o disminuida, dependiendo de la oportunidad con que el tratamiento de diálisis sea establecido.
Los cambios hematológicos del paciente con insuficiencia renal aún con tratamiento de diálisis son los más
difíciles de controlar. Persistirá una anemia resistente por
falta de influencia metabólica de la eritropoyetina, lo que
seguirá exponiendo a los pacientes a atrofia anémica de la
mucosa, a la posible aparición de úlceras y malestar irritativo por falta de densidad epitelial. La trombocitopenia y
trombastenia (manifestada por reducción en la adhesividad), así como una aumentada fragilidad capilar, expondrán a los pacientes a eventos de extravasación (equimosis
y hematomas) y sangrado.
El sangrado gingival espontáneo es un síntoma frecuente. Existe un riesgo hemorrágico y formación de petequias hasta grandes hematomas en los procedimientos quirúrgicos y de extracción dental.
La uremia puede causar náuseas y vómito en pacientes con insuficiencia renal terminal, lo que rara vez provoca erosiones de las superficies palatinas de los dientes
anteriores superiores. Comparados con controles sanos,
los pacientes bajo hemodiálisis presentan un menor flujo
salival e incremento en el pH y la capacidad de los amortiguadores salivales. El pH se observa aumentado por una
mayor concentración amoniacal por hidrólisis de la urea,
el marcado incremento de fosfatos puede dar cuenta a su
vez del aumento de la capacidad amortiguadora; estas alteraciones exponen a un menor riesgo carioso a este grupo
de pacientes. La hiposalivación provoca una queja asociada a xerostomía (síntoma relacionado con la sensación de
falta salival aparente o real) que puede ser incrementada
por la estomatitis urémica y la atrofia anémica de la mucosa, por la disestesia que estos dos últimos estados favorecen.
SÍNDROME NEFRÓTICO
ETIOLOGÍA Y PATOGENIA
Es una condición renal que se caracteriza por permeabilidad glomerular aumentada que se manifiesta con proteinuria, hipoalbuminemia, hiperlipiduria, edema e hipercoagulabilidad. Las causas pueden ser primarias y secundarias,
entre estas últimas las más frecuentes son glomerulonefritis de cualquier origen (fármacos, neoplasias infecciosas)
y enfermedades como diabetes mellitus (nefropatía diabética) y lupus eritematoso.
MANIFESTACIONES CLÍNICAS
Entre los rasgos del síndrome nefrótico se encuentran proteinuria, hipoalbuminemia y edema, de marcada significancia clínica dental, ya que incluye la pérdida de proteínas
plasmáticas, entre las que se encuentran las inmunoglobulinas, lo que puede ocasionar estados de inmunodepresión;
la hipoalbuminemia, secundaria a la pérdida aumentada de
albúmina por orina, provoca el trabajo forzado de hígado
para intentar su reposición, esto hace que indirectamente
se produzcan un número elevado de factores de coagulación, lo que puede dar estados de hipercoagulabilidad. La
hipercoagulabilidad puede aumentar el riesgo trombotico,
así como inducir una respuesta exagerada del sistema fibrinolítico, lo que puede exponer a hemorragias posoperatorias tardías. Otros efectos de interés dental son la pérdida
urinaria de eritropoyetina, que puede inducir a anemia y la
pérdida de proteína ligada a colecalciferol, lo que provocará deficiencia de vitamina D, con los consecuentes efectos óseos conocidos.
MANEJO MÉDICO
El manejo primario consiste en atender ya sea la causa primaria o secundaria desencadenante. Lo siguiente será el
114 Medicina en odontología
control sintomatológico del paciente, donde mucho influirá la causa. En el manejo del edema tiene importancia prioritaria el control de sal y agua, así como el uso de diversos
tipos de diuréticos, procurando evitar los estados de hipopotasemia, por lo que pueden ser usados diuréticos ahorradores de potasio como son la espironolactona, amilorida o
triamtereno. En casos leves se emplean los diuréticos tiacídicos (hidroclorotiacida, clorotiacida), en casos resistentes
es preferible el empleo de furosemida. Las dietas hiperprotéicas con frecuencia son indicadas, para compensar la
proteinuria, aunque su efecto clínico no ha sido totalmente
satisfactorio. En un paciente que manifiesta fenómenos
tromboembólicos, el manejo puede incluir ejercicio o llegar a requerir el uso de anticoagulantes orales de tipo cumarínico. Dependiendo del origen del síndrome nefrótico,
algunos pacientes adultos en los que no puede ser controlada la proteinuria, se indican compuestos de tipo esteroideo y citotóxicos. Todas las condiciones arriba mencionadas, imponen tipos de manejo odontológico particulares.
MANEJO ODONTOLÓGICO
Recomendaciones y adecuaciones
durante la consulta
Abajo son mencionados algunos de los aspectos clínicos
relacionados con síndrome nefrótico que más repercuten
en el manejo dental:
a. Pérdida urinaria de inmunoglobulinas, lo que puede exponer a infecciones por inmunodeficiencia.
b. Hipercoagulabilidad. El aumento del índice de
coagulación provoca el uso de anticoagulantes, y
así tener que manejar un paciente anticoagulado.
Por otro lado, reacciones de hipercoagulabilidad
pueden inducir reacciones severas del sistema fibrinolítico, lo que paradójicamente puede provocar sangrados tardíos posoperatorios.
c. Anemia por afección del inductor eritrocítico, eritropoyetina. Esto condicionará cambios desfavorables a la mucosa oral y a los fenómenos de reparación.
d. Alteraciones en el metabolismo de la vitamina D.
La pérdida de proteína vía urinaria como el colecalciferol, provocará un déficit que al final provocará sustracción del ión Ca++ de hueso, incluidos
los maxilares. Los posibles cambios en la calidad
ósea, pueden afectar la selección terapéutica dental, implantológica y quirúrgica, ya que la repuesta
regeneradora y reparativa puede presentar cambios de trascendencia clínica.
El primer paso en el manejo dental de estos pacientes es la
interconsulta médica, ya que el síndrome nefrótico no es
una enfermedad de etiología directa, sino secuela de una de
establecimiento previo, por lo que el clínico dental debe estar seguro que el cuadro sintomatológico relacionado con
el síndrome nefrótico esta controlado dentro de un margen
(Capítulo 7)
adecuado de seguridad, lo mismo que la enfermedad primaria causante.
La necesidad de profilaxis antimicrobiana por un
posible estado de inmunosupresión, debe ser discutida con
el médico responsable, para prevenir infecciones en un paciente con carencia de inmunoglobulinas.
El paciente bajo tratamiento con anticoagulantes puede ser atendido odontológicamente, ajustando la dosis de
acuerdo con el procedimiento planeado. En la actualidad
las decisiones son tomadas de acuerdo con el índice de
anticoagulación definido por el INR (ver cuadro 7–4). Para
mayor detalle sobre el manejo de pacientes en terapia con
anticoagulantes véase el Capítulo 10.
El estado anémico y el eventual desequilibrio asociado a vitamina D, harán reflexionar sobre la respuesta de
reparación tisular, por lo que los aspectos quirúrgicos
como los asociados a cirugía maxilofacial, implantología
y cirugía periodontal deben ser tomados en cuenta y realizados dependiendo del grado de afección renal y de la estabilidad lograda en el manejo del paciente.
El síndrome nefrótico no es un estado permanente, ni
de igual intensidad en todos los pacientes, muchos se recuperan de manera total (síndrome nefrótico de cambios mínimos), o los cambios renales son ligeros o mejoran en la
medida que es controlada la enfermedad que originalmente
lo causo (lupus eritematoso sistémico, diabetes mellitus).
En estos casos, el tratamiento podrá ser tan extenso
como sea requerido y aceptado por el paciente; dependiendo más de la estabilidad de la enfermedad primaria que del
síndrome nefrótico para la toma de decisiones en cuanto a
manejo dental. A manera de contraste, existen condiciones
que provocan un síndrome nefrótico de difícil control, el
cual progresará hacia insuficiencia renal terminal; éste es
un panorama complicado para la toma de decisiones dentales. Lo mismo acontece con algunas situaciones clínicas en
las que se utilizan esteroides a largo plazo en el tratamiento
de los cambios renales del síndrome nefrótico, en tales
casos se debe observar que existe una segunda vía de deficiencia inmunitaria que se suma a la de inmunodepresión
por pérdida de globulinas y el paciente será más sensible
a infecciones primarias y secundarias; esto hace considerar
el uso de cobertura antimicrobiana preoperatoria y adoptar
una actitud firme en el tratamiento de infecciones de cualquier origen. Además, el uso de esteroides puede obligar
al uso de estos fármacos durante el tratamiento dental.
Cuadro 7–4. INR y toma de decisiones
en cirugía bucal y maxilofacial
INR
< 2.0
2.0 a 2.5
3.0
Procedimiento
Cirugía bucal y periodontal
Exodoncia simple
Operatoria dental y restauradora
¿Anestesia troncular?
> 3.0
Evitar cualquier procedimiento
Alteraciones renales 115
Cuadro 7–5. Fármacos empleados en odontología y diuréticos. Interacciones medicamentosas
Diurético
Fármaco de uso dental
Reacción
Clortalidona
Anfotericina
Aumenta efecto hipopotasémico
Corticosteroides
Aumenta efecto hipopotasémico
Indometacina
Aumenta efecto diurético
AINE, ácido acetilsalicílico e
indometacina
Disminuyen efecto diurético
Ácido acetilsalicílico
Aumenta efecto analgésico
Furosemida
Corticosteroides
Aumenta efecto hipopotasémico
Kanamicina, gentamicina
Nefrotoxicidad y ototoxicidad
Ver capítulo 8 para revisar mayores detalles sobre el
manejo de pacientes bajo terapia esteroidea y deficiencia
suprarrenal. En paciente con terapia anticoagulante, se
debe solicitar al médico del paciente que ajuste la dosis de
acuerdo con el procedimiento planeado (cuadro 7–4), procurando realizar el mayor número de acciones no quirúrgicas en cada cita. Los procedimientos quirúrgicos deben ser
muy selectivos y en caso de contar con opciones, manejar la
condición bajo procedimientos conservadores y vigilancia
frecuente, como puede ser el raspado radicular y mantenimiento periodontal periódico en lugar de cirugía periodontal.
Exámenes complementarios
El cirujano dentista debe ordenar una biometría hemática
para evaluar la existencia de anemia o solicitarla a través
del médico. Otros exámenes más específicos es preferible
que los ordene e interprete el médico responsable. Otro
examen que puede ser requerido es el INR en paciente tratados con anticoagulantes, este examen se puede repetir de
acuerdo con el avance del tratamiento dental, ya que siempre será conveniente tener información reciente, preferentemente del día anterior.
Consideraciones farmacológicas
El comportamiento farmacológico puede ser peculiar; de
acuerdo con el grado variable de albuminemia, los fármacos dispondrán o no de un transportador biológico que puede hacer que las prescripciones actúen a niveles subterapéuticos o permanezcan más tiempo en la circulación antes
de ser metabolizadas, exponiendo al riesgo de toxicidad
farmacológica. Lo anterior hace conveniente discutir este
aspecto con el médico tratante, ya que muchos fármacos de
uso dental se fijan a las proteínas para expresar su efecto
o sufrir cambios metabólicos degradativos. La conducta
puede ser la modificación de dosis o sustitución por drogas
que el médico indique. En pacientes con síndrome nefrótico severo, muchas veces esta recibiendo terapia con diferentes tipo de diuréticos, para casos leves o severos, o para
evitar la marcada pérdida de potasio, por lo que es conve-
niente vigilar las posibles interacciones con fármacos de
empleo dental cuadro 7–5.
Manifestaciones orales
Las estomatítis infecciosas crónicas de baja intensidad,
particularmente las micóticas, pueden estar asociadas a las
condiciones de inmunodepresión (esteroides) e inmunodeficiencia (hipoglobulinemia). Por las mismas razones se
pueden observar lengua pilosa por presencia del virus Epstein–Barr y otras infecciones virales como herpes labial e
intraoral (herpes simple).
Hiposalivación y xerostomía son estados que pueden
estar presentes, secundarios a deshidratación, la cual es
producida por el aumento de volumen urinario y el uso de
diuréticos. La hiposalivación más que exponer a un riego
carioso mayor, coadyuva a la implantación y permanencia
de infecciones micóticas, las que a su vez pueden causar
disgeusias (sabor alterado) y disestesias principalmente representadas por ardor.
El empleo de diuréticos puede causar varios efectos
sobre las estructuras bucales, como las que se ejemplifican
en el cuadro 7–6.
La condición anémica crónica (carencia de eritropoyetina) y los cambios en el metabolismo de la vitamina D
(pérdida de colecalciferol), pueden provocar cambios radiológicos en los maxilares, entre los que pueden encontrarse rarefacciones, pérdida de la lámina dura alveolar y
del ligamento periodontal. También pudiera observarse un
Cuadro 7–6. Manifestaciones orales
secundarias al uso de diuréticos
Condición
Diurético
Ageusia
Espironolactona
Eritema multiforme
Furosemida
Hiposalivación
Clortalidona
Furosemida
Parestesia
Clortalidona
Urticaria
Clortalidona
116 Medicina en odontología
agrandamiento de los espacios medulares por hiperplasia
compensadora eritropoyética y pérdida de la densidad radiográfica, en particular cuando al síndrome nefrótico lo
acompaña insuficiencia renal.
TRASPLANTES RENALES
(Capítulo 7)
dos estadios, el primero, de pretrasplante, caracterizado
por los eventos médicos y dentales que preceden a la cirugía de implantación del órgano a ser injertado; el segundo,
de postrasplante representado por los procedimientos realizados para la implantación y aceptación temprana del
injerto, así como por la estrategia para conservación del
aloinjerto en el organismo del paciente receptor, en el intento por conseguir el mayor grado de estabilidad, tratando
de evitar amagos de rechazo o rechazo total.
Fase de pretrasplante
Los procedimientos de trasplante orgánico son llevados a
cabo con mayor frecuencia, el número de pacientes aumentará en la medida que la cultura de donación de órganos se incremente también. El trasplante renal es, entre los
procedimientos de implantación de órganos uno de los más
frecuentes, lo que puede provocar que en el futuro el cirujano dentista tenga que coaccionar clínicamente con este
tipo de pacientes de manera frecuente, para dar interconsulta, terapia de apoyo y tratamiento dental. Desde los puntos de vista psicológico y funcional el paciente con trasplante renal suele estar en mejores condiciones que aquel
bajo diálisis, pues tiene márgenes de autosufiencia y vida
ambulatoria más amplios; funciones como actividad sexual y fertilidad se restablecen en los pacientes con trasplante renal.
La razón para indicar un trasplante renal es la insuficiencia renal crónica grave o enfermedad renal terminal
(end–stage renal disease). A su vez, las condiciones que
provocan este estado terminal son variadas, encontrando
entre las causas más frecuentes glomerulonefritis, pielonefritis, nefroesclerosis, nefropatía diabética, alteraciones
congénitas, enfermedades de la colágena, nefropatía farmacológica e hipertensión arterial.
El manejo dental de un paciente con trasplante renal,
tiene varias características que establecen condiciones
particulares para el manejo de estos individuos, entre las de
mayor repercusión clínica, se encuentran:
a. Aspectos farmacológicos. El uso de multifarmacia. Deficiencias en la eliminación de fármacos.
b. Deficiencias hematológicas (eritrocitos) y hemostáticas (trombocitos).
c. Inmunodepresión iatrógena que aumenta el riesgo
infeccioso y la posibilidad de sufrir deficiencia
suprarrenal, por el uso prolongado de inmunodepresores esteroideos.
d. Preparación dental prequirúrgica. Procedimientos
dentales para la aceptación y conservación del órgano trasplantado.
e. El riesgo de rechazo agudo o crónico del órgano
trasplantado.
MANEJO MÉDICO
Para comprender mejor el cuadro clínico de manejo de un
paciente con trasplante renal, es conveniente dividirlo en
En este periodo el paciente se encuentra a la espera de un
órgano, quizá ya fueron agotadas las opciones de diálisis
o el paciente aspira a una situación más ventajosa, a través
de un injerto orgánico. El médico y el paciente saben que
esta opción es posible en la medida que un órgano este disponible de un donador vivo o muerto, por lo que el organismo en general y la porción bucal en particular deben
estar libres de procesos infecciosos o inflamatorios presentes o potenciales, para cuando la oportunidad apareciera.
Fase de postrasplante
Inspirados en el comportamiento clínico relacionados con
el trasplante de un órgano, es conveniente para el manejo
dental, subestratificar en tres escenarios clínicos la fase de
postrasplante. El primero es el de la fase temprana, que se
presenta durante los primeros tres meses; el segundo, el de
la fase estable y el tercer aspecto clínico es el de una latente
fase de rechazo crónico o agudo del trasplante.
La fase temprana de trasplante es identificada por la
implantación misma del órgano y por los esfuerzos realizados para su aceptación por el organismo receptor. El paciente estará sometido a altas dosis de inmunodepresores,
como ciclosporina, para evitar que el sistema inmunitario
del paciente, en particular por la participación de linfocitos
T, destruya al órgano injertado. Es la época de mayor riesgo de rechazo agudo del trasplante.
El manejo durante la fase estable busca que la aceptación del trasplante sea mantenida. El paciente permanecerá
recibiendo inmunodepresores por tiempo indefinido, en
muchas ocasiones combinados. Los más comunes son ciclosporina y corticosteroides como prednisona, pero puede ser necesario el uso de otros inmunorreguladores e inmunodepresores.
El riesgo mayor en esta fase es la aparición de un proceso infeccioso primario o secundario, trasplantado desde
otra porción orgánica, como pueden ser infecciones focales dentales, periapicales o periodontales. Ésta es una consideración que marca la exigencia de participación del
cirujano dentista en la etapa prequirúrgica, la que debe ser
continuada posteriormente.
El rechazo de un injerto puede tener un comportamiento crónico o agudo. El cuadro crónico es insidioso y
el manejo médico será con base en diferentes tipos de inmunodepresores. El rechazo agudo puede ser temprano,
cercano a la cirugía de trasplante o irse repitiendo como
manifestación aguda, acompañando a un comportamiento
crónico de rechazo. La terapia en estos casos debe ser intensiva, tanto por el número como por las dosis de drogas inmunosupresoras empleadas; el paciente se deprimirá inmuno-
Alteraciones renales 117
lógicamente de manera marcada y los riesgos infecciosos
por los efectos secundarios de la terapia, aumentarán.
MANEJO ODONTOLÓGICO
Recomendaciones y adecuaciones
durante la consulta
un proceso invasivo, como puede ser el drenaje de un absceso, será necesario realizarlo en un ambiente hospitalario
junto con el resto del equipo médico que maneja al paciente.
Ya que en estos casos las áreas en proceso de epitelización
son susceptibles a implantación y colonización bacteriana,
es conveniente utilizar terapia profiláctica antibiótica en
acuerdo con el resto del equipo médico, para prevenir una
endorteritis infecciosa.
Fase estable de postrasplante
El mejor manejo dental de los pacientes con aloinjertos es
el preventivo. Una vez conseguido un óptimo estado bucal,
dental y periodontal previo a la cirugía de implantación del
injerto, éste debe conservarse a través de un programa de
mantenimiento riguroso, donde queden involucrados médica y conceptualmente el equipo médico, el odontólogo
y el paciente.
Fase de pretrasplante
Al paciente que va a recibir un trasplante de cualquier órgano, un factor mayor de riesgo a controlar, es la infección.
La infección focal de cualquier origen puede interferir en
la elección de un candidato a trasplante cuando la posibilidad de llevarlo a cabo se presentara, o exponerle al riesgo
de complicaciones infecciosas severas si no fueran eliminadas previamente, ya que infecciones de comportamiento
leve, por su cronicidad o baja intensidad, pueden agudizarse o ser fuente distante de una siembra infecciosa, dado
que toda vez que se coloca un injerto orgánico se establecerá una enérgica terapia inmunosupresora en la que por lo
general, se emplean una gran variedad de medicamentos,
solos o combinados. Bajo esta guía preventiva, el paciente
que ha sido incluido en un programa de trasplante orgánico
debe ser previamente evaluado y vigilado para obtener y
conservar una óptima salud bucal, dental y periodontal.
Debe ser eliminado con excelente pronóstico y baja posibilidad de recidiva, cualquier foco de infección aguda o crónica. Los cuadros 7–1 y 7–2 marcan protocolos generales
para toma de decisiones y manejo de pacientes candidatos
a recibir aloinjertos. Es de hacer notar que los parámetros
clínicos típicos en la toma de decisiones pueden variar.
Vigilando que hayan sido controlados los focos de infección e inflamación de cualquier origen en el organismo,
incluidos los bucodentales y establecido un programa estricto de control personal de placa dentobacteriana, el paciente estará en las mejores condiciones de recibir y conservar un trasplante orgánico. En esta etapa el paciente
presenta una disfunción renal severa o estará bajo el control de diálisis, por lo que su manejo dental será de acuerdo
con los parámetros que ya fueron descritos en las secciones
de insuficiencia renal crónica y diálisis.
Fase temprana de postrasplante
Durante esta fase que corresponde a los primeros tres meses
siguientes al trasplante, el paciente estará severamente inmunosuprimido y el injerto en proceso de integración, a través de la creación de anastomosis y su epitelización. Cualquier manejo dental sólo debe incluir procedimientos que
resuelvan situaciones de urgencia. En caso de ser requerido
Si una adecuada preparación inicial del paciente fue llevada a cabo, esta fase se caracterizará por acciones periódicas de mantenimiento bucodental.
El paciente debe ser motivado a conservar la salud
oral alcanzada antes de la implantación del órgano renal,
por medio de un programa intenso y puntual de mantenimiento. Son los procedimientos de odontología preventiva
los que mayor repercusión favorable local y sistémica causarán; el tratamiento dental directo debería ser la excepción y no la regla.
En esta etapa el paciente ha logrado recuperar una
función renal adecuada, en contraste con los procedimientos de hemodiálisis, su capacidad ambulatoria ha mejorado
cuantitativa y cualitativamente, así como su calidad de
vida en general; el paciente masculino en esta fase, recupera capacidad sexual. Sin embargo, puede ser requerido
tratamiento dental electivo o de urgencia, debiendo ser considerados entonces los fármacos inmunosupresores empleados en el paciente para tolerar el órgano injertado. Los fármacos más utilizados son la ciclosporina y esteroides
representados por la prednisona; éstos pueden ser utilizados solos o combinados, las dosis pueden variar de acuerdo
con los ajustes que la situación clínica demande. De tal manera que el manejo dental en fase estable obliga a avizorar
cuatro condiciones:
a. Susceptibilidad infecciosa. El mantenimiento
periódico reducirá riegos. En caso de presentarse
la terapia antimicrobiana debe ser intensiva, preferentemente apoyándose en antibiogramas, para
emplear fármacos específicos. Antes de iniciar
cualquier actividad odontológica deben tratarse
estados micóticos crónicos; en casos de afecciones graves puede emplearse fluconazol, 100 mg
por día. En lo que corresponde a infecciones virales, la más común como en otros estados de inmunosupresión es la producida por citomegalovirus,
que puede ser tratada con ganciclovir.
b. Profilaxis antimicrobiana. Los esquemas pueden
variar a los definidos para alteraciones cardiovasculares, por lo que se debe discutir con el médico la
posible adopción del que propone la American
Cardiology Association, o si debiera ser empleado
uno específico. Su uso está indicado aun en las visitas de mantenimiento, en particular si éste incluye manipulaciones periodontales. Es inevitable en caso de tratamiento electivo. En los casos de
urgencias dentales será mejor definir el esquema
junto con el médico, evitando el empleo de cualquier fármaco nefrotóxico.
118 Medicina en odontología
Cuadro 7–7. Protocolo dental simplificado
para suplementación esteroidea
a. Tratamiento simple. Duplicar la dosis diaria y repetirla
el día siguiente
b. Manejo quirúrgico bucal o periodontal. Es preferible un
esquema parenteral bajo ambiente hospitalario, el cual
debe ser acordado con el médico tratante.
Usualmente este esquema incluye la aplicación de 100
mg de hidrocortisona cada seis horas, iniciando antes
del procedimiento; la dosis podrá reducirse paulatinamente de acuerdo con la respuesta del paciente en los
siguientes tres días, cuando ésta sea satisfactoria.
c. Uso de ciclosporina. Puede inducir agrandamiento gingival, que es preferible que sea tratado; aunque una adecuada educación higiénica y mantenimiento periodontal pueden prevenirlo.
d. Empleo de corticosteroides. Conlleva a una deficiencia de las glándulas suprarrenales, esto convertirá al paciente en muy sensible al estrés físico
y mental. La suplementación esteroidea debe ser
considerada en casos de atención de infecciones
agudas bucodentales y cuando el procedimiento
dental por su duración o intensidad en las manipulaciones así lo requiera, como puede ser por extracciones dentales y procesos quirúrgicos. El cuadro
7–7 sugiere un esquema simplificado de suplementación esteroidea útil para manejo odontológico. Es
deseable la hospitalización para casos quirúrgicos,
al menos sobre la base de atención ambulatoria.
Véase el capítulo 8 para manejo de urgencias y
atención bajo anestesia general, y para ahondar en
detalles de protocolos específicos para pacientes
que requieran, suplementación esteroidea.
(Capítulo 7)
hospitalariamente, en colaboración del equipo médico. La
terapia profiláctica antibiótica puede estar indicada por la
inmunosupresión aumentada, para prevenir septicemias.
El estado de rechazo agudo usualmente se presenta los primeros 15 días después de la colocación del injerto o puede
ser recurrente y presentarse dentro de los estados de rechazo crónico.
Exámenes complementarios
En la etapa previa a la implantación orgánica, el paciente
expresará un estado de insuficiencia renal terminal, de tal
manera que los exámenes complementarios serán los que
han sido indicados antes en las secciones de Insuficiencia
renal crónica y Diálisis. Entre ellos se encuentran la química sanguínea (urea y creatinina), biometría hemática (anemia), cuenta plaquetaria, función plaquetaria (Ivy) y antígeno de superficie para hepatitis B. En la etapa de
estabilidad postrasplante, durante las visitas de mantenimiento de la salud oral, probablemente no sea necesario
realizar exámenes, sólo en aquellos casos en que se vaya
a realizar tratamiento dental electivo, sobre todo los quirúrgicos, donde serán recomendables exámenes como los
mencionados en la parte superior del párrafo. De igual manera se realizarán en caso de manifestación de rechazo
agudo o crónico del injerto, los cuales posiblemente están
disponibles en el expediente médico del paciente y será
manejado para superar el estado de rechazo.
En caso de infecciones será mejor utilizar exámenes
de sensibilidad microbiana, para emplear antibióticos
específicos y porque las infecciones en pacientes con deficiencia inmunitaria pueden ser por microorganismos atípicos, como los que usualmente se desarrollan en otra parte
del organismo o del los considerados como flora normal
oral. En los casos de infecciones de manejo rebelde o de
estomatitis infecciosas crónicas, está indicado el uso de
cultivos microbianos.
Consideraciones farmacológicas
Fase de rechazo crónico del injerto
El rechazo crónico de un aloinjerto es insidioso, los síntomas de disfunción renal reaparecerán en grado de severidad variable y en aumento. La terapia de inmunosupresión
será intensa, tanto por el tipo de fármacos, combinaciones
y dosificaciones adoptadas. Las complicaciones de manejo odontológico se manifestarán por riesgo infeccioso incrementado y por aquellas que impone la insuficiencia
renal, por lo que los procedimientos de cirugía bucal o periodontal de urgencia deben ser evitados, hasta que estos
factores limitantes sean controlados. La terapia de profilaxis antimicrobiana en este caso debe ser implementada con
fármacos específicos que se acuerden con el médico responsable.
Fase de rechazo agudo
El paciente entra en un estado de extrema urgencia, se encuentra gravemente afectado y los procedimientos de inmunosupresión para evitar el rechazo serán incrementados. Por ello, los procedimientos odontológicos deben ser
evitados, sólo en caso de gran urgencia se debe intervenir
A pesar que el paciente trasplantado ha recuperado gran
parte de su función renal, ésta no es total, consecuentemente no todos los fármacos de uso odontológico pueden ser
utilizados, unos por su efecto renal desfavorable y otros
por las posibles interacciones con ciclosporina (cuadro
7–8), que es un fármaco base para la aceptación y conserva-
Cuadro 7–8. Interacciones farmacológicas
de la ciclosporina y fármacos de
uso odontoestomatológico
Incremento del riesgo de nefrotoxicidad
Anfotericina B
Diclofenaco
Indometacina
Vancomicina
Incremento del valor sanguíneo de ciclosporina
Anfotericina B
Ketoconazol
Eritromicina
Alteraciones renales 119
vación de injertos orgánicos. Algunos fármacos de empleo
odontológico puede ser evitado y otro deberá ser sometido
a ajustes en la dosificación (cuadro 7–3). Los anestésicos
locales son bien tolerados, el uso de vasoconstrictores en
ellos está indicado en la medida que no sobrepasen 0.2 mg
de epinefrina o 1 mg de levonorepinefrina, lo que equivale
a 11 cartuchos anestésicos; un margen de seguridad adecuado es 0.054 mg de epinefrina equivalente a tres cartuchos de anestésico a una concentración de 1:100,000. El
estado hipertensivo asociado a la disfunción renal es otro
parámetro de selección; no se recomienda el uso de anestésicos con vasoconstrictor adrenérgico, cuando las cifras
aún bajo tratamiento médico sean mayores a 160 mmHg en
la presión sistólica y 100 mmHg en la diastólica. En tales
casos no será el uso de vasoconstrictores alternativos la
conducta clínica sino el mejor control de la tensión arterial.
MANIFESTACIONES ORALES
Las manifestaciones en boca se pueden dividir entre aquellas relacionadas de manera directa con la enfermedad o
como efecto de complicaciones secundarias farmacológicas. Pueden estar presentes una palidez depauperante y hemorrágica, por alteraciones en la cuenta plaquetaria. Es
posible observar crecimientos gingivales y formación de
vesículas en la mucosa oral, como efecto secundario desfavorable al uso de ciclosporina, hasta en 25% de los pacientes. El efecto sobre la encía puede ser disminuido y combatido con adecuada higiene oral y programas de constante
atención preventiva: mantenimiento dentoperiodontal; la
eliminación quirúrgica de la hiperplasia gingival puede ser
requerida por razones de apariencia y para poder aplicar
mejores medidas de higiene y preventivas dentales. Consultar capítulo 22.
El estado de inmunosupresión en grado variable en
las diferentes fases del estado postrasplante, siempre significará un riesgo latente para el desarrollo de infecciones
bacterianas (típicas o atípicas de los distintos órganos de la
cavidad oral), micóticas y virales. Pueden presentarse infecciones de bacterias no usuales en el ambiente oral como
las entéricas. Las afecciones por hongos más frecuentemente identificadas corresponden a las diferentes especies
de Candida, siendo la candidiasis seudomembranosa una
manifestación clínica esperada en estados de inmunosupresión severa.
Las infecciones virales pueden ser de etiología distinta, principalmente las causadas por los diferentes tipos
de herpes, entre las que destacan las provocadas por citomegalovirus, seguidas en frecuencia por herpes simple,
zoster y el Epstein–Barr. El signo de lengua pilosa puede
estar presente en el paciente con trasplante renal, causado
por el virus Epstein–Barr; tal signo no es exclusivo para los
pacientes con VIH, cualquier tipo de inmunosupresión
hace sensible a los pacientes a infecciones por esta variedad de virus herpes.
En la medida que la azoemia mejore (exceso de urea y
otros productos nitrogenados en sangre) la halitosis disminuirá y como beneficio secundario todos aquellos cambios
relacionados con el sentido del gusto (disgeusia); sin embargo, pueden persistir remanentes menores de esta condiciones clínicas. Es probable que disminuyan en grado significativo la sintomatología asociada a estomatitis urémica,
como el ardor y las ulceraciones de la mucosa oral.
Radiográficamente el aspecto óseo se mantendrá o
mejorará en la medida que se restablezca la función renal;
pueden persistir los espacios medulares aumentados, así
como rarefacciones u osteoesclerosis localizadas y falta de
definición de la lámina dura alveolar.
BIBLIOGRAFÍA
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8
Alteraciones endocrinas
José Luis Castellanos Suárez, Laura María Díaz Guzmán, Óscar Gay Zárate
de los productos y subproductos que elaboran las “células
diana”. Otra forma de regulación hormonal es la que se observa por la inducción de glándula a glándula, como sucede
con la adenohipófisis, la cual regula la función de otras
glándulas. La hipófisis a su vez también es regulada por la
existencia de hormonas circulantes y por elementos neurológicos (eje hipotálamo–hipofisiario). Los cambios endocrinológicos se caracterizan por una inadecuada secreción
hormonal (hipersecreción o hiposecreción) de glándulas
internas que regulan el funcionamiento corporal a través
del control de las funciones celulares o estímulos de éstas.
INTRODUCCIÓN
Las alteraciones endocrinas tienen gran importancia médica y dental. Para este capítulo, han sido escogidas sólo un
número reducido de ellas, ya sea por su mayor prevalencia
o su significancia clínica. Serán revisados los estados hipertiroideos e hipotiroideos en vista que dichas condiciones mal o no controladas exponen a riesgos fatales; el manejo médico de estas enfermedades también impone
ciertas consideraciones en el manejo quirúrgico bucal y en
la selección farmacológica, ya que se observan algunas sinergias desfavorables. También se presentan las alteraciones de las glándulas suprarrenales, haciendo énfasis en las
hipofunciones secundarias (iatrogénicas), en vista del uso
extendido y creciente de corticosteroides que se observa en
la práctica médica para un número importante de padecimientos. Alteraciones de la secreción pancreática como
diabetes, no pueden ser excluidas tanto por la frecuencia de
su aparición como por las implicaciones orales y periodontales que se le conocen.
La función endocrina consiste en la transmisión de un
“mensaje biológico” por una sustancia química (hormonas
o precursores químicos) sintetizada in vivo por el sistema
neuroendocrino diseminado o difuso, y que actúa sobre receptores específicos. La función metabólica es la suma de
procesos físicos y químicos por medio de los cuales se produce y conserva la sustancia viva organizada (anabolia),
así como la transformación por medio de la cual queda
energía disponible para que la emplee el organismo en sus
funciones básicas (catabolia).
Las alteraciones endocrino–metabólicas se refieren a
secreciones de glándulas internas que regulan el funcionamiento corporal a través del control o estímulos de las funciones celulares. A los productos de secreción se les conoce
como hormonas y se les denomina de acuerdo con el tipo de
glándula que la segrega. La secreción de una hormona está
mediada por complejos mecanismos autorreguladores que
detectan la cantidad de hormona circulante en la sangre o
ALTERACIONES TIROIDEAS
Las hormonas tiroideas son tiroxina (T4), triyodotironina
(T3) y calcitonina; las dos primeras regulan el metabolismo
celular, la tercera junto con la vitamina D, la homeostasia
del calcio sérico. La secreción de las hormonas T3 y T4 está
regulada por la hormona estimulante de la tiroides (TSH),
la cual es producida en la región anterior de la hipófisis
(adenohipófisis). La disminución de la concentración sanguínea de T4 y T3, estimulará la secreción de TSH, cerrándose el ciclo funcional. Precediendo la descripción de los
padecimientos más comunes, pudiera ser pertinente la
aclaración de alguna terminología relacionada con las alteraciones tiroideas.
Bocio. Es el aumento de volumen de la glándula tiroides. Dicho aumento puede observarse en estados de normalidad (eutiroideos), de hipofunción e hiperfunción. No
caracteriza alguna enfermedad en particular. Puede haber
agrandamiento en el denominado bocio endémico, en el
cual el estado metabólico del paciente es normal, la glándula se agranda para compensar la carencia ambiental de
yodo, el crecimiento es difuso. Agrandamientos similares
se observan en estados hipotiroideos, enfermedad de Graves y en el bocio tóxico multinodular. En procesos inflama-
121
122 Medicina en odontología
torios de la glándula tiroides (tiroiditis) de etiología infecciosa e inmunitaria (tiroiditis de Hashimoto) es posible
observar un crecimiento difuso o localizado con sintomatología dolorosa. Los crecimientos relacionados con neoplasias tienden a ser nodulares, unilaterales, o ambos.
Tirotoxicosis o hipertiroidismo. Término que describe el exceso de T4, T3, o ambas. Etiológicamente las razones de esta hipersecreción varían desde la presencia de
un tejido ectópico excedente (ovarios, conducto tirogloso,
lengua), mecanismos inmunitarios alterados, hasta condiciones neoplásicas de la glándula misma o de la adenohipófisis.
Hipotiroidismo. Disminución o ausencia de hormonas tiroideas. Como en la tirotoxicosis, la etiología puede ser
variada, existen estados hipotiroideos por falta de estimulación hipofisiaria o por defectos hipotalámicos que fallan en
estimular la adenohipófisis. La ausencia o destrucción de la
glándula es otra razón que se observa en los casos de defectos congénitos de desarrollo, por cirugía ablativa de la glándula en casos de hipertiroidismo o neoplasias, por destrucción glandular por radiación (yodo radiactivo) para control
hipertiroideo o por destrucción inmunitaria como sucede en
la tiroiditis de Hashimoto. Otras causas conocidas son defectos hereditarios en la biosíntesis de hormonas tiroideas,
carencia ambiental de yodo y la interferencia en la producción hormonal por fármacos como fenilbutazona
(AINE), cobalto (eritropoyético) y ácido paraaminosalicílico (antituberculoso).
BOCIO SIMPLE
El bocio simple no tóxico se presenta como un efecto compensador de la glándula cuando hay factores externos o internos que interfieren con una adecuada secreción de T3 y
T4. Esto mantiene al paciente en un estado eutiroideo. El
aumento de volumen observable es debido a hipertrofia,
hiperplasia e hipervascularidad de la tiroides. Sus complicaciones son estéticas, pudiendo llegar a ser funcionales
por compresión de las estructuras vecinas. Eventualmente
el bocio simple no atendido puede evolucionar hacia estados tirotóxicos (bocio tóxico multinodular).
ENFERMEDADES HIPOTIROIDEAS
Como fue referido antes, pueden ser varias las razones que
lleven a estados hipotiroideos, dos de las más referidas son
el cretinismo o hipotiroidismo infantil y mixedema o hipotiroidismo del adulto.
En el primero, la facies, así como la falta de desarrollo
y crecimiento mental y corporal del infante son característicos. Odontológicamente se observa macroglosia, maloclusión y retardo eruptivo con alteraciones estructurales
dentales, principalmente radiculares.
En el mixedema o hipotiroidismo del adulto los síntomas pueden ser insidiosos y no específicos en su inicio, se
presenta aletargamiento, cambios menores gastrointestinales como estreñimiento e intolerancia al frío. Más avan-
(Capítulo 8)
zada la enfermedad los cambios sobre el estado de alerta
y la actividad motora son más evidentes, haciendo lucir al
individuo torpe. Puede haber aumento de peso y cambios
en piel y adelgazamiento de uñas y cabello. En una enfermedad establecida se observa una acumulación intersticial
generalizada de mucopolisacáridos que se conoce como
mixedema (signo por el cual la enfermedad toma su nombre), la cual produce una apariencia edematosa en cara y
extremidades.
Muchos pacientes que fueron hipertiroideos, debido
al tipo de tratamiento recibido (cirugía ablativa, destrucción glandular por yodo radioactivo, cirugía hipofisiaria en
acromegalia, etc.), terminan siendo hipotiroideos con signos leves o graves dependiendo del manejo médico posoperatorio.
El control de un estado hipotiroideo se logra con terapia sustitutiva a base de hormonas tiroideas sintéticas: levotiroxina y liotironina (nombre de la triyodotironina sintética). Se usan solas o en combinación, es más común el
uso de levotiroxina. El médico irá ajustando la dosis hasta
encontrar la adecuada para cada paciente. La terapia sustitutiva es de por vida. En el hipotiroidismo infantil, los efectos que causa la deficiencia hormonal serán menores mientras más temprano se establezca la terapia tiroidea; sin
embargo, los daños cerebrales ya evidentes presentan poca
recuperación a pesar del establecimiento de la terapia sustitutiva. Los pacientes mal controlados pueden presentar
respuestas desfavorables a los analgésicos, anestésicos y
tranquilizantes; ante un metabolismo celular disminuido se
pueden observar complicaciones reparativas. En descompensaciones graves es posible el desarrollo de coma hipotiroideo.
ENFERMEDADES HIPERTIROIDEAS
Entre las enfermedades hipertiroideas la más común es la
de Graves, puede ocurrir en cualquier edad siendo más frecuente en mujeres entre el tercero y cuarto decenio. Se caracteriza por tirotoxicosis con bocio difuso, oftalmopatía
y dermopatías. Su etiología es singular y se origina por
cambios inmunitarios en los cuales se observa la producción de inmunoglobulinas tipo G, que por cambios en el tejido tiroideo o tal vez por la competencia que los receptores
tiroideos producen aumento tanto de la fijación de yodo,
del metabolismo tiroideo intermedio, como de la actividad
de adenilciclasa tiroidea y crecimiento hiperplásico de la
glándula.
A esta globulina se le conoce como “estimulador tiroideo de larga duración” (LAST, siglas en inglés de Long–
acting thyroid stimulator). Otro aspecto inmunopatológico
asociado es la infiltración inflamatoria, principalmente por
macrófagos y linfocitos de los tejidos, esto es lo que produce el exoftalmos en los pacientes con enfermedad de Graves
al infiltrarse en los tejidos retrooculares. Los principales signos de la enfermedad de Graves son piel lisa, enrojecida,
caliente y húmeda debido a vasodilatación periférica y
sudoración excesivas; mixedema pretibial; bocio difuso;
taquicardia y pulso aumentado en frecuencia, fuerza y amplitud; temblor y debilidad muscular. En individuos jóve-
Alteraciones endocrinas 123
nes prevalecerá nerviosismo, intranquilidad y signos de
consumo corporal.
En personas adultas o viejas, los signos cardiovasculares sobresalen de los demás, pudiendo agravarse usualmente los padecimientos preexistentes induciendo a elevación de la tensión arterial, arritmias e insuficiencia
cardiaca congestiva. Como cualquier estado tirotóxico mal
atendido, puede inducir a una crisis hipertiroidea, la cual
es un estado de alarma que puede ser fatal; estados de demanda mental y física como infección, trauma y procedimientos dentales pueden inducirla; el cuadro se manifiesta
por un aumento de los signos y síntomas arriba referidos.
El tratamiento de la enfermedad de Graves es variado
y muchas veces depende de la experiencia del médico a
cargo. Existen dos modalidades, una trata de evitar a través
del uso de sustancias que bloquean la síntesis hormonal
(agentes antitiroideos), la hiperfunción de hormonas tiroideas. El compuesto más empleado es el propiltiouracilo,
seguido por el metimazol (tapazol y carbimazol). El
segundo abordaje es la eliminación del tejido glandular por
medio de cirugía o por destrucción radioactiva con radioisótopos yodados.
No es raro en los pacientes adultos que compuestos
reguladores de las funciones cardiovasculares como los
bloqueadores adrenérgicos (propranolol), sean empleados en conjunción con algunos de los procedimientos antes
descritos. Es común que posterior a cirugía o manejo con
radioisótopos los pacientes se conviertan en hipotiroideos,
en tales casos estarán recibiendo hormonas sintéticas sustitutivas.
Otra enfermedad, el bocio multinodular, es un padecimiento que sigue a un estado crónico de bocio no tóxico.
Se presentan signos parecidos a la enfermedad de Graves;
sin embargo, en vista que el exoftalmos es de distinta etiología, no está presente en el bocio multinodular. Su manejo
es preferentemente a través del uso de radioisótopos yodados; por ser una enfermedad de la edad adulta y senil, este
procedimiento es más conveniente que la cirugía. Puede
ocurrir hipotiroidismo como ya se explicó antes.
Los adenomas, en particular el folicular, por ser neoplasias diferenciadas, pueden tener la función autónoma de
secreción de hormonas tiroideas produciendo tirotoxicosis. El bocio que se produce es usualmente unilateral, del
Cuadro 8–1. Frecuencia de alteraciones
endocrinas en 17,043 pacientes solicitantes
de atención dental. Universidad de la Salle
Bajío. León, Gto., México
Enfermedad
Padecimientos
endocrinos
Número de
pacientes
Frecuencia (%)
1,135
6.65
Diabetes mellitus
466
2.73
Hipotiroidismo
91
0.53
Hipertiroidismo
61
0.35
lado donde se encuentre el adenoma. Su manejo es quirúrgico y debe ser determinada la capacidad del tejido glandular sano, para ofrecer un estado eutoroideo al paciente. El
cuadro 8–1 muestra la frecuencia de problemas tiroideos
detectados en pacientes que acuden a la consulta dental.
Signos de excitación, aletargamiento, nerviosismo y
sudoración excesivos, lentitud metal y, por supuesto, la
presencia de bocio pueden ser sugerentes de estados tiroideos (hiper o hipo). Algunas preguntas en el cuestionario
de salud para uso odontológico que pueden ayudar al dentista a sospechar de estados tiroideos pueden ser las siguientes:
¿Sufre de palpitaciones (taquicardia) o problemas
del corazón?
¿Sufre de problemas emocionales o “nervios”?
¿Ha sido sometido a radiación o tratamiento contra cáncer?
¿Ha estado hospitalizado(a)?
¿Toma usted constantemente algún medicamento?
¿Ha padecido bocio o problemas de tiroides?
MANEJO ODONTOLÓGICO.
ALTERACIONES TIROIDEAS
Trabajo interdisciplinario
En las alteraciones tiroideas, el contacto médico es fundamental. En caso de detectarse estados relacionados con hipofunción o hiperfunción sin control médico, los riesgos
de atención dental por el estrés ambiental y la mala respuesta al uso de fármacos son notorios. Si el paciente
declara ser hipertiroideo o hipotiroideo tendrá que confirmarse con el médico tratante la adecuada respuesta al tratamiento y la sensibilidad que el paciente pudiera tener para
caer en estados de alarma como son la crisis tiroidea o el
coma mixedematoso en su caso. Se debe recordar que dependiendo del tipo de tratamiento muchos pacientes hipertiroideos se convierten en hipotiroideos, por lo que el control de este tipo de insuficiencia hormonal tendrá que
analizarse.
Respecto a los aspectos farmacológicos deberá tomarse nota exacta de los fármacos que toma el paciente,
pues los antitiroideos, los sustitutos hormonales y los bloqueadores presentan fáciles sinergias con los fármacos
de uso y prescripción dental. El uso de anestésicos locales
con vasoconstrictores debe ser discutido.
Recomendaciones y adecuaciones
durante la consulta
Para evitar complicaciones cardiovasculares principalmente, se debe estar seguro del grado de eutiroidismo del
paciente como antes fue indicado; debe ser recordado que
los pacientes hipotiroideos soportan deficientemente los
fármacos depresores del sistema nervioso central. En los
estados hipotiroideos es de esperarse una deficiencia meta-
124 Medicina en odontología
bólica celular, la cual puede provocar que los procesos
reparativos sean defectuosos y que pueda haber infecciones agregadas de repercusión local, general, o ambas. Los
resultados quirúrgicos orales y periodontales pueden ser
deficientes, inclusive destructivos en pacientes hipotiroideos controlados de manera inadecuada.
Un paciente sin control no debe recibir atención en el
consultorio dental, sólo medidas paliativas, haciendo uso
prudente de los antibióticos y los analgésicos (veáse adelante, Consideraciones farmacológicas). De ser necesaria
la intervención por razones de extrema urgencia, deberá
realizarse en medio hospitalario y bajo la responsabilidad
y vigilancia de un médico, quien debe estar preparado para
evaluar y manejar un estado crítico como el coma (hipotermia, bradicardia, hipotensión y convulsiones).
No se debe intervenir odontológicamente a un paciente en quien se sospeche alguna alteración tiroidea o se observen signos, síntomas, o manejo médico inadecuado. Al
paciente se le debe indicar continuar su esquema terapéutico. En el hipertiroideo es necesario vigilar que siga tomando adecuadamente los fármacos antitiroideos, si ésa
fuera la terapia indicada para su caso.
En los pacientes con cirugía o que hayan utilizado
compuestos radioactivos, es mejor aplazar el tratamiento
dental hasta que la terapia sustitutiva haya sido indicada y
evaluada, para alcanzar un estado eutiroideo en el paciente.
La dosificación hormonal varía de paciente a paciente, aun
en el mismo paciente depende de la edad y condicionantes
como actividad física y desgaste mental, por lo que un individuo puede responder de manera muy diferente bajo un
ambiente cotidiano como el de su trabajo por ejemplo, o el
de un consultorio dental; por lo anterior, el estomatólogo
siempre debe estar alerta de la adecuada respuesta a la terapia hormonal sustitutiva. Al presentarse los menores signos de hipotiroidismo es mejor establecer interconsulta
médica y suspender las actividades odontológicas hasta la
estabilización del paciente. Un hipertiroideo bajo terapia
con radioisótopos puede presentar una crisis secundaria a
la presión emocional dentro del consultorio dental, mientras no hubiera sido suficiente el tejido tiroideo eliminado
por la radiación; por lo anterior, ya ha sido indicado el inicio del tratamiento dental hasta que la terapia radioactiva
haya sido terminada.
En caso de sospecha de coma mixedematoso o crisis
hipertiroidea, se debe procurar asistencia médica hospitalaria.
Exámenes complementarios
Es preferible que el médico realice los exámenes funcionales tiroideos, tanto los que sirven para diagnóstico, como
los necesarios para valorar el control de la enfermedad, dependiendo del intercambio de información que el cirujano
dentista tenga con el médico tratante.
La biometría hemática y las pruebas de coagulación,
sobre todo el tiempo de protrombina (TP), estarán indicados cuando el paciente hipertiroideo esté tomando fármacos antitiroideos como propiltiouracilo o metimazol, los
cuales son usados para inhibir la formación de tiroxina
(T4), ya que son productos que pueden inducir agranuloci-
(Capítulo 8)
tosis e hipoprotrombinemia. Cuando el paciente hipertiroideo esté tomando propranolol, también deberá incluirse un
recuento plaquetario, pues este producto induce a trombocitopenia.
Consideraciones farmacológicas
Cuando haya exceso de hormonas tiroideas circulantes, ya
sea porque el paciente no esté controlado o porque está recibiendo suplemento de hormonas sintéticas o naturales
(ya en desuso por su estandarización defectuosa), el uso de
anestésicos con vasoconstrictor adrenérgico es delicado,
ya que se pontencializa la acción de compuestos como
adrenalina y levonoradrenalina (presentes en anestésicos
como xilocaína y carbocaína, respectivamente), pudiendo
provocar severos cambios en el ritmo, frecuencia y gasto
cardiacos.
La mezcla de los mismos compuestos adrenérgicos
con el propranolol, que con frecuencia es indicado en personas adultas y de edad avanzada para compensar alteraciones cardiacas del ritmo, puede producir taquicardia y
arritmia en hipertiroideos o hipotiroideos con exceso de
hormona prescrita médicamente.
Los pacientes hipotiroideos son sensibles al efecto de
muchos fármacos, por lo que se debe disminuir la dosis en
pacientes sopechosos de hipotiroidismo mal compensado.
La lista de estos medicamentos está compuesta por analgésicos, anestésicos, barbitúricos, hipnóticos y tranquilizantes. Si se requiere una premedicación ansiolítica se prefiere
aprovechar el efecto sedante ligero de algunos antihistamínicos para este propósito.
Manifestaciones orales
En el hipotiroidismo infantil o cretinismo, la piel de la cara
puede presentarse gruesa, seca y arrugada. Los labios lucirán abultados y la boca permanecerá entreabierta por factores como son macroglosia y maloclusión, ya que la mandíbula siempre estará subdesarrollada en relación con el
maxilar, pudiendo mostrar en ocasiones alteraciones en el
crecimiento y desarrollo de los cóndilos. Debido a cambios
en la base del cráneo, los maxilares presentarán gran anchura. La suma de dichos cambios pueden exponer a la respiración bucal.
Respecto a componentes dentales y periodontales, se
observarán procesos de exfoliación y erupción retardados
(en ambas denticiones); la encía puede parecer esponjosa
o presentar hiperplasia irritativa secundaria a la resequedad que causa la respiración bucal. En ocasiones, la hipocalcemia produce retraso en la cronología dental y la dentición se presenta con hipoplasia adamantina, pudiendo
haber cambios radiculares como permanencia de ápices
abiertos, apariencia de raíces cortas y cámaras pulpares
amplias por formación lenta de dentina. La variedad de los
cambios dependerá de la época de inicio de la enfermedad
y de la prontitud con que se hubieran establecido medidas
compensatorias.
En el adulto también hay cambios cutáneos, volviéndose la piel seca. Los cambios más importantes los producirá el mixedema mismo, dando a la cara una sensación de ple-
Alteraciones endocrinas 125
nitud, agrandándose además labios, nariz y orejas. También
se observará macroglosia que induce a la respiración bucal,
ésta a resequedad de la boca y, finalmente, a la propensión
a caries y enfermedad periodontal. En ocasiones, siendo
parte de un síndrome con otras enfermedades endocrinas
y alteraciones inmunitarias, el hipotiroidismo puede presentarse con manifestaciones de candidiasis bucal de control rebelde.
En el hipertiroidismo, puede observarse intraoralmente una erupción precoz con aumento a la sensibilidad
cariosa por consumo compensatorio de carbohidratos para
satisfacción de necesidades calóricas. Puede haber mayor
susceptibilidad a enfermedad periodontal por la misma
causa.
En la lengua puede encontrarse tejido ectópico tiroideo funcional, remanente del conducto tirogloso. El hueso
de los maxilares pueden mostrar ensanchamiento del patrón trabecular, disminución de lámina dura y existe un
aumento en la incidencia de quistes mandibulares semejantes a granulomas de células gigantes. Los fármacos antitiroideos (carbimazol) pueden llegar a producir agranulocitosis secundaria y la aparición de úlceras orofaríngeas
recurrentes. Los cambios cutáneos faciales ya han sido
descritos tomando como modelo la enfermedad de Graves.
Plan de tratamiento
Debido a la sensibilidad ya mencionada a caries y enfermedades periodontales, se deben imponer en estos pacientes
medidas muy estrictas de control de placa dentobacteriana.
En pacientes con cretinismo y la consecuente afección
mental, es conveniente instruir a otras personas de la familia en estos procedimientos. Véase Capítulo 13 sobre Enfermedades Neuropsiquiátricas.
En los casos de hipotiroidismo infantil controlado,
sólo se proveerá de saneamiento básico, ya que los pacientes pueden ser muy poco cooperadores para los procedimientos quirúrgicos o para la elaboración de prótesis fija;
los aparatos removibles de cualquier tipo estarán contraindicados.
La sedación o anestesia general con propósitos restauradores es una decisión delicada por la susceptibilidad
ya mencionada a anestésicos y depresores del SNC; debe
ser valorado el riesgo contra el beneficio entre el médico
tratante, el anestesiólogo y el cirujano dentista.
En los casos de hipotiroidismo primario o secundario
controlado en el adulto, el manejo del paciente es más sencillo, debe insistirse sobre la condición cariosa y periodontal sin que estén contraindicados procedimientos protésicos. En los casos en que la candidiasis crónica acompañe
al cuadro, se recomienda la elección de prótesis de tipo fija
contra la removible, en vista de que esta última siempre
será un reservorio que expondrá a la recontaminación micótica.
La elección para la colocación de implantes debe ser
discrecional, de acuerdo con la experiencia del cirujano y
del rehabilitador bucal, ya que los estados de osteoporosis
han sido reconocidos tanto en pacientes hipertiroideos
como hipotiroideos.
INSUFICIENCIA ADRENAL
Las glándulas suprarrenales se encuentran situadas sobre los
riñones, son de pequeño volumen y se dividen funcional y
estructuralmente en médula, que secreta catecolaminas
(adrenalina y noradrenalina) y corteza que secreta sobre todo esteroides como los mineralocorticoides (aldosterona) y
glucocorticoides (cortisol), además de andrógenos (dehidroepiandrosterona) y estrógenos. Como en cualquier otra
glándula pueden presentarse tanto hiperfunción como hipofunción, presentándose cuadros muy variados, dependiendo
del tipo de hormona que se vea involucrada; por ejemplo, el
exceso de cortisol produce síndrome de Cushing y su disminución enfermedad de Addison; el aumento de aldosterona
puede producir alcalosis metabólica hipocalcémica debido
a que regula el volumen de líquidos extracelulares y la
retención renal de sodio; la sobreproducción de andrógenos genera síndromes virilizantes y el de estrógenos feminizantes. La insuficiencia adrenal puede ser primaria
(enfermedad de Addison) o secundaria (causada iatrogénicamente por el consumo de fármacos esteroideos). Como
sucede con la secreción tiroidea, hay un eje secretorio talámico–hipofisiario–glandular, por lo que la regulación de
las diferentes hormonas adrenales se realiza mediante un
delicado balance. Los glucocorticoides tienen como efecto
principal la gluconeogénesis a expensas del anabolismo
proteico, por lo que afectan al metabolismo de carbohidratos, proteínas, lípidos y purinas; su exceso puede producir
estados de intolerancia a la glucosa (IG) y disminución
proteica, manifestándose como disminución de la masa
muscular, pérdida de matriz subcutánea y ósea evidente en
delgadez cutánea, estrías y osteopenia respectivamente,
hay alteración en los procesos cicatrizales, angiopatía y
fragilidad capilar que producen retardo en la reparación de
heridas, hipertensión y plétora, además de lo anterior puede verse comprometida la respuesta inmunitaria exponiendo al paciente a infecciones. El cortisol (hidrocortisona) es
el glucocorticoide más importante. Las siguientes líneas
serán orientadas principalmente a la función de los glucorticoides.
La secreción esteroidea depende de la estimulación
glandular por la hormona adrenocorticotrópica (ACTH),
en respuesta al factor liberador corticotrópico del hipotálamo (CRF); la estimulación de ambos compuestos está
regulada a la vez por las concentraciones endógenas y exógenas de cortisol y por mediadores en el sistema nervioso
central (SNC); las causas de aumento en la secreción de
cortisol pueden ser estrés, depresión, malignidad sistémica
asociada a carcinoma pulmonar, tumor hipofisiario secretor de ACTH o suprarrenal unilateral (adenomas), y finalmente, la más común que es la prescripción exógena de
corticosteroides sintéticos. Por otro lado, está documentado que en situaciones de alarma o tensión ambiental que
provoque estrés físico y mental, éstos causan una secreción
de corticosteroides por estimulación hipotalámica sobre la
hipófisis, la que acelera la producción de ACTH y ésta a su
vez la hipersecreción en glándulas suprarrenales. De tal
manera, la presencia de esteroides prescritos médicamente, puede reducir o eliminar la secreción de ACTH, cau-
126 Medicina en odontología
sando hipofunción o atrofia glandular, lo que puede llevar
a situaciones agravantes de la condición vital, cuando el
individuo en condiciones física o emocional extraordinarias, demanda un aporte esteroideo pronto y abundante. En
la enfermedad de Addison por razones como la infección
micótica (histoplasmosis, blastomicosis), tuberculosa, enfermedad autoinmunitaria y metástasis tumoral, se presenta insuficiencia adrenal por destrucción de la glándula. La
insuficiencia adrenal secundaria se presenta cuando el individuo requiere, bajo condiciones particulares (por lo general tratamiento de enfermedades autoinmunitarias); mayor participación esteroidea, y la glándula no es capaz de
proveerle el volumen adecuado, a la velocidad requerida;
como ya se dijo antes, es por exceso de esteroides exógenos que va disminuyendo, secundariamente a la falta de estímulo, la capacidad secretoria glandular hasta eliminarla
casi por completo.
Los glucocorticoides son usuales en medicina por su
capacidad antiinflamatoria y por manifestar efectos inmunosupresores. Los glucocorticoides afectan la capacidad
funcional de monocitos y macrófagos, producen cambios
en la quimiotaxia y migración de neutrófilos y provocan
cambios ostensibles particularmente en la función de linfocitos T. Lo anterior induce a que las respuestas inflamatorias sean reducidas o abolidas y que la capacidad de defensa inmunitaria no se presente plena o la respuesta
inmunológica no se manifieste cuando los fármacos esteroideos han sido elegidos para producir su bloqueo (inmunosupresión). Debido a las propiedades mencionadas, los
esteroides son empleados en el control de varias enfermedades autoinmunitorias y en otros procesos inmunopatológicos como artritis reumatoide, lupus eritematoso sistémico, eritema multiforme, asma, dermatosis, liquen plano,
pénfigo, penfigoide, alergias, trasplantes, etc. Su uso como
antiinflamatorio posoperatorio es discreto. Los efectos secundarios al uso prolongado de esteroides pueden ser riesgo
de crisis adrenal, infecciones agudas y crónicas y defectos
cicatrizales por infección agregada y falta de disponibilidad de proteínas que están siendo consumidas en la gluconeogénesis. Desde el punto de vista de manejo clínico dental, importan los pacientes que están o estuvieron tomando
durante el último año dosis suficientemente altas de esteroides para producir deficiencia glandular permanente o
transitoria. Una dosis diaria equivalente a 30 mg de cortisol
(hidrocortisona) es suficiente para causar crisis adrenales
por estrés físico o mental en un consultorio odontológico,
después de una semana de consumo. En general cuando se
consumen corticosteroides a altas dosis (300 mg/día), no es
hasta después de un mes que se observan cambios relacionados con insuficiencia adrenal; cuando se manejan corticoesteroides a dosis bajas, la insuficiencia adrenal se presentará
después o no se manifestará. Han sido ideados esquemas
de ingestión farmacológica terciados, de tal manera que el
paciente toma un día su medicamento y el otro no, con la
intención de evitar insuficiencia adrenal, pues los días que
no se administra sus glándulas son forzadas a funcionar. El
cuadro 8–2 muestra la equivalencia con hidrocortisona de
fármacos esteroideos de uso en medicina y estomatología;
por citar un ejemplo, 1.5 mg de dexamentasona equivalen
a 40 mg de hidrocortisona y pueden producir deficiencia
suprarrenal.
(Capítulo 8)
Cuadro 8–2. Equivalencia con 20 mg
de hidrocortisona de otros glucocorticoides
Corticoide
Cortisona
Dosis en mg
15.0
Prednisona
7.5
Prednisolona
7.5
Triamcinolona
4.0
Metilprednisolona
4.0
Dexametasona
0.75
Algunas preguntas del cuestionario de salud que conducen a la identificación del consumo de esteroides, pueden ser dirigidas hacia su ingestión o inducidas por las enfermedades que el paciente manifieste u otras que de
manera indirecta ayuden a la identificación, pueden ser las
siguientes:
¿Ha tomado constantemente algún medicamento
los últimos seis meses?
¿Existe algún padecimiento o enfermedad que no
le haya sido cuestionado?
¿Ha estado hospitalizado?
¿Ha padecido asma?
¿Es alérgico a alguna sustancia o medicamento?
MANEJO ODONTOLÓGICO.
INSUFICIENCIA SUPRARRENAL
Trabajo interdisciplinario
El contacto médico implica la indagación de varios aspectos:
Caracterización de la enfermedad o enfermedades
que estuvieran obligando al uso de corticosteroides en el paciente que se atiende. La propia enfermedad puede en sí, ser significativa para el manejo
odontológico. Antecedentes personales patológicos como asma, eritema multiforme, reacciones
desproporcionadas a piquetes de insectos, sensibilidad a algunos fármacos y otros, alertan al clínico
sobre la susceptibilidad inmunitaria de los pacientes (alérgica y autoinmunitaria), consecuentemente sobre las reacciones que pudieran tener a fármacos y sustancias de uso dental. Por otro lado es
importante identificar enfermedades como lupus,
liquen plano, pénfigo vulgar y penfigoide que pueden presentar lesiones orales que obliguen a la intervención estomatológica.
Posibilidad de supresión suprarrenal severa por la
dosis o duración del esteroide que se emplea, o
ambos. En caso de respuesta positiva debe discutirse la necesidad de emplear dosis complementa-
Alteraciones endocrinas 127
rias de esteroides durante la consulta dental. Al
médico se le debe comunicar el estrés físico y
mental que el paciente experimentó durante y después de la consulta, para que pueda tener una base
objetiva que le permita opinar sobre la conveniencia de la suplementación y en tal caso señalarse las
dosis y tipo de fármaco a prescribirse, y duración
del manejo suplementario. Se requerirán mayores
dosis y tiempos más prolongados de manejo en pacientes que han recibido altas dosis de esteroides,
pacientes aprehensivos, sesiones largas, procedimientos prolongados y actividades de cirugía bucal y periodontal.
Posibilidad de conservación de un estado hipofuncional (hiporreactivo) en pacientes que hayan tomado corticosteroides a dosis depresoras, durante
el último año. El abandono de un tratamiento con
esteroides, no implica el restablecimiento funcional de las glándulas, éste es siempre paulatino o
pudiera nunca ocurrir o sólo ser parcial. El periodo
de restablecimiento funcional secretorio puede
durar de 9 a 14 meses.
Otros aspectos como el empleo de antibióticos,
tanto para el manejo como para la prevención de
infecciones, debe ser discutido con el médico, por
supuesto en relación directa con las actividades
dentales por realizar. En pacientes con alteraciones cardiacas que requieran profilaxis antimicrobiana, se debe seguir un esquema de paciente inmunodeprimido, como el que se presenta en el
cuadro 3–6.
Recomendaciones y adecuaciones
durante la consulta
Las enfermedades autoinmunitarias pueden dar manifestaciones orales que requieran manejo odontológico, pero
también puede ser factores que interfieran con la manipulación de los tejidos blandos dificultando la atención dental
rutinaria.
En las personas con historial de enfermedades alérgicas diversas, se recomienda hacer la indagación sobre la
tolerancia específica, a cada producto (fármaco o material
dental) que presumiblemente se empleará durante el manejo dental (capítulo 11).
La respuesta de los pacientes con insuficiencia suprarrenal a la infección y cicatrización puede ser inadecuada,
por lo que es recomendable ejecutar procedimientos quirúrgicos que aseguren el cierre por primera intención; en un
procedimiento quirúrgico es preferible un colgajo amplio
que facilite y asegure los resultados quirúrgicos, que abordajes discretos que sólo causen trauma a los tejidos y logro de
objetivos pobres, por falta de acceso y visibilidad.
La preparación periodontal de los pacientes y el control de estomatítis infecciosas previos a manipulaciones
que impliquen incidir sobre los tejidos blandos, disminuyen el riesgo de contaminación y la posibilidad infecciosa.
Dentro del manejo de estos sujetos, estará primero el control de procesos infecciosos orales, periodontales y periapicales, antes que aquellos rehabilitadores. Los procesos
infecciosos piógenos deben ser atacados drásticamente,
pues el estado de depresión del paciente los puede complicar hasta convertirlos en letales. La misma agresividad y
tenacidad deben ser mostradas para estomatitis o infecciones crónicas como candidiasis.
La complementación esteroidea se requiere en procedimientos que acusen una sobredemanda física, emocional
o ambas, de tal manera que al manejar procesos infecciosos
orales o citar al paciente para la realización de procedimientos prolongados o quirúrgicos, es siempre conveniente considerar la posibilidad de complementación esteroidea. La
condición psicológica del paciente es otro parámetro para
la elección de la complementación. El tercer factor es el
grado de insuficiencia adrenal que está directamente relacionado con la dosis empleada y el tiempo de uso. El único
objetivo de la complementación esteroidea es evitar una
crisis adrenal, la cual se presenta con hipotensión, agitación, confusión, sudoración por hipertermia, cambios cardiacos como taquicardia, debilidad extrema con sensación
de vómito y dolor abdominal; hiperglicemia y confusión
metal pueden acompañar al cuadro clínico de descompensación. Los cuadros 8–3 y 8–4 presentan el esquema de
complementación esteroidea y del manejo de una crisis
adrenal, respectivamente. En los pacientes que tomaron
corticosteroides durante los últimos 12 meses, la posibilidad de crisis adrenal estará latente; si se crearan las condiciones que demandan una sobresecreción a las glándulas
como son los estados de alerta y alarma como usualmente
sucede en la consulta dental, aquella pudiera presentarse. En
estos pacientes la posibilidad de complementación debe ser
considerada.
Afortunadamente, la recuperación del sistema hipotálamo–hipófisis–glándula suprarrenal (HHA) es más veloz
que el restablecimiento funcional total de las glándulas
mismas y en sólo 14 días después de la suspensión del uso
de corticosteroides se puede observar la secreción suficiente como para que el paciente esté protegido de una crisis suprarrenal en el consultorio dental.
En síntesis, será requerida la complementación esteroidea en pacientes que estén tomando dosis de esteroides
mayores a 30 mg de hidrocortisona o su equivalente y en
que tengan menos de un mes de haber suspendido el uso de
corticosteroides. La dosis y la duración dependerán del estado emocional del paciente y de la agresión operatoria
planeada o resultante. La terapia de complementación sólo
se hace necesaria en los pacientes bajo el esquema de toma
alterna (cada tercer día), si se interviene al paciente el día
libre de toma de esteroides.
En el paciente con necesidad de complementación esteroidea, se debe establecer con toda anticipación, en combinación con el médico, el esquema preoperatorio, transoperatorio y posoperatorio a ser manejado (cuadro 8–3).
De manera profiláctica, puede considerarse la necesidad
de uso de ansiolíticos para asegurar la estabilidad emocional del paciente. Sin embargo, a pesar de los cuidados puede
presentarse una descompensación, por lo que deben tenerse
a mano los elementos para manejo de crisis adrenales (cuadro 8–4). Los casos de urgencia deben ser manejados siempre bajo suplementación esteroidea a base de hidrocortisona
que es un corticoesteroide de acción inmediata (véase cuadro 8–3).
128 S Medicina en odontología
(Capítulo 8)
Cuadro 8–3. Complementación esteroidea*
No es requerida:
S El día de la toma: pacientes que reciben esteroides en días alternos
S Pacientes con más de 30 días de haber suspendido ingestión de esteroides
S Pacientes que reciben o tienen menos de 30 días de haber suspendido la ingestión de esteroides en quienes serán
realizados procedimientos simples como interrogatorio, exploración física, toma de modelos y fotografías
S Pacientes con dosis diarias menores a 30 mg de hidrocortisona o su equivalente
Se requiere duplicar la dosis diaria:
S Pacientes que toman esteroides en días alternos, en su día libre
S Pacientes que tomaron esteroides en dosis mayores a 30 mg de hidrocortisona, dentro de los primeros 30 días de suspender la ingestión
S Pacientes que reciben dosis diarias mayores de 30 mg de hidrocortisona o su equivalencia
S Pacientes que vayan a recibir tratamiento dental simple como profilaxis, restauraciones, endodoncia, raspado y aislado
radicular
S Pacientes en las circunstancias anteriores que sean extremadamente aprehensivos
Se requiere triplicar o cuadruplicar la dosis diaria:
S Pacientes bajo las circunstancias del párrafo anterior que van a sufrir procedimientos quirúrgicos orales o periodontales
Tratamiento dental bajo anestesia general:
S Pacientes que tomaron esteroides en dosis mayores a 30 mg de hidrocortisona, dentro de los primeros 30 días de la
suspender la ingestión: aplicar 50 mg de hidrocortisona intramuscular la noche anterior, 100 mg de hidrocortisona intramuscular inmediatamente antes del acto operatorio y 10 mg/hora en el transoperatorio
S Pacientes que tomen dosis diarias mayores a 30 mg de hidrocortisona o su equivalencia: Deben recibir complementación diseñando cuidadosamente el esquema de aplicación con el médico responsable del paciente
Tratamiento de urgencias dentales:
S Pacientes que tomaron esteroides en dosis mayores a 30 mg de hidrocortisona, dentro de los primeros 30 días de suspender la ingestión, pacientes que tomen dosis diarias mayores a 30 mg de hidrocortisona o su equivalencia o pacientes
que toman esteroides en días alternados: el día libre; 100 a 200 mg de hidrocortisona intramuscular, una hora antes del
procedimiento. Duplicar la dosis habitual el día posterior al procedimiento
Nota: Es importante considerar en términos generales para estos pacientes que los esquemas de:
Dosis únicas, en las primeras horas del día suprimen o dañan menos
Dosis fraccionadas a lo largo del día suprimen o dañan más
* En todos los pacientes que sea requerida complementación debe disminuirse la dosis en los próximos 3 a 5 días hasta alcanzar la dosis diaria
usual, en decrementos diarios de la mitad de la dosis empleada. La dosis máxima empleada no debe ser mayor a 300 mg diarios de hidrocortisona o su equivalentes
Junto o independiente al uso de la terapia de complementación se aconsejan los siguientes procedimientos:
Cuadro 8–4. Crisis adrenal: manejo
a. Aplicación intravenosa de 100 mg de hidrocortisona en
30 segundos
b. Continuar con aplicación intravenosa de 100 mg en un
periodo de 6 a 8 horas. Se pueden utilizar otras vías
dependiendo de la condición del paciente
c. Se debe administrar glucosa a 5%. Un litro en un lapso
de dos horas. Ajustar dosis insulínicas en diabéticos
d. Se pueden indicar vasopresores, antipiréticos, analgésicos y tranquilizantes, en caso necesario
e. Apoyo y monitoreo continuo de la T. A. y la ventilación
S Usar técnicas y fármacos anestésicos que aseguren anestesia profunda. Los fármacos de acción
prolongada (MarcaínaR, DuranestR), pueden ser
también útiles.
S Trabajar con estos pacientes durante la mañana, ya
que su sistema HHA trabaja en base a ciclos circadianos y su fase más eficiente se encuentra de 5 a
9 a. m.
S Uso de sedantes de rango intermedio como los
diacepínicos en pacientes aprehensivos o en aquellos en que los procedimientos pudieran ser prolongados, quirúrgicamente agresivos, o ambos.
S Proteger posoperatoriamante a los pacientes con
analgésicos de rango intermedio a alto.
S Mantener la dosis elevada por varios días (cuadro
8–3), durante los que se estará atendiendo activa-
Alteraciones endocrinas 129
mente al paciente para realizar el mayor número
de actividades posibles. Esto evita el manejo constante de dosis de complementación y aquellas de
nivelación a la dosis cotidiana. Otra posibilidad
sería citar al paciente cada 2 o 3 semanas, para darle oportunidad de regresar a su condición habitual.
La condición cardiaca, la tensión arterial y el estado glucémico del paciente debieron haber sido evaluados previamente. La tensión arterial debe tomarse y registrase en
cada cita.
No es tan importante la brevedad de la cita para tratamiento, como el ambiente de tranquilidad y la seguridad
operatoria, para evitar desequilibrios.
Exámenes complementarios
La biometría hemática con cuenta diferencial pudiera estar
indicada, debido a los cambios en la distribución que puedan sufrir las células sanguíneas a la ingestión prolongada
de corticosteroides. Las cifras normales pueden ser confrontadas en el capítulo 9, sobre enfermedades sanguíneas.
El mismo examen está indicado cuando el clínico en odontología es quien requiere del uso de esteroides, como sucede
en el tratamiento de lesiones vesiculobulosas y liquen plano.
Es conveniente evaluar previamente la capacidad defensiva
del paciente por medio de su condición celular sanguínea,
verificando las cifras y distribución proporcional.
En infecciones bacterianas, los cultivos con antibiograma estarán indicados. Al paciente se le cubre con antibióticos de amplio espectro en espera del resultado que
indicará el empleo de antibióticos específicos.
Consideraciones farmacológicas
Desde el punto de vista de interacciones farmacológicas,
una de las más importantes es la que varios corticosteroides
tienen con el ácido acetilsalicílico, ya que se puede producir
hipoprotrombinemia, dependiendo del grado de severidad
pueden aparecer petequias orales, labiales y palatinas o, en
casos más severos, sangrado gingival. Pueden llegar a ocurrir complicaciones hemostáticas.
La ingestión de corticosteroides puede producir hipertensión arterial o agravar la ya presente, por lo que este
aspecto debe ser vigilado y compensado por el médico en
caso necesario. En pacientes de edad avanzada debe verificarse si los cambios en la tensión arterial han inducido
modificaciones cardiacas como insuficiencia, consiguiendo que se establezca el manejo compensatorio si fuese
necesario hacerlo.
Los corticosteroides son gluconeogénicos y pueden
elevar a partir de carbohidratos, lípidos y proteínas los valores de glucemia y producir temporalmente diabetes secundaria, o agravar un estado presente, exponiendo al riesgo de desequilibrio metabólico diabético. Otro conocido
efecto secundario de la ingestión esteroidea es la posibilidad de creación de úlceras pépticas, lo que obligará a ser
selectivo en los fármacos administrados por vía oral, o usar
otras vías.
Manifestaciones orales
En la insuficiencia adrenal sin tratamiento puede presentarse hiperpigmentación de piel y mucosas (figura 8–1)
como las que pueden ocurrir en enfermedad de Addison.
Su manejo a través de la prescripción de corticosteroides
puede provocar cambios orales como susceptibilidad infecciosa y alteraciones reparativas. La alteraciones infecciosas pueden ser bacterianas, pero las originadas por hongos son frecuentes y de difícil erradicación; los distintos
tipos de candidiasis que se implantan en las mucosas orales
de estos pacientes, son ejemplos de esta situación. Es posible que se observen petequias palatinas por hipoprotrombinemia, en particular cuando el fármaco es combinado
con salicilatos (figura 8–2). Puede presentarse retraso en el
crecimiento óseo y erupción dentaria, osteoporosis y malposición dental por consumo proteico aumentado, como
efectos secundarios del uso de corticosteroides, pudiendo
ser significativo para la elección de implantes y cirugía
estética maxilofacial. En pacientes con sobredosis esteroidea se pueden presentar condiciones similares a la hipersecreción corticoadrenal o síndrome de Cushing, el cual produce redistribución lipoidea y acuosa en el organismo con
la apariencia morfotípicamente obesa y aumento de depósitos grasos cervicodorsales; el paciente puede presentar
una facie pletórica y redonda, con hirsutismo y acné, debilidad muscular, oligomenorrea, voz viril, alteraciones
emotivas, además de que han sido descritos signos de alteración sensitiva táctil. Aunado a lo anterior es factible
encontrar engrosamientos gingivales y cambios en la sensibilidad epitelial oral.
Plan de tratamiento
Un paciente con deficiencia adrenal puede seguir todas la
etapas de un plan de tratamiento. Para su condición general
el control de procesos activos locales es conveniente, de tal
manera que la profilaxis dental, la enseñanza en el control
de placa dentobacteriana y el control carioso, periodontal
y de condiciones periapicales están altamente indicados.
La rehabilitación protésica no tiene otra contraindicación
que la adecuada programación de las citas y el evitar que
Figura 8–1. Lesión pigmentada de aparición reciente.
130 Medicina en odontología
Figura 8–2. Lesiones petequiales y equimosis palatinas
en paciente bajo tratamiento con metilprednisolona por
manejo de mantenimiento de lesión liquenoide.
sean demasiado prolongadas, como en ocasiones sucede
para la preparación de pilares protésicos.
Los procedimientos de cirugía periodontal y bucal deben ser valorados cuidadosamente junto con el médico tratante. Se debe discutir sobre la factibilidad de llevar a cabo
un procedimiento en el consultorio o intrahospitalario
como un paciente bajo cirugía ambulatoria. El grado de
agresión quirúrgica indicará la necesidad de fármacos de
apoyo incluyendo los antibióticos y enjuagues antisépticos. De ser posible, es preferible prescindir de antibióticos
profilácticos, pues al estarse manejando un estado de inmunosupresión, los resultados pueden ser impredecibles y
de cualquier manera tener que enfrentar a una infección secundaria, pero ahora con microorganismos que pudieran
ser atípicos, complicando el manejo antimicrobiano.
DIABETES
DESCRIPCIÓN GENERAL
(Capítulo 8)
sidad de La Salle del Bajío, se tienen reportados 466 pacientes adultos que demandan servicio dental con antecedentes de diabetes mellitus, de un total de 17,043 pacientes
examinados en el periodo de 1981 a 1997, esto es casi 3%.
De 2,313 pacientes que refieren tomar fármacos de algún
tipo, 2.25% corresponden a medicamentos antidiabéticos.
En el estado de Guanajuato es la segunda causa de muerte
antes de los trastornos tumorales y sólo después de los trastornos cardiovasculares con una cifra en el año de 1999 de
2,534 de un total de 21,753 defunciones y con una tasa de
52.6 (tasa por 100,000 habitantes).
Al ser un padecimiento de prevalencia relativamente
común, la diabetes mellitus siempre ha sido una enfermedad endocrina que ha preocupado a la profesión odontológica. Las razones son múltiples, de un lado están los cambios generales en la salud del paciente como pueden ser las
propias complicaciones diabéticas (coma, choque hipoglucémico), y las alteraciones cardiovasculares y renales,
por citar algunas. Por el lado de las complicaciones locales
están la sensibilidad infecciosa y las respuestas reparativas
anómalas que se pudieran observar en boca y la tendencia
a la destrucción periodontal. Otro aspecto sobresaliente de
las relaciones medicodentales de esta enfermedad, es que
si bien es cierto que el dentista depende de un adecuado
control diabético para el mejor resultado de sus procedimientos, está demostrado que el control diabético a su vez
es más fácil y más estable si se controlan los problemas
infecciosos e inflamatorios en la boca, particularmente los
periodontales.
Los avances en el conocimiento de la diabetes han sufrido serias modificaciones en años recientes; desde el
punto de vista odontológico se debe hacer un esfuerzo para
introducir esta información en el manejo de los pacientes
dentales con alguna condición diabética. Los cambios en
la medicina han sido muy marcados en la clasificación de
diabetes, basados en un concepto curativo y preventivo; ya
no se habla necesariamente de diabetes sino de estados que
temporal o sostenidamente se acompañan de hiperglucemia. Los avances en la patogenia de la enfermedad también
han sido sorprendentes, ya que tradicionalmente se hablaba de diabetes como una enfermedad necesariamente asociada a la carencia insulínica, en la actualidad un número
mayor de procesos han sido descritos; un estado hiperglucémico puede deberse a producción aumentada de carbohidratos, a falta de receptores celulares a la insulina o a retraso en la aparición insulínica.
Morbilidad y prevalencia actual
Etiología y patogenia
Según datos de la Asociación Mexicana de Diabetes
(1995) se estima que en México 8.2% de los adultos mayores de 20 años son diabéticos y la enfermedad ocupa la
cuarta causa de muerte en el país después de los problemas
cardiovasculares, tumorales y accidentales; tan sólo en el
año de 1999 de 443,950 defunciones documentadas a nivel
nacional se reportaron 45,632 muertes por esta causa con
una de tasa de 46.5 (1/tasa por 100,000 habitantes Fuente
SSA/DGEI). Por otro lado se calcula que 16 millones de
estadounidenses la padecen (4 a 6% de la población) y sólo
50% están diagnosticados. En la Clínica de Diagnóstico y
Medicina Bucal de la escuela de Odontología de la Univer-
Han sido descubiertas asociaciones genéticas, inmunitarias y ambientales, para que se presenten fallos en la producción, aprovechamiento o ambos, de la insulina. Otro
aspecto relevante del manejo contemporáneo de los pacientes diabéticos (hiperglucémicos), particularmente
para entender y solucionar los problemas estomatológicos
que en ellos se presentan, es que usualmente se discute sobre los cambios celulares y tisulares ocasionados por la incapacidad celular de captar glucosa; sin embargo, los daños que se producen en los tejidos por el exceso de glucosa
y los cambios que se presentan en las células que no dependen de la insulina para el ingreso intracelular de la glucosa,
Alteraciones endocrinas 131
pueden ser tan graves como los que se observan en las células y tejidos insulinodependientes; a este fenómeno se le
conoce como glucosilación no enzimática.
Dentro de la patogenia, existen células en el organismo que requieren de la presencia de insulina para promover el ingreso de glucosa a su interior y aprovecharla para
funciones energéticas, en cambio hay otras células como
las nerviosas que no requieren de la participación insulínica y la glucosa puede ingresar libremente. El exceso de
glucosa circulante afecta a ambos tipos de células, además
de elementos de la matriz extracelular como son las fibras
colágenas, produciendo en suma muchos de los cambios
clínicos que se observan como manifestaciones de la enfermedad y varias de las respuestas observadas al tratamiento
dental y manifestaciones orales de diabetes.
Células insulinodependientes. La carencia energética produce estados de hipofunción celular. En células
productoras de elementos estructurales como los fibroblastos, la colágena se produce en menor cantidad y calidad; en células efectoras como un leucocito, sus respuestas
pueden ser subumbrales. Ejemplos como los anteriores dan
explicación a observaciones clínicas dentales como son la
cicatrización retardada e infecciones agregadas, sensibilidad infecciosa y migración leucocitaria tardía (efecto reconocido en la enfermedad periodontal de los diabéticos).
Células insulinoindependientes. El aumento de glucosa extracelular obliga a un incremento de glucosa intracelular, lo cual no está exento de importantes cambios en
el metabolismo intermedio celular y en la captación intracelular de agua (lesión celular osmótica). Esto es lo que
produce la neuropatía periférica del diabético al dañarse
las células de Schwann y los cambios en la agudeza visual
por daño de los pericitos de los capilares retinianos. Los
efectos sobre la visión son los más complicados por la opacidad que causa la lesión osmótica en el cristalino. Estomatológicamente esto podría explicar ciertos cambios disestésicos y gustativos.
Cambios tisulares. La glucosa puede unirse a los
grupos amino de las proteínas sin participación enzimática, glucosilación no enzimática; la unión a la fibra colágena del tejido conectivo que sustenta a los vasos por ejemplo, puede ser reversible o irreversible, dependiendo de la
intensidad y duración de la hiperglucemia. Las paredes y
membrana basal vasculares son áreas preferenciales para
la acumulación de estos agregados, los cambios funcionales principales se observan en la permeabilidad a sustancias sanguíneas y migración celular. La glucosilación de
proteínas de baja densidad en las paredes de los vasos mayores favorece los depósitos de colesterol en la íntima, facilitando los procesos de formación de ateromas, émbolos
y esclerosis. El engrosamiento de la membrana basal en capilares puede explicar la microangiopatía y los cambios en
la permeabilidad renal del diabético. Los vasos y tejido
conectivo del diabético pueden ser dañados por la aparición de monocinas lesivas de los macrófagos, las cuales se
activan al contacto con proteínas glucosiladas, aumentando los daños microangiopáticos y favoreciendo la destrucción tisular.
Los cambios vasculares están relacionados con alteraciones de irrigación (nutricionales), migratorias (células
defensivas) y cardiovasculares (aumento del tono vascular
y esfuerzo secundario de la función cardiaca). Las alteraciones reparativas posextracción o subsecuentes a cirugía bucal
o periodontal y la sensibilidad infecciosa, pueden encontrar
explicación parcial en estos cambios patológicos tisulares.
El espectro de repercusiones estomatológicas se amplía al
observar que los cambios vasculares por la glucosilación y
la hiperglucemia existente favorecen una hiperagregación
plaquetaria produciendo no sólo la formación de trombos
mayores, sino un riesgo aumentado de trombosis y sangrado
posquirúrgico tardío. El sangrado es secundario a la sobrerrespuesta que el sistema fibrinolítico* presenta a la hiperagregación plaquetaria; el sangrado es tardío pues el montaje
de la respuesta fibrinolítica toma varias horas posterior a la
formación de un coágulo o trombo.
La frecuencia de problemas diabéticos que se presentan a la consulta dental ya fue expresada en el cuadro 8–1,
dichos datos podrían ser mayores si fueran obtenidos en
una consulta de tipo periodontal donde la asiduidad pudiera ser mayor en vista de la reconocida asociación diabetes–
periodontitis. El contacto con pacientes diabéticos en la
consulta dental con propósitos preventivos, curativos y de
mantenimiento, debe ser subclasificado en las siguientes
seis categorías principales:
Pacientes sospechosos. Aquellos que por su condición bucal, pudieran sugerir diabetes: destrucción periodontal desproporcional al volumen de
irritantes locales o a edad temprana, abscesos periodontales múltiples, repetitivos, o ambas, macroglosia, resequedad bucal, aliento de tipo cetónico. Pacientes asténicos con pérdida reciente y
acelerada de peso. Parestesias en extremidades.
Pacientes de grupos de riesgo. Con historia de
intolerancia a la glucosa o diabetes gestacional,
antecedentes de diabetes familiar o pariente en primer grado con diabetes, edad de 45 años en adelante, obesidad con más de 20% del peso promedio
ideal, falta de ejercicio, pertenecer a grupos étnicos
sobre todo caucásicos, afroamericanos, hispanos,
nativos americanos (indios Pima) y asiáticos, madres con productos mayores a 4 kg, presión arterial
140/90 mmHg, valores elevados de colesterol/
triglicéridos y otras enfermedades de tipo autoinmunitario.
Pacientes diabéticos no controlados. Quienes
hayan sido diagnosticados, pero no siguen régimen terapéutico alguno o lo han abandonado voluntariamente por la falsa sensación de bienestar.
Pacientes diabéticos estables. Los que parecen
responder adecuadamente a la terapia indicada.
Pacientes diabéticos mal controlados, bajo tratamiento médico. En estos pacientes se observan
signos y síntomas que sugieren una respuesta defi* El sistema fibrinolítico es una respuesta proteolítica a la
fibrina para disolución de coágulos que se forman al daño
vascular durante la hemostasis; además ayuda a restablecer la comunicación intravascular en el vaso dañado;
en los casos de formación de trombos ayuda a su eliminación. Establece un mecanismo homeostático cuando fisiológica o patológicamente se activan los mecanismos de
coagulación.
132 Medicina en odontología
ciente, por probable dosis o elección farmacológica
inadecuada; esto acontece también cuando el diagnóstico de diabetes es reciente y la dosificación está
en proceso de ser determinada. En este grupo están
también los pacientes indolentes que no se someten
adecuadamente a las indicaciones médicas.
Pacientes lábiles. Los que a pesar del trabajo médico comprometido y cooperación del paciente
son altamente sensibles a las descompensaciones.
Clasificación y características clínicas
(Capítulo 8)
Cuadro 8–5. Clasificación de diabetes mellitus
y otros estados de intolerancia a la glucosa
Diabetes mellitus tipo 1. Insulinodependiente. (DMID)
Diabetes mellitus tipo 2. No insulinodependiente. (DMNID)
Con obesidad
Sin obesidad
Diabetes mellitus secundaria. Debida a otras condiciones
o síndromes
En enfermedad pancreática, hormonas, fármacos
Estados hiperglucémicos
La nueva clasificación sobre estados de intolerancia a la
glucosa, además de diabetes mellitus (DM), incluye otros
padecimientos que se manifiestan por hiperglucemia, lo
mismo que considera condiciones de riesgo para el desarrollo ulterior de diabetes.
Para clasificar los diferentes tipos de diabetes mellitus anteriormente se utilizaban criterios terapeúticos y
etiológicos casi exclusivamente, después de una revisión
exahustiva propuesta por el National Diabetes Data Group
(NDDG) revisada por un grupo de expertos patrocinados
por la American Diabetes Association (ADA) y Organización Mundial de la Salud (OMS) editada en 1996 y revisada en junio de 1997 motivada por la variedad de desórdenes que ocasionan hiperglucemia y que hacen al síndrome
de diabetes muy heterogéneo como: desórdenes raros de
intoleracia a la glucosa, diferencias en cuanto a prevalencia en distintos grupos étnicos en el mundo, diferencias
grandes en los fenotipos de pacientes con intolerancia a la
glucosa, diabetes relacionadas con pancreatitis fibrocalcificada en países tropicales, diferentes formas clínicas, etc.
Actualmente se utilizan criterios de tipo clínico como la
presencia o no de cetoacidosis diabética (CAD) y otros criterios auxiliares de formas patogénicas específicas como
edad, obesidad, secreción de insulina endógena (concentraciones plasmáticas), respuesta a sulfonilureas, asociación a
antígeno HLA–D específicos, fenotipos, genes, cromosoma
6, anticuerpo para células de los islotes pancreáticos al
momento del diagnóstico y riesgos asociados tardíos. Por
todo lo anterior, clasificar a un paciente depende casi siempre de las circunstancias al momento del diagnóstico y no
todos los individuos entran en una sola clasificación; finalmente, lo más importante no es el tipo de diabetes mellitus
sino la patogénesis.
Lo anterior tiene importancia en la práctica clínica de
la medicina, misma que se debe tener para la de la odontología, ya que no sólo se podrá incidir dental, periodontal y
estomatológicamente en los casos de enfermedad declarada, sino será posible trabajar preventiva y curativamente
de manera anticipada también en los grupos de riesgo. En
el cuadro 8–5 se presentan los diferentes estados hiperglucémicos.
Sus rasgos principales son:
a. Subclasifica a los pacientes con diabetes mellitus
en dependientes de insulina, no dependientes de
insulina y diabéticos por causas distintas a la secreción o funcionamiento insulínico,
Intolerancia a la glucosa (IG). Estado metabólico intermedio entre la homeostasis de glucosa normal y diabetes
mellitus
Con obesidad
Sin obesidad
Diabetes mellitus gestacional (DMG). Intolerancia a la glucosa manifiesta en la gestación, pudiendo ser pasajera
o exacerbar una diabetes mellitus oculta
Anomalías prevías de tolerancia a la glucosa. Alteración
previa de la tolerancia de la glucosa oral
Riesgo potencial de anomalías de tolerancia a la glucosa.
Alteración potencial de la tolerancia a la glucosa–ATG
b. Incluye a personas que presentan cifras limítrofes
de glucosa o aquellas que han sufrido hiperglucemia sólo temporalmente,
c. Considera a personas que por sus antecedentes
personales, familiares o patológicos son susceptibles a desarrollar diabetes mellitus.
Diabetes tipo 1. Abarca la mayoría de casos relacionados
con una deficiencia absoluta de insulina por destrucción de
las células de la glándula (páncreas), relacionados con
procesos autoinmunitarios o de etiología desconocida.
Esta destrucción de las células de los islotes pancreáticos
se da por infiltración y formación de anticuerpos contra estas células (insulitis). Existe una predisposición genética
comprobada por estudios de histocompatibilidad (ligada a
HLA–D), para responder a través de mecanismos de autoinmunidad contra las células pancreáticas; a esta unión
de factores se le suman factores ambientales (virus, medicamentos, productos químicos) que pueden ser capaces de
modificar estructuralmente las células de los islotes para
producir una respuesta inmunopatológica que las destruya
e impida la secreción total de insulina. A este tipo de diabetes se le denomina como dependiente de insulina. Clínicamente se caracteriza por su aparición temprana, antes de los
20 años, con insulina plasmática baja o nula y autoanticuerpos contra células pancreáticas. Los pacientes son sensibles
a sufrir descompensaciones severas: cetoacidosis diabética
(CAD), coma hiperglucémico hiperosmolar no cetósico
(CHHNC) mejor conocido como “coma diabético” y choque hipoglucémico.
En diabetes no diagnosticadas, mal controladas o de
difícil control (lábiles), los signos de poliuria, polidipsia y
Alteraciones endocrinas S 133
polifagia se presentan cuando la elevación de glucosa sanguínea rebasa el umbral renal y comienza a ser eliminada
por la orina; junto con la glucosa se elimina agua y electrólitos, lo cual puede llevar a deshidratación severa, lo que
explica la poliuria y la polidipsia; la polifagia se presenta
por la necesidad pervertida de proveer la energía que no
llega a las células a través del aumento en el consumo alimenticio. La CAD puede presentarse por el metabolismo
aumentado y acelerado de lípidos, que producen como subproductos cuerpos cetónicos, éstos intoxican al organismo
produciendo un pH muy bajo que el sistema sanguíneo, respiratorio y renal no pueden compensar en ocasiones, causando alteraciones funcionales generales que pueden llevar a coma y muerte. La utilización de lípidos como
acontece de la misma manera con las proteínas (gluconeogénesis), se observa como un efecto compensador del organismo para proveerse energía por vías alternas, al estar
impedido de usar glucosa como fuente principal. Las principales causas relacionadas con CAD y CHHNC son el mal
manejo insulínico por el médico, negligencia del paciente,
infecciones (incluidas las orales), estrés, desbalance en la
ingestión/pérdida de agua y elevación esteroidea endógena
o exógena.
El tratamiento de estos pacientes es con insulina parenteral. Dependiendo de la severidad y experiencia del
médico, serán las dosis y el tipo de insulina empleados. Las
hay de acción rápida, intermedia y prolongada.
Diabetes tipo 2. En el diabético tipo 2, diabetes mellitus no dependiente de insulina, los mecanismos son diferentes y variadas las posibilidades de aparición de glucosa
sanguínea elevada. Se han descrito dos mecanismos principales: deficiencia relativa o resistencia insulínicas. Se
desconoce su etiología específica, no está asociada a procesos autoinmunitarios como la diabetes mellitus tipo 1,
pero hay una fuerte predisposición genética y relación con
obesidad y distribución abdominal de grasa.
Deficiencias
S Producción relativa insuficiente. El individuo
consume más carbohidratos de lo que su producción de insulina es capaz de manejar.
S Producción retardada. Secreción lenta o retardada que produce elevación clínicamente sostenida de la glucosa sanguínea
corregir su estado al modificar la carga dietética. Los hipoglucemiantes que la mayoría de los pacientes reciben,
aumentan la eficiencia funcional de la insulina para compensar las condiciones de resistencia o deficiencia.
El manejo de estos pacientes es principalmente dietético con ayuda de hipoglucemiantes, los cuales estimulan
la liberación pancreática de insulina y aparentemente
aumentan el número de receptores insulínicos celulares.
Las sulfonilureas y las biguanidas tienen esta propiedad,
entre las más usuales están:
Sulfonilureas
Tolbutamida:
ArtosinR, RastinonR
Clorpropamida:
DiabineseR, InsogenR, DiabiclorR, MellitronR
Glibenclamida:
DaonilR, EugluconR, GlibencilR
Glicacida:
DiamicronR
Biguanidas
Fenformina
DebeoneR, InsogenR, GlinorboralR
La pérdida de peso disminuye el volumen y función celular, en particular de las células grasas, por lo que disminuye
el número de receptores que compiten con la insulina, haciéndose el trabajo de ésta más eficiente; así que la restricción dietética tiene un doble efecto sobre el control diabético, al disminuir la ingestión de carbohidrados y al reducir
indirectamente el número de receptores insulínicos.
Sus complicaciones, aunque menos frecuentes, son
principalmente CHHNC, por estados sostenidos que desequilibren la glucemia como estrés emocional y físico, infecciones crónicas, sedentarismo y sobrepeso, entre otros;
por otro lado la complicación más frecuente es la hipoglucemia asociada a toma de medicamentos hipoglucemiantes y modificaciones inesperadas en la dieta (ayuno),
estrés, actividad física, etc. (ver cuadro 8–6).
Diabetes secundaria asociada a otras condiciones
o síndromes. Antes tipo III. Es aquella en la que factores
identificables están causando el incremento de glucosa en
sangre, entre los que se encuentran: enfermedades pancreáticas y hormonales, fármacos (tiacidas, litio, esteroides),
síndromes genéticos y otros.
Resistencia
S Disminución o alteración de receptores insulínicos. Puede haber cantidades normales de insulina que no es aprovechada por las células insulino–
dependientes.
S Defectos intracelulares posreceptor. Se presume que en este estado la glucosa puede ingresar
a la célula, pero no es metabolizada por alteraciones en su metabolismo intermedio.
Los diabéticos tipo 2 son generalmente mayores de 30
años; en los obesos puede observarse deficiencia insulínica relativa, es por esta razón que muchos pacientes pueden
Cuadro 8–6. Factores de
descompensación (diabetes mellitus)
Estrés emocional y físico
Calidad y cantidad de
dieta
Infecciones crónicas y
agudas
Enfermedades intercurrentes
Deshidratación
Medicamentos
Sobrepeso
Ejercicio
Embarazo
Alcohol
134 Medicina en odontología
Intolerancia a la glucosa (IG) y a la glucosa en ayunas (IGA). Estado metabólico intermedio entre la homeostasis de glucosa normal y diabetes. No se consideran
totalmente como entidades patológicas por sí mismas pero
sí factores de riesgo para diabetes mellitus y enfermedades
cardiovasculares.
El daño en la tolerancia a la glucosa está presente en
pacientes en quienes los resultados de sus exámenes de laboratorio fluctúan entre cifras normales y diabéticas. Pueden recuperar el estado de salud o en algunos pacientes representar un estadio en el desarrollo de diabetes mellitus
tipo 2.
Diabetes mellitus gestacional (DMG). Finalmente
entre los estados de intolerancia a la glucosa, se encuentra
la diabetes de la gestación; se presenta durante el embarazo, mostrando frecuentemente resistencia a la insulina. Desaparece después del parto, pero con frecuencia se acompaña de complicaciones perinatales y de la posibilidad de
desarrollar diabetes mellitus tipo 1, 10 años después del
nacimiento.
Grupos de riesgo. Están representados por la anomalía previa de la tolerancia a la glucosa (alteración previa de
la tolerancia a la glucosa oral) y por la anomalía potencial
de tolerancia a la glucosa (Pot ATG). El grupo de alteración
previa de la tolerancia a la glucosa oral está compuesto por
personas que mostraron temporalmente estados hiperglucémicos como pueden ser los pacientes de los grupos de
intolerancia a la glucosa y gestacional, o diabéticos obesos
que al perder peso se normalizan. El segundo grupo de riesgo, alteración potencial de la tolerancia a la glucosa, lo
componen personas que aunque nunca hubieran sufrido hiperglucemia, por sus antecedentes personales o familiares
pueden desarrollar diabetes mellitus tipo 1 o 2, entre ellos
se encuentran los descendientes de diabéticos tipo 1, pacientes obesos y madres de neonatos con más de 4 kg de
peso.
Los pacientes de los grupos de riesgo deben ser vigilados cercanamente desde el punto de vista médico y bucal
pues son sensibles al desarrollo de diabetes y a las consecuencias orales que adelante serán descritas, situaciones
que pueden ser prevenidas, controlando los efectos nocivos que producen.
El interrogatorio y el examen físico permitirán ubicar
adecuadamente a los pacientes en alguna de las categorías
mencionadas. Preguntas a ser incluidas en el interrogatorio
directo o en el cuestionario de salud dental pueden ser las
siguientes:
¿Tiene usted diabetes o le han dicho que podría tenerla?
¿Es algún miembro de su familia diabético?
¿Ha estado hospitalizado?
¿Ha tomado algún medicamento constantemente
durante los últimos seis meses?
¿Tiene usted algún problema o enfermedad que no
se le haya preguntado?
Pueden incluirse otras preguntas sobre sintomatología específica y cambios renales, visuales y cardiovasculares por
ser secuelas asociadas a diabetes.
(Capítulo 8)
MANEJO ODONTOLÓGICO EN DIABETES
Trabajo interdisciplinario
El estilo del contacto interdisciplinario dependerá del tipo
de pacientes. En los pacientes sospechosos o dentro del
grupo de riesgo, se puede establecer una valoración médica subsecuente a la aplicación de una prueba detectora
como es la determinación de glucosa posprandial (véase
adelante Exámenes complementarios), no es posible depender sólo de los síntomas. El médico confirmará el posible
estado diabético, determinará la intensidad y clasificará al
paciente valiéndose de una prueba denominada curva de
tolerancia a la glucosa; a partir de estas determinaciones
será posible establecer el tratamiento.
Los diabéticos previamente diagnosticados que no
sigan tratamiento o de quienes se sospeche que la terapia
no está siendo seguida adecuadamente, se deben enviar al
médico para que revalore el caso. En este grupo están los
pacientes que a pesar de seguir un tratamiento se observan
signos y síntomas orales de manejo inapropiado; es situación típica de este ejemplo, cuando los diabéticos siguen
su terapia pero han dejado de asistir por tiempo prolongado
a control, impidiendo al médico hacer los ajustes convenientes al tratamiento. Antes de la revisión puede solicitarse una prueba sanguínea denominada hemoglobina glucosilada, que es un sensor del comportamiento diabético
(véase Exámenes complementarios).
En los pacientes aparentemente bien controlados se
envía una prueba de hemoglobina glucosilada, la cual
indica hasta por un periodo de 45 días si el manejo diabético ha sido adecuado. Dependiendo del resultado será decidida la revisión del médico para revaloración del caso o
sólo la comunicación oral o por escrito con el médico responsable para intercambio de experiencias clínicas. Siempre es fundamental conocer datos como:
Antigüedad de la enfermedad para inferir daños
orales y periodontales
Labilidad o riesgos de descompensación y las medidas precautorias para evitarlos.
Nivel de compromiso con el tratamiento, para
determinar la actitud del paciente a los problemas
de salud.
Identificar las cifras adecuadas de glucemia para
ese paciente en particular. Éstas varían entre pacientes y de un tipo de diabetes a otro.
Discutir sobre los efectos secundarios acumulados en otros órganos o sistemas como el cardiovascular o el renal, lo cual puede obligar a tomar
medidas odontológicas para el manejo de hipertensión arterial o deficiencia renal.
Saber si la diabetes es una entidad aislada o forma
parte de un síndrome mayor como cuando se relaciona con otros problemas endocrinos. El hipotiroidismo es el más frecuente, con problemas de
candidiasis generales y orales asociados.
En el caso del paciente de manejo lábil, con historia de descompensaciones, hospitalizaciones, o ambas de manera
frecuente, además de lo anterior debe discutirse detallada-
Alteraciones endocrinas 135
mente sobre la tolerancia del paciente a resistir los manejos
odontológicos, en particular los quirúrgicos (transoperatoria y posoperatoriamente), siempre debe plantearse al médico responsable la necesidad del manejo quirúrgico bucal
o periodontal en un ambiente hospitalario que puede incluir el internamiento del paciente o ser manejado alternativamente como paciente ambulatorio, pero gozando de las
ventajas que puede ofrecer un ambiente mejor provisto de
recursos en caso de complicaciones metabólicas.
Recomendaciones y adecuaciones
durante la consulta
En el paciente diabético debe prevenirse la posibilidad de
descompensación. La orientación médica de los contactos
interdisciplinarios como se indicó en la sección anterior, es
muy valiosa. La primera indicación que debe darse al diabético es que no altere su ingesta y el tratamiento, procurando equilibrio medicamento–dieta, enfatizar sobre no
alterarlos por causa exclusiva de la consulta dental y puntualizar el hecho de no asistir en ayuno para evitar la posibilidad de descompensación (hipoglucemia); su estabilidad depende del adecuado balance de estos dos factores,
incluidos también el factor emocional. Si los procesos quirúrgicos impidieran la ingestión de comida sólida, será necesario sustituirla con complementos alimenticios. A un
paciente que durante la consulta presente signos de descompensación, sin importar si ésta es hiperglucémica (cetoácida) o hipoglucémica (exceso relativo de insulina por
baja ingestión alimenticia), se le debe proveer glucosa por
vía oral o parenteral si hubiera pérdida de la conciencia. El
establecimiento de un CAD es lento con pocas posibilidades que inicie y se manifieste significativamente durante la
consulta dental; si el paciente ha iniciado ya un estado de
cetosis metabólica, lo más probable es que no se presente a
la consulta pues su condición general no se lo permitirá. De
tal manera, las posibilidades indican que un diabético que
presenta ansiedad, sudoración, cambios cardiovasculares
y hambre puede presentar un estado hipoglucémico y necesitará glucosa para estabilizarse. Algunos pacientes confundiendo la anestesia local con la general, no comen y al
seguir aplicándose el hipoglucemiante o la insulina (con
más frecuencia con esta última), provocarán un descenso
brusco a valores subnormales de glucosa sanguínea.
Cualquier tipo de tratamiento dental debe iniciarse
hasta saber si el paciente está adecuadamente controlado
de acuerdo con su condición individual. En la diabetes no
se pueden ofrecer cifras estándar de glucemia, algunos pacientes bajo tratamiento recuperarán cifras normales, otros
sólo presentarán un descenso. Para manipulaciones quirúrgicas que incluyan extracciones, cirugía periodontal, cirugía bucal y maxilofacial, el control adecuado es necesario,
pues no sólo se está expuesto a descompensaciones metabólicas, sino a complicaciones por deficiente reparación
retardada, infección y sangrado secundario por defectos en
la herida; sin embargo, tratándose de una emergencia las
cifras menores a 180 mg/dL brindan un margen de seguridad en cuanto a sangrado; sin embargo, los riesgos de infección y reparación seguirán de manera evidente compro-
metiendo el pronóstico del paciente (véase Plan de
tratamiento). Como fue mencionado antes, la hiperglucemia produce hipercoagulabilidad y ésta, respuestas exageradas fibrinolíticas, lo que puede causar sangrados posoperatorios al segundo o tercer día, por disolución exagerada
de coágulos.
Aspectos que ayudarán a reducir el riesgo de complicaciones locales y generales, y que harán más sencillo y
exitoso el manejo dental del diabético, puden ser los siguientes:
Asegurar que el paciente está recibiendo el mejor
control médico para su caso en particular.
Dar instrucciones para que el balance medicamento–ingestión alimentaria no se altere.
Dar citas matutinas ya que el paciente tendrá más
capacidad adaptativa física y emocional para
aceptar las visitas al consultorio dental.
Reducir al máximo posible el número de visitas
para atención y planear el mayor número de actividades.
Promover un ambiente de tranquilidad y seguridad en el accionar, para evitar sobrecarga emocional y física. El uso de tranquilizantes de tipo diacepínico está indicado en pacientes que requieran
ayuda complementaria.
Las infecciones, sobre todo las piógenas, deben
atacarse firmemente por medio de medidas locales
y sistémicas.
Hacer manipulaciones dentales y quirúrgicas, hasta asegurarse que la condición pulpar (periapical)
y periodontal de los pacientes sea óptima.
Los procedimientos de higiene del paciente deben
ser eficientes.
Mantener con estándares de alta calidad la salud dental y
periodontal de los diabéticos.
Como ya fue indicado, en los estados de alarma general es más probable que se trate de estados hipoglucémicos,
por lo que en tal caso debe proveerse al paciente de bebidas
dulces como jugos o té azucarado; en caso de inconsciencia debe aplicarse glucosa por vía intravenosa y procurar
al paciente ayuda médica de preferencia en un ambiente
hospitalario. Aún tratándose de complicaciones hiperglucémicas, la ingestión de carbohidratos no alterará demasiado el cuadro y como éste es insidioso en su presentación,
usualmente habrá oportunidad de asistir médicamente al
paciente antes de que la crisis sea grave.
La indicación profiláctica de antibióticos aún está en
discusión en odontología. Es preferible combatir un estado
infeccioso declarado, inclusive apoyándose en el uso de
antibiogramas, que introducir antibióticos que puedan alterar la flora oral del diabético y exponer al dentista a enfrentarse a cepas microbianas atípicas en caso de infecciones
secundarias. Las infecciones, como ya se indicó, deben ser
atacadas intensamente, la manipulación de zonas infectadas
debe acompañarse del uso terapéutico de antibióticos.
Los diabéticos descompensados, en los que se sospeche mal manejo, no debe iniciarse manejo dental electivo
hasta que su situación sea controlada o aclarada en el caso
136 Medicina en odontología
(Capítulo 8)
Cuadro 8–7. Diferencias significativas en la prevalencia de algunas enfermedades generales,
entre pacientes con diabetes mellitus y no diabéticos solicitantes de atención dental
Diabéticos
n = 341
No diabéticos
n = 10,639
x2
Hipertensión arterial
25.51
7.29
0.005
Infecciónes urinarias
2.93
0.82
0.005
Depresión
2.83
0.29
0.005
Evento cerebrovascular
2.06
0.24
0.005
Tuberculosis
1.78
0.44
0.050
Alcoholismo
1.76
0.06
0.005
Enfermedad
del paciente sospechoso. Sin embargo, el control de infecciones presentes y la eliminación de factores irritantes y
predisponentes a infecciones, así como el establecimiento
de medidas de higiene oral deben ser instauradas inmediatamente.
No podría cerrarse esta sección, sin considerar, basados en estudios de los propios autores, que la misma patogenia de la enfermedad provoca que otros órganos o sistemas
se vean afectados y que el manejo de un paciente diabético
no sólo enfrenta al clínico a esta enfermedad metabólica
sino a otras que secundariamente pudieron haber aparecido
o agravado. Según el cuadro 8–7 es evidente el aumento de
enfermedades cardiovasculares, renales y psicológicas dentro del grupo diabético, comparado con la población en general. La combinación vejez cronológica con diabetes, complica cuantitativa y cualitativamente varios de estos
padecimientos.
Exámenes complementarios
Dependiendo del propósito y acción a realizar estarán indicados los exámenes complementarios en un diabético o
paciente sospechoso de diabetes, por lo que tenemos exámenes complementarios para diagnóstico y para control/
vigilancia (ver cuadro 8–8).
Cuadro 8–8. Exámenes complementarios
en la diabetes mellitus
Diagnósticos
Control/vigilancia
Categóricos
Hemoglobina glucosilada
(HbA1c)
Glucosa dos horas
posprandial
Glucosa en sangre (tiras reactivas)
Curva de tolerancia a
la glucosa
Hemoglobina glucosilada
Intuitivos
Glucosa en sangre
en ayunas
Glucosa en sangre
de dos horas
Pacientes sospechosos y de grupos de riesgo: En
ellos está indicado un examen de glucosa dos horas posprandial. La mecánica consiste en hacer dos determinaciones de glucosa sanguínea, una en ayunas y la segunda dos
horas después de haber desayunado con una dieta rica en
carbohidratos (posprandial) o haber recibido en el laboratorio un preparado con 75 o 100 gramos de glucosa. Idealmente al paciente se le pide que aumente su ingestión calórica desde dos días antes de la prueba. Técnicamente un
paciente normal debe presentar cifras normales de glucosa
dos horas después de haber ingerido alimentos. La interpretación de los resultados se presenta en el cuadro 8–9.
Este examen debe realizarse en todos los pacientes
sospechosos y en los del grupo de riesgo que los datos de
la historia clínica o examen físico dental, así lo sugieran.
Además, debe tomarse nota en el expediente del paciente
para repetirlo anual o bianualmente.
Pacientes diabéticos: En estos individuos ya diagnosticados, lo importante es conocer el control diabético
alcanzado o el descontrol que experimentan los individuos
sin tratamiento, los pacientes clasificados como lábiles o
como mal controlados. Las dudas anteriores pueden ser
aclaradas por medio del examen denominado hemoglobina glucosilada, que mide la concentración de glucosa en
los eritrocitos. La hemoglobina de los hematíes es sensible
a sufrir glucosilación no enzimática; entre mayor sean la
glucemia y el tiempo de exposición a la glucosa, mayor
será el porcentaje de glucosilación. Como la figura 8–3 lo
muestra, el resultado es un balance de lo ocurrido con el
control glucémico por al menos las últimas 12 semanas.
Esta prueba tiene la ventaja adicional de prevenir
resultados muy elevados en un paciente diabético con un
nivel de participación aceptable en su control, que sufre un
descontrol cercano en tiempo a la toma de una muestra o
resultados normales en un diabético poco cooperador que
corrige sólo temporalmente su actitud hacia la enfermedad
al conocer la cercanía de la toma de la muestra. Los resultados se interpretan según la escala siguiente:
Interpretación
Porcentaje (%)
Curva de tolerancia a la glucosa
Pésimo control
> 18
Zona de peligro
14 a 18
Falla en el control
12 a 14
Alteraciones endocrinas S 137
Hemoglobina glucosilada (HbA1c)
Glucosa sanguínea
%
6
12 semanas
Periodo de vida del eritrocito
Figura 8–3. Comportamiento de la glucosa sanguínea en
un periodo prolongado de tiempo. La cifra clínica indica el
porcentaje de glucosilación no enzimática de los glóbulos
rojos.
Buen control
10 a 12
Excelente control
8 a 10
Normal
6a8
Hipoglucemia
<6
Los porcentajes de glucosilación pueden variar en condiciones de anemia por hemodilución y disminución de la
glucemia como sucede durante el embarazo. En enfermedades donde la vida del eritrocito se acorte, como en la artritis
reumatoide y anemias hemolíticas. La ingestión constante
de aspirina, antibióticos y alcohol es otro factor de cambio.
Finalmente las condiciones renales causantes de uremia dan
datos falsamente elevados. Los exámenes de glucosa en
ayunas y la curva de tolerancia a la glucosa no están indicados en odontología, pues no ofrecen información útil para
el manejo del paciente. La glucosa en ayunas se usa equivocadamente en el control médico pues proporciona con
frecuencia datos falsos negativos: hay pacientes diabéticos
que han tenido elevada la glucosa hasta 6 a 8 horas después
de su última ingestión y a la 8a o 9a hora que se realiza el
examen aparecen como normales sin serlo. Este examen es
informativo sólo cuando aparecen cifras elevadas, por lo
que es variable y presenta alteraciones a causa de la edad,
dieta y actividad física. La única aplicación aunque debatible en odontología del examen único de glucosa en sangre,
es su empleo prequirúrgico inmediato; esto puede ser realizado en el sillón dental con los aparatos para determinación automática que ahora usan muchos pacientes para su
autocontrol personal o con tira tipo Dextrostix. Glucemias
superiores a 180 mg/dL de sangre exponen a hipercoagulabilidad por hiperagregación plaquetaria, por lo que pueden
presentarse eventos hemorrágicos tardíos como ya ha sido
discutido. Cifras mayores a este nivel pueden inducir a
posponer un procedimiento quirúrgico.
La indicación del examen de “curva de tolerancia a la
glucosa” no es tanto diagnóstica como de medio para determinar la severidad y comportamiento de la enfermedad,
en algunos casos, sobre todo cuando se está ajustando las
dosis en un paciente nuevo, se emplea como prueba de control. En ocasiones, se indica como prueba diagnóstica
cuando se rastrean cambios sutiles en pacientes sospechosos. Su utilidad es primordialmente médica. Con respecto
a otros exámenes complementarios, cualquier diabético o
paciente relacionado con otros estados de intolerancia a la
glucosa, incluidos los grupos de riesgo, debe ser sometido
a un examen radiológico completo que acompañe a la valoración periodontal clínica. El examen puede ser realizado
con una radiografía panorámica, de preferencia con una serie periapical completa.
Consideraciones farmacológicas
La primera y más importante consideración farmacológica
es que el paciente no altere el balance entre el medicamento
(insulina o hipoglucemiante) y su ingestión; la falta de
vigilancia puede conducir a choque insulínico o hipoglucémico que causa palidez, sudoración, temblor o convulsiones, alteraciones del juicio y conducta o llegar a la inconsciencia. Algunas situaciones en las que pueden existir
modificaciones o ajustes son trauma extenso, cirugía, infección, embarazo, estrés, ejercicio u otros tratamientos
farmacológicos concomitantes que puedan inducir hipoglucemia o hiperglucemia; de cualquier manera, esto debe
ser responsabilidad exclusiva del médico tratante.
En los pacientes que se encuentren bajo tratamiento
de hipoglucemiantes con base en las sulfonilureas (ArtosinR, RastinonR, EugluconR, DaonilR, DiabineseR,
etc.) debe evitarse el uso de barbitúricos, fenilbutazona y
otros antiinflamatorios no esteroideos, salicilatos y acetaminofén, sulfonamidas, cloranfenicol y bloqueadores
como el propranolol y antigotosos como probenecid, ya
que potencializan el efecto hipoglucemiante. Por el contrario existen fármacos que aumentan la glucemia y pueden
hacer ineficiente el uso de insulina o de hipoglucemiantes,
entre ellos se encuentran las tiacidas y otros diuréticos (he-
Cuadro 8–9. Cifras de glucosa en sangre representativas
de diabetes mellitus y otras condiciones relacionadas
Tipo de prueba
Cifras en mg/dL
Interpretación
a. Glucosa rápida en plasma
x 110
b. Glucosa dos horas posprandial
x 140
Tolerancia normal a la glucosa
a. Glucosa rápida en plasma
t 110, pero < 126
Intolerancia glucosa en ayunas
b. Glucosa dos horas posprandial
t 140, pero < 200
Intolerancia a la glucosa
a. Glucosa rápida en plasma
t 126
Diagnóstico presuntivo de diabetes mellitus por confirmar
b. Glucosa dos horas posprandial
t 200
Diagnóstico presuntivo de diabetes mellitus por confirmar
Glucosa en ayunas normal
138 Medicina en odontología
moconcentración por pérdida de agua), los corticosteroides
(gluconeogénesis), las fenotiacinas, las hormonas tiroideas,
los anticonceptivos orales y estrógenos, la fenitoína (anticonvulsivante), el ácido nicotínico (hipolipemiante y vasodilatador), los simpaticomiméticos (vasoconstricción periférica –catecolaminas–), la isoniacida (antituberculoso) y el
interferón a (antiviral). En estos casos debe evitarse el fármaco o hacer ajustes al medicamento hipoglucemiante. Algunos medicamentos promueven específicamente la CAD
y CHHNC ya que deterioran la tolerancia a la glucosa o
aumentan la pérdida de líquidos (diuréticos, glucocorticoides, fenitoína e inmunosupresores). Por la diabetes misma, no hay restricciones en la elección anestésica para procedimientos bucales. Pudiera convenir ser selectivos en el
uso de vasoconstrictores adrenérgicos en caso de diabetes
avanzada, antigua, o ambas, por las enfermedades cardiovasculares y renales (hipertensión) que en ocasiones la
acompañan. La microangiopatía y otros cambios de tipo
obstructivo que complican la irrigación de extremidades,
causando necrosis, no se observa con la misma intensidad
en la boca del diabético; sin embargo, el uso excesivo de
vasoconstrictor aplicado localmente, puede causar necrosis, problemas reparativos, o ambos al complicar la irrigación local. Además de lo anterior, la adrenalina tiene un
efecto antagonista a la insulina, bloquea la secreción y
efecto de ésta y estimula la liberación de glucagón por lo
que aumenta la glucemia, lo cual no contraindica su uso,
simplemente previene y advierte sobre su empleo en dosis
terapéuticas (0.2 mg equivale a 11 cartuchos de 1.8 mL de
xilocaína a 2% con epinefrina a 1:100,000 –0.018 mg por
catucho–) sobre todo para lograr un buen tiempo de anestesia local disminuyendo así la producción endógena por
ansiedad/dolor.
La cantidad mínima incluida como vasoconstrictor en
el anestésico local (0.018 mg) representa una 5ª a 10ª parte
de la dosis usada como parte del tratamiento rutinario del
choque hipoglucémico y esta cantidad (5 a 10 veces mayor) sólo logra elevar los niveles de glucemia de 30 a 40
mg/dL. Por lo que se le da prioridad, para cuestiones de
manejo dental, a la epinefrina endógena crónica que produce más descontrol, ya que el estrés produce aumento de
epinefrina, corticosteroides y disminución de la secreción
de insulina, lo cual a su vez aumenta la gluconeogénesis en
el hígado, la liberación de ácidos grasos por el tejido adiposo
y, por tanto, la lipólisis. Finalmente, lo anterior se traduce en
elevación de la glucemia y ácidos grasos libres, lo cual paradójicamente aumenta las demandas de insulina.
El uso de antibióticos o barbitúricos como premedicación es opcional y se hace uso enérgico de los primeros
cuando exista infección oral aguda, idealmente previa
prueba de sensibilidad microbiana o antibiograma complementado con drenaje y tratamiento paliativo.
La terapeútica farmacológica de trastornos sistémicos agregados se debe considerar para cuestiones de manejo (cardiovascular y renales principalmente). Aumentan
los requerimientos de insulina situaciones como trauma
extenso, cirugía, infección, embarazo, estrés emocional,
tratamientos farmacológicos concomitantes, ya que incrementan la glucemia, caso contrario al ejercicio que los disminuye.
(Capítulo 8)
Manifestaciones orales
Las manifestaciones orales de los pacientes diabéticos o de
condiciones relacionadas con diabetes, dependen del tipo
de alteración hiperglucémica diagnosticada, de su adecuado control y de su antigüedad. Los pacientes de grupos de
riesgo no presentarán manifestaciones orales, los que presenten intolerancia a la glucosa, presentarán lesiones iniciales sugestivas, lo que puede significar un diagnóstico
temprano diabetológico mediante observación bucodental. Las posibles manifestaciones en los pacientes diabéticos bien controlados (sensibilidad, cambios en mucosas,
sensibilidad infecciosa, alteraciones reparativas y periodontitis) serán menos frecuentes e intensas que en los no
controlados por lo que la respuesta al tratamiento bucoperiodontal de los pacientes diabéticos tipos 1, 2, o diabetes
secundaria, de aquellos con IG o DMG, será más satisfactoria en proporción al control glucémico observado, de la
misma manera la respuesta a la terapia hipoglucémica será
mejor, si los estados infecciosos, inflamatorios o ambos de
la cavidad oral son controlados.
El concepto anterior es reconocido, dado que el aumento en la severidad de la periodontitis es evidente en el
paciente diabético mal controlado y viceversa bajo el principio básico de que la endotoxemia aguda y la producción
de citoquinas TNF a, IL–1b e IL–6, inducen a resistencia
a la insulina; además y como se mencionó en la patogenia
de la diabetes mellitus, estos procesos se generan por la interacción de productos finales de glucosilación avanzada
(AGE del inglés advanced glycation end products) con sus
receptores celulares RAGE (del inglés cellular receptors
of AGE); los AGE se producen por la glucosilación lipoproteica no enzimática (oxidación de lípidos y proteinas),
dicho de otra manera, las proteínas expuestas a estados permanentes de hiperglucemia sufren una modificación estructural por un proceso de glucosilación proteica no enzimática
transformándose en AGE; éstos producen efectos directos
manifiestos en cambios vasculares, celulares y metabólicos
entre otros, los cuales se especifican a continuación:
Atraen monocitos/macrófagos a los focos de inflamación.
Producen endurecimiento y disminución de la luz
de los vasos (microangiopatía) aumentando la
permeabilidad de las células endoteliales, favoreciendo la inflamación y dando una “señalización”
de atracción celular.
Altera la flora bacteriana, aumentando la flora patológica subgingival.
Disminuye las respuestas defensivas por disfunción migratoria y fagocítica de neutrófilos y monocitos.
Cambios en el metabolismo normal de la colágena
aumentando la producción de la matriz proteica extracelular (proteínas fibrilares estructurales como
colágena/elastina y glucoproteínas de adhesión
como fibronectina, laminina, tenascina y colágena
no fibrilar tipo IV), lo que contribuye al aumento en
el grosor de la membrana basal, modulación alterada de la función celular y microangiopatía.
Alteraciones endocrinas 139
Proliferación y activación crónica de monocitos/
macrófagos que producen radicales libres de O2 y
citoquinas proinflamatorias (mediadores químicos) como TNF a, IL–1b e IL–6, esto aunado a lo
anterior, agrava el estrés oxidativo celular y la destrucción inflamatoria del tejido por la activación
de otras células inflamatorias como linfocitos T y
B que en conjunto agravan el daño directo a los tejidos activando osteaclastos, colagenasas, metaloproteinasas (MMP) e hidrolasas, que destruyen el
tejido conectivo y el hueso.
Los monocitos/macrófagos relevan de función a
factores esenciales de crecimiento para la reparación de los tejidos como el factor de crecimiento
derivado de plaquetas, el factor b transformante de
crecimiento y el factor fibroblástico básico de crecimiento. Todo ello produce un retraso en la cicatrización de heridas, baja proliferación de células
locales y alteraciones en la relación de matriz con
las células en los tejidos.
Lo anterior favorece y perpetúa un ambiente proinflamatorio/destructivo crónico dando realce al estrés oxidativo celular corporal, que aunado a la microangiopatía, produce
daño degenerativo en los diversos órganos y tejidos de los
pacientes diabéticos mal controlados. Dentro de las principales manifestaciones orales se observan:
Aliento cetónico: Observable sobre todo en diabéticos tipo 1, debido a que los cetoácidos del metabolismo lípido se elevan de manera importante. En descompensaciones moderadas o severas, con cifras superiores a 160 mg
de glucosa/dL de sangre, es común este signo.
Alteraciones reparativas y regenerativas: Cambios frecuentes en las mucosas orales y tejidos periodontales. Se puede observar una cicatrización retardada con
defectos remanentes y susceptibilidad a infecciones agregadas. Revisando la patogenia diabética, estos cambios se
deben a los efectos de los AGE descritos anteriormente,
como son las alteraciones observables en la permeabilidad
vascular, las cuales pueden impedir la difusión de nutrientes y sustancias defensivas; pudiera verse alterada la migración leucocitaria por cambios en la pared y membrana
vasculares. Los defectos cicatrizales (regeneración/reparación) pueden verse seriamente afectados si la difusión de
elementos estructurales como aminoácidos, fuera modificada por cambios vasculares o si disminuyera su disponibilidad por un efecto catabólico sobre las proteínas, al tener
que ser usadas como sustitutos energéticos como acontece
con los lípidos; bajo tales circunstancias, las células del
área agredida (fibroblastos, células endoteliales y epiteliales) no dispondrían del volumen de aminoácidos que requieren para la formación de tejido colágeno y de sustancias glucoproteicas intercelulares requeridas para el
restablecimiento del tejido dañado. A lo anterior se puede
añadir la posible hipofuncionalidad de las células reparativas por carencia de soporte energético para su adecuado
funcionamiento que incluye la formación de sustancias y
duplicación celular.
Atrofia mucosa: Las posibles alteraciones en la velocidad de duplicación celular, pueden afectar severamente
la renovación del epitelio y tejido de soporte subepitelial
de las mucosas orales. La atrofia caracterizada por adelgazamiento y eritema de las mucosas, las vuelve más sensibles a la agresión física, a alteraciones sensitivas, a las
agresiones química y microbiana. La atrofia de las mucosa
consecuentemente puede dar como sintomatología cambios disestésicos como dolor, ardor (pirosis) y cambios
gustativos (disgeusia). Una mucosa atrófica, tanto por su
delgadez como por la disminución en la velocidad de duplicación celular que altera la descamación epitelial,
aumenta la posibilidad de fijación microbiana y la posibilidad de observar cambios irritativos o infecciones establecidas en pleno.
Riesgo infeccioso: La disminución en la velocidad de
duplicación y en el grosor tisular, puede causar serios cambios en la maduración de la cobertura epitelial, lo que la
hace sensible a la adherencia microbiana de patógenos diferentes o en número distinto, a los que se pueden fijar
cuando la mucosa está funcional y metabólicamente intacta. Esto tiene implicaciones en las potenciales estomatitis
infecciosas y la respuesta a la presencia microbiana en la
enfermedad periodontal. Otros factores que aumentan el
riesgo infeccioso del diabético son los cambios funcionales (fagocitosis y migración) que han sido descritos en macrófagos y polimorfonucleares de pacientes diabéticos. La
migración alterada no sólo es causada por cambios intrínsecos en los polimorfonucleares, sino por los cambios de
la pared vascular en casos severos de microangiopatía diabética que complica la irrigación local. Las deficiencias
reparativa/regenerativas provocan de manera consecuente
la implantación microbiana, pudiendo observarse infecciones de tipo piógeno, de origen bucal, periapical, periodontal, o ambas.
Riesgo de sangrado: Principalmente posquirúrgico,
de carácter inmediato por la mala calidad de la herida (glucosilación de la colágena en sus márgenes con disminución
de la solubilidad) y posible inflamación gingival/periodontal local agregada. Es más factible el sangrado durante los primeros días postratamiento debido a que los estados de hiperglucemia sostenida, como se mencionó con anterioridad,
tienden a producir un efecto de hipocoagulabilidad ocasionando a su vez respuestas fibrinolíticas magnificadas y sangrado posoperatorio por disolución exagerada de coágulos.
Hiposalivación: Las glándulas salivales se distinguen por el alto consumo energético requerido en la producción salival, de tal manera que en diabetes sin tratamiento o mal manejadas, la secreción de saliva puede
disminuir. En un diabético tipo 1 sin tratamiento, mal compensado o lábil, la presencia de poliuria, puede agravar la
dificultad de formación salival por falta del agua que se
pierde vía renal. El diabético tipo 2 sin tratamiento o mal
controlado, con resistencia insulínica o retraso de producción, también es sensible a hiposalivación. La ausencia
salival producirá irritación de las mucosas al privarlas del
efecto lubricante dado por su contenido de mucinas; pueden observarse queilitis angular y fisuramiento lingual por
la misma razones. El efecto mecánico de barrido microbiano y de residuos alimenticios disminuye, exponiendo al
sujeto a una mayor población microbiana y riesgo infeccioso, como a irritación química. La disminución o ausencia salival evita la protección antimicrobiana por parte de
las enzimas y anticuerpos que usualmente transporta. Las
140 Medicina en odontología
dos últimas observaciones probablemente expliquen la
mayor formación de placa dentobacteriana, que junto con
los cambios cualitativos que sufre, exponen al diabético a
la aparición de caries, pero en particular a enfermedad periodontal. La hiposalivación dificulta la formación de bolo
alimenticio y la captación de los sabores (disgeusia), pues
es el vehículo y diluyente para que lleguen y penetren las
sustancias saborizantes a las papilas gustativas. La sensación subjetiva de falta de saliva se llama xerostomía, la
cual también es sufrida por los diabéticos sin tratamiento
o mal controlados. La sialosis diabética es un efecto bien
documentado, incluye el agrandamiento unilateral o bilateral de las glándulas parótidas; este cambio no está necesariamente relacionado con la hiposalivación. La infección retrógrada de las glándulas parótidas en el diabético
es posible por efecto secundario de hiposalivación, deshidratación y sensibilidad infecciosa; esto implica que particularmente las bacterias pueden ascender (de manera retrógrada) por los conductos secretores, pues no son barridas
mecánicamente por dismunución o ausencia salival.
Disestesias: Se le llama disestesia a los cambios observados en la sensación normal. Ya ha sido aclarado que
por irritación química (alimentos y sus residuos), microbiana y física (friccional), aunada a la atrofia mucosa, provocan cambios sensitivos caracterizados por dolor o sensación de ardor (pirosis). La angiopatía y la neuropatía en el
diabético también contribuyen a cambios sensitivos y táctiles como dolor, hormigueo, entumecimiento y parestesia
de regiones orales y faciales. Otro cambio sensitivo es la
disgeusia ya descrita.
Enfermedad periodontal magnificada: Se da por la
concentración de varios de los fenómenos antes descritos:
aumento de la placa dentobacterina, interacción entre AGE
y RAGE con las ya descritas alteraciones en la respuesta
defensiva, cambios vasculares, alteraciones regenerativas/
reparativas y consumo proteico entre otros. La historia de
abscesos repetitivos o múltiples es compatible con estados
diabéticos y asociada a pacientes con intolerancia a la glucosa. En diabéticos sin tratamiento o mal controlados, incluidos aquellos con intolerancia temporal a la glucosa, la
enfermedad periodontal se ve magnificada porque los procesos catabólicos prevalecen sobre los anabólicos. Clínica
y radiográficamente se observa una pérdida aumentada y
acelerada de hueso alveolar, con profundización del aparato de inserción (bolsas), con ocasionales agudizaciones
piógenas.
La respuesta a corto y largo plazo al tratamiento periodontal es altamente dependiente del tipo de diabetes y
del control que observe el paciente (figuras 8–4 y 8–5). Desafortunadamente un adecuado control diabético no previene todas las consecuencias de la enfermedad, sólo las
retrasa, en ocasiones lo suficiente como para observar una
calidad de vida excelente; lo anterior aplicado a la enfermedad periodontal obliga a ser más suspicaz en la valoración, tratamiento y control de pacientes tipo 1, pues ellos
sufren más los efectos de la enfermedad que los tipo 2. Sin
importar el tipo de diagnóstico de diabetes, entre más antigua sea ésta, mayores son las posibilidades de daño periodontal acumulado, por lo que nuevamente los métodos de
evaluación, tratamiento y control varían entre un diabético
reciente y uno con tiempo de padecerla.
(Capítulo 8)
A
B
Figura 8–4. Paciente con diabetes mellitus tipo 1 en el tercer decenio con siete años de aplicación de insulina diaria.
A. Condición periodontal con movilidad, sangrado, secreción purulenta y bolsas profundas. B. Aspecto posoperatorio favorable al tercer año de mantenimiento.
Caries e hipoplasia: La saliva lleva minerales y compuestos iónicos, su carencia puede afectar a la superficie
adamantina, exponiéndola a ser estructuralmente más frágil y sensible a la caries. Existe una mayor incidencia de
defectos hipoplásicos en el esmalte, así como alteración en
la formación y erupción dental por efectos de la hiperglucemia en etapas del desarrollo dental del niño o adolescente.
En cuanto a la incidencia de caries en los pacientes
diabéticos, paradójicamente existen los dos extremos, los
tipo 1 (principalmente), que tienden a padecer pocas lesiones cariosas debido al temprano convencimiento y al continuo refuerzo preventivo de su padecimiento; en el extremo
contrario se encuentran la mayoría de los diabéticos tipo 2,
que minimizan su problema, están en descontrol y, por
ende, manifiestan negligencia y desatención dental, además de que es probable la ingestión calórica continua y entre
comidas de alimentos cariogénicos padeciendo caries y
enfermedad periodontal; en etapas mayores donde la enfermedad periodontal ha producido pérdida ósea evidente y
resección gingival es común encontrar caries radicular.
Alteraciones endocrinas 141
A
B
Figura 8–5. Paciente adolescente con diabetes mellitus
tipo I. Historial de poca cooperación al manejo insulínico
y acumulación de efectos diabéticos marcados en la capacidad visual. Ostensibles alteraciones de tipo emotivo. A.
Vista preoperatoria. B. Vista posoperatoria, con defectos
remanentes en sextante superior izquierdo. Sangrado generalizado al sondeo.
mantenimiento periodontal celosamente cumplidos. El
control de la glucemia y el de placa dentobacteriana en el
diabético, tienen la misma importancia para la salud oral.
Los procedimientos y ayudas complementarias para la higiene deben ser practicados de una manera rigurosa y eficiente (ver cuadro 8–10).
Los pacientes que se presenten a consulta dental con
dolor deben de ser minuciosamente valorados como candidatos a recibir tratamiento dental de urgencia mediante un
buen interrogatorio y de ser posible por una prueba rápida
de glucosa en sangre.
Las cifras varían de acuerdo con el control de cada individuo, pero en general deben ser menores a 180 mg/dL
(ayunas o a las dos horas) para evitar complicaciones hemorrágicas y tener mejor control sobre las posibles complicaciones de infección y reparación postratamiento que
deben diagnosticarse y minimizarse mediante higiene local, antisépticos y antimicrobianos según sea el caso, y hacer exclusivamente el tratamiento de urgencia implementando tratamiento rutinario para infección oral aguda,
trepanación, pulpotomía o drenaje (dependiendo del diagnóstico), así como terapia con antimicrobianos empírica;
si no fuere urgente, exclusivamente establecer tratamiento
farmacológico paliativo y remitir al paciente para control
médico estricto, dejando tratamientos integrales para etapas futuras de control y estabilidad sistémica.
Cuadro 8–10. Extensión y énfasis de las fases
del plan de tratamiento dental en el paciente
con diabetes mellitus
I. Fase sistémica:
Énfasis en autocontrol y manejo medico–farmacológico estricto
Postergar cualquier tratamiento electivo si existe
duda en cuanto a control
II. Local no dental:
Atender lesiones o condiciones características
(hiposalivación, candidiasis, etc.)
Otros: Finalmente debe comentarse que algunos autores han manifestado una asociación, no claramente demostrada, entre diabetes mellitus y liquen plano (síndrome
de Grinspan).
III. Acondicionamiento:
Plan de tratamiento
IV. Rehabilitación:
Erradicar activa y enérgicamente focos probables y
activos de infección
Énfasis en la fase preventiva y CPP
Valorar minuciosamente el estado periodontal y
soporte
Un diabético bajo control no impone restricción alguna en
la extensión del plan de tratamiento odontológico, todas
sus fases pueden ser cumplidas. Los procedimientos endodónticos, quirúrgicos orales y periodontales deben ser implementados al ser requeridos, para asegurar una condición oral favorable a estos pacientes en quienes repercuten
tanto local o sistémicamente los estados infecciosos e inflamatorios. La reconocida susceptibilidad a enfermedad
periodontal hace que los procedimientos de valoración deban ser minuciosos y exhaustivos, el tratamiento periodontal debe ser cubierto en todas sus etapas y los procesos de
Prótesis que promuevan su adecuado mantenimiento (higiene)
En prótesis removibles valorar el estado de hidratación mucosa para evitar desajuste, fricción, molestia–dolor y ulceración
Los implantes se contraindican en pacientes lábiles
V. Seguimiento:
Reforzar aspectos preventivos y de conservación
Motivación y autocontrol permanentes
142 Medicina en odontología
Los pacientes con diabetes mellitus, independientemente del tipo bajo control médico riguroso, pueden recibir cualquier tratamiento dental en forma y extensión, su
(Capítulo 8)
única restricción y contraindicación es el descontrol médico–farmacológico.
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144 Medicina en odontología
(Capítulo 8)
9
Enfermedades hematológicas
José Luis Castellanos Suárez, Laura María Díaz Guzmán, Óscar Gay Zárate
Las enfermedades hematológicas conforman un grupo de
trastornos que, dependiendo de la célula sanguínea afectada, pueden predisponer al individuo al desarrollo de infecciones, hemorragias, problemas de reparación y de mala
oxigenación o inclusive a desenlaces fatales. La sangre es
un fluido viscoso constituido por plasma y elementos celulares, los leucocitos, eritrocitos y plaquetas. En el plasma
se encuentran además factores de la coagulación, proteínas
que regulan el transporte de sustancias o el pH, así como
elementos nutritivos, agua y electrólitos.
Las características de las células sanguíneas son:
inflamatorio y constituyen la primera línea de
defensa del organismo.
Basófilos. Llamados así por el color azul obscuro con que se tiñen. Aparecen en los tejidos
en etapas tardías de la inflamación y tienen la
capacidad de producir mediadores químicos
que mantienen la respuesta inflamatoria.
Eosinófilos. Se tiñen de color rosado y se presentan en los tejidos cuando el proceso inflamatorio está en vías de resolución. Distintivamente
su número se eleva cuando existen alteraciones
de tipo alérgico o enfermedades parasitarias.
Linfocitos. Son células especializadas reguladoras de la respuesta inmune, que aparecen en los tejidos en etapas tardías de la inflamación, cuando
la respuesta se convierte en crónica. Pueden diferenciarse funcionalmente dos tipos:
linfocitos B, que intervienen en la respuesta inmune humoral, caracterizada por la producción de anticuerpos y
linfocitos T, los cuales a su vez pueden subclasificarse en linfocitos TCD4+, que son coordinadores de la respuesta inmune y linfocitos
TCD8+, encargados de la respuesta inmune celular.
Monocitos. Células con una gran capacidad fagocítica y mediadoras de la respuesta inflamatoria,
que intervienen en el procesamiento de los antígenos, actividad necesaria para desencadenar la respuesta inmune; también coordinan el inicio del
proceso de reparación de los tejidos.
3. Plaquetas. Elementos celulares sanguíneos que intervienen en el proceso de la hemostasia. Las enfermedades que afectan a estas células son discutidas en
el Capítulo 10, sobre Trastornos de la hemostasia.
1. Eritrocitos, glóbulos rojos o hematíes. Son células
anucleadas cuyo citoplasma contiene sólo hemoglobina, proteína que se encargan del transporte de
oxígeno a los tejidos así como de llevar el CO2,
producto final del metabolismo de los carbohidratos, hacia el lecho pulmonar para el intercambio de
gases. Siendo el oxígeno fuente indispensable para
el metabolismo energético, cualquier alteración en
la función de estas células repercute de manera trascendente en la homeostasis celular, tisular y orgánica. El tamaño de un hematíe en un adulto normal
es de 7.82 0.62 micras de diámetro; son de forma
redondeada, bicóncava y con un centro pálido debido al menor espesor de la célula en esa área.
2. Leucocitos. Son elementos de defensa del individuo frente a los microorganismos, e intervienen en
la demolición de las células y tejidos viejos, afuncionales o necróticos. Según sus características
morfológicas y funcionales, pueden dividirse en:
Granulocitos. Son células que miden de 10 a 12
micras de diámetro, cuyo núcleo contiene diversas lobulaciones; en el citoplasma se observan granulaciones finas que por su tinción con
hematoxilina y eosina pueden clasificarse en:
Neutrófilos. Su función principal es la fagocitosis, actividad que realizan de manera inespecífica, independientemente del agente agresor.
Intervienen tempranamente en todo proceso
Los elementos formes de la sangre derivan todos ellos de
una reserva de células precursoras, germinales o células madre, indiferenciadas y poco numerosas, capaces de entrar en
división y proliferación hacia cualquiera de las líneas celulares hemáticas (eritrocitos, leucocitos o plaquetas). Tie-
145
146 Medicina en odontología
(Capítulo 9)
nen la capacidad de renovarse constantemente, manteniendo la reserva numérica de células germinales necesaria
para el recambio celular sanguíneo. Las células precursoras se encuentran en la médula ósea, el timo, en los ganglios linfáticos, en el tejido linfoide de las mucosas, en el
bazo y en la sangre periférica. Responden al estímulo de
citocinas, sustancias químicas producidas por diversas células del organismo. Entre las principales citocinas se encuentran las interleucinas IL1, IL3, IL4, IL6, IL11 TNF–
(factor de necrosis tumoral ), G–CSF (factor estimulante
de crecimiento de colonias granulocíticas), entre otras. La
actividad de estos mediadores químicos tiene como resultado la producción de una gran cantidad de células mieloides (leucocíticas) y eritroides.
Un estímulo muy importante para la producción de
hematíes es la liberación por el riñón de la eritropoyetina,
hormona que se producen en estados de hemorragia aguda,
en insuficiencia cardiaca congestiva y en cualquier situación que favorezca un estado carencial de O2, incluyendo
condiciones geográficas, como el vivir a grandes alturas.
El estímulo para que la médula ósea libere células blancas
son las citocinas IL1 y TNF, sustancias producidas por los
macrófagos cuando por cualquier razón existe destrucción
de tejidos; los nuevos leucocitos vendrán a sustituir a las
células que se han perdido durante el proceso inflamatorio.
De la misma manera que existen sustancias químicas
estimulantes de la reproducción y liberación de células sanguíneas, existen otras citocinas, como: TGF– (factor de
crecimiento transformante ), proteínas inflamatorias producidas por los macrófagos, IL8 y factor 4 plaquetario, entre
otras, que actúan de manera contraria, es decir, frenan la
reproducción de células hematológicas madre y de otras
células que ya han avanzado en el proceso de maduración.
La regulación de la hematopoyesis, con la liberación
de factores prohematopoyéticos y otros que detienen el proceso de maduración y liberación, permite mantener el equilibrio de las células sanguíneas en los individuos sanos.
En el cuadro 9–1 pueden verse los valores normales
de células sanguíneas en sangre periférica en un adulto
normal.
TRASTORNOS ERITROCÍTICOS
ANEMIAS
La anemia no constituye por sí misma un diagnóstico, sino
un signo de enfermedad. Es la disminución de la hemoglibina funcional disponible. La anemia se presenta cuando
hay un desequilibrio entre la eritropoyesis y la utilización,
destrucción o eliminación de los eritrocitos, cuando el hematíe no produce y almacena la suficiente cantidad de hemoglobina. Se considera que existe anemia cuando un
adulto de sexo masculino tiene 13 g/dL de hemoglobina
(Hb) y menos de 12 g/dL en una mujer. El cuadro 9–2 muestra las cifras de normalidad en hombre y mujeres en edad
adulta joven y en situaciones de salud favorables, para la
cantidad de eritrocitos, y hemoglobina en sangre, así como
los denominados valores globulares, necesarios para el
diagnóstico de anemia.
La biometría hemática incluye un frotis que permitirá
mostrar la forma de las células y su maduración.
El número de eritrocitos y especialmente la hemoglobina y el hematócrito, descienden en casos de anemia. El
hematócrito corresponde al porcentaje de células rojas
(concentración) que contiene un volumen determinado de
sangre; se obtiene al centrifugar la sangre en un tubo de vidrio y dividir la altura de la columna de eritrocitos sobre la
columna de sangre total. Cuentas de eritrocitos hematócrito y hemoglobina menores que lo normal son indicativos
de anemia; sin embargo, los valores disminuidos no implican por si mismos un diagnóstico de anemia, ya que pueden existir seudoanemias como la observada en el embarazo, en el que puede haber un hematócrito disminuido
debido a hipervolemia, lo que produce un efecto de dilución sanguínea. En el frotis, aun bajo situaciones de normalidad, es posible observar células rojas inmaduras. Ante
situaciones de hemorragia aguda o en procesos de hemólisis suelen aparecer en la circulación reticulocitos, eritroci-
Cuadro 9–2. Parámetros para la
determinación y diagnóstico de anemia
Cuadro 9–1. Valores normales de células
sanguíneas en sangre periférica
en un adulto normal
Células
sanguíneas
Cifras
Valores
absolutos
millones/mm3
Eritrocitos
4.5 a 5
Leucocitos
6,000 a 10,000/mm3
PMN neutrófilos
43 a 77%
3,000 a 7,000
PMN basófilos
1 a 4%
0 a 300
PMN eosinófilos
0 a 2%
0 a 100
Linfocitos
25 a 35%
1,000 a 3,500
Monocitos
2 a 6%
100 a 600
Plaquetas
150,000 a
450,000/mm3
Varones
Mujeres
Hemoglobina
(g/100 cm3 de
sangre)
Hematócrito (%)
Eritrocitos
(millones/mm3
de sangre)
VCM (82–92)
< 14
< 12
< 41
< 4.4
< 36.5
< 3.9
Anemia
microcítica
Anemia
macrocítica
HCM (30 3 pg)
Anemia
hipocrómica
CMHC (32–36 %)
Anemia
hipocrómica
* Los valores corpusculares pueden ser normales en pacientes
que han sufrido hemorragias recientes.
Enfermedades hematológicas 147
tos inmaduros que contienen en su citoplasma restos de organelos y que además tienen un diámetro mayor que el de
un hematíe adulto.
Los valores normales de reticulocitos en la sangre periférica son de 0.5 a 2% de todos los glóbulos rojos, y tienden
a disminuir en casos de anemias en las que la médula no responda a los estímulos proliferativos.
Los índices eritrocitarios, también llamados globulares o corpusculares son de gran utilidad pues proveen información necesaria para poder hacer una clasificación de
las anemias; se calcula su valor a partir de la cuenta de eritrocitos, la concentración de hemoglobina disponible y del
hematócrito:
Volumen corpuscular medio (VCM). Indica el volumen medio de los eritrocitos, es decir, el tamaño
de hematíe y permite catalogar a las células rojas
como microcíticas, normocíticas o macrocíticas,
dependiendo del volumen del glóbulo rojo.
Hemoglobina corpuscular media (HCM). Expresa
la cantidad media de hemoglobina que contiene
cada eritrocito y se expresa en picogramos.
Concentración media de hemoglobina corpuscular (CMHC). Corresponde a la cantidad de hemoglobina contenida en un eritrocito, en proporción
del tamaño del glóbulo rojo; su valor se reporta en
porcentaje. Con este índice y la HCM es posible
clasificar a las células como normocrómicas (valores normales) o hipocrómicas (valores disminuidos), lo que se traduce en el color del glóbulo rojo.
Fisiopatología del síndrome anémico
La condición anémica va a producir una serie de efectos sobre el organismo, algunos de los cuales son causados por
la hipoxia que se presenta al tener cantidades disminuidas
de hemoglobina, lo que dificulta la distribución de oxígeno; otras manifestaciones clínicas del síndrome anémico
son el resultado de la entrada en acción de mecanismos compensadores. Los principales cambios fisiopatológicos son:
1. Aumento en la capacidad de la hemoglobina por
ceder oxígeno a los tejidos; este mecanismo deriva
de la hipoxia tisular y de un descenso en el pH.
2. Redistribución del flujo sanguíneo en los órganos.
En tanto que la piel y los riñones reciben menor
cantidad de sangre por tener menores requerimientos de oxígeno, el flujo sanguíneo se incrementa en cerebro y corazón.
3. Incremento en el gasto cardiaco. Ante niveles de
hemoglobina de 7.5 g/dL de sangre aumenta el
gasto cardiaco.
4. Liberación de hematíes a la circulación. El mejor
mecanismo compensador que se presenta ante anemia es la producción y liberación a la circulación
de glóbulos rojos.
Los signos y síntomas observados en la anemia son el resultado de estos mecanismos compensadores y de adaptación, que pueden mezclarse con aquellos signos y síntomas
originados por la enfermedad que dio origen a la anemia
MANIFESTACIONES CLÍNICAS
Entre los diversos signos y síntomas que se observan en la
anemia probablemente el más frecuente sea la astenia progresiva.
Son comunes los cambios de humor y la irritabilidad,
la falta de concentración y memoria, insomnio que incrementa el cansancio y a veces disminución de la libido. Disnea, cefalea, zumbido de oídos, vértigo, intolerancia al
frío, palpitaciones, insuficiencia cardiaca, cianosis, dolor
anginoso en pacientes con trastornos coronarios previos,
son otras manifestaciones. Algunos pacientes pueden presentar sintomatología más específica, de acuerdo con la
causa inicial de anemia, como parestesia en extremidades,
ardor y dolor por deficiencia de vitamina B y ácido fólico,
dificultad para deglutir (obstrucción esofágica por deficiencia de hierro), dispepsia o diarrea por una pérdida sanguínea gastrointestinal franca y considerable. La palidez e
ictericia observadas en algunos de estos pacientes se deben
a alteraciones relacionadas con la hemoglobina; la palidez
se puede observar por una disminución de esta proteína y
la ictericia por una aumentada concentración extracelular
de bilirrubina, usualmente debida a una acelerada destrucción de glóbulos rojos.
Clasificación de anemias
Existen diferentes formas de clasificar a las anemias, algunas se basan en el origen de las mismas o bien en los índices
globulares (VCM, HCM y CMHC). Sobre la base de estos
índices las anemias pueden ser clasificadas como:
Normocrómicas normocíticas, cuando existen valores normales de los índices globulares. Se observan cuando existe insuficiencia medular, hemólisis, aplasia medular, invasión neoplásica de la
médula, enfermedades crónicas, síndromes mielodisplásicos o en hemorragias agudas.
Hipocrómicas microcíticas (eritrocitos pequeños
y con una cantidad menor de hemoglobina), observadas en las anemias ferropénicas, por hemorragias crónicas y en la talasemia. En este tipo de
anemias el VCM es menor a 82 micras cúbicas (femtolitros o fL) y el HCM < 26 pg.
Macrocíticas o megaloblásticas. Son debidas muy
frecuentemente a la falta de elementos que maduren y reduzcan de tamaño al eritrocito, como la vitamina B12 y el ácido fólico. También es posible
observar anemias con células muy grandes en el
alcoholismo, en insuficiencia hepática, tabaquisquismo e hipotiroidismo. En este tipo de anemias
el VCM es mayor a 100 micras3 o fL.
Una clasificación práctica de las anemias es la descrita en
el cuadro 9–3.
El tipo más frecuente de anemia es la relacionada con
la carencia de componentes ferrosos, ya sea por deficiencias dietéticas o absortivas. Se observa comúnmente en
mujeres durante el embarazo, por menstruaciones abundantes y durante el crecimiento; esto puede obedecer a un
aumento en los requerimientos fisiológicos, deficiencia
148 Medicina en odontología
Cuadro 9–3. Clasificación de anemias
Aceleración en la pérdida de eritrocitos
Hemorragias
Traumatismos
Úlceras gastrointestinales
Trastornos hemorrágicos crónicos ocultos
Aumento en la destrucción de eritrocitos
Anemias hemolíticas
Esferocitosis hereditaria
Drepanocitemia
Talasemia
Deficiencia de glucosa–6–fosfato deshidrogenasa
Hemoglobinuria paroxística nocturna
Anemias inmunohemolíticas
Eritroblastosis fetal
Anemias hemolíticas por traumatismo de
eritrocitos
Paludismo
Disminución en la producción de eritrocitos
Anemias nutricionales
Anemia ferropénica
Anemias megaloblásticas
Anemia por disminución de ácido fólico
Anemia por disminución de vitamina B12
Inhibición de la médula ósea
Anemia aplástica
Anemia mielopática
nutricional o malabsorción. Bajo estas circunstancias hay
disminución del VCM, HCM o CMHC, apareciendo eritrocitos microcíticos e hipocrómicos. Los antecedentes del
paciente son importantes en la detección de un problema
de deficiencia de hierro; algunos aspectos a considerar son:
a. La edad, ya que los niños desarrollan una deficiencia nutricional verdadera.
b. El sexo, pues este trastorno se ve frecuentemente
en mujeres en edad reproductiva, por el embarazo.
c. La dieta, pues esta anemia se asocia con un elevado consumo de cereal, té, huevos o bajo consumo
de carne y pescado.
d. Medicamentos. También pueden afectar, se ha
visto que la aspirina, los esteroides y antirreumáticos pueden producir hemólisis.
e. El historial y el examen clínico son importantes
para detectar una deficiencia de hierro que pudiera
permanecer oculta, por lo que la detección de hemorragias no evidentes pero crónicas o algún otro
problema de tubo digestivo, deben descartarse para
establecer las bases del tratamiento, ya que la prescripción de hierro sólo controla los síntomas de la
anemia sin modificar la causa.
Las anemias de tipo megaloblástico son causadas por deficiencia de ácido fólico, o de vitamina B12, o por interferencia en su metabolismo. En ellas se produce un déficit en
la síntesis de DNA. La anemia perniciosa es un ejemplo de
este grupo, que se caracteriza por una gastritis atrófica,
aclorhidria y un déficit de producción del factor intrínseco
(Capítulo 9)
necesario para la absorción de vitamina B12. Esta enfermedad es más frecuente en adultos, mayores de 60 años y al
parecer existe cierta predisposición genética para este padecimiento. Recientemente se ha sugerido que la infección
por Helicobacter pylori juega un papel muy importante en
la generación de la atrofia gástrica, por la inducción de una
respuesta inmune no sólo contra el microorganismo, sino
también contra las células parietales del estómago. La anemia perniciosa se acompaña de otras manifestaciones clínicas además de las clásicas de las anemias, como son piel
seca, poco elástica, de color amarillento, manchas hipercrómicas, encanecimiento prematuro, dolor y ardor de la
mucosa bucal, glositis de Hunter (lengua depapilada, lisa
y brillante), parestesia en pies y manos, falta de fuerza
muscular, marcha atáxica, espasticidad, hiperreflexia, signo de Babinski positivo (extensión del dedo gordo del pie
al estimular la planta del mismo, con formación de un abanico con los otros dedos, a menudo junto con una flexión
de la rodilla y cadera. Su positividad en no neonatos implica lesión neuronal motora superior), pérdida de la memoria y a veces cuadros de psicosis.
En ocasiones el déficit de vitamina B12 se debe a trastornos alimentarios, como puede verse en los vegetarianos
estrictos (que no consumen huevos o productos lácteos),
en lactantes que son alimentados con leche materna de madres vegetarianas o en personas que consumen medicamentos que interfieren con la absorción adecuada de esta
sustancia, como la colchicina, clorato potásico, etanol y
neomicina. También puede ser debida a gastrectomía o resección del íleon terminal o enfermedad de Crohn, alteraciones en las que no se produce absorción de vitamina B12.
En el esprue tropical tampoco se absorben ni esta vitamina
ni el ácido fólico.
El déficit de ácido fólico también lleva a la presentación de anemias megaloblásticas. Por deficiencia en la dieta
es frecuente observarla en la población del tercer mundo,
combinada con múltiples deficiencias alimentarias. También puede verse asociada al alcoholismo, o en ancianos y
personas marginadas. No es infrecuente que fármacos anticonvulsivantes como la difenilhidantoína, carbamacepina,
ácido valproico, fenobarbital, primidona y otros barbitúricos generen anemias megaloblásticas; aunque el mecanismo exacto por el cual estos fármacos interfieren con el metabolismo de los folatos no se conoce, probablemente éstos
fármacos tengan una influencia directa sobre la síntesis de
DNA. Fármacos como metotrexate, trimetoprim, pentamidina, proguanil y triamtereno son también inductores de este
tipo de anemias. Existe otro grupo de anemias que se generan por un aumento en la destrucción de los hematíes; esta
destrucción tiene diversas causas, entre las que destacan:
Genéticas. Son trastornos que se pueden heredar de
manera autosómica dominante o recesiva y su gravedad dependerá de si el portador es heterocigoto u
homocigoto, siendo más grave en este último. La
producción de hemoglobina anómala en muchas de
estas anemias genera cambios importantes en la forma del hematíe, haciéndolo además susceptible a su
destrucción. Algunas de estas globinopatías son:
Esferocitosis hereditaria, caracterizada por la forma esférica del eritrocito.
Enfermedades hematológicas 149
Eliptocitosis hereditaria, defecto corpuscular en la
que el hematíe tiene forma elíptica.
Talasemia o anemia del Mediterráneo. Globinopatía que se caracteriza por defectos en la cadena
o de la globina, elemento fundamental de la molécula de la hemoglobina. Se caracteriza por una
anemia microcítica e hipocrómica con una forma
y tamaño variable del glóbulo rojo. La talasemia
mayor es mortal y afecta a los homocigotos para
los genes defectuosos. Frecuentemente la talasemia menor (heterocigotos) suele no ser diagnosticada por no dar manifestaciones clínicas importantes. Esta enfermedad se presenta comúnmente
en los países que rodean al mar Mediterráneo, en
Oriente medio, África y Asia.
Anemia drepanocítica o de células falciformes. Es
una anomalía en la cadena de la hemoglobina,
que ante una tensión parcial de oxígeno menor o
una baja en el pH da lugar a la formación de un
cristal en forma de hoz dentro del hematíe. Esta
alteración producirá estasis del eritrocito dentro
del lecho capilar y su destrucción. Afecta especialmente a la población negra y quienes sufren la enfermedad en toda su intensidad (drepanocitosis)
son los homocigotos, ya que los heterocigotos manifiestan solo rasgos de este trastorno, desarrollando anemia solo ante una baja importante en la
tensión de oxígeno, como sucedería en aviones no
presurizados o por anestesia general.
Defectos en la glucosa–6–fosfato deshidrogenasa.
La deficiencia de esta enzima en el glóbulo rojo
produce una forma de anemia que se manifiesta solamente cuando se consumen algunos fármacos,
entre los que destacan fenilbutazona, acetaminofén, fenacetina, sulfamidas y sulfonas, antipalúdicos, nitrofuranos, ácido nalidíxico, azul de metileno, colchicina, estreptomicina, vitamina K, ácido
ascórbico y ácido paraminobenzoico, así como alimentos (habas o su polen) e infecciones como hepatitis o acidosis. Es un trastorno que afecta principalmente a individuos de raza negra, asiática y
mediterránea, se transmite a través del cromosoma X, por lo que afecta a varones preferentemente
y de manera variable a las mujeres portadoras del
gen defectuoso, lo cual dependerá de la inactivación o no del cromosoma X afectado. No habrá manifestaciones clínicas mientras no existan agentes
desencadenantes, por lo que en ocasiones este padecimiento se descubre hasta llegar a la vida adulta.
En todas las anemias de tipo genético las manifestaciones
clínicas pueden ser evidentes desde el nacimiento y se
acompañan, además de los signos y síntomas de anemia,
de ictericia e hiperesplenismo.
1. Anemias hemolíticas adquiridas. Son causadas por
diversos agentes agresores para los glóbulos rojos,
algunos de ellos de tipo inmunológico (citotoxicidad), caracterizándose estos últimos por la presencia de anticuerpos que pueden llegar a fijar complemento, del tipo IgG, IgM y IgA. Ejemplos de
este mecanismo se observan en el rechazo de transfusiones o en incompatibilidad por Rh o por grupo
sanguíneo y en las anemias autoinmunes; en estas
formas de anemia intervienen mecanismos inmunopatológicos de citotoxicidad (tipo II) y fagocitosis.
Algunas formas de anemia hemolítica adquirida suelen deberse a:
Agentes infecciosos que invaden al eritrocito
y le destruyen, como en la malaria, bartonelosis, sepsis por Clostridium welchii o parásitos
como el del paludismo.
Agentes tóxicos y venenos. También se ha observado hemólisis por arsénico o por fármacos
que actúan produciendo una lesión oxidativa
en el hematíe, con desnaturalización de la hemoglobina y formación de metahemoglobina.
Sustancias oxidantes como las cloraminas empleadas como bactericidas en los depósitos de
agua, el formaldehído usado en los equipos de
hemodiálisis, venenos de algunas serpientes y
arañas producen hemólisis.
Agentes físicos. El calor o radiaciones deforman el citoesqueleto del glóbulo rojo, alterando su morfología y elasticidad, que los expone
a quedar atrapados en los capilares y los hace
susceptibles a fagocitosis. También se observa
destrucción física de hematíes en los portadores de prótesis valvulares.
Aumento del riesgo de destrucción. Las enfermedades hepáticas congestivas suelen producir congestión del sistema portal, por lo que los
eritrocitos quedan estacionados un tiempo mayor en el bazo, expuestos a sufrir también por
esta razón destrucción.
2. Supresión de la función medular. Estas anemias
suelen tener su origen en la administración de fármacos y sustancias tóxicas para la médula. La anemia aplásica o la derivada de la administración de
medicamentos anticancerosos son ejemplos de
este grupo de trastornos.
La sustitución de la médula ósea por neoplasias malignas como las leucemias, o metástasis de
procesos neoplásicos generados a distancia suelen
manifestarse como anemia.
En resumen, las causas principales de las anemias son:
a. El aumento en la pérdida de eritrocitos: hemorragia o mayor rapidez en la destrucción de eritrocitos (anemias hemolíticas).
b. Una baja en la producción de hematíes, por deficiencias nutricionales y alteraciones primarias o
secundarias en la absorción intestinal o bien, inhibición de la médula ósea.
DIAGNÓSTICO
Las manifestaciones clínicas de síndrome anémico, como
palidez, cansancio, debilidad, disnea y palpitaciones, harán sospechar al médico o al propio dentista sobre la posibilidad de enfrentar a un paciente con algún trastorno que
ha generado anemia.
150 Medicina en odontología
En función del tratamiento es importante identificar el
tipo específico de anemia que se presenta, así como conocer
la causa. Para ello se requiere conocer de la historia clínica,
aspectos relevantes tales como antecedentes familiares, enfermedades actuales y pasadas, fármacos empleados y dieta,
además de conocer la información que provee la biometría
hemática, como cuenta de eritrocitos, hematócrito, hemoglobina en sangre, la cantidad de reticulocitos, la forma de
los hematíes y los índices globulares o corpusculares.
En algunos casos complejos será necesario llevar a
cabo otros estudios especiales tales como biopsia de mucosa
gástrica, cuando se sospeche de atrofia de la misma, determinación de bilirrubinas en sangre, de hierro sérico, vitamina B12 y folatos, de anticuerpos contra el factor intrínseco para la absorción de vitamina B12 hemoglobinemia,
prueba de Schilling, hemoglobinuria, metahemoglobinemia, biopsia de médula ósea o prueba de Coombs directa
o indirecta, según el caso clínico y la información que estudios preliminares lo sugieran.
TRATAMIENTO MÉDICO
El médico implementará un esquema terapéutico adecuado a cada caso en particular. Cuando la causa de la anemia radique en trastornos dietéticos la administración de la
sustancia faltante será suficiente. En pacientes con déficits
dietéticos multifactoriales la corrección de la desnutrición
llevará a la recuperación del paciente; en otros casos será
necesario cuidar la vía de administración del elemento del
cual se carece, ya que por ejemplo en la anemia perniciosa,
será necesario administrar vitamina B12 por vía parenteral,
dado que cuando la atrofia de la mucosa gástrica es la causa, no se absorberá si se provee por vía oral. En los pacientes con trastornos de malabsorción la vía parenteral será
también la adecuada.
Los pacientes que sufren anemia hemolítica de tipo
genético tendrán un pronóstico de vida que va a depender
de la severidad del padecimiento.
La talasemia mayor homocigótica no tiene un buen
pronóstico, dado que todas las células sanguíneas que se
producen son defectuosas, en cambio quien padece deficiencia de la enzima glucosa–6–fosfato deshidrogenasa
podrá llevar una vida normal siempre que no haga uso de
drogas que requieran de esta enzima para su metabolismo.
Ante procesos hemorrágicos agudos por traumatismo
o úlceras en el tubo digestivo, la transfusión sanguínea será
irreemplazable para conservar la vida del individuo.
MANEJO ODONTOLÓGICO
DEL PACIENTE CON ANEMIA
Consideraciones y adecuaciones
en la consulta dental
Las condiciones que se acompañan de anemia como signo
son tan frecuentes, que el cirujano dentista pudiera restarle
(Capítulo 9)
importancia a la búsqueda de su solución o a las complicaciones que durante el trabajo odontológico propiamente
dicho, pueden presentarse. Un paciente con síndrome anémico debe recibir atención médica por este solo hecho, independientemente de que durante la consulta dental pueden presentarse trastornos reparativos e infecciosos. Al
existir un gran número de causas que produzcan anemia,
el diagnóstico y tratamiento del agente etiológico determinante debe definirse, por las adecuaciones que pudieran tener que hacerse para llevar a cabo el tratamiento dental.
Dado que las manifestaciones clínicas son fáciles de identificar, la remisión del paciente con el médico debe ser
pronta y el tratamiento de la causa debe seguirse de cerca.
La biometría hemática provee de información necesaria para tomar decisiones, pero las cifras o parámetros
aislados no son determinantes para definir cuando atender
a un paciente en el consultorio dental o cuando posponer
la consulta. Pacientes jóvenes con anemia crónica pueden
mantenerse asintomáticos aún con 5 gr de hemoglobina, en
tanto que otros pueden dar manifestaciones de insuficiencia cardiaca teniendo 10 gr de la misma. Por esta razón,
decidir cuando llevar a cabo procedimientos rutinarios dependerá de la existencia o no de manifestaciones cardiovasculares o de hipoxia tisular; de presentarse estas, la
remisión al médico es prioritaria y la consulta dental debe
ser pospuesta.
En los pacientes con cualquier tipo de anemia en
estado agudo o no diagnosticado, cualquier procedimiento
dental debería postergarse y manejar al enfermo mediante
tratamiento paliativo con medicamentos destinados para
cada padecimiento en particular. Personas con anemia crónica o en el límite, pacientes embarazadas o enfermos renales que toleran bien niveles bajos de hemoglobina, medidas o procedimientos no invasivos de operatoria dental, en
las encías, ortodoncia o prótesis, podrían ser ejecutadas,
aunque siempre demostraría una mejor práctica, desde el
punto de vista de la conveniencia y la ética, tener bajo control un padecimiento sistémico, antes de iniciar el tratamiento dental.
Ningún paciente con anemia, independientemente de
los niveles de hemoglobina o de la existencia o no de manifestaciones clínicas, debe ser sometido a tratamiento quirúrgico por el hecho de que durante el procedimiento se puede
perder un volumen significativo de sangre, lo que se traduciría en una menor oxigenación a los tejidos. Ya que la reparación tisular depende de manera muy importante del aporte
energético a las células que intervienen en este proceso, si no
se cuenta con una buena oxigenación pueden presentarse retardos de reparación y de eficiencia cicatrizal, así como propensión a las infecciones secundarias. En los pacientes sometidos a cirugía, extracciones y otros padecimientos que
implican grandes áreas de intervención, la cicatrización retardada puede condicionar sangrado posquirúrgico y posible infección agregada, las cuales pudieran ser situaciones
que complicarán la atención de los pacientes. Por tales motivos, cualquier procedimiento que implique estos riesgos
debe de valorarse ampliamente antes de llevarse a cabo,
siendo preferible esperar a que mejore la condición sanguínea y se controle la causa de la anemia. Cuando se presenten
condiciones agudas que requieran tratamiento quirúrgico
debe manejarse solamente el aspecto sintomático mediante
Enfermedades hematológicas 151
medicamentos, hasta que el paciente sea llevado a un estado
de control, el cual puede determinarse al recuperar los niveles normales del hematócrito, hemoglobina, cuenta celular
y la estabilización de los índices eritrocíticos. En una persona debilitada por una hemorragia aguda grave, dependiendo de la situación dental, se podrá esperar hasta la recuperación, o en caso de ser requerida atención inmediata
(como sucede en algunos accidentados, donde la eliminación y curación de tejido lacerado, fragmentos óseos y dientes, así como la limpieza de la zona, merecen atención
rápida), se debe solicitar al médico tratante la estabilización
volumétrica y electrolítica del paciente, además del control
de la fuente hemorrágica principal.
Está contraindicado llevar a cabo procedimientos
bajo anestesia general por inhalación en pacientes con anemia, por el alto riesgo de sufrir hipoxia y acidosis, dado que
los gases anestésicos son afines a la hemoglobina y desplazan al oxígeno.
Se debe ser cauteloso con el paciente anémico sospechoso no diagnosticado o mal manejado, ya que no sería
extraño que por su sintomatología característica (disnea,
fatiga e insuficiencia cardiaca) desarrollara desde un leve
desvanecimiento hasta una crisis cardiovascular aguda,
por lo que es importante remarcar la importancia del buen
manejo sistémico y la detección de un posible padecimiento anémico mediante la anamnesis. De presentarse
una situación de este tipo durante la consulta dental se deberán de seguir las recomendaciones dadas en los Capítulos 1, 2 y 3 sobre Manejo odontológico de pacientes con
trastornos cardiovasculares. Todos los pacientes con antecedentes de anemia o en tratamiento, deben atenderse en
el consultorio dental de preferencia por la mañana, optimizando al máximo el tiempo empleado en las sesiones.
En pacientes anémicos por enfermedades sistémicas
es indispensable hacer un manejo odontológico de la alteración determinante, ya que importa en estos casos tanto la
enfermedad como su terapéutica. Un paciente leucémico
puede estar bajo tratamiento con citotóxicos, el que además de producir anemias afecta los umbrales defensivos.
Pacientes con artritis reumatoide, leucemia, con trasplantes renales, pueden recibir tratamiento con inmunodepresores que inhiben la función leucocitaria, sumándose el
riesgo infeccioso a la anemia que la enfermedad determina. Bajo las circunstancias antes mencionadas, tal vez
sea necesario el uso profiláctico de antibióticos de amplio
espectro, y definir junto con el médico la extensión del tratamiento dental. (Ver el Capítulo 4 sobre Profilaxia antibiótica). En caso de presentarse procesos infecciosos en
este grupo de pacientes será recomendable el uso de cultivos bacterianos, o antibiogramas. Las lesiones agudas bucales y dentales deben recibir atención prioritaria, pues
pueden poner en riesgo la vida del paciente.
En los pacientes que sufren de anemia aplásica, deben
evitarse eventos hemorrágicos, ya que en ellos se observan
cambios en la formación plaquetaria y leucocitaria, cuadro
que se complica con eventos hemorrágicos, como petequias,
manchas purpúreas o francos hematomas en la mucosa bucal y hemorragias gingivales espontáneas por la deficiencia
de plaquetas. A su vez, la falta de glóbulos blancos expone
a infecciones en cavidad bucal por bacterias, hongos y virus;
existe también la posibilidad de encontrar una estomatitis
ulcerativa en la mucosa bucal y la faringe, así como linfadenopatía cervical y submandibular. Por lo tanto en estos
pacientes los parámetros a seguir para definir las adecuaciones que deban hacerse en la consulta dental son:
a. No llevar a cabo procedimientos que impliquen
sangrado con cifras de plaquetas menores a
50,000/mm3. Ver Capítulo 16 sobre Trastornos de
la hemostasia.
b. Ante cifras menores a 1,000 neutrófilos/mm3 de
sangre proporcionar profilaxia antibiótica. (Consultar Capítulo 3 sobre Profilaxis antibiótica en
odontología y definir con el médico la selección y
dosis de medicamentos a emplear.)
c. Ante manifestaciones de síndrome anémico solicitar al médico la administración de un paquete
globular.
Es recomendable el control de los problemas bucales que
se relacionan con anemia, como ardor, sensibilidad, ulceraciones y dolor, antes de proceder a otras etapas de tratamiento dental. La colocación o uso de dentaduras totales o
parciales debe esperar en los anémicos que desarrollan depapilación, ulceración local, o ambas, ya que son aditamentos que provocarían irritación local y problemas mayores. El
empleo de acondicionadores del tejidos y acrílico blandos
pueden ser una solución para mejorar la adaptación del paciente a sus nuevas prótesis mejorando de esta manera también la alimentación de la persona. Se debe hacer énfasis en
las fases de prevención y seguimiento dental de estos enfermos, evitando así la generación de padecimientos locales
agregados que pueden agravar la situación del paciente (enfermedad periodontal, focos locales de infección, caries,
contaminación de heridas ulcerativas, fungosis, etc.). El resultado final del manejo de los tejidos blandos y duros como
sucede en cirugía periodontal, implantología y cirugía estética intrabucal, pudiera no alcanzarse en un paciente que tiene afectada la oxigenación tisular, como acontece en todos
los casos en que se presenta anemia.
EXÁMENES COMPLEMENTARIOS
Para todos los casos de diagnóstico y control de enfermedades hematológicas, el examen primario es la biometría hemática, la cual incluye los aspectos que menciona el cuadro 9–4.
Como ya ha sido mencionado, siendo la anemia sólo
un signo, las cuentas eritrocíticas, la cantidad de hemoglobina en sangre, el hematócrito, el aspecto citológico (frotis
sanguíneo) y los índices globulares (volumen eritrocitario,
la cantidad de hemoglobina y su concentración en cada hematíe) ayudan a identificar el tipo específico de anemia.
Por dar algunos ejemplos de los resultados que de estas
pruebas pueden obtenerse se pueden mencionar que:
Es característico de las anemias por carencia de
hierro la presencia de eritrocitos pequeños y con
poca concentración de hemoglobina (microcíticos, hipocrómicos).
En las anemias megaloblásticas, como su etimología lo indica, el tamaño de los eritrocitos es mayor
(VCM > a 100 micras3).
152 Medicina en odontología
(Capítulo 9)
Cuadro 9–4. Pruebas de laboratorio incluídas en una biometría hemática
Línea celular
Hematíes
Pruebas
Valores normales
Cuenta de eritrocitos
4.5 a 5 millones/mm3
Hemoglobina en sangre
12 al 16 g/100 mL
Hematócrito
37 a 47%
Índices globulares o corpusculares
Leucocitos
Volumen corpuscular medio (VCM)
80 a 100 3
Hemoglobina corpuscular media (HCM)
27 a 31 pg
Concentración media de hemoglobina corpuscular (CMHC)
31 a 36%
Cuenta de glóbulos blancos
6 a 10,000/mm3
Fórmula diferencial
Neutrófilos 43 a 77%
Linfocitos 25 a 35%
Monocitos 2 a 6%
Eosinófilos 0 a 4%
Basófilos 0 a 2%
Examen de frotis de sangre
Plaquetas
Cuenta de plaquetas
En la anemia de células falciformes (drepanocíticas) el examen microscópico (frotis sanguíneo)
mostrará cambios en la forma del eritrocito, además de presentarse cambios en los índices corpusculares.
En caso de hemorragias masivas, hemorragia crónica y por procesos malignos, es posible encontrar
un porcentaje mayor al 2% normal de células jóvenes o no maduras (reticulocitos).
El frotis sanguíneo permite mostrar la forma de los eritrocitos, que normalmente son redondos y bicóncavos.
Algunas de las alteraciones de la forma de estas células son:
En pacientes con anemia ferropénica, talasemia,
anemia por síndromes mieloproliferativos o metástasis a médula ósea, se observan hematíes de diferente forma (poiquilocitosis).
En cambio, eritrocitos esféricos aparecen en anemias hemolíticas autoinmunes y en la esferocitosis hereditaria.
En el alcoholismo y en las anomalías congénitas
de la membrana eritrocítica se pueden observar los
estomatocitos, que son glóbulos rojos con una incisión central a modo de boca.
Los eliptocitos son eritrocitos elípticos que se presentan en la eliptocitosis, en anemias megaloblásticas y en síndromes mieloproliferativos.
Los drepanocitos o eritrocitos en forma de media
luna o de hoz se observan en la anemia de células
falciformes.
En la talasemia, otras hemoglobinopatías, anemia
ferropénica, en posesplenectomía, en hepatopatías e hiperlipidemias aparecen los eritrocitos en
forma de diana.
150,000 a 450,000/mm3
En los pacientes que presentan hemólisis por talasemia y
anemias de células falciformes, diálisis renal, rechazos de
transfusión, eritroblastosis fetal, etc. puede ser necesaria la
determinación de bilirrubina en sangre (valores normales
0.1–1.2 mg/dL).
Consideraciones farmacológicas
Muchos medicamentos, de manera directa o indirecta, se
relacionan de manera benéfica o dañina con la sangre y órganos hematopoyéticos (distintas vitaminas, minerales y
fármacos). Los que se consideran agentes eficaces en el
tratamiento de distintos tipos de anemia son: hierro, cobre,
cobalto, vitamina B12, ácido fólico, piridoxina y riboflavina. Por otra parte, existen fármacos y productos químicos
que son tóxicos para las células madre hematopoyéticas y
otros provocan destrucción directa del eritrocito; algunos
de éstos son las sulfonamidas deshidrogenadas; primaquina (antipalúdico) y la fenilbutazona (antirreumático),
los cuales provocan lesiones considerables de la médula
ósea, así como el benceno y muchos productos químicos
relacionados con éste, como el trinitrotolueno, tolueno y
los insecticidas de lindano y DDT que son capaces de provocar anemia aplásica y leucemia. En paciente que
padezca anemia por deficiencia de folatos la prescripción
de medicamentos como anticonvulsivos, barbitúricos, anticonceptivos y trimetoprim puede empeorar considerablemente el cuadro anémico.
La administración de medicamentos de acción oxidante puede desencadenar o agravar una anemia hemolítica en el sujeto que carece en su membrana de la enzima
glucosa–6–fosfato deshidrogenasa. Por otro lado, la radioterapia o medicamentos citotóxicos, o ambos, que se emplean contra la leucemia y distintas neoplasias diseminadas tienen también sus efectos nocivos contra los hematíes;
asimismo puede existir una deficiencia en la absorción
Enfermedades hematológicas 153
intestinal de vitamina B12 por el uso de fármacos como
clorpropamida (hipoglucemiante oral) y primidona (anticonvulsivo). Puede producirse una baja de hierro por la
dieta alta en té, cereales y huevo; medicamentos como la
aspirina, esteroides y antirreumáticos pueden condicionar
a pérdidas sanguíneas. Como se mencionó en el anterior
apartado, la anestesia general suele afectar al paciente anémico por el elevado riesgo de producir hipoxia y acidosis
graves, por tanto quedan contraindicados todos aquellos
medicamentos que de una u otra manera la inducen (halotano, enflurano, isoflurano, etc.). Siempre será necesario
incluir exámenes que determinen la capacidad funcional
eritrocítica; en caso de anemia de cualquier grado se recomienda la participación del médico o anestesista.
Figura 9–2. Atrofia de las papilas linguales causada por
anemia.
MANIFESTACIONES BUCALES DE ANEMIA
Para el tratamiento de cambios, lesiones y síntomas bucales relacionados con anemia, se requiere de un diagnóstico
certero para atacar la causa y no sólo los efectos. El manejo
de la sintomatología dolorosa observada por ejemplo en las
anemias macrocíticas (anemia perniciosa y por carencia de
ácido fólico), depende del diagnóstico; el uso de ácido fólico en una anemia perniciosa (carencia absortiva de vitamina B12), controla el dolor lingual al regenerarse el epitelio bucal, pero no controla la degeneración nerviosa, la
cual puede volverse irreversible.
La mayor parte de los cambios que se presentan en la
mucosa son parecidos, sin importar el tipo de anemia; si
bien algunas anemias presentan aspectos y peculiaridades
características asociadas a disestesias y dolor, como el caso
de la anemia perniciosa, en la que el dolor acompaña al resto de cambios atróficos del epitelio.
Cuando la anemia es por deficiencia de hierro, se observa una queilitis angular muy frecuente en edéntulos,
usualmente asociada a infección por Candida albicans
(figura 9–1). El cuadro pueden estar conformado por cambios en uñas, así como parestesias, ataxia, glositis y gloso-
Figura 9–1. Queilitis angular en un paciente con anemia
ferropénica.
pirosis a partir de que las cifras de hemoglobina descienden más de 20% de su valor normal (< 10 g/dL).
La piel y particularmente las mucosas muestran un
aspecto de pálido a ictérico. El epitelio de las mucosa bucal
se torna atrófico, por lo que es más sensible a los efectos
de los traumatismos, ulcerándose en ocasiones, o favoreciendo que se irrite con facilidad el tejido subyacente; ambas situaciones pueden llevar al paciente a quejarse de dolor o ardor. La lengua al igual que afecta inicialmente la
punta y los bordes laterales (figura 9–2).
Las diversas disestesias, el aumento del riesgo de
traumatismo o ulceración, y el ardor pueden traducirse en
una marcada disfagia. En síndromes raros como el de Plummer–Vinson, que se asocia a anemia ferropénica, es importante un diagnóstico temprano, ya que existe documentada
predisposición a la generación de un carcinoma epidermoide en la mucosa atrófica de las vías aéreas superiores, particularmente de la faringe, lo cual puede evitarse instaurando
un tratamiento con hierro y una dieta rica en proteínas.
Además de que la palidez es un signo constante de la
piel y las mucosas de los pacientes con anemia perniciosa,
la lengua es uno de los órganos particularmente afectados,
siendo posible observar cambios como atrofia inicial en las
papilas filiformes y después en las fungiformes, además
pueden presentarse cambios fisurales que más tarde se tornan lobulares, dándole a la lengua un aspecto rojo intenso
y vidriado (glositis de Hunter); lo anterior da una distorsión
en el gusto, aumento de la susceptibilidad irritativa y traumática, por el delgado o nulo epitelio de revestimiento de la
lengua (atrofia). La posible disestesia y el dolor son debidos
a cambios en el tejido nervioso local. En estados avanzados
pueden aparecer úlceras muy dolorosas en áreas de atrofia
grave, sobre todo en pacientes que utilizan prótesis. Se observa también una queilitis angular generalmente asociada
a alguna forma de candidiasis atrófica. Las úlceras y los
cambios cualitativos y cuantitativos del epitelio mucoso y
la palidez cederán con la administración parenteral de vitamina B12 por vía intestinal. Se debe establecer tratamiento
temprano para evitar cambios neuronales permanentes.
En aquellos sujetos con talasemia se observan cambios óseos que radiográficamente se aprecian como engrosamiento y borramiento trabecular (osteólisis leve), adel-
154 Medicina en odontología
gazamiento de la lámina dura, además de observarse zonas
radiolúcidas circulares en el hueso alveolar (aumento compensatorio medular), que pueden provocar movilidad y migración dental, y que clínicamente pueden detectarse por
malposición dental y maloclusión. En mucosa bucal y piel
se detecta palidez.
En la anemia drepanocítica o de células falciformes, al
igual que en otros estados anémicos existe osteólisis de leve
a avanzada, pérdida del trabeculado y apariencia de espacios
medulares amplios e irregulares, lo que ocurre secundariamente a una hiperplasia compensadora de la médula ósea.
Las radiografías de cráneo muestran trabéculas perpendiculares irradiadas desde la tabla interna dando un aspecto
característico de “pelos de punta”.
En los infantes que han sufrido eritroblastosis fetal no
es extraño observar cambios del tipo de pigmentaciones en
esmalte y dentina de color verdoso, pardo o azulado que no
alteran el desarrollo de la segunda dentición, aunque existe
la posibilidad de que estos cambios locales se acompañen de
hipoplasia adamantina. El efecto es sólo en la apariencia de
los dientes deciduos y se deriva del incremento en la bilirrubina libre en sangre, por hemólisis de los eritrocitos del neonato cuya madre es Rh negativa. Cuando el proceso de hemólisis está activo puede verse ictericia en la piel y las
mucosas del recién nacido.
Como recomendaciones generales de manejo de sintomatología y lesiones bucales en los diversos tipos de anemia, en los casos de ulceración local y síntomas de dolor
y ardor, puede ser de utilidad el empleo de colutorios con
agua tibia salina o con bicarbonato de sodio para atenuar
las molestias y limpiar las úlceras, así como la utilización
de algún anestésico o sedante tópicos (Graneodin, Lonol
o Vantal bucofaríngeo) para facilitar el tratamiento inmediato en el consultorio e incluso para el alivio de las molestias al comer.
Para evitar la infección secundaria de las zonas ulceradas puede ser recomendable además el uso de agentes antibacterianos locales como oxitetraciclina o enjuagues antisépticos que no irriten a la mucosa denudada de epitelio,
por lo que es preferible evitar productos yodados o con alcohol como vehículo. Para tratar la queilitis angular debe
recurrirse al uso de antimicóticos tópicos. Otro aspecto importante de manejo es promover la higiene dental.
POLICITEMIA
Con este término se conoce al trastorno que se caracteriza
por un aumento de la masa eritrocitaria global corporal. Es
importante para su diagnóstico confirmar que se incremente no sólo la cuenta de eritrocitos, el hematócrito y la hemoglobina, sino que a través de técnicas de dilución con radioisótopos se determine que la masa total de hematíes
supere los estándares de normalidad.
Cuando los valores de glóbulos rojos, hemoglobina y
hematócrito se elevan sin que exista un incremento global
verdadero de los eritrocitos se define como policitemia re-
(Capítulo 9)
lativa o seudopolicitemia (seudopoliglobulia), que suele
presentarse por deshidratación y en el síndrome de Gaisbock (poliglobulia de estrés), observada esta última principalmente en varones de edad media, obesos, hipertensos,
hiperglicémicos, que cursan con dislipidemias e hiperuricemia y que frecuentemente son fumadores. Estas personas, a pesar de no sufrir deshidratación demostrada, tienen
un volumen plasmático disminuido en relación con el volumen de hematíes, lo que los coloca en riesgo de eventos
tromboembólicos. El hábito de fumar afecta doblemente,
por un lado probablemente la nicotina juegue un papel importante en la diuresis y por ende en el menor volumen
plasmático y por el otro se observan fenómenos obstructivos e irritativos en los alvéolos pulmonares que reducen el
intercambio de oxígeno. La combustión también “juega” su
papel, pues el humo transporta menos oxígeno que el aire.
Las verdaderas policitemias se clasifican en a) primaria (policitemia vera), en la que la producción de eritrocitos es autónoma y no depende del estímulo de la eritropoyetina ni de ningún otro estímulo y b) las policitemias
secundarias, entre las que destacan las siguientes:
a. Policitemia de la altura. Se observa un incremento en el número de eritrocitos en los individuos que
viven a alturas superiores a los 3,000 metros sobre
el nivel del mar. La poliglobulia y la hiperventilación son fenómenos compensadores adaptativos a
las bajas tensiones de oxígeno observadas en estas
latitudes. Curiosamente parecen existir diferencias étnicas, ya que estos cambios suelen presentarse en los pobladores de los Andes, no así en los
“sherpas” del Himalaya. Los valores sanguíneos
se normalizan al abandonar los individuos las
grandes alturas.
b. Policitemia secundaria a enfermedades pulmonares obstructivas crónicas. Esta es la forma secundaria más común, que al parecer deriva de la hipoxia
tisular que trae como consecuencia una respuesta
de la médula ósea, incrementando la liberación de
eritrocitos. Este mecanismo compensador a la larga
es nocivo, ya que aumenta la resistencia vascular y
dificulta el flujo sanguíneo en el lecho pulmonar.
c. Policitemia relacionada con dificultad en el transporte o liberación de oxígeno por la hemoglobina.
El exceso de carboxihemoglobina o hemoglobinas con alta afinidad por el oxígeno, como metahemoglobinemia o sulfahemoglobinemia influyen también en este tipo de respuesta medular. Los
adictos al consumo de tabaco tienen en su sangre
más del 5% de carboxihemoglobina, proteína que
teniendo gran afinidad por el oxígeno dificulta la
liberación de éste a los tejidos. Los fumadores
cuentan también con otros mecanismos para producir una gran cantidad de hematíes, como son el
efecto diurético de la nicotina y la bronquitis crónica (hipoventilación alveolar).
d. Policitemia relacionada con alteraciones renales.
Algunos trastornos del riñón (estenosis de la arteria renal, riñón poliquístico, adenoma renal, hidronefrosis), tienen como respuesta la producción incrementada de eritropoyetina, hormona de origen
Enfermedades hematológicas 155
renal que estimula la maduración y liberación al
torrente sanguíneo de glóbulos rojos, produciéndose la presencia de un mayor número de hematíes
en la circulación.
e. Policitemia originada por un exceso de andrógenos o corticosteroides. Un exceso de estas hormonas genera policitemia secundaria debido a que estas sustancias son estimulantes fisiológicos de la
producción de los eritrocitos.
POLICITEMIA VERA
En esta enfermedad se presenta un aumento en la masa global corporal de hematíes en sangre, sin causa funcional
aparente, sin el estímulo de hormonas como la eritropoyetina u otras sustancias que estimulen la proliferación de la
línea eritroide, que se comporta de manera autónoma. Es un
trastorno general de la médula ósea ya que se acompaña además de leucocitosis, trombocitosis, displasia mieloide, tendencia a fibrosis medular y riesgo bajo de leucemia aguda.
Se debe contemplar la posibilidad de policitemia verdadera como trastorno patológico cuando se obtienen repetidamente los valores siguientes:
a. Cifras de recuento de eritrocitos superiores a
6000,000/mm 3 de sangre.
b. Concentraciones de hemoglobina superiores a 18
g/dL.
c. Hematócrito arriba del 54 por ciento.
La policitemia vera es poco frecuente en la población (se
calcula 1 a 2 casos por cada 100,000 habitantes), aparece
de manera insidiosa y afecta más comúnmente a varones
que a mujeres, entre los 50 a 60 años de edad; menos del
10% de los casos son de una edad inferior a los 40 años. Indudablemente el fenómeno de mayor trascendencia observado en todas las policitemias es la hiperviscosidad de la
sangre, que genera estasis circulatoria y mala oxigenación
de los tejidos, una vez que el hematócrito ha rebasado los
niveles de poliglobulia, con el mismo efecto que el observado ante la presencia de anemia. La policitemia genera
una sobrecarga en la circulación que puede manifestarse
desde varices hasta insuficiencia cardiaca, así como vasodilatación, trastornos que favorecen los fenómenos de tromboembolia.
El cuadro clínico es complejo, ya que con la policitemia coexisten otras alteraciones mieloproliferativas como
la producción incontrolada de leucocitos y plaquetas, lo
que puede producir problemas defensivos y hemostáticos.
El paciente se queja de los síntomas característicos de hipervolemia como plenitud cefálica, vértigo, cefalea, escotomas, letargo, dolor dorsal y fatiga al ejercicio; también hay
síntomas de enfermedad vascular como angina, insuficiencia en el flujo cerebral, o de las venas suprahepáticas, (que
de manera frecuente suelen ser los primeros indicios de policitemia). No es extraño encontrar igualmente malestar epigástrico y prurito cutáneo especialmente después del baño
o de duchas calientes, debido a la concentración de histamina plaquetaria en sangre. La histamina al parecer también
es responsable de la alta tasa de úlcera péptica observada en
los pacientes con policitemia vera. La esplenomegalia suele
ser un signo capital que se presenta por metaplasia mieloide; también puede observarse hepatomegalia e hipertensión portal que deriva en el desarrollo de varices esofágicas sangrantes y ascitis.
Las principales complicaciones son paradójicamente,
aumento en el riesgo de trombosis y hemorragias. La trombosis se observa como efecto de la dificultad circulatoria
de la sangre, en vista de que aumenta su viscosidad por el
incremento de eritrocitos.
Como efecto de trombosis múltiples se observa un
gran consumo de factores de la coagulación, provocándose
un déficit de estos elementos que puede hacerse ostensible
ante situaciones hemorrágicas, como podrían ser las quirúrgicas.
DIAGNÓSTICO DE POLICITEMIA VERA
Además de las características clínicas típicas de policitemia, debe demostrarse el incremento en la masa de eritrocitos mediante el estudio de los volúmenes sanguíneos con
isótopos. El hematócrito, como ya fue mencionado en párrafos anteriores debe ser superior al 54% y la hemoglobina
mayor a 18 g/dL. La esplenomegalia es uno de los criterios
importantes, ya que no se observa en otras policitemias.
TRATAMIENTO MÉDICO
La policitemia vera no tratada tiene un mal pronóstico a
corto plazo (1 o 2 años) por el riesgo tan alto de desarrollar
fenómenos tromboembólicos. Bajo tratamiento médico el
pronóstico se incrementa hasta 12 años. Con la terapia lo
que se busca es conseguir una menor viscosidad sanguínea, reduciendo las cifras de eritrocitos. Para ello se realizan flebotomías periódicas y se utilizan agentes alquilantes, citotóxicos como el fósforo radioactivo, busulfán,
clorambucilo, ciclofosfamida, hidroxiurea, ranimustina y
melfalán, para tratar la proliferación medular. La exposición repetida al fósforo radioactivo y al clorambucilo incrementa el riesgo de desarrollar leucemia.
MANEJO ODONTOLÓGICO
DEL PACIENTE CON POLICITEMIA
Consideraciones y adecuaciones
en la consulta dental
Al tratar en la consulta dental a pacientes con policitemia
primaria, secundaria y aún relativa, el odontólogo enfrenta
la posibilidad de que estas personas desarrollen eventos
tromboembólicos o bien trastornos hemorrágicos, además
del agravamiento de todas las complicaciones sistémicas
agregadas que pudieran coexistir con esta enfermedad. Entre los procesos tromboembólicos que se pueden presentar
156 Medicina en odontología
en pacientes no controlados están el sufrir un ataque coronario o isquemia cerebral. Es importante recordar también
que niveles altos del hematócrito se acompañan de hipoxia
tisular, razón por la cual el paciente que no está bajo control
no debiera ser sometido a procedimientos quirúrgicos que
exijan respuestas reparativas de moderadas a mayores, ni
a anestesia general por inhalación. Otra razón que contraindica el manejo quirúrgico en este tipo de pacientes es
el hecho de que la viscosidad aumentada de la sangre puede predisponer al desarrollo de trombos múltiples que consumen factores de la coagulación, factores que no se reponen de manera inmediata, por lo que durante este periodo
de restitución el paciente estará en riesgo de sangrado severo. Ningún paciente con policitemia vera o secundaria a
trastornos renales, cardiacos, hormonales o de origen sistémico debe ser tratado sin tener la certeza de que se ha logrado estricto control médico. Las emergencias bucales
debieran atenderse solamente de manera paliativa, por medios farmacológicos.
El dentista debe también tomar en consideración la
causa de la policitemia e implementar las medidas precautorias necesarias para evitar el descontrol de la enfermedad
primaria, vía desestabilización bioquímica o farmacológica.
Antes de iniciar cualquier tratamiento dental debe solicitarse una biometría hemática y tratar solamente a aquellos pacientes que presenten cifras de hemoglobina menores a 16 g/dL y hematócrito inferior a 52%.
En las policitemias además de producirse complicaciones como las descritas en relación con la coagulación,
es posible observar trastornos relacionadas con el incremento en sangre de ácido úrico, producto de la destrucción
habitual de las células sanguíneas, que en la policitemia se
ve incrementada, originando gota como consecuencia así
como hemorragias gingivales y del tubo digestivo.
El contacto médico debe asegurar la identificación
del estado actual de la enfermedad, pero además debe aclararse la posible presencia de alteraciones cardiovasculares,
gotosas, hemorrágicas y el nivel de riesgo para desarrollar
trombosis.
Hay que destacar que en los sujetos con policitemia
existe una reacción inflamatoria exagerada por el incremento de histamina en la sangre, (además del riesgo hemorrágico antes mencionado) por lo que deben valorarse ampliamente los procedimientos quirúrgicos y de exodoncia;
en su caso minimizar el traumatismo y hacer uso de antiinflamatorios.
ESTUDIOS COMPLEMENTARIOS
Como ya se ha hecho mención, cuando en la piel y mucosas
se observen eritrosis (enrojecimiento), agrandamiento de
las encías y sangrado espontáneo o al menor estímulo, debe
solicitarse una biometría hemática completa, con la finalidad de identificar de manera temprana padecimientos primarios o secundarios eritrocitarios policitémicos. El pronóstico de vida puede aumentarse cuando se identifican
trastornos como policitemia vera tempranamente. La biometría hemática además de indicar el incremento en el
hematócrito, en la cuenta eritrocitaria y en la hemoglobina,
(Capítulo 9)
podrá mostrar un incremento en la cuenta de plaquetas con
cifras superiores a 400,000/mm3, o leucocitosis superior a
12,000 leucocitos/mm3 en ausencia de fiebre o infección,
lo que, como ya se indicó, expone al sujeto a riesgo de procesos tromboembólicos, de hemorragia y de respuestas inflamatorias magnificadas.
En sujetos con policitemia vera bajo tratamiento con
flebotomías o citotóxicos, la biometría hemática sigue
siendo una herramienta muy importante para el control del
tratamiento médico y la toma de decisiones sobre cuando
iniciar o posponer el tratamiento dental y hasta donde debiera extenderse el plan de tratamiento odontológico.
CONSIDERACIONES FARMACOLÓGICAS
Los pacientes con policitemia vera bajo tratamiento farmacológico con fármacos citotóxicos deben ser monitoreados
por medio de biometrías hemáticas repetidas y proveer el
tratamiento hasta tener cuentas de leucocitos, de eritrocitos
y de plaquetas en cifras cercanas a lo normal. Los efectos
supresores sobre la médula ósea de estas drogas ponen en
riesgo de infección a los pacientes que muestran cifras leucocitarias inferiores a 1,000/mm3, así como en riesgo de
hemorragias inmediatas cuando las cuentas de plaquetas son
inferiores a 50,000/mm3. Con estas cifras deben evitarse la
administración de analgésicos que inhiban la agregación
plaquetaria, como la aspirina, así como ante situaciones de
urgencia quirúrgica debiera considerarse la necesidad de
solicitar al médico una transfusión de sangre completa o
bien la posibilidad de proveer profilaxia antibiótica al
paciente, antes de llevar a cabo extracciones, procedimientos quirúrgicos o periodontales.
Deben evitarse las interacciones farmacológicas nocivas, como la que se presenta entre fenilbutazona y clorambucilo, y tomar en consideración la posibilidad de
enfrentar reacciones secundarias bucales de origen medicamentoso (manifestaciones bucales).
MANIFESTACIONES BUCALES
DE POLICITEMIA
Los individuos que padecen policitemia vera muestran
cambios locales como eritema intenso de la piel, mucosa
bucal, así como en encías y lengua; esta coloración roja
violácea es debida a la gran cantidad de hemoglobina y a
la dilatación vascular. El número aumentado de eritrocitos
provoca congestionamiento y agrandamiento de las encías, lo que también puede provocar sangrado gingival
ante una manipulación leve, o bien de manera espontánea.
Pueden presentarse petequias, equimosis y verdaderos hematomas en la mucosa bucal, así como ulceraciones en boca
e historia de epistaxis.
Es común que se presenten úlceras y estomatítides derivadas del tratamiento con medicamentos citotóxicos,
como el clorambucilo, melfalán, busulfán e hidroxiurea. El
busulfán también puede producir pigmentaciones cutáneas,
queilitis e hiposalivación.
Enfermedades hematológicas 157
TRASTORNOS LEUCOCITARIOS
Las alteraciones leucocitarias comprenden un grupo de trastornos que afectan el número, forma o función de los glóbulos blancos. Los más frecuentes son los cuantitativos y reactivos que se producen en diversos procesos patológicos,
pero también pueden ser malignos, como en el caso de las
leucemias. Las variaciones en las cifras normales de leucocitos en sangre se originan por el estímulo de mediadores
químicos reguladores de la hemopoyesis, entre los que destacan las interleucinas y factores de crecimiento. Cuando la
cifra de leucocitos es superior a 10,000/mm3 de sangre se
denomina leucocitosis y el término leucopenia se aplica
cuando se tiene menos de 4,000/mm3. Los problemas cualitativos de los leucocitos son menos comunes; algunos trastornos funcionales son de tipo genético y otros derivan de
alteraciones transitorias de la homeostasis sanguínea, v. gr.:
pH o cambios electrolíticos. Para funcionar con normalidad
ante las agresiones del medio ambiente los leucocitos deben
ser suficientes no sólo en el número total, sino en los valores
absolutos de cada línea celular, en la maduración, diferenciación y función. No es suficiente que una persona tenga
cuentas leucocitarias normales para estar protegido contra
riesgo infeccioso, es necesario contar con glóbulos blancos
funcionales, así que defectos en la capacidad de adhesión a
las paredes vasculares, en la migración extravascular, en la
quimiotaxis, la fagocitosis o la degradación microbiana
hacen susceptible al individuo a sufrir infecciones.
LEUCOCITOSIS
El incremento en el número de leucocitos en la sangre es una
respuesta de la médula ósea a diversos estímulos fisiológicos y patológicos, especialmente a la liberación de mediadores químicos producidos en tejidos severamente dañados. Las causas pueden ser tan diversas como necrosis por
isquemia (infartos), intoxicación, quemaduras, infecciones, intervenciones quirúrgicas, traumatismos severos y
estrés de cualquier origen. El incremento numérico de los
glóbulos blancos suele derivar del aumento de alguna de
las líneas celulares, por lo que su identificación puede
orientar al clínico en el diagnóstico.
Neutrofilia
En los procesos inflamatorios agudos se produce la liberación de neutrófilos en cantidades superiores a 7,500/mm3,
fenómeno que se refleja en una leucocitosis con neutrofilia, como se observa en:
Pseudomonas aeruginosa, Corynebacterium diphtheriae.
Infecciones por hongos como los Actinomyces.
Infecciones por virus como el de la rabia, herpes,
varicela, sarampión y la poliomielitis.
Enfermedades de tipo inmunitario, como la glomerulonefritis posestreptocócica, enfermedad del
suero, fiebre reumática.
Hemorragias.
Quemaduras graves.
Situaciones de alarma o por la administración de
corticosteroides o de adrenalina.
Todas las infecciones como otitis, neumonías, apendicitis,
peritonitis, amigdalitis, abscesos, meningitis, salpingitis,
colecistitis, entre otras, conducen a un incremento en los
neutrófilos circulantes, con leucocitosis de 15 a 30,000 o
más leucicitos/mm3 de sangre. Esta respuesta, observada
en los procesos agudos tiene como finalidad sustituir a los
neutrófilos muertos durante las primeras fases de la inflamación, por lo que muy frecuentemente la médula libera
neutrófilos en banda (células jóvenes), apareciendo en la
sangre en porcentajes superiores al 5%; a ello se le denomina convencionalmente desviación a la izquierda de la
fórmula leucocitaria. Cuando persiste una leucocitosis con
neutrofilia, con una cifra constantemente superior a
30,000/mm3 de sangre se define como reacción leucemoide, término que se emplea siempre y cuando las células
muestren diferenciación. A veces es necesario llevar a
cabo un frotis sanguíneo para distinguir entre leucemia
verdadera y este tipo de reacción. La leucocitosis con neutrofilia suele ser el resultado de la liberación de citocinas
como IL1 (interleucina 1) y TNF (factor de necrosis tumoral), sin embargo existen algunas formas primarias de neutrofilia de origen genético, que pueden también acompañarse de trastornos funcionales leucocitarios, lo cual limita
la capacidad defensiva del organismo afectado.
Eosinofilia
Cuando en la fórmula leucocitaria se observan más de 400
eosinófilos/mm3 de sangre (los valores normales son de
200 eosinófilos/mm3 en promedio), se define como eosinofilia (no siempre se acompaña de leucocitosis). Es común observarla ante procesos como:
Alergia a fármacos.
Trastornos inmunológicos como cuadros asmáticos, fiebre de heno, eccema, enfermedad del suero, pénfigo, artritis reumatoide, poliarteritis nodosa y granulomatosis.
Infecciones parasitarias por helmintos, cisticercosis, triquinosis, esquistosomiasis, filiariasis, etc.,
Otros trastornos como enfermedad de Hodgkin y
granuloma eosinófilo.
Basofilia
Infarto del miocardio.
Infecciones bacterianas por cocos (estafilococos,
gonococos, estreptococos, neumococos y meningococos), por bacilos como la Escherichia coli,
Es un trastorno numérico en el que los basófilos alcanzan
cifras superiores a 200/mm3 de sangre (lo normal es de 40/
mm3) y que se presenta en pacientes con colitis ulcerativa,
sinusitis crónica, viruela, varicela y nefrosis. Monocitosis.
158 Medicina en odontología
Monocitosis
La monocitosis, definida como cuentas mayores a 800 monocitos/mm3 de sangre (normal 400/mm3) puede presentarse por infecciones bacterianas, tuberculosis, endocarditis
bacteriana subaguda, sífilis, brucelosis, infecciones como
malaria, tripanosomiasis, kala–azar, tifo exantémico, y fiebre de las Montañas Rocallosas. También se presenta en
neoplasias malignas, enteritis regional y sarcoidosis.
Linfocitosis
Consiste en un incremento en la cifra de linfocitos superior
a 3,500/mm3 de sangre, siendo que los valores absolutos de
estas células sanguíneas son de 2,500/mm3 en promedio. Se
presenta en infecciones crónicas y de origen viral, tales
como mononucleosis infecciosa, por citomegalovirus, parotiditis, rubéola, brucelosis, en la fase de curación de la tuberculosis, en sarcoidosis y en enfermedades autoinmunes.
Leucopenia
Cifras de leucocitos menores a 4,000/mm3 (el rango es
6,000 a 10,000/mm3) definen una leucopenia, trastorno que
debe traducirse en riesgo de infección para el paciente. Ante
una leucopenia debe precisarse cuál es la línea celular afectada, ya que de ello dependerá la trascendencia de este defecto numérico sobre la capacidad defensiva del organismo.
Neutropenia
Cuando las cifras de neutrófilos son menores a 1,800/mm3 de
sangre se habla de neutropenia, que es la leucopenia más común. Puede ser leve (1,000 a 1,800 leucocitos), moderada
(500 a 1,000) o severa (menos de 500) neutrófilos/mm3 de sangre. Las neutropenias pueden tener su origen en el uso de medicamentos como los descritos en el cuadro 9–5. De todos
ellos los que tienen más riesgo de causar esta alteración son
fenotiacinas, fenilbutazona, cloramfenicol y sulfonamidas.
Las agranulocitosis fulminantes inducidas por fármacos (0–500 granulocitos/mm3 de sangre), no son fenómenos infrecuentes, que pueden conducir a la muerte del
paciente en pocos días, al afectarse la línea de polimorfonucleares y repercutir, por ser los más numerosos, principalmente en los neutrófilos. Se calcula que el empleo de
penicilina, cefalosporinas o sus derivados por más de 10
días puede inducir neutropenias de diversa intensidad en el
5–15% de los pacientes. Otros medicamentos que se han
asociado muy frecuentemente a estos trastornos cuantitativos son el captopril, derivados de fenotiazinas, sulfamidas
y betalactámicos.
El mecanismo de acción de las drogas no se conoce
con exactitud en todos los casos, pero en la mayoría de
ellos es debido a que el medicamento actúa como un hapteno que al unirse con los granulocitos periféricos o con los
precursores de la médula ósea, inducen la formación de
anticuerpos contra las células blancas, dando lugar a respuestas inmunopatológicas tipo II (citotoxicidad), que llevan a la destrucción celular de los polimorfonucleares. Por
fortuna en la gran mayoría de los casos las células progenitoras no se ven afectadas, por lo que la eliminación del medicamento da lugar a la recuperación de las cifras normales
de leucocitos en pocos días.
(Capítulo 9)
Algunas otras formas de neutropenia secundaria son
debidas a destrucción periférica de los neutrófilos, como
sucede en algunas enfermedades autoinmunes, en hiperesplenismo, hemodiálisis o por las toxinas (leucocidinas)
producidas por algunos microorganismos tales como Salmonella, Pseudomonas sp y S. aureus. Otras enfermedades
infecciosas en las que se puede observar neutropenia son
malaria, salmonelosis, infecciones virales como hepatitis
A, por VIH, sarampión, gripe, virus Epstein–Barr y rickettsiosis. Cuando ante infecciones bacterianas se presenta
neutropenia el pronóstico por lo general es malo, ya que
implica la incapacidad de respuesta de la médula ósea ante
las demandas de neutrófilos, necesarios para la defensa del
organismo.
Existen también neutropenias primarias, enfermedades raras por las cuales los sujetos afectados pueden morir
por infecciones a corto plazo. En este grupo de trastornos
están la agranulocitosis genética infantil, la aleucia congénita y la neutropenia cíclica, enfermedad esta última en la
que las cuentas de neutrófilos descienden cada tres semanas a menos de 500 neutrófilos/mm3 durante 5 días, periodo crítico de riesgo infeccioso.
La manifestación más frecuente de infección que deriva de una neutropenia o agranulocitosis es la fiebre que
desaparece al normalizarse las cuentas de neutrófilos.
Dado que la respuesta inflamatoria se encuentra limitada,
el edema o la presencia de pus serán discretas. Los órganos
afectados suelen ser la piel, los pulmones, vías urinarias,
recto y boca. Las infecciones bacterianas predominan sobre las originadas por otro tipo de microorganismos y los
agentes etiológicos suelen ser Staphylococcus aureus,
Proteus, Klebsiella y Pseudomonas.
El tratamiento de la neutropenia secundaria a medicamentos se basa en el diagnóstico temprano y la suspensión
de la droga causante de este trastorno, así como en la prescripción de antibióticos de amplio espectro a dosis altas,
para evitar infecciones diseminadas y la muerte del paciente. El médico puede emplear 500 mg de amikacina cada
12 horas.
En los pacientes con neutropenia cíclica, debe vigilarse
al paciente estrechamente durante el periodo en que las
cuentas totales de células blancas disminuyen y tratar de
inmediato las infecciones que pudieran presentarse.
En los pacientes con anemia aplástica, pancitopenia
que incluye todos los elementos formes de la sangre y que
puede llevar a la muerte del paciente, el trasplante de médula puede ser exitoso.
Eosinopenia
Suele observarse en pacientes sujetos a estrés, en infecciones agudas y por la administración de corticosteroides. Parece ser que no tiene consecuencias adversas graves.
Basofilopenia
Dado que las cifras de basófilos en sangre son normalmente bajas es difícil de detectar una basofilopenia. Ésta puede
ser el resultado de la administración de glucocorticoides y
también se presenta en pacientes con urticaria, edema
angioneurótico o asociada a hipotiroidismo.
Enfermedades hematológicas 159
Cuadro 9–5. Medicamentos que pueden
producir neutropenia
Cuadro 9–5 (continuación). Medicamentos
que pueden producir neutropenia
Analgésicos y antiinflamatorios no esteroideos
Imipramina
Aminopirona
Meprobamato
Dipirona
Metoclopramida
Fenilbutazona
Antihistamínicos
Fenoprofeno
Cimetidina
Ibuprofeno
Pirabenzamina
Indometacina
Ranitidina
Antibióticos
Tenelidina
Cefalosporinas
Diuréticos
Clindamicina
Cloranfenicol
Doxiciclina
Estreptomicina
Fluorocitosina
Gentamicina
Griseofulvina
Acetazolamida
Bumetanida
Clorotiacida
Espironolactona
Hidroclorotiacida
Metazolamida
Isoniazida
Fenotiazinas
Lincomicina
Clorpromazina
Metronidazol
Metilpromazina
Nitrofurantoína
Proclorperazina
Penicilinas
Promazina
Rifampicina
Tioridazina
Sulfamidas
Vancomicina
Reguladores cardiovasculares
Captopril
Diazóxido
Hidralazina
Metildopa
Pindolol
Trifluoroperazina
Trimeprazina
Antitiroideos
Carbimazol
Metiltiouracilo
Metimazol
Propiltiouracilo
Procainamida
Hipoglucemiantes orales
Propranolol
Clorpropamida
Quinidina
Tolbutamida
Anticonvulsivantes
Otros medicamentos
Carbamacepina
Amadioquina
Etosuximida
Alopurinol
Fenitoína
Colchicina
Mefenitoína
Dapsona
Primidona
D–penicilamina
Trimetadiona
Hidroxicloroquina
Sedantes y antidepresivos
Levamisol
Clordiazepóxido
Levodopa
Clozapina
Primetamina
Desipramina
Quinina
Diacepam
Sales de oro
160 Medicina en odontología
Linfopenia
Se emplea el término de linfopenia cuando existen menos de
1,500 linfocitos/mm3 de sangre. Bajo circunstancias normales el número de linfocitos es de 2,500/mm3. El 80% de los
linfocitos circulantes son linfocitos T, de los cuales las dos
terceras partes son CD4+ y el resto CD8+ (relación 2:1). La
disminución del número de linfocitos suele presentarse asociada a enfermedades virales o bacterianas, en insuficiencia
cardiaca congestiva, neumonía, necrosis pancreática, tuberculosis, lupus eritematoso sistémico y malaria. Se observa
linfopenia en enfermedades agudas, ya que al parecer el
estrés que un trastorno de este tipo representada como resultado la liberación de cortisol, hormona que estimula la liberación de neutrófilos; la liberación del factor de crecimiento
transformante (TGF–) produce el mismo efecto linfopénico. La linfopenia puede ser selectiva, como la derivada de
la infección por VIH, en la que se destruyen específicamente linfocitos CD4+. Cuando existe una inversión de la
relación CD4+/CD8+ se inicia el cuadro clínico de SIDA.
Alteraciones cualitativas leucocitarias
Este tipo de trastornos pueden ser morfológicos o funcionales. La gran mayoría son enfermedades hereditarias con
formas de transmisión mendeliana autosómica dominante
o recesiva, o bien ligada al cromosoma X. De todas estas
alteraciones probablemente la más frecuente es la enfermedad granulomatosa crónica, caracterizada por la incapacidad microbicida frente a bacterias y hongos, debido a
la falta de producción de peróxido de hidrógeno y superóxido, necesarios para la degradación de microorganismos; los pacientes sufren repetidas infecciones bacterianas
y micóticas. En este grupo está también el síndrome de
Chediak–Higashi, trastorno que se caracteriza por leucocitos que tienen una actividad quimiotáctica disminuida, así
como la presencia de gránulos azurófiros primarios anormales, que limitan su actividad bactericida, ya que normalmente estos gránulos contienen enzimas digestivas. Otros
trastornos de este tipo son la deficiencia de mieloperoxidasa, con lo que se reduce la actividad bactericida leucocitaria, la deficiencia de glucosa–6–fosfato deshidrogenasa,
el síndrome del leucocito perezoso, así como los defectos
genéticos en la producción de moléculas de adhesión, que
hacen deficiente la migración de estas células. En el síndrome del leucocito perezoso la actividad quimiotáctica no
existe, por tal razón no se observan neutrófilos circulantes.
MANEJO ODONTOLÓGICO DEL PACIENTE
CON TRASTORNOS LEUCOCITARIOS
REACTIVOS CUANTITATIVOS Y
CUALITATIVOS
Consideraciones y adecuaciones
en la consulta dental
La aparición de leucocitosis en los pacientes dentales debe
alertar al clínico en la necesidad de conocer su origen. Es
(Capítulo 9)
frecuente que las infecciones pulpares y periodontales induzcan estos cambios, en los que existe especialmente el
predominio de neutrófilos en la fórmula diferencial. Cuando además existe desviación a la izquierda de la fórmula
leucocitaria, con más de 5% de los neutrófilos en banda circulantes, debe considerarse la necesidad de emplear antibióticos más específicos, pues por lo general se está ante
infecciones agudas de tipo severo.
La presencia de abscesos en los tejidos blandos debe
hacer considerar además la posibilidad de drenaje quirúrgico, sobre todo en pacientes con una respuesta inmunitaria deficiente, como frecuentemente son los diabéticos mal
controlados.
En todo paciente con fiebre, linfadenopatía y malestar
general estará indicada la realización de una biometría
hemática para identificar cambios sanguíneos. La leucocitosis como tal es solamente un indicador de daño tisular y
no se requiere el tener que hacer adecuaciones en la consulta dental por ella misma, sino por las causas que la originan, por lo que la remisión al médico es muy importante
cuando al intentar establecer el origen de una leucocitosis
para dar el tratamiento necesario, no se identifican causas
locales. Debe esperarse que con la terapia mejoren las condiciones físicas del paciente. Una vez controlada la infección u otro padecimiento asociado, las cifras de leucocitos
volverán a la normalidad.
Por lo contrario, enfrentar a un paciente con leucopenia debe alertar al odontólogo del enorme riesgo que tiene
la persona de desarrollar una infección derivada de la condición bucal o de procedimientos quirúrgicos dentales.
Para llevar a cabo procedimientos dentales electivos es
preferible tener al paciente con cuentas leucocitarias totales y absolutas normales o cercanas a lo normal. Neutropenias leves podrían permitir poder realizar procedimientos
dentales casi de cualquier tipo, procurando hacer énfasis
en actividades preventivas y en caso de requerirse procedimientos que impliquen un grado alto de bacteremia, considerar la posibilidad de utilizar cobertura antimicrobiana
(ver el cuadro 4–1 del capítulo sobre Profilaxis antibiótica
en este mismo texto). Debe acordarse con el médico la posibilidad de llevar a cabo el tratamiento dental, esperando
la mejor oportunidad para realizarlo. Ante neutropenias
moderadas o con menos de 1,000 neutrófilos/mm3 de sangre el tratamiento bucal está contraindicado y sólo se podrán llevar a cabo procedimientos dentales con carácter de
urgencia, o aquellos que permitan mejorar las condiciones
bucales del paciente, aceptando el riesgo de que lesiones
crónicas cariosas, periodontales, periapicales o de la mucosa, pudieran poner en peligro la vida del sujeto. Para ello
será necesario prescribir una combinación de antibióticos
de manera profiláctica, previa interconsulta médica. Se
sugiere seguir el esquema recomendado en el Capítulo 4,
sobre Profilaxis antibiótica para pacientes inmunosuprimidos o con leucopenias severas (cuadro 4–6), que consiste en:
Imipenem/cilastina una hora antes de la consulta,
dosis convenidas con el médico.
3 g de amoxicilina por vía oral una hora antes,
1 g de estearato de eritromicina o 800 mg de etilsuccinato de eritromicina dos horas antes por vía
oral.
Enfermedades hematológicas 161
Clindamicina, 300 mg vía oral una hora antes del
procedimiento dental, seguido de una toma adicional 6 horas después.
En los pacientes con diagnóstico de neutropenia cíclica el
momento oportuno para el tratamiento dental debe ser
cuando las cifras de neutrófilos sean mayores a 2,000/mm3
de sangre el día de la consulta, reconociendo que puede
haber cambios bruscos en lapsos breves.
El mismo tipo de conducta clínica debe seguir el
odontólogo al tratar en la consulta a pacientes que cursen
con anomalías en la función leucocitaria (defectos de adhesión, quimiotaxis, migración, fagocitosis o degradación),
ya que son individuos susceptibles a infecciones de todo
origen.
En los pacientes leucopénicos o con problemas funcionales leucocitarios el odontólogo debe prevenir que la
cavidad bucal sea el origen de procesos infecciosos que
eventualmente pudieran poner en peligro la vida de los
pacientes, para ello debe implementar programas preventivos estrictos, que incluyan la eliminación y control de
focos infecciosos y el estricto control de placa bacteriana.
(ver Capítulo 17 sobre Prevención). También debe ser capaz de advertir tempranamente el desarrollo de procesos
infecciosos de origen viral, bacteriano o micótico, para
oportunamente darles tratamiento. Ante pacientes que
muestren infecciones severas o aquellos que cursen con tal
deterioro de la condición sistémica, que se ponga en riesgo
la vida del enfermo, debiera hospitalizarse al paciente y
solicitar la ayuda del infectólogo.
EXÁMENES COMPLEMENTARIOS
El instrumento más importante para identificar alteraciones de los glóbulos blancos es la cuenta leucocitaria, prueba que forma parte de la biometría hemática. Como ya ha
sido mencionado en párrafos anteriores, las cifras normales de leucocitos por milímetro cúbico de sangre varían en
el rango de 6,000 a 10,000, por lo que conocer las cifras totales y las de los valores absolutos de las líneas celulares,
será de gran utilidad para tomar decisiones con relación al
tratamiento dental.
Además del número de glóbulos blancos es necesario
conocer la fórmula leucocitaria, pues con ella y basados en
la historia clínica y en la sintomatología, se puede orientar
con alto grado de certeza el diagnóstico y diferenciar un
problema agudo de uno crónico, uno de origen bacteriano
de otro de etiología viral, parasitaria o inmunopatológica.
Es importante recordar que las cifras de valores absolutos
de los leucocitos, especialmente de los neutrófilos, van a
permitir al odontólogo decidir si es necesario proteger al
paciente con antibióticos antes de realiza maniobras quirúrgicas o que impliquen heridas.
En los pacientes con neutropenia cíclica se recomienda vigilar la cuenta leucocitaria, los valores absolutos de
leucocitos y la fórmula diferencial para poder decidir el momento oportuno para llevar a cabo tratamientos quirúrgicos.
Ante la evidencia de agudización de este padecimiento
deben observarse estos valores durante seis semanas continuas, para elegir el momento operatorio más oportuno.
Para el diagnóstico de trastornos funcionales leucocitarios suelen emplearse exámenes muy específicos, tales
como pruebas funcionales de quimiotaxis, motilidad, actividad microbicida y fagocítica, que serán solicitadas e
interpretadas por el hematólogo.
Dada la enorme susceptibilidad que tienen estos pacientes para sufrir infecciones, es conveniente llevar a
cabo cultivos o antibiogramas para la adecuada prescripción de medicamentos antibacterianos, antimicóticos o antivirales.
CONSIDERACIONES FARMACOLÓGICAS
Algunos medicamentos debieran evitarse en los pacientes
con alteraciones numéricas o funcionales de los leucocitos,
entre ellos los corticosteroides, que limitan no sólo la quimiotaxis y fagocitosis de los neutrófilos, sino la respuesta
inflamatoria e inmunitaria y la reparación.
A los pacientes cuyos trastornos deriven del empleo
de medicamentos que hubieran afectado la producción de
glóbulos blancos, debe suspenderse el agente causal y evitar su uso en la consulta.
La lista de fármacos con reacciones secundarias nocivas sobre la médula ósea es muy extensa, sin embargo, los
efectos no se presentan en todos los pacientes, sin embargo
se aconseja al cirujano dentista estar alerta ante la presencia
de infecciones de repetición en la cavidad bucal y monitorear por medio de la biometría hemática a los pacientes que
consumen de manera prolongada drogas como las que aparecen listadas en el cuadro 9–5.
Deben evitarse las interacciones medicamentosas nocivas, por lo es recomendable que el dentista revise de manera rutinaria los medicamentos que recibe su paciente y los
que él a su vez vaya a prescribir.
MANIFESTACIONES BUCALES DE
TRASTORNOS LEUCOCITARIOS
CUANTITATIVOS Y CUALITATIVOS
REACTIVOS
La agranulocitosis es un trastorno que pone en riesgo de
infecciones y de muerte al paciente; las primeras manifestaciones pueden presentarse en cualquier órgano o tejido,
pudiendo ser la boca el sitio en el cual se originen.
Es común que en pacientes bajo tratamiento con quimioterapia se presenten úlceras semejantes a las aftosas, a
veces de mayor tamaño y profundidad, muy dolorosas,
ubicadas en cualquier sitio de la cavidad bucal. Las lesiones pudieran extenderse y generar osteomielitis o exponer
al riesgo de septicemia.
El tratamiento en estos casos consiste en variar, si es
posible, el esquema quimioterapéutico, además de emplear una combinación de antibióticos de amplio espectro
como ceftazidima, 2 g cada 8 horas y amikacina, 500 mg
cada 12 horas por vía intravenosa. En algunos casos será
necesaria una transfusión sanguínea.
162 Medicina en odontología
Úlceras profundas, dolorosas y de olor necrótico, así
como pericoronitis y abscesos periapicales son manifestaciones bucales comunes en los pacientes que cursan con
neutropenia. En vista de que los neutrófilos son los encargados primarios de la defensa ante las bacterias, usualmente el origen de estas infecciones es por este tipo de microorganismos.
Es necesario hacer cultivos para poder seleccionar el
esquema antibiótico adecuado en cada caso, que generalmente será de amplio espectro y administrado por vía
parenteral. Las úlceras pueden tratarse con el empleo de
anestésico tópico y de antibióticos como neomicina y bacitracina combinados con nistatina, administrados también
de manera local. Para combatir el dolor puede utilizarse
una mezcla de hidróxido de magnesio con clorhidrato de
difenhidramina al 5% sin vehículo alcohólico.
Las aftas son comunes en pacientes con neutropenia
cíclica, y suelen aparecer en cada periodo neutropénico. Se
presentan tanto en mucosa móvil como fija y suelen durar
3 días (figura 9–3).
Una característica importante de las úlceras aftosas
que se presentan en los pacientes con neutropenia es que
carecen de halo eritematoso, o este es mínimo por disminución del infiltrado inflamatorio, como lo demuestra la valoración al microscopio. También es común observar en los
neutropénicos enfermedad periodontal que puede ser severa y fuera de proporción a la presencia de placa bacteriana,
especialmente en niños y adolescentes. La presencia en niños de enfermedad periodontal o úlceras aftosas grandes y
profundas que dejan cicatriz, debe hacer pensar al odontólogo en la posibilidad de enfrentar a un paciente con neutropenia cíclica. La terapia debe incluir el empleo de antibióticos por vía sistémica, así como un estricto control de
placa dentobacteriana. Tanto los problemas funcionales
leucocitarios como las deficiencias numéricas pueden dar
lugar a infecciones bacterianas, virales o micóticas de la
cavidad bucal.
Los pacientes con enfermedad granulomatosa crónica suelen presentar candidiasis seudomembranosa aguda
y eritematosa en cualquier sitio de la mucosa bucal, especialmente en paladar y lengua. También se observan gingivitis aguda, periodontitis avanzada, queilitis eccematosa y
Figura 9–3. Úlceras aftosas en un paciente con neutropenia cíclica.
(Capítulo 9)
lesiones cutáneas que se acompañan de linfadenitis, a veces supurativa. El tratamiento es a base de antibióticos,
previo antibiograma, y antimicóticos para las infecciones
por hongos. La afección gingival y enfermedad periodontal avanzada son afecciones comunes en los pacientes con
síndrome de leucocito perezoso y en el síndrome de Chediak–Higashi.
LEUCEMIAS
Son neoplasias malignas que se caracterizan por la proliferación anormal e incontrolada de las células germinales
que dan origen a los leucocitos, lo que determina contrastantemente una insuficiencia en la formación del resto de
las células sanguíneas, como eritrocitos y plaquetas. Las
cuentas leucocitarias sanguíneas aumentan marcadamente
y el grado de madurez de estas células es variable. La reproducción autónoma de las células leucémicas excede en
número y sustituye a los elementos medulares normales;
también proliferan en otras partes del sistema retículoendotelial como bazo, hígado y ganglios linfáticos, y pueden
invadir órganos o tejidos no hematológicos tales como meninges, tubo digestivo, riñones, piel y encía.
La clasificación actual de las leucemias es muy compleja; una manera práctica de clasificarlas se basa en el tipo
de rama leucocitaria afectada y en la diferenciación citológica, la cual determina el grado de agresividad clínica.
Por el tipo celular pueden ser:
a. Granulocíticas (mielocíticas).
b. Monocíticas.
c. Linfocíticas.
Por su madurez o diferenciación citológica se clasifican en:
Leucemias agudas. En ellas el infiltrado medular
consiste básicamente en células inmaduras (blastos); pueden a su vez dividirse en leucemias linfoblásticas (linfocíticas) o no linfoblásticas (mielógenas). Las primeras son más frecuentes en niños,
en quienes las complicaciones al sistema nervioso
central suelen ser frecuentes; las leucemias mielógenas agudas se presentan en adultos, existiendo
siete tipos celulares distintos. El cuadro clínico de
estas neoplasias inicia súbitamente y de manera
agresiva, sobreviniendo sin tratamiento la muerte.
Las cifras de leucocitos inmaduros en la circulación pueden ser muy elevadas, aunque lo contrario
también ocurre, presentándose en ocasiones menos de 2,000 leucocitos/mm3 de sangre. Suelen
acompañarse de anemia normocítica normocrómica y trombocitopenia.
Leucemias crónicas. Se caracterizan porque el infiltrado de la médula se conforma en su mayor parte de células maduras y bien diferenciadas, lo que
hace que tengan un curso clínico benigno. En las
Enfermedades hematológicas 163
leucemias crónicas no tratadas la cifra de leucocitos en sangre periférica es alta la mayor parte de
las veces. Debido a que en ocasiones no se presenta sintomatología, el diagnóstico podría ser
casual; sin embargo, suelen evolucionar a una fase
aguda con las consecuencias descritas para esa
variedad. La enfermedad puede entrar en remisión
durante largos periodos, sin embargo el hecho de
tener una tasa de crecimiento menor que las agudas, hace a este tipo de leucemias menos sensibles
al tratamiento con quimioterapia.
Etiología de leucemias
Aunque en la mayoría de las leucemias la etiología no es
muy clara es un hecho que se originan a partir de que un
agente externo, llámese virus, radiaciones o sustancias
químicas, activa los pro–oncogenes (genes reguladores de
la reproducción celular) de las células generadoras de glóbulos blancos, o bien se inactivan los genes supresores de
la oncogénesis, iniciando así la transformación maligna
que dará origen a esta neoplasia.
Los principales factores etiológicos son:
Virus del tipo Epstein–Barr y HTLV–1.
Radiaciones de la médula ósea. Las leucemias agudas son más frecuentes en profesionales de la salud mal protegidos de las radiaciones o en las
personas que han sido expuestas a explosiones y
accidentes nucleares.
Sustancias químicas como benceno, agentes alquilantes y cloramfenicol.
Trastornos cromosómicos y genéticos. La presencia del cromosoma Filadelfia (cromosoma 22 con
una translocación recíproca del cromosoma 9) es
patognomónica de leucemia mieloide crónica.
Este cromosoma desaparece al entrar la leucemia
en remisión y vuelve a presentarse durante las recaídas. Existe además una mayor susceptibilidad
a leucemia aguda en los niños con síndrome de
Down, en los afectados por síndromes de rotura
cromosómica (síndrome de Bloom o anemia de
Fanconi) y síndrome de Klinefelter, de tal forma
que la influencia genética parece ser clara. Se han
reportado casos de gemelos univitelinos afectados
por leucemias agudas.
MANIFESTACIONES
CLÍNICAS DE LEUCEMIA
En vista que otros grupos celulares sanguíneos se ven afectados por la reproducción sin control de los glóbulos blancos y la infiltración medular de esta línea celular, clínicamente la leucemia se puede acompañar de:
Anemia grave, caracterizada por palidez de la piel
y mucosas, debilidad, astenia, cefalea, disnea,
acúfenos y taquicardia.
Trombocitopenia con riesgo de hemorragia, que
incluso puede ser mortal, caracterizada por epistaxis, gingivorragia, equimosis y petequias en la piel
y las mucosas, hemorragia retiniana, cerebral o
urinaria.
Disminución del número de granulocitos funcionales, lo que produce tendencia a las infecciones
orofaríngeas, urinarias y pulmonares, que suelen
manifestarse como fiebre.
Infiltración y crecimiento de los órganos, lo cual
provoca linfadenopatías, esplenomegalia, dolor
óseo, trastornos del SNC, úlceras e infección bucal y disfunción inmunitaria. Las afectaciones
neurológicas pueden producir somnolencia, inestabilidad en la marcha o hasta corea.
Algunas de las complicaciones metabólicas incluyen hiperuricemia observada en los inicios de tratamiento, y que deriva de la lisis leucocitaria. La
hiperuricemia puede provocar artritis gotosa e insuficiencia renal obstructiva.
TRATAMIENTO MÉDICO
El diagnóstico oportuno y el tratamiento médico temprano
mejoran el pronóstico de vida del enfermo. Un paciente
sospechoso de leucemia debe someterse a una biometría
hemática con cuenta diferencial y frotis sanguíneo. El incremento de leucocitos en sangre periférica o cambios en
la maduración leucocitaria (indiferenciación), o ambos,
observados en el frotis, serán los indicadores primarios de
una enfermedad de este tipo. La biopsia por aspiración
(punción medular) suele ser solicitada por el médico para
establecer el diagnóstico definitivo, así como para evaluar
los efectos terapéuticos.
Los objetivos del tratamiento médico son reducir la
tasa de crecimiento de las células neoplásicas, así como aliviar con medidas de soporte las complicaciones orgánicas
y las derivadas del propio tratamiento antileucémico. El
control antineoplásico se hace a través de fármacos citotóxicos y antimetabolitos, como son los agentes alquilantes,
alcaloides vegetales y hormonas. Los medicamentos más
comúnmente empleados son vincristina, citarabina, metotrexato, hidroxiurea, 6–mercaptopurina, daunorrubicina,
Ara–C, inmunomoduladores como interferón (IFN–),
la ciclofosfamida o el busulfán, y hormonas como prednisona. El trasplante de médula de un donador compatible
con el receptor, previa radiación total del organismo y dosis altas de ciclofosfamida, es una opción de tratamiento
para los pacientes con leucemias agudas y mieloide crónica. Para aminorar las complicaciones se administran empíricamente antibióticos de amplio espectro; la fiebre suele
ser un indicio de infección. Pueden emplearse penicilinas
antipseudomonas o cefalosporinas de tercera generación
solas o combinadas con un aminoglucósido. La transfusión
de paquetes globulares para mantener las cifras de hemoglobina por arriba de 10 g/dL, así como la transfusión de
plaquetas cuando las cuentas de estas caen por debajo de
50,000/mm3 de sangre, son también medidas de soporte.
El ácido úrico, producto de degradación celular que se incrementa de manera muy importante en las leucemias, tie-
164 Medicina en odontología
ne un efecto nocivo sobre el parénquima renal, el cual puede ser contrarrestado con la administración de alopurinol.
Debe procurarse una nutrición adecuada por vía parenteral
en pacientes con problemas para alimentarse.
(Capítulo 9)
paciente que una vez conseguida una condición estable, se
instale un control bucodental estricto, particularmente de
los aspectos cariosos, pulpares y periodontales, para que
estos no compliquen la condición sistémica.
Paciente leucémico en receso
MANEJO ODONTOLÓGICO
DEL PACIENTE CON LEUCEMIA
Consideraciones y adecuaciones
en la consulta dental
La sobreproducción de células blancas no funcionales que
se presenta en cualquiera de las formas leucémicas se
acompaña además de anemia, disminución de la línea de
leucocitos no leucémicos, trombocitopenia y coagulación
intravascular diseminada, lo que puede agotar por consumo, ciertos factores de la coagulación.
Ante tal variedad y complejidad de signos y síntomas
se puede resumir que los riesgos principales de los leucémicos son la hemorragia y la infección. El tratamiento dental de estos enfermos debe diseñarse previniendo que estas
complicaciones se presenten. Las posibilidades de manejo
pueden ser las siguientes:
Pacientes con leucemia aguda
o agudizaciones de leucemia crónica
En estos casos la intervención del cirujano dentista puede
ser requerida ya que manifestaciones bucales agudas como
ulceraciones, sangrado, infecciones, dolor y ardor, aparecen con frecuencia. El odontólogo debe cerciorarse de lo
siguiente:
Diagnóstico. Las leucemias crónicas, aun sus agudizaciones, son más benignas, por lo que se puede
intentar un plan de tratamiento más complejo y con
una variedad mayor de procedimientos dentales.
Terapia. Es usual el empleo de fármacos antimetabólicos y citotóxicos. Las lesiones bucales que pudieran observarse pueden ser producto de la leucemia o derivar de la terapia medicamentosa
antileucémica, de ahí la importancia de identificar
los fármacos empleados en el paciente.
Cuenta sanguínea. Es importante tomar en consideración en el manejo bucal el número de leucocitos, eritrocitos y plaquetas, pues de estos valores
dependerá el riesgo de hemorragia o infección que
pueda tener cada paciente en particular. Basado en
ello, más los hallazgos del examen clínico y el
interrogatorio, se podrá llegar al diagnóstico de las
lesiones bucales para establecer su tratamiento.
En general los pacientes leucémicos graves sólo debieran
recibir tratamiento sintomático de las lesiones bucales y
atender las urgencias derivadas de los problemas dentoperiodontales infecciosos agudos, ya que el manejo dental de
rutina está contraindicado por los elevados riesgos de infección y sangrado. Se debe sugerir al médico tratante y al
En el caso de recibir en la consulta a pacientes leucémicos
en receso de la enfermedad, tanto porque así lo solicite el
médico tratante, como porque el paciente lo demandara,
será necesario, como antes se indicó, conocer el tipo de leucemia que ha afectado al enfermo, el momento en que se
administró la última dosis de quimioterapia y/o radiaciones, así como valorar el estado del paciente a través de una
biometría hemática con cuenta plaquetaria; ello permitirá
conocer los riesgos de hemorragia o infección que pueda
tener la persona en el momento de la consulta. En los pacientes que recientemente fueron sometidos a un régimen
de quimioterapia, la biometría hemática facilitará decidir
el momento de iniciar el tratamiento dental. Los parámetros que deben tomarse en cuenta son: más de 70,000 plaquetas/mm3, más de 10 g Hb/dL y más de 2,000 neutrófilos/mm3 de sangre. Si no se cumplen estos indicadores es
preferible esperar unos días a que los valores hematológicos se normalicen y así tener mayor seguridad en el manejo
del paciente. El cirujano dentista debe comentar con el
médico el tipo de tratamiento dental que se va a llevar a
cabo, siendo detallista cuando esto implique manejo quirúrgico periodontal o bucal; debe asegurarse que el médico
entienda y ubique dentro del problema sistémico del paciente, el manejo dental propuesto. Al personal médico se
le deberá motivar para que remitan protocolariamente a los
pacientes en receso, especialmente para sanear los focos
infecciosos presentes o potenciales de infección. Los problemas cariosos y periodontales deberán ser controlados
en su totalidad.
Pacientes leucémicos en fase de remisión (curación)
o con enfermedad crónica.
Las leucemias crónicas o las que han remitido permiten tratar al paciente como sano. Debe insistirse al médico
tratante que este es el momento adecuado para enviar al
paciente a tratamiento bucal e informarle sobre los beneficios que el paciente reportará. Deben eliminarse los irritantes locales y disminuir periodontal, dental y pulparmente
los riesgos infecciosos, pues siendo la cavidad bucal un importante reservorio de diversos tipos de microorganismos,
se expone al paciente a sufrir infecciones graves o mortales, en caso tanto de una agudización leucémica como durante el régimen terapéutico, eventos en los cuales la capacidad defensiva del paciente está disminuida. Siempre
debe hacerse seguimiento con el médico tratante de la actividad leucocitaria y plaquetaria.
Paciente con tratamiento antileucémico
o con trasplante de médula
En pacientes debilitados, en aquellos con tratamiento antileucémico con radiaciones, quimioterapia o trasplante de
médula, que muestren cifras de neutrófilos maduros menores a 1,000/mm3 de sangre, y pacientes con bocas con focos sépticos evidentes o potenciales, a juzgar por el estado
carioso y periodontal, pudiera ser necesario el uso de anti-
Enfermedades hematológicas 165
bióticos profilácticos; esto está particularmente indicado
en extracciones y otras manipulaciones que produzcan
sangrado. En tales casos deben emplearse antibióticos de
amplio espectro, como ticarcilina (timentín 75 mg/kg de
peso), combinada con gentamicina (1.5 mg/kg), por vía intravenosa, repitiéndose la dosis cada seis horas, hasta que
se considere pertinente.
Es importante buscar la salud dental y periodontal de
estos pacientes y diseñar un programa de control y seguimiento que tenga como objetivos además de preservar la
integridad de las estructuras dentales, vigilar la salud de los
tejidos blandos. Siendo los pacientes inmunosuprimidos
susceptibles a infecciones virales y micóticas, la identificación y tratamiento tempranos de infecciones de este tipo,
preservará también la integridad física del individuo.
Independientemente de cual sea su estado de salud
presente (agudo, crónico, en remisión o recuperación absoluta) siempre deberán prevenirse condiciones infecciosas, instaurarse programas preventivos para caries y periodontopatías e implementarse un mantenimiento periódico
cada 4 a 6 meses. Siguiendo la misma lógica, ciertos estados clínicos como lesiones cariosas profundas o lesiones
periapicales que requieran tratamiento de endodoncia deben observarse bajo una óptica distinta a la de pacientes sin
estos antecedentes, por lo que la terapia debe instalarse
como urgente y prioritaria. En estos casos la extracción de
un diente es preferible como solución que un resultado endodóntico dudoso. El tratamiento de conductos debe realizarse solamente en aquellas lesiones periapicales en las
que el éxito esté asegurado. Los resultados modestos deben ser evaluados muy de cerca; si no hay evidencia inmediata de curación o alguna complicación apareciera, no
debe posponerse la extracción o cirugía apical.
En estos pacientes no está indicada la cirugía periodontal sofisticada, ya que cubiertas regeneradoras, amputaciones o hemisecciones radiculares pueden complicar el
control infeccioso y producir consecuencias graves; el
empleo de implantes tampoco parece ser una buena estrategia por esta misma razón. En los procedimientos quirúrgicos es obligatorio evitar daño innecesario; los colgajos
deben ser amplios para prevenir desgarros o laceraciones.
Debe además intentarse la cicatrización por primera intención. Ningún procedimiento quirúrgico podrá ser realizado
sin la participación del médico responsable del paciente,
sin exámenes recientes y sin una planificación de los procedimientos.
La extensión y duración de los tratamientos rehabilitadores y cosméticos dependerán del pronóstico de vida
del paciente. En aquellos con leucemias crónicas en receso, se tiene una variedad de opciones más amplia que los
que sufren leucemia aguda. En los pacientes curados pueden emplearse todas las variantes de manejo odontológico
sin restricciones.
Uno de los aspectos más importantes en el manejo de
los pacientes con leucemia es el de instaurar un programa
de higiene bucal con un estricto control de placa dentobacteriana, a base de una correcta técnica de cepillado, instrucciones sobre el uso de hilo dental y enjuagues fluorados, así
como profilaxia dental y revisiones frecuentes, para evitar
el desarrollo de lesiones cariosas, periapicales y periodontales que den pauta para el desarrollo de problemas infec-
ciosos mayores que pudieran complicar la condición sistémica. Siendo un hecho el que estos enfermos suelen morir
de infecciones, es responsabilidad del dentista a cargo del
paciente evitar que estas tengan su origen en la cavidad
bucal.
EXÁMENES COMPLEMENTARIOS
Siempre será conveniente solicitar una biometría hemática
reciente, con cuenta diferencial y cuenta plaquetaria a los
pacientes con leucemia ya diagnosticada que deban atenderse dentalmente, para valorar el grado de anemia, la
hemostasia primaria, la respuesta del paciente a la terapia
así como el riesgo de infección que pudiera tener. Sin importar el tipo de leucemia, es necesario solicitar además
tiempo de protrombina y de tromboplastina parcial, ya que
pudiera presentarse coagulación intravascular diseminada, con gran consumo de factores de la coagulación que
signifiquen desbalances hemostáticos graves.
En el caso de lesiones supurativas y en estomatítides
que se sospechen de origen bacteriano está indicado el antibiograma, eligiéndose el fármaco a que las bacterias
muestren sensibilidad con el espectro más amplio.
También puede requerirse del empleo de frotis ante
lesiones en las que las posibilidades de un origen micótico
o viral existan.
CONSIDERACIONES FARMACOLÓGICAS
Los antimetabolitos y citotóxicos que el paciente leucémico pudiera emplear pueden producir lesiones bucales
similares a las de la enfermedad misma: ulceraciones, disestesias, sangrado, infecciones. La leucemia y su tratamiento pueden afectar de manera marcada el número y
función plaquetaria, por lo que en estos sujetos deben evitarse los fármacos que alteren a los trombocitos, como los
salicilatos.
Las infecciones deben ser atacadas con medicamentos específicos, preferentemente las que sugieran los resultados de antibiogramas. Para las infecciones virales y micóticas debe emplearse el fármaco más potente y la dosis
más alta posible, que a la vez cause menos efectos secundarios. Las infecciones virales responden pobremente al
manejo farmacológico, por lo que en ocasiones será conveniente la terapia por diversas vías (tópica, oral, intravenosa) con un mismo fármaco.
Tocante a la cobertura y profilaxis antibiótica, ésta
debe darse sólo en casos particulares, como cuando el estado bucal sea evidentemente séptico o la diseminación de
bacterias u otros microorganismos hubieran sido franca.
De otra manera es riesgoso proteger rutinariamente con antibióticos a estos pacientes inmunodeprimidos en los cuales se pueden desarrollar infecciones atípicas u originadas
por microorganismos saprófitos, entéricos y oportunistas.
En los casos específicos que se decida cobertura o profilaxis antibiótica en un leucémico, ésta deberá ser en base a
fármacos de amplio espectro, pues la flora bucal es dife-
166 Medicina en odontología
(Capítulo 9)
rente a la que se describe en el resto de la población inmunocompetente. Se puede emplear ticarcilina (timentín 75
mg/kg de peso) combinada con gentamicina (1.5 mg/kg de
peso) por vía intravenosa, repitiendo la dosis cada seis horas hasta que se considere pertinente.
MANIFESTACIONES
BUCALES DE LEUCEMIA
La leucemia puede originar una serie de cambios en la
cavidad bucal que son fáciles de identificar y que pueden
hacer que el dentista sea el primero en sospechar del padecimiento. Estos cambios en un principio son el resultado de
la anemia, trombocitopenia y la tendencia a las infecciones
por los cambios leucocitarios.
Los pacientes pueden presentar palidez de piel y mucosas, hemorragia gingival espontánea o a la menor manipulación, aun en ausencia de problemas periodontales obvios; petequias y áreas mayores de eritema en mucosa bucal
y piel son también frecuentes. No es extraño encontrar ulceraciones en boca y faringe, lo que ocasiona síntomas de
ardor y dolor que cuando además se infectan de manera
secundaria, se caracterizan por grandes áreas de ulceración
irregular y maloliente; una seña particular es que carecen
del halo eritematoso característico de todas las lesiones en
los tejidos blandos. El crecimiento de las encías por infiltración leucocitaria también se reporta con frecuencia,
especialmente en las leucemias mielógenas monocíticas
agudas (figura 9–4). Los pacientes con leucemia aguda
pueden desarrollar parestesias por infiltración leucémica a
nervios periféricos y nervios craneales V y VII, que puede
manifestarse en boca, especialmente en lengua o en tejidos
circunvecinos; además suelen los enfermos quejarse de
dolor óseo por la hiperactividad medular, que puede incluir
maxilares y huesos de la cara.
Los problemas periodontales y las pericoronitis deben ser atendidos oportunamente, ya que son reservorio
importante de microorganismos grampositivos y gramnegativos, capaces de generar infecciones que pueden poner
en peligro la vida del paciente. Desafortunadamente en
muchos de los casos no se observan los cambios inflamatorios típicos que acompañan a todo daño tisular, lo cual
retrasa el diagnóstico y el tratamiento. Secundariamente a
la terapia antileucémica se pueden observar lesiones atrófico–ulcerosas y estomatítides infecciosas (GUNA, herpes, candidiasis). Las úlceras por fármacos citotóxicos
suelen presentarse siete días después de iniciado el tratamiento, siendo generalmente muy dolorosas.
Las infecciones por virus del herpes simple y varicela–zoster son muy comunes en quienes reciben terapia antileucémica, así como infecciones por hongos como Candida albicans, Histoplasma o Aspergillus (figuras 9–5 y 9–6).
Las lesiones ulcerosas pueden manejarse con soluciones antisépticas sin vehículo alcohólico y con la aplicación
local de antihistamínicos para reducir el ardor y el dolor.
Las soluciones antisépticas disminuyen la flora irritante, lo
que mejorará la sintomatología y la reparación; pueden
emplearse enjuagues con clorhexidina. Por su efecto coagulante de proteínas las áreas sangrantes pueden ser tratadas con la aplicación de agua oxigenada y presión, además
del manejo médico que se esté realizando. Dado que las in-
Figura 9–4. Agrandamiento gingival por infiltrado leucocitario observado en un paciente con leucemia monocítica
aguda.
Figura 9–6. Candidiasis seudomembranosa aguda que
se presentó en un paciente leucémico.
Figura 9–5. Lesiones herpéticas secundarias desarrolladas en un paciente con leucemia.
Enfermedades hematológicas S 167
Cuadro 9–6. Manejo antimicótico
Base farmacológica
Nistatina
Nombre comercial
Presentación y dosis
MicostatinR
Óvulos solución 1 a 3/día por 2 semanas
Clotrimazol
CanestenR 100 mg
Óvulos 1/día por 2 semanas
Ketoconazol
FungizoneR 200 mg, Nizoral
Comprimidos vía oral 1/día por 2 semanas
Fluconazol
DiflucanR 50 a 100 mg
Tabletas 50–100 mg diarios por 2 semanas
Miconazol
DaktarinR 2 g
Gel oral medida, 4 veces al día por 2
semanas
VagitrolR
Ungüento 3 a 4 veces al día
Anfotericina B
AmfostatR
IV (administración hospitalaria)
Fluconazol
DiflucanR 100 mg
Tabletas 100 mg/día por 2 semanas
Derivados del imidazol
Combinados:
Flucinolona, metronidazol y nistatina
Casos severos:
fecciones bucales pueden ser potencialmente mortales
para el individuo leucémico y neutropénico por el tratamiento recibido, se empleará el antimicrobiano local o sistémico indicado, o ambos. Es conveniente el uso de cultivo
o antibiograma cuando se sospecha de lesiones bacterianas,
y de cultivo o biopsia cuando se intuya enfrentar una micosis. El cuadro 9–6 ofrece algunos esquemas antimicóticos.
Para tratar los problemas virales se pueden utilizar
fármacos de tipo idoxuridina tópica (para las lesiones en la
piel), aciclovir (ZoviraxR y CicloferónR 800 a 1,600 mg/
día), ganciclovir (CymeveneR), zidovudina (AZT) y foscarnet; de estos últimos existen presentaciones tópicas orales y para administración intravenosa. Tipo medicamento,
dosis y vías de administración se aplicaran de acuerdo a la
gravedad del caso.
En aquellos que han recibido trasplante de médula
como tratamiento para leucemia, pueden aparecer en la
mucosa bucal reacciones liquenoides, lesiones queratósicas, áreas de atrofia y ulceración, así como hiposalivación
marcada. Todas estas reacciones son muy frecuentes en la
mayoría de los pacientes trasplantados de médula. Si como
parte del tratamiento inmunosupresor para evitar el
rechazo del trasplante se emplea ciclosporina, puede presentarse también agrandamiento gingival.
Pueden presentarse microdoncia, hipoplasia adamantina y detención en la formación radicular secundarias a la
terapia con radiaciones empleada en los pacientes con leucemia linfocítica aguda, por complicaciones en el sistema
nervioso central. Las radiaciones en niños menores de 5
años ha reportado un desarrollo mandíbular deficiente.
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10
Trastornos de la
hemostasia
José Luis Castellanos Suárez, Laura María Díaz Guzmán, Óscar Gay Zárate
La comprensión de los eventos ocurridos cuando se lesionan vasos y tejidos le permite al cirujano dentista implementar acciones que compensen los trastornos hemostáticos, de manera que los procedimientos quirúrgicos puedan
realizarse de manera más segura para el paciente y menos
angustiante para el profesionista. En este capítulo se hará
una revisión de los elementos que intervienen en el proceso
de la hemostasia, de las alteraciones que predisponen a los
eventos hemorrágicos y de los recursos que se tienen para
poder controlarlos.
vaso, sufren un cambio en su morfología (activación plaquetaria), produciéndose la liberación de mediadores biológicos, entre los que destacan tromboxano A2, ADP (difosfato de adenosina) y serotonina, sustancias que conducen
tanto al fenómeno de agregación plaquetaria (tapón hemostático) como a una vasoconstricción mayor. Todo el proceso de reducción de la luz del vaso y de formación de un conglomerado plaquetario es conocido como hemostasia
primaria.
Al producirse el daño en los tejidos se liberan de manera casi simultánea el factor tisular, elemento procoagulante de origen endotelial, así como los fosfolípidos plaquetarios (factor III) que activan el sistema de coagulación
(hemostasia secundaria); este proceso lleva a la formación de una malla de fibrina, proteína fibrilar insoluble en
la que quedan atrapados todos los elementos celulares circulantes, generándose un coágulo sanguíneo sólido que impide la hemorragia.
La coagulación de forma tradicional se ha dividido en
dos vías, la extrínseca y la intrínseca, que confluyen en una
vía común al activarse el factor X. Esta esquematización
de lo que ocurre in vitro durante el proceso de coagulación
se ha hecho por motivos didácticos, sin que necesariamente esto suceda in vivo de manera tan rígida e independiente
parece ser que tanto la vía extrínseca como la intrínseca se
imbrican una en la otra en diferentes momentos del proceso. Para una mejor comprensión de este fenómeno, dentro
del texto se describirá la hemostasia secundaria a la manera
tradicional (cuadro 10–1).
La vía extrínseca es desencadenada por una sustancia
elaborada en el sitio de la lesión, conocida como trombina
tisular, la cual forma complejos con los factores V, VII y X,
en presencia de iones de calcio, convirtiendo la protrombina en trombina y transformando esta última al fibrinógeno en fibrina. Esta vía genera con rapidez pequeñas can-
MECANISMOS HEMOSTÁTICOS
La hemostasia implica una serie compleja de reacciones
que se llevan a cabo entre el endotelio de los vasos, las plaquetas y el plasma, que tienen como finalidad detener la salida de sangre cuando un vaso se ha lesionado. De forma
inmediata después del daño tisular se observa una respuesta primaria de contracción de la musculatura de la pared de
los vasos dañados, lo cual reduce de manera importante el
flujo circulatorio. Esta reacción de vasoconstricción se
debe en un principio a mecanismos neurógenos reflejos y
posteriormente a la liberación de endotelina, sustancia
vasoactiva potente generada por el vaso lesionado. Al quedar expuesto el tejido conectivo por la lesión, se produce
la adherencia de plaquetas a la colágena de la pared vascular, a través del Factor von Willebrand (FVW), elemento
de origen endotelial que aunque viaja en el plasma unido
al factor VIII de la coagulación, tiene funciones independientes. Una vez adheridas las plaquetas a la pared del
169
170 Medicina en odontología
(Capítulo 10)
Cuadro 10–1. Proceso de coagulación
Activador de
contacto:
plaquetas,
colágena
Vía intrínseca
Vía extrínseca
XII
Lesión tisular
Calicreína
XIIa
Precalicreína
FPL3
XI
Tromboplastina
tisular
XIa
IXa
IX
VII
VIII
FPL3, Ca2+
VIIIa
Trombina (IIa), FPL3
VIIa
Vía común
FPL3, Ca2+
X
Xa
V
Va
Trombina
(IIa)
II
Ca2+
XIII
I
Ca2+
IIa
Fibrina
(Ia)
XIIIa
tidades de trombina y fibrina, favorece la agregación de las
plaquetas e incrementa la actividad de la vía intrínseca.
El sistema intrínseco es más lento, pero produce una
gran cantidad de fibrina. Se desencadena cuando una proteína circulante de superficie sensible (el factor Hageman
o factor XII) se activa al entrar en contacto con alguna
superficie extraña como la colágena, las membranas basales, las vasculares, las plaquetas activadas o los fosfolípidos de las plaquetas. A partir de su activación se genera una
cadena de eventos de activación en cascada.
Trastornos de la hemostasia 171
Ambas rutas convergen en una vía común a partir de
la activación del factor X, que a su vez transforma a la protrombina (factor II) en trombina, actuando ésta sobre el
fibrinógeno para convertirlo en fibrina. La activación del
factor XIII le da estabilidad a la fibrina ya formada. Las
teorías modernas de la coagulación señalan que la hemostasia se consolida con una progresiva generación local del
factor Xa, a través de la acción de los factores IXa y VIIIa.
SISTEMA FIBRINOLÍTICO
Al producirse daño en los tejidos no sólo se desencadena
el proceso de coagulación, también se activa un mecanismo de regulación que impide la propagación del coágulo
fuera del área de lesionada. El sistema fibrinolítico permite
la concentración y localización en el sitio de la lesión de las
sustancias que intervienen en la hemostasia secundaria,
evitando a través de la destrucción de la fibrina que el proceso de coagulación, una vez desencadenado, se disemine
de manera sistémica. La fibrinólisis se dispara por varios
mecanismos, uno de ellos es a través de la activación del factor XII (Hageman), proteína polifuncional que tiene la particularidad de activar también la vía intrínseca del sistema de
coagulación. Este factor actúa sobre el plasminógeno, elemento circulante inactivo, transformándolo en plasmina,
sustancia activa que produce hidrólisis de la fibrina. La activación del sistema fibrinolítico limita el proceso de coagulación sólo al área dañada y una vez que se ha llevado a cabo
la reparación de los tejidos, la plasmina elimina a la fibrina
ya carente de función, lo que permite la recanalización de
los vasos sanguíneos que al ser lesionados desarrollaron
coágulos. Los activadores del plasminógeno afines a la urocinasa (que se encuentran en el plasma y en diversos tejidos)
y el activador del plasminógeno de tipo tisular inician también el proceso fibrinolítico.
Otros elementos reguladores de la coagulación son
las sustancias anticoagulantes naturales, como la antitrombina III que inhibe la actividad de la trombina y otras proteasas, las proteínas C y S (dependientes de la vitamina K),
las cuales inactivan a los factores Va y VIIIa así como los
productos de degradación de la fibrina.
CONDICIONES LOCALES
Los tejidos orales muestran particularidades que incrementan
el riesgo de sangrado posoperatorio, entre otras razones debido a que tienen un mayor riego sanguíneo que la piel y a que
muestran además una actividad fibrinolítica significativa, ya
que en la encía existe una gran concentración de activador de
plasminógeno. La actividad del sistema fibrinolítico aumenta
sobre todo en áreas de inflamación crónica como la que puede
observarse en gingivitis y periodontitis, pudiendo desencadenarse también por sustancias producidas por los estreptococos. De lo anterior se desprende que debe existir un equilibrio
entre el sistema de coagulación y la lisis de coágulos, que prevenga problemas hemorrágicos, sangrados secundarios o
coagulación intravascular diseminada.
La mayor parte de las hemorragias orales son producidas por factores locales como ruptura de vasos de calibre
considerable, por el procedimiento quirúrgico mismo, por
trastornos periodontales, dientes o restauraciones rotas,
por terapia ortodóntica rápida, infecciones herpéticas, etc.
Por esta razón, controlar una hemorragia originada por estos elementos puede ser sencillo, siempre que se identifique
la fuente de origen y se haga uso de hemostáticos locales.
En este capítulo se revisarán las alteraciones hemorrágicas debidas a trastornos sistémicos originados por cada
uno de los elementos que intervienen en la hemostasia:
1. Vasos.
2. Plaquetas.
3. Sistema de coagulación.
Antes de ello, por razones de conveniencia didáctica, se
hará una revisión general de las pruebas de laboratorio que
deben ser del dominio del cirujano dentista, ya que son herramientas de enorme valor en la identificación de pacientes con trastornos de la hemostasia y facilitan además, la
evaluación de pacientes con problemas hemorrágicos ya
diagnosticados, en la búsqueda del momento propicio para
su atención oral.
PRUEBAS DE LABORATORIO INICIALES
PARA VALORACIÓN DE LA HEMOSTASIA
Se indican en todo paciente con:
a. Historia positiva de sangrado no explicable.
b. Cuando se encuentren en el momento del examen
físico lesiones petequiales o purpúricas.
c. Respuestas hemorrágicas atípicas desarrolladas durante la cirugía oral previa.
d. Empleo prolongado de antibióticos.
e. Uso prolongado de aspirina u otros AINE.
f. Toma de esteroides o citotóxicos.
g. Terapia anticoagulante.
h. Enfermedades autoinmunes.
El odontólogo debe solicitar pruebas de laboratorio iniciales o de entrada que le permitan diferenciar cuál fase del
proceso de hemostasia está alterada. No es prudente la solicitud de pruebas complementarias en los pacientes aparentemente sanos, sin antecedentes hemorrágicos de origen
sistémico, ya que los resultados en dichas personas carecen
de significancia clínica. Las pruebas complementarias son
de gran utilidad cuando se quiere confirmar una impresión
diagnóstica, por lo que la historia clínica adquiere un valor
enorme en la decisión de enviar o no al laboratorio a una
persona. Los pacientes que refieran sangrado espontáneo
nasal o gingival sin motivo aparente, que hubieran requerido de transfusiones sanguíneas después de procedimientos
quirúrgicos sencillos, como apendicectomía, amigdalectomía, extracciones dentales, fracturas, partos, entre otros,
son candidatos a ser vigilados a través de pruebas de laboratorio, además de aquellos que muestran hemorragias en
172 Medicina en odontología
(Capítulo 10)
Cuadro 10–2. Valoración de la hemostasia a través de pruebas de laboratorio básicas
Hemostasia
Elementos que intervienen
Pruebas indicadas
Valores normales
Primaria
Vasoconstricción
Agregación plaquetaria
Tiempo de sangrado
Cuenta de plaquetas
P. torniquete
2 a 6 minutos
150 a 450,000
negativa
Secundaria
Sistema de coagulación
Tiempo de protrombina (TP)
12 a 14 segundos
80 a 100%
45 segundos
Tiempo de tromboplastina
parcial (TPT)
piel o mucosas sin una causa aparente en el momento de la
exploración física.
Las pruebas iniciales recomendadas que deben solicitarse siempre juntas en estos pacientes son:
1.
2.
3.
4.
Cuenta de plaquetas (CP).
Tiempo de sangrado de Ivy (TSI).
Tiempo de protrombina (TP).
Tiempo parcial de tromboplastina (TPT).
En muchos laboratorios la CP forma parte de la biometría
hemática, por lo que es preferible siempre solicitarla de
manera específica en los pacientes con sospecha de tener
alguna alteración hemostática. Revela anomalías cuantitativas de las plaquetas, cuyos valores normales van de
150,000 a 450,000/mm3 de sangre. Una CP normal con un
TSI prolongado es indicativo de disfunción plaquetaria, de
enfermedad de von Willebrand o algún otro trastorno primario o adquirido del funcionamiento de los trombocitos.
El TSI determinado por el procedimiento de Ivy es el
tiempo que transcurre entre la producción de una lesión y
el momento en que cesa de fluir la sangre a través de una
herida, por lo que los valores dependen de la integridad en
el funcionamiento de las plaquetas y la capacidad que tengan los vasos para contraerse y limitar la salida de sangre
a través de la pared vascular destruida. El TSI normal es de
5 a 6 minutos, por lo que cuando existen alteraciones en el
número de plaquetas, en su funcionamiento o en la capacidad de contracción vascular ante una lesión, este tiempo se
prolonga, observándose hemorragias subcutáneas o submucosas espontáneas. La prueba de Ivy consiste en sentar al
paciente con el brazo apoyado en el descansabrazos del sillón, colocar el manguito del esfingomanómetro en el brazo e inflarlo hasta tener 40 mmHg de presión. En la parte
media de la cara anterior del antebrazo, a la mitad de la distancia entre el codo y la muñeca, donde no existan venas
superficiales, se frota la piel con una torunda de algodón
empapada en alcohol. Una vez seca, la superficie de la piel
se distiende y se punciona con una lanceta, cortando a suficiente profundidad y ejerciendo una presión constante y
firme. Se retira la lanceta, para después observar el segundero del reloj. Cada 30 segundos se aplica el borde de una
hoja de papel filtro sobre la gota de sangre que va emergiendo. El tiempo transcurrido hasta que deja de fluir la sangre es el tiempo de sangrado, que se reporta en minutos. Posteriormente se limpia la zona con una torunda de algodón
humedecida en alcohol.
Los pacientes que tienen trastornos de la coagulación
primarios o secundarios muestran alteración del tiempo de
protrombina (TP), tiempo parcial de tromboplastina (TPT)
o ambos. El TP mide la integridad de los factores de la coagulación que intervienen en la vía extrínseca, así como de
la vía común, mientras que el TPT mide el funcionamiento
de los factores que intervienen en la vía intrínseca. Si el TP
es normal y el TPT está prolongado existe una deficiencia
en los factores de la vía intrínseca (XII, XI, IX, VIII) y es
indicativo de algún tipo de hemofilia. Pudiera existir un
cifra por arriba de 45 segundos suele ser de gran trascendencia. Una prolongación del TP como único hallazgo
suele indicar una deficiencia del factor VII o de los factores
que intervienen en la vía extrínseca, el valor normal del TP
es de 12 a 14 segundos (cuadro 10–2).
Cuadro 10–3. Diagnóstico básico
de trastornos de la hemostasia
Prueba anormal
Alteraciones de la
hemostasia sugeridas
Tiempo de sangrado
g
> 6 min
Trastornos de origen
g vascular
Trombocitopenia
Di f
Disfunción
ió plaquetaria
l
t i
Enfermedad de von Willebrand
Prueba de torniquete
positiva
Trombocitopenia
Disfunción plaquetaria
Enfermedad de von Willebrand
Empleo de fármacos (ácido
acetilsalicílico)
Cuenta de plaquetas
<150,000
150 000
Trombocitopenia:
a. Idiopática
b. Secundaria al uso
de medicamentos
c. Leucemia o linfomas
d. Por diálisis renal
e. Otros
Tiem o de
Tiempo
protrombina
rotrombina (TP)
> 14 segundos
Cirrosis hepática
Litiasis biliar
E l de
Empleo
d anticoagulantes
ti
l t
Uso prolongado de antibióticos
Carencia de vitamina K
Tiempo de
tromboplastina
parcial (TPT)
> 45 segundos
Hemofilias
Trastornos de la hemostasia 173
Las pruebas de laboratorio descritas son indicativas
para el diagnóstico, ya que permiten identificar en cuál de
los elementos del proceso de hemostasia existen problemas o deficiencias (cuadro 10–3); sin embargo, habrá ocasiones en que los resultados sean normales por tratarse de
trastornos leves o subclínicos. Una cantidad de 20 a 25%
de los factores de la coagulación son suficientes para dar
valores normales de TP o TPT. También pueden presentarse valores normales en la cuenta de plaquetas en pacientes con deficiencias en el funcionamiento de los trombocitos. Ante la duda, cuando se sospeche de trastornos de la
hemostasia por evidencias físicas en piel o mucosas y se
obtengan resultados de laboratorio que entren en el rango
de normalidad, el cirujano dentista puede optar por repetir
las pruebas o remitir al paciente con un hematólogo, quien
podrá solicitar exámenes de laboratorio de mayor sensibilidad, como son la determinación del factor procoagulante
del factor VIII y IX (que permiten determinar la gravedad
de una hemofilia), la evaluación del factor XIII a través de
la prueba de estabilización del coágulo o solicitar pruebas
de funcionamiento plaquetario o hepático.
Cabe mencionar que existen algunas pruebas de uso
médico que permiten identificar pacientes con EVW, entre
las que destacan disminución de la retención de plaquetas
a perlas de vidrio, ausencia de agregación plaquetaria al
agregar ristocetina y prueba de tolerancia a la aspirina
positiva.
TRASTORNOS VASCULARES
Los trastornos de origen vascular que pueden generar hemorragias de difícil control son, entre otros, aumento de la
fragilidad capilar, hemangiomas y telangiectasia hemorrágica hereditaria. Los eventos hemorrágicos originados por
éstos se observan con poca frecuencia en la práctica odontológica, ya que son problemas o lesiones que se identifican
con facilidad y difícilmente intentaría el clínico realizar
Figura 10–1. Hemangioma.
procedimientos quirúrgicos sobre estas áreas, sin prever las
medidas que pudieran ayudar a controlar el sangrado.
La hemorragia de origen vascular se puede presentar
debida a infecciones como sarampión grave, rickettsiosis,
endocarditis bacterianas, septicemias, etc. Algunos medicamentos pueden inducir a la formación de autoanticuerpos contra la pared vascular o en trastornos como el escorbuto, donde existe producción deficiente de colágena que
altera las paredes de los vasos, debido a deficiencia de vitamina C. En el síndrome de Cushing se observa una alteración al elaborar las proteínas del organismo, afectándose
también la producción de colágena perivascular e incrementándose con ello la tendencia a hemorragias cutáneas
y retraso en la reparación de heridas.
Los hemangiomas son estructuras por lo general congénitas (hamartomas) de color azul o rojo debido a la gran
cantidad de elementos vasculares que lo conforman. Pueden ser lesiones exofíticas, en forma de domo o planas, a
veces deformantes, que blanquean al ejercer una presión
constante sobre ellos. Suelen observarse en la lengua, labios o carrillos, involucrando en ocasiones estructuras
óseas amplias (figura 10–1). La identificación de un hemangioma contraindica cualquier tipo de actividad quirúrgica en el área, debido al riesgo de sangrado incontrolable.
La telangiectasia hemorrágica hereditaria es una anomalía de tipo genético de los vasos sanguíneos, que se caracteriza por numerosas lesiones angiomatosas o telangiectásicas que muestan tendencia al sangrado. En la
mucosa bucal son de color rojo cereza. Suelen involucrar
labios, lengua y a veces paladar, encía y mucosa bucal (ver
figura 10–2). El defecto básico de la lesión consiste en la
presencia de fibras elásticas anormales que rodean al vaso
sanguíneo y permiten su dilatación, por lo que las lesiones
de estas estructuras producen un sangrado profuso, ya que
no se lleva a cabo una adecuada contracción vascular.
Tanto las lesiones angiomatosas de la telangiectasia hemorrágica hereditaria como los hemangiomas que se presentan en la cavidad bucal deben esclerosarse antes de intentar
cualquier procedimiento quirúrgico en la vecindad de las
mismas. Respecto a la identificación de un aumento de la
fragilidad capilar, las lesiones petequiales o purpúricas llaman la atención hacia la identificación y la solución del pro-
Figura 10–2. Lesiones telangiectásicas.
174 Medicina en odontología
(Capítulo 10)
blema subyacente, sin embargo, por lo general no son causa
de hemorragia posoperatoria severa.
Cuadro 10–4. Fármacos que
producen trombocitopenia
Ácido acetilsalicílico
Ácido valproico
Amitriptilina
TRASTORNOS PLAQUETARIOS
Amoxicilina
Ampicilina
Atenolol
En los sitios de lesión tisular se adhieren de forma inmediata a la colágena expuesta a través del factor von Willebrand (FVW). Después empieza la reacción de liberación
o segregación de una gran cantidad de mediadores químicos que permiten la agregación plaquetaria e intervienen
en el proceso de coagulación. Entre 70 y 80% de estas células se encuentran circulando y de 20 a 30% están estacionadas en el bazo.
El número normal de plaquetas por milímetro cúbico
de sangre es de 150,000 a 450,000; cifras menores a 100,000
plaquetas/mm3 son consideradas trombocitopénicas, pero
sólo cuando las cifras se reducen de manera importante
(hasta 20,000/mm3) es cuando se observan manifestaciones
clínicas de hemorragias espontáneas, produciéndose sangrado inmediato ante heridas quirúrgicas, difícil de controlar. Los trastornos plaquetarios se clasifican de acuerdo al
número y función de estos elementos en:
Azatioprina
Captopril
Carbamacepina
Cefazolidina
Ciclofosfamida
Cimetidina
Ciprofloxacina
Clindamicina
Clomipramida
Cloranfenicol
Clorpropamina
Daunorrubicina
Desipramina
Dexametasona
Diclofenaco
a. Anomalías cuantitativas o trombocitopénicas.
b. Anomalías cualitativas, es decir, alteraciones funcionales.
Difenilhidantoinato sódico
Diflunisal
Digoxina
Espironolactona
TROMBOCITOPENIA
Etodolaco
Etilsuccinato de eritromicina
Es una disminución en el número normal de plaquetas, las
razones para que las cuentas sean anormalmente bajas son
diversas, destacando:
1. Enfermedades generalizadas de la médula ósea.
Anemia aplásica, infiltración medular por leucemias o carcinoma diseminado.
2. Afección medular secundaria al empleo de fármacos y sustancias tóxicas. Alcohol, cloranfenicol,
tiacidas o fármacos citostáticos. Además, como
puede verse en el cuadro 10–4, existen otros medicamentos que pudieran causar trombocitopenia en
algunas personas.
3. Infecciones. Rubéola, septicemia, endocarditis y
SIDA, entre otras.
4. Disminución en la vida media plaquetaria. Enfermedades autoinmunitarias (púrpura trombocitopénica idiopática, lupus eritematoso) o por el empleo
de fármacos como quinina, quinidina, metildopa,
tiacidas y heparina.
5. Por destrucción mecánica de las plaquetas. Portadores de prótesis valvulares o en los enfermos con
problemas renales crónicos sometidos a hemodiálisis. En la estenosis de la microcirculación (hiper-
Fenitoína
Flecainida
Furosemida
Gentamicina
Glibenclamida
Haloperidol
Heparina
Hidralacina
Hidroclorotiacida
Indometacina
Interferón de fibroblastos humanos
Ketoconazol
Ketorolaco
Levodopa
Levopromazina
Metamizol
Metildopa
Metilpranolol
Metilprednisolona
Trastornos de la hemostasia 175
Cuadro 10–4 (continuación). Fármacos que
producen trombocitopenia
Metocarbamol
Metotrexato
Minociclina
Nadolol
Naproxeno
Nitrofurantoína
Omeprazol
un antígeno completo, lo cual lleva a la destrucción plaquetaria por mecanismos inmunopatológicos tipo II (capítulo
11). En infecciones como la mononucleosis infecciosa o
por VIH, la destrucción al parecer es mediada por inmunocomplejos (respuestas inmunopatológicas de tipo III). En
las infecciones por VIH existe también una menor producción de plaquetas, parece ser que los megacariocitos (precursores plaquetarios) comparten con los linfocitos T
receptores CD4+, de donde se deriva que estas células bien
pudieran estar también infectadas, destruyéndose o alterando su función.
Oxitetraciclina
Paracetamo
Penicilina G benzatínica
DISFUNCIONES PLAQUETARIAS
Piroxicam
Propranolol
Quinidina
Quinina
Ranitidina
Rifampicina
Sulfonamidas
Sulindac
Tetraciclina
Ticarcilina
Tiacidas
Tolbutamida
Tolmetín
Trimetroprim y sulfametoxasol
Uroquinasa
Valproato de Na y Mg
Vancomicina
Vincristina
Zidovudina
tensión arterial maligna) o en enfermedades arteriales que muestren rugosidades del endotelio.
6. Hiperesplenismo. En este trastorno se encuentra
incrementada la actividad del bazo, lo que produce
un aumento en la destrucción de los trombocitos.
En la trombocitopenia de origen autoinmunitario o púrpura
trombocitopénica idiopática (PTI) aguda o crónica, intervienen mecanismos inmunopatológicos del tipo II en los que se
producen autoanticuerpos (IgG e IgM) contra antígenos
propios de la membrana plaquetaria (Iib, IIIa o Ib–IX), que
al fijar complemento generan el complejo de ataque a la
membrana, produciendo lisis de la membrana celular y el
estallido de los trombocitos, también algunos de los subproductos liberados al activarse el sistema de complemento (C
3b y C 5a) actúan como opsoninas o tienen funciones quimiotácticas y atraen células fagocíticas que eliminan a las
plaquetas de la circulación. Algunos medicamentos funcionan como haptenos que unidos a las plaquetas constituyen
Los defectos en el funcionamiento plaquetario pueden ser
de origen congénito o adquiridos, caracterizándose por
trastornos hemorrágicos en los que el paciente tiene un número normal de plaquetas circulantes. Los defectos congénitos pueden ser de adhesión, secreción o agregación. Entre los defectos de adhesión se encuentra la enfermedad de
von Willebrand (EVW), trastorno autosómico dominante
en el que disminuye de manera muy importante la concentración en sangre del factor del mismo nombre. Los pacientes con EVW pueden pasar desapercibidos pues quizá no
dan manifestaciones clínicas espontáneas; sin embargo,
ante traumatismos graves o quirúrgicos se suele presentar
sangrado inmediato debido a que no existe integridad en la
hemostasia primaria y las plaquetas no se adhieren a la pared de los vasos. Curiosamente, con el paso de los años este
tipo de trastornos tiende a disminuir en su severidad.
Otro problema funcional plaquetario es el correspondiente al síndrome de Bernard–Soulier, que consiste en un
defecto en las glucoproteínas que forman los receptores
plaquetarios para el FVW (gpIb/V/IX). Esta enfermedad
se transmite de manera autosómica recesiva y genera disfunción de la hemostasia primaria al no permitir la unión
entre las plaquetas y el FVW necesario para su unión al
endotelio de los vasos. La trombastenia de Glanzmann también se provoca por un trastorno de adhesión en la que
existe un defecto molecular en el complejo gpIIb/IIIa del
receptor de fibrinógeno y otras proteínas tanto plasmáticas
como subendoteliales, lo cual genera defectos en la actividad plaquetaria y en su adhesión. Esta enfermedad se transmite de manera autosómica recesiva.
De los trastornos cualitativos adquiridos, el ácido
acetilsalicílico es el agente causal más común, que puede
prolongar el tiempo de sangrado de manera importante, debido a que este fármaco al unirse de manera irreversible a
las moléculas de la membrana celular, inhibe a la cicloxigenasa, enzima que desencadena una de las vías del metabolismo del ácido araquidónico (componente estructural
de la membrana celular), impidiendo la producción y la
liberación de mediadores químicos como tromboxano A2,
ADP (adenosín difosfato), prostaglandinas o serotonina,
necesarios para la agregación de las plaquetas y el buen
funcionamiento de la hemostasia primaria. Al igual que el
ácido acetilsalicílico, muchos de los antiinflamatorios no
esteroideos tienen efectos similares sobre el funcionamiento
plaquetario. En el cuadro 10–5 aparecen los principales fár-
176 Medicina en odontología
Cuadro 10–5. Fármacos que
producen disfunción plaquetaria
Ácido acetilsalicílico
Ibuprofeno
Ácido valproico
Indobufeno
Dexametasona
Naproxeno
Dipiridamol
Piperacinina
Fluoxetina
Piroxicam
Ginkgo biloba
Ticarcilina
Heparina
Ticlopidina
macos que impiden la formación de un tapón plaquetario
normal, destacando el naproxeno, el piroxicam, los antidepresivos y el dipiridamol.
También se han observado defectos de adhesión en los
pacientes que cursan con cirrosis hepática, uremia o en quienes han sido sometidos a cirugía cardiaca; en ellos tal vez se
producen defectos adquiridos de los receptores adhesivos
como el gpIb/IX.
Manifestaciones clínicas de
trombocitopenia y disfunción plaquetaria
Tanto la trombocitopenia como el inadecuado funcionamiento plaquetario pueden manifestarse como hemorragias petequiales en piel, sin causa aparente. En la trombocitopenia el origen es súbito y con frecuencia existe el
antecedente de hematomas ante traumas menores, hemorragias gingivales, epistaxis, melena, hematuria o metrorragia. Las disfunciones plaquetarias quizá se descubran ante
traumatismos mayores o eventos quirúrgicos en los que sea
difícil cohibir la hemorragia.
Una característica importante de ambas es el hecho de
que el sangrado que se produce durante las intervenciones
quirúrgicas es inmediato.
La PTI crónica se observa sobre todo en personas del
sexo femenino, menores de 40 años (la relación mujer/
hombre es de 3:1), caracterizándose por hemorragias petequiales en piel y mucosas por presión capilar alta en zonas
de declive, así como también aparecen lesiones purpúricas, equimosis y hemorragias como las ya descritas con
anterioridad, en cambio la PTI aguda afecta sólo a los niños
de ambos sexos, es de inicio brusco y va precedida de una
enfermedad viral. Esta última cura de modo espontáneo y
suele desaparecer en un plazo de seis meses.
Es importante distinguir en la consulta odontológica
entre historia de trombocitopenia, de cualquier origen, que
no requiere llevar a cabo ninguna modificación al plan de
tratamiento odontológico o enfrentar a un paciente que
presenta un cuadro clínico que lo expone a la posibilidad
de presentar una hemorragia sin control; en este último
caso el odontólogo tendrá que decidir, basado en las cifras
de plaquetas, el momento oportuno para llevar a cabo procedimientos que impliquen sangrado.
(Capítulo 10)
Manejo médico de trombocitopenia
y de disfunciones plaquetarias
El tratamiento médico de estos trastornos va dirigido a
reducir el riesgo de hemorragias severas y espontáneas, al
corregir el trastorno que las genera. Al ser diversas las causas, debe individualizarse en el manejo médico en cada
caso en particular. Tratándose de PTI de diagnóstico reciente, con cifras de plaquetas en sangre superiores a
50,000/mm3, no se requiere de tratamiento alguno para el
paciente, limitándose la actuación del médico sólo a la
observación, ya que por lo general la forma aguda de PTI
remite de manera espontánea. Con cifras de plaquetas menores a las señaladas, en enfermos que muestran manifestaciones clínicas hemorrágicas, el médico inicia de forma
general un tratamiento a base de prednisona (1 mg/kg de
peso) por dos semanas. Un número reducido de pacientes
recidiva al retirar el medicamento, siendo en ellos con frecuencia necesario realizar esplenectomía. Para reducir los
efectos secundarios producidos por los esteroides, en los
enfermos crónicos pueden sustituirse los corticosteroides
por medicamentos inmunosupresores como azatioprina y
ciclosporina. Si la trombocitopenia fue inducida por medicamentos, la simple supresión del fármaco elimina el problema, regresando el paciente a cifras plaquetarias normales en un plazo no mayor a diez días. Este mismo concepto
aplica para las disfunciones plaquetarias que han producido
manifestaciones clínicas o que se manifiestan después de
que el paciente fue sometido a procedimientos quirúrgicos.
MANEJO DENTAL DEL PACIENTE
CON TRASTORNOS PLAQUETARIOS
CUANTITATIVOS Y CUALITATIVOS
RECOMENDACIONES Y ADECUACIONES
DURANTE LA CONSULTA DENTAL
Entre los trastornos cuantitativos con mayor frecuencia observados en la consulta odontológica se encuentra la trombocitopenia inducida por medicamentos o por toxicidad
con elementos ambientales diversos, fármacos como los
empleados para el tratamiento de cáncer (quimioterapia) o
el uso de ácido acetilsalicílico y otros AINE, además de
fármacos de los que ya se ha hecho mención en párrafos anteriores, pueden producir cuentas bajas que limitan el manejo odontológico del paciente. Por lo general los pacientes que cursan con PTI aguda suelen estar hospitalizados
o bajo estricta vigilancia médica, por tanto no es común
que acudan a la consulta odontológica bajo estas condiciones; sin embargo, pudiera ser que el odontólogo sea llamado a resolver algunos problemas dentales agudos que se
presenten en el paciente durante su estancia hospitalaria.
Con mayor frecuencia que la variante aguda, pacientes con
un cuadro de PTI crónica podrían solicitar tratamiento
odontológico.
Trastornos de la hemostasia S 177
La conducta que debe seguir el clínico para determinar cómo y cuándo tratar a estos pacientes en el consultorio
dental, dependerá de la información que brinde una buena
historia clínica, gracias a ella se podrá identificar cuál es el
padecimiento del paciente, cuál ha sido su evolución y cuál
ha sido la terapia empleada por el médico. Los pacientes
con enfermedades agudas no deben ser sometidos a tratamientos o procedimientos electivos hasta que sus problemas hematológicos remitan. Ante situaciones de verdadera emergencia debe solicitarse una cuenta de plaquetas:
con cifras menores a 50,000 trombocitos/mm3 de sangre,
debe posponerse cualquier actividad quirúrgica y resolver
los problemas de dolor con el uso de fármacos. Este mismo
parámetro aplica para los sujetos con padecimientos crónicos o aquellos que cursan con cuentas bajas de estos elementos celulares como resultado de terapia farmacológica.
El paciente que recibe terapia farmacológica antineoplásica suele tener un número normal de plaquetas cuando inicia el esquema terapéutico y conforme los días de terapia
transcurren, las cuentas de estas células bajan, para normalizarse al suspender el esquema farmacológico. En ellos se
recomienda solicitar una cuenta de plaquetas y decidir el
momento de realizar los procedimientos quirúrgicos sobre
el resultado que se tenga en el número de estas células. En
los pacientes que tienen cuentas anormalmente bajas por
efectos farmacológicos secundarios, se necesita discutir
con el médico acerca de sustituir el medicamento por otro
similar de manera inevitable.
Cuando el clínico enfrente una verdadera emergencia
quirúrgica, debe hacer una interconsulta con el hematólogo, para discutir la posibilidad de que el paciente reciba
una transfusión de sangre completa o de plaquetas, de manera que alcance cifras superiores a 50,000/mm3 de sangre.
Cuando la trombocitopenia ha quedado sólo como un
antecedente en la ficha médica del paciente, puede realizarse cualquier procedimiento odontológico, lo cual incluye extracciones o procedimientos quirúrgicos o periodontales. En ocasiones resolver un problema plaquetario
requiere de terapia de reemplazo, por lo que todos los pacientes que han recibido transfusiones deben ser considerados como potencialmente infecciosos y esta premisa es
importante de forma doble cuando se traten pacientes que
han recibido múltiples transfusiones, sean identificados o
no como portadores del virus de la hepatitis B, C o del virus
de la inmunodeficiencia humana, en cuyo caso debe extremarse el protocolo de control de infecciones del consultorio. Definir hasta dónde debe llegar el plan de tratamiento
odontológico dependerá de cada caso en particular. Para
mayor información se recomienda revisar el Capítulo 5,
sobre Enfermedades infecciosas.
Otro punto a considerar son: los pacientes que reciben
corticosteroides o fármacos inmunosupresores para el manejo de padecimientos idiopáticos crónicos, en ellos es importante determinar si la dosis del esteroide supera o dobla la cantidad diaria de cortisol generada por la corteza
suprarrenal. De ser así debe duplicarse la dosis diaria de
corticosteroides el día de la consulta y llevarla a su dosis
habitual en un plazo de tres días (ver capítulo 8).
En lo referente al manejo interdisciplinario de pacientes con disfunciones plaquetarias la conducta a seguir dependerá del origen de las mismas. Los pacientes con EVW
deben recibir una infusión de crioprecipitado del factor
VIII como preparación para procedimientos quirúrgicos,
que no deben ser extensos o como tratamiento para eventos
hemorrágicos. Suelen emplearse 10 bolsas de crioprecipitado para un adulto y deben administrarse inmediatamente
antes del procedimiento quirúrgico. El crioprecipitado tiene la propiedad de acortar el tiempo de sangrado hasta por
12 horas. Se pueden requerir dosis de mantenimiento en
intervalos de 4 a 12 horas, según lo indique el hematólogo
o el internista. Cuando el paciente ha recibido ácido acetilsalicílico por tiempo prolongado, debe suspenderse este
medicamento por lo menos seis días antes de la intervención, para que las nuevas plaquetas generadas por la médula ósea estén libres de éste y puedan funcionar durante la
hemostasia primaria. El mismo concepto se aplica para los
AINE que alteran la adhesividad de las plaquetas.
Cabe hacer mención que el cirujano dentista debe contar con hemostáticos locales antes de llevar a cabo procedimientos quirúrgicos que impliquen sangrado, en pacientes
con trastornos plaquetarios, por lo que es necesario disponer
de elementos que coadyuven a la formación de un buen coágulo sanguíneo, como los descritos en el cuadro 10–6.
Cuadro 10–6. Hemostáticos locales
Producto
Acción
Celulosa regenerada
oxidada. (SurgicelR J & Johnson)
Formación de un coágulo artificial. Tiene afinidad por la hemoglobina
Esponja de gelatina
oxidada. (GelfoamR Upjohn)
Forma una trama con la fibrina y
contribuye a formar el coágulo
Colágena
microfibrilar.
(AviteneR Avicon)
Permite el atrapamiento de las
plaquetas
Trombina tópica.
(Parke–Davis)
Convierte el fibrinógeno en fibri–
na. Útil en áreas de hemorragia
venosa o capilar inaccesibles
CoaguliteR
Mezcla de crioprecipitado del factor VIII, trombina y EACA.
Ácido tranexámico
(enjuagues
posoperatorios)
Impide el proceso de fibrinólisis
Cloruro de aluminio
Precipita proteínas y contribuye a
la hemostasia capilar
Epinefrina al 1:1,000
Produce vasoconstricción arteriolar y capilar
Electrocauterio
Produce coagulación de las proteínas en el sitio de corte o
aplicación
Suturas
Contribuye a la oclusión de los
vasos
Férulas de acrílico
En los colgajos palatinos contribuye a la hemostasia al ejercer
presión sobre los tejidos y vasos
178 Medicina en odontología
EXÁMENES COMPLEMENTARIOS
Solicitarlos ante la sospecha o posibilidad de enfrentar
pacientes con:
Púrpura trombocitopénica idiopática (PTI).
Cirrosis hepática.
Leucemia.
Lupus eritematoso.
Tratamiento de quimioterapia para cáncer.
Hemodiálisis.
Uso de fármacos inductores de trombocitopenia.
Lo indicado es solicitar una cuenta de plaquetas. Ya se ha
comentado con amplitud sobre el hecho de que cifras inferiores a 50,000 plaquetas/mm3 de sangre exponen al paciente a un riesgo muy alto de hemorragia sin control. En
estos pacientes el TSI de Ivy es prolongado por el déficit
numérico de trombocitos, sin embargo, cuando esta prueba
se prolonga a más de 10 minutos es cuando la hemorragia
es significativa.
En los pacientes con trombocitopenia tanto el TP
como el TPT son normales.
Los pacientes que han recibido ácido acetilsalicílico
o AINE por tiempo prolongado tendrán un TSI también
anormal, con cuentas de plaquetas, TP y TPT normales. Lo
mismo aplica para los trastornos funcionales plaquetarios
primarios, como EVW o el síndrome de Bernard–Soulier.
En algunos casos no es necesaria la solicitud de pruebas de laboratorio, en especial cuando el paciente tiene
antecedentes de trombocitopenia que ya remitió o fue controlada; la PTI aguda es un trastorno que en la mayor parte
de los casos suele remitir y no volver a presentarse. Si el
paciente fue sometido a quimioterapia y el esquema fue
suspendido hace más de un mes, es innecesaria la solicitud
de pruebas. Ante la duda, siempre es importante la consulta
con el médico tratante.
CONSIDERACIONES FARMACOLÓGICAS
En los pacientes con trombocitopenia o disfunciones plaquetarias es importante evitar el uso de fármacos que comprometan aún más la hemostasia primaria. El ácido acetilsalicílico y muchos de los AINE alteran la agregación
plaquetaria, por lo que su prescripción en la consulta dental
está restringida.
La alteración del TSI es un reflejo de esta disfunción
que puede ocurrir después de administrar 300 a 600 mg de
aspirina, durando este efecto la vida media de las plaquetas, es decir de 9 a 12 días.
En estos pacientes pueden utilizarse el clonixinato de
lisina o el propoxifeno para controlar el dolor de manera
más segura.
Es importante evitar las interacciones farmacológicas
que alteren la hemostasia y en caso necesario debe consultarse con el médico para tomar decisiones al respecto. Un
resumen del manejo odontológico de los pacientes con
trombocitopenia se puede encontrar en el cuadro 10–7.
(Capítulo 10)
Cuadro 10–7. Manejo dental del paciente con
trombocitopenia y disfunciones plaquetarias
1. Identificar el tipo y/u origen de la trombocitopenia o
disfunción plaquetaria. Consultar con el médico
sobre el estado actual y manejo farmacológico
2. Padecimientos agudos contraindican el tratamiento
odondológico. En situaciones de dolor o infección dar
tratamiento farmacológico
3. Pacientes con antecedentes previos de trombocitopenia o disfunción plaquetaria sin recidiva, pueden
ser tratados como sanos
4. Pacientes bajo sospecha de trombocitopenia o mal
funcionamiento plaquetario, solicitar tiempo de sangrado de Ivy (TSI) y cuenta de plaquetas (CP)
5. Está contraindicado realizar procedimientos quirúrgicos con:
< 50,000 plaquetas/mm3 de sangre, o
TSI > de 7 minutos
En situaciones de urgencia solicitar al médico normalizar las cifras por medio de transfusiones de sangre
o plaquetas
6. Ante pacientes con trombocitopenia:
Inducida por citotóxicos: vigilar con CP y esperar
hasta tener > 50,000 plaquetas
Producida por efectos secundarios de medicamentos: consultar con el médico para evaluar la
posibilidad de sustituir el fármaco
7. Ante pacientes con disfunción plaquetaria:
Inducida por ácido acetilsalicílico u otros AINE,
suspender el fármaco seis días antes del procedimiento quirúrgico
En pacientes con enfermedad de von Willebrand,
vigilar que se administre crioprecipitado antes de
intervenciones que impliquen sangrado
8. En relación al manejo médico:
Si el paciente ha recibido terapia sanguínea de
reemplazo, considerarlo como de alto riesgo infeccioso (hepatitis B, C, SIDA)
Si recibe corticosteroides en dosis superiores a la
producción diaria de cortisol, duplicar la dosis
antes del tratamiento odontológico (capítulo 8)
9. Evitar el uso de ácido acetilsalicílico, AINE y medicamentos que induzcan disfunción plaquetaria
MANIFESTACIONES ORALES
En la boca pueden advertirse lesiones petequiales o purpúricas que hagan sospechar al odontólogo sobre alteraciones en el proceso de la hemostasia. En la trombocitopenia
de cualquier origen, el paladar blando suele ser asiento de
petequias y son frecuentes las hemorragias gingivales en
Trastornos de la hemostasia S 179
parte de ellas de esta última categoría, por lo general derivadas de enfermedades hepáticas o por deficiencia de vitamina K. Todos los factores de la coagulación, con excepción de una fracción del factor VIII (el factor von
Willebrand), son elaborados por el hígado. Cuatro de dichos factores II, VI, IX y X requieren de dicha vitamina
para la fijación de un puente de calcio durante su síntesis.
Dado que los trastornos de la coagulación adquiridos
son mucho más frecuentes que las hemofilias, serán discutidas en primer término.
Figura 10–3. Hemorragia gingival.
capa, que no son justificadas por la cantidad de irritantes
locales presentes (figuras 10–3 y 10–4).
El sangrado que se produce en los pacientes con cuentas plaquetarias menores a 50,000/mm3 tiene la característica de ser inmediato, desde el momento de hacer una incisión, a diferencia del sangrado que se observa por trastornos
del sistema de coagulación que suele ser tardío. Los episodios hemorrágicos graves de origen quirúrgico o los sangrados prolongados discretos, ninguno de ellos atribuible a causas locales, obliga a pensar en la posibilidad de que pudieran
tener un origen farmacológico (aspirina), genético (EVW) o
sistémico, como leucemia o lupus eritematoso.
TRASTORNOS DEL SISTEMA
DE COAGULACIÓN
Las alteraciones en este sistema pueden ser hereditarias
(primarias) o adquiridas (secundarias), siendo la mayor
Figura 10–4. Petequias palatinas.
COAGULOPATÍAS SECUNDARIAS
TERAPIA ANTICOAGULANTE
El uso de anticoagulantes orales es la causa más común de
sangrado oral de origen sistémico. Son fármacos que se emplean para evitar el desarrollo de procesos tromboembólicos
y sus complicaciones, como trombosis venosa, embolia pulmonar o sistémica, daño valvular, infarto al miocardio, fibrilación atrial y en portadores de prótesis valvulares. El objetivo de la terapia anticoagulante (TACoag) es procurar
mantener al individuo en un rango de anticoagulación que
no implique un riesgo de sangrado espontáneo.
Los anticoagulantes orales son fármacos derivados de
la warfarina sódica (CoumadinaR), bishidroxicumarina
(DicumarolR) o del acenocumarol (SintromR); siendo
antagonistas de la vitamina K inhiben la producción en el
hígado de los factores de la coagulación que dependen de
la misma para su producción (II, VII, IX y X); por tanto, en
dosis terapéuticas se produce una reducción en el plasma
de la concentración de estos factores necesarios para la formación consecuente de fibrina, desciende a niveles de un 10
a 40%. Otro de sus efectos consiste en prolongar la acción
de sustancias anticoagulantes naturales del endotelio (proteínas C y S) al antagonizar con sus enzimas inhibidoras.
Al iniciar la TACoag se requiere administrar el fármaco por lo menos durante 5 días, para que disminuyan los
niveles plasmáticos de protrombina (factor II de la coagulación) y se alcance el grado de anticoagulación deseado.
Suelen administrarse en adultos de 5 a 10 mg de warfarina durante 2 a 4 días, seguidos de 2 a 10 mg diarios, dependiendo de que se observen cambios en el grado de anticoagulación. El metabolismo de este grupo de fármacos es
individual, y depende de manera muy importante de la absorción, utilización y eliminación de los fármacos. No todos
los pacientes que reciben una dosis similar de anticoagulantes tienen el mismo grado de anticoagulación, por tanto la
dosificación usual debe ser individualizada. Con la edad se
incrementa la sensibilidad a estos medicamentos.
Las urgencias hemorrágicas deben solucionarse a través de terapia de sustitución (administración de plasma o
concentrados de factores de la coagulación). La administración de vitamina K puede contrarrestar el efecto cumarínico aun cuando el paciente reciba grandes dosis de anti-
180 Medicina en odontología
coagulantes orales; sin embargo, su efecto puede tomar
horas, incluso días.
El empleo de anticoagulantes expone a un riesgo mayor de complicaciones hemorrágicas a los individuos mayores de 65 años de edad, aquellos que tienen antecedentes
de sangrado gastrointestinal, fibrilación auricular e infarto
reciente del miocardio. El riesgo de sangrado, de intensidad variable, estará presente durante el primer mes de uso
de los medicamentos y con cualquier incremento consecutivo en la dosificación; los eventos hemorrágicos pueden
ser tan leves como una epistaxis o tan serios como una hemorragia intracraneal y puede presentarse aun en pacientes
que se encuentren dentro de rangos terapéuticos. En los
portadores de prótesis valvulares, que son quienes tienen
un grado más alto de anticoagulación, se observa un promedio de 1.4% de eventos hemorrágicos al año.
EXÁMENES COMPLEMENTARIOS
En vista de que la TACoag debe ser precisa, debe tenerse
un control adecuado del grado de anticoagulación, a través
de pruebas de laboratorio. Hasta principios del decenio de
1980 se había empleado como instrumento de monitoreo
de TACoag el tiempo de protrombina (TP), que equivale al
tiempo que se requiere para formar fibrina a partir del
hecho de agregar calcio al plasma citratado, en presencia
de una suspensión de fosfolípidos llamada tromboplastina
tisular, extracto crudo de tejido animal. Esta prueba se reporta en segundos y en porcentaje de actividad en relación
con una muestra testigo, o es reportado también como índice o cociente de protrombina. En vista de que la fuente
de tromboplastina tisular puede ser diferente de un laboratorio a otro, o de un país a otro según se empleen reactivos
de origen humano o animal, los resultados del TP no podían ser equiparables. Las tromboplastinas muy sensibles
(de cerebro o placenta humanos), que son de uso común en
Europa, tienen la gran ventaja de que los resultados del TP
con ellas obtenidos permiten manejar un rango amplio para
la toma de decisiones terapéuticas, en contraste con las que
derivan de cerebro de conejo, utilizadas en América. Esta
sensibilidad menor hace que unos segundos sean la diferencia entre una anticoagulación terapéutica y una tendencia a la hemorragia. Fue en el decenio de 1970–1979 que
se advirtió la falta de sensibilidad del TP, llegándose a presentar con el paso de los años, el hecho de que los pacientes
en los Estados Unidos estuvieran recibiendo dosis mayores de anticoagulantes orales, 5.5 a 9 mg de warfarina sódica, que los pacientes tratados en Inglaterra, 4.5 a 5.5 mg.
Las tromboplastinas de origen animal que aparecieron en
el mercado pretendiendo reducir los costos, tienen el enorme inconveniente de su falta de sensibilidad. Su uso explica el porqué de los resultados tan contradictorios en el
empleo de anticoagulantes orales reportados en el mundo,
presentándose un índice mayor de casos de anticoagulación excesiva y complicaciones hemorrágicas en Estados
Unidos que en Gran Bretaña.
Ante este panorama, en 1977 la OMS adoptó como
preparación de referencia la tromboplastina estándar de ce-
(Capítulo 10)
Cuadro 10–8. Determinación del ISI*
ISI = Tromboplastina prueba/tromboplastina estándar
(67–40)
ISI:>1= Poco sensible
ISI:<1= Muy sensible
* ISI (Índice de Sensibilidad Internacional)
rebro humano, denominada 67/40, dándole la sensibilidad
de 1.0, introduciendo además el término de Índice de Sensibilidad Internacional (ISI), el cual se asigna a cada lote
de reactivos que ya fueron calibrados. Un ISI mayor a 1.0
indica menor sensibilidad de la tromboplastina, mientras
que un ISI menor a 1.0 indica una sensibilidad mayor (cuadro 10–8). El Comité de Estandarización en Hematología
propuso también que el TP fuera reportado no sólo en segundos o porcentaje de actividad, como se hacía hasta entonces, sino también mediante el INR (Rango Internacional
Normalizado), a fin de lograr su estandarización. Debe aclararse que el INR se usa principalmente para el monitoreo
de pacientes que reciben anticoagulantes orales y que es
discutible su valor clínico en pacientes que cursan con condiciones clínicas en las que el TP es anormal. El INR se
calcula del cociente del TP del paciente sobre el TP del
control, elevado a la potencia de ISI: INR = (TP del paciente/TP del control)ISI. Puede tener variaciones amplias
dependiendo del ISI, ya que la sensibilidad de la tromboplastina empleada se reflejará muy fuerte en los resultados.
Entre menor sea la sensibilidad el ISI será mayor, igual que
el resultado del INR. En el cuadro 10–9 se muestran algunos
ejemplos que ayudan a clarificar este concepto.
Para un individuo sano el INR es de 1.0, mientras que
para quienes reciben anticoagulantes orales profilácticos
contra eventos tromboembólicos es de 2.5 a 3.0 o hasta 3.5
para portadores de prótesis valvulares. Debido a la forma
como el INR es calculado, siempre mostrará un valor más
alto que el TP. Un paciente con un INR de 5.0 tiene un riesgo
muy alto e inaceptable de hemorragias.
Cuadro 10–9. Ejemplos del impacto
del ISI sobre el INR
INR: (TP del paciente/TP control)ISI
TP Control: 14 segundos
TP paciente:
a. 18 segundos
b. 25 segundos
ISI =1.0, 1.2 y 1.8
a. TP paciente 18 segundos
INR = (18/14)1.0 = (1.29)1.0 = 1.29
INR = (18/14)1.2 =(1.29)1.2 = 1.35
INR = (18/14)1.8 =(1.29)1.8 = 1.57
b. TP paciente 25 segundos
INR = (25/14)1.0 =(1.79)1.0 = 1.79
INR = (25/14)1.2 =(1.79)1.2 = 2.01
INR = (25/14)1.8 =(1.79)1.8 = 2.84
Trastornos de la hemostasia 181
MANEJO ODONTOLÓGICO
DEL PACIENTE BAJO TERAPIA
ANTICOAGULANTE
RECOMENDACIONES Y ADECUACIONES
DURANTE LA CONSULTA DENTAL
Cuando el cirujano dentista enfrenta en la consulta a pa–
cientes anticoagulados ambulatorios, debe tomar decisiones relacionadas a si debe o no pedir al médico que se suspenda o modifique la dosis de anticoagulantes orales que
toman sus pacientes. El clínico debe poner en una balanza
los riesgos de enfrentar una hemorragia oral de difícil
manejo, si se mantiene inalterada la dosis del medicamento
anticoagulante, contra el riesgo de desarrollar eventos tromboembólicos al suprimir el fármaco. Diversas publicaciones
sugieren que los pacientes con TACoag pueden ser tratados
con base en un manejo ambulatorio, siempre y cuando sean
llevados a niveles subóptimos de anticoagulación. Para
tomar una decisión, el cirujano dentista debe valorar:
a. Naturaleza del procedimiento odontológico a realizar y su potencial para producir hemorragia.
b. El grado de anticoagulación a que la persona está
siendo sometida.
Cuando el procedimiento bucal a realizar es del orden de
extracciones, procedimientos quirúrgicos sencillos o complejos, profilaxis o la infiltración de un anestésico local,
debe valorarse el grado de anticoagulación que tiene el
paciente, por lo que debe solicitarse un INR reciente. Un
INR entre < 1.5 y 2.0 es considerado subóptimo, y se obtiene cuando se suspende la TACoag, mientras que índices
mayores a 3.5 son considerados inseguros para el manejo
dental.
Como puede verse en el cuadro 10–10, los procedimientos de operatoria dental y los tratamientos de rehabilitación pueden hacerse con INR = 3, en tanto que para procedimientos complejos de cirugía y periodoncia debe
buscarse un INR de 2 o menos. No es aconsejable, bajo ningún concepto, intentar procedimiento dental alguno con
INR mayor a 3.5.
Cuadro 10–10. Toma de decisiones
en la práctica dental en relación
con los resultados del INR
Si el INR fuera superior a lo deseado, debe solicitarse
al médico disminuya el medicamento, esperar dos días y
solicitar un nuevo INR hasta alcanzar el grado de anticoagulación deseada. Para situaciones de emergencia, como
fracturas o heridas, la terapia de sustitución como administrar plasma o los concentrados de factores de coagulación,
manejados por el hematólogo, es la mejor alternativa de
solución, ya que la administración de vitamina K a grandes
dosis, aunque revierte los efectos de la TACoag, puede
requerir de horas o incluso días para restablecer el sistema
de coagulación.
El cirujano dentista no debe perder de vista que si ha
concertado con el médico del paciente o el hematólogo la
administración de vitamina K, tal vez deba sugerir el uso
de heparina, ya que al discontinuar el uso de vitamina K y
restablecer la TACoag, los niveles de producción de los
factores de coagulación pueden ser erráticos.
CONSIDERACIONES FARMACOLÓGICAS
El clínico debe vigilar con puntualidad la prescripción de
medicamentos en la consulta odontológica en los pacientes
bajo TACoag, evitando las interacciones farmacológicas
que pudieran potencializar o antagonizar con los anticoagulantes orales. En el cuadro 10–11 aparecen los fármacos
que debe evitarse o efectuar una evaluación entre el riesgo
y el beneficio de su uso.
Cuadro 10–11. Manejo dental de pacientes
que reciben anticoagulantes orales.
Interacciones farmacológicas
Fármacos de uso común en la práctica
odontológica que potencializan la acción
de los anticoagulantes orales:
Analgésicos y
Salicilatos
Acetaminofén
antiinflamatorios:
Fenilbutazona
Diflunisal
Disulfiram
Corticosteroides
Otros AINE
Antibióticos:
Amoxicilina
Cefalosporinas
Cloranfenicol
Eritromicina
Metronidazol
Neomicina
Penicilina
Sulfonamidas
Sulfametoxasol
Tetraciclina
Trimetoprim
Antimicóticos:
Fluconazol
INR
Procedimiento dental
< 2.0
Cirugía bucal y periodontal
2.0 a 2.5
Exodoncia simple, endodoncia
3.0
Operatoria dental, prótesis fija.
¿Anestesia por infiltración?
Ácido ascórbico
Carbamacepina
Evitar cualquier procedimiento
Barbitúricos
Nafcilina
> 3.0
Ketoconazol
Miconazol
Otros medicamentos:
Hidrato de cloral
Fármacos que antagonizan con
los anticoagulantes orales
Dicloxacilina
182 Medicina en odontología
OTRAS COAGULOPATÍAS SECUNDARIAS
Existen razones diversas por las cuales de manera secundaria, se altere la producción de los factores de la coagulación, poniendo en riesgo de hemorragia a la persona que lo
sufre. Entre las diversas causas destacan las siguientes:
1. Trastornos secundarios al uso de antibióticos.
El uso de antibióticos durante un tiempo prolongado puede reducir de manera importante la flora
bacteriana intestinal, responsable de producir vitamina K. Siendo esta última necesaria para la elaboración de los factores de la coagulación II, VII,
IX y X, la carencia de esta vitamina puede provocar un déficit importante de estos elementos, poniendo en riesgo hemorrágico al paciente ante
traumatismos menores. Este trastorno puede ser
revertido con la administración de vitamina K,
esperando los días necesarios.
2. Trastornos hepáticos.
Como se señaló en el capítulo 6, las enfermedades
del hígado que afectan el funcionamiento de los
hepatocitos y favorecen el riesgo de hemorragias.
Cabe agregar que los procesos obstructivos de las
vías biliares, como cálculos, neoplasias o infecciones, pudieran impedir el flujo de la bilis hacia
la segunda porción del duodeno. La bilis es necesaria para la absorción de la vitamina K que se produce en el intestino de donde se deduce que en estos pacientes pudiera presentarse un déficit de
factores de la coagulación dependientes de la vitamina K para su producción.
3. Medicamentos productores de hipoprotrombinemia (disminución en la concentración de los factores de la coagulación).
Además de los anticoagulantes orales existen diversos grupos de fármacos que por sus efectos terapéuticos principales o secundarios son empleados para evitar el desarrollo de trombos. Uno de
ellos es la heparina, medicamento que tiene un poderoso efecto anticoagulante, casi inmediato, ya
que activa la antitrombina III, que es el principal
inhibidor de la trombina y de los factores XIIa,
XIa, Xa y IXa, lo que inactiva a la cascada de coagulación y su producto final, que es la fibrina. Tiene una vida media de 4 horas, pero sus efectos terapéuticos pueden ser variables, pudiera aparecer en
sangre hasta 24 horas después de su administración. Su efecto puede ser revertido de manera
inmediata por la administración de sulfato de protamina. Suele administrarse por vía parenteral, intravenosa o subcutánea en pacientes hospitalizados que están en riesgo de tromboembolia y en
aquellos enfermos que serán sometidos a hemodiálisis (capítulo 7). También se usa de manera ambulatoria en mujeres embarazadas con trombosis
venosa profunda. En algunos pacientes, diversos
medicamentos pueden alterar también la producción de factores de la coagulación, como el ácido
acetilsalicílico, asparaginosa (disminuye el nivel
(Capítulo 10)
de fibrinógeno), la cefalexina (hipoprotrombinemia), difenidol, estreptocinasa y uroquinasa (activadores de la fibrinólisis), interferón de fibroblastos humanos, piperacilina, ticarcilina. Cabe
aclarar que no se observa una disminución de los
factores de la coagulación en todos aquellos que
consumen los fármacos anteriores, ya que la reacción secundaria inductora de niveles bajos de protrombina en sangre dependerá de variaciones individuales.
4. Fármacos que activan el sistema fibrinolítico.
El activador del plasminógeno tisular humano recombinado, estreptoquinasa y uroquinasa son fármacos que suelen utilizarse como medicamentos
para la lisis de coágulos en pacientes que han sufrido infarto del miocardio, trombosis venosa o arterial periférica y embolia pulmonar, ya que tienen la
propiedad de activar el sistema fibrinolítico. En
vista de que se emplean en pacientes que están hopitalizados, es difícil que en la consulta odontológica
se presenten los pacientes que los reciben; sin embargo, es importante considerar los efectos que pudiera tener en la cavidad oral, ya que el odontólogo
pudiera ser llamado a tratar estos pacientes en caso
de presentar hemorragias gingivales u orales espontáneas.
MANEJO ODONTOLÓGICO DEL
PACIENTE CON COAGULOPATÍAS
SECUNDARIAS
RECOMENDACIONES Y ADECUACIONES
DURANTE LA CONSULTA ODONTOLÓGICA
No es ocioso insistir, como se ha hecho a lo largo de este
capítulo y de la obra completa, sobre la importancia de la
historia clínica en la toma de decisiones respecto al tratamiento odontológico del paciente que cursa con trastornos
de la hemostasia.
Ante una historia positiva de hemorragia o manifestaciones clínicas obvias en piel o mucosas, deben emplearse
pruebas de laboratorio para monitoreo del funcionamiento
del sistema de coagulación. Se puede considerar como
paciente sospechoso a aquel que tiene antecedentes de hemorragia severa después de haber sido sometido a extracciones o procedimientos quirúrgicos orales, hemorragia
después de una amigdalectomía o a quienes refieren haber
recibido una transfusión después de algún procedimiento
quirúrgico sencillo.
En las personas que presenten reacciones secundarias
al uso de fármacos que alteren la coagulación, la prueba que
permitirá el monitoreo para tomar decisiones será el TP y si
fuera posible, previa consulta con el médico, debiera suspenderse el fármaco causante del trastorno en la hemostasia.
En pacientes que recibieron antibióticos por tiempo
prolongado y presenten signos sugestivos de alteraciones en
Trastornos de la hemostasia 183
el sistema de coagulación, como son petequias o lesiones
purpúricas en piel o mucosas, incluso cuando sin que existan evidencias físicas, el esquema farmacológico se hubiera administrado por el tiempo suficiente como para destruir
la flora intestinal (más de un mes), debe solicitarse un TP
y dependiendo de los resultados consultar con el médico sobre la posibilidad de suspender la terapia antibiótica, en
cuyo caso habría que esperar por lo menos una semana para
que se restituya la flora intestinal productora de vitamina
K; luego, debe solicitarse un TP para observar el comportamiento del proceso de coagulación. De mantenerse más
tiempo, debe esperarse un tiempo mayor hasta que el paciente entre en rangos de normalidad.
Cuando no sea posible suspender el antibiótico, puede
administrarse vitamina K en dosis de 20 a 40 mg por vía
parenteral, por lo menos cinco días antes de realizar algún
procedimiento quirúrgico, para dar tiempo a los hepatocitos
a que produzcan factores de la coagulación. En situaciones
de urgencia la terapia de sustitución de factores de la coagulación es prioritaria. Cuando el paciente sufra de obstrucción
de las vías biliares y se requiera tratar de manera inmediata
o urgente algún problema oral en el que se prevea sangrado,
debe seguirse una conducta similar respecto al uso de vita-
mina K, administrándose por vía parenteral, dado que si se
utiliza la vía oral, la falta de bilis en el tubo digestivo impediría su absorción. En ese sentido, debe monitorearse el TP
hasta alcanzar valores del mismo que permitan llevar a cabo
el procedimiento con seguridad para el paciente.
En los casos en los cuales se emplee heparina en personas hospitalizadas por problemas tromboembólicos o en
pacientes en hemodiálisis, es prudente dejar transcurrir un
día después de la suspensión del medicamento, hasta que
éste haya sido eliminado de la circulación. Ante situaciones
de urgencia debe solicitarse al médico la administración de
protamina, que es un antídoto para la heparina, lo que permitirá realizar procedimientos quirúrgicos inmediatamente.
Una vez logrado un TP dentro del rango de normalidad se hace prácticamente innecesario el empleo de agentes hemostáticos locales.
En todos los casos anteriores el cirujano odontólogo
debe evitar la prescripción de medicamentos que contribuyan a alterar el número y funcionamiento de las plaquetas,
ya que se incrementa el riesgo de hemorragia. En el cuadro
10–12 puede encontrarse un resumen del manejo en la consulta odontológica del paciente con coagulopatías secundarias o adquiridas.
Cuadro 10–12. Manejo dental del paciente con coagulopatías secundarias
1. Identificar a través de la historia clínica o por interconsulta médica, el origen de la coagulopatía y/o las enfermedades sistémicas subyacentes. Dar el manejo específico para cada una de ellas
2. Manejo odontológico:
a. TACoag.
Solicitar un INR reciente. Ante cifras superiores a 3.0, pedir al médico reduzca la dosis de TACoag, esperar 2 a 3 días
y realizar un nuevo INR.
INR >3.0 contraindica cualquier tratamiento que implique sangrado. Identificar en el cuadro 10–10 los valores recomendados para cada procedimiento dental.
Ante situaciones de urgencia quirúrgica, pedir al médico administre terapia de sustitución de factores
de la coagulación.
Evitar interacciones medicamentosas que inhiban o incrementen la efectividad de la TACoag.
b. Uso de antibióticos por tiempo prolongado.
Consultar con el médico la posibilidad de suspender la terapia. Si así fuera, esperar una semana, solicitar nuevo TP
e intervenir con cifras cercanas a lo normal. Si no se puede suspender el antibiótico administrar vitamina K 20 a 40
mg vía IM cinco días antes del procedimiento. Vigilar con TP.
Manejar situaciones de urgencia bajo terapia de sustitución.
Evitar fármacos que alteren la hemostasia: Aspirina o AINE.
c. Enfermedades hepáticas.
Monitorear el TP. Si es necesario administrar vitamina K 20 a 40 mg por vía parenteral hasta alcanzar cifras cercanas
a lo normal.
Ante situaciones de urgencia o falta de respuesta a la vitamina K, emplear terapia de sustitución de los factores de
la coagulación antes de procedimientos quirúrgicos.
Evitar el uso de ácido acetilsalicílico y otros AINE.
d. Empleo de heparina.
Llevar a cabo los procedimientos quirúrgicos un día después de haber suspendido la administración de heparina.
Ante situaciones de urgencia pedir al médico administrar protamina (antídoto).
Evitar interacciones medicamentosas, el uso de aspirina y otros AINE.
184 Medicina en odontología
MANIFESTACIONES ORALES
DE COAGULOPATIAS
Las manifestaciones orales de coagulopatías secundarias
son similares en todos los casos, es decir, pueden observarse
lesiones hemorrágicas petequiales, purpúricas o equimosis
en la piel o mucosa oral, así como sangrado gingival espontáneo.
La severidad de las manifestaciones dependerá de la
gravedad en el déficit de factores de la coagulación del paciente (figura 10–5).
HEMOFILIA
Es un trastorno hereditario de la coagulación; 90% de estas
alteraciones corresponden a la hemofilia A y a la hemofilia
B, se caracterizan por un decremento en la actividad o a
ausencia del factor VIII, IX o algunos otros factores. En
ocasiones, estas deficiencias involucran más de un factor
de manera simultánea (hemofilias combinadas).
La hemofilia A o deficiencia del factor VIII es la más
común, representa 70 a 80% de las hemofilias, en tanto que
la hemofilia B (enfermedad de Christmas) o deficiencia del
factor IX ocurre en alrededor de 6% de estos trastornos.
Todas las hemofilias se caracterizan por una tendencia a la
hemorragia, ya sea espontánea o provocada.
La hemofilia A se presenta en cualquier grupo étnico
con una frecuencia aproximada de un caso por cada 10,000
nacimientos. Tiene un carácter de transmisión recesivo ligado al cromosoma X, sitio donde se ubica el defecto genético, de tal manera que son las mujeres portadoras de este
cromosoma quienes pueden transmitirlo a la mitad de las
Figura 10–5. Hemorragia en piso de boca en paciente
bajo terapia anticoagulante.
(Capítulo 10)
hijas, en tanto que la mitad de los descendientes varones
son quienes padecen la enfermedad.
En este padecimiento la hemostasia primaria funciona de forma adecuada, así como también la vía extrínseca
del sistema de coagulación. Siendo anormal la hemostasia
secundaria, en los pacientes hemofílicos es frecuente la
aparición de sangrado posquirúrgico, que puede continuar
por días o semanas, dependiendo de la gravedad de la lesión y de la proporción activada del factor VIII disponible.
El factor VIII es un polímero molecular complejo,
que puede ser subdividido desde el punto de vista estructural, funcional e inmunológico en varias fracciones, entre las
que destacan:
VIII:C
Es la fracción del factor VIII que interviene
en el proceso de coagulación (fracción
procoagulante).
VIII:CAg
Es el elemento del factor VIII que en individuos con niveles mínimos de VIII:C (hemofilias severas) puede inducir la producción de
anticuerpos (inhibidores), especialmente en
aquellos pacientes que han recibido múltiples transfusiones.
VIII:RC
Promueve la agregación de plaquetas en
presencia de ristocetina (prueba de laboratorio).
VIIIR:FVW
Factor von Willebrand, elemento del factor
VIII que habiéndose originado en el endotelio, se une en la circulación al factor antihemofílico. No interviene en la coagulación
sino en la adhesión de las plaquetas a la
colágena vascular.
El nivel de actividad del VIII:C influirá en la clasificación
de la hemofilia como leve, cuando la persona tiene entre 5
y 30% de actividad procoagulante del factor VIII, moderada cuando presenta entre 1 y 5%, así como grave cuando
se tiene menos de 1%. Debido a que la eficiencia de la hemostasia primaria está intacta, muchos hemofílicos leves
y subclínicos pueden pasar desapercibidos y sin identificar
durante algunos años, ya que rara vez tendrán problemas
de sangrado espontáneo o por traumatismos leves; sin embargo, cuando se someten a intervenciones quirúrgicas, el
desarrollo de una hemorragia grave llamará la atención.
Los traumatismos orales en la primera infancia, la circuncisión y las amigdalectomías suelen llevar al diagnóstico
de hemofilia, en especial los casos considerados como moderados o graves.
Los pacientes con hemofilia grave suelen presentar
hemoptisis, epistaxis, hematemesis, hematuria y hemartrosis recurrentes, estas últimas producen dolor agudo,
edema y limitación del movimiento, si no son tratadas en
forma adecuada puede producirse destrucción y anquilosis
de las articulaciones afectadas, así como atrofia muscular,
en particular de los músculos de las rodillas. En vista de
que las funciones vascular y plaquetarias son normales, las
petequias y lesiones purpúricas son raras.
Trastornos de la hemostasia 185
Ya que algunos hemofílicos se someten a múltiples
transfusiones o infusiones del factor antihemofílico a lo
largo de su vida, pueden desarrollar anticuerpos contra el
factor VIII, inhibiéndose de forma rápida la actividad del
mismo cuando éste es administrado.
Es relativamente frecuente que los hemofílicos hayan
sufrido hepatitis B, que sean positivos para el VIH o que
padezcan SIDA, por sustitutos contaminados o debido a
transfusiones realizadas antes de que hubiera normas y regulaciones que permitieran administrar a quien lo requiera,
sangre segura.
La hemofilia B se caracteriza por una deficiencia del
factor IX y se transmite de manera recesiva ligada al cromosoma X, siendo también transmitida por las mujeres y
padecida por los hombres. Se calcula que se observa en 3
a 4 personas por millón. Se ha informado de algunas otras
hemofilias en las cuales las deficiencias son debidas a la
ausencia de los factores V, VII, XII y de protrombina (0.1
a 1/millón de habitantes). Aunque son muy raras, también
han sido descritas hemofilias combinadas. Las manifestaciones clínicas para todas ellas son similares a las de la
hemofilia A.
TRATAMIENTO MÉDICO DE LA HEMOFILIA
Las hemofilias leves rara vez causarán problemas que
ameriten terapia de sustitución del factor VIII, en cambio
los pacientes hemofílicos graves (< 1% de actividad del
factor VIII) pueden requerir elevar la acción procoagulante del factor VIII:C entre 50 a 75%. En ocasiones se necesitan dosis repetidas, pues la vida media de la proteína
antihemofílica es de 9 a 12 horas. Ante procesos hemorrágicos puede emplearse:
Plasma.
Crioprecipitados del factor VIII.
Factor VIII liofilizado y
Transfusión de sangre completa.
La transfusión de sangre completa no es la opción recomendada, ya que pone al paciente en riesgo de rechazo de
la misma y de infecciones transmitidas por ella, así como
en peligro de aumentar el volumen circulatorio. Algo similar ocurre con el plasma, debido a ello se emplean con mayor frecuencia los crioprecipitados, que se preparan con
sangre fresca y son ricos en fibrinógeno, factor VIII y
FVW.
Puede emplearse combinado con fármacos antifibrinolíticos como el ácido aminocaproico (EACA), que bloquea la conversión de plasminógeno a plasmina, permitiendo la estabilización del coágulo, o se administra
DVAPP (1 desamino–8–d–arginina [vasopresina]), medicamento análogo de la desmopresina que eleva la actividad
procoagulante del factor VIII.
Recientemente se han desarrollado concentrados purificados del factor VIII y IX que tienen menos riesgo de
transmitir enfermedades de tipo viral, sin embargo, su alto
costo limita su uso.
MANEJO ODONTOLÓGICO DEL
PACIENTE CON HEMOFILIA
Recomendaciones y adecuaciones
durante la consulta
Para el diseño del plan de tratamiento odontológico en un
paciente hemofílico es necesario considerar una serie de
elementos que permitan alcanzar los objetivos de salud sin
generar hemorragia o angustia en el paciente y en el cirujano dentista.
El historial clínico debe proporcionar información
relacionada con el tipo de hemofilia, los antecedentes hemorrágicos previos, las hospitalizaciones, los tratamientos
recibidos y sobre las posibilidades de complicaciones articulares. Es importante consultar con el médico sobre:
1. La severidad de la hemofilia y la actividad procoagulante del factor VIII.
2. El desarrollo de enfermedades virales causadas
por transfusiones previas, como infección por
VIH y hepatitis B o C.
3. El desarrollo de anticuerpos contra factor de la
coagulación ausente o deficiente.
El clínico debe informar al médico tratante de todos los
procedimientos odontológicos que van a realizarse en el
paciente, debiéndolo orientar sobre el nivel del daño tisular
que entraña el periodo de recuperación y los procedimientos anestésicos, ubicando al médico de manera particular
en el uso e implicaciones de las técnicas tronculares. Con
los datos proporcionados por el médico y tomando en consideración las necesidades de tratamiento bucal y el control
posoperatorio que se pretenda tener, pueden tomarse decisiones importantes sobre si:
a. El manejo deba hacerse de manera ambulatoria en
el consultorio odontológico (para procedimientos
que pueden requerir o no de anestésicos locales).
b. Deba hospitalizarse al paciente, haciendo uso de
anestesia general y bajo la supervisión constante
del hematólogo.
c. Sea necesario tomar medidas extremas de control
de infecciones.
Tomar la decisión sobre el lugar donde deba realizarse el
tratamiento odontológico es muy importante, ya que tendrá repercusiones no sólo en la salud sino también en la
economía de la persona. Debe hacerse una evaluación objetiva de los recursos tecnológicos con que cuenta el lugar
donde se pretenda manejar al paciente de manera ambulatoria, ya que la preparación previa del paciente implica el
objetivo de aumentar la actividad procoagulante del factor
VIII de 50 a 75%; esta actividad debe ser vigilada mediante
pruebas de laboratorio especializadas. En los sitios en los
que no se cuenta con las facilidades técnicas apropiadas, o
por la gravedad de la enfermedad, siempre debe hospitalizarse al paciente, limitándose exclusivamente el manejo
ambulatorio a procedimientos que no impliquen sangrado,
como son las actividades de diagnóstico, preventivas y
186 S Medicina en odontología
operatorias o protésicas sencillas, que no afecten mucosas
o tejidos pulpares. Siempre que se lleven a cabo procedimientos quirúrgicos o que se produzca sangrado, además
de la terapia de sustitución, el paciente debe recibir medicamentos antifibrinolíticos.
Otra decisión de gran importancia se refiere a los
tiempos en los que se realizará el tratamiento, si el paciente
será hospitalizado deben hacerse de preferencia todas las
actividades operatorias y quirúrgicas que se necesiten en
una sola cita, para evitar duplicar los costos de hospitalización y el manejo de terapia de sustitución.
Aunque los procedimientos contemporáneos de control de infección cruzada debieran emplearse para mantener libre al cirujano dentista de riesgos infecciosos, todo
paciente que ha recibido una transfusión sanguínea debe
considerarse como potencialmente infeccioso y esta premisa es doblemente importante en pacientes hemofílicos
que han recibido múltiples transfusiones, independientemente de si son portadores del virus de la hepatitis B o de
la inmunodeficiencia humana.
Ante procedimientos que generen hemorragia, la actividad procoagulante del factor VIII debe incrementarse de
50 a 75%, para lograrlo el médico debe administrar crioprecipitado o factor VIII liofilizado.
Existe un grupo de fármacos que se emplean para evitar que el proceso de fibrinólisis disuelva el coágulo formado y se pueda llevar a cabo la reparación de la herida.
Entre los medicamentos antifibrinolíticos destacan el ácido aminocaproico (EACA). (AmicarR) es un cristal incoloro, soluble en agua, que se absorbe con rapidez en el
tubo digestivo y alcanza su nivel de máxima actividad a las
dos horas de haberse administrado. Actúa inhibiendo la
activación del plasminógeno y en grandes dosis también
tiene actividad antiplasmina. A las 24 horas ya ha sido eliminado por el riñón hasta en 80%. Algunos autores señalan
que EACA aumenta además la supervivencia del factor
VIII, de ahí que puedan emplearse dosis menores de crioprecipitado cuando son administrados de manera conjunta,
facilitando el posoperatorio y disminuyendo la estancia
hospitalaria. Se recomienda emplear 50 mg/kg de peso administrados por vía oral cada seis horas, hasta un máximo
de 24 g/día. La prescripción debe extenderse hasta 7 a 10
días, para que durante el periodo de reparación de los tejidos no exista la posibilidad de hemorragia. Otro fármaco
es el ácido tranexámico, fármaco que también tiene una
potente actividad antifibrinolítica. Actúa al bloquear los
sitios de unión de la lisina del plasminógeno a la fibrina,
permitiendo la estabilización del coágulo sanguíneo. El
ácido tranexámico puede ser administrado por vía oral o
intravenosa, así como en enjuagues bucales de este fármaco a 4.8%, cuatro veces al día por siete días, con excelentes
resultados.
Una promesa en el manejo del paciente hemofílico
leve y subclínico a moderado es el 1 desamino–8–d–arginina vasopresina (DDAVP) o acetato de desmopresina.
Este fármaco es análogo de la vasopresina y cuando es administrada en dosis terapéuticas aumenta de manera significativa los niveles plasmáticos del factor VIII, al liberarlo
de los depósitos endógenos en las células endoteliales. Se
utiliza en dosis de 0.3 mg/kg de peso por vía intravenosa
o subcutánea, 30 minutos antes del procedimiento quirúr-
(Capítulo 10)
gico o en nebulizaciones por vía nasal, administrando 2
mg/kg de peso 90 minutos antes de la cirugía. Este medicamento no es útil en personas con hemofilia severa.
Además de la terapia de sustitución existen una serie
de medidas locales recomendadas para el control de la hemorragia (cuadro 10–6), entre las que destacan:
a. Celulosa regenerada oxidada (Surgicel de J &
JohnsonR), la cual puede ser además saturada con
una solución de carbonato de sodio–trombina.
Ésta tiene afinidad por la hemoglobina y permite
la formación de un coágulo artificial, además no
impide la epitelización y puede emplearse como
apósito superficial.
b. Esponja de gelatina oxidada (Gelfoam de Up–
johnR), que actúa formando una trama con la fibrina para formar un coágulo.
c. Colágena microfibrilar (Avitene de AviconR), es
de gran utilidad en la cavidad bucal y puede ser
moldeada con rapidez al tamaño y forma requeridos o dispersarse sobre la superficie sangrante, ya
que se adhiere con facilidad a superficies húmedas. El Avitene permite la captación de plaquetas,
la agregación de las mismas y sus reacciones. Se
reabsorbe con posterioridad y no interfiere en la
reparación.
d. Trombina tópica (Parke–DavisR). Tiene la par–
ticularidad de convertir el fibrinógeno en fibrina;
puede emplearse en áreas de hemorragia venosa o
capilar de difícil acceso. Puede utilizarse sola o
disuelta en una solución isotónica de cloruro de
sodio y aplicarse con GelfoamR.
e. CoaguliteR es un compuesto fabricado a base de
crioprecipitado (5 mL) del factor VIII más trombina (50 unidades diluidas en 2 cm3 de solución
salina) y EACA (3 mL) con excelentes resultados
hemostáticos locales. Después de una extracción
se debe colocar de manera individual dentro de
cada alvéolo que previamente fue secado con cuidado con una gasa estéril o en las heridas. Debe
protegerse mecánicamente para evitar que el coágulo que se forme sea dañado.
f. De ser necesario se emplearán puntos de sutura;
sin embargo, entre menos puntos se coloquen es
mejor.
g. Para procedimientos quirúrgicos en el paladar se
recomienda el empleo de una férula de acrílico, la
cual ejerza cierta presión sobre los tejidos y evite
el desplazamiento del coágulo.
h. Se utilizan también enjuagues de ácido tranexámico para posponer la fase de fibrinólisis en el
alvéolo.
i. Es de gran utilidad el empleo de electrocauterio.
j. Vasoconstrictores como epinefrina al 1:1,000 pueden emplearse en caso de hemorragia capilar o de
origen arteriolar, sin embargo, debe limitarse su
uso en pacientes con trastornos cardiovasculares.
k. El empleo de astringentes como el cloruro de aluminio permite la precipitación de proteínas en la
superficie donde se aplica y es de gran utilidad en
hemorragias capilares.
Trastornos de la hemostasia 187
Cuando se vaya a realizar un procedimiento quirúrgico en
un paciente hemofílico, el cirujano dentista debe:
1. Hablar con el médico del paciente para definir la
preparación previa con terapia de sustitución
(crioprecipitado o factor VIII liofilizado) y medicamentos antifibrinolíticos (EACA y ácido tra–
nexámico) y liberadores del factor VIII (DDAVP).
2. Procurar técnicas quirúrgicas nítidas. Puede auxiliarse con el uso de bisturí eléctrico.
3. La aplicación de puntos locales de anestésico local
con vasoconstrictor puede ayudar a cohibir la
hemorragia capilar.
4. Seleccionar un hemostático local que ayude a formar una malla donde queden atrapados los elementos sanguíneos; pudiera ser celulosa regenerada
oxidada, esponja de gelatina oxidada, colágena microfibrilar, trombina tópica o coagulite. Otra opción es el uso de cloruro de aluminio que coagula
los elementos celulares.
5. Utilizar técnicas de sutura que coadyuven al control de la hemorragia. Para colgajos palatinos el
empleo de protecciones oclusales es de gran beneficio.
6. Pueden prescribirse enjuagues con fármacos antifibrinolíticos que contribuyen al mantenimiento
del coágulo en su sitio hasta lograr la reparación
de la herida quirúrgica.
7. El paciente debe mantener una dieta líquida y fría
por lo menos dos días después de la operación, estar en estrecha vigilancia.
Cuando se tenga un evento hemorrágico de consideración
debe valorarse la condición física del paciente, calcular la
cantidad de sangre que se ha perdido y, en caso necesario,
restablecer rápidamente el volumen circulatorio. Las hemorragias súbitas en las que se pierde hasta 20% del volumen
circulante pueden poner en peligro la vida de la persona si
se desarrolla estado de choque y acidosis metabólica. De
manera inicial las medidas fisiológicas compensatorias del
organismo son palidez, debido a vasoconstricción periférica generalizada, pulso acelerado, hipotensión, así como
piel fría y húmeda. Este cuadro debe alertarnos sobre la
necesidad de proveer al paciente de líquidos por vía intravenosa y trasladarlo al hospital para la administración de
sangre. La responsabilidad debe ser compartida con el médico tratante, de ahí la importancia de su presencia para su
manejo conjunto en el hospital o consultorio odontológico.
A continuación se describen por áreas las posibilidades de
manejo dental en el hemofílico.
Prevención
Las actividades preventivas deben ser prioritarias en el
hemofílico, por tanto el paciente debe someterse a un programa preventivo estricto. El control de la placa bacteriana
será de enorme trascendencia en la vida del hemofílico, ya
que le evitará el desarrollo de lesiones cariosas cuyo tratamiento pudiera ameritar la sustitución del factor ausente o
deficiente. La identificación y el control preventivo periódico de un niño con hemofilia, le permitirá al odontólogo
diagnosticar las lesiones cariosas o gingivales incipientes,
evitando de esta manera el deterioro oral que suele observarse en estas personas al llegar a la vida adulta. La educación odontológica debe incluir también a los padres del
niño quienes con frecuencia omiten la consulta dental del
enfermo por temor a los eventos hemorrágicos, contribuyendo a la desatención de la cavidad oral de sus hijos. Es
importante que los padres se convenzan de la trascendencia que tiene prevenir las lesiones orales y el diagnóstico
oportuno de las mismas, lo cual siempre redundará en mejores condiciones orales, en tratamientos odontológicos
sencillos que no implican procesos hemorrágicos ni gastos
de hospitalización o situaciones angustiantes. En cuanto
sea posible debe aplicarse flúor y sellar tanto las fosas
como las fisuras de la dentición temporal y permanente.
Debe educarse a los niños y a sus padres para que limiten
el consumo de azúcares y hagan uso cotidiano de enjuagues caseros fluoraros en una concentración de 0.02%.
El concepto de prevención debe aplicarse en un sentido amplio, lo cual incluye educar al paciente para evitar
una exposición a sufrir accidentes. Se recomienda la lectura del Capítulo 17 sobre Prevención.
Operatoria odontológica
Puede llevarse a cabo cualquier tipo de procedimiento de
operatoria odontológica, sin embargo, debe recordarse que
de requerirse anestesia local, ésta debe administrarse siempre bajo terapia de sustitución. Algunos procedimientos
sencillos de esta técnica operatoria pueden hacerse sin utilizar anestesia local ni terapia sustitutiva previa (restauraciones tipo I, III y V), recomendándose el uso de dique de
hule sin el empleo de grapas.
El dique ayuda a prevenir laceraciones durante el tratamiento y evita el desarrollo de los hematomas producidos por la succión.
Prótesis
En el paciente hemofílico puede diseñarse cualquier tipo
de prótesis, debido a que tolera bien los aparatos removibles parciales o totales. Debe enfatizarse en la importancia
del control de la placa dentobacteriana para evitar áreas en
las que pudiera haber hemorragia gingival. Cuando se elaboren prótesis fijas la terminación del tallado de los dientes
pilares debe ser de preferencia supragingival, asegurándose el clínico de que los pacientes puedan tener una excelente higiene oral. La toma de impresiones debe hacerse
evitando que las cucharillas lesionen los tejidos blandos,
para ellos se recomienda rodear con cera la periferia de las
mismas.
Cirugía
En lo posible deben evitarse los eventos quirúrgicos. Las
extracciones y cirugías óseas deben realizarse en un medio
hospitalario, previa terapia de sustitución que incremente
los niveles de actividad procoagulante del factor VIII entre
50 a 75%, auxiliándose con la administración de medicamentos antifibrinolíticos como EACA y ácido tranexámico. El protocolo de trabajo ya fue descrito en párrafos
anteriores y es el que se sugiere seguir.
Antes de realizar los procedimientos quirúrgicos deben mejorarse las condiciones de las encías para evitar san-
188 Medicina en odontología
grados innecesarios o la pérdida del coágulo después de la
intervención, ya que cabe recordar que los procesos inflamatorios incrementan la actividad del sistema fibrinolítico.
(Capítulo 10)
Cuadro 10–13. Manejo dental
del paciente hemofílico
1. Consultar con el médico sobre:
Periodoncia
Siempre que sea posible debe optarse por realizar procedimientos periodontales conservadores poniendo énfasis en
mantener la salud de los tejidos gingivales, evitando en lo
posible llevar a cabo maniobras quirúrgicas gingivales u
óseas. De ser necesario intervenir, hacerlo una vez que se
han resuelto los problemas gingivales inflamatorios, intentando colgajos amplios, bien disecados y de espesor total,
ya que lesionan menos los tejidos blandos que los abordajes superficiales. La eliminación de cálculo supragingival
y las profilaxis puede que no requieran terapia de sustitución, sin embargo, no debe intentarse el sondeo, raspado y
alisado radicular o los procedimientos correctivos, a menos que el paciente hubiese sido preparado previamente
para alcanzar una actividad procoagulante del factor VIII
de 50%, por lo menos. Debe seguirse el esquema de trabajo
que ya ha sido comentado.
Endodoncia
Ante problemas pulpares o periapicales, la primera opción
de tratamiento debe ser el de conductos, cuando sea posible,
en lugar de hacer extracciones. Cuando se prevea que el tratamiento de endodoncia pueda rebasar la unión cemento–
dentinaria o se intente extraer una pulpa vital, el paciente
debe recibir terapia de sustitución.
Para controlar el sangrado por los conductos puede
emplearse una punta de papel impregnada en adrenalina a
1:1,000.
Administración de anestésicos
locales y generales
Una punción para anestesia troncular debe considerarse
como una fuerte agresión en un hemofílico, por tanto, no
se deben administrar estos fármacos sin tener el paciente
una preparación de terapia sustitutiva previa, ya que pudieran desarrollar hematomas de consideración; esto aplica
también para intentar una intubación. Las técnicas anestésicas de elección en estos casos son anestesia por infiltración, intraligamentarias y el uso de óxido nitroso. Otra
opción de manejo es el tratamiento sin administrar anestésicos locales. Muchos procedimientos pueden llevarse a
cabo de esta manera. Algunos autores sugieren también el
uso de la hipnosis como un buen recurso.
Tipo de hemofilia, severidad y desarrollo de anticuerpos contra el factor VIII.
Antecedentes hemorrágicos y hospitalizaciones.
Tratamiento recibido.
Infecciones virales (hepatitis B, C o SIDA).
2. Informar al médico ampliamente sobre el tratamiento
odontológico que se va a realizar:
Tipo de tratamiento.
Daño tisular.
Técnica anestésica.
3. Decidir junto con el médico si el manejo es hospitalario
o ambulatorio, y si es necesario extremar medidas de
control infeccioso.
Ante la falta de recursos tecnológicos para el diagnóstico y la vigilancia de la actividad del factor VIII,
el manejo debe ser hospitalario. Procurar realizar el
mayor número de procedimientos operatorios
posibles en un solo tiempo.
Actividades de diagnóstico, preventivas, operatorias o protésicas sencillas pueden llevarse a cabo de
manera ambulatoria.
4. Para procedimientos que impliquen sangrado:.
a. Pedir al hematólogo:
Elevar la actividad procoagulante del factor VIII
de 50 a 75%.
Administrar medicamentos antifibrinolíticos:
EACA, ácido tranexámico y/o DDAVP.
b. El cirujano dentista debe:
Llevar a cabo procedimientos meticulosos.
Hacer uso de hemostáticos locales.
Usar suturas o férulas acrílicas para control hemostático.
Prescribir enjuagues con ácido tranexámico, dieta líquida y fría.
5. En relación con procedimientos odontológicos:
Fomentar las actividades preventivas. Estricto control de PDB, aplicación de selladores de fosas y fisuras, uso de enjuagues fluorados.
Otros procedimientos
Puede realizarse cualquier procedimiento de operatoria dental y prótesis. Hacer terminaciones supragingivales.
En el paciente con hemofilia no está indicado realizar la
colocación de implantes.
Dar preferencia a procedimientos de endodoncia
sobre extracciones.
Evitar cirugía ósea y periodontal.
EXÁMENES COMPLEMENTARIOS
Como ya se describió en párrafos anteriores, los pacientes
hemofílicos tienen prolongado el tiempo parcial de trom-
Administrar anestésicos locales sólo bajo terapia de
sustitución. Puede optarse por hipnosis o no usar
anestesia local.
6. Evitar medicamentos que alteren la hemostasia: ácido
acetilsalicílico y otros AINE.
Trastornos de la hemostasia 189
boplastina (más de 45 segundos), conservando dentro de
rangos de normalidad el tiempo de sangrado, la cuenta de
plaquetas y el tiempo de protrombina.
Para conocer cuál es la severidad de la enfermedad
debe solicitarse el grado de actividad procoagulante del
factor VIII, como ya fue señalado; en la hemofilia leve se
tiene una actividad entre 5 y 30%, siendo moderada cuando
se identifica entre 1 y 5% mientras que severa es cuando la
actividad procoagulante del factor VIII es menor a 1%.
Antes de que los gobiernos reglamentaran la obligatoriedad de realizar pruebas de identificación de portadores
de enfermedades infecciosas en donadores de sangre, un
porcentaje elevado de hemofílicos adquirió hepatitis B, C
y el virus de la inmunodeficiencia humana, por tanto, los
pacientes que reciben múltiples transfusiones puede ser
útil solicitarles la determinación de HBsAg y HCAg y la
prueba de ELISA para VIH (enzyme–linked immunoabsorbent assay–ensayo inmunoabsorbente ligado a enzimas). En especial los virus de la hepatitis B y C son causantes de alta morbilidad y mortalidad en este grupo de
pacientes, en quienes el desarrollo de hepatitis crónica activa y cirrosis es frecuente. No obstante lo anterior, los pacientes hemofílicos, como todo aquel que ha recibido
transfusiones de sangre, debe considerarse como infeccioso se tengan o no los resultados de pruebas de laboratorio
que indaguen al respecto.
Es de enorme trascendencia conocer si el paciente ha
desarrollado anticuerpos contra el factor VIII, ya que la terapia de sustitución tendrá poca o ninguna efectividad en
estas personas.
En ellos se puede solicitar una prueba para identificar
y cuantificar los inhibidores de este factor, que suelen presentarse en quienes sufren hemofilia severa, con cero o mínima actividad procoagulante.
Cuando un paciente hemofílico haya tenido recientemente un evento hemorrágico severo, debe indagarse también sobre la posibilidad de que exista anemia, por tanto se
recomienda complementar las pruebas anteriormente señaladas con la solicitud de una biometría hemática, para
identificar los niveles de hemoglobina, la cuenta de eritrocitos y el hematócrito.
CONSIDERACIONES FARMACOLÓGICAS
En los pacientes hemofílicos deben evitarse los medicamentos que alteren el proceso de hemostasia, así que deben
seleccionarse analgésicos y antiinflamatorios que no inhiban el funcionamiento plaquetario.
Se recomienda el empleo de clonixinato de lisina y el
propoxifeno. Cuando se prescriba medicamentos debe indagarse la posibilidad de producir interacciones farmacológicas para evitarlas.
Un resumen del manejo dental para el paciente hemofílico se describe en el cuadro 10–13.
MANIFESTACIONES ORALES
La hemofilia, al igual que otros trastornos de la hemostasia,
suele manifestarse también en la cavidad oral. Casi 13% de
los pacientes son diagnosticados por presentar hemorragias orales en los frenillos y en la lengua, originadas por
traumatismos orales leves en los niños de pocos meses de
edad.
La hemorragia gingival sin causa aparente, sangrado
tardío posterior a extracciones (no necesariamente durante
el evento quirúrgico, sino con el transcurso de las horas),
petequias y equimosis acompañadas con frecuencia de lesiones hemorrágicas en la piel, son manifestaciones típicas
de la hemofilia. Debido a que la vía extrínseca del sistema
de coagulación no está afectada, los pacientes hemofílicos
suelen no sangrar de manera abundante durante el acto quirúrgico, pero conforme el tiempo transcurre, se presentará
hemorragia que no se puede controlar por métodos hemostáticos locales. El desarrollo de hemartrosis no es un problema común en el paciente con hemofilia, en cambio los
problemas cariosos y periodontales, así como las complicaciones generadas por ellos, son prevalentes en este grupo
de población.
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11
Enfermedades
inmunitarias
José Luis Castellanos Suárez, Laura María Díaz Guzmán, Óscar Gay Zárate
artritis reumatoide, lo que puede impedir que el
paciente lleve de manera adecuada los procedimientos de higiene oral y con ello aumente su susceptibilidad a caries y periodontitis, requiriendo
en el manejo de estos pacientes hacer ajustes especiales, tanto desde el punto de vista estratégico
como en el operativo.
El síndrome de Sjögren solo (primario) o relacionado con artritis reumatoide o con otras enfermedades inmunitarias (secundario), requiere de una
gran participación del cirujano dentista para combatir la enfermedad y establecer medidas compensatorias de acuerdo con el grado de incapacidad
salivatoria que gradualmente van presentando los
pacientes que lo sufren.
Varias enfermedades inmunitarias, como el penfigoide y pénfigo vulgar, frecuentemente presentan
sus primeros signos en la cavidad oral (lesiones
heráldicas), lo que compromete al cirujano dentista en su diagnóstico precoz y manejo adecuado
para que mejore el pronóstico general de la enfermedad.
Ya ha sido aclarado que las manifestaciones de las
enfermedades inmunitarias pueden ser multiorgánicas, por lo que en lo que corresponde al cirujano
dentista, tendrá que hacerse responsable de procurar directa o indirectamente atención pronta y eficaz de las lesiones o manifestaciones que ocurriesen en la boca.
INTRODUCCIÓN
Las enfermedades inmunitarias representan un grupo de
alteraciones de gran importancia en la práctica odontológica, pues pueden observarse una gran variedad de repercusiones directas o indirectas, tanto por la enfermedad
misma como por los fármacos que el paciente consume
para su control. Entre las principales razones de interrelación dental se encuentran:
Se debe evitar prescribir medicamentos a los que
el paciente manifieste ser sensible. Se debe observar la posibilidad de reacciones cruzadas con fármacos de estructura parecida como puede ser el
caso entre penicilina, amoxicilina y ampicilina
que son derivados penicilínicos todos ellos.
El control de algunas enfermedades graves o en
etapa aguda, requiere de fármacos potentes que repercuten seriamente en la economía corporal, tal
es el caso de corticosteroides y citotóxicos, como
los que se usan en alergia, artritis reumatoide y
lupus, por ejemplo, lo que puede tener repercusiones en la cicatrización, riesgo infeccioso o producir cambios en las células sanguíneas.
Varias enfermedades inmunitarias se presentan de
manera multiorgánica por lo que, además del tejido blanco, otras porciones del organismo pueden
afectarse. Las complicaciones cardiacas y renales
de varias enfermedades inmunitarias serán motivo
de preocupación adicional en el manejo dental de
este tipo de pacientes.
Algunas enfermedades inmunopatológicas comprometen el sistema locomotor, como es el caso de
PROCESOS INMUNOPATOLÓGICOS
Para mejor conocimiento y buscando la posibilidad de expresión más libre en las siguientes secciones, enseguida se
describen de manera breve los procesos básicos para las
191
192 Medicina en odontología
enfermedades inmunopatológicas o de hipersensibilidad
humoral y celular, las que se caracterizan por alteraciones
en el sistema inmunitario del paciente, que le producen una
autoagresión.
Hipersensibilidad involucra la noción, de que en lugar de presentarse una respuesta inmunitaria que limite o
neutralice al antígeno (elemento exógeno capaz de inducir
la producción de anticuerpos y células sensibilizadas específicas que más tarde actuarán para neutralizarlo o eliminarlo), la reacción del organismo será equivoca, perniciosa, causando daño a los tejidos propios.
Tipo I. Anafilaxia
Este tipo de reacción caracteriza a las lesiones alérgicas, en
la que participan:
Anticuerpos (Ac) reagínicos, pertenecientes principalmente a la clase IgE.
Antígenos (Ag) alergenos. Pueden ser de los más
variados orígenes.
Células, representadas por basófilos y mastocitos.
Aminas, enzimas y productos bioquímicos activos
como histamina, heparina, cininas, prostaglandinas, leucotrienos y citocinas, entre otras.
En la anafilaxia, la condición genética particular del huésped induce a que ciertas estructuras moleculares provoquen la aparición de IgE después del contacto antigénico.
En pacientes sanos la aparición de elementos ajenos, o
bien, no se codifica inmunitariamente como extraña o se
producen otro tipo anticuerpo que no conduce a la anafilaxia. La IgE es homocitotrópica, es decir tiene afinidad por
fijación al tejido autólogo (mastocitos y basófilos). El
complejo célula–Ac al fijar un alergeno circulante, secreta
a un grupo diverso de aminas activas que actúan dilatando
vasos, aumentando su permeabilidad y produciendo contracción de la musculatura lisa. Lo anterior conduce a edema
y al aumento de resistencia al pasaje aéreo. Clínicamente se
observarán desde pápulas, eritema, broncospasmo, hasta
situaciones fatales como choque anafiláctico.
Tipo II. Citotoxicidad
Este tipo de reacción representa a las de autoinmunidad
donde los AutoAc (autoanticuerpos) atacan severamente
a órganos y tejidos propios (autólogos), produciendo su lisis, fagocitosis y provocando secundariamente la estimulación de procesos inflamatorios. Participan:
Anticuerpos de la clase IgG e IgM.
Autoantígenos. Elementos que por cambios estructurales y bioquímicos o por reacción cruzada,
son identificados como extraños por los elementos de vigilancia del sistema inmunitario.
Sistema del complemento (C’). El complejo AutoAg–AutoAc activa al sistema complemento
(AutoAg–AutoAc–C’), provocando al final de la
cadena lisis de las células y elementos celulares
(Capítulo 11)
como la colágena del tejido afectado. En los pasos
intermedios que requiere la cascada de complemento para su integración, se derivan subproductos activos con acciones quimiotácticas para leucocitos polimorfonucleares (PMN) y macrófagos,
así como subproductos con acción vasoactiva que
provocan aumento de la permeabilidad.
Son mencionados como posibles mecanismos de citotoxicidad, el que los tejidos puedan sufrir cambios estructurales por agresiones físicas, químicas o biológicas. Fracciones celulares que antes no estuvieron expuestos al sistema
de vigilancia inmunitaria ahora lo son y puede producirse
una respuesta en su contra. Se sospecha que algunas infecciones de origen viral pueden cambiar a las células intranuclearmente (genotipo) provocando cambios citoplasmáticos (fenotipo) que le den una apariencia espacial distinta
y una conformación biológica alterada que les lleve a ser
reconocidas como extrañas y ser entonces atacadas por el
sistema inmunitario. Otra posibilidad es que se introduzcan al organismo elementos extraños que, por compartir
cadenas moleculares parecidas al tejido del huésped, induzcan a una respuesta inmunitaria cruzada, con daño tisular. Poco se ha dilucidado sobre la posibilidad de que alteraciones en el sistema inmunitario de reconocimiento
perturben su función para distinguir entre lo propio y lo no
propio, para que erróneamente se presente un ataque directo contra elementos autólogos. Enfermedades como pénfigo vulgar y penfigoide de las mucosas, se desarrollan a través de estos mecanismos.
Tipo III. Complejos inmunitarios
En tipo de alteración participan anticuerpos o la inmunidad
de tipo humoral. La razón principal de este tipo de reacción
es un exceso de Ag, lo que provoca que complejos Ag–Ac
viajen por el torrente sanguíneo (complejos inmunitarios
circulantes) y se detengan o se atoren en vasos de pequeño
calibre. Desventajosamente para el órgano afectado, una
vez atrapados en redes vasculares pequeñas o capilares, los
complejos inmunitario pueden activar al sistema de complemento (Ag–Ac–C’), lo que producirá una respuesta inflamatoria dañina, con lisis tisular que se magnifica por la
destrucción hística misma, por los subproductos del sistema de complemento y la presencia de PMN y sus subproductos proinflamatorios. El riñón con su extensa microvascularidad es altamente susceptible a la presencia y daño
que causan los complejos inmunitarios.
Tipo IV. Citotoxicidad mediada por células
En esta alteración inmunopatológica no intervienen inmunoglobulinas (Ac) ni el sistema del complemento, sino linfocitos T, que al haber estado en contacto con un elemento
extraño se estimulan, denominándose como linfocitos
“sensibilizados”. A este tipo de linfocito participante se les
ha clasificado como CD8+ (citotoxicidad directa) y CD4+.
Los linfocitos sensibilizados producen una gran cantidad de productos proinflamatorios activos denominados
genéricamente linfocinas. En este tipo de reacción participan:
Enfermedades inmunitarias 193
1. Antígenos específicos. Es el grupo particular de
agentes ajenos que puede provocar activación de
grupos específicos de linfocitos.
2. Linfocitos sensibilizados. Son los que reconocen
a antígenos específicos y provocan una gran segregación de productos proinflamatorios, citoestimulantes, quimiotácicos y citotóxicos.
3. Linfocinas y citocinas. Existe una gran variedad
de ellas y quizá su aparición y volumen son dependientes del tipo de antígeno. Entre las más conocidas se encuentran:
a. Factores de duplicación y activación celular:
factor estimulante de colonias o CSF
M–CSF: macrófagos
G–CSF: granulocitos
GM–CSF: granulocitos macrófagos
b. Interferón: IFN
c. Factor de necrosis tumoral: TNF , TNF , linfocitoxina
d. Interleucinas: IL–2, –3, –4, –5, –6, –10, –13
4. Subproductos del daño tisular:
a. Prostaglandinas: PGE2
b. Interleucinas: IL–1 , IL–6, IL–8
c. Factor de necrosis tumoral: TNF
d. Interferón: ITF
Los linfocitos T sensibilizados tienen la característica de
mostrar una capacidad destructiva contra células extrañas.
Esta acción la realizan fundamentalmente a través de las células linfocíticas T, CD8+ y CD4+, las que por medio de sus
linfocinas, estimulan además la activación de los linfocitos
T y B, lo cual provoca la participación de más linfocitos citotóxicos y la posibilidad de una respuesta humoral a través de
la formación de Ac. Los efectos quimiotácticos y activadores de colonias de las linfocinas, sumados a los propios efectos antigénicos de las células extrañas, congregan gran cantidad de células monocíticas que aportan otro tipo de
elementos proinflamatorios, citocinas, que amplían y prolongan más tiempo la respuesta inflamatoria. En condiciones de salud, este tipo de respuesta es muy conveniente para
controlar condiciones patológicas graves como neoplasias,
enfermedades virales, infecciones bacterianas y micóticas.
Sin embargo, su marcada respuesta lítica y la aparición de
abundantes mediadores biológicos derivados de esta respuesta (linfocinas y citocinas), pueden ser dañinos a los tejidos en los cuales se realiza este tipo de reacciones, en particular si el agente agresor persistiera, ya sea por incapacidad
de eliminación o por reaparición del elemento antigénico.
Un buen modelo de esta situación es la enfermedad periodontal del adulto, en la cual los estímulos antigénicos de la
microbiota periodontopatógena de la placa dentobacteriana,
persisten al no ser eliminados por los mecanismos de defensa, debido a una lejanía entre el sitio estimulador (pared
dental) y el área de reacción (encía y ligamento periodontal).
Una presencia monocítica que sólo es especialmente eficaz
con la ulterior aparición de linfocitos sensibilizados en encía
y posteriormente en la pared de la bolsa, provoca un estado
crónico donde las linfocinas y otros mediadores proinflamatorios e inflamatorios (citocinas), terminan provocando una
lisis hística periodontal con destrucción ósea, fibroblástica
y de colágena, provocando clínicamente la aparición de una
bolsa o su profundización. Esta lisis tisular también es el
mecanismo primario de rechazo de injertos orgánicos alogénicos y de padecimientos del tipo de artritis reumatoide.
ENFERMEDADES ALÉRGICAS
Entre los antecedentes médicos que con más frecuencia refieren los pacientes en la práctica odontológica cotidiana,
se encuentran las alergias (reacciones desfavorables a diversos elementos ambientales, fármacos y alimentos).
ETIOLOGÍA Y PATOGENIA
El término alergia, implica una respuesta de hipersensibilidad humoral adquirida, mediada por anticuerpos, que se
observa en los tejidos de algunos individuos al ser expuestos a sustancias que son innocuas para la mayoría de la población (proceso inmunopatológico tipo I o anafilaxia). Ya
fue aclarado que “hipersensibilidad” describe el fenómeno
en el que la reacción del organismo será equivoca, causando daño a los tejidos propios, en lugar de presentarse una
respuesta inmunitaria que limite o neutralice al antígeno.
La alergia o respuesta inmunopatológica tipo I que se caracteriza porque el complejo antígeno–anticuerpo (Ag–
Ac) produce la liberación de mediadores químicos, los
cuales actúan sobre los vasos sanguíneos aumentando su
permeabilidad, y sobre el músculo liso provocan, constricción intensa y sostenida.
En las alergias pueden observarse dos tipos de trastornos inmunopatológicos:
1. hipersensibilidad inmediata
2. hipersensibilidad tardía.
La respuesta de tipo inmediato se denomina también anafilaxia, la cual se caracteriza por la rapidez de su desarrollo.
Una vez que el paciente ha sido expuesto a cierto antígeno,
que puede ser un fármaco, alimento, polvo, polen, pelo de
animales, sustancias químicas, derivados sanguíneos como
factores de coagulación, inmunoglobulinas y otras proteínas
del suero, se genera una respuesta humoral, en la cual los linfocitos B inducen la producción de inmunoglobulinas de la
variedad E (IgE). En ocasiones, los agentes causales de reacciones tardías no son antígenos completos, sino haptenos, es
decir elementos incapaces de inducir una respuesta inmunitaria, pero una vez dentro del organismo, al combinarse
con los tejidos o fracciones proteicas del huésped, adquieren nuevas propiedades. Algunos fármacos y microorganismos inducen este tipo de respuesta retardada, que en
ocasiones se presenta horas después de la exposición al
alergeno. Las IgE son un tipo específico de anticuerpos que
tienen la peculiaridad de fijarse a la membrana celular de
las células cebadas (mastocitos) y a los basófilos, de tal
manera que al exponerse nuevamente el sujeto al mismo
194 Medicina en odontología
antígeno, llamado también en este caso alergeno, se efectuará la reacción Ag–Ac sobre la membrana de las células,
lesionándolas y produciendo secundariamente liberación
en los tejidos de una variedad de mediadores químicos primarios o preformados como:
a. Histamina, la cual causa un aumento de la permeabilidad vascular, secreción de las glándulas nasales, bronquiales y gástricas, también es capaz de
producir una potente contracción de los músculos
bronquiales, es responsable de las primeras fases
de asma, rinitis, urticaria, eritema y edema angioneurótico.
b. Factores quimiotácticos para eosinófilos, responsables de que aparezcan estas células en las reacciones alérgicas y en las secreciones bronquiales
durante un ataque de asma.
c. Factores quimiotácticos para neutrófilos.
d. Otros mediadores como heparina, proteasas neutras y sustancias mal conocidas, que intervienen
en las respuestas de tipo tardío.
La unión Ag–Ac sobre las células cebadas y basófilos da
lugar también a la síntesis y liberación de mediadores químicos no preformados, como los leucotrienos C4, D4 y E4,
que son las sustancias vasoactivas y espasmogénicas más
potentes que se conocen, denominados en su conjunto
SRSA (sustancias de reacción lenta de la anafilaxia, del inglés slow–reacting substance A); tienen la capacidad adicional de estimular la producción de moco en las vías respiratorias. El leucotrieno B es quimiotáctico para neutrófilos.
Otras sustancias formadas y liberadas son:
a. Prostaglandinas, la variedad D2 (PGD2), tiene una
actividad similar a las de los leucotrienos
b. Factor activador de las plaquetas, que produce
agregación plaquetaria y liberación de histamina.
Ambas originan una broncoconstricción intensa, vasodilatación y aumento de la permeabilidad vascular, los cuales
son independientes de la liberación primaria de histamina.
Existe cierta predisposición genética, llamada atopia,
para desarrollar alergias.
MANIFESTACIONES CLÍNICAS
De lo descrito en los párrafos anteriores se deduce que en la
anafilaxia son liberadas sustancias que actúan de manera inmediata sobre los vasos y músculo liso, y que otros mediadores mantienen o perpetúan las reacciones inflamatorias
y de espasmo, durante un tiempo prolongado. La gravedad
de la respuesta depende de la cantidad de mediadores químicos que se hayan liberado, de las vías de administración
o entrada del antígeno, de la cantidad y calidad del mismo,
así como de los tejidos que se vean involucrados, pudiendo
presentarse desde una leve urticaria, hasta una anafilaxia
fatal generalizada. Cuando un antígeno es ingerido, las manifestaciones suelen ser menores y presentarse como máculas o pápulas, edema angioneurótico o diarrea; si el aler-
(Capítulo 11)
geno es inhalado puede producir rinorrea, estornudos o un
ataque de asma. Las respuestas más marcadas suelen observarse cuando el antígeno es introducido intravascular,
originando un aumento súbito de la permeabilidad vascular y un desplazamiento importante de líquido de los vasos
hacia los tejidos, produciendo edema masivo y pérdida
súbita de la presión arterial; esto dará origen a un colapso
circulatorio, que puede conducir a un estado de choque.
Los signos y síntomas de alergia van, desde máculas
y pápulas pruriginosas (urticaria), edema focal, sensación
de opresión en el pecho, disnea, respiración superficial,
diarrea y vómito, pudiendo agravarse hasta manifestaciones de choque con hipotensión, pérdida de la conciencia y
obstrucción de las vías respiratorias por edema laríngeo.
Urticaria
Entre las reacciones más comunes a fármacos y a alimentos se encuentra la urticaria, que suele manifestarse con la
aparición de máculas, pápulas y vesículas, o sus combinaciones en piel y mucosas, acompañada en ocasiones de dermatitis exfoliativa, artralgia, fiebre y linfadenopatía. Por lo
general estas respuestas son lentas en su aparición, presentándose horas después de la administración de un fármaco
o de haber ingerido el alergeno, aunque se dan casos de manifestaciones bruscas y graves a pesar de ser administrados
por vía oral.
Edema angioneurótico
Es otra entidad patológica que se presenta cuando los vasos
sanguíneos de la profundidad de los tejidos subcutáneos
son afectados. Se caracteriza por edema difuso, turgente,
que afecta la cara, en especial alrededor de los labios, barba, párpados, lengua y a veces la glándula parótida se ve
involucrada. Las manos y los pies también son áreas corporales sensibles a la acumulación de edema. Los síntomas
pueden aparecer con rapidez variable, pueden ser súbitos
o tomar varias horas para desarrollarse; preceder a su aparición la sensación de tirantez y de prurito por horas o días;
esto es común en una forma de edema angioneurótico de
etiología genética, heredada de manera autosómica dominante, en la que el paciente carece de una enzima inhibidora
en el suero de la fracción C1 del complemento, lo que produce una actividad aumentada del mismo y la liberación de
sustancias parecidas a la cinina, con una gran actividad
sobre permeabilidad de los vasos. Esta forma de angioedema puede ser mortal, pues afecta elementos viscerales y
causa edema laríngeo y asfixia.
Rinitis y conjuntivitis alérgica
La rinitis de tipo alérgico se manifiesta con rinorrea y estornudos de aparición repentina, al inhalarse el alergeno,
mientras que la conjuntivitis de este tipo se va a manifestar
con lagrimeo, edema o eritema de las conjuntivas. Estos
procesos, rinitis y conjuntivitis, suelen presentarse sobre
todo en época de primavera, cuando el aire esta saturado
de polen y polvo. En las grandes metrópolis y en las ciuda-
Enfermedades inmunitarias 195
des donde la contaminación ambiental es acentuada, estos
trastornos son de prevalencia alta.
Asma bronquial
Otra entidad nosológica de origen inmunitario es el asma
bronquial (extrínseco), que se caracteriza por una hiperreactividad de la tráquea y los bronquios al ponerse en
contacto con un antígeno, casi siempre inhalado. En ocasiones, esta respuesta del árbol bronquial es provocada por
la administración de fármacos como el ácido acetilsalicílico (aspirina). Cualquiera que sea el caso, se produce la
liberación de mediadores químicos capaces de inducir
broncospamo y estrechamiento repentino de las vías respiratorias, tos, hipersecreción de moco denso que tapona,
produce sibilancia y disnea espiratoria. El paciente adopta
posición sentada o medio incorporada y utiliza los músculos accesorios de la respiración. Se presenta taquipnea,
sudoración, confusión, somnolencia y cianosis. Los alergenos suelen ser antígenos ambientales como pólenes, polvo, caspa de animales y alimentos. Suele haber antecedentes familiares de atopia, además la enfermedad es
precedidapor manifestaciones de rinitis alérgica, eccema o
urticaria. Los ataques de asma extrínsecos son mediados
por histamina, la cual produce un aumento de la permeabilidad vascular y de las secreciones bronquiales; este mediador químico probablemente es responsable de los minutos iniciales de la crisis asmática. Otros mediadores
secundarios mantienen de manera prolongada la constricción bronquial, la secreción de moco y el aumento de la
permeabilidad, que puede llegar a causar hipotensión. Entre estas sustancias se tiene a los leucotrienos C4, D4 y E4,
a las PGD2, factores activadores de las plaquetas y factores
quimiotácticos de los eosinófilos y neutrófilos. A esta reacción aguda sigue una respuesta tardía que sucede varias
horas después y hasta 48 horas o más, originada por los mediadores químicos liberados por todas las variedades de
leucocitos polimorfonucleares.
A pesar de que en muchos de los casos no se pone en
peligro la vida del paciente y de que a menudo al llegar a la
vida adulta la enfermedad tiende a desaparecer, las actividades cotidianas de las personas pueden verse constantemente
alteradas, y no son pocas las ocasiones en que las complicaciones como enfisema pulmonar e insuficiencia cardiaca
secundaria pueden ser de consecuencias funestas.
Choque anafiláctico
De las alergias, la más grave es el choque anafiláctico. La
gravedad de la anafilaxia sistemática depende del grado de
sensibilización al que se haya sometido al organismo; en
ocasiones, dosis muy pequeñas de antígeno como las empleadas en las pruebas intradérmicas para valorar pacientes con antecedentes de alergia a fármacos, son suficientes
para desencadenar en pocos minutos, lesiones cutáneas,
contracción de bronquiolos e insuficiencia respiratoria. El
paciente muestra disfonía debido a edema laríngeo, también vómito, dolor abdominal, cólicos, diarrea, obstrucción laríngea, pudiendo caer en un estado de choque debido
Cuadro 11–1. Sustancias y materiales
alérgicos de empleo común en odontología
Acero inoxidable
Acrílico
Adhesivos para dentaduras
Amalgama de plata
Cementos quirúrgicos
Clorhexidina
Cobalto
Cosméticos
Cromo
Dentífricos
Desinfectantes
Dique de goma
Eugenol
Guantes de caucho
Jabones
Mercurio
Metales
Níquel
Oro
Óxido de zinc
Pastas para impresión
Resinas
al aumentomento súbito de la permeabilidad vascular que
provoca acumulación de líquido en los tejidos, con una caída importante de la presión arterial, que se traducirá en una
deficiencia persistente de oxigenación hacia los tejidos y el
desarrollo de acidosis metabólica. Esto puede provocar la
muerte del paciente en la primera hora después de haber
introducido el alergeno. Entre este tipo particular de antígeno, se encuentran con frecuencia fármacos como antibióticos, entre los que destacan la penicilina, sulfas, ampicilina,
tetraciclinas, eritromicina y cefalosporinas; analgésicos
como ácido acetilsalícico, pirazolonas; morfina, codeína,
meperidina y barbitúricos o benzodiacepinas. En el cuadro
11–1 se listan materiales y productos de empleo rutinario en
la práctica de la odontología, que pueden inducir a respuestas alérgicas de diversa intensidad.
Dermatitis por contacto
La dermatitis por contacto es una reacción en la cual se presenta una lesión en la piel y las mucosas en el sitio de contacto repetido con el agente causal. Este tipo de respuesta
no es propiamente una reacción de alergia mediada por
IgE, sino de células T productoras de linfocinas y sustancias que al ser liberadas en el medio, inducen cambios inflamatorios parecidos a las alergias. Se menciona en esta
sección por la similitud de su sintomatología, aceptando su
diferencia patogénica. La dermatitis por contacto aparece
al combinarse una proteína no alergénica (hapteno) con las
proteínas de las células epidérmicas, formándose así un
“alergeno” que induce la respuesta inmunitarias. Se manifiesta como una sensación de prurito o ardor en el sitio de
contacto con el antígeno, seguido por la aparición de eritema y vesículas. Al romperse éstas dejan una amplia área
erosionada que pueden infectarse de manera secundaria.
Después de múltiples y repetidos contactos, la piel se puede engrosar, secar y descamar.
MANEJO MÉDICO
La primera y más importante medida es la identificación
del alergeno, para evitarlo. Alguna situación de causa–
efecto permiten identificar con facilidad el alimento, fármaco inductor o producto extraño; sin embargo, en ocasio-
196 Medicina en odontología
nes esto no es posible y el paciente sufre de manera crónica
o aguda el contacto accidental o inevitable (polen estacional
y polvo, o polución urbana), con diversos tipos de alergenos.
Al paciente con alergias donde el alergeno no es identificado se le pueden practicar pruebas cutáneas con una
batería de antígenos, seleccionados por las tendencias observadas durante la anamnesis. La atopia o antecedentes
familiares que indiquen una predisposición analifáctica,
influyen en la identificación de algunos alergenos, haciéndose posible entonces evitar su contacto.
En pacientes con manifestaciones agudas menores,
bajo estados crónicos por incapacidad de reconocer al alergeno o por aparición estacional de inductores anafilácticos, es posible que el paciente se encuentre bajo terapia de
antihistamínicos y en casos rebeldes consuma corticosteroides. Las vías de administración son variadas y dependen
mucho del cuadro clínico, pueden ser tópicas para lesiones
eritematosas y conjuntivitis, oral en caso de pápulas y rinitis con conjuntivitis, se pueden aplicar en aerosoles en los
casos de asma y administrarse intramuscular o endovenosamente al observarse dificultad respiratoria, o manifestación severa de choque anafiláctico. En los casos de reacción severa o choque anafiláctico el paciente estará mejor
atendido en la sala de urgencias hospitalaria, donde se le
pueden brindar todas las medidas preventivas y el apoyo
sintomatológico al cuadro manifestado. En este ambiente es
posible ofrecer el soporte cardiovascular requerido a través
del uso de sustancias como adrenalina, aminofilina y, por
supuesto, antihistamínicos que frenen la reacción.
MANEJO ODONTOLÓGICO
Recomendaciones y adecuaciones
durante la consulta
Niveles de riesgo
La ausencia de antecedentes alérgicos no es categórica
para eximir a los pacientes dentales del riesgo de presentarla, en ocasiones la respuesta de hipersensibilidad se
manifiesta después de múltiples exposiciones al antígeno
(dosis sensibilizantes), por lo que es común ver en algunas
personas que después de varias aplicaciones de penicilina
se tornan alérgicas a ella. Esto dificulta la valoración de los
pacientes, ya que pueden responder de modo negativo a las
preguntas sobre alergia en el cuestionario de salud o en la
anamnesis directa, cuando ya son alérgicos por una dosis
sensibilizante previa; la prescripción o aplicación de un
fármaco o producto dental por parte del odontólogo pueden ser la dosis desencadenante. Las respuestas alérgicas
no tienen predilección por edad, raza, sexo, ocupación o
situación geográfica, si bien puede existir una predisposición genética, manifiesta entre los familiares directos.
Se estima que en EUA, entre 15 y 25% de la población
es alérgica a alguna sustancia; 4.5% padece asma, 4% alergia a picadura de insectos y 5%, a uno o más medicamentos. El índice detectado por los autores principales de este
texto, en población dental mexicana es de 18%; la penicilina es la razón más frecuente de reacciones alérgicas, con
(Capítulo 11)
6.4% caracterizadas por eritema y edema focal. Sólo 0.1%
de la población reacciona de manera grave y fallece por un
choque anafiláctico. En la población infantil la causa más
importante de alergia son los alimentos y agentes infecciosos, mientras que en los adultos lo son los medicamentos;
sin embargo, en 70% de pacientes con urticaria crónica, no
se puede identificar al alergeno. La penicilina es la causa
farmacológica más común de muerte por choque anafiláctico, siendo más susceptibles los pacientes con antecedente
familiar de alergia (atopia).
Anestésicos locales
Pocas veces los anestésicos locales como procaína, propoxicaína, benzocaína, tetracaína y conservadores como los
bisulfitos, metasulfitos o metilparabeno, pueden inducir a
respuestas anafilácticas. Son pocos los casos reportados de
alergia a los anestésicos locales, a pesar de que se administran millones de cartuchos de uso dental al año. Sólo 0.04%
de las reacciones alérgicas a anestésicos se han podido clasificar como funestas. Las respuestas alérgicas son habitualmente de tipo tardío y sólo una porción menor de tipo
inmediato. Un paciente que refiere historia de alergia a los
anestésicos locales debe interrogarse a fondo sobre cuál
fue el anestésico que se empleó, con la finalidad de utilizar
un compuesto diferente. Los anestésicos locales derivan de
dos estructuras químicas distintas: los ésteres del ácido paraaminobenzoico (procaína y tetracaína) y las amidas (lidocaína, mepivacaína y prilocaína). Los pacientes que son
alérgicos a algún anestésico del primer grupo, tienden a desarrollar reacciones cruzadas; esto no sucede con el grupo
derivado de las amidas, por lo que es menos probable que
al emplear otro anestésico del mismo grupo amida se tenga
una respuesta de anafilaxia.
Los conservadores, el metilparaben es uno de ellos,
que se añaden a los anestésicos locales pueden causar también respuestas de alergia, por lo que la consulta con un
alergólogo puede identificar con exactitud el compuesto
alergénico. Se han descrito también reacciones poco comunes de edema angioneurótico, disnea y dificultad para
deglutir a los anestésicos tópicos.
Es frecuente que el paciente confunda un episodio de
intoxicación con anestésicos de una inyección intravascular con una reacción de alergia. La identificación de signos
y síntomas de ésta, ya se han descrito (“manejo médico”) y
no debe confundirse con depresión, mareos, euforia, excitación o convulsiones que se observan debido a la estimulación del sistema nervioso central cuando entra el anestésico local en el torrente sanguíneo de manera directa. Los
vasoconstrictores también pueden producir reacciones psicomotoras como taquicardia, aprensión, sudoración e hiperactividad, que pueden diferenciarse fácilmente de las alergias.
Por otro lado, existen pacientes que se muestran temerosos
frente a la aplicación del anestésico, quienes experimentan
sudoración, taquicardia, palidez y síncope producto del estrés, sin que esto deba ser catalogado como una reacción
de hipersensibilidad.
Penicilina y derivados
La penicilina y sus derivados directos son los medicamentos
que más respuestas de alergia producen, por lo que para evi-
Enfermedades inmunitarias 197
tar riesgos innecesarios en los pacientes con historia positiva, debe evitarse su empleo y el de fármacos que pudieran
actuar de manera cruzada, incluyendo la ampicilina, carbenicilina, meticilina o amoxicilina. Los fármacos alternativos
de elección podrían ser la eritromicina, tetraciclinas o sulfas,
sin olvidar que éstos también pudieran ser alergenos.
Salicilatos
El ácido acetilsalicílico es uno de los analgésicos que puede desencadenar graves ataques de asma, rinorrea o urticaria y el dentista debe seleccionar otros medicamentos en
pacientes con historia de alergias múltiples.
Materiales dentales
Respecto a los materiales dentales (cuadro 11–1), si ya
tiene identificado un material dental como alergénico debe
buscarse otra opción dentro de la amplia variedad de materiales con los que se cuenta en la actualidad. La alergia al
acrílico que se emplea en la fabricación de prótesis parciales, removibles y totales representan una restricción total
en el plan de tratamiento dental, sin embargo, cabe la posibilidad de emplear implantes dentales y rehabilitaciones
fijas en porcelana. Algo similar se puede sugerir cuando el
paciente sea alérgico a los metales; las opciones de tratamiento pueden incluir también el empleo de oro en la elaboración del esqueleto protésico.
El paciente asmático
En los pacientes con crisis reciente de asma, debe valorase
la necesidad de emplear dique de hule en los procedimientos operatorios, dado que puede interferir con la capacidad
ventilatoria. A todos los asmáticos debe pedírseles que
acudan a la consulta con su broncodilatador en aerosol (por
lo general isoproterenol), de tal manera que ante episodios
iniciales de alergia puedan hacerse inhalaciones que permitan una broncodilatación. Debe evitarse el empleo de
anestésicos que contenga bisulfito de sodio (conservador
de los vasoconstrictores) en los pacientes asmáticos que
dependen de la cortisona para su manejo, así como la prescripción de ácido acetalsalicílico debido a la mayor posibilidad de que desencadene una crisis asmática. En dicho
caso es imperativo utilizar lidocaína, mepivacaína o prilocaína simples (sin vasoconstrictor). Además de ser una
medida general de higiene, debe procurarse que las áreas
operatorias estén bien ventiladas y limpias, evitándose los
acabados de paredes y pisos que acumulen polvo, proscribiendo el uso antihigiénico de alfombras en el consultorio.
Esto disminuye el riesgo de que se presente un ataque de
asma en los pacientes que la padecen.
Variaciones clínicas de interés dental
La prevalencia de problemas alérgicos en la población es
lo suficientemente alta como para obligar al cirujano dentista a indagar entre sus pacientes sobre estos antecedentes.
En odontología por lo general se administran o prescriben
fármacos que pudieran repercutir sobre el estado general
de los enfermos, causar situaciones de urgencia en la consulta o cambio en los tejidos blandos de la cavidad oral, por
ello se sugiere incluir algunas preguntas sobre antecedentes alérgicos en los cuestionarios de salud o en la historia
clínica directa, para detectar a todos los pacientes con
riesgo. Los antecedentes de alergia a sustancias dentales y
no dentales, de asma, erupciones cutáneas y el antecedente
de aceptación previa de prescripciones o aplicaciones dentales como antibióticos, anestésicos o antiinflamatorios,
son de alto valor clínico. Es importante descartar condiciones en las que el paciente usa libremente la palabra alergia
para describir algún otro trastorno, como toxicidad, intolerancia o manifestaciones de ansiedad.
Cuando la historia es positiva, el cirujano dentista
debe manejar al paciente evitando la aplicación del alergeno. Sin embargo, si existieran dudas al respecto, en particular relacionadas con las sustancias que se usan en la
consulta dental es conveniente interactuar con un alergólogo, quien podrá indicar y aplicar las pruebas necesarias
para confirmar o descartar estos trastornos e identificar los
compuestos responsables de las respuestas inmunopatológicas. En la práctica dental no es raro encontrar a pacientes
con antecedentes de alergias a múltiples compuestos como
medicamentos, alimentos, cosméticos, fibras sintéticas,
etc., por lo que es recomendable la interconsulta con el médico, quien informará en detalle sobre los diferentes alergenos para dichos pacientes, debiendo asegurar al cirujano
dentista que no existe la probabilidad de reacción cruzada
o similitud con productos o medicamentos empleados o
prescritos en odontología.
El manejo interdisciplinario es invaluable en este
grupo de pacientes, será muy útil en la poco probable, pero
eventual necesidad, de una historia inespecífica de reacción alérgica a algún anestésico local y el odontólogo sea
auxiliado en la identificación del probable elemento causal. Sin embargo, tal vez esto no sea suficiente, en el mercado los anestésicos de uso dental son de tipo amida, así
que la lidocaína, mepivacaína, prilocaína y bupivacaína
pueden ofrecer entre ellas, aún con baja posibilidad, reacciones inmunitarias de tipo cruzado y el odontólogo puede
verse limitado en su empleo. Bajo tales circunstancias el
alergólogo puede aplicar esquemas que prevengan respuestas de hipersensibilidad, permitiendo el uso del alergeno conocido y asegurando la ausencia de respuestas anafilácticas inmediatas o tardías de cualquier intensidad.
La identificación en el examen médico–dental de pacientes con alergias crónicas, impone algunas características peculiares en el manejo dental, ya que muchas veces
estarán recibiendo por tiempos prolongados, fármacos potentes para inhibir la respuesta anafiláctica, como antihistamínicos, inmunodepresores y cortisona o sus derivados,
por lo que los sujetos pudieran mostrar un riesgo infeccioso aumentado y estar expuestos a una eventual crisis adrenal sino se tomaran las medidas compensatorias adecuadas, como pudiera ser el uso de corticoesteroides los días
de la consulta. Debe investigarse a fondo el tiempo que los
ha recibido, la dosis, la vía de administración, si la prescripción del medicamento ha sido en única dosis, si es diaria o en días alternados. Todo lo anterior debe realizarse
buscando identificar aquellos sujetos que puedan tener
riesgo de sufrir una crisis suprarrenal durante el tratamiento odontológíco. La corteza suprarrenal produce naturalmente de 15 a 30 mg de cortisol diario en el adulto no estre-
198 Medicina en odontología
sado, cantidad suficiente para resistir las demandas físicas
y mentales cotidianas. Esta hormona desencadena una serie de cambios metabólicos que incluyen glucogenólisis
hepática, necesaria para mantener cantidades elevadas de
glucosa cuando el paciente se ve sometido a tensiones físicas o psicológicas. Cuando se reciben corticosteroides en
dosis mayores a 30 mg de hidrocortisona o su equivalente
en otras presentaciones farmacológicas, por vía oral o parenteral, durante periodos prolongados, la corteza suprarrenal tiende a ser disfuncional, llegando a atrofiarse, de
manera que al someter a un paciente a experiencias que
provoquen tensión o ansiedad, como pudiera ser asistir a
una consulta odontológica, con citas prolongadas o con
eventos quirúrgicos o procedimientos que impliquen dolor, los corticosteroides exógenos pueden ser agotados y el
paciente pudiera estar incapacitado para producir cortisol
intrínseco ante la situación de demanda. Puede entonces
darse un cuadro sintomatológico que se caracterice por hipotensión, hipoglucemia, dolor, calambres abdominales,
náuseas, vómitos, fatiga, anorexia y artralgias, lo cual pone
en peligro la vida. El manejo de estos enfermos se describe
con detalle en la sección de Insuficiencia suprarrenal del
Capítulo 8.) En estos casos el manejo debe intentarse en
corresponsabilidad con el alergólogo o médico tratante.
Es probable que algunos pacientes con atopia estén
recibiendo inyecciones desensibilizantes, por ello, es útil
averiguar que no exista similitud entre los alergenos identificados y los productos o medicamentos de uso dental. En
el caso de los pacientes asmáticos, el tipo de medicamento
podrá ampliar la información recabada sobre la gravedad
del caso, la historia de hospitalizaciones, el estado actual
del paciente y el manejo terapéutico que recibe. De cualquier evento alérgico durante la consulta dental, sin importar si es leve, el médico debe estar enterado del episodio y
el paciente ser remitido a tratamiento de control.
Manejo de urgencias
A pesar de todas las precauciones tomadas en los casos positivos, aún ante la ausencia de datos sugerentes durante la
anamnesis o el examen clínico, se pueden presentar reacciones alérgicas por vez primera, ya sea por reacción cruzada o por falta de especificidad en su reconocimiento en
las pruebas dérmicas. De manera fortuita el paciente puede
ser expuesto a eventos sensibilizantes con materiales dentales o fármacos en el consultorio dental y más tarde, ante
un contacto desencadenante, ofrecer una respuesta clínica
franca. La penicilina, el anestésico local, el acrílico, el
metal, etc., que ayer fueron tolerados, hoy pueden presentar reacciones de sensibilidad. Debe tenerse cuidado con la
prescripción de medicamentos en todos los sujetos con atopia e historia de alergia, cuando se pretenda administrar un
nuevo fármaco al que nunca han sido expuestos; debe instruírseles para que suspendan el medicamento y se comuniquen con el cirujano dentista, en caso de presentarse
reacciones de hipersensibilidad, con el fin de que el médico
pueda valorar la gravedad del caso y decida si se requiere
de fármacos que ayuden a contrarrestar la respuesta, observando esta medida precautoria en futuras administraciones. No por el hecho de que no se manifieste signo alguno
(Capítulo 11)
a la primera aplicación del fármaco, se puede tener la seguridad de que no habrá respuestas posteriores.
Las reacciones de anafilaxia local o generalizada suelen ocurrir en un lapso de segundos después de administrar
el alergeno o bien de 30 a 40 minutos después, pudiendo
crear confusión en el diagnóstico. La mayor parte de las
manifestaciones alérgicas pueden manejarse con antihistamínicos que permiten detener las fases iniciales del proceso, pero si el paciente mostrara dificultad respiratoria,
debe tratarse inmediatamente con adrenalina* y procurarse un medio hospitalario para mejor manejo del cuadro
y evitar complicaciones graves. La aplicación de adrenalina puede ser por medio de un inhalador en aerosol o por vía
intramuscular o subcutánea, 0.3 a 0.5 mL a 1:10,000 o 0.1
a 0.2 mL en solución a 1:10,000 inyectados lentamente por
vía endovenosa, cada 15 a 30 minutos, prescribiendo posteriormente 50 mg de clorhidrato de difenhidramina cuatro
veces al día hasta la desaparición de la sintomatología. En
los niños, deben utilizarse dosis menores, de 0.1 a 0.3 mL.
Pueden emplearse también otros broncodilatadores inhalables como el metoproterenol. Deben observarse cambios
inmediatos, de no ser así, repítase la administración de
adrenalina. En caso de que el paciente empeore debe administrarse aminofilina, 250 mg por vía endovenosa, de administración lenta (10 minutos), para evitar arritmias cardiaca. La inhalación de broncodilatadores permite mejorar
la ventilación y la administración de oxígeno es necesaria.
En todos los casos de reacciones anafilácticas sistemáticas
deben aplicarse medidas de soporte básicas para la vida,
que incluyen colocar al paciente en posición supina, cerciorarse de que tenga las vías respiratorias permeables, de
no ser así, rotar hacia atrás la cabeza de manera que el
lóbulo de la oreja y el mentón formen una línea vertical. En
caso de no existir evidencias de respiración, deben efectuarse maniobras de soporte respiratorio (respiración de
boca a boca o con mascarillas) y circulatorio (compresión
torácica), si ocurriera paro cardiaco. En el Capítulo 18 en
la sección de Reanimación cardiopulmonar se describen
detalladamente las maniobras necesarias para ofrecer a los
pacientes este tipo de ayuda. Si se presenta edema laríngeo
puede requerirse la intubación del paciente o bien de practicar una cricotiroidectomía y el traslado del paciente a un
hospital.
Consideraciones farmacológicas
No existen consideraciones de farmacológicas manejo que
impidan la atención odontológica del paciente que sufre de
alergia. La condición de cada paciente debe individualizarse y las decisiones ser tomadas en cada caso particular.
Si los pacientes están recibiendo antihistamínicos o inmunodepresores como tratamiento, el dentista debe asegurarse que no existan interacciones farmacológicas desfavorables entre los agentes que le prescribe el médico y los que
se requieran por razones bucales o dentales, teniendo entre
las principales:
Corticosteroides y salicilatos. Disminuyen el
efecto antiinflamatorio.
* No en todos los países es permitido el uso libre de adrenalina. En algunos el uso por el odontólogo es contra la ley.
Enfermedades inmunitarias S 199
S Difenhidramida y barbitúricos. Disminuyen mutuamente sus efectos.
S Difenhidramida y epinefrina o norepinefrina.
Incrementan el efecto de los adrenérgicos
S Teofilina y eritromicina. Incrementan el efecto de
la teofilina.
S Levarterenol y óxido nitroso. Pueden provocar hipertensión.
Es conveniente indagar profusamente respecto al uso prolongado de corticosteroides, ya que pueden tener efectos
sobre la cicatrización sobre la función hematológica o sobre la función suprarrenal, lo que como consecuencia daría
cierres defectuosos o lentos en las heridas provocadas de
manera quirúrgica, aumento de la sensibilidad infecciosa
y en el caso de existir inhibición de la función glandular,
se expondría al paciente a la posibilidad de un choque adrenal, el cual puede ser prevenido, por medio de suplementación esteroidea (ver Capítulo 8).
Exámenes complementarios
Por lo general, el cuadro clínico de la mayor parte de las respuestas de alergia, aunado a un buen interrogatorio, serán
suficientes para establecer diagnóstico de estos padecimientos. La biometría hemática puede dar indicios sobre alérgicos cuando revela leucocitosis con eosinofília; sin embargo,
no es un dato patognomónico de estos problemas, ya que
pueden observarse también en las infecciones parasitarias.
Aparecen también eosinófilos en el material mucoso eliminado por un enfermo con asma extrínseca.
Existen algunas pruebas que pueden ser solicitadas al
alergólogo, y que auxiliarán enormemente al cirujano dentista en el manejo de pacientes alérgicos o sospechosos,
como son la prueba de transferencia de linfocitos, transferencia pasiva, prueba de degranulación de células basófilas
y pruebas de ventana cutánea, cuando el cirujano dentista
pretenda encontrar al alergeno, sobre todo si el paciente informa de reacciones posteriores a la administración de fármacos o sustancias en el consultorio dental. Es útil averiguar la razón de la reacción desfavorable, ya que puede ser
la sustancia activa misma, el vehículo o las sustancias preservadoras. Por ejemplo, en el caso de los anestésicos donde
la variedad no es muy amplia, quiza sea conveniente disponer de esta información, para procurar una alternativa.
Está contraindicado en el consultorio dental, la aplicación de intradermorreacciones, es decir, la aplicación intradérmica de cantidades pequeñas de los posibles alergenos para confirmar antecedentes de alergia a fármacos,
pues pudiera darse una respuesta anafiláctica grave.
Cuando se sospecha de alergia a materiales dentales, el
dentista puede solicitar una prueba de parche sobre la piel
del sujeto. No está indicado realizarla sobre las mucosas debido a que no se puede predecir la cantidad de alergeno que
va a ser absorbida y existe la posibilidad de que se presenta
una respuesta severa. La prueba de parche se hace colocando sobre la piel limpia de la cara una muestra del material
a estudiar, cubriéndola con cinta adhesiva. Se coloca otra
muestra testigo utilizando un botón de vidrio. A las 48 horas
se retirarán las cintas y las muestras; después de media hora
se pueden interpretar los resultados. Si aparece una mancha
roja o vesículas bajo el alergeno y ningún cambio sobre la piel
del material testigo, se puede interpretar que la mucosa del
paciente mostrará cambios de hipersensibilidad al contacto
con dicho material. Esta prueba dará falsos negativos de
pacientes sometidos a tratamiento con corticosteroides.
Además de los problemas para controlar la absorción
del elemento estudiado, la prueba de parche en la boca impone otras limitaciones, ya que se debe mezclar el material
a estudiar con alguna pasta protectora como el OrobaseR;
sin embargo, a menos que la respuesta se dé en pocas horas,
puede dar falsos negativos, debido a los problemas para
mantener el material adherido a la mucosa.
MANIFESTACIONES ORALES
Las manifestaciones clínicas de hipersensibilidad se acompañan en ocasiones de signos y síntomas en la cavidad oral
que pueden tener una distribución difusa, con áreas múltiples de eritema, edema, erosión y ulceración, que en la mayor parte de los casos no son graves y suelen aparecer en
las siguientes 24 horas después de la exposición al antígeno (figura 11–1). Pueden observarse también vesículas
y ampollas en la mucosa oral, así como manchas purpúricas, edema angioneurótico, o ambos que afectan labios,
encías, paladar y lengua, en ocasiones las ulceraciones y
áreas de necrosis son similares a las observadas en la gingivitis ulceronecrosante aguda.
En lo que se refiere a las lesiones orales por alergia,
pueden ser manejadas con bicarbonato de sodio y agua tibia, o con antihistamínicos en presentación de jarabe como
difenhidramina (BenadrylR) o similares, de preferencia
sin vehículos alcohólicos que pueden irritar las mucosas
erosionadas o ulceradas, y esteroides de aplicación tópica
como triamcinolona (Kenalog dentalR), fluocinonida
(TopsynR), clobetazol (DermatovateR Mex, TemovateR
USA) o fármacos similares. Algunos pacientes pueden requerir sólo el empleo de esteroides tópicos sobre las lesiones, en ocasiones, de acuerdo con la severidad del caso,
pudiera requerirse el empleo de la vía parenteral.
Una estomatitis por contacto (estomatitis venenata),
presentará signos de enrojecimiento, descamación en el sitio directo de aplicación. Este tipo de reacción, puede ser
originada por un enorme grupo de sustancias de uso común
para el dentista y para los pacientes, entre las que destacan
dentífricos, enjuagues bucales, gluconato de clorhexidina,
acrílico, aleaciones de metales, oro, alcohol, antibióticos,
fenol, yoduro, aceites, procaína, dulces y gomas de mascar,
lápices de labios, cremas y cosméticos.
ARTRITIS REUMATOIDE
Enfermedad inflamatoria inmunopatológica de etiología
desconocida. Preponderantemente se presenta en los teji-
200 Medicina en odontología
(Capítulo 11)
A
B
C
D
Figura 11–1. A. Lesiones eritematosas, mostrando cambios atróficos severos epitelial en el labio, relacionados con el uso
de antiséptico sobre la base de clorhexidina. B. Cambios en encía. Agregada a los cambios eritematosos, se observa la formación de una seudomembrana blanquecina. Mismo paciente que en A. C. Respuesta eritematosa gingival al uso de dentífrico
de indicación reciente, para combatir sensibilidad radicular. D. Respuesta de los tejidos al empleo de corticosteroides tópicos
y eliminación del agente causal.
dos sinoviales de las articulaciones diatrodiales y puede
presentarse en otros órganos y tejidos.
ETIOLOGÍA Y PATOGENIA
Se ha observado que existe una predisposición genética, ya
que por determinaciones de los complejos mayores de histocompatibilidad (MHC) y antígenos leucocitarios humanos (HLA), se ha encontrado que los portadores de subtipos
Dw4, Dw14, Dw15 y HLA–DR4 son más sensibles a sufrir
artritis reumatoide. No hay una explicación clara de cómo
esta determinación genética pueda exponer al riego de la
enfermedad; sin embargo, se presume que el individuo pudiera aceptar con fácilidad a agresores microbianos con los
que se le ha asociado, como estreptococos, micoplasma,
clostridios, difteroides, parvovirus, citomegalovirus y virus
Epstein–Barr, además de aumentar con ello las posibilidades de reacciones inmunitarias cruzadas. Otra posibilidad es
que virus y material genético se parezcan, y con ellos produzca una respuesta inmunitaria en contra de éste, obser-
vándose una disfunción en el reconocimiento inmunitario.
Ha sido reportada una similitud molecular entre fracciones
de virus Epstein–Barr y el subtipo HLA–DR. Una tercera
opción ofrecida es que alguna de estas enfermedades infecciosas que en su presentación primaria tienen manifestaciones articulares, presente un tropismo a estas estructuras, permaneciendo en ellas o produciendo cambios fenotípicos
suficientes para inducir a una respuesta inmunitaria de autodestrucción, posterior a modificaciones sustanciales en el
DNA de las células sinoviales y condrales.
Por cualquiera que sea el mecanismo, se inicia por
una estimulación antigénica de linfocitos sensibles (tipo
IV), provocándose más tarde un cuadro general con la participación de células endoteliales, leucocitos PMN, linfocitos T y B, macrófagos y células sinoviales (sinoviocitos).
La presencia de estos elementos celulares, aportan mediadores como TNF , IL–1 y otras variedades de IL, TGF
y GM–CFS, que por su presencia de larga duración van
destruyendo cartílago, ligamentos y hueso subcondral.
Histológicamente se observa un tejido altamente infiltrado
con comportamiento invasor y destructivo (seudoneoplásico), denominado pannus.
Enfermedades inmunitarias 201
MANIFESTACIONES CLÍNICAS
Las articulaciones afectadas con frecuencia son las metacarpofalángicas, muñecas, interfalángicas proximales, rodillas y cadera. Los signos primarios son dolor y aumento
de volumen, conforme la enfermedad avanza se presentan
signos de deformidad y la capacidad funcional disminuye
de manera significativa impidiendo que el paciente realice
funciones menores como vestirse o asearse, lo que puede
causarle una incapacidad total que lo confine a una cama
o a una silla de ruedas. La posibilidad de presentar de signos extraarticulares en corazón (valvulopatías mitral o aórtica), pulmones, riñones, músculos y sistema gastrointestinal, obliga a la pronta detección y atención de estas
complicaciones secundarias.
MANEJO MÉDICO
El diagnóstico se realiza valorando el comportamiento clínico de la artritis (criterios de clasificación de la artritis
reumatoide), radiográficamente y con el apoyo de exámenes de laboratorio (biometría hemática, sedimentación
globular, proteína C reactiva, factor reumatoide y anticuerpos antinucleares) e histológicos, como la valoración de
líquido sinovial. Debido a que no ha sido posible determinar un factor etiológico específico, el tratamiento es sintomatológico y de apoyo, procurando contrarrestar la inflamación y el dolor, preservando la función articular. El
manejo integral incluye evitar o detectar tempranamente
complicaciones en otros órganos como vasculitis y nódulos en piel, episcleritis en ojos, pleuritis, pericarditis y
mononeuritis múltiple. Quedan entonces incluidas como
opciones terapéuticas, la fisioterapia, quimioterapia, terapias biológicas (plamaféresis, linfaféresis) y la cirugía por
la cual se intentan sustituciones protésicas y cirugía correctora de mano. El tratamiento farmacológico es muy variado y dependerá de la severidad que marcan aspectos como
grado de dolor, de afección articular, número de articulaciones afectadas y frecuencia de agudizaciones. Entre los
fármacos más comúnes se encuentran el ácido acetilsalicílico (valor sérico 20 a 30 g/100 mL) y otros antiinflamatorios no esteroideos (AINE). Asimismo el empleo de otros
fármacos como las sales de oro, cloroquina (antipalúdico),
penicilamina, inmunorreguladores como azatioprina, ciclofosfamida, ciclosporina, metotrexato y corticosteroides. El cuadro clínico sugerirá el uso de fármacos simples
o combinados.
MANEJO ODONTOLÓGICO
Recomendaciones y adecuaciones
durante la consulta
El manejo odontológico de pacientes con antecedentes de
artritis reumatoide, implica conocer adecuadamente el estado del paciente en cuanto a:
Grado de limitación motora en manos y posible
afección de la articulación temporomandibular.
Dificultad de locomoción.
Terapia empleada.
Afectación de otros órganos.
Relación con otros problemas inmunitarios como
síndrome de Sjögren (hiposalivación).
Necesidad de uso de profilaxis antimicrobiana en
los portadores de prótesis articulares.
La destreza motora remanente del paciente tendrá implicaciones directas sobre su capacidad para cumplir con tareas
de higiene oral. El identificar limitaciones importantes,
implica establecer modificaciones en las técnicas o en los
utensilios de higiene, en ocasiones es necesaria la adaptación de mangos especiales en los cepillos dentales y la
fabricación de utensilios personales para empleo de hilo
dental.
En la artritis reumatoide no es frecuente la afección en
articulación temporomandibular; sin embargo, si existiera
puede limitar el acceso o tiempo disponible de trabajo en
las sesiones clínicas, lo que implicará cambios en las decisiones terapéuticas odontológicas, como selección de materiales dentales que simplifiquen el procedimiento y la
duración de las sesiones. En los casos de afección grave de
la articulación temporomandibular, al cuadro clínico dental se suma al tratamiento de esta articulación, que puede
incluir rigidez, crepitación, sensibilidad o dolor y aumento
de volumen preauricular.
Cuando los problemas de locomoción son graves,
tendrán que resolverse anticipadamente seleccionado horario de trabajo, vías de accesos y procedimientos de ingreso y salida del sillón dental. Tanto en los casos leves como
en los graves, siempre será preferible buscar la comodidad
del paciente en el sillón dental, lo que implica cambios de
posición y empleo de auxiliares como almohadas que puedan servir de soporte en áreas específicas. La atención domiciliaria podría requerirse en casos de severa limitación
ambulatoria, con los irremplazables cambios, adaptaciones, diagnósticos y terapéuticas dentales que esto conlleva.
Desde el interrogatorio inicial y quizá más tarde valiéndose de una interconsulta médica, debe aclararse la posibilidad de afección de otras porciones corporales, sobre
todo los compromisos cardiacos, ya que puede haber secuelas que marquen insuficiencia cardiaca o daños en válvulas.
En ambos casos además del manejo de la artritis reumatoide,
se tendrían que hacer manejo odontológico específico para
la alteración cardiaca asociada. La misma conducta regiría
en caso de haber afección en otros órganos como pulmones
o riñones. En los pacientes con artritis reumatoide, es muy
importante por su frecuente asociación, descartar la presencia de síndrome de Sjögren, que es otra alteración inmunológica de tipo IV, ya que conducirá a estados de hiposalivación que repercuten severamente en la condición
funcional y psicológica de los pacientes, aumentando la
posibilidad de aparición de estomatitis infecciosa, caries,
periodontopatías y dificultad masticatoria entre otras, obligando al clínico a manejar los problemas en dos vías, una,
la compensación del estado hiposalivatorio y xerostomía
y la otra, el manejo de las complicaciones secundarias,
dentales y bucales. Cuando el paciente ha sufrido implan-
202 Medicina en odontología
tación protésica para corregir defectos severos funcionales, debe considerarse la posibilidad de empleo de profilaxis antibiótica; en el Capítulo 17, Odontología preventiva,
son discutidas las posturas de la Asociación Americana de
Ortopedia al respecto, remitiendo al usuario a esta lectura.
Consideraciones farmacológicas
Todos los fármacos que se emplean en el control de la artitris reumatoide, tienen repercusiones odontológicas directas:
Salicilatos u otros AINE: Pueden tener repercusiones directas sobre el tiempo de protrombina y
función plaquetaria e inducir a sangrados prolongados y posquirúrgicos.
Su uso prolongado puede originar gastritis o
úlceras en el tracto gastrointestinal, lo que limitará
la elección farmacológica para fines dentales, particularmente en el empleo de antibióticos, analgésicos y antiinflamatorios.
Sales de oro: Pueden producir neutropenia y anemia aplásica. Ulceraciones bucales.
Inmunorreguladores: Todos ellos pueden tener efectos desfavorables sobre las células sanguíneas, provocando disminución de las cuentas leucocitarias y
plaquetarias. Ulceraciones bucales terciarias.
La interconsulta médica está indicada en todos los casos de
artritis reumatoide, ya que el manejo o compensación de
algunos efectos secundarios de los medicamentos, pueden
ser altamente convenientes para los fines odontológicos que
se persigan en cada paciente.
Exámenes complementarios
En odontología puede ser útil la determinación del tiempo
de protrombina a través del INR y el tiempo de sangrado
bajo la técnica de Ivy (que determina función plaquetaria),
para los pacientes bajo tratamiento de salicilatos. La biometría hemática y el conteo plaquetario son indispensables
en pacientes bajo algún tipo de fármaco inmunopresor o
sales de oro.
Los resultados anormales y los conteos bajos, implicarán la remisión al médico para que se intente su regulación
en caso que el procedimiento dental planeado así lo requiriera, en particular para efectos de cirugía bucal y periodontal, ya que aumenta el riesgo infeccioso, debiendo incluso
considerase coberturas antibióticas en los casos de manejo
dental por urgencias.
Los procedimientos restauradores per se, tal vez no requieran de estas precauciones, pero actividades complementarias, específicamente las de aplicación de anestesia
troncular, pueden requerirlos para evitar incidentes o accidentes desfavorables.
En caso de sospecha de síndrome de Sjögren, la biopsia de glándulas menores de labio, es el procedimiento más
directo, efectivo y categórico para su diagnóstico.
(Capítulo 11)
MANIFESTACIONES ORALES
Directas de la enfermedad son raras, la artitulación temporamandibular es afectada en muy pocas de las veces de manera grave, pudiendo representar en ocasiones un reto en
el manejo del dolor y funcional, así como una limitante en
la apertura y manipulación durante la atención dental, endodóntica o periodontal.
Manifestaciones por efectos secundarios a los fármacos, pueden ser la aparición de petequias en paladar blando
y faringe, por consumo de salicilatos y fármacos inmunodepresores y citotóxicos que afectaran las cuentas o la función plaquetarias. El sangrado abundante preoperatorio y
posoperatorio, puede estar relacionado con estos mismos
grupos farmacológicos. En los casos particulares donde se
use ciclosporina se debe vigilar y contrarrestar la posibilidad de agrandamientos gingivales.
Los corticosteroides empleados por tiempo prolongado, pueden conducir además a la aparición de estomatitis infecciosa, sobre todo la de tipo micótico.
Han sido reportadas úlceras en lengua, piso de boca
y carrillos por el uso de sales de oro, secundarias a un rechazo inmunitario del organismo a este tipo de sustancias.
Cuando la artritis reumatoide está relacionada con el síndrome de Sjögren se observarán cambios oculares, vaginales, respiratorios y bucales, relacionados con falta de lubricación salival o mucosa, manifestado por grados variables
de resequedad.
La hiposalivación favorecerá la acumulación de placa
dentobacteriana, disminuirá la protección salival y la renovación mineral de las estructuras dentales, lo que puede llevar al incremento de caries y periodontopatías.
Las caries y la enfermedad periodontal son enfermedades que además pueden estar incrementadas en pacientes que, por limitaciones motoras, no puedan ejecutar adecuadamente los procedimientos de higiene oral (ver
Capítulo 17, Odontología preventiva).
SÍNDROME DE SJÖGREN
Es una enfermedad inmunitaria compleja donde parecen
combinarse procesos tipo II, III y IV, de tal forma que por
participación linfocítica y de células plasmáticas (productoras, en el caso de esta enfermedad, de autoanticuerpos),
el tejido glandular exocrino es destruido, en particular el
lagrimal y el salival.
La formación de complejos inmunitario favorece la
aparición de manifestaciones extraglandulares (artritis no
erosiva, fenómeno de Raynaud*). El síndrome de Sjögren
puede ser primario, condición que lo asocia a la transformación maligna con la aparición de linfomas. Se denominará síndrome de Sjögren secundario al que se encuentra
* Fenómeno de Raynaud. Cambio vascular que produce
palidez en dedos por frío o estrés, seguido de eritema y
dolor.
Enfermedades inmunitarias 203
asociado a otras enfermedades inmunopatológicas como
artritis reumatoide, lupus eritematoso, esclerodermia o
polimiositis y es el tipo de síndrome Sjögren más frecuente.
ETIOLOGÍA Y PATOGENIA
No se tiene un panorama claro sobre la etiología, si bien
existen indicios de que el síndrome de Sjögren se desarrolla como producto de una afección viral previa en un individuo sensible. Por lo general, sólo en el síndrome de
Sjögren primario se ha observado su asociación con complejos mayores de histocompatibilidad y antígenos leucocitarios humanos del tipo B8, DR3, y Dw3. La predilección
acinar del virus del tipo Epstein–Barr, citomegalovirus y
de variedades de retrovirus, los asocia como el factor promotor de cambios nucleares, citoplasmáticos y en la membrana celular de glándulas salivales, lagrimales y otras.
Estos cambios originados por la alteración del material
cromosomal nuclear (modificación genotípica), que redundan en cambios estructurales celulares (expresión fenotípica), hacen que la célula se modifique lo suficiente
para ser identificada ahora como extraña, por el sistema de
vigilancia inmunitario, lo que estimula la participación de
linfocitos T y activa los de tipo B para la formación de autoanticuerpos, que destruirán progresivamente a los tejidos de secreción externa.
Los cambios neoplásicos asociados al síndrome de
Sjögren primario son de la estirpe B linfocítica, con la posibilidad de aparición de macroglobulinemia de Waldenström, mieloma de cadenas ligeras y mieloma múltiple.
Existen motivos para pensar que puedan existir razones
hormonales debido a la frecuencia mayor en mujeres (9:1),
lo que no excluye por la misma razón un factor genético
predisponente.
MANEJO MÉDICO
El diagnóstico de la enfermedad se realiza por valoración
clínica de boca y ojos, además de la implementación de
pruebas de laboratorio para detectar procesos autoinmunitario y examen histológico de tejido glandular salival.
En la boca hay signos evidentes de disminución o ausencia de la secreción salival o hiposalivación:
Resequedad evidente o falta de reserva salival,
que es el cúmulo salival en reposo en el fondo del
vestíbulo oral.
Sintomatología como fisuramiento lingual, ardor
de mucosas y xerostomía (sensación subjetiva de
resequedad).
Disminución de la capacidad secretoria bajo estimulación: < 1 mL/minuto.
Aumento bilateral del volumen parotídeo.
Para evaluar los cambios ocurridos en la secreción lagrimal se realizan:
Tinción con rosa de Bengala. La coloración es retenida en fisuramientos y erosiones corneales secundarios a la resequedad.
Prueba de Schirmer. Se coloca en el borde del párpado una tira de papel absorbente. Es positiva para
determinar hiposecreción, cuando son obtenidos
menos de 8 mm de lágrima a los cinco minutos.
Los exámenes de laboratorio que pueden estar relacionado
con síndrome de Sjögren, aunque no específicos son:
Elevación de anticuerpos antinucleares. Títulos
superiores 1:320.
Elevación del factor reumatoide. Títulos mayores
a 1:320.
Aparición de anticuerpos contra un antígeno nuclear del síndrome de Sjögren–B, denominado anti–La; positivo en los casos de síndrome de Sjögren primario (50 a 70%). También es posible
observar anti–Ro contra el antígeno síndrome de
Sjögren–A del núcleo. No son exámenes específicos pues ambos son positivos en casos de lupus
eritematoso.
Desde el punto de vista histopatológico, el examen del
tejido glandular es confirmatorio. El procedimiento es sencillo, tomándose como muestra histológica, glándulas salivales de la porción interna del labio.
Por razones de diferencia en el pronóstico y manejo,
todo esfuerzo debe ser hecho para discriminar síndrome de
Sjögren primario del síndrome de Sjögren secundario. En
los casos de síndrome de Sjögren secundario, además de la
realización de las pruebas clínicas, histológicas y de laboratorio antes descritas, debe descartarse la posibilidad de
artritis reumatoide, lupus eritematoso, polimiositis, esclerodermia o cirrosis biliar primaria. En los casos positivos
de síndrome de Sjögren secundario debe manejarse la enfermedad primaria además del síndrome de Sjögren.
El manejo de esta enfermedad, consiste propiamente
en el manejo sintomático de la alteración glandular. Los
cambios lagrimales se compensan con lubricantes del tipo
metilcelulosa. En tanto que para manejo de los cambios
orales se emplean lubricantes orgánicos, procurando que
no contengan vehículos alcohólicos, saliva artificial y el
uso de sialogogos, vía estimulación física, olfatoria, gustativa o farmacológica (pilocarpina). Se recomienda consultar la sección de Hiposalivación en el Capítulo 17. Medidas preventivas como excelente higiene oral, eliminación
de hábitos tabáquicos, alcohólicos y neuróticos, evitarán la
irritación mucosa. La valoración farmacológica para detección y sustitución de elementos anticolinérgicos, es una
medida de alto beneficio para atenuar la falta o ausencia
total salival. En los casos de resequedad vaginal o dispareunia, pueden emplearse lubricantes vaginales hidrosolubles.
Cuando hay síntomas extraglandulares graves como pueden
ser afecciones pulmonares y renales, o en caso de desarrollo
de linfoma, se emplean fármacos de tipo esteroideo, citotóxicos e inmunodepresores como ciclosporina y ciclofosfamida, respectivamente.
204 Medicina en odontología
(Capítulo 11)
MANEJO ODONTOLÓGICO
Exámenes complementarios
Recomendaciones y adecuaciones
durante la consulta
Además de los ya indicados para el diagnóstico, puede ser
necesario biometría hemática, cuenta plaquetaria y determinación del tiempo de sangrado por la técnica de Ivy (descripción detallada en el capítulo 10), si el paciente estuviera recibiendo inmunodepresores o citotóxicos.
La participación del cirujano dentista respecto al síndrome de
Sjögren es amplia, puede ser el responsable del diagnóstico
inicial, ser requerido en interconsulta para confirmar el diagnóstico y en ambas situaciones ser el responsable de atender
y prevenir la aparición de lesiones y complicaciones orales.
Los procedimientos de valoración ya han sido discutidos en
la sección anterior, si el diagnóstico es síndrome de Sjögren
primario, el paciente debe ser canalizado además con un hematólogo u oncólogo para que la posibilidad de aparición o
presencia de linfomas sea manejada para prevenir su manifestación o reducir la velocidad de desarrollo. En el caso que el
síndrome de Sjögren sea secundario, deberá canalizarse con
el médico especialista idóneo, de acuerdo con la enfermedad
primaria asociada. La otra posibilidad es que el cirujano dentista sea consultado por el internista, inmunólogo, oftalmólogo u oncólogo, para que realice un examen oral y una biopsia de glándulas salivales menores, esta última para confirmar
la enfermedad. Una vez establecido el diagnóstico se debe
proceder a tener una serie de estrategias para valorar de
manera periódica y atender o disminuir el factor de riesgo del
desarrollo de enfermedades dento bucales por ausencia o disminución de saliva. Como objetivos principales de los cuidados preventivos a proveer se encuentran:
Disminución del riesgo carioso y de la fragilidad
adamantina.
Disminución del riesgo a desarrollar periodontitis
Evitar resequedad y fricción de las mucosas
Evitar la aparición de estomatitis infecciosas, particularmente las micóticas.
Hacer las elecciones restauradoras y protésicas
que mejor protejan la condición del paciente, en
función del tipo de material y la extensión de las
preparaciones.
Combatir hábitos o situaciones que produzcan resequedad adicional a los tejidos orales, como son
el fumar, ingerir bebidas alcohólicas y la respiración por medio de la boca.
Cuidar que se deterioren lo menos posible aspectos hedónicos como la función gustativa por falta
de vehículo físico y sustancias acuosas para la disolución de las sustancias saborizantes.
MANIFESTACIONES ORALES
Ya han sido mencionados varios cambios orales, como parte inherente de la enfermedad. A manera de presentación
sumaria es posible listar los siguientes:
Resequedad bucal. Ausencia del aspecto lubricado
de la mucosa (figura 11–2).
Hiposalivación. Carencia de reserva salival o disminución de la secreción estimulada, menor a 0.5 a 1 mL/minuto. Signo.
Xerostomía. Sensación real o imaginaria de ausencia
o disminución salival. Síntoma.
Placa dentobacteriana. Aumento del volumen y diversidad bacteriológica.
Caries. Aumento de susceptibilidad. Aumento del
número de lesiones, caries radicular, caries incisal y caries
rampante.
Periodontitis. Asociado a las modificaciones que sufre la placa dentobacteriana.
Estomatitis infecciosas. Aumento de la susceptibilidad para desarrollar infecciones oportunistas por grupos
de candida. Las cepas bacterianas afectarán con frecuencia, áreas faríngeas.
Aumento parotídeo. Incremento bilateral del volumen de las glándulas.
Disgeusia. Cambio en el sabor por ausencia de vehículo y diluyente acuoso.
Disestesias. Cambios en la sensibilidad y aumento del
frote mucoso, con el desarrollo de la sensación de ardor y
dolor. Sensación de engrosamiento de la mucosa lingual
y alteración de las cualidades estereoespaciales.
Otros. Los que se agreguen por enfermedades asociadas y por tratamiento farmacológico (del síndrome de Sjögren o de los padecimientos primarios). El espectro de manifestaciones orales puede llevar al paciente a estados
profundos de insatisfacción y frustración psicológica, introduciéndose aspectos asociados a la conducta del paciente, neurosis y depresiones en el manejo dental.
Consideraciones farmacológicas
Conviene eliminar o sustituir fármacos con efectos anticolinérgicos. En los casos de síndrome de Sjögren secundario se
debe vigilar y tomar las medidas convenientes respecto al
manejo de la enfermedad primaria. En el síndrome de
Sjögren primario o cuando se atienden alteraciones extraglandulares, se debe observar en el manejo dental la posibilidad de que se estén administrando citotóxicos e inmunodepresores que afectarán aspectos como la reparación tisular,
capacidad defensiva y capacidad hemostática (plaquetas).
LUPUS ERITEMATOSO
SISTÉMICO
Enfermedad de tipo inmunitario mixto donde aparecen autoanticuerpos (A/Ac) que dañan a proteínas del núcleo y
membrana celular, así como a productos citoplasmáticos;
Enfermedades inmunitarias 205
ejemplo, las fibras colágenas de los tejidos de sostén. A
esta respuesta le acompañan la formación de complejos inmunitarios y el desarrollo de estados inflamatorios en los
vasos (vasculitis). Es paradigma de enfermedad multisistémica, multifactorial (factores genéticos, hormonales y ambientales) y multipatogénica (combinación de procesos inmunopatológicos II y III). A menudo se presenta en mujeres
fértiles.
ETIOLOGÍA Y PATOGENIA
A
B
C
Figura 11–2. A. Respuesta normal de glándulas salivares
menores. Secreción estimulada con la sola evocación del
sabor del limón. B. Síndrome de Sjögren. Respuesta a la
misma prueba. Eversión de la salida de la glándula sin
secreción. Notar puntilleo. C. Paciente con síndrome de
Sjögren. Aspecto brillante y liso, con falta de elasticidad de
la mucosa del carrillo. Lengua con el mismo aspecto y fisuramiento secundario a la falta de lubricación.
No es clara la etiología de esta enfermedad, ni los mecanismos exactos por los cuales se perturba el sistema inmunitario
normal. Han sido identificados como agentes promotores
aspectos genéticos, ambientales y hormonales; sin embargo, no se conoce como influyen o interactúan entre ellos
para que la enfermedad se presente o se perpetúe. Entre
estos factores se encuentran:
a. Genéticos.
Complejos mayores de histocompatibilidad
C4A, B8, DR3. Se observa una mayor presentación en grupos con este tipo de marcadores,
con 5% de posibilidad de que se presente el
padecimiento entre parientes directos.
Deficiencias en el sistema del complemento.
b. Ambientales.
Radiación ultravioleta. Factor principal en la
activación y reactivación de lupus eritematoso
sistémico.
Fármacos. Ha sido identificada una gran variedad de fármacos con diferentes indicaciones terapéuticas, relacionados con la presencia de
lupus eritematoso sistémico. Aunque con potencial bajo, han sido listados algunos antibióticos de uso odontológico como penicilina, tetraciclina y estreptomicina.
Padecimientos virales. Retrovirus.
c. Hormonales.
Aumento estrogénico.
Descenso de andrógenos.
Como posibilidad explicativa, la combinación de estos
factores provoca la aparición de autoantígenos por lesión
tisular, lo que a su vez provoca la aparición de reguladores
inmunitarios como las interleucinas que influyen en la hiperfunción de algunas células de competencia inmunitaria
como CD4 (linfocitos cooperadores).
La subsecuente estimulación de linfocitos B, provoca
la aparición de (A/Ac) que se fijan selectivamente a moléculas proteicas y ácidos nucleicos, dañando el tejido de
sostén de diferentes órganos. Secundariamente se provocará la formación de complejos inmunitarios que además
activan al sistema del complemento en porciones endoteliales (vasculitis), lo que terminará produciendo reacciones inflamatorias que conducirán a una destrucción hística
vascular y de áreas vecinas de consecuencias variables; por
ejemplo, este fenómeno afecta la estructura y función renal, en al menos 50% de los pacientes con lupus eritematoso sistémico.
206 Medicina en odontología
MANIFESTACIONES CLÍNICAS
El lupus eritematoso discoide se limita a piel, manifestándose como placas eritematosas con descamación queratósica, es común en la región malar. La variedad sintomatológica y de afectación orgánica es mayor en el sistémico,
incluyendo además de las erupciones discoides, cambios
como fotesensibilidad, ulceraciones bucales y daños orgánicos.
Entre las manifestaciones más frecuentes extradérmicas se puede observar pleuritis, pericarditis, artritis, proteinuria, convulsiones, psicosis y disminución de cualquiera
de los elementos formes sanguíneos, además de la disfunción inmunitaria intrínseca. Pueden observarse manifestaciones de síndrome de Sjögren secundario.
Las pruebas de laboratorio, presentan cambios inmunitarios variados como cambios positivos en células lupus
eritematoso, títulos aumentados de A/Ac contra antígenos
nucleares como anticuerpos antinucleares (ANA), anti–
DNA y Anti–Sm. Puede dar resultados falsos positivos a
pruebas serológicas para sífilis.
El diagnóstico de lupus eritematoso sistémico es
complicado y sólo se da cuando cuatro o más de las características clínicas antes mencionadas, respaldadas por
pruebas de laboratorio sugerentes, se combinan.
MANEJO MÉDICO
El tratamiento del lupus es sintomático desde que la etiología o los mecanismos sutiles de inducción no están adecuadamente dilucidados. El manejo dependerá de la gravedad
del problema y de los órganos involucrados de manera
específica.
Por ser frecuente en mujeres en edad fértil, el apoyo
psicológico y la información educativa médica son importantes en la pareja, ya que la fertilidad no es afectada,
pudiendo obtenerse un adecuado control de la enfermedad,
la que además puede entrar en periodos de remisión mejorando el pronóstico para la procreación. Son muy útiles las
medidas generales de prevención, como el uso de cualquier método físico o químico que sirva de protector solar.
La variedad en el manejo farmacológico es amplia incluyendo antipalúdicos, AINE, estrógenos, citotóxicos y corticosteroides.
En los casos más leves se emplea hidroxicloroquina.
Al involucrarse las articulaciones se emplean AINE. Los
estrógenos pueden implementarse en casos donde el desbalance hormonal detectado lo requiera. Cuando son observadas afectaciones pulmonares, gastrointestinales y renales, el empleo de citotóxicos como la ciclofosfamida y
azatioprina o de corticosteriodes del tipo de prednisolona
o metilprednisolona pueden emplearse solos o en combinación; debiéndose vigilar estrechamente los efectos que
estos fármacos puedan causar sobre las células sanguíneas,
la función de las glándulas suprarrenales y sobre la activación o reactivación de infecciones. La nefropatía y la hipertensión arterial que puede derivarse de ella, deben atacarse
de forma intensa.
(Capítulo 11)
MANEJO ODONTOLÓGICO
Recomendaciones y adecuaciones
durante la consulta
El manejo dental de pacientes con antecedentes de lupus
eritematoso sistémico, estará influenciado particularmente por:
La terapia empleada en el manejo de lupus eritematoso sistémico.
La afectación de otros órganos.
La selección farmacológica en odontología.
Los procedimientos de operatoria dental y protésicos no
ofrecen retos particulares, aunque siempre será recomendable el contacto médico para conocer el estado real de la
enfermedad y los pormenores en el manejo farmacológico.
Los procedimientos de tipo quirúrgico deben ser evitados
en periodos activos de la enfermedad o sus agudizaciones,
ya que la exposición quirúrgica de antígenos del tejido de
sostén submucoso, pudiera complicar el manejo médico;
el cirujano dental o el periodoncista pudieran obtener resultados cicatrizales deficientes con riesgo de infección
secundaria por deficiencia reparativa. Se debe tomar en
cuenta las reacciones a los fármacos prescritos por el conocido efecto que la penicilina y las tetraciclinas pueden
tener sobre la activación lupoide; la misma conducta es
sugerida para las intervenciones quirúrgicas bucales efectuadas. Es aconsejable por su frecuencia que durante el
interrogatorio y la interconsulta médica se descarten problemas renales asociados y sea concertado un manejo en
corresponsabilidad con el médico. Un procedimiento similar debe adoptarse en caso que otros órganos o sistemas estén involucrados, como puede ser el sistema hematopoyético, el gastrointestinal o el pulmonar.
Consideraciones farmacológicas
En los casos asociados a manifestaciones artríticas, el consumo prolongado de AINE puede afectar la selección farmacológica en odontología, ya que la irritación gástrica
que eventualmente pudiera provocar, prevendría el uso de
esta vía para la prescripción dental. La ingestión de ácido
acetilsalicílico y otros AINE, debe inducir a evitar interacciones farmacológicas que afecten el tiempo de sangrado,
así como a evaluar sus efectos sobre la función plaquetaria
(véase Capítulo 10, sección correspondiente a Manejo de
pacientes con alteraciones secundarias en la coagulación).
Cuando el paciente reporta estar empleando citotóxicos
o corticosteroides durante el interrogatorio, la interconsulta
médica es irremplazable debido a que se pueden presentar
varias condiciones adversas para un escenario odontológico, como son complicaciones reparativas, aumento del
riesgo infeccioso, cambios sustanciales en la función y componentes hematológicos e inmunitarios. El uso prolongado
de estas sustancias provoca que infecciones leves se agudicen, infecciones ocultas como es el caso de la tuberculosis
se activen y que las heridas quirúrgicas, corran un riesgo infeccioso.
Enfermedades inmunitarias 207
El efecto que se observa en la duplicación celular,
además de los cambios hematológicos e inmunitario mencionados, puede afectar la calidad reparativa, lo que llevará
a resultados insatisfactorios, a prolongación del periodo
reparativo y al riesgo de infección secundaria de las heridas. En particular cuando la terapia ha sido sobre la base
de corticosteroides, puede existir algún grado de insuficiencia adrenal que sea necesario compensar, para evitar
una crisis; algunos esquemas de manejo al respecto son
descritos en la sección de Insuficiencia suprarrenal del
Capítulo 8. Como ya se indicó, la prescripción antibiótica
debe ser vigilada para ser retirada oportunamente en casos
de funcionar como inductor de agudizaciones o reactivaciones de lupus eritematoso sistémico.
EXÁMENES COMPLEMENTARIOS
Para regular su tratamiento y establecer las bases para una
interconsulta médica eficiente, el odontólogo debe solicitar biometría hemática, cuenta plaquetaria y tiempo de sangrado (técnica de Ivy) en caso haber antecedentes de afección por lupus eritematoso sistémico al sistema sanguíneo,
o cuando se estén ingiriendo corticosteroides o citotóxicos.
Pueden requerirse más exámenes dependiendo de la posibilidad que otros órganos estuviesen involucrados, para lo
cual se transfiere al lector a los capítulos sobre la enfermedad específica en este texto.
MANIFESTACIONES ORALES
Por efecto directo de la enfermedad pueden presentarse ulceraciones bucales que no presentan áreas de predilección,
las lesiones tienden a formar cicatriz o deformación del
área afectada. Su manejo puede ser a través del uso de esteroides tópicos. En los labios se presentan lesiones cutáneas
discoides, aisladas o relacionados con las lesiones de la
región malar.
Otras manifestaciones pueden ser por efecto de los
fármacos que ingieren los pacientes o por la multiafección
orgánica. Ya fueron descritas las complicaciones potenciales reparativas e infecciosas por el uso fármacos. Por disfunción plaquetaria debida al empleo excesivo de salicilatos, en los casos de artritis asociada, pueden favorecer la
aparición de petequias en áreas de irritación, sobre todo en
el paladar duro y blando. Los citotóxicos y corticoesteroides pueden favorecer la aparición de lesiones virales y estomatitis de tipo micótico.
Los complejos inmunitarios que se forman por la patogenia propia de la enfermedad pueden inducir a lesiones
petequiales palatinas por vasculitis o cuando a ésta se agrega trauma directo o succión.
La asociación de lupus eritematoso sistémico con síndrome de Sjögren es menos frecuente que con la artritis
reumatoide, en caso de existir se pueden observar cambios
oculares, vaginales, respiratorios y bucales, relacionados
con falta de lubricación salival o mucosa, manifestado por
grados variables de resequedad.
ENFERMEDADES ESTOMATOLÓGICAS
DESCAMATIVAS, VESICULOSAS
Y ULCEROSAS
Existen lesiones, de la mucosa oral de origen local o cutáneo, determinadas por mecanismo inmunopatológicos, caracterizadas por una reacción inflamatoria intensa con
adelgazamiento o vesiculación clínica o subclínica inicial
y ulceración inmediata, con severo enrojecimiento de la
lesión y perilesional. Estos hallazgos clínicos son comunes
para padecimientos como penfigoide benigno de las mucosas penfigoide cicatrizal, liquen plano erosivo y buloso ,
pénfigo vulgar, eritema multiforme y una serie de manifestaciones de origen variado como pueden ser el nutrimental,
metabólico, hormonal, alérgicos, infecciosos y otros que
se manifiestan con el signo común de una descamación
gingival grave, gingivitis descamativa. Otro tipo de padecimiento que se presenta en la mucosa oral, con gran influencia inmunopatológica, es la denominada estomatitis
aftosa recurrente, que se aborda al final de esta sección.
El primer grupo de lesiones se manifiesta por flictenas de tamaño variado que van desde manifestaciones microvesiculares que clínicamente presentan una variedad
tonal de rosa a rojo intenso, vesículas (menores a 5 mm) y
bulas (mayores a 5 mm). El trauma oral o las manipulaciones clínicas pronto producen ruptura o desprendimiento de
la cobertura epitelial, dejando áreas ulceradas, sangrantes
y dolorosas. Si bien la encía es un lugar preferente para su
aparición, pueden observarse también en carrillos, paladar
duro y blando, lengua, labios y piso de boca. Las lesiones
orales con frecuencia son heráldicas, precediendo la aparición de signos en otras porciones corporales o estan asociadas de manera simultánea a lesiones en piel u otras mucosas
como conjuntiva, faringe, laringe, esófago, vagina y recto.
El diagnóstico clínico puede ser complicado, pues los
padecimientos mencionados no tienen preferencia por
áreas anatómicas o funcionales, edad o aspecto de la lesión, ya que guardan un gran parecido inicial, convirtiéndose en irreconocible al ulcerar. Por lo general, es necesario recurrir a los estudios histológicos, sanguíneos e
inmunohistológicos, para llegar al diagnóstico correcto.
Algunos elementos que pueden contribuir a establecer un
diagnóstico presuntivo pueden ser:
Sexo. En este tipo de manifestaciones, se presentan
con frecuencia en mujeres jóvenes y de edad media.
Tipo de ampolla: Flácida o tensa. Son más tensas
las de penfigoide beningo de las mucosas y liquen
plano.
Ruptura pronta, pénfigo vulgar.
Apariencia. Por ser subepiteliales penfigoide benigno de las mucosas, penfigoide cicatrical y liquen plano buloso, son lesiones hemorrágicas.
Reacción a la presión, pénfigo vulgar, su contenido se dispersa lateralmente.
Signo de Nikolsky positivo. Formación vesiculosa a la fricción en pénfigo vulgar.
208 Medicina en odontología
(Capítulo 11)
Presencia de otras lesiones. El liquen plano buloso
o atrófico puede ser confirmado con la presencia simultánea de lesiones reticulares en boca o piel.
Puede sospecharse de penfigoide cicatrical si existieran lesiones oculares o en otras mucosa. El pénfigo vulgar se acompaña de lesiones bulosas en piel.
colágena tipo IV, la cual se “ancla” a colágena VII
del tejido conectivo contiguo.
Hemidesmosomas. Las constituyen los mismos
tipo de placoglobulinas, desmoplaquinas I y II de
las uniones desmosomales completas, sólo que
por estar en contacto con la membrana basal, en
lugar de tomar contacto con otro hemidesmosomas, lo hace con epiligrinas y lamininas de la lámina lúcida por medio de proteínas denominadas
integrinas de la variedad 6 integrina y 31 integrina.
Referente a la patogénesis de estas enfermedades que se
presentan por separación epitelial del tejido conectivo
(penfigoide benigno de las mucosas, penfigoide cicatrizal
y liquen plano buloso) o por lesiones intraepiteliales (pénfigo vulgar), separación de los queratinocitos (células epiteliales) entre sí. En seguida se da una breve descripción de
algunos de los distintos mecanismos de unión célula–célula,
tejido–tejido y los elementos moleculares de unión que
eventualmente pueden actuar como estímulos inmunitarios,
induciendo a una respuesta lesiva inmunopatológica.
Adherencia entre queratinocitos. Proteínas con
capacidad de adhesión electrostática (carga superficial), del tipo de las cadherinas, placoglobinas,
desmoplaquinas, desmogleínas y glucoproteínas.
Desmosomas. Concentraciones proteicas distribuidas a lo largo de la membrana celular: Placoglobulinas, integrinas y desmoplaquinas I y II.
Unión queratinocito–queratinocito. Una unión desmosomal completa, la forman dos hemidesmosomas, uno de cada célula contribuyente y una zona
de reacción intermedia.
Membrana basal. Zona de transición entre epitelio y tejido conectivo que ofrece varios mecanismos de unión tejido–tejido. En la porción vecina
al epitelio o lámina lúcida (término de microscopia electrónica, por ser una zona clara), se encuentran las proteínas epiligrina, laminina y moléculas
de adhesión extracelular que ofrecen unión a integrinas de los queratinocitos de la capa basal epitelial. Próxima al componente conectivo se encuentra la lámina densa, constituida sobre todo por
A
PENFIGOIDE BENIGNO
DE LA MUCOSA
Enfermedad ampular originada por un proceso inmunitario tipo II. El penfigoide benigno de la mucosa produce
lesiones vesiculares y bulosas por separación de epitelio de
la mucosa del tejido conectivo que lo sostiene. Pocas veces
se observa una flictema intacta en la boca, por lo general
se rompe rápidamente, tomando el aspecto secundario de
una úlcera que deja denudado el tejido conectivo, lo que la
hace inicialmente una lesión sangrante (figura 11–3 A y B).
Enfermedades parecidas, indistinguibles por métodos histológicos o de inmunodiagnóstico, pero con un
comportamiento clínico que las identifica, son penfigoide
cicatrizal y penfigoide buloso. El primero inicia con lesiones en conjuntiva, pudiendo acompañarse de manera variable por lesiones en boca (60%), vagina, recto, uretra,
faringe, laringe y cavidad nasal; el penfigoide buloso se encuentra restringido a piel, acompañando de manera infrecuente de lesiones en boca. Bajo el punto de vista de la evaluación bioquímica e inmunitaria, los penfigoides benigno
B
Figura 11–3.A. Penfigoide benigno de la mucosa. Enrojecimiento de la encía de diente lateral a lateral superior, acompañados
de lesión vesicular que se ha roto, dejando escapar contenido serosanguinolento. B. Mismo paciente con penfigoide benigno
de la mucosa. Lesiones intactas en la mucosa del carrillo.
Enfermedades inmunitarias 209
de la mucosa y cicatrical lucen cercanos, siendo difícil
separarlos como entidades distintas, pero quedando por
explicar la predilección monofocal del penfigoide benigno
de la mucosa, a diferencia de el cicatrical que se manifiesta
en distintas membranas mucosas y eventualmente en piel,
10% de las veces.
En el penfigoide benigno de mucosa, la región más
afectada es la encía, bajo la apariencia de una lesión descamativa. Las mujeres son las más afectadas (62%), presentándose generalmente después del sexto decenio de vida,
aunque no esta descartada la posibilidad de observarse en
infantes y adolescentes. El curso clínico es frecuentemente
benigno, presentándose ardor o comezón, seguidos de dolor al ulcerarse las lesiones.
En los casos de penfigoide cicatrical, los ojos pueden
resultar seriamente dañados, pudiendo llegar a causar una
ceguera obstructiva, secundaria a la cicatrización de las
lesiones. Simblefarón y anquiloblefarón que conducen a
entropion, triquiasis y erosión conjuntival, a los cuales sigue una reparación fibrosa, que se convierte en la razón de
una deficiencia visual por obstrucción.
ETIOLOGÍA Y PATOGENIA
La causa de este grupo de enfermedades,no ha sido identificada, si bien presentan mecanismos inmunopatológicos
similares. La falta de anticuerpos circulantes en el penfigoide benigno de la mucosa hace que los estudios inmunitarios sean precarios, pues aumenta la complejidad técnica para su estudio. Sirviendo entonces el tipo como
modelo para interpolar, se han identificado los antígenos
penfigoide benigno–1 y penfigoide benigno–2 relacionados a las desmoplaquinas de los hemidesmosomas, lo que
provoca la estimulación de células inmunocompetentes y
la aparición consecuente de A/Ac de la variedad IgG1 e
IgG4 con capacidad de activar el sistema del complemento.
La unión A/Ag–A/Ac, provocará alteraciones en los mecanismos de adhesión, la posterior participación del complemento, A/Ag–A/Ac–C’, producirá lesiones inflamatorias
con atracción de PMN y linfocitos que pueden producir
daño agregado en los queratinocitos, provocando histológica y clínicamente separación del componente epitelial de
la mucosa de su tejido conectivo subyacente. Esto por supuesto da una idea de lo ocurrido, pero no explica los mecanismos íntimos del daño a la membrana basal con la consecuente separación intertisular en los penfigoides benignos
y cicatrizal. Tampoco aclara la existencia de lesiones cicatrizales este último, las cuales son atribuidas a linfocitos T,
probablemente con capacidad citotóxica.
EXÁMENES COMPLEMENTARIOS
Examen histológico
Cuando el cuadro clínico es sugerente de penfigoide, y/o
sea benigno o cicatrizal, el estudio histológico simple por
medio de una biopsia confirmará la impresión clínica inicial (figura 11–4).
Inmunodiagnóstico
Los estudios de inmunodiagnóstico por fluorescencia o peroxidasas, pueden ser útiles pero no indispensables para diferenciar las manifestaciones de penfigoide de liquen plano buloso. Sin embargo, bajo las condiciones de un cuadro
clínico oscuro, la valoración histológica convencional,
pudiera ser acompañada de estudios inmunitarios directos
pues sólo en penfigoide buloso existen anticuerpos circulantes. Esto implicaría tomar un fragmento adicional para
evaluación por las técnicas de inmunofluorescencia o
inmunoperoxidasas. El fragmento de tejido para este tipo
de estudio debe ser a diferencia del estudio convencional
histopatológico, de una zona vecina intacta. El médico
debe llamar por anticipado al laboratorio patológico, solicitando los medios en que será transportado este tipo de
espécimen, pues aunque no imposible, la fijación tradicional con formalina dañaría o limitaría la calidad interpretativa. El estudio consiste en identificar en el propio tejido la
fijación de A/Ac, tipo IgG, con anticuerpos producidos en
otras especies contra globulinas humanas (IgG, IgA, IgM
y sus diferentes subclases) y otras proteínas como complemento y plasmina. La unión A/Ac con un anticuerpo exógeno dará la respuesta positiva, esto con la distribución
espacial en el tejido ofrecerá una conclusión diagnóstica.
En el caso de alguna variedad de penfigoide, el resultado
positivo, se acompaña de una concentración de indicadores luminosos (fluoresceína) o visuales (quemadura por
peróxido), exactamente el límite entre tejido conectivo y
epitelial.
En los casos de penfigoide buloso, por existir A/Ac
sanguíneos circulantes, se puede utilizar suero del paciente, aplicándolo a tejido mucoso de otra especie, usualmente
Figura 11–4. Penfigoide benigno de la mucosa. Vista histológica preparada con hematoxilina y eosina. En la porción superior se observa el grosor epitelial total, separado
del tejido conectivo, conservando la integridad de la capa
basal. En la parte media de la imagen, se observa un espacio formado entre los tejidos, llenado por cúmulo de líquido
seroso y sangre. El segmento inferior es una vista del
tejido conectivo mostrando un infiltrado inflamatorio linfocitario moderado.
210 S Medicina en odontología
esófago de simio, lo que por reacción cruzada permitirá la
fijación de los autoanticuerpos circulantes del paciente.
Ahora como en los estudios directos, se aplica una batería
de anticuerpos contra globulinas y proteínas humanas, formando un emparedado: tejido exógeno–suero del paciente–anticuerpos antihumanos con indicadores visuales. Si
no existieran A/Ac circulantes en el suero del paciente, la
cadena se interrumpe y el resultado es negativo. Esto puede
ser falso positivo si no existieran anticuerpos circulantes
en un caso verdadero positivo, como puede ser en una situación en que las manifestaciones clínicas de la enfermedad, son leves o tempranas. En caso positivo como en el
caso del método directo, se observará para penfigoide benigno, una distribución en la zona de unión entre el epitelio
y el tejido conectivo de la mucosa.
La relativa ventaja del procedimiento indirecto es que
es más sencillo y agradable para el paciente que se toma
una muestra de sangre en lugar de un espécimen para biopsia, lo cual también es un procedimiento complicado para
el médico, pues el tejido puede tornarse móvil, romperse
o esfacelarse. Asimismo, las muestras tisulares como las
hematológicas se manejan de acuerdo con las indicaciones
del laboratorio, por lo que deben conocerse por anticipado,
en particular cuando no se hace uso frecuente de este tipo
de valoraciones complementarias.
(Capítulo 11)
El diagnóstico y manejo del penfigoide benigno de la
mucosa corresponde exclusivamente al cirujano dentista
con las interconsultas convenientes con el dermatólogo,
inmunólogo u oftalmólogo, para descartar otro tipo de penfigoide o si existiese duda sobre el diagnóstico final. El uso
de esteroide tópicos suele ser suficiente, aunque en casos
severos podrá utilizarse una terapia sistémica equivalente
de 40 a 50 mg/día de prednisona dividida en varias dosis,
combinada con terapia tópica por dos semanas. Conforme
el cuadro mejore se establecerá un esquema de abandono
de la terapia sistémica, que debe ser gradual. El uso de esteroides no es sin complicaciones, por lo que el clínico debe
reconocer los cambios endocrinos (hiperglucemia), metabólicos (efectos cicatrizales) cardiovasculares (retención
de líquidos y aumento de presión arterial), cambios de
humor e irritación gástrica entre otros, que estos productos
pudieran mostrar. Pacientes que no respondan a estas dosis
es mejor tratarlos con fármacos en combinación como la
azatioprina (ImuranR) hasta 150 mg por día, de preferencia reduciendo la dosis del esteroide. En casos refractarios
o que no respondan a bajas dosis de prednisona o su equivalente, el manejo debe ser en coordinación con un médico
especialista competente, para sortear los efectos de dosis
mayores esteroideas o de una terapia combinada.
Atención odontológica
MANEJO ODONTOLÓGICO
Recomendaciones y adecuaciones
durante la consulta
La condición clínica varía si se atiende a un paciente con
alguna variedad de penfigoide, siendo el estomatólogo el
responsable de las manifestaciones orales, o si además se
debe ofrecer atención odontológica dentoperiodontal.
Manejo del penfigoide
Si el diagnóstico primario proviene desde la consulta dental, el médico debe asegurarse que no existan lesiones oculares o cutáneas a través de las debidas interconsultas.
Cuando existen lesiones en piel u otras mucosas como
sucede con penfigoides buloso y cicatrizal, el manejo de la
condición debe dejarse al médico, quién por lo general emplearán una terapia sistémica de inmunodepresores del
tipo esteroides. La intervención del odontólogo es para
procurar cuidados locales. Considerando la terapia usada
por el médico, se dosificará el uso de esteroides tópicos,
como fluocinonida a 0.05%, (Topsyn GelR) o clobetasol
(DermatovateR México, TemovateR EUA), pudiendo emplearse adyuvantes para reducir molestias, que van desde
enjuagues de bicarbonato, al uso de antiinflamatorios locales con capacidad analgésica como bencidamina HCl,
(Vantal BFR) y el uso de antisépticos potentes para evitar
la infección agregada de las superficies ulceradas que
puede contribuir marcadamente a las molestias orales,
clorhexidia a 0.12%, preferentemente sin vehículo alcohólico, que sería irritante (PerioxidinR).
Si la situación es distinta y el paciente con alguna de las variedades de pénfigo se encuentra bajo tratamiento, es preferible por comodidad para el propio paciente esperar a que
las lesiones orales hubiesen desaparecido y la terapia esteroidea o inmunodepresora suspendida. Si se tratase de una
urgencia odontológica, deben tomarse en cuenta los medicamentos que el paciente está utilizando para evitar duplicaciones (sinergismos), interacciones desfavorables y predecir la respuesta a la atención odolotológica ofrecida.
PÉNFIGO VULGAR
Es una enfermedad vesicular que se presenta en piel y mucosas. Su presentación en la mucosa oral precede con frecuencia a las lesiones cutáneas, en 45% de los casos sólo
son observadas lesiones en mucosa. Las vesículas o bulas
formadas son delgadas, debido a que son intraepiteliales,
originadas por un proceso de acantolisis (separación de
células en el estrato espinoso del epitelio de la mucosa,
principalmente) (figura 11–5). Las lesiones orales, se rompen con facilidad, dejando erosiones o ulceraciones sobre
la superficie de la mucosa, (figura 11–6).
El pénfigo vulgar tiene un inicio discreto, se observa
sobre todo en la mucosa de los paladares duro y blando,
afectando más a mujeres que a hombres. Su inicio se da
alrededor del quinto decenio, mostrando ciertos rasgos que
sugieren una predisposición étnica en grupos mediterráneos y judíos.
El pronóstico depende mucho del diagnóstico temprano, la enfermedad puede tener complicaciones letales,
Enfermedades inmunitarias S 211
flacidez que presentan las flictonas de pénfigo vulgar hacer
que la toma de la muestra puede ser difícil y el tejido ser
desgarrado, complicando la interpretación microscópica.
Inmunodiagnóstico
Figuras 11–5. Pénfigo vulgar. Bula intraepitelial compatible con este tipo de pénfigo. Nótese proceso de acantolisis.
pues en casos de manifestaciones masivas puede provocar
la muerte del paciente por varias causas como infección,
descompensación del volumen de líquidos, complicaciones renales, cardiacas y electrolíticas.
ETIOLOGÍA Y PATOGENIA
Ha sido posible identificar un antígeno sobre la membrana
celular de los queratinocitos que es una proteína normal
denominada 130 kD, que es un componente desmosomal,
perteneciente a la familia de las cadherinas, homóloga o
idéntica a la desmogleína II. La fijación de IgG a la desmogleína produce la aparición de un activador de plasminógeno que por lisis proteica provoca la aparición de acantolisis, al alterar éste y otros mecanismos de unión de los
queratinocitos.
Ya que la desmogleína II no es un componente de los
hemidesmosomas, la capa basal permanece unida al tejido
conectivo vecino a través de su unión a la membrana basal.
EXÁMENES COMPLEMENTARIOS
Examen clínico
La presencia de vesículas en otras partes del cuerpo ayudará a la integración diagnóstica. Las vesículas o bulas orales no son diagnósticas ni por aspecto o posición. Y aunque
son muy flácidas es un rasgo difícil de valorar de manera
objetiva. El signo de Nikolsky usualmente es positivo; esta
prueba consiste en raspar la mucosa yugal con un objeto
romo, es positivo si apareciera una lesión bulosa.
Examen histológico
El estudio histológico simple por medio de una biopsia
confirmará la impresión clínica inicial (figura 11–5). La
Los estudios de inmunodiagnóstico por fluorescencia o peroxidasas, pueden ser útiles pero no indispensables para el
diagnóstico de pénfigo vulgar la imagen histológica convencional es altamente indicativa. En estos casos de pénfigo vulgar por existir A/Ac sanguíneos circulantes, se pueden utilizar métodos de diagnóstico indirectos, empleando
el suero del paciente, aplicándolo a tejido mucoso de otra
especie, por lo general el esófago de simio, lo que por reacción cruzada permitirá la fijación de los autoanticuerpos
circulantes del paciente, posteriormente se aplica una batería de anticuerpos contra globulinas y proteínas humanas,
formando un emparedado: tejido exógeno, suero del paciente, anticuerpos antihumanos con indicadores visuales.
Si no existieran autoanticuerpos circulantes en el suero del
paciente, la cadena se interrumpe y el resultado es negativo. En caso positivo, se observará sólo una distribución
intraepitelial. La relativa ventaja del procedimiento indirecto es que es más sencillo y menos desagradable para el
paciente, ya que se toma una muestra de sangre en lugar de
un espécimen para biopsia, lo cual también es un procedimiento complicado para el médico, pues el tejido puede
tornarse frágil, romperse o esfacelarse. Los métodos de inmunodiagnóstico directo e indirecto ya han sido tocados
con mayor detalle al describir su uso en la sección anterior
sobre penfigoide benigno de las mucosas.
MANEJO MÉDICO
El tratamiento del pénfigo vulgar debe ser rápido y intensivo, usualmente requiere terapia sistémica abase de corticosteroides, con dosis de inicio superiores a 50 mg por día.
Para evitar los efectos secundarios adversos de los esteroides se han intentado terapias combinadas con otros inmunodepresores e inmunorreguladores como azatioprina y levamisol, respectivamente. También se ha intentado la
plasmaféresis y la activación de la función adrenal por
medio del uso de hormona adrenocorticotrópica.
El manejo es reforzado con terapia con corticosteroides locales como fluocinonida a 0.05% (Topsyn GelR México, LidexR EUA, o clobetasol 0.05% (DermatovateR–
Mex,–TemovateR EUA), aplicados directamente en las
lesiones orales o con inyecciones intralesionales de corticosteroides de acción prolongada como metilprednisolona
(Depo–MedrolR).
Ya ha sido mencionada la posibilidad de uso de prescripciones para manejo sintomático con el fin de disminuir
las molestias de los pacientes, entre las que se encuentran
enjuagues de bicarbonato, uso de antiinflamatorios locales
con capacidad analgésica como bencidamina HCl, (Vantal
BFR) y la indicación de antisépticos potentes para evitar
la infección agregada de las superficies ulceradas que puede contribuir marcadamente a las molestias orales; se sugiere clorhexidina a 0.12% sin vehículo alcohólico, que sería irritante.
212 Medicina en odontología
(Capítulo 11)
A
B
C
D
Figura 11–6. A. Pénfigo vulgar. Cambios sugestivos de lesión en la zona de el segundo premolar y primer molar. B. Signo
de Nikolsky positivo. C. Lado izquierdo del mismo paciente. Bula de gran tamaño. D. Misma lesión que en C. La cobertura
epitelial ha sido eliminada para facilitar la curación. A pesar del eritema fiero (intenso), la lesión no es sangrante, pues conserva
la porción basal del epitelio.
MANEJO ODONTOLÓGICO
den estar recibiendo estos compuestos en dosis altas por
tiempo prolongado.
Recomendaciones y adecuaciones
durante la consulta
Las lesiones orales deben ser atendidas prioritariamente,
pudiendo seguir los esquemas de tratamiento y de atención
sintomatológica propuestos en la sección Manejo médico.
Si el paciente en tratamiento de pénfigo vulgar se presenta
a la consulta, es preferible por comodidad para el propio
paciente esperar a que las lesiones orales hayan desaparecido y la terapia esteroidea o inmunodepresora suspendida.
Si se tratase de una urgencia odontológica, debe tomarse
en cuenta los medicamentos que el paciente utiliza para
evitar duplicaciones (sinergismos), interacciones desfavorables y predecir la respuesta a la atención odontológia
ofrecida.
Recordando que un paciente con esteroides posiblemente pueda requerir terapia complementaria esteroidea
de acuerdo con protocolos clínicos como los que se expresan en el Capítulo 8. Los pacientes con pénfigo vulgar pue-
LIQUEN PLANO
BULOSO Y EROSIVO
Este padecimiento es una dermatitis común que con frecuencia se manifiesta en la mucosa oral. Su presentación
clínica es polimorfa, además de las formas erosiva, ulcerativa y vesicular que son los tópicos de discusión de este
capítulo, existen la papular y la reticular. La descripción
histológica típica de liquen plano corresponde a:
a. Destrucción de la capa basal epitelial, por licuefacción degenerativa.
b. Una banda definida de densa infiltración linfocítica subepitelial.
Enfermedades inmunitarias 213
B
A
C
Figura 11–7. A. Liquen plano buloso. El epitelio se observa separado del tejido conectivo, con una marcada atrofia. Es característica la clara delimitación del infiltrado crónico, inmediatamente subyacente a la zona de unión intertisular. Hematoxilina y
eosina 40X. B. Liquen plano atrófico. Vista de gran magnificación, donde se observa severa atrofia epitelial y la liquefacción
que provoca el infiltrado inflamatorio linfocítico en la capa basal epitelial. Hematoxilina y eosina 400 X. C. Liquen plano reticular. En contraste a las vistas A y B, nótese el grosor epitelial normal y queratinización aumentada de capa superficial. Infiltrado
inflamatorio circunscrito a la zona inmediata subepitelial que ha destruido la capa basal epitelial y eliminado las prolongaciones
(digitaciones) típicas de los epitelios de las mucosas orales. Hematoxilina y eosina 40X.
A
B
Figura 11–8. A. Liquen plano buloso. La figura muestra enrojecimiento generalizado gingival, con una bula intacta en la región
correspondiente al diente central inferior derecho. B. Bula rota con vaciamiento del contenido líquido seroso y esfacelo de
la cobertura epitelial con exposición del tejido conectivo subyacente.
214 Medicina en odontología
(Capítulo 11)
c. Dependiendo de la variedad:
Vesicular o buloso. Desprendimiento de la
capa epitelial del tejido conectivo subyacente.
Espacio que es llenado por edema formado por
un fluido eosinofílico claro que contiene eritrocitos (figura 11–7 A).
Erosivo y ulcerativo. Grado variable de atrofia
epitelial. (figura 11–7 B).
Papular. Acantosis
Reticular. Acantosis y queratosis (hiperqueratosis, ortoqueratosis o paroqueratosis) (figura
11–7 C).
La variedad reticular es la más observada en la boca, si bien
rara vez se presenta en forma pura, por lo general es acompañada de cambios atróficos. La mucosa oral y la lengua
son las áreas más afectadas. La encía tiende a presentar las
formas vesiculares o bulosas (figura 11–8). Las manifestaciones atróficas (figura 11–9), se presentan en carrillos,
siendo nuevamente la encía un lugar de preferencia. Su sintomatología es similar al pénfigo benigno de la mucosa,
descrito en la sección precedente. El inicio de este tipo de
lesiones es después del cuarto decenio de la vida es ligeramente mayor la prevalencia en mujeres, aunque en hombre
inicia más tempranamente.
A
ETIOLOGÍA Y PATOGENIA
La causa de liquen plano es desconocida, se relaciona con
estrés y existe la disputa sobre la posibilidad de ser una
condición preneoplásica. El proceso inmunológico de hipersensibilidad tardía, tipo IV, explica la patogénesis de
este padecimiento. La destrucción de la capa basal es atribuida a la presencia de linfocitos CD8+ que junto con los
queratinocitos afectados y las células de Langerhans aportan varias citocinas o activadores proinflamatorios, que
provocan destrucción tisular adicional y perpetúan la respuesta inflamatoria. En el medio aparecen IL–1, IL–1,
TNF, IFN , entre otros, lo que induce a la aparición de
lamininas, integrinas e ICAM–1 (moléculas de adhesión
intercelular), que no están presentes en células intactas, lo
que sugiere su aparición secundaria a daño celular. También
son observados cambios sobre la membrana celular como es
la aparición de CMH II (complejos mayores de histocompatibilidad), que induce la activación de células inmunocompetentes y la activación y congregación de más células linfocitarias que serán adyuvantes en el proceso de daño
hístico. El mecanismo patogénico íntimo muestra que a diferencia de una condición de normalidad, en el liquen se
encuentran aumentadas las células de Langerhans y los
dendrocitos epiteliales y conectivos que tienen la capacidad de procesar material antigénico y presentarlo a células
efectoras, como son los linfocitos CD4+ o cooperadores.
Pudiera presumirse que antígenos no identificados hasta el
momento son tomados y transformados por estas células,
induciendo a una respuesta tipo IV de (hipersensibilidad
tardía) y daño del estrato basal epitelial. Esta misma capacidad se ha identificado en las células epiteliales de la mucosa oral en el liquen plano, pues se han identificado en su
B
C
Figura 11–9. A. Liquen plano atrófico. Lesión localizada
en la mucosa del carrillo, vecina al premolar inferior. El
cambio dominante es atrófico; sin embargo, en la periferia
se pueden observar estrías queratinizadas. B. Enrojecimiento persistente que no ha cedido a la terapia periodontal desinflamatoria convencional. El comportamiento clínico y la biopsia comprobatoria mostraron ser compatibles
con liquen plano erosivo. C. Lesiones de liquen plano atrófico en encía, mixtas blancas y rojas. El epitelio necrótico
forma una seudomembrana.
Enfermedades inmunitarias S 215
superficie celular, complejos antigénicos de los complejos
mayores de histocompatibilidad (CMH II), que interactúan
con los linfocitos de reconocimiento antigénico CD4+,
estimulándolos, provocando con ello la ulterior aparición
de linfocitos CD8+, citotóxicos. A pesar de tanta certeza en
la identificación de elementos bioquímicos una pregunta
prevalece: ¿qué causa la activación linfocitaria?
EXÁMENES COMPLEMENTARIOS
Examen histológico
Cuando el cuadro clínico es sugerente de liquen plano, en
particular cuando es acompañado de manifestaciones cutáneas, el estudio histológico simple por medio de una biopsia confirmará la impresión clínica inicial (figura 11–7).
Inmunodiagnóstico
En vista de que la respuesta inmunopatológica mediada
por inmunoglobulinas, la respuesta a métodos directos o
indirectos será negativa (Véase Inmunodiagnóstico, antes),
lo que de alguna forma es informativo sin ser diagnóstico.
Por inmunofluorescencia o inmunoperoxidasas es posible
notar depósitos en el seno del tejido conectivo de fibrinógeno, material inflamatorio inespecífico.
MANEJO ODONTOLÓGICO
Recomendaciones y adecuaciones
durante la consulta
Es preferible por conveniencia y comodidad para el paciente y útil para la continuidad del tratamiento electivo
dental (endodóntico, operatorio, periodontal y quirúrgico),
atender primero las lesiones orales y esperar que estas
sanen. Cuando se emplea terapia esteroidea, es conveniente esperar a que la homeostasis orgánica se restablezca, antes de iniciar tratamiento dental completo, en particular si
las acciones incluyen intervenciones quirúrgicas o extracciones dentales. Si se trata de una urgencia odontológica,
deben tomarse en cuenta los medicamentos que el paciente
tome o haya ingerido, para evitar duplicaciones (sinergismos), interacciones desfavorables y predecir la respuesta
a la atención dental ofrecida.
El tratamiento con esteroides aplicados de manera tópica, por lo genenral es suficiente para controlar las lesiones de la mucosa oral y encías. En casos más rebeldes
puede intentarse la aplicación intralesional o sistémicas de
corticosteroides. Para manejo tópico resulta útil el empleo
de fluocinonida 0.05%, (Topsyn GelR) o clobetasol (DermatovateR [México] TemovateR en EUA), pudiendo emplearse diversos adyuvantes para reducir molestias, como
enjuagues de bicarbonato, uso de antiinflamatorios locales
con capacidad analgésica tales como bencidamina HCl
(Vantal BF y AR) antihistamínicos en solución como difenhidramina (evitando vehículos alcohólicos); la indicación de antisépticos potentes que eviten una infección
agregada en las superficies ulceradas, puede contribuir
marcadamente a contrarrestar molestias orales. Se sugiere
emplear clorhexidina a 0.12% sin vehículo alcohólico, que
sería irritante, como PerioxidinR. En casos severos podrá
utilizarse una terapia sistémica equivalente de 30 a 40 mg/
día de prednisona dividida en varias dosis, combinada con
terapia tópica. Conforme el cuadro mejore se establecerá
un esquema de abandono de la terapia sistémica, que debe
ser gradual. En ocasiones es conveniente utilizar esteroides de larga duración, aplicados de manera profiláctica
para reducir recurrencias, tanto en su frecuencia como severidad, como el acetato de metilprednisolona 40 mg (Depo–medrolR) cada 15 o 30 días, combinado con terapia tópica, dependiendo de la condición sistémica del paciente.
Después se mantiene la dosificación tópica y finalmente se
abandona ésta, si el cuadro clínico lo permite.
De acuerdo con el criterio clínico puede ser empleada
inmediatamente una dosis única de hidrocortisona, 100 a
500 mg en cuadros muy agudos, seguidos del empleo de
esteroides de acción prolongada.
ERITEMA MULTIFORME
Es una enfermedad inflamatoria citolítica de origen inmunitario que afecta piel y mucosas. Aparece en forma leve
o grave (diseminada), producto del daño perivascular de
vasos sanguíneos superficiales, causando lesiones que van
desde eritema leve hasta necrosis masiva y generalizada de
los epitelios cutáneos y mucosos.
Existen tres variantes clínicas de este padecimiento
identificables:
S Menor. Lesiones eritematosas, con halos rojos
más intensos que se describen como dianas, se
presenta después de algunos días posteriores a sufrir cefalea, fiebre y malestar general. Pueden aparecer lesiones vesiculosas. En boca, el eritema es
difuso y las lesiones vesiculares o bulosas se rompen rápidamente, ulcerándose y siendo muy dolorosas (figuras 11–10 y 11–11).
S Crónico. Es insidioso, con episodios de recuperación y recaída. Es la forma más leve de eritema
multiforme, pudiéndose confundir con otras entidades como ulceras aftosas; las lesiones no son tan
sugestivas como en el menor.
S Mayor. Manifestación grave que afecta piel y mucosas de manera simultánea, lo delicado del padecimiento, son las grandes bulas que le acompañan
y los diversos órganos que compromete como genitales, labios, ojos y esófago. Se producen grandes
áreas con costras en piel y lesiones seudomembranosas en mucosas. Se le conoce también como síndrome de Stevens–Jonhson, sobre todo en los casos extremos.
216 Medicina en odontología
A
(Capítulo 11)
Figura 11–11. Eritema multiforme. Proceso destructivo y
necrótico del epitelio de revestimiento de la mucosa. La
figura muestra una vesicula vacía con infiltrado inflamatorio subepitelial.
ETIOLOGÍA Y PATOGENIA
B
C
Ha sido posible relacionar al eritema multiforme con la
presencia preliminar de virus, neoplasias y medicamentos
de diversa índole, como se identifican en el cuadro 11–2.
El mecanismo de inducción mejor identificado es una inflamación que produce vasodilatación y aumento de permeabilidad, causada por las presencia vascular de complejos inmunitarios (vasculitis secundaria). Histológicamente
se observa edema intercelular con coágulos amorfos eosinófilos, con formación focal de microvesículas o macrovesículas. La vasodilatación exuberante favorece la formación de edema y la aparición de zonas de separación al
nivel de la membrana basal. Existe una migración leucocitaria intensa, que incluye células mononucleares; los linfocitos presentes corresponden principalmente a la variedad
T y entre ellos los cooperadores o CD4. La tinción con inmunofluorescencia es negativa para anticuerpos en la
membrana basal o epitelio, pero es positiva para IgG y C3,
en zonas vasculares profundas, por presencia de complejos
inmunitario (lesión inmunopatológica tipo III). El antígeno involucrado en la mayor parte de los casos es un fár-
Cuadro 11–2 Factores antigénicos
relacionados con eritema multiforme
Fármacos
Figura 11–10. A. Eritema multiforme. Cambio eritematoso
después de la ingesta de antibiótico penicilínico para afección faríngea. Lengua, tercio anterior dorsal. B. vesículas
que han ulcerado el piso de la boca. La historia clínica registra cambio de medicamento para control de presión arterial. La sintomatología remitió con terapia sistémica y
local con corticosteroides y sustitución del fármaco. C.
Cambio asociado a herpes simple recurrente. En este episodio se detectaron lesiones intranasales asociadas. Lesión bulosa, ulcerada, en dorso de lengua, cubierta por
una seudomembrana necrótica.
Penicilina
Salicilatos
Barbitúricos
Carbamacepina
Fenilbutazona
Enfermedades sistémicas
Enfermedad de Crohn
Enfermedad de Addison
Sarcoidosis
Infecciones
Herpes simple
Histoplasmosis
Micoplasma
Otros
Neoplasias
Radioterapia
Alimentos
Enfermedades inmunitarias S 217
maco, seguido por frecuencia por el virus del herpes simple.
La razón por la cual una persona es propensa a desarrollar
eritema multiforme, o el porqué lo desarrolla de manera leve
o severa, así como la explicación de las formas crónicas, son
aspectos no aclarados aún.
MANEJO MÉDICO
El eritema multiforme menor o crónico que se manifiesten
sólo con lesiones orales deben ser atendidas por el odontólogo. El éxito del tratamiento depende del pronto reconocimiento del antígeno desencadenante, para su suspensión
como en el caso de fármacos asociados, o bien para dar tratamiento con aciclovir (ZoviraxR) en los casos asociados
al virus herpes simple. Aunque el eritema multiforme es
una enfermedad autolimitante, es conveniente el uso de
elementos que pudieran sintomáticamente ayudar a mejorar el cuadro clínico, con antihistamínicos (difenhidramina
sin vehículo alcohólico), analgésico y antipiréticos. El uso
de corticosteroides tópicos fluorados, para mejor absorción mucosa como fluocinonida (TopsynR) o un esteroide
más potente, como clobetasol, (DermatovateR México,
TemovateR EUA), pueden ser muy útiles. En los casos de
lesiones floridas cutáneas o bajo el cuadro de eritema multiforme mayor se requerirá la participación del médico especialista, ya que además de los lineamientos antes mencionados, será necesario el empleo de corticoides sistémicos solos
o combinados con otros inmunodepresores.
MANEJO ODONTOLÓGICO
Recomendaciones y adecuaciones
durante la consulta
En el caso de un paciente en tratamiento dental a quién le
aparecieran lesiones, es preferible por conveniencia y comodidad para el paciente y el odontólogo, atender primero
las manifestaciones orales de eritema multiforme y esperar
a que la terapia esteroidea sistémica hubiera sido suspendida. Si se tratase de una urgencia odontológica, el tratamiento sólo será paliativo, ya que las manipulaciones pueden ser muy dolorosas y sangrantes.
Cuando existan antecedentes de eritema multiforme
crónico, deberán observarse suspicazmente las reacciones
a fármacos de uso dental.
ESTOMATITIS AFTOSA
RECURRENTE
Aunque la causa permanece desconocida, cada vez es más
claro que un mecanismo inmunopatológico determina a
este grupo de lesiones, que se caracterizan por la aparición
de ulceraciones muy dolorosas, de tamaño y número variables, en la mucosa oral laxa, no queratinizada. Para efectos
clínicos pueden clasificarse en cinco grupos principales:
S Menor. Lesiones únicas o múltiples de menos de
1 cm (figura 11–12 A).
S Herpetiforme. Lesiones múltiples muy abundantes y pequeñas, del tamaño de una cabeza de alfiler, menores a 0.3 cm (figura 11–12 B). Herpetiformes por su multiplicidad, no por etiología,
distribución o aspecto.
S Mayor. Lesiones únicas o múltiples mayores a 1.5
cm. Aparecen en mucosa móvil, afectando labios,
paladar blando y mucosa faríngea. Puede curar dejando lesiones cicatrizales (figura 11–12 C).
S Síndrome de Behçet. Las lesiones orales son similares a las de estomatitis aftosa recurrente mayor,
pero se acompañan de cambios ulcerativos en la
región genital, se desarrolla uveítis y puede haber
artritis.
S Asociada a enfermedades sistémicas. Enfermedades como neutropenia cíclica, granulocitosis, enteropatía por gluten, enfermedades intestinales ulcerativas, deficiencias de absorción y asociadas al
complejo B, así como en insuficiencia renal crónica, pueden presentar concurrentemente úlceras
múltiples y recurrentes en la mucosa oral (figura
11–12 D).
ETIOLOGÍA Y PATOGENIA
La patogenia de la estomatitis aftosa recurrente es similar
a la del liquen plano, pero en la primera se destruye todo
grosor epitelial, no sólo la capa basal (figura 11–13).
Una causa alergénica de origen alimentario o infeccioso pudiera explicar las razones del desarrollo de este
tipo de lesiones.
Ha sido posible aclarar una asociación genética para
la expresión de estomatitis aftosa recurrente . Presencia de
HLA–B51 en síndrome de Behçet, en etnias distintas
A2B12DR5 (en griegos) y HLA–Cw7 (en grupos judíos).
HLA DRw10 y DQw1 en pacientes con enfermedad celiaca. En todas estas situaciones la prevalencia e incidencia
de la estomatitis son mayores que en el resto de la población.
El mecanismo de lisis del epitelio de la mucosa es atribuido a la presencia linfocitaria T, la cual de manera especulativa puede ser provocada por la presencia un antígeno
que reside en el componente epitelial, justificando el tropismo epitelial y la subsecuente destrucción de los queratinocitos.
El elemento linfocitario identificado en la lisis tisular,
es la citosina TNF, que además provoca la exposición de
moléculas de adhesión celular como ICAM–1 y fragmentos celulares de la membrana y citoplasma que influyen en
la quimiotaxis linfocitaria y magnificación de la respuesta
inflamatoria.
218 Medicina en odontología
(Capítulo 11)
A
B
C
D
Figura 11–12. A. Estomatitis aftosa recurrente menor. Úlceras menores en la mucosa alveolar vecina al frenillo central. Nótese
la presencia de lesiones en mucosa no queratinizada, éste es un hallazgo de referencia diagnóstica importante. B. EAR herpetiforme. Múltiples lesiones ulceradas en la cara ventral de la lengua, el tamaño de varias de ellas sugiere la variante herpetiforme, las ulceraciones más extendidas, puedan ser úlceras menores o producto de la coalescencia de varias ulceraciones
tipo herpético. C. EAR Mayor. Úlcera mayor en el pilar faríngeo. En estos casos severos habitualmente es empleada la terapia
esteroidea combinada tópica y sistémica, para combatir el desarrollo de la enfermedad y disminuir la severa sintomatología
dolorosa. D. Asociada a enfermedades sistémicas. Úlceras mayores en borde y tercio anterior lingual, en etapa reparativa
avanzada, relacionadas con un episodio de neutropenia cíclica.
Figura 11–13. Imagen histológica de la estomatitis aftosa recurrente. En el tercio superior se observa el total de la capa epitelial de la mucosa, gravemente alterada. Clínicamente este cambio lucirá como una seudomembrana blanquecina–amarillenta
que cubre la ulceración. Los cambios epiteliales están dados por el intenso infiltrado agresor, que se observa en los dos tercios
inferiores de la imagen.
Enfermedades inmunitarias S 219
MANEJO ODONTOLÓGICO
Recomendaciones y adecuaciones
durante la consulta
En la estomatitis aftosa recurrente menor es probable que
las lesiones no interfieran de manera significativa, con el
manejo odontológico rutinario, pero siempre será más sensato para un manejo odontológico más cómodo para el profesional y el paciente, atender primero las lesiones aftosas.
Cuando éstas son mayores o herpetiformes el paciente demandará atención urgente de la situación, por lo que su manejo no se asocia a la atención dental electiva simultánea.
La historia natural es la de una lesión autolimitante, pero
su sintomatología dolorosa, la multiplicidad de lesiones y
la recurrencia frecuente son factores que obligan al uso de
terapia curativa y adyuvante. Los corticoides tópicos son
de gran utilidad, fluocinonida 0.05%, (Topsyn GelR) o clobetasol (DermatovateR México TemovateR EUA), en caso
de estomatitis aftosa mayor o síndrome de Behçet, el uso de
corticoides sistémicos estará indicado. Para aliviar el dolor
y en afán de una curación más rápida, se pueden emplear
antiinflamatorios locales tipo antihistamínico y bencidamina HCl (Vantal BFR) y la indicación de antisépticos
potentes para evitar la infección agregada de las superficies
ulceradas que puede contribuir marcadamente a las molestias orales y retrasar la reparación, se sugiere clorhexidina a
0.12% sin vehículo alcohólico, que sería irritante o trociscos
de oxitetraciclina (TerramicinaR).
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220 Medicina en odontología
(Capítulo 11)
12
Enfermedades respiratorias
José Luis Castellanos Suárez, Laura María Díaz Guzmán, Óscar Gay Zárate
Los virus del tipo A, que son altamente patógenos
y potencialmente epidémicos.
Los del tipo B, que por lo general producen las epidemias, y
Los del tipo C, los cuales suelen causar manifestaciones clínicas leves.
El aparato respiratorio consiste en un conjunto de tubos
que inicia en las fosas nasales, continúa con faringe, laringe y tráquea, a partir de la cual se presentarán una serie
de divisiones en este sistema de conductos, llamados bronquios, que culminan en los sacos alveolares.
El funcionamiento del aparato respiratorio permite la
adecuada oxigenación de los tejidos, necesaria para llevar
a cabo el metabolismo energético, además de eliminar el
CO2 que se produce como resultado final de la respiración
aerobia. La función ventilatoria disminuye a partir de los
25 años, siendo más marcado el deterioro en la edad avanzada y en pacientes que tienen el hábito de fumar. Contribuyen también a los trastornos ventilatorios la contaminación ambiental o del entorno laboral.
Las enfermedades respiratorias ocupan los primeros
10 lugares como causa de mortalidad entre la población,
afectando a individuos de diferentes edades e impactando
fuertemente sobre la productividad económica y la vida
diaria de los individuos que las sufren. Los trastornos respiratorios son problemas de salud tan comunes que no es
raro ver a las personas afectadas en la consulta odontológica, por tanto el cirujano dentista debe estar capacitado para
tratarlos de manera segura. En este capítulo se revisarán
aquellas enfermedades del aparato respiratorio que obligan a realizar modificaciones en el ejercicio de la odontología.
Los virus de la gripe tienen una gran variabilidad antigénica, esto hace que las personas sean susceptibles a sufrir con
frecuencia esta enfermedad. Además se observan constantes mutaciones, de manera espontánea emergen virus con
glucoproteínas modificadas o nuevas lo que las hace irreconocibles al sistema inmune y propicia el desarrollo de
nuevos cuadros gripales.
La gripe adquiere características epidémicas en el invierno, observándose principalmente en menores de 20
años, en especial niños pequeños. En los adultos mayores
la mortalidad es alta.
El resfriado común es una enfermedad similar a la gripe pero con sintomatología menos intensa. Es producido
por el género de los rinovirus, de los que se conocen más
de 100 serotipos diferentes, lo que dificulta la elaboración
de una vacuna. También puede ser causado por el género
coronavirus o el virus Coxsackie A21. Como la gripe, el
resfriado común se presenta con mayor frecuencia en los
niños, en la primavera y el otoño.
Ambas son enfermedades muy contagiosas que se transmiten con facilidad por gotitas de saliva o moco contaminadas, o por contacto directo con la persona afectada. El epitelio
de las vías respiratorias es el sitio donde se reproducen los
virus, desencadenándose una respuesta inflamatoria intensa
después de un corto periodo de incubación de 2 a 4 días.
GRIPE Y RESFRIADO COMÚN
Manifestaciones clínicas
El cuadro clínico de la gripe inicia con dolor de garganta
y linfadenitis, cefalea, tos seca, dolor muscular, anorexia,
estornudos e irritación conjuntival, lo cual va seguido de
rinorrea y obstrucción nasal. No es raro que en los pacientes fumadores el proceso inflamatorio se complique con in-
Son enfermedades que comparten características clínicas
similares. La gripe es una enfermedad infecciosa causada
por virus del género Orthomyxovirus, que tienen afinidad por las vías respiratorias altas: nariz, faringe y laringe.
Se distinguen tres tipos principales:
221
222 Medicina en odontología
(Capítulo 12)
fección de las vías aéreas inferiores, produciéndose en casos
graves una neumonitis vírica. En los niños, la gripe también
puede complicarse con facilidad, presentando manifestaciones gastrointestinales como náusea, vómito, otitis media
supurada y sinusitis.
El resfriado común dará manifestaciones similares a
las de la gripe, sin embargo, la fiebre es menos frecuente
y el ataque al estado general es menos intenso. Las complicaciones que pudieran presentarse incluyen trastornos gastrointestinales, bronquitis, bronquiolitis y bronconeumonía.
El diagnóstico para estas enfermedades se establece
con base en los signos y los síntomas.
Las interacciones farmacológicas más importantes
entre los medicamentos empleados para el tratamiento de
estas enfermedades y los de uso odontológico se describen
en el cuadro 12–1.
Tratamiento médico
Manifestaciones orales
El manejo de las infecciones virales de las vías respiratorias es sintomatológico, cuyo objetivo es eliminar la fiebre
y el malestar general, así como la rinorrea y obstrucción
nasal, para ello se emplean antihistamínicos y analgésicos
antiinflamatorios no esteroideos. El reposo es importante
así como la ingesta abundante de líquidos. No se aconseja
emplear antibacterianos, ya que no tienen ningún efecto
sobre la evolución de la enfermedad, a menos que hubiera
una infección bacteriana agregada.
No existen manifestaciones orales propias del resfriado
común o de la gripe, sin embargo son conocidos los efectos
secundarios que producen los antihistamínicos, entre los
que destaca la hiposalivación y xerostomía. La falta de saliva produce resequedad de los epitelios. La incidencia de
úlceras aftosas y de lesiones herpéticas secundarias se incrementa durante los cuadros gripales y de resfriado.
Exámenes complementarios
Por lo general no se requieren, sin embargo, en casos extremos de uso prolongado de ácido acetilsalicílico, podría
verse alterado el tiempo de sangrado de Ivy y a veces, también el tiempo de protrombina.
MANEJO ODONTOLÓGICO
DE LOS PACIENTES CON GRIPE
O RESFRIADO COMÚN
AMIGDALITIS Y FARINGITIS
Consideraciones y adecuaciones
en la consulta odontológica
Entre las infecciones más comunes en niños y adolescentes están la faringitis y la amigdalitis estreptocócica, causada por el estreptococo –hemolítico del grupo A. Aunque afecta menos a los adultos, cuando se presenta en ellos
el cuadro clínico suele ser más severo.
El microorganismo se transmite por vía aérea, por
contacto directo de los enfermos o portadores sanos con los
individuos susceptibles a la infección. Se han reportado casos de epidemias originadas por consumir agua o alimentos contaminados con el agente causal.
Son diversos los factores que predisponen una faringitis o amigdalitis estreptocócica, destacando el hacinamiento y la convivencia en lugares cerrados.
Dado que estas enfermedades son infecciosas y con facilidad se transmiten, debiera posponerse la consulta odontológica hasta la recuperación del paciente, para evitar el contagio
del cirujano dentista o de su personal auxiliar, sin embargo,
las urgencias pueden ser tratadas en cualquier etapa de la
enfermedad, estableciendo métodos adecuados de barrera.
Los cubrebocas simples no son eficientes, se requiere de los
multicapas que ajustan con firmeza al contorno facial.
Consideraciones farmacológicas
Es importante evitar las interacciones farmacológicas entre los medicamentos empleados para el tratamiento del
resfriado o la gripe y los fármacos de prescripción odontológica. Los antihistamínicos y medicamentos utilizados
para contrarrestar los síntomas de estas enfermedades suelen provocar hiposalivación, somnolencia, mareos, náusea, hipotensión ortostática, entre otros efectos secundarios indeseables, lo cual debe tomarse en consideración por
el odontólogo; es por ello que en algunos casos se prefiere
pedir al paciente que acuda a la consulta acompañado.
Si se emplea ácido acetilsalicílico por tiempo prolongado debe considerarse que éste puede inhibir la agregación plaquetaria, por tanto debe suspenderse una semana
antes de realizar procedimientos quirúrgicos.
Manifestaciones clínicas de faringitis
y amigdalitis estreptocócica
El inicio de una faringitis o amigdalitis es brusco, se presentan después de un breve periodo de incubación del estreptococo (2 a 4 días). El paciente refiere dolor de garganta que se acentúan al deglutir y se acompañan de fiebre,
cefalea, anorexia y ataque al estado general. En los niños
se observan también trastornos gastrointestinales como
náusea, vómito y dolor abdominal.
En el examen físico se observa edema y eritema en la
faringe posterior y muy frecuentemente exudado purulento amigdalino. En todos los casos se acompañan de linfadenitis cervical.
Enfermedades respiratorias 223
Cuadro 12–1. Fármacos empleados para tratamiento de
enfermedades respiratorias. Principales interacciones farmacológicas
Fármaco que recibe el
paciente
Medicamentos empleados
en la consulta odontológica
Interacción
Formoterol
Corticosteroides
Hipopotasemia
Formoterol, salbutamol
Antidepresivos tricíclicos
Se potencializa el agonista 2 adrenérgico
Aminofilina y teofilina
Eritromicina
Se incrementan los niveles séricos de aminofilina y
teofilina
Terbutalina
Corticosteroides
Hipocalemia
Corticosteroides
Eritromicina
Retarda el metabolismo de los corticosteroides
Àcido acetilsalicílico
Retarda el metabolismo de ácido acetilsalicílico y su
depuración
AINE
Incremento en el riesgo de úlcera péptica
Simpatomiméticos, antidepresivos
tricíclicos y meperidina
Agravan un glaucoma preexistente
Antihistamínicos, fenilbutazona
Disminuye el efecto esteroideo
Anestésicos generales
Hipotensión severa
Barbitúricos
Aumenta el efecto sedante
Alcohol, depresores del SNC
Incrementa la depresión del SNC
Atropina
Incrementa el efecto de la atropina
Barbitúricos y fenilbutazona
Disminuyen ambos efectos
Epinefrina y norepinefrina
Aumenta el efecto de la epinefrina y norepinefrina
Difenhidramina
En las personas a quienes se les extirparon las amígdalas el cuadro suele ser menos intenso.
No son raras las complicaciones, entre las que destaca
otitis media supurada, sinusitis o abscesos en espacios periamigdalinos. Es importante destacar que a partir de infecciones de faringitis o amigdalitis pueden presentarse fiebre
reumática y glomerulonefritis en pacientes susceptibles a
estas enfermedades.
El diagnóstico es sencillo cuando el cuadro clínico es
característico o se ha presentado una epidemia de ambas;
sin embargo, pueden haber errores de diagnóstico por el
hecho de que diversos virus producen manifestaciones clínicas similares.
Un frotis faríngeo será de gran utilidad para identificar al estreptococo y deben realizarse antes de iniciar la terapia.
Tratamiento médico de la faringitis
y amigdalitis estreptocócica
Se emplean antibióticos buscando erradicar al microorganismo. Para ello se recomienda:
1.000,000 de unidades de penicilina G benzatínica, por vía intramuscular, como dosis única.
250,000 UI de penicilina V cada 6 horas por vía
oral, por 10 días.
500 mg de amoxicilina, cada 8 horas por vía oral,
por 10 días.
Eritromicina, 40 mg/kg de peso por vía oral, repartido en 4 tomas, por 10 días (hasta 2 g).
Los que sufren cardiopatía reumática deben recibir 600,000 UI de penicilina G procaínica cada 12
horas por vía intramuscular durante 2 semanas.
En los casos complicados estos esquemas terapéuticos
pueden incrementarse. Tal vez se requiera el empleo de
analgésicos antipiréticos para el control de los síntomas.
Los abscesos periamigdalinos e infecciones en espacios
aponeuróticos requieren de drenaje quirúrgico.
En muchas ocasiones el esquema farmacológico no logra erradicar al estreptococo, habiéndose observado que repetirlo no logra el objetivo deseado, muchos de estos pacientes quedarían entonces como portadores crónicos.
MANEJO ODONTOLÓGICO DEL
PACIENTE QUE SUFRE AMIGDALITIS
O FARINGITIS DE REPETICIÓN
Consideraciones y adecuaciones
en la consulta odontológica
Ante cuadros agudos de amigdalitis o faringitis, la consulta
debe suspenderse hasta la desaparición de los síntomas. El
odontólogo está en una posición privilegiada para entusiasmar al paciente a que acuda con el médico para recibir
tratamiento, buscando erradicar al microorganismo. Esto
cobra gran importancia en aquellos pacientes jóvenes que
cursan con cuadros de repetición, quienes podrían estar en
riesgo de desarrollar fiebre reumática o glomerulonefritis
posestreptocócica. En pacientes que sufren constantemen-
224 Medicina en odontología
te amigdalitis o faringitis y que refieran tanto inflamación
como dolor en las articulaciones mayores, fiebre, eritema
en la piel, nódulos subcutáneos, manifestaciones de insuficiencia cardiaca o del SNC, todos estos datos sugieren fiebre reumática y deben ser referidos al médico para descartar o confirmar el diagnóstico e iniciar el tratamiento
respectivo. Para mayor información al respecto se remite
al lector al Capítulo 4 de este mismo texto, sobre Profilaxis
antibiótica, que incluye además la descripción y el manejo
de pacientes con fiebre reumática.
Si después de sufrir amigdalitis o faringitis el paciente
refiere edema facial matutino, de las extremidades inferiores o hematuria, signos sugerentes de glomerulonefritis
posestreptocócica (Capítulo 7) amerita su remisión al médico para diagnóstico y de ser necesario, de tratamiento
oportuno para evitar daño renal irreversible.
Cuando el paciente esté bajo un régimen farmacológico de erradicación del estreptococo hemolítico del grupo A debe vigilarse durante las visitas al consultorio que
cumpla puntualmente con el esquema, para evitar el desarrollo de resistencia a los medicamentos.
Consideraciones farmacológicas
Deben evitarse las interacciones farmacológicas. Algunos
ejemplos se pueden observar en el cuadro 12–1.
Los pacientes que han sufrido de modo repetitivo de faringitis o amigdalitis y que han recibido múltiples esquemas
antibacterianos sin haber logrado erradicar el estreptococo,
pudieran haber desarrollado resistencia a estos fármacos.
Esto debe ser tomado en consideración en el momento de
prescribir este tipo de fármacos en la consulta odontológica.
Por esta razón es importante interrogar a fondo a los pacientes sobre los medicamentos empleados de manera errática,
para tomar una decisión sobre su prescripción.
Cabe recordar que la penicilina y sus derivados son los
medicamentos que con mayor frecuencia producen alergias.
Exámenes complementarios
Los frotis faríngeos están indicados en pacientes que sufren faringitis o amigdalitis de repetición. Identificar al estreptococo hemolítico del grupo A obliga a remitir al paciente con el médico para el inicio de la terapia de
erradicación.
Cuando el proceso infeccioso está en la fase aguda, se
puede observar una leucocitosis con neutrofilia en una biometría hemática.
Las estreptolisinas “O” suelen no estar incrementadas
en la fase aguda de ambos padecimientos; se detectan una
vez que ha concluido el proceso infeccioso. Un incremento
de las mismas mayor a 200 unidades Todd es de gran ayuda
para diagnosticar fiebre reumática.
Manifestaciones orales
El examen de la cavidad oral permite identificar eritema y
edema faríngeos en los pacientes que sufren infección por
(Capítulo 12)
estreptococos. Las amígdalas se observan edematosas y
con secreciones purulentas en los cuadros agudos, en tanto
que en los procesos crónicos se puede desarrollar hipertrofia amigdalina, trastorno que comúnmente se asocia con
respiración por medio de la boca.
Se ha observado durante los cuadros de estos trastornos un incremento en la incidencia de estomatitis aftosa recurrente y lesiones herpéticas labiales e intraorales secundarias, en los pacientes susceptibles, debido a descensos en
los mecanismos de defensa, estos trastornos deben ser tratados de manera paliativa.
SINUSITIS
Es una enfermedad inflamatoria aguda o crónica que afecta
la mucosa de los senos paranasales, maxilares y etmoidales. Cuando el proceso inflamatorio tiene una duración mayor de tres meses se cataloga como crónico.
Son diversas las causas que originan este padecimiento, entre las que se incluyen:
Bacterias. Destacan el Streptococcus pneumoniae,
Streptococcus pyogenes, Staphylococcus aureus,
Moraxella catarrhalis y Haemophilus influenzae.
Virus. La mayor parte de los cuadros de sinusitis
aguda se presentan como complicación de la gripe
y del resfriado común. Se calcula que 0.5% de los
casos de resfriado darán origen a sinusitis. Orthomyxovirus, Rinovirus, Coxsackie y Coronavirus son los
agentes causales más comunes de este grupo.
Hongos.
Alergias a polvo, pólenes, contaminantes ambientales, caspa y pelo de animales, entre otros.
Neoplasias.
Infecciones de origen odontológico, como abscesos periapicales y periodontales. Representa 10%
de todos los casos, siendo las bacterias causantes
predominantemente del tipo de estreptococos anaerobios, bacteroides, proteus y bacilos coliformes.
No es raro que se originen infecciones combinadas.
Introducción accidental de cuerpos extraños, como
restos radiculares, amalgama odontológica, material empleado en el tratamiento de conductos o implantes.
Fracturas faciales o procedimientos quirúrgicos
como la elevación del seno maxilar para la colocación de implantes.
Intubación nasotraqueal prolongada.
Manifestaciones clínicas de la sinusitis
Su sintomatología sea aguda o crónica es similar, lo único
que difiere entre ellas es la intensidad de las manifestaciones. Se presenta por lo general en pacientes que habiendo
sufrido un resfriado, en lugar de recuperarse en 4 o 5 días
Enfermedades respiratorias 225
manifiestan fiebre, dolor facial matutino localizado en el
seno afectado que desaparece de forma gradual conforme
transcurre el día, ya que la posición erecta produce el escurrimiento nasofaríngeo de las secreciones, las cuales pueden ser desde claras hasta amarillentas o verdosas. Los pacientes tienen la sensación de pesadez en la cara que se
incrementa al agacharse, situación que facilita el desplazamiento del exudado por la gravedad. El escurrimiento posnasal es incómodo y suele ser causa de halitosis, trastornos
del gusto, cacosmia, náusea o tos. El paciente suele tener fatiga, congestión nasal y obstrucción de la trompa de Eustaquio. Algunas veces la inflamación se extiende hacia los tejidos blandos periorbitarios produciendo dolor y eritema
malar o tal vez haya dolor referido hacia los dientes del maxilar superior, en especial de los molares y premolares, lo
que con frecuencia hace que el paciente solicite tratamiento odontológico. La irritación o presión sinusal pueden causar parestesia oral.
Los pacientes con sinusitis crónica pueden sufrir dolor de cabeza a veces por años, antes del diagnóstico. También podrían cursar con bronquitis, tos crónica, cansancio,
febrícula y depresión.
Diagnóstico de sinusitis
El cuadro clínico es determinante para identificar este trastorno, en especial cuando es agudo. A la exploración física
puede observarse pus en los meatos o advertirse dolor al
presionar el área afectada. La percusión de los senos afectados generará un sonido mate, característico de una cavidad ocupada por líquido.
El cultivo de microorganismos es de gran utilidad
para identificar el agente causal. Las sinusitis crónicas de
origen bacteriológico representan un reto en el diagnóstico, ya que con frecuencia es difícil aislar a los microorganismos, sobre todo porque muchas veces los pacientes han
sido tratados con antibióticos de modo repetido de manera
insatisfactoria o, las infecciones son polimicrobianas.
Las radiografías muestran opacificación de las cavidades sinusales. Específicamente hablando del seno maxilar, éste puede mostrar una radioopacidad con límites horizontales por el líquido acumulado. Las radiografías de
senos paranasales son de gran utilidad, como la de Waters
y es reciente el uso de tomografía computarizada.
El empleo de transiluminación o ultrasonido también
son de gran ayuda, recientemente la endoscopia ha permitido visualizar de manera directa las cavidades sinusales.
En los pacientes en quienes se sospecha de etiología
alérgica, diversas pruebas intradérmicas podrían ayudar a
confirmar o descartar este diagnóstico.
Las sinusitis de origen infeccioso son a menudo bilaterales, por tanto contrasta con las sinusitis generadas por
lesiones periapicales, que llevan al engrosamiento localizado de la mucosa del seno maxilar contiguo.
Tratamiento médico
La primera elección en el manejo del paciente con sinusitis
es el empleo terapeútico de antimicrobianos, a menos que
se hubiera revisado quirúrgicamente el seno en cuestión y se
identifique alguna otra causa. Suele emplearse amoxicilina
o ampicilina y en los alérgicos a la penicilina, cefalosporinas, sulfas o eritromicina.
La terapia antibiótica puede combinarse con fármacos que ayuden a drenar los senos y mejoren la sintomatología. Para ello se utilizan descongestionantes nasales
como la neosinefrina en aerosol, cuyo uso debe limitarse
a unos pocos días, ya que existe el riesgo de que el paciente
desarrolle rinitis farmacológica, trastorno que se caracteriza también por congestión. Cuando las sinusitis son de
tipo alérgico se utilizan antihistamínicos. Como estos medicamentos resecan la mucosa, si la sintomatología no
cede debe remitirse al paciente con el otorrinolaringólogo
o el cirujano maxilofacial para el drenado quirúrgico, ya
que la mucosa seca favorece el desarrollo de microorganismos, que vendrían a complicar un cuadro infeccioso ya establecido. Si no existiera drenaje del seno afectado el tejido
necrosado puede ser causa de meningitis, septicemia y
muerte. Otras complicaciones de la sinusitis aguda incluyen la formación de pólipos, sinusitis subaguda o crónica,
osteomielitis, celulitis orbital, fístulas, trombosis del seno
cavernoso o absceso cerebral.
Las sinusitis de origen odontogénico refractarias al
tratamiento, pueden ser manejadas con clindamicina o metronidazol, fármacos empleados con éxito en infecciones
resistentes a la penicilina y sus derivados.
MANEJO ODONTOLÓGICO
DE PACIENTES CON SINUSITIS
Consideraciones y adecuaciones
en la consulta odontológica
Es preferible y más cómodo para el paciente posponer la
consulta odontológica ante un cuadro de sinusitis aguda,
ya que se cursa con fiebre, malestar general y dolor, sin embargo, ante una emergencia dental de otro género no está
contraindicada su atención. La sinusitis crónica en cambio
no es una gran limitante en el desarrollo del tratamiento
odontológico, sin embargo, debe estimularse al paciente
para que acuda a la consulta con el otorrinolaringólogo para
su curación.
El cirujano dentista pudiera iniciar el tratamiento y
enviar al enfermo con el otorrinolaringólogo o el cirujano
maxilofacial. Después debe vigilar la conclusión de la terapia, en especial por el hecho de que las sinusitis agudas mal
tratadas podría convertirse en sinusitis crónica.
El tratamiento se inicia de manera empírica con la
administración de antibióticos como ampicilina, amoxicilina, eritromicina, tetraciclinas o sulfas a dosis relativamente altas para alcanzar a los microorganismos que se
desarrollan en las secreciones. También deben prescribirse
analgésicos y antihistamínicos, estos últimos administrados en gotas nasales o por vía oral, para abrir el ostium, orificio de drenaje del seno maxilar. También puede emplearse la inhalación de vapor como descongestionante.
Cuando se tienen los resultados de un cultivo con antibiograma puede prescribirse el fármaco indicado, asegu-
226 Medicina en odontología
rando así el éxito en el tratamiento. El odontólogo debe vigilar muy de cerca la evolución de su paciente, ya que si
hubiera obstrucción del ostium no habría el drenaje de las
secreciones purulentas, corriéndose el riesgo de que se forme un absceso o se generen complicaciones infecciosas
que puedan poner en peligro la vida del enfermo. El tratamiento de una sinusitis maxilar crónica es quirúrgico, requiriéndose en ocasiones de la remoción de parte de la
mucosa sinusal de recubrimiento.
Con frecuencia las raíces de los molares y premolares
superiores están en estrecho contacto con el piso del seno
maxilar, a veces sólo separados por una delgada capa de
periostio, de tal manera que las lesiones de origen pulpar
en estos dientes pudieran generar infecciones localizadas en
el piso del antro.
En dado caso que se introduzca de manera accidental
un resto radicular en el seno maxilar, es necesario informar
al paciente de lo ocurrido. Se hace necesaria la toma de las
radiografías periapical y oclusal para ubicar la posición de
la raíz. A veces puede removerse el fragmento con una irrigación muy suave del seno maxilar a través del alvéolo. Si
el facultativo no tiene suficiente experiencia debe consultarse con el otorrinolaringólogo o el cirujano maxilofacial
para que realice la intervención quirúrgica necesaria para
su remoción. De no extraerse el fragmento se desarrollará
una sinusitis tarde o temprano. A veces después de la extracción de molares o premolares superiores puede generarse una comunicación accidental. El cierre quirúrgico es
imperativo en comunicaciones mayores a 5 milímetros, ya
que las que tienen menores dimensiones cierran de manera
espontánea.
Otros procedimientos odontológicos que pueden producir perforaciones son las apicectomías de los dientes
posteriores superiores, lavado de conductos radiculares o
colocación de implantes. Como ya fue señalado, sólo requieren cierre quirúrgico aquéllas cuyo diámetro sea superior a medio centímetro.
Consideraciones farmacológicas
Las principales interacciones farmacológicas que existen
y que deben evitarse, entre los medicamentos empleados
para el tratamiento de la sinusitis y los fármacos que son de
uso odontológico, se muestran en el cuadro 12–1.
Exámenes complementarios
Ante la sospecha de una sinusitis maxilar el cirujano dentista puede solicitar una radiografía panorámica, que permite visualizar bien estas cavidades o una radiografía de
Waters. La opacificación horizontal de estos espacios normalmente neumatizados es indicativa de la presencia de
líquido. También puede observarse en estas radiografías el
engrosamiento de los tejidos de recubrimiento.
El otorrinolaringólogo o el cirujano maxilofacial deben
obtener una muestra de la descarga purulenta para poder hacer un cultivo de los microorganismos causantes de la sinusitis, así como un antibiograma, para asegurar con la prescripción del antimicrobiano correcto el éxito en el tratamiento.
(Capítulo 12)
Manifestaciones orales de sinusitis
El dolor referido a molares y premolares superiores es una
característica frecuente de la sinusitis maxilar. El odontólogo debe tomar esta posibilidad en consideración para el
diagnóstico cuando ante dolor a la percusión dental no
exista evidencia clínica o radiográfica de afección pulpar
o periodontal de estos dientes. El dolor suele iniciar en las
zonas del primer molar irradiándose proximalmente hacia
los terceros molares y caninos del mismo lado. De manera
eventual puede observarse un engrosamiento de la mucosa
del piso del seno maxilar en una vista periapical.
Un dato clínico característico de perforación del seno
maxilar consiste en que al hacer espirar aire al paciente impidiendo su salida por las fosas nasales, manifieste sentirlo
en la cavidad oral. Su corrección quirúrgica, dependiendo
del tamaño, pudiera ser inminente por el riesgo de desarrollar sinusitis.
Algunas veces, después de la extracción de los dientes
en cuestión puede presentarse una masa polipoide que
emerge del alvéolo y que suele ser el resultado de una sinusitis crónica. Es importante descartar la posibilidad de un
carcinoma epidermoide generado en el seno.
Ante pacientes que sufran halitosis o disgeusia debe
considerarse la posibilidad de una sinusitis y descartar el
escurrimiento posnasal de pus como causa.
La parestesia oral es otra manifestación de sinusitis
que debe tomarse en consideración, ya que puede presentarse en otro tipo de alteraciones, como las neoplásicas malignas.
El efecto hiposalivatorio causado por el uso de antihistamínicos es causa de resequedad oral y xerostomía.
Los pacientes suelen quejarse también de alteración en la
percepción de los sabores.
ASMA
Enfermedad pulmonar caracterizada por la obstrucción,
inflamación e hiperrespuesta de las vías respiratorias. Es
uno de los trastornos crónicos más frecuentes en la población infantil y en los adolescentes. Su prevalencia ha aumentado en los últimos años en los países industrializados,
quizá por el incremento en la contaminación ambiental.
Se calcula que entre 5 y 7% de la población sufre asma,
cifra que aumenta hasta 20% en los niños, sobre todo los de
sexo masculino. Esta enfermedad ocupa el lugar número 9
como causa de defunción en este grupo de población.
Al llegar a la adolescencia la prevalencia disminuye,
entonces las mujeres son las más afectadas. Con el paso de
los años la enfermedad tiende a desaparecer, sin embargo
si el paciente llega a la edad adulta, el asma se convierte en
una enfermedad que difícilmente será erradicada.
Etiología del asma bronquial
Al parecer existen factores genéticos que predisponen a los
pacientes a reaccionar contra sustancias externas que no
Enfermedades respiratorias 227
son antigénicas para el resto de la población. El origen
genético se confirma al observar que los pacientes con asma
y enfermedades como la hepatitis y la miastenia comparten
los mismos antígenos de histocompatibilidad (HLA) que los
hace susceptibles. Es en el cromosoma 11 donde se codifica la información para la producción de IgE, que sólo las
personas con alguna alergia producen. Los pacientes suelen tener antecedentes familiares de esta enfermedad o de
otras alergias.
Son diversos los elementos que entran en acción para
desencadenar un cuadro asmático. La mayoría son sustancias de origen y estructura química muy variada que ingresan por vía aérea al árbol bronquial, y desencadenan en él
respuestas de alergia.
Los ácaros ocupan un lugar muy importante como
agentes causales de asma. Las heces de estos artrópodos,
que habitan en lugares como alfombras, cortinas o colchones, contienen una glucoproteína que se difunde con el polvo del ambiente, sobre todo en el aire de lugares encerrados.
Los hongos como el Penicillium, Aspergillus fumigatus y
Alternaria se han relacionado también a cuadros asmáticos, así como el polen de plantas y árboles, pelo, caspa,
orina o heces de animales domésticos, madera, cáñamo,
lino, solventes e isocianatos.
Las malas condiciones ambientales generadas por la
contaminación de las grandes ciudades o fenómenos como
la inversión térmica, empeoran la sintomatología de los enfermos. También se acentúa con los aerosoles empleados
para la limpieza, el humo del tabaco o los perfumes.
Existe otro grupo de sustancias que ingresando al organismo por otras vías desencadenan crisis asmáticas, se
piensa que 10% de los casos de asma está relacionado con
fármacos. En este grupo destaca, en especial el ácido acetilsalicílico y otros antiinflamatorios no esteroideos, seguido en importancia por sulfitos (conservadores de alimentos y medicamentos), colorantes derivados de la
tartrazina y los bloqueadores . Algunos virus han sido relacionados fuertemente con el asma, en particular, los virus
sincitial y parainfluenza, los cuales inducen una hiperreactividad bronquial transitoria que expone a la mucosa a
otros estímulos broncoconstrictores.
Una forma de asma se produce por el ejercicio y la hiperventilación que puede generarse durante el mismo. El
ingreso súbito de aire frío tal vez sea suficiente estímulo
para irritar a una mucosa bronquial hiperreactiva.
La ansiedad se ha relacionado también con esta enfermedad, sin embargo, al considerarla de manera aislada se
ha visto que no es capaz de reproducir un cuadro clínico de
asma, pero puede intensificar las manifestaciones de una
crisis ya establecida.
Patogenia del asma bronquial
ceptores para IgE sobre su superficie, que en los asmáticos
podrían incrementarse hasta 10,000 por célula, facilitando
el desarrollo de una respuesta inflamatoria inicial intensa.
Al ingresar el alergeno por vía aérea o sistémica, la
unión Ag–Ac (IgE) desencadena una serie de reacciones
que conducen a la liberación de histamina, mediador químico producido por los mastocitos y que quizá es responsable en los minutos iniciales de las crisis asmáticas, produciéndose un incremento en la permeabilidad venular y
en las secreciones bronquiales. La histamina y los productos generados por la activación de los mastocitos no son los
únicos mediadores químicos que intervienen en un cuadro
de asma, otros mediadores secundarios liberados por macrófagos activados por microorganismos, otros antígenos
y uniones Ag–Ac mantienen de manera prolongada la
broncoconstricción, la secreción de moco y el aumento de
la permeabilidad vascular, la cual puede llegar a ser tan intensa que provoque hipotensión. Entre las sustancias que
mantienen el proceso inflamatorio y la broncoconstricción
están los leucotrienos C4, D4 y E4, las prostaglandinas D2,
E2 y E4, factores activadores de las plaquetas y factores
quimiotácticos de los eosinófilos y neutrófilos.
A esta reacción aguda inicial que dura de 10 minutos
a dos horas, sigue una respuesta tardía en casi la mitad de
los casos que puede durar dos días. La persistencia de la
respuesta inflamatoria se produce por la acción de mediadores químicos liberados por los macrófagos, basófilos,
neutrófilos, eosinófilos y células epiteliales. Estas últimas
intervienen no sólo como células blanco, sino que también
liberan sustancias quimiotácticas e inductores inflamatorios.
Todos los mediadores químicos liberados son responsables del edema, la boncoconstricción y la liberación de
moco en el árbol bronquial.
En algunos casos quizá se presente una fase tardía que
se prolonga por semanas, destaca el papel de los eosinófilos en el mantenimiento de este estado de hiperreactividad
y broncoconstricción sostenida, que en algunos casos pudiera conducir a la muerte del paciente. Aunque la liberación de elementos proinflamatorios disminuyera de manera muy importante, el daño tisular expone terminaciones
vagales que son con facilidad irritables por cualquier estímulo.
La obstrucción es otra característica de una crisis
asmática, en ella existe una resistencia al paso del aire. Esta
resistencia se presenta por la inflamación, la broncoconstricción y la secreción de un moco espeso que forma verdaderos tapones, los cuales toman la forma del bronquio
donde se originan. La obstrucción conduce a una hiperinsuflación que puede producir la ruptura de los sacos alveolares y el desarrollo de enfisema pulmonar, con el consecuente deterioro en el intercambio gaseoso.
Manifestaciones clínicas del asma
La mayoría de los cuadros de asma son generados por alergenos que se encuentran suspendidos en el aire o que llegan al territorio bronquial por vía sanguínea, como sucede
con los medicamentos, induciendo la producción de anticuerpos IgE. Las células cebadas o mastocitos que intervienen en el inicio de todo proceso inflamatorio y están con
amplitud distribuidas en el aparato respiratorio, tienen re-
Las características clínicas del asma son disnea inspiratoria de predominio nocturno, que se desencadena por ingreso de sustancias alergénicas al árbol bronquial, tos poco
productiva que genera moco espeso y sibilancias espiratorias. En casos graves puede acompañarse de taquicardia,
sudación y cianosis, con la participación de los músculos
228 Medicina en odontología
accesorios de la respiración. Durante el ataque asmático el
paciente puede manifestar ansiedad.
La obstrucción respiratoria puede generar hipercapnia y acidosis respiratoria. Con frecuencia después de una
crisis asmática el paciente puede permanecer asintomático
por periodos prolongados (asma episódica) o con leve sintomatología (asma persistente).
El diagnóstico se basa en la historia clínica, los pacientes con frecuencia describen las manifestaciones de
manera muy clara, así como también comúnmente identifican los agentes desencadenantes. El médico suele solicitar
una espirometría (volumen de espiración forzada) o desencadenar una crisis asmática con la administración de histamina, metacolina o con el ejercicio.
En una radiografía de tórax puede advertirse el daño
al parénquima pulmonar cuando el cuadro es crónico. La
biometría hemática muestra cambios en la fórmula leucocitaria, la cual tendrá una tendencia hacia la eosinofilia.
(Capítulo 12)
– Presenta síntomas diarios, sobre todo por las
noches y las madrugadas, con agudizaciones
intensas que limitan la actividad diaria.
– Se observa una pérdida de la capacidad ventilatoria < 60%, y/o
– Requieren de al menos 6 inhalaciones diarias
del broncodilatador.
Se emplean corticosteroides inhalados, más un broncodilatador administrado por la misma vía. Si no
fuera suficiente para controlar el cuadro, se agregará un agonista 2 adrenérgico de larga duración,
en ocasiones se tendrá que administrar también
teofilina o bromuro de ipratropio.
Para cuadros resistentes a estos esquemas de tratamiento
se emplearán corticosteroides por vía oral a la menor dosis
posible que controle los síntomas, retirándolo en cuanto
sea factible para evitar las reacciones secundarias y sus
complicaciones.
Tratamiento médico
Éste va encaminado a prevenir sintomatología, evitando el
desarrollo de cuadros asmáticos y permitir que la capacidad ventilatoria se mantenga dentro de la normalidad. Para
ello, el médico debe identificar los factores desencadenantes, con el fin de evitarlos.
Se recomienda extremar las medidas de limpieza en
el entorno del enfermo, para evitar la acumulación de polvo y la proliferación de los ácaros en la casa o en el lugar
donde labora. Deben quitarse las alfombras y las plantas
productoras de pólenes, evitar el humo del tabaco así como
la administración de fármacos como los bloqueadores y
los antiinflamatorios no esteroideos, sobre todo cuando se
hubiera demostrado que estos medicamentos desencadenan crisis de asma.
El tratamiento farmacológico dependerá de la severidad de los cuadros:
Asma leve. Caracterizada por signos y síntomas
esporádicos, no incapacitantes, una capacidad
ventilatoria normal y el uso de broncodilatador
menos de 4 veces a la semana. Se recomienda un
agonista 2 adrenérgico inhalado sólo cuando el
paciente lo requiera. Este grupo de medicamentos
incluye albuterol, terbutalina, salbutamol o metaproterenol.
Asma moderada. Se presenta con:
– Síntomas leves pero frecuentes, o
Síntomas esporádicos pero severos, o
Desencadenados fácilmente y/o
– Un 60 a 80% de la capacidad ventilatoria durante las etapas intercrisis.
– Necesidad de inhalar el broncodilatador 2 o
más veces al día.
Se emplean corticosteroides inhalados (betametasona, triamcinolona) combinándose si es necesario
con un agonista 2 adrenérgico inhalado ante la
aparición de los síntomas.
Asma grave. Se categoriza al presentar el cuadro
siguiente:
MANEJO ODONTOLÓGICO
DEL PACIENTE ASMÁTICO
Consideraciones y adecuaciones
en la consulta odontológica
Cabe destacar la importancia que tiene identificar en la historia clínica los factores desencadenantes del asma bronquial, así como conocer la severidad de los episodios, el
manejo farmacológico y las hospitalizaciones que por este
motivo hubiera tenido el enfermo.
Todo paciente asmático controlado puede ser tratado
de manera rutinaria en el consultorio odontológico, por lo
contrario pacientes con asma resistente al tratamiento deberán tratarse hasta que la sintomatología sea controlada.
Es importante identificar los factores desencadenantes para evitar crisis de asma durante la consulta. Se recomienda evitar en el consultorio las alfombras y los acabados tanto de pisos como de paredes que retengan polvo, así
como las plantas que liberan polen. Debe prohibirse estrictamente fumar no sólo dentro del recinto operatorio sino
también en la sala de espera. También se evitará el exceso
en el uso de aromatizantes o líquidos de limpieza muy concentrados que irriten las vías respiratorias.
En el paciente asmático está contraindicado el empleo
de fármacos que desencadenen la enfermedad, como puede
suceder con el uso de ácido acetilsalicílico. Otras consideraciones farmacológicas se describen en el apartado siguiente que aparece párrafos abajo.
El odontólogo debe solicitar de su paciente el broncodilatador que emplea de manera rutinaria para utilizarlo si
fuera necesario, ante el inicio de un cuadro sintomatológico.
En los pacientes con asma moderada o severa se recomienda
la inhalación del broncodilatador de manera profiláctica.
Debe considerarse la necesidad de emplear el dique
de hule en pacientes con cuadros de asma moderados a severos, y en aquellos que han desarrollado enfisema pulmonar como complicación.
Ante una crisis de asma el manejo debe ser dirigido
para controlar el proceso inflamatorio y obstructivo, de-
Enfermedades respiratorias 229
volver la capacidad ventilatoria y evitar complicaciones
mortales.
Los casos severos deben identificarse por el odontólogo y su personal auxiliar, los cuales se caracterizan por disnea severa y broncospasmo que impida una conversación,
sibilancias agudas, cianosis, frecuencia respiratoria superior a
25 respiraciones por minuto, frecuencia cardiaca superior a
110/minuto, con bradicardia posterior, agotamiento, confusión o inconsciencia. El manejo de esta situación de emergencia dependerá de la gravedad, recomendándose:
1. Administrar oxígeno, de 2 a 3 L/minuto.
2. Administrar un broncodilatador 2–adrenérgico
por vía inhalatoria, como isoproterenol o adrenalina al 1:1,000. Podría considerarse ante un cuadro
severo, la posibilidad de administrar 0.1 mL de
adrenalina al 1:1,000 por vía subcutánea.
3. Administrar corticosteroides por vía sistémica,
hidrocortisona por vía intravenosa o quizá prednisona o prednisolona por vía oral.
4. Debe considerarse la posibilidad de hospitalizar al
paciente para darle ventilación asistida cuando el
cuadro asmático no ceda.
Consideraciones farmacológicas
A los pacientes que sufren asma por el uso de ácido acetilsalicílico debe evitarse la prescripción de estos medicamentos
y de otros fármacos similares. Muchos de los antiinflamatorios no esteroideos tienen la misma base farmacológica, por
tanto, ante la necesidad de emplearlos puede optarse por el
uso de clonixinato de lisina o dextropropoxifeno.
Está contraindicada la administración de anestésicos
locales con vasoconstrictores adrenérgicos en pacientes
que reciben corticosteroides por vía oral como tratamiento
para el asma, ya que se ha visto que un porcentaje de ellos
es alérgico a los sulfitos, conservadores de fármacos y alimentos, entre los que se encuentran los vasoconstrictores
adrenérgicos. Es preferible seleccionar para ellos algún
otro anestésico local de los que existen en el mercado que
contenga un vasoconstrictor no adrenérgico, como la felipresina empleada con la prilocaína.
Los pacientes bajo terapia con corticosteroides deben
ser evaluados para considerar el riesgo que tengan de sufrir
una crisis adrenal. De ser así, es recomendable duplicar la
dosis el día de la consulta y disminuirla en los tres días siguientes a la dosis habitual (véase Capítulo 8). Al realizar
procedimientos quirúrgicos debe valorarse el riesgo infeccioso así como los problemas reparativos que pudieran
presentarse por el uso de estos medicamentos.
Las interacciones medicamentosas que se producen
entre los fármacos antiasmáticos y los de uso en odontología se describen en el cuadro 12–1.
Manifestaciones orales
Puede observarse sequedad de las mucosas por respiración
oral, así como por el empleo de los agonistas adrenérgicos. Los pacientes que utilizan corticosteroides por vía
inhalatoria están en riesgo de desarrollar candidiasis oral,
por tanto debe recomendárseles enjuagarse la boca después de utilizar este tipo de medicamentos.
El formoterol es un fármaco que produce como reacción secundaria la alteración del gusto.
ENFERMEDAD PULMONAR
OBSTRUCTIVA CRÓNICA
Bajo este concepto se engloban una serie de enfermedades,
entre las que destacan la bronquitis crónica y el enfisema
pulmonar, que se caracterizan por una limitación crónica
del flujo aéreo espiratorio. Este trastorno afecta de 10 a
25% de los adultos en Estados Unidos y es una de las causas más importantes de morbimortalidad en este grupo de
población, casi similar al de las enfermedades coronarias.
Su definición puntual es importante, ya que habrá pacientes que sufriendo bronquitis crónica no tengan limitación
del flujo aéreo; sin embargo, se ha establecido de manera
determinante la asociación que existe a largo plazo entre la
inflamación crónica de los grandes bronquios y el desarrollo de enfisema pulmonar, causa irremediable de problemas ventilatorios.
BRONQUITIS CRÓNICA
Se define al cuadro clínico que se caracteriza por hipersecreción bronquial que genera tos y esputo, que dura más de
tres meses al año, por dos años consecutivos. La hipersecreción es provocada por irritación de las vías respiratorias, que lleva a una hiperplasia glandular de la mucosa
bronquial y de la traquea, así como al estrechamiento de las
vías aéreas.
La bronquitis crónica es una enfermedad frecuente
que se relaciona en especial con el hábito de fumar. Afecta
a 15% de la población y se observa especialmente en personas de ambos sexos mayores de 40 años. Está bien establecido que el hábito de fumar es el factor etiológico más importante, ya que entre mayor número de cigarrillos por día
se consuman, mayor es la posibilidad de desarrollar bronquitis crónica, enfisema, limitación crónica del flujo ventilatorio y muerte. Se calcula que sólo de 15 a 20% de los que
fuman más de 20 cigarrillos al día presentarán EPOC.
ENFISEMA PULMONAR
Es la limitación más grave en el flujo aéreo generada por
dilatación de los alvéolos y destrucción del parénquima
pulmonar, sin el desarrollo de fibrosis. Los espacios aéreos
grandes que se observan además de volver lento el recambio gaseoso mantienen los bronquiolos dilatados, lo que
impide la espiración del aire. Por esta razón se forman
230 Medicina en odontología
grandes cavidades que mantienen a los pulmones en una
constante hiperinsuflación, que equivale a un llenado fácil
pero un vaciamiento difícil.
El enfisema puede derivar de bronquitis y asma crónicos, envejecimiento o déficit genético de la enzima a1 antitripsina. Las infecciones respiratorias de la infancia predisponen al enfisema, del que se distinguen por su localización
diferentes tipos: centracinar o centrolobular, panacinar o
panlobulillar y el paraseptal, que afecta a los acinos distales.
Los dos primeros se asocian con el uso del tabaco y en todos
ellos se pierde la elasticidad de la pared alveolar, lo que produce colapso espiratorio y obstrucción bronquial crónica.
La pérdida del parénquima pulmonar trae consigo un
déficit en la superficie de intercambio gaseoso, así como del
lecho capilar, y hace lento el flujo sanguíneo en el circuito
pulmonar. Esta pérdida de la capacidad de intercambio gaseoso puede ser en casos severos hasta de un 75%.
Etiología de la enfermedad
pulmonar obstructiva crónica
El tabaco es una de las causas más importantes de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). Muchas de
las sustancias del humo del tabaco son irritantes para la
mucosa respiratoria e inducen una respuesta inflamatoria
rica en neutrófilos y macrófagos en los tejidos del aparato
respiratorio, liberándose proteasas y radicales libres que
son dañinos a los tejidos.
El organismo cuenta con mecanismos compensatorios entre los que destacan las antiproteasas circulantes; sin
embargo, si existiera un déficit de éstas o un incremento en
la producción de las primeras, el resultado final será la destrucción del tejido acinar y el desarrollo de enfisema pulmonar.
El tabaco también limita el movimiento ciliar, mecanismo de defensa indispensable para la integridad del aparato respiratorio, quedando expuesto a las infecciones,
también induce hipertrofia de las glándulas mucosas, las
cuales producen un moco viscoso y denso.
Los contaminantes ambientales como monóxido de
carbono, ozono, óxidos de sulfuro y nitrógeno, e hidrocarburos también son causa de EPOC, aunque en menor grado,
produciendo broncoconstricción e hipersecreción bronquial; se ha visto que empeoran los efectos del uso del tabaco. La infección de las vías respiratorias es otro causal
de EPOC y en no pocos casos son el origen de la muerte de
los enfermos, ya que agravan la pérdida de una función
pulmonar ya alterada.
Las infecciones respiratorias en la infancia son además un factor de riesgo para el desarrollo de EPOC. Entre
los microorganismos causantes de infecciones pulmonares
destacan los virus y el M. pneumoniae, S. pneumoniae, H.
influenzae y Branhamella catarrhalis.
El déficit de la enzima a1 antitripsina es un trastorno
genético que se transmite de manera autosómica recesiva
y es causa de enfisema en pacientes mayores de 50 años de
edad no fumadores. Esta enzima regula la actividad de los
neutrófilos, cuyas enzimas lisosomales al ser vertidas en el
árbol respiratorio, permanecen activas por la falta de esta
enzima, produciéndose daño tisular.
(Capítulo 12)
Entre los trastornos funcionales más importantes observados en la EPOC destaca la hipoxemia que se produce
por el déficit ventilatorio y en ocasiones la hipercapnia. La
pérdida de superficie alveolar necesaria para el intercambio gaseoso no sólo limita la oxigenación de los eritrocitos,
sino que también impide la eliminación del CO2 sanguíneo, con las repercusiones directas sobre el pH que tiende
hacia la acidosis. La hipoxemia se asocia de manera directa
con el desarrollo de hipertensión pulmonar y cor pulmonale (hipertrofia del ventrículo derecho), que se observa en
20% de los individuos afectados.
La policitemia secundaria que se genera para compensar la falta de O2 en los tejidos y el aumento de la presión intratorácica secundaria a la obstrucción bronquial
son otras de las complicaciones.
Manifestaciones clínicas de enfermedad
pulmonar obstructiva crónica
Casi todos los pacientes con este trastorno sufren bronquitis crónica y enfisema pulmonar de manera simultánea. La
adicción al tabaco es otra constante, por lo general son
fumadores de más de 50 años de edad, que han consumido
más de 20 cigarrillos diarios por más de 20 años. El asma
suele ser otro antecedente frecuente.
La EPOC se manifiesta con disnea de aparición gradual al hacer ejercicio, posteriormente se acompaña de tos,
casi siempre con esputo y disnea en reposo. En algunos casos se presentan sibilancias espiratorias. Si en un sujeto no
fumador, mayor de 50 años, no se presentaran tos y secreciones, podría sospecharse de un déficit de a1 antitripsina.
La tos en la EPOC impide al enfermo conciliar el sueño,
pero no lo despierta por las madrugadas o las noches, como
sucede con el sujeto asmático. Los ruidos respiratorios
tienden a desaparecer conforme la enfermedad avanza.
La disnea y la tos pueden agudizarse si se presentan
cuadros infecciosos, en cuyo caso se incrementa la producción de moco, el cual puede ser de verdoso a amarillento,
si es que la infección es de origen bacteriano.
La disnea puede empeorar con el deterioro pulmonar
y presentarse aún en reposo. Este cuadro evoluciona lentamente, por lo que si se presentara de manera súbita podría
pensarse en la posibilidad de una embolia pulmonar o insuficiencia cardiaca izquierda. Los casos severos se acompañan de pérdida de peso, osteoartropatía pulmonar, tórax en
tonel, cor pulmonale, edema periférico, hepatomegalia y
ascitis.
En las agudizaciones severas los pacientes pueden ser
incapaces de toser y expectorar las secreciones bronquiales, o presentar obnubilación, indicativa de hipercapnia.
Son frecuentes las pesadillas nocturnas, cefalea y somnolencia diurna, derivadas de la hipoxia y de la retención de
CO2.
En los pacientes con EPOC severo existe dificultad
para hablar o laborar de forma cotidiana, así como taquipnea. Los enfermos suelen emplear los músculos accesorios
de la respiración, sobre todo los del cuello y los intercostales. El tórax suele ser muy amplio y el diafragma plano.
Enfermedades respiratorias S 231
El diagnóstico de la EPOC se basa en la edad del paciente (> 50 años), en los antecedentes de tabaquismo intenso por largo plazo y en el cuadro clínico. Una prueba de
gran valor para el médico es la espirometría (volumen de
espiración forzada), radiografía de tórax, electrocardiograma y biometría hemática. Para valorar la hipoxemia se emplea la gasometría arterial.
Tratamiento médico
Como ésta es una enfermedad crónica, los objetivos de la
terapia se encaminan a detener el progreso de la enfermedad, corregir la sintomatología, en especial la disnea y evitar las complicaciones. Uno de los principales factores
etiológicos que debe eliminarse es el uso del tabaco, al
hacerlo se incrementa el pronóstico de vida, la expectoracion y la tos disminuyen drásticamente y con ello la obstrucción respiratoria, sin embargo, es común la fuerte dependencia al uso del tabaco, por lo que las recaídas, una vez
que el enfermo ha decidido dejar de fumar, son frecuentes.
Puede ayudarse al paciente a abandonar el tabaquismo con
el empleo de parches y chicles de nicotina así como con
soporte psicológico para erradicar la adicción. Debe mantenerse al enfermo alejado de la contaminación ambiental
y del humo del tabaco fumado por las personas del entorno.
En los casos severos los pacientes pueden requerir de
oxigenoterapia, la cual mejora su calidad de vida, disminuye el riesgo de complicaciones y de hospitalizaciones,
favoreciendo el pronóstico. Los pacientes bajo este tipo de
tratamiento mejoran de la hipertensión pulmonar y la policitemia.
Para corregir los síntomas se emplean medicamentos
entre los que destacan los broncodilatadores inhalados, ya
que por esta vía se logran mejores resultados en dosis menores y sin los efectos secundarios observados utilizando
otras vías de administración. Ejemplos de ello son los fármacos 2 adrenérgicos como el salbutamol, terbutalina,
fenoterol, procaterol, formoterol, etc., que se emplean ante
un incremento en la disnea ya que tienen una acción casi
inmediata. Otros fármacos como el salmeterol y formoterol también disponibles en cartuchos presurizados tienen
efectos prolongados, pero no son de utilidad ante crisis disneicas, ya que no dan resultados de broncodilatación inmediata. El uso de fármacos 2 adrenérgicos por vía oral no
son la primera opción en el paciente con EPOC porque produce taquicardia y temblor como efectos secundarios.
También se emplean fármacos anticolinérgicos inhalados,
como el bromuro de ipratropio, broncodilatador que incrementa su efectividad si se emplea junto con agonista.
La teofilina es otro medicamento broncodilatador que
sin embargo, muestra problemas en su manejo por el estrecho margen de acción, por los efectos secundarios e interacciones farmacológicas. Se ha observado que el empleo de
dos broncodilatadores a dosis subóptimas tiene un efecto
aditivo, con independencia de la vía de administración.
Los corticosteroides, como prednisona a dosis de 40
a 80 mg/día, por 7 días se emplean en pacientes graves, que
no responden al uso de broncodilatadores. Aun cuando pudieran emplearse por vía inhalatoria, no es aconsejable su
empleo en pacientes estables.
Los antibióticos se utilizan cuando se observa un aumento de las secreciones y la contaminación de las mismas
(esputo verdoso). Se prefieren fármacos como la amoxicilina combinada con ácido clavulánico o sulbactam, las
nuevas cefalosporinas, claritromicina o azitromicina.
El uso de mucolíticos y expectorantes no reporta grandes beneficios, excepto cuando se utilizan de manera sintomática ante ataques severos de tos.
En los pacientes con EPOC se recomienda emplear de
manera sistemática vacunas antiinfluenza y antiestreptocócica, ya que se ha visto que este medio de protección
reduce de manera importante la prevalencia de enfermedades infecciosas y la mortalidad derivada de las mismas.
MANEJO ODONTOLÓGICO
DE LOS PACIENTES CON ENFERMEDAD
PULMONAR OBSTRUCTIVA CRÓNICA
Consideraciones y adecuaciones
en la consulta odontológica
La EPOC es una enfermedad que repercute de manera muy
importante en la calidad de vida del paciente, ya que puede
limitar su desempeño cotidiano y en ocasiones ser incapacitante. La dificultad que tiene el enfermo grave para hacer
ejercicio leve trasciende en su vida social y psicológica, ya
que con frecuencia depende de terceras personas para desplazarse. Por esta razón es importante conocer la severidad
del cuadro de la EPOC, pues habrá pacientes que no puedan trasladarse solos a la consulta, lo que limita de manera
muy importante el tratamiento odontológico. La incapacidad para laborar también influye en la elaboración del plan
terapeútico, ya que las limitaciones económicas determinarán en mucho la calidad de los materiales empleados en
el paciente.
Ningún enfermo con disnea en reposo debe ser atendido en el consultorio odontológico. Ante situaciones de
emergencia por dolor o infecciones orales debiera ser hospitalizado para recibir atención, a menos que se trate de llevar a cabo procedimientos que se hagan en poco tiempo,
como el drenado de un absceso.
Los pacientes con EPOC leve pueden recibir casi
cualquier tratamiento, siempre y cuando se consideren citas que no sean prolongadas ni extenuantes. En los casos
moderados a severos el cirujano dentista debe considerar
la posibilidad de hacer odontología sencilla, sin muchas
complicaciones de manipulación ni sofisticación, dada la
dificultad respiratoria del paciente.
Debe evitarse el uso de anestesia general, especialmente en aquellos que tienen compromiso serio de la ventilación o el intercambio gaseoso.
Es importante colocar al paciente en el sillón en posición 45_ o en la que él considere cómoda para facilitar una
mejor ventilación, debiendo limitar el uso de dique de hule
en aquellos pacientes cuyos problemas de disnea no son severos, ya que el dique impide el uso de la boca para una
adecuada ventilación. Por otro lado, esta barrera podría ser
causa de ansiedad, estado emocional que incrementa la di-
232 Medicina en odontología
ficultad ventilatoria. Cuando se decida no emplear el dique
de hule debe advertirse al paciente que existe la posibilidad
de deglutir o aspirar cuerpos extraños, situación de la que
debe estar enterado y que debe quedar por escrito en el expediente clínico.
Para evitar la ansiedad y el miedo debe proporcionarse al paciente un ambiente amable en la consulta. La
noche previa al tratamiento odontológico el paciente debe
descansar. Puede considerarse la administración de óxido
nitroso para proporcionar bienestar y analgesia en los pacientes con trastornos leves. También puede emplearse
diacepam, administrado por vía oral media hora antes de
la consulta en pacientes con problemas de EPOC de leves
a moderados, sin embargo, medicamentos anticolinérgicos, narcóticos o sedación intravenosa están contraindicados por el hecho de que deprimen los centros respiratorios.
Debe limitarse el tratamiento a citas matutinas. En los
pacientes con enfermedades cardiovasculares secundarias
también es preferible suspender la consulta en épocas de
extremo calor o humedad, para evitar una carga agregada
al corazón que intenta compensar las demandas circulatorias para regular la temperatura.
Está contraindicado el uso de hilo retractor de tejidos
con epinefrina en los pacientes con bronquitis crónica que
desarrollaron insuficiencia cardiaca congestiva de manera
temprana, ya que en ellos además de existir el riesgo de que
este fármaco se absorba sin control produciendo taquicardia, se genere además edema pulmonar agudo. Todos los
pacientes con EPOC e insuficiencia cardiaca congestiva
son considerados de alto riesgo en su manejo.
Ante una situación de emergencia en la consulta se
sugiere administrar oxígeno, a una velocidad de 3 L/minuto.
Consideraciones farmacológicas
Es importante identificar los fármacos que recibe el paciente para evitar interacciones entre los medicamentos
(Capítulo 12)
prescritos por el médico y los que le son proporcionados
por el odontólogo (ver cuadro 12–1).
Es conocida la interacción entre teofilina y la eritromicina, que obliga a monitorear la concentración de la primera en la sangre.
Fármacos como la atropina y la escopolamina no
están indicados en pacientes con EPOC porque producen
resequedad de las mucosas, haciéndolas susceptibles a las
infecciones. La claritromicina produce disgeusia y pigmentación dental reversible.
En los pacientes con complicaciones cardiovasculares derivadas de la EPOC, debe cuidarse la administración
de los anestésicos locales con vasoconstrictores adrenérgicos, para evitar una inyección intravascular, además de
vigilar que la concentración de epinefrina no sea mayor a
1:100,000. Como ya fue señalado, no deben emplearse hilos retractores de tejidos impregnados con este fármaco.
Manifestaciones orales de enfermedad
pulmonar obstructiva crónica
Aun cuando no existen manifestaciones clínicas exclusivas de la EPOC, pueden observarse algunos cambios orales en los pacientes con trastornos severos, como el inflar
los carrillos al respirar, o fruncir los labios en la espiración.
Algunos medicamentos pueden alterar la homeostasis oral y causar resequedad de las mucosas, como los
2–adrenérgicos, los broncodilatadores inhalados, la atropina y la escopolamina. La claritromicina quizá produzca
trastornos en el gusto y pigmentación de los dientes, la cual
es fácil de eliminar con una profilaxis dental.
El uso de corticosteroides por vía inhalatoria pudiera
predisponer a los pacientes a desarrollar infecciones por
Candida albicans, razón por la cual debe instruirse a los
pacientes en el hábito de enjuagarse la boca después del
empleo de estos medicamentos.
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234 Medicina en odontología
(Capítulo 12)
13
Enfermedades
neuropsiquiátricas
José Luis Castellanos Suárez, Laura María Díaz Guzmán, Óscar Gay Zárate
INTRODUCCIÓN
TRASTORNOS NEUROLÓGICOS
Los trastornos psiquiátricos son deterioros funcionales que
pueden producirse como resultado de perturbaciones de
uno o más de los siguientes factores: función biológica,
adaptación psicodinámica, conducta aprendida, condiciones sociales y ambientales, los cuales pueden interrelacionarse aunque su estado clínico en un tiempo dado puede
determinar el área de alteración; el cuidado apropiado del
paciente puede requerir procedimientos para evaluar adecuadamente estos factores.
En la actualidad, el comportamiento y las respuestas
sociológicas del individuo, inmerso en una sociedad con un
revolucionado ritmo de vida son, hasta cierto punto, impredecibles.
Ello, debido a que las condiciones de competitividad,
trascendencia, liderazgo y protagonismo, además de aspectos como diferentes estilos de vida (sedentarismo), dieta,
estrés y patologías yuxtapuestas, por mencionar algunas,
generan estados neuropsiquiátricos peculiares que se manifiestan en trastornos que anteriormente no se hacían tan
evidentes y frecuentes.
Algunos de ellos tienen una etiología de base meramente orgánica (genética o estructural), de conducta y adaptación (como respuesta al medio) o, en su defecto, ambas.
Por ejemplo, es posible encontrar desde estados depresivos pasajeros o crónicos, conductuales manifiestos en
actitudes adictivas o compulsivas, hasta patologías paranoides o esquizofrénicas que requieren de un tratamiento
multidisciplinario complejo y altamente especializado.
Por ello, es menester mencionar en este apartado al
grupo de enfermedades por los que cada vez con mayor
frecuencia los pacientes demandan servicio dental.
EVENTO VASCULAR CEREBRAL
Descripción general
Las alteraciones vasculares en el cerebro son los trastornos
neurológicos más frecuentes en los adultos y ocupan el tercer lugar como causa de muerte en EUA. Incluyen todos
los trastornos que lesionan de manera estructural los vasos
sanguíneos del cerebro o disminuyen su potencial de perfusión parcial (estenosis) o total (obstrucción), lo que produce lesión neurológica. El resultado final de la lesión del
vaso es un episodio agudo que puede originar una isquemia
focal a difusa denominada también evento vascular cerebral o apoplejía (cuadro 13–1).
Etiología y patogenia
La principal etiología de este tipo de trastornos son los fenómenos tromboembólicos y las hemorragias. Las células
cerebrales realizan una gran actividad metabólica y, por
ello, requieren de un aporte sanguíneo constante, en el cual
consumen 20% del oxígeno de la economía. Estas células
no pueden almacenar energía ni sobrevivir por medio
de metabolismo anaeróbico, por esta razón el tejido cerebral es sensible a eventos isquémicos, pudiendo ocasionarse muerte celular y lesión cerebral irreversible.
Las indagaciones que se hacen en el cuestionario de
salud sobre embolia y hemorragia cerebral son inespecíficas, por lo que el clínico debe profundizar en las respuestas
235
236 Medicina en odontología
(Capítulo 13)
Cuadro 13–1. Clasificación general del evento vascular cerebral
I. Evento vascular cerebral isquémico (apoplejía)
a. Isquemia focal
1. Transitoria
Apoplejía (duración > 24 horas)
Pasajera (duración < 24 horas)
2. Inestables
En progresión o evolución (incremento gradual de signos y síntomas)
3. Estables
Signos y síntomas pasajeros y que disminuyen gradualmente hasta desaparecer
b. Isquemia difusa
1. Breve (síncope)
2. Prolongada (lesión cerebral irreversible)
II. Evento vascular cerebral hemorrágico
a. Hemorragia subaracnoidea aneurismática
1. Aneurismas saculados
2. Aneurismas fusiformes
3. Aneurismas micóticos
b. Hemorragia por malformación vascular
1. Angiomas venosos
2. Telangiectasias
3. Angiomas cavernosos
4. Malformaciones arteriovenosas
c. Hemorragia cerebral focal
1. Hipertensión arterial
2. Angiopatía amiloide
3. Anticoagulación farmacológica
4. Fibrinólisis
5. Leucemia
6. Policitemia
7. Hemofilia
8. Uso de anfetaminas o cocaína
9. Traumatismos
d. Encefalopatía hipertensiva
positivas para determinar el estado del paciente. Una embolia, como ya se dijo, es el bloqueo de un vaso sanguíneo por
un coágulo, masa bacteriana u otro material que al originarse en algún otro sitio del cuerpo, se desprende y viaja por
el torrente sanguíneo hasta que el calibre de la luz arterial le
impide su desplazamiento, ocasionando con ello la oclusión
brusca del riego sanguíneo, y con ello anoxia e infarto de alguna zona cerebral. Con frecuencia los émbolos cerebrales
provienen de trombos formados en el lado izquierdo del corazón o de placas ateromatosas desprendidas de cualquier
vaso. Por otro lado, una hemorragia cerebral (derrame cerebral) también puede ocasionar un evento vascular cerebral
al no existir continuidad en el flujo arterial hacia los tejidos;
las causas de una hemorragia pueden ser la ruptura de un
aneurisma a nivel del polígono de Willis, hipertensión arterial (HTA), traumatismos, neoplasias, o trastornos de la coagulación; los eventos de isquemia por lo general se relacionan con el avance y propagación de coágulos, vasculitis,
insuficiencia cardiaca, hipotensión y policitemia.
Cuadro clínico
Las manifestaciones clínicas del evento vascular cerebral
son muy variadas, los signos y síntomas neurológicos dependen de manera directa de la ubicación del vaso sanguíneo involucrado, de su calibre y de las estructuras de riego
sanguíneo involucradas; sin embargo, es frecuente que incluyan debilidad unilateral en extremidades, cara, lengua,
Enfermedades neuropsiquiátricas 237
paladar. Suele presentarse parestesia, disfagia, diplopía y
vértigo. Debido a tal variedad en la presentación de un cuadro clínico único se prefiere denominar como Ictus (instauración súbita de un cuadro neurológico focal), al complejo
de signos y síntomas especificando, según sea el caso, las
variaciones individuales. El cuadro puede presentarse en
minutos o transcurrir horas o días para que se presenten hemiplejía, afasia y trastorno de los nervios craneales V, VII,
IX y X.
Diagnóstico
El diagnóstico preventivo se establece mediante estudios
específicos como la angiografía, imágenes por resonancia
magnética (IRM), tomografía computarizada (TC), etc., en
pacientes con antecedentes derivados de la anamnesis exhaustiva como hipertensión arterial, aterosclerosis, colesterol elevado, examen cardiovascular, antecedentes heredo–familiares, actividades cotidianas de riesgo, fármaco
dependencia (cocaína, anfetaminas, LSD, heroína, etc.) y
alcoholismo; para confirmar evento vascular cerebral se
utilizan además de lo anterior, el cuadro clínico del examen
neurológico y físico en general.
Tratamiento médico
El tratamiento médico debe favorecer el flujo sanguíneo
cerebral a través de la regulación y control de la tensión arterial y de un adecuado balance de líquidos. Cuando la
causa del evento vascular cerebral es un trombo, suelen
prescribirse anticoagulantes como heparina o warfarina,
para tratamiento y profilaxis. Otra opción es el empleo de
antiagregantes plaquetarios como el ácido acetilsalicílico
en dosis de 300 a 600 mg, 2 veces al día, dipiridamol (Dirinol, Persantín) 50 mg, 3 veces al día, o ambos. Para los
pacientes con ataques isquémicos cerebrales por trombos
o estenosis en los vasos carotídeos se recomienda endarterectomía, la cual brinda una respuesta excelente cuando la
lesión es unilateral. Si los pacientes no son candidatos a
este tratamiento por lesiones oclusivas totales o por la inaccesibilidad al sitio quirúrgico, la revascularización por
microcirugía arterial (bypass), es una buena opción.
ENFERMEDAD DE PARKINSON
Descripción general
Llamada también parálisis agitante, es un padecimiento
caracterizado por temblores, trastornos posturales y de la
marcha debido a la falta del neurotransmisor dopamina; es
la cuarta enfermedad neurodegenerativa más frecuente en
los ancianos, surge a partir de los 40 años, la edad media
de inicio es a los 57 años, aunque puede presentarse en etapas tempranas de la vida o incluso después.
Etiología y patogenia
La enfermedad de Parkinson puede ser primaria o secundaria. Es progresiva e incapacita al SNC, producida por degeneración idiopática del cuerpo estriado y la sustancia negra
en el cerebro que concomitantemente reducen el número de
grupos celulares dopaminérgicos con la subsecuente pérdida progresiva del neurotransmisor dopamina; el parkinsonismo secundario es debido a una pérdida o interferencia
de la acción de dopamina en los ganglios basales debido a
enfermedades degenerativas idiopáticas, fármacos (antipsicóticos o tranquilizantes mayores; p. ejem., reserpina,
haloperidol) o productos tóxicos exógenos (heroína).
Cuadro clínico
Este síndrome clínico es caracterizado por temblor en
reposo, lentitud anormal de movimientos con dificultad
para iniciarlos (acinesia), retardo en las respuestas físicas
y mentales (bradicinesia), rigidez e inestabilidad postural.
Existen otras manifestaciones menos evidentes como lo
son alteraciones de la personalidad manifiestos en cambios
del estado de ánimo y labilidad intelectual, control oculomotor y en general en la función autónoma y del sistema
sensorial. El temblor es máximo durante el reposo, disminuye con el movimiento y está ausente durante el sueño, se
intensifica con la tensión emocional y la fatiga física y
mental. La exploración sensitiva suele ser normal, pueden
presentarse signos de disfunción del sistema nervioso autónomo como seborrea, estreñimiento, trastornos de la
micción e hipotensión ortostática. Un tercio de los pacientes desarrolla demencia y no es rara la depresión.
Diagnóstico
Se establece mediante el cuadro clínico, la valoración
física y neurológica exhaustiva.
Tratamiento médico
Se emplean fármacos como:
Precursores de la dopamina como la levodopa,
carbidopa, amantadina, deprenil y bromocriptina
pergolida.
Inhibidor de la monoaminooxidasa tipo B
(IMAO–B) que inhiben las dos principales enzimas responsables de la degradación de dopamina
en el cerebro, prolongando así las dosis individuales de levodopa como la selegilina.
Anticolinérgicos como el trihexifenidilo, mesilato de benzotropina, prociclidina, biperideno y
etopropazina (resequedad oral).
Antihistamínicos por su actividad anticolinérgica y de sedación leve como la difenhidramina y
orfenadrina.
Antidepresivos tricíclicos como sedantes nocturnos y coadyuvantes para la levodopa, así como
para combatir los estados depresivos, dentro de
238 Medicina en odontología
éstos se encuentran la amitriptilina, imipramina,
nortriptilina y doxepina.
Además de los medicamentos, el ejercicio físico y la fisioterapia son benéficos, así como la terapia grupal psicológica y familiar. La cirugía mediante el trasplante de médula
suprarrenal o de neuronas dopaminérgicas fetales es una
alternativa de tratamiento actualmente en etapas experimentales. De igual manera se están practicando la neurocirugía de palidectomía mediante la cauterización química o
térmica de células del globo pálido externo en la base del
cerebro, procedimiento mediante el cual se introduce una
sonda milimétrica térmica a través del cerebro, entre el
putamen y el nervio óptico en la zona conocida como globo
pálido externo produciendo mediante sustancias químicas
o calor, lesiones mínimas y muy precisas de coagulación y
destrucción (cauterización) de grupos celulares cerebrales
que se encuentran relacionados con los “temblores” y que
se han visto con buenos resultados para los pacientes que se
han sometido a este tipo de procedimientos.
CONVULSIONES RECURRENTES
(EPILEPSIA)
Descripción general
Llamadas también crisis convulsivas, son trastornos de la
función cerebral de aparición e intensificación súbita (paroxísticos) y recidivantes, los episodios son de carácter súbito y por lo común breves, pero interfieren con las funciones fisiológicas normales, presentándose con alteración de
la consciencia, actividad motora tónica o clónica de las extremidades, fenómenos sensitivos y de conducta, todo ello
por una descarga anormal y excesiva de las neuronas cerebrales. Cabe la pena resaltar que una convulsión no es sinónimo de epilepsia, se requiere de la presentación de un cuadro recurrente de ataques para establecer el diagnóstico,
dicho de otra forma, el término de epilepsia se aplica a los
estados convulsivos de cualquier tipo y etiología que son
de repetición. Estadísticamente la reaparición de las crisis
ocurre con frecuencia durante el primer año de vida; después de una primera crisis la posibilidad de recurrencia es de
16 a 61%, después de dos crisis, la probabilidad de que se
presente una tercera es casi de 85%. Cabe destacar, que ni
los ataques convulsivos eventuales ni los estados epilépticos definen a un tipo específico de enfermedad, ya que
estrictamente son un conjunto de signos o síntomas comunes que forman parte de un trastorno neurológico más
complejo con etiología variable (estructural, bioquímica,
genética, etc.) y mecanismos poco entendidos, de ahí su
dificultad para tratamiento y manejo.
Etiología y patogenia
Pueden ser sintomáticas o idiopáticas dependiendo si se establecen posibles causas o se desconocen, esto último desgraciadamente ocurre en aproximadamente 75% de niños
(Capítulo 13)
y adultos jóvenes; en la mayor parte de estos casos idiopáticos existen anomalías heredo–familiares metabólicas, bioquímicas en la membrana o los neurotransmisores, inexplicables. Cuando se presenta en etapas iniciales de la vida,
antes de los dos años de edad, suelen estar asociadas a defectos congénitos del desarrollo, traumatismos del parto o
enfermedades metabólicas que afectan al cerebro, las que se
presentan después de los 25 años casi siempre son secundarias a traumatismos o tumores. Situaciones clínicas variables, como hiperpirexia, infección del sistema nervioso central (SNC), alteraciones metabólicas por mencionar algunas,
se asocian como factores causales de eventos convulsivos.
Las crisis convulsivas se desarrollan de una anormalidad generalizada de la función cerebral, en donde un pequeño foco de tejido cerebral (grupo de población neuronal)
anormal, actuando de manera sincrónica, efectúa descargas
eléctricas intermitentes anormales en respuesta a estímulos
endógenos y exógenos, por lo que la función cerebral sufre
un desajuste temporal (convulsión); debido al gran número
de procesos que regula la excitabilidad cortical, es poco
probable que exista un solo mecanismo epileptógeno. En
los niños mayores y adultos las crisis focales (convulsiones
parciales) o los síntomas posictales focales se asocian con
lesiones estructurales cerebrales focales, mientras que las
crisis de tipo generalizado se relacionan más bien a trastornos metabólicos. Las convulsiones, aunque rara vez, también pueden ser una reacción del cerebro a estados fisiológicos de estrés, insomnio, fiebre, abstinencia alcohólica o
sedantes, etc., donde al ser situaciones cotidianas se relacionan con mayor susceptibilidad personal o umbral convulsivo bajo, asociado tal vez a una predisposición genética.
Cuadro clínico
Dependiendo del tipo de crisis los síntomas clínicos son
variados y dependen principalmente del lugar donde se inicia en el cerebro. En las crisis parciales pueden haber aberración psíquica, motora o sensitiva sin pérdida de la consciencia, suspensión del habla, vocalizaciones y parpadeo.
Puede haber manifestaciones focales que preceden a las
crisis (auras) asociadas, por lo general cuando son parciales complejas o generalizadas, en éstas últimas, se ven
afectados tanto el nivel de consciencia como la función
motora desde el principio, presentándose alteraciones en
los niveles de consciencia sin convulsiones, pero con componentes clónicos (sacudidas rítmicas), atónicos (“ataques
de caída”) o tónicos (rigidez); así mismo, con crisis mioclónicas (sacudidas musculares breves, rápidas y recurrentes) con componentes tónicos, clónicos, tónico–clónicos y
atónicos. Presentándose también vocalizaciones sonoras e
incontinencia urinaria.
Diagnóstico
Tiene por objeto tres principios primordiales, establecer si
el paciente padece de epilepsia y si se asocia a un síndrome
epiléptico en particular, clasificar el tipo de crisis convulsivas e identificar si existe la causa subyacente del problema;
lo anterior se establece mediante la historia clínica detallada, haciendo énfasis en aspectos como inicio, frecuen-
Enfermedades neuropsiquiátricas S 239
cia, duración, causa, manejo y control médico, así como
antecedentes heredo–familiares, traumatismos craneoencefálicos, complicaciones del parto, infecciones y toxicología. Además de lo anterior, el médico se ayuda de la exploración física y neurológica detallada, así como de recursos
diagnósticos como electroencefalogramas (EEG), tomografía axial computarizada (TAC) o imágenes de resonancia
magnética (IRM); otros estudios de utilidad pudieran ser
pruebas sanguíneas como biometría hemática, electrólitos
séricos, punción lumbar y electrocardiograma (ECG).
El diagnóstico diferencial es con otros trastornos paroxísticos no convulsivos ni epilépticos que presentan un
cuadro clínico semejante, como alteraciones del comportamiento propias del “desarrollo” en niños, adolescentes y
menos común en adultos jóvenes, como crisis de histeria,
furia o pánico acompañados por hiperventilación, ataques
pasajeros de isquemia o síncope, migraña de la arteria basilar, disritmias cardiacas y enfermedad psiquiátrica no diagnosticada.
Tratamiento médico y pronóstico
El tratamiento farmacológico estricto puede controlar por
completo las crisis e incluso desaparecer las recidivas en
forma definitiva hasta en 50 a 70% de los pacientes después
de 5 a 10 años de establecido el diagnóstico, dependiendo de
la causa. La mayoría de los pacientes son completamente
normales entre los eventos de crisis, aunque algunos se llegan a afectar en su estado de alerta por el uso prolongado
de medicamentos anticonvulsivos, ya que deprimen el
SNC; sin embargo, el posible daño que pudieran mostrar
siempre se relacionará con más frecuencia con la enfermedad neurológica de base que originó el problema más que
a su control farmacológico, sólo excepcionalmente las crisis convulsivas causan por sí mismas deterioro mental o
daño cerebral importante.
Los objetivos del tratamiento están orientados hacia
el control de las crisis, la limitación del daño secundario al
medicamento anticonvulsivo y la promoción de la actividad social normal, procurando realizar ejercicio, trabajar,
y actividades cotidianas siempre bajo vigilancia médica
estrecha y permanente. En su control se utilizan fármacos
anticonvulsivos como la fenitoína (Epamin), ácido valproico (DepakeneR), fenobarbital, carbamacepina (Tegretol), etosuximida, clonacepam, primidona (Mysoline), etc. y otros de aparición reciente como el felbamato,
gabapentina y lamotrigina para uso combinado; en general
el manejo y tratamiento médico se circunscribe y enfatiza
en los siguientes puntos:
S Control médico–farmacológico
S Eliminación y control de los factores desencadenantes
S Manejo de la crisis como urgencia médica
S Aspectos psicosociales con terapia de apoyo y reintegración social productiva.
Existen cuadros aislados de crisis convulsivas que no requieren de tratamiento alguno o permanente dependiendo
de la causa que ocasionó el ataque, por ejemplo: fiebre,
traumatismo craneoencefálico, etc., y por el otro lado existen casos refractarios al tratamiento convencional, para lo
cual una alternativa radical actual, es la sección quirúrgica
de los hemisferios cerebrales a nivel del cuerpo calloso, sin
embargo, por su riesgo es una alternativa extrema por las
posibles secuelas neurológicas inminentes que el procedimiento puede producir, aunque se valora la calidad de vida
con y sin convulsiones, tanto para el paciente como para
los familiares del mismo.
El pronóstico siempre será más favorable, cuando no
existe evidencia de una lesión neurológica estructural demostrable, no obstante que las personas con epilepsia tienen una expectativa menor de vida en razón de su padecimiento neurológico de base o en su defecto relacionado
con un mayor riesgo de accidentes, asfixia, arritmias, edema pulmonar o infarto del miocardio.
El empleo de anticonvulsivos para algunos pacientes
es de por vida y, en ocasiones, dependiendo de su posible
etiología desaparecen sin tratamiento alguno; mas la postura de tratamiento farmacológico establece que un paciente no requiere nuevamente medicamento o se considera dado de “alta” cuando han pasado al menos cuatro años
consecutivos sin presentar eventos convulsivos.
DEMENCIA PROGRESIVA
(ENFERMEDAD DE ALZHEIMER)
Descripción general
Dentro de los trastornos de demencia se encuentra la enfermedad de Alzheimer, caracterizada por afección neurológica degenerativa con demencia progresiva, en la cual se
ven disminuidas gradualmente funciones primordiales que
dan como resultado pérdida de la independencia personal y
social en un individuo previamente competente. A diferencia de los estados confusionales y delirios que se presentan
con signos o síntomas similares, pero aislados o presentes de
manera permanente donde nunca antes fueron individuos
intelectualmente capaces.
Etiología y patogenia
Dentro de las principales causas de demencia progresiva se
encuentran enfermedades degenerativas como Alzheimer,
infartos cerebrales múltiples, fármacos, depresión, lesiones
intracraneales en masa, hidrocefalia comunicante, trastornos endocrinos y metabólicos, infecciones del SNC, etc. La
edad podría considerarse como un factor de predisposición
al existir evidencia de que en la actualidad 50% de las personas con más de 80 años de edad desarrollan enfermedad
de Alzheimer; sin embargo, es de destacar que no todas las
demencias son enfermedad de Alzheimer. Existe un importante factor heredo–familiar ya que 25% de los pacientes
con Alzheimer tienen antecedentes familiares de la enfermedad afectando a la descendencia con un patrón autosómico dominante; la enfermedad se ha relacionado con los
cromosomas 14, 19 y 21.
Cuadro clínico
Se presenta con grados variables pero progresivos de demencia, encontrándose desde trastornos en la memoria con
240 Medicina en odontología
olvidos intrascendentes hasta pérdida de identidad, trastornos del intelecto con deficiencia en la solución de problemas, toma de decisiones y juicio, alteraciones del lenguaje
y desorientación espacial. Sin lugar a dudas, los datos clínicos más característicos en la enfermedad de Alzheimer
son el deterioro inexorable de la memoria y el discernimiento de inicio insidioso y que se presenta a partir de los
60 años en promedio afectando más a las mujeres. Otras formas menos usuales de inicio de la enfermedad son conductas
paranoides, despertar nocturno con desorientación y comportamiento psicótico agudo.
Diagnóstico
Valorar clínicamente la evidencia en el deterioro de las
capacidades cognitivas y conductuales en el que se destacan aspectos como orientación, atención, adecuación social, afecto, memoria y lenguaje; además de un examen
neurológico y psicológico detallado. Algunas pruebas útiles en la valoración de la demencia son TAC, IRM, valores
séricos de tiroxina y vitamina B12, análisis de líquido cefalorraquídeo, EEG, etcétera.
Tratamiento médico
No hay cura hasta el momento para la enfermedad de Alzheimer, los medicamentos probados no han detenido la progresión de la enfermedad. Sólo se atienden de manera paliativa los padecimientos que rodean al problema como el
control de los ciclos del sueño evitando el despertar nocturno o el madrugar; y otros como ansiedad y depresión.
PARÁLISIS CEREBRAL
Descripción general
Se les denomina así a aquel grupo de enfermedades (síndromes) que se manifiestan en común con alteraciones motoras provenientes de anormalidades del desarrollo prenatal, lesión neurológica prenatal o posnatal que afectan de
manera irreversible al SNC por la alteración de los movimientos voluntarios antes de los cinco años de edad. Se
presentan en 0.1 a 0.2% de la población infantil, y hasta 1%
de los nacimientos prematuros o aquellos con bajo peso en
relación con la edad gestacional.
Etiología
Aunque es difícil establecerla de manera específica y mucho
más general, existen factores plenamente asociados, de los
cuales destacan, los ocurridos in utero, los traumatismos
obstétricos, lesiones perinatales como asfixia e ictericia neonatal; ya en lactantes, las causas asociadas más frecuentes
incluyen a los traumatismos craneoencefálicos con daño al
SNC, procesos infecciosos como meningitis, sepsis o septicemias, así como deshidratación severa.
(Capítulo 13)
Cuadro clínico
Se han descrito una variedad de síndromes de los cuales se
pueden agrupar en cuatro principales:
Síndromes espásticos
Síndromes atetoides
Síndromes atáxicos
Formas mixtas
Síndromes espásticos. Estado de hipertonicidad o aumento del tono muscular normal individual o en grupo, con
exaltación de los reflejos tendinosos profundos. Los síndromes espásticos son los más representativos, aproximadamente 70% de los casos; la espasticidad se origina en una
neurona motora superior que altera la función motora desde una forma leve a severa, encontrándose variedad de estados clínico motores como:
Hemiplejía, afectación de dos extremidades de un
mismo lado.
Paraplejía, afectación de ambas piernas.
Cuadriplejía o tetraplejía, afección de todas las
extremidades.
Diplejía, forma intermedia entre la paraplejía y la
cuadriplejía, pero con afectación predominante de
las piernas.
Las extremidades afectadas presentan un desarrollo anormal, hiperreflexia tendinosa profunda, hipertonicidad, debilidad muscular y tendencia al estado de alta resistencia
fija al estiramiento pasivo de un músculo (contractura). Es
común encontrar marcha denominada en “tijera” y de puntillas. En los niños con cuadriplejia es común encontrar
también un trastorno corticobulbar asociado del movimiento orolinguopalatino que produce articulación anormal del habla (disartria).
Síndromes atetoides. La atetosis se caracteriza por la
aparición de movimientos lentos, sinuosos y vermiculares
o serpenteantes, es notable en las manos y suele ser involuntario. Se observan en aproximadamente 20% de los
casos y se deben a la afectación de los ganglios basales, el
paciente presenta movimientos atetoides y de las partes proximales del los miembros y el tronco (movimientos distónicos), así como también pueden observarse movimientos distales bruscos de tipo sacudidas (movimientos coreiformes)
y disartria; estos patrones de movimiento involuntario aumentan bajo situaciones de tensión emocional y desaparecen durante el sueño.
Síndromes atáxicos. La ataxia es la falta de coordinación con irregularidad en la actividad muscular, son
poco frecuentes (10%) y se presentan como consecuencia
de un daño al cerebelo o de sus vías nerviosas de conexión;
los pacientes presentan inseguridad de movimiento y marcha por hipotonía muscular, incoordinación, temblor, e incapacidad para efectuar movimientos rápidos y minuciosos.
Formas mixtas. Son frecuentes y la mayor parte cursa con espasticidad y atetosis, aunque con menor frecuencia pueden presentarse con ataxia y atetosis.
Además de los cuatro principales síndromes motores
específicos descritos existen procesos asociados a parálisis
Enfermedades neuropsiquiátricas 241
cerebral como crisis convulsivas (25%) sobre todo en niños
con espasticidad. Alteraciones visuales como estrabismo,
hiperactividad y escasa capacidad de atención. Los niños
con atetosis ictérica pueden presentar frecuentemente sordera nerviosa y parálisis de la mirada hacia arriba. Los
niños con hemiplejia o paraplejia espástica tienen con frecuencia una inteligencia normal y su pronóstico es alentador en cuanto a sus logros de independencia social; los casos de cuadriplejia espástica y las formas mixtas se asocian
con retraso mental incapacitante.
Diagnóstico
Es clínico por vigilancia especializada estricta y permanente
durante los inicios de la lactancia y en general durante los
primeros años de vida sobre todo cuando existen antecedentes de riesgo como signos evidentes de traumatismo obstétrico, asfixia, ictericia, o meningitis, así como antecedentes
neonatales de convulsiones, hipertonía, hipotonía o desaparición de reflejos. Antes de los dos años es difícil detectar
parálisis cerebral ya no existe un síndrome motor manifiesto, presentándose sólo retraso en el desarrollo motriz,
persistencia de reflejos infantiles, hiperreflexia y alteraciones del tono muscular.
Las pruebas de laboratorio sirven para excluir enfermedades de base bioquímica o metabólica capaces de afectar el sistema motor; de igual manera se emplean estudios
por imagen como la IRM y TAC.
Tratamiento
La parálisis cerebral es una afección de por vida, los objetivos del tratamiento son el control de los procesos asociados
como las convulsiones, para hacer que estos pequeños tengan una expectativa de vida más “normal” y “llevadera” con
el objetivo de lograr en la medida de lo posible la independencia social y familiar, por lo que el tratamiento se vuelve
complejo al involucrar de manera invariable a los miembros
de la familia, dado que en la mayor parte de los casos los tratamientos se afrontan inicialmente con un curso impredecible, la necesidad de asistencia con un ánimo de apoyo realista mediante psicoterapia y grupos de apoyo se vuelva
igual de importante, que la atención directa del pequeño.
Para los pacientes su tratamiento es multidisciplinario
donde se instauran planes terapéuticos complejos individualizados y polivalentes con base en estimulación sensoriomotor temprana (física, auditiva, visual, táctil, etc.),
fisioterapia, hidroterapia, terapia del lenguaje, terapia ocupacional, cirugía ortopédica, etc., así como exaltación de
la autoestima y revaloraciones neurológicas periódicas y
permanentes.
MANEJO ODONTOLÓGICO EN PACIENTES
CON TRASTORNOS NEUROLÓGICOS
En este tipo de pacientes lo destacable en cuanto a manejo
dental se circunscribe a los siguientes puntos específicos:
La cooperación y tolerancia al estrés físico y emocional son aspectos que pueden encontrarse alterados y disminuidos por el propio estado neurológico del paciente, el cual se manifiesta en cambios
en la tolerancia ante el estrés de cita dental, que
puede desestabilizar el estado del paciente y exacerbar o empeorar estados preestablecidos de trastornos de la respuesta a movimientos voluntarios
como en la enfermedad de Parkinson o la parálisis
cerebral; la ansiedad, puede ser también el detonador de una crisis convulsiva. En casos extremos,
debido a su estado limitado de respuesta a movimientos voluntarios, grado de deformidad física y
trastornos posturales, hace a un paciente candidato a atención multidisciplinaria y especializada
en centros de atención médico–odontológica adecuados en accesos y mobiliario, así como personal
capacitado en sedación o anestesia general; muchos de estos pacientes requerirán siempre la compañía a sus citas por parte de un pariente dado que
no se valen por sí mismos en lo intelectual, en la
comunicación interpersonal, en su traslado físico
y para la toma de decisiones terapéuticas, por citar
algunos datos. Las interacciones farmacológicas,
la tendencia a caries y enfermedad periodontal por
descuido y falta de aspectos preventivos de higiene oral, son otros puntos importantes a considerar
en este grupo de pacientes.
MANEJO ODONTOLÓGICO EN PACIENTES
CON EVENTO VASCULAR CEREBRAL
El manejo de estos pacientes en el consultorio dental es
complejo sobre todo porque se encuentran hematológica,
neurológica y cardiovascularmente comprometidos, reciben terapia con antiagregantes plaquetarios, anticoagulante
y antihipertensiva, entre otras posibles y son pacientes que
requieren de cuidados médicos múltiples, dadas las posibles
causas que ocasionaron un evento tromboembólico como
HTA, arteriosclerosis coronaria, diabetes, etc. Un paciente
con historia de evento vascular cerebral corre grandes riesgos de padecer de un nuevo evento isquémico cerebral comparativamente con quien no lo ha tenido; sin embargo, existe
el riesgo latente en pacientes con HTA o diabetes descontrolada el cual no debe recibir tratamiento dental electivo hasta
no tener un adecuado manejo y control médico.
Recomendaciones y adecuaciones
durante la consulta
Es indispensable el monitoreo de la presión arterial antes
durante y después de la cita dental, así como hacer énfasis
en el estricto control médico farmacológico del paciente.
Cuando se trata a pacientes con el antecedente médico de
evento vascular cerebral y que desgraciadamente conservan secuelas neuromotoras de algún evento pasado, debemos entender que dependiendo de la magnitud del mismo,
el paciente tenga desde una parálisis leve y localizada hasta
242 Medicina en odontología
una verdadera discapacidad física que lo disminuya en su
independencia personal, con riesgos que van desde una deficiente condición de higiene oral hasta dificultad de acceso y tránsito en un consultorio dental convencional. Al ser
pacientes con una posible historia de HTA, el uso de anestésicos con vasoconstrictor adrenérgico debe valorarse detenidamente; por lo anterior, este grupo de pacientes no toleran
bien la ansiedad por lo que es necesario aplicar protocolo de
disminución de estrés mediante una buena relación médico–
paciente, citas cortas y por la mañana, adecuadas y efectivas
técnicas anestésicas y premedicación ansiolítica (opcional),
y todos los recursos posibles para hacer de la consulta odontológica un ambiente de tranquilidad emotiva. Existe riesgo
de presentarse hipotensión ortostática al final de la cita dental por los antihipertensivos que pudiera tomar el paciente.
Otro aspecto importante es que procedimientos rutinarios
como una extracción dentaria se deben valorar de manera
cuidadosa ya que por lo general son pacientes que están anticoagulados o en el menor de los casos reciben antiagregantes plaquetarios para disminuir el riesgo de evento
vacular, situación que exige una minuciosa valoración
diagnóstica antes de implementar tratamientos electivos
en el consultorio dental.
Exámenes complementarios
Dado que son pacientes bajo terapia anticoagulante se debe
observar el tiempo de protrombina (TP) medido con el
radio internacional normalizado (NIR, del inglés Normalized International Ratio) y estandarizado con el índice de
sensibilidad internacional (ISI) para la tromboplastina, que
debe estar en parámetros menores de 3, de otra manera se
recomienda solicitar al médico tratante ajuste las dosis del
fármaco anticoagulante (Capítulo de 10). Dado que estas
estandarizaciones no se han implementado de manera general en la totalidad de los laboratorios de análisis clínicos,
a la falta de ellos pudiera ser de utilidad llevar el TP de 1.5
a 2.5 veces el tiempo testigo, este nivel ofrece seguridad de
hemostasis y protección al paciente en un evento quirúrgico; sin embargo, existe el riesgo latente de que el ISI para
la tromboplastina sea muy lejano a 1.0 y, por tanto, poco
confiable, ante esta situación puede ser recomendable indicar de manera rutinaria el examen de TP en el mismo laboratorio siempre y hacer hincapié al responsable sobre estos
aspectos de uso de reactivos. Además de la vigilancia del
tiempo de protrombina (TP) se recomiendan las otras pruebas para valorar hemostasia y trastornos de la coagulación,
como lo son el TPT, la biometría hemática descartando una
discrasia sanguínea por la ingesta permanente de medicamentos; tiempo de sangrado ya que los pacientes con
hipertensión y que toman antiagregantes plaquetarios lo
altera invariablemente; nunca debe de tratarse a un individuo con cifras menores a 40,000 plaquetas/mm3 de sangre.
Consideraciones farmacológicas
El uso de anestésicos con vasoconstrictor adrenérgico no
está contraindicado en el paciente bajo control médico de
presión arterial, siempre y cuando no se excedan las dosis
(Capítulo 13)
terapéuticas de epinefrina (0.2 mg) o el equivalente a 10
cartuchos de 1.8 mL (Capítulo 1) y se tomen medidas en
la técnica anestésica como la aspiración rutinaria para evitar infiltración intravascular; sin embargo, existen pacientes que pudieran estar tomando propranolol (Inderalici)
como medicamento antihipertensivo que interactúa directamente con la adrenalina por lo que se sugiere minimizar
la dosis al máximo o lo recomendable es emplear un anestésico local con vasoconstrictor no adrenérgico como podría ser la prilocaína con felipresina (Citanest octapresín), además si el procedimiento por realizar no demanda
de isquemia local por no ser estrictamente quirúrgico–invasivo, está última medida es la más recomendable de
manera rutinaria.
Si se están empleando de rutina ácido acetilsalicílico
(aspirina) o algún otro antiagregante plaquetario similar y,
se decide, mediante la interconsulta médica la suspensión
temporal del medicamento, debe hacerse con 10 días de
anticipación al procedimiento quirúrgico esperando con
esto la completa biodegradación del fármaco.
Estos pacientes son individuos ansiosos que no toleran adecuadamente el estrés, por lo que la premedicación
ansiolítica o tranquilizante puede ser una buena alternativa
antes de la cita odontológica, para lo cual se puede utilizar
un tranquilizante ligero a excepción del loracepam (Ativan) que no debe emplearse en pacientes bajo tratamiento
con anticoagulantes debido a que inhiben el efecto hipoprotrombinémico de estos últimos, exponiendo a la formación
de trombos y a las complicaciones que ellos pudieran derivar. Lo anterior debe de ser documentado siempre que se
requiera la prescripción médica de algún otro fármaco de
uso odontológico, ya que algunos antibióticos, AINE y
analgésicos inhiben o potencializan la acción de los antiagregantes plaquetarios o anticoagulantes.
Manifestaciones orales
La terapia antihipertensiva con nifedipino tiene el riesgo
de hiperplasia gingival, resequedad oral y lesiones liquenoides (alfametildopa), algunos como los bloqueadores
(propranolol) o vasodilatadores, como la hidralacina pueden causar parestesia en maxilares y cara. Pueden evidenciarse lesiones rojas o eritematosas por la medicación antiagregante plaquetaria y anticoagulante como petequias,
eritema o hematomas; fisuras linguales y labiales por resequedad mucosa, así como ulceraciones por fricción y predisposición a candidiasis, caries y enfermedad periodontal
por falta de lubricación de los tejidos orales y piezas dentarias; lo anterior aplica también para el paciente con secuelas neuromusculares de parálisis bucofacial y hemiplejía,
donde el control personal de placa dentobacteriana no se
lleva de manera adecuada.
Pueden presentarse manifestaciones orales propias a
un evento vascular cerebral pasado, que dependiendo de su
magnitud, pueden manifestarse como grados variables de
disfunción sensorial de los tejidos orales y peribucales
como disestesias y neuralgias, trastornos en la percepción
del gusto (disgeusias), desorientación perceptual de estímulos dolorosos de origen dental lo que complica significativamente el diagnóstico y la ubicación exacta del problema
cuando éste no es tan evidente clínica y radiográficamente
Enfermedades neuropsiquiátricas 243
como una caries amplia o una periodontopatía avanzada.
Pueden verse también trastornos del habla, problemas en
el control y deglución de la saliva.
Plan de tratamiento
El paciente que ha sufrido un evento vascular cerebral debe
valorarse minuciosamente su estado psicomotor y las posibles complicaciones y secuelas que éste pudiera haber dejado al paciente, para poder decidir que etapas resaltar y
hasta donde llegar con el plan de tratamiento dental; en los
pacientes con discapacidad motora manifiesta en sus extremidades superiores, se deben resaltar aspectos preventivos
reduciendo la periodicidad de las sesiones de mantenimiento y revisión dental periódica, así como la implementación de enjuagues fluorados y aditamentos de limpieza
específicos que faciliten el control personal de placa dentobacteriana. Por otro lado, para los pacientes con lesión psicológica o motora evidente, los aditamentos removibles
pueden resultar de poco valor funcional.
Dado que la etiología del evento vascular cerebral es
un estado hipertensivo sostenido, deben descartarse otros
compromisos sistémicos propios a este padecimiento, como
afecciones cardiovasculares (angina, infarto del miocardio
e insuficiencia cardiaca congestiva); así como, diabetes y
compromiso renal asociado.
MANEJO ODONTOLÓGICO
ENFERMEDAD DE PARKINSON
Dentro de las consideraciones principales de manejo odontológico del paciente con enfermedad de Parkinson destacan
los movimientos involuntarios, los movimientos voluntarios lentos y el retardo en general en las respuestas físicas y
mentales, lo que condiciona de manera directa la cooperación en general; destacándose la mental y postural, como la
de apertura bucal del paciente, el control de retracción de
tejidos como carrillos y de la lengua; otra situación son las
consideraciones farmacológicas como interacciones con
anestésicos locales (xilocaína) y algunos efectos secundarios de los medicamentos que el paciente toma para su control, que producen hiposalivación y riesgo de hipotensión
ortostática. El temblor de los pacientes se incrementa con
el estrés físico y emocional, por lo que se debe de tener en
cuenta para la consulta dental.
Recomendaciones y adecuaciones
durante la consulta
La intolerancia al estrés condiciona de manera determinante el manejo del paciente durante las citas, ya que exacerban y aumentan los “temblores”; al tener alteraciones de la
personalidad que se manifiestan en cambios repentinos del
estado de ánimo y labilidad intelectual, van a producir desde, poca cooperación durante la cita, hasta inasistencias a
las mismas, lo que puede requerir de cambios y ajustes en
los tiempos de concreción en los planes de tratamiento.
Como se mencionó, los temblores y la cooperación física
de movimientos voluntarios puede hacer un verdadero
problema de controlar y retrasar las sesiones, prolongarlas
o incluso poner en riesgo al paciente de una iatrogénia traumática al realizar un movimiento repentino; o al no tener
buena tracción de tejidos en el capo operatorio, lo que puede
llegar al extremo de una atención bajo anestesia general,
dependiendo del grado de afección que tenga el paciente.
Un efecto secundario de los antiparkinsonianos y antidepresivos es la hipotensión ortostática que puede presentarse al terminar la consulta dental. Algunos pacientes
pueden presentarse además con grados variables de somnolencia debido a medicamentos como antihistamínicos y
antidepresivos.
Exámenes complementarios
Es probable que el único examen de laboratorio de empleo
odontológico sea la biometría hemática, la cual descarta
discrasia sanguínea secundaria por la ingestión crónica de
fármacos.
Consideraciones farmacológicas
Existe la posibilidad de HTA aguda como interacción farmacológica entre los medicamentos dopaminérgicos y los
vasoconstrictores adrenérgicos (adrenalina) del anestésico
local (xilocaína, lidocaína), por lo que no se recomienda su
empleo, se prefiere la prilocaína con felipresina (Citanest
octapresín).
Un efecto secundario de los antiparkinsonianos y antidepresivos es la hipotensión ortostática que puede presentarse al terminar la consulta dental.
Manifestaciones orales
La sialorrea es un signo del paciente que padece enfermedad de Parkinson, contrario a la resequedad oral, secundaria al uso de medicamentos anticolinérgicos, antihistamínicos y antidepresivos tricíclicos, lo que aumenta la
posibilidad de caries y periodontopatías.
Cabe mencionar que más de 30% de los pacientes con
enfermedad de Parkinson presentan además grados variables de depresión y en etapas avanzadas pueden desarrollar demencia, lo que implica riesgos adicionales a considerar en el manejo odontológico de estos pacientes.
MANEJO ODONTOLÓGICO EN EL
PACIENTE CON CONVULSIONES
RECURRENTES (EPILEPSIAS)
El punto más importante en el manejo odontológico de un
paciente epiléptico es su identificación diagnóstica y de
control, para lo cual es importante realizar un completo y
meticuloso interrogatorio mediante el cuestionario de salud y, en su caso, sea canalizado a tratamiento o control médico estricto. El trabajo multidisciplinario se vuelve im-
244 Medicina en odontología
portante en cuanto a la toma de decisiones respecto de
modificación de aspectos de rutina que deben de ser individualizados a cada paciente, como duración y horario de las
citas, ajustes farmacológicos, reacciones secundarias a fármacos, manejo adecuado del estrés y del dolor, énfasis en
aspectos preventivos de higiene, extensión del plan de tratamiento, etc., y muy importante el manejo de urgencias
médicas por eventos convulsivos recientes, ya que aunque
la mayor parte de las veces el paciente se recupera con rapidez de una crisis convulsiva y no ocurren mayores complicaciones, ante la incertidumbre diagnóstica y sobre todo si
es el primer ataque, es preferible recomendar la hospitalización y revaloración médico–neurológica.
Recomendaciones y adecuaciones
durante la consulta
Dando por entendido el hecho de que los tratamientos electivos sólo deben aplicarse en pacientes controlados médica
y farmacológicamente. Siempre debe hacerse acompañar
al paciente por un familiar involucrado en su problema médico como condición de tratamiento, es importante cercionarse que el paciente está tomando de manera adecuada su
medicamento anticonvulsivo. Las citas deben ser cortas y
de preferencia por la mañana, si el procedimiento a realizar
implica dolor, debe asegurarse un buen bloqueo anestésico. Es importante mantener la confianza del paciente
mediante una cordial relación dentista–paciente con lo que
se evitará al máximo la ansiedad que en sí misma produce
la cita al odontólogo; esto con la intención de minimizar el
estrés emocional que como se sabe es un factor desencadenante de una crisis convulsiva.
Se debe prever que en caso de presentarse un ataque
convulsivo, no exista mobiliario que ponga en riesgo al
paciente y contar con medicamentos propios para el manejo de éste, así como teléfonos de emergencia para trasladarlo
a un hospital. El manejo de una urgencia médica de este tipo
en el consultorio dental se maneja de la siguiente forma:
En un rango de tiempo de 0 a 5 minutos:
1. Suspender toda actividad de tratamiento odontológico y garantizar la óptima ventilación del
paciente, mediante una posición de costado en
sillón y despejando por completo las vías aéreas
de instrumental, dique, aditamentos, secreciones,
etc., y de ser posible mediante un pequeño tanque
de O2.
2. Colocar el respaldo del sillón en posición supina
y con un banquillo en el cabezal. Observar los signos vitales.
3. Protegerlo en lo posible de daño físico.
4. Administración IV o IM de loracepam (Ativan)
0.1/kg a ritmo de 2 mg/min o diacepam (Valium)
0.2 mg/kg a ritmo de 5 mg/min.; otra alternativa es
el fenobarbital (Sevenal).
5. Trasladar al paciente a un hospital.
Por lo general una crisis convulsiva no dura más tiempo;
sin embargo, si se prolongan más de cinco minutos:
(Capítulo 13)
1. Repetir administración de diacepam e incluir fenitoína de 15 a 20 mg/kg.
2. Insistir en la ambulancia para traslado hospitalario.
Exámenes complementarios
La biometría hemática anual es importante para descartar
una posible discrasia sanguínea producto de la toma rutinaria de medicamentos anticonvulsivos y descartar anemia y
leucopenia, es recomendable sobre todo en pacientes que
toman anticonvulsivos del tipo de la carbamacepina.
Existen anticonvulsivos que al ser ingeridos de manera crónica pueden producir hepatotoxicidad (25 a 30%
de los pacientes) y daño hepático acumulado, como el ácido valproico, para lo cual puede ser conveniente valorar el
estado funcional el hígado mediante pruebas de funcionamiento hepático, vigilando aumento de las transaminasas
séricas (mayor a dos veces lo normal donde se sugiere incluso la suspensión del fármaco), amoniaco, bilirrubina,
etc. (Capítulo 6); sin embargo, su valoración compete de
manera más directa al médico general; por su parte el
médico tratante puede indicar exámenes periódicos destinados a valorar los niveles séricos del medicamento para
aspectos de ajustes de dosis, estados de tolerancia metabólica, etc. Si existe la posibilidad de daño hepático es conveniente indicar una prueba de TP para descartar riesgo de
hemorragia. Otro medicamento como el felbamato puede
producir anemia aplásica e insuficiencia hepática. Otros
medicamentos como la carbamacepina llegan a producir
una leucopenia benigna con cifras iguales o menores a
4,000/mm3 e incluso hasta 2,500/mm3; sin embargo, se
dice que estas cifras no llegan al extremo de producir diátesis infecciosa, pero lo recomendable es vigilar mediante la
biometría hemática.
Consideraciones farmacológicas
No hay que pasar por alto que el paciente controlado recibe
medicamentos que toma de manera rutinaria, los cuales
son potenciales productores de efectos secundarios como:
Discrasias sanguíneas sobre todo anemia y leucopenia, produciendo retraso en la cicatrización
de heridas, hemorragia e infección, así como signos locales de glositis, queilitis angular, parestesias, disgeusia, cambios mucosos como palidez,
ictericia, petequias y hematomas.
Disfunción hepática que compromete el metabolismo de otros fármacos y riesgo potencial de sangrado en un evento quirúrgico o extracciones.
Trastornos gastrointestinales del tipo gastritis o
úlceras pépticas por la toma oral crónica.
Interacciones farmacológicas con agentes de
uso común en odontología como AINE, analgésicos y antibióticos no se han reportado, por lo que
en dosis terapéuticas de rutina pueden utilizarse
sin riesgos para el paciente, con excepción de los
sedantes e hipnóticos tipo barbitúricos como el
fenobarbital, secobarbital y barbital, que aumen-
Enfermedades neuropsiquiátricas S 245
S
S
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S
tan la velocidad de metabolización de los anticonvulsivos, acortando la duración de sus efectos, por
lo que se prefiere el uso de benzodiacepinas como
el alprazolam (Tafil), diacepam (Valium), loracepam (Ativan), midazolam (Dormicum),
bromacepam (Lexotan), triazolam (Halción),
etc. para propósitos de premedicación ansiolítica.
Hiperplasia gingival secundaria al uso de fenitoína (Epamín).
Botiquín de emergencias médicas con medicamentos para el manejo de una crisis convulsiva de
urgencia en el consultorio como diacepam y fenobarbital.
Tendencia al sangrado. El ácido valproico (EpivalR) es un medicamento anticonvulsivo que produce aumento de tiempo de sangrado (TS) y, por
tanto, hace al paciente susceptible de hemorragia
por inhibición de la agregación plaquetaria semejantes a los efectos de la aspirina.
Xilocaína. El uso de ésta como anestésico local en
pacientes susceptibles debe descartarse, porque se ha
documentado que induce ocasionalmente, a eliminar
crisis convulsivas, en especial cuando existe una
administración intravascular accidental.
Premedicación ansiolítica. Si se requiere, pueden utilizarse de 10 a 20 mg de fenobarbital adicionales a la dosis de control rutinaria del paciente
1 a 2 horas antes de la consulta, siempre y cuando
sea éste el medicamento con el que el paciente se
controla, si no es así, por ejemplo, en los pacientes
que no utilizan barbitúricos para controlarse, el
diacepam (Valium) es el medicamento ansiolítico de elección.
Somnolencia. Aunque no es común, algunos pacientes presentan un grado variable de somnolencia
y aletargamiento producto de los medicamentos
depresores del SNC que ingieren para su control,
principalmente fenobarbital y primidona, lo cual
debe de valorarse si se pretende un premedicación
ansiolítica por efectos farmacológicos acumulados y para aspectos de comunicación y cooperación consciente durante la cita y traslado del
paciente antes y después de su cita.
La fenitoína también produce efectos secundarios como
osteopenia, hirsutismo, adenopatías, somnolencia, irritabilidad, marcha inestable y confusión. La carbamacepina
tiene efectos secundarios de diplopía, mareos y trastornos
gastrointestinales, así como la capacidad de producir leucopenias y eritropenia.
Manifestaciones orales
Los pacientes con trastornos convulsivos de cualquier
índole muestran características típicas en una revisión oral
clínica, dentro de las que se encuentran como principales
un crecimiento del tejido gingival generalizado (hiperplasia gingival) secundario a la toma de fenitoína (Epamín)
como medicamento anticonvulsivo, en aproximadamente
40 a 50% de los pacientes que lo toman por más de tres me-
ses, lo cual predispone al paciente a trastornos periodontales por acumulación de irritantes locales difíciles de remover de manera convencional con el habitual cepillado
dental.
Otra característica importante son la abrasión dental
marcada y fracturas coronales de los órganos dentarios producto del apretamiento y traumatismos durante las crisis
convulsivas, así como cicatrices visibles en piel de labios,
carrillos y cara, producto de mordeduras y golpes. Además
de lo anterior, y dependiendo del medicamento que el
paciente tome para su control, pueden evidenciarse lesiones
propias de los efectos secundarios de éstos, como pueden ser
cambios en el color y aspecto de la mucosa de revestimiento,
petequias, hematomas, etc., las cuales se mencionan en la
sección de consideraciones farmacológicas.
Plan de tratamiento
Hay que hacer énfasis en la prevención mediante un estricto control personal de placa dentobacteriana con citas
periódicas de revisión y mantenimiento en lapsos más cortos de tiempo, para que en el caso de que exista posibilidad
o evidencia de crecimientos gingivales, éstos no se vean
agravados con la acumulación constante de irritantes locales; de la misma manera debe de hacerse una valoración
periodontal para procedimientos de gingivectomía y gingivoplastia, raspado y alisado coronal y radicular permanente, así como el adiestramiento al paciente en el empleo
rutinario de aditamentos de higiene oral y enjuagues antisépticos.
Si se requiere de rehabilitación protésica, los aditamentos removibles, parciales o completos o fijos con poca
retención, están contraindicados por el riesgo de laceración o broncoaspiración durante una crisis convulsiva. Si
se opta por prótesis fija deben construirse de preferencia en
metal o si la estética es un factor imprescindible hacer caras
vestibulares cerámicas para evitar al máximo la fractura o
fragmentación de éstas durante una crisis convulsiva.
MANEJO ODONTOLÓGICO EN PACIENTES
CON DEMENCIA PROGRESIVA
(ENFERMEDAD DE ALZHEIMER)
En este grupo de pacientes, la atención dental sufre adecuaciones prácticamente en dos rubros principales:
1. la falta de identidad y el olvido, por lo que llegan
a ser completamente dependientes de familiares e
instituciones especializadas, y su manejo clínico
dental invariablemente requiere de la compañía y
corresponsabilidad de un familiar; y
2. el farmacológico por las posibles interacciones y
efectos medicamentosos secundarios de los fármacos que reciben para controlar su padecimiento
neurodegenerativo.
Además, debido a la etiología de la enfermedad, es primordial identificar trastornos sistémicos asociados que derivaron en la enfermedad, como lo son evento vascular cerebral,
246 Medicina en odontología
empleo de fármacos, fármaco dependencia, depresión, trastornos endocrinometabólicos e infecciones del SNC, por
mencionar los más destacados.
Recomendaciones y adecuaciones
durante la consulta
En el manejo clínico, se vuelve prioritaria la asistencia a la
consulta dental en la compañía de un familiar que se responsabilice para la valoración diagnóstica, explicación de
planes de tratamiento y, en general, toda la secuencia de citas que el tratamiento dental con lleve, de otra manera no
se pueden dar garantías de entendimiento pleno de planes
de tratamiento, programación de citas, condiciones de
pago, toma de decisiones, etc. lo cual está condicionado al
grado de afección, o control médico del paciente en particular, o ambos; sin embargo, se sugiere que independiente de
esto, sea una condición de tratamiento dental. Además de lo
anterior, puede existir alteración en el estado de consciencia
e intelecto propio de la enfermedad y complicado por la
medicación antidepresiva o depresora del SNC, así como
trastornos de lenguaje, lo que limita enormemente la comunicación y la cooperación del paciente en el sillón dental. Un
efecto secundario de los fármacos sedantes y antidepresivos
es la hipotensión ortostática que puede presentarse al terminar la consulta dental.
El pronóstico de los planes de tratamiento siempre estarán supeditados al refuerzo de aspectos preventivos de
higiene oral usualmente descuidados al extremo en estos
pacientes.
Consideraciones farmacológicas
Sedantes, tranquilizantes, antidepresivos y en general depresores del SNC que toman para controlar los trastornos del
sueño adicionales y los estados de ansiedad y depresión que
padecen por lo general estos pacientes, producen resequedad oral, e hipotensión ortostática. El empleo de anestésicos
locales con vasoconstrictor adrenérgico (xilocaína y lidocaína) está contraindicado en los pacientes que toman antidepresores tricíclicos inhibidores de la MAO por el riesgo
de HTA aguda.
Manifestaciones orales
La pérdida de identidad promueve de manera gradual la
ausencia de compromiso y atención personal, descuidando
los hábitos más esenciales de higiene oral lo que se complica por la resequedad oral, originando que el paciente sea
un candidato con alta tendencia a caries (cervical) y enfermedad periodontal avanzada, así como también infección
micótica del tipo candidiasis.
Por la edad a la que en promedio se presenta la demencia progresiva, se vuelve prioritario descartar la posibilidad
de trastornos sistémicos asociados, previos o concomitantes, como procesos cardiovasculares, endocrinos u osteodegenerativos, que implican adecuaciones adicionales a los
planes de tratamiento dentales.
(Capítulo 13)
MANEJO ODONTOLÓGICO EN
PACIENTES CON PARÁLISIS CEREBRAL
El manejo odontológico en estos pacientes, que por lo regular son niños y adolescentes, es complejo y demanda
atención multidisciplinaria, altamente especializada, debido a que cada caso es individual y dependiendo de las estructuras nerviosas lesionadas, tipo de parálisis, grado de
discapacidad, áreas funcionales afectadas, situación ambiental, social, cultural y familiar; encontrando trastornos
que van desde la discapacidad motora hasta trastornos
igualmente complejos de tipo visual, auditivo, sensorial y
de comunicación, lo cual genera un verdadero reto para el
odontólogo responsable. Es usual que este tipo de atención
especializada se ofrezca en centros de atención o fundaciones, creados con estos fines como APAC, DIF, Teletón,
hospitales, etc., donde se concentran los recursos médicos
y mobiliarios idóneos para el manejo integral de los pacientes, incluidos los servicios estomatológicos; sin embargo, no es raro que en ocasiones los familiares del paciente demanden del servicio en la consulta privada, para
lo cual hay que estar preparado en su manejo o, en su defecto, ante la carencia de este entrenamiento y por consciencia ética, sea preferible canalizarlo a las instancias adecuadas ya descritas para su manejo integral óptimo.
Recomendaciones y adecuaciones
durante la consulta
El manejo rutinario en el consultorio dental está supeditado a la valoración de tres factores angulares:
Odontológico. Personal con entrenamiento adecuado, experiencia y familiarizado en la rutina del
manejo integral de estos pacientes.
Mobiliario y equipo. El consultorio debe estar
ubicado en planta baja, provisto con rampas y accesos de circulación adecuados, equipo para anestesia general, sala de recuperación, etc.
Condiciones individuales del paciente. Las características específicas y problemas de salud física
asociadas como la edad, tipo de afección, sistemas
involucrados, trastornos posturales, o deformidad
física, o ambos, convulsiones, retraso mental, grado de deficiencia en la coordinación muscular, cooperación, comunicación, autosuficiencia, necesidad de sedación, etcétera.
Exámenes complementarios
La biometría hemática es importante para descartar una
posible discrasia sanguínea, si es que existe ingestión crónica de medicamentos anticonvulsivos y descartar anemia.
Si estos pacientes son atendidos bajo sedación, como en
cualquier otro que es sometido a anestesia general, deben
indicarse exámenes de laboratorio de rutina como biometría hemática, TS, TPT y TP.
Consideraciones farmacológicas
Si se aplica anestesia general se debe recomendar un ayuno
de 10 a 12 horas, por lo que se tiene que duplicar la dosis
Enfermedades neuropsiquiátricas 247
del anticonvulsivo desde la noche anterior, para cubrir al
paciente previendo que no tomará la dosis matutina. Anestésicos y sedantes sin cambio, salvo la recomendación hecha a la contraindicación parcial de xilocaína en pacientes
que padecen de convulsiones asociadas.
Manifestaciones orales
Las manifestaciones orales que quizá presenten estos pacientes son variables y producto de diferentes factores como:
Maloclusión y colapso maxilar. Por hipotonicidad
y consecuente debilidad muscular peribucal y orofacial generalizada sobre todo del labio inferior;
hábito de protrusión lingual y retraso en la cronología de la dentición; en general, se tiene una dentición temporal normal pero al adentrarse a la dentición mixta las deformidades de los arcos son más
comunes y, por tanto, las malposiciones, más evidentes.
Lesiones traumáticas dentoalveolares con fracturas y laceración de tejidos blandos, por caídas,
convulsiones, o ambos.
Sialorrea. Por hipotonicidad para deglutir y manejar secreciones, así como falta del reflejo de succión, lo que también puede provocar riesgo de
broncoaspiración y grados variables de desnutrición por problemas de alimentación. (véase Capítulo 14, apartado de Desnutrición). La salivación
constante promueve la aparición de queilitis angular por candidiasis.
Bruxismo. Por disfunción muscular y ansiedad, lo
que llega a provocar atrición y pérdida de la dimensión vertical.
Caries y enfermedad periodontal. Por respiración bucal (maloclusión), consistencia blanda de la
dieta que es más adhesiva a los tejidos y estructuras
orales, disfunción muscular y autoclisis de lengua
y carrillos, así como, grados variables de hipoplasia
de los tejidos duros y maloclusión. Es de destacar
el poco o nulo énfasis en aspectos preventivos (higiene) y mantenimiento oral periódico. La higiene
como aspecto preventivo primordial prácticamente
debe ser responsabilidad completa de los padres del
pequeño, desgraciadamente, al haber mayor atención por los cuidados sistémicos, avances neurológicos y motrices, se descuidan con facilidad, haciéndolos presa de periodontopatías y caries
extensas que a su vez trastornan el equilibrio emotivo del paciente haciéndolo susceptible de descompensaciones de carácter sistémico, como convulsiones por dolor dental agudo y crónico no
advertido por los padres del paciente.
Plan de tratamiento
Los pacientes con parálisis cerebral requieren de adecuaciones importantes a los planes de tratamiento odontológico convencionales en aspectos como:
Énfasis en aspectos preventivos, desde que se
diagnostica a estos pequeños se debe de establecer
un plan de control y mantenimiento estricto con
instrucción y sensibilización a los padres sobre
medidas de control de placa y aspectos generales
de higiene y prevención oral que ellos mismos deben de implementar en sus hijos hasta que logren un
grado de independencia tal en el que ellos puedan
proveerse a sí mismos de las medidas de higiene,
con recursos especiales que les faciliten esta tarea
dentro de los que se pueden mencionar el uso aditamentos de higiene especiales como cepillos eléctricos o adecuación de los mangos del cepillo engrosándolos con acrílico para mejor sujeción y control
manual (Capítulo 17). Se recomienda el uso preventivo de selladores de fosas y fisuras en todos
los dientes, incluso este procedimiento por sí
mismo justifica una primera sesión odontológica
bajo sedación o anestesia general, en la cual se incluyan profilaxis y aplicación tópica de flúor, sin
que ésta sesión este indicada sólo y exclusivamente para tratamientos curativos como caries, pulpotomías y coronas de acero–cromo, en los cuales la
condición perdió el sentido profiláctico esperado.
A manera preventiva, también se recomienda instruir a los padres acerca de los hábitos alimenticios
donde debe prohibirse el consumo de alimentos
entre comidas, sobre todo de carbohidratos.
El uso de coronas de acero–cromo se prefiere a las
restauraciones convencionales, siempre y cuando
el grado de pérdida de tejido dental por caries, hipoplasia, traumatismo, etc., así lo ameriten ya que
protege mejor al diente, evitando el desalojo futuro y la repetición continua de tratamientos restaurativos y previene del desgaste por abrasión. Los
tratamientos de pulpectomías deben de ser valorados de manera adecuada y ante un pronóstico reservado o malo se prefiere la extracción. La aparatología removible esta totalmente contraindicada
por el riesgo inminente de laceración y broncoaspiración.
TRASTORNOS PSIQUIÁTRICOS
Los trastornos psiquiátricos son aquellos en los cuales se
ve afectado el comportamiento humano, y pueden estar determinados o modificados por factores genéticos, fisicoquímicos, psicológicos y sociales; dentro de los más comunes podemos encontrar los siguientes:
Trastornos de la personalidad
Neurosis
Depresión
Farmacodependencias
248 Medicina en odontología
TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD
Descripción general
Se considera a los patrones de conducta alterados caracterizados por reacciones aberrantes (fijas, inflexibles y estilizadas) ante situaciones de estrés, lo cual da una idea de
cómo el individuo se relaciona consigo mismo, con otras
personas y con su entorno ante acontecimientos independientes de la realidad presente. A diferencia de los rasgos
de personalidad que igualmente definen el comportamiento del individuo en su entorno, los trastornos de la personalidad son evidentes desde la infancia permaneciendo
hasta la edad adulta, además de que son rígidos e inadaptados, dañando la relación laboral, social, personal y conyugal del paciente. Es importante considerarla en odontología porque:
Es común la mala relación médico–paciente por la
exteriorización de conflictos internos.
Elevado riesgo de comportamientos autodestructivos como adicciones, suicidio y desviaciones sexuales.
Intolerancia al estrés que se manifiesta desde reacciones histéricas a depresiones profundas.
Los principales tipos de personalidades se listan en el cuadro 13–2.
Tratamiento médico
Es difícil establecer conceptos generales de tratamiento
dado que estos trastornos son específicos al igual que gran
parte de su manejo psiquiátrico; sin embargo, existen medidas generalizables de tratamiento aplicables a la mayoría
de los pacientes, dentro de los cuales se encuentran psicoterapia, terapia grupal y familiar. La depresión y la ansiedad de estos trastornos pocas veces se ven beneficiada con
farmacoterapia, salvo en casos y momentos muy específicos e incluso pueden agravar los cuadros por el riesgo o
abuso de fármacos (dependencias) y tendencias al suicidio
agregadas, tal vez las únicas excepciones sean los antidepresivos que pueden ser útiles sólo en los casos de depresión asociada y los inhibidores de la recaptación de serotonina útiles en trastornos compulsivos (clomipramina y
fluoxetina).
NEUROSIS
Descripción general
Se definen como trastornos mentales funcionales en los
que se producen síntomas específicos como ansiedad, fobias, obsesiones, compulsiones, etc., y comprenden 1 de
las 3 categorías principales de trastornos psiquiátricos no
orgánicos, junto con la psicosis y los trastornos de la personalidad. Por lo general, no existen modificaciones significa-
(Capítulo 13)
tivas en la función mental ni en los procesos cognitivos o
perceptivos como en la psicosis. Las aberraciones de los patrones de carácter y comportamiento descritos en los trastornos de la personalidad son aplicables a los individuos neuróticos, baste mencionar que los estados neuróticos, se
subdividen de acuerdo con sus causas y características individuales como: neurosis por ansiedad, fóbicas, obsesivo–
compulsivas, por estrés postraumático, por histeria o conversión, por somatización e hipocondría; las cuales merecen
un manejo psiquiátrico especializado e individual.
DEPRESIÓN
Descripción general
La depresión se encuentra entre los estados psiquiátricos
más prevalentes, variando desde 25% en instituciones
mentales públicas, hasta 50% en pacientes ambulatorios y
en la práctica privada; la depresión representa hasta 10%
de todos los pacientes visitados en consultas médicas no
psiquiátricas y es causa, poco aparente pero evidente, de
una gran cantidad de consultas médicas por trastornos que
debido a somatización son mal diagnosticados. El término
depresión, junto con la manía clínica constituyen alteraciones psicopatológicas del estado de ánimo o humor. En la
actualidad se prefiere hablar de trastornos del humor para
abarcar estos estados clínicos en los que existen emociones
sostenidas que a diferencia de la ansiedad, el duelo, la euforia y la ira, por citar algunos ejemplos, que son estados menos constantes y, por lo regular, pasajeros y de corta duración. La tristeza o depresión normal es una reacción
humana universal ante la derrota, el desaliento o alguna
otra situación adversa, por lo regular adaptativa, permitiendo la “retirada” para conservar la homeostasia interna
de salud y evitar posibles daños mayores, existen periodos
depresivos transitorios en etapas como vacaciones, aniversarios, fase premenstrual y posparto que en sí mismos no
son psicopatológicos. La depresión reactiva se representa
en el duelo por la pérdida de un ser querido, separación marital, fracaso sentimental, abandono del entorno familiar,
etc., manifestándose con síntomas de ansiedad, insomnio,
inquietud e hiperactividad del sistema nervioso autónomo
pasajeros.
En contraparte, la euforia asociada popularmente al
éxito y a los logros, paradójicamente puede ser también
una manifestación secundaria a estados depresivos como
una forma psicodinámica de defensa frente a la depresión
o una negación del dolor; lo anterior es ocasionalmente
visto en pacientes con tareas que implican esfuerzos sobrehumanos e incluso moribundos con periodos de lucidez,
energía y optimismo; aunque con ciertos rasgos de predisposición personal, estas reacciones pueden ser el preludio
de una manía clínica.
La depresión o la manía clínica se diagnostican cuando la tristeza o la euforia son demasiado intensas y se continúan por periodos de varios días, semanas o incluso meses,
dependiendo si el problema es bipolar (cursa con periodos
alternados de tristeza y euforia) o unipolar (sólo depresi-
Enfermedades neuropsiquiátricas 249
Cuadro 13–2. Principales tipos de trastornos de personalidad
1. Personalidad paranoide. Proyección de las propias hostilidades y conflictos hacia los demás. Existe una notable sensibilidad por las relaciones interpersonales donde suelen identificar intenciones hostiles o malévolas posteriores a actos
triviales inocentes o incluso amables de otras personas. Son de actitud sospechosa, envidiosa e inflexible, no obstante
suelen ser eficientes y conscientes en el trabajo
2. Personalidad esquizoide. Introvertidos, retirados, solitarios, emocionalmente fríos y distantes. Se preocupan en lo
básico por sus propios pensamientos y sentimientos, temiendo relacionarse íntimamente con las personas. Son reticentes y dados a la ensoñación, prefieren la especulación teórica a la práctica
3. Personalidad esquizotípica. Rareza de pensamiento cognitivo, percepción, comunicación y comportamiento, en general signos de comportamiento más pronunciados que en la personalidad esquizoide
4. Personalidad histriónica (histérica). Llamativamente egocéntricas y vanidosas, le dan enorme importancia a ganarse la
estima y admiración de los demás, la búsqueda de la atención y la conducta teatral son características, es más frecuente en mujeres aunque también se observa en varones. Establecen relaciones superficiales, ya que rara vez se
involucran emocionalmente de manera profunda, aunque tienden a ser dependientes y manipuladores. La responsabilidad por desgracias y fracasos siempre se atribuye a los demás
5. Personalidad narcisista. Exagerado sentimiento de importancia, buscan de forma exhibicionista atención constante, las
relaciones interpersonales van del extremo del sobreidealismo al desprecio. Son pacientes que tienden a somatizar
6. Personalidad antisocial. Llamados también psicopáticas o sociopáticas, exteriorizan conflictos y violan las reglas normales del orden social sin sentimientos de culpa o arrepentimiento, e incluso echando la culpa a los demás de su comportamiento irresponsable. Son impulsivas, irresponsables, amorales e incapaces de algo más que la gratificación
inmediata, no forman relaciones afectivas estables, toleran mal la frustración y la oposición provoca hostilidad, agresión y hasta violencia extrema; son mentirosos
7. Personalidad límite. Llamado “borderline”, inestables en aspectos como autoimagen, humor, comportamiento y relaciones interpersonales; cambios de humor frecuentes, ira intensa inapropiada e incontrolada, son extremistas y nunca
neutrales. Son hipersensibles al abandono y sus relaciones son profundas e intensas
8. Personalidades por evitación. Son personas con un fuerte deseo de afecto y aceptación, no obstante, no se relacionan
con facilidad por miedo al rechazo a no ser que estén seguros de su aceptación incondicional; son tímidas y vergonzosas
9. Personalidades dependientes. Delegan la responsabilidad de sus vidas a los demás y permiten que las necesidades
de los que dependen se antepongan a las personales, carecen de autoconfianza e iniciativa, las personalidades de
patrón histriónico son muy llamativas para estas personas
10. Personalidades compulsivas. Denominadas también obsesivo–compulsivas, tienen altos niveles de aspiración, son
perfeccionistas e incapaces de obtener satisfacción de sus propios logros que nunca suelen ser suficientes. Son individuos confiables, ordenados y metódicos, pero su inflexibilidad de carácter los hace incapaces de adaptarse a situaciones cambiantes; son prudentes y sopesan todos los aspectos de un problema, lo cual en ocasiones dificulta la
toma de decisiones, se toman con mucha seriedad sus responsabilidades lo que les ocasiona estados permanentes
de ansiedad; prestan atención más al detalle y a los medios perdiendo de vista frecuentemente los objetivos de su
labor. La compulsividad se adecua a los patrones de conducta occidental actual, lo que enmascara estos conflictos
de personalidad incluso a ser bien aceptados socialmente llevándolos a alcanzar altos logros, en especial en las ciencias y en el campo académico. Tienen problemas en sus relaciones interpersonales, en las cuales sus sentimientos
están sometidos a un control mucho menos estricto, donde los acontecimientos son menos predecibles y se ven obligados a confiar en los demás; sin embargo, suelen ser dependientes en lo sentimental y poco propositivos
11. Personalidad pasivo–agresiva. Se caracterizan por desesperanza, dependencia persistente y dilación; esta aparente
pasividad está determinada para llamar la atención y afecto de los demás, evadir responsabilidades, o para castigar o
controlar a los demás de manera encubierta. Se caracterizan por obstinación, ineficacia y malhumor a menudo ocultos bajo una obediencia superficial. Con frecuencia estos individuos aceptan el compromiso de una labor o trabajo,
seguidamente proceden a entorpecer sutilmente su elaboración con quejas y obstruccionismo pasivo. También suelen ser provocativos y argumentadores, en particular con aquellos que tienen una autoridad superior
12. Personalidades ciclotímicas. Son fluctuantes en sus estados de humor, desde estados animados y optimistas hasta
tristeza y pesimismo llegando a verdaderas fases depresivas, las cuales suelen ser rítmicas y predecibles que se
producen sin una causa externa aparente o como respuesta a acontecimientos triviales. Muchos individuos dotados y
creativos tienen personalidades compatibles con este patrón ciclotímico
vos); el deterioro del funcionamiento, que surge tanto de
la severidad sostenida de estos episodios como de la recurrencia o cronicidad de los mismos, se considera otra
característica que separa los trastornos del humor de las
reacciones emocionales normales. Los datos epidemiológicos muestran que no se ha demostrado que la cultura,
raza o clase social sean factores significativos en estos trastornos, no obstante, los factores socioculturales parecen
250 Medicina en odontología
modificar la presentación del cuadro clínico. De los individuos 25% muestran algún tipo de padecimiento afectivo,
de éstos poco menos de 10% tienen riesgo de padecer trastornos del humor identificables, poco más de 30% desarrollarán un curso crónico mientras que el resto sufren episodios recurrentes; lo que significa que para la mayoría de los
individuos, estos trastornos son recurrentes o de curso prolongado. La prevalencia es mayor para el género femenino
que para el masculino en una proporción de 2:1.
(Capítulo 13)
amenorrea. Su aspecto físico es de emaciación (demacrado) y su actitud es en límites extremos negativa, escéptica,
pesimista y fatalista. Baste decir que en la depresión bipolar (psicosis maniaca), las manifestaciones son hasta cierto
punto contrarias, es decir, personalidades protagónicas,
hiperactivas y explosivas, de carácter eufórico con irritabilidad y hostilidad manifiestas. Pueden presentarse también
episodios alternativos o estados mixtos.
Tratamiento médico
Etiología y patogenia
Los síndromes de depresión y manía se deben a un multiplicidad de causas biológicas y psicológicas, dentro de las
que destacan las farmacológicas (anticonceptivos esteroides y antihipertensivos), infecciosas (gripe y hepatitis),
endocrinas (hipopituitarismo, hipotiroidismo e hipertiroidismo), colágeno vasculares (lupus y artritis), neurológicas (esclerosis múltiple, y enfermedad de Parkinson), alimentarias (anorexia y anemia) y neoplásicas (cáncer);
algunas por efectos fisicoquímicos identificados y otras
por una respuesta depresiva a la limitación física o emocional propias de la enfermedad.
El tipo de personalidad y temperamento contribuyen
a la enfermedad, así que los pacientes con antecedentes de
introversión y tendencias neurótico–ansiosas son más susceptibles de padecerlos, de igual manera los que muestran
rasgos de inseguridad, autoculpa y ansiedad, tal vez por
incapacidad de adaptación ante las exigencias y presiones
cotidianas de vida, así como a los cambios de rutina. Así
mismo, se ha visto una mayor tendencia a los estados depresivos por el género femenino, los datos fisopatológicos
ostensibles de este hecho, estriban en:
Dado el hecho de que la mujer tiene dos cromosomas X, dentro de los trastornos bipolares esta implicada la herencia dominante ligada al cromosoma X
Comparativamente al género masculino las mujeres muestran mayores concentraciones de monoaminoxidasa, enzima que degrada neurotransmisores importantes para el equilibrio del humor,
cuyos genes se localizan en el cromosoma X
La función tiroidea es menos estable, además de
los cambios endocrinos relacionados con el embarazo, menstruación y menopausia
Anticoncepción oral
Cuadro clínico
El paciente depresivo puede presentar características típicas en su comportamiento, hábitos, necesidades fisiológicas y cambios físicos evidenciables y a veces de carácter
antagónico, sutiles o severos dentro de los que se encuentran insomnio o hipersomnia, anorexia o hiperfagia, aletargamiento o agitación psicomotora, pérdida de peso o sobrepeso, sentimientos de culpa patológicos, volubilidad de
humor, síntomas ansioso–fóbicos y anhedonía (incapacidad de experimentar placer), disminución de la libido y
El manejo de estos pacientes es, dependiendo de la magnitud de su problema, desde psicoterapia de apoyo hasta farmacológico. De estos últimos, existen cinco categorías
principales de medicamentos:
Antidepresivos heterocíclicos (AHC).
Inhibidores de la monoaminooxidasa (IMAO).
Sales de litio.
Tranquilizantes benzodiacepínicos (diacepam o
loracepam).
Anticonvulsivos como la carbamacepina y el valproato.
Los AHC comprenden la mayor categoría de antidepresivos, dentro de los que se encuentran los antidepresivos tricíclicos ATC (doxepina), las aminas terciarias (amitriptilina e imipramina) y sus metabolitos aminos secundarios
(nortriptilina y desipramina) y los tetracíclicos (maprotilina). Algunos IMAO inhiben la degradación de neurotransmisores como la noradrenalina, dopamina y serotonina los cuales pueden ser selectivos (moclobemida) o no
selectivos (fenelzina, isocarbozazida y tranilcipromina)
que en combinación con algunos alimentos que contienen:
tiramina, dopamina y fármacos como simpaticomiméticos
pueden causar crisis hipertensivas (véase Consideraciones
farmacológicas).
Inhibidores de la recaptura de serotonina, norepinefrina y dopamina como la fluoxetina, sertralina y paroxetina, han demostrado ser tan eficaces como los tricíclicos,
pero tienen la ventaja de producir menos efectos colaterales dentro de los que destacan agitación, aumento ponderal
y disfunción sexual; en la actualidad se utilizan también
otros como el bupropión, trazodona y venlafaxina. El pronóstico en general, es bueno con tratamiento adecuado; sin
embargo, depende directamente del diagnóstico de base y la
complejidad del mismo; como dato adicional es importante
mencionar que este grupo de pacientes con trastornos psiquiátricos o trastornos del humor tienen un riesgo mayor
(15%) de suicidio y que del total de los suicidios por otras
innumerables causas, 70% son por trastornos del humor.
MANEJO ODONTOLÓGICO EN
TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD,
NEUROSIS Y DEPRESIÓN
En este tipo de pacientes se prefiere dar prioridad al control
de su condición sistémica, ya que puede resultar riesgoso
para el personal clínico y el propio paciente la atención
Enfermedades neuropsiquiátricas 251
ambulatoria de rutina en padecimientos de este tipo, en los
cuales están asociados aspectos de tipo farmacológico y conductual, además, aunque el diagnóstico de base haga al paciente candidato a ser atendido bajo estas circunstancias,
pudiera ser que el estado anímico y la colaboración del paciente ante el tratamiento dental no sea el más adecuado,
dejando su tratamiento electivo y por fases, para periodos
o temporadas más adecuados de estabilidad y salud mental. Se recomienda para el caso de pacientes con antecedentes de farmacodependencia asociada, ofrecer atención bajo
la condición de rehabilitación psicológica y física, y negar
categóricamente la atención del paciente bajo los efectos activos de drogas o sustancias adictivas por la incertidumbre
del transoperatorio y posoperatorio en el tratamiento dental
electivo y las posibles interacciones farmacológicas, por el
riesgo inminente que la atención de un paciente bajo tales
circunstancias conllevaría. Este tipo de pacientes representa
un verdadero reto por lo que se debe de ser muy suspicaz
para identificarlos poniendo especial énfasis al interrogarlo
en aspectos como:
Pérdida del apetito
Adelgazamiento evidente en corto tiempo
Labilidad del humor
Desorientación
Pérdida o disminución en la capacidad de concentración
Descuido del aseo personal
Alteraciones de sueño
Depresión
Problemas legales
Dificultades laborales o académicas
Problemas conyugales
Astenia crónica.
Recomendaciones y adecuaciones
durante la consulta
Estos pacientes se caracterizan como se mencionó con anterioridad por conductas atípicas, inflexibles y desadaptativas para percibir, pensar y relacionarse con el medio y
consigo mismo; el consultorio y la atención dental de rutina no escapan a la posibilidad de atender a este amplio
grupo de pacientes, muchos verdaderamente imperceptibles otros tal vez muy evidentes, pero que de cualquier
modo demandan experiencia y suspicacia por parte del clínico para ser detectados y hacer las adecuaciones pertinentes en la atención dental de estos individuos. Algunos rasgos clínicos típicos, como se mencionó superficialmente
con anterioridad, para la identificación de estos pacientes
en la entrevista dental pueden ser: acentuado ánimo persecutorio, desconfianza no justificada, actitud defensiva, hipersensibilidad personal, ánimo querellante, soledad, restricción extrema de experiencias afectivas, baja tolerancia
a la ambigüedad o a la incertidumbre, temor a la intimidad
o la cercanía física, actitud arrogante, conducta impulsiva,
manipuladora, predecible y rutinaria, así como indecisión;
crítica destructiva hacia tratamientos anteriores, labilidad
emocional, falta de atención, impaciencia, nerviosismo y
sudoración entre muchas otras. Son pacientes que mues-
tran poco interés al tratamiento dental y por lo general acuden sólo bajo circunstancias de dolor y casi nunca vuelven
con el mismo médico; a la hora de la revisión clínica es el
típico paciente renuente a abrir la boca sin una exhaustiva
explicación del procedimiento por realizar e incluso los
instrumentos y materiales por utilizar, durante el tratamiento es también al que de manera típicamente y repetida
se le tiene que estar pidiendo que “abra bien la boca”.
Durante la consulta debemos entender que el comportamiento, la comunicación, la satisfacción de los resultados parciales o integrales de tratamiento pueden no ser los
“usuales”, por lo que hay que estar preparado para ello
mediante énfasis en la presentación de planes de tratamiento y su pronóstico de manera detallada, siempre en
presencia de familiares que sirvan de “testigo” evitando así
conflictos futuros por cambios de opinión repentinos o insatisfacciones que son frecuentes en este grupo de pacientes dadas sus condiciones de labilidad y volubilidad de
conducta y estados de ánimo, que finalmente modulan su
percepción (altamente subjetiva y pasajera de manera
común) del entorno; en estos pacientes no puede faltar una
carta de consentimiento informado como parte angular del
expediente clínico del paciente.
Dadas las condiciones de estos pacientes, es recomendable su atención en periodos “estables” de su padecimiento, y tal vez sea preferible el avance gradual y fraccionado de las etapas del plan de tratamiento, dado que la
concreción de un plan de tratamiento integral continuado
puede ser una falacia, por los continuos periodos de recaídas que pudieran hacer al paciente inconstante, faltante de
sus citas, desinteresado o en extremo inconforme o muy
demandante.
Estos pacientes son tratados con medicamentos de
tipo ansiolítico, sedantes o antidepresivos, entre otros, para
lo cual debemos tener en cuenta posibles interacciones farmacológicas (ver sección específica) y esperar pacientes
tal vez somnolientos o desorientados, lo que puede dificultar la comunicación y cooperación durante la consulta
dental; por otro lado puede hacerse necesaria la premedicación ansiolítica para evitar desequilibrios emocionales en
la consulta dental, ya que no toleran adecuadamente el estrés emocional y físico; de uno u otro modo se enfatiza sobre la necesidad de acudir a la consulta en la compañía de
un familiar. Por lo anterior, se recomienda implementar un
adecuado protocolo de estrés que incluya:
Trato cordial y paciente en actitud, dedicar el
tiempo adecuado a cada sesión para comunicación
“extraoperatorio” antes y después de la cita de tratamiento, esto brinda confianza e infunde tranquilidad al paciente.
Citas cortas en el operatorio y por la mañana.
Anestesia eficaz y profunda
Premedicación ansiolítica (opcional).
Es importante considerar que además del diagnóstico psiquiátrico, pueden existir circunstancias o estados fisiológicos pasajeros o permanentes que detonen estos problemas
como síndrome premenstrual doloroso, embarazo y menopausia, así como enfermedades sistémicas asociadas a HTA,
gastritis, úlceras pépticas, colitis nerviosa, neuralgias, dermatitis, disfunciones mioaponeuróticas y de la articulación
252 Medicina en odontología
temporo–mandibular (ATM); las cuales deben de ser consideradas por separado para aspectos de manejo dental.
Exámenes complementarios
En odontología los posibles exámenes para la toma de
decisiones incluyen:
Biometría hemática. Con este estudio se descartan posibles discrasias sanguíneas por daño celular, producto de la toma permanente de medicamentos que predispongan al paciente a estados
anémicos, de leucopenia o sangrado.
Pruebas para valorar hemostasia y trastornos
de coagulación. Mediante exámenes como el TS,
TP y TPT, se descartan trastornos en la hemostasia
primaria (plaquetas) o en la secundaria (hepatotoxicidad) ambas secundarias al uso continuo de
medicamentos depresores del SNC, antidepresivos, etcétera.
Pruebas de función hepática. Para valorar un posible daño acumulado por farmacoterapia sostenida que son más de competencia del médico general; el odontólogo puede valorar esta situación
mediante el TP o la interconsulta médica pertinente.
Consideraciones farmacológicas
Como ya se comentó este es un grupo de pacientes que
seguramente esta siendo controlado mediante distintos fármacos, algunos tranquilizantes depresores del SNC, sedantes, antidepresivos, etc., por lo que se debe estar alerta
sobre posibles interacciones dietéticas y farmacológicas,
así como los efectos secundarios propios de estos medicamentos, dentro de los que destacan:
Venlafaxina (antidepresivo) se ha observado que
produce bruxismo como efecto secundario en los
pacientes que lo ingieren.
Antidepresivos heterocíclicos
Dadas las múltiples indicaciones que estos fármacos tienen
además de las tratadas estrictamente en este capítulo, es
menester saber que también se prescriben en situaciones
como fobia escolar y crisis de angustia, control paliativo de
úlceras pépticas en pacientes deprimidos, —ya que algunos como la doxepina y trimipramina poseen efectos anticolinérgicos y propiedades bloqueadoras de los receptores
H2 histaminérgicos—, enuresis infantil, alergias dermáticas, hipersomnia sintomática, apnea del sueño, bulimia,
dependencia de la cocaína, síndromes dolorosos (migraña)
por bloqueo de los receptores serotoninérgicos, trastornos
obsesivo–compulsivos, etc., todos ellos con bases etiopatogénicas psiquiátrico–conductuales.
En general, las aminas secundarias o antidepresivos
tricíclicos y los nuevos antidepresivos cíclicos tienen
(Capítulo 13)
pocos efectos colaterales; sin embargo, se han documentado disminución del umbral convulsivo con todos los antidepresivos heterocíclicos, en particular la maprotilina y el
bupropión, además de taquicardia, nerviosismo, hipotensión postural (efectos adrenolíticos); además de visión borrosa, resequedad oral, estreñimiento y dificultad para la
micción, grados variables de sedación y aumento de peso.
Antidepresivos inhibidores
de la monoamidooxidasa
Algunos inhibidores de la monoamidoxidasa (IMAO) impiden la degradación de neurotransmisores como la noradrenalina, dopamina y serotonina, los cuales pueden ser
selectivos (moclobemida) o no selectivos (fenelzina, isocarbozazida y tranilcipromina) que en combinación con algunos alimentos que contienen: tiramina (producto de
descarboxilación de la tirosina con estructura química muy
similar a la adrenalina y noradrenalina, aunque con acción
semejante pero más débil), contenida en alimentos como
algunas cervezas, el queso fermentado y el cornezuelo del
centeno (hongo/parásito), carne en descomposición; dopamina, contenida en vinos, licores, frutos maduros como
plátanos, habas, uvas, yogur, queso, crema agria, salsa de
soya, caviar, hígado o carnes muy crudas; o medicamentos
como agentes simpaticomiméticos que incluyen sustancias como la fenilpropanolamina y dextrametorfano (descongestivos nasales y antitusígenos); antihistamínicos y
antiasmáticos en general y anestésicos locales con vasoconstrictor adrenérgico (xilocaína, lidocaína) interaccionan produciendo crisis hipertensivas agudas, para lo cual
se emplean de fármacos como la clorpromazina 25 mg o la
nifedipino de 10 a 20 mg sublingual, que son efectivos para
el manejo de la urgencia por sus efectos adrenolíticos.
Cabe destacar que por sí mismos no producen HTA, es la
interacción dietética y farmacológica la que desencadena
la crisis hipertensiva aguda.
Sales de litio
Como efectos colaterales de su ingestión se pueden encontrar aumento de los reflejos tendinosos vistos como fasciculaciones y temblores, confusión mental, deseo de consumir bebidas hipercalóricas, lo que predispone a sobrepeso
y caries, nefrotoxicidad; los analgésicos AINE diferentes
al ácido acetilsalicílico promueven la hiperlitemia y la
toxicidad aumentando la posibilidad de compromiso renal.
Las dosis de los fármacos y su tiempo de administración deben ser ajustados de acuerdo con el estatus hepático
de cada paciente, ya que siempre existirá la posibilidad de
tolerancia, por lo que la biodegradación y metabolismo se
vean alterados, cambiándose los efectos previstos en la
prescripción de rutina (Capítulo 6).
La premedicación ansiolítica quizá sea conveniente
en estos pacientes, por lo que se mencionó respecto de que
no son buenos candidatos a soportar demandas de estrés
emocional y físico, situaciones que pueden derivar en tratamientos infructuosos, suspensión de los mismos y retraso en la concreción de planes de tratamiento, además de
que un ambiente de tranquilidad favorece la cooperación
Enfermedades neuropsiquiátricas 253
y un mejor desempeño con los consiguientes aspectos favorables en cuanto a pronóstico.
Manifestaciones orales
Dentro de las manifestaciones orales podemos encontrar:
Hiposalivación secundaria a los medicamentos
que el paciente consume rutinariamente para su
control.
Tendencia a caries y enfermedad periodontal
por falta de cuidado en el aseo personal, descuido
de aspectos preventivos por abandono personal,
agravados por hiposalivación.
Parafunciones de tipo bruxismo, y apretamiento,
hiperqueratosis por automordisqueo (figura 13–1)
o de objetos extraños, cepillado compulsivo (figura 13–2) o hábitos de protrusión lingual (figura
13–3) de patogenia psiconeurótica común en estos
pacientes, lo que deriva en desgastes oclusales y
cervicales marcados, pérdida de la dimensión vertical, síndrome de disfunción mioaponeurítica dolorosa y trastornos de ATM, así como glositis y
lengua depapilizada, queilitis, etcétera.
Bricomanía o historia de arreglos dentales atípicos y de poca importancia funcional, más bien “estético–cosméticos”.
Figura 13–2. Erosión dental por cepillado compulsivo.
Los trastornos por consumo de sustancias, fármacos, o algún otra droga se relacionan íntimamente con la adicción,
término que denota un estilo de vida caracterizado por el
consumo compulsivo de una droga con o sin dependencia
física y con el riesgo de una posible lesión orgánica.
El abuso de drogas se define únicamente en términos
de desaprobación social y legislativa e incluye distintos
tipos de comportamiento como el consumo experimental,
recreativo, voluntario para aliviar síntomas o problemas y
la dependencia franca donde el estado mental es un potente
factor implicado en el intenso deseo y consumo compulsivo de la droga, la dependencia psicológica (adicción) proporciona sentimientos de satisfacción y deseos de repetir
la administración de la sustancia para producir placer o
evitar malestar; la dependencia física es un estado de adaptación a la droga acompañado de tolerancia manifiesta por
un síndrome de abstinencia, la tolerancia se define como
la necesidad de ir aumentando progresivamente las dosis
para producir el efecto alcanzado originalmente por cantidades menores.
Las drogas o fármacos que producen dependencia
actúan sobre el SNC y presentan uno o más de los siguientes efectos: reducción de la ansiedad y la tensión, júbilo,
euforia, cambios placenteros de humor, así como sensación de aumento de la capacidad intelectual y física, modificación de la percepción sensorial y cambios repentinos
de actitud y comportamiento.
Figura 13–1. Hiperqueratosis en mucosa del carrillo por
automordisqueo compulsivo crónico.
Figura 13–3. Depapilación del tercio anterior de la lengua
en paciente con hábito de protrusión lingual.
FARMACODEPENDENCIA
Descripción general
254 Medicina en odontología
Etiología
Dentro de las causas que hacen que se desarrolle una drogodependencia están, involucradas al menos tres factores:
El tipo de droga adictiva
Las condiciones predisponentes (ambiente, genética, etc.)
Personalidad del consumidor.
La psicología del individuo y la disponibilidad de
la droga determinan la elección de la misma, el
patrón y la frecuencia de su uso.
La farmacodependencia se relaciona parcialmente con patrones culturales y con clases socioeconómicas; la progresión de la experimentación al consumo esporádico y al desarrollo de tolerancia y dependencia física es un proceso
mal entendido; y se relaciona más a aspectos de tipo sociológico, estrés emocional y ambiental, sentimientos de fracaso y frustración, baja autoestima. Algunas de las sustancias más comúnmente utilizadas con potencial de producir
dependencia se describen en el cuadro 13–3.
Tratamiento y pronóstico médico
Los tratamientos que se implementan en este grupo de pacientes son complejos e incluyen un grupo multidisciplina-
Cuadro 13–3. Principales tipos de sustancias
empleadas en las fármacodependencias
I. Depresores del SNC
Opioides
Opiáceos sintéticos
Barbitúricos
(Capítulo 13)
rio donde la terapia psicológica, ocupacional, grupal y familiar desempeñan una función preponderante en la recuperación del individuo.
El pronóstico es variable y dependerá del grado de rehabilitación individual y compromiso que adquiera cada paciente ante su problema, un gran porcentaje se rehabilita
prácticamente por completo; sin embargo, en muchos casos
existe tendencia marcada de mortalidad por trastornos cardiovasculares, sobredosis, accidentes o muertes violentas
y suicidio.
MANEJO ODONTOLÓGICO
El paciente farmacodependiente representa un reto importante para el odontólogo, quien debe de tener vasta experiencia en propedéutica médica por aspectos de trato a pacientes con un agudo sentido y análisis psicológicos del
perfil de cada paciente, ya que de lo contrario es común
pasar por alto la identificación de estos pacientes que además son expertos en el arte de la caracterización, la omisión
y el encubrimiento de la realidad. Es menester mencionar
que existen tres posibles situaciones donde podemos clasificar a estos pacientes, cada una con sus connotaciones individuales para aspectos de manejo dental:
Pacientes en periodos activos de consumo
Pacientes en etapas de rehabilitación
Pacientes rehabilitados
Cada uno de ellos implica un reto distinto de manejo por la
complejidad de su caso y el compromiso se da en aspectos
como concreción de planes de tratamiento, éxito o fracaso
de los mismos, actitud, conducta errática, falta de presupuesto y compromiso personal, interacciones farmacológicas y enfermedades infectocontagiosas agregadas, así
como posible afección de otros órganos como el hígado,
SNC, etc., por mencionar algunos; razón por la cual se
debe estar alerta sobre el grado de responsabilidad que
deriva de la atención dental de éstos pacientes.
Alcohol
II. Ansiolíticos
Diacepam
Clorodiacepóxido
Alprazolam
Oxacepam
Temacepam
III.Estimulantes
Anfetaminas
Metanfetaminas
Cocaína
IV.Alucinógenos
Dietilamida del ácido lisérgico (LSD)
Peyote
Marihuana
Recomendaciones y adecuaciones
durante la consulta
Al igual como se documenta y caracteriza rutinariamente
en un cuestionario de salud cualquier fármaco que el
paciente pudiera estar tomando, lo primero es identificar
con veracidad el tipo de agente que el paciente consume y
el tiempo de adicción, así como la frecuencia para determinar las posibles implicaciones psicológicas y físicas asociadas que son proporcionales al consumo asiduo, consuetudinario o esporádico; esto marca la pauta de la extensión
y pronóstico de un tratamiento odontológico que puede ir
desde medidas exclusivamente paliativas y de urgencia hasta la concreción de planes de tratamiento elaborados. Hay
que hacer énfasis que por ningún motivo debe ofrecerse
atención a un paciente bajo los efectos agudos o de abstinencia de la sustancia adictiva que utilice, sea cual fuere, por los
riesgos que esto conllevaría tanto para la salud del propio
paciente como para el pronóstico e incluso la seguridad del
Enfermedades neuropsiquiátricas 255
personal clínico por tratarse con un individuo de conducta
aberrante e impredecible, ante estas circunstancias debemos
darnos la prerrogativa de negar, posponer o cancelar las citas
de tratamiento. En el paciente en periodo de rehabilitación
se recomienda implementar casi exclusivamente tratamiento en focos agudos de infección o dolor, no ir más allá
debido a que no es el momento más apropiado de salud psicológica y física; contrariamente en los pacientes ya rehabilitados pueden llevarse a cabo los planes de tratamiento convencionales, considerando sólo que no existen secuelas
psicológicas u orgánicas que deban considerarse.
Los pacientes que utilizan fármacos de aplicación parenteral pueden tener el antecedente de endocarditis infecciosa o ser susceptibles a ella, por lo que puede ser necesaria la profilaxis antimicrobiana antes de tratamiento dental
que implique bacteremia.
Exámenes complementarios
Los exámenes de toxicología son de gran utilidad pero están reservados a la indicación e interpretación del especialista en el ramo, no son de uso rutinario en odontología.
Pueden ser necesarios estudios encaminados a valorar cifras celulares sanguíneas, estados de tolerancia o disfunción hepática, o ambos dependiendo del tipo de fármacos
y el tiempo de adicción del paciente, como lo son la biometría hemática y las pruebas de función hepática, respectivamente. Los exámenes de VDRL para enfermedades venéreas, HBsAg para descartar hepatitis viral y ELISA para
VIH pueden ser recomendados por ser población de riesgo
para estas enfermedades infectocontagiosas.
Consideraciones farmacológicas
El paciente toxicómano es un paciente que muestra poca o
nula preocupación por su estado de salud oral y suele atenderse exclusivamente de problemas urgentes que cursen con
dolor, por lo que es importante considerar con cautela el uso
de medicamentos en pacientes consumidores de drogas y las
posibles restricciones que se dan por el uso de cada una de
ellas.
Alcohol. Es la sustancia de abuso más común, tal vez
junto con el tabaco, en ocasiones se minimiza sus efectos
bajo la anuencia de “aprobación social”; sin embargo,
como cualquier otra droga o sustancia de abuso se deben
de tener en cuenta aspectos como posibles hepatopatías
que conducen a un importante retraso en la biotransformación de medicamentos de uso dental, además existe interacción del alcohol con anestésicos y sedantes por efecto
aditivo, con analgésicos como ácido acetilsalicílico y
AINE produciendo diátesis hemorrágica y con el metronidazol produciendo rubor, enrojecimiento, náuseas, vómitos y malestar general extremo.
Tabaco. El uso del tabaco por sí mismo como por el
calor que produce al fumarse hace susceptible al paciente
a lesiones leucoplásicas y carcinoma epidermoide, así
como a estomatitis nicotínica en paladar, hiposalivación,
halitosis y distintos grados de disgeusias. Al retirar la nicotina abruptamente en el fumador asiduo, aumenta el apetito y
la necesidad de consumir alimentos azucarados con la consiguiente tendencia a caries; hay que considerar que el tabaco puede consumirse también en forma masticable, el
cual puede producir, además de lo descrito, estomatitis irritativa y pigmentación dental.
Alucinógenos como LSD, Cannabis, mescalina, feniletilaminas sintéticas (éxtasis). No es rara una crisis por
sobredosis, si ésta se llega a presentar en el consultorio
dental puede administrarse vía oral o parenteral, diacepam
o clorpromacina, pero nunca barbitúricos u opiáceos, dado
que pueden producir depresión respiratoria, convulsiones
y coma.
Psicoestimulantes, que van desde sustancias de apariencia inocua como el café o té hasta anfetaminas, solventes
químicos, “crack” o cocaína. Los consumidores consuetudinarios de café o té tienen efectos físicos de abstinencia parecidos a los del alcohol además de producir estados permanentes de ansiedad y nerviosismo manifiesto en la consulta
dental. La cocaína es un efectivo anestésico local de las
mucosas nasal y oral con efectos noradrenérgicos, por lo que
producen aumento del ritmo cardiaco e hipertensión, en
combinación con anestésicos locales de uso dental como la
lidocaína se corre el riesgo de infarto al miocardio o evento
vascular cerebral; los pacientes pueden sentir un efecto
extremo de entumecimiento de labios y lengua tras un bloqueo anestésico, y más grave aún se han descrito cuadros de
necrosis isquémica de las mucosas en paladar o lengua de
pacientes consumidores de esta droga que fueron anestesiados para tratamientos dentales con anestésicos con vasoconstrictor adrenérgico (xilocaína), por lo quedan contraindicados en estos pacientes. Las anfetaminas producen la
liberación de noradrenalina por lo que su acción conjunta
con los simpaticomiméticos de los anestésicos locales (adrenalina) potencializa los efectos produciendo también HTA
aguda y riesgo de infarto y evento vascular cerebral.
Hipnóticos y sedantes. Ejemplo de éstos son el opio,
morfina, heroína, barbitúricos y benzodiacepinas. Los adictos a la morfina y sus derivados padecen cuadros de hipotensión, depresión cardiorrespiratoria, además de trastornos
en el estado de consciencia. Los barbitúricos pueden producir igualmente depresión respiratoria y coma, así como
alteración en la metabolización a nivel hepático de otros
fármacos, lo cual puede ameritar ajuste de dosis de otros
fármacos prescritos, además de producir neuralgias faciales. Las benzodiacepinas junto con los antihistamínicos producen depresión del SNC. Los opiáceos, producen disminución en la percepción del dolor mediante un mecanismo
similar al de las endorfinas que producen un efecto inhibidor
sobre las sinapsis y receptores dolorosos físicos y psicológicos por disminución en la liberación de acetilcolina de los
nervios periféricos y del SNC (cuadros 13–4 y 13–5).
Manifestaciones orales
Existen manifestaciones propias a la sustancia o droga
adictiva y otros producto del perfil adictivo general que
manifiestan este grupo de pacientes; dentro de los últimos
están la tendencia a desarrollo de lesiones cariosas, enfermedad periodontal, abscesos pulpoperiapicales y periodontales, gingivitis ulcerante necrosante aguda (GUNA) y
256 Medicina en odontología
(Capítulo 13)
Cuadro 13–4. Interacciones farmacológicas entre diferentes sustancias
adictivas y medicamentos de prescripción común en odontología
Sustancia adictiva
Fármaco de prescripción
Tipo de interacción
Recomendación dental
Anfetaminas
Depresores o estimulantes
del SNC
Potenciación de efectos
sobre el SNC
Evitar combinación
Barbitúricos
Bloqueadores adrenérgicos
Acelera metabolismo de
barbitúricos
Evitar prescripción
Hidroxicina
Pontencializan efectos
mutuos
Evitar prescripción
Hipoglucemiantes
Aumenta sus efectos
Ajustar (disminuir) la dosis del
hipoglucemiante
Benzodiacepinas
Depresión aditiva del SNC
Evitar prescripción
Corticosteroides
Disminuye el efecto corticosteroide y aumenta el efecto
sedativo
Ajustar dosis del corticosteroide
Anticoagulantes orales
Disminuye el efecto anticoagulante
Ajustar (aumentar) la dosis
del anticoagulante
Tetraciclinas
Aumenta el efecto del antibiótico
Ajustar (disminuir) la dosis de
la tetraciclina
Meperidina
Aumentan los efectos
sedantes
Reducir el opiáceo a un
dosis
Amitriptilina
Aumenta la depresión del
SNC
Evitar prescripción
Cocaína
Depresores o estimulantes
del SNC
Depresión profunda del SNC
Evitar prescripción
Cannabis
Antidepresivos tricíclicos
Depresión respiratoria y
sedación aumentadar
Evitar prescripción
Cimetidina
Depresión respiratoria
aumentada
Evitar prescripción
Hidroxicina
Depresión respiratoria y
sedación aumentada
Evitar prescripción
Inhibidores de la MAO
Hipotensión y coma profundo
Evitar prescripción
Fenotiacinas
Depresión del SNC
Evitar prescripción
Cualquier depresor del SNC
Potenciación de efecto depresor
Evitar prescripción
Diacepam
Potenciación de efecto depresor
Evitar prescripción o ajustar
dosis
Agentes uricosúricos
Inhibición efecto uricosúrico
Evitar prescripción
AINE
Neoplasia renal en dosificación prolongada
Disminuir periodos de administración
Antiparkinsonianos
Estimulación central con efectos de ansiedad, confusión, temblores
Evitar prescripción
Barbitúricos
Aumentan depresión al SNC
Evitar el barbitúrico
Benzodiacepinas (diacepam)
Potenciación depresión al
SNC
Evitar el diacepam
Fenotiacinas
Potenciación depresión al
SNC
Reducir dosis al mínimo del
fenotiacínico
Corticosteroides
Aumenta la presión intraocular
Evitar prescripción
Anticoncepción oral
Aumenta efecto de los
opioideos
Persuadir al paciente
Hidroxicina
Potenciación depresión al
SNC
Evitar prescripción
Narcóticos sintéticos
Opioides y analgésicos
narcóticos (meperi
(meperidina, demerol,
codeína, etc.)
Enfermedades neuropsiquiátricas 257
Tabla 13–4. Interacciones farmacológicas entre diferentes sustancias
adictivas y medicamentos de prescripción común en odontología (continuación)
Sustancia adictiva
Fármaco de prescripción
Tipo de interacción
Recomendación dental
Inhibidores de la MAO
Depresión del SNC
Ajustar (disminuir) dosis de
los inhibidores de la MAO
Solventes químicos
(thinner, A. Celaste,
etc.)
Fármacos depresores o estimulantes del SNC
Potenciación de efectos
depresores o excitatorios
del SNC
Evitar combinación
Tranquilizantes menores
y ansiolíticos (benzodiacepínicos)
Antihistamínicos
Aumenta la depresión del
SNC
Evitar prescripción
Propoxifeno
Aumenta la depresión del
SNC
Evitar prescripción
Clonidina (antihipertensivo)
Potencia el efecto sedante
Evitar combinación
Fenitoína
Aumento niveles anticonvulsivo
Evitar combinación y ajustar
la dosis de la fenitoína
Anticoncepción oral
Interfiere mecanismo oxidativo de benzodiacepinas,
aumentando el efecto
sedante
Disminuir dosis de tranquilizante
Narcóticos
Depresión de SNC
Evitar prescripción
Anfetaminas
Depresión
Evitar prescripción
Fenotiacinas
Potenciación depresión SNC
Evitar prescripción
Inhibidores de la MAO
Potenciación depresión SNC
Evitar prescripción
Adaptado de: Torres HM, Castellanos JL. Manejo dental de pacientes farmacodependientes. Rev PO 1990;11(1):17–27.
otras estomatitis infecciosas; las primeras por el elevado
consumo de carbohidratos que consumen estos pacientes,
y en general, por su actitud negligente ante las prioridades
de prevención e higiene oral.
No es extraño encontrar cicatrices, lesiones traumáticas en tejidos peribucales y dientes, o incluso ausencia de
los mismos y fracturas maxilofaciales producto de enfrentamientos violentos que son típicos en esta población de pa-
Cuadro 13–5. Interacciones farmacológicas entre las principales sustancias
adictivas* y anestésicos de uso rutinario en odontología
Anestésico local
Interacción
Recomendaciones dentales
Xilocaína (lidocaína)
Hipertensión o hipotensión, así como
depresión respiratoria
Reducir al máximo la dosis o no utilizar
anestésico
Citanest (prilocaína)
Efectos depresores del miocardio
como bradicardia e hipotensión
Reducir al máximo la dosis del anestésico
Marcaína (bupivacaína)
Depresión al miocardio e hipotensión
Disminuir al máximo la dosis del anestésico
Carbocaína (mepivacaína)
Efectivo aditivo depresor del SNC
Reducir su empleo al máximo posible
Procaína (novocaína)
Efecto aditivo de supresión del miocardio por semejanza farmacológica
con la cocaína.
Con los otros, depresión o excitación del SCN
Evitar su empleo
Adrenalina**
Se potencializa con la cocaína produciendo HTA aguda y riesgo de
infarto del miocardio o evento
vascular cerebral
Esperar siete horas antes de iniciar
tratamiento
Nota. Cabe señalar que los efectos de tolerancia y cambios en la biodegradación de fármacos comunes en estos pacientes pueden modificar la dosis de rutina de los anestésicos locales mencionados.
* Se considera como sustancias adictivas principales a los narcóticos, anfetaminas, cocaína, Cannabis y solventes.
** Vasoconstrictor adrenérgico, no anestésico, contenido en la xilocaína.
Adaptado de: Torres HM, Castellanos JL. Manejo dental de pacientes farmacodependientes. Rev. PO. 1990;11(1):17–27.
258 Medicina en odontología
cientes; igualmente lesiones por desgaste incisal/oclusal
debido a bruxismo y apretamiento que produce también
dolor miofascial y articular, así como hipertrofia bilateral
de los músculos maseteros; además de afracciones cervicales por cepillado compulsivo común en estos individuos
(figura 13–2).
La xerostomía como efecto secundario, es frecuente
en los pacientes que consumen cocaína, Cannabis, anfetaminas y depresores del SNC, lo cual promueve también a
caries y enfermedad periodontal.
Cambios en los tejidos periorales como queilitis
angular, candidiasis y glosodinia, así como trastornos reparativos e infecciosos producto de la desnutrición permanente que usualmente las adicciones producen por anorexia y problemas económicos.
En los pacientes adictos a la heroína se puede encontrar una coloración parda asintomática de los cuellos de los
dientes, que puede estar relacionada de alguna manera a la
hiposalivación inducida por estas drogas; igualmente en
los pacientes cocainómanos pueden encontrarse retracción
gingival y ulceraciones en ciertas zonas de la boca derivadas de la isquemia y la fricción de ciertas formas de aplica-
(Capítulo 13)
ción de esta droga sobre las encías.
Las adicciones producen en los pacientes comportamientos atípicos, “manías” que pueden producir manifestaciones orales como el mencionado cepillado compulsivo, mordeduras, succión, lamerse y protrotrusión lingual
y labial que en conjunto pueden producir, retracción gingival, afracciones, queilitis, ulceración, hiperqueratosis, pirosis y fatiga muscular perioral, depapilación lingual, etc.,
figuras 13–3 y 13–1.
Cambios en la agudeza gustativa y sialoadenosis parotídea son hallazgos comunes del paciente alcohólico crónico; esta disminución gustativa además de olfatoria se
presenta también por hiposalivación secundaria y son comunes en pacientes que utilizan la inhalación como vía de
administración de su sustancia adictiva como cocaína y
solventes, producto de anestesia, irritación, isquemia y necrosis de la mucosa nasal y por daño acumulado al SNC por
efectos propios de la droga. Cabe mencionar que el manejo
dental de este grupo de pacientes siempre se verá comprometido y mayormente complicado por la adicción de una
o más drogas y que pudiera combinar el paciente, cosa que
es muy frecuente en ellos.
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260 Medicina en odontología
(Capítulo 13)
14
Alteraciones
digestivas
José Luis Castellanos Suárez, Laura María Díaz Guzmán, Óscar Gay Zárate
ETIOLOGÍA Y PATOGENIA
GASTRITIS
La gastritis se presenta por una respuesta inflamatoria de
la mucosa gástrica a diferentes agentes agresores, siendo
el principal la infección por Helicobacter pylori (HP) aislada o relacionada con factores locales que contribuyen o
complican el curso y la gravedad de la inflamación, como
el estado emotivo, el uso de medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (AINE) y corticosteroides, enfermedades graves como traumatismos o estado de choque, así como
lesión directa a la barrera física natural de la mucosa gástrica. Su clasificación es diversa y poco satisfactoria ya que
depende de criterios muy variados como son el tiempo (curso o evolución del trastorno —agudo o crónico), anatómico
patológicos (integridad de la mucosa gástrica —erosiva,
ulcerosa y atrófica) y de factores etiológicos específicos
bien determinados como HP, uremia, radiación, medicamentos, etc. La gastritis es subclasificada por algunos autores como aguda, atrófica, crónica e hipertrófica.
Los cuadros de gastritis aguda se asocian con el uso
de ácido acetilsalicílico, alcohol, tabaco, quimioterapia,
uremia, intoxicación alimentaria, después de estrés quirúrgico, traumatismos, quemaduras y estados de choque, donde influyen de manera directa factores como el aumento de
la secreción ácida, disminución en la producción de bicarbonato, así como lesión directa de la barrera física, en particular con ésta, existe una relación con la infección por HP.
Por otro lado, la gastritis crónica, que también se considera
como una lesión histológica común en varias enfermedades diferentes, muestran una etiología multifactorial y relacionada con aspectos de índole inmunológico (anemia
perniciosa), alcoholismo crónico y reflujo duodenal (cuadro 14–1).
Anteriormente se consideraba que agresiones como
traumatismos crónicos, bacterias gástricas (diferentes a He-
Es la inflamación de la mucosa de revestimiento del estómago que se produce entre otras razones por el uso de ácido
acetilsalílico y otros AINE, ácidopepsina, por consumo de
alimentos irritantes, alcoholismo crónico, depresión, estados de estrés (que generan un incremento en la producción
de ácido) y envejecimiento. Es bien conocido el hecho de
que el epitelio que constituye a la mucosa gástrica tiene una
sorprendente capacidad de resistencia natural a la acción
de las enzimas proteolíticas del jugo gástrico, por tanto se
le confiere a muchos de estos factores “agresores” un carácter más de tipo complicante que etiológico.
Cabe destacar que se abusa del término médico de gastritis, ya que síntomas como indigestión, malestar epigástrico, hiperacidez e indigestión (dispepsia), suelen considerarse suficientes para su diagnóstico, sin estudios
radiográficos, endoscópicos o histológicos que lo sustenten.
Estos datos clínicos tienen una estrecha relación con este trastorno, pero no necesariamente los síntomas de dispepsia implican gastritis y viceversa. La gastritis es un proceso inflamatorio de etiología muy variada, que generan un conjunto de
signos y síntomas comunes. Como existen diferentes tipos de
gastritis y una gran variación al presentar su cuadro clínico,
se ha generado un cambio radical en el abordaje técnico, no
sólo de este trastorno, sino de las enfermedades gastrointestinales (GI) inflamatorias, erosivo/ulcerosas y atróficas, empleando tecnicismos menos específicos y comprometedores
como enfermedad ácido péptica o síndrome dispéptico.
En este capítulo se abordarán las enfermedades gástricas inflamatorias en conjunto, destacando sólo aquellos
aspectos que por su relevancia individual requieren una
descripción especial.
261
262 Medicina en odontología
Cuadro 14–1. Clasificación de
gastritis por su etiología
I. Inducida por Helicobacter pylori
II. Atrófica:
1. Anemia perniciosa.
2. Pangastritis atrófica.
III. Erosiva/hemorrágica:
1. Gastroenteropatía por uso de AINES
2. Patología mucosa por estrés.
3. Gastropatía alcohólica.
IV. Formas raras o inespecíficas:
1. Flegmonosa purulenta (estreptococo hemolítico,
estafilococo, E. coli y Proteus)
2. Infecciosa no HP en pacientes inmunosuprimidos:
a. Viral.
b. Micótica (Candida, histoplasmosis).
c. Tuberculosis, sífilis.
3. Erosiva crónica.
4. Alcalina posoperatoria (complicación resección
gástrica y piloroplastia).
5. Isquemia gástrica.
(Capítulo 14)
fúndica (mucosa fúndica y cuerpo) la etiología se asocia
con la presencia de anticuerpos contra células parietales
productoras de ácido clorhídrico y las células principales
generadoras tanto de pepsina como de factor intrínseco,
carente en la anemia perniciosa, por tanto se le considera
como una enfermedad de tipo autoinmune relacionada con
enfermedades como Addison, diabetes tipo 1, vitíligo y
tiroiditis de Hashimoto. La gastritis crónica antral, más frecuente que la anterior, en la que se identifican agentes etiológicos como HP, se caracteriza por un exceso en la producción de ácido (gastritis hipersecretora) y un pH bajo
relacionado con frecuencia con úlcera duodenal, atrofia
(hipoclorhidria), metaplasia, pólipos y cáncer gástrico
(gastritis crónica atrófica).
Es difícil considerar por separado o diferenciar entre
la gastritis crónica y la atrófica, quizá se trate de una misma
enfermedad. Es importante considerar en la etiología el
factor genético, ya que los familiares de estos enfermos tienen un índice mayor de gastritis atrófica, aclorhidria y malabsorción de vitamina B12.
La gastritis hipertrófica es una afección poco frecuente caracterizada por un agrandamiento de los pliegues
de la mucosa gástrica de etiología no inflamatoria ni hipertrófica, sino que es de origen hiperplásico. Es necesario
hacer el diagnóstico diferencial de esta entidad con carcinoma gástrico o linfoma.
6. Inducida por radiación.
7. Sustancias corrosivas.
CUADRO CLÍNICO
8. Hipertrófica gigante (enf. de Menetrier).
9. Eosinofílica.
10. Granulomatosa (sarcoidosis, enf. de Crohn).
Tomado de Bennett JC, Plum F. Cecil, Tratado de medicina interna.
20 ed. México, McGraw–Hill Interamericana, 1997:754.
licobacter pylori), toxinas, lesión térmica, presencia de
nitrosaminas en la dieta, reflujo biliar y enzimas pancreáticas eran los factores etiológicos principales en la gastritis,
ya que producían una respuesta inflamatoria sostenida; sin
embargo, al comprobar que la gastritis superficial desaparece cuando se cura la infección por Helicobacter pylori, se
sospecha que es poco probable que estos factores intervengan de manera determinante en la patogenia de este trastorno, aunque se les considera factores coadyuvantes en la progresión hacia gastritis atrófica, gastritis metaplásica o
cáncer gastrointestinal.
Un tipo específico es la gastritis atrófica, con infiltrado inflamatorio mínimo y relacionada con atrofia glandular, ésta se presenta en la anemia perniciosa, enfermedad
autoinmune en la que se producen anticuerpos contra las
células parietales de la mucosa gástrica, las cuales producen el factor intrínseco, glucoproteína secretada por estas
células y que es necesaria para la absorción de vitamina
B12 (cianocobalamina).
La gastritis crónica incluye lesiones que van desde
gastritis superficial, pasando por gastritis atrófica, hasta
atrofia gástrica, su etiología y patogenia varía según el subtipo de gastritis crónica, por ejemplo, en la gastritis crónica
Existe una acentuada variación individual, entre los pacientes que cursan con gastritis pudiéndose presentar la gastropatía como un proceso inflamatorio agudo por lo general
transitorio (gastritis aguda) o persistir y recidivar durante
años, el cuadro clínico común y general de las gastritis se
presenta con alguno o varios síntomas como pirosis, dolor
epigástrico que se alivia con antiácidos y se irradia en ocasiones a la espalda, con náusea, vómito, anorexia, hematemesis y dispepsia, siendo frecuentes los episodios asintomáticos prolongados.
En el cuadro agudo la inflamación de la mucosa gástrica puede presentar desde ligero edema y moderada hiperemia, hasta erosión hemorrágica (gastritis aguda hemorrágica erosiva), por tanto sus manifestaciones clínicas son
igualmente variadas, observándose desde un cuadro asintomático o con dolor epigástrico, náusea y vómitos, hasta
hematemesis masiva y dolor abdominal postrante. La dispepsia caracterizada por eructos, distensión abdominal,
borgorismos (ruido intestinal por presencia de gases), flatulencia, plenitud o dolor urente epigástrico o retroesternal,
quizá sea el síntoma común más generalizado de la gastritis;
sin embargo, la dispepsia no es exclusiva de la misma ya que
también puede presentarse en estados de ansiedad, depresión, somatización, etc. y con frecuencia asociado a estados
específicos y socioculturales, incluso podría mencionarse
como una entidad patológica individual (síndrome dispépsico).
Cabe destacar que el HP se detecta con mayor
frecuencia en pacientes con dispepsia que en quienes no la
padecen como cuadro clínico de gastritris, de ahí la importancia de mencionarla por su estrecha relación.
Alteraciones digestivas S 263
DIAGNÓSTICO
Para establecer el diagnóstico de gastritis se requiere evaluar el cuadro clínico, además de detectar histológicamente al HP, puede hacerse también a través de un análisis de
ELISA para Ac IgG o IgA contra este microorganismo, la
endoscopia es un magnífico recurso diagnóstico, pero requiere hacerse sin que exista el antecedente de tratamiento,
ya sea con antibióticos, omeprazol o subsalicilato de bismuto (por la posibilidad de falsos negativos), cuando el paciente ingiere este tipo de fármacos, debe existir un periodo
de varias semanas sin tratamiento para otorgar confiabilidad al resultado. Se pueden realizar estudios radiológicos
como la gastroscopia con medio de contraste pero ha caído
en desuso por su complejidad, ya que se prefiere la exploración clínica directa mediante un endoscopio.
TRATAMIENTO MÉDICO
Éste dependerá de la causa de la gastritis aunque de manera
empírica primero se instaura terapia antimicrobiana contra
HP, aunada a la terapia farmacológica de mantenimiento
utilizada de rutina para las gastritis. En el manejo farmacológico general se incluyen:
a. Medicamentos antisecretores como cimetidina,
ranitidina, famotidina y nizatidina, así como el
misoprostol y el omeprazol.
b. Sustancias antiácidas y protectoras de acción tópica de la mucosa, como sucralfatos (sal de hidróxido de aluminio) y subsalicilato de bismuto (Pepto
bismolR).
c. Terapia antimicrobiana combinada:
S Subsalicilato de bismuto.
S Tetraciclina.
S Metronidazol.
S Amoxicilina.
S Claritromicina.
d. Cirugía (rara y relacionada más a procesos erosivo/ulcerativos que inflamatorios).
ÚLCERAS PÉPTICAS
(GÁSTRICA Y DUODENAL)
Enfermedades caracterizadas por lesiones depresivas crónicas que se extienden de la mucosa gastrointestinal hasta
la capa muscular propia, casi siempre aisladas y ubicadas
en cualquier lugar del tubo digestivo expuesto a la agresión
de los jugos ácido pépticos, por tanto se le considera una
“autodigestión” y/o un fracaso en la capacidad epitelial
defensiva. La mayoría de las úlceras se ubican en el duodeno o el estómago, siendo (4:1) más frecuentes las primeras, entre ambas existen diferencias no sólo de localiza-
ción, también en cuanto a su patogenia ya que intervienen
distintos factores tanto genéticos como ambientales, y mecanismos fisiopatológicos diversos.
Actualmente se considera a las úlceras pépticas una
falla en los mecanismos de los que dependen el éxito o fracaso en la cicatrización de heridas, los cuales se ven superados, interviniendo para ello fallas en la integridad mucosa en sus tres líneas de defensa como son la preepitelial,
la epitelial y la posepitelial, lo anterior mediante la producción o la alteración de la secreción de moco, bicarbonato
y pH entre otros, que permiten la lesión de la membrana
basal, este fracaso se da también la mayor parte de las veces
por la participación de factores exógenos como son el uso
prolongado de ácido acetilsalicílico y otros AINE, se considera incluso que las úlceras pépticas serían raras en
ausencia de estos factores.
Epidemiológicamente tiene gran frecuencia y el gasto
anual para su manejo es exorbitante por su alta incidencia
y reincidencia (10% casos nuevos y 90% recurrencias), sin
embargo la tasa de mortalidad es baja. Se presenta con mayor frecuencia en adultos de edad media y avanzada, la úlcera duodenal es más común entre los 25 a 55 años y la úlcera gástrica de los 40 a los 70 años, siendo más frecuente
en el sexo masculino y aumentando la prevalencia en la
mujer después de la menopausia. Las úlceras duodenales
son las más frecuentes y se presentan aún con mayor frecuencia en familiares en primer grado de los pacientes ulcerosos que en el resto de la población, además se ha visto
que las personas con el grupo sanguíneo de tipo “O” padecen 37% más de úlceras duodenales que el resto de la población. Como dato adicional, es importante mencionar
que se ha encontrado en los pacientes con úlcera péptica de
raza blanca un antígeno específico Ag HLA–B5. Al ser una
enfermedad con comportamiento variado que remite y recidiva de forma continua, puede aparecer sin causa evidente o quizá curar con o sin tratamiento; sin embargo, se menciona que cuando un paciente es un ulceroso péptico, lo es
de manera práctica para siempre.
ETIOLOGÍA Y PATOGENIA
Su etiología por lo general es múltiple, en ella intervienen
factores tanto genéticos como ambientales. Como requisito para el desarrollo y progresión de la enfermedad es
alcanzar cierto nivel de secreción ácidopéptica (si no hay
ácido no hay úlcera), además de una serie de desequilibrios
entre la acción agresiva de la secreción ácidopéptica y las
defensas normales de la mucosa gastroduodenal. La úlcera
duodenal se relaciona más con alcoholismo, tabaquismo,
cirrosis, insuficiencia renal crónica, enfermedad pulmonar
obstructiva crónica (EPOC) e hiperparatiroidismo. El efecto
irritativo puede ser directo (alcohol, urea) o relacionada,
sin que exista, en algunos casos, una explicación contundente. Se cree que el aumento de Ca++ sérico estimula la
secreción de gastrina y esto aumenta la secreción ácida del
estómago, por tanto la úlcera duodenal parece deberse más
a un exceso en la exposición de ácido y pepsina, mientras
que en las úlceras gástricas parece haber algún tipo de debilidad defensiva mucosa frente al ácido y la pepsina, de hecho se ha estipulado que la actividad péptica es indispensa-
264 Medicina en odontología
ble en la patogenia de las úlceras. La secreción ácida se
eleva en 33% de los pacientes con úlcera duodenal, el resto
mantiene niveles normales. Cuando existe hipersecreción
es posible relacionarla con aspectos como aumento en la
masa secretora (células parietales), defectos en los mecanismos inhibidores, aumento del estímulo basal para la
secreción ácida, disminución en la síntesis de prostaglandinas y la consecuente baja en el potencial reparativo. Se ha
observado que en 80% de los pacientes con úlceras duodenales hay un aumento de secreción ácida nocturna y disminución del bicarbonato duodenal. Otros factores etiológicos
asociados son el tabaco, fármacos como corticosteroides y
ácido acetilsalicílico, así como el estrés, del cual se dice
que es factor responsable primario que perpetúa o hace recidivar la mayor parte de los casos de úlcera duodenal. El
hecho de que muchas de las úlceras se presenten en la primera porción del duodeno y que los antagonistas histamínicos H2, que disminuyen la acidez gástrica y promueven
su curación, apoya la etiología atribuible al “exceso de secreción ácida”. En contraparte, el paciente con úlcera gástrica, tiene en promedio niveles normales o bajos de acidez
gástrica pero nunca verdadera aclorhidria, por tanto la causa de este trastorno parece deberse a un defecto primario
en la resistencia de la mucosa gástrica, la incompetencia
del esfínter pilórico, reflujo biliar, fármacos y disminución
cuantitativa y cualitativa del moco gástrico protector contribuyen a su desarrollo.
Tal vez el principal agente causal de úlcera péptica es
la infección por HP, presente en más de 90% de las úlceras
duodenales y de 60 a 90% de las úlceras gástricas. Este
microorganismo aumenta la liberación de factores quimiotácticos que activan y atraen neutrófilos, que alteran la función microvascular y producen daño hístico. El resto de las
causas de úlceras pépticas se relacionan al uso de AINE,
enfermedades hipersecretoras como el gastrinoma (síndrome de Zollinger Ellison) y otras más raras, que representan
1% de las úlceras pépticas, como neoplasia endocrina múltiple, tumor pancreático secretor de gastrina, mastocitosis
generalizada con aumento de histamina circulante, infección viral, radioterapia, quimioterapia, insuficiencia vascular por uso de cocaína sintética o natural, etc. (cuadro 14–2).
CUADRO CLÍNICO
La evolución clínica de las úlceras pépticas, gástricas o
duodenales, es muy variada, presentándose con carácter de
tipo crónico y recidivante, asintomático o con episodios de
dolor epigástrico urente, esta variación individual dependerá de la sensibilidad visceral, lo cual hacen que en estos
trastornos existan características clínicas imprecisas y atípicas, sin embargo las úlceras pueden curar o recurrir en el
mismo sitio, de manera controversial, las biopsias obtenidas
cerca de estas mismas regiones cicatrizan comparativamente con facilidad. En general, la sintomatología dolorosa (cuando existe) se puede presentar con dispepsia (dolor abdominal, pirosis, náuseas, eructos y pesadez), dolor
posprandial de 1 a 3 horas después de las comidas, que se
alivia con los alimentos o sustancias tópicas alcalinas, el
dolor abdominal también se puede presentar de manera
(Capítulo 14)
Cuadro 14–2. Causas principales de úlceras
pépticas y trastornos asociados
I. Causas más frecuentes:
1. Helicobacter pylori
2. AINE
3. Estrés
II. Causas menos frecuentes:
1. Hipersecreción ácida
a. Enfermedad sistémica (metabolismo del Ca++)
b. Gastrinoma
c. Aumento de células/basófilos
Mastocitosis
Leucemias basófilas
d. Hiperfunción/hiperplasia de células G del antro
2. Infección por otros microorganismos:
a. Citomegalovirus
b. Herpes virus
3. Obstrucción/desgarro duodenal
4. Insuficiencia vascular (cocaína)
5. Radioterapia/quimioterapia
Adaptado de Bennett JC, Plum F. Cecil: Tratado de medicina interna. 20 ed. México, McGraw–Hill Interamericana, 1997:758.
nocturna (70 a 80% de casos) 1 a 2 horas después de acostarse. Contrariamente a lo que pudiera esperarse, la mayoría de los pacientes con dispepsia (70%) carece de datos
clínicos típicos de enfermedad ulcerosa activa y 40% de
los pacientes con cráter ulceroso activo no presentan dolor.
De manera específica en la úlcera duodenal existe dolor de
90 minutos a 3 horas después de las comidas, se alivia con
leche y alimentos, con el uso de antiácidos o el vómito. En
la úlcera gástrica una quinta parte de los pacientes tienen
sintomatología dolorosa 30 minutos después de la comida
y no se alivia al comer.
Otros posibles datos clínicos incluyen hemorragia
(hematemesis) ocasional y con menor frecuencia anorexia,
náuseas y restricciones dietéticas autoimpuestas. Aún con
tratamiento de tipo conservador, existen recidivas sintomatológicas esporádicas cuando existe transgresión dietética y estados temporales o permanentes de estrés.
Cabe mencionar que un intestino “irritable” puede
presentar un cuadro clínico muy similar que puede confundir, éste se presenta con reflujo gastroesofágico, dispepsia
ácida, disgastria (dispepsia funcional con sintomatología
de indigestión después de comer), plenitud epigástrica,
malestar, eructos, inflamación, náuseas, saciedad inmediata e intolerancia a determinados alimentos.
Por otro lado, una gastritis erosiva aguda definida
también como hemorrágica, consiste en una pequeña laceración superficial de la mucosa GI que no se extiende más
allá de la mucosa, puede confundir también por lo similar
de su cuadro clínico y la hematemesis.
Alteraciones digestivas S 265
MANEJO ODONTOLÓGICO
Gastritis y úlceras pépticas
(gástrica y duodenal)
Recomendaciones y adecuaciones
durante la consulta
El paciente con este tipo de trastornos gastrointestinales
(GI) implica un cambio y adecuación de la consulta rutinaria en cuanto a aspectos como:
S Reparación e infección. Estos pacientes dependiendo de la severidad de su trastorno GI pueden
desarrollar de manera secundaria anemia por hemorragia GI oculta y crónica o si se trata de forma
específica de gastritis de tipo atrófico, pueden tener malabsorción de vitamina B12 y anemia perniciosa concomitante. Lo anterior sumado a la posible malnutrición por el estado anoréxico sostenido
debido a la sintomatología de malestar propios a
estos trastornos GI y por tanto la posible restricción en la ingesta normal de alimentos. Estos cambios en boca pueden provocar atrofia o ulceración
de la mucosa oral, pudiéndose observar una dificultad y retraso reparativo y, por tanto una tendencia a infección de heridas, además de la susceptibilidad de ulceración traumática debido a la
debilidad del epitelio.
S Hiposalivación. La deshidratación, la falta de lubricación y aporte de minerales y anticuerpos contenidos en la saliva pueden representar un serio problema para aspectos de formación de PDB, desarrollo
de caries, enfermedad periodontal, propensión traumática y pronóstico protésico. Esta condición puede
estar presente como efecto secundario en pacientes
que toman fármacos anticolinérgicos para el control
de su trastorno GI, para lo cual es recomendable el
uso de enjuagues fluorados y reforzamiento de técnicas de higiene oral, estimulación salival y de preferencia modificación del fármaco.
S Manejo del estrés. El componente emotivo ansiedad–estrés está plenamente identificado como
factor etiológico y complicante en el paciente con
enfermedad GI, razón por la cual es de considerarse durante la consulta dental con la intención de
controlar en forma adecuada esta condición, el trato cordial al paciente, evitar citas prolongadas y lo
menos dolorosa posible, así como medicación sedativa opcional o ansiolítica antes de la consulta,
para lograr un óptimo estado anímico respecto a la
cooperación del paciente durante la consulta dental,
previniendo el agravamiento de su condición GI.
S Hemostasia. El subsalicilato de bismuto utilizado
en forma crónica o por periodos prolongados, puede producir un aumento en el tiempo de protrombina y en el tiempo de sangrado, teniendo riesgos
hemorrágicos y de coagulación en el paciente. Por
lo anterior es importante checar las dosis y el tiempo de empleo, así como no utilizar ácido acetilsali-
cílico como medicamento analgésico por su efecto secundario dual de irritación directa y de
diátesis hemorrágica.
Exámenes complementarios
Dentro de los exámenes complementarios de utilidad
odontológica que pudieran indicarse en estos pacientes se
encuentra la biometría hemática completa que permite valorar o descartar un posible estado anémico relacionado
con malabsorción o hemorragia, esto es en particular importante en los pacientes que serán sometidos a un tratamiento invasivo quirúrgico, en cirugía periodontal y extracciones dentales o con anestesia general.
El tiempo de sangrado (TS) y el tiempo de protrombina (TP) son de utilidad para evaluar el estado hemostático del paciente que utiliza subsalicilato de bismuto (peptobismol) para el control de su padecimiento ácidopéptico.
Trabajo interdisciplinario
Se aconseja que el manejo multidisciplinario de los pacientes con enfermedad GI se establezca en forma rutinaria con
el gastroenterólogo o médico tratante para valorar el grado
de afección GI y la necesidad de premedicación sedativa
o ansiolítica, la vía ideal de administración (irritación directa) y absorción farmacológica (los antiácidos pueden
bloquear la absorción y por tanto los efectos de otros medicamentos), así como evaluar la posibilidad de anemia secundaria, cuando esto se sospeche, de igual manera establecer el tipo de tratamiento farmacológico seguido por el
paciente previendo, superando o disminuyendo situaciones como absorción de fármacos y efectos orales secundarios de los mismos (xerostomía, atrofia, ulceraciones, etc.).
Consideraciones farmacológicas
S Administración de analgésicos y antiinflamatorios. La prescripción farmacológica deberá ser
muy selectiva en cuanto a tipo de medicación, ya
que debe evitarse en lo posible la vía oral debido
a irritación directa del epitelio GI, en particular de
medicamentos como el ácido acetilsalicílico (aspirina), corticosteroides (efecto secundario de inducir irritación GI y úlcera) y AINE, éstos últimos
deben evitarse, independientemente de su vía de
administración, ya que se ha demostrado que aún administrados por vía parenteral producen complicaciones ulcerosas en pocos días, por tanto la vía general es suficiente para la ulcerogénesis. Para
evitar la exacerbación o acentuación de sintomatología ácidopéptica previa, se recomienda el uso
de paracetamol, clonixinato de lisina (DorixinaR)
o incluso propoxifeno (DarvonR) como medicamentos analgésicos y antiinflamatorios.
S Uso crónico de antiácidos. Estos fármacos, sustancias de acción tópica (sucralfato —sal de hidróxido de aluminio) y de empleo frecuente en estos
trastornos GI reducen hasta en 80% la absorción de
fármacos antimicrobianos como la eritromicina y
tetraciclinas, de uso frecuente en periodoncia, por
lo cual se debe instruir al paciente para que evite
266 S Medicina en odontología
usarlas de forma simultánea, prescribiéndolos en
horarios distintos mínimo de dos horas de diferencia. Otros con efecto antiácido y antidiarreico como
el subsalicilato de bismuto (PeptobismolR) produce pigmentación oscura de las papilas linguales de
apariencia desagradable pero de carácter innocuo.
S Interacciones farmacológicas. Algunos de los
medicamentos que el paciente toma de manera rutinaria para su control interaccionan con medicamentos de uso odontológico. Los antagonistas de
los receptores H2 de la histamina como la cimetidina y famotidina (DuraterR) producen resequedad oral, además de que disminuyen el metabolismo de medicamentos depresores del SNC como el
diacepam o clordiacepóxido, usadas para premedicación sedativa. La administración conjunta de
ketoconazol con antiácidos, cimetidina, ranitidina
y famotidina pueden reducir su absorción hasta en
50%, lo que puede disminuir la eficacia del tratamiento sistémico de candidiasis, histoplasmosis o
cualquier otra micosis oral. Ya fue mencionado el
efecto que las sales de aluminio, magnesio y calcio
tienen sobre las tetraciclinas.
Manifestaciones orales
Como ya se mencionó, medicamentos antagonistas de receptores H2 producen hiposalivación y xerostomía. Otra
manifestación local es la referente a la aparición de lesiones epiteliales o cambios asociados a la anemia como pudieran ser lesiones rojas petequiales o eritematosas. Los
principales cambios relacionados con anemia crónica en
general incluyen queilitis angular, atrofia y ulceración mucosa, así como glositis y depapilización de lengua (figura
14–1), cambios que son descritos con detalle en el Capítulo
9, el apartado Enfermedades hematológicas.
Otras manifestaciones orales podrían ser la erosión
odontológica relacionada con vómitos crónicos (figura
14–2) que pudieran observarse en los pacientes con enfermedad GI activa. Pigmentación oscura de la lengua por conversión GI del subsalicilato (PeptobismolR) en sulfito de
Figura 14–1. Paciente con lengua lisa sin papilas como
manifestación clínica de anemia.
(Capítulo 14)
Figura 14–2. Paciente con erosión ácida del esmalte por
vómitos crónicos.
bismuto. Existen también innumerables cambios epiteliales
asociados a estados de malnutrición que se tratarán con detalle más adelante (síndromes de malabsorción). Por último,
los pacientes con enfermedad ácido péptico ulcerosa tienen
mayor propensión a la aparición de lesiones vasculares de
tipo petequial–varicoso en los labios, de etiología idiopática
y a presentarlas con mayor frecuencia así como en edades
más tempranas comparativamente con los que no presentan
este antecedente médico, estas lesiones, al ser un mero hallazgo clínico innocuo, no requieren tratamiento específico
más allá de un seguimiento clínico rutinario (cuadro 14–3).
COLITIS INESPECÍFICA
El término colitis se refiere a inflamación del colon. La inflamación crónica del intestino, puede ser de una porción
del intestino delgado, colon o ambos. Dentro de sus causas
se encuentran las infecciones parasitarias (amebas), el uso
frecuente de antimicrobianos, isquemia mesentérica, factores psicógenos y factores autoinmunes o idiopáticos.
Cada tipo de colitis posee características propias en su etiología y patogenia, si bien los signos y síntomas son relativamente similares. Depende del sitio y la extensión de la
inflamación, es posible encontrar dolor abdominal, cólicos, defecación irregular, estreñimiento o diarrea periódicas, sensación de plenitud, distensión abdominal, meteorismo, flatulencia, fiebre, aumento de frecuencia en la
defecación con tenesmo, espasmos abdominales bajos,
anorexia, vómito, melena, moco en las heces, cefalea y malestar general.
Como complicaciones secundarias a la colitis, se pueden presentar hemorragia, anemia, deshidratación, malabsorción, malnutrición, hipoproteinemia (albúmina). En su
tratamiento se contemplan cambios dietéticos y medicamentos anticolinérgicos y antiperistálticos (difenoxilato,
propantelina), excepto en la colitis farmacológica donde
los medicamentos se deben evitar, ya que éstos favorecen
un aumento del tiempo de contacto de la mucosa cólica con
el agente causal. Otros medicamentos empleados son la colestiramina, loperamida, codeína, mucinoides hidrófilos,
Alteraciones digestivas 267
Cuadro 14–3. Resumen de manejo
odontológico del paciente con gastritis
y úlcera péptica
a. Terapia farmacológica:
Vía oral (medicamentos y absorción)
Ácido acetilsalicílico, AINE (irritación directa)
Anticolinérgicos (xerostomía, dism. absorción antimicóticos y metabolismo lidocaína y benzodiacepinas)
Antiácidos (dism. hasta en 80% absorción de eritromicina y tetraciclinas —cambio horario)
b. Manejo de estrés (sedación o medicación ansiolítica)
c. Cirugía (biometría, TS y TP —sangrado oculto = anemia, subsalicilato de bismuto—)
d. Anemia (sangrado GI o malabsorción)
Hemostasia, infección y reparación
e. Manifestaciones clínicas orales
Xerostomía (anticolinérgicos)
Úlceras y estomatitis (desnutrición y anemia,
xerostomía)
Queilitis angular
Atrofia y ulceración mucosa
Glositis y depapilización
Leucoplasias y Ca (Plummer–Vinson)
Erosión dental
Lesiones vasculares en labios
antibióticos de amplio espectro (metronidazol, vancomicina), sulfasalazina, corticosteroides o incluso cirugía, según el tipo de factor etiológico.
ENTERITIS REGIONAL O
ILEOCOLITIS GRANULOMATOSA
(ENFERMEDAD DE CROHN)
Es una enteropatía inflamatoria idiopática caracterizada
por enteritis (inflamación del intestino grueso) o colitis
regional con lesiones granulomatosas presuntamente relacionada con factores inmunológicos, genéticos y ambientales. Produce inflamación segmentaria y transmural que
afecta a diferentes capas y profundidad, crónica, inespecífica que afecta sobre todo al íleon distal y el colon derechos, aunque puede incluir cualquier parte del tubo gastrointestinal, desde la boca hasta el ano y área perianal,
existen formación de fístulas entre el intestino y los órganos adyacentes así como entre diversos segmentos del intestino. Se presenta con mayor frecuencia en la población
judía de adultos jóvenes, antes de los 30 años con incidencia máxima entre los 14 y 24, aunque hay un segundo tiempo máximo de incidencia en el grupo de edades entre 55 y
65 años.
CUADRO CLÍNICO
Incluye de forma clásica signos y síntomas asociados a inflamación intestinal así como algunos otros, sobre todo los
extraintestinales, que pueden manifestarse en conjunto con
la enfermedad o ser complicaciones de la misma. Dentro de
los primeros se incluyen diarrea crónica asociada a dolor
abdominal, fiebre, anorexia, pérdida de peso y una masa o
sensación de plenitud en el cuadrante inferior derecho, o
abdomen agudo que confunde con un cuadro de apendicitis aguda u oclusión intestinal.
En clínica la afectación gastroduodenal es muy parecida a la úlcera péptica con náuseas, vómitos y dolor
epigástrico, cuando la afección es exclusiva del intestino
delgado existen diarrea, cólicos e hipersensibilidad abdominal debido a la inflamación transmural que conduce a
fibrosis y estrechamiento de la luz intestinal dando lugar a
los síntomas de obstrucción (náuseas, vómito, ondas de dolor abdominal, disminución en la eliminación de las
heces).
Cuando sólo se afecta el colon, el cuadro clínico es
indistinguible de la colitis ulcerosa (véase despúes) presentándose también dolor abdominal, dolor tipo cólico
localizado, hemorragia rectal y diarrea. Extraintestinal
existen datos clínicos relacionados algunos a la pérdida
ponderal por malabsorción como fiebre, sudoración nocturna, malestar general, artritis periférica y otros como estomatitis aftosa o pápulas múltiples en la mucosa oral, conjuntivitis, episcleritis, iritis, uveítis, eritema nudoso y
pioderma gangrenoso en piel.
Otras de sus complicaciones pudieran ser colitis ulcerosa, obstrucción, fistulización y formación de abscesos
además de estrechez fibrosa, así como hemorragia intestinal y rectal, perforación y cáncer de intestino delgado (adenocarcinomas intestinales). Los cambios en la mucosa GI
conducen a malabsorción y amiloidosis intestinal, a la formación de cálculos vesiculares biliares y renales por malabsorción de grasa (esteatorrea) y sales biliares (colesterol
y oxalato de Ca++).
El posible desarrollo de pericolangitis, colangitis y
cirrosis biliar intra o extrahepática que pueden dar como
resultado estados de hipoproteinemia (albúmina), anemia
ferropénica, deshidratación y desnutrición relacionados
con carencias de vitaminas liposolubles (A, D, E y K),
magnesio, cinc, Ca++ sérico y vitamina D que pueden conducir, entre otros trastornos a osteoporosis y osteomalasia.
En personas muy graves con colitis ulcerosa e infecciosa,
puede presentarse un megacolon tóxico por extensión de
la inflamación transmural a las capas musculares con afectación neuro–muscular (tono), produciendo dilatación extrema del intestino.
268 Medicina en odontología
TRATAMIENTO MÉDICO
No existe una postura específica, aunque en general se incluyen fármacos como anticolinérgicos, mucinoides hidrófilos, antibióticos de amplio espectro, sulfasalazina, inmunosupresores (corticosteroides, azatioprina, ciclosporina) y
cirugía.
El pronóstico dependerá del control del tratamiento,
el posible desarrollo de complicaciones y el grado de éstas.
En general la enteritis regional crónica se caracteriza por
exacerbaciones durante toda la vida, en las primeras etapas
de ésta puede ocasionar retraso en el crecimiento y el desarrollo.
(Capítulo 14)
en casos más severos hay fiebre, deshidratación, taquicardia e hipersensibilidad abdominal.
Dentro de las complicaciones se encuentran anemia e
hipoalbuminemia por sangrado crónico y exudación de proteínas en el colon inflamado respectivamente. En casos
graves puede presentarse megacolon tóxico, perforación,
peritonitis y septicemia. Una complicación de la colitis ulcerativa de larga duración es la displasia epitelial y asociación
con progresión maligna del colon (adenocarcinomas). Pueden presentar complicaciones extracólicas como la artritis
periférica, espondilitis anquilosante, sacroileítis, uveítis
anterior, eritema nodoso, pioderma gangrenoso, episcleritis
y en los niños retraso en el crecimiento y desarrollo.
TRATAMIENTO MÉDICO
COLITIS ULCERATIVA
Enfermedad inflamatoria y ulcerativa difusa, crónica e
inespecífica que se origina en la mucosa superficial parcial
o completa del colon (pancolitis), con posible inclusión del
recto (proctitis ulcerativa), caracterizada por diarrea sanguinolenta. Sus rasgos epidemiológicos (presentándose
entre los 15 a 30 años y un segundo máximo menor a los
50 a 70 años) y etiológicos son similares a la enfermedad
de Crohn, por tanto en su patogenia se asocian factores inmunológicos que permiten la amplificación persistente del
proceso inflamatorio que daña al tejido, como el procesamiento epitelial aberrante de antígeno e imitación molecular entre un antígeno luminal y componentes de la mucosa
intestinal.
El tratamiento de la CU es variado de acuerdo al grado de
afectación, pero en general incluye control de dieta, antiinflamatorios orales (sulfasalazina, olsalazina y mesalamina), antiinflamatorios tópicos en forma de enemas o supositorios (mesalamina y corticosteroides), antiinflamatorios
sistémicos (prednisona), antibióticos de amplio espectro
(metronidazol combinado con un aminoglucósido) y cirugía (variedad de colectomías).
El pronóstico de la CU dependerá de la gravedad del
ataque inicial así como de la respuesta al tratamiento
médico, de 5 a 10% fallece por CU fulminante o requiere
colectomía inmediata, la mayoría de los pacientes cursa la
CU en forma crónica con remisiones periódicas prolongadas con terapéutica de mantenimiento pudiendo ser interrumpidas en forma aguda o espontánea por factores como
estrés, enfermedades intercurrentes, embarazo, enterocolitis infecciosas y uso excesivo de antiinflamatorios no esteroides (AINE).
CUADRO CLÍNICO
Los síntomas de la colitis ulcerativa (CU) dependen de la
extensión y la gravedad del proceso inflamatorio dentro
del colon, sin embargo, la mayor parte de las alteraciones
micro y macroscópicas que influyen de forma directa en el
cuadro clínico no son específicas, se superponen y confunden con otras variedades de enteritis como la infecciosa
aguda y crónica, y las causadas por toxinas, radiación e isquemia. Si bien, un episodio de CU puede ser agudo y fulminante con diarrea súbita y violenta, fiebre alta, signos de
peritonitis y profunda toxemia, es muy común el inicio insidioso con aumento en la frecuencia de defecación, espasmos leves en la porción abdominal inferior, con aparición
de sangre y moco en las heces. La hemorragia rectal, tenesmo y secreción mucopurulenta se asocian en exclusiva
con proctitis. En la CU existe variabilidad en la consistencia de las heces, ya que puede presentarse diarrea e incluso
estreñimiento, la defecación puede ir acompañada de sangre color rojo brillante, moco y pus variables, puede haber
cólicos abdominales. Algunos síntomas generales incluyen pérdida de peso, anorexia, febrícula, malestar, náuseas
y vómitos esporádicos, sudoración nocturna y artralgias,
SÍNDROMES DE
MALABSORCIÓN–DESNUTRICIÓN
En los trastornos de malabsorción existe en común la falta
de absorción normal de varios nutrientes (principalmente
lípidos) y minerales en el intestino delgado. La absorción
normal se inicia por la acción del ácido y la pepsina del estómago sobre el bolo alimenticio, con posterioridad el páncreas participa en la digestión de grasas, carbohidratos y
proteínas por su secreción de lipasa, amilasa y proteasa desdoblando grasas en monoglicéridos y ácidos grasos, carbohidratos en monosacáridos, de disacáridos y proteínas en
péptidos y aminoácidos, todo esto para poder utilizarse en la
gran variedad de funciones metabólicas celulares. Estos
nutrimentos se absorben ayudados por estructuras anatómicas como enterocitos y micro/macrovellosidad intestinales,
así como procesos fisiológicos y bioquímicos complejos
como son: motilidad intestinal, transporte activo, difusión
pasiva y endocitosis.
Alteraciones digestivas 269
Cuadro 14–4. Enfermedades
gastrointestinales asociadas
con malabsorción
Fallas en la digestión debidas a
Mezcla inadecuada
Enfermedad o padecimiento
Gastroenterostomía
Gastrectomía
Fístula gastrocólica
Carencia de agentes digestivos
Pancreatitis crónica
Fibrosis quística del páncreas
(mucoviscidosis)
Insuf. hepática crónica
Colestasis
Alactasia
Déficit sacarasa–isomaltasa
Medio inadecuado
pH duodenal bajo (s. Zollinger–E)
Sobrecrecimiento bacteriano
Divertículos
Fallas en la absorción debidas a
Trastorno agudo
epitelial
Enfermedad o padecimiento
Infección intestinal aguda
Neomicina
Alcohol
Trastorno crónico
epitelial
atribuibles de manera directa a la malabsorción, al déficit
secundario a la malabsorción y a la malabsorción debida a
una enfermedad subyacente, finalmente en ambos, desnutrición y/o malabsorción, el efecto fisiopatológico es el mismo
y variará de modo exclusivo dependiendo del o de los nutrimentos carentes como de la edad a la que esta carencia se
presente, teniendo efectos más severos en las primeras etapas de la vida donde se perjudica al crecimiento y al desarrollo tanto físico como neurológico. Dentro de los signos y
síntomas directamente atribuibles a la malabsorción se encuentran pérdida de peso, glositis, espasmos carpopedales,
ausencia de reflejos tendinosos, equimosis cutánea, distensión abdominal, flatulencia, meteorismo, gases, puede o no
haber diarrea y esteatorrea de grado variable. Algunas otras
manifestaciones clínicas crónicas de los síndromes de malabsorción por carencia de elementos nutricionales se presentan en el cuadro 14–5. Las cuales dependen de manera
directa del nutrimento, mineral o vitamina faltante. Finalmente la combinación de pérdida de peso, diarrea y anemia debe hacer sospechar malabsorción hasta confirmar lo
contrario por exámenes de laboratorio. El intestino fisiológicamente es plurifuncional en absorción para la mayoría de
nutrientes, excepto para la cobalamina (vitamina B12) y
sales biliares de las que depende directamente la absorción
de las vitaminas liposolubles como las A, D, E y K. En particular en las intervenciones quirúrgicas como la resección
del íleon distal, la función absortiva decae significativamente con consecuencias graves como anemia macrocítica y secundaria, así como deficiencia de las vitaminas liposolubles antes mencionadas.
Enfermedad celiaca
Esprue tropical
Enfermedad de Whipple
TRATAMIENTO
Amiloidosis
Isquemia
Enfermedad de Crohn
Intestino corto
Resección intestinal (e. Crohn)
Anudamiento o torsión intestinal
(vólvulo)
Para los síndromes de malabsorción/desnutrición varía de
acuerdo con la etiología e incluye restricción dietética selectiva, antimicrobianos, corticosteroides, suplementos
nutricionales, vitamínicos, minerales o varios hematínicos, según el grado de déficit existente y cirugía.
Invaginación
Infarto
Deterioro del transporte
Bloqueo vasos quilíferos–linfoma
Linfangiectasia
Enfermedad de Addison
Abetalipoproteinemia
Tomado de: Berkow R et al: El manual Merck de diagnóstico y terapéutica. 9a ed. Barcelona, Mosby/Doyma, 1994:918.
Cuadro 14–5. Manifestaciones clínicas
crónicas por carencia de elementos
nutricionales
Anemia y manifestaciones orales de glositis, depapilación, sensibilidad lingual, enrojecimiento y pirosis bucal, así como estomatitis angular (Fe, ácido fólico y
riboflavina)
Ceguera nocturna y resequedad ocular (vitamina A)
Pérdida de peso, masa muscular y edema (proteínas)
A excepción de la desnutrición asociada a factores socioeconómicos derivados de la pobreza extrema, trastornos
psicológicos de la conducta alimentaria (anorexia y bulimia
nerviosas) o adicciones como el alcoholismo, en la malabsorción se relacionan diversos padecimientos o sus secuelas,
a través de una falla en la digestión o de la absorción (cuadro
14–4), por tanto el cuadro clínico podrá variar por causas
Tetania, parestesias y dolor óseo (Ca, vitamina D y
tiamina)
Hematomas y sangrado (vitamina K)
Amenorrea y pérdida de la libido (desnutrición y pérdida de peso con disfunción hipofisiaria)
270 Medicina en odontología
ENFERMEDADES PANCREÁTICAS
Los trastornos del páncreas, aunque de etiología diversa,
merecen mencionarse en conjunto hablando de enfermedades pancreáticas, ya que en realidad son pocas las entidades patológicas que competen al odontólogo, sin embargo,
los aspectos del historial clínico de un individuo pueden
influir en las modificaciones que deben implementarse.
Pueden presentarse pancreatitis por uso crónico de fármacos como tetraciclinas, litiasis biliar o formar parte de
enfermedades poco comunes como la fibrosis quística.
Las enfermedades pancreáticas pueden producir desde malabsorción de nutrientes hasta diabetes mellitus secundaria, entre otros trastornos y en sus complicaciones
sistémicas destacan éstos y otros rubros:
Malabsorción. La deficiencia absortiva se debe a la
disminución o falta de enzimas digestivas que en conjunto
con la bilis sirven para ayudar al desdoblamiento y absorción intestinal de hidratos de carbono, grasas, proteínas y
ácidos nucleicos, entre otros, produciendo efectos directos
en el estatus sistémico de la persona.
Alcoholismo y colestasis. 70% de las pancreatitis son
secundarias a alcoholismo y 20% a los cálculos biliares,
razón por la cual los aspectos primero conductuales y fisiopatológicos por dependencia alcohólica (Capítulo 6, apartado sobre Cirrosis) y obstructivos por litiasis biliar y/o
pancreática, deben ser tomados en cuenta en estos pacientes por una posible avitaminosis A, D, E y K con las citadas
consecuencias sobre la hemostasia y coagulación, entre
muchas otras.
Diabetes. Aunque en la etiopatogenia de la diabetes
mellitus intervienen múltiples factores diferentes a los descritos, no se descarta la posibilidad de desarrollarla por obstrucción del conducto pancreático de Wirsung, esta obstrucción puede producir una autodigestión del parénquima al
quedar atrapado el jugo pancreático y sus enzimas en dicho
órgano.
La destrucción puede poner en peligro la vida del
paciente y una de sus secuelas inmediatas es la falta de insulina, la cual genera un tipo de diabetes que no está genéticamente determinada, teniendo los efectos sistémicos
vasculares y reparativos mencionados (Capítulo 8, acerca
de diabetes).
MANEJO ODONTOLÓGICO DE
PACIENTES CON COLITIS Y
MALABSORCIÓN/DESNUTRICIÓN
Recomendaciones y adecuaciones
durante la consulta
El paciente con enfermedad colítica inflamatoria de cualquier causa o con malabsorción/desnutrición primaria o
secundaria a ésta representa toda una gama de cambios y
consideraciones a tomar en cuenta en la consulta odontoló-
(Capítulo 14)
gica de rutina. El principio de que la boca es un sensible
indicador del estado nutricional corporal general se comprueba en síndromes como la anorexia y la bulimia en las
que son evidentes los trastornos metabólicos y hormonales
de repercusión general y oral, así como en estados metabólicos pasajeros como el crecimiento y el desarrollo, en infancia y adolescencia, embarazo y lactancia en los que
existe un marcado aumento selectivo de requerimientos
que si no son satisfechos podrían generar desnutrición. Éstas son sólo algunas situaciones en las que pudiera observarse que la falta de determinados elementos provistos por
la dieta tienen repercusiones en el individuo, más adelante
se describirán los efectos que las deficiencias nutricionales
específicas tienen a nivel oral y sistémico (manifestaciones
orales).
Otros aspectos a considerar incluyen también la prescripción farmacológica, la cual debe adecuarse en el paciente con colitis, ya que el paciente podría no tolerar bien
ciertos fármacos o éstos agravar su estado GI, como lo son
el uso de antimicrobianos de amplio espectro, AINE y corticosteroides, además que puede estar limitada la absorción y distribución de algunos medicamentos, debido a un
déficit en la producción de albúmina observado en los
pacientes desnutridos y de ahí que su eficacia terapéutica
no sería la esperada. El aspecto psicológico y emotivo del
paciente con colitis se ve afectado por una condición que
cursa con estados intermitentes de dolor, cólicos o cuadros
diarreicos que pueden hacerlo fallar en las consultas dentales o producirle incomodidad durante las mismas, Por otro
lado, este mismo factor emotivo, que es causal de colitis,
se puede agravar por el estrés y la ansiedad que la cita
odontológica produce.
En particular, en el paciente con colitis producto de
isquemia mesentérica por insuficiencia cardiaca congestiva deberá considerarse por separado su afección CV primaria para aspectos de manejo dental (Capítulos 1, 2 y 3).
Exámenes complementarios
Entre los exámenes de laboratorio que se pudieran indicar
para estos pacientes se encuentran los orientados a valorar
su estado general mediante una biometría hemática y química sanguínea, de esta forma se puede relacionar la presencia de lesiones locales con una deficiencia mineral o
vitamínica específica facilitando su diagnóstico y tratamiento, así como prever la respuesta reparativa y defensiva
de los tejidos ante eventos invasivos quirúrgicos.
Otras pruebas útiles, son las dirigidas a valorar la integridad de la hemostasia a través de 1) tiempo de sangrado
(TS), con el cual pueden identificarse pacientes con fragilidad capilar secundaria a avitaminosis C (ácido ascórbico),
2) un conteo de plaquetas podría descartar una trombocitosis relacionado con la carencia de vitamina E (tocoferol) y
3) la coagulación sanguínea medida en su tiempo de protrombina (TP) y tiempo de tromboplastina parcial (TTP),
los cuales pueden afectarse en la malabsorción de vitaminas
liposolubles (K). Otros trastornos que afectan los niveles
séricos de Ca y P, así como de sustancias procoagulantes y
del sistema fibrinolítico pudieran identificarse cuando
existan deficiencias proteicas.
Alteraciones digestivas 271
La biometría hemática permite identificar estados de
anemia y de leucopenia que predisponen a problemas infecciosos así como de retardos en la reparación, mientras
que la química sanguínea pudiera permitir el reconocimiento de deficiencias en la cantidad de proteínas (albúminas y globulinas) con las repercusiones farmacológicas e
inmunitarias que ello representa, también podrían ser identificados estados específicos de deficiencias vitamínicas o
de minerales.
Cabe mencionar que el examen de saliva parotídea
tiene gran importancia para valorar los trastornos pancreáticos, ya que la pancreatitis crónica se puede diagnosticar
midiendo la concentración de componentes salivales como
el carbonato y la amilasa (significativamente menor).
Consideraciones farmacológicas
Quizá la figura más representativa sea la hipoprotrombinemia, ya que provoca la disminución en el potencial terapéutico de las prescripciones farmacológicas dado que la
albúmina sérica es indispensable para estas funciones.
Otra va en referencia a la limitante en la elección de prescripción, en cuanto a que existen medicamentos que por sí
mismos, tomados en dosis elevadas y por periodos prolongados (por su efecto directo, administración por vía oral o
ambos) producen enteritis o colitis, como los antimicrobianos de amplio espectro y los AINE.
Los pacientes con enfermedad de Crohn y CU reciben
usualmente corticosteroides como tratamiento, lo cual tal
vez cree efectos secundarios como atrofia adrenal y riesgo
de crisis suprarrenal, así como disfunción de neutrófilos,
por lo que implican un riesgo adicional que deberá valorarse con detalle consultando los apartados específicos del
tema (Capítulo 8).
Manifestaciones orales
La malabsorción/desnutrición son trastornos en los cuales
la boca es el sitio donde más temprano puede evidenciarse
su carencia.
Figura 14–3. Manifestación clínica oral en paciente con
enfermedad de Crohn.
Figura 14–4. Lesiones de estomatitis aftosa recurrente
múltiple en vientre de la lengua.
Las vitaminas y los minerales son compuestos indispensables para funciones básicas como:
a.
b.
c.
d.
e.
Integridad estructural y recambio epitelial.
Remineralización del esmalte.
Hidratación mucosa.
Balance electrolítico y pH salival.
Homeostasis simbiótica o infección.
De ahí que cualquier alteración cuantitativa o cualitativa
puede observarse en los tejidos duros y blandos de la cavidad oral.
Por otro lado, existen trastornos que por manifestarse
en la boca no necesariamente son secundarios a la desnutrición como por ejemplo, la colitis ulcerosa y la enfermedad
de Crohn, en los que el tratamiento inmunosupresor produce lesiones orales típicas y bien diferenciadas. A continuación se describen los cuadros clínicos orales de los trastornos nutricionales.
En la enteritis regional o ileocolitis granulomatosa
(enfermedad de Crohn) y en la colitis ulcerativa, es común
observar lesiones en la piel y las mucosas que van desde
aftas orales, agrietamiento de labios por deficiencias de
cinc o infección por Candida. En esta enfermedad es posible encontrar:
a. Lesiones específicas (con histológia similar a las
intestinales). En fondo de saco que son lobuladas,
hipertróficas y de apariencia fisurada con o sin
líneas de ulceración. En la zona vestibular retromolar pueden aparecer lesiones induradas y polipoides, parecidas al épulis fisurado. En encía, mucosa alveolar y labios puede existir inflamación
rojiza difusa en ocasiones acompañada por queilitis angular (figura 14–3).
b. Lesiones inespecíficas del tipo de estomatitis aftosa recurrente, extensas y severas observadas por
lo común en el síndrome de Crohn (figura 14–4).
c. Enfermedad periodontal rápida y progresiva, por
disfunción de neutrófilos secundaria a la administración de inmunosupresores, así como al aumento en la actividad de lizosimas salivales.
272 Medicina en odontología
En la boca del paciente con colitis ulcerosa es factible
observar gingivitis, candidiasis y lesiones orales como ulceraciones y estomatitis aftosa recurrente mayor, las cuales
pueden ser manejadas con lidocaína tópica a 2% y esteroides tópicos.
La enfermedad fibroquística del páncreas, que afecta
también a las glándulas de secreción externa produciendo
aumento en la viscosidad de moco y obstrucción principalmente en aparatos respiratorio y digestivo, ocasiona:
a. Oclusión nasal y antral que propiciará que el paciente sea un respirador oral crónico. Este trastorno condicionará a su vez el desarrollo de maloclusión y mordida abierta, así como una tendencia
a caries y enfermedad periodontal.
b. Cambios cuantitativos/cualitativos salivales
c. Cambios en el desarrollo odontológico y posibles
pigmentaciones por el uso de tetraciclina, que
como se mencionó antes es un factor etiológico de
este trastorno a nivel pancreático.
En los síndromes de malabsorción/desnutrición es posible
encontrar multiplicidad de deficiencias, entre las que se
pueden mencionar:
Proteínas y aminoácidos. Su carencia producirá deficiencias en el crecimiento y desarrollo. Edema generalizado
con letargo y apatía, dermatitis escamosa y cambios pigmentosos específicos por deficiencia de albúmina sérica.
En cavidad oral:
Edema lingual con indentación dental.
Dorso lingual liso y eritematoso (atrofia papilar).
Queilitis angular, fisuras y pigmentación labiales.
Sialoadenosis y xerostomía.
Ulceración e infección.
Grasas. Dos ácidos grasos, linoleico y linolénico son constituyentes dietéticos esenciales para la biosíntesis de prostaglandinas, mediador de respuesta inflamatoria que regula diferentes reacciones metabólicas.
Otros ácidos grasos no tan esenciales se producen en
el organismo y ayudan, por ejemplo, a la absorción de vitaminas liposolubles como el retinol, tocoferol, calciferol y
la vitamina K; sin embargo, es raro observar su carencia,
que se presentan en niños con alimentación parenteral o
dietas restrictivas.
En cavidad oral:
Puede presentarse piel seca y dermatosis descamativa. No se han descrito manifestaciones orales,
pero en experimentos con animales se ha observado dentinogénesis imperfecta.
Carbohidratos. Satisfacen la mayor parte de las demandas
energéticas del organismo. Su deficiencia puede alterar la
función celular normal sólo a extremos graves, por tanto
sólo el exceso en cantidad y su presentación para consumo
(calidad) afectan a nivel local.
En cavidad oral:
(Capítulo 14)
Caries, aumenta su tendencia por consumo de alimentos refinados.
Minerales. Funcionan como componentes estructurales
del esqueleto y los tejidos blandos, así como solutos de los
fluidos corporales. Las deficiencias más destacadas de minerales son:
Hierro. Participa en la oxigenación celular, 70% hemoglobina, 20% ferritina/hemosiderina de macrófagos del
hígado, bazo y otros órganos, 5% mioglobina del músculo
esquelético y el restante 5% en diferentes tipos de enzimas,
por lo que su deficiencia produce:
En cavidad oral:
Glositis atrófica y depapilación.
Atrofia y ulceración mucosa.
Queilitis angular.
Disfagia en síndrome de Plummer–Vinson por la
presencia de pliegues mucosos y miositis esofágica.
Leucoplasias y carcinoma asociados con mayor
especificidad al síndrome de Plummer–Vinson secundario a anemia ferropénica.
Yodo. Necesario para la producción de hormonas tiroideas.
En la cavidad oral existen manifestaciones particulares relacionadas con hipertiroidismo o hipotiroidismo, de
los cuales se habla extensamente en el capítulo correspondiente a enfermedades endocrinas, en esta obra (Capítulo 8).
Ca y P. Son los minerales más abundantes del organismo, 99% del Ca y 75% del P, en el organismo se encuentran sólo en huesos y dientes, el porcentaje restante está
distribuido en sangre, tejidos blandos y líquido extracelular, entre sus funciones está el proporcionar estructura y
dureza tanto ósea como dental, participar en la coagulación
sanguínea, la contracción muscular y la neurotransmisión.
Por su parte, el P participa de manera activa en los procesos
energéticos (ATP y ADP), siendo un constituyente esencial
de los ácidos nucleicos y nucleoproteínas que intervienen
en la síntesis de DNA y RNA, además ayuda en la absorción y el metabolismo de carbohidratos (glucosa y glucógeno), promueve la emulsificación y transporte tanto de
grasas como ácidos grasos (fosfolípidos). Las enfermedades representativas del Ca y P son la osteoporosis, osteomalacia y el raquitismo. Una deficiencia de calcio o fósforo puede producir en la cavidad oral:
Hipoplasias dentinaria y adamantina.
Cambios óseos caracterizados por aumento de radiolucidez radiográfica por menor densidad ósea,
pérdida de la lámina dura, aspecto de vidrio esmerilado o verdaderos espacios quísticos como los
observados en el hiperparatiroidismo secundario
a enfermedad renal severa.
Migración odontológica y maloclusión.
Parestesias y hormigueo de piel.
Trastornos en la contracción de los músculos de la
masticación.
Sodio (Na) y potasio (K). Constituyentes básicos de líquido extracelular. El Na es necesario en la contracción
muscular, en la conducción del impulso nervioso, en el equi-
Alteraciones digestivas 273
Cuadro 14–6. Resumen de manejo
odontológico del paciente con colitis
y malabsorción/malnutrición
a. Interrogatorio exhaustivo para diagnosticar o detectar
trastorno sistémico primario o secundario
b. Prescripción farmacológica cautelosa por complicaciones de enteritis y disminución de la absorción y
distribución medicamentosa especialmente con antibióticos de amplio espectro y AINES
c. Manejo emotividad/estrés (evitar)
d. Valorar dosis/tiempo si su tratamiento es a base de
corticosteroides (riesgo de crisis adrenal)
e. Posible riesgo infeccioso (anemia, corticosteroides e
hipoproteinemia)
f. Manifestaciones bucales múltiples según carencia
nutricional específica
g. Posibles exámenes del laboratorio para evaluar
estado nutricional por riesgo de sangrado, coagulación o enfermedad pancreática
Química sanguínea
Biometría hemática
Calciferol (vitamina D). Liposoluble, nombre genérico del
grupo de esteroides con actividad antirraquítica. Su acción
principal la cual depende también de la integridad renal, es
el equilibrio de Ca y P sérico mediante la estimulación de
su absorción intestinal y resorción ósea.
En la cavidad oral:
Dentinogénesis imperfecta.
Retraso en la cronología de la dentición.
Cambios radiolúcidos en el radiocontraste radiográfico por disminución en el trabeculado, lámina
dura y cresta alveolar.
Tocoferol (vitamina E). Liposoluble, su ausencia produce:
Trombocitosis.
Anemia hemolítica.
Cambios dermatológicos.
No se han reportado cambios orales en humanos.
Vitamina K. Liposoluble, actúa en los procesos de coagulación sanguínea mediante la síntesis hepática de factores
II (protrombina), V, VII, IX y X.
Complejo B. Hidrosolubles, se incluyen:
Tiempo de protrombina
Tiempo parcial de tromboplastina
Muestra de saliva parotídea
librio de fluidos intra y extracelulares así como en el pH
sanguíneo.
El K es el principal catión celular y su carencia se
observa en trastornos acompañados de diarrea o diuresis,
produce debilidad muscular e irritabilidad y arritmias cardiacas (exceso).
En la cavidad oral:
Trastornos de los músculos masticadores.
Hormigueo y parestesias.
Sequedad oral.
Trastornos cualitativos salivales.
Vitaminas. Factores orgánicos esenciales de la dieta que no
pueden ser sintetizados por el organismo.
Retinol (vitamina A). Liposoluble, participa en la
visión, estructura y función epitelial del tejido glandular y
la queratinización (piel, uñas y cabello).
En cavidad oral:
Hiperqueratosis mucosa (exceso).
Metaplasia del epitelio de los conductos salivales
(xerostomía y disgeusia).
Atrofia de la mucosa oral (carencia).
Inflamación gingival.
Labios partidos.
Tiamina (B1). Hipersensibilidad odontológica y
mucosa, así como crecimiento de papilas fungiformes.
Riboflavina (B2). Queilosis angular dolorosa, glositis y lesiones similares al liquen plano buloso.
Piridoxina (B6). Dermatitis, glositis, neuropatías,
cambios papilares.
Cianocobalamina . Glositis, estomatitis, úlceras,
depapilación.
Ácido fólico. Similares a la B12 con severa ulceración mucosa.
Ácido pantoténico. Sin evidencias clínicas en humanos.
Ácido nicotínico (niacina). Eritema epitelial
difuso, atrofia papilar, ulceración, gingivitis ulcerosa necrosante aguda (GUNA), herpes labial y
queilosis angular (pelagra, síndrome clínico por
deficiencia de niacina caracterizado por dermatitis e inflamación de las mucosas).
Biotina. Atrofia de papilas linguales.
Ácido ascórbico (vitamina C). Hidrosoluble, participa en
la formación de colágena del tejido conectivo, del osteoide, la dentina, los vasos sanguíneos, el hueso, las articulaciones, etc. Su deficiencia produce escorbuto, enfermedad
caracterizada por:
Retardo en la cicatrización de heridas.
Hiperqueratosis.
Petequias, hematomas y ulceración.
Gingivitis y enfermedad periodontal.
Infección secundaria como en la enfermedad de
Vincent por Borrelia vincentii.
274 Medicina en odontología
(Capítulo 14)
REFERENCIAS
Bennett JC, Plum F: Cecil Tratado de medicina interna. 20a. ed.
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15
Cáncer en
odontología
José Luis Castellanos Suárez, Laura María Díaz Guzmán, Óscar Gay Zárate
− Daño a glándulas salivales: hiposecreción, xerostomía. Caries.
− Rigidez muscular: trismo.
− Disgeusia: daño reversible en papilas gustativas.
− Daño óseo: disminución de la vitalidad.
La prevalencia de neoplasias tanto benignas como malignas se encuentra en incremento por razones deletéreas biológicas, químicas y físicas, éstas también en aumento,
como son polución y contaminación, a las que se agregan
determinantes del propio huésped entre las que destacan el
factor genético, su estado de salud y la edad. En la actualidad cuando un proceso canceroso se establece, los intentos
de tratamiento se traducen a cirugía para extirpar el tumor,
radioterapia, quimioterapia, injertos de médula ósea o sus
combinaciones. El impacto estomatológico de estos intentos terapéuticos puede ser intenso y variado, ninguno de los
procedimientos deja de tener algunos cambios sobre los tejidos y órganos orales, ya sea que se trate de tumores en zonas nasales, orales y cervicales, de neoplasias sólidas en
otras partes del cuerpo (quimioterapia) o de neoplasias
sanguíneas como leucemia que con frecuencia combina en
su manejo radioterapia y quimioterapia.
Al paciente odontológico que va a recibir, está recibiendo o ha recibido terapia contra el cáncer, se le deben
ofrecer apoyos diversos que redunden en beneficio físico
y psicológico. Los principales cambios observados derivados de esta terapia son:
En epidemiología, la mayor parte de las neoplasias malignas (80 a 90%) que se presentan en la región de cabeza y
cuello son carcinomas epidermoides de diverso grado de
diferenciación, el resto lo forma principalmente adenocarcinomas y tumores mixtos de glándulas tanto mucosas
como salivales (mayores y menores). En lo tocante a cáncer oral de forma específica, las regiones más afectadas son
los labios, el borde de la lengua, la mucosa vestibular, el
paladar blando, la zona retromolar y el piso de boca. La radiación solar explica la etiología de los cánceres labiales,
mientras que el tabaco y el alcohol la de los intraorales,
reconociendo que han sido propuestos otros agentes o condiciones predisponentes como irritación crónica (química
y física), virus, liquen plano e inmunidad alterada. Aspectos demográficos indican que es más frecuente en hombres
con una proporción de 2:1 y que suelen aparecer después
del cuarto decenio de vida. Desgraciadamente la época de
detección usualmente es de manera significativa, más tardía
que la de aparición.
Respecto al tratamiento y control canceroso, las decisiones terapéuticas dependerán de factores tumorales diversos, como son:
Cirugía:
− Alteraciones en la integridad.
− Cambios físicos y funcionales orofaciales.
− Alteraciones psicológicas.
Quimioterapia:
− Mielosupresión: problemas de sangrado e infecciosos.
− Inmunosupresión: perturbación defensiva.
− Citotoxicidad: mucosistis, propensión hemorrágica e infecciosa, dolor, disfagia.
Radioterapia:
− Daño tisular: mucosistis, dermatitis.
Localización. Determina accesibilidad quirúrgica o de la fuente radiactiva. La presencia de elementos vecinos como lengua, cuerdas vocales o
epiglotis tal vez hagan preferir la radioterapia sobre la cirugía.
275
276 Medicina en odontología
Tamaño (T). La precocidad en el diagnóstico es
trascendental para el pronóstico, ya que ha sido
observado que tumores menores responden mejor
a la radiación y quimioterapia. La eficiencia curativa de estas opciones de tratamiento, disminuye
en proporción al tamaño de la masa tumoral. Quirúrgicamente, entre mayor sea una masa tumoral,
más será también la desfiguración física. A mayor
tamaño es más necesario el uso de terapias combinadas, aumentando la posibilidad de invasión local y la incerteza de remoción total del tumor
(márgenes inadecuados).
Ganglios o nódulos linfáticos (N). Su existencia
afecta el pronóstico y obliga por lo general al uso de
terapia combinada. Los procedimientos quirúrgicos resultan devastadores, teniendo que eliminarse
ganglios locales y cervicales, los procedimientos de
irradiación, a su vez, deben ser extendidos a zonas
distantes del tumor primario.
Metástasis (M). Su presencia afecta el pronóstico
y obliga por lo general al uso de terapia combinada, incluyendo quimioterapia profiláctica o coadyuvante a largo plazo.
Diferenciación. El grado de diferenciación involucra el comportamiento clínico de la neoplasia
(agresividad local y riesgo de diseminación local o
distante), el pronóstico, el riesgo de recidiva y la
respuesta tanto a la irradiación como al uso de citostáticos. Los tumores mejor diferenciados aparecen
en labios, mucosa labial y en el borde anterior de la
lengua, suelen ser menos diferenciados cuando se
presentan en senos maxilares y piso de cavidad
oral. Las neoplasias de nasofaringe, amígdalas y faringe pueden ser altamente indiferenciadas, pudiendo incluir la presencia de linfoepiteliomas y
carcinomas de células transicionales.
Las decisiones de manejo incluyen aspectos como la mayor
eficiencia en el resultado con el menor grado de afectación
estética y funcional. La cirugía puede ser muy eficiente,
pero causar mayores daños estéticos y funcionales comparada con el uso de radioterapia. El manejo de los tumores de
cabeza y cuello está básicamente representado por el manejo quirúrgico y la radioterapia. El tratamiento de los tumores
pequeños (T1 y T2) puede intentarse con sólo cirugía o radiación, siendo orientada la decisión por los parámetros
oncológicos arriba mencionados. Cuando el cuadro clínico
es más avanzado (T3 o T4 con N+ o M+), la combinación
quirúrgica y radiactiva deberá ser empleada. La quimioterapia se vuelve útil al presentarse recurrencia o diseminación neoplásica.
Este capítulo dedica una sección a la quimioterapia,
que aunque su indicación es menos frecuente que la cirugía
o la radiación en el control de tumores de cabeza y cuello,
es usada como curativa y profiláctica (paliativa, coadyuvante, neoadyuvante y concurrentemente) en neoplasias
que se presentan en otras porciones y sistemas corporales,
siendo el mejor ejemplo las leucemias, los linfomas y el
cáncer mamario. En todos los escenarios clínicos donde se
empleen citostáticos, se presentarán manifestaciones orales, siendo la mucositis la más frecuente entre ellas y el
(Capítulo 15)
riesgo de aparición de una fuente infecciosa focal, que de
forma potencial pueda desarrollar una septicemia con consecuencias fatales, el más trascendente.
El manejo del paciente con cáncer de cabeza y cuello
requiere de un equipo interdisciplinario donde concurren
el médico y el cirujano oncológicos, el radioterapeuta, el
apoyo de enfermería, el estomatólogo y otros especialistas
de acuerdo al dictado de las secuelas específicas del tratamiento como psicólogos, terapeutas del lenguaje, terapeutas físicos, protesistas corporales y maxilofaciales entre
otros. El odontólogo debe asumir responsabilidades preterapéuticas acondicionando la cavidad oral de los pacientes
de la manera más inmediata posible al diagnóstico de cánceres cervicofaciales, en particular en aquellos en que la
irradiación será incluida como opción primaria. Sus acciones diagnósticas y terapéuticas serán requeridas durante la
radioterapia misma, debido a las complicaciones secundarias en mucosa, glándulas salivales y musculatura. Después la terapia radiactiva el odontólogo deberá estructurar
un programa de control periódico permanente para la rehabilitación de funciones alteradas y prevención en la reactivación o neoaparición de enfermedades odontológicas, periodontales o en las mucosas.
En la quimioterapia, los efectos sobre la mucosa oral
y el riesgo infeccioso por reaparición o activación de procesos crónicos dentales, periodontales o de la mucosa exigen la participación odontológica, previa y durante el empleo activo de citostáticos. El control de condiciones
orodentales desfavorables de manera previa a la quimioterapia, mejorarán la respuesta al tratamiento y reducirán
riesgos infecciosos secundarios.
RADIOTERAPIA
Basa su fundamento en la sensibilidad que tienen las células al efecto radiactivo. Las células con mayor índice de
renovación (duplicación) como las de los epitelios de recubrimiento son más sensibles. Las células neoplásicas presentan una alta capacidad duplicatoria, lo que las convierte
en sensibles a la radiación, sin embargo, el procedimiento
no es específico y las células de varios tejidos y órganos vecinos a la fuente principal pueden verse afectadas en grado
variable, dependiendo de aspectos como son sensibilidad
intrínseca y proximidad a la neoplasia.
MANEJO MÉDICO
La elección para radiar una neoplasia dependerá de aspectos
como: a) localización del tumor, b) tamaño y c) grado de
posible sensibilidad de las células neoplásicas específicas.
Con la independencia de la fuente radiactiva utilizada
se emplean para el manejo de tumores en la zona cervicofacial, dosis totales equivalentes de 50 a 100 unidades Gray
(Gy), usualmente se aplican fraccionadas en múltiples se-
Cáncer en odontología 277
siones. Las dosis por sesión pueden variar de 100 a 1,000
centiGrays (cGy), siendo decisión del radiólogo el número
de sesiones y la cantidad a emplear en cada una de ellas, de
acuerdo al tipo de neoplasia, su tamaño y localización. Otra
forma de expresar la carga radiactiva total o acumulada es
en unidades rad: 1 rad = 1 cGy. La terapia radiactiva es empleada tanto para controlar el crecimiento neoplásico, como
a manera de terapia complementaria a cirugía cuando se sospecha de una erradicación tumoral incompleta. En pacientes
que recibirán injerto de médula ósea se realiza una irradiación corporal total (ICT) equivalente a 1,000–1,500 cGy,
para prevenir el rechazo de las células injertadas.
Siempre que se planee irradiar zonas de cabeza y cuello o para aplicación de ITC, debe incluirse una valoración
oral completa, en la búsqueda de focos infecciosos o de potenciales condiciones complicantes, para su identificación
y control inmediato. Esta decisión debe ser tomada lo más
temprano posible en el proceso, ya que si fuese necesario
realizar acciones como extracciones odontológicas o cirugía de colgajo, debe esperarse un tiempo prudente para que
se complete el cierre de la herida con una adecuada epitelización, pues resulta muy inconveniente iniciar terapia radiactiva con heridas en reparación y exposiciones óseas en
los maxilares, proceso que puede tomar de 2 a 3 semanas.
MANEJO ODONTOLÓGICO
El paciente irradiado o candidato a serlo debe manejarse de
modo estomatológico bajo tres escenarios clínicos: antes,
durante y después de la radiación, ya que cada etapa se
caracteriza por acciones diagnósticas, preventivas y de
manejo clínico muy particulares.
Cuadro 15–1. Condiciones odontológicas
que requieren manejo inmediato
previo a terapia oncológica
Tratamiento convencional
Caries superficial
Tratamiento endodóntico en caries profunda con
exposición cameral sin cambios apicales
Tratamiento endodóntico de lesiones apicales hasta
de 3 mm de diámetro
Bolsas periodontales superficiales de 4 a 5 mm
Reemplazo de restauraciones que por daños estructurales puedan ser irritantes
Eliminación de estomatítides infecciosas micóticas o
virales
Establecer o supervisar manejo de estados de hiposalivación
Tratamiento radical
Endodoncia en lesiones cariosas profundas
Endodoncia de dientes en apariencia sanos con respuesta normal a pruebas de sensibilidad
Cirugía apical de lesiones crónicas en dientes tratados endodónticamente
Extracción o cirugía apical en lesiones periapicales
mayores a 3 mm de diámetro
Exposición clínica de dientes parcialmente erupcionados
Extracción dental:
Dientes muy destruidos, no restaurables en un
periodo menor a 10 días
Dientes con destrucción coronal que se proyecte
subgingivalmente
Restos radiculares clínicamente expuestos
ETAPA PRERRADIACTIVA
En este periodo debe tenerse pronto contacto con el paciente anticipando todas las acciones clínicas odontológicas, al
comienzo de la irradiación. Se prevee que las decisiones de
manejo dental puedan involucrar extracciones y cirugía
oral, esto debe hacerse con al menos tres semanas de anticipación. La estrategia primaria consiste en realizar una
valoración clínica completa con antecedentes clínicos
médico–odontológicos y examen oral exhaustivo para caries y periodontopatías. La valoración radiológica es indispensable y debe incluir al menos radiografía panorámica así
como cuatro radiografías interproximales (de preferencia
panorámica y serie periapical completa con interproximales). Al basarse en el contexto oncológico, muchas decisiones serán distintas a las que serían tomadas en la práctica
cotidiana, se tornan radicales y expeditas, donde dientes afectados que no puedan ser manejados en un periodo menor a
tres semanas, deberán ser extraídos, lesiones cariosas o periodontales avanzadas dictarán la eliminación dental inmediata.
Las lesiones o condiciones que puedan significar un potencial
riesgo infeccioso, por ejemplo un diente parcialmente erupcionado, deben ser manejadas y solucionadas de manera
expedita. En el cuadro 15–1 son listadas algunas condicio-
Condiciones que dificulten la manipulación endodóntica, como destrucción coronal amplia, conductos estrechados, anatomía radicular
Dientes con absorción interna o externa radicular
Dientes con compromiso furcal
Dientes con enfermedad periodontal avanzada. En
particular dientes con riesgo de complicación
endoperiodontal
Dientes con enfermedad periodontal moderada o
avanzada con historia repetida de formación de
abscesos
Terceros molares parcialmente erupcionados
Dientes con riesgo de desarrollar pericoronitis
Terceros molares no visibles en clínica con erupción activa, que su folículo ya haya hecho contacto con el tejido gingival
Tratamiento paliativo
Restauración de dientes con materiales de restauración intermedia
Raspado y alisado radicular en enfermedad periodontal moderada y avanzada
Puentes provisionales
278 Medicina en odontología
Cuadro 15–2. Protocolo para la
atención oral previo a radioterapia
en cabeza y cuello
Iniciar un programa de atención odontológica lo más
anticipadamente posible al inicio de la terapia radiactiva.
Valoración oral completa clínica y radiográfica. Panorámica y serie periapical completa, identificando y definiendo tanto el tratamiento como el manejo de:
Lesiones cariosas profundas.
Patología apical y periodontal.
Alteraciones anatómicas radiculares.
Apertura oral y movilidad (Futura fibrosis).
Dientes dudosos que fueran razón de extracción
(cuadro 15–1).
Funcionamiento de dentaduras parciales o totales.
Padecimientos y lesiones de la mucosa oral.
(Capítulo 15)
ETAPA DE IRRADIACIÓN
Suelen emplearse dosis fraccionadas para el manejo de tumores sólidos de zonas nasales, orales y faríngeas, alrededor de 100 a 200 cGy (100 a 200 rad) en cada sesión, hasta
sumar la dosis total estipulada que usualmente varía entre
50 a 80 Gy (5,000 a 8,000 rad). Los cambios orales aparecerán conforme la dosis se vaya acumulando, algunos desaparecerán cerca al cese radiactivo (mucositis y disgeusia), de otros se observará una mejora (daño muscular) y
otros se manifestarán como daños permanentes (hiposalivación) o riesgos potenciales constante (osteorradionecrosis). La sensibilidad histológica marca el inicio del daño de
los tejidos y órganos orales, el cuadro 15–3 refiere algunas
complicaciones odontológicas, asociándoles al grado de
dosis acumulada.
Alteraciones del sentido del gusto
Establecer un enérgico control de focos infecciosos y
contaminantes, bajo procedimientos que garanticen
un alto nivel de éxito.
La radiación directa produce edema en las papilas gustativas convirtiéndolas en disfuncionales, la disgeusia puede
identificarse con la pérdida de la capacidad de reconocer
algunos sabores, como con la percepción exagerada de
otros, rara vez ocurre ageusia. A esta alteración en la recepción gustativa puede añadirse la aparición posterior de un
estado de hiposalivación (la saliva es vehículo y diluyente
de las sustancias saborizantes). La recuperación de la función salival puede ser mayor a una decena de meses posradiación.
Control carioso con obturaciones dentales de preferencia definitivas y la aplicación de la fase I periodontal.
Mucositis
Estados hiposalivatorios y xerostómicos
Cooperación y motivación en los procedimientos de
higiene.
Control de la patología oral, de la mucosa y de estomatítides infecciosas de tipo bacteriano, micótico o viral
previo al manejo dental.
Establecer un programa de control de placa dentobacteriana de alto rendimiento con aplicación de medidas específicas dictadas por:
Dosis de radiación acumulable en maxilares: proximidad de fuente primaria.
Ubicación y tipo de la neoplasia.
Uso de terapia combinada (cirugía, quimioterapia).
Condición orodental del paciente.
Capacidad secretoria salival.
Habilidades neuromotoras y aspectos psicológicos
en la integración al programa higiénico.
Construir cubetas individualizadas para aplicación de
flúor y sustancias medicadas en pacientes dentados
y para aplicación de medicamentos en desdentados.
El efecto irritante de la radiación producirá primero una
respuesta de hiperqueratinización que le dará un color
blanquecino a la mucosa. Despúes la capa basal epitelial
que es sensible a la radiación por tener un índice alto de duplicación celular, sufrirá daño y no habrá reemplazo celular, adelgazándose y mostrándose friable, en el tejido conectivo se observará acumulación de edema, aumento del
diámetro capilar, infiltración leucocitaria y fibrosis. Lo
que en clínica será detectado como áreas eritematosas, proclives a la ulceración y sangrado. Las áreas atróficas o ulceradas favorecen la colonización bacteriana y micótica.
Cuadro 15–3. Niveles de citosensibilidad
radiactiva de los tejidos y órganos
orales. Dosis acumulada
Unidades
nes clínicas que requieren de atención inmediata y definitiva antes de iniciar la terapia radiactiva.
El protocolo de manejo de pacientes que serán sometidos a la radiación es descrito en el cuadro 15–2. Además
de las acciones diagnósticas exhaustivas, esta etapa estará
caracterizada por la estabilización de condiciones dento–
periodontales y el establecimiento de una educación preventiva para intentar disminuir las complicaciones mucosas, cariosas e infecciosas vislumbradas en periodos de
corto, mediano y largo plazo.
Gray
Rad
Alteración del sentido
del gusto
0.5
(500)
Mucositis
10
(1,000)
Ageusia total
30
(3,000)
Hiposalivación
40
(4,000)
Osteorradionecrosis
70
(7,000)
Cáncer en odontología S 279
Cuadro 15–4. Protocolo de manejo de pacientes durante radioterapia
Medidas preventivas generales
Establecidas de acuerdo a protocolo de acciones preliminares al inicio de la radioterapia (cuadro 15–2)
Manejo de la mucositis
No existe un manejo específico o difundido, algunas medidas pueden ser útiles:
S Higiene oral. Es sin duda la mejor medida preventiva
S Lavados profesionales con soluciones salinas o bicarbonato de sodio. Una vez al día
S Uso de enjuagues: soluciones salinas, clorhexidina al 0.12% sin vehículo alcohólico
S Aplicación de protectores de la mucosa: leche de magnesia, KaopectateR, AmphogelR, OrabaseR
S Aplicación de agentes antiinflamatorios y anestésicos tópicos: bencidamina (VantalR), difenhidramina (antihistamínico en vehículo no alcohólico), lidocaína o benzocaína en ungüento
S Prescripción de fármacos antimicrobianos y antivirales, sistémicos o tópicos:
S Antibacterianos (oxitretraciclina en trociscos, polimixina)
S Antivirales (aciclovir)
S Antimicóticos (fluconazol, anfotericina B)
S Otros: crioterapia (hielo), terapia láser de baja intensidad, suplementos vitamínicos
S Información y apoyo psicológico
Manejo de estados de hiposalivación
S Aplicación casera y profesional de flúor. Fluoruro de sodio en gel al 1%
S Podría ser necesario el uso de saliva artificial comercial o sustancias humectantes carentes de alcohol. Preparados bajo la base de metilcelulosa
S La estimulación sensitiva es conveniente con palillos de plástico, fabricación de botones grandes de acrílico.
S Se pueden indicar dulces o goma de mascar sin azúcar (edulcorantes sustitutos)
S Es posible estimular al tejido glandular salival remanente con pilocarpina, siempre que sus efectos sobre el sistema nervioso autónomo no lo contraindiquen, ya que produce sudoración, bochorno y palpitaciones. 2 a 10
gotas en presentación oftena a 2% aplicadas en el piso de la boca 1 a 3 veces al día, puede ser de utilidad en
estos pacientes o 5 a 10 mg vía oral tres veces al día
Manejo del trismo
La mejor medida para prevenirlo y tratarlo es el estiramiento muscular. A pesar de que ésta es una manifestación
tardía, su manejo debe iniciar tempranamente al comenzar la radiación
Posterior a la radioterapia
S Terapia de mantenimiento dentoperiodontal. Visitas periódicas. Prioritario evitar caries y enfermedad periodontal
que conduzcan a estados infecciosos crónicos o agudos
S Control del estado hiposalival remanente (cuadro 17–9)
S Manejo interdisciplinario para intentar compensar secuelas físicas, faciales, orales y psicológicas
Marca comercial en América del Norte.
Los cambios primarios y secundarios suelen causar gran
dolor, lo que puede interferir con el estado psicológico del
paciente, interferir con su adecuada nutrición y desalentarlo para seguir con la radioterapia. El paciente se recuperará después de 4 a 6 semanas de haber cesado la terapia
radiactiva, mientras tanto múltiples acciones en los ámbitos clínico y casero deberán ser intentadas (cuadro 15–4).
La mucositis es de difícil control y no existen fármacos específicos. De manera empírica se emplean sustancias como soluciones de carbonato de sodio, como emoliente para la limpieza y la eliminación de restos mucosos,
bucales y alimenticios. También pueden intentarse el uso de
soluciones analgésicas y antiinflamatorias, como antihistamínicos, leche de magnesia, sucralfato y bencidamina. El
beneficio de emplear antimicrobianos y antisépticos profilácticos como antibióticos sistémicos o clorhexidina es
controversial. Se argumenta que la terapia láser de baja intensidad con helio–neón o galio–arsinida, puede ser útil en
la recuperación de la mucosa oral y faríngea agredidas. La
buena higiene y condición dentoperiodontal ayudarán sin
duda a una mejor respuesta en la recuperación y en la resistencia al daño (figura 15–1).
280 Medicina en odontología
(Capítulo 15)
A
B
C
D
Figura 15–1. Cambios orales por radioterapia. Mucositis. A. Carcinoma epidermoide en piso de la cavidad oral, con ganglios
cervicales palpables. B. Cambios observados después de dos semanas de tratamiento con dosis de 800 cGy por sesión. Zona
necrótica central con eritema periférico. Marcado enrojecimiento y atrofia de la mucosa lingual y del piso de la boca. Caries
por radiación. Lesiones cariosas atípicas por su severidad y localización. Estas lesiones son proporcionales a la disfunción
en la secreción salival. C. Obsérvese el grado de destrucción dental y su expansión en la dentadura. D. Lesiones en borde
incisal.
Hiposalivación y xerostomía
Depende de la proximidad de las glándulas salivales mayores del campo de radiación, se observará disminución o
pérdida de la capacidad secretoria salival. Los primeros
síntomas hiposecretorios aparecen a la mitad del programa
de irradiación, siendo progresivos. La recuperación nula,
parcial o total, dependerá de la dosis de radiación directa
o indirecta total acumulada en el tejido glandular y del número de glándulas mayores afectadas. Como efecto de la
radiación, siendo los acinos serosos más sensibles que los
mucosos, se observará de modo histológico degeneración
y necrosis acinar, con reemplazo subsiguiente fibroso, de
manera consecuente, en clínica aparecerán de manera progresiva varios signos y síntomas. Entre los de mayor impacto clínico se encuentran:
Xerostomía. Éste es un síntoma dado por la percepción del paciente que puede presentarse aún en pre-
sencia de volúmenes salivales adecuados. En el paciente radiado de cabeza o cuello puede presentarse
una hiposalivación progresiva, que aunada a los
cambios en mucosa y en las papilas gustativas, así
como en la creciente desaparición de los efectos de
lubricación y humectación salivales, provoca que
el paciente resienta la ausencia salival, manifestándolas como malestar físico y psicológico.
Disgeusia. Ya se mencionó el cambio sobre los receptores del gusto, los cuales recuperarán su capacidad receptiva después de un año, sin embargo con
esto no termina la incapacidad gustativa de los pacientes, ya que al disminuir el volumen salival así
como sufrir cambios cualitativos (pierde acuosidad además gana densidad por el contenido mucoso prevalente), pierde la capacidad de actuar como
disolvente de las sustancias saborizantes y de ser
el vehículo para hacerles llegar hasta los receptores nerviosos de las papilas gustativas.
Cáncer en odontología 281
Caries. La denominada “caries radiactiva”, no tiene un motivo principal de aparición, otro que la
ausencia de agua, minerales, sustancias iónicas
como flúor y calcio, además proteínas como mucinas y anticuerpos, necesarios para mantener tanto
renovada como protegida la estructura adamantina (figura 15–1).
Humectación y lubricación. Tanto el contenido
acuoso como mucinoso salival proporcionan efectos lubricantes en la mucosa oral y faríngea, manteniendo la sensación y el grado de humedad de las
mismas. Unido a esto van otros efectos placenteros como permitir el habla y la gesticulación.
Deglución. La adecuada y eficiente formación de
bolo alimenticio y el proceso mismo de deglución
dependen mucho de la presencia salival.
Acción antimicrobiana. La saliva en condiciones
normales de volumen y contenido ofrece protección microbiana. En su aspecto físico actúa como
un diluyente y removedor y en el químico ofrece un
efecto amortiguador, que al controlar un pH oral,
afecta al tipo de cepas microbianas que pueden desarrollarse en cavidad oral. Biológicamente, la saliva contiene proteínas, enzimas y anticuerpos que
influyen sobre la aparición de estomatítides, caries
y periodontopatías.
En esta etapa, quizá las quejas por resequedad o xerostomía serán más leves que en el futuro, sin embargo, el uso
de lubricantes externos y la indicación temprana de fluoruro de sodio a 1%, aplicado de manera masiva en cubetas de
diseño individual, debe iniciarse.
ETAPA POSRADIACTIVA
Al término de las sesiones radiactivas varias secuelas permanecerán y otras aparecerán, de tal forma que la asistencia profesional odontológica debe prolongarse a un futuro
lejano.
Disgeusia establecida
La disgeusia como ya fue aclarado, no mejorará antes de
un año, la recuperación puede no ser total. El manejo puede
ser mediante elección dietética para que la condición corporal del paciente no disminuya por alteración de una condición placentera como es el gusto. La afección en la recepción de todos los sabores no es homogénea, por lo que
pueden favorecerse unos sobre otros en la elección alimentaria.
Glándulas salivales. Daño permanente
La hiposalivación y consecuentemente la xerostomía se irán
empeorando. En el primer semestre posradiación se notarán
los efectos deletéreos máximos alcanzados por el efecto radiactivo y éstos serán irreversibles. Entonces el odontólogo
sabrá con el grado de secreción salival disminuido, con el
que a futuro estará lidiando. Los esfuerzos que se inician
temprano con higiene oral y aplicación de flúor, quizá desde el tercer mes requieran de sustitutos salivales y estimulación al sistema autónomo. La saliva y las lágrimas artificiales son opciones que dependerán de su disponibilidad
comercial y de la capacidad económica del paciente. Diversos preparados sobre la base de metilcelulosa pueden
emplearse, la aplicación de glicerina puede ser considerada sin olvidar que es un carbohidrato que puede mostrar
grupos alcohólicos que tienden a irritar o resecar mucosas
sensibles. La estimulación neurofísica puede actuar como
estimulante secretorio, puede ser útil mantener en la boca
un objeto romo, como una esfera u otro objeto en forma de
moneda de un material conveniente que no se desintegre
o se melle y sea inocuo en caso de deglución accidental. La
estimulación química es posible mediante el uso de sustancias con alto sabor agrio, estando proscritos los caramelos
sobre la base de sacarosa por favorecer la formación de placa dentobacteriana y caries rampante, existen caramelos
agrios para personas diabéticas que contienen edulcorantes que no exponen a estos riesgos dentales. En personas
que no existan contraindicaciones cardiovasculares es posible el uso de pilocarpina: 15 a 45 mg diarios divididos en
tres dosis vía oral.
Trismo
Éste es producido por fibrosis de los músculos de la masticación. El grado de limitación funcional dependerá del volumen de masa muscular afectado y del o los músculos específicamente dañados. No es un cambio temprano, puede
mostrar sus efectos más avanzados después de medio año
de haberse recibido radiación, por lo que es bueno iniciar
con ejercicios fisoterapéuticos de inmediato después de
desaparecidos los efectos de la mucositis radiactiva. El
trismo puede tener efectos en grado variable sobre diversas
funciones orales, como son la gesticulación, el habla y el comer, en los procedimientos de higiene oral y el trabajo odontológico pueden experimentarse limitaciones operativas.
Daño óseo y osteorradionecrosis
El efecto que la radiación tiene sobre el hueso se manifiesta
en las células mismas del tejido óseo, así como en el componente vascular que le nutre y renueva. Las células germinativas y las ya diferenciadas como osteocitos degeneran,
observándose las lagunas óseas vacías (figura 15–2). Lo
mismo sucede con el tejido hematopoyético que sufre degeneración grasa.
Los cambios irritativos vasculares se muestran por
perio y endarteritis que limitarán u ocluirán totalmente la
luz vascular, afectando la vitalidad del tejido óseo. El
paciente ante este daño irreversible quedará expuesto a infección y fracturas patológicas.
La prevalencia de osteorradionecrosis varía según
datos reportados entre 10 y 50%, los cofactores que más influyen en su aparición además de la dosis radiactiva son
trauma e infección. El primero puede provenir de manera
principal de manipulaciones odontológicas como los pro-
282 Medicina en odontología
(Capítulo 15)
RECOMENDACIONES Y ADECUACIONES
DURANTE LA CONSULTA
A
B
Figura 15–2. Cambios óseos por radioterapia. A. Obsérvese los espacios óseos vacíos. La ausencia de osteocitos indica cambios en la vitalidad tisular, condición que
aumenta el riesgo de desarrollar destrucción tisular y procesos infecciosos. B. Osteorradionecrosis, la figura
muestra destrucción y necrosis óseas.
cedimientos de exodoncia, siendo la morbilidad claramente mayor por dientes extraídos posradiación, que cuando éstos fueron eliminados en la etapa preirradiación.
Los procesos infecciosos pueden provenir por daños a
la mucosa, por activación microbiana en dientes con enfermedad periodontal o caries y sus secuelas pulpares.
Clínicamente se observará tejido óseo expuesto y en
desintegración, con supuración y dolor acompañantes.
Puede haber trismo y riesgo de fractura patológica. Radiográficamente serán notadas áreas radiolúcidas mal definidas, así como segmentos radioopacos homogéneos sin estructura trabecular.
Es posible observar líneas de fractura. La mejor estrategia para reducir la frecuencia de esta complicación consiste en eliminar los dientes dudosos en la etapa prerradiactiva y mantener un control higiénico permanente para la
prevención de caries y periodontitis continua a escala casera y profesional.
Como ya quedó aclarado la etapa prerradiactiva se caracterizará por nivelar la condición orodental de los pacientes, eliminando focos infecciosos o inflamatorios agudos o crónicos que pudieran activarse posteriormente, significando una
desventaja, en particular al tejido óseo proclive a infección,
debiéndose realizar todo tipo de acciones exodónticas, restauradoras odontológicas, endodontales, periodontales y
quirúrgicas. Deben establecerse además, toda clase de medidas preventivas y educativas.
En la etapa propiamente radiactiva, la participación
del estomatólogo se caracterizará por el manejo de las
manifestaciones agudas secundarias a la terapia radiactiva
y serán continuadas las medidas de prevención e higiene.
La etapa posradiación se distinguirá por el manejo de
cambios secundarios de establecimiento final más tardío
como el trismo, hiposalivación y necrosis ósea. El paciente
debe quedar vinculado a la oficina odontológica permanentemente en un programa de mantenimiento periódico,
donde la condición odontológica y periodontal serán prioritarias, ya que lo más importante de esta etapa es evitar que
el paciente pudiera desarrollar una infección dental de algún diente cercano a la zona primaria irradiada, pudiéndose desarrollar una infección en un hueso desvitalizado, lo
que crearía un problema que suele convertirse en crónico
y recurrente, de difícil manejo. En cada visita de control,
además de la vigilancia higiénica y la provisión de todos los
procedimientos profilácticos preventivos, se debe actuar
pronto ante situaciones que sugieran aparición de lesiones
cariosas, inflamación gingival y estomatítides infecciosas
en la mucosa. Dado el caso que se presente la necesidad de
extracción odontológica de dientes presentes o colindantes
con la zona radiada, ésta debe realizarse de la manera menos traumática posible, con prescripción de fármacos antibióticos vía sistémica y el uso de antisépticos potentes
como la clorhexidina (en una solución sin vehículo alcohólico), la extrusión forzada ortodóncica es otro recurso adecuado, así como el uso en dientes monorradiculares de ligas
ortodóncicas, que lo vayan dislocando progresivamente. La
posibilidad de necrosis ósea en zonas de dientes extraídos
prerradiación es de 12% contra una morbilidad mayor a
50% en dientes extraídos posradiación.
Los cambios clínicos por necrosis ósea se distinguirán por exposición supurativa del tejido óseo. La ulceración y esfacelación de la mucosa pueden ser de grado variable. Radiográficamente se observará una lesión mixta
con bordes desvanecidos, los dientes vecinos pueden mostrar aumento del espacio del ligamento periodontal. El tratamiento puede incluir el manejo masivo y prolongado de
antibióticos locales y sistémicos, terapia en cámara hiperbárica (cámara hiperoxigenada con aumento de la presión
atmosférica que puede tener como efecto, mayor oxigenación tisular, en estos casos la ósea) y remoción quirúrgica
del tejido afectado. El manejo luce complicado por tanto
a los primeros signos de inflamación o infección provenientes de tejidos óseos, debe establecerse una interconsulta con
el médico radiólogo, el infectólogo o el cirujano oncólogo.
En los pacientes desdentados debe vigilarse constantemente
Cáncer en odontología 283
el sellado protésico adecuado e instarles a que no use sus
prótesis el mayor tiempo posible. Los materiales de relleno
deben ser rígidos, ya que materiales blandos expondrán a
irritación por movilidad friccional además de ser porosos,
aumentando las posibilidades de aparición de estomatítides
micóticas.
En el aspecto de los implantes no existe una experiencia amplia, mientras unos opinan que éstos en la zona de
irradiación deben ser eliminados, otros argumentan que
sólo se realicen estas manipulaciones ósea amplias en implantes que muestren algún signo de inestabilidad en progreso. Los implantes colocados previamente en zonas lejanas a la fuente primaria radiactiva, parecen funcionar de
manera adecuada. La colocación de implantes en los maxilares en zonas vecinas a la fuente primaria será una decisión individual del facultativo, fundamentada en su experiencia y la condición clínica particular. Como parámetros
objetivos se encuentran los siguientes:
Los maxilares son áreas anatómicas mejor irrigadas que la mandíbula.
Zonas que hayan recibido por radiación directa o
indirecta una cantidad menor a 45 Gy (4,500 rads),
pueden haber sufrido sólo ligeros cambios óseos. El
pronóstico puede ser diferente para la mandíbula
que para los maxilares, por su distinto volumen
vascular.
El grado de hiposalivación puede afectar el pronóstico de los implantes.
El grado de trismo puede afectar la movilidad y
fuerza de masticación, estos son parámetros que
deben ser valorados.
Entre más próxima se encuentre la zona de implantación a la zona de radiación primaria, más se
reduce el buen pronóstico de aceptación y permanencia de un implante.
La manipulación ósea o un implante fallido puede
ser fuente de osteorradionecrosis.
puede producir cambios que incluyen aplasias, displasias
y alteraciones variables tanto de forma como de tamaño.
QUIMIOTERAPIA
Sobre el efecto de toxicidad en las células se fundamenta
y justifica el uso de ciertas sustancias tóxicas en la eliminación de células que muestran independencia al control de
duplicación y crecimiento orgánico: neoplasias. De manera
genérica a estas sustancias se les conoce como citostáticos,
entre los que se encuentran agentes alquilantes, antimetabolitos, antibióticos antitumorales y un grupo misceláneo de
otros productos químicos, lo malo es que el efecto de sustancias como metotrexato, acrimidil anisidida, doxorrubicina,
zorubicina, 3–deazauridina, antracenodione, citarabina,
5–fluorouracilo, VP–16 y otros citostáticos no son específicos sólo para células neoplásicas, sino que afectan a las
células normales, éstas mostrarán sensibilidad de acuerdo
a su índice de renovación, de tal forma que entre mayor sea
el índice de duplicación celular de una célula normal
mayores serán los efectos sobre ella del fármaco citostático, planteado de otra forma, entre más frecuentemente
sea expresada la participación del material genético en tejidos que por sus características funcionales requieren de
una renovación constante, serán mayormente dañados que
otros con índices de renovación menores o estables. Como
en el caso de las células hematopoyéticas, las células de
piel y mucosas, incluidas la oral y faríngea.
MANEJO MÉDICO
La quimioterapia basada en citostáticos tiene las siguientes
indicaciones para el tratamiento y el control neoplásico:
MANIFESTACIONES ORALES
Ya se mencionaron los cambios orales tempranos y tardíos
relacionados con la radioterapia, mereciendo en esta sección especial atención la condición hiposalivatoria del
paciente, de la cual se derivarán una amplia gama de complicaciones de diverso significado clínico.
El uso masivo de terapia sobre la base de fluoruro,
altos niveles de eficiencia higiénica, supervisión constante
y acción temprana para el control de patosis odontológicas,
periodontales o mucosas, serán acciones obligadas para
proteger de manera orgánica (con algún grado benéfico de
soporte psicológico) al paciente que ha sufrido terapia radiactiva para el manejo de cáncer de la región cervicofacial. Para mayor ilustración se insta al lector a consultar en
el Capítulo 17, la sección de Manejo de pacientes con hiposalivación.
La radiación sobre los maxilares, dada en épocas tempranas de la vida cuando los dientes están en desarrollo,
Control primario de la neoplasia. Se tiene como
principal ejemplo su uso en el tratamiento de leucemias y linfomas.
Coadyuvante en el control neoplásico. Tumores
sólidos parcialmente removidos o con sospecha
de remoción parcial.
Profiláctico. Incluye su uso paliativo, neoadyuvante y concurrente. Un ejemplo de uso paliativo es
su indicación en el manejo de cáncer mamario,
complementaria al manejo quirúrgico, en particular
indicado para la prevención de metástasis a través
de poliquimioterapia sobre la base de ciclofosfamida, metotrexato, 5–flourouracilo y vincristina,
que se aplica posquirúrgicamente en varias sesiones de tratamiento, dependiendo su número de la
condición clínica específica y juicio clínico. Se denomina como neoadyuvante; el uso de los citostáticos antes de cirugía o radiación, el de concurrente
cuando se emplean dos procedimientos simultáneos, como quimioterapia y radiación.
284 Medicina en odontología
La quimioterapia, una vez diagnosticada la enfermedad se
trata de implantar inmediatamente, caracterizándose los esquemas por el uso combinado de citostáticos, si bien los productos específicos, sus dosis y tiempo de tratamiento pueden variar por el diagnóstico mismo y la severidad de la
enfermedad, así como por las variaciones de protocolos de
un centro de tratamiento a otro. La premura que existe en el
establecimiento de las primeras dosis puede evitar que se
establezca un contacto odontológico preliminar, lo que
puede causar que el paciente tenga durante el periodo que
dure la quimioterapia malestares orales incrementados y
riesgos mayores de infección local y septicemia por fuentes orales y dentales.
Desde etapas tempranas aparecerán efectos secundarios indeseables como mielosupresión, las cuales en la medida que vayan disminuyendo los conteos plaquetarios y
leucocitarios, pueden aparecer problemas de sangrado e
infección local o sistémica. El descenso del número de linfocitos producirá inmunodeficiencia adquirida temporal lo
que puede hacer susceptible al paciente a infecciones atípicas, siendo común en la cavidad oral la aparición de problemas micóticos y herpéticos. En algunos centros de atención se incluyen los fármacos antivirales profilácticos
como parte del protocolo de manejo. Las mucosas digestivas, incluida la oral son altamente sensibles a los efectos
de citotoxicidad, por su alto índice de renovación citológica funcional, lo que las expondrá a mucositis desde etapas
tempranas.
La capa epitelial se reducirá, conforme se vaya administrando el tratamiento, hasta que la atrofia sea total y la
mucosa se ulcere, esto de sí provoca hemorragia que se
puede agravar con el descenso plaquetario. La atrofia marcada o ulceración junto con los cambios leucopénicos,
expondrán al paciente a estomatítides infecciosas. El dolor
severo es característico de cualquier estadio de mucositis.
La disminución leucocitaria facilitará que los procesos infecciosos crónicos puedan agudizarse y el odontólogo tenga que enfrentar situaciones de urgencia infecciosa y dolorosa de origen periodontal y periapical.
Cuando la quimioterapia es empleada para controlar
padecimientos como la leucemia o como complemento de
terapias tanto quirúrgicas como radiactivas, se emplearán dosis altas y constantes, mientras que al emplearse como profiláctica en el caso de la prevención metastásica, como en los
casos de cáncer mamario, las dosis son más leves y distantes
una de otra. La mielosupresión y la citotoxicidad a las mucosas serán más severas en los primeros ejemplos, sin que el uso
profiláctico deje de tener efectos secundarios orales, como
son dolor en áreas facial y mucositis severa en más de 20%
de los casos. Como último comentario sobre manejo médico cabe señalar que en algunos casos en los que la quimioterapia no se mostrara suficiente para el control neoplásico, se podría recurrir al trasplante de médula ósea, lo que
complica mucho el cuadro clínico ya que estos pacientes
reciben como parte del protocolo para aceptación del trasplante, radiación corporal completa, buscando inhibir a las
células de reconocimiento y respuesta inmunitarios, así
como la continuación del empleo de citostáticos como adyuvantes para evitar el rechazo del injerto medular.
El cuadro clínico puede complicarse aún más, sí las
células inmunocompetentes del trasplante homólogo de mé-
(Capítulo 15)
dula ósea reconocieran como extrañas a las células del receptor y las destruyeran (enfermedad de injerto contra huésped), en este caso se continuará la terapia citotóxica, a la
cual se agrega el empleo de esteroides y globulinas antitimocíticas. Los efectos ya mencionados de mielosupresión,
inmunodepresión y citotoxicidad en células normales se
magnificarán, lo mismo que los efectos secundarios corporales y orales, mostrando en estos casos la mucositis estomatológica grados máximos de severidad.
MANEJO ODONTOLÓGICO
La quimioterapia a diferencia de los tumores sólidos manejados con radiación, se indica en enfermedades que imponen su uso inmediato, no se toleran las demoras, lo que puede obligar a lidiar en clínica con situaciones desventajosas
como no poder realizar preparación odontológica alguna, en
muchos casos ni siquiera un examen oral preliminar. La quimioterapia citotóxica causará cambios generalizados, en cavidad oral además de la ineludible aparición de mucositis,
se correrá el riesgo de agudizaciones infecciosas de lesiones
periapicales y periodontales, de aparición de infecciones
micóticas y reactivación de las virales, así como las manifestaciones de neurotoxicidad aparente en clínica a través de
dolor en los maxilares.
Etapa precitotóxica
El protocolo de valoración y atención odontológica es
similar al indicado para el paciente con radioterapia (cuadros 15–1 y 15–2), donde el examen odontológico y radiográfico completo deben intentarse, para la identificación y
atención inmediata de condiciones dudosas o de bajo pronóstico. La rapidez en la valoración, el diagnóstico y el tratamiento de condiciones que impliquen un factor de riesgo
serán de alta repercusión clínica favorable para el paciente.
El odontólogo debe considerar que en padecimientos
como las enfermedades leucémicas en las que es usada la
quimioterapia, no sólo hay modificación de las cuentas y
el funcionamiento leucocitario, también puede haber profundos cambios plaquetarios, por tanto las cifras de granulocitos como las de plaquetas deben ser ajustadas, en los
casos en que se vayan a intentar extracciones o procedimientos quirúrgicos, así como ponderar el uso racional de
antibióticos profilácticos.
Las punciones tronculares mandibulares y en los espacios laxos de la zona molar maxilar, pueden resultar riesgosas o complicadas en individuos con cuentas plaquetarias bajas (cuadro 15–5).
Etapa citotóxica
Tempranamente en la aplicación de quimioterapia y sin
que necesariamente las dosis hubieran causado una citotoxicidad profunda, los cambios en el ámbito oral pueden aparecer causando importantes molestias al paciente, convirtiéndose además en factores de complicación mayor, como
puede ser, causar desaliento en la cooperación para realizar
Cáncer en odontología S 285
Cuadro 15–5. Estrategias generales para
manejo de pacientes en quimioterapia
antineoplásica
Diagnóstico y tratamiento tanto preventivo como curativo de focos infecciosos y eliminación de dientes
dudosos, previo al inicio de la quimioterapia.
En caso de procedimientos quirúrgicos o extracciones,
debe intentarse el cierre primario de las heridas, sin
introducir materiales hemostáticos o regenerativos.
Debe disponerse de al menos 10 días previos al inicio
de la quimioterapia para el cierre de heridas por extracción.
Para cualquier manipulación odontológica, deben procurarse cifras mayores de 500 granulocitos por mm3
y de 40,000 plaquetas por mm3.
En caso que el recuento de granulocitos sea menor a
2,000 por mm3, deben utilizarse antibióticos profilácticos como protección.
removedor físico de detritus mucosos, salivales, alimenticios y microbianos, puede ayudar en la estabilización del
pH oral y en el control del desarrollo de candidiasis. En
grado variable pero desgraciadamente no definitivo, el uso
empírico de protectores de la mucosa, analgésicos y anestésicos tópicos, puede ser útil (cuadro 15–6).
Cuadro 15–6. Manejo médico odontológico
de apoyo en pacientes con quimioterapia
antineoplásica
Manejo médico. Previo y durante la quimioterapia
Vigilancia de número y función de células sanguíneas.
Prescripción profiláctica de vía tópica, oral o sistémica de antimicóticos (candidiasis) y antivirales
(herpes simple), de acuerdo a susceptibilidad y
antecedentes del paciente.
Definir los esquemas de profilaxis antibiótica, particularmente si las cuentas leucocitarias son bajas o
hay presencia de ulceraciones amplias en la
mucosa oral u orofaríngea.
adecuadamente el protocolo quimioterapéutico o ser fuente
de infección y riesgo septicémico. Los cambios en mucosa,
la propensión a estomatítides infecciosa y el sangrado de la
mucosa oral son complicaciones de importancia estomatológica que enseguida serán presentadas y discutidas.
Mucositis
El síntoma principal será dolor severo. Clínicamente las
lesiones son polimorfas y pueden mostrar áreas eritematosas, hiperqueratósicas, cambios liquenoides y ulceración
sangrante.
Todo esfuerzo para evitar malestar y favorecer la recuperación de la mucosa debe ser intentado. De manera
sistémica pueden intentarse terapias profilácticas contra
Candida, siendo adecuado el uso de fluconazol y antivirales, en las cuales el empleo de aciclovir puede resultar benéfico. Desde la clínica estomatológica debe ofrecerse al
paciente con mucositis un apoyo constante durante esta
fase.
Los apoyos dentales que se hubieran provisto de manera preliminar en la fase precitotóxica, mostrarán beneficios significativos, particularmente en la disminución de
flora oral que pudieran contaminar e infectar la mucosa y
magnificar la sintomatología dolorosa. La eliminación
previa de irritantes físicos ayudará a no lesionar una mucosa debilitada.
Se recomienda una serie de visitas programadas a las
instalaciones odontológicas o al lecho del paciente, para
realizar tanto lavado como limpieza oral y odontológica,
por el dentista o personal auxiliar. La eliminación de irritantes físicos y biológicos puede ayudar mucho en la reducción de la sintomatología dolorosa y la recuperación de
la mucosa.
El uso de una solución de bicarbonato de sodio para
lavado rutinario casero y profesional, resulta útil como
Manejo odontológico
Atención de mucositis desde los primeros signos.
Higiene oral. Cuidados caseros y profesionales periódicos.
Uso de agentes que ayuden a remover restos tisulares, alimentarlas y microbianos de la cavidad oral
como pueden ser enjuagues con soluciones de
bicarbonato.
Uso de agentes protectores de la mucosa. Uso empírico: Leche de magnesia, Kaopectate, Amphogel, Orabase.
Uso de enjuagues antimicrobianos. Soluciones de
bicarbonato, clorhexidina al 0.12% sin vehículo
alcohólico (Perioxidin).
Uso de agentes antiinflamatorios y anestésicos tópicos bencidamina (Vantal), difenhidramina (antihistamínico, solicitarse en vehículo no alcohólico),
lidocaína o benzocaína en ungüento.
Antimicrobianos sistémicos o tópicos. Antibacterianos (oxitetraciclina en trociscos, polimixina), antivirales (aciclovir), antimicóticos (fluconazol, anfotericina B).
En etapa experimental: Modificadores de la respuesta biológica. GM–CSF (Factor estimulante de
colonias de granulocitos–macrófagos), factores de
crecimiento (TGF, IL–11, para queratinocitos).
Misceláneos. Crioterapia (hielo), terapia láser de baja
intensidad, suplementos vitamínicos.
Posterior a la quimioterapia
Tratamiento de mantenimiento periódico dento–periodontal.
Provisión de tratamiento odontológico electivo.
RNombre comercial en América del Norte.
286 Medicina en odontología
Infecciones virales
En particular representadas por el virus del herpes simple
(VHS). De 50 a 90% de seropositivos a VHS o con antecedentes clínicos de herpes labial desarrollan manifestaciones orales recidivantes, por lo que en ellos puede estar justificada la prescripción profiláctica de aciclovir por vía
oral o intravenosa. Las lesiones intraorales pueden tener
presentaciones clínicas muy distintas a las de estados de eufuncionales inmunes, tienden a ser extensas, en lugar del
usual puntilleo múltiple, intraoralmente pudiera no distinguirse de una mucositis ulcerativa. Quizá se observen cambios clínicos o serológicos de otras familias herpéticas provocados por citomegalovirus, herpes zoster y Epstein–Barr.
Candidiasis
Las complicaciones de tipo micótico en su mayor parte están representadas por las distintas especies de Candida, sus
manifestaciones clínicas son la candidiasis pseudomembranosa, las de tipo atrófico e hiperplásica, es frecuente
que estas sean acompañadas de queilitis angular. Las infecciones por Candida pueden extenderse a la faringe, el esófago y la laringe, pueden incluso causar infecciones sistémicas en pacientes con neutropenia severa.
La impresión clínica puede ser en los casos necesarios, confirmada de manera expedita por medio de la toma
de frotis, teñidos con hidróxido de potasio o con el uso de
la primera etapa de la técnica de Gram, ya que son grampositivos. Su manejo incluye el uso de compuestos como nistatin, miconazol o clotrimazol en diversos vehículos como
pomadas, geles y óvulos aplicados localmente. Cuando la
infección es más extensa, abarcando otras porciones digestivas, puede indicarse ketoconazol, llegando a requerirse
dosis ajustadas de anfotericina B intravenosa en casos de
infección sistémica. El uso de fluconazol (100 mg diarios)
de manera profiláctica reduce de manera significativa las
manifestaciones orales y sistémicas.
Infecciones bacterianas
Inversamente proporcional a la disminución del número o
capacidad funcional leucocitaria es la posibilidad de aparición de procesos infecciosos locales o sistémicos (septicemia). En la cavidad oral pueden aparecer in novo o reactivarse procesos infecciosos crónicos en glándulas salivales,
aparecer abscesos periodontales, periapicales o pericoronitis en dientes parcialmente erupcionados. Su manejo incluirá el empleo empírico de antibióticos y de manipulaciones para eliminar tanto residuos como placa bacteriana
de dientes afectados.
Las infecciones sistémicas dan cuenta de un gran número de decesos en pacientes bajo quimioterapia que por
su enfermedad o el tratamiento de la misma sufren incompetencia defensiva. Los cultivos bacterianos pueden orientar sobre la elección antimicrobiana específica, si bien en
su mayoría los casos las muertes se relacionan con infecciones por Pseudomonas. Es complicado demostrar el grado de impacto, pero potencialmente puede existir, que in-
(Capítulo 15)
fecciones de origen odontológico, periapical o periodontal
puedan tener sobre el desarrollo de estados septicémicos,
abscesos pericoronarios y ulceraciones de las mucosas
pueden producir cargas bacterémicas significativas, así
como las manipulaciones higiénicas rutinarias de dientes
con placa dentobacteriana. Estas observaciones obligan al
personal clínico odontológico a acondicionar la boca de los
pacientes antes del inicio de la quimioterapia y mantener
contacto constante durante la etapa quimioterapéutica activa, para mantener libre o reducir los focos infecciosos
intraorales.
Sangrado mucoso y gingival
Es dado por trombocitopenia. En pacientes con leucemia
o linfomas las vías de propensión hemorrágica oral pueden
tener varios orígenes, entre ellos se encuentran la enfermedad misma, la mielosupresión iatrógena, hemorragias diversas en otras porciones corporales y coagulación intravascular diseminada. El sangrado también puede presentarse por
trauma directo en una mucosa estructuralmente debilitada,
aún de procedimientos usualmente atraumáticos como puede ser el cepillado dental. Con el sangrado puede presentarse
o agravarse el estado anémico del paciente. Cuando los conteos plaquetarios son menores a 50,000 por mm3 se podrán
observar petequias palatinas y cuando desciende de 20,000
por mm3, el sangrado gingival espontáneo puede presentarse, lo que amerita terapias de sustitución, pues éste se interpreta como un signo alarmante de la condición general.
El manejo local del sangrado gingival espontáneo puede
intentarse con la aplicación tópica de gasas húmedas con
trombina.
Cuando la quimioterapia es empleada como profiláctica, por ejemplo en los casos de cánceres mamarios, se
hace en dosis divididas en periodos que pueden incluir lapsos variables del uno al otro. Los efectos orales son menores que cuando se presentan como efecto de la indicación
antineoplásica directa, sin embargo, no dejan de producirse cambios orales e inconvenientes que se presentan más
intensos durante los primeros días del ciclo. Los efectos
neurotóxicos de los citotáticos, producen dolor maxilofacial que puede durar varios días o extenderse durante todo
el tiempo que dure el programa, dependiendo de la susceptibilidad del paciente, atribuible principalmente al uso de
vincristina, éste es un efecto secundario que se presenta en
más de 50% de los casos. Una mucositis de diversa intensidad se hace presente también en los primeros 10 días de cada
periodo en al menos una quinta parte de las mujeres sometidas a estos protocolos. En una de cada 10 mujeres se presentará o agudizará la sintomatología asociada a candidiasis
oral. La sensación de nausea siempre presente al inicio de
cada sesión es otro efecto desfavorable que debe ser mencionado.
Cuando la quimioterapia ha tenido buen resultado, la
condición del paciente empieza a estabilizarse, la condición mucosa a mejorar y tanto la función como el número
de células sanguíneas a normalizarse. Después de un tiempo no se observarán secuelas o estigmas perdurables, como
sucede contrariamente con la radioterapia.
Cáncer en odontología 287
RECOMENDACIONES Y ADECUACIONES
DURANTE LA CONSULTA
Como se mencionó, la etapa precitotóxica se caracterizará
por el intento de estabilizar la condición orodental de los
pacientes, eliminando focos infecciosos o inflamatorios
agudos o crónicos que pudieran activarse con posterioridad, significando una desventaja infecciosa, debiéndose
realizar todo tipo de acciones exodónticas, restauradoras
odontológicas, endodontales, periodontales y quirúrgicas,
siempre que exista el tiempo suficiente de cicatrización,
por lo que debe intentarse al menos dos semanas antes que
se inicie la quimioterapia. Existe menos tiempo disponible,
si se compara con una situación en la que se dará radioterapia. Debe intentarse establecerse al menos, toda clase de
medidas preventivas y educativas, en particular respecto al
manejo de la mucositis venidera, en estos aspectos puede
capacitarse al paciente y a sus familiares o al personal
encargado del cuidado del paciente, lego o de enfermería.
En la etapa citotóxica propia, la participación del
estomatólogo se caracterizará por el manejo de las manifestaciones agudas secundarias a la quimioterapia, en particular al manejo de mucositis. La limpieza oral y lavados
con soluciones salinas sobre la base de bicarbonato sódico
serán de gran ayuda preventiva contra las estomatítides infecciosas y la reducción del dolor que se presenta en las
mucosas atróficas o ulceradas por tanto atañe a la suma de
infecciones secundarias banales o severas, pudiendo proveer también terapias adyuvantes como la aplicación de
protectores de la mucosa, analgésicos y anestésicos tópicos (cuadro 15–6). En los pacientes susceptibles debe supervisarse que los regímenes antimicóticos y antivirales se
estén llevando conforme a lo dispuesto, así como las medidas de prevención e higiene por parte del paciente. Debido
a la citotoxicidad y la mielosupresión la activación de cuadros crónicos agudos de condiciones odontológicas, mucosas y periodontales no tratadas en la etapa precitotóxica,
pueden activarse, requiriendo de la participación o de la
opinión del odontólogo.
El manejo suele ser empírico, iniciando con antibióticos de amplio espectro que controlen cepas gramnegativas
y anaerobias si se tratase de un problema apical o de un
absceso periodontal. Los cultivos microbianos con antibiograma indicarán posteriormente una terapia más específica. Pueden ser necesarias simultáneamente, manipulaciones para la eliminación física de irritantes biológicos
periodontales y endodontales. Todo procedimiento electivo deberá espera hasta que el protocolo quimioterapéutico haya terminado y las secuelas del tratamiento se hubieran hecho reversibles, lo cual puede ocurrir después de
varias semanas, en tal caso y de acuerdo al pronóstico general de la enfermedad que causó el uso de quimioterapia,
el tratamiento odontológico podrá extenderse.
En los pacientes bajo terapia paliativa como en el caso
del control metastásico de cánceres mamarios, se puede tomar la opción de esperar el término del protocolo de aplicación que puede ser de 12 a 36 semanas. Alternativamente se
puede ir sobrellevando el tratamiento odontológico, atendiendo a los pacientes la semana anterior a la sesión de poliquimioterapia, donde los efectos de neurotoxicidad pueden
ser menores o nulos, las cuentas de las células sanguíneas
estar estables y haber desaparecido las sensaciones de náuseas. Esta segunda opción también es útil cuando en oncología se decide prolongar la quimioterapia por mayor tiempo
(en ocasiones más de un año), en estos casos los lapsos entre
las sesiones son más distantes, pudiendo avanzar el tratamiento odontológico más fluido y rápido.
El contacto dental profesional posquimioterapéutico
debe distinguirse por un vínculo permanente con el consultorio odontológico en un programa de mantenimiento periódico, donde la condición odontológica y periodontal serán prioritarias, ya que así lo requiere la condición general
del paciente ante la expectativa de una recidiva de cualquier grado de severidad de la enfermedad sistémica. En
cada visita de control, además de la vigilancia higiénica y
la provisión de todos los procedimientos profilácticos preventivos, se debe actuar pronto ante situaciones que sugieran aparición de lesiones cariosas, inflamación gingival e
infecciones en la mucosa.
En los pacientes desdentados debe vigilarse constantemente el adecuado sellado y estabilidad protésicos para
evitar candidiasis crónicas.
Respecto a los implantes odontológicos no existen
políticas definidas, se opina que los implantes que muestran deterioro en progreso podrían ser eliminados, sin embargo, ya ha sido aclarada la constante carrera contra el
tiempo en los pacientes en que la quimioterapia es el procedimiento de elección. Los implantes colocados previamente, mostrando correcta oseointegración y con buena
respuesta tisular gingival o mucosa, pueden mantenerse,
ya que parecen funcionar de forma adecuada. La colocación de implantes en los maxilares posterior a la quimioterapia suele ser una decisión individualizada, fundamentada en la experiencia y el pronóstico de la condición clínica
del padecimiento sistémico en particular, considerando
aspectos como riesgo de recidiva y expectativa de vida.
MANIFESTACIONES ORALES
Ya se mencionaron los cambios orales relacionados con la
quimioterapia y se mencionó que tienen un carácter temporal, desapareciendo cercanamente a la suspensión de la
quimioterapia y sus efectos citotóxicos.
TRASPLANTE DE
MÉDULA ÓSEA
Éste es un procedimiento que se practica en el tratamiento
de diversas enfermedades neoplásicas como leucemias,
linfomas, mieloma múltiple y tumores sólidos, también es
empleado en padecimientos como aplasia medular grave,
talasemia mayor y deficiencias inmunes congénitas, en
particular cuando otros intentos terapéuticos no han dado
resultados satisfactorios o no existen.
288 Medicina en odontología
MANEJO MÉDICO
Descrito de manera breve el tratamiento consiste en el trasplante por vía intravenosa de médula ósea con células normofuncionales de un donador fenotípicamente idéntico al
receptor. Esto se logra idealmente por donaciones de hermanos gemelos idénticos (univitelinos), trasplante singénico o de parientes cercanos como padres, hermanos y
abuelos, ocasionalmente por parientes más lejanos, trasplante alogénico; debe existir una compatibilidad absoluta
con el sistema HLA (antígenos de histocompatibilidad). Se
espera que las células nuevas asuman un funcionamiento
normal en reemplazo de las afectadas. De modo preliminar
a la infusión intravenosa, se procede a la ablación total del
tejido medular óseo del paciente a través de quimioterapia
o quimiorradiación, la terapia radiactiva, radiación corporal total (RICT), puede variar de 10 a 15 Gys (1,000–1,500
rad) dependiendo si se dan en una o múltiples dosis, repartidas en todo el cuerpo.
El procedimiento no es sin complicaciones, ya que la
irradiación y la quimioterapia producen inmunosupresión,
anemia y trombocitopenia, con las implicaciones consecuentes derivadas de estos estados. El manejo de la infección se
fundamenta en el tratamiento profiláctico y en terapias agresivas antiinfecciosas. De la anemia y la trombocitopenia pudiera intentarse su control con medidas transfusionales.
Una complicación más severa es la posibilidad de que las
células trasplantadas reaccionen contra aquellas del huésped, enfermedad del injerto contra el huésped (EICH), causada por discretas diferencias entre los antígenos menores
de histocompatibilidad, no detectables por la tecnología
disponible actual, provocando trastornos de índole variable en órganos como piel, hígado y tubo digestivo. Es la
causa más común de morbilidad y mortalidad cuando se intentan trasplante de médula osea (TMO). Las formas agudas requieren de tratamientos agresivos con citostáticos, lo
que compromete de manera adicional la condición mielógena del paciente con inmunodeficiencia y disfunción de
otras células hemáticas y corporales. Las manifestaciones
crónicas dadas por cambios inmunoinflamatorios con fibrosis posinflamatoria, afectan diversos órganos provocando disfunción articular y tendinosa, destrucción de
glándulas salivales y lagrimales, cirrosis biliar, hepatopatía secundaria, bronquiolitis y neuropatías. Estos cambios
traen grandes alteraciones funcionales y deficiencias inmunes, lo que aunado a la inmunosupresión iatrógena, genera una gran susceptibilidad a infecciones por gérmenes
patógenos y oportunistas que conducen a la muerte.
MANEJO ODONTOLÓGICO
Dado el riesgo infeccioso, es deseable que la condición
oral del paciente hubiera sido controlada. La radiación, la
quimioterapia y la posibilidad de EICH, hacen que un
paciente con TMO, pueda mostrar agudización de estados
crónicos infecciosos, mucositis y tardíamente hiposalivación. La participación estomatológica será preventiva y
educativa, requiriéndose su participación constante en el
(Capítulo 15)
control de manifestaciones de mucositis y participa en la
solución de cambios infecciosos.
La gravedad del estado hiposalivatorio y de las secuelas en mucosa y dientes, así como la repercusión psicológica de que los estados de hiposalivación y xerostomía producen, marcarán el grado de participación del odontólogo
a corto y largo plazos.
Recomendaciones y adecuaciones
durante la consulta
Sólo se aconsejarán procedimientos paliativos mientras el
paciente se encuentre en recuperación del TMO o de su
complicante EICH. La extensión de procedimientos electivos odontológicos dependerá del grado de restablecimiento y de la estabilidad de los resultados. Ante pronósticos excelentes el manejo odontológico puede extenderse
tanto como sea requerido.
A
B
Figura 15–3. Terapia quirúrgica. A. Carcinoma epidermoide en el borde de la lengua. B. La terapia quirúrgica o
combinada para tumores clasificados como T3 y T4, exige
el manejo de amplias áreas anatómicas. La imagen
demuestra un procedimiento radical con remoción de la
lesión primaria y de otras porciones de órganos vecinos
como la mandíbula, la faringe, la laringe y los ganglios cervicales locales.
Cáncer en odontología 289
Manifestaciones orales
Ya fueron mencionadas mucositis, estomatítides infecciosas y destrucción de glándulas salivales. Puede haber afección al desarrollo corporal, afectando maxilares y dientes,
cuando estos procedimientos son aplicados en menores.
CIRUGÍA
Los procedimientos quirúrgicos en la zona de cabeza y
cuello aseguran un alto índice de eficiencia en tumores de
tamaño discreto; sin embargo, pueden desfigurar y comprometer a las funciones orales. En tumores que presentan
tamaño mayor o metástasis a ganglios locales donde la radioterapia sola o combinada con la quimioterapia no serían
suficientes, se intenta el manejo quirúrgico solo o combinado con irradiación o citostáticos.
MANEJO ODONTOLÓGICO
El manejo debe ser multidisciplinario, la cuota de responsabilidad que le toca al odontólogo es vigilar por un estado
orodental óptimo. Algunas prótesis son ancladas de modo
odontológico y es deseable que esos dientes se mantengan
sanos, así como los tejidos que los soportan. Si hubieran
complicaciones por radiación o quimioterapia, ya se discutieron las estrategias de prevención y tratamiento en otros
capítulos.
Recomendaciones y adecuaciones
durante la consulta
El pronóstico de vida, la deformidad causada, el daño funcional odontológico serán factores para determinar la extensión de un tratamiento dental. Los esfuerzos mínimos
incluirán la conservación odontológica y la adecuada vigilancia de la integridad de la mucosa, la cual puede ser susceptible de irritación e infecciones oportunistas.
MANEJO ONCOLÓGICO
Manifestaciones orales
Todo procedimiento quirúrgico debe perseguir como principal meta la erradicación total de la neoplasia, cuando esto
no sucede, debe indicarse la terapia combinada. En la zona
de cabeza y cuello pueden observarse vaciamientos oculares, cambios destructivos importantes nasales, orales y cervicales (figura 15–3). La terapia quirúrgica reconstructiva
puede ser difícil o imposible, por lo que pueden requerirse
prótesis oculares, maxilares y nasales en el intento de mejorar, la apariencia, la función y el daño psicológico. La capacitación y la creatividad de protesistas maxilofaciales
pueden ofrecer resultados sorprendentes.
Éstas estarán relacionadas con la extensión quirúrgica, además de la deformidad física, puede ocurrir sialorrea o incontinencia salival y mucosa. Puede haber arresto de los centros
de crecimiento en niños y jóvenes. Los cambios psicológicos y psiquiátricos pueden causar grandes modificaciones
de la expresión facial. Las prótesis grandes pueden producir
irritación, ulceración y pérdida de la cobertura mucosa, con
exposición de tejido óseo de maxilares, óseo y cartilaginoso
en zonas nasales. La dificultad de la higiene y la extensión
de zonas extensas pueden producir olores penetrantes.
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16
Estados fisiológicos
especiales
José Luis Castellanos Suárez, Laura María Díaz Guzmán, Óscar Gay Zárate
Existen estados fisiológicos especiales que no implican un
estado patológico en la vida de la persona; sin embargo,
bajo dicha condición, el organismo reacciona temporalmente de manera distinta ante situaciones como son su propia biología, el tratamiento médico o dental y la administración de fármacos. Bajo estas condiciones se observarán
cambios biológicos, descompensaciones hormonales y
reacciones psicológicas que van a influir de manera directa
sobre el plan de tratamiento odontológico. De estos estados especiales, sin duda los más representativos son el embarazo, la pubertad, la menopausia y el empleo de anticonceptivos orales.
de granulomas piógenos gingivales (tumor del embarazo)
y agravamiento de gingivitis y periodontitis preexistentes.
Durante el segundo trimestre se agranda la parte inferior
del abdomen para dar cabida al feto que está creciendo, las
glándulas mamarias aumentan de volumen preparándose
para la lactancia. En este periodo es importante vigilar de
manera estrecha el protocolo de higiene oral, pues quizá
sea necesario reforzarlo ante los cambios hormonales que
tienen repercusión directa en la salud periodontal. El tercer
trimestre se caracteriza por la ganancia de talla y peso del
feto. Es frecuente observar también cierta depresión y fatiga en la gestante, lo que puede dar lugar a una paciente dental poco cooperadora.
Durante el embarazo se observan aumentos significativos y progresivos del volumen circulatorio materno, hasta en 50%, y un incremento del gasto cardiaco de 40%;
debido a ello es común que pueda apreciarse un soplo funcional secundario a la sobrecarga circulatoria. La identificación de un soplo obliga a descartar en la consulta dental
la posibilidad de daño valvular, en cuyo caso pudiera ser
necesario proporcionar profilaxis antimicrobiana antes de
procedimientos dentales que impliquen sangrado. Después
de la semana 28, la posición supina causa una marcada disminución en el gasto cardiaco originado por la compresión
ejercida por el útero sobre la vena cava inferior, pudiendo
presentarse el síndrome llamado de hipotensión supina.
Esta compresión ocasiona una importante disminución del
retorno venoso que puede provocar signos de choque
como taquicardia e hipotensión y hasta pérdida de la consciencia. El dentista debe tomar en cuenta la posibilidad de
que, cuando trate mujeres embarazadas en la consulta, que
cursen en el último trimestre, pueden presentar hipotensión supina; esta situación de urgencia puede evitarse, ya
que con sólo modificar la posición de la paciente en el sillón dental, es suficiente. Se recomienda trabajar con ella
sentada y el respaldo recto.
La presión arterial disminuye al inicio del embarazo
en 10 mmHg, con un incremento gradual hasta alcanzar ni-
EMBARAZO
El embarazo es un estado fisiológico modificado, en el cual
el organismo materno sufre una serie de ajustes hormonales, cardiovasculares, respiratorios, urinarios, gastroenterológicos y esmatológicos, todas ellas alteraciones adaptativas temporales para la madre, necesarias para dar cabida
al feto que se desarrolla, procurando su homeostasis y bienestar. A partir de que el óvulo es fecundado por el espermatozoide, se interrumpe la menstruación y se inicia una
modificación en la producción de hormonas maternas, aumentando la secreción de estrógenos, progesterona y de
hormona placentarias, las cuales tienen gran impacto sobre
el resto del sistema endocrino del organismo (tiroides, suprarrenales, hipófisis y páncreas endocrino), así como sobre procesos inflamatorios preestablecidos en la boca, tales como gingivitis y periodontitis.
En el primer trimestre se presentaran algunos trastornos como fatiga, náuseas, vómito y sensación de hormigueo de las glándulas mamarias; es la época de aparición
291
292 Medicina en odontología
veles normales al final del mismo. Una elevación marcada
de la presión arterial después de la semana 24 debe considerarse, hasta no demostrar lo contrario, como indicio de
toxemia gravídica (preeclampsia y eclampsia). A la hipertensión se agregan edema y excreción de proteínas por la
orina y eventualmente convulsiones, originando una urgencia médica que amerita hospitalización y cesárea. El
odontólogo puede identificar de manera temprana situaciones de preeclampsia, si al tomar rutinariamente la presión a todas las mujeres embarazadas en su consulta, advierte cifras de presión arterial superiores a lo normal. La
remisión al médico es prioritaria.
Debido a la expansión del útero y a la elevación del
diafragma, la reserva del oxígeno materno tiende a disminuir durante el embarazo, lo que puede originar un aumento de los requerimientos metabólicos, lo cual pone en riesgo de hipoxia tanto a la madre como al feto. Durante el
último trimestre se observa en ella disnea, en especial al
adoptar la posición supina. Como ya se ha hecho notar, en
odontología estas observaciones deben tomarse en cuenta
para colocar, recolocar y hacer descender a la paciente del
sillón dental.
Al incrementarse de manera importante el volumen
circulatorio, se observa una disminución de los valores de
hemoglobina y del hematócrito (hasta 10.5 g/100 mL y
31% respectivamente) provocando una falsa anemia o anemia relativa. Estos cambios hematológicos por lo general
son bien tolerados, sin embargo, algunas mujeres requieren de hierro suplementario. Es poco frecuente que el
odontólogo requiera de una biometría hemática ante situaciones en las que el proceso de reparación se vea involucrado (procedimientos quirúrgicos). Otros cambios que se observan en el plasma durante la gravidez son un incremento
de los factores VII, VIII y X, así como de fibrinógeno, con
una disminución de la actividad fibrinolítica y de la velocidad del flujo venoso, por lo que la paciente muestra un riesgo mayor que el resto de la población sana para desarrollar
trastornos tromboembólicos. Algunas de estas pacientes
tal vez seran sometidas a terapia anticoagulante oral, en
cuyo caso es de esperarse episodios de sangrado que deben
ser valorados antes de someter a la paciente a procedimientos quirúrgicos.
La compresión uterina sobre los ureteros obliga a la paciente a realizar micciones frecuentes y la hace susceptible
a desarrollar infecciones de las vías urinarias, sobre todo
durante el periodo final del embarazo, situación que pudiera
eventualmente impedir o limitar el llevar a cabo procedimientos odontológicos largos y complicados. También se
observa un incremento del flujo plasmático renal y de la tasa
de filtración glomerular, por lo que pudieran requerirse dosis mayores de las usuales de antibióticos y otros fármacos,
para mantener concentraciones séricas óptimas.
Son frecuentes las náuseas y vómitos durante la primera etapa del embarazo, atribuibles a hipoglucemia y al
incremento en la producción de gonadotropinas coriónicas. La madre sufre además un incremento en la producción de ácido gástrico, incompetencia del esfínter gastroesofágico y disminución de los movimientos peristálticos.
El reflujo gástrico puede obligar a limitar la prescripción
de medicamentos analgésicos y otros irritantes gástricos y
preferir el uso de una vía parenteral.
(Capítulo 16)
El embarazo también predispone a un incremento en el
apetito o a un deseo inusual de ingerir alimentos poco comunes, lo que la motiva a comer con frecuencia pocas cantidades de alimento, y que puede dar lugar a una dieta mal balanceada. Las recomendaciones dietéticas deben enfatizarse en
las adolescentes embarazadas, puesto que sus necesidades
metabólicas son mayores también; se requieren nutrientes
que sean adecuados para el crecimiento en esta etapa de la
vida y para el crecimiento del feto. Las variaciones en la
dieta, en especial cuando ésta es preponderantemente cariogénica, pueden dar inicio a lesiones cariosas nuevas o a
agravar las ya existentes, así como favorecer el establecimiento de enfermedad peridontal. Los desbalances alimentarios aunados a la apatía para la higiene oral promueven
la formación y maduración de placa dentobacteriana, que
puede provocar caries y periodontopatías. Como ya se indicó, la gingivitis que se desarrolla puede ser grave, o la
preestablecida agravarse por la presencia hormonal aumentada que favorece estados inflamatorios.
Durante la gestación quizá se presente un aumento en
las necesidades de insulina; algunas mujeres desarrollan
intolerancia a la glucosa durante esta etapa de su vida o
bien diabetes gestacional, con todas las características clínicas y complicaciones propias de este trastorno del metabolismo de los carbohidratos. Éste es un dato importante
en la historia clínica, ya que esta etapa aunque transitoria
puede generar un deterioro muy importante en la salud periodontal de la futura madre.
El primer trimestre es el periodo más susceptible al
desarrollo de malformaciones, debido a que en esta etapa
se desarrollan los órganos y sistemas del feto, por lo que es
recomendable que el dentista limite en lo que pueda el
empleo de radiografías. Posterior al mismo, el desarrollo
fetal consiste en crecimiento y maduración exclusivamente, ampliándose las posibilidades tanto en la prescripción
farmacológica como en la solicitud de exámenes radiográficos, sin que exista daño ni para la madre, ni para el feto.
MANEJO ODONTOLÓGICO
Recomendaciones y adecuaciones
durante la consulta
Debido a que se le considera un estado definido como fisiológico, el embarazo en ocasiones implica algunos problemas en el tratamiento odontológico, por lo cual es importante que el dentista conozca los cambios que se presentan
en la mujer embarazada y el impacto que estos puedan tener sobre el manejo oral.
Aun cuando la mayor parte de los procedimientos
dentales pueden llevarse a cabo con seguridad durante el
embarazo, el diseño del plan de tratamiento debe contemplarse desde dos aspectos:
1. Para el feto: debe encaminarse a evitar:
a. hipoxia fetal,
b. el desarrollo de alteraciones teratogénicas,
c. un trabajo de parto prematuro o
d. un aborto.
2. Para la madre: debe enfatizar en:
a. actividades preventivas sistémicas y orales,
Estados fisiológicos especiales 293
b. seleccionar el momento apropiado para realizar tratamientos electivos,
c. planear bien los alcances del tratamiento y evitar
situaciones que alteren el curso del embarazo.
Para alcanzar estos objetivos, en el manejo de la paciente
embarazada deben tomarse en cuenta algunas consideraciones generales que serán discutidas a continuación.
El trabajo en equipo entre el médico tratante de la
paciente y el cirujano dentista adquiere gran relevancia, ya
que no sólo se favorecen aspectos preventivos para enfermedades como caries y periodontopatías, estados a los que
son muy susceptibles y que pueden dejar secuelas de consideración en las futuras madres, sino que puede permitir un
manejo apropiado de las urgencias orales. Un buen protocolo ginecológico debe incluir la consulta dental para la
preservación de la salud oral, ya que muchos estados cariosos y periodontales pueden ser controlados antes que se
produzcan daños mayores.
El establecimiento de un estado de salud oral debe ser
rigurosamente buscado antes del embarazo, dado que el ginecólogo maneja mujeres que anticipadamente manifiestan su intención de embarazarse.
La paciente embarazada debe ser motivada para que
asista a la consulta odontológica por lo menos una vez durante esta etapa. La futura madre, embarazada o por embarazarse, debe estar convencida de la importancia de las
actividades preventivas orales y del diagnóstico y tratamiento oportunos de nuevas lesiones, para bienestar del
feto y de ella misma.
Los problemas agudos, como pulpitis y abscesos que
causan dolor intenso y fiebre, deben solucionarse en cualquier etapa de la gestación para no agregar una carga extra
de estrés y ansiedad en la paciente y en el feto, lo cual puede
perturbar el desarrollo fetal, baste recordar que la fiebre
quizá origine hipoplasia del esmalte, que en ocasiones
puede ser grave.
Para llevar a cabo procedimientos electivos la mejor
época será el segundo trimestre del embarazo, ya que durante los primeros tres meses son frecuentes las náuseas y
el vómito, y en las últimas etapas de la gestación la madre
no se siente cómoda en casi ninguna posición, le cuesta
trabajo desplazarse o manejar, por lo que es mejor en esta
época sólo actividades operatorias sencillas. Durante el segundo trimestre pueden llevarse a cabo procedimientos periodontales, restauraciones, extracciones, tratamientos de
endodoncia o rehabilitaciones sencillas. Las actividades
quirúrgicas o protésicas complejas es preferible realizarlas
después del parto.
Siempre que la paciente embarazada refiera tener un
soplo, debe establecerse si este es de tipo orgánico o funcional. Si es orgánico se debe manejar a la paciente con
cobertura antimicrobiana antes de procedimientos dentales que impliquen sangrado, como ya fue señalado en el
Capítulo 3, haciendo uso exhaustivo de métodos preventivos no antimicrobianos. Como ya se explicó, pueden aparecer en el embarazo soplos funcionales, en cuyo caso la
gestante puede ser tratada sin la administración previa de
antimicrobianos.
El estrés que produce el asistir a la consulta dental
debe disminuirse al máximo mediante el trato cordial a la
paciente, el empleo de técnicas lo menos traumáticas posible, así como desarrollando sesiones cortas de trabajo, y
empleando procedimientos anestésicos que garanticen la
abolición de los estímulos dolorosos para la paciente.
En especial durante el último trimestre debe evitarse
en la paciente la posición supina, por el riesgo de que sufra
hipoxia pasajera o bien el síndrome de hipotensión supina.
Para ello, es conveniente tratarla sentada o ligeramente
reclinada en el sillón, y en caso de presentarse síntomas de
compresión sobre la vena cava, hacerla girar sobre su costado izquierdo para liberar la circulación y mejorar también la ventilación. Se recomienda hacerle “moverse” en
el sillón eventualmente, como medida anticompresiva.
De ser posible se debe procurar no mantener a la paciente mucho tiempo en la sala de espera junto a pacientes
pediátricos; esto es debido a que pudieran presentarse en
los infantes enfermedades infecciosas tales como sarampión, rubéola, varicela, citomegalovirus o herpes simple,
y contagiar a la gestante. Los virus causantes de estas enfermedades son responsables también de alteraciones congénitas en el feto, si la madre se infecta en el primer trimestre del embarazo. Otros microorganismos señalados como
teratogénicos son el virus causante de la mononucleosis
infecciosa, y al parecer el causante del resfriado común.
Toma de radiografías
La toma de radiografías debe realizarse con cautela, sobre
todo en el primer trimestre, periodo en el cual los órganos
del feto están en plena formación y, por tanto, son más sensibles a los daños que causan las radiaciones, sin embargo,
si el empleo de rayos X es indispensable, se deben tomar
el menor número de radiografías posibles.
Las tomas recomendadas son las panorámicas, ya que
el ortopantomógrafo concentra menor radiación por área
que otros aparatos y la radiografía proporciona gran información de los tejidos duros orales, incluyendo los dientes.
Para mayor definición se pueden emplear interproximales
o periapicales seleccionadas, protegiendo siempre a la
madre con un chaleco de plomo, en particular el área ventral.
De preferencia se deben utilizar películas extra rápidas, empleando un colimador que evite radiaciones secundarias y haciendo uso de aparatos de cono largo. Utilizar
radiografías periapicales es casi innocuo si se compara la
cantidad de radiaciones producidas para tomar una serie de
radiografías periapicales, 0.00001 rads (rad es la dosis de radiación o energía absorbida por un medio), con una radiografía de cráneo, 0.004 rads, (400 veces más) o una de tórax
0.001 a 0.010 rads (100 a 1,000 veces más).
Los efectos nocivos de las radiaciones sobre el feto
pueden presentarse si se emplean cantidades que van de 5
a 10 rads, cifra difícil de alcanzar en la producción de radiografías médicas y orales.
Es importante destacar que debe valorarse la necesidad y el verdadero beneficio que se puede obtener al tomar
radiografías orales durante el embarazo; sin embargo,
mientras se lleven a cabo las medidas de seguridad mencionadas no existe contraindicación en su empleo durante
la gestación, en particular después del segundo trimestre
(cuadro 16–1).
294 Medicina en odontología
(Capítulo 16)
Cuadro 16–1 Comparación de la radiación que alcanza la región
abdominal y genital con diferentes técnicas radiográficas
Dosis de radiación con potencial
teratogénico en el primer trimestre
de embarazo
Técnica radiográfica
10 rads
Dosis de radiación
(rads)
Radiografía periapical
0.00005
Serie periapical completa
(18 radiografías)
0.0001
Fluoroscopia
(rads)
Radiografía de tórax
0.01 a 0.10
0.07 a 2.00
Serie de radiografías de tubo digestivo
bajo
0.35 a 6.00
>6.00
Pielograma intravenoso
0.4 a 2.00
Radiación solar
0.0004
Sugerencia: Tomar radiografías periapicales selectivas, interproximales o panorámica en la paciente embarazada.
Prevención
Un protocolo preventivo para lograr o mantener la salud
oral debe incluir los siguientes rubros:
a. La paciente debe entender el concepto de prevención y comprometerse con un programa de control
personal de placa bacteriana. Nunca será suficiente hacer destacar la importancia del uso de técnicas adecuadas de cepillado e hilo dental para el
control de la placa dentobacteriana.
b. No es recomendable en todos los casos la administración de fluoruros por vía oral en la paciente gestante, por el hecho de que no está comprobada de
manera absoluta su efectividad en los dientes del
niño. Puede ser contraproducente el empleo de este
fármaco en las poblaciones en las que tiene flúor el
agua de consumo.
c. Los depósitos supragingivales e infragingivales
deben ser eliminados de la boca de la gestante o futura madre que ha programado embarazarse.
d. Debe vigilarse la dieta de la paciente embarazada,
procurando disminuir el consumo de azúcares.
e. Es necesario eliminar todas las lesiones cariosas
nuevas y reemplazar todas las restauraciones defectuosas.
f. Si fuera conveniente y oportuno pueden llevarse
a cabo la elaboración de prótesis, procedimientos
quirúrgicos menores o ambos.
Exámenes complementarios
Con frecuencia las mujeres embarazadas tienden a presentar anemia, por lo que la determinación y valoración de la
misma puede hacerse a través del recuento de eritrocitos,
de la cantidad de hemoglobina total, del hematócrito y de
los índices globulares, todas ellas pruebas que el odontólogo debe manejar rutinariamente. Véase Capítulo 9 sobre
Enfermedades hematológicas y Anexo III sobre exámenes
complementarios.
Otra prueba que puede solicitar el dentista en las pacientes que sospechen de este estado es la prueba de embarazo.
Consideraciones farmacológicas
La administración de medicamentos debe limitarse durante el embarazo y la lactancia, sin embargo cuando la paciente presente dolor o infección, debe valorarse el riesgo
contra el beneficio del empleo de fármacos que ayuden a
estabilizar el estado de salud oral de la paciente, disminuyendo el estrés físico y mental de la misma. En el primer
trimestre la prescripción de fármacos debe evitarse, en especial aquellos que atraviesan la barrera placentaria y que pueden ser tóxicos o teratogénicos para el producto. Es importante destacar la prioridad de la interconsulta médica cuando
se deba decidir sobre el empleo de fármacos que impliquen
riesgo para la madre o el feto. En general, la mayoría de los
medicamentos empleados en odontología son seguros (cuadro 16–2) con excepción de los fármacos señalados en el
cuadro 16–3. Está absolutamente contraindicado el empleo
de estreptomicina, tetraciclinas, barbitúricos y diacepam.
Algunas otros fármacos pueden usarse con seguridad sólo
por periodos cortos y en etapas avanzadas del embarazo.
En lo que se refiere a la prescripción de analgésicos,
acetaminofén es el fármaco de elección, siempre y cuando
se emplee a dosis terapéuticas. Aun cuando puede emplearse ácido acetilsalicílico debe evitarse su uso prolongado, sobre todo al final del embarazo, dadas las complicaciones hemorrágicas que pueda generar durante y después
del parto. El empleo crónico de ácido acetilsalicílico tiende
a producir anemia en la gestante, dada su capacidad para
provocar daño y ulceración de la mucosa gástrica y tendencia al sangrado. No es prudente su empleo tampoco debido
a que genera frecuentes “agruras” y reflujos gástrico presentes aún sin el estímulo de este tipo de irritantes. Tanto
Estados fisiológicos especiales 295
Cuadro 16–2. Fármacos que pueden
emplearse con seguridad en la paciente
embarazada y en la lactancia*
Fármaco
Antibióticos
Primera opción
Penicilina
Excreción por
leche materna
Amoxicilina
Eritromicina
base
++
Metronidazol
++
Ampicilina
Carbencilina
+ (**)
+
Oxicilina
Clindamicina
Analgésico
Acetaminofén
Anestésicos
locales con
vasoconstrictores
Lidocaína
MANIFESTACIONES ORALES
+
Cefalosporinas
Antibióticos
Segunda opción
En los cuadros 16–4 y 16–5 se resume el manejo que
debe darse a la paciente embarazada en el consultorio dental y el de la mujer por embarazarse.
Mepivacaína
(*) No existe evidencia de riesgo en los humanos. US Food and
Drug Administration.
(+) Puede presentarse candidiasis en el recién nacido
este fármaco como el ibuprofeno o naproxeno inhiben la
producción de prostaglandinas, necesarias para la inducción de la labor de parto, por lo que su empleo puede prolongar el embarazo, así como provocar el cierre prematuro
del conducto arterioso, lo que produce hipertensión pulmonar en el niño. La codeína y el propoxifeno se han relacionado con labio y paladar hendido, sobre todo cuando se
han empleado durante el primer trimestre del embarazo.
Entre los antibióticos de elección por su seguridad están la
penicilina, amoxicilina y cefalosporinas. Son de riesgo
menor y de utilidad en odontología la clindamicina, el
metronidazol y la eritromicina. No se han realizado estudios para conocer el efecto de los antisépticos (fenoles, alcoholes, yoduros, clorhexidina) sobre la absorción mucosa
y su posible efecto fetal, por lo que su empleo es discrecional.
Los anestésicos locales, así como la epinefrina, son
fármacos de uso seguro durante el embarazo, pues carecen
de efectos teratogénicos y abortivos.
Durante la lactancia deben evitarse fármacos que son
eliminados por la leche, por los efectos nocivos que pudieran tener sobre el niño, sin embargo, se calcula que sólo se
excreta por la leche materna entre 1 y 2% de la dosis de medicamentos empleados por la madre. De lo anterior se deduce que por esta vía es difícil que los medicamentos conserven el potencial farmacológico suficiente como para alterar
al recién nacido. Sin embargo, es importante destacar que
existen en el mercado algunos medicamentos que no deben
prescribirse durante la lactancia, como son el litio, medicamentos anticancerosos y radiactivos, cloranfenicol, tetraciclinas, fenindiona e isoniacida.
En 50% de las mujeres embarazadas se observan cambios
gingivales, sobre todo en el área de los dientes anteriores,
debido a una hiperactividad inflamatoria de origen hormonal y una inadecuada higiene oral, con frecuencia vista
durante esta etapa. Los valores elevados de progesterona
observados durante la gravidez, el incremento en el metabolismo de los estrógenos de la encía, así como el incremento en la producción de las prostaglandinas durante el
embarazo, tienen una acción directa sobre lo capilares gingivales y sobre la nutrición y el metabolismo de las células
del periodonto, lo que origina una magnificación de la respuesta inflamatoria ante los irritantes locales y la placa
dentobacteriana, permitiendo que se agraven condiciones
preexistentes, como caries, gingivitis y periodontitis. Todos estos cambios son clínicamente más evidentes después
del segundo mes de gestación, alcanzando su máxima expresión en el octavo mes. Los cambios en encía se caracterizan por un eritema marcado, con pérdida del puntilleo y
edema. Los tejidos adquieren una textura lisa y brillante,
existiendo una marcada tendencia al sangrado. A este estado se le conoce como gingivitis del embarazo, que es indiferenciable de otras formas de gingivitis provocadas también por placa dentobacteriana (figura 16–1).
Pueden observarse también hiperplasia gingival y la
formación de seudobolsas.
Aun cuando no se ha identificado una relación clara
entre causa y efecto, hay evidencias de que madres afectadas periodontalmente tienen un riesgo mayor de dar a luz
niños de bajo peso y alumbramientos tempranos.
No es tan raro durante el segundo mes de gestación
(aproximadamente en 5% de las mujeres embarazadas) observar el desarrollo de un crecimiento exuberante de tejido,
llamado granuloma o tumor del embarazo, formación similar al granuloma piógeno que se inicia sobre las encías
previamente inflamadas, debido a un mal control de placa
dentobacteriana, cálculo u otros irritantes locales (figura
16–2). Ésta es una lesión exofítica indolora, eritematosa o
purpúrea, muy vascularizada, que se origina de una papila
interdentaria localizada con frecuencia en la región vestibular del maxilar superior y que rara vez produce destrucción ósea. Es de crecimiento limitado, alcanzando de 3 a
5 cm de diámetro mayor y que involuciona parcialmente
después del parto, sin embargo para eliminarlo en su totalidad se requiere cirugía.
La relación entre embarazo y caries no está bien definida ya que es poco claro el origen del incremento de la actividad cariosa, que no puede atribuirse al embarazo mismo, sino a la disminución de la eficiencia en los hábitos de
higiene durante este periodo, que bien pudieran ser satisfactorios en una mujer no embarazada. Se ha observado también un incremento generalizado de la movilidad de los
dientes de la madre durante la gestación, probablemente
debida al grado de inflamación gingival y a alteraciones en
el aparato de inserción del diente al hueso alveolar, así como
296 Medicina en odontología
(Capítulo 16)
Cuadro 16–3. Fármacos que deben evitarse en la paciente embarazada o en la lactancia
Fármaco
Nocivo para la madre
Nocivo para el feto
Excreción por la
leche materna
I. Antibióticos
Amikacina y gentamicina
Nefrotoxicidad y daño al VIII
nervio craneal
Cloranfenicol
Nefrotoxicidad y daño al VIII
nervio craneal
Síndrome de niño gris
? probable
++
Estolato de eritromicina
Hepatotoxicidad
++
Estreptomicina
Daño a VIII nervio craneal
Daño a VIII nervio craneal
Kanamicina y tobramicina
Nefrotoxicidad potencial
Nefrotoxicidad potencial
Nitrofurantoína
Anemia hemolítica con déficit enzimático
Anemia hemolítica con déficit enzimático
+
Tetraciclina
Alteraciones dentales y óseas
+
Trimetroprim y
sulfametoxazol
Teratógenos
Sulfonamidas
Ictericia neonatal (tercer trimestre)
+
+ + probable
++
+
II. Analgésicos y antiinflamatorios
Ácido acetilsalicílico
Uso crónico
Defectos congénitos
Anemia
Hipertensión pulmonar
Prolonga tiempo de sangrado
Hemorragia intracraneana.
Muerte fetal
Retraso del parto
Cierre prematuro del conducto arterioso
Corticosteroides
Teratógeno
Fenilbutazona
Ibuprofeno
Teratógeno
Retraso del parto
Indometacina
Cierre prematuro del conducto arterioso e hipertensión pulmonar
Teratógeno
Hemorragia intracraneana
Naproxeno
Retraso del parto
Nefrotóxico
Hiperbilirrubinemia
Teratógeno
Cierre prematuro del conducto arterioso e hipertensión pulmonar
Propoxifeno y codeína
Labio y paladar hendido
III. Anestésicos locales
Prilocaína (grandes dosis)
Hipoxia
Metahemoglobinemia
Hipoxia
IV. Tranquilizantes
Benzodiacepinas
Teratógeno ++
Barbitúricos
Teratógeno
a cambios minerales de la lámina dura provocados por la
movilización de calcio de los huesos (proceso común en
toda paciente embarazada y regulado por la hormona parotideo), que son fuentes de aporte de este mineral para la formación y desarrollo del feto.
El incremento en la producción de ácido gástrico, la
incompetencia del esfínter gastroesofágico, la hiperemesis
y la compresión del útero sobre las vísceras originan una
regurgitación del contenido gástrico hacia el esófago y la
cavidad oral, la cual puede ocasionar erosión de las caras
palatinas de los dientes anteriores superiores, si esta situación es repetitiva.
Estados fisiológicos especiales 297
Cuadro16–4. Manejo de la paciente embarazada en la consulta dental
1. Comunicación estrecha con el ginecólogo
2. Programa de control de placa bacteriana y de actividades preventivas
3. Las urgencias y eliminación de focos infecciosos tienen prioridad en el plan de tratamiento y pueden ser tratados
cuando se presentan
4. Los procedimientos electivos deben hacerse de preferencia en el segundo trimestre del embarazo
5. Las actividades rehabilitadoras y quirúrgicas complejas se programarán para después del parto
6. Emplear el menor número de radiografías, preferentemente panorámicas y periapicales o interproximales, protegiendo
siempre a la paciente con un mandil de plomo
7. Dar trato cordial a la paciente, en sesiones cortas pero efectivas
8. Evitar la posición supina en el último trimestre
9. Para evitar enfermedades infecciosas a la madre mantenerla el menor tiempo posible en la sala de espera
10. Prescribir el menor número de fármacos y de ser necesario su uso, emplear aquellos que no tengan potencial teratogénico (penicilina, amoxicilina, acetaminofén). Todos los anestésicos locales a dosis terapéuticas son seguros
11. Evitar interacciones farmacológicas
12. Las lesiones y alteraciones orales que se presenten deben recibir un manejo particular, dependiendo de cual sea su
origen
PUBERTAD Y MENOPAUSIA
Además del embarazo, existen otros periodos en la vida de
la mujer caracterizados por un reajuste hormonal marcado,
estos son la pubertad y la menopausia, que suelen producir
cambios tisulares que pudieran manifestarse en la boca.
PUBERTAD
MENOPAUSIA
La menopausia se inicia entre los 40 y 55 años de edad, al
desaparecer la menstruación, o de manera artificial, cuando los ovarios son extirpados o sometidos a radiaciones. La
deficiencia en la producción de estrógenos ocasiona síntomas como alteraciones o desaparición de la menstruación,
bochornos, irritabilidad, depresión, insomnio, o parestesias,
y en etapas avanzadas la deficiencia hormonal provoca la
aparición de osteoporosis. Todas estas manifestaciones deben valorarse para lograr un manejo odontológico exitoso,
ya que pueden influir en el resultado biológico y manejo
psicológico de las pacientes.
MANEJO ODONTOLÓGICO
Los cambios en la pubertad, que pueden observarse tanto
en varones como en mujeres, se deben a un incremento en
la producción de hormonas sexuales femeninas y masculinas, responsables de la aparición de los caracteres sexuales
en ambos sexos. En la mujer es entonces cuando se inician
los ciclos menstruales que la preparan para la fecundación
y para el inicio de la vida fértil.
Recomendaciones y adecuaciones
durante la consulta
Pubertad
La pubertad no implica restricción alguna en el manejo
odontológico de la paciente, al contrario, debe enfatizarse
en las actividades preventivas, buscando la salud oral en ge-
Cuadro 16–5. Manejo de la mujer próxima a embarazarse
1. Fomentar la visita al ginecólogo
2. Programa de estricto control de placa bacteriana y de actividades preventivas
3. Eliminar focos inflamatorios o infecciosos, lesiones cariosas y extracciones electivas
4. Realizar actividades rehabilitadoras y quirúrgicas
5. Programar citas de mantenimiento durante el embarazo
298 Medicina en odontología
(Capítulo 16)
Figura 16–1. Gingivitis del embarazo.
Figura 16–2. Granuloma del embarazo.
neral y periodontal en particular, ya que en esta etapa los
cambios hormonales conducen a agrandamientos gingivales que pueden controlarse con una buena técnica de cepillado y de uso del hilo dental. Es la época en que pueden
adquirirse buenos hábitos dietéticos y de higiene; también
suele ser el momento en el que se toman decisiones sobre
posibles tratamientos de ortodoncia o de extracción de los
terceros molares. Para adolescentes y jóvenes la percepción
del “yo” y de la importancia de la autoestima, hace que cobre gran importancia la estética dental. Durante la menstruación no existen restricciones para realizar procedimientos
quirúrgicos; aun cuando se ha descrito una tendencia mayor
al sangrado, carece de significancia clínica
Menopausia
La menopausia por ella misma tampoco implica hacer
modificaciones en el plan de tratamiento dental. Quizá la
única restricción es la relacionada con la depresión que
suele observarse en algunas mujeres en esta época de la
vida. Ante estados depresivos es preferible evitar proponer
planes de tratamiento complicados o muy largos, por el
riesgo de no lograr los objetivos deseados. Debido a falta
de interés o cooperación, puede optarse por la estrategia de
cumplimiento de etapas de tratamiento. Debe en estos casos
recomendarse la consulta médica para que con la prescripción de terapia hormonal, de antidepresivos, o ambos, se resuelva esta alteración que no sólo puede comprometer seriamente el éxito del tratamiento, sino deteriorar la salud de la
persona. La terapia hormonal es de gran ayuda para que síntomas orales como ardor o dolor disminuyan o desaparezcan; algunos autores señalan la relación entre el empleo de
terapia hormonal y la conservación de los dientes.
En la programación del tratamiento dental es conveniente abordar y eliminar los focos infecciosos activos en
primer término. En una segunda etapa, cuando la paciente
se encuentre mejor en cuanto a su estado emocional, completar la fase rehabilitadora. Es de gran utilidad vigilar a la
paciente bajo un programa de mantenimiento entre las etapas del tratamiento y al finalizar el mismo.
Dada la relación menopausia–osteoporosis, los esfuerzos clínicos deben encaminarse a mantener el mayor número de dientes en la boca de la paciente. La atrofia alveolar
mandibular es una consecuencia del edentulismo sobre todo
observado en mujeres posmenopáusicas, el cual produce
serias complicaciones en los esfuerzos rehabilitadores. Solucionar el problema de falta de hueso alveolar requiere de
manipulaciones quirúrgicas preprotésicas y en los casos
avanzados la colocación de implantes será el único recurso
viable para poder soportar una prótesis total.
La hiposalivación, frecuente condición que afecta a
estas pacientes, suele ser el resultado de reacciones secundarias al uso de fármacos; aunque también se asocia al propio estado de deficiencia hormonal, la explicación de su
patogenia no es muy clara. Cualquiera que sea la causa, la
falta de saliva suele ser factor contribuyente de fracaso de
las rehabilitaciones protésicas, ya que disminuye la protección contra la caries, no existe una adecuada adhesividad
de las sillas protésicas y placas, y se observa deshidratación de los materiales dentales. Debe en estos casos fomentarse el desarrollo de un control de placa estricto y del uso
de enjuagues bucales caseros que contengan flúor a 0.02%.
Es de gran importancia implementar un programa de citas
de mantenimiento cuya frecuencia esté en relación directa al
esfuerzo rehabilitador. La falta de saliva dificulta la adaptación de prótesis removibles parciales o totales, aún bajo un
diseño protésico adecuado. La inconformidad del paciente
por la falta de adaptación a la prótesis puede deteriorar la
relación entre la paciente y el profesional, por lo que la valoración antes de diseñar y proponer el tratamiento a la persona debe ser completa, advirtiendo a la paciente sobre las
posibilidades de éxito o fracaso que pueden tenerse. Ante la
hiposalivación es conveniente hacer uso de materiales de
obturación que liberen flúor, como son ionómeros de vidrio,
compómeros o GIR (combinación de ionómero de vidrio y
resina).
El ardor es un síntoma con frecuencia visto en las mujeres posmenopáusicas que cursan con síndrome de boca
ardorosa, el dentista debe ser meticuloso en la elaboración
y terminación de los aparatos protésicos y restauraciones,
vigilando la calidad del pulido y el proceso de cocción del
acrílico, a fin de no contribuir con elementos que agudicen
o perpetúen la sintomatología.
El bruxismo y sus manifestaciones en dientes, músculos y articulaciones son un hallazgo común durante la pre-
Estados fisiológicos especiales 299
menopausia, transmenopausia o posmenopausia. Las abstracciones observadas, si fuera necesario restaurarlas, deben
ser obturadas con materiales que muestren elasticidad, para
evitar su fractura o desplazamiento por las fuerzas oclusales
nocivas. El bruxismo contribuye al desarrollo del síndrome
de dolor y disfunción miofascial, así como al desarrollo de
desarreglos articulares internos o de osteoartritis en las articulaciones temporomandibulares. El empleo de una guarda
oclusal para aminorar la carga muscular y articular puede ser
de gran ayuda. En esta época de la vida suelen tomarse decisiones importantes sobre el tratamiento articular.
Exámenes complementarios
El dentista no requerirá de exámenes complementarios específicos para el manejo de las personas que cursan en la
pubertad, la menstruación o en los periodos premenopausia, transmenopausia o posmenopausia, fuera de aquellos
que tenga un origen sistémico.
clicos, como la imipramina, amitriptilina, maprotilina,
etc., ya que pudiera presentarse una crisis hipertensiva. Es
preferible escoger un anestésico local con otro tipo de
vasoconstrictor.
Es importante tomar en consideración que el uso concomitante de tranquilizantes y ansiolíticos con fármacos
depresores del sistema nervioso central debe evitarse, porque se potencializa el efecto depresivo sobre el mismo.
Durante periodos de depresión debe vigilarse el comportamiento y nivel de compromiso higiénico bucal y de
involucramiento en el tratamiento dental. No debemos olvidar que la depresión pudiera inducir el desarrollo de tendencias suicidas, por lo que la remisión con el especialista
(psiquiatra) debe hacerse si se advierte de ello.
Los puntos mas destacados en el manejo de la paciente que cursa por la etapa de la menopausia pueden verse en
el cuadro 16–6.
MANIFESTACIONES BUCALES
Consideraciones farmacológicas
Pubertad
Durante la menopausia el médico suele prescribir estrógenos conjugados, estradiol, etinilestradiol, y algunos otros
fármacos similares, para el control de los síntomas vasomotores, prevención de osteoporosis, disminución del
riesgo de cardiopatías coronarias, procesos inflamatorios
y atrofia del aparato genitourinario, así como de estados
depresivos. Pocas son las interacciones farmacológicas
que pudieran producirse entre los compuestos hormonales
y los indicados por el dentista, pero cabe destacar que la
prescripción de ampicilina, fenilbutazona o barbitúricos,
pueden inducir una baja en el efecto terapéutico hormonal.
Por otro lado, el empleo de estrógenos incrementa el riesgo
de trombosis y de cardiopatías coronarias, de ahí la conveniencia de vigilar la presión arterial de las pacientes que los
reciben.
Los antidepresivos son un grupo de fármacos que se
emplean para mejorar el estado de ánimo, los trastornos del
sueño, la actividad y el comportamiento. Debe evitarse el
empleo de anestésicos locales con vasoconstrictores adrenérgicos en las personas que reciben antidepresivos tricí-
Durante la pubertad, menstruación y menopausia existe
una marcada alteración de la respuesta inflamatoria ante
traumatismos o irritantes locales. En la pubertad suele observarse, tanto en los varones(por la secreción de andrógenos suprarrenales y testiculares) como en las mujeres (por
la producción aumentada de estrógenos y progesterona) un
incremento en la incidencia de gingivitis e hiperplasia gingival en las zonas de acumulación de placa dentobacteriana y cálculo, por lo que es prioritario reforzar la higiene
bucal para poder controlarlas. En esta etapa se puede evaluar y tratar los efectos nocivos de una erupción pasiva retardada, condición que deja expuestos de manera parcial
los dientes, exponiendo a los sujetos a retención de placa
e irritación física causada por ejemplo por brackets, lo que
produce aumento inflamatorio de volumen de las encías,
que lucen además enrojecidas (figura 16–3).
Durante la menstruación pudieran presentarse lesiones herpéticas labiales (figura 16–4), úlceras aftosas, eritema marginal de la encía, e inflamación de las glándulas
Cuadro 16–6 Manejo de la paciente en etapa de la menopausia en la consulta dental
1. No existen otras restricciones en el manejo dental que las psicológicas. Si la paciente cursa con trastornos depresivos
se deben evitar procedimientos largos o complicados, eliminando primero los focos infecciosos
2. Buscar mantener el mayor número de dientes en la boca para evitar atrofia alveolar
3. Mantener una higiene oral estricta, hacer uso de enjuagues fluorados, especialmente ante problemas de hiposalivación
y emplear materiales dentales restauradores que liberen flúor: ionómeros de vidrio, compómeros o GIR
4. Evitar interacciones medicamentosas. El uso de ampicilina y barbitúricos disminuye la actividad terapéutica de los
estrógenos. No emplear anestésicos con vasoconstrictores adrenérgicos en quienes reciben antidepresivos tricíclicos
5. Algunas alteraciones dentobucales no tendrán cambios físicos detectables, tanto por razones orgánicas como psicológicas, por lo que deben ser tratadas de manera independiente, esforzándose para determinar la causa que las produzca. Puede ser altamente conveniente la interconsulta psicológica
6. Dado el elevado riesgo de sufrir trombosis y cardiopatías coronarias, tomar la presión arterial y el pulso en cada cita a
las pacientes que reciben terapia hormonal
300 Medicina en odontología
Figura 16–3. Gingivitis acentuada por los cambios hormonales observados durante la pubertad.
salivales, en especial de la parótida. Algunos autores sugieren que la tendencia al sangrado se incrementa en este
periodo, lo cual no contraindica la relación de los procedimientos quirúrgicos.
Menopausia
Por razones estadísticas de edad durante la menopausia se
puede presentar atrofia de la mucosa oral y gingival, lo cual
provoca una gran variedad sintomatológica asociada a disestesias y disgeusias, con áreas de descamación, eritema
o edema, hipersensibilidad o resequedad. Es conveniente en
este periodo de la vida descartar la posibilidad de enfrentar
enfermedades de origen inmunitario como son pénfigo,
penfigoide o liquen plano erosivo. Los cambios atróficos
que pueden presentarse en la mucosa oral pueden manejarse
con medicamentos hormonales suplementarios (estrógenos), complementos vitamínicos y nutrimentales y fármacos paliativos, como son enjuagues con difenhidramina, gel
de aluminio o similares.
En las mujeres menopáusicas suele observarse una
alta prevalencia de síndrome de boca ardorosa; algunos estudios epidemiológicos indican que 0.7% de la población
de EUA y 1.5% de la población en Canadá padecen este
trastorno, que se incrementa a 15.7% de la población de 40
a 49 años, y hasta 40% entre pacientes que acuden a centros
de atención para problemas derivados de la menopausia.
El síndrome de boca ardorosa (glosodinia o glosopirosis), condición que predomina en el sexo femenino y que
no ha sido reportada en niños, se caracteriza por una sensación de dolor urente bilateral, localizada en los dos tercios
anteriores del dorso de la lengua, parte anterior del paladar
duro, cara interna del labio inferior y a veces en toda la
mucosa, sin que existan evidencias de daño tisular. Este
trastorno es de inicio repentino y suele durar entre 6 y 7
años en promedio, periodo en el que se presenta casi siempre con una intensidad constante, siendo advertido por la
paciente generalmente por la mañana y aumentando de intensidad hasta el anochecer. Curiosamente, aun cuando la
intensidad del dolor es catalogada como alta, de magnitud
similar a la de una odontalgia, permite conciliar el sueño.
(Capítulo 16)
Casi las dos terceras partes de las personas afectadas tienen
una remisión parcial espontánea, sin que pueda identificarse un factor específico para que esto ocurra; otras pacientes mantendrán la sensación de ardor constante e intenso por varios años.
Al parecer en la etiología y patogenia del síndrome de
boca ardorosa están involucrados tanto el sistema nervioso
central como el periférico; algunos estudios han mostrado
que después del empleo de anestesia tópica sobre la mucosa
afectada, las pacientes referían un incremento en la sensación ardorosa.
Algunos otros trastornos acompañan al síndrome de
la boca ardorosa, como son disgeusia (en especial sabor
metálico), disminución de la tolerancia a los estímulos térmicos, percepción alterada de los sabores, sed constante,
cefalea, disturbios del sueño y depresión.
Es importante considerar en el diagnóstico diferencial una serie de problemas sistémicos y locales que deben
eliminarse para integrar el ardor bucal como parte del síndrome de boca ardorosa. En el protocolo de manejo de estas pacientes deben descartarse factores que van desde irritación local por prótesis, dientes afilados y restauraciones
desajustadas, empuje lingual, alergia al acrílico y otros materiales dentales, corrientes galvánicas, prótesis mal elaboradas que liberen constantemente el monómero del acrílico
al medio bucal, infecciones por Candida albicans, fusoespiroquetosis, lengua fisurada, glositis migratoria benigna,
lesiones vesiculoerosivas, entre otras. En lo referente a enfermedades sistémicas deben descartarse diabetes mellitus, síndrome de Sjögren, anemia ferropénica, anemia perniciosa, insuficiencia renal, empleo de medicamentos
hiposalivatorios, radiaciones de cabeza y cuello, reflujo
esofágico y deficiencias nutrimentales, entre las que destacan deficiencia de hierro, zinc y vitaminas A y del complejo B.
El tratamiento puede ser complejo, ya que la terapia
hormonal no suele mejorar la sensación de ardor. En razón
a que se han encontrado en la mayoría de las pacientes
afectadas desórdenes de tipo psicológico, el empleo de antidepresivos y benzodiacepinas suelen dar buenos resultados. No se ha dilucidado si la depresión, irritabilidad o an-
Figura 16–4. Herpes labial observado en una paciente
durante el periodo menstrual.
Estados fisiológicos especiales 301
siedad son la causa del síndrome o es éste el responsable
de los cambios psicológicos comúnmente observados en
todos los pacientes que sufren de dolor crónico. El empleo
de antidepresivos tricíclicos a dosis bajas (como amitriptilina 25 a 75 mg diarios por tres semanas) parece funcionar
en las pacientes con y sin alteraciones psicológicas, ya que
a esta dosificación funcionan como analgésicos. La dosis
diaria del fármaco buscando su efecto antidepresivo es de
150 mg al día. El empleo de clordiacepóxido o diacepam
produce mejoría entre 50 y 80% de los pacientes. Debe vigilarse la administración de benzodiacepinas en las pacientes, ya que puede iniciar o exacerbar un estado de depresión ya establecido.
Otro trastorno común en la menopausia es el de alteraciones en el sentido del gusto, que van desde distorsión en
la percepción de los sabores (disgeusia) a una disminución
en la percepción (hipogeusia), o sabor desagradable (cacogeusia). En las mujeres con síndrome de boca ardorosa los
cambios en el sentido del gusto se incrementan hasta en
69%. La xerostomía, definida como la sensación de falta
de saliva, independientemente de si es real o no, es una
queja frecuente, que contribuye a los trastornos sensoriales
ya descritos.
La osteoporosis no suele dar manifestaciones importantes en los maxilares de mujeres que conservan su dentición natural; sin embargo, en las pacientes edéntulas, durante el periodo perimenopáusico suele observarse una
pérdida dramática del hueso basal, que lleva al desarrollo
de atrofia alveolar mandibular. Esta pérdida del proceso alveolar, como ya ha sido mencionado, dificulta el soporte
de prótesis totales o parciales removibles y la elección implantológica.
Aun cuando no es exclusivo de las mujeres en la menopausia, el síndrome miofacial doloroso tiene una alta
prevalencia en las mujeres alrededor de los 40 años, lo cual
contribuye al desarrollo de desarreglos internos de las articulaciones temporomandibulares y osteoartrosis.
densidad del moco cervical y disminuir los cambios en el
endometrio que favorecen la anidación del óvulo fecundado, se impide también el embarazo. La tendencia en los
últimos años se inclina al empleo de dosis bajas de estos
compuestos para disminuir los efectos secundarios de la
píldora anticonceptiva, que incluyen el riesgo de desarrollar trombosis, embolia y enfermedades cardiovasculares,
retención de sodio y agua, tendencia al desarrollo e hipertensión arterial, aumento de peso, reducción de la tolerancia a la glucosa, estados depresivos, cloasma, etcétera.
Los anticonceptivos orales interaccionan con diversos medicamentos, como son antibióticos, benzodiacepinas, antihistamínicos y antiácidos, algunas de ellos fármacos de uso común en la consulta dental, especialmente los
antimicrobianos. De la pérdida de la eficacia de estos fármacos pueden presentarse embarazos no deseados, por lo
que el dentista debe advertirle a la paciente sobre la necesidad de implementar algún otro método de anticoncepción
cuando le sea prescrito un esquema de antibióticos o de ansiolíticos.
Fue en 1971 que se tuvieron los primeros indicios de
interacciones entre los antibióticos y los anticonceptivos
orales, ya que el uso concomitante de rifampicina y estos
compuestos hormonales produjo sangrado vaginal inesperado, indicio de la disminución en la efectividad de estos
últimos. El cuadro 16–7 describe los medicamentos que
pueden reducir la eficacia de los anticonceptivos orales.
Son varios los mecanismos por medio de los cuales
puede disminuir la eficacia de la píldora anticonceptiva:
1. El empleo de antibióticos como penicilina V, ampicilina, amoxicilina, cefalexina, eritromicina,
Cuadro 16–7. Medicamentos de uso
odontológico que pueden disminuir la
eficacia de los anticonceptivos orales
Mecanismo de acción
ANTICONCEPCIÓN ORAL
El uso de anticonceptivos orales no representa un trastorno
o alteración que limite el ejercicio clínico de la odontología
en las pacientes que los reciben; sin embargo, merece un
apartado especial por el hecho de que pueden producirse
interacciones farmacológicas que ponen en riesgo de embarazo a la persona, situación que si no es tomada en cuenta, puede ser favorecida por el propio odontólogo.
El uso de anticonceptivos orales es un método común
de control de la natalidad, por lo que con frecuencia mujeres en edad reproductiva que acuden a la consulta dental los
emplean. Contienen estrógenos (etinilestradiol), progesterona (lenonorgestrel, gestodeno, noretisterona) o una combinación de ambos; inhiben la maduración de los óvulos,
al suprimir la producción de gonadotropinas, impidiendo
de esta manera la fecundación. Al aumentar también la
Fármaco
1. Alteran la flora bacteriana
intestinal
Ampicilina
Amoxicilina
Cefalexina
Eritromicina
Metronidazol
Neomicina
Penicilina V
Sulfonamidas
Tetraciclinas
2. Inducen la producción de enzimas microsomales hepáticas
Benzodiacepinas
Clordiacepóxido
Eritromicina
Fenilbutazona
Griseofulvina
Hipnóticos
Rifampicina
Tetraciclinas
3. Compiten por la unión a proteínas transportadoras en el
plasma, o desplazan de ellas a
los anticonceptivos
Carmabacepina
Fenitoína
Penicilina
Rifampicina
302 Medicina en odontología
metronidazol, sulfonamidas, neomicina, o tetraciclinas puede eliminar la flora bacteriana intestinal,
necesaria para el metabolismo de los estrógenos.
El etinilestradiol, anticonceptivo oral, se absorbe
por el tubo digestivo y al llegar al hígado es metabolizado en 60% y transformado en sulfato y glucorónido conjugado; de esta manera se excreta
junto con la bilis, y al llegar nuevamente al intestino este medicamento es hidrolizado por la flora
bacteriana y transformado en una forma activa del
fármaco, no conjugada. Se reabsorbe y nuevamente se conjuga en el hígado, contribuyendo esta
circulación enterohepática a mantener los niveles
sanguíneos óptimos de estrógenos necesarios para
la anticoncepción. Al desaparecer la flora bacteriana intestinal por efecto de la terapia antibiótica,
no se reabsorbe la fracción hormonal que llega al
intestino junto con la bilis, disminuyendo la concentración de estrógenos plasmáticos.
2. Fármacos como la rifampicina, griseofulvina, antihistamínicos, espironolactona, fenilbutazona,
carbamacepina, fenitoína, primidona, fenobarbital o las benzodiacepinas actúan induciendo la
producción de enzimas hepáticas microsomales
(Capítulo 16)
que favorecen un rápido metabolismo de los compuestos hormonales, disminuyendo así la eficacia
de los mismos y poniendo en riesgo de embarazo
a la paciente que los consume.
3. Otro mecanismo de interacción medicamentosa es
el que se observa entre la rifampicina y etinilestradiol al competir por la albúmina como proteína
transportadora. Algunos fármacos como la penicilina desplazan a las hormonas de las proteínas
transportadoras, otros como los anticonvulsivos,
incrementan la unión de la progesterona a receptores de hormonas sexuales en las globulinas.
Además de las interacciones farmacológicas observadas
con los anticonceptivos orales, se ha reportado un incremento en la adhesividad plaquetaria y en la producción de
factores de la coagulación, asociado a una actividad fibrinolítica del plasma aumentada también. Al parecer este último es el mecanismo involucrado en el desarrollo de alveolo seco observado después de la extracción de los
terceros molares, en las mujeres que los reciben. La incidencia de alveolitis tiende a desaparecer 2 a 3 días de después de haber suspendido el uso de los anticonceptivos.
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304 Medicina en odontología
(Capítulo 16)
17
Odontología preventiva
ERRNVPHGLFRVRUJ
Laura Puig Sol
José Luis Castellanos Suárez
Es cuestión de determinar un contexto para que muchas de
las acciones primarias de la odontología preventiva se modifiquen, los textos tradicionales de odontología preventiva
son dirigidos a evitar la aparición o el avance de enfermeda-
des dentales y periodontales; cuando al marco conceptual se
le agrega la condición sistémica del paciente, se generan
una serie de estrategias protectoras que incluyen a la condición local y promueven la reducción de riesgos que se generen en boca y pudieran afectar a la condición general en
su estatus y en su manejo.
El tipo de relación entre la boca y el resto del organismo es bidireccional y los beneficios o afectaciones son
recíprocos (figura 17–1).
Algunos padecimientos sistémicos o su manejo farmacológico, quirúrgico o ionizante, pueden causar severos
cambios bucales, dentales y periodontales, modificando en
Enfermedad
sistémica
Condición
oral
PARADIGMA: ODONTOLOGÍA
PREVENTIVA EN PACIENTES CON
PADECIMIENTOS SISTÉMICOS
Odontología preventiva
Disminución de factores de riesgo
Puede mejorar: manejo y control
Mejora estado biológico y psicológico
Estimula disciplina y cooperación
Figura 17–1. Enfermedades sistémicas. Condición oral. Relaciones mutuas.
305
306 Medicina en odontología
mucho la capacidad funcional oral y el estilo de vida de los
pacientes, con enormes repercusiones de tipo psicológico
y social; condicionantes orales como son focos sépticos
periodontales o periapicales, así como estomatitis virales
o micóticas, pueden tener repercusiones desfavorables significativas en las enfermedades sistémicas preestablecidas, agravándolas y complicando su manejo.
La presencia de placa dentobacteriana puede provocar cargas bacterémicas importantes, que focalmente afecten las condiciones generales de origen variado como pueden ser las cardiacas, endocrinológicas, sanguíneas, así
como a los estados de inmunodepresión primaria o adquirida. De manera sumaria, las relaciones “enfermedad general–odontología preventiva” podrían establecerse por alguna de las causas mencionadas en el cuadro 17–1, donde
es observable que la actividad preventiva puede preceder
al manejo del padecimiento general, acompañarlo durante
su fase de control y estar siempre presente como parte del
manejo a largo plazo de la enfermedad general, cooperando
en su estabilidad clínica.
Un concepto holístico y de alto impacto preventivo,
que engloba los riesgos y necesidades en pacientes con antecedentes de algunas enfermedades sistémicas graves o
crónicas, incluye:
a. Acciones de saneamiento odontológico previas a
la terapia quirúrgica, como las que deben preceder
a la colocación de injertos (orgánicos, prótesis valvulares, bypass, prótesis ortopédicas) de cualquier
origen.
b. Acciones de saneamiento básico odontológico anticipando terapias radioactiva o quimioterapéutica. Por ejemplo, los pacientes que recibirán radiación para prevención o tratamiento neoplásico en
la región facial o áreas cercanas. La quimioterapia
está representada por drogas citotóxicas para tratamiento neoplásico, así como por fármacos inmunosupresores para la aceptación de trasplantes
orgánicos.
c. Acompañamiento en el manejo y disminución de
riesgos, como acontece con las enfermedades cardiovasculares y metabólicas crónicas como enfermedades coronarias o diabetes mellitus. Los estados
de disfunción inmunitaria por inmunodeficiencia
primaria o inmunodepresión infecciosa adquirida
son otros ejemplos dentro de este inciso.
d. Eliminación de otras fuentes contaminantes orales
además de las periodontales. Como son las estomatitis infecciosas crónicas de origen micótico.
e. Un control personal de placa dentobacteriana,
producto de la instrucción profesional, que garantice alto rendimiento en los resultados.
f. Empleo de profilaxis antibiótica específica, cuando esté indicado, como son los casos con riesgo a
sufrir endocarditis infecciosa, o cuando se pretenda salvaguardar la estabilidad quirúrgica y funcional de órganos o prótesis corporales implantados.
En este grupo se encuentran los pacientes con disfunciones inmunitarias primarias o secundarias y
los sujetos con alteraciones hematológicas, como
las diferentes variedades de leucemia.
(Capítulo 17)
Cuadro 17–1. Enfermedades
sistémicas–condición oral.
Relaciones mutuas
Enfermedad sistémica
Puede reducir la capacidad reparativa oral. Alteraciones endocrinas y metabólicas
Cicatrización retardada
Infección secundaria
Regeneración parcial (ósea, tejido conectivo
blando, tejido epitelial)
Puede reducir la capacidad defensiva oral. Alteraciones 1ª y 2ª del sistema inmunitario
Aumento de las susceptibilidad infecciosa. Estomatitis virales y micóticas
Magnificación de la enfermedad periodontal
Manejo farmacológico
Hiposalivación
Agrandamientos gingivales
Pigmentaciones orales
Lesiones liquenoides
Función masticatoria alterada
Afecta funciones digestivas
Focos sépticos orales, periapicales y periodontales
Cargas bacterémicas que afectan a condiciones cardiovasculares y prótesis corporales
Infección focal. Puede afectar la estabilidad de injertos orgánicos
Estrés orgánico y aumento de riesgo en pacientes
con inmunodepresión 1ª o 2ª
Placa dentobacteriana. Flora gramnegativa anaerobia
Relación con nacimientos prematuros y bajo peso al
nacer
Aumento del riesgo de endocarditis infecciosa
Nociva para pacientes con trasplantes orgánicos
(renales y hepáticos)
Asociación con riesgo aumentado de manifestaciones
ateroscleróticas, isquémicas y tromboembólicas
Puede mantener áreas de inflamación crónica que
afectan el control glucémico
g. Mantenimiento periódico periodontal bajo esquemas de programación estricta y alto rendimiento
en el control de placa dentobacteriana.
El cuadro 17–2 resume algunos de los procedimientos que
se deben considerar en el manejo de individuos con enfer-
Odontología preventiva 307
Cuadro 17–2. Protocolo para la aplicación de medidas preventivas odontológicas
en pacientes médicamente comprometidos, en programas quirúrgicos,
quimioterapéuticos y radiactivos especiales
Preferentemente previo a la aplicación de los programas
a. Iniciar un programa de atención dental lo más pronto posible al inicio de la terapia radioactiva, quimioterapia o cirugía. Enérgico control de focos infecciosos y contaminantes, bajo procedimientos que garanticen un alto nivel de
éxito
b. Valoración oral completa clínica y radiográfica. Panorámica y serie periapical completa: discriminar caries profundas,
patología apical y periodontal, alteraciones anatómicas radiculares. Dientes dudosos serían razón de extracción:
Caries profunda que pudiera presentar complicaciones periapicales o periodontales
Dientes con alto daño periodontal: pérdida ósea mayor a 50%, compromiso furcal o endoperiodontal
Condiciones que dificulten la manipulación endodóntica
c. La obturación dental preferentemente definitiva y la aplicación de la fase I periodontal, son requisitos ineludibles.
Debe establecerse un programa de control de placa dentobacteriana de alto rendimiento con aplicación de medidas
específicas dictadas por la enfermedad sistémica o los cambios orales esperados u observados que pondere:
La condición sistémica y oral del paciente
Habilidades neuromotoras
Aspectos psicológicos en la integración al programa higiénico
d. Control de estomatitis infecciosas de tipo bacteriano, micótico o viral previo al manejo dental rutinario
e. Profilaxis antibiótica en los casos indicados empleando protocolos específicos
Durante y posterior a los programas especiales
f. De acuerdo con la condición clínica sistémica, local y psicológica del paciente, debe establecerse un programa de
mantenimiento dental y periodontal, que el paciente debe aceptar de manera ineludible, cada 3 o 4 meses
medades graves, para que al individuo sensible se le pueda
brindar un mayor margen de seguridad respecto a la posibilidad de agudizaciones o de la aparición de complicaciones
en el manejo de la enfermedad general que padece.
PLACA DENTOBACTERIANA
COMO FACTOR DE RIESGO EN
ENFERMEDADES SISTÉMICAS
Desde la placa dentobacteriana alojada en el surco gingival
o en las bolsas periodontales, pueden ingresar al organismo, vía sanguínea o linfática, microorganismos completos,
fracciones de ellos y productos de su metabolismo, de tal
manera que el efecto deletéreo corporal puede ser de intensidad y fuentes variadas. Esta consideración puede hacer reflexionar sobre la urgente necesidad que algunos pacientes
con padecimientos sistémicos tienen de controlar la presencia de la placa dentobacteriana a través de adecuado
control personal, control asistido y mantenimiento periódico periodontal.
Manipulaciones efectuadas por el paciente o durante
la consulta dental, pueden propulsar al torrente circulatorio
y actuar como fuentes distantes (focales) de infección.
Esto puede afectar a situaciones preestablecidas como son
defectos estructurales en endotelio y endocardio, como los
que pueden causar cambios reostáticos circulatorios, donde la turbulencia o la velocidad circulatoria anormales que
produce un vaso, un septo o una válvula cardiaca anormal,
los vuelve susceptibles a que un microorganismo pueda
encontrar fijación y desarrollar un proceso infeccioso de
diversa intensidad, llegando a ser mortal. Este es el caso del
riesgo a endocarditis o endarteritis infecciosas, que pueden
observarse en defectos congénitos cardiovasculares y defectos valvulares por fiebre reumática o lupus eritematoso
entre otros ejemplos.
Los pacientes con órganos trasplantados como hígado o riñón, prótesis corporales como las de cadera y válvulas cardiacas, así como aquellos con autoinjertos recientes
del tipo bypass, están bajo el riesgo de contaminarse por
estas fuentes focales y sufrir infecciones agudas, con las
consecuencias que da la propia manifestación infecciosa y
las alteraciones nefastas al pronóstico del órgano o prótesis
implantados.
Los productos de metabolismo microbiano y los lipopolisacáridos (LPS), que son fracciones de la membrana
celular de bacterias gramnegativas (endotoxinas) pueden
por diversos mecanismos repercutir de manera importante
sobre el manejo y cuadro clínico de enfermedades de diversa etiología como, pueden ser la enfermedad isquémica
cardiaca, diabetes mellitus, alteraciones ginecoobstétricas.
Existe una flora periodontopatogénica reconocida, entre
los que se encuentran bacterias como Actinobacillus acti-
308 Medicina en odontología
nomycetemcomitans, Bacteroides forsytrhus y Porphyromonas gingivalis, todas estas especies aportan lipopolisacáridos que inducen a respuestas inmunoinflamatorias por
parte del huésped con la consecuente producción de proinflamatorios como las citocinas IL–1, TNF y IFN y reguladores de la respuesta inflamatoria como la prostaglandina E2 (PGE2 ). La posible presencia bacteriana, LPS y
productos proinflamatorios del huésped, hace que exista la
posibilidad de irritar al tejido conectivo expuesto de un
vaso dañado y favorecer respuestas inflamatorias agregadas que magnificaría un proceso aterosclerótico en proceso. Si ésta teoría fuese cierta, sería una vía para explicar
porque un número importante de estudios establecen una
correlación positiva entre personas con mayor incidencia
de enfermedades isquémicas y tromboembólicas, con un estado periodontal deteriorado. Epidemiológicamente, esta
relación también ha sido observada entre madres con niños
de bajo peso al nacer (< 2,500 g) o con nacimientos prematuros, antes de 37 semanasde gestación. Se especula que
los LPS y otros productos metabólicos bacterianos y citocinas del huésped pueden provocar o actuar como adyuvantes en el daño tisular en vagina, endocérvix, membranas y líquido amniótico, estimulando contracciones que
pueden inducir un nacimiento prematuro, como sucede en
mujeres con vaginosis bacteriana.
Los componentes inflamatorios e inmunoestimulantes de la placa dentobacteriana periodontal, también tienen
un impacto evidente sobre el control glucémico en padecimientos como diabetes mellitus tipo I y II, particularmente
en aquella insulinodependiente. Aparentemente, una vez
que la presencia de la placa dentobacteriana ha estimulado
la aparición de productos inflamatorios como IL–1,
TNF– y PGE2, se provocan cambios en receptores insulínicos como la cinasa de tirocina, en la expresión de mensajeros intracelulares, o en la acción de la proteincinasa C,
que en conjunto o separadamente, provocan resistencia a
la insulina e hiperglucemia secundaria. La hiperglucemia
provocada por esta vía, sumada a la que pueda dar un control defectuoso, aumentará el número de células en todo el
organismo que sufren glucación no enzimática (no dependiente de insulina). De esta se forman elementos insolubles
Incapacidad parcial
(Capítulo 17)
de una glucación avanzada, conocidos como AGE
(Advanced Glycation End Products), los cuales aumentan
los procesos catabólicos celulares, induciendo a la destrucción tisular. Esto es significativo en el sistema vascular y
en órganos como riñón. Los AGE son productos naturales
que se presentan en células envejecidas, estimulando la
aparición de macrófagos que les dan muerte y remueven,
favoreciendo con ello el proceso de renovación tisular. El
acumulo exagerado de AGE secundario a una hiperglucemia sostenida, provoca una destrucción en lugar de un
reemplazo tisular, lo que afecta la integridad y función orgánica y los fenómenos de reparación.
EL PACIENTE DISCAPACITADO
En esta sección se realizan algunas reflexiones sobre como
asistir de manera preventiva, al paciente parcial o totalmente discapacitado en sus funciones motoras o intelectuales, desde una visión odontológica. Los parámetros que
se emplean para la planificación en la atención dental y
para definir programas de mantenimiento periódico dentoperiodontal de alguna de las enfermedades discapacitantes, se tratan en este apartado. En los párrafos siguientes
serán sólo mencionadas algunas ideas para ayudar a solucionar las necesidades de cuidado higiénico cotidiano, en
aquellos pacientes que por alguna razón no pueden utilizar
adecuadamente sus manos para realizar esta función. Las
propuestas surgen más de la sensatez, la imaginación y el
ingenio que de estereotipos establecidos. La discapacidad
física, puede ser por incapacidad parcial o total del uso de
manos o extremidades superiores. La discapacidad mental
conceptualmente es más complacida, ya que puede atribuirse a condiciones que van más allá del deseo del paciente, hasta la falta de cooperación volitiva. La figura
17–2 señala algunos padecimientos que pueden mostrar algún grado variable de incapacidad para proveerse cuidados caseros dentales.
Incapacidad total
Motora
Enfermedad de Parkinson
Epilepsia
Trisomía 21
Artritis reumatoide
Esclerodermia
Miastenia gravis
Paraplejía
Prótesis en miembros superiores
Motora
Parálisis cerebral
Cuadriplejía
Enfermedad vascular cerebral
Inconsciencia
Estados de pérdida de miembros
superiores o manos
Mental
Mental
Alzheimer
Depresión
Adicción a drogas y alcoholismo
Estados psiquiátricos graves
Indigencia
Trisomía 21
Alzheimer
Enfermedades graves, debilitantes o prolongadas
Depresión
Figura 17–2. Enfermedades sistémicas que pueden causar discapacidad en la provisión de cuidados caseros dentales.
Odontología preventiva 309
Cuadro 17–3. Métodos para mejorar la higiene y condición oral
de pacientes con discapacidades mentales o de neuronas motoras
Adaptaciones físicas y mecánicas
Aumentar el volumen del mango del cepillo dental para que el paciente pueda asirle mejor. Esto es posible mediante
diversos materiales como poliuretano forrado con cinta de fontanería o mangos para manubrio de bicicleta rellenos
de material epóxico blando.
Alargar el mango del cepillo dental
Uso de horquillas para colocación de hilo dental
Uso de cepillos eléctricos
Higiene dental asistida
Higiene realizada en personas con discapacidad total. El equipo dental debe capacitar a una enfermera, a un familiar o guardián para que lleve a cabo los procedimientos de higiene en los pacientes
En personas inconscientes o con reducida capacidad mental es preferible intentar el cepillado dental sin dentífrico
para evitar accidentes por aspiración y para mejorar la visibilidad operatoria
Se recomienda adaptar un área física que asegure operatividad y visibilidad. Se pueden realizar adaptaciones físicas a los implementos para la higiene
Es recomendable el empleo de cepillos eléctricos
Motivación
La enfermera, familiar o asistente, pueden cepillarse frente al enfermo, para que éste por imitación o por apoyo
emocional duplique la función. Personas con deficiencia mental
Apoyo motivacional por cumplimiento de tareas
Medidas generales
Uso de gluconato de clorhexidina a 0.12%, de preferencia sin alcohol como vehículo, una vez a la semana. Dependiendo de la capacidad mental del paciente, podrá ser aplicado en forma de colutorio, directamente, diente por
diente por medio de un isopo o con una gasa enredada al dedo o a algún instrumento
Uso diario de enjuagues o sustancias fluoradas. Su aplicación puede ser similar a lo indicado para clorhexidina
Control trimestral. Mantenimiento dentoperiodontal. Visitas a la oficina dental o visita profesional a donde se
encuentre recluido el paciente. El control debe incluir examen, profilaxis, aplicación de flúor, solución de posibles
problemas presentes
El cuadro 17–3 describe algunas estrategias útiles
para enfrentar discapacidades parciales o totales en los pacientes que presentan restricción para proveerse cuidados
higiénicos caseros bucodentales.
vorables trascendentes sobre las estructuras óseas y glándulas salivales, después de su aplicación.
El paciente radiado
Osteorradionecrosis
RADIACIÓN Y QUIMIOTERAPIA
ANTINEOPLÁSICA
Los pacientes que recibirán, reciben o han recibido este tipo
de terapias contra el combate de cáncer requieren de la participación del odontólogo como parte del equipo de trabajo.
Las actividades preventivas específicas y generales pueden
ayudar a otorgar al paciente un mejor estilo de vida, ya que
la terapia anticancerosa en su etapa activa, le afecta gravemente. La radiación por su parte puede dejar efectos desfa-
De acuerdo con la cantidad de radiación recibida, la estructura ósea de los maxilares y mandíbula, pueden sufrir cambios que le resten significativamente vitalidad o produzcan
hasta condiciones de necrosis ósea, dosis que sumadas superen los 5,500 rads (55 Gy), se convierten en altamente
dañinas para los tejidos locales. Lo anterior produce un terreno marcadamente desfavorable para la cicatrización,
propenso a las infecciones y a producir cambios faciales
desfigurantes, de difícil control médico o quirúrgico. Por
ello es posible inferir que no es conveniente para el paciente someterlo a procedimientos quirúrgicos o a extracciones
dentales o que se pueden esperar respuestas atípicas al tratamiento endodóntico en un hueso con poca o casi nula vitalidad.
310 Medicina en odontología
(Capítulo 17)
Efecto sobre la secreción salival
Otro efecto igualmente nocivo es el que la radiación pudiera tener sobre el tejido glandular salival, ya que la glándula
es sustituida por fibrosis posradiactiva y con ello se manifiesta una pérdida de la función secretora. Los estados graves de hiposalivación posradiactiva, tendrán enorme influencia sobre la acumulación de placa dentobacteriana y
los fenómenos de recambio mineral y humectación de la
estructura adamantina (también cemento y dentina, cuando están expuestos al medio oral), y por consecuencia sobre la aparición de caries y enfermedades periodontales.
La saliva además de su vehículo acuoso contiene mucinas,
enzimas, anticuerpos, iones y minerales, lo que le confiere
funciones lubricantes, de protección antiinfecciosas y en la
renovación de los componentes dentales mineralizados. De
su ausencia es posible inferir que el paciente puede mostrar
una sintomatología irritacional en mucosas, propensión a
estomatitis infecciosas micóticas, así como un riesgo mayor
a infecciones piógenas, por acumulo de elementos sépticos
en el surco gingival.
La ausencia de elementos como minerales, calcio y
flúor salivales producirá que el intercambio de estos elementos con el esmalte se interfiera, volviéndose éste último frágil, quebradizo y susceptible a cambios cariosos
desbastadores (caries rampante).
Mucositis
La radiación local, como la quimioterapia (vía sistémica)
afectan severamente la condición de la mucosa oral, produciendo cambios atróficos con propensión ulcerativa, lo
que la expone a infección secundaria, ofreciendo un cuadro clínico con marcados enrojecimiento, ardor y dolor. El
Paciente en
radioterapia
¿Recibirá
o está recibiendo
dosis
dañinas?
¿Ya
ha recibido
dosis
dañinas?
No
No
Sí
Sí
El manejo dental
podria ser
considerado como
electivo
Manejo dental
podria ser
considerado como
electivo
Control de focos sépticos.
Eliminación de dientes
dudosos
Establecimiento de
medidas de prevención
primaria y específica
Establecimiento de
medidas de prevención
primaria y específica
Control de focos sépticos
vía farmacológica.
Alto riesgo
en manipulaciones
quirúrgicas y exodoncia
Mantenimiento
periódico
dentoperiodontal
trimestral
Figura 17–3. Manejo preventivo en pacientes que recibirán o han recibido radioterapia.
Odontología preventiva S 311
paciente se ve imposibilitado de usar la vía oral y verse afectados su estado nutricional e hidratación, lo que puede
afectar adicionalmente su estado general físico y mental.
Manejo dental de pacientes
bajo radioterapia
La cercanía a porciones maxilares y glandulares y la cantidad de radiación directa o indirecta, marcarán el grado de
afectación ósea, mucosa y sobre la función salival. Entre
más intensa sea ésta, particularmente si el foco canceroso
es oral, los efectos locales serán más marcados y consecuentemente la necesidad de participación del estomatólogo y el establecimiento de medidas preventivas y curativas
tempranas. De manera ideal, el paciente que va a recibir
radio o quimioterapia anticancerosa, debe recibir los beneficios del preestablecimiento de una mejor condición local
para prevenir complicaciones orodentales futuras. Previamente deben establecerse medidas de prevención primaria, secundaria (específica) y de limitación del daño que
vese de manera particular el control de focos infecciosos
(prevención terciaria).
Las medidas específicas que eviten caries con sus
eventuales complicaciones endodontales y periodontopatías deben planearse a largo plazo, junto con un mantenimiento periódico dentoperiodontal. La figura 17–3 describe una ruta para toma de decisiones, útil en el
establecimiento de medidas curativas y preventivas general de acciones. El cuadro 17–4 propone un protocolo general de manejo.
Cuadro 17–4. Protocolo general para manejo de pacientes bajo radioterapia
Previo a la radioterapia
1. Determinar con el radioterapeuta el posible daño que se observa en estructuras óseas, mucosa oral y glándulas salivales
2. Seguir los lineamientos generales indicados en el cuadro 17–2
3. Extraer cualquier diente dudoso del lado que será afectado por la radiación, ya que la radionecrosis condicionaría un
acto de alto riesgo posteriormente
Durante y posterior a la radioterapia
4. Hiposalivación. Cuando el albo radioactivo es en el área cervical, puede observarse severa disminución de la secreción salival que tendrá que atenderse con:
S Aplicación casera y profesional de flúor
S Podría ser necesario el uso de saliva artificial comercial o sustancias humectantes sin alcohol
S La estimulación sensitiva es conveniente con palillos de plástico, botones grandes como los empleados para los
sacos
S Se pueden indicar dulces o goma de mascar sin azúcar (edulcorantes sustitutos)
S Es posible estimular al tejido glandular salival remanente con prilocarpina, siempre que sus efectos sobre el sistema
nervioso autónomo no lo contraindiquen, ya que produce sudoración, bochorno y palpitaciones. De 2 a 10 gotas en
presentación oftena a 2% aplicadas en el piso oral 1 a 3 veces al día, puede ser de utilidad en estos pacientes
5. Mucositis. Es una secuela que aparece desde las primeras aplicaciones de radioterapia. No existe un manejo específico;
algunas medidas pueden ser útiles:
S Higiene oral. Es sin duda la mejor medida preventiva.
S Uso de enjuagues. Soluciones salinas, clorhexidina a 0.12% sin vehículo alcohólico
S Uso de agentes antiinflamatorios y anestésicos tópicos. Bencidamina (VantalR), difenhidramina (antihistamínico en
vehículo no alcohólico), lidocaína o benzocaína en ungüento.
S Antimicrobianos. Sistémicos o tópicos. Antibacterianos (oxitetraciclina en trociscos, polimixina), antivirales (aciclovir), antimicóticos (fluconazol, anfotericina B)
S Otros. Crioterapia (hielo), terapia láser de baja intensidad, suplementos vitamínicos, protectores de la mucosa (leche
de magnesia, KaopectateR, AmphogelR, OrobaseR
6. Información y soporte psicológico
Posterior a la radioterapia
7. Terapia de mantenimiento dentoperiodontal. Prioritario evitar caries y enfermedad periodontal que conduzcan a estados
infecciosos crónicos o agudos
8. Manejo interdisciplinario para intentar compensar secuelas físicas, faciales, orales y psicológicas
Marca comercial en América del Norte.
312 S Medicina en odontología
El paciente bajo
quimioterapia antineoplásica
Los fármacos usados contra el desarrollo de neoplasias, fundamentan su efecto al interferir con la duplicación acelerada
de células que se manifiestan independientes al control bioquímico y genético del organismo que habitan. De tal
manera, células normales que presentan alto índice de duplicación por renovación funcional como son las sanguíneas y
las epiteliales, se ven seriamente afectadas por este tipo de
medicamentos los cuales se emplean solos o en combinación. Entre los fármacos más empleados se encuentran los
agentes alquilantes (ciclofosfamida), metotrexato y vincristina, con efectos colaterales como náuseas, vómito, mielosupresión, necrosis tisular e insuficiencia renal. El metotrexato frecuentemente se asocia a estomatitis atrófica o
ulcerosa graves.
Manejo dental de pacientes bajo
quimioterapia antineoplásica
Traspolando las observaciones antes hechas al terreno del
manejo clínico orodental, se puede apuntar que desde un
enfoque preventivo, los objetivos serán evitar y contrarrestar estados infecciosos y coaccionar en el manejo de la
atrofia grave de la mucosa oral, mucositis. Ya que los cambios en las células sanguíneas producen cambios en la
capacidad defensiva infecciosa y anemia que puede agravar la atrofia mucosa. El cuadro 17–2 indica los parámetros
generales de atención de estos pacientes. Uno de los aspectos principales es que el paciente candidato a recibir qui-
(Capítulo 17)
mioterapia, debe atenderse odontológicamente antes de su
aplicación; sin embargo, el oportunismo de esta decisión
esta en la rama médica más que en la dental, pero estratégicamente deber ser comunicada y difundida dentro del área
médica por la porción profesional odontológica. El cuadro
17–5 resume el manejo de los pacientes bajo quimioterapia.
El paciente bajo quimioterapia para
aceptación de trasplantes orgánicos
Los Capítulos 6 y 7 de esta obra dedican un amplio comentario sobre el manejo de pacientes con trasplante de hígado
y riñón, por lo que en obvio de repeticiones se refiere al lector a dichas secciones.
ENFERMOS EN ETAPA TERMINAL
La prudencia, sensatez y ética médica indican que en los
enfermos que han sido declarados en etapa terminal, sólo
deben intentarse procedimientos dentales que los mantengan libres de dolor o molestias dentales (incluidas las
endodontales), periodontales o estomatológicas. Las prescripciones contra la infección y el control doloroso estarán
indicadas. El uso de procedimientos y elección de materia
Cuadro 17–5. Protocolo general para manejo de pacientes bajo quimioterapia antineoplásica
Previo a la quimioterapia
1. Tratamiento preventivo con saneamiento de focos infecciosos y eliminación de dientes dudosos
Durante la quimioterapia
2. Mantener la higiene oral en un estado óptimo
3. Profilaxis antimicrobiana, en particular si las cuentas leucocitarias son bajas o hay presencia de ulceraciones amplias
en la mucosa oral u orofaríngea. Tipo y dosis convenidas con el médico
4. Atención de mucositis desde los primeros signos:
S Higiene oral. Es sin duda la mejor medida preventiva
S Uso de enjuagues. Soluciones salinas, clorhexidina a 0.12% sin vehículo alcohólico
S Uso de agentes antiinflamatorios y anestésicos tópicos. Bencidamina (VantalR), difenhidramina (antihistamínico en
vehículo no alcohólico), lidocaína o benzocaína en ungüento
S Antimicrobianos. Sistémicos o tópicos. Antibacterianos (oxitetraciclina en trociscos, polimixina), antivirales (aciclovir), antimicóticos (fluconazol, anfotericina B)
S Otros. Crioterapia (hielo), terapia láser de baja intensidad, complementos vitamínicos, protectores de la mucosa
(leche de magnesia, KaopectateR, AmphogelR, OrobaseR
S Modificadores de la respuesta biológica (en etapa experimental): GM–CSF (factor estimulante de colonias de granulocitos macrófagos), factores de crecimiento (TGF, IL–11, para queratinocitos)
Posterior a la quimioterapia
5. Tratamiento de mantenimiento dentoperiodontal periódico
R Nombre comercial en América del Norte.
Odontología preventiva S 313
Cuadro 17–6. Repercusiones sobre órganos y funciones orales, relacionadas con hiposalivación
Órgano/función
Mecanismo
Dientes
Aumento de la susceptibilidad cariosa general, incisal y radicular. Fragilidad, fractura y cambios oclusales por aumento del desgaste interproximal. Retención aumentada de placa dentobacteriana
Mucosa
Aumento de la fricción. Eritema, ardor, rigidez, erosión, queratinización. Disminución de la descamación y depapiliazación. Sensibilidad a estomatítides infecciosas
Periodonto
Aumento de la susceptibilidad a periodontitis: Retención de placa dentobacteriana por aumento de la
porosidad dental, pérdida del efecto detergente salival y por disminución de la protección local de
enzimas y anticuerpos
Digestión
Dificultad para la formación de bolo alimenticio y su tracto por la boca y tubo digestivo. Retardo en la
función digestiva. Cambios en la selección dietética
Fonación
Dificultad en la movilidad de estructuras orales, faríngeas y laríngeas por falta de lubricación adecuada. Aumento de la fricción: Irritación, dolor. Susceptibilidad infecciosa
Gusto
Aspectos fisiológicos
Disminución o desaparición del solvente de solutos saborizantes. Disminución o desaparición del
vehículo transportador de saborizantes. Aumento de sodio y alteración del sabor (disgeusia)
Gusto
Aspectos psicológicos
Alteración de los sabores (disgeusia) o captación anómala y desagradable (cacogeusia). Pérdida del
efecto placentero de degustación de comida y bebidas. Cambio en las preferencias: frustración.
Aspectos psicológicos
Frustración. Depresión. Insatisfacción. Aislamiento. Neurosis. Por irritación, rigidez o dolor de las
mucosas, crónicos. Cambios en la sensación táctil, nociceptiva y gustativa. Halitosis.
Aspectos restauradores y protésicos
Selección de materiales que requieren poca humedad. Las resinas y acrílicos se harán frágiles y se
fisurarán, reteniendo microorganismos. Las prótesis removibles parciales o totales perderán
sellado (tensión superficial).
les intermedios de tratamiento y restauración se convierten
útiles y pertinentes, de tal manera que es posible listar algunas propuestas como son:
a. Eliminación de tejido reblandecido carioso y restauración con IRMR (óxido de zinc y eugeneol reforzados).
b. Uso de selladores de fisuras.
c. Pulpotomía o pulpectomía con medicación cameral.
d. Profilaxis y aplicación de flúor bimestral.
e. Uso profiláctico de antimicóticos en gel (miconazol). Una aplicación una vez a la semana. Enjuagues con soluciones con bicarbonato de sodio.
f. Uso profiláctico de antisépticos potentes como
clorhexidina, para combate de placa bacteriana
dental y oral. Una vez a la semana, de 2 a 3 minutos
sin enjuague posterior. Preferentemente por la noche (sustantividad).
Algunas de estas medidas pudieran ser aplicadas a algunos
pacientes en estados prolongados de inconsciencia.
HIPOSALIVACIÓN
Hiposalivación es la incapacidad, por cualquiera que fuera
la causa, de producir cantidades mayores de saliva de 0.5
a 1 mL por minuto, bajo la provocación de un estímulo físico o químico. La ausencia salival puede ser total en casos
severos. La falta o disminución salival tiene efectos biológicos, físicos y psicológicos, ya que como se describe en
el cuadro 17–6 daña órganos y funciones variadas. La disminución del volumen salival (hiposalivación) es un evento mesurable (mL/min), como tal es un signo que no debe
confundirse con xerostomía, que es un síntoma con el cual
describen los individuos la sensación de sequedad oral o
sed aún en presencia de adecuados volúmenes salivales.
Las causas de hiposalivación son diversas, como las
descritas en el cuadro 17–7. De todas ellas la más frecuente
es la producida por el consumo farmacológico, que como
reacción secundaria que con frecuencia manifiesta efectos
anticolinérgicos, con lo cual, la transmisión nerviosa al órgano efector es bloqueada a nivel sináptico. En ausencia de
estímulo nervioso, la glándula reduce su producción salival y va sufriendo un proceso de atrofia, hasta que es gradualmente sustituida por fibrosis reparativa. Es sobresaliente el número de fármacos que producen efectos
anticolinérgicos (cuadro 17–8), por lo cual al aparecer la
mención de cualquiera de ellos en la historia clínica de los
pacientes, es conveniente que el examen físico incluya una
valoración de la capacidad secretora del sujeto para reconocer aquellos bajo el riesgo clínico que significa la disminución o ausencia salival y poder instituir medidas preventivas y compensadoras. La valoración de un paciente se
puede hacer en reposo o bajo estímulo salival; aquella en
reposo consiste en verificar si en el fondo de saco vestibular de la mandíbula se encuentran residuos salivales (reserva salival), un signo positivo difícilmente estará relacionado con un estado de hiposalivación. El otro procedimien-
314 Medicina en odontología
(Capítulo 17)
Cuadro 17–7. Hiposalivación. Etiología
Deshidratación
Poliuria diabética. Síndrome nefrótico. Estados diarreicos severos. Hemorragia aguda
Aplasia e hipoplasia glandular
Displasia ectodérmica anhidrótica. Síndrome de Melkersson–Rosenthal. Disostosis
mandibulofaciales
Irritación química. Intoxicación
Sialosis: Urémicas, diabéticas y alcohólicas
Destrucción o reemplazo
Neoplasias glandulares y vecinas
Síndrome de Sjögren primario
Síndrome de Sjögren secundario a artritis reumatoide, lupus eritematoso, polimiositis,
esclerodermia, cirrosis biliar primaria, sarcoidosis
Alteraciones en la conducción
nerviosa
Fármacos anticolinérgicos (cuadro 17–8)
Estimulación simpática: Estrés, depresión, histeria conversiva
Fármacos y toxicomanía
Fármacos anticolinérgicos (cuadro 17–8). Diuréticos
Drogas recreativas: Cocaína, mariguana
Radiación
Radioterapia: Atrofia acinar metabólica (Daño a estroma conectivo y vasos)
3,000 rads, radiación directa 5,000 rads, radiación local
Edad
Disminución salival en reposo. Puede haber cambios en la cantidad acinar pero la
secreción bajo estímulo es adecuada
Resequedad
(deshidratación local)
Hábito de fumar
Respiración oral por causas variadas
to denominado como “saliva estimulada”, consiste en pedir
al paciente que mastique parafina o cualquier otra sustancia
neutra que no contenga estimulantes químicos y la saliva se
colecte en un contenedor que permita medir el volumen producido por unidad de tiempo (mL/min); una forma simple
sugerida por los autores es el uso de bandas de caucho (ligas)
para estimular la secreción, la cual es recibida por la parte
posterior de una jeringa de las de uso hipodérmico de 5 o 10
mL, a la cual se le ha retirado el émbolo.
El volumen y composición salival tienen gran influencia sobre la función oral y las repercusiones biológicas y psicológicas que la cavidad oral tiene para el resto del organismo. La saliva contiene e influye en funciones como:
a. Agua. Vehículo general, humectante y disolvente
de substancias saborizantes.
Cuadro 17–8. Fármacos con efecto
anticolinérgico. Los mecanismos son
diversos sobre el neuroefector acetilcolina
(ACh): síntesis, almacenamiento, secreción,
difusión, interacción y duración
Analgésicos
Antiparkinsonianos
Anticonvulsivos
Antipruríticos
Antieméticos
Descongestionantes
Antiinflamatorios
Diuréticos
Antiespamódicos
Expectorantes
Antigripales
Relajantes musculares
Antihistamínicos
Sedantes
Antihipertensivos
Tranquilizantes
b. Mucina. mucinaLubricantes de la mucosa.
c. Enzimas y función digestiva. Amilasas y lipasas.
Formación y tránsito de bolo alimenticio, que
requieren un elemento líquido. Es iniciado el proceso digestivo.
d. Enzimas y proteínas antibacterianas. Lactoperoxidasas, lisozimas, inhibidores de proteasas y
lactoferrina. Inmunoglubulina secretoria A (IgAs)
e inmunoglobulina G (IgG), las que brindan protección a mucosa y dientes. Cambios cualitativos
o cuantitativos pueden influir en la aparición de
estomatítides y favorecer el desarrollo de placa
dentobacteriana y de cepas específicas.
e. Iones y sales minerales. Capacidad amortiguadora
que evita cambios en el pH salival. Recambio mineral con el esmalte o tejidos dentales expuestos.
f. Efectos sobre la función gustativa. El contenido
acuoso determina el nivel de dilución de los sabores
básicos (salado, dulce, agrio y amargo). El contenido acuoso actúa como vehículo para que se alcancen los receptores gustativos y haya intercambio
iónico y el sabor o sus combinaciones sean captados. En la saliva se encuentra una proteína denominada gustatina que estimula la fijación de cinc al
receptor gustativo, condicionando su capacidad
funcional.
g. Efectos psicológicos. La saliva tiene una participación muy importante en los aspectos hedónicos
y voluptuosos; permite la adecuada formación de
un bolo alimenticio, el logro de la captación de los
sabores, así como la posibilidad de realizar funciones como deglución, habla. Permite expresar gesticulaciones y manifestaciones afectivas y de
aceptación social (vida de relación), las cuales sorprendentemente demandan una adecuada lubricación salival.
Odontología preventiva 315
h. Efectos sobre la terapia rehabilitadora protésica. La ausencia salival afecta seriamente la elección de materiales restauradores, que para su adecuada función y preservación de apariencia,
requieren de ambientes humidificados. Tal es el
caso de la tecnología adhesiva tan común en tiempos presentes. Las prótesis totales también requieren de participación salival para que se adhieran
adecuadamente, aprovechando el efecto físico de
la tensión superficial que en este caso confiere la
saliva.
La ausencia salival afecta de igual manera las
características físicas de resistencia y apariencia
de materiales acrílicos como el de las placas protésicas totales o parciales; la falta de un elemento
lubricante intermedio, provoca irritación protésica
de la mucosa y la vuelve propensa al desarrollo de
estomatitis infecciosas de tipo micótico principalmente, donde usualmente la fuente contaminante es
el propio elemento protésico que también se contamina más fácilmente por la ausencia de enzimas y
proteínas antimicrobianas salivales.
Con base en las observaciones anteriores, es más sencillo
comprender y justificar la presencia de los cambios mencionados en el cuadro 17–6, y comprender con ello la urgente necesidad de establecer medidas preventivas o compensatorias para evitar que los cuadros de hiposalivación
se presenten o se agraven, así como los efectos nocivos que
la carencia de fluido salival pueda causar en la boca de los
pacientes. Las acciones preventivas pueden resumirse en
las siguientes acciones, solas o en combinación:
a. Eliminación o control de factor causal primario. Mejorar el control de la enfermedad sistémica
asociada. Cuando se trate de un fármaco puede optarse por su sustitución o modificación de la dosificación por medio del manejo de características
farmacológicas como sinergia o sumación.
b. Estimular al tejido glandular salival remanente. Este procedimiento denominado neuroestimulación puede realizarse por medios físicos o químicos. El paciente puede usar botones grandes,
fragmentos de palillos de material plástico o ligas
(bandas de caucho), que producen estimulación
sobre presorreceptores de la mucosa, provocando
una respuesta refleja autónoma. Químicamente
pueden estimularse los receptores gustativos, para
provocar una respuesta parasimpática y con ello
secreción salival. Infusiones no endulzadas con
sabor ácido o agrio, como el té negro pueden ser
útiles; dulces y gomas de mascar sin azúcar (edulcorantes sustitutos), pueden ser otra opción.
c. Estimulación farmacológica. En personas con
poca reserva glandular como aquellos que sufren
síndrome de Sjögren o manifiestan alto grado de fibrosis sustitutiva por uso prolongado de fármacos
anticolinérgicos, como pueden ser los tranquilizantes menores empleados para conciliar el sueño por
un periodo mayor a cinco años, puede intentarse
estimular el sobretrabajo glandular por vía de la
presencia de agonistas colinérgicos o también por
agentes anticolinesterasa. La pilocarpina en presentación oftena a 2% (2 a 10 gotas de 1 a 3 veces al
día), anetholetrione y betanecol son agonistas colinérgicos que pueden ser empleados como agentes
Cuadro 17–9. Hiposalivación.* Protección específica
Acciones médicas
1. Procurar la estabilización o curación del padecimiento sistémico que actúe como la causa primaria
2. Cuando la razón sea farmacológica, procurar la sustitución del fármaco o la modificación de su dosificación
Acciones dentales
3. Estabilizar la condición oral en lo que corresponde a caries y enfermedades periodontales, previo examen clínico y
radiográfico completos. Elegir materiales que desprendan flúor y que no requieren alto índice de humedad para su
preservación. Elegir coronas completas en presencia de caries incisal o rampante
4. Establecer un programa de control personal de placa dentobacteriana de alto rendimiento
5. Establecer un programa de aplicación casera y profesional de flúor. Es conveniente adaptar cubetas que incluyan las
áreas cervicales o de superficies radiculares expuestas
6. Enjuagues a base de clorhexidina a 0.12% sin vehículo alcohólico. Dos minutos 1 o 2 veces por semana, una vez por
la noche sin enjuagar
7. Manejo agresivo en caso de presencia de estomatitis infecciosa
8. Uso de la neuroestimulación física o química. Como se describe en el cuerpo del texto
9. En casos severos emplear fármacos agonistas colinérgicos o agentes anticolinesterásicos
10. En casos de ausencia casi total o total de saliva: Uso de sustancias humectantes, incluido el empleo de saliva artificial
11. Establecer un programa trimestral de mantenimiento dentoperiodontal
*Secreción salival estimulada < 0.5 a 1 mL/min.
316 Medicina en odontología
estimulantes salivales sobre la base de prueba y
error, vigilando que los efectos colaterales cardiovasculares, hepáticos, vesicales y uretrales no
contrapongan su empleo como sialogogos. Se ha
observado que los agentes anticolinesterasa empleados para el tratamiento de atonías del músculo
liso, miastenia gravis y glaucoma pueden ser útiles
como sialogogos, sin embargo, su uso no es sin desventajas ya que no pueden ser empleados por largo
tiempo en vista de los cambios digestivos, respiratorios y cardiovasculares que provocan.
d. Uso de sustitutos salivales. En caso que la reducción de células acinares sea muy alta. Se pueden
emplear sustancias lubricantes como la carboximetil celulosa, aplicada varias veces al día. Existen
presentaciones oftenas a 0.5%. Pueden prepararse
soluciones en mayor concentración preparadas directamente en droguerías especializadas. Los auto-
(Capítulo 17)
res descalifican el uso de glicerina por ser un alcohol que produce irritación a largo plazo. El uso de
agua no es conveniente, ya que al sufrir evaporación, produce efectos deshidratantes (resecantes)
secundarios.
Los compuestos de saliva artificial son otra opción, aunque son caros y su eficacia protectora y
productora de bienestar no es drásticamente distinta al uso de metilcelulosa, combinada con adecuados cuidados higiénicos y aplicación periódica
de flúor.
e. Cuidados profesionales. Un estado de hiposalivación que no se puede controlar o compensar logrando volúmenes secretorios mayores o iguales a 1 mL/
min, demandarán de la instauración de medidas
preventivas para protección específica de caries, enfermedades periodontales y estomatítides infecciosas, como las que se resumen en el cuadro 17–9.
Cuadro 17–10. Embarazo. Educación para la salud y protección específica en odontología
Educación para la salud (instituciones de salud, educativas y gremiales)
1. Promoción ante la sociedad médica y dental de los beneficios de atención dental a la mujer embarazada o por embarazarse. Preembarazo, transembarazo y posembarazo
2. Promoción ante la sociedad médica y dental de protocolos de manejo de la embarazada o de la que está planeando un
embarazo
3. Promoción al público general de la conveniencia de atención dental previa o durante el estado de embarazo
4. Capacitación profesional
Medidas de protección específica
5. Examen físico completo: oral, dental y periodontal.
6. Examen radiográfico:
Completo: previo al embarazo
Panorámica e interproximales: 2º y 3º trimestres
Periapical: casos de urgencia durante el primer trimestre
7. Establecimiento de métodos de control de placa dentobacteriana, profilaxis dental y programación de rol de visitas periódicas
durante el embarazo, de preferencia antes que éste se establezca. Aplicación de flúor durante las visitas de control
8. Orientación dietética. Muy importante
9. Aplicación de tratamiento de aspectos más urgentes como lesiones cariosas profundas, con tratamiento endodóntico.
Atención periodontal hasta de la primera fase (incluye raspado y alisado radicular bajo anestesia), sin importar el avance
del estado de embarazo
10. Uso de materiales intermedios. Esperar hasta que el parto ocurra, sobre todo en tratamientos rehabilitadores largos
11. Posponer cirugía periodontal hasta después del parto, dar terapia de mantenimiento trimestral
12. Cirugía oral en caso de manejo de focos sépticos. La cirugía electiva debe ser programada hasta después del parto
13. La lactancia no significa una limitación absoluta; afecta directamente la disponibilidad de tiempo de la madre. En estos
casos, la selección farmacológica es importante para evitar que los fármacos prescritos sean absorbidos por el lactante
Odontología preventiva 317
EMBARAZO
La concepción, alumbramiento y lactancia son conceptos
que rebasan ampliamente a los marcos fisiológico y médico, están impregnados de una carga sociocultural que los
matiza de preconceptos, mitos, atavismos y actitudes quasitribales, lo anterior atañe no sólo a la población sino a la
profesión médica y dental:
Grandes grupos poblacionales aceptan el sangrado
gingival, el enrojecimiento de las encías y la pérdida dental como parte integral del embarazo.
Los ginecólogos con frecuencia confunden lo común con lo normal y toleran que las pacientes embarazadas muestren signos inflamatorios periodontales y aumento de la susceptibilidad cariosa,
sin que las orienten a buscar ayuda profesional específica. Dentro del protocolo general de manejo
de la mujer embarazada, no es reconocida de manera generalizada la valoración dentoperiodontal
previa al embarazo o dentro de los primeros meses
del mismo.
En la odontología existen temores, inconsistencias e indefiniciones para el manejo de los estados
fisiológicos de la mujer, en particular durante el
embarazo. No existen posturas odontológicas en
relación con la educación y manejo de los estados
de embarazo, lactancia o menopausia. Tiempos
operatorios, efectos radiactivos, selección farma-
cológica, cambios orales asociados al manejo general de la embarazada, son discutidos en el Capítulo 16 sobre estados especiales en esta obra.
La mujer embarazada sufre variados cambios hormonales,
los que pueden influir en la magnificación de estados inflamatorios preestablecidos. Los ajustes estrogénicos, de la
progesterona y otras hormonas pueden incrementar la permeabilidad y proliferación vascular en el tejido gingival
previamente irritado por placa dentobacteriana y cálculos
dentales, conduciendo a una reacción inflamatoria magnificada que provoca sangrado, halitosis, enrojecimiento
gingival, aumento de la movilidad dental y eventual pérdida dentaria como cambios clínicos principales.
En ausencia de sarro, cálculos dentales y placa dentobacteriana contaminando estas formaciones o directamente a la superficie dental, los cambios gingivales o periodontales no pueden presentarse, conservando y preservando la
mujer embarazada su estado de salud oral. El cuadro 17–10
describe las principales acciones preventivas y educativas
referentes a este estado temporal fisiológico de la mujer. El
aspecto psicológico más que ningún otro factor juega la
función más importante durante el estado de embarazo
para la aparición y proliferación cariosa.
Ya sea que por estados funcionales que modifican la
condición emotiva de la mujer embarazada, la dieta se verá
modificada en algún grado. La fijación de una nueva escala
temporal de valores, que la guíen a concentrar su atención
en eventos distintos a su cuidado y aseo personal, puede
influir otro tanto en la susceptibilidad cariosa observada
durante el embarazo.
BIBLIOGRAFÍA
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Compendio de medicina interna. 4a ed. México, McGraw–
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318 Medicina en odontología
(Capítulo 17)
18
Cirugía oral y exodoncia
Luis Carbajal Bello
La práctica de la cirugía tiene siempre riesgos de complicaciones, la cirugía oral y maxilofacial no son la excepción,
el cirujano siempre debe tener presente las complicaciones
potenciales a todo procedimiento quirúrgico y estar preparado para resolverlas. Las complicaciones en cirugía oral
y maxilofacial que siempre están en la mente de todo cirujano son la hemorragia trans y posoperatoria, la infección
posoperatoria y el dolor.
Estas complicaciones, cuando llegan a presentarse,
atraen toda la atención del cirujano para su solución y en
ningún caso puede darse de alta al paciente hasta no tener
la seguridad de que el trastorno está resuelto. En algunos
pacientes será necesaria la hospitalización para el tratamiento de sus complicaciones trans o posoperatorias.
En pacientes comprometidos, diabéticos, inmunosuprimidos, hipertensos y cardiópatas, las posibilidades de
enfrentar alguna de las complicaciones antes mencionadas
son mayores que en pacientes sanos. Existe además, la posibilidad de tener que enfrentar complicaciones generales
debido al sustrato patológico que representan estas enfermedades relacionadas al estrés que implica el episodio quirúrgico, a las interacciones farmacológicas de los medicamentos empleados para su tratamiento y a la sobrecarga
funcional que representa una intervención quirúrgica para
el organismo. En todos los casos, conocer la enfermedad
de base es importante para prever la aparición de las complicaciones y la importancia del diagnóstico oportuno de
éstas, cuando ocurren, es vital para el pronóstico de su tratamiento.
rulencia, en tanto que la flora temporal está formada por
microorganismos patógenos oportunistas que ocasionan
enfermedad. Si se excluyen las infecciones propiamente
cutáneas, las infecciones de piel y mucosas pueden afectar
al tejido celular subcutáneo o fascia superficial, la fascia
profunda, los músculos, los vasos linfáticos, arteriales y
venosos e incluso hasta el hueso.
CELULITIS
Las infecciones piógenas de origen odontológico, comúnmente son infecciones confinadas a una área localizada y
de carácter crónico, sin embargo, bajo ciertas circunstancias pueden perforar las corticales óseas, alcanzar los tejidos blandos y manifestarse como celulitis caracterizada
por enrojecimiento de la piel y las mucosas, edema difuso,
doloroso y de consistencia leñosa además de fiebre y malestar general. La celulitis puede derivar en la formación de
abscesos con acumulación de pus en espacios aponeuróticos perimaxilares, perimandibulares y parafaríngeos, y
más aún, diseminarse a espacios anatómicos más distantes
convirtiéndose de esta manera en infecciones graves, de
evolución rápida que pueden llevar al paciente a la muerte.
También puede derivar hacia un cuadro de fascitis necrotizante, la cual además provocará necrosis de tejidos como
piel, tejido celular subcutáneo, grasa y músculo, pudiendo
también diseminarse hacia espacios anatómicos distantes.
Las celulitis cervicofaciales, en ausencia de secreción purulenta o gas, deberán ser tratadas con farmacoterapia agresiva
antimicrobiana de preferencia administrada por vía parenteral, intramuscular o intravenosa de acuerdo con la gravedad
del caso. En ocasiones será recomendable la hospitalización del paciente para vigilar la evolución del cuadro y estar preparados para resolverlo de manera quirúrgica en
caso de que éste derive hacia la formación de abscesos o
de fascitis necrotizante.
Dada la naturaleza aguda de la diseminación de las infecciones cervicofaciales en áreas anatómicas como el mediastino, el diagnóstico temprano y el establecimiento
oportuno de la terapia tanto quirúrgica como farmacológica son de enorme importancia.
INFECCIONES
La piel y las mucosas están colonizadas por un gran número de microorganismos que constituyen la flora normal, la
cual puede ser permanente o temporal. La flora permanente está formada por microorganismos saprofitos de baja vi-
319
320 Medicina en odontología
ABSCESOS DE TEJIDOS BLANDOS
Se definen como la acumulación de pus en espacios aponeuróticos que, en condiciones normales, están ocupados
por tejido conectivo laxo y no son cavidades reales. En presencia de infección, las enzimas proteolíticas producidas
por las bacterias y la producción de material purulento genera cavidades reales delimitadas por las vainas aponeuróticas musculares y los huesos en las que se acumula esta secreción, de esta manera podemos identificar espacios
anatómicos bien delimitados en los cuales se acumulará el
pus, en ese sentido, podemos hablar de abscesos de los espacios submandibular, sublingual, subperióstico del paladar,
oral externo, oral interno y de la fosa canina. Más profundo
tenemos espacios parafaríngeos como el periamigdalino, el
faríngeo lateral y el pterigomandibular. Las celulitis y los
abscesos cervicofaciales pueden ocurrir en cualquier paciente con infección de origen odontogénico y estos últimos pueden llegar a comprometer la vida de los pacientes
por diseminación a espacios anatómicos distantes como el
cerebro, las vías respiratorias y el mediastino. Es un hecho
bien conocido que pacientes con enfermedades sistémicas
crónicas como diabetes mellitus o bajo tratamientos crónicos de inmunosupresión son muy susceptibles a desarrollar abscesos de tejidos blandos perimaxilares y perimandibulares.
El tratamiento de los abscesos consiste en la debridación y drenaje del material purulento además de terapia
agresiva con antibióticos. Las infecciones piógenas cervicofaciales son más frecuentes en el sexo masculino y en su
mayoría de origen odontológico. Los dientes mandibulares constituyen 41% de los dientes causantes en tanto que
4% en dientes maxilares y sólo 2% se origina en infecciones posextracción. El resto, tiene que ver con otros problemas como fracturas. Los abscesos submandibulares son
los de presentación más frecuente seguidos por los abscesos parafaríngeos, mientras que la angina de Ludwig es
más frecuente de lo que pudiera pensarse dado que se presenta en 10% de los casos. Los microorganismos más frecuentemente involucrados en este tipo de infecciones son el
estreptococo hemolítico y Bacteroides melaninogenicus.
FASCITIS NECROTIZANTE
Se extiende con facilidad entre los planos fasciales abarcando un territorio mayor del originalmente sospechado.
Por lo general es de etiología mixta con participación de estreptococo hemolítico, Staphylococcus aureus y otros gérmenes aerobios y anaerobios actuando de manera sinérgica.
La fascitis necrotizante es muy común en los pacientes diabéticos y produce una necrosis extensa de tejidos blandos
con toxicidad sistémica severa y alta mortalidad. 60% de
los casos de fascitis necrotizante cervicofacial se presentan
relacionados con infecciones odontológicas a partir de
abscesos alveolares, abscesos parodontales agudos, pericoronitis o abscesos residuales posextracción. Afecta principalmente a pacientes adultos y tiene una mortalidad alta
que puede llegar hasta 40% por las complicaciones inhe-
(Capítulo 18)
rentes relacionadas a ella como la mediastinitis, abscesos
cerebrales septicemia y coagulación intravascular diseminada. Con frecuencia está relacionada a una enfermedad
sistémica basal, principalmente diabetes mellitus y desnutrición aunque se ha informado de casos relacionados a mixedema, aterosclerosis, alcoholismo, inmunosupresión
farmacológica (esteroides, quimioterapia antineoplásica)
y recientemente se ha informado asociada a inmunosupresión por VIH, lo que implica un problema adicional dada
la circunstancia de que hasta la fecha la infección por VIH
es aún incurable. La fascitis necrotizante cervicofacial era
una entidad clínica considerada infrecuente hasta 1988
cuando sólo se habían reportado 24 casos en la literatura
internacional, ya que anteriormente era erróneamente
diagnosticada como celulitis o erisipela, en la actualidad es
más común la publicación de nuevas series, cada vez mayores, de nuevos casos. El perfil bacteriológico de la fascitis necrotizante está constituido, de manera consistente,
por estreptococo y hemolíticos, bacteroides y Pseudomonas, lo que exige, desde el punto de vista terapéutico
farmacológico, es una conducta terapeútica agresiva (figuras 18–1 y 18–2).
El tratamiento de la fascitis necrotizante incluye una
estrategia terapéutica en varios frentes con la combinación
de cirugía agresiva para la debridación de los abscesos, la
resección amplia del tejido necrótico así como el lavado vigoroso y frecuente de las áreas afectadas, además de terapia
antimicrobiana combinada y administrada por vía intravenosa junto con el tratamiento simultáneo de la enfermedad
de base. Las causas de muerte en pacientes con este problema incluyen: mediastinitis por diseminación de la infección hacia el tórax, abscesos cerebrales y tromboflebitis
séptica del seno cavernoso, septicemia y coagulación intravascular diseminada.
PROTOCOLO QUIRÚRGICO PARA
EL MANEJO DE INFECCIONES
CERVICOFACIALES
Fase preoperatoria
Una vez establecido el diagnóstico de celulitis maxilofacial, deberá considerarse la posibilidad de hospitalización
del paciente para debridación y antibioticoterapia.
Valoración de la vía aérea
Deberá descartarse la presencia de disnea, ortopnea, taquipnea e incapacidad para el manejo de secreciones orales. Medir la apertura oral y evaluar el edema y la movilidad lingual así como la elevación del piso de la boca. Se
considerará que existen restricciones de la movilidad lingual y del piso de la cavidad oral cuando la lengua no puede
protruirse más allá del borde bermellón de los labios. Evaluar el edema de la pared lateral de la faringe y si existe desviación de la úvula hacia el lado contralateral. En algunos
casos será necesario contar con imágenes diagnósticas (radiografías, TAC o resonancia magnética) para determinar
la extensión de la infección en cuello y tórax.
Cirugía oral y exodoncia 321
4.
5.
6.
7.
cionadas a la diseminación de la infección hacia
los espacios parafaríngeos.
Valorar los signos vitales (TA, pulso, respiración
y temperatura) e interconsultar con servicios de
medicina interna para descartar septicemia.
Iniciar terapia antimicrobiana empírica basada en
la historia clínica y las características de la secreción purulenta. Se recomienda penicilina o clindamicina en caso de abscesos piógenos. En caso de
fascitis necrotizante la combinación de penicilina,
metronidazol y gentamicina es un esquema comúnmente empleado.
Realizar pruebas de laboratorio: biometría hemática con cuenta diferencial de glóbulos blancos y
pruebas de coagulación (tiempo de protrombina,
tromboplastina parcial, tiempo de sangrado y cuenta de plaquetas). En caso de encontrar anomalías,
consultar con el especialista en medicina interna,
dado que puede tratarse de un cuadro de coagulación intravascular diseminada.
Interconsulta con el servicio de medicina interna
para iniciar el tratamiento de la enfermedad de
base cuando ésta exista y alertar al servicio de
anestesiología acerca de la dificultad para la intubación y la eventual necesidad de traqueostomía.
Fase transoperatoria
Debe discutirse con el anestesiólogo acerca de la posibilidad
de intubación atraumática con el paciente sedado auxiliada
con endoscopia y en el caso de que esto no sea posible, el
equipo de traqueostomía debe estar listo y el cirujano preparado para realizarla en cualquier momento. En aquellos
pacientes en los que el absceso no comprometa los espacios
aéreos, la movilidad de la lengua ni el piso de la boca, puede
llevarse a cabo una intubación de manera rutinaria.
Figuras 18–1 y 18–2. Fascitis necrotizante cervicofacial
de origen dental asociada a diabetes.
1. Preparar el campo quirúrgico y obtener una muestra de la secreción purulenta para cultivo de gérmenes aerobios y anaerobios con antibiograma.
2. Realizar debridación y drenaje de los loculi de pus
colocando tubos de drenaje y remover la causa de
la infección. En los casos de fascitis necrotizante,
realizar incisiones amplias para la evacuación del
pus y la resección de tejido necrótico.
3. Mantener intubación endotraqueal y apoyo ventilatorio si existe compromiso severo de las vías
aéreas.
Fase posoperatoria
1. Determinar el origen anatómico de la infección y
los espacios aponeuróticos involucrados.
2. Evaluar, mediante interconsultas, los factores de
riesgo en caso de existir enfermedad sistémica
subyacente como diabetes mellitus, inmunosupresión farmacológica o VIH.
3. Hidratar al paciente, por que se ha alimentado de
manera deficiente en los días previos y ha ingerido
pocos líquidos debido al dolor y la disfagia rela-
1. Verificar el resultado del cultivo y modificar el esquema terapéutico antimicrobiano de acuerdo con
el resultado del antibiograma.
2. Extubar al paciente hasta que la lengua y el piso de
la cavidad oral hayan recuperado movilidad, con
una apertura oral satisfactoria y hasta que el edema
haya disminuido de forma significativa. Previo a la
extubación, deberá desinflarse el globo del tubo endotraqueal y bloquear éste para confirmar que el
paciente pueda respirar sin dificultad.
322 Medicina en odontología
3. Curaciones diarias, una o varias veces al día de
acuerdo con las características de la infección con
irrigaciones a través de los tubos de drenaje con soluciones antisépticas y antimicrobianas o aseo mecánico directo en las áreas de necrosis. Continuar
con la terapéutica antimicrobiana hasta que la infección quede resuelta.
4. Continuar con el tratamiento de la enfermedad de
base, de acuerdo con las instrucciones del servicio
médico tratante y notificar la decisión de dar de
alta al paciente para su control en consulta externa.
5. Retirar los tubos de drenaje y dar de alta al paciente
programando las citas de consulta externa. En los
casos de fascitis necrotizante, con frecuencia serán
necesarios procedimientos quirúrgicos complementarios de tipo reconstructivo siempre y cuando
la enfermedad de base del paciente se encuentre
también controlada y estable.
OSTEÍTIS ALVEOLAR AGUDA
(ALVEOLITIS, ALVEOLO SECO)
La patogénesis de la osteítis alveolar aguda, aunque ha sido
motivo de debate, en la actualidad una de las teorías con
mayor aceptación acerca de la etiología de la alveolitis es
la colonización, infección y lisis del coágulo de la herida
por la acción de las enzimas proteolíticas de las bacterias
dejando el alveolo vacío. Aunque se ha hablado de varios
factores tanto locales como generales relacionados con la
presencia de alveolitis, ninguno de ellos se ha mostrado
constante como para ser considerado determinante en la
presencia del problema.
Ha sido demostrado con amplitud que la calidad de la
irrigación en la zona, la cantidad de anestésico local con
vasoconstrictor infiltrado, la irrigación abundante, la falta de
formación del coágulo inmediatamente después de la extracción, la presencia de fragmentos radiculares y el trauma
quirúrgico no son factores constantes presentes en los cuadros de alveolitis como para considerarlos dentro de la patogenia de la enfermedad, así como tampoco el consumo de
anticonceptivos.
La presencia de enfermedad sistémica como la diabetes y la inmunosupresión, si bien no pueden ser consideradas como factores directamente relacionados con la presencia de alveolitis, si deben tomarse en cuenta como
factores predisponentes de la misma y el clínico debe actuar en consecuencia.
El tratamiento de la osteítis alveolar aguda debe considerar el manejo local del problema infeccioso mediante
el lavado del alveolo y la colocación de apósitos que se
cambien cada tercer día que contengan una pasta antimicrobiana y lidocaína a 2% sin epinefrina y la prescripción
de antimicrobianos por vía oral o parenteral de acuerdo al
criterio del clínico, hasta el control de la infección y el inicio del proceso de reparación del hueso.
Bajo ninguna circunstancia debe realizarse curetaje
óseo, debido al riesgo de diseminar la infección y dañar los
dientes adyacentes.
(Capítulo 18)
OSTEOMIELITIS INTRAMEDULAR AGUDA
La osteomielitis es la infección ósea tanto medular como
cortical. Por lo general la causan bacterias piógenas aunque puede tener una etiología tuberculosa e incluso brucelar. Según su evolución se clasifica en aguda (menos de dos
semanas) y crónica (más de cuatro a seis semanas) y aquellas que a pesar del tratamiento son persistentes, recidivantes si mediante rayos X se demuestra la presencia de un
secuestro y las asociadas a un cuerpo extraño e insuficiencia
vascular. Si se atiende al mecanismo patógeno, se clasifican
en hematógenas, por contigüidad, postraumáticas, posquirúrgicas, isquémicas y relacionadas a material protésico.
Los microorganismos pueden alcanzar el hueso por
vía hematógena directa a partir de un foco infeccioso contiguo o a través de una herida penetrante accidental o quirúrgica. La osteomielitis mandibular está relacionada con
focos infecciosos odontológicos, heridas traumáticas y
quirúrgicas altamente contaminadas. Los factores que explican una mayor incidencia de osteomielitis en los huesos
largos, tienen que ver con la peculiar vascularización de éstos con ausencia de anastomosis en las ramas terminales.
Iniciada la infección se observa un aumento de la presión
intraósea con compromiso de la irrigación favoreciendo el
desarrollo de áreas avasculares denominadas secuestros,
los cuales actúan como cuerpos extraños que dificultan la
curación de la infección. El S. aureus sigue siendo el germen patógeno más frecuente en todas las formas de osteomielitis, sin embargo también es frecuente la presencia de
bacilos gramnegativos y Pseudomonas aeruginosa en pacientes con enfermedades de base como cirrosis, diabetes e
insuficiencia renal crónica.
La osteomielitis por contigüidad suele ocurrir en pacientes adultos como complicación de infecciones odontológicas y contaminación de fracturas mandibulares. Las
manifestaciones clínicas agudas consisten en fiebre, dolor,
supuración local y parestesia labial en el caso de la osteomielitis mandibular y formación de secuestros. Al igual
que en todos los procesos infecciosos ya mencionados, el
antecedente de diabetes mellitus e inmunosupresión farmacológica o patológica constituye un factor predisponente y/o agravante en todos los casos. Los criterios terapéuticos de la osteomielitis incluyen la debridación y el
drenaje de los abscesos, así como la eliminación de los secuestros formados, la extracción de los dientes involucrados y la terapia farmacológica antimicrobiana agresiva.
MANEJO DEL PACIENTE DIABÉTICO
La diabetes mellitus es un trastorno metabólico con elevación de las cifras de glucosa en sangre. Es la consecuencia
de la deficiencia absoluta de la secreción de insulina como
ocurre en la diabetes tipo 1 o por una combinación de resistencia e inadecuada producción de insulina (diabetes tipo 2).
Hasta la fecha, la etiología de la enfermedad no se com-
Cirugía oral y exodoncia 323
prende por completo pero se sabe que la herencia juega un
papel trascendente en ambos tipos.
En la actualidad, la diabetes mellitus es considerada un
problema de salud pública dado que la enfermedad o sus
complicaciones afectan a millones de pacientes en todo el
mundo. Con frecuencia, los pacientes diabéticos requieren
extracciones dentales u otros procedimientos quirúrgicos.
El trauma quirúrgico implica una respuesta adaptativa de
carácter hormonal que involucra la secreción de catecolaminas, cortisol, hormona del crecimiento y glucagón, lo cual
provoca una elevación de los niveles de glucosa en sangre
y disminuye la sensibilidad de los tejidos a la insulina. Por
tanto, el manejo preoperatorio del paciente diabético que va
a ser sometido a cirugía debe estar dirigido a lograr y mantener un estado de euglicemia y a evitar la hipoglicemia. Es
necesario visualizar las complicaciones potenciales relacionadas con la diabetes desde la fase preoperatoria. La morbilidad y la mortalidad relacionadas con pacientes diabéticos
sometidos a cirugía están relacionadas principalmente con
complicaciones cardiovasculares, infecciones y retardo en
la cicatrización. En casos de cirugía intrahospitalaria, la
estancia de los pacientes diabéticos es hasta 50% más prolongada que la de pacientes no diabéticos en la fase posoperatoria, aun en casos de cirugía no complicada.
PROCEDIMIENTOS QUIRÚRGICOS
MÍNIMAMENTE TRAUMÁTICOS
Procedimientos quirúrgicos como las extracciones intraalveolares, las biopsias y la colocación de implantes bajo
anestesia local, pueden realizarse sin problemas en el consultorio en pacientes diabéticos controlados y estables de
cualquier tipo. En cualquier caso, el factor importante es el
hecho de tratarse de una diabetes controlada y estable. Sin
embargo, cuando el paciente diabético tiene un cuadro
inestable o de difícil control por causas no relacionadas al
procedimiento quirúrgico oral, será preferible diferir dicho
procedimiento hasta que el cuadro metabólico esté controlado.
PROCEDIMIENTOS QUIRÚRGICOS
INTERMEDIOS
cina interna independientemente del tipo de diabetes que
padezca el paciente, dado que se van a modificar sus hábitos alimenticios desde el día previo a la operación.
PROCEDIMIENTOS
QUIRÚRGICOS MAYORES
Dentro de este grupo de procedimientos se incluye el tratamiento de traumatismos maxilofaciales, la cirugía articular
y ortognática así como el tratamiento de las infecciones
piógenas. Estos procedimientos se llevarán a cabo bajo
anestesia general y además de las pruebas preoperatorias
de rutina para pacientes no diabéticos (biometría hemática
y pruebas de coagulación) deberán realizarse también pruebas de química sanguínea (determinación de glucosa, urea
y creatinina) así como evaluación y electrocardiograma
preoperatorio. El paciente diabético controlado con dieta,
no requiere de ningún manejo específico antes y durante la
operación. Debe vigilarse los niveles de glucosa plasmática en el periodo perioperatorio y establecerse, por parte
del médico internista, un esquema de administración de
insulina para su control. En aquellos pacientes controlados
con hipoglucemiantes orales, es ideal su internamiento
desde el día anterior a la operación en vista de que deberán
suspender su tratamiento hipoglucemiante e iniciar un periodo de ayuno preoperatorio. Estos pacientes con diabetes
tipo 2 recibirán insulina durante todo el periodo perioperatorio (pre, trans y posoperatorio) para tener un control más
estricto de la estabilidad de la enfermedad y evitar la cetoacidosis. Una vez que se reinicie la ingestión de alimentos
y el paciente sea dado de alta, podrá regresar a su esquema
habitual tanto de hipoglucemiantes orales como de su dieta. Los pacientes diabéticos tipo 1 serán sometidos a un esquema de insulina rápida o intermedia, de acuerdo con el
criterio del médico internista durante la etapa trans y posoperatoria, dado que durante la intervención les administrarán
soluciones con glucosa en concentraciones de 5%. Durante la
fase posoperatoria se mantendrá el esquema de administración de insulina de acuerdo con los niveles plasmáticos de
glucosa. Estos pacientes podrán regresar a su esquema habitual de insulina de acción prolongada una vez que reinician su
dieta habitual y son dados de alta del hospital.
OTROS PROBLEMAS SISTÉMICOS
ASOCIADOS A INFECCIONES
Cirrosis hepática alcohólica
Los pacientes diabéticos que requieran la extracción de
dientes incluidos o procedimientos quirúrgicos en los que
deba emplearse anestesia general ambulatoria, deben manejarse de manera más cuidadosa. Algunos agentes anestésicos junto con el trauma quirúrgico pueden modificar el
metabolismo de los carbohidratos y tener un efecto hiperglicémico. Las complicaciones renales pueden manifestarse con trastornos de los líquidos y electrolitos en la etapa
trans y posoperatoria. La hipopotasemia puede manifestarse con arritmias durante la fase de inducción anestésica.
Se recomienda instalar el manejo de insulina en la fase pre
y transoperatoria, controlada por el especialista en medi-
En esta condición convergen alteraciones inmunitarias mínimas por sí solas, sin embargo juntas, aumentan la susceptibilidad de estos pacientes a la infección (hiperesplenismo,
hipoproteinemia y desnutrición). La hipertensión portal facilita que las bacterias de la flora intestinal puedan alcanzar
la circulación sistémica.
Insuficiencia renal
Por sí sola, la insuficiencia renal crónica no es un factor importante que apoye a las infecciones. La diálisis peritoneal
y la hemodiálisis favorecen las infecciones por la ruptura
324 Medicina en odontología
de la barrera de la piel al colocar de manera intermitente catéteres intravasculares e intraabdominales.
Esplenectomía
Conlleva un defecto en la síntesis de inmunoglobulinas
con pérdida de la capacidad de opsonización del suero, favoreciendo el desarrollo de sepsis por S. pneumoniae y
Haemophilus influenzae.
Neoplasias
En las enfermedades hematológicas, los defectos inmunitarios pueden ser múltiples y graves. La quimioterapia antineoplásica es un factor determinante que favorece a las infecciones por la neutropenia, la linfopenia y la alteración en la
síntesis de inmunoglobulinas que produce. Por otro lado, los
tumores sólidos favorecen el desarrollo de infecciones locales
por obstrucción de los sistemas de drenaje venoso y linfático.
ENFERMEDADES DEL TEJIDO
CONECTIVO Y AUTOINMUNES
Son un factor que favorece las infecciones por la necesidad
que existe de tratamientos inmunosupresores prolongados
con corticoides, con déficit secundario de células T.
TRATAMIENTO CON CORTICOIDES
E INMUNOSUPRESORES
La terapia con corticoides conlleva un déficit de células T.
Otros fármacos empleados en el tratamiento de neoplasias
y para el control del rechazo de órganos trasplantados, también son inmunosupresores. Los antineoplásicos son citotóxicos causantes de neutropenia, monocitopenia y linfopenia. Además, provocan mucositis intensas que facilitan
la entrada de microorganismos de la flora local.
RADIOTERAPIA
Tiene un efecto inmunosupresor bien conocido al actuar de
manera indiscriminada sobre células neoplásicas o no. Su
efecto es acumulativo y dependiente del área irradiada.
INMUNOSUPRESIÓN
INFECCIOSA POR VIH
La infección por VIH conlleva, por definición, un déficit
inmunitario secundario que vuelve al paciente más susceptible de adquirir infecciones secundarias.
(Capítulo 18)
NEUTROPENIA
Es la existencia de una cifra de neutrófilos menor a
1,500/L. El riesgo de infección es proporcional al grado de
neutropenia, la rapidez de su instauración y la duración de
ésta. La enfermedad de base del paciente, por otro lado, puede añadir otros déficit inmunitarios al paciente neutropénico. Las infecciones en el paciente neutropénico suelen cursar con fiebre y signos de sepsis sin puerta de entrada
evidente. La incapacidad de producir una respuesta inflamatoria y la ausencia de formación de pus como consecuencia de
la neutropenia motivan la ausencia de datos clínicos focales
de la infección, a la vez que favorecen la aparición de sepsis
por la flora del propio paciente, principalmente enterobacterias y Pseudomonas aeruginosa.
HEMORRAGIA
La cirugía tiene siempre ciertos riesgos de complicaciones.
Al tratarse de cirugía oral y exodoncia, como en cualquier
otro campo de la cirugía, la hemorragia trans y posoperatoria es uno de los riesgos siempre presentes. La hemorragia
relacionada con maniobras de extracción odontológica y
cirugía oral en pacientes sanos, casi siempre se relaciona
con accidentes de carácter anatómico por lesión de vasos
como la arteria dentaria inferior, la arteria facial, las arterias palatinas, las arterias raninas y las arterias coronarias
del labio. Cuando el problema radica en los tejidos blandos, estas hemorragias podrán ser controladas mediante el
pinzamiento del vaso sangrante y su cauterización o ligadura con algún material de sutura. Existen, sin embargo,
condiciones médicas que comprometen la salud general
del paciente y algunas de ellas en particular, afectan los
mecanismos de coagulación como es el caso de la trombocitopenia, la cirrosis hepática y la hemofilia pero además,
existen otras condiciones médicas entre los pacientes que
aunque de base no están relacionadas con trastornos de la
coagulación, el manejo farmacológico de las mismas con
anticoagulantes implica el riesgo de enfrentar una hemorragia trans y posoperatoria de difícil manejo para el clínico.
Algunas de estas condiciones son el evento cerebrovascular
y las válvulas cardiacas artificiales.
Los problemas hemorrágicos desde el punto de vista
quirúrgico pueden ser clasificados en: anormalidades anatómicas, trastornos cuantitativos o cualitativos de las plaquetas, trastornos de las vías intrínseca, extrínseca y común de la coagulación y pacientes anticoagulados.
HEMANGIOMAS Y FÍSTULAS
ARTERIOVENOSAS
Las lesiones hamartomatosas del tipo de los hemangiomas,
son muy sangrantes, y pueden poner en peligro la vida de los
Cirugía oral y exodoncia 325
pacientes cuando son cortados de manera accidental o de manera quirúrgica por error diagnóstico. El diagnóstico de los
hemangiomas cavernosos de tejidos blandos es muy sencillo
dada su coloración y consistencia características. El problema principal radica en las lesiones centrales que pueden
pasar desapercibidas para el clínico poco experimentado.
Cuando llega a producirse la lesión de un hemangioma tanto
central como periférico, deberá taponarse de inmediato el
sitio sangrante y trasladar al paciente al hospital, ya que puede necesitarse la ligadura de la arteria carótida externa para
el control de la hemorragia y es obligada la embolización
para el control y la reducción del tamaño de la lesión.
ANGIOPATÍA ENCÉFALO TRIGEMINAL
(ENFERMEDAD DE STURGE–WEBER)
Se caracteriza por la presencia de angiomas venosos de las
meninges sobre la corteza cerebral combinadas con lesiones
de las mismas características de la piel de la cara, encía y
maxilares ipsilaterales, se trata de una alteración presente al
momento del nacimiento. Los angiomas se caracterizan por
ser de tipo névico capilar y su distribución se mantiene en el
terreno inervado por el nervio trigémino y en la cavidad oral,
se afectan la mucosa y la encía, lo que representa un riesgo
potencial de hemorragia profusa, en caso de realizar procedimientos quirúrgicos odontológicos (figuras 18–3 y 18–4).
Figura 18–4. Vista intraoral del mismo paciente. Las lesiones angiomatosas se extendían hasta la encía y el hueso
maxilar.
TELANGIECTASIA HEMORRÁGICA
HEREDITARIA (ENFERMEDAD DE
OSLER–WEBER–RENDU)
Se trata de una enfermedad congénita y hereditaria caracterizada por lesiones múltiples microhemangiomatosas, las
cuales se diseminan sobre la piel y la mucosa de la cavidad
oral y tienden a provocar hemorragias repetitivas. Las lesiones pueden presentarse desde el momento del nacimiento, aunque en la mayor parte de los casos se hacen evidentes después de la pubertad, siendo la cavidad oral una
de las áreas más afectadas: los labios, la encía, la mucosa
bucal, el paladar, el piso de boca y la lengua. La enfermedad está ocasionada por defectos de los vasos capilares de
la piel y la mucosa, representando un riesgo de hemorragia
abundante trans y posoperatoria. La electrofulguración y
la electrocoagulación de las lesiones son recursos invaluables en el manejo de hemorragias pre y posoperatorias en
estos pacientes (figura 18–5).
MANEJO DE PACIENTES CON PÚRPURA
TROMBOCITOPÉNICA IDIOPÁTICA (PTI)
En esta enfermedad se producen autoanticuerpos antiplaquetas, las cuales son destruidas en el bazo. Existen otros
factores precipitantes de PTI como infecciones virales e insecticidas. En general el estado del paciente es bueno con
excepción de las hemorragias. Por lo común el tratamiento
de la PTI se basa en prednisona y en algunos casos la esplenectomía, cuando no hay respuesta al tratamiento conservador. Las transfusiones de concentrados plaquetarios se emplean en los casos de hemorragias que comprometen la vida.
Figura 18–3. Paciente de sexo femenino de 11 años de
edad con enfermedad de Sturge–Weber. Nótese la distribución característica de los hemangiomas en la zona correspondiente a la rama del nervio trigémino.
1. Pacientes con cuentas plaquetarias por debajo de
200,000 plaquetas/mm3 por definición, deben ser
considerados como trombocitopénicos. Cuentas
326 Medicina en odontología
(Capítulo 18)
mismo efecto del ácido acetilsalicílico sobre las plaquetas
por lo que aquellos pacientes que ingieren de manera crónica AINE, deberán ser manejados de la misma manera.
MANEJO DE PACIENTES
CON HEMOFILIA A Y B
Figura 18–5. Paciente masculino de 60 años de edad con
lesiones angiomatosas características de la enfermedad
de Osler–Weber–Rendu en la mucosa palatina, las cuales
se extendían hasta la faringe.
plaquetarias por arriba de 100,000 plaquetas/mm3
no significan un problema de sangrado de consideración a menos que se trate de un trauma quirúrgico
considerable. Las cuentas plaquetarias cercanas a
las 50,000 plaquetas/mm3 significan un importante
problema de sangrado para procedimientos de extracciones odontológicas y cirugía oral.
2. La cirugía electiva en pacientes con PTI debe diferirse idealmente hasta que la causa de la trombocitopenia sea aclarada y corregido el problema.
3. Aquellos pacientes que requieran cirugía inaplazable deben ser transfundidos con concentrados plaquetarios hasta llevar la cifra de plaquetas por
arriba de los 50,000 e idealmente hasta 100,000
plaquetas/mm3. Cada unidad de concentrado plaquetario eleva la cifra de plaquetas en 10,000/mm3.
La transfusión debe realizarse dos horas antes de la
operación para que puedan realizar su función de
manera normal. Dichos concentrados plaquetarios
deben ser de sangre fresca, ya que las plaquetas no
pueden ser almacenadas en el banco de sangre.
MANEJO DE PACIENTES CON
DISFUNCIÓN PLAQUETARIA
POR ÁCIDO ACETILSALICÍLICO
El ácido acetilsalicílico produce una acción disfuncional
de las plaquetas inhibiendo su capacidad de agregación.
Previo a la cirugía, debe medirse el tiempo de sangrado
(TS) y suspender el fármaco una semana antes de la intervención. En caso necesario, el médico tratante deberá sustituirlo por otro medicamento que no interfiera con la función plaquetaria. Siete días después, deberá medirse otra
vez el TS y si éste se encuentra dentro de las cifras normales, se procederá a las maniobras quirúrgicas planeadas.
Los antiinflamatorios no esteroideos (AINE) producen el
La hemofilia A es un trastorno hereditario recesivo ligado al
cromosoma X, que se caracteriza por deficiencia de factor
VIII de la coagulación. Se clasifica como severa cuando la
actividad del factor VIII oscila entre 0 y 1%, moderada
cuando esta actividad se encuentra entre 1 y 5% y leve cuando está por arriba de 5%. La hemofilia A produce alargamiento del tiempo parcial de tromboplastina (TTP) mientras
que los tiempos de protrombina (TP) y de sangrado (TS) se
encuentran dentro de los límites normales. La hemofilia B
consiste en la deficiencia de factor IX de la coagulación y se
manifiesta también por alargamiento del tiempo de TTP.
1. Los pacientes hemofílicos serán tratados intrahospitalariamente. Tanto en la hemofilia A como en
la B es obligada la interconsulta con el hematólogo responsable del control y el tratamiento del
problema basal del paciente. El manejo del problema hematológico debe realizarse por él y debe ser
informado con detalle de las características y las
dimensiones del procedimiento quirúrgico.
2. El manejo de la hemorragia dependerá del sangrado
presente o esperado. Para pacientes con hemofilia
A severa, sangrado activo o cirugía mayor deberá
emplearse concentrado de factor VIII, debiendo
calcularse la cantidad necesaria para elevar la actividad del factor VIII hasta 50% como mínimo si el
paciente presenta sangrado activo en el momento y
hasta 100% si será llevado a cirugía. Después de la
intervención, el porcentaje de factor VIII debe
mantenerse en 50% por un lapso de 7 a 10 días.
3. La vida media del factor VIII es de 12 horas, por
tanto éste deberá administrarse dos veces al día.
4. Los pacientes con hemofilia A moderada o leve,
o que serán sometidos a procedimientos quirúrgicos mínimamente traumáticos pueden ser tratados
con crioprecipitado.
5. En casos de hemofilia leve puede emplearse acetato de desmopresina 0.3 mg/kg cada 24 h y/o ácido e aminocaproico (Amicar).
6. En los pacientes con hemofilia B se empleará concentrado de factor IX, tomando en cuenta que la
vida media de dicho concentrado es de 18 horas.
MANEJO DE PACIENTES CON
ENFERMEDAD HEPÁTICA
El hígado es responsable de la producción de factores de
la coagulación dependientes de la vitamina K (factor II,
VII, IX y X). Asimismo, el hígado produce el factor V y la
deficiencia de estos factores se manifestará por alarga-
Cirugía oral y exodoncia S 327
miento de los tiempos de protrombina (TP) y tromboplastina parcial (TPP).
1. Interconsulta con el especialista en medicina interna para evaluar las condiciones de la función
hepática y sus repercusiones en los procesos de
coagulación. Asimismo deberá informarse y acordarse con él acerca de la conveniencia de atención
intrahospitalaria, dependiendo de la magnitud del
procedimiento quirúrgico.
2. Realizar medición del TP y corregir las deficiencias de coagulación mediante la administración de
vitamina K en grageas de 10 mg tres veces al día
realizando una nueva medición de TP siete días
después. Si el TP se ha corregido, puede procederse a realizar los procedimientos quirúrgicos menos traumáticos como extracciones simples por
técnica intraalveolar.
3. Para procedimientos quirúrgicos medianamente
traumáticos como extracción de dientes incluidos
o extracciones múltiples, deberá acordarse con el
médico internista la conveniencia de la atención
intrahospitalaria.
4. Para procedimientos quirúrgicos mayores o en
presencia de hemorragia, la atención será siempre
hospitalaria y deberán administrarse de 1 a 3 mg
de vitamina K por vía parenteral y plasma fresco
congelado.
5. El médico especialista en medicina interna deberá
monitorizar también y controlar la función hepática durante estos procesos.
COAGULACIÓN INTRAVASCULAR
DISEMINADA
Se trata de la deposición diseminada de fibrina en la circulación microvascular con formación de microtrombos y al
mismo tiempo del consumo de fibrinógeno y de factores V,
VII, y XIII con hemorragias espontáneas en diferentes partes del cuerpo, incluyendo los sitios quirúrgicos. Está relacionada con pacientes severamente infectados, politraumatizados, con cáncer o enfermedad hepática avanzada.
Se trata de una complicación hemorrágica grave, que rara
vez será vista por el odontólogo aunque se han informado
algunos casos en la literatura relacionados con extracciones odontológicas.
MANEJO DE PACIENTES CON
TERAPIA ANTICOAGULANTE
Algunos estados en los que los pacientes reciben terapia
anticoagulante y en los que debe aplicarse el rango internacional de normalización (INR) son: profilaxis de trombosis
venosa, tratamiento de la trombosis venosa, tratamiento de
la embolia pulmonar, profilaxis de tromboembolia sistémica, pacientes con válvulas cardiacas protésicas, infarto
del miocardio reciente, enfermedad cardiaca valvular, válvulas cardiacas orgánicas.
1. El manejo de estos pacientes deberá realizarse en
coordinación con el médico responsable del control de la terapia anticoagulante.
2. La warfarina y la cumarina interfieren con la capacidad del hígado para producir factores de coagulación K–dependientes (II, VII, IX y X). En aquellos pacientes que reciben warfarina (coumarina)
se debe medir el tiempo de protrombina (TP) antes
del procedimiento quirúrgico y se pueden realizar
extracciones simples intraalveolares con TP de 14
a 16 segundos con un testigo de 12 segundos. Es
necesario recordar que los resultados del TP deben
incluir el INR. Para procedimientos como extracciones intraalveolares de dientes únicos con sangrado mínimo esperado, es aceptable un INR < de
4.0. Sin embargo, como criterio general para llevar a cabo procedimientos quirúrgicos orales seguros se recomienda que la terapia anticoagulante
sea modificada hasta llegar a un INR < a 3.0. En
casos en los que se espera un sangrado la cirugía
está contraindicada cuando el INR es > a 5.0.
3. En todos los casos deberá contarse con ayuda hemostática local.
4. En situaciones de emergencia deberá hospitalizarse
al paciente y decidir la administración de plasma
fresco congelado para revertir el efecto de la cumarina de manera inmediata y administrar de 10 a 20
mg de vitamina K por vía parenteral. Este manejo
será responsabilidad del médico tratante dado que
existe el riesgo de hipercoagulabilidad al suprimir
el efecto del anticoagulante de manera súbita.
5. Para procedimientos quirúrgicos de consultorio
(extracciones simples intraalveolares) deberá
contarse con materiales hemostáticos de acción
local (surgicel, esponja de gelatina, colágena microfibrilar o cera para hueso).
6. En caso de presentarse en el consultorio un paciente con hemorragia activa e historia de ingestión crónica de anticoagulantes, deben obtenerse
los signos vitales, aplicar medidas locales hemostáticas como la aplicación de gelfoam o surgicel,
contactar con el especialista tratante y trasladar al
paciente al hospital para su atención.
Materiales hemostáticos de acción local
Colágena microfibrilar hemostática (AviteneR).
1.
2.
3.
4.
5.
Presentación en forma de polvo.
Atrae plaquetas que se adhieren a las fibras tisulares.
Estimula la agregación plaquetaria.
No interfiere con la regeneración ósea.
Costo alto.
Celulosa oxidada (SurgicelR).
1. Apósito en forma de malla de fácil manejo.
2. Forma un coágulo artificial de ácido celulósico
que atrae la hemoglobina, sin participación en el
proceso de coagulación.
328 S Medicina en odontología
3. Permite la regeneración ósea.
4. Costo moderado.
Esponja de gelatina (GelfoamR).
1. Apósito en forma de esponja de fácil manejo.
2. Promueve la disrupción plaquetaria y actúa como
malla para los filamentos de fibrina.
3. Permite la regeneración ósea.
4. Costo moderado.
(Capítulo 18)
EL PACIENTE INMUNOSUPRIMIDO
Inmunodeficiencia celular
Los pacientes con inmunodeficiencia mediada por células,
están predispuestos a infecciones por microorganismos
gramnegativos, micobacterias, virus e infestación por Pneumocistis carinii.
Inmunodeficiencia humoral
Cera para hueso (cera de abeja y palmitato de isopropilo).
1. Bloques pequeños previamente esterilizados para
manipulación manual.
2. Tapón mecánico sin efecto directo sobre los procesos hemostáticos.
3. Inhibe la regeneración ósea, pudiendo generar
reacción de cuerpo extraño y granulomas.
4. Costo bajo.
Estos pacientes están predispuestos a infecciones piógenas, hepatitis viral, citomegalovirus, parasitosis y Pneumocistis carinii.
Deficiencia de polimorfonucleares
Esta deficiencia genera riesgos de infección por estafilococo, E. coli, Serratia, Pseudomonas, Proteus, enterobacterias y Salmonella.
Deficiencia de complemento
ENFERMEDADES AUTOINMUNES
Y MANEJO DEL PACIENTE
INMUNOSUPRIMIDO
Las deficiencias inmunológicas de complemento se relacionan con infecciones por Neisseria y virus.
MANEJO DEL PACIENTE
INMUNOSUPRIMIDO
Las enfermedades autoinmunes son un grupo de enfermedades caracterizadas por la producción de autoanticuerpos.
Entre las más comunes podemos citar: artritis reumatoide,
lupus eritematoso sistémico, esclerodermia, enfermedad
de Sjögren, poliarteritis nodosa y otras. Los pacientes deben ser valorados con cuidado para determinar la severidad
de la enfermedad.
En algunos casos, la afección cardiaca, renal o de la
médula ósea puede ser lo suficientemente severa como
para contraindicar procedimientos quirúrgicos electivos
mientras que en otros, el daño sólo significará un diferimiento de la operación hasta que la enfermedad haya remitido o esté controlada.
La pérdida de movilidad de las articulaciones, en particular del cuello y la caja torácica pueden dificultar de
manera significativa los procedimientos planeados para
anestesia general.
La esclerodermia puede limitar de manera muy
importante la apertura oral y restringir la expansión de las
paredes del tórax, lo que significa un obstáculo para el uso
de anestesia general.
El impacto del tratamiento farmacológico de estas enfermedades en el paciente debe evaluarse con detenimiento antes de realizar procedimientos quirúrgicos.
Aquellos pacientes que reciben terapia crónica con
esteroides, requerirán de dosis complementarias. En las artritis autoinmunes es común el uso de ácido acetilsalicílico
y AINE, los cuales afectan la función plaquetaria.
Existen dos aspectos en particular importantes desde un
punto de vista general en el paciente inmunosuprimido, la
resistencia del huésped debe ser elevada y la calidad de la
cicatrización debe ser maximizada. El estado inmunológico del paciente será determinado con base en la historia
de su enfermedad, el examen físico y los estudios de laboratorio. Debe obtenerse información acerca de enfermedades
subyacentes, episodios infecciosos previos, quirúrgicos previos y medicamentos que el paciente esté consumiendo de
manera crónica. El examen físico debe orientarse hacia el
estado nutricional del paciente y a la búsqueda de linfadenopatías. Las pruebas de laboratorio incluyen biometría hemática con cuenta diferencial de glóbulos blancos, deben
también realizarse conteos de leucocitos B y T, las determinaciones de albúmina y globulina. Esta evaluación debe ser
realizada en conjunto con el médico tratante especialista en
medicina interna o infectología.
La corrección de la inmunodeficiencia en estos pacientes es difícil y en ocasiones imposible. La suspensión
o disminución de medicamentos inmunosupresores debe
evaluarse en cuanto a los riesgos que representa. Cuando
se habla del paciente inmunosuprimido con fármacos, se
trata de un paciente que está recibiendo terapia sustitutiva
de corticosteroides como parte de un esquema terapéutico
enfocado a disminuir la respuesta inmunológica en padecimientos autoinmunes como el lupus eritematoso sistémico.
La alteración de los procesos de reparación y cicatrización,
Cirugía oral y exodoncia 329
la susceptibilidad al cuadro infeccioso y la insuficiencia
suprarrenal son algunos de los efectos secundarios más significativos de la inmunosupresión farmacológica.
Los pacientes que están recibiendo terapia con corticosteroides crónica (últimos dos años) pueden requerir un
aumento en la dosis de esteroides previo al procedimiento
quirúrgico con independencia de que se vaya a emplear
anestesia general o local.
Debe mejorarse la resistencia del huésped y la calidad de sus procesos cicatrizales.
Debe hacerse una evaluación preoperatoria de la
evolución de la enfermedad autoinmune. El examen físico determinará el estado nutricional del
paciente, debe incluir la búsqueda de signos clínicos de infección y linfadenopatía.
Los pacientes que están recibiendo terapia esteroidea sustitutiva pueden cursar con insuficiencia suprarrenal aguda cuando son sometidos a cirugía,
por incremento en las demandas metabólicas que
impone la tensión emocional y el trauma quirúrgico en sí, además por la incapacidad de sus glándulas suprarrenales de responder a este incremento
súbito de la demanda de hormonas.
Se recomienda duplicar la dosis diaria del medicamento desde un día antes de la intervención. En
aquellos casos en los cuales llegue a presentarse un
cuadro que sugiera insuficiencia suprarrenal aguda,
deberán administrarse dosis de hidrocortisona por
vía IV. Asimismo, el incremento en la dosis de la
corticoterapia también deberá prescribirse antimicrobiano, dado el estado de inmunosupresión del
paciente.
2. Los agentes quimioterapéuticos inmunosupresores disminuyen el número y la actividad de los
neutrófilos. El paciente es susceptible a infecciones cuando la cuenta de neutrófilos disminuye a
menos de 1,500 por mm3. Esta susceptibilidad se
incrementa de manera dramática cuando la cuenta
de neutrófilos cae por debajo de los 500 por mm3.
3. Los procedimientos quirúrgicos electivos (en ausencia de infección) deben realizarse antes de iniciar la terapia inmunosupresora o hasta que ésta
haya sido suspendida y la neutropenia corregida.
4. Los corticosteroides disminuyen la respuesta leucocitaria a la inflamación y depletan la función de las
células T, la cicatrización se ve también reducida y la
localización de focos infecciosos se torna difícil.
5. A diferencia de los corticosteroides, la ciclosporina casi no tiene efecto en las reacciones inflamatorias locales y parece influir, disminuyendo la
función de las células B y T.
6. Con todos los agentes inmunosupresores, el incremento de la dosis implica también aumento en el
riesgo de infección por tanto los pacientes deben
recibir cobertura antimicrobiana profiláctica al
realizar procedimientos quirúrgicos orales en
ausencia de infección y tratamiento antimicrobiano hasta controlar la infección previa al procedimiento quirúrgico.
HIPERTENSIÓN ARTERIAL Y MANEJO
DEL PACIENTE HIPERTENSO
PACIENTES ESPLENECTOMIZADOS
1. Los pacientes que fueron sometidos a esplenectomía pueden desarrollar susceptibilidad a la sepsis
incluyendo choque y coagulación intravascular diseminada. Los microorganismos usualmente involucrados en esto son pneumococos, meningococos
y Haemophilus.
2. Deben protegerse con antimicrobianos como premedicación a procedimientos quirúrgicos en ausencia de infección. En presencia de ésta (absceso
alveolar agudo y crónico, pericoronitis aguda y
crónica, abscesos gingivales y parodontales) deben someterse a terapia antimicrobiana y controlada la infección antes de proceder a realizar cualquier procedimiento quirúrgico.
PACIENTES INMUNOSUPRIMIDOS
CON FÁRMACOS
1. Dentro de estos agentes podemos mencionar los
corticosteroides, la ciclosporina y los anticuerpos
antilinfocitarios.
EXTRACCIONES ODONTOLÓGICAS
Y CIRUGÍA ORAL EN EL PACIENTE
HIPERTENSO
En ocasiones se presentará algún paciente con cifras de
presión diastólica superiores a los 120 mmHg lo que es un
riesgo para él y aunque la interconsulta médica es obligatoria en estos casos, habrá ocasiones en que esto no sea posible. En aquellos casos en los que no sea posible la interconsulta médica e impostergable el procedimiento quirúrgico,
la prescripción de 10 mg de nifedipina por vía oral será de
utilidad para disminuir las cifras de presión arterial. La nifedipina no deberá administrarse por vía sublingual ya que
existe el posible efecto de rebote al usar esta vía de absorción. El paciente debe ser monitorizado en la fase posoperatoria inmediata y ser referido a control médico lo antes
posible.
Las consideraciones que debe hacer el clínico, con los
pacientes hipertensos, controlados y estables, para su manejo odontológico, están relacionadas con cinco puntos
principales: control de la ansiedad y angustia, consideraciones anestésicas, el uso de vasoconstrictores, las interacciones farmacológicas y el problema de hemorragia.
330 S Medicina en odontología
Es particularmente importante disminuir la ansiedad
y la tensión emocional en el paciente hipertenso, en especial tratándose de episodios quirúrgicos, por lo cual es
imprescindible que exista un ambiente confortable y una
relación de plena confianza entre el paciente y el odontólogo. Las citas deberán ser matutinas y deberán prescribirse sedantes desde la noche anterior y el día de la cita. No
se recomienda el uso de anestesia general en el consultorio
odontológico para el manejo de esta clase de pacientes, de
tal manera que cuando ésta se indique, lo conveniente será
la hospitalización del paciente para realizar los procedimientos quirúrgicos. Se pueden emplear vasoconstrictores
a una dosis no superior a 0.2 mg evitando las inyecciones
intraligamentarias por la rapidez de absorción de las sustancias cuando se emplea esta vía. La prilocaína con felipresina representa una opción aconsejable en estos pacientes, sin olvidar que la calidad de la vasoconstricción local,
desde el punto de vista hemostático será menos útil que
cuando se emplea epinefrina, dado que la felipresina actúa
a nivel venular y no arteriolar. La epinefrina puede interactuar con el propranolol aumentando la frecuencia cardiaca
y la presión arterial, por lo que no se recomienda su uso.
En el paciente hipertenso con cifras de presión diastólica elevadas puede esperarse un sangrado más abundante
en el sitio quirúrgico, sin embargo, no hay que olvidar que
los mecanismos de coagulación son normales. Para controlar una hemorragia oral producto de extracciones odontológicas en un paciente hipertenso, está contraindicada la
aplicación de vasopresores sobre la zona sangrante, ya que
éstos pueden pasar a la circulación general e incrementar
la frecuencia cardiaca y la presión arterial, la hemorragia
debe ser controlada con hemostáticos locales (AviteneR,
SurgicelR, GelfoamR, cera para hueso) y suturas.
URGENCIAS MÉDICAS
EN ODONTOLOGÍA
Uno de los aspectos más importantes en la atención de situaciones de urgencia médica en la práctica odontológica
consiste en el trabajo en equipo y el hecho de que exista un
líder responsable de dirigir al grupo que participa en la
atención de un paciente en estado crítico. En la medida que
el líder esté bien adiestrado en el reconocimiento del
estado crítico y de su adecuada atención, en esa misma proporción será el pronóstico y la oportunidad del paciente de
recuperarse. Por tanto es muy importante que no sólo el
odontólogo esté preparado sino que también el personal
auxiliar de éste tenga adiestramiento para ejecutar las maniobras de atención de urgencias médicas y el momento
oportuno de realizarlas. Por razones obvias, la responsabilidad de liderazgo en la atención de un paciente en estado
crítico en el consultorio, recae en el odontólogo. Si su personal auxiliar no ha sido capacitado en maniobras de reanimación cardiopulmonar básica, preparación de jeringas, e
inyección por vías subcutánea, intramuscular e intraveno-
(Capítulo 18)
sa, así como en la toma de signos vitales y solicitud de asistencia médica, el panorama será el de un odontólogo solitario tratando de ayudar a un paciente, con alto grado de
ineficiencia y un auditorio inútil compuesto por su asistente, su recepcionista y el familiar del paciente. Por lo que,
es imprescindible la capacitación del personal auxiliar.
La primera función del personal auxiliar y una de las
más importantes en la atención de urgencias médicas, es la
de mantener el botiquín de urgencias actualizado e informar al odontólogo la necesidad de renovar el equipo y medicamentos cuando esto sea necesario.
BOTIQUÍN DE URGENCIAS
EN ODONTOLOGÍA
El botiquín de urgencias que a continuación se propone
para un consultorio odontológico, incluye equipo y medicamentos que pueden ser manejados por el odontólogo y
su personal auxiliar. El equipo y los fármacos propuestos
constituyen una lista mínima básica para enfrentar las
situaciones de emergencia que con más probabilidad pueden ocurrir durante la práctica odontológica cubriendo las
necesidades farmacológicas básicas en un consultorio
donde no se emplea anestesia general para atender a los pacientes ya que en ese caso, el equipo de urgencias deberá
contar con un esquema de productos farmacológicos más
amplio y un equipo más sofisticado (ver cuadro 18–1).
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
9.
Tarjeta con números telefónicos de emergencia.
3 jeringas hipodérmicas de 10 cc c/u.
1 equipo de venoclisis.
3 punzocat no. 23.
1 tanque de oxígeno.
1 juego de cánulas de Guedel num. 3, 4, 5 y 6.
Torundas de algodón impregnadas en alcohol.
Ligadura para torniquete.
Mascarilla o puntas nasales para administración
de oxígeno pasivo.
10. Mascarilla para administración de oxígeno a presión positiva.
11. Bolsa–válvula–mascarilla (bolsa de Ambú).
12. Cánula de aspiración de Yankahuer.
13. Estetoscopio y baumanómetro.
14. Bolsa de papel.
15 Ampolletas de agua bidestilada de 10 cc c/u.
16. 1 caja de tabletas sublinguales de dinitrato de isosorbide de 5 mg.
17. 2 ampolletas de metamizol de 2.5 g.
18. 2 frascos ámpula de hidrocortisona de 1,000 mg c/u.
19. 2 ampolletas de clorhidrato de cloropiramina
(AvapenaR).
20. 2 ampolletas de diacepam de 10 mg.
21. 1 frasco ámpula de 50 cc de solución glucosada
50%.
22. 3 ampolletas de adrenalina al 1 x 1,000.
23. 2 sobres de sales de amonio aromático.
24. 1 lata de jugo, sobres de azúcar o un tubo de crema
batida azucarada.
25. 1 frasco de 250 ml de solución glucosada 5%.
Cirugía oral y exodoncia 331
Cuadro 18–1. Indicaciones, dosis y vías de administración de medicamentos de emergencia
Fármacos. Presentación más
frecuente para adultos
Indicaciones/precauciones
Dosis (adulto)
Hidrocortisona
frasco ámpula con 1,000 mg de liofilizado y ampolleta con disolvente
Altamente hidrosoluble, permite una
concentración rápida y elevada de
hidrocortisona. Indicada en el tratamiento de choque anafiláctico y crisis hiposuprarrenales. Contraindicado en crisis convulsivas y psicosis
50 mg/kg dividido entre 3 por vía intravenosa en bolo único en un lapso
de 2 a 4 minutos
Metamizol
ampolleta de 5 ml con 2.5 g de la base
Tratamiento del dolor y fiebre. Contraindicado en insuficiencia renal o
hepática y en discracias sanguíneas
1 ampolleta de 2.5 g IM o IV lentamente para evitar disminuciones bruscas de la presión arterial
Diacepam
ampolletas de 10 mg
Estados de ansiedad, tensión y angustia
Acción miorrelajante en estados espásticos de origen nervioso central y
periférico. Contraindicado en insuficiencia renal y hepática, miastenia
gravis y discrasias sanguíneas
10 mg o más por vía intravenosa hasta
lograr espasmólisis y repetir la dosis
si se considera necesario. Vigilar
respiración y pulso una vez controlado el episodio
Clorhidrato de cloropiramina
ampolleta de 20 mg en 2 ml de agua
Antihistamínico indicado en reacciones
alérgicas
1 ampolleta por vía intravenosa lentamente
Dinitrato de isosorbide
tabletas sublinguales de 5 mg
Tratamiento de la angina de pecho.
Crisis hipertensiva con dolor precordial
Administrar 1 o 2 tabletas sublinguales
Los efectos terapéuticos se manifestarán de 2 a 5 minutos después de su
administración
Solución glucosada a 50%
frasco ámpula de 50 mL
Nutriente en estados hipoglucémicos
Administrar 10 mL por vía intravenosa
lentamente (3 mL por minuto) ya
que puede provocar trombosis y/o
tromboflebitis
Adrenalina 1:1,000
ampolletas de 1 mg en 1 mL
Crisis asmáticas. Reacción alérgica
grave (anafilaxia)
0.3 a 0.5 mL por vía intramuscular o
subcutánea
no se administre por vía intravenosa
Oxígeno
administrado a partir de tanques portátiles o tomas fijas en la pared y a
través de diferentes aditamentos
Sospecha de cualquier urgencia cardiopulmonar, en especial dificultad
respiratoria y sospecha de dolor
precordial isquémico
Flujo
Aditamento
nasal
1 a 6 L/min
Mascarilla con
perforación 6 a 10 L/min
Mascarilla sin
perforación 8 a 12 L/min
Bolsa–válvula–
mascarilla
15 L/min
TÉCNICA DE REANIMACIÓN
CARDIOPULMONAR BÁSICA ABC
La reanimación cardiopulmonar básica (RCPB) es la serie de acciones iniciales de mantenimiento de la vida en
casos de paro respiratorio o cardiaco repentino, en tanto se
logra obtener la reanimación cardiopulmonar avanzada
(ACLS) en una institución hospitalaria con tecnología
apropiada y personal adiestrado para ello. La RCPB incluye una combinación de maniobras de respiración de boca
a boca o cualquier otra técnica de respiración artificial y
compresiones externas al tórax para oxigenar la sangre, para que ésta fluya hacia el cerebro y otros órganos hasta lograr la recuperación del paciente por sí mismo o hasta que
% de O2
24 a 44
35 a 60
80 a 95
100
el tratamiento avanzado pueda restaurar la función automática del corazón y los pulmones.
Las células cerebrales son en particular vulnerables a
los estados de hipoxia y sufren daño irreversible cuando
esta circunstancia se prolonga por más de 4 a 6 minutos.
Algunos segundos después de que la víctima pierde el conocimiento y el corazón se detiene (paro cardiaco), puede
evitarse el daño neurológico irreversible si se inicia inmediatamente la RCPB (antes de 4 minutos). Si la RCP avanzada se realiza en un lapso de 8 a 10 min después del paro
cardiaco, la víctima tendrá entonces mayores esperanzas
de sobrevivir y no padecer secuelas. La RCPB está fundamentada en tres maniobras básicas de rescate denominadas:
las maniobras ABC de la RCPB, las cuales consisten en:
a. Abrir la vía respiratoria.
b. Dar respiración de boca a boca.
c. Restaurar la circulación.
332 Medicina en odontología
(Capítulo 18)
portante mencionar que esta maniobra esta contraindicada
en aquellos casos de víctimas inconscientes a consecuencia de traumatismos, ya que en ellas puede haber lesión
cervical y el movimiento del cuello puede agravar su estado (figura 18–6).
b) Dar respiración de boca a boca
Figura 18–6. Maniobra para la apertura de la vía aérea.
a) Abrir la vía respiratoria
La primera y más importante maniobra para una RCPB
exitosa es abrir de inmediato la vía respiratoria. Es importante tener en mente que la causa más común de obstrucción de vías respiratorias en víctimas inconscientes es la
lengua, la cual se desplaza hacia atrás por la pérdida del
tono muscular obstruyendo las vías respiratorias altas.
Como la lengua y la epiglotis están unidas a la mandíbula,
la vía respiratoria se puede abrir inclinando la cabeza de la
víctima hacia atrás, apoyando una mano sobre su frente y
desplazando la mandíbula hacia arriba apoyando la otra
mano sobre el mentón, entonces la lengua se elevará dejando las vías aéreas libres de obstrucción. Debe tenerse cuidado de no hacer presión sobre los globos oculares. Es im-
Figura 18–7. Maniobra de respiración de boca a boca
manteniendo el control de la cabeza y la mandíbula con
hiperextensión del cuello.
Cuando una víctima deja de respirar el organismo cuenta
únicamente con el oxígeno que permanece en sus pulmones y en la sangre, siendo ésta su única reserva de oxígeno.
Cuando cesa la respiración, a ésta le sigue el paro cardiaco
(muerte clínica) y finalmente la muerte biológica. La técnica de respiración de boca a boca es la manera más rápida
y efectiva de llenar de oxígeno los pulmones de la víctima
(figura 18–7). El aire que se exhala contiene una cantidad de
oxígeno suficiente para cubrir las necesidades de oxígeno de
una víctima. La respiración artificial debe ser ejecutada
hasta que la víctima pueda respirar por sí misma o hasta que
se logre el acceso a reanimación cardiopulmonar avanzada.
En resumen, si el corazón de la víctima está funcionando, se debe mantener abierta la vía respiratoria del paciente y respirar por la víctima. Si el corazón de la víctima
no está funcionando, se tendrá; además de abrir la vía respiratoria y dar respiración artificial de boca a boca, dar
compresiones externas al tórax.
c) Restaurar la circulación
La tercera maniobra de RCPB es la compresión externa del
pecho, la cual tiene como objetivo sustituir la función cardiaca comprimiendo el corazón entre el esternón y la columna vertebral buscando que la sangre fluya desde el corazón
hacia los pulmones, al cerebro y otros órganos importantes
(figura 18–8). Siempre que se ejecuten compresiones externas al pecho, éstas deberán alternarse con la respiración
artificial de boca a boca o cualquier otro método de respiración artificial apropiado.
Figura 18–8. Compresiones al tórax para restaurar circulación. Los brazos deben mantenerse extendidos y las
manos deben comprimir el centro del esternón.
Cirugía oral y exodoncia 333
Diagramas
Pérdida de la conciencia
No hay respuesta a la estimulación
Colocar al paciente en posición supina con los pies elevados y
administrar oxígeno pasivo a 2 L por minuto y sales de amonio
Persiste la
inconsciencia
Recuperación
Reacción vasovagal
Administrar glucosa
Mantener vías aéreas
abiertas y vigilar
respiración y pulso
Cefalea, debilidad,
nerviosismo, confusión,
hipotensión ortostática
Vigile signos vitales hasta
recuperación total y continúe
tratamiento
Respiración y pulso
carotídeo presentes
Ausencia de
respiración
Active SUM
Inicie RCP
Insuficiencia
suprarrenal
Cortisona IV
50 mg/kg/3 dosis
Active SUM y
envíe al paciente al
hospital
Diabetes mellitus
Glucosa a 50% IV
5 mL por minuto
Recuperación
Sin recuperación
Hipoglucemia,
continúe tratamiento
Hiperglucemia o
Diabetes no referida
Active SUM y
envíe al paciente
al hospital
Negativa
334 S Medicina en odontología
(Capítulo 18)
Paciente consciente
Antes de infiltración
anestésica
Ansiedad, respiración
profunda y rápida,
mareo leve
Palpitaciones, rubor,
sudoración y cefalea
Rash cutáneo,
prurito, sibilancias
Sobredosis de
adrenalina
Reacción alérgica,
levantar el respaldo a
posición semierecta
Paciente
hiperventilando
Tranquilizar al paciente
y corregir alcalosis
respiratoria con
aire enriquecido
con CO2
Disminuyen
los síntomas
Después de
infiltración
Durante infiltración
anestésica
Persisten
los síntomas
Sedante IV o IM
(benzodiacepina)
Disminuyen
los síntomas
Continuar
tratamiento odontológico
Levantar el
respaldo del
sillón a una
posición
semierecta
Tranquilizar al
paciente,
manejo de la
sintomatología
Puede
continuar
tratamiento
odontológico no
quirúrgico
al disminuir
síntomas
Leve
AvapenaR
20 mg IV lenta
Oxígeno pasivo
2 L/min
Remitir
al paciente
a atención
médica
Ansiedad,
palpitaciones y
temblor de manos
Grave
(anafilaxia)
0.3 cc de
adrenalina
al 1 x1 000 IM
o SC
Vigilar pulso
y respiración
AvapenaR 20 mg IV
lentamente
Hidrocortisona
(50 mg x kg)/3 IV
Remitir al paciente
al hospital
Sobredosis de
anestésico
Manejo de los
síntomas
Remisión de
los síntomas.
Continúe
tratamiento
odontológico
Cirugía oral y exodoncia 335
Paciente presenta dificultad respiratoria
Levantar el respaldo a posición semierecta
Oxígeno pasivo a 2 L/min y vigile signos vitales
Revisar historia clínica
Negativa
Asma
20 a 40 años de edad
Respiración profunda
y rápida
Ansiedad y mareo leves
Parestesia periférica
Sibilancias y ansiedad
Incremento de esfuerzo
respiratorio
Rubor en cuello y cara
Reacción
alérgica grave
(véase diagrama 2)
Insuficiencia
cardiaca
congestiva
Disnea, cianosis
Tos espumosa
Esputo sanguinolento
Sensación de sofocamiento
Ataque agudo de asma
Hiperventilación
Edema agudo pulmonar
(EAP)
Oxígeno pasivo
a 2 L/min
Calmar al
paciente
Respirar aire
rico en CO2
Broncodilatador en
aerosol 2 a 3 disparos
Síntomas
disminuidos
Persisten los
síntomas
Tranquilizante IV
(benzodiacepina)
Síntomas disminuidos
Continúe tratamiento
odontológico
Alivio de los
síntomas
Persisten los
síntomas
Continúe
tratamiento
odontológico
0.3 o 0.5 mL de
adrenalina
1 x 1,000 IM
+
hidrocortisona
500 mg IV
Persisten los
síntomas
Remita al
paciente al
hospital
Oxígeno pasivo a
2 L/min
Traslade al paciente
al hospital
336 Medicina en odontología
(Capítulo 18)
Paciente manifiesta dolor precordial subesternal,
agudo, intenso y opresivo
Levante el respaldo a una posición erecta o semierecta
Revise historial clínico
Negativo (sin
antecedentes)
Ansiedad respiraciones
rápidas y profundas, mareo
leve y parestesias
periféricas
Dx. hiperventilación
Calmar al paciente
Corregir ritmo
respiratorio
Síntomas
disminuidos
Respirar aire
rico en CO2
Infarto del miocardio
Angina de pecho
Varón mayor de 40 años, opresión subesternal y dolor
irradiado a brazo, cuello y hemicara izquierdos
Levantar el respaldo del sillón
Posición erecta o semierecta
Oxígeno pasivo a 2 L/min
Nitroglicerina sublingual 5 mg
Desaparición del dolor
Persiste el dolor
Dx. angina de pecho
Dx. infarto del
miocardio
Persisten los
síntomas
Diacepam IV
dosis–respuesta
Vigile respiración y pulso
Traslade al paciente al
hospital
Active SUM
Oxígeno pasivo 2 L/min
Administre analgésico IV
Vigile pulso y respiración
Síntomas
disminuidos
Vigile respiración
y pulso
Paciente inconsciente
Paciente consciente
Continúe
tratamiento
odontológico
Vigile pulso y respiración
Continúe oxígeno pasivo
Traslado del paciente al hospital
Posición supina
Vigile pulso y respiración
Respiración y
pulso presentes
Respiración y
pulso ausentes
Vigilar pulso
y respiración
Traslado del
paciente
Inicie RCP
Traslade al
paciente
Cirugía oral y exodoncia 337
Paciente inicia con convulsiones tónico clónicas
Colocar al paciente en posición supina (acostado)
Proteger al paciente para evitar que se golpee
Terminan convulsiones
Persisten las
convulsiones
Vigile la respiración y
pulso
Provea oxígeno pasivo a
2 L/min
Tranquilizante IV
(diacepam) a dosis
respuesta
Abrir vía respiratoria
Oxígeno pasivo
a 2 L/min
Vigile respiración
y pulso
Conciente y con
automatismo
respiratorio
Sin automatismo
respiratorio e
inconciente
Vigilar respiración y pulso
Provea oxígeno pasivo
a 2 L/min
Recuperación o traslado
Abrir vía respiratoria
Active SUM
Inicie RCP
338 Medicina en odontología
(Capítulo 18)
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19
Implantología dental
Samuel Tacher Levy
La implantología dental es un área de la odontología que
involucra a un gran número de pacientes de la tercera edad.
Esto trae como consecuencia la necesidad de realizar una
excelente valoración médica antes de iniciar el tratamiento
quirúrgico, ya que como es sabido, en este grupo de población es en el que se encuentran la mayor cantidad de afecciones sistémicas. Es importante para el odontólogo entender
que todos los pacientes que vayan a ser tratados, independientemente del procedimiento que se vaya a realizar, su
edad, o su estrato económico, deben ser valorados de manera adecuada y si fuera necesario hacer una interconsulta médica para tomar decisiones. En este capítulo se abordarán
algunas de las enfermedades sistémicas, que ya sea por ser
frecuentes, por su rareza o complejidad, el clínico deberá tomar decisiones particulares para el manejo implantológico;
se procurará para cada una de ellas presentar indicaciones,
contraindicaciones, precauciones y complicaciones.
de vitamina D y calcio. En la osteomalacia existe un trastorno en la mineralización de la matriz ósea y exceso de
material osteoide, debido a la deficiencia de vitamina D y
calcio. La osteoporosis se puede subclasificar en primaria
y secundaria según su etiología:
a. Osteoporosis primaria:
Tipo I (posmenopáusica).
Tipo II (relacionada con la edad).
Idiopática.
b. Osteoporosis secundaria:
Endocrina (hipogonadismo, hipertiroidismo,
exceso de glucocorticoides, acromegalia).
Gastrointestinal (síndromes de malabsorción,
cirrosis biliar primaria, gastrectomía parcial).
Hematológica (mieloma múltiple, histiocitosis).
Desórdenes de tejido conectivo (osteogénesis
imperfecta, síndrome de Ehlers–Danlos, síndrome de Marfan).
Otros trastornos (inmovilización, artritis reumatoide, uso de heparina crónica).
ALTERACIONES QUE AFECTAN
LA CALIDAD ÓSEA
Además de estos factores, la genética también tiene una
función importante. Las fracturas son sin duda alguna el
problema más grave de esta enfermedad, ya sean vertebrales o en huesos largos, que llevan al paciente a periodos largos de inmovilidad, esto a su vez, puede producir un desenlace fatal.
En lo que respecta a la implantología dental se debe
tomar en cuenta que estos pacientes, además de tener una
masa ósea disminuida, es posible también estén afectados
por una menor calidad ósea. Debe explicársele al paciente
con osteoporosis secundaria que debido a que tiene un desorden sistémico el porcentaje de éxito se puede ver disminuido. Es de suma importancia identificar el factor que origina la osteoporosis, ya que puede influir de manera nociva
en el éxito del tratamiento.
OSTEOPOROSIS
La osteoporosis es un adelgazamiento del hueso cortical y
trabecular que produce una disminución global de la masa
ósea. Tiene mayor incidencia en mujeres que en hombres
y por lo general se presenta a partir de los 50 años, época
en que se ha establecido plenamente la menopausia. La
complicación más grave de la osteoporosis son las fracturas, sobre todo del fémur.
Es importante distinguir entre osteoporosis y osteomalacia, esta última se presenta en adultos con deficiencia
339
340 Medicina en odontología
(Capítulo 19)
Figura 19–1 A. Hueso radiado desvitalizado. Aspecto histológico. Los pequeños espacios vacíos habitualmente están ocupados por osteocitos, lo que en esta imagen debe interpretarse como representativa de hueso no vital. La parte superior de
la imagen, muestra varios vasos sanguíneos afectados (espacios mayores), la radiación puede provocar periarteritis y endarteritis. Los cambios vasculares afectarán seriamente la vitalidad ósea, al comprometer la nutrición y consecuentemente la
actividad metabólica del hueso. Vía alteración de la irrigación por daño vascular o si la dosis radioactiva es suficientemente
alta, se puede provocar destrucción de osteoblastos y osteocitos. La suma de alteraciones vasculares y citológicas causará
graves cambios en la formación, renovación y reparación ósea. B. Osteorradionecrosis. En el ángulo superior izquierdo se
observa material óseo en proceso de destrucción en hueso no vital, en su seno se observan varios fragmentos minerales
denominados “secuestros”. El cuadrante inferior derecho de la imagen muestra hueso no vital, como lo sugiere la ausencia
de osteocitos que deberían estar llenando los pequeños espacios presentes. El hueso no vital ofrece varias condiciones
adversas para la oseointegración implantológica, así como un riesgo mayor a respuestas osteomielíticas.
RADIACIÓN EN MAXILARES
Los implantes dentales junto con los injertos óseos son por
lo general el soporte para reconstrucción dental más satisfactorio después de la remoción de tumores de los maxilares; sin embargo, en muchas ocasiones el tratamiento de
estas lesiones involucra radioterapia, la cual puede causar
efectos inmediatos y tardíos en esta zona. Entre los efectos
inmediatos se encuentran la mucositis, dermatitis, hiposalivación y xerostomía, en tanto que entre los efectos tardíos
es posible que se presenten fibrosis, desmineralización del
hueso, necrosis avascular, retraso en la cicatrización y mayor susceptibilidad a infecciones.
El daño a los tejidos esta directamente relacionado con
la dosis de radiación que recibió el paciente y al periodo en
el cual la radiación fue aplicada. Si el paciente recibió menos
de 45 Gy (1 Gy = 100 rad) no se presentarán estas complicaciones, pero si recibió más de 55 a 65 Gy, el riesgo de presentarlas será alto. En cuanto al periodo de radiación, se cree
que si el paciente recibe dosis pequeñas en diferentes periodos de tiempo promoverá la regeneración celular de los tejidos radiados. Es importante evaluar bien la zona donde se
planea colocar los implantes, ya que el daño vascular es permanente; se recomienda esperar por lo menos un año después de terminar el tratamiento con radiación antes de colocar implantes en esta zona, y si es posible, proporcionar
terapia hiperbárica para incrementar la vascularidad de la
zona. Las condiciones locales remanentes, expondrán al
paciente radiado a un riesgo mayor de fracaso en la osteointegración, ya que la morfología ósea puede estar alterada y
la vascularidad severamente disminuida, exponiendo al
candidato a implantes dentales a un riesgo mayor de infección y complicaciones reparativas (figura 19–1).
La hiposalivación es otro factor importante a considerar y en casos en los cuales se presente una ausencia salival
total es necesario prescribir saliva artificial. Antes de colocar implantes en un paciente radiado es necesario tener una
interconsulta con el radiólogo, el cirujano y el médico de
cabecera para evaluar el riesgo contra el beneficio de colocarlos. Los cuidados preoperatorios incluyen antimicrobianos, analgésicos, una técnica quirúrgica depurada, dar
seguimiento posoperatorio constante haciendo énfasis en
la higiene oral, y un tiempo de integración más prolongado, aproximadamente de 6 a 8 meses en la mandíbula y de
10 a 12 meses en el maxilar superior.
ENFERMEDAD DE PAGET
La enfermedad de Paget (osteítis deformante), es muy rara
en la población, se caracteriza por un desequilibrio entre la
reabsorción y la formación de nuevo hueso, el cual, a la larga, se torna altamente denso (figura 19–2).
Algunos de los factores que tienen correlación con esta
enfermedad son:
Error innato del tejido conectivo
Enfermedad infecciosa
Trastornos hormonales
Anormalidades vasculares mediadas por el sistema nervioso
Trastornos neoplásicos
Esta enfermedad puede afectar a un solo hueso (enfermedad de Paget monostótica) por lo general la tibia, o a múltiples huesos (poliostótico), la pelvis y el sacro son los sitios
más afectados.
Implantología dental 341
sarrollo de sarcoma osteógeno o fibrosarcomas en los huesos involucrados. Radiológicamente se puede observar un
aumento de la densidad ósea, encorvamiento, aspecto moteado o de “copo de lana” en algunos casos.
Si bien es cierto que los huesos comprometidos se encuentran estructuralmente afectados es importante recordar que esta enfermedad no es sistémica y, por tanto, de no
afectar a los maxilares, no existe contraindicación para la
colocación de implantes dentales en esta zona.
DISPLASIA FIBROSA
Figura 19–2. Enfermedad de Paget. La imagen es una
muestra de la descripción típica de “superposición de
lozas”, las líneas más oscuras delatan las huellas que
dejan los procesos de formación y destrucción ósea:
líneas de “inversión” de funciones. En esta vista es posible
identificar osteoblastos en la periferia ósea, osteoclastos
(a las 11 a. m. de una carátula de reloj) y osteocitos llenando los pequeños espacios óseos en el seno del material calcificado.
Las complicaciones más comunes en esta enfermedad son las fracturas de huesos largos y las microfracturas
de huesos vertebrales, neuralgias provocadas por la esclerosis y oclusión de los canales nerviosos que provocan dolores intensos tanto en la región vertebral, como en la región facial. Algunas de las complicaciones graves que se
pueden presentar en la enfermedad de Paget son trastornos
hemodinámicos, secundarios a cambios vasculares compresivos y degenerativos que pueden causar en casos graves insuficiencia cardiaca, también son una complicación
latente las fracturas patológicas, y en caso de enfermedad
de Paget poliostótica extensa, deben vigilarse la aparición
de anemia y leucopenia, pues puede verse disminuida significativamente la masa hematopoyética de la médula
ósea. Al menos en 10% de los casos, existe el riesgo de de-
Esta enfermedad se caracteriza por lesiones focales en el
hueso, en las cuales el tejido óseo es sustituido por tejido
fibroso y trabéculas formadas óseas de modo deficiente,
observándose en muchos de los casos deformidades en el
área afectada; la zona facial y el cráneo son los sitios que
mayor grado de deformidad presentan (figura 19–3).
Esta enfermedad, como la de Paget, se puede presentar como monostótica o poliostótica dependiendo si ataca
a uno o varios huesos. Si el paciente presenta además de
múltiples lesiones óseas (poliostótica), pigmentaciones en
la piel (manchas café con leche) y diversas endocrinopatías
(tirotoxicosis, hipogonadismo, pubertad precoz, acromegalia y otras), entonces se le denomina síndrome de Albright.
Los huesos más afectados son fémur, tibia, costillas,
huesos de cara y cráneo. Puede presentar cambios sarcomatosos en menos de 1% de los casos. Si el paciente presenta displasia fibrosa en los maxilares no está indicada la
colocación de implantes dentales, ya que la morfología
ósea de esta zona se encuentra alterada, provocando enormes diferencias entre la posición de las arcos. Si el paciente
presenta displasia fibrosa monostótica sólo en huesos largos, puede ser candidato para recibir implantes dentales,
siempre advirtiéndole del riesgo de presentar lesiones en
los maxilares en un futuro.
Figura 19–3 A. Displasia fibrosa. Tejido fibroso que crece en el tejido óseo normal, entre las corticales óseas. Se observa
formación de tejido calcificado sugerente de hueso (metaplásico). La lesión va de preponderantemente fibrosa a calcificada
conforme madura. La imagen mostrada representa una etapa temprana de esta enfermedad. La abundancia de material
fibroso es en contra de los intereses implantológicos. B. Magnificación de una zona localizada a las 3 p.m. de A.
342 Medicina en odontología
TRASTORNOS NEUROMUSCULARES
Los trastornos de la función muscular son enfermedades
que deben ser consideradas para la colocación de implantes, debido a que la movilidad incontrolada puede interferir
con el proceso de cierre y cicatrización de los tejidos blandos, causar mayor trabajo de los implantes y sus prótesis,
por movimientos que involuntariamente causarán sobrecarga y trauma oclusal, como en el caso del bruxismo.
La incoordinación neuromuscular que puede aparecer en algunas enfermedades, pudieran interferir con la higiene oral adecuada de los pacientes, cuando la afección
ocurre en las extremidades superiores, particularmente en
manos.
ENFERMEDAD DE PARKINSON
Tal vez el signo clínico más conocido de la enfermedad de
Parkinson, es el temblor de las extremidades en reposo,
pero si se observa con detenimiento es fácil identificar
otros signos clínicos, como la lentitud de movimiento, facies inexpresivas, encorvamiento, y una marcha con pasos
cortos y apresurados. Por lo general el intelecto del paciente está intacto, lo que vuelve a este padecimiento una tragedia para el individuo, ya que se mantendrán intactas las capacidades mentales en un cuerpo que progresivamente
deja de responder. Se han descrito por lo menos cuatro diferentes causas de la enfermedad de Parkinson:
Parkinson idiopático
Posencefálico
Degeneración estriatonígrica
Reacción a fármacos dopaminérgicos
Va a depender de la gravedad del trastorno la decisión de
colocar implantes ya que el padecimiento puede imponer
extensas limitaciones técnicas para la colocación y rehabilitación de los implantes. La posibilidad de realizar de manera adecuada procedimientos de higiene oral directa o
asistida será otro factor de decisión, ya que la higiene oral
es indispensable para el mantenimiento de los implantes
dentales.
MIASTENIA GRAVE
La miastenia grave se caracteriza por debilidad de los
músculos voluntarios; los músculos oculares, faciales, respiratorios y de la deglución son los que a menudo se ven
afectados; sin embargo, el padecimiento puede ser difuso.
Es un trastorno que afecta en una proporción de 3 a 1 a mujeres, es usual que comience a los 20 años de edad y puede
variar mucho en su intensidad, desde muy localizada a los
músculos extrínsecos del ojo hasta una variante generalizada, de efectos fatales. Los pacientes comienzan con de-
(Capítulo 19)
bilidad muscular que desaparece después de reposo; conforme avanza el padecimiento, el paciente no se recupera de la
fatiga muscular, incluso después de periodos largos de reposo. Se cree que la miastenia grave se presenta por una
disminución de receptores de acetilcolina en las uniones
neuromusculares, ya que son ocupados por inmunoglobulinas formadas contra estos receptores.
Estos pacientes no son candidatos para el tratamiento
con implantes dentales debido a que los músculos de la
masticación y de la lengua suelen estar involucrados, mostrando fatiga y el pronóstico de vida a largo plazo, puede
ser malo.
BRUXISMO
El bruxismo es una condición en la cual el paciente realiza
movimientos mandibulares que provocan un contacto dental crónico, causando en muchas ocasiones desgaste dental
que a su vez causa disminución de la relación vertical. Todos estos cambios provocan una diversidad de problemas
que van desde pérdida ósea, movilidad dental, odontalgia,
hasta graves problemas de la articulación temporomandibular. El bruxismo se puede presentar por varios factores, ya
sea locales como restauraciones altas o mal ajustadas; o crónicos como el estrés. Es necesario identificar los elementos
que generan estrés en el paciente, para tratar de resolverlos
etiológicamente. En muchos casos es conveniente interconsulta con un psicólogo o psiquiatra para que evalúe y trate
al paciente, ya que en la mayor parte de los casos, el cierre
mandibular es una respuesta reactiva inconsciente.
El bruxismo es una contraindicación para la colocación de implantes dentales debido a que los pacientes los
someten a sobrecarga oclusal constante. Las fuerzas oclusales laterales excesivas son un factor identificado en la
pérdida ósea alrededor de los implantes dentales, pudiendo
acelerar su pérdida cuando se suma como adyuvante a procesos inflamatorios gingivales y periimplantológicos.
ASPECTOS HORMONALES
La pubertad, el embarazo y la menopausia son sin duda etapas de la vida de la mujer en las que se registran mayor cantidad de cambios hormonales en su metabolismo. En esta
sección se describen los cambios hormonales durante la
menopausia y las posibles consecuencias en el tratamiento
de implantología dental. No se procederá de la misma manera durante la pubertad, ya que en personas jóvenes está
contraindicada la colocación de implantes hasta que termina su crecimiento corporal; en el embarazo la colocación
de implantes dentales debe considerarse como un tratamiento electivo, esperando que la persona pueda tolerar física y mentalmente este tipo de tratamiento, sin tener que
enfrentar la posibilidad de riesgos para la madre y el feto,
ni la sensibilidad inflamatoria que las pacientes muestran
Implantología dental 343
en este periodo, la cual puede afectar el pronóstico implantológico. Para detalles de la atención dental de la paciente
puberal y la embarazada, véase el Capítulo 16.
MENOPAUSIA
Entre los 45 y los 50 años de edad, los ciclos hormonales
y la ovulación de la mujer comienzan a ser irregulares; en
este periodo es cuando los ciclos menstruales cesan y las
hormonas sexuales disminuyen marcadamente y se denomina menopausia. La producción de estrógenos en los ovarios se reduce conforme el número de folículos primordiales desaparecen o se convierten en infuncionales. Durante
el tiempo que transcurre desde los primeros signos hasta el
establecimiento total de la menopausia, la mujer tiene que
adaptarse a ciertos cambios fisiológicos causados por la
falta de estrógenos y progesterona, que genera trastornos
como bochornos, disnea, irritabilidad, fatiga, ansiedad y
en algunos casos estados psicológicos y psicóticos alterados. Otro cambio importante que se puede presentar durante y después de la menopausia es la osteoporosis, la cual
puede ser prevenida si se administra una terapia estrogénica sustitutiva temprana.
En sí, la menopausia no es una contraindicación para
la colocación de implantes dentales, sólo que es conveniente entender que estas pacientes al pasar por esta etapa
de cambios fisiológicos, quizá se encuentren más irritables, ansiosas y sensibles.
DIABETES MELLITUS
La diabetes mellitus se refiere a un grupo de desórdenes
que producen hiperglucemia. La patogenia puede ser diversa, pero se caracteriza por la incapacidad de secretar insulina en cantidades suficientes o de que ésta pueda ser
aprovechada adecuadamente. En la actualidad la diabetes
mellitus se puede clasificar en:
Tipo 1. (Antes diabetes mellitus insulinodependiente). Por lo general se presenta en niños y adolescentes, pero se puede presentar a cualquier
edad. Los pacientes presentan una destrucción inmunitaria de las células que producen insulina, lo
cual causa una pérdida casi total de insulina endógena. Estas personas necesitan de insulina exógena no sólo para disminuir los niveles séricos de
glucosa, sino para prevenir una cetoacidosis diabética y mantener la vida.
Tipo 2. (Antes diabetes mellitus no insulinodependiente). En general ocurre después de los 40
años, pero puede aparecer a cualquier edad. La
mayor parte de los pacientes son obesos y con una
resistencia a la insulina que puede ser demostrada
en la mayoría de los casos. La producción de insulina es adecuada para prevenir cetoacidosis diabética, aunque ésta, se puede presentar en situaciones
de estrés. Algunos pacientes pueden requerir de in-
sulina exógena para controlar hiperglucemias persistentes.
Estados de intolerancia a la glucosa. Experiencias previas con incremento temporal de la glucemia, como sucede en embarazos y por ingestión de
corticosteroides.
En el cuadro 19–1 se describen las principales características de estos tipos de diabetes. El diagnóstico de la diabetes
mellitus se puede establecer al asociar los síntomas comunes de la diabetes e hiperglucemia, o mediante exámenes
específicos en pacientes asintomáticos. Es importante considerar que hay algunos factores reversibles que promueven la hiperglucemia, los cuales deben ser descartados antes de dar un diagnóstico definitivo de diabetes mellitus.
Los principales factores que promueven hiperglucemia en
pacientes con diabetes mellitus son:
I. Aumento en la ingestión de alimentos
II. Actividad física limitada
III. Cambios en la terapia hipoglucémica
IV. Limitación de la producción de insulina
a. Enfermedad pancreática
b. Medicamentos
V. Desarrollo de resistencia a la insulina
a. Infección
b. Inflamación
c. Embarazo
d. Trauma, incluido el quirúrgico.
e. Medicamentos
f. Anticuerpos contra la insulina
g. Anticuerpos contra los receptores de insulina
Los pacientes que sufren de diabetes, tanto tipo 1 como 2,
son candidatos para implantes dentales siempre y cuando
Cuadro 19–1. Diabetes mellitus.
Características clínicas
Rasgo clínico
Edad
Tipo 1
Tipo 2
< 16
> 35
Aguda
Gradual
Polifagia
Sí
No
Polidipsia
Sí
No
Poliluria
Sí
No
Requiere de insulina
exógena
Sí
No siempre
Susceptible a cetoacidosis
Sí
No siempre
Glucosa sanguínea
Grandes fluctuaciones
Relativamente
estable
Delgada
Obesa
Microangiopatía
Común
No común
Macroangiopatía
No común
Común
Presentación
Sintomatología
Complexión
Cambios vasculares
344 Medicina en odontología
sus valores de glucosa estén controlados y no sufran ningún otro padecimiento sistémico que impida su colocación. Uno de los problemas en los pacientes diabéticos es
el alto riesgo a sufrir infecciones, el cual disminuye de manera muy importante cuando se mantienen bajo control las
concentraciones de glucosa. De acuerdo con el protocolo
general de colocación de implantes se recomienda prescribir antibióticos preoperatorios y posoperatorios, mantener
una buena higiene oral y acudir a las citas de revisión posoperatorias periódicas para evaluar cualquier signo de infección o afección de los implantes colocados. Es importante recordar al paciente que no se presente en estado de
ayuno a sus citas, no altere su dieta ni la toma de hipoglucemiantes o la aplicación de insulina, a menos que el procedimiento se vaya a realizar con anestesia general o sedación
intravenosa; en este último caso son giradas instrucciones
específicas por el anestesiólogo. Si el paciente mantiene
ayuno debe suspender su dosis de hipoglucemiantes o insulina la mañana de la cirugía, debido a que podría sufrir de
hipoglucemia grave en el consultorio. Es preferible que el
paciente este hiperglucémico a hipoglucémico. Es indispensable tener una interconsulta con el endocrinólogo del paciente antes de realizar cualquier procedimiento quirúrgico.
Para ampliar información sobre el manejo de pacientes diabéticos se sugiere consultar el Capítulo 8.
PROBLEMAS DE SANGRADO
La hemostasia resulta de la interacción del tejido vascular,
plaquetas y los factores de la coagulación entre sí, ante la
ruptura de un vaso sanguíneo. En general es posible diagnosticar la causa de un sangrado anormal con una adecuada
historia médica, apoyada con algunos exámenes de laboratorio específicos para confirmarle. La historia médica que se
realiza a los pacientes debe incluir preguntas que revelen
problemas de sangrado abundante en el pasado, formación
de hematomas por agresiones físicas menores, ingestión de
medicamentos que pudiesen alterar los mecanismos de hemostasia como el ácido acetilsalicílico, anticoagulantes orales, o si toma con frecuencia bebidas alcohólicas (que pudieran dañar la función hepática). El odontólogo debe
poder relacionar algunos padecimientos del paciente con
posibles problemas de sangrado, tal es el caso de las enfermedades hepáticas y renales, de pacientes que hayan sufrido en el pasado infartos al miocardio o embolias, los
cuales por lo general se encuentran en terapia anticoagulante o con el ácido acetilsalicílico.
ALTERACIONES CUANTITATIVAS
DE PLAQUETAS: TROMBOCITOPENIA
La trombocitopenia resulta de la destrucción incrementada
o de una baja producción plaquetaria. Una cuenta mayor a
(Capítulo 19)
50,000 plaquetas generalmente no esta asociada con problemas de sangrado de significancia clínica. La trombocitopenia puede ser causada por:
Enfermedades generalizadas de la médula ósea
Las que afectan directamente a los megacariocitos
Aumento en la destrucción de plaquetas
De origen inmunitario: autoinmune e isoinmune.
Farmacológico
Infección
Aumento de la utilización plaquetaria.
Lesión mecánica
Secuestro de plaquetas (síndrome de bazo voluminoso)
Relacionada con transfusiones
Si el paciente refiere una historia de trombocitopenia o si
se tuviera alguna sospecha de que pudiese padecer de
trombocitopenia debe ser remitido a un hematólogo para
su evaluación previa a cualquier tipo de tratamiento odontológico.
ALTERACIONES CUALITATIVAS
DE LAS PLAQUETAS
Existen problemas sistémicos como la uremia, problemas
hepáticos, desórdenes mieloproliferativos y leucemias
agudas que pueden estar asociados a defectos en la función
plaquetaria, que dan como consecuencia un tiempo de sangrado prolongado. Algunos medicamentos como el ácido
acetilsalicílico y algunos antibióticos pueden de igual manera afectar la actividad trombocítica normal.
La importancia de establecer el diagnóstico entre un
problema de tipo cualitativo y otro de carácter cuantitativo
es fundamental, ya que el tratamiento y el manejo preoperatorios y posoperatorios son muy diferentes.
ALTERACIONES EN LOS FACTORES
DE LA COAGULACIÓN
Las deficiencias de los factores de la coagulación se pueden dividir en hereditarias y adquiridas, estas últimas son
las más comunes. De los desordenes hereditarios de los
factores de la coagulación 90% son causados por la hemofilias A y B, así como la enfermedad de von Willebrand. En
el caso de las deficiencias adquiridas, por lo general son
causadas por terapia anticoagulante, problemas hepáticos
y deficiencia de vitamina K.
Los pacientes con desórdenes de los factores de la
coagulación, tienen que ser evaluados y tratados por el hematólogo antes de cualquier procedimiento dental que
pueda producir sangrado, incluyendo acciones rutinarias
como la colocación de hilo retractor y toma de impresión,
ya que aún ante traumas menores a los tejidos blandos, se
puede provocar un sangrado que puede ser difícil de controlar. Es necesario prestar atención a la prescripción de
analgésicos, los cuales quizá contengan ácido acetilsalicí-
Implantología dental 345
lico, de igual manera se debe tener cuidado con la indicación de antibióticos orales, los cuales pueden producir irritación gástrica y como consecuencia sangrado en el
aparato digestivo. Además, los antibióticos consumidos
por largos periodos pueden causar un cambio significativo
en la flora intestinal, la cual desempeña una función muy
importante en la transformación de productos lipoideos
como lo es la vitamina K, para facilitar su absorción; la disminución de vitamina K por esta causa, puede traer cambios importantes en la producción de factores de coagulación a un nivel hepático.
La utilización intramuscular de medicamentos debe
ser restringida, y sólo prescribirlos con autorización previa
del hematólogo. Los pacientes con desórdenes de los factores de la coagulación que vayan a recibir tratamiento
dental deben tener una interconsulta escrita y la valoración
del hematólogo, antes del tratamiento. Asimismo, por ningún motivo hay que suspender o modificar la terapia anticoagulante sin previa consulta con el médico responsable.
La terapia de reemplazo con plasma o factores específicos de la coagulación debe ser vigilada por el hematólogo. En caso de urgencia que ponga en riesgo la vida del paciente, como una infección severa, el paciente se trasladará
a un hospital para recibir el tratamiento de urgencia bajo la
supervisión y cuidado de su hematólogo.
HEMOFILIA
La hemofilia es una deficiencia hereditaria recesiva ligada
al sexo, producida por una deficiencia en los factores de la
coagulación VIII (hemofilia A) y IX (hemofilia B). La presentación clínica de cualquier tipo de hemofilia es muy similar, la afectación y síntomas de los pacientes están ligados directamente a la deficiencia del factor de la
coagulación.
Los pacientes con menos de 1% de factor VIII o IX se
encontrarán severamente afectados, padeciendo de hemoartrosis espontáneas y otros sangrados. Los pacientes con
1 a 5% de factor disponible tendrán un curso moderado,
pero sangrarán fácilmente con el contacto físico. Los pacientes con más de 5% de factor disponible no tendrán problemas de sangrado si no son sometidos a trauma o cirugía.
El cuadro 19–2 muestra la relación entre los diferentes valores de factor VIII y la respuesta clínica esperada.
Cuadro 19–2. Concentraciones de factor
VIII y respuesta clínica
Concentración de factor VIII (% de lo normal)
Hemorragia espontánea
1a3
Sangrado por trauma moderado
4a8
Hemartrosis y hemorragia esquelética
profunda
Cirugía mayor (posibilidad de realización)
ENFERMEDAD DE VON WILLEBRAND
Es una deficiencia hereditaria autosómica caracterizada
por un tiempo de sangrado prolongado, debido a un gran
número de anormalidades cuantitativas y cualitativas del
el factor de von Willebrand que permite la unión entre las
plaquetas y el tejido conectivo expuesto (hemostasia primaria). Las manifestaciones clínicas se presentan principalmente como trastornos en la función plaquetaria, pero
si el paciente presentara también una disminución marcada
del factor VIII, sería posible encontrar hemartrosis y otros
tipos de sangrado. Si en el trabajo clínico, se presenta en un
paciente un tiempo de sangrado prolongado, con una cuenta
plaquetaria normal y ninguna causa aparente que pueda
afectar la función plaquetaria, se debe pensar en la posibilidad de enfermedad de von Willebrand. La prueba denominada cofactor de ristocetina va a indicar si existe enfermedad de von Willebrand y puede además distinguir entre el
tipo I y el tipo IIB, de esta enfermedad.
DEFICIENCIA DE VITAMINA K
La vitamina K es una sustancia soluble en lípidos que se encuentra en vegetales y es sintetizada por bacterias intestinales. Es un cofactor necesario para la producción de factores
de la coagulación, debido a esto el TP y el TS se encuentran
aumentados en la deficiencia de vitamina K. Algunos pacientes con obstrucción biliar, síndromes de malabsorción,
terapia de antibioticos prolongada y deficiencias nutrimentales presentan deficiencia de vitamina K. Entre la
aplicación de vitamina K y la aparición de factores de la
coagulación elaborados por el hígado, cuando se sufre su
deficiencia, pueden pasar varios días, por lo que es conveniente emplearla como preventiva y correctiva de manera
preoperatoria, varios días antes de la intervención quirúrgica oral, periodontal o implantológica. No tendrá efectos
inmediatos en sangrados agudos.
COAGULACIÓN INTRAVASCULAR
DISEMINADA
Es un trastorno trombohemorrágico adquirido que se presenta como complicación de otras enfermedades debido a
la activación de los sistemas fibrinolíticos y de coagulación. La mayor parte de los casos de coagulación intravascular diseminada se relacionan con neoplasias malignas, infecciones, leucemia aguda, enfermedad hepática y
de tejidos conectivos, trauma masivo y cirugía. El tratamiento para esta enfermedad debe ir dirigido a corregir el
factor predisponente. La terapia anticoagulante o de reemplazo debe ser usada con extrema precaución, por un médico con amplia experiencia.
COAGULOPATÍAS ASOCIADAS
A ENFERMEDAD HEPÁTICA
10 a 15
> 30
La síntesis de los factores V, VII, IX, X y XI, el fibrinógeno
y la trombina ocurren en el hígado. Si el paciente padece
de una enfermedad hepática como; cirrosis, la síntesis de
346 Medicina en odontología
estos factores se va a ver comprometida. Todos los pacientes con enfermedad hepática deben ser evaluados por el
médico internista o su hematólogo antes de recibir tratamiento odontológico con riesgo de sangrado.
(Capítulo 19)
Cuadro 19–3. Categorización de los
desórdenes de la hemostasia
Hereditarias
Hemofilia A
Hemofilia B
TERAPIA ANTICOAGULANTE
Enfermedad de von Willebrand
Afibrinogenemia
El uso de la terapia anticoagulante presenta dos extremos
clínicos contradictorios, de un lado previene embolismos
y trombosis, por otro la posibilidad de causar hemorragias.
Existen algunas contraindicaciones a la terapia anticoagulante como el embarazo, úlcera péptica activa, pericarditis,
vasculitis y endocarditis bacteriana entre otras. Los medicamentos más utilizados para la terapia anticoagulante son
la cumarina como medicamento de manejo casero y la heparina, de uso hospitalario.
Deficiencia de factor V
Deficiencia de factor XIII
Telangiectasia hemorrágica hereditaria
Deficiencia de proteína C
Deficiencia de antitrombina III
Adquiridas
Deficiencia de vitamina K
Hemorragia inducida por medicamentos
Heparina
Transfusión sanguínea masiva
Posbypass cardiopulmonar
La heparina es la sustancia de elección para producir anticoagulación aguda, actúa potenciando la actividad de la
antitrombina III. La trombina y los factores Xa, IXa y XIa
se inhiben y producen una prolongación inmediata en el
TPT y a un menor grado el tiempo de protrombina. La heparina no es absorbida por la mucosa gástrica por este motivo es administrada por vía intravenosa o subcutánea, su
metabolismo se lleva a cabo en el hígado, por lo que en pacientes con daño en este órgano, su vida media se prolonga.
En caso de que sea necesario revertir la acción de la heparina se puede administrar sulfato de protamina.
Cumarina
La cumarina interfiere con la carboxilación de los factores
dependientes de la vitamina K, protrombina, factores VII,
IX y X, así como de las proteínas anticoagulantes C y S. Es
bien absorbida por la mucosa gástrica, es la sustancia de
elección para terapia anticoagulante de largo plazo. El TP
se verá afectado en aproximadamente 48 horas por la falta
de factor VII, pero pueden pasar varios días antes de que
los demás factores dependientes de la vitamina K se disminuyan a niveles terapéuticos. A manera de resumen sobre
los problemas de sangrado, el cuadro 19–3 presenta la categorización de los desórdenes de la hemostasia. Los valores
normales y las razones de sus variaciones en los exámenes
de laboratorio relacionados con la hemostasia, se presentan en el cuadro 19–4.
HIPERTENSIÓN ARTERIAL
La hipertensión arterial (HTA) afecta a un gran número de
personas, se calcula que aproximadamente 62% de la po-
Coagulación intravascular diseminada
Disfunción plaquetaria inducida por medicamentos
Púrpura trombocitopénica idiopática y trombocítica
Trombocitopenia inducida por cateterismo
blación de entre 65 y 74 años padece algún grado de HTA.
Es un factor de riesgo para el desarrollo de enfermedad aterosclerótica coronaria. Más de 90% de los adultos con hipertensión tienen la de tipo esencial, la cual se ha definido
como una elevación de la presión arterial sin ninguna causa
aparente. La hipertensión en adultos se puede definir cuando se observan cifras mayores de 140 a 90 mmHg. Se divide en:
1. Hipertensión leve.
Presión diastólica entre 90 y 100 mmHg
2. Hipertensión moderada.
Presión diastólica entre 100 y 110 mmHg
3. Hipertensión grave.
Presión diastólica entre 110 y 120 mmHg.
4. Hipertensión muy grave.
Presión diastólica mayor a 120 mmHg.
Todos los pacientes con presión arterial diastólica mayor
a 90 mmHg deben de ser considerados para recibir tratamiento con antihipertensivos. Estos pacientes pueden desconocer que tienen elevada la presión arterial y el dentista
debe informarles su estado y referirlos con el médico de cabecera o cardiólogo. No se debe tratar a ningún paciente
con hipertensión no controlada o de nueva aparición sin
antes establecer una interconsulta médica.
Los riesgos en el ámbito cardiaco relacionados con la
HTA se incrementan en pacientes que presentan intolerancia a la glucosa, hipercolesterolemia, hipertrofia ventricular izquierda y en fumadores. Por ello, todos los pacientes
con HTA deben de ser, evaluados y educados para disminuir los factores de riesgo que pudiesen incrementar el
daño cardiaco.
Implantología dental 347
Cuadro 19–4. Exámenes de laboratorio
Tiempo de sangrado (TS):
2 a 6 min
Prolongado:
Trombocitopenia, enfermedad
de von Willebrand, deficiente
función plaquetaria incluyendo
terapia con ácido acetilsalicílico
Tiempo parcial de
tromboplastina:
45 seg
Prolongado:
Defectos en el mecanismo intrínseco de la coagulación, uso
de heparina, hemofilia A y B
Tiempo de protrombina (TP):
12 a 14 seg
Prolongado:
Deficiencia de vitamina K, uso
de cumarina, deficiencias hepáticas, coagulación intravascular diseminada
Cuenta plaquetaria:
150,000 a
450,000 mm3
Incrementadas:
Trauma, ejercicio, fracturas,
poscirugía, hemorragia aguda,
policitemia, trombocitopenia
primaria, leucemias y carcinoma.
Disminuidas:
Coagulación intravascular diseminada, trombocitopenia idiopática, púrpura trombocitopénica,
supresión de la médula ósea,
quemaduras, leucemia, anemias aplásticas, mononucleosis
infecciosa, infecciones virales,
cirrosis, transfusiones masivas,
algunos medicamentos
Todos los pacientes con historia de HTA son candidatos para recibir implantes dentales, siempre que estén bajo
tratamiento y se obtenga una adecuada respuesta, pues existen tanto pacientes lábiles, como poco cooperadores con los
regímenes terapéuticos.
Es recomendable tomar la presión arterial de estos pacientes en todas sus citas antes de comenzar el tratamiento
dental, si el paciente presenta incremento en su presión
arterial se debe posponer hasta que su médico le valore y
regule su estado hipertensivo. En paciente que reciben nifedipina o sus derivados para control de la HTA, la higiene
oral debe ser prevalente, ya que se pueden observar agrandamientos en zonas gingivales alrededor del implante, con
inadecuado control bacteriano.
mente evaluados antes de realizar el procedimiento, esto
va desde una profilaxis hasta cirugía ósea de la cavidad
oral. Las bacterias, virus y hongos pueden invadir una válvula cardiaca, un área de endocardio lesionado, un sitio
donde el flujo sanguíneo se vuelva turbulento por algún defecto cardiaco congénito o a causa de prótesis valvular. La
razón por la cual estos sitios son de alto riesgo, es debido
a que los microorganismos se alojan en los depósitos de fibrina que pueden formarse en estas áreas, ahí sobreviven
y se multiplican causando una infección. La mayor parte
de estas infecciones tienen un inicio insidioso, con un intervalo de 1 a 3 meses después del tratamiento dental. Los
signos y síntomas son imprecisos; por eso, cualquier cambio en el estado de salud de los pacientes con riesgo a una
bacteremia debe ser considerado.
En implantología dental es preferible manejar rutinariamente una terapia antibiótica 24 horas antes del procedimiento, lo cual evita en la mayor parte de los casos, cualquier entidad de riesgo. En seguida son mencionados los
casos en donde la profilaxis antimicrobiana es recomendada para prevenir endocarditis infecciosa:
Procedimientos dentales relacionados con sangrado gingival.
Procedimientos del tracto aéreo relacionados con
daño a la mucosa respiratoria.
Instrumentación del tracto gastrointestinal o urinario.
Cirugía cardiaca.
Cirugía no cardiaca en pacientes con válvulas cardiacas o un injerto valvular protésico.
Manipulaciones de tejidos infectados.
La recomendación de profilaxis con antimicrobianos para
prevenir la endocarditis en procedimientos dentales es la
siguiente:
Amoxicilina 2 g una hora antes de cirugía.
Ampicilina 2 g IM o IV 30 minutos antes de cirugía.
Pacientes alérgicos a la penicilina:
Clindamicina 300 mg VO una hora antes de la cirugía.
Se sugiere consultar esquemas complementarios en el Capítulo 4.
ENFERMEDADES INMUNITARIAS
PACIENTES SENSIBLES
A BACTEREMIAS
Todos los pacientes con riesgo de contraer una infección a
causa de un procedimiento dental, deben de ser rigurosa-
ARTRITIS REUMATOIDE
La artritis reumatoide es un trastorno sistémico con una patogenia inmunitaria poco dilucidada que afecta al tejido
conjuntivo, involucrando con frecuencia las articulaciones
sinoviales. Las mujeres presentan una prevalencia mayor,
348 Medicina en odontología
y es más común entre los 25 y 55 años de edad. Las manifestaciones clínicas más habituales son afección articular
simétrica y rigidez, después de periodos de reposo; por lo
general, las articulaciones que se ven más afectadas son las
de pies y manos, de manera menos frecuente las de cadera
y hombros. No existe tratamiento específico para esta enfermedad, en el manejo de estos pacientes consiste en suprimir la inflamación en las articulaciones y otros tejidos,
mantener la función de la articulación y los músculos; prevenir las deformidades y reparar quirúrgicamente el daño
articular, justificando la acción cuando el procedimiento
incremente la función y alivie el dolor.
La colocación de implantes en estos pacientes es posible y su afección no interfiere en el proceso de cicatrización u oseointegración a menos que el paciente haya estado
recibiendo corticosteroides por largos periodos. Entre los
problemas que se pueden presentar están la falta de apertura
oral, si la ATM se encuentra involucrada, puede complicar
o imposibilitar maniobrabilidad quirúrgica y protésica. Otro
aspecto que complica el manejo de estos pacientes son las
prescripciones con esteroides o citotóxicos (ciclofosfamida,
ciclosporina y metotrexato, entre otros) que en casos graves
de artritis pudieran llegar a requerirse, pudiendo tener efectos nocivos aumentando el riesgo infeccioso y disminuyendo la capacidad cicatrizal y hemostática por afección
plaquetaria. La incapacidad motora severa de extremidades superiores puede ser un factor importante que limite la
elección de casos para la colocación de implantes dentales,
ya que interferiría en su adecuado cuidado y mantenimiento;
sin embargo, la higiene oral asistida puede ser una solución
a esta condicionante.
LUPUS ERITEMATOSO SISTÉMICO
Es un trastorno multisistémico de etiología desconocida que
afecta principalmente a mujeres, es recurrente y remitente.
Se relaciona a anticuerpos circulantes en contra de antígenos
autólogos y exógenos, en 95% de las ocasiones se presentan
anticuerpos antinucleares. Algunas de sus manifestaciones
más comunes son pérdida de peso, fatiga, artritis, fotosensibilidad, nefritis, vasculitis cerebral, miositis y miocarditis.
Algunas anormalidades hematológicas que se pueden presentar incluyen anemia, leucopenia y trombocitopenia. El
tratamiento para este trastorno se enfoca a suprimir las manifestaciones que se presentan, ya que no hay cura específica para esta enfermedad a falta de identificación de factores etiológicos. Se pueden colocar implantes en pacientes
con lupus eritematoso sistémico siempre que las afecciones producidas por la enfermedad estén controladas y no
causen un riesgo al bienestar del paciente. Es posible que
el proceso de cicatrización se vea afectado y el riesgo
infeccioso aumente por la enfermedad o los fármacos inmunodepresores que en ocasiones se emplean para el control de estas enfermedades, en particular los esteroideos
que son los más empleados. La misma manipulación quirúrgica para la colocación o exposición del implante, así como
las prescripciones medicamentosas asociadas al evento,
pueden ser factores inductores de recidivas o agudizaciones
lupoides. El paciente debe saber los posibles riesgos adqui-
(Capítulo 19)
ridos por las condicionantes arriba mencionadas, las que
pueden influir en una inadecuada integración del implante
y el riesgo de su pérdida por infección.
ESCLERODERMIA
Conocida como esclerosis generalizada progresiva, es un
trastorno cuya etiología no es bien conocida, se caracteriza
por cambios escleróticos de la piel y esclerosis intersticial en
todo el organismo. Esta enfermedad puede presentarse en
una forma muy benigna con cambios en la piel, pudiendo estar presente así por varios decenios y posteriormente evolucionar a una forma generalizada muy agresiva causando la
muerte del individuo afectado, en unos cuantos meses.
Por el comportamiento clínico, se tienen tres teorías
sobre la etiología de esta enfermedad, de ahí se derivan
muchas de las propuestas para su tratamiento, el cual es
inespecífico:
Anormalidades en la síntesis de la colágena (incremento).
Anormalidades microvasculares.
Trastornos inmunitarios.
Los cambios de la piel son los más notorios; al principio se
ven afectadas las partes más distales de las extremidades,
se observa edema en etapas tempranas que después es sustituido por fibrosis, lo cual impide el movimiento de los
dedos y los músculos. El paciente aparenta rigidez y su
cara adquiere el aspecto de una máscara.
Al afectarse las articulaciones limitan el movimiento;
en algunas ocasiones se presenta autoamputación, caracterizada por la pérdida de las falanges distales de los dedos
por necrosis (fenómeno de Raynaud). Los músculos en la
esclerodermia se tornan atrofiados y fibróticos. Parte del
tratamiento es la fisioterapia, pero de manera inevitable el
paciente perderá más movilidad conforme el trastorno
avance. El sistema gastrointestinal presenta trastornos
como esofagitis, reflujo, y disminución de la motilidad
gastrointestinal, teniendo como consecuencia pérdida de
peso por malabsorción. Otros órganos involucrados son
los riñones en los cuales la esclerosis conducirá a la aparición de hipertensión e insuficiencia renal. El corazón puede desarrollar fibrosis miocárdica que inducirá a la presentación de insuficiencia cardiaca o arritmias. Cabe la
posibilidad de generar HTA por esclerosis vascular. Los
pulmones pueden presentar fibrosis intersticial e hipertensión pulmonar.
PÉNFIGO
Existe un grupo de enfermedades mucocutáneas como el
penfigoide cicatrizal y el benigno de las mucosas, el liquen
plano buloso y el pénfigo vulgar que pueden imponer condiciones clínicas peculiares en la labor implantológica.
Como su manejo es parecido (en todas ellas se emplean
corticosteroides) y el pénfigo vulgar en el que más altas dosis se pueden emplear, éste ha sido elegido como modelo
Implantología dental 349
para discutir las indicaciones y contraindicaciones, cuando
el candidato a la colocación de implantes, sufre alguna de
estas enfermedades. Es un grupo de padecimientos de la piel
y mucosas de baja prevalencia, donde sus manifestaciones
clínicas se distinguen por la aparición de vesículas y ampollas. Para detalles particulares de cada entidad, se recomienda consultar el Capítulo 11.
El pénfigo vulgar se relaciona con la presencia de autoanticuerpos séricos dirigidos contra antígenos en la zona
intercelular de la epidermis que causan acantólisis por la
pérdida de las conexiones intercelulares de los queratinocitos. Los esteroides y los fármacos depresores del sistema
inmunitario, hacen que desaparezcan las lesiones dérmicas
y disminuyan las concentraciones de los nocivos autoanticuerpos. Los pacientes con pénfigo y otras lesiones mucocutáneas, pueden ser candidatos para la colocación de implantes; sin embargo, se debe consultar con el dermatólogo
o médico para evaluar el posible estado de inmunodepresión
en el que el paciente se puede encontrar por los medicamentos empleados en el control de los síntomas.
TRASTORNOS PSICOLÓGICOS
Y PSIQUIÁTRICOS
Todos aquellos trastornos que afecten las habilidades mentales del paciente, ya sean congénitos o adquiridos, pueden
llegar a ser una contraindicación para la colocación de implantes dentales, debido a que algunos de los pacientes que
sufren estas afecciones van a tener dificultad para mantener
una buena higiene oral, y en ocasiones no van a tolerar el tratamiento dental. La evaluación de estos pacientes es fundamental antes de comenzar cualquier tipo de tratamiento dental el cual vaya a requerir de la cooperación del paciente.
ENFERMEDAD DE ALZHEIMER
Se caracteriza por un deterioro progresivo en el intelecto
del paciente. Se presenta en pacientes mayores de 60 años
de edad, al inicio con síntomas poco perceptibles, pero
conforme avanza la enfermedad el paciente pierde la
mayor parte de sus habilidades intelectuales. Estos pacientes requieren de constante supervisión y no son candidatos
para recibir implantes dentales.
DEPRESIÓN
La etiología de la depresión es un enigma, una clasificación sencilla de los tipos de depresión que se puede presentar es la siguiente:
1. Neurótica.
2. Psicótica.
3. Inducida por drogas o medicamentos.
La depresión se caracteriza por síntomas psíquicos primarios y secundarios, así como síntomas de disfunción visceral, autonómica, endocrina y metabólica. Los síntomas primarios pueden incluir melancolía, culpa, miedo, ansiedad
entre otros.
En los síntomas secundarios se pueden presentar sensaciones de persecución, despersonalización, quejas hipocondriacas, conductas obsesivo–compulsivas, alucinaciones, y
tendencias suicidas.
Algunos síntomas de la depresión que pueden ser percibidos con claridad, pueden ser falta de sueño, anorexia
y la incapacidad para concentrarse.
En algunos pacientes con depresión se pueden observar periodos alternados de hiperactividad e irritabilidad
(manía), aparecer pensamientos e ideas anormales (reacciones obsesivo–compulsivas), creencias falsas, mantenidas por los pacientes a pesar de evidencias en contra (delusión), trastornos de la percepción, o la consciencia de
objetos y sensaciones después de estimular órganos sensoriales (ilusiones y alucinaciones).
El tratamiento por lo general consiste en la prescripción de antidepresivos, acompañados de terapia y en casos
extremos es requerida la hospitalización. Dependiendo del
grado de depresión del paciente puede o no ser candidato
para la colocación de implantes dentales. Si el paciente se
encuentra bajo terapia se recomienda consultar a su
médico para evaluar el grado de depresión por el que cursa
en ese momento.
Es importante recordar que muchas de los antidepresivos causan hiposalivación y xerostomía. La hiposalivación, si es extrema o nula puede ser una contraindicación
para la indicación de implantes dentales.
Los pacientes depresivos crónicos bajo tratamiento
por lo general pueden recibir tratamiento de implantología
sin ningún problema, pero es importante que el paciente
entienda las expectativas reales del tratamiento en las etapas preoperatorias, transoperatorias y posoperatorias. Se
debe recordar que las decepciones en estos pacientes suelen ser magnificadas y pueden ser causantes de nuevas crisis depresivas.
ALCOHOLISMO
Y FARMACODEPENDENCIA
Ningún paciente alcohólico o farmacodependiente es candidato a procedimientos electivos en implantología debido
al alto nivel de cooperación que se necesita del paciente,
tanto para los periodos preoperatorios, intraoperatorios y
posoperatorios.
Estos pacientes quedan descartados para recibir cualquier tipo de tratamiento de implantología dental. Si estos
pacientes son rehabilitados, pueden ser candidatos siempre
y cuando los problemas de adicción del pasado no hayan
causado enfermedades metabólicas o funcionales que impidan la colocación de implantes.
350 Medicina en odontología
(Capítulo 19)
REFERENCIAS
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20
Endodoncia
Mauricio González del Castillo Silva
fermedad general o situación médica especial, deberán ser
atendidos de manera inmediata, en la mayoría de las ocasiones sin poder esperar a establecer las condiciones más
favorables para ese tipo de paciente, de ahí la importancia
en establecer un diagnóstico preciso del caso, saber cuales
serán los procedimientos alternativos o los cuidados especiales que debemos conocer para aliviar el problema doloroso, y no comprometer la salud integral de nuestros pacientes. Por todo esto, es menester entonces manejar un
cuadro sencillo y práctico del diagnóstico de las enfermedades pulpares, con el objetivo de establecer un plan de tramiento adecuado.
GENERALIDADES DE LA
TERAPÉUTICA ENDODÓNTICA
Por definición, los tratamientos endodónticos son circunstancias relacionadas de manera principal con el dolor,
tumefacción, o ambos, que demandan un diagnóstico y tratamiento inmediatos. Es posible que el manejo incorrecto,
el diagnóstico erróneo, o ambos, produzcan un tratamiento
inapropiado y la exacerbación del problema del paciente.
Por tanto, a fin de alcanzar un diagnóstico certero y oportuno bajo las circunstancias de estrés creadas por los tratamientos endodónticos, es obligatorio el uso de un método
ordenado, paso a paso. El estado general del paciente, la limitación física que se generó por los padecimientos pulpares, o ambos, la falta de tiempo, y el estrés al que están sujetos el dentista y su personal no deben afectar un método tan
ordenado (ver cuadro 20–1).
Los casos en donde se presenta una urgencia endodóntica en pacientes con algún tipo de antecedente de en-
TRATAMIENTO DE LA PULPITIS
IRREVERSIBLE DOLOROSA
Una vez determinado el dolor espontáneo, prolongado o
ambos, de haber hecho pruebas térmicas y establecido las
condiciones pulpares del diente involucrado, el procedimiento ideal consiste en eliminar el origen del dolor, es decir, la extirpación completa de la pulpa enferma. El primer
paso es la aplicación de la anestesia adecuadamente. En los
dientes superiores se logra, por lo general, por infiltración
o por inyecciones de bloqueo en las regiones vestibular y
palatina. En los dientes inferiores, además del bloqueo
dental inferior y del nervio lingual, la inyección al nervio
bucal largo puede ser útil. Con frecuencia, y en especial
con molares inferiores, aunque existan todos los signos de
anestesia profunda, el intento por penetrar la dentina o la
pulpa aún puede ser doloroso. La inyección periodontal o
intrapulpar ayuda a la eliminación de la sensibilidad residual en casi todos los casos. De modo ideal, los mejores tratamientos son el retiro completo de la pulpa inflamada y la
terminación endodóntica en una sola sesión. Es importante
hacer hincapié que en la actualidad, los sistemas de preparación mecánica de los conductos radiculares, los aparatos
electrónicos detectores de la longitud de trabajo y las nuevas
Cuadro 20–1. Clasificación de
las enfermedades pulpares
I. Dientes vitales
a. Pulpitis irreversible dolorosa o aguda
b. Pulpitis irreversible crónica
II. Dientes no vitales
a. Necrosis pulpar sin tumefacción
b. Necrosis pulpar con tumefacción localizada
c. Necrosis pulpar con tumefacción difusa
351
352 Medicina en odontología
alternativas de obturación radicular, nos permiten lograr el
tratamiento de casos vitales en una sola cita. Con esto disminuimos las posibilidades de exacerbación del dolor, la contaminación e infección del conducto entre cita y cita, y
aumentamos el porcentaje de éxito en el tratamiento a largo
plazo. Si el tiempo no lo permite, se debe extirpar de manera
parcial el tejido pulpar en conductos unirradiculares o birradiculares hasta una lima 20 o 25, irrigando copiosamente
con hipoclorito de sodio hasta lograr cohibir la hemorragia
existente, secar con puntas de papel y sellar de manera adecuada la cavidad con un mínimo de presión. En dientes multirradiculares, se sugiere la pulpotomía como tratamiento
mínimo necesario para eliminar el dolor agudo. Cuando termina la terapéutica de urgencia, puede recetarse un analgésico leve a moderado. En dientes vitales (pulpitis irreversible) no están indicados los antibióticos.
TRATAMIENTO DE LA PULPITIS
IRREVERSIBLE CRÓNICA
Cuando se presenta un paciente para tratamiento endodóntico de un diente que se diagnostica como vital con pulpitis
irreversible crónica y alguna enfermedad o padecimiento
sistémico importante (los cuales se detallan más adelante),
éste debe ser programado para terapia de una sola sesión.
TRATAMIENTO DE LA NECROSIS
PULPAR SIN TUMEFACCIÓN
Estos casos por lo general se manifiestan con dolor constante, que se agudiza a la percusión, masticación, ambos,
y no responden a pruebas de frío, calor o electricidad. Si
existe una lesión radiográfica, el diagnóstico es absceso
apical agudo. Si no hay lesión radiográfica, el diagnóstico
es periodontitis apical aguda. El tratamiento es similar para
ambos casos.
Aún y cuando este tipo de dientes no responden a las
pruebas térmicas o eléctricas, es probable que tengan tejidos vitales inflamados en la porción apical del conducto radicular y tejidos periapicales inflamados, por lo que es
indispensable el bloqueo anestésico. Al igual que en los casos con pulpitis irreversible, una vez anestesiado y aislado
el diente involucrado, se recomienda la limpieza completa
del conducto radicular, pero a diferencia de los anteriores,
no se puede terminar la endodoncia en esta primera sesión,
ya que la posibilidad de exacerbación dolorosa o la infección aguda provocada por la migración de toxinas o microorganismos a la porción apical es potencialmente alta
en estos casos. De acuerdo con los estudios de Walton y
Fouad, se pudo demostrar una positiva correlación entre la
agudización del dolor posoperatorio y la cantidad de bacterias residuales. Es importante entonces que una vez debridado el conducto radicular, éste se llene con una pasta a
base de hidróxido de calcio con dos finalidades: por un
lado contrarrestar el efecto de las bacterias residuales, lo
que nos permitirá terminar el tratamiento en una segunda
(Capítulo 20)
sesión, y por otro que, en el caso de alguna exacerbación,
podamos establecer una descongestión con facilidad de la
presión periapical a través del conducto. Para finalizar, no
tener que someter al diente a una desobturación de la gutapercha con la consiguiente irritación y agresión a los tejidos
periapicales. Se hace importante también en estos casos, una
profusa irrigación con hipoclorito de sodio durante la intervención, y dejar libre de oclusión una vez terminado el procedimiento en la primera sesión. Algunos dentistas colocan
de manera empírica una torunda de algodón ligeramente
humedecida con un medicamento intraradicular en las cámaras pulpares de estos dientes, antes de que se coloque la
obturación provisional; no existe algún valor demostrado
con el uso de estos fármacos. La administración de un
anestésico de larga duración tranquilizará al enfermo, y recetarle un analgésico leve reduce de modo importante el
dolor posoperatorio. Rara vez están indicados los antibióticos en estos casos.
TRATAMIENTO DE LA NECROSIS PULPAR
CON TUMEFACCIÓN LOCALIZADA
Un signo clínico frecuente del absceso apical agudo es un
rápido inicio de la tumefacción de tejidos blandos, y en
ocasiones, la presencia de pus al momento de trepanar la
cámara pulpar, o ambos. Los hallazgos radiográficos en el
absceso periapical agudo van de ningún cambio periapical
a una zona radiolúcida evidente. El tratamiento se hará en
dos fases. Primero hay que instrumentar el o los conductos
y, segundo, establecer el drenaje. Cuando existe tumefacción localizada del tejido blando (de preferencia cuando ya
está fluctuante), es preciso incidir sobre esa tumefacción;
con el fin de que continúe el drenaje, se debe colocar una
sonda de dique de hule durante dos a tres días y así impedir
que los bordes cortados cicatricen antes del tiempo deseado.
En los dientes que con facilidad drenan luego de abrirlos, se limitará la instrumentación a los conductos radiculares, pero en aquellos en los que no hay drenado a través del
conducto, la penetración del agujero apical con limas delgadas (hasta una calibre 25 como máximo) en ocasiones
establece el drenaje y libera la presión. Cuando esto no
ocurre, quiere decir que la cavidad del absceso no se comunica de manera directa con el agujero apical. No se recomienda dejar abierto un diente, por el riesgo que implica la
reinfección o la entrada de restos alimenticios que puedan
comprometer aún más la situación. Sin embargo, en lo que
el exudado purulento es abundante, se dejará abierto 24
horas, para después limpiar, instrumentar y colocar hidróxido de calcio de manera temporal hasta que remitan tanto
la inflamación como las molestias, lo cual se logra aproximadamente en siete días.
En el absceso apical agudo con tumefacción localizada, es innecesario el empleo de antibióticos parenterales
para controlarlo, será más efectivo lo que se haga de modo
local que por vía sistémica; mas, en aquellos pacientes
severamente comprometidos, se deben usar las alternativas
profilácticas que en este libro se especifican para cada situación en especial, para evitar la bacteriemia en el momento de
atención, que por controlar el absceso localizado.
Endodoncia 353
TRATAMIENTO DE LA NECROSIS
PULPAR CON TUMEFACCIÓN DIFUSA
Son tumefacciones diseminadas, de progreso rápido que
penetran los espacios hísticos. Es común que los pacientes
presenten fiebre u otros signos sistémicos, por lo que es de
suma importancia el retiro del material infectado e irritante, en este caso la pulpa necrótica de los conductos radiculares. Después puede ensancharse el tamaño del agujero
apical hasta el de una lima calibre 25. Los medicamentos
intrarradiculares no son útiles, pero los antibióticos parenterales están indicados para que la tumefacción difusa disminuya con rapidez. También es conveniente recetar un
analgésico. Los esteroides parenterales que sugieren algunos clínicos están contraindicados, ya que éstos sólo retardarán el proceso fisiológico que sigue a la inflamación con
la consecuente complicación del tratamiento, lo que puede
complicar el proceso de reparación.
ENDODONCIA EN PACIENTES
CON ANTECEDENTES DE
ENFERMEDADES SISTÉMICAS
FIEBRE REUMÁTICA
Este tipo de pacientes están expuestos a sufrir un ataque de
endocarditis bacteriana subaguda después de una bacteriemia. Como la mayor parte de los tratamientos odontológicos producen cierta bacteriemia, es necesario evitar al máximo esta posibilidad con acciones específicas.
Existe un reporte en la literatura que se considera clásico, publicado por Bender y colaboradores en 1963, en el
cual se establece el nivel de bacteriemia alcanzado después
de diferentes intervenciones odontológicas, encontrando
que en algunas etapas del tratamiento endodóntico, no se
induce bacteriemia. Los autores afirman que la extirpación
pulpar y el limado más allá del ápice producían una bacteriemia que desaparecía despúes de 10 minutos. Sin embargo, cuando el ensanchamiento se limitaba a los confines del
conducto, no se observaba bacteriemia en gran parte de los
casos. Sin embargo, la colocación del dique de hule para
el aislamiento del campo operatorio endodóntico, en ocasiones llega a lesionar el periodonto y puede producirlo.
Por consiguiente, conviene aplicar las medidas profilácticas convencionales antes de una sesión endodóntica (capítulo sobre Profilaxis antibiótica).
Franklin S. Weine publica una serie de recopilaciones
médicas concluyentes, indicando que todos aquellos pacientes que se sometan a tratamiento endodóntico y que
precisen de profilaxis antimicrobiana son: la presencia de
prótesis valvulares, incluidas las prótesis biológicas y los
homoinjertos; la existencia de antecedentes de endocarditis bacteriana, incluso sin existir antecedentes de cardiopatía; la mayor parte de las malformaciones cardiacas congé-
nitas; la existencia de antecedente de cardiopatía reumática
y de cualquier otra disfunción valvular, incluso después de
recibir tratamiento quirúrgico; la miocardiopatía hipertrófica, y el prolapso mitral con regurgitación valvular, o sin
regurgitación, pero con válvulas engrosadas, excesivas, o
ambas, en varones de más de 45 años.
No se necesita profilaxis antimicrobiana preendodóntica en los siguientes casos: defectos auriculares tipo ostium secundum aislados; reparación quirúrgica sin secuelas seis meses después de la reparación de un defecto del
tabique auricular; injerto previo de derivación coronaria;
prolapso mitral sin regurgitación; soplos cardiacos fisiológicos, funcionales o no patológicos; fiebre reumática sin
secuelas de disfunción valvular, y presencia de marcapasos cardiacos y desfibriladores implantados.
Wahl ha publicado un excelente trabajo sobre las ventajas, los inconvenientes y los factores intermedios del uso
de medios disuasivos contra la endocarditis bacteriana sistémica, en el que describe algunos de los mitos y las verdades
que existen en relación con los tratamientos odontológicos.
Entre los problemas que cita está el que los odontólogos y
médicos estadounidenses apenas seguían las indicaciones
de la American Heart Association (AHA) y el hecho de que,
al intentar aprovecharse de los efectos positivos de los antimicrobianos, se pueden provocar secuelas graves, como
accidentes anafilácticos y alergias, aparición de cepas resistentes, proliferación de hongos, molestias digestivas e
interferencias con los anticonceptivos orales. Wahl comentaba también el hecho de que la British Society of Antimicrobial Chemotherapy, una sociedad que, al igual que la
AHA, promulga pautas para prevenir la endocarditis, únicamente recomienda la profilaxis antimicrobiana para las
extracciones, la limpieza o la cirugía que afecta a las encías, excluyendo el tratamiento endodóntico, la mayor parte de las restauraciones con puentes y coronas y las exploraciones periodontales.
PACIENTES PORTADORES DE
VÁLVULAS CARDIACAS ARTIFICIALES
En este tipo de pacientes, e incluso cuando las válvulas artificiales colocadas en el corazón en la actualidad son de
teflón, el peligro de que se formen colonias bacterianas
posteriores a una bacteriemia sobre las protesis es potencialmente alto, por lo que aquí recomendamos la misma
profilaxis antimicrobiana que cualquier paciente con antecedentes de fiebre reumática, en caso de requerir tratamiento endodóntico.
ENFERMEDAD CORONARIA
Existen factores asociados que pueden causar enfermedades coronarias como la hipertensión, angina de pecho, arteriosclerosis, ocupaciones estresantes y el tabaquismo.
Los trastornos cardiovasculares no contraindican el
tratamiento endodóntico, pero se deben observar algunas
precauciones al tratar a pacientes con este tipo de antece-
354 Medicina en odontología
dentes. A menudo, el paciente que ha sufrido un episodio
previo de oclusión coronaria (angina) está recibiendo tratamiento anticoagulante. Para los tratamientos endodónticos
no quirúrgicos, como la extirpación de una pulpa vital, no es
necesario modificar la administración de anticoagulantes.
Ante una radiolucidez extensa, la imposibilidad de
alcanzar el ápice, la sensibilidad posoperatoria persistente
y otras posibles indicaciones para la cirugía endodóntica,
hay que hacer todo lo posible para intentar la cicatrización
sin tener que intervenir quirúrgicamente. Sólo se debe recurrir a la cirugía cuando no existe ninguna otra posibilidad. Sin embargo, como la cirugía endodóntica suele terminar con la aposición y la sutura de las zonas de incisión,
ésta es preferible a la extracción de un diente afectado.
Durante el tratamiento los pacientes con antecedentes de angina deben recibir analgésicos suaves o moderados para reducir los efectos del dolor posoperatorio; al
igual que con cualquier analgésico, la dosis inicial debe administrarse mientras todavía hace efecto el anestésico local
(si se ha utilizado) para que tenga tiempo de actuar antes
de que se disipe el anestésico. Si no se ha utilizado anestesia local, el analgésico se administrará exactamente al concluir la sesión. La mayoría de los pacientes con antecedentes de oclusión coronaria no requieren premedicación
durante el tratamiento endodóntico. Si existe duda, hay que
consultar con el médico del paciente.
HIPERTENSIÓN
Durante muchos años, los médicos han recomendado a los
odontólogos que tratan a pacientes hipertensos de no utilizar adrenalina con los anestésicos locales. En ocasiones,
también se ha incluido a aquellos pacientes con antecedentes de ataques coronarios. Por desgracia, los anestésicos locales sin vasoconstrictores producen un efecto menos intenso y más breve que los que contienen adrenalina. Por lo
general en endodoncia se requiere una anestesia profunda
y duradera para la extirpación pulpar y en ocasiones, tiempo prolongado de trabajo. Cualquier dolor que pueda experimentar el paciente induce una secreción de adrenalina
por parte del propio individuo, mucho mayor que la que
pueda incluir la solución anestésica. Por ese motivo, se
considera segura la proporción 1:100,000 de adrenalina
que contienen la mayor parte de las soluciones anestésicas
convencionales.
Como recomendación, se sugiere el precalentamiento
de los cartuchos anestésicos que se emplea a una temperatura un poco mayor a la corporal durante algunos segundos,
con lo que la inyección es menos dolorosa. Ésta es una medida recomendable antes de cualquier inyección. La solución
debe inyectarse muy lentamente (1 mL cada 30 segundos)
aspirando con frecuencia para evitar la inyección directa a
un vaso sanguíneo. La aguja tiene que ser calibre 27 o mayor
para que la sangre pueda pasar a la jeringa al aspirar.
Al tratar endodónticamente a pacientes hipertensos
diagnosticados, se evitan los anestésicos generales y nunca
se usarán más de tres cartuchos de solución en una sesión.
Se recomienda citarlo por la mañana y las sesiones no deben de durar más de una hora.
(Capítulo 20)
DIABETES
Para la atención endodóntica de pacientes diabéticos, siempre es necesario tener controlada la concentración de glucemia. Por otro lado, en los diabéticos se recomienda la utilización de antibióticos antes y después del tratamiento, ya
que son propensos a las infecciones y a una cicatrización
muy lenta. Se recomienda tener en mente esta última circunstancia a la hora de valorar las radiografías posoperatorias de control, ya que el tejido óseo rellena las radiolucideces más lentamente que en los pacientes normales y esta
reparación puede demorar hasta un año, por lo que no es
necesario someter a cirugía el tratamiento, a menos que sea
evidente el aumento de tamaño de la radiolucidez o signos
clínicos que nos indiquen lo contrario.
Para anestesiar a los diabéticos se eligen agentes
como la mepivacaína y lidocaína sin vasoconstrictor en
tratamientos convencionales de endodoncia. Para tratamientos de mayor duración, como cuando se necesita una
anestesia bastante profunda, se optará por la mepivacaína
con levonorepinefrina (carbocaína a 2%) o una combinación de propoxifeno, procaína y bitartrato de levarterenol
(bitartrato de noradrenalina), para minimizar el aumento
considerable de la glucemia. No se recomiendan los anestésicos comunes, ya que la adrenalina incrementa la glucemia al estimular al sistema nervioso simpático. Por otro
lado, como los diabéticos suelen presentar isquemia capilar debido a la arteriosclerosis, la isquemia producida por
la adrenalina puede producir escaras tisulares tras una
intervención quirúrgica. Es mejor citarlos a primera hora
de la mañana o de la tarde, inmediatamente después de sus
comidas, ya que normalmente están acostumbrados a comer a intervalos específicos, de lo contrario, existe la posibilidad de retrasar su hora de comida, con el consiguiente
riesgo de una hipoglucemia.
El Dr. Franklin S. Weine recomienda guardar algunos
caramelos o dulces en el consultorio entre los fármacos de
urgencia, para ser utilizados en caso de que un diabético
presente síntomas de hipoglucemia o hiperglucemia. Aunque estos padecimientos pueden deberse a una falta de azúcar o de insulina, en caso de duda es mucho más seguro administrar azúcar que insulina.
Dado que tras una extracción se requiere una cicatrización para rellenar relativamente bien el espacio óseo
mayor que cualquier intervención endodóntica, es mucho
mejor que los pacientes diabéticos conserven los dientes
con problemas pulpares si se prevé que el resultado va a ser
satisfactorio. Si el pronóstico es muy dudoso, sobre todo
cuando se trata de un diente con una infección crónica, quizá sea mejor extraer el diente y no arriesgar al peligro de
los subproductos infecciosos estando el paciente inmunodeprimido.
HEPATITIS
Los microorganismos causantes de la hepatitis infecciosa
viral, son muy resistentes a los métodos de esterilización
que de manera normal se usan en endodoncia. Por otra parte, estos microorganismos pueden permanecer en la sangre
Endodoncia 355
del paciente afectado mucho tiempo después de concluir la
fase activa. Por consiguiente, cuando un paciente tiene antecedentes de hepatitis, se deben desechar después de su uso
todos los productos intraconducto que puedan haber captado los agentes infecciosos. Las limas, escariadores, ensanchadores, tiranervios, sondas y demás instrumentos que
puedan arrastrar microorganismos peligrosos, aunque posteriormente sean esterilizados con calor seco o vapor, pueden provocar contaminación cruzada si se utilizan luego en
otro paciente.
Una historia de hepatitis, ictericia o demás hepatopatías pude ser indicio de una posible secuela de insuficiencia
hepática funcional. Se deben de evitar los fármacos metabolizados a nivel hepático, como ciertos antibióticos (eritromicina, tetraciclinas) AINE y analgésicos (salicilatos y
acetaminofén) entre otros, que sean hepatotóxicos (Capítulo 6).
HEMOFILIA
En pacientes hemofílicos siempre es mejor optar por el tratamiento endodóntico que la extracción. Uno de los mayores riesgos que tenemos al tratar endodónticamente a este
tipo de pacientes, radica en la posibilidad de una hemorragia interna por la inyección de un anestésico local, en especial para un bloqueo mandibular. Si el diente está necrosado, no se necesita ninguna inyección. No obstante, si la
pulpa está viva, la extirpación resultará muy dolorosa sin
anestesia. Para eliminar la pulpa sin arriesgarse a una hemorragia interna grave como consecuencia de la inyección, el odontólogo puede acceder a la cavidad utilizando
una fresa de bola de diamante muy pequeña, montada en
una pieza de alta velocidad que tenga una buena presión de
agua y aire mediante movimientos de pinceladas en un
punto específico como el cuerno pulpar mesiobucal. Una
vez que se aprecia un pequeño punto sangrante de comunicación pulpar, se podrá colocar anestesia a presión, lo cual
provocará un pequeño dolor de menos de un segundo, y de
esa manera se podrá entonces acceder con una fresa más
grande y de forma rápida, ya que la isquemia causada por
el anestésico a presión, nos permite realizar la pulpectomía
sin dolor.
El empleo de dique de hule se puede realizar haciendo
pequeñas muescas en el esmalte del diente a tratar, para
retener la grapa y así evitar la posibilidad del sangrado de
la encía provocada por esta misma.
VIH, SÍFILIS Y ENFERMEDADES
DE TRANSMISIÓN SEXUAL
A consecuencia de los cambios en las costumbres sexuales
a partir del decenio de 1970, las enfermedades de transmisión sexual han aumentado en los últimos tiempos y algunos síntomas de estas enfermedades pueden manifestarse
en forma de lesiones orales que empujan a los pacientes a
acudir al odontólogo en busca de tratamiento. El tratamiento endodóntico de estos pacientes es seguro, ya que
sobre todo, las técnicas de barrera, como la utilización de
hipoclorito de sodio (principal irrigante que se utiliza
durante el tratamiento) mata fácilmente los microorganismos y el virus VIH. El contacto con la sangre del paciente
es mínimo, ya que la mayor parte del tratamiento es de tipo
no quirúrgico, se realiza con el dique de hule y el momento
principal en el que la sangre puede fluir en cantidades significativas es durante la extirpación de una pulpa vital inflamada. Por tanto, el tratamiento endodóntico de este tipo
de pacientes debe estar enfocado a eficientar los controles de
barrera utilizados, más que algún tipo de tratamiento especial para el paciente.
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356 Medicina en odontología
(Capítulo 20)
21
Principios generales
del manejo odontológico
en el paciente pediátrico
Roberto Valencia Hitte
En este capítulo haremos una revisión de las principales enfermedades que, presentándose en la población infantil, tienen repercusiones en el tratamiento dental.
INTRODUCCIÓN
El enfrentar en la consulta dental pediátrica a pacientes con
enfermedades sistémicas es un hecho común. Para llevar
a cabo el tratamiento dental el odontólogo pediatra debe
coordinarse con especialistas de otras áreas, ya que los niños médicamente comprometidos tienen con frecuencia
condiciones y necesidades especiales que afectan dicho
tratamiento, o bien tienen manifestaciones bucales o dentales específicas, derivadas de la propia enfermedad o de
la terapia médica, que deben ser diagnosticadas y tratadas.
El manejo de los niños con problemas médicos no es un
papel exclusivo del odontopediatra.
Es nuestra opinion que el dentista de práctica general,
con una formación adecuada, también debe proveer el cuidado bucal a estos pacientes.
Desde el punto de vista odontológico, el objetivo más
importante en los pacientes médicamente comprometidos
debe ser la prevención de enfermedades dentales y bucales, mucho más que realizar el mejor de los tratamientos.
Cabe destacar que el niño tiende a presentar cuadros más
agudos y de desarrollo más rápido, por lo que el diagnóstico temprano y oportuno es vital para el éxito del tratamiento. Asimismo, la prescripción de fármacos deberá ser
cuidadosa, tomando en consideración algunos factores
como peso, talla del paciente, así como las interacciones
farmacológicas que pudieran presentarse o las reacciones
secundarias que se manifiestan en la boca y que de alguna
manera repercuten sobre la extensión o el desarrollo del
tratamiento dental.
ENFERMEDADES
CARDIOVASCULARES
FIEBRE REUMÁTICA
La fiebre reumática (FR) es una condición inflamatoria
aguda de origen inmunitario, que se desarrolla en algunos
individuos después de sufrir infección de las vías respiratorias altas causada por el estreptococo –hemolítico del
grupo A de Lancefield. La fiebre reumática es una reacción
cruzada de los anticuerpos formados contra el microorganismo, en la que además de atacar a los antígenos microbianos se produce una reacción contra los tejidos del huésped, que son estructuralmente similares a los del
estreptococo. Al parecer existe cierta predisposición individual para sufrir esta enfermedad.
La fiebre reumática tiene una incidencia de 0.7 casos
por cada 1,000 escolares, y de seis a nueve casos por 1,000
en adolescentes que cursan estudios secundarios. Su incidencia se incrementa con la pobreza y el hacinamiento. Es
frecuente que se presente en épocas de frío. Los síntomas
de esta enfermedad se clasifican en criterios mayores y menores.
Los criterios mayores son:
357
358 Medicina en odontología
Artritis migratoria.
Carditis.
Corea.
Eritema marginado.
Nódulos subcutáneos.
Los criterios menores son:
Fiebre.
Artralgia.
Leucocitosis.
Incremento de la velocidad de sedimentación globular.
Cambios en el electrocardiograma.
Pueden presentarse complicaciones cardiacas, articulares,
dérmicas, pulmonares, neurológicas, etc., todas ellas reversibles, con excepción de las que se presentan en el corazón. De 1 a 6% de la población afectada presenta defectos
valvulares cardiacos; las válvulas, en especial la mitral y
la aórtica sufren deformación y cicatrización, las complicaciones más frecuentes son la estenosis aórtica y la regurgitación; posteriormente las valvas dañadas pueden sufrir
de calcificación. Otro trastorno derivado de la fiebre reumática es la pericarditis aguda, que puede ser mortal.
Manejo médico
Para tratar un ataque de fiebre reumática se requiere de la
administración de penicilina sódica cristalina y de salicilatos. Para la erradicación del estreptococo de la orofaringe
es necesario administrar penicilina benzatínica cada 21
días, hasta después de los 20 años de edad, si no se hubiera
presentado daño valvular. Los pacientes que han sufrido de
trastornos valvulares pueden requerir de medicamentos
para contrarrestar la insuficiencia cardiaca congestiva que
se desarrolla de manera secundaria y si el daño es grave, de
cirugía para sustituir la válvula dañada por una prótesis
valvular. Los portadores de prótesis suelen emplear anticoagulantes orales para evitar la formación de trombos.
Manejo odntológico del paciente con
fiebre reumática o carditis reumática
Todos los pacientes con historia de fiebre reumática y daño
valvular requieren de profilaxis antimicrobiana para endocarditis infecciosas antes de procedimientos que impliquen
sangrado, como sondeo periodontal, limpiezas, extracciones o procedimientos subgingivales, por el riesgo de bacteremia (Capítulo 4). Lo mismo aplica para los portadores de
prótesis valvulares, en quienes además debe solicitarse un
INR reciente para valorar el grado de anticoagulación que
presentan. No hacer procedimientos quirúrgicos o que impliquen sangrado con INR superiores a 2.5.
No por el hecho de que un paciente esté recibiendo antibióticos profilácticos contra el estreptococo –hemolítico
causante de fiebre reumática se va a omitir la prescripción
de antibióticos contra endocarditis infecciosa subaguda, ya
que los esquemas no son iguales.
(Capítulo 21)
Deben remitirse al médico todos los pacientes que
sufran amigdalitis de repetición, ya que no se puede predecir quienes son susceptibles al desarrollo de fiebre reumática y quienes no lo son.
Los pacientes que van a ser sometidos a cirugía del
cardiaca deben, por protocolo, tener la boca libre de lesiones cariosas o periodontales e infecciones.
CARDIOPATÍAS CONGÉNITAS
Diversas son las alteraciones cardiacas congénitas que pueden presentarse, entre las que destacan:
Defecto septal auricular y ventricular.
Conducto arterioso patente o persistente.
Transposición de los grandes vasos.
Tronco arterioso común.
Tetralogía de Fallot.
Insuficiencia o estenosis aórtica, pulmonar, mitral
o tricuspídea.
Coartación de la aorta, etcétera.
Se presentan en 2% de todos los recién nacidos, sobreviviendo únicamente 0.5 a 0.8%.
Todas las cardiopatías congénitas tienen en común el
hecho de que la sangre puede atravesar por los defectos
desde el lado izquierdo del corazón hacia el derecho, congestionando el circuito pulmonar o bien en sentido contrario, de derecha a izquierda, generando cianosis temprana
en los recién nacidos por el paso de hemoglobina no saturada a la circulación general.
La complicación más frecuente es el desarrollo de insuficiencia cardíaca cuyos signos y síntomas incluyen disnea, cianosis de piel y mucosas, policitemia, desmayos,
mareos, síncope, coma, debilidad, dedos en forma de palillos de tambor, soplos. El crecimiento y desarrollo del niño
se ve afectado en talla y peso.
Entre las complicaciones más importantes destacan la
susceptibilidad a desarrollar endocarditis infecciosa, abscesos cerebrales, evento vascular cerebral, edema agudo
pulmonar, y trastornos de sangrado secundarios a múltiples trombos. Estos pacientes requieren de cirugía para corregir los defectos. En niños, 50% tiene que ser operado antes de los dos años de edad, de lo contrario podría morir.
Para contrarrestar el efecto de la insuficiencia cardiaca se emplean medicamentos digitálicos.
Manejo odontológico del paciente
con cardiopatías congénitas
Los niños con desarrollado insuficiencia cardiaca congestiva y que nunca han recibido tratamiento no deben ser tratados en la consulta de manera rutinaria, hasta que visiten al
médico y sean controlados. Debido a la policitemia secundaria y al riesgo de trombosis que tienen es común que reciban anticoagulantes, por lo que deben ser vigilados con un
INR reciente y llevar a cabo procedimientos quirúrgicos
con valores de 2.5 o menos.
Debe conocerse cual es el diagnóstico exacto de la alteración cardiaca congénita que tiene el paciente para po-
Principios generales del manejo odontológico en el paciente pediátrico 359
der identificar el riesgo para desarrollar endocarditis infecciosa subaguda; los pacientes de riesgo alto y medio deben
recibir profilaxis antimicrobiana antes de llevar a cabo procedimientos que impliquen sangrado.
ENDOCARDITIS INFECCIOSA
SUBAGUDA
La endocarditis infecciosa subaguda es una enfermedad de
la válvulas o del endocardio, potencialmente mortal, causada por diversos microorganismos, entre los que destaca
principalmente el Streptococcus viridans.
La incidencia de esta enfermedad no es conocida pero
la mayoría de los autores sugiere un estimado de 0.5 casos
por cada 1,000 admisiones hospitalarias.
Se produce como resultado de una bacteriemia que tal
vez sea causada por procedimientos dentales que provocan
sangrado, durante los cuales ésta se genera, instalándose
microorganismos en el endocardio previamente dañado,
en defectos valvulares secundarios a fiebre reumática, prótesis cardiacas o defectos congénitos del corazón, así como
en arterias previamente tratadas para recibir catéteres o
sondas, como es el caso de los pacientes que son sometidos
a diálisis peritoneal.
Una vez instalado el proceso infeccioso se forman
trombos pequeños, llamados vegetaciones, que si se desprenden pueden dar origen a émbolos sépticos, con repercusiones en otros órganos como cerebro, riñones, bazo,
piel, etcétera.
La endocarditis infecciosa subaguda cursa de manera
insidiosa, con fiebre de baja intensidad y malestar general,
que a veces puede ser confundida con un cuadro gripal. Es
común que se advierta su presencia cuando se manifiesta
insuficiencia cardiaca.
Otra forma de endocarditis infecciosa es la aguda, que
suele observarse con menor frecuencia en la población pediátrica. Se caracteriza por presentarse en individuos con
un endocardio sano. Esta infección se debe a la entrada de
una gran cantidad de microorganismos muy virulentos, tal
como sucede en quienes se aplican drogas intravenosas.
Entre las complicaciones que se pueden presentar por
la endocarditis subaguda están las embolias sistémicas, abscesos cerebrales, aneurismas micóticos, hemorragias, abscesos miocárdicos e insuficiencia cardiaca congestiva.
Una vez hecho un hemocultivo con antibiograma, el
tratamiento médico se basa en la administración de antibióticos específicos siguiendo los esquemas descritos a
continuación:
Manejo odontológico del paciente
susceptible a endocarditis
infecciosa subaguda
Todos los pacientes susceptibles a esta enfermedad deben
identificarse para evitar el desarrollo de esta infección por
procedimientos odontológicos. Es importante que el odontólogo distinga entre un soplo o murmullo funcional de uno
patológico, u orgánico; pues mientras los orgánicos requieren de profilaxis antimicrobiana antes de llevar a cabo procedimientos dentales, los de tipo funcional no la necesitan.
Los soplos orgánicos o murmullos cardiacos son sonidos causados por la turbulencia que se produce al circular la sangre a través de las válvulas estenosadas que impiden el paso de la sangre o válvulas insuficientes, es decir
que no cierran herméticamente, produciéndose el retorno
de la sangre hacia la cavidad desde donde es impulsada.
También se producen ruidos anormales ante defectos cardiacos congénitos que permiten el paso de sangre de las cavidades izquierdas a las derechas, o viceversa.
Los murmullos o soplos funcionales son sonidos causados por la turbulencia sanguínea sin que exista ninguna
anormalidad congénita o adquirida en el corazón.
Cuando algún paciente refiera tener un soplo es necesario que el dentista tenga claro si este es funcional u orgánico, así que la consulta con el médico es prioritaria para
conocer el diagnóstico preciso de la anormalidad cardiaca,
si es que existe, ya que con base en ello se puede identificar
cual es el riesgo del paciente de sufrir endocarditis infecciosa subaguda.
Todos los pacientes con prótesis valvulares, persistencia de conducto arterioso, defecto septal ventricular,
coartación de la aorta, son más susceptibles. También lo
son aquellos que tienen menos de seis meses de haber sido
intervenidos quirúrgicamente o que sufrieron fiebre reumática y tienen daño valvular.
Recomendaciones hechas por la
American Heart Association (AAH) y la
American Dental Association (ADA) para
evitar el desarrollo de endocarditis
infecciosa
La American Heart Association y la American Dental
Association recomiendan identificar primero el riesgo que
tiene el paciente, después valorar el tipo de actividad que
se vaya a realizar en la consulta, para después seleccionar
el esquema profiláctico.
Alto riesgo
Para el S. viridans: 2 millones de unidades de penicilina G sódica cristalina, IV cada seis horas o estreptomicina 7.5 mg/kg IM, cada 12 horas durante
dos semanas.
Para S. aureus: Nafcilina 2 g por vía intravenosa
cada cuatro horas, durante cuatro semanas.
Para endocarditis infecciosa subaguda por Candida albicans: Anfoteracina B en dosis variables durante 4 a 12 semanas.
Válvulas protésicas cardiacas, incluyendo válvulas bioprotésicas y de homoinjertos.
Endocarditis bacteriana previa.
Enfermedad congénita cardiaca cianógena compleja (p. ej., ventrículo único, transposición de los
grandes vasos, tetralogía de Fallot).
Derivaciones o canalizaciones sistémicas pulmonares construidas quirúrgicamente.
360 Medicina en odontología
Riesgo moderado
La mayor parte de las malformaciones cardiacas
congénitas (sin incluir las anteriores).
Disfunciones valvulares adquiridas (p. ej., enfermedades cardiacas reumáticas).
Cardiopatías hipertróficas.
Prolapso de la válvula mitral con regurgitación, o
engrosamiento de las valvas, o ambos.
Bajo riesgo. No es recomendable la
profilaxis para endocarditis infecciosa
Cuando el riesgo no es mayor que en la población
general.
En defectos septales atriales aislados.
Defectos corregidos quirúrgicamente reparados
hace más de seis meses, sin recidiva.
Cirugía previa de injerto de derivación arterial
coronaria.
Prolapso valvular mitral sin regurgitación.
Murmullos o soplos fisiológicos o funcionales.
Enfermedad de Kawasaki previa, sin disfunción
valvular.
Marcapasos cardiacos (intravascular y epicardial)
y desfibriladores implantados.
Procedimientos orales en los que se
recomienda profilaxis antimicrobiana para
endocarditis infecciosa
Extracciones dentales (incluyendo piezas primarias).
Procedimientos periodontales que incluyan cirugía, raspado y alisado de raíces, medición de bolsas y citas de mantenimiento.
Colocación de implantes y reimplantación de
dientes avulsionados.
Endodoncia (pulpotomías y pulpectomías), instrumentación o cirugía alrededor del ápice.
Colocación de fibras y tiras subgingivales.
Aplicación inicial de bandas ortodónticas pero no
brackets.
Inyecciones intraligamentarias de anestésico local.
Limpieza profiláctica de dientes o implantes donde se espera sangrado.
Procedimientos bucales en los que no es
recomendable profilaxis antimicrobiana
para endocarditis infecciosa
Odontología restauradora.
Inyecciones de anestésicos locales (no inyección
intraligamentaria).
Tratamientos endodónticos intracanales; obturación y reconstrucción.
Colocación del dique de hule.
Remoción posoperatoria de puntos de sutura.
(Capítulo 21)
Colocación de aparatos removibles protésicos y
aparatos ortodónticos.
Toma de impresiones.
Tratamientos de fluoruros.
Toma de radiografías.
Ajuste de aparatos ortodónticos.
Exfoliación de dientes primarios.
La mayoría de los pacientes requieren un régimen estándar, con amoxicilina 50 mg/kg de peso una hora antes de
la consulta como dosis única. También se pueden encontrar esquemas para pacientes alérgicos a la penicilina y sus
derivados, así como para pacientes con problemas en las
vías digestivas y en quienes se les prescribirán los medicamentos por vía parenteral. Para mayor información sobre
estos esquemas véase el Capítulo 4.
En todos estos casos el dentista debe cerciorarse de
que el paciente ha recibido el antimicrobiano una hora
antes de la consulta. Las medidas de control de placa dentobacteriana deben ser exhaustivas.
ENFERMEDAD CARDIACA HIPERTENSIVA
Se considera a un paciente como hipertenso después de obtener tres o más lecturas de la presión arterial superiores a
140 mmHg, en la presión sistólica o 90 mmHg, en la diastólica o ambas. Todas las tomas deben ser hechas sin estar
el paciente siendo sometido a estrés.
La incidencia de hipertensión arterial en neonatos de
unidades de cuidados intensivos es de 2.7%; en niños de 1
a 2%; en adolescentes 10%, y en personas jóvenes de color
de 25 a 30%.
En general no se observan signos y síntomas tempranos de hipertensión. En algunas ocasiones puede haber dolor de cabeza, visión borrosa, mareos, pero todos ellos son
signos tardíos que se manifiestan ya que se ha presentado
daño en los diferentes tejidos corporales.
Las complicaciones de la hipertensión son insuficiencia renal, evento vascular cerebral, insuficiencia coronaria, infarto miocárdico, insuficiencia cardiaca congestiva,
ceguera, entre otros.
El médico suele tratar al paciente con medicamentos
como diuréticos, bloqueadores , inhibidores adrenérgicos,
bloqueadores de los canales de calcio, inhibidores de la enzima convertidora de la angiotensina,, etc., buscando llevar
al paciente a cifras cercanas a lo normal para evitar daño en
los tejidos, sobre todo en el corazón, cerebro y riñones.
Manejo odontológico del
niño o adolescente hipertenso
Es importante tomar la presión arterial en cada consulta
para determinar si el paciente puede ser tratado en la consulta o no. Cuando las cifras de la presión arterial son superiores a 20% de las cifras base, debe suspenderse la cita y
enviar al enfermo con su médico.
Para el dentista es muy importante determinar la categoría en la que pueda clasificarse al paciente hipertenso,
especialmente en niños y adolescentes a quienes el pronós-
Principios generales del manejo odontológico en el paciente pediátrico 361
tico a largo plazo de la enfermedad es peor que en un adulto
(véase Capítulo 1). Todos los pacientes catalogados como
en estadios 1 y 2 pueden ser tratados de manera rutinaria
en la consulta dental, en cambio aquellos pacientes en estadios 3 y 4 deben ser remitidos al médico hasta que su presión arterial sea controlada.
Es importante que el dentista conozca las complicaciones que se presentan en los órganos y tejidos del paciente, de tal manera que pueda tomar precauciones para cada
trastorno en particular.
Deben evitarse las interacciones farmacológicas, sobre todo el dentista debe evitar la administración de anestésicos locales con vasoconstrictores adrenérgicos en quienes reciben bloqueadores , por el riesgo de una crisis
hipertensiva. Para ellos es preferible el empleo de otro tipo
de vasoconstrictor, como pudiera ser la felipresina que
acompaña a la prilocaína. De cualquier modo está contraindicado el uso de anestésicos locales sin vasoconstrictor.
Debe evitarse el uso prolongado de antiinflamatorios
no esteroideos, porque causan descontrol de las cifras tensionales.
ENFERMEDADES ENDOCRINAS
DIABETES MELLITUS
Es un desorden en el metabolismo de los carbohidratos, lípidos y proteínas, caracterizado por hiperglucemia y glucosuria, que se acompaña además de alteraciones vasculares.
En la diabetes mellitus se presenta una distorsión entre la utilización de la glucosa por los tejidos, la liberación
de glucosa por el hígado, y la producción y liberación pancreática de insulina.
La incidencia de este padecimiento en escolares es de
0.2%, incrementándose estas cifras con la edad.
Las características clínicas típicas son polidipsia, poliuria y polifagia, con pérdida de peso, así como un aumento
en la incidencia de aterosclerosis y microangiopatía, que da
como resultado enfermedades coronarias, retinopatía, nefropatía, neuropatía periférica, neuropatía autonómica e
impotencia sexual. También se incrementa el riesgo de infecciones orales, de la piel y las vías urinarias.
La diabetes mellitus se clasifica básicamente en tipo
1 y 2. La de tipo 2 se presenta en el adulto mayor de 40 años,
en cambio la de tipo 1 suele presentarse en la infancia y la
adolescencia.
Diabetes de tipo 1
(dependiente de insulina)
Es común que inicie antes de los 25 años, en niños y jóvenes de bajo peso corporal. Los pacientes suelen no tener
antecedentes familiares de este tipo de diabetes y al parecer
en su desarrollo influyen factores genéticos y ambientales.
Entre los genéticos se ha observado que quienes sufren diabetes tipo 1 tienen antígenos HLA específicos, que los predispone a sufrir la enfermedad. El medio ambiente tiene
también mucha influencia, ya que la enfermedad se desarrolla después de que la persona ha sufrido infecciones de
origen viral, como parotiditis o por virus Coxsackie. Al
parecer los microorganismos inducen cambios antigénicos
en las células del páncreas, generando una respuesta de
autoinmunidad contra estas estructuras que lleva progresivamente a la falta total de insulina.
La ausencia de esta hormona hace que el desarrollo de
la enfermedad sea errático y que los pacientes tengan una
tendencia importante al desarrollo de cetoacidosis. Los
diabéticos tipo 1 son emocionalmente inestables, lo que
parece influir sobre el control de la glucemia. En ellos, el
riesgo de coma diabético (por hiperglucemia) y de choque
insulínico es muy alto. Éste último puede producirse si el paciente olvida aplicar el medicamento, pudiéndose dar el
caso de que se administren dos veces el fármaco. La hipoglucemia resultante del exceso de insulina puede ser mortal si no se administra glucosa de manera inmediata. Otra
causa de hipoglucemia puede ser el hecho de que el paciente no coma a las horas establecidas por el médico o bien
hacer más ejercicio del recomendado.
El diabético tipo 1 tiene una alta predisposición a las
infecciones y trastornos de reparación. En la cavidad oral
es común observar deterioro importante de las estructuras
periodontales, así como en los casos mal compensados,
deshidratación y aliento cetónico.
El desarrollo de la enfermedad y sus complicaciones
sistémicas son de mal pronóstico si no se tiene un estricto
control médico del paciente. El medicamento que se suele
emplear es insulina por vía subcutánea.
La diabetes tipo 2 es más rara en el niño o adolescente,
pero también puede presentarse. En esos casos el tratamiento es a base de hipoglucemiantes, ya que los pacientes
tienen capacidad de producir insulina.
Manejo odontológico
del paciente diabético
Aquellos pacientes que presentan signos y síntomas de diabetes mellitus pero que desconocen si la padecen, en quienes se tienen historia familiar positiva, reciben corticosteroides o los que han tenido intolerancia a la glucosa con
anterioridad, deben solicitarse pruebas de laboratorio. Está
indicado pedir una glucosa en sangre en ayunas y dos horas
posprandial, pruebas que serán positivas para diabetes mellitus cuando los resultados indiquen cifras superiores a
126 mg/100 mL de sangre en ayunas y más de 200 mg dos
horas después de haber consumido alimentos (75 a 100 g
de carbohidratos).
Con cifras superiores a 126 mg/dL en ambas pruebas,
los pacientes deben ser referidos para una evaluación médica, pues podrían ser intolerantes a la glucosa y estar en
riesgo de desarrollar diabetes mellitus.
En los pacientes que diabetes mellitus ya diagnosticada es necesario conocer el tiempo de aparición, tipo de terapia, control dietético, los resultados de las pruebas de
362 Medicina en odontología
control de la glucemia, la historia de hospitalizaciones previas, los episodios de coma diabético y de cetoacidosis, así
como de hipoglucemia, e investigar la tendencia a las infecciones y la calidad de la reparación de los tejidos después de haber hecho procedimientos quirúrgicos. Para conocer el control que se tiene sobre la enfermedad se
recomienda hacer una prueba de hemoglobina glucosilada.
Esta prueba se basa en el hecho de que un porcentaje de
glucosa se une libremente a la hemoglobina, lo que puede
ser medido, de tal manera que si se rebasa 12% de glucosilación se traduce en un mal control del paciente en los últimos 120 días, que equivalen a la vida media del eritrocito.
Para mayor información se remite al paciente al Capítulo
6, y al Apéndice II de este libro. Si además queremos saber
las concentraciones de glucosa el día de la consulta es importante hacer una prueba rápida con una glucocinta.
En el manejo rutinario de estos pacientes es muy importante minimizar el estrés dando citas cortas por la mañana. Debe buscarse lograr una anestesia local profunda y duradera, y en aquellos casos en los que sea conveniente, sedar
al paciente. Debe el dentista asegurarse que el paciente siga
las instrucciones dietéticas prescritas por el médico, inclusive después de la consulta dental, es necesario instruir lo
para que coma. Por otro lado, el paciente debe llegar al consultorio después de alguna comida, nunca en ayunas.
Para disminuir los riesgos de infección en el diabético
deben llevarse a cabo exámenes bucales frecuentes para
identificar problemas cariosos o periodontales incipientes.
Las enfermedades periodontales deben ser atendidas tempranamente y de manera enérgica, por lo que en ellos el
control de placa dentobacteriana debe ser estricto.
DESÓRDENES DE
GLÁNDULAS ADRENALES
Las glándulas suprarrenales constan de dos áreas, que desde el punto de vista funcional e histológico son diferentes,
la médula y la corteza adrenal. La primera produce adrenalina y noradrenalina y la corteza sintetiza esteroides, glucocorticoides, mineralocorticoides y hormonas sexuales.
Las glándulas suprarrenales son necesarias para la
vida del paciente, ya que la falta de ellas conduce irremediablemente a la muerte, si no se provee al enfermo de las
hormonas deficitarias. La capacidad de manejar el estrés y
los estados de alarma en el ser humano depende de la integridad del eje hipotálamo–hipófisis–glándula suprarrenal,
por lo que cualquier alteración en estas estructuras puede
conducir a severas alteraciones.
Síndrome de Cushing
Es el resultado de la hipersecreción de glucocorticoides, por
hiperfunción de la corteza adrenal, también puede observarse en pacientes que reciben terapia con corticosteroides.
Se manifiesta clínicamente por “facies de luna llena”,
obesidad troncal, hirsutismo, trastornos en la reparación de
las heridas, alteraciones en el metabolismo óseo e hipertensión.
(Capítulo 21)
Su tratamiento depende del origen del trastorno, pudiendo emplearse adrenalectomía bilateral, extirpación de
la neoplasia productora de hormonas o por cirugía hipofisiaria, cuando la causa es un adenoma productor de ACTH.
Enfermedad de Addison
Hiposecreción o falta total en la producción de glucocorticoides. Las causas pueden ser tan diversas como enfermedades autoinmunitarias que afecten a la glándula suprarrenal, tuberculosis renal, etcétera.
Las características clínicas son debilidad, pérdida de
peso, náuseas y vómito, hiperpigmentación de la piel y las
mucosas, hipoglucemia e hipotensión.
El tratamiento médico es a base de esteroides, dado que
el paciente es incapaz de producirlos, de tal manera que si
ante situaciones de alarma consume los que recibió, pudiera
caer en un cuadro de crisis adrenal. Ésta es una situación que
pone en peligro la vida del enfermo si no se identifica y trata
oportunamente. Una crisis adrenal pudiera presentarse en
estos pacientes por el estrés generado al ser sometidos a tratamiento dental.
Feocromocitoma
Neoplasia productora de adrenalina, que conduce a episodios de hipertensión, dolor de cabeza, sudoración y enrojecimiento.
Los feocromocitomas deben extirparse quirúrgicamente, ya que pueden producir la muerte al producir crisis
hipertensiva o hemorragia intracraneal.
Manejo odontológico de los
pacientes con trastornos adrenales
De presentarse un paciente con trastornos de la glándula
suprarrenal debe consultarse con el médico para conocer
el diagnóstico, la terapia empleada, y estatus adrenal presente.
Es importante determinar si existe el riesgo de supresión adrenal, ya que el estrés generado por la consulta dental
pudiera consumir la terapia esteroidea que recibe el paciente, haciendo necesario proporcionar dosis complementarias.
Ante procedimientos operatorios, quirúrgicos, o sesiones
largas y estresantes debe duplicarse la dosis del esteroide
que recibe el paciente y llevarlo a la dosis normal de dos
a tres días. De ser necesario puede emplearse sedación para
disminuir la ansiedad.
Dado que el empleo de corticosteroides por tiempo
prolongado incrementa el riesgo de infección, valorar la necesidad de utilizar profilaxis antimicrobiana cuando vayan
a llevarse a cabo procedimientos invasivos de tejidos
blandos.
Es importante recordar que los pacientes bajo terapia
esteroidea prolongada pueden sufrir trastornos en el crecimiento de los maxilares, lo que puede conducir al desarrollo de maloclusiones y problemas articulares.
Principios generales del manejo odontológico en el paciente pediátrico 363
ENFERMEDADES INFECCIOSAS
E INFECTOCONTAGIOSAS
PREVENCIÓN
edades recomendadas para la administración de vacunas en
la población infantil. Se pueden hacer combinaciones de las
mismas, siempre y cuando así esté indicado y no existan
contraindicaciones entre los elementos a combinar. Es recomendable seguir las indicaciones del fabricante, mismas que
aparecen impresas en cada uno de los productos.
Vacuna contra la hepatitis B
Las enfermedades infecciosas son una de las causas más importantes de morbilidad y mortalidad infantiles, la prevención de este grupo de trastornos cobra enorme trascendencia, por lo que para el cirujano dentista de práctica general,
y para el odontopediatra puede ser de gran utilidad conocer
el cuadro de inmunización básico sugerido por la American
Academy of Pediatric, con la finalidad de vigilar en la consulta dental el cuadro de vacunaciones seguido por los niños
que a ella acuden (cuadro 21–1). Este esquema indica las
En lo referente a la aplicación de la vacuna contra la hepatitis B en recién nacidos existen algunas variantes:
a. A los hijos de madres negativas para HBsAg debe
administrarse una primera dosis, al mes aplicar la
dosis de refuerzo y al cuarto mes la tercera aplicación, por lo menos dos meses después de la segunda dosis, pero no antes de los seis meses de edad.
b. Los hijos de madres positivas para HBsAg debe
recibir la vacuna de la hepatitis B y además 0.5 mL
Cuadro 21–1. Esquema de vacunación recomendado para niños de los Estados Unidos, Enero–Diciembre 1999.
Las vacunas están en orden bajo edades recomendadas rutinariamente. Las barras indican el rango de edades recomendadas para inmunización. Cualquier dosis no realizada en la edad recomendada se deberá dar como de actualización en cualquier visita subsecuente de inmunización, cuando sea posible y esté indicada. Los óvalos indican donde las dosis de las vacunas previamente recomendadas no se administraron o fueron aplicadas más temprano que la edad mínima recomendada.
Edad
Nacimiento
1
mes
2
mes
4
mes
6
mes
12
mes
15
mes
18
4–6
mes años
11–12
años
14–16
años
Vacuna
Hepatitis B
Hep B
Hep B
ÃÃÃ ÃÃÃÃ
ÃÃÃ
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ÃÃÃÃÃÃ
ÃÃÃÃÃÃ
Difteria (Tosferina)
Tetanos
DPT
DPT DPT
H. influenzae
Tipo b
Hib
Hib
Polio
IPV
IPV
Rotavirus
vR
vR
Parotiditis, sarampión,
rubéola7
Varicela
Hep B
Hep B
Hib
DPT
DPT
Toxoide
Hib
Polio5
Polio
Rv
ÃÃÃ
ÃÃÃ
ÃÃÃÃÃ
ÃÃÃÃÃ
PSR
Var
PSR7
PSR
Var
Aprobada por el Comité Consultivo en la Práctica de Inmunización (ACIP). La Academia Americana de Pediatría y la Academia Americana de Médicos Generales.
364 S Medicina en odontología
de inmunoglobulina contra la hepatitis B (HBIG)
dentro de las primeras 12 horas de nacidos, en sitios de aplicación diferentes. Se recomienda administrar la segunda dosis entre el 1º y 2º mes de
edad, y una tercera dosis a los seis meses de edad.
Cuando no se conozca el estado inmunológico de la madre,
el recién nacido debe recibir la vacuna contra la hepatitis B
dentro de las primeras 12 horas. Durante el parto se tomará
sangre materna para determinar la presencia de HBsAg; si
éste resulta positivo, el infante tendrá que recibir HBIG tan
rápido como sea posible (en la primera semana de vida).
Todos los adolescentes (hasta los 18 años de edad)
que no hayan sido inmunizados contra la hepatitis B, podrán ser vacunados en cualquier momento. Esfuerzos especiales deberán hacerse para inmunizar a padres y niños
que nacieron en áreas del mundo con moderada o alta incidencia de infecciones de virus de la hepatitis B (VHB).
Difteria, tosferina, tétanos (DPT)
En una serie de inmunizaciones esta es la vacuna preferida
para combinarse, siendo útil inclusive como complemento
de las vacunas en niños que hubieran recibido una o más
dosis de la vacuna de células enteras de DPT.
Células enteras de DPT. Ésta es una alternativa aceptable para impedir el desarrollo de difteria, tos ferina y tétanos.
Td (tétanos y toxoides de difteria) Se recomienda sea
administrada entre los 11 y 12 años de edad, siempre y
cuando hubieran pasado cinco años desde la última dosis
de DPT, DtaP o DT. Refuerzos subsecuentes de Td son recomendables cada 10 años.
Vacunas contra H. influenzae
Existen tres tipos de vacunas conjugadas de H. influenzae
(HIB) cuyo uso está permitido en EUA para los infantes:
PRD–OMP (Pedavax HIBR y ComvaxR [Merck]). Se
aplica a los 2 y 4 meses de edad, y se sugiere administrarse
después de los seis meses. La combinación de estos productos no es aconsejable, ya que diversos estudios clínicos en
infantes han demostrado que empleados de esta manera pueden inducir una baja respuesta inmunitaria al componente de
la vacuna HIB. No se aconseja combinar DtaP/HIB para inmunización primaria en infantes de dos a seis meses de edad.
(Capítulo 21)
VIP se recomienda emplearla en pacientes inmunocomprometidos (cuatro dosis).
Ya no se aconseja emplear la VPO en las primeras dos
dosis del esquema, sólo en circunstancias especiales como:
a. En niños cuyos padres no aceptan él número recomendado de inyecciones.
b. Después de iniciada la inmunización inicial tardía
que requería un número inaceptable de inyecciones.
c. Viajes inminentes en áreas endémicas de poliomielitis. La vacuna VPO sigue siendo la vacuna de
elección para inmunización de campañas masivas.
Vacuna rotavirus
Se requiere de recursos y de tiempo para que los profesionales de la salud incorporen esta nueva vacuna en la práctica. La AAFP sostiene que la decisión en el uso de la
vacuna de rotavirus debe ser tomada por el padre o tutor en
interconsulta con el médico. La primera dosis de vacuna no
debe administrarse antes de las seis semanas de edad, y el
intervalo mínimo entre cada dosis es de tres semanas. La
serie de vacunas rotavirus debe iniciarse a los siete meses
de edad o más, y todas las dosis deben ser terminados para
el primer año de vida.
Parotiditis, sarampión
y rubéola
La primera dosis de vacuna de parotiditis, sarampión y rubéola (PSR) deberá aplicarse después de los 12 meses de
edad, pero antes de los 15 meses. La segunda dosis se recomienda de modo rutinario a la edad de cuatro a seis años
pero esta puede ser administrada durante cualquier visita.
Aquellos que no han recibido previamente la segunda dosis deben completar el esquema en la visita de los 11 a 12
años.
Varicela
En los niños susceptibles se aconseja administrar esta vacuna en la visita al pediatra del primer año, o poco después
en niños susceptibles. Aquellos que estén en riesgo y que
tengan 13 años de edad o más deben de recibir dos dosis administrada por lo menos con cuatro semanas de diferencia.
Vacuna contra la poliomielitis
Dos son las vacunas poliovirus recomendadas: vacuna
inactiva poliovirus (VIP) y vacuna poliovirus oral (VPO).
La ACIP (Advisory Committee on Immunization Practices), AAP (American Academy of Pediatrics) y AAFP
(American Academy of Family Physicians) recomiendan
las primeras dos dosis de vacuna inactivada poliovirus.
La ACIP recomienda continuar con un esquema secuencial de dos dosis de VIP administradas a la edad de 2
y 4 meses, seguida por dos dosis de VPO a los 12 y 18 meses así como a los cuatro y seis años.
INFECCIONES ESTREPTOCÓCICAS
COMUNES
Impétigo
Es una enfermedad caracterizada por máculas eritematosas que se transforman con rapidez en vesículas de pared
delgada y pústulas; la etapa vesiculopustular es breve,
rompiéndose de inmediato las lesiones y dejando en la superficie una costra pegajosa de color café claro. Las lesio-
Principios generales del manejo odontológico en el paciente pediátrico S 365
nes pueden desarrollarse en cualquier parte del cuerpo y
diseminarse fácilmente por los dedos, por el uso de toallas
y ropa contaminada.
El impétigo es causado por el estreptococo –hemolítico del grupo A; las lesiones generalmente se sobreinfectan con estafilococo. Aunque es una enfermedad autolimitada, debe ser tratada con penicilina sistémica, así como
realizar una higiene personal escrupulosa haciendo uso de
jabón antibacteriano. El tratamiento dental de rutina debe
ser pospuesto hasta que las lesiones de piel desaparezcan
para evitar que se diseminen.
Faringitis
Inicia con un cuadro prodrómico caracterizado por cefalea,
dolor abdominal, vómito, y fiebre; poco después la faringe
se inflama y se presenta un enrojecimiento difuso de las
amígdalas y de los pilares palatinos, petequias en el paladar
blando y linfadenopatía cervical.
El diagnóstico se establece por las características clínicas y se confirma con un cultivo positivo del estreptococo Grupo A. El tratamiento consiste en la administración
de penicilina oral V por 10 días. La eritromicina está indicada en los niños con alergia a la penicilina. El tratamiento
dental de rutina debe posponerse hasta terminar la terapia
antibiótica.
Nasofaringitis aguda (resfriado común)
Es la enfermedad infecciosa más común en el niño, causada por mas de 150 agentes virales serológicos, entre los
que destaca el rinovirus.
El periodo de infectividad dura de 1 a 2 días, antes que
desaparezcan los síntomas. Se presenta resequedad e irritación nasal, escalofrío, dolor muscular, cefalea, anorexia y
fiebre de baja intensidad. La fase aguda dura de 2 a 4 días.
Pueden presentarse complicaciones purulentas por infecciones bacterianas secundarias, lo cual se presenta a menudo a edades tempranas.
No existe terapéutica especifica, pero es recomendable guardar reposo y emplear acetaminofén para reducir el
dolor y la fiebre (los derivados de ácido acetilsalicílico no
se utilizan por la posibilidad de que se presente el síndrome
de Reye). El tratamiento dental de rutina se pospondrá hasta que desaparezcan los síntomas.
Varicela
De los niños 90% son contagiados de esta enfermedad antes de los 10 años de edad. La varicela se presenta generalmente de enero a mayo y se adquiere por contacto directo,
o a través de partículas suspendidas en el aire; el agente viral es el herpes virus Varicellae.
El periodo de incubación es de 13 a 17 días; los síntomas prodrómicos como anorexia y fiebre aparecen 24 horas antes de las lesiones cutáneas. La erupción inicia con
pequeñas pápulas rojas que se convierten de inmediato en
vesículas ovales con base enrojecida; estas vesículas, que
continúan apareciendo durante 3 o 4 días se rompen fácilmente en las primeras 24 horas, convirtiéndose en pequeños cráteres que evolucionan de 7 a 8 días hacia ulceraciones cubiertas con una costra. Las lesiones, que evolucionan
al mismo tiempo, inician en el tronco del cuerpo y se diseminan por la cara y el cuero cabelludo; las extremidades
por lo general no se ven afectadas. Las infecciones secundarias de la piel son comunes. La temperatura varia en un
rango de 39.4 a 40.6 _C durante los días en que las lesiones
aparecen. El prurito es común, para el cual la difenhidramina (BenadrilR) es de gran ayuda.
El tratamiento médico de la varicela es sintomático,
empleándose antipiréticos como el acetaminofén para bajar la fiebre. Ya que la vacuna que se encuentra disponible
es a base de virus vivos atenuados, puede causar efectos indeseables a largo plazo, en vista de que este tipo de virus
permanece en el organismo de manera latente; por tal razón, y por el hecho de que la varicela es una enfermedad
autolimitante, esta vacuna no se administra rutinariamente.
El tratamiento dental de rutina debe posponerse hasta
que todas las lesiones desaparezcan. Las situaciones de urgencia deben resolverse bajo el protocolo más estricto de
control infeccioso de preferencia cuando todas las lesiones
estén en etapa de costra.
Hepatitis B
Infección viral altamente contagiosa, cuya vía de diseminación más importante es la inoculación de sangre. El
periodo de incubación es muy variable, de 2 a 5 meses y las
manifestaciones clínicas son similares a otros tipos de hepatitis viral: fiebre, náuseas, vómito, ictericia y heces blancas. La mayoría de los niños se recuperan de la hepatitis sin
las serias complicaciones que se observan en los adultos,
como hepatitis aguda fulminante o hepatitis crónica activa;
sin embargo, no se puede prever si serán o no portadores
crónicos del virus.
La inmunización activa se puede obtener por medio
de la vacuna de VHB desarrollada por ingeniería genética
a partir del fragmento ADN clonado, codificado para
HBsAg; la vacunación es recomendable para prevenir la
enfermedad.
Manejo odontólogico
del paciente con hepatitis B
Ante la historia de hepatitis viral y en vista de que no existen diferencias clínicas entre hepatitis A, B, C u otras, es
necesario solicitar una determinación de antígeno de superficie para el virus de la hepatitis B (HBsAg), que de resultar positivo obliga a solicitar una nueva determinación,
la de HBeAg. Si esta última es positiva, debe considerarse
al paciente altamente infeccioso, por lo que el tratamiento
dental debe circunscribirse a realizar sólo procedimientos
de urgencia, llevando el protocolo de control de infecciones a su nivel más alto, para minimizar el riesgo de transmitir la enfermedad en el consultorio dental al dentista, sus
asistentes u otros pacientes. Esta posibilidad de contagio al
personal de salud puede minimizarse con la administración de la vacuna contra la hepatitis B.
366 Medicina en odontología
Influenza (gripa)
Existen tres tipos serológicos (A, B, C) de virus causantes
de influenza. Esta infección tiene un periodo de incubación
de 2 a 3 días y, en los niños mayores y adolescentes por lo
general se presenta con fiebre repentina, enrojecimiento de
la cara, escalofrío, dolor de cabeza, migraña, inflamación
de la garganta. La fiebre persiste por dos o tres días; entre
el 2º y 4º días las manifestaciones sistémicas tienden a desaparecer, en tanto que los problemas respiratorios que se
acompañan de tos, son más prominentes. La tos y el malestar general persisten de una a dos semanas después de que
la enfermedad ha desaparecido.
En niños pequeños pueden observarse fiebre alta, rinorrea, convulsiones febriles y vómito; se presenta otitis
en 25% de los casos y diarrea ligera en 15%; erupciones en
la piel también son frecuentes resolviéndose el padecimiento de 7 a 10 días.
Esta enfermedad puede prevenirse con la vacuna viral
de influenza inactivada; está indicada en niños con alto
riesgo de complicaciones, como enfermedades del corazón, fibrosis quística, asma, diabetes mellitus, etcétera.
El tratamiento médico de la influenza es generalmente sintomático. El tratamiento dental de rutina debe posponerse hasta que los síntomas desaparezcan.
Pediculosis de la cabeza
(piojo de cuero cabelludo)
Parasitosis que se caracteriza por intensa comezón en la
cabeza y la presencia del parásito llamado piojo. Con frecuencia se acompaña de dermatitis en el cuello y orejas; el
parásito y sus liendres (huevecillos del parásito) están presentes comúnmente en el cabello. El tratamiento es a base
de agentes tópicos.
La pediculosis de la cabeza es extremadamente contagiosa, por lo que el tratamiento dental debe ser pospuesto
hasta que sea erradicado el problema.
Tuberculosis
Enfermedad infecciosa bacteriana crónica que se presenta
en los pulmones y otros órganos, causada por el Mycobacterium tuberculosis. Casi siempre es adquirida por inhalación de partículas contaminadas suspendidas en el aire.
Después de varias semanas de infección, se desarrolla
una inmunidad mediada por células generándose una infección latente. La infección inicial rara vez produce síntomas; cuando estos se presentan incluyen malestar, fiebre y
tos. De esta primoinfección, la mayoría de los niños se recupera, aunque un porcentaje muy bajo podría desarrollar
una neumonía y diseminación sistémica de la infección,
que puede conducir a la muerte del paciente.
Una vez superada la infección primaria, el microorganismo se mantiene de manera latente en el tejido pulmonar,
pudiendo presentarse posteriormente una reactivación de
la infección, lo que daría origen a tuberculosis secundaria.
Esta enfermedad en un principio presenta pocas manifesta-
(Capítulo 21)
ciones clínicas, sin embargo ante un paciente con debilidad, fiebre, sudación nocturna, o pérdida de peso, o ambos,
la remisión al médico es prioritaria para descartar tuberculosis.
La prueba de sensibilidad a la tuberculina (Mantoux)
es confiable como prueba diagnóstica y suele emplearse en
todos los sospechosos y sus familiares cercanos.
El tratamiento médico es largo pero necesario para
erradicar al microorganismo; incluyen una combinación
de medicamentos como rifampicina, isoniacida, pirazinamida, eritromicina o etambutol.
Manejo odontológico del
paciente con tuberculosis
La tuberculosis en tejidos orales no es común y cuando se
presenta por lo general es secundaria a un foco pulmonar;
las manifestaciones orales incluyen ulceraciones, granulomas, osteomielitis de los maxilares, linfadenitis cervical
(escrófula), e infección de glándulas salivales.
Por el alto riesgo de contaminación ambiental, el tratamiento dental electivo debe posponerse si el paciente cursa
con tuberculosis pulmonar activa, limitándose el tratamiento sólo en los casos de emergencia, en cuyo caso deben
extremarse las precauciones universales de control infeccioso para evitar el diseminar la enfermedad en el consultorio dental y el manejo circunscribirse a la prescripción de
medicamentos para alivio del dolor o las infecciones orales.
Gingivostomatitis herpética aguda
Enfermedad viral autolimitante causada por el primer contacto con el virus del herpes simple, generalmente tipo 1,
pero pudiera presentarse también por el tipo 2.
Se caracteriza por la presencia de pequeñas vesículas
que al romperse forman úlceras mayores e irregulares y que
se presentan en todas las áreas de la boca, con predominio
en tejidos gingivales y labios. Una característica muy importante es que las encías se presentan inflamadas, hiperémicas y sangran con facilidad. (figuras 21–1, 21–2, y
21–3).
Las lesiones se acompañan de dolor, disfagia, fiebre,
linfadenopatía cervical y deshidratación. Este cuadro clínico dura entre 10 y 14 días, tiempo en el cual las úlceras
sanan totalmente. Después de esta infección primaria, el
virus permanece latente y por tiempo indefinido en el ganglio de Gasser, desde donde, ante situaciones que condicionen una baja en los mecanismos de defensa del organismo, migrará para dar origen a lesiones de tipo secundario.
El diagnóstico puede establecerse con base en las manifestaciones clínicas y puede corroborarse con un cultivo
viral.
Manejo odontológico del paciente
con gingivostomatitis herpética aguda
El tratamiento es principalmente paliativo. Se puede prescribir acetaminofén para el alivio del dolor y la fiebre, así
como dieta blanda y abundantes líquidos fríos, los cuales
en general son bien tolerados y evitan la deshidratación del
niño. Ante manifestaciones como una disminución en la
Principios generales del manejo odontológico en el paciente pediátrico S 367
del pH; son recomendables, con precaución, BenadrilR/
KaopectateR.
Por ser una enfermedad infecciosa, es importante destinar platos, vasos y cubiertos del enfermo para su uso exclusivo.
Por esta misma razón y por el hecho de que la salud
del niño durante el ataque de gingivostomatitis herpética
aguda o primaria está deteriorada, es preferible esperar a
que se recupere para poder brindar tratamiento dental rutinario y solo dar tratamiento y atención a las lesiones bucales hasta la recuperación del paciente de esta enfermedad.
Herpes simple recurrente
Figura 21–1. Gingivostomatitis herpética aguda o primaria.
producción de orina, lágrimas escasas o nulas, taquipnea,
taquicardia, debe enviarse el niño al médico, ya que son indicios de deshidratación. Pueden también aplicarse agentes tópicos que contribuyan al alivio del dolor, como la
combinación de antihistamínicos con algún agente astringente que permita la adhesión a la mucosa y disminución
Figura 21–2. Gingivostomatitis herpética aguda o primaria.
El virus de herpes simple suele infectar el ganglio sensorial
trigeminal en aquellos pacientes que han tenido una primoinfección y mantenerse así de manera latente. La reactivación del virus da lugar a una lesión recurrente o secundaria llamada herpes labial (fuego) o bien presentarse como
lesión intraoral en los sitios de la cavidad bucal que están
queratinizados.
Fiebre, estrés, desequilibrio hormonal, exposición a
la luz solar, etc., predisponen a sufrir estas lesiones secundarias, que se ven precedidas de una sensación de quemadura en el sitio donde se van a desarrollar.
El herpes labial se caracteriza por la presencia de múltiples vesículas pequeñas, dispuestas en forma de racimo,
que se rompen y coalescen formando una úlcera mayor, la
cual se cubre con una costra y cura entre 7 y 14 días (figura
21–4).
Debe tenerse cuidado con los niños que sufre herpes
labial y tienen el hábito de morderse las uñas, ya que pudieran autoinocularse el virus y producirse lesiones en los dedos (panadizo herpético).
Las lesiones herpéticas intraorales suelen presentarse
de manera similar, como múltiples vesículas que al romperse se unen formando úlceras irregulares y muy dolorosas. Pueden distinguirse de las úlceras aftosas por el hecho
de que aparecen en mucosa queratinizada, unida al periostio, como son encía y paladar duro. El periodo de duración
de estas lesiones es similar al del herpes labial, de 7 a 14
días, curando sin dejar cicatriz.
Figura 21–3. Gingivostomatitis herpética aguda o primaria.
368 Medicina en odontología
(Capítulo 21)
Estomatitis gonocócica
Figura 21–4. Lesión herpética labial recurrente.
Manejo odontológico del paciente
con herpes simple recurrente
El tratamiento es paliativo, aunque algunos autores recomiendan la aplicación tópica de aciclovir durante el periodo prodrómico para acelerar la curación, esta recomendación es todavía cuestionable.
Es preferible posponer la cita de los pacientes con herpes labial o intraoral, ya que las lesiones, sobre todo en fase
vesicular, son muy contagiosas.
Virus de papiloma humano
El virus de papiloma humano ha sido implicado en la etiología de varias lesiones entre las que se incluyen papiloma,
hiperplasia epitelial focal, verruga vulgar y condiloma
acuminado (verruga genital), siendo estas dos últimas consideradas como enfermedades de transmisión sexual.
La presencia de lesiones verrugosas en la boca de los
niños debe alertar al dentista sobre la posibilidad de enfrentar un niño que ha sido víctima de abuso sexual.
Infección por el grupo de virus Coxsackie
Este grupo de virus puede causar herpangina y enfermedad
de pie–boca–mano. Ambas enfermedades, cuya incidencia máxima es de mayo a octubre, se caracterizan por tener
un periodo de incubación de cinco días y por la formación
de vesículas y lesiones ulceradas en la faringe, amígdalas,
pilares faríngeos y paladar blando, acompañándose además de fiebre, coriza y malestar general.
La ubicación exclusiva de las lesiones en la orofaringe permite distinguir estas lesiones de las producidas
por el virus del herpes simple. En la enfermedad de pie–boca–mano las vesículas se forman también en las plantas de
los pies y en las palmas de las manos.
El tratamiento es de mantenimiento, ya que ambas
enfermedades son autolimitantes y se curan de 7 a 10 días
del inicio. No está indicado realizan procedimientos dentales de rutina durante el desarrollo de estas enfermedades.
Es una enfermedad de transmisión sexual causada por el
gonococo, el cual tiene un periodo de incubación variable
que va de 1 día a 2 semanas.
Las lesiones bucales no son específicas, lo que dificulta su diagnóstico, pudiendo presentarse en la encía, lengua, paladar blando u orofaringe como áreas inflamadas y
eritematosas. La gingivitis gonocócica puede ser similar
en características a la gingivitis ulcerosa necrotizante
aguda, sin embargo para hacer el diagnóstico definitivo de
esta y otras lesiones parecidas, el cultivo del exudado inflamatorio es necesario.
Dada la inespecificidad de las lesiones, sospechar de
estomatitis gonocócica en un niño no es común, a menos
que hubiera otros indicios de enfermedades de transmisión
sexual, en cuyo caso cabe la posibilidad de que el infante
esté siendo sometido a abuso.
El tratamiento de la estomatitis gonocócica es con
base en antibióticos como penicilina.
Sífilis
Enfermedad infecciosa de transmisión sexual causada por
el Treponema pallidum. Tiene un periodo de incubación de
seis semanas, generándose entonces la lesión primaria o
chancro, el cual aparece en el sitio de inoculación del microorganismo. Cuando la vía de entrada del treponema es
la cavidad bucal, el chancro puede presentarse en la mucosa oral, encías o labios, como lesión ulcerada crateriforme,
de bordes indurados. Esta lesión desaparece con o sin tratamiento y dos meses después se presentan las lesiones secundarias o placas mucosas de la cavidad oral, lesiones
blanquecinas ulceradas y muy contagiosas. En la piel se
presentan máculas y pápulas, así como linfadenopatía cervical prominente. La sífilis secundaria es la etapa de más
peligro de contagio. De los enfermos con sífilis algunos se
curan sin tratamiento, en tanto que otros pasarán a una
forma latente de sífilis que a la larga los llevará a desarrollar sífilis terciaria, etapa de la enfermedad que no es contagiosa pero que causa destrucción de tejidos como son el
cardiovascular y el sistema nervioso central. La lesión característica de la sífilis terciaria es la goma, área de necrosis
de coagulación que puede presentarse en la aorta o en SNC.
En la cavidad oral la infiltración gomosa de los tejidos se
presenta especialmente en el paladar, pudiendo ser causa
de perforación del mismo.
Sífilis congénita
Se presenta en hijos de madres que desarrollan sífilis adquirida durante el embarazo. Dependiendo de la etapa embrionaria o fetal en que se adquiera la sífilis puede provocar
lesiones irreversibles en corazón, huesos (osteomielitis),
sordera, ceguera, etcétera.
En la cavidad bucal una manifestación de sífilis congénita son los incisivos de Hutchinson (figura 21–5), que
se presentan en 45% de los pacientes con esta infección, o
los molares en forma de mora (22% de los pacientes) También se pueden observar las rágades sifilíticas (15%), lesiones periorales en forma de fisuras, muy contagiosas que al
Principios generales del manejo odontológico en el paciente pediátrico 369
Patogénesis
El virus es un microorganismo con afinidad a los linfocitos
T CD4+, que una vez infectados serán destruidos. Cuando
el número de linfocitos T CD4+ disminuye a menos de
200/mm3 de sangre, el organismo queda expuesto a infecciones oportunistas y al desarrollo de neoplasias. Se ha observado que el uso materno de terapia antirretroviral durante el embarazo o el parto reduce de manera importante
el riesgo de transmisión de la enfermedad al niño.
En el cuadro 21–2 puede verse la clasificación pediátrica de la infección por VIH para niños menores de 13 años.
Figura 21–5. Manifestaciones bucales de sífilis congénita. Incisivos en forma de desarmador.
sanar dejan cicatrices irreversibles. Otras manifestaciones
son nariz en silla de montar u osteomielitis sifilítica en los
maxilares.
La sífilis, ya sea adquirida o congénita, se trata con
antibióticos como penicilina, eritromicina o tetraciclina.
Es raro que un infante presente sífilis adquirida, pero podría observarse en niños prostituidos o abusados sexualmente. La sífilis congénita puede identificarse con facilidad y el niño debe ser tratado como paciente infeccioso,
con posibilidad de transmitir la enfermedad a otras personas, a través de soluciones de continuidad.
SIDA e infección por VIH
El SIDA es una enfermedad causada por los virus de inmunodeficiencia humana VIH–1 y VIH–2, que aunque suele
afectar sobre todo a adultos jóvenes puede presentarse
también en niños. La principal vía de transmisión de la infección pediátrica es la materna, aunque menos frecuente
el contagio a través de la administración de productos derivados de la sangre, como son las transfusiones de sangre
completa, plasma o derivados del factor VIII. Esta vía de
transmisión ha afectado en especial a un grupo de población: los hemofílicos.
Entre 6 y 30% de los recién nacidos infectados por el
VIH son hijos de madres con SIDA o VIH positivas.
Manifestaciones orales y tratamiento
de las lesiones de la cavidad oral
Infecciones micóticas:
Candidiasis seudomembranosa aguda.
Queilitis angular.
Para su tratamiento se emplean antimicóticos tópicos como
enjuagues de nistatina: 400 a 600 unidades o ketoconazol
200 mg diarios por vía oral, fluconazol 200 mg vía oral el
primer día y 100 mg después, itraconazol 100 mg vía oral.
Para candidiasis sistémica se puede utilizar anfotericina B
0.5 mg/kg diarios administrados por vía intravenosa.
Para alivio de la queilitis angular se emplean antimicóticos tópicos como nistatina o triamcinolona.
Infecciones virales:
Infecciones por el virus del herpes simple.
Leucoplasia pilosa, infección producida por el virus de Epstein–Barr, rara en niños.
En estos pacientes inmunodeprimidos se recomienda emplear aciclovir por vía oral 200 mg cinco veces al día para
tratamiento de las infecciones herpéticas, así como anestésicos tópicos o medicamentos que alivien el dolor, como
son enjuagues con difenhidramina o con geles de aluminio.
Las infecciones causadas por el virus de la varicela–zoster
pueden tratarse con aciclovir sistémico: 200 mg vía oral
cinco veces al día y foscarnet 40 mg/kg por vía intravenosa
cada ocho horas durante 21 días, para los casos en que se
tenga resistencia al aciclovir. Se recomienda especialmente
Cuadro 21–2. Clasificación pediátrica de la infección por el virus
de inmunodeficiencia humana (VIH) para niños menores de 13 años
Categorías inmunológicas basadas en la cuenta específica
de linfocitos T y CD4 por edad y porcentaje total de linfocitos
Edad del niño
Categoría inmunitaria
1. Sin evidencia de supresión
2. Evidencia moderada
3. Supresión severa
< 12 meses
1 a 5 años
6 a 12 años
> 1,500 / > 25%
> 1,000 / > 25%
> 500 / > 25%
750 / 15%
500 / 15%
200 / 15%
1,499 / 24%
999 / 24%
499 / 24%
< 750 / < 15%
< 500 / < 15%
< 200 / < 15%
370 Medicina en odontología
(Capítulo 21)
Neoplasias:
Linfoma del tipo no Hodgkin, común en hemofílicos.
Sarcoma de Kaposi, poco frecuente en niños
Estas neoplasias malignas pueden tratarse con cirugía paliativa, quimioterapia y radioterapia.
Figura 21–6. Gingivitis ulceronecrotizante aguda.
este tipo de terapia en aquellos pacientes en quienes la respuesta inmune está deprimida.
La leucoplasia pilosa no requiere de tratamiento, sin
embargo en las lesiones severas puede emplearse aciclovir
sistémico, retinol o extirpar la lesión con cirugía láser.
Infecciones bacterianas:
Gingivitis y periodontitis ulceronecrosante GUN/
PUN (figuras 21–6 y 21–7).
Eritema linear gingival.
Para tratar la gingivitis y periodontitis ulceronecrozante es
necesario tener un estricto control de placa bacteriana, debridación local, yodopovidona tópica, colutorios de gluconato de clorhexidina 0.125% y el empleo de metronidazol,
clindamicina, amoxicilina con clavulanato de potasio, o
ambas por vía sistémica.
El tratamiento del eritema linear gingival incluye la
remoción y control de placa bacteriana, colutorios de gluconato de clorhexidina a 0.125%, y terapia antimicótica tópica.
La estomatitis necrotizante se trata con debridación
local, yodopovidona tópica, enjuagues de clorhexidina y
metronidazol y prednisona sistémica.
Figura 21–7. Gingivitis ulceronecrotizante aguda.
Agrandamiento de las glándulas salivales:
Sobre todo en la parótida. Usualmente no requiere
terapia, sin embargo, pueden utilizarse agentes
sistémicos antiinflamatorios, antibióticos en caso
de complicaciones infecciosas y los casos severos
no complicados con infecciones agregadas, pueden responder a la administración de esteroides
sistémicos.
Xerostomía e hiposalivación
En los pacientes con hiposalivación es muy importante un
control adecuado de placa bacteriana, aplicaciones tópicas
de flúor, estimulación de la reserva salival con el consumo
de agua en abundancia o té de limón. Para los casos severos
está indicada la prescripción de saliva artificial, así como
el uso de foscarnet, e interferón a 2a.
Sangrado oral relacionado con trombocitopenia
(poco frecuente)
Úlceras aftosas idiopáticas, inducida por medicamentos o por agranulocitosis (figura 21–8).
Deben administrarse esteroides tópicos como primera opción e intralesionales y sistémicos para las lesiones resistentes a tratamiento local.
Pronóstico y tratamiento médico
Los niños tienen una mayor sobrevida si la infección por
VIH ocurre después de los dos años de edad. Los que se
contagian en la etapa perinatal mueren en el primer año de
vida, entre los 6 y 8 meses. El 28% de los pacientes tienen
10 o más lesiones orales.
En un intento por detener la replicación viral se hace
uso de terapia anti–VIH (terapia antirretroviral altamente
Figura 21–8. Úlcera aftosa recurrente.
Principios generales del manejo odontológico en el paciente pediátrico S 371
activa, TARAA). Entre los agentes nuevos se emplea didoxinosina–ddI, 125 a 250 mg. Como profilaxis para evitar el
desarrollo de una neumonía por Pneumocistis carinii se
emplea trimetoprim 20 mg/kg y sulfametoxazol 100 mg/kg.
Manejo odontológico del paciente
pediátrico VIH+ y con SIDA
Los cuidados de la salud oral son los mismos para los niños
VIH positivos que para cualquier paciente sano. Se deben
extremar las actividades preventivas y vigilar las cuentas
de linfocitos CD4+ que le solicita periódicamente el médico. En los pacientes que reciben terapia antirretroviral deben evitarse las interacciones farmacológicas.
Los pacientes con el síndrome de inmunodeficiencia
adquirida ya establecido, deben vigilarse para identificar
tempranamente lesiones en la cavidad oral y darles tratamiento oportuno.
Las lesiones cariosas deben tratarse, ya que se ha demostrado que son reservorio importante de Candida albicans.
No se requiere profilaxis antimicrobiana de manera
rutinaria, cuando se planeen intervenciones o procedimientos en los que se prevea sangrado, sin embargo debe
consultarse con el médico sobre la posibilidad de hacerlo,
dependiendo del estado inmunitario.
En los pacientes VIH positivos y en aquellos que han
desarrollado SIDA deben llevarse los niveles de control infeccioso del consultorio a los niveles más altos.
El paciente con SIDA debe ser llamado a control cada
tres meses.
Candidiasis
Dos tipos de candidiasis afectan a la población pediátrica:
seudomembranosa y atrófica. La primera se caracteriza
por placas blanquecinas que al frotarlas se desprenden y
dejan una superficie sangrante; estas lesiones seudomembranosas asemejan leche cuajada. La candidiasis atrófica
en cambio se manifiesta como lesiones rojas que se acompañan de ardor.
Estas infecciones micóticas suelen presentarse en niños prematuros, en los que sufren inmunodepresión o debilitamiento, en quienes han sido radiados en cabeza y cuello, que han recibido terapia antibiótica por tiempo
prolongado, sufren diabetes mellitus mal controlada o alguna otra endocrinopatía, o tienen hiposalivación. Los recién nacidos sanos pueden además infectarse durante el
parto si sus madres presentaran candidiasis vaginal.
Tratamiento de candidiasis oral
Para su curación es necesario eliminar las causas predisponentes, ya que con el tratamiento desaparece la sintomatología, pero al persistir las condiciones predisponentes la
enfermedad recurrirá. La terapia consiste en la administración preferentemente de antimicóticos tópicos, como nistatina en suspensión o trociscos de clotrimazol. También
pueden utilizarse estos fármacos por vía sistémica, como
ketoconazol 200 mg VO diarios o fluconazol 200 mg iniciales y 200 mg a partir del segundo día hasta la remisión.
ALERGIAS Y ENFERMEDADES
DE ORIGEN INMUNITARIO
ALERGIAS
Rinitis alérgica
Trastorno alérgico (respuesta inmune tipo I) originado por
sensibilidad a alergenos que se encuentran en el aire, como
son el polvo o el polen y que afectan sólo a las vías aéreas
superiores. Se caracteriza por estornudos, rinorrea profusa
y acuosa, obstrucción nasal, prurito de las vías aéreas superiores y ojos llorosos. Se presenta de manera habitual en primavera, cuando existe abundancia de polen en el aire. El tratamiento consiste en evitar los alergenos y también con
inmunoterapia (vacunas). Los síntomas son controlados
con medicamentos como los antihistamínicos por vía oral.
Dermatitis y estomatitis
atópica (dermatitis y
estomatitis de contacto)
Es un desorden inflamatorio de la piel o la mucosa oral caracterizado por eritema, prurito, edema, formación de
úlceras y costras, exfoliación y exudado, causado por sustancias que inducen una respuesta inmunitaria tipo IV (mediada por células). Son muchas las sustancias que pudieran
inducir a este tipo de respuesta, las cuales incluyen materiales y compuestos que se emplean en la práctica de la
odontología, como el dique de hule, acrílico, dentífricos,
enjuagues bucales, etc. La dermatitis o la estomatitis atópica comienza por lo general en la infancia, estabilizándose el problema entre los 3 y 5 años de edad. Las infecciones
secundarias de la piel son comunes.
Lo más importante es evitar el contacto de la piel o las
mucosas con agentes que precipiten el desarrollo de las lesiones. Las lesiones pueden ser tratadas con corticosteroides tópicos. El uso de antihistamínicos o sedantes tópicos
como el jarabe de BenadrilR pueden ser de gran ayuda
para aliviar la sintomatología oral.
Alergia a látex
Esta es una variante de la dermatitis atópica. Se ha visto
que los pacientes con espina bífida y mielodisplasia, así
como los que han sido sometidos a diversas operaciones
genitourinarias y múltiples cateterizaciones de las vías genitourinarias son personas de alto riesgo para desarrollar
este trastorno.
El tratamiento médico es similar al de las dermatitis
y estomatitis de contacto.
Urticaria
Reacción alérgica que afecta a la piel y a veces a las mucosas y que es mediada por IgE, que induce la liberación de
372 S Medicina en odontología
histamina y otros mediadores químicos de la inflamación.
Puede ser producida por alergenos tan diversos como medicamentos o alimentos, entre los que destacan penicilina,
ácido aceltilsalicílico, sulfas, pescado, mariscos, huevo,
chocolate, etc. Afecta a 20% de la población en algún momento de la vida. Se caracteriza por lesiones papulares en la
piel, que están bien circunscritas y que a veces coalescen
para formar lesiones mayores, como placas redondeadas de
varios tamaños, pruriginosas, localizadas o generalizadas.
Es un trastorno autolimitado, la urticaria requiere sólo
tratamiento sintomático, empleándose antihistamínicos
para aminorar el prurito. En casos severos se puede requerir del uso de esteroides sistémicos.
Anafilaxia
Es una reacción alérgica sistémica, repentina y que puede
poner en riesgo la vida del paciente. Es poco frecuente en
niños. Son muchos los alergenos capaces de producir una
reacción de anafilaxia, algunos de los cuales ya han sido
mencionados en párrafos anteriores.
Los síntomas aparecen con rapidez ante la exposición
al antígeno, produciéndose eritema de piel y mucosas, edema cutáneo, ronquera, estridor, comezón en ojos, disfagia,
congestión nasal, estornudo, disnea y sibilancia. Esta enérgica respuesta inflamatoria sistémica puede producir colapso circulatorio, con hipotensión, bradicardia y pérdida
de la consciencia. Si no se brinda tratamiento puede presentarse un paro cardiopulmonar y la muerte.
En los niños se emplea como tratamiento 0.125 a 0.25
mL de adrenalina a 1:1,000 por vía intravenosa o intralingual, y se debe dar oxígeno. Ante esta emergencia el paciente debe ser hospitalizado para que pueda recibir ayuda
médica especializada. Una vez que la sintomatología cardiovascular ha sido controlada puede prescribirse un antihistamínico como BenadrilR intramuscular, 25 a 50 mg.
Es importante identificar el alergeno para evitar exponer al
paciente de nuevo al mismo.
Manejo odontológico de
los pacientes con alergias
En lo referente a los pacientes con rinitis alérgicas es importante evitar las alfombras y materiales de construcción
o acabados que retengan polvo en el consultorio, para que
la sintomatología no se repita. Con este trastorno se debe
evitar el uso de óxido nitroso y oxígeno para sedación consciente, para lo cual es necesario consultar con el médico.
En pacientes que recibe antihistamínicos deben evitarse las interacciones farmacológicas. Una vez identificado
el agente causal de las alergias, urticaria, anafilaxia o dermatitis de contacto, debe evitarse su uso o prescripción. Los pacientes que desarrollan alergia a medicamentos son susceptibles al desarrollo de otro tipo de fármacos por lo que el
dentista debe estar al pendiente de su paciente cuando prescriba medicamentos o utilice materiales dentales no empleados antes. Ante cualquier manifestación de alergia, sea edema, pápulas, vesículas, eritema, vómito, diarrea, disnea etc.,
debe suspenderse el medicamento y prescribir antihistamí-
(Capítulo 21)
nicos. Los casos severos se manejan con corticosteroides.
No utilizar dique de hule o guantes de látex en los que son
alérgicos a este material; pueden sustituirse por unos de vinil
y rollos de algodón, así como emplear resortes de cierre en
lugar de elásticos de ortodoncia, copas de hule por cepillos
de profilaxis con base metálica, etcétera.
Artritis reumatoide juvenil
Es una enfermedad sistémica de origen autoinmunitario
que afecta articulaciones, tendones, músculos (incluyendo
el cardiaco) y tejido conectivo que puede aparecer en la población infantil antes de los 16 años. Difiere de la artritis
del adulto en que en esta última la oligoartritis es más común y las articulaciones largas se ven más afectadas que las
pequeñas. Existen varios tipos de artritis reumatoide juvenil:
la variante sistémica, la de aparición pauciarticular, y las de
aparición poliarticular. Únicamente en 20% de los niños con
artritis crónica se detecta el factor reumatoide.
Artritis reumatoide juvenil
de aparición sistémica
Se presenta aproximadamente en 20% de los niños con artritis reumatoide juvenil entre los 2 y 10 años de dad y no
tiene predilección por sexo. Aparece abruptamente, manifestándose con fiebre en picos altos 1 o 2 veces al día, de
hasta 40 a 41_C, pudiendo persistir por meses. También se
presenta una erupción migratoria transitoria en el pecho y
áreas proximales de las extremidades, así como artralgias
recurrentes, mialgias, y artritis transitoria, hepatoesplenomegalia, adenopatía generalizada, serositis, y leucocitosis
neutrofílica severa.
Artritis reumatoide juvenil
de aparición pauciarticular
Afecta a más de 40% de los niños con artritris reumatoide
juvenil y es la forma más común. Se caracteriza por un
patrón de inflamación en más de cinco articulaciones con
una distribución asimétrica. De estos niños 85% tienen
periodos de remisión y exacerbación.
La forma pauciarticular se divide en dos grupos, de
los cuales el más común se presenta en mujeres antes de los
seis años de edad, con una alta incidencia de iridociclitis
crónica; no se identifica en los pacientes el factor reumatoide pero si anticuerpos antinucleares.
La otra variante de artritis reumatoides juvenil pauciarticular tiene predilección por presentarse en varones quienes
generalmente tienen historia familiar de artritis; más de 50%
de los afectados tienen antígenos de histocompatibilidad
tipo HLA–B27, además de ausencia de anticuerpos antinucleares y factor reumatoide. Las articulaciones de las extremidades inferiores son las que se ven más afectadas.
Artritis reumatoide juvenil
de aparición poliarticular
Se presenta casi en 40% de los niños con artritis reumatoide, en general se presenta en niños de dos años de edad,
sin predilección por sexo. Más de cinco articulaciones se
Principios generales del manejo odontológico en el paciente pediátrico 373
encuentran afectadas, sobre todo las pequeñas, esta entidad
es la más parecida a la artritis de adulto por esta característica. Puede verse afectada la columna cervical, con lo que
se restringe los movimientos del cuello. Los niños con esta
enfermedad son negativos para el factor reumatoide. La
artritis reumatoide juvenil de aparición poliarticular remite
en 75% de los niños. Una variante de esta afección, de mal
pronóstico, se presenta en niñas preadolescentes, en quienes la identificación del factor reumatoide es positiva.
Manejo médico de artritis
reumatoide juvenil
Los niños con artritis son tratados con ácido acetilsalicílico, reservándose el uso de corticosteroides sistémicos para
las formas graves. A los pacientes que no responden al ácido acetilsalicílico se les administra sales de oro por vía
intramuscular. La penicilamina y la hidroxicloroquina no
son recomendables en niños, pero pueden ser efectivas
cuando no hay respuesta a la terapia anteriormente señalada.
Manejo odontológico del niño
con artritis reumatoide juvenil
El paciente por lo general es un niño con dolor crónico, que
suele tener movimientos limitados de cabeza y cuello, por lo
que el dentista debe considerar lo anterior para colocar al
paciente en el sillón dental. Se puede emplear una almohada
para darle soporte al cuello y a las extremidades. Por esta
misma razón, las citas deben ser cortas, ya que sesiones de
trabajo prolongadas causan molestias al paciente y dolor.
Si la articulación temporomandibular se viera involucrada por la artritis reumatoide, el paciente puede tener
limitada la apertura bucal y disminuido el crecimiento
mandibular, lo cual da lugar a problemas ortopédicos/ortodónticos, ya que se puede presentar mordida abierta y anquilosis por la destrucción de los cóndilos. Si se presentan
cambios degenerativos y de destrucción en la articulación,
se requiere de una intervención quirúrgica con la finalidad
de recuperar parte de la función perdida. Los niños pequeños pueden referir el dolor de la articulación temporomandibular como queja de dolor de cabeza.
Los pacientes con artritis reumatoide juvenil que reciben medicación múltiple deben ser vigilados por el potencial de interacción farmacológica. Antes de realizar procedimientos quirúrgicos, los pacientes que reciben ácido
acetilsalicílico deberán ser evaluados a través del tiempo de
sangrado, dada la acción antiagregante plaquetaria que tiene
este fármaco. Ante resultados mayores a seis minutos debe
suspenderse el medicamento por lo menos una semana antes
de la intervención para evitar problemas de sangrado de difícil control. Aquellos que reciben esteroides requieren de dosis
suplementaria para prevenir una crisis adrenal que pudiera
generarse por el estrés asociado al tratamiento dental.
Si se planea realizar el tratamiento bajo anestesia general, debe solicitarse una biometría hemática por el riesgo
que existe de una supresión de medula ósea secundaria al
empleo de los fármacos.
Los pacientes que tienen afectadas las extremidades
por artritis reumatoide juvenil pueden tener dificultades
para llevar a cabo el aseo bucal. Para facilitarles el procedi-
miento el cepillo puede modificarse, haciéndole un mango
más largo y una empuñadura más gruesa.
Los padres son generalmente sobreprotectores con el
niño, lo que pudiera dificultar su manejo rutinario.
Lupus eritematoso
Es una enfermedad autoinmunitaria en la que las inmunidades humoral y celular están involucradas. Puede ser desencadenada por factores ambientales como infecciones
virales, radiaciones solares o el empleo de medicamentos,
aunque es indudable que la genética es un elemento predisponente. Existen varias formas de lupus eritomatoso, entre
las que destacan el sistémico, subagudo y discoide.
Lupus eritematoso sistémico
Esta enfermedad autoinmunitaria se debe a una sobreproducción de anticuerpos reactivos dirigidos contra las moléculas de las membranas celulares, proteínas citoplasmáticas y determinantes nucleares (ADN). Estos anticuerpos
son los responsables de los procesos patogénicos causantes de nefritis, vasculitis, destrucción sanguínea y de estructuras orgánicas como articulaciones, pulmones, piel y
mucosas, SNC, etcétera.
Se presenta de manera predominante en mujeres jóvenes de 30 a 40 años de edad, pero también puede manifestarse en niños, en quienes la enfermedad se presenta de manera
más grave, con mayor incidencia de nefritis, pericarditis,
hepatoesplenomegalia y corea. Es más común en las razas
negra y asiática. Su aparición puede ser repentina o insidiosa (meses o años).
El paciente típico puede presentar fiebre de origen
desconocido, dolor articular, eritema malar y fotosensibilidad. La American Rheumatism Association propone los siguientes criterios, de los cuales el paciente debe mostrar
cuatro para el diagnóstico de lupus eritematoso sistémico:
Eritema malar en forma de mariposa
Lupus discoide de la piel
Fotosensibilidad
Úlceras bucales
Artritis
Serositis
Desórdenes renales
Titulación de anticuerpos antinucleares en aumento
Leucopenia (4,000/mm3), linfopenia (1,500/mm3),
anemia hemolítica, trombocitopenia (100,000/
mm3)
Desorden neurológico
Las lesiones cutáneas (lupus discoide) están mal circunscritas, eritematosas, aparecen como placas edematosas
distribuidas simétricamente en cara, tórax, brazos y manos. En la boca se presentan generalmente en la encía, la
mucosa bucal y el borde bermellón del labio, manifestándose como lesiones eritematosas con estrías queratóticas
blancas y que pueden ulcerarse. La presencia de anticuerpos reactivos ADN y el antígeno Sm son virtualmente suficientes para el diagnóstico de la entidad.
374 Medicina en odontología
(Capítulo 21)
Lupus eritematoso discoide
INMUNODEFICIENCIAS PRIMARIAS
Se presenta principalmente en mujeres de edad media,
como lesiones cutáneas u orales únicas, como las ya descritas en párrafos anteriores, sin manifestaciones sistémicas.
Agammaglobulinemia ligada al
cromosoma X (enfermedad de Bruton)
Lupus eritematoso subagudo
Es una condición intermedia, cuyos síntomas son menos
graves. No se relaciona con niños.
Lupus eritematoso inducido
por medicamentos
Algunos medicamentos pueden inducir el desarrollo de
una forma reversible de lupus eritematoso. Entre estos fármacos están la hidralacina, procainamida, isoniacida y
D–penicilamina.
Los síntomas desaparecen después de retirar los agentes causales.
Manejo odontológico del paciente
con lupus eritematoso
Estos pacientes tienen una susceptibilidad mayor a infecciones, por lo que deben observarse las cuentas de leucocitos antes de llevar a cabo procedimientos quirúrgicos. Pacientes con cuentas menores a 1,000 neutrófilos/mm3
deben recibir profilaxis antimicrobiana, por lo que se sugiere consultar al médico para tomar la decisión sobre cual
fármaco podría ser empleado, ya que algunos medicamentos son potencialmente capaces de incrementar la gravedad de esta enfermedad.
Los pacientes además requieren profilaxis antimicrobiana para endocarditis, ya que se ha visto que más de 50%
de ellos sufren daño cardiaco secundario al lupus eritematoso.
Se recomienda seguir el esquema recomendado por la
American Heart Association cuando vayan a llevarse a
cabo procedimientos dentales que impliquen sangrado.
Cuando los pacientes presenten trombocitopenia deben evitarse las actividades quirúrgicas con cuentas plaquetarias menores a 50,000/mm3.
Los pacientes en terapia de esteroides requieren de dosis
suplementaria (el doble de la dosis) para evitar el desarrollo
de una crisis adrenal. Se debe considerar la posibilidad de
que pudieran presentarse interacciones farmacológicas al
prescribir fármacos en la consulta dental, por lo que deben
revisarse los medicamentos para evitar reacciones secundarias nocivas.
Con frecuencia estos pacientes tienen problemas renales, por lo que es importante y prudente conocer el grado
de funcionamiento de estos órganos antes de la prescripción farmacológica, para tratar de emplear aquellos que no
tengan efectos tóxicos sobre el parénquima renal, y de ser
necesario disminuir la dosis a la mitad o espaciar el tiempo
entre las tomas.
Los pacientes con trastornos neuroesqueléticos pueden presentar incomodidad ante sesiones prolongadas, por
lo que es recomendable citas cortas y con un buen apoyo
de las extremidades.
Es una inmunodeficiencia primaria que se trasmite por el
cromosoma X, de tal manera que son los niños quienes las
padecen y las mujeres las que transmiten la enfermedad.
Los pacientes presentan infecciones repetidas por neumococos, estafilococos, H. influenzae, entre otros, debido a
una panhipogammaglobulinemia, es decir ausencia de
IgA, IgG e IgM.
Son comunes en estos enfermos las sinusitis, enfermedades crónicas pulmonares y fibrosis pulmonar, eccema recurrente y abscesos en la piel. Debido a la falta de
producción de inmunoglobulinas, el manejo médico debe
incluir la administración de IgG.
Deficiencias selectivas de
subgrupos de inmunoglobulinas
Deficiencia de IgA
Se transmite de manera autosómica dominante o recesiva,
y algunos pacientes tienen una recuperación espontánea.
La falta de producción de IgA se traduce en infecciones recurrentes de vías respiratorias y digestivas, ya que este tipo
de anticuerpo se encuentra sobre todo en las secreciones
corporales, de tal manera que su carencia produce un incremento en la tendencia a las infecciones de los sitios donde
se producen.
Se ha visto una fuerte asociación entre la deficiencia
de IgA con lupus eritematoso y artritis reumatoide.
Deficiencia de IgM
Se presenta con una frecuencia de 1:1,000 en la población
general.
Los pacientes afectados tienen un riesgo alto de infecciones bacterianas y septicemias, por lo que ante el primer
indicio de infección está indicado un tratamiento con antimicrobianos.
Deficiencia de IgG
En este trastorno el nivel sanguíneo de IgG es normal, pero
la cantidad de los diferentes subgrupos de IgG no lo son. Los
enfermos tienen una alta susceptibilidad a las infecciones.
Enfermedades primarias
de los linfocitos T
Síndrome de DiGeorge
Es un defecto congénito en el que se presenta una hipoplasia o aplasia del timo y la paratiroides, con defectos aórticos y del corazón.
Los niños muestran además una mandíbula hipoplásica, afección de oídos y un filtro nasal corto.
Se observan diferentes grados de deficiencia de la respuesta inmunitaria, desde una función casi normal de los
Principios generales del manejo odontológico en el paciente pediátrico 375
linfocitos T hasta una disfunción severa de las mismas. En
estos trastornos no existen deficiencias funcionales de los
linfocitos B. Como tratamiento se ha empleado los trasplantes de timo con éxito.
Inmunodeficiencia combinada grave
Se caracteriza por un defecto de los linfositos B y T que
conduce a múltiples infecciones por bacterias, hongos y virus. Suele ser mortal. El desgaste físico del niño es común.
Son frecuentes las erupciones de la piel, alopecia, y seborrea, neutropenia, anemia, monocitosis, trombocitosis, y
eosinofilia. Para su tratamiento se requiere de un trasplante
de médula ósea.
Síndrome de Wiskott–Aldrich
Es un desorden recesivo ligado al sexo, caracterizado por
trombocitopenia, niveles plasmáticos de IgA e IgE elevados mientras que el nivel de IgM esta disminuido, eccema,
ataxia cerebelar y lesiones teleangiectásicas comunes en la
esclerótica, oídos, nariz, fosa poplítea y antecubital. Las
deficiencias de linfocitos T y B son variables. Son frecuentes las infecciones recurrentes del oído y las alteraciones
endocrinas. Las reticuloendoteliosis malignas, si se presentan, son mortales.
Los pacientes muestran facies como de máscara. El
desarrollo intelectual es inicialmente normal pero se detiene cerca de los 10 años de edad. La muerte por el desarrollo
de linfoma es común en una fase terminal. Como tratamiento se requiere de un trasplante de médula ósea.
Enfermedad injerto contra huésped
Es una enfermedad que se presenta en los pacientes en
quienes como terapia para cáncer (leucemia), se ha hecho
un trasplante de médula.
Si el receptor no es antigénicamente idéntico al donador, se producirá una respuesta en la que el injerto provocará una respuesta inmunitaria contra el huésped, al que
desconoce. Esto se ve favorecido por el hecho de que para
poder implantar la médula en el receptor se suprime totalmente la respuesta inmunitaria.
La enfermedad de injerto contra huésped puede presentarse de manera crónica o aguda, apareciendo esta última entre los 7 y 14 días después de haberse hecho el injerto.
Se manifiesta como cambios de aspecto liquenoide en la
piel, diarrea y úlceras orales; la forma crónica se caracteriza por alopecia y descamación. Para su control se requiere de grandes cantidades de corticosteroides.
Inmunodeficiencias secundarias
Las inmunodeficiencias secundarias o adquiridas a lo largo
de la vida tienen diversas causas:
Inmunodepresión química como el uso de corticosteroides o inmunodepresores, terapia para tratamiento de cáncer, etcétera.
Inmunodepresión física, como las radiaciones.
Deficiencia nutrimental: desnutrición proteinocalórica
Deficiencias enzimáticas, como la deficiencia de
desaminasa de adenosina (ADA) y fosforilasa
nucleósido (FN)
Síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA)
Pacientes con leucemias o linfomas.
Como en cualquier estado de inmunodepresión, las posibilidades de infecciones bacterianas, virales y micóticas
existen, en especial por virus y hongos. Son comunes las
infecciones repetidas de vías respiratorias, digestivas, piel,
etcétera.
Manejo odontológico de
pacientes con inmunodepresión
Este tipo de trastornos no se ve con frecuencia en la consulta dental. De las inmunodeficiencias primarias algunas
como la agammaglobulinemia ligada al cromosoma X o la
inmunodeficiencia combinada grave suelen ser mortales.
El resto de estos trastornos requieren de una evaluación
adecuada antes del tratamiento dental, así como de lograr
que el niño tenga una cavidad bucal libre de procesos infecciosos.
Todo tratamiento dental debe ser pospuesto y sólo estará indicado el manejo de las urgencias, especialmente de
infecciones.
Estas son comunes en todos los pacientes inmunodeprimidos, por lo que debe irse resolviendo conforme se vayan presentando.
El manejo de estos pacientes en la consulta debe discutirse ampliamente con el médico tratante. De ser posible
es preferible esperar a que las condiciones del paciente mejoren y posponer cualquier tratamiento dental rutinario.
Antes de los procedimientos quirúrgicos es necesaria
una biometría hemática y en caso de que las cuentas de
neutrófilos sean menores a 1,000/mm3 de sangre, es necesario considerar la posibilidad de prescribir profilaxis antimicrobiana.
Algunos pacientes requerirán además elevar la cantidad de globulinas circulantes, para lo cual puede emplearse gammaglobulina en la cantidad y dosis que el médico prescriba.
Los que reciben corticosteroides tienen además riesgo
de crisis adrenal, así que es importante duplicar la dosis el día
del tratamiento, para regresar a dosis habituales en 2 o 3 días.
Deben extremarse las medidas de prevención de enfermedades bucales, de tal manera que el paciente tenga un
adecuado control de placa bacteriana.
ASMA
El asma es una enfermedad pulmonar obstructiva causada
por una hiperreactividad de las vías aéreas provocada por
diversos estímulos, como polvo, polen, medicamentos
como el ácido acetilsalicílico, etcétera.
Se ha visto que de 5 a 10% de la población infantil tiene signos y síntomas de esta enfermedad, por ello el asma
es la principal causa de trastornos crónicos en la infancia.
376 S Medicina en odontología
La etiología es compleja, ya que involucra factores bioquímicos, inmunitarios, infecciosos, endocrinos, y psicológicos. Esta enfermedad puede dividirse en extrínseca e
intrínseca.
El primero es el resultado de una respuesta del árbol
bronquial ante antígenos del medio ambiente que ingresan
a las vías aéreas; el individuo previamente sensibilizado
produce como respuesta anticuerpos del tipo IgE.
Este anticuerpo tiene afinidad por las células cebadas,
de tal manera que al volver a entrar el antígeno se produce
la liberación de histamina y diversos mediadores químicos
que reproducen un cuadro inflamatorio, con abundantes secreciones bronquiales, moco espeso, broncoconstricción y
asfixia.
El asma intrínseca tiene otra patogenia, casi siempre es
de origen insidioso y precipitado por infecciones virales de
vías respiratorias superiores; sin embargo, en tanto que el
asma de origen alérgico tiende a desaparecer con la adolescencia, el de origen intrínseco es resistente a tratamiento.
El ataque asmático se caracteriza clínicamente por
tos, sibilancias, taquipnea, uso de los músculos accesorios
de la respiración, cianosis, hiperinflación del pecho por la
dificultad espiratoria y taquicardia.
El tratamiento del asma extrínseca consiste básicamente en el evitar alergenos.
Para un cuadro asmático se emplea terapia farmacológica como adrenalina o teofilina y la administración de O2
por medio de cánulas nasales. El uso de broncodilatadores
en aerosol es de gran ayuda para evitar un cuadro que
recién se instala.
Manejo odontológico del paciente con asma
El manejo odontológico debe ser planeado en conjunto con
el médico tratante, en especial cuando el paciente cursa con
cuadros repetitivos que requieren hospitalización. En estos
casos, el tratamiento dental debe limitarse a resolver las urgencias.
Ante todo deben identificarse los alergenos para evitarlos en el consultorio. Éste debe estar bien ventilado y
libre de polvo, por lo que no son recomendables las alfombras o el mobiliario que lo retenga. Si el elemento desencadenante es un medicamento, debe evitarse su prescripción
así como la de otros fármacos cuya base química sea similar.
Se debe pedir a los padres que cuando el niño acuda
a la consulta lleve consigo siempre su broncodilatador y
hacer uso de él en caso de urgencia.
A los pacientes que han recibido corticosteroides
como parte del tratamiento debe evitarse el empleo de
anestésicos con vasoconstrictores adrenérgicos, pues estos
son conservados en bisulfitos, causantes de asma en este
tipo especial de paciente asmático.
Por otro lado debe el dentista cerciorarse de la dosis
y el tiempo que se han utilizado los corticosteroides, para
en caso de riesgo de crisis adrenal, duplicar la dosis antes
del tratamiento dental.
Debido a que con frecuencia estos niños hacen uso de
la respiración bucal, deben extremarse las medidas preventivas para evitar el desarrollo de caries.
(Capítulo 21)
DESÓRDENES NEUROLÓGICOS
Y NEUROMUSCULARES
DESÓRDENES CON CRISIS CONVULSIVAS
Las convulsiones son una manifestación clínica de hiperactividad neuronal anormal en la que la localización del
foco o grupo de neuronas que las genera determina el tipo
de manifestaciones motoras, sensoriales, autonómicas o de
comportamiento.
Se calcula que 4% de la población han tenido un episodio convulsivo antes de los 15 años de edad, y sólo
0.05% de los niños se ven afectados por episodios recurrentes o crónicos, catalogados como epilepsia.
Las crisis convulsivas suelen clasificarse en parciales
simples o complejas, y en generalizadas. En las simples el
individuo no suele perder la conciencia, pues el estímulo
o descarga neuronal se limita a un área determinada de la
corteza cerebral, en tanto que las complejas se acompañan
de deterioro parcial en el estado de alerta.
Las crisis se catalogan como generalizadas cuando
una vez que se dispara el estímulo, este cruza desde el hemisferio de origen al hemisferio contralateral, acompañándose entonces de pérdida de la consciencia y de movimientos
tónicos, (rigidez o contracciones musculares sostenidas) o
clónicos (contracción y relajación intermitente), o ambos.
Los principales cuadros convulsivos son los siguientes:
Convulsiones febriles
De los episodios convulsivos 50% de los que se han observados en los primeros cinco años de vida son convulsiones
febriles. Suelen presentarse cuando la temperatura corporal del niño excede los 39 _C, caracterizándose por ser de
corta duración, así como predominantemente tónicos. La
mayoría de los niños con historia de episodios febriles no
desarrollan epilepsia.
Episodio parcial simple
Son causados por daño neuronal focal como el producido
por tumores o parálisis cerebral. Pueden ser de tipo sensorial o motor, caracterizándose por limitarse a presentarse
en una extremidad o involucrar dos extremidades en un
mismo lado del cuerpo.
Episodio parcial complejo
Es frecuente que inicie en el lóbulo temporal (epilepsia del
lóbulo temporal) y se acompaña de un aura. El paciente
suele experimentar una variedad de manifestaciones como
morderse el labio, frotarse la ropa, tener una conducta
anormal, etc. Este episodio convulsivo se acompaña de
amnesia, confusión y sueño.
Principios generales del manejo odontológico en el paciente pediátrico S 377
Convulsiones tónico–clónicas (gran mal)
Inicia como un episodio parcial con un aura auditiva,
visual u olfatoria y después se generaliza. La consciencia
se pierde abruptamente y se presentan convulsiones tónico–clónicas (contracciones musculares repentinas y violentas) que abarcan todas las extremidades y grupos musculares, por lo que el paciente cursa además con apnea. La
fase posictal (posconvulsión) es caracterizada por atonía e
incontinencia; el paciente recupera la consciencia de una
manera confusa y después cae en un sueño profundo.
Crisis de ausencia (petit mal)
Es un episodio generalizado pero no convulsivo que no se
acompaña de aura y dura pocos segundos, en el cual se suprime la función mental (memoria, lucidez y capacidad de
respuesta están anuladas). Termina de manera abrupta y
carece de afección posictal.
Estado epiléptico
Representa una situación de urgencia en la que se observan
ataques convulsivos recurrentes, sin recuperación del paciente entre los mismos. Si el tratamiento no es instituido
rápidamente, puede que el paciente fallezca o la consciencia nunca se recupere.
Otras formas menores de convulsiones son los espasmos infantiles (generalizados), episodios neonatales (parciales) y la epilepsia benigna rolándica.
Manejo odontológico de los
pacientes con crisis convulsivas
Para determinar el control que tiene el médico sobre los
episodios convulsivos del paciente se debe efectuar una
consulta neurológica, si es que al realizar la historia clínica
no se puede precisar el diagnóstico o éste no se ha establecido, o bien cuando se tienen dudas sobre el manejo farmacológico. El tratamiento de este tipo de trastornos suele ser
farmacológico, empleándose para ello agentes como fenitoína, carbamacepina, ácido valproico, entre otros medicamentos. Algunos de estos fármacos pueden tener efectos
colaterales e interacciones con medicamentos de prescripción dental.
Debe vigilarse a los pacientes que reciben carbamacepina (TegretolR) y eritromicina de manera simultánea,
pues ambos interactúan incrementando los niveles de carbamacepina en la sangre.
El ácido valproico (DepakeneR) puede prolongar el
tiempo de sangrado, de tal manera que en pacientes que lo
han recibido durante mucho tiempo y van a ser sometidos
a procedimientos quirúrgicos, debe solicitarse esta prueba;
si los resultados son anormales debe consultarse con el
médico para ver la posibilidad de sustituir este fármaco por
otro que no altere la hemostasia primaria.
El KlonopinR puede causar problemas de conducta
y el DilantínR (fenitoína) puede provocar hiperplasia gingival. Es importante recordar que el fenobarbital interactúa
con sedantes y ansiolíticos, por lo que su prescripción simultánea puede causar una sobresedación.
En los pacientes epilépticos en quienes no se han logrado buenos resultados terapéuticos debe considerarse
para su manejo y tratamiento dental, el uso de anestesia general.
Los pacientes que cursan con epilepsia tipo gran mal
o aquellos que durante los episodios convulsivos pierden
la consciencia, no son candidatos para el uso de aparatología removible. En ellos es preferible el empleo en lo posible, de prótesis y aditamentos fijos.
Manifestaciones bucales
Los pacientes con trastornos convulsivos tónico–clónicos
(gran mal) suelen presentar traumatismos en los dientes
anteriores, así como cicatrices en la lengua y tejidos blandos, productos de mordeduras y lesiones autoinfligidas
causadas durante la crisis.
La hiperplasia gingival inducida por fenitoína es una
lesión relativamente común. Al parecer la dosis del medicamento no es la causa del agrandamiento de las encías, sino
que influye de manera muy importante en la susceptibilidad
individual. En estos niños es muy importante implementar
un programa eficiente de higiene oral. De ser necesario deben eliminarse quirúrgicamente los agrandamientos y considerar con el médico tratante la posibilidad de sustituirla
por otro fármaco que no produzca este tipo de reacciones
secundarias.
Los medicamentos antiepilépticos suelen causar hiposalivación como reacción secundaria, condición que expone al niño o adolescente al desarrollo de caries e inflamación de los tejidos periodontales.
Hidrocefalia
Hidrocefalia es un término que se aplica a la condición en
la que existe un aumento de tamaño del sistema ventricular,
que resulta de la ruptura del balance entre la producción y
absorción del líquido cefalorraquídeo (LCR). Por lo general, este trastorno es debido a obstrucción (es común por
estenosis del acueducto de Silvio). Existen diferentes tipos
y mecanismos de producción de hidrocefalia, por lo que es
importante establecer por la historia clínica o a través de
una consulta con el neurólogo, la causa.
Como tratamiento para mejorar la circulación de líquido cefalorraquídeo se llevan a cabo procedimientos quirúrgicos para la colocación de válvulas y aditamentos protésicos que permitan descomprimir las estructuras encefálicas
y lograr una mejoría en la hidrocefalia progresiva. Las derivaciones ventriculoperitoneales (VP) son las mas comúnmente utilizadas y las ventriculoatriales (VA) las de menor
empleo.
Manejo odontológico de los
pacientes con hidrocefalia
Es importante considerar la necesidad de prescribir profilaxis antimicrobiana antes de realizar procedimientos dentales que impliquen sangrado, para evitar una bacteremia
378 Medicina en odontología
y minimizar el riesgo de infección en la derivación y la válvula artificial del paciente, o bien el desarrollo de endarteritis, con el grave problema que podría generarse si por
infección se pierden estos aditamentos. En el Capítulo 4,
se describen ampliamente los esquemas recomendados, a
los que el odontólogo debe sujetarse.
Muchos niños con hidrocefalia tienen otras deficiencias de desarrollo, o retardo mental, parálisis de las extremidades inferiores, convulsiones, etc., condiciones que
afectan la conducta del odontólogo para el manejo y la extensión del plan de tratamiento dental.
El dentista debe valorar cada caso en particular y ante
trastornos severos debe limitarse a realizar maniobras bucales sencillas, de fácil mantenimiento y evitar sofisticaciones. Ante pacientes con problemas de hidrocefalia leve
se puede intentar llevar a cabo procedimientos de mayor
complejidad.
Debe vigilarse la prescripción de medicamentos que
aumenten la presión intracraneal, así como evitar las interacciones farmacológicas que sean nocivas.
Es importante instruir a la madre o la persona encargada del infante sobre la higiene oral de paciente, si es que
el niño está incapacitado para hacerlo. El uso de cepillo
eléctrico es recomendable en estos casos.
Hacer aplicaciones tópicas de flúor con precaución en
aquellos niños que tienen disminuidos los reflejos, por el
riesgo de aspiración del gel o la sustancia.
Se ha reportado alergia al látex en niños con alteraciones relacionadas.
Parálisis cerebral
La parálisis cerebral no es una enfermedad específica sino
un grupo de desórdenes que se presentan desde el nacimiento, en el periodo prenatal o perinatal, originado por
causas múltiples, que incluye eventos no progresivos de
deficiencia motora central. Existen varias formas de parálisis cerebral, entre las que la variante espástica es el tipo
más común.
Cuadriplejía espástica
Este trastorno involucra las cuatro extremidades y son frecuentes los episodios convulsivos; sin embargo, la inteligencia es normal o se encuentra en el límite.
Paraplejía espástica
Es una forma rara de parálisis cerebral en la que solo las
extremidades inferiores están afectadas.
(Capítulo 21)
normal o superior; los pacientes tienen la característica de
claudicar de la pierna afectada.
Parálisis cerebral extrapiramidal
Se manifiesta por movimientos coreoatetosicos y distonía,
y puede estar relacionada con sordera. Otras formas de
parálisis cerebral incluyen displejía atónica y ataxia congénita cerebelar.
Manejo odontológico de los
pacientes con parálisis cerebral
Los pacientes con parálisis cerebral representan todo un
reto en su manejo dentro del consultorio dental, entre otras
cosas por las deficiencias neuromusculares que presentan,
además de otros problemas médicos y de desarrollo que dificultan que el niño se mantenga quieto en el sillón dental.
Por esta razón, es importante definir hasta donde se va a llegar con el tratamiento o bien decidir si el manejo se hará
bajo sedación con óxido nitroso, con la finalidad de reducir
los movimientos involuntarios.
Pueden emplearse también restrictores o sujetadores
que ayuden a la inmovilización, en aquellos pacientes que
tengan movimientos involuntarios excesivos, generados
por reflejos primitivos. El uso de pinzas o bloques de mordidas es útil.
Los movimientos involuntarios dificultan que el paciente pueda llevar a cabo un programa de estricto control
de placa bacteriana. En estos niños son comunes las lesiones cariosas y periodontales severas, tanto por la dificultad
de llevar una técnica correcta de cepillado como por la respiración bucal observada.
En estos casos el uso de un cepillo eléctrico o del auxilio de los padres en los cuidados orales caseros puede ser
de gran trascendencia para evitar el deterioro de la dentición.
También es recomendable el uso de clorhexidina aplicada con hisopos de algodón.
Manifestaciones bucales de los
pacientes con parálisis cerebral
Los pacientes con parálisis cerebral suelen presentar una
serie de cambios en la cavidad bucal que deben corregirse
cuando esto sea posible. Entre los cambios bucales observados son comunes:
Maloclusiones clase II por (protrusión maxilar).
Espaciamiento generalizado de los dientes.
Hábito de lengua.
Reflejo de vómito aumentado.
Sensibilidad perioral.
Hábito de respiración bucal.
Caries dental y enfermedad periodontal son enfermedades
también comunes que pueden ser severas y que son generadas por descuido en los hábitos de higiene.
Hemiplejía espástica
DISTROFIAS MUSCULARES
Representa un tercio de los trastornos relacionados con parálisis cerebral. En esta variante, la inteligencia tiende a
estar ligeramente por debajo de lo normal, pero puede ser
Son un grupo de desordenes en los que se presenta degeneración de las fibras musculares. La clasificación de las dis-
Principios generales del manejo odontológico en el paciente pediátrico 379
trofias musculares se basa, entre otros factores, en edad,
tipo de herencia que las genera, el grado de distrofia y la
distribución de los músculos afectados. No existe tratamiento alguno efectivo para la distrofia muscular. El diagnóstico rara vez se establece antes de los tres años de edad,
la de ambulación en general no es posible después de los
12 años y la muerte ocurre en 75% de los pacientes antes
de los 20 años, por problemas cardiorrespiratorios.
La distrofia muscular seudohipertrófica (Duchenne) es
la variante más común, presentándose en 0.4 de cada 1,000
niños. El coeficiente intelectual de los niños con Duchenne es
80% de lo normal, en tanto que 25% de los afectados muestra
un estado de retraso mental marcado. Otros tipos son la congénita, facioescapulohumeral y la de extremidades fajadas.
Manejo odontológico de los
pacientes con distrofias musculares
Como otras enfermedades que afectan los movimientos, la
distrofia muscular dificulta al dentista realizar el tratamiento dental de manera tradicional, entre otras razones
porque la debilidad muscular que presentan hace necesario
que para el traslado del paciente al consultorio siempre sea
asistido por un familiar o la persona encargada del cuidado
del paciente. Al colocarlo en el sillón dental se debe procurar darle soporte postural.
Sedación, anestesia general, o ambas pueden ser necesarias para el manejo de aquellos pacientes con bajo nivel de
cooperación (p. ej., Duchenne con retraso mental), además
de que suelen tener un mal control de los fluidos y partículas
que se introducen en las vías aéreas. Pacientes con distrofia
muscular de Duchenne requieren asistencia para llevar a
cabo un adecuado control de placa dentobacteriana.
Manifestaciones bucales
de distrofias musculares
Los pacientes afectados por distrofia muscular suelen mostrar en la boca evidencia de traumatismos en los dientes anteriores, como resultado de caídas y accidentes.
Caries y gingivitis son enfermedades comunes encontradas por el hecho de que los pacientes tienen dificultad para lograr un buen control de placa dentobacteriana.
También defectos de hipomineralización dental suelen ser
un hallazgo frecuente.
ALTERACIONES CROMOSÓMICAS
SÍNDROME DE DOWN (TRISOMÍA 21)
Es el resultado de la aberración cromosómica más común
que existe, originado en la mayor parte de los casos por una
trisomía 21, y en un porcentaje menor por una traslocación
parcial del cromosoma 14 y 21. Los pacientes presentan
una serie de signos y síntomas que se manifiestan entre la
6ª y 8ª semanas de vida intrauterina, entre los que destacan
en mayor o menor grado, braquicefalia, nariz pequeña y
puente nasal subdesarrollado (tercio medio reducido vertical y horizontal) que genera un perfil facial plano, pliegues
de epicanto en el ángulo interno del ojo, ojos hacia arriba
y ligeramente saltones, anormalidades del oído externo,
desarrollo mental deficiente desde moderado hasta grave,
pliegue palmar de simio, cardiopatías congénitas, hernia
umbilical, piel cervical abundante, estenosis intestinal,
hipotonía, espacio vacío entre los dedos 1º y 2º del pie,
reacciones inmunitarias anormales que los predisponen a
infecciones y un riesgo de 10 a 20 veces mayor al resto de
la población para sufrir leucemia.
Manejo odontológico de los
pacientes con síndrome de Down
Es importante identificar a los niños con síndrome de
Down que sufren de cardiopatías congénitas y establecer
el tipo de las mismas, pues algunos problemas requerirán
la prescripción de profilaxis antimicrobiana antes de realizar procedimientos dentales que impliquen sangrado. Remitimos al lector al Capítulo 4 en el que se describen los
problemas cardiacos de riesgo alto o medio que deberán
ser manejados con antibióticos antes de la cita.
Es importante insistir en estos niños o en sus familiares en un control de placa dentobacteriana adecuado, pudiendo para ello sugerir el uso de cepillo eléctrico.
Manifestaciones bucales de
pacientes con síndrome de Down
El síndrome de Down suele acompañarse de una serie de
alteraciones de los tejidos duros y blandos del cráneo, entre
los que destacan:
Maxilar superior pequeño y mesial a la base de
cráneo.
La lengua puede parecer o estar protruida (macroglosia), haciendo que la boca se mantenga abierta.
Se observa lengua fisurada en 50% más de lo observado en la población normal (figura 21–9).
Pobre control de la neuromusculatura orofacial.
Disarmonías oclusales clase III.
Microdoncia.
Otra serie de irregularidades dentales frecuentes en una población abierta son ausencias de dientes (63%), en los que no se observa predilección
por sexo; 53% de los afectados muestra hipodoncia múltiple.
Problemas periodontales.
Retraso en la erupción (aparición de los dientes en
la cavidad bucal).
Una alta incidencia de gingivitis ulcerosa necrozante aguda (30%).
380 Medicina en odontología
(Capítulo 21)
El tratamiento de la anemia que acompaña a la insuficiencia renal crónica puede requerir de medicamentos
con contenido de hierro, los cuales son causantes de pigmentaciones dentales extrínsecas.
Pueden existir cambios óseos como pérdida de la lámina dura, tumores pardos por hiperparatiroidismo, gingivitis y movilidad dental.
En algunos pacientes graves puede presentarse una
estomatitis debido a la eliminación de urea por la saliva.
También pueden presentar mal sabor y olor amoniacal.
Manejo dental del paciente
con enfermedades renales
Figura 21–9. Protrusión lingual en niño con síndrome de
Down.
PADECIMIENTOS RENALES
INSUFICIENCIA RENAL CRÓNICA
La insuficiencia renal crónica es el resultado final de padecimientos de riñón que conducen a la pérdida del parénquima
renal, poniendo en peligro la vida del niño o el adolescente.
En general se originan a partir de enfermedades como glomerulonefritis posestreptocócica o pielonefritis crónica. En
la insuficiencia renal crónica se producen alteraciones en el
equilibrio ácido–base, de líquidos y electrólitos, hematológicas, de coagulación, inmunitarias, digestivas óseas y cardiovasculares. Dependiendo de la gravedad de la insuficiencia renal será el tratamiento, que variará desde corregir
la causa hasta el uso de hemodiálisis o el trasplante renal.
Manifestaciones bucales
Cuando la insuficiencia renal crónica se presenta durante
la etapa de formación de dientes pueden producirse cambios dentales como hipoplasia del esmalte, retraso en la
erupción y maloclusión. En los pacientes se observa una
baja actividad cariosa a pesar de malos hábitos de higiene.
Consultar con el médico sobre el mejor momento para llevar a cabo el tratamiento dental.
Solicitarse urea y creatinina en sangre, para valorar el
grado de insuficiencia renal, así como una biometría hemática reciente, para evaluar la respuesta del paciente ante las
infecciones y el grado de anemia que pudiera presentar.
También es necesario solicitar tiempo de sangrado, tiempo
de protrombina y cuenta de plaquetas, para identificar las
alteraciones de la hemostasia que el paciente pudiera presentar. Ante lesiones radiolúcidas que no sean de origen
dental puede solicitarse la determinación de calcio y fósforo. Debe enfatizarse en hacer uso de una dosificación
apropiada de anestésicos locales, antibióticos y analgésicos para evitar la intoxicación del paciente; esto puede
hacerse modificando la dosis a la mitad o espaciando el
tiempo entre cada dosis.
La penicilina es el medicamento de elección para
infecciones odontogénicas; deben evitarse las tetraciclinas
y analgésicos con ácido acetilsalicílico, por su toxicidad
sobre el riñón y utilizar morfina y meperidina con precaución. Los anestésicos locales con vasoconstrictores adrenérgicos pueden emplearse con un margen amplio de seguridad.
Las anemias de moderadas a graves contraindican el
empleo de anestesia general, pero cuando este procedimiento sea necesario deben evitarse medicamentos como
pancuronio, galamina y succinilcolina.
Los pacientes con fallas renales crónicas sometidos a
hemodiálisis son potenciales portadores de hepatitis B, por
lo que debe realizarse una determinación de antígeno
HBeAg antes del tratamiento dental. De resultar positivo
debe solicitarse el HBeAg, cuya positividad debe ser considerada como de alto riesgo de presencia de esta infección. También los pacientes sometidos a hemodiálisis deben ser tratados un día después de haberse sometido a este
procedimiento, una vez que ya hubiera sido eliminada la
heparina que se emplea como anticoagulante. Ante situaciones de urgencia debe utilizarse protamina, antagonista
de la heparina. Para mayor información se remite al lector
al Capítulo 7.
Ya que para la hemodiálisis se prepara el antebrazo de
los pacientes para conectarlos al aparato de hemodiálisis,
es necesaria la profilaxis antimicrobiana para endocarditis
infecciosa, siguiendo los esquemas recomendados por la
American Heart Association y la American Dental Association, que se discuten ampliamente en el Capítulo 4.
Debe enfatizarse buen control de placa bacteriana y
en actividades preventivas y de fomento de la salud oral.
Principios generales del manejo odontológico en el paciente pediátrico 381
Diálisis renal
Trasplante renal
Es un procedimiento que se emplea en los pacientes con
enfermedad renal terminal, es decir aquellos con insuficiencia renal crónica en los que ya no existe reserva funcional de estos órganos.
Se emplea mientras se encuentra un donador compatible, teniendo como objetivo eliminar de la sangre todos los
productos de desecho del organismo. Existen dos tipos
principales: a) diálisis peritoneal y b) hemodiálisis. La primera funciona al introducir líquido en la cavidad abdominal y después extraerla con los productos catabólicos de
deshecho disueltos en ella, gracias a la gran permeabilidad
e irrigación que tiene el peritoneo. Es un procedimiento
molesto que requiere de muchas horas diarias; se realiza en
un medio hospitalario o bien una vez que se ha enseñado
la técnica a los familiares del enfermo, en el hogar. La diálisis peritoneal se emplea mientras se le ubica al paciente en
un programa de hemodiálisis.
Esta última brinda grandes beneficios para los enfermos renales crónicos y les alarga la vida, pues logra mejores resultados que la diálisis peritoneal. Entre sus desventajas está el costo del hemodializador o el uso del mismo en
una institución de salud privada, por lo que aquellos que no
tienen recursos económicos deben inscribirse en una institución de seguridad social que les permita tener acceso a
este recurso terapéutico.
Otro inconveniente es la necesidad de que el paciente
sea heparinizado y conectado durante varias horas al aparato hemodializador.
A los pacientes que son candidatos a trasplante renal deben
eliminárseles todos los procesos infecciosos bucales, las
lesiones cariosas y los problemas gingivales o periodontales. El trasplante renal requiere, además de una gran compatibilidad antigénica, de la inmunosupresión del receptor,
por lo que a éste se le administrarán medicamentos que reprimán la respuesta inmunitaria y le exponen a sufrir infecciones micóticas o virales.
Manejo odontológico de los pacientes
que han recibido un trasplante renal
Los pacientes que reciben terapia esteroidea, requieren de
la administración suplementaria de ellos, para evitar el
desarrollo de una crisis adrenal que puede poner en riesgo
la vida del enfermo. Debe por lo menos duplicarse la dosis
antes de la consulta o en algunos casos triplicarse y llevar
a cabo el tratamiento en un medio hospitalario. Antes de
los procedimientos quirúrgicos debe consultarse con el
médico sobre la necesidad de proveer al paciente de profilaxis antimicrobiana, por el riesgo de infecciones con
microorganismos gramnegativos; por ello, los antibióticos
empleados suelen ser de amplio espectro y en combinaciones. Existe bajo riesgo de caries antes del trasplante y alto
después de éste, por lo que es necesario citar al paciente para
control más frecuentemente. Los pacientes con trasplantes
pueden desarrollar hipertrofía gingival secundaria al uso del
tratamiento inmunodepresor con ciclosporina.
Manejo odontológico del
paciente sometido a hemodiálisis
Es necesario consultar con el médico el momento más adecuado para el tratamiento dental y citar al paciente un día
después de la hemodiálisis, en el momento de máximo balance electrolítico y cuando los efectos anticoagulantes
han sido revertidos.
El tratamiento dental debe iniciar dos semanas después de haber realizado el acceso vascular en el antebrazo
para conectar al paciente con el aparato de hemodiálisis.
Deben darse antibióticos profilácticos siguiendo el
régimen descrito por la Americana Heart Association, para
evitar una endarteritis infecciosa en el sitio del acceso
vascular.
En vista de que pudiera presentarse trombocitopenia
o anemia, por la destrucción de plaquetas y eritrocitos en
el hemodializador, debe solicitarse una biometría hemática
con cuenta de plaquetas antes de cualquier procedimiento
quirúrgico.
Manejo odontológico del
paciente en diálisis peritoneal
Consultar con el médico sobre el momento más adecuado
para llevar a cabo el tratamiento dental, ya que no debe realizarse durante los primeros 30 días después de colocado
el catéter peritoneal, para evitar complicaciones. También
es necesario brindar profilaxis antimicrobiana previa a
procedimientos que impliquen sangrado.
ENFERMEDADES SANGUÍNEAS Y
ALTERACIONES HEMOSTÁTICAS
ANEMIAS
Anemia es la reducción del volumen de eritrocitos y de la
concentración de hemoglobina por debajo de los valores de
una persona sana. No es propiamente una enfermedad sino
un signo o manifestación de algún otro problema sistémico
subyacente. Puede ser el resultado de una producción inadecuada de eritrocitos, por razones como las siguientes:
Enfermedades renales crónicas.
Asociada a síndromes paraneoplásicos (cáncer).
Por deficiencia o mala absorción de vitamina B12.
Deficiencia de hierro.
Intoxicación por plomo.
Por aumento en la destrucción de células rojas
(anemias hemolíticas).
Defectos enzimáticos, como por ejemplo, deficiencia de glucosa–6–fosfatodeshidrogenasa.
Defectos en la síntesis de la hemoglobina, como
en la talasemia.
Anemias como resultado de anomalías extracelulares:
382 Medicina en odontología
– Infecciones, como mononucleosis infecciosa.
– Enfermedades autoinmunes: lupus eritematoso sistémico.
– Rechazo de transfusiones.
Manejo odontológico
del paciente con anemia
Cuando la causa de la anemia es conocida y ya ha sido corregida o el paciente no muestra manifestaciones cardiovasculares reactivas secundarias a las cifras de hemoglobina, los pacientes son considerados como de bajo riesgo
y pueden ser tratados de manera rutinaria en el consultorio.
La consulta con el médico es prioritaria en aquellos pacientes que han recibido transfusiones repetidas cuya causa no
es muy clara. Cuando la hemoglobina es menor a 10 g debe
posponerse el tratamiento hasta que las cifras mejoren con
tratamiento o con transfusiones.
Cuando se requiera realizar procedimientos quirúrgicos invasivos o atender infantes de difícil control, que
requieran sedación profunda o anestesia general, el procedimiento debe hacerse en un entorno hospitalario, una vez
que se ha llevado al paciente a cifras de hemoglobina y
hematócrito normales o cercanas a lo normal.
DESÓRDENES EN EL SANGRADO
Trastornos plaquetarios
(Capítulo 21)
La trombocitopenia presenta manifestaciones clínicas en
piel y mucosas que pueden ser advertidas por el odontólogo, ya que los pacientes pueden presentar hemorragia
gingival espontánea, petequias y equimosis en la mucosa
oral, especialmente en el paladar blando, cuando las cuentas de estas células son menores a 50,000/mm3 de sangre.
Debido a diversas causas de disminución en la cuenta de
plaquetas el tratamiento médico también será variable.
Disfunción plaquetaria
El funcionamiento plaquetario puede verse alterado principalmente por el empleo de medicamentos que inhiben la
producción de tromboxano A2, sustancia necesaria para
que se lleve a cabo la agregación de plaquetas entre sí. Los
medicamentos principalmente implicados en inhibir esta
función son el ácido acetil salicílico y otros analgésicos y
antiinflamatorios como el ibuprofeno y naproxén.
Otra razón de alteración en la función de las plaquetas
es la enfermedad de von Willebrand, trastorno de origen
genético que se caracteriza por una disminución en la producción del factor del mismo nombre, elemento necesario
para la unión de las plaquetas a la colágena, cuando se produce daño en los tejidos. También puede alterarse la actividad de los trombocitos en los pacientes con uremia secundaria a insuficiencia renal crónica.
Las disfunciones plaquetarias se caracterizan por hemorragia durante y después de procedimientos quirúrgicos, al verse alterada la hemostasia primaria.
Trastornos de la coagulación
Las alteraciones plaquetarias pueden ser numéricas (trombocitopenia) o funcionales, repercutiendo ambas en el funcionamiento de la hemostasia primaria, que se traduce en
hemorragia durante el procedimiento operatorio y en el posoperatorio inmediato.
Las alteraciones de la coagulación (hemostasia secundaria) pueden ser genéticas o adquiridas.
Trombocitopenia
En este grupo se encuentran las hemofilias, siendo las principales la hemofilia A (deficiencia del factor VIII) y la
hemofilia B (deficiencia del factor IX), entre otras. Estas
son enfermedades que se transmiten a través del cromosoma X, de tal manera que son los varones quienes las padecen y las mujeres quienes la transmiten a su descendencia. El diagnóstico puede establecerse tempranamente, a
veces al cortar el cordón umbilical, sobre todo en los casos
de hemofilia grave en los que el porcentaje de actividad del
factor VIII es menor a 1%. Ya sea leve, moderada o grave,
la hemofilia se manifiesta con petequias y equimosis en
piel y mucosas, hemoptisis y melena, hemartrosis, hematuria, etc. Algunas formas de hemofilia cursan de manera
subclínica, cuando el paciente tiene 25% de actividad procoagulante del factor VIII y la enfermedad se identifica al
someter al paciente a eventos quirúrgicos, ya que el paciente no suele manifestar ningún indicio de alteración el
sistema de coagulación. En los casos graves pueden existir
inhibidores (anticuerpos) del factor VIII debido a las múltiples transfusiones que suelen recibir los enfermos.
El tratamiento para cohibir una hemorragia o para
preparar al paciente para un evento que implique sangrado
Los valores normales de plaquetas (150,000 a 450,000/ mm3)
en sangre pueden verse disminuidos por diversas razones,
como:
Trastornos de la médula ósea.
Anemia aplástica.
Leucemia.
Metástasis.
Deficiencia de vitamina B12 y ácido fólico inducida por fármacos citostáticos.
Destrucción periférica de plaquetas (hemodiálisis, portadores de prótesis valvulares).
Empleo de diuréticos, quinidina, sales de oro, sulfonamidas.
Hiperesplenismo.
Hipertensión portal.
Síndromes paraneoplásicos.
Púrpura trombocitopénica autoinmune.
Púrpura trombocitopénica trombótica.
Alteraciones genéticas de la coagulación
Principios generales del manejo odontológico en el paciente pediátrico S 383
consiste en la administración de concentrados del factor
VIII, en forma de crioprecipitado o factor VIII liofilizado.
Trastornos adquiridos de la coagulación
Suelen ser el resultado de enfermedad hepática, problemas
de malabsorción, terapia con heparina o anticoagulantes
orales, por fármacos o deficiencia de vitamina K.
Manejo odontológico del paciente
con trastornos de la hemostasia
Todo paciente con historia de sangrado nasal frecuente,
menstruaciones abundantes, sangrado excesivo posquirúrgico, historia familiar de hemofilia, empleo constante de
medicamentos antiagregantes plaquetarios, o bien en
aquellos pacientes en los que el examen físico demuestre
petequias y equimosis o sangrado gingival espontáneo, deben ser sometidos a pruebas para valorar la hemostasia,
como son tiempo de protrombina (TP), tiempo parcial de
tromboplastina (TPT), cuenta plaquetaria y tiempo de sangrado. Para mayor información sobre estos exámenes se
remite al lector al Capítulo 10 y al Apéndice II.
Ante cualquier dato positivo de trastornos hemorrágicos en la historia clínica o hallazgos físicos como petequias
y equimosis sin causa aparente, o bien ante resultados
anormales en las pruebas de laboratorio solicitadas debe
consultarse con el médico para saber el momento oportuno
de tratar a los pacientes.
Aquellos que sufren trombocitopenia sólo podrán ser
tratados en la consulta dental si las cuentas de plaquetas son
superiores a 50,000/mm3 de sangre. De no ser así, consultar
con el médico sobre el momento oportuno para llevar a cabo
el tratamiento o bien pedirle que incremente las cifras de
plaquetas por medio de transfusión de concentrados plaquetarios.
Los niños con hemofilia deben ser sometidos a exhaustivos procedimientos preventivos de enfermedades orales,
para evitar a la larga procedimientos que requirieran de
extracciones o cirugías bucales. Debe aplicárseles flúor,
selladores de fosas y fisuras, fomentar el adecuado control
de placa dentobacteriana, así como el uso casero de enjuagues fluorados. Es necesario conocer el tipo de hemofilia
que sufre el paciente y llevar a cabo procedimientos quirúrgicos con el paciente bajo hospitalización, previa preparación con concentrados de factor VIII. Es importante descartar en ellos la presencia de infecciones como hepatitis
B o VIH, ya que son sujetos de alto riesgo para contraer
este tipo de enfermedades por las múltiples transfusiones
a los que son expuestos. Una vez que se ha preparado al
paciente y hospitalizado, deben llevarse a cabo en ellos
todos los procedimientos bucales que se requieran para no
incrementar los costos que las múltiples hospitalizaciones
pueden causar sobre el presupuesto del tratamiento. Debe
evitarse en ellos el uso de analgésicos y antiinflamatorios
que impidan la agregación plaquetaria.
Basados sobre los resultados de pruebas de laboratorio que valoran la hemostasia, los pacientes que van a ser
sometidos a procedimientos que impliquen sangrado pueden ser clasificados como:
De bajo riesgo: Cuando los valores de TP, TPT, cuenta plaquetaria y tiempo de sangrado son normales, no existe historia significativa de problemas hemorrágicos y no se
identifican lesiones hemorrágicas al examen físico. Estos
pacientes pueden ser tratados como sanos.
De riesgo moderado: pacientes con artritis reumatoide juvenil que reciben dosis altas y continuas de ácido
acetilsalicílico. En ellos debe suspenderse el medicamento
una semana antes del procedimiento dental. También los
pacientes que se someten hemodiálisis, en los que el odontólogo debe esperar a que se metabolice la heparina empleada; es prudente esperar hasta el día siguiente para poder hacer extracciones u otros procedimientos quirúrgicos.
En este rubro también se incluyen los pacientes que están
bajo terapia con anticoagulantes orales, como aquellos que
son portadores de prótesis valvulares, en quienes se requiere solicitar un INR reciente; este debe ser menor a 2.5 para
poder recibir tratamiento odontológico.
De alto riesgo: pacientes con desórdenes de sangrado
conocidos, como la hemofilia, y todos aquellos en los que
los exámenes de valoración de la hemostasia son anormales. También quedan incluidos en este rubro los que sufren
de trombocitopenia con cifras menores a las ya señaladas
en párrafos anteriores, quienes serán aptos para el tratamiento una vez que reciben los paquetes de concentrados
plaquetarios. En pacientes con hemofilia debe haber reemplazo previo del factor faltante, así como el empleo de medicamentos antifibrinolíticos y con fármacos como ácido
aminocaproico (AmicarR). Se debe incrementar la actividad del factor procoagulante del factor VIII de 40 a 50%
de lo normal en tratamientos no invasivos y de 70 a 100%
para extracciones. En hemofilia leve y moderada el paciente puede tratarse previamente con acetato de vasopresina (DesmopresinR), que es un liberador del factor VIII.
En todos los pacientes hemofílicos debe considerarse
la necesidad de hospitalización ante procedimientos que
impliquen sangrado.
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386 Medicina en odontología
(Capítulo 21)
22
Periodoncia
Alejandro González Blanco Bernal
Kenji Hosoya Suzuri
La relación bidireccional que existe entre las enfermedades periodontales y el huésped en salud o enfermedad, es
cada vez más reconocida y ha servido para comprender
mejor los procesos patogénicos, pudiendo entonces mejorarse el diagnóstico y tratamiento de los padecimientos
gingivales y periodontales que los pacientes presentan. El
clínico valora cada vez más el hecho de reconocer los efectos que las condiciones sistémicas en sí mismas, o su tratamiento, tienen sobre los tejidos periodontales y las alteraciones en el curso clínico que provocan en padecimientos
frecuentes como periodontitis crónica.
De la misma manera, tanto desde la óptica de la profesión médica como de la dental, cada vez es más abundante
y significativa la información clínica que aparece de la influencia que sobre el componente sistémico, patogenia y
manejo, tienen las enfermedades periodontales, de manera
particular, las enfermedades inducidas por placa dentobacteriana.
Durante la última reunión internacional para la clasificación de enfermedades periodontales, convocada por la
Academia Americana de Periodontología (International
Workshop for a Classification of Periodontal Diseases and
Conditions, 1999), en el intento de comprender mejor la
etiología, patogenia y tratamiento de los padecimientos periodontales, se deja clara la importancia de reconocer la influencia que las condiciones sistémicas, imponen en la
aparición o modificación de los padecimientos gingivales
y periodontales.
Por otra parte, en años recientes ha surgido un importante volumen bibliográfico al que Page ha denominado la
inversión de un paradigma, donde se ha empezado a observar y demostrar que los padecimientos periodontales pueden influir de manera significativa en la prevalencia y severidad (conducta clínica) de un número de enfermedades
sistémicas, donde destacan las cardiovasculares y las endocrinas, entre otras.
INFLUENCIA DE LAS INFECCIONES
PERIODONTALES EN LA SALUD
SISTÉMICA
Es ampliamente reconocida la influencia del huésped en la
patogénesis y progresión de la enfermedad periodontal; sin
embargo, no se conoce en el mismo grado el posible impacto que puedan tener las enfermedades periodontales en
la salud sistémica de los individuos. ¿Qué efecto tiene el
periodonto en estado de salud o de enfermedad en el
estado sistémico de los individuos? Ésta es una pregunta
de actualidad que inquieta al periodoncista, los estudios recientes sobre este tema empiezan a dar algunas respuestas,
lo que provocará sin duda, que la comunicación del odontólogo con el médico será para ambos cada vez más necesaria
en amplitud y certeza, para poder brindar una mejor calidad
de tratamiento a la población en lo que respecta a prevención
y control de las enfermedades periodontales en particular y
odontológicas en lo global. En este capítulo se incluirá la
posible relación que existe entre las infecciones periodontales y embarazo, menopausia, diabetes, alteraciones cardiovasculares y algunas enfermedades respiratorias.
EMBARAZO
Los infantes recién nacidos de peso reducido, menor a 2.5
kg tienen 40 veces más probabilidad de morir en el periodo
neonatal que los de peso normal. Casi 7% de todos los recién nacidos pesan menos de 2.5 kg, convirtiéndose en la
causa de dos terceras partes de las muertes neonatales. Los
infantes de peso reducido que sobreviven al periodo neonatal, tienen más probabilidades o están en mayor riesgo
387
388 Medicina en odontología
de padecer anormalidades congénitas, desórdenes respiratorios, entre otros.
Muchos nacimientos prematuros (antes de la semana
37) y bajo peso, han sido relacionados a factores como fumar, consumo de alcohol y drogas durante el embarazo, y
estado socioeconómico bajo; también han sido identificados como factores de nacimientos prematuros, la hipertensión arterial, la edad materna alta o baja, diabetes e infecciones de vías genitourinarias. Sólo 25% de los infantes de
peso reducido no se relacionan a ninguna de las causas antes mencionadas.
Estudios recientes en animales sugieren que el depósito remoto de microorganismos gramnegativos y sus productos (infecciones focales, como puede ser la periodontitis crónica), tal vez tengan un impacto negativo en el
resultado del embarazo. En un estudio en humanos las madres con enfermedad periodontal significativa (pérdida de
inserción de 3 mm o más en 60% o más de los sitios) se observaron más casos de nacimientos previos al término y
con peso disminuido, de lo que se reportó en madres que
consumían tabaco o alcohol. Esta información sugiere la
probable asociación entre la enfermedad periodontal y los
resultados adversos en el embarazo, aunque todavía es necesaria mayor información sobre la posible relación causa–efecto.
OSTEOPOROSIS
Es una condición sistémica que se caracteriza por la disminución de la cantidad de hueso, es usual en mujeres menopáusicas y hombres de edad avanzada. Es más frecuente y
severa en mujeres, con un rango de pérdida ósea casi dos
veces mayor que la del hombre, provocando grados variables de afección reparativa, respuesta biológica y con riesgo de desarrollar dolor, deformidad corporal y fracturas
patológicas.
La mayor formación ósea se alcanza entre el 2º y 3º
decenios de vida, después se puede observar un decremento de 0.3 a 0.5% por año, en el hueso cortical. En la mujer
en menopausia, el rango de pérdida ósea cortical es de 2 a
3% anual por los próximos 8 a 10 años; la pérdida de hueso
trabecular es mayor, de 4.8% anual, durante los siguientes
5 a 8 años posteriores al inicio de la menopausia.
Por lo antes mencionado y debido a que la pérdida de
hueso alveolar es una de las características de la enfermedad periodontal, se sospecha que la osteoporosis severa
puede ser un factor agravante de dicha enfermedad; sin
embargo, es difícil establecer esta relación, debido a que
pueden existir otros factores relacionados con el metabolismo óseo o su radio de destrucción patológica como edad,
sexo, hábitos de higiene, lapso transcurrido desde el establecimiento de la periodontitis, hábitos como el tabaquismo, ingestión de hormonas y susceptibilidad genética. Dichos factores pueden clasificarse en factores modificables y
no modificables. Los factores no modificables incluyen
raza, antecedentes familiares de osteoporosis, genética,
constitución física, género, edad avanzada y antecedentes
de fracturas; mientras que ejemplos de factores modificables incluyen el consumo de medicamentos (corticosteroi-
(Capítulo 22)
des, anticonvulsivos y otros), desórdenes alimentarios, deficiencia de calcio, falta de actividad física, tabaquismo,
consumo excesivo de alcohol o cafeína y deficiente desarrollo esquelético en las etapas tempranas de la edad adulta.
Algunos estudios han demostrado cierta predisposición a presentar una pérdida mayor de inserción en las mujeres con osteoporosis severa que en las mujeres que no la
presentan. Es recomendable, por tanto, que los médicos,
refieran a sus pacientes de edad avanzada con el odontólogo para una valoración del estado de salud oral; y que los
odontólogos refieran a los pacientes de edad avanzada con
problemas severos de enfermedad periodontal a una valoración de osteoporosis.
En resumen, aunque es posible establecer una relación entre la enfermedad periodontal y la osteoporosis; ya
que varias investigaciones empiezan a sugerir una posible
asociación entre la deficiencia de la densidad ósea y los registros de pérdida ósea y dental obtenidos de pacientes que
presentan osteoporosis; no debe olvidarse que pueden
existir muchos otros factores que quizá provoquen una mayor predisposición a presentar enfermedad periodontal,
por lo que el odontólogo y el periodoncista deben incidir
con ahínco en aquellos denominados como modificables, en
beneficio de sus pacientes, para reducir los riesgos de desarrollo de enfermedades dentales, periodontales y orales.
DIABETES MELLITUS
De los estudios epidemiológicos que relacionan la diabetes
con la enfermedad periodontal, se puede concluir que los
pacientes con diabetes están en mayor riesgo de padecer
periodontitis y de padecerla con mayor severidad que las
poblaciones controles.
La interrogante es saber cómo afectan las enfermedades periodontales, su presencia o gravedad, el estado metabólico del diabético; otro aspecto a dilucidar, es identificar
el grado de influencia que el tratamiento periodontal convencional, enfocado a disminuir los irritantes bacterianos
y al control de la inflamación, pudiera tener en mejorar los
valores de glucemia del diabético.
Al parecer, los pacientes diabéticos con enfermedad
periodontal avanzada, están más propensos a mostrar proteinuria y complicaciones cardiovasculares de tipo diverso,
comparados con los diabéticos sin enfermedad periodontal;
esto a pesar de mostrar ambos grupos, concentraciones de
glucosa similares.
Los estudios que han evaluado los posibles beneficios
que puede obtener el individuo con diabetes al controlar la
enfermedad periodontal son contrastantes. Es posible que la
terapia periodontal no beneficie de manera drástica a individuos relativamente bien controlados de modo sistémico
antes del tratamiento; pero puede ser beneficioso el resultado en aquellos individuos con una diabetes pobremente controlada. Una explicación parcial a estos cambios, es que se
tienen evidencias de que los lipopolisacáridos de los microorganismos gramnegativos periodontopatógenos, pueden
producir un aumento en la resistencia a la insulina y una consecuente complicación del control de la glucosa en sangre.
Con base en estas observaciones puede inferirse que
el tratamiento periodontal diseñando para disminuir la ac-
Periodoncia 389
tividad bacteriana, pudiera ser coadyuvante para restaurar
la sensibilidad a la insulina en los enfermos, resultando
esto en un mejor control metabólico.
ENFERMEDADES CARDIOVASCULARES
Infarto del miocardio
Diversas infecciones de tipo sistémico, se han asociado con
la incidencia del infarto del miocardio. Las evidencias de
diferentes estudios muestran que una fracción de individuos
que han sufrido infarto del miocardio, presenta una prevalencia mayor de anticuerpos bacterianos, lo que indica la
presencia de una infección preexistente. Asimismo, otros
estudios han intentado demostrar la relación entre la enfermedad periodontal y las cardiovasculares; al parecer es posible establecer una relación entre la presencia de infecciones
periodontales o periapicales y el grado de ateromatosis coronaria, es tan frecuente esta relación asociativa, como la relación existente con otros factores de riesgo coronario como
edad, hiperlipidemia, índice de masa corporal aumentado,
hipertensión, tabaquismo y condición socioeconómica.
Otros autores han observado que los pacientes que
han sufrido infarto del miocardio o un padecimiento coronario, presentan más enfermedades dentales, periodontales y periapicales, en prevalencia y severidad, que los pacientes control, destacando que las infecciones dentales
pueden ser un indicador de las prácticas del cuidado de la
salud general de dichos individuos, ya que la presencia de
enfermedad periodontal y de patosis coronarias, se relacionan con factores compartidos de riesgo como el tipo de
vida (hábitos alimenticios), tabaquismo, diabetes y estado
socioeconómico.
En la actualidad, la necesidad del dentista de establecer una constante comunicación con los otros médicos del
paciente es de suma importancia para poder ofrecer un adecuado tratamiento y mantener así la salud. Los pacientes
que han sufrido un infarto cardiaco en un lapso de seis meses están en riesgo de presentar otro infarto, por lo que los
procedimientos dentales deben posponerse hasta después
de seis meses de ocurrido el evento.
La relación entre la enfermedad periodontal y la afección cardiovascular está bien documentada por varios estudios que establecen que los pacientes con enfermedad
periodontal tienen un riesgo incrementado del 25% de presentar alguna enfermedad cardiovascular, comparado con
los que presentan poca o nula manifestación de la enfermedad periodontal, por lo que las acciones preventivas y curativas de enfermedad periodontal crónica pueden ayudar
mucho a evitar o mejorar el control de los problemas isquémicos coronarios y miocárdicos.
Angina de pecho
La angina de pecho se presenta debido a una discrepancia
que ocurre entre el aporte y la demanda de las arterias coronarias, provocando un dolor en el pecho que generalmente
es subesternal y que puede irradiar por alguno de los brazos
hacia la espalda o hacia el ángulo de la mandíbula, por lo que
cualquier condición que incremente la demanda del miocardio tal como correr, subir escaleras o estrés emocional, puede desencadenar dicho dolor, pudiendo provocar eventualmente un infarto del miocardio. Se recomienda que todo el
personal odontológico se certifique en entrenamiento de reanimación cardiopulmonar, y que el consultorio dental
cuente con equipo de resucitación de urgencia. Es importante que los pacientes con antecedentes de angina de pecho
tengan a mano el fármaco antianginoso que emplean, usualmente sobre la base de nitroglicerina, durante el tratamiento
dental. En el consultorio es conveniente que existan cápsulas antianginosas para uso sublingual.
Enfermedad valvular cardiaca
Este tipo de afección cardiaca puede deberse a un defecto
congénito, infecciones, fiebre reumática o artritis reumatoide que afecta el cierre normal y eficiente de las válvulas
cardiacas. El paciente con una afección valvular está en
riesgo de presentar inestabilidad hemodinámica, arritmia
cardiaca así como endocarditis bacteriana. En presencia de
enfermedad periodontal inducida por placa dentobacteriana como la periodontitis crónica, las manipulaciones en
el surco y las bolsas producen invariablemente bacteremias, las cuales exponen al riesgo de generar una infección
de las válvulas cardiacas (endocarditis infecciosa), por lo
que se recomienda utilizar una cobertura antibiótica profiláctica para realizar los procedimientos periodontales necesarios.
La American Heart Association establece el uso de
una dosis única de amoxicilina 2 g vía oral una hora antes
del procedimiento dental. En caso de pacientes alérgicos a
la penicilina, se recomienda la utilización de clindamicina,
600 mg vía oral una hora antes de realizar el procedimiento
periodontal. En el Capítulo 4 se presenta una amplia discusión sobre profilaxis antimicrobiana y el uso de esquemas
alternativos, para alérgicos e infantes (ver cuadro 4–4).
Hipertensión arterial
La hipertensión es el padecimiento cardiovascular que se
caracteriza por presentar presión arterial mayor a 140/90
mmHg; es un problema médico que afecta a gran parte de la
población, por lo que resulta importante que tanto el dentista
como su equipo auxiliar tengan la capacidad de determinar
y controlar la presión arterial de los pacientes y de establecer
una adecuada comunicación médica para el manejo temprano y control antihipertensivo adecuado.
Si durante el examen del paciente se detecta la presión
arterial muy elevada, es recomendable el posponer el tratamiento del paciente hasta que haya sido controlado de manera apropiada. Los tratamientos dentales de urgencia deben realizarse con precaución y siempre consultando al
médico tratante; periodontalmente se controlarán los problemas agudos de preferencia por medio de fármacos y
posteriormente puede ser decidida la extensión del tratamiento operatorio y quirúrgico.
Una vez controlado el paciente, el odontólogo debe:
390 Medicina en odontología
Recomendar a éste no suspender sus medicamentos
el día que se va a realizar el procedimiento dental.
Reducir el estrés del paciente disminuyendo su ansiedad.
Obtener y mantener un historial médico completo
y actualizado, incluyendo: medicamentos, alergias, dietas, así como un registro de los signos vitales del paciente.
Realizar una interconsulta y mantener comunicación constante con el médico del paciente.
INFECCIONES RESPIRATORIAS
A menudo, las vías respiratorias altas están contaminadas
con microorganismos derivados de las regiones bucal, nasal
y faríngea; mientras que las vías inferiores, en donde ocurre
el intercambio de gases, se mantienen generalmente libres
de microorganismos debido a una combinación de factores
del sistema de defensa inmunitario del huésped y los mecanismos de limpieza como el reflejo de la tos, la expulsión
ciliar de los contaminantes aspirados y el movimiento de las
secreciones de las vías aéreas inferiores hacia la tráquea.
La placa dentobacteriana puede ser considerada como
un posible reservorio de patógenos respiratorios anaerobios,
ya que se han podido identificar en infecciones pulmonares
y de las vías aéreas especies como Fusobacterium nucleatum, Prevotella intermedia y gran cantidad de especies de
Porfiromonas, Peptostreptococus, Actinomices y Veillonella, que pueden llegar a producir enfermedades respiratorias
supurativas, como el absceso pulmonar. Estas observaciones clínicas deben tomarse con cautela científica, esperando
que futuros estudios demuestren más ampliamente una posible relación causal, mientras que varios estudios sugieren
que la cavidad oral actúa como almacén de patógenos respiratorios y que la colonización orofaríngea precede a una
infección bacteriana respiratoria. No existen estudios que
demuestren específicamente un incremento en el riesgo de
presentar tal infección respiratoria en pacientes que padecen
de enfermedad periodontal, así como también no existen
estudios evaluando los efectos del tratamiento periodontal
en la incidencia de infecciones respiratorias bacterianas.
ASPECTOS GENÉTICOS
EN LAS ENFERMEDADES
PERIODONTALES
Por lo general, las alteraciones del periodonto son manifestaciones multicausales; sin embargo, se consideran como el
resultado final de un huésped genéticamente susceptible a
los componentes de la placa dentobacteriana. Esto sucede
con la periodontitis crónica de el adulto y con otras variedades de enfermedad periodontal. Los tejidos periodontales se
(Capítulo 22)
ven alterados en múltiples desórdenes genéticos de manera
directa o indirecta. Una gran cantidad de enfermedades hereditarias (defectos monogenéticos y cromosómicos) y síndromes se acompañan de complicaciones periodontales,
con lo que se ven afectados diversos tejidos, células, procesos bioquímicos y mecanismos de defensa del huésped.
PERIODONTITIS
A través de estudios epidemiológicos e intrafamiliares en
población abierta, se ha demostrado la existencia de una
base genética para el desarrollo de las enfermedades periodontales. Se ha aceptado que la presencia de microorganismos es necesaria para el desarrollo de las formas más comunes de gingivitis y periodontitis, mas no son el factor
determinante, para su aparición y desarrollo, ni tampoco lo
son para definir variables clínicas como gravedad, velocidad y frecuencia en la recurrencia, grado de susceptibilidad. Sin minimizar la influencia de los factores microbianos y ambientales, lo más probable es que los factores
determinantes del comportamiento clínico y pronóstico de
la enfermedad, los aporte el propio huésped, a través de una
estructura genética altamente individualizada. Esto puede
explicar además de susceptibilidad variable y las diferencias entre cuadros clínicos de los pacientes con enfermedades periodontales. La influencia genética tiende a ser muy
clara en las formas de enfermedad periodontal de aparición
temprana, como puede ser la periodontitis juvenil localizada que presenta varios patrones de transmisión hereditaria
como el autosómico recesivo, el autosómico dominante o
el ligado al cromosoma dominante X.
SOBRECRECIMIENTO GINGIVAL
El sobrecrecimiento gingival fibromatoso puede ser una
anormalidad aislada o ser parte de un síndrome. Como hallazgo aislado, es en general esporádico aunque puede ser el
resultado de transmisión autosómica dominante y en menos
ocasiones, autosómica recesiva.
El agrandamiento gingival puede retrasar la erupción
de los dientes, contribuir a su malposición o impedir su limpieza. Los dientes anteriores se ven más afectados que los de
las regiones molares. Aunque la encía puede ser el único tejido involucrado, en algunas ocasiones se puede ver relacionada con la hipertricosis; así como a varios síndromes que
se caracterizan por la presencia de fibromatosis gingival en
diversos síndromes, por ejemplo los de Rutherford, Ramon,
Cross y Laband.
DESÓRDENES METABÓLICOS
Las alteraciones metabólicas presentan un determinante
genético amplio; entre las que tienen más involucramiento
periodontal se encuentran:
Síndrome de Papillone–Lefèvre
Se observa una exfoliación prematura de los dientes primarios y la pérdida temprana de los dientes permanentes.
Periodoncia 391
Acatalasia
Enfermedad autosómica recesiva, la que se caracteriza por
una deficiencia en la producción de la enzima catalasa, la
cual es útil en la degradación de peróxido de hidrógeno,
transformándolo en agua y oxígeno. La producción de peróxido de hidrógeno (radicales superóxido) es un proceso lisosomal, particularmente útil en la defensa antibacteriana. La
concentración tisular del peroxido de hidrógeno lo convierte
en dañino, debido al sobrealmacenaje de radicales de superóxido, que al ser vertidos extracelularmente, inducen a la
destrucción hística. Este daño es muy notable, pudiendo ser
muy severo, en los tejidos gingivales y hueso alveolar.
regeneración de los vasos sanguíneos dañados. Cuando hay
alteración funcional o numérica plaquetaria, pueden aparecer problemas como sangrado cutáneo (púrpura) o un tiempo de sangrado muy prolongado, como se observa en la
trombocitopenia. Las alteraciones hemostáticas no predisponen a la enfermedad periodontal, pero presenta complicaciones en el manejo de estos pacientes durante la terapia
periodontal. Por trombocitopenia y trombastenia una respuesta hemorrágica es predecible, aún después de raspados
o curetajes simples, por lo que se debe considerar antes de
cirugía, el uso de hemostáticos, transfusión de plaquetas o
factores de coagulación, en trabajo coordinado con el médico o hematólogo responsable o esperar a que la condición sea superada, si se debe a factores etiológicos temporales o controlables.
Hipofosfatasia
Es una condición frecuente relacionada con trastornos periodontales, que se caracteriza por la deficiencia en la producción de fosfatasa alcalina, lo cual se traduce en alteraciones en el metabolismo óseo. Los dientes pueden estar
malformados y presentar defectos en la formación del
cemento y los maxilares mostrar perdida ósea y dentaria
prematuras. Esta enfermedad se ha relacionado con formas
de periodentitis de inicio temprano, particularmente en niños. Es interesante observar que los adultos que padecen
esta condición no presentan ninguna alteración periodontal significativa.
ASPECTOS GINGIVALES Y
PERIODONTALES DE LAS
ALTERACIONES SANGUÍNEAS
Y EN ÓRGANOS HEMATOPOYÉTICOS
ALTERACIONES EN LOS ERITROCITOS
Anemia aplásica
Las anemias menores no afectan seriamente al sistema periodontal. Aunque alteraciones mayores como la anemia
aplásica, caracterizada por la disminución significativa del
tejido hematopoyético de la médula ósea, se ha relacionada
con destrucción periodontal grave; una pancitopenia asociada a esta condición, reduce significativamente, el número de leucocitos y plaquetas, siendo esto una razón agregada de destrucción periodontal y sangrado gingival. En
los casos de anemia aplásica crónica o recurrente es conveniente introducir a los pacientes en un programa preventivo de control higiénico periodontal intenso, ya que los
irritantes locales inducen a sangrado y posibilitan infección. Si ocurre una urgencia periodontal durante una supresión severa de la médula ósea, el caso debe ser manejado
en conjunto con el hematólogo.
Anemia por células falciformes
El infiltrado denso de leucocitos es una de las características histopatológicas más importantes de la inflamación
gingival y de la periodontitis. Todas las variedades leucocitarias se encuentran en este infiltrado y son determinantes
en la respuesta de los tejidos a los ataques tóxicos y estimulación antigénica de los microorganismos que conforman
la placa subgingival. Las alteraciones de la sangre y sus órganos formadores que pueden tener un efecto negativo en
la integridad del periodonto, se pueden agrupar a groso
modo en alteraciones hematológicas, de eritrocitos y de
leucocitos, siendo las alteraciones leucocitarias las que
comprenden la mayor parte de las alteraciones sanguíneas
que afectan la integridad periodontal.
PROBLEMAS EN LA HEMOSTASIA
Las plaquetas o trombocitos son esenciales en la hemostasia, participando en el taponamiento vascular, como en la
Es el resultado del cambio de forma de los eritrocitos durante estados hipóxicos. Es primordial mantener a estos
pacientes libres de riesgo de enfermedad periodontal. Su
tejido óseo en general y el alveolar en particular sufre severos cambios, pues aumentan los espacios medulares producto de hiperplasia medular compensatoria del defecto funcional de los eritrocitos, lo que originará osteoporosis. Son
pacientes sensibles a desarrollar trombosis, infarto vascular y osteomielitis. Los cambios hipóxicos complican la
reparación observándose radiográficamente cicatrizaciones osteoescleróticas. En periodos de remisión deben intentarse todas las facetas de la atención periodontal primaria y conservar al paciente bajo control higiénico estricto
y visitas periódicas para tratamiento de mantenimiento periodontal, para evitar que sus tejidos periodontales deban
responder a procesos inflamatorios o infecciosos, ya que
su capacidad reparativa deficiente lo expone a serios daños
remanentes y la posibilidad de una complicación sistémica
mayor. La cirugía electiva debe ser pospuesta debido al
mal pronóstico reparativo. Estos son pacientes que no tole-
392 Medicina en odontología
rarán el uso de anestesia general u óxido nitroso. El uso de
anestésicos locales con vasoconstrictor aún está a discusión, ya que aunque se puede argumentar que su uso complica el estado hipóxico local, esta conclusión es debatible.
Parte de la terapia para control de la enfermedad sanguínea, puede ser el uso de corticosteroides, lo que aumenta
la complicación del manejo periodontal, en particular
cuando pudiera entrañar un manejo quirúrgico, ya que los
procesos defensivos y reparativos disminuiyen; además, el
manejo clínico puede demandar compensar estados de
supresión adrenal. Para ampliar el tema, consultar sección
de insuficiencia suprarrenal secundaria en el Capítulo 8.
Acatalasia
Desorden hereditario provocado por la falta de catalasa en
los eritrocitos y los leucocitos, que utilizan a esta enzima
para convertir al peróxido de hidrógeno en oxígeno y agua;
por lo que su ausencia provoca hipoxia y necrosis del tejido
gingival. Véase antes, sección de desórdenes genéticos del
periodonto.
Policitemia
Incremento de los eritrocitos circulantes debido a una sobreproducción de las mismas por parte de la médula ósea,
así como de plaquetas y leucocitos, se caracteriza por sangrado excesivo al cepillado dental y al raspado y alisado
radicular. Las encías lucen congestionadas y edematosas
adquiriendo un color violáceo o purpúrico. La concentración eritrocítica aumentada en los vasos gingivales expone
a la formación de hematomas, petequias y sangrado profuso espontáneo o provocado. Es necesario que el paciente
mantenga sus tejidos periodontales libres de irritantes físicos y biológicos, sin embargo, la sintomatología no desaparecerá hasta que la condición hematológica haya sido
controlada.
ALTERACIONES EN LOS LEUCOCITOS
Como se mencionó, la mayor parte de las alteraciones hematológicas que afectan el periodonto, se encuentran relacionados a las alteraciones en la función o el número de
leucocitos. Los principales problemas son la disminución
o ausencia de los leucocitos polimorfonucleares circulantes, denominada neutropenia, o el número excesivo de leucocitos (leucocitosis), que cuando son de origen neoplásico se denomina a la alteración, leucemia.
Neutropenia
Este término involucra a un grupo heterogéneo de enfermedades caracterizadas por la disminución o la ausencia
de los leucocitos polimorfonucleares circulantes. Existen
varios tipos y descripciones que incluyen agranulocitosis,
(Capítulo 22)
neutropenia familiar y neutropenia crónica idiopática o cíclica.
La agranulocitosis por definición estricta se refiere al
agotamiento de todos los granulocitos en la sangre, sin embargo, se utiliza para describir una neutropenia muy severa
por lo general relacionada con reacciones adversas a algún
medicamento. La neutropenia familiar es heredada y en
ella los neutrófilos no son liberados de manera adecuada
por la médula ósea. La neutropenia cíclica es una condición rara, caracterizada por una disminución periódica del
número de leucocitos polimorfonucleares.
Los pacientes con neutropenia severa pueden presentar varias alteraciones en el periodonto como son ulceraciones y necrosis de la encía marginal. Se ha relacionado
un aumento en el sangrado, a veces alteraciones en la encía
insertada, en otros casos se pueden observar un tejido gingival edematoso, hiperémico y agrandado con áreas de
descamación parcial. Estas características se encuentran
relacionadas con bolsas periodontales profundas y pérdida
ósea generalizada severa.
Leucemia
Es una enfermedad maligna severa de los tejidos formadores de células blancas que provoca el aumento de leucocitos inmaduros o anormales en la circulación. Todos los tipos de leucocitos pueden estar involucrados, granulocitos
(polimorfonucleares), monocitos y linfocitos. La enfermedad puede ser aguda o crónica. Un agrandamiento gingival
generalizado de severidad variable, por sobrecúmulo leucocitario intratisular, puede presentarse en las leucemias
de tipo agudo y muy rara vez en las crónicas. En la leucemia mieloide aguda el agrandamiento tal vez se debe al infiltrado mieloide, mientras que en la leucemia linfocítica
crónica, el agrandamiento puede deberse principalmente a
inflamación provocada por la presencia de placa dentobacteriana.
La gingivitis aguda y la gingivitis ulcerosa necrotizante aguda (GUNA) pueden ser más frecuentes en pacientes con leucemia que en controles sanos. Tratamientos
como quimioterapia o radioterapia provocan un aumento
en la inflamación gingival, ya que además de las alteraciones sistémicas, producen hiposalivación y una mayor retención de placa dentobacteriana. Se observa mejoría notable del periodonto eliminando los factores locales
etiológicos y poniendo énfasis en la higiene oral personal.
También es posible que el paciente leucémico presente más
frecuentemente infecciones virales por herpes simple y en
menor frecuencia por herpes zoster.
Debido a trombocitopenia, el sangrado gingival espontáneo o prolongado, puede ser un signo agregado en pacientes que sufren leucemia, ya que es una complicación
asociada frecuente, pudiendo existir también petequias y
equimosis. Es difícil determinar con exactitud la función
que desempeñan los desórdenes hematológicos en la patogenia de la periodontitis crónica, pudiéndose mencionar
algunas conclusiones:
La placa dentobacteriana es el factor etiológico
desencadenante más importante en la enfermedad
periodontal inflamatoria, pero la forma en que la
Periodoncia 393
enfermedad progresa o se comporta clínicamente,
depende de manera fundamental de la capacidad
defensiva y reparativa del huésped.
Las alteraciones sistémicas o los factores que modifican los mecanismos de defensa de los individuos, los predisponen a diferentes patrones o tipos
de enfermedad periodontal, con diferentes matices de presentación clínica y respuesta a la terapia
y el tratamiento de mantenimiento.
Los eritrocitos tienen una participación determinante en la vitalidad de los tejidos periodontales,
brindándoles oxigenación, capacidad hemostática
y protección antimicrobiana. La ausencia, disminución o disfunción de estas células producen alteraciones en todo el organismo que pueden ser
más notorias en sitios de un frágil balance en la relación huésped/parásito como es el surco gingival
y, por tanto, los tejidos periodontales. En estos sitios los leucocitos son cruciales para proveer la
respuesta inflamatoria y la inmunitaria adecuadas
contra los insultos microbianos.
Los eritrocitos y plaquetas son necesarios para el
intercambio de gases y el control del sangrado.
En general las deficiencias cuantitativas de los
leucocitos se relacionan con la destrucción del periodonto de toda la dentición, mientras que en los
defectos cualitativos se observan relacionados a
destrucción localizada, afectando el periodonto de
un diente o un grupo reducido de ellos.
La leucemia produce principalmente problemas de
agrandamiento infiltrativo gingival; mientras que la
pérdida ósea es con frecuencia el resultado de la
disfunción de los neutrófilos o de sus cuentas bajas.
INFECCIÓN POR VIH Y
ENFERMEDADES PERIODONTALES
Las manifestaciones orales son en muchas ocasiones el primer signo clínico de la infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) y muchas de estas manifestaciones se presentan en los tejidos periodontales. El VIH es un
retrovirus que afecta principalmente los linfocitos cooperadores T, aunque también tiene trofismo por monocitos,
macrófagos, células de Langerhans y linfocitos B, entre
otras, por lo que el huésped se vuelve susceptible a varias
infecciones y neoplasias. El daño inmunitario del VIH
puede alterar la respuesta de los tejidos orales y la propia
microflora modificando el comportamiento de la enfermedad periodontal, el plan de tratamiento y el resultado de la
terapia. En años recientes, el manejo periodontal del paciente con infección por VIH se basa en la modalidad terapéutica sistémica empleada, así como en la incidencia,
severidad y manejo de las manifestaciones orales, por lo
que el odontólogo tiene la responsabilidad de reconocer y
diagnosticar las diferentes enfermedades orales que se presenten en los diferentes estadios de la infección. De los
pacientes infectados, 40% presenta una o más de las manifestaciones orales asociadas a VIH, rango que aumenta a
casi 90% en las fases finales de la enfermedad. Las lesiones
relacionadas con el periodonto, pueden ser divididas en
tres grupos (figura 22–1).
Lesiones con alta asociación a infección por VIH
– Eritema gingival lineal.
– Gingivitis necrosante.
– Periodontitis necrosante.
Lesiones menos comunes, asociadas a infección
por VIH.
– Estomatitis necrosante.
Condiciones periodontales que se agravan en infecciones por VIH.
– Periodontitis convencional del adulto (crónica).
– Periodontitis de progresión rápida.
A
B
Figura 22–1. Lesiones periodontales asociadas con
infección por VIH. A. Eritema linear gingival. B. Gingivitis
necrosante. (Cortesía del Dr. Adalberto Mosqueda Taylor.)
394 Medicina en odontología
MANEJO DE LAS ENFERMEDADES
PERIODONTALES EN PACIENTES
INFECTADOS POR VIH
El manejo de las enfermedades periodontales en pacientes
infectados por VIH, tales como eritema gingival lineal y la
periodontitis necrosante se basan en los principios desarrollados por Winkler y colaboradores a mediados del decenio
de 1980, los cuales involucran el raspado y alisado radicular inicial para la eliminación de la placa dentobacteriana,
restos de alimento y del tejido necrótico presentes, recomendando la irrigación con yodopovidona durante este
procedimiento, debido a sus efectos anestésicos y antisépticos. Posteriormente es necesario el realizar revisiones
periódicas para obtener un adecuado control de la higiene
oral en el paciente. El uso de antibióticos debe ser cauteloso debido a que se corre el riesgo del desarrollo de cepas
de Candida albicans, por lo que habitualmente se utilizan
en combinación con un agente antimicótico (clotrimazol,
nistatina, fluconazol). Se recomienda que estos pacientes
se evaluen en citas de mantenimiento frecuentes, con el
objeto de remover los depósitos presentes sobre la superficie dental y radicular, así como para reforzar las medidas
de higiene oral. Los enjuagues de clorhexidina se pueden
utilizar como una medida terapéutica para reducir los síntomas agudos del eritema marginal lineal y de la periodontitis
necrosante, contribuyendo a prevenir también la recurrencia
de dichas enfermedades. A pesar de la alta frecuencia de
enfermedad periodontal observada en la infección por VIH,
es necesario tener en cuenta la existencia de otro tipo de
lesiones orales asociadas como linfomas, crecimientos neoplásicos, ulceraciones herpéticas o aftosas, las cuales requieren tratamiento específico y algunas veces, como es el
caso de las neoplasias, será necesario realizar una biopsia y
exámenes complementarios, para obtener un diagnóstico.
MEDICAMENTOS, FÁRMACOS,
SUSTANCIAS TÓXICAS Y
DESÓRDENES ORALES
(Capítulo 22)
nera independiente a la presencia o ausencia salival),
usualmente inducida por la disminución del flujo salival o
hiposalivación, que es un signo. Se presentan con más frecuencia en individuos de edad avanzada, probablemente se
relaciona con el consumo de medicamentos múltiples.
Cientos de fármacos tienen la capacidad de inducir hiposalivación, como sucede por la administración de diuréticos,
antihipertensivos, antihistamínicos, antidepresivos, anticolinérgicos, antineoplásicos y otros. El uso de enjuagues
bucales que contengan alcohol o astringentes pueden contribuir a la sensación de resequedad oral, por cambios en
la mucosa o sus órganos receptores nerviosos. La hiposalivación se ha relacionado entre otros trastornos con caries
radicular, erosión e hipersensibilidad dentales, por aumento en el cúmulo y cambios cualitativos de la placa dentobacteriana, la cual no es controlada por los efectos físicos,
detergentes y biológicos salivales. La incidencia y severidad de la periodontitis también aumenta en pacientes con
estados de hiposalivación.
MEDICAMENTOS QUE ALTERAN
LA RESISTENCIA DEL HUÉSPED
Las alteraciones en la resistencia del huésped pueden estar
relacionadas con el uso de agentes inmunodepresores como
son la azatioprina, ciclofosfamida y corticosteroides. Al
estar disminuida la respuesta inflamatoria pudieran enmascararse algunos de los signos y síntomas comunes de las
enfermedades periodontales.
El consumo prolongado de corticosteroides puede favorecer el desarrollo de la osteopenia. Evidencias recientes
sugieren que la osteoporosis puede estar relacionada con
el aumento de la destrucción ósea alveolar, en la enfermedad periodontal.
Por otro lado, parece ser que el uso prolongado de corticosteroides produce cambios fibróticos que afectan a la
estructura y función de las válvulas cardiacas, lo que aumenta el riesgo de que se presente una endocarditis infecciosa en presencia de infecciones periodontales o periapicales importantes, o asociadas a ciertos tratamientos
dentales que produzcan bacteremias.
SOBRECRECIMIENTOS GINGIVALES
INDUCIDOS POR MEDICAMENTOS
La utilización de medicamentos para el manejo de condiciones sistémicas es una práctica común en la población,
así como lo es también el emplear una combinación de varios fármacos, o como terapia para una o varias enfermedades en un mismo paciente, multifarmacia. El uso de múltiples fármacos incrementa el riesgo de que se presenten
efectos secundarios adversos o bien interacciones farmacológicas desfavorables. La mayor parte de los medicamentos pueden tener como efecto secundario manifestaciones orales, por lo que el odontólogo debe conocer los
cambios que pueden inducirse por el consumo de algún
medicamento.
Una de estas alteraciones es la xerostomía, que es el
síntoma o sensación subjetiva de tener la boca seca (de ma-
La relación de medicamentos con el sobrecrecimiento gingival se conoce hace muchos años, desde la introducción
en el mercado de la fenitoína como agente antiepiléptico.
A la fecha, el mecanismo exacto de acción no está claro;
se presume un exceso de almacenamiento de tejido fibroso
aunado a una reducción en el índice de renovación de la
fibra colágena vieja. La fenitoína comparte algunas características farmacodinámicas en relación con su efecto de
causar agrandamientos hiperplásicos gingivales, con otros
medicamentos como ciclosporina y bloqueadores de los
canales del calcio, fármacos utilizados en el tratamiento de
la hipertensión arterial y diversas alteraciones cardiovasculares.
Periodoncia 395
Aunque existen muchos factores a considerar, se ha
advertido una reducción de los sobrecrecimientos gingivales al suspender el fármaco. En general, se considera que
los efectos de los medicamentos en la encía puedan estar
relacionados con la dosis.
El sobrecrecimiento gingival asociado a la fenitoína
en general es más común en niños y jóvenes; aparece de 3
a 6 meses después del inicio de la terapia. Es importante
para el odontólogo destacar que él debe controlar adecuadamente la presencia de placa dentobacteriana, ya que actúa como cofactor activador de la respuesta hiperplásica
observada. Habitualmente los sobrecrecimientos inician en
las papilas interdentales de los dientes anteriores y después
se extienden hacia todos los sitios de la dentición. La zona
vestibular es afectada en mayor número de ocasiones que la
lingual o palatina. Es importante prevenir que los niños con
dentición primaria no desarrollen estos crecimientos en el
momento del cambio de dentición, ya que interferirán con la
correcta erupción de los dientes permanentes.
Agentes anticonvulsivantes
En apariencia la fenitoína ejerce su efecto sobre las subpoblaciones de fibroblastos de alta actividad gingival, estimulando la síntesis de colágena. La presencia o ausencia
de las subpoblaciones de fibroblastos se cree que está genéticamente determinado. Esto puede ayudar a comprender porque sólo 50% de las personas que reciben fenitoína,
presenta algún sobrecrecimiento gingival. También se ha
descrito una disminución en la actividad de la colagenasa
en los tejidos gingivales afectados por la fenitoína, lo que
traerá como consecuencia una disminución en la renovación de las fibras colágenas y un aumento en su almacenamiento local. La fibrosis puede ocurrir entonces por la
suma de ambos efectos, una sobreproducción por estimulación fibroblástica y un descenso en la función catabólica,
en el cual se observa disminución o ausencia en la sustitución de la fibra colágena antigua.
La apariencia histológica de la encía involucrada no
es propiamente la de una hiperplasia fibroblástica verdadera. El epitelio de recubrimiento de la encía también sufre
cambios, en el cual se observan acantosis y elongación de
las proyecciones epiteliales.
La fenitoína también parece alterar la absorción y utilización del ácido fólico, lo que quizá origina en algunos
individuos, anemia megaloblástica. Cuando se administra
ácido fólico, se observa una menor severidad e incidencia
de los sobrecrecimientos gingivales, en animales de laboratorio; en humanos ha producido resultados contradictorios y es difícil recomendar su empleo hasta el momento.
psoriasis, pénfigos y liquen plano. La incidencia reportada
de sobrecrecimientos gingivales relacionados con la ciclosporina varía de 8 a 70%; sin embargo, es muy difícil
determinar la verdadera relación debido a que este medicamento con frecuencia se utiliza en combinación con otros
fármacos, que pueden también inducir el agrandamiento
gingival. Se ha utilizado un medicamento, tacrolimus, para
prevenir el rechazo de los trasplantes de órganos, con buen
resultado y sin que se haya reportado el inconveniente de desarrollo de sobrecrecimientos gingivales.
Agentes bloqueadores
de los canales de calcio
Diversos agentes bloqueadores de la utilización del calcio
se emplean en la actualidad en el manejo de alteraciones
cardiovasculares, como hipertensión, angina de pecho, espasmo de la arteria coronaria y arritmia cardiaca. Se ha reportado que casi todos los agentes bloqueadores de los canales de calcio han producido sobrecrecimiento gingival.
El fármaco más utilizado y desgraciadamente también él
más frecuentemente relacionado con este trastorno de la
encía, es el nifedipino. La incidencia reportada varía de 0.5%
hasta 83%. En algunos casos el cambio de un agente de este
tipo por otro, es suficiente para disminuir la incidencia o
severidad de los agrandamientos observados (figura 22–2).
Otros medicamentos
Existen reportes en los que se describe la probable relación
entre sobrecrecimientos gingivales y anticonceptivos orales, consumo excesivo de marihuana (Cannabis) y eritromicina. Son muy pocos los reportes para comentar la gravedad e incidencia.
Manejo de los sobrecrecimientos
gingivales inducidos por medicamentos
Aunque en muchas ocasiones se observan cantidades abundantes de placa dentobacteriana en pacientes con sobrecre-
Ciclosporina
Es un medicamento inmunodepresor a utilizado de manera
amplia y es especialmente efectivo en suprimir la respuesta
inmune mediada por células. Es un agente de elección para
prevenir el rechazo de órganos trasplantados; también ha
sido utilizado en una amplia variedad de enfermedades autoinmunitarias y desórdenes inflamatorios de la piel como
Figura 22–2. Sobrecrecimiento gingival causado por consumo de nifedipino.
396 Medicina en odontología
cimientos gingivales, es difícil con certeza determinar que
ocurrió primero, si la placa precedió el crecimiento, o si el
tejido agrandado, dificultó la remoción de la placa. Los procedimientos quirúrgicos para remover los excedentes de tejido son infructuosos, si no se establece control de placa
dentobacteriana eficiente, preferentemente con la sustitución del medicamento causante. Si el médico tratante considera que se puede sustituir el medicamento sin afectar al
paciente, ésta debe ser la primera opción a considerarse en
el plan de tratamiento; por otro lado, el odontólogo debe
controlar y eliminar los factores etiológicos locales y llevar
a cabo una remodelación gingival en los casos que lo requieran, para que el paciente tenga la posibilidad de realizar una
buena higiene oral.
Cuando no es posible sustituir el medicamento causal,
es preferible eliminar los excesos y remodelar la encía quirúrgicamente, en ocasiones de manera repetida, particularmente cuando éstos son discretos, a pesar de la posibilidad
de que recidiven; las principales razones para hacer esto
tempranamente son facilidad quirúrgica y comodidad postoperatoria para el paciente, además de proveerle salud, función y estética gingivales.
EFECTOS DE LOS
PRODUCTOS DEL TABACO
El hábito de fumar desde hace tiempo ha sido bien identificado como un factor contribuyente al desarrollo de la gingivitis ulcerosa necrosante aguda, y más recientemente se
ha identificado como un factor de alto riesgo en otro tipo
de enfermedades periodontales; al parecer también altera
la respuesta a la terapia periodontal, sin embargo, todavía
no se conoce cómo actúa con exactitud, aunque la placa
dentobacteriana es el factor etiológico principal en la enfermedad periodontal, la respuesta del huésped es un determinante de la susceptibilidad a desarrollarla, ya que el
fumar puede provocar una destrucción periodontal mayor
alterando la respuesta del huésped a través de dos mecanismos: deteriorando la respuesta inmunitaria normal para neutralizar a la infección y provocando alteraciones que resulten en la destrucción de los tejidos periodontales sanos.
Se conoce que los componentes de tabaco tienen efectos perjudiciales en la función de los neutrófilos, ya que se
ha demostrado que puede deteriorar la capacidad de quimiotaxis y la función fagocítica. También en la literatura
médica se ha discutido que la exposición al tabaco o la nicotina afecta la revascularización en los tejidos blandos y
duros, afectando así de manera secundaria la cicatrización
periodontal.
La nicotina puede ser almacenada o liberada por los
fibroblastos periodontales, por lo que es capaz de inhibir
la producción de fibronectina y de colágena, incrementar
la actividad de la colagenasa, así como impedir la proliferación de osteoblastos, mientras se estimula la actividad de
la fosfatasa alcalina osteoblástica. Los componentes del tabaco pueden aumentar la producción de citoxinas o de mediadores inflamatorios que intervienen en la destrucción
de los tejidos periodontales.
(Capítulo 22)
Las sustancias citotóxicas del tabaco como la nicotina
y cotinina han sido encontradas en las superficies radiculares y en el fluido crevicular de los fumadores. La absorción
sistémica de la nicotina puede producir una vasoconstricción profunda transitoria en la vascularidad gingival, pero
el efecto más importante de este hábito puede ser la supresión del sistema inmunitario del huésped, específicamente
la función de los leucocitos y macrófagos. Además, el fumar tabaco puede producir un aumento de restos en la superficie dental y en la formación de sarro, así como causar
una reducción de la tensión del oxígeno de la placa dentobacteriana, creándose un ambiente favorable para el crecimiento de microorganismos anaeróbicos.
De lo anterior, es posible concluir que la severidad de
la enfermedad periodontal puede estar altamente influenciada por el tiempo de existencia del hábito tabáquico y la
cantidad diaria de consumo de tabaco y sus derivados.
ALTERACIONES PSICOLÓGICAS
RELACIONADAS CON LA
ENFERMEDAD PERIODONTAL
Existe una fuerte relación entre las alteraciones psicológicas y las enfermedades periodontales; dado que cada vez
se vive en un ambiente más estresante, es posible que una
mayor incidencia de alteraciones periodontales esté relacionada con estos factores causales o contribuyentes. La
valoración de los estados de ánimo y de conducta de los
pacientes debe incluirse en la valoración periodontal, para
evaluar a los pacientes de manera integral y poder ofrecerles un mejor tratamiento y pronóstico. En esta área, así
como en otras, es importante recordar que no es lo mismo
querer hacer, que poder hacer. El odontólogo debe intentar
identificar a las personas que se alejan un poco de la normalidad y averiguar si existe alguna relación entre su estado mental y psicológico con su situación periodontal.
Cuando se trata de categorizar a los pacientes se complica
la labor, pues aun los individuos normales presentan desviaciones y compensaciones que los mantiene, a veces de
manera temporal, en el rango de la llamada normalidad. La
identificación de la actitud de los pacientes hacia la curación y el control periodontal, serán definitivas para el pronóstico de los resultados inicialmente obtenidos. El compromiso y actitud positivos del paciente hacia el desarrollo
de actividades de higiene oral y el cumplimiento de las
citas de terapia para mantenimiento periodontal, influirán
en la estabilidad de resultados a largo plazo.
Se considera que el estrés emocional es un factor predisponente hacia la gingivitis ulcerosa necrosante aguda;
sin embargo, no se ha demostrado científicamente que los
factores psicosociales estén relacionados o predispongan
al inicio de la periodontitis crónica, pero al parecer pudieran tener relación o influenciar la progresión o el desarrollo
de la enfermedad. Los posibles mecanismos de acción de
los factores psicosociales en los tejidos periodontales pue-
Periodoncia 397
den estar representados por negligencia en la higiene oral,
manías, cambios en la dieta, tabaquismo, bruxismo, cambios por causas endógenas y exógenas en la circulación
gingival y el flujo gingival y sus componentes, por inducción de cambios endocrinos; el estrés crónico puede favorecer la disminución de la respuesta inmunitaria. Al nivel
de la articulación temporomandibular y del sistema oclusal
dental, la respuesta de adaptación consciente o inconsciente a las presiones psicológicas y biológicas ambientales,
pueden inducir a la creación de hábitos parafuncionales
tales como el bruxismo o el apretamiento, que alteran al
sistema de adaptación periodontal debido a una sobrecarga
de la función oclusal sobre el diente, lo cual puede provo-
car sintomatología como movilidad y sensibilidad dental,
o bien dolor, ruidos y disfunción en el ámbito articular. Se
ha demostrado que el traumatismo al periodonto por la
oclusión no provoca la aparición de la enfermedad periodontal, pero sí que acelera el proceso de destrucción de los
tejidos, actuando de manera sinérgica con procesos inflamatorios preestablecidos.
Está demostrado que las enfermedades periodontales
inflamatorias son una respuesta a la presencia microbiana,
relacionadas con bacterias patógenas periodontales, pero
cómo pueda ésta ser alterada o influenciada específicamente por los factores psicosociales, es un tema que debe
estudiarse con gran profundidad.
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23
Manejo estomatológico
del paciente geriátrico
Adalberto Mosqueda Taylor
En la actualidad existe un interés creciente por conocer los
fenómenos básicos del proceso de envejecimiento, ya que
en una gran cantidad de países se observa un notable aumento en la población mayor de 60 años, denominada de
la tercera edad. Esta situación se traduce en un incremento
de las necesidades y demandas de atención estomatológica
a este grupo poblacional, a la vez que hace necesario para
el especialista conocer con precisión los factores etiológicos, así como la patogenia y factores que determinan la
especificidad de las alteraciones orales en esta etapa de la
vida.
vado tanto clínica como significativamente en esta etapa
de la vida, hasta convertirse en motivo de consulta.
DIENTES Y PERIODONTO
Al envejecer, los dientes sufren cambios en su aspecto clínico y en su estructura. El oscurecimiento y color amarillento es resultado de alteraciones en su grosor y cambios
en la composición de la dentina, la cual se produce toda la
vida, pero difiere de la dentina primaria, en cuanto a que
presenta menor cantidad de túbulos y mayor densidad entre ellos (dentina esclerótica). También contribuye al cambio de color la acumulación gradual de depósitos de sustancias pigmentadas sobre la superficie cada vez más
rugosa de los dientes. Se estima que hasta 50% de los túbulos dentinarios pueden obliterarse completamente bajo
condiciones fisiológicas. La esclerosis comienza en la región apical, cerca de la unión cemento–dentinaria, para extenderse en sentido ascendente hasta la porción coronal.
Este cambio se acompaña de alteraciones en la transparencia del diente, debido a una mayor homogeneidad óptica.
La esclerosis de la dentina, así como el aumento en la
proporción de la sustancia mineralizada, la reducción de la
luz de los túbulos, la disminución en la cantidad de fluido
peritubular y la disminución de la difusión hacia la pulpa
son cambios muy importantes que se relacionan con la tercera edad a manifestaciones clínicas como la disminución
en la sensibilidad a estímulos térmicos, osmóticos y eléctricos, disminución de la susceptibilidad a caries dentinaria, menor dolor durante la preparación de cavidades y a
una mayor resistencia de la dentina para asumir las funciones del esmalte cuando existe atrición severa.
La producción continua de dentina ocasiona una reducción en el tamaño de la cámara pulpar y canales radicu-
CAMBIOS GERIÁTRICOS Y
GERONTOLÓGICOS DE LOS
TEJIDOS Y FUNCIONES BUCALES
Con el avance de la edad se producen cambios morfofisiológicos en todos los tejidos, incluyendo al aparato estomatognático. Algunos de los que allí ocurren son similares a
los observados en otras regiones, pero existen otros que
son específicos para la región bucal.
El envejecimiento normal de los tejidos que componen al aparato estomatognático no afecta por sí mismo la
función y bienestar de las personas mayores, sin embargo,
debido a la suma de factores etiológicos que aparecen durante la vida y a las deficiencias en cuanto a medidas preventivas y terapéuticas, algunas de las alteraciones bucales
prevalentes en las personas de la tercera edad constituyen
la extensión de los problemas establecidos en otras épocas,
los cuales no han recibido atención adecuada y se han agra-
399
400 Medicina en odontología
lares. De manera adicional se produce una disminución en
el número de vasos sanguíneos que penetran al diente, así
como una reducción en el número de células con aumento
en la proporción de fibras. Por ello, la capacidad de respuesta de la pulpa ante la agresión disminuye y el acceso
potencial a la misma para realizar tratamiento endodóntico
se ve restringido con la edad. El grosor del cemento radicular se llega a triplicar a lo largo de la vida, alejando a los
cementocitos de los nutrientes y fluidos esenciales, lo cual
produce cambios radiográficos y problemas potenciales
para la extracción dental por hipercementosis.
La forma de las coronas dentales también se modifica.
La abrasión y atrición del esmalte contribuyen a este cambio, produciendo aplanamiento de las cúspides, acortamiento de los bordes cortantes y desaparición de las fisuras
oclusales, con la consecuente pérdida de esmalte, cambios
en la dimensión vertical y eficiencia masticatoria.
El ligamento periodontal es un tejido conectivo rico
en fibras, el cual tiende a adelgazarse a medida que avanza
la edad. Otros cambios que ocurren con el envejecimiento
incluyen la disminución en el número y calibre de los vasos
sanguíneos, así como en el número de células y de su actividad mitósica, lo que disminuye también la producción de
nuevas fibras de colágeno y conduce a la formación de zonas hialinizadas.
La encía muestra una atrofia moderada del epitelio y
disminución en el grado de queratinización. A nivel subepitelial se observa esclerosis de las paredes vasculares,
depósitos hialinos en las arteriolas, disminución en el número de capilares e incremento en la permeabilidad vascular. Existe controversia en la literatura respecto a la posible
relación entre el proceso de envejecimiento y la recesión
gingival. Algunos autores estiman que este fenómeno debe
ser considerado como un cambio relacionado con la edad, y
se basan en los resultados de mediciones a partir de la unión
amelocementaria en diferentes grupos de edad, en los que se
aprecia el avance de la recesión con la edad. Sin embargo,
otros consideran que el fenómeno es independiente, ya que,
de ser un cambio normal, debe ocurrir no sólo en el aspecto
vestibular, sino también en la zona interdental. Es más probable que ocurra como resultado del cúmulo de factores que
se agregan en proporción a la edad del paciente que a un fenómeno gerontológico.
Es conveniente señalar que los cambios que se presentan en los tejidos dentales y periodontales con el envejecimiento no sólo producen efectos negativos, ya que
existen algunos que resultan favorables, como la maduración poseruptiva del esmalte, la cual incrementa la resistencia ante agentes dañinos presentes en la cavidad oral; el
incremento en la mineralización dentinaria; el engrosamiento dentinario debido al depósito continuo de dentina
secundaria y el agrandamiento de la superficie de inserción
radicular por el depósito continuo de cemento.
(Capítulo 23)
agentes traumáticos e infecciosos. Entre los cambios más
significativos que ocurren en el ámbito microscópico en
los tejidos bucales del anciano se pueden mencionar los siguientes:
Atrofia del epitelio superficial, sobre todo a nivel
del dorso de la lengua.
Incremento en la queratinización.
Disminución en el número de células y degeneración de las fibras del tejido conectivo.
Agrandamientos varicosos de las venas del vientre lingual.
Atrofia progresiva del parénquima de las glándulas salivales mayores y menores.
Disminución en el número y densidad de las terminaciones nerviosas sensitivas, particularmente
en encía y lengua, donde se registra una disminución de los corpúsculos gustativos.
Es difícil establecer hasta qué punto las alteraciones mencionadas son el resultado del proceso de envejecimiento
mismo, y en qué medida se deben a trastornos en el estado
nutrimental, enfermedades sistémicas prevalentes en esta
etapa de la vida, o son inducidas por los diversos medicamentos empleados para su control.
Algunos estudios epidemiológicos realizados en diversas partes del mundo han revelado una mayor prevalencia de entidades patológicas y no patológicas de la mucosa
bucal en el anciano, en comparación con jóvenes.
Las causas de alteraciones en la mucosa bucal del paciente geriátrico se pueden agrupar en cinco categorías:
Inherentes al proceso de envejecimiento.
Debidas a deficiencias nutrimentales.
Secundarias a enfermedades sistémicas.
Producidas por medicamentos.
Debidas a procesos de adaptación o modificación
de las estructuras bucales.
Alteraciones de la mucosa bucal
inherentes al proceso de envejecimiento
Varices bucales
Son dilataciones venosas anormales de etiología desconocida. La edad es un factor importante para su aparición, ya
que son raras en niños y jóvenes, pero constituyen un hallazgo común en los ancianos. Este tipo de lesiones no
guardan relación con la existencia de trastornos cardiopulmonares. Se observan como pequeñas neoformaciones nodulares de color violáceo que se distribuyen a lo largo del
trayecto de las venas raninas en el vientre lingual, y en menor proporción se pueden producir en la mucosa de carrillos y labios, lugares en los que el traumatismo parece tener
una participación importante en su origen (figura 23–1).
MUCOSA BUCAL
Gránulos de Fordyce
El proceso de envejecimiento produce en la mucosa bucal
una serie de cambios graduales, irreversibles y acumulativos, lo que origina en ella una mayor vulnerabilidad ante
Son glándulas sebáceas ectópicas que con frecuencia se
ubican en el borde bermellón, comisuras, mucosa de carrillos y zona retrocomisural. La condición se considera una
variante de la normalidad y es completamente asintomá-
Manejo estomatológico del paciente geriátrico 401
Figura 23–1. Varices sublinguales.
tica, por lo que no requiere tratamiento. Diversos estudios
sugieren que su prevalencia es mayor en población caucásica, y que su frecuencia se incrementa con la edad.
Pigmentaciones melánicas
Con el paso del tiempo surgen en la mucosa bucal y la piel,
áreas de pigmentación melánica difusas, las cuales tienen
una base genética (melanosis fisiológica o racial) y pueden
aparecer en cualquier región, sobre todo en carrillos, encía,
mucosa labial, así como en dorso y bordes laterales de la
lengua. Sin embargo, a pesar de su alta prevalencia, es conveniente diferenciar entre este tipo de pigmentación melánica y otras lesiones pigmentadas causadas por diversos factores, como el tabaquismo (melanosis de fumador),
traumatismos crónicos (melanosis friccional) y aquellas
ocasionadas por la acción de diversos fármacos como los
antimaláricos. Algunos estudios han demostrado que la prevalencia de la pigmentación melánica no gingival se incrementa conforme avanza la edad, mientras que la pigmentación melánica que se presenta en encía y proceso alveolar
disminuye, lo cual probablemente se debe a la pérdida de
órganos dentarios y a la consecuente desaparición del proceso inflamatorio causado por la presencia de placa dentobacteriana.
Alteraciones bucales debidas
a deficiencias nutrimentales
La nutrición del anciano se ve afectada por diversas causas,
como deficiente ingestión de alimento, asimilación deficiente de algunos nutrientes específicos, o la existencia de
una enfermedad gastrointestinal que afecte la absorción, a
pesar de una ingesta adecuada en cantidad y calidad.
El efecto de cualquiera de las causas mencionadas es
la atrofia de la mucosa oral, y más específicamente la del
dorso lingual. En esta situación se aprecian zonas de depapilación que pueden localizarse en la parte central (atrofia papilar central) o afectar la totalidad de las papilas (glositis
atrófica), lo que provoca que la lengua se observe lisa, roja
y brillante, así como la aparición de síntomas como glosopirosis, glosodinia y trastornos en la percepción gustativa.
Figura 23–2. Queilitis comisural y glositis atrófica debidas
a estado policarencial, pérdida de dimensión vertical y
sobreinfección por C. albicans.
En ocasiones se observa también queilitis comisural bilateral que produce dolor y dificultad para abrir la boca (figura
23–2). En los cuadros combinados de glositis atrófica con
queilitis comisural es frecuente la infección por C. albicans; en esta situación, además del problema nutrimental,
se debe considerar la posible existencia de otros factores
predisponentes a candidiasis en la tercera edad, como hiposalivación y diabetes, entre otros.
Alteraciones bucales secundarias
a enfermedades sistémicas
La población senil muestra una tendencia a la pluripatosis,
por lo que es difícil describir detalladamente en esta sección cada una de las enfermedades sistémicas que producen alteraciones a nivel de la mucosa bucal, las cuales son
descritas adecuadamente en otros capítulos de este libro.
Entre las afecciones bucales asociadas con mayor frecuencia a enfermedades sistémicas destacan la hiposalivación (consecuente a enfermedades como diabetes mellitus
no controlada, estados de desnutrición o alteraciones renales que derivan en deshidratación crónica por pérdida de líquidos), la cual trae como consecuencia una disminución
en la autoclisis, que se traduce en un incremento en el riesgo de caries, enfermedades periodontales y trastornos de
la superficie de la mucosa que aumentan el riesgo de colonización e infección por C. albicans. La insuficiente producción de saliva puede incrementar también la susceptibilidad a sialoadenitis bacteriana, la cual en esos casos
suele ser consecuencia de una infección retrógrada causada por bacterias, principalmente S. aureus, que penetran a
través de los conductos de las glándulas salivales mayores,
en especial por las parótidas (figura 23–3). Otra condición
que se acentúa por la hiposalivación y las infecciones bacterianas crónicas en la tercera edad es la halitosis.
Adicionalmente, la neuropatía del diabético, que consiste en demielinización y pérdida de fibras mielínicas pequeñas y fibras amielínicas, como resultado de daño en el
tejido neuronal por mecanismos no muy claros en cuanto
a su origen (metabólico o isquémico), puede ocasionar alteraciones sensoriales como la disgeusia y la disosmia.
402 Medicina en odontología
Figura 23–3. Parotiditis supurativa secundaria a infección
retrógrada favorecida por hiposalivación.
A estos cambios neuropáticos pudieran sumarse las disestesias, que se presentan a medida que avanza la enfermedad. Existen reportes de casos diagnosticados como síndrome
de boca ardorosa en pacientes que en realidad presentaban
diabetes no detectada, los cuales se resolvieron al controlar
la enfermedad.
Alteraciones provocadas
por medicamentos
El anciano es propenso a padecer múltiples enfermedades
crónicas, entre las que sobresalen por su frecuencia la artritis, diabetes y enfermedades cardiovasculares; las dos últimas son responsables de la mayor parte de las consultas
médicas, ingresos hospitalarios y defunciones durante la
tercera edad. Otros motivos frecuentes de morbilidad y
mortalidad en esta etapa de la vida son el cáncer y las enfermedades vasculares cerebrales. Debido a lo anterior, no es
raro detectar en los pacientes geriátricos alteraciones bucales causadas directa o indirectamente por la acción de los
diversos medicamentos empleados para el control de dichos
padecimientos.
Algunos estudios realizados en EUA estiman que los
ancianos consumen en promedio 2.8 medicamentos por
persona. Es sumamente importante conocer el tipo de fármacos que ingieren, ya que de esta forma se pueden evitar
interacciones medicamentosas potencialmente dañinas; se
pueden reconocer a nivel oral algunos efectos secundarios
no diagnosticados (p. ej., hiposalivación, reacciones liquenoides o agrandamientos gingivales) y se pueden prevenir
reacciones adversas, como el choque adrenal causado por
no aumentar la dosis de esteroide durante el tratamiento
dental en pacientes bajo tratamiento esteroide actual o reciente. En estudios hechos en México en pacientes odontológicos, se observó que el consumo de fármacos aumenta
conforme la edad; 50% de los adultos mayores de 50 años
de edad consume rutinariamente al menos un medicamento, entre los que destacan los analgésicos y antiinflamatorios, reguladores cardiovasculares, antidiabéticos, así
como psicorreguladores y neurorreguladores. De los soli-
(Capítulo 23)
citantes de tratamiento dental de ese mismo grupo de edad,
9% consumía tres o más fármacos de manera significativa.
Una de las secuelas más frecuentes en la cavidad bucal por el uso de fármacos a esta edad es, sin duda, la hiposalivación. Los medicamentos que la pueden producir son
muy variados, e incluyen entre otros, a los antihistamínicos, anticolinérgicos, antidepresivos, antihipertensivos y
diuréticos. En el cuadro 23–1 se presenta una lista detallada de fármacos que se relacionan con hiposalivación.
Como ya se refirió antes, la hiposalivación favorece la
atrofia de la mucosa, las infecciones micóticas superficiales, sialoadenitis supurativa, ulceración traumática, glosopirosis y halitosis. La hiposalivación gerontológica y geriátrica, aunada a los cambios en el epitelio de la mucosa
y la función neurológica, pueden llevar a estados de xerostomía, o sensación de boca seca. Además de la hiposalivación, los fármacos pueden inducir otros efectos menos frecuentes sobre las glándulas salivales, como sialorrea
(secreción abundante de saliva), la cual puede ser provocada por estimulación directa de los receptores con sustancias como la pilocarpina, o por inhibición de colinesterasa
por neostigmina. Las sales de litio, la aldosterona, bromuros y yoduros también actúan como sialagogos.
Cuadro 23–1. Principales fármacos
causales de hiposalivación
a. De acción sobre el metabolismo
Hipolipemiantes
Suplementos dietéticos con calcio
Complejos vitamínicos con calcio
b. De acción sobre el sistema nervioso central, periférico, y/o vegetativo
c.
d.
e.
f.
Anticolinérgicos
Antidepresivos
Antiparkinsonianos
Antipsicóticos
Relajantes musculares
Parasimpaticolíticos
Sedantes y narcóticos
De acción sobre el aparato digestivo
Antidiarreicos
Antinauseosos
Antieméticos
Antiulcerosos
De acción sobre el aparato respiratorio
Broncodilatadores
Descongestionantes
Expectorantes
De acción sobre el sistema cardiovascular
Antihipertensivos
Diuréticos
Vasodilatadores coronarios
Otros
Antihistamínicos
Antiinflamatorios no esteroideos
Manejo estomatológico del paciente geriátrico 403
Figura 23–4. A. Lesiones liquenoides en labio inferior. B. Resolución de lesiones después de un mes de haber suspendido
el fármaco causal.
Otros mecanismos de daño a la mucosa por acción de
medicamentos incluyen las reacciones de hipersensibilidad,
como estomatitis de contacto, eritema multiforme y otras
formas más severas como síndrome de Stevens–Johnson.
Estos fenómenos se deben a la acumulación de complejos
inmunitarios en piel y mucosas. El uso de medicamentos
antiinflamatorios no esteroides como naproxeno, isoxicam
y piroxicam pueden dar lugar a fotodermatitis en manos y
región perioral, posiblemente como variante de eritema polimorfo. Por otra parte, pueden producirse reacciones liquenoides (cambios clínicos e histopatológicos similares a
liquen plano) causados por fármacos absorbidos por vía sistémica o local como reacción de contacto. La edad no incrementa el riesgo a sufrir procesos inmunopatológicos, pero si
el riesgo de exposición a múltiples y nuevos fármacos. Entre
los medicamentos que producen con más frecuencia este
tipo de reacción destacan los hipoglucemiantes orales y diversos fármacos antihipertensivos (figura 23–4).
También son bien conocidos los agrandamientos gingivales inducidos por anticonvulsivantes como la fenitoína, por bloqueadores de los canales de calcio como nifedipino, o por el uso de inmunodepresores utilizados para
evitar el rechazo de tejidos, como la ciclosporina A (figura
23–5). Los bloqueadores de los canales de calcio son em-
Figura 23–5. Agrandamiento gingival por fenitoína.
pleados para el control de la hipertensión arterial, enfermedad que incrementa su prevalencia en la población conforme la edad avanza.
Algunas infecciones oportunistas frecuentes en el anciano se pueden considerar como efecto secundario al consumo de medicamentos, ya que un buen número de estos pacientes utilizan fármacos inmunodepresores para el control
de procesos inflamatorios o autoinmunitarios crónicos, entre los que sobresale el uso de corticosteroides para el control de enfermedades mucocutáneas del tipo del pénfigo vulgar. En estos casos son frecuentes los cuadros de candidiasis
eritematosa o seudomembranosa (figura 23–6).
El empleo de antibióticos de amplio espectro en asociación con disminución de la salivación y una mala higiene,
así como también el uso de corticosteroides, colutorios compuestos a base de peróxido de hidrógeno, perborato sódico
y el consumo de tabaco se han relacionado con la aparición
de lengua vellosa por crecimiento de las papilas filiformes
(figura 23–7). De igual manera, algunos fármacos como la
D–penicilamina, griseofulvina, captopril, metronidazol y
benzodiacepinas pueden repercutir sobre las papilas gustativas, produciendo trastornos en la percepción de los sabores (disgeusia).
Figura 23–6. Candidiasis seudomembranosa en mucosa
de carrillos, secundaria al uso de esteroides tópicos.
404 Medicina en odontología
(Capítulo 23)
Si las lesiones bucales que presenta el anciano se derivan de tratamientos farmacológicos, es lógico pensar que
la actitud terapéutica más razonable es la de retirar el fármaco causante. Sin embargo, esta conducta no siempre
puede ser adoptada bajo la responsabilidad sólo del odontólogo, por lo que siempre que sea posible, debe retirarse
o sustituirse el medicamento causal bajo la supervisión del
médico responsable. En otras ocasiones, ante tratamientos
imposibles de sustituir (inmunodepresores, fármacos con
efectos hiposalivatorios, etc.) el tratamiento de las manifestaciones bucales debe ser profiláctico y paliativo, con
especial énfasis en el empleo de medios mecánicos para el
control de la higiene oral que contrarresten los efectos del
binomio infección–hiposalivación.
Alteraciones bucales debidas
a procesos de adaptación
o modificaciones de la estructura bucal
Figura 23–7. Lengua negra vellosa.
Otros fármacos pueden producir problemas hemorrágicos por interferir en la acción de las plaquetas, por ejemplo la fenitoína, metildopa y quinidina. Por su parte, el uso
de warfarina o heparina pueden afectar a los factores de
coagulación, favoreciendo la aparición de hematomas intramucosos que puedan afectar las funciones orales, digestivas y respiratorias. El ácido acetilsalicílico también
puede favorecer el desarrollo de hemorragia durante eventos quirúrgicos al afectar la agregación plaquetaria. Este
último es un fármaco que ve incrementado su uso en la tercera edad por ayudar a evitar complicaciones cardiovasculares estructurales o funcionales.
Finalmente, es conveniente recordar que la mucosa
oral de los ancianos con frecuencia presenta lesiones negras, azules o cafés por el depósito de pigmentos derivados
de la ingestión de medicamentos como antimaláricos, derivados metálicos como bromuros, sales de oro, plata o mercurio, bismuto y arsenicales. También puede presentarse
incremento en la producción de melanina inducido por antibióticos como tetraciclinas, hormonas femeninas, algunos citostáticos, anticonvulsivos y fenotiacinas.
En resumen, podemos decir que el uso de medicamentos puede producir potencialmente una gran cantidad
de efectos secundarios a nivel de los tejidos bucales, mismos que se agrupan en el cuadro 23–2.
El desgaste y la pérdida dental constituyen las principales
causas de modificación de la estructura bucal en la tercera
edad. Esta situación, originada por enfermedad periodontal y secuelas de caries y no por el envejecimiento en sí,
produce una disminución en la dimensión vertical de los
maxilares y el descenso de la masa muscular y demás tejidos blandos, lo que favorece la aparición de pliegues peribucales y da la imagen típica del paciente geriátrico. La
disminución de la dimensión vertical en el anciano también favorece la formación de pliegues intraorales a nivel
de la mucosa de los carrillos, lo que origina mayor concentración de saliva en las comisuras y el desarrollo de erosiones y fisuras (queilitis comisural). Estas lesiones en los
portadores de prótesis suelen estar contaminadas con flora
micótica (C. albicans). Un alto porcentaje de ancianos portadores de prótesis removibles parciales o totales presentan
zonas de desgaste oclusal. La atrofia del proceso alveolar
debida a la ausencia dental puede inducir a un marcado desajuste protésico, el cual, a su vez, puede provocar inflamación crónica de la mucosa, capaz de generar crecimientos
hiperplásicos irregulares de tejido fibroso alrededor del
Cuadro 23–2. Posibles efectos secundarios
de los medicamentos a nivel bucal
a. Xerostomía e hiposalivación
b. Sialorrea
c. Agrandamiento gingival generalizado
d. Eritema multiforme/síndrome de Stevens–Johnson
e. Reacciones liquenoides
f. Pigmentación de la mucosa
g. Lengua vellosa
h. Hemorragia y hematomas
i. Mucositis
j. Candidiasis bucofaríngea
Manejo estomatológico del paciente geriátrico 405
borde de la prótesis (épulis fisurado). Estas lesiones suelen
ser asintomáticas, aunque en ocasiones se puede producir
ulceración en el fondo de las fisuras y dolor al masticar. El
tratamiento en todos los casos de épulis fisurado va dirigido a la eliminación quirúrgica de la lesión y la corrección
o sustitución de la prótesis defectuosa. El no atender este
padecimiento conlleva el riesgo de mayor atrofia del hueso
alveolar y la imposibilidad de utilizar prótesis a futuro
(figura 23–8).
El daño acumulado a través del tiempo, de padecimientos como caries y periodontitis, provoca que un gran
número de pacientes geriátricos sean portadores de placas
totales, lo que a su vez los expone a presentar lesiones eritematosas crónicas en la mucosa del paladar duro (estomatitis subplaca). Esta condición con frecuencia se relaciona
con infección por C. albicans y puede presentarse en tres
formas clínicas:
La estomatitis subplaca tipo I presenta múltiples
zonas puntiformes de hiperemia, diseminadas en la mucosa palatina subyacente a una prótesis que presenta zonas
internas de imperfecciones, las que originan el contacto
irregular. Normalmente la condición es asintomática y autolimitada, y en la mayor parte de los casos no requiere tratamiento.
La estomatitis subplaca tipo II muestra máculas eritematosas de tamaño variable y contornos más o menos definidos, las cuales en ocasiones abarcan la totalidad de la
mucosa palatina que está en contacto con la prótesis (figura
23–9). Este tipo de lesión es la que más se asocia a la presencia del hongo y es común en pacientes con problemas
de hiposalivación, mala higiene, traumatismo crónico o
enfermedades que se asocian a inmunodepresión local o
sistémica como diabetes mellitus. En estos casos no es raro
observar relación de la estomatitis subplaca tipo II (candidosis eritematosa) con queilitis comisural.
El diagnóstico debe confirmarse mediante el examen
microscópico de un frotis tomado de la superficie de la mucosa y de la zona interna de la prótesis, en los cuales se
identifican las seudohifas del hongo. El tratamiento en estos casos incluye la identificación y corrección de los factores predisponentes, seguido de la aplicación de medidas
Figura 23–8. Hiperplasia fibrosa inflamatoria (épulis fisurado) producida por irritación protésica.
Figura 23–9. Estomatitis subplaca tipo II que abarca la
totalidad de la mucosa palatina subyacente a la prótesis.
de higiene adecuadas y administración de antimicóticos,
así como la corrección de la prótesis.
La estomatitis subplaca tipo III o hiperplasia papilar inflamatoria presenta múltiples y pequeños crecimientos hiperplásicos de tejido fibroso del mismo color a la mucosa o eritematosos, localizados básicamente en el centro
del paladar, a menudo relacionados con la existencia de cámaras de succión o zonas de desajuste protésico (figura
23–10). Su tratamiento consiste en el rasurado quirúrgico
y ajuste o reemplazo de la prótesis. En caso de infección
por C. albicans es conveniente iniciar su manejo con tratamiento antimicótico (figura 23–10).
GLÁNDULAS SALIVALES Y SALIVA
La saliva es una secreción exócrina compleja que cubre y
protege toda la superficie oral. Tiene una participación fundamental en el mantenimiento de la homeostasis de la cavidad oral y participa de manera importante en el proceso digestivo. La mayor parte de la saliva se produce en las
glándulas salivales mayores (parótidas, submaxilares y sublinguales) y sólo alrededor de 7% es producida por las glán-
Figura 23–10. Estomatitis subplaca tipo III. (Cortesía del
Dr. Wilson Delgado.)
406 Medicina en odontología
(Capítulo 23)
Cuadro 23–3. Producción salival diaria en diferentes etapas de actividad*
Etapa
Horas
ml/min
Total
Sueño
8
0
0 mL en ocho horas
Reposo
14
0.4
336 mL en 14 horas
Estímulo (comidas)
2
2
240 mL en dos horas
* Tomado de: Sreebny L: Recognition and treatment of salivary induced conditions.
dulas salivales menores, localizadas en la mayor parte de
la submucosa de la boca, con excepción de la encía, en la
porción anterior del paladar duro y algunas zonas del dorso
lingual.
La producción diaria de saliva en el ser humano sano
oscila entre 600 y 800 mL, y casi la totalidad se produce
durante el día, observándose una tasa de fluido salival en
estado de reposo de aproximadamente 0.4 mL/min y de alrededor de 2 mL/min en condiciones de estimulación.La
mayor parte de la saliva producida en reposo (aproximadamente 75%) es elaborada por el grupo de las glándulas submaxilares y sublinguales (SM/SL), y el resto principalmente por las parótidas. Durante la producción de saliva
estimulada contribuyen en igual proporción el grupo de
SM/SL y las parótidas. Si se considera que se utilizan ocho
horas para dormir y dos horas para tomar alimentos, entonces la producción de saliva en reposo se llevaría a cabo durante las restantes 14 horas del día. En el cuadro 23–3 muestra un aproximado de la secreción salival diaria en el sujeto
adulto normal. Estos valores pueden variar, ya que existen
factores que pueden modificar la tasa de producción salival
en reposo, como grado de hidratación, consumo de medicamentos inductores de hiposalivación, presencia de estímulos secretores e ingestión de alimentos entre las comidas.
El síntoma más común que se presenta ante la disminución de la producción salival es la xerostomía; sin embargo, a menos que la hiposalivación sea significativa, los
pacientes rara vez se quejan de sequedad bucal. Este problema es multifactorial; puede relacionarse con el volumen
salival producido, con la composición misma de la saliva
(la cual determina la sensación de humedad y lubricación
por medio de su contenido de proteínas y electrolitos), y
con la cantidad e integridad acinar. El problema de la xerostomía abarca dos fases: 1) receptiva de la sensación de
humedad salival y 2) de percepción o integración conceptual en el psique del individuo, por lo que también en ocasiones se puede tener la sensación de boca seca aun en presencia de una cantidad salival adecuada. El proceso de
envejecimiento, según algunos autores, puede alterar tanto
aspectos cualitativos como cuantitativos salivales, además
de la capacidad tanto receptiva como la perceptiva e influir
en la prevalencia e intensidad de la sensación de resequedad, fisiológica o conceptual.
En la actualidad, todavía existe polémica respecto a
la influencia de la edad sobre la tasa de producción salival.
Aunque algunos autores sugieren que la disminución secretoria y el consecuente desarrollo de la xerostomía es un
fenómeno implícito de la vejez, la mayoría considera que
la hiposalivación crónica en el paciente senil es más bien
una consecuencia de alguna enfermedad o efecto de medi-
camentos. Al respecto, algunos estudios han demostrado
que en las parótidas no se producen cambios significativos
en la composición de la saliva de reposo ni estimulada con
la edad, aunque en estudios realizados sobre las glándulas
submaxilares se han observado resultados un tanto contradictorios, ya que se ha visto que el peso de la glándula decrece aproximadamente en 15% en los sujetos mayores de
75 años, lo que según algunos investigadores podría influir
en su capacidad secretora. En relación con las glándulas salivales menores, sí existe consenso sobre los cambios degenerativos y pérdida de la capacidad funcional que se presenta en la población geriátrica, los cuales sin embargo no
inciden significativamente en la producción salival total,
pero si en la calidad secretora, ya que son glándulas que
producen una secreción mucosa. También es importante la
disminución de IgA que se observa a nivel de las glándulas
labiales, por lo que se sospecha que la función inmunitaria
de estas glándulas declina con el avance de la edad.
La hiposalivación es un signo de disminución objetiva
en la producción salival, el cual puede deberse a causas diversas, entre las que se incluyen alteraciones en la producción, en la transportación y composición salival, interferencia en la secreción, o por deficiencia en la función de
neuroefectores periféricos como la acetilcolina. Desde un
punto de vista clínico, siempre que se confirme la disminución o ausencia de saliva en el paciente de edad avanzada,
debe considerarse como primera opción que sea consecuencia de una enfermedad o efecto medicamentoso y no un
cambio fisiológico, por lo que deben evaluarse todos los factores potencialmente causales que se han discutido en éste
y otros capítulos, y los cuales se resumen en el cuadro 23–4.
Cuadro 23–4. Causas frecuentes
de xerostomía e hiposalivación
en el paciente geriátrico
Ingestión de medicamentos
Deshidratación
Ansiedad
Depresión
Síndrome de Sjögren
Diabetes mellitus
Destrucción glandular por radioterapia
Respiración bucal
Alcohol
Tabaco
Manejo estomatológico del paciente geriátrico 407
CAPACIDAD MASTICATORIA
Y DEGLUCIÓN
La masticación es un proceso biomecánico complejo, el
cual se ve afectado durante el envejecimiento. Aunque los
estudios realizados en esta área carecen de una adecuada
estandarización, se han realizado algunos esfuerzos significativos para valorarlo de manera objetiva. Por ejemplo,
el medir el tamaño de las partículas de alimento después de
cierto tiempo de masticación bajo instrucciones precisas a
los sujetos de estudio, ha sido un método constante en varias investigaciones, con lo que se ha confirmado que al
avanzar la edad si existe una disminución de la capacidad
masticatoria. La disminución de la capacidad masticatoria
puede relacionarse con los cambios neuromusculares que
se producen con el avance de la edad y afectan a las fases
oral y faríngea de la deglución. Mediante ultrasonido se ha
observado que la duración de ambas fases es mayor en los
ancianos, independientemente de la presencia o no de líquidos en la boca. También se ha observado que los ancianos tienen una menor frecuencia de deglución que los jóvenes durante un periodo de 10 segundos.
Otros estudios han demostrado que las personas mayores sanas abren menos sus bocas y mastican con menor
fuerza, lo que se debe a la disminución en el tamaño de la
masa muscular y empeora con pérdida parcial o total de los
dientes. Sin embargo, a pesar de las alteraciones funcionales observadas en algunos componentes individuales del
aparato masticatorio y en el proceso de deglución, no parece existir ninguna alteración significativa en este último
con el avance de la edad. En consecuencia, la conservación
de la integridad dental en número y estructura, y la secreción salival, son los factores que más pueden ayudar al individuo a realizar una adecuada función masticatoria que
abarque la prensión, maceración y formación de bolo, previa a su deglución.
Modificaciones en las funciones sensitivas
Así como las casas, oficinas, restaurantes y teatros poseen
adaptaciones que responden a las modificaciones que ocurren en las funciones motoras y sensitivas de los ancianos,
el consultorio dental debe tomar en cuenta dichos cambios
y tener las facilidades para proporcionar una mejor atención a estos pacientes, así como para permitirles compensar las posibles deficiencias que puedan presentar en cualquiera de los cinco sentidos.
Aunque la mayoría de las personas seniles experimentan algún cambio en su capacidad visual y auditiva, difieren en la magnitud de la deficiencia. Así, algunos de los
pacientes que ven bien pueden tener severa disminución en
su capacidad auditiva, mientras que otros pueden escuchar
bien y tener deficiencia visual, y en otros casos pueden estar severamente comprometidas ambas funciones. En algunas personas los cambios se desarrollan con lentitud, de
manera casi imperceptible, mientras que en otras, estos son
abruptos. La habilidad para adaptarse a estos cambios se
convierte en un determinante crítico para lograr un bienestar durante los últimos años de la vida.
Este tipo de pacientes por lo general aprenden a compensar sus deficiencias sensitivas; tienden a utilizar mayor
iluminación, añaden más condimento a los alimentos y
suelen aumentar el volumen a los aparatos de sonido y televisor. Ya que estos ajustes suelen hacerse de manera lenta
y gradual, los ancianos pueden no haberse percatado de
ellos.
Cuando la pérdida de los sentidos ocurre de manera
abrupta, suele ir acompañada por un sentimiento de depresión, enojo y por último resignación. El daño psicológico
complica el proceso de adaptación para poder realizar su
rutina. Este proceso puede facilitarse a través de una mayor
educación en los profesionales encargados de brindar atención a los pacientes con deficiencias sensitivas.
Gusto
Es la capacidad de percibir el sabor de las sustancias introducidas a la boca, puede no verse afectada durante el envejecimiento, ya que el número de corpúsculos gustativos
presentes en la lengua normalmente se mantiene constante.
Algunos reportes antiguos señalaban una disminución en
la capacidad gustativa en ancianos, con frecuencia incluían
a pacientes hospitalizados, por lo que posiblemente reflejaban la influencia de las condiciones patológicas subyacentes o de los medicamentos empleados para su control,
así como alteraciones en la percepción más que en la recepción. Hasta la fecha, los estudios llevados a cabo en pacientes geriátricos saludables no han demostrado cambios gustativos relacionados con el proceso de envejecimiento en sí,
ya sea por la disminución de papilas o botones gustativos.
Se han realizado algunos estudios destinados a evaluar la disminución de la capacidad gustativa hacia cada
uno de los cuatro sabores básicos (salado, dulce, ácido y
amargo), y se han observado cambios de magnitud limitada en algunos de ellos en asociación al proceso de envejecimiento.
El umbral receptivo se altera poco; sin embargo, por
razones como son deshidratación, desnutrición y fármacos, puede haber cambios en la percepción de los sabores,
los cuales pueden alterarse (disgeusia) o inclusive convertirse en desagradables (cacogeusia).
Sabor salado. Aunque algunos estudios han demostrado que no existen diferencias entre jóvenes y ancianos
saludables en cuanto a la capacidad de reconocer el sabor
salado, hay otros que revelan que el anciano en general
tiene dificultades para discriminar la concentración de sal
en diferentes sustancias, mientras que los jóvenes son capaces de distinguir las diferentes concentraciones. Además, se ha observado que los sujetos de la tercera edad presentan alteraciones en la distribución de receptores
gustativos de sabor salado en el dorso lingual, y por ello carecen de una especialización regional, mientras los jóvenes
muestran su mayor habilidad para identificar el sabor salado en la punta de la lengua.
Sabor dulce. Los estudios realizados para determinar
la capacidad de percibir el sabor dulce en diferentes grupos
de edad han demostrado que esta disminuye conforme
avanza la edad, aunque en general los ancianos mantienen
la capacidad para degustar lo dulce, e incluso para diferenciar el sabor de los azúcares naturales de los endulzantes
artificiales.
408 Medicina en odontología
Sabores ácido y amargo. El primero ayuda a estimular la secreción de saliva, mientras que el sabor amargo es
importante para evitar la ingestión de venenos y toxinas.
Los estudios destinados a evaluar la capacidad de reconocer dichos sabores muestran igualmente una disminución
leve en relación con la edad.
Tacto
El tacto representa un medio no verbal de comunicación;
el afecto puede comunicarse a través del tacto, y también
éste puede aliviar la tensión. Aunque a menudo ignorado,
el sentido del tacto influye en la calidad de vida, ya que
también estimula y mejora las experiencias sensitivas en
los individuos que han perdido o ven disminuidos la vista
y el oído. Por otra parte, es importante la presencia de agarraderas de mano no sólo en los hogares, sino también en
edificios públicos e instituciones de asistencia médica y
dental.
Estudios recientes indican que este sentido se mantiene
preservado a lo largo de la vida. Por ello, las personas mayores son capaces de sentir y disfrutar los contactos diarios; sin
embargo, ellos son los individuos menos estimulados por el
tacto en la sociedad occidental, y para algunos de ellos, las
mascotas proporcionan la única oportunidad de estar en
contacto con alguien.
MANEJO ESTOMATOLÓGICO
DEL PACIENTE GERIÁTRICO
Debido a las campañas preventivas, mejor educación, disponibilidad de flúor y tratamientos dentales de mayor calidad, los jóvenes y adultos de hoy se convertirán en ancianos con mayores probabilidades de conservar sus dientes,
y en consecuencia, los dentistas encontrarán un rango mayor de necesidades de atención estomatológica en ellos.
Para lograr ofrecer la mejor atención posible, los odontológos no sólo deben saber identificar y tratar los problemas
bucales, sino que deben saber cómo las alteraciones sistémicas del paciente anciano pueden afectar la provisión del
tratamiento estomatológico.
El paciente geriátrico, desde un punto de vista médico,
presenta una combinación de cambios “normales” relacionados con su edad y con los debidos a enfermedades crónicas y por los medicamentos empleados para su control. Las
enfermedades crónicas más comunes y de mayor importancia en la población geriátrica son la artritis, enfermedades
cardiovasculares y diabetes mellitus.
El conocimiento de su fisiopatología y la farmacodinamia de los medicamentos utilizados en el manejo de estas y otras enfermedades crónicas es de gran importancia
para el dentista.
(Capítulo 23)
HISTORIA MÉDICA DEL
PACIENTE GERIÁTRICO
La evaluación médica del anciano por parte del odontológo
se basa principalmente en el interrogatorio y en una evaluación física. La comunicación efectiva requiere que el
especialista dedique un tiempo razonable para la recolección de información, durante el cual se le expliquen al paciente las preguntas y la importancia que estas tienen en
relación con su futuro manejo estomatológico. Esto es particularmente importante, ya que muchos pacientes geriátricos presentan discapacidades físicas, como alteraciones en
las capacidades visuales, auditivas o mentales, por lo que
pueden necesitar ajustes por parte del personal dental para
hacer más provechosa la entrevista.
Desde la perspectiva odontológica, existen varios
puntos importantes que deben tomarse en consideración
antes de iniciar el tratamiento del paciente geriátrico:
1. Las personas de edad avanzada presentan una alta
prevalencia de alteraciones discapacitantes, como
disminución de la visión y del oído, así como trastornos neurológicos y pérdida de la memoria.
2. Estos pacientes presentan una mayor prevalencia
de enfermedades de la mucosa bucal, las cuales
pueden hacer necesario modificar el plan de tratamiento odontológico.
3. Las modificaciones fisiológicas y sensitivas en
el paciente geriátrico requieren de ajustes en el
empleo de medicamentos y anestésicos por parte
del personal estomatológico.
La evaluación física comienza desde que el paciente ingresa al consultorio dental. El aspecto general, la marcha y las
características de su piel son pistas útiles para conocer su
estado de salud general. A todos se les debe registrar peso,
estatura, y signos vitales (presión arterial, pulso, temperatura y frecuencia respiratoria) cada vez que se requiera.
El examen del pulso debe realizarse durante un minuto y se deben detectar su frecuencia, ritmo y volumen.
Cualquier alteración podría estar relacionada con la existencia de enfermedades sistémicas subyacentes, sobre
todo de naturaleza cardiovascular. En ocasiones, estas modificaciones en el pulso pueden ser resultado de la ansiedad
producida por la misma consulta dental, por lo que es recomendable repetir la toma del pulso al final de la misma,
cuando el paciente se encuentre más relajado, con objeto
de comparar los resultados con los del primer registro. Si
el problema persiste, y especialmente en aquellos pacientes que no han sido sometidos a exámenes médicos generales de manera reciente, es aconsejable sugerirles realizarse
uno antes de iniciar cualquier tipo de tratamiento dental
que le incremente su ansiedad.
TOMA DE DECISIONES EN EL
MANEJO DEL PACIENTE GERIÁTRICO
En el manejo odontológico del paciente de la tercera edad
deben tomarse decisiones en cuanto al tipo y extensión del
Manejo estomatológico del paciente geriátrico 409
tratamiento, para lo cual pueden seguirse las siguientes recomendaciones:
Evaluar la condición bucal. Dientes, periodonto,
mucosa, glándulas salivales, capacidad sensitiva,
deglución y capacidad masticatoria.
Evaluar la condición médica, biológica y psicológica.
Identificar los cambios orodentales que se presentan por efectos del envejecimiento.
Identificar los cambios bucodentales que puedan
estar asociados a padecimientos sistémicos, a la
enfermedad misma o a su tratamiento. En los capitulos de 1 a 16 de esta obra, hay una sección dedicada a Manifestaciones bucales, en la cual se revisan estos aspectos para diversos padecimientos.
Solucionar lesiones y disfunciones bucales antes
que los dentales o periodontales.
Proveer tratamiento dental tan extensamente como
sea posible, teniendo como referencia los siguientes parámetros:
a. Capacidad de respuesta motivacional e intelectual.
b. Capacidad de resistencia física y emocional.
c. Expectativas y estilo de vida, considerando los
panoramas biológico y de conducta.
En los casos en que existan padecimientos generales, se debe considerar además a la condición sistémica como el eje de toma de decisiones para la
atención y manejo dental. Los diferentes capítulos
de este texto hacen referencia a posibles estrategias a seguir, así como en el Apéndice III es sugerido un abordaje de trabajo en pacientes con antecedentes personales patológicos, únicos o múltiples.
ADECUACIONES AL PLAN
DE TRATAMIENTO DENTAL
Siempre se debe partir desde un plan idealizado que debe
adecuarse a las diferentes condicionantes biológicas psicológicas y sociales de un paciente geriátrico en particular.
Variables biológicas
Estado de salud. A un paciente sano o con enfermedades
generales en quien repercute de manera intrascendente el
estrés químico, físico y psicológico típicos del manejo
dentro de un consultorio odontológico, se le pueden ofrecer diversa alternativas de tratamiento dental, a diferencia
de quienes la condición sistémica entorpece la libre elección farmacológica, la duración de la cita o el lugar de provisión de la atención dental.
Capacidad motora
El tratamiento debe simplificarse en aspectos como duración de las citas, número de sesiones, elección farmacoló-
gica y de materiales dentales, en la medida en que el paciente tenga problemas de locomoción. La habilidad
manual también debe influir en la determinación del grado
de complejidad del tratamiento, ya que si el paciente no
puede utilizar libremente sus manos por padecimientos comunes como artritis, quizá esto obligue a cambios en la
elección de materiales dentales, del tipo de rehabilitación
y en los procedimientos de tipo preventivo, así como en la
frecuencia de las citas de control.
Condición bucal
Una mayor integridad del estado dental y periodontal asegura un mejor pronóstico, pudiendo ser posible un manejo
dental más ambicioso; lo contrario también es cierto. La
valoración de la encía y mucosa bucal es determinante para
la toma de decisiones, en particular cuando se hace necesario emplear prótesis de tipo removible. La capacidad salival, también tiene gran trascendencia en la determinación
de la extensión y las variables preventivas del tratamiento,
del tipo de preparaciones y del material odontológico a emplear; en una persona con un nivel alto de hiposalivación
o sin saliva, son más adecuadas las coronas completas que
las restauraciones aisladas, se debe escoger el material
dental que mejor asegure sellados periféricos y los programas de prevención deben ser exhaustivos.
Variables psicológicas
La actitud del paciente geriátrico hacia la vida en general
y hacia un tratamiento odontológico en particular es determinante para definir la extensión del tratamiento. Un paciente geriátrico con adecuada capacidad biológica y largas expectativas de vida, se convierte en un paciente por
demás ideal para la atención odontológica. En la edad
avanzada, por razones como disminución del ritmo de vida
o de trabajo, incluida la jubilación, por el cúmulo de enfermedades sistémicas, la variedad de fármacos empleada
para su control, o por la pérdida de capacidad vital e intelectual, se pueden presentar estados psicológicos y psiquiátricos caracterizados por depresión, cambios importantes en la conducta y disfunción cerebral que obligan a
adecuaciones específicas en el tratamiento y manejo odontoestomatológico, una variedad tan amplia como la propia
condición individual.
Variables sociales
A menos que el paciente geriátrico se encuentre en el reducido grupo de individuos con independencia económica, es
común observar que está jubilado, han disminuido sus ingresos y su capacidad de compra, o que dependen de terceros para vivir. El factor económico sin duda determina categóricamente la elección del plan de trabajo. Quizá el
paciente geriátrico lo que necesita para asistir al consultorio dental son planes financieros que les permitan tener acceso a los servicios, creando una relación odontólogo–paciente benéfica. Entre las opciones están el proponer una
política de precios ajustados para pacientes de la tercera
410 Medicina en odontología
edad, una programación de actividades que introduzca los
plazos que habiliten al paciente a ser competente para la
adquisición de los bienes de atención dental, odontología
simplificada y elección de materiales o procedimientos
menos onerosos, sin merma significativa en la excelencia
del servicio.
Estrategias generales
de la atención odontogeriátrica
Omisión de prejuicios
No es posible atender adecuadamente a un paciente si no
se tiene la motivación, el compromiso o la aceptación para
tratarle. El paciente geriátrico comparte con el pediátrico
muchos preconceptos en función de su manejo conductual,
se le considera como un sujeto que dificulta el nivel de comunicación y de acatamiento o capacidad para seguir instrucciones. La atención dental del individuo de la tercera
edad se concibe además como dificultada por la serie de
problemas sistémicos que ha acumulado a través de su vida
y de mermas motoras, auditivas y visuales que interfieren
con la capacidad de comunicación y contacto. A éstos se
unen algunos cambios funcionales y estructurales mucosos, salivales y sensitivos que obligan al clínico a la adquisición de mayores conocimientos y desarrollo de nuevas
habilidades.
La actitud del odontólogo debe ser clara, si no puede,
no quiere o no sabe, debe transferir al paciente a un colega.
Si por el contrario acepta la responsabilidad profesional de
su atención, debe capacitarse de manera complementaria,
ya que muy pocas instituciones educativas incluyen como
parte específica la enseñanza del manejo del paciente geriátrico, en lo biológico o lo psicológico, ni en el aspecto
operatorio o de manejo. Esta es una ganancia educativa que
cubre aspectos como toma de decisiones, adecuaciones administrativas y de los recursos operatorios.
Prevención
La práctica odontogeriátrica debe ser distinguida por la
prevención. Las actividades preventivas deben manifestarse en:
La indicación de cuidados caseros.
Aplicación de medidas específicas.
Adecuación de regímenes alimenticios nutrimentales y para el control de placa dentobacteriana.
Selección de procedimientos y materiales odontológicos.
Frecuencia de las citas para terapia de mantenimiento y revisiones periódicas de la condición y
función dental y bucal (mucosa, glándulas, capacidad motora y sensitiva).
En un concepto amplio, la actividad preventiva debe iniciarse desde la etapa pediátrica, para que el individuo llegue
a su vida senil con el menor deterioro posible en la integridad y funciones dento–bucales. El individuo geriátrico demanda que se supervisen periódicamente varias de sus funciones secretoras, sensitivas y motoras, y aspectos como la
(Capítulo 23)
integridad dental y de la mucosa, para instaurar medidas
compensatorias oportunas.
Ejercicio estomatológico
La práctica odontogeriátrica abre el excitante panorama de
un manejo médico, patológico, farmacológico, nutrimental, psicológico y dental más amplio que cualquiera de las
otras ramas odontológicas. Quien acepta integrar la estomatología geriátrica a su práctica, acepta un trabajo interdisciplinario extenso, excitante y recompensante. Hasta el
momento el involucrarse con la atención dental del paciente de la tercera edad, no sólo significa la adquisición de un
acervo profesional amplio, sino la generación de nuevos y
necesarios conocimientos en esta rama dental de desarrollo precario y de acuerdo con los datos demográficos universales, de alta necesidad.
Mercado de trabajo
La atención de pacientes de la tercera edad obligará a que
el odontólogo planeé anticipadamente o realice adecuaciones administrativas, operativas y físicas en sus instalaciones. Ya quedó aclarado en el contexto de este capítulo que
la transición a la tercera edad puede implicar dramáticos
cambios biológicos, conductuales, sociales y económicos
del estilo de vida de las personas.
El ejercicio profesional no puede manifestarse por las
buenas intenciones o por la improvisación, sino por un análisis profesional de alto rendimiento y competencia, que
considere aspectos como horarios, tiempos de atención, adecuación de instalaciones, equipo de apoyo médico y operativo, selección de los materiales y procedimientos dentales.
Adecuaciones en el consultorio
dental para el paciente geriátrico
Debido a que un buen número de pacientes que son vistos
con regularidad en la práctica estomatológica son adultos
mayores de 60 años, y a que muchos de ellos presentan disminución en su capacidad motora y sensitiva, es necesario
que el ambiente de trabajo cuente con las adecuaciones necesarias para poder proporcionar en condiciones óptimas
su atención estomatológica.
La sensación de “bienvenida” que ofrecen los ambientes del consultorio dental para los jóvenes y adultos
que componen la mayor parte de los pacientes debe de hacerse extensivo al anciano. Por ello, al planear su diseño se
debe considerar espacio, luz, colores, acústica, acabados
de las superficies, mobiliario, adaptaciones especiales, así
como lecturas y materiales de educación para la salud
apropiados a este grupo poblacional.
Adaptaciones exteriores
En forma ideal se debe contar con espacios de estacionamiento reservados para discapacitados, así como rampas
alternas a escaleras para el traslado de personas que utilizan aparatos de apoyo a la locomoción y sillas de ruedas.
Es importante que los escalones utilizados por el público
en general y por las personas que utilizan apoyos para
caminar estén adecuadamente diseñados para brindar má-
Manejo estomatológico del paciente geriátrico S 411
xima seguridad. Deben tener una altura uniforme, profundidad adecuada, y superficie rugosa, contar con pasamanos a ambos lados y una adecuada iluminación en ese
lugar.
Adaptaciones interiores
La sala de espera debe ser un sitio confortable que permita
el libre movimiento de los pacientes. Sin embargo, en la
mayor parte de los casos se da prioridad a la colocación de
asientos, dejando mínimo espacio para caminar. Este es un
punto particularmente crítico para los pacientes discapacitados y ancianos en general, quienes a menudo utilizan andaderas, bastones o sillas de rueda, por lo que se requiere
un acceso de por lo menos 32 pulgadas y espacio suficiente
para girar la silla, así como asistencia del personal para su
movimiento. Cuando las condiciones de espacio son limitadas, se puede optar por tener una silla de ruedas plegable,
la cual es más ligera y angosta, y puede almacenarse en un
espacio pequeño durante la atención del paciente.
Otros problemas comunes que puede enfrentar el paciente anciano y deben evitarse desde el diseño mismo de
la recepción incluyen la presencia de tapetes con rugosidades pronunciadas, los que pueden provocar tropiezos y caídas, así como asientos muy bajos y demasiado suaves, los
cuales son inadecuados ya que el paciente anciano presenta
disminución en su capacidad de reacción, balance, propiocepción y postura, lo que les produce dificultades para el
movimiento. Existen diseños de asientos que ayudan a las
personas mayores a sentarse y levantarse sin mayores dificultades, los cuales son firmes, atractivos y confortables y
les proporcionan una sensación de seguridad y relajamiento. Estas sillas tienen una angulación de 90 a 105_ entre el
asiento y el respaldo, y la altura del asiento debe ser de
aproximadamente 17 pulgadas. Los descansabrazos deben
ser amplios en toda su extensión para facilitar el levantarse
del asiento. Se debe procurar especial atención a la iluminación del ambiente. La luz natural proveniente de ventanas debe atenuarse con cortinas o persianas para evitar deslumbramientos, y la luz artificial debe estar distribuida de
manera complementada en las zonas de lectura. Los colores del mobiliario, las paredes y el piso deben tener el mejor
contraste posible, con el fin de resaltar sus límites precisos
debe ser plano pero no resbaloso, y en caso de tener alfombra, debe ser delgada y firme.
Los sanitarios constituyen otra área que requiere de
adecuaciones para facilitar su uso por parte del paciente geriátrico. La ausencia de pasamanos puede hacer que el paciente tenga dificultad para sentarse o levantarse intente
asirse de cualquier objeto cercano, tales como el portatoallas, portarrollos, lavabos, etc. Una mínima inversión es su-
ficiente para colocar agarraderas en las paredes interiores y
evitar así el riesgo de accidentes y la necesidad de ayuda.
La comunicación visual con los ancianos a través de
materiales impresos es otro punto que requiere de atención
en el consultorio dental. Los pacientes con deficiencias visuales aprecian la presencia de revistas, materiales educativos y otra literatura con tipos de letra grande. El personal
puede considerar la posibilidad de obtener fotocopias
amplificadas de textos de interés para el paciente adulto
mayor para facilitarle su lectura.
Consideraciones sobre seguridad
Aproximadamente 75% de todas las muertes por caídas en
los EUA ocurren en personas mayores de 65 años, en las
que tienen una función importante muchos de los factores
intrínsecos al envejecimiento, como la disminución de la
velocidad de reacción, respuestas alteradas a medicamentos, huesos frágiles y delgados y una disminución en el
riego sanguíneo cerebral. Por ello, y para reducir los riesgos por disminución de la capacidad visual, es recomendable no programar las citas odontológicas muy temprano ni
demasiado tarde, ya que las variaciones de la luminosidad
en dichos periodos (deslumbramiento y oscurecimiento)
pueden incrementar el riesgo de caídas en las afueras del
consultorio. También se pueden producir caídas relacionadas con el cambio de posición al levantarse del sillón dental, por lo que dicha modificación debe hacerse lentamente, para permitir una compensación en la circulación
que evite el mareo. Por último se debe tener presente que
existen numerosos medicamentos prescritos por médicos
o dentistas que pueden provocar alteraciones como confusión, sueño, mareo y otros síntomas que incrementan los
riesgos de accidentes.
La prevención de accidentes no sólo implica el identificar y remover o alterar los factores ambientales descritos,
sino el educar al personal de atención odontológica al respecto, así como aconsejar adecuadamente a los pacientes
sobre la conveniencia de conocer y solicitar que se implementen las medidas preventivas. Acciones simples, como
el confirmar que la cabeza y el cuello se encuentren en posición correcta antes de iniciar el tratamiento, revisar el régimen farmacológico actual y el realizar los cambios de posición del paciente en forma lenta, son aspectos importantes
para favorecer la estabilidad postural y marcha adecuada. La
mayoría de los ancianos le tienen temor a las caídas, por lo
que el comprender mejor los aspectos relacionados con su
prevención les otorga mayor seguridad durante su estancia
en el consultorio dental.
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Apéndice I
Historial médico
José Luis Castellanos Suárez, Laura María Díaz Guzmán, Óscar Gay Zárate
Los beneficios mutuos al establecer una estrecha relación
entre las ciencias médicas y las odontológicas son evidentes, ya que por un lado las enfermedades sistémicas impondrán condiciones prioritarias y específicas de manejo dental debido al padecimiento mismo o por su manejo clínico
y farmacológico; por otro lado, el reconocimiento de la influencia que las entidades clínicas bucodentales tienen sobre una gran variedad de enfermedades generales, beneficiará en la conservación de la salud y en el adecuado
manejo y mejor respuesta de la condición sistémica al tratamiento médico. Los avances sobresalientes en el campo
de la salud permiten que un mayor número de pacientes,
con una también mayor variedad de alteraciones sistémicas agudas y crónicas, se presenten en el consultorio dental
en busca de atención, provocando que el odontólogo introduzca variables en el diagnóstico y en la planificación del
tratamiento. A la parte médica le sucede lo mismo, cada día
debe conocer mejor las enfermedades dentoorales y la influencia que ellas tienen en la estabilidad y control de aspectos que van desde lo fisiológico como el embarazo, al control glucémico y el pronóstico en procedimientos tan
sofisticados como lo es el trasplante de órganos, por citar
sólo algunos ejemplos. Lo anterior redundará en la creación
de un concepto más amplio sobre el significado de manejo
integral, para ambas, las ciencias dentales y las médicas.
resultados en el manejo dental ofrecido y a proteger a su
personal de apoyo, a otros pacientes y a él mismo.
LA ENFERMEDAD
Enseguida son listadas algunas razones que justifican el
interés que debe existir por comprender mejor la condición
sistémica de los pacientes desde la clínica odontoestomatológica.
Estrés físico, mental y químico
Muchos padecimientos como los cardiovasculares, endocrinos y metabólicos obligan a reflexionar sobre el manejo
específico en el consultorio dental, ya que el estrés físico
y mental al que las personas se someten durante la consulta, puede provocar desde desbalances simples a condiciones de urgencia. El estrés químico y farmacológico provocado por el manejo dental es otro tópico a considerar, ya
que eventualmente los materiales odontológicos o las sustancia farmacológicas podrían actuar desfavorablemente,
como puede suceder al usar aminas vasoactivas en el anestésico o al provocar respuestas alérgicas.
Respuesta tisular
Los padecimientos generales pueden causar que la respuesta
tisular sea desfavorable, esto es muy evidente en enfermedades metabólicas y endocrinas que pueden afectar el pronóstico quirúrgico periodontal, maxilofacial e implantológico.
Enfermedades de tipo genético o congénito, por ejemplo
amelogénesis imperfecta, dentinogénesis imperfecta y displasias adamantinas y dentinarias, pueden dificultar seriamente los procedimientos de manejo dental restaurador o
rehabilitador. Los estados que provocan hiposalivación pueden marcar seriamente la eficiencia y pronóstico en el
INTERRELACIONES CLÍNICAS
MEDICINA–ODONTOLOGÍA
Una persona con antecedentes de algún padecimiento sistémico pasado o presente, compromete al cirujano dentista
a proteger y mejorar su salud general, a obtener los mejores
413
414 Medicina en odontología
(Apéndice I)
Cuadro I–1. Padecimientos sistémicos, efectos directos
o indirectos en odontología clínica. Respuesta tisular
Alteración
Enfermedad o mecanismo relacionado
Defectos reparativos
En cirugía e implantología
Enfermedades metabólicas
Endocrinopatías: glándulas suprarrenales, páncreas
Ingestión de:
Citotóxicos
Citorreguladores: corticosteroides
Aumento del riesgo infeccioso
Infección aguda y crónica
Osteomielitis
Estomatitis
Deficiencias inmunitarias primarias y secundarias
Ingestión de:
Citotóxicos
Citorreguladores: corticosteroides
Necrosis radiactiva
Pérdida de sellado marginal
en restauraciones
Fragilidad o cambios de
densidad adamantina,
cemental o dentinaria
Por fuerza excesiva: Bruxismo relacionado con neurosis o histeria conversiva
Por falta de salivación. Causada por radiación, ingestión de fármacos anticolinérgicos
o síndrome de Sjögren
Displasia dentales genéticas o adquiridas
Defectos de adherencia de
los materiales dentales
Pérdida parcial o total de
restauraciones
Tejidos calcificados alterados en la densidad mineral y composición acuosa, como
los observados en displasias adamantinas, cementales o dentinarias
Por fuerza excesiva de masticación que alteran los mecanismos piezoeléctricos y
electrostáticos. Bruxismo, epilepsia, enfermedad de Parkinson
Aumento de la propensión a
caries y enfermedades periodontales
Limitaciones en la remoción
de placa dentobacteriana
Aumento de la formación y
retención de placa dentobacteriana
Cambios en la composición
de los tejidos calcificados
Por falta de salivación causada por radiación, ingestión de fármacos anticolinérgicos
o síndrome de Sjögren que favorecen la formación de placa dentobacteriana y su
maduración hacia placa patogénica
Hiposalivación: alteración de los mecanismos de renovación cálcica en esmalte (en
cemento y dentina cuando están expuestos al medio oral)
Hipoplasias dentales hereditarias, congénitas o adquiridas. Por ejemplo: las de origen genético, infecciosas (efectos febriles), farmacológico (tetraciclinas) o tóxico
(flúor)
Por deficiencia neuromotora: artritis reumatoide, enfermedad de Parkinson, parálisis
cerebral
Por deficiencia mental o psicológica. Trisomía 21, depresión, farmacodependencia,
Alzheimer, demencia
uso de algunos materiales dentales de restauración y cementación, así como en la acumulación y maduración de
la placa dentobacteriana que a su vez tendrá repercusiones
sobre el desarrollo de gingivitis, enfermedad periodontal
crónica y caries (cuadro I–1).
Padecimientos infecciosos
Algunos de ellos son endémicos como la hepatitis y la
tuberculosis, es conveniente para el clínico dental conocer
su sintomatología para identificar prontamente sus signos
y establecer medidas convenientes de protección y prevención. Otro aspecto que exige el conocimiento profundo de
la condición sistémica en odontología relacionado con infecciones, es la propensión al riesgo de adquirir o desarrollar procesos infecciosos generales o locales por la existencia de estados de incapacidad defensiva inmunitaria
congénita o adquirida. En este párrafo sobre aspectos infecciosos, no puede dejarse de incluir como razón para el
conocimiento en los padecimientos generales, la ineludible responsabilidad del cirujano dentista en el adecuado
manejo de los pacientes susceptibles al desarrollo de infecciones por bacteremias de origen dental, periodontal u oral,
como aquellos con defectos valvulares, con prótesis valvular o que hubieran recibido un trasplante orgánico.
Manifestaciones orales
Las lesiones orales, periodontales y dentales directas o indirectas que causan algunos padecimientos sistémicos, son
otra motivación para tener adecuado conocimiento sobre
las enfermedades generales, ya que padecimientos de origen variado como pueden ser los inmunitarios, cardiovasculares, sanguíneos, renales, hepáticos, dermatológicos, etc., manifiestan lesiones en la boca como parte de la
enfermedad, tal es el caso de la diabetes mellitus y algunas
discrasias sanguíneas. En otras ocasiones las lesiones orales preceden la aparición de los signos y síntomas claros
distintivos de la enfermedad, se les denomina heráldicas, tal
es el caso nuevamente de la diabetes mellitus, pénfigo vulgar y otras enfermedades mucocutáneas. Las alteraciones
orales pueden quedar como secuela aún después de desaparecida o controlada la enfermedad general, como sucede con
todas aquellas condiciones que causan hiposalivación o limitación de la capacidad funcional de la articulación temporomandibular por citar algunos ejemplos. Las manifestaciones locales de los padecimientos sistémicos, además,
responsabilizan al cirujano dentista de su manejo, sin con-
Apéndice I. Historial médico 415
tar los cambios obligados al plan de tratamiento odontológico, al cual se le deben hacer adecuaciones específicas.
Diagnóstico temprano
y certeza diagnóstica
Múltiples enfermedades sistémicas tienen una manifestación
temprana en la boca o en ocasiones es ésta el único órgano
blanco, ya se mencionó el caso de algunos padecimientos
mucocutáneos y tal vez son el caso de algunos embates de
enfermedades herpéticas. La diabetes mellitus ofrece una
variedad impresionante de signos tempranos orales, linguales
y periodontales que su adecuado conocimiento por las partes
médica y dental podría beneficiar por detección precoz a millones de seres (Capítulo 8). El dolor es un factor tan peculiar
para la condición humana que obliga al cirujano dentista o a
especialistas dentales a estar capacitados para discriminar a
los de origen local muscular, dental o por afección de mucosas y órganos vecinos como glándulas salivales, de dolores de
origen sistémico, como pueden ser los causados por afecciones vasculares, neurales y psicológicas.
EL TRATAMIENTO
No sólo la enfermedad en general, también su tratamiento
y manejo pueden causar condiciones particulares o manifestaciones orales que modifiquen el tratamiento odontológico habitual, en lo que respecta a la determinación de la
duración y momentos adecuados para la atención, selección de materiales de restauración y rehabilitación, respuesta tisular, selección farmacológica y manejo de lesiones que aparezcan en la boca por el uso de medicamentos
para el control de la enfermedad sistémica.
Interacciones farmacológicas
El cirujano dentista siempre debe cuidar que los fármacos
que usa o prescribe no interactúen de manera inadecuada
con los que ya recibe el paciente, ya que los efectos de sinergia, inhibición o competencia pueden provocar modificaciones en la repuesta esperada. La conducta no es la memorización, sino la consulta en las fuentes adecuadas
(vademécum farmacológico, textos o catálogos de productos farmacológicos), sobre las posibles interacciones de los
medicamentos prescritos para la enfermedad sistémica y
los usados o indicados en la consulta dental. En cada capítulo de esta obra se hace referencia a interacciones y manifestaciones orales por el uso de medicamentos.
Respuesta al tratamiento
El uso de fármacos puede alterar seriamente la respuesta
esperada en estabilidad y apariencia restauradora, como
puede suceder en la boca de un paciente que porte materiales o cementos dentales que requieran de adecuada hidratación y lubricación para su estabilidad y éste ingiera algún
fármaco con efecto anticolinérgico, que le produzca hiposalivación severa. La estabilidad de la salud periodontal y
el índice carioso pueden variar por las mismas causas, debido al cúmulo aumentado como efecto secundario de placa dentobacteriana. En pacientes que ingieren citotóxicos
o reguladores biológicos como los corticosteroides, la respuesta reparativa puede ser de mala calidad en procedimientos quirúrgicos, exponiendo el área intervenida a infección agregada por la mala respuesta regenerativa; estos
mismos fármacos pueden producir alteraciones en el número o función de células defensivas e inmunitarias, lo que provoca un incremento al riesgo infeccioso, que puede producir
estomatitis infecciosas orales, agudización de procesos crónicos y riesgo infeccioso posoperatorio.
Estado terapéutico
Conocer una enfermedad sistémica y la terapia farmacológica empleada, permite apreciar características específicas
del padecimiento, si es simple o avanzado, estable o lábil,
agudo o crónico, lo que permite ubicarla de manera individualizada. Existe la hipertensión arterial como entidad definida, pero los pacientes hipertensos varian de uno a otro
por la duración del padecimiento, su respuesta al tratamiento y el tipo de medicamentos que se esten empleando;
para el pronóstico y estabilidad, no significa lo mismo usar
un diurético que un bloqueador cálcico o un vasorregulador, menos aún si se emplean fármacos en combinación;
como en el caso de un diabético, no significa lo mismo el
manejo dietético, que el uso de insulina o hipoglucemiantes. Bajo esta perspectiva, el fármaco identificado puede
ser un buen parámetro para hacer los ajustes necesarios en
el manejo odontológico de los pacientes. Por padecimientos como son los de origen inmunopatológico, hipofunción
hipofisiaria y adrenal, así como para brindar soporte en la
trasplantación de órganos, pueden emplearse corticosteroides de manera prolongada, aunque esto puede exponer
a crisis adrenales de diversos grados de intensidad, incluida la posibilidad de muerte; esta información terapéutica
permite al dentista realizar interconsultas adecuadas y
establecer suplementación esteroidea (Capítulo 8).
Efectos primarios y secundarios orales
El uso de citotóxicos y citostáticos producirán atrofia y mucositis de manera directa en vista del alto índice de replicación y renovación de los epitelios orales. Una gran variedad
de sustancias producen cambios diferentes o su indicación
terapéutica directa, efectos secundarios, entre estas alteraciones se encuentran los fármacos que de manera indeseada
interfieren en la conducción nerviosa hacia las glándulas
salivales por su efecto anticolinérgico, perturbando la secreción salival, en el Capítulo 17 son listados los principales
fármacos que producen este tipo de inconveniente y el
manejo del paciente que desarrolla las secuelas de hiposalivación y xerostomía. Son ampliamente conocidos los efectos que sobre la encía tienen fármacos del tipo de los anticonvulsivantes (fenitoína), antihipertensivos (nifedipino) e
inmunodepresores (ciclosporina), produciendo sobrecrecimientos gingivales (Capítulo 22). Las denominadas reac-
416 Medicina en odontología
ciones liquenoides producen cambios en la mucosa oral y
encía por el consumo de medicamentos que conforman una
gran lista (véase Enfremedades estomatológicas en el Capítulo 11); las lesiones liquenoides semejan clínica, histológica e patogénicamente liquen plano, se presentan como lesiones mixtas reticulares y atróficas, que no ceden a la
terapia habitual esteroidea, permaneciendo hasta que el fármaco o sustancia (p. ej., amalgama) que actúa como factor
etiológico, es eliminado o sustituido. Las alergias, reacciones de hipersensibilidad tardía y otras manifestaciones inmunopatológicas, se presentan en cualquier porción de la
cavidad oral, posterior al empleo farmacológico, es amplia
y variada la lista de fármacos involucrados, así como de
manifestaciones locales que pueden estar representadas por
eritema severo, atrofia, ulceración (anafilaxia o citotoxicidad) o necrosis masiva hemorrágica como en el caso de eritema multiforme. Algunas pigmentaciones orales y gingivales, así como manifestaciones hemorrágicas y vasculares
(petequias), también pueden tener su origen por consumo
farmacológico.
EFECTOS DE LA CONDICIÓN ORAL
SOBRE EL COMPONENTE SISTÉMICO
EN EL PACIENTE SANO
Ha sido difícil incorporar el examen orodental en medicina
y convencer a la parte médica que éste representa una parte
fundamental en el concepto de salud global. No se conocen
o reconocen las ventajas que sobre la salud general representa conservar la salud oral, ni el impacto y trascendencia
sistémica si ésta se pierde. Los padecimientos dentales, periodontales y los de las mucosas de recubrimiento oral, no
son identificados como causales de mortandad, y esto podría causar una falta de sensibilidad para su identificación
y atención, sin embargo, cada vez existen más evidencias
que padecimientos metabólicos, endocrinológicos, ginecológicos y cardiovasculares, pueden ser modificados por
los padecimientos de la boca, influyendo en su patogenia
o en la respuesta a su tratamiento y manejo.
El embarazo es un buen ejemplo de esta situación. La
parte médica subestima por desconocimiento o indiferencia la presencia de estados inflamatorios gingivales, que
son comunes en este estado fisiológico temporal de la mujer, no por ello normales, menos tolerables. La pérdida dental puede ser significativa en este periodo o durante el
mismo establecerse las condiciones periodontales primarias para la gestación de problemas avanzados posteriores,
que con cada nuevo embarazo se agravarán. Está indicada
la interconsulta dental para mujeres con cualquier historial
ginecológico, las que mostraron afecciones dentales o periodontales en embarazos previos, las primíparas que empiezan a mostrar cambios orales y preferentemente de manera inmediata, cuando la prueba de embarazo es positiva
(Apéndice I)
o la paciente manifiesta anticipadamente planes de concepción a su médico.
EN EL PACIENTE PROPENSO
A PADECIMIENTOS SISTÉMICOS
Existen publicaciones recientes que intentan demostrar
una asociación causal entre los inductores inflamatorios
originarios de la placa dentobacteriana, que desde las porciones gingivales se expanden al resto del organismo. Con
ello se discute la posibilidad de agravamiento de problemas isquémicos cardiacos y vasculares, la elevación de la
glucosa sanguínea y la dificultad del control glucémico y
el acumulamiento de efectos nocivos por hiperglucemia.
También ha sido posible establecer una correlación entre
índice periodontal y nacimientos prematuros y con bajo
peso corporal. Futuros estudios tal vez demuestren el grado
de impacto que pudieran tener la condición periodontal y tal
vez la cariosa (pulpar), sobre este grupo de padecimientos u
otros, así como que estudios clínicos y epidemiológicos, posean una comprobable relación causal.
EN EL TRABAJO INTERDISCIPLINARIO
La colaboración odontoestomatológica es invaluable en el
control y manejo de un grupo importante de padecimientos
sistémicos, y puede llegar a tener una influencia remarcable en el pronóstico de la enfermedad. La participación del
cirujano dentista en los grupos de trabajo médico es indispensable para conformar impresiones diagnósticas y diseñar estrategias terapéuticas para lesiones y manifestaciones locales relacionados con enfermedades sistémicas, así
como de los aspectos relacionados con dolor, disestesias y
disfunciones neuromusculares. Algunos tópicos son mencionados a continuación.
Pacientes sensibles a infecciones
Existe un grupo de pacientes con antecedentes personales
patológicos o que cursan por estados crónicos como los listados en el cuadro I–2, a los cuales les es altamente beneficioso estar exentos de embates infecciosos o sufrir de manera secundaria los resultados de manifestaciones infecciosas
o inflamatorias focales (en otras regiones corporales). Los
diferentes padecimientos orales como caries, infecciones
pulpares agudas y crónicas, periodontitis crónica, abscesos
periodontales y dentoalveolares, sepsis oral y estomatítis
microbianas, pueden ser fuentes infecciosas o irritantes distantes que alteran la estabilidad de la enfermedad o provocan cambios en el resultado quirúrgico o manejo médico. De
las observaciones anteriores es conveniente y sensato, el
manejo interdisciplinario incluyente de la participación del
cirujano dentista, quién puede realizar grandes logros educativos y terapéuticos en los pacientes, para asegurar la disminución de riesgos infecciosos focales, en particular a través del control de la enfermedad cariosa y periodontal.
Apéndice I. Historial médico 417
Cuadro I–2. Padecimientos sistémicos, estabilidad quirúrgica
y estados fisiológicos sensibles a infecciones focales
Enfermedad/Condición
Riesgo
Carditis o soplos reumáticos
Bacteremia que pueda provocar endocarditis
Cardiopatías congénitas
Bacteremia que pueda provocar endocarditis
Diabetes
Aumento de glucemia en pacientes con periodontitis
Embarazo
Se ha observado una incidencia mayor de nacimientos prematuros con productos de bajo peso en mujeres con periodontitis crónica
Enfermedad isquémica cardiaca
Se sospecha que la presencia de periodontitis crónica expone más a la formación de trombos
Trasplantes orgánicos cardiacos,
renales o hepáticos
Cualquier foco distante afecta el pronóstico en estos pacientes que ingieren
inmunodepresores
Prótesis valvulares
Prótesis femorales
Otras prótesis e implantes corporales
La boca puede ser una fuente de contaminación que afecte la estabilidad o presencia del implante
Enfermedades respiratorias
La boca puede ser una fuente de infección
Condiciones de inmunodeficiencia:
Primaria o adquirida
Leucemia
Anemia hemolítica
La boca puede ser una fuente de infección
Pacientes con capacidad reparativa
disminuida
Posibilidad de infección secundaria agregada. Heridas accidentales y quirúrgicas
MANIFESTACIONES LOCALES
DE PADECIMIENTOS SISTÉMICOS
Como ya se mencionó, los padecimientos generales pueden
provocar la aparición de lesiones orales, por la enfermedad
misma o por su manejo farmacológico, por una u otra razón
es el cirujano dentista quién puede diagnosticar y manejar
con conocimiento profundo los cambios observados. Es ostensible el deambular de pacientes por razones de dolor crónico o recurrente y con frecuencia confunden los diagnósticos con neuralgias o migrañas, cuando el origen puede ser
relacionado con manifestaciones articulares de la diartrosis
temporomandibular o de los músculos faciales o masticatorios por dolor miofascial por agotamiento disfuncional. La
opinión del odontólogo puede ser valiosa para la elaboración eficiente de un diagnóstico y evitar dispendios económicos, pérdida de tiempo y agresiones iatrogénicas corporales y psicológicas a los pacientes.
ASPECTOS ÉTICOS Y LEGALES
La relación médico–paciente no sólo entraña una eficiente
correspondencia entre diagnóstico y tratamiento. Es una interacción más profunda en la cual al individuo se le reconocen otros valores humanos superiores como la autonomía
para decidir libremente sobre el deseo de conservar o mejorar su estado de salud o recuperarse pronta y eficientemente
de un estado morboso que le cause desequilibrios físicos o
psicológicos.
Históricamente han sido realizados, en diferentes épocas y distintas partes del mundo, varios documentos donde
se declaran los Derechos del hombre, para su protección y
goce de garantías, ya que ha sido sometido a abuso y daño
por sus congéneres, a través de la esclavitud, genocidio, experimentación científica irresponsable y atención médica
inadecuada. Entre los manifiestos que tienen que ver con la
provisión y el consentimiento para la atención médica y
dental están la Declaración de los Derechos del Paciente
de Lisboa (1981) y de Bali (1995). En particular, el consentimiento bajo información tiene su origen más antiguo, en
la Reunión de Nuremberg sobre los Derechos Humanos en
1947. En ellos, los siguientes derechos son considerados:
De la libre elección
A la autodeterminación
Del paciente inconsciente
Del paciente legalmente incompetente
A la información
A la confidencialidad
A la educación para la salud
De la dignidad
A la asistencia religiosa
Una adecuada relación ética y moral que pueda colmar
satisfactoria y prudentemente las necesidades y derechos
intrínsecos y extrínsecos de los pacientes, inicia con un
adecuado diagnóstico donde se fundamentan las decisio-
418 Medicina en odontología
nes de manejo y tratamiento. El diagnóstico, a su vez, debe
apoyarse en un adecuado proceso de búsqueda y captación
de información en el cual los signos, síntomas, cifras bioquímicas, resultados de exámenes y antecedentes personales patológicos y no patológicos, serán piezas importantes
en la conformación de opiniones y toma de decisiones clínicas, que al transmitirse de manera adecuada a los pacientes a través de una comunicación dialéctica y bidireccional, le permitirá a la persona o a su tutor o guardián
entender, justificar, mostrar su deseo de recibir atención y
de aceptar los compromisos de participación en el logro de
su propia mejoría, incluyendo los de tipo remunerativo
(directo o indirecto) a la labor del profesional.
Si bien cada uno de los aspectos antes mencionados
son relevantes para la adecuada relación salud–paciente,
los objetivos específicos de este capítulo se centrarán de
manera particular en el resto de la presentación, a los mecanismos operativos en odontología relacionados con la
identificación de los antecedentes personales patológicos,
para la adecuada toma de decisiones en el manejo (interconsulta, exámenes diagnósticos y de control, tiempos de
tratamiento, duración de las sesiones, selección farmacológica, selección de materiales dentales restauradores o regeneradores) y tratamiento dental (provisión de acciones
y manipulaciones directas).
Los dos mecanismos principales en odontología para
la obtención de los antecedentes clínicos del paciente son
la historia clínica y el cuestionario de salud que serán
discutidos en la sección siguiente.
HISTORIA CLÍNICA Y
CUESTIONARIO DE SALUD
En la práctica cotidiana de la odontología contemporánea,
el odontólogo debe incluir como parte fundamental de sus
capacidades, el saber profundo y la destreza desarrollada
para manejar pacientes con enfermedades sistémicas presentes o pasadas. Debe conocer sus mecanismos patogénicos y su sintomatología, los métodos complementarios de
diagnóstico, así como su tratamiento y manejo, con la finalidad de definir acciones que permitan el desarrollo de un
plan tratamiento y manejo globales que beneficien y fomenten la salud oral y la general, realizándose así una práctica profesional segura y útil que prevenga situaciones de
deterioro, inclusive de urgencia que pudieran gestarse dentro de la consulta dental.
El proceso para satisfacer los requisitos antes mencionados es complejo, por ello es necesario conocer primero
el estado general de los pacientes, seguido de la identificación de los problemas locales orodentales, para la adecuada toma de decisiones en el tratamiento y manejo odontológicos de los pacientes aparentemente sanos en general y
de los médicamente comprometidos en particular. De tal
manera, el primer paso consiste en hacer indagaciones sobre las enfermedades generales pasadas o presentes de los
(Apéndice I)
pacientes o sobre la sintomatología sugerente que refleje
enfermedades sistémicas no diagnosticadas. Al realizar el
odontólogo indagaciones sobre antecedentes sistémicos la
variedad de resultados es extensa y deben realizarse adecuaciones médicas o dentales para el mejor resultado de las
aportaciones odontológicas en la salud general de los pacientes.
Algunas de las derivaciones que una entrevista clínica
puede aportar, son comentadas enseguida:
Un gran número de pacientes desconoce sus padecimientos debido a que son inaparentes o estan encubiertos. Sólo reportan sintomatología sugerente.
Deben ser practicados exámenes complementarios
o sugerida una consulta médica.
Muchas otras personas con enfermedades graves
mantienen estados crónicos gracias a los avances
médicos, éstas son habilitadas como pacientes ambulatorios, capaces de demandar servicios, incluyendo los dentales, que mejoren sus condiciones de
vida. El manejo interdisciplinario es muy útil e
indispensable.
La mayoría de los individuos con dolencias sistémicas no llevan a cabo puntualmente el tratamiento adecuado y es conveniente identificarlas para
no caer en una falsa seguridad de manejo. Estos
pacientes deben ser referidos al médico tratante y
manejados odontológicamente, hasta que su respuesta y participación en el tratamiento médico
sean los convenientes.
Habrá antecedentes generales que muy poco o en
nada se relacionen con el tratamiento dental; sin
embargo, habrá otros que lo hagan con alto impacto. Esta discriminación resulta muy práctica, ya
que se pueden consumir tiempo y recursos innecesariamente.
Existen muchas enfermedades generales que presentan signos y síntomas en boca, relacionados
con el padecimiento mismo o con su tratamiento.
El odontólogo puede manejar los cambios locales
en conjunción con el especialista médico, se debe
solicitar interconsulta médica cuando las lesiones
en la boca sean primarias.
Algunas enfermedades sistémicas pueden ser
agravadas por el estrés físico, farmacológico o
mental que puede producir el tratamiento dental.
Éstas deben ser identificadas y establecidos los
mecanismos preventivos y de compensación para
eliminar o disminuir riesgos.
Muchos padecimientos sistémicos requieren de la
preservación de la salud oral, a través de la participación del odontólogo para evitar situaciones
sépticas o infecciosas focales que compliquen la
estabilidad del resultado terapéutico médico o quirúrgico. Se espera en estos casos la intervención
del odontólogo, solicitada o promovida por el mismo; la información sobre el beneficio que brindan
la obtención y conservación de la salud orodental
debe ser difundida tanto al paciente, como al médico tratante.
Apéndice I. Historial médico 419
HISTORIA CLÍNICA
Es un documento ético–legal que se conforma al obtener
datos sobre los antecedentes patológicos y no patológicos
de los pacientes; se realiza a manera de interrogatorio con
preguntas abiertas, se incluye información general sobre
datos personales, familiares y sociales, signos y síntomas,
enfermedades y antecedentes médicos. En medicina es un
recurso habitual, con frecuencia se fundamenta en la revisión de aparatos y sistemas, aunado a la profundización en
la aclaración de signos y síntomas cuando son detectados
datos positivos de algún padecimiento; puede hacerse tan
extensa como sea necesario. Entre sus desventajas o limitaciones se encuentran el gran tiempo que se requiere para su
realización, que aunque se hacen indagaciones sobre la mayor parte de los órganos y sistemas, es más bien de modo
somero y que mucho del tiempo empleado en el interrogatorio va dirigido sobre todo al padecimiento actual. También es un procedimiento que depende de las características de los interlocutores, en el cual no basta la capacidad
profesional del entrevistador, sino es condicionante también obtener un alto grado de comunicación, dependiente de
la capacidad de darse a entender y de comprender e interpretar las respuestas del sujeto entrevistado, interrogatorio que
en ocasiones es realizado de manera indirecta a través de padres, tutores o guardianes. La legislación de muchos países
exige la elaboración de una historia clínica o su equivalente,
no sólo como parte de un protocolo de ética y honorabilidad
profesional, sino como una obligatoriedad con consecuencias legales por su omisión, alteración o uso perverso.
Alteraciones hemostáticas.
Que debiliten la condición del paciente, mermando su capacidad de respuesta vital: enfermedades
metabólicas y endocrinas, en particular diabetes
mellitus por su reconocido impacto oral y periodontal.
Pueden incluirse preguntas relacionadas con algunos síntomas o signos asociados a los padecimientos antes mencionados: palpitaciones, cefalea,
propensión al sangrado o a la formación de hematomas, etcétera.
Historial farmacológico.
Estados fisiológicos de interés dental: embarazo,
menopausia.
Debe observarse que en el intento de captar la atención y
compromiso del paciente, además de evitar las respuestas
mecanizadas por la inercia, las preguntas sobre un mismo
tema deben ser directas e indirectas y no deben realizarse
en serie, sino introducirse en distinto orden. Las preguntas
que se incluyan deben tener una razón utilitaria, quedando
excluidas aquellas enfermedades o sintomatología que resulten inespecíficas, que indaguen estados poco frecuentes
o intrascendentes para la toma de decisiones en el manejo
dental. Abajo se presentan algunas preguntas modelo que
pudieran servir de ejemplo para conformar un cuestionario
de salud en odontología, el cual pudiera ampliarse o modificarse de acuerdo con las características y necesidades de
cada tipo de práctica profesional:
PADECIMIENTOS INFECTOCONTAGIOSOS
CUESTIONARIO DE SALUD
¿Ha padecido hepatitis?
El cuestionario de salud en comparación con la historia clínica es un instrumento más restringido en extensión, pero
altamente específico en cada una de las preguntas que contiene, permitiendo al profesional hacer indagaciones muy
específicas, de alto impacto para el tipo de práctica que realiza. Su aplicación consume poco tiempo, usualmente es
un documento que el paciente contesta por escrito a preguntas dirigidas, en lenguaje sencillo, exento de términos
científicos. La intención del cuestionario de salud es obtener datos que planteen de manera global una conceptuación de la situación actual del paciente, de acuerdo con sus
antecedentes médicos y su estado de salud actual.
En general, es conveniente que por medio del cuestionario de salud se obtenga información médica con un alto
nivel de especificidad correlativa con la práctica odonto–
estomatológica, se debe indagar sobre trastornos con algunas de las características como las siguientes:
Una respuesta positiva implica riesgo de contagio para el
dentista, su personal, y el resto de sus pacientes. La historia
positiva de hepatitis, deja abierta la posibilidad de la presencia de estados permanentes de disfunción hepática. Incluye la necesidad de realizar pruebas de laboratorio para
descartar o confirmar esta posibilidad (Capítulo 5).
Alta prevalencia: hipertensión arterial o alergias.
Alto riego de manejo para el paciente o el personal
profesional y auxiliar: enfermedades infectocontagiosas como hepatitis, tuberculosis, SIDA.
Alto riesgo por infección focal: carditis reumática,
implantes corporales, trasplantes orgánicos, enfermedades isquémicas.
¿Tiene o ha padecido tuberculosis?
En caso de respuesta positiva, es inminente corroborar que
el paciente esté bajo tratamiento médico o libre de enfermedad activa, con el fin de evitar posible contagio. Deben
extremarse las medidas de control de infecciones en el consultorio dental. Se ofrecerá tratamiento electivo sólo en ausencia de riesgo de contagio (Capítulo 5).
¿Tiene o ha tenido tos
constante y con sangre?
Una respuesta afirmativa es importante por su relación con
procesos patológicos infectocontagiosos del aparato respiratorio como la tuberculosis o enfermedades mortales
(cáncer) por lo cual debe vigilarse que el paciente acuda
420 Medicina en odontología
con el médico para establecer el diagnóstico y recibir tratamiento. Ofrecerse tratamiento dental electivo sólo en ausencia de riesgo de contagio.
¿Ha tenido enfermedades venéreas
o sífilis? ¿Existe la posibilidad
de que usted padezca SIDA?
Una historia de múltiples episodios infecciosos por transmisión sexual, coloca a los pacientes dentro de los grupos
de riesgo para enfermedades como hepatitis B y SIDA, por
lo que hay que tener precauciones en su manejo y realizar
un interrogatorio profundo. Podrían requerirse exámenes
complementarios, por lo que se deben extremar las medidas de control de infecciones.
PROBLEMAS CARDIOVASCULARES
¿Ha presentado ataques cardiacos?
Una respuesta positiva indica que el paciente conoce su padecimiento o presenta sintomatología relacionada con el
mismo. Entre las medidas a tomar destacan (Capítulos 2,
3 y 4):
a. Realizar una interconsulta con el médico del paciente para conocer las causas, manejo y estado
actual.
b. Considerar la necesidad de solicitar pruebas de
laboratorio complementarias.
c. Toma de signos vitales en cada cita.
d. Evitar interacciones farmacológicas nocivas.
e. Tomar medidas dirigidas a la reducción del estrés
en la consulta.
¿Tiene angina de pecho?
(Apéndice I)
c. En aquellos que son portadores de prótesis valvulares es importante la valoración de la actividad de
los fármacos anticoagulantes.
¿Tiene palpitaciones
o problemas del corazón?
Cuando el cuestionamiento es afirmado se deben tomar
medidas similares a la pregunta sobre ataques cardiacos.
¿Padece presión alta (hipertensión)?
Cuando la respuesta es positiva destaca la necesidad de conocer el estado actual del paciente y su manejo médico
(Capítulo 1). Debe considerarse lo siguiente:
a. Tomar los signos vitales en cada cita.
b. Disminuir las situaciones de estrés en la consulta.
c. Revisar interacciones farmacológicas con fármacos de uso o prescripción dental.
d. Valorar la condición periodontal; puede haber
agrandamientos gingivales por ingestión de fármacos antihipertensivos.
¿Ha presentado embolia
o derrame cerebral?
Si el paciente contesta afirmativamente se debe considerar:
a. La necesidad de interconsulta médica.
b. Si el paciente recibe anticoagulantes o antiagregantes plaquetarios, se requerirán exámenes de laboratorio y su valoración para la toma de decisiones, sobre todo las de tipo quirúrgico (Capítulo 10).
c. La necesidad de tomar signos vitales en cada cita.
d. Si el paciente tiene secuelas motoras habrá que
valorar la extensión del tratamiento dental (Capítulo 13).
¿Ha presentado fiebre reumática?
Si se obtiene una respuesta positiva, habrá que corroborar
que el paciente reciba tratamiento médico, conocer la estabilidad de la enfermedad, y verificar que los medicamentos
hayan sido tomados de acuerdo con la prescripción médica
antes de iniciar cualquier procedimiento, para evitar que se
presente un ataque anginoso durante la consulta.
¿Tiene soplos cardiacos o sonidos
anormales del corazón?
En estos casos es indispensable la información que pueda
proporcionar el médico para:
a. Valorar la necesidad de profilaxis antimicrobiana
antes de los procedimientos operatorios.
b. Evitar interacciones farmacológicas con medicamentos para contrarrestar la insuficiencia cardiaca.
Se debe determinar si la enfermedad causó daño valvular,
sólo en los siguientes casos es necesario tomar medidas
precautorias (Capítulo 4):
a. Indicar profilaxis antimicrobiana en tratamientos
dentales que introduzcan bacterias al torrente sanguíneo, como son endodoncia, cirugía y variadas
manipulaciones dentales, en particular las periodontales, para evitar el riesgo de que se desarrolle
endocarditis infecciosa, en los casos de carditis
reumática positivos.
b. Se debe tener presente el valorar el funcionamiento cardiaco y la prescripción farmacológica.
c. En pacientes candidatos a cirugía valvular, la condición oral debe conservarse en óptimas condiciones de salud, para cuando el acto quirúrgico sea
programado.
Apéndice I. Historial médico 421
HEMATOLÓGICOS
¿Le han hecho transfusiones sanguíneas?
Si la respuesta es positiva, determinar la causa de la transfusión, ya que pueden existir problemas sanguíneos que
alteren el proceso de hemostasia, o bien trastornos que estén originando una pérdida crónica de sangre. También se
debe descartar la posibilidad de que el paciente haya adquirido enfermedades infecciosas por vía sanguínea, como
hepatitis y SIDA (Capítulo 5).
¿Tiene o ha tenido anemia?
Si se obtiene una respuesta afirmativa, debe verificarse que
el paciente esté bajo tratamiento médico, o lo haya recibido,
ya que los pacientes anémicos presentan respuestas de reparación deficientes, lo que puede inducir a una cicatrización
inadecuada o riesgo de infección secundaria. Los estados
anémicos contraindican el empleo de anestesia general.
Puede haber historia de transfusión sanguínea (Capítulo 9).
¿HA PRESENTADO SANGRADO
EXCESIVO, HEMOFILIA?
a. Cuando el paciente refiere episodios de sangrado
excesivo que no correspondan al daño recibido, es
factible relacionarlo con problemas de tipo vascular, trastornos de la coagulación o del número o
función plaquetaria. Está indicada la práctica de
pruebas específicas y remitir al médico para su
corrección.
b. En caso de que el paciente declare ser hemofílico,
el plan de tratamiento y sus alcances deben ajustarse con base en las necesidades orales, de hospitalización o de la posibilidad de manejo ambulatorio;
así como en la consideración del tipo de terapia de
sustitución que se requiera (Capítulo 10).
c. En estos pacientes también debe descartarse la posibilidad de haber adquirido enfermedades como
hepatitis o SIDA, por la aplicación vía sanguínea
de terapia sustitutiva o transfusiones.
NEUROLÓGICOS
¿Ha presentado epilepsia?
Cuando la respuesta es positiva se debe prevenir la probabilidad de que se presente una crisis convulsiva durante la
consulta, en especial en el manejo de los pacientes sin control médico (Capítulo 13).
a. Es necesario verificar la regularidad de la toma de
los fármacos, evitar interacciones farmacológicas
y eliminar situaciones de estrés, entre otras medidas preventivas.
b. La atención a la potencial aparición de crecimientos gingivales ocasionados por el tratamiento antiepiléptico, debe ser parte del manejo odontológico
(Capítulo 22).
¿Tiene problemas
emocionales o “nervios”?
Si el paciente acepta tener problemas emocionales, debe
procederse al tratamiento con cautela, evitando sesiones
prolongadas estresantes.
Se debe considerar la posibilidad de administrar sedantes o anestésicos generales en los casos de trastornos
emocionales serios. Como sugerencia remita con el médico o establezca una interconsulta, en los casos que ya cursen tratamiento.
En este apartado quedan incluidos no sólo los pacientes con antecedentes de problemas psicológicos y psiquiátricos sino también todos aquellos con alguna farmacodependencia, en los cuales se procurará evitar interacciones
farmacológicas y prescripciones múltiples, ante la posibilidad de reacciones desfavorables por los fármacos o sustancias usadas en el hábito adictivo (Capítulo 13).
ANTECEDENTES NEOPLÁSICOS
¿Ha recibido radiaciones
o tratamiento contra el cáncer?
Si la respuesta es positiva, debe tomarse en cuenta tanto el
tipo de neoplasia que presenta o presentó y su pronóstico,
así como considerar los efectos secundarios al tratamiento
médico como lo son la radiación o quimioterapia (Capítulo
15):
a. Cuando la quimioterapia anticancerosa es reciente
o actual, la susceptibilidad a las infecciones inducida por la disminución de la capacidad de función
de las células sanguíneas y la respuesta cicatrizal
mermada son ejemplos de reacciones adversas que
influirán sobre la respuesta al tratamiento odontológico y deben ser consideradas en el tratamiento y
manejo globales.
b. La radiación cercana a la zona cervical puede disminuir o abolir la función secretora salival, así
como alterar la capacidad metabólica y de irrigación sanguínea ósea con efectos nocivos reparativos y defensivos a maxilares, dientes y sistema periodontal (Capítulo 17).
c. También es importante conocer el estado actual
del paciente y su respuesta emocional ante este padecimiento.
Es conveniente establecer un parámetro de cooperación y compromiso hacia el tratamiento odontológico.
422 Medicina en odontología
ALÉRGICOS
¿Tiene asma o dificultad para respirar?
Una respuesta positiva obliga a indagar sobre los factores
desencadenantes de una crisis asmática para evitarlos en la
consulta. Algunos fármacos de uso común en la práctica
dental pueden provocar este tipo de respuesta inmunopatológica. Es necesario que el paciente acuda a sus citas llevando consigo el medicamento broncodilatador que suele
emplear, para tenerlo disponible en una situación de urgencia. Deben evitarse interacciones farmacológicas, y en quienes reciben corticosteroides para el tratamiento del asma, se
debe actuar con cautela por la susceptibilidad potencial a las
infecciones, a trastornos en el proceso de reparación y a una
eventual crisis adrenal. Debe discriminarse entre el asma
alérgico y el de origen neurológico (Capítulos 11 y 12).
¿Es alérgico a medicinas como
penicilina, anestesia dental o aspirina?
Cuando el paciente responda afirmativamente se debe interrogar a fondo para conocer su descripción sobre el episodio de alergia y confirmarlo, discriminando eventos que
hubieren podrían tener relación con estrés psicológico y
una respuesta aberrante emotiva, o con accidentes dentro
de la práctica odontológica, como puede ser una inyección
intravascular de anestésico, que son cuadros clínicos que
pudieron haber causado malestar severo al paciente, pero
distintos a una respuesta de hipersensibilidad inmunitaria.
El no realizar estas aclaraciones puede prevenir al clínico del empleo de fármacos de primera opción, lo que
quizá reste eficiencia clínica en el manejo dental de los pacientes. En caso de alergias confirmadas, debe evitarse la
administración de aquellos fármacos o sus derivados
(Capítulo 11).
ENDOCRINOS Y METABÓLICOS
¿Tiene bocio o problemas de tiroides?
Cuando se aceptan este tipo de problemas, se deben tener en
cuenta las reacciones que presentan estos pacientes ante la
administración de medicamentos; el paciente hipertiroideo
metaboliza rápidamente los anestésicos y medicamentos
(sucede lo contrario con los hipotiroideos que pueden tener
riesgos de intoxicación por la acumulación de fármacos).
En el paciente hipertiroideo, existe también el riesgo
de una crisis tiroidea y la de producir cambios cardiacos en
la frecuencia y gasto cardiaco por el empleo de vasoconstrictores adrenérgicos (Capítulo 8).
¿Padece diabetes (azúcar en la sangre)?
Si la respuesta es afirmativa, corrobórese que el paciente esté
bajo tratamiento médico y la glucemia controlada. En los
(Apéndice I)
pacientes sospechosos, deben llevarse a cabo exámenes de
laboratorio. Es importante destacar el riesgo de choque hipoglucémico y coma diabético en los pacientes diabéticos dependientes de insulina. En los pacientes diabéticos mal controlados o no diagnosticados, se observa una tendencia a las
infecciones, a los trastornos de reparación y a los problemas
orales, en particular los periodontales. Deben evitarse interacciones farmacológicas que afecten a fármacos hipoglucemiantes. Es altamente redituable fomentar el establecimiento de hábitos eficientes de higiene oral y un adecuado
cumplimiento del tratamiento antidiabético (Capítulo 8).
ALTERACIONES HEPÁTICAS Y RENALES
¿Tiene enfermedad de los riñones o,
problemas para orinar?
En caso de una respuesta positiva, se debe identificar el padecimiento del paciente, ya que algunos trastornos renales
crónicos derivan en insuficiencia renal, lo cual implica el
desarrollo de hipertensión arterial, anemia y tendencia a
las infecciones. En casos graves, el paciente debe ser sometido a procedimientos de diálisis peritoneal o sanguínea
que requieren de la administración de profilaxis antimicrobiana y anticoagulantes respectivamente. A su vez los procedimientos de hemodiálisis lo exponen a adquirir enfermedades infecciosas (hepatitis, SIDA) y limitan su
actividad física. En todos los pacientes con insuficiencia
renal, la prescripción de medicamentos excretados por el
riñón debe modificarse. Los pacientes con trasplante renal
requieren un protocolo de manejo dental especial y muy
específico (Capítulo 7).
¿Tiene usted problemas del hígado?
Los pacientes con disfunción hepática, por razones, degenerativas (cirrosis), infecciosas o neoplásicas, deben observar
varias condicionantes de manejo dental (Capítulo 6):
a. Posibilidad de intoxicación con el empleo de fármacos que son metabolizados en el hígado.
b. Los pacientes con cirrosis alcohólico–nutrimental
pueden tener alteraciones hemorrágicas por deficiencia de los factores de la coagulación. Se requiere indagar a través de pruebas de laboratorio
específicas.
c. Los pacientes con trasplante de hígado requieren
un protocolo de manejo dental específico.
GASTROINTESTINALES
¿Padece úlcera péptica o gástrica
(estómago/duodeno)?
Una respuesta positiva obliga a utilizar otra vía de administración medicamentosa que no sea la oral o a prescribir fármacos que no irriten la mucosa gástrica.
Apéndice I. Historial médico 423
Cuando se usan medicamentos como analgésicos salicílicos deben procurarse con capa entérica o sustitutos
inocuos para la mucosa gástrica; los antiinflamatorios esteroideos y no esteroideos pueden causar daño gástrico aún
si no tienen contacto directo con la mucosa gastrointestinal, por mecanismos vía sistémica, por lo que se debe tener
precaución en su empleo.
Es importante considerar la participación del estrés en
la patogenia de la enfermedad, así como la posibilidad de
infección crónica (Helicobacter pylori), para su adecuado
manejo (Capítulo 14).
¿Toma medicamentos o alguna
sustancia por su propia cuenta?
HISTORIAL FARMACOLÓGICO
GENERALES Y ESTADOS FISIOLÓGICOS
¿Ha estado tomando medicamentos
en los últimos seis meses?
(Incluye, vitaminas, medicina natural,
anticonceptivos, analgésicos, antiácidos
o cualquier otro fármaco automedicado)
A partir de esta pregunta se puede identificar padecimientos que el paciente conoce, no reconoce o ha omitido en el
cuestionario de salud, por considerarlos de uso cotidiano
y conseguidos sin prescripción médica.
a. El tipo de fármaco, dosis y los cambios en la terapia farmacológica orientarán ampliamente sobre
el estado y estabilidad de la enfermedad.
b. El reconocimiento de los grupos farmacológicos
permite orientar el interrogatorio hacia la sintomatología por aparatos o sistemas.
En caso necesario, siempre podrá obtenerse información del médico que lo trata sobre su diagnóstico. Es importante identificar los fármacos para
evitar interacciones entre los medicamentos que el
paciente recibe por prescripción médica y los que
se le aplicarán o indicarán durante el tratamiento
dental.
c. Muchas veces el paciente toma fármacos a los cuales no les confiere la dimensión de terapéuticos,
pues provienen de indicaciones como la conservación de estados fisiológicos (anticonceptivos, manejo de la menopausia), eventos cotidianos como
cefaleas, o indicaciones preventivas como la toma
de salicilatos como antiagregantes plaquetarios. A
este grupo también pertenecen los fármacos que se
usan por autoprescripción o por sugerencias de no
profesionales.
Los complementos energéticos, metabólicos y nutrimentales, así como las vitaminas y la medicina
natural, tan distante a los médicos y dentistas que
su educación ha tenido un sesgo alopático, se suman a las sustancias que ingiere el paciente y pueden presentar interacciones con los fármacos y
productos de uso y prescripción en odontología.
La probabilidad de automedicación puede surgir con esta
pregunta, la cual intenta además identificar a los pacientes
con hábitos de adicción a fármacos y drogadicción. Es importante destacar en el manejo de estos pacientes los riesgos de interacciones farmacológicas, el nivel de cooperación y su compromiso con el tratamiento dental, así como
la posibilidad de que sean transmisores de enfermedades
infecciosas adquiridas por la aplicación de drogas vía intravenosa.
¿Está usted en buenas
condiciones de salud?
La respuesta afirmativa de un individuo con alguna enfermedad aguda o crónica, debe verse con prudencia y optimismo, pero analizarse con precaución, también puede ser
el reflejo de una actitud indiferente ante su estado de salud.
En ambas circunstancias se debe actuar suspicazmente, ya
que aunque por razones opuestas se pueden observar la
misma falta de compromiso con respecto al tratamiento y
manejo médico, el optimismo exagerado no deja de ser una
forma de evasión de la realidad.
Por otro lado, la negación de un paciente cuyas respuestas son negativas en las demás preguntas del cuestionario de salud, obligará a indagar sobre problemas médicos no incluidos en el formato. Una negativa podría ser un
indicio de depresión psicológica en sujetos sin alteraciones
orgánicas.
¿Cuándo fue la última vez
que usted visitó al médico?
El objetivo de esta pregunta abierta es tener la seguridad de
que el médico está controlando la enfermedad de un paciente con problemas sistémicos. Con ella se puede obtener información adicional que puede haber sido omitida en
el interrogatorio, como: ¿cuál fue el motivo de la consulta?, ¿cómo le encontró el médico en esa ocasión?, ¿qué indicaciones le dio?, ¿cuándo le volvió a citar?, etcétera.
¿Ha estado hospitalizado?
Una gran cantidad de información de importancia se puede
recabar a partir de los antecedentes de hospitalización. Si
ha acontecido así, obliga a realizar otra serie de preguntas
dirigidas a conocer la razón del internamiento hospitalario.
a. Cuando el motivo de la hospitalización es una enfermedad crónica, será un indicador de la gravedad de la condición.
b. Cuando existan antecedentes quirúrgicos por amigdalitis, debe descartarse la posibilidad de carditis
como secuela de fiebre reumática.
424 Medicina en odontología
c. Los antecedentes de histerectomía con eliminación ovárica completa, pueden explicar algunas
respuestas inflamatorias atípicas gingivales y periodontales.
Mencione cualquier otro problema
médico que haya tenido o que tenga,
por el cual no se le haya preguntado
Con esta pregunta abierta se invita al paciente a manifestar
enfermedades que no se contemplan en el cuestionario de
salud y, por tanto, no hubieran sido detectadas.
Algunas respuestas, pueden ser irrelevantes para el
tratamiento dental, pero otras pueden tener gran trascendencia en el manejo.
¿Existe la posibilidad
de que esté embarazada?
En caso afirmativo, el plan de tratamiento debe encaminarse a realizar procedimientos educativos y preventivos
durante el primer trimestre del embarazo, para evitar la
administración de medicamentos que puedan afectar a la
madre o al feto. Está indicado restringir la toma de radiografías, modificar las conductas en relación con la duración de la cita, tomar consciencia de las necesidades de
adecuación de la posición de la paciente en el sillón dental
y otras (ver Capítulo 16).
El cuestionario de salud es un instrumento diseñado
para que sea el propio paciente quien lo conteste. En casos
especiales de pacientes que no sepan leer, estén impedidos
para hacerlo o no entiendan las preguntas, puede ayudarles
una asistente o el propio profesional; una persona adulta e
informada puede aportar los datos requeridos de un paciente infantil, de un anciano o de una persona impedida de sus
facultades físicas y mentales.
CARACTERIZACIÓN DE UNA
ENFERMEDAD
Para tener valor un cuestionario de salud y que la información recabada sea confiable para la toma de decisiones, el
clínico debe retomar todas las respuestas positivas, verificando y ampliando exhaustivamente la información obtenida. Debe resaltarse la importancia del interrogatorio
directo como se hace en la historia clínica tradicional, para
completar la pesquisa iniciada en el cuestionario de salud.
(Apéndice I)
A este proceso que cumple un protocolo específico se le
conoce como caracterización de una enfermedad, que
incluye los siguientes pasos a indagar verbalmente y a
plasmar en forma escrita:
a. Nombre de la enfermedad, signo o síntoma positivo.
b. Inicio. Fecha o época de aparición o reaparición.
c. Características del padecimiento: Primario o secundario. Producto directo de un proceso patológico o derivado de otro. Agudo o crónico. Padecimiento que inicia o se reactiva (agudo), la otra
posibilidad es que se trate de un padecimiento permanente (crónico).
d. Curso. Cambios sintomatológicos evolutivos del
padecimiento general, desde su inicio hasta su
estado actual. Causas de exacerbación o remisión.
e. Asociación sintomatológica. Relación con otros
signos o síntomas.
f. Respuesta a la terapéutica
Tipo y dosis de fármacos empleados (levedad/
gravedad de la enfermedad).
Cambios farmacológicos ocurridos, por falta
de respuesta o por gravedad de la enfermedad.
g. Documentación farmacológica
Anotar nombres comerciales y genéricos de
los fármacos empleados.
. Acción terapéutica.
Anotar interacciones con fármacos de uso dental.
. Vía de administración.
Al completarse correctamente la caracterización de una
enfermedad se tienen datos importantes para la toma de decisiones. Con ella el clínico puede saber si el padecimiento
sistémico interfiere o no con el tratamiento dental, si se
requiere de la participación odontológica especializada
para apoyar en la estabilidad de una alteración general. Se
conocen los fármacos empleados y con ello, el saber de los
potenciales riesgos de interacciones o sobre la necesidad
de solicitar modificaciones en la cantidad o tipo de agente.
Es posible decidir sobre la necesidad de solicitar exámenes
complementarios e interconsultas; en la actualidad es indispensable el trabajo en equipo entre los profesionales de
la salud, ya que las entidades patológicas en muchas ocasiones son complejas y no se limitan a un tejido o aparato.
El manejo dental de pacientes con afecciones médicas impone una comunicación estrecha entre médico, paciente y
odontólogo. El identificar correcta y profundamente los
antecedentes sistémicos de los pacientes dentales, es el inicio de una larga serie de decisiones que en un ciclo virtuoso
se irán repitiendo en el futuro. Y lo más importante, como
corolario será posible incidir de manera eficaz y eficiente
en el manejo global de pacientes beneficiándo a este último
y trayendo logros en la calidad, trascendencia y recompensa profesional, en el ejercicio odontológico y médico.
Apéndice I. Historial médico 425
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Apéndice II
Pruebas de laboratorio para
odontoestomatología
José Luis Castellanos Suárez, Laura María Díaz Guzmán, Óscar Gay Zárate
Para hacer una valoración integral de los pacientes odontológicos, además del interrogatorio y de la exploración del
paciente, con frecuencia se requiere de pruebas y procedimientos que permitan al dentista confirmar su impresión
diagnóstica o descartarla.
Los exámenes complementarios, como su nombre lo
indica, contribuyen a identificar alteraciones sistémicas o
bucales; por ellos mismos, sin un interrogatorio y examen
físico previos, tienen poco o escaso valor, por lo que deben
ser interpretados a la luz de la información que el odontólogo ha recabado previamente.
Existen diferentes tipos de exámenes complementarios,
entre los que destacan las radiografías, los modelos de estudio, el montaje de los mismos en un articulador, las fotografías, la cefalometría, etc. Ocupando un lugar muy importante
en este grupo de exámenes están las pruebas de laboratorio.
En este Apéndice se hará una revisión breve de las pruebas
de laboratorio que son de utilidad para el dentista:
neral lo hacen durante un periodo de tiempo prolongado,
a veces es de varios meses. A diferencia de la consulta dental, es común que las personas acudan al médico cuando las
enfermedades ya están establecidas. El estrecho contacto
dentista–paciente contribuye a que el odontólogo pueda
advertir cambios tempranos sugerentes de enfermedades
generales. Con frecuencia los pacientes aceptan las sugerencias del odontólogo y aceptan realizarse pruebas de laboratorio; ante resultados positivos es más fácil convencerlos de
la trascendencia de la visita al médico.
No es ético solicitar exámenes innecesarios o que brinden poca utilidad real. Tampoco lo es el invadir espacios
profesionales, ya que el diagnóstico de las enfermedades
generales corresponde al médico, mientras que al dentista le
toca ejercer acciones de tipo preventivo y de remisión, que
son tan trascendentes como los curativos, ya que en muchos
de los casos se puede prolongar la vida del paciente.
Es importante que el dentista conozca cuáles son los servicios que brindan los laboratorios clínicos, para poder seleccionar e interpretar de modo adecuado las pruebas que
pudieran ser de utilidad. La elección de las pruebas complementarias requiere de un análisis objetivo de la información
que se ha recabado del paciente, así como de lo que se busca
y espera confirmar o descartar con las pruebas de laboratorio.
a. Aquellas que le facilitan la identificación temprana
de enfermedades sistémicas y que le permiten remitir de manera oportuna al paciente con el médico.
b. Conocer el control que tiene el médico sobre enfermedades ya diagnosticadas.
c. Aquellas que contribuyen a tomar decisiones en el
plan de tratamiento dental de pacientes con enfermedades sistémicas.
d. Aquellas que orientan el diagnóstico de lesiones
bucales.
BIOMETRÍA HEMÁTICA COMPLETA
Debido a que la práctica profesional permite tener una
enorme influencia en beneficio de la salud de los solicitantes de servicios dentales, el odontólogo está en una posición privilegiada al poder identificar signos y síntomas
tempranos de enfermedades que son comunes, ya que los
pacientes que acuden a los consultorios dentales, por lo ge-
INDICACIONES
Conocer la respuesta de los pacientes ante procesos infecciosos, inmunitarios o fisiológicos, órga-
427
428 Medicina en odontología
(Apéndice II)
Cuadro II–1. Valores normales de células sanguíneas en sangre periférica
en un adulto normal y sus variaciones e interpretación
Células
sanguíneas
Eritrocitos
Leucocitos
PMN
neutrófilos
PMN
basófilos
PMN
eosinófilos
Linfocitos
Cifras
Valores
absolutos
4.5 a 5 millones/mm3
6,000 a
10,000/mm3
43 a 77%
1 a 4%
0 a 2%
25 a 35%
3,000 a 7,000
0 a 300
0 a 100
1,000 a 3,500
Resultados
Interpretación
Mayores:
a. Policitemia cuando se incrementa también el hematócrito, la hemoglobina y la masa eritrocitaria
global corporal (técnica de dilución con radioisótopos)
b. Policitemia relativa o seudopolicitemia, cuando no exista un incremento global de eritrocitos
Menores:
Anemia
Mayores:
Leucocitosis (respuesta sistémica ante infecciones
y destrucción de tejidos, dolor, estrés o ejercicio físico) o leucemia
Menores:
Leucopenia (riesgo de infección)
Mayores:
Leucocitosis con neutrofilia. Infecciones bacterianas por estafilococos, estreptococos, gonococos,
neumococos y meningococos, por bacilos como
Escherichia coli, Pseudomonas aeruginosa, Corynebacterium diphtheriae
Infarto del miocardio
Infecciones por hongos como Actinomyces
Infecciones virales: rabia, herpes, varicela, sarampión y poliomielitis
Enfermedades inmunitarias: glomerulonefritis posestreptocócica, enfermedad del suero, fiebre reumática
Hemorragias, quemaduras graves y situaciones de
alarma
Administración de adrenalina o corticosteroides
Menores:
Neutropenia. Alto riesgo de infección con cifras menores a 1,800 leucocitos
Inducida por medicamentos (ver cuadro 9–5 Capítulo
9)
Hiperesplenismo, hemodiálisis, enfermedades autoinmunitarias, toxinas de Salmonella, Pseudomona, Staphylococcus aureus, virus de hepatitis A, VIH, sarampión, gripe, Epstein–Barr y rickettsiosis
Neutropenias primarias: neutropenia cíclica, agranulocitosis genética infantil, aleucia congénita
Mayores:
Basofilia. Colitis ulcerosa, sinusitis crónica, varicela
y nefrosis
Menores:
Basofilopenia. Por administración de glucocorticoides, en pacientes con urticaria, edema angioneurótico o relacionada con hipotiroidismo
Mayores:
Eosinofilia. Alergias, asmáticos, fiebre de heno,
eccema, enfermedad del suero, pénfigo, artritis reumatoide, poliarteritis nodosa, granulomatosis, enfermedad de Hodgkin, granuloma eosinófilo, enfermedades parasitarias (triquinosis, helmintiasis, cisticercosis, esquistosomiasis, filiariasis)
Menores:
Eosinopenia. Pacientes sujetos a estrés, en infecciones agudas y por la administración de corticosteroides
Mayores:
Linfocitosis. Infecciones crónicas y de origen viral:
mononucleosis infecciosa, por citomegalovirus, parotiditis, rubéola, brucelosis, en la fase de curación de
la tuberculosis, en sarcoidosis y en enfermedades
autoinmunes
Menores:
Linfopenia. Enfermedades virales o bacterianas, en
insuficiencia cardiaca congestiva, neumonía, necro-
Apéndice II. Pruebas de laboratorio para odontoestomatología 429
Cuadro II–1. Valores normales de células sanguíneas en sangre periférica
en un adulto normal y sus variaciones e interpretación (continuación)
Células
sanguíneas
Cifras
Valores
absolutos
Resultados
Interpretación
sis pancreática, tuberculosis, lupus eritematoso sistémico y paludismo. Enfermedades agudas, por liberación de cortisol que estimula la liberación de neutrófilos.
Monocitos
2 a 6%
Plaquetas
150,000 a
450,000/mm3
100 a 600
Mayores:
Monocitosis. Infecciones bacterianas, tuberculosis,
endocarditis bacteriana subaguda, sífilis, brucelosis,
infecciones como malaria, tripanosomiasis, kala–
azar, tifo exantémico, fiebre de las Montañas Rocallosas, neoplasias malignas, enteritis regional y sarcoidosis.
Mayores:
Trombocitosis. trombocitosisPolicitemia vera.
Menores:
Trombocitopenia. trombocitopeniaPúrpura trombocitopénica idiopática, lupus eritematoso, tratamiento
antineoplásico, anemia aplásica, fármacos tóxicos a
la médula.
nos o tejidos necrosados, traumatismos, fármacos
o situaciones de emergencia.
Valorar la capacidad de la sangre para transportar
oxígeno a los tejidos.
Identificar anemias y su tipo, así como policitemias, leucemias, leucocitosis y leucopenia.
Identificar a los pacientes en riesgo de infección
durante procedimientos dentales.
Identificar a los pacientes candidatos a anestesia
general por inhalantes.
Identificar a los pacientes con trastornos de la hemostasia primaria.
PRUEBAS PARA EL DIAGNÓSTICO
Y CONTROL DE PACIENTES CON
DIABETES MELLITUS
PRUEBAS PARA DIAGNÓSTICO
DE LA DIABETES MELLITUS
Glucosa en sangre en ayunas
y posprandial a las dos horas
Indicaciones
ELEMENTOS QUE SE REPORTAN EN
UNA BIOMETRÍA HEMÁTICA COMPLETA
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
Cuenta de eritrocitos.
Hemoglobina en sangre.
Hematócrito.
Índices globulares o corpusculares:
Volumen corpuscular medio (VCM).
Hemoglobina corpuscular media (HCM).
Concentración media de hemoglobina corpuscular. (CMHC).
Cuenta de leucocitos.
Fórmula diferencial.
Frotis teñido de sangre.
Cuenta de plaquetas (se debe solicitar).
INTERPRETACIÓN DE LA BIOMETRÍA
HEMÁTICA COMPLETA
Véanse cuadros II–1 y II–2.
Pacientes con antecedentes familiares de diabetes
mellitus.
Pacientes que desarrollan abscesos periodontales
repetitivos o destrucción periodontal que no es
congruente con la cantidad de irritantes locales.
Pacientes con infecciones cutáneas repetitivas.
Pacientes obesos mayores de 50 años.
Pacientes sospechosos de diabetes mellitus (poliuria, polidipsia y polifagia).
Pacientes que han perdido peso sin causa aparente.
Pacientes con antecedentes previos de intolerancia a la glucosa.
Recomendaciones especiales al paciente
Debe acudir en ayunas al laboratorio donde, después de tomarle una muestra de sangre para determinar sus valores
de glucosa en ayunas, debe ingerir 75 g de glucosa.
Dos horas después tomarán otra muestra de sangre
(glucosa en sangre posprandial a las dos horas).
Interpretación de resultados
Los resultados pueden ser interpretados con base en el cuadro II–3.
430 Medicina en odontología
(Apéndice II)
Cuadro II–2. Valores normales e interpretación de resultados
de otros elementos de la biometría hemática
Elemento
Valores normales
Interpretación
Hemoglobina
Hombres: 14 g
Mujeres: 12 g
Policitemia
Anemia
Hematócrito
Hombres: 41%
Mujeres: 36.5%
Policitemia Anemia
Volumen corpuscular medio (VCM)
82 a 923
Anemia macrocítica
Anemia microcítica
Concentración media de hemoglobina corpuscular
(CMHC)
32 a 36%
Ante valores normales + Hb +
Hematócrito = Anemia
normocrómica
Anemia hipocrómica
Hemoglobina corpuscular media (HCM)
30± 3 pg
Ante valores normales + Hb +
Hematócrito = Anemia
normocrómica
Anemia hipocrómica
Frotis sanguíneo
Forma de las células, maduración, diferenciación, simetría
Anemias:
Células falciformes
Talasemia
Esferocitosis
Eliptocitosis, etc.
Leucocitos
Leucemias agudas y crónicas
Índices corpusculares
Curva de tolerancia a la glucosa
Esta prueba es poco solicitada en la práctica odontológica.
Suele emplearla el profesional médico especializado, ya
que su interpretación requiere de entrenamiento especial y
experiencia. De manera habitual es utilizada por endocrinólogos y médicos internistas en aquellos pacientes en los
que el metabolismo de la glucosa esta alterado y se requiere
observar el comportamiento de la glicemia durante tres
horas. Dada la necesidad de hacer varias tomas y por el costo y tiempo empleado para obtener los resultados, así como
los diversos criterios para su interpretación, su uso queda
excluido de la práctica dental.
valor para conocer el control que los pacientes tienen sobre
la glucemia, ya que al unirse de manera irreversible la glucosa a la hemoglobina de los hematíes, se fija a ella durante
la vida media de los eritrocitos, que es de 120 días. Gracias
a la determinación de hemoglobina glucosilada puede interpretarse el buen o mal control del diabético en los últimos tres meses, aun cuando en el momento de la consulta
muestre valores recientes normales o no de glucosa en sangre. Esto es importante, ya que puede darse el caso de que
el paciente no siga la dieta prescrita por el médico y los días
previos a la prueba de laboratorio se ajuste a las indicaciones dietéticas o haga más ejercicio del habitual, lo que originará un falso buen control de la glucemia.
Indicaciones
Pacientes diabéticos conocidos.
PRUEBAS PARA CONTROL
DE LA GLUCEMIA
Recomendaciones al paciente
Hemoglobina glucosilada
Interpretación de resultados
Ninguna en particular.
Véase cuadro II–4.
Esta prueba se basa en el hecho de que la glucosa puede
unirse a elementos celulares y proteínas estructurales del organismo a través de un proceso que se conoce como glucosilación no enzimática. Inicialmente esta unión es reversible,
pero si la glucemia se mantiene elevada de manera constante
dará origen a compuestos de glucosilación que son irreversibles y que en algunos casos pueden ser cuantificados.
La hemoglobina A1c de los eritrocitos no está exenta
de este fenómeno, razón por la cual esta prueba es de gran
Glucosa en ayunas
Con esta prueba pueden conocerse los valores de glucosa
en sangre el día que se realice el examen de laboratorio. Va
a influir sobre los resultados el periodo de ayuno previo a
la toma de la muestra, ya que el paciente puede omitir la
cena del día previo a la visita al laboratorio, o bien hacer
ejercicio antes de llevar a cabo esta prueba.
Apéndice II. Pruebas de laboratorio para odontoestomatología S 431
Cuadro II–3. Diagnóstico de diabetes mellitus
Pruebas de laboratorio
Resultados
Diagnóstico
1. Glucosa plasmática en ayunas
Glucosa plasmática, dos horas pospradial
126 mg/dL
200 mg/dL
Diabetes mellitus
2. Glucosa plasmática en ayunas
126 mg/dL en más de una ocasión
Diabetes mellitus
3. Glucosa plasmática en ayunas
126 mg/dL más signos y síntomas
típicos de diabetes
Diabetes mellitus
4. Glucosa plasmática en ayunas
Glucosa plasmática, dos horas pospradial
126 mg/dL y
200 mg/dL
Intolerancia a la glucosa
5. Glucemia plasmática al azar
200 mg/dL más signos típicos de diabetes
Diabetes del adulto, de la infancia o
gestacional
Indicaciones
S Pacientes diabéticos en quienes puede tenerse un
control sobre la ingestión de carbohidratos y el
ejercicio realizado.
S Pacientes diabéticos hospitalizados.
S Diabéticos tipo 1 en quienes se requiere conocer
los valores de glucosa el día de la consulta, haciendo uso para ello de una prueba rápida de glucosa en el propio consultorio, con tiras reactivas
(Dextrostix IIR, Dextrostix NFR, GlucostixR,
GlucotideR) y un glucómetro portátil.
Recomendaciones al paciente
Deberá presentarse en el laboratorio con un ayuno previo
de ocho horas.
Interpretación
Todos los valores superiores a 126 mg/100 mL de sangre
son considerados anormales y tanto el paciente como el médico deben estar enterados para tomar medidas de control.
Cuadro II–4. Hemoglobina glucosilada
(HbA2C). Interpretación de resultados
Resultados
Interpretación
PRUEBAS PARA LA VALORACIÓN
DE LA HEMOSTASIA
INDICACIONES
1. Pacientes con historia de sangrado abundante durante eventos quirúrgicos, que hubiera requerido
de transfusiones sanguíneas.
2. Historia de epistaxis, hemoptisis, hemartrosis,
equimosis, lesiones purpúricas o petequias sin antecedentes traumáticos.
3. Pacientes con trombocitopenia, leucemia, linfomas, SIDA, enfermedad hepática de cualquier origen, obstrucción biliar crónica, resección intestinal, hemofilia.
4. Presencia de petequias, lesiones purpúricas o
equimosis en piel o mucosas durante el examen físico.
5. Pacientes sometidos a tratamiento farmacológico
o automedicación con ácido acetilsalicílico, sus
derivados u otros AINE, anticoagulantes orales,
heparina, antibióticos por tiempo prolongado,
quimioterapia para cáncer.
PRUEBAS BÁSICAS DE
VALORACIÓN DE LA HEMOSTASIA
S Tiempo de sangrado de Ivy. Valora hemostasia
primaria.
S Cuenta plaquetaria. Valora hemostasia primaria.
S Tiempo de protrombina. Valora vía extrínseca
del sistema de la coagulación.
S Tiempo de tromboplastina parcial. Valora vía
extrínseca del sistema de la coagulación.
<6%
Hipoglucemia
6.1 a 8%
Normal
8.1 a 10%
Excelente control
10.1 a 12%
Buen control
12.1 a 14%
Falla en el control
14.1 a 16%
Zona de peligro
Resultados. Valores normales
> 18%
Pésimo control
Véase cuadro II–5.
432 Medicina en odontología
(Apéndice II)
Cuadro II–5. Pruebas de valoración de la hemostasia
Prueba de laboratorio
Valores normales
Elementos que evalúa
Tiempo de sangrado de Ivy
Seis minutos
Cuenta de plaquetas
150,000 a 450,000 plaquetas
Hemostasia primaria
Tiempo de protrombina
14 2 segundos
Vía extrínseca de la coagulación
Tiempo parcial de tromboplastina
TPT paciente 10 segundos del TPT
testigo (4510 segundos)
Vía intrínseca de la coagulación
Interpretación de resultados
Véase cuadro II–6.
PRUEBAS DE VALORACIÓN Y CONTROL
DE PACIENTES BAJO TERAPIA
ANTICOAGULANTE
Hemostasia primaria
razones como:
Prótesis valvular.
Infarto del miocardio.
Fibrilación atrial.
Trombosis coronaria
Flebotrombosis.
Trombosis cerebral.
2. Pacientes con enfermedades hepáticas o alteraciones que deriven en trastornos de la producción de
factores de la coagulación.
Rango internacional normalizado (INR)
Interpretación de resultados
Indicaciones
1. Pacientes que reciben anticoagulantes orales por
Véase cuadro II–7.
Cuadro II–6. Pruebas de valoración de la hemostasia. Interpretación de resultados
Prueba de laboratorio
Resultados
Interpretación
Tiempo de sangrado
> 6 minutos
a. Trombocitopenia
b. Disfunción plaquetaria
Defecto de adhesión: (enfermedad von Willebrand)
Defecto de secreción: (consumo de ácido acetilsalicílico)
Defecto de agregación: (receptores)
c. Trastorno de tipo vascular
Cuenta de plaquetas
< 150,000
Trombocitopenia
Púrpura trombocitopénica idiopática
Leucemias agudas y crónicas
Agentes físicos y químicos
Quimioterapia para cáncer
De origen farmacológico
Anemia aplásica
Lupus eritematoso
Endocarditis bacteriana
Invasión neoplásica a medula ósea
SIDA
Destrucción mecánica (diálisis o prótesis valvular)
Tiempo de protrombina (TP)
>16 segundos
Enfermedad hepática:
Cirrosis
Hepatitis
Carcinoma hepático
Terapia anticoagulante
Anticoagulantes orales
Heparina
Obstrucción biliar
Carencia de vitamina K
Tratamiento prolongado con antibióticos
Tiempo parcial de tromboplastina (TPT)
TPT del paciente ± 10
seg del testigo (45
± 10 seg)
Hemofilia A, B, otras
Enfermedades hepáticas (ver TP)
Terapia anticoagulante (ver TP)
Apéndice II. Pruebas de laboratorio para odontoestomatología 433
Cuadro II–7.Valores de INR y la toma de
decisiones en el tratamiento dental
Resultados de INR
< 2.0
2.0 a 2.5
Procedimientos bucales
Cirugía bucal y periodontal
Exodoncia simple
Raspado y alisado radicular
3.0
Operatoria dental y rehabilitación
¿Anestesia por infiltración?
>3.0
Está contraindicado cualquier
procedimiento
2. Determinación de anticuerpos contra el antígeno de
superficie del virus de la hepatitis B (HBsAg)
3. Determinación de anticuerpos contra el antígeno
core del virus de la hepatitis B (HBcAg–Ac)
4. Determinación de anticuerpos contra el antígeno
precore del virus de la hepatitis B (HBeAg–Ac)
5. Determinación de anticuerpos contra el virus de la
hepatitis C (AcHC)
6. Otros.
Interpretación de resultados
La presencia de anticuerpos contra los virus de la hepatitis
A, B, C, D, etc. es indicativa de que:
El paciente ya sufrió la enfermedad
Ha sido inmunizado previamente (vacuna).
PRUEBAS PARA IDENTIFICACIÓN
DE PACIENTES INFECCIOSOS
HEPATITIS B
SÍNDROME DE INMUNODEFICIENCIA
ADQUIRIDA Y PACIENTES INFECTADOS
POR EL VIRUS DE LA
INMUNODEFICIENCIA HUMANA (VIH)
Indicaciones
Indicaciones
Pacientes con historia de hepatitis de etiología
desconocida.
Pacientes con historia de haber presentado más de
un cuadro de hepatitis.
Pacientes con historia de haber padecido hepatitis B.
Pacientes que presenten un cuadro clínico sugerente de hepatitis (ictericia, fiebre, náuseas, vómito).
PRUEBAS INICIALES Y CONFIRMATORIAS
PARA IDENTIFICAR PACIENTES
INFECCIOSOS
Prueba inicial: Determinación de antígeno de superficie para el virus de la hepatitis B (HBsAg)
Prueba confirmatoria: Determinación de antígeno c (core) del virus de la hepatitis B (HBcAg),
determinación de antígeno e (precore), del virus
de la hepatitis B (HBeAg) o ambos.
Pacientes con riesgo de adquirir la infección.
Heterosexuales u homosexuales con prácticas sexuales promiscuas o de riesgo (sin protección).
Adictos que emplean drogas por vía parenteral.
Pacientes hemofílicos y los que hubieran recibido
múltiples transfusiones.
Cuadro II–8. Interpretación de resultados de
pruebas iniciales y confirmatorias para
identificar pacientes infecciosos (hepatitis B)
Prueba
HBsAg
Resultados
Negativo Paciente no infeccioso. Tratar
como sano
Positivo
Interpretación de resultados
Véase cuadro II–8.
PRUEBAS PARA IDENTIFICACIÓN
DE VIRUS CAUSAL DE HEPATITIS
1. Determinación de anticuerpos contra el virus de la
hepatitis A (HAAc)
HBcAg,
HBeAg o
ambos
Paciente probablemente infeccioso. Solicitar una determinación de HBcAg para confirmar
o descartar esta posibilidad
Negativo Paciente no infeccioso. Tratar
como sano
Positivo
Paciente infeccioso
Extremar medidas de control
infeccioso
Resolver exclusivamente problemas emergentes
Fomentar medidas preventivas
434 Medicina en odontología
(Apéndice II)
Cuadro II–9. Pruebas iniciales y confirmatorias para VIH. Interpretación de resultados
Prueba
inicial
ELISA para VIH
Western blot
Interpretación de resultados
Negativa
Paciente sano
Positiva
Paciente probablemente infeccioso. Repetir el examen
Dos
positivas
Paciente Infectado. Considerar la solicitud de una prueba confirmatoria*
Negativa
Paciente sano
Positiva
Paciente infectado
Extremar las medidas de control infeccioso
Resolver las infecciones bucales de manera oportuna
Fomentar las actividades preventivas
* Dos resultados positivos de pruebas iniciales son suficientes para el diagnóstico. Ante la duda puede solicitarse el examen confirmatorio.
Recién nacidos hijos de madres VIH positivas.
Compañeros sexuales de pacientes VIH positios o
con SIDA que no hubieran empleado métodos de
protección.
Pacientes con cuadro clínico sugerente de SIDA.
PRUEBAS QUE SE REQUIEREN
PARA EL MANEJO DEL
PACIENTE CON SIDA
EN EL CONSULTORIO DENTAL
PRUEBAS INICIALES Y CONFIRMATORIAS
PARA EL VIH Y RESULTADOS
Véase cuadro II–9.
Biometría hemática
Cuenta de plaquetas
Cuenta de linfocitos T CD4+
Cuadro II–10. Pruebas de laboratorio indicadas para el diagnóstico de tuberculosis pulmonar
Prueba solicitada
Resultados
Pacientes sospechosos con sintomatología de tuberculosis pulmonar
Baciloscopia seriada con tinción para
bacilos ácido–resistentes
Negativo
a. Paciente sano
b. Paciente curado
Positivo
Paciente con tuberculosis activa
Extremar medidas de control infeccioso
Tratar sólo urgencias
Dar tratamiento farmacológico exclusivamente
Pacientes sospechosos asintomáticos o
familiares y personas que convivan
con pacientes con tuberculosis activa
Prueba de sensibilidad a la tuberculina
(PPD)
Se considera positiva (tuberculosis):
De 5 a 10 mm de induración en pacientes VIH positivos, contactos caseros
o personas que muestren lesiones cavitarias en las radiografías de tórax
De 10 a 15 mm en personas menores de 35 años o mayores que vivan en
áreas de alta prevalencia de tuberculosis
15 mm o más en pacientes mayores de 35 años o en aquellos que no son considerados como de riesgo para tuberculosis
El desarrollo de induración menor a las cifras ya mencionadas no implica necesariamente tuberculosis, sino que la persona ya ha estado previamente en contacto con el microorganismo
Resultado negativo:
El paciente no ha estado en contacto con el M. tuberculosis
Puede indicar tuberculosis masiva
Se observa en pacientes con sarampión, sarcoidosis, linfoma de Hodgkin,
inmunodepresión o terapia previa con isoniacida
En pacientes mayores de 65 años, con sintomatología de tuberculosis pulmonar obliga a repetir la prueba dos semanas después
Sospecha de tuberculosis oral
Biopsia teñida para bacilos ácido–resistentes
Positiva: tuberculosis
Apéndice II. Pruebas de laboratorio para odontoestomatología 435
Cuadro II–11. Pruebas iniciales y confirmatorias para diagnóstico de sífilis
Pruebas iniciales
Resultados
Pruebas serológicas para sífilis
VDRL
Wasserman
Positividad
Solicitar pruebas confirmatorias
Falsos negativos
Pacientes con lupus eritematoso, artritis reumatoide, sarcoidosis, vacuna reciente contra tétanos y otras infecciones
por treponemas
Pruebas confirmatorias
Prueba de absorción de anticuerpos fluorescentes para
treponema pálido (FTA–Abs)
Inmovilización de treponema (TPI)
Microhemaglutinación para treponema pálido (MHA–TP)
Positivo
Sífilis
Interpretación de resultados
SÍFILIS
Para biometría hemática y cuenta de plaquetas, véase los
cuadros II–1, II–2, II–5 y II–6.
Las cuentas de linfocitos CD4+ menores a 200/mL se
observan en pacientes con SIDA y son indicativas de alto
riesgo infeccioso.
Se refiere al lector al cuadro 5–4 de que muestra las
enfermedades relacionadas con inmunodepresión por disminución de linfocitos CD4+.
Indicaciones
Pacientes con manifestaciones clínicas que hagan sospechar de sífilis.
Pruebas iniciales
VDRL
Wasserman
Pruebas confirmatorias
TUBERCULOSIS
Indicaciones
Pacientes que han perdido peso sin causa aparente.
Pacientes con manifestaciones clínicas de tuberculosis pulmonar: tos, fiebre, sudoración nocturna, pérdida de peso.
Contactos caseros o personas en estrecho contacto
con enfermos de tuberculosis pulmonar.
Pacientes VIH positivos.
Prueba de absorción de anticuerpos fluorescentes
para treponema pálido (FAT–Abs).
Prueba de inmovilización de treponema (TPI).
Microhemaglutinación para treponema (MHA–TP).
Interpretación de resultados
Véase cuadros II–11 y II–12.
FIEBRE REUMÁTICA
Pruebas a solicitar ante
sospecha de tuberculosis
e interpretación de resultados
Indicaciones
Pacientes con manifestaciones clínicas que hagan
sospechar de fiebre reumática, como poliartritis
Véase cuadro II–10.
Cuadro II–12. Sífilis. Interpretación de resultados
VDRL
FTA–Abs
TPI
MHA–TP
Infección
reciente
Sífilis
primaria
Sifilis
secundaria
Sífilis
latente
Paciente
tratado
–
–
–
–
+
+ 85%
+
+
+
+
+
+
–
+
+
+
–
–
–
–
436 Medicina en odontología
(Apéndice II)
Cuadro II–13. Pruebas para diagnóstico
de fiebre reumática
Indicaciones especiales al paciente
Para llevar a cabo el examen general de orina, el paciente
debe presentar la orina eliminada a primera hora de la mañana. Cuando se quieran realizar análisis químicos especiales el paciente debe presentar la orina generada en 24 horas.
Antiestreptolisinas “O” > 200 unidades Todd
migratoria, nódulos subcutáneos, eritema marginado, corea de Sidenham, carditis reumática, artralgia, fiebre, infección estreptocócica previa.
Pacientes con amigdalitis de repetición.
Antiestreptolisinas O
Interpretación de resultados.
Urea y creatinina
Véase cuadro II–14.
Examen general de orina
Véase cuadro II–15.
La interpretación de los resultados del resto de pruebas
solicitadas para valoración del enfermo renal puede verse en
los cuadros II–1, II–2, II–5, II–6, II–7, II–16 y II–17.
Interpretación de resultados. Véase cuadro II–13.
EXÁMENES PARA VALORACIÓN
DE PACIENTES CON
ENFERMEDADES RENALES
PRUEBAS PARA VALORACIÓN
DE ENFERMEDADES HEPÁTICAS
Indicaciones
INDICACIONES
Pacientes con enfermedades renales agudas o crónicas no diagnosticadas.
Pacientes con insuficiencia renal aguda o crónica.
Pacientes con manifestaciones clínicas de enfermedad renal, como edema matutino, hipertensión,
oliguria o poliuria.
Pacientes sometidos a diálisis renal.
Pacientes con trasplante renal.
Pacientes con manifestaciones clínicas sugerentes
de hepatitis (ictericia, náuseas, vómito, fiebre,
pérdida de peso).
Pacientes con cirrosis hepática de cualquier índole.
Pacientes con alcoholismo crónico.
Pacientes con manifestaciones clínicas de obstrucción hepática.
Pacientes con neoplasias malignas hepáticas.
Pruebas a solicitar
Urea y creatinina.
Examen general de orina.
Tiempo de protrombina (pacientes hemodialisados).
Biometría hemática.
Proteínas totales. Rango albúmina/globulinas.
Calcio y fósforo.
PRUEBAS DE LABORATORIO QUE DEBEN
SER SOLICITADAS PARA VALORAR
ENFERMOS CON TRASTORNOS
HEPÁTICOS
Transaminasa glutámico oxaloacética (ALT).
Cuadro II–14. Urea y creatinina en sangre
Valores normales
Urea
Creatinina
5 a 25 mg/dL
0.5 a 1.2 mg/dL
Urea y creatinina = Insuficiencia renal crónica.
Interpretación
Insuficiencia renal
Ingestión de proteínas
Hemorragias del tubo digestivo
Por extracciones y procesos quirúrgicos bucales y del tubo digestivo
Estados hipercatabólicos
Daño renal crónico
Apéndice II. Pruebas de laboratorio para odontoestomatología 437
Cuadro II.15. Examen general de orina
Elementos
Valores normales
Interpretación de resultados
Volumen
Depende del grado de
hidratación e ingestión
de agua
3 a 4 L/día: Insuficiencia renal crónica
> 5 L/día: Diabetes insípida
Densidad:
Relación entre la cantidad de
agua y elementos en suspensión
1.004 a 1.030
Densidad, en relación con el volumen de orina generado
por día
Color
Amarillo
Rojizo: hemoglobina. Afecciones glomerulares, neoplasias, traumatismos, infecciones, cálculos, coagulopatías.
Amarillo pardo a oscuro: bilirrubina (hepatitis)
Aspecto
Claro
Turbio: Presencia de pus, uratos y fosfatos
Proteinuria
150 mg/24 horas
Trastornos renales patológicos
Ejercicio, deshidratación, fiebre
Falsos positivos con penicilina y sulfamidas
Microalbuminuria
30 a 300 mg/día
Diabetes e hipertensión
Incrementos de 85%: síndrome nefrótico
Ejercicio, insuficiencia cardiaca
> 3 eritrocitos por campo: daño renal
Sedimentos (orina recién emitida).
Elementos formes
< 2 por campo
< 3 por campo
Procesos inflamatorios e infecciosos (indicado solicitar cultivo)
Cilindros
(moldes de proteína de Tamm–
Horsfall que adquieren la forma
de los túbulos)
Raros
Cilindros hemáticos: síndrome nefrótico
Cilindros granulares (conteniendo PMN): Inflamación aguda o crónica intersticial. Lesión tubular
Cilindros con lípidos: síndrome nefrótico
Células epiteliales
Raras
Su estudio es útil en el diagnóstico de neoplasias y de
infecciones virales
Microorganismos de origen diverso
< 10,000 colonias/mL
Infecciones. Está indicado el cultivo
Eritrocitos
Leucocitos
Transaminasa glutamopirúvica (AST).
Deshidrogenasa láctica (LDH).
Bilirrubinas totales.
Fosfatasa alcalina.
Colesterol.
Proteínas totales: Radio albúmina/globulinas.
Biometría hemática.
Tiempo de protrombina.
AgsHB (en pacientes sospechosos de hepatitis B).
INTERPRETACIÓN DE RESULTADOS
En los cuadros II–16 y II–17 pueden verse los valores normales y la interpretación de los resultados de diversos elementos de la química sanguínea: ALT, AST, LDH, bilirrubinas totales, fosfatasa alcalina, colesterol y proteínas totales,
así como el radio albúmina/globulinas. Véase cuadros
II–1, II–2, II–5, II–6, II–7 y II–8 para la interpretación de
biometría hemática, TP y AgsHB.
Cuadro II–16. Pruebas para identificación de trastornos del metabolismo óseo
Valores normales
Raquitismo
Ca
P
Fosfatasa alcalina
8.8 a 10 mg/dL
2 a 5 mg/dL
1 a 4 u/dL (Bodansky)
20 a 40 veces
Normal
Menor
Osteomalacia
Hiperparatiroidismo
Enfermedad de Paget
Metastasis ósea
Poco cambio
2 a 50 veces
Normal
Normal
Normal o
Enfermedad hepática obstructiva
Absceso hepático
Amiloidosis y sarcoidosis
Leucemia
438 Medicina en odontología
(Apéndice II)
Cuadro II–17. Otros elementos de la química sanguínea
Sustancia o elemento
Valores normales
Interpretación de resultados
Colesterol
120 a 200 mg/dL (1 a 29
años)
140 a 200 mg/dL (30 a 39
años)
150 a 200 mg/dL (40 a 49
años)
160 a 200 mg/dL (> 50 años)
Dieta rica en grasa animal, huevos y otros productos similares
Hipotiroidismo
Diabéticos obesos
Síndrome nefrótico
Riesgo de aterosclerosis y de problemas coronarios
Triglicéridos
10 a 140 mg/dL (1 a 29 años)
10 a 150 mg/dL (30 a 39
años)
10 a 160 mg/dL (40 a 49
años)
10 a 190 mg/dL (> 50 años)
Dieta rica en grasas
>175 mg/dL: riesgo coronario, hiperlipidemia primaria o
secundaria
Hipotiroidismo
Obstrucción hepática
Desórdenes pancreáticos
Síndrome nefrótico
Diabetes mal controlada
Proteínas totales
6.0 a 8.2 g/dL (mayores de
seis meses de edad)
Estado de choque y deshidratación.
Mieloma múltiple, amiloidosis, enfermedades de la colágena
Síndrome nefrótico
Hemorragia
Albúmina
3.5 a 5.5 g/dL
Deshidratación aguda y choque
Hemorragia
Nefritis aguda
Desnutrición
Gastroenteropatías con pérdida de proteínas
Fiebre
Infección
Cáncer
Trauma
Cirrosis hepática
Colitis ulcerosa
Embarazo y lactancia
Hipertiroidismo
Globulinas
2.3 a 3.5 g/dL
Enfermedades de la colágena
Mieloma múltiple
Amiloidosis
Síndrome nefrótico
Rango albúmina/globulinas
Se invierten:
Colitis ulcerativa
Cirrosis portal
Obstrucción intestinal
Quemaduras
Peritonitis
Glomerulonefritis crónica
Mieloma múltiple
Sarcoidosis
Carcinoma metastásico
Síndrome nefrótico
Hepatitis viral
Diabetes
Cetosis
Tirotoxicosis
Anemia
Infecciones severas
Caquexia
Falla congestiva
Bilirrubinas totales
0.0 a 1.5 mg/dL
Bilirrubina directa
0.1 a 0.5 mg/dL
Obstrucción biliar
Neoplasias hepáticas
Infección de vías biliares
Apéndice II. Pruebas de laboratorio para odontoestomatología 439
Cuadro II–17. Otros elementos de la química sanguínea (continuación)
Sustancia o elemento
Valores normales
Interpretación de resultados
Bilirrubina indirecta
0.1 a 0.5 mg/dL
Anemias hemolíticas
Eritroblastosis fetal
Hepatitis
Cirrosis hepática
Ácido úrico
Hombres: 4.0 a 8.5 mg/dL
Mujeres: 2.8 a 7.5 mg/dL
Gota
Leucemia
Policitemia
Linfomas
Incremento en la ingestión de proteínas
Deshidrogenasa
láctica (LDH)
80 a 250 mU/dL
Infarto del miocardio
Necrosis hepática y muscular
Infarto pulmonar
Leucemias
Anemia perniciosa
Pancreatitis aguda
Convulsiones
Destrucción tisular
Daño renal
Transaminasa
oxaloacética (ALT)
8 a 50 mU/mL
Infarto del miocardio (100 a 2,000)
Daño renal y hepático
Hepatitis aguda y crónica
activa (1,000 a 2,000 mU)
Distrofia muscular
Lesión por aplastamiento
Metástasis hepática
Cirrosis
Mononucleosis infecciosa
Embolia pulmonar
Transaminasa
glutamopirúvica (AST)
5 a 35 mU/mL
Infarto del miocardio (4 a 50 mU/mL)
Necrosis renal
Necrosis hepática
Hepatitis aguda
Hepatitis crónica
Metástasis hepática
Lesiones por aplastamiento
Enfermedad hepatobiliar
Cirrosis
Mononucleosis infecciosa
Creatinacinasa (CK)
Hombres: 37 a 202 U/L
Mujeres: 25 a 127 U/L
Infarto del miocardio
Miopatías inflamatorias
Distrofia muscular
Traumatismos
Ejercicio excesivo
Crisis convulsiva
Hipertermia
Infarto cerebral
Traumatismo craneoencefálico
Hemorragia cerebral
Sepsis
Choque
Infarto pulmonar o intestinal
Neumonía
Enzimas
440 Medicina en odontología
PRUEBAS PARA VALORACIÓN
DEL METABOLISMO ÓSEO
INDICACIONES
Pacientes con múltiples lesiones radiolúcidas de los maxilares
es sospechoso de hiperparatiroidismo, enfermedad de Paget,
displasia fibrosa, sarcoma osteogénico, metástasis, osteoporosis, mieloma múltiple u osteomalacia.
PRUEBAS SOLICITADAS
Proteínas totales: radio albúmina/globulina.
Fosfatasa alcalina.
Calcio y fósforo.
Ácido úrico.
INTERPRETACIÓN DE RESULTADOS
Véase cuadros II–16 y II–17.
(Apéndice II)
Glucosa.
Hemoglobina glucosilada.
Calcio.
Fósforo.
Bilirrubinas totales.
Proteínas totales.
Albúmina.
Globulinas.
Ácido úrico.
Urea.
Creatinina.
Deshidrogenasa láctica.
Transaminasa oxaloacética.
Transaminasa glutamicopirúvica.
Fosfocinasa de creatina.
Fosfatasa alcalina.
Amilasa.
Lipasa.
Cloro.
Sodio.
Fosfatasa ácida.
Potasio.
Bióxido de carbono.
Colesterol.
Triglicéridos.
Fármacos y sustancias tóxicas.
Otras sustancias.
El cirujano dentista debe seleccionar sólo aquellas pruebas
que le sean de utilidad para el diagnóstico.
En el cuadro II–17 se muestran otras pruebas de laboratorio que corresponden a la química sanguínea que no
aparecen en los cuadros previos.
OTRAS PRUEBAS DE
LA QUÍMICA SANGUÍNEA
INTERPRETACIÓN DE RESULTADOS
La química sanguínea consiste en una serie de pruebas que
incluyen la identificación de:
Véase cuadro II–17.
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Barcelona, Masson, 1997:3045–3050.
442 Medicina en odontología
(Apéndice II)
Apéndice III
Toma de decisiones
en medicina
estomatológica
José Luis Castellanos Suárez, Laura María Díaz Guzmán, Óscar Gay Zárate
Los esquemas de algoritmos que se presentan en las siguientes páginas, pueden ser un instrumento útil en el proceso de transición que existe entre la conceptualización del
conocimiento y su aplicación directa, en el complicado
proceso de toma de decisiones al atender pacientes dentales los cuales presentan además de enfermedades sistémicas acompañantes, antecedentes personales patológicos.
ANTECEDENTES PERSONALES
PATOLÓGICOS DE SIGNIFICANCIA
ODONTOLÓGICA
Los antecedentes personales patológicos que cobran importancia en el tratamiento dental son aquellos que pueden
modificarse o agravar por alteraciones emotivas de los pacientes como reacción al ambiente de trabajo y los simbolismos sociales y psicológicos que la boca representa en los
humanos; la cavidad oral es una zona psicológicamente endeble a los potenciales y reales riesgos de agresión.
Los pacientes con algún tipo particular de antecedentes patologícos, pueden reaccionar también desfavorablemente a demandas físicas causadas por posturas estáticas
en el sillón dental, a manipulaciones múltiples o prolongadas, o a la duración y horario de la cita.
El otro aspecto capital a considerar en los pacientes
con antecedentes patologícos es el uso de materiales dentales y las prescripciones farmacológicas que por aspectos
como alergias, interacciones, reacciones adversas y sobredosificaciones pueden causar estados mórbidos o desestabilizaciones en el manejo de una enfermedad o grupo de
padecimientos sistémicos; por ejemplo los endocrinos y
los cardiovasculares.
Los antecedentes patológicos significativos también
lo serán aquellos que puedan traducirse en un riesgo durante las manipulaciones bucales o alterar el pronóstico final,
como los antecedentes asociados a diátesis hemorrágicas
y a estados complicantes reparativos.
Pacientes bajo regímenes anticoagulantes, que ingieren citorreguladores y con enfermedades endocrinas y me-
HISTORIA DE ANTECEDENTES
PERSONALES PATOLÓGICOS
Cuando el odontólogo se enfrenta a antecedentes personales
patológicos debe discernir primariamente si son de trascendencia en el tratamiento o no, ya que en caso negativo podrá
ir directamente al examen odontológico, planificar el tratamiento y ejecutarlo. Por el contrario cuando existen antecedentes personales patológicos con significancia odontológia, debe satisfacer varios requisitos que consumirán tiempo
y esfuerzo, como son interconsultas, realización de exámenes complementarios y estado de una enfermedad en un paciente particular, para integrales en el proceso de toma de
decisiones y plasmarles en los pasos subsecuentes de manejo odontológico como sucedería en los exámenes clínico,
y radiológico, la planificación del tratamiento (que puede
sufrir cambios sustanciales al manejo usual), la ejecución
misma del plan de tratamiento y la definición del programa
de mantenimiento, en tiempo y contenidos (figura III–1).
443
444 Medicina en odontología
(Apéndice III)
Paciente con antecedentes personales patológicos
¿Antecedente patológico
con significancia odontológica?
Sí
No
Exámenes
Diagnóstico, plan de tratamiento
y tratamientos dentales
Caracterizar el
antecedente patológico
¿Necesidad de
interconsultas o
exámenes
complementarios?
Sí
No
Procurar estabilidad máxima del
antecedente personal
Figura III–1.
tabólicas, llevan implícita una desventaja en actividades
quirúrgicas maxilofaciales, periodontales e implantológicas, por lo que el estudio de las enfermedades involucradas y la definición de la magnitud de su influencia en el
manejo dental son indispensables y de incalculable utilidad en el proceso de toma de decisiones para la atención
de pacientes.
Un tercer grupo de antecedentes patológicos son aquellos asociados a procesos o antecedentes infecciosos, ya que
el profesional, su personal auxiliar y pacientes pueden sufrir
contagio y convertirse en vectores transmisores.
Su identificación y definición del riesgo infecciosos
real, permitirán al odontólogo tomar decisiones eficientes
en caso que el antecedentes patológicos infeccioso lo requiriera (figura III–2).
CARACTERIZACIÓN DE UN
ANTECEDENTE PERSONAL
PATOLÓGICO
Como ya se indicó en el Apéndice I al abordar lo referente
a la caracterización de enfermedades sistémicas, es necesario reconocer que en la toma de decisiones para manejo
dental, es más importante la condición específica, particular e individual del enfermo que la enfermedad misma.
El conocer enfermedades como diabetes, anemia, insuficiencia renal, tuberculosis, o estados fisiológicos como
embarazo, ofrecen una visión global, los grandes paráme-
Apéndice III. Toma de decisiones en medicina estomatológica 445
Antecedentes personales patológicos de significancia odontológica cuando...
A
Existe riesgo de desestabilizar
la condición médica o el resultado
quirúrgico
B
Existe riesgo de contagio
para el odontólogo, el personal
auxiliar o los pacientes
C
Están alteradas la respuesta
reparativa, la capacidad inmunitaria
o las funciones hemostáticas
D
Se observan alteraciones en la
conducta: psicológicas, psiquiátricas o por adicciones
Caracterizar antecedentes personales patológicos
Figura III–2.
tros en el conocimiento para la prevención, diagnóstico y
manejo médico, lo que a su vez permitirá definir las reglas
generales en el manejo odontológico; sin embargo, tanto
por razones médicas y odontológicas, atender al diabético,
al paciente con insuficiencia renal o a una embarazada, significa una realidad distinta, donde se individualizan aspectos como gravedad, estabilidad, respuesta al tratamiento,
factores condicionantes culturales, económicos y sociales;
en los cuales además influyen elementos como edad, sexo
y aspectos afectivos y psicológicos de los pacientes.
El logro mayor de la caracterización de un antecedente
patológico en una persona en particular, conceptuada como
irrepetible y única, es la individualización (figura III–3).
aspectos socioculturales, psicológicos y económicos, ya que
otros como motivación, expectativas, nivel cultural y profesional, capacidad económica son importantes para que una
propuesta de tratamiento se realice y se mantengan los resultados a largo plazo. El plan de tratamiento es una etapa integradora de varias acciones clínica como:
Historial clínico.
Examen físico.
Exámenes complementarios.
Interconsultas dentales y médicas.
Examen o consideraciones psicológicas, sociales
y económicas.
Una planificación de tratamiento adecuada debe respaldarse en un marco conceptual, en el que existan prioridades y
una jerarquización de acciones, de tal manera que:
PLAN DE TRATAMIENTO
ODONTOLÓGICO
El plan de tratamiento debe reflejar una serie estratégica de
acciones influidas por un listado lo más amplio y exacto
posible de diagnóstico médicos y odontológicos ubicados
individualmente en cada paciente. Para aumentar eficiencia
en su aplicación, el plan de tratamiento debe considerar
La conveniencia de la prevención prevalezca sobre
las acciones curativas o del nivel rehabilitador.
La toma de decisiones sobre los aspectos sistémicos preceda a lo local.
Lo local quede supeditado a lo sistémico.
El control etiológico sea más importante que la
atención de secuelas.
La planificación a largo plazo para la supervisión
y mantenimiento de los resultados preventivos,
educativos y curativos, impere sobre las decisiones a corto plazo o contactos únicos.
446 Medicina en odontología
(Apéndice III)
Caracterización de una enfermedad
Nombre
Diagnóstico exacto
Inicio
Epoca de aparición o reaparición
Características del padecimiento
Agudo, crónico o recidivante, primario o secundario
Evolución
Cambios desde su inicio hasta el estado actual
Asociación sintomatológica
Respuesta a la terapéutica
Médica, quirúrgica o fisioterapia
Documentación farmacológica
Nombre, acción, dosis, vía de administración, interacciones
Figura III–3.
La rehabilitación de un paciente incluye el restituirlo y mantenerlo en un ventajoso balance biológico y psicológico, no soló la devolución de las
funciones orales.
En los aspectos netamente locales, las lesiones sospechosas y las situaciones urgentes (infección, dolor,
hemorragia) reciban prioridad en su diagnóstico y
manejo, sobre el resto de condiciones locales
(figura III–4).
ADECUACIONES AL PLAN
DE TRATAMIENTO
El reconocimiento de un antecedente personal patológico de
significancia odontológia y la adquisición profunda de conocimiento sobre la alteración sistémica, permitirá ponderar
la posible respuesta al tratamiento dental requerido por el
paciente. Debe partirse de un plan de tratamiento idealizado
y descartar o adecuar acciones que por su agresión física,
química o emocional puedan afectar al paciente. De ahí se
derivarán definiciones en la selección de materiales dentales
y fármacos, en la duración de las sesiones de trabajo, en el
espaciamiento entre citas y sobre la necesidad de manejo
interdisciplinario con apoyo directo en el propio consultorio
dental o con vigilancia cercana, a veces sólo temporal, mientras termina alguna fase del tratamiento dental.
Respecto a la extensión de las acciones dentales en
cada fase, se puede comentar de manera genérica, que la
atención completa en las fases primarias como son solución de lesiones sospechosas, urgencias, el control etiológico de enfermedades orales y el control del tratamiento
periódico de sostén (mantenimiento), representan el esfuerzo mínimo y obligatorio que debe ejecutarse al llevar
a cabo la atención de pacientes con antecedentes patológicos. Es la fase de rehabilitación en la que más pueden observarse variantes, algunos procedimientos pueden ser postergados u omitidos, como puede ser los actos quirúrgicos. En
los casos de padecimientos periodontales, endodónticos y
Apéndice III. Toma de decisiones en medicina estomatológica 447
Plan de tratamiento en odontología.
Estrategia y tácticas
Sí
No
¿Paciente
con
antecedentes
personales
patológicos
Fase sistémica
Confrontar antecedentes personales
patológicos con acciones dentales
posibles de realizar de manera ideal
Establecer medidas de manejo
para control y supervisión del
antecedente patológico.
Delimitar la extensión del plan
de tratamiento odontológico
subordinada al antecedente
patológico
Implementar fase dental
Sí
Determinada por la conjugación
de variables sistémicas, dentales,
sociales, culturales y económicas:
conceptualizadas de manera
individualizada
No
¿Paciente
con urgencias
dentales o
lesiones
sospechosas?
Atención prioritaria
Atención dental
Primaria
Control etiológico
Rehabilitación
Periodontal, ortodóntica, protésica
Mantenimiento médico–dental
Figura III–4.
algunas entidades asociadas a los maxilares, la supervisión
periódica puede intentar sustituir a los abordajes quirúrgicos. La rehabilitación protésica puede sufrir cambios en
extensión o selección de materiales dentales, las expectati-
vas de vida de los pacientes gravemente enfermos pueden
influir mucho en la toma de decisiones sobre la fase rehabilitadora ortodóncica, periodontal y protésica, eliminándolas
o limitándolas en un plan de trabajo.
448 Medicina en odontología
(Apéndice III)
Adecuaciones al plan de tratamiento. Antecedentes personales patológicos significativos
A
Caracterización de la enfermedad
B
Interconsultas y exámenes
complementarios
C
Exámenes clínicos y radiográficos odontológicos. Diagnósticos
orodentales
D
Definición de la clasificación
médica. Confrontar analíticamente
con punto anterior
E
Definición de la factibilidad de
implantar CADA etapa del plan de
tratamiento odontológico
Plan final de manejo
médico–odontológico
Figura III–5.
En cambio, en los pacientes con padecimientos crónicos controlados de manera adecuados existe la invitación
a hacer adecuaciones en los momentos (oportunidad de acción) y en el tiempo (duración de las sesiones), para que un
plan de tratamiento odontológico ambicioso se realice.
El primer error que debe evitarse al manejar pacientes
con antecedentes patológicos, es intuirles como una contrariedad. Un paciente con antecedentes patológicos en la
consulta dental debe ser aceptado sin prejuicios. Lo menos
ético y moral es rechazarlos por indolencia, temor o ignorancia.
“Clasificación médica”. La Academia Americana de
Anestesiología, clasifica a los pacientes en cuatro grupos
principales, que con las adecuaciones adecuadas para el manejo dental podrían ser definidos de la siguiente manera:
Tipo I. Pacientes sanos o con antecedentes patológicos que no signifique ningún riesgo de manejo
odontológico.
Tipo II. Pacientes con antecedentes patológicoscontrolados o en quienes se pueden evitar los riesgos (p. ej., alergias).
Tipo III. Pacientes mal controlados o con enfermedades de comportamiento lábil. Requerirán de
interconsulta o vigilancia.
Tipo IV. Pacientes que por la gravedad del padecimiento general, la alta inestabilidad de la enfermedad, grave incapacidad motora, el nivel de riesgo
al personal médico y paciente, deban ser atendidos
con soporte médico extenso, en instalaciones o
ambientes especiales.
Es el caso de enfermos graves con múltiples complicaciones
respiratorias, cardiovasculares, circulatorias, etc. Los enfermos comatosos, en fase terminal o con expectativa de vida
muy corta, también se incluyen en esta IV categoría. La lista
es engrosada por pacientes que por pérdida de capacidad
vital o motora no pueden desplazarse a los sitios de atención
y requieren de visitas domiciliarias. Existe un subgrupo de
Apéndice III. Toma de decisiones en medicina estomatológica 449
Antecedentes personales patológicos múltiples
A
Caracterizar CADA enfermedad.
Por separado
B
Identificar características comunes
y particulares entre los
distintos antecedentes personales
C
Interconsultas y exámenes
complementarios por CADA
padecimiento
D
Exámenes clínicos y radiográficos
odontológicos.
Diagnósticos dento–bucales
E
Clasificación médica global.
Confrontar de manera analítica
con punto D
F
Definir factibilidad de implantar
CADA etapa del plan de
tratamiento odontológico
Plan final de manejo
médico–odontológico
Figura III–6.
pacientes que requiere de manejo interdisciplinario en instalaciones especiales, como pueden ser aquellos con antecedentes de alteraciones cardiopulmonares graves, con problemas de coagulación o pacientes infecciosos que será
mejor atenderlos en un ambiente de hospital, donde usualmente se dispone del soporte médico y tecnológico para prevenir y tratar eventuales urgencias o complicaciones.
De manera genérica, el odontólogo debe aceptar el
manejo de los pacientes tipo I, II y III. Aquellos identificados como tipo IV es preferible que sean atendidos por odontólogos con capacitación especial como pueden ser los especialistas en medicina bucal, en odontología hospitalaria,
con capacitación en ambientes hospitalarios como cirujanos maxilofaciales o por aquel odontólogo o especialista
dental que acepte este tipo de responsabilidad aunada al
conocimiento y apoyo interdisciplinario (figura III–5).
EL PACIENTE CON MÚLTIPLES
ANTECEDENTES PATOLÓGICOS
Un paciente con múltiples antecedentes patológicos (APP)
pudiera en apariencia representar una situación más complicada de manejar. Si bien es cierto que una enfermedad puede
450 Medicina en odontología
(Apéndice III)
Exámenes complementarios
Antecedente personal con
significancia odontológica
Sospecha de existencia de enfermedad
sistémica por interrogatorio o
examen bucal
Se recaba información previa reciente
o se ordenan nuevos exámenes
Son ordenados exámenes específicos
o se refiere al paciente al médico
Verificación del control de la
enfermedad o valoración de efectos
secundarios del tratamiento
Son ordenados exámenes específicos
y se refiere al paciente al médico en
caso de irregularidades
Figura III–7.
agravar a otra u observarse efectos mutuos, también es verdad que puede tratarse de padecimientos independientes o
que aunque se observe sinergia entre ellos, estén adecuadamente controlados, simplificando el panorama para poder
ejercer un manejo dental seguro, protector y promotor de la
salud general. La mecánica sugerida para abordar estas situaciones es:
Caracterizar cada enfermedad de manera separada.
Identificar para cada APP las características que
puedan modificar el manejo dental incluidos la patogenia, los efectos orgánicos que causen, la terapia farmacológica y otros elementos de manejo
médico. Seguidamente se identifican aquellos aspectos que pudieran resultar comunes, complementando este análisis el reconocimiento de características atribuibles de manera particular a
cada enfermedad.
Establecer una o varias interconsultas si es que interviene más de un especialista médico en el control de los distintos APP.
Establecer por cada APP los exámenes complementarios necesarios para evaluar la condición
sistémica o aspectos asociados a su manejo.
Con esta información y los contactos médicos indicados,
será posible definir la extensión de la fase rehabilitadora
bucal, o se establecerá la estrategia para la definición de
tiempos de manejo.
Quedando nuevamente aclarado que la fase primaria
de educación y prevención, atención de urgencias, manejo
de lesiones sospechosas, control etiológico de las enfermedades bucodentales (particularmente caries y enfermedad
periodontal) y un programa de control periódico, siempre
deberá ser considerado como el mínimo de aporte en lo que
a atención odontológica se refiere (figura III–6).
Se sugiere consultar la Clasificación médica de los
pacientes en la sección anterior para calificarlos según el
riesgo de atención en tipo I, II, III o IV.
EXÁMENES COMPLEMENTARIOS
El odontólogo puede requerir de exámenes complementarios cuando desee confirmar aspectos asociados al adecuado control de la enfermedad. Una segunda razón es cuando
se sospecha que la terapia, particularmente la farmacológica, pudiera estar provocando reacciones secundarias adversas que pudieran afectar al manejo dental, como pudieran ser cambios en la biometría hemática o el tiempo de
protrombina, por citar ejemplos. Los exámenes previos
son muy útiles, por lo que en caso de estar a disposición,
debe emplearse esta información provista por el paciente
o por el médico al momento de la interconsulta.
Otra razón para indicar exámenes complementarios
se gesta ante la sospecha de la presencia de alguna enfermedad no diagnosticada o con signos tempranos, que el inte-
Apéndice III. Toma de decisiones en medicina estomatológica 451
Lesiones bucales asociadas a antecedentes personales patológicos
Caracterización clínica
Evolución
Forma, tamaño, color y consistencia
Extensión: órganos involucrados
Caracterizar comportamiento
Primera vez o recurrencia
aguda o crónica,
única o múltiple
Sí
No
Existe
antecedente
personal
¿Existe la necesidad
de confirmación de la
impresión clínica?
Determinar posible relación
causa–efecto
Sí
No
Biopsia
Sí
No
Posible
asociación
causal
Valorar la respuesta al
tratamiento médico
Remisión, interconsulta o
exámenes complementarios
Realizar y confrontar con
impresión clínica para confirmación
Proveer tratamiento de
apoyo (sintomatológico)
o curativo
Proveer tratamiento de
apoyo (sintomático)
o curativo
Procurar estabilidad del APP
interconsulta o
exámenes complementarios
Vigilancia periódica
Figura III–8.
rrogatorio o el examen bucal sugieran. Alternativamente
pueden conocerse los resultados vía indirecta, a través de
la remisión médica que se haga del paciente. La indicación
de cualquier examen complementario debe partir de consolidada sospecha o duda clínica, no de la curiosidad o la
incertidumbre. (figura III–7)
452 Medicina en odontología
(Apéndice III)
Lesiones bucales secundarias
por uso de fármacos
Existe antecedente personal
orgánico, psicológico, adictivo
Caracterización clínica
Evolución
Forma, tamaño, color y consistencia
Extensión: órganos involucrados
Caracterizar comportamiento
Primera vez o recurrencia
aguda o crónica,
única o múltiple
Determinar posible relación
causa–efecto
con fármaco empleado
Sí
No
Asociación
causal
¿Es posible suprimir el
fármaco o modificar
su dosis?
Sí
¿Existe la necesidad
de confirmación de la
impresión clínica? Sí
No
No
Biopsia
Feasible
Realizar y confrontar con
impresión clínica para confirmación
Proveer tratamiento de
apoyo (sintomatológico)
o curativo
Permanente
Proveer tratamiento de
apoyo (sintomático)
o curativo
Vigilancia periódica
Proveer tratamiento de
apoyo (sintomatológico)
o curativo
Valorar cambios clínicos bucales
vigilar estabilidad del APP
Figura III–9.
Apéndice III. Toma de decisiones en medicina estomatológica 453
LESIONES BUCALES
ASOCIADAS AL APP
Las lesiones bucales pueden tener un origen netamente
local y se les denominará como primarias, o secundarias
si son parte de una manifestación florida, directa o indirecta, de un padecimiento sistémico. Las lesiones que se
presentan asociadas a enfermedades generales se les clasifica como (figura III–8):
Heráldicas: Cuando se manifiestan como signos
tempranos del padecimiento general p. ej. Pénfigo vulgar,
diabetes mellitus, anemias y otros padecimientos celulares
hematológicos, trastornos en la coagulación, herpes simple primario, lesiones óseas (displasia fibrosa), síndrome
de Sjögren, etcétera.
Asociadas: Cuando se hacen presentes simultáneamente como parte de cuadro clínico total.
Remanentes: Cuando persisten como secuelas, después de que el cuadro sistémico ha sido controlado, hubiera
desaparecido o sido intentado tratar. p. ej. Hipoplasias dentales por infecciones sistémicas virales o bacterianas, defectos óseos, alteraciones del desarrollo, hiposalivación,
lesiones óseas como enfermedad de Paget, querubismo o
displasia fibrosa, acromegalia.
Recidivantes: Caracterizada por reapariciones de la
enfermedad. p. ej. Liquen plano, herpes labial y bucal, estomatitis aftosa (trastorno inmunitario), lupus eritematoso.
Pueden presentarse acompañando a una reaparición generalizada del padecimiento sistémico o como lesiones locales.
Indirectas: Cuando están asociadas a los fármacos
que los pacientes consumen y las funciones o elementos
anatómicos bucales son alterados por sus efectos farmaco-
lógicos colaterales no deseados. Mencionándose un reducido grupo de medicamentos, entre las posibles lesiones
que pueden provocarse están (figura III–9):
Hiperplasias gingivales: Nifedipino, ciclosporina, fenobarbital.
Reacciones liquenoides: Alfametildopa, espironolactona, alopurinol, carbamacepina, clordiazepóxido, propranolol y otros –bloqueadores, diclofenaco, ibuprofeno, fenilbutazona, glibenclamida.
Hiposalivación y xerostomía: Fármacos con
efecto anticolinérgico. Amitriptilina, ibuprofeno,
difenhidramina, metildopa, diacepam, levodopa,
propoxifeno.
Atrofia epitelial y mucositis: Citotóxicos y citorreguladores antineoplásicos como corticosteroides, ciclosporina o metotrexato.
Hemorragia y petequias: Alteración al sistema
de coagulación: Derivados cumarínicos, heparina, antibióticos. Cambios en el número o función
plaquetaria: Quinina, metildopa, sulfas, salicilatos, naproxeno, propranolol, citotóxicos y citorreguladores como corticosteroides, ciclosporina o
metotrexato.
Infecciones y superinfecciones: Fármacos que
reduzcan la capacidad defensiva inmunitaria o alteren la ecología microbiana: Antibióticos de amplio
espectro o tomados por periodos muy prolongados,
antimicóticos, citotóxicos o citorreguladores.
Alergias y sensibilidad tardía: Una amplia variedad, asociados a una sensibilidad de tipo individual.
Reactivación de enfermedades sistémicas:
Como sucede con lupus eritematoso: penicilina y
sus derivados, tetraciclinas y derivados, sulfas,
penicilamina.
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454 Medicina en odontología
(Apéndice III)
1
Índice
alfabético
Símbolos y
números
1 desamino–8–d–arginina vasopresina (DDAVP), 186
6–mercaptopurina, 163
bloqueadores adrenérgicos, 3
interferón, 58
–agonistas centrales, 3, 20
bloqueador, 4
bloqueadores adrenérgicos, 3
A
A/AG–A/Ac–C’, 209
absceso
apical agudo con tumefacción
localizada, 352
cerebral, 320, 359
cervicofacial, 320
gingival, 329
Academia Americana de Anestesiología, 448
Academia Americana de Cirugía
Ortopédica, 47
acantólisis, 210, 349
acantosis, 214
acatalasia, 391, 392
acción antimicrobiana, 281
acebutolol, 3
acenocumarol, 179
acero inoxidable, 195
acetaminofén, 95, 96, 110, 137,
149, 181, 295, 355
acetato
de desmopresina, 186, 326
de metilprednisolona, 215
de vasopresina, 383
acetazolamida, 159
acetilcolina, 255, 406
aciclovir, 77, 167, 217, 285, 369
ácido
aminocaproico (EACA), 93,
185, 186, 326, 383
acetilsalicílico, 7, 8, 19, 36, 115,
129, 174, 176, 177, 178,
195, 206, 222, 237, 242,
255, 263, 328, 344, 347,
365, 373, 404, 431
empleo crónico de, 294
prescripción de, 25
araquidónico, 175
ascórbico, 149, 181, 270, 273
clavulánico, 231
clorhídrico, 262
fólico, 147, 152, 269, 273, 395
anemia por disminución de,
148
gástrico, 292, 296
graso, 268, 272
láctico, 12
nalidíxico, 149
nicotínico, 138, 273
pantoténico, 273
paraaminosalicílico, 122
455
paraminobenzoico, 149
tranexámico, 93, 112, 177, 186,
187
úrico, 156, 163, 439, 440
valproico, 148, 174, 176, 239,
377
acidosis, 151
metabólica, 187
respiratoria, 228
acinesia, 237
acrílico, 195, 371
acrimidil, 283
acromegalia, 341
Actinobacillus actinomycetemcomitans, 307
Actinomyces, 157, 390, 428
israelii, 67
adenocarcinomas, 268
adenoma renal, 154
adherencia entre queratinocitos, 208
adhesivos para dentaduras, 195
adicción, 253
adinamia, 56
adolescente hipertenso, manejo
odontológico del, 360
ADP (adenosín difosfato), 169, 175
adrenalina, 124, 125, 138, 196, 243,
255, 331, 354, 372, 376
Advisory Committee on Immunization Practices (ACIP), 364
agammaglobulinemia ligada al cromosoma X, 374
AGE (Advanced Glycation End
Products), 308
456 Medicina en odontología
agentes
anticonvulsivantes, 395
simpaticomiméticos, 252
uricosúricos, 256
ageusia, 6, 115
agitación psicomotora, 250
agrandamiento
gingival
por fenitoína, 403
por infiltrado leucocitario,
166
infiltrativo gingival, 393
agranulocitosis, 161, 392
agregación plaquetaria, 169
agua, 314
AINE, 20
alactasia, 269
albúmina, 94, 271, 438, 440
albuminemia, 115
albuterol, 228
alcohol, 199, 254, 255, 269, 295
alcohólico
aspectos gastrointestinales del,
96
desnutrición del, 99
alcoholismo, 136, 269, 270, 320,
349
crónico, 96
social, 96
aldosterona, 402
alergeno, 194
alergia, 453
crónica, 197
signos y síntomas de, 194
y enfermedades de origen inmunitario, 371
alfametildopa, 242, 453
aliento cetónico, 139
alopurinol, 159, 164, 453
alprazolam, 245, 254
alprenolol, 3
alteraciones
cardiacas
pacientes con, 127
profilaxis antimicrobiana
para, 50
cromosómicas, 379
cualitativas leucocitarias, 160
digestivas, 261
endocrinas, 121
frecuencia de, 123
gastrointestinales, 422
genéticas de la coagulación, 382
hemorrágicas, 104
hemostáticas, 381
hepáticas, 91, 422
consideraciones farmacológicas, 98, 102
etiología y patogenia, 91
exámenes complementarios,
93, 98, 101
(Índice alfabético)
manejo
médico, 92, 96
odontológico, 92, 97, 100
recomendaciones y
adecuaciones durante la consulta,
97
manifestaciones
clínicas, 91, 96
orales, 98, 102
recomendaciones y adecuaciones durante la consulta, 92, 100
orales debidas a
deficiencias nutrimentales,
401
modificaciones de la estructura oral, 404
procesos de adaptación, 404
provocadas por medicamentos,
402
renales, 103, 422
cambios
cardiovasculares, 104
gastrointestinales, 103
hematológicos, 104
metabólicos y endocrinos,
103
neuromusculares, 103
exámenes complementarios,
105
manejo
médico, 105
odontológico, 105
manifestaciones clínicas, 105
recomendaciones y adecuaciones durante la consulta, 105
selección farmacológica, 104
reparativas y regenerativas, 139
sanguíneas, aspectos gingivales
y periodontales de las, 391
sensoriales, 6
sistémicas, 393
tiroideas, 121
consideraciones farmacológicas, 124
exámenes complementarios,
124
manejo odontológico, 123
manifestaciones orales, 124
plan de tratamiento, 125
recomendaciones y adecuaciones durante la consulta, 123
trabajo interdisciplinario, 123
Alternaria, 227
alucinógenos, 255
aluminio, gel de, 300
alveolitis, 322
alveolo seco, 322
amadioquina, 159
amalgama de plata, 195
amantadina, 237
amenorrea, 269
American
Academy
of Family Physicians
(AAFP), 364
of Pediatrics (AAP), 364
Association of Periodontology,
100
Cardiology Association, 117
Dental Association (ADA), 7,
359, 380
Diabetes Association (ADA),
132
Heart Association (AHA), 7, 35,
50, 53, 353, 359, 374, 380,
381, 389
Rheumatism Association, 373
amigdalectomía, 171, 182
amigdalitis, 39, 157, 222
amikacina, 296
amilasa, 440
amiloidosis, 269, 437
amilorida, 114
aminas vasoactivas, 413
aminoácidos, 272
aminofilina, 196, 198, 223
aminoglucósidos, 95, 96
aminopirona, 159
amiodarona, 31
amitriptilina, 174, 238, 250, 256,
299, 301, 453
amlodipino, 3
amoniaco, 91, 244
amoxicilina, 20, 32, 36, 50, 52, 96,
100, 101, 106, 110, 112, 160,
174, 181, 191, 223, 225, 263,
295, 301, 347, 360, 370, 389
ampicilina, 50, 93, 96, 110, 174,
191, 195, 197, 225, 295, 299,
301, 347
ampollas hemorrágicas, 83
anafilaxia, 192, 372
síntomas, 372
analgésicos, 95, 295, 314
administración de, 265
narcóticos, 110, 256
análisis
de inmunoabsorción enzimática
(ELISA), 62
de transferencia Western, 62
de Western blot, 66
anastomosis, creación de, 117
andrógenos, 104
suprarrenales y testiculares,
secreción de, 299
anemia, 66, 146, 250, 267, 269,
288, 296, 341, 348, 381, 428,
aplásica, 174, 391, 382
Índice alfabético 457
atrofia de las papilas linguales
causada por, 153
clasificación, 147, 148
consideraciones y adecuaciones
en la consulta dental, 150
crónica, 150
de Fanconi, 163
del Mediterráneo, 149
determinación y diagnóstico de
la, 146
diagnóstico, 149
drepanocítica, 149, 154
exámenes complementarios, 151
ferropénica, 152, 300
grave, 163
hemolítica, 137, 273, 373
adquiridas, 149
manejo odontológico del
paciente con, 382
manifestaciones bucales, 153
manifestaciones clínicas, 147
megaloblástica, 148, 151, 395
perniciosa, 300
por carencia de hierro, 151
signos y manifestaciones, 381
tratamiento, 380
médico, 150
anestesia
general, tratamiento dental bajo,
128
troncular, punción para, 188
anestésicos, 110
locales, 196, 252
con base amida, 110
con vasoconstrictores, 295
y generales, 188
anetholetrione, 315
aneurisma, 11
de la aorta, 84
anfetaminas, 254, 256, 257, 258
anfotericina, 7, 115
B, 100, 118, 167, 285, 359
angina, 354
de Ludwig, 320
de pecho, 2, 12, 389, 395
estable, 13
inestable, 13
manejo
dental del paciente con,
14
exámenes complementarios, 16
odontológico del paciente
con, 18
tratamiento médico de, 14
de Prinzmetal, 15
estable, 14
inestable, 15
variante (prinzmetal), 13
angioedema, 57
angiomas aracnoideos, 98
angiomatosis bacilar, 67
angiopatía encéfalo trigeminal, 325
angioplastia percutánea coronaria
transluminal, 14
angiotensina
I, 34
II, 2, 34
anisidida, 283
anomalía potencial de tolerancia a la
glucosa (Pot ATG), 134
anorexia, 34, 56, 96, 198, 222, 250,
270, 365
nerviosa, 269
anoxia, 12
ansiedad, 227, 240
control de la, 329
ansiolíticos, 257
antecedentes
alérgicos, 422
endocrinos y metabólicos, 422
neoplásicos, 421
personales patológicos, 443, 444
de significancia odontológica, 443, 445
antiácidos, 95, 423
uso crónico de, 265
antibióticos, 95
penicilínicos, ingesta para afección faríngea, 216
anticoagulantes orales, 256
manejo dental de pacientes que
reciben, 181
anticolinérgicos, 237
anticoncepción oral, 257, 301
anticonceptivos
esteroides, 250
orales, 395
medicamentos de uso odontológico que pueden disminuir la eficacia de los,
301
anticuerpos
(Ac) reagínicos, 192
antinucleares (ANA), 206
AutoAc, 192
contra el virus de la hepatitis A
(HAAc), 433
contra el virus de la hepatitis C
(AcHC), 433
monoclonales (OKT3), 99
antidepresivos, 394
heterocíclicos (AHC), 250, 252
inhibidores de la monoamidoxidasa, 252
tricíclicos, 237, 256
antieméticos, 95
antiestreptolisina O, 38, 436
antígenos
(Ag) alergenos, 192
de histocompatibilidad (HLA),
227, 288
de superficie para la hepatitis B
(HBsAg), 94, 97, 365
específicos, 193
leucocitarios humanos (HLA),
200
antihistamínicos, 237, 252, 257,
279, 302, 314, 394
antiinflamatorios, 95, 314
administración de, 265
esteroideos, 110
no esteroideos (AINE), 20, 110,
137, 201, 261, 268, 326, 402
antipalúdicos, 149
antiparkinsonianos, 256
antitrombina III, 171, 182
deficiencia de, 346
aorta, coartación de la, 358
aparato
cardiovascular, 95
digestivo, 95
apendicectomía, 171
apendicitis, 157
aguda, 267
apertura de la vía aérea, maniobra
para la, 332
apetito, pérdida del, 251
aplasia, 314
medular, 147
árbol bronquial, 195
liberación de moco en el, 227
áreas ulceradas eritematosas, 76
arritmia, 29, 35, 36, 239, 323
cardiaca, 395
manejo dental en el consultorio
dental del paciente con, 33
arteria carótida externa, 325
arteriosclerosis coronaria, 241
articulación temporo–mandibular,
251
artralgia, 57, 198, 358
artritis, 57, 250, 348, 373, 408, 409
migratoria, 358
reumatoide, 126, 137, 151, 191,
193, 199, 201, 314, 339,
347, 389, 414
consideraciones farmacológicas, 202
etiología y patogenia, 200
exámenes complementarios,
202
juvenil, 372
de aparición
pauciarticular, 372
poliarticular, 372
sistémica, 372
manejo
médico de, 373
odontológico del niño
con, 373
manejo
médico, 201
458 Medicina en odontología
odontológico, 201
manifestaciones
clínicas, 201
orales, 202
recomendaciones y adecuaciones durante la consulta, 201
transitoria, 372
ascitis, 92, 96
asfixia, 239, 240
asma, 15, 126, 226, 375
bronquial, 195
etiología, 226
patogenia, 227
consideraciones
farmacológicas, 229
y adecuaciones en la consulta
odontológica, 228
crónica, 230
extrínseca, tratamiento del, 376
intrínseca, 376
manejo odontológico del
paciente con, 376
manifestaciones
clínicas, 227
orales, 229
tratamiento médico, 228
Asociación
Americana
de Cardiología, 49
de Ortopedia, 202
Mexicana de Diabetes, 130
asparaginosa, 182
aspectos
éticos y legales, 417
hormonales, 342
Aspergillus, 166
fumigatus, 227
aspirina, 19, 195, 242
astenia, 56
crónica, 251
ataque asmático, 376
atención odontogeriátrica
estrategias generales de la, 410
omisión de prejuicios, 410
atenolol, 3, 7, 16, 174
ateromatosis coronaria, 389
aterosclerosis, 11, 320
atetosis, 240
atrofia
alveolar mandibular, 298, 301
anémica de la mucosa, 113
cerebral generalizada, 84
epitelial, 453
grave de la mucosa oral, 312
mucosa, 139
muscular, 184
papilar, 272
central, 401
atropina, 232
aumento parotídeo, 204
(Índice alfabético)
autoanticuerpos (A/Ac), 204
azatioprina, 99, 174, 176, 201, 206,
210, 268, 394
azitromicina, 50, 80, 84
azoemia, 110
azul de metileno, 149
B
baciloscopia seriada, 80
bacteremia
acciones en odontología que
producen, 48
manejo con métodos no antibióticos, 49
pacientes sensibles a, 347
Bacteroides
forsytrhus, 308
melanogenicus, 320
barbitúricos, 181, 199, 216, 254,
256, 294, 296, 299
basofilia, 157
basofilopenia, 158, 428
basófilos, 145
benazepril, 3
benceno, 152
bencidamina (HCl), 210, 211, 215,
219, 279, 285, 312
benzocaína, 196
benzodiacepinas, 94, 98, 195, 255,
256, 296, 301, 302, 403
betanecol, 315
betaxolol, 3
bicarbonato de sodio, 285, 287
biguanidas, 133
bilirrubina, 244, 438, 439
total, 440
biometría hemática, 109, 124, 146,
161, 252, 436
completa, 427
elementos que se reportan en
una, 429
indicaciones, 427
interpretación, 429
pruebas de laboratorio incluidas
en una, 152
valores normales e interpretación
de resultados, 430
biotina, 273
bióxido de carbono, 440
bishidroxicumarina, 179
bisulfito de sodio, 197
bitartrato de levarterenol, 354
blastomicosis, 126
bloqueadores, 228
adrenérgicos, 256
adrenérgicos, 20, 22, 33, 123
de los canales de calcio, 360,
403
de los canales del calcio, 394
de los receptores de la angiotensina II, 3
bloqueo cardiaco, 30
bocio, 121
simple, 122
tóxico multinodular, 121, 122
bolsas periodontales, 307
Borrelia vincentii, 273
botiquín
de emergencias médicas, 245
de urgencias en odontología,
330
brackets, 299, 360
bradiarritmia, 30
bradicardia por depresión del automatismo sinusal, 30
bradicinesia, 237
Branhamella catarrhalis, 230
bricomanía, 253
bromacepam, 245
bromocriptina pergolida, 237
bromuros, 402
de ipratropio, 231
broncoaspiración, 247
broncodilatadores, 402
inhalación de, 198
broncospasmo, 192
bronquitis, 15
crónica, 229, 232
brucelosis, 158
bruxismo, 247, 258, 298, 342, 397,
414
bucofaringe, 83
bularota con vaciamiento del contenido líquido seroso, 213
bulimia, 270
nerviosa, 269
bumetanida, 159
bupivacaína, 197, 257
bupropión, 250
busulfán, 155, 156
bypass, 14, 23, 45, 47, 50, 51, 237,
306, 307
C
cacogeusia, 26, 85, 301, 313, 407
cacosmia, 225
calciferol, 272, 273
calcio, 281, 310, 339, 436, 440
deficiencia de, 272
calcitonina, 121
calidad ósea, alteraciones que afectan la, 339
canales de calcio, 3
agentes bloqueadores de los, 395
bloqueadores de los, 9
cáncer, 419
cervicofacial, 276
Índice alfabético 459
en odontología, 275
gastrointestinal, 262
mamario, 276, 284, 287
principales cambios, 275
terapia contra el, 275
tratamiento de quimioterapia
para, 178
candesartán, 3
Candida, 36, 119, 262, 285, 286
albicans, 20, 26, 68, 153, 166,
232, 300, 359, 371, 394,
401, 405
seudohifas de, 69
candidiasis, 64, 67, 127, 258, 272,
286, 371
atrófica, 153, 371
bucal, 68, 125
crónica hiperplásica, 68
eritematosa, 67, 68, 69, 403, 405
oral, tratamiento de, 371
orofaríngea, 404
queilitis angular por, 247
seudomembranosa, 67, 68, 69,
119, 403
aguda, 369
en mucosa de carrillos, 403
Cannabis, 255, 256, 258, 395
capacidad
masticatoria, 407
motora, 409
captopril, 3, 6, 16, 37, 159, 174,
403
caquexia, 96
carbamacepina, 7, 19, 148, 159,
174, 181, 216, 239, 244, 245,
250, 301, 302, 377, 453
carbencilina, 197, 295
carbidopa, 237
carbimazol, 159
carbohidratos, 91, 272
ingestión de, 135
carboximetil celulosa, 316
carcinoma
epidermoide, 99, 275
en el borde de la lengua, 288
en piso de la cavidad oral,
280
hepático, 432
cardiomiopatía hipertrófica, 49
cardiopatía
congénita, 39, 40, 41, 358
manejo odontológico
del paciente con, 358
exámenes complementarios, 41
recomendaciones y adecuaciones durante la
consulta, 41
manifestaciones orales, 41
coronaria, 11, 19
patogenia, 12
riesgo de, 299
etiología y patogenia, 11
hipertrófica, 360
isquémica, 31
manejo médico, 31
manejo odontológico, recomendaciones y adecuaciones durante la consulta,
32
manifestaciones orales, 34
cardioversión electrónica, 31
carditis, 358
reumática, 419
manejo odontológico del
paciente con, 358
caries, 140, 191, 201, 202, 204,
241, 246, 252, 281, 282, 295,
379, 414
dentinaria, 399
por radiación, 280
radiactiva, 281
radicular, 140
rampante, 310
superficial, 277
y enfermedad periodontal, 247
tendencia a, 253
carteolol, 3
catabolia, 121
catecolaminas, 2
secreción de, 323
cavidad
bucal, mucosa de la, 70
oral in novo, 286
cefadroxil, 50
cefalea, 147, 365, 419
cefalexina, 50, 96, 182, 301
cefalosporinas, 93, 110, 159, 181,
195, 295
con grupo metiltiotetrazol, 95
cefazolidina, 174
cefazolina, 50, 96
cefixima, 84
cefotaxima, 84
ceftazidima, 161
ceftriaxona, 84
células
del páncreas, 361
de Kupffer, 92, 96
de Langerhans, 214, 393
de Schwann, 131
endoteliales, 200
endoteliales y epiteliales, 139
epiteliales, 227
falciformes, 149
anemia de, 152
anemia por, 391
insulinodependientes, 131
insulinoindependientes, 131
miocárdicas, 29
sanguíneas
características de las, 145
en sangre periférica, 146
valores normales de, 428,
429
T, 195, 324
celulitis, 319, 320
cervicofaciales, 319
orbital, 225
celulosa oxidada regenerada, 112,
186, 327
cementos quirúrgicos, 195
centiGrays (cGy), 277
cera para hueso, 328
cetoacidosis, 323
diabética (CAD), 132
chancro, 83
choque anafiláctico, 192, 195
cianosis, 21, 41, 147, 229
de labios, 36
temprana, 358
cicatrización retardada, 150
ciclofosfamida, 155, 163, 174, 201,
203, 206, 283, 312, 348, 394
ciclosporina, 100, 101, 116, 117,
119, 167, 176, 201, 202, 203,
268, 348, 394, 395, 415, 453
A, 403
incremento
del nivel sanguíneo de, 100
del valor sanguíneo de, 118
interacciones
farmacológicas, 118
farmacológicas con fármacos
de uso odontoestomatológico, 100
uso de, 118
cilasapril, 3
cilastatina, 100, 101
cimetidina, 159, 174, 256, 263, 266
cinasa de tirocina, 308
cininas, 192
ciprofloxacina, 80, 84, 174
circulación, restaurar la, 332
cirrosis, 91, 96, 432
biliar, 91, 288
primaria, 339
hepática, 57, 178, 324
alcohólica, 323
cirugía, 275, 289
bucal
consideraciones en, 65
y maxilofacial, toma de decisiones en, 114
endodóntica, 354
estética intrabucal, 151
manejo
odontológico, 289
oncológico, 289
manifestaciones orales, 289
oral, 319
y maxilofacial
empleo farmacológico, 96
460 Medicina en odontología
INR y toma de decisiones, 93
periodontal, 151
recomendaciones y adecuaciones
durante la consulta, 289
citocinas, 192, 193
citomegalovirus, 67, 71, 73, 101,
119, 158, 200, 203, 264, 286,
293
infección por, 71
citoplasma, 145, 217
citosensibilidad radiactiva de los
tejidos y órganos orales, niveles
de, 278
citotoxicidad, 192, 287
mediada por células, 192
citotóxicos, 453
citoxinas, 396
claritromicina, 80, 231, 232, 263
clindamicina, 50, 82, 95, 112, 159,
161, 174, 295, 321, 347, 370,
389
clobetasol, 199, 210, 211, 215, 217,
219
clofamicina, 80
clomipramida, 174
clomipramina, 248
clonacepam, 239
clonidina, 3, 257
clonixinato de lisina, 178, 189, 229,
265
clorambucilo, 155, 156
riesgo de desarrollar leucemia,
155
cloranfenicol, 137, 158, 159, 163,
174, 181, 295, 296
clorato potásico, 148
clordiazepóxido, 110, 159, 301, 453
clorhexidina, 6, 195, 200, 211, 219,
279, 295, 312, 378
enjuagues de, 370, 394
clorhidrato
de cloropiramina, 330, 331
de difenhidramina, 198
cloro, 440
clorodiacepóxido, 254
cloroquina, 201
clorotiacida, 114, 159
clorpromacina, 159, 255
clorpropamida, 133, 174, 159
clortalidona, 3, 6, 8, 19, 115
cloruro de aluminio, 177, 186
Clostridium welchii, 149
clotrimazol, 69, 167, 286, 371, 394
trociscos de, 101
clozapina, 159
CMH II, 214
coadyuvante en el control neoplásico, 283
coagulación, 45
de grupos celulares cerebrales,
238
(Índice alfabético)
factores de la, 302, 345
intravascular diseminada, 320,
327, 345
proceso de, 170
coagulopatías
manifestaciones orales, 184
secundarias, 179
exámenes complementarios,
180
terapia anticoagulante, 179
coartación de la aorta, 40, 49
cobalto, 122, 152, 195
cobre, 152
cocaína, 254, 255, 256, 258, 314
cocancerígenos, 99
codeína, 110, 195, 295, 296
colágena, 396
microfibrilar, 112, 186, 187
hemostática, 327
colchicina, 148, 149, 159
colecistitis, 157
colestasis, 269, 270
colesterol, 437, 438, 440
colitis, 271
inespecífica, 266
nerviosa, 251
ulcerativa (CU), 268, 271
cuadro clínico, 268
tratamiento médico, 268
ulcerosa, 267, 271, 272
coma
diabético, 132
hiperglucémico, hiperosmolar no
cetósico (CHHNC), 132
hipotiroideo, 122
mixedematoso, 123, 124
Comité Consultivo en la Práctica de
Inmunización (ACIP), 363
complejo
antígeno–anticuerpo (Ag–Ac),
193
B, 300
célula–Ac, 192
inmunitario, 192
mayores de histocompatibilidad
(CMH II), 200, 214, 215
componentes
atónicos, 238
clónicos, 238
tónicos, 238
compresiones al tórax para restaurar
circulación, 332
comunicación
interauricular, 40
interventricular, 40
concentración media de hemoglobina corpuscular (CMHC), 147,
429, 430
condición oral, 409
efectos sobre el componente sistémico, 416
conducción nerviosa, alteraciones
en la, 314
conducto arterioso, persistencia del,
40
congestión hepática crónica, 91
conjuntivitis, 196
alérgica, 194
convulsiones, 124
febriles, 376
recurrentes
cuadro clínico, 238
diagnóstico, 238
manejo odontológico en el
paciente con, 243
tratamiento médico y pronóstico, 239
tónico–clónicas (gran mal), 377
cor pulmonale, 230
corea, 358
coronas
de acero–cromo, 247
dentales, 400
Coronavirus, 224
corticoides, 95, 324
empleo de, 118
corticosteroides, 7, 115, 116, 181,
198, 223, 256, 268, 296, 388,
392, 394, 453
cortisol, 125, 126
cortisona, 126, 197
Corynebacterium diphtheriae, 157,
428
cosméticos, 195
cotinina, 396
Coxsackie, 56, 224
crack, 255
creatinacinasa (CK), 21, 439
creatinina, 109, 323, 436, 440
cretinismo, 124
crioprecipitados del factor VIII, 185
criptosporidiasis, 64
crisis
adrenal, manejo, 128
asmática, 227
convulsivas
desórdenes con, 376
manejo odontológico de los
pacientes con, 377
manifestaciones orales, 377
de ausencia (petit mal), 377
focales, convulsiones parciales,
238
mioclónicas, 238
cromo, 195
cromosoma
Filadelfia, 163
X, 149, 184, 326, 375
Cryptococcus neoformans, 67
cuadriplejía, 240
espástica, 241, 378
cuenta de plaquetas (CP), 172
Índice alfabético 461
cuerno pulpar mesiobucal, 355
cuestionario de salud, 419
cuidados profesionales, 316
cultivos bacterianos, 286
cumarina, 327, 346
D
D–penicilamina, 159, 403
daño óseo y osteorradionecrosis,
281
dapsona, 159
daunorrubicina, 163, 174
Declaración de los Derechos del
Paciente, 417
dedos en forma de palillos de tambor, 358
deficiencia
funcional renal, 108
sensitiva, 407
deformidad corporal, 388
deglución, 281, 407
demencia, 414
progresiva, 239
dendrocitos epiteliales, 214
dentífricos, 195
dentina esclerótica, 399
depapilación del tercio anterior de la
lengua en pacientes con hábito
de protrusión lingual, 253
deprenil, 237
depresión, 136, 240, 248, 298, 313,
314
cuadro clínico, 250
descripción general, 248
etiología y patogenia, 250
inmunitaria
artificial, 48
grave, 52
reactiva, 248
síntomas secundarios, 349
tipos de, 349
tratamiento, 349
médico, 250
derechos del hombre, 417
derivaciones
ventriculoarteriales (VA), 377
ventriculoperitoneales (VP), 377
dermatitis, 340, 371
exfoliativa, 194
por contacto, 195
dermatosis, 126
desaminasa de adenosina (ADA),
375
deshidratación, 133, 314, 361, 407
deshidrogenasa láctica, 21, 437,
439, 440
desinfectantes, 195
desipramina, 159, 174, 250
desmineralización del hueso, 340
desmogleína II, 211
desmosomas, 208
desnutrición, 323, 407
desórdenes
metabólicos, 390
orales, 394
destrucción, 270
de grupos celulares cerebrales,
238
tisular, 282
detritus mucosos, 285
dexametasona, 126, 174, 176
Dextrostix, tira tipo de, 137
diabetes, 130, 270, 354
clasificación y características clínicas, 132
consideraciones farmacológicas,
137
deficiencias, 133
estados hiperglucémicos, 132
etiología y patogenia, 130
exámenes complementarios, 136
gestacional, 292
grupos de riesgo, 134
manejo odontológico, 134
manifestaciones orales, 138
mellitus, 4, 21, 114, 123, 132,
306, 307, 320, 321, 322,
343, 371, 388, 401, 408,
414, 415, 419
características
clínicas, 343
típicas, 361
cifras de glucosa en sangre
representativas de, 137
de tipo 1, 361
diagnóstico de, 431
estados de intolerancia a la
glucosa, 132
exámenes complementarios,
136
factores de descompensación,
133
gestacional (DMG), 132, 134
plan de tratamiento en el
paciente con, 141
principales factores que promueven hiperglucemia en
pacientes con, 343
pruebas para el diagnóstico y
control de pacientes con,
429
interpretación de resultados, 429
tipo 1, 343
paciente adolescente con,
141
tipo 2, 308, 343
morbilidad y prevalencia actual,
130
plan de tratamiento, 141
recomendaciones y adecuaciones
durante la consulta, 135
resistencia, 133
secundaria asociada a otras condiciones o síndromes, 133
tipo
1, 132
2, 133, 323
trabajo interdisciplinario, 134
diabético
manejo dental del, 135
descompensado, 135
diacepam, 5, 96, 110, 159, 244,
245, 250, 254, 255, 256, 294,
301, 331, 453
diálisis, 111, 117
manejo odontológico, 111
manifestaciones orales, 113
peritoneal, 107, 111, 112, 381
exámenes complementarios,
112
manejo odontológico del
paciente en, 381
recomendaciones y adecuaciones
durante la consulta, 111
renal, 381
dializador, 112
diátesis hemorrágica, 7
diazóxido, 35, 159
diclofenaco, 100, 118, 174, 453
dicloxacilina, 52, 181
didanosina (ddI), 63, 66
diente (s), 113, 257, 272, 313
afilados, 300
de Hutchinson, 86
esmalte del, 355
no vitales, 351
vitales, 351
y periodonto, 399
dietilamida del ácido lisérgico
(LSD), 254
difenhidramina, 199, 217, 223, 237,
285, 312, 365, 369, 453
enjuagues con, 300
difenidol, 182
difenilhidantoína, 148
difenilhidantoinato sódico, 174
diflunisal, 174, 181
difteria, 364
digestión, 313
digoxina, 19, 31, 34, 174
diltiazem, 3, 6, 19, 31, 33, 37
dinitrato de isosorbide, 14, 331
dipiridamol, 14, 176, 237
dipirona, 159
diplejía, 240
dique, 187
de goma, 195
de hule, 353, 355, 371
disartria, 240
462 Medicina en odontología
discapacidad motora, 243
discrasias sanguíneas, 244
disestesias, 26, 140, 204, 242, 416
faciales, 103
disfagia, 71
disfunción
cardiaca, 41
en el ámbito articular, 397
hepática, 59, 91, 101, 244
farmacológica, 94
manifestaciones orales, 94
severa, 99
mioaponeurótica, 251
plaquetaria, 175, 382
fármacos que producen, 176
manejo
de pacientes por ácido
acetilsalicílico, 326
dental del paciente con,
178
médico, 176
manifestaciones clínicas, 176
renal, 101
severa, 117
valvular, 353
valvular congénita, 49
disgeusia, 26, 119, 139, 140, 204,
242, 278, 280, 300, 301, 313,
401, 403, 407
establecida, 281
disnea, 21, 147, 230, 292, 320, 343
inspiratoria, 227
disosmia, 401
dispepsia, 261, 262
ácida, 264
displasia
adamantina, 413
dentinaria, 413
fibrosa, 341
monostótica, 341
mieloide, 155
disritmias cardiacas, 239
distrofias musculares, 378
de Duchenne, 379
manejo odontológico de los
pacientes con, 379
manifestaciones orales, 379
seudohipertróficas, 379
disulfiram, 181
diuréticos, 3
manifestaciones orales secundarias al uso de, 115
dolor, 20
coronario, manejo del paciente
ante un cuadro de, 17
manejo del, 23
miofascial, 417
muscular, 15
torácico paroxístico de origen
coronario, posibilidades de
diagnóstico, 16
(Índice alfabético)
dopamina, 237, 252
dosis
desencadenante, 196
sensibilizante, 196
doxazosina, 3
doxepina, 238, 250
doxiciclina, 84, 110, 159
doxorrubicina, 283
drepanocitos, 152
drepanocitosis, 149
E
ébola, 56
eclampsia, 292
edema, 51
angioneurótico, 194
en lengua, 85
lingual, 272
palpebral, 104
pulmonar, 23, 239
agudo, 232, 358
educación para la salud, 316
electrocardiograma (ECG), 239
cambios en el, 358
preoperatorio, 323
electrocoagulación, 325
electroencefalogramas (EEG), 239
electrofulguración, 325
elementos nutricionales, manifestaciones clínicas crónicas por
carencia de, 269
eliptocitosis hereditaria, 149
embarazada, fármacos que pueden
emplearse con seguridad en la
paciente, 295
embarazo, 291, 317, 342, 387
consideraciones farmacológicas,
294
exámenes complementarios, 294
manejo odontológico, 292
manifestaciones orales, 295
plan de tratamiento, 292
protección específica en odontología, 316
recomendaciones y adecuaciones
sobre la consulta, 292
toma de radiografías, 293
embolia, 11, 301, 344
pulmonar, 182, 327
sistémica, 359
embolismo, 346
émbolos sépticos, 359
enalapril, 3, 6, 37
encefalopatía hipertensiva, 236
encía, 400
cambios en, 26
endarteritis, 46, 50, 112
infecciosa, 39, 46, 307
manifestaciones clínicas y
manejo médico, 46
endocardio, 307
endocarditis, 112, 174
bacteriana, 173, 353
infecciosa, 38, 45, 48, 306, 347,
380, 389, 420
aguda, 46
manejo médico, 46
manifestaciones clínicas, 46
prevención en la práctica
dental, 51
procedimientos orales, 360
profilaxis para, 360
riesgo que tiene el paciente
con, 359
subaguda, 46, 358, 359
manejo odontológico del
paciente susceptible a,
359
trombótica no infecciosa, 45
endocitosis, 268
endodoncia, 188, 351, 360, 420
en lesiones cariosas profundas,
277
endotelina, 2
endotelio, 307
endotoxemia aguda, 138
endotoxinas, 307
enfermedad, 413
autoinmune, 324, 328
biliar, 15
caracterización de una, 424, 446
pasos a indagar, 424
cardiaca
hipertensiva, 360
reumática, 360
cardiovascular, 301, 357, 408
cariosa, 416
colítica inflamatoria, 270
congénita cianótica, 49
coronaria, 353
de Addison, 125, 129, 216, 262,
269, 362
de Alzheimer, 239, 349
consideraciones farmacológicas, 246
cuadro clínico, 239
diagnóstico, 240
etiología y patogenia, 239
manejo odontológico en
pacientes con, 245
manifestaciones orales, 246
recomendaciones y adecuaciones durante la consulta, 246
de Bruton, 374
de Christmas, 184
de Crohn, 148, 216, 267, 269,
271
cuadro clínico, 267
Índice alfabético 463
manifestación clínica oral en
paciente con, 271
tratamiento médico, 268
de glándulas salivales, 67
de Graves, 121
principales signos, 122
tratamiento, 123
de Hodgkin, 157
de injerto contra huésped, 284
de Kawasaki, 360
de Osler–Weber–Rendu, 325
en la mucosa palatina, 326
de Paget, 340, 341, 437, 453
de Parkinson, 237, 241, 243,
250, 342, 414
causas de la, 342
convulsiones recurrentes,
238
cuadro clínico, 237
etiología y patogenia, 237,
238
manifestaciones orales, 243
recomendaciones y adecuaciones durante la consulta, 243
tratamiento médico, 237
de pie–mano–boca, 74
de Sjögren, 328
de Sturge–Weber, 325
de transmisión sexual, 355
de Vincent, 111, 273
de von Willebrand (EVW), 172,
175, 344, 345, 346, 347, 382
de Whipple, 269
del injerto contra el huésped
(EICH), 288
del tejido conectivo, 324
demencia progresiva, 245
diagnóstico temprano y certeza
diagnóstica, 415
endocrina, 419
estrés físico, mental y químico,
413
fibroquística del páncreas, 272
granulomatosa crónica, 162
hepática, 183, 344, 432
coagulopatías asociadas a,
345
manejo del paciente con, 326
obstructiva, 437
pruebas de valoración de,
436
indicaciones, 436
infectocontagiosa, 419
inflamatoria aguda, 224
injerto contra huésped, 375
inmunitaria, 347
isquémica, 419
manifestaciones orales, 414
metabólica, 419
mucocutánea, 414
padecimientos infecciosos, 414
pancreática, 270
periodontal, 6, 140, 141, 193,
202, 241, 362, 387, 393,
401, 404, 414
alteraciones psicológicas
relacionadas con la, 396
aspectos genéticos, 390
características de la, 388
crónica, 389
inflamatoria, 397
magnificada, 140
pie–mano–boca, 75
psiquiátrica no diagnosticada,
239
pulmonar obstructiva crónica
(EPOC), 229, 230, 263
consideraciones farmacológicas, 232
consideraciones y adecuaciones en la consulta odontológica, 231
etiología, 230
manifestaciones
clínicas, 230
orales, 232
tratamiento médico, 231
pulpar, clasificación, 351
renal
crónica, 381
exámenes para valoración de
pacientes con, 436
indicaciones, 436
especiales al paciente, 436
poliquística, 107
pruebas a solicitar, 436
terminal, 116
respuesta tisular, 413
sifilítica, plan de tratamiento, 87
sistémica, 415
alteraciones orales secundarias a, 401
reactivación de, 453
subyacente, 408
tratamiento, 415
interacciones farmacológicas,
415
respuesta al tratamiento, 415
valvular cardiaca, 389
viral causada por transfusiones
previas, 185
enfermedades
alérgicas, 193
consideraciones farmacológicas, 198
etiología y patogenia, 193
exámenes complementarios,
199
manejo
de urgencias, 198
médico, 195
odontológico, 196
manifestaciones
clínicas, 194
orales, 199
niveles de riesgo, 196
recomendaciones y adecuaciones durante la consulta, 196
cardiovasculares, 138, 389
coronarias, manifestaciones orales, 26
de las glándulas salivales asociadas a infección por VIH, 72
descamativas, 207
endocrinas, 361
estomatológicas, 207
gastrointestinales
asociadas con malabsorción,
269
inflamatorias, 261
hematológicas, 145
hepáticas congestivas, 149
hipertiroideas, 122
hipotiroideas, 122
infecciosas, 55, 363
en pacientes dentales, 56
infectocontagiosas, prevención,
363
inmunitarias, 191
procesos inmunopatológicos,
191
isquémicas y tromboembólicas,
308
leucémicas, 284
mucocutáneas, 403
neuropsiquiátricas, 235
orgánicas que producen dolor
torácico, 15
periodontales, 70
renales, 138
manejo dental del paciente
con, 380
respiratorias, 221
fármacos empleados para tratamiento de, 223
sanguíneas, 381
sistémicas, 305
condición oral, 306
discapacidad en la provisión
de cuidados caseros dentales, 308
endodoncia en pacientes con
antecedentes de, 353
ulcerosas, 207
vesiculosas, 207
virales, 193
orales, 72
características, 72
manejo odontológico, 74
enfermos en etapa terminal, 312
464 Medicina en odontología
enfisema
centracinar, 230
panacinar, 230
panlobulillar, 230
paraseptal, 230
pulmonar, 195, 228, 229
enflurano, 153
enjuagues
antisépticos, 130, 154
potentes, 6
con clorhexidina, 166
de bicarbonato, 215
enrojecimiento salival, 317
ensayo inmunoabsorbente ligado a
enzimas, 189
enteritis, 271
regional, 267, 271
Enterococcus, 105
entrevista clínica, derivaciones que
puede aportar, 418
enzima, 439
convertidora de angiotensina, 2
glucosa–6–fosfato deshidrogenasa, 152
deficiencia de la, 150
hepáticas microsomales, 301,
302
y función digestiva, 314
y proteínas antibacterianas, 314
eosina, 209
eosinofilia, 157, 428
eosinófilos, 145
eosinopenia, 158, 428
epiglotis, 275
epilepsia, 238
manejo odontológico del
paciente con, 243
exámenes complementarios,
244
manifestaciones orales, 245
plan de tratamiento, 245
recomendaciones y adecuaciones durante la consulta, 244
epinefrina, 7, 15, 119, 138, 186,
199, 232, 242, 330
episcleritis, 268
en ojos, 201
episodio parcial
complejo, 376
simple, 376
epitelio necrótico, 214
Epstein–Barr, 102
épulis fisurado, 271, 405
equimosis, 102, 156, 184, 431
palatinas, 130
erisipela, 320
eritema, 71, 192
cutáneo facial, 54
de las mucosas, 139
difuso, 85
(Índice alfabético)
en la faringe posterior, 222
en mucosa bucal, 166
gingival lineal, 70, 393
malar en forma de mariposa, 373
marginado, 358
multiforme, 6, 115, 126, 207,
215
etiología y patogenia, 216
factores antigénicos relacionados con, 216
manejo médico, 217
manejo odontológico, 217
recomendaciones y adecuaciones durante la consulta, 217
nodoso, 267, 268
severo, 416
unilateral en mucosa del paladar
blando, 77
eritroblastosis fetal, 152, 154
eritrocitos, 145, 392, 393, 428
alteraciones en los, 391
concentración de glucosa en los,
136
elípticos, 152
esféricos, 152
eritromicina, 7, 19, 20, 33, 95, 96,
100, 110, 118, 181, 195, 197,
199, 223, 225, 232, 301, 355,
366, 377, 395
base, 295
eritropenia, 245
eritropoyesis, 146
eritropoyetina, 104, 113, 146
secreción de, 103
erosión
dental por cepillado convulsivo,
253
etílica, 96
erupción
cutánea, 57
vesículo–ulcerativa, 71
Escherichia coli, 67, 157, 428
esclerodermia, 328, 348
esclerosis, 131, 341, 348
alveolar, 111
de la dentina, 399
escopolamina, 232
esfacelación discreta, 54
esferocitosis hereditaria, 148, 152
esfínter gastroesofágico, 292
esofagitis, 103
espacio pterigomandibular, 320
espasmo de la arteria coronaria, 395
espectomicina, 84
espironolactona, 3, 7, 16, 37, 114,
115, 159, 174, 302, 453
esplenectomía, 53, 324
esplenomegalia, 94, 155
espondilitis anquilosante, 268
esponja de gelatina, 328
oxidada, 186
esputo verdoso, 231
esquema de vacunación recomendado para niños de los Estados
Unidos, 363
estado (s)
de rechazo
agudo del injerto, 101
crónico del injerto, 101
epiléptico, 377
fisiológicos, 423
especiales, 291
hiposalivatorio, 288
postrasplante
estable, 100
temprano, 100
pretrasplante, 100
estearato, 112
esteatorrea, 267
esteatosis, 96
estenosis, 235
aórtica, 40
coronaria, 84
pulmonar, 40
esteroides, 117, 215
parenterales, 353
estilo de vida, 52
estimulación sensorial temprana,
241
estimulador tiroideo de larga duración (LAST), 122
estirpe B linfocítica, 203
estolato de eritromicina, 296
estomatitis, 127
aftosa, 26, 224
recurrente, 67, 217
etiología y patogenia, 217
imagen histológica de la,
218
infecciosa, 166, 284
manejo odontológico,
219
menor, 218
micóticas, 283
recomendaciones y adecuaciones durante la
consulta, 219
atópica, 371
gonocócica, 368
manifestaciones bucales, 85
herpética primaria, 77
infecciosa, 127, 201, 202, 204
crónicas, 118
micótica, 310
oral, 415
viral
prevención de, 52
tratamiento dental, 52
irritativa, 255
micóticas, 54
necrosante, 370, 393
Índice alfabético 465
subplaca, 405
tipo I, 405
tipo II, 405
tipo III, 405
úlcero–necrosante, 67
urémica, 113
venerata, 199
viral, 306
estreptocinasa, 182
estreptococo –hemolítico, 358
estreptolisinas “O”, 224
estreptomicina, 149, 159, 205, 294,
296, 359
estrés, 293
emocional, 254
físico, 418
manejo del, 265
protocolo, 251
estrógenos, 104, 206, 343
secreción de, 291
etambutol, 80, 366
etanol, 148
etilsuccinato de eritromicina, 160,
174
etinilestradiol, 301, 302
etodolaco, 174
etosuximida, 159, 239
eugenol, 195
evento vascular cerebral, 41, 136,
245, 358, 402
clasificación general, 236
consideraciones farmacológicas,
242
descripción general, 235
etiología y patogenia, 235
exámenes complementarios, 242
manejo odontológico en pacientes con, 241
manifestaciones orales, 242
plan de tratamiento, 243
recomendaciones y adecuaciones
durante la consulta, 241
examen (es)
general de orina, 436, 437
complementarios, 450
exfoliación de dientes primarios,
360
exhalación pulmonar, 104
exodoncia, 91, 319
extracciones dentales, 360
extrasístoles, 30
F
factor (es)
de coagulación, 98, 173, 182
alteraciones en los, 344
hereditarios y adquiridos,
344
de crecimiento transformante ,
146
de necrosis tumoral, 157
de necrosis tumoral , 146
de von Willebrand (FVW), 169,
174, 179, 345
estimulante de colonias o CSF,
193
estimulante de crecimiento de
colonias granulocíticas, 146
Hageman, 170
tumorales, decisiones terapéuticas, 275
VIII
concentraciones y respuesta
clínica, 345
liofilizado, 185
von Willebrand, 179
fagocitosis, 157, 161
famotidina, 263, 266
faringitis, 39, 85, 222, 365
linfonodular, 73, 74
nodulaciones en, 74
y amigdalitis estreptocócica
manifestaciones clínicas, 222
tratamiento médico, 223
farmacodependencia, 253, 349
consideraciones farmacológicas,
255
etiología, 254
exámenes complementarios, 255
manejo odontológico, 254
manifestaciones orales, 255
principales tipos de sustancias
empleadas en la, 254
recomendaciones y adecuaciones
durante la consulta, 254
tratamiento y pronóstico médico,
254
fármacos, 394
con efecto anticolinérgico, 314
de uso odontoestomatológico,
118
empleados en odontología, 115
fascia superficial, 319
fascitis necrosante, 319, 320
cervicofacial, 320, 321
fase
posoperatoria, 321
transoperatoria, 321
tratamiento de la, 320
fatiga muscular perioral, 258
felipresina, 15, 242, 243, 330
felodipino, 3, 19
fenacetina, 149
fenelzina, 250
fenformina, 133
fenidiona, 295
fenilbutazona, 20, 94, 122, 137,
149, 152, 156, 158, 159, 181,
216, 296, 299, 301, 302, 453
feniletinaminas sintéticas, 255
fenitoína, 7, 19, 138, 159, 174, 239,
244, 245, 257, 301, 302, 377,
394, 395, 403, 404, 415
fenobarbital, 148, 239, 244, 245,
302, 453
fenol, 295
fenómeno de Raynaud, 202, 348
fenoprofeno, 159
fenoterol, 231
fenotiacinas, 7, 19, 138, 158, 256,
257
feocromocitoma, 1, 362
férulas de acrílico, 177
fibras
de Purkinje, 29
sintéticas, 197
fibrinolisina, 92
fibromatosis gingival, 390
fibronectina, 138, 396
fibrosis, 229, 278, 348
intersticial, 348
miocárdica, 348
quística del páncreas, 269
fiebre, 358
amarilla, 56
reumática, 37, 353, 435
etiología y patogenia, 37
indicaciones, 435
manejo
dental del paciente en el
consultorio dental, 39
médico, 38, 358
odontológico
del paciente con, 358
exámenes complementarios, 38
recomendaciones y
adecuaciones
durante la consulta,
38
manifestaciones
clínicas, 37
orales, 39
pruebas para diagnóstico,
436
reumática (FR), 357
clasificación, 357
síntomas, 357
filtración glomerular, 292
fístulas arteriovenosas, 324
fitomenadiona, 92, 97
flebotrombosis, 432
flecainida, 31, 32, 34, 174
flogosis, 37
flora
bacteriana, 302
intestinal, 301
gramnegativa anaerobia, 306
fluconazol, 69, 101, 117, 167, 181,
285, 369, 371, 394
466 Medicina en odontología
fluido eosinofílico, 214
flujo
gingival, 397
venoso, 292
fluocinonida, 199, 210, 211, 215,
217, 219
flúor, 281, 298, 310
aplicación tópica de, 247
fluorocitosina, 159
fluorosceína, 209
fluoxetina, 176, 248
focos sépticos orales, 306
fonación, 313
formación de bolo, 407
formoterol, 223, 229, 231
foscarnet, 369
fosfatasa
ácida, 440
alcalina, 391, 437, 440
osteoblástica, 396
fosfatos, 111
fosfocinasa de creatina, 440
fosfolípidos, 272
fosforilasa nucleósido (FN), 375
fósforo, 436, 440
radioactivo, 155
fosinopril, 3
fragilidad capilar, 173
frotis
faríngeos, 224
sanguíneo, 151, 430
función
de células defensivas, 415
dento–bucal, 410
endocrina, 121
fagocítica, 396
gustativa, efectos sobre la, 314
leucocitaria, 161
medular, supresión de la, 149
oral, cambios geriátricos y
gerontológicos de las, 399
plaquetaria, 109
renal, 103
secretora salival, 113, 421
sensitiva, modificaciones en la,
407
tiroidea, 250
ventilatoria, 221
furosemida, 3, 6, 16, 19, 115, 174
Fusobacterium nucleatum, 390
fusoespiroquetosis, 300
G
G–CSF, 146
gabapentina, 239
galamina, 380
galio–arsinida, 279
gallopamil, 3
(Índice alfabético)
gammaglobulinas, 58
ganciclovir, 101, 167
ganglios, 276
cervicales
locales, 288
palpables, 280
de Gasser, 366
linfáticos, 146
sensorial trigeminal, 367
gastrectomía, 269
parcial, 339
gastrinoma, 264
gastritis, 103, 261
aguda, 261
hemorrágica erosiva, 262
atrófica, 262
clasificación por su etiología,
262
crónica, 261, 262
cuadro clínico, 262
diagnóstico, 263
etiología y patogenia, 261
herpetrófica, 84
hipersecretora, 262
hipertrófica, 262
por irritación, 96
tratamiento médico, 263
y úlceras pépticas, gástrica y
duodenal, 265
exámenes complementarios,
265
manifestaciones orales, 266
recomendaciones y adecuaciones durante la consulta, 265
trabajo interdisciplinario, 265
gastroenterostomía, 269
gel de aluminio, 369
genes reguladores de la reproducción celular, 163
gentamicina, 7, 106, 115, 159, 165,
166, 296
Geotrichum candidum, 67
gingivitis, 70, 291, 295, 370, 379,
380
acentuada por cambios hormonales durante la pubertad,
300
aguda, 162
del embarazo, 298
necrosante, 393
por virus de herpes simple, 76
úlcero–necrosante (GUN), 70
aguda (GUNA), 255, 273,
370, 392, 396
gingivitis úlcero–necrosante, 67
gingivoestomatitis herpética, 85
aguda, 366, 367
manejo odontológico del
paciente con, 366
ginkgo biloba, 176
glándulas
adrenales, desórdenes de, 362
salivales, 139, 205, 281, 286,
288, 309, 400, 405, 415
agrandamiento de las, 370
mayores, 405
submaxilares y sublinguales
(SM/SL), 406
suprarrenales, 125
glaucoma, 316
glibenclamida, 133, 174, 453
glicacida, 133
globulinas, 211, 271, 438, 440
antilinfocítica (ATG), 99
glomerulonefritis, 104, 107, 116,
223
aguda, 105
definición, 104
etiología y patogenia, 104
glositis, 111
atrófica, 272, 401, 401
de Hunter, 148, 153
intersticial, 86
migratoria benigna, 300
glosodinia, 258, 300
glosopirosis, 153, 402
glucagón, 103, 323
liberación de, 138
glucemia, 141
pruebas para control de la, 430
glucocorticoides, 125, 126
gluconato de clorhexidina, 199
gluconeogénesis, 133, 138
glucosa, 440
–6–fosfato deshidrogenasa
defectos en la, 149
deficiencia de, 160
cambios tisulares, 131
curva de tolerancia a la, 137, 430
en ayunas (IGA), 134, 137, 430
indicaciones, 431
interpretación, 431
recomendaciones al paciente,
431
en sangre, en ayunas y posprandial a las dos horas, 429
estados de intolerancia a la, 343
intolerancia a la (IG), 125, 134
posprandial, determinación de,
134
sanguínea, comportamiento en
un periodo prolongado de
tiempo, 137
glucosilación, 131
de proteínas, 131
lipoproteica no enzimática, 138
no enzimática, 131
gonorrea, 56, 82
granulocitos, 145
granulomas, 82
del embarazo, 298
Índice alfabético 467
piógenos gingivales, 291
gránulos de Fordyce, 400
grasas, 272
gripe, 250, 366
en los niños, manifestaciones
gastrointestinales, 222
y resfriado común, 221
consideraciones
farmacológicas, 222
y adecuaciones en la consulta odontológica,
222
exámenes complementarios,
222
manifestaciones
clínicas, 221
orales, 222
tratamiento médico, 222
griseofulvina, 159, 301, 302, 403
grismo, grado de, 283
guanetidina, 3
guanfacina, 3
guantes de caucho, 195
gusto, 407
H
Haemophilus influenzae, 224, 230,
324, 329, 374
vacuna contra, 364
halitosis, 71, 85, 102, 119, 225,
317, 402
hepática, 94
haloperidol, 174
halotano, 153
haz de His, 29
Helicobacter pylori, 148, 261, 262,
264, 423
hemangioma, 173, 324
hemartrosis, 431
hematemesis, 184, 262, 264
hematomas, 102
hematoxilina, 209, 213
hemidesmosomas, 208
hemiplejía, 240, 242
espástica, 378
hemodiálisis, 107, 111, 178, 381
manejo odontológico del
paciente sometido a, 381
tratamiento dental del paciente,
112
hemofilia, 184, 345, 355, 383, 431
A, 184, 326, 346, 382
manejo de pacientes con, 326
B, 184, 346, 382
manejo de pacientes con, 326
cirugía, 187
consideraciones farmacológicas,
189
exámenes complementarios, 188
manejo odontológico del
paciente con, 185
recomendaciones y adecuaciones durante la consulta, 185
manifestaciones orales, 189
operatoria odontológica, 187
prevención, 187
prótesis, 187
tratamiento médico, 185
hemoglobina, 136, 150, 430
A1c de los eritrocitos, 430
corpuscular media (HCM), 147,
429, 430
glucosilada, 136, 430, 440
interpretación de resultados,
431
prueba de, 362
liberación de oxígeno por la,
154
hemoptisis, 184, 431
hemorragia, 324, 453
cerebral focal, 236
del tubo digestivo, 6
gingival, 179, 187, 189
espontánea, 151
retiniana, 2
subaracnoidea aneurismática,
236
hemostasia, 265, 344, 383
categorización de los desórdenes
de la, 346
manejo odontológico del
paciente con trastornos de la,
383
primaria, 169
problemas en la, 391
pruebas
básicas de valoración de la,
431
de laboratorio iniciales para
valoración de la, 171
de valoración de la, 431, 432
indicaciones, 431
secundaria, 169
valoración a través de pruebas de
laboratorio básicas, 172
hemostáticos locales, 177
heparina, 19, 26, 174, 176, 183,
192, 194, 346, 347, 404, 453
hepatitis, 250, 354, 355, 419, 422,
432
alcohólica, 91, 94, 97
etiología y patogenia, 94
B, 365, 420, 433
manejo odontológico del
paciente con, 365
vacuna contra la, 363
C, 57
crónica, 92
activa, 57, 59, 60
E, 57
F, 57
G, 58
GB, 58
ictérica, 57
viral, 56, 58
A (HVA), 56
B (HVB), 57, 91, 113
C, 91, 113
condición bucal, 59
consideraciones y restricciones durante la consulta,
60
cuadro clínico, 56
D, 91
diagnóstico, 58
E, diagnóstico de, 59
exámenes complementarios,
59
manejo dental e implicaciones odontológicas, 58
manejo odontológico, 59
plan de tratamiento, 60
población con riesgos de
adquirir, 58
trabajo interdisciplinario, 58
tratamiento médico, 58
hepatoesplenomegalia, 372
hernia umbilical, 379
heroína, 255
herpangina, 74
herpes
hominis, 76
labial, 76, 367
durante el periodo menstrual,
300
simple, 73, 101, 102, 119
infección por virus, 71
recurrente, 367
manejo odontológico del
paciente con, 368
zoster, 74, 77, 101, 102, 119
hibridación in situ, 69
hidralacina, 3, 35, 159, 174
hidrato de cloral, 181
hidrocefalia, 377
manejo odontológico de los
pacientes con, 377
hidroclorotiacida, 3, 16, 114, 159,
174
hidrocortisona, 198, 331
hidrógeno, 103
hidronefrosis, 154
hidroxicina, 256
hidroxicloroquina, 159, 206
hidróxido de calcio, 352
hidroxiurea, 155, 163
hierro, 152, 272
deficiencia de, 148, 300, 381
higiene dental asistida, 309
468 Medicina en odontología
hilo
dental, 201, 298
retractor, 344
hiperaldosteronismo, 1
hiperbilirrubinemia, 91
hipercoagulabilidad, 114
hipercolesterolemia, 11, 346
hiperesplenismo, 96, 98, 175, 323,
382
hiperglucemia, 130, 210, 354, 416
hiperlipidemia, 389
hiperparatiroidismo, 380
hiperplasia
epitelial focal, 74, 75
fibrosa inflamatoria producida
por irritación protésica, 405
gingival, 6, 119, 245, 453
secundaria al empleo de nifedipino, 9
irritativa secundaria, 124
linfoide quística, 72
papilar inflamatoria, 405
hiperqueratosis, 258, 273
en mucosa del carrillo por automordisqueo compulsivo crónico, 253
mucosa, 273
hipersensibilidad, 193
hipersomnia, 250
hipertensión, 99, 354, 395
arterial, 1, 116, 136, 236, 329,
346, 389
clasificación, 1
cuadro clínico, 2
esencial, 107
etiología y patogenia, 1
exámenes complementarios,
5
ingestión de corticosteroides,
129
manejo
médico de la, 4
odontológico, 4
manifestaciones bucales de
la, 9
plan de tratamiento dental, 5
recomendaciones y adecuaciones durante la consulta, 4
complicaciones de la, 360
esencial, clasificación por estadios y severidad, 2
portal, 91, 96, 323
pulmonar, 41, 231
hipertensivos, manifestaciones
bucales secundarias al uso de, 6
hipertiroidismo, 1, 122, 123
hipertrofia gingival, 381
hiperventilación, 15, 239
hipnóticos, 301
y sedantes, 255
(Índice alfabético)
hipoalbuminemia, 113
hipoclorito de sodio, 352, 355
hipófisis, 121
hipofosfatasia, 391
hipogeusia, 301
hipoglobulinemia, 115
hipoglucemia, 135, 198, 354, 361
hipoglucemiantes, 256
orales, 403
hipogonadismo, 341
hipopituitarismo, 250
hipoplasia, 140
adamantina, 113, 154
del esmalte, 293, 380
dentinaria, 272
glandular, 314
hipopotasemia, 323
hipoproteinemia, 266, 323
hipoprotrombinemia, 129
medicamentos productores de,
182
hiposalivación, 6, 20, 26, 36, 67,
115, 139, 203, 204, 222, 253,
265, 266, 278, 280, 281, 282,
298, 311, 313, 316, 340, 349,
370, 394, 402, 404, 406, 409,
414, 453
causas de, 313
estados de, manejo de, 279
etiología, 314
grado de, 283
principales fármacos causales de,
402
protección específica, 315
repercusiones sobre órganos y
funciones orales, 313
secundaria, 258
al empleo de antihipertensivos, 9
hipotensión, 198
ortostática, 7, 222, 243
hipotermia, 124
hipotiroidismo, 122, 123
infantil, 122, 124
primario, 125
secundario, 125
hipotonía muscular, 240
hipoventilación alveolar, 154
hirsutismo, 245
histamina, 192, 194, 227
histeria, 248
Histoplasma capsulatum, 67, 166
histoplasmosis, 126, 216
historia clínica, 419
y cuestionario de salud, 418
historial farmacológico, 423
historial médico, 413
homeostasis
celular, 145
del sodio, 2
hongos, proliferación de, 353
hormona (s)
adrenocorticotrópica (ACTH),
125
estimulante de la tiroides (TSH),
121
paratiroidea, 109
HTA, 1, 346
hueso
cortical, 388
radiado desvitalizado, 340
humectación, 281
de la estructura adamantina, 310
I
ibuprofeno, 19, 98, 159, 176, 296,
453
ictericia, 241, 355
neonatal, 240, 296
IgA, deficiencia de, 374
IgG, deficiencia de, 374
IgM, deficiencia de, 374
ileocolitis granulomatosa, 267, 271
imágenes por resonancia magnética
(IRM), 237
imipenem, 96, 100, 101
/cilastina, 160
imipramina, 159, 238, 250, 299
impétigo, 364
implantes
corporales, 419
maxilofaciales, 53
metálicos, aloinjertos en forma
de, 45
no metálicos, aloinjertos en
forma de, 45
implantología dental, 339
incisivos
de Hutchinson, 368
en forma de desarmador, 369
indapamine, 3
índice (s)
de masa corporal aumentado,
389
de Sensibilidad Internacional
(ISI), 180, 242
periodontal, 416
eritrocitarios, 147
eritrocíticos, 151
indobufeno, 176
indometacina, 7, 19, 77, 100, 115,
118, 159, 174, 296
infarto del miocardio, 15, 20, 239,
243, 344, 389, 428
complicaciones después de, 22
diagnóstico, 21
exámenes complementarios, 25
manejo
dental del paciente que ha
sufrido, 22
Índice alfabético 469
médico del, 21
odontológico del paciente
que sufrió, 24
infección (es)
bacterianas, 129, 286, 370
cervicofaciales
fase preoperatoria, 320
protocolo quirúrgico para el
manejo de, 320
valoración de la vía aérea,
320
de las vías urinarias, 292
estafilocócicas en piel, 64
estreptocócicas comunes, 364
faríngea, 85
focal, 419
intestinal aguda, 269
micóticas, 109, 369
superficiales, 402
parasitarias, 266
por helmintos, 157
periodontales, influencia en la
salud sistémica, 387
piógenas cervicofaciales, 320
por Candida, 271
por el virus del herpes simple,
369
por M. avium, 64
por neutropenia, 65
por trombocitopenia, 65
por varicela zoster, 77
por VIH, 369, 393
alteraciones bucales asociadas a, 67
diagnóstico, 62
historia natural, 62
patogénesis, 369
por VIH y SIDA, 61
aspectos epidemiológicos, 63
clasificación de las lesiones
bucales asociadas a, 67
consideraciones en odontología restaurativa, 65
consideraciones endodónticas, 66
consideraciones ortodónticas,
66
consideraciones protésicas,
65
definición, 61
etiología, 61
exámenes complementarios,
66
historia natural, 63
inmunopatogenia, 61
manejo médico general, 63
manejo odontológico, 64
plan de tratamiento estomatológico, 65
vías de transmisión y riesgo
ocupacional, 61
respiratorias, 390
bacterianas, 390
urinarias, 136
virales, 109, 188, 286, 369
infiltración
leucocitaria, 278
leucémica, parestesias por, 166
inflamación
de la mucosa, 71
gingival, 273, 295, 391
influenza, 366
ingestión diaria de potasio, 4
inhibición de colinesterasa, 402
inhibidores
adrenérgicos, 3
de la BCA, 9
de la enzima convertidora de
angiotensina, 3, 360
de la MAO, 256, 257
de la monoaminooxidasa
(IMAO), 250, 252
tipo B (IMAO–B), 237
de proteasas, 66
injerto
de médula ósea, 275
fase de rechazo
agudo, 118
crónico, 118
inmovilización de treponema (TPI),
435
inmunodeficiencia (s)
combinada grave, 375
estados de, 47, 52
manejo odontológico, recomendaciones y adecuaciones durante la consulta,
48
manifestaciones clínicas y
manejo médico, 48
primarias, 374
secundarias, 375
inmunodepresión
iatrógena, 116
por pérdida de globulinas, 114
inmunoglobulinas
de la variedad E (IgE), 193
deficiencias selectivas de subgrupos de, 374
G (IgG), 314
secretoria A (IgAs), 314
inmunosupresión
estados de, 52
farmacológica, 320
infecciosa por VIH, 324
inmunosupresores, 324
INR (Rango Internacional Normalizado), 16, 93, 180
toma de decisiones en la práctica
dental, 181
insuficiencia
adrenal, 125
secundaria, 126
aórtica, 84
cardiaca, 147
congestiva, 2, 243, 359
exámenes complementarios, 36
factores causales, 34
fisiopatología de la, 34
recomendaciones y adecuaciones durante la
consulta, 35
manejo dental del paciente en
el consultorio dental, 37
manifestaciones orales de, 36
tratamiento médico, 35
hepática
fulminante con hepatitis C
aguda, 57
funcional, 355
renal, 2, 106, 300, 312, 323,
348, 360, 444
aguda, 99
cambios hematológicos del
paciente con, 111
crónica, 106, 117, 380
etiología y patogenia, 107
exámenes complementarios, 109
manejo
médico, 107
odontológico, 107
manifestaciones
clínicas, 107
orales, 110, 380
plan de tratamiento dental, 108
protocolo dental y toma
de decisiones en
pacientes con, 108
recomendaciones y adecuaciones durante la
consulta, 107
obstructiva, 163
terminal, 118
suprarrenal
exámenes complementarios,
129
manejo odontológico, 126
manifestaciones orales, 129
plan de tratamiento, 129
recomendaciones y adecuaciones durante la consulta, 127
trabajo interdisciplinario, 126
vascular, 264
insulina, 103, 130, 135, 292, 322,
354
secreción de, 138, 322
interacción (es)
de productos finales de glucosilación avanzada (AGE), 138
470 Medicina en odontología
farmacológicas, 7, 244, 256, 257
medicamentosa entre fármacos
cardiorreguladores y fármacos de uso odontológico, 19
interferón
(IFN–), 163
de fibroblastos humanos, 174
interleucinas, 193
International Normalized Ratio
(INR), 16, 93
interrelaciones clínicas medicina–
odontología, 413
intoxicación, 157, 314
inyección periodontal, 351
iones y sales minerales, 314
ionómero de vidrio, 65, 298
iridociclitis crónica, 372
irradiación corporal total (ICT), 277
ISI
determinación del, 180
ejemplos del impacto sobre el
INR, 180
isocarbozazida, 250
isoenzima MB, 21
isoflurano, 153
isoniacida, 80, 95, 138, 159, 295,
366
isoproterenol, 197
isquemia, 258, 355
difusa, 236
focal, 235, 236
miocárdica, 13
isradipino, 3, 19
itraconazol, 369
J
jabones, 195
K
kanamicina, 7, 19, 115, 296
ketoconazol, 66, 69, 95, 100, 118,
167, 174, 181, 266, 286, 369
ketorolaco, 174
Klebsiella pneumoniae, 67, 158
L
labetalol, 3
lacidipino, 3
lactancia
fármacos que deben evitarse en
la, 296
(Índice alfabético)
fármacos que pueden emplearse
con seguridad en la, 295
laminina, 138, 208
lamivudina, 63
lamotrigina, 239
látex, alergia a, 371
leche de magnesia, 279
lengua
fisurada, 300
negra vellosa, 404
vellosa, 404
lepra, 48
lesión (es)
agudas
dentales, 151
bucales, 151
angiomatosas, 325, 326
bucales
asociadas a APP, 451, 453
secundarias por uso de fármacos, 452
cariosas, 277, 287
profundas, 165
celular osmótica, 131
de estomatitis aftosa recurrente
múltiple en vientre de la lengua, 271
de la cavidad oral, manifestaciones orales y tratamiento de
las, 369
del liquen plano atrófico en
encía, 214
en borde incisal, 280
eritematosas, 196, 200, 215
exofítica indolora, 295
hemorrágicas, 207
petequiales, 184
purpúricas, 184
herpéticas, 71
intraorales, 367
labiales, 224
recurrente, 368
secundarias en un paciente
con leucemia, 166
inmunopatológica tipo III, 216
intactas en la mucosa del carrillo,
208
liquenoides, 242
neurológica prenatal, 240
periapicales, 108
periodontales, 393
petequiales, 130
palatinas, 207
pigmentada de aparición
reciente, 129
purpúricas, 176, 431
roja bilateral, 86
telangiectásicas, 173
traumáticas dentoalveolares, 247
ulceradas en la cara ventral de la
lengua, 218
ulcerativas, 70
tratamiento en el paciente
VIH positivo, 71
vesicular, 208
vesiculoerosivas, 300
leucemia, 53, 151, 152, 162, 178,
275, 276, 284, 287, 347, 375,
382, 392, 393, 431, 437
aguda, 162, 344, 345
consideraciones
farmacológicas, 165
y adecuaciones durante la
consulta, 164
crónica, 162
agudizaciones de, 164
etiología, 163
exámenes complementarios, 165
linfoblástica, 162
linfocítica crónica, 392
manejo odontológico del
paciente con, 164
manifestaciones
bucales de, 166
clínicas, 163
monocítica aguda, paciente con,
166
tratamiento médico, 163
leucocitos, 145, 152, 392, 428
alteraciones en los, 392
mieloproliferativas, 155
B, 328
características morfológicas y
funcionales, 145
deficiencias cuantitativas de los,
393
polimorfonucleares (PMN), 106,
192
leucocitosis, 155, 157, 358, 392
neutrofílica severa, 372
leucopenia, 64, 92, 158, 271, 341,
348, 373, 428
leucoplasia
pilosa, 369
vellosa, 64, 67, 69
en borde lateral de lengua, 69
leucotrienos, 2, 192
levamisol, 159
levarterenol, 199
levodopa, 159, 174, 237, 453
levonordefrina, 7, 15, 33, 36, 119,
354
levopromazina, 174
levotiroxina, 122
lidocaína, 31, 94, 95, 98, 110, 196,
243, 246, 257, 295, 312, 322
ligamento periodontal, 400
lincomicina, 159
linfadenitis, 71, 221
linfadenopatía, 62, 194
cervical, 365
regional, 85
Índice alfabético 471
linfocinas, 192, 193
linfocitos, 145, 428
B, 145, 193, 205, 393
CD8+, 72, 214
T, 62, 99, 126, 139, 145, 160,
175, 192, 203, 217
CD4+, 62
deficiencias de, 375
enfermedades asociadas a
inmunosupresión por disminución de, 64
enfermedades primarias de
los, 374
T4, 62
linfocitosis, 158
linfoepiteliomas, 276
linfoma, 53, 287, 431
de Burkin, 75
de Hodgkin, 79
del tipo no Hodgkin, 64, 67, 70,
370
linfopenia, 160, 324, 373, 428
liotironina, 122
lipasa, 440
lípidos, 91
lipopolisacáridos (LPS), 307, 388
liquen plano, 126, 453
atrófico, 213, 214
buloso, 208, 213, 348
y erosivo, 212
etiología y patogenia, 214
examen (es)
histológico, 215
complementarios, 215
inmunodiagnóstico, 215
manejo odontológico, 215
recomendaciones y adecuaciones
durante la consulta, 215
reticular, 213
líquidos, retención de, 210
lisinopril, 3
litiasis biliar, 270
litio, 295
sales de, 252
loracepam, 242, 244, 245, 250
losartán, 3
lubricación, 281
lupus
discoide de la piel, 373
eritematoso, 35, 45, 50, 113,
174, 178, 179, 307, 373
discoide, 374
inducido por medicamentos,
374
manejo odontológico del
paciente con, 374
sistémico, 86, 105, 114, 126,
204, 205, 206, 207, 328,
348, 373
consideraciones farmacológicas, 206
etiología y patogenia, 205
exámenes complementarios, 207
manejo
médico, 206
odontológico, 206
manifestaciones
clínicas, 206
orales, 207
recomendaciones y adecuaciones durante la
consulta, 206
subagudo, 374
M
M. bovis, 78
M. pneumoniae, 230
macroglobulinemia de Waldenström, 203
macroglosia, 124
macrólidos, 96
magnesio, 267
malabsorción, 270
signos y síntomas, 269
malaria, 158
malformación (es)
congénitas cardiacas, 41
vascular
hemorragia por, 236
maloclusión, 124
y colapso maxilar, 247
manchas purpúricas, 199
maniobra de Valsalva, 30
manipulación ósea, 283
mantenimiento periódico dentoperiodontal, 311
maprotilina, 299
marcapasos cardiacos, 360
mariguana, 254, 314
mastocitos, 193
materiales dentales, 197
defectos de adherencia, 414
mecanismos hemostáticos, 169
mediastinitis, 320
medicamentos, 394
a nivel bucal, posibles efectos
secundarios, 404
antiarrítmicos, 31
antihipertensivos, 3
reacciones secundarias al uso
de, 7
de emergencia, vías de administración, 331
medicina estomatológica, toma de
decisiones en, 443
médula ósea, 392
inhibición de la, 148
mefenitoína, 159
melanosis
de fumador, 401
fisiológica o racial, 401
friccional, 401
melfalán, 155, 156
membrana basal, 208
meningitis, 84, 157, 240
aguda, 84
menopausia, 297, 298, 300, 342
consideraciones farmacológicas,
299
exámenes complementarios, 299
manejo odontológico, 297
manifestaciones bucales, 299
recomendaciones y adecuaciones
durante la consulta, 297
relación con osteoporosis, 298
síntomas, 297
trastornos, 343
meperidina, 21, 96, 110, 195, 256
mepivacaína, 94, 98, 110, 196, 197,
257, 295, 354
meprobamato, 159
mercurio, 195
mesalamina, 268
mesilato de benzotropina, 237
metabolismo óseo, pruebas para
valoración del, 440
indicaciones, 440
pruebas solicitadas, 440
metahemoglobinemia, 154, 296
metales, 195
metaloproteinasas (MMP), 139
metamizol, 174, 331
metanfetaminas, 254
metaproterenol, 228
metástasis, 276
metasulfitos, 196
metazolamida, 159
meticilina, 197
metilcelulosa, 316
compuestos de, 26
metildopa, 3, 6, 16, 159, 174, 404,
453
metilpranolol, 174
metilprednisolona, 126, 130, 174,
211
metilpromazina, 159
metiltiouracilo, 159
metimazol, 123, 159
metionina, 94
metocarbamol, 175
metoclopramida, 159
metolazona, 3
metoprolol, 3, 32
metopronol, 31
metotrexato, 148, 163, 175, 201,
283, 312, 348, 453
metronidazol, 95, 96, 100, 101,
110, 181, 255, 263, 295, 301,
302, 370, 403
472 Medicina en odontología
mialgias, 372
miastenia gravis, 316, 342
micción, 83
miconazol, 167, 181, 286, 313
micoplasma, 216
microdoncia, 379
microhemaglutinación para treponema pálido (MHA–TP), 435
midazolam, 245
mieloma múltiple, 53, 287
mielosupresión, 287
migración odontológica, 272
migraña, 252, 417
minerales, 271, 272, 310
minociclina, 175
minoxidil, 3, 35
miocarditis, 34, 348
miositis, 348
misoprostol, 263
mixedema, 122, 320
moclobemida, 250
modalidad de Ivy, 109
moexipril, 3
moléculas de adhesión
extracelular, 208
intercelular, 214
molusco contagioso, 67
monocitopenia, 324
monocitos, 145, 429
monocitosis, 157, 429
mononucleosis infecciosa, 75, 347
monóxido de carbono, 230
Moraxella catarrhalis, 224
morfina, 195, 255
motilidad intestinal, 268
movilidad dental, 380
movimiento orolinguopalatino, 240
mucina, 314
Mucoraceae, 67
mucosa (s), 313
de carrillos, 68, 400
digestivas, 284
edematosa, 85
lingual, atrofia de la, 280
lubricación de las, 26
oral, 400
alteraciones inherentes al
proceso de envejecimiento, 400
oral y gingival, atrofia de la, 300
mucositis, 278, 280, 285, 287, 310,
311, 312, 340, 404, 453
radiactiva, 281
muerte por anafilaxia, 53
mujer
en menopausia, 388
próxima a embarazarse, manejo
de la, 297
Mycobacterium
avium–intracellulare, 67, 72, 78,
82
(Índice alfabético)
tuberculosis, 67, 72, 78, 79, 366
N
nadolol, 3, 7, 16, 19, 175
nafcilina, 181, 359
naproxeno, 98, 175, 176, 296, 453
narcóticos, 257
sintéticos, 256
nasofaringitis aguda (resfriado
común), 365
National Diabetes Data Group
(NDDG), 132
necrosis
caseosa, 79
de las papilas interdentales, 85
isquémica, 255
masiva hemorrágica, 416
ósea, 282
por isquemia, 157
pulpar con tumefacción difusa,
tratamiento de la, 353
pulpar
con tumefacción localizada,
tratamiento de la, 352
sin tumefacción, tratamiento
de la, 352
nefritis, 348
nefroesclerosis, 107, 116
nefropatía
diabética, 116
membranosa, 105
nefrotoxicidad, incremento del
riesgo de, 100, 118
Neisseria gonorrhoeae, 83, 328
neomicina, 148, 162, 181, 269, 301,
302
neoplasia, 224, 324, 370
control primario de la, 283
de nasofaringe, 276
depresión inmunitaria patológica
por, 48
elección para radiar una, 276
endocrina múltiple, 264
neosinefrina, 225
neostigmina, 402
neumonías, 157
por P. carinii, 64
neuralgia, 242
trigeminal, 67
neuroefector acetilcolina (ACh),
314
neurosis, 248
fóbicas, 248
por ansiedad, 248
neutrofilia, 157
neutrófilos, 145
neutropenia, 158, 324, 392
cíclica, 392
medicamentos que pueden producir, 159
secundaria, tratamiento, 158
severa, pacientes con, 392
nevirapina, 63
nicardipino, 3
nicotina, 154, 396
chicles de, 231
nifedipino, 3, 6, 37, 403, 415, 453
nimodipino, 3
niño hipertenso, manejo odontológico del, 360
níquel, 195
nistatina, 69, 101, 167, 369, 371,
394
nitratos, 35
de amilo, 14
nitrendipino, 3
nitrofuranos, 149
nitrofurantoína, 159, 175
nitroglicerina, 389
dérmica, 26
parches de, 14
nizatidina, 263
nodo auriculoventricular (AV), 29
nódulos
linfáticos, 276
subcutáneos, 224, 358
noradrenalina, 125
nortriptilina, 238, 250
novocaína, 257
nutrición del anciano, 401
O
obstrucción
biliar crónica, 431
nasal, 222
odontoestomatología, pruebas de
laboratorio para, 427
odontología
preventiva, 305
sustancias adictivas
y anestésicos de uso rutinario
en, 257
y medicamentos de prescripción común en, 256, 257
olsalazina, 268
omeprazol, 175, 263
opiáceos sintéticos, 254
opio, 255
opioides, 254, 256
orfenadrina, 237
Organización Mundial de la Salud
(OMS), 61, 132
órganos hematopoyéticos, 391
oro, 195
Orthomyxovirus, 221, 224
ortopnea, 320
Índice alfabético 473
osteítis
alveolar aguda, 322
tratamiento, 322
deformante, 340
osteodistrofia renal, 104, 111
osteoesclerosis, 104, 111
osteomalacia, 104, 437
osteomielitis, 368
intramedular aguda, 322
mandibular, 322
por contigüidad, 322
osteopenia, 245, 394
osteoporosis, 104, 301, 339, 388
estados de, 125
prevención de, 299
primaria, 339
secundaria, 339
osteorradionecrosis, 278, 282, 309,
340
ostium, 225, 226
secundum, 353
otitis, 157
oxacepam, 254
oxicilina, 295
óxido
de nitrógeno, 230
de sulfuro, 230
de zinc, 195, 313
nítrico, 2
nitroso, 188, 199, 232, 372, 378,
392
oxígeno, 331
oxitetraciclina, 52, 154, 175
oxprenolol, 3
P
paciente
asmático, 197
manejo odontológico, 228
bajo quimioterapia antineoplásica, 312
manejo dental, 312
protocolo general para
manejo de, 312
bajo radioterapia, 311
protocolo general para
manejo de, 311
bajo terapia anticoagulante, 184
consideraciones farmacológicas, 181
manejo odontológico del,
181
pruebas de valoración y control de, 432
recomendaciones y adecuaciones durante la consulta
dental, 181
cirróticos y alcoholismo, 102
con alergias, manejo odontológico de los, 372
con amigdalitis
consideraciones
farmacológicas, 224
y adecuaciones en la consulta odontológica,
223
exámenes complementarios,
224
manejo odontológico, 223
manifestaciones orales, 224
con anemia, manejo odontológico, 150
con antecedentes personales
patológicos, 444
con coagulopatías secundarias
manejo
dental del, 183
odontológico del, 182
recomendaciones y adecuaciones durante la consulta
odontológica, 182
con colitis y malabsorción/desnutrición
consideraciones farmacológicas, 271
exámenes complementarios,
270
manejo odontológico de, 270
recomendaciones y adecuaciones durante la
consulta, 270
manifestaciones orales, 271
resumen de manejo odontológico, 273
con deficiencias visuales, 411
con diabetes mellitus, prevalencia de enfermedades generales, 136
con discapacidades mentales,
métodos para mejorar la
higiene y condición oral de,
309
con disfunción renal, cambios
estomatológicos, 110
con enfermedad pulmonar obstructiva crónica, 231
con erosión ácida del esmalte
por vómitos crónicos, 266
con faringitis de repetición,
manejo odontológico, 223
con gripe o resfriado común,
manejo odontológico, 222
con hemodiálisis, 104
con hepatopatías moderadas, fármacos de uso común en
odontología en, 95
con inmunosupresión, manejo
odontológico de, 375
con leucemia aguda, 164
con múltiples antecedentes patológicos (APP), 449
con padecimientos renales, fármacos de uso común en
odontología, 110
con SIDA, pruebas que se
requieren para su manejo en
el consultorio dental, 434
con síndrome de Sjögren, 205
con trasplante de médula, 164
con trastornos leucocitarios
consideraciones
farmacológicas, 161
y adecuaciones en la consulta dental, 160
exámenes complementarios,
161
manejo odontológico del,
160
con tratamiento antileucémico,
164
con tuberculosis, criterios de
manejo de, 81
con VIH–SIDA, conclusiones
del manejo odontológico, 72
diabético, 136, 138
categorías principales, 131
manejo, 322
odontológico del, 361
morbilidad y mortalidad, 323
discapacitado, 308
embarazada
consulta odontológica, 293
en la consulta dental, manejo
de la, 297
fármacos que deben evitarse
en la, 296
en etapa de la menopausia,
manejo en la consulta dental,
299
en programas de diálisis y trasplante renal, 109
esplenectomizados, 329
geriátrico
adecuaciones en el consultorio dental para el, 410
causas
de alteraciones en la
mucosa oral del, 400
frecuentes de xerostomía
e hiposalivación, 406
historia médica del, 408
manejo
estomatológico, 399, 408
perspectiva odontológica,
408
toma de decisiones en el
manejo del, 408
tratamiento del, 408
hemofílico, manejo dental del,
188
474 Medicina en odontología
hipertenso
clasificación en el control de
la enfermedad, 5
crisis hipertensiva, 5
extracciones odontológicas y
cirugía oral en el, 329
manejo, 329
odontológico del, 8
incapacidad funcional inmunológica de, 47
infecciosos
interpretación de resultados
de pruebas iniciales y
confirmatorias para identificar, 433
pruebas iniciales y confirmatorias para identificar, 433
pruebas para identificación
de, 433
infectados por VIH
historia clínica, 64
manejo de las enfermedades
periodontales en, 394
infectocontagiosos, protocolo
para el manejo de, 60
inmunosuprimido
con fármacos, 329
deficiencia
de complemento, 328
de polimorfonucleares,
328
inmunodeficiencia
celular, 328
humoral, 328
manejo del, 328
leucémico en receso, 164
médicamente comprometidos,
protocolo para la aplicación
de medidas preventivas
odontológicas, 307
pediátrico
principios generales del
manejo odontológico en
el, 357
VIH, manejo odontológico
del, 371
propenso a padecimientos sistémicos, 416
que recibirán o han recibido
radioterapia, manejo preventivo en, 310
radiado, 309
recomendaciones especiales al,
429
sano, 416
sensibles a infecciones, 416
sistema defensivo, 47
sospechoso
de sífilis, diagnóstico, 85
y de grupos de riesgo, 136
VIH positivos, categorías, 65
(Índice alfabético)
padecimientos
cardiacos, 29
infectocontagiosos, 419
renales, 380
sistémicos, 414
manifestaciones locales de,
417
odontología preventiva en,
305
panadizo herpético, 367
pancitopenia, 391
pancolitis, 268
páncreas endocrino, 291
pancreatitis crónica, 269, 271
pancuronio, 380
pannus, 200
papilas gustativas, 280
papiloma, 74, 75
en zona de mucosa labial, 75
paracetamol, 175
parafunciones, 253
parálisis
bucofacial, 242
cerebral, 240, 378
cambios orales, 378
cuadro clínico, 240
diagnóstico, 241
etiología, 240
exámenes complementarios,
246
manejo odontológico de los
pacientes con, 246, 378
manifestaciones orales, 247
de los pacientes con, 378
plan de tratamiento, 247
recomendaciones y adecuaciones durante la consulta, 246
tratamiento, 241
cerebral extrapiramidal, 378
parálisis
de Bell, 6
facial, 67
paramixovirus, 73
paraplejía, 240
espástica, 378
parestesia, 115
paro cardiaco, 31
parotiditis, 73, 74, 158, 364
supurativa, 402
pastas para impresión, 195
pediculosis de la cabeza, 366
pelos de punta, 154
pénfigo, 348
vulgar, 191, 207, 210, 211, 212,
348, 414
etiología y patogenia, 211
examen (es)
clínico, 211
histológico, 211
complementarios, 211
inmunodiagnóstico, 211
manejo
médico, 211
odontológico, 212
recomendaciones y adecuaciones durante la consulta, 212
penfigoide, 126, 191
benigno de la mucosa, 208, 209
atención odontológica, 210
etiología y patogenia, 209
examen (es)
histológico, 209
complementarios, 209
inmunodiagnóstico, 209
manejo
del penfigoide, 210
odontológico, 210
recomendaciones y adecuaciones durante la consulta, 210
cicatrizal, 208, 348
penicilamina, 201
penicilina, 45, 52, 82, 94, 96, 159,
181, 191, 195, 196, 198, 205,
206, 216, 295, 301, 321, 380,
389, 453
benzatínica, 39, 358
G, 110, 359
benzatínica, 84, 175, 223
procaínica, 38, 223
tipo ureidopenicilinas, 95
V, 110, 223, 301
y derivados, 196
Penicillium, 227
pentamidina, 148
pepsina, 263, 268
Peptostreptococcus, 390
perborato sódico, 403
peributolol, 3
pericarditis, 34
pericoronitis aguda, 329
perindopril, 3
periodo de ventana, 66
periodoncia, 188, 387
periodontitis, 191, 204, 282, 291,
295, 390, 391
convencional del adulto, 393
crónica, 416
de progresión rápida, 393
necrosante, 393
ulceronecrosante (PUN), 70, 370
periodonto, 313
periostitis, 84
peritonitis, 157, 268
bacteriana espontánea, 92, 101
peróxido
de hidrógeno, 391, 403
quemadura por, 209
personalidad
ciclotímica, 249
Índice alfabético 475
histriónica, 249
pasivo–agresiva, 249
petequias, 416, 453
orales, 92
palatinas, 179
peyote, 254
pielograma intravenoso, 294
pielonefritis, 106, 107, 116
crónica, 106
etiología y patogenia, 106
exámenes complementarios, 106
factor predisponente en el desarrollo de, 106
manejo
médico, 106
odontológico, 106
manifestaciones clínicas, 106
recomendaciones y adecuaciones
durante la consulta, 106
pigmentaciones melánicas, 401
pilocarpina, 203, 315, 402
pindolol, 3, 159
piojo de cuero cabelludo, 366
piperacilina, 182
piperacinina, 176
pirabenzamina, 159
pirazinamida, 366
pirazolonas, 195
piridoxidina, 152, 273
pirimetamina, 159
pirosis, 139, 140, 264
piroxicam, 19, 175, 176
placa dentobacteriana, 204, 306,
310, 317, 392, 396
como factor de riesgo en enfermedades sistémicas, 307
plan de tratamiento
adecuaciones al, 446
antecedentes personales patológicos significativos, 448
dental
adecuaciones al, 409
variables
biológicas, 409
psicológicas, 409
sociales, 409
en odontología, 445
estrategia y tácticas, 447
plaquetas, 145, 152, 171, 429
alteraciones
cualitativas de, 344
cuantitativas de, 344
plasma, 185
plomo, intoxicación por, 381
PMN
basófilos, 428
eosinófilos, 428
neutrófilos, 428
Pneumocystis carinii, 61
poiquilocitosis, 152
poliartritis migratoria, 37
policitemia, 154, 231, 358, 392,
428
consideraciones
farmacológicas, 156
y adecuaciones en la consulta
dental, 155
de la altura, 154
estudios complementarios, 156
manejo odontológico del
paciente con, 155
manifestaciones bucales, 156
relacionada
con alteraciones renales, 154
con dificultad en el transporte, 154
secundaria a enfermedades pulmonares obstructivas crónicas, 154
vera, 155
diagnóstico de, 155
tratamiento médico, 155
poliglobulia, 154
de estrés, 154
polimorfonucleares, 392
poliomielitis, vacuna contra la, 364
poliuria diabética, 314
Porphyromonas gingivalis, 308,
390
posbypass cardiopulmonar, 346
potasio, 103, 111, 272, 440
práctica dental geriátrica, 410
adaptaciones
exteriores, 410
interiores, 411
consideraciones sobre seguridad,
411
mercado de trabajo, 410
práctica odontogeriátrica, actividades preventivas, 410
prazosina, 3
prednisolona, 126, 206
prednisona, 101, 116, 117, 126,
176, 231
sistémica, 370
preeclampsia, 292
premedicación ansiolítica, 245
presión
arterial, 291, 408
clasificación en el adulto, 2
diastólica, 346
prevención de accidentes, 411
Prevotella intermedia, 390
prilocaína, 23, 110, 196, 197, 257,
296, 330, 361
primaquina, 152
primidona, 148, 153, 159, 239, 245,
302
primoinfección tuberculosa, 79
probenecid, 137
problemas
cardiovasculares, 420
hematológicos, 421
neurológicos, 421
sistémicos asociados a infecciones, 323
procaína, 196, 199, 354
procainamida, 159
procaterol, 231
procedimientos quirúrgicos
intermedios, 323
mayores, 323
mínimamente traumáticos, 323
proctitis, 84
producción salival en diferentes etapas de actividad, 406
profiláctico, 283
profilaxis
antibiótica, condiciones cardiacas, 49
antimicrobiana, 45
consideraciones farmacológicas, 53
exámenes complementarios,
53
manifestaciones orales, 53
pacientes con disfunción
hepática y renal, 51
de trombosis venosa, 327
progestágenos, 104
progesterona, 301, 317, 343
proguanil, 148
proliferación medular, 155
promazina, 159
propafenona, 31
propiltiouracilo, 123, 159
propoxicaína, 196
propoxifeno, 110, 178, 189, 257,
265, 295, 296, 354, 453
propranolol, 3, 7, 16, 31, 123, 124,
137, 159, 175, 242, 330, 453
prostaglandinas, 77, 192, 193, 227
E2 (PGE2), 308
D2 (PGD2), 194
protamina, 183
proteínas, 91, 99, 111, 129, 269,
272, 281, 438
antimicrobianas salivales, 315
C, 179
deficiencia de, 346
reactiva, 201
epiligrina, 208
humanas, 211
totales, 440
proteincinasa C, 308
prótesis, 300
corporales, 45
e injertos corporales, 47, 51
manifestaciones clínicas y
manejo médico, 47
valvulares, 45, 306, 359
cardiacas, 51
Proteus, 158, 328
476 Medicina en odontología
protrusión
lingual, 258
maxilar, 378
prueba
de amplificación genética, 59
de Coombs, 150
de ELISA, 189
de función hepática, 252
de hemoglobina glucosilada,
134
de inmovilización del treponema
(TPI), 86, 435
de Ivy, 172
de la química sanguínea, 440
interpretación de resultados,
440
de laboratorio de utilidad para el
dentista, 427
de Schilling, 150
de Schirmer, 203
de sensibilidad a la tuberculina
(PPD), 79, 366, 434
para valorar hemostasia, 252
Pseudomonas
aeruginosa, 157, 158, 286, 320,
322, 324, 328, 428
Sp., 158
psicoestimulantes, 255
psicofármacos, 95
pubertad, 297, 299, 342
manejo odontológico, 297
precoz, 341
recomendaciones y adecuaciones
durante la consulta, 297
puente (s)
coronario, 14, 23
provisionales, tratamiento paliativo, 277
pulpectomía, 355
pulpitis, 293
irreversible
crónica, tratamiento de la,
352
dolorosa, tratamiento de la,
351
pulpotomía, 141
punción (es)
medular, 163
tronculares mandibulares, 284
púrpura trombocitopénica, 347
idiopática(PTI), 174, 175, 178
manejo del paciente con, 325
trombótica, 382
pústulas de base eritematosa, 83
Q
queilitis, 258
angular, 68, 139, 258, 272, 369
(Índice alfabético)
comisural, 69, 401, 404
en un paciente con anemia ferropénica, 153
queratosis, 214
querubismo, 453
química sanguínea, elementos de la,
438, 439
quimiotaxis linfocitaria, 217
quimioterapia, 275, 283
antineoplásica, 309
estrategias generales para
manejo de pacientes en,
285
manejo médico odontológico
de apoyo en, 285
etapa
citotóxica, 284
precitotóxica, 284
manejo
médico, 283, 288
odontológico, 284, 288
manifestaciones orales, 287, 289
recomendaciones y adecuaciones
durante la consulta, 287, 288
quinapril, 3
quinidina, 31, 32, 34, 159, 175,
382, 404
quinina, 159, 175, 453
quistes mandibulares, 125
R
radiación, 314
antineoplásica, 309
corporal, 284
efectos nocivos sobre el feto,
293
en maxilares, 340
solar, 294
ultravioleta, 205
radiografía
de tórax, 80, 294
de Waters, 226
periapical, 294
radioterapia, 275, 276, 324
alteraciones del sentido del
gusto, 278
cambios
orales por, 280
óseos por, 282
en cabeza y cuello, protocolo
para la atención oral previo a,
278
etapa
de irradiación, 278
posradiación, 282
posradiactiva, 281
prerradiactiva, 277
manejo
médico, 276
odontológico, 277
manifestaciones orales, 283
protocolo de manejo de pacientes durante, 279
recomendaciones y adecuaciones
durante la consulta, 282
ramipril, 3
rango
albúmina/globulinas, 438
internacional de normalización
(INR), 18, 327, 432
ranimustina, 155
ranitidina, 159, 175, 263, 266
raquitismo, 437
reacción
en cadena de la polimerasa
(PCR), 62
liquenoide, 6, 404, 453
reanimación cardiopulmonar básica
ABC
abrir la vía respiratoria, 332
dar respiración de boca a boca,
332
restaurar la circulación, 332
técnica de, 331
receptores de acetilcolina, 342
reflujo gástrico, 292
región
abdominal y genital, comparación de la radiación que
alcanza, 294
cervicofacial, 283
orofacial, familias virales que
afectan la, 73, 74
rehabilitación protésica, 129
rescate, maniobras básicas de, 331
resequedad, 314
bucal, 204
reserpina, 3
resinas, 195
resistencia del huésped, medicamentos que alteran la, 394
resolución de lesiones después de
un mes de haber suspendido el
fármaco causal, 403
respiración
artificial, 332
bucal, 124
de boca a boca, maniobra de,
332
respuesta eritematosa gingival, 200
reticulocitos, 152
retinitis, 84
retinol, 272, 273
retraso en la erupción, 379
retrovirus, 73, 74, 205
LAV (virus asociado a linfadenopatía), 61
ribavirina, 58
riboflavina, 152, 273
Índice alfabético 477
rickettsiosis, 158, 173
riego sanguíneo cerebral, 411
riesgo
coronario, factores de, 11
de sangrado, 139
infeccioso, 139
rifabutina, 80
rifampicina, 7, 8, 80, 95, 159, 175,
301, 302, 366
rinitis, 194
alérgica, 371
riñón, 308
rinorrea, 222
profusa, 371
Rinovirus, 224
ristocetina, 173
ritonavir, 66
rubéola, 158, 174, 364
S
sabor
ácido, 408
amargo, 408
dulce, 407
salado, 407
sacroileítis, 268
salbutamol, 223, 228, 231
sales
de aluminio, 266
de calcio, 266
de litio, 402
de magnesio, 266
de oro, 159, 201, 202, 382
salicilatos, 95, 110, 181, 197, 198,
216, 355, 453
saliva, 405
estimulada, 314
Salmonella, 158, 328, 428
salpingitis, 157
saneamiento bucodental, 53
sangrado
cutáneo, 391
desórdenes en el, 382
gingival, 129
atípico, 92
espontáneo, 113, 286
mucoso y gingival, 286
oral relacionado con trompocitopenia, 370
pacientes sometidos a procedimientos, clasificación, 383
problemas de, 344
tendencia al, 245
sangre, urea y creatinina en, 436
sarampión, 158, 293, 364
grave, 173
sarcoidosis, 216
sarcoma
de Kaposi, 61, 64, 67, 74, 370
bucal, 69
tratamiento del, 70
en la lengua, 69
osteógeno, 341
satolol, 3
secobarbital, 244
secreción
ácida nocturna, 264
acidopéptica, 263
de aldosterona, 2
de renina, 1
salival, 415
efecto de la radiación sobre,
310
sedantes, 95
sedimentación globular, incremento
de la velocidad de, 358
sellado marginal en restauraciones,
414
sensibilidad
dental, 397
microbiana, exámenes de, 118
tardía, 453
septicemia, 173, 268, 320
serositis, 372
Serratia, 328
seudopolicitemia, 154
seudopoliglobulia, 154
sialoadenitis, 6
supurativa, 402
sialoadenosis, 272
parotídea, 258
sialorrea, 71, 77, 85, 111, 247, 289,
404
sialosis, 314
alcohólica, 98
diabética, 140
SIDA, 185, 369, 419, 421, 431
sífilis, 48, 56, 82, 355, 368, 435
congénita, 368
manifestaciones orales de,
369
consideraciones y restricciones,
86
exámenes complementarios, 86
indicaciones, 435
interpretación de resultados, 435
latente, 84
lesión sospechosa, 85
manejo dental e implicaciones
odontológicas, 84
condición bucal, 84
trabajo interdisciplinario, 84
plan de tratamiento, 87
primaria, 83
pruebas
confirmatorias, 435
iniciales, 435
y confirmatorias para
diagnóstico de, 435
secundaria, 84
terciaria, 84
tratamiento médico, 84
signo (s)
de Babinski positivo, 148
de Levine, 12
de Nikolsky, 207, 211, 212
toma de, 22
síndrome
anémico, fisiopatología del, 147
atáxico, 240
de abstinencia, 253
cambios
físicos, 97
mentales, 97
de Albright, 341
de Behçet, 217, 219
de Bernard–Soulier, 175, 178
de Bloom, 163
de boca ardorosa, 300
de Budd–Chiari, 99
de Chediak–Higashi, 48, 160,
162
de Cross, 390
de Cushing, 1, 125, 129, 173,
362
de DiGeorge, 48, 374
de disfunción respiratoria aguda,
99
de Down, 163, 379
alteraciones de los tejidos
duros y blandos del cráneo, 379
manejo odontológico de los
pacientes con, 379
de Ehlers–Danlos, 339
de Gaisbock, 154
de Goodpasture, 104
de Grinspan, 141
de hipotensión supina, 291, 293
de inmunodeficiencia adquirida
(SIDA), 61, 73, 78, 375, 433
de Klinefelter, 163
de Laband, 390
de malabsorción, 266, 339
–desnutrición, 268, 269, 272
tratamiento, 269
de Marfan, 339
de Nezelot, 48
de Papillone–Lefèvre, 390
de Plummer–Vinson, 153
de Ramon, 390
de Rutherford, 390
de Sjögren, 191, 201, 202, 205,
207, 300, 314, 315, 414, 453
consideraciones farmacológicas, 204
etiología y patogenia, 203
478 Medicina en odontología
exámenes complementarios,
204
manejo
médico, 203
odontológico, 204
manifestaciones orales, 204
recomendaciones y adecuaciones durante la consulta, 204
de Stevens–Johnson, 54, 215,
403, 404
de Wiskott–Aldrich, 375
de Zollinger Ellison, 264
del leucocito perezoso, 48, 160,
162
del nodo sinusal enfermo, 30
dispépsico, 261, 262
doloroso, 252
espástico, 240
hepatorrenal, 92
mieloproliferativo, anemia por,
152
miofacial doloroso, 301
nefrótico, 113, 314
aspectos clínicos, 114
consideraciones farmacológicas, 115
etiología y patogenia, 113
exámenes complementarios,
115
manejo
médico, 113
odontológico, 114
manifestaciones
clínicas, 113
orales, 115
recomendaciones y adecuaciones durante la consulta, 114
paraneoplásico, 382
premenstrual doloroso, 251
X, 13
diagnóstico, 13
sinergismos, 210
sinusitis, 224
consideraciones
farmacológicas, 226
y adecuaciones en la consulta
odontológica, 225
crónica, 225
diagnóstico de, 225
exámenes complementarios, 226
manejo odontológico, 225
manifestaciones
clínicas, 224
orales, 226
tratamiento médico, 225
sistema
antifibrinolítico salival, 92
de coagulación, 171
de complemento, 92, 192
(Índice alfabético)
fibrinolítico, 131, 171
fármacos que activan el, 182
hipotálamo–hipófisis–glándula
suprarrenal (HHA), 127
nervioso central (SNC), 125,
196, 238, 300
vascular renal, 2
sobrecrecimiento gingival, 390
causado por consumo de nifedipino, 395
inducido por medicamentos,
manejo del, 394, 395
Sociedad Cardiovascular Canadiense, clasificación de angina
de pecho, 13
sodio, 103, 111, 272, 440
solventes químicos, 257
somnolencia, 245
SRSA (sustancias de reacción lenta
de la anafilaxia), 194
Staphylococcus
aureus, 46, 105, 158, 224, 320,
322, 401, 428
hemolítico, 105
Streptococcus
pneumoniae, 224, 230, 324
pyogenes, 224
viridans, 45, 46, 359
subsalicilato, 266
de bismuto, 263, 266
succinilcolina, 380
sucralfato, 263, 279
sulfametoxazol, 175, 181, 296
sulfamidas, 95, 149, 159
sulfas, 82, 197
sulfasalazina, 268
sulfonamidas, 94, 98, 137, 175,
181, 296, 301, 302, 382
sulfonas, 149
sulfonilureas, 133
sulindac, 175
superinfecciones, 453
suplementación esteroidea
protocolo dental simplificado
para, 101, 118
supresión
adrenal, 392
suprarrenal severa, 126
surco gingival, 48, 307
sustancias tóxicas, 394, 440
sustitutos salivales, uso de, 316
T
tabaco, 255
efecto de los productos del, 396
tabaquismo, 21, 388, 389, 397
tacrolimus, 395
tacto, 408
talasemia, 147, 149, 152
mayor, 287
taquiarritmias, 29
clasificación, 29
supraventriculares, 30
ventriculares, 30
taquicardia, 127, 231
taquipnea, 195
TB
primaria, 78
tratamiento oral del paciente
con, 81
Td (tétanos y toxoides de difteria),
364
técnica
de Ivy, 32, 93, 202, 207
de Ziehl–Neelsen, 80
tejido (s)
blandos, 324
abscesos de, 320
cambios en, 20
perimaxilares, 320
cambios geriátricos y gerontológicos de los, 399
celular subcutáneo, 319
conectivos, 345
dentales y periodontales, 400
exógeno, 211
gingivales, 395
proliferación vascular en el,
317
glandular
exocrino, 202
salival, 203
remanente, 315
hematopoyético, 281
orales
del anciano, cambios en el
ámbito microscópico, 400
riesgo de sangrado posoperatorio, 171
óseos, 282
de maxilares, 289
peribucales, 257
periodontales, 387, 396
telangiectasia hemorrágica hereditaria, 173, 325
telmisartán, 3
temacepam, 254
tenascina, 138
tenelidina, 159
teofilina, 199, 223, 231, 232, 376
terapéutica endodóntica, generalidades de la, 351
terapia
anticoagulante, 179, 346
manejo de pacientes con, 327
oncológica
condiciones odontológicas
que requieren manejo
inmediato previo a, 277
Índice alfabético 479
tratamiento
convencional, 277
radical, 277
quirúrgica reconstructiva, 289
radiactiva, radiación corporal
total (RICT), 288
rehabilitadora protésica, 315
terazosina, 3
terbutalina, 223, 228, 231
tétanos, 364
tetracaína, 196
tetraciclinas, 19, 33, 82, 95, 96, 110,
175, 181, 195, 197, 205, 206,
225, 256, 263, 270, 294, 295,
296, 301, 302, 355, 453
tetralogía de Fallot, 41, 50, 358, 359
tetranitrato de pentraeritrilo, 14
tetraplejía, 240
TGF–, 146
tiacidas, 137, 175
tiamina, 273
ticarcilina, 165, 166, 175, 176
ticlopidina, 176
tiempo
de protrombina (TP), 25, 32, 36,
58, 91, 93, 98, 124, 165,
172, 180, 242, 265, 270,
321, 326, 327, 347, 383,
431, 432
de sangrado (TS), 109, 265, 326,
347
de Ivy, 25, 172, 222, 431,
432
parcial de tromboplastina (TPT),
93, 98, 165, 172, 242, 270,
326, 327, 347, 383, 431, 432
tifo exantémico, 158
timolol, 3, 31, 32
tinción con rosa de Bengala, 203
tioridazina, 159
tiramina, 252
tiroiditis, 122
de Hashimoto, 122, 262
tirotoxicosis, 34, 122, 341
tiroxina, 124, 240
T4, 121
TNF, 157
–, 146
tobramicina, 7, 296
tocoferol, 272, 273
tolbutamida, 133, 159, 175
tolmetín, 175
tomografía computarizada (TC),
237
tosferina, 364
toxicomanía, 314
toxinas, migración de, 352
toxoplasmosis, 64
trabajo interdisciplinario, 416
trandolapril, 3
tranilcipromina, 250
tranquilizantes menores, 257
transaminasa
aspártica (AST), 21
glutamopirúvica (AST), 437,
439, 440
oxaloacética (ALT), 436, 439,
440
transfusión
de concentrados plaquetarios en
caso de hemorragia, 325
de sangre completa, 185
trasplante, 100, 126
de médula
como tratamiento para leucemia, 167
ósea, 284, 287, 288
fase
de rechazo crónico o agudo,
99
estable, 99
hepático, 99
estado
postrasplante, 99
pretrasplante, 99
manejo médico, 99
virus Epstein–Barr, 102
orgánico, 419
paciente bajo quimioterapia
para aceptación de, 312
renal, 116, 151, 381
exámenes complementarios,
118
fase de postrasplante, 116
fase de pretrasplante, 116
fase temprana de trasplante,
116
manejo
médico, 116
odontológico, 117
de los pacientes que
han recibido, 381
fase estable de postrasplante, 117
profilaxis antimicrobiana, 117
susceptibilidad
infecciosa, 117
fase temprana de postrasplante, 117
manifestaciones orales, 119
recomendaciones y adecuaciones durante la consulta, 117
temprano, fase de, 99
trastorno (s)
adquiridos de la coagulación,
383
adrenales, manejo odontológico
de los pacientes con, 362
agudo epitelial, 269
cardiovasculares, 254
de la coagulación, 252, 382
de la hemostasia, 169
diagnóstico básico, 172
manifestaciones orales, 178
de la médula ósea, 382
de la personalidad, 248
neurosis y depresión
consideraciones farmacológicas, 252
exámenes complementarios, 252
manejo odontológico,
250
manifestaciones orales,
253
recomendaciones y adecuaciones durante la
consulta, 251
tratamiento médico, 248
de la vía intrínseca, 324
de personalidad, principales
tipos de, 249
del metabolismo óseo, pruebas
para identificación de, 437
del sistema de coagulación, 179
eritrocíticos, 146
gastrointestinales, 244
hepáticos, 182
pruebas de laboratorio para
valorar enfermos con, 436
inmunopatológicos, tipos de,
193
leucocitarios, 157
manifestaciones bucales de,
161
neurológicos, 235
cuadro clínico, 236
diagnóstico, 237
manejo odontológico en
pacientes con, 241
tratamiento médico, 237
neuromusculares, 342
periodontales, 171
plaquetarios, 174, 382
consideraciones farmacológicas, 178
exámenes complementarios,
178
manejo dental del paciente
con, 176
recomendaciones y adecuaciones durante la consulta
dental, 176
psicológicos, 349
psiquiátricos, 247, 349
secundarios al uso de antibióticos, 182
vasculares, 173
interpretación de resultados, 437
tratamiento (s)
dental, 418
480 Medicina en odontología
valores de INR y toma de
decisiones en el, 433
efectos primarios y secundarios
orales, 415
endodónticos intracanales, 360
estado terapéutico, 415
periódico de sostén, 446
traumatismo
craneoencefálico, 239
obstétrico, 241
trazodona, 250
trepanación, 141
Treponema pallidum, 83, 86, 368
lesión en paladar blando por, 86
triamcinolona, 126, 199, 228
triamtereno, 114, 148
triazolam, 245
tricomoniasis, 84
trifluoroperazina, 159
triglicéridos, 438, 440
trihexifenidilo, 237
trimeprazina, 159
trimetadiona, 159
trimetoprim, 148, 152, 175, 181,
296
trinitrotolueno, 152
tripanosomiasis, 158
trismo, 281, 282
manejo del, 279
trisomía 21, 379
signos y síntomas, 379
triyodotironina, T3, 121
trociscos de oxitetraciclina, 219
trombastenia, 94, 99, 104, 109, 111,
113, 391
de Glanzmann, 175
trombina
tisular, 169
tópica, 186, 187
trombocitopenia, 66, 92, 94, 99,
109, 111, 113, 162, 166, 174,
177, 286, 288, 344, 348, 373,
382, 391, 392, 432
causas de, 344
con riesgo de hemorragia, 163
fármacos que producen, 174,
175
inducida por cateterismo, 346
manejo
dental del paciente con, 178
médico, 176
manifestaciones clínicas, 176
uso de fármacos inductores de,
178
trombocitosis, 155, 273
tromboembolia, 36, 182
tromboflebitis séptica del seno
cavernoso, 320
tromboplastina
parcial, 94
tisular, 180
(Índice alfabético)
trombosis, 11, 155, 301, 346
cerebral, 432
del seno cavernoso, 225
riesgo de, 299
venosa, 182
tromboxano A2, 12
tuberculosis, 56, 62, 64, 136, 366,
419, 435, 444
abierta, 79
indicaciones, 435
manejo odontológico del
paciente con, 366
manifestaciones bucales, 82
pruebas a solicitar e interpretación de resultados, 435
pulmonar, 78
diagnóstico, 79
etiología y patogenia, 78
exámenes complementarios,
81
manejo
médico farmacológico, 80
odontológico, 81
recomendaciones y
adecuaciones durante la consulta,
81
manifestaciones clínicas, 78
pruebas de laboratorio indicadas para el diagnóstico
de, 434
tratamiento
médico, 80
oral, 82
pulmonar (TB), 78
secundaria, 79
tubo digestivo, 91
tumor
del embarazo, 295
pardo, 111
sólido, 287
U
úlcera (s)
aftosa, 6, 367
paciente con neutropenia
cíclica, 162
recurrente, 370
asociada a enfermedades sistémicas, 218
bucales, 111
de etiología infecciosa, 72
exudado seroso de la, 84
inespecíficas, 70
mayor
en el pilar faríngeo, 218
en mucosa de paladar blando,
71
oral, 373
péptica, 15, 129, 251
activa, 346
causas principales y trastornos asociados, 264
gástrica y duodenal, 263
cuadro clínico, 264
etiología y patogenia, 263
manejo odontológico,
265
resumen de manejo odontológico del paciente con,
267
profundas, 162
recurrentes (aftas), 70
ulceración, 258, 282, 416
aguda, 85
bucal, 202
traumática, 402
unidades Gray, 276
unión
A/Ag–A/Ac, 209
queratinocito–queratinocito, 208
urea, 436, 440
uremia, 113
uretritis, 106
urgencias
dentales, tratamiento de, 128
médicas en odontología, 330
uroquinasa, 175, 182
urticaria, 6, 115, 194, 371
V
vacuna
de parotiditis, sarampión y
rubéola (PSR), 364
inactiva poliovirus (VIP), 364
poliovirus oral (VPO), 364
rotavirus, 364
valproato, 175, 250
valsartán, 3
válvula (s)
cardiaca
anormal, 307
artificiales, pacientes portadores de, 353
orgánicas, 327
mitral, 38
alteraciones, 34
prolapso de la, 360
protésicas cardiacas, 359
tricúspide, alteraciones de la, 35
ventriculares, 51
ventriculoperitoneales, 51
valvulopatía
aórtica, 201
mitral, 201
vancomicina, 93, 95, 96, 100, 110,
112, 118, 159, 175
Índice alfabético 481
vanlafaxina, 252
variaciones clínicas de interés dental, 197
varicela, 364, 365
Varicellae, 365
varices
esofágicas, 91
orales, 400
sublinguales, 401
vasculitis, 201, 205, 207
cerebral, 348
vasoconstricción, 169
periférica, 187
–catecolaminas, 138
vasoconstrictores, 18, 186
adrenérgicos, 124, 255, 361, 376
anestésicos con, 119
contraindicaciones al uso de,
8, 23
vasodilatación, 216
arterial periférica, 92
vasodilatadores, 3
coronario de acción corta, 24
vasos, 171
gingivales, 392
pérdida de elasticidad de los, 2
VDRL, 86
VEB, 75
Veillonella, 390
Venereal Disease Research Laboratory, 86
venlafaxina, 250
verapamil, 3, 19, 31, 33
verrugas, 74
genital, 368
vesículas, 210
VIH, 355
in vitro, 63
pruebas iniciales y confirmatorias para, 434
vincristina, 163, 175, 283, 286, 312
virus
causal de hepatitis, pruebas para
identificación de, 433
Coxsackie, 361
A21, 221
infección por el grupo de,
368
de Epstein–Barr, 69, 72, 369
de herpes simple (VHS), 67, 76
en paladar duro, 76
de inmunodeficiencia humana
(VIH), clasificación pediátrica de la infección por el,
369
de la gripe, 221
de la hepatitis, 101
B, 105, 177, 189, 364, 433
C, 189
D, 57
de la inmunodeficiencia humana
(VIH), 52, 78, 177, 189, 393,
433
de papiloma humano, 368
Epstein–Barr, 73, 75, 115, 119,
158, 200, 203
herpes zoster, 77
varicela–zoster, 67
infección por, 72
vitamina, 95, 271, 273, 423
A, 95, 269, 300
B, 98
deficiencia de, 147
B12, 147, 150, 152, 153, 240,
262, 265, 273
anemia por disminución de,
148
deficiencia de, 382
C, 98, 106, 273
D, 91, 95, 103, 113, 114, 115,
267
deficiencia de, 339
E, 270
K, 25, 91, 92, 93, 94, 96, 97, 98,
149, 171, 181, 182, 183,
272, 273, 326, 327, 345,
347, 432
deficiencia de, 179, 344, 345
volumen
corpuscular medio (VCM), 147,
429, 430
eritrocitario, 151
W
warfarina, 327, 404
sódica, 179
X
xerostomía, 72, 115, 140, 203, 204,
222, 226, 258, 265, 266, 272,
280, 288, 301, 313, 340, 349,
370, 394, 404, 406, 453
xilocaína, 138, 243, 245, 246, 255
Y
yodo, 272
radiactivo, 122
yodopovidona, 70, 394
yoduro, 199, 295, 402
Z
zalcitabina (ddC), 63, 66
zidovudina (AZT), 63, 66, 95, 167,
175
zinc, deficiencia de, 300
zonas hialinizadas, 400
zorubicina, 283
ERRNVPHGLFRVRUJ
482 Medicina en odontología
(Índice alfabético)