Solución de problemas
en endodoncia
Prevención, identificación y tratamiento
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Solución de problemas
en endodoncia
Prevención, identificación y tratamiento
5.ª edición
James L. Gutmann
DDS, Cert Endo, PhD (honoris causa), FACD, FICD, FADI
Professor Emeritus, Department of Restoratives Sciences
Baylor College of Dentistry
Texas A&M University System, Health Science Center
Dallas, Texas;
Diplomate, American Board of Endodontics
Honorary Professor, School of Stomatology
Wuhan University
Wuhan, China
Paul E. Lovdahl
DDS, MSD, FACD, FADI
Practice Limited to Endodontics
Sea Mar Community Health Center
Bellingham, Washington
con 1.663 ilustraciones
Edición en español de la quinta edición de la obra original en inglés
Problem Solving in Endodontics: Prevention, Identification, and Management
Copyright © MMXI, 2006, 1997, 1992, 1988 by Mosby, Inc., an affiliate of Elsevier Inc.
Revisión científica
Dr. Carlos Canalda Sahli
Catedrático de Patología y Terapéutica Dental
Facultad de Odontología, Universitat de Barcelona
© 2012 Elsevier España, S.L.
Travessera de Gràcia, 17-21 – 08021 Barcelona, España
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reproducción, fotocopia, traducción, grabación o cualquier otro sistema de recuperación y almacenaje de información.
ISBN edición original: 978-0-323-06888-8
ISBN edición española: 978-84-8086-827-3
Traducción y producción editorial: Gea Consultoría Editorial, s. l.
Advertencia
La medicina es un área en constante evolución. Aunque deben seguirse unas precauciones de seguridad estándar,
a medida que aumenten nuestros conocimientos gracias a la investigación básica y clínica habrá que introducir
cambios en los tratamientos y en los fármacos. En consecuencia, se recomienda a los lectores que analicen los
últimos datos aportados por los fabricantes sobre cada fármaco para comprobar las dosis recomendadas, la vía y
duración de la administración y las contraindicaciones. Es responsabilidad ineludible del médico determinar las
dosis y el tratamiento más indicados para cada paciente, en función de su experiencia y del conocimiento de cada
caso concreto. Ni los editores ni los directores asumen responsabilidad alguna por los daños que pudieran
generarse a personas o propiedades como consecuencia del contenido de esta obra.
El editor
Prólogo v
Prólogo
L
a endodoncia parece haber llegado a una encrucijada en
su evolución y desarrollo como especialidad odontológica.
En los últimos años, la práctica de la endodoncia ha
mejorado gracias a la introducción de importantes innovaciones
tecnológicas y en los resultados de las investigaciones basados en
la evidencia. Gracias al notable volumen de información nueva,
hemos llegado a comprender mucho mejor las bases biológicas
del tratamiento, lo que se ha traducido en importantes avances
en el tratamiento clínico y en la obtención de resultados más
predecibles. Para muchos odontólogos es fundamental poder
proporcionar un tratamiento endodóncico de calidad a sus
pacientes y que conserven su dentición.
No obstante, al mismo tiempo parece que han empeorado
nuestros procesos educativos en este campo. La contratación de
personal docente con dedicación exclusiva a la enseñanza de la
endodoncia ha supuesto un problema importante, especialmente
entre las filas de titulados recientes de los programas de especialización endodóncica estadounidenses y canadienses. Y lo mismo
sucede en muchos otros países del mundo. Los modestos resultados obtenidos mediante la contratación de militares en la
reserva para cubrir algunos puestos docentes han quedado contrarrestados por la relativa brevedad del tiempo que pueden
dedicar estas personas. Además, muchas de ellas optan por una
«segunda carrera» más lucrativa dedicándose a la medicina
privada. Por otra parte, aunque la dedicación a tiempo parcial
cumple su cometido dentro del proceso docente, la mayoría de
estas personas no poseen experiencia pedagógica. Debido a ello,
la enseñanza puede basarse muchas veces en conocimientos
empíricos, lo que en ocasiones puede socavar incluso los currículos más sofisticados y mejor estructurados. A pesar de que en
EE. UU. y en otros países se ha contratado a muchos profesores
preparados en el extranjero, quedan numerosas plazas vacantes
y sin perspectivas de que se puedan cubrir a corto plazo. En
algunas escuelas, los departamentos de endodoncia han perdido
autonomía y se han unido para formar megadepartamentos, lo
que en última instancia debilita la posición de la endodoncia en
la competencia por el tiempo curricular. Entonces, ¿quién va a
enseñar a los estudiantes del futuro?
Un observador atento comprobará igualmente que en los
últimos años hemos perdido a muchas figuras perdurables e
influyentes en el ámbito de la enseñanza endodóncica. Estas
personas no sólo resultan memorables por su docencia inspiradora, sino también por su sacrificio y compromiso con la excelencia en todos los aspectos de la endodoncia. Cualquier intento
de elaborar una lista completa sería inútil, ya que la definición
de «grande» resulta muy imprecisa. No obstante, ahora nos
preguntamos quiénes van a ser los líderes que puedan reemplazar
a Irving Naidorf, Gerry Harrington, I.B. Bender, Sam Seltzer,
Hank Van Hassel, Don Arens, Harold Gerstein, Tom Mullaney,
Gene Natkin, Thom Dumsha y Ed Osetek. ¿Quiénes serán los
pilares del futuro? ¿Hemos asistido al crepúsculo de los «profesores de endodoncia»? ¿Quiénes serán recordados por su inteligencia, por el rigor de sus programas docentes y por su
influencia perdurable sobre los estudiantes? ¿Quién aportará la
pasión necesaria a la enseñanza de la endodoncia, y las energías
y la curiosidad imprescindibles para la investigación en este
campo?
A diferencia de muchos novelistas populares o guionistas de
cine de nuestros tiempos, nosotros no cerramos las ediciones
precedentes de este libro con visos de una posible «secuela» o de
planes para una «siguiente entrega». El impulso para la elaboración de una quinta edición fue surgiendo de forma gradual
durante muchas sesiones de propuestas de ideas y reflexión en
los años posteriores a la publicación de la cuarta edición. Es
evidente que los investigadores han realizado contribuciones
importantes que han influido considerablemente en nuestra
práctica profesional. Algunos conceptos que resultaban muy
novedosos en el momento de publicar la cuarta edición han sido
asimilados plenamente a la teoría y la práctica modernas. Otras
propuestas proceden de algunos lectores y de comentarios sobre
nuestros trabajos anteriores. Nuestras propias experiencias y
observaciones han contribuido igualmente a determinadas
incorporaciones y cambios, así como una necesidad cada vez
mayor de presentar toda la información desde una perspectiva
más global. Por ejemplo, los sistemas de numeración de la dentición varían considerablemente de unos países a otros. Dado
que este libro ha obtenido una difusión internacional sorprendente y gratificante, hemos tenido que efectuar una revisión para
conseguir una terminología normalizada internacional, por
ejemplo, primer molar superior, etc. Del mismo modo, hemos
intentado utilizar un lenguaje que resulte lo más claro posible
para los lectores de lengua no inglesa.
Muchos de los excelentes tratados de endodoncia disponibles
actualmente constituyen antologías de capítulos escritos por
multitud de autores variados y diferentes. Este método tiene la
desventaja evidente de la escasa o nula comunicación entre unos
escritores y otros. La quinta edición de Solución de problemas en
endodoncia es obra de dos de los autores originales. La intensísima colaboración durante el largo proceso de elaboración ha
permitido la creación de un texto muy coherente e integrado.
Por ejemplo, a menudo se hacen referencias cruzadas a conceptos y figuras de otros capítulos en los que se puede obtener
v
vi Prólogo
información adicional que resulta muy útil. Un análisis superficial del índice nos demuestra que se ha reestructurado completamente el texto en secciones de temas relacionados. Hay varios
capítulos totalmente nuevos. Además, hemos reescrito casi completamente todos los capítulos que se mantienen de la edición
anterior.
Por lo que se refiere al contenido, el primer cambio evidente
es la expansión del diagnóstico en esta edición. Hemos comprobado que la resolución de los problemas debe incluir un
proceso diagnóstico más completo. Las observaciones acerca de
los casos extraídos de la práctica privada de los autores ponen de
relieve los errores en el diagnóstico y la planificación del tratamiento que, en algunos casos, han conducido a una sucesión de
desastres durante dicho tratamiento. En ocasiones, el tratamiento
endodóncico estaba totalmente injustificado. Lo que pretendíamos al ampliar este apartado era proporcionar al lector un
proceso diagnóstico que le permitiera confirmar o descartar
determinadas patologías relacionadas con el estado de la pulpa
y el periodonto en la gran mayoría de las situaciones clínicas.
Por otra parte, no pretendíamos escribir una enciclopedia.
Hemos omitido algunos trastornos muy poco frecuentes, ya que
consideramos que un profesional atiende mejor a sus pacientes
descartando las posibilidades más frecuentes y derivándolos a un
especialista cuando no puede alcanzar un diagnóstico. Para nuestros lectores internacionales hemos incluido tantos diagnósticos
y tratamientos alternativos como nos ha sido posible para poder
establecer un diagnóstico correcto con los medios de los que
dispongan.
También hemos ampliado considerablemente la sección dedicada a técnicas quirúrgicas. La capacidad para planificar un
tratamiento y llevar a cabo numerosas intervenciones quirúrgicas
es una de las características más destacadas de la endodoncia; por
consiguiente, resulta obvio que la conservación del diente constituye el objetivo primordial de esta obra. Hemos limitado
intencionadamente las descripciones de cirugía periapical a los
dientes anteriores, y suponemos que todos los lectores que utilizarán este texto para aprender técnicas quirúrgicas serán
novatos. Hemos escrito el libro teniendo esto en cuenta y prestando mayor atención a los detalles. La cirugía periapical para
los dientes posteriores requiere mucha experiencia quirúrgica y
no está dentro del ámbito de este tratado.
En tercer lugar, hemos incluido referencias bibliográficas a lo
largo de todo el texto. Es asombrosa la cantidad de investigaciones que se han publicado desde la edición anterior. Hemos
procurado incluir tantas referencias importantes como hemos
podido para intentar mantener nuestra filosofía. Siempre que es
posible, citamos referencias basadas en la evidencia para respaldar nuestras elecciones clínicas. Por otra parte, dado que estos
libros quedan a menudo obsoletos después de pasar por todos
los prolijos procesos de su edición, incluimos una lista adicional
de lecturas recomendadas, actualizada lo más cerca posible del
momento final de la publicación. Les adelantamos que crearemos una página web para las referencias, que podrán usar tanto
docentes como conferenciantes.
Por último, hemos dedicado capítulos enteros a la irrigación,
la desinfección y la determinación de la longitud de trabajo, con
un amplio análisis de la literatura y directivas clínicas, dada la
importancia que estas dos entidades tienen en la obtención de
un resultado satisfactorio. Por otra parte, hemos ampliado las
secciones e incluido comentarios clínicos sobre el diagnóstico y
el tratamiento de la hipersensibilidad dental, el tratamiento de
la pulpa vital y las técnicas para revitalizar los tejidos comprometidos en dientes con un desarrollo apical incompleto (lo que
se conoce a menudo erróneamente en esta fase inicial de su
evolución como «endodoncia regeneradora»). A este respecto, el
lector debe tener presente que tratamiento endodóncico no
equivale a tratamiento radicular, ya que esta disciplina abarca
numerosas modalidades de diagnóstico y tratamiento.
capítulo | Agradecimientos
vii
Agradecimientos
U
n libro de estas características requiere las aportaciones
de muchas personas desinteresadas y leales que compar
tan la pasión y el compromiso de sus autores.
PEL desea expresar su gratitud por la enorme contribución de
su hija Jennifer Ludwigson en la producción de las imágenes digi
tales y la localización de tablas y registros, así como por su dispo
sición a someterse a demostraciones de fotografía clínica. Gracias
también a Lorrie Ebergson, que posee una memoria sorprendente
para los casos y los nombres de los pacientes. Gracias igualmente
a Diane Edson por planificar las sesiones fotográficas y participar
también en ocasiones en las mismas. Gracias a Joe Ludwigson por
su ayuda con las fotografías de cráneo. Agradezco igualmente los
casos aportados por los colegas a los que se hace referencia en las
leyendas. Y por último, quiero dar las gracias a mi esposa Kathy
por su paciencia inagotable y su buena disposición a lo largo de
todo el proyecto.
JLG quiere expresar su agradecimiento a todos sus antiguos
estudiantes, actualmente licenciados, y a todos los profesionales
(de hasta 51 países) a los que ha tenido el honor y el privilegio de
enseñar y orientar en la búsqueda de unas técnicas endodóncicas
predecibles y de calidad. Yo mismo he aprendido de todos
vosotros durante el proceso, y además habéis mantenido viva mi
pasión por la docencia. También deseo dar las gracias al personal
de endodoncia del Medical College of Virginia, University of
Maryland en Baltimore, y del Baylor College of Dentistry por
su apoyo en mi idea acerca de la excelencia endodóncica durante
mis 27 años de dedicación plena a la enseñanza. Mi agradecimiento
también por su entusiasmo y apoyo a los asistentes dentales y el
personal administrativo que me han ayudado en la práctica de la
endodoncia. Y por último, quiero expresar mi más profunda gra
titud a mi esposa, Marylou, por sus muchas horas de paciencia,
su comprensión y su apoyo.
También queremos dar la gracias a John Dolan, editor ejecu
tivo, por haber creído en nosotros y por habernos espoleado
delicadamente para que siguiéramos adelante con esta edición; a
Brian Loehr, director de producción, por sus ideas tan creativas y
su entusiasmo a la hora de editar este tratado y de preparar la
distribución y la presentación de los mensajes contenidos en el
mismo; y a Rachel McMullen, nuestra directora jefe de proyectos,
por mantener el programa previsto y por asegurarse de que
siempre buscáramos la perfección en cada una de las etapas del
camino.
vii
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capítulo | Dedicatoria
ix
Dedicatoria
E
s al mismo tiempo un privilegio y un honor para los dos
autores de este libro poder dedicar esta edición revisada
de Solución de problemas en endodoncia a la Dra. Sonia
Ferreyra, de Córdoba (Argentina). Hemos podido descubrir que
Sonia es una persona con una idea muy personal de la educación
odontológica y con el empeño de llevarla a la práctica. A comienzos de su carrera docente recibió el reconocimiento de sus colegas
y estudiantes por su capacidad para enseñar la ciencia de la
odontología de conformidad con los parámetros más exigentes
de asistencia clínica. De forma gradual, las necesidades y las
peticiones de sus estudiantes de posgrado se tradujeron en un
programa formalizado que actualmente comprende un plan de
estudios de 30 meses de duración centrado en la endodoncia y
los traumatismos dentales.
Actualmente, la Dra. Ferreyra es presidenta de FUNDECO,
una fundación científica argentina para la educación odontológica continuada. La doctora creó esta fundación en 2002 con el
objetivo de enseñar a odontólogos cualificados la formación y la
pericia clínica adecuadas. Su idea de «salvar dientes» incluye la
preparación, la atención a los pacientes y la investigación clínica,
algo muy loable en estos tiempos. Además de continuar con
programas educativos al más alto nivel posible, FUNDECO ha
desarrollado programas educativos para colegios, programas
educativos para deportistas y programas de unidades de urgencias para el tratamiento de los traumatismos dentales en hospitales locales. Bajo su experta supervisión, se han desarrollado
protocolos de tratamiento y programas de rehabilitación para
pacientes, totalmente gratuitos. También ha puesto en marcha
programas de investigación que contribuirán en última instancia
a que la comunidad en general pueda beneficiarse de una asistencia clínica de calidad y con unos resultados predecibles. Ha
sido la responsable directa de 359 estudiantes de posgrado, 185
de los cuales han completado con éxito sus estudios y siguen
colaborando con la Fundación. Los 174 restantes se encuentran
actualmente en diferentes etapas de su carrera docente o experimental. Y sigue demostrando su influencia sobre profesionales
de la odontología de Uruguay, Paraguay, Chile, Argentina y
España.
Sonia se ha convertido en un rayo de esperanza para muchos
profesionales de la odontología y en un salvavidas para la conservación dental y la asistencia bucodental de calidad para innumerables residentes de estos países. Es una verdadera apasionada
de su misión; muy meticulosa a la hora de escoger a sus estudiantes; implacable en su búsqueda de la perfección clínica y
docente; y compasiva y solícita en todos sus proyectos. Todos
sus estudiantes la adoran, y tanto en los buenos tiempos como
en los momentos difíciles de la creación de FUNDECO se ha
hecho querer por muchísimos odontólogos, a los que ha imbuido
su sabiduría, sus valores inquebrantables y su fervorosa integridad profesional. La doctora Ferreyra posee los títulos de DDS y
PhD y es miembro de la American Association of Endodontics
y de la International Association of Dental Traumatology.
Para JLG, como colaborador en proyectos de la Dra. Ferreyra
durante los últimos diez años, la suya ha sido una relación
extraordinaria y muy gratificante, especialmente durante el desarrollo y la evolución de su fundación. Para PEL, los cinco últimos
años de contribución le han permitido ampliar sus horizontes y
su amor por la docencia a todos los niveles, animado por el ansia
de conocimientos y el entusiasmo mostrados por todos los estudiantes de Sonia. Los dos nos sentimos muy humildes y orgullosos de dedicar nuestro trabajo a esta joven mujer tan
extraordinaria y entusiasta, que es al mismo tiempo una verdadera «amiga» y una fuente de inspiración para muchos de nosotros. Te saludamos, Sonia, y te damos las gracias por tu inmensa
contribución a la endodoncia y la traumatología dental.
James L. Gutmann
Paul E. Lovdahl
ix
x capítulo | Novedades de esta edición
Novedades de esta edición
Para ayudarle a tomar las decisiones clínicas
más apropiadas en cada momento, esta edición
contiene nuevos capítulos y secciones sobre el
diagnóstico y la planificación del tratamiento
Amplía las posibilidades
de los endodoncistas
a la hora de establecer
el diagnóstico diferencial.
Empleo de nuevos materiales
en el tratamiento de la pulpa vital.
Hemos ampliado la sección de cirugía con
nuevos casos clínicos, y con un análisis más
exhaustivo de las indicaciones y las aplicaciones
de las diferentes técnicas quirúrgicas
x
capítulo | Novedades de esta edición
xi
Nuevas ilustraciones
Dibujos y radiografías
en los que se presentan
problemas anatómicos
potenciales y de
importancia clínica.
Controversias sobre los aspectos
biológicos y clínicos de la determinación
de la longitud de trabajo
xi
xii capítulo | Índice
Índice
Parte 1
Solución de problemas en el diagnóstico
y planificación del tratamiento, 1
1 Solución de problemas en el diagnóstico
del dolor odontógeno, 1
2 Técnicas para la solución de problemas
en la obtención de radiografías, 22
3 Solución de problemas en la
interpretación de radiografías dentales, 42
4 Solución de problemas en el diagnóstico
diferencial de los defectos óseos
producidos por patologías pulpares
y periodontales, 70
Parte 2
Técnicas de tratamiento para la solución
de problemas en los procedimientos
endodóncicos no quirúrgicos, 132
7 Dificultades para la solución de problemas
en el tratamiento de la hipersensibilidad
dentinaria y de la pulpa vital, 132
8 Solución de problemas en el aislamiento
dental, la apertura de accesos
y la identificación y localización
de los orificios, 150
9 Solución de problemas en la determinación
de la longitud de trabajo, 177
5 Solución de problemas en el diagnóstico
10 Técnicas clínicas para la solución
6 Solución de problemas en el diagnóstico
11 Solución de problemas en la limpieza
de los fracasos terapéuticos, 97
del dolor no odontógeno, 119
de problemas en la ampliación y el
modelado del conducto radicular, 195
y desinfección del sistema de conductos
radiculares, 209
12 Dificultades para la solución de problemas
en la obturación de conductos
radiculares, 218
13 Dificultades para la solución de problemas
en raíces, sistemas de conductos
radiculares y desviaciones anatómicas
comprometidos, 241
14 Técnicas de solución de problemas
en la revisión de endodoncias previas, 273
15 Solución de problemas en el tratamiento
de las urgencias por odontalgia, 304
xii
capítulo | Índice
Parte 3
Procedimientos terapéuticos de
solución de problemas en tratamientos
quirúrgicos, 325
xiii
Parte 4
Solución de problemas
en procedimientos dentales
complementarios, 418
16 Dificultades para la solución de problemas 19 Solución de problemas en el tratamiento
en cirugía periapical, 325
17 Solución de problemas en el tratamiento
de dientes con caries subgingival
y fracturas marginales, incluidos
los defectos radiculares, 356
18 Dificultades para la solución de problemas
de fracturas dentales y lesiones dentales
traumáticas, 418
20 Solución de problemas encontrados
durante la restauración de dientes
endodonciados, 439
que requieren una intervención quirúrgica
perirradicular, 384
Formulario y directrices de la AAE para valorar la dificultad de los casos endodóncicos, 465
Índice alfabético, 467
xiii
Parte 1
capítulo
1 | Solución deyproblemas
en el diagnóstico
del dolor odontógeno
Solución de problemas en
el diagnóstico
planificación
del tratamiento
1
Capítulo 1
Solución de problemas
en el diagnóstico del dolor odontógeno
Si consideramos durante algunos momentos la
causa original del problema en el ápice radicular, podremos
llegar a saber lo que tenemos que hacer para conseguir un
tratamiento satisfactorio. Si admitimos que la causa
original consiste en la irritación de la pulpa en
descomposición, su supresión nos conducirá a la curación
en la mayoría de los casos.27
W. Whitehouse, 1884
Para muchos odontólogos supone un problema alcanzar un diagnóstico endodóncico exacto. La solución a este problema no es
sencilla ni se ajusta a un método que pueda reducirse a una serie
de pasos simples. A ello hay que añadir que la mayoría de los
clínicos tienen problemas para rechazar los conceptos y las prácticas de toda la vida, y se oponen a la idea de que se pueda ir en
contra de estas creencias. Su experiencia, a examen, suele ser muy
limitada. Existe, además, cierta tendencia a confiar plenamente
en las autoridades en la materia, sin preguntarse cómo estas han
llegado a influir tanto en la teoría y en la práctica clínicas. Cuando
uno asiste a un curso de educación continuada no es infrecuente
pensar cosas como «Yo ya conozco esto», «Ya lo he oído antes» o
«No hay nada nuevo que pueda aprender aquí».
Los odontólogos asisten a cursos de educación continuada o
consultan la bibliografía especializada con la intención de mejorar
sus conocimientos y aptitudes. En realidad, la mayor parte de la
información de estos cursos puede no resultarle nueva a un
profesional con experiencia. Sin embargo, lo que a menudo
pasan por alto los clínicos es la importancia de los detalles, la
relevancia relativa de los conceptos, y la forma en que esta
información exclusiva puede mejorar su perspicacia diagnóstica
y la recogida de datos clínicos. Al volver a la práctica de la
odontología, se suele olvidar la información presentada en estas
experiencias docentes, por lo que los clínicos están condenados
a repetir los mismos errores que se han venido perpetuando
durante años. Con la intención de limitar este proceso improductivo, y con la esperanza de que podamos clarificar, simplificar
y poner de manifiesto para el clínico dental aquellos patrones
arraigados de conceptos erróneos en relación con el diagnóstico
de las patologías pulpares y periapicales, en este capítulo describiremos detalladamente los métodos diagnósticos utilizados
por los autores y por la mayoría de los endodoncistas.
© 2012. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos
Lista de solución de problemas
En este capítulo se abordan los siguientes dilemas y dificultades
de solución de problemas en el diagnóstico:
Obtención de una anamnesis dental exacta
Interpretación de los antecedentes y de los datos
subjetivos
Exploración clínica: datos objetivos
Inspección visual
Uso de la sonda
Palpación
Percusión
Prueba de presión de mordida
Sondaje periodontal
Movilidad
Interpretación de radiografías
Diagnóstico diferencial provisional
Pruebas de sensibilidad (vitalidad)
Teoría
Técnica de las pruebas aplicables y pertinentes
Prueba de frío
Prueba de calor
Colocación del dique dental (de goma) para las pruebas
pulpares térmicas
Prueba pulpar eléctrica
Prueba de la anestesia
Cavidad de prueba
Diagnóstico clínico basado en la respuesta a las pruebas
Normalidad
Pulpitis reversible
Pulpitis irreversible
Pulpitis irreversible no localizada
Pulpa necrótica
Aerodontalgia/barodontalgia
Resumen: el diagnóstico pulpar definitivo
1
2 capítulo 1
|
Solución de problemas en el diagnóstico del dolor odontógeno
Puede que la mayoría de estos conceptos le resulten ya familiares; lo que pretendemos en este capítulo es presentar un contexto para cada método o prueba que nos permita poner de
manifiesto su importancia exclusiva en un formato de solución
de problemas. No todas las pruebas diagnósticas, los métodos de
exploración, el análisis de la información previa o los datos
subjetivos aportados por el paciente resultan relevantes en todos
los casos. Con la ayuda de ejemplos clínicos, destacaremos la
utilidad de cada técnica a la hora de ayudar al odontólogo a
reconsiderar todo el proceso diagnóstico y a aplicar un enfoque
realista y significativo a la consecución de un diagnóstico
definitivo.
Obtención de una anamnesis
dental exacta
Lo más frecuente es que la persona que acude a la consulta del
odontólogo se queje de dolor. Normalmente se trata de un problema agudo que el paciente considera «una urgencia», y que
generalmente describe como hinchazón, dolor al morder, intolerancia a los cambios de temperatura o con la frase «Tengo una
infección en el diente». En ocasiones, el problema dental es la
consecuencia de un traumatismo que suele resultar evidente por
su aspecto; o bien el paciente se queja de un dolor impreciso o
poco localizado. En algunos casos, el dolor puede no ser la razón
para la consulta odontológica. Durante esta se recoge la versión
del paciente y otros datos cruciales, así como se determina la
naturaleza concreta del problema. Además de aportar bastante
información sobre el mismo, este contacto inicial (si se efectúa de
forma abierta y sin coacciones) suele dejar bien claras las expectativas del paciente, sus experiencias anteriores, sus temores y la idea
que pueda tener acerca de la naturaleza de su problema dental.
El dolor es muy variable y su percepción muy subjetiva; por
estas razones, para obtener la anamnesis hay que reunir e interpretar la información apropiada. A menudo, los pacientes tienen
ideas preconcebidas muy arraigadas que pueden resultar inexactas o irrelevantes. Por ejemplo, frecuentemente creen saber cuál
es el diente que les está dando problemas. El clínico debe ser
capaz de diferenciar la información de utilidad, como «No puedo
morder con este diente», de la subjetiva, como «Me duelen estos
tres dientes». Es muy poco probable que el problema del paciente
proceda de tres dientes, pero es bastante habitual que el dolor
se extienda a una zona mayor que la del diente causal. Estas son
algunas preguntas pertinentes que pueden ayudarlo a obtener
mayor información acerca del problema concreto del paciente:
•
•
•
•
•
«¿Le molesta algún diente en este momento?»
«¿Siente dolor ahora?»
«¿Cómo puntuaría su dolor en una escala de 1 a 10?»
«¿Desde cuándo siente el dolor?»
«¿Cuándo experimentó el dolor por primera vez?»
En algunos casos, el dolor ha continuado después de que el
paciente haya acudido a otro odontólogo en busca de tratamiento para su problema. En tales casos pueden resultar pertinentes las siguientes preguntas:
• «¿El dolor que siente ahora es de algún modo diferente al
que percibía antes del tratamiento anterior?»
• «¿Puede recordar lo que sentía antes del tratamiento que le
prescribió el otro odontólogo?»
Es muy importante prestar atención a la descripción que hace el
paciente de su dolor para poder comprender el problema, interpretar la información obtenida y realizar un interrogatorio más
exhaustivo cuando sea necesario. Algunos pacientes pueden ir
acompañados de sus parejas, sus padres o algún amigo que quieran
contribuir a la entrevista. Por lo general, esto no resulta muy útil.
Es mejor dirigirse al paciente para conseguir esta información.
• «¿Cuándo siente este dolor?»
• «¿Es un dolor constante? Si no lo es, explique cómo o
cuando aparece y cuánto puede durar».
• «¿Ha aparecido el dolor con mayor frecuencia o ha durado
más en los últimos días o semanas?»
• «¿Las cosas frías o calientes estimulan el dolor?»
• «¿Hay algún momento del día en el que el dolor parezca
acentuarse?»
• «¿Le despierta el dolor por la noche?»
• «¿Cómo describiría el dolor? ¿Es un dolor sordo? ¿Es agudo,
como una descarga eléctrica?»
Al llegar a este punto conviene preguntar al paciente acerca de
sus posibles percepciones o problemas físicos.
• «¿Ha notado alguna hinchazón o le parece que tiene
hinchada una zona determinada?»
• «¿Tiene alguna zona de la cara que sea especialmente
sensible al tacto?»
• «¿Hay algún diente que le duela o le provoque molestias al
masticar o después de haber comido?»
• «¿Le parece que tiene algún diente suelto, o muerde con
algún diente antes que con otros?»
Interpretación
de los antecedentes
y de los datos subjetivos
Los antecedentes y los datos subjetivos suelen interpretarse simultáneamente, conforme se van conociendo, y el interrogatorio
posterior suele basarse en estas impresiones iniciales. A modo de
revisión general, consideremos estas preguntas en el orden que
hemos propuesto previamente. A menudo, las respuestas a las
preguntas iniciales acerca del problema dental fundamental
pueden conducirnos directamente a la exploración clínica y a un
diagnóstico rápido. Si el problema consistía en un absceso agudo,
por ejemplo, el paciente probablemente nos proporcionará con
sus dos o tres primeras respuestas información suficiente para
poder establecer un diagnóstico provisional de absceso. En tal
caso, el interrogatorio posterior se centraría en la posible presencia
de signos físicos y síntomas de infección. Quedaría por determinar
si el absceso es de etiología pulpar, periodontal o de otro tipo.
Los pacientes con problemas de dolor crónico pueden no experimentar ningún dolor en el momento de la exploración, aunque es
posible que describan detalladamente el carácter crónico del mismo.
Los problemas endodóncicos pueden manifestarse con carácter episódico durante un tiempo, aunque en la mayoría de los casos siguen
capítulo 1
|
Solución de problemas en el diagnóstico del dolor odontógeno 3
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
un patrón de períodos de normalidad cada vez más cortos y otros
con molestias cada vez más prolongados. Posteriormente, pueden
producirse incluso períodos con ausencia total de molestias.
La ventana temporal de los problemas dentales es mucho más
estrecha que la de los de dolor mioaponeurótico, que a menudo
fluctúan durante varios años. Conviene averiguar si ha habido
períodos de resolución completa. Este tipo de antecedentes pueden
deberse también al dolor mioaponeurótico secundario al bruxismo
nocturno, que se describe en el capítulo 6, dedicado al dolor no
odontógeno. En el caso de este trastorno, el paciente suele despertar por la mañana con dolor facial. Tanto los problemas endodóncicos como el dolor mioaponeurótico pueden despertar a los
pacientes durante el sueño profundo, lo que constituye una de las
medidas relativamente objetivas de la intensidad del dolor. Otros
síntomas característicos del dolor mioaponeurótico pueden confundirse también con los de las enfermedades endodóncicas.
Como se explica detalladamente en el capítulo 6, los pacientes con
neuralgia del trigémino pueden experimentar episodios muy
intensos y debilitantes de un dolor parecido a una descarga eléctrica pero, curiosamente, nunca se despiertan con dolor.
Si el paciente no ha experimentado un dolor apreciable, las
respuestas a las preguntas sobre el sondaje durante la recogida
de datos suelen centrarse en un nódulo o «bulto» detectado en
la superficie mucosa o en una zona que sea especialmente sensible al tacto. Estos hallazgos pueden indicarnos la existencia de
una lesión periapical en desarrollo o de un trayecto fistuloso
supurante. También son posibles muchas otras opciones, desde
una exostosis normal pero no detectada previamente hasta una
pequeña hinchazón por obstrucción de algún conducto de las
glándulas salivales menores o mayores (conducto de Stensen).
Quedan fuera de los objetivos de este libro el diagnóstico y el
tratamiento de muchas de estas etiologías. Lo que pretendemos
aquí es descartar un posible origen o foco pulpar o periapical.
Por último, a algunos pacientes que acuden para una revisión
rutinaria se les detecta una lesión clínica con un posible origen
pulpar o periapical, o una lesión radiológica en las radiografías
rutinarias (v. capítulos 2 y 3). También es importante investigar
cualquier posible antecedente relacionado con estas lesiones.
Muchas personas pueden recordar haber experimentado anteriormente episodios de dolor o hinchazón local, lo que puede
ayudarnos a esclarecer estos hallazgos y a alcanzar un diagnóstico
más exacto. Por otra parte, la lesión radiológica o su interpretación pueden no tener un origen patológico.
Exploración clínica: datos
objetivos
Inspección visual
La exploración clínica específica para un diagnóstico endodóncico se centra en dos aspectos: los factores causales en los dientes
(inflamación pulpar, infección, etc.) y los signos de enfermedad
periapical en los tejidos blandos por la propagación de un proceso
inflamatorio/infeccioso procedente de la pulpa.1,2 En la inspección, hay que visualizar todos los dientes del lado doloroso. La
caries visible constituye una causa obvia de dolor. En ocasiones,
en un paciente con dolor espontáneo puede observarse una caries
visible en un diente (casi siempre un molar) en la arcada opuesta
al dolor. En tales casos, las pruebas posteriores suelen confirmar
que los dientes de la zona dolorosa son normales, mientras que
el dolor referido procede del diente carioso del lado opuesto.
Problema clínico
Problema: un hombre de 52 años fue atendido de urgencia. Su
principal problema consistía en episodios de dolor agudo y espontáneo en la zona molar inferior izquierda (fig. 1-1, A). Durante la
exploración visual no se identificaron caries ni líneas de fractura
en los dientes superiores o inferiores del lado izquierdo. Existía
una restauración de amalgama muy grande en el primer molar
inferior, que era la zona de la que el paciente pensaba que procedía el dolor. Sin embargo, en las pruebas de sensibilidad (pulpar)
térmica se obtuvo una respuesta normal en todos los dientes de
esa zona.
Solución: debido a la imposibilidad de reproducir el problema
del paciente durante la exploración de este cuadrante, se optó por
realizar más pruebas en otras zonas del lado izquierdo. Después
se efectuaron otras en los dientes opuestos. Durante las pruebas
de calor se detectó un dolor agudo e intenso en el segundo molar
superior. Una radiografía de esta zona reveló la existencia de una
caries de gran tamaño (v. fig. 1-1, B). Aunque durante la exploración
clínica no se observaron signos visibles de caries, al retirar el
composite oclusal se identificó una fuga marginal importante.
Solo el segundo molar superior necesitó tratamiento de conductos radiculares.
Figura 1-1 A. Los molares inferiores izquierdos suelen responder a las pruebas térmicas. B. Segundo molar superior con signos de caries
importante.
4 capítulo 1
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Solución de problemas en el diagnóstico del dolor odontógeno
Otra parte importante de la exploración clínica consiste en
la búsqueda de posibles líneas de fractura coronales.5 La mayoría
de las fracturas siguen una orientación mesial y distal, y frecuentemente quedan ocultas bajo restauraciones coronales (fig. 1-2).
En muchos casos, solo es posible observarlas en los rebordes
marginales intactos, aunque pueden extenderse por la superficie
interproximal hasta el hueso crestal o por debajo del mismo
(fig. 1-3). También pueden detectarse fracturas en las superficies
vestibular o lingual.26 La existencia de dos líneas de fractura en
Figura 1-2 Fractura coronal evidente en los rebordes marginales
intactos. Se distingue claramente la línea de fractura mesial ( flechas
rojas). La extensión distal de esa misma fractura no resulta tan
aparente, aunque es visible ( flecha negra).
superficies diferentes puede ser indicativa de una fractura cuspídea completa. Por ejemplo, la combinación de una línea de
fractura lingual profunda en el surco lingual de un molar inferior
con otra en el reborde marginal distal podría ser sugestiva de
una fractura de la cúspide lingual distal, lo cual constituye un
factor habitual de inicio de inflamación pulpar (fig. 1-4).
Hay que examinar los tejidos blandos para buscar posibles
signos físicos de eritema e hinchazón, que pueden indicar que
los tejidos periapicales están inflamados o infectados. Generalmente, estos signos físicos en concreto son indicios de trayecto
fistuloso, hinchazón local sobre los ápices o hinchazón regional
(fig. 1-5). El cambio de colores y el edema pueden constituir
también pistas en una zona de infección aguda reciente. Teniendo
presente el problema original del paciente, el odontólogo debe
extremar la cautela para que el descubrimiento accidental de
otros problemas no lo lleve a una conclusión errónea. Por
ejemplo, si el problema original incluía un episodio reciente de
sensibilidad térmica aguda, la observación visual de un trayecto
inusual en la mucosa alveolar o la encía adherida de un diente
monorradicular puede indicar la existencia de un problema
pulpar, pero es muy probable que este no sea el origen de los
síntomas por los que el paciente acude en busca del tratamiento.
En este caso, el sujeto puede tener por lo menos dos problemas
diferentes.
Figura 1-3 A. Fractura coronal que se extiende sobre el reborde marginal distal. B. Defecto periodontal por extensión de una grieta situada
bajo el hueso crestal ( flechas).
Figura 1-4 A. Líneas de fractura visibles en el reborde marginal distal y en el surco de desarrollo lingual del segundo molar inferior.
B. En este caso, la fractura provocó la separación completa entre la cúspide y la corona.
capítulo 1
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Solución de problemas en el diagnóstico del dolor odontógeno 5
Figura 1-5 Hinchazón causada por un absceso periapical agudo.
Figura 1-7 Sonda de calibre 23 (izquierda) y sonda endodóncica
DG 16 (derecha).
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Figura 1-6 Pericoronitis asociada a un tercer molar erupcionado
parcialmente ( flecha).
En ocasiones pueden observarse signos de infección que posiblemente constituyan la causa del problema del paciente, aunque
es muy poco probable que sean de origen pulpar o periapical.
La pericoronitis alrededor de un tercer molar parcialmente erupcionado es fácilmente reconocible en la mayoría los casos debido
a su localización; puede que haya que descartar un problema
endodóncico en el segundo molar (fig. 1-6). Mucho más frecuentes son los abscesos periodontales, que pueden ser más
difíciles de diferenciar de los periapicales si se observa patología
periodontal en toda la dentición.3,14 Analizaremos mejor este
problema diagnóstico en una sección posterior dedicada al
sondaje periodontal.
Para la exploración clínica se utilizan una serie de instrumentos y técnicas, que podemos considerar como las «herramientas
para la solución del problema». Cada una de estas pruebas o
técnicas de evaluación puede aportarnos alguna pista que puede
sugerir o confirmar el diagnóstico definitivo. Raras veces será
necesario recurrir a todas las pruebas o técnicas que se enumeran,
pero es igualmente importante no extraer conclusiones demasiado pronto en los casos de diagnóstico difícil. La exploración
clínica permite tanto identificar el origen de los síntomas o la
patología observada como descartar una afección de los dientes
adyacentes. En algunos casos puede haber problemas para reproducir los síntomas descritos por el paciente, pero a menudo es
posible alcanzar una conclusión bastante fiable acerca de la normalidad de determinados dientes, lo que nos permite alcanzar
un diagnóstico por exclusión.
Durante una exploración clínica se obtienen datos por medio
de diferentes pruebas y métodos de evaluación. Mientras que
algunas de estas técnicas permiten evaluar el estado de la pulpa,
otras sirven para determinar la posible extensión de la inflamación o infección pulpar al periodonto circundante. A veces
cuesta mucho separar los datos sobre la pulpa de los relacionados con la extensión del proceso patológico o con un posible
origen periapical. En este primer capítulo nos centraremos en
la obtención de aquella información esencial que nos proporcionará pruebas sobre el estado pulpar. Es necesario correlacionar e integrar otros datos obtenidos mediante este proceso de
solución del problema con una exploración exhaustiva del
periodonto circundante y con unas radiografías de buena
calidad. Toda esta información se integrará en un diagnóstico
periapical que describiremos en el capítulo 3.
Uso de la sonda
Durante el proceso diagnóstico, la sonda de calibre 23 o la sonda
endodóncica DG 16 (ambos instrumentos pueden incluir una
punta de calibre 17 si tienen dos extremos) pueden servirnos para
detectar caries, márgenes de restauraciones abiertos, fracturas,
cúspides desprendidas y líneas de fractura (fig. 1-7). Estos instrumentos también permiten determinar la posible extensión interproximal de las caries vestibulares y linguales. Si se localiza un
diente agrietado en la zona de dolor, conviene explorar la superficie interproximal del diente con una sonda fina de calibre 17
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capítulo 1
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Solución de problemas en el diagnóstico del dolor odontógeno
Figura 1-8 A. Sonda de calibre 17. B. Uso de la sonda de calibre 17 para detectar fracturas verticales en la corona. C. Uso de la sonda de
calibre 17 en la zona interproximal para detectar posible fracturas.
(fig. 1-8). A menudo, es posible detectar una línea de fractura
profunda y seguirla verticalmente a lo largo de la superficie proximal. Evidentemente, cuanto más apical sea la fractura, mayores
probabilidades habrá de que afecte a la pulpa. Si la fractura se
prolonga por debajo del hueso crestal puede producirse también
un problema periodontal (un hallazgo de pronóstico desfavorable). Analizaremos más detalladamente estas circunstancias en la
sección dedicada al sondaje periodontal, así como en el capítulo 3,
dedicado a la interpretación de las radiografías.
Palpación
Uno de los métodos de evaluación que forma parte de la exploración clínica que proporciona más información, aunque a menudo
se pasa por alto, es la palpación. A pesar de que no resulta fundamental para alcanzar un diagnóstico pulpar, en los dientes con
necrosis pulpar, el dolor o la sensibilidad a la palpación pueden
indicar la existencia de inflamación por periodontitis periapical.10
Es importante considerar la anatomía de la zona para poder interpretar los resultados de esta exploración. Los dientes con raíces
cercanas a la superficie del proceso alveolar tienen más probabilidades de manifestar dolor a la palpación. Las raíces que están
cubiertas por placas óseas vestibulares relativamente finas o que no
están cubiertas por hueso suelen localizarse en el maxilar superior;
los ápices de los incisivos centrales, los caninos, la raíz vestibular
del primer premolar y las raíces vestibulares de los molares habitualmente ocupan una posición anatómica cercana a la superficie
del hueso.12 El estudio de los dientes de cráneos humanos demuestra que la fenestración del ápice o de algunas partes de la superficie
radicular constituye un fenómeno habitual en ausencia de patología (fig. 1-9).8 Las lesiones periapicales de dientes de otras zonas no
suelen provocar dolor a la palpación, debido al espesor de la placa
vestibular o del reborde oblicuo externo en el caso de los molares
inferiores (fig. 1-10).12 Sin embargo, en el caso de un absceso
periapical agudo son relativamente frecuentes el dolor a la palpación, la hinchazón local y el drenaje por el surco gingival, incluso
en aquellas zonas en las que el hueso vestibular es muy grueso.
Percusión
El dolor o la sensibilidad al golpear un diente (percusión) no
es un dato fundamental para un diagnóstico pulpar, aunque es
Figura 1-9 Las fenestraciones constituyen un hallazgo
anatómico normal.
Figura 1-10 Ápices de molares inferiores cubiertos por hueso
cortical denso y espeso. En esta zona son menos frecuentes los
signos durante la palpación.
capítulo 1
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Solución de problemas en el diagnóstico del dolor odontógeno 7
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
sintomático de otros tres trastornos. Puede ser la secuela de un
traumatismo, lo que se aplica prácticamente a todos los dientes
anteriores y puede identificarse fácilmente mediante la anamnesis. Puede que no esté indicado un tratamiento de conductos
radiculares, ya que es posible que no esté dañada la pulpa.
Estarían indicadas las pruebas de sensibilidad (antiguamente
conocidas como pruebas de vitalidad ). Los dientes traumatizados
pueden manifestar o no dolor concomitante a la palpación pero,
en caso de que se observe, no suele limitarse a la región que
recubre el ápice.
En segundo lugar, el dolor a la percusión puede deberse a
una inflamación periapical por necrosis o inflamación aguda de
la pulpa.1,10 En estos casos puede observarse o no dolor concomitante a la palpación, solo sobre los ápices. Dependiendo del
carácter agudo o crónico de la patología subyacente, tanto el
dolor a la percusión como el concomitante a la palpación
pueden ser leves o muy acusados. Dentro de esta categoría se
encuentran los dientes con fracturas coronales, ya que es
la pulpa la que experimenta el dolor como consecuencia de la
flexión de la cúspide agrietada. No obstante, habría que recurrir
a las pruebas de sensibilidad para establecer un diagnóstico
pulpar.
En tercer lugar, el dolor a la percusión puede ser síntoma de
un traumatismo oclusal, generalmente como consecuencia del
bruxismo nocturno.1 No es frecuente observar la presencia
simultánea de dolor a la palpación en este trastorno. Por otra
parte, la pulpa de los dientes afectados suele responder a las
pruebas de sensibilidad. Es bastante habitual identificar más de
un diente igualmente sensible y que el paciente haya experimentado episodios previos de molestias separados por intervalos de
normalidad absoluta. Si el lector desea más información sobre
este tema, le remitimos al capítulo 6.
Para las pruebas de percusión se puede usar el mango de un
espéculo; en primer lugar, se golpean varios dientes de la arcada
opuesta a lo largo de su eje longitudinal o vertical (dirección
oclusal) para que el paciente perciba el concepto de normalidad
(fig. 1-11, A). Si es posible, se debe escoger la pieza contralateral
al diente en cuestión; si existe la posibilidad, se puede usar uno
previamente endodonciado y asintomático. Hay que procurar
«estandarizar» la magnitud de la fuerza que se aplica al golpear
cada uno de los dientes, aun cuando no sea posible medir dicha
fuerza.
Tras la percusión de los dientes a lo largo de su eje vertical,
hay que golpear, también con el mango del espéculo, sobre las
pendientes internas de las cúspides (en los dientes posteriores)
y en sentido perpendicular al eje longitudinal del diente
(v. fig. 1-11, B). Los dientes traumatizados y con periodontitis
periapical manifestarán sensibilidad en todas las direcciones. Los
dientes en los que se observe dolor a la percusión a causa del
bruxismo pueden manifestar esa sensibilidad en una dirección.
Si el diente responde normalmente a la percusión oclusal pero
es sensible a la percusión lateral, es muy probable que tenga un
problema de prematuridad oclusal o un patrón de desgaste por
los movimientos laterales. En muchos casos, la exploración visual
permite identificar cúspides o rebordes marginales lisos y aplanados cuando se han formado facetas por desgaste. Si el diente
manifiesta sensibilidad en dirección oclusal, el patrón de prematuridad o desgaste suele afectar a los contactos céntricos. Articular suele resultar muy útil a la hora de examinar los contactos
oclusales. En el capítulo 6 se describe el tratamiento de este
problema.
Prueba de presión de mordida
Esta prueba se realiza a partir de la de percusión. A veces, los
pacientes explican que no pueden masticar sin sentir molestias
en un lado de la boca o en un diente determinado. A menudo
resulta difícil reproducir este síntoma con la prueba de percusión. Para la de presión de mordida se pide al paciente que
muerda directamente un dispositivo o trozo de material colocado entre los dientes.5,8 Se debe llevar a cabo en todos y cada
uno de los dientes. Realice primero la prueba en el lado opuesto
para explicar al paciente lo que cabe esperar y lo que es normal.
Para su realización se pueden utilizar diferentes materiales. Se ha
propuesto emplear el mango o extremo de madera de un aplicador de algodón, una varita de madera de naranjo, el «Tooth
Slooth» o un tope dental provisional (fig. 1-12). La mayoría de
los odontólogos prefieren una varita de madera de naranjo o un
material de tope como gutapercha semidura. En el capítulo 6
podrá encontrar más información acerca de esta prueba.
Figura 1-11 A. Percusión en el eje vertical del diente. B. Percusión perpendicular al eje vertical del diente.
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Solución de problemas en el diagnóstico del dolor odontógeno
Figura 1-12 Prueba de presión de mordida con una varita de
madera. Véase el capítulo 6 para conocer otras técnicas.
Sondaje periodontal
No nos cansaremos de recalcar la utilidad del sondaje periodontal como parte del diagnóstico y de la diferenciación de los
problemas de origen pulpar o periapical. La pérdida de la inserción periodontal repercute considerablemente sobre el pronóstico del tratamiento y de la retención dental. El sondaje
periodontal debe comenzar por el diente sintomático. En oca-
siones, los abscesos periapicales agudos drenan espontáneamente
a través del surco y, al sondar la zona inflamada, se produce un
drenaje purulento. En la mayoría de los casos, la inserción se
recupera rápidamente tras la supresión del tejido pulpar infectado del conducto radicular, a menudo en menos de 1 semana
(fig. 1-13).
Durante una exploración periodontal rutinaria se suele medir
y registrar la profundidad del surco en los puntos mesial, mesiodental y distal de las superficies vestibular y lingual. Sin embargo,
durante una exploración endodóncica conviene sondar todo el
perímetro a intervalos de 1 mm, si es posible.14 Esta técnica
permite evaluar la morfología de cualquier defecto infraóseo con
pérdida de inserción. Desde el punto de vista diagnóstico, es
importante averiguar si el defecto es estrecho o ancho en todo
el perímetro radicular, así como determinar si tiene una arquitectura empinada o si presenta un patrón de sondaje gradual
hasta su punto más profundo. Las bolsas periodontales suelen
tener una arquitectura escalonada o gradual. Son poco profundas
en sus límites y se van empinando progresivamente hasta su
punto más profundo (fig. 1-14, A).
La patología periodontal constituye la causa más frecuente de
pérdida de inserción. Es posible confundir un absceso periapical
agudo con un absceso periodontal agudo.3 Si se comprueba que
el diente sintomático presenta un defecto profundo al sondarlo,
Figura 1-13 A. Hinchazón local asociada a un absceso periapical agudo. B. El sondaje es normal en todo el perímetro excepto en un defecto
estrecho de 10 mm en la zona de la bifurcación. C. Radiografía obtenida después del tratamiento en la que se observa la pérdida ósea asociada a la
lesión apical en la raíz distal. D. Tres semanas y media después del tratamiento. Los síntomas y la hinchazón han desaparecido completamente.
El sondaje confirma la total reinserción periodontal en la zona donde se encontraba el defecto.
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Solución de problemas en el diagnóstico del dolor odontógeno 9
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Figura 1-14 A. Sondaje de los niveles de hueso crestal detectados en las lesiones de periodontitis crónica. B. Patrón de sondaje de una
lesión periodontal por una fractura radicular vertical. Nota: los niveles óseos adyacentes son generalmente normales.
es importante sondar otras zonas para determinar si se ha producido una pérdida generalizada de hueso periodontal. Esta
junto con la existencia de varios defectos profundos respaldaría
un posible diagnóstico periodontal para el problema sintomático.11 Habitualmente es posible distinguir los abscesos periodontales por un resultado normal en las pruebas de sensibilidad
pulpar y por la falta de pérdida de hueso periapical. Si se comprueba que el diente sintomático tiene un defecto solitario, el
diagnóstico diferencial seguiría incluyendo una patología periodontal, que habría que descartar mediante las pruebas de sensibilidad y la evaluación del patrón de sondaje del defecto.
Si las pruebas de sensibilidad son negativas y no se puede
sondar hasta el ápice, la pérdida de inserción puede deberse a la
existencia de un trayecto fistuloso supurante procedente de un
absceso periapical. Un rasgo característico de las fístulas es la
morfología empinada del patrón de sondaje. Mientras que
los defectos periodontales suelen ser amplios y escalonados, los
trayectos fistulosos se caracterizan por un sondaje perimetral
normal y un descenso brusco a un defecto profundo, generalmente muy estrecho.14 El defecto de sondaje debe coincidir con
una lesión periapical visible en la radiografía. Al seguir sondando
el perímetro más allá de la fístula se detecta una profundidad
sulcular normal. En los molares, a menudo se observa que los
trayectos supurantes se abren al surco sobre la bifurcación o en
la zona interproximal. En ocasiones, abarcan una parte mayor
del perímetro, en algunos casos hasta 3 o 4 mm. Tras los
tratamientos de conductos radiculares conviene confirmar el
cierre de un trayecto supurante sulcular durante una revisión
mediante nuevos sondajes. En muchos casos el cierre del trayecto
no se produce hasta pasado 1 mes, especialmente si es muy
amplio. Si no se ha producido la reinserción al cabo de este
tiempo, el pronóstico puede ser muy desfavorable. La cirugía
periodontal no proporciona muy buenos resultados en estas
lesiones.
La existencia de trayectos fistulosos crónicos en el surco
puede resultar problemática y detectarse solo durante un sondaje
rutinario. Los tejidos blandos que rodean el diente con problemas pulpares pueden no presentar signos clínicos evidentes de
infección; por ello es importante adoptar la costumbre de sondar
minuciosamente alrededor de todos los dientes que presentan
lesiones radiológicas.
Un defecto profundo y estrecho puede ser también un signo
de fractura radicular vertical.8 Es posible que el patrón de sondaje
sea similar al de un trayecto supurante, pero se diferencia fundamentalmente por el hecho de que el diente se habrá sometido
previamente a un tratamiento de conductos radiculares. Las
fracturas radiculares verticales son muy poco frecuentes en
dientes sin tratamiento de conductos radiculares previo. Aunque
produzcan síntomas, muchos de esos defectos se descubren
únicamente con el sondaje, ya que no se observan signos radiológicos de patología, ni siquiera una lesión periapical. Otra
característica clínica exclusiva de las fracturas verticales es su
ubicación en la superficie mesiovestibular o mesiolingual de la
raíz afectada. Si la raíz está fracturada de lado a lado, se identificará este patrón de sondaje en las superficies vestibular y lingual
(v. fig. 1-14, B).
En los capítulos 3, 4 y 19 se abordará con mayor profundidad
el tema de las fracturas, pero desde un punto de vista diagnóstico el patrón de sondaje prácticamente permite confirmar la
presencia de una fractura. Siempre que exista un defecto cuyo
diagnóstico pueda resultar incierto, la exposición quirúrgica
puede ayudarnos a identificar la causa, especialmente después de
un tratamiento de conductos radiculares previo.
En la zona interproximal se descubren muchos defectos. Una
fractura coronal profunda en sentido mesiodistal que se prolongue por debajo del hueso crestal favorecerá la formación de una
bolsa periodontal estrecha, solo en el lugar de la línea de fractura.
Puede ser normal un sondaje de 1 mm a ambos lados. Dada la
dificultad para efectuar un sondaje vertical en el espacio interproximal, puede haber problemas para descubrir la fractura si el
periodonto está sano. A veces hay que recurrir a la anestesia para
esta evaluación clínica. Algunos defectos de este tipo no se
visualizan en las radiografías, por lo que el sondaje puede constituir la única prueba objetiva. Esto es muy importante para el
diagnóstico, ya que un defecto interproximal profundo y estrecho conllevaría un pronóstico desfavorable a largo plazo y que
podría responder mejor a la extracción.
La fractura que se muestra en la figura 1-3 se asocia a un
defecto periodontal interproximal. El sondaje confirmó que el
defecto descendía muy por debajo del nivel general del hueso
crestal en esa zona, y se optó por extraer el diente.
Movilidad
La movilidad es un signo que se observa con más frecuencia en
dientes con patología periodontal avanzada. También puede
10 capítulo 1
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Solución de problemas en el diagnóstico del dolor odontógeno
Figura 1-15 A. Dientes posteriores superiores izquierdos en la zona de dolor. Obsérvese la ausencia de signos periapicales de patología.
B. Las pruebas diagnósticas confirmaron que el dolor procedía del segundo premolar.
detectarse en casos de absceso periapical agudo y, en ocasiones,
como consecuencia de un traumatismo oclusal.10 Durante la
exploración, compruebe cualquier indicio de movilidad y evalúe
la oclusión. Independientemente de su etiología, se debe efectuar
una reducción oclusal en todos aquellos casos con un contacto
oclusal excesivo, aunque se ha llegado a cuestionar la utilidad de
este tratamiento.9,25 Un contacto oclusal muy intenso será un
factor que contribuya al dolor postoperatorio y al retraso de la
curación.
Interpretación de radiografías
En el capítulo 3, dedicado a la interpretación de las radiografías,
se aborda una gran variedad de temas que se apartan de lo que
aquí nos interesa: el dolor odontógeno. No obstante, al desarrollar un método de diagnóstico pulpar y periapical es muy
Problema clínico
Problema: una mujer de 50 años, que presentaba dolor agudo
de 2 meses de duración al contacto con el calor en el cuadrante
maxilar izquierdo, fue remitida al endodoncista. Los síntomas se
presentaron gradualmente e, inicialmente, la paciente experimentaba un dolor leve de duración breve. En el momento de la consulta, sufría dolor espontáneo de forma casi continua. Afirmaba
que su dentista no había conseguido diagnosticar el problema,
debido a que no se había observado ninguna anomalía en las
diversas radiografías tomadas durante ese tiempo (fig. 1-15, A).
Solución: en este caso, el diagnóstico no puede establecerse
sobre bases radiográficas. En casi todos los casos de cambios en
la sensibilidad térmica no se registran alteraciones en las radiografías. El diagnóstico debe precisarse en función de los resultados de las pruebas térmicas y de la exploración física. En este caso
concreto, aunque los molares presentaban restauraciones importantes y eran potenciales candidatos a afectación endodóncica, se
demostró que el diente causante de los problemas era el segundo
premolar (v. fig. 1-15, B).
Figura 1-16 Aspecto característico de una lesión periapical.
importante incluir un comentario sobre algunos conceptos
fundamentales acerca de la utilidad de las radiografías. En
primer lugar, no debemos esperar que todos los dientes con problemas pulpares presenten signos radiológicos de patología. Resulta
imposible determinar el propio estado de la pulpa en una radiografía. Los únicos cambios radiológicos en estos casos son aquellos debidos a la pérdida de tejidos duros, normalmente del
hueso que rodea el ápice. La patología periapical es, a su vez,
una consecuencia de la necrosis pulpar y (en ocasiones) de una
inflamación pulpar extrema. Aunque no suelen observarse
cambios radiológicos en los dientes con síntomas pulpares
(p. ej., molestias con los cambios de temperatura, etc.), sí precisan tratamiento de conductos radiculares. Esto tiene una
importancia diagnóstica crucial.
capítulo 1
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Solución de problemas en el diagnóstico del dolor odontógeno 11
La inflamación y la infección de los tejidos periapicales son
consecuencia de la salida de tejidos necróticos y bacterias por el
orificio apical, así como, a veces, por conductos laterales que
pueden existir en una zona diferente de la raíz. Esto mismo
sucede cuando fracasa un tratamiento de conductos radiculares
previo. Este proceso patológico conlleva, en última instancia, la
reabsorción del hueso circundante. Y esta pérdida ósea es
la causante de la radiotransparencia característica que se observa
en la zona periapical (fig. 1-16). En algunos abscesos periapicales agudos no se producen cambios radiológicos, aun cuando
pueda haber hinchazón y dolor agudo. Esto puede explicarse por
la rapidez del proceso. Para que se observen indicios radiológicos
de reabsorción ósea apical deben transcurrir 7 días o más a
partir de la formación de un absceso periapical agudo. En estos
casos, aunque no se observe ninguna lesión en el momento del
tratamiento de urgencia, es posible detectar una en una sesión
posterior, cuando el diente no manifiesta ya ninguna molestia y
se puede completar el tratamiento. El lector puede consultar el
capítulo 3 si desea una descripción de la progresión radiológica
de la patología periapical.
Diagnóstico diferencial
provisional
El diagnóstico diferencial constituye una etapa intermedia en el
proceso diagnóstico. Las posibilidades quedan reducidas a dos o
tres opciones plausibles, de tal modo que se descartan otras
opciones posibles. Este proceso puede aplicarse a los abscesos
periodontales o las fracturas radicales verticales. Para poder establecer el diagnóstico definitivo a partir de esta lista reducida se
requiere una nueva evaluación con un enfoque más restrictivo.
Un problema frecuente en endodoncia consiste en la identificación del diente correcto. Después de evaluar las radiografías y
realizar la exploración clínica suelen ser necesarias otras pruebas,
aunque la zona de interés será más limitada.
Pruebas de sensibilidad
(vitalidad)
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Teoría
Afortunadamente para nosotros, para el diagnóstico pulpar
podemos recurrir a algunas pruebas razonablemente fiables. No
obstante, se ha cuestionado hasta cierto punto su correlación
directa con el proceso patológico en cuestión.16 No existen
pruebas que permitan medir o valorar la profundidad de las
grietas dentales. Desde hace mucho tiempo, en odontología se
utiliza la estimulación con calor, frío y electricidad.10,16 Históricamente, la última prueba que apareció fue el pulpómetro eléctrico, inventado en 1867.20 Curiosamente, a pesar de todos los
avances de la tecnología moderna, no se han desarrollado nuevos
métodos de prueba con aplicaciones clínicas, y realmente existe
un problema o una incompatibilidad con todas las pruebas
utilizadas actualmente. Mientras que el odontólogo quiere
conocer el estado fisiológico o la salud relativa del tejido pulpar,
las pruebas solo le permiten una evaluación indirecta mediante
la estimulación del tejido nervioso o del posible flujo sanguíneo.16 Por fortuna, aunque la pulpa es un tejido complejo
formado por tejido conjuntivo fibroso, vasos sanguíneos, nervios
y células odontógenas, parece existir una correlación razonable
entre la reacción de los nervios a las pruebas de sensibilidad y el
estado general de salud o enfermedad de la pulpa.2 A mediados
del siglo xx, los investigadores intentaron correlacionar los síntomas clínicos con el estado histopatológico de la pulpa.10,16 Sin
embargo, pudieron comprobar que todos los trastornos con
características histopatológicas definidas se asociaban a una gran
variedad de signos y síntomas clínicos. Se propuso un sistema
de diagnóstico clínico basado exclusivamente en los síntomas.22
Se optó por una clasificación de los diagnósticos pulpares atendiendo a sus manifestaciones clínicas y fundamentalmente a su
respuesta a las pruebas térmicas. Con algunas modificaciones,
este sistema ha superado bastante bien el paso del tiempo y la
práctica clínica.
Las pruebas térmicas presentan dos aspectos muy útiles. En
primer lugar, la pulpa responde o no. Esta respuesta positiva o
negativa nos indica si hay tejido vital o, más concretamente, si
existen tejidos neurales vitales en el conducto radicular. En este
sentido, las pruebas térmicas tienen la misma utilidad que el
pulpómetro eléctrico. De hecho, este puede ser innecesario si un
diente responde al calor o al frío. Por ello, las pruebas pulpares
eléctricas tienen alguna utilidad en aquellos dientes que no responden a las pruebas térmicas. Lo mismo puede decirse de la
utilidad de una cavidad de prueba.
La segunda ventaja de las pruebas térmicas es el carácter
cualitativo de la respuesta. No se trata solo de saber si la
pulpa responde, sino también de averiguar cómo lo hace. Para
esta prueba se empieza siempre determinando lo que es
normal para el paciente; para ello, se evalúan varios dientes
fuera de la zona sintomática. Si es posible, hay que comprobar la pieza contralateral y los dientes situados a ambos
lados de la misma.7 Para valorar la respuesta del diente sintomático se compara dicha respuesta con la de las otras
piezas evaluadas. Esto resulta especialmente importante
cuando no existen más signos clínicos de patología que los
antecedentes de sensibilidad. La magnitud y la duración de
la respuesta tienen una gran importancia a la hora de determinar el estado y el pronóstico de la pulpa. Generalmente,
la magnitud de la respuesta tiene menos importancia que su
duración. Se considera anómala toda respuesta a la prueba
que dure 10 s o más; en este caso, es poco probable que
pueda mejorar el estado de la pulpa. En teoría, este es un
signo de degeneración pulpar irreversible. Cuando un diente
responde de esta manera, está indicado el tratamiento de
conductos radiculares.
Si es posible, las pruebas térmicas deben ayudarnos a reproducir los síntomas descritos por el paciente. Esto es lo que sucede
la mayoría de las veces, y podemos establecer el diagnóstico
rápidamente. Sin embargo, en muchos casos no es posible. La
degeneración pulpar es un proceso dinámico en el que los síntomas tienden a cambiar con el paso del tiempo. El paciente
puede no sentir ya en el momento de la exploración los síntomas
que experimentaba 1 semana antes. No obstante, es muy poco
probable que la pulpa se haya recuperado completamente. En
tales casos, resulta significativa cualquier respuesta anómala de
12 capítulo 1
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Solución de problemas en el diagnóstico del dolor odontógeno
un determinado diente, aun cuando no se parezca a los síntomas
descritos por el paciente.
Técnica de las pruebas
aplicables y pertinentes
Prueba de frío
La prueba del frío es más fiable que la del calor.23 Para llevarla a
cabo se puede usar hielo, cristales de cloruro de etilo, un aerosol
de anhídrido carbónico o agua fría. Se pueden fabricar varitas o
lápices de hielo rellenando y congelando las fundas de plástico
de agujas anestésicas desechables (fig. 1-17). El hielo tiene la
ventaja de que es muy fácil de obtener y usar (fig. 1-18). Su
principal inconveniente radica en el posible efecto del agua
derretida sobre los dientes adyacentes o los tejidos gingivales.
Para evitarlo, se pueden proteger los dientes adyacentes y la encía
con rollos de algodón o gasas (fig. 1-19). Justo antes de realizar
la prueba, conviene secar la varita de hielo para eliminar el agua
derretida. Otro inconveniente consiste en que alguna persona
del consultorio tiene que encargarse de mantener el suministro
de varitas de hielo en el congelador.
Otra opción igualmente viable para la prueba del frío es usar
cloruro de etilo (fig. 1-20) o pulverizar anhídrido carbónico
sobre una aplicador con punta de algodón (fig. 1-21) o una
bolita de algodón, que se aplica posteriormente sobre el diente.
Este método tiene la ventaja de que es muy cómodo y permite
mantener una temperatura constante sin alterar los tejidos
blandos.19,21 Siempre está listo para su uso y no se necesita
ningún preparativo especial para mantener el suministro en el
consultorio (aparte de renovar las existencias de aerosoles).
También en este caso conviene empezar la prueba con cualquiera de estos materiales en un diente contralateral, siempre
que sea posible, para que el odontólogo determine lo que el
paciente considera normal. Presumiblemente, se deberían utilizar también algunas piezas normales del cuadrante del diente
sospechoso (fig. 1-22). Por otra parte, uno con una endodoncia
Figura 1-19 Protección de los dientes adyacentes con una gasa
durante la prueba con hielo.
Figura 1-17 Cartuchos anestésicos usados para fabricar varitas
de hielo para las pruebas de frío.
Figura 1-18 Prueba de frío con una varita de hielo.
Figura 1-20 Endo Ice.
capítulo 1
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Solución de problemas en el diagnóstico del dolor odontógeno 13
Figura 1-21 A. Cristales de hielo formados sobre un aplicador de algodón. B. Prueba con Endo Ice.
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Figura 1-22 Prueba inicial en algunos dientes
presumiblemente normales.
anterior puede servirnos como un excelente control negativo. La
respuesta normal en estos dientes demostrará al paciente lo que
debe prever o esperar durante la evaluación de las piezas en
cuestión. La prueba debe limitarse a una zona de un diente cada
vez. Conviene adoptar la costumbre de aplicar el estímulo en
el mismo lugar de cada uno de los dientes: por ejemplo, en el
margen gingival de la superficie vestibular o mesiovestibular.
Si la respuesta le parece vaga o imprecisa, considere la posibilidad de comprobar todas las superficies expuestas de cada uno
de los dientes, ya que con la práctica comprobará que las respuestas varían a menudo en la misma pieza (fig. 1-23). Algunos
dientes pueden reaccionar con mayor intensidad a la misma
prueba en la superficie lingual, en una restauración metálica, o
en la banda metálica lingual de una corona ceramometálica
(fig. 1-24). En algunos pacientes, la respuesta al frío puede ser
muy leve o retrasarse inicialmente en todos los dientes examinados. Es necesario tener en cuenta este dato al explorar las piezas
de la zona sintomática. Si la sospechosa no responde a la prueba,
hay que aplicar nuevamente el frío y mantenerlo durante más
tiempo, ya que algunas respuestas pueden demorarse. También
Figura 1-23 Prueba en la superficie lingual. Deben comprobarse
todas las superficies expuestas.
en este caso se pueden evaluar de este modo todas las superficies
expuestas. Si no obtiene respuesta en ninguna superficie y los
dientes de control responden inmediatamente, podemos suponer
que la pulpa está necrosada.
Prueba de calor
A diferencia de la de frío, antiguamente no existía ninguna
prueba de calor que permitiera aplicar un estímulo a una temperatura conocida o mantenerlo a una temperatura constante.
Actualmente existen instrumentos que permiten aplicar calor al
diente a una temperatura específica (BeeFill 2in1, Calamus
Dual, Elements System). En realidad se trata de dispositivos de
obturación radicular que permiten aplicar calor con una punta
especial para la estructura dental. En su defecto, para aplicar el
calor, se suele utilizar un material de tope provisional, como la
gutapercha, calentado con una llama (fig. 1-25). Para la aplicación del calor se puede usar también una rueda pulidora o una
copa profiláctica, ambas de goma (fig. 1-26). Puede que haya
que examinar diferentes superficies con más de uno de estos
14 capítulo 1
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Solución de problemas en el diagnóstico del dolor odontógeno
cervicales, el dique de goma podría incluso impedir la obtención
de una respuesta exacta a esta prueba.
Prueba pulpar eléctrica
Figura 1-24 Prueba sobre la parte metálica de una corona
ceramometálica.
métodos. Las respuestas tardías con el calor son más frecuentes
que con el frío, tanto en los dientes normales como en los
patológicos.23 Por este motivo, conviene proceder a realizar las
pruebas de un diente al siguiente sin prisas. Si las realiza con
demasiada rapidez en varias piezas, puede producirse una reacción tardía cuyo origen es imposible de identificar. En ocasiones,
puede aplicarse simultáneamente más de una varita de material
calentado en distintas superficies con el objeto de incrementar
la temperatura y la duración del estímulo térmico. La prueba de
calor tiene su aplicación más importante en aquellos casos en los
que el síntoma principal consiste en sensibilidad al calor o en
verdadero dolor con el calor, que es necesario aliviar con agua
fría o hielo.
Colocación del dique dental
(de goma) para las pruebas
pulpares térmicas
A veces conviene colocar un dique de goma durante la realización de las pruebas pulpares rutinarias para conseguir un aislamiento más completo. De este modo, se pueden llevar a cabo
con mayor comodidad, ya que es posible retraer la mejilla y la
lengua. La retracción resulta especialmente útil durante la prueba
de calor para evitar quemaduras accidentales en la lengua o la
mejilla (fig. 1-27). Para este método se coloca el dique sobre cada
diente por separado con la grapa del dique de goma. No hace
falta conseguir un sellado completo fijando el dique a la zona
interproximal, ya que puede cambiarse rápidamente de un diente
a otro.
También se puede colocar el dique de goma para usar agua
fría o caliente a modo de prueba. Esta forma de proceder tendría
la ventaja de que permite sumergir el diente en un líquido, lo
mismo que sucede en la realidad. En teoría, el estímulo térmico
probablemente reproducirá los síntomas que experimenta el
paciente. Este método tiene el inconveniente de que hay que
aplicar el dique por separado sobre cada diente para garantizar
un sellado completo. Si la sensibilidad se debe a la pérdida del
esmalte o del cemento que cubre la dentina de los márgenes
Como ya hemos señalado anteriormente, el pulpómetro eléctrico
no permite una evaluación cualitativa de la respuesta (fig. 1-28).
Cuando no se observa ninguna reacción al frío o al calor, parece
razonable suponer que la pulpa está necrosada. Esta sería una
conclusión válida si se obtuvieran respuestas comparables en todos
los dientes evaluados. En ocasiones, en una dentición determinada, las pruebas de frío y calor inducen una respuesta muy escasa
en todas las piezas. Al menos la prueba pulpar eléctrica (PPE)
permite comprobar si existe respuesta o no, lo que puede ayudarnos a diferenciar la pulpa normal de la necrótica. Para su realización hay que utilizar algún medio, como dentífrico o gel, que
garantice el contacto eléctrico entre el diente y la punta del pulpómetro. En el caso de las piezas anteriores, hay que colocar la
punta del pulpómetro en el borde incisal, siempre que sea posible
(fig. 1-29).4 En los dientes posteriores, el mejor lugar para aplicar
el pulpómetro es la cima de la cúspide vestibular (fig. 1-30).18
Muchos odontólogos prefieren utilizar las superficies mesiovestibular o vestibular, aunque pueden producirse lecturas falsas.15
El número o la lectura relativos en el pulpómetro no constituyen un indicador de la salud o la patología relativa de la
pulpa. Dado que los pulpómetros aplican una intensidad de
corriente creciente en una escala logarítmica (no lineal), no
podemos aceptar razonablemente como normales aquellas respuestas obtenidas con intensidades de corriente muy altas. Los
pulpómetros pueden proporcionar falsos positivos y falsos negativos hasta en el 20% de los casos.17
Otro inconveniente de las PPE radica en la falta de respuesta
de los dientes con raíces inmaduras; esto puede ser un particular
motivo de confusión.17 Esas piezas suelen tener los ápices abiertos
y presentar radiotransparencias periapicales como consecuencia
del desarrollo de la papila dental. En estos es también habitual
(y completamente normal) visualizar un espacio del ligamento
periodontal más amplio en la zona apical (fig. 1-31). Si surgen
dudas acerca de una posible patología pulpar en algún diente con
un desarrollo apical incompleto, las pruebas pulpares no sirven
de mucho. Antes de diagnosticar una patología pulpar, conviene
vigilar esas piezas durante algún tiempo para comprobar si aparecen síntomas periapicales o se detiene el desarrollo radicular.
La respuesta de los dientes traumatizados puede ser también
poco fiable y predecible inmediatamente después del traumatismo,17 aunque muchos de estos dientes recuperan la sensibilidad al cabo de 3 a 6 meses. También en este caso está indicado
un seguimiento a largo plazo. El diagnóstico clínico o radiológico de una patología periapical justifica la intervención endodóncica. Lo mismo sucede con las pruebas de sensibilidad
durante el movimiento endodóncico; la respuesta de los dientes
pueda ser poco fiable6,13 (v. capítulo 20).
Prueba de la anestesia
Si los pacientes experimentan dolor durante la exploración o
como consecuencia de las pruebas térmicas, en ocasiones realizar
una prueba de la anestesia puede permitirnos confirmar el diagnóstico. En muchos casos, es posible anestesiar los dientes en el
maxilar superior de forma selectiva mediante infiltración. Para
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Solución de problemas en el diagnóstico del dolor odontógeno 15
Figura 1-25 A. Hygienic Temporary Stopping®. B. Calentamiento del tope con una llama de butano. C. Aplicación del tope calentado.
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Figura 1-26 A. Uso de una rueda de goma para generar calor por fricción. B. Empleo alternativo de una copa profiláctica seca.
ello, se inyecta una pequeña cantidad de anestésico en la región
periapical del diente sospechoso (fig. 1-32). Transcurridos 1 o
2 min, el dolor debe remitir si el diagnóstico es correcto. Esta
prueba debe utilizarse solo después de haber recurrido a todas
las otras técnicas de exploración, y el diagnóstico resulta razonablemente firme. También es posible conseguir este efecto
mediante una inyección en el ligamento periodontal de algunos
molares inferiores pero, como este método no resulta eficaz en
todos los casos, la persistencia del dolor puede deberse a un fallo
del anestésico.
Asimismo, la prueba de la anestesia se puede utilizar en
aquellos casos en los que el paciente experimenta dolor y el
odontólogo no puede obtener respuesta en uno o más dientes.
Ya ha completado las pruebas diagnósticas habituales y ha descartado la mayoría de los dientes. Todavía no sabe si el dolor es
de origen dental. De los dientes que han quedado después de
estas pruebas, se elige el candidato que tiene más probabilidades
de ser el causante del dolor. Si este remite tras la inyección de
una pequeña cantidad de solución anestésica sobre el ápice, es
muy probable que esa pieza sea el origen del problema. El
anestésico puede aplicarse por infiltración o por inyección en el
ligamento periodontal. Si el dolor no desaparece tras la administración de la solución, es muy posible que no sea de origen
pulpar o periapical.
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Solución de problemas en el diagnóstico del dolor odontógeno
Figura 1-27 La retracción mediante el dique de goma permite
aplicar calor en varios puntos sin quemar los tejidos blandos.
Figura 1-29 Prueba pulpar eléctrica en el borde incisal.
Figura 1-28 Sybron Endo Vitality Scanner.
Figura 1-30 Prueba pulpar eléctrica en la cúspide de un molar.
Figura 1-31 Dientes inmaduros con tejidos periapicales radiológica e histológicamente normales, de diferentes formas, que pueden
confundirse con una patología periapical. A. Incisivos superiores. B. Segundo molar inferior.
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Solución de problemas en el diagnóstico del dolor odontógeno 17
uniformes que si se emplean las áreas mesiovestibulares o las
cimas cuspídeas. Si existe recesión gingival, las zonas gingivales
expuestas de la corona son algo más sensibles, lo mismo que las
restauraciones metálicas extensas. A menudo estas áreas se
encuentran alrededor de restauraciones metálicas que llegan
hasta la encía, en cuyo caso cualquier estímulo térmico que
entre en contacto con ellas puede provocar una respuesta más
intensa.
Si se utiliza el pulpómetro eléctrico, los datos disponibles
parecen aconsejar su uso en los bordes incisales de los dientes
anteriores y las cúspides vestibulares de los dientes posteriores.
Figura 1-32 Prueba de la anestesia. Se deposita una pequeña
cantidad de solución anestésica junto al ápice del diente que se
supone necesita tratamiento.
Cavidad de prueba
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Otra prueba de sensibilidad que tiene una utilidad limitada es
la cavidad de prueba. Si todos los demás métodos resultan
ineficaces o inadecuados (como la prueba eléctrica en una
corona completa), una cavidad de prueba puede demostrar la
existencia de sensibilidad dentinaria, que constituye un indicio
de vitalidad. Generalmente, esta técnica se realiza en la misma
posición que una cavidad de acceso endodóncico. Esta prueba
tiene una utilidad parecida a la de la PPE y consiste en abrir
una pequeña cavidad de acceso sin utilizar anestesia. Evidentemente, se trata de un procedimiento invasivo e irreversible
desde el punto de vista restaurador, de manera que solo se debe
emplear cuando resulte imprescindible para el diagnóstico,
hayan fracasado todos los demás métodos de pruebas y el
paciente haya sido informado adecuadamente. Tan pronto
como el sujeto perciba la sensación de la penetración en la
dentina se procederá a cerrar la cavidad con una restauración
adherida. En el caso de dientes con espacios pulpares calcificados, el paciente puede no percibir ninguna sensación hasta
haber dejado al descubierto la pulpa, lo que condenaría la pieza
al tratamiento de conductos radiculares, con independencia del
diagnóstico.
Diagnóstico clínico basado
en la respuesta a las pruebas
Pulpitis reversible
Este diagnóstico clínico se caracteriza por una respuesta al frío
y/o el calor más intensa que la de los dientes adyacentes y contralaterales. También en este caso, la respuesta cesará inmediatamente o poco después de la supresión del estímulo. No se
observa dolor espontáneo. El paciente describe una necesidad
indeseable de evitar alimentos o bebidas a temperaturas
extremas.
El mejor ejemplo de este tipo de sensibilidad pulpar es el de
un diente con una restauración reciente. Otras causas frecuentes
son la exposición radicular por inflamación periodontal, el tratamiento periodontal o una extracción reciente de una pieza
contigua. En ocasiones aparece tras un traumatismo leve. Algunos
dientes desarrollan síntomas sin una causa aparente. Si se descubre una etiología (p. ej., caries, exposición de los márgenes
dentinarios cervicales o fractura de una cúspide), en la mayoría
de los casos el problema se resuelve tras el tratamiento restaurador apropiado (v. capítulo 7).
Problema clínico
Problema: una mujer de 23 años refería sensibilidad térmica
creciente en el segundo molar superior izquierdo. Durante la
exploración clínica se identificó una restauración fracturada y con
filtraciones (fig. 1-33, A). Las pruebas pulpares indicaron la existencia de una pulpitis reversible.
Solución: a falta de pruebas que indicasen una patología pulpar
irreversible, se optó por sustituir la restauración, por lo que se
eliminó la existente. Solo se encontró una caries ligera e incipiente bajo las líneas de fractura de la restauración previa. No
había signos de fractura coronal en la estructura dental. Se repuso
la restauración utilizando un barniz cavitario (v. fig. 1-33, B). Los
síntomas desaparecieron completamente en un plazo de 72 h.
Normalidad
La definición clínica de normalidad consiste en una respuesta
de escasa magnitud a un estímulo frío y el cese inmediato de la
misma al retirar el estímulo. Un diente normal responderá del
mismo modo al calor, aunque en la práctica parece que hay
menos piezas normales que reaccionan al calor. Esta prueba no
es perjudicial para el diente, por lo que se puede realizar en la
misma pieza el número de veces que sea necesario con total
seguridad. Generalmente, cuando se utilizan las zonas gingivales para las pruebas térmicas se obtienen unas respuestas más
La inflamación no se extiende nunca a los tejidos perirradiculares; por tanto, en este tipo de casos no se observan cambios
periapicales (fig. 1-34). En ocasiones, el paciente puede experimentar un dolor pulpar leve y continuado como consecuencia
de una restauración mínima (restauración de amalgama de clase I
o restauración de composite de clase III). Recuerde que los
tratamientos restauradores producen un efecto inflamatorio
sobre la pulpa, que se suma a cualquier inflamación ya presente
debida a otras etiologías.
18 capítulo 1
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Solución de problemas en el diagnóstico del dolor odontógeno
Figura 1-33 A. Fracturas múltiples de la amalgama. B. Restauración completada.
Figura 1-34 A. Radiografía preoperatoria de un diente carioso con síntomas de pulpitis reversible. B. Radiografía postoperatoria
de la restauración completada. Los síntomas habían desaparecido. No se observan signos radiológicos de patología periapical.
En estas circunstancias, si la sensibilidad no mejora en un
plazo aproximado de 2 semanas, con la retirada de la restauración nueva y la aplicación de una base o apósito sedante es
posible conseguir el alivio de los síntomas. Sin embargo, este
método tiene el inconveniente de que cualquier otra restauración
puede provocar más inflamación pulpar. Así, la sustitución de
una restauración nueva por una provisional sedante puede tener
el efecto contrario.
Generalmente, la pulpitis reversible remite de forma espontánea y gradual de 4 a 6 semanas tras la supresión de los factores
etiológicos. No suele estar indicado ningún tratamiento de conductos radiculares para la pulpitis reversible; basta con vigilar al
paciente. En ocasiones, cuando las pruebas pulpares revelan que
los síntomas se deben a una exposición radicular, se pueden usar
soluciones o dentífricos desensibilizadores para reducir la sensibilidad. En algunos casos, este tipo de hipersensibilidad puede
persistir tras muchos meses de seguimiento, lo que puede indicarnos que la pulpa inflamada ha sobrepasado su capacidad de
recuperación (pulpitis irreversible; v. más adelante). En el capítulo 7 se describe con más detalle la identificación y el tratamiento de un diente hipersensible.
Pulpitis irreversible
La pulpitis irreversible se caracteriza por una respuesta dolorosa y prolongada a la estimulación térmica o por la aparición
de dolor dental espontáneo sin un estímulo aparente. A diferencia de la pulpitis reversible, las reacciones dolorosas a la
temperatura pueden durar desde varios minutos hasta algunas
horas. Este síntoma es la razón por la que la mayoría de los
pacientes acuden al odontólogo. Cuando aparece, el dolor
espontáneo puede durar también varias horas y despertar al
paciente durante el sueño profundo. A menudo, los dientes
con pulpitis irreversible manifiestan también dolor al morder.
Normalmente es posible establecer el diagnóstico de pulpitis
irreversible con dolor localizado en pocos minutos, después de
obtener la anamnesis del paciente y realizar las pruebas de
sensibilidad.
Durante las pruebas clínicas se considera que todo diente
que manifieste una reacción de más de 10 s presenta pulpitis
irreversible y es candidato al tratamiento de conductos radiculares. Esta respuesta se produce con cualquier extremo de temperatura, y en ocasiones con ambos extremos simultáneamente.
capítulo 1
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Solución de problemas en el diagnóstico del dolor odontógeno 19
No es infrecuente observar respuestas dolorosas intensísimas
con estímulos térmicos relativamente leves, y el dolor resultante
puede durar hasta que se induce la anestesia. Dientes que reaccionan con dolor al frío pueden ser inmunes al calor, o el dolor
puede intensificarse al aplicar calor. Por otra parte, el frío mitiga
o alivia completamente el dolor dental inducido por el calor.
En ocasiones, pacientes con sensibilidad aguda al calor y que
experimentan dolor prolongado o espontáneo acuden a la consulta sorbiendo agua helada para controlar dicho dolor. Al
acceder a esos dientes, suele observarse una pequeña cantidad
de material purulento, seguido de una hemorragia excesiva
como consecuencia de la presencia de un absceso intrapulpar.
Pulpitis irreversible no localizada
En muchos casos, los pacientes con pulpitis irreversible tienen
antecedentes de dolor intenso, ya sea espontáneo o estimulado
por las bebidas y los alimentos fríos. Aunque el paciente puede
señalar un determinado diente o zona de dolor, el odontólogo
es incapaz de reproducir los síntomas. Asimismo, el aspecto
radiológico es totalmente normal. Generalmente pueden
observarse restauraciones extensas o coronas en varios dientes.
El paciente puede estar seguro de que sus molestias proceden
de un diente determinado, pero el odontólogo no puede detectar sensibilidad térmica o a la percusión en la pieza indicada
ni en ninguna otra. En estos casos, relativamente frecuentes, el
odontólogo debe resistirse a la tentación de iniciar el tratamiento basándose en el diagnóstico o la insistencia del paciente.
Los datos clínicos y los hallazgos diagnósticos suelen resultar
confusos y no permiten establecer un diagnóstico de forma
rápida o lógica. Es mejor esperar hasta poder disponer de datos
válidos e integrados que hagan posible alcanzar un diagnóstico
exacto.
En un primer momento, suele ser habitual que las radiografías sean normales o que solo muestren cambios sutiles o
indicativos pero no definitivos. Esto sucede especialmente en los
dientes inferiores posteriores, que poseen una placa cortical muy
densa. No se pueden apreciar cambios en el hueso periapical
hasta que se ha producido una destrucción importante.
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Pulpa necrótica
La salud fisiológica o la patología de la pulpa dental pueden
entenderse como un espectro continuo que comienza en un
extremo con la pulpa normal y va pasando por estadios progresivos de inflamación y degeneración pulpar. En última instancia, la pulpa acaba necrosándose. Aunque la necrosis pulpar
constituye el resultado final de la pulpitis irreversible, los síntomas de ambos estados diagnósticos tienen unas manifestaciones
completamente diferentes. Mientras que los trastornos inflamatorios se caracterizan fundamentalmente por la sensibilidad
térmica, en la necrosis pulpar no se detecta dicha sensibilidad.
El paciente no experimenta ningún dolor durante la estimulación térmica, y el odontólogo no obtiene ninguna respuesta
durante las pruebas.
En el caso de la necrosis pulpar, los síntomas del paciente
nacen de los tejidos periapicales como una reacción inflamatoria o infecciosa al material necrótico y a las bacterias que salen
por el agujero apical y los conductos accesorios. Los signos
clínicos de sensibilidad o dolor a la percusión o a la palpación,
Figura 1-35 Lesión periapical característica de etiología pulpar.
hinchazón y trayectos fistulosos supurantes están determinados
por la localización de este proceso patológico. El hueso apical
se va reabsorbiendo gradualmente y, debido a ello, se observa
rarefacción (pérdida de la integridad ósea) apical, y a veces
lateral, en las radiografías (fig. 1-35). En el capítulo 35 se describe más detalladamente la interpretación radiológica de estos
hallazgos.
Aerodontalgia/barodontalgia
Un subgrupo reducido de pacientes con degeneración pulpar
importante o necrosis pulpar manifiestan un dolor espontáneo
inusual cuando se produce un cambio importante en la presión
atmosférica.24 Los sujetos suelen experimentar este fenómeno
durante los vuelos comerciales con presurización de la cabina de
pasajeros (aerodontalgia). El dolor puede remitir o desaparecer
al disminuir la altitud o al aterrizar; sin embargo, en algunos
casos puede continuar durante varias horas. Este fenómeno
puede producirse también con cambios tan leves como el paso
por un puerto de montaña, en cuyo caso el cambio de altitud
puede ser solo de 1.500-2.000 m. También pueden experimentar
estos síntomas algunas personas que se sumergen a mucha profundidad (barodontalgia).
Cuando los pacientes acuden al odontólogo no suelen manifestar ningún síntoma. En la práctica clínica es imposible reproducir las variaciones de la presión atmosférica; por tanto, puede
resultar imposible reproducir los síntomas por medio de las
pruebas térmicas rutinarias. No obstante, estas suelen ser el
método más eficaz para localizar el diente causal. Al menos, las
pruebas permiten descartar las piezas normales que no están
implicadas en el problema. Una vez que se ha reducido el
número de posibles dientes causales, es posible confirmar
el diagnóstico mediante la realización de otras pruebas, a
menudo con calor.
20 capítulo 1
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Solución de problemas en el diagnóstico del dolor odontógeno
Resumen: el diagnóstico
pulpar definitivo
El diagnóstico pulpar definitivo se basa en la síntesis y el análisis
de los datos obtenidos sobre del problema del paciente, la exploración clínica, la evaluación de las radiografías y los datos objetivos
aportados por las diferentes pruebas. Por sentido común, el odontólogo no debe condenar ningún diente al tratamiento de conductos radiculares hasta estar seguro al 90% o más de que ha
alcanzado un diagnóstico correcto e identificado el diente exacto.
Basándose en la anamnesis y la descripción de los síntomas, el
odontólogo puede saber que a veces está indicado un tratamiento
de conductos radiculares, pero tras la exploración clínica es incapaz
de identificar el diente exacto. Aunque va en contra de sus deseos de
aliviar el dolor del paciente, en muchos casos puede ser mejor
enviar a este a su casa con un tratamiento paliativo en vez de
arriesgarse a tratar el diente equivocado. Resulta especialmente
difícil despedir al paciente sin tratamiento cuando no se puede
alcanzar un diagnóstico en caso de dolor moderado o intenso. El
odontólogo tiene miedo de que el sujeto desconfíe de su capacidad
diagnóstica. En realidad, sin embargo, si el odontólogo ha llevado
a cabo una exploración exhaustiva y ha presentado el dilema
diagnóstico de forma comprensiva, el paciente comprenderá que
los síntomas se circunscribirán a un determinado diente con el
paso del tiempo. Entonces será posible diagnosticar el problema
con exactitud y prescribir el tratamiento definitivo. La mejor
solución para los problemas endodóncicos de diagnóstico difícil
es la siguiente: no inicie un tratamiento de conductos radiculares con
la idea de «hagamos la prueba y veamos si funciona».
En este capítulo nos hemos centrado especialmente en la solución de problemas en el diagnóstico del dolor odontógeno, pero
los autores somos plenamente conscientes de la enorme importancia que tienen unas radiografías exactas a la hora de establecer
el diagnóstico de un paciente. Muchos de los problemas que
surgen a la hora de alcanzar un diagnóstico exacto o muy probable se deben a la falta de radiografías de calidad y a la imposibilidad de interpretar los datos que pueden aportar. En el capítulo 2
describiremos las técnicas radiológicas adecuadas, tan necesarias
para el diagnóstico endodóncico, y en el capítulo 3 abordaremos
la interpretación de: 1) los hallazgos radiológicos en relación con
la información que puede ayudarnos o no a identificar la etiología
de una patología pulpar, y 2) los hallazgos que nos permitirán
alcanzar un diagnóstico periapical mejor orientado. La información incluida en el capítulo 3 permitirá al odontólogo, mediante
la solución de los posibles problemas, establecer un diagnóstico
más exacto de las patologías pulpares y periapicales.
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Lecturas Recomendadas
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capítulo 1
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Solución de problemas en el diagnóstico del dolor odontógeno 21
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22 capítulo 2
|
Técnicas para la solución de problemas en la obtención de radiografías
Capítulo 2
Técnicas para la solución de problemas
en la obtención de radiografías
Lista de solución de problemas
En este capítulo se abordan los siguientes dilemas y dificultades
de solución de problemas relacionados con la obtención de
imágenes radiológicas diagnósticas:
Imagen radiológica dental ideal
Manipulación de la película y sensores digitales
Control de variables
Exposición
Posición de película/sensor
Angulación del haz de radiación
Solución de problemas en la evaluación de la calidad
de las imágenes
Imágenes correctas y exactas
Efectos de una angulación incorrecta sobre las imágenes
de los dientes
Acortamiento
Elongación
Angulación anteroposterior
Una imagen dental de calidad que muestra estructuras
normales
Avances en radiología: tomografía computarizada digital
y de haz cónico
Directrices clínicas
Antes de proceder a un análisis en profundidad de la interpretación diagnóstica de las radiografías, debemos valorar la calidad
técnica de las imágenes. Una imagen radiológica de mala calidad
no nos ayudará ni a establecer un diagnóstico ni a obtener una
radiografía correctamente, pero muchos odontólogos pasan por
alto este concepto tan evidente. Las conclusiones erróneas obtenidas a partir de unas radiografías inadecuadas pueden subvertir
totalmente el proceso del diagnóstico y conducirnos a un tratamiento incorrecto. Los problemas surgen cuando el odontólogo
ha obtenido una imagen inadecuada y tiene que tomar una
decisión. ¿La información que puede obtener repitiendo la
radiografía compensa la exposición adicional del paciente a las
radiaciones? Este dilema ético habitualmente se resuelve repitiendo la radiografía cuando la primera no aporta la información
necesaria. Afortunadamente, en la actualidad los odontólogos
22
Sin duda, la herramienta clínica más utilizada para
alcanzar un diagnóstico es la radiografía. Ha sido una
bendición inestimable para los seres humanos, a los que ha
proporcionado un sexto sentido para penetrar en lo que de
otra manera nos resultaría desconocido. Nos ha ayudado a
salir de la oscuridad como ningún otro medio de
diagnóstico. Sin los rayos X nos resultaría casi imposible
practicar la odontología de manera adecuada o prestar una
asistencia oral satisfactoria a nuestros pacientes.7
L. I. Grossman, 1946
disponemos de placas radiográficas y de la radiografía digital,
ambas de baja exposición, de modo que las exposiciones adicionales conllevan mucho menos riesgo a largo plazo que en tiempos
precedentes. No obstante, el odontólogo tiene la obligación de
identificar la causa del error radiográfico y corregirla antes de
proceder a realizar nuevas exposiciones. En este capítulo revisaremos los principios y los métodos prácticos para poder obtener
radiografías dentales de utilidad diagnóstica, fundamentalmente
para establecer el diagnóstico endodóncico.
Imagen radiológica
dental ideal
¿Qué es una imagen radiográfica ideal? Para responder a esta
pregunta tenemos que considerar varios aspectos. En primer
lugar, la imagen no debe ser demasiado clara ni tan oscura que
no muestre los detalles deseados. En ella los detalles deben
visualizarse con claridad, y debe estar libre de marcas y manchas.
La imagen debe representar los dientes sin que se superpongan
las superficies proximales o las raíces. Debe mostrar, además, los
dientes con la mayor precisión dimensional posible, lo que se
consigue colocando la placa en una posición totalmente paralela
al eje longitudinal del diente, y haciendo que el haz de rayos X
incida perpendicularmente en la película. En la práctica clínica
no es fácil conseguir estas condiciones ideales en algunas zonas,
debido a la anatomía del lugar en el que hay que colocar la placa
intraoral o el sensor digital.
© 2012. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos
capítulo 2
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Técnicas para la solución de problemas en la obtención de radiografías 23
Manipulación de la película
y sensores digitales
Una manipulación incorrecta de la placa y una técnica inadecuada en el cuarto oscuro pueden arruinar algunas imágenes por
lo demás excelentes. Las manchas oscuras, un oscurecimiento
borroso y generalizado o una placa totalmente negra pueden ser
indicativas de una exposición a la radiación o la luz, ya sea por
no haber protegido la película virgen en la zona de exposición
o por la entrada de luz natural en el cuarto oscuro durante el
revelado. También puede deberse al almacenamiento en zonas
en las que la temperatura sobrepasa los 27 °C. Las manchas
pueden deberse a la presencia de sustancias químicas en las
manos mientras se manipula la película sin revelar y al raspado
de la emulsión antes de que se haya secado completamente.
Problemas como un contraste excesivo o limitado pueden deberse
al uso de un kVp demasiado elevado o bajo. Los cambios de
color, como la pigmentación marrón de las radiografías reveladas, pueden indicar un problema con el fijador, ya sea por haber
dedicado un tiempo insuficiente o por utilizar una solución de
fijador agotada. Si cualquiera de estos problemas se repite con
frecuencia, conviene revisar las recomendaciones del fabricante
para el aparato de rayos X y para la película con el objeto de
confirmar la concordancia entre los parámetros de exposición y
el tipo de película. En segundo lugar, conviene revisar con el
personal auxiliar las técnicas de manipulación de la película y
del cuarto oscuro.
Los sensores digitales son menos sensibles a los factores
ambientales que la película convencional. Nunca se producen
problemas por exposición a la luz o a la radiación de los sensores
que no se utilizan. Las complicaciones más frecuentes tienen que
ver con el control de las infecciones, el uso frecuente y el deterioro
de las conexiones, la degradación mecánica, el manejo incorrecto,
el desgaste del propio sensor y los temores del paciente.5
Exposición
Cumpla siempre las condiciones de exposición recomendadas
por el fabricante del equipo radiológico. En el caso de la película
convencional, también hay que tener en cuenta el tipo y la
velocidad de la película. La subexposición conlleva la pérdida de
detalles como el espacio del ligamento periodontal y la lámina
dura periapical (fig. 2-2, A). También se produce una pérdida
de contraste, lo que dificulta la identificación de las patologías
con límites borrosos, como la caries. Se pueden obtener radiografías de utilidad clínica aumentando la exposición hasta los
valores recomendados (v. fig. 2-2, B).
La sobreexposición suele hacer que las estructuras normales
parezcan patológicas. Pueden aparecer radiotransparencias en
zonas como la región cervical de los dientes, justo por encima del
hueso crestal; es lo que se conoce como quemadura cervical, que
puede confundirse con la caries. También pueden perderse los
detalles debido a un contraste excesivo en la placa (fig. 2-3).
Posición de película/sensor
Si el paquete de película o placa o el sensor digital no están
totalmente detrás del diente que se va a estudiar, dicha pieza o
alguna parte de interés no aparecerá en la imagen. En el caso de
una endodoncia, la zona de interés es casi siempre el ápice
(fig. 2-4). Los posicionadores de placa intraorales que se comercializan actualmente, como Rinn XCP, están diseñados para
poder colocar la placa o el sensor en la posición idónea para
capturar todo el diente (fig. 2-5). Cuando el paciente muerde el
portaplacas, la película queda colocada a la máxima profundidad
y los ápices aparecen inevitablemente en la imagen (fig. 2-6).
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Control de variables
Para poder conseguir imágenes de calidad con el equipo apropiado es necesario controlar tres variables: la exposición, la
posición de la placa o el sensor digital, y la angulación del
haz de rayos. Se obtiene una imagen radiográfica adecuada para
el diagnóstico y el tratamiento endodóncicos cuando el centro
del haz de rayos X pasa por el ápice y proyecta perpendicularmente el diente en la placa receptora o el sensor (fig. 2-1).
Figura 2-1 Diagrama esquemático.
Figura 2-2 A. Radiografía subexpuesta. B. Exposición ideal y de
utilidad clínica.
24 capítulo 2
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Técnicas para la solución de problemas en la obtención de radiografías
Estos posicionadores de placa permiten evitar muchos problemas durante la obtención de radiografías preoperatorias y
postoperatorias.
La mayor dificultad durante el tratamiento de conductos
radiculares consiste en la obtención de imágenes exactas con el
dique de goma colocado.6 Un hemostato puede cumplir las
Figura 2-3 Radiografía sobreexpuesta.
mismas funciones que un posicionador de placa. Se pinza el
paquete de placa por el borde y se introduce en la boca de tal
manera que el instrumento se apoye en los incisivos o en los
premolares. De esta forma, la película queda a la máxima profundidad. El paciente puede mantenerla en su posición desde el
exterior de la boca (fig. 2-7). Los sensores digitales disponen de
sujeciones de diseño parecido y una vez que se coloca la película/
sensor, el hemostato/portaplacas representa también una medida
de seguridad. Un paquete de película o un sensor sujetos con el
dedo pueden pasar fácilmente al interior de la boca.
Los dientes superiores plantean siempre más dificultades
durante la obtención de radiografías debido a la profundidad
limitada de la bóveda palatina y a la falta de paralelismo anatómico entre los ejes longitudinales de los dientes y la superficie
del paladar. Para compensarlo no es necesario mantener la placa
en contacto con el diente. En realidad, para las radiografías de
los dientes superiores resulta contraproducente poner la película
o el sensor en contacto con las coronas (fig. 2-14, A). En esta
posición, la placa/sensor nunca queda paralela al eje longitudinal
del diente y se obtiene una imagen alargada de los dientes. En
la posición palatina ideal, el borde apical de la placa/sensor suele
Problema Clínico
Problema: ni siquiera con un hemostato/portaplacas el paciente
es capaz de mantener la película a la profundidad necesaria para
capturar los ápices de un molar inferior en una radiografía preoperatoria.
Solución: se coloca la película en posición con el hemostato/
portaplacas y se pide al paciente que cierre los dientes. Esto obliga
a la película/sensor a descender a la profundidad adecuada, al
mismo tiempo que permite relajar la musculatura del suelo de la
boca (fig. 2-8). Por otra parte, se puede reducir la tendencia a
relajar esta postura si el paciente traga saliva antes de exponer la
película/sensor. Este método resulta eficaz incluso cuando está
colocado el dique de goma.
Figura 2-4 Radiografía que no ha conseguido captar los ápices
radiculares. Este error no puede corregirse utilizando una angulación
mayor.
Figura 2-5 Posicionador de placa Rinn XCP.
Figura 2-6 Colocación de un posicionador Rinn XCP para
la exposición de un molar inferior. Obsérvese cómo el bloque de
mordida sujeta la película a la profundidad correcta. El borde superior
de la placa queda a la altura del plano oclusal.
capítulo 2
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Técnicas para la solución de problemas en la obtención de radiografías 25
Problema Clínico
Problema: el paciente tiene una arcada inferior estrecha, lo que
dificulta la colocación del paquete de película/sensor para radiografiar los dientes anteriores.
Solución: se puede doblar por los bordes un paquete de película convencional para poder colocarlo en el espacio estrecho
(fig. 2-9, A y B). También se puede utilizar película radiográfica de
tamaño pediátrico, pero es más corta y puede no capturar los
ápices. Con la radiografía digital, la única opción consiste en
obtener un sensor de menor anchura, disponible para algunos
sistemas. Si la arcada inferior es muy estrecha, como ocurre a
veces en la exostosis (torus) mandibular, se puede doblar por la
mitad el paquete de película y pinzarlo con el hemostato. En
presencia de exostosis, el uso de un sensor puede resultar muy
problemático y hay que tener mucho cuidado al colocarlo. Es
igualmente importante que la película/sensor quede lo más paralelo posible al eje longitudinal del diente. Los molares inferiores
son los más fáciles de radiografiar, ya que la película/sensor casi
siempre queda colocado automáticamente paralelo al diente
(fig. 2-10). En la región mandibular anterior, el suelo de la boca y la
inserción lingual en los tubérculos genianos impiden la colocación
de la película/sensor a la profundidad adecuada. Las imágenes de
los dientes anteriores suelen ser muy cortas. Siempre que la película/sensor quede paralelo a la pieza, se puede introducir más en
la boca para poder deprimir la base de la lengua (fig. 2-11). No es
necesario que la película/sensor quede justo al lado o en contacto con
el diente. Posicionando la película/sensor más posteriormente
dentro de la boca se puede deprimir la base de la lengua. Resulta
más cómodo para el paciente colocar una almohadilla de plástico
en el borde inferior de la película/sensor (la zona en contacto con
los tejidos blandos) (fig. 2-12).
Problema Clínico
Problema: el paciente tiene una lengua musculosa y le cuesta
mantener la película en su posición por detrás de los dientes
anteriores, aunque se deprima la lengua.
Solución: coloque la película/sensor con la ayuda del hemos-
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
tato/portaplacas. Pida al paciente que mantenga el mango del
mismo en contacto con un incisivo del lado por el que el hemostato sale de la boca. Normalmente, esto da resultado con o sin el
dique de goma colocado, aunque el paciente puede necesitar
anestesia (fig. 2-13).
quedar en la línea media de la bóveda palatina, mientras que el
incisal queda lejos de la corona dental (v. fig. 2-14, B). Esta es
la posición exacta que se consigue con un posicionador de placa.
Cuando el dique de goma está colocado, es posible obtener la
misma posición utilizando el hemostato/portaplacas. Realmente,
el dique de goma y la grapa ayudan a mantener el borde oclusal
de la placa/sensor alejado del diente.
Los dientes superiores anteriores, y especialmente los caninos,
plantean un problema importante a la hora de colocar la placa,
ya que todos los sensores y los cartuchos de película suelen ser
rectangulares. Las esquinas de estos receptores de imágenes
Figura 2-7 A. Sujeción de la película o del sensor con un
hemostato. B. Si estuviera colocado el dique de goma, el hemostato
podría funcionar como portaplacas.
impiden una colocación más anterior, y es difícil mantener el
paralelismo. En el caso de la película convencional, se pueden
doblar un poco las esquinas para contrarrestar esta limitación.
Sin embargo, esta opción no está disponible con los sensores
digitales rígidos (fig. 2-15).
Angulación del haz de radiación
El tercer aspecto de la obtención de imágenes consiste simplemente en exponer la película o el sensor perpendicularmente al
haz de radiación. Si la película está en la posición correcta puede
parecer que este paso sería el más sencillo, pero no es fácil llegar
a dominar la orientación del haz de radiación. Si examinamos
el portaplacas Rinn, podemos ver que, si se aplica el cono contra
el anillo de alineamiento, el haz de radiación incide perpendicularmente en la película/sensor (fig. 2-16). Además, el centro
del haz de rayos queda enfocado en el de la película/sensor. Con
estas medidas de control se visualizará siempre correctamente el
diente examinado en la película.
Cuando se utiliza el dique de goma es difícil emplear un
posicionador de placa. Si se usa un hemostato, conviene levantar
el dique o retirar el portadiques para poder ver la película/sensor
mientras se alinea el cono (fig. 2-17). Además, con esta medida
se reduce la posibilidad de un «corte del cono», el cual se produce
cuando el haz cónico no está centrado en la película/sensor, con
lo que se pierde una parte de la imagen y se deja otra parte en
blanco (fig. 2-18).
26 capítulo 2
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Técnicas para la solución de problemas en la obtención de radiografías
Figura 2-8 A. A algunos pacientes les cuesta mucho sujetar la placa a la profundidad adecuada en el suelo de la boca. B. El hemostato ayuda
a mantener la posición correcta apoyándolo en los incisivos. También facilita al paciente mantener la boca cerrada.
Figura 2-9 A. Se puede adaptar un paquete de película de tamaño estándar a diferentes condiciones anatómicas doblándolo por los bordes
o las esquinas. Esto deja una línea en la imagen resultante. No doble la película por una zona que interfiera en la imagen deseada del diente.
B. Película de tamaño estándar adaptada a una arcada estrecha.
Figura 2-10 El espacio lingual tiene unas características
anatómicas que suelen resultar idóneas para poder colocar la película
o el sensor paralelos al diente.
Figura 2-11 En los dientes inferiores anteriores, la película debe
quedar lo más paralela posible. El contacto o la proximidad de las
piezas no tienen mayor importancia.
capítulo 2
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Técnicas para la solución de problemas en la obtención de radiografías 27
Figura 2-12 Las almohadillas Edge-Ease permiten que la
colocación de la película en el espacio sublingual no resulte tan molesta.
Figura 2-13 Si la lengua es muy musculosa, pida al paciente
que apriete el hemostato contra los incisivos. La mayoría de los
sujetos pueden tolerar esta maniobra sin necesidad de anestesia. Un
posicionador de placa funciona exactamente del mismo modo.
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Figura 2-15 Los sensores digitales son rígidos, lo que puede
dificultar su colocación.
Figura 2-14 A. Si la película o el sensor están en contacto con la
corona, la imagen resultante será elongada. B. En condiciones ideales, la
película debe quedar lo más paralela posible a los dientes. El borde superior
de la película o el sensor puede situarse en la línea media del paladar.
Figura 2-16 A. El anillo del
posicionador de placa orienta el haz
de rayos X en sentido perpendicular
a la placa. Además, el centro del haz
incide en el centro de la película.
B. El cono se orienta fuera de la boca,
sin necesidad de visualizar la posición
de la película/sensor.
28 capítulo 2
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Técnicas para la solución de problemas en la obtención de radiografías
Figura 2-17 Si se utiliza la técnica del hemostato, se puede
retraer el dique de goma para visualizar la posición de la placa y
orientar el cono de rayos X.
Figura 2-18 Radiografía con un corte de cono. No se había
centrado el haz de rayos X en el sensor receptor o en la película.
Solución de problemas
en la evaluación de la calidad
de las imágenes
A la hora de interpretar una posible patología en las radiografías
es necesario tener en cuenta numerosos aspectos.12 Sin embargo,
antes de pasar a considerar cualquier problema diagnóstico hay
que valorar la calidad de las propias radiografías. A partir de una
imagen de poca calidad solo se puede obtener una información
muy limitada.
Es posible corregir los aspectos ya comentados (subexposición, sobreexposición y falta de proyección del diente examinado
en la imagen) colocando bien la película y utilizando una exposición adecuada. Los problemas relacionados con la angulación
del haz de rayos están más extendidos y a menudo son tan sutiles
que pueden pasar desapercibidos hasta que se obtienen otras
imágenes de la misma zona (fig. 2-19). Las tres imágenes de la
figura 2-19 nos resultan muy familiares y son aceptables desde
un punto de vista clínico, pero solo la figura 2-19, C se aproxima
a las dimensiones reales de los dientes. Esto tiene una gran
importancia en endodoncia si queremos utilizar la imagen para
estimar la longitud de una pieza.
Figura 2-19 A. Radiografía de los incisivos inferiores aceptable
clínicamente. Si la comparamos con la imagen C, observamos que en
esta imagen los dientes en realidad están elongados. B. Imagen con
acortamiento de los mismos dientes. No es infrecuente que se utilicen
imágenes como estas para el diagnóstico clínico. C. Incisivos inferiores
expuestos con la placa paralela a los ejes longitudinales de los dientes.
Esta es una radiografía clínica ideal.
capítulo 2
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Técnicas para la solución de problemas en la obtención de radiografías 29
Las imágenes que registran una distorsión muy evidente por
errores en la angulación del haz de radiación indican igualmente
la causa de dicho error. Normalmente es posible corregir el error
si se respetan los principios de una adecuada colocación de la
película y la angulación exacta del haz de rayos.
Imágenes correctas y exactas
Dentro de lo que podemos considerar como radiografías aceptables desde el punto de vista clínico pueden producirse también
variaciones que un odontólogo prudente debería limitar en la
medida de lo posible. Hay algunos indicios o signos que nos
garantizan que las radiografías son de calidad, suponiendo que
la exposición haya sido la correcta. Como ya hemos señalado
anteriormente, en los dientes inferiores posteriores casi siempre
es posible colocar la película/sensor en el espacio lingual en
paralelo con los ejes longitudinales de los dientes. Si estos
quedan paralelos a la película, las superficies oclusales serán
perpendiculares a la misma. En una imagen de calidad no debe
aparecer ninguna parte de las superficies oclusales (fig. 2-20).
A pesar de esta relación anatómica tan favorable entre la superficie lingual del maxilar inferior y los ejes longitudinales de los
dientes posteriores, muchos odontólogos u otras personas que
se encargan de obtener radiografías tienden a inclinar el haz de
rayos hacia arriba (fig. 2-21). Aparentemente, se corre el riesgo
de que la imagen no capture los ápices. Aunque la imagen
resultante puede parecer clínicamente satisfactoria, es posible
que se pierda información diagnóstica muy importante, especialmente alrededor de las restauraciones metálicas de gran
tamaño.
Figura 2-20 A. En una exposición ideal las superficies oclusales
de los dientes inferiores posteriores no son visibles. B. En una
exposición subóptima se pueden ver las superficies oclusales de los
mismos dientes posteriores inferiores.
Problema Clínico
Problema: una mujer de 48 años acudió a su odontólogo debido
fundamentalmente a que experimentaba episodios recurrentes
de dolor espontáneo e intenso en la zona mandibular posterior
derecha. Se obtuvo una radiografía de los molares inferiores
izquierdos (fig. 2-22, A). No se identificó ninguna anomalía radiológica y se optó por derivar a la paciente al endodoncista para que
evaluase su caso.
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Solución: una radiografía expuesta correctamente demostró la
existencia de una caries extensa bajo el margen mesial, como
documentó la radiografía postoperatoria (v. fig. 2-22, B). Otro
indicio de la excesiva angulación superior en la zona posterior del
maxilar inferior es la aparición del borde mandibular inferior en la
imagen (fig. 2-23).
Figura 2-21 Angulación superior exagerada del haz de rayos X
en relación con el cráneo.
En el maxilar superior raras veces se pueden obtener imágenes
de los dientes posteriores sin marcas de las superficies oclusales.
No obstante, los molares pueden aportar una pista importante
acerca de la calidad de la radiografía. Aunque la raíz palatina
suele ser la más larga, las raíces vestibulares miden como mucho
2-6 mm menos que la palatina. Una radiografía en la que se
observen unas raíces vestibulares excesivamente cortas resultaría
cuestionable, y siempre que sea posible debe parecer que las
raíces vestibulares enmarcan la raíz palatina (fig. 2-24).
El tercer indicio es la posición del arco cigomático o malar.
La anatomía normal varía considerablemente, y muchos dientes
son difíciles de radiografiar sin que se superponga esta estructura.
Una imagen en la que este arco oculte la mayoría de las raíces
de los molares resulta sospechosa y tiene muy poca utilidad
diagnóstica (fig. 2-25).
30 capítulo 2
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Técnicas para la solución de problemas en la obtención de radiografías
Figura 2-22 A. Radiografía de los dientes inferiores posteriores izquierdos, proporcionada por el odontólogo que había derivado al paciente.
B. La radiografía obtenida después del tratamiento muestra una caries muy extensa bajo el margen mesial que no se visualizaba en la otra imagen.
Figura 2-24 Radiografía aceptable de los dientes superiores
posteriores obtenida con un cráneo. Se puede ver la raíz palatina
entre las raíces vestibulares.
Figura 2-23 La visualización del borde mandibular inferior es un
indicio de acortamiento de los dientes inferiores. Cuando la angulación
es correcta no suele observarse la superposición del reborde
milohioideo sobre los ápices de los dientes posteriores inferiores.
Figura 2-25 A. Angulación inferior exagerada del cono de rayos X para la exposición de los dientes posteriores del maxilar superior.
B. Radiografía diagnóstica obtenida con la misma angulación. Obsérvese el acortamiento de las raíces. El arco cigomático oculta una parte
importante de los detalles de la zona de los ápices.
capítulo 2
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Técnicas para la solución de problemas en la obtención de radiografías 31
Figura 2-25 (cont.) C. Angulación inferior correcta. D. Radiografía de los mismos dientes con un ángulo inferior correcto. Las raíces
parecen más largas y ahora se distinguen los detalles apicales.
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Figura 2-26 A. Utilizando una angulación inferior exagerada en la zona anterior del maxilar superior se capturaría una parte de la cavidad
nasal. B. Radiografía clínica obtenida con una angulación inferior exagerada. Se pueden ver los orificios nasales en la parte superior de la
radiografía. Los dientes aparecen excesivamente acortados. C. Ángulo correcto para las exposiciones anteriores del maxilar superior.
Desgraciadamente, en las imágenes de los dientes anteriores
se visualizan pocos signos que sean indicativos de que la angulación no es la adecuada dentro de unos márgenes clínicamente
aceptables, como puede verse en los ejemplos de la figura 2-19.
Un posible indicio en la región superior anterior sería la superposición de los orificios nasales. La angulación del cono de
rayos X en la figura 2-26, A muestra la forma de capturar las
estructuras nasales (v. fig. 2-26, B). En la figura 2-26, C se
observa la angulación correcta. En la zona mandibular anterior,
la presencia del borde mandibular inferior (protuberancia mentoniana) o de los tubérculos genianos puede indicarnos una
angulación superior excesiva (fig. 2-27), tal como se muestra en
la figura 2-28, A.
Figura 2-27 Angulación superior exagerada para la exposición
de los dientes anteriores del maxilar inferior. El borde mandibular
inferior sería capturado en la radiografía.
32 capítulo 2
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Técnicas para la solución de problemas en la obtención de radiografías
dinal de los molares está inclinado lingualmente. En realidad,
para obtener una exposición adecuada de estos dientes habría
que inclinar ligeramente hacia abajo el haz de radiación.
Problema Clínico
Problema: una mujer de 50 años fue derivada para someterse
a tratamiento de conductos radiculares de un primer molar inferior izquierdo sintomático. Se le había informado de la posibilidad
de que hubiera que extraer ese diente debido a la aparente calcificación observada en la radiografía. Antes de la llegada de la
paciente, se le envió al endodoncista la imagen digital por correo
electrónico (fig. 2-29, A). El endodoncista examinó la placa y comprobó que no era válida debido al acortamiento y a la falta de
claridad diagnóstica.
Solución: durante la sesión de exploración, el especialista
obtuvo una nueva imagen con el posicionador de placa. En el
laboratorio, el cambio de angulación queda reflejado en las fotos
de la angulación del cono de rayos X en relación con el crá
neo (v. fig. 2-29, B). Es evidente que el diente no está calcificado
(v. fig. 2-29, C). El tratamiento de conductos radiculares se completó
sin problema. El acortamiento puede influir considerablemente
en el tratamiento de conductos radiculares cuando se emplean
técnicas radiográficas para determinar la longitud o supervisar
la calidad durante el tratamiento1,6 (fig. 2-30).
Elongación
Figura 2-28 A. Acortamiento de los dientes inferiores
anteriores. Se pueden ver los tubérculos genianos. B. Imagen
de los mismos dientes obtenida con el ángulo correcto.
Efectos de una angulación
incorrecta sobre las imágenes
de los dientes
Acortamiento
En una radiografía, los dientes pueden aparecer mucho más
cortos de lo que son en realidad (v. figs. 2-28 y 2-26, B). La
imagen puede ser muy clara y mostrar perfectamente los detalles,
pero estas placas son de poca calidad diagnóstica. Es imposible
conocer la relación entre el hueso y el diente, así como valorar
los niveles del hueso crestal. Las patologías pueden quedar
ocultas o aparecer totalmente distorsionadas. En el maxilar inferior, el acortamiento suele deberse al intento de capturar los
ápices inclinando el haz de rayos hacia arriba, aunque también
puede producirse con una angulación normal si el eje longitu-
La elongación es lo opuesto al acortamiento; en este caso, los
dientes parecen mucho más largos de lo que son en realidad. Los
detalles pueden aparecer totalmente distorsionados en la zona
elongada. El problema de la elongación es especialmente frecuente en las imágenes de los dientes posteriores del maxilar
superior. Esta complicación se debe en parte al escaso ángulo del
haz de rayos X, que es casi paralelo al plano oclusal (fig. 2-31, A).
La imagen resultante parece normal hasta que se compara
con una ideal de las mismas piezas (v. fig. 2-31, B y C). Para
radiografiar los dientes superiores hay que utilizar siempre una
inclinación claramente inferior en relación con el plano oclusal
(v. fig. 2-25, C).
Un segundo factor que influye en este fenómeno es la colocación de la película o del sensor. Estos se sujetan contra la corona
del diente (v. fig. 2-14, B) y la exposición acentuará la elongación
(fig. 2-32).
La tercera complicación posible solo concierne a la película.
Los paquetes de placa radiográfica son flexibles. Si la película se
sujeta firmemente presionando directamente con el dedo contra
el paladar, el borde superior de la misma puede curvarse para
adaptarse a la forma del paladar (fig. 2-33, A). Por lo general, la
imagen resultante será bastante detallada en la mitad coronal y
estará elongada en la mitad apical (v. fig. 2-33, B).
El canino superior es un diente especialmente difícil de capturar sin elongación. A este problema se suman las grandes
variaciones que se observan en la forma anatómica del paladar
anterior y en la longitud de los caninos. Como ya hemos señalado anteriormente, el paladar anterior limita la colocación de
la película/sensor. Si se utiliza película convencional, se pueden
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Técnicas para la solución de problemas en la obtención de radiografías 33
Figura 2-29 A. Radiografía enviada en la que se observa el primer molar inferior izquierdo acortado y posiblemente calcificado.
B. Fotografía de laboratorio del cono de rayos X colocado con una angulación superior excesiva. C. Radiografía obtenida con el ángulo óptimo.
No se observa calcificación aparente.
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Angulación anteroposterior
Figura 2-30 Radiografía obtenida a mitad del tratamiento para
valorar la calidad de la obturación. Una angulación superior excesiva
ha producido un acortamiento exagerado. Esta imagen resultó inútil.
doblar ligeramente las esquinas para facilitar la adaptación,
aunque hay que procurar que no se curve todo el paquete de
placa, lo que elongaría la mitad apical de la raíz. La mejor forma
de compensar estas complicaciones consiste en colocar la película dentro de la boca en la posición más posterior posible y
mantener el paralelismo.
Si analizamos el posicionador de placa, podemos comprobar
que la angulación anteroposterior ideal del haz de rayos X es
exactamente perpendicular al segmento de la arcada dental en
el que se encuentra el diente estudiado. En el caso de las piezas
posteriores, tiene que ser perpendicular al sextante posterior
(fig. 2-34).
A menudo hay que obtener numerosas proyecciones anguladas para poder visualizar algunos rasgos anatómicos que no se
detectan en la proyección clínica óptima. Esto es bien sabido
desde hace casi 90 años y se recomienda obtener radiografías desde
tres ángulos diferentes.8 La técnica consiste en adelantar el
cabezal del aparato de rayos X para poder inclinar el cono en
una dirección más posterior (angulación mesial) al mismo
tiempo que se mantiene la angulación correcta del cono hacia
arriba o hacia abajo (fig. 2-35). Si es posible, conviene inclinar
la película/sensor a través de la arcada para colocarla casi perpendicular al haz de rayos (fig. 2-36).20 En la figura 2-37 se
muestra un ejemplo clínico de la imagen de un diente y sus raíces
con esta angulación. Se puede conseguir la misma proyección de
ángulo cambiado desde la parte posterior, pero esta configuración plantea mayores dificultades clínicas, especialmente en el
maxilar superior, ya que el arco cigomático se proyecta en sentido
anterior sobre los ápices de los dientes. En segundo lugar, debido
a la curvatura del paladar, la película queda en una posición
menos favorable para un haz de rayos procedente de la parte
posterior.
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Técnicas para la solución de problemas en la obtención de radiografías
Figura 2-31 A. Ángulo reducido. El cono de rayos X es casi paralelo al plano oclusal. Esto resulta ideal para los dientes inferiores, pero la
forma del paladar produce elongación en las exposiciones de los dientes superiores. B. Radiografía de los dientes superiores posteriores en
la que se observa elongación a causa de la angulación del haz de rayos que se muestra en A. C. Imagen ideal de referencia, obtenida con el ángulo
mostrado en la figura 2-25, C.
Figura 2-32 Se puede producir una elongación excesiva si la película/sensor se sujeta contra la corona del diente, como en la figura 2-14, A.
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Técnicas para la solución de problemas en la obtención de radiografías 35
Figura 2-33 A. Sujeción de la película en posición con el dedo. La presión de este deforma la película y produce una curvatura indeseable.
B. Placa expuesta con una angulación reducida y curvatura del paquete de película al presionar contra el paladar.
Figura 2-34 Angulación anteroposterior idónea conseguida
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con el posicionador de placa. La angulación anteroposterior ideal es
perpendicular a la arcada dental, representada en este caso por el
sextante posterior de los dientes inferiores o superiores.
Figura 2-35 Variación del ángulo anterior del cono de rayos X
para otras proyecciones.
Figura 2-36 Demostración de las técnicas de ángulo variable con un paquete de película en un cráneo. A. Posición normal perpendicular al
segmento. B. Variación anterior de la posición del haz de rayos. Es muy difícil obtener una radiografía alterando en sentido posterior la angulación
del haz. Si el diente está en una posición rotada, las raíces vestibulares de los molares superiores pueden proyectarse en sentido anterior.
36 capítulo 2
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Técnicas para la solución de problemas en la obtención de radiografías
Una angulación mesial excesiva desplazará considerablemente
las raíces vestibulares de los molares en dirección distal, con la
consiguiente superposición de las raíces y de las superficies oclusales de las coronas (fig. 2-38). Una radiografía obtenida de este
modo tendrá muy poca utilidad clínica (v. fig. 2-38). Lo mismo
sucede con las angulaciones distales excesivas. Otro signo de
angulación anterior excesiva es la aparición del canino, o incluso
del incisivo lateral, en una radiografía de los molares.
Figura 2-37 A. Aplicación de la variación en la técnica de la
angulación. Si desplazamos en sentido anterior el haz de rayos, los
objetos vestibulares (como las raíces o los conductos vestibulares)
pueden «moverse» en sentido distal. B. Tratamiento completado. El
conducto vestibulodistal queda en el extremo izquierdo.
Figura 2-38 Radiografía para determinar la longitud de trabajo,
obtenida con una angulación anterior excesiva. La distorsión impide
cualquier interpretación.
Una imagen dental de calidad
que muestra estructuras
normales
¿Qué se entiende por normalidad radiográfica de los tejidos
periapicales? Los dos rasgos anatómicos de normalidad en relación con el diagnóstico endodóncico y el tratamiento de conductos radiculares son un espacio del ligamento periodontal de
anchura uniforme y una lámina dura intacta alrededor de toda
la raíz (fig. 2-39).1,6 En general, el aspecto de la lámina dura suele
variar incluso sobre una misma raíz. El ligamento periodontal es
muy constante y fiable prácticamente en todas las regiones anatómicas (fig. 2-40).
Figura 2-39 El espacio del ligamento periodontal normal tiene
una anchura uniforme alrededor de toda la raíz. La lámina dura de este
diente es normal y continua.
Figura 2-40 La visibilidad y la anchura de la lámina dura normal
suelen variar alrededor de muchos de los dientes.
capítulo 2
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Técnicas para la solución de problemas en la obtención de radiografías 37
Avances en radiología:
tomografía computarizada
digital y de haz cónico
La radiografía digital ha revolucionado y racionalizado el diagnóstico y el tratamiento endodóncicos. Presenta algunas ventajas
sobre la radiografía analógica, de las cuales se puede aprovechar
el odontólogo:5 menos tiempo, menos dosis de radiación, posibilidad de obtener múltiples exposiciones sin necesidad de recolocar el sensor, almacenamiento y mantenimiento de las
imágenes, y transmisión electrónica de las imágenes. Sin
embargo, la radiografía digital también tiene algunos inconvenientes clínicos, como la imposibilidad de esterilizar los sensores
y el grosor de los mismos, que pueden causar molestias a algunos
pacientes y dificultar la detección de limas endodóncicas pequeñas al intentar determinar radiológicamente la longitud de
trabajo (fig. 2-41).3 Si para medir la misma se utilizan limas del
tamaño apropiado, la radiología digital es más exacta que las
radiografías tradicionales. Gracias a ello, y siempre que se aprovechen las diferentes posibilidades de la radiología digital (imágenes claras, proyecciones invertidas, etc.) para visualizar las
placas (fig. 2-42), tanto la morfología normal como los detalles
patológicos pueden verse con más claridad que en la película
radiográfica convencional16 (fig. 2-43). No entra dentro del
ámbito de este libro un análisis pormenorizado de la radiografía
digital, pero conviene resaltar sus ventajas diagnósticas y terapéuticas (fig. 2-44). Aunque estos dispositivos pueden plantear
algunos problemas técnicos, no tienen mayor relevancia por lo
que se refiere a los métodos de solución de problemas de este
capítulo. Es necesario alcanzar una validación científica de las
mejores estrategias de exposición para poder optimizar las posibilidades diagnósticas específicas.5
Se ha producido un avance importante de la tomografía
computarizada de haz cónico (CBCT) en el ámbito de la endodoncia.2,11,13 Esta tecnología puede ser bastante precisa,9,15 y tiene
importantes repercusiones en el diagnóstico de las lesiones
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Figura 2-41 A. Radiografía digital de un primer molar inferior con unos conductos radiculares algo borrosos. B. Cuando se utiliza una
imagen clara digital con realce, incluso las limas K de calibre 10 se distinguen fácilmente en la radiografía digital.
Figura 2-42 A. Radiografía de los molares superiores con tecnología digital. Obsérvese la superposición de la apófisis cigomática, que oculta
los ápices radiculares. B. La misma radiografía invertida utilizando técnicas radiográficas digitales. Los detalles se aprecian algo mejor que en A.
38 capítulo 2
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Técnicas para la solución de problemas en la obtención de radiografías
Figura 2-42 (cont.) C. Radiografía digital de los molares inferiores realzada con la opción de imagen clara. D. La misma radiografía
invertida. Estas dos opciones de realce facilitan la evaluación radiográfica. Obsérvese la claridad del cálculo pulpar (CP) en la cavidad en ambas
imágenes, y la calcificación lineal en los conductos mesial y distal (flechas).
Figura 2-43 A-C. Estas tres radiografías digitales son las mismas, con la diferencia de que A es una proyección normal; B, una imagen
clara realzada, y C, una imagen invertida. Cada una de ellas permite apreciar diferentes detalles de las raíces, de la lámina dura, del espacio del
ligamento periodontal, del contorno sinusal, del conducto radicular mal obturado y los márgenes de las coronas; esto demuestra la utilidad de la
radiografía digital para las evaluaciones anatómicas.
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Técnicas para la solución de problemas en la obtención de radiografías 39
Figura 2-44 A. Exposición digital normal de unos premolares superiores con caries y cavidades pulpares muy amplias. B. Imagen clara
realzada de los mismos dientes. C. Molares superiores con corona y conductos radiculares pequeños, tal como se visualizan en una radiografía
digital normal. D. En la imagen invertida se visualizan mejor las estructuras radiculares, especialmente la extensa radiotransparencia periapical
de la raíz palatina (flechas), así como la lámina dura y el espacio del ligamento periodontal alrededor de las raíces. E. Molar inferior con una lesión
de gran tamaño en una radiografía digital normal. F. El mismo diente tal como se ve en formato invertido; se puede apreciar la magnitud de la
pérdida ósea. La pieza presentaba una gran grieta en el reborde marginal distal y no se podía introducir la sonda hasta el fondo de la lesión por la
parte distal.
periapicales y, posiblemente, de sus causas4,10,14,17-19 (fig. 2-45).
Hasta la fecha, los costes tanto para el odontólogo como para el
paciente pueden limitar el uso de esta tecnología en la práctica
privada; los centros de radiología de mayor tamaño sí pueden
permitirse esta especialidad. No obstante, en un plazo de 5 a 10
años y gracias a las posibilidades de la tecnología para mejorar
infinitamente la asistencia sanitaria,11 es posible que la CBCT se
convierta en la piedra angular de un diagnóstico y un tratamiento endodóncicos exactos, especialmente en lo que se refiere
al tratamiento quirúrgico y a la revisión de los casos.19
40 capítulo 2
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Técnicas para la solución de problemas en la obtención de radiografías
Figura 2-45 A. Tomografía computarizada de haz cónico (CBCT) de la boca completa. El diente en cuestión es el incisivo central superior
derecho, que presenta signos externos de reabsorción invasiva. B. En los cortes 95 a 98 (recuadro rojo) se observan las características y la
localización del defecto de reabsorción, lo que facilita tanto el diagnóstico como la planificación del tratamiento. C. Radiografía digital periapical
previa al tratamiento. D. Después del tratamiento de conductos radiculares y de la localización del defecto. E. Defecto rellenado con agregado de
trióxido mineral. La CBCT permitió identificar y tratar el defecto. (Por cortesía del Dr. Paul Buxt.)
capítulo 2
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Técnicas para la solución de problemas en la obtención de radiografías 41
Directrices clínicas
La radiografía constituye una parte fundamental e indispensable
del diagnóstico endodóncico y del tratamiento de conductos
radiculares. Para alcanzar un diagnóstico óptimo se necesitan
imágenes dentales de calidad óptima. Una radiografía de mala
calidad solo puede conducir al error en el diagnóstico y puede
llegar a resultar perjudicial para el paciente. Hemos analizado los
conceptos y las técnicas para obtener imágenes de buena calidad,
así como para poder resolver los problemas que conllevan las
técnicas actuales y los resultados poco satisfactorios. Para alcanzar un diagnóstico correcto se necesita también una definición
básica de la normalidad radiográfica, de manera que los cambios
que representan las patologías o las anomalías anatómicas estructurales se puedan identificar fácilmente y tener en cuenta dentro
del plan general de tratamiento de cada caso.12
Bibliografía
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
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file length determination, J Endod 26:65-67, 2000.
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20. Walton RE: Diagnostic Imaging A. Dental radiography, Ingle JI,
Bakland LK, Baumgartner JC, editors: Ingle’s endodontics 6, Hamilton, Ontario, 2008, BC Decker Inc, Chap, pp 554-572.
Lecturas Recomendadas
Patel S: New dimensions in endodontic imaging: Part 2. Cone beam
computed technology, Int Endod J 42:463-475, 2009.
Patel S, Dawood A, Whaites E, et al: New dimensions in endodontic
imaging: Part 1. Conventional and alternative radiographic systems,
Int Endod J 42:447-462, 2009.
Sewerin IP: Radiographic examination. In Bergenholtz G, HørstedBindslev P, Reit C, editors: Textbook of endodontology, Oxford,
2003, Blackwell Munksgaard.
42 capítulo 3
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Solución de problemas en la interpretación de radiografías dentales
Capítulo 3
Solución de problemas en la
interpretación de radiografías dentales
Lista de solución de problemas
En este capítulo se abordan los siguientes dilemas y dificultades
de solución de problemas relacionados con la interpretación de
las radiografías dentales:
Evaluación de la anatomía dental: prevención de
problemas
Cambios radiológicos asociados a caries dental
Cambios radiológicos asociados a fracturas dentales
La imagen radiográfica es solo un medio de
diagnóstico. Parece absurdo que un odontólogo enseñe
una radiografía a un especialista en diagnósticos y le pida
su opinión… la imagen puede mostrar una gran zona de
rarefacción, pero es una locura utilizarla como el único
medio para alcanzar un diagnóstico.17
T. P. Hinman, 1921
Fracturas coronales
Fracturas mesiorradiculares
Fracturas radiculares verticales
Cambios radiológicos dentales asociados a reabsorción
Influencia de las estructuras anatómicas
radiotransparentes en la interpretación de radiografías
Influencia de las estructuras radiopacas en la
interpretación de radiografías
Cambios radiológicos asociados a necrosis pulpar en los
tejidos periapicales
Cambios radiológicos laterales asociados a necrosis
pulpar
Cambios radiológicos asociados al fracaso del tratamiento
endodóncico
Cambios radiológicos asociados a patologías
no endodóncicas que simulan posibles problemas
endodóncicos
Cementoma
Quistes del desarrollo
Lesiones endodóncicas curadas
Lesiones periodontales
42
Las radiografías cumplen dos funciones en el ámbito de la endodoncia: confirmar la normalidad e indicar o caracterizar las
patologías. Las imágenes radiográficas se producen como consecuencia del diferente grado de absorción de la radiación por los
tejidos mineralizados que atraviesa el haz de rayos X antes de
impresionar la película receptora o el sensor digital. Solo hay tres
tipos de tejidos que pueden identificarse habitualmente en las
radiografías dentales: hueso, esmalte y dentina. El cemento o un
material parecido pueden visualizarse cuando se forman por
algún proceso de reparación o regeneración. Para poder conocer
el aspecto y los detalles radiográficos normales se correlaciona la
anatomía física de las estructuras descritas en el capítulo 1 con
sus representaciones radiográficas. El modelo de normalidad
incluye un margen muy amplio de variaciones e implica conceptos tales como promedio, incidencia habitual, rasgos característicos y mayor o menor frecuencia.
Entre las desviaciones de la normalidad se encuentran los
cambios radiográficos en la anatomía de los dientes y las estructuras óseas. En la mayoría de las ocasiones, estos cambios se
traducen en radiotransparencia o pérdida de la estructura mineralizada, como ocurre en el caso de la caries, la reabsorción o los
defectos periodontales infraóseos.30 Asimismo, los cambios a
veces pueden dar lugar a radiopacidades, como sucede con los
materiales introducidos de forma yatrógena o los tumores odontógenos. En este capítulo analizaremos los diferentes aspectos de
la normalidad y las anomalías radiológicas en relación con el
diagnóstico endodóncico y la evaluación de los pacientes.
© 2012. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos
capítulo 3
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Solución de problemas en la interpretación de radiografías dentales 43
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Evaluación de la anatomía
dental: prevención
de problemas
El proceso de interpretación de una radiografía debe comenzar
con una exploración de los dientes. Esta evaluación está limitada
en todos los ámbitos de la odontología por el hecho de que la
radiografía intraoral es una representación bidimensional de
unos objetos tridimensionales. Por ejemplo, incluso con las
radiografías convencionales o las imágenes digitales obtenidas
correctamente, raras veces es posible confirmar o descartar la
existencia de un segundo conducto en la raíz mesiovestibular de
un molar superior. En odontología es posible obtener radiografías tridimensionales por medio de la tomografía computarizada de haz cónico (CBCT),10,24,30 una técnica en fase de
desarrollo pero que todavía no se ha podido perfeccionar adecuadamente para poder conseguir de forma rutinaria las imágenes detalladas que se requieren para el diagnóstico y el tratamiento
endodóncicos.6,10,24 No obstante, combinada con la radiografía
digital, la CBCT puede mejorar considerablemente la asistencia
endodóncica.
Una vez que se ha obtenido una radiografía de buena calidad,
es muy importante conocer bien la anatomía dental para poder
formarse una imagen mental tridimensional a partir de una
representación bidimensional. Por ejemplo, el estudio anatómico
de las raíces de los molares inferiores nos enseña que estas son
estrechas en sentido mesiodistal, así como muy anchas en sentido
vestibulolingual. Una raíz muy ancha en sentido vestibulolingual
parecerá estrecha en una radiografía clínica óptima. Si se obtienen diferentes imágenes utilizando angulaciones variables del
haz de radiación (desde el lado mesial o distal), la raíz parecerá
más ancha.31 Puede observarse más de un espacio del ligamento
periodontal, y la interpretación de la imagen puede plantear más
dificultades si se superponen las raíces de los dientes contiguos.
Uno de los objetivos de la evaluación dental consiste en
confirmar la forma anatómica y cualquier posible variación: a
veces se identifican dos raíces en un canino inferior (fig. 3-1, A),
pero es igualmente importante saber que un canino inferior
puede tener dos raíces, y muchos de esos casos no pueden
detectarse en las radiografías.13 Durante el tratamiento es necesario encontrar las raíces y los conductos adicionales mediante
una exploración interna, y las imágenes de CBCT pueden ayudarnos en esta evaluación anatómica (v. fig. 3-1, B y C).
En los dientes que pueden ser candidatos al tratamiento de
conductos radiculares hay que evaluar la longitud relativa, el
número de raíces, la calcificación de los conductos y la morfología general. Una vez que el odontólogo completa esta evaluación, confirma la anatomía e inicia el tratamiento, debe ser
capaz de visualizar mentalmente y de forma clara la morfología
de los conductos y recordarla durante todo el tratamiento. En
los dientes posteriores, como el primer molar inferior, es frecuente observar variaciones anatómicas (fig. 3-2). En la figu
ra 3-2, A se puede ver un molar con dos raíces mesiales divergen
tes; en la figura 3-2, B se muestra uno con dos raíces distales
divergentes. En distintos grupos étnicos pueden existir aún más
variaciones.
Problema Clínico
Problema: se evaluó la posibilidad de tratar a un hombre de
53 años con antecedentes de dolor agudo al estimular con calor
la zona posterior derecha del maxilar superior. La radiografía
periapical indicaba que el segundo molar se había sometido a
tratamiento de conductos radiculares en el pasado, pero no se
detectaron lesiones cariosas en las radiografías ni en la exploración clínica. No se observaban indicios de patología periapical
(fig. 3-3, A).
Solución: se realizaron las pruebas de sensibilidad rutinarias.
Las respuestas al frío del primer molar y de los dos premolares
superiores derechos fueron normales, pero no demostraron
ninguna respuesta al calor. El segundo molar respondió de forma
anómala al calor, con dolor persistente. El paciente confirmó que
ese era el mismo dolor que había estado experimentando. Al
examinar la radiografía se comprobó que los conductos tratados
ocupaban una posición asimétrica en el lado mesial de la raíz en
relación con la morfología general de la anatomía radicular. Se
sospechó la posible existencia de un conducto sin tratar en la
raíz vestibulodistal. Tras practicar una abertura de acceso, se
identificó, limpió, modeló, desinfectó y obturó el conducto
(v. fig. 3-3, B). El paciente confirmó que después de cesar el efecto
de la anestesia ya no sentía las molestias anteriores con el
calor.
En la figura 3-4 se muestra un caso similar. El paciente fue
derivado para someterse a tratamiento de conductos radiculares
del segundo molar superior izquierdo. Desde hacía 1 año experimentaba episodios intermitentes de dolor sordo en la región
premolar superior. Durante la exploración, el paciente señaló el
origen de su dolor en la zona póntica. Ocho años antes se le había
completado un tratamiento de conductos radiculares en el primer
premolar izquierdo. Las pruebas de sensibilidad con calor permitieron identificar claramente el premolar como la fuente del dolor.
Se obtuvieron radiografías preoperatorias desde diferentes
ángulos (v. fig. 3-4, A y B). Un análisis minucioso de las mismas
(v. fig. 3-4, B) indicó que el material de obturación podía haber
quedado compactado en el orificio de un conducto sin tratar. Se
practicó una abertura de acceso oclusal, pero costó mucho localizar el orificio del tercer conducto. Una vez localizado el conducto
sin tratar, se comprobó que la pulpa era vital. Los síntomas desaparecieron tras el tratamiento satisfactorio de este conducto
radicular (v. fig. 3-4, C).
Hay que documentar el número de raíces tratadas en cada
diente en el que previamente se ha realizado un tratamiento y
la calidad de este (longitud y densidad de la obturación, forma
del conducto, etc.). Aunque no se observen cambios anómalos
en las radiografías, el tejido que pueda quedar en los conductos sin limpiar puede producir síntomas de sensibilidad
térmica, y dolor a la percusión y espontáneo. Cualquier diente
en el que se observe un tratamiento de conductos radiculares
defectuoso o cuestionable puede causar síntomas y ser un
candidato potencial para una revisión del tratamiento. En tal
caso estaría indicada una nueva evaluación clínica de estos
dientes.
44 capítulo 3
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Solución de problemas en la interpretación de radiografías dentales
Figura 3-1 A. Canino inferior con una raíz bifurcada. B. Otro caso de canino inferior examinado mediante la tomografía computarizada de
haz cónico (CBCT); proyección oclusal (la flecha indica el diente examinado). C. Proyección proximal del canino birradicular obtenida con la CBCT.
Obsérvense los cortes 94 a 97; además de ofrecer una buena imagen de las dos raíces y de los dos conductos, también aportan información muy
útil acerca de la localización del conducto lingual y de los problemas que pueden surgir al practicar la abertura de acceso e intentar localizar el
orificio.
Figura 3-2 A. Molar inferior con dos raíces mesiales. B. Molar inferior con dos raíces distales.
capítulo 3
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Solución de problemas en la interpretación de radiografías dentales 45
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Figura 3-3 A. Segundo molar superior con sensibilidad al calor confirmada. B. Imagen obtenida después del tratamiento en la que se
visualiza el conducto distal no tratado previamente.
Figura 3-4 A. Radiografía inicial del primer premolar superior izquierdo sensible al calor. B. Segunda proyección, con una ligera angulación
desde el lado distal. Obsérvese la pequeña prominencia mesial de la gutapercha en el tercio coronal. C. Imagen obtenida después del tratamiento
en la que se observa un conducto no tratado previamente. (Por cortesía del Dr. Ryan Wynne.)
46 capítulo 3
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Solución de problemas en la interpretación de radiografías dentales
Cambios radiológicos
asociados a caries dental
Conocer el aspecto radiográfico de la caries dental es un aspecto
fundamental del aprendizaje de la odontología, y en la literatura odontológica es posible encontrar innumerables trabajos
sobre la detección de la caries dental en los estudios radiológicos rutinarios.23 En cuanto al diagnóstico endodóncico, la
profundidad de las caries antiguas o recientes constituye un
indicador radiográfico importante de los dientes con patología
pulpar. Aunque en las radiografías no se visualiza la exposición
cariosa de la pulpa, a menudo es posible identificar la caries
extensa que se aproxima al contorno radiográfico de la cavidad
pulpar, aun cuando no produzca síntomas (fig. 3-5, A). La
exposición de la pulpa sería una consecuencia lógica tras la
excavación de ese tipo de lesiones, y el plan terapéutico de estas
piezas incluiría necesariamente el tratamiento de conductos
radiculares. Las radiografías de aleta de mordida facilitan considerablemente la identificación de la caries y la determinación
de su proximidad a la pulpa dental; para estas radiografías se
puede recurrir a la película tradicional o a las imágenes digitales (v. fig. 3-5, B).
Asimismo, la excavación de las lesiones cariosas que se forman
cerca de las astas pulpares puede dar lugar a una exposición
cariosa. La desmineralización de la dentina que se produce con
la caries es un proceso progresivo y carece de unos límites clínicos o radiográficos nítidos. La mayoría de las lesiones cariosas
penetran en la dentina más de lo que se puede visualizar en las
radiografías. En la figura 3-6, A se muestra un diente sintomático
con una lesión cariosa muy cercana al asta pulpar mesial. Al
excavar esta lesión se dejó al descubierto una extensa exposición
cariosa y una pulpa necrótica. En este caso estaba indicado el
tratamiento de conductos radiculares (v. fig. 3-6, B).
Figura 3-5 A. Exposición cariosa del asta pulpar mesiovestibular del segundo molar superior. B. Radiografía digital de aleta de mordida que
muestra la localización y la extensión de la caries dental.
Figura 3-6 A. Caries cercana al asta pulpar mesiovestibular. B. La excavación puso de manifiesto la exposición cariosa y dejó al descubierto
la pulpa necrótica. Estaba indicado el tratamiento de conductos radiculares.
capítulo 3
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Solución de problemas en la interpretación de radiografías dentales 47
Muchos dientes con lesiones cariosas muy extensas pueden
no manifestar ningún síntoma, y en las pruebas de sensibilidad
pueden obtenerse respuestas normales (fig. 3-7). Lo más razonable sería recomendar al paciente que se someta a la excavación
de la caries; la decisión de realizar una endodoncia o de tratar la
pulpa vital dependerá del espesor de dentina residual (EDR).5,21,22
Aunque los odontólogos no disponemos de ningún instrumento
para medir este parámetro, sí existe un buen indicador clínico;
si el EDR es de 0,5 mm o menos, la pared dentinaria tendrá
color rosa debido a la proximidad de la pulpa. Diferentes estudios han demostrado que con un EDR inferior a 0,5 mm, las
probabilidades de supervivencia de la pulpa son más bien
escasas.21,22 En estas circunstancias, la mayoría de los dientes
desarrollan síntomas de pulpitis irreversible aguda tras la restauración, por lo que, finalmente, hay que proceder al tratamiento de conductos radiculares. Por otra parte, si el paciente
es joven, el tratamiento de la pulpa vital tiene bastantes probabilidades de éxito independientemente del espesor de la dentina
(fig. 3-8). (En el capítulo 7 se describe detalladamente el tratamiento de la pulpa vital.)
En ocasiones, la situación económica del paciente puede
influir en la decisión de realizar o no una endodoncia; un tratamiento adecuado de la pulpa vital puede evitarle mayores gastos.
Si fracasa esta opción, el sujeto todavía tendrá la posibilidad de
iniciar el tratamiento de conductos radiculares (fig. 3-9).
Generalmente, el aspecto radiológico de la caries recurrente
resulta muy obvio en los márgenes de las restauraciones existentes. La caries que comienza en la profundidad de una excavación cariosa previa casi siempre acaba afectando a la pulpa
(fig. 3-10). La que se desarrolla bajo las coronas preexistentes
aparece a lo largo de sus márgenes, pero puede extenderse
ampliamente bajo la corona clínica (fig. 3-11). A veces los pilares
que soportan puentes dentales están totalmente socavados y
quedan sin retención.
Problema Clínico
Problema: un hombre de 57 años acudió a consulta por un
problema de dolor espontáneo y recurrente en los dientes inferiores derechos (fig. 3-12, A). En las pruebas de sensibilidad se
obtuvieron respuestas normales desde los incisivos centrales
hasta el segundo premolar, pero no se detectó ninguna respuesta
en el segundo molar. En las radiografías no se apreció patología
periapical, pero se observó caries recurrente alrededor de los
márgenes del segundo molar, utilizado como pilar para un puente.
No se detectaron otros signos de patología o anomalías. El
paciente conservaba toda la dentición superior.
Solución: el diagnóstico se centró en el segundo molar inferior,
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Figura 3-7 Extensa lesión cariosa oclusal. La respuesta del
diente a las pruebas de sensibilidad es normal.
ya que se había comprobado que todos los demás dientes tenían
pulpas normales. Se introdujo una sonda de cayado de pastor
(calibre 23) bajo la unión soldada inmediatamente anterior a la
corona del segundo molar. Al levantar el puente con la sonda, se
confirmó que el puente no estaba sujeto a ese diente, aunque
estaba bien unido al segundo premolar. No solo se detectó movilidad vertical, sino que, al levantar y reasentar el puente, aparecieron burbujas en la saliva a lo largo de los márgenes de la
corona. Se optó por cortar la parte del puente distal al segundo
premolar. Una extensa lesión cariosa había socavado toda la
corona clínica del segundo molar (v. fig. 3-12, B). Después de
excavar la caries no quedaba nada de la corona clínica (v. fig. 3-12, C)
y la pulpa estaba desvitalizada. Finalmente, se optó por conservar
y restaurar el diente con un puente nuevo después de un tratamiento de alargamiento de la corona (v. capítulo 17).
Figura 3-8 A. Extensa lesión cariosa oclusal en un paciente de 10 años. B. Revisión a los 12 meses, tras el tratamiento de la pulpa vital con
agregado de trióxido mineral para una cobertura pulpar directa. El paciente no manifestaba síntomas y la respuesta del diente a las pruebas de
sensibilidad fue normal. (Por cortesía de la Dra. Silvina Díaz.)
48 capítulo 3
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Solución de problemas en la interpretación de radiografías dentales
Figura 3-9 Necrosis pulpar y patología periapical como
consecuencia del tratamiento de la pulpa vital. El tratamiento
endodóncico estuvo entonces indicado.
Figura 3-10 La caries recurrente es más profunda que la lesión
cariosa original. Es probable que se produzca una exposición cariosa.
Figura 3-11 A. Caries recidivante bajo el margen vestibular (o lingual) de la corona. B. Fotografía clínica de la caries excavada que se muestra en A.
Figura 3-12 A. Radiografía de los pilares dentales de un puente posterior derecho inferior. Obsérvese la caries en los márgenes de la corona
del segundo molar. B. Al retirar el puente se encontró una lesión cariosa muy extensa que abarcaba toda la corona clínica del pilar molar. C. Caries
extensa excavada. No queda nada de la corona clínica.
capítulo 3
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Solución de problemas en la interpretación de radiografías dentales 49
Cambios radiológicos
asociados a fracturas dentales
Fracturas coronales
La fractura que con más frecuencia se observa en las radiografías
es la imagen postraumática de un diente anterior con pérdida de
la corona dental (fig. 3-13, A). Por lo general, el diagnóstico no
depende de los hallazgos radiológicos, aunque conviene obtener
una radiografía para descartar otras fracturas por debajo del
hueso crestal. Las fracturas coronales completas son habituales
en las personas de edad avanzada debido a la combinación de
varios factores: contactos oclusales intensos, preparaciones de
corona completa y calcificación. Aunque estos pacientes no
suelen manifestar síntomas, los dientes conservan su capacidad
funcional y no presentan signos de patología periapical. Es
importante recurrir a la radiografía diagnóstica para valorar el
grado de calcificación de los conductos y la morfología general
de las raíces (v. fig. 3-13, B). Las raíces cortas con conductos
muy calcificados pueden ser candidatas a la extracción dental.
Generalmente, las fracturas coronales de los dientes posteriores tienen una orientación mesiodistal (fig. 3-14, A); debido a
ello, raras veces se detectan indicios radiológicos de las fracturas
en la estructura dental (v. fig. 3-14, B). Los signos radiográficos
más característicos de fractura coronal son los cambios en el
hueso alveolar coronal de las zonas mesial y distal, y en la
bifurcación, que pueden extenderse en sentido apical hasta la
mitad de la raíz (v. fig. 3-14, C; v. también fig. 1-3).
Fracturas mesiorradiculares
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Los traumatismos pueden causar también fracturas mesiorradiculares. Si la fractura es submarginal, la corona mostrará una
gran movilidad (fig. 3-15, A). En las radiografías, la raíz no
aparece unida a la corona. Si la fractura es más apical, puede que
el segmento coronal no se mueva, y la radiografía resultará
fundamental para poder valorar y determinar el nivel y la extensión de la fractura. Normalmente, las fracturas mesiorradiculares
pasan desapercibidas a la exploración clínica (v. fig. 3-15, B). En
el capítulo 19 se describe detalladamente el tratamiento de estos
dientes.
Fracturas radiculares verticales
Las fracturas radiculares verticales constituyen una causa frecuente de pérdida dental, aunque casi exclusivamente en dientes
en los que se ha realizado una endodoncia. Otra característica
exclusiva de estas fracturas es la localización casi constante de las
líneas de fractura en la zona mesiovestibular/vestibular o a 180°
en la región mesiolingual/palatina de la mayoría de las raíces. En
ocasiones, se observan raíces con fracturas en ambas posiciones.
Debido a la falta de separación de los segmentos fracturados de
las raíces, las fracturas radiculares verticales no suelen visualizarse
en las radiografías. El cambio radiográfico más característico se
observa en el hueso contiguo, como consecuencia de la reabsorción ósea a lo largo de la línea de fractura. Los cambios precoces
más característicos consisten en un ensanchamiento lateral del
espacio del ligamento periodontal. En muchos casos no se observan alteraciones apicales. Al progresar la reabsorción ósea, aparece
una radiotransparencia lateral claramente diferenciada y paralela
a la superficie radicular (fig. 3-16).
Cuando la fractura es visible y los segmentos radiculares fracturados están muy separados, es probable que dicha fractura se
haya producido hace ya algún tiempo (fig. 3-17). Muchos autores
han propuesto distintas causas para las fracturas radiculares. Se
considera que en su etiología intervienen factores anatómicos,
restauradores, periodontales o endodóncicos.27 Seguramente, este
Figura 3-13 A. Fractura coronal traumática característica en un incisivo superior de una persona joven. Obsérvese el ápice abierto.
B. Fractura anterior de una corona en un paciente de edad avanzada. Obsérvese la calcificación del conducto.
50 capítulo 3
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Solución de problemas en la interpretación de radiografías dentales
Figura 3-14 A. En los dientes posteriores, las fracturas coronales suelen seguir una dirección mesiodistal. B. En la radiografía se visualiza
una fractura vestibulolingual muy poco frecuente en la corona de un molar superior. C. Molar inferior con una fractura coronal que se prolonga
por debajo de la bifurcación; obsérvese la pérdida ósea. El paciente no presentaba signos de enfermedad periodontal en otras zonas de la
dentición.
Figura 3-15 A. Fractura radicular cerca del hueso crestal. B. Fractura mesiorradicular. Obsérvese el aspecto ovoide de la línea de fractura.
capítulo 3
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Solución de problemas en la interpretación de radiografías dentales 51
Figura 3-16 A. Las fracturas radiculares verticales no suelen visualizarse en las radiografías. B. Pérdida ósea lateral asociada a una fractura
radicular vertical.
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Figura 3-17 Amplia separación de los segmentos radiculares
tras una fractura radicular vertical. En la práctica clínica, en los casos
de fractura radicular completa se observan defectos periodontales
profundos y estrechos tanto en la superficie vestibular como en la facial.
es un problema multifactorial. Durante el tratamiento endodóncico, la supresión de demasiada estructura dental durante la
limpieza y el modelado puede debilitar la raíz. Durante la obturación, la aplicación de una presión de compactación lateral
excesiva sobre un conducto mal modelado, con un espaciador
demasiado grande para el diámetro del conducto, puede causar
una fractura (fig. 3-18).27 (V. capítulo 12.)
Curiosamente, en la mayoría de los estudios sobre este tema
no se mencionan las fuerzas de oclusión, y más concretamente
en el caso del bruxismo. Un denominador común de los dientes
con fracturas radiculares verticales es la presencia de facetas de
mucho desgaste u otros signos de sobrecarga oclusal.27 Por el
Figura 3-18 Fractura radicular vertical en un segundo premolar,
causada por una presión de condensación excesiva durante la
obturación. El espacio del ligamento periodontal es más amplio en la
zona distal, desde el hueso crestal hasta el ápice. La extrusión lateral
y longitudinal del material de obturación es un posible signo de que la
fractura se ha producido durante el tratamiento.
contrario, es muy poco frecuente encontrar una fractura vertical
en un diente que no participa en la oclusión. El tema de las
fracturas radiculares verticales se analiza con mayor detalle en los
capítulos 5 y 19.
52 capítulo 3
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Solución de problemas en la interpretación de radiografías dentales
Cambios radiológicos dentales
asociados a reabsorción
En las radiografías pueden identificarse cuatro tipos de reabsorción de la estructura dental.1,2,29 En esta sección describiremos y
compararemos las características radiológicas de estas entidades
patológicas. En los capítulos 13, 18 y 19 el lector encontrará un
comentario más amplio sobre la etiología, las características histológicas y el tratamiento de las mismas.
La reabsorción interna se caracteriza por la aparición de
una radiotransparencia relativamente simétrica en el centro
mesiodistal de la raíz.29 En las radiografías que no son perpendiculares al diente se puede confirmar la ubicación central del
defecto radicular. Un signo radiológico distintivo es la pérdida
del contorno del conducto dentro del defecto de reabsorción.
Obsérvese la extensa radiotransparencia mesiorradicular de la
figura 3-19. En este defecto de gran tamaño no se distingue la
silueta del conducto, debido a la dilatación del espacio desde
el interior del conducto. Este proceso es consecuencia de una
pulpa vital aunque inflamada. A menudo, al descubrir el
defecto, la pulpa puede haberse necrosado ya, y es posible
observar reabsorción interna en un diente que presente o no
una lesión apical.
La reabsorción radicular externa, como su propio nombre
indica, se origina en el periodonto e invade el diente por la
superficie externa de la raíz.1,29 Los defectos suelen caracterizarse
por una forma irregular y no se localizan en el centro de la raíz.
Muchos parecen formarse a la altura del hueso crestal, en el
periodonto marginal, y se identifican clínicamente como un
defecto en la superficie radicular por debajo del borde gingival
libre (fig. 3-20). Este tipo de reabsorción externa es conocido
también como reabsorción cervical.15,16
Figura 3-19 Un ejemplo clásico de reabsorción interna.
Los signos de vitalidad pulpar indicarían que se trata de un proceso
activo y justificarían una intervención endodóncica inmediata.
En ocasiones, los defectos de reabsorción externa pueden
confundirse con los de reabsorción interna.12 En la mayoría de
los casos, un factor fundamental que permite distinguir entre
ambos tipos es la persistencia del conducto en todo el defecto
de reabsorción (fig. 3-21). Este no es un problema de origen
pulpar, por lo que la forma del conducto radicular no varía.
Los defectos de reabsorción pueden tener una presentación
muy variada, de muy precoz (fig. 3-22, A) a muy destructiva (v.
fig. 3-22, B), hasta el punto de que en algunos casos puede producirse una fractura patológica (fig. 3-23). También puede variar
el grado de afectación vertical de la superficie radicular y producirse desde una lesión localizada hasta una que abarque toda la
longitud de la raíz (fig. 3-24). En el caso de la figura 3-24, B se
optó por el tratamiento de conductos radiculares basándose en la
presunción aparente y errónea de que la reabsorción era de origen
pulpar.
La reabsorción invasiva externa representa un subgrupo de
reabsorción externa.12 Este tipo de lesión se caracteriza por un
aspecto radiológico en panal de abejas; parece que el conducto
radicular evita la invasión. Durante la cirugía es frecuente observar que el conducto radicular está rodeado por una fina capa de
dentina intacta en una zona de reabsorción avanzada (fig. 3-25).
Esto se debe fundamentalmente al hecho de que la dentina
circundante es, en realidad, predentina sin mineralizar.15,16
Para confirmar la localización vestibular o lingual de un
defecto de reabsorción, se obtienen radiografías con una angulación ideal y con ángulos que divergen de la perpendicular al
diente.31 Normalmente, el haz se inclina en sentido mesial en
los dientes posteriores y distalmente en los anteriores. Al comparar las placas se observa que la lesión se ha «movido» aparentemente en la radiografía angulada. Si la lesión de reabsorción
se encuentra en la superficie vestibular de la raíz, parecerá que
se ha desplazado en sentido distal en comparación con la proyección perpendicular. Si la lesión se localiza en la superficie
lingual de la raíz, parecerá que se ha movido en sentido mesial.
Compare la figura 3-25, A con la radiografía con ángulo divergente de la figura 3-25, B de la misma lesión de reabsorción. En
la figura 3-25, B, expuesta desde el lado distal, parece que la
lesión del incisivo central inferior derecho (extremo derecho) se
ha movido en sentido mesial, lo que indica que se encuentra en
la superficie lingual de la raíz. En el capítulo 2 se explican con
más detalle las técnicas radiográficas aquí mencionadas.
La reabsorción inflamatoria es un proceso patológico que
se observa exclusivamente en la pulpa necrótica o infectada en
un proceso de degeneración.2 Normalmente, se acompaña de
una radiotransparencia periapical. La raíz afectada puede ser más
corta, y su superficie externa, estar moteada o presentar una
forma irregular (fig. 3-26). En la mayoría de los casos, el tratamiento de conductos radiculares no quirúrgico permite detener
el proceso de reabsorción.
La reabsorción por reemplazamiento suele constituir una
secuela de la reposición de un diente avulsionado o de la reimplantación intencionada.2 Este proceso puede comenzar semanas
o meses después de la curación clínica. En un primer momento,
se manifiesta como una alteración del contorno superficial de la
raíz bastante por debajo del hueso crestal. Al avanzar el proceso,
la raíz aparece muy moteada y las zonas afectadas se acompañan
de radiotransparencia en el hueso contiguo (fig. 3-27). En última
instancia, la raíz reabsorbida puede ser sustituida completamente
por hueso normal.
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Figura 3-20 A. Radiografía de un caso de reabsorción externa en el periodonto marginal. B. Aspecto clínico del mismo caso. C. Fotografía
clínica del defecto durante el proceso de reparación. D. Reabsorción cervical externa en la zona distal de un primer molar inferior derecho.
Figura 3-21 La reabsorción externa puede confundirse con la interna en las radiografías. Obsérvese que el conducto radicular es totalmente
normal en este caso (las flechas izquierdas indican el borde de la lesión; las flechas derechas, la continuidad del conducto). En los casos de
reabsorción interna se pierde el contorno del conducto dentro del defecto de reabsorción. Compare esta imagen con la figura 3-19.
54 capítulo 3
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Solución de problemas en la interpretación de radiografías dentales
Figura 3-22 A. Reabsorción externa precoz.
B. La reabsorción externa puede llegar a ser muy
destructiva. En este caso fue necesario extraer el
diente.
Figura 3-23 Fractura patológica de la corona por reabsorción
interna.
Figura 3-24 A. Pequeña lesión de reabsorción externa, localizada
en el periodonto marginal. B. Las lesiones de reabsorción externa con
un componente vertical claramente diferenciado en las radiografías
tienen un pronóstico muy desfavorable. El tratamiento de conductos
radiculares no altera ni detiene el proceso de reabsorción externa.
capítulo 3
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Solución de problemas en la interpretación de radiografías dentales 55
Figura 3-27 Reabsorción externa por reemplazamiento.
Influencia de
las estructuras anatómicas
radiotransparentes en la
interpretación de radiografías
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Figura 3-25 A. Los casos de reabsorción externa invasiva fuera del
conducto que afectan a varios dientes son relativamente infrecuentes.
B. Una segunda imagen con otra angulación de los mismos dientes
expuestos desde el lado distal. Utilizando la regla mnemotécnica SLOB
(same lingual, opposite buccal; mismo lingual, opuesto vestibular), se
puede ver que la lesión del incisivo central derecho inferior (extremo
derecho) se ha «desplazado» en sentido mesial. Esto indica una posición
lingual, frecuente en los dientes anteriores inferiores.
Figura 3-26 Reabsorción inflamatoria externa. La pulpa está
siempre necrosada en este proceso patológico.
El seno maxilar es una zona radiotransparente muy variable que
suele superponerse a los ápices de los dientes posteriores, extendiéndose, en ocasiones, en sentido anterior hasta tapar el canino.
Un examen minucioso de las radiografías de calidad revela casi
siempre que el ligamento periodontal mantiene una anchura
constante, aunque en las radiografías pueda parecer que los
extremos de las raíces penetran bastante en el seno maxilar
(fig. 3-28). Esta es una constante importante a la hora de diferenciar entre normalidad y patología en aquellos casos en los que
también existe una verdadera afección (fig. 3-29), si bien hay
excepciones ocasionales a esta observación general. El seno
normal puede simular una lesión patológica en la que no se
aprecien la lámina dura ni el espacio del ligamento periodontal
que rodean los extremos radiculares superpuestos. Afortunadamente, estas excepciones son bastante infrecuentes (fig. 3-30).
En tales casos, hay que recurrir a las pruebas de sensibilidad para
diferenciar entre patología y normalidad.
La única otra radiotransparencia normal en el maxilar superior
es el conducto incisivo. Esta estructura anatómica se localiza en la
línea media y casi nunca o nunca se confunde con una patología
periapical (fig. 3-31). Cuando es bastante grande, el espacio del
ligamento periodontal sigue teniendo una anchura normal sobre
la superficie de las raíces adyacentes (fig. 3-32). En una sección
posterior comentaremos los problemas patológicos de esta zona.
Generalmente, los conductos mandibular y mentoniano, y
el agujero mentoniano ocupan una posición anatómica y radiográfica situada a alguna distancia de los ápices de los dientes,
de manera que no se produce ninguna confusión diagnóstica
(fig. 3-33). No obstante, dentro del margen de las variaciones
anatómicas normales, estas estructuras pueden plantear algunos
problemas diagnósticos. El conducto mandibular puede alterar
56 capítulo 3
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Solución de problemas en la interpretación de radiografías dentales
el espacio del ligamento periodontal normal alrededor de los
ápices; esto es algo parecido al efecto del seno maxilar sobre
los ápices de los dientes superiores (fig. 3-34). Asimismo, el
conducto y el agujero mentonianos pueden superponerse a los
ápices. Si no existe ninguna patología, las láminas duras y el
espacio del ligamento periodontal apicales permanecen intactos.
Sin embargo, la presencia de una patología periapical puede
plantear algún problema diagnóstico (fig. 3-35). Se ha comprobado que el agujero mentoniano se encuentra entre los dos premolares en el 50% de los casos, distal a esta posición central en
el 25% de los casos, y mesial a la misma en el 25% restante.13
Figura 3-28 Las raíces de dientes normales y sanos que se
extienden en las radiografías hasta el seno maxilar presentan un
espacio del ligamento periodontal y una lámina dura ininterrumpidos.
Figura 3-29 En la mayoría de los casos, una lesión apical se
diferencia claramente de la cavidad sinusal en las radiografías.
Figura 3-30 Caso poco frecuente en el que el seno normal se
confunde con una lesión apical. Las pruebas pulpares proporcionaron
unos resultados totalmente normales en todos los dientes de la
zona. Esta persona había sido derivada para someterse a tratamiento
endodóncico. El espacio del ligamento periodontal y la lámina dura de
las raíces asociadas a la radiotransparencia son totalmente normales.
Figura 3-31 A. El conducto incisivo se localiza generalmente entre las raíces de los incisivos centrales superiores. B. Cuando las raíces tienen
una longitud anatómica muy corta, el conducto incisivo puede aparecer por encima de los ápices pero siempre en la línea media. Normalmente
es fácil distinguirlo de una lesión apical. C. Lesión apical de gran tamaño, de origen pulpar, en el ápice del incisivo central superior derecho.
La asimetría y la pérdida de las estructuras anatómicas apicales normales confirman que se trata de una lesión patológica, en contraste con el
aspecto de un conducto incisivo normal.
capítulo 3
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Solución de problemas en la interpretación de radiografías dentales 57
Figura 3-34 La superposición de los ápices de los dientes al
conducto mandibular puede indicar una posible patología periapical.
En esta imagen, un análisis minucioso confirma que el espacio del
ligamento periodontal está intacto alrededor de todos los ápices.
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Figura 3-32 El espacio del ligamento periodontal permanece
intacto cuando el conducto incisivo tiene un tamaño inusual.
Compárese este conducto incisivo normal con la lesión lateral
patológica que se muestra en la figura 3-50.
Figura 3-33 A. Generalmente, el conducto mandibular se
localiza a una cierta distancia de los ápices de los premolares.
B. A menudo, el conducto mandibular no aparece en las radiografías
periapicales rutinarias.
Figura 3-35 A. El conducto y el agujero mentonianos pueden
simular lesiones de patología periapical. Se puede comprobar la
integridad del espacio del ligamento periodontal alrededor del ápice
del segundo premolar. B. Agujero mentoniano muy cercano al ápice del
segundo premolar. C. Lesión apical superpuesta al agujero mentoniano.
58 capítulo 3
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Solución de problemas en la interpretación de radiografías dentales
Figura 3-36 Defecto de Stafne. El diente responde normalmente
a todas las pruebas de vitalidad. Obsérvese que el espacio del
ligamento periodontal apical está intacto.
Figura 3-37 La superposición de los terceros molares
impactados puede ocultar la anatomía de las raíces de los segundos
molares.
Problema Clínico
Problema: una mujer de 38 años presentaba desde hacía poco
En contadas ocasiones, aparece una depresión anatómica en
la superficie mesial del cuerpo mandibular, conocida como
defecto de Stafne, que puede confundirse con una lesión periapical. En las pruebas de sensibilidad se obtendrán respuestas pulpares normales (fig. 3-36).20,28
Influencia de las estructuras
radiopacas en la
interpretación de radiografías
Se pueden producir impedimentos anatómicos o yatrógenos
durante la interpretación de las radiografías cuando los dientes
se superponen unos a otros o cuando un objeto metálico oculta
el ápice. No es raro visualizar terceros molares superiores impactados que ocultan los ápices de los segundos molares superiores
(fig. 3-37). Dientes impactados en otras zonas pueden producir
ese mismo efecto (fig. 3-38). Los objetos metálicos que tapan el
ápice suelen ser alambres de ligadura permanentes o placas colocadas durante la cirugía ortognática o la reducción de fracturas
traumáticas (fig. 3-39). Los implantes producen a veces el mismo
efecto (v. fig. 3-39). En el ámbito de la endodoncia, estas imágenes pierden buena parte de su utilidad debido a la imposibilidad de determinar la anchura del espacio del ligamento
periodontal o la continuidad de la lámina dura en el ápice. Sin
embargo, podemos postular una posible etiología evaluando
otros aspectos radiológicos de los dientes como la caries, la
profundidad de las restauraciones existentes y las condiciones
periodontales del hueso de sustentación. Una evaluación exacta
debe basarse en la exploración clínica; las pruebas de sensibilidad
suelen ser el componente más importante (fig. 3-40). En estos
casos, la única opción para poder determinar la longitud durante
el tratamiento de conductos radiculares consiste en usar un
localizador apical electrónico.
tiempo un ligero dolor a la percusión en el primer premolar inferior izquierdo. Unos 8 meses antes le habían colocado dos implantes en las posiciones del primer y del segundo premolares
inferiores izquierdos (fig. 3-41, A). La imagen periapical mostraba
lo que parecía ser la superposición del implante colocado en la
posición del segundo premolar sobre una parte del ápice del
primer premolar. La exploración clínica confirmó el dolor a la
percusión solo en el primer premolar. Las pruebas de sensibilidad
fueron poco concluyentes debido a la falta de sensibilidad del
primer premolar y de la comparación con otros dientes anteriores
presumiblemente normales. El dilema era el siguiente: ¿cómo se
iba a alcanzar un diagnóstico?
Solución: el inicio espontáneo de dolor a la percusión se debía
a una de estas dos posibles causas: el diente sufría una patología
pulpar o soportaba unas fuerzas oclusales traumáticas, que normalmente se asocian a bruxismo. En este caso, lo más razonable
era comprobar la oclusión y suprimir cualquier contacto excesivo
o prematuro. De hecho, se comprobó que la oclusión era muy
intensa y se efectuaron los ajustes apropiados. La paciente abandonó la clínica y se le aconsejó que vigilara su problema. Cuando
no se puede confirmar un diagnóstico, lo más aconsejable es
esperar.
Diecisiete meses después, la paciente acudió de nuevo a consulta refiriendo un dolor a la percusión mayor que el observado
en su primera visita. Explicó que durante los meses posteriores
al ajuste oclusal había experimentado episodios ocasionales de
dolor recurrente a la percusión que duraban 2 o 3 días, aunque
no fueron tan graves como para obligarla a consultar al odontólogo. Tres días antes de esta nueva visita, el diente se había vuelto
muy sensible a la percusión. En la radiografía periapical no se
apreció ningún cambio perjudicial, y la oclusión ya no era un
factor que pudiera explicar sus síntomas. Se tomó la decisión
clínica de iniciar el tratamiento de conductos radiculares. La
pulpa estaba necrosada, y durante la limpieza y el modelado del
conducto las limas endodóncicas no pudieron penetrar a la profundidad estimada de la raíz. De hecho, entraron en contacto con
la superficie roscada del implante. Se completó el tratamiento de
conductos radiculares habitual y los síntomas desaparecieron
(v. fig. 3-41, B).
capítulo 3
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Solución de problemas en la interpretación de radiografías dentales 59
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Figura 3-38 A. Canino impactado que oculta el ápice de un
incisivo central superior. El incisivo puede experimentar reabsorción
apical. B. Superposición de la corona de un premolar superior
impactado sobre la raíz mesiovestibular del primer molar. Un examen
más minucioso revela que el ligamento periodontal permanece intacto
alrededor del ápice de la raíz mesiovestibular.
Figura 3-39 Ápices de un molar superior tapados por un
dispositivo de fijación atornillado. Es relativamente frecuente que
los ápices dentales estén tapados por alambres de ligadura, barras
de arcos e implantes.
Figura 3-40 A. El examen radiográfico del ápice distal del
segundo molar se ve limitado por la superposición del tercer molar
impactado. Se puede producir una reabsorción apical de la raíz
distal del segundo molar, cuya confirmación resulta complicada. La
evaluación pulpar debe basarse en las pruebas, aunque la profundidad
de la caries suele ser un dato de gran utilidad diagnóstica. B. Durante
el tratamiento, es necesario utilizar el localizador apical electrónico
para poder determinar la longitud. No es fácil valorar los resultados en
las radiografías.
En ocasiones, es el propio hueso el que oculta los ápices
radiculares (fig. 3-42). El nombre tradicional utilizado para
referirse a esta zona de mayor densidad es osteítis condensante, y
se observa con más frecuencia en las regiones molar y premolar
del maxilar inferior. Algunas pruebas parecen indicar que estas
lesiones pueden estar relacionadas con una inflamación/degeneración pulpar crónica y prolongada,7,23 pero no hay pruebas que
demuestren que el hueso esté inflamado realmente, por lo que
no se necesita ningún tratamiento. Se han publicado pruebas
contradictorias que indican que esas lesiones óseas pueden desaparecer o no tras el tratamiento de conductos radiculares.8,14 Es
posible observar inflamación pulpar en una zona de osteítis
condensante, pero estos dos trastornos pueden estar o no relacionados. La decisión de tratar el diente asociado a una lesión
de ese tipo deberá basarse en la evaluación diagnóstica de la
pulpa y no en la mera presencia de una opacidad en las radiografías.
60 capítulo 3
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Solución de problemas en la interpretación de radiografías dentales
Figura 3-41 A. El ápice del premolar está
tapado por un implante. B. Durante el tratamiento se
comprobó que se había cortado el ápice durante la
preparación para el implante.
apical aguda sin una lesión preexistente, puede que no se visualice una lesión radiográfica hasta pasados incluso 10 días.3,4
El primer cambio que se observa es un ensanchamiento del
espacio del ligamento periodontal en la región del orificio apical.
A veces, este signo es muy sutil y difícil de diferenciar de las
variaciones normales de la anatomía apical. Por este motivo, la
radiografía por sí sola no basta para establecer un diagnóstico
definitivo. Son muy importantes los antecedentes sintomáticos,
y habrá que llevar a cabo pruebas de sensibilidad y otras formas
de evaluación clínica.
Figura 3-42 Superposición de hueso radiopaco al ápice distal
del segundo molar.
Problema Clínico
Problema: una mujer de 48 años con ligero dolor a la percusión
Cambios radiológicos
asociados a necrosis pulpar
en los tejidos periapicales
Los únicos procesos pulpares que pueden causar una patología
periapical son la necrosis pulpar y (en ocasiones) la pulpitis grave
e irreversible (v. capítulo 1). Al comienzo de la inflamación
apical pueden no observarse cambios en las radiografías, aunque
en muchos casos el diente manifestará sensibilidad aguda a la
percusión; los cambios radiológicos suelen aparecer al cabo de
algunos días. La lesión radiográfica que aparece se debe a la
reabsorción ósea causada por el tejido pulpar necrótico y por las
bacterias que salen por el orificio apical. Muchas de estas lesiones
se desarrollan lentamente, a lo largo de un período de tiempo
relativamente prolongado. Incluso en los casos de infección
en el segundo molar inferior izquierdo desde hacía 1 semana
acudió a consulta para someterse a una exploración. La presencia
de coronas cubiertas de porcelana en el primer y segundo molares
limitaba las pruebas de sensibilidad, y el diente no respondió ni
al frío ni al calor. Se observaron facetas de desgaste intenso en el
segundo molar, que resultó ser el diente sintomático. Se obtuvo
una radiografía (fig. 3-43, A), pero hubo problemas para interpretarla debido a la superposición del conducto mandibular sobre
los ápices.
Solución: a falta de un diagnóstico firme, convenía actuar con
cautela. Se efectuó un ajuste oclusal y se aconsejó a la paciente
que vigilara la situación. Si los síntomas desaparecían en pocos
días, se confirmaría el presunto diagnóstico de bruxismo. En este
caso, la mujer volvió al cabo de unos 10 días con un dolor a la
percusión más acusado. En una nueva radiografía se evidenció un
ensanchamiento apical del espacio del ligamento periodontal,
presumiblemente por una patología periapical de etiología pulpar.
Se inició el tratamiento de conductos radiculares y se confirmó la
necrosis pulpar (v. fig. 3-43, B).
capítulo 3
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Solución de problemas en la interpretación de radiografías dentales 61
Figura 3-43 A. El conducto mandibular dificulta el estudio radiográfico del ligamento periodontal alrededor de los ápices del segundo molar.
B. Diez días después de la exploración inicial resultan más evidentes los signos radiográficos de patología periapical.
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Figura 3-44 A. Signos precoces de patología periapical en los incisivos central y lateral superiores. Los dientes habían sufrido una lesión
traumática aproximadamente 2 meses antes. B. Signos precoces de patología periapical en un molar inferior. Este diente presentaba una fractura
coronal en la zona de la cavidad pulpar.
Conforme la patología periapical progresa, la pérdida de
hueso apical aumenta y da lugar a una lesión periapical más
característica. En este momento, la pulpa estará necrosada. El
espacio del ligamento periodontal será más ancho en la zona del
ápice y se continuará con la radiotransparencia apical; la lámina
dura desaparece en esta zona. No obstante, sigue siendo necesario completar la evaluación clínica para confirmar la necrosis
pulpar (fig. 3-44). Finalmente, la lesión periapical alcanza un
tamaño que prácticamente confirma el diagnóstico de necrosis
pulpar (fig. 3-45).
En las lesiones periapicales de origen pulpar desaparecen
siempre el espacio del ligamento periodontal y la lámina dura
normales en la zona afectada. Cuando la lesión aumenta de
tamaño y se aproxima a las raíces de los dientes adyacentes, el
espacio del ligamento periodontal también puede desaparecer en
estas piezas, aunque no podemos asumir que todas las afectadas
Figura 3-45 Las lesiones periapicales como estas resultan
prácticamente diagnósticas de un diente con necrosis pulpar
completa.
62 capítulo 3
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Solución de problemas en la interpretación de radiografías dentales
estén necrosadas o necesiten tratamiento de conductos radiculares. También en este caso están indicadas las pruebas de sensibilidad. Una vez que se ha completado el tratamiento de
conductos radiculares de los dientes que lo necesiten, la lesión
periapical desaparece y el espacio del ligamento periodontal
reaparece en las radiografías de los dientes afectados y sanos. Los
signos radiológicos de curación pueden aparecer al cabo de 3 meses
cuando las lesiones son pequeñas, y hasta 1 año después o más
si son de mayor tamaño (fig. 3-46).
En un primer momento, las radiotransparencias que se desarrollan en los ápices de los dientes posteriores superiores elevan
el delgado hueso del suelo sinusal y la membrana de Schneider
que tapiza el seno maxilar (fig. 3-47). En última instancia, la
mayoría de las lesiones de gran tamaño forman un trayecto fistuloso hasta la superficie mucosa vestibular o palatina (fig. 3-48).
Afortunadamente, las perforaciones patológicas a través de la
membrana de Schneider son poco frecuentes aunque no imposibles. Es difícil confirmar esta posibilidad en las radiografías, ya
Figura 3-47 Las lesiones periapicales pueden elevar el suelo
sinusal y expandir hacia la cavidad sinusal el delgado hueso que cubre
los ápices.
Figura 3-46 A. Radiografía obtenida antes del tratamiento en
la que se identifica una extensa lesión apical que abarca los ápices de
cuatro incisivos inferiores. Las pruebas pulpares fueron indicativas de
una vitalidad pulpar normal en los incisivos laterales. B. La radiografía
obtenida durante la revisión efectuada 11 meses después confirma que
la zona está curándose satisfactoriamente.
Figura 3-48 A. Las lesiones apicales desarrollan a menudo
trayectos fistulosos que drenan a través de la mucosa. B. Abertura
de un trayecto fistuloso en la superficie mucosa.
capítulo 3
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Solución de problemas en la interpretación de radiografías dentales 63
Figura 3-49 A. En contadas ocasiones, una lesión periapical crónica puede expandirse directamente hacia la cavidad sinusal. Se llevó a cabo
una intervención quirúrgica apical durante la que se enucleó completamente la cavidad sinusal. B. Radiografía de control obtenida más de 12 años
después.
que las relaciones anatómicas entre los ápices dentales y el suelo
sinusal son muy variables. Muchos ápices de dientes sanos
quedan dentro de la cavidad sinusal y solo están cubiertos por
el ligamento periodontal y la membrana sinusal. Es muy difícil
discernir la pérdida de estas estructuras radiotransparentes,
incluso en las mejores radiografías. En la figura 3-49, A se
muestra un absceso apical agudo que se extiende hasta la cavidad
sinusal y la ocupa completamente. Únicamente se pudo confirmar el alcance de esta lesión durante la intervención quirúrgica,
en la que se procedió a enuclear completamente la cavidad
sinusal. En la figura 3-49, B se puede ver la revisión efectuada
al cabo de 12 años y 3 meses. El proceso de curación ha ocluido
casi completamente la cavidad sinusal.
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Cambios radiológicos
laterales asociados
a necrosis pulpar
También pueden producirse interrupciones del ligamento
periodontal o de la lámina dura laterales cuando existe un
conducto lateral (fig. 3-50). El proceso es idéntico al desarrollo
de una lesión apical; en este caso, el daño lateral constituye una
reacción a la salida de material pulpar necrótico y de bacterias.
En contadas ocasiones, un diente con una lesión causada por
un conducto lateral puede llegar a responder al pulpómetro
eléctrico si la pulpa apical a dicho conducto sigue siendo vital.
Estas respuestas suelen ser mucho más intensas en la escala
arbitraria del pulpómetro eléctrico que las que se obtienen en
los dientes adyacentes o contralaterales presumiblemente normales. Generalmente no se obtiene ninguna respuesta en las
pruebas de frío.
Las lesiones periapicales de origen pulpar pueden extenderse
en sentido coronal y producir drenaje clínico. Un trayecto fistuloso tiene un aspecto radiográfico parecido al de una lesión de
periodontitis grave (fig. 3-51). El drenaje suele abrirse paso a lo
Figura 3-50 Lesión lateral asociada a una pulpa necrótica.
Figura 3-51 Lesión apical con un trayecto fistuloso a lo largo de
la superficie radicular.
64 capítulo 3
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Solución de problemas en la interpretación de radiografías dentales
Figura 3-52 Los trayectos fistulosos de los molares pueden
afectar a la bifurcación.
largo de la superficie radicular y emerger a través de la mucosa
en forma de un orificio del trayecto fistuloso (que a veces recibe
el nombre de fístula) o a través del surco gingival. Al sondar
los trayectos de drenaje sulcular se comprueba que son muy
estrechos; en los molares pueden afectar o no a la bifurcación
(fig. 3-52). Un rasgo distintivo de los trayectos de drenaje en
las radiografías es la integridad del hueso periodontal en los
dientes adyacentes. La periodontitis crónica suele acompañarse
de signos radiográficos de pérdida ósea en numerosas zonas,
pero sin afectar a los tejidos periapicales (a menos que el deterioro esté en una fase muy avanzada).
Problema Clínico
Problema: un hombre de 34 años fue derivado para someterse
a un tratamiento de conductos radiculares rutinario del incisivo
central superior izquierdo por una fractura de la corona clínica. Se
procedió a cementar provisionalmente la corona existente
(fig. 3-53, A). El tratamiento no planteó ninguna complicación, y
el paciente volvió a su odontólogo con la corona cementada con
un poste provisional. Veinte años después, el sujeto fue derivado
nuevamente al endodoncista con un diagnóstico provisional de
fracaso del tratamiento (v. capítulo 5). Recientemente había desarrollado hinchazón local, y se identificó el orificio de un trayecto
fistuloso cerca del margen gingival del mismo diente.
Solución: al revisar la radiografía se pudo comprobar que, a
pesar de la sobreextensión del poste intrarradicular, no había
ningún indicio de fallo (v. fig. 3-53, B). El sondaje permitió descartar una fractura radicular vertical, pero confirmó la existencia
de un defecto periodontal en el lado mesial con una profundidad de sondaje de 9 mm. En la radiografía se comprobó la presencia de un cálculo que era clínicamente palpable con la sonda. Se
pudo confirmar el diagnóstico de absceso periodontal.
Figura 3-53 A. Radiografía original del paciente, del año 1980.
B. Revisión a los 20 años. Obsérvese la lesión periodontal avanzada en
la zona mesial.
Cambios radiológicos
asociados al fracaso
del tratamiento endodóncico
Cuando el tratamiento de conductos radiculares fracasa, se
forman lesiones que son idénticas en las radiografías a las resultantes de la extensión de una infección pulpar al hueso periapical (fig. 3-54, A). Estas lesiones pueden aparecer en el ápice
o en la desembocadura de un conducto lateral (fig. 3-55, A).
La mayoría de ellas responden a la revisión no quirúrgica,
capítulo 3
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Solución de problemas en la interpretación de radiografías dentales 65
Figura 3-54 A. En las radiografías, las lesiones periapicales secundarias al fracaso del tratamiento endodóncico son idénticas a las
producidas por una infección primaria. B. Radiografía de seguimiento obtenida después de 4 años de una revisión no quirúrgica que indica
la resolución completa de la lesión apical.
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Figura 3-55 A. Lesión lateral asociada a un conducto lateral que se comunica con un espacio del conducto sin sellar alrededor de un poste
intrarradicular. B. Después de 5 años de la revisión del tratamiento de conductos radiculares, la radiografía indica la completa curación de la lesión
lateral.
después de la cual el ligamento periodontal y la lámina dura
reaparecerán debido al proceso de curación (v. figs. 3-54, B
y 3-55, B).
Si se descubre una lesión periapical asintomática en una
exploración de rutina, es conveniente preguntar al paciente
cuándo realizó el tratamiento. Generalmente, las lesiones tardan
en desaparecer entre 3 y 12 meses tras el tratamiento de conductos radiculares. Las de mayor tamaño en ocasiones necesitan
más tiempo. Si el tratamiento en cuestión se completó en menos
de 12 meses antes de la exploración, lo más aconsejable sería
repetir el estudio radiográfico de la lesión pasados 6 meses. Si el
tratamiento se hubiera completado hace ya más de 2 años,
podemos presumir que el diente sufre una patología recidivante
y en la mayoría de los casos estará indicada una revisión del plan
terapéutico.
En el capítulo 5 se describe más detalladamente el diagnóstico
de las patologías periapicales recurrentes. En el capítulo 14 se
explican las técnicas para la revisión de un tratamiento de conductos radiculares previo.
Cambios radiológicos asociados
a patologías no endodóncicas
que simulan posibles
problemas endodóncicos
Cementoma
Un cementoma, también conocido como fibroma osificante
periapical o displasia cemento-ósea, es una lesión que aparece
fundamentalmente en la región mandibular anterior.25 Puede
afectar a más de un diente, e inicialmente se observa una radiotransparencia en desarrollo. Con el paso del tiempo, la lesión
empieza a mineralizarse (fig. 3-56). Para confirmar este diagnóstico resultan fundamentales las pruebas de sensibilidad. Las
respuestas de los dientes con cementomas son siempre normales
a estas pruebas, por lo que no necesitan tratamiento de conductos radiculares.
66 capítulo 3
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Solución de problemas en la interpretación de radiografías dentales
forma gradual. Esta no es una lesión de origen pulpar; las respuestas a las pruebas de los dientes son normales, por lo que no está
indicado el tratamiento de conductos radiculares (fig. 3-57).
Se ha llegado a cuestionar el nombre de quiste globulomaxilar,
ya que no define una entidad histológica diferente sino más bien
un grupo de lesiones que aparecen en la línea de sutura entre el
incisivo lateral y el canino superiores.18,25,32 Aunque se ha comprobado que la mayoría de las lesiones son de origen odontógeno, algunas de ellas son claramente extraapicales y no son
candidatas al tratamiento endodóncico. Las pruebas de sensibilidad resultan fundamentales para establecer el diagnóstico
correcto.
Problema Clínico
Problema: un hombre de 42 años acudió a consulta a causa de
Figura 3-56 Fases iniciales de unos fibromas osificantes
periapicales que abarcan tres incisivos inferiores. La respuesta de los
dientes a las pruebas es normal.
un dolor agudo en la región anterior izquierda del maxilar superior. El odontólogo encontró una extensa lesión radiotransparente
entre los ápices del incisivo lateral y el canino superiores izquierdos (fig. 3-58, A). Al abrir, el odontólogo observó un drenaje abundante. El paciente fue derivado a un endodoncista para que
completara el tratamiento. Cuatro meses después, el paciente fue
examinado por el endodoncista por primera vez. El sujeto no había
experimentado síntomas. Obsérvese la anatomía periapical en la
radiografía preoperatoria (v. fig. 3-58, A). El espacio del ligamento
periodontal parece intacto, pero la lámina dura está interrumpida.
Al abrir no se observó drenaje, y se procedió a completar el tratamiento de conductos radiculares. Casi 10 años después, el
paciente volvió a la consulta del endodoncista para una revisión
del mismo diente. Estaba experimentando síntomas recurrentes
de compresión y dolor en esa zona. La radiografía periapical confirmó que la lesión no había curado completamente, aunque el
espacio del ligamento periodontal apical tenía una anchura uniforme y la lámina dura estaba intacta (v. fig. 3-58, B).
Solución: se optó por la cirugía periapical; durante la intervención no se observó ninguna comunicación con el ápice del diente.
Los tejidos blandos raspados de la lesión fueron enviados para su
estudio histológico, y el anatomopatólogo diagnosticó una «lesión
osteofibrosa benigna, que representaba posiblemente una displasia cemento-ósea». Los síntomas desaparecieron y, al cabo de
3 meses, el paciente acudió a consulta para una revisión; la radiografía posterior al tratamiento indicaba que la lesión se había
curado satisfactoriamente (v. fig. 3-58, C).
Figura 3-57 Quiste del conducto incisivo. El espacio del
ligamento periodontal permanece intacto alrededor de los ápices de
ambos incisivos centrales. La respuesta de los dientes a las pruebas de
sensibilidad fue normal.
Quistes del desarrollo
Los quistes del conducto incisivo, también conocidos como
quistes del conducto nasopalatino, son quistes del desarrollo que
se forman en el conducto incisivo (o nasopalatino).9 En las
radiografías, la lesión parece mucho más grande que el agujero
del conducto incisivo. Puede abarcar los ápices de los incisivos
centrales, y es posible que falten el espacio del ligamento peri
odontal y la lámina dura apicales. La presión positiva interna puede
desplazar lateralmente las raíces de los intensivos centrales de
Lesiones endodóncicas curadas
A menudo, las lesiones de gran tamaño de la zona anterior del
maxilar superior son candidatas al tratamiento quirúrgico. Al
exponer el defecto, puede faltar toda la placa ósea vestibular
debido a la destrucción causada por la infección y el crecimiento
de la lesión. En ocasiones, después de efectuar un legrado peri
apical completo, se comprueba que falta también la placa palatina. Una vez que estas lesiones transversales están curadas, la
radiotransparencia a veces persiste por encima y se diferencia de
los ápices dentales en las radiografías. Este trastorno es un tipo
de cicatriz.19,26 Esta lesión se forma al llenarse de tejido conjuntivo fibroso en lugar de hueso, aunque resulta perfectamente
normal. No está indicado ningún tratamiento (fig. 3-59).
capítulo 3
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Solución de problemas en la interpretación de radiografías dentales 67
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Figura 3-58 A. Radiografía de una posible lesión periapical de origen pulpar que fue remitida por el odontólogo que había derivado al
paciente. Tras la obtención de esta imagen, se procedió a abrir el diente para iniciar el tratamiento de conductos radiculares a causa de los
síntomas de dolor agudo. El informe del primer odontólogo indicaba que al abrir el conducto había salido una gran cantidad de líquido de color
pajizo; el endodoncista no observó ningún drenaje y completó el tratamiento de conductos radiculares en la sesión inicial. B. A los 9,5 años, la
reaparición de los síntomas en la zona aconsejó un nuevo examen de la lesión. Se optó por la cirugía periapical y se envió una muestra de tejido
apical para su estudio histológico. C. Radiografía de seguimiento obtenida 3 meses después que muestra que la lesión está curada.
Figura 3-59 Revisión efectuada 15 años después de la cirugía
apical. Durante la intervención quirúrgica se comprobó que la
lesión perforaba las placas óseas vestibular y palatina (transversal).
La aparente «lesión apical» se debe a la curación normal de estas
lesiones.
Lesiones periodontales
Normalmente, las lesiones de la enfermedad periodontal no
afectan a aquellas zonas de la raíz en las que podrían aparecer
lesiones de origen endodóncico. La enfermedad periodontal es
un proceso que destruye el hueso en dirección coronal a apical,
Figura 3-60 Quiste periodontal lateral que produjo unos signos
parecidos a los de una lesión lateral. Las respuestas de ambos dientes
a las pruebas de vitalidad fueron normales.
mientras que las lesiones endodóncicas progresan generalmente
en sentido contrario. No obstante, existen algunos problemas
clínicos que pueden causar confusión en el diagnóstico.
Un quiste periodontal lateral es una lesión de origen desconocido que se desarrolla predominantemente en las zonas premolares inferiores.11 No es de origen pulpar, pero se parece a una
68 capítulo 3
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Solución de problemas en la interpretación de radiografías dentales
Figura 3-61 Quiste periodontal lateral descubierto por encima de una lesión periapical en un diente tratado mediante endodoncia.
Los síntomas apicales agudos justificaron el tratamiento quirúrgico apical. El quiste periodontal lateral constituía una lesión totalmente
independiente.
lesión lateral en presencia de una pulpa necrótica y un conducto
lateral. Aunque en la exploración clínica se identifique un trayecto fistuloso supurante, los dos dientes adyacentes responden
con normalidad a las pruebas pulpares en la figura 3-60. Este
sería un quiste periodontal lateral.
En ocasiones, las lesiones de periodontitis avanzada provocan
una pérdida ósea importante en una zona local, y pueden confundirse con lesiones apicales. En la figura 3-61, el daño peri
apical parece una lesión clásica de origen pulpar, hasta que en la
exploración clínica se observa una dehiscencia completa de
la superficie lingual de la raíz hasta el ápice. En este caso, el tra
tamiento de conductos radiculares no tendría ningún efecto
beneficioso. En el capítulo 4 se analizan más detalladamente este
tipo de diagnósticos.
En este capítulo hemos efectuado un repaso selectivo de
diagnósticos radiográficos limitados a patologías endodóncicas.
Hemos propuesto algunas definiciones de normalidad que proporcionan una base para poder distinguir los hallazgos anómalos
asociados a las patologías. Y hemos descrito algunas lesiones
observadas con frecuencia en el hueso que pueden simular procesos patológicos de origen pulpar.
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70 capítulo 4
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Solución de problemas en el diagnóstico diferencial de los defectos óseos
Capítulo 4
Solución de problemas
en el diagnóstico diferencial
de los defectos óseos producidos
por patologías pulpares y periodontales
Lista de solución de problemas
En este capítulo se abordan los siguientes dilemas y dificultades
de solución de problemas relacionados con el diagnóstico
diferencial de los defectos óseos producidos por patologías
pulpares y periodontales:
Aspectos controvertidos y destacables de las
interacciones entre procesos patológicos
Nunca he extirpado una pulpa de un diente
piorreico que fuera normal… cuando la pulpa está
alterada, no es posible curar un proceso piorreico
mediante un tratamiento aplicado exclusivamente a la
superficie externa de la raíz, sin tratar la propia
pulpa.12
L. R. Cahn, 1927
Perspectiva endodóncica de la periodontitis crónica
Lesiones óseas periodontales que pueden confundirse
con lesiones óseas de origen pulpar
Absceso periodontal agudo
Lesiones de periodontitis crónica
Lesiones periodontales que afectan a la bifurcación
Lesiones asociadas a formas agresivas de periodontitis
Reabsorción radicular externa
Desgarros del cemento
Lesiones de origen pulpar que pueden confundirse
con lesiones periodontales
Lesiones laterales o de la bifurcación sin pérdida de
inserción
Absceso periapical agudo
Trayectos fistulosos crónicos de origen pulpar que drenan
por el surco gingival
Trayectos fistulosos crónicos de origen pulpar con
pérdida permanente de la inserción periodontal
Respuesta del periodonto a las perforaciones radiculares
mecánicas
Lesiones óseas del periodonto que no se originan a partir
de una patología periodontal o pulpar
Fracturas coronales profundas
Fracturas radiculares verticales
Surco lingual del desarrollo en los incisivos laterales
superiores y lesiones similares
Otras posibles lesiones menos frecuentes
Las lesiones periodontales intrarradiculares
pueden iniciarse y perpetuarse a causa de la presencia de
pulpas inflamadas o necróticas: aparentemente, las
lesiones inflamatorias de la pulpa dental se extienden a
través de conductos laterales o accesorios situados en las
bifurcaciones de los premolares y los molares.45
S. Seltzer, I. B. Bender, H. Nazimov, 1967
La relación que existe entre los procesos patológicos que se
originan en la pulpa dental y el periodonto de soporte es un
tema que ha sido objeto de gran interés en la literatura endodóncica durante casi 90 años.10,12,18 También ha sido motivo de
controversia el caso inverso: la repercusión de las patologías
periodontales sobre la pulpa dental.* Desde el punto de vista
clínica, conviene tener presentes dos aspectos importantes. Las
patologías pulpares y su extensión al periodonto provocan una
periodontitis localizada que puede llegar a extenderse a la cavidad
oral.26 Las afecciones periodontales y su extensión tienen muy
poco efecto a corto plazo sobre la pulpa dental.26 Sin embargo,
durante el diagnóstico y la planificación del tratamiento es
importante considerar los efectos que pueden tener a largo plazo
*Referencias 15, 21, 28, 37, 46, 60 y 63.
70
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capítulo 4
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Solución de problemas en el diagnóstico diferencial de los defectos óseos 71
las patologías periodontales, especialmente en combinación con
los tratamientos restauradores concomitantes.
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Aspectos controvertidos y
destacables de las interacciones
entre procesos patológicos
El tejido pulpar puede degenerar como consecuencia de numerosas noxas: caries, tratamientos restauradores, agresiones químicas y térmicas, traumatismos y algunos tratamientos periodontales.
Una vez que los productos procedentes de la degeneración pulpar,
en particular los exudados inflamatorios y las bacterias, llegan al
periodonto de sustentación, pueden producirse muchos cambios,
como un proceso inflamatorio muy rápido, pérdida de hueso
lateral o de la bifurcación, movilidad dental y formación de trayectos fistulosos a través de la mucosa vestibular o del surco
gingival. Si esto tiene lugar en la región apical, se forma una lesión
periapical (v. capítulo 3). Si, además, se acompaña de una extensión crestal de la inflamación, se produce una periodontitis de
origen pulpar.49 Sin embargo, la lesión que se forma tiene unas
características anatómicas muy diferentes de las de un defecto de
patología periodontal.
Generalmente, la enfermedad periodontal es un proceso que
se desarrolla muy lentamente y puede producir una atrofia
gradual de la pulpa dental. Sin embargo, no es frecuente que la
patología periodontal induzca una necrosis pulpar completa. Los
cambios pulpares consisten en inflamación crónica, necrosis
tisular localizada (infarto), fibrosis, disminución del número de
células, reabsorción, necrosis local por coagulación o calcificación distrófica.32,43,46,50 Algunos tratamientos periodontales,
como el raspado y el legrado profundos54 (con aplicación de
fármacos locales), y las lesiones o heridas gingivales53 pueden
favorecer la inflamación pulpar y perpetuar el proceso patológico
interrelacionado en un pequeño número de casos.
La forma más conocida y demostrable de transmisión de la
inflamación entre ambos tejidos se produce a través del sistema
vascular,9,20,31,54 como se ha podido demostrar anatómicamente
en el orificio apical y junto a los conductos accesorios aberrantes.11,18,25,36,43 Cuando son permeables, estos conductos pueden
actuar como posibles vías de intercambio inflamatorio. Otros
conductos, cubiertos por cemento, pueden quedar al descubierto
durante el raspado u otros tratamientos periodontales.54 Se
ignora el grado de deterioro que deben sufrir estas comunicaciones vasculares para causar un proceso inflamatorio fulminante,
lo cual constituye un importante problema.32
Debemos considerar las principales vías anatómicas que
pueden actuar como vías de comunicación en el intercambio de
productos inflamatorios y bacterias entre la pulpa y el periodonto (y viceversa): conductos laterales/accesorios que nacen del
conductor radicular principal, túbulos dentinarios abiertos (a
veces por agenesia del cemento), presencia de surcos linguales,
supresión del cemento durante los tratamientos periodontales o
restauradores, o pérdida por defectos de reabsorción, y fracturas
radiculares o dentales.
En los dientes intactos, las principales vías de comunicación
serían el agujero principal, los conductos laterales/accesorios y los
túbulos dentinarios. Sin embargo, en la práctica clínica dispone-
mos de pocos medios para determinar si esas vías de comunicación participan activamente en el intercambio de sustancias
inflamatorias y/o bacterias. En nuestro caso, las relaciones fisiopatológicas que existen entre la pulpa y el periodonto no tienen
tanta importancia como un diagnóstico exacto (o basado en las
mejores pruebas clínicas disponibles) de los problemas clínicos y
las lesiones que observamos a diario. En general, la inflamación
o la pérdida ósea periodontal causadas por lesiones de origen
pulpar pueden curarse con una gran variedad de tratamientos
endodóncicos. Estos casos producen una lesión radiotransparente
alrededor del ápice radicular, en una bifurcación aislada que no
puede tener ninguna otra etiología, o en la superficie lateral de
una raíz. En tales circunstancias no suele estar justificado un
tratamiento periodontal específico. La inmensa mayoría de las
lesiones del periodonto no afectan a la pulpa dental. Incluso se
considera que la incidencia de casos en los que existe una conexión entre una lesión de origen pulpar y una patología periodontal es muy baja.27,42
En este capítulo nos planteamos tres objetivos: 1) aclarar las
principales características diagnósticas de las lesiones del periodonto, con especial hincapié en aquellas que pueden confundirse
con la extensión de una patología pulpar a los tejidos radiculares
de soporte; 2) aclarar las características diagnósticas distintivas de
las lesiones perirradiculares de origen pulpar que se parecen o
pueden confundirse con defectos periodontales, y 3) analizar las
características de las lesiones que no se deben a la inflamación/
infección de la pulpa o el periodonto, aunque pueden compartir
algunas características de las mismas. Junto a la descripción de
estas lesiones se ofrecen algunas sugerencias para su tratamiento.
Perspectiva endodóncica
de la periodontitis crónica
La periodontitis crónica tiene una etiología y una fisiopatología
muy complejas. En pocas palabras, las lesiones de esta enfermedad son el resultado de los efectos microbiológicos e inmunológicos de una biopelícula que se forma en la superficie de las
raíces.4,35,62 Por fortuna, normalmente se puede diagnosticar
correctamente la periodontitis a partir de los datos de la exploración física35 y de los signos radiográficos de destrucción ósea.39
Desde el punto de vista clínico, esta enfermedad puedes definirse
como un proceso «de arriba abajo», lo que simplemente quiere
decir que comienza con la inflamación del periodonto marginal
y progresa en sentido apical con la destrucción gradual del hueso
crestal que sustenta el diente (fig. 4-1).
Para el odontólogo/endodoncista, la sonda periodontal constituye un instrumento indispensable para el diagnóstico clínico.
Al explorar el periodonto, la medición de la pérdida de inserción
es el parámetro que nos permite valorar la progresión o remisión
de la enfermedad.62 Dentro del ámbito de la endodoncia, el
estudio de las características físicas de la propia lesión nos permite
discriminar entre las lesiones periodontales y aquellas que se
originan en la pulpa dental.27,28 Para el sondaje diagnóstico del
periodonto se debe emplear un instrumento de diámetro relativamente pequeño (0,05 mm en la punta) y con una serie de
marcas normalizadas (fig. 4-2).62 Durante el sondaje se debe
ejercer una presión uniforme, si es posible, e inclinar ligeramente
la punta de la sonda hacia la superficie de la raíz.30
72 capítulo 4
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Solución de problemas en el diagnóstico diferencial de los defectos óseos
Figura 4-1 A. Imagen radiográfica característica de la pérdida ósea periodontal en la zona mesial de un primer molar inferior. B. Cinco años
después, la pérdida ósea ha alcanzado mayor profundidad.
Figura 4-2 Es preferible usar sondas periodontales con puntas
de pequeño diámetro.
El periodonto normal se caracteriza por tener unas dimensiones bastante predecibles.23 Se ha comprobado que la distancia media desde el margen gingival hasta el hueso crestal es de
unos 2,5 mm. Una profundidad de sondaje superior representa
una pérdida de inserción periodontal en el diente y el hueso
crestal. Dado que la periodontitis crónica suele ser un proceso
generalizado, es frecuente encontrar defectos óseos en diferentes zonas de la dentición, especialmente en los sextantes posteriores. Esto puede constituir un dato importante en el diag
nóstico de posibles problemas endodóncicos. Si intenta
diagnosticar un defecto localizado de origen desconocido,
comience la exploración sondando al azar en diferentes puntos
de toda la dentición.27 La detección de defectos óseos en varias
zonas muy apartadas del área problemática respaldaría un
diagnóstico provisional de periodontitis en el área en cuestión.
Por el contrario, si en los sondajes aleatorios no aprecia signos
de pérdida ósea periodontal en ninguna otra zona, tendrá que
considerar otra posible etiología para el defecto localizado en
concreto.
Tradicionalmente, en las exploraciones periodontales rutinarias se mide la profundidad en seis puntos de cada diente: las
zonas mesial, media y distal de las superficies vestibular y lingual.4
En el caso del diagnóstico endodóncico y a la hora de diferenciar
entre lesiones de origen pulpar y periodontal, conviene sondar
Figura 4-3 Exposición quirúrgica de una lesión avanzada de
periodontitis crónica. Obsérvese la alteración de los contornos del
hueso crestal.
todo el perímetro de cada uno de las piezas de la zona problemática a pequeños intervalos (1 mm), con el objeto de evaluar
la morfología física o la arquitectura ósea de una lesión. Existe
una diferencia entre «sondar» los niveles de inserción y «sondear»
la posición del hueso crestal.27 En la técnica utilizada para
sondear, la sonda se introduce hasta sobrepasar el nivel de inserción y alcanzar directamente el hueso. Este es un método de
evaluación más exacto, pero suele necesitar algo de anestesia
local. Por lo general, el sondaje proporciona una información
diagnóstica adecuada, especialmente cuando se combina con las
radiografías.
Los defectos óseos asociados a la periodontitis crónica
suelen tener una profundidad variable pero una forma muy
parecida. Al sondar el perímetro de una superficie radicular
muy amplia suele observarse un incremento gradual de la
profundidad hasta que se alcanza la zona más profunda del
defecto. A partir de ese punto, la profundidad de sondaje va
disminuyendo también gradualmente. En la figura 4-3 se
muestran los contornos característicos del hueso crestal que se
observan en las lesiones óseas de la periodontitis avanzada. Se
puede apreciar el aumento general de la exposición radicular
de la zona mesial a la distal, lo que se reflejaría como un
incremento gradual de la profundidad de sondaje en una
exploración clínica.
capítulo 4
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Solución de problemas en el diagnóstico diferencial de los defectos óseos 73
Lesiones óseas periodontales
que pueden confundirse
con lesiones óseas de origen
pulpar
algunos signos importantes: se observa pérdida de hueso crestal
interproximal, lo que indica que es una lesión de periodontitis,
no de origen pulpar. No se detecta radiotransparencia en los
ápices. Dado que es posible que se forme un absceso periapical
agudo sin indicios radiográficos obvios o significativos de una
lesión periapical o lateral, el proceso diagnóstico continúa con
Normalmente no es difícil distinguir las lesiones óseas de la enfermedad periodontal de las de origen pulpar. Los defectos periodontales comienzan en el periodonto marginal, e incluso las bolsas
periodontales profundas suelen localizarse lejos del ápice radicular
(fig. 4-4). Con frecuencia, el diagnóstico puede plantear alguna
confusión en el caso de los abscesos periodontales agudos, las
infecciones periodontales que forman trayectos fistulosos crónicos
en la mucosa o las lesiones óseas periodontales localizadas que
penetran hasta el ápice dental. Sin embargo, el grado de destrucción del hueso periodontal varía dentro de una misma dentición.
A veces puede ser bastante localizada y alcanzar los ápices radiculares. En el siguiente análisis de los diferentes procesos patológicos
incluiremos los métodos de diagnósticos necesarios para: 1) alcanzar el mejor diagnóstico posible a partir de la información reunida,
y 2) determinar el plan de tratamiento más apropiado.
Absceso periodontal agudo
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Desde el punto de vista clínico, un absceso periodontal agudo es
idéntico a muchos de los periapicales agudos de origen pulpar. El
paciente puede desarrollar una hinchazón muy marcada (fig. 4-5, A)
además de los síntomas habituales de infección aguda, como dolor,
fiebre y malestar. En ambos tipos de lesiones, la hinchazón suele
localizarse cerca del margen gingival (v. fig. 4-5, B).
El proceso diagnóstico suele comenzar con una buena radiografía. En este caso (v. fig. 4-5, C), se aprecian inmediatamente
Figura 4-4 Por lo general, las lesiones de periodontitis crónica
avanzada con una pérdida ósea importante no afectan al ápice, como
se puede observar en el segundo molar. La lesión del primer molar es
de origen endodóncico; un trayecto de drenaje discurre en sentido
coronal y desemboca cerca de la bifurcación. El sondaje perimetral
del primer molar indica un nivel de inserción compatible con los
niveles óseos observados en la radiografía, sin alcanzar la bifurcación.
El pronóstico para el tratamiento de conductos radiculares del
primer molar y su retención a largo plazo es bastante favorable. El
segundo molar tiene un pronóstico periodontal muy desfavorable,
independientemente del estado pulpar.
Figura 4-5 A. La hinchazón facial aguda asociada a un absceso
periodontal es idéntica a la que puede producir uno periapical agudo.
B. Fotografía clínica del mismo absceso periodontal agudo.
C. Radiografía de los dientes con problemas periodontales. Obsérvense
la pérdida ósea entre los molares y la integridad periapical.
74 capítulo 4
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Solución de problemas en el diagnóstico diferencial de los defectos óseos
las pruebas de sensibilidad. En este caso, las respuestas a las
pruebas de sensibilidad térmica y eléctrica de todos los dientes
superiores posteriores derechos son normales. Estos resultados
permiten descartar una posible etiología pulpar. Los signos, los
síntomas y el sondaje periodontal confirman el diagnóstico de
absceso periodontal agudo. La planificación del tratamiento
dependerá de las profundidades de sondaje. Si la pérdida de
inserción llega hasta el tercio apical, el tratamiento más indicado
sería la extracción del diente. Si la pérdida alcanza el tercio medio
radicular, se puede optar por la cirugía periodontal para reducir
o eliminar la profundidad de las bolsas.
Lesiones de periodontitis crónica
Las lesiones óseas de la periodontitis crónica a veces se confunden
con daños de origen apical debido a la presencia de un trayecto
fistuloso supurante. En el caso de la figura 4-6, el paciente fue
derivado para su evaluación endodóncica debido al trayecto
supurante que presentaba en la encía adherida del incisivo central
izquierdo (flecha). En un caso parecido (fig. 4-7), las profundidades de sondaje indican una lesión periodontal profunda. En la
radiografía se comprueba claramente que no existe rarefacción
apical en ninguno de los incisivos centrales (v. fig. 4-7, D), y en
las pruebas de sensibilidad se obtienen unas respuestas normales.
Durante la exposición quirúrgica se visualiza la morfología del
defecto (v. fig. 4-7, E). Compare estos casos con el caso endodóncico que presentamos en la figura 4-8. A la exploración
clínica, los trayectos fistulosos parecen casi idénticos (v. fig. 4-8, A;
v. también fig. 4-6), pero al proceder a la exposición quirúrgica
del diente se confirma la lesión periapical y, además, se comprueba que el hueso crestal está intacto (v. fig. 4-8, B).
Problema Clínico
Problema: un hombre de 52 años presentaba hinchazón local
recurrente y drenaje en la zona del segundo premolar superior
derecho. Durante la exploración clínica se identificó un trayecto
fistuloso supurante en la encía adherida, cerca del segundo premolar. En la radiografía se apreció un aumento del espacio del
ligamento periodontal radical, presumiblemente debido a una
lesión periapical en desarrollo, así como un defecto periodontal
profundo en la zona interproximal distal (fig. 4-9, A). En ese
momento, se ignoraba el origen del trayecto fistuloso.
Solución: se realizaron pruebas de sensibilidad. No se obtuvo
respuesta en el segundo premolar, y en el primer molar se había
realizado una endodoncia previamente. Se procedió a explorar el
trayecto fistuloso introduciendo un cono de gutapercha en el
mismo y obteniendo una segunda radiografía (v. fig. 4-9, B), que
confirmó que el drenaje era de origen periodontal. No se detectó
ninguna comunicación entre ambas lesiones en la radiografía, y
tampoco durante el sondaje. Se diagnosticaron sendas lesiones
concomitantes, una periodontal y otra periapical.6 En este caso
habrá que recurrir al tratamiento de conductos radiculares y
periodontal para resolver las infecciones (v. fig. 4-9, C).
Aunque pueden existir bastantes indicios de periodontitis
crónica general en la cavidad oral, algunas zonas localizadas
pueden haber sufrido una destrucción ósea muy marcada. Si
los defectos periodontales alcanzan el ápice, la lesión visualizada en la radiografía puede confundirse con una periapical
Figura 4-6 Trayecto fistuloso de etiología periodontal detectado
en la encía adherida, por encima del incisivo central superior
izquierdo.
de origen pulpar. El paciente de la figura 4-10 fue derivado
para completar el tratamiento de conductos radiculares de un
segundo premolar. Obsérvese la cavidad de acceso endodóncico en la corona de dicho diente. La pérdida ósea radiográfica se correlacionaba con la de inserción perimetral detectada
durante el sondaje clínico. Otra consecuencia de la pérdida
ósea era la movilidad extrema de este diente. Un tratamiento
de conductos radiculares no habría servido de nada en estas
condiciones, por lo que se optó por extraer la pieza.
Problema Clínico
Problema: un hombre de 57 años con antecedentes de hinchazón recurrente en la zona palatina del primer molar superior
izquierdo fue derivado para someterse a un tratamiento de conductos radiculares. El odontólogo que derivó al paciente había observado una extensa lesión periapical que englobaba el ápice de la raíz
palatina (fig. 4-11, A). En la radiografía se observan, además, signos
de pérdida ósea muy marcada alrededor de las raíces vestibulares,
algo que no había detectado el odontólogo. El molar no presentaba
ninguna restauración ni signos de una fractura coronal.
Solución: las pruebas de sensibilidad deben efectuarse en las
fases iniciales de la exploración. En este caso, los resultados fueron
normales; de hecho, el diente manifestó hipersensibilidad a un estímulo frío. El sondaje periodontal demostró la existencia de pérdida
ósea hasta el ápice de la raíz palatina y confirmó una pérdida de
inserción importante alrededor de las otras dos raíces. Como en el
caso anterior, el tratamiento de conductos radiculares no tendría
ningún efecto sobre este problema, por lo que se procedió a extraer
el diente. En estos casos, es frecuente observar depósitos de cálculo
que cubren totalmente la superficie radicular (v. fig. 4-11, B).
En ocasiones, una lesión ósea periodontal puede simular una
periapical y, por lo menos en las radiografías, carecer de otros
signos evidentes de periodontitis generalizada.26 Al final del
capítulo 3 presentábamos un ejemplo excelente en la figura 3-60.
Lo que parece ser una lesión periapical típica de origen pulpar
es, en realidad, una secundaria a periodontitis grave. Tampoco
en este caso el tratamiento de conductos radiculares habría
tenido ninguna utilidad.
capítulo 4
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Solución de problemas en el diagnóstico diferencial de los defectos óseos 75
Figura 4-7 A. Profundidad de sondaje periodontal normal en la zona interproximal. B. Profundidad de sondaje normal en la zona
mesiovestibular. C. Patrón de sondaje profundo por pérdida ósea periodontal. D. Radiografía de la misma lesión. Obsérvese la ausencia
de afectación periapical. E. Exposición quirúrgica de la lesión periodontal.
Problema Clínico
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Problema: un hombre de 38 años tenía antecedentes de abscesos agudos recurrentes en el vestíbulo de la boca, junto al
primer molar superior izquierdo. En la radiografía se visualizó una
lesión periapical «clásica» en el ápice de la raíz mesiovestibular
(fig. 4-12, A). Se comprobó que la lesión se extendía coronalmente
por las superficies mesial y distal de la raíz.
Solución: en las pruebas de sensibilidad se obtuvieron respuestas normales en este diente, lo que confirmó que no se trataba de
un problema pulpar. Durante el sondaje periodontal se evidenció
Lesiones periodontales que afectan
a la bifurcación
En ocasiones es difícil distinguir entre una pérdida de hueso en la
bifurcación de un molar a causa de la enfermedad periodontal y una
una pérdida completa de inserción en toda la superficie vestibular de la
raíz (v. fig. 4-12, B). En la superficie radicular se visualizaron y detectaron
con la sonda unos depósitos de cálculo muy extensos. Se diagnosticó un
absceso periodontal. Dado que la lesión apenas afectaba al periodonto
de las otras dos raíces, el tratamiento idóneo consistía en resecar
(amputar) la raíz mesiovestibular; debido a la exposición pulpar como
consecuencia de dicha amputación, las raíces restantes necesitarían
tratamiento de conductos radiculares.
debida a una pulpa necrótica (comunicación a través de los conductos de la bifurcación)25 o a un trayecto fistuloso que desemboquen
en dicha bifurcación. Como ya hemos mencionado anteriormente,
la sonda periodontal a veces permite apreciar una diferencia sutil.
Los defectos periodontales suelen afectar al espacio de la bifurcación
76 capítulo 4
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Solución de problemas en el diagnóstico diferencial de los defectos óseos
Figura 4-8 A. Trayecto fistuloso similar al de la figura 4-6 pero de etiología pulpar. B. Exposición quirúrgica de la lesión apical. El hueso
crestal tiene unos contornos normales.
Figura 4-9 A. Zona premolar superior derecha con antecedentes de drenaje recurrente, presumiblemente de origen pulpar. Se observa
una patología apical y periodontal en el segundo premolar. B. Exploración del trayecto fistuloso con un cono de gutapercha, que confirma que la
lesión periodontal es el origen del drenaje. C. El tratamiento de conductos radiculares solo resolverá la lesión periapical. También está indicada
la cirugía periodontal para suprimir la bolsa. Este tratamiento solucionará tanto la infección asociada como el trayecto supurante.
capítulo 4
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Solución de problemas en el diagnóstico diferencial de los defectos óseos 77
Figura 4-10 Lesión localizada de periodontitis crónica avanzada.
Se puede ver que se ha abierto el diente para proceder al tratamiento
de conductos radiculares, que no tendrá ningún efecto sobre esta lesión.
Figura 4-12 A. Primer molar superior izquierdo con una lesión
periapical «clásica» en la raíz mesiovestibular. B. La exploración clínica
confirma la etiología periodontal. Los resultados de las pruebas de
sensibilidad son normales.
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de una lesión de este tipo. Esto pone de manifiesto la necesidad de
disponer de sondas tanto rectas como curvas (sondas Nabers o
Cattoni). En el caso de la figura 4-13, A se sospechaba que el defecto
de la bifurcación era el resultado de un tratamiento de conductos
radiculares incorrecto de la raíz mesiovestibular. Los sondajes periodontales demostraron que el defecto presentaba un componente
vertical y otro horizontal. Durante la exploración quirúrgica se comprobó el alcance de la pérdida ósea (v. fig. 4-13, B). Había desaparecido el hueso de toda la bifurcación, así como la placa vestibular
que cubría las raíces vestibulares, lo cual era la causa del patrón de
sondaje preoperatorio. Se confirmó el diagnóstico de periodontitis
avanzada y se procedió a extraer el diente.
Figura 4-11 A. Radiografía de la zona del primer molar superior
izquierdo con una lesión apical de periodontitis crónica.
Los resultados de las pruebas pulpares son totalmente normales.
B. El diente tras su extracción. Obsérvense los depósitos de cálculo
que cubren toda la raíz palatina.
de forma más o menos simétrica, mientras que los trayectos fistulosos suelen alinearse con una de las raíces y más directamente con
una lesión del ápice. Por tanto, los defectos periodontales tienden a
avanzar en sentido tanto vertical (paralelo a la raíz) como horizontal
(vestibulolingual, paralelo al plano oclusal). Los trayectos fistulosos
de origen pulpar suelen avanzar solo en sentido vertical, aunque en
algunos casos pueden seguir un curso más tortuoso, dependiendo
de las características del hueso que rodea al diente; debido a ello, las
sondas rectas tienen muy poca utilidad en el diagnóstico diferencial
Lesiones asociadas a formas
agresivas de periodontitis
La periodontitis agresiva de las personas jóvenes, antiguamente
conocida como periodontitis juvenil, afecta a menos del 1% de la
población.4 Actualmente se conoce la relación que existe entre este
proceso patológico y el microorganismo Aggregatibacter actinomycetemcomitans (anteriormente Actinobacillus).24 Se ha podido comprobar que este microorganismo patógeno predomina en algunos
entornos globales19 y que puede utilizarse como un marcador diagnóstico específico de esta enfermedad. Sin embargo, hay otros
estudios que también indican que en otras poblaciones globales
puede haber marcadores diferentes, como Treponema lecithinolyticum40 o células inflamatorias y globulinas séricas que pueden guardar
alguna relación con el grado de destrucción periodontal.47
78 capítulo 4
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Solución de problemas en el diagnóstico diferencial de los defectos óseos
Figura 4-13 A. Lesión ósea de la bifurcación, presumiblemente
secundaria a la extensión de una patología pulpar al periodonto.
B. La exposición quirúrgica permite confirmar el diagnóstico de
periodontitis crónica.
Debido a la posible confusión diagnóstica con un absceso
periapical agudo y a la poca frecuencia de patologías periodontales en los niños, en ocasiones se sospecha que esta enfermedad
se debe a una pulpa necrótica con una lesión periapical. En la
figura 4-14 se muestra la lesión ósea de una chica de 12 años
derivada para el tratamiento de conductos radiculares del primer
molar superior derecho. Tras confirmar mediante las pruebas de
sensibilidad que la pulpa era normal, se derivó a la paciente a
una consulta de periodontología.
Reabsorción radicular externa
La reabsorción radicular externa que se produce en el periodonto
marginal a veces se confunde con una reabsorción interna de la raíz.
Esta es un proceso patológico de origen pulpar,22,44,58,61 mientras que
la reabsorción externa no suele afectar a la pulpa.22 El tratamiento
de conductos radiculares puede influir o no en este problema, pero
a menudo hay que recurrir al mismo por haberse producido una
exposición o semiexposición pulpar durante la reparación del
defecto (fig. 4-15).22 En los capítulos 3, 13, 18 y 19 el lector encontrará una descripción más detallada de la reabsorción.
Desgarros del cemento
Un desgarro del cemento es un trastorno periodontal poco frecuente que a menudo se asocia a un diente en el que previamente
se ha realizado una endodoncia.57,59 Desde el punto de vista
Figura 4-14 A. Defecto periodontal profundo descubierto en un
paciente de 12 años. B. Radiografía de la misma lesión. Se diagnosticó
una periodontitis agresiva.
Problema Clínico
Problema: un hombre de 64 años fue derivado para que le
examinaran el incisivo central izquierdo superior. Fundamentalmente, refería hinchazón recurrente y drenaje por el techo
de la boca, junto a ese diente. La radiografía periapical demostró que previamente se había realizado un tratamiento de
conductos radiculares, así como la presencia de una lesión
periapical (fig. 4-16, A). El paciente explicó que dicho tratamiento fue llevado a cabo hacía como mínimo 35 años. También
se observó una pequeña radiotransparencia en la mitad coronal
de la raíz. La exploración clínica confirmó el dolor a la palpación en la región mesioapical de la superficie facial del diente.
Durante el sondaje perimetral no se detectaron defectos óseos,
aunque se identificó uno subgingival en la zona mesiopalatina
de la raíz.
Solución: entre las opciones terapéuticas se encontraban la
cirugía perirradicular (v. capítulo 18) con reparación del defecto
de reabsorción y la extracción. Se consideró que era imposible
extraer el cono de plata seccionado del conducto radicular. Asimismo, al evaluar el diente para la cirugía, se tuvo en cuenta que,
debido al tamaño del cono de plata, sería imposible su extracción
apical sin tener que reducir considerablemente la longitud de la
raíz. Por otra parte, la presencia del cono de plata dificultaría
igualmente la preparación del ápice radicular resecado para una
obturación radicular terminal. Dada la inclinación lingual del eje
longitudinal del diente, el defecto de reabsorción quedaba en una
posición bastante inaccesible para la reparación. Finalmente, se
optó por la extracción (v. fig. 4-16, B).
capítulo 4
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Solución de problemas en el diagnóstico diferencial de los defectos óseos 79
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Figura 4-15 A. Lesión de reabsorción externa en el periodonto marginal que simula un caso de reabsorción interna. B. El sondaje parece
indicar que se trata de un defecto periodontal. C. La exposición quirúrgica permite confirmar el diagnóstico de reabsorción externa a partir del
periodonto.
Figura 4-16 A. Incisivo central superior izquierdo con patología periapical recurrente y un trayecto palatino supurante. B. Tras su
extracción, se puede apreciar la lesión de reabsorción externa en la superficie palatina.
80 capítulo 4
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Solución de problemas en el diagnóstico diferencial de los defectos óseos
clínico, este trastorno se manifiesta como una infección periodontal con una pérdida de inserción muy rápida. Aunque se
desconoce su etiología, es mucho más frecuente en las personas
de edad avanzada.59 Durante la cirugía, a menudo se observan
pequeños fragmentos del cemento que se han desprendido de la
superficie radicular. Se han publicado algunos casos que han
respondido aceptablemente al tratamiento, aunque las pruebas
disponibles sobre la mejor manera de tratar a estos pacientes no
son ni mucho menos concluyentes.57,59
Problema Clínico
Problema: se había completado el tratamiento de conductos
radiculares del incisivo lateral derecho inferior de un hombre de
85 años. En el momento del tratamiento no se observaron indicios
de patología periodontal. El paciente acudió 18 meses después con
hinchazón local junto a ese mismo diente. El sondaje periodontal
confirmó la existencia de un defecto periodontal localizado de
7 mm en la superficie distal de la pieza; todas las demás profundidades de sondaje estaban dentro de los límites normales. De forma
provisional se diagnosticó una lesión periapical recurrente por un
tratamiento de conductos radiculares incorrecto o una fractura
radicular vertical. En una radiografía periapical se visualizó una
radiotransparencia en la parte distal de la raíz, que se extendía
desde el ápice hasta la zona del hueso crestal (fig. 4-17, A).
Solución: durante la cirugía exploratoria se identificó un desgarro
del cemento en la superficie vestibular de la raíz (v. fig. 4-17, B). Se
encontraron fragmentos desprendidos de cemento unidos al tejido
levantado, y se procedió a su limpieza. La zona de desprendimiento
del cemento fue remodelada ligeramente con una fresa de acabado
para composite con el fin de eliminar los márgenes irregulares del
desgarro, y la superficie radicular fue tratada con ácido cítrico
durante 30 s para facilitar la reinserción de las fibras del ligamento
periodontal. Tras irrigar, se procedió a recolocar y suturar el tejido.
Durante la revisión efectuada 6 meses después (v. fig. 4-17, C) se
comprobó que se había restablecido la profundidad del sondaje.
Lesiones de origen pulpar
que pueden confundirse
con lesiones periodontales
Existen también lesiones periapicales de origen pulpar que producen las mismas manifestaciones clínicas y radiográficas que las
noxas de origen periodontal. La mayoría de las lesiones periapicales se desarrollan en el hueso contiguo al orificio apical y,
normalmente, en las radiografías no se confunden con las lesiones de la periodontitis (fig. 4-18). No obstante, un diagnóstico
basado exclusivamente en los signos radiográficos puede resultar
engañoso si una lesión periapical o un posible trayecto fistuloso
llegan hasta la cresta alveolar (fig. 4-19; v. capítulos 2 y 3).
Lesiones laterales o de la bifurcación
sin pérdida de inserción
Figura 4-17 A. Radiografía de un incisivo lateral inferior derecho,
obtenida 1 año y medio después del tratamiento de conductos
radiculares. Durante la exploración clínica se observó hinchazón
local y un defecto periodontal en ese punto. Antes de la cirugía no se
apreciaron signos de patología periodontal. B. Exposición quirúrgica del
defecto; se comprueba el desgarro del cemento. Obsérvense
los márgenes del defecto del cemento en la superficie radicular.
C. Seis meses después del tratamiento, los sondajes son normales.
Las lesiones periapicales (perirradiculares) pueden crecer bastante
y acercarse al hueso crestal. Su aspecto en las radiografías es
similar al de las lesiones periodontales con pérdida ósea avanzada,
debida especialmente a la de hueso crestal o de la bifurcación
(fig. 4-20, A). A menudo, un sondaje perimetral minucioso nos
indica que no se ha perdido inserción en el surco. Evidentemente,
un patrón de sondaje normal permite descartar una etiología
capítulo 4
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Solución de problemas en el diagnóstico diferencial de los defectos óseos 81
Figura 4-18 Típica lesión periapical de etiología pulpar.
Figura 4-19 Típica lesión periapical de etiología pulpar con un
trayecto fistuloso supurante en la superficie radicular distal. No existía
enfermedad periodontal.
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Figura 4-20 A. Primer molar inferior derecho con una extensa lesión radiotransparente. Aparentemente, la pérdida ósea se extiende desde
la cresta interproximal distal hasta el ápice, pero durante la exploración clínica no se detectó ningún resquicio en la inserción sulcular. B. Revisión
efectuada a los 15 meses; se ha producido la curación de la lesión periapical y restablecido la arquitectura ósea interproximal.
Figura 4-21 A. Primer molar inferior izquierdo con signos radiográficos de pérdida ósea lateral y de la bifurcación. Había dos trayectos
supurantes en la encía adherida, pero los sondajes fueron normales. B. En la revisión efectuada 1 año después, la curación se había completado.
periodontal. Por lo general, el tratamiento de conductos radiculares basta para suprimir la radiotransparencia (v. fig. 4-20, B).
Algunos dientes que pierden el hueso y la inserción periodontales
desarrollan lesiones periapicales de gran tamaño que en las radiografías puede parecer que se fusionan con la pérdida ósea periodontal
(fig. 4-21, A). Son muchos los que consideran que estas son lesiones
periodontales-endodóncicas.6,48,63 Sin embargo, también en estos
casos el sondaje periodontal representa la clave para poder establecer
el diagnóstico. En este caso se observa una pérdida concreta de hueso
como consecuencia de la periodontitis. No obstante, durante el
82 capítulo 4
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Solución de problemas en el diagnóstico diferencial de los defectos óseos
sondaje perimetral se midió una profundidad normal del surco en el
espacio interproximal, sin resquicios en la inserción. Esta no puede
ser una de esas lesiones periodontales-endodóncicas, ya que no existe
un componente periodontal que se comunique con una noxa de
origen pulpar. Se completó el tratamiento de conductos radiculares
y 1 año después se pudo confirmar la regeneración de la cresta ósea
interproximal, así como la propia lesión periapical (v. fig. 4-21, B).
Absceso periapical agudo
Algunos abscesos periapicales agudos de origen pulpar producen
hinchazón localizada en la encía marginal (fig. 4-22, A). Además,
al sondar puede detectarse un resquicio en las inserciones y, con
relativa frecuencia, se observa un drenaje purulento alrededor de
la punta de la sonda durante la exploración oral. Asimismo, el
sondaje permite descartar rápidamente una etiología periodontal
si no se identifican otros defectos. Una exploración endodóncica
rutinaria debe incluir también pruebas de sensibilidad. En el
caso de los dientes con abscesos agudos, la pulpa está siempre
necrosada, como ya se explicó en el capítulo 1. En las radiografías, en la mayoría de los casos se visualiza una radiotransparencia periapical. Una vez establecido el diagnóstico, se suele
abrir el diente para proceder al tratamiento de conductos radiculares (v. capítulo 15), aunque en ocasiones puede estar indicada la incisión y el drenaje. La principal diferencia entre los
abscesos agudos periapicales y periodontales radica en el hecho
de que la pérdida de inserción que se observa en los casos
endodóncicos se recupera finalmente, a menudo en el plazo de
Figura 4-22 A. Hinchazón local secundaria a un absceso
periapical agudo. Se sondó un defecto estrecho hasta la bifurcación.
B. Una semana después del tratamiento endodóncico rutinario
de urgencia, la hinchazón había remitido y se había conseguido la
reinserción en la bifurcación.
1 semana (v. fig. 4-22, B). Una vez que desaparece la infección
y cesa el drenaje, las profundidades de sondaje se normalizan en
la zona afectada. Raras veces quedan defectos residuales.
Trayectos fistulosos crónicos
de origen pulpar que drenan
por el surco gingival
No es frecuente confundir trayectos fistulosos de origen pulpar
con lesiones periodontales cuando aparecen en la superficie de
la mucosa.27,28 Las confusiones se producen generalmente cuando
el trayecto desemboca en el surco gingival. En la figura 4-23, A
se muestra el ejemplo de un primer molar superior izquierdo
con hinchazón aguda en la superficie mesiopalatina. Tras el
sondaje se propuso una posible etiología periodontal, y se optó
por derivar al paciente a un periodontólogo para su evaluación.
Figura 4-23 A. Hinchazón local en la superficie mesiopalatina
del primer molar superior izquierdo, presumiblemente de origen
periodontal. B. Sonda periodontal seccionada en el interior del
defecto. C. La exposición quirúrgica confirma el diagnóstico de un
trayecto fistuloso de origen pulpar.
capítulo 4
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Solución de problemas en el diagnóstico diferencial de los defectos óseos 83
Los sondajes eran prácticamente normales con la excepción de
un trayecto estrecho en la zona de la hinchazón. El periodontólogo exploró el trayecto fistuloso con una sonda periodontal
seccionada (v. fig. 4-23, B). Reflejó el tejido de la zona y localizó
el trayecto fistuloso, que era un defecto pequeño que no alteraba
el contorno óseo general (v. fig. 4-23, C). Esta imagen muestra
los contornos óseos característicos de un «patrón de sondaje de
tipo trayecto fistuloso».27,28 En estos defectos, las profundidades
de sondaje a lo largo de las superficies radiculares suelen estar
dentro de los límites normales hasta que se llega al defecto. En
ese punto, la profundidad de sondaje aumenta bruscamente
debido a que la sonda penetra en el trayecto. Si se sigue recorriendo el perímetro, la profundidad de sondaje se vuelve a
normalizar también bruscamente. Posteriormente, el tratamiento
de conductos radiculares del molar se completó y se produjo la
curación del trayecto fistuloso sin más complicaciones.
Problema Clínico
Problema: una estudiante de 18 años acudió a consulta para
que le examinaran la región molar superior derecha. La paciente
refería dolor recurrente, hinchazón local y sabor desagradable en
la zona entre el primer y el segundo molar. El odontólogo familiar
había colocado una extensa restauración provisional en el segundo
molar poco antes de que volviera al colegio (fig. 4-24, A). Al sondar
la zona se detectó un estrecho trayecto fistuloso interproximal en
el lado palatino. Una radiografía periapical con una sonda periodontal introducida en el trayecto confirmó que el drenaje procedía
de una extensa lesión perirradicular que abarcaba los ápices del
primer y del segundo molar (v. fig. 4-24, B). Las pruebas de sensibilidad demostraron que la pulpa del segundo molar estaba necrosada, aunque el primer molar respondió con normalidad.
Figura 4-24 A. Zona molar superior derecha sintomática. El
sondaje indica la existencia de un trayecto fistuloso estrecho en la
superficie palatina distal. El surco tenía una profundidad normal en
todos los demás puntos. B. En la radiografía se comprueba que la
sonda penetra hasta la lesión periapical de gran tamaño a través
de un trayecto de drenaje sulcular.
Solución: al evaluar el estado periodontal se comprobó que el
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periodonto era normal y estaba sano en toda la dentición. Esto
era compatible con los niveles del hueso crestal observados en la
radiografía periapical. Por otra parte, en una persona de 18 años
son muy infrecuentes los defectos óseos por periodontitis avanzada, por lo que se descartó una etiología periodontal. La lesión
periapical era bastante extensa y drenaba a través del surco gingival. Tras el tratamiento de conductos radiculares del segundo
molar, el trayecto fistuloso se cerró en 2 semanas.
Trayectos fistulosos crónicos
de origen pulpar con pérdida
permanente de la inserción
periodontal
Algunas lesiones periapicales que drenan a través del surco gingival pueden convertirse también en lesiones periodontales.
Además de bacterias, pueden formarse biopelícula y cálculos en
las superficies radiculares,1 en el interior de los trayectos fistulosos e incluso en el ápice de las raíces en el caso de las lesiones
periapicales con drenaje crónico (fig. 4-25). En la figura 4-26 se
muestra el caso de un hombre de 24 años sin signos clínicos de
patología periodontal. Refería hinchazón de varios meses de
evolución en el lado vestibular del primer molar inferior derecho.
La radiografía periapical no mostraba signos de defectos infra
óseos por periodontitis, pero sobre el primer molar había una
extensa radiotransparencia periapical que se extendía hasta la
Figura 4-25 Cálculo en el ápice de una raíz con antecedentes de
drenaje crónico por una lesión periapical de origen pulpar.
84 capítulo 4
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Solución de problemas en el diagnóstico diferencial de los defectos óseos
Figura 4-26 A. La radiografía muestra signos de pérdida ósea en la bifurcación. La altura del hueso es normal alrededor de los dientes
contiguos. No había indicios de periodontitis crónica. B. El sondaje indicaba una pérdida ósea horizontal. Aun cuando el efecto se debe al drenaje
crónico de una lesión periapical de origen pulpar, el pronóstico de curación en la zona de la bifurcación es reservado.
bifurcación (v. fig. 4-26, A). Desde el punto de vista clínico, los
sondajes confirmaron pérdida de tejido óseo tanto vertical como
horizontal en la bifurcación (v. fig. 4-26, B). En estos casos, el
tratamiento de conductos radiculares tiene un resultado incierto.
En muchos de ellos se restablece la inserción tras el desbridamiento del conducto radicular, pero no sucede así en otros.
Véase la figura 1-13 del capítulo 1 para la revisión de un caso
que curó satisfactoriamente en menos de 1 mes.
Si la reinserción no se ha producido aproximadamente 1 mes
después de realizar el tratamiento, es probable que ya no tenga
lugar. En estos casos, el pronóstico es muy desfavorable; por esta
razón, conviene no completar el tratamiento de conductos radiculares hasta haber establecido un pronóstico. El tratamiento de
elección consistiría en acceder a la cavidad, desbridar el conducto
y cerrar con hidróxido cálcico.34,38,51 Algunos autores e investigadores recomiendan combinar el hidróxido cálcico con clorhexidina al 2% para potenciar el control bacteriano.5 Se podrá
completar el tratamiento de conductos radiculares tan pronto
Problema Clínico
Problema: un hombre de 70 años tenía un problema de hinchazón recurrente y drenaje en la zona vestibular del incisivo
lateral inferior izquierdo. En la radiografía periapical obtenida
durante la exploración se visualizó una radiotransparencia peri
apical en el ápice del incisivo lateral (fig. 4-27, A). Este estaba
desvitalizado, tal como demostraron las pruebas de sensibilidad.
Durante el sondaje periodontal se identificó un estrecho trayecto
de drenaje en la superficie vestibular de la raíz (v. fig. 4-27, B). Se
inició el tratamiento de conductos radiculares y se selló el conducto con hidróxido cálcico. Un mes después se procedió a la
revisión del diente. El paciente se sentía mejor y confiaba que
podría conservar la pieza. El color del tejido había mejorado, pero
el sondaje confirmó que el trayecto fistuloso no se había
cerrado.
Solución: las probabilidades de reinserción 1 mes después del
tratamiento son muy escasas. El pronóstico era muy malo, por lo
que se recomendó la extracción del diente.
como se haya confirmado la reinserción, lo que puede suceder
en un plazo de 10 días.
Respuesta del periodonto a las
perforaciones radiculares mecánicas
Las perforaciones mecánicas hasta el periodonto que se producen durante el tratamiento de conductos radiculares dan lugar
a dos tipos de lesiones periodontales. Las que aparecen por
debajo de la inserción tienen unas características parecidas a las
de los abscesos radiculares que se forman junto a un conducto
lateral en presencia de un absceso por necrosis pulpar. Las que
se desarrollan en el periodonto marginal presentan las características de una bolsa periodontal. El pronóstico del tratamiento
es similar en ambos casos; las probabilidades de una curación
completa son muy superiores cuando la lesión no afecta a la
inserción.2 Como norma general, cuando se produce una perforación durante el tratamiento de conductos radiculares es importante repararla inmediatamente para prevenir la contaminación
de los tejidos perirradiculares por bacterias o por los materiales/
soluciones empleados en el plan terapéutico.3 Para sellar estas
perforaciones se han utilizado muchos materiales, siendo el
agregado de trióxido mineral (MTA) el más reciente y, posiblemente, el más indicado para conseguir la curación.13,41
También se ha usado el óxido de cinc-eugenol con resultados
aceptables, pero estos materiales no servirán de nada si surge una
infección en la zona.
El caso que presentamos en la figura 4-28 demuestra que si
existe una inserción periodontal normal antes de la cirugía, la
inserción se restablecerá muy probablemente tras la reparación
quirúrgica. Durante la intervención no debe rasparse la zona de
inserción en la superficie radicular. Este caso ilustra igualmente
la observación general de que las perforaciones pequeñas tienen
mejor pronóstico que las de mayor tamaño. En el pronóstico
también influye la localización. Las perforaciones laterales en
superficies radiculares amplias y accesibles tienen más probabilidades de curación tras la reparación que las producidas en zonas
inaccesibles o en las bifurcaciones (fig. 4-29).
capítulo 4
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Solución de problemas en el diagnóstico diferencial de los defectos óseos 85
Figura 4-27 A. Lesión periapical de etiología pulpar. Las pruebas pulpares eran sugestivas de necrosis pulpar. B. El sondaje confirmó la
existencia de un trayecto crónico que drenaba por el surco gingival. Se desbridó el conducto radicular y se cerró el diente con hidróxido cálcico
para vigilar su evolución. Un mes después, el sondaje proporcionó el mismo resultado. Si no se produce la curación en este período de tiempo, es
muy poco probable que se consiga. Se aconsejó la extracción.
Problema Clínico
Problema: una mujer de 40 años acudió a la consulta del
endodoncista por un problema de hinchazón local en la encía
que cubría su canino superior derecho (fig. 4-28, A). Explicó
que recientemente había acudido de urgencia a un odontólogo
mientras estaba de vacaciones en otra ciudad. El diente dejó
de molestarle tras recibir tratamiento de urgencia, pero al
volver del viaje la encía gingival de esa pieza desarrolló un
dolor al tacto. En los últimos 3 días había aparecido la hinchazón. Durante la exploración clínica se confirmó que se había
abierto un acceso endodóncico en la superficie palatina de la
corona, el cual se había sellado con una restauración provisional. En la radiografía periapical se visualizó una cavidad de
acceso muy amplia. Las profundidades de sondaje periodontal
eran normales, por lo que se llegó a la conclusión de que el
problema se debía a una perforación producida al acceder al
conducto radicular.
dirección incorrecta, pueden producirse defectos importantes en
el diente y el hueso (fig. 4-32). Este tipo de perforaciones son
muy difíciles de tratar debido a la inaccesibilidad y a la presencia de metal en el defecto de la perforación. Si se intenta reparar
esta, conviene extraer primero el poste para no tener que rebajar
el metal durante la cirugía para poder aplicar el material de
reparación.
Las perforaciones que alcanzan la inserción periodontal
constituyen daños muy graves e irreversibles del hueso crestal
(fig. 4-33). Con independencia del material utilizado para la
reparación, resulta muy improbable que se recupere un nivel de
inserción más coronal. En estos casos hay que estar preparado
para eliminar la bolsa o extraer el diente. El resultado estético
será también un factor importante a considerar en las piezas
anteriores.
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Solución: se levantaron los tejidos mucoperiósticos y se
localizó una perforación de pequeño tamaño. Sin ampliar el
orificio de la perforación, se limpió el defecto con una lima
endodóncica ultrasónica y se selló con MTA (v. fig. 4-28, B). Se
procedió a recolocar los tejidos levantados y a inmovilizarlos
con una sutura de eslinga. A continuación, se completó el
tratamiento de conductos radiculares (v. fig. 4-28, C); en la
revisión efectuada 8 meses después se tomó una fotografía
(v. fig. 4-28, D) y se obtuvieron unos resultados normales en el
sondaje periodontal.
Algunas perforaciones se producen por debajo de la inserción
periodontal. Durante la limpieza y el modelado del conducto o
durante la preparación del espacio para un poste pueden producirse perforaciones a periodonto radiculares (figs. 4-30 y 4-31).
Especialmente durante las preparaciones para postes en una
Problema Clínico
Problema: un hombre de 70 años refería dolor crónico en la
encía facial del incisivo lateral superior izquierdo. La radiografía
periapical confirmó que se había producido una perforación
durante la preparación del espacio para un poste (fig. 4-34).
Solución: al levantar los tejidos mucoperiósticos de la zona, se
dejó al descubierto una perforación muy extensa con una pérdida
ósea interproximal localizada y muy marcada. Se reparó la perforación y se recolocó el tejido en una posición más apical para
intentar eliminar la bolsa en la medida de lo posible. Se explicó al
paciente que cuando se produjera tras la curación de la zona,
probablemente quedaría un espacio muy amplio entre los incisivos, debido a que la papila se había quedado sin el soporte del
hueso crestal.
86 capítulo 4
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Solución de problemas en el diagnóstico diferencial de los defectos óseos
Figura 4-28 A. Hinchazón localizada de la encía adherida sobre el canino superior derecho, abierto para su tratamiento endodóncico un
mes antes. B. Exposición quirúrgica de la perforación. El hueso crestal está interrumpido, aunque los sondajes preoperatorios fueron normales.
La reparación quirúrgica se completó con agregado de trióxido mineral (MTA) sin agrandar el defecto de la perforación. C. Tras la reparación
quirúrgica se completó el tratamiento de conductos radiculares. D. En la revisión efectuada 8 meses después, la curación se había completado.
Figura 4-29 Perforación producida al preparar la cavidad de
acceso hasta la bifurcación, con deterioro periodontal.
Figura 4-30 Perforación a periodonto en el curso del modelado
del conducto.
capítulo 4
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Solución de problemas en el diagnóstico diferencial de los defectos óseos 87
Figura 4-31 Perforación a periodonto como consecuencia de la
inserción de un poste intrarradicular.
Figura 4-34 Radiografía de una perforación lateral hasta el
periodonto marginal producida durante la preparación del espacio
para un poste. El poste no sobresalía por el defecto de la perforación.
Este se pudo reparar quirúrgicamente, pero no así el defecto
periodontal.
Figura 4-32 Preparación para un poste en la dirección
equivocada; el poste ha alcanzado el periodonto lateral.
Lesiones óseas del periodonto
que no se originan a partir
de una patología periodontal
o pulpar
Las lesiones que describimos a continuación presentan algunas
similitudes con las pulpares y periodontales que hemos descrito
en las dos secciones precedentes, aunque tienen unas etiologías
totalmente diferentes.
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Fracturas coronales profundas
Figura 4-33 Perforación de acceso hasta el periodonto marginal.
El odontólogo no se dio cuenta de su error y completó el tratamiento
de conductos radiculares; el resultado fue la formación de un absceso
periodontal agudo. Ni el nuevo tratamiento de conductos radiculares
ni el tratamiento periodontal consiguieron mitigar el grave defecto
periodontal, por lo que fue necesario extraer el diente.
El tema de las fracturas coronales como causa de patología
pulpar se aborda en el capítulo 1. La mayoría de las fracturas
coronales en dientes con síntomas pulpares se extienden hasta la
cavidad pulpar, pero no más allá. El tratamiento de conductos
radiculares seguido de la cobertura coronal completa tiene un
pronóstico excelente a largo plazo; el segundo tratamiento
dependerá de la edad del paciente.
Desgraciadamente, en la actualidad no disponemos de ninguna
tecnología que nos permita medir la profundidad de una rotura
coronal antes de la cirugía. Dado que la mayoría de estas fracturas
siguen un plano mesiodistal, no se identifican en las radiografías
bidimensionales. La tomografía computarizada de haz cónico
(CBCT) puede ser un medio de diagnóstico excelente en estos
casos (v. capítulo 3). En la práctica clínica, habitualmente las
fracturas pueden confirmarse mediante la exploración visual
(fig. 4-35) y la transiluminación (fig. 4-36), aunque no se puede
determinar con mucha fiabilidad su profundidad y dirección. Si la
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capítulo 4
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Solución de problemas en el diagnóstico diferencial de los defectos óseos
Figura 4-35 Examen clínico de una línea de fractura con una
sonda.
Figura 4-36 Transiluminación de un diente facturado. La
transmisión de la luz se interrumpe en la línea de fractura.
fractura es relativamente reciente y llega hasta la inserción peri
odontal, los cambios iniciales en la profundidad de sondaje pueden
ser escasos o nulos. Un indicador precoz bastante útil es el aumento
de la sensibilidad al sondar la zona de la fractura en comparación
con otras áreas alrededor del diente.
En algunos casos, las fracturas coronales son más profundas y los
fragmentos coronales se mueven. La movilidad es un buen indicio
de la profundidad, así como de la dirección probable de la línea de
fractura. Si una cúspide fracturada manifiesta bastante movilidad
mientras que el resto del diente se mantiene firme, es muy probable
que la fractura sea oblicua al eje longitudinal de la pieza, y que no
descienda mucho por debajo del margen gingival libre. Estos segmentos fracturados se mantienen en su sitio gracias únicamente a la
inserción gingival. A menudo, el alargamiento de la corona permite
restaurar estos dientes (fig. 4-37; v. capítulo 17).
En la figura 4-38 se muestra un molar fracturado. Es posible
abrir la línea de fractura utilizando un instrumento, pero ninguno
de los dos fragmentos es demasiado móvil. Este signo implica un
pronóstico poco favorable. Es bastante probable que la fractura
Figura 4-37 A. Fractura coronal oblicua del canino superior
izquierdo. B. Corona fracturada en la que se puede ver el ángulo
y la extensión de la fractura. C. Tras el alargamiento de la corona es
posible volver a restaurar el diente.
profundice bastante y sea paralela al eje longitudinal del diente. Es
inevitable que se produzca una importante destrucción periodontal
a lo largo de la línea de fractura. En la figura 4-39 se muestra el
caso de una pieza con una fractura cuspídea profunda que ha dado
lugar a un absceso periodontal agudo. La hinchazón en el lado
vestibular es una consecuencia de la infección que se originó en el
periodonto situado a lo largo de la línea de fractura.
Las complicaciones periodontales pueden plantear un dilema
diagnóstico importante cuando la fractura es reciente, ya que no
suele haber signos y síntomas periodontales. Debido a ello, se
restauran algunos dientes y posteriormente aparecen las secuelas
periodontales; la consecuencia desafortunada de todo ello es la
extracción de la pieza.
Las fracturas coronales profundas de los molares superiores
pueden seguir un curso diferente y llegar hasta la bifurcación.
Durante la exploración clínica suele identificarse la fractura, pero
capítulo 4
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Solución de problemas en el diagnóstico diferencial de los defectos óseos 89
Figura 4-38 Primer molar inferior izquierdo con una fractura
coronal profunda sin posibilidades de restauración. Ambas
mitades coronales manifiestan solo una ligera movilidad.
Problema Clínico
Problema: un hombre de 50 años manifestaba sensibilidad
aguda al frío en la zona premolar superior derecha. No podía
masticar bien, y durante la exploración clínica se le detectó una
línea de fractura mesiodistal en la corona del segundo premolar.
En ninguna de las mitades de la corona se observó movilidad. Las
pruebas de sensibilidad confirmaron la presencia de una pulpitis
irreversible. Se terminó el tratamiento de conductos radiculares
y después se colocó una corona completa.
Cinco meses después, el paciente acudió nuevamente refiriendo drenaje alrededor del diente y episodios ocasionales de
hinchazón en la zona. En la exploración clínica se observaron
trayectos supurantes en las superficies vestibular y palatina,
pero el sondaje de ellas resultó totalmente normal. Sin
embargo, al sondar la zona interproximal se identificaron unos
defectos estrechos y profundos en las superficies mesial y
distal (fig. 4-40, A). La radiografía periapical confirmó la existencia de defectos periodontales interproximales profundos (v.
fig. 4-40, B).
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Solución: se diagnosticó una fractura coronal profunda y se
extrajo el diente. El examen postoperatorio confirmó la existencia
de líneas de fractura en las superficies mesial y distal (v. fig. 4-40,
C y D). Estas ubicaciones parecían indicar más una fractura
coronal que una radicular vertical (que describimos en la sección
siguiente). Un posible tratamiento para una fractura coronal sin
signos periodontales de extensión profunda consistiría en la colocación de una protección perimetral (p. ej., una banda ortodóncica), la supresión del contacto oclusal y observación durante 1 a
2 meses. Si no se aprecian signos de destrucción periodontal,
podemos asumir que es posible restaurar la pieza. Cuando aparecen varios trayectos fistulosos en un mismo diente, es muy probable que el mismo esté fracturado, ya se trate de una fractura
coronal profunda o de una radicular vertical.52 Como demuestra
este caso, la colocación de una corona completa en un diente con
una fractura coronal profunda no impide el deterioro periodontal
y su posterior extracción.
Figura 4-39 A. Primer molar inferior derecho con un absceso
periodontal agudo. B. Fotografía oclusal. Obsérvense las líneas de
fractura en las zonas distal y lingual. C. La fractura de la cúspide
distolingual demostraba bastante movilidad, lo que indica que
probablemente no era muy profunda.
raras veces se observan cambios importantes en las radiografías.
Estas fracturas dividen el diente por la mitad en sentido vestibulolingual (fig. 4-41). Generalmente, el paciente presenta un absceso
agudo en la bifurcación, y las profundidades de sondaje son normales en las superficies vestibular y palatina. El sondaje interproximal revela una pérdida de inserción y de hueso en la bifurcación.
Fracturas radiculares verticales
Las fracturas verticales de la raíz son muy diferentes a las de la
corona, aunque puedan tener la misma etiología.7,8,17 Generalmente, las fracturas radiculares verticales suelen comenzar en
el ápice y avanzar en sentido coronal (fig. 4-42). En la exploración clínica se observa el patrón de sondaje periodontal
característico de un trayecto fistuloso que surge en las zonas
concretas en las que se producen las fracturas, es decir, las
90 capítulo 4
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Solución de problemas en el diagnóstico diferencial de los defectos óseos
Figura 4-40 A. Al sondar la zona mesial se detecta un defecto estrecho y profundo, lo que indica que se trata de un defecto periodontal.
En el área distal hay un defecto parecido, pero las profundidades de sondaje de las superficies vestibular y palatina son normales. B. En la radiografía
se observa pérdida ósea periodontal en las superficies mesial y distal, que alcanza hasta la zona media de la raíz. C. Fotografía mesial del diente
extraído; se puede ver una línea de fractura que va desde la corona hasta el segmento medio de la raíz. D. Fotografía distal del diente, en la que
se aprecia una línea de fractura a la misma altura.
Figura 4-41 A. Fotografía clínica del segundo molar superior derecho con una fractura mesiodistal muy obvia. B. Diente extraído en el que
se puede ver que la fractura llegaba directamente hasta la bifurcación y dividía el diente por la mitad.
capítulo 4
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Solución de problemas en el diagnóstico diferencial de los defectos óseos 91
Figura 4-42 Exposición quirúrgica de una fractura radicular
vertical típica.
Figura 4-44 Fractura radicular vertical inusual en un diente en
el que previamente se había realizado una endodoncia.
de dientes chinos,14 estas fracturas son bastante infrecuentes
(fig. 4-44).7
Problema Clínico
Problema: un hombre de 72 años sentía ligeras molestias en un
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Figura 4-43 Las fracturas radiculares verticales pueden
producirse por una presión excesiva con el espaciador durante la
compactación lateral. La extrusión del sellador y de la gutapercha
confirma que eso es lo que se ha producido en este caso.
superficies mesiovestibular o mesiolingual/palatina de los
dientes o de una determinada raíz. Entre los signos y síntomas
cabe destacar el dolor a la percusión y a la palpación local o
una hinchazón de los tejidos blandos superficiales similar a la
de un absceso periodontal.17 A diferencia de las coronales profundas, las fracturas radiculares verticales suelen seguir el plano
vestibulolingual.17 En la mayoría de los casos afectan solo a una
superficie de la raíz pero, si esta es recorrida completamente
por la fractura, pueden observarse líneas de fractura en las
zonas vestibular y lingual. En estos casos, pueden estar presentes dos trayectos fistulosos.56
Es posible inducir fracturas de este tipo al presionar excesivamente con un espaciador durante la compactación lateral de
la gutapercha (fig. 4-43; v. capítulo 12).26 No obstante, gracias
a las técnicas de modelado actuales para las que se utiliza una
mejor preparación divergente de los conductos, la incidencia de
este tipo de fracturas es mínima.
No se conoce bien la causa de la mayoría de las fracturas
radiculares verticales, aunque parecen bastante claros dos de
los denominadores más comunes: el tratamiento de conductos
radiculares previo y los indicios de unas fuerzas oclusales muy
intensas. Excepto una incidencia elevada de fracturas radiculares verticales en dientes no tratados, observada en un estudio
incisivo central inferior. Estas habían sido muy imprecisas durante
2 o 3 meses, pero ahora se centraban más en ese diente. El
paciente explicó que le salía pus alrededor del mismo cuando
comprimía el tejido gingival. Durante la exploración clínica se
identificó un pequeño trayecto fistuloso en la unión mucogingival
por encima del incisivo central inferior derecho, que estaba muy
desgastado. El diente mostraba dolor, ligeramente a la percusión
y claramente a la palpación. Una radiografía reveló la existencia
de una endodoncia previa y una radiotransparencia muy extensa
(fig. 4-45, A). Se obturaron dos conductos del diente, y se comprobó que el tratamiento de conductos radiculares parecía adecuado. Basándose en la impresión inicial, se estableció un
diagnóstico provisional de fracaso del tratamiento endodóncico.
Solución: parecía razonable un diagnóstico provisional de
periodontitis periapical supurante subaguda, ya que el diente
había desarrollado una lesión apical tras el tratamiento de conductos radiculares y se observaba secreción purulenta. Se efectuó
un sondaje perimetral gradual, y se midieron unas profundidades sulculares normales en los ángulos lineales mesial y distal
(v. fig. 4-45, B y C). Al sondar entre esos puntos, se detectó un
defecto profundo y estrecho, parecido a un trayecto fistuloso,
patognomónico de una fractura vertical (v. fig. 4-45, D), y se consideró
que la extracción constituía el tratamiento de elección. Este caso
pone de manifiesto la necesidad de usar la sonda para evaluar
aquellos dientes en los que el tratamiento de conductos radiculares
aparentemente haya fracasado.
No es frecuente visualizar las fracturas radiculares verticales
en las radiografías. Muchas raíces fracturadas no se acompañan
de signos radiológicos de patología (fig. 4-46). Esto no debería
sorprendernos si consideramos la poca degradación ósea que se
observa en los trayectos supurantes estrechos en comparación
con los defectos periodontales típicos. Dado que la mayoría de
las fracturas se producen en las superficies vestibular o lingual,
la propia raíz ocultaría también la pérdida ósea. Tampoco es
habitual que los segmentos fracturados se separen, en cuyo caso
la fractura puede aparecer en las radiografías (fig. 4-47).
92 capítulo 4
|
Solución de problemas en el diagnóstico diferencial de los defectos óseos
Figura 4-45 A. La radiografía muestra que previamente se había realizado un tratamiento de conductos radiculares, así como la existencia
de una lesión periapical en un incisivo central inferior. B. La profundidad de sondaje es normal en el ángulo lineal mesiovestibular.
C. La profundidad de sondaje es también normal en el ángulo lineal distovestibular. D. Sondaje similar al de un trayecto fistuloso, lo que confirma
la existencia de una fractura radicular vertical en este punto.
Como ya hemos explicado en el capítulo anterior, el
hallazgo diagnóstico más frecuente en las radiografías es un
aumento del espacio del ligamento periodontal entre el ápice
de la raíz fracturada y el hueso crestal (fig. 4-48, A).17 Las
dimensiones o la anchura radiográfica real pueden variar, y el
aumento puede observarse en una superficie proximal o en
ambas (v. fig. 4-48, B). Las lesiones periodontales crónicas
secundarias a fracturas radiculares pueden alcanzar unas
dimensiones considerables y confundirse con daños peri
odontales primarios (fig. 4-49). El diagnóstico diferencial se
basará en los resultados del sondaje. Las lesiones periodontales suelen ser profundas y tener una base amplia que abarca
buena parte del perímetro, mientras que la pérdida ósea asociada a las fracturas verticales es profunda solo en las super
ficies vestibular y/o lingual. Desgraciadamente, no existe
ningún remedio para una fractura radicular vertical. En los
dientes monorradiculares está indicada la extracción. En
los multirradiculares también existe la opción de la resección
(amputación) de la raíz (v. capítulo 18).
Surco lingual del desarrollo
en los incisivos laterales superiores
y lesiones similares
En ocasiones, se forma un surco en la superficie lingual de la
raíz del incisivo lateral superior.32,33 Aunque el periodonto puede
permanecer normal durante muchos años, el surco es más susceptible a la degradación periodontal.29 En última instancia, los
pacientes manifiestan signos y síntomas de absceso periodontal
agudo o crónico (fig. 4-50, A) y el defecto presenta una profundidad de sondaje muy parecida a la de un trayecto fistuloso (v.
fig. 4-50, B). En la radiografía periapical de nuestro caso, el surco
se visualiza claramente (v. fig. 4-50, C y D). No existe ningún
tratamiento; está indicada la extracción.
Este mismo fenómeno puede observarse en los molares con
las raíces fusionadas.16,55 En la mayoría de los casos, el surco
aparece en la superficie vestibular de los segundos molares inferiores, si bien este fenómeno también puede producirse en cualquier diente multirradicular que presente esta variante anatómica.
capítulo 4
|
Solución de problemas en el diagnóstico diferencial de los defectos óseos 93
Figura 4-47 Línea de fractura vertical en el ápice de un canino
superior. Con frecuencia, en las radiografías no se pueden visualizar
las fracturas.
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Figura 4-46 A. Fractura de la raíz mesiovestibular sin signos
radiológicos característicos de patología. B. Al sondar se detecta
el defecto producido por la fractura. C. Exposición quirúrgica del
defecto.
A veces, la fusión de las raíces crea un surco similar al surco
lingual del desarrollo del incisivo lateral.16 También en este caso
se detecta un defecto periodontal muy estrecho en la superficie
mesiovestibular. La mayoría de los dientes que lo presentan responden con normalidad a las pruebas pulpares. El pronóstico es
malo y depende del resultado del posible tratamiento periodontal.
Cuando se producen estas fusiones en los molares o los premolares inferiores suele observarse un conducto en forma de C en
su interior.16,55
Otras posibles lesiones menos
frecuentes
Tras una lesión traumática es posible observar en algunos incisivos superiores un defecto de sondaje profundo en el surco
Figura 4-48 A. El espacio del ligamento periodontal es más
ancho, lo que es indicativo de una fractura radicular vertical. En este
caso el signo radiológico puede ser muy leve, pero abarca toda la
raíz. B. En ocasiones, el ensanchamiento del espacio del ligamento
periodontal se visualiza en ambos lados de la raíz.
94 capítulo 4
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Solución de problemas en el diagnóstico diferencial de los defectos óseos
Figura 4-49 Molar inferior izquierdo con una pérdida ósea muy marcada como consecuencia de la existencia de una fractura radicular
vertical desde hace mucho tiempo.
Figura 4-50 A. Trayecto fistuloso en la superficie vestibular del incisivo lateral superior. B. Los sondajes perimetrales son normales excepto
en la ubicación del surco lingual del desarrollo. C. El surco es visible en la radiografía del diente. D. Surco lingual en un diente extraído (flechas).
capítulo 4
|
Solución de problemas en el diagnóstico diferencial de los defectos óseos 95
palatino. Este defecto es una consecuencia directa de la luxación
y, por lo general, se cierra espontáneamente sin necesidad de
tratamiento.
Los defectos periodontales asociados a las perlas de esmalte
suelen localizarse en la bifurcación de los molares. Habitualmente
provocan degradación periodontal, pero pueden manifestarse como
un absceso agudo. Las profundidades de sondaje son parecidas a
las de las bolsas periodontales. También en este caso el pronóstico
del diente depende del posible tratamiento periodontal.
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capítulo 5
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Solución de problemas en el diagnóstico de los fracasos terapéuticos 97
Capítulo 5
Solución de problemas
en el diagnóstico
de los fracasos terapéuticos
Al intentar atribuir el éxito o el fracaso del
tratamiento de un diente enfermo a una determinada
causa, a menudo se ignoran algunos factores de
importancia crucial y se achacan los resultados a algunos
agentes que pueden ser totalmente irrelevantes. Uno de
esos factores, que constituye la misma base de un
tratamiento de conductos radiculares satisfactorio, es el
modo en que se lleva a cabo la limpieza mecánica del
conducto.18
R. H. Hofheinz, 1892
En el capítulo 1 se comenta el uso de los datos subjetivos del
paciente y los datos clínicos objetivos para confirmar con diagnóstico pulpar. En muchos casos, los dientes presentes en la
nueva zona asintomática se han sometido anteriormente a un
tratamiento de conductos radiculares. En tales casos, para poder
establecer un diagnóstico exacto hay que evaluar también los
dientes tratados y sin tratar. Es un error muy frecuente —por lo
menos entre muchos pacientes, y puede que también entre
algunos odontólogos— creer que una vez que se ha completado
el tratamiento de conductos radiculares, el diente ya no puede
volver a desarrollar problemas (patología radicular, síntomas
espontáneos o funcionales). En este capítulo examinaremos los
datos subjetivos y objetivos en estos casos, y abordaremos los
criterios clínicos y radiográficos que permiten al odontólogo
valorar el resultado de tratamientos precedentes. A este respecto
asumiremos que ya se han eliminado de la lista otras posibilidades diagnósticas, expuestas en los capítulos 1 (dolor odontógeno)
y 4 (problemas pulpares-periodontales).
Éxito del tratamiento
no quirúrgico
A modo de definición simplificada de resultado favorable de un
tratamiento no quirúrgico, podríamos decir que si no existen
signos radiográficos de patología perirradicular antes del tratamiento de conductos radiculares, nunca aparecerán signos radio© 2012. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos
Lista de solución de problemas
En este capítulo se abordan los siguientes dilemas y dificultades
de solución de problemas:
Éxito del tratamiento no quirúrgico
Tratamiento no quirúrgico incompleto
Otros diagnósticos que se suelen confundir con un
fracaso terapéutico
Diagnóstico de fracaso del tratamiento
Causas de fracaso del tratamiento
Falta de limpieza y contaminación del espacio del conducto
Persistencia o desarrollo de una patología como
consecuencia de un sellado apical incorrecto
Persistencia o desarrollo de una patología como
consecuencia de un sellado coronal incorrecto
Persistencia o desarrollo de una patología en raíces con
conductos presumiblemente infranqueables
Desprendimiento de instrumentos que impiden la limpieza,
el modelado, la desinfección y la obturación del conducto
Directrices clínicas emergentes
lógicos patológicos después del tratamiento (fig. 5-1).11 Si no se
observan signos de patología perirradicular en la radiografía en
el momento del tratamiento, las imágenes postoperatorias periódicas deberían indicar que la afección ha desaparecido o está en
proceso de curación.11 En las radiografías esto implicaría la normalización del espacio del ligamento periodontal y de la lámina
dura, así como la visualización de un patrón óseo normal alrededor del ápice radicular (fig. 5-2). Los datos subjetivos y clínicos deducidos de estos hallazgos se referirían a la presencia o
ausencia de signos objetivos o de síntomas subjetivos. Si no
existen manifestaciones preoperatorias, no debería aparecer ningu
na tras el tratamiento. Por el contrario, con este debería desaparecer completamente cualquier síntoma preoperatorio.
Teniendo presentes estos conceptos en relación con el éxito
del tratamiento, el diagnóstico clínico de un caso con una mezcla
de dientes en los que previamente se ha realizado una endodoncia y no tratados obligaría a una evaluación independiente y
específica de las piezas tratadas, en lugar de descartarlas como
posible causa de los síntomas del paciente.
97
98 capítulo 5
|
Solución de problemas en el diagnóstico de los fracasos terapéuticos
Figura 5-1 A. Caso de tratamiento endodóncico rutinario sin signos radiográficos de patología periapical en el momento del tratamiento,
en febrero de 1978. B. Revisión efectuada en junio de 2006. El diente no manifiesta ningún síntoma y funciona con normalidad.
Figura 5-2 A. Extensa lesión periapical secundaria a la necrosis pulpar del primer molar inferior derecho. Aparentemente, la lesión ha
producido alguna complicación periodontal, pero los sondajes clínicos resultaron normales. Existía un trayecto fistuloso supurante en el reborde
edéntulo distal a ese diente. B. Revisión efectuada 1 año después del tratamiento. El hueso apical y distal se ha recuperado completamente,
y el espacio del ligamento periodontal presenta una anchura uniforme y normal.
Problema Clínico
Problema: un paciente de 46 años refería dolor sordo y
periódico en el cuadrante inferior derecho. Sentía molestias al
masticar, pero no tenía antecedentes de sensibilidad térmica.
La radiografía confirmó el tratamiento de conductos radiculares
previo del segundo molar y del segundo premolar inferiores,
que (según el paciente) le habían efectuado de 7 a 10 años antes
(fig. 5-3, A). No se pudieron conseguir radiografías de la época
del tratamiento original. El único hallazgo radiográfico cuestionable era un ligero aumento del espacio del ligamento periodontal en el ápice de la raíz distal del segundo molar. El paciente
manifestaba un gran dolor a la percusión del primer molar
inferior, pero no sentía molestias en los segundos premolar y
molar. El sondaje periodontal indicaba una pérdida ósea periodontal moderada y general, pero no se observaban indicios de
defectos que pudieran deberse a una fractura radicular vertical en
ninguno de los dientes.
Solución: el problema consistía en alcanzar el diagnóstico correcto.
El diagnóstico diferencial incluía el bruxismo, una posible patología
periapical recidivante en alguno de los dientes tratados, o una anomalía pulpar en el primer molar. Se evaluó la oclusión y no se observó
ningún contacto oclusal prematuro que pudiera justificar el dolor a la
percusión del primer molar. En las pruebas de sensibilidad térmica de
esta pieza no se obtuvo ninguna respuesta. Se diagnóstico una necrosis pulpar en ella; se consideró que el tratamiento de conductos radiculares de los otros dos dientes resultaba satisfactorio. En la figura 5-3,
B se muestra el tratamiento de conductos radiculares completado del
primer molar. Todos los síntomas desaparecieron posteriormente.
capítulo 5
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Solución de problemas en el diagnóstico de los fracasos terapéuticos 99
Figura 5-3 A. Dentición posterior izquierda inferior, la zona en la que el paciente sentía dolor. Obsérvese el aspecto radiológico cuestionable
del espacio del ligamento periodontal apical sobre la raíz distal del segundo molar. B. Después del tratamiento del primer molar, que fue identificado
en la exploración clínica como el origen de los síntomas. Se consideró que los dos dientes adyacentes habían sido endodonciados correctamente.
Tratamiento no quirúrgico
incompleto
En ocasiones, es muy fácil identificar la causa de una patología
periapical en un diente multirradicular y desprovisto de pulpa
cuando resulta evidente que uno de los conductos no ha sido
obturado. Es solo una cuestión semántica clasificar o no estos
casos como fracasos terapéuticos, ya que el conducto en concreto
nunca ha sido tratado. Al mismo tiempo, es igualmente evidente
que el odontólogo ha fallado al no localizar y tratar todos los
conductos existentes en el diente.
Problema Clínico
Problema: la paciente era una mujer de 55 años con un absceso
apical agudo. Aseguraba que le habían endodonciado el primer
molar superior izquierdo hacía unos 3 años (fig. 5-4, A). Durante
la exploración clínica se detectó dolor agudo a la palpación sobre
el ápice de la raíz mesiovestibular. Se visualizó una radiotransparencia alrededor del mismo; el hueso parecía normal alrededor
de los otros dos ápices.
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Solución: ¿cuál era el parámetro para el diagnóstico diferencial? El material de obturación de los conductos de ambas raíces
vestibulares parecía indicar que los conductos habían sido limpiados y modelados adecuadamente pero no de forma ideal; por
tanto, existía la posibilidad real de que el tratamiento fracasara.
En este caso, un diagnóstico más probable sería la existencia de
un segundo conducto o de un conducto de configuración irregular.3,47 En la figura 5-4, B se puede ver una lima en un segundo
conducto, el cual se diferenciaba claramente del tratado previamente. En la figura 5-4, C se muestra el tratamiento completado
solo en este conducto. Probablemente este sea el que con más
frecuencia pasa desapercibido debido a su reducido diámetro, a
la falta de signos radiológicos de su presencia y al hecho de que
no aparece en todos los casos (fig. 5-5, A a D). No obstante, si un
molar superior presenta una lesión exclusivamente alrededor del
ápice de la raíz mesiovestibular en un diente por lo demás tratado
correctamente, la primera opción diagnóstica a considerar debe
ser un segundo conducto mesiovestibular sin tratar. Un segundo
conducto sin limpiar y contaminado sería una de las posibles
causas de patología en un caso de tratamiento incorrecto de la
raíz mesiovestibular (fig. 5-6).
Una de las circunstancias clínicas más desconcertantes en los
primeros molares superiores (y en cualquier otro diente que
pueda tener un segundo conducto en la dimensión vestibulolingual) es aquella en la que no se observa ninguna radiotransparencia en las radiografías o en la que la presencia de la misma resulta
cuestionable independientemente del ángulo que se utilice para
exponer la placa. En estos casos, puede existir una lesión directamente detrás de la raíz, que no aparece en la imagen debido a
que la raíz mesiovestibular se ensancha al acercarse a la zona
cervical del diente. Un buen ejemplo sería la raíz mesiovestibular de un primer molar superior con un segundo orificio de un
conducto pequeño en posición palatina, muy por debajo del
ápice mesiovestibular. Durante la exploración clínica, el único
signo puede ser dolor a la percusión en la raíz mesiovestibular y
diferente al observado en las otras raíces. En algunos casos
también se observa dolor a la palpación localizado sobre la raíz.
En tales casos parece razonable efectuar una revisión quirúrgica
o conservadora de esta raíz; la elección dependerá de las demás
circunstancias de cada caso concreto.20,62
Una segunda forma habitual en la que el tejido pulpar inflamado/infectado presente en los conductos no tratados puede
causar un problema clínico sintomático consiste en el desarrollo
de sensibilidad aguda a los cambios térmicos.57 Generalmente,
los síntomas serán los de una pulpitis aguda o crónica, y la
estimulación térmica provocará un dolor duradero. También son
característicos los episodios de dolor espontáneo, aunque raras
veces se observan signos radiográficos. El diagnóstico plantea el
problema de determinar cuál es el diente que causa los síntomas.
Nunca debemos asumir que estos no pueden proceder de una
pieza multirradicular por el hecho de que la misma haya sido
endodonciada. Se deben llevar a cabo pruebas de sensibilidad
térmica en todos los dientes de la zona, incluyendo aquellos en
los que se haya realizado una endodoncia.57 Dado que en el caso
de los conductos no tratados puede demorarse la reacción
anómala a la estimulación térmica, conviene evaluar un diente
y hacer una pausa antes de pasar al siguiente. Si las pruebas se
realizan con demasiada rapidez, puede haber problemas para
identificar la pieza causante de una respuesta tardía.
A la hora de evaluar una patología recurrente en un diente
endodonciado es importante considerar la posibilidad de que exista
un conducto en el que se haya realizado una endodoncia en cualquier diente que anatómicamente pueda tenerlo. Generalmente,
Figura 5-4 A. Lesión apical en el ápice de la raíz mesiovestibular de un primer molar superior izquierdo en el que previamente se había
realizado una endodoncia. B. Lima endodóncica en el interior de un segundo conducto mesiovestibular no tratado. C. Después del tratamiento.
Se consideró que el tratamiento de conductos radiculares efectuado en los otros conductos resultaba adecuado.
Figura 5-5 A. Corte transversal de una raíz mesiovestibular típica, con un conducto mesiovestibular tratado y uno segundo sin tratar, conectados
ambos por un istmo (flechas). B. Radiografía de la raíz palatina (izquierda) y radiografía lateral de la raíz vestibular (derecha) del mismo diente.
C. Cavidad pulpar; se identifican los conductos mesiovestibular, distovestibular y palatino. D. Identificación del segundo conducto mesiovestibular.
capítulo 5
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Solución de problemas en el diagnóstico de los fracasos terapéuticos 101
estos conductos siguen una orientación vestibulolingual, como ya
hemos explicado anteriormente en el caso del primer molar superior.4 Normalmente, los molares inferiores tienen dos conductos
distales y, en ocasiones, dos raíces distales (figs. 5-7 y 5-8). Asimismo, los incisivos inferiores y todos los premolares pueden tener
dos conductos y a veces incluso tres (figs. 5-9 a 5-11).
También podemos considerar que un tratamiento de conductos radiculares incompleto constituye un fracaso terapéutico
cuando la obturación no alcanza los niveles exigibles en una
radiografía periapical correcta. Es indudable que la limpieza y el
modelado también pueden hacer fracasar el tratamiento, pero
en las radiografías resulta especialmente llamativa una obturación incorrecta (fig. 5-12). Los tratamientos de conductos radiculares en los que no se tienen en cuenta los conceptos
tradicionales y comprobados de limpieza, modelado, desinfección y sellado están condenados al fracaso.
Figura 5-6 A. Tratamiento de conductos radiculares incorrecto de un primer molar superior izquierdo, en el que existe también una
segunda raíz mesiovestibular sin tratar. Durante la exploración clínica se observó hinchazón local y dolor a la palpación sobre el ápice de la raíz
mesiovestibular. B. Revisión completada. Obsérvese el tratamiento de la segunda raíz mesiovestibular.
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Figura 5-7 A. Primer molar inferior derecho tratado previamente, con una lesión apical en el ápice distal. Se sospechaba que se debía a la existencia de
un segundo conducto sin tratar en la raíz distal. B. Radiografía obtenida después de la revisión en la que se observa el tratamiento de los conductos distales.
Figura 5-8 A. Segundo molar inferior izquierdo con una lesión debida a la falta de tratamiento de una segunda raíz distal. Se consideró que
el tratamiento endodóncico efectuado en los otros tres conductos resultaba adecuado. B. Radiografía obtenida tras la revisión.
Figura 5-9 Incisivo lateral inferior derecho con dos conductos.
Figura 5-10 Primer molar inferior con dos conductos.
Figura 5-11 A. Primer molar superior endodonciado, con una lesión apical. B. Radiografía obtenida tras la revisión en la que se observa el
tratamiento de un tercer conducto que era el causante de una patología continuada. (Por cortesía del Dr. Ryan Wynne.)
Figura 5-12 A. Incisivo central
superior con un tratamiento de
conductos radiculares incorrecto.
B. Primer molar inferior con un
tratamiento de conductos radiculares
incorrecto y una patología periapical
continuada.
capítulo 5
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Solución de problemas en el diagnóstico de los fracasos terapéuticos 103
Figura 5-14 A. Lesión radiográfica de tipo J (línea discontinua)
asociada a una fractura radicular vertical.
Figura 5-13 A. Segundo molar superior izquierdo con un
tratamiento de conductos radiculares incorrecto. El paciente
presentaba un absceso apical agudo. B. La radiografía obtenida
durante la revisión efectuada 28 meses después muestra el total
restablecimiento de la anatomía ósea normal alrededor del ápice.
Problema Clínico
Problema: un paciente de 42 años tenía un segundo molar superior con un único conducto de gran tamaño (fig. 5-13). El tratamiento
de conductos radiculares original había sido incompleto y había
fracasado. Además, se había perdido buena parte de la inserción
periodontal en el diente, con un incremento de la movilidad. La lesión
resultante era extensa, y el pronóstico para la revisión, dudoso.
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Solución: al extraer la gutapercha utilizada para la obturación original,
se observó un drenaje purulento muy abundante. Se limpió el conducto
y se aplicó un apósito de hidróxido cálcico en su interior. Afortunadamente, todos los síntomas remitieron rápidamente. Un mes después,
las profundidades de sondaje sulculares se habían normalizado, la movilidad había desaparecido y no se observó drenaje al volver a entrar en
el conducto. Se completó la revisión, y durante la reevaluación efectuada
31 meses después se pudo comprobar la total regeneración del hueso
en la radiotransparencia periapical previa (v. fig. 5-13, B).
Otros diagnósticos que
se suelen confundir
con un fracaso terapéutico
Si se excluye del diagnóstico diferencial la posibilidad de un
tratamiento de conductos radiculares incompleto, es necesario
considerar otras alternativas. Estos otros diagnósticos tienen
unas características clínicas y radiológicas que pueden confundirse con las de un tratamiento de conductos radiculares fallido,
aunque en realidad no guardan ninguna relación. Hablamos de
las lesiones asociadas a las fracturas radiculares y de aquellas
relacionadas con la patología periodontal crónica.
En el capítulo 4 encontrará un comentario más extenso y
detallado de las fracturas radiculares, pero conviene repasar aquellos aspectos de las lesiones asociadas a fracturas que pueden
confundirse con un tratamiento de conductos radiculares fallido.
Las fracturas radiculares verticales aparecen casi siempre en
dientes endodonciados, aunque a veces pueden observarse en
otras circunstancias. La lesión característica asociada a una fractura radicular es un defecto periodontal estrecho que coincide
con la línea de fractura. En muchos casos adopta forma de halo
o de J, razón por la que a menudo recibe el nombre de lesión en
forma de J (fig. 5-14).53 La sonda periodontal resulta muy útil a
la hora de identificar y diagnosticar estas lesiones. Si la línea de
fractura sobrepasa el surco, su manifestación clínica consistirá en
una bolsa periodontal profunda y estrecha que suele localizarse
en la superficie mesiovestibular o mesiolingual/palatina de la raíz
(fig. 5-15, A a C). En algunos casos, si la fractura recorre toda
la raíz, pueden encontrarse defectos en las superficies vestibular
y lingual.
Con frecuencia estas lesiones se asocian a trayectos fistulosos
supurantes crónicos; a menudo aparecen dos trayectos.49,52
Debido a la localización vestibular y lingual de estas fracturas y
a la superposición del defecto estrecho sobre la propia raíz, raras
veces se visualizan en las radiografías. En ocasiones, cuando la
fractura es completa y atraviesa toda la raíz, los segmentos fracturados pueden separarse y la línea de fractura puede resultar
más visible (fig. 5-16). Aparte de la cirugía exploratoria, el
sondaje periodontal suele ser el único medio válido para distinguir entre una fractura radicular y una lesión periapical de origen
pulpar en curso.
A menudo se necesita algún tiempo para que se manifiesten
los cambios clínicos y radiográficos característicos de las fracturas verticales. En el momento de producirse la fractura puede
aparecer dolor a la percusión o uno leve y continuo, pero pueden
pasar semanas o incluso meses hasta que se desarrolle un defecto
periodontal que pueda sondarse. Los cambios radiográficos no
comienzan hasta que se forma una zona de reabsorción ósea
104 capítulo 5
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Solución de problemas en el diagnóstico de los fracasos terapéuticos
Figura 5-15 A. Profundidad de sondaje normal en el punto mesial a la zona mesiovestibular. B. Productividad de sondaje normal en el punto
distal a la zona mesiovestibular. C. Sondaje hasta el ápice en la posición mesiovestibular.
c onductos radiculares y que suelen afectar a los tejidos periapicales. No obstante, algunas noxas asociadas a fracturas verticales
pueden ser difíciles de diagnosticar en las radiografías (fig. 5-18).
En el capítulo 3, el lector encontrará un análisis detallado de la
interpretación radiológica de estas lesiones.
Problema Clínico
Problema: la paciente era una mujer de 63 años que había
Figura 5-16 Línea de fractura radicular vertical visible en la raíz
distal de un molar inferior.
suficientemente ancha a lo largo de la línea de fractura. El
paciente de la figura 5-17 manifestaba odontalgia en el primer
molar inferior izquierdo y fue derivado al endodoncista con un
diagnóstico provisional de fracaso del tratamiento de conductos
radiculares (v. fig. 5-17, A). El sujeto optó por posponer la
exploración endodóncica. Un mes después, fue atendido de
urgencia por una infección aguda. En una segunda radiografía
periapical se aprecia una pérdida ósea importante alrededor de
la raíz distal (v. fig. 5-17, B). La ubicación lateral de la pérdida
ósea es un factor importante que ayuda a diferenciar estas lesiones de aquellas otras debidas al fracaso del tratamiento de
experimentado recientemente hinchazón local y dolor en los
tejidos gingivales vestibulares de la zona molar inferior derecha.
El diente servía de pilar para un puente fijo colocado muchos años
atrás. La radiografía indicaba en la pieza previamente se había
realizado una endodoncia. Asimismo, se observaba un ensanchamiento del espacio del ligamento periodontal alrededor de la raíz
distal (fig. 5-19, A).
Solución: se efectuaron sondajes periodontales a intervalos
de 1 mm alrededor de todo el diente. Se midió una profundidad
sulcular normal de 3 mm en la mitad mesial de la pieza. En las
zonas vestibular y lingual de la raíz distal se detectaron defectos periodontales profundos y estrechos, indicativos de una
fractura vertical de lado a lado (v. fig. 5-19, B y C). El paciente
y el médico decidieron conjuntamente retraer los tejidos
blandos vestibulares, y proceder a examinar el hueso y la raíz.
La intervención diagnóstica confirmó la existencia de una fractura radicular vertical. Se retiró la corona y se resecó la raíz
distal, conservando de ese modo la mitad mesial del diente
para restaurarla y aprovecharla como un premolar funcional
(v. capítulo 18).
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Figura 5-17 A. Primer molar inferior izquierdo, derivado con un
diagnóstico provisional de «endodoncia fallida». B. Un mes después,
en una nueva radiografía se aprecia una pérdida ósea que puede
deberse a una fractura radicular vertical.
Figura 5-18 Incisivo central superior con una aparente lesión
apical. Obsérvese la línea de fractura vertical visible en el tercio apical.
Al sondar, se detectó una profundidad de tipo trayecto fistuloso en las
posiciones mesiovestibular y mesiopalatina. Este patrón de sondaje
puede deberse a una fractura completa a través de la raíz.
Figura 5-19 A. Segundo molar inferior con hinchazón local recurrente. El diagnóstico provisional era de «endodoncia fallida». Los sondajes
fueron normales alrededor de la mitad mesial de la raíz. B. Sondaje hasta el ápice en la zona vestibular de la raíz distal. C. Sondaje hasta el
ápice en la zona lingual de la raíz distal, lo que completa un patrón de sondaje debido, presumiblemente, a una fractura vertical que recorre
completamente la raíz distal en sentido vestibulolingual.
106 capítulo 5
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Solución de problemas en el diagnóstico de los fracasos terapéuticos
Figura 5-20 A. Primer molar inferior derecho con una extensa lesión apical a la raíz distal. B. Durante el sondaje se apreció una pérdida de
inserción hasta el ápice en el espacio interproximal, desde el punto mesiovestibular hasta el punto distolingual. Presumiblemente, este patrón se
debe a una perdida ósea periodontal muy marcada. C. Exposición quirúrgica de la lesión periodontal. Se pueden ver los contornos óseos, que son
los responsables del patrón de sondaje.
Los defectos periodontales asociados a la periodontitis crónica
pueden afectar a los tejidos apicales y confundirse con un tratamiento
de conductos radiculares fallido. Las lesiones de origen periodontal
que se extienden al ápice de un diente suelen desarrollarse en zonas
de la dentición con pérdida ósea periodontal generalizada. Esta circunstancia puede ser un indicio radiográfico muy útil a la hora de
determinar la etiología de la pérdida ósea. En el capítulo 4 se analizan más detalladamente las interrelaciones entre los defectos de
origen periodontal y los óseos de origen pulpar. Para mantener la
continuidad del proceso diagnóstico, presentamos aquí un caso.
Diagnóstico de fracaso
del tratamiento
Una vez que hemos comentado las secuelas que puede tener un
tratamiento de conductos radiculares incorrecto e incompleto,
pasaremos a considerar aquellos casos en los que las radiografías
parecen confirmar la corrección técnica del tratamiento y en los
que no se observan los signos clínicos de los diagnósticos alternativos descritos en las secciones precedentes. Basándonos en
nuestra definición simplificada de tratamiento de conductos
radiculares satisfactorio, la primera acepción parece indicar que
un diente endodonciado sin una lesión periapical debe considerarse un éxito cuando los síntomas remiten y no aparece ninguna
lesión tras el tratamiento. Por consiguiente, el fracaso se definiría como la aparición de síntomas tras el tratamiento y el desarrollo gradual de signos radiológicos de destrucción ósea en el
ápice o en una determinada zona lateral.
Problema Clínico
Problema: una mujer de 61 años fue derivada al endodoncista
para que revisara el tratamiento de conductos radiculares del
primer molar inferior derecho. El odontólogo que la enviaba había
iniciado dicho tratamiento aproximadamente 2 meses antes. La
paciente aseguraba que no había notado ninguna mejoría en la
infección persistente que parecía drenar por el surco gingival, y
que su odontólogo estaba seguro de que existía alguna irregularidad en la anatomía del conducto radicular que le había impedido
limpiarlo adecuadamente. La radiografía mostraba una radiotransparencia periapical sobre la raíz distal de ese diente, que se
extendía coronalmente por la superficie radicular distal (fig. 5-20, A).
Aparentemente, no quedaba hueso en el espacio interproximal
entre el primer y el segundo molar. También se observaba una
pérdida ósea periodontal muy avanzada junto al segundo molar.
El sondaje periodontal a intervalos de 1 mm indicaba una pérdida
de inserción desde la bifurcación en la superficie vestibular, alrededor de toda la superficie distal, hasta la superficie lingual de la
raíz distal del primer molar (v. fig. 5-20, B). Este patrón de sondaje
es característico de los defectos infraóseos de la enfermedad
periodontal avanzada (v. capítulo 4).
Solución: durante una intervención quirúrgica en la que se
retrajeron los tejidos blandos vestibulares, se pudo apreciar el
alcance de la pérdida ósea (v. fig. 5-20, C). Se optó por la resección
radicular (amputación; v. capítulo 18); la radiografía de control
obtenida 12 meses después (v. fig. 18-50, C) confirmó la curación
completa del defecto original. El diente y el puente que lo sustentaba mantenían su capacidad funcional, la paciente no manifestaba ningún síntoma, la bolsa periodontal había desaparecido y el
hueso crestal se había regenerado hasta un nivel sostenible.
capítulo 5
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Solución de problemas en el diagnóstico de los fracasos terapéuticos 107
Con la salvedad de un conducto sin tratar en el que
queden restos de tejido pulpar (que hemos comentado anteriormente), el comienzo de los síntomas de un tratamiento
fallido en los tejidos perirradiculares es prácticamente idéntico al observado en la necrosis pulpar corriente. En las
fases iniciales suelen detectarse síntomas de dolor a la percusión y posiblemente a la palpación, los cuales pueden
preceder a los signos radiológicos de patología. Como en
muchos casos de necrosis pulpar, las lesiones apicales o
laterales en desarrollo pueden causar síntomas y forzar al
paciente a acudir al odontólogo. En otros casos, pueden
descubrirse lesiones de antigüedad desconocida en una
radiografía rutinaria. En la práctica clínica, las lesiones
asociadas a dientes en los que se ha realizado una endodoncia pueden manifestarse como abscesos agudos o con trayectos fistulosos crónicos. Si desea una descripción del
tratamiento de las urgencias endodóncicas, el lector puede
consultar las secciones dedicadas al diagnóstico de la necrosis pulpar en los capítulos 1 y 15.
En relación con el resultado del tratamiento de conductos
radiculares, al comienzo del capítulo indicábamos que el éxito
del mismo se definiría como la curación de cualquier lesión
perirradicular que pudiera existir en el momento del plan
terapéutico original. En diferentes estudios se ha podido observar que la curación de las lesiones existentes tras el tratamiento
de conductos radiculares es muy variable y depende de numerosos factores.11 Algunas investigaciones recientes sobre las
causas del fracaso del tratamiento de conductos radiculares nos
han ayudado a comprender mejor las razones por las que la
curación de una lesión perirradicular puede no llegar a producirse.48
Figura 5-21 Raíz palatina obturada del primer molar sin alcanzar
el extremo apical del conducto preparado.
Causas de fracaso
del tratamiento
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Falta de limpieza y contaminación
del espacio del conducto
Dado que la persistencia o el desarrollo de una patología peri
apical tras el tratamiento de conductos radiculares inicial pueden
deberse a numerosas causas,5 lo primero que debemos hacer al
planificar la revisión del plan terapéutico (v. capítulo 15) es
determinar la etiología. Debemos presuponer todas las causas
posibles, aunque casi siempre podemos predecir que hay un
conducto radicular sin tratar que contiene tejido necrótico,
infectado o inflamado.
En el capítulo 1 afirmábamos que el desbridamiento incorrecto de los conductos para eliminar su contenido potencialmente irritante representa una causa primordial de fracaso
terapéutico.2,46 El porcentaje de tratamientos fallidos aumenta si
añadimos otros factores identificables como una obturación
tridimensional ineficaz de los conductos, una obturación incompleta con selladores o pastas medicadas y una extensión excesiva
de los materiales de obturación.25,48 Los denominadores comunes
en estos fracasos terapéuticos son la limpieza incompleta de
restos tisulares y bacterias de los conductos, y la ausencia o
insuficiencia de un sellado radicular, tanto apical como
coronal.17,43,51
Figura 5-22 A. Incisivo central superior adulto con el ápice
abierto y un sello apical incorrecto. B. Tras un tratamiento de
apicoformación con hidróxido cálcico durante 18 meses, se pudo
obtener una barrera apical y se volvió a obturar el conducto.
Persistencia o desarrollo
de una patología como consecuencia
de un sellado apical incorrecto
En algunos casos de fracaso del tratamiento de conductos radiculares se observan signos radiológicos obvios de una obturación
incorrecta de los conductos. En la figura 5-21 se puede ver el
ejemplo de un conducto palatino preparado adecuadamente
hasta llegar a menos de 2 mm del ápice radiográfico, pero con
una obturación que se queda a 2-3 mm del tope preparado.
En la figura 5-22 se muestra un caso de fracaso de tratamiento
no quirúrgico de un diente con el ápice abierto. En la radiografía se observa que la gutapercha no llena adecuadamente el
conducto; a priori, es probable que no se haya sellado el ápice
del conducto. En esta etapa del desarrollo radicular, en las radiografías parece que el conducto tiene las paredes paralelas. En
108 capítulo 5
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Solución de problemas en el diagnóstico de los fracasos terapéuticos
realidad, si consideramos la anatomía de una raíz inmadura en
el plano vestibulolingual, el conducto es divergente y más ancho
en la zona apical que en el plano mesiodistal.7 Nunca se habría
podido obturar adecuadamente este conducto utilizando una
técnica estándar. El plan para la revisión incluía la apicoformación con hidróxido cálcico antes de intentar sellar el conducto.60
Se procedió a extraer la obturación previa de gutapercha con
fresas Gates-Glidden y limas Hedström grandes. En el caso de
nuestro paciente, de 35 años, fueron necesarios 2 años y 9 meses
para que se produjera la apicoformación. Este es prácticamente
el tiempo necesario para el tratamiento de un paciente joven
cuando se utiliza hidróxido cálcico. Actualmente, es posible
mejorar y acelerar el proceso utilizando agregado de trióxido
mineral (MTA)59 (v. capítulo 14).
Por desgracia, en la mayoría de los casos de fracaso del tratamiento de conductos radiculares no se puede evaluar la calidad
de la obturación del orificio apical directamente en las radiografías. Tampoco es posible valorar la calidad del desbridamiento.
Parece razonable asumir que si el conducto no está desbridado
adecuadamente es imposible obtener un correcto sellado, especialmente con los materiales actuales de obturación adheridos
con resinas, con los que es necesario obtener una unión de tipo
monobloque en el conducto radicular.15,54,55 Si no se desbrida
correctamente el conducto, no se producirá la adhesión, la obturación tendrá filtraciones y podrá deteriorarse por la degradación
enzimática debida a los restos de tejido y a las bacterias retenidas
en el material central y el sellador resinosos.54
Problema Clínico
Problema: un odontólogo general completó el tratamiento de
un caso endodóncico relativamente sencillo (fig. 5-23, A). No
existía ninguna lesión perirradicular en el momento de dicho
tratamiento. Cinco años después, el diente desarrolló dolor a la
percusión y en la radiografía se descubrió una lesión apical en la
raíz mesial (v. fig. 5-23, B).
Solución: el paciente fue derivado para que le revisaran el tratamiento de conductos radiculares, que solo se había completado
en los conductos mesiales. Durante una evaluación efectuada
4 años después se pudo confirmar la curación de los tejidos perirradiculares (v. fig. 5-23, C).
Este caso presenta unas causas que se unen a las otras ya
destacadas de desarrollo de lesiones perirradiculares y respalda la
revisión inicial no quirúrgica de los errores en el tratamiento de
conductos radiculares en la mayoría de las circunstancias. La
corona existente y original parecía realizada correctamente, con
un ajuste marginal excelente. Sin embargo, cabe la posibilidad
de que se hayan desarrollado filtraciones coronales alrededor del
margen de la corona o de la restauración. Asimismo, puede haber
otras causas, como una nueva proliferación de bacterias latentes
en los túbulos dentinarios o en zonas inaccesibles de los conductos.16 Obtener un conducto limpio en una revisión plantea
mayores dificultades técnicas que conseguir la limpieza durante
un tratamiento primario.6,37,50 En las secciones siguientes
Figura 5-23 A. Radiografía obtenida después del tratamiento de conductos radiculares del primer molar inferior derecho. B. Radiografía
del mismo diente, obtenida 5 años después, que muestra una lesión apical en el ápice mesial. En ese mismo momento se completó la revisión no
quirúrgica de la raíz mesial. C. En la reevaluación realizada al cabo de 4 años se comprobó que la curación era completa.
capítulo 5
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Solución de problemas en el diagnóstico de los fracasos terapéuticos 109
analizaremos más detalladamente estos otros aspectos. En
algunos casos, después de efectuar una evaluación minuciosa y
de explicar la situación al paciente, el tratamiento de elección
puede ser la revisión quirúrgica6,62 (v. capítulo 16).
Persistencia o desarrollo
de una patología como consecuencia
de un sellado coronal incorrecto
Las investigaciones realizadas parecen confirmar que las filtraciones coronales que se producen tras el tratamiento de conductos
radiculares pueden favorecer el desarrollo o la persistencia de
patologías perirradiculares.36,48 Esta teoría, basada en observaciones empíricas, ha mantenido su vigencia durante mucho tiempo.
Es bien sabido que el problema de las filtraciones coronales puede
aparecer en una gran variedad de situaciones. El caso más obvio
es el de un diente en el que previamente se ha realizado una
endodoncia y que ha perdido su restauración coronal, dejando la
obturación de gutapercha expuesta al medio oral (fig. 5-24).
Diversos estudios indican que incluso en un plazo de 20 a
90 días las bacterias pueden penetrar a lo largo de una obturación
de gutapercha correctamente colocada y salir por el ápice del
conducto.27,51 Otra vía de acceso habitual es la caries recurrente
en contacto con la cavidad pulpar (fig. 5-25). También pueden
producirse filtraciones marginales alrededor de las coronas
(fig. 5-26), en las cavidades de acceso mal restauradas (fig. 5-27)
o en las reconstrucciones de muñones incorrectas. Esto resulta
problemático especialmente cuando se aplica un composite en
bloque en lugar de hacerlo de forma gradual (fig. 5-28). Además,
los postes que están expuestos a la saliva o que se aflojan bajo
una restauración fallida representan una vía de fácil acceso para
que las bacterias penetren en el conducto (fig. 5-29). Aunque en
la práctica clínica generalmente se acepta la veracidad de estos
conceptos, los datos se basan en evaluaciones retrospectivas. Ese
mismo tipo de datos retrospectivos, aunque en una evaluación
histológica más extensa y profunda, parece confirmar que los
conductos radiculares correctamente preparados y obturados
pueden impedir la penetración bacteriana incluso en caso de
Figura 5-25 Patología periapical secundaria a una filtración
coronal por una caries que penetra hasta la cavidad pulpar.
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Figura 5-26 No se descubrió la filtración bajo la corona hasta
que se preparó una cavidad de acceso y se extrajo la corona.
Figura 5-24 Patología periapical secundaria a una filtración
coronal por la pérdida de la corona clínica.
Figura 5-27 La restauración defectuosa de la cavidad de acceso
establece una vía para la filtración coronal. Véase la figura 20-3.
110 capítulo 5
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Solución de problemas en el diagnóstico de los fracasos terapéuticos
ción crónica. Normalmente, esto no supone ningún problema
en dientes mantenidos con una higiene oral meticulosa o en
aquellos con márgenes de restauraciones correctamente adaptados y mantenidos. Sin embargo, no podemos descartar la posibilidad de esta causa de fracaso incluso en piezas con un
tratamiento de conductos radiculares óptimo en las siguientes
circunstancias:
Figura 5-28 Fracaso de una reconstrucción con composite
debido a una filtración marginal. Esto produjo, además, una filtración
hacia los conductos endodonciados.
Figura 5-29 Restauración intacta de poste, muñón y corona, que
se aflojó y desprendió. La filtración marginal hacia el espacio del poste
destruyó la unión con el cemento y continuó en sentido apical hasta
vencer el sello endodóncico. Obsérvese la corrosión de los conos de plata.
exposición manifiesta y prolongada a causa de la caries, de una
fractura o de la pérdida de una restauración.38,39
Una causa de fracaso terapéutico que raras veces se identifica
(o que incluso puede considerarse como fuente de filtraciones
coronales y contaminación del conducto radicular tratado o sin
tratar) es la persistencia prolongada de la placa bacteriana y el
cálculo alrededor de los márgenes de una restauración. Los
túbulos dentinarios pueden actuar como puerta para la entrada
de sustancias irritantes externas al conducto radicular58
(fig. 5-30, A; v. también «Lecturas recomendadas» al final del
capítulo). En esta zona pueden existir también alteraciones anatómicas de la estructura dental. El 5-10% de la unión cementoesmalte presenta túbulos dentinarios abiertos y descubiertos14,22,32
(v. fig. 5-30, B). Esto representa una vía de comunicación
perfecta entre el periodonto/cavidad oral y el espacio pulpar,
ya sea para una invasión muy rápida por microorganismos
patógenos virulentos o para un proceso más lento de invagina-
• Si los márgenes no están bien adaptados (v. fig. 5-30, C)
o si existe una pequeña zona de caries indetectable (tanto
a la exploración clínica como en las radiografías), esto
puede servir como vía persistente de filtración58 (v. fig. 5-30,
A). Se recomienda recurrir a las radiografías de aleta de
mordida durante la fase de evaluación (v. capítulos 2
y 3), aunque su utilidad diagnóstica puede ser limitada.
Si en el diente no se ha realizado previamente una
endodoncia, esto puede generar sensibilidad prolongada
o, en ocasiones, un problema pulpar impreciso, mientras
que si en la pieza si existe una endodoncia el paciente no
experimentará ningún síntoma, pero podrá desarrollar
signos de patología apical o lateral.
• Si se ha preparado el diente para una corona y la
impresión no registra con claridad la línea de acabado, o
si la corona no cubre completamente la zona de túbulos
cortados y expuestos, habrá una parte de dentina
expuesta que puede actuar como posible vía de
comunicación con el espacio pulpar (v. fig. 5-30, D,
flechas). Si el diente no está endodonciado, esto generará
una gran sensibilidad o a veces un dolor manifiesto,
mientras que si en el diente se ha realizado previamente
una endodoncia el paciente no experimentará síntomas
pero podrá desarrollar signos de patología apical o lateral.
• A menudo, en los dientes que se someten periódicamente
a un raspado y legrado radicular se pierde parte del
cemento junto con la placa adherida, lo que abre otras
vías para que las sustancias irritantes puedan acceder al
conducto radicular.58 Esto, unido al grado o la magnitud
de la instrumentación radicular, puede producir molestias
importantes en un diente no endodonciado, mientras
que si en la pieza no se ha realizado previamente una
endodoncia el paciente puede no experimentar ningún
síntoma pero a menudo manifestará signos de patología
apical o lateral después de varios episodios de tratamiento
periodontal.
Las consecuencias de este fenómeno de filtración coronal y del
fracaso terapéutico son importantes (v. fig. 5-30, E) y posibles
(v. fig. 5-5, A y B). Conviene considerar la posibilidad de revisar
toda obturación radicular que haya estado expuesta a la saliva, a
caries o a una restauración fallida, ya sea asintomática o no, o si
la raíz muestra algún signo radiográfico de patología periapical.62
No obstante, es necesario discutir detenidamente esta posibilidad
con el paciente antes de seguir adelante. A la hora de evaluar un
caso tras un tratamiento de conductos radiculares, deben plantearse las siguientes preguntas: ¿existe la posibilidad de que los
márgenes de la restauración tengan filtraciones? ¿Se observa caries
recurrente alrededor de los márgenes de la restauración? ¿Existen
filtraciones alrededor de un muñón o un poste? ¿Es posible que
el poste se haya aflojado? ¿Hay una cantidad excesiva de placa y
cálculo alrededor de los márgenes de la restauración?
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capítulo 5
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Solución de problemas en el diagnóstico de los fracasos terapéuticos 111
Figura 5-30 A. Corte histológico de un diente que tenía una corona. Se pueden
observar restos por encima del margen. Esto representa una zona en la que la corona
presentaba una filtración; la presencia de bacterias que penetran por los túbulos dentinarios
cortados hasta el espacio pulpar (EP) es visible (tinción de Brown y Brenn, ×4). B. Relación
entre el cemento y el esmalte en la zona de su unión. Por orden de frecuencia, estas
relaciones son la superposición, el contacto y la separación (SCS). C. La adaptación marginal
entre la corona y el diente es muy defectuosa, lo que representa una oportunidad excelente
para la invasión bacteriana. D. Corona recién colocada que no se adapta a los márgenes de
la dentina cortada. El paciente experimentaba un dolor muy intenso cuando se estimulaba
esta zona. E. Muestra radicular desmineralizada y diafanizada en la que se observa filtración
en sentido coronal. Las flechas señalan un conducto sin limpiar y la filtración. (B, modificado
de Daniel SJ, Harfst SA: Mosby’s dental hygiene: concepts, cases, and competencies, 2004
update, St Louis, 2004, Mosby, p 288.)
Persistencia o desarrollo de una
patología en raíces con conductos
presumiblemente infranqueables
En muchas ocasiones, no es posible encontrar los conductos o
estos son infranqueables. Supuestamente, están calcificados, por
lo que el tratamiento puede resultar innecesario. Sin embargo,
si existe una lesión periapical al final de la raíz o en su superficie
lateral, o si se desarrolla alguna con el paso del tiempo, esto
constituye una prueba suficiente de que existe un espacio radicular y tejido necrótico e infectado, aun cuando el conducto esté
aparentemente obstruido en las radiografías. Diversos estudios
han demostrado que en tales casos es aún mayor el riesgo de que
se desarrolle o persista una periodontitis periapical tras el tratamiento de conductos radiculares.31
112 capítulo 5
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Solución de problemas en el diagnóstico de los fracasos terapéuticos
Figura 5-31 A. Molar inferior endodonciado con una lesión apical. Aparentemente, la obturación no llega hasta la raíz distal debido a
la calcificación completa de la mitad apical del conducto. La presencia de la lesión confirma que queda un espacio en él con tejido necrótico
infectado. Después de extraer el poste, se accedió al espacio radicular apical. B. Radiografía de control obtenida 1 año después en la que se puede
observar que la curación ósea se ha completado.
En la figura 5-31, A se muestra la persistencia de una patología en un molar inferior en el que se han obturado todos los
conductos sin llegar a la constricción apical. En las radiografías
no se observa espacio radicular más allá del material de obturación. El paciente presentaba un trayecto fistuloso gingival desde
hacía algún tiempo. El diente contiene, además, postes intrarradiculares, que no deberían impedir una revisión no quirúrgica, ya que en algunos molares la cirugía no representa una
opción viable (v. capítulo 16). A menudo, un acceso anatómico
limitado, unas raíces cortas, determinados ángulos dentales o
algunas contraindicaciones médicas limitan las posibilidades de
realizar una revisión no quirúrgica o la extracción. Afortunadamente, después de extraer los postes fue posible franquear el
conducto distal y uno de los dos conductos mesiales. La exploración clínica confirmó la curación del trayecto fistuloso tras el
desbridamiento de los conductos. En la figura 5-31, B se muestra
el aspecto de la zona 1 año después. La posibilidad de acceder a
uno de los dos conductos en raíces como esta mejora considerablemente el pronóstico, ya que es frecuente que dos conductos
como estos se unan en uno solo al llegar al ápice.
Desprendimiento de instrumentos
que impiden la limpieza,
el modelado, la desinfección
y la obturación del conducto
El desprendimiento o la rotura de un instrumento radicular no
suele ser la única causa que hace fracasar un tratamiento.23 Los
instrumentos son de acero inoxidable o de una aleación de
níquel-titanio, y estos materiales no suelen causar inflamación
perirradicular. El verdadero problema radica en que el instrumento roto impide la adecuada limpieza, modelado, desinfección y obturación del conducto23 (fig. 5-32, A). Cuando es
posible extraer estos instrumentos, la revisión terapéutica tiene
siempre un resultado satisfactorio.19 Aunque a veces es posible
extraer estos fragmentos de instrumentos con los métodos que
describimos más adelante (v. capítulo 14), en la mayoría de los
casos resulta imposible su extracción sin cirugía. Algunos factores como la curvatura del conducto, la anchura global de la raíz
y la profundidad a la que se ha producido la rotura pueden
desaconsejar cualquier intento de extracción.19,20,26,45 Como
sucede con los conductos calcificados, una estrategia razonable
en aquellos casos en los que no se puede extraer o sortear el
fragmento de un instrumento consiste en revisar completamente
o tratar el segundo conducto cuando la raíz posee varios conductos (v. fig. 5-32, B). Muchos sistemas de conductos se unen
en un mismo orificio apical. Accediendo al conducto alternativo
es posible obviar el instrumento roto. En estos casos se plantea
el problema de que no hay ningún modo de confirmar esta
configuración.4 Por este motivo es necesario informar al paciente
acerca del problema, de la estrategia que se va a emplear y del
plan de revisiones periódicas.
Cualquier intento de extraer un fragmento roto de la profundidad del espacio radicular puede dar lugar a una serie de graves
errores técnicos, como una perforación a periodonto radicular o
con el instrumento, o una reducción excesiva del espesor de las
paredes de la raíz.10,19 Aunque en la literatura médica pueden
encontrarse ejemplos de extracciones con éxito,12 en las radiografías postoperatorias suelen observarse unas cavidades excavadas excesivamente grandes, por lo que cabría cuestionarse su
capacidad de restauración o, cuando menos, el pronóstico de la
misma. En ocasiones, es posible obviar un fragmento de instrumento roto. A veces se puede extraer el segmento fracturado
utilizando limas endodóncicas ultrasónicas (fig. 5-33).
Si no se puede extraer el fragmento, hay que limpiar, modelar,
desinfectar y obturar el conducto incorporando el fragmento roto
al material de obturación. No obstante, puede que más adelante
el instrumento no influya de manera significativa en el cierre del
conducto para impedir la penetración bacteriana por filtración
coronal o apical.28 Cualquier intento de sortear un segmento de
instrumento roto debe realizarse bajo control radiológico. En
estos casos, el pronóstico de la obturación dependerá fundamentalmente de: 1) la posible influencia del fragmento de instrumento
sobre la dirección y el diámetro final de la preparación del conducto, y 2) la existencia de espacio contaminado distal al instrumento. Si el fragmento roto bloquea la luz del conducto, es
casi imposible sortear la obstrucción y, además, se corre el riesgo
de perforar la raíz. Existen otras opciones, como limpiar el conducto hasta el segmento fracturado y sellar el espacio de conducto;
capítulo 5
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Solución de problemas en el diagnóstico de los fracasos terapéuticos 113
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Figura 5-32 A. Primer molar inferior izquierdo derivado para su revisión y para la extracción de un instrumento roto en el conducto
mesiolingual. B. La radiografía en angulación no ortorradial confirma la posibilidad de revisar el conducto mesiovestibular. Cuando no se puede
sortear o recuperar el instrumento, a menudo es posible revisar uno de los conductos si ambos se unen después.
Figura 5-33 A. Determinación de la longitud radicular; se visualiza un fragmento de instrumento en el conducto mesiovestibular. B. Se ha
conseguido obviar el instrumento (flechas). C. La radiografía obtenida tras el tratamiento parece confirmar que se pudo extraer el fragmento del
instrumento al modelar el conducto. A menudo, cuando se utilizan instrumentos ultrasónicos, estos fragmentos son succionados de forma inadvertida.
posteriormente, habrá que vigilar la posible aparición de signos o
síntomas. Si no se obtiene un resultado satisfactorio, se pueden
considerar las opciones de la cirugía periapical o la resección
radicular (v. capítulos 16 y 18). Aunque la cirugía tiene muchas
probabilidades de éxito (v. capítulo 16), puede que no se eliminen
totalmente las bacterias que puedan quedar en los túbulos dentinarios apicales o en espacios anatómicos muy irregulares que no
pueden tratarse sin medios no quirúrgicos, con independencia de
la calidad radiológica de la resección y de la obturación apical.
Esto puede deberse a la misma naturaleza de la resección radicular terminal y a estas irregularidades contaminadas,24 y los signos
y síntomas pueden persistir. Todo esto crea problemas durante el
diagnóstico y la planificación terapéutica en relación con la etiología y la elección del tratamiento más adecuado (p. ej., segunda
intervención quirúrgica o extracción).44 En la práctica clínica, se
suelen prescribir antibióticos al paciente «con la esperanza» de que
los síntomas remitan. Con demasiada frecuencia, esto solo sirve
para demorar otras alternativas terapéuticas necesarias.
114 capítulo 5
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Solución de problemas en el diagnóstico de los fracasos terapéuticos
Problema Clínico
Problema: una mujer de 33 años presentaba desde hacía tiempo
dolor en el cuadrante posteroinferior izquierdo. Creía que su problema
se localizaba en el primer molar, aunque no podía asegurarlo. Recordaba que le habían practicado una endodoncia en uno de los molares
y que le habían dicho que ese diente no le causaría más problemas.
Su dolor estaba empezando a acentuarse al morder. Durante la exploración clínica se evidenció dolor a la percusión y a la palpación en el
segundo molar, con una respuesta más controlada en el primer molar.
Ninguno de estas piezas respondía a la estimulación térmica, y los
sondajes periodontales se mantenían dentro de los límites normales.
En la radiografía se visualizaba una extensa radiotransparencia en la
raíz distal del primer molar y una radiotransparencia más pequeña en
el ápice mesial del segundo molar. El segundo molar parecía contener
una obturación de pasta. Las obturaciones de los conductos de ambas
raíces quedaban lejos de los ápices radiográficos, y se visualizaba un
fragmento de instrumento roto en la zona media de la raíz mesial.
Solución: teniendo en cuenta los síntomas y el problema principal de
la paciente, se optó por tratar ambos dientes simultáneamente. Después
de intentar por todos los medios extraer el trozo de instrumento roto
de la raíz mesial del segundo molar, se procedió a obviar el objeto
metálico con ayuda de una lima (fig. 5-34, B). Ambas piezas fueron
obturadas con gutapercha y sellador, y la paciente dejó de presentar
síntomas (fig. 5-34, C). El trozo de instrumento fracturado quedó incorporado a la obturación del conducto radicular. Cuatro años después se
pudo comprobar que ambos dientes habían curado perfectamente y
que la paciente no manifestaba ningún síntoma (v. fig. 5-34, D).
Estos casos ponen de manifiesto la importancia de prevenir
la separación de instrumentos: 1) estudiando la anatomía del
conducto; 2) prestando atención a los objetivos de la limpieza
y del modelado del conducto, y 3) extremando las precauciones cuando se opta por el tratamiento de conductos radiculares en dientes posteriores con sistemas de conductos radi
culares complejos. Utilizando los nuevos sistemas de limas
fabricados con metales muy flexibles y resistentes o limas endo
dóncicas de un solo uso, es posible que en el futuro se reduz
can los accidentes por desprendimiento de instrumentos.1 En
el capítulo 13 el lector encontrará más detalles acerca de la solu
ción de problemas en el tratamiento de las complejidades ana
tómicas.
En ocasiones resulta imposible extraer los instrumentos rotos
en los conductos radiculares de los molares. Pueden quedar fuera
de nuestro alcance en curvas de conductos pequeños o en raíces
inoperables. La resección radicular o dental puede representar
una alternativa viable a la extracción (fig. 5-35). Si no se puede
o no se debe optar por la cirugía perirradicular o por la resección
radicular/dental, las únicas alternativas que suelen quedarnos
son la reimplantación o la extracción.
La reimplantación intencionada solo es viable en algunos
casos escogidos.8,34,61 Uno de los criterios a la hora de elegir esta
opción es una morfología anatómica radicular (p. ej., fusiforme
o cónica) que facilite la extracción sin que se rompa el diente.
También son importantes las posibles restauraciones que pueda
presentar la pieza en cuestión. No hay muchas probabilidades
Figura 5-34 A. Segundo molar inferior izquierdo con un instrumento roto en la raíz mesial. B. Se ha conseguido obviar el instrumento
(flechas). C. Revisión completada. El fragmento ocupa ahora una posición más apical que la original y puede comprometer el sello apical (flechas).
D. Cuatro años después, la curación apical es aparentemente excelente.
capítulo 5
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Solución de problemas en el diagnóstico de los fracasos terapéuticos 115
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Figura 5-35 A. Fragmento de instrumento en el conducto distolingual de un molar inferior. No ha sido posible su extracción no quirúrgica
mediante técnicas conservadoras. Tampoco es posible la cirugía apical. B. Se optó por amputar la raíz distolingual para utilizar el diente como pilar
terminal para una dentadura parcial extraíble.
Figura 5-36 A. Segundo molar superior con una lesión apical crónica. Debido a la presencia de sendos postes en dos de los conductos y de
una lesión en la raíz palatina, el tratamiento de elección consistía en la reimplantación intencionada. B. La morfología cónica de las raíces resulta
ideal para una buena extracción. Los orificios fueron rellenados con agregado de trióxido mineral. C. Reevaluación a los 8 años. El diente no
manifestaba ningún síntoma y funcionaba con normalidad.
de conservar los dientes con postes y muñones sobre coronas
clínicas minúsculas tras la extracción en una sola pieza. Si las
condiciones son favorables, la reimplantación puede dar buenos
resultados (fig. 5-36). En cualquier caso, es necesario que se le
informe al paciente de los posibles resultados de la extracción sin
más.
116 capítulo 5
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Solución de problemas en el diagnóstico de los fracasos terapéuticos
Directrices clínicas
emergentes
En el ámbito de la microbiología se han llevado a cabo numerosos estudios sobre las infecciones residuales causadas fundamentalmente por E. faecalis.* Estadísticamente, es relativamente
infrecuente aislar este microorganismo a partir de infecciones
primarias de los conductos radiculares.56,63 En muestras procedentes de lesiones postratamiento el porcentaje aumenta significativamente,13,20,34 aunque en determinados grupos geográficos se han
podido identificar otros microorganismos igualmente destacables.41 Esto es muy importante, ya que se ha comprobado que es
difícil erradicar estos microorganismos de los conductos radiculares con los métodos que se emplean actualmente en la práctica
clínica.40 El renovado interés por los irrigantes y desinfectantes
endodóncicos, así como por las biopelículas, es un buen ejemplo
de la preocupación que causa este problema (v. capítulo 12).
Muchos autores han descrito numerosas alteraciones que
pueden causar problemas después del tratamiento.34 Las más
obvias son las fracturas radiculares verticales, los quistes verdaderos, las reacciones a cuerpos extraños, la extrusión de materiales a través del orificio apical y las infecciones extrarradiculares,
como las provocadas por levaduras u hongos.10,29,30,62 De todas
estas entidades, solo las fracturas regulares verticales pueden
diagnosticarse clínicamente. El tratamiento para este problema
consiste siempre en la extracción o en la supresión de la raíz.
Dado que en la mayoría de los casos de patología periapical
persistente no es posible confirmar la etiología antes del tratamiento, suele estar indicada una revisión no quirúrgica, junto
con un plan de seguimiento postoperatorio. No obstante, es un
porcentaje bastante elevado de estos casos hay que recurrir finalmente a la cirugía apical.
En la figura 5-37 se puede ver el aspecto clínico y radiológico
de unos conductos radiculares obturados con una pasta de obturación que rebosó por el orificio apical durante el tratamiento.
No resulta sorprendente que posteriormente se desarrollaran
lesiones periapicales. Aunque fue necesaria una revisión no quirúrgica para corregir el tratamiento de conductos radiculares,
*Referencias 9, 21, 33, 35, 42 y 59.
Figura 5-37 Extrusión de la pasta de obturación hacia el seno
maxilar. Se puede ver que el tratamiento de conductos radiculares es
incorrecto y ha fracasado.
finalmente hubo que recurrir a la cirugía apical para eliminar el
exceso de material.
De los demás trastornos que se citan en la literatura médica
como posibles causas de fracaso terapéutico, se considera que el
tratamiento de conductos radiculares inadecuado sin modificación de la morfología de los conductos representa la única causa
de patología postratamiento que puede responder a una revisión
no quirúrgica. Otras dos posibles causas de fracaso terapéutico
que se citan son el tratamiento de conductos radiculares inadecuado con alteración de la morfología de los conductos y la
persistencia de infección en zonas inaccesibles de la parte apical
del sistema de conductos.16,40 La revisión no quirúrgica del tratamiento de conductos radiculares no tiene muchas probabilidades de producir la curación en muchos de estos casos, ni
siquiera con una revisión exhaustiva. En todas estas circunstancias se recomienda optar por la cirugía periapical. Un último
trastorno sería la presencia de un exceso de material extruido a
través del orificio apical.25 En muchos casos está indicada la
cirugía si el paciente manifiesta síntomas.
El diagnóstico de fracaso terapéutico comienza por descartar
otras tecnologías alternativas. Utilizando los criterios para determinar las probabilidades del éxito del tratamiento, es posible
evaluar el éxito o el fracaso relativo de los dientes tratados.
Aunque el tratamiento de conductos radiculares no quirúrgico
alcanza unos porcentajes de éxito bastante altos, se conocen
algunos trastornos que pueden provocar el fracaso terapéutico.
En caso de síntomas, se ha propuesto un algoritmo diagnóstico
con formato de solución de problemas para poder establecer el
diagnóstico más apropiado y las posibles opciones terapéuticas.
En los capítulos 13, 14 y 18 se abordan los aspectos técnicos
relativos a la solución de problemas con estas opciones.
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Solución de problemas en el diagnóstico de los fracasos terapéuticos
57. Tidwell E, Witherspoon DE, Gutmann JL, et al: Thermal
sensitivity of endodontically treated teeth, Int Endod J 32:138145, 1999.
58. Tronstad L: Clinical endodontics, Stuttgart, 1991, Georg Thieme
Verlag.
59. Tronstad L, Sunde PT: The evolving new understanding of endodontic infections, Endod Topics 6:57-77, 2003.
60. Witherspoon DE, Small JC, Regan JD, et al: Retrospective analysis
of open apex teeth obturated with mineral trioxide aggregate,
J Endod 34:1171-1176, 2008.
61. Wolcott J, Rossman LE: Intentional replantation of endodontically
treated teeth: an update, Compend Contin Educ Dent 24:68-72,
74, 2003.
62. Wu MK, Dummer PM, Wesselink PR: Consequences of and strategies to deal with residual post-treatment root canal infection, Int
Endod J 39:343-356, 2006.
63. Zehnder M, Guggenheim B: The mysterious appearance of enterococci in filled root canals, Int Endod J 42:277-287, 2009.
Lecturas Recomendadas
Hals E: Observations on giant tubules in human coronal dentin by
light microscopy and microradiography, Scan J Dent Res 91:1-7,
1983.
Tronstad L: Ultrastructural observations on human coronal dentin,
Scan J Dent Res 81:101-111, 1973.
Tronstad L, Langeland K: Electron microscopy of human dentin exposed by attrition, Scan J Dent Res 79:160-171, 1971.
capítulo 6
|
Solución de problemas en el diagnóstico del dolor no odontógeno 119
Capítulo 6
Solución de problemas en el
diagnóstico del dolor no odontógeno
Esta alteración (tic doloroso) frecuentemente
se debe a una irritación crónica del quinto nervio craneal.
El dolor es muy agudo y se manifiesta en forma de
paroxismos claramente diferenciados, que van aumentando
gradualmente de intensidad hasta que alcanzan un
clímax, y después remiten rápidamente. Los episodios
pueden producirse en cualquier momento y pueden
desencadenarse con el habla, la risa, la conversación, el
movimiento de un músculo, etc.; incluso un ruidito o un
contacto muy leve, como el que se produce al ponerse el
sombrero, pueden causar un paroxismo. El paciente vive
con el miedo constante a sufrir un ataque.6
J. P. Buckley, 1910
En la práctica clínica, el dolor es una de las principales razones
por la que muchos pacientes acuden a la consulta. Algunos
síntomas son prácticamente diagnósticos de patología pulpar o
periapical. Cuando un paciente explica que experimenta un
dolor prolongado con la estimulación térmica, por ejemplo, es
muy probable que sea de origen pulpar; solo la pulpa dental
puede producir estas respuestas tan dolorosas. El principal problema diagnóstico consiste en averiguar cuál es el diente causante
del problema.
En otros casos, los síntomas no son tan específicos de patología pulpar o periapical. Normalmente, por medio de los
procedimientos diagnósticos y de la interpretación radiográfica
descritos en los capítulos 1 y 3 es posible identificar una
etiología o reducir las posibilidades para una posterior evaluación. No obstante, es bastante habitual tener que atender a
pacientes con dolor de etiología bastante imprecisa. En este
capítulo repasaremos algunos de los problemas de dolor orofacial más frecuentes, y a menudo desconcertantes, que no
pueden atribuirse a los dientes, ya que no tienen un origen
odontógeno.
Este capítulo no pretende ser una revisión exhaustiva. En
otras publicaciones sobre endodoncia y odontología el lector
podrá encontrar la descripción de numerosos trastornos médicos
en los que ocasionalmente se observan síntomas de dolor oral
y facial.12 La mayor parte de estos trastornos (p. ej., arteritis
temporal, otitis media, sialolitiasis) se acompañan de una serie
© 2012. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos
Lista de solución de problemas
En este capítulo se abordan los siguientes dilemas y dificultades
de solución de problemas relacionados con el diagnóstico del
dolor de origen no odontógeno:
Discrepancias oclusales
Neuralgia del trigémino
Dolor facial atípico
Trastorno temporomandibular
Observaciones adicionales en relación con el diagnóstico
de los trastornos temporomandibulares: síntomas
maxilares
Signos dentales del trastorno temporomandibular
Síntomas dentales del trastorno temporomandibular
Tratamiento de los contactos oclusales excesivos y
prematuros
Otras estrategias eficaces para aliviar el dolor
Sinusitis maxilar
Otras causas de dolor en la cavidad oral y la cabeza
de signos y síntomas que suelen manifestarse en los tejidos de
origen. Los síntomas dentales observados no son característicos,
y estos trastornos en raras ocasiones dan lugar a síntomas orales
primarios que pudieran confundirse con los de una patología
pulpar o periapical. En todos estos casos, si el dolor no es de
origen odontógeno, una exploración minuciosa y exhaustiva de
las piezas permite descartar en un gran número de ocasiones una
etiología dental.
Cuando nos encontramos ante un caso de dolor orofacial
para el que no se puede identificar claramente una etiología
dental, conviene derivar al paciente a un médico o un cirujano
oral para que lleve a cabo un estudio más exhaustivo. El odontólogo no tiene la responsabilidad de diagnosticar o tratar estos
casos. No obstante, sí es su responsabilidad descartar una etiología dental y ayudar al paciente a resolver su problema derivándolo al especialista más adecuado en su caso. Para facilitar este
proceso de solución de problemas, a continuación examinaremos una serie de situaciones hipotéticas de dolor no odontógeno
119
120 capítulo 6
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Solución de problemas en el diagnóstico del dolor no odontógeno
del modo en que se nos suelen presentar: a través un análisis
exhaustivo de casos clínicos.
Solución De Un Problema
Problema: un hombre de 53 años había sido derivado para su
Discrepancias oclusales
Las discrepancias oclusales constituyen una causa habitual de
molestias para los pacientes. Muchas de ellas no guardan relación
con los dientes pero, mediante la anamnesis y las técnicas de
solución de problemas, normalmente es posible identificar y
eliminar rápidamente la causa del malestar del sujeto.
Solución De Un Problema
Problema: una mujer de 31 años fue derivada para someterse
al tratamiento de conductos radiculares de su primer molar infe
rior izquierdo. La paciente aseguraba que no podía masticar bien
con ese diente. No manifestaba sensibilidad térmica ni experi
mentaba dolor espontáneo. En la radiografía no se observaron
indicios de caries dental, patología periapical o enfermedad peri
odontal (fig. 6-1). Se llevaron a cabo pruebas de sensibilidad pulpar
en todos los dientes posteriores inferiores izquierdos, y todos
ellos respondieron al frío con normalidad. Al interrogar a la
paciente, se averiguó que 3 meses antes le habían colocado una
corona en el primer molar. Recordaba que los síntomas aparecie
ron realmente por aquellas fechas. Se comprobó la oclusión con
papel de articular (fig. 6-2) y se identificó un contacto prematuro
bastante extenso. Se redujo y mejoró la oclusión en esa zona, y la
paciente experimentó un alivio inmediato.
estudio. Durante varias semanas no había podido masticar bien
con el primer molar inferior derecho. Al levantarse por la mañana
solía percibir una molestia especial en ese diente. No se había
sometido recientemente a ningún tratamiento odontológico y no
tenía antecedentes de sensibilidad térmica. En la radiografía no
se detectó ninguna caries, patología periapical o enfermedad
periodontal (fig. 6-3). Unos 10 años antes le habían colocado
coronas completas de porcelana en los dientes posteriores infe
riores derechos. Las pruebas de sensibilidad pulpar se limitaron
al frío y al calor, debido a que no se disponía del acceso a la
estructura dental necesario para usar el pulpómetro eléctrico. Se
examinaron numerosas superficies dentales, y se estudió cada
diente un mínimo de tres veces, sin obtener ninguna respuesta
al frío o al calor que pudiera indicar un problema pulpar. Al
analizar la oclusión con papel de articular, se detectaron facetas
de mucho desgaste en casi todas las piezas posteriores, incluido
el primer molar, aunque este diente solo manifestaba un ligero
dolor a la percusión. Se efectuó un ajuste oclusal en esa pieza
y el paciente confirmó que había experimentado una mejoría
inmediata.
Análisis: este caso se diferencia del anterior por el hecho de
que no se puede confirmar ni descartar la existencia de una pato
logía pulpar. No sería correcto proceder al tratamiento de conduc
tos radiculares, ya que no se había confirmado ninguna patología.
En este caso, el ajuste oclusal representa tanto un procedimiento
diagnóstico como un posible tratamiento definitivo.
Análisis: toda exploración debe comenzar siempre con una
anamnesis exacta y detallada de los síntomas. En ocasiones, los
pacientes pueden no recordar todos los detalles pertinentes o el
odontólogo puede seguir una línea de investigación que no le
permita descubrir en un primer momento algunas pistas impor
tantes. Conviene tratar el caso como si tuviera un problema
potencial y realizar las pruebas habituales para confirmar o des
cartar un posible diagnóstico pulpar que necesite tratamiento. En
este caso, una vez realizadas las pruebas quedó claro que los tres
dientes tenían pulpas normales y que el dolor procedía de otra
fuente. Dado que el único síntoma era el dolor a la presión oclusal,
lo lógico era evaluar la oclusión, que resultó ser la causante del
problema. El único tratamiento necesario fue una sencilla correc
ción del contacto prematuro.
Figura 6-1 Primer molar inferior izquierdo con síntomas de dolor
a la percusión.
Por lo que se refiere al contacto prematuro observado en
el primer caso, puede que el único tratamiento que se necesite
sea un ajuste oclusal. Por otra parte, este permitirá mejorar el
problema pero no eliminarlo si el dolor a la percusión es de
origen pulpar (pulpitis degenerativa o irreversible). Con el
tiempo, aparecerán signos o síntomas más definitivos de patología pulpar, y podrán observarse cambios radiológicos en el
extremo de la raíz (aumento de la anchura del espacio del
ligamento periodontal y pérdida de la lámina dura; v. capítulo 3).
Figura 6-2 Papel de articular Almore.
capítulo 6
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Solución de problemas en el diagnóstico del dolor no odontógeno 121
Figura 6-3 Dientes posteriores inferiores derechos que no responden a ninguna de las pruebas pulpares. Solo el primer molar es sensible
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
a la percusión.
Figura 6-4 A. Radiografía del primer molar inferior izquierdo obtenida inmediatamente después del tratamiento y proporcionada por el
odontólogo que había derivado al paciente. El problema consistía en un dolor ininterrumpido. B. El mismo diente 10 meses después. C. Dieciséis
meses después se extrajo la gutapercha del conducto distal. Los síntomas no mejoraron.
Si aumenta progresivamente la sensibilidad o el dolor a la percusión, la etiología será fundamentalmente de origen pulpar, ya
que se habrá suprimido el contacto oclusal. En las radiografías
pueden observarse también mayores cambios en el espacio del
ligamento periodontal apical, dependiendo de la posición que
ocupen la raíz o las raíces dentro del hueso.1,2 En estos casos,
puede que haya que considerar también la posibilidad de una
fractura radicular o dental (v. capítulos 4 y 5).
Al llegar a este punto, lo más aconsejable es esperar y observar. Hay que informar al paciente de los posibles resultados y
recomendarle que vuelva a la consulta si sus síntomas se agravan.
Es imposible predecir el momento en que puede evolucionar
un problema pulpar real y sus secuelas. Puede hacerlo en un
período de tiempo relativamente corto (con un aumento
gradual de los síntomas en cuestión de días) o puede no manifestarse durante meses.
Problema Clínico
Problema: la paciente era una mujer de 35 años que refería
dolor continuo de 17 meses de evolución, el cual se inició tras
someterse al tratamiento de conductos radiculares del primer
molar inferior izquierdo. El odontólogo que la derivaba había
proporcionado una radiografía postoperatoria del tratamiento
(fig. 6-4, A). También había aportado los siguientes datos:
Antecedentes del caso
Notas del odontólogo que derivaba a la paciente: se había completado
el tratamiento de conductos radiculares del primer molar inferior
izquierdo por «hinchazón local y sensación de calor» sobre la región
de los ápices. Tras el tratamiento, los síntomas habían persistido
hasta la fecha a pesar de administrar antibióticos, de una completa
revisión/repetición del tratamiento y de una tercera intervención
para extraer el material de obturación del conducto distal. Esta es
la situación actual del diente en el momento de la consulta.
Información sobre la paciente: tras el tratamiento inicial, los sín
tomas remitieron durante algún tiempo y después reaparecieron. El
dolor había sido continuo en la zona tratada inicialmente y era del
mismo tipo que el que la paciente experimentaba antes del trata
miento. En ningún momento había presentado síntomas específicos
en el diente (es decir, sensibilidad al calor, al frío o a la percusión).
Diez meses después del tratamiento había desarrollado una sensa
ción de hinchazón externa en el borde mandibular inferior, lo que la
había obligado a volver a la consulta del odontólogo.
Al volver a su odontólogo, 10 meses después del tratamiento,
se le realizó una radiografía (v. fig. 6-4, B).
• En ese momento se le prescribieron antibióticos.
• Más adelante, en ese mismo mes, el odontólogo decidió
repetir completamente el tratamiento del diente.
• En los 2 meses siguientes, aproximadamente, se le pres
cribieron antibióticos otras dos veces.
• Ni la revisión/repetición del tratamiento ni los ciclos de
antibioterapia tuvieron efectos duraderos.
• Seis meses después de que volviera a consulta, es decir,
16 meses después de que iniciara el tratamiento original,
la paciente regresó nuevamente con el mismo problema.
En ese momento, el odontólogo optó por extraer la obturación
de gutapercha del conducto distal, procedimiento que llevó a
cabo en una visita posterior, 2 semanas después (v. fig. 6-4, C).
Exploración clínica en la consulta de derivación: la paciente afir
maba que siempre había percibido la hinchazón en la parte exterior
del borde mandibular inferior (fig. 6-5). En ningún momento había
percibido hinchazón intraoral, lo que se pudo confirmar durante la
exploración clínica (fig. 6-6). No se apreció hinchazón ni dolor a la
palpación junto al primer molar ni en ninguna zona del vestíbulo.
Durante la exploración clínica tampoco se identificaron caries ni
líneas de fracturas, y los sondajes periodontales resultaron norma
les. Las demás piezas de este cuadrante respondieron con norma
lidad a las pruebas de sensibilidad pulpar.
Desde el punto de vista de la solución del problema, conviene
considerar algunas cuestiones importantes a la hora de establecer
un diagnóstico diferencial provisional: en primer lugar, ¿existe
una posible etiología dental/pulpar para el dolor en este
caso?
Análisis: al repasar los datos de la anamnesis no hay ningún
indicio que respalde un diagnóstico de patología pulpar al margen
de las alteraciones originales expuestas por el odontólogo. No se
disponía de un registro preoperatorio de pruebas de sensibilidad
en el primer molar, y la paciente refería que padecía unos síntomas
inespecíficos de una patología pulpar o periapical. Por otra parte,
la anamnesis no recoge ningún síntoma directamente relacionado
con un diente/pulpa, como una respuesta térmica anormal o dolor
a la percusión. Al revisar las radiografías correspondientes al
período de observación y tratamiento, se comprueba que el espacio
del ligamento periodontal es siempre normal alrededor de los
ápices del primer molar. Los datos clínicos parecían indicar una
localización remota de las molestias en relación con el arco alveolar.
No había signos de patología en la zona vestibular lateral al primer
molar, y tanto la respuesta a las pruebas de sensibilidad como las
profundidades de sondaje de todos los dientes contiguos resultaron
normales. Conclusión: el problema de la paciente no está relacio
nado con el diente ni con el tratamiento descrito.
En segundo lugar, ¿cuáles son los posibles diagnósticos para
el dolor oral y facial que pueden encajar con esta anamnesis?
Análisis: las posibilidades diagnósticas son neuralgia del trigé
mino, dolor facial atípico y trastorno temporomandibular.
• La extracción de la gutapercha no tuvo ninguna repercu
sión sobre este dolor.
• La paciente fue derivada a un especialista para su estudio.
Figura 6-5 La paciente siente dolor a lo largo del borde
mandibular inferior.
Figura 6-6 No se aprecian signos de sensibilidad ni hinchazón
alrededor de los dientes.
capítulo 6
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Solución de problemas en el diagnóstico del dolor no odontógeno 123
Neuralgia del trigémino
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
La neuralgia del trigémino afecta aproximadamente a 155 personas por cada millón de habitantes y es especialmente frecuente
a partir de los 50 años.12,17 Sus efectos devastadores son bien
conocidos desde hace más de 100 años, y se ha probado todo
tipo de cosas para intentar identificar su etiología y conseguir
un tratamiento satisfactorio.5 Es un trastorno unilateral y sigue
la distribución de las ramas mandibular o maxilar del nervio
trigémino, y en ocasiones de ambas. Esta neuralgia se observa
también en algunas personas con trastornos como la esclerosis
múltiple que alteran la vaina mielínica de los nervios.7,13
La neuralgia del trigémino se caracteriza por episodios breves
o accesos de dolor, que los pacientes describen como muy intensos y parecidos a descargas eléctricas.3 Su comienzo suele ser
aleatorio e impredecible, aunque en ocasiones los afectados describen una «zona gatillo», una parte de la cara o un punto de la
cavidad oral cuya estimulación física desencadena el dolor. Esto
puede suceder al lavarse la cara, al cepillarse los dientes, al sentir
una brisa fría o simplemente al contraer los músculos faciales.
La estimulación dental con frío o calor no desencadena los
ataques dolorosos. En la mayoría de los casos, este trastorno
puede diagnosticarse a partir de la anamnesis, ya que sus síntomas son muy característicos en comparación con el dolor de
origen pulpar o dental.
En la neuralgia del trigémino, los episodios de dolor no se
producen durante el sueño y suelen durar entre algunos segundos
y 1 min. No se observan signos físicos de patología, y el dolor no
responde a los analgésicos. En la mayoría los casos, la anamnesis
y las pruebas pulpares rutinarias permiten descartar un origen
dental. No hace falta insistir en la importancia de obtener una
anamnesis completa. A partir exclusivamente de esta, en muchas
ocasiones es posible descartar rápidamente este diagnóstico.
En el caso de la mujer de 35 años que describimos en el
cuadro «Problema clínico» precedente, el dolor no es espasmódico, sino que se prolonga durante bastante tiempo. La paciente
lo describe como sordo y continuo, y nunca ha experimentado
un episodio de dolor agudo e intenso. En la exploración física
se identifica una zona de sensibilidad externa, a lo largo del borde
mandibular, cuya palpación no desencadena el dolor. Conclusión: podemos descartar la neuralgia del trigémino como causa
del dolor de esta paciente.
Dolor facial atípico
El dolor facial atípico, también conocido como dolor facial idiopático persistente (DFIP), es un diagnóstico que empezó a utilizarse a mediados de los años veinte.8,10,11 Es fundamentalmente
un diagnóstico de exclusión. Si se han descartado todas las demás
posibilidades, tiene que tratarse de dolor facial atípico. Algunos
neurólogos consideran que este nombre proporciona a los
pacientes la falsa sensación de que tienen un diagnóstico, cuando
en realidad sería mejor denominarlo dolor facial no diagnosticado.
Es fácil deducir que este no es un buen punto de partida a
la hora de intentar diagnosticar un problema de dolor oral. La
International Headache Society define el dolor facial atípico
como aquel que se manifiesta a diario y persiste durante la mayor
parte del día. Al comenzar se circunscribe a una zona limitada
de la cara, es un dolor profundo y poco localizado, no se acompaña de pérdida de sensibilidad ni de síntomas neurales, y no
produce ninguna anomalía en las pruebas de laboratorio o en
los estudios de imagen.12 A menudo, las personas que lo padecen
también experimentan síntomas psiquiátricos de depresión y
ansiedad, lo que puede enmascarar aún más su etiología.
Aunque esta entidad representaría una solución muy conveniente para muchos dilemas diagnósticos, es un diagnóstico final
relativamente infrecuente. Si se sospecha, lo mejor es derivar al
paciente para su evaluación médica. En el caso de la mujer de
35 años que hemos considerado anteriormente, existían signos
clínicos de patología. Había una zona de dolor a la palpación y
sensación de hinchazón en una región invariable y claramente
diferenciada del maxilar inferior. Conclusión: en este caso se
puede descartar con total seguridad un diagnóstico de dolor
facial atípico o DFIP.
Trastorno temporomandibular
El trastorno temporomandibular (TTM) es una entidad muy
compleja que puede producir inflamación y dolor crónicos en
todos o algunos de los siguientes tejidos: en la articulación temporomandibular, y en dientes y músculos de la masticación,
junto con sus tendones y ligamentos. También puede favorecer
la degeneración de las superficies articulares.15 El TTM es un
problema que no solo afecta a los tejidos duros y blandos, sino
que también altera la personalidad del paciente y depende mucho
de factores sociales y ambientales. No es raro encontrar a personas mayores con antecedentes prolongados de bruxismo que solo
han empezado a manifestar síntomas recientemente. Uno de los
principales factores desencadenantes es el exceso de estrés. Debido
a la complejidad de este trastorno, en esta sección nos centraremos en la descripción de los diferentes tipos de signos y síntomas
que pueden confundirse con el dolor de origen dental/pulpar.
La mayoría de los pacientes con TTM describen síntomas
asociados a los músculos.12,15 Las causas más frecuentes de los
síntomas musculares son un uso excesivo de los músculos masticatorios como consecuencia de hábitos parafuncionales como
el bruxismo o el rechinar de dientes. De acuerdo con las observaciones de los autores, los síntomas son casi siempre unilaterales. Frecuentemente, los sujetos que sufren este dolor no son
conscientes de su tendencia a apretar o a hacer rechinar los
dientes, lo que parece confirmar la probabilidad de que la mayor
parte de esta actividad se desarrolle durante el sueño. Por este
motivo, durante el interrogatorio diagnóstico conviene preguntar al paciente si el dolor le despierta alguna vez o si siente dolor
al levantarse por la mañana. Otro síntoma relacionado es la
sensación de fatiga muscular. Es muy fácil palpar el músculo
masetero, se puede manifestar dolor en su origen o en su inserción, y raras veces en ambos puntos.
Al repasar los datos del caso de la mujer de 35 años que
presentamos en el cuadro «Problema clínico», la exploración
indicaba que la paciente experimentaba hinchazón y dolor sobre
la inserción del masetero. Cualquier persona que desarrolle un
trabajo físico o un ejercicio extenuante sabe perfectamente que
un músculo utilizado hasta el agotamiento se vuelve doloroso a
causa de la acumulación del ácido láctico, además de ponerse
124 capítulo 6
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Solución de problemas en el diagnóstico del dolor no odontógeno
duro, hinchado y caliente. Esto es perfectamente compatible con
los antecedentes de «hinchazón local y sensación de calor», y
explica por qué no se observan signos ni síntomas intraorales.
El bruxismo o el rechinar de dientes es un hábito que se caracteriza por períodos sintomáticos que duran varios días o semanas,
separados por otros de bienestar relativo. Al preguntarles por sus
antecedentes, muchos pacientes recuerdan que sus síntomas aparecen y desaparecen desde hace bastante tiempo. Evidentemente,
estos hallazgos son muy diferentes de los que se observan en una
patología pulpar, que se desarrolla con gran rapidez y se localiza en
un determinado diente. Incluso en aquellos casos de degeneración
pulpar que tardan más tiempo en desarrollarse, se observa una
progresión final a un trastorno más agudo y localizado.
Conclusión: es muy probable que la paciente que describimos
en el cuadro «Problema clínico» sufra un TTM crónico localizado en los músculos masticatorios izquierdos. En este caso
puede estar indicado o no el tratamiento de conductos radiculares del molar inferior, aunque en este momento habría que
completar lo que ya se había iniciado. El tratamiento definitivo
de sus síntomas ahora sería el del TTM.
Observaciones adicionales
en relación con el diagnóstico de los
trastornos temporomandibulares:
síntomas maxilares
Son más los pacientes con síntomas en el origen del músculo
masetero (apófisis cigomática) que en su inserción (borde
inferior externo del maxilar inferior). La razón habitual para
derivar a estos sujetos al endodoncista es la presunción de
una patología periapical en los ápices del primer molar superior. También en este caso las principales manifestaciones son
el dolor «sobre los ápices» y a la palpación, y frecuentemente
la «hinchazón». Durante la exploración clínica, aparte de la
ausencia de signos de enfermedad pulpar y su extensión al
hueso de soporte, no se observa dolor a la palpación sobre
los ápices en la superficie lateral del maxilar superior (fig. 6-7, A).
Conviene continuar palpando lateralmente bajo el cigoma,
ya que la zona de sensibilidad suele estar localizada en la parte
lateral de la cara anterior del cigoma (v. fig. 6-7, B [flecha]), la
Figura 6-7 A. Ausencia de dolor a la palpación sobre los ápices de los dientes. B. Existe una distancia anatómica de 1 cm, aproximadamente,
entre la superficie facial del hueso sobre los ápices y la prominencia del arco cigomático. C. Es frecuente observar dolor a la palpación sobre el
arco cigomático anterior. D. La localización intraoral del dolor a la palpación coincide con la inserción del músculo masetero en la parte anterior
del arco cigomático.
capítulo 6
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Solución de problemas en el diagnóstico del dolor no odontógeno 125
cual puede percibirse tanto dentro como fuera de la boca (v.
fig. 6-7, C y D).
Síntomas dentales del trastorno
temporomandibular
Signos dentales del trastorno
temporomandibular
Además de los problemas restauradores que conlleva, como el
desgaste y las fracturas cuspídeas, el TTM suele causar fracturas coronales profundas que afectan a la pulpa. Las fracturas
coronales pueden provocar pulpitis aguda o necrosis pulpar
(fig. 6-10). En ocasiones, pueden prolongarse muy por debajo
de la cavidad pulpar y causar pérdida ósea periodontal
(fig. 6-11). Después de examinar los tejidos blandos orales,
hay que evaluar siempre todos los posibles aspectos de los
dientes, y no centrarse solo en la presencia o ausencia de
caries. La anamnesis, las pruebas pulpares y las radiografías
permitirán confirmar o descartar una patología endodóncica.
Es más que probable que un paciente con una patología
pulpar secundaria a una fractura coronal por TTM manifieste
síntomas de ambos problemas.
El síntoma dental habitual del TTM es el dolor a la presión
oclusal, que puede manifestarse en forma de sensibilidad exclusiva a la presión vertical, a la lateral o a ambas. Pueden verse
afectados uno o más dientes del sextante posterior. Las molestias a causa de la presión vertical suelen aparecer solo con un
contacto intenso o prematuro en oclusión céntrica. La sensibilidad lateral aparece generalmente con un contacto intenso o
prematuro en excursión lateral, sobre todo en los planos inclinados del lado de equilibrio. Es muy fácil comprobar estos
matices. Existen dispositivos como el Tooth Slooth para valorar
la sensibilidad oclusal (fig. 6-12, A). También se puede utilizar
para estas pruebas un aplicador de algodón (v. fig. 6-12, B) o
un tope provisional (v. fig. 6-12, C). Los topes tienen la ventaja
de que permiten analizar por separado las fuerzas oclusales
verticales y laterales.
Los dientes constituyen una fuente muy útil de signos para el
diagnóstico del TTM, además de ser el blanco de sus efectos
destructivos. Algunos pacientes (generalmente los más jóvenes)
pueden no presentar indicios visuales de bruxismo o rechinar de
dientes (fig. 6-8). No obstante, en los sujetos típicos de más edad
suelen observarse signos como facetas de desgaste, líneas de
fractura coronales, numerosas cúspides fracturadas y depresiones
en las restauraciones de oro (fig. 6-9, A a D).
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Figura 6-8 En las personas jóvenes no suelen observarse signos
físicos de bruxismo.
Figura 6-9 A. Patrones y facetas de desgaste del bruxismo. B. Líneas de fractura coronales. C. Cúspides rotas. D. Depresiones en la
superficie oclusal de las restauraciones de oro.
126 capítulo 6
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Solución de problemas en el diagnóstico del dolor no odontógeno
Figura 6-10 Complicaciones endodóncicas asociadas a fracturas
coronales. Transiluminación para confirmar las fracturas profundas.
Figura 6-12 A. Prueba de presión oclusal con el Tooth Slooth.
B. Prueba con el mango de madera de un aplicador de algodón.
C. Prueba con un tope dental.
Figura 6-11 A. Absceso periodontal asociado a una fractura
coronal profunda. B. Fractura coronal que sobrepasa la inserción
periodontal y causa defectos infraóseos similares a las lesiones
de periodontitis avanzada. C. Transiluminación de la línea de fractura
del diente representado en A y B.
Normalmente conviene iniciar las pruebas por el lado normal,
a modo de demostración. Se pide al paciente que muerda el tope
como si fuera una nuez (fig. 6-13). En primer lugar, el material
es algo blando, lo que nos aporta información cualitativa acerca
del grado de dolor. Si, por ejemplo, el paciente no puede morder
este material, el problema de dolor es grave y posiblemente constituya una indicación de patología pulpar. Si se observan signos
visuales de fractura coronal, al morder el tope puede abrirse
ligeramente la línea de fractura. Esto provocará un dolor agudo
de origen pulpar si la pulpa está viva. También causará dolor
agudo en el ligamento periodontal. Normalmente, el paciente
no puede morder el material con mucha fuerza. Por el contrario,
la mayoría de las personas que experimentan dolor oclusal
debido a un TTM pueden morder lentamente este material. Un
diente asintomático no manifestará ningún dolor al morder con
fuerza el tope.
capítulo 6
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Solución de problemas en el diagnóstico del dolor no odontógeno 127
Figura 6-13 A. Evaluación del dolor a la presión oclusal, diente por diente. B. Prueba para comprobar si el paciente puede morder el material
solo en dirección vertical.
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Figura 6-14 A. Prueba para comprobar si el paciente puede desplazar el diente en sentido lateral sobre el material en excursión izquierda.
B. Desplazamiento en excursión lateral derecha.
Figura 6-15 A. El papel de articular revela la existencia de una faceta de mucho desgaste en la cúspide distovestibular. B. Después de
la reducción de los contactos más intensos exclusivamente.
En segundo lugar, se puede valorar la dirección de la fuerza
de mordida. Si el paciente puede morder directamente el material pero no tolera su desplazamiento lateral mientras lo muerde,
es probable que el diente necesite un ajuste de las cúspides del
lado de equilibrio (fig. 6-14).
Una vez identificados los dientes dolorosos y determinada la
dirección del dolor, se puede utilizar papel de articular para
determinar el contacto que necesita algún ajuste (fig. 6-15). Para
rebajar los contactos oclusales se necesitará una selección de
puntas de diamante y fresas de acabado (fig. 6-16).
128 capítulo 6
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Solución de problemas en el diagnóstico del dolor no odontógeno
Figura 6-16 Selección de puntas de piedra abrasiva, puntas de
diamante y fresas de acabado para el ajuste oclusal. Conviene también
pulir las zonas que se esmerilen.
Tratamiento de los contactos
oclusales excesivos
y prematuros
misma con el papel de articular, pida al paciente que cierre
los dientes solo en sentido vertical. Una vez identificados los
contactos, hay que usar una fresa de acabado o una punta de
diamante (para porcelana) para reducir los contactos céntricos más intensos. Además, hay que disminuir los muy extensos producidos en zonas más pequeñas. No se trata de
eliminar completamente todos los contactos. Tras esta reducción inicial se efectúa otra comprobación con el papel de
articular. Si es necesario, se repite este procedimiento hasta
obtener unos contactos relativamente uniformes en todas las
piezas (fig. 6-17). A continuación, se repite el procedimiento
pidiendo al paciente que apriete los dientes en excursión
lateral. Hay que eliminar los contactos del lado de equilibrio
y reducir los contactos más intensos sobre las cúspides funcionales (fig. 6-18).
Generalmente, esta estrategia de ajuste oclusal permite aliviar
el dolor por presión oclusal, aunque algunos pacientes necesitan
medidas adicionales para conseguir algún alivio.16 El protector
nocturno o férula de descarga oclusal es relativamente barato y
fácil de fabricar (fig. 6-19).
El método general para tratar el dolor inducido por la oclusión consiste en reducir los contactos oclusales. Conviene
comenzar solo en oclusión céntrica. Después de marcar la
Figura 6-17 A. Fotografía previa al tratamiento en la que se observan unas facetas de gran desgaste en el primer y el segundo molares
inferiores izquierdos. B. Contactos oclusales, marcados primero en oclusión céntrica. Pida al paciente que no apriete los dientes de un lado a otro.
C. Contactos céntricos reducidos; se han reducido las zonas extensas de contacto a unas zonas más pequeñas. Obsérvese el intenso contacto
en el reborde marginal distal del segundo premolar. Hay que reducir dicho contacto de una marca circular o en «rosquilla» hasta conseguir uno
similar al obtenido en los molares.
capítulo 6
|
Solución de problemas en el diagnóstico del dolor no odontógeno 129
Figura 6-18 A. Fotografía preoperatoria de un segundo molar superior izquierdo sensible a la percusión. B. Marcas de contactos oclusales
intensos obtenidas con el papel de articular. Obsérvese el intenso contacto en las cúspides del lado de equilibrio (vestibulares). C. Fotografía
obtenida después del tratamiento que muestra que se han suprimido los contactos del lado de equilibrio y reducido la extensión de los céntricos a
áreas pequeñas.
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Figura 6-19 A. Protector nocturno rígido. B. Protector nocturno colocado. Si el paciente usa ya uno y sigue manifestando síntomas,
conviene examinar el protector con papel de articular y ajustar la oclusión.
Otras estrategias eficaces
para aliviar el dolor
• Explique al paciente la relación que existe entre el estrés y
el TTM. Esta información puede ayudar a reducir los
síntomas y el estrés causado por los mismos. El paciente
puede ser capaz de reducir el estrés o, cuando menos,
vislumbrar el final de sus problemas.
• La aplicación de compresas húmedas y calientes sobre el
masetero puede estimular la circulación y aliviar el dolor;
además, se pueden usar antiinflamatorios no esteroideos
(800 mg de ibuprofeno cada 6 h) durante algún tiempo.
Muchos pacientes experimentan un alivio inmediato.
• Además, se pueden prescribir relajantes musculares durante
algún tiempo para aliviar la tensión, especialmente por la noche.
Sinusitis maxilar
Cuando un paciente manifiesta síntomas fundamentalmente en
el maxilar superior, debemos incluir la sinusitis maxilar en el
diagnóstico diferencial inicial. Aunque en el 10-12% de los casos
130 capítulo 6
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Solución de problemas en el diagnóstico del dolor no odontógeno
Figura 6-20 La radiografía periapical muestra una cavidad
sinusal borrosa, probablemente por una sinusitis maxilar. Conviene
derivar al paciente a su médico.
la sinusitis maxilar se debe a una etiología odontógena,4,12,14 las
infecciones sinusales pueden provocar también una odontalgia
generalizada que a menudo se confunde con una pulpitis. La
sinusitis puede deberse a una infección bacteriana o a un alérgeno. En una infección aguda del seno maxilar suele observarse
un dolor agudo en los dientes cercanos o en contacto con el
suelo sinusal. Es habitual observar sensibilidad a la percusión en
todos los dientes de un determinado cuadrante. También en este
caso las pruebas pulpares permiten en la mayoría de los casos
descartar una etiología dental. Puede detectarse un aumento de
la sensibilidad térmica, pero los dientes responden dentro de los
límites normales. En las radiografías, el seno maxilar produce
una imagen turbia o totalmente radiopaca (fig. 6-20).
Los casos de sinusitis alérgica son más difíciles de diagnosticar,
aunque suele ser fácil descartar una etiología dental mediante las
pruebas habituales. Debido a la inflamación alérgica de la membrana sinusal, la mucosa es más gruesa en las radiografías, aunque
este hallazgo no confirma la etiología del dolor, ya que la mayoría
de las cavidades sinusales con membranas gruesas son asintomáticas. Los pacientes experimentan un dolor sordo y continuo en
la zona posterior, y los dientes no suelen ser sensibles a la percusión. El dato más convincente a la hora de diagnosticar una
sinusitis alérgica es su aparición en primavera, momento en el
que también aumentan otros trastornos alérgicos.
Otras causas de dolor
en la cavidad oral y la cabeza
Es bien sabido que la siguiente lista de procesos patológicos
algógenos puede causar también dolor facial.12 Por lo general,
estos trastornos no cursan con dolor oral o específicamente
pulpar, sobre todo como síntoma primario o inicial. De hecho,
en la mayoría de estas lesiones, los síntomas dentales son poco
frecuentes. En cualquier caso, si existe alguna duda, las pruebas
dentales rutinarias deben descartar una etiología dental.
• Cefalea en racimos: el dolor es intenso y unilateral, se
localiza alrededor de los ojos (fotofobia), cursa en grupos y
es debilitante.
• Dolor cardiógeno: afecta al lado izquierdo del maxilar
inferior, como extensión de la zona habitual de la angina de
pecho. Se debe a la isquemia de las arterias coronarias.
• Sialolitiasis: bloqueo de un conducto salival. Generalmente,
el síntoma primario consiste en hinchazón glandular.
• Neoplasias: el dolor dependerá de la localización y de los
tejidos afectados, aunque, debido a la presencia de otros
signos y síntomas, confundirlo con una patología
endodóncica es muy improbable pero no imposible.9
• Otitis media: el dolor y los signos de patología se localizan
en el oído afectado. Su diagnóstico no plantea ningún
problema.
• Dolor postherpético: es un problema importante de dolor
facial que aparece aproximadamente en el 20% de las
infecciones por herpes zóster. Los pacientes con este
problema habrán sufrido ya mucho durante su enfermedad.
La patología pulpar es la causa más frecuente de dolor oral y
facial. Existen algunos procesos patológicos no pulpares que
pueden causar también síntomas de dolor orofacial; el TTM es
el más habitual de ellos. De hecho, según la experiencia de los
autores, representa la principal causa no endodóncica para la
derivación a un especialista. Aquí hemos descrito los procedimientos de diagnóstico y las estrategias de tratamiento.
Si un paciente presenta un problema doloroso que no encaja
en ninguna de estas categorías diagnósticas, se puede establecer
un diagnóstico provisional, aunque conviene dejar que el definitivo lo determinen los especialistas en medicina o cirugía
maxilofacial oral. La principal función del odontólogo consiste
en descartar una posible etiología dental, establecer un diagnóstico provisional (si es posible) y derivar al paciente para su
estudio.
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experimental lesions in bone: I 1961, J Endod 29:702-706, 2003.
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capítulo 6
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Lecturas Recomendadas
Gibbs JL, Hargreaves KM: Mechanisms of odontogenic and nonodontogenic pain. In Ingle JI, Bakland LK, Baumgartner JC, (eds):
Ingle’s endodontics, 6, Hamilton, Ontario, 2008, BC Decker Inc.
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Parte 2 Técnicas de tratamiento para la solución de problemas en los procedimientos
132 capítulo 7
Dificultades para lano
solución
de problemas en el tratamiento de la hipersensibilidad dentinaria y de la pulpa vital
endodóncicos
quirúrgicos
|
Capítulo 7
Dificultades para la solución
de problemas en el tratamiento
de la hipersensibilidad dentinaria
y de la pulpa vital
Lista de solución de problemas
En este capítulo se abordan los siguientes aspectos y dificultades
de solución de problemas relacionados con la hipersensibilidad
dentinaria y el tratamiento de la pulpa vital:
Hipersensibilidad dentinaria: consideraciones acerca
del paciente, etiología y aspectos terapéuticos desde
un punto de vista endodóncico
Directrices para la consideración del tratamiento de la
pulpa vital
¿Son viables en la odontología contemporánea las
técnicas para el tratamiento de la pulpa vital?
¿Cuándo es preferible el tratamiento de la pulpa vital
al de conductos radiculares?
¿Cuándo es preferible el tratamiento de conductos
radiculares al de la pulpa vital?
Materiales para el tratamiento de la pulpa vital
Modalidades terapéuticas para mantener la vitalidad pulpar
Excavación escalonada y recubrimiento pulpar indirecto
Recubrimiento pulpar directo
Procedimientos de pulpotomía
Hipersensibilidad dentinaria:
consideraciones acerca del
paciente, etiología y aspectos
terapéuticos desde un punto
de vista endodóncico
Uno de los problemas más complicados en odontología consiste
en mantener una dentición funcional y asintomática durante
toda la vida del paciente. Con el paso del tiempo, y debido al
132
Para poder mantener con vida la pulpa sana
expuesta, es necesario que la misma esté intacta y que sea
capaz de reaccionar al tratamiento. Los daños sufridos por
el esmalte, ya sean de naturaleza química, mecánica o
bacteriana, y, sobre todo, por la dentina dental pueden
afectar a la pulpa y a los odontoblastos contiguos. Aparte
de la profilaxis contra la caries y del tratamiento precoz de
los defectos cariosos de la dentición humana, el
tratamiento odontológico (siempre que se lleve a cabo con
los conocimientos necesarios de la fisiología elemental del
tejido dental) puede ayudarnos en muchos casos a
mantener viva la pulpa vital del diente, la cual cumple una
función muy importante como órgano para la nutrición y
el registro de estímulos.38
W. Hess, 1950
desgaste, al funcionamiento y al mantenimiento normales,
algunos dientes causan un problema de «sensibilidad» al paciente,
hasta el punto de que este percibe una sensación punzante, un
hormigueo, en ocasiones una sensación dolorosa o a veces solo
una sensación diferente durante su actividad cotidiana. Los
dientes pueden doler o no, dependiendo de la percepción del
paciente, de su umbral para el dolor, y de determinados factores
físicos y psicológicos.52 Pueden llamar la atención del paciente
cuando ingiere determinados alimentos o líquidos, cuando
mastica, cuando se cepilla los dientes o incluso cuando inhala
aire frío. Para él esto significa un cambio en su calidad de vida,
definida, en este caso, como una cavidad oral sin dolor.
En algunos casos, el paciente puede identificar el diente problemático y señalar directamente la parte sensible del mismo; en
otros casos, el problema no resulta tan evidente y es bastante
impreciso aunque muy real. A diario, estos sujetos son derivados
para una someterse a una evaluación endodóncica o para realizar
un tratamiento de conductos radiculares. Este no está indicado en
© 2012. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
capítulo 7
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Dificultades para la solución de problemas en el tratamiento de la hipersensibilidad dentinaria y de la pulpa vital 133
la mayoría de los casos, pero el paciente piensa que su dentista no
sabe qué hacer para eliminar el dolor que viene percibiendo desde
hace algún tiempo. Evidentemente, el tratamiento de conductos
radiculares permitirá resolver el problema. Es la solución más
rápida y, por desgracia, la que se adopta frecuentemente en la
práctica privada. Sin embargo, lo que de verdad importa es saber
si este tipo de tratamiento está verdaderamente indicado y si representa la mejor solución para el paciente. Desde una perspectiva
general, este necesita un diagnóstico y un plan terapéutico para
poder mantener la vitalidad de la pulpa de uno o varios dientes y,
si es posible, recuperar una función dental asintomática.20 Hay que
olvidar o simplemente dejar de lado este enfoque del problema
cuando la pieza se expone a un ataque aún más grave en forma de
tratamiento coronal o radicular. Esto representa la antítesis a la
solución del problema, y convierte la planificación terapéutica y el
propio tratamiento dental en poco más que un acuerdo comercial
por el que se presta un determinado servicio a cambio de unos
honorarios. Esta «asistencia» se basa en modelos mercantiles que
establecen la necesidad de ofrecer unos servicios de gama alta que
resulten rentables, en lugar de tratar los problemas del paciente con
un enfoque preventivo que permita mantener la integridad y la
capacidad funcional del diente siempre que sea posible. En las
consultas de odontología que funcionan como centros lucrativos,
un enfoque investigador, compasivo y afectuoso puede no ser una
prioridad que garantice una base de solvencia fiscal.
La hipersensibilidad dental, o más frecuentemente conocida
como hipersensibilidad dentinaria, se define como un dolor de corta
duración que se produce en la dentina expuesta como respuesta a
un estímulo. Generalmente, los cambios de temperatura, la evaporación y los estímulos táctiles, osmóticos o químicos producen
respuestas que no pueden atribuirse a ningún otro tipo de defecto
o patología dental3,26 (a excepción de la caries incipiente, no diagnosticada o sin identificar). En la mayoría de los casos, esta sensación
desaparece rápida y totalmente al cesar el estímulo. Aunque se han
propuesto numerosas teorías para intentar explicar este problema
(v. «Lecturas recomendadas» al final de este capítulo), lo más probable es que se produzca un cambio en el flujo de líquidos por los
túbulos dentinarios que excita las terminaciones nerviosas en la zona
de la unión pulpa-dentina (teoría hidrodinámica clásica).3,19,29,62 En
el grado de sensibilidad también influyen directamente el tamaño
y la permeabilidad de los túbulos dentinarios.41 En estas condiciones, para poder tratar adecuadamente al paciente es fundamental:
1) saber qué es lo que causa la hipersensibilidad dentinaria; 2) llevar
a cabo una evaluación e identificación clínica exhaustivas de los
posibles factores etiológicos, y 3) establecer un diagnóstico y un plan
de tratamiento razonable.13 Las principales causas de este mal son:
1. Una pequeña grieta en el diente que deja al descubierto
los túbulos dentinarios.12
2. Una zona de exposición de los túbulos dentinarios en la
línea cervical o ligeramente por debajo de la cresta
gingival libre. Esto puede deberse al desgaste; a la
recesión gingival1,2,9 con exposición tubular en la zona
de una unión cemento-esmalte anómala o mal sellada*
o a la agenesia del cemento;48 o a una contracción
del tejido como consecuencia de la cirugía
periodontal.41
*Referencias 16, 21, 31, 36, 57, 75 y 76.
3. Un margen mal sellado alrededor de una restauración o
una restauración agrietada que deja al descubierto los
túbulos dentinarios.12
4. Una zona oclusal en la que las pendientes internas del
esmalte no se unen en el surco central de los dientes
posteriores, dejando al descubierto la dentina por
debajo del surco; o la existencia de túbulos dentinarios
gigantes36,75,76 en una cima cuspídea que no está cubierta
por esmalte o en la que este se ha desgastado.
5. Una pequeña zona de caries inicial o recurrente que no
puede identificarse fácilmente.
6. Abfracciones, desgastes, abrasiones y erosiones
identificables.9,10,64
7. Blanqueo de dientes vitales.35,37,39,55,70
Las dos etiologías más frecuentes son la recesión gingival y el
desgaste,9 aunque esto no debe confundir al odontólogo. Está
justificada una evaluación exhaustiva del problema del paciente,
ya que diferentes poblaciones de sujetos pueden presentar un
margen de factores etiológicos mucho más amplio. Por ejemplo,
aunque la recesión o el desgaste dental pueden representar
etiologías per se, pueden deberse a su vez a dietas que contienen
muchos ácidos o a un cepillado dental irregular o excesivo.2 Por
otra parte, la moda exagerada del blanqueo dental ha contribuido considerablemente al aumento de la hipersensibilidad
dentinaria.9
En el caso de la primera etiología, una simple evaluación
mediante la fibra óptica (transiluminación),47,72 las pruebas de
mordida y la amplificación de la imagen23 nos permitirán determinar el alcance del problema y su posible solución (v. capítu
los 1, 3 y 4). En el segundo caso, están indicados algunos tratamien
tos de desensibilización muy sencillos.7,45,46,59 En cuanto a los
factores etiológicos 3 a 6, son aconsejables algunas medidas restauradoras muy simples y posiblemente algunos cambios en la
higiene oral en el domicilio. En el caso del blanqueo dental, la
desensibilización parece ser el tratamiento de elección.20,37,39 Si no
disponemos de unos datos que confirmen nuestra impresión ni
de un diagnóstico que nos indique la conveniencia del tratamiento de conductos radiculares, no debemos someter al paciente
a procedimientos innecesarios.20 El láser es un tratamiento definitivo que puede proporcionar al sujeto una desensibilización
rápida y duradera. Hasta la fecha se han conseguido unos resultados muy limitados, pero parece razonable y viable usar esta
técnica para bloquear de forma predecible la permeabilidad de
los túbulos dentinarios67 (v. «Lecturas recomendadas»).
Aparentemente, las técnicas de desensibilización y los procedimientos mínimamente invasivos para eliminar la hipersensibilidad representan los tratamientos de elección para el
principal problema del paciente en estas circunstancias. Este
enfoque se puede compaginar con las fases iniciales del tratamiento de la pulpa vital. Muchos odontólogos pueden considerar que este enfoque terapéutico no entra dentro del ámbito de
la endodoncia, debido a que, con excesiva frecuencia, endodoncia
y el uso cotidiano del término se equiparan erróneamente para
referirse exclusivamente al tratamiento de conductos radiculares. Las diferentes formas de tratamiento de la pulpa vital entran
dentro del ámbito de la endodoncia y deben considerarse
siempre en primer lugar antes de iniciar un procedimiento
radicular.33
134 capítulo 7
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Dificultades para la solución de problemas en el tratamiento de la hipersensibilidad dentinaria y de la pulpa vital
Directrices para
la consideración del
tratamiento de la pulpa vital
Uno de los objetivos razonables de la investigación endodóncica
consiste en buscar métodos de diagnóstico y tratamiento que nos
permitan determinar con mayor exactitud el estado de la pulpa
dental y mantener su vitalidad en cualquier circunstancia, especialmente cuando la pulpa vital queda al descubierto. Mantener la
vitalidad pulpar tiene algunas ventajas. Las actuales técnicas de recubrimiento de la pulpa vital o de pulpotomía son mucho menos
complicadas y llevan menos tiempo que los tratamientos de conductos radiculares. Desde el punto de vista de la sanidad pública, la
reducción del número de dientes que necesitan tratamiento de conductos radiculares disminuiría los costes de la asistencia odontológica
y mejoraría la retención dental.42,49 En términos generales, actualmente el tratamiento de conductos radiculares no representa una
opción viable para los sectores con menos ingresos económicos.
¿Son viables en la odontología
contemporánea las técnicas
para el tratamiento de la pulpa vital?
Sí, el recubrimiento pulpar puede influir muy favorablemente a la hora
de intentar salvar la pulpa y el diente. Estudios recientes nos han
permitido conocer mejor la respuesta pulpar a diferentes factores irritantes (v. «Lecturas recomendadas»). En las fases iniciales, una intervención cuidadosa para eliminar las posibles causas de patología pulpar
y evitar mayores daños en la pulpa suele proporcionar un resultado
positivo.54 Las investigaciones realizadas han confirmado la capacidad
inherente de la pulpa dental para recuperarse, aunque en este momento
—con los métodos tan imprecisos que tenemos en la actualidad para
evaluar la pulpa, las variaciones en las técnicas quirúrgicas y la gran
variedad de materiales para el tratamiento pulpar— existen algunas
limitaciones para poder obtener una respuesta idónea.
Cuando se ve expuesta a algún factor irritante, la pulpa posee
una capacidad sorprendente para formar un tejido duro de reparación, algunas veces en forma de su tejido original, la dentina
tubular (fig. 7-1), y otras veces como una dentina nudosa, irregular o irritativa (fig. 7-2, A). Normalmente, las características
del tejido de reparación dependen de la naturaleza y de la intensidad de la noxa, así como de la respuesta del huésped. La pulpa
intenta, por así decirlo, mantenerse firme formando una línea
calciotraumática para bloquear el acceso de las toxinas bacterianas y de las propias bacterias (v. fig. 7-2, B).
Si es posible, el odontólogo debe esforzarse para evitar una
exposición pulpar, especialmente en condiciones óptimas,
cuando no hay signos o síntomas de patología pulpar. Una
opción terapéutica que puede impedir la exposición y permitir la remineralización de la dentina afectada o estimular la
esclerosis dentinaria y la formación de dentina reactiva consiste en usar una técnica escalonada para excavar la caries; es
lo que se conoce como recubrimiento pulpar indirecto.18,54,73
Desgraciadamente, no existe ninguna correlación entre los
síntomas y las repercusiones pulpares que puede suponer la
invasión de la caries. Antes del tratamiento, no es posible
determinar si las bacterias han invadido la pulpa. No obstante,
Figura 7-1 Dentina tubular normal que se muestra mineralizada,
desmineralizada y parcialmente mineralizada.
esta posee alguna capacidad de respuesta, incluso en presencia
de bacterias (fig. 7-3).
Cuando los signos o síntomas observados no tienen mayor
importancia y se produce una exposición, hay que valorar el aspecto
visual de la misma (fig. 7-4, A) y la magnitud de la hemorragia
(v. fig. 7-4, B). Las exposiciones pequeñas tienen mejor pronóstico
que las más extensas o múltiples. Es normal observar una hemorragia poco cuantiosa, que suele remitir tras un lavado con agua
esterilizada, suero salino o hipoclorito sódico.60,71 La clorhexidina
ha demostrado también su eficacia en estas situaciones.60 Hay que
procurar no introducir la sonda hasta la zona expuesta o irritar
mecánicamente la pulpa. Conviene mantener una cierta humedad
en la preparación, ya que la desecación irrita considerablemente la
pulpa vital.69 Si la hemorragia es abundante, las probabilidades de
mantener la vitalidad de la pulpa mediante su recubrimiento son
mucho menores. No se deben utilizar sustancias con un gran poder
hemostático, como el sulfato férrico o la adrenalina racémica; la
infusión de sustancias químicas potentes en el coágulo sanguíneo
que se forman puede tener efectos perjudiciales para la pulpa.69
¿Cuándo es preferible el tratamiento
de la pulpa vital al de conductos
radiculares?
Posiblemente, la principal indicación para el tratamiento vital sea la
exposición pulpar de dientes con una formación incompleta de sus
raíces. En tales casos, es muy importante preservar la vitalidad pulpar
cuando se produce cualquier tipo de exposición —ya sea traumática,
mecánica o cariosa— para permitir que se produzca una apicogenia
normal. La supresión de la pulpa impide que continúe el desarrollo
radicular, con lo que el conducto radicular queda con el ápice abierto,
y la propia raíz, con unas paredes dentinarias muy finas que no
pueden seguir aumentando de espesor, como consecuencia de la pérdida
capítulo 7
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Dificultades para la solución de problemas en el tratamiento de la hipersensibilidad dentinaria y de la pulpa vital 135
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Figura 7-2 A. Dentina nudosa en aposición a la dentina normal. B. Dentina nudosa, irregular e irritativa (izquierda) con indicios de la línea
calciotraumática. Obsérvese la dentina normal (derecha) y algunas bacterias que han penetrado en los túbulos.
Figura 7-3 Dentina reactiva irregular (izquierda), presencia de
la línea calciotraumática y bacterias en el interior de los túbulos.
Obsérvese que algunas de las bacterias han atravesado la línea
calciotraumática y alcanzado los túbulos formados en la dentina
irritativa.
de la pulpa radicular. El tratamiento de conductos radiculares de los
dientes con ápices abiertos e inmaduros resulta más complicado, lleva
más tiempo y proporciona unos resultados menos predecibles. Los
dientes con conductos de gran diámetro y raíces de paredes finas son
más propensos a sufrir fracturas de todo tipo.5,27,28,72
Afortunadamente, la pulpa de los dientes con raíces inmaduras
dispone de un aporte de sangre más abundante que la de aquellos con
las raíces totalmente formadas y los ápices cerrados. Debido a ello,
toleran mejor las lesiones y la exposición a los microorganismos. Las
técnicas de tratamiento vital tienen muchas más probabilidades de éxito
en las piezas con ápices abiertos e inmaduros que en las que sus raíces
son maduras. A la vista de estos datos, se debe considerar la opción del
tratamiento vital incluso cuando existen síntomas de pulpitis.
Cada vez disponemos de más pruebas que parecen demostrar
que el tratamiento de la pulpa vital resulta eficaz en las exposiciones cariosas de los dientes permanentes. El odontólogo debe
recordar siempre que una exposición cariosa no implica necesariamente que las bacterias hayan accedido a la pulpa dental.
A menudo, el frente de dentina desmineralizada que contiene subproductos bacterianos ha alcanzado la pulpa, pero no ha sucedido
lo mismo con las propias bacterias. En diversos estudios se ha
podido comprobar que, empleando las técnicas que describimos
a continuación, tanto el recubrimiento pulpar directo como la
pulpotomía coronal permiten mantener la vitalidad pulpar con
una gran predictibilidad.11,17,32,33 Aunque la mayoría de los participantes en esos estudios tenían entre 10 y 13 años, en uno de
los estudios intervinieron pacientes de hasta 45 años.17 Estos
resultados abren nuevas y apasionantes vías de investigación. Con
los materiales actuales y la posibilidad de que aparezcan otros, el
tratamiento pulpar vital puede representar una opción viable y
predecible en muchos casos en un futuro no muy lejano.24
¿Cuándo es preferible el tratamiento
de conductos radiculares
al de la pulpa vital?
En los dientes con caries extensas están indicadas las pruebas preoperatorias de sensibilidad pulpar, si bien algunas piezas pueden
responder positivamente a esas pruebas a pesar de la inflamación
intrapulpar localizada y la degeneración tisular. Entre las posibles
indicaciones para la pulpectomía se han propuesto el sangrado
136 capítulo 7
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Dificultades para la solución de problemas en el tratamiento de la hipersensibilidad dentinaria y de la pulpa vital
Solución De Un Problema
Problema: un niño de 9 años acudió al odontólogo con una
fractura en el incisivo central superior derecho. El diente manifestaba síntomas de pulpitis irreversible. Se observaba una reacción
dolorosa prolongada al frío, y el paciente había experimentado
episodios de dolor moderado y espontáneo que remitía con analgésicos sin receta. El padre explicaba que el niño se había fracturado el diente hacía 1 mes mientras jugaba en el patio del colegio.
No le había dolido mucho en un primer momento y, debido a las
vacaciones de Navidad, no habían acudido en busca de tratamiento.
Durante la exploración clínica se identificó una fractura horizontal
mesiocoronal completa con exposición de la pulpa coronal. La
radiografía periapical indicaba que el diente tenía un ápice inmaduro y abierto, y que el espacio del ligamento periodontal apical
era 2-3 mm más ancho en la zona coronal de lo que cabría esperar
para un desarrollo apical fisiológico normal (fig. 7-5, A).
Solución: aunque los síntomas y el aspecto radiológico de los
tejidos periapicales parecían indicar una pulpitis irreversible, los problemas potenciales derivados del tratamiento de conductos radiculares del ápice abierto hacían aconsejable alguna forma de tratamiento
vital. Se efectuó un recubrimiento pulpar directo (pulpotomía parcial,
también conocida como técnica de Cvek) con hidróxido cálcico;25 se
empleó una fresa de diamante estéril a gran velocidad, con abundante
irrigación acuosa, para resecar quirúrgicamente el tejido pulpar inflamado. Se considera que la resección es completa cuando el muñón
pulpar deja de sangrar abundantemente. Lo que se pretende es eliminar el tejido contaminado y en proceso de degeneración, y crear una
nueva herida quirúrgica que responda favorablemente a la aplicación
del hidróxido cálcico. Posteriormente, se puede cubrir y sellar el recubrimiento pulpar con una restauración de amalgama (v. fig. 7-5, B).
Tras la intervención, los síntomas remitieron gradualmente. Las
pruebas de sensibilidad que se llevaron a cabo en los meses posteriores indicaron una normalización gradual de las respuestas pulpares.
Un año después, una nueva evaluación radiográfica confirmó la conclusión fisiológica normal del desarrollo apical (v. fig. 7-5, C). Más
tarde, se completó el tratamiento de conductos radiculares como
preparación para una restauración retenida mediante un poste.
Análisis: este paciente fue tratado hace más de 30 años con los
materiales disponibles en aquel momento, que eran muy limitados. Afortunadamente, la oferta de materiales ha mejorado, al
igual que las probabilidades de curación pulpar. No obstante, las
condiciones preoperatorias no eran muy diferentes de las que
observamos muchas veces en la actualidad, por lo que este caso
en concreto ilustra la capacidad de reparación del tejido pulpar
de los dientes con un desarrollo radicular inmaduro. Si este tratamiento hubiera fracasado, habría estado indicada una apicoformación (técnicas para pulpas no vitales) (v. capítulo 13), la cual,
hace 30 años, habría consistido en varias aplicaciones de hidróxido cálcico a lo largo de un período de 18 a 24 meses.28
Figura 7-4 A. Exposición mecánica de una pulpa
presumiblemente normal, sin hemorragia ni exudados.
B. Exposición cariosa de una pulpa con exudados hemorrágicos.
Figura 7-5 A. Fractura traumática del incisivo central superior derecho de un niño de 9 años. El diente fue examinado aproximadamente 1 mes
después del accidente y se observaron síntomas de pulpitis irreversible. B. Radiografía postoperatoria de una pulpotomía de Cvek con hidróxido
cálcico. C. Radiografía obtenida 1 año después del tratamiento. La respuesta del diente a las pruebas pulpares fue normal, y el ápice estaba cerrado.
capítulo 7
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Dificultades para la solución de problemas en el tratamiento de la hipersensibilidad dentinaria y de la pulpa vital 137
En dientes con raíces maduras y lesiones cariosas que se extienden
directamente hasta la pulpa, produciendo exposiciones múltiples o
dejando totalmente al descubierto la cavidad pulpar, estarían indicadas la pulpectomía y el tratamiento de conductos radiculares
(fig. 7-7, A y B).
Materiales para el
tratamiento de la pulpa vital
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Figura 7-6 Exposición de una pulpa con un absceso intrapulpar
y exudado purulento.
Figura 7-7 A. Fotografía clínica de un primer molar inferior
derecho muy cariado. B. Radiografía del mismo diente. Está indicado
el tratamiento de conductos radiculares.
incontrolable por la zona expuesta51 el exudado purulento procedente
de la zona expuesta y la ausencia completa de hemorragia. El exudado
purulento (fig. 7-6) sería sugestivo de un absceso intrapulpar, en cuyo
caso no dispondremos de ningún indicio de que el recubrimiento pulpar
o la pulpotomía pueden producir un resultado positivo. Asimismo, si
la zona expuesta es de color amarillo pálido y no sangra ni desprende
pus, puede que la pulpa esté ya parcialmente necrosada.
Tradicionalmente, el material estándar utilizado para el recubrimiento pulpar directo e indirecto ha sido el hidróxido
cálcico.38 Se ha comprobado que este, en el caso del recubrimiento pulpar indirecto, induce la remineralización de la dentina
afectada (pero no infectada), con lo que al mismo tiempo mantiene la vitalidad pulpar.50 Tras la aplicación de este material
sobre una exposición pulpar directa, suele observarse una evolución postoperatoria relativamente asintomática, con la formación gradual de una cubierta de dentina de tipo y calidad
variables sobre la zona expuesta. Por desgracia, el uso del hidróxido cálcico implica un riesgo potencial de calcificación de todo
el sistema de conductos radiculares. Histológicamente, este es
un proceso muy irregular, que puede impedir la visualización de
algunas partes del espacio radicular en las radiografías. A pesar
de la ausencia de síntomas o de signos radiológicos de patología
apical, no debemos presuponer que el espacio radicular esté
totalmente calcificado hasta el ápice ni que el diente no necesitará nunca tratamiento de conductos radiculares (fig. 7-8, A).
A menudo, el tejido pulpar presente en ese espacio degenera y se
necrosa después de un período de tiempo muy variable. Pueden
aparecer signos y síntomas de inflamación apical o lesiones apicales varios años o decenios después del recubrimiento pulpar.
Algunos dientes que aparentemente tienen conductos calcificados pueden presentar en realidad espacios radiculares a los que
se puede acceder y tratar con éxito (v. fig. 7-8, B). En el capítu
lo 13 se describen las técnicas para tratar estos casos tan difíciles.
Por desgracia, el hidróxido cálcico usado para un recubrimiento
pulpar directo (fig. 7-9, A) o una pulpotomía (v. fig. 7-9, B)
puede estimular considerablemente la calcificación, hasta el
punto de que el diente solo es candidato a tratamientos no
quirúrgicos.
A mediados de los años noventa apareció el agregado de trióxido mineral (MTA).74 Fundamentalmente es un derivado del
cemento Portland (fig. 7-10). El preparado original era de color
gris y manchaba los dientes anteriores; por ese motivo, posteriormente se empezó a comercializar un preparado blanco. Este material ha soportado investigaciones histológicas muy rigurosas como
material de recubrimiento pulpar y pulpotomía. En un estudio
con terceros molares humanos se comparó la cobertura dentinaria
de exposiciones pulpares obtenida con el MTA y el hidróxido
cálcico. Los dientes fueron extraídos pasados 2 meses y sometidos
a estudios histológicos e histoquímicos. Se observó la formación
de una cubierta de dentina en el 100% de los casos tratados con
MTA, pero solo en el 60% de aquellos en los que empleó hidróxido cálcico.53 Además, suele observarse menos calcificación distrófica con el MTA que con el hidróxido cálcico. Asimismo, se ha
comprobado que las probabilidades de éxito son mucho mayores
con el MTA que con el formocresol, empleado tradicionalmente
para la pulpotomía en la dentición primaria,4,32 por lo que
138 capítulo 7
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Dificultades para la solución de problemas en el tratamiento de la hipersensibilidad dentinaria y de la pulpa vital
Figura 7-8 A. Segundo premolar inferior derecho con calcificación aparente del conducto radicular en la radiografía. No parece que este
diente pudiera desarrollar ninguna patología. B. Tratamiento de conductos radiculares completado tras el desarrollo de una periodontitis apical
aguda. El conducto era muy pequeño, pero estaba abierto hasta el ápice.
Figura 7-9 A. Calcificación distrófica muy marcada de un primer molar inferior izquierdo tras el recubrimiento pulpar con hidróxido cálcico.
B. Calcificación distrófica muy marcada de un primer molar inferior izquierdo tras la pulpotomía con hidróxido cálcico.
Figura 7-10 Agregado de trióxido mineral comercializado con la
marca ProRoot en su presentación original de color gris. (Por cortesía
de Dentsply.)
a ctualmente se recomienda el uso de aquel como material de
elección para las pulpotomías en dientes primarios.34,68
También se han llevado a cabo estudios clínicos sobre el uso
del MTA en pulpotomías de dientes permanentes.11,30,78,79 Los
resultados son tan favorables como los obtenidos en dientes
primarios y superiores a los alcanzados con el hidróxido cálcico.30
También se ha investigado el uso clínico del MTA como material
para el recubrimiento pulpar directo17,79 y se han logrado unos
resultados clínicos excelentes,17 así como unas respuestas normales a las pruebas de sensibilidad en la mayoría de los dientes.
La preferencia clínica por el MTA gris o por el blanco ha sido
motivo de controversia, aunque son muy limitados los datos que
demuestren una diferencia importante en los resultados obtenidos.4 Actualmente, en EE. UU. solo se puede conseguir MTA
blanco. En otros países han empezado a producir diferentes
versiones de material gris. Sin embargo, no es posible micronizar
el polvo o eliminar sus impurezas, y además es más difícil de
mezclar y aplicar. Se han redoblado los esfuerzos para buscar y
desarrollar un MTA más fácil de utilizar, con mejores propiedades
capítulo 7
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Dificultades para la solución de problemas en el tratamiento de la hipersensibilidad dentinaria y de la pulpa vital 139
Figura 7-11 A y B. Preparación del agregado de trióxido mineral (MTA) mediante la mezcla de polvo de MTA y agua. C. Se puede eliminar el
exceso de agua con un rollo de algodón.
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de mezcla, manipulación, aplicación, condensación y velocidad de
fraguado.
El polvo de MTA se mezcla con agua para obtener una pasta
espesa (fig. 7-11, A y B). El material tarda bastante en fraguar,
de manera que se puede transportar al diente preparado con
cualquier instrumento parecido a una cucharilla. Para los tratamientos de recubrimiento pulpar (p. ej., excavación abierta) se
emplea una mezcla con bastante agua que fluya sin problema
sobre la pulpa expuesta. Conviene controlar el sangrado irrigando
con agua esterilizada, suero salino o hipoclorito sódico. Si la
mezcla contiene demasiada agua, se puede eliminar el exceso
pasando un rollo de algodón sobre la superficie de mezcla (v. fig.
7-11, C) o metiendo bolitas de algodón seco en el diente. Para
preparaciones de menor tamaño (que se describen más adelante
para la técnica de pulpotomía parcial o pulpotomía de Cvek) es
mejor usar una mezcla más espesa.27 Existen instrumentos especiales para transportar y aplicar este material (v. capítulo 16)
Modalidades terapéuticas para
mantener la vitalidad pulpar
Excavación escalonada
y recubrimiento pulpar indirecto
Son muchas las pruebas experimentales que parecen confirmar
que el recubrimiento pulpar indirecto es un tratamiento viable y
satisfactorio para las lesiones cariosas profundas.18 Entre los criterios aplicables a la hora de elegir a los candidatos cabe destacar
unos síntomas preoperatorios mínimos, una lesión cariosa que
profundice hasta la pulpa en las radiografías, la ausencia de pato-
logía apical y una respuesta positiva a las pruebas pulpares. Para
esta técnica es necesario excavar concienzudamente la caries alrededor de la pulpa. De la zona central situada sobre la cavidad
pulpar se elimina solo la caries más blanda. Siempre que sea
posible, conviene evitar la exposición pulpar. A continuación, se
aplica hidróxido cálcico sobre la dentina cariosa y se coloca una
restauración provisional. La elección del material para esta dependerá del intervalo de tiempo previsto hasta la siguiente sesión,
que generalmente es de 6 a 12 meses. No obstante, lo más
importante a este respecto es que la restauración selle bien los
límites de la cavidad e impida la entrada de bacterias.14,42,71
En la siguiente sesión, si el paciente no manifiesta ningún
síntoma y el diente parece normal en las radiografías, se accede
nuevamente a la lesión cariosa, se elimina la caries hasta el
puente de dentina y se coloca una restauración permanente.18
Los datos más recientes sobre los porcentajes de éxito de los
recubrimientos pulpares y las pulpotomías con MTA32,33,78,79
parecen cuestionar las posibles ventajas del recubrimiento pulpar
indirecto en dos tiempos. De hecho, este tratamiento puede
tener algunos inconvenientes importantes. En primer lugar, el
paciente debe cumplir las instrucciones que recibe. En muchas
consultas no se puede garantizar que el sujeto regrese al cabo de
6 a 12 meses para someterse a una nueva excavación y restauración. En segundo lugar, el tratamiento en dos tiempos es más
caro, y requiere más tiempo de trabajo y de consultorio. En
tercer lugar, como ya hemos señalado anteriormente, es muy
importante sellar bien la restauración entre una sesión y la
siguiente para impedir la entrada de bacterias.14,42,71 Las pruebas
disponibles sobre el tratamiento vital con MTA de dientes tanto
primarios como permanentes parecen indicar que el tiempo o
los gastos adicionales pueden no compensar el tratamiento
pulpar indirecto.17,32,33,65,79
140 capítulo 7
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Dificultades para la solución de problemas en el tratamiento de la hipersensibilidad dentinaria y de la pulpa vital
Recubrimiento pulpar directo
Las técnicas para el recubrimiento de la pulpa vital están indicadas en dos tipos de exposiciones pulpares: en las cariosas y en
algunas mecánicas (yatrógenas). En cada uno de estos casos, hay
que considerar específicamente las condiciones de la pulpa y las
características físicas de la zona expuesta.
Exposición cariosa
Para conseguir unos resultados satisfactorios, es importante seleccionar adecuadamente a los candidatos. No es necesario insistir en
la importancia de mantener la vitalidad pulpar de los dientes con
ápices abiertos (fig. 7-12, A y B). En todos los estudios que se han
publicado se concede mucha importancia a los síntomas preoperatorios a la hora de escoger las piezas para el tratamiento vital. Si
es posible, estos dientes no deben manifestar ningún síntoma,
aunque se puede considerar la posibilidad de tratar aquellos que
presenten síntomas de pulpitis reversible, como aumento de la
sensibilidad térmica y dolor leve, espontáneo y episódico. Antes de
la intervención están indicadas las pruebas dentales de sensibilidad
rutinarias; algunas exposiciones cariosas pueden haber provocado
ya una necrosis pulpar parcial o completa. Los dientes con síntomas
de pulpitis irreversible o con una patología apical en curso no son
candidatos aptos para el tratamiento vital (v. capítulo 1).
A diferencia del recubrimiento pulpar indirecto, hay que excavar
concienzudamente la caries y colocar una restauración final para
crear un sellado «antibacterias».14,42,71 La mayoría de los odontólogos prefieren usar una fresa redonda y grande a baja velocidad para
eliminar la caries, aunque algunos recomiendan completar la excavación de la zona de exposición potencial con una fresa basta de
diamante a gran velocidad.78,79 En las exposiciones pequeñas suele
producirse algún sangrado. Se puede limpiar el campo operatorio
con agua hasta que cese la hemorragia (v. fig. 7-12, C). Si esta es
importante, es posible tratar la preparación cavitaria con hipoclorito sódico al 3% o clorhexidina al 2%, dejando actuar el producto
durante un máximo de 10 min para conseguir la hemostasia.
Hay que mantener el campo operatorio húmedo en todo
momento. A continuación, se aplica el MTA sobre el suelo de la
preparación cavitaria (v. fig. 7-12, D). Algunos odontólogos usan
un compómero fluido para cubrir el MTA, mientras que otros
Problema Clínico
Problema: una paciente de 13 años refería tener un agujero en un
diente. No presentaba ningún síntoma, pero la comida se le quedaba
atrapada en esa pieza. Previamente le habían restaurado la misma
y no entendía por qué se le metía la comida en ella (fig. 7-13).
Durante la exploración se comprobó que la restauración estaba rota
y la caries había penetrado por debajo de la obturación.
Solución: después de retirar la restauración vieja y de excavar la
caries, la pulpa quedó al descubierto al eliminar los últimos vestigios
de la dentina desmineralizada. Se cubrió la pulpa con MTA y se
colocó una restauración. Tres meses después, la paciente no manifestaba ningún síntoma, y el diente funcionaba adecuadamente y
respondía con normalidad a las pruebas de sensibilidad (v. fig. 7-13, B).
Como hemos señalado anteriormente, solo en un estudio han participado personas de edad avanzada con dientes con los ápices
cerrados para someterse a un recubrimiento pulpar, y en él se obtuvieron unos resultados similares con la aplicación directa de MTA.17
aplican una capa de cemento de ionómero de vidrio debido a que
este material es hidrófilo y compatible con la humedad presente en
el MTA y en la preparación cavitaria. Una vez que haya fraguado,
se pueden grabar con ácido la preparación cavitaria y la base de
cemento de ionómero de vidrio para poder colocar una restauración permanente de composite adherido (v. fig. 7-12, E y F).
Problema Clínico
Problema: una mujer de 23 años refería dolor en la lengua
debido a que se le metía en un agujero que tenía en el último
diente del cuadrante superior izquierdo. Al examinar la zona se
comprobó que presentaba una lesión cariosa muy extensa, y
aparentemente había perdido una restauración (fig. 7-14, A). La
paciente aseguraba que no le dolía el diente; sin embargo, las pruebas
de sensibilidad al frío indicaban la existencia de una pulpitis reversible (sensibilidad sin dolor prolongado). La paciente no tenía mucho
dinero, pero deseaba conservar el diente, si era posible.
Solución: se procedió a excavar cuidadosamente la caries con
una fresa y un excavador de cuchara afilado. Al retirar los
últimos vestigios de dentina desmineralizada, la pulpa empezó
a sangrar, pero la hemorragia pudo ser controlada a los pocos
minutos con clorhexidina. La pulpa fue cubierta con MTA, y el
diente, restaurado con composite (v. fig. 7-14, B). Se perdió el
rastro de esta paciente hasta que volvió a consulta al cabo de
3 años, inexplicablemente con una restauración de amalgama
fracturada en el mismo diente (v. fig. 7-14, C). Al mismo tiempo,
se obtuvieron unas respuestas normales en las pruebas de sensibilidad. Obsérvese el puente de dentina en la cavidad pulpar,
junto al MTA (flechas).
En algunos casos en los que se produce una exposición cariosa
muy extensa con muy pocos síntomas, el recubrimiento pulpar
puede proporcionar buenos resultados en adultos. El paciente
de la figura 7-15, A era un hombre de 30 años que solo refería
tener un «agujero» en su diente. Se procedió a restaurar esta pieza
tal como se ha descrito anteriormente mediante un recubrimiento pulpar directo de MTA, una base de ionómero de vidrio
y una restauración de amalgama. Cuatro años después no se
observaron signos adversos en la radiografía y el diente respondió
con normalidad a las pruebas de sensibilidad (v. fig. 7-15, B).
Problema Clínico
Problema: un hombre de 41 años acudió a consulta con una
lesión cariosa muy extensa en el segundo molar inferior izquierdo.
Había experimentado episodios ocasionales del dolor espontáneo
durante el último mes, que remitían con analgésicos suaves. La
radiografía periapical indicaba la existencia de una caries coronaria profunda, pero no había signos claros de patología pulpar o
periapical (fig. 7-16, A). Tras excavar concienzudamente la caries
del asta pulpar mesial, se dejó al descubierto una caries extensa
con una pulpa hemorrágica (v. fig. 7-16, B).
Solución: se consideró que el tratamiento y la retención de la
pulpa vital de este diente tenían pocas probabilidades de éxito,
y se optó por realizar un tratamiento de conductos radiculares
(v. fig. 7-16, C).
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Figura 7-12 A. Primer molar inferior derecho con una posible exposición cariosa en una niña de 8 años. El diente no manifestaba ningún
síntoma. B. Fotografía clínica de la misma pieza. C. Tras la excavación, se identifica una exposición minúscula del asta pulpar mesiolingual.
D. Aplicación del agregado de trióxido mineral (MTA). E. Restauración con composite completada. F. Fotografía postoperatoria del diente restaurado.
Obsérvense las diferentes capas de MTA, la base de ionómero de vidrio y la restauración final de composite. (Por cortesía del Dr. Sid Williams.)
Figura 7-13 A. Exposición cariosa en el primer molar inferior derecho de una paciente de 13 años. B. Radiografía de seguimiento, obtenida
3 meses después. La paciente no manifestaba ningún síntoma y el diente respondió con normalidad a las pruebas.
142 capítulo 7
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Dificultades para la solución de problemas en el tratamiento de la hipersensibilidad dentinaria y de la pulpa vital
Figura 7-14 A. Exposición cariosa en el segundo molar superior izquierdo de una paciente de 23 años. B. Radiografía obtenida después
del tratamiento en la que se puede ver el recubrimiento pulpar directo con agregado de trióxido mineral y la restauración final con composite.
C. Radiografía de seguimiento obtenida 3 años después. La paciente necesitó tratamiento para una amalgama fracturada en el mismo diente.
No se sabía por qué se había sustituido la restauración de composite. La paciente no manifestaba síntomas, y el diente respondió con normalidad
a todas las pruebas. Obsérvese el puente dentinario (flechas).
Figura 7-15 A. Exposición cariosa en un diente de un hombre de 30 años. Antes de la intervención, la pieza presentaba síntomas de
pulpitis reversible. B. Radiografía de seguimiento obtenida 4 años después. El paciente no manifestaba ningún síntoma y el diente respondió con
normalidad a todas las pruebas.
La reparación pulpar es menos predecible en los dientes
maduros; por tanto, en caso de exposición muy extensa o de
hemorragia excesiva conviene optar por una pulpectomía y un
tratamiento de conductos radiculares completo.
Exposición mecánica (yatrógena)
Las exposiciones mecánicas o yatrógenas son aquellas que se
producen de forma accidental en un diente sin caries (fig. 7-17).
El recubrimiento pulpar mediante las técnicas descritas en la
sección precedente está indicado en aquellas exposiciones mecánicas que se producen durante la preparación de una cavidad.
Por ejemplo, se puede exponer inadvertidamente el asta pulpar
de un diente joven a causa de su proximidad relativa a la superficie oclusal.
En la siguiente sección sobre técnicas de pulpotomía analizaremos las exposiciones mecánicas que se producen en la superficie
externa del diente preparado, como en una preparación
coronal.
capítulo 7
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Dificultades para la solución de problemas en el tratamiento de la hipersensibilidad dentinaria y de la pulpa vital 143
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Figura 7-16 A. Segundo molar inferior izquierdo con una extensa exposición cariosa en un hombre de 41 años. El diente manifestaba
síntomas leves. B. Después de excavar concienzudamente, se evidenció una extensa exposición cariosa con una pulpa hemorrágica.
C. Tratamiento de conductos radiculares completado.
Figura 7-17 Exposición mecánica de la pulpa dental sin indicios
de respuesta inflamatoria.
El pronóstico de las exposiciones mecánicas parece bastante
favorable en todos los casos, siempre que se efectúe un tratamiento minucioso en condiciones asépticas. Incluso en manos
de un neófito, las probabilidades de éxito del recubrimiento de
una exposición mecánica con hidróxido cálcico pueden superar
el 90%.6
Los recientes intentos para fomentar el uso de composites
adheridos directamente en las exposiciones pulpares mecánicas23
han proporcionado resultados contradictorios. Lo que se pretende con esta técnica es cerrar la zona para impedir la entrada
de bacterias y, de ese modo, limitar o impedir la necrosis de la
pulpa por causas bacterianas.44 Si queremos garantizar unas
condiciones óptimas para el mantenimiento de la salud pulpar,
las restauraciones dentales deben formar un sello impermeable
con la estructura dental circundante. Sin embargo, a menudo se
obtienen unos resultados inadecuados debido a la contracción
de la polimerización, a las fuerzas de contracción que se producen durante el fraguado y a diversos problemas técnicos que
surgen durante la intervención clínica. Por tanto, las técnicas
modernas de restauración con resinas y adhesivos resinosos
siguen dependiendo de la capacidad de la pulpa para hacer frente
a los factores perjudiciales a los que puede quedar expuesta
durante y tras la intervención.14,15 A este respecto, parece que la
aplicación directa sobre la pulpa dental y el espesor de la dentina
residual son los principales factores de los que depende la respuesta pulpar tras el tratamiento dental restaurador. Los porcentajes de necrosis pulpar son mayores en los dientes posteriores
con cavidades profundas y con exposición pulpar, en los que es
necesario, finalmente, iniciar un tratamiento de conductos radiculares.77 Aunque en algunos estudios se asegura que el recubrimiento pulpar con composites adheridos conlleva los índices
144 capítulo 7
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Dificultades para la solución de problemas en el tratamiento de la hipersensibilidad dentinaria y de la pulpa vital
Figura 7-18 A. Primer molar inferior izquierdo con una extensa caries oclusal recurrente en un niño de 9 años. B. Radiografía obtenida
inmediatamente después de la pulpotomía en la que se pueden ver el MTA en la cavidad pulpar y la restauración permanente. C. Radiografía de
seguimiento obtenida 24 meses después que muestra los periápices normales en el diente tratado. El diente responde con normalidad a las pruebas de
sensibilidad. Obsérvese el desarrollo de las dos raíces del segundo premolar durante el período de observación. (Por cortesía de la Dra. Silvina Díaz.)
más bajos de filtración bacteriana,25 inflamación pulpar y necrosis pulpar,14,15 en otros se ha observado que conviene evitar
algunos sistemas de adhesión, ya que no son compatibles con
esta técnica y producen más fallos que la aplicación de hidróxido
cálcico sobre exposiciones pulpares mecánicas.60,61,66,69 En relación con el uso de estos materiales, resultan especialmente preocupantes algunos informes que parecen indicar que en muchos
casos no se forma tejido duro; la curación se retrasa, lo que
favorece una inflamación crónica persistente; además, existe el
riesgo de que la adhesión resulte insuficiente al cabo de algún
tiempo, especialmente si no se forma un puente de dentina; y
no se han publicado estudios clínicos diseñados correctamente
y con un seguimiento adecuado a largo plazo.14
Procedimientos de pulpotomía
Exposición pulpar por caries
La pulpotomía consiste en la eliminación de la pulpa coronal para
mantener la vitalidad de lo que queda de tejido pulpar radicular.54 La pulpotomía con formocresol en los dientes deciduos ha
constituido una técnica estándar en odontología pediátrica
durante mucho tiempo. Estaba indicada especialmente cuando
existía una exposición cariosa y se quería retener el diente primario hasta su exfoliación. Sin embargo, se ha comprobado que
el formocresol es una sustancia cancerígena, por lo que se ha
dejado de usar.22,43 También se han investigado otras técnicas con
resultados favorables, como el uso de sulfato férrico63 y la electrocirugía.8 Además de los excelentes resultados obtenidos en
dientes permanentes, los datos sobre la eficacia de las pulpotomías con MTA en piezas primarias4,32,40,56 son también muy
positivos y alentadores (fig. 7-18).56 Es necesario seguir investigando en qué casos la pulpotomía es de elección frente al recubrimiento pulpar directo. De forma empírica, para tomar esta
decisión, algunos odontólogos se basan en la cuantía de la hemorragia pulpar a través de la exposición.
Exposición pulpar por fracturas traumáticas
Las fracturas que producen una exposición pulpar se circunscriben fundamentalmente a los dientes anteriores. Aunque los
posteriores sufren a veces fracturas traumáticas con exposición
pulpar, en la mayoría de los casos está indicado el tratamiento
de conductos radiculares si es posible salvar el diente. Las fracturas traumáticas en piezas posteriores con los ápices abiertos
son muy infrecuentes y, en caso de exposición pulpar traumática,
solo está indicado el tratamiento vital cuando no se ha completado el desarrollo radicular del diente, y las raíces tienen el
ápice abierto y unas paredes muy finas. En los dientes con las
raíces totalmente desarrolladas y los ápices cerrados, el tratamiento de conductos radiculares constituye una solución sencilla, predecible y a menudo necesaria para la posterior restauración
de las piezas.
Existen dos diferencias importantes entre las exposiciones
cariosas y las traumáticas. Normalmente, las pulpas de los dientes
con fracturas traumáticas no han quedado expuestas a las bacterias y los pacientes no suelen manifestar síntomas antes del traumatismo. Las probabilidades de supervivencia de la pulpa son
muy altas; incluso después de varios días, la capa superficial de la
pulpa solo está ligeramente inflamada en la zona expuesta.28 Sin
embargo, cuanto más dura la exposición, menores son las probabilidades de curación debido a la gran cantidad de bacterias que
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Dificultades para la solución de problemas en el tratamiento de la hipersensibilidad dentinaria y de la pulpa vital 145
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invaden la pulpa y al incremento de las reacciones inflamatorias
irreversibles.58
La segunda diferencia consiste en que las exposiciones cariosas generalmente se producen en la parte más profunda de una
excavación cariosa. La preparación cavitaria se localiza en una
zona muy adecuada para poder proteger y sellar la pulpa con el
material de recubrimiento. Por otra parte, las fracturas traumáticas dejan la pulpa al descubierto en la superficie del diente. Los
materiales de recubrimiento no se adhieren a la pieza y plantean
problemas tanto de retención del material como de prevención
de las filtraciones. Como en el caso del tratamiento de conductos radiculares, la entrada de bacterias en la corona puede hacer
fracasar el recubrimiento y favorecer la necrosis pulpar.
Además del tiempo de exposición, otros factores que conviene considerar en caso de una fractura traumática son la salud
de la pulpa antes del traumatismo, el diámetro de la exposición
pulpar (un diámetro de 1,5 mm es un valor de referencia crítico,
aunque empírico), la edad del diente, la ausencia de luxación
concomitante y el grado de desarrollo radicular.58 Para intentar
resolver muchos de estos problemas se ideó una técnica de
pulpotomía parcial (de Cvek)27 por la que se prepara una
cavidad en la dentina que rodea la zona expuesta. La cavidad
tiene una profundidad de unos 2 mm (fig. 7-19). Originalmente
se utilizaba hidróxido cálcico para cubrir la culpa, pero actualmente el MTA es el material de elección. La preparación cavi-
taria permite aplicar aproximadamente 1 mm de material de
recubrimiento y dejar un espacio adicional de 1 mm para sellar
la cavidad con un material de restauración adherido (fig. 7-20),
con precaución de no compactar demasiado el MTA en el
espacio radicular preparado. Aunque este material es bien tolerado, la presión puede dañar la pulpa (fig. 7-21). Después de
llevar a cabo esta intervención, suele observarse la formación de
un puente de dentina en la cavidad pulpar, junto al material de re
paración (fig. 7-22).
Como hemos explicado anteriormente, se comercializó un
preparado de MTA blanco para evitar el problema de la pigmentación de los dientes anteriores. La experiencia clínica con
el preparado blanco no ha sido siempre satisfactoria. Aunque
todavía no disponemos de datos estadísticos, en algunos casos
tratados con el material blanco sigue produciéndose pigmentación debido a un aparente oscurecimiento del material en la
parte coronal de la pieza (fig. 7-23). Se han propuesto numerosas hipótesis para explicar este fenómeno, como la presencia
inadvertida de productos hemáticos residuales y la interacción
con toxinas bacterianas residuales o con sustancias proteicas de
los túbulos dentinarios. Afortunadamente, la estructura dental
no se mancha en el proceso. El remedio habitual consiste en
eliminar el MTA en su totalidad, dado que normalmente se ha
formado ya el puente de dentina. A continuación, se restaura
la preparación cavitaria con un composite adherido adecuado.
Figura 7-19 A. Pequeña exposición pulpar como consecuencia de una fractura traumática. B. Preparación en la dentina circundante para
una pulpotomía parcial (de Cvek). La preparación de la cavidad permitirá aplicar el agregado de trióxido mineral (MTA), y colocar una restauración
protectora y segura. C. Reparación satisfactoria de una exposición pulpar con MTA. Obsérvese el puente de dentina. (C, por cortesía de la Dra.
Mercedes Domínguez.)
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Dificultades para la solución de problemas en el tratamiento de la hipersensibilidad dentinaria y de la pulpa vital
Figura 7-20 A. Dos dientes anteriores superiores con exposición de la pulpa vital por sendas fracturas traumáticas. Obsérvense los ápices
abiertos de ambos dientes. B. Pulpotomías parciales de Cvek completadas con agregado de trióxido mineral (MTA).
Figura 7-21 A. Fractura traumática de un incisivo central superior izquierdo con exposición de la pulpa. B. Pulpotomía de Cvek con agregado
de trióxido mineral, que posiblemente se compactó demasiado en el interior de la preparación.
capítulo 7
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Dificultades para la solución de problemas en el tratamiento de la hipersensibilidad dentinaria y de la pulpa vital 147
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Figura 7-22 A. Puente de dentina formado con las pulpotomía parciales con agregado de trióxido mineral (MTA) tras una exposición
traumática. PD, pulpa dental. B. Radiografía de dos incisivos centrales superiores con puentes de dentina (flechas).
Figura 7-23 A. Fractura traumática del incisivo central superior derecho con exposición de la pulpa. Se efectuó una pulpotomía parcial
con agregado de trióxido mineral (MTA) blanco. B. Radiografía de seguimiento obtenida 2 años después en la que se observa que el desarrollo
radicular es normal, sin signos de patología apical. El diente respondió con normalidad a todas las pruebas pulpares. C. Fotografía clínica obtenida
durante la revisión efectuada 2 años después en la que se aprecian signos de pigmentación mesiocoronal. D. Al volver a acceder a la cavidad
pulpar, se comprobó que el MTA blanco había cambiado de color, pero sin manchar la estructura dental contigua. Se había formado un puente
dentinario, por lo que se podía retirar el MTA sin problemas.
148 capítulo 7
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Dificultades para la solución de problemas en el tratamiento de la hipersensibilidad dentinaria y de la pulpa vital
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150 capítulo 8
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Solución de problemas en el aislamiento dental
Capítulo 8
Solución de problemas
en el aislamiento dental, la apertura
de accesos y la identificación
y localización de los orificios
Lista de solución de problemas
En este capítulo se abordan los siguientes aspectos y dificultades
de solución de problemas relacionados con el acceso a la
cavidad pulpar:
Factores cruciales para el aislamiento de los dientes en
unas condiciones correctas
Principales problemas o errores en las aberturas de
acceso endodóncico
Técnicas para la preparación segura y exacta de la cavidad
de acceso
Dificultades para la solución de problemas en las
aberturas de accesos
Calcificaciones en la cavidad pulpar
Uso de lentes de aumento durante la preparación del
acceso
Prevención y tratamiento de las perforaciones coronales
Posibles problemas con las aberturas de acceso en
dientes con coronas o restauraciones excesivamente
extensas
Consideraciones clínicas para la prevención y el
tratamiento de problemas en el aislamiento dental
y la preparación de accesos
Solución de problemas durante la identificación
o localización de orificios de conductos
Calcificación de la pulpa dental y del espacio del
conducto pulpar
Incisivos centrales y laterales y caninos superiores
Premolares superiores
Molares superiores
Incisivos, caninos y premolares inferiores
Molares inferiores
Consideraciones clínicas para la prevención y el
tratamiento de problemas que surgen en la identificación
de orificios
150
Lo primero que hay que hacer al tratar un diente…
es ajustar el dique de goma sobre la pieza afectada para
impedir la posible entrada a la cavidad pulpar de los
gérmenes presentes en las secreciones orales. Esta debería
ser una regla inamovible.14
Anónimo, 1900
Lo primero y más importante a la hora de acceder
a cualquier conducto radicular es conseguir un acceso
directo, y no intentar penetrar por las esquinas,
independientemente de la cantidad de estructura dental
que haya que sacrificar.24
R. H. Hofheinz, 1892
El objetivo primordial a la hora de abrir un acceso endodóncico
lingual u oclusal es conseguir una vía para acceder expedita al
espacio pulpar y al orificio apical del diente. Es necesario adecuar
específicamente esta abertura directa a cada pieza en particular para
facilitar una limpieza, un modelado y una obturación del conducto
correctos. En algunos casos, para evitar problemas puede que haya
que abrir la vía de acceso en una superficie que no sea la lingual
o la oclusal (figs. 8-1 y 8-2). Aunque no es muy frecuente, solo
hay que recurrir a estas alternativas cuando no se pueden utilizar
las vías de entrada convencionales al sistema radicular o cuando lo
permite la pérdida de estructura dental. Una abertura de acceso
adecuadamente preparada pueden evitarnos muchas dificultades
técnicas durante el tratamiento de conductos radiculares.42,43 De
hecho, muchos de los problemas que analizamos en este libro en
relación con la localización y el acceso a conductos finos y calcificados, la limpieza y el modelado, la desinfección, la obturación y
la revisión del tratamiento podrían evitarse o eliminarse con la
apertura de un acceso coronal apropiado.
© 2012. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos
capítulo 8
Lo más importante que hay que tener en cuenta a la hora de
abrir cualquier acceso es que nunca se debe conservar la estructura
dental coronal si ello nos impide acceder directamente a los orificios de los conductos. Esta advertencia no implica que haya que
suprimir radicalmente la estructura dental coronal solo para conseguir un acceso al espacio pulpar sin obstáculos; también conviene ser cautos cuando se vayan a crear cavidades de acceso
excesivamente grandes para mejorar la visualización con el microscopio quirúrgico. Esta afirmación implica más bien que el odontólogo debe conocer bien la anatomía pulpar y radicular externa,
|
Solución de problemas en el aislamiento dental 151
así como ser capaz de valorar adecuadamente en las radiografías
las relaciones tridimensionales entre el espacio pulpar y los límites
del diente.38 Si se tienen en cuenta todos estos factores, se puede
preparar una abertura de acceso con la forma y la ubicación
adecuadas. Si no se procede correctamente durante esta fase
técnica inicial del tratamiento de conductos radiculares, se está no
solo complicando la preparación de la abertura de acceso, sino
también facilitando que surjan innumerables problemas técnicos
en todas las fases del plan terapéutico. Posteriormente, el tratamiento se complicará o se perderán los dientes innecesariamente.
Problema Clínico
Problema: una mujer de 37 años experimentaba un dolor agudo
al morder con el primer molar inferior izquierdo. Después de
realizar todas las pruebas pertinentes, se estableció un diagnóstico de pulpitis irreversible con periodontitis apical aguda. Se
procedió a iniciar el tratamiento de conductos radiculares del
diente, y la radiografía final demostró que no se habían llenado
bien los conductos y que quedaba bastante espacio por debajo de
la obturación de gutapercha en todos ellos (fig. 8-3). Para preparar
los conductos mesiales se utilizó una lima K del calibre 30, y para
el distal, una del calibre 35. Se estableció la longitud de trabajo
hasta 1 mm del ápice radiográfico, y se usaron limas de tamaño
final en toda la longitud de la raíz. El odontólogo general creía que
no había podido obturar adecuadamente los conductos, aunque
los instrumentos habían penetrado a la longitud de trabajo adecuada, y optó por derivar a la paciente a un especialista.
Solución: al examinar el diente, se comprueba que no se había
eliminado el techo de la cavidad pulpar (v. fig. 8-3, flecha). Si no
suprime este obstáculo anatómico, el odontólogo se ve obligado
a preparar y obturar los conductos a través de las astas pulpares.
Una restricción de esta naturaleza por haber usado una abertura
de acceso incorrecta repercute considerablemente en las posibilidades de acceso, en la calidad de la limpieza y del modelado, en
la desinfección y en la obturación de los conductos. Es evidente
que no se ha eliminado todo el tejido pulpar inflamado/infectado,
aunque al odontólogo le preocupaban sobre todo los errores de
obturación.
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Figura 8-1 A. Canino inferior girado. B. Se accede al mismo a
través de la superficie vestibular.
Figura 8-2 A. El molar superior sufre una importante erosión y abrasión cervical vestibular. B. El acceso inicial se prepara en sentido
vestibulopalatino, sin dique de goma. C. Con un aumento mayor, se puede ver el acceso después de haber abierto los orificios de los conductos.
152 capítulo 8
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Solución de problemas en el aislamiento dental
Factores cruciales para
el aislamiento de los dientes
en unas condiciones correctas
En todas las fases del tratamiento de conductos radiculares es
muy importante aislar correctamente los dientes, especialmente
como medida de asepsia y de protección del paciente.3,8,21,40,63
En muchos casos es necesario aislar la pieza con un dique dental
(también conocido como dique de goma) mediante algunas técnicas creativas (fig. 8-4).4 A este respecto, son bastante frecuentes los siguientes interrogantes o dudas:
Figura 8-3 El odontólogo había accedido a este molar inferior
y no podía penetrar totalmente en los conductos con el material
de obturación. Había llevado a cabo toda la limpieza, el modelado
y la obturación a través de las astas pulpares, sin eliminar el techo
(flecha) de la cavidad pulpar.
«¿Realmente tengo que usar un dique de goma en todo
momento? Es que es tan difícil de colocar.»
«El paciente no quiere que le coloquen el dique de goma en la
boca.»
«Eso es lo que me enseñaron en la escuela de estomatología,
pero ¿realmente tiene tanta importancia en la práctica
clínica?»
Estas cuestiones son muy importantes, ya que puede que el
odontólogo no considere seriamente todo lo que le han enseñado en la facultad una vez que empiece a trabajar.*Sin embargo,
el dique de goma es fundamental durante el tratamiento de
*Referencias 23, 35, 36, 50, 51 y 57.
Figura 8-4 A. Premolar superior con una fractura subgingival de la cúspide palatina. B. Se aplica un sellador oral a lo largo del borde
palatino. C. Se coloca un dique de goma. D. El pinzamiento de los dientes adyacentes facilita el aislamiento de esta pieza preparada para colocar
una corona.
capítulo 8
|
Solución de problemas en el aislamiento dental 153
Figura 8-4 E. Dos incisivos centrales aislados con dos grapas. F. Se aísla el diente con una cantidad excesiva de material temporal. De este
modo se puede evitar la excavación necesaria y determinar las posibilidades de restauración antes de proceder al tratamiento de conductos
radiculares. G. Se usa el material temporal junto a los dos conductos mesiales para aislar el diente. Si se raspa el material con las limas y se lleva
hasta el conducto, hay muchas posibilidades de bloquear dicho conducto.
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gantes usadas en los conductos radiculares. De este modo, se
evitará que el paciente ingiera estos irrigantes o aspire cualquier
instrumento o material durante el tratamiento de conductos radiculares. Asimismo, el dique de goma facilita la intervención, ya
que crea un campo limpio y seco, al mismo tiempo que refuerza
el control contra posibles infecciones.3,31,32 En algunos casos, se
puede delimitar la abertura de acceso inicial justo antes de colocar
el dique de goma, de manera que ya no se contamine más el diente
antes de posicionar dicho dique (v. fig. 8-3).
Figura 8-5 Dique de goma correctamente colocado antes de
proceder a la desinfección y a la abertura de la vía de acceso.
conductos radiculares y, evidentemente, se puede y se debe usar
en otros ámbitos de la odontología restauradora.9,16,18,63
En todo tratamiento de conductos radiculares es necesario
seguir algunas directrices. Hay que preparar las aberturas de acceso
después de haber colocado un dique de goma ajustado y desinfectado que aísle el diente que se vaya a tratar. A continuación, hay
que desinfectar el dique de goma con hipoclorito sódico al 2,5%
o alcohol antes de acceder a la pieza con el objeto de reforzar la
asepsia (fig. 8-5).22 El dique de goma protegerá los tejidos e
impedirá que pasen a la boca las sustancias desinfectantes e irri-
Principales problemas
o errores en las aberturas
de acceso endodóncico
Durante la preparación de una abertura de acceso pueden surgir
muchos problemas que repercutirán considerablemente en las fases
posteriores del tratamiento de conductos radiculares. Los mayores
inconvenientes suelen producirse en los ámbitos que se detallan a
continuación. En primer lugar, hay que eliminar toda la caries y la
estructura dental debilitada y socavada. Esto nos permitirá valorar
las posibilidades de restauración del diente e identificar posibles
defectos, como grietas (fig. 8-6).33 Es muy importante abrir un
154 capítulo 8
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Solución de problemas en el aislamiento dental
Figura 8-6 A. Posible grieta de pequeño tamaño en el reborde marginal de un molar inferior (flecha). B. El mismo diente de A tras la
extracción de la restauración. Se puede ver que la grieta recorre casi completamente el suelo pulpar. Esta es una causa evidente de patología
pulpar, pero puede no tener tanta importancia al planificar el tratamiento si no se prolonga en sentido apical hasta el suelo pulpar. C. Fractura
coronal que recorre todo el suelo pulpar. Se debe examinar minuciosamente la inserción periodontal en esta zona para comprobar que la fractura
no se prolonga por debajo del hueso crestal. Se ha usado azul de metileno al 1% para teñir la línea de fractura. D. Grieta de gran tamaño en el
suelo mesial de la preparación cavitaria de un molar superior. Una grieta importante en la región del borde gingival podría avanzar fácilmente
hacia el ápice por debajo del hueso crestal.
Problema Clínico
Problema: un hombre de 54 años experimentaba episodios de
dolor en el cuadrante inferior izquierdo. Todos los dientes de esta
zona presentaban restauraciones muy extensas. El paciente creía
que el dolor procedía del primer molar, pero no estaba seguro. Se
pudo confirmar el dolor al golpear el primer molar; todos los demás
dientes respondieron con normalidad a la percusión. El frío le
provocó un dolor prolongado en el primer molar, mientras que la
respuesta de todos los demás dientes adyacentes y contralaterales
fue normal. El sondaje periodontal y la palpación también resultaron normales, aunque se podía introducir fácilmente una sonda
bajo el margen mesiovestibular de la corona colocada en el primer
molar. En la radiografía se identificó una lesión cariosa invasiva en
la zona mesial del primer molar, así como sendas radiotransparencias en los ápices de ambas raíces (fig. 8-7, A). Se le diagnosticó una
acceso en línea recta a la cavidad pulpar y al sistema de conductos
radiculares, y crear un entorno aséptico para el tratamiento.
Además, se pueden establecer unos puntos de referencia coronales
estables y evitar el desprendimiento de restos de restauración que
puedan penetrar en el conducto.48
pulpitis irreversible con periodontitis apical aguda. En este caso, el
dilema se centraba en la abertura de acceso. La preparación de un acceso
a través de la corona crea las condiciones para que se puedan producir
todos los problemas descritos anteriormente.
Solución: se pueden prevenir todos los problemas potenciales del
acceso al espacio pulpar retirando la corona. En este caso, se aisló el
diente y se cortó la corona usando una fresa para abrir un surco en
sentido vestibular a lingual (v. fig. 8-7, B y C). Era inútil intentar
conservar esta corona, ya que había perdido la integridad marginal.
La supresión completa y la excavación de la caries permitieron evaluar
lo que quedaba de estructura dental coronal (v. fig. 8-7, D y E), lo que
facilitó considerablemente la planificación del tratamiento para este
diente.
Para eliminar la estructura dental cariosa, se empieza por la caries
periférica y después se va penetrando hacia la cavidad pulpar
(fig. 8-8, A). El acceso a una cavidad con la pulpa hiperémica o en la
que se ha acumulado el pus plantea el problema de tener que trabajar en un espacio limitado y lleno de sangre o pus (v. fig. 8-8, B).
capítulo 8
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Solución de problemas en el aislamiento dental 155
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Figura 8-7 A. La radiografía muestra sendas lesiones apicales en ambas raíces, una de las cuales es recurrente bajo el margen mesial de
la corona. B. Separación de la corona del diente. C. Se ha retirado la corona y se puede ver claramente la caries bajo la vieja restauración.
D. Al retirar la vieja restauración se observa una significativa lesión cariosa. F. La excavación final permite evaluar lo que queda de estructura dental
y facilita el acceso directo a la cavidad pulpar.
Figura 8-8 A. Es necesario excavar la caries que existe alrededor de los márgenes y bajo las cúspides antes de preparar la abertura de acceso
endodóncico. B. Un sangrado excesivo del tejido pulpar inflamado puede dificultar la visualización de la calidad pulpar.
156 capítulo 8
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Solución de problemas en el aislamiento dental
Figura 8-9 A. Este molar superior necesita tratamiento de conductos radiculares. Al explorarlo, se observaron signos de caries alrededor de
los márgenes distales de la amalgama. B. Al retirar esta, se identifica una fractura vertical en el borde palatino. C. Limpieza y modelado completos
de los conductos. Todavía se aprecian las líneas de fractura, pero no hay ningún defecto periodontal.
Cuadro 8-1 Razones convincentes para eliminar
una restauración
• Signos de filtración continuada de contaminantes salivales hacia el
conducto durante el tratamiento
• Invasión cariosa imprevista por debajo de las restauraciones,
especialmente de las coronas completas
• Fracturas descubiertas durante la preparación del acceso
• Restauraciones sueltas, defectuosas o socavadas
• Sustitución de la restauración prevista como parte del plan
terapéutico
Cuadro 8-2 Razones de conveniencia para eliminar
una restauración
Figura 8-10 Diente con una corona y una abertura de acceso
endodóncico. Todos los conductos son visibles desde la perspectiva
oclusal.
Si intentamos eliminar el techo de una cavidad o ampliar el acceso
en estas condiciones, podemos perforar la corona o la bifurcación.
Generalmente este problema se puede evitar excavando cuidadosamente alrededor de la cavidad pulpar antes de penetrar en ella.
Junto con la excavación de la caries, la eliminación de la estructura
dental socavada y de las restauraciones debilitadas o defectuosas
mejora el acceso al sistema de conductos y la visibilidad de las fracturas dentales (v. «Problema clínico» previo) y, además, ayuda a evitar
la fractura de las débiles paredes de esmalte y, posiblemente, de todo
el diente durante el tratamiento33 (fig. 8-9). Asimismo, la excavación
permite eliminar restauraciones de los límites de la abertura de acceso,
impidiendo así que se suelten partículas de aleación o composite, que
podrían penetrar en el sistema de conductos radiculares y bloquearlo,
un fenómeno relativamente frecuente cuando existen coronas o restauraciones de pins de gran tamaño. Si la restauración está intacta y
proporciona un sello adecuado, no es necesario eliminarla totalmente.
En estos casos, el odontólogo debe: 1) utilizar agua durante la preparación de la abertura de acceso para eliminar los restos presentes, y
• Dientes o restauraciones mal colocados que impiden el acceso
directo a los conductos
• Necesidad de buscar orificios calcificados
• Necesidad de establecer las posibilidades de restauración del
diente, especialmente en caso de una posible perforación de la
cavidad
• Necesidad de mejorar la orientación del odontólogo
2) ensanchar más las paredes de la cavidad en sentido oclusal para
facilitar el acceso en línea recta (fig. 8-10). Con este método se evita,
además, el desprendimiento de los márgenes metálicos con los instrumentos en el interior del conducto y la entrada de partículas
metálicas en el mismo, con el consiguiente bloqueo del mismo. Es
posible extraer los restos extraños introducidos inadvertidamente en
el conducto utilizando con cuidado instrumentos ultrasónicos.41
Cuando existe algún material de restauración provisional, como
óxido de cinc-eugenol (OCE), conviene eliminar la misma en su
totalidad,48 salvo en aquellas zonas en las que sea posible abrir vías
de filtración. No obstante, puede que sea mejor proceder al alargamiento de la corona en lugar de dejar colocada una restauración
provisional profunda (v. capítulo 17). (En los cuadros 8-1 y 8-2 se
enumeran las indicaciones para la supresión de restauraciones.)
capítulo 8
Con frecuencia, la corona del diente no se alinea directamente
con el eje longitudinal de la raíz y, si preparamos el acceso teniendo
en cuenta solo el ángulo de la corona, nos arriesgamos a perforar
o socavar la misma. Las piezas que suelen presentar una desviación
importante entre la corona y la raíz son los incisivos laterales
superiores y los primeros premolares inferiores,19 aunque cualquier
diente puede presentar este problema anatómico (fig. 8-11). Al
intentar acceder a los molares en presencia de estas alteraciones
angulares, se puede producir una confusión en la identificación
de los conductos (p. ej., confundir el conducto mesiolingual por
el mesiovestibular).7 En muchos casos, al buscar posteriormente
los otros conductos pueden producirse roturas o perforaciones
muy lejos del verdadero orificio del conducto.
Cuando no es posible identificar fácilmente las relaciones anatómicas, es inevitable socavar o debilitar la estructura dental corona
o radicular, aun cuando no se produzca ninguna perforación. A esto
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Solución de problemas en el aislamiento dental 157
se añade el hecho de que suelen encontrarse conductos adicionales
(fig. 8-12); el fracaso terapéutico suele sobrevenir cuando no se
identifican y limpian estas variantes anatómicas. En estos casos, el
mejor tratamiento consiste en la prevención. Es muy importante
vigilar constantemente las posibles desviaciones mediante radiografías periódicas y el posible uso de una lente de aumento. En el
capítulo 3, el lector podrá encontrar algunos ejemplos y un análisis más detallado.
Si, además, existe un conducto o una cavidad pulpar más
pequeños o calcificados, el desconocimiento de las relaciones
alteradas entre la corona y la raíz suele conducir a daños irreparables en la estructura dental (fig. 8-13). Por otra parte, a
menudo se pasa por alto el emplazamiento de los conductos.
Por lo general, la cavidad pulpar se localiza en el centro de la
corona.59,60 La pulpa de muchos dientes que han sufrido distintas restauraciones a lo largo del tiempo responde a estas
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Figura 8-11 A y B. Dos molares inferiores con divergencia entre la superficie oclusal y los ejes longitudinales de las raíces. Las líneas negras
indican la orientación de las superficies oclusales de ambos dientes. Las flechas rojas señalan la angulación de las raíces de las dos piezas. Si se
penetra perpendicularmente a la superficie oclusal, puede producirse en última instancia una perforación de la cavidad/bifurcación.
Figura 8-12 A. El canino y el incisivo lateral tienen varios conductos. B. Raíces distales de un molar inferior con dos raíces/conductos
diferentes.
158 capítulo 8
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Solución de problemas en el aislamiento dental
Figura 8-13 Perforación de acceso a un molar inferior
inclinado en sentido mesial con orificios de conductos calcificados.
Para acceder, hubo que atravesar una restauración de composite
muy extensa. A pesar de que, finalmente, procedió a retirarla, el
odontólogo seguía sin localizar el segundo orificio mesial. Una
radiografía de aleta de mordida preoperatoria le podría haber
mostrado la verdadera orientación del eje longitudinal del diente en
relación con el plano oclusal.
irritaciones. El resultado suele ser una reducción de las dimensiones de los conductos radiculares que puede apreciarse perfectamente en una radiografía bidimensional de buena calidad.1
En muchos casos, especialmente cuando existen restauraciones
de gran tamaño, hay que recurrir a las radiografías de aleta de
mordida para poder visualizar adecuadamente la cavidad y
determinar la alineación de la corona con la raíz. A menudo,
cuando los dientes están girados o presentan una configuración
radicular anómala28 se necesitan también radiografías con una
angulación mesial y distal (v. capítulo 2).
Las aberturas de acceso en coronas artificiales o en restauraciones
excesivamente grandes pueden ser también causa de posibles perforaciones si no se tienen en cuenta las relaciones tridimensionales
entre la cavidad pulpar y la anatomía coronal alterada (debido a las
restauraciones).37,53 También en este caso resultan muy útiles las
radiografías anguladas para poder determinar estas relaciones antes
de preparar la abertura de acceso. Asimismo, durante el acceso a
estos dientes, puede causar problemas la dispersión de restos de
metal o de composite por la cámara y los conductos radiculares, que
podrían llegar a bloquear los mismos o salir por el extremo de la
raíz y crear a largo plazo posibles focos de irritación, lo que impediría la curación de los tejidos periapicales.34,62 Es fundamental
succionar a gran velocidad e irrigar con frecuencia.
Técnicas para la preparación
segura y exacta de la cavidad
de acceso
La preparación de una abertura de acceso es un proceso dinámico
y tridimensional.23 Durante la misma, parece razonable aplicar la
vieja máxima de «llegar hasta las astas pulpares» en la mayoría de
los casos. Las astas pulpares constituyen el objetivo del proceso de
Figura 8-14 A. El diagrama del molar inferior muestra los
parámetros previsibles de la cavidad pulpar. La entrada de acceso debe
dirigirse hacia el centro de estos parámetros (flecha). B. La entrada
de acceso debe apuntar hacia el conducto de mayor tamaño (flecha)
cuando el diente no está bien alineado, está calcificado o carece de
una cavidad pulpar visible. C. A causa de la presencia de una corona y
de signos de calcificación en la cavidad pulpar, conviene preparar una
abertura de acceso directamente al centro de expediente.
excavación inicial (fig. 8-14). En los casos más frecuentes en los
que la cavidad pulpar se visualiza claramente en la radiografía
preoperatoria, la ubicación de las astas pulpares representa una
confirmación precoz de la orientación espacial (fig. 8-15). En los
dientes anteriores hay que penetrar por la superficie lingual en
sentido perpendicular a la superficie lingual/palatina de la corona.
Una vez que la fresa ha atravesado el esmalte (o la corona artificial), hay que reorientarla para hacerla coincidir en la medida de
lo posible con el eje longitudinal de la raíz. Algunos odontólogos
sostienen que hay que «dirigir la fresa hacia el lado lingual en
relación con la abertura inicial». Desde este punto de vista, las
astas pulpares deberían poder visualizarse, si es que existen. Una
vez que se ha accedido a la cavidad pulpar, se suprime el escalón
u hombro lingual «cortando hacia afuera». De este modo se
consigue acceder en línea recta al conductor radicular (fig. 8-16).
Si se intenta eliminar el escalón lingual «cortando hacia adentro»,
las probabilidades de socavar o incluso de producir una perforación vestibular aumentan.
En muchos casos, al eliminar completamente el escalón
lingual se descubren otros conductos en los incisivos, los caninos
y los premolares inferiores (fig. 8-17). Si no se localizan estos
conductos, puede producirse un dolor postoperatorio muy
capítulo 8
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Solución de problemas en el aislamiento dental 159
Figura 8-15 A y B. Dos molares que necesitan tratamiento de conductos radiculares, cada uno de ellos con astas pulpares visibles a pesar de
la presencia de algunas calcificaciones. Una vez que se accede a dichas astas pulpares con una fresa, hay que proceder a la confirmación espacial
de la posición y de las dimensiones de la cavidad pulpar.
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Figura 8-16 A través de la abertura de acceso en este incisivo central superior se comprueba el acceso directo al espacio pulpar.
Figura 8-17 La abertura de acceso en el incisivo inferior (A) se extiende en sentido lingual. El segundo conducto se localiza bajo el cíngulo.
B. Dos conductos en un incisivo lateral superior.
160 capítulo 8
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Solución de problemas en el aislamiento dental
intenso o, en última instancia, el fracaso terapéutico (v. capítulo 5).
A menudo este tipo de fallos se achacan al paciente o al diente,
cuando en realidad el odontólogo es el único responsable de identi
ficar y controlar estas situaciones.
Para acceder a los dientes anteriores, se recomienda usar fresas
redondas pequeñas o medianas, troncocónicas de diamante o
Endo-Z para mejorar el contorno del acceso, así como, posiblemente, fresas Gates-Glidden o X-Gates para eliminar el escalón
lingual (fig. 8-18: Anterior Access Kit).
Un problema habitual en los dientes posteriores consiste en la
eliminación incompleta del techo de la cavidad pulpar, una
circunstancia que impide localizar los variados y a menudo complejos sistemas de conductos de estas piezas (fig. 8-19). En un
primer momento hay que medir el tamaño y la profundidad de
la cavidad pulpar en las radiografías, para lo cual es necesario
sostener la fresa montada en la pieza de mano junto a la imagen
radiográfica de la corona (v. fig. 8-30); si se utiliza una imagen
digital, existen herramientas de medición para este cometido.
Una vez identificadas las astas pulpares, elimine la dentina que
hay entre las mismas y, posteriormente, puede colocar una fresa
de punta inactiva junto al del techo y eliminarlo cortando en
sentido lateral para eliminar el techo de la dentina que lo recubre
y ensanchar en sentido oclusal las paredes de la abertura de
acceso. Para confirmar que se ha suprimido el techo o el saliente
dentinario, emplee una sonda del calibre 17 o 23; a continuación, inspeccione la cavidad para asegurarse de que dispone de
una vía de acceso expedita a los orificios de los conductos. Para
este trabajo se recomienda usar fresas redondas medianas o
grandes, una de diamante de punta inactiva o una Endo-Z, y
una Gates-Glidden o X-Gates para el acabado. Para las aberturas
de acceso anteriores y posteriores se han creado diferentes juegos
de fresas de acceso con el objeto de facilitar la elección y el
trabajo del odontólogo (fig. 8-20: Posterior Access Kit). Entre
estos juegos de fresas se encuentran una amplia variedad de
herramientas probadas y comprobadas para poder conseguir una
abertura de acceso apropiada.
Una vez que se ha abierto la cavidad pulpar de un diente
posterior para conseguir una visibilidad adecuada, es importante
identificar las relaciones anatómicas habituales en el suelo de la
cavidad para determinar la posición de los orificios y evitar
perforaciones. En la figura 8-21 se pueden ver las variantes
anatómicas más frecuentes en el suelo de la cavidad pulpar de
un premolar superior birradicular, un primer molar superior, y
un primer y un segundo molares inferiores. El conocimiento de
estos diseños anatómicos12,29 y la combinación de esta información con los hallazgos radiológicos nos evitarán muchos problemas durante la preparación del acceso y la localización de los
orificios de los conductos.
Para mejorar las aberturas de acceso a los dientes posteriores,
es importante eliminar los escalones o prominencias cervicales
(fig. 8-22), ya que en muchos casos impiden el acceso en línea
recta al conducto u ocultan otros conductos (fig. 8-23).30 Conviene eliminar estos escalones/prominencias con cuidado, cortan-
Figura 8-19 A. Molar inferior con una abertura de acceso.
El paciente ha sido derivado para su tratamiento debido al dolor
constante que experimentaba durante los intentos de acceso a los
orificios de los conductos. Solo se han descubierto las astas pulpares,
y el techo de la cavidad pulpar está intacto. B. Se puede ver el acceso
ideal después de haber eliminado el techo.
Figura 8-18 Anterior Access Kit.
Figura 8-20 Posterior Access Kit.
capítulo 8
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Figura 8-21 En estos dientes posteriores se aprecia claramente la anatomía que suele observarse en el suelo de la cavidad pulpar.
A. Premolar superior. B. Primer molar inferior con dos conductos en la raíz mesiovestibular (flechas). C. Primer molar inferior con un conducto
distal. D. Segundo molar inferior con dos conductos distales (flechas).
Figura 8-22 A. Radiografía de un molar superior con escalones cervicales (flechas). B. En este molar superior seccionado se puede ver lo que
sucede con el depósito de dentina irritativa y el desarrollo de escalones (flechas), que pueden impedir el acceso al sistema de conductos.
162 capítulo 8
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Solución de problemas en el aislamiento dental
Figura 8-23 A. Abertura de acceso en un molar superior con rebordes cervicales en las paredes mesial y distal. B. Se suprime la parte
superior del escalón mesial. C. Al introducir una sonda DG-16 se descubre el conducto mesiopalatino (flecha). D. Los conductos definitivos, limpios
y modelados, en los que es posible ver los cuatro conductos.
do en sentido lateral mientras se ensanchan oclusalmente las pare
des internas y evitando cualquier penetración apical.
Dificultades para la solución
de problemas en las aberturas
de accesos
No en todos los dientes se puede preparar un acceso directo. De
hecho, en aquellos con coronas artificiales o restauraciones
extensas suelen existir conductos y cavidades pulpares considerablemente más pequeños como consecuencia del aumento de la
dentina reactiva o de la presencia de cálculos pulpares.1,13,39 En
muchos casos, las coronas artificiales bloquean completamente
la visión de la cavidad pulpar incluso en las radiografías de alerta
de mordida. Las restauraciones de gran tamaño no solo ocultan
la cavidad pulpar en la radiografías, sino que, además, pueden
bloquear físicamente los orificios (fig. 8-24). Estos impedimentos pueden dificultar considerablemente la preparación de los
accesos. Existen al menos tres factores que conviene considerar
en estos casos: 1) la presencia de calcificaciones en la cavidad
pulpar; 2) el uso de lentes de aumento durante la preparación
del acceso, y 3) la posibilidad de perforar el suelo de la cavidad
pulpar o sus paredes circundantes.53
Calcificaciones en la cavidad pulpar
En dientes con cavidades pulpares contraídas o muy calcificadas
(v. fig. 8-24, A) no suele haber ya astas pulpares. No se puede excavar
a través de la estructura dental sólida sin orientarse hacia la anatomía
externa de la pieza. Una vez que se alcanzan las zonas buscadas, hay
que inspeccionar la excavación (preferiblemente con alguna lente de
aumento y buena iluminación —lupas o microscopio—) para
buscar una mancha calcificada,1 indicativa de la ubicación previa de
la cavidad pulpar. También es necesario sondar con una sonda
endodóncica; aunque los orificios de los conductos pueden no
resultar obvios, a menudo oponen menos resistencia a la sonda. Es
indispensable usar un instrumento ultrasónico para excavar, eliminar las inclusiones calcificadas de la cavidad pulpar y abrir los orificios41 (fig. 8-25, A y B: ProUltra Tips; v. fig. 8-25, C: Smart X
Tips). Si no se usa irrigación, se puede observar fácilmente el proceso
de excavación por medio del microscopio quirúrgico o de una lupa.
La irrigación durante el uso de instrumentos ultrasónicos puede
bloquear la visibilidad, pero también ayuda a limpiar el material
presente en el campo quirúrgico, especialmente las calcificaciones.
Conviene considerar ambas posibilidades en estas circunstancias.
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Figura 8-24 A. Una restauración coronal en el molar superior bloquea la cavidad pulpar, de tamaño reducido. B. Calcificaciones importantes
en la cavidad pulpar (flechas) que impedirán el acceso directo a los orificios de los conductos. C. La corona del primer molar superior bloquea
completamente la visión de la cavidad pulpar.
Figura 8-25 A. Grupo de puntas ProUltra Tips, con una gran variedad de tamaños y formas. B. Cuatro de las puntas ProUltra Tips más
utilizadas. C. Puntas Start X Tips.
164 capítulo 8
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Solución de problemas en el aislamiento dental
Uso de lentes de aumento durante
la preparación del acceso
Conviene hacer una advertencia especial en relación con el
uso de lentes de aumento para localizar conductos calcificados o difíciles de identificar. Si son de gran aumento (×30),
la profundidad de campo disminuye considerablemente y el
campo visual se estrecha. En estas condiciones es muy fácil
desorientarse totalmente con la anatomía externa del diente
y la localización real de la excavación en curso. A esto se añade
el problema de que en una pieza calcificada cualquier mota
o mancha pequeña puede confundirse con el orificio de un
conducto a gran aumento (×30) cuando se usa el microscopio, lo que puede dar lugar a graves errores terapéuticos.
Durante la excavación es muy importante reorientarse continuamente mediante el uso de alguna lente de menor potencia.
Para ello se pueden emplear lentes con un aumento de ×2,5
o ×3,5 (fig. 8-26).
Bajo las lentes de aumento, hay que distinguir entre las
astas pulpares y los orificios de los conductos. En algunos
casos, puede que haya que dirigir la fresa hacia la cavidad y el
conducto de mayor tamaño, o los únicos visibles, como el
conducto distal de los molares inferiores o el palatino de los
molares superiores (v. fig. 8-14). Hay que dedicar algún
tiempo a examinar las radiografías antes de proceder a evaluar
la morfología de la cavidad pulpar —determinando las dimensiones coronales y apicales y mesiales y distales de la cavidad—
y, si es posible, la posición de los orificios en el suelo de la
cavidad. Este trabajo resulta todavía más difícil cuando existen
calcificaciones (v. fig. 8-24, B).
Para abrir un acceso bajo una lente de aumento, puede que
haya que comprobar de vez en cuando la posición de la cavidad
excavada. Una segunda medida, muy importante, para poder
localizar adecuadamente todos los conductos de un diente
multirradicular consiste en ensanchar cada uno de los orificios
al localizarlos y antes de seguir excavando para intentar encontrar los demás. Esta técnica ayuda a mejorar la orientación
visual y espacial en relación con la anatomía de la cavidad
pulpar. De este modo, confirmaremos el emplazamiento de
todos los conductos, o la orientación conseguida nos permitirá
localizar los otros orificios sin identificar. Además, utilizando
este método escalonado evitaremos el riesgo de excavar en
Figura 8-26 Lupas con un aumento de ×3,5.
zonas en las que probablemente no exista ningún conducto o
(lo que es peor aún) de perforar las paredes o el suelo de la
cavidad pulpar.
Prevención y tratamiento
de las perforaciones coronales
Aunque durante la preparación de un acceso pueden producirse
muchos errores, el más grave de todos ellos es la perforación de
la cavidad pulpar hacia la cavidad oral o los tejidos periodontales.37,49,53 En muchos casos se puede evitar este problema examinando la posición de la cavidad pulpar en las radiografías antes
de preparar la abertura de acceso. También podemos evitar perforaciones manteniendo la orientación respecto de la anatomía
externa, así como teniendo un buen conocimiento de la anatomía del suelo de la cavidad pulpar y de la ubicación de los orificios de los conductos. Asimismo, conviene hacer la preparación
y delimitar el contorno del acceso en el diente antes de aislarlo
con el dique de goma. En cualquier momento, mientras preparamos el acceso, podemos verificar radiológicamente la alineación y la posición de la fresa (fig. 8-27). En casos más
complicados, como cuando el paciente no puede abrir bien la
boca, puede que sea necesario eliminar determinadas partes de
la pieza, como una pared o una cúspide. En ocasiones es aconsejable preparar el acceso en la superficie vestibular de los dientes
anteriores con una inclinación lingual muy marcada.58
Sin embargo, si se produce una perforación, hay que identificarla lo antes posible. Esto solo se puede lograr vigilando y evaluando la situación constantemente durante la preparación del
acceso. La detección precoz de la perforación evitará una irritación
innecesaria, así como mayores daños en los tejidos periodontales.5
Es muy importante extremar las precauciones si la perforación se
produce por encima de la cresta ósea en el surco gingival o por
encima del borde gingival libre. Normalmente, el sangrado puede
controlarse empleando una bolita de algodón seco o impregnada
con un hemostático, si fuera necesario (v. más adelante). En ese
momento, se puede sellar el defecto de forma provisional o permanente con un material apropiado para el emplazamiento de la
perforación. Entre los materiales provisionales se encuentra el OCE
o el ionómero de vidrio, y entre los permanentes podemos emplear
un composite adherido o una pasta para muñones, un ionómero
Figura 8-27 Perforaciones múltiples en un molar inferior como
resultado de unos intentos de acceso invasivos y quizá descuidados.
capítulo 8
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de vidrio modificado (compómero) o incluso la amalgama, si se
cubre con una corona completa.
Si la perforación se localiza en la zona de la cresta ósea,
por debajo de la misma o en la zona de la bifurcación, se
pueden considerar las siguientes opciones. En primer lugar,
hay que intentar controlar la hemorragia con una bolita de
algodón y seco o con el extremo grande de una punta de
papel, ambos esterilizados. También se puede aplicar una
pequeña cantidad de hemostático, como adrenalina al
1:50.000 en una bolita de algodón (distintos porcentajes de
adrenalina racémica: las bolitas n.º 2 llevan 1,15 mg, y las
n.° 3 llevan 0,55 mg). Otra opción es el sulfato férrico. También
pueden funcionar bien los agentes hemostáticos utilizados
para retraer los tejidos antes de obtener las impresiones dentales. Evite los hemostáticos más potentes que pueden provocar daños importantes, y no use nunca el formocresol. Si la
perforación se encuentra cerca del orificio de un conducto,
localice dicho orificio y ensánchelo tanto como pueda en
dirección contraria a la perforación antes de proceder a repararlo. En segundo lugar, una vez controlada la hemorragia,
conviene sellar con una mezcla espesa de agregado de trióxido
mineral (ProRoot MTA)2,25-27 (fig. 8-28). Si no dispone de
MTA, puede emplear una mezcla espesa de OCE. Estos materiales pueden cubrirse con un ionómero de vidrio de fraguado
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Solución de problemas en el aislamiento dental 165
rápido. Esta es una medida esencial con los preparados actuales
de MTA para evitar que se desplacen; los preparados utilizados actualmente necesitan de 2 a 4 h para fraguar completamente. Procure que el material de reparación no se mueva
hacia los tejidos perirradiculares. Una vez que haya sellado la
zona, proceda a identificar el conducto, y una vez que lo haya
localizado lleve a cabo el tratamiento de conductos radiculares
habitual. Generalmente, el pronóstico es más favorable cuando
la perforación es pequeña, y se descubre y repara inmediatamente. Las reparaciones internas pueden proporcionar buenos
resultados con muy pocos daños en el periodonto de sustentación. Si este ha sufrido daños importantes, cualquier intento
de reparación tendrá un pronóstico muy reservado.
Las perforaciones muy amplias en la bifurcación de los premolares y los molares resultan más problemáticas.20,54 Si se ha destruido una parte importante del suelo de la cavidad pulpar, la
reparación tiene muy pocas probabilidades de éxito (fig. 8-29, A).
Asimismo, cuando no se utiliza MTA20 u OCE para la reparación,
el pronóstico a largo plazo puede ser menos favorable debido a la
falta de biocompatibilidad, especialmente si el material ha salido
por el defecto hacia los tejidos periodontales15 (v. fig. 8-29, B).
Normalmente no se puede eliminar el exceso de material por
medios no quirúrgicos; además, si lo intentamos podemos ampliar
la perforación e irritar el periodonto circundante.
Figura 8-28 A. Perforación del suelo de la cavidad de un molar inferior durante el acceso. B. El defecto sellado con agregado de trióxido
mineral. C. Un año después se observa una respuesta tisular adecuada y el paciente puede utilizar el diente sin molestias.
166 capítulo 8
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Solución de problemas en el aislamiento dental
Figura 8-29 A. Al intentar reparar una perforación de acceso muy extensa con cemento de óxido de cinc-eugenol, se produjo un brote
sintomático agudo. Se optó por extraer el diente. B. Las probabilidades de retirar con éxito el exceso de material de reparación eran muy
pequeñas. Se recomendó la extracción.
Las perforaciones del tercio coronal, en particular de la bifurcación, tienen un pronóstico bastante reservado. Combinada
con el tratamiento periodontal, quirúrgico u ortodóncico (v. ca
pítulos 17 y 18),44 una sencilla reparación quirúrgica o extru
sión radicular puede proporcionar un resultado satisfactorio. Sin
embargo, en algunos casos no es posible la reparación interna y
hay que optar por una intervención quirúrgica externa. Incluso
en estos casos puede estar indicada la extracción.
Las perforaciones de la corona pueden ser devastadoras y
causar la pérdida del diente, por lo que siempre conviene tomar
medidas preventivas durante la preparación de la abertura de
acceso. En algunos casos se puede delimitar el contorno inicial
del acceso sin colocar el dique de goma. Esto resulta especialmente útil cuando existe una discrepancia entre el eje longitudinal de la corona y la raíz. Después de colocar el dique de goma
y cortar la abertura de acceso, se puede comprobar la alineación
de la fresa con una radiografía. A veces es necesario eliminar
alguna parte de la corona para facilitar un acceso seguro a la
cavidad. Los aspectos más destacados de la solución de problemas en esta zona son un método creativo y la preparación de un
acceso con unos fundamentos razonables.
Posibles problemas con las aberturas
de acceso en dientes con coronas
o restauraciones excesivamente
extensas
Numerosos tratamientos de conductos radiculares se realizan a
través de coronas existentes. La presencia de estas restauraciones
metálicas y ceramometálicas puede incrementar los problemas y
las dificultades que hemos descrito anteriormente.17,45,51,52,58 En
la mayoría de los casos, es posible afrontar estas complicaciones
(prevenir los problemas o resolver las dificultades) al preparar
una abertura de acceso a través de una corona artificial.
Como en el caso de la divergencia natural en la inclinación
de las coronas y las raíces, es necesario examinar minuciosamente las radiografías para identificar las divergencias entre
raíces anguladas o dientes girados. Esto puede plantear problemas si no se visualiza la cavidad pulpar. Puede que no se
distinga fácilmente la posición exacta de la cavidad y, por tanto,
no se debe fiar al azar la profundidad de penetración de la fresa.
Figura 8-30 Para calcular aproximadamente la profundidad de
la cavidad pulpar se sujeta una fresa montada en la pieza de mano
junto a una radiografía del diente que se vaya a operar.
Sujetando esta sobre la radiografía, es posible medir la profundidad aproximada al determinar las posiciones relativas de la
cavidad y la bifurcación en los molares antes de cortar la abertura de acceso (fig. 8-30).
En todos los casos, una evaluación minuciosa de cada uno de
los dientes que tiene una corona y necesita tratamiento de conductos radiculares puede facilitar la correcta planificación terapéutica. Las radiografías de aleta de mordida pueden propor
cionar información adicional de gran utilidad (v. capítulos 2 y 3).
Es posible conservar la corona cuando no ha sufrido daños por
la caries si se repara la superficie oclusal después de completar
el tratamiento de conductos radiculares. Si existe alguna caries
bajo los márgenes de la corona o posibles vías de penetración de
la caries bajo los mismos, es necesario identificar el alcance de
las lesiones y proceder a eliminarlas. En muchos casos, esto
significa que hay que suprimir la corona, especialmente cuando
los márgenes dentales ocupan una posición subgingival en la
radiografía periapical o de alerta de mordida. En estos últimos
casos puede estar indicada el alargamiento de la corona antes de
iniciar cualquier tratamiento de conductos radiculares (v. capítulo 18).
Cuando los dientes tienen coronas totalmente metálicas y estas
no son de aleaciones preciosas, el acceso puede plantear muchas
capítulo 8
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Solución de problemas en el aislamiento dental 167
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Figura 8-31 A. Fresas Transmetal Bur (arriba) y Endo-Z (abajo). B. La fresa Transmetal Bur tiene numerosas aplicaciones, aparte de ser útil en
la preparación de aberturas de acceso. Aquí se está utilizando para cortar una corona antes de retirarla de un diente.
dificultades; las fresas pueden embotarse fácilmente o romperse
durante su uso. Además, si no se rocía con agua y no se evacua
adecuadamente durante la preparación del acceso, pueden quedar
partículas metálicas de gran tamaño en la cavidad, los orificios o
incluso los conductos radiculares.
En el caso de las coronas artificiales (ceramometálicas o totalmente cerámicas), si queremos conservar la corona debemos extremar las precauciones para no fracturar el material cerámico,17,52,58,61
especialmente cuando las coronas ya son viejas. Con las coronas
cerámicas, hay que refrigerar con agua y usar las nuevas fresas
redondas de diamante a alta velocidad para atravesar la capa inicial,
que es de un material porcelánico.17 Hay que cortar la porcelana
con pasadas muy suaves, en lugar de presionar con fuerza y durante
mucho tiempo. Si se trata de una corona ceramometálica, tendrá
un núcleo de metal y habrá que usar una fresa Transmetal Bur (fig.
8-31, A). Después normalmente tendrá que usar una fresa de su
elección para completar el acceso a la cavidad pulpar. A continuación, se ensancha la abertura de acceso por el lado oclusal en los
dientes posteriores, o por el lado lingual en los anteriores, para
evitar el contacto con los instrumentos en el interior del conducto.
Para ello se puede usar una fresa Endo-Z (v. fig. 8-31, B).
Si la corona contiene circonio, para realizar el corte inicial hay
que utilizar una fresa redonda de diamante, de grano basto y de
tamaño medio-grande, o una fresa de diamante especial (tipo
turbo KS2), que dejará al descubierto una densa capa de circonita
blanca.17 La abertura deberá ser algo mayor que la vía de acceso
final prevista. Una vez que se haya atravesado la capa inicial, se
puede perforar el delgado sustrato de circonita con una fresa
redonda de diamante; esta deberá ser más pequeña que el contorno inicial para no cortar las paredes laterales de la abertura, lo
que puede favorecer las fracturas de la porcelana superficial.
Tendrá que informar de antemano al paciente de la posibilidad
de que se produzca una fractura en estas circunstancias. Aparentemente, con las nuevas tecnologías basadas en la abrasión con
aire para acceder a estas coronas es posible evitar daños en la
cubierta porcelánica que recubre la base de circonio.45
Prepare siempre el contorno coronal del acceso de forma que sea
algo mayor que un acceso de tamaño convencional para poder
identificar mejor las posibles vías de filtración o fracturas, y localizar
y explorar los conductos si fuera necesario.48 La integridad de la
corona depende fundamentalmente de los márgenes gingivales y no
de la superficie oclusal. Como ya hemos mencionado anteriormente,
la conservación del diente (corona) no debe impedir la abertura de
la vía de acceso necesaria (v. figs. 8-1 a 8-4), especialmente si hay
que rehacer alguna restauración.
Consideraciones clínicas
para la prevención y el tratamiento
de problemas en el aislamiento dental
y la preparación de accesos
• Se debe considerar la posibilidad de colocar grapas en los
dientes adyacentes si no puede colocarse la grapa del dique de
goma en la pieza que se vaya a tratar (v. fig. 8-4, D). Para
controlar mejor la humedad, se pueden usar adhesivos dentales
y médicos, una base de goma, seda dental o materiales de
obturación provisionales.4 Las reconstrucciones pueden llevarse
a cabo antes de preparar el acceso, pero a menudo quedan
huecas o debilitadas, dejan una gran cantidad de residuos que
pueden penetrar en los conductos o es necesario rehacerlas
antes de proceder a la restauración coronal definitiva.35
• Cuando solo es posible aislar la zona pinzando el tejido
(v. capítulo 18), se debe considerar la posibilidad de proceder
al alargamiento de la corona antes de iniciar cualquier
tratamiento de conductos radiculares.33
• Siempre que sea posible, conviene eliminar las coronas
provisionales antes de aislar el diente y acceder al mismo.
De este modo, se evita el riesgo de que se desprendan al
preparar el conducto, se contamine la zona durante o
después del tratamiento, se pierdan los puntos de referencia
o pasen a la boca las sustancias irrigantes.
• Si se va a preparar la abertura de acceso con el dique de
goma colocado, se puede dibujar una línea en la corona
para indicar el ángulo de la raíz. Es frecuente que se
produzcan perforaciones cuando no se determina la
angulación excesiva de una raíz (fig. 8-32).
168 capítulo 8
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Solución de problemas en el aislamiento dental
Figura 8-32 Una angulación incorrecta de la pieza de mano y la fresa ha causado importantes perforaciones subóseas en un canino (A) y un
premolar (B).
• Aunque las fresas de tallo largo o de longitud quirúrgica
resultan muy eficaces y su uso está indicado en muchos
casos, conviene extremar las precauciones al penetrar con
ellas en una corona.
Solución de problemas
durante la identificación
o localización de orificios
de conductos
Calcificación de la pulpa dental
y del espacio del conducto pulpar
La calcificación lineal excesiva y distrófica de los conductos
radiculares es un problema que a menudo se observa en los
tratamientos de conductos radiculares.1,13 El odontólogo debe
comprender que las calcificaciones pulpares son un signo y no
una causa de patología.39,47 Con frecuencia las calcificaciones
presentan unas características impredecibles y pueden plantear
importantes problemas clínicos. A lo largo de la vida dental se
va produciendo un depósito de dentina secundaria —ya sea
normal o reactiva— en todos los dientes.1 Cuando la pulpa sufre
un traumatismo o una invasión bacteriana aguda y arrolladora,
puede disponer de muy poco tiempo para formar una dentina
reparadora normal. En estas circunstancias, la pulpa dental
puede necrosarse rápidamente, y dejar su espacio abierto pero
lleno de tejido necrótico y a menudo infectado (fig. 8-33).
Clínica y radiológicamente, la cavidad pulpar y los conductos
siguen siendo permeables y muy accesibles. Sin embargo, si el
diente queda expuesto a algún factor irritante durante bastante
tiempo, tanto la cavidad pulpar como el sistema de conductos
sufren un proceso de calcificación que puede impedir el acceso
y la identificación de los conductos durante las fases iniciales de
un tratamiento de conductos radiculares (fig. 8-34).
Figura 8-33 Hay un absceso en la pulpa dental. No se ha
formado dentina reparadora en las paredes; la permeabilidad está
garantizada (tinción con HyE, ×100).
En el examen histológico, la pulpa, la cavidad pulpar y los
conductos radiculares calcificados muestran signos de respuesta
prolongada a una irritación leve y continuada1 (fig. 8-35). En las
radiografías se visualiza una calcificación completa, y el estudio
histológico confirma el cierre total de los conductos, excepto en
algunas zonas reducidas, que contienen restos minúsculos de
tejido. Este proceso de calcificación también puede producirse
como consecuencia de un tratamiento pulpar vital con hidróxido
capítulo 8
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Solución de problemas en el aislamiento dental 169
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Figura 8-34 A. Acumulación de dentina reparadora en la parte coronal de un molar inferior con signos de calcificación distrófica y cierre
del conducto (tinción de ByB, ×10). B. La calcificación difusa de la pulpa dental se visualiza como una calcificación completa en la radiografía
(tinción con HyE, ×40). C. Unos cálculos pulpares bloquean el conducto (tinción con HyE, ×100). D. Corte dental; se comprueba que el flujo
del conducto a la cavidad puede estar abierto, pero al acceder al conducto puede observarse su calcificación. E. Parte coronal de un conducto
con mineralización parcial de la pulpa. Aunque una sonda puede atravesar este material, la penetración con una lima puede resultar complicada
(tinción con HyE, ×100).
cálcico y otros materiales. En el capítulo 7, el lector encontrará
una descripción y algunos ejemplos de estos temas.
En este tipo de dientes resulta muy difícil determinar correctamente los parámetros de la cavidad pulpar y los orificios de los
conductos (v. capítulo 13 para acceder a los conductos cuando
existen calcificaciones). De todas las técnicas que existen para
acceder a la cavidad pulpar y localizar los orificios de los conductos, aquí consideraremos solo aquellos métodos de eficacia
probada en la práctica clínica.
Inicialmente, el odontólogo debe visualizar mentalmente y proyectar las relaciones espaciales normales del espacio pulpar en una
radiografía del diente. A continuación, debe correlacionar, si es
posible, la imagen radiográfica bidimensional con la morfología
tridimensional de la pieza (fig. 8-36).19 Posteriormente, tiene que
empezar a preparar el acceso dirigiendo el instrumento rotatorio
hacia el supuesto emplazamiento del espacio pulpar. Para mejorar
esta preparación e identificar la posición del orificio conviene emplear
un instrumento ultrasónico (v. fig. 8-25), si es posible. En caso contrario, conviene extremar las precauciones para no profundizar
excesivamente con la fresa de alta velocidad y producir una perforación. Para acceder e identificar el orificio de este modo, es necesario
conocer bien la posición normal de la cavidad pulpar, la anatomía
de los conductos radiculares y el eje longitudinal de las raíces, especialmente en los dientes posteriores. Es muy importante disponer de
170 capítulo 8
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Solución de problemas en el aislamiento dental
Figura 8-35 A. Incisivos inferiores con signos de calcificación grave. B y C. Aspecto histológico de lo que puede estar ocurriendo en A.
Se observa que el conducto se ha estrechado y bloqueado. (C, tinción de ByB, ×10).
Figura 8-36 A. Molar inferior normal sin calcificación distrófica.
Las líneas discontinuas indican la localización anatómica central de
la cavidad pulpar. B. El mismo diente afectado por una calcificación
distrófica muy marcada, que se caracteriza por la obliteración de la
cavidad pulpar y la recesión apical de los orificios de los conductos.
Las líneas discontinuas indican la posición de la antigua cavidad
pulpar. C. Representación esquemática de la preparación de acceso a
la profundidad exacta y extensión lateral como en una cavidad pulpar
normal.
radiografías exactas para poder visualizar la zona antes del tratamiento, así como para evaluar periódicamente la profundidad de
penetración y la orientación de la fresa. Finalmente, hay que saber
identificar el orificio del conducto una vez que se acceda al mismo.
En los tratados sobre la morfología de los conductos radiculares
se suele pasar por alto un dato anatómico importante en relación
con los dientes de un solo conducto: este se localiza siempre en el
centro de un corte transversal de la raíz.19 Igualmente, la cavidad
pulpar se encuentra (o se encontraba, antes de la calcificación) en
el centro de un corte transversal de la corona.
Antes de preparar el acceso a un diente con la cavidad pulpar
calcificada, hay que medir la distancia desde la superficie oclusal
a la proyección del suelo de la cavidad pulpar en la radiografía
periapical preoperatoria o, preferiblemente, en una de aleta de
mordida, que es mucho más exacta. También se puede utilizar
una gran variedad de sistemas radiológicos digitales. A continuación, en la corona, se crea una cavidad de acceso de tamaño y
forma normales, a una profundidad equivalente a la del suelo de
una cavidad pulpar sin calcificar (v. fig. 8-36).
Otro aspecto importante de la anatomía normal de los conductos radiculares es el patrón geométrico que se observa en las cavidades pulpares de los dientes con varios conductos.60 Es necesario
proyectar mentalmente estos patrones geométricos y sus posibles
capítulo 8
variaciones sobre el suelo de la cavidad pulpar calcificada para
poder conocer la dirección de los conductos a su salida de la
cavidad. Para ello es necesario integrar inteligentemente las imágenes radiológicas bidimensionales con la anatomía dental tridimensional,6,29 así como mover el instrumento rotatorio o la punta
ultrasónica con mucha destreza y seguridad sobre el suelo pulpar.
Para facilitar este método de localización de los conductos muy
finos o calcificados, a continuación consideraremos la preparación
del acceso a la cavidad pulpar calcificada en cada tipo de diente
con posibles variaciones en los conductos.
Incisivos centrales y laterales
y caninos superiores
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En la figura 8-37, A se representa un incisivo superior con calcificación distrófica. El conducto radicular se localiza en el centro de
un corte transversal de la raíz. Si hacemos caso omiso de los
aspectos estéticos y de la integridad estructural, la preparación del
acceso ideal se localizaría en el borde incisal;58 sin embargo, la del
acceso convencional para este diente coincide exactamente con el
centro de la superficie palatina de la corona, vestibulolingual e
incisogingival (fig. 8-38, A). Formando un ángulo aproximado de
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Solución de problemas en el aislamiento dental 171
45° con el eje longitudinal y penetrando a una profundidad de
3-4 mm, la fresa suele alcanzar la cavidad pulpar en un diente de
tamaño medio (v. fig. 8-38, B). Sin embargo, cuando la cavidad
está calcificada, si se sigue penetrando a un ángulo de 45° con el
eje longitudinal, se pasará totalmente de largo el conducto y la
superficie vestibular de la raíz resultará perforada por debajo de la
inserción gingival. Por tanto, cuando la cavidad esté calcificada y
no se localice el conducto después de haber penetrado 3-4 mm,
será necesario modificar la trayectoria de la fresa y acercarse todo
cuanto sea posible al eje longitudinal del diente para evitar una
perforación. La penetración desciende por la parte lingual de la
preparación de acceso y a menudo se detiene para buscar el orificio
con un sonda endodóncica DG-16. En las excavaciones profundas
se puede cambiar la fresa por una redonda del calibre 2 de vástago
largo (o por una punta ultrasónica). Conviene reevaluar frecuentemente la dirección de penetración tanto visualmente como
mediante radiografías. En ocasiones no se encuentra nunca el
conducto y es necesario reconsiderar el plan de tratamiento.
Premolares superiores
El punto de la penetración coronal para acceder a estos dientes
comienza en el centro de la superficie oclusal y sigue el eje
Figura 8-37 A. Diagrama de un incisivo superior con calcificación distrófica. Las líneas discontinuas indican la posición central de la antigua
cavidad pulpar, similar a la de la figura anterior. B. La penetración de acceso forma un ángulo aproximado de 45° con el eje longitudinal de la raíz.
Hay que ampliar la abertura de acceso en sentido incisogingival para incluir todo el tercio medio de la corona. C. No se encuentra la cavidad
pulpar en el conducto calcificado. Si se sigue penetrando con la fresa, es posible que se produzca una perforación vestibular. D. Se ha producido
una perforación vestibular por profundizar excesivamente con la fresa sin un control radiológico adecuado de la angulación de la misma y de la
profundidad del conducto pulpar. E. Para prevenir una perforación, hay que cambiar la angulación de la fresa de 45° a un ángulo lo más paralelo
posible al eje longitudinal de la raíz.
172 capítulo 8
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Solución de problemas en el aislamiento dental
Figura 8-38 A. Incisivo central con la cavidad calcificada y un conducto dudoso. B. Tras penetrar profundamente, no fue posible localizar el
conducto, aunque se veía en la radiografía. El paciente optó por la cirugía periapical.
Figura 8-39 Forma del acceso y morfología de los conductos
característicos de un premolar con un solo conducto (A) y con dos
conductos (B). El acceso es muy amplio en sentido vestibulolingual,
y más estrecho en sentido mesiodistal.
longitudinal de la pieza.12,59 Dado que la cavidad pulpar tiene
una anchura vestibulolingual considerable en los premolares de
uno y dos conductos, conviene abrir una cavidad más ancha en
sentido vestibulolingual, y más estrecha en sentido mesiodistal
(fig. 8-39, A y B, v. también fig. 8-21, A).
Molares superiores
El diseño utilizado con más frecuencia para la preparación de un
acceso es un triángulo formado por los orificios de los dos conductos vestibulares y el conducto palatino.7,11,29,55,60 En muchos molares
con cavidades o conductos calcificados es habitual encontrar inicialmente uno o dos orificios sin grandes dificultades. Sin embargo,
los otros orificios pueden no identificarse tan fácilmente. En estas
circunstancias resulta muy útil hacerse una imagen mental del
patrón geométrico de los conductos6,7 (fig. 8-40, A). Los molares
superiores tienen en muchos casos cuatro orificios y posiblemente
cuatro conductos independientes (v. fig. 8-40, B). Cuando existe
un segundo conducto en la raíz mesiovestibular,46,56 se suele excavar
una ranura o zanja en línea recta desde el orificio mesiovestibular
Figura 8-40 A. La imagen oclusal de un molar superior muestra
una preparación de acceso convencional. En primer lugar, se localizan
y se amplían los orificios de dos conductos, y después se puede
identificar con exactitud el tercer conducto (X) en todos los casos.
B. Una vez identificados los tres conductos primarios, es posible localizar
el orificio del segundo conducto mesiovestibular abriendo un surco de
0,5 a 5 mm hacia el orificio del conducto palatino. La mayoría de los
segundos conductos se encuentran a 1-3 mm del orificio del conducto
mesiovestibular primario (X).
primario hacia el orificio palatino. Por lo general, si existe un
segundo orificio mesiovestibular o mesiopalatino, se encontrará en
algún punto a 0,5-5 mm en dirección al orificio palatino, a menudo
bajo un escalón cervical. En ocasiones, el orificio del cuarto conducto se localiza a una profundidad de 1-2 mm en el mesiovestibular o incluso en el palatino (v. fig. 8-23, C y D).
Incisivos, caninos y premolares
inferiores
Lo más frecuente en los incisivos, caninos y premolares inferiores es
que haya un solo conducto; cuando existe un segundo conducto,
casi siempre se localiza en una posición lingual a la del primero19
(v. fig. 8-15, A y B). En los incisivos y los caninos resulta especialmente
difícil localizar los segundos conductos (aun cuando estén muy poco
calcificados) debido a la angulación de la corona anatómica o a la
apertura de la cavidad de acceso convencional en la superficie lingual
capítulo 8
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Solución de problemas en el aislamiento dental 173
Figura 8-41 A. En un incisivo inferior con dos conductos, la preparación de acceso convencional orientará de forma invariable el
instrumento usado inicialmente hacia el conducto vestibular, haciéndolo pasar por encima del orificio del segundo conducto. B. En los caninos
y premolares inferiores, el segundo conducto se localiza casi siempre en la zona lingual. En la mayoría de los casos, el segundo conducto diverge
del conducto vestibular en un ángulo considerable, y hay que utilizar instrumentos muy finos para poder franquearlo. C. Radiografía de un primer
premolar extraído; desde el punto de vista proximal, se distinguen dos conductos diferentes.
(fig. 8-41). Una vez localizado y desbridado el conducto principal,
es importante ampliar el orificio en sentido lingual y sondar para
buscar el segundo orificio con una lima K del calibre 10 o 15 do
blada bruscamente a 1-2 mm de la punta. Si no se puede localizar
el conducto con esta técnica, se puede intentar descubrir el de un
conducto lingual usando taladros Gates-Glidden de los calibres 2,
3 y 4 o modeladores de orificios en la superficie lingual. El taladro
debe usarse de forma similar a una fresa redonda para preparar la
superficie lingual con movimientos amplios. Durante estos, el instrumento puede romperse, pero la fractura suele producirse en la
parte superior del vástago y esa posición permite extraer fácilmente
el fragmento roto. Si se localiza el conducto con cualquiera de estas
técnicas, incluso un segundo conducto de tamaño normal suele ser
tan estrecho como cualquier otro calcificado.
Figura 8-42 A. En un molar inferior con dos conductos,
ambos orificios se localizarán en la línea media mesiodistal. B. Si se
identifican dos conductos en un molar inferior y el orificio mesial
ocupa una posición claramente vestibular o lingual respecto de la
línea media mesiodistal, es probable que haya un segundo conducto
en la raíz mesial (X).
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Molares inferiores
La morfología más frecuente para la preparación de acceso en los
molares inferiores es un trapezoide formado por los dos conductos
de la raíz mesial y el ovalado de la distal7,11,19 (v. fig. 8-21, C y D).
El conducto distal suele ser bastante ancho en sentido vestibulolingual, y posee una morfología que obliga a preparar por separado
las partes vestibular y lingual del mismo. Aproximadamente en el
30-50% de los casos, los conductos distales son independientes,
lo que obliga a efectuar una excavación vestibulolingual más
amplia en la raíz distal cuando los conductos están calcificados.
En un pequeño porcentaje de casos, los segundos molares tienen
solo un conducto en cada raíz. Si se identifica uno en la raíz mesial,
conviene ampliar su orificio, tal como hemos descrito previamente, y valorar la simetría de los orificios. Cuando existen dos
conductos, ambos se localizan en la línea media mesiodistal
(fig. 8-42, A). Si, tras ampliar el orificio, el conducto mesial se
localiza asimétricamente en la zona vestibular o lingual en relación
con el conducto distal, es probable que la raíz mesial posea dos
conductos. Podemos imaginar que el segundo de ellos completa
el trapezoide descrito anteriormente (v. fig. 8-42, B). También en
este caso conviene preparar un surco al excavar en busca del orificio calcificado, ya que puede que se encuentre bastante cerca del
conducto identificado o, como mucho, a 3-4 mm de distancia.
Como en el caso del cuarto conducto de los molares superiores,
el orificio del mesiovestibular o mesiolingual puede encontrarse a
1-2 mm de profundidad en el único orificio mesial identificado.
Aunque la mayoría de los intentos para localizar los orificios de
los conductos muy calcificados suelen proporcionar buenos resultados, existe siempre el riesgo de producir una perforación. Al
introducir con la sonda, se percibirá un «ensanchamiento» característico si la excavación se acerca demasiado a la superficie radicular y la sonda penetra en una zona delgada de dentina residual.
Conviene detectar lo antes posible este tipo de accidentes terapéuticos para limitar los daños en el hueso subyacente. Otro signo
habitual de perforación accidental es el sangrado. El odontólogo
174 capítulo 8
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Solución de problemas en el aislamiento dental
debe distinguir rápidamente si ha llegado al orificio de un conducto
con pulpa hemorrágica o si ha perforado la superficie externa. En
primer lugar, un examen visual de la anatomía externa e interna le
indicará si el punto de sangrado está razonablemente cerca del
posible emplazamiento de un conducto. En segundo lugar, se
puede obtener una radiografía con una lima muy pequeña (0,06 o
0,08) introducida hasta el punto hemorrágico. Esta exposición
solo sirve para localizar el punto. No hay que intentar ampliar el
orificio hasta que hayamos confirmado que se trata del conducto.
En cuanto se descubre una perforación, hay que proceder a repararla con MTA.
Para facilitar la localización de un conducto calcificado y
evitar una posible perforación suele resultar muy útil obtener
una radiografía del diente con una sonda endodóncica dentro
de la excavación. Hay que colocar la punta de la misma en la
supuesta posición del conducto y mantener el instrumento con
la inclinación a la que se esté efectuando la excavación. A
menudo, se comprobará si la dirección de esta es la correcta a
través de una radiografía (fig. 8-43). En ocasiones, se comprueba
que la excavación no avanza en la dirección adecuada. Con la
ayuda de la radiografía, se puede corregir dicha dirección y
localizar el conducto (fig. 8-44).
Figura 8-43 A. Molar inferior sometido a tratamiento endodóncico, con un orificio distal calcificado. Para confirmar la posición y la
dirección de la preparación de acceso, se obtiene una radiografía con la sonda endodóncica introducida en la excavación. B. Ha sido posible
localizar y franquear con éxito el conducto.
Figura 8-44 A. Incisivo lateral superior, con el conducto calcificado, sometido a tratamiento endodóncico. La sonda endodóncica demuestra
que la dirección de excavación es incorrecta. B. Tratamiento de conductos radiculares completado con éxito después de haber corregido la
dirección de la excavación y localizado el conducto.
capítulo 8
Se puede encontrar una descripción más detallada de las
técnicas de solución de problemas iniciales y posteriores durante
el acceso a los orificios y a los conductos calcificados en el
capítulo 13, dedicado a los conductos radiculares con irregularidades anatómicas. No obstante, una vez localizado el orificio,
conviene remojar la cavidad con una solución templada (37 °C)
de hipoclorito sódico (NaOCl)10 para facilitar la digestión de los
restos orgánicos que puedan quedar. Aunque el NaOCl a temperatura ambiente resulta igualmente eficaz, una solución calentada (incluso hasta los 45 °C) ayudará al odontólogo a desbridar
con mayor rapidez la zona, incluyendo parte de los restos presentes en el orificio, especialmente si la sonda puede empezar a
penetrar 1-3 mm en el conducto.
Consideraciones clínicas
para la prevención y el tratamiento
de problemas que surgen en la
identificación de orificios
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• Para localizar un orificio es mejor utilizar una sonda
DG-16. Esta no penetra ni se atasca en la dentina sólida
pero, si existe un orificio, el instrumento penetrará
ligeramente en el mismo al presionar con fuerza y se
opondrá a su extracción, es decir, quedará clavado.
• Se puede confirmar la posición del conducto dejando
colocada la sonda y obteniendo una radiografía. Resulta
muy útil ampliar el campo visual con unas lentes
telescópicas o un microscopio quirúrgico. No obstante, a
menudo es mejor excavar la zona en la que probablemente
se encuentra el orificio sin utilizar un aumento excesivo para
mantener la visión de la anatomía general del diente.
• En muchos casos es posible determinar la posición del
orificio gracias al color de la dentina; es lo que se conoce a
veces como mapeo dentinario. El orificio puede parecer un
punto blanquecino dentro de una mancha general de
dentina amarillenta. Si esa ubicación coincide con la
previsible posición anatómica del orificio, hay que sondar
con fuerza la zona con una sonda DG-16.
Figura 8-45 La transiluminación con fibra óptica a través de la
pared vestibular mejora la visibilidad dentro de la cavidad durante
la búsqueda de los orificios de los conductos.
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Solución de problemas en el aislamiento dental 175
• Las calcificaciones que tapan el orificio pueden eliminarse
con el instrumento ultrasónico y una punta de tipo sonda.
Para excavar la calcificación se puede usar este instrumento
en seco o mojado. Durante la excavación, a menudo hay
que emplear la sonda DG-16 para sondar el orificio. Si no
se puede localizar el conducto, conviene obtener una
radiografía de la excavación para comprobar la posición del
punto de penetración más profundo. Normalmente, se
puede determinar mejor la dirección y la posición
introduciendo un instrumento endodóncico o una sonda en
la excavación antes de exponer la radiografía.
• Cuando el diente no tiene una corona artificial, también
puede ayudarnos a localizar el orificio la transiluminación
con fibra óptica desde la superficie vestibular o lingual
(fig. 8-45).
• La aplicación de una pequeña cantidad de azul de metileno
al 1% sobre el suelo de la cavidad pulpar (v. fig. 8-6, C)
puede ayudarnos a detectar la acumulación de dentina poco
mineralizada que puede llenar un orificio calcificado
parcialmente. También puede ser útil para identificar o
confirmar la existencia de posibles fracturas.45
Bibliografía
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Solución de problemas en el aislamiento dental
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capítulo 9
|
Solución de problemas en la determinación de la longitud de trabajo 177
Capítulo 9
Solución de problemas
en la determinación de la longitud
de trabajo
Los procesos de curación que tienen lugar tras
la eliminación de la pulpa dental se producen en el tejido
inmediatamente adyacente al punto en el que dicha pulpa
ha sufrido el daño. Por consiguiente, es muy importante
mantener la vitalidad de esos tejidos para posibilitar la
curación.35
R. Kronfeld, 1933
Sin embargo, si el diente produce molestias
o presenta una zona de rarefacción, hay que acceder
a su ápice para poder franquear el conducto en toda
su longitud y alcanzar los tejidos periapicales.24
L. I. Grossman, 1946
Entre los factores que pueden influir [en el método
empleado para determinar la longitud de trabajo] se
encuentran la calidad de las radiografías, la superposición
de estructuras anatómicas o las anomalías en la posición
del agujero del conducto radicular.
D. H. Pratten, N. J. McDonald, 1996
Durante muchos años, el ápice dental ha sido objeto de numerosos
estudios anatómicos y terapéuticos.* Se aceptan como normales las
variaciones anatómicas en esta región, aunque los parámetros terapéuticos contemporáneos en relación con estas aberraciones siguen
siendo fuente de problemas y de controversia.
*Referencias 2-5, 11, 12, 15, 25, 26, 31, 35 y 36.
© 2012. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos
Lista de solución de problemas
En este capítulo se abordan los siguientes aspectos y dificultades de
solución de problemas en la determinación de la longitud de trabajo:
Fundamentos anatómicos de los problemas
en la determinación de la longitud de trabajo
Anatomía radicular apical y sus repercusiones
en la longitud de trabajo
Determinación de la longitud de trabajo: técnica radiográfica
Determinación de la longitud de trabajo: localizador
apical electrónico
Determinación de la longitud de trabajo: otras técnicas clínicas
Controversias y problemas del estado pulpar y periapical,
y sus repercusiones en la determinación de la longitud
de trabajo y las opciones
Implicaciones posterapéuticas y resultados
del tratamiento de conductos radiculares basados
en las filosofías de la longitud de trabajo
Fundamentos anatómicos
de los problemas
en la determinación
de la longitud de trabajo
En los mamíferos, el ápice dental constituye una unidad biológica muy compleja formada por cemento, dentina, vasos sanguíneos, nervios y tejido conjuntivo. Se ha comprobado que
uno de los factores de los que depende el éxito a largo plazo del
tratamiento de conductos radiculares es la relación entre los
métodos de instrumentación y obturación y la anatomía del
ápice dental.41,47,53 Es muy importante conocer bien la morfología del sistema de conductos radiculares, incluido el ápice.
La formación y el desarrollo de la raíz dependen de la vaina
radicular epitelial de Hertwig (VREH), que determina la forma
externa de la raíz. La VREH es una capa doble de células
epiteliales que se forma por una proliferación del epitelio dental
177
178 capítulo 9
|
Solución de problemas en la determinación de la longitud de trabajo
Figura 9-1 Vestigios de la vaina radicular epitelial de Hertwig
(VREH) (flecha) en la estructura radicular en desarrollo. Está formada
por una capa de epitelio de esmalte interno y externo, y se encarga de
formar la raíz invaginándose hacia el hueso alveolar.
interno y externo (fig. 9-1). El reborde de esta vaina, el diafragma epitelial, rodea el orificio apical primario. Los dientes
multirradiculares se forman por la división de dicho agujero en
dos o más partes por «lenguas» de epitelio que crecen hacia
dentro a partir de la VREH. Por tanto, el número, el tamaño
y la morfología externa de las raíces dependen de la vaina
radicular. Una vez que comienza la formación de las raíces, la
VREH se fragmenta y forma una red fenestrada que recibe el
nombre de restos celulares epiteliales de Malassez. Al desintegrarse
la vaina radicular, las células del tejido conjuntivo se diferencian
en cementoblastos, que depositan cemento sobre la dentina. Si
la VREH se desintegra antes de que se haya elaborado la dentina,
se formará un conducto lateral (figs. 9-2 a 9-4) —una entidad
anatómica que tiene sus propias consecuencias clínicas (v. capítulo 18)—. Las raíces completan su crecimiento aproximadamente de 3 a 4 años después de la erupción dental, mientras
que el cierre apical se produce algunos años después.
Existe una gran variabilidad en la morfología externa del segmento
radicular apical de los dientes permanentes humanos con los ápices
radiculares completamente desarrollados (fig. 9-5). En las piezas
jóvenes con los ápices desarrollados parcialmente suele observarse una
abertura infundibular que contiene tejido conjuntivo (papila dental)
(fig. 9-6). Cuando el ápice madura, esta abertura se cierra y se deposita
cemento en el ápice, un proceso que continúa durante toda la vida
para compensar la pérdida de estructura dental coronal a causa de la
erosión, la abrasión o el desgaste. Se ha podido demostrar este cambio
gradual en la morfología del complejo apical «normal»;35 otros estudios
indican que, con el paso del tiempo, el centro del agujero se desvía
cada vez más del vértice o centro apical.55 Los procesos de reabsorción
alteran también la morfología del complejo apical (figs. 9-7 y 9-8;
v. también capítulos 3, 13 y 19). Estos procesos de reabsorción pueden
deberse a la remodelación normal, al movimiento ortodóncico de los
dientes, o a la inflamación de los tejidos pulpares o perirradiculares.
Figura 9-2 Vista palatina de una raíz mesiovestibular de un
primer molar superior en la que se observan varios orificios en el
tercio apical de la raíz.
Figura 9-3 Conducto lateral bastante grande que nace de los
conductos mesiales y desemboca en la superficie distal de la raíz mesial,
como muestra su relleno durante la obturación. Obsérvese la lesión lateral.
La morfología interna del extremo del conducto radicular depende
de los odontoblastos responsables del desarrollo de la dentina. La
transición entre los rasgos morfológicos internos y externos se
produce en la zona de la unión cemento-dentina (UCD), definida
histológicamente por los odontoblastos. Se considera que el tejido
coronal de esta región es pulpar. Sin embargo, el tejido blando
presente en la parte del conducto situado en sentido apical a la UCD
no es pulpa dental sino un tejido conjuntivo fibroso que deriva del
ligamento periodontal, y aporta los vasos y nervios que entran y salen
de la pulpa (fig. 9-9).5 A su paso por la zona del ligamento periodontal (LPD), las paredes de esa parte del conducto están cubiertas
por cemento. Los conductos radiculares se van estrechando desde el
capítulo 9
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Solución de problemas en la determinación de la longitud de trabajo 179
Figura 9-4 A. Indicios histológicos de un conducto lateral de gran tamaño en un corte transversal del premolar inferior. Obsérvese el desarrollo de
una lesión quística en la superficie lateral de la raíz. B. Fotografía de un conducto lateral obtenida con el microscopio electrónico de barrido (×1.800).
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Figura 9-5 La existencia de múltiples terminaciones apicales
plantea problemas clínicos al determinar la longitud de trabajo y
limpiar, modelar, desinfectar y obturar los conductos.
Figura 9-6 En esta vista general de una raíz inmadura en
proceso de formación se observa una gran papila dental y una vaina
radicular que avanza por la izquierda y la derecha. La flecha señala
unos vestigios de la vaina epitelial.
Figura 9-7 A. Ápice radicular reabsorbido. B. En la imagen del mismo ápice radicular obtenida con el microscopio electrónico de barrido se
aprecian importantes irregularidades (×2.000).
180 capítulo 9
|
Solución de problemas en la determinación de la longitud de trabajo
extremo coronal hasta la constricción (agujero menor), su parte más
estrecha, que suele localizarse en la dentina, aunque no necesariamente. Las investigaciones iniciales demostraron que «el conducto
pulpar presenta una anatomía muy variable en el tercio apical».5
Actualmente la morfología interna de la constricción se clasifica en
cinco categorías principales: punto de constricción único, constricción gradual, constricción múltiple, constricción paralela y constricción bloqueada (fig. 9-10).17 En la zona apical a la constricción,
los conductos radiculares vuelven a divergir hacia el agujero mayor,
que se encuentra dentro del cemento. Esta configuración en forma
de reloj de arena obliga a limitar la limpieza, el modelado y la
obturación de los conductos al interior de la dentina, sin extenderse
más allá de la constricción apical o el agujero menor.
La parte apical del sistema de conductos radiculares es la que
presenta el mayor número de ramificaciones; el 27,4% de los
dientes poseen conductos accesorios y laterales o una arborización muy extensa, también conocida como delta apical (fig. 9-11;
v. también fig. 9-5).16 Su existencia obliga a usar medidas
Figura 9-8 En esta radiografía se observa la reabsorción de los
ápices radiculares de dos dientes. El diente de la izquierda presenta un
efecto externo invaginado por reabsorción apical que ha alterado la
posición de la unión cemento-dentina.
Figura 9-10 Diferentes posibilidades para la desembocadura del
conducto en la unión cemento-dentina.
Figura 9-9 Ápice radicular, después de quedarse corto con
la obturación del conducto radicular (OCR). Signos histológicos de
síntesis de tejido duro (flechas negras) formado a partir de células del
ligamento periodontal (LPD) junto al material de obturación radicular.
Obsérvese la formación de cemento (flechas blancas) en la cara interna
del orificio apical.
Figura 9-11 Formación de un delta apical en un diente
desmineralizado y diafanizado. Obsérvese la presencia de cálculos
pulpares en varios conductos pequeños.
capítulo 9
|
Solución de problemas en la determinación de la longitud de trabajo 181
Figura 9-12 A. El orificio apical ocupa una posición coronal en relación con el ápice radicular. B. Demostración histológica y verificación de
esta posición (tinción con HyE, ×4).
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
complementarias de limpieza mecánica y modelado para poder
garantizar un desbridamiento correcto de los conductos radiculares (v. capítulos 10 y 11). Con toda probabilidad, la limpieza
de estas estructuras aberrantes no resulta ni mucho menos imposible; en realidad, los tejidos que contienen estas ramificaciones
pueden contribuir a la curación apical definitiva.3,31
En distintos estudios se ha podido comprobar que los agujeros
mayores de la mayoría de los dientes humanos están lejos del ápice
radiográfico y anatómico9,36 (fig. 9-12). Igualmente, el agujero
mayor se encuentra a una distancia media de 0,5 mm del agujero o
constricción menor (v. fig. 9-12, B).9 Todas estas variaciones anatómicas repercuten directamente en las decisiones clínicas que hay que
tomar durante el tratamiento de conductos radiculares, como el
lugar en el que debe terminar la obturación radicular.30 Es fácil
conjeturar la posición ideal de ese punto, pero con relativa frecuencia este objetivo puede mostrarse bastante esquivo al odontólogo.
Los resultados clínicos finales y los hallazgos radiológicos suelen
confirmar o refutar esta elección terapéutica.41,47,53
Anatomía radicular apical
y sus repercusiones
en la longitud de trabajo
En muchos casos resulta imposible conocer con exactitud la posición del agujero y de la constricción apicales hasta después de haber
obturado el conducto.30 No obstante, si conocemos las posibles
variaciones tridimensionales (p. ej., reabsorción o cambios como
consecuencia de la edad, de los traumatismos, del movimiento
ortodóncico, de la patología perirradicular o de las afecciones
periodontales), podemos prevenir algunos daños importantes
durante la determinación de la longitud de trabajo y la instrumentación hasta el cemento formado alrededor de la dentina apical y
hasta los tejidos periapicales.18 Además, podemos limitar la salida
de residuos, de medicamentos empleados en el tratamiento de
conductos radiculares y de materiales de obturación, evitando así
posibles complicaciones postoperatorias.10,14,31,37,60
En la séptima edición de Glossary of Endodontic Terms, la
longitud de trabajo de un diente se define como la distancia que
hay entre un punto de referencia coronal y aquel en el que debe
terminar la preparación y obturación del conducto.21 A este
respecto, se ha podido identificar histológicamente que el final
apical ideal de la longitud de trabajo coincide con la UCD. En
esta unión se produce una constricción o estrechamiento del
espacio del conducto (constricción menor) que representa un
punto ideal para preparar un asiento apical en dentina sana. Sin
embargo, como ya hemos explicado anteriormente, las características de esta constricción pueden variar considerablemente, lo
que repercutirá en cualquier técnica que utilicemos para determinar la longitud de trabajo.26,43,44 Por otra parte, no debemos
confundir la constricción con el orificio apical (constricción
mayor), ya que la primera casi nunca se encuentra en el extremo
de la raíz.7,8,10,27-29
La distancia entre el agujero y la constricción depende de
multitud de factores, como un mayor depósito de cemento o de
reabsorción radicular (fig. 9-13, A). En ambos procesos influyen
considerablemente distintos factores. Especialmente en los trastornos periodontales, la UCD no tiene un aspecto anatómico ni
una localización predecibles, debido a la reabsorción o al depósito de cemento, que pueden penetrar bastante en el conducto
radicular (v. fig. 9-13, B). La posición del agujero y de la UCD
en la raíz puede variar mucho, desde el ápice radiográfico directo
hasta una distancia de 3 mm o más del ápice radiográfico en
sentido coronal, dependiendo de la morfología particular de
cada raíz (fig. 9-14). Estas posibles variaciones anatómicas repercuten considerablemente en la región o posición exacta a la hora
de determinar la longitud de trabajo, y de interrumpir la instrumentación y la obturación del conducto radicular.
182 capítulo 9
|
Solución de problemas en la determinación de la longitud de trabajo
Figura 9-13 A. Molar inferior con signos de reabsorción radicular apical como consecuencia de la necrosis e infección de la pulpa dental,
que ha destruido la unión cemento-dentina. B. Prueba histológica de la reabsorción apical del segmento externo (flechas negras) y del depósito de
cemento (flechas blancas) en el interior del orificio apical (tinción con HyE, ×10).
Figura 9-14 Fotografía apical de un diente con una raíz en forma
de C. Obsérvese la morfología radicular alrededor de las salidas de los
conductos allí donde el cemento se invagina hacia el agujero. Unas
limas K (flechas) han salido del conducto mucho antes de alcanzar la
verdadera superficie radicular. Los orificios verdaderos son mucho
mayores que las salidas de los conductos, tal como indica la anchura
de las líneas rojas. En estos casos, si se toma como longitud de trabajo
toda la longitud radicular, se pueden provocar efectos destructivos
sobre el tejido periapical.
Antes de establecer una longitud de trabajo definitiva, el acceso
coronal a la cavidad pulpar debe proporcionar una entrada en
línea recta al orificio del conducto, facilitando de ese modo la
posterior penetración en el mismo (v. capítulo 8). En los dientes
anteriores, si no se elimina el escalón lingual o el reborde incisal,
puede haber problemas para acceder en línea recta; en tal caso,
puede que no se penetre hasta la UCD, no se localicen todos los
conductos existentes o se penetre con los instrumentos en la pared
del conducto, con la consiguiente formación de escalones. En las
piezas posteriores (especialmente en los molares o en los premolares multirradiculares), si no se eliminan los escalones o prominencias cervicales, se puede pasar por alto algún conducto o
atascar el instrumento de penetración en el tercio coronal del
conducto y formar un escalón (v. capítulo 8). La posibilidad de
penetrar sin impedimentos hasta la UCD resulta crucial para
poder determinar la longitud de trabajo del conducto radicular.
De acuerdo con las recomendaciones actuales para la preparación
inicial de los conductos, conviene utilizar técnicas previas de ensanchamiento antes de penetrar en sentido corono a apical para determinar la longitud de trabajo, en vez de penetrar inmediatamente
hasta la región apical.39,54 Se insiste especialmente en la conveniencia de acceder en línea recta al tercio radicular del conducto, y de
dedicar bastante tiempo y trabajo a la preparación de los dos tercios
coronales de la raíz antes de penetrar hasta el ápice.39,54 De este
modo, se eliminan obstáculos coronales al instrumento de medición
y se facilita la penetración hasta la UCD.
Sin embargo, en los conductos curvos, una vez que se ha
conseguido el acceso en línea recta, la longitud de trabajo puede
cambiar, especialmente si se condensa algún residuo en la curvatura y no se elimina de vez en cuando. A este respecto se han
propuesto distintas técnicas cuyo uso racional es muy recomendable.38 Si se obtiene la longitud de trabajo antes de acceder en
línea recta, puede que sea 1 mm más corta, o incluso más,
después de preparar los dos tercios coronales. El acceso en línea
recta elimina el codo del orificio del conducto y coloca la lima
en una posición más vertical y cercana al punto de referencia.
Después de establecer un acceso en línea recta al conducto, se
obtendrá una longitud de trabajo más exacta (fig. 9-15). Esto
no impide que haya que obtener una longitud de trabajo preliminar antes de preparar los dos tercios coronales si es necesario para conocer mejor la forma de la raíz, la morfología del
conducto y la permeabilidad del agujero, así como para no
bloquear el conducto. A este respecto, pueden ser muy útiles el
conocimiento de la longitud media del diente, el sentido del
tacto o el uso de la radiografía digital. No obstante, una vez
logrado el acceso en línea recta, es necesario obtener una longitud de trabajo más exacta.
Durante la preparación de la abertura de acceso hay suprimir
toda la caries, el esmalte socavado y las restauraciones defectuosas,
con el objeto de establecer unos puntos de referencia estables que
nos ayuden a determinar la longitud de trabajo (v. capítulo 8).
Esto resulta especialmente útil cuando se requiere más de una
sesión para completar el tratamiento. Los puntos de referencia
característicos son aquellos que se encuentran más cerca de la
lima, y pueden identificarse con exactitud durante el proceso de
limpieza y modelado.18 Si la corona está muy deteriorada y se
prevé un trabajo de restauración considerable, conviene reducir
capítulo 9
|
Solución de problemas en la determinación de la longitud de trabajo 183
la estructura dental socavada para evitar posibles fracturas entre
una sesión y otra, lo que podría alterar la longitud de trabajo ya
medida; esto permite, además, prevenir los problemas periodontales y restauradores asociados que pueden surgir si la fractura
atraviesa el ligamento periodontal (v. capítulo 17).
Los procesos patológicos que favorecen la reabsorción apical
pueden destruir la constricción natural de la UCD (fig. 9-16). Esto
dificultará la elección de una posición biológicamente aceptable a la
que establecer la longitud de trabajo. Generalmente, el proceso de
reabsorción da lugar a un extremo radicular con un aspecto irregular
y desigual en las radiografías, y con pocos indicios acerca del lugar
más adecuado para preparar un tope apical. Es posible determinar
el grado de reabsorción del extremo radicular en la superficie proximal, pero el grado de pérdida dental vestibular y lingual es muy
ambiguo. No es posible identificar la posible reabsorción vestibular
o lingual hasta que se ha desmineralizado el 20-40% de la estructura
radicular y esta muestra algún signo de reabsorción por reposición.1
Si la reabsorción apical da lugar a un borde proximal desigual o
festoneado en las radiografías, ya se ha producido una reabsorción
tridimensional considerable, lo que complicará aún más la determinación de la longitud de trabajo. En estos casos, el odontólogo debe
confiar en su buen juicio y recurrir a la experiencia, al sentido del
tacto y a unas técnicas de diagnóstico radiológico fiables para poder
crear un toque apical o reforzar un estrechamiento o constricción
Problema Clínico
Problema: un hombre de 19 años sentía molestias leves en el
canino superior izquierdo. Utilizaba aparatos ortodóncicos desde
hacía 18 meses. El diente era ligeramente doloroso a la percusión y a
la palpación, y su respuesta a las pruebas de sensibilidad fue bastante
inferior a la del canino contralateral. En la radiografía se observaban
signos importantes de reabsorción en la superficie mesiomesial y
posibles indicios de reabsorción apical (fig. 9-17, A).8 Preocupaba el
grado de reabsorción mesial y se planteaba la duda de si el tratamiento
de conductos radiculares detendría o no el proceso de reabsorción.
Había que determinar el lugar hasta dónde llegaría la longitud de
trabajo; invariablemente, estos dientes experimentaron algún grado
de reabsorción o remodelación apical durante los 18 meses de movimiento ortodóncico. (Se puede ver que el incisivo lateral y el premolar
adyacentes habían sufrido una reabsorción muy extensa.)
Solución: se estableció la longitud de trabajo del diente por
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Figura 9-15 Cuando existen curvas, como en la raíz
mesiovestibular, es fundamental preparar un acceso en línea recta.
debajo de la reabsorción apical observada (v. fig. 9-17, B). En la
radiografía digital realzada se observa que el ápice está festoneado.
Se procedió a limpiar, modelar, desinfectar y obturar con gutapercha y sellador, sin llegar hasta el ápice reabsorbido previsto. Seis
meses después, se pudo observar una respuesta ósea favorable y
confirmar el cese de la reabsorción lateral (v. fig. 9-17, C).
Figura 9-16 A. Demostración histológica de la reabsorción apical invasiva y del modo en que destruye la unión cemento-dentina.
B. Longitud de trabajo establecida a la altura del punto más estrecho del conducto cuando se observa reabsorción apical
invasiva (flecha).
184 capítulo 9
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Solución de problemas en la determinación de la longitud de trabajo
Figura 9-17 A. Canino superior sometido a movimiento ortodóncico. Obsérvese el defecto de reabsorción lateral (flecha). B. Se determina la
longitud de trabajo. C. Seis meses después se observa un entorno estable. Las radiografías son proyecciones digitales mejoradas. (Por cortesía del
Dr. Paul Buxt, Dallas, TX.)
apical. Si el extremo de la raíz está muy abierto como consecuencia
de la reabsorción, los localizadores apicales electrónicos son poco
fiables y tienen muy poca utilidad clínica. Por tanto, es necesario
identificar el punto más coronal de la raíz por encima del ápice
reabsorbido que muestre una radiodensidad normal.28,52 Hay que
usar esa posición como nuevo ápice radiográfico y establecer una
longitud de trabajo de 1 a 2 mm en sentido coronal a ese punto.28
Cuando la reabsorción radical es muy extensa e irregular, la nueva
longitud de trabajo puede disminuir 5 mm o más en sentido coronal
en relación con el ápice radicular original.
A menudo se utiliza un tope de silicona para medir la
longitud de trabajo y volver a un punto de referencia seguro
(v. capítulo 10). Conviene asegurarse de que el tope se mantiene en la lima y medir perpendicularmente a la misma (fig.
9-18). En caso contrario, pueden producirse diferencias de
longitud de 1 mm o más entre las limas, lo que puede favorecer
la perforación y el raspado del orificio apical, o bien impedir
una limpieza y un modelado correctos del asiento apical, con
la correspondiente pérdida de longitud. Algunos topes se
comercializan en forma de lágrima o con muescas y pueden
colocarse para indicar la curvatura del instrumento en función
de la del conducto; resultan fundamentales para mantener la
longitud de trabajo una vez establecida. La mayoría de los instrumentos intraconducto, si no todos, tanto los de níqueltitanio (NiTi) como los de acero inoxidable, vienen ya con
topes en sus vástagos.
Determinación de la longitud
de trabajo: técnica radiográfica
Las radiografías resultan cruciales para la práctica correcta de la
endodoncia durante el diagnóstico, el tratamiento y la evaluación postoperatoria (v. capítulos 2 y 3).6,29,36,42 Antes de iniciar
el tratamiento, el estudio radiológico del diente y de las estructuras perirradiculares proporciona al odontólogo información
esencial, necesaria para hacerse una imagen mental del complejo
apical.42
Figura 9-18 La colocación incorrecta del tope de la lima puede
alterar considerablemente la exactitud de la longitud de trabajo.
El método aceptado generalmente para establecer la longitud
de trabajo de un conducto radicular consiste en obtener una radiografía periapical con un instrumento endodóncico (una lima K de
acero inoxidable o una de NiTi) introducido en el conducto.18,34
Este método proporciona resultados aceptables en la mayoría de
los casos (fig. 9-19), especialmente cuando se utilizan técnicas
radiológicas digitales mejoradas en los dientes posteriores. Sin
embargo, hay otros factores que pueden complicar la toma de
decisiones durante esta fase del tratamiento de conductos radiculares, y este método tiene algunos inconvenientes o limitaciones
capítulo 9
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Solución de problemas en la determinación de la longitud de trabajo 185
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Figura 9-19 A-C. La radiografía digital realzada con imágenes claras permite valorar adecuadamente el tratamiento efectuado en este
segundo molar superior.
que pueden mermar la exactitud final de la longitud de trabajo
utilizada. El problema principal radica en la calidad de la radiografía obtenida, en la que influyen la correcta colocación de la
película, la angulación de la cabeza del tubo de rayos, el tiempo de
exposición y el revelado de la película (v. capítulo 2). Si intentamos
leer e interpretar los hallazgos (p. ej., posición de la punta de una
lima en el conducto radicular, ángulo de la curvatura radicular) en
una radiografía expuesta que no cumple los requisitos aceptados
para una imagen dental diagnóstica, esto tendrá consecuencias
inmediatas sobre la calidad de todo el tratamiento de conductos
radiculares. También echaremos por tierra el concepto de solución
de problemas, que se basa en el proceso de evaluación paso a paso,
con identificación de las desviaciones de los parámetros aceptados
y la supresión de las mismas antes de completar el proceso. Si
utilizamos datos erróneos obtenidos a partir de una radiografía
dental no diagnóstica, ilegible o por lo demás ininteligible, podemos
crear problemas adicionales durante el tratamiento, como la instrumentación por debajo del extremo de la raíz, la formación de
escalones en el conducto, la pérdida de longitud y otras complicaciones asociadas (v. capítulos 2 y 3).18 En muchos casos, la mala
calidad de las radiografías puede atribuirse a la incapacidad del
odontólogo para afrontar adecuadamente algunos factores como el
reflejo del vómito, la macroglosia y la poca profundidad del suelo
de la boca o del paladar. Todos estos problemas solo pueden
solucionarse aceptando inicialmente su posible existencia. En la
mayoría de los casos, la pericia técnica, la autoridad y la seguridad
ayudan a solventar estos posibles impedimentos y a obtener una
radiografía dental de calidad, especialmente con el dique de goma21
colocado. En caso contrario, podemos exponer al paciente a una
radiación adicional innecesaria.
Las radiografías dentales presentan también algunas limitaciones inherentes; probablemente, la más importante de ellas es que
proporcionan solo una imagen bidimensional de un objeto tridimensional. Si a esto unimos la variabilidad anatómica del orificio
y de la constricción apicales en relación con el extremo radicular,
las radiografías resultan un medio poco idóneo para determinar la
longitud de trabajo.17 Por otra parte, puede producirse una superposición de los rasgos anatómicos normales y de los cambios patológicos en la anatomía apical normal.18 La presencia de una
radiotransparencia puede ayudarnos a interpretar una imagen
radiológica debido al cambio de densidad que se produce. Asimismo, la presencia de una radiopacidad, como el arco cigomático
(fig. 9-20), puede ocultar los ápices del primer y el segundo molares
superiores. Esta posibilidad se observa en el 20 y en el 42% de los
ápices de los primeros y los segundos molares, respectivamente.18
Independientemente de estos problemas, la radiografía representa un componente indispensable del tratamiento de conductos radiculares, y se han propuesto diferentes formas para
determinar la longitud de trabajo. Con el método descrito por
Ingle,34 primero se establece una longitud de trabajo aproximada
a partir de una radiografía preoperatoria bastante exacta. A continuación, se introduce una lima, preferiblemente del calibre
ISO 15 o superior, a la longitud de trabajo estimada y se obtiene
una segunda radiografía. Si el extremo de la lima queda a menos
186 capítulo 9
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Solución de problemas en la determinación de la longitud de trabajo
Figura 9-20 A. Referencias anatómicas que bloquean la visión del ápice radicular al intentar determinar la longitud de trabajo. B. La imagen
digital realzada e invertida proporciona algunos detalles adicionales, pero no sirve como radiografía correctamente colocada y expuesta.
de 1 mm de la posición ideal, se acepta que la radiografía representa con exactitud la longitud del diente. Otros investigadores
recomiendan confirmar la longitud de trabajo con una nueva
radiografía cuando hay que efectuar ajustes de 2 mm o más.13
Este método suele proporcionar resultados aceptables, especialmente cuando la pulpa está inflamada pero viva.
No obstante, persiste la controversia en aquellos casos en los
que se considera que la pulpa ya no es vital, especialmente en
presencia de una radiotransparencia periapical obvia y/o cuando
el paciente experimenta dolor (fig. 9-21).57 El éxito de este
método depende de dos factores: 1) la exactitud de la radiografía obtenida con la lima dentro del conducto, y 2) la garantía
de que la lima no se mueve de su posición original antes de
extraerla del conducto después de haber examinado la radiografía de la longitud de trabajo.28 El odontólogo tiene la responsabilidad de examinar la radiografía de la longitud de trabajo
para comprobar la posición de la lima dentro del diente y
también la inclinación correcta de la misma; hay que desechar
las radiografías acortadas o alargadas, ya que no son diagnósticas.
Para poder obtener rápidamente radiografías claras y diagnósticas es preferible recurrir a la radiografía digital, que permite
mejorar las imágenes obtenidas (v. capítulo 3).58
Una vez que se obtiene una radiografía aceptable de la longitud
de trabajo, el mayor problema al que se tiene que enfrentar el odontólogo es el de la interpretación de los datos. En numerosos estudios
se han detectado problemas en la interpretación de las radiografías,
observándose diferencias entre unos operadores y otros, así como
entre las interpretaciones de un mismo operador.22 En las radiografías
expuestas mediante una técnica de ángulo recto puede producirse un
aumento del tamaño de las imágenes; algunos consideran que combinando un dispositivo de paralelismo y una rejilla en la radiografía
previa al tratamiento es posible controlar las mediciones en todo
momento. Si se utiliza la técnica de la bisectriz, la distancia de la lima
introducida en el diente hasta el vértice apical es 0,7 mm menor que
la posición anatómica verdadera de la lima en las radiografías.
Para la determinación radiológica de la longitud de
trabajo en los dientes monorradiculares suele bastar con
obtener una radiografía paralela a la superficie frontal de la
cabeza del tubo de rayos X (fig. 9-22). En estos casos, son
muy pocas o ninguna las estructuras anatómicas que se
superponen a la raíz, y resulta muy sencillo determinar la
longitud. En los dientes multirradiculares, la superposición
de las limas y la presencia de determinadas estructuras anatómicas pueden impedir en muchos casos una evaluación
sencilla de la longitud de trabajo.
Un método, a menudo incomprendido, empleado para la
determinación radiológica de la longitud de trabajo consiste en
la aplicación de la regla del objeto vestibular, o regla mnemotécnica SLOB (same lingual, opposite buccal; mismo lingual, opuesto
vestibular), mediante la que se puede ubicar con bastante predictibilidad las estructuras anatómicas vestibulares o linguales en
la radiografía (v. capítulo 3).18 Utilizando esta regla, es posible
visualizar y distinguir entre sí cada una de las limas introducidas
en las raíces vestibulares y linguales de todos los dientes posteriores, y también en las de muchos de los anteriores con dos
conductos o raíces (fig. 9-23). Podemos cambiar la posición de
las raíces mesiovestibulares y distovestibulares de los premolares
y molares superiores para poder visualizar la raíz palatina, y desplazar el arco cigomático alejándolo de los ápices radiculares de
los molares para visualizar mejor las limas introducidas para
determinar la longitud de trabajo (fig. 9-24).
La experiencia clínica parece indicar que la principal razón
para no utilizar la regla del objeto vestibular es la imposibilidad de interpretar los datos con rapidez y sencillez. En pocas
palabras, cuando movemos el tubo de rayos X en alguna dirección, la lima o la estructura en posición lingual se moverá con
el tubo. Asimismo, si desplazamos el tubo a una posición
mesial o distal, el objeto vestibular se moverá en la dirección
contraria, es decir, en sentido distal o mesial, respectivamente.
En la mayoría de los casos, un pequeño cambio de 20-30° nos
permite visualizar el objeto deseado sin impedimentos. Esta
regla funciona también en los planos horizontal o vertical. Por
ejemplo, si introducimos una limas en los conductos mesiovestibular y mesiolingual de un molar inferior para determinar
la longitud de trabajo y desplazamos en sentido mesial 20-30°
el tubo de rayos colocado en dirección horizontal, el conducto
(la lima) lingual se moverá en sentido mesial —es decir, en la
misma dirección que el tubo (fig. 9-25)—. El conducto (la
lima) vestibular se moverá en dirección contraria, esto es, en
sentido distal. Asimismo, dado que el arco cigomático ocupa
una posición vestibular en relación con los ápices radiculares
de los molares superiores, si reducimos la angulación vertical
capítulo 9
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Solución de problemas en la determinación de la longitud de trabajo 187
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Figura 9-21 A. Este canino inferior presenta una radiotransparencia periapical y supuestamente está desvitalizado. Muchos odontólogos optarían
en estos casos por penetrar hasta el orificio apical y obturar la raíz en toda su longitud, alegando que sin este tratamiento no se puede conseguir la
curación. B. Se establece una longitud de trabajo inferior a la radicular, pero hasta la constricción natural, y se obtura el conducto. C. Doce meses
después se observan signos de curación y el paciente no manifiesta ningún síntoma. (Por cortesía del Dr. Erick Menegazzo, Dallas, TX.)
del tubo para colocarlo en una posición más paralela, el arco
cigomático se desplazará en sentido apical respecto de los
ápices radiculares (por encima de los mismos). Para alejar la
raíz mesiovestibular de la palatina habría que inclinar horizontalmente el tubo en sentido distal.
Si utilizamos una técnica paralela y unos ángulos constantes y
reproducibles, un ligero cambio de 20-30° en la inclinación horizontal o vertical del tubo nos permitirá desplazar de forma predecible las raíces y estructuras para poder determinar con exactitud
la longitud de trabajo. Aunque se requiere tiempo y experiencia
para llegar a dominar esta técnica, una vez que se conoce bien
simplifica considerablemente la determinación de la longitud de
trabajo, ya que reduce los problemas que pueden surgir durante
la interpretación de una radiografía no diagnóstica. Por tanto,
mejorará la calidad del tratamiento de conductos radiculares.
Determinación de la longitud de
trabajo: localizador apical electrónico
Figura 9-22 Exposición radiológica simple de los dientes
anteriores con el ángulo adecuado para conseguir una determinación
más exacta de la longitud de trabajo.
Desde hace casi 40 años existen localizadores apicales electrónicos
(LAE) para medir la longitud del conducto radicular.56 El funcionamiento de estos instrumentos se basa en el principio de que la
188 capítulo 9
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Solución de problemas en la determinación de la longitud de trabajo
Figura 9-23 Aplicación de la regla del objeto vestibular o SLOB (same lingual, opposite buccal; mismo lingual, opuesto vestibular) con la
radiografía digital para determinar la longitud de trabajo en un premolar superior con dos raíces divergentes. A. Radiografía preoperatoria.
B. Colocación del cono en posición mesial con el haz de rayos orientado en sentido distal. La raíz vestibular es la que ocupa la posición más distal.
Figura 9-24 Aplicación de la regla del objeto vestibular o SLOB (same lingual, opposite buccal; mismo lingual, opuesto vestibular) con
la radiografía digital realzada con imágenes claras para determinar la longitud de trabajo en un premolar superior con dos raíces alineadas.
A. Radiografía preoperatoria obtenida con la técnica de imágenes claras realzada digitalmente. B. Radiografía obtenida con una ligera inclinación
distal del haz de rayos y la técnica de imágenes claras.
Figura 9-25 Radiografía para determinar la longitud de trabajo
de un molar inferior, obtenida con el cono inclinado en sentido mesial
y el haz de rayos orientado distalmente.
resistencia entre la membrana periodontal y la mucosa oral es
siempre de 6,5 kilo-ohmios. Más recientemente, los localizadores
apicales de resistencia han sido sustituidos por instrumentos de
impedancia y frecuencia, que supuestamente alcanzan una precisión
superior a 0,5 mm en más del 90% de los casos.51 Los localizadores
apicales pueden ser de gran ayuda cuando hay que determinar la
longitud de trabajo y existen variaciones anatómicas que impiden
la correcta visualización de la región perirradicular.40 Además, se
pueden usar para identificar perforaciones o en aquellos pacientes
en los que conviene reducir la exposición a la radiación.23
Inicialmente, los LAE planteaban la posibilidad de trabajar
dentro de un conducto en presencia de diferentes líquidos, como
la sangre y las sustancias irrigantes, aunque en la mayoría de estos
instrumentos este problema se ha conseguido resolver.19 Otro
potencial inconveniente era el del tamaño del conducto radicular
y, en concreto, el tamaño de la constricción apical y el uso de limas
de diferentes tamaños. Para conseguir mejores resultados, conviene
usar la lima que más se aproxime a la anchura de la constricción.32,33
capítulo 9
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Solución de problemas en la determinación de la longitud de trabajo 189
No obstante, hay que tener presente que los localizadores apicales
nunca podrán sustituir a una radiografía de calidad, que nos aporta
información muy útil acerca de la morfología y de la curvatura de
las raíces, de la calcificación, del número de conductos y raíces, y
de las posibles anomalías anatómicas.
Al comparar las radiografías y los localizadores apicales, se ha
comprobado que estos últimos resultan más fiables que aquellas
a la hora de determinar la longitud de trabajo.40,50 En función
de estos resultados parece aconsejable usar los localizadores apicales como principal medio para determinar la longitud de
trabajo durante el tratamiento endodóncico.
Determinación de la longitud
de trabajo: otras técnicas clínicas
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Para determinar la longitud de trabajo de los conductos radiculares se han propuesto otras dos técnicas: 1) el uso de puntas de
papel,45,46 y 2) el empleo del tacto mientras se introduce lentamente un instrumento pequeño en el conducto. Las puntas de
papel pueden ayudarnos a identificar la salida del conducto si
secamos el líquido periapical. Los tejidos inflamados humedecen
el extremo de la punta de papel a la altura de la salida del conducto (fig. 9-26). Sin embargo, en caso de sangrado abundante
o si la punta de papel no está bien compactada, puede absorber
mucha sangre y no proporcionar una indicación razonable de la
posición de la constricción. Esta técnica es totalmente empírica
y no existen pruebas científicas que respalden su uso rutinario.
La sensación al tacto también es posible que varíe considerablemente, especialmente si tenemos en cuenta la gran variedad
de constricciones apicales que pueden existir.17 La primera lima
podría atascarse en su avance apical y que no indique con exactitud la posición de la constricción.59 Para solventar este problema se recomienda ampliar o preampliar el conducto con el
objeto de eliminar cualquier interferencia coronal falsa que
impida el avance apical del instrumento y de mejorar la sensación táctil en la zona apical.17,39
No hay ninguna técnica que sirva en todos los casos. A
menudo es necesario usar varias de las disponibles en un caso
determinado para obtener una estimación razonable de la longitud de trabajo. Incluso en esos casos, no siempre resultan
evidentes o pueden identificarse algunos factores anatómicos que
pueden influir en la determinación de la longitud de trabajo.
Figura 9-26 Sucesión de radiografías digitales de un molar inferior obtenidas con la opción de visión clara. La pulpa es vital y está
inflamada. A. Imagen preoperatoria. B. Longitud de trabajo determinada con una limas colocadas en la zona de la constricción natural que protege
el tejido vital del ápice radicular. En estos casos NO se realiza un limado de permeabilización apical; no hay pruebas científicas que respalden su
uso. C. Obturación hasta la constricción natural.
190 capítulo 9
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Solución de problemas en la determinación de la longitud de trabajo
Controversias y problemas
del estado pulpar y periapical,
y sus repercusiones en la
determinación de la longitud
de trabajo y las opciones
Se ha identificado un gran número de variables anatómicas y de
interpretaciones técnicas en relación con la posición apical utilizada
para determinar la longitud de trabajo. Dado que el emplazamiento
de esta posición terminal variable a la hora de determinar la longitud de trabajo, limpiar, modelar y obturar el conducto radicular ha
dado lugar a importantes opiniones clínicas, aplicaciones y defensas,
han surgido dos campos de pensamiento polarizado y una gran
variedad de opiniones personales. A la hora de tomar y ofrecer
decisiones, los partidarios se han visto empujados por la pasión, la
preocupación por el aspecto radiológico y la incorporación de disonancias cognitivas.48 Una de las dos filosofías destacadas sostiene la
necesidad de restringir todos los procedimientos a los confines de
la raíz, establecidos por la posición de la constricción apical, mientras que los partidarios de la otra filosofía abogan por limitar la
determinación de la longitud de trabajo, la limpieza, el modelado
y la obturación al ápice anatómico de la raíz o a la longitud de la
misma. En la mayoría de los dientes puede producirse un solapamiento o una concordancia en algunos casos, aunque estas dos
filosofías son incompatibles. A la luz de esta controversia, parece
existir una postura intermedia que la mayoría de los odontólogos
pueden adoptar sin problemas y que les puede conducir al éxito.
Aunque las opciones pueden variar, parece que dependen del estado
de la pulpa dental, del acceso al extremo de la raíz, y la pericia y la
experiencia del odontólogo demuestran que una determinada
opción puede proporcionar resultados positivos en la mayoría los
casos. Sin embargo, no parece que existan datos basados en pruebas
de gran alcance para poder verificar esta hipótesis y, por tanto, solo
tiene carácter empírico.
Si la pulpa dental es vital (inflamada; pulpitis irreversible, v.
capítulo 1), hay que establecer la longitud de trabajo por medios
clínicos lo más cerca posible de la constricción y limitar todos los
procedimientos al interior del conducto radicular.49 Se ha postulado que esa posición se encuentra aproximadamente a 1 mm del
ápice radiográfico, aunque esta afirmación no es precisa.43 Se basa
en la idea de que la limpieza, el modelado y la obturación que se
realizan dentro de esos confines no alteran el tejido que se invagina
hacia el conducto desde el ligamento periodontal (periodontal por
naturaleza) (fig. 9-27).27,29 Esta recomendación se basa en unos
principios válidos de curación de las heridas: la rotura del tejido en
la zona de su punto más estrecho producirá la herida más pequeña
posible para su posterior curación.43,44 Además, favorecerá la regeneración tisular, y no solo la reparación, con la formación de
cemento, en lugar de solo tejido conjuntivo fibroso o de inflamación crónica persistente.29
Si la pulpa dental no es vital (necrosis obvia; presencia de una
radiotransparencia periapical), hay que establecer inicialmente la
longitud de trabajo lo más cerca posible de la salida del conducto
o un poco antes del orificio apical para poder limpiar el conducto
en toda su longitud,51 erradicando de ese modo la mayor cantidad
posible de bacterias y eliminando los sustratos que podrían favorecer
la regeneración y multiplicación bacterianas.57 Este es un método
empírico y contemporáneo para determinar la longitud de trabajo
(incluyendo la limpieza y el modelado; v. capítulos 10 y 11) promulgado por muchos en el ámbito de la endodoncia actual. Sin
embargo, dado que el ápice radicular puede ser muy irregular,
especialmente en caso de reabsorción apical obvia (o incluso inadvertida),8 es probable que, en las radiografías, las limas introducidas
hasta el extremo apical de la raíz sobrepasen los confines del conducto y puedan dañar la anatomía radicular en ese punto.43 Es
igualmente probable que utilizando esta técnica se puedan inocular
los tejidos apicales con bacterias y restos de materiales.37,60 También
en este caso se ha propuesto una solución intermedia: limpiar y
modelar el conducto hasta el final de la raíz, y después: 1) retroceder
hacia el conducto, lo suficiente como para desarrollar una constricción, o 2) detenerse dentro de la raíz para llevar a cabo otros
procedimientos en el interior del conducto.52 Sin embargo, incluso
con este método, en muchos casos no se puede evitar la salida de
materiales por el ápice radicular hacia los tejidos periapicales.
Problema Clínico
Problema: un hombre de 52 años presentaba un flemón de gran
tamaño sobre el incisivo lateral superior derecho, que drenaba
visiblemente por el surco gingival. El diente era muy sensible al
tacto, y se explicó al paciente que tenía un quiste que habría que
operar o extraer. El odontólogo que lo derivaba había dejado
abierto el diente para «drenar el quiste». En la radiografía se
apreció una zona bastante extensa de pérdida ósea (fig. 9-28, A).
Se le ofrecieron distintas opciones, incluyendo un tratamiento de
conductos radiculares inmediato seguido de una intervención
quirúrgica. Después de analizar las opciones terapéuticas, el
paciente se decantó por intentar conservar el diente mediante un
tratamiento de conductos radiculares no quirúrgico, aunque consideró la posibilidad de someterse a cirugía si esta primera opción
no daba resultado. La lesión no sanó.
Solución: antes de introducir cualquier instrumento en el conducto, se aisló el diente y se irrigó abundantemente. Se estableció
la longitud de trabajo a 1 mm del ápice radiográfico (v. fig. 9-28, B).
Se limpió nuevamente el conducto con limas pequeñas hasta el
término de la raíz, y después se limpió y modeló hasta la longitud
de trabajo elegida. El paciente no acudió a ninguna de las citas
programadas para los primeros 7 meses. Cuando volvió, se limpió
y modeló nuevamente el conducto hasta la longitud de trabajo, y
posteriormente se procedió a la desinfección y la obturación;
durante esta última, salió por el orificio apical una pequeña cantidad de sellador. Un año después (v. fig. 9-28, C) la curación estaba
bastante avanzada y los restos de material de obturación habían
quedado compactados contra el extremo radicular por la proliferación ósea interna. En estas circunstancias, el odontólogo podría
considerar que el tratamiento ha sido un éxito, especialmente si el
paciente no manifiesta ningún síntoma. Sin embargo, es muy probable que el material residual no favorezca una respuesta regenerativa de los tejidos, y puede que actúe como un foco de
inflamación crónica durante mucho tiempo (fig. 9-29).37,60
Irónicamente, ninguna de estas opciones filosóficas y clínicas
se basa en pruebas que puedan confirmar que representan las
técnicas ideales para determinar la longitud del trabajo. Solo
después de haber obturado los dientes podemos conjeturar en
qué punto exacto terminaba la longitud de trabajo durante el
tratamiento de conductos radiculares. Los datos que pudieran
respaldar cualquiera de estas opciones son imprecisos e infundados,
capítulo 9
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Solución de problemas en la determinación de la longitud de trabajo 191
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Figura 9-27 A. Prueba histológica de la curación a la altura del orificio apical cuando los tratamientos intraconducto se limitan al interior
del conducto (C, cemento nuevo invaginado hacia el orificio del conducto radicular y depositado en la superficie radicular [tinción con HyE, ×10;
modelo canino, 120 días]; LPD, ligamento periodontal; OCR, obturación del conducto radicular). B. Extrusión de materiales de obturación por fuera
de la constricción apical, con la consiguiente respuesta inflamatoria crónica (RIC) periapical. La flecha amarilla muestra el límite de la obturación
radicular y un intento de encapsulación fibrosa. NO se forma cemento (tinción con HyE, ×10; modelo canino, 120 días). C. Prueba histológica de
la curación a la altura del orificio apical cuando el tratamiento y los materiales se circunscriben al interior del conductor radicular (C, cemento;
LPD, ligamento periodontal; OCR, obturación del conducto radicular). La flecha indica la presencia de una barrera de cemento que se ha formado
a partir de las células del ligamento periodontal. Si la obturación hubiera sobrepasado la constricción, las células del LPD no se habrían podido
diferenciar ni formar una nueva capaz de cemento (tinción de ByB, ×4; muestra humana).
Figura 9-28 A. Incisivo lateral superior con una pérdida importante de hueso periapical. B. Determinación de la longitud de trabajo;
NO se utilizó limado de permeabilización apical. C. Revisión a los 12 meses; la curación es estable pero incompleta. En estos casos es relativamente
frecuente que la curación se produzca con un tejido cicatricial fibroso. (Por cortesía del Dr. John Kostohryz, Dallas, TX.)
192 capítulo 9
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Solución de problemas en la determinación de la longitud de trabajo
con la excepción de la información obtenida en estudios en los
que se tienen en cuenta todas las fases del tratamiento de conductos radiculares. No obstante, muchos de esos estudios son
retrospectivos y tienen una aplicación cuestionable en la odontología actual. Una evaluación concienzuda y minuciosa de los
resultados en relación con la terminación de la longitud del
Problema Clínico
Problema: un hombre de 55 años buscaba una segunda opinión
acerca de su segundo premolar superior derecho. Le habían aconsejado la extracción del diente y su sustitución por un implante. La
pieza tenía un poste roto, los bordes fracturados del diente quedaban por debajo de los tejidos blandos, el conducto radicular parecía
mal obturado, el ápice estaba abierto y se observaba una extensa
lesión periapical (fig. 9-30, A). El paciente experimentaba muy
pocos síntomas, pero quería conservar el diente si era posible.
Solución: este caso planteaba varios problemas, como la extracción
Figura 9-29 Prueba histológica de una respuesta tisular
desfavorable a causa de la extrusión de material fuera de los confines
del conducto radicular. Tinción con HyE, ×10; modelo canino, 120 días.
OCR, obturación del conducto radicular, RIC, respuesta inflamatoria
crónica.
del poste y el tratamiento de los bordes dentales y del ápice abierto.
Se efectuó un tratamiento de alargamiento de la corona y se extrajo
el poste (v. capítulos 14 y 17). Se estableció la longitud de trabajo sin
llegar al ápice radicular, y se limitó todo la limpieza y el modelado a
esa longitud (v. fig. 9-30, B). Se usó un cono de gutapercha a medida
y un sellador que contenía algo de agregado de trióxido mineral (MTA;
solo polvo); se obturó el conducto hasta la longitud de trabajo, con
escasa o nula extrusión de sellador (v. fig. 9-30, C). Después se restauró
el diente con un poste, un muñón y una corona. En las revisiones
efectuadas a los 3, 7, 12 y 20 meses el paciente no manifestaba ningún
síntoma, el diente funcionaba adecuadamente y se observaban signos
de curación ósea alrededor del extremo radicular, y posiblemente en
el interior del ápice abierto (v. fig. 9-30, D). Este caso es un buen
ejemplo de la variabilidad a la hora de determinar la longitud de
trabajo en función de factores terapéuticos anatómicos y de las posibles opciones a partir de la experiencia y la pericia.
Figura 9-30 A. Premolar superior con un poste roto, una lesión periapical y una obturación radicular defectuosa con el ápice abierto, debido
posiblemente a la reabsorción. B. Se extrae el poste y se establece la longitud de trabajo sin llegar al extremo de la raíz. C. Conducto radicular
obturado sin llegar al ápice reabsorbido. D. Veinte meses después. El paciente no manifiesta ningún síntoma, el diente funciona adecuadamente y
parece que la lesión periapical ha sanado.
capítulo 9
|
Solución de problemas en la determinación de la longitud de trabajo 193
trabajo, la limpieza, el modelado y la obturación del sistema de
conductos radiculares parece indicar que «En la literatura médica
no existe ninguna base científica que respalde la idea de que haya
que perforar el orificio apical y sobreobturar los conductos radiculares para poder conseguir un resultado satisfactorio».20
Implicaciones posterapéuticas
y resultados del tratamiento
de conductos radiculares
basados en las filosofías
de la longitud de trabajo
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Tradicionalmente se ha concedido mucha importancia a la
correcta manipulación del ápice radicular durante el tratamiento
de conductos radiculares.42 Desde un punto de vista filosófico,
muchos autores y odontólogos coincidían en la necesidad de
proteger los tejidos situados más allá de la constricción apical y
de no dañarlos con una instrumentación excesiva o con sustancias
cáusticas. Algunos autores como Grove.25,26 Blayney,2-5 Coolidge,11,12 Kronfeld35 y Davis15 coincidían en que el tratamiento
de conductos radiculares debería terminar de manera que permitiese una curación adecuada, es decir, el depósito de cemento en
la región del ápice radicular para garantizar un sellado biológico
completo (v. figs. 9-9 y 9-28, C). Probablemente fue Hatton31
quien mejor resumió la filosofía de aquella época cuando dijo:
Dado que los orificios accesorios más pequeños reaccionan igual
que los principales en todos los aspectos, podemos considerar
descartado el riesgo que asumimos al introducir materiales de
obturación en conductos con orificios terminales o accesorios
tortuosos; por tanto, no debemos condenar la obturación radicular debido al hecho de que no se pueda acceder a todos los
conductos accesorios y a la parte apical… Sería una insensatez
asumir que un limado parcial de los conductos pulpares representa un procedimiento rutinario seguro y justificable. El punto
de unión del cemento y la dentina del ápice representa el término
ideal de ese limado… Un deterioro innecesario de las estructuras
apicales a causa de la instrumentación o del efecto corrosivo de
muchos de los productos usados en los conductos radiculares
dificultaría considerablemente una regeneración de ese tipo. Para
estas restauraciones se debe utilizar una técnica radicular estrictamente aséptica, delicada y precisa.
Una respuesta regenerativa ideal de los tejidos perirradiculares
tras el tratamiento de conductos radiculares daría lugar al depósito de cemento sobre el orificio apical (v. fig. 9-28, C), con la
regeneración del aparato periodontal. Sin embargo, el resultado
habitual suele ser la reparación y no la regeneración. La mayoría
de los materiales de obturación utilizados actualmente no poseen
capacidad regenerativa,14 ya que no tienen propiedades inductivas ni conductivas. Diversos estudios han demostrado el efecto
negativo que tienen la gutapercha y el hidróxido cálcico sobre
los tejidos de la matriz extracelular y sobre la actividad de la
fosfatasa alcalina.14 Así, parece lógico pensar que la extrusión del
material de obturación más allá de los confines de los conductos
radiculares irritará aún más los tejidos perirradiculares y retrasará
la curación.37,49,60
Persiste la controversia acerca del abordaje del ápice radicular, aun cuando el tratamiento de conductos radiculares contemporáneo tiene muchas probabilidades de éxito. Los pacien
tes exigen poder conservar sus dientes con las modalidades terapéu
ticas modernas, y se seguirá trabajando para poder encontrar una
técnica y unos materiales biocompatibles que nos permitan conse
guir unos resultados terapéuticos satisfactorios de forma predecible. Solo podremos cumplir estas expectativas estableciendo un mé
todo de tratamiento y de solución de problemas basado en prue
bas que refleje una base biológica para el tratamiento prescrito.
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194 capítulo 9
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Solución de problemas en la determinación de la longitud de trabajo
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LECTURA RECOMENDADA
Hülsmann M, Schäfer E: Apical patency: fact and fiction—a myth or
a must? A contribution to the discussion, ENDO (Lond Engl)
3:285–307, 2009.
capítulo 10
|
Técnicas clínicas para la solución de problemas en la ampliación y el modelado del conducto radicular 195
Capítulo 10
Técnicas clínicas para la solución
de problemas en la ampliación
y el modelado del conducto radicular
Frecuentemente, al atribuir el éxito o el fracaso de
nuestras intervenciones en dientes enfermos a sus
verdaderas causas, no tenemos en cuenta algunos factores
de importancia crucial y achacamos los resultados a algún
aspecto que ha podido ser totalmente irrelevante. Uno de
esos factores, que constituye precisamente la base de un
tratamiento de conductos radiculares satisfactorio, es
el modo en que realizamos la limpieza mecánica del
conducto.24
R. H. Hofheinz, 1892
Los principios para la solución de los problemas que surgen
durante la ampliación y el modelado de los conductos radiculares
se basan en las pautas generales que presentamos en los capítu
los 8 y 9: acceso al conducto y establecimiento de una longitud de
trabajo correcta. La aplicación de estos conceptos permite limitar
o prevenir los problemas que pueden surgir al aumentar y modelar
el sistema de conductos radiculares. Aun cuando los principios
de la ampliación de conductos implican que se lleva a cabo una
limpieza, para la misma se utilizan una serie de sustancias irrigan
tes cuya importancia merece un capítulo aparte (v. capítulo 11).
Pero al abordar los principios de la ampliación y el modelado es
necesario saber que implican el uso de irrigantes y unos métodos
de desbridamiento y de supresión de irritantes que no se pueden
conseguir exclusivamente con instrumentos. Este concepto está
firmemente establecido en la literatura endodóncica.10,14,41,43,44
Desde siempre se ha prestado mucha atención a la aplicación
de técnicas tradicionales para ampliar y modelar los conductos
mediante instrumentos intrarradiculares de acero inoxidable.35,50
Asimismo, se han publicado innumerables artículos y tratados en
los que se detallan estos métodos tradicionales de ampliación y
modelado.37,45 La inmensa mayoría de los odontólogos ha adop
tado o tiene intención de adoptar las técnicas contemporáneas
basadas en el uso de nuevos instrumentos y filosofías de tratamiento
© 2012. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos
Lista de solución de problemas
En este capítulo se abordan los siguientes aspectos y dificultades
de solución de problemas en la ampliación y el modelado del
sistema de conductos radiculares:
Prevención de errores técnicos al ampliar y modelar
los conductos utilizando técnicas tradicionales
e instrumentos de acero inoxidable o níquel-titanio
Pérdida de la longitud de trabajo
Desviaciones de la anatomía del conducto
Ampliación y modelado inadecuados o inapropiados que
impiden un tratamiento de calidad
Ampliación y modelado más allá del final del conducto
Eliminación excesiva de dentina radicular
Ampliación y modelado incorrectos del conducto
Prevención y tratamiento de errores técnicos al ampliar
los conductos utilizando técnicas contemporáneas
e instrumentos rotatorios de níquel-titanio
Importancia de la técnica de descenso coronoapical
radicular,26,37 de manera que dedicaremos muy poco tiempo a la
solución de problemas en relación con el tratamiento tradicional.
Sin embargo, el lector no debe pensar que hemos olvidado esos
principios. Esos conceptos y sus soluciones han sido muy útiles
durante decenios y siguen siendo en la actualidad igualmente
importantes para todo aquel que coge una lima de acero inoxidable
y la introduce en el conducto radicular en algún momento del
tratamiento. Incluso tras la aparición de los instrumentos rotatorios
de níquel-titanio (NiTi) y su adopción generalizada para los trata
mientos de conductos radiculares rutinarios, en casi todos los casos
sigue estando indicado el uso de instrumentos de acero inoxidable
en algún momento del tratamiento (p. ej., durante la explora
ción, para la penetración inicial, en conductos que están muy
curvados, etc.).
195
196 capítulo 10
|
Técnicas clínicas para la solución de problemas en la ampliación y el modelado del conducto radicular
Prevención de errores
técnicos al ampliar y modelar
los conductos utilizando
técnicas tradicionales
e instrumentos de acero
inoxidable o níquel-titanio
La práctica segura y eficaz de la endodoncia, y en concreto de los
tratamientos de conductos radiculares, se basa en una serie de pará
metros clínicos y biológicos, y prevención es la palabra clave. En este
comentario no nos centraremos en el tratamiento de los problemas.
Es posible prevenir muchos de ellos, si no todos, utilizando un
método asistencial lógico y racional en todo momento. Con excesiva
frecuencia, al comentar los resultados de una endodoncia, cuando
no son los esperados, son etiquetados como «fracasos endodóncicos»
o como «persistencia de lo que genéricamente se conoce como
enfermedad endodóncica».17,18 En realidad, un fallo clínico es la
causa de la inmensa mayoría de los casos en los que persiste la
patología, se desarrollan nuevos procesos inflamatorios o el paciente
manifiesta síntomas. El odontólogo fracasa cuando no utiliza medidas
preventivas, no aplica unos principios de diagnóstico razonables, y
no se ciñe a la planificación terapéutica y al tratamiento más apro
piados. Por sí solo, un error técnico puede no ser la causa del fracaso,
sino que más bien impide que se consiga un resultado positivo.33
Desgraciadamente, puede que el odontólogo no se dé cuenta de lo
que ha sucedido y, de hecho, con excesiva frecuencia informa al
paciente de que el tratamiento no ha funcionado y le recomienda la
extracción para colocarle una prótesis fija (fundamentalmente con
implantes). El siguiente mensaje va dirigido a todos aquellos que se
dedican a realizar tratamientos endodóncicos: preste atención a las
señales, analice cuál ha sido la causa de los problemas y modifique
sus procedimientos clínicos para poder prevenir estos sucesos tan
desafortunados. Es más, recomiende el envío de estos fallos clínicos
a un especialista para que revise lo sucedido (v. capítulo 14).
Pérdida de la longitud de trabajo
La pérdida de la longitud de trabajo durante la limpieza y el
modelado es un error técnico frecuente y muy frustrante. En
muchos casos, el problema solo se identifica en la radiografía del
cono maestro o cuando la lima apical maestra (LAM) se queda
corta en comparación con la longitud del trabajo inicial o prevista.
O lo que es peor, a menudo pasa desapercibido hasta que se obturan
los conductos y se coloca una corona. Con demasiada frecuencia,
nunca se detecta el problema (fig. 10-1). Asumiendo que se ha
preparado un conducto limpio y seco con la forma correcta, el
restablecimiento de la longitud del conducto lleva mucho tiempo,
es tedioso y a menudo resulta inútil. La pérdida de la longitud de
trabajo puede deberse a otros errores técnicos (p. ej., conduc
tos bloqueados, escalones, perforaciones, rotura de instrumentos)
que se producen durante la ampliación y el modelado de los conduc
tos, y habitualmente pueden identificarse de forma precoz
(fig. 10-2).21,27,29 Sin embargo, en la mayoría de los casos la pérdida
de la longitud de trabajo se debe a la condensación de virutas de
dentina en el tercio apical del conducto. Con algunas pequeñas
excepciones, este problema se debe casi exclusivamente al empleo
Figura 10-1 Un paciente de 39 años presentaba dolor al morder
con el primer molar inferior. No comprendía por qué le dolía; le habían
efectuado un tratamiento de conductos radiculares y colocado una
corona solo 2 semanas antes de sufrir ese episodio doloroso. Obsérvese
que el tratamiento de conductos radiculares no se ha completado y que
posiblemente existan escalones en los conductos mesiales.
de instrumentos manuales de acero inoxidable en el conducto
radicular. A continuación, enumeramos los principales fallos que
pueden favorecer la pérdida de longitud de trabajo; la lógica nos
indica que se podría prevenir este problema evitando esos fallos.
• No irrigar abundante y frecuentemente con una sustancia
que disuelva los tejidos (hipoclorito sódico [NaOCl])
• No recapitular (fig. 10-3) (introducir periódicamente una
lima pequeña hasta la longitud de trabajo deseada para
asegurarse de que no se condensa ningún residuo); en
algunos círculos se conoce como limpieza apical, y se define
como la eliminación de residuos de la parte apical de la
preparación sin sobrepasar la constricción del conducto52,54
• No verificar la longitud de trabajo a través de una
radiografía durante el proceso de ampliación, si es necesario
• Colocar mal los topes de los instrumentos (fig. 10-4, A)
• No registrar ni utilizar regularmente puntos de referencia
estables (v. fig. 10-4, B)
• Saltarse algunos números de instrumentos, especialmente
en conductos curvos
• Romper un instrumento sin percatarse de ello
• Usar los instrumentos de forma agresiva en conductos
pequeños, estrechos y curvos
Es fácil evitar todos estos errores: 1) prestando atención a los
detalles al usar los instrumentos, y 2) irrigando generosamente
durante la ampliación y el modelado.
Si los instrumentos rotatorios de NiTi se usan correctamente
para ampliar y modelar los conductos pueden surgir los mismos
problemas, pero la pérdida de longitud de trabajo no es tan
frecuente. La principal causa de esta pérdida con las limas rota
torias de NiTi parece ser un uso excesivo de estos instrumentos,
al retenerlos en el conducto durante más de 1-3 s mientras alcanza
sus objetivos apicales. Lo que se produce no es una compactación
de virutas, sino más bien que estos instrumentos tienden a
moverse lateralmente dentro de los conductos, sobre todo en los
de mayor tamaño, y cuando se introducen en sentido apical una
y otra vez durante el proceso de ampliación y modelado.
capítulo 10
|
Técnicas clínicas para la solución de problemas en la ampliación y el modelado del conducto radicular 197
Figura 10-2 A. En la radiografía preoperatoria se aprecia una curvatura importante en los conductos mesiales; en estos casos, el odontólogo
debe saber que existen más posibilidades de que se formen escalones si los instrumentos no se usan con cautela. B. Radiografía con limas apicales
maestras; la ampliación de los conductos era mayor que la que correspondía para el tamaño y la curvatura de las raíces mesiales. Obsérvense la
pérdida de longitud de los conductos y la formación de escalones. C. Los conductos mesiales presentan unos escalones completos, y el conducto
distal, uno parcial.
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Figura 10-3 Unas partículas de amalgama compactadas en
el segmento apical del conducto bloquean los 3 mm apicales del
conducto radicular.
Si la pérdida de longitud de trabajo se debiera a la compac
tación de restos dentinarios y tisulares (fig. 10-5, A), habría que
elegir un instrumento pequeño pero rígido (p. ej., una lima K
del calibre 15) para atravesar la obstrucción. Si la obstrucción
consiste en partículas de materiales de restauración provisiona
les o permanentes, hay que utilizar un instrumento algo más
pequeño que el último introducido en el sistema de con
ductos (p. ej., una lima K del calibre 8, 10 o 15 o una lima
C+ ). Se doblan a 45° los 3-4 mm apicales del instrumento
(v. fig. 10-5, B) y se introduce la lima en el conducto haciéndola
girar lentamente para detectar una vía de paso (espacio entre
las partículas y la pared del conducto; v. fig. 10-5, C).31 Una vez
localizada, hay que girar con cuidado la lima como si se diera
cuerda al reloj, a la vez que se realiza un ligero movimiento
de vaivén hasta que la punta del instrumento sobrepase la
Figura 10-4 A. La colocación incorrecta del tope en una lima
puede alterar considerablemente la exactitud de la longitud de trabajo
y el mantenimiento de la longitud del conducto durante la ampliación y
el modelado. B. Corte transversal del diente extraído, con las limas
y los topes colocados. Los topes se encuentran en un ángulo correcto
en relación con el vástago de la lima y el punto de referencia en la
superficie dental.
obstrucción y franquee el conducto hasta el final. Si inser
tamos un instrumento relativamente recto en una masa de
limaduras metálicas o restos de dentina, podemos introducir
las partículas a mayor profundidad apical en el conducto o
hacia los tejidos periapicales, lo que impide su recuperación.
Todas las maniobras de recuperación deben realizarse con un
lubricante en el interior del conducto.
198 capítulo 10
|
Técnicas clínicas para la solución de problemas en la ampliación y el modelado del conducto radicular
Una vez que el instrumento empieza a penetrar en el conducto,
o si alcanza convenientemente la longitud de trabajo estimada, hay
que obtener una radiografía para verificar la posición de la lima.
No hay que extraer el instrumento hasta que se puedan efectuar
movimientos de poca amplitud, haciéndolo gira para desprender
los restos compactados. Cuando hayamos abierto suficiente espacio
a través o por un lado del bloqueo, podemos introducir hasta el
final una lima Hedström más pequeña. Moviendo este instru
mento hacia fuera eliminaremos los restos. Para atravesar un
Figura 10-5 A. El diagrama muestra la compactación de virutas
de dentina y restos tisulares en la parte apical del conducto. B. Se
doblan los 1-3 mm apicales de una lima rígida a un ángulo de 30-45° y
se introduce hasta el punto de bloqueo. C. Se hace girar lentamente
la lima hasta que se arrastran los residuos, y después se hace avanzar
con movimientos milimétricos y lentos para eliminar los residuos que
bloquean el conducto. D. Una vez que se percibe el enganchamiento,
se hace girar la lima con cuidado como si se diera cuerda a un reloj, al
mismo tiempo que se imprime un ligero movimiento de vaivén hasta
que la punta del instrumento supera la obstrucción y franquea el
conducto hasta el final.
bloqueo más denso de virutas de dentina se pueden usar sustancias
quelantes, como RC-Prep, REDTAC o ácido etilenodiaminote
traacético (EDTA; v. capítulo 11) líquido para ablandar el tapón
y facilitar la penetración. Si no se atraviesa el tapón, la lima puede
crear un conducto falso en la pared dentinaria.
Cuando no se pueda atravesar u obviar un bloqueo, se
recomienda efectuar un aumento y un modelado completo a
una nueva longitud de trabajo en sentido coronal al bloqueo
(fig. 10-6).33 Para facilitar la penetración de la gutapercha y del
sellador alrededor o a través del bloqueo se pueden emplear
algunas variantes de las técnicas de obturación, como la difu
sión, la gutapercha termoplastificada, la compactación vertical
en caliente o algunas técnicas de vástagos rodeados de gutaper
cha (o transportadores de núcleo) (v. capítulo 12). Es necesario
reevaluar periódicamente la situación y, si se considera apro
piado algún otro tratamiento, puede estar justificada una inter
vención quirúrgica para corregir el problema (fig. 10-7).9 Si la
cirugía es inviable y persisten los síntomas, puede estar indicada
la reimplantación intencionada15,57 o la extracción de la pieza y
su sustitución por una prótesis artificial, como un implante.
Muchos autores y odontólogos señalan también el desprendi
miento o la rotura de instrumentos intraconducto (especialmente
en conductos curvos) como causa importante de bloqueo de
conductos o de pérdida de la longitud de trabajo (fig. 10-8).28
Este problema se analiza en los capítulos 5 y 14. No obstante,
cuando se utilizan instrumentos rotatorios de NiTi concurren
algunas circunstancias muy especiales que pueden favorecer la
separación del instrumento y el bloqueo del conducto (fig. 10-9).
En muchos aspectos, el miedo a la rotura de las herramientas ha
impedido que muchos odontólogos utilicen instrumentos rotato
rios de NiTi. Es una lástima, ya que el riesgo mínimo de que se
desprenda uno no debería disuadirnos de usarlo, siempre que
cumplamos algunos principios elementales. En primer lugar,
siempre hay que utilizar estos instrumentos con una técnica de
descenso coronal después de haber abierto un camino que se
estreche gradualmente para los instrumentos. Este camino debe
garantizar un avance fácil con muy poca presión, enganche y
torsión durante la penetración en el conducto. Para abrir el
Figura 10-6 A. Obsérvese el bloqueo (muy probablemente se trate de un escalón) de los conductos mesiales de un molar inferior.
B. Después de doblar la lima a 45° se pudo penetrar en uno de los conductos y franquearlo hasta alcanzar la longitud de trabajo. No fue posible
entrar en el otro conducto, o tal vez se uniera al permeable. C. Obturación con una técnica de gutapercha plastificada y sellador.
capítulo 10
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Técnicas clínicas para la solución de problemas en la ampliación y el modelado del conducto radicular 199
Figura 10-7 A. Molar superior con un segmento de instrumento desprendido en la curva del conducto mesiovestibular. El diente manifestaba
síntomas. B. Tras la cirugía apical y la obturación del extremo radicular del conducto mesiovestibular; la reevaluación se efectuó a los 3 meses.
mayor. Un aviso para aquellos odontólogos que siguen usando
limas de acero inoxidable para ampliar y modelar los conductos,
especialmente los conductos curvos: cuando utilicen instrumen
tos de acero inoxidable es esencial doblar ligeramente los 1-3 mm
apicales antes de introducirlos en un conducto para la penetra
ción y el franqueo inicial del mismo.
Desviaciones de la anatomía
del conducto
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Figura 10-8 Segmento de instrumento roto en la curva a la
altura de la unión de los conductos mesiovestibular y distal —bloqueo
del conducto común—.
camino, se puede emplear limas K manuales de acero inoxidable
(calibre 6 a 20) diseñadas para este cometido4 o limas PathFiles
rotatorias de NiTi. La vía abierta favorece el paso de instrumentos
de NiTi de estrechamiento variable y de los instrumentos peque
ños de estrechamiento uniforme (0,04 a 0,06, de calibre 15 y 20).
Si el odontólogo dedica algún tiempo a abrir este camino puede
obtener información adicional importante en relación con las
curvas de los conductos, con la unión de diferentes conductos,
con las desviaciones rápidas y con la existencia de múltiples con
ductos. A la luz de estos datos, es posible evitar la mayoría de las
causas de la pérdida de longitud de trabajo.
Queremos incluir un último comentario acerca del coste de
los nuevos instrumentos de NiTi y de su utilidad a la hora
de prevenir posibles problemas y de mejorar el proceso final de
ampliación y modelado. Aunque también se pueden usar instru
mentos de acero inoxidable para estos trabajos,28 la mayor incidencia
de errores y problemas que conllevan parece aconsejar un
cambio a otros que pueden evitar estos problemas para, de ese
modo, reducir el riesgo de tratamientos inaceptables, de revi
siones posteriores o, incluso, de extracción de dientes al por
Las desviaciones en relación con la anatomía normal del conducto
suelen adoptar la forma de escalones que pueden aparecer en cual
quier zona del mismo (fig. 10-10): cremalleras (zips), que suelen
formarse en la extensión apical del conducto (fig. 10-11); falsos
conductos, que se forman cuando se acentúa un escalón al aplicar
de forma invasiva la punta del instrumento contra la pared del
conducto hasta que aquel crea su propia salida de la raíz (algunos
lo consideran como una perforación radicular) (fig. 10-12); o per
foraciones a periodonto, que se producen a causa del corte lateral
de un instrumento a lo largo de la pared radicular (fundamental
mente en zonas de menor espesor o en invaginaciones externas
naturales de la raíz) y dan lugar a una laceración longitudinal de la
estructura radicular (figs. 10-13 y 10-14).*
Como en el caso de la pérdida de longitud de trabajo, estos
errores se producen fundamentalmente cuando se utilizan instru
mentos manuales de acero inoxidable (limas K). No obstante,
independientemente de la anatomía del conducto radicular, estos
problemas pueden surgir también cuando se emplean instrumentos
rotatorios de NiTi sin prestar la debida atención durante su uso. A
este respecto, para prevenir desviaciones con los instrumentos de
NiTi: 1) hay que crear un camino liso y despejado en el conducto
antes de introducir los instrumentos específicos de NiTi usados
para el aumento y el modelado, y 2) los instrumentos deben utili
zarse solo durante algunos segundos a la profundidad deseada. Si
se introducen repetidamente hasta el final o se mantienen en esa
posición mientras están girando, pueden producirse desviaciones
en el conducto y, posiblemente, roturas de instrumentos, especial
mente si el odontólogo aprieta demasiado con los mismos.
*Referencias 5, 22, 26, 34, 42 y 55..
200 capítulo 10
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Técnicas clínicas para la solución de problemas en la ampliación y el modelado del conducto radicular
Figura 10-9 Representación esquemática de las cuatro razones principales de rotura de instrumentos endodóncicos dentro de los conductos:
convergencia de conductos (A), conductos en forma de S con múltiples curvas (B), desviaciones bruscas del conducto (C) y curvaturas apicales
rápidas y marcadas (D). Estas complejidades anatómicas resultan especialmente importantes cuando se utilizan instrumentos rotatorios de
níquel-titanio. E. Prueba histológica de las complejidades en un caso de curvatura apical muy marcada. F. Radiografía de una curva apical claramente
perceptible en la raíz distal del segundo molar. G. En esta radiografía se identifican tres de estos cuatro problemas anatómicos. En la raíz mesial del
primer molar se observan signos de convergencia de conductos (flecha negra) y una curva apical en forma de S por debajo de la convergencia (flecha
blanca). La raíz mesial del segundo molar presenta una desviación brusca (flecha blanca) de la raíz y el conducto en la raíz mesial (línea roja).
Ampliación y modelado inadecuados
o inapropiados que impiden
un tratamiento de calidad
Ampliación y modelado más allá del final
del conducto
La penetración excesiva de los instrumentos (sobreinstrumenta
ción) más allá de la constricción apical puede vulnerar el liga
mento periodontal y el hueso alveolar.7 Este error puede dar lugar
a muchos problemas. La pérdida de la constricción apical deja el
ápice abierto e incrementa el riesgo de salida de residuos del
conducto radicular,32,51 de limado excesivo, de formación de un
sello apical insuficiente, y de dolor y molestias para el paciente.23,39
Se puede pensar que se ha producido una instrumentación exce
siva más allá de la constricción si aparece sangre en la parte apical
del conducto, con independencia de que el paciente sienta moles
tias o no. Otro signo por el que algunos odontólogos reconocen
este problema es la aparición de lo que se conoce como conducto
lloroso, como consecuencia de los líquidos tisulares que refluyen
capítulo 10
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Técnicas clínicas para la solución de problemas en la ampliación y el modelado del conducto radicular 201
hacia el conducto a causa de los daños en los tejidos periapicales.
Si se abre un orificio apical de forma arbitraria, el líquido puede
refluir hacia el conducto y dificultar aún más la obturación y el
sellado del mismo. Por otra parte, si los tejidos resultan inocula
dos con bacterias procedentes del conducto radicular, puede
producirse un exudado persistente a causa de la destrucción
tisular localizada por la invasión bacteriana.30-47 Si no existen
bacterias en la zona apical, la sobreinstrumentación no debería
alterar la capacidad de curación final de los tejidos.30,47 Por este
motivo, es imperativo realizar toda la instrumentación dentro de
los límites del sistema radicular, especialmente en caso de necro
sis pulpar.
La prevención es clave para resolver este problema. En primer
lugar, se debe utilizar una técnica radiológica correcta para iden
tificar con exactitud la constricción apical del conducto radicu
lar, y hay que emplear siempre unos puntos de referencia
aceptables (v. capítulos 2 y 3). Es muy importante colocar topes
estables perpendiculares al vástago de los instrumentos para
poder mantenerlos con garantías dentro de los límites del sistema
de conductos. La reducción o mejora oclusal debe efectuarse
siempre antes de determinar la longitud de trabajo, y de ampliar
y modelar el conducto. Después de determinar la longitud de
trabajo y de una cierta ampliación inicial, se puede verificar
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Figura 10-10 Representación esquemática de un escalón
(v. una imagen radiográfica en fig. 10-2, B).
aquella si es necesario. Hay que prestar atención a los detalles
durante todos los trabajos de ampliación y modelado.
Si se pierde la constricción apical por una instrumentación
excesiva, se pueden emplear distintos medios para solucionar
este problema. En primer lugar, se puede establecer un nuevo
tope apical dentro de los límites del conducto radicular. Esta
posición quedará aproximadamente a 1-2 mm del ápice radio
gráfico; el tope equivale a dos o tres tamaños mayores que el de
la primera lima usada para encajar en esa posición. En segundo
lugar, se puede formar un tapón apical con virutas de dentina
o de hidróxido cálcico (Ca[OH]2) de calidad farmacéutica para
controlar el avance de la gutapercha y del sellador durante la
compactación (fig. 10-15). Es posible emplear una lima Heds
tröm en un conducto seco, sin llegar a la longitud de trabajo,
para obtener las virutas dentinarias durante la ampliación y el
modelado del conducto, así como en los tercios medio y coronal
del mismo. Con ayuda de una punta de papel o un condensador
pequeño, se condensan las virutas en el punto apical a la lon
gitud de trabajo. Si las virutas de dentina están contaminadas,
se puede colocar un tapón apical de agregado de trióxido
mineral (MTA), como ProRoot MTA. Para introducir el mate
rial a la profundidad deseada, habitualmente se emplea un
condensador medido que encaje en el conducto a la longitud
que se quiere, y después se procede a la compactación apical
con delicadeza.
Algunos odontólogos y autores recomiendan efectuar un
limado de permeabilización apical, que se define como la intro
ducción de instrumentos pequeños (limas K del calibre 8 hasta
posiblemente el 20) más allá del final del conducto.16,48 Las
razones alegadas para este procedimiento son variables y en
todos los casos empíricas; no existen estudios sólidos que res
palden el concepto y la técnica.19 De hecho, el uso repetido de
instrumentos de gran tamaño más allá del final del conducto y
en presencia de curvas puede alterar o no la anatomía del
conducto hasta dificultar su completa limpieza y obturación.20
Figura 10-11 A. Representación esquemática de una cremallera. B. Muestra dental limpia en la que se observa una cremallera (flecha roja)
con un estrechamiento (flecha negra en el codo). C. Radiografía de una cremallera en la parte apical del conducto distal del primer molar.
202 capítulo 10
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Técnicas clínicas para la solución de problemas en la ampliación y el modelado del conducto radicular
Figura 10-12 A. Representación esquemática de un conducto falso. B. Radiografía de dos conductos falsos en la raíz mesial del primer molar.
Figura 10-13 A. Diente extraído con una perforación a periodonto
(flecha). B. Se puede usar una punta de papel para identificar la posición
de una perforación lateral —sangre en la pared lateral—.
Cada caso depende de la anatomía apical tridimensional y del
uso clínico de los instrumentos.8,48,53 Por otra parte, una ins
trumentación hasta los tejidos periodontales apicales puede
impedir o retrasar un resultado favorable, dependiendo en
última instancia de la naturaleza y de los efectos del material de
obturación radicular.25
Eliminación excesiva de dentina radicular
Una eliminación excesiva de estructura dental (sobrepreparación)
en sentido mesiodistal y vestibulolingual puede debilitar la raíz,
lacerar sus paredes o producir una perforación. Durante el
proceso de ampliación y modelado del conducto, el tamaño de
la preparación apical debe corresponderse con el tamaño, la
forma y la curvatura respectivos de la raíz. Por ejemplo, si inten
tamos preparar un asiento apical equivalente a una lima K del
calibre 40 en el conducto mesiovestibular moderadamente curvo
(10-20°) de un primer molar inferior, podemos crear una crema
llera en el ápice radicular e incluso perforar la constricción apical.
Con una lima rotatoria de NiTi pueden evitarse los problemas
que conllevan los instrumentos de conicidad variable, pero pueden
surgir los asociados a los de conicidad uniforme, sobre todo si se
deja que giren dentro del conducto durante más de 1-2 s.
Hay estudios que sostienen que si no se amplía bien la parte
apical del conducto, la superficie no quedará limpia y no se
suprimirán o reducirán las bacterias existentes.11,36,40,45,49 Sin
embargo, un mayor tamaño no es siempre lo mejor para muchos
sistemas radiculares por lo que se refiere al diámetro apical final
—a menos que se pueda lograr utilizando instrumentos con una
mayor conicidad pero no necesariamente de mayor diáme
tro—.3,11-14 Por ejemplo, un tamaño apical de 50 preparado con
una lima K tendrá una conicidad del 2%, pero un instrumento
de conicidad variable que solo tenga un calibre apical de
30 puede tener una conicidad de hasta el 9%. En el primer caso
puede que haya que eliminar más estructura dental que puede
no alinearse con la anatomía radicular externa. En el segundo
caso, la forma se adecuará a la anatomía externa y el tamaño
permitirá una limpieza adecuada con irrigantes y desinfectantes;
el tamaño progresivo en sentido apical es de 30 en la punta, de
39 a 1 mm en sentido coronal, de 48 a 2 mm en sentido coronal
y de 57 a 3 mm en sentido coronal. Una lima K del calibre
50 tiene solo un tamaño de 56 a 3 mm de la longitud de trabajo
apical en sentido coronal. Otra posibilidad consistiría en man
tener los calibres más pequeños en la parte apical del conducto
utilizando instrumentos rotatorios, y limpiar después los 1 a
3 mm apicales con herramientas manuales que puedan curvarse
sutilmente si es necesario para contactar con las paredes del
conducto.2
La sobrepreparación resulta especialmente problemática en la
parte apical de los conductos, aunque puede producirse fácil
mente también en sus segmentos medio y coronal. Un ensan
chamiento o modelado excesivo del conducto incrementa el
riesgo de perforación puntual y a periodonto.1 Al ensanchar el
conducto, conviene emplear una técnica de retroceso o descenso
para conseguir una preparación infundibular con un estrecha
miento gradual para la obturación con gutapercha. Si es necesa
rio, se puede considerar la posibilidad de usar instrumentos
rotatorios (p. ej., limas de NiTi de conicidad variable) con
cuidado y mesura para mejorar la forma final del conducto. No
es necesario eliminar demasiada estructura dental; los conductos
sobrepreparados (excesivamente ensanchados) son potencial
mente más débiles y propensos a las fracturas durante los traba
jos de compactación y restauración.
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Figura 10-14 A. Primer molar inferior con signos o síntomas que necesitan tratamiento. Obsérvese la invaginación en la superficie distal
de la raíz mesial. B. Dos años después, el diente mostraba una importante pérdida ósea en la zona apical y en la bifurcación. C. Determinación
de la longitud de trabajo. D. Obturación con una perforación a periodonto. E. Extracción no quirúrgica del cono de gutapercha que protruye y
aplicación de agregado de trióxido mineral. F. Nueve meses después se observan signos de curación.
Figura 10-15 A. Representación esquemática de un conducto radicular en el que se ha sobrepasado la constricción apical y se ha
sobreinstrumentado el conducto a mayor tamaño. B. Preparación de una nueva constricción apical 1,5-2 mm dentro de la raíz.
204 capítulo 10
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Técnicas clínicas para la solución de problemas en la ampliación y el modelado del conducto radicular
Ampliación y modelado incorrectos
del conducto
Un error frecuente durante el tratamiento de conductos radicula
res, incluso con la gran variedad de instrumentos de NiTi disponi
bles, consiste en no eliminar el tejido pulpar, los restos de dentina
y los microorganismos del sistema de conductos radiculares (infra
preparación o preparación insuficiente).36 Si no se modela bien el
sistema de conductos, no se puede conseguir la obturación tridi
mensional, salvo si utilizamos una técnica de transportadores
termoplásticos (v. capítulo 12). Este problema no suele producirse
cuando se utilizan instrumentos de NiTi de mayor conicidad a la
longitud de trabajo, a menos que los mismos no se adapten correc
tamente a la anatomía de los conductos. Por ejemplo, en algunos
estudios se ha cuestionado la capacidad de los instrumentos rota
torios de NiTi para ampliar y modelar los conductos con mayor
amplitud vestibulolingual.58 El problema no radica en la incapa
cidad de los instrumentos al aplicarlos a menor profundidad de la
ideal, sino en el uso que de los mismos haga el odontólogo.
Una preparación (que incluye la ampliación, el modelado, la
limpieza y la desinfección) inadecuada del sistema de conductos
puede deberse a:
1. Una preparación insuficiente de la matriz de dentina o
del tercio apicales del conducto para controlar los
materiales de obturación dentro del conducto. Esto se
produce cuando la parte apical del conducto tiene
forma irregular y se instrumenta muy poco a favor de
los calibres apicales pequeños;36 cuando el conducto es
razonablemente cilíndrico y la ampliación no alcanza
todas las paredes del conducto; o cuando se utilizan
instrumentos rotatorios de NiTi solo en sentido vertical
(un error importante cuando se usan herramientas
rotatorias de NiTi, y que muchos odontólogos no
comprenden bien) y no con un movimiento lateral o en
pasadas, cuando la anatomía del conducto requiere este
tipo de ampliación y modelado.
2. Un uso insuficiente de irrigantes bactericidas y
disolventes (NaOCl) o sin penetrar hasta el tercio apical
a causa de un modelado insuficiente por usar limas
apicales de escaso calibre con una conicidad mínima. En
tales casos, el conducto quedará infrapreparado.
3. Un modelado (ensanchamiento) inadecuado del
conducto que impida la penetración del espaciador o
del condensador durante la compactación. En este caso
se obtendrá una obturación incompleta con vacíos.
4. Una longitud de trabajo que no llega hasta la constricción
apical, especialmente en caso de necrosis pulpar.
5. La formación inadvertida de escalones y bloqueos que
impidan una preparación completa del conducto.
Generalmente, es posible evitar una preparación inadecuada de
los conductos cumpliendo los principios para la solución de
problemas que hemos descrito anteriormente en este mismo
capítulo. El problema suele identificarse en el momento de la
obturación cuando los instrumentos de compactación no pueden
ser introducidos a la profundidad apropiada para la técnica de
obturación elegida; cuando la LAM no puede penetrar a la
longitud del trabajo; o cuando la LAM penetra a mayor profun
didad que la longitud de trabajo establecida, con la consiguiente
perforación apical (ausencia de tope y constricción apicales).
En el caso de los conductos infrapreparados, lo mejor es
seguir unos principios elementales para determinar la longitud
correcta, ampliar y modelar los conductos, y recapitular siempre
que sea necesario. Una irrigación abundante, con la introducción
de la aguja de irrigación a la profundidad adecuada (v. capítulo 11),
y una buena atención a los detalles durante la instrumentación
nos permitirán conseguir una limpieza adecuada de los conduc
tos. Antes de proceder a la obturación, hay que insertar los
espaciadores y condensadores para determinar su profundidad
de introducción y asegurarse de la morfología correcta del con
ducto.6 En muchos casos, solo es posible efectuar una evaluación
crítica de la preparación examinando la obturación final, aunque
esto no nos proporcionará una verdadera apreciación tridimen
sional del resultado global y, en concreto, de la limpieza del
sistema de conductos radiculares.
Prevención y tratamiento
de errores técnicos al ampliar
los conductos utilizando
técnicas contemporáneas
e instrumentos rotatorios
de níquel-titanio
La aparición de la aleación de NiTi ha supuesto para los endodon
cistas46 la solución a muchos de los condicionantes negativos de los
instrumentos de acero inoxidable, incluso en manos inexpertas.38
Las limas endodóncicas fabricadas con esta aleación superelástica
son considerablemente más flexibles y resistentes a la fractura y a
la corrosión, especialmente los instrumentos más recientes hechos
con M-wire, que representa un avance tecnológico en relación con
el alambre superelástico que se utilizaba inicialmente para este tipo
de instrumentos. Entre las limas de M-wire se encuentran ProFile
Vortex y GT Series Xfiles. Otros avances recientes han sido el
desarrollo de metales sometidos a un tratamiento calórico que
altera su estructura cristalina (R-phase), con los que se consiguen
instrumentos más duraderos, y los Twisted Files o instrumentos
con una sección transversal asimétrica que incrementa su flexibili
dad y reduce las tensiones durante su aplicación. Las ventajas
aparentes del uso de las limas de NiTi para la limpieza y el mode
lado de conductos son una mejor penetración en los conductos,
especialmente en los curvos; un menor transporte de residuos y
formación de escalones en los mismos; un menor riesgo de ruptura;
una instrumentación más rápida y eficaz; y la no necesidad de un
precurvado,56 como con los instrumentos de acero inoxidable.
El odontólogo debe tener presente que los instrumentos de
NiTi no están exentos de problemas. Se requiere bastante tiempo
para aprender a usarlos y todavía persisten muchas incógnitas,
debido especialmente a que con frecuencia aparecen nuevos ins
trumentos en el mercado. Por ejemplo, bajo los efectos de una
tensión estos instrumentos experimentan una transformación de
fase microscópica y su estructura se debilita. Sin embargo, el
metal no suele mostrar ningún signo visible o macroscópico de
fatiga. Debido a ello, una lima de NiTi puede romperse (desen
rollarse) sin que se observen indicios de ello previamente, sobre
todo si no se usa correctamente.
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capítulo 10
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Técnicas clínicas para la solución de problemas en la ampliación y el modelado del conducto radicular 205
Las limas K, Hedström, S, Flex-R, los ensanchadores y los
condensadores se fabrican también en aleación de NiTi pero,
debido a su gran flexibilidad, no deben utilizarse para abrirse paso
en un conducto, para franquear conductos pequeños y calcificados
o para superar escalones. Para abrirse paso, inicialmente hay que
utilizar instrumentos de acero inoxidable, ya que son más rígidos.
La reciente aparición de la lima C+ o las ProFinder, diseñadas
exclusivamente para este cometido, respalda esta necesidad.
Una vez que se ha franqueado el conducto o se ha obviado y
suprimido el escalón, se puede empezar a usar instrumentos de
NiTi. Dado que con los manuales se puede perder en parte la
sensación táctil, el odontólogo debe percibir que la lima no está
cortando. En caso contrario, las limas de NiTi pueden ser tan
invasivas como las de acero inoxidable, y pueden eliminar dema
siada dentina radicular si no se controlan bien las presiones de
limado y los tiempos de instrumentación. Si se emplean limas
manuales de NiTi (especialmente las limas K y S) con un movi
miento convencional de limado o vaivén pueden producirse des
viaciones, y la pared exterior de la preparación tiende a dilatarse
por debajo de la curvatura. Esto probablemente se deba a la pre
disposición de la lima a enderezarse durante su aplicación. Las
investigaciones realizadas parecen indicar que las limas de NiTi
pueden funcionar mejor, así como causar un menor desplaza
miento y menos desviaciones anatómicas cuando se aplica un
movimiento giratorio o de escariado, como el que se usa con las
limas manuales de mayor conicidad (GT) o los instrumentos
manuales ProTaper. A su vez, el desarrollo de instrumentos meca
nizados o giratorios, con el uso de limas de NiTi de diseño especial
en piezas de mano eléctricas o con engranajes de reducción de par
elevado, ha revolucionado el tratamiento de conductos radiculares
debido tanto a su velocidad (250-500 rpm) como a su eficacia a
la hora de modelar y mantener la curvatura de los conductos.
Aunque esas limas de NiTi de morfología variable son bastante
flexibles, este material (como cualquier otro metal) falla finalmente
cuando giran dentro de un conducto curvo y en concreto en un
conducto con múltiples curvas. Hay que vigilar estrechamente el
uso de los instrumentos para poder desechar periódicamente las
limas de NiTi antes de que se rompan. Además, para utilizar estos
sistemas, hay cumplir estrictamente las instrucciones del fabricante
(p. ej., es muy importante penetrar en la corona con una presión
muy leve con la mayoría de los instrumentos rotatorios de NiTi).
Para llegar a dominar estos sistemas se requiere bastante tiempo
de aprendizaje. Con los instrumentos rotatorios de NiTi se emplea
la técnica coronal a apical o de descenso coronoapical, con la que
se evitan muchos de los problemas descritos previamente en rela
ción con los instrumentos de acero inoxidable.
Importancia de la técnica
de descenso coronoapical
La técnica de descenso desde la corona tiene numerosas ventajas
clínicas que influyen considerablemente en la posibilidad de obtener
unos resultados predecibles con el tratamiento de conductos radi
culares conservador. Estas ventajas se pueden conseguir con cual
quier tipo de instrumento, aunque los rotatorios de NiTi son más
eficaces. No obstante, a menudo es necesario combinar una gran
variedad de instrumentos para realizar la ampliación y el modelado,
debido a las dificultades anatómicas que puede plantear el sistema
de conductos radiculares. Las ventajas de esta técnica son:
• Fácil eliminación de obstáculos que pueden impedir el
acceso al ápice radicular (p. ej., cálculos pulpares)
• Mejor sensación táctil con todos los instrumentos gracias
a la supresión de interferencias coronales
• Mejor avance apical de los instrumentos en el interior
del conducto
• Mayor precisión en la determinación de la longitud de
trabajo gracias al contacto mínimo con el diente en el
tercio coronal
• Mayor espacio para la entrada de irrigantes y el
desbridamiento
• Extracción más rápida de la masa de tejido pulpar dental
del tercio coronal
• Acceso en línea recta a curvas radiculares y a uniones
entre conductos
• Mejor movilización de los restos de dentina y de tejidos
blandos en sentido coronal
• Menor desviación de los instrumentos en las curvaturas
de los conductos gracias a un menor contacto con las
paredes radiculares
• Menor bloqueo de conductos
• Menor desprendimiento de instrumentos debido a un
menor contacto con las paredes de los conductos radiculares
• Obtención de conductos de morfología más apropiada
que facilita y mejora la obturación de los mismos
• Limpieza y modelado de conductos de calidad predecible
• Mayores posibilidades de tratamiento de conductos
radiculares en una sola sesión en un período de tiempo
razonable
Desde un punto de vista biológico, muchos de los efectos beneficio
sos que se obtienen con la técnica de descenso coronoapical reflejan
o complementan los efectos clínicos y, en última instancia, contri
buyen considerablemente al resultado general. Esos efectos son:
• Extracción rápida del tejido contaminado e infectado de
los conductos radiculares
• Extracción de los restos tisulares por vía coronal,
limitando así la extrusión apical de esos restos
• Reducción del dolor postoperatorio que puede causar la
extrusión apical de residuos
• Mejor disolución de los tejidos contaminados, con
penetración más adecuada de las sustancias irrigantes
• Eliminación sin problemas del barrillo dentinario gracias
al mejor contacto de las sustancias quelantes con las
paredes de los conductos
• Mejor desinfección de las irregularidades de los conductos
debido a la mayor penetración de las sustancias irrigantes
en ellos y en los orificios de los túbulos abiertos tras la
eliminación del barrillo dentinario
• Mayor exactitud en la determinación de la longitud de
trabajo, de la limpieza y del modelado de los conductos,
y del control de los materiales de obturación en relación
con la biología de los tejidos radiculares apicales y de los
perirradiculares circundantes
En la figura 10-16 presentamos una miscelánea de casos que
constituyen un buen ejemplo de los errores más frecuentes que
se pueden producir durante la ampliación y el modelado de los
conductos cuando no se aplican las medidas de prevención que
se describen en este capítulo.
206 capítulo 10
|
Técnicas clínicas para la solución de problemas en la ampliación y el modelado del conducto radicular
Figura 10-16 A. Segmento fracturado de un instrumento de níquel-titanio (NiTi) en la parte apical de un conducto muy curvo; no se
recomienda su extracción. B. Molar y premolar superiores con unos conductos mal modelados y obturados a menor profundidad de la ideal. El
paciente sufrió dolores continuos durante muchas semanas después del tratamiento, por lo que se recomienda revisar el mismo. C. Molar inferior
con unos conductos mal modelados y obturados, y un instrumento roto en el conducto mesiovestibular. Todos los conductos son más cortos
de lo ideal; se recomienda revisar el tratamiento. D. Molar superior con unos conductos mal modelados y obturados a menor profundidad de la
deseada; se recomienda revisar el tratamiento. E. Molar inferior con varios errores de ampliación y modelado, una perforación a periodonto en
la raíz mesial, un instrumento roto en la raíz mesial y una perforación por un poste en la raíz distal; se recomienda la extracción. F. Incluso con
instrumentos de NiTi pueden producirse errores si no se presta la debida atención a los detalles. Obsérvense la perforación a periodonto en la raíz
mesiovestibular (flecha roja), la desviación apical en la raíz mesiovestibular (flecha blanca) y el error de longitud en la raíz palatina (flecha negra).
Esta se curva en sentido vestibular el 85% de las veces, aproximadamente.
capítulo 10
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Técnicas clínicas para la solución de problemas en la ampliación y el modelado del conducto radicular 207
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Lectura Recomendada
Hüslmann M, Schäfer E: Apical patency: fact and fiction—a myth or
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capítulo 11
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Solución de problemas en la limpieza y desinfección del sistema de conductos radiculares 209
Capítulo 11
Solución de problemas
en la limpieza y desinfección
del sistema de conductos radiculares
Una de las fases del tratamiento endodóncico a la
que menos atención se presta es la de eliminación de los
minúsculos fragmentos de restos orgánicos y de virutas
dentinarias del conducto radicular. Uno de los axiomas de
la cirugía establece que, antes de que una herida esté
preparada para el tratamiento químico, es necesario
eliminar todos los residuos y el material necrótico. Muchos
odontólogos no comprenden la importancia de este
principio fundamental de la cirugía y confían más en el
tratamiento farmacológico que en una limpieza e irrigación
minuciosa del conducto radicular.26
L. I. GROSSMAN, 1955
La limpieza y el modelado de los conductos radiculares son dos
conceptos que nos han acompañado durante muchos años. En
numerosos aspectos, ambas actividades son incompatibles
cuando, para lograr estos objetivos, se recurre exclusivamente a
los instrumentos intraconducto. Estos permiten modelar el conducto, pero para conseguir una verdadera limpieza hay que
emplear irrigantes.
¿Cuáles son la función
principal y las bases
racionales para el uso
de irrigantes intraconducto?
Los irrigantes para los conductos radiculares sirven fundamentalmente para limpiar los conductos durante los procesos de
ampliación y modelado. En concreto, la limpieza y el modelado
© 2012. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos
Lista de solución de problemas
En este capítulo se abordan los siguientes aspectos y dificultades
de solución de problemas en la limpieza y la desinfección del
sistema de conductos radiculares:
¿Cuáles son la función principal y las bases racionales
para el uso de irrigantes intraconducto?
¿Cuáles son el cometido de las soluciones quelantes
y las bases racionales para su uso en los tratamientos
de conductos radiculares?
¿Qué función cumplen los desinfectantes en los
tratamientos de conductos radiculares?
¿Cuáles son los mejores desinfectantes y cómo deben
utilizarse para desinfectar los conductos radiculares
sin causar problemas?
permiten eliminar el tejido pulpar vital o necrótico, y
neutralizar o erradicar las bacterias y sus subproductos
metabólicos asociados. Aunque el modelado de los conductos
radiculares ha mejorado gracias a una serie de avances en la
tecnología de los metales, la limpieza sigue dependiendo fundamentalmente del uso complementario de irrigantes y productos químicos debido a la complejidad anatómica y las
irregularidades de los dientes (fig. 11-1). A este respecto, está
justificado en todo momento el uso de irrigantes que posean
diferentes características, como capacidad para disolver los
tejidos y propiedades bacteriostáticas o bactericidas. También
deben poseer otras propiedades beneficiosas, como la capacidad de eliminar los residuos que se generan durante la limpieza
y el modelado, lubricar los instrumentos, y desmineralizar y
eliminar el barrillo dentinario.
Ninguna de las soluciones disponibles actualmente reúne
todas las propiedades de un irrigante ideal, pero conviene
destacar que el uso de soluciones neutras para el proceso de
irrigación (p. ej., agua, suero salino, soluciones anestésicas) no
tiene ninguna utilidad en el sistema de conductos radiculares.
209
210 capítulo 11
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Solución de problemas en la limpieza y desinfección del sistema de conductos radiculares
Figura 11-1 A. Restos tisulares atrapados en la anastomosis entre los conductos mesiovestibular y mesiolingual del molar inferior tras la
limpieza y la obturación. B. Restos de tejido que persisten en un conducto en forma de C tras la limpieza y el modelado (tinción con HyE, ×10).
C. La microfotografía electrónica de barrido (MEB) muestra que el barrillo dentinario presente durante el modelado del conducto radicular se
condensa con restos de tejido, virutas de dentina y bacterias (×750). D. La MEB muestra los restos tisulares superficiales que quedan en las
irregularidades anatómicas tras la limpieza y el modelado del conducto radicular con irrigantes (×2.000).
Problema Clínico
Problema: ¿cuál es el mejor irrigante que se puede usar durante
los tratamientos de conductos radiculares y por qué?
Solución: el mejor irrigante es el hipoclorito sódico (NaOCl) en
diferentes concentraciones. Se trata de una solución irrigante
muy eficaz que tiene propiedades antibacterianas y disuelve los
tejidos.22,67 Además, tiene efectos blanqueadores y lubricantes, y
se ha comprobado que inactiva las endotoxinas,48 aunque a este
respecto es mucho mejor el hidróxido cálcico.53
La eficacia limpiadora y desinfectante del hipoclorito sódico
(NaOCl) depende de la concentración de cloro disponible y del
pH de la solución. El ácido hipocloroso (HOCl) es un ácido
débil que se disocia en un ión hipoclorito (OCl–) y un protón
(H+) dependiendo del pH de la solución. Generalmente, se
considera que este ácido representa la parte activa con efectos
germicidas, mientras que la concentración de OCl– es el factor
clave del que depende la eficacia limpiadora. Esto implica que
la franja óptima de pH para la actividad germicida del NaOCl
no es la misma que la de su actividad limpiadora.22
Las concentraciones de NaOCl que se emplean durante los
tratamientos de conductos radiculares varían de unos odontólogos
a otros, y pueden elegirse de forma empírica. Algunas poblaciones
bacterianas son sensibles a porcentajes tan bajos como el 0,5%,7
pero esas especies pueden no ser representativas de las poblaciones
bacterianas que se observan en un diente con la pulpa necrótica
infectada.64 Las concentraciones clínicas utilizadas para el control
bacteriano y la disolución tisular oscilan entre el 1 y el 6%, y en
cada estudio se reseñan diferentes grados de eficacia con distintos
porcentajes. Para potenciar la eficacia del NaOCl, se puede calentar la solución a 37 °C, como mínimo.1 Dentro de las especies
bacterianas estudiadas, la eficacia bactericida del NaOCl se
duplica por cada 5 °C que aumenta la temperatura entre los 5 y
los 60 °C.14 En concreto, cuando se utilizaron células de E. faecalis
planctónicas en estado estable, un aumento de la temperatura de
25 °C multiplicó por 100 la eficacia del NaOCl.51 Dentro de este
intervalo de temperaturas, se ha podido comprobar que la capacidad de una solución de NaOCl al 1% a 45 °C para disolver la
pulpa dental humana es equiparable a la de una solución al 5,25%
a 20 °C.51 Aunque en condiciones experimentales resulta aparentemente eficaz, no se han realizado estudios clínicos basados en
pruebas para verificar este grado de eficacia en términos de resultados positivos.
También se ha propuesto utilizar las soluciones de NaOCl
durante períodos de 5 a 30 min en los conductos radiculares para
potenciar su eficacia, aunque no se ha podido establecer un
período de tiempo óptimo.67 Asimismo, se ha recomendado la
aplicación de estímulos sónicos y ultrasónicos a la solución de
capítulo 11
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Solución de problemas en la limpieza y desinfección del sistema de conductos radiculares 211
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
NaOCl,57 aunque estas combinaciones han proporcionado
resultados variables.27,60,63 En la literatura médica pueden
encontrarse descripciones detalladas de estas técnicas, pero
también en este caso carecemos de estudios clínicos significativos.61,62 Incluso utilizando períodos de tiempo más largos, puede
ser necesario reponer el producto para incrementar su eficacia,
especialmente en presencia de las cantidades de tejido y bacterias
que pueden encontrarse en conductos de anatomía muy irregular
en los casos de necrosis pulpar prolongada. Igualmente, cuando
se ha utilizado el NaOCl durante períodos prolongados, se ha
comprobado su capacidad para alterar las propiedades físicas de
la dentina in vitro, aunque su efecto in vivo no es tan claro.13,39,49
Su uso combinado con el ácido etilenodiaminotetraacético
(EDTA) o con el cítrico al 10%38 no potencia necesariamente sus
propiedades antibacterianas.45 Si se emplean alternativamente
estas soluciones durante la limpieza y el modelado de los conductos, es posible reducir eficazmente la presencia bacteriana.7
El NaOCl debe introducirse siempre pasivamente en el
conducto para prevenir su extrusión forzada por el orificio apical.
Debido a ello, hay que introducir la aguja en el conducto sin
forzar su entrada, inyectar la solución lentamente y utilizar
agujas especiales con orificio de salida lateral, las cuales facilitan
la limpieza de las paredes dentinarias y reducen los riesgos potenciales durante su uso (fig. 11-2). La salida pasiva de pequeñas
cantidades de solución por el orificio apical no debe crear problemas al paciente. Sin embargo, la salida forzada de mayores
cantidades de NaOCl puede tener efectos perjudiciales, y en la
literatura médica se recogen innumerables «accidentes con hipoclorito sódico».30 Actualmente disponemos de técnicas más
modernas para evitar esta extrusión y conseguir al mismo tiempo
eliminar el barrillo dentinario, como la técnica de aspiración
intraconducto, para la que el irrigante es inyectado por la punta
de una aguja, conectada a un localizador apical eléctrico (LAE),
el cual está situado a 2-3 mm del extremo radicular. Diversos
estudios indican que este método de inyección permite limitar
Figura 11-2 Una aguja con abertura lateral permite aplicar
las soluciones irrigantes sobre las paredes del conducto radicular
para facilitar su limpieza. (Por cortesía de Dentsply Maillefer, Ballaigues,
Suiza.)
la extrusión del irrigante.21 También se puede utilizar el
EndoActivator, un dispositivo muy innovador que agita la
solución de irrigación durante el tratamiento endodóncico. Las
pruebas disponibles indican que el movimiento dinámico del
irrigante mejora considerablemente el desbridamiento.40 Este
sistema está diseñado para potenciar el fenómeno hidrodinámico. Se ha postulado que los líquidos activados limpian y
desinfectan a más profundidad los conductos laterales, los istmos,
las membranas y las anastomosis, y ello con una extrusión apical
mínima debido a que la punta del activador no penetra hasta la
longitud de trabajo en el conducto.12
También se ha propuesto el uso de dispositivos de irrigación
ultrasónicos por sí solos, así como durante la limpieza y el modelado de los conductos.6,10,27 De este modo se ha conseguido desbridar considerablemente las irregularidades de los conductos y
reducir el número de bacterias, aunque se ha cuestionado la
verdadera naturaleza del mecanismo de acción de este proceso.63
Otro dispositivo novedoso que supuestamente evita problemas durante la inyección del NaOCl es EndoVAC. Este aparato
dispone de un sistema de presión negativa apical que, mediante
unas microcánulas, introduce los irrigantes en el conducto y
extrae el líquido por evacuación. Supuestamente, la limpieza
llega a menos de 1 mm del ápice,31,43 sin que se produzca la
extrusión apical de la solución.12 Sin embargo, por ahora no
disponemos de datos que nos indiquen lo que sucede en el
último milímetro del conducto, o si sus efectos pueden penetrar
en los túbulos dentinarios y eliminar las biopelículas, las bacterias o las endotoxinas incluidas.
La adición más reciente a esta invasión de sistemas de irrigación es la del dispositivo ProUltra PiezoFlow. Las ProUltra
PiezoFlow Ultrasonic Irrigation Needles permiten inyectar irrigantes mediante la aplicación de vibraciones ultrasónicas. Las
agujas de irrigación PiezoFlow se combinan con un generador
de energía ultrasónica piezoeléctrica que suministra la energía
para hacer oscilar la punta de las agujas. La aguja ultrasónica se
conecta a una jeringa u otro mecanismo de irrigación unido a
la conexión Luer, y el irrigante se extrae por un mecanismo de
vacío. Este sistema es compatible con irrigantes como el NaOCl
(hasta el 6%), el EDTA (hasta el 17%), la clorhexidina (CHX;
hasta el 2%) y BioPure MTAD, aunque los tiempos de actuación
de cada uno de ellos pueden variar.
Se ha cuestionado los efectos que puede tener el NaOCl sobre
las propiedades mecánicas y químicas, así como sobre la composición estructural de la dentina al entrar en contacto con la
misma.13,39,49 Se han llevado a cabo estudios ex vivo utilizando
diferentes concentraciones y tiempos de contacto para determinar
el efecto que tiene sobre la fase inorgánica de la dentina. Aunque
el NaOCl a concentraciones elevadas alteraba el módulo elástico
y la resistencia a la flexión de la dentina, no se han podido demostrar o extraer consecuencias clínicas relevantes en estos estudios.
No se debe usar NaOCl para la irrigación final cuando se
vayan a emplear materiales adheridos con resina para obturar el
conducto, ya que puede alterar la adhesión del sellador a la
dentina. Para la irrigación final se puede usar EDTA, CHX8,9 o
BioPure MTAD. En diversos estudios se ha comprobado que
una solución quelante débil (1-hidroxietilideno-1,1-bisfosfonato
[HEPB]) permite eliminar eficazmente el barrillo dentinario sin
mermar la fuerza adhesiva de las resinas intraconducto.11,68 No
obstante, el uso de EDTA o MTAD como irrigación final puede
favorecer el colapso de la estructura de la matriz dentinaria en
212 capítulo 11
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Solución de problemas en la limpieza y desinfección del sistema de conductos radiculares
¿Cuáles son el cometido
de las soluciones quelantes
y las bases racionales para
su uso en los tratamientos
de conductos radiculares?
Figura 11-3 Después de limpiar y modelar el conducto con
hipoclorito sódico, todavía se puede ver el barrillo dentinario ( flechas)
en esta imagen a bajo aumento de la pared del conducto radicular
(tinción con HyE, ×10).
la superficie de la dentina, impidiendo que el sellador infiltre el
conducto y forme una capa adherente híbrida de calidad.23,54,55
Los datos disponibles parecen indicar que el NaOCl constituye
el mejor irrigante intraconducto,67 ya que cumple la mayoría de los
requisitos ideales para este cometido, aunque no disuelve ni elimina
el barrillo dentinario que se forma durante la ampliación y el
modelado (fig. 11-3).35 Para ello se puede considerar la posibilidad
de emplear otras soluciones (o combinación de soluciones) o
mecanismos. Más adelante hablaremos de la supresión del barrillo
dentinario; es muy importante eliminar este residuo biológico compactado para poder conseguir un resultado positivo a largo plazo en
los tratamientos de conductos radiculares contemporáneos.
Todo odontólogo debe ser consciente de que para poder
resolver satisfactoriamente los problemas relacionados con la
eliminación de tejidos, la erradicación de bacterias y la
desinfección completa del sistema de conducto radiculares es
imprescindible recurrir al NaOCl. No existen bases racionales
y científicas para el uso de agua, suero salino, peróxido de
hidrógeno o alcohol como principal irrigante para los conductos
radiculares.60 Incluso cuando se considera que el objetivo
principal consiste en eliminar los residuos, estas soluciones
resultaron ineficaces.67 Aunque algunos pueden elegir la CHX
como principal sustancia irrigante, esta tampoco permite
cumplir los objetivos establecidos de irrigación y desinfección
de los conductos radiculares (v. más adelante la sección dedicada
a los mejores desinfectantes).67
Los quelantes son complejos estables de iones metálicos y sustancias orgánicas unidos por enlaces anulares.45,67 Deben su
estabilidad al enlace entre el quelante, que tiene más de una
pareja de electrones libres, y el ión metálico central. Los quelantes captan e inactivan iones metálicos, especialmente cuando
ejercen su efecto desmineralizante sobre los tejidos duros dentinarios al utilizarlos en forma de EDTA. Se han añadido detergentes a las soluciones de EDTA para reducir la tensión
superficial del quelante y facilitar de ese modo la impregnación
de la pared del conducto radicular e incrementar la capacidad
de aquel para penetrar en la dentina. También se ha empleado
el ácido cítrico para este cometido, pero puede resultar más
dañino que el EDTA. Esencialmente, estas soluciones reblandecen y disuelven las partículas inorgánicas de dentina, impidiendo
así la acumulación de restos en las paredes de los conductos
radiculares o eliminándolos una vez que aparecen.28
Para los tratamientos de conductos radiculares, los agentes
quelantes se comercializan en forma de líquido y de pasta. Estas
sustancias pueden ayudar a acceder a orificios y a conductos radiculares calcificados, con lo que se facilita la eliminación del barrillo dentinario durante la limpieza y el modelado, y actúan como
excelentes lubricantes para los instrumentos manuales y rotatorios
(figs. 11-4 y 11-5). Las sustancias quelantes se utilizan fundamentalmente para humidificar el conducto radicular tras la limpieza y
el modelado, o se alternan con el NaOCl durante el proceso de
limpieza. Parece que su aplicación con ultrasonidos tiene efectos
beneficiosos incluso en la parte apical del conducto.32 Al combinarlos con NaOCl en estudios de laboratorio durante períodos de
1, 3 y 5 min eliminan eficazmente el barrillo dentinario.56
Estas soluciones tienen unos efectos antisépticos relativamente limitados,45 aunque pueden ayudar a reducir la presencia
bacteriana mediante la eliminación de residuos de la pared del
conducto, incluyendo posiblemente las biopelículas.66,68 Las dos
soluciones de mayor uso clínico (EDTA y ácido cítrico al 10%)
alteran la eficacia del NaOCl4 al reducir inmediatamente el cloro
disponible y anular la eficacia del NaOCl contra las bacterias y
el tejido necrótico. Lo mismo sucede con los quelantes en pasta,
como RC-Prep (10% de peróxido de urea, 15% de EDTA, y
glicol en una base de pomada acuosa), Glyde File (15% de
EDTA y 10% de peróxido de urea en una solución acuosa) y
File-EZE (19% de EDTA en una solución acuosa hidrosoluble).
En estudios recientes se han identificado otros quelantes que
pueden ser más eficaces que el EDTA, aunque no disponemos
de datos clínicos que confirmen su eficacia o resultados.58
Otra solución ideada para eliminar el barrillo dentinario (en
combinación con NaOCl) es BioPure MTAD, que es una mezcla
de tetraciclina (doxiciclina) y un detergente ácido (ácido crítico).41
Debido a sus componentes, también sirve como desinfectante.
En distintos estudios se han obtenido resultados variables al
evaluar su eficacia.
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Solución de problemas en la limpieza y desinfección del sistema de conductos radiculares 213
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Figura 11-4 A. La presencia de calcificaciones en un ápice radicular limpiado obliga a usar sustancias quelantes para eliminarlas y poder
acceder al conducto. B. Las calcificaciones presentes en el segmento medio de la raíz en zonas de conductos pequeños e irregulares dificultan
enormemente la limpieza. C. Múltiples bloqueos y estrechamientos de conductos ( flechas) como consecuencia de una mayor formación de
dentina reactiva (tinción de ByB, ×100).
Figura 11-5 A. La microfotografía electrónica de barrido (MEB) muestra un corte transversal de dentina sobre la que se ha formado una
gruesa capa de barrillo dentinario por no usar sustancias irrigantes y quelantes durante la limpieza y el modelado. La formación de barrillo
dentinario aumenta cuando se utilizan instrumentos rotatorios (×2.000). B. La MEB longitudinal muestra el aspecto del barrillo dentinario
que cubre los túbulos de dentina y alberga sustancias irritantes indeseables (×1.000).
(Continúa)
214 capítulo 11
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Solución de problemas en la limpieza y desinfección del sistema de conductos radiculares
Figura 11-5 (Cont.) C. El uso de sustancias irrigantes y quelantes apropiadas durante la limpieza y el modelado permite reducir el
barrillo dentinario a partículas sueltas (en lugar de la capa apelmazada que se puede ver en B), que pueden extraerse del conducto irrigando
abundantemente con sustancias quelantes (×1.500). D. La MEB muestra la eliminación total del barrillo dentinario en la parte apical del conducto
(×1.000). Obsérvese que hay menos túbulos y mayores cantidades de dentina peritubular e intertubular. E. La MEB muestra la total eliminación
del barrillo dentinario en la parte coronal del conducto, así como los túbulos dentinarios abiertos (×1.200). F. Imagen a bajo aumento del
conducto radicular y de la pared de dentina tras la supresión del barrillo dentinario (tinción con HyE, ×10).
¿Qué función cumplen
los desinfectantes
en los tratamientos
de conductos radiculares?
Los desinfectantes sirven para reducir o eliminar las poblaciones
bacterianas de los conductos radiculares modelados. La capacidad de
los desinfectantes para cumplir su cometido durante el tratamiento
de conductos radiculares se basa en la supresión de los residuos de
mayor tamaño del sistema de conductos y en la disolución efectiva
de lo que queda de tejido y de predentina fragmentada tras el modelado de los conductos. Para conseguirlo, lo mejor es utilizar NaOCl
después de haber abierto y modelado adecuadamente el conducto
para que los irrigantes puedan penetrar en el ápice y las irregularidades. Además, los desinfectantes son más eficaces cuando se elimina
el barrillo dentinario, en concreto con la desinfección de los túbulos
dentinarios expuestos. Por último, los desinfectantes solo resultan
eficaces en un sistema de conductos aislado de los líquidos orales.
¿Cuáles son los mejores
desinfectantes y cómo deben
utilizarse para desinfectar
los conductos radiculares
sin causar problemas?
A lo largo de la historia se ha empleado una gran variedad de
preparados fenólicos y a base de formaldehido para desinfectar
los conductos en los tratamientos de conductos radiculares. Por
desgracia, se dedicaba muy poco tiempo a extraer el tejido de
los conductos, y se contaba exclusivamente con los desinfectantes para esterilizarlos. Muchas veces, estos productos creaban
problemas importantes al paciente y proporcionaban al odontólogo una falsa sensación de éxito si aquel no manifestaba ningún
síntoma.
Dentro de los postulados modernos del tratamiento de conductos radiculares, la extracción del tejido sigue siendo el primer
capítulo 11
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Solución de problemas en la limpieza y desinfección del sistema de conductos radiculares 215
paso para la desinfección de los conductos radiculares. Cuando
se utiliza NaOCl como el irrigante, se consigue una desinfección
significativa; solo está indicado el uso de desinfectantes en aquellos
casos en los que está justificado el empleo de otros productos.
Por ejemplo, en los dientes con pulpas necróticas que es necesario tratar en más de una sesión y en aquellos en los que hay que
revisar un tratamiento de conductos radiculares fallido.64
(En el capítulo 19 se analiza el uso de desinfectantes en caso de
luxación o avulsión traumática; en relación con la apicoformación,
v. capítulo 13). Entre los productos utilizados habitualmente
durante los tratamientos de conductos radiculares rutinarios
se encuentran:
• Hidróxido cálcico:19,33 puede mezclarse con agua
esterilizada para crear una lechada acuosa que se
introduce en el conducto radicular, o puede obtenerse
premezclado en una jeringa (Calcigel, Pulpdent Paste/
Forendo Paste, Calasept Plus, Vitapex). Los hidróxidos
cálcicos tienen un pH variable, pero cuanto mayor es su
pH, más eficaz es el material. Destruyen las bacterias por
contacto y son eficaces en disolución tisular.64
• Yodo:37 en forma de yoduro potásico-yodo (IKI al 2%)
es muy eficaz y efectivo, pero no se comercializa.
• Pasta Ledermix:3 se comercializa un preparado a base
de un 3,21% de dimetilclortetraciclina y un 1% de
triancinolona en una crema hidrosoluble. No se autoriza
su uso en EE. UU.
• Clorhexidina:* normalmente se utiliza una solución al
2% de gluconato de CHX; en algunos estudios se ha
podido comprobar su eficacia al mezclarlo con hidróxido
cálcico en el conducto radicular para el tratamiento
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
*Referencias 15, 17, 25, 29, 46, 50 y 59.
inicial5,46 y la revisión,68,69 mientras que otros estudios
parecen indicar que la CHX es más eficaz cuando se usa
sola.15,25 El calor puede potenciar la actividad
antibacteriana de ambas sustancias por separado.18
Todos los desinfectantes empleados actualmente presentan tres
inconvenientes fundamentalmente. En primer lugar, si no se
elimina el barrillo dentinario, el producto no puede acceder a
los túbulos dentinarios y a las bacterias que pueda haber en su
interior (fig. 11-6). En segundo lugar, la salida de los desinfectantes por el orificio apical a los tejidos perirradiculares puede
tener consecuencias negativas. Debido a ello, hay que introducir
los desinfectantes en el conducto con mucho cuidado, sin presionar. Esto puede suponer un problema con aquellos productos
que vienen en jeringas con agujas alargadas o puntas para aplicarlos dentro del conducto. Las puntas de aplicación no deben
frotarse contra la pared del conducto En condiciones ideales, si
los materiales se depositan en el tercio coronal del conducto, se
puede usar una lima K manual para transportarlos en sentido
apical con total seguridad. También se puede emplear en sentido
inverso un instrumento rotatorio de níquel-titanio que encaje
holgadamente en el conducto para introducir apicalmente el
material; la lima se inserta solo hasta el tercio medio, y el movimiento giratorio empuja el material en sentido apical. Además,
existen instrumentos rotatorios (PacMac Condensor) diseñados
para transportar en esa dirección los materiales (fundamentalmente lechadas de hidróxido cálcico). En tercer lugar, aunque
los desinfectantes no sirven como irrigantes durante los trabajos
de limpieza y modelado, algunos odontólogos usan distintas
concentraciones o geles de CHX (predominantemente al 0,12%)
como irrigante.20 Esta solución no disuelve los tejidos,42 no
limpia químicamente los conductos radiculares y no actúa sobre
las bacterias incluidas en los restos tisulares dentro del conducto.
Figura 11-6 A. Movimiento visible de bacterias hacia los túbulos dentinarios (tinción de ByB, ×40). B. Pulpa necrótica (PN) y conducto
infectado, con movimiento de bacterias hacia el interior de los túbulos (tinción de ByB, ×100).
216 capítulo 11
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Solución de problemas en la limpieza y desinfección del sistema de conductos radiculares
Por tanto, no ha quedado demostrada la eficacia y seguridad de
esta opción, y su uso refleja un cierto desconocimiento en relación con la limpieza, el modelado y la desinfección de los conductos radiculares. Los desinfectantes disponibles actualmente
cumplen con eficacia su cometido en los conductos radiculares;
por consiguiente, no está indicado el uso de agentes fenólicos y de
productos a base de formaldehido en el sistema de conductos radiculares, y debe abandonarse esta práctica.
Entre las posibles opciones futuras para la erradicación bacteriana cabe destacar la aplicación de energía ultrasónica durante
los protocolos de irrigación final;10 la desinfección fotoactivada
(DFA);34,36,65 y el uso de agua ozonada o de ozono gaseoso.16
Todas estas iniciativas requieren mucha investigación en el laboratorio y estudios prospectivos de relevancia clínica. Además de
intentar erradicar las bacterias, se ha intentado eliminar las biopelículas bacterianas que suelen formarse cuando las bacterias
persisten en los espacios radiculares durante bastante tiempo.47
Para eliminar las biopelículas se han propuestos protocolos de
irrigación dinámica,40,63 distintos irrigantes y tiempos de aplicación,2,44,66 y el uso de hipocloritos y clorosulfamatos alcalinos52
o de irrigantes desarrollados recientemente.24
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218 capítulo 12
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Dificultades para la solución de problemas en la obturación de conductos radiculares
Capítulo 12
Dificultades para la solución
de problemas en la obturación
de conductos radiculares
Lista de solución de problemas
En este capítulo se abordan los siguientes aspectos y dilemas de
solución de problemas en la obturación del sistema de
conductos radiculares ampliados, modelados, limpiados y
desinfectados:
La gutapercha… por su comodidad, por su utilidad
y también por su inocuidad, tiene un valor
incalculable.19
A. Hill, 1848
Selladores para conductos radiculares: funciones y usos
Técnicas de obturación con gutapercha
Compactación lateral
Compactación vertical
Técnicas de inyección termoplástica
Técnicas de transportadores de gutapercha
termoplastificada
Técnicas de obturación con resinas adhesivas
Probablemente no existe ninguna operación
técnica en odontología o cirugía en la que importe tanto el
cumplimiento concienzudo de unos ideales elevados como en
la obturación del conducto pulpar.17
E. H. Hatton, 1924
Principios fundamentales para todas las técnicas de
obturación
Problemas durante la preparación para la obturación
del conducto
Problemas durante la obturación del conducto
Problemas identificados tras la obturación
La evolución de los materiales y las técnicas de obturación radicular ha tenido una historia larga y accidentada, pero no ha
cambiado mucho a este respecto. Para obturar los conductos
radiculares preparados sigue utilizándose la gutapercha, que
supuestamente usó el Dr. Asa Hill por primera vez en 1847.19
Gracias a la obturación de los conductos radiculares con este
material, muchos dientes han podido seguir funcionando sin
ningún síntoma, y los posibles fallos no se han debido a este
material. Durante los últimos 80 años se ha intentado modificar
la forma de obturar los conductos radiculares. Para ello se han
utilizado pastas, conos de plata, gutaperchas sintéticas y materiales adheridos con resinas. En todos estos casos ha tenido que
surgir un problema clínico al que se ha tenido que enfrentar el
odontólogo y que lo ha impulsado a buscar un producto mejor
o un método más sencillo y directo para conseguir la obturación
radicular. El objetivo: llenar completamente y sellar el espacio
ampliado, modelado, limpiado y desinfectado que queda al
218
extraer la pulpa dental. ¿Cuáles eran esos problemas, esas dificultades? ¿Cuáles han sido sus efectos sobre lo que hacemos actualmente? ¿Se han corregido esos problemas? ¿Estamos en mejores
condiciones de conseguir unos resultados predecibles con los
materiales y las técnicas de obturación utilizados actualmente?
El Dr. Neil Postman, un destacado autor y profesor de
Ciencias de la Información de la Nueva York University, planteó
una pregunta muy útil en una entrevista en la cadena de televisión pública PBS: «Cuando nos enfrentamos a una nueva
tecnología, ya sea el teléfono móvil, la televisión de alta definición, el ciberespacio o Internet, la cuestión, la única cuestión,
debería ser cuál es el problema para el que esta tecnología
representa la solución». Más adelante, en esa misma entrevista,
terminó con la siguiente observación: «Es muy fácil dejarse
arrastrar por el entusiasmo por la tecnología y, por supuesto,
todos los tecnófilos que existen, todas aquellas personas que
adoran la tecnología, la fomentan allá donde vayas».33
Si aplicamos estos conceptos a la obturación de los conductos
radiculares, las pastas fueron ideadas para agilizar este tedioso
proceso y poder introducir mejor el material de obturación en
las irregularidades de los conductos.16 Algunos odontólogos
innovadores, que eran, además, científicos aficionados, pensaron
que podían crear un material de obturación más biológico, uno
que destruyera las bacterias al mismo tiempo que sellaba el
© 2012. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos
capítulo 12
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Dificultades para la solución de problemas en la obturación de conductos radiculares 219
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
conducto radicular. Se les ofreció la posibilidad de usar conos de
plata para potenciar el control bacteriano y conseguir una obturación radicular más radiopaca en las radiografías (posiblemente
el punto de partida de la estodoncia dentro de la endodoncia).
Los conos de plata agilizaban también el proceso de obturación,
ya que eran muy fáciles de colocar, especialmente en conductos
radiculares pequeños y tortuosos; y, hasta cierto punto, servían
para compactar el sellador radicular en las irregularidades de los
conductos.21 Se desarrollaron gutaperchas sintéticas para hacer
frente a la escasez de las naturales, eliminar posibles impurezas
y evitar reacciones alérgicas al látex. Para poder usar la gutapercha caliente sobre un muñón, se necesitaban mejores métodos
para obturar y sellar los conductos de manera más sencilla y
predecible.22 Los materiales adheridos con resinas empezaron a
comercializarse con la esperanza de conseguir un sellado más
eficaz y (potencialmente) reforzar el sistema de conductos radiculares al aprovechar la capacidad adhesiva de los nuevos materiales y técnicas de restauración que se utilizaban en la parte
coronal del diente.42
A pesar de todo, en los comienzos de la segunda década del
siglo xxi, sigue primando el uso de la gutapercha. En general, los
conos de gutapercha utilizados durante decenios y la gutapercha
sobre transportadores que se ha venido empleando ampliamente
durante los últimos 20 años siguen siendo los materiales de
obturación por excelencia —combinados, evidentemente, con
algún tipo de sellador o cemento radicular y compactado en el
conducto radicular preparado—.
Si consideramos todos los avances recientes en el ámbito de
los materiales y las técnicas de obturación radicular, observamos algunos aspectos recurrentes que nos recuerdan la pregunta
del Dr. Postman: ¿cuál es el problema para el que esta tecnología representa la solución? Y la respuesta supone desarrollar
medios para afrontar las complejidades del sistema de conducto
radiculares, garantizar una obturación completa, sellar el
sistema de conductos, proporcionar una imagen radiográfica
de la raíz obturada que indique al odontólogo que ha cumplido
su objetivo (y, por supuesto, alcanzado la pericia necesaria) y
reforzar el conducto radicular para prevenir posibles fracturas
durante su función (v. capítulo 20). Solo faltaba un eslabón,
que se hizo realidad entre mediados y finales de los años
noventa: nuevas herramientas (instrumentos de níquel-titanio
[NiTi]; v. capítulo 10) necesarias para preparar el sistema de
conductos radiculares y conseguir una obturación adecuada.
Selladores para conductos
radiculares: funciones y usos
Para cualquier técnica en la que se utilice la gutapercha es
imprescindible un sellador o cemento radicular, igual que se
necesita un ácido grabador y un adhesivo cuando se emplean
técnicas de obturación con resinas.15,46 Estos productos
cumplen diversas funciones; por ejemplo, actúan como lubricantes para facilitar la obturación y mejoran la adherencia
para reforzar la estanquidad y estabilidad de la obturación
radicular. Cuando se mezclan correctamente, pueden levantarse de la placa de mezclas aproximadamente 2,54 cm y man
tenerse así durante 5-10 s sin soltarse del instrumento
(fig. 12-1). El sellador penetrará en los túbulos de dentina si
Figura 12-1 Un sellador mezclado correctamente puede
estirarse 2,5 cm como mínimo.
se ha eliminado el barrillo dentinario,6,13,15,23 dependiendo de
la técnica de obturación que se utilice6 (fig. 12-2; v. también
capítulo 11), y podrá salir por los conductos laterales o accesorios (fig. 12-3).
En condiciones ideales, todo sellador debe ser antibacteriano
y biocompatible; algunos selladores o parte de sus componentes
pueden absorberse al entrar en contacto con los tejidos y los
fluidos.5,29,37 Por lo general, las sustancias usadas para conferir
radiopacidad al sellador son insolubles y pueden permanecer en
los tejidos fagocitadas por los macrófagos o rodeadas por cápsulas fibrosas (fig. 12-4). Si del conducto sale una cantidad importante de sellador, el paciente puede experimentar molestias,
especialmente si el producto tarda en fraguar, o la inflamación
crónica puede persistir y crear problemas más adelante.5,25,37 El
sellador puede consolidarse durante el proceso de curación y la
cápsula fibrosa puede empujarlo contra la raíz del diente
(fig. 12-5), sin permitir que el tejido sane completamente,
aunque el odontólogo considere esto como un éxito mientras el
paciente no manifieste ningún síntoma.
Los selladores suelen clasificarse atendiendo a su componente
primario o a su composición química (p. ej., óxido de cinceugenol, policetona, compuesto epoxídico, hidróxido cálcico,
silicona, ionómero de vidrio o compuesto resinoso). En condiciones ideales, ninguno de estos selladores debería sobrepasar el
extremo del conducto radicular, ya que pueden provocar inflamación crónica persistente (v. capítulo 9). Sin embargo, muchos
odontólogos intentan extrudir el sellador con su técnica de
obturación y sostienen empíricamente que, cuando ven que el
sellador sale del conducto, este queda «perfectamente sellado».
Esta afirmación contiene las siguientes falacias: 1) un sellador
no se visualiza en las radiografías; 2) estas representan solo una
imagen en dos dimensiones de un objeto tridimensional muy
variable, y 3) no existen pruebas que demuestren esta hipótesis.10 Como hemos señalado anteriormente, sí hay pruebas que
confirman la presencia prolongada de una reacción inflamatoria
crónica.34
220 capítulo 12
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Dificultades para la solución de problemas en la obturación de conductos radiculares
Figura 12-2 Penetración del sellador en los túbulos de dentina (tinción con rodamina B). (Por cortesía de Ronald Ordinola-Zapata, São Paulo, Brazil.)
Figura 12-3 A. Penetración del sellador en los túbulos de dentina y las comunicaciones accesorias de un diente que ha sido desmineralizado
y diafanizado para permitir su visualización. B. Molar inferior en el que se puede ver la entrada del sellador radicular en la comunicación accesoria
hacia la bifurcación.
Figura 12-4 En la microfotografía se observa la inflamación crónica formada alrededor de la extrusión del sellador radicular por fuera del
conducto radicular (HyE, ×10).
capítulo 12
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Dificultades para la solución de problemas en la obturación de conductos radiculares 221
Figura 12-5 A. Premolar inferior obturado, con varias comunicaciones accesorias y extrusión del sellador. B. Seis meses después del
tratamiento se observa lo que la mayoría de los odontólogos consideraría como curación; sin embargo, esta no se puede producir en presencia del
sellador irritante, que contribuye a la inflamación crónica prolongada.
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Técnicas de obturación
con gutapercha
Los métodos más utilizados para obturar los conductos son la
compactación lateral y la vertical, y las técnicas de inyección y
las de transportador de gutapercha termoplastificada.15,46 Aunque
existen algunas otras variaciones de estas opciones, como la
compactación lateral térmica y la termomecánica, estas plantean
algunos problemas específicos y tienen una aceptación irregular
por el momento. Asimismo, si surgen problemas con las técnicas
convencionales se puede recurrir a estos métodos alternativos
para compactar la gutapercha. A continuación, presentamos una
breve sinopsis de cada una de estas técnicas; no obstante, aconsejamos al lector que busque una descripción completa de las
mismas en «Bibliografía» y en otros tratados de endodoncia
práctica. En todo caso, se presupone que se ha preparado correctamente el conducto antes de comenzar a obturarlo. Para las dos
primeras técnicas y para cualquier otra en la que se utilice un
cono maestro, hay que usar un calibre para elegir un cono
maestro del diámetro y la longitud adecuados para el tamaño y
la morfología del conducto preparado (fig. 12-6).
Compactación lateral
Se escoge un espaciador que llegue hasta la longitud de trabajo o
a menos de 0,5 mm y se introduce en el conducto (fig. 12-7,
A).15,31,46 Se elige un cono de gutapercha estándar o de tamaño
variable (conicidad del cono maestro 0,02, 0,04, 0,06 o 0,08)
que se corresponda con el tamaño final de la última lima K
introducida hasta el ápice (lima apical maestra; v. fig. 12-7, B).
Se encaja el cono a la longitud de trabajo, adaptándolo bien en
los 1-3 mm apicales (encaje ajustado en la zona apical o resistencia
apical [tugback]). Se obtiene una radiografía para verificar la
posición del cono maestro. A continuación, se recubre la mitad
apical del cono maestro con un sellador radicular y se inserta en
el conducto hasta la longitud de trabajo (v. fig. 12-7, B). Se
introduce un espaciador metálico junto al cono maestro para
compactarlo en sentido apical y lateral, y crear al mismo tiempo
un espacio junto a aquel (v. fig. 12-7, C). Seguidamente, se inserta
un cono accesorio de menor tamaño, no estandarizado, en el
hueco abierto por el espaciador (v. fig. 12-7, D). Se vuelve a
introducir el espaciador y se compacta el segundo cono
(v. fig. 12-7, E). Se sigue trabajando hasta que el espaciador no puede
penetrar ya en los dos tercios apicales del conducto (v. fig. 12-7,
F). Se corta el exceso coronal de gutapercha a la altura del orificio
y se compacta apicalmente la gutapercha reblandecida en sentido
coronal con un condensador grande. El cono maestro se habrá
adaptado a la parte apical cuando se pueda introducir el espaciador a la longitud de trabajo (v. fig. 12-7, G y H). Con esta técnica
de compactación se consigue obturar adecuadamente los conductos radiculares (v. fig. 12-7, I), incluso los alargados, estrechos o
curvos, así como las comunicaciones accesorias (figs. 12-8 y 12-9).
Para esta técnica también se puede ablandar el cono maestro con
disolventes como el cloroformo para adaptarlo mejor a las complejidades de la parte apical del conducto.
Si se ha utilizado un instrumento manual para desarrollar la
forma del conducto, su extremo final suele corresponderse con
el de un cono de 0,02 o algo mayor. Para la limpieza y el
modelado suele recurrirse a la técnica de retroceso o a alguna
variante de la misma. Para la obturación, se elige un cono
maestro de 0,02, ya que proporciona suficiente estrechamiento
o espacio lateral junto al cono maestro para aplicar el sellador
radicular e introducir el espaciador hasta 1 mm o menos de la
longitud de trabajo.
Si se ha usado un instrumento rotatorio con una conicidad
superior (0,04 o 0,06) para desarrollar la forma del conducto, el
222 capítulo 12
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Dificultades para la solución de problemas en la obturación de conductos radiculares
Figura 12-6 A y B.
Calibrador para medir la
longitud y el calibre apical. (Por
cortesía de Dentsply Maillefer,
www. maillefer.com.)
Figura 12-7 A. Ajuste del espaciador a la longitud
de trabajo en un conducto preparado. B. Adaptación del
cono maestro a la longitud de trabajo. C. Se introduce el
espaciador junto al cono maestro hasta llegar a la longitud
de trabajo para poder compactar la parte apical del cono
y sellar el conducto. D y E. Se añaden más conos y se
procede a la compactación apical y lateral. F. Compactación
terminada. G y H. Adaptación del cono maestro a las
paredes del conducto radicular y preparación apical
introduciendo el espaciador hasta la longitud de trabajo
durante la compactación lateral. Si no se hace bien, se
obtiene un único cono maestro sin compactar en un mar de
cemento —una invitación al fracaso—. I. El molar inferior
muestra unas obturaciones de gutapercha correctamente
adaptadas y compactadas lateralmente.
capítulo 12
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Dificultades para la solución de problemas en la obturación de conductos radiculares 223
• El espaciador debe penetrar a 0,5-1 mm de la longitud de
trabajo sin trabarse en el conducto1 (v. fig. 12-10, B-D).
Si queda enganchado, corremos el riesgo de romper
el diente con una presión excesiva32 (fig. 12-11).
• Hay que adaptar el sellador y el material del cono (con el
espaciador) al tercio apical preparado del conducto.
Problema Clínico
Problema: en el momento de escoger el cono, parece que no
hay suficiente espacio para que el espaciador pueda penetrar a la
profundidad adecuada, tal como hemos descrito en la sección
precedente.
Soluciones: no es necesario insistir en la importancia que
Figura 12-8 Obturación de un molar inferior con conductos
curvos y largos. (Por cortesía del Dr. David P. Rossiter III.)
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Figura 12-9 Molar inferior obturado mediante la técnica de
compactación lateral; obsérvese el conducto lateral de la raíz distal.
(Por cortesía del Dr. David Stamos.)
cono maestro elegido se corresponderá con el último instrumento
introducido hasta la longitud de trabajo. El cono puede tener
una conicidad determinada o puede ser no estandarizado (p. ej.,
fino-medio, medio) recortado para adaptarlo a la conicidad y la
longitud del conducto preparado. Estos conos pueden recortarse
para encajarlos mejor en el espacio preparado apicalmente, utilizando para ello un calibrador metálico estandarizado (v. fig. 12-6).
Para TODAS las técnicas de preparación del conducto y la compactación lateral:
• El cono debe adaptarse de forma ajustada a la longitud
preparada o a la resistencia apical (tugback).
• Debe quedar un espacio lateral junto al cono que permita
la introducción del espaciador durante la compactación.
• Los conos accesorios deben ser algo más pequeños o
básicamente del mismo tamaño que el espaciador
(fig. 12-10, A).
tiene la relación entre la forma del conducto y la técnica de
obturación. Por otra parte, el concepto del equilibrio entre preparación y obturación varía de unas personas a otras, y en el
mismo influyen aspectos subjetivos como la experiencia, la «percepción» de la forma del conducto, la «percepción» de la adaptación del cono y el «ajuste» del espaciador. Cuando hay
problemas con la adaptación del cono maestro o con la introducción del espaciador, se puede recurrir a una serie de remedios
objetivos. Para la mayoría de los odontólogos, la mayor parte de
los problemas se producen aparentemente en las zonas medias
de las raíces. Con frecuencia no se ha aumentado suficientemente el espacio del conducto, aunque puede haber otros factores contribuyentes.
Para solventar este problema existen algunos remedios muy
eficaces:
• Se puede ampliar un poco más el orificio con ensanchadores
de orificios, taladros Gates Glidden o ensanchadores Peeso.
• Se puede volver a modelar el conducto a mano con limas de
mayor tamaño utilizando una técnica de retroceso,
especialmente en los tercios medio y coronal.
• Si se están utilizando instrumentos rotatorios, se puede
remodelar el conducto con ellos, aplicando una presión más
lateral para «cepillar» las paredes del conducto.
• Se puede remodelar el conducto con instrumentos rotatorios
con un estrechamiento mayor.
• Si se utilizan conos de gutapercha con una conicidad de 0,06,
se puede usar un cono de gutapercha del mismo tamaño
apical con una conicidad de 0,04 o 0,02. Generalmente se
desaconseja usar un cono de gutapercha de menor calibre
apical, ya que no obturará bien la parte apical del conducto.
• Pruebe diferentes marcas de gutapercha, ya que los tamaños
varían ligeramente de unos fabricantes a otros.
• Escoja un espaciador de menor diámetro y conicidad. Existen
espaciadores de muchos tamaños.
Más adelante volveremos a analizar detalladamente algunos
de estos conceptos en este mismo capítulo, al hablar de los problemas de la obturación en general.
Compactación vertical
Hay que elegir un cono maestro de gutapercha no estandarizado
(conicidad del cono maestro 0,02, 0,04, 0,06 o 0,08) para asegurarnos de que tiene una conicidad algo menor que la del
espacio radicular preparado (fig. 12-12, A).15,46 Se encaja bien el
cono a 1-2 mm de la constricción apical preparada. Asimismo,
224 capítulo 12
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Dificultades para la solución de problemas en la obturación de conductos radiculares
Figura 12-11 Fractura radicular por un exceso de compactación
apical con un espaciador grande.
previamente se introducen unos condensadores radiculares para
garantizar la profundidad de penetración hasta el tercio apical
del conducto sin que se traben en las paredes del mismo. Se
aplica una ligera capa de sellador radicular sobre la mitad apical
del cono maestro, que se encaja a continuación en el conducto
sin llegar a la construcción apical. Con un instrumento calentado, se recortan y eliminan los segmentos coronales de gutapercha, y se calienta el resto del cono maestro (v. fig. 12-12, B). A
continuación, se usa un condensador vertical frío para compactar en sentido apical y lateral la parte reblandecida del cono
(v. fig. 12-12, C). Hay que continuar con este proceso de calentar, eliminar y compactar (v. fig. 12-12, D y E) hasta introducir
la gutapercha reblandecida en los 1-2 mm apicales del ápice
preparado (v. fig. 12-12, F). Posteriormente, se añaden y compactan trozos de gutapercha reblandecida para obturar el
conducto desde el segmento apical hasta el orificio cameral del
conducto (v. fig. 12-12, G). La figura 12-13 muestra la aplicación clínica de esta técnica.
Para TODAS las técnicas de preparación del conducto y la
compactación vertical:
Figura 12-10 A. La elección de los conos accesorios de
gutapercha y adheridos con resina se basa en el tamaño del
instrumento usado para la compactación. Los conos tienen que ser
algo más pequeños. B. El espaciador introducido en un conducto
radicular solo penetra hasta donde señala la flecha, y se queda
muy lejos de alcanzar la longitud ideal (RT). Obsérvese la falta de
compactación de la gutapercha apical a la flecha. C. El espaciador
penetra a la profundidad deseada junto al cono maestro. D. El
espaciador alcanza el punto de referencia para la longitud de trabajo
junto al cono maestro en un molar.
• Los conductos deben tener una conicidad de 0,04 o
mayor. En estos casos, hay que elegir el cono maestro
correspondiente con la misma conicidad y calibre apical.
• Si se elige un cono no estandarizado (p. ej., fino-medio,
medio), hay que cortarlo para que tenga el calibre apical
apropiado y conseguir una conicidad que permita
introducirlo a 0,5-1 mm de la longitud del conducto
preparado (v. fig. 12-6). El proceso de compactación
vertical introducirá el cono en sentido apical en el
conducto preparado.
• Si se utilizan instrumentos rotatorios de NiTi para
preparar el conducto, la conicidad será también variable
y puede ser incluso superior al calibre del instrumento.
En estos casos puede estar indicado el uso de un cono no
estandarizado. Este puede recortarse para que se adapte
mejor al espacio preparado apicalmente, para lo cual se
utiliza un calibrador estandarizado de metal (v. fig. 12-6).
• El cono debe penetrar a la longitud adecuada para el
encaje ajustado y la resistencia apical (tugback).
capítulo 12
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Dificultades para la solución de problemas en la obturación de conductos radiculares 225
Figura 12-12 A. Se adapta el cono maestro para la compactación vertical. B. Se usa un instrumento calentado para cortar la parte coronal
del conducto y añadir calor al cono. C. Compactación inicial. D. Los segmentos son eliminados con un instrumento calentado y, a continuación, se
procede a la compactación. E. Una vez que se alcanza la zona apical de compactación (F), en el conducto se introducen los segmentos calentados
y se compactan (G).
• Los condensadores (compactadores) deben penetrar
previamente a 3-5 mm de la longitud de trabajo sin
engancharse.
• Debe quedar espacio suficiente para que el condensador
pueda penetrar en sentido apical a la profundidad deseada
sin engancharse en las paredes de dentina durante la
compactación.
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Técnicas de inyección termoplástica
Para ablandar e introducir la gutapercha en el conducto preparado se pueden usar algunos instrumentos de inyección que
permiten su compactación (Calamus Flow, sistema de obturación Calamus Dual 3D; BeeFill 2in1; Elements Obturation
Unit; E&Q Master).15,46 Se introduce una aguja o punta aplicadora (diseñada para suministrar la gutapercha reblandecida) en
el conducto hasta la unión entre los tercios medio y apical,
asegurándose de que no se engancha en las paredes del conducto
(fig. 12-14, A). A continuación, se inyecta pasivamente la gutapercha en el sistema de conductos radiculares, evitando cualquier
presión apical sobre la aguja (v. fig. 12-14, B). En 5 a 10 s, el
material reblandecido rellenará el segmento apical y empezará a
expulsar la aguja del diente y, mientras sale empujada por la masa
blanda y fluida, va llenando sin pausa los segmentos medio y
coronal del conducto hasta que alcanza el orificio del conducto.
A continuación, se compacta la gutapercha para adaptarla a las
paredes del conducto preparado (v. fig. 12-14, C). Con algunas
técnicas la compactación es opcional, dependiendo de la gutapercha que se utilice, ya que el material reblandecido fluye y
penetra en el conducto preparado. Si es necesario, se puede
inyectar fácilmente más gutapercha en el conducto para conseguir una obturación completa. Otra opción consiste en depositar una pequeña cantidad en el segmento apical y compactarla
después para conseguir un sellado apical adecuado (v. fig. 12-14,
D). Seguidamente, se introduce más material en el conducto con
el dispositivo de aplicación para completar la obturación (fig.
12-15). Para TODAS las técnicas de preparación del conducto
y para las de inyección y compactación:
• Conviene obtener una conicidad superior a 0,04 con
instrumentos rotatorios de NiTi, ya que la conicidad
preparada resulta fundamental para el flujo y la
compactación del material reblandecido.
• Las agujas o puntas aplicadoras deben penetrar a 3-5 mm
del término apical preparado del conducto, dependiendo
de la forma y del tamaño de este último. Las agujas suelen
tener un calibre de 20, 23 o 25, en función de la unidad
que se elija.
• Las agujas o puntas aplicadoras no deben atascarse en el
conducto. Hay que introducir la punta hasta la zona de
226 capítulo 12
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Dificultades para la solución de problemas en la obturación de conductos radiculares
Figura 12-13 A a D. Ejemplos de conductos correctamente modelados y obturados después de usar instrumentos rotatorios de
níquel-titanio para ampliarlos y modelarlos adecuadamente. Obsérvense el estrechamiento y la forma de los conductos. Para conseguir estos
objetivos no fue necesario eliminar demasiada dentina radicular.
Figura 12-14 A. Se acopla la aguja para inyectar la gutapercha termoplastificada. B. El proceso de inyección de la gutapercha puede
detenerse con un tapón apical para compactarla después (C), o se puede llenar todo el conducto y proceder después a la compactación (D).
enganchamiento y extraerla 1 mm. De este modo, se deja
espacio para que el material fluya en sentido apical y el
aire atrapado pueda escapar en dirección coronal. Hay
que inyectar el material sin ejercer presión sobre la aguja
o el dispositivo acoplado. Cuando se perciba que el
material empuja la aguja en sentido coronal, hay que
permitir que se mueva pasivamente o salga del conducto
merced al empuje del material de obturación
reblandecido. También se puede interrumpir la inyección
durante un momento para compactar el material,
e inyectar después más material de obturación. A los
odontólogos que utilizan esta técnica se les conoce como
«inyectores», y a menudo se efectúan aplicaciones
escalonadas para garantizar la total compactación
del material de obturación en todos los segmentos
del conducto.
capítulo 12
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Dificultades para la solución de problemas en la obturación de conductos radiculares 227
Figura 12-15 A. Premolar superior obturado únicamente con el método de inyección. Para conseguir este resultado es muy importante la
forma del conducto. B. Molar inferior obturado con la técnica de inyección.
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Técnicas de transportadores
de gutapercha termoplastificada
Para estas técnicas, se emplea gutapercha preparada previamente
sobre un núcleo de metal o plástico (transportador), del mismo
tamaño que los instrumentos estandarizados, y calentada en un
sistema preestablecido o en un horno.15,46 (Nota: actualmente,
la gran mayoría de los transportadores son de plástico: transportadores de gutapercha ThermaFil, GT, y Protaper & Vortex;
Soft Core). Después de ablandar la gutapercha en un horno
estandarizado, se introduce el núcleo recubierto de gutapercha
a la longitud de trabajo, utilizando el núcleo central (más duro)
a modo de compactador para empujar el material reblandecido
en sentido apical y lateral (fig. 12-16, A-C). El sellador radicular representa una parte inseparable y fundamental de este
sistema. Se recomienda compactar verticalmente el material
reblandecido alrededor del núcleo dentro del conducto. Una
vez completada la compactación, se corta el núcleo con una
fresa a la altura del orificio cameral (v. fig. 12-16, D). Los
estudios de laboratorio demuestran que esta técnica permite
rellenar perfectamente los conductos y conseguir la adaptación
tridimensional de la gutapercha a las complejidades de los
mismos (fig. 12-17).
Modificando y combinando estas técnicas se consiguen
nuevas posibilidades para obturar los conductos radiculares
preparados. Por ejemplo, recientemente se ha intentado mejorar
la adaptación de la gutapercha termoplastificada a las irregularidades de las paredes del conducto, con lo que se ha obtenido
una excelente adaptación y penetración en los túbulos de dentina
cuando se elimina el barrillo dentinario (fig. 12-18, A-D).
Mediante esta técnica la adaptación conseguida ha sido excelente, especialmente en sistemas de conductos muy complejos
(ovalados, con forma de C), aunque en casos muy concretos
puede necesitarse una mayor compactación como parte de la
técnica de obturación (v. fig. 12-18, E y F).30
A muchos odontólogos les preocupa la posibilidad de que
haya que extraer este material para dejar espacio para un poste
o en caso de que fracase el tratamiento (v. capítulos 5 y 14).
Afortunadamente, muchas de estas técnicas permiten una
extracción simple y efectiva. Para solventar este problema, un
fabricante de transportadores, creador de esta técnica, va a
comercializar un nuevo producto con un núcleo de gutapercha
en su totalidad: Gutta-Core. Este nuevo sistema será superior a
los transportadores existentes, ya que será más fácil de usar, se
adaptará mejor a los conductos adecuadamente preparados y no
planteará problemas a la hora de preparar espacio para un poste
o de revisar el conducto, ya que el material se extrae fácilmente
(fig. 12-19).
Técnicas de obturación
con resinas adhesivas
El desarrollo de materiales de obturación radicular con resinas
adhesivas representa una consecuencia natural de la necesidad
de sellar mejor las zonas apical y coronal de los conductos
radiculares. Esta innovación se basa en los buenos resultados
obtenidos con materiales adhesivos en la parte coronal del
diente.42,44 A este respecto, era importante conseguir un
material que: 1) fuera totalmente biocompatible; 2) no se
deteriorara con el paso del tiempo; 3) sellara todas las comu
nicaciones y evitara la entrada de los microorganismos presentes habitualmente en el conducto radicular y en la cavidad
oral, y 4) pudiera introducirse fácilmente en el conducto y
se uniera a los componentes orgánicos e inorgánicos de la
dentina.
Han aparecido numerosos sistemas de estas características:
Epiphany Soft Resin y Epiphany SE Self-Etching, en conos y en
bolitas para obturación; RealSeal, RealSeal 1 Bonded Obturator
228 capítulo 12
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Dificultades para la solución de problemas en la obturación de conductos radiculares
Figura 12-16 A. Se lleva el transportador de gutapercha calentado hasta el conducto limpiado y modelado, y se introduce lentamente (B y
C) para evitar cualquier movimiento coronal o rotación del portador. D. Se inmoviliza el transportador y se corta con una fresa o un instrumento
diseñado para este cometido.
Figura 12-17 A y B. Dos ejemplos de raíces mesiales de molares inferiores, giradas para poder examinarlas desde el punto de vista proximal.
Los conductos han sido obturados con gutapercha y compactación lateral o con la técnica de transportador termoplástico. Los dientes han
sido introducidos en tinta china y, posteriormente, desmineralizados y diafanizados para poder comprobar la anatomía de los conductos y la
adaptación del material de obturación con ambas técnicas. Las muestras están etiquetadas como de compactación lateral (CL) o de transportador (T).
Con la técnica del transportador se consigue que la gutapercha y el sellador penetren en las irregularidades de los conductos mejor que con la
de compactación lateral. A. No es fácil distinguir qué conductos han sido obturados con cada una de estas técnicas, lo que pone de manifiesto la
importancia de la limpieza y del modelado de los conductos. C. Caso clínico obturado con la técnica del transportador.
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Figura 12-18 A. Extensiones de tapones de gutapercha que han penetrado en los túbulos de dentina después de haber eliminado el barrillo dentinario
(v. capítulo 11) (microfotografía electrónica de barrido [MEB], ×66). B. Los tapones de gutapercha penetran en los túbulos junto con el sellador y producen un
aspecto apelmazado o enmoquetado (MEB, ×720). C. Los extremos de los tapones de gutapercha contienen partículas de sellador (MEB, ×2.000). D. En esta
muestra dental diafanizada se observa la penetración de los tapones de sellador y gutapercha en los túbulos. E. Tras introducir un transportador de gutapercha,
se puede usar un compactador lateral o vertical para compactarlo, y después aplicar más gutapercha en forma de conos y pequeños trozos de gutapercha o
mediante inyección. F. Tras colocar un transportador de gutapercha, se introduce y compactan cuatro conos más (flechas). Esta técnica da buenos resultados en
conductos de forma irregular (de mayor anchura vestibulolingual y con forma de C) cuando no se pueden utilizar varios transportadores de gutapercha.
Figura 12-19 A. Nuevos
transportadores Gutta-Core, que
no contienen plástico ni metal.
B. Ejemplo del aspecto y la calidad
de los conductos obturados con esta
técnica en un diente extraído.
230 capítulo 12
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Dificultades para la solución de problemas en la obturación de conductos radiculares
y RealSeal Sealer; y Activ GP Monobloc Obturation y Activ GP
Glass Ionomer Sealer.
Con estos sistemas hay que emplear algún producto para
eliminar el barrillo dentinario, como ácido etilenodiaminotetraacético (EDTA) al 15-17%, para que la imprimación y el
sellador penetren en los túbulos de dentina (v. capítulo 11). Los
materiales utilizados son muy radiopacos y se pueden compactar
perfectamente en los conductos radiculares preparados mediante
la compactación lateral en frío o con la vertical en caliente.
Supuestamente, la posibilidad del autograbado mejora las propiedades del producto y los resultados del proceso. El principal
componente químico es un poliéster (policaprolactona) que
contiene partículas de vidrio bioactivo e hidróxido cálcico. Las
puntas Activ (que no contienen policaprolactona) llevan el ionómero de vidrio incluido en las puntas y en el sellador. El fabricante asegura que si se degrada la policaprolactona, el vidrio
bioactivo provoca una respuesta inductiva con formación de
hueso o cemento.
Supuestamente, las principales ventajas de esta nueva tecnología radican en su capacidad para producir un monobloque (y,
por tanto, un mejor sellado del conducto radicular)35,42 y para
reforzar la raíz.43 A la vista de todo esto, conviene hacer algunas
observaciones muy importantes en un formato de solución de
problemas. En primer lugar, para poder conseguir un monobloque la dentina radicular debe estar totalmente libre de restos
y bacterias.38 Por el momento no es posible garantizar este grado
de limpieza y desinfección, aunque los avances tecnológicos nos
acercan cada vez más a este objetivo (v. capítulo 11). En segundo
lugar, el refuerzo del sistema radicular plantea algunos problemas
importantes,8,11,18,47 ya que si no se consigue un monobloque no
es posible obtener este refuerzo. Algunos aseguran que se alcanza
un refuerzo mayor que con la gutapercha y el sellador, pero esto
puede deberse meramente a la adherencia de sellador utilizado
con la gutapercha.36 De hecho, existen combinaciones de sellador/gutapercha que parecen ser más resistentes que Resilon45 y
que proporcionan mayor resistencia a las filtraciones resultantes.48 También preocupa la contracción de polimerización que
puede producirse dentro de la raíz.2,24 En tercer lugar, son muchas
las reclamaciones relacionadas con la degradación de los materiales utilizados.20,38-41 En cuarto lugar, aunque todos estos problemas afectan a las obturaciones con mononúcleos Activ GP, no
existen datos basados en pruebas que respalden el uso de obturaciones de un solo cono,9,26,27 independientemente del sellador
empleado y de los datos suministrados por los fabricantes.
Incluso tras la aparición de estos materiales más recientes, el
proceso de obturación en sí no ha cambiado realmente, y se
puede usar cualquiera de las técnicas de obturación que existen.
Esto es especialmente importante cuando se considera la anatomía del conducto antes y después de su ampliación y modelado.
Para la técnica se deben emplear métodos o variaciones que
garanticen el acceso de los materiales de obturación a todos los
rincones del conducto radicular preparado.30
Sin embargo, conceptualmente, un material de obturación
radicular adherido con resina representaría el futuro ideal para
las obturaciones endodóncicas. Muchos odontólogos han adoptado ya estas nuevas tecnologías con unos resultados empíricos
supuestamente satisfactorios (fig. 12-20)4 (www.resilonresearch.
com). No obstante, conviene extremar las precauciones a la hora
de desarrollar y evaluar este tipo de materiales antes de empezar
a utilizarlos rutinariamente en nuestros pacientes.39 En vista de
Figura 12-20 Molar inferior obturado con materiales adheridos
con resinas.
todo esto, el término clave es basado en pruebas, es decir, la
necesidad de llevar a cabo estudios clínicos prospectivos y aleatorizados a largo plazo para poder garantizar que dentro de unos
años el odontólogo podrá confirmar la retención y la función
asintomática de los dientes, y que no tendrá que enfrentarse a
los estragos de la periodontitis periapical y a la necesidad de
revisar el tratamiento.
Principios fundamentales
para todas las técnicas
de obturación
1. El buen resultado de cualquier técnica de obturación
radicular depende en gran medida del cuidado que se tenga
durante la preparación del conducto. Actualmente, gracias
a las nuevas técnicas de ampliación y modelado de los
conductos con instrumentos rotatorios de NiTi, la forma
definitiva de los mismos nos facilita la obturación con
independencia de la técnica que escojamos.
2. Hay que preparar los conductos con una matriz apical
definida (asiento, tope o constricción en dentina sana) para
poder retener el material de obturación dentro de los
límites del conducto. Este es un aspecto clave biológica
y clínicamente.14
3. Independientemente del tipo de obturación de gutapercha
o de las características de la resina que se utilicen, siempre
está indicado un cierto grado de compactación. Esto
permite al odontólogo hacer frente a las importantes
y frecuentes irregularidades en la morfología de los
conductos.
4. Es necesario disponer siempre de un instrumental
completo y apropiado para poder poner en práctica la
técnica escogida. Los odontólogos deben estar preparados
para aprender las técnicas correctamente y tener los
instrumentos necesarios para hacer frente a la anatomía
específica de los conductos de cada diente (p. ej., grandes,
curvos, con forma de C, con defectos de reabsorción, etc.).
capítulo 12
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Dificultades para la solución de problemas en la obturación de conductos radiculares 231
5. Puede que haya que modificar las técnicas de obturación
para adaptarse a las necesidades de un caso concreto.
A menudo se necesitan diferentes técnicas para poder obturar
adecuadamente un mismo conducto, ya que los problemas
anatómicos obligan a resolver los posibles problemas durante
esta fase del tratamiento. Puede que lo más importante sea
que ninguna técnica sirve para tratar todos los casos.
Problemas durante
la preparación para
la obturación del conducto
Los mayores problemas que pueden surgir durante la preparación para la obturación son la existencia de un conducto bloqueado o con escalones, la presencia de residuos apicales o el
desprendimiento de un instrumento dentro del conducto. Estos
problemas no se producen cuando se utilizan correctamente los
instrumentos de NiTi junto con las técnicas de irrigación recomendadas. Sin embargo, cuando surge algún problema, este
suele manifestarse al intentar introducir un cono maestro con
cualquier técnica. Cuando un cono maestro se atasca en el conducto antes de penetrar a la longitud de trabajo, hay que considerar tres posibilidades:
• El conducto tiene una forma inadecuada para el cono
escogido.
• Se ha escogido el cono inapropiado.
• Hay restos compactados dentro del conducto.
Para resolver estos problemas conviene seguir estos pasos:
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
1. Hay que comprobar el tamaño y la forma del cono,
y compararlos con los de la lima apical maestra.
2. Se debe recapitular con la última lima K o verificar
el tamaño si se ha usado un transportador. Hay que curvar
todas las limas en función de la forma del conducto.
3. Es necesario obtener radiografías para comprobar que la
longitud de trabajo es la correcta y no se han formado
escalones, bloqueos o conductos falsos. No obstante, un
buen odontólogo debería haber visto todo esto mucho
antes.
4. Si es necesario, se puede usar la lima Hedström del
mismo tamaño que la lima apical maestra o el
instrumento rotatorio final de NiTi, y se debe cepillar
con cuidado las paredes del conducto en todo su
perímetro y utilizando una técnica de retroceso. Esta
medida permite un cepillado selectivo de determinadas
zonas del conducto. El objetivo no consiste en ampliar
este, sino en darle forma.
5. Conviene irrigar abundantemente para facilitar la
instrumentación y limpiar las virutas de dentina.
6. Después de restablecer la longitud con la lima y de secar
el conducto con punta de papel, hay que recapitular
nuevamente para eliminar las virutas condensadas en
seco de la matriz dentinaria apical (fig. 12-21).
7. Si el cono maestro no encaja perfectamente en la
longitud apropiada, se puede escoger un cono de otro
calibre y adaptarlo cortándolo en función de la
conicidad y del calibre del instrumento final. Por
ejemplo, cuando se emplean instrumentos rotatorios de
NiTi para la ampliación a menudo se obtiene un
conducto de mayor diámetro que el del instrumento. Si
este fuera del calibre 30 con una conicidad de 0,06, el
cono debería ser de un calibre similar. Si penetra a la
longitud de trabajo pero no se adapta bien, se puede
recortar 0,5 mm (fig. 12-22) para convertirlo en un cono
del calibre 33. Si este no penetra hasta el final, se puede
sumergir su extremo apical en cloroformo durante 1-3 s
(fig. 12-23, A) para amoldarlo a la parte apical del
conducto. Otro ejemplo: supongamos que hemos
preparado el conducto con un instrumento F3 ProTaper
(calibre 30, 0,09), pero el cono no penetra a la longitud
de trabajo. Podemos coger un cono F2 (calibre 25, 0,08)
y recortarlo 0,5 mm para conseguir un cono del calibre 29,
Figura 12-21 A. El cono maestro no ha penetrado a la longitud de trabajo en un modelo debido al bloqueo del conducto por las virutas de
dentina. B y C. Tras recapitular, extraer las virutas y confirmar la longitud de trabajo, el cono maestro penetra a la profundidad correcta.
232 capítulo 12
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Dificultades para la solución de problemas en la obturación de conductos radiculares
Figura 12-22 A. La gutapercha se corta con un bisturí afilado para evitar irregularidades. B. Conos maestros de gutapercha cortados con un
bisturí (izquierda) y unas tijeras (derecha). El cono derecho presenta algunos rebordes.
Figura 12-23 A. La aplicación de un disolvente para gutapercha durante 1 a 3 s reblandece la superficie del cono sin mermar su fortaleza
longitudinal, necesaria para insertarlo con firmeza en el conducto. B. Una vez colocado, el cono se adaptará a las paredes del conducto mejorando
su ajuste (flechas). Se puede repetir este proceso hasta que el cono alcance la profundidad y el ajuste deseados.
aproximadamente. Cualquier cono de gutapercha o
resina puede ser recortado o moldeado con cloroformo
(siempre con buen criterio y conocimiento) para que
tenga la medida adecuada. Para ello nos puede resultar
muy útil el calibrador que se muestra en la figura 12-6.
Problemas durante
la obturación del conducto
Los principales problemas que pueden surgir durante la obturación suelen deberse a la imposibilidad de introducir el compactador a la profundidad deseada o bien a la extracción del
material del conducto con el compactador. La imposibilidad de
insertar este se debe fundamentalmente a que el conducto no
tiene la morfología y la conicidad adecuados, a que se han
empleado instrumentos inapropiados (demasiado grandes) para
la compactación o a que se ha usado un compactador recto y
rígido en un conducto curvo.
Todos estos problemas pueden evitarse ajustando al conducto
los instrumentos para compactar antes de su obturación para
determinar el grado de adaptación. También existen compactadores de NiTi para conductos curvos, si fuera necesario emplearlos,3 aunque la mayoría de ellos pueden ser curvados
doblándolos con cuidado con la ayuda de unas pinzas.
Conviene usar siempre instrumentos que tengan una conicidad parecida a la del conducto preparado. Por ejemplo, no todos
los espaciadores D-11T tienen el mismo grosor y la misma forma
cónica, ya que hay diferencias entre los de distintos fabricantes.
En los conductos preparados de menor diámetro, como aquellos
que tienen un calibre de 25 a 35 en su extremo apical, se puede
usar un espaciador D-11TS. En conductos de mayor diámetro
servirá un espaciador D-11T. En conductos alargados (es decir,
de más de 23 mm) estos espaciadores no sirven. En estos casos se
usa un GP-3. Asimismo, se comercializan espaciadores digitales y
manuales en aleación de NiTi.3 En comparación con los de acero
inoxidable, estos son más flexibles y permiten franquear mejor los
conductos curvos modelados correctamente; esta es una característica fundamental para poder conseguir una compactación
capítulo 12
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Dificultades para la solución de problemas en la obturación de conductos radiculares 233
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
apical adecuada. Además, no requieren ser curvados previamente,
y estudios recientes parecen indicar que la estructura radicular
soporta menos tensiones cuando se emplean espaciadores digitales
de NiTi para compactar, lo que presumiblemente reduce el riesgo
de fracturas radiculares verticales. Estos compactadores tienen
algunos inconvenientes potenciales: pueden doblarse durante la
compactación y tienen una accesibilidad limitada a algunos conductos debido a que no es posible curvarlos previamente. Los
datos disponibles indican que los espaciadores digitales flexibles
de NiTi deben emplearse para compactar la gutapercha en el
tercio apical, y después conviene emplear espaciadores digitales de
acero inoxidable (menos flexibles) para compactar la gutapercha
en los dos tercios coronales. El uso de espaciadores digitales de
acero inoxidable en la parte más ancha del conducto puede compensar la flexión que se produciría si se emplearan compactadores
de NiTi para toda la obturación.
Los compactadores (condensadores) están disponibles con
diferentes formas y conicidades, y la elección dependerá de su
adaptación al conducto cónico. Se corresponden con las diferentes limas radiculares de conicidad específica. Cuando se obtura
un conducto con gutapercha termoplastificada inyectable, conviene utilizar soluciones similares a las citadas previamente. Sin
embargo, no es necesario que los compactadores verticales penetren a 1-2 mm de la matriz dentinaria apical. Solo tienen que
entrar con holgura a 3-5 mm de la matriz o de la constricción
de dentina apical. Asimismo, el conducto debe tener en esta zona
la forma de un embudo liso y con una conicidad gradual.
Cuando se emplean transportadores de gutapercha, es muy
importante asentar bien el núcleo en el extremo del conducto
preparado.
Si el compactador, el espaciador o el condensador extruden
el cono maestro o los conos accesorios fuera del conducto, hay
que considerar las siguientes cuestiones en relación con la posible
solución del problema:
• ¿Las paredes del conducto divergen demasiado y el cono
maestro de gutapercha no encaja perfectamente?
• ¿Se ha empleado demasiado sellador? ¿La mezcla del
mismo es demasiado fluida?
• ¿El compactador está limpio? ¿Quedan restos pegajosos
de sellador en el instrumento antes de reinsertarlo?
• ¿La presencia de codos, ganchos o irregularidades en la
punta compromete la integridad del compactador?
• ¿Hay humedad en el interior del conducto (sangre, pus o
saliva)?
• ¿El cono maestro era demasiado pequeño?
• ¿El compactador demostraba holgura antes de extraerlo
del conducto?
• Si se había precurvado el compactador, ¿se ha girado en
el interior de un conducto curvo?
• ¿Se ha usado sobre el compactador algún medio de
separación, como alcohol?
El odontólogo solo podrá responder a estas preguntas volviendo a evaluar todos los aspectos de un determinado caso. Las
siguientes pautas generales pueden ayudarnos a resolver estas
dudas. Como ya hemos explicado anteriormente, si las paredes
divergen excesivamente puede que haya que adaptar a los
1-3 mm apicales un cono fabricado a medida con un disolvente
o con calor. De este modo se conseguirá un encaje más ajustado
que impida cualquier movimiento durante la compactación.
Conviene usar siempre un sellador con moderación para sellar
la unión entre la gutapercha y la dentina. Si se utilizan correctamente en un conducto modelado adecuadamente, todas las
técnicas de compactación permiten aplicar el sellador en sentido
lateral y apical en una capa delgada sobre la dentina y en el
interior de los túbulos dentinarios cuando se ha eliminado el
barrillo dentinario. Para compactar bien con un espaciador hay
que limpiarlo concienzudamente cada vez que lo introduzcamos
en el conducto. A menudo, es un ayudante el que se encarga de
limpiar el espaciador, pero si lo limpia con un movimiento recto
quedarán restos de sellador; para eliminar totalmente el sellador
hay que limpiarlo frotando con un movimiento circular. Además,
el espaciador no debe presentar irregularidades, es decir, rebordes, ganchos o torceduras importantes (fig. 12-24). Con demasiada frecuencia, estos instrumentos son empleados en trabajos
para los que no han sido diseñados (p. ej., para buscar conductos, para intentar limpiar obturaciones antiguas) y se producen
estas irregularidades.
Siempre hay que secar los conductos radiculares antes la
compactación. Puede que haya que deshidratar el conducto
radicular antes de obturarlo. Lo mejor para eliminar la
humedad es usar puntas de papel esterilizadas. Si es necesario,
se puede irrigar el conducto con 2-3 ml de alcohol isopropílico al 70 o al 95%. Hay que dejar que este actúe en el
conducto durante 3-4 min y secarlo después con puntas de
papel esterilizadas. Esta técnica solo está indicada en contadas
ocasiones.
En algunos casos, hay que escoger un cono maestro de mayor
calibre o con una conicidad más apropiada antes de proceder a
la compactación. Un cono maestro adaptado correctamente
penetrará a menos de 0,5 mm de la longitud de trabajo, y dejará
un espacio a ambos lados desde el punto de unión entre los
tercios medio y apical hasta el orificio coronal. Al introducir el
instrumento para compactar, hay que hacerlo girar en una curva
de 180° hasta que encaje holgadamente dentro del conducto
(fig. 12-25). Durante este movimiento se puede aplicar gradualmente una fuerza de retracción para permitir que el espaciador
«salga» de forma pasiva del conducto sin desprender la gutapercha compactada. No obstante, si el conducto es curvo y también
lo es el espaciador, habrá que limitar el arco de rotación a unos
90° mientras se ejerce una fuerza continua de retracción en
sentido coronal.
Figura 12-24 Varios espaciadores con las puntas deterioradas.
Es más que probable que su inserción en los conductos provoque
problemas.
234 capítulo 12
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Dificultades para la solución de problemas en la obturación de conductos radiculares
de la figura 12-28. El núcleo ha quedado expuesto entre los
tercios medio y apical (flechas) debido a que el conducto se
estrecha con excesiva rapidez y no presenta una morfología
infundibular gradual y continua.
La extrusión del material de obturación por la constricción
apical en caso de sobreobturación o sobreextensión cuando se
utilizan las técnicas de compactación lateral o vertical suele
deberse a los siguientes errores:
Figura 12-25 A. Haciendo girar el espaciador en un arco de 180°
se consigue desencajar el instrumento del conducto sin desprender el
material de obturación. B. Al hacerlo girar, hay que ejercer la fuerza de
forma gradual y en sentido coronal para facilitar la extracción pasiva
del espaciador.
Si se utiliza la técnica del transportador y surge algún problema, puede que haya que cuestionarse lo siguiente:
• Al cortar el núcleo (los de los portadores metálicos, con
una fresa, y los de los plástico, con una fresa o una fuente
de calor controlado), ¿se inmovilizó el mango del núcleo
para impedir la salida de este (portador)? (v. fig. 12-16,
D). Aunque no haya salido, si no se inmoviliza la parte
superior del núcleo, se puede alterar considerablemente la
gutapercha introducida previamente.
Todos los problemas que surgen durante la obturación del
conducto pueden evitarse prestando mucha atención a los detalles durante la preparación y la obturación del conducto. La
palabra clave es prevención.
Problemas identificados
tras la obturación
Los principales problemas que pueden identificarse tras la obturación son la sobreobturación, la sobreextensión, la infraobturación o falta de densidad apical, y la formación de vacíos en la
obturación.12 La sobreobturación implica que se ha rellenado el
sistema de conductos radiculares en sus tres dimensiones y el
material sobrante ha rebasado los confines de los conductos
(fig. 12-26). Sin embargo, la sobreextensión se limita exclusivamente a la dimensión vertical del material de obturación en
relación con el orificio apical. Una obturación sobreextendida
no implica que el conducto radicular haya quedado totalmente
obturado en sus tres dimensiones, sino más bien que el material
de obturación ha rebasado los límites del conducto pero sin sellar
necesariamente el orificio apical (fig. 12-27). Por otra parte, si
esto sucede en una zona en la que exista alguna estructura vital
(como el conducto alveolar inferior o el orificio mentoniano), el
riesgo de complicaciones graves aumenta considerablemente.12
Otro problema que puede surgir con los transportadores es
que la gutapercha se desprenda del núcleo. Esto puede observarse
en una radiografía postratamiento y normalmente se debe a que
no se ha modelado correctamente el conducto, como en el caso
• Una instrumentación excesiva más allá de la constricción
apical, sin la formación de una matriz de dentina apical
• La aparición imprevista de defectos de reabsorción
comunicantes en cualquier zona del sistema de conductos
• El desarrollo de defectos en el sistema de conductos
durante la limpieza y el modelado, como cremalleras, y
perforaciones puntuales y a periodonto (v. capítulo 10)
• La aplicación de una fuerza de compactación excesiva o
de demasiado sellador; esto sucede a menudo con la
técnica del transportador de gutapercha, cuando se
introduce muy rápidamente o con demasiada presión
• El uso de un cono maestro demasiado pequeño que
favorece una penetración excesiva del compactador
• Cualquier combinación posible de estos errores
No se considera aceptable la inserción intencionada de gutapercha más allá de los límites del sistema de conducto radiculares, ya que no existen estudios retrospectivos o prospectivos a
largo plazo que justifiquen este método de obturación. Son
muchas las técnicas utilizadas para la obturación que predisponen a esta posibilidad, y es necesario modificarlas para poder
conseguir un control predecible del material de obturación
siempre que sea posible. De hecho, puede que no esté justificado
sobrepasar el orificio apical si no es para establecer un drenaje
apical;10 la extrusión del material solo puede dificultar aún más
la curación periapical5,25,37 y crearle al paciente problemas que
pueden pasar desaparecidos en un primer momento.
En ocasiones, aunque se utilice una técnica correcta, la gutapercha, los materiales de obturación adheridos con resina o el
sellador radicular pueden sobrepasar sin querer los límites del
sistema radicular. No obstante, los tejidos perirradiculares
suelen tolerar bastante bien estos materiales. Aunque los selladores pueden provocar una respuesta inflamatoria inicial más o
menos intensa durante un breve período de tiempo, el sistema
macrofágico de limpieza elimina el exceso de material de los
tejidos perirradiculares. En cualquier caso, la mera extrusión del
material de obturación del sistema de conductos no supone un
motivo importante de alarma si se consigue obturar el espacio
radicular en sus tres dimensiones. Si sale una gran cantidad de
material, es necesario informar al paciente y efectuar revisiones
periódicas. En caso de sobreextensión con la técnica de compactación lateral, a menudo es posible retraer el material a través
del agujero, siempre que el sellador no haya fraguado. Sin
embargo, si ha fraguado ya y el cono está intacto, todavía es
posible recuperar la gutapercha. Esta es reblandecida dentro del
tercio apical del conducto con alguno de los disolventes citados
previamente. Mientras la gutapercha está todavía blanda, se
introduce una lima Hedström en la masa reblandecida y se
extrae el exceso de disolvente del conducto radicular. En cuestión de minutos, la gutapercha se solidificará alrededor de la
lima Hedström. A continuación, hay que extraer esta con
mucho cuidado siguiendo el eje longitudinal del conducto, si
capítulo 12
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Dificultades para la solución de problemas en la obturación de conductos radiculares 235
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Figura 12-27 Por el extremo de la raíz ha salido una cantidad
considerable de material de obturación. En muchos de estos casos se
produce un problema inflamatorio crónico a largo plazo, por lo que se
hace necesario reevaluar la situación periódicamente.
Figura 12-26 A. Incisivo lateral superior con una lesión
que muchos odontólogos diagnosticarían como un quiste.
Invariablemente, los dientes con lesiones experimentan algún grado
de reabsorción radicular apical. B. Conducto radicular sobreobturado.
El material sobresale hasta 2-3 mm por el orificio apical, que no se
encuentra en el extremo de la raíz (la flecha señala el agujero probable,
y la línea roja, el posible alcance de la sobreobturación).
C. Doce meses después se observa una curación excelente.
(Por cortesía del Dr. Paul Buxt.)
Figura 12-28 Conductos obturados con la técnica del
transportador de gutapercha. Aunque la obturación parece aceptable,
el conducto no ha sido modelado correctamente y la gutapercha se ha
desprendido del núcleo (flechas).
236 capítulo 12
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Dificultades para la solución de problemas en la obturación de conductos radiculares
es posible. En caso de sobreextensión con la técnica de compactación vertical o con una gutapercha termoplastificada inyectable, es imposible recuperar el material de obturación a través
del orificio apical. Aunque algunos autores consideran que esta
situación es una indicación para la cirugía perirradicular, no está
indicada ni justificada una intervención quirúrgica inmediata
como solución rutinaria (v. fig. 12-26). En la mayoría de los
casos, los tejidos perirradiculares sanan y el paciente no desarrolla ningún síntoma. No obstante, si el sujeto manifiesta
signos o síntomas de inflamación perirradicular puede estar
indicada la cirugía. En caso de sobreextensión con un transportador termoplástico, es necesario extraer el núcleo de su
posición sobreextendida. Al mismo tiempo, es posible recuperar
pequeñas cantidades de gutapercha que hayan sobrepasado los
límites de la matriz apical, siempre que permanezcan unidas al
núcleo.
Un problema frecuente durante la obturación radicular que
muchas veces pasa desapercibido para el odontólogo poco
versado en estas dificultades consiste en la imposibilidad de
conseguir una densidad apical adecuada (fig. 12-29). En pocas
palabras, se rellena el tercio apical del conducto con una gran
cantidad de cemento radicular y un único cono maestro sin
compactar o una masa poco condensada de gutapercha previamente reblandecida. En las radiografías, el tercio apical del
conducto presenta una radiodensidad reducida (fig. 12-30). Se
visualiza un conducto de contornos borrosos, así como huecos
o vacíos en el material de obturación o en su adaptación a los
límites del conducto. Este problema es más evidente cuando se
utilizan selladores muy poco radiodensos. Algunos odontólogos
evitan esta posibilidad utilizando selladores de radiodensidad
elevada. Asimismo, los materiales de obturación adheridos con
resinas, ya sean núcleos o selladores, son muy radiodensos; este
Figura 12-29 A. La mitad apical de estos conductos no ha sido modelada correctamente para permitir la adecuada compactación del
material de obturación. Se puede ver que se ha hecho un uso excesivo de las fresas Gates-Glidden en la parte coronal del conducto radicular.
B. Estos conductos han sido obturados con un único cono en la mitad apical del conducto, mientras que la mitad coronal ha quedado debilitada
debido a que se ha eliminado demasiada dentina con fresas Gates-Glidden. C y D. Dos casos de compactación claramente insuficiente; se aprecia
una falta de densidad apical en las obturaciones radiculares. Todos estos accidentes pueden evitarse. En los cuatro casos existen lesiones apicales
y, para poder conservar los dientes, habrá que revisar el tratamiento.
capítulo 12
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Dificultades para la solución de problemas en la obturación de conductos radiculares 237
Figura 12-30 A. Aunque el tratamiento de conductos radiculares parece aceptable, se puede ver que el tercio apical de los conductos está
mal obturado y probablemente mal ampliado, modelado y limpiado, ya que el paciente manifiesta síntomas. B. Revisión del tratamiento para
mejorar el modelado, la limpieza y la obturación; los síntomas han desaparecido. C. Circunstancias idénticas a las del caso anterior. El odontólogo
aceptó como válida esta obturación defectuosa; pero los pacientes siguen manifestando síntomas hasta que se efectúa una ampliación,
un modelado, una limpieza y una obturación adecuados. D. Doce meses después, en la revisión se observa que la lesión apical ha sanado
completamente. El paciente no manifestaba ningún síntoma.
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problema puede manifestarse con su uso. Entre los factores que
contribuyen a este problema se encuentran los siguientes:
• La falta de permeabilidad del conducto y de un
estrechamiento adecuado que permita la penetración del
espaciador hasta el asiento apical en la técnica de
compactación lateral, la penetración del condensador en la
de compactación vertical, y el flujo de la gutapercha en las
técnicas de transportadores y de inyección de gutapercha
termoplastificada (En concreto, esta falta de la forma y la
conicidad adecuadas obligará a una mayor limpieza o a
la retirada de la gutapercha de los portadores en las
técnicas de transportadores termoplásticos [v. fig. 12-28].)
• La falta de recubrimiento de los conos accesorios con
una capa fina de sellador radicular (compactación lateral)
• La no inserción de los conos accesorios hasta el punto de
penetración del espaciador (compactación lateral)
• El uso de conos accesorios con puntas muy finas que
se doblan o se tuercen al introducirlas durante la
compactación lateral
• El uso de un espaciador (compactación lateral) o un
condensador (compactación vertical, técnica de inyección
de gutapercha termoplastificada) demasiado grandes
• Un exceso de sellador radicular (en todas las técnicas)
• El uso de un sellador radicular que fragua rápidamente o
de un sellador mezclado incorrectamente que puede
hacerlo demasiado rápido (en todas las técnicas)
• La imposibilidad de conseguir la profundidad de
compactación y el flujo de la gutapercha reblandecida
(compactación vertical, todas las técnicas de gutapercha
termoplastificada)
• La falta de reblandecimiento del segmento apical de la
gutapercha antes de su compactación (compactación vertical)
• La acumulación excesiva de virutas de dentina en los
1-3 mm apicales (Esto no debería suceder si se utilizan
instrumentos rotatorios de NiTi y se irriga
adecuadamente, ya que estas herramientas están
diseñadas para extraer los residuos del conducto.)
• La falta de asentamiento del transportador de gutapercha
en el asiento apical o el desprendimiento del material de
obturación del extremo apical
• El calentamiento irregular, insuficiente o excesivo, con las
técnicas de transportador de gutapercha (Es fácil evitar esta
irregularidad utilizando los sistemas de calentamiento del
fabricante. Al calentar el material con una llama desnuda
se producen demasiadas discrepancias, y debe evitarse.)
238 capítulo 12
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Dificultades para la solución de problemas en la obturación de conductos radiculares
Es posible prevenir todos estos problemas potenciales utilizando un método razonable de solución de problemas —o mejor
aún, un procedimiento de prevención de problemas— al obturar
los conductos. Para obturar los conductos radiculares preparados
con la mayor densidad posible en toda su longitud, hay que
prestar especial atención a la preparación de los mismos, encajar
bien el cono maestro o la aguja de inyección y adaptar correctamente los instrumentos para compactar. Además, para llenar
los conductos preparados, es imprescindible usar correctamente
el sellador radicular y los conos de gutapercha accesorios o los
segmentos de material, la gutapercha o los materiales adheridos
con resinas.
Ante los vacíos radiográficos en las obturaciones radiculares,
podemos adoptar diferentes actitudes:
«¿Y qué, por qué debería preocuparme? Nunca fracasan.»
«No tienen muy buen aspecto, pero funcionarán.»
«Esto es cosa mía, y no puedo permitir que el paciente u
otro odontólogo vean esta radiografía.»
«Es una obturación antiséptica diseñada para curar el hueso.»
«Creo que tengo que mejorar mi técnica para eliminar estos
errores.»
Se han realizado pocos estudios sobre una posible correlación
entre estos vacíos y el fracaso del tratamiento (aparte de la poca
densidad apical comentada anteriormente o los vacíos que
quedan entre los postes intrarradiculares y las obturaciones de
los conductos;28 v. capítulos 5 y 21). De hecho, raras veces
identificamos todos los vacíos que dejamos en las obturaciones
radiculares (fig. 12-31).
Aunque algunos estudios clásicos parecen indicar que una
obturación defectuosa constituye la principal causa de fracaso del
tratamiento de conductos radiculares,7 los datos disponibles se
basan en casos en los que la limpieza y el modelado no se efectuaron tal como los hacemos actualmente. Por otra parte, las
obturaciones no se compactaron bien y solo se empleó un cono
de gutapercha o de plata. A muchos de estos fracasos también
Figura 12-31 Modelos dentales obturados y seccionados (A) o diafanizados (B); son evidentes algunos vacíos. C. Microfotografía
electrónica de barrido de unos vacíos o huecos formados allí donde no se calentó ni se compactó adecuadamente la gutapercha. D. Compárense
las obturaciones del primer y el segundo molares, así como los vacíos y la falta de densidad del segundo molar con los lisos contornos de los
conductos y la densidad de las obturaciones del primer molar.
capítulo 12
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Dificultades para la solución de problemas en la obturación de conductos radiculares 239
pueden haber contribuido las filtraciones coronales, especialmente
en las obturaciones con un solo cono de gutapercha o con conos
de plata, si los productos de la corrosión provocan una respuesta
adversa de los tejidos perirradiculares. Los métodos modernos de
limpieza, modelado y obturación de los conductos radiculares
permiten reducir el riesgo de formación de vacíos y sus consecuencias sobre el resultado del tratamiento. Además, si se lleva a
cabo una compactación apical correcta, los vacíos suelen limitarse
a los tramos medio y coronal de los conductos y apenas influyen
en el pronóstico del tratamiento.
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
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240 capítulo 12
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Dificultades para la solución de problemas en la obturación de conductos radiculares
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Lecturas Recomendadas
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Blackwell Munksgaard.
capítulo 13
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Dificultades para la solución de problemas en raíces
241
Capítulo 13
Dificultades para la solución
de problemas en raíces,
sistemas de conductos
radiculares y desviaciones
anatómicas comprometidos
Son muy pocas las ocasiones en las que podemos
usar un taladro en los conductos de las raíces vestibulares
de los molares superiores o en las raíces de los molares
inferiores… Hay conductos que presentan una constricción
justo a su salida de la cavidad pulpar, y que a veces apenas
puede identificarse… Existen conductos en raíces curvas, y
conductos obstruidos por excrecencias óseas que, si no se
abren adecuadamente, probablemente nos causarán
problemas. Son estos conductos radiculares tan difíciles
los que más me atraen en estos momentos.9
Lista de solución de problemas
J. R. Callahan, 1894
Reabsorción interna
Reabsorción externa
Reabsorción cervical
Dificultades para la solución de problemas en dientes
con conductos en forma de C
He visto avanzar la reabsorción del cemento apical
en este tipo de trastornos, mientras que en la superficie
opuesta de la misma raíz se observaba una hiperplasia
marcada del cemento. De hecho, parece bastante habitual
observar estos procesos simultáneamente.8
J. R. Blayney, 1927
En este capítulo nos centraremos exclusivamente en el tratamiento total de las dificultades o complicaciones de la anatomía
radicular, como la falta de desarrollo radicular y la necrosis
pulpar; los dientes que han sufrido alteraciones como consecuencia de la caries (dentina reactiva y calcificación) o de la reabsorción interna y externa; las piezas con una curvatura muy acen© 2012. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos
En este capítulo se abordan los siguientes dilemas y dificultades
de solución de problemas en el tratamiento total de raíces,
sistemas de conductos radiculares y desviaciones anatómicas
comprometidos:
Dificultades para la solución de problemas en dientes con
necrosis pulpar y desarrollo apical inmaduro: apicoformación
Dificultades para la solución de problemas en dientes
con conductos finos y calcificados
Dificultades para la solución de problemas en dientes
con defectos por reabsorción
Dificultades para la solución de problemas en dientes
con conductos con una curvatura moderada o acusada
Dificultades para la solución de problemas en dientes
con conductos en forma de S
Dificultades para la solución de problemas en
desviaciones anatómicas
tuada; y aquellas con espacios pulpares y radiculares inusuales en
conductos con forma de C. Recomendamos al lector que busque
información adicional y complementaria en otros capítulos de este
libro; no obstante, los problemas que abordamos en este capítulo
merecían una atención especial utilizando el formato de solución
de problemas.
241
242 capítulo 13
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Dificultades para la solución de problemas en raíces
Dificultades para la solución
de problemas en dientes
con necrosis pulpar
y desarrollo apical inmaduro:
apicoformación
Tradicionalmente, cuando la pulpa dental se necrosaba antes de
que se completase el desarrollo radicular, se optaba por la apicoformación, que sigue siendo el tratamiento de elección.29,55 Sin
embargo, han surgido numerosas opciones para el tratamiento
de este problema clínico que difieren del método tradicional de
apicoformación con hidróxido cálcico.23 En primer lugar,
comentaremos brevemente los detalles de la técnica tradicional,
que ha soportado muy bien el paso del tiempo. Después analizaremos las alternativas que existen actualmente,78,79 entre las que
cabe citar el uso de agregado de trióxido mineral (MTA; ProRoot
MTA62) y una técnica conocida por algunos como revascularización y por otros como regeneración dentro del espacio pulpar.10
Para el método de apicoformación tradicional, es necesario
limpiar y modelar completamente el conducto, eliminar el
barrillo dentinario y desinfectar (v. capítulos 10 y 11) antes de
aplicar el hidróxido cálcico (Ca[OH]2) para estimular la formación de osteocemento o de un puente apical. Habitualmente
esto se conoce como técnica de Frank.23 El Ca(OH)2 destruye
las bacterias, disuelve el tejido y crea unas condiciones que
favorecen la formación de tejido duro.69,75,80 El material se
mantiene o se cambia cada 3 meses, dejando transcurrir hasta
12 meses en las fases finales del tratamiento para potenciar la
respuesta tisular.29 Se ha comprobado que el tiempo medio
necesario para que se forme una barrera en los incisivos es de
34,2 semanas (intervalo 13 a 67 semanas),22 pero no disponemos de datos sobre los dientes posteriores. Recientemente se ha com
probado que la renovación del Ca(OH)2 influye negativamente
en la formación de tejido duro, aunque aparentemente limita
la respuesta inflamatoria.20 El tejido duro que se forma finalmente no es dentina, ya que los odontoblastos no suelen sobrevivir a la necrosis pulpar (fig. 13-1). En las supuestas técnicas
de revascularización o regeneración que describiremos más
adelante no se ha aclarado o abordado necesariamente este
concepto tan importante, que sí se ha tenido en cuenta en
relación con la apicoformación tradicional. Se ha podido comprobar que la respuesta tisular a la técnica tradicional consiste
en la formación de un tipo de osteocemento nudoso30 (fig.
13-2). Este material suele ser poroso y demuestra una formación, un espesor y una localización muy irregulares. Representa
un tratamiento válido tanto en los dientes anteriores como en
los posteriores. En las figuras 13-3 y 13-4 se ofrece una descripción detallada de la técnica de apicoformación tradicional
con Ca(OH)2 en los dientes anteriores y posteriores.
Desde un punto de vista convencional, se sigue utilizando el
Ca(OH)2 para controlar las bacterias,69,76 aunque su presencia
prolongada puede llegar a debilitar la dentina.2,3,15,48,58 Los dientes
Figura 13-1 A. Ápice radicular en desarrollo en el que se puede ver la vaina radicular epitelial de Hertwig (flechas). B. La vaina se invagina
hacia los tejidos mesenquimatosos (saco dental) durante el desarrollo radicular. En caso de que se necrose esta vaina, no existirá ninguna
posibilidad de que la raíz se desarrolle normalmente. C. Fotografía de una raíz dental que no se ha cerrado; el perímetro de la abertura representa
la zona de la vaina radicular.
capítulo 13
Dificultades para la solución de problemas en raíces
243
con raíces inmaduras presentan un importante problema inherente de debilidad estructural de las paredes radiculares (espesor
de las paredes radiculares) (fig. 13-5).1,12,68 Si a esta debilidad
sumamos el efecto del Ca(OH)2, las probabilidades de retención
a largo plazo de estos dientes son bastante cuestionables. A
menudo, con el paso del tiempo, estas piezas —incluso después
del cierre apical— pueden ser incapaces de soportar las tensiones
oclusales y funcionales, así como las consecuencias de las diferentes técnicas de restauración que se utilizan para conservarlas.
Por otra parte, está contraindicado el uso de postes metálicos
intrarradiculares preformados en estos dientes; incluso si se
utilizan, es muy probable que no refuercen la estructura radicular (v. capítulo 20). Se puede considerar la posibilidad de usar
un poste de fibra de carbono adherido, aunque se ignora si esto
puede mejorar el resultado del tratamiento.1 Debido a ello, se
ha desechado el Ca(OH)2 y escogido el MTA62,78,79 como material de elección para las técnicas de apicoformación, e incluso se
ha llegado a decir que se trata de un método «regenerador».10 Se
ha comprobado que este material induce la formación de tejido
duro,26,57 especialmente cuando se emplea para la apicoformación.* Además, se ha observado que tiene un efecto sellador
aceptable, con o sin un acelerador que potencie sus propiedades
físicas durante su aplicación.37
Aunque el MTA garantiza en la mayoría de los casos una
respuesta tisular positiva y la curación del diente en condiciones
muy diferentes,47,57 es difícil de manipular en su forma actual.
Para resolver este problema, se han propuesto diversas técnicas de
aplicación y retención. Por ejemplo, se pueden mezclar bolitas de
este material hasta conseguir una consistencia manejable y después
medir su longitud para determinar la cantidad que hay que
introducir en el conducto. El MTA puede ser introducido de este
modo y, posteriormente, ser compactado con condensadores
medidos o con un cono de gutapercha fabricado a la medida.67
Parece que este método da buenos resultados (fig. 13-6). Asimismo, se puede usar un portaamalgamas del tamaño apropiado
o cualquiera de los dispositivos diseñados para este cometido
(para más detalles, v. capítulo 16). Actualmente se llevan a cabo
numerosos estudios para intentar modificar las propiedades físicas
del MTA con el objeto de mejorar sus resultados clínicos.6,44
Ha despertado bastante interés la posibilidad de usar el MTA
para la apicoformación en una sola sesión;42,65,79 los resultados
conseguidos con este método parecen superiores a los que se
obtienen usando primero Ca(OH)2 y después MTA (fig. 13-7,
A-E).* No obstante, puede ser bastante ambiguo lo que se entiende
por tratamiento en una sola sesión,47 en la medida en que muchos
odontólogos acceden al conducto, lo amplían, lo modelan y lo
limpian, y después aplican el Ca(OH)2 durante 7 a 14 días. En
lugar de esperar tanto tiempo, se llena el conducto con MTA al
cabo de 2 semanas o menos (fig. 13-8). Si se pudiera hacer todo
en una sola sesión, podrían pasar desapercibidas las filtraciones que
se observan a veces cuando se aplica el MTA después de usar el
Ca(OH)2.66 En algunos casos, y teniendo en cuenta otras posibles
complicaciones, puede que convenga aplicar quirúrgicamente el
MTA en una sola sesión para cerrar el ápice abierto (fig. 13-9).47
Tras la introducción del MTA en el conducto, el odontólogo
puede elegir entre diferentes opciones para restaurar el diente,
dependiendo de que haya colocado solo un tapón apical o rellenado todo el conducto.50 En primer lugar, puede aplicar un
ionómero de vidrio sobre el MTA y utilizar después un composite adherido o un poste adherido.16 En segundo lugar, puede
aplicar algún material adherido directamente sobre el MTA
después de dejarlo fraguar durante 2 a 4 h como mínimo; algunos
odontólogos hacen volver al paciente al día siguiente para ello.
En estos casos, conviene adherir las paredes del conducto para
evitar fracturas.36,43 Como ya hemos señalado, están contraindicados los postes metálicos, aunque existe la posibilidad de usar
los nuevos materiales de obturación adheridos con resinas, ya
que permiten reforzar la raíz.68 No disponemos de pruebas clínicas que confirmen este efecto, aunque sabemos que el propio
MTA puede reforzar la estructura radicular mediante un curioso
mecanismo de inducción de la expresión de inhibidores tisulares
de las metaloproteasas (TIMP), que impiden la destrucción de
la matriz de colágeno.34 Un problema importante que presentan
las restauraciones adhesivas es el de la degeneración de la capa
híbrida. Actualmente se cree que este deterioro se debe a la
activación de metaloproteasas de la matriz (MMP) endógenas
presentes en la dentina, como consecuencia de la acidez de los
sistemas adhesivos. Incluso los adhesivos autograbables leves
activan las MMP latentes sin desnaturalizar estas enzimas, y
pueden limitar la longevidad de los postes y de las obturaciones
radiculares adheridas.70 A este respecto, se ha comprobado que
la clorhexidina (CHX) impide la liberación de las MMP,35 y es
posible que se pueda usar en lugar del Ca(OH)2 para controlar
las bacterias en dientes con raíces inmaduras y necrosis pulpar.
La idea de inducir los TIMP y prevenir la liberación de las MMP
resulta crucial para lograr la adhesión en los conductos radiculares con productos como Epiphany/Resilon.
La propuesta más actual para el tratamiento de los dientes
con raíces inmaduras y pulpitis irreversible y periodontitis periapical5,10,11,39,40 o con la pulpa necrosada e infectada41,71 es conocida como revascularización56 o, incluso, como regeneración.10,32,73
*Referencias 18, 21, 30, 31, 53, 60, 62, 78 y 79.
*Referencias 18, 21, 28, 33, 53 y 60.
Figura 13-2 Cierre primario de un diente de primate durante la
apicoformación con hidróxido cálcico, en el que se puede ver que se
ha formado tejido duro nudoso sobre el conducto radicular. La raíz
no ha aumentado de longitud ni sus paredes se han fortalecido.
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244 capítulo 13
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Dificultades para la solución de problemas en raíces
Figura 13-3 A. Dos incisivos centrales superiores traumatizados con inmadurez radicular y necrosis pulpar. B. Se aplicó hidróxido cálcico.
El paciente no manifiesta ningún síntoma y los dientes funcionan con normalidad. C. Retirada del hidróxido cálcico 1 año después y verificación
de la formación de un puente apical. D. Los dos conductos rellenos de gutapercha y sellador. Obsérvese la porosidad del puente apical.
En sus comienzos, se decía que estas técnicas se aprovechaban
de las células pluripotenciales de la papila dental y/o del ligamento
periodontal, induciéndolas a formar tejido duro en el interior
del conducto radicular o a continuar de algún modo el desarrollo
de la vaina radicular epitelial de Hertwig (VREH; v. fig. 13-1 y
capítulo 7).40
Técnica preliminar: para conseguir este objetivo hay que
abrir un acceso al conducto, drenar si es necesario, irrigar el
conducto con hipoclorito sódico (NaOCl) y CHX, secarlo y
aplicar una mezcla de ciprofloxacino, metronidazol y minociclina con un léntulo.5,38,41,59 No parece que sea importante penetrar hasta la longitud de trabajo o hasta el ápice radicular, y no
es necesario compactar la pasta antibiótica. Si esta medida da
resultado, se produce una invasión de tejido blando (revascularización) y se forma tejido duro de un espesor variable a lo largo
de las paredes internas de la raíz. En algunos casos ese espesor es
uniforme, mientras que en otros puede formarse solo en la parte
apical del conducto radicular. Esencialmente, lo que se consigue
posiblemente sea una cierta revitalización que facilite el proceso
de la apicogenia, tal como se describe en el capítulo 7.
Con esta iniciativa ha surgido incluso una nomenclatura
propia, como ingeniería biorradicular, revascularización pulpar,
tratamiento endodóncico degenerativo o tratamientos de regeneración, y células madre de la papila apical (SCAP).39,40 Aunque por
el momento solo cuenta con el respaldo de algunos casos publicados, se está investigando activamente para desarrollar este
modelo, al que se ha denominado «el tesoro oculto en la papila
apical».40 El término tesoro hace referencia al carácter exclusivo
de las SCAP en relación con los tipos celulares, así como a su
capacidad para diferenciarse y expresar su potencial genético
—es decir, son células con la capacidad fenotípica para convertirse en nuevos odontoblastos—. Junto con las capacidades
genéticas de las células del ligamento periodontal (células madre
del ligamento periodontal [PDLSC]), ofrecen la posibilidad de
regenerar verdaderamente los tejidos perdidos o dañados.
En este libro no pretendemos fomentar estas teorías o innovaciones clínicas, sino más bien plantear algunas cuestiones
acerca de la solución de problemas en relación con las ideas y
los principios en los que se basan. La idea de identificar las
células madre y desarrollar sus aplicaciones potenciales resulta
capítulo 13
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Dificultades para la solución de problemas en raíces
245
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Figura 13-4 A. Este niño de 10 años presenta una caries importante y retraso del desarrollo radicular del primer molar inferior. Se observa
pérdida ósea apical y en la zona de la bifurcación, y está prevista la extracción. B. Se limpian y se modelan la cavidad pulpar y los conductos, y se
aplica hidróxido cálcico. Se pueden ver los ápices abiertos y una ligera extrusión del material. C. Seis meses después se comprueba que la curación
está muy avanzada y que se está empezando a formar el puente apical. Las raíces han sido obturadas con gutapercha y sellador. Se observa algo
de porosidad en el puente apical, pero el proceso de curación es excelente. Se ha colocado un mantenedor de espacio en el diente.
Figura 13-5 A. Incisivo central superior sometido a apicoformación y obturación del conducto. B. Cuatro meses después todavía no se había
restaurado el diente y el paciente refería dolor gingival. En la radiografía se aprecia una fractura radicular horizontal en el incisivo central.
246 capítulo 13
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Dificultades para la solución de problemas en raíces
Figura 13-6 A. Incisivo lateral superior con el ápice abierto, unas paredes radiculares muy finas y una lesión periapical muy extensa.
El odontólogo general había abierto el diente 2 meses después de que la paciente sufriera una fractura coronal con exposición pulpar. B. Se limpió
el conducto radicular y se introdujo un condensador (compactador) para determinar la longitud y la anchura. C. Se aplica agregado de trióxido
mineral y se compacta con el condensador. D. El conducto queda totalmente obturado y 6 meses después se observa una respuesta ósea
satisfactoria. La curación no es completa, pero progresa.
muy loable y apasionante, y es necesario seguir insistiendo en
ese sentido. No obstante, conviene investigar y esclarecer estos
conceptos y sus posibilidades técnicas antes de que puedan ser
de alguna utilidad e interés para el odontólogo:
• Si la pulpa se ha necrosado, ¿cómo podemos «regenerarla»
realmente y de un modo predecible? ¿De dónde proceden
las células madre para poder formar los «odontoblastos» en
un entorno necrótico, especialmente en presencia de una
lesión periapical de larga duración?
• El tejido, tanto el duro como el blando, que supuestamente
crece hacia la raíz durante la «revascularización»: ¿es tejido
pulpar?, ¿dentina?, ¿cemento?, ¿osteocemento?, ¿hueso?
• ¿De qué nos sirve conseguir que crezca este tejido hacia el
espacio pulpar si al cabo de algún tiempo el diente sufre los
estragos de la caries o los traumatismos?
• ¿Existe alguna diferencia en la respuesta tisular dependiendo
de que la pulpa esté necrosada o inflamada de forma
irreversible?
• ¿Cómo se puede determinar clínicamente el alcance de los
daños tisulares?
• ¿Cómo podemos conocer el alcance de la inflamación y en
qué punto debemos interrumpir el tratamiento del diente?
• ¿Puede tener alguna repercusión sistémica para el paciente
con el paso del tiempo el uso de antibióticos en el conducto
pulpar?
• ¿Pueden las bacterias reprogramarse y adaptarse a estas
mezclas de antibióticos al cabo de algún tiempo?
• ¿Cómo podemos saber si estas medidas proporcionarán unos
resultados predecibles al paciente?
• Si falla el tratamiento, ¿cómo sabemos si podemos volver a
un tratamiento de apicoformación tradicional o con MTA?
capítulo 13
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Dificultades para la solución de problemas en raíces
247
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Figura 13-7 A. Niño de 13 años con una extensa lesión periapical en el segundo premolar inferior. B. Se aplicó hidróxido de calcio. C. Tres
meses después parece que el ápice se está cerrando. D. Conducto lleno de MTA. Obsérvese la pequeña cantidad de material, probablemente
hidróxido cálcico, que ha salido por el conducto. E. Tres meses después, el diente y los tejidos periapicales muestran un estado estable.
Figura 13-8 A. Molar inferior con lesiones cariosas importantes y periapicales, y con los ápices abiertos. B. Se excavó la caries y se aplicó
hidróxido cálcico. Cuatro meses después parece que los ápices radiculares se están cerrando. C. Se aplicó agregado de trióxido mineral dentro del
conducto y se restauró el diente.
248 capítulo 13
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Dificultades para la solución de problemas en raíces
Figura 13-9 A. Incisivo lateral superior con un dens in dente, un ápice inmaduro y una lesión periapical, que no responde a las pruebas de
sensibilidad. El dens in dente estaba intacto y se optó por la cirugía. B. Obturación apical con agregado de trióxido mineral. C. La curación es
excelente 19 meses después.
Dificultades para la solución
de problemas en dientes con
conductos finos y calcificados
En el capítulo 8 hacíamos referencia al problema de la calcificación
al hablar de la preparación del acceso y de la localización de los
orificios de los conductos. La calcificación de los conductos radiculares es también un problema frecuente durante el tratamiento
de los mismos.14,63 A menudo las radiografías muestran una obliteración aparentemente completa de la cavidad pulpar y de los
conductos (fig. 13-10). Parece que el proceso de calcificación es un
fenómeno lineal que comienza por la corona y progresa en sentido
apical en la mayoría de los casos. Por tanto, la imposibilidad de
localizar el orificio de un conducto durante una intervención de
acceso no quirúrgico, incluso penetrando a bastante profundidad,
no permite descartar la posibilidad de que exista el conducto a
mayor profundidad apical de la que podamos alcanzar.
Muchos autores han observado que en este tipo de casos es
poco frecuente que se desarrolle finalmente una patología peri
apical. Afortunadamente, solo un pequeño porcentaje de los
dientes que presentan conductos muy finos o inidentificables en
la radiografías son inaccesibles a las técnicas radiculares no quirúrgicas (fig. 13-12). Sin embargo, cuando existe un conducto
permeable resulta muy difícil franquearlo con éxito hasta su
extremo apical.64 De entre las numerosas técnicas disponibles,
aquí consideraremos solo aquellas de eficacia demostrada en la
práctica clínica y utilizadas por los autores. Las probabilidades de
franquear conductos pequeños o calcificados dependerán de la
posibilidad de abrir un acceso apropiado y de identificar el orificio o los orificios de los conductos, tal como se explica en el
capítulo 8. Por lo general, es posible penetrar en el conducto con
Problema Clínico
Problema: una mujer de 71 años acudió a la consulta del odontólogo debido a que la corona ceramometálica de su incisivo
lateral superior izquierdo se había roto por el margen gingival. No
manifestaba síntomas y el diente no presentaba signos clínicos ni
radiológicos de patología. En la radiografía exploratoria se identifica un conducto radicular (fig. 13-11, A). Se inició el tratamiento
intrarradicular para abrir espacio para un poste. Tras excavar
cuidadosamente con una fresa redonda de longitud quirúrgica del
calibre 2, no se pudo identificar ningún conducto. Se obtuvo una
radiografía de control con una sonda endodóncica dentro de la
excavación para determinar la dirección de la misma (v. fig. 13-11, B).
La excavación parecía tener exactamente una orientación
mesiodistal, y en la exploración clínica parecía centrada en sentido
vestibulolingual. No se consideró prudente seguir excavando
dada la imposibilidad de evaluar correctamente la orientación
vestibulolingual de la inclinación de la fresa. ¿Cuál es el mejor tratamiento en este momento?
Solución: si no existen signos o síntomas de patología, está indicada la conversión de la excavación en una preparación para un poste
intrarradicular. Posteriormente, se restauró el diente con un poste de
resina-fibra y se colocó una nueva corona completa. Dos años después,
la paciente desarrolló síntomas de inflamación periapical. En la radiografía se identificó una lesión apical (v. fig. 13-11, C). El tratamiento
más apropiado para remediar esta situación fue la cirugía periapical.
Durante la intervención se usó una lima endodóncica ultrasónica para
preparar el extremo radicular (v. capítulo 16). La lima penetró por el
espacio del conducto existente hasta el punto de oclusión calcificada,
a partir del cual el conducto apical fue ampliado y obturado con MTA
(v. fig. 13-11, D).
capítulo 13
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Dificultades para la solución de problemas en raíces
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Figura 13-10 A. Molar superior con una calcificación importante. B. Variaciones histológicas que pueden observarse en este tipo de
conductos calcificados (tinción con HyE, ×40).
una lima endodóncica cuando la sonda endodóncica se «clava»
firmemente al introducirlo por la fuerza en el orificio. Si se dispone
de él, un instrumento ultrasónico con una punta en forma de
sonda (v. fig. 14-4) suele resultar muy útil para ampliar el orificio
y eliminar de su perímetro parte del material calcificado.
A partir de ahora, asumiremos que hemos localizado los
orificios. Cada grupo de dientes es algo diferente, pero el concepto y la técnica de acceso a estos conductos son idénticos.
En un primer momento se puede usar una lima K del calibre
8 de 21 mm para franquear el conducto calcificado (fig. 13-13).
Esta lima es bastante flexible y permite evitar curvaturas y calcificaciones. Si resulta demasiado flexible, se pueden emplear
otros instrumentos como la lima C+ o las limas ProFinder. La
primera es posiblemente la mejor en algunos conductos; el
vástago del instrumento es hasta un 300% más resistente a la
torsión durante la penetración. Si se opta por este instrumento,
una lima del calibre 6 de 21 mm servirá para penetrar en el
conducto, ya que, aunque es más pequeña que la de calibre 8,
tiene un vástago más rígido. Si el conducto mide más de 21 mm,
no cuesta nada cambiar a un instrumento de 25 mm una vez que
se ha logrado penetrar a 21 mm. Una lima K del calibre 10 suele
ser demasiado grande y una del 6 es demasiado débil como para
ejercer una presión apical muy firme, sobre todo si previamente
se ha curvado. Las limas de níquel-titanio (NiTi) están contraindicadas para estos trabajos porque carecen de resistencia a
la torsión.
Antes de introducir la lima, se dobla ligeramente el último
milímetro apical. Esto se puede hacer también con la lima C+.
Hay que introducir el instrumento una vez que se ha curvado,
dada la trayectoria que probablemente seguirá el conducto (v.
fig. 13-13, D). Por tanto, es muy importante saber en qué
dirección apunta la curva del instrumento. Es fácil averiguar esto
observando el tope de goma en el vástago de las herramientas de
tipo direccional. Conviene penetrar lentamente, haciendo girar
ligeramente el instrumento en un arco de 90° con un movimiento de vaivén para evaluar la permeabilidad del conducto. Si
este es permeable, hay que avanzar en sentido apical hasta encontrar alguna resistencia, pero sin forzar sin más la lima linealmente
en sentido apical. La palabra clave es introducir; introduciendo
simplemente la lima, esta podrá encontrar su camino entre los
restos de tejido y el material calcificado.
Durante la penetración es necesario llenar la cavidad con
NaOCl. Se puede usar un quelante, aunque este no disolverá los
restos sueltos y contrarrestará sus propios efectos. Nunca debemos
penetrar en un conducto calcificado sin irrigación. Si lo hacemos,
nos arriesgamos a condensar los restos o las calcificaciones en el
interior del conducto y a provocar un bloqueo completo. Al
introducir la lima en el conducto procure establecer una «sensación de permeabilidad», que le servirá como pauta para el uso
posterior de otros instrumentos. Es muy importante obtener
radiografías para verificar la posición de la lima64 (fig. 13-14).
Una vez que esta haya penetrado algunos milímetros, hay que
hacerla girar dentro del conducto para abrir el orificio. A continuación, se debe proceder a su extracción, a irrigar y a volver a
introducir el instrumento a la profundidad anterior. La lima
debe encajar con holgura; en caso contrario, lo primero que hay
que hacer es repetir la maniobra con una lima K del calibre 10
o posiblemente del 15, o con una C+. Cuando el irrigante
penetra en esta pequeña abertura, los instrumentos desprenden
los restos y empiezan a abrir una vía coronal a la parte media
del conducto.
Una vez que la lima alcanza la parte coronal-media del
conducto, se puede utilizar una lima K del calibre 10 o del
8 para profundizar hasta el tercio medio. Si se consigue penetrar,
250 capítulo 13
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Dificultades para la solución de problemas en raíces
Figura 13-11 A. Fractura completa de la corona de un incisivo lateral superior con calcificación extensa. B. Se intentó sin éxito franquear
el conducto. C. Dos años después de la restauración con una corona retenida mediante un poste de fibra-resina. Se observa claramente una
patología apical. Nota: conversión de la excavación de acceso en el espacio para el poste. D. Radiografía postoperatoria. Se optó por la cirugía
apical para limpiar y sellar lo que quedaba del conducto en la zona del ápice.
hay que irrigar el orificio y usar la lima para desprender los
restos. Conviene evitar una presión apical excesiva durante
toda la maniobra de penetración; no obstante, con las limas
C+ se puede ejercer mayor presión. Puede que haya que
repetir varias veces estos dos últimos pasos para acceder al
conducto.
Cuando se alcanza la parte media del conducto se puede usar
un instrumento rotatorio de NiTi para ampliar la entrada a la
parte coronal del conducto si así se desea. De este modo se
consigue una vía más expedita y mejora la sensibilidad táctil
mientras se sigue franqueando y ampliando el conducto. También
se puede usar una lima Hedström pequeña. Durante todo este
proceso hay que seguir irrigando abundantemente.
Una vez abierto el segmento medio del conducto, se puede
acceder a la zona apical del mismo modo que hemos descrito. Este
acceso se basa en dos conceptos: 1) usar la técnica de descenso
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Figura 13-12 A. Premolar inferior con calcificación aparente de todo el sistema de conductos radiculares. B. Se ha conseguido franquear el
conducto con una lima de 0,08 combinada con una solución que contenía ácido etilenodiaminotetraacético (EDTA).
Figura 13-13 A. Un hombre de 38 años había sufrido un traumatismo en sus dientes anteriores inferiores. Fundamentalmente refería dolor
periódico al presionar sobre el incisivo lateral izquierdo. El diente no respondió a las pruebas de sensibilidad, y manifestó una respuesta ligeramente
anormal a la palpación y a la percusión. En la radiografía se observa una calcificación importante de la cavidad pulpar y en el conducto coronal.
B. Al penetrar inicialmente en el espacio pulpar, se observa que la lima se desvía en sentido mesial al entrar en la raíz; es posible ver cómo la grapa
del dique de goma puede bloquear la visualización directa de la entrada de la lima. C. Como no se conseguía penetrar en el conducto, se colocó una
obturación provisional y se obtuvo una radiografía sin el dique de goma para determinar el ángulo de acceso en relación con la posición del conducto
residual. D. Reorientación y penetración con una lima ligeramente doblada por la punta. E. Se localizó el conducto y se penetró hasta el ápice.
252 capítulo 13
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Dificultades para la solución de problemas en raíces
Figura 13-14 A. Un hombre de 66 años experimenta dolor periódico en el incisivo lateral superior derecho. El diente tiene antecedentes
de caries y restauraciones. Es muy doloroso a la percusión y a la palpación, y no responde a las pruebas de sensibilidad térmica. El conducto está
bastante calcificado y la raíz se curva en su tercio apical. B. Se ha penetrado a bastante profundidad sin localizar el conducto; se observa una
gran desviación en sentido distal y vestibular (clínicamente). C. La reorientación de la fresa y el uso de una sonda permitió el acceso inicial al
conducto verdadero. Era muy importante irrigar abundantemente y usar ácido etilenodiaminotetraacético (EDTA) para poder penetrar lenta y
cuidadosamente en el espacio parcialmente calcificado hasta alcanzar su extremo apical.
coronal por el conducto, y 2) limitar su aplicación exclusivamente
a pequeños segmentos del conducto en vez de intentar penetrar
hasta el fondo inmediatamente. Esta técnica debe utilizarse para
abrir todos los orificios y conductos antes de determinar la longitud de trabajo (v. capítulo 7).
Para penetrar hasta la parte apical del conducto hay que
usar una lima de acero inoxidable (calibre 10 o 15) con una
ligera curva apical para sobrepasar el tercio medio del conducto. Seguidamente, hay que introducir el instrumento
1-2 mm más en el conducto, sondando y dando cuerda con
cuidado. El segmento medio y la unión entre los segmentos
medio y apical del conducto pueden presentar unas características anatómicas muy variables, como un estrechamiento
muy acusado, una desviación del conducto o la unión de
varios conductos.
Hay que limar el espacio al que se acaba de acceder hasta que
el instrumento se deslice libremente hasta el siguiente tramo del
conducto. Recuerde que no tiene que salvar inmediatamente toda
la longitud del conducto. Hay que continuar con esta técnica
alternando la irrigación con avances escalonados de 1 a 2 mm.
En conductos muy estrechos o limitados conviene cambiar inmediatamente la lima K del calibre 8 por otra del 6 o por una C+.
Sin embargo, si ejercemos demasiada fuerza con estas limas tan
pequeñas, podemos formar escalones o bloquear el conducto.
Conviene inspeccionar frecuentemente la curvatura apical de
las limas para identificar posibles defectos. Es necesario desechar
los instrumentos que muestren signos de fatiga o irregularidades
en las estrías espinales (fig. 13-15, v. figs. 14-39 y 14-40).
Una vez que se ha alcanzado la longitud de trabajo estimada,
hay que usar la lima K del calibre 8 con un movimiento de
limado solo hasta que se pueda introducir una de calibre 10 sin
problemas hasta 1 mm de la longitud de trabajo. Es necesario
mantener el instrumento introducido hasta ese punto del conducto para poder verificar radiológicamente la longitud.
Al intentar acceder a un conducto calcificado, es frecuente
encontrar una oclusión completa del espacio del conducto. Los
estudios histológicos indican que esas calcificaciones raras veces
se prolongan hasta el ápice (fig. 13-16, A). Por tanto, el pronóstico del tratamiento de conductos radiculares dependerá de la
salud de la pulpa o de los tejidos perirradiculares en el lado apical
del bloqueo. Si no existen síntomas ni indicios de patología
periapical, parece razonable y aceptable clínicamente instrumentar y obturar el conducto hasta la zona alcanzada y revisar el
diente periódicamente (v. fig. 13-16, C).
El procedimiento descrito está indicado en aquellos conductos que presentan calcificaciones pero a los que finalmente se
puede acceder. En el caso de aquellos con calcificaciones muy
extensas es necesario considerar las siguientes pautas:
capítulo 13
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Figura 13-15 Conviene inspeccionar frecuentemente todas
las limas para detectar posibles irregularidades en sus estrías que
indiquen debilidad y riesgo de fractura.
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Dificultades para la solución de problemas en raíces
253
• Irrigue abundantemente durante todo el proceso; el NaOCl
al 3-6% facilita la disolución de los restos orgánicos, lubrica
el conducto y mantiene disueltos los fragmentos de material
calcificado y las virutas de dentina.
• Introduzca los instrumentos lentamente.
• Limpie y examine los instrumentos al extraerlos, y no vuelva
a introducirlos hasta que no esté seguro de su integridad.
• Obtenga una radiografía o use un localizador apical
electrónico cuando haya alcanzado la longitud aproximada
del conducto con un instrumento fino; no debe extraerlo
hasta haber obtenido la radiografía. Solo puede haber
problemas cuando se utiliza la radiografía digital, ya que las
limas más pequeñas se visualizan mal. Al intentar retirar el
instrumento después de haber confirmado la información
sobre la longitud de trabajo, extráigalo ejerciendo una ligera
fuerza de rotación. No intente sacarlo directamente, ya que
podría desprenderse.
• No utilice ácidos (ácido clorhídrico) ni bases (hidróxido
sódico) para mejorar el acceso al conducto. Debe usar pastas
o soluciones quelantes para facilitar la penetración
(v. capítulo 11).
• En la cavidad pulpar debe utilizar instrumentos ultrasónicos
para desprender las calcificaciones y los residuos presentes
en los orificios de los conductos (instrumentos ProUltra
Tips o Start X).
Figura 13-16 A. La calcificación de la pulpa dental se produce generalmente de la zona coronal a la apical de las raíces. B. Es necesario
revisar el tratamiento de este molar superior a causa de la hinchazón y del dolor intenso que presenta. C. Se ha completado la revisión, pero no
se ha podido conseguir más longitud en la raíz distovestibular (flechas). Hay que observar al paciente por si manifiesta signos o síntomas. Si se
desarrollara una patología, estaría indicada la cirugía apical.
254 capítulo 13
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Dificultades para la solución de problemas en raíces
• Ensanche y amplíe el espacio que vaya abriendo para
mejorar la sensación táctil y preparar el camino o la
trayectoria necesarios para seguir penetrando en los mismos.
• Para ampliar y modelar mejor el conducto puede usar
instrumentos rotatorios de NiTi para acceder a los orificios,
presionando suavemente hasta encontrar resistencia.
Dificultades para la solución
de problemas en dientes
con defectos por reabsorción
La reabsorción puede afectar a cualquier diente y deberse a
muchas causas, aunque probablemente las más frecuentes sean
las bacterias, la inflamación, la presión y los traumatismos.
También son factores importantes las agresiones químicas y
mecánicas.25 El tratamiento suele basarse en la identificación y
la supresión de los factores desencadenantes. Por ejemplo, uno
que estimule los defectos de reabsorción internos y externos es
la infección bacteriana de la pulpa. Esto hace necesario un
tratamiento de conductos radiculares apropiado. Si ese mismo
factor actúa a través del surco gingival, puede causar reabsorción cervical, lo mismo que los productos químicos usados
para el blanqueamiento interno de los dientes.46,54,77 En estos
casos, la solución puede pasar por el tratamiento periodontal,
el de conductos radiculares, las técnicas restauradoras o la
cirugía. Las presiones que se generan durante el movimiento
ortodóncico pueden favorecer la reabsorción longitudinal, que
normalmente experimenta alguna forma de reparación, y la
reabsorción apical, que no suele regenerarse y reduce la longitud del diente y, en ocasiones, también su vitalidad. Otros dos
factores que influyen en la reabsorción dental son la impactación y la anquilosis. El tratamiento para la impactación suele
consistir en la extracción quirúrgica del diente y el tratamiento
posterior de las piezas retenidas y reabsorbidas, si es posible.
No se conocen los factores que influyen en la anquilosis ni, por
tanto, su tratamiento.25
La mayoría de los odontólogos suelen clasificar la reabsorción
en dos categorías generales: reabsorción interna (RI; fig. 13-17,
A) y reabsorción externa (RE; v. fig. 13-21). Sin embargo, desde
un punto de vista diagnóstico, es necesario conocer también la
gran variedad de procesos de reabsorción que pueden producirse.
Si es necesario, se puede pedir ayuda a especialistas con experiencia en el tratamiento de dientes con algunos tipos de reabsorción más concretos. En algunos casos no está indicado ningún
tratamiento, mientras que en otros (especialmente cuando hay
síntomas) se requiere un tratamiento rápido, completo y diligente. Desde el punto de vista endodóncico, es el proceso de
reabsorción, y no la inflamación pulpar ni la necesidad de tratamiento de conductos radiculares, lo que limita el pronóstico a
largo plazo de los dientes a tratar, así como lo que puede causar
la merma funcional y la pérdida prematura de los mismos. Por
ejemplo, el incisivo lateral superior de la figura 13-18 presenta
aparentemente un defecto de RI. Sin embargo, al examinar
detenidamente la radiotransparencia mesiorradicular se compruebe que el conducto está intacto; la radiotransparencia se
debe a un proceso de RE invasiva o reabsorción extraconducto.24
El pronóstico de este defecto de reabsorción es mucho peor que
si fuera una lesión de RI. En el capítulo 3 pueden encontrar
otros ejemplos de lesiones de reabsorción.
Reabsorción interna
El término reabsorción interna define un proceso por el que
una célula pulpar puede diferenciarse en otra de tipo clástico
(fig. 13-19, A) que reabsorbe la dentina de la cavidad pulpar
(v. fig. 13-19, B), de los conductos radiculares o de ambas estructuras. Puede producirse en cualquier punto de la pared de los
conductos radiculares (fig. 13-20). La RI también puede estar
favorecida por las bacterias y la inflamación crónica del tejido
Figura 13-17 Características radiológicas de la reabsorción
externa (A) e interna (B). Obsérvense el aspecto irregular de la
reabsorción externa y el contorno regular y simétrico de la interna.
Figura 13-18 Incisivo lateral superior con una
radiotransparencia en la zona media de la raíz que puede confundirse
con una lesión de reabsorción interna. Al examinar mejor la imagen,
se identifica un conducto pequeño que recorre toda la raíz. En
este caso, se trata de un defecto de reabsorción externa invasiva o
extraconducto.
capítulo 13
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Dificultades para la solución de problemas en raíces
255
pulpar.25 Desgraciadamente, no se ha encontrado ningún modelo
animal apropiado que permita investigar este fenómeno adecuadamente. La RI necesita siempre tratamiento; si no se actúa
correctamente y con rapidez, la reabsorción continúa hasta que
se establece una comunicación entre los conductos radiculares
y el periodonto, momento en el que el diente pasa a tener un
pronóstico reservado.
La simple aplicación de Ca(OH)2 radiopaco en el conducto,
seguida de la obtención de una radiografía, permite determinar
la presencia de una perforación.17 Por otra parte, la RI puede
comenzar en la cavidad pulpar y extenderse invasivamente,
hasta reducir la corona del diente a una cáscara de esmalte que
no puede soportar las fuerzas oclusales normales, lo que compromete seriamente la fortaleza de la corona (fig. 13-21). Afortunadamente, la RI no suele deberse a lesiones traumáticas,
como la luxación o la avulsión, debido a la patogenia de la
necrosis pulpar. Los dientes luxados sanan rápidamente o se
necrosan en poco tiempo, y la inflamación crónica no influye
en el proceso de curación. Los dientes avulsionados se necrosan
en la mayoría de los casos, lo que evita que se produzca una
inflamación pulpar crónica y, por tanto, elimina la posibilidad
de la RI.
Cuando un odontólogo identifica lo que parece ser una
lesión por RI, lo más probable es que la principal opción sea
el tratamiento de conductos radiculares. Si diagnostica una RI
y la pulpa responde a las pruebas de vitalidad, el tratamiento
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Figura 13-20 A. Ejemplo de defecto grave de reabsorción
interna en el tercio medio de la raíz distal. La causa más probable
es la inflamación crónica secundaria a la caries. B. Defecto de
reabsorción interna que comienza en el orificio del conducto de la
raíz distal.
Figura 13-19 A. Microfotografía electrónica de barrido
(×2.000) de un odontoclasto multinucleado aislado en la superficie
radicular. Obsérvense la superficie de la raíz y las numerosas
lagunas. B. Células clásticas reabsorbiendo el tejido duro.
Figura 13-21 Defecto de reabsorción interna muy extenso
que pone en peligro la fortaleza del diente como consecuencia del
movimiento ortodóncico.
256 capítulo 13
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Dificultades para la solución de problemas en raíces
idóneo consiste en extraer el tejido pulpar lo antes posible. La
pulpa vital perpetúa el proceso de reabsorción hasta que se
necrosa (lo que no es necesariamente la secuela más frecuente)
o hasta que es extraída durante el tratamiento de conductos
radiculares. Por otra parte, si se observan indicios de necrosis
pulpar o existe una patología apical, podemos presumir que el
proceso de reabsorción se ha detenido. En muchos aspectos, la
palabra clave es prevención: prevención de los síntomas y de
una mayor destrucción de la estructura dental, incluyendo el
debilitamiento de la raíz y la posibilidad de que se produzca
una perforación por reabsorción. Es especialmente importante
limpiar y sellar las irregularidades que causan la reabsorción en
la estructura dental. El tratamiento de los defectos pequeños,
como el que se puede ver en la figura 13-22, A, difiere muy
poco del endodóncico rutinario. Los defectos grandes requieren una mayor ampliación del conducto coronal, aunque la
propia cavidad de acceso no debe ser excesivamente grande. Se
pueden usar taladros Gates-Glidden grandes (calibre 5 o 6)
para ampliar la parte lingual del conducto coronal desde la
abertura de acceso hasta el defecto ensanchado. El defecto en
sí es demasiado grande para poder limpiarlo adecuadamente
con las limas endodóncicas convencionales. En ocasiones están
indicadas otras técnicas de desbridamiento y a veces hay que
improvisar. Dependiendo de la localización del defecto, pueden
resultar eficaces las curetas endodóncicas largas, las periodontales o los instrumentos ultrasónicos. Siempre hay que irrigar
y limpiar abundantemente con hipoclorito sódico. Conviene
mantener esta solución dentro del defecto durante algunos
minutos, si es posible.
Generalmente, para la parte del conducto situado en sentido
apical al defecto se utiliza un tratamiento estándar. Se puede
obturar mediante las técnicas de compactación lateral o vertical.
Si se opta por la compactación vertical en caliente, el defecto
puede ser obturado simultáneamente. Es muy difícil conseguir
una compactación densa con la técnica de compactación lateral.
Además, la presión lateral sobre la raíz debilitada puede favorecer
las fracturas verticales u horizontales. Una alternativa excelente
consiste en obturar el defecto con MTA después de sellar la parte
apical del conducto con gutapercha y sellador o con un material
de base resinosa (v. fig. 13-22, B y C).
Reabsorción externa
La RE es un fenómeno bastante frecuente en las lesiones periapicales crónicas, en zonas sometidas a presiones anómalas (p. ej.,
por tumores o impactación), en las lesiones por avulsión y
durante el movimiento ortodóncico de los dientes. También
suele observarse en las luxaciones con intrusión (fig. 13-23). En
la mayoría de las luxaciones con concusión, subluxación, desplazamiento lateral o extrusión no se produce RE como secuela
característica; no obstante, sí es posible observarla en estos tipos
de traumatismos (v. capítulo 19). Los dos defectos de RE que
debemos comentar con el paciente son la reabsorción inflamatoria (fig. 13-24, A y B) y la reabsorción inflamatoria con reemplazamiento (RIR; v. fig. 13-24, C). En ocasiones se observa una
forma de reabsorción invasiva extraconducto, aunque no suele
afectar a la pulpa dental24 (fig. 13-25, A). Si llega a penetrar hasta
la pulpa y produce signos o síntomas de patología pulpar, suele
estar indicada la extracción o bien el tratamiento de conductos
radiculares (v. fig. 13-25, A-C).
La reabsorción inflamatoria es un proceso rápido y muy destructivo, pero se puede prevenir o limitar en su mayor parte
limpiando y modelando adecuadamente el sistema de conductos
radiculares. En las radiografías, este tipo de reabsorción se distingue por la aparición de zonas radiotransparentes «excavadas»,
moderadas o extensas, sobre la raíz del diente traumatizado (fig.
13-26). Estas áreas no pueden ser tratadas, aunque la supresión
del tejido pulpar necrótico e infectado presente en los conductos
radiculares puede evitar mayores daños. En algunos estudios se
recomienda el uso prolongado (de 6 a 12 meses) de Ca(OH)2
como tratamiento para prevenir la reabsorción;13 sin embargo,
recientemente se ha podido comprobar que este abordaje merma
la resistencia a la fractura de la dentina2,3,12,15 y la capacidad de
proliferación de las células del ligamento periodontal en proceso
Figura 13-22 A. Tratamiento de conductos radiculares de un pequeño defecto de reabsorción interna en el incisivo inferior. B. Defecto
de reabsorción interna más extenso en un incisivo lateral superior. C. Revisión 12 meses después. No hay síntomas. Obsérvese la densidad del
material de obturación radicular compactado en el interior del defecto de reabsorción.
capítulo 13
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Figura 13-23 Aspecto clínico de un caso de reabsorción externa
destructiva muy extensa. En la figura 3-22, B se puede ver la imagen
radiológica de esta lesión.
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Dificultades para la solución de problemas en raíces
257
de curación,49 con el consiguiente aumento de la reabsorción de
reemplazamiento.
En las lesiones de luxación con intrusión también puede obser
varse reabsorción inflamatoria, que, finalmente, puede causar la
pérdida del diente. Este proceso progresa durante varios meses
o años hasta que alcanza un punto crítico y se pierde la pieza.
Conviene informar al paciente de este tipo de secuelas e incluir
sus ramificaciones en la planificación terapéutica a largo plazo.
En las lesiones por avulsión se produce también reabsorción de
reemplazamiento, pero pueden pasar meses o años antes de que
esta se manifieste. El proceso no cura por sí solo y no se conoce
ningún tratamiento que permita evitar su aparición o su extensión por toda la raíz.
Si la reabsorción inflamatoria afecta a la zona apical, llevar a
cabo la limpieza, el modelado, la desinfección y la obturación
de los conductos radiculares resultará considerablemente difícil.
Se pierden el orificio apical natural y la constricción apical
general del conducto, lo que da lugar a unas aberturas apicales
irregulares en las que pueden entrar fácilmente los materiales de
obturación (fig. 13-27).
Al modelar el conducto conviene elegir un punto terminal
1-2 mm más coronal de lo que sería adecuado en un caso normal,
con el objeto de crear un tope apical. A menudo hay que utilizar
Figura 13-24 A. Molar inferior que respondía con normalidad a las pruebas de sensibilidad (igual que el resto de dientes de esa arcada),
aunque el paciente experimentaba molestias difusas. B. El sujeto regresó 4 semanas después con hinchazón y dolor intenso; obsérvese la
extensión que ha alcanzado la reabsorción inflamatoria en solo 4 semanas. C. Reabsorción inflamatoria de reposición en la zona distal del segundo
molar.
Figura 13-25 A. Reabsorción extraconducto; el diente responde con normalidad a las pruebas de sensibilidad. B. Reabsorción extraconducto;
el diente manifestaba síntomas. C. Se ha eliminado la pulpa y aplicado hidróxido cálcico. D. Se han obturado los conductos con agregado de
trióxido mineral. La revisión se efectuó 6 meses después; el paciente no experimentaba ningún síntoma. (Por cortesía del Dr. Paul Buxt.)
Figura 13-26 Aspecto histológico de la reabsorción radicular inflamatoria. Se observa la presencia de células gigantes multinucleadas en las
lagunas de reabsorción formadas en la profundidad de la dentina. No se evidencia reposición tisular (tinción con HyE, ×10).
capítulo 13
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Dificultades para la solución de problemas en raíces
259
Figura 13-27 A. Reabsorción radicular apical; el proceso avanza en sentido lateral alejándose de la raíz. Se visualiza claramente el conducto;
el proceso de reabsorción ataca solo a la dentina peritubular e intratubular, muy mineralizada, pero no a la predentina, escasamente mineralizada.
B. Aspecto histológico de la reabsorción radicular apical (tinción con HyE, ×4). C. Premolar superior con reabsorción apical. D. Conducto obturado
con gutapercha y sellador. Seis meses después se observan algunos indicios de curación. Obsérvense el excelente control del material de
obturación y la extrusión de sellador a través de la porosidad de la pared distal reabsorbida.
MTA, conos de gutapercha preparados a medida (fig. 13-28)
o barreras apicales. La reabsorción inflamatoria influye también
en la longitud de trabajo del diente (v. capítulo 9).
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Reabsorción cervical
Cuando la reabsorción inflamatoria se produce en la zona de la
unión cemento-esmalte se conoce como reabsorción cervical (RC)
o también como reabsorción idiopática; en ocasiones, la etiología
y el propio proceso son muy vagos e imprecisos. La RC puede
ser el resultado de una intervención odontológica o de una
técnica incorrecta que destruye la superficie externa de la raíz,
que habitualmente (aunque no siempre) comienza en la unión
cemento-esmalte. El proceso de reabsorción puede curar por sí
solo, aunque en la mayoría de los casos no es así; sin tratamiento,
puede llegar a destruir cantidades importantes de estructura
dental. En la figura 13-29 se muestran algunos ejemplos de
reabsorción radicular idiopática que comenzaron en la zona de
la unión cemento-esmalte de los incisivos central y lateral superiores izquierdos. En este caso, el defecto era bastante inaccesible
a la cirugía, y el paciente y su odontólogo optaron por vigilar la
progresión de la reabsorción durante un período de 10 años.
Aunque las enfermedades sistémicas pueden influir en la
etiología de esta forma de reabsorción, en la mayoría de las
investigaciones no se ha conseguido identificar una relación con
la patología médica sistémica. No obstante, recientemente se ha
observado una ligera asociación entre la RE idiopática y la calciuria, y los antecedentes de nefrolitiasis.
Otros autores postulan que esta forma de reabsorción puede
estar relacionada con la lesión, con la irritación o con ambas
del ligamento periodontal. Se han propuesto diferentes etiologías, como una presión excesiva por la erupción dental, unas
fuerzas ortodóncicas normales y anómalas, el blanqueamiento
interno, las bacterias y el tratamiento de la enfermedad periodontal. El tratamiento de la reabsorción idiopática depende de
su gravedad y de su localización, de que el defecto haya penetrado o no hasta el sistema de conductos radiculares y de la
integridad restauradora del diente. Si se puede acceder quirúrgicamente al defecto, está indicada la eliminación del tejido de
granulación y la reparación con un material de restauración
biocompatible. En ocasiones, el odontólogo confunde una
lesión pequeña con una caries cervical e intenta restaurar el
defecto. Normalmente, este tipo de lesiones no producen síntomas pulpares. La RC suele descubrirse en una radiografía
260 capítulo 13
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Dificultades para la solución de problemas en raíces
Figura 13-28 A. El incisivo central de este paciente de 15 años sufrió un traumatismo y ha cambiado de color. El ápice muestra signos
de reabsorción (flecha). B. Tres meses después de la aplicación del hidróxido cálcico, el paciente no manifiesta ningún síntoma. C. Cono de
gutapercha a medida. D. La radiografía muestra la penetración del cono hasta alcanzar casi el defecto de reabsorción. E. Se aplicó sellador, se
asentó el cono y después se extrajo; obsérvese la zona de contacto en las paredes del cono de gutapercha cuando se adapta a la medida antes de
proceder a la obturación. F. Compactación vertical del cono.
capítulo 13
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Dificultades para la solución de problemas en raíces
261
Figura 13-28 (cont.) G. Revisión 1 año después; el paciente no
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manifiesta ningún síntoma.
rutinaria o cuando la encía superficial desarrolla inflamación
crónica. A pesar de que no se conozca una etiología o una
patogenia específica, las lesiones de menor tamaño suelen responder al tratamiento con unos resultados excelentes a largo
plazo (fig. 13-30). En el capítulo 17 se puede encontrar más
información sobre el tratamiento de los defectos de RC.
En todos los casos, el odontólogo debe evaluar inicialmente
las posibilidades de restauración del diente. Son muy importantes la accesibilidad quirúrgica y la profundidad del defecto por
debajo del hueso crestal, ya que casi siempre hay que recurrir a
la cirugía periodontal. Es necesario sopesar los efectos que puede
tener la remodelación ósea sobre los dientes contiguos si con ella
se pretende situar la cresta ósea 2 mm o más por debajo del
margen del defecto de reabsorción. Por último, hay que tener en
cuenta que siempre existe el riesgo de que recidive la lesión.
Debido a ello, hay que informar al paciente de que el tratamiento
de cualquier defecto de reabsorción idiopática tiene siempre un
pronóstico reservado.
Solo está indicado el tratamiento de conductos radiculares
cuando el defecto ha penetrado hasta el sistema de conductos o
por razones restauradoras. Por sí solo, dicho tratamiento no
limita ni inhibe la actividad clástica continuada del tejido de
granulación dentro de los defectos creados por la reabsorción.
Evidentemente, este tipo de reabsorción radicular requiere un
tratamiento múltiple, que frecuentemente combina diferentes
intervenciones odontológicas, las cuales pueden ir desde la mera
aplicación de un material de restauración hasta una intervención
quirúrgica muy compleja. Normalmente, se suele posponer el
tratamiento de conductos radiculares hasta que se ha reparado
Figura 13-29 A. Presentación inicial de un defecto de
reabsorción cervical o idiopática en los incisivos central y
lateral superiores izquierdos. La reabsorción dental se localiza
fundamentalmente en la zona de la unión cemento-esmalte. No se
descubrió ningún trastorno sistémico conocido ni otras alteraciones
dentales relacionadas con la salud general que pudieran ayudar
a determinar la etiología de esta lesión. B. Radiografía del mismo
paciente, obtenida 10 años después de la presentación inicial. Se
combinó el tratamiento de conductos radiculares con la cirugía para
eliminar el tejido de granulación del interior de los defectos, en un
intento en vano para mejorar el pronóstico.
el defecto de reabsorción. No es fácil conseguir que el tratamiento sea de calidad si la pulpa está en contacto con el tejido
de granulación sangrante que se forma dentro del defecto de
reabsorción. Durante la reparación es muy importante mantener
la permeabilidad del conducto al introducir el material de reparación. El Ca(OH)2 representa una opción bastante buena, ya
que es fácil de eliminar. En el capítulo 17 se puede encontrar
más información al respecto. Dado que este proceso de reabsorción afecta en muchos casos a los dientes anteriores, el odontólogo tiene que considerar las complicaciones estéticas añadidas
a la hora de planificar el tratamiento.
262 capítulo 13
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Dificultades para la solución de problemas en raíces
Figura 13-30 A. Reabsorción cervical en un premolar inferior que se confundió con una lesión cariosa y se restauró con composite.
Finalmente, la encía que cubría el defecto desarrolló inflamación crónica. B. Exposición quirúrgica del defecto; se ha eliminado el composite.
Obsérvese la extensión de la lesión por debajo del hueso crestal. C. Tras la remodelación del hueso y la exposición del margen gingival del defecto.
D. Restauración con composite. Posteriormente, se completó el tratamiento de conductos radiculares. E y F. Un año después del tratamiento.
El paciente no manifiesta síntomas y el diente funciona perfectamente, sin signos de patología recidivante.
Dificultades para la solución
de problemas en dientes
con conductos en forma de C
Aunque los conductos en forma de C son poco frecuentes en
muchas partes del mundo, en otros países se observa una mayor
incidencia de estos problemas diagnósticos y terapéuticos
(fig. 13-31, A). Algunos conductos en forma de C son difíciles
de identificar en las radiografías y a menudo pasan desapercibidos hasta que se abre un acceso endodóncico. Estas variaciones
anatómicas se observan fundamentalmente en los segundos
molares inferiores y en los primeros molares superiores.81 Cuando
las raíces de estos dientes parecen muy próximas o fusionadas,
debemos pensar en la posibilidad anatómica de unos conductos
en forma de C (v. fig. 13-31, B).
Los mayores problemas que suelen surgir durante la limpieza
y el modelado de estos conductos son la dificultad para eliminar
el tejido pulpar y los restos necróticos, el sangrado excesivo y las
molestias persistentes durante la instrumentación. Dada la gran
capacidad volumétrica de los sistemas de conductos en forma de
C con anastomosis transversales e irregularidades, en muchos
casos es necesario limar circularmente las paredes radiculares de
estos conductos e irrigar abundantemente con NaOCl al 3-6%
para poder eliminar la máxima cantidad de tejido y atajar la
hemorragia. Las limas Hedström resultan especialmente útiles
capítulo 13
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Dificultades para la solución de problemas en raíces
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Figura 13-31 A-C. Fotografías de molares inferiores con orificios en forma de C. D. Imagen apical de uno de los tres molares en la que se
confirma la forma de C. E. Al resecar la raíz se verifica la configuración en forma de C.
para eliminar el tejido. Si el sangrado persiste, el tejido puede
ser eliminado con ultrasonidos o aplicar Ca(OH)2 entre una
sesión y la siguiente para favorecer su disolución y eliminación
y, de este modo, controlar la hemorragia.82 Para eliminar el tejido
y los restos que queden en zonas inaccesibles, se debe considerar
la posibilidad de utilizar también instrumentos ultrasónicos.
Conviene evitar especialmente una preparación excesiva de
los conductos en forma de C, ya que en estos dientes queda muy
poca dentina entre la superficie externa de la raíz y los conductos. En algunos casos, el dolor persiste durante la ampliación y
la limpieza de los conductos, incluso utilizando una anestesia
local adecuada. Puede que haya que administrar frecuentemente
anestesia intrapulpar para evitar molestias al paciente hasta haber
extraído todos los restos de tejido pulpar. Se puede usar Ca(OH)2
como fármaco intraconducto para neutralizar las bacterias y
disolver los restos de tejido que puedan quedar.
Antes de empezar a tratar un conducto en forma de C, el
odontólogo debe tener muy en cuenta las dificultades que
plantea el tratamiento de estos dientes:
• Debe visualizar bien la morfología tridimensional del
conducto en forma de C (fig. 13-32). Suele tener forma de
cinta, frecuentemente comprende los conductos
mesiovestibular y distal, y puede incluir también el
mesiolingual. Los orificios de los conductos pueden
localizarse en la depresión en forma de C, o esta morfología
puede continuarse a lo largo de todo el conducto
(v. fig. 13-31, E y fig. 13-35). En los molares superiores,
el conducto en forma de C puede incluir los conductos
mesiovestibular y palatino, o los distovestibular y palatino.
• Para prevenir perforaciones a periodonto conviene prever la
existencia de múltiples concavidades en la superficie externa
de la raíz.
• Es necesario crear una vía expedita al complejo sistema de
conductos e irrigar inicialmente dichos conductos con
NaOCl.
Una vez que se hayan limpiado y modelado adecuadamente
los conductos, hay que usar una técnica de obturación con gutapercha fría o caliente, o bien termoplastificada, para adaptarse a
la compleja anatomía tridimensional del sistema de conductos
en forma de C (figs. 13-33 y 13-34). Para la obturación de estos,
resultan especialmente útiles los transportadores de gutapercha,
como ThermaFil, ProTaper y GT X o Vortex (fig. 13-35).
Figura 13-32 A. Radiografía de un molar inferior con un conducto en forma de C. B. Microtomografía computarizada de un corte transversal
de A. C. Corte longitudinal de A que muestra la forma del espacio pulpar en el seno de la dentina. D. Forma del espacio pulpar exclusivamente.
(Cortes y fotografía por cortesía del Dr. Fan Bing.)
Figura 13-33 A. Molar inferior que necesita una revisión endodóncica. B. Modelo en resina de un sistema de conductos en forma de C
similar al del diente tratado. Obsérvense los rebordes y la anchura del conducto. C. Revisión a los 6 meses de la revisión completada, con el diente
restaurado. El paciente no manifiesta ningún síntoma. (Por cortesía del Dr. Faisal Amir.)
capítulo 13
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Dificultades para la solución de problemas en raíces
265
Dificultades para la solución
de problemas en dientes con
conductos con una curvatura
moderada o acusada
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Figura 13-34 A y B. Variaciones en la anatomía radiológica
de algunos molares inferiores con conductos en forma de C
endodonciados. (Por cortesía del Dr. Faisal Amir.)
Figura 13-35 Obturación de conductos en forma de C con
gutapercha sobre transportadores termoplásticos. Se puede ver que
el material de obturación se ha adaptado perfectamente a pesar de las
variaciones que se observan en este tipo de conductos. (Por cortesía
de la Dra. Mary Soo.)
Los odontólogos que realizan tratamientos de conductos radiculares tienen que enfrentarse de vez en cuando a raíces curvas. La
dificultad aumenta con el grado de curvatura radicular. Ya hemos
comentado el principio elemental del modelado de los conductos en los capítulos 8, 9 y 10; la forma definitiva del conducto
en el punto de obturación produce un amplio espectro de
diseños de acceso, la ampliación de los orificios, y la determinación de la longitud y de la instrumentación intraconducto. En
esta sección propondremos algunas ideas para facilitar la preparación de los conductos de mayor curvatura. En esencia, no
existe una única solución para este problema, y el tratamiento
de los conductos curvos va mejorando con la experiencia. Incluso
los endodoncistas con más experiencia se enfrentan a un desafío
importante en los conductos con una curvatura muy marcada
(fig. 13-36). Afortunadamente, el porcentaje de dientes con
raíces muy curvadas que necesitan tratamiento de conductos
radiculares es muy bajo.
En este análisis nos centraremos en los conductos con una
curvatura moderada, como el que se muestra en la figura 13-37,
A. El conducto o los conductos de mayor dificultad son los de
la raíz mesiovestibular. El tratamiento comienza con la ampliación de la cavidad de acceso. No es necesario ni conveniente
preparar una cavidad de acceso excesivamente grande, pero es
muy útil acercar la pared mesial de la abertura 1-2 mm al
reborde marginal mesial (v. fig. 13-37, B). Para ensanchar los
orificios hay que comenzar con limas manuales e irrigación
abundante. Una vez establecida su permeabilidad, hay que
limar con mayor intensidad hacia las zonas mesial y mesiovestibular, con el objeto de enderezar la curvatura en el tercio
coronal del conducto. Después de emplear las limas manuales,
hay que utilizar taladros Gates-Glidden o ensanchadores de
orificios de NiTi. Los instrumentos rotatorios deben actuar
fundamentalmente en sentido mesial y mesiovestibular. Al
principio hay que penetrar de 2 a 4 mm en el conducto con los
taladros Gates-Glidden y quizá un poco más con los ensanchadores de orificios cónicos. Si se penetra mucho en el conducto, puede formarse un escalón o romperse el instrumento.
Recapitule de vez en cuando con limas manuales y mantenga
la permeabilidad alrededor de la curvatura.
Una vez que haya ampliado adecuadamente el orificio y
enderezado el tercio coronal del conducto, puede empezar a
preparar el espacio apical. Eliminando parte de la curvatura
coronal, el tratamiento resulta más o menos rutinario en la
mayoría de los conductos. En los molares inferiores se puede
emplear el mismo sistema (v. fig. 3-37, C). De la sección siguiente
se pueden extraer muchas ideas útiles para la limpieza y el
modelado de estos conductos.
266 capítulo 13
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Dificultades para la solución de problemas en raíces
Figura 13-36 A. Curvatura muy marcada en la raíz mesiovestibular de un primer molar superior. B. La radiografía obtenida después
del tratamiento indica que la obturación se ha quedado a 2 mm del ápice radiográfico. El tratamiento fue realizado por un endodoncista
experimentado.
Figura 13-37 A. Imagen obtenida después del tratamiento de un molar superior con una curvatura moderada en la raíz mesiovestibular.
B. Cavidad de acceso en una posición más mesial para acceder a unas raíces con una curvatura importante. C. Molar inferior tratado del mismo
modo que el superior.
capítulo 13
Dificultades para la solución
de problemas en dientes
con conductos en forma de S
Los conductos en forma de S, o de bayoneta, pueden resultar
difíciles y problemáticos debido a que como mínimo presentan
dos curvas, siendo la apical la más expuesta a las desviaciones
anatómicas, a la pérdida de la longitud de trabajo y al riesgo de
desprendimiento de instrumentos (fig. 13-38). Estos conductos
de curvatura doble (en dos dimensiones), que a menudo tienen
una curva adicional (en tres dimensiones), suelen identificarse en
las radiografías por su orientación mesiodistal. Si discurren
también en sentido vestibulolingual, pueden visualizarse mediante
radiografías de diferente angulación o al extraer del conducto la
lima apical inicial y comprobar que reproduce varias curvas. En
estos casos puede ser muy útil la tomografía computarizada de
haz cónico (CBCT) (v. capítulo 2). Pueden encontrarse conductos en forma de S en los incisivos laterales superiores, en los
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Figura 13-38 El diagrama muestra las zonas más problemáticas
de los conductos en forma de S. Las perforaciones a periodonto
pueden producirse en las zonas de concavidad radicular externa.
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Dificultades para la solución de problemas en raíces
267
caninos superiores, en los premolares superiores (fundamentalmente en los segundos premolares) y en los molares inferiores
(fundamentalmente los segundos molares) (fig. 13-39).
Para tratar estos conductos, el odontólogo debe conocer las
dificultades anatómicas, tener experiencia con los instrumentos
tradicionales y contemporáneos, y evaluar minuciosamente cada
caso. Para utilizar una técnica convencional con instrumentos
manuales de acero inoxidable hay que seguir una serie de pautas.
En primer lugar, es necesario visualizar mentalmente la imagen
tridimensional del conducto en forma de S a partir de los datos
radiológicos disponibles (v. fig. 13-39, A). En segundo lugar, se
debe prever la existencia de múltiples concavidades en la superficie externa de la raíz y las posiciones aproximadas de las curvas
y de las concavidades, con el objeto de evitar una perforación a
periodonto. En tercer lugar, el odontólogo debe acceder sin obstáculos a la primera curva desplazando lateralmente la preparación de acceso, si es necesario. En cuarto lugar, tiene que modelar
la curva coronal por medios pasivos, ya que esta es la primera
que facilita la limpieza y el modelado de la curva apical. Hay
que irrigar frecuentemente y recapitular con limas pequeñas
siempre que sea necesario. En quinto lugar, suele ser necesario
exagerar la curvatura de los 3 mm apicales de la lima de acero
inoxidable para mantener la curvatura de la parte apical del
conducto (o utilizar instrumentos manuales o rotatorios de
NiTi). Para este proceso, la lima apical maestra deberá ser del
menor tamaño posible (20-25) y habrá que utilizar otras más
pequeñas en la región media y apical con movimientos de escasa
amplitud para afrontar las dificultades anatómicas, así como para
evitar las perforaciones y la formación de escalones en la curva
apical. En la corona, hay que limar en contra de la curvatura o
en sentido inverso, presionando fundamentalmente para alejarse
de la curva y no perforar la curvatura coronal. El tratamiento
varía en cada caso dependiendo de las características de las
curvas, de la posición del diente y de la pericia/experiencia del
odontólogo.
Si durante el aumento y el modelado del conducto se pierde
la longitud de trabajo o se identifica alguna desviación anatómica, habrá que aplicar los mismos principios de tratamiento de
los errores que en un sistema de conductos sin problemas
(v. capítulo 10). Sin embargo, si nos centramos en un problema
Figura 13-39 A. Segundo premolar superior con conductos radiculares en forma de S. B. Dos segundos molares inferiores; las raíces mesiales
tienen conductos en forma de S.
268 capítulo 13
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Dificultades para la solución de problemas en raíces
Figura 13-40 A. Conviene desplazar en sentido lateral el acceso para limitar la entrada a estas curvaturas. B. Determinación de la posición
de las curvas y de la longitud aproximada del conducto desde el orificio hasta el ápice. C. Se usan los instrumentos alrededor de la primera curva
para abrir el camino y penetrar a mayor profundidad. D. Uso de diferentes instrumentos a distintas profundidades para conseguir una transición
fluida en la entrada al conducto.
que se haya producido en la curvatura apical, podemos causar
fácilmente otro en la curvatura coronal. Un odontólogo astuto
debe utilizar con cuidado su juicio clínico para hacer frente a
los problemas que surjan en la curva apical. Una vez completado
el proceso de ampliación, modelado y limpieza, hay que usar
compactadores digitales con gutapercha fría o caliente para
obturar estos conductos tan delicados. También en este caso
resultan ideales los transportadores de gutapercha.
Los instrumentos manuales o rotatorios de NiTi han facilitado el tratamiento de los conductos en forma de S (fig. 13-40).
Estas herramientas poseen unas características que permiten al
odontólogo mantener la anatomía de los conductos, así como
limpiarlos y modelarlos con muy pocos errores. En primer lugar,
tiene que visualizar mentalmente la imagen tridimensional del
conducto en forma de S, para lo cual debe basarse en los datos
radiológicos disponibles. En segundo lugar, tiene que prever la
existencia de múltiples concavidades en la superficie externa de
la raíz para prevenir una perforación a periodonto. En tercer
lugar, debe acceder sin obstáculos a la primera curva desplazando
en sentido lateral la preparación de acceso, si fuera necesario.
También tiene que irrigar bien el conducto con NaOCl para
empezar a disolver los tejidos. En cuarto lugar, hay que crear un
camino o una trayectoria de descenso utilizando para ello limas K
pequeñas (calibres 8, 10 y 15 como mínimo) en el conducto
para desprender los residuos y conseguir una morfología accesible en las diferentes curvas. Para ello resultan muy útiles las limas
PathFiles. Irrigue a menudo y utilice instrumentos manuales en
todo el perímetro, pero sin penetrar en el segmento apical
durante la limpieza y el modelado iniciales. Utilice todos los
instrumentos rotatorios de NiTi sin presionar demasiado,
dejando que los instrumentos avancen por la vía abierta y consiguiendo primero una morfología cónica en la parte coronal del
conducto. En quinto lugar, modele la parte apical del conducto
después de haber abierto, dado conicidad y despejado la parte
coronal. Irrigue frecuentemente y recapitule siempre que lo
considere necesario. Durante la ampliación y el modelado debe
mantener una preparación apical de pequeño tamaño —aproximadamente 20-25— con los instrumentos de conicidad progresivo o continuo. Dé una conicidad del 4-8% en la parte
apical para crear de este modo un conducto limpio y con la
conicidad adecuada para poder obturarlo con cualquier técnica
(fig. 13-41).
capítulo 13
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Dificultades para la solución de problemas en raíces
269
Figura 13-41 A. Tratamiento de conductos radiculares
completado en un premolar superior con una curvatura en S.
B. Tratamiento completado en un segundo molar inferior con una
curvatura en S. Se puede apreciar el cambio en la curvatura apical
del conducto en comparación con la forma de la raíz.
Figura 13-42 Algunos problemas anatómicos en la morfología
radicular que requieren la atención de un especialista. Premolar con
tres raíces (A) y germinación con un segmento apical abierto (B).
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Dificultades para la solución
de problemas en desviaciones
anatómicas
La mayoría de las desviaciones anatómicas se deben a alteraciones genéticas en el desarrollo dental, a cambios en el desarrollo
de la vaina radicular epitelial de Hertwig al penetrar en el hueso
esponjoso durante el desarrollo radicular o a traumatismos
durante el desarrollo del diente. Estas desviaciones pueden consistir en conductos adicionales, raíces adicionales (como la radix
entomolaris), dilaceraciones, acodaduras, dientes geminados,
concrescencias, dens invaginatus, dens evaginatus, cúspides accesorias y cualquier combinación de todo lo anterior* (fig. 13-42).
La mayoría de estas anomalías o desviaciones son muy raras, con
la excepción de la existencia de varios conductos radiculares o
raíces en los incisivos, los premolares y los molares inferiores.74
Lo más importante en estos casos es que el odontólogo general
sea capaz de reconocer estas desviaciones y derivar al paciente a
un especialista para su estudio y tratamiento.
*Referencias 4, 7, 19, 27, 45, 72 y 74.
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272 capítulo 13
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Dificultades para la solución de problemas en raíces
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capítulo 14
|
Técnicas de solución de problemas en la revisión de endodoncias previas 273
Capítulo 14
Técnicas de solución
de problemas en la revisión
de endodoncias previas
Siempre que se elimina la pulpa, y se trata y
obtura el conducto de un modo que permita una reacción
favorable o fisiológica, podemos esperar un porcentaje de
éxitos satisfactorio. Por otra parte, siempre que el
tratamiento se oponga de algún modo a los procesos
biológicos de reparación seguiremos teniendo muchos
fracasos.4
J. R. Blayney, 1928
Si el instrumento utilizado se rompe
accidentalmente —este tipo de accidentes son muy poco
frecuentes si trabajamos con cuidado—, a veces resulta
muy difícil, o incluso imposible, extraerlo. En muchos casos
es posible retirarlo introduciendo con cuidado un
instrumento magnético de pequeño tamaño, hasta
alcanzar el fragmento que hay que extraer. Hace algún
tiempo, el ya fallecido Dr. John Harris propuso usar un
instrumento imantado para un cometido similar. En una o
dos ocasiones a lo largo de mi carrera profesional me ha
resultado imposible extraer del diente el fragmento roto
de un instrumento, y me he visto obligado a obturar sin
tenerlo en cuenta. En estos casos no he observado ningún
resultado desfavorable que pudiera atribuirse a esa
causa.2
Lista de solución de problemas
En este capítulo se abordan los siguientes aspectos y dificultades
de solución de problemas en la revisión de tratamientos de
conductos radiculares previos:
Recomendaciones para la extracción de restauraciones
previas
Extracción de materiales de restauración de la cavidad pulpar
Técnicas para extraer postes intrarradiculares
Extracción de materiales de obturación de conductos
radiculares blandos
Técnicas para extraer la gutapercha
Técnicas para extraer materiales de obturación de los
conductos radiculares pastosos
Técnicas para extraer transportadores de núcleo de plástico
Extracción de objetos metálicos del conducto radicular
Instrumento ultrasónico
Limas Hedström
Pinzas especializadas
Juego de herramientas Masserann
Técnicas para extraer obturadores de transportadores de
núcleo metálicos
Extracción de conos de plata del conducto radicular
Prevención del desprendimiento de instrumentos
metálicos durante el tratamiento de conductos radiculares
Extracción de instrumentos desprendidos del conducto
radicular
Cabezas de fresas Gates-Glidden, cabezas de fresas Peeso
y fragmentos metálicos de gran tamaño
Instrumentos endodóncicos desprendidos
R. Arthur, 1852
Desgraciadamente, en la práctica actual de la endodoncia es
relativamente frecuente tener que revisar algunos tratamientos
de conductos radiculares conservadores (y quirúrgicos) realizados
con anterioridad. Sin embargo, podemos reducir considerablemente el número de estos casos si durante el abordaje inicial
cumplimos estrictamente los principios de calidad técnica que
proponemos en este libro.1 Por desgracia, la mayoría de las
© 2012. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos
273
274 capítulo 14
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Técnicas de solución de problemas en la revisión de endodoncias previas
patologías recidivantes pueden atribuirse a errores técnicos y de
diagnóstico durante el tratamiento efectuado previamente por
otros profesionales o por el propio odontólogo. Muchos profesionales de otros ámbitos de la odontología han aprovechado este
cúmulo de circunstancias para condenar toda intervención endodóncica o radicular como «un implante en espera». El calificativo
de fracaso radicular o endodóncico no debería ser motivo para la
extracción indiscriminada de muchos dientes y su sustitución por
implantes. En la mayoría de los casos se trata, en realidad, de un
error del odontólogo o del endodoncista. No es fácil admitir que
uno se ha equivocado al revisar el tratamiento y sin que le cueste
nada al paciente o derivándolo a un especialista más experimentado y mejor cualificado. Es mucho más sencillo echarle la culpa
al diente y proyectar una ganancia fácil con los implantes que
comprometerse a mejorar el tratamiento endodóncico en todos
los aspectos. Por otra parte, hay muchos casos en los que puede
estar justificado esperar y observar, especialmente cuando el
paciente no manifiesta síntomas y las posibles radiotransparencias
se mantienen estables o menguan en apariencia.11,19,26
En este capítulo explicaremos las técnicas destinadas a
revisar satisfactoriamente los tratamientos conservadores fallidos.12 Estos casos son más comprometidos y suelen rodearse
de unas circunstancias difíciles. Además, los dientes que necesitan ser revisados suelen presentar restauraciones muy extensas, lo que obliga a emplear técnicas de acceso muy
especializadas que habitualmente no se utilizan durante el
tratamiento inicial. En el capítulo 5 analizábamos con mayor
detalle el diagnóstico de fracaso terapéutico. En este nos centraremos en las técnicas para la extracción de los materiales de
restauración y de obturación radicular. Asumimos que, tras la
extracción, el lector seguirá las recomendaciones de este libro
en relación con la limpieza, la remodelación, la desinfección y
la reobturación de los conductos.
Recomendaciones para la
extracción de restauraciones
previas
Durante el tratamiento de conductos radiculares general, ya sea
el inicial o una revisión del mismo, no suele ser necesario retirar
las coronas existentes. Lo mejor para el paciente es conservar las
restauraciones viables; pero si compromete la posibilidad de
revisar el tratamiento de conductos radiculares previo, el odontólogo se verá obligado a retirar la restauración como parte del
plan de tratamiento. Igualmente, aunque siempre conviene que
la cavidad de acceso sea lo más conservadora posible, esta no debe
ser tan pequeña que comprometa el acceso a los conductos radiculares y, posiblemente, la calidad de la revisión. Por otra parte,
una cavidad de acceso demasiado grande puede minar la retención de las prótesis fijas existentes y habitualmente satisfactorias.
En la mayoría de los casos, la cavidad de acceso debería tener el
mismo tamaño que la que tendría para el tratamiento inicial.
A veces es posible revisar el tratamiento de conductos radiculares conservando los postes y muñones existentes. El conocimiento de la anatomía interna del diente nos permitirá abrir
vías de acceso sin necesidad de extraer los postes. Los conductos de mayor amplitud anatómica, como los distales de los
molares inferiores o los de los segundos molares superiores,
suelen tener una morfología que no pueden obliterar completamente los postes preformados de acero inoxidable (fig. 14-1, A).
Esta circunstancia permite dos opciones para la revisión que
pueden sernos de mucha utilidad clínica. La primera hace
referencia a las raíces que tienen un solo conducto. Si el poste
es cilíndrico y el conducto tiene forma ovalada, es posible
franquear el primero y revisar el tratamiento de conductos
Figura 14-1 A. Corte transversal de un premolar superior típico con una parte del conducto sin preparar, que podría utilizarse para extraer
un poste existente durante una revisión. B. Premolar superior sintomático con un tratamiento de conductos radiculares incorrecto. C. Revisión en
curso sin extracción de la restauración existente.
capítulo 14
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Técnicas de solución de problemas en la revisión de endodoncias previas 275
radiculares sin necesidad de suprimir el poste o la restauración
(v. figs. 14-1, B y C).
En segundo lugar, en un diente con varios conductos puede
que no haya que revisar aquel en el que se haya colocado el poste.
También en este caso es posible acceder a un conducto con una
patología recurrente o en uno que no haya sido limpiado previamente sin necesidad de retirar toda la restauración. En la
figura 14-2 se muestra un ejemplo en el que se detectó un tratamiento de conductos radiculares fallido en un molar inferior
con cuatro conductos, un muñón-poste colado de gran tamaño,
y una restauración coronal satisfactoria. Afortunadamente, el
poste se encontraba en la raíz distovestibular, que no presentaba
signos radiológicos de patología. Sin necesidad de retirar el poste
ni la restauración coronal, se accedió a través de la corona y del
muñón, y se completó la revisión.
Es necesario retirar una corona o una restauración cuando se
detecta una recidiva cariosa que desciende muy por debajo de
los márgenes de la corona, y en muchos casos constituye, de
hecho, la causa de una patología periapical. En la figura 14-3, A
a D se muestra un método muy sencillo para retirar una corona
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Figura 14-2 A. Tratamiento de conductos radiculares incorrecto y patología apical recurrente en un primer molar inferior. Obsérvese que
el poste está en la raíz distovestibular, que no presenta ninguna lesión apical. B. Revisión terminada de los tres conductos sin extracción del
poste-muñón colado.
Figura 14-3 A. Está indicada la extracción de esta corona debido a una recidiva cariosa bajo su margen. B. Empezando por el margen
vestibulogingival, se corta la corona por la superficie vestibular y a través de la zona oclusolingual. No se ha cortado la estructura dental
subyacente. C. Para desprender la corona de la pieza, se emplea un instrumento grande y plano, como un cincel o un elevador quirúrgico.
D. Corona retirada.
276 capítulo 14
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Técnicas de solución de problemas en la revisión de endodoncias previas
completa. Si la corona es de metal, se puede emplear una fresa
acanalada, una larga de carburo para acabados o una transmetálica para penetrar en la estructura dental a través de la corona
(v. fig. 14-3, B). Para intentar conservar la mayor cantidad
posible de estructura interna, el corte no debe profundizar hasta
la dentina, aunque sí puede penetrar en el muñón subyacente.
Hay que cortar completamente desde el margen gingival del lado
vestibular, avanzando en sentido vertical y atravesando la superficie oclusal hasta alcanzar la lingual. A continuación, se procede
a expandir la corona con un instrumento de hoja plana y se
extrae. Si es una corona ceramometálica, se puede usar una fresa
de diamante de preparación coronal para eliminar la cubierta
porcelánica antes de cortar la cofia metálica subyacente con una
fresa de carburo.
Extracción de materiales
de restauración de la cavidad
pulpar
Aunque para este cometido generalmente se emplean fresas redondas y acanaladas estándar, debido a que la preparación de acceso
llega hasta la cavidad pulpar, existe el riesgo inherente de cortar
demasiada estructura dental y debilitar el diente. Si se restaura la
cavidad pulpar con amalgama o composite, lo único que se puede
hacer es diseccionar con cuidado este material con fresas de alta
velocidad. Por otra parte, si la cavidad pulpar está llena de un
cemento como Cavit, fosfato de cinc u oxido de cinc-eugenol, una
pieza de mano ultrasónica nos permitirá eliminar el material de
restauración con muy pocos efectos sobre las paredes dentinarias.
La punta ultrasónica indicada suele ser una profiláctica o con forma
de sonda (fig. 14-4) usada a potencia media-máxima con abundante
irrigación acuosa. También son válidas las puntas ProUltra, que se
usan sin agua, o las Start-X —con o sin agua—. La gutapercha es
uno de los materiales que mejor se eliminan con esta técnica.
La técnica ultrasónica está especialmente indicada cuando el
material de obturación incluye un transportador de núcleo o de
gutapercha o bien cuando es de metal. Una fresa permite cortar
estos materiales y evitar la necesidad de tener que recuperarlos
con unas pinzas. En la figura 14-5 se indica la forma de extraer
un cemento de fosfato de cinc de la cavidad pulpar con un instrumento ultrasónico. La cavidad pulpar quedó totalmente
limpia en 3 min.
Técnicas para extraer postes
intrarradiculares
Los postes intrarradiculares suelen utilizarse para restaurar
dientes muy cariosos o fracturados (v. capítulo 20). Es relativamente frecuente encontrar un poste en una raíz en la que el
tratamiento de conductos radiculares ha fracasado; si se opta por
una revisión conservadora, es necesario extraerlo.5 Generalmente
se acepta que la presencia de un poste, los problemas que conlleva su extracción y sus posibles consecuencias adversas sobre la
restauración constituyen una indicación para la reparación quirúrgica.3 No obstante, la revisión conservadora representa el
tratamiento de elección en la mayoría de los casos, aunque no
en todos.
Figura 14-4 Punta ultrasónica de tipo sonda.
Problema Clínico
Problema: un hombre de 43 años presentaba síntomas que se
centraban en la zona del segundo premolar superior izquierdo.
Aseguraba que le habían realizado una endodoncia en ese diente,
así como colocado un poste y una corona, y no entendía por qué
tenía ahora ese problema. Los tejidos estaban ligeramente inflamados en la región mesiorradicular de esa pieza. En la radiografía se
observaban signos de un tratamiento de conductos radiculares con
un poste y la presencia de una extensa lesión lateral (fig. 14-6, A).
Había dos posibilidades que podrían explicar la aparición de esta
lesión: una perforación por el poste (que no parecía muy plausible)
o un conducto lateral. Posiblemente no se hubiera limpiado y obturado correctamente este conducto aberrante.24 Probablemente el
fallo se hubiera debido a la exposición interna del conducto lateral
durante la preparación para el poste. La corona era muy estética y
merecía la pena conservarla. Por otra parte, una revisión quirúrgica
sería muy complicada, ya que el conducto lateral se localizaba en
la zona interproximal de la superficie distal de la raíz.
Solución: a través de una abertura rutinaria de acceso oclusal,
se eliminó con mucho cuidado el composite que rodeaba el poste
y se aplicó vibración ultrasónica con la punta de tipo sonda descrita anteriormente. Se completó la revisión y, 7 meses después,
el paciente confirmó que el diente funcionaba perfectamente; en
las radiografías se apreciaba perfectamente que la lesión había
desaparecido (v. fig. 14-6, B). Este caso de solución de un problema
demuestra la importancia que tiene abordar cada caso en función
de sus peculiaridades y evaluando todos los factores antes de
elaborar el plan terapéutico.
Aunque con la tecnología actual es posible extraer prácticamente cualquier poste, al terminar, el diente puede quedar tan
mutilado que su pronóstico es muy dudoso. Así pues, tras la
extracción de un poste, una raíz corta y de paredes delgadas tiene
pocas posibilidades de restauración viable a largo plazo (fig. 14-7).
capítulo 14
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Técnicas de solución de problemas en la revisión de endodoncias previas 277
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Figura 14-5 A. Caso de demostración: conos de plata incluidos
en un cemento de fosfato de cinc. B. Para extraer el fosfato de cinc,
se empleó la punta ultrasónica de tipo sonda. El cemento se eliminó
completamente en 3 min, sin dañar los conos de plata.
Figura 14-6 A. Lesión lateral en un premolar superior causada
por un conducto lateral que se comunicaba con el espacio de otro
sin sellar preparado para un poste. B. Al evaluar la revisión del
tratamiento de conductos radiculares, pasados 7 meses, se confirmó la
resolución total de la lesión.
Figura 14-7 A. Tratamiento de conductos radiculares incorrecto de un incisivo lateral superior con un poste fracturado. B. Se ha conseguido
extraer el poste, pero el diente ha quedado muy debilitado. Puede estar justificado el uso de un implante.
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Técnicas de solución de problemas en la revisión de endodoncias previas
Disminuyen las de retener un poste nuevo y aumenta el riesgo
de fractura radicular vertical. El siguiente caso ilustra perfectamente el problema de un poste intrarradicular fracturado, que
puede acompañarse o no del fracaso concomitante del tratamiento de conductos radiculares. Por desgracia, muchos odontólogos clasifican incorrectamente estos incidentes como fracasos
endodóncicos.
Generalmente, los postes intrarradiculares se rompen por el
margen cavosuperficial de la preparación para el poste o justo
por debajo del mismo. En apariencia, se rompen debido a la
fatiga del metal, de forma muy similar a como ocurre con la
rotura de un trozo de alambre (como una percha metálica) que
se dobla una y otra vez. En casi todos los casos de fractura se
observa, además, muy poca extensión del margen coronal de la
reconstrucción poste/muñón hacia la estructura dental. Es lo
que se conoce habitualmente como ausencia de ferrule. En el
capítulo 20 se muestran varios ejemplos. Inicialmente, tras su
colocación, una restauración coronal se apoya sobre el cemento
adherido a la superficie del diente y el poste. Con el paso del
tiempo disminuye la fuerza de adhesión del cemento entre el
muñón y la superficie de la pieza, y el poste se convierte en el
único soporte para la corona. Este proceso no se manifiesta
clínicamente hasta que el poste se fatiga y se rompe, y la corona
se desprende. Para evitar el fracaso de aquel, hay que intentar
conservar la mayor cantidad posible de estructura dental durante
la excavación inicial de la caries. Si queda muy poca estructura
dental, el alargamiento de la corona (v. capítulo 17) representa
una solución excelente.
Problema Clínico
Problema: un hombre de 55 años acudió a consulta con un
poste fracturado en el segundo premolar superior derecho.
Además, el tratamiento de conductos radiculares no había sido
muy correcto y había originado una patología periapical recurrente (fig. 14-8, A). El paciente no sentía ningún dolor, pero tenía
que elegir entre la extracción del diente y su sustitución por un
implante, o el intento de extraer el poste y revisar el tratamiento
completamente. A la hora de resolver este tipo de problemas, es
necesario explicar bien las opciones terapéuticas y los posibles
resultados, incluyendo la posibilidad de que fracase el implante.
El odontólogo puede asesorar al paciente y ayudarlo en la elección, pero no debe elegir el tratamiento por lo que opine aquel.
Solución: después de analizar cuidadosamente las opciones
terapéuticas y los posibles resultados, el paciente optó por
conservar el diente. Se procedió a extraer el poste con técnicas
ultrasónicas y a revisar el tratamiento de conductos radiculares. Se obturó el conducto radicular sin llegar a las paredes
divergentes del conducto apical, para lo cual se empleó un
cono de gutapercha a medida y un sellador radicular que contenía polvo de agregado de trióxido mineral (MTA) (v. fig. 14-8, B).
El paciente volvió a revisión 12 meses después. No presentaba
ningún síntoma, por lo que se le restauró el diente con un
poste y una corona. Pasados 30 meses, la curación era casi
completa y el paciente seguía libre de síntomas (v. fig. 14-8, C).
Este caso demuestra que la elección de un tratamiento conservador suele tener un resultado positivo y pone de manifiesto la importancia de abordar cada caso en función de sus
peculiaridades exclusivas.
Figura 14-8 A. Poste fracturado en un segundo premolar
superior. El tratamiento de conductos radiculares es incorrecto y
existe una patología periapical. B. Extracción del fragmento y revisión
satisfactoria del tratamiento de conductos radiculares. C. Treinta
meses después se confirma la curación de la lesión apical.
Gracias a los dispositivos ultrasónicos, en la actualidad la
extracción de postes intrarradiculares resulta mucho más sencilla, y el riesgo de dañar físicamente la raíz es menor que cuando
se utilizan dispositivos de palanca para extraer los postes. Además,
existen puntas diseñadas especialmente para aplicar la energía
ultrasónica directamente sobre el poste.
Como se muestra en la figura 14-9, es posible retirar postes
del interior de las coronas completas de los molares. En este
ejemplo se utilizaron fresas semirredondas de longitud quirúrgica para desprender el material de restauración coronal de
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Técnicas de solución de problemas en la revisión de endodoncias previas 279
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todo el perímetro del poste a través de una abertura de acceso
tradicional. Hubo que eliminar el material interpuesto hasta el
orificio en las superficies mesial, vestibular y lingual, como
mínimo. Antes de usar el instrumento ultrasónico, se desprendió del material de restauración el del poste que penetraba
hasta la cavidad pulpar. En ocasiones conviene ejercer una
presión lateral sobre el poste con un instrumento manual
dentro de la cavidad de acceso para detectar incluso su más
leve movimiento. De este modo, se romperá la unión con el
material de restauración que pueda quedar. Cuando se utilizan
las puntas ultrasónicas citadas anteriormente, en la mayoría de
los casos el poste puede ser aflojado con una energía media o
elevada, dependiendo de la unidad ultrasónica. También es
posible emplear la punta de un raspador convencional de gran
calibre. Si el cemento que recubre el poste, además, se ha
degradado como consecuencia de las filtraciones coronales o
apicales, en la mayoría de los casos la vibración ultrasónica
permitirá aflojar el resto del poste en pocos segundos.
Si no se puede extraer el poste utilizando exclusivamente
los ultrasonidos, hay que escoger una fresa de trépano Masserann28 de un diámetro algo mayor que el del poste. El
juego de instrumentos Masserann se describe más adelante,
en la sección dedicada a la extracción de fragmentos metálicos del conducto; pero, por el momento, bastará utilizar el
trépano, que es un taladro tubular, para abrir alrededor del
poste un espacio reducido que permita al instrumento ultrasónico vibrar hasta aflojarlo (fig. 14-10). Los trépanos son
de acero inoxidable y no funcionan bien cuando queda composite, amalgama o cemento de ionómero de vidrio alrededor de la base del poste. El instrumento ultrasónico sirve
para extraer fragmentos de estos materiales una vez que se
han triturado adecuadamente con fresas. A menudo, después
de eliminar el material de restauración del centro de la
cavidad pulpar, conviene doblar el poste para extraer más
material de restauración con el mismo. Por ejemplo, si el
poste está alojado en la raíz distal y rodeado por un relleno
de composite, hay que doblarlo en sentido anterior después
de extraer este de la parte mesial más accesible. De este
modo, se podrá extraer una mayor cantidad de composite de
la parte distal con fresas redondas pequeñas de longitud
quirúrgica.
En el caso de los postes fracturados, el acceso no plantea
ningún problema, aunque es necesario rebajar los márgenes
del extremo fracturado con una fresa semirredonda o con un
instrumento ultrasónico antes de utilizar el trépano. Irrigando
abundantemente, deteniéndose a menudo para limpiar la
fresa y avanzando sin prisa, se va creando un espacio alrededor
del fragmento del poste hasta penetrar aproximadamente a la
mitad de su longitud. Mientras se utiliza la fresa, es preciso
inspeccionarla para comprobar si se abre y remodelarla. Como
el poste es de metal, no hay ningún peligro de cortarlo o de
desviarse hacia la raíz. Normalmente penetrar lleva entre 5 y
10 min.
Una vez que se ha abierto espacio alrededor del poste,
hay que usar el instrumento ultrasónico a la máxima potencia, aplicando la punta vibradora contra el extremo descubierto del poste.8,15 Se pueden necesitar entre 30 s y 10 min
de vibración ultrasónica antes de detectar algo de movilidad
en el poste. A continuación, es posible extraer el fragmento
del conducto. Si no se detecta movilidad tras 10 min de
Figura 14-9 A. Primer molar inferior usado como pilar para un puente, con un tratamiento de conductos radiculares incorrecto.
Clínicamente, ha existido un conducto supurante durante varios meses. B. Tras la extracción de dos postes y la reapertura de los conductos.
C. Un año después, la curación periapical es completa.
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Técnicas de solución de problemas en la revisión de endodoncias previas
Figura 14-10 A. Trépano Masserann. B. Poste fracturado en un incisivo lateral superior. C. Uso del trépano para crear espacio alrededor del
poste antes de aplicar el instrumento ultrasónico. Hay que exponer aproximadamente la mitad del poste para poder extraerlo con éxito. D. Poste
extraído.
vibración continuada, es preciso recurrir a la fresa Masserann para profundizar algunos milímetros más alrededor del
poste, y volver a aplicar después la sonda ultrasónica del
mismo modo.
En ocasiones, lo más difícil es extraer del conducto el fragmento suelto, debido a que queda muy poco espacio alrededor
del mismo y a que no sobresale por encima de la superficie
oclusal y no se puede agarrar con ningún instrumento. Lo
habitual en estos casos es seguir aplicando la vibración ultrasónica.18,29 También se pueden obtener buenos resultados utilizando una lima endodóncica ultrasónica en el espacio lateral
del poste o un extractor Masserann encajado con la fuerza
necesaria para extraer el fragmento mediante fricción. Si es
posible, se puede pegar un tubito de acero inoxidable, como un
fragmento de aguja hipodérmica de gran calibre, con cemento
de cianoacrilato.
En caso de fractura de un poste roscado, se puede usar la
vibración ultrasónica y labrar una ranura en la parte superior del
poste para poder utilizar un destornillador pequeño. Para abrir
la ranura se puede usar una fresa redonda del calibre ½ o 1 o un
cono invertido de 33½. Se inserta un destornillador de joyería
de ranura y después se aplica la vibración ultrasónica. Durante
la misma, se hace girar el destornillador en el sentido contrario
a las agujas del reloj (fig. 14-11, A y B). Este método resulta muy
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Técnicas de solución de problemas en la revisión de endodoncias previas 281
del material de obturación. Esta operación se realiza aun
cuando haya que eliminar parte de este, que no opondrá
ninguna resistencia a la fresa.
• Introduzca una lima K o Hedström grande (calibre 45 o
superior) en la gutapercha como si fuera un tornillo e
intente extraerla (v. fig. 14-12, B). Si le cuesta retirar la lima
con la mano, puede usar un portaagujas quirúrgico
(preferiblemente con la punta de carburo para reducir el
deslizamiento) para hacer palanca sobre la lima contra el
borde oclusal o incisal del diente, tal como se muestra en la
figura 14-12, C. Si el instrumento sale sin la gutapercha,
hay que insertar otro de mayor tamaño y repetir la
maniobra. En la mayoría de los casos, cuando la extracción
es correcta, la gutapercha sale de una sola pieza tras el
primer o el segundo intento (v. fig. 14-12, D).
• Si esto falla, el espacio coronal del conducto está ya
preparado para poder usar los instrumentos rotatorios
(v. fig. 14-12, E). En este caso habrá que emplear la técnica
que se describe a continuación para los conductos pequeños.
Normalmente, este método no permite extraer
completamente el material de los conductos grandes, pero
reduce rápidamente la cantidad del mismo que queda
dentro de ellos, y posteriormente es posible extraer lo que
quede en el tercio apical utilizando limas de mano.
Conductos pequeños
Figura 14-11 A. Poste fracturado en un incisivo lateral superior.
B. Extracción con un destornillador de joyería.
útil cuando no se puede agarrar el poste fracturado por los
costados, y si lo rebajamos puede resultar peligroso debido a la
configuración de la raíz.
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Extracción de materiales
de obturación de conductos
radiculares blandos
Técnicas para extraer la gutapercha
Conductos grandes
Técnica de las limas Hedström
Esta técnica para extraer la gutapercha resulta muy eficaz y
rápida cuando se confirma la necesidad de revisar el tratamiento
de un conducto mal obturado de un diámetro relativamente
grande, como el del incisivo central de la figura 14-12.
• Prepare un acceso a toda la cavidad pulpar, eliminando los
escalones o las constricciones de la dentina alrededor de la
abertura de acceso.
• Amplíe los 5 mm coronales de la zona palatina o lingual del
conducto con un taladro Gates-Glidden (GG) del calibre 5
o 6, para conseguir una ruta más directa para la extracción
La técnica de las limas Hedström puede utilizarse también
en conductos pequeños, aunque normalmente no permite
extraer la obturación de una sola pieza; además, las limas de
menor diámetro que se utilizan son más propensas a la fractura si se atornillan en la gutapercha. Cuando hay que extraer
la gutapercha de un conducto pequeño, no existe ninguna
técnica de instrumentos manuales que resulte eficaz o recomendable para limpiar todo el conducto. Conviene evaluar
qué métodos son mejores en la mitad coronal del conducto
y cuáles resultan más apropiados para la mitad apical, especialmente cuando existen curvas.
Extracción de la gutapercha de la mitad coronal
de los conductos pequeños
Técnica de los instrumentos rotatorios de níquel-titanio Para
extraer la gutapercha pueden utilizarse también las limas de
níquel-titanio (NiTi) que se usan habitualmente para preparar
los conductos.23 Con estos instrumentos se puede retirar la gutapercha a la velocidad de preparación que suele utilizarse para
modelar los conductos radiculares (250 a 400 rpm), aunque
resultan más eficaces a velocidades superiores (500 a 700 rpm)
debido a la termoplastificación (fig. 14-13). Para extraer la
gutapercha de la mitad coronal del conducto, se recomienda usar
los instrumentos ProFile y ProTaper. Para una de las técnicas más
recientes y sólidas, se emplean instrumentos rotatorios de retratamiento de NiTi. En concreto, se han rediseñado las herramientas para revisión de la serie D con una conicidad decreciente
(0,09 → 0,08 → 0,07) para poder eliminar la mayor parte de la
gutapercha de la parte coronal del conducto y abrir una vía hasta
la mitad apical del mismo (D-files; v. fig. 14-12, E). Estos instrumentos giran a una velocidad de 500 a 700 rpm, y con ellos
se consigue reblandecer y extraer la gutapercha gracias al calor
de fricción que generan y a la acción mecánica que ejercen en el
conducto. Están diseñados para usarlos con una técnica coronal
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Técnicas de solución de problemas en la revisión de endodoncias previas
Figura 14-12 A. Tratamiento de conductos radiculares incorrecto de un incisivo central superior derecho. B. Extracción de la gutapercha en una
sola pieza con una lima Hedström grande. C. Extracción de la lima con la ayuda de un portaagujas quirúrgico. D. Lima Hedström con la gutapercha
extraída. Obsérvese que la acanaladura de la lima está diseñada especialmente para enganchar el material de obturación durante su extracción.
E. Instrumentos rotatorios de níquel-titanio para extraer gutapercha y pasta. (E, por cortesía de Dentsply Tulsa Dental Specialties, Tulsa, OK, EE. UU.).
Figura 14-13 A. Lima rotatoria de níquel-titanio para extraer la gutapercha. B. Para reblandecer el material, se hace girar el instrumento a
500-700 rpm. C. Gutapercha adherida al instrumento.
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Técnicas de solución de problemas en la revisión de endodoncias previas 283
a apical, y son capaces de alcanzar una profundidad de hasta
22 mm y sortear las curvas sin desviarse ni destruir las paredes
radiculares. El primer instrumento tiene una punta cortante y
solo penetra a una profundidad de 16 mm, que resulta idónea
para extraer la mitad o los dos tercios coronales del material de
la mayoría de los conductos. Los otros dos instrumentos que se
utilizan tienen unas puntas modificadas para que no se claven
en las paredes radiculares. Dependiendo de la longitud del conducto, puede que haya que emplear un instrumento manual para
retirar los últimos milímetros apicales.7,9,13
• Hay que repetir el proceso e ir extrayendo la gutapercha
poco a poco mientras se va descendiendo por el conducto.
• Este método tiene el inconveniente de que resulta
relativamente ineficaz cuando se trata de una gutapercha
vieja que ha perdido su plasticidad con el paso del tiempo.
Técnica calórica Para extraer la gutapercha de los orificios y del
tercio o la mitad coronales de los conductos, se ha recomendado
usar instrumentos calentados (fig. 14-14).
• Utilizando una punta de tipo sonda o incluso una
profiláctica convencional, se programa el aparato a una
potencia moderada o máxima. Si se ha usado el
instrumento ultrasónico para extraer algún material de la
cavidad pulpar, es muy fácil seguir trabajando
simultáneamente con la misma punta en los orificios de
los conductos. Esto nos ayudará a localizar los mismos y a
evaluar su anatomía interna.
• Empleando irrigación abundante, se introduce la punta en
cada uno de los orificios de los conductos. La gutapercha
se reblandecerá inmediatamente y saldrá del conducto.
• La profundidad de penetración en el conducto dependerá
de la longitud de la punta.
• Se puede emplear un condensador o un espaciador de un
metal que se pueda calentar (en caso contrario, el
instrumento se desestabilizará después de calentarlo varias
veces) o una herramienta especial para transferir calor. Hay
que calentarlo hasta que se ponga al rojo vivo y sumergirlo
después en la gutapercha.
• El instrumento no debe permanecer dentro de la gutapercha
reblandecida durante más de 1-2 s. Normalmente, esta
alcanzará una consistencia idónea para su extracción.
Técnica ultrasónica Los sistemas ultrasónicos actuales diseñados para uso endodóncico tienen la posibilidad de generar mayor
cantidad de energía para reblandecer incluso la gutapercha vieja
y dura (fig. 14-15).
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Figura 14-14 A. Condensador endodóncico caliente, utilizado para extraer la gutapercha. B. El instrumento calentado se sumerge en el
conducto. C. La gutapercha fundida se adhiere al condensador.
Figura 14-15 A. Instrumento ultrasónico usado para extraer la gutapercha. B. Se utiliza la punta de tipo sonda al máximo de energía.
C. Gutapercha adherida a la punta ultrasónica.
284 capítulo 14
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Técnicas de solución de problemas en la revisión de endodoncias previas
Advertencia:
Al entrar en contacto con las paredes del acceso abierto en una
corona ceramometálica o totalmente cerámica, la sonda ultrasónica
puede desprender o fracturar el material de revestimiento
porcelánico alrededor de la abertura a la cavidad de acceso.
Técnica de las fresas Gates-Glidden o Peeso Estas fresas son
muy utilizadas para ampliar los orificios de los conductos. Asimismo, pueden emplearse en aquellos obturados con gutapercha
(fig. 14-16). El material no merma la eficacia de las fresas para
ampliar el orificio y extraer la gutapercha simultáneamente. Si
se emplean instrumentos de mayor calibre, es posible que se
corten de forma accidental las paredes de dentina; por esta razón,
deben utilizarse con mucho cuidado en conductos que presentan
desviaciones anatómicas bruscas en su tercio coronal.
• La técnica básica consiste en un abordaje «coronal a apical»
con una fresa GG del calibre 4 o una Peeso del 2 para abrir
el orificio hasta una profundidad de 2-3 mm.
• A continuación, se usa una fresa GG del calibre 3 para
penetrar otros 2 mm.
• Por último, se utiliza una fresa GG del calibre 2 para
ampliar la preparación y extraer otros 2-3 mm de
gutapercha, con lo que la primera fase de la extracción
queda completada.
Advertencia:
No utilice fresas Peeso en conductos curvos.
Extracción de la gutapercha de la mitad apical
de los conductos pequeños
Técnica de los instrumentos rotatorios de níquel-titanio
También en este caso, lo que se pretende con los instrumentos
rotatorios de NiTi es reblandecer la gutapercha mediante el calor
generado por la fricción. Esta es la razón por la que se utilizan
velocidades elevadas, aunque no se pretenda por el momento
empezar a remodelar el conducto. Por tanto, la lima debe tener
siempre un estrechamiento y un diámetro inferiores a los del
conducto para que no se enganche ni se rompa.
Los autores recomiendan estas posibles técnicas para extraer
la gutapercha de esta parte del conducto. (Nota: conviene
adaptar todas las técnicas a las peculiaridades de cada caso, en
función de la experiencia y de la pericia del odontólogo.)
Técnica A
• Utilice una lima ProFile 0,06 o 6% del calibre 25 a una
velocidad de 500 a 700 rpm, dependiendo de la anatomía
del conducto.
• Trabaje con cuidado mientras se reblandece el material.
• Utilice una técnica secuencial de inserción-extracción para
ir profundizando gradualmente en el conducto.
• Irrigue abundantemente durante toda la intervención.
• Use el disolvente para extraer lo que quede de gutapercha
junto con el fragmento del instrumento, si se desprendiese.
Técnica B
• Escoja un instrumento ProTaper para acabados que sean
algo más pequeños que la obturación radicular
visualizada en la radiografía. (Nota: los instrumentos
ProTaper para acabados tienen los mismos tamaños
que los ProTaper D para retratamiento/revisión,
Figura 14-16 A. Fresa Gates-Glidden usada para extraer la gutapercha. B. Se introduce el instrumento haciéndolo girar a gran velocidad
y siguiendo la trayectoria del conducto. C. Material termoplastificado adherido al taladro. D. Ensanchador Peeso empleado para extraer la
gutapercha. E. Este instrumento se usa igual que el taladro Gates-Glidden. F. Gutapercha extraída.
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aunque en orden inverso; es decir, la conicidad del
instrumento D1 es del 9%, mientras que la del F3 es
del 9%, y así sucesivamente).
Introduzca un poco de disolvente en la cavidad.
Utilizando una velocidad de 300 a 500 rpm, deje que la
herramienta penetre en la gutapercha de forma gradual
pero ininterrumpida, hasta alcanzar aproximadamente dos
tercios o tres cuartos de la longitud del conducto; también
se puede penetrar con más seguridad utilizando el
instrumento manual ProTaper del mismo tamaño.
Extraiga a menudo el instrumento para limpiar el material
del filo y las estrías de la lima.
Irrigue abundantemente durante toda la intervención.
También se pueden emplear instrumentos ProTaper para
retratamiento/revisión a velocidades de 500 a 700 rpm
(v. fig. 14-12, E).
Técnica del disolvente Desde hace mucho tiempo se emplea
un método para eliminar la gutapercha y el sellador de los
conductos radiculares que consiste en reblandecer aquella con
un disolvente como metilcloroformo, esencia de trementina
rectificada o eucaliptol (fig. 14-17).13 Los disolventes resultan
especialmente útiles en conductos con escalones u otras obstrucciones que restrinjan el uso de limas rotatorias. Asimismo,
están indicados cuando se desprende un fragmento de lima de
NiTi en la gutapercha durante la técnica rotatoria.
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
• Una vez que haya descubierto el orificio del conducto, llene
la cavidad de acceso con disolvente. El disolvente no debe
entrar en contacto con el dique de goma, ya que
desnaturaliza el caucho natural y el vinilo, y se forma
rápidamente un agujero de gran tamaño.
• Transcurridos 1 o 2 min, el disolvente de la cavidad pulpar
habrá disuelto la gutapercha y podrá introducir fácilmente
en el conducto una lima K del calibre 15 o 20.
• Empiece a remodelar y a limpiar el conducto.
• Los disolventes impiden una limpieza concienzuda;
la gutapercha disuelta tiende a fluir hacia aquellas zonas
del conducto menos instrumentadas o de difícil acceso.
Normalmente, es mejor utilizar este método después de
haber extraído la mayor parte del material mediante otras
técnicas. (Los disolventes pueden favorecer también el paso
del material de obturación viejo a los túbulos dentinarios,
lo que impide el acceso de los fármacos a las bacterias que
pueda haber en su interior.)
• Se puede usar ácido etilenodiaminotetraacético (EDTA) y
hipoclorito sódico (NaOCl) para eliminar mejor algunos
selladores radiculares.17
Técnicas para extraer materiales
de obturación de los conductos
radiculares pastosos
Generalmente, en las radiografías, es fácil detectar en los conductos radiculares la presencia de materiales de obturación pastosos. Estos suelen tener «burbujas» o huecos llenos de aire
debido a que se ha utilizado un léntulo para introducir el material sin fraguar en el conducto durante la obturación. A menudo,
la densidad del material varía en las radiografías dentro de un
mismo diente. En ocasiones, el material puede parecer gutapercha y solo se descubre que es una pasta después de acceder a la
pieza. A simple vista, puede ser de color gris, blanco o rojizo.
Al acceder a un conducto obturado con una pasta, suele
parecernos que el material no ha llegado a fraguar o que se ha
disuelto por la acción de los líquidos tisulares que han difundido
a través del orificio apical sin sellar. Normalmente se percibe una
consistencia blanda o incluso pastosa con la sonda. Se puede usar
cualquier lima manual o rotatoria para eliminar casi todo lo que
queda del material, y después se puede proceder a la limpieza y
al modelado rutinarios del conducto.
La figura 14-18, A muestra un ejemplo característico de obturación fallida de un conducto radicular con pasta. El dolor al morder
había comenzado unos 7 años después del tratamiento. Durante la
exploración oral se confirmaron las molestias. La pasta de obturación
no alcanza el ápice radiográfico en la raíz mesial y, aparentemente, la
distal ha quedado sin tratar. El espacio apical al material de obturación parece calcificado o sin preparar. Tras acceder a la cavidad pulpar
fue posible extraer sin problema la obturación de pasta; afortunadamente, se pudo acceder a los tres conductos. Los síntomas desaparecieron poco después del desbridamiento inicial, y el tratamiento
pudo ser completado sin más complicaciones (v. fig. 14-18, B).
Las obturaciones de pasta pueden fallar tanto en los dientes
posteriores como en los anteriores. En la figura 14-19, A la
restauración coronal era muy estética y merecía la pena conservarla. Se había diagnosticado necrosis pulpar en el incisivo
central adyacente, el cual también necesitaba tratamiento de
conductos radiculares primario. A través de una abertura de
acceso rutinaria, se extrajo el poste, tras eliminar con cuidado el
composite que lo rodeaba y de utilizar la vibración ultrasónica.
Figura 14-17 A. Extracción de la gutapercha con disolvente. El disolvente debe llenar la cavidad pulpar. B. Transcurridos 2 o 3 min, se extrae
la gutapercha disuelta con limas manuales. C. Se limpia el material disuelto con un rollo de algodón.
286 capítulo 14
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Técnicas de solución de problemas en la revisión de endodoncias previas
Figura 14-18 A. Obturación con pasta usada en un primer molar inferior. B. Revisión completada. Normalmente es muy fácil eliminar la
pasta.
Figura 14-19 A. Obturación con pasta en un incisivo central superior. B. Tras la extracción del poste. C. Revisión completada.
Fue posible extraer fácilmente la pasta desintegrada con una lima
manual e irrigación (v. fig. 14-19, B). Se completó el tratamiento
de conductos radiculares del incisivo central izquierdo, al mismo
tiempo que se revisaba el derecho (v. fig. 14-19, C).
Aunque la mayoría de los materiales de obturación pastosos están compuestos fundamentalmente por óxido de cinceugenol y pueden extraerse con disolventes, el instrumento
ultrasónico resulta mucho más eficaz cuando hay que eliminar el material fraguado. Los instrumentos rotatorios de NiTi
son igualmente eficaces. Si en algún caso se observa que el
material ha solidificado en la profundidad del orificio del
conducto, se pueden utilizar disolventes después de haber
eliminado la mayor cantidad posible de pasta con el instrumento ultrasónico. Normalmente, el resto del material es
bastante blando y se puede perforar con instrumentos manuales o rotatorios, aunque en algunos casos excepcionales es
mejor usar disolventes. En algunos casos, la pasta es impenetrable o un puente de dentina calcificada bloquea el acceso al
espacio apical sin limpiar. La cirugía periapical puede ser la
única opción viable cuando existe una patología en los tejidos
periapicales (v. capítulo 16).
Técnicas para extraer
transportadores de núcleo
de plástico
Desgraciadamente, no es fácil identificar un transportador de
núcleo de plástico en la radiografía preoperatoria, debido a que
puede no diferenciarse de la gutapercha que lo rodea. Antes de la
cirugía, puede ser imposible correlacionar el fracaso con los problemas de esta técnica de obturación (fig. 14-20). Para comprender
las dificultades que pueden surgir durante la extracción de los
transportadores de núcleo de plástico, hay que analizar las razones
fundamentales para tener que revisar el tratamiento cuando se
emplea este método de obturación.10 En primer lugar, la preparación del conducto debe formar un embudo que se estreche uniformemente (v. capítulo 10). Es bastante frecuente observar que
los conductos supuestamente obturados con transportadores de
núcleo no están preparados adecuadamente. El transportador
de núcleo puede alcanzar el tope apical preparado, pero la falta de
conicidad impide el movimiento de la gutapercha. Debido a ello,
esta se desprende del núcleo a causa de la fricción y no llega hasta
el ápice para formar el sellado necesario. Por el contrario, si el
capítulo 14
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Técnicas de solución de problemas en la revisión de endodoncias previas 287
conducto es demasiado grande o cónico, la obturación puede
presentar vacíos o resquicios entre la gutapercha y las paredes,
especialmente en la dimensión proximal. Esto proporciona al
odontólogo una idea equivocada de la calidad de la obturación.
Cuando se utilizan técnicas de transportadores de núcleo es
necesario disponer también de una abertura de acceso apropiada
(fig. 14-21, A). Si esta no tiene la forma adecuada o no es bastante
grande, la gutapercha reblandecida se desprenderá del transportador
de núcleo al introducirla en el conducto. Los transportadores son
flexibles y pueden encajarse bajo los escalones de la cavidad pulpar
en los dientes anteriores o bajo el techo o las astas de la cavidad
pulpar en las piezas posteriores. Esto provoca algunos problemas
importantes al acceder a la cavidad para revisar el tratamiento e
intentar proteger la extensión coronal del transportador de núcleo.
Para extraer los transportadores de núcleo, hay que empezar
por eliminar todos los materiales de restauración, los cementos
endodóncicos y el exceso de gutapercha de la cavidad pulpar
(v. fig. 14-21, B). Si esta solo contiene cemento, Cavit, gutapercha o selladores radiculares, se puede aplicar sobre su suelo un
instrumento ultrasónico endodóncico con la punta de sonda y
a la energía necesaria para el desbridamiento, del mismo modo
que se ha descrito para eliminar la gutapercha y las pastas. La
sonda ultrasónica no degradará el material del núcleo si el contacto con el mismo no es muy prolongado. Como con cualquier
otro material de obturación, si se restaura la cavidad pulpar con
algún material permanente (como composite, ionómero de
vidrio o amalgama), conviene extremar las precauciones al
intentar extraerlo con la fresa de alta velocidad para no cortar
el transportador de núcleo. Una vez que haya preparado la
cavidad pulpar y liberado el transportador de núcleo de plástico
del material circundante (v. fig. 14-21, C), puede emplear las
siguientes técnicas y opciones para revisar el tratamiento:
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Figura 14-20 A. Esta radiografía diagnóstica incluye la exploración de un trayecto fistuloso con una punta de gutapercha. B. Un año
después de la revisión completa, se confirmó la total resolución de la patología apical. (Por cortesía del Dr. Erik Menegazzo.)
Figura 14-21 A. La cavidad de acceso para la revisión debería ser muy parecida a la utilizada para un tratamiento de conductos radiculares
rutinario. B. Hay que extraer los materiales de obturación de la cavidad pulpar con mucho cuidado para no cortar los transportadores de núcleo.
C. Ahora ya se puede extraer la gutapercha de la cavidad pulpar con el instrumento ultrasónico.
288 capítulo 14
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Técnicas de solución de problemas en la revisión de endodoncias previas
• Si el transportador de núcleo es bastante largo y queda a
su alcance, utilice unas pinzas pequeñas o un
instrumento para sujetarlo. Para ello puede usar las
pinzas de Stieglitz o las pinzas Peet para espinas, entre
otras (fig. 14-22).
• Utilice la técnica de las limas Hedström sin disolvente.27
«Atornillando» una o más de estas limas (calibre 25 a 35)
en el espacio coronal del conducto se puede enganchar el
núcleo del plástico con sus estrías. A menudo hay que
utilizar un portaagujas quirúrgico para hacer palanca, ya
que las limas Hedström oponen gran resistencia a la
extracción. En muchos casos es posible extraer
completamente el núcleo de plástico sin necesidad de
hacer nada más (fig. 14-23). Con frecuencia, la
gutapercha queda dentro del conducto y, por tanto, hay
que extraerla mediante uno de los métodos descritos
anteriormente para este material.
• Llene la cavidad pulpar con cloroformo. Al cabo de 2 min,
la gutapercha que rodea el transportador de núcleo se
ablandará y se podrá enganchar fácilmente una lima
Hedström en su superficie.14
• Si solo se extrae una parte del núcleo de plástico, se puede
echar más disolvente en el conducto y extraer lentamente lo
que queda del núcleo con algún instrumento. Otros
disolventes como el xileno, el eucaliptol y el halotano no
reblandecen la gutapercha tan fácilmente como el
cloroformo.
• Use una lima rotatoria de NiTi a gran velocidad
(1.400 rpm) igual que para la extracción de la
gutapercha. El material del núcleo se reblandecerá
debido a la fricción y saldrá del conducto o podrá
extraerlo limando. También puede emplear una lima
ProTaper para retratamiento (D1-D3) o una para
acabados (F1-F3), que macerarán el núcleo de plástico
cortándolo en la zona apical del conducto o, en algunos
casos, podrán extraerlo en bloque.
Si el conducto presenta irregularidades importantes
(p. ej., aletas, membranas, callejones sin salida), la gutapercha reblandecida puede inmovilizar el núcleo en su posición.
Puede haber problemas para sujetarlo y extraerlo con un
instrumento, incluso después de reblandecerlo con un disolvente. Asimismo, si se utiliza una lima con disolvente para
extraer la gutapercha a lo largo del núcleo, este puede romperse, deshacerse o penetrar en las irregularidades del conducto, especialmente en el caso de los núcleos más pequeños
y flexibles. En ese caso, puede darnos la impresión de que
estamos limpiando el conducto, cuando lo que sucede, en
realidad, es que estamos deshaciendo lentamente el núcleo
con la lima. Una radiografía de control durante la extracción
nos confirmará que todavía queda dentro una parte del
núcleo, aunque el odontólogo pueda percibir que ya está
«limpio y liso». Se puede usar una lima Hedström curva o
doblada para enganchar y extraer la parte adherente del
núcleo de plástico. Además, este método facilita la limpieza
y el modelado del conducto. Aunque normalmente es posible
recuperar la mayoría de los transportadores de núcleo de
plástico —incluso aquellos que sobrepasan el orificio
apical—, en algunos de estos casos hay que recurrir a la
cirugía apical.
Figura 14-22 A. Pinzas especializadas para extraer
transportadores de núcleo metálicos y de plástico. B. Transportadores
de núcleo de plástico recuperados.
Figura 14-23 A. Limas Hedström trenzadas, utilizadas para
extraer un transportador de núcleo de plástico. B. Extracción de las
limas Hedström haciendo palanca con un portaagujas quirúrgico
contra una cúspide dental. C. Extracción del transportador de núcleo.
capítulo 14
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Técnicas de solución de problemas en la revisión de endodoncias previas 289
Extracción de objetos metálicos
del conducto radicular
Se han ideado distintas estrategias para poder usar rutinariamente determinados instrumentos para revisar el tratamiento
endodóncico, y también se han diseñado específicamente algunos
otras herramientas para este cometido.
Instrumento ultrasónico
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Ya hemos explicado cómo se usa el instrumento ultrasónico para
extraer de la cavidad pulpar los cementos y restos que quedan
alrededor de los transportadores de núcleo de plástico. Para esta
técnica se utiliza una punta profiláctica o de tipo sonda (v. fig. 14-4).
También se puede emplear este mismo método para extraer transportadores de núcleo metálicos, con la ventaja añadida de que la
punta ultrasónica no altera el núcleo de acero inoxidable y se puede
usar a una potencia superior, incluso a la máxima potencia, dependiendo del aparato, sin miedo a debilitarlo.
• En muchos casos, se puede utilizar la punta de sonda para
eliminar de la zona del orificio la estructura dental
calcificada que no se haya podido limpiar inicialmente.
• Con la punta de sonda, es posible aplicar los ultrasonidos
directamente sobre el núcleo metálico para aflojarlo. En caso
de corrosión y de pérdida del sellador, la punta de sonda
puede aflojar un cono de plata fallido y hacerlo salir
totalmente. Generalmente, esto no es factible con los
transportadores de núcleo metálicos. Si se aplica directamente
sobre un segmento de lima de NiTi, esta suele romperse.
• La punta de sonda excavará la dentina alrededor de un
fragmento incrustado, igual que cuando se utiliza para
explorar un conducto calcificado. También excavará la
dentina en todo el perímetro del orificio y a lo largo de los
fragmentos metálicos en algunas raíces (fig. 14-24).
• Se puede acoplar una lima endodóncica al instrumento
ultrasónico (fig. 14-25) para extraer cementos y materiales
pastosos del conducto.
• Asimismo, es posible emplear una lima endodóncica
activada con ultrasonidos para ampliar el espacio
radicular alrededor de los fragmentos metálicos
incrustados. Normalmente, en estos casos hay que abrir
un camino con instrumentos manuales antes de poder
introducir el instrumento ultrasónico. En ocasiones, esta
estrategia permite, además, aflojar y extraer el objeto
encajado.
Limas Hedström
• Las limas Hedström pueden servir también para abrir espacio
en el conducto junto a un cono de plata, un instrumento roto
o un transportador de núcleo de plástico. Las limas rotatorias
pueden romperse al entrar en contacto con objetos metálicos,
lo que dificulta aún más el proceso. Para la penetración inicial,
suelen utilizarse limas K de los calibres 6, 8 y 10. Una vez que
estas han abierto el camino, la lima Hedström permite ampliar
Figura 14-24 A. Apertura de una zanja alrededor de un objeto
metálico con el instrumento ultrasónico. B. Extracción del fragmento
con unas pinzas especiales.
Figura 14-25 A. Montura ultrasónica para una lima
endodóncica. B. Aplicación de la lima ultrasónica para ampliar el
espacio alrededor de un fragmento metálico.
rápidamente el espacio para sortear una lima encajada o para
usar el instrumento ultrasónico para desencajarla.
• Si hay espacio para insertar parcialmente una lima Hedström
del calibre 25 a 35 o superior, se puede «atornillar» a mayor
profundidad, procurando no forzarla hasta alcanzar el punto
de ruptura. El objeto metálico puede desencajarse y salir al
extraer la lima directamente del conducto.
• En un conducto más amplio, con bastante espacio alrededor
del objeto metálico, es posible insertar varias limas junto
con un cono de plata (de modo parecido al método
precedente) y extraerlos simultáneamente. Es lo que se
conoce como la técnica de las limas trenzadas (fig. 14-26).8
290 capítulo 14
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Técnicas de solución de problemas en la revisión de endodoncias previas
Figura 14-26 A. Tratamiento de conductos radiculares con un cono de plata fallido. B. Técnica de limas trenzadas para recuperar el cono de
plata. C. Cono de plata entrelazado con unas limas Hedström trenzadas.
• Las limas Hedström no se agarran bien a otras de acero
inoxidable, y esta técnica no suele funcionar bien con
transportadores de núcleo metálicos, limas rotas, léntulos o
taladros GG, a menos que el conducto tenga una
morfología que permita franquearlos fácilmente.
• La única excepción consiste en la posibilidad de enganchar
las estrías de otra lima, un transportador de núcleo de
metal y gutapercha o alrededor de las estrías cuando las
mismas están más separadas, como en una fresa Peeso.
Podemos perder mucho tiempo y realizar esfuerzos en vano
intentando extraer el objeto sin conseguirlo. Esta no suele
ser la técnica elegida inicialmente en tales casos.
Pinzas especializadas
Como ya hemos mencionado anteriormente, existen pinzas
especiales para extraer objetos metálicos. Todas ellas tienen
unas puntas muy estrechas que pueden penetrar en una abertura de acceso razonablemente reducida (v. fig. 14-22, A). Las
pinzas de Stieglitz (derecha) son unos alicates con unas puntas
ranuradas y puntiagudas que suelen resultar demasiado
grandes para poder usarlos en aberturas de acceso pequeñas.
Las pinzas para espinas Peet (izquierda) suelen ser de mayor
utilidad debido a que sus puntas se estrechan de forma más
gradual, lo que permite separarlas y agarrar el objeto metálico
en aberturas de acceso más profundas. Otras opciones igualmente válidas son los alicates de Perry para pan de oro y
las pinzas mosquito curvadas de Hartmann de 9 cm. Se
puede emplear cualquiera de estos instrumentos para extraer
de la cavidad pulpar un cono de plata suelto, un fragmento
roto de lima endodóncica o el vástago de un taladro GG
(v. fig. 14-24, B).
Juego de herramientas Masserann
El juego de herramientas Masserann representa un sistema muy
útil y versátil para recuperar objetos metálicos de los conductos
radiculares (fig. 14-27, A). Este equipo incluye una serie de
fresas de trépano tubulares, la mayor de las cuales ha sido descrito anteriormente en el apartado dedicado a la extracción de
postes endodóncicos. Además, cuenta con extractores tubulares
de dos tamaños (1,2 y 1,5 mm) (v. fig. 14-27, B). Si sobresale
en la cavidad pulpar una parte importante del objeto metálico,
para recuperarlo puede ser suficiente utilizar el extractor. Se
coloca el extractor tubular sobre el objeto y se atornilla el émbolo
hasta que quede encajado firmemente. Esta herramienta enganchará el objeto contra un anillo estriado que hay en la pared del
tubo. Este mecanismo proporciona la retención necesaria para
poder extraer la mayoría de los conos de plata, los transportadores de núcleo metálicos y algunos instrumentos endodóncicos
desprendidos.
Si el instrumento metálico se ha roto a una altura que
impide utilizar el extractor, se pueden usar los tubos de
trépano de menor tamaño para abrir un espacio a lo largo y
a lo ancho suficiente como para poder introducir finalmente
el extractor. Una vez asegurado el extractor al final del objeto
metálico, hay que traccionar con suavidad y hacer girar
ligeramente el instrumento en sentido contrario a las agujas
del reloj. La idea general consiste en «desatornillar» el
capítulo 14
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Técnicas de solución de problemas en la revisión de endodoncias previas 291
Figura 14-27 A. Juego de herramientas Masserann. B. Extractores Masserann grandes y pequeños.
instrumento desprendido en lugar de intentar extraerlo direc
tamente.
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Técnicas para extraer obturadores
de transportadores de núcleo
metálicos
Aunque en los centros académicos nunca se ha recomendado
esta técnica, algunos profesionales han optado a veces por usar
limas endodóncicas para obturar permanentemente algunos
conductos (fig. 14-28, A). Este es un ejemplo perfecto de «error
clínico» por el uso de técnicas y materiales inadecuados para el
tratamiento de conductos radiculares. Este fracasaba debido a
que el sellado resultaba inherentemente insuficiente y, por tanto,
estaba indicada la revisión. Después de eliminar el cemento de
fosfato de cinc que rodeaba los extremos de las limas que sobresalían en la cavidad pulpar, se utilizaba el extractor de Masserann
para recuperar los instrumentos (v. fig. 14-28, B). Las técnicas
de rutina en el conducto radicular fueron empleadas para completar la revisión (v. fig. 14-28).
Este caso ilustra una técnica de extracción que se emplea
directamente sobre los obturadores transportadores de núcleo
metálicos, ya que la idea de usar los transportadores de
núcleo para obturar con gutapercha se basa en una lima
endodóncica de tipo K recubierta con gutapercha. Los transportadores de núcleo metálicos han sido reemplazados en la
mayoría de los casos por los de plástico. No obstante, puede
que tengamos que revisar algún caso en el que se haya
empleado este método de obturación, ya sea porque el tratamiento haya fracasado o por la necesidad de utilizar un
poste intrarradicular para una restauración.
Aunque los transportadores de núcleo de plástico no se
visualizan bien en las radiografías, los de metal suelen producir
la imagen en espiral característica de las limas endodóncicas
(fig. 14-29). A diferencia del caso anterior (v. fig. 14-28), en
el que se identifica claramente la forma de la lima, un transportador de núcleo metálico está rodeado por la gutapercha y
puede quedar algo oculto, especialmente si es de diámetro
reducido. Una pista habitual que puede indicarnos la presencia
de un transportador de núcleo metálico es la mayor radiodensidad del material de obturación en un conducto que puede
parecer infrainstrumentado. Además del conducto mesiovestibular de la figura 14-29, también se desprendió la gutapercha
del núcleo durante la obturación del conducto palatino,
dejando al descubierto los 3 mm apicales del transportador de
núcleo.
Para comenzar la revisión, hay que acceder a través de la
restauración existente. Si la cavidad pulpar está llena de Cavit
u otro cemento más blando, bastará con utilizar el instrumento ultrasónico. Si está llena de composite o de cementos
de ionómero de vidrio, habrá que diseccionar estos materiales
con la fresa de alta velocidad o la herramienta ultrasónica.
Una vez extraído el material de restauración de la cavidad
pulpar, es muy importante evitar cualquier contacto entre la
fresa y el núcleo metálico, ya que incluso un pequeño corte
o una muesca constituirán un punto débil por el que se
podría romper el metal al intentar aflojarlo o extraerlo. El
instrumento ultrasónico resulta muy útil para eliminar el
material de obturación circundante del espacio coronal y para
aflojar el transportador de núcleo metálico, por lo menos en
el tercio o la mitad coronales del conducto. Dado que la
vibración ultrasónica no altera el acero inoxidable, se puede
usar el aparato a la máxima potencia para aflojar el núcleo y
eliminar la gutapercha circundante. Normalmente, no es
posible aflojar un transportador de núcleo metálico hasta
conseguir extraerlo utilizando exclusivamente la vibración
ultrasónica.
292 capítulo 14
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Técnicas de solución de problemas en la revisión de endodoncias previas
Figura 14-28 A. Premolar superior con limas endodóncicas de tipo K a modo de obturaciones radiculares. B. Recuperación de una lima con
el extractor Masserann.
Figura 14-29 Molar superior con un tratamiento de conductos
radiculares muy deficiente completado con un transportador de
núcleo metálico. La gutapercha se ha desprendido del transportador
en la raíz palatina.
Una vez que hemos aplicado la vibración ultrasónica y
conseguido movilizar la prolongación coronal del núcleo,
podemos emplear distintos métodos para proceder a su
extracción:
• Como hemos explicado para los núcleos de plástico,
podemos extraer más gutapercha de la zona mesiorradicular
llenando la cavidad pulpar con disolvente y usando un
instrumento pequeño para intentar profundizar tanto como
sea posible a lo largo y alrededor del núcleo.
• Para ablandar la gutapercha que rodea el núcleo metálico y
profundizar aún más en el conducto, podemos calentar
directamente dicho núcleo con Touch’N Heat o System B,
BeeFill 2 in 1 o Calamus Dual. También podemos calentar
un instrumento grande (p. ej., un compactador de
amalgama) y aplicarlo sobre el núcleo dos o tres veces
durante 5-10 s cada vez (fig. 14-30).
• En conductos de gran anchura en sentido vestibular y
lingual se pueden usar instrumentos manuales o
rotatorios para reblandecer y eliminar la gutapercha
alrededor del núcleo. En ocasiones, el conducto tiene
Figura 14-30 Para reblandecer la gutapercha apical, se aplica un
condensador endodóncico caliente contra el transportador.
unas dimensiones que permiten extraer el material incluso
del tercio apical. Esto incrementa la movilidad del núcleo
dentro del conducto. Después, se puede completar la
extracción mediante la vibración ultrasónica.
• La técnica de las pinzas especializadas es muy rápida, y
funciona bastante bien cuando el núcleo metálico está
bastante suelto y es largo y accesible. La figura 14-31
muestra la revisión de un molar inferior del que se
extrajeron unos transportadores de núcleo metálicos con
unas pinzas Peet. La técnica de las limas trenzadas puede dar
buenos resultados si el núcleo está muy suelto pero es muy
corto y no se puede agarrar con las pinzas.
• Un extractor de Masserann puede resultar especialmente útil
cuando el núcleo metálico está muy retenido. Tal como se
muestra en la figura 14-28, B, hay que asegurar firmemente
el extractor al extremo del núcleo metálico, que es
prácticamente idéntico a una lima endodóncica. Al mismo
tiempo, hay que traccionar del extractor y hacerlo girar en
sentido contrario al de las agujas del reloj para
«desatornillarlo» del conducto. Generalmente, si se tira
directamente del núcleo metálico, este no sale del conducto,
capítulo 14
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Técnicas de solución de problemas en la revisión de endodoncias previas 293
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Figura 14-31 A. Patología apical recidivante en un molar inferior en el que previamente se había realizado una endodoncia con obturadores
de transportadores de núcleo metálicos. B. Extracción de los núcleos metálicos con unas pinzas para espinas Peet después de haber eliminado la
gutapercha coronal con un instrumento ultrasónico.
debido a que la fricción entre el metal y la pared del
conducto o la adhesión a la gutapercha que lo rodea se
oponen a su extracción. Se pueden usar los extractores de
Masserann para exponer más longitud del núcleo y poder
sujetarlo con el extractor. Si el núcleo sobresale en la
cavidad pulpar, se puede seguir fácilmente su eje
longitudinal con el trépano.
• Los transportadores que están rodeados por amalgama en
la cavidad pulpar no se distinguen bien y pueden cortarse
en la zona del orificio del conducto o por debajo del
mismo. En algunos casos, el paciente acude ya a revisión
con los obturadores cortados a la altura del suelo de la
cavidad pulpar. Todas estas circunstancias plantean una
serie de problemas durante la revisión, ya que es imposible
agarrar lo que queda del núcleo en el interior del
conducto. Por otra parte, pueden existir dificultades
técnicas para introducir un instrumento pequeño por el
costado del núcleo metálico, incluso con la ayuda de un
disolvente. En estos casos está indicada la técnica de la
trepanación.
• Para aflojar el obturador metálico, se utilizan, primero,
la punta ultrasónica y, después, las fresas de trépano de
Masserann para abrir espacio alrededor del núcleo
metálico en el orificio del conducto. En un primer
momento suele ser más difícil centrar el trépano sobre
el núcleo metálico, debido a que este no sobresale en la
cavidad pulpar. Aquí es donde nos pueden ayudar los
ultrasonidos, tanto para aflojar el núcleo como para
exponer más su extremo coronal. Hay que intentar fijar
el extractor de Masserann o el del sistema de recuperación
de instrumentos (SRI) en una posición estable y extraerlo
como se ha descrito anteriormente. Esto puede resultar
bastante difícil y llevar bastante tiempo.
A veces se observa un hecho curioso con los transportadores de núcleo metálico para gutapercha, cuando el núcleo
sobresale del muñón coronal y está en contacto con una res-
tauración metálica o una corona completa, ya sea totalmente
metálica o de porcelana con una cofia de metal. A menudo,
el transportador de núcleo metálico actúa como un termistor
y transmite los cambios de temperatura a los tejidos periapicales vitales. En tales casos, los pacientes experimentan muchas
molestias con el calor en el diente endodonciado. Este problema se manifiesta especialmente cuando el transportador de
núcleo sobresale por el ápice radicular o ha perdido la gutapercha en el tercio apical del conducto. En estos casos, una respuesta positiva en las pruebas calóricas representa una
indicación clara para la revisión.
Problema Clínico
Problema: un hombre de 26 años con síntomas de sensibilidad
aguda y prolongada al frío, y dolor espontáneo en el cuadrante
inferior derecho fue atendido en una consulta de urgencia. No
podía morder con el primer molar sin experimentar un dolor
insoportable. Tres días antes le habían completado un tratamiento
de conductos radiculares con un transportador de núcleo metálico (fig. 14-32). Al aplicar un estímulo frío a los dientes en cuestión, se comprobó que las molestias procedían fundamentalmente
del segundo molar. Sin embargo, el dolor a la percusión era más
marcado en el primer molar.
Solución: se le diagnosticó pulpitis irreversible y normalidad
de los tejidos periapicales en el segundo molar, así como periodontitis apical aguda en el primer molar. Se inició el tratamiento de conductos radiculares del segundo molar y se ajustó
la oclusión del primero. El dolor a la percusión de este persistió durante 1 semana tras el ajuste oclusal. Después de completar el tratamiento de conductos radiculares del segundo
molar con gutapercha y sellador, se revisó el del primer molar
(v. fig. 14-32, B). Todos los síntomas remitieron al cabo de
2 semanas, por lo que se procedió a obturar el primer molar con
gutapercha y sellador mediante una técnica de compactación
lateral (v. fig. 14-32, C).
294 capítulo 14
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Técnicas de solución de problemas en la revisión de endodoncias previas
Figura 14-32 A. Amalgama compactada en el fondo de la cavidad pulpar y en los orificios de los conductos, alrededor de unos
transportadores de núcleo metálicos. B. Es difícil diseccionar los núcleos metálicos en el interior de la amalgama. Se han usado trépanos
para exponer los núcleos en los orificios de los conductos y poder recuperarlos con el extractor Masserann. C. Revisión completada.
Extracción de conos de plata
del conducto radicular
El uso de conos de plata para obturar conductos radiculares
ha ido decreciendo durante los últimos 30 años debido a que
las investigaciones han confirmado experimentalmente la
superioridad de la gutapercha y a que han mejorado las técnicas para la aplicación de esta última. No obstante, en la
práctica clínica seguimos encontrando casos de fracaso terapéutico con esta técnica. En las radiografías, los conos de plata
se distinguen por una radiodensidad propia de los materiales
metálicos, así como por una morfología uniforme y ligeramente cónica (fig. 14-33).
En términos generales, para extraer los conos de plata se
utilizan las mismas técnicas que para recuperar núcleos metálicos, con algunas salvedades y recomendaciones adicionales.
Como con cualquier otro material de obturación, lo primero
que debemos hacer como parte de este proceso tedioso y exigente es eliminar con cuidado el material de restauración de
la cavidad pulpar.
• Es muy importante conservar la extensión de los conos en la
cavidad pulpar.
• Después de atravesar la superficie oclusal de la
restauración final con una fresa de alta velocidad,
Figura 14-33 Obturación con un cono de plata en un molar
inferior.
conviene hacer pausas frecuentes para irrigar y secar con
el objeto de identificar lo antes posible el cono de plata
entre el material de obturación que lo rodea (fig. 14-34).
Una vez más, si el material que llena la cavidad pulpar es
relativamente blando, se puede eliminar totalmente con
la unidad ultrasónica, tal como se muestra en la
figura 14-5. Si el material de obturación es duro y hay
que extraerlo con una fresa de alta velocidad, es muy
importante evitar cualquier contacto entre esta y el cono
de plata, más incluso que durante la extracción de un
capítulo 14
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Técnicas de solución de problemas en la revisión de endodoncias previas 295
Figura 14-34 A. Preparación de acceso para la revisión de un tratamiento de conductos radiculares fallido con conos de plata.
La preparación de acceso solo deja a la vista los extremos de los conos de plata. B. Para seguir diseccionando el cemento circundante, hay que
utilizar el instrumento ultrasónico tal como se explica en la figura 14-5. Nota: si se hubiera restaurado la cavidad pulpar con composite, amalgama
o cemento de ionómero de vidrio, habría que utilizar fresas de alta velocidad o el sistema ultrasónico Start-X para la disección. Se debe hacer
todo lo posible para no cortar la plata. Para ello se puede cortar hasta donde se pueda y usar la sonda endodóncica para aflojar el cono de plata
y desprender lo que quede del material de restauración.
•
•
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
•
•
núcleo metálico, ya que la plata es relativamente blanda.
Si la pieza de mano entra en contacto con el cono de
plata, este se debilitará y probablemente se romperá más
adelante por ese mismo lugar.
Si el cono de plata está suelto y se puede acceder a él, lo
más sencillo para extraerlo es utilizar unas pinzas
especializadas (fig. 14-35).
Con una sola lima Hedström: si asumimos que ya ha
extraído todo el material de obturación de la cavidad pulpar,
debe utilizar la sonda ultrasónica para aplicar la vibración en
los orificios de todos los conductos. De este modo eliminará
parte del sellador coronal y aflojará la extensión coronal de
los conos de plata. Si puede abrir un hueco por el costado
del cono de plata con limas pequeñas de tipo K, debe
ampliar ese espacio con instrumentos manuales hasta que
sea capaz de insertar una lima Hedström del calibre 25 a
35 o mayor y «atornillarla» a mayor profundidad. La plata es
relativamente blanda, y la lima Hedström se agarrará a la
parte lateral del cono. A continuación, hay que extraer
directamente la lima tal como hemos descrito anteriormente
para recuperar transportadores de núcleo de plástico.
También en este caso se puede usar un portaagujas
quirúrgico para hacer palanca y extraer el cono.
Con varias limas Hedström: si no puede extraer el cono
con una lima Hedström o si hay espacio suficiente para
insertar varias limas, puede utilizar la técnica de limas
trenzadas, tal como se muestra en la figura 14-26. En este
caso, se introducen dos o tres limas pequeñas (calibre 20 a
35) junto al cono de plata, penetrando a la mayor
profundidad apical posible, y se atornillan hasta que
queden bien ancladas. A continuación, se trenzan las
limas Hedström y se extraen simultáneamente con la
mano, o se sujetan todas con un portaagujas quirúrgico y
se hace palanca contra el borde incisal u oclusal. Esta
técnica está especialmente indicada cuando el acceso es
muy limitado o si el cono de plata no sobresale del
orificio. Permite extraer incluso los conos de plata
«retorcidos» o cortados.
En ocasiones, el cono de plata está muy encajado y
ninguno de los métodos descritos resulta útil. Una vez
Figura 14-35 Retirada de un cono de plata con las pinzas para
espinas Peet.
más, el extractor Masserann es un instrumento muy eficaz
que permite extraer los conos de plata. Igual que si
quisiéramos recuperar un transportador de núcleo de
gutapercha con núcleo metálico o una lima endodóncica,
tenemos que fijar el extractor al cono de plata y retirarlo
(fig. 14-36). Advertencia: no hay que girar el cono de
plata al extraerlo. Se puede ejercer bastante fuerza, aunque
no conviene usar un portaagujas quirúrgico, ya que
hundirá y estropeará el extractor (aunque se pueda retirar
el cono de plata).
• Si no dispone de un juego de instrumentos Masserann,
puede improvisar y conseguir un efecto similar con un
tubito de acero inoxidable, como el que se puede fabricar
con una aguja hipodérmica de gran calibre. Coloque el
tubo sobre el extremo visible del cono de plata. A
continuación, elija una lima Hedström mediante ensayo y
error, y «atorníllela» en el espacio que queda entre el cono
de plata y la pared del tubo, para encajarla en esa
posición. Seguidamente, extraiga la lima Hedström y el
tubo junto con el cono de plata (fig. 14-37). Como el
extractor Masserann, esta técnica permite retirar conos de
plata que con otros métodos resultan relativamente
inaccesibles.
296 capítulo 14
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Técnicas de solución de problemas en la revisión de endodoncias previas
Figura 14-36 Retirada de un cono de plata con el extractor
Masserann.
Figura 14-37 Retirada de un cono de plata con un extractor
improvisado, fabricado con un trozo de tubo de acero inoxidable
(de una aguja de jeringuilla de gran calibre), y una lima Hedström.
Figura 14-38 A. Cono de plata
irrecuperable. B. Fragmento de cono de
plata irrecuperable. C. Cirugía postapical.
La preparación del segmento apical con
la presencia de un objeto metálico en el
conducto plantea muchas dificultades.
• Los conos de plata de gran diámetro pueden resistirse
mucho a la extracción. Puede que no quede espacio lateral
para penetrar y que el cono de plata no sobresalga en la
cavidad pulpar para poder agarrarlo con un instrumento
(fig. 14-38, A). En algunos de estos casos se ha empleado
la denominada técnica de torsión para cortar el cono de
plata y dejar espacio para un poste. A veces resulta
imposible extraer el segmento apical. El único recurso
posible en ambos casos puede ser la cirugía apical
(v. fig. 14-38, B y C). La presencia de material de
obturación metálico en la parte apical del conducto
complica aún más la intervención quirúrgica.
La preparación para un sellado retrógrado puede plantear
muchos problemas técnicos.
Prevención del
desprendimiento
de instrumentos metálicos
durante el tratamiento
de conductos radiculares
Antes de pasar a describir la recuperación de instrumentos
fracturados o desprendidos conviene, desde el punto de vista
de la solución de problemas, considerar la forma de prevenir
esta complicación. Es posible evitar la mayor parte de las
capítulo 14
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Técnicas de solución de problemas en la revisión de endodoncias previas 297
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roturas de instrumentos metálicos dentro de los conductos
radiculares conociendo bien las características de aquellos, su
correcto uso y las limitaciones que tienen. En general, es muy
frecuente que se utilicen todo tipo de instrumentos radiculares de forma excesiva, de un modo para el que no han sido
diseñados o con una fuerza exagerada (v. capítulo 10).
Para evitar problemas conviene seguir una serie de pautas
elementales para el uso y la evaluación de los instrumentos
intraconducto:
1. Inspeccione todos los instrumentos para comprobar si
presentan estrías irregulares u observar signos de fatiga en
las limas manuales de acero inoxidable, en las de NiTi o
en las rotatorias de NiTi.
2. Examine el instrumento bajo una luz brillante y compruebe
si presenta irregularidades en la simetría de las estrías (fig.
14-39) o puntos brillantes que indiquen que el instrumento
se ha desenrollado. Las limas de acero inoxidable pequeñas
se desgastan, aunque en muchos casos no muestran signos
visibles; debido a ello, conviene comprobar cada una de
ellas doblando intencionadamente los 2-3 mm apicales antes
de utilizarla, y enderezarla después para su uso.
3. Incluso los instrumentos de acero inoxidable de mayor
calidad se rompen solo con curvarlos ligeramente. Los
instrumentos de menor tamaño (calibre 8 a 20) deben
utilizarse lo menos posible, y en caso de que se doblen o
deformen con el uso habrá que sustituirlos inmediatamente.
4. Nunca se debe precurvar un instrumento de NiTi, y es
necesario desecharlo si se curva ligeramente después de su uso.
5. Inspeccione los instrumentos de NiTi para detectar
posibles irregularidades en sus estrías, y deseche cualquier
lima que presente la más ligera deformación (fig. 14-40).
6. En todo el mundo se tiende a fomentar e incluso a exigir que
todos los instrumentos radiculares se utilicen una sola vez,
especialmente como medida para prevenir la transmisión de
enfermedades. En algunos países es obligatorio usar materiales
desechables, y es muy posible que en el futuro se generalice
esta tendencia en la práctica de la endodoncia.16,18,20,22
La aparición de los instrumentos manuales de NiTi ha
tenido efectos positivos y negativos sobre la calidad del tratamiento de conductos radiculares (v. capítulo 10). La posibilidad de sortear y mantener la curvatura de los conductos ha
resultado muy beneficiosa. Sin embargo, estos instrumentos
requieren una sensibilidad táctil muy diferente durante su
uso. La penetración rápida e invasiva en el conducto, la introducción a una profundidad arbitraria y a la fuerza del instrumento, y la inserción forzosa del mismo alrededor de una
curva pueden provocar numerosas fracturas sin previo aviso.
Esto puede suceder con instrumentos manuales y rotatorios
de cualquier marca. La mayoría de ellos no tienen la conicidad estándar que presentan los instrumentos de mano tradicionales y, en consecuencia, no producen la misma sensación
táctil que un odontólogo experimentado podría esperar. Lo
mejor para evitar el riesgo de ruptura es practicar mucho con
estos instrumentos, descubrir sus peculiaridades y desarrollar
una sensibilidad táctil adecuada. La palabra clave para un uso
satisfactorio es prevención. Si se rompen hay que utilizar las
técnicas de extracción que describimos en este capítulo.
Antes de emplear taladros GG o instrumentos para
modelar/abrir orificios para avellanar la parte coronal del
conducto (lo que algunos denominan cavidad de acceso radicular o preflaring),21,25 es necesario primero abrir camino con
un instrumento de mano. Con algunos sistemas como ProTaper, ese camino permite utilizar inmediatamente el primer
instrumento de modelado, eliminando prácticamente la necesidad de usar taladros GG. De hecho, esta trayectoria de
descenso que se desarrolla inicialmente es lo nos que permite
utilizar las herramientas de NiTi de manera segura y eficaz
en los conductos. Si empleamos los taladros GG, conviene
penetrar poco a poco con el instrumento rotatorio, y después
extraerlo totalmente para desalojar las virutas y evitar que la
cabeza de la fresa se enganche en el orificio del conducto.
También es necesario irrigar abundantemente. Las fresas de
menor tamaño se enganchan casi siempre y se rompen si
forzamos su avance. Cuando se utilizan instrumentos GG
para ensanchar el conducto después de haber usado las limas,
Figura 14-39 La deformidad en las estrías de una lima es signo
de fatiga del metal. Es inminente la rotura del instrumento.
Figura 14-40 Deformidades en unas limas de níquel-titanio.
Estos instrumentos deben desecharse.
298 capítulo 14
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Técnicas de solución de problemas en la revisión de endodoncias previas
el corte debe efectuarse de forma pasiva mientras se extrae el
instrumento del conducto. No es necesario usar fresas GG si
se utilizan sucesivamente las herramientas para modelar los
orificios que incorporan los nuevos sistemas de NiTi durante
la limpieza y el modelado de los conductos radiculares.
Extracción de instrumentos
desprendidos del conducto
radicular
Para estas intervenciones es indispensable el microscopio quirúrgico. Si no dispone de uno, le recomendamos que use lentes de
gran aumento y una buena iluminación.
Cabezas de fresas Gates-Glidden,
cabezas de fresas Peeso y fragmentos
metálicos de gran tamaño
Para extraer instrumentos rotos de la zona mesiorradicular,
como cabezas de fresas GG, cabezas de ensanchadores Peeso,
puntas de sondas y limas, lo mejor es utilizar las herramientas
ultrasónicas. Lo primero que hay que hacer es ampliar el
espacio coronal al segmento roto con una sucesión de fresas GG o ensanchadores Peeso y una técnica retrógrada, con el
objeto de eliminar cualquier obstáculo dentinario que pudiera
impedir la extracción coronal del fragmento después de haberlo
aflojado. Seguidamente, si es posible, es muy importante circunvalar el fragmento roto, utilizando para ello instrumentos de
mano pequeños. Hay que ensanchar con mucho cuidado el
espacio hasta que se pueda franquear sin problema la obstrucción con una lima Hedström del calibre 20. Una vez que hemos
llegado a este punto, se coloca una lima del calibre 15 nueva en
la punta endodóncica ultrasónica estándar, se introduce en el
conducto y se activa a la intensidad habitual (normalmente a
baja potencia) para la instrumentación.
• La figura 14-41 muestra la circunvalación y la extracción de
una cabeza de fresa Peeso rota en el segmento
mesiorradicular de un incisivo lateral superior, con la ayuda
de una lima Hedström.
• La figura 14-42 ilustra el caso de la punta rota de una sonda
endodóncica que no permitía completar el tratamiento de
conductos radiculares en la raíz mesiovestibular de un
primer molar superior. Los síntomas habían comenzado
8 años después del tratamiento original. Se utilizó la técnica
ultrasónica para recuperar el fragmento, y después se
completó la revisión.
• La figura 14-43 muestra el caso poco corriente de un
paciente que rompió las puntas de dos agujas de coser en el
conducto radicular del canino superior al intentar vaciar un
absceso agudo meses después de que le hubieran abierto el
diente para realizar un tratamiento de conductos radiculares
de rutina, pero no había vuelto para que le completaran el
mismo. Se usaron los ultrasonidos para extraer los
fragmentos de agujas y después se completó el tratamiento
de conductos radiculares.
Figura 14-41 A. Se ha podido franquear con éxito la cabeza de
una fresa Peeso utilizando una lima Hedström. B. Revisión en curso
tras la extracción del fragmento de instrumento.
Instrumentos endodóncicos
desprendidos
La extracción de fragmentos de instrumentos endodóncicos
plantea menos problemas cuando dichos fragmentos son largos
y se encuentran en conductos amplios y cerca de la abertura de
acceso. Por desgracia, estas circunstancias coinciden en muy
pocos casos de fracaso terapéutico. En la figura 14-44 se muestra
un caso en el que una lima Hedström pequeña se rompió en el
tercio coronal del conducto. El fragmento sobresalía unos 2 mm
por el orificio apical. El resto del conducto estaba obturado con
gutapercha. Para recuperar el fragmento de lima se empleó un
extractor del SRI después de eliminar la mayor cantidad posible
de gutapercha con la punta de sonda ultrasónica.
Para extraer fragmentos de instrumentos entre el tercio
coronal y el segmento mesiorradicular, las técnicas disponibles
resultan razonablemente fiables y satisfactorias. Como hemos
señalado previamente, los instrumentos de NiTi utilizados
actualmente son más propensos a romperse dentro del conducto
que los convencionales de acero inoxidable. Desgraciadamente,
su tendencia a la fractura suele deberse a un uso incorrecto e
inapropiado, y no necesariamente a las limitaciones de los
propios instrumentos. Sin embargo, las técnicas empleadas para
recuperarlos son bastante diferentes, debido fundamentalmente
a la eficacia limitada de los instrumentos ultrasónicos sobre la
aleación de NiTi. Con los instrumentos de acero se puede usar
la vibración ultrasónica para rebajar la estructura dental circundante y actuar directamente sobre el metal. Por el contrario, el
uso prolongado de la vibración sobre una lima de NiTi suele
provocar la rotura del segmento expuesto. Si considera la posibilidad de usar la vibración ultrasónica, deberá utilizarla fundamentalmente para excavar con precisión alrededor del fragmento
o en sentido paralelo, evitando un contacto continuado. Si la
usa para aflojar el fragmento, deberá diseccionarlo bien de la
capítulo 14
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Técnicas de solución de problemas en la revisión de endodoncias previas 299
Figura 14-42 A. Punta de una sonda endodóncica rota en el orificio del conducto mesiovestibular del segundo molar superior. B. Imagen
obtenida tras la extracción con la pieza de mano ultrasónica.
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Figura 14-43 A. Canino superior con las puntas de dos agujas de coser rotas dentro del conducto. B. Las agujas de coser tras su extracción
mediante una lima endodóncica montada en el instrumento ultrasónico. C. Revisión completada.
dentina circundante para incrementar las probabilidades de
extracción. Además, deberá utilizar el aparato a baja potencia y
solo durante intervalos de tiempo muy breves.
Si hay un instrumento de acero inoxidable alojado en la
mitad coronal del conducto, las únicas limitaciones de los extractores Masserann o del SRI son su precio y su menor versatilidad
en comparación con un instrumento ultrasónico. Debido a ello,
la mayoría de los odontólogos recurren a una unidad ultrasónica
de algún tipo. La principal ventaja de los extractores radica en
el mecanismo de bloqueo. Tienen gran capacidad de agarre y, en
el caso de los instrumentos de acero inoxidable, pueden apretarse
con bastante fuerza. No obstante, conviene apretarlos con
cuidado cuando se trata del fragmento de una lima de NiTi, ya
que pueden romper la parte expuesta del instrumento. En la
figura 14-44, B se puede ver el mecanismo de agarre.
Las limas de mano de NiTi (v. capítulo 10) tienen la ventaja
de que suelen romperse en trozos más pequeños que las de acero
inoxidable y, debido a la diferencia en el diseño de sus estrías,
no quedan tan enganchadas en la estructura dental. A menudo,
para «aflojar» una lima de NiTi basta con aplicar una ligera
vibración con el instrumento ultrasónico o girar levemente con
un extractor Masserann. Si el extremo de un instrumento endodóncico roto se encuentra cerca del orificio del conducto, se
puede extraer rápidamente con ultrasonidos; o se puede usar un
trépano pequeño para abrir espacio para el extractor o para una
pinza. Si el instrumento es de acero inoxidable, no hay riesgo de
que el trépano pueda cortarlo o debilitarlo. La maniobra sería la
misma que para recuperar un transportador de gutapercha con
núcleo metálico o un cono de plata cortados en esa zona. Generalmente, el trépano se desliza con facilidad a lo largo del
instrumento, ya sea de acero o de NiTi. Una vez que se han
descubierto como mínimo 2 mm del vástago del instrumento,
se puede usar el extractor con las debidas precauciones. El extractor de 1,2 mm es válido para herramientas hasta del calibre 40.
Dada la forma helicoidal que tienen los instrumentos endodóncicos, hay que presionar ligeramente en el sentido contrario al
de las agujas del reloj para extraer el instrumento.
Otros autores han descrito esquemáticamente la forma de
recuperar fragmentos de instrumento de la zona más profunda
de un conducto mediante la utilización de los trépanos Masserann.6 Sin embargo, en la práctica clínica pueden resultar
muy arriesgado trepanar hasta el tercio apical de la raíz y no
300 capítulo 14
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Técnicas de solución de problemas en la revisión de endodoncias previas
Figura 14-44 A. Lima Hedström de pequeño diámetro desprendida que sobresale por el ápice de un canino superior. B. Instrumento
recuperado con un extractor Masserann y detalle del mecanismo de agarre. Nota: las limas de níquel-titanio (NiTi) no pueden doblarse de este
modo. El extractor debe asir muy levemente el NiTi. C. Revisión completada.
se recomienda ni siquiera en raíces grandes y rectas, aunque se
haya ampliado considerablemente el acceso coronal con fre-
sas GG de gran tamaño. En la mayoría de los casos, el trépano
casi producirá una perforación lateral debido al estrechamiento
apical de la raíz. La figura 14-45 muestra un intento fallido de
recuperación de un fragmento de instrumento alojado en el
tercio apical. Aunque se amplió considerablemente la parte
coronal del conducto con taladros GG antes de empezar a
utilizar los trépanos Masserann, no se pudo acceder al fragmento con estos últimos. Además, casi se produjo una perforación lateral con el trépano de menor tamaño.
Existe la posibilidad de recuperar fragmentos de instrumento muy pequeños con la técnica ultrasónica siempre que
se pueda circunvalar el fragmento. La figura 14-46 muestra la
extracción rutinaria de un fragmento de instrumento alojado
en el conducto vestibular de un premolar superior. Afortunadamente, la forma del conducto permitía circunvalar el fragmento con limas pequeñas. Finalmente, se pudo extraer con
una lima endodóncica acoplada a la pieza de mano ultrasónica. Posteriormente, el tratamiento de conductos radiculares
pudo ser revisado de forma satisfactoria. Por desgracia, si un
instrumento se rompe en un conducto de menor diámetro que
el del instrumento, raras veces se puede circunvalar. La rotura
de un instrumento suele deberse más a una fuerza de rotación
excesiva que a un defecto de fabricación (v. capítulo 10).
Figura 14-45 Un intento fallido para penetrar con los trépanos
Masserann hasta el tercio apical de un premolar superior. No se pudo
recuperar la lima rota.
• La rotura de una lima puede representar un problema
significativo durante la propia instrumentación ultrasónica,
especialmente con las limas de menor tamaño. Es importante
respetar las potencias recomendadas por el fabricante.
Normalmente, el fragmento queda suelto y sale de la cavidad
de acceso junto con el irrigante sin que nos percatemos de
ello. Podemos conseguir el mismo resultado si empleamos
puntas ultrasónicas abrasivas diseñadas especialmente. La
técnica sería la misma para un fragmento de lima de NiTi, si
podemos circunvalarlo. Esto suele producirse durante el
primer minuto de uso de los ultrasonidos.
• Al intentar extraer instrumentos rotos de dientes
multirradiculares, puede ocurrir que el segmento roto salga de
un conducto y se introduzca en otro orificio. Para evitarlo,
conviene tapar con algodón los otros orificios o completar la
capítulo 14
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Técnicas de solución de problemas en la revisión de endodoncias previas 301
Figura 14-46 A. Instrumento desprendido en la parte apical del conducto de la raíz vestibular de un premolar superior. B. Revisión
completada. El instrumento fue introducido manualmente y extraído con una lima endodóncica montada en la pieza de mano ultrasónica.
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obturación de los otros conductos, siempre que no se
comuniquen con el conducto obstruido.
La extracción de fragmentos pequeños del tercio apical o de
conductos muy curvados plantea muchas dificultades y conlleva el riesgo de reducir considerablemente el espesor de la
pared radicular o incluso de perforarla totalmente. Resulta
muy complicado recuperar aquellos fragmentos de instrumento
que no es posible circunvalar. Se han conseguido buenos resultados utilizando algunas técnicas novedosas de excavación
ultrasónica con lentes de aumento y sin irrigación, que permiten dejar al descubierto una parte del fragmento encajado sin
romperlo.
Para profundizar en la raíz a lo largo de un fragmento de
instrumento, hay que tener muy en cuenta la anatomía radicular.
Lo mejor para evitar una posible perforación es excavar en la
zona de mayor grosor de la raíz. En el caso de la raíz
mesiovestibular de un molar superior, la más segura sería el área
palatina al conducto mesiovestibular en el que se encuentra el
instrumento roto; no obstante, hay que utilizar puntas ultrasónicas de muy poco diámetro (fig. 14-47).
La figura 14-48 muestra una técnica para recuperar un
instrumento roto; consiste en excavar un espacio paralelo al
fragmento de instrumento. A continuación, se afloja este en
sentido lateral hacia el espacio abierto para poder franquearlo
con una lima pequeña. Una vez conseguido esto, hay que
ampliar gradualmente el espacio hasta que se pueda introducir una lima del calibre 15 acoplada al instrumento ultrasónico para aflojar el fragmento con la vibración. En algunos
casos, si el fragmento del instrumento está suficientemente
expuesto, se puede usar el extractor Masserann o el del SRI,
más pequeño.
En muchos casos, no es posible recuperar el fragmento de
una lima. Normalmente, nuestro esfuerzo resulta improductivo
Figura 14-47 Selección de puntas ultrasónicas pequeñísimas
usadas para excavar alrededor de fragmentos metálicos desprendidos.
y perjudicial. Si no existe patología apical y el diente no manifiesta síntomas, se puede limpiar, modelar y obturar la parte
coronal. El pronóstico suele ser favorable. Conviene evaluar
nuevamente la situación a diferentes intervalos de tiempo. En
caso de fracaso, el tratamiento de elección sería la revisión
quirúrgica.
Si optamos por la revisión conservadora de un tratamiento
de conductos radiculares previo, es importante evaluar minuciosamente la situación y planificar con cuidado el tratamiento a seguir en cada caso. Un profesional inteligente
puede obtener muy buenos resultados en la prevención, en
la identificación y en el abordaje de estos problemas endodóncicos si conoce bien las opciones existentes, domina las
técnicas recomendadas para la revisión, sabe sacar provecho
de las tecnologías complementarias y es consciente de los
riesgos que conlleva la revisión de cualquier tratamiento de
conductos radiculares.
302 capítulo 14
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Técnicas de solución de problemas en la revisión de endodoncias previas
Figura 14-48 A. Ejemplo de lima de níquel-titanio rota en el conducto mesiovestibular de un primer molar superior. B. Excavación con
una punta ultrasónica de pequeño tamaño. Conviene evitar un contacto prolongado con el instrumento desprendido. C. Imagen a través del
microscopio quirúrgico; se puede ver el extremo del instrumento. Hay que excavar fundamentalmente en la dentina más densa e inmediatamente
palatina al conducto. Se puede eliminar más dentina alrededor del instrumento con una sonda endodóncica. D. Circunvalación del instrumento
con una lima del calibre 6. E y F. Finalmente se consigue recuperar el instrumento después de ensanchar progresivamente el espacio de
circunvalación.
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Lecturas Recomendadas
Friedman S, Stabholz A: Endodontic retreatment—case selection and
technique. Part 1: criteria for case selection, J Endod 12:28-33,
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Friedman S, Stabholz A, Tamse A: Endodontic retreatment—case
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Stabholz A, Friedman S: Endodontic retreatment—case selection and
technique. Part 2: treatment planning for retreatment, J Endod
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304 capítulo 15
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Solución de problemas en el tratamiento de las urgencias por odontalgia
Capítulo 15
Solución de problemas
en el tratamiento
de las urgencias por odontalgia
Lista de solución de problemas
En este capítulo se abordan los siguientes dilemas y dificultades
de solución de problemas en el tratamiento de las urgencias por
odontalgia:
Pacientes con problemas de hipersensibilidad dental
Pacientes con signos y síntomas de pulpitis reversible
Pacientes con signos y síntomas de pulpitis irreversible
Técnicas para tratar dientes con pulpitis irreversible
Dientes con una sola raíz y un solo conducto
Dientes con varios conductos
Técnicas para tratar dientes con necrosis pulpar
Incisión y drenaje
Trepanación apical y quirúrgica
Analgésicos y antibióticos
Anestesia para la odontalgia
Los aspectos fundamentales del tratamiento de un paciente que
presenta una urgencia endodóncica son el establecimiento de
un diagnóstico exacto y conveniente, y la posibilidad de aliviar
su dolor. El diagnóstico debe basarse en los signos y síntomas
del sujeto, y, dado que el dolor es siempre variable y muchas
veces subjetivo, es muy importante que el odontólogo filtre la
información apropiada durante la evaluación subjetiva. Las
explicaciones del paciente son muy útiles y nos sugieren una
gran variedad de diagnósticos potenciales, desde la mera hipersensibilidad a la pulpitis irreversible, pasando por un posible
absceso periapical:
«A veces siento como un latigazo muy breve en el diente
cuando tomo té por la mañana.»
«Mis dientes son muy sensibles cuando me cepillo por la
noche.»
«Debido a este diente, no puedo comer helados si no
utilizo el otro lado de la boca.»
304
Para curar el dolor de dientes coja un clavo nuevo,
haga sangrar la encía con él y clávelo después en un roble.
Esto curó a William Neal, hijo de Sir William Neal, un
caballero muy valeroso, cuando casi se había vuelto loco a
causa del dolor y pensaba en la posibilidad de pegarse un
tiro.1
J. Aubrey, 1972
«He tenido que tomar algunos analgésicos, pero el dolor
desaparecía al cabo de 20 min y ese era el único
momento en el que me dolía.»
«El dolor no me ha dejado dormir.»
«No puedo masticar con ese diente porque parece que me
sobresale dentro de la boca, y es el primer diente que
me choca cuando intento cerrar la boca.»
Las explicaciones del paciente nos proporcionan algunas
pistas clínicas acerca del grado de deterioro tisular (si
existe) en las zonas pulpar o periapical.
Por otra parte, muchos pacientes creen saber cuál es la pieza
que les está causando problemas y, en ese caso, el odontólogo
tiene que filtrar selectivamente la información de utilidad y
aquellos datos subjetivos que debe desechar, como puedan ser
informaciones como «Me duelen estos tres dientes». Es muy
poco probable que los síntomas del paciente se deban a tres
piezas con problemas, aunque existe esa posibilidad en caso de
hipersensibilidad por recesión gingival. Lo mismo sucede cuando
el sujeto nos indica que un diente le duele mucho cuando bebe
algo frío, y la información y las radiografías del odontólogo
indican que en esa pieza se ha realizado una endodoncia correctamente. Las palabras clave en relación con el dolor de un
paciente son escuchar, comprender, integrar, analizar y sintetizar.
Si no utiliza este enfoque para intentar resolver el problema, el
odontólogo puede llegar en muchos casos a conclusiones incorrectas y pasar por alto el diagnóstico real.
Basándose en lo que le explica el paciente, el odontólogo debe
deducir dónde radica aproximadamente el problema y hasta
© 2012. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos
capítulo 15
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Solución de problemas en el tratamiento de las urgencias por odontalgia 305
dónde llega (v. capítulo 1). En el diagnóstico final se combinan
la descripción del problema por parte del propio paciente, que
es la base de los datos subjetivos, y los datos objetivos, obtenidos
con las diferentes pruebas de sensibilidad y manipulación.10
Como norma de buen juicio clínico, no se debe condenar ningún
diente al tratamiento de conductos radiculares a menos que el
odontólogo esté convencido al 90% o más de que ha alcanzado
el diagnóstico correcto e identificado la pieza exacta. En ocasiones, en función de la anamnesis y de la descripción de los síntomas, el odontólogo sabe que el tratamiento de conductos
radiculares está indicado, pero no es capaz de identificar el diente
causal mediante la exploración clínica, especialmente en aquellos
cuadrantes en los que todas las piezas presentan restauraciones
coronales extensas y están muy limitadas las pruebas de sensibilidad. Por ejemplo, todos los datos pueden apuntar a una pulpitis irreversible, pero nos cuesta identificar el diente afectado.
Aunque va en contra de nuestros deseos de aliviar el dolor del
paciente, a veces es mejor enviarlo a su casa con un tratamiento
paliativo en lugar de arriesgarnos a tratar la pieza equivocada.
Resulta especialmente difícil despedir al paciente cuando no se
puede establecer un diagnóstico y el dolor es moderado o
intenso.11,30 El odontólogo puede temer que aquel desconfíe de
su capacidad para alcanzar un diagnóstico.
Sin embargo, si el profesional ha realizado una exploración
exhaustiva y ha presentado el dilema diagnóstico de forma comprensiva, el paciente entenderá que los síntomas se localizarán
en un diente determinado con el tiempo. Entonces será posible
diagnosticar el problema con exactitud y prescribir un tratamiento definitivo. En endodoncia, las conjeturas nunca conducen a la solución de los problemas de diagnóstico difícil. Es un
error manifiesto iniciar un tratamiento de conductos radiculares
con la idea de «Vamos a probar y a ver si funciona», especialmente si consideramos los numerosos orígenes posibles del dolor
no odontógeno (v. capítulo 6). En el capítulo 1 analizábamos en
profundidad el diagnóstico de dicho dolor, y en este capítulo
nos centraremos en la solución de los problemas relacionados
con las urgencias por odontalgia.
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Pacientes con problemas
de hipersensibilidad dental
Los motivos para acudir al odontólogo por una odontalgia
pueden ir desde un latigazo ocasional hasta un hormigueo o una
sensibilidad especial al ingerir determinados alimentos o bebidas,
pasando por las molestias experimentadas al cepillarse los dientes
o usar la seda dental. Si el paciente acude al odontólogo inmediatamente después de que aparezcan los síntomas, en la mayoría
de los casos no existe una patología pulpar que precise una
intervención significativa. Sin embargo, si no busca ayuda inmediatamente y el problema persiste o se agrava, en muchos casos
hay que derivarlo a un especialista para que lleve a cabo una
evaluación en profundidad o incluso para iniciar un tratamiento
de conductos radiculares. Es en estos casos en los que es verdaderamente necesario establecer un diagnóstico diferencial, en
especial para determinar si se trata realmente de una urgencia
por «dolor» o solo de un caso de hipersensibilidad acentuada que
no ha sido tratada oportunamente en su momento. En el capítulo 7 el lector puede encontrar una descripción más detallada
de la hipersensibilidad dental; este diagnóstico y sus posibles
tratamientos entran dentro del ámbito de la terapia de la pulpa
vital. Huelga decir que, en algunos casos, la hipersensibilidad
prolongada se debe a una pulpitis reversible o irreversible. Invariablemente, el paciente nos dirá: «Tendría que haber venido
hace meses, cuando empezó a molestarme, pero el dolor no era
muy intenso y pensé que desaparecería, y he estado muy ocupado
y no he podido venir, pero ahora he tenido que hacerlo».
Pacientes con signos
y síntomas de pulpitis
reversible
En este trastorno pulpar, los pacientes experimentan un dolor
pasajero leve o, en ocasiones, moderado (v. capítulo 1). A
menudo existen antecedentes recientes de tratamiento restaurador o periodontal o, posiblemente, de un traumatismo dental
leve, como una lesión por concusión o subluxación (v. capítulo 19).
Los pacientes no suelen quejarse de que el dolor les impida
dormir o los despierte en mitad de la noche.
Los síntomas de sensibilidad térmica no impiden al paciente
comer y beber normalmente, aunque en los casos más graves
puede evitar las temperaturas extremas en determinadas zonas
de la boca. En tales casos, y sobre todo cuando la sensibilidad
térmica constituye el principal problema del paciente, el odontólogo tiene que distinguir entre sensibilidad y dolor verdadero.
La interpretación de ambos por parte del paciente y del odontólogo puede variar considerablemente. Con excesiva frecuencia
se recurre al tratamiento de conductos radiculares por una sensibilidad molesta y no por un verdadero dolor que indique la
necesidad de extirpar la pulpa, y son muchos los pacientes tratados por un proceso inflamatorio leve que podrían responder a
una intervención menos invasiva. La actitud correcta en estos
casos consiste en intentar identificar y eliminar la causa. Si lo
conseguimos, desaparecerá la sensibilidad pasajera y el paciente
se sentirá mejor, así como muy agradecido al odontólogo por su
pericia profesional a la hora de tratar su problema.
Si se identifica una causa como una lesión cariosa, una exposición de los márgenes cervicales de la dentina, una fractura
cuspídea o una restauración rota, el tratamiento restaurador
apropiado nos permite resolver la mayoría de los casos (fig. 15-1).
Los síntomas de algunos pacientes mejoran también con el paso
del tiempo. En la mayoría de las ocasiones, la pulpitis reversible
se debe a algún tratamiento restaurador que ha inducido una
inflamación pasajera de los tejidos pulpares (fig. 15-2). En
ningún caso la inflamación se extiende a los tejidos periapicales
y, por tanto, no se observan cambios periapicales como cabría
esperar en una pulpitis irreversible.
Ocasionalmente, el paciente puede experimentar un dolor
pulpar leve y continuado como consecuencia de un tratamiento
restaurador minúsculo (restauración de amalgama de clase I o
de composite de clase III). Sin embargo, esta reacción no suele
progresar a un problema irreversible, a menos que la pulpa
estuviera ya en proceso de degeneración antes de iniciar el tratamiento restaurador. En estos casos recalcitrantes, si el dolor no
remite al cabo de unas 2 semanas, es posible aliviar los síntomas
del paciente extrayendo la restauración y aplicando una base o
306 capítulo 15
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Solución de problemas en el tratamiento de las urgencias por odontalgia
Figura 15-1 A. Esta joven de 20 años manifestaba una ligera sensibilidad a los cambios de temperatura y fue derivada para que le realizaran
una endodoncia en el segundo molar inferior. Todas las pruebas fueron normales y no se observaron cambios en las radiografías. B. Tras excavar la
caries, se colocó una restauración sedante. Dos semanas después, la paciente no experimentaba ya ningún síntoma.
Figura 15-2 A. Esta paciente de 45 años experimentaba bastante dolor con el frío en un diente con una corona nueva y fue derivada para
iniciar tratamiento de conductos radiculares. Señalaba con el dedo la zona palatina del primer molar como el origen de sus molestias. B. Durante
la exploración clínica se comprobó que el margen dentinario palatino quedaba al descubierto, debido a que la corona no cubría toda la estructura
dental preparada (flechas). Se le recomendó que le sustituyeran la corona sin necesidad de un tratamiento de conductos radiculares.
un apósito sedante. No obstante, si opta por esta solución, el
odontólogo debe tener presente que en algún momento tendrá
que retirar la restauración sedante y que toda intervención restauradora puede suponer un daño adicional para la pulpa dental.
Si ha hecho todo lo posible para mantener la salud de esta y los
síntomas persisten o empeoran progresivamente, estará indicado
el tratamiento de conductos radiculares.
Es necesario informar a todo paciente que experimente
dolor que cualquier tipo de tratamiento restaurador (ya sea la
extracción de una restauración de amalgama, la eliminación de
la caries, o la preparación para una corona o una incrustación
de clase II) puede causar una inflamación pulpar que puede
persistir durante un período de tiempo variable. En la mayoría
de los casos, la inflamación pulpar es «reversible», aunque la
pulpa solo puede soportar un cupo determinado de daños o
irritaciones antes de que el proceso inflamatorio se vuelva
irreversible. Esta es una posibilidad que no todos los odontó-
logos restauradores tienen en cuenta antes de embarcarse en
tratamientos restauradores muy extensos. El diente puede
haber experimentado cambios evidentes: un estrechamiento de
la cavidad pulpar, la presencia de cálculos pulpares o calcificaciones lineales en el conducto radicular, la aparición de caries
ocultas bajo una restauración vieja, la presencia de diferentes
grados de osteítis condensante, la formación de pequeñas
zonas de reabsorción radicular, el desarrollo de grietas evidentes en los rebordes marginales, etc. (fig. 15-3). Esos cambios
no hacen presagiar nada bueno para una pieza en la que está
prevista una restauración importante. El diente puede no
manifestar ningún síntoma, y las pruebas de sensibilidad
pueden dar la impresión de que la pulpa está viva o sufre una
pulpitis reversible y leve, pero esto no significa que esté sana
y pueda soportar mayores daños sin desarrollar una pulpitis
irreversible. Es muy importante que el odontólogo restaurador
comprenda todo esto para evitar problemas al paciente, y que
capítulo 15
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Solución de problemas en el tratamiento de las urgencias por odontalgia 307
Figura 15-3 A. Primer molar inferior con una cavidad pulpar muy contraída, cálculos pulpares y osteítis condensante. Los cambios son
indicios de pulpitis degenerativa. No se observaba ningún síntoma. B. Primer molar inferior con una cavidad pulpar prácticamente ocluida por
la calcificación y unos conductos que presentan el mismo aspecto. Aunque estos dientes pueden clasificarse como «vitales», su pulpa no está
sana; esto plantea un dilema diagnóstico cuando es difícil determinar el origen de las molestias del paciente. C. Superficie oclusal con unas
restauraciones de márgenes dudosos y fracturas importantes en el margen distal (flechas). El paciente experimentaba un dolor difuso en el
cuadrante superior izquierdo. D. Grieta en la dentina; las bacterias han invadido incluso los túbulos dentinarios. Cuando existen defectos antiguos
de este tipo, la pulpa dental puede degenerar fácilmente y empezar a producir síntomas.
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le explique bien todas estas consideraciones en relación con la
planificación del tratamiento.
Pacientes con signos
y síntomas de pulpitis
irreversible
El diagnóstico de pulpitis irreversible implica que existen suficientes signos y síntomas indicativos de que el tejido pulpar
no puede responder favorablemente a ninguna forma de tratamiento paliativo y que, por tanto, es necesario extirparlo o
extraer el diente (v. capítulo 1). Normalmente, si el paciente o
el odontólogo pueden localizar el origen del dolor en una pieza
concreta, es posible establecer el diagnóstico en poco tiempo
interrogando al paciente y realizando algunas pruebas clínicas,
según los casos (v. capítulo 1). Si el sujeto refiere algunos de
los siguientes síntomas es muy probable que se trate de una
pulpitis irreversible. Tales síntomas son (aunque no son los
únicos) el dolor que dura algunos minutos o varias horas, dolor
en punzadas o muy intenso que despierta al paciente por la
noche, dolor que aparece espontáneamente durante el día
o la noche, dolor intenso cuando algún alimento frío o caliente
entra en contacto con un diente determinado, dolor al morder
con esa pieza o un dolor tan intenso que el paciente evita masticar con ese lado de la boca.
Todos estos datos son indicadores válidos de pulpitis irreversible y, en algunos casos, nos confirman que la respuesta
inflamatoria ha sobrepasado ya el orificio apical y afectado a
los tejidos periapicales. Esta información puede obtenerse
preguntando al paciente y, normalmente, es posible establecer,
a partir de ella, un diagnóstico definitivo acerca de la necesidad
de iniciar un tratamiento de conductos radiculares. Sin
embargo, en este punto no es posible determinar todavía el
verdadero estado histopatológico de los tejidos, por lo que es
necesario realizar una serie de pruebas clínicas para alcanzar
un diagnóstico pulpar y perirradicular. Las respuestas del
paciente solo informan al odontólogo acerca de una «situación
308 capítulo 15
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Solución de problemas en el tratamiento de las urgencias por odontalgia
irreversible», pero no le indican si la pulpa está inflamada o
necrosada. Las pruebas térmicas pueden proporcionarnos un
diagnóstico definitivo, aunque no totalmente exacto, del estado
de la pulpa.
Técnicas para tratar dientes
con pulpitis irreversible
Una vez establecido el diagnóstico de pulpitis irreversible,
suele bastar un tratamiento muy breve para proporcionar un
alivio inmediato al paciente. No obstante, existen algunas
medidas específicas para la pulpitis irreversible que permiten
limitar las molestias postoperatorias del paciente y reforzar su
confianza en el odontólogo que le está tratando. El enfoque
terapéutico dependerá de dos factores: en primer lugar, de que
la inflamación irreversible afecte a un diente con una sola raíz
o un solo conducto, o a uno con varios conductos, y, en
segundo lugar, de que la pieza manifieste o no sensibilidad o
dolor a la percusión. Una vez que se conocen estos dos factores, es posible tratar al paciente de forma adecuada y exacta,
con muchas probabilidades de éxito y muy pocas secuelas postoperatorias. Aunque estos dos factores no son inamovibles,
ayudarán al odontólogo a resolver rápidamente estas situaciones tan dolorosas.
Figura 15-4 Extirpación de la pulpa con un escariador.
Dientes con una sola raíz
y un solo conducto
Cuando se diagnostica una pulpitis irreversible en un diente
con una sola raíz o un solo conducto, el tratamiento ideal
consiste en extirpar totalmente la pulpa (pulpectomía;
fig. 15-4). Una pulpectomía implica la extracción completa de
la pulpa de su conducto radicular. Sin embargo, para que dé
resultado no basta con introducir una lima o un escariador en
el conductor radicular a una profundidad sin determinar y
durante algunos segundos. Una vez que se consigue una anestesia profunda, solo se necesitan algunos minutos para acceder
al diente, determinar la longitud de trabajo (v. capítulo 9), y
limpiar y modelar el conducto hasta eliminar la pulpa dental
y los restos que puedan quedar. Aunque en ocasiones puede
bastar con uno o dos escariadores del tamaño apropiado para
extraer la pulpa, este proceso resulta más eficaz cuando se
utilizan instrumentos rotatorios de níquel-titanio (NiTi) y
una solución de hipoclorito sódico (NaOCl) al 6% para practicar una pulpectomía (fig. 15-5). Si hay que actuar con
rapidez por el bien del paciente, conviene utilizar aquellos
métodos que permitan extirpar completamente el tejido inflamado. A menudo, los instrumentos manuales (escariadores y
limas K) solo trituran el tejido y dejan restos que pueden
seguir conectados a los nervios apicales. La palabra clave en
estas urgencias es meticulosidad. Una vez completada la intervención de urgencia, se puede aplicar un fármaco como el
hidróxido cálcico (v. capítulo 11).
Algunos odontólogos prefieren realizar una pulpotomía,
debido a que esta intervención requiere prácticamente el mismo
tiempo. Sin embargo, es más correcto realizar una pulpectomía
que una pulpotomía, ya que esta última puede dejar una canti-
Figura 15-5 Uso de un instrumento rotatorio de níquel-titanio
para extraer intacta la pulpa dental.
dad importante de tejido pulpar inflamado en los conductos
radiculares y los síntomas pueden persistir. Si el paciente manifiesta dolor a la percusión, la pulpectomía es el tratamiento de
elección. En caso de inflamación perirradicular, hay que extraer
todo el tejido pulpar del sistema de conductos radiculares.
capítulo 15
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Solución de problemas en el tratamiento de las urgencias por odontalgia 309
Dientes con varios conductos
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La mayoría de los dientes posteriores con pulpitis irreversible
necesitan una pulpotomía o una pulpectomía para conseguir
un alivio inmediato del dolor33 (fig. 15-6). Si el paciente no
manifiesta dolor al masticar, suele basta una pulpotomía como
tratamiento de urgencia. Si el diente demuestra sensibilidad o
dolor a la percusión, es importante ajustar la oclusión o impedir
la del diente; en caso contrario, es posible que los síntomas
persistan.
El tratamiento de los dientes posteriores no se diferencia
mucho del utilizado para los anteriores. Los conductos de las
piezas posteriores son bastante más estrechos que los de las
anteriores, lo que puede obligarnos a modificar el tratamiento
de urgencia. Solo se pueden utilizar escariadores en los conductos de mayor tamaño de los dientes posteriores, y raras
veces es posible extraer el tejido pulpar intacto. La extracción
de la pulpa de los conductos habitualmente estrechos suele
ser una consecuencia de la ampliación mecánica de los mismos
con limas rotatorias o manuales. A menudo, los pacientes que
necesitan tratamiento urgente por problemas agudos son
atendidos por odontólogos que, en el momento en que los
sujetos acuden a ellos, no disponen del tiempo necesario para
llevar a cabo una consulta completa. Se puede programar una
consulta de urgencia tras el horario normal o improvisar un
«hueco» durante el día. En el caso de las piezas con un solo
conducto, es posible desbridar totalmente el mismo incluso
en un período de tiempo muy breve. En el caso de los dientes
con varios conductos, puede que el odontólogo no disponga
del tiempo necesario para prepararlos completamente hasta el
ápice. Afortunadamente, en la mayoría de las urgencias es
posible aliviar los síntomas sin necesidad de eliminar
totalmente la pulpa hasta el ápice, aun cuando esto sería lo
más deseable. Es importante registrar la longitud aproximada
de las raíces y penetrar por lo menos hasta el tercio apical de
cada conducto.
Por otra parte, es muy importante eliminar el tejido pulpar de
todos los conductos. En ocasiones, los pacientes que buscan tratamiento para la sensibilidad térmica aguda pueden experimentar
esos mismos síntomas tras recibir el tratamiento de urgencia si
queda pulpa vital inflamada intacta en uno de los conductos. Los
signos y síntomas persistentes de absceso apical agudo pueden
deberse también a que no se ha eliminado el tejido inflamado de
un conducto radicular (v. fig. 15-6). Si disponemos tiempo, el
tratamiento es similar al que hemos descrito para los dientes
anteriores: preparación del acceso, determinación de la longitud
de trabajo, limpieza y modelado hasta alcanzar un tamaño que
permita extraer el tejido a la profundidad deseada (como mínimo,
normalmente, con una lima K de calibre 25 o mayor, si es posible).
Este procedimiento está indicado porque no es fácil determinar
cuál o cuáles de las raíces pueden ser las causantes de la inflamación periapical. En muchos casos, los conductos radiculares están
estrechados o tienen un diámetro bastante reducido pero, si disponemos de tiempo para tratar la urgencia, se deben aplicar las
instrucciones originales. Si no contamos con el tiempo preciso
para abordar el problema en condiciones idóneas, debemos practicar una pulpotomía y reducir la oclusión, o bien efectuar una
pulpectomía en el conducto de mayor tamaño (raíz distal en los
molares inferiores, y palatina en los molares y premolares superiores). Una vez completado el tratamiento de urgencia, se puede
aplicar un fármaco como el hidróxido cálcico (v. capítulo 11).
Los pacientes con pulpitis irreversible suelen tener antecedentes de dolor intenso, ya sea espontáneo o por el contacto con
alimentos o bebidas fríos. En ocasiones, el sujeto puede señalar
la pieza que cree que es la causante del problema, pero el odontólogo es incapaz de reproducir los síntomas, ni siquiera con
unas pruebas exhaustivas y rigurosas. Asimismo, la imagen
radiográfica suele ser completamente normal o, por lo menos,
se considera que lo es. No hay signos de cambios periapicales
anómalos, la lámina dura y el espacio del ligamento periodontal
se mantienen aparentemente dentro de los límites normales, y
varios dientes presentan coronas o restauraciones importantes,
Figura 15-6 A. Molar inferior con síntomas imprecisos. La radiografía muestra un foco de osteítis esclerosante crónica en el extremo de
la raíz distal, un signo de degeneración pulpar crónica. Durante las pruebas con frío, el diente no respondió en un primer momento, y después
manifestó un dolor punzante y persistente. B. Molares inferiores con posibles exposiciones cariosas. Ambos manifestaban dolor a la percusión
y a distintos grados de estimulación térmica.
310 capítulo 15
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Solución de problemas en el tratamiento de las urgencias por odontalgia
Figura 15-7 A. Molar inferior con una cámara y unos conductos estrechos, así como con osteítis condensante, indicios de un proceso de
degeneración pulpar. Los síntomas son mínimos y las pruebas no permiten reproducir las molestias y el problema principal de la paciente.
B y C pueden explicar perfectamente los cambios producidos, así como la dificultad para alcanzar un diagnóstico en ocasiones. B. Molar inferior
asintomático; la paciente no recordaba haber experimentado dolor o molestias al utilizarlo. Todas las pruebas fueron normales pero, debido a la
profundidad de la caries, se informó a la paciente sobre la conveniencia de efectuar un tratamiento de conductos radiculares y colocar una corona
para conservar el diente. Por motivos económicos, optó por la extracción del mismo. C. Corte histológico de la pulpa coronal. Obsérvese la gran
variedad de hallazgos histológicos en un diente asintomático y que había respondido normalmente a las pruebas de frío, percusión, y palpación,
así como a la prueba pulpar eléctrica. IA, inflamación aguda; IC, inflamación crónica; NL, necrosis por licuefacción; NP, necrosis parcial; PN, pulpa
normal (tinción de ByB, ×4; no se identifican bacterias).
pero el odontólogo no puede detectar ningún dolor a la percusión ni una respuesta anómala al frío en la pieza indicada por el
paciente como la causante de su dolor. Por desgracia, a menudo
se observa una discrepancia entre la sintomatología de un diente
y el aspecto histológico de su pulpa, lo que podría explicar las
dificultades para establecer el diagnóstico (fig. 15-7).
Técnicas para tratar dientes
con necrosis pulpar
En este caso debemos considerar varias posibilidades: si la necrosis pulpar afecta a un diente anterior o posterior, si la pieza ha
desarrollado o no una fístula, y si existe inflamación o no.
En primer lugar, los dientes con una sola raíz o un solo
conducto son mucho más fáciles de tratar que aquellos con
varios conductos. En segundo lugar, si hay una fístula, el tratamiento resulta mucho más sencillo, ya que en la mayoría de los
casos el paciente experimenta unos síntomas mínimos. En tercer
lugar, si hay hinchazón, es necesario determinar si es localizada
o no (celulitis). Existe un tratamiento apropiado para cada una
de estas circunstancias, y los describiremos por separado.
Normalmente, un diente con la pulpa necrosada no responde
a las pruebas con frío y otras pruebas térmicas, así como tampoco
a la prueba pulpar eléctrica (PPE) (fig. 15-8). La pieza puede
manifestar dolor a la masticación o a la percusión, pero esto no
tiene mayor importancia en el diagnóstico y solo puede tener
alguna relevancia si se considera la necesidad de reducir la
oclusión.
Cuando se diagnostica necrosis pulpar en un diente con
una sola raíz o un solo conducto y no se observa hinchazón,
hay que extirpar totalmente el tejido del sistema de conductos
para aliviar los síntomas (fig. 15-9). Para extraer el tejido
necrótico del conducto, podemos emplear la misma técnica
que en los dientes anteriores con pulpitis irreversible. Se puede
lograr una limpieza más completa utilizando instrumentos
rotatorios de NiTi mediante una técnica de descenso coronoapical. Estos instrumentos permiten desbridar el conducto y
conseguir, además, una morfología idónea para limpiar los
restos que puedan quedar en el mismo. Hay que emplear
bastante NaOCl (v. capítulo 11), debido especialmente a que
capítulo 15
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Solución de problemas en el tratamiento de las urgencias por odontalgia 311
Desafío Clínico
Desafío clínico n.° 1: en estos casos, no tan infrecuentes, el
odontólogo no debe actuar basándose en que el paciente insiste
en que le duele un diente determinado y que dicha pieza es el
origen de sus problemas, sino que debe fiarse de los datos objetivos recabados durante la consulta de urgencia. Si la información
clínica resulta confusa y no lo conduce a un diagnóstico inmediato
o lógico, conviene no actuar en función de algunos datos sin
sentido y esperar hasta que se puedan obtener otros fiables para
alcanzar un diagnóstico exacto.
En la mayoría de los casos, los síntomas reaparecen al poco
tiempo y es posible examinar nuevamente al paciente. El odontólogo no debe iniciar nunca el tratamiento de conductos radiculares sin tener un diagnóstico razonable. En ocasiones, se opta por
tratar varios dientes con la esperanza de poder eliminar el dolor
y, finalmente, se descubre que el dolor no era de origen dental.
Véase el capítulo 6.
Desafío clínico n.° 2: puede que haya que efectuar un análisis
más general de los datos clínicos: ¿son muy extensas las restauraciones existentes? ¿Desde cuándo están allí? ¿Existen discrepancias marginales que puedan haber favorecido la penetración
bacteriana? ¿Existen fracturas o grietas importantes? ¿Se observan cambios en el tamaño de la cavidad y los conductos pulpares
en comparación con los de otros dientes? ¿Hay cálculos pulpares?
¿Existe osteítis condensante? ¿Se observan cambios sutiles en el
ápice radicular, en comparación con otros ápices, que pudieran
ser indicio de un proceso de reabsorción de baja magnitud? Estas
preguntas pueden ser de alguna ayuda o no, pero nos permiten
evaluar mejor los datos disponibles y ayudan al odontólogo a
interpretar la situación (v. fig. 15-7). Posiblemente, como resultado
de este interrogatorio, se podría enviar inmediatamente al
paciente a un especialista para una evaluación más detallada.
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Desafío clínico n.° 3: para confirmar los datos subjetivos hay
que plantear algunas preguntas importantes, que se detallan en
el capítulo 1 («Escuche al paciente, le está proporcionando el
diagnóstico», Sir William Osler, 1867). A menudo, las pruebas térmicas no son diagnósticas y, de hecho, están dentro de los límites
normales, como suele suceder cuando una pulpitis irreversible
aguda se cronifica y la pulpa responde igual que la de los dientes
no inflamados (v. fig. 15-7). Los signos radiológicos son el único
dato definitivo para alcanzar un diagnóstico. Sin embargo, en
bastantes casos dichos signos se presentan como normales en un
primer momento; ¿o son realmente normales? Esto es especialmente cierto en caso de pulpitis irreversible precoz o en los
dientes posteriores inferiores, en los que la placa cortical es muy
densa y los cambios óseos pueden pasar desapercibidos hasta que
se produzca una destrucción importante, normalmente en las
fases finales de la pulpitis irreversible.
es necesario eliminar el tejido necrótico y destruir las bacterias
presentes en el sistema de conductos. El tratamiento es idéntico para las piezas anteriores grandes y monorradiculares, y
para los premolares con un conducto único y grande. Si no es
posible establecer una longitud de trabajo (el método ideal
antes de instrumentar el conducto en una consulta de urgencia), se debe estimar una aproximada a partir de la radiografía
inicial. También se puede utilizar un localizador apical electrónico (v. capítulo 9). La palabra clave en estas circunstancias
es desbridamiento, que implica el uso eficaz de NaOCl. Una
vez completado el tratamiento de urgencia, se puede aplicar
Figura 15-8 Diagnóstico de necrosis pulpar en el incisivo lateral
superior.
un fármaco (p. ej., hidróxido cálcico mezclado con clorhexidina al 2% [v. capítulo 11]).
Si la pulpa necrosada se encuentra en un diente con varios
conductos, el tratamiento es parecido al utilizado en uno con
una sola raíz o un solo conducto, aunque existen diferentes
técnicas. En todo caso, hay que escoger el método más rápido
para poder extraer la mayor parte del tejido necrótico del sistema
de conductos. En los molares puede haber problemas para conseguirlo, debido a que resulta difícil extraer el tejido necrótico
de conductos muy pequeños, curvados y estrechos.
La primera técnica puede ser muy parecida a la que se emplea
en dientes posteriores con pulpitis irreversible. Si es posible, hay
que usar un instrumento manual o rotatorio para eliminar los
restos pulpares. Esto no siempre se puede conseguir en los conductos de los dientes posteriores (conductos vestibulares de las
piezas superiores y conductos mesiales de las inferiores), ya que
para penetrar inicialmente en ellos son necesarias limas más
pequeñas. Hay que abrir un camino para los instrumentos de
mayor calibre y, al mismo tiempo, desbridar el conducto.
También en este caso conviene utilizar la técnica coronoapical.
En primer lugar, se usa una lima K pequeña, de calibre 8 o 10,
para establecer el acceso coronal. A continuación, se puede usar
una lima PathFile rotatoria (conicidad 0,02 con unos diámetros
de 0,13, 0,16 y 0,19) para facilitar el acceso a la parte apical del
conducto. Una vez abierto el segmento coronal del mismo, se
puede desbridar de forma progresiva y segura, cambiando a una
lima rotatoria de calibre 25 o comparable hasta alcanzar la longitud de trabajo estimada. Durante el proceso de desbridamiento
hay que irrigar abundantemente (NaOCl al 3-6%). Con esta
técnica hay que extremar las precauciones para evitar que salgan
restos necróticos a los tejidos perirradiculares a través del orificio
apical, lo que podría causar mayores molestias al paciente.
También en este caso conviene utilizar técnicas coronoapicales
para prevenir esta posible secuela postoperatoria.36
En la segunda técnica, lo primero que hay que hacer es
establecer una longitud de trabajo para todos los conductos.
312 capítulo 15
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Solución de problemas en el tratamiento de las urgencias por odontalgia
Figura 15-9 A. Al desbridar el sistema de conductos radiculares se comprueba que la pulpa dental está completamente podrida.
B. En algunos casos, la pulpa necrótica sale intacta.
Figura 15-10 A. Pulpa necrótica que causa síntomas en un premolar inferior. B. Se ha establecido el drenaje y la longitud de trabajo.
C. Un año después, la curación es excelente.
Esto es fácil de conseguir en aquellos que sean permeables
(fig. 15-10, B). Una vez obtenida una longitud de trabajo,
hay que instrumentar los conductos hasta poder introducir
una lima del calibre 25 o una lima rotatoria comparable, al
mismo tiempo que se irriga abundantemente con NaOCl.
Normalmente, los conductos distales o palatinos, más
grandes, se instrumentan hasta alcanzar un tamaño superior
(aproximadamente del calibre 30 al 40) durante este procedimiento. Se aplica hidróxido cálcico dentro del conducto,
se coloca una bolita de algodón sobre los orificios expuestos
y después se realiza una restauración provisional apropiada
con una profundidad adecuada (3-4 mm como mínimo) para
prevenir posibles filtraciones oclusales. Generalmente, un
paciente con una pulpa necrosada y una fístula supurante
suele manifestar muy pocos síntomas. A menudo tiene antecedentes de dolor en un diente determinado o de mal aliento,
pero no suele recordar un dolor intenso asociado a una pieza
determinada. No obstante, esto puede suceder en ocasiones
y suele deberse a la formación de un absceso entre las placas
óseas corticales que erosiona los últimos 2 mm de hueso
cortical y comprime el periostio. Esta presión, inmediatamente antes de que se establezca el trayecto fistuloso, es la
causante del intenso dolor que el paciente puede haber experimentado. Desde el punto de vista clínico, el paciente es
diagnosticado de necrosis dental y en los tejidos blandos
presenta una lesión con la forma de un orificio pequeño o «parecida a un grano» en la encía adherida o en la mucosa. Puede
tener muchos y diversos aspectos, desde una zona de hinchazón hasta una lesión pedunculada, pasando por una mera
zona de eritema gingival. Siempre hay que sondar estos trayectos fistulosos para verificar el diagnóstico, que se basa en
las pruebas clínicas y en los síntomas del paciente (fig. 15-11).
Para ello se introduce una punta de gutapercha del cali
bre 25 a 40 en el trayecto fistuloso, haciéndola avanzar lenta
mente hasta llegar al origen del problema. Introduciendo
lentamente la punta de gutapercha en la fistula, el odontólogo
puede determinar con más exactitud cuál es el diente causante del problema. Al introducir la gutapercha lentamente
capítulo 15
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Solución de problemas en el tratamiento de las urgencias por odontalgia 313
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Figura 15-11 A. Típico estoma (abertura) de trayecto fistuloso. B. Fotografía clínica de la exploración de un trayecto con un cono de
gutapercha. C. Radiografía de una fístula sondada con un cono de gutapercha.
en el trayecto fistuloso, la punta se calienta hasta alcanzar la
temperatura corporal y no provoca excesivos dolores o molestias durante su avance. En ocasiones, si se emplea una punta
de gutapercha demasiado pequeña, esta puede doblarse y no
penetrar hasta su destino final. Si se usa una punta demasiado
grande, no recorrerá toda la distancia debido a su rigidez y a
la morfología de la fístula. En la mayoría de los casos, se
puede cumplir el objetivo buscado utilizando puntas de gutapercha de los calibres 25 a 40.
Debido a la ausencia de una verdadera sintomatología «de
urgencia» en estos casos, está indicado el tratamiento de conductos radiculares rutinario. En los pocos casos en los que el
paciente experimenta un dolor agudo, el tratamiento de urgencia más apropiado consistirá en un desbridamiento completo
del sistema de conductos radiculares.
Tras el tratamiento, hay que informar al paciente de que es
muy poco probable que experimente secuelas dolorosas, y solo
está indicado el uso de analgésicos sin receta. En estos casos no
debe emplearse antibioterapia; no obstante, es muy importante
realizar un seguimiento adecuado del paciente.
Los pacientes con pulpas necrosadas acuden periódicamente
a la consulta con una hinchazón localizada. En muchos casos,
manifiestan síntomas y dolor a la palpación en la zona de hinchazón de los tejidos blandos y alrededor de ella. Por lo general,
la lesión se localiza directamente sobre el ápice de la raíz afectada, aunque hay que tener presente que un proceso inflamatorio suele atravesar el hueso y el periostio por el punto de menor
resistencia. Debido a ello, en algunos casos la hinchazón de los
tejidos blandos no se localiza directamente sobre la raíz o el
diente necrosado causante de la lesión, sino más bien junto al
mismo, pudiendo parecer que una o dos piezas contribuyen a
esa hinchazón (fig. 15-12).
La necrosis pulpar con hinchazón localizada no constituye
una indicación para la antibioterapia. Sin embargo, es muy
importante extirpar totalmente el tejido necrótico de la cavidad
pulpar y de los conductos radiculares. El paciente debe saber
de antemano que, con independencia del diagnóstico clínico,
la mayoría de los tratamientos de conductos radiculares producen inflamación periapical adicional, con los síntomas consiguientes. Con toda probabilidad, el sujeto experimentará más
molestias y, en algunos casos, un aumento de la hinchazón
localizada. La mayoría de las intervenciones, como la instrumen
tación, la obturación con sellador y la pulpectomía/pulpotomía,
inducen más irritación e inflamación periapicales. Esto provoca
cambios tisulares, que se manifiestan en forma de dolor en la
zona periapical, que el paciente lo percibe en el diente o como
una molestia en el maxilar inferior o superior al movilizar o
palpar dicha pieza.
314 capítulo 15
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Solución de problemas en el tratamiento de las urgencias por odontalgia
es seropurulento (sangre y pus; v. fig. 15-13, C ). Hay que limpiar
y modelar el conducto, y aplicar un fármaco y una obturación
provisional. Si el tejido fluctúa, se puede practicar una incisión
de drenaje, especialmente si sigue hinchado (fig. 15-14); pero
como se ha obtenido el drenaje a través del diente, esta es solo
una posibilidad opcional en la mayoría los casos. Se debe infiltrar
solución anestésica alrededor de la zona de hinchazón localizada
pero no en la propia zona. Si dispone de una aguja de pequeño
calibre, puede insertar la punta en la mucosa fina (sin atravesarla)
en la zona de la incisión y depositar un par de gotas para blanquear el tejido.
Figura 15-12 La hinchazón localizada se centra sobre el
incisivo lateral superior, pero se extiende en sentido lateral a las
raíces del incisivo central y del canino.
En ningún caso debemos dejar abierto un diente con la
pulpa inflamada, vital o necrótica para que drene si hemos
establecido el drenaje desde el interior del mismo o si no
hemos obtenido ningún drenaje.36 Si dejamos un diente
abierto para que drene solo facilitaremos la entrada de más
bacterias y contaminantes salivales a aquellos conductos radiculares que estamos intentando «esterilizar» lo mejor posible,
aunque en algunos estudios se cuestiona esta posibilidad
clínica.37 Hay pruebas clínicas que parecen confirmar que
cuanto más tiempo se deje abierto un diente para que drene,
más tiempo se necesitará para cerrarlo (se requieren más
sesiones postoperatorias para cerrarlo). Esto podría deberse a
la colonización de los conductos radiculares por especies
bacterianas que pueden protegerse mediante la formación de
biopelículas.37,38,44
Incisión y drenaje
Si el odontólogo observa hinchazón junto a uno o varios
dientes, debe determinar si esa hinchazón fluctúa o no para
poder prescribir el tratamiento más adecuado al paciente. En
caso contrario, un plan terapéutico inadecuado le puede
causar mayores molestias y se necesitará más tiempo para
conseguir la curación.
Debemos considerar cuatro situaciones posibles, cada una de
las cuales requiere un tratamiento específico para poder aliviar
los síntomas del paciente y crear las condiciones periapicales
apropiadas para conseguir la curación. En todos estos casos se
ha confirmado la necrosis pulpar y los síntomas periapicales
pueden ser leves o graves.26
Hinchazón fluctuante: drenaje a través
del diente
Al abrir el diente para tratarlo, se establece el drenaje del conducto o de los conductos a través de la abertura de acceso. El
drenaje puede ser mínimo (fig. 15-13, A) o muy abundante, y
en algunos casos es posible que se prolongue durante varios
minutos y que muestre un flujo pulsátil. Suele ser exclusivamente
purulento en un primer momento (v. fig. 15-13, B) y finalmente
Hinchazón fluctuante: ausencia de drenaje
a través del diente
En estos casos se abre la cavidad pulpar pero no se observa
ningún drenaje del conducto o de los conductos. Hay que
completar la limpieza y el modelado, aplicar hidróxido cálcico
con una bolita de algodón y colocar una obturación provisional. Asimismo, se debe inyectar solución anestésica a uno o
ambos lados de la hinchazón, y esperar hasta que el paciente
consiga una anestesia profunda. No inyecte directamente en el
tejido hinchado. Esto solo causará mucho dolor al paciente y
puede diseminar bacterias y productos inflamatorios indeseables hacia los tejidos más profundos. A continuación, aplique
un bisturí del calibre 12 o 15 sobre la masa fluctuante y presione firmemente hasta alcanzar la placa ósea a través de la
hinchazón (fig. 15-15). La incisión puede ser horizontal, en
la base de la hinchazón, o vertical, preferiblemente entre las
raíces de los dientes. En las piezas posteriores la purulencia
puede estar menos localizada y extenderse lateralmente en
sentido vestibular y lingual/palatino (fig. 15-16). En estos
casos, el drenaje puede no producirse inmediatamente, por lo
que a veces habrá que inducirlo abriendo y cerrando un hemostato en la zona fluctuante en la que se ha practicado la incisión.
Hay que abrir la «bolsa» del absceso, liberar el pus y conseguir
un drenaje adicional (fig. 15-17). En la mayoría de los casos
no está indicada la colocación de un tubo de drenaje; la incisión permanecerá abierta el tiempo necesario para poder conseguir el resultado deseado. Tras la incisión y el drenaje,
conviene irrigar con suero salino templado durante 24 a 48 h,
aproximadamente.
Hinchazón no fluctuante: drenaje a través
del diente
Después de establecer la abertura de acceso, se completa la
limpieza y el modelado de los conductos. Durante este
proceso el drenaje se obtiene a través del conducto o de los
conductos. Dado que los tejidos no fluctúan, lo que significa
que suelen ser bastante firmes, no hay que puncionar y
drenar los tejidos blandos, ya que esta maniobra resultaría
improductiva. Se pueden prescribir aplicaciones «mantenidas» de suero salino templado en lugar de enjuagues para
intentar acumular el pus en una zona localizada para su posterior incisión y drenaje. Aunque la cantidad de pus y restos
necróticos que salen por los conductos radiculares es poco
importante, suele bastar para aliviar las molestias agudas del
paciente.
capítulo 15
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Solución de problemas en el tratamiento de las urgencias por odontalgia 315
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Figura 15-13 A. Drenaje seropurulento procedente de un conducto pequeño de un molar inferior. B. Drenaje inicialmente purulento de
un incisivo lateral superior con necrosis pulpar e hinchazón localizada. C. Posteriormente, el drenaje se vuelve más seropurulento. Este tipo
de drenaje suele producirse en el momento de acceder a la cavidad pulpar. En otros casos puede estar justificada la trepanación apical.
Figura 15-14 Incisión y drenaje productivo de la hinchazón
localizada sobre un incisivo lateral superior.
Hinchazón no fluctuante: ausencia de drenaje
a través del diente
Si creamos una abertura de acceso pero no obtenemos ningún
drenaje, hay que limpiar, modelar, medicar y cerrar los conductos.
Están contraindicados la incisión y el drenaje, ya que el tejido
no fluctúa. El paciente debe enjuagarse con suelo salino caliente
para aliviar los tejidos y, probablemente, reducir los síntomas
generales o acelerar la respuesta inflamatoria a través del hueso
hacia los tejidos blandos; en este momento, podemos intentar
realizar la incisión y el drenaje. Estas circunstancias clínicas
plantean un reto difícil. Es necesario tratar al paciente de
manera conveniente y apropiada, pero lo único que podemos
hacer para intentar aliviar sus síntomas es limpiar y modelar el
sistema de conductos radiculares. Aunque algunos odontólogos
recomiendan el limado rutinario en todos los casos, puede que
este no sea el momento más apropiado para utilizar una técnica
que no tiene ninguna base clínica ni científica (v. capítulo 9).
Si efectuamos un limado agresivo (especialmente sin limpiar
completamente el conducto antes de sobrepasar la constricción
apical), podemos inocular los tejidos periapicales con bacterias
indeseables y agravar aún más la situación clínica.38 Por otra
parte, aunque en algunos estudios se ha comprobado que el
drenaje puede no proporcionar el alivio deseado,32 tras una
revisión sistemática de la literatura médica (con el objeto de
intentar establecer unas pautas basadas en pruebas) se ha comprobado que el drenaje está indicado para paliar el problema
del paciente.26 Sin embargo, en caso de que exista una posibilidad razonable de que no podamos obtenerlo penetrando más
allá del ápice, se puede considerar la trepanación apical.
316 capítulo 15
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Solución de problemas en el tratamiento de las urgencias por odontalgia
Figura 15-15 A. Incisión y drenaje de una zona de hinchazón localizada. Se ha anestesiado la zona, pero no se ha aplicado la solución
anestésica directamente en la hinchazón. Implantación de un bisturí del calibre 11 para realizar la incisión. B. Una incisión profunda libera el
contenido de la hinchazón tisular.
Figura 15-16 A. No se pudo obtener ningún drenaje a
través de un molar inferior. Obsérvese la zona de hinchazón.
B. Una incisión permite establecer fácilmente el drenaje.
(Por cortesía del Dr. Rob Roda.)
Trepanación apical
y quirúrgica
Figura 15-17 Apertura de la incisión con un hemostato para
promover el drenaje.
Una trepanación puede ser de gran ayuda cuando tenemos que
aliviar el dolor insoportable de algún paciente. La trepanación
está indicada cuando puede diagnosticarse un absceso alveolar
agudo con una certeza razonable, no hay hinchazón y todo
apunta a que es posible drenar la lesión sobrepasando el orificio apical con una lima pequeña. Para conseguirlo, se introduce con decisión una lima K del calibre 15 a 25 hasta 2-3 mm
más allá de los límites del ápice. Esto permite establecer el
drenaje en la mayoría los casos. Siempre se debe verificar con
una radiografía que la lima ha sobrepasado el ápice. Esta
capítulo 15
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Solución de problemas en el tratamiento de las urgencias por odontalgia 317
intervención puede causar algunos problemas terapéuticos,
como la destrucción de la constricción apical natural o la
formación de una cremallera en los conductos curvos si se
aplica una fuerza excesiva. Además, en caso de dolor e infección agudos, puede haber problemas para conseguir una anestesia profunda para la intervención quirúrgica. No obstante,
los efectos beneficiosos de la misma compensan con creces sus
posibles problemas.
Raras veces hay que recurrir a la trepanación quirúrgica
para combatir el dolor si se han seguido unos principios
razonables durante el diagnóstico y el tratamiento. Aunque
los estudios realizados no han podido confirmar su eficacia,21,28 cuando se utiliza con criterio, representa una opción
razonable para atajar el dolor intratable una vez que han
fracasado todos los demás métodos. Con toda probabilidad,
un dolor tan intenso se debe a un aumento considerable de
la presión intracortical en los tejidos perirradiculares, y solo
puede ser aliviado por una abertura quirúrgica cuando fracasa
o no se puede practicar una trepanación apical, como cuando
no se ha podido acceder a un conducto o se ha encontrado
un bloqueo apical durante un tratamiento de conductos radiculares previo. Para la trepanación quirúrgica, hay que practicar una incisión en los tejidos blandos, atravesar la corteza
ósea con un instrumento rotatorio y abrir una vía de drenaje
desde los tejidos perirradiculares.12 Podemos considerar tres
opciones:
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Opción terapéutica 1:
1. Se obtiene la anestesia adecuada.
2. Se usa un bisturí del calibre 15 para practicar una
pequeña incisión (5 mm) horizontal o vertical en la
mucosa apical y, normalmente, superior o lateral al
ápice radicular. Es muy importante respetar esta
posición para no penetrar en las estructuras dentales.
3. Se retrae la mucosa con un retractor tisular, un elevador
perióstico o el extremo más ancho de una espátula para
cera del calibre 7 estéril (fig. 15-18, A).
4. Se usa una fresa redonda del calibre 6 u 8 para perforar
la placa cortical en un ángulo que permita acceder a los
tejidos perirradiculares o a la lesión, evitando cualquier
contacto con la raíz (v. fig. 15-18, B). Esta técnica
funciona bien cuando la lesión perirradicular es grande.
5. Normalmente se establece un drenaje inmediato que
alivia la presión intracortical.
6. Se recomienda al paciente que realice enjuagues con
suero salino caliente durante 24 h como mínimo,
aunque es mejor hacerlo durante más tiempo.
Opción terapéutica 2:
1. Se obtiene la anestesia adecuada.
2. Se usa un bisturí del calibre 15 para practicar una
pequeña incisión (5 mm) vertical junto a la raíz del
diente en cuestión.
3. Se retrae la mucosa con un retractor tisular o el extremo
más ancho de una espátula para cera del calibre 7 estéril
(v. fig. 15-18, A).
4. Se usa una fresa redonda del calibre 6 u 8 para perforar
solo la placa cortical (v. fig. 15-18 B).
5. Se usa una lima K grande (del calibre 40 como mínimo)
(v. fig. 15-18, C ) o una cureta de cuchara para abrir
una vía a través del hueso esponjoso hasta los tejidos
perirradiculares o la lesión, evitando cualquier contacto
con el ápice radicular (fig. 15-19).
6. Normalmente se establece un drenaje inmediato o se
alivia la presión intracortical.
7. Se recomienda al paciente que realice enjuagues con
suero salino templado o caliente durante 24 h como
mínimo, aunque es mejor hacerlo durante más tiempo.
En la mayoría de los casos, la segunda opción es más segura,
especialmente cuando hay alguna estructura vital junto al diente
en cuestión, las raíces están muy cerca unas de otras o el vestíbulo
es poco profundo (fig. 15-20). Si se incumplen estos principios,
se puede destruir parte de la estructura dental y el ligamento
periodontal, con el consiguiente riesgo de reabsorción radicular
externa. Como alternativa se puede usar un espaciador endodóncico grande para atravesar la placa cortical:6
Opción terapéutica 3:
1. Después de anestesiar la zona de penetración, se coloca
un espaciador del calibre 3 paralelo a la superficie
radicular, utilizando un tope de silicona como punto de
referencia.
2. A continuación, se mueve el espaciador hasta colocarlo
casi perpendicular al ápice radicular.
3. Se presiona en sentido apical mientras el espaciador
atraviesa la mucosa alveolar, el periostio y el hueso
cortical hacia la lesión perirradicular.
Este método tiene la ventaja de que no requiere realizar una
incisión ni un colgajo quirúrgico, y además el riesgo de dañar la
raíz es muy pequeño. Sin embargo, puede ser difícil penetrar
hasta la lesión cuando el hueso cortical es muy grueso.
En caso de necrosis pulpar y celulitis o hinchazón extracelular muy extensa, hay que tratar al paciente con exactitud y
determinación. En estos casos, hay que prescribir antibióticos
inmediatamente después de completar el tratamiento de conductos radiculares, o incluso antes, si el odontólogo no puede
tratar oportunamente al paciente (fig. 15-21). Los antibióticos
de elección son la penicilina o la amoxicilina en dosis de 500 mg
cada 6 h durante 5-7 días. La clindamicina ha alcanzado bastante
popularidad como sustituto de la penicilina y de la cefalosporina,
pero en estos momentos disponemos de muy pocos datos que
respalden la superioridad de otros antibióticos sobre la penicilina. Dado que este proceso puede agravarse rápidamente sin
ningún indicio de deterioro, se recomienda extirpar todo el
tejido necrótico del sistema de conductos radiculares. Este tipo
de infección radicular requiere una intervención inmediata y
decidida por parte del odontólogo. Los errores resultan muy
caros y pueden dejar secuelas importantes.
Si el paciente presenta fiebre y linfoadenopatía, además de
celulitis, conviene prescribir una dosis de choque de antibióticos.
Normalmente, en el caso de la penicilina se recomienda una dosis
de 2 g, que suele bastar para controlar una infección fulminante.
A menos que el paciente sea alérgico a la penicilina, no se debe
sustituir la antibioterapia sin una base clínica razonable. En estos
casos no existen razones fisiológicas o biológicas que contraindiquen el tratamiento de conductos radiculares en una sola sesión.
Sin embargo, la mayoría de los odontólogos no estarían dispuestos
318 capítulo 15
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Solución de problemas en el tratamiento de las urgencias por odontalgia
Figura 15-18 A. Preparación para una trepanación quirúrgica; se ha hecho una pequeña incisión vertical y se ha retraído ligeramente el
tejido con un retractor perióstico pequeño. B. Mientras el tejido está retraído, se usa una fresa para iniciar la penetración cortical. C. Una vez que
se ha atravesado la mayor parte del hueso, si no todo, se puede emplear una lima grande para abrir una vía de drenaje desde el lugar deseado.
Figura 15-19 A. Esta paciente de 27 años fue derivada para iniciar tratamiento; se abrió el incisivo lateral superior y se dejó abierto para
que drenara, pero no se produjo ningún drenaje. B. Después de practicar una incisión, se usó una cureta para establecer una vía para el drenaje,
que resultó muy abundante. Sin embargo, la zona se inflamó, por lo que se derivó a la paciente a un cirujano oral, que abrió la lesión y obtuvo una
biopsia; el informe confirmó que se trataba de un rabdomiosarcoma.
capítulo 15
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Solución de problemas en el tratamiento de las urgencias por odontalgia 319
Figura 15-20 A. Este paciente experimentaba un dolor muy intenso y su odontólogo no podía encontrar el conducto radicular para iniciar
la revisión. Para aliviar el dolor estaba indicada una trepanación en el primer molar inferior. El agujero mentoniano no impedía esta solución para
aliviar el dolor. B. Uso de una cureta para establecer un drenaje directo e inmediato.
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Figura 15-21 A. Celulitis vestibular en el lado derecho del maxilar inferior. Prescriba antibióticos al paciente y espere a que disminuya
la hinchazón o, si esta fluctúa, realice una incisión y drénela. B. Celulitis vestibular en el espacio canino; las flechas indican la extensión de la
hinchazón.
a tratar en una sola sesión a un paciente potencialmente lábil que
podría desestabilizarse y empeorar muy rápidamente. En este
caso, es necesario volver a evaluar al sujeto cada pocos días. Dado
que la limpieza, el modelado y la obturación pueden irritar aún
más los tejidos periapicales, el odontólogo debe esperar a que
remitan los signos y síntomas antes de proceder a completar del
tratamiento. Si existe una linfoadenopatía, los ganglios dilatados
deben responder a la antibioterapia antes de que realizar tratamientos de conductos radiculares adicionales. Una vez que remita
la linfoadenopatía se puede completar el tratamiento.
Analgésicos y antibióticos
Desde que aparecieron los antiinflamatorios no esteroideos
(AINE), muchos pacientes acuden a la consulta del odontólogo
tomando ya este tipo de fármacos, aunque puede que no lo estén
haciendo en una dosis que repercuta en su problema. Dado que
la mayor parte del dolor de origen dental es de tipo inflamatorio,
hay muy pocos fármacos que el odontólogo pueda prescribir que
sean mejores que los AINE sin receta. En las parafarmacias hay
muchos sustitutos del ácido acetilsalicílico y del paracetamol que
tienen efectos analgésicos y antiinflamatorios. De hecho, algunos
datos recientes parecen respaldar el uso combinado de ibuprofeno (600 mg) y paracetamol (1.000 mg) para conseguir una
analgesia y un alivio del dolor equivalentes a los producidos por
los narcóticos pero sin sus efectos secundarios.14,27 A pesar de
estos datos, no se ha podido observar una disminución correlativa de las ventas de analgésicos con receta.
Si se prescriben regularmente analgésicos y/o antibióticos
para tratar las urgencias endodóncicas, probablemente haya un
problema con el diagnóstico y las técnicas terapéuticas. El dolor
no es una indicación para la antibioterapia.19 La presencia de
dolor antes o después de una consulta de urgencia no siempre
indica la existencia de una infección o la necesidad de
320 capítulo 15
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Solución de problemas en el tratamiento de las urgencias por odontalgia
antibioterapia. Una consecuencia normal del tratamiento es un
dolor leve y en ocasiones moderado. No todos los pacientes se
libran completamente del dolor después de la intervención,
pero la mayoría mejora considerablemente o del todo 1-3 días
después de un tratamiento de urgencia. Si no es así, se impone
reconsiderar el abordaje clínico y las técnicas de diagnóstico.
Cuando el tratamiento endodóncico se realiza correctamente,
el porcentaje de respuestas dolorosas que requieren tratamiento
de urgencia se reduce a solo el 3-5%.42
A finales del siglo xx, el abuso de la antibioterapia llegó a ser
un problema importante.15,16 Los odontólogos prescribían antibióticos para todo, desde para complicaciones rutinarias, como
el dolor tras la instrumentación, hasta para la «prevención» de
una posible infección cuando no podían alcanzar un diagnóstico
y se sentían obligados a «hacer algo» por el paciente. Como
consecuencia de este uso manifiestamente indebido de los antibióticos surgieron bacterias resistentes a ellos, aunque después
de conocer esas consecuencias tan perjudiciales se volvió a una
prescripción más juiciosa.
Cuando se prescriben antibióticos a un paciente febril, sus
efectos no se manifiestan hasta pasados varios días. El hecho de
que la temperatura del paciente no siga aumentando suele indicarnos que el antibiótico está haciendo efecto y que no está
indicada la administración de otros o el cambio del que se está
tomando (fig. 15-22). A menudo hay que informar a los pacientes a este respecto si esperan que la antibioterapia vaya a tener
un resultado inmediato.
Lo mismo sucede en el caso de los pacientes con celulitis. Si
se les administra un antibiótico, apenas mejorarán durante las
primeras 24-48 h, y el hecho de que la celulitis no haya aumentado durante ese período de latencia debería bastarnos para
confirmar que el antibiótico está actuando adecuadamente. Con
Figura 15-22 En pacientes febriles, hay que evaluar
periódicamente para vigilar su estado, y a menudo conviene derivarlos
para que les practiquen una incisión extraoral y drenaje.
demasiada frecuencia los pacientes telefonean a su odontólogo
para cambiar de antibiótico durante esas primeras 24-48 h
porque no han observado ninguna mejoría. El profesional debe
ver al paciente, y realizar una evaluación objetiva y pertinente
de su estado.
En la atención al paciente, lo más importante que debe tener
en cuenta el odontólogo es lo siguiente:
• La disminución o desaparición del dolor constituye un
indicio excelente de la eficacia del tratamiento, aun cuando
persista alguna hinchazón residual.
• Cuando un paciente presenta una indicación concreta para
la antibioterapia, el odontólogo no debe considerar el estado
de dicho paciente durante los primeros 2 o 3 días de
tratamiento como signo de que la antibioterapia ha
fracasado, siempre que la haya prescrito correctamente.
• Conviene administrar una dosis de choque cuando el
paciente presente fiebre, linfoadenopatía o celulitis
moderada.
• La mayoría de los antibióticos no producen efectos o
cambios clínicos apreciables en las primeras 24-48 h.
• El odontólogo no debe considerar la posibilidad de cambiar
de antibiótico durante las 24-72 h inmediatamente
posteriores a la dosis inicial, a menos que el paciente
muestre un deterioro rápido e importante de sus signos y
síntomas clínicos. En tal caso, probablemente sea
aconsejable derivarlo a un especialista.
Anestesia para la odontalgia
Uno de los mayores problemas durante el tratamiento de una
odontalgia es la imposibilidad de anestesiar adecuadamente a
un paciente que está sufriendo.13 Gracias a los nuevos dispositivos anestésicos, es posible eliminar total o parcialmente
esas molestias. Para poder resolver el problema de las urgencias
por odontalgia, es necesario comprender los procesos inflamatorios implicados,3 conocer las posibles variaciones óseas y
neurales en la zona que se va a anestesiar, entender el mecanismo de acción de las soluciones anestésicas, saber administrar el anestésico en la zona indicada y conocer el perfil
psicológico del paciente.
La pulpa normal dispone de un aporte sanguíneo relativamente elevado en el que apenas influyen las sustancias vasodilatadoras (productos irritantes). Debido a esto, durante la irritación
y la inflamación aumenta muy poco el flujo sanguíneo local.20 En
caso de inflamación, parece que la permeabilidad capilar influye
bastante más que el flujo sanguíneo sobre la respuesta inflamatoria de la pulpa. Esto permite descartar la posibilidad de que exista
un edema pulpar generalizado, a pesar de la escasa distensibilidad
en el interior del diente. En los tejidos inflamados localizados se
produce un aumento de la presión tisular, el cual favorece la estasis
vascular focal, la isquemia y la necrosis tisular. Estas zonas de
necrosis focal repercuten también sobre la pulpa, y los sucesivos
episodios cíclicos de inflamación y muerte celular favorecen una
expansión periférica y gradual de la destrucción tisular.40
La inflamación periódica e irregular, la destrucción localizada de componentes tisulares y la invasión bacteriana permiten explicar solo en parte la experiencia clínica del dolor
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Solución de problemas en el tratamiento de las urgencias por odontalgia 321
episódico. En ese proceso pueden influir también las fluctuaciones neurales, con ciclos de aumento y descenso de la alteración citoquímica de las fibras y de los péptidos nerviosos,
probablemente asociados a ciclos de expansión del ascenso
intrapulpar para intentar reparar la pulpa.3 Curiosamente, se
ha podido observar la aparición de nuevas fibras nerviosas y
alteraciones en los neuropéptidos durante los ataques cariosos
más dolorosos. Asimismo, se podría pensar que el dolor
intenso y mantenido puede deberse a la existencia simultánea
de varias zonas de necrosis tisular. Después de un episodio de
dolor agudo, muchos pacientes suelen experimentar un
período asintomático, lo que puede ser indicativo de necrosis
pulpar o de formación de una vía de drenaje desde el proceso
inflamatorio.
Básicamente, el proceso inflamatorio de enfermedad y degeneración pulpar es el mismo que puede observarse en cualquier
otro tejido conjuntivo del organismo. A causa de los tratamientos endodóncicos, la filtración coronal de bacterias o de sus
subproductos procedentes de restauraciones dentales inferiores,
o la toxicidad de los materiales de obturación, los tejidos perirradiculares experimentan un proceso de inflamación y reparación muy variable. Desde el punto de vista histológico, la lesión
está constituida predominantemente por tejido de granulación
con una actividad angioblástica considerable, numerosos fibroblastos, fibras de tejido conjuntivo, un infiltrado inflamatorio y,
en muchos casos, la formación de una cápsula conjuntiva. El
infiltrado inflamatorio está formado por células plasmáticas,
linfocitos, fagocitos mononucleares y neutrófilos. En ocasiones,
se observan estrías de colesterol junto con células gigantes de
cuerpo extraño. Además, si la respuesta inflamatoria ha favorecido la formación de una cavidad revestida por epitelio escamoso
estratificado y llena de líquido o material semisólido a partir de
bandas cercanas de epitelio o restos de Malassez, es posible que
se desarrolle un quiste.
Siempre que salen irritantes tisulares y bacterias de los conductos radiculares, o que el sistema de fagocitosis macrofágica
no consigue controlar esta irritación, la lesión perirradicular
presenta un patrón histológico de reparación y destrucción
simultáneas. A menudo, en esta respuesta tisular variable se
observa una superposición de procesos inflamatorios, infecciosos
o inmunológicos, cambios que son reflejados por los signos y
síntomas del paciente, al pasar de un estado clínico crónico de sin
tomatología escasa o nula a uno agudo con el espectro completo
de manifestaciones dolorosas.
La inflamación que acompaña a los cambios degenerativos/infecciosos pulpares y periapicales induce un descenso del
pH tisular en zonas muy variables, dependiendo de la extensión y la intensidad del proceso. Algunos piensan que esto
podría explicar los problemas para conseguir una anestesia
de calidad, ya que alteraría significativamente la capacidad de
disociación de las bases anestésicas débiles (pKa 7,5 a 9).
Otros consideran que la inflamación altera la actividad de los
nervios sensitivos periféricos, debido, posiblemente, a cambios
neurodegenerativos en los elementos neurales inflamados distales a la zona de inflamación. Las investigaciones parecen
indicar que los nervios de un tejido inflamado tienen unos
potenciales de reposo y unos umbrales de excitabilidad alterados, y que esos cambios no se limitan solo a la pulpa
inflamada, sino que afectan a toda la membrana neuronal de
las fibras afectadas. Esos cambios son tan marcados que la
reducción del flujo iónico y los potenciales de acción que
inducen los anestésicos locales no basta para impedir la transmisión de los impulsos nerviosos, ya que el descenso del
umbral de excitabilidad permite que se transmitan a pesar
incluso de la anestesia.3,41 Algunos investigadores proponen
aumentar la concentración de anestésico (no necesariamente
el volumen) para reducir el potencial de acción neural e
intentar conseguir una anestesia completa en los tejidos inflamados.42 Una alternativa sería administrar el anestésico local
lejos de la zona inflamada, por ejemplo en forma de bloqueo
nervioso regional, siempre que sea posible, especialmente en
caso de celulitis muy extensa.7
Recientemente ha renacido el interés por las variaciones en
la anatomía ósea alrededor de las raíces dentales y por las estructuras neurales aberrantes como posibles obstáculos para conseguir una anestesia satisfactoria.8,42 A continuación describiremos
las variaciones más frecuentes en los maxilares superior e inferior,
así como la secuencia recomendada para conseguir una anestesia
profunda en ambas estructuras.
En general, la placa cortical externa del hueso maxilar
adulto es bastante delgada y porosa, lo que permite la anestesia por infiltración. Sin embargo, en las zonas vestibular o
palatina de la cresta alveolar cigomática puede haber problemas para que la solución anestésica penetre hasta el nervio
alveolar superior medio, especialmente en los niños. Asimismo,
en algunos casos se ha observado la ausencia de esta rama
nerviosa, lo que obliga a extender la solución anestésica al
primer molar y a los premolares.
En la zona anterior, la prominencia de la espina nasal anterior
y del suelo de la abertura piriforme puede dificultar el acceso a
los ápices radiculares de los incisivos. En las regiones premolar
y molar, la posición de las raíces palatinas en relación con la placa
cortical vestibular puede obligarnos a utilizar la anestesia palatina por infiltración.
Anestesiar adecuadamente la arcada superior no suele ser
difícil. Por lo general, cuando no se puede conseguir, no se debe
a la presencia de una infección sino a un error en la técnica y en
la inyección de la solución anestésica. Si el paciente experimenta
dolor, suele bastar con la infiltración maxilar de un carpule
(1,8 ml) en el vestíbulo para anestesiar los dientes anteriores; sin
embargo, algunas piezas anteriores superiores están inclinadas en
sentido palatino (incisivos laterales, algunos incisivos centrales,
caninos), mientras que otros tienen raíces palatinas que también
es necesario anestesiar. A menudo se pasan por alto estas raíces
tras la infiltración vestibular, y el paciente experimenta molestias
innecesarias.
Para infiltrar el lado vestibular no se emplea el método convencional de inyectar la solución cerca del ápice colocando la
aguja paralela al eje longitudinal de la raíz. Generalmente, se
puede conseguir una difusión más rápida y precisa del anestésico
a través del hueso inclinando la aguja y dirigiéndola hacia el
ápice radicular.
Se debe recurrir a la infiltración palatina como medida rutinaria, especialmente cuando el paciente ha demostrado ya alguna
hipersensibilidad.25 Para poder inyectar correctamente la solución anestésica y suprimir cualquier respuesta dolorosa, es
importante conocer con exactitud la localización del ápice palatino en relación con la bóveda del paladar. Para conseguir una
anestesia óptima, especialmente en aquellos casos en los que el
paciente tenga unas molestias mínimas, resulta muy buena la
322 capítulo 15
|
Solución de problemas en el tratamiento de las urgencias por odontalgia
anestesia por bloqueo, como el bloqueo infraorbitario o el del
nervio alveolar posterosuperior,22 o la inyección en el agujero
palatino mayor.
El agujero mandibular constituye el objetivo principal
para inyectar la solución anestésica y obtener una anestesia
profunda de los dientes inferiores. Aunque la posición del
agujero es variable, normalmente ocupa una posición anterior al punto medio de la rama mandibular cuando se define
el borde anterior del maxilar inferior como el reborde oblicuo
interno (fig. 15-23).17,31 En distintos estudios se ha comprobado que ese punto se sitúa ligeramente por encima del
plano oclusal de los molares.18 No es necesario resaltar la
importancia que tiene esta variabilidad, ya que en muchos
casos en los que no se puede conseguir fácilmente una anestesia profunda con el método convencional es necesario re
evaluar, y modificar el ángulo y el nivel de penetración de la
aguja. Aunque no es muy frecuente, se han observado variaciones extremas en la trayectoria del conducto mandibular,
que puede llegar incluso a ser bífido. En tales casos pueden
fracasar algunos métodos convencionales, como el bloqueo
mandibular. Resulta muy conveniente examinar las radiografías panorámicas del maxilar inferior para prever las
posibles variaciones de este tipo, al menos en el plano bidimensional.
De todas las variables que pueden ser motivo de controversia a la hora de conseguir una anestesia profunda en el
maxilar inferior, la que ha recibido más atención ha sido la
existencia de una inervación accesoria,5 que puede ir desde
Figura 15-24 Obsérvese el gran número de agujeros que hay en
la almohadilla retromolar de esta muestra de necropsia mandibular.
la presencia de varios agujeros perfectamente definidos en la
fosa retromolar (fig. 15-24)17 hasta la existencia de ramas del
nervio milohioideo para inervar los dientes anteriores y posteriores,9,23 pasando por una prolongación de las ramas del
nervio incisivo más allá del punto medio de la sínfisis mandibular. Por último, también se ha propuesto la posibilidad de
que exista un nervio cutáneo transverso del cuello que podría
entremezclarse con fibras del nervio mentoniano, penetrar en
el agujero mentoniano y discurrir en sentido posterior para ir
a inervar los premolares o los molares.35,36
Probablemente, los dientes posteriores inferiores son los más
difíciles de anestesiar adecuadamente. Las razones son muy
variadas y pueden ir desde una inervación accesoria o una administración incorrecta del bloqueo mandibular hasta la disminución del umbral doloroso en las piezas inflamadas.29,41-43 Sin
embargo, hay algunos principios básicos que pueden ayudarnos
a conseguir una anestesia profunda:
• No intente anestesiar la inervación accesoria hasta que haya
administrado el bloqueo mandibular y observado signos
vestibulares que indiquen una anestesia profunda.
• Infiltre un tercio de carpule de solución anestésica alrededor
del diente afectado.
• Utilice el bloqueo mentoniano y/o la infiltración
milohioidea en los molares inferiores.
• No inicie el tratamiento de conductos radiculares hasta que
desaparezca el dolor a la percusión (si existía originalmente)
o pueda aplicar un estímulo doloroso (frío, calor) en ese
diente sin molestias.
Figura 15-23 Obsérvese la posición de la entrada del nervio
mandibular en la superficie lingual de la rama mandibular (flecha), así
como el exceso de agujeros y sus posiciones en la rama mandibular.
Muchos de esos orificios se encuentran muy por encima del plano
oclusal, lo que puede influir en el emplazamiento de la aguja para la
anestesia mandibular. AM, agujero mandibular.
Con demasiada frecuencia, el odontólogo no espera el tiempo
necesario antes de iniciar el tratamiento de urgencia, y el agua
fría o el aire de la turbina pueden causar un dolor muy intenso
al paciente. Esto merma la confianza de este en el médico y
reduce su umbral doloroso. Si, a pesar de cumplir estos principios básicos, no consigue todavía una anestesia adecuada, puede
recurrir a la inyección intraligamentosa (fig. 15-25) o a las
intraóseas (Stabident, X-tip).24 No obstante, para conseguir una
anestesia completa en los dientes multirradiculares, es necesario
efectuar las inyecciones intraligamentosas e intraóseas cerca de
cada una de las raíces o junto a las mismas, especialmente en el
caso de los molares, en los que a veces la raíz distal se encuentra
a una distancia considerable de la mesial.
capítulo 15
|
Solución de problemas en el tratamiento de las urgencias por odontalgia 323
Figura 15-25 Una inyección en el ligamento periodontal puede
resultar muy útil en muchos casos de dolor de los dientes inferiores.
Figura 15-27 La pulpa apenas es visible, pero esto basta
para introducir una aguja del calibre 30 y administrar el anestésico
intrapulpar. Una vez insertada, hay que inyectar la solución con
rapidez y decisión para anestesiar la pulpa dental.
técnica intrapulpar puede ocurrir que se anestesie solo el tejido
pulpar coronal. A menudo, no se anestesia adecuadamente el
tejido vital presente en los conductos y no se debe intentar una
pulpectomía. En algunos casos, se puede anestesiar totalmente
la pulpa y extraerla íntegramente. Si se ha producido una fractura coronal complicada (v. capítulo 19), especialmente si se
acompaña de hinchazón de los tejidos blandos, es posible administrar directamente las inyecciones en la zona de exposición
pulpar. De este modo se consigue una anestesia muy rápida con
muy pocas molestias para el paciente.
BIBLIOGRAFÍA
1.
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Figura 15-26 Uso de la técnica de inyección intrapulpar con una
aguja del calibre 30 en un paciente que ha sufrido un traumatismo
vestibular y presenta una hinchazón considerable.
Si no se puede conseguir una anestesia adecuada con ninguna
otra técnica, o si está comprometida la zona en la que se inyecta
la solución anestésica (por hinchazón, traumatismo), se puede
optar por la anestesia intrapulpar (fig. 15-26).8 Esta técnica
puede causar dolor inicialmente hasta que se penetra en la
pulpa.2 Por esta razón, es muy importante emplear una técnica
correcta. Para acceder a la cavidad pulpar causando las menores
molestias posibles al paciente, se emplea una fresa redonda del
calibre 1 o 2, haciéndola avanzar poco a poco; hay que taladrar
el centro de lo que normalmente sería el contorno de la preparación para la abertura de acceso o dirigir la fresa hacia el asta
pulpar más alta. Se pueden limitar las molestias y acceder a la
pulpa penetrando en el diente con la fresa solo unas décimas de
milímetro cada vez (fig. 15-27). A continuación, se introduce
una aguja del calibre 30 por la pequeña abertura practicada en
el techo de la cavidad pulpar y se inyecta el anestésico al mismo
tiempo que se va penetrando. A menudo, solo se necesitan unas
pocas gotas de solución para anestesiar el tejido pulpar. Con la
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Parte 3
capítulo 16 |de
Dificultades
solución de problemas
en cirugía periapical
325
Procedimientos terapéuticos
soluciónpara
de laproblemas
en tratamientos
quirúrgicos
Capítulo 16
Dificultades para la solución
de problemas en cirugía periapical
Probablemente el primer requisito para el éxito de
una operación es que la persona que vaya a operar
conozca bien la anatomía de la región.3
J. R. Blaney, 1932
Estén bien obturados o no, a los dientes sin pulpa con
el más mínimo antecedente de problemas funcionales o
periodontales que muestren algún signo de denudación apical
(como indica cualquier variación en la lámina dura, las
trabéculas y la anchura periodontal en comparación con los
dientes adyacentes) hay que resecarles las raíces.12
C. F. Fawn, 1927
Razones para el tratamiento
endodóncico quirúrgico
Existen muchas opciones terapéuticas para aquellos dientes
en los que se ha realizado una endodoncia que desarrollan
una patología periapical recurrente o presentan lesiones
periapicales que no curan bien tras un tratamiento de conductos radiculares correcto. Aunque el tratamiento clínico de
elección suele ser la revisión conservadora,3 en muchos casos
la misma no está indicada debido a la aparición de cambios
irreversibles en el diente o a las características de la patología
periapical.5 Por otra pa rte, hay muy pocos estudios que
aporten pruebas concluyentes acerca del éxito o el fracaso de
la revisión conservadora.44 La cirugía periapical está indicada
en estos casos10 y también en aquellas ocasiones en las que se
puede optar por la revisión conservadora, pero implica una
destrucción excesiva del diente o la restauración. De hecho,
los datos disponibles indican que la cirugía puede proporcionar
mejores resultados que la revisión conservadora,* y conviene
considerar esa posibilidad al establecer el plan terapéutico de
*Referencias 10, 11, 32, 43, 56 y 60.
© 2012. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos
Lista de solución de problemas
En este capítulo se abordan las siguientes dificultades de
solución de problemas relacionados con la cirugía periapical:
Razones para el tratamiento endodóncico quirúrgico
Indicaciones para la cirugía apical
Fracaso del tratamiento de conductos radiculares
conservador o persistencia de radiotransparencias apicales
Reacción de los tejidos periapicales a los cuerpos extraños
Anatomía radicular imposible de tratar por medios no
quirúrgicos
Obstrucciones anatómicas
Obstrucciones yatrógenas
Fracaso de la cirugía periapical previa
Acceso quirúrgico y técnicas de manipulación: directrices
in vitro
Acceso quirúrgico y técnicas de manipulación: directrices
in vivo
Anatomía quirúrgica
Anestesia y hemostasia
Consideraciones sobre los tejidos blandos: diseño de
colgajos
Raspado y enucleación de una lesión de tejidos blandos
que atraviesa el hueso
Exposición del ápice radicular en ausencia de una lesión
periapical
Resección del extremo radicular e identificación del
espacio del conducto radicular
Preparación de la cavidad apical
Obturaciones apicales: materiales y aplicación
Recolocación e inmovilización de los tejidos
Cuidados posquirúrgicos y posibles complicaciones
Complicaciones
aquellos dientes en los que ha fracasado un tratamiento de
conductos radiculares previo.1 La cirugía periapical representa
una alternativa viable a la extracción dental17 y hay que considerar siempre esta posibilidad. Al mismo tiempo, pueden
coincidir unas circunstancias únicas que nos indiquen que la
325
326 capítulo 16
|
Dificultades para la solución de problemas en cirugía periapical
extracción es el tratamiento de elección. Incluso en estos casos
puede existir la opción de la reimplantación intencionada,73
y un odontólogo bien informado suele tener en cuenta todas
las alternativas antes de condenar a un diente a la extracción.
Podemos pensar que también es posible no hacer nada y
limitarse a observar pero, en realidad, actuando de este modo
solo retrasaremos la elección de uno de los posibles tratamientos viables. Además, un retraso importante en el comienzo de
los mismos puede acarrear una pérdida ósea irreversible y
limitar a la extracción las opciones terapéuticas.
Los principios y la planificación de la cirugía periapical
han variado muy poco desde las primeras referencias que
recoge la literatura endodóncica.24 Lo que se persigue es
eliminar los tejidos reactivos periapicales que puedan existir,
y limpiar y sellar todas las comunicaciones de los conductos
radiculares mediante el acceso quirúrgico al ápice. Sin
embargo, en otros tiempos era relativamente frecuente realizar un raspado quirúrgico con la creencia de que el problema del paciente radicaba en el tejido inflamado/infectado
que rodea el extremo de la raíz.24 En muchos casos, el problema se debía a que no se había limpiado, desinfectado y
obturado adecuadamente el conducto radicular o a que no
se había sellado la parte coronal del mismo, lo que permitía
que se produjeran filtraciones hacia un sistema de conductos
obturado incorrectamente. Paradójicamente, ambos problemas condenaban al diente a la extracción tras la cirugía
debido a la recidiva de la patología. La endodoncia quirúrgica se ha convertido en una opción razonable y predecible
para la conservación del diente 13,38,58,77 gracias a que ha
aumentado sustancialmente nuestro conocimiento de la
etiología de los procesos patológicos, así como porque han
mejorado las técnicas quirúrgicas y los materiales de obturación, con el respaldo de una gran cantidad de excelentes
investigaciones.21
Indicaciones para la cirugía
apical
Fracaso del tratamiento de
conductos radiculares conservador
o persistencia de radiotransparencias
apicales
Se han identificado diversas causas para la persistencia de una patología periapical tras un tratamiento de conductos radiculares conservador.* De todos los factores identificados, el único caso en el
que una revisión conservadora puede tener probabilidades de éxito
es el de un tratamiento de conductos radiculares inicial incorrecto
en el que no se haya modificado de forma yatrógena la morfología
de los conductos8,19 (fig. 16-1). Si durante el tratamiento original
se han limpiado y modelado muy poco o se han dejado sin limpiar
los 2-3 mm apicales del conducto, la revisión no diferirá mucho del
tratamiento de conductos radiculares rutinario de cualquier diente
parecido.3 Por tanto, el pronóstico será muy bueno, según lo esperado
(fig. 16-2).
En caso de patología apical recurrente o persistente, es bastante
frecuente observar un tratamiento de conductos radiculares conservador incorrecto en dientes con alteraciones importantes en la
morfología de los conductos radiculares (fig. 16-3). Tras la revisión
conservadora, cabe esperar una curación inadecuada debido a la
dificultad o la imposibilidad de limpiar, desinfectar y obturar la
anatomía apical alterada. Aunque las probabilidades de éxito de
la revisión conservadora son inferiores a las del tratamiento
inicial,32,74,75 sigue siendo la primera opción en la mayoría de los
casos, ya que es posible conseguir la curación a pesar del pronóstico
*Referencias 4, 41, 42, 47-49, 74 y 75.
Figura 16-1 A. Incisivo lateral superior con un tratamiento de conductos radiculares incorrecto. Se puede ver que no se ha modificado la parte
apical del conducto durante el tratamiento de conductos radiculares. B. Molar inferior con un tratamiento de conductos radiculares incorrecto y
una patología apical persistente. No se ha alterado la morfología apical del conducto debido a una falta completa de preparación apical.
capítulo 16
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Dificultades para la solución de problemas en cirugía periapical 327
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Figura 16-2 A. Patología periapical persistente en un diente con un tratamiento de conductos radiculares incorrecto. B. Tras extraer la corona
y el poste, se procedió a una revisión rutinaria del tratamiento de conductos radiculares. Ocho meses después, la lesión ha curado normalmente.
Figura 16-3 A. Tratamiento de conductos radiculares incorrecto con una alteración importante de la morfología del conducto.
Aparentemente, se ha ampliado excesivamente el orificio apical. B. Tratamiento de conductos radiculares incorrecto con perforación del orificio
apical. C. Tratamiento de conductos radiculares incorrecto con alteración de la morfología del conducto. En los tres casos habría que recurrir a la
cirugía periapical.
menos favorable (fig. 16-4). Transcurrido un período de tiempo
conveniente para la curación, generalmente de 6 a 12 meses, la
cirugía apical se convierte en el tratamiento de elección si no se
consigue aquella. En todos los casos de revisión conservadora hay
que explicar al paciente que la curación puede retrasarse y existe
la posibilidad de que haya que recurrir a la revisión quirúrgica.
Hay cuatro causas de patología periapical persistente que no
suelen identificarse o diferenciarse por medios clínicos o radiológicos:41,42,74,75 una infección localizada en un espacio inaccesible
del sistema de conductos radiculares16,30,47-49,71 (figs. 16-5 y 16-6),
una infección localizada fuera del conducto radicular, en la propia
lesión apical47-49 (fig. 16-7), un quiste verdadero o un tumor (fig.
16-8) y una fractura radicular vertical (v. figura 4-12, B). Generalmente, se observa una lesión periapical que no cura después de
un tratamiento de conductos radiculares aceptable. Normalmente
no se puede identificar la etiología específica antes de la intervención, y solo se confirma durante la cirugía por observación directa
o posteriormente mediante un estudio histológico.41,42
Se ha investigado exhaustivamente la persistencia de bacterias
residuales en zonas inaccesibles de los conductos radiculares. En
328 capítulo 16
|
Dificultades para la solución de problemas en cirugía periapical
Figura 16-4 A. Patología periapical recidivante en un molar inferior con un tratamiento de conductos radiculares incorrecto. B. En la
radiografía para determinar la longitud de trabajo se aprecia una modificación importante de la parte apical del conducto como consecuencia
del tratamiento original. C. Ocho meses después, se observa que la zona periapical y la bifurcación han curado satisfactoriamente.
Figura 16-5 En este diente desmineralizado se observan unos conductos con zonas inaccesibles en el ápice, así como la presencia
de productos de corrosión de los conos de plata que han contribuido a una patología periapical persistente.
estudios histológicos de ápices radiculares resecados y en estudios
microbiológicos de bacterias procedentes de conductos radiculares se ha podido comprobar que la mayoría de los dientes
endodonciados con periodontitis periapical asintomática albergaban bacterias persistentes en la parte apical de su complejo
sistema de conductos radiculares.42,48,49,71,74 No existe ningún
método clínico que nos permita detectar esos espacios, aunque
el conocimiento de su posible presencia debería bastar para que
nos esmerásemos aún más al preparar los conductos durante un
tratamiento rutinario (fig. 16-9).
No son frecuentes las infecciones periapicales pertinaces causadas por bacterias que persisten tras un tratamiento de conductos
capítulo 16
|
Dificultades para la solución de problemas en cirugía periapical 329
Figura 16-6 A. Seis meses después del tratamiento
de conductos radiculares de un incisivo central izquierdo
superior, la lesión no se ha curado. B. Radiografía
posquirúrgica. Durante la cirugía se identificaron varios
conductos accesorios al preparar el bisel apical.
El conducto había sido obturado correctamente.
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Figura 16-7 A. Extensa zona
radiotransparente alrededor de los
incisivos derechos superiores. El
tratamiento de conductos radiculares
no influyó en la evolución de la infección
aguda. Esta afectó progresivamente al
hueso de los dientes vitales adyacentes.
B. Exposición quirúrgica y raspado
1 semana después del tratamiento de
conductos radiculares. La infección
persistía. Finalmente, se procedió a extraer
los incisivos central y lateral, tras lo cual la
curación continuó sin más problemas.
Figura 16-8 A. Extensa zona radiotransparente
asociada a un tratamiento de conductos radiculares
fallido con conos de plata. B. Seis meses después se
comprobó la resolución radiológica de la lesión. El
examen histológico confirmó que se trataba de un
quiste verdadero.
330 capítulo 16
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Dificultades para la solución de problemas en cirugía periapical
Figura 16-9 A. Corte histológico del ápice resecado de la raíz mesiovestibular de un primer molar superior. Obsérvese que el conducto
señalado por las flechas se había limpiado, modelado y obturado, pero durante el tratamiento de conductos radiculares no se había modificado la
configuración de estos en el resto de la raíz. Quedan todavía restos de tejido, y se está formando un quiste en el extremo de la raíz. EP, epitelio.
B. Ápice radicular resecado de un incisivo lateral superior; se observan numerosas aberturas de conductos e irregularidades. Es casi imposible limpiar
y desinfectar completamente estas aberraciones, que pueden contener las sustancias irritantes causantes de una patología periapical persistente.
Figura 16-10 A. Fractura radicular vertical que se extiende en sentido coronal desde el ápice, pero sin sobrepasar la inserción gingival.
B. Reparación de la fractura con agregado de trióxido mineral como parte de la obturación periapical.
radiculares adecuado. En algunos casos, estos microorganismos
patógenos han producido una infección extrarradicular recalcitrante
que obliga a intervenir quirúrgicamente.61-63 La identificación de
los microorganismos implicados en este proceso suele basarse en el
estudio histológico posquirúrgico de los tejidos resecados.15,61,62
Como en el caso de los quistes verdaderos o de los de bolsa periapicales (quistes de bahía),41,42,53 el diagnóstico clínico suele ser una
lesión periapical de causa indeterminada que no ha curado.61,62
En el capítulo 4 describíamos el diagnóstico de las fracturas
radiculares verticales. La mayoría de estos defectos se extienden
a través del surco gingival y se acompañan de un defecto peri
odontal muy característico que es posible sondar. Por lo que se
refiere a la etiología de las patologías periapicales persistentes,
algunas fracturas verticales no pueden sondarse o identificarse
en las radiografías, como la del caso que presentábamos en la
figura 18-7 del capítulo 18. En ocasiones, durante la cirugía
periapical se observa una línea de fractura que se origina en el
ápice y se prolonga hasta la corona. Si aquella no sobrepasa la
inserción, se puede reparar como parte de la obturación radicular (fig. 16-10).
Reacción de los tejidos
periapicales a los cuerpos
extraños
En ocasiones, la gutapercha puede salir inadvertidamente por el
orificio apical o por los orificios apicales laterales durante la
obturación.37,54,76 No es infrecuente identificar una pequeña
cantidad de material de obturación en el ápice o en la salida de
capítulo 16
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Dificultades para la solución de problemas en cirugía periapical 331
un conducto lateral; algunos odontólogos lo consideran incluso
algo deseable o «estético». Estos materiales no suelen condicionar
el pronóstico (fig. 16-11).
A veces puede salir una cantidad excesiva de material, que
evidentemente no resulta muy «estético» en la radiografía post
operatoria. No obstante, si el orificio apical está limpio y ha quedado
bien sellado, las lesiones suelen curar alrededor del material
extruido. Si el paciente no siente ninguna molestia, lo más aconsejable es reevaluar el caso 6-12 meses después de la intervención
(fig. 16-12). Si persisten o reaparecen los signos o síntomas de
patología, puede estar indicada la cirugía antes de una nueva
evaluación a los 6 meses. También puede estarlo si el paciente no
ha experimentado ninguna molestia y si no se aprecian signos
radiológicos de resolución de la lesión al volver a evaluarlo.
Los materiales de obturación pastosos aplicados con un léntulo
resultan bastante incontrolables. Si el orificio apical es grande o se
ha ampliado al limpiar y modelar el conducto, la pasta puede salir
por el ápice hacia el hueso apical, el seno o el conducto mandibular.
Una extrusión excesiva de estos materiales puede causar una patología periapical persistente. En estos casos está indicada la cirugía
para eliminar el exceso de material y asegurarse de que el extremo
del conducto ha quedado obturado correctamente (fig. 16-15).
Problema Clínico
Problema: el tratamiento de conductos radiculares del primer
molar derecho superior se había completado 1 mes antes. La
radiografía postoperatoria confirma que el resultado es normal y
aceptable. El paciente ha seguido quejándose desde el día del
tratamiento, y en el vestíbulo presenta un pequeño bulto sobre el
ápice, que sigue siendo sensible al tacto. La exploración clínica
confirma la existencia de un nódulo pequeño, inflamado localmente y muy doloroso a la palpación.
Solución: los ápices de las raíces vestibulares de muchos premolares y molares superiores ocupan una posición muy superficial en relación con la superficie del hueso (fenestración) (fig.
16-13).24 Si sale gutapercha o sellador por una de esas raíces, a
veces puede extenderse en sentido lateral por los tejidos periósticos. La radiografía puede parecer normal, ya que el material
extruido a menudo se orienta en la dirección del haz de rayos X.
Habrá que recurrir a la cirugía periapical para eliminar el material
extruido y resecar el extremo radicular alojado en el hueso. Normalmente esto permite resolver el problema (fig. 16-14). En ocasiones hay que considerar la posibilidad de colocar un injerto
óseo y una membrana.68
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Figura 16-11 A. Molar inferior obturado con
extrusión de los materiales de obturación por un
gran conducto lateral de la raíz mesial y por el
orificio apical de la raíz distal. Obsérvese la amplia
destrucción ósea en la zona de la bifurcación.
B. Seis meses después, la lesión se está curando.
Figura 16-12 A. Extrusión inadvertida
de gutapercha a través del orificio apical
durante una obturación rutinaria. B. Seis
meses después, el proceso de curación es
aparentemente normal, a pesar de la presencia
del material extruido.
332 capítulo 16
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Dificultades para la solución de problemas en cirugía periapical
Figura 16-13 Muestra necrópsica de la mitad derecha de un
maxilar superior; se puede apreciar la relación superficial entre las
raíces vestibulares y la superficie del hueso.
Figura 16-14 Fotografía clínica de la extrusión de una punta
de gutapercha hacia los tejidos submucosos. Tuvo que recurrirse a la
cirugía periapical para extraerla.
Figura 16-15 A. Radiografía de la extrusión de una pasta de obturación hacia el seno maxilar. B. Radiografía de la extrusión masiva de una
pasta de obturación hacia el hueso periapical del incisivo lateral derecho superior, que ha causado periodontitis periapical aguda. C. Fotografía
clínica de la eliminación del material extruido durante la cirugía apical.
capítulo 16
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Dificultades para la solución de problemas en cirugía periapical 333
Anatomía radicular imposible
de tratar por medios
no quirúrgicos
Algunos dientes tienen una morfología radicular que imposibilita cualquier tratamiento conservador. Una curvatura muy
acusada y las calcificaciones pueden impedirnos el acceso al ápice
del conducto radicular (fig. 16-16).
Obstrucciones anatómicas
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
El tratamiento de los dientes con ápices abiertos se basa en el
uso de técnicas y materiales que permiten la formación de una
barrera apical calcificada. La cirugía apical estaría indicada en
aquellos casos en los que no se logra desarrollar esa barrera o
en los que la anatomía de los conductos impide usar estas
técnicas. La figura 16-17 muestra un caso en el que una radiografía inicial indicaba la formación de un dens in dente en un
incisivo lateral superior.
Cinco años después, el paciente desarrolló un absceso apical
agudo, y la radiografía periapical obtenida durante el tratamiento
de urgencia confirmó la falta de desarrollo del ápice. Se consideró que el acceso conservador a través del dens in dente resultaría muy destructivo y deterioraría el pronóstico a largo plazo
del diente. En este caso, la cirugía apical representaba la opción
más eficaz y menos invasiva.
Una de las complicaciones más frecuentes durante el tratamiento de conductos radiculares rutinario es la identificación de
material calcificado en el espacio del conducto radicular. En los
capítulos 8 y 13 se describen las diferentes técnicas para localizar
y franquear aquellos conductos que aparecen total o parcialmente cerrados en las radiografías. No obstante, algunas de esas
piezas están tan calcificadas que no es posible penetrar hasta el
ápice (fig. 16-18). La cirugía apical está indicada en cualquiera
de estos dientes que presentan lesiones apicales o síntomas persistentes, ya que es muy probable que resulte infructuoso cualquier tratamiento de conductos radiculares que no llegue hasta
Figura 16-16 Radiografía de un premolar inferior con una
curvatura apical muy marcada del conducto, lo que impidió
acceder a su ápice. Hubo que optar por la cirugía para resolver
la periodontitis apical persistente.
Figura 16-17 A. Formación de un dens in dente en un incisivo
lateral en desarrollo. B. Cinco años después, se observa una lesión
apical y una formación incompleta del ápice. El paciente acudió a
consulta de urgencia con un absceso apical agudo. C. La curación es
excelente 19 meses después de la cirugía.
334 capítulo 16
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Dificultades para la solución de problemas en cirugía periapical
Figura 16-18 La calcificación impidió acceder a los ápices de
los conductos de este primer molar superior. Está indicada la cirugía
cuando persisten los sistemas o se desarrolla posteriormente una
lesión apical.
Figura 16-19 Molar inferior con una patología periapical
persistente. No se pudo franquear los conductos mesiales y se optó
por la cirugía periapical.
el orificio apical. Los problemas para franquear los conductos
calcificados pueden dar lugar a preparaciones aberrantes, que a
menudo se asocian a una patología periapical persistente. En
estos casos, raras veces es posible volver a franquear adecuadamente los conductos que no han quedado limpios (fig. 16-19).
Casi siempre resulta conveniente preparar un acceso convencional al espacio del conducto e intentar localizar este. En última
instancia, si no es posible franquearlo, conviene renunciar a ello
antes de destruir demasiada estructura coronal o causar una
perforación. Posteriormente, hay que restaurar el diente y planificar la cirugía periapical (fig. 16-20).
Obstrucciones yatrógenas
El término yatrógeno hace referencia a las complicaciones adversas causadas por un tratamiento previo. En el caso de las obstrucciones, se refiere a la presencia en el conducto de
instrumentos o materiales dentales irrecuperables que impedirían cualquier técnica de revisión conservadora (v. capítulo 14).
La introducción de esos materiales puede haber sido intencionada, como en el caso de los postes, o accidental, como en el
caso de los instrumentos rotos. En el capítulo 14 se describen
Figura 16-20 A. Incisivo central izquierdo superior muy
calcificado con patología periapical. B. Tras un intento conservador
de localizar el conducto, se restauró de forma permanente el acceso y
se completó la cirugía.
las técnicas utilizadas habitualmente para extraer estos materiales
u obstáculos, aunque a veces esto resulta imposible, especialmente cuando el bloqueo se produce en el tercio apical o en un
conducto curvo. La cirugía periapical representa el único medio
eficaz para poder resolver la patología periapical y conservar el
diente.
La inserción de un cono de plata seccionado para dejar
espacio para un poste intrarradicular constituye una técnica
especialmente difícil de revisar por medios no quirúrgicos. Afortunadamente, los conos de plata han quedado obsoletos, si bien
siguen quedando algunos. Si no se puede recuperar parte de un
cono de plata por medios conservadores, está indicada la cirugía
apical. Por suerte, en muchos de estos casos es posible extraerlo
entero de la zona apical, ya que muchos de ellos quedan sueltos
dentro del conducto tras la resección. Si se recupera el cono de
plata, se puede seguir adelante con la preparación apical del
modo habitual sin mayores complicaciones.
capítulo 16
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Dificultades para la solución de problemas en cirugía periapical 335
Si no se puede extraer el cono de plata, la preparación apical
(que describimos más adelante en este mismo capítulo) se complica muchísimo. Habrá que cortar el metal con una fresa muy
pequeña o con una punta ultrasónica recubierta de diamante
para preparar una cavidad para el material de obturación apical
(fig. 16-21). Este mismo problema puede surgir con algunas
pastas de obturación que alcanzan una consistencia muy dura.
Cuando no se puede recuperar un fragmento de instrumento
roto, está indicada la cirugía para limpiar y obturar la parte apical
del conducto radicular. Si el fragmento no llega hasta el ápice, no
es necesario extraerlo. De hecho, podemos destruir demasiada
estructura radicular al intentar recuperarlo. A menudo, los fragmentos que quedan alojados en el ápice o sobresalen por el mismo
pueden extraerse durante la cirugía, lo que facilita considerablemente la preparación apical y la obturación radicular (fig. 16-22).
Los postes intrarradiculares pueden plantear tres tipos de problemas durante la cirugía periapical. Como otras obstrucciones
yatrógenas, impiden cualquier técnica de revisión conservadora.
Afortunadamente, la tecnología moderna nos permite recuperar
la mayoría de los postes, aunque esto no siempre resulta beneficioso. En ocasiones, la estructura dental puede quedar muy
debilitada, lo que limita el pronóstico del diente restaurado aun
cuando la revisión resulte satisfactoria (fig. 16-23). En muchos
casos, la cirugía periapical representa la opción más conservadora.
En segundo lugar, aunque la extracción del poste suele ser
el tratamiento de elección, normalmente no es posible determinar hasta qué punto un poste puede ser necesario para la retención de una restauración. A veces, la planificación de la cirugía
periapical se basa en la conservación de restauraciones válidas
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Figura 16-21 A. Tratamiento de conductos radiculares completado con un cono de plata seccionado. Se ha formado una lesión sintomática.
B. Tras un intento de extracción fallido se completó la cirugía.
Figura 16-22 A. Primer molar inferior en el que se había realizado una endodoncia previamente y que presenta una patología periapical.
Obsérvese el instrumento roto que sobrepasa el ápice de la raíz distal. B. La radiografía posquirúrgica inmediata confirma la extracción del
fragmento de instrumento antes de la obturación apical. (Por cortesía del Dr. Ryan Wynne.)
336 capítulo 16
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Dificultades para la solución de problemas en cirugía periapical
Figura 16-23 A. Poste fracturado en una raíz corta: un dilema a la hora de planificar el tratamiento. B. Se ha completado la extracción del
poste. Aunque era necesario para la restauración, su extracción había ampliado excesivamente la preparación y reducido el espesor de las paredes
dentinarias.
Figura 16-24 A. Canino inferior con un tratamiento de conductos radiculares incorrecto y una patología apical recidivante. El diente actúa
como pilar de una prótesis fija funcional y estética. B. Aunque aparentemente su extracción no planteaba ningún problema, se optó por la cirugía
periapical para evitar que se pudiera aflojar la corona.
desde un punto de vista funcional o estético, aun cuando haya
que extraer el poste (fig. 16-24).
En tercer lugar, hay que tener en cuenta la colocación del poste
dentro del conducto. Si la preparación para el mismo es excesiva
o si se coloca uno en una raíz muy corta, la parte apical de la
obturación radicular puede verse comprometida y dar lugar al
desarrollo de una lesión periapical. Durante la cirugía puede
quedar muy poco espacio para una obturación quirúrgica ideal de
la parte apical del conducto (fig. 16-25). En ocasiones, es posible
preparar la parte apical del conducto cortando el poste. Esta
intervención plantea más dificultades que las que hemos descrito
para los conos de plata. Algunos postes actuales de materiales
como el acero inoxidable y el titanio son muy difíciles de cortar
con fresas pequeñas y estas suelen ser difíciles de controlar.
Los postes de resina y de cerámica no pueden ser colocados
con fresas, por lo que deben ser preparados con puntas ultrasónicas
capítulo 16
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Dificultades para la solución de problemas en cirugía periapical 337
Figura 16-25 A. Incisivos centrales superiores muy cortos con unos postes intrarradiculares demasiado largos; patología periapical en
ambos dientes. B. Radiografía posquirúrgica. La falta de espacio para una obturación apical impedía el tratamiento quirúrgico del incisivo central
derecho.
recubiertas de diamante, una técnica que es muy lenta y que en
ocasiones no proporciona ningún resultado. Las preparaciones
que se consiguen con ello pueden ser demasiado largas y poco
profundas, por lo que las posibilidades de curación pueden verse
comprometidas. Para que la cirugía dé buenos resultados en aquellos casos que requieren alguna preparación en estos postes, es
necesario tener una gran pericia y experiencia. No obstante, el
resultado puede ser satisfactorio (fig. 16-26).
Para prevenir las posibles complicaciones quirúrgicas por la
colocación de un poste hay que ser muy precisos en el tratamiento endodóncico y restaurador. En el capítulo 21 se describe
con más detalle la restauración de los dientes en los que se ha
realizado una endodoncia con postes.
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Fracaso de la cirugía periapical
previa
Son muchos los autores que han identificado las posibles causas
de fracaso de la cirugía periapical previa.51,52 A menudo el mismo
se atribuye a una limpieza y un modelado incorrectos de los
conductos radiculares, lo que implica que no se ha obturado
durante la cirugía o correctamente, o bien que se ha obturado
con un material inaceptable la parte apical del conducto radicular.
En segundo lugar, un factor importante de fracaso posquirúrgico
es la periodontitis marginal progresiva, que puede deberse a tres
posibilidades: 1) la enfermedad periodontal existía ya en el
momento de la cirugía periapical y el odontólogo lo desconocía;
2) la enfermedad periodontal ha aparecido después de la intervención quirúrgica, o 3) no se ha recolocado e inmovilizado
adecuadamente el tejido retraído durante la cirugía, lo que ha
permitido la penetración del epitelio y la comunicación con la
zona quirúrgica periapical. Otras posibles causas de fracaso
que se mencionan son las filtraciones coronales a través de restauraciones defectuosas de dientes operados, las aberraciones
anatómicas que no se han resuelto durante la cirugía, y la lesión
yatrógena de la pieza o del periodonto de soporte.52
La amalgama fue muy utilizada como material de obturación
apical durante los primeros 90 años del siglo xx.24 En aquellos
tiempos no parecía existir ninguna alternativa viable, aunque se
consideraba que la amalgama no era un material biocompatible52
y se producían algunos fracasos. Finalmente, algunos estudios
confirmaron que las obturaciones retrógradas con amalgama
tenían un pronóstico poco favorable a largo plazo,14 a pesar de que
se había observado que muchos casos siguieron siendo funcionales
durante decenios.24 Aunque se creía que la amalgama era un
material obsoleto para esta aplicación, el número de casos tratados
de este modo es muy considerable y posiblemente represente el
tipo de fracaso quirúrgico más frecuente. Desgraciadamente, sigue
utilizándose actualmente en muchas partes del mundo.39
La revisión exclusivamente conservadora no representa nunca
una opción viable en caso de fracaso quirúrgico, a no ser que
durante la cirugía previa se haya pasado por alto completamente
el ápice, una circunstancia poco frecuente (fig. 16-27). Casi
siempre hay que extraer el material de obturación existente. En
segundo lugar, la cirugía apical previa ha alterado irreversiblemente la morfología de la parte apical del conducto, y esto no
puede corregirse mediante una revisión conservadora. En tercer
lugar, es imposible eliminar las bacterias presentes en la preparación alrededor de la obturación apical existente. Y, por último,
cuando la obturación apical es de amalgama, la preparación
apical suele estar contaminada por los productos de su corrosión.
Afortunadamente, la revisión quirúrgica de la cirugía apical
previa constituye un tratamiento razonable y eficaz cuando se
pueden eliminar los factores causales (fig. 16-28).52
En comparación con aquellos casos que no han sido tratados
quirúrgicamente con anterioridad, existen algunas diferencias en las
técnicas que se emplean para la revisión quirúrgica. En primer lugar,
hay que eliminar las obturaciones apicales colocadas previamente.
Por suerte, las técnicas para la preparación apical que se utilizaban
338 capítulo 16
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Dificultades para la solución de problemas en cirugía periapical
Figura 16-26 A. Premolar superior con un poste y un instrumento roto en los milímetros apicales finales. Se ha sondado un trayecto
fistuloso supurante hasta la zona póntica de la prótesis fija. Hay que recurrir a la cirugía. B. Se ha cortado una ventana ósea y se puede ver la
punta del instrumento roto (flecha). C. Inicialmente se cortó una preparación apical, lo que hizo posible visualizar el instrumento roto y el poste.
D. Se ha usado un instrumento ultrasónico para extraer el segmento roto. E. Se usa una fresa para penetrar hasta la raíz y el extremo del poste.
F. Se prepara una cavidad radical. G. Se aplica un material de restauración intermedio. H. La radiografía muestra la obturación radicular definitiva.
(Por cortesía del Dr. Fasial Amir.)
antes de que aparecieran los instrumentos ultrasónicos no permitían
penetrar a mucha profundidad en el conducto. Durante la cirugía,
algunas veces la preparación de un nuevo bisel apical permite eliminar la mayor parte o toda la obturación retrógrada vieja y, en
ocasiones, también la preparación, si no es muy profunda.
Si la obturación apical penetra mucho en el conducto, puede
haber problemas para extraerlas si el material es duro, como lo
es la amalgama, que solo puede ser extraída con una fresa de alta
velocidad. Como en el caso de los conos de plata, descrito
anteriormente, el acceso y la angulación limitan la profundidad
a la que puede penetrar la fresa. A menudo, la única solución es
crear un bisel apical más extenso de lo que normalmente resulta
deseable. Otra solución consiste en usar puntas ultrasónicas
recubiertas de diamante, aunque estas pueden obtener la longitud necesaria para extraer todas las obturaciones y pueden
ampliar excesivamente el conducto, debido a que su actuación
sobre la dentina es más dañina que la de la amalgama. El operador debe evitar potencias demasiado elevadas con las puntas
ultrasónicas, especialmente en raíces con extremos estrechos y
frágiles, ya que pueden producirse grietas.46,55
capítulo 16
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Dificultades para la solución de problemas en cirugía periapical 339
Figura 16-27 A. Caso de fracaso aparente de la cirugía en un incisivo central superior. B. Se ha franqueado el conducto. La obturación apical
de amalgama no está en contacto con él ni con la radiotransparencia apical.
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Figura 16-28 A. Segundo premolar superior que manifiesta dolor a la percusión y a la palpación. Hace unos 10 años se había completado el
tratamiento quirúrgico con una obturación apical de amalgama. B. La radiografía obtenida 6 meses después muestra una curación posquirúrgica
excelente. El paciente no manifestaba ningún síntoma y el diente funcionaba normalmente. El ápice había sido obturado con agregado de trióxido mineral.
Acceso quirúrgico y técnicas
de manipulación: directrices
in vitro
En los ejemplos que presentamos en la sección precedente
podemos ver que la cirugía endodóncica resulta viable en casi
todas las raíces de todos los dientes. Además, el objetivo de la
cirugía apical es siempre el mismo en todos los casos: la limpieza
y la adecuada obturación de la parte apical del conducto radicular en la zona de la faceta radicular resecada. Sin embargo, en
la práctica, cuanto más posterior es un diente más difícil resulta
el tratamiento, debido a la complejidad de la anatomía radicular
y a la morfología de las arcadas alveolares. No entra dentro del
ámbito de este libro describir todas las variaciones de la anatomía
quirúrgica, los problemas de acceso a los ápices y las técnicas
para la obturación apical de los conductos de los dientes posteriores. Las siguientes secciones se centrarán en las técnicas de
solución de problemas ideadas para prevenir posibles problemas
durante la cirugía periapical en las piezas anteriores, que para un
neófito representa la mejor experiencia posible para poder adquirir pericia y experiencia.
Antes de pasar a considerar su posible aplicación clínica, describimos in vitro las técnicas para preparar la cavidad y obturar
el extremo apical de la raíz de un diente anterior. La preparación
del ápice radicular consta de dos partes: en primer lugar, la
resección del extremo radicular con un bisel apical, que se
efectúa, fundamentalmente, para visualizar el final del conducto
radicular. Tradicionalmente, se cortaba un bisel que formaba un
340 capítulo 16
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Dificultades para la solución de problemas en cirugía periapical
Figura 16-29 A. Bisel apical preparado con una fresa ranurada de longitud quirúrgica. B. Fresa de diamante (derecha) para preparar el
bisel apical, y fresa de diamante ultrafina (izquierda) para perfeccionar el bisel. C. Bisel apical completado. El conducto queda en el centro de la
superficie cortada.
ángulo de 45-60° con el eje longitudinal del conducto (fig.
16-29).24 Con este ángulo es posible abrir muchos túbulos dentinarios saturados de bacterias, en caso de patología periapical
persistente.34 Cuando se reseca la raíz formando un bisel, el
orificio del conducto debe quedar casi en el centro de la superficie biselada. Con las técnicas modernas de preparación ultrasónica y la ayuda de las lentes de aumento, se puede preparar
un bisel casi perpendicular al conducto, si la visualización y el
acceso lo permiten.55
El segundo paso consiste en ampliar y limpiar la parte apical
del conducto radicular para poder colocar una obturación
apical.55 Se han realizado estudios para determinar la dirección
y la permeabilidad de los túbulos dentinarios.59,67 El diámetro
de estos permite la filtración de líquidos y podría favorecer
también la entrada de bacterias en el conducto radicular. En la
zona mesiorradicular, los túbulos dentinarios son más o menos
perpendiculares a la superficie radicular y a la cavidad pulpar.
Sin embargo, en la región apical se orientan en sentido coronal
de la superficie radicular a la cavidad pulpar. Con un bisel apical
de 0° (perpendicular al eje longitudinal del diente), la angulación
Figura 16-30 Punta ultrasónica quirúrgica fabricada con una
profundidad de corte efectiva de 3 mm.
de los túbulos dentinarios obligaría a preparar el conducto a una
profundidad de 1 mm para poder sellarlos adecuadamente.18 Si
el bisel fuera de 45°, habría que aumentar la profundidad de la
preparación a 2,5 mm. Por este motivo, prácticamente todas las
puntas ultrasónicas para cirugía apical están diseñadas con una
longitud de corte efectiva de 3 mm (fig. 16-30).
capítulo 16
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Dificultades para la solución de problemas en cirugía periapical 341
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Figura 16-31 Preparación ultrasónica de la parte apical del
conducto con una punta ultrasónica.
La preparación de la parte apical del conducto cumple dos
funciones: 1) eliminar restos necróticos, bacterias y cualquier
material de obturación previo, y 2) ampliar el espacio para
poder compactar un material dental y rellenar la preparación.
Para la preparación apical, actualmente suele utilizarse un instrumento ultrasónico. Se fabrican puntas con diferentes angulaciones, tanto lisas como recubiertas de diamante. Se pueden
usar para crear una preparación apical adecuada para obturar
los espacios apicales de la mayoría de los dientes anteriores
(fig. 16-31). Las puntas recubiertas de diamante tienen la
ventaja de que pueden cortar el metal, como los conos de plata,
los postes y las obturaciones de amalgama. En la práctica, esta
puede ser una tarea laboriosa y prolongada pero, combinadas
con fresas de alta velocidad, las puntas ultrasónicas de diamante
representan una gran ayuda para la extracción quirúrgica de
materiales metálicos.
Las puntas ultrasónicas pueden tener también algunos
inconvenientes en determinados casos. Debido a su diámetro
relativamente grande y a su rigidez, no siempre siguen la trayectoria del conducto preparado (fig. 16-32). No obstante, existen
instrumentos con punta de diamante más pequeños y estrechos
(fig. 16-33). Aquí también influyen la visibilidad, el acceso
quirúrgico y la experiencia clínica con estas puntas. Las puntas
ultrasónicas de diamante pueden ser bastante dañinas a niveles
de energía elevados, pueden cortar en cualquier dirección (fig.
16-34) y pueden formar grietas en la superficie radicular resecada.7,57 Hay que intentar seguir el eje longitudinal del conducto
con la punta de diamante con precaución; y conviene activar la
punta en ráfagas cortas.
Otro posible inconveniente es la limitación de la profundidad
de preparación a 3 mm (fig. 16-35). A menudo es aconsejable
limpiar el conducto a mayor profundidad, especialmente si hay
algún espacio sucio (fig. 16-36). Esto es lo que puede ocurrir en
la raíz mesiovestibular de los primeros molares superiores.9 Afortunadamente, para la preparación del conducto apical se puede
usar también una lima K activada con ultrasonidos. La lima
seguirá la trayectoria del conducto y se podrán franquear los
conductos pequeños que no se hayan limpiado anteriormente
(fig. 16-37). Es muy fácil eliminar la gutapercha/sellador y las
obturaciones de pasta (fig. 16-38) y alcanzar al mismo tiempo
Figura 16-32 A. Caso preoperatorio sin preparación preliminar
de los ápices de los conductos. B. La radiografía postoperatoria
muestra una preparación aberrante de los orificios apicales con un
instrumento ultrasónico de punta de diamante.
Figura 16-33 Tres puntas ultrasónicas con diferentes ángulos y
tamaños de punta. La flecha indica la punta de mayor tamaño, que no
debe utilizarse en extremos radiculares resecados muy estrechos.
una profundidad de preparación muy superior a 3 mm, con la
única limitación del espacio disponible en la lesión para introducir el instrumento en el conducto (fig. 16-39).
Las principales desventajas de las limas ultrasónicas son
la necesidad de curvarlas con la mano y el riesgo de que el
342 capítulo 16
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Dificultades para la solución de problemas en cirugía periapical
Figura 16-34 A. Demostración de la eficacia de corte de una punta ultrasónica cubierta de diamante. No se observa ningún defecto ni
conducto en la superficie lateral del diente extraído. B. Agujero preparado en la superficie radicular en menos de 1 min. En el ápice se corre el
riesgo de efectuar una preparación excesiva y de no permanecer centrados en el conducto.
Figura 16-35 A. Radiografía preoperatoria de un
incisivo lateral tratado previamente. El diente presenta
un poste intrarradicular asentado a gran profundidad; el
paciente manifiesta síntomas. B. Imagen postoperatoria
obtenida tras la cirugía apical con una punta ultrasónica
manufacturada. La profundidad de penetración se limita
a 3 mm o menos. Habría sido aconsejable eliminar toda la
gutapercha hasta llegar al nivel del poste.
Figura 16-36 A. Restauraciones de poste-muñón de
gran tamaño en dos incisivos centrales superiores sin un
tratamiento de conductos radiculares previo. Está indicada
la cirugía. Si es posible, hay que penetrar en el espacio apical
hasta llegar a la altura de los postes. B. Imagen postoperatoria
obtenida tras el tratamiento quirúrgico de un incisivo
lateral con el ápice abierto. Se puede ver la penetración y la
aplicación del material de obturación junto al poste.
capítulo 16
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Dificultades para la solución de problemas en cirugía periapical 343
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Figura 16-37 A. Demostración de la preparación apical de un conducto no preparado previamente, utilizando para ello una lima
endodóncica activada por ultrasonidos. B. La lima K del calibre 15 penetra y sigue el conducto. C. Imagen preoperatoria de un incisivo central
superior con patología periapical. El conducto parece totalmente calcificado. D. La imagen postoperatoria muestra la obturación apical terminada.
Para completar la preparación se usó una lima endodóncica acoplada al dispositivo ultrasónico.
Figura 16-38 A. Demostración
de la preparación apical de un
conducto obturado con gutapercha.
B. Lima endodóncica de gran tamaño
acoplada a la unidad ultrasónica
graduada a gran intensidad
únicamente el tiempo necesario para
eliminar la gutapercha. Posteriormente
se reduce la potencia para completar
la preparación.
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Dificultades para la solución de problemas en cirugía periapical
Figura 16-39 A. Incisivo central superior en el que
está indicada la cirugía apical. B. La imagen postoperatoria
confirma la extracción de la gutapercha y la obturación del
conducto hasta alcanzar el poste intrarradicular.
Figura 16-41 Unidad de ultrasonidos graduada a baja potencia
para la instrumentación apical.
Figura 16-40 Precurvado de la lima con ayuda de un portaagujas
quirúrgico; evite los ángulos muy cerrados que pueden causar
rápidamente la rotura del instrumento cuando se utiliza con ultrasonidos.
instrumento se pueda romper durante su uso. Para curvar la lima
se puede emplear un portaagujas quirúrgico o un hemostato
(fig. 16-40). Para reducir el riesgo de rotura, se debe procurar
no doblarlas demasiado y usar el dispositivo ultrasónico a una
potencia más baja, que variará dependiendo del aparato
(fig. 16-41).
Una vez completada, la preparación deberá ser bastante
amplia para permitir la compactación del material de obturación apical (fig. 16-42). El más utilizado actualmente tal
vez sea el agregado de trióxido mineral (MTA), aunque
muchos odontólogos optan también por un material de restauración intermedio (IRM). En estudios clínicos prospectivos aleatorizados se han obtenido respuestas radiográficas
Figura 16-42 Preparación apical completada.
capítulo 16
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Dificultades para la solución de problemas en cirugía periapical 345
de curación equivalentes con ambos materiales al cabo de
algún tiempo.6,35
Ambos materiales pueden transportarse hasta la preparación
apical por diferentes medios. Se comercializan varios portadores
en miniatura diseñados originalmente para la amalgama (portaamalgamas para obturación retrógrada [Miltex]) o sistemas totalmente nuevos (sistema MAP, portadores Dovgan MTA)
(fig. 16-43). Más recientemente, se han empezado a utilizar
pequeñas columnas de MTA en bloque que se transportan hasta
la preparación con un excavador medio de Hollenbeck (Lee
MTA Forming Block)33 (fig. 16-44). A continuación, se compacta el material con condensadores prefabricados o fabricados
a mano a partir de instrumentos dentales como sondas endodóncicas o quirúrgicas (fig. 16-45). Una vez compactado, se
elimina el material sobrante con bolitas de algodón ligeramente
humedecidas (fig. 16-46).
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Figura 16-43 A. Portador de jeringa para la aplicación del agregado de trióxido mineral (MTA) en el ápice (sistema MAP).
B. Portaamalgamas en miniatura para la aplicación de MTA.
Figura 16-44 Sistema Lee MTA Block para la fabricación de
columnas pequeñas de agregado de trióxido mineral. Para llevar el
material hasta la preparación apical se usa un excavador medio de
Hollenbeck.
Figura 16-45 Compactación del material de obturación con
condensadores en miniatura. Los condensadores pueden comprarse
o fabricarse a partir de sondas endodóncicas o periodontales, u otros
instrumentos manuales de restauración que puedan adoptar forma de
condensador.
346 capítulo 16
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Dificultades para la solución de problemas en cirugía periapical
Figura 16-46 A. Se elimina el exceso de material de obturación con una bolita de algodón. B. Obturación apical completada.
Acceso quirúrgico y técnicas
de manipulación: directrices
in vivo
Anatomía quirúrgica
Las arcadas superior e inferior no presentan complicaciones
anatómicas que impidan el tratamiento quirúrgico rutinario de
los seis dientes anteriores. No hay vasos sanguíneos importantes,
conductos nerviosos, cavidades sinusales o estructuras óseas de
un espesor excesivo, con la posible excepción de la espina nasal
anterior. En algunos casos puede haber problemas para acceder
quirúrgicamente al ápice, debido a que el vestíbulo es muy poco
profundo o las raíces son más largas, especialmente las de los
caninos superiores e inferiores. Una protrusión anterior excesiva
del diente inclina el ápice a mayor profundidad dentro del
alvéolo, lo que dificulta aún más el acceso al conducto.
Anestesia y hemostasia
Para la cirugía periapical se pueden usar las técnicas habituales
de anestesia local y las mismas soluciones anestésicas que para la
odontología operatoria.26 Una vez establecida la anestesia, se
puede mejorar la hemostasia de los tejidos blandos infiltrando
soluciones anestésicas que contengan vasoconstrictores en concentraciones de 1:50.000.23 En algunos países solo se comercializan concentraciones de 1:80.000. No conviene usar estas
soluciones para los bloqueos mandibulares.
La articaína puede ser mejor debido a su mayor capacidad de
penetración en el hueso. A menudo, en la región mandibular
anterior es posible completar la cirugía apical utilizando exclusivamente anestesia por infiltración. Debido a sus efectos prolongados,
la bupivacaína resulta eficaz tanto durante la propia intervención
como para controlar el dolor durante el período postoperatorio.
Para lesiones de mayor tamaño en el maxilar superior, hay
que utilizar siempre anestesia palatina. A veces también es necesario combinar la anestesia local con la infiltración directa del
tejido que recubre la lesión apical.
Consideraciones sobre los tejidos
blandos: diseño de colgajos
Para la cirugía apical se pueden usar cuatro diseños de colgajos.
El mejor de ellos para la elevación y el cierre es el colgajo triangular, que consiste en una incisión vertical y otra intrasulcular24,65
(fig. 16-47). Generalmente, la incisión vertical se realiza a una
distancia mínima de un diente en la zona mesial al que se vaya a
operar, y debe incluir la papila. La incisión sulcular, u horizontal,
suele prolongarse como mínimo hasta una distancia de un diente
por el lado mesial al que se vaya a operar. Este diseño proporciona
una exposición adecuada de la zona apical en casi todos los casos.
Si no se consigue la exposición necesaria con una incisión vertical,
se puede practicar una segunda en el extremo distal para crear un
colgajo rectangular24,65 (fig. 16-48). También en este caso hay que
incluir la papila y sesgar las incisiones para que la base del colgajo
sea más ancha que el borde. De este modo se garantiza una vascularización adecuada del colgajo.
El tercer tipo es el colgajo submarginal.24,65 Este diseño
permite mantener el nivel del borde gingival alrededor de las
restauraciones estéticas cuando se dispone de encía adherida de
anchura suficiente para cubrir la zona quirúrgica prevista en su
totalidad. Este colgajo consta de dos incisiones verticales que no
llegan hasta el surco gingival, sino que están conectadas por una
incisión horizontal 2 mm coronal a la línea mucogingival
(fig. 16-49). De esta forma se consigue un colgajo con un borde
horizontal de tejido queratinizado más resistente a las suturas
que el tejido mucoso.
El último tipo es el colgajo de base papilar.64 Supuestamente,
este colgajo tisular previene la recesión papilar. Está formado por
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Dificultades para la solución de problemas en cirugía periapical 347
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Figura 16-47 A. Posición de la incisión vertical para un colgajo triangular. La incisión vertical debe quedar como mínimo a una distancia
de un diente en la zona distal al operado. B. Hay que cortar con decisión hasta alcanzar el hueso para reducir el riesgo de desgarro al levantar el
colgajo. C. La incisión termina tal como se muestra, respetando la papila. La misma incisión también puede incluir esta, ya que la sutura resulta
algo más sencilla cuando se incluye. D. El colgajo se completa con una incisión intrasulcular, que también debe llegar hasta el hueso crestal.
Figura 16-48 Colgajo rectangular. Una segunda incisión vertical
ayuda a retraer el tejido y exponer el ápice dental. Es muy importante
que la base del colgajo sea más ancha que el borde libre.
borde gingival libre.
dos incisiones de alivio verticales unidas por una incisión en la
base papilar y otra intrasulcular en la zona cervical del diente.
Hay que utilizar un bisturí de microcirugía que no tenga más
de 2,5 mm de anchura, ya que es necesario realizar movimientos
minúsculos e intrincados dentro de las reducidas dimensiones
del espacio interproximal.
En la base de la papila se practican dos incisiones diferentes.
Una primera, superficial, corta el epitelio y el tejido conjuntivo
a una profundidad de 1,5 mm desde la superficie de la encía,
siguiendo una línea curva que une ambos lados de la papila. La
incisión empieza y termina perpendicular al borde de gingival.
A continuación, el bisturí vuelve a trazar la base de la incisión
previa, pero con una cierta inclinación vertical hacia el borde del
hueso crestal. Esta segunda incisión forma un colgajo de espesor
parcial en el tercio apical de la base de la papila. A partir de este
punto, se levanta un colgajo mucoperióstico de espesor completo
en sentido apical. Aunque con el colgajo de base papilar pueden
obtenerse unos resultados predecibles, esta técnica es difícil
y poco recomendable para los neófitos. No obstante, es bastante
útil conocer esta posibilidad a la hora de planificar la cirugía
cuando los tejidos blandos o el aspecto estético pueden condicionar el tratamiento en la parte anterior de la boca. Si se
Figura 16-49 Colgajo submarginal que mantiene la posición del
348 capítulo 16
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Dificultades para la solución de problemas en cirugía periapical
Figura 16-50 Levantamiento del tejido con un elevador
perióstico afilado.
considera esta posibilidad, se puede derivar al paciente a alguien
que tenga más experiencia con esta técnica quirúrgica.
Cuando se utiliza el colgajo de base papilar es muy importante manipular con mucho cuidado los tejidos blandos para
poder conseguir una curación más rápida por primera intención. El epitelio del colgajo de espesor parcial tiene que contar
con tejido conjuntivo subyacente de apoyo; en caso contrario,
se necrosará y dará lugar a la formación de una cicatriz. Por otra
parte, si la capa de tejido conjuntivo del colgajo parcial es
demasiado gruesa, puede comprometer la supervivencia de la
papila vestibular.
Las incisiones deben efectuarse con decisión hasta alcanzar
el hueso para poder levantar el periostio con el colgajo y evitar
que se desgarre el tejido. Se puede conseguir una exposición
uniforme del hueso alveolar utilizando elevadores periósticos
afilados (fig. 16-50). Siempre existe la posibilidad de prolongar
las incisiones verticales y horizontales si no se puede levantar
el tejido o si este queda a tensión sobre la zona apical de la
herida quirúrgica.
Raspado y enucleación de una lesión
de tejidos blandos que atraviesa
el hueso
En ocasiones, la lesión apical ha perforado la placa ósea vestibular28 y quedará a la vista al retraer el tejido. Si existe un trayecto
fistuloso supurante, una parte de la lesión estará unida a la
superficie inferior del colgajo tisular, por lo que habrá que extremar las precauciones al levantar y retraer el tejido. En estos casos,
conviene identificar el perímetro óseo de la lesión antes de
intentar separarla del colgajo. Una vez localizados los límites, se
pueden seccionar cuidadosamente los tejidos blandos con un
bisturí. Con esta técnica se evitará perforar el tejido o reducir
excesivamente su espesor. Seguidamente, se podrá raspar el tejido
de la lesión apical para dejar al descubierto el ápice dental.
Exposición del ápice radicular
en ausencia de una lesión periapical
Si no se observan signos visibles de lesión de los tejidos blandos
al retraer el colgajo, algo que suele suceder cuando las lesiones
Figura 16-51 La placa vestibular no está perforada. Hay
que diseccionar el hueso con una fresa redonda de longitud
quirúrgica del calibre 4 (1,4 mm) o 6 (1,8 mm). Hay que diseccionar
con un movimiento de cepillado, al mismo tiempo que se irriga
abundantemente con agua.
apicales son pequeñas, hay que atravesar la placa vestibular para
acceder a la lesión. En un primer momento, hay que sondar el
hueso y buscar un posible defecto o una zona en la que el espesor
del mismo se haya disminuido sobre la raíz. Después, hay que
eliminar el hueso usando una fresa redonda de longitud quirúrgica con un movimiento de cepillado y abundante irrigación28
(fig. 16-51). Mientras se abre la placa vestibular, hay que examinar periódicamente el hueso con una cureta periodontal o una
sonda. Se pueden palpar las paredes de la lesión y el propio diente,
y es posible reorientar la abertura para centrarla sobre el ápice.
Para conseguir una curación más satisfactoria, conviene que la
ventana ósea tenga la menor anchura mesiodistal posible.69 Si el
paciente siente algún dolor durante esta exploración, hay que
inyectar anestésico en el tejido lesional en ese momento. Seguidamente, se puede raspar el tejido de la lesión apical para desprenderlo del hueso y exponer el ápice radicular (fig. 16-52).
Problema Clínico
Problema: un paciente de 49 años presentaba dolor agudo
sobre el ápice del incisivo central derecho superior. La radiografía
periapical indicaba que se había efectuado un tratamiento de
conductos radiculares previo con un poste intrarradicular aparentemente sobreextendido que apenas dejaba 1 mm de espacio para
la obturación de gutapercha (fig. 16-53, A). Solo se observaba una
pequeña radiotransparencia en la radiografía pero, al palpar la
zona del ápice, se apreciaba una hinchazón localizada y claramente diferenciada. ¿Cómo se podía desarrollar una lesión aguda
con tan pocos signos radiológicos de patología?
Solución: estaba indicada la cirugía periapical. Tras levantar un
colgajo submarginal se comprobó que el ápice ocupaba una posición anatómica muy superficial en relación con la placa vestibular.
En este caso, la infección y la hinchazón asociada, que se habían
extendido sin dificultad a los tejidos blandos superficiales, no
habían provocado suficiente pérdida ósea como para producir una
lesión radiológica (v. fig. 16-53, B).
capítulo 16
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Dificultades para la solución de problemas en cirugía periapical 349
Resección del extremo radicular
e identificación del espacio
del conducto radicular
Una vez que se ha expuesto el ápice, se ha de preparar el bisel
apical para poder visualizar claramente el conducto, centrado en
la superficie biselada, tal como hemos descrito anteriormente
(fig. 16-54, A). Dado que el 98% de las anomalías apicales de
los conductos y el 93% de los conductos laterales se localizan en
los 3 mm apicales, es importante resecar como mínimo 3 mm
del extremo radicular.24,28,55 Un bisel ideal debería ser casi
perpendicular al eje longitudinal de la raíz, aunque a menudo
hay que optar por distintos ángulos de resección para facilitar la
visibilidad y el acceso quirúrgico sin sacrificar estructura dental.
Si el bisel es excesivo, se produce una desorientación espacial
difícil de solventar, y la preparación y la obturación del extremo
radicular pueden quedarse cortas. Cada caso es diferente a la
hora de determinar el ángulo del bisel. En los dientes anteriores
se debe optar por el menor bisel posible. En los posteriores las
circunstancias varían considerablemente debido a la anatomía
radicular. Una vez que se ha resecado el extremo radicular, hay
que examinarlo minuciosamente para buscar posibles grietas o
fracturas, así como extensiones e irregularidades, como istmos,
anastomosis y similares.25,29,55 Estas variaciones anatómicas condicionarán el procedimiento a seguir, como una resección aún
mayor o la extensión de la cavidad apical.
Preparación de la cavidad apical
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Figura 16-52 Exposición del ápice después de haber suprimido
el hueso con la fresa redonda y raspado el tejido del interior de la
lesión. Se puede observar la interrupción del hueso crestal en la zona
del trayecto de drenaje sulcular. Es importante inspeccionar la misma
para descartar una posible fractura radicular vertical. En este caso
no hay ninguna. Para garantizar la reinserción postoperatoria es muy
importante no raspar la superficie radicular en esta zona.
Para preparar la parte apical del conducto radicular se utiliza
el instrumento ultrasónico igual que para una preparación in
vitro (v. fig. 16-54, B). Se pueden emplear espéculos quirúrgicos en miniatura para visualizar mejor la preparación del
conducto y asegurarse de que se realiza la limpieza de la pared
de la preparación en su totalidad55 (v. fig. 16-54, C). Durante
la preparación para una obturación apical, se pueden introducir bolitas de algodón secas en la cavidad ósea periapical para
impedir que se disperse el exceso de material de obturación
(v. fig. 16-54, D y E). Si después de raspar las paredes óseas
empieza a emanar sangre de las mismas, se pueden sustituir
esas bolitas por otras impregnadas con adrenalina racémica; o
por bolitas de algodón con Vicostat26 (v. fig. 16-54, F ).
También se han recomendado otros productos hemostáticos
que contienen fundamentalmente colágeno72 (p. ej., CollaCote). A estos últimos se les puede añadir, incluso, unas gotas
de adrenalina racémica al 2,25% para potenciar su efecto
hemostático.70
Figura 16-53 A. Radiografía del incisivo central derecho superior con muy pocos signos de patología periapical. Durante la exploración
clínica se observó hinchazón local aguda. B. Al levantar el tejido se comprueba que el ápice ocupa una posición superficial en relación con la placa
ósea vestibular. La infección afectaba al periostio y a la mucosa que cubrían la zona.
350 capítulo 16
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Dificultades para la solución de problemas en cirugía periapical
Figura 16-54 A. Exposición quirúrgica del ápice durante una intervención periapical rutinaria. La mancha negra alrededor de la gutapercha
indica una filtración. B. Preparación ultrasónica. C. Espéculos quirúrgicos en miniatura. D. Colocación de algodón alrededor del ápice preparado.
E. Ápice listo para la obturación apical. F. Si persiste el sangrado dentro de la cripta ósea formada alrededor del extremo radicular, se puede
proceder a introducir bolitas de algodón impregnadas en adrenalina (1:1.000).
capítulo 16
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Dificultades para la solución de problemas en cirugía periapical 351
En ocasiones, puede descubrirse una fractura radicular vertical con trayectoria coronal en la parte apical de la raíz. Si la línea
de fractura no sobrepasa la inserción, pueden prepararse con una
fresa semirredonda (0,5 mm) y rellenarse con MTA como parte
de la obturación apical (fig. 16-55).
Problema Clínico
Problema: un hombre de 37 años presentaba una zona de
hinchazón moderada y localizada sobre el ápice de la raíz del
incisivo central izquierdo superior. Los tejidos eran sensibles
a la palpación, y el diente lo era a la percusión. El diente
presentaba una restauración de poste-muñón y corona, así
como una obturación radicular muy defectuosa, aparentemente de tipo pastoso. Se observaba una extensa radiotransparencia apical (fig. 16-56, A). Basándose en los datos
disponibles y en las circunstancias clínicas, se optó por la
cirugía periapical.
Solución: tras retraer el tejido y raspar los tejidos blandos, se
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resecó una pequeña parte de la raíz siguiendo una dirección casi
perpendicular al eje longitudinal de la misma. A continuación, se
limpió el conducto hasta llegar al poste con una lima K montada
en la pieza de mano ultrasónica (v. fig. 16-56, B). Posteriormente,
se obturó el conducto con MTA (v. fig. 16-56, C).
Obturaciones apicales: materiales
y aplicación
El MTA es el material más utilizado actualmente para las obturaciones apicales, aunque también se han obtenido buenos resultados
con IRM. En su presentación actual, el MTA es difícil de manipular, pero para sus aplicaciones apicales conviene generalmente
dejar el conducto húmedo y aplicar una mezcla relativamente seca
de este material, que se hidrata al compactarlo; el exceso de
humedad se puede absorber con más bolitas de algodón secas. Una
vez que el material ha rellenado completamente la preparación
cavitaria, se limpia el bisel apical con una bolita de algodón seca o
ligeramente humedecida para eliminar el exceso de material
(fig. 16-57). Esta maniobra resulta bastante sencilla con IRM.
Si se prepara una mezcla húmeda de MTA sobre una placa,
conviene no compactarlo dentro de la preparación cavitaria y es
mejor introducirlo simplemente o acomodarlo con suavidad. A con
tinuación, hay que poner el compactador en contacto con el MTA
introducido en la preparación y aplicar con cuidado una punta
ultrasónica activada sobre el extremo proximal del instrumento. El
material fluirá hacia el interior de la reparación conforme vaya
saliendo el aire atrapado en la misma. Es lo que se conoce como
densificación ultrasónica.31,55
Seguidamente hay que extraer las bolitas de algodón colocadas
alrededor del ápice, junto con el material que pueda haber sobrado.
Hay que contar bien el número de bolitas. Si se deja una dentro
de la lesión, se producirá una reacción aguda a cuerpo extraño.
Figura 16-55 A. Exposición del ápice de una raíz que presenta una pequeña línea de fractura vertical con trayectoria coronal en la superficie
vestibular. B. Preparación de la parte apical del conducto y de la línea de fractura. Para preparar el conducto apical se utilizó el método tradicional
y una lima endodóncica. Para ampliar la línea de fractura se usó una fresa semirredonda (0,5 mm). C. Se han rellenado el ápice y la línea de fractura
con agregado de trióxido mineral.
352 capítulo 16
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Dificultades para la solución de problemas en cirugía periapical
Figura 16-56 A. Incisivo central superior con una radiotransparencia alrededor del ápice radicular. Hay un poste intrarradicular, el tratamiento
de conductos radiculares no es completo y el paciente manifiesta síntomas. El tratamiento se había realizado 20 años antes en Camboya. B. Tras
retraer el tejido, raspar la zona apical y resecar el extremo radicular, se limpia y prepara el conducto radicular hasta llegar al poste. Al separar los
tejidos blandos se observaron grumos de un material amarillento entremezclados con el tejido granulomatoso. C. Conducto obturado con agregado
de trióxido mineral. La biopsia de la lesión confirmó que se trataba de un granuloma con islotes de actinomicosis dispersos por todo su interior.
Figura 16-57 Ápice de un caso quirúrgico rutinario obturado con
agregado de trióxido mineral de color gris.
Recolocación e inmovilización
de los tejidos
Antes de cerrar la herida conviene irrigar la zona quirúrgica con
suero salino para eliminar restos, así como recolocar los bordes
del tejido en su posición correcta para favorecer la curación por
primera intención.45 Se puede comprimir el tejido recolocado
con una gasa empapada en suero salino para reducir la coagulación a una capa delgada de fibrina entre el tejido recolocado y
el hueso cortical (fig. 16-58).22,24 Con esta medida se refuerza la
Figura 16-58 A. Compresión del tejido recolocado con
una gasa húmeda durante 3-5 min antes de proceder a su sutura.
B. Obsérvese el coágulo (C) tan pequeño que se ha formado
junto al hueso (H) gracias a la adecuada compresión tisular; tejido
recolocado (T). Esta medida permite reducir la hinchazón y acelera
la curación tisular.
capítulo 16
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Dificultades para la solución de problemas en cirugía periapical 353
estabilización tisular, y se reduce el sangrado y la hinchazón. A
continuación, se inmoviliza el tejido con suturas monofilamento,
que son las mejores para evitar la penetración de las bacterias y
sus subproductos en la zona de la herida. Conviene usar suturas
de calibre reducido (4-0 y 5-0), ya que el material de sutura irrita
los tejidos y es preferible emplear el menor tamaño posible para
estabilizar adecuadamente la herida.66 En las incisiones de base
papilar, está indicado el uso de suturas 6-0 y 7-0. Asimismo,
conviene emplear suturas no reabsorbibles, ya que la irritación
tisular desaparece tan pronto como aquellas son retiradas, lo que
puede realizarse a las 48 h, pero nunca después de 4 o 5 días.27
Para los colgajos triangulares se puede usar una sutura de eslinga
para inmovilizar las papilas, y suele bastar una única sutura
simple para cerrar la incisión vertical. Para un colgajo submarginal, está indicada una sutura de colchonero continua, aunque
también dan buenos resultados las suturas simples interrumpidas. Si se emplea material de sutura reabsorbible se evita que el
paciente tenga que volver para que le retiren las suturas.
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Cuidados posquirúrgicos
y posibles complicaciones
Tras la cirugía es posible reducir la hinchazón aplicando inmediatamente una bolsa de hielo, que debe mantenerse durante el
resto del día de la intervención. El patrón suele consistir en
alternar 20 min de aplicación de hielo con otros 20 min de
descanso. Al día siguiente a la intervención hay que aplicar calor
húmedo.22
Conviene que el paciente tome un analgésico antes de que
sea intervenido o, cuando menos, mientras la zona permanezca
anestesiada. Un analgésico muy eficaz, sin efectos narcóticos, es
una combinación de 600 mg de ibuprofeno y 1.000 mg de paracetamol.40 Estos fármacos no necesitan receta, se pueden conseguir fácilmente y, en muchos casos, el paciente ya los tiene en
su poder. Si no se toman antes de la cirugía, se puede recomendar la combinación de ibuprofeno-paracetamol como primer
analgésico postoperatorio. Esta combinación puede tomarse
cada 4-5 h, según las necesidades. Si el dolor es más intenso, se
puede prescribir un analgésico narcótico tradicional (p. ej.,
5-10 mg de hidrocodona combinados con 500 mg de paracetamol). Si el paciente ha empezado a tomar analgésicos sin receta,
se le puede prescribir también hidrocodona. Una vez que se pasa
a la anestesia, cabe la posibilidad de recetar el narcótico para
aliviar mejor el dolor si no basta el ibuprofeno/paracetamol. En
la mayoría los casos, si el paciente necesita una narcótico, suele
bastar una dosis del mismo.
Tras la cirugía, se recomienda realizar enjuagues con clorhexidina (0,12%) durante 1 o 2 días para controlar las poblaciones bacterianas e inhibir la formación de la placa.20,50
Muchos odontólogos recomiendan también estos enjuagues
al menos 1 día antes de la cirugía. Se ha cuestionado la
utilidad de la antibioterapia prequirúrgica, y puede existir
alguna controversia a este respecto;78 sin embargo, raras veces
está indicada en los problemas localizados (a diferencia de
en los procesos sistémicos), ya que no se ha podido demostrar que ayude a reducir las infecciones postoperatorias, que
son muy escasas.36
Complicaciones
Afortunadamente, la cirugía apical tiene pocas complicaciones.
La más frecuente es la infección postoperatoria bajo el colgajo
tisular. La infección se caracteriza por hinchazón local y dolor
creciente, que generalmente aparecen 2-3 días después de la
intervención. La infección suele remitir tras la administración
de amoxicilina en dosis de 500 mg cada 6 h. Este tratamiento no
influye en el resultado ni en el pronóstico.
En ocasiones, el borde del colgajo puede necrosarse y desprenderse. En estos casos no se necesita ningún tratamiento. El
resultado final tras la curación puede ser la exposición del margen
radicular o coronal, para la que existen algunos remedios muy
simples. El más eficaz sería la extrusión ortodóncica y la sustitución de la corona.
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356 capítulo 17
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Solución de problemas en el tratamiento de dientes con caries subgingival y fracturas marginales
Capítulo 17
Solución de problemas ERRNVPHGLFRVRUJ
en el tratamiento de dientes
con caries subgingival y fracturas
marginales, incluidos
los defectos radiculares
Lista de solución de problemas
En este capítulo se abordan los siguientes aspectos y dificultades
de solución de problemas en relación con los compromisos en
los márgenes dentales sanos y los defectos radiculares:
Periodonto normal y planificación del tratamiento quirúrgico
Indicaciones para el alargamiento coronal
Conveniencia de aislar el diente
Aumento de la corona clínica para conseguir el «efecto
ferrule»
Prevención de fallos durante la restauración
Prevención de problemas marginales en las restauraciones
Tratamiento de las fracturas profundas
Localización de orificios de conductos radiculares ocultos
Tras la extrusión ortodóncica de dientes o raíces
Posibles contraindicaciones para el alargamiento coronal
Situación médica
Zona estética
Altura mínima del tronco radicular
Técnicas quirúrgicas para el alargamiento coronal
Procedimientos quirúrgicos
Colgajo tisular envolvente
Reducción del espesor o socavamiento del tejido
Remodelación del hueso alveolar
Cierre tisular
Apósito quirúrgico periodontal
Cicatrización
Complicaciones del alargamiento quirúrgico de las coronas
Aplicación de las técnicas de alargamiento coronal a otros
problemas endodóncicos
Perforaciones yatrógenas en el periodonto marginal
Defectos de reabsorción en el periodonto marginal
Reparación de fracturas radiculares verticales
356
Una vez que se ha alterado gravemente la anchura
biológica del aparato de inserción periodontal de sujeción,
suelen ser necesarias intervenciones de mayor
envergadura para tratar la estructura radicular y el hueso
de soporte deteriorados.20
J. L. Gutmann, 1991
Conservar la función clínica de la dentición natural libre de
síntomas es uno de los principales objetivos de la odontología y
de sus diferentes disciplinas. La odontología protésica ha proporcionado sustitutos fijos y removibles para aquellos dientes que se
han perdido, y la implantología ha introducido un concepto
totalmente nuevo: la reposición de la dentición natural. Aunque
el desarrollo de la implantología ha supuesto un excelente complemento para la odontología y ha permitido mejorar el bienestar de los pacientes,9,35,42 las elevadas expectativas por esta opción
han empañado en algunos casos el proceso de la planificación
del tratamiento correcto.8,43 Sin embargo, muchos dientes que
podrían seguir funcionando gracias a algunos tratamientos complementarios y razonables (revisión endodóncica conservadora o
quirúrgica, alargamiento coronal, extrusión radicular ortodóncica, resección radicular, etc.) son extraídos para reemplazarlos
por implantes. Los datos disponibles no permiten confirmar la
superioridad de estos sobre estos otros métodos cuando el tratamiento se planifica y ejecuta correctamente.24,25 En muchos
aspectos, la implantología no representa una opción para una
gran mayoría de pacientes, en los que no solo es posible conservar los dientes sino que además esta es la mejor alternativa.
En este capítulo presentaremos algunas técnicas quirúrgicas
que pueden servirnos para conservar dientes con diferentes complicaciones, además de con patología pulpar. Los problemas más
frecuentes son las coronas clínicas con márgenes subgingivales
cariosos o fracturados y la falta de suficiente estructura dental
© 2012. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos
capítulo 17
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Solución de problemas en el tratamiento de dientes con caries subgingival y fracturas marginales 357
para retener una restauración. En muchos de estos casos, el alargamiento de la corona representa una solución ideal. Debido a
la exposición de la estructura dental sana, la restauración de
determinados tipos de dientes comprometidos constituye un
procedimiento rutinario que permite mejorar no solo la restauración de la pieza, sino también la anchura biológica del periodonto de soporte. Las técnicas elementales de esta intervención
quirúrgica pueden extrapolarse al tratamiento de otros problemas
endodóncicos, como los defectos de reabsorción y perforación.
Periodonto normal
y planificación del tratamiento
quirúrgico
Antes de pasar a considerar las técnicas quirúrgicas periodontales, es importante repasar la anatomía normal de estos tejidos.
Al principio del capítulo 4 se describía la profundidad media
del surco gingival. En la figura 17-1 se han representado las
relaciones anatómicas esenciales entre el diente, el hueso y los
tejidos blandos de un surco periodontal sano. Estas dimensiones
constituyen la anchura biológica,* que se define como la dimensión fisiológica del epitelio de unión y la inserción de tejido
conjuntivo.16,33
La anchura de la encía adherida oscila entre 1 y 9 mm,6 con
un promedio de 3,7 mm en las zonas anteriores, 3,8 mm en las
regiones premolares y 4,2 mm en las molares37 (fig. 17-2). No
obstante, para la odontología restauradora conviene disponer
como mínimo de 5 mm de encía adherida.32 En condiciones
ideales, se debe considerar la posibilidad de aumentar aquellas
zonas de encía adherida de menos de 5 mm si se pretende que
los márgenes de la restauración queden dentro del surco gingival.4 Se ha podido comprobar que este alcanza una profundidad
media de 0,69 mm cuando está sano.33
*Referencias 10, 27, 28, 32, 33, 36 y 37.
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Figura 17-1 A. Periodonto normal. B. Corte histológico a través del periodonto normal (tinción con HyE, ×10).
Figura 17-2 A. Encía adherida de anchura amplia y normal. B. La anchura de la encía adherida en esta zona premolar derecha superior
es de 1 mm o menos.
358 capítulo 17
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Solución de problemas en el tratamiento de dientes con caries subgingival y fracturas marginales
También son muy importantes los contornos del hueso alveolar normal. En la mayoría de los casos no se puede proceder a
alargamiento quirúrgico de una corona sin eliminar parte del
hueso crestal. Tras la cirugía, el resultado depende del incremento de la longitud clínica de la corona y del restablecimiento
de un periodonto normal en todo el perímetro. Al remodelar el
hueso, el odontólogo debe reproducir o crear los contornos del
periodonto normal. Salvo en la zona de los segundos y terceros
molares inferiores, las placas vestibular y lingual suelen ser bastante finas en toda la arcada (fig. 17-3). Si la placa vestibular es
muy gruesa y tiene forma de escalón, se puede reducir (fig. 17-4).
En ocasiones, se encuentra una dehiscencia o fenestración al
levantar el colgajo (fig. 17-5). Lo único que implica este hallazgo
es la necesidad de dejar intactas las zonas expuestas de la raíz.
Invariablemente se producirá la reinserción, siempre que no se
raspen esas superficies radiculares.
Problema Clínico
Problema: ¿es posible remodelar el hueso interproximal en
toda la boca utilizando una misma técnica estandarizada?
Solución: no, porque hay una diferencia importante entre el
contorno del hueso interproximal de los dientes anteriores y
posteriores. El contorno normal entre las piezas posteriores es
aplanado en sentido vestibulolingual (fig. 17-6). Para alargar las
coronas, es necesario recolocar el hueso en una posición más
apical, manteniendo la misma forma. A menudo, se observan
defectos en el hueso interproximal como consecuencia de la
periodontitis crónica, que deja intactos los rebordes de las
placas vestibular y lingual o palatina. Normalmente es necesario
reducir estos rebordes para restablecer un contorno vestibulolingual
lo más aplanado posible (fig. 17-7). Por el contrario, en la dentición
anterior existe una cresta interproximal (fig. 17-8). Durante el alargamiento coronal es necesario reproducir estos contornos para poder
conseguir una curación periodontal óptima, así como un resultado
estético aceptable (fig. 17-9). El hueso subyacente sustenta y moldea
las papilas interdentales. Si se pierde el hueso que las soporta, ya sea
a causa de la enfermedad periodontal o por no haber reproducido
el contorno correcto durante la cirugía, las papilas se colapsan
(fig. 17-10).
Figura 17-3 A. Normalmente,
la placa ósea vestibular es muy fina.
B. Corte transversal del maxilar
superior por la zona del primer
molar que muestra las placas óseas
vestibular y palatina.
Figura 17-4 A. Anchura excesiva de la placa ósea vestibular. B. Remodelación de la placa vestibular durante la cirugía periapical.
Figura 17-5 Dehiscencia de las superficies radiculares tras la
elevación del colgajo. Estas zonas no deben rasparse.
Figura 17-8 El hueso interproximal normal se caracteriza por la
formación de una cresta en la dentición anterior.
Figura 17-6 El hueso interproximal normal es aplanado en la
dentición posterior.
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Figura 17-9 A. Alargamiento de las coronas de dos incisivos
centrales superiores fracturados. B. Restauración de las crestas óseas
interproximales, que sustentarán las papilas.
Figura 17-7 A. Cirugía periodontal para un caso grave de
periodontitis crónica. B. Tras la remodelación de hueso y la extracción
de la bolsa. Obsérvese la pendiente que forma la placa vestibular en
los espacios interproximales. (Por cortesía del Dr. Curtis Wade.)
Figura 17-10 La pérdida de la cresta ósea interproximal produce
el colapso de la papila interdental y la formación de un «triángulo
negro» muy antiestético.
360 capítulo 17
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Solución de problemas en el tratamiento de dientes con caries subgingival y fracturas marginales
Indicaciones para
el alargamiento coronal
Existen muchas circunstancias en las que se puede y se debe con
siderar la posibilidad de alargar la corona dental como parte del tra
tamiento para poder conservar un diente.
Aumento de la corona clínica
para conseguir el «efecto ferrule»
En el capítulo 20 se describe detalladamente este objetivo fundamental de tratamiento restaurador. Las restauraciones de
corona completa necesitan ser retenidas en la estructura dental
sana y en la base de restauración que se construya.2,33 Esto actúa,
además, como una barrera adicional contra las filtraciones
Conveniencia de aislar el diente
Antes de decidir si el alargamiento coronal representa el tratamiento
de elección, conviene analizar las alternativas habituales. La mayoría
de los dientes con lesiones cariosas importantes pueden aislarse sin
alargar la corona. Una solución muy sencilla consiste en colocar la
grapa del dique de goma directamente sobre la encía y completar
después el tratamiento de conductos radiculares (fig. 17-11). Este
método tiene el inconveniente de que solo pospone el problema
de la planificación de la restauración definitiva. Un segundo método
de aislamiento consiste en calafatear los resquicios alrededor del
dique de goma con materiales de obturación provisional o con una
masilla especial (fig. 17-12). También en este caso es posible completar habitualmente el tratamiento de conductos radiculares sin
que se produzcan filtraciones, aunque persisten los problemas para
la restauración. Asimismo, es posible usar materiales de obturación
provisional para sellar excavaciones extensas dentro del diente
(fig. 17-13). Si no se elimina bien la caries y se coloca una restauración de gran calidad, pueden producirse problemas de filtración,
especialmente cuando se necesitan varias sesiones para completar
el tratamiento de conductos radiculares. Las filtraciones entre unas
sesiones y otras son una causa muy frecuente de reinfección.
Muchos otros prefieren restaurar completamente el diente
endodonciado, y acceder después a través de la nueva restauración
(fig. 17-14); esto ayuda a prevenir las filtraciones. No obstante,
una vez completado el tratamiento de conductos radiculares, la
restauración no proporciona en muchos casos la integridad
estructural necesaria para soportar una corona completa.30,31 El
alargamiento coronal satisface todas las necesidades endodóncicas
y restauradoras. Se consigue un aislamiento excelente, así como
un acceso y una visibilidad sin obstáculos. Es posible determinar
las posibilidades de restauración desde un primer momento, y se
pueden aprovechar los conductos endodonciados para mejorar la
retención de la restauración final, si es necesario (fig. 17-15).
Figura 17-11 La colocación de la grapa para el dique de goma
directamente sobre el margen gingival no permite eliminar la caries
subgingival ni restaurar el diente tras el tratamiento de conductos
radiculares.
Figura 17-12 Los selladores para diques de goma son muy eficaces,
pero en este caso dificultan la restauración de la fractura profunda.
Figura 17-13 Las restauraciones provisionales suelen presentar
filtraciones.
Figura 17-14 Normalmente, las restauraciones permanentes
completas aíslan adecuadamente el diente. La cavidad de acceso
podría debilitar el soporte estructural si se incluyera esta restauración
en la preparación para una corona.
capítulo 17
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Solución de problemas en el tratamiento de dientes con caries subgingival y fracturas marginales 361
Figura 17-15 A. Molar inferior con una lesión cariosa importante que se extiende por debajo de la encía en el lado distal. B. Vista clínica
del mismo diente. Las posibilidades de restauración parecen bastante dudosas. C. Tras el alargamiento de la corona; se confirma la posibilidad
de restaurar la pieza, y el aislamiento para el tratamiento de conductos radiculares resulta excelente.
arginales que podrían mermar el pronóstico del tratamiento
m
de conductos radiculares (v. fig. 17-15, C).
Prevención de fallos durante
la restauración
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La falta de un ferrule puede hacer que el poste y el muñón
tengan que soportar unas fuerzas oclusales excesivas; con el paso
del tiempo, esto puede favorecer el aflojamiento o la fractura del
poste17 (fig. 17-16).
Prevención de problemas marginales
en las restauraciones
Si se excava la caries por debajo del margen gingival libre o se
produce una fractura, es necesario colocar el margen de la restauración por debajo de la encía, o las impresiones y las restauraciones serán defectuosas (fig. 17-17). La exposición de todos
los márgenes nos garantiza que podamos obtener un resultado
excelente con la restauración.
Tratamiento de las fracturas profundas
Muchas fracturas subgingivales profundas no pueden restaurarse
adecuadamente y al cabo de algún tiempo el diente puede sufrir
complicaciones periodontales. El alargamiento coronal permite
prevenir esa posibilidad antes de la restauración, para que el
Figura 17-16 La ausencia de «efecto ferrule» en la preparación
previa de la corona condujo a la fractura del poste.
362 capítulo 17
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Solución de problemas en el tratamiento de dientes con caries subgingival y fracturas marginales
Figura 17-17 Debido a la falta de visibilidad de la zona mesial
del diente no se ha podido abarcar todo el perímetro dental en la
preparación coronal. También se ha producido una filtración marginal.
El alargamiento coronal podría haber evitado este resultado.
Figura 17-19 A. Incisivo lateral superior fracturado con un
conducto calcificado y una encía hiperplásica que cubre parte de lo
que queda de la superficie dental. B. Después de alargar la corona
resulta mucho más fácil localizar el conducto.
tratamiento se desarrolle sin complicaciones y tenga un pronóstico excelente (fig. 17-18).
Localización de orificios
de conductos radiculares ocultos
Una indicación endodóncica muy concreta es la de aquellos
casos en los que una fractura coronal ha inducido una hiperplasia de la encía marginal e impide la localización del orificio
de un conducto. A menudo, cuando esas fracturas han persistido
como meras grietas durante algún tiempo, los orificios de los
conductos radiculares adyacentes pueden haberse estrechado y
calcificado como consecuencia de la presencia bacteriana prolongada y de la irritación del tejido pulpar. Tras el alargamiento
coronal mejora considerablemente la capacidad de orientación,
lo que facilita la reparación del acceso y la localización de los
orificios de estos conductos (fig. 17-19).
Figura 17-18 A. Fractura de la cúspide palatina de un primer
premolar superior. Esto podría dificultar la restauración y causar
complicaciones periodontales a la larga. B. Tras el alargamiento
coronal el periodonto ha quedado en una relación normal, y la
restauración no planteará ningún problema.
Tras la extrusión ortodóncica
de dientes o raíces
En ediciones precedentes de este libro y en la literatura sobre
ortodoncia puede encontrarse una descripción de las técnicas
capítulo 17
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Solución de problemas en el tratamiento de dientes con caries subgingival y fracturas marginales 363
Figura 17-21 El alargamiento coronal como único tratamiento
para los dientes fracturados da lugar a unas coronas alargadas y
antiestéticas. Hay que considerar primero la opción de la extrusión
ortodóncica.
Figura 17-20 A. La inserción sigue al diente durante la extrusión
ortodóncica. B. Por razones estéticas y restauradoras, está indicado el
alargamiento coronal para reubicar en sentido apical la inserción gingival.
para la extrusión ortodóncica. Esta desplaza la inserción periodontal en sentido coronal.5 Habitualmente, hay que recurrir a
el alargamiento coronal para reubicar el borde gingival en una
posición más apical por razones estéticas y para aumentar las
posibilidades de restauración (fig. 17-20).
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Posibles contraindicaciones
para el alargamiento coronal
Existen circunstancias tanto generales como locales en las que
puede estar contraindicado el alargamiento coronal como parte
del tratamiento para intentar conservar un diente.
Situación médica
Por lo general, hay que revisar el estado médico y los fármacos
que el paciente esté recibiendo en ese momento para descartar
aquellas mismas circunstancias que contraindicarían cualquier
otra intervención quirúrgica. El lector puede consultar otros
textos sobre cirugía oral para obtener una descripción más detallada de estos factores.
Zona estética
La pérdida de una corona clínica a causa de una fractura es una
indicación habitual para el alargamiento coronal. Sin embargo,
Figura 17-22 Un molar muy cariado con menos de 4 mm
de tronco radicular. No es posible alargar la corona sin dejar al
descubierto la bifurcación.
en la zona estética la recolocación apical del borde gingival puede
proporcionar un resultado estético inaceptable,33 especialmente
en aquellos pacientes con una «sonrisa demasiado gingival».
Aunque los resultados de la restauración sean excelentes desde
un punto de vista técnico, la corona puede ser inaceptablemente
larga (fig. 17-21).
Altura mínima del tronco radicular
En los molares, el tronco radicular se define como la distancia
que hay desde la bifurcación hasta el hueso crestal. Si esta distancia es inferior a 4 mm, el alargamiento coronal no permite
conseguir los 4 mm de exposición dental sin dejar al descubierto
la bifurcación11 (fig. 17-22).
Técnicas quirúrgicas
para el alargamiento coronal
Para el alargamiento quirúrgico de una corona no se necesita un
número excesivo de instrumentos o suministros. Generalmente,
para la intervención se requiere el equipo convencional de cirugía
364 capítulo 17
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Solución de problemas en el tratamiento de dientes con caries subgingival y fracturas marginales
oral para seccionar, levantar, retraer, recolocar y suturar el tejido.
Además, para completar la mayoría de las intervenciones bastará
un juego de curetas periodontales, un cincel pequeño y una serie
de fresas redondas de longitud quirúrgica. Si el odontólogo
dispone ya del equipo necesario para la cirugía periapical, no
tendrá que añadir muchos más instrumentos a su lista. En la
tabla 17-1 presentamos una lista de instrumentos recomendados; para todos ellos existen sustitutos funcionales.
Procedimientos quirúrgicos
El objetivo de la cirugía consiste en colocar un borde de dentina
sana al menos 2 mm por encima del borde gingival libre. Dado que
el periodonto normal tiene una profundidad sulcular media superior a 2 mm, el borde de dentina tendrá que estar por lo menos
4 mm por encima del hueso crestal. Como mínimo, en las zonas
con muy poca encía adherida, las incisiones quirúrgicas horizonta-
Tabla 17-1 Instrumentos recomendados para
las intervenciones de alargamiento coronal
Instrumento
Opción recomendada
Bisturí
Bard-Parker del calibre 15
Elevador perióstico
Espátula del calibre 7 o Woodson del
calibre 1*
Retractor perióstico
Seldin del calibre 23 o Minnesota*
Curetas periodontales
Gracey 1-2, 11-12, 13-15 y 15-16*
Fresas de longitud
quirúrgica
Redondas (EE. UU.) del calibre 2, 4, 6, 8;
ISO 1, 1,4, 1,8 y 2,3 mm (fig. 17-23)
Fresa de punta cortante
Brasseler (EE. UU.) 958C WDEPTH†
(fig. 17-24)
Cincel
Wedelstadt 1-2‡
Portaagujas
Mayo-Hegar de 140 mm,
preferiblemente de carburo de
tungsteno†
Sutura
4-0 reabsorbible
les deberán realizarse en el surco para intentar preservar todo el
tejido gingival disponible. Por otra parte, en las áreas de encía
adherida que midan más de 5 mm, incluyendo todo el paladar, el
tratamiento quirúrgico puede incluir la resección del tejido gingival
del margen para poder efectuar el alargamiento coronal. Tras el
mismo, la anchura biológica se restablecerá y estabilizará 6 meses
después de la intervención quirúrgica.28 Se ha podido comprobar
que al cabo de 1 año la ganancia de estructura dental expuesta
disminuye, debido a que el tejido gingival se recupera aparentemente.38 Para una mejor comprensión, describiremos la técnica
vestibular escalonada utilizando como ejemplo un caso sencillo con
un periodonto preoperatorio normal y sano.
Colgajo tisular envolvente
El colgajo envolvente es el diseño de elección para el alargamiento coronal, ya que los tejidos gingivales queratinizados son
mucho más fáciles de levantar, retraer y suturar.20 Tras la cirugía,
el proceso de curación es más rápido y menos molesto que con
otros colgajos que tienen una incisión vertical en la mucosa.
*
Hu-Friedy Co., Chicago, Illinois, USA.
†
Brasseler USA, Savannah, GA. USA.
‡
CK Dental Industries, Orange, CA, USA.
Figura 17-23 Fresas redondas de longitud quirúrgica.
Figura 17-24 A. Fresa de punta cortante Brasseler. B. La fotografía ampliada muestra los vástagos lisos y las estrías de corte solo en las puntas.
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Solución de problemas en el tratamiento de dientes con caries subgingival y fracturas marginales 365
Figura 17-25 A. Diagrama de un premolar superior con una fractura subgingival de la cúspide vestibular. B. Fotografía clínica de un primer
premolar superior fracturado.
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Figura 17-26 A. Diagrama preoperatorio de un segundo premolar superior fracturado con una línea de incisión para un colgajo
mucoperióstico envolvente completo (línea discontinua). B. Fotografía clínica obtenida después de haber completado la incisión y raspado el tejido
marginal. C. Diagrama de la misma línea de incisión, a la que se ha añadido una incisión vertical de alivio (línea discontinua).
Una vez conseguida la anestesia local, se realiza una incisión
sulcular de bisel invertido (fig. 17-25) hasta el hueso crestal,
empezando en la zona mesiovestibular del diente inmediatamente anterior al que hay que alargar, continuando por las
papilas mesial y distal, y terminando en la zona distovestibular
al diente inmediatamente posterior. La línea de incisión debe
seguir una trayectoria festoneada para reproducir la morfología
papilar (fig. 17-26, A-C). Si hay más de 5 mm de encía adherida,
se puede realizar una incisión submarginal para dejar 5 mm de
encía. Para alargar la corona en esta zona, se debe eliminar el
tejido marginal seccionado. Si el tejido queda a tensión, se puede
practicar una incisión vertical por delante del diente a tratar,
incluyendo la papila (v. fig. 17-26). Esto es lo que suele suceder
en la región canina, en la que el colgajo tiene que cubrir una
convexidad ósea.
Si el alargamiento coronal tiene que abarcar todo el perímetro, hay que realizar la misma incisión y retracción tisular en la
zona palatina o lingual. En la región lingual de los dientes
inferiores se utilizan siempre colgajos envolventes. Dado que es
muy difícil movilizar verticalmente un colgajo lingual, conviene
Figura 17-27 Las incisiones palatinas pueden efectuarse en
cualquier zona. En este caso se ha incluido la forma papilar.
practicar una incisión submarginal para conseguir uno con un
margen más apical. Los tejidos blandos palatinos están totalmente queratinizados, lo que permite efectuar la incisión al nivel
apical que se desee (fig. 17-27). Todo el tejido seccionado de los
márgenes del colgajo es eliminado con curetas periodontales.
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Solución de problemas en el tratamiento de dientes con caries subgingival y fracturas marginales
Figura 17-28 Diagrama de la incisión de socavamiento.
Figura 17-29 Fotografía del tejido conjuntivo cortado de las
zonas papilares del colgajo mediante la incisión de socavamiento.
Este tejido se elimina con curetas periodontales, junto con los tejidos
blandos interproximales.
Reducción del espesor
o socavamiento del tejido
Con el bisturí, se realiza una segunda incisión de «socavamiento» hasta el hueso, paralela a la superficie de la encía a
través de las papilas, para conseguir un colgajo con un espesor
uniforme de unos 2 mm (fig. 17-28). El tejido conjuntivo
separado de la papila se continúa con el interproximal
(fig. 17-29). A continuación, todo este tejido conjuntivo es
eliminado con curetas periodontales. Si el alargamiento coronal
se va a limitar a la zona vestibular o lingual, hay que separar
el tejido interproximal de las papilas del lado contrario antes
de proceder al raspado.
A menudo es necesario socavar todo el colgajo tisular en las
intervenciones palatinas para poder movilizar el margen del
colgajo. Seguidamente, el tejido conjuntivo cortado debe ser
eliminado con curetas periodontales. Esto permitirá movilizar el
tejido hacia el diente al suturarlo. A menudo, es posible alargar
la corona por el lado palatino reduciendo solo los tejidos blandos
(fig. 17-30).
Figura 17-30 A. Colgajo palatino elevado tras la incisión de
socavamiento. B. Después de raspar el tejido conjuntivo. C. El margen
móvil del colgajo puede acercarse al diente por medio de suturas.
D. La fotografía obtenida 3 semanas después del tratamiento confirma
que la herida ha cicatrizado normalmente. Para alargar la corona ha
bastado con reducir los tejidos blandos.
Remodelación del hueso alveolar
A continuación, se retrae el tejido y se mide la distancia entre el
hueso crestal y el margen del diente. Hay que dejar al descubierto al menos 4 mm de estructura radicular.2,10 Si el paciente
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Solución de problemas en el tratamiento de dientes con caries subgingival y fracturas marginales 367
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ha perdido hueso de soporte a causa de la periodontitis crónica,
se puede completar la intervención de alargamiento coronal
recolocando solo los tejidos blandos. Sin embargo, en la mayoría
de los casos la cresta del hueso alveolar queda a menos de 4 mm
del margen del diente y es necesario remodelar el hueso.
Para reducir el espesor de la cresta ósea alveolar que rodea el
diente se emplea una fresa redonda del calibre 6 (1,8 mm) o 8
(2,3 mm). La remodelación debe abarcar también la pendiente
hacia las zonas interproximales, y no debe dejar ninguno surco
o escalón marcado (fig. 17-31). Si recordamos la anatomía
normal de estas zonas, en la región anterior se debe preservar o
restaurar la forma de la cresta interproximal, mientras que en la
posterior en necesario que la zona interproximal tenga un contorno aplanado en sentido vestibular y lingual. Cuando las zonas
interproximales son más estrechas, hay que usar fresas redondas
más pequeñas, del calibre 2 (1 mm) y 4 (1,4 mm) para rebajar el
hueso. Al acercarse a la superficie dental, conviene que el espesor
del hueso sea lo menor posible pero evitando cualquier contacto
con dicha superficie. Seguidamente, se usa el cincel de Wedelstadt y curetas periodontales para eliminar lo que queda de hueso
perpendicularmente hasta la superficie radicular (fig. 17-32).
Llegados a este punto, es posible usar también la fresa Brasseler de punta cortante si se puede acceder verticalmente al
espacio interproximal —es decir, si la estructura coronal no está
en contacto con el diente adyacente—. Esta fresa tiene la ventaja
de que deja la superficie interproximal del hueso totalmente
plana, lo que permite reducir el uso del cincel de Wedelstadt;
además, no tiene estrías de corte en la zona lateral, con lo que
las superficies radiculares proximales no están expuestas a daños
involuntarios.
Para determinar si la remodelación ósea es adecuada, conviene liberar el tejido y extenderlo sobre el diente sin forzarlo.
Si es necesario movilizarlo a la fuerza hasta la posición deseada,
habrá que eliminar más hueso. Finalmente, una vez que el
colgajo tisular se mantenga en su sitio sin necesidad de forzarlo,
deberán verse 2 mm o más de estructura dental por encima del
margen del tejido.
Cierre tisular
A continuación, se recoloca el tejido y se inmoviliza con suturas
en una posición apical a la original (fig. 17-33, A-C), debido
fundamentalmente a la remodelación del hueso subyacente. Por
lo general, para inmovilizar el colgajo bastan dos suturas simples
o una sutura de eslinga desde la papila mesial a la distal,
rodeando la superficie palatina del diente. Normalmente, lo
mejor es utilizar material de sutura 4-0 con una aguja curva y
pequeña, aunque se puede emplear cualquier otro tipo. Si el
material es reabsorbible no se necesitará una segunda cita para
retirar los puntos de sutura. Las suturas reabsorbibles de catgut
simple y catgut crómico deben ser rehidratadas antes de ser
usadas para evitar que se rompan al hacer los nudos. Lo más
sencillo es abrir el paquete esterilizado y sumergir la sutura con
su soporte de cartón en un vaso de agua antes de iniciar la
intervención, pero de este modo el hilo de sutura retiene parte
Figura 17-31 A. Diagrama de la técnica de remodelación ósea con una fresa redonda. B. Se continúa remodelando el hueso en todo su
perímetro con fresas más pequeñas en las zonas interproximales. C. Fotografía de la remodelación ósea con una fresa redonda de longitud
quirúrgica. Obsérvese la ligera pendiente que presenta la superficie vestibular del hueso hacia los espacios interproximales.
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Solución de problemas en el tratamiento de dientes con caries subgingival y fracturas marginales
Figura 17-32 A. Diagrama del uso correcto del cincel de Wedelstadt para eliminar la delgada capa de hueso que queda sobre la superficie
radicular. Se puede ver el cincel en posición horizontal, levantando la delgada capa de hueso que queda sobre la superficie radicular para
exponer 3-4 mm de la misma. B. Aquí el cincel puede ser visto si se elimina el hueso en posición vertical. C. Fotografía del cincel en el momento
de eliminar el hueso crestal en ángulo recto con la superficie radicular. Este proceso continúa en los espacios interproximales. Si es necesario, se
puede extender también la intervención a las superficies palatinas (o linguales).
Figura 17-33 A. Diagrama del resultado postoperatorio. B. Fotografía del alargamiento coronal completado. C. Diagrama transversal del
resultado postoperatorio; se puede ver el restablecimiento deseado de la anchura biológica y la exposición de 2 mm de estructura dental.
capítulo 17
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Solución de problemas en el tratamiento de dientes con caries subgingival y fracturas marginales 369
de su forma y puede no eliminar todo el alcohol utilizado como
conservante. Lo mejor es extraer totalmente el material de
sutura de su soporte y sumergirlo en 100 ml de agua esterilizada,
donde se hidratará y se desenrollará de forma brusca y ondulante.39 Al cabo de 3 o 4 min, el material de sutura habrá
absorbido la máxima cantidad de agua. Al extraerlo de esta, el
catgut hidratado será liso y flexible, no tendrá nudos residuales
y se podrá manipular como la sutura de seda.39
las cerdas del cepillo dental en agua caliente. También se puede
usar un bastoncito de algodón con peróxido de hidrógeno al 3%
o clorhexidina al 0,12% dos o tres veces al día. En la mayoría
de los casos, la zona puede cepillarse con normalidad al cabo de
7 días.19
Problema Clínico
Problema: un hombre de 36 años fue derivado para que le
Apósito quirúrgico periodontal
En la mayoría de los casos no se necesita apósito periodontal. El
colgajo tisular debe permanecer de forma pasiva en su posición
sobre hueso. No obstante, si la sutura retrae el margen del
colgajo sobre el diente, un apósito periodontal lo sujetará en la
posición deseada. En ocasiones, se puede usar una corona provisional de mayor tamaño para contener el material del paquete
(fig. 17-34). Para mayor comodidad del paciente, se puede considerar también la posibilidad de colocar un apósito si la zona
quirúrgica abarca varios dientes o si ha quedado hueso expuesto
sin cubrir por el colgajo. El apósito no debe permanecer colocado durante más de 2-3 días, ya que se va formando gradualmente una biopelícula bacteriana en la superficie inferior
contigua a los tejidos, la cual impide el proceso de curación,
aunque algunos autores recomiendan dejarlo colocado al menos
1 semana.27 A menudo, con las instrucciones pertinentes, el
mismo paciente puede retirar el paquete, lo que le ahorrará una
nueva visita a la consulta.
Cicatrización
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El período normal de cicatrización tras el alargamiento coronal
es de 3 a 4 semanas, aproximadamente (fig. 17-35). Esto puede
variar de unos pacientes a otros, dependiendo de la calidad de
la higiene dental durante la fase de cicatrización. La acumulación
de placa favorece la inflamación y retrasa la curación, lo que
puede ser un problema si el paciente se niega a manipular la zona
debido a que le duele y puede sangrar con el cepillado normal.
No obstante, conviene que se cepille con cuidado; es posible
reducir el daño sobre los tejidos recién cicatrizados ablandando
Figura 17-34 Apósito periodontal retenido mediante una corona
provisional sobredimensionada.
extrajeran el segundo premolar inferior. El plan terapéutico
incluía la construcción de una prótesis parcial fija desde el primer
premolar hasta el primer molar. El segundo premolar presentaba
unos márgenes cariosos por debajo del margen gingival libre
(fig. 17-36, A). El paciente prefería conservar y restaurar el premolar, si era posible.
Solución: se le propuso alargar la corona como posible solución
para el problema de restauración. No se pudo valorar adecuadamente la profundidad de la caries antes de la cirugía, y el paciente
aceptó el alargamiento quirúrgico de la corona como tratamiento
de elección, y se mantuvo la opción de la extracción por si la caries
era demasiado profunda. En tales casos, la extracción de demasiado hueso alveolar podría comprometer el soporte periodontal
de los dientes adyacentes.
Se reflejó un colgajo mucoperióstico de bisel invertido, con una
incisión vertical anterior de alivio, desde la parte distal del canino
hasta la distal del primer molar por el lado vestibular. Por el lado
lingual, se levantó un colgajo envolvente. Utilizando una fresa
redonda del calibre 6 (1,8 mm) a gran velocidad, se eliminó y
modeló el hueso con mucho cuidado para dejar al descubierto
suficiente estructura dental en las superficies vestibular y lingual.
En la zona interproximal se usó una fresa redonda del calibre 2
(1 mm) para recolocar en sentido apical la cresta del hueso interproximal. Para eliminar lo que quedara de este en las superficies
radiculares se usó el cincel de Wedelstadt. Al mismo tiempo, se
fundieron los nuevos contornos óseos con los del hueso alrededor
de los dientes adyacentes. El tratamiento de conductos radiculares
puede completarse en cualquier momento, incluso después de la
cirugía, mientras persista el efecto de la anestesia. Cuatro semanas
después se comprobó que la curación postoperatoria era excelente, con 2 mm de exposición subgingival de estructura dental
sana (v. fig. 17-36, B y C). El diente está ya listo para completar el
tratamiento restaurador con un poste, un muñón y una corona.
Figura 17-35 Evaluación 3 semanas después de la intervención.
370 capítulo 17
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Solución de problemas en el tratamiento de dientes con caries subgingival y fracturas marginales
Las prolongaciones mucosas de las incisiones verticales cicatrizarán más lentamente que las incisiones de los tejidos queratinizados. Aunque las molestias en estas zonas mucosas son
habituales durante el período postoperatorio, no suele prescribirse ningún tratamiento y la herida cicatriza normalmente al
cabo de algún tiempo. Esta posibilidad es otro argumento a favor
del uso de colgajos envolventes siempre que sea posible.
Complicaciones del alargamiento
quirúrgico de las coronas
El alargamiento coronal conlleva pocas complicaciones, algunas
de las cuales solo representan problemas como parte del plan
terapéutico. Conviene discutir con el paciente estas posibilidades
antes de iniciar el tratamiento. Por ejemplo, en ocasiones, la
Figura 17-36 A. Premolar derecho inferior muy cariado. B. Cuatro semanas después del alargamiento coronal, la curación es completa.
C. Imagen lingual del tejido cicatrizado.
Figura 17-37 A. Sería difícil exponer la caries distal del segundo molar únicamente con el alargamiento coronal. B. La extracción del tercer
molar mejora considerablemente el resultado del alargamiento coronal.
capítulo 17
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Solución de problemas en el tratamiento de dientes con caries subgingival y fracturas marginales 371
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Figura 17-38 A. Radiografía de un primer molar derecho inferior con caries vestibular bajo el margen de la corona. Obsérvese la zona
radiotransparente en la zona de la bifurcación. B. Exposición y excavación quirúrgica tras la extracción de la corona. La bifurcación está muy
afectada y no puede restaurarse. C. Se ha seccionado totalmente la bifurcación por la parte lingual. D. Se han extirpado las raíces por separado,
pero se ha mantenido el reborde óseo para un implante.
proximidad de un tercer molar impide una exposición adecuada
para el alargamiento coronal. Conviene considerar la posibilidad
de extraer dicha pieza como parte de la intervención de alargamiento coronal (fig. 17-37). Del mismo modo, puede haber
problemas para evaluar las posibilidades de restauración de
algunos dientes antes de la cirugía. Si durante la intervención se
comprueba que la pieza no tiene ninguna posibilidad de restauración, estará indicada su extracción (fig. 17-38).
Por lo general, los pacientes no experimentan molestias
importantes tras la intervención, salvo en el caso de que se haya
efectuado una remodelación ósea importante. La cirugía suele
causar más molestias en la zona mandibular posterior que en otras
áreas. La complicación postoperatoria más frecuente es la formación de un tejido de granulación durante el período postoperatorio inmediato. Este tejido es muy sensible al tacto y sangra
fácilmente; los pacientes son reacios a cepillarse, lo que favorece
aún más la formación del tejido de granulación. Esto es lo que
sucede a veces cuando se coloca una restauración provisional que
dificulta todavía más la higiene postoperatoria (fig. 17-39). El
tejido de granulación puede ser eliminado con facilidad bajo
anestesia con una cureta periodontal. Si se comprueba que la
restauración puede contribuir a este problema, habrá que remodelarla o retirarla durante el resto de la fase de curación.
Una segunda complicación es la escarificación y el desprendimiento de los márgenes del tejido. A esto puede contribuir el
Figura 17-39 Formación del tejido de granulación tras la cirugía.
hecho de que la incisión de socavamiento deje un colgajo demasiado fino. El margen del mismo no debe tener menos de 2 mm
de espesor. El tabaco es otro factor importante que puede contribuir a esta complicación. El tabaquismo excesivo es muy
perjudicial para la curación de los tejidos orales.3,15,26,42 El único
tratamiento posible es de tipo paliativo. La herida cicatriza
372 capítulo 17
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Solución de problemas en el tratamiento de dientes con caries subgingival y fracturas marginales
Figura 17-40 A. Necrosis del margen de un colgajo quirúrgico como consecuencia del tabaquismo excesivo. B. Cicatrización de la escara
pasados 8 meses.
g radualmente, pero puede ser un proceso lento y doloroso
(fig. 17-40). Hay que aconsejar a los pacientes que dejen de
fumar tras la cirugía durante 1 semana como mínimo o, si es
posible, para siempre.
Aplicación de las técnicas de
alargamiento coronal a otros
problemas endodóncicos
Perforaciones yatrógenas
en el periodonto marginal
Las perforaciones yatrógenas pueden producirse en cualquier
zona de la raíz. En los capítulos 3 y 4 se describía la interpretación radiológica y el diagnóstico de las lesiones asociadas a las
perforaciones. En esta sección nos centraremos en el tratamiento
de las que afectan al periodonto marginal. Las perforaciones
pueden producirse durante la búsqueda de un conducto calcificado o al intentar penetrar en un conducto para alcanzar el ápice.
Como explicábamos en el capítulo 8, la mayoría de estas perforaciones son pequeñas. Si la perforación es reciente y la cavidad
pulpar no contiene tejido necrótico, no estará infectada y curará
sin problemas.44 El tratamiento de elección consiste en la reparación interna inmediata con agregado de trióxido mineral
(MTA).7 Reparar las perforaciones muy pequeñas suele proporcionar buenos resultados, con independencia de que se localicen
por encima o por debajo de la inserción.
Las perforaciones que se producen muy por debajo de la
inserción periodontal, como las que afectan al periodonto o las
laterales que se producen al desviarse durante la preparación
para un poste, suelen ser de mayor tamaño, y más irregulares y
difíciles de reparar por internamente. En estos casos, el pronóstico puede ser dudoso.44 Aún así, merece la pena intentar la
reparación interna con MTA si la perforación es muy reciente.
En el capítulo 18 se describe la reparación quirúrgica de aquellas perforaciones que se localizan muy por debajo de la inserción gingival y han inducido el desarrollo de lesiones laterales
en el periodonto. Conviene distinguir entre las perforaciones
que se localizan muy por debajo de la zona de inserción y
aquellas otras que están expuestas al medio oral. Las que afectan
al periodonto marginal no suelen responder al tratamiento
conservador (v. capítulo 8 para una descripción más detallada
de estas perforaciones).
Las técnicas de alargamiento coronal pueden ser de utilidad
en aquellas perforaciones que se producen en la zona del periodonto marginal y dan lugar a la formación de una lesión periodontal. A menudo, la principal manifestación consiste en dolor
gingival crónico. La inflamación causada por el defecto radicular
y los daños físicos de los tejidos favorecerá la formación de un
defecto periodontal que puede sondarse. Generalmente, estas
perforaciones se deben a un desvío de las fresas de alta velocidad
durante el acceso endodóncico o durante la preparación para un
poste endodóncico.
Problema Clínico
Problema: un paciente de 39 años presentaba una perforación
que se había producido durante el acceso para el tratamiento de
conductos radiculares de un segundo molar inferior (fig. 17-41, A).
Obsérvense los dos fragmentos de un léntulo incrustados en los
tejidos periodontales adyacentes. Fundamentalmente, el paciente
refería dolor crónico en la papila gingival situada entre el primer
y el segundo molares (v. fig. 17-41, B). Los sondajes confirmaron
que solo se había perdido hueso periodontal en la zona contigua
a la perforación.
Solución: se intervino únicamente en la región de la papila
mesial, y no en todo el perímetro. Se levantó un colgajo envolvente, similar al que se utiliza para el alargamiento coronal. Se
extrajeron los fragmentos de léntulo y se remodeló el hueso para
poder recolocar el tejido en sentido apical. Se restableció la
anchura biológica por debajo de la perforación (v. fig. 17-41, C). La
herida curó sin mayores complicaciones, y el tratamiento de conductos radiculares fue revisado.
Durante la evaluación preoperatoria de las perforaciones, el
sondaje periodontal nos permitirá determinar con exactitud las
probabilidades de eliminar la bolsa formada. Prácticamente es
imposible restablecer la inserción normal sobre una bolsa
periodontal secundaria a una perforación. El alargamiento
quirúrgico de la corona depende fundamentalmente de que se
pueda suprimir la bolsa. Si esta es demasiado profunda y no
puede eliminarse, habrá que considerar la opción de la extracción (fig. 17-42).
capítulo 17
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Solución de problemas en el tratamiento de dientes con caries subgingival y fracturas marginales 373
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Figura 17-41 A. Radiografía de un segundo molar inferior con una perforación reparada en la zona mesiovestibular. Obsérvense dos
fragmentos de léntulo por fuera de los conductos radiculares. B. Fotografía clínica de un segmento del léntulo que asoma por la inserción gingival
(flecha). C. Colgajo retraído. Se extraen los segmentos de léntulo y se remodela el hueso crestal, como si se tratara de un alargamiento coronal,
para restablecer la anchura biológica.
Figura 17-42 A. Radiografía de un segundo premolar superior con un defecto periodontal profundo en su zona mesial como consecuencia
de una perforación durante el acceso. B. Exposición quirúrgica del defecto óseo. La sonda indica una profundidad de 6 mm hasta el hueso crestal.
Está indicada la extracción.
374 capítulo 17
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Solución de problemas en el tratamiento de dientes con caries subgingival y fracturas marginales
Problema Clínico
Problema: un paciente de 48 años presentaba una perforación
en el periodonto marginal (fig. 17-43). Fundamentalmente refería
dolor gingival crónico de al menos 7 años de evolución (v. fig. 7-43, A).
Se pudo identificar el defecto dentro del surco con ayuda de una
sonda. La radiografía periapical confirmaba, sin lugar a dudas, que
la perforación se había producido al intentar localizar sin éxito un
conducto oculto o calcificado (v. fig. 17-43, B).
Solución: se expuso la zona mediante un colgajo envolvente
convencional, dejando al descubierto una perforación de gran
tamaño en la superficie mesiovestibular de la raíz, junto con una
pérdida de hueso crestal de unos 2 mm (v. fig. 17-43, C). El defecto
fue reparado con las técnicas restauradoras habituales y un composite para obturaciones (v. fig. 17-43, D). Se recolocó el tejido a
su zona preoperatoria, aunque inevitablemente se produciría una
recesión de 1-2 mm (v. fig. 17-43, E). Se informó de ello al paciente
y no le importó. No se intentó localizar el conducto; el ápice había
curado adecuadamente tras la intervención quirúrgica apical que
se había llevado a cabo tras el intento original fallido de tratamiento de conductos radiculares conservador.
En la zona estética, una pérdida de hueso crestal de 1 o 2 mm
no suele plantear problemas estéticos tras la cirugía.
Las lesiones más profundas secundarias a perforaciones se
convierten, finalmente, en bolsas periodontales. La reducción o
extracción de la bolsa permite eliminar la lesión periodontal,
pero el resultado estético es inaceptable. La recolocación apical
del colgajo tisular dejaría los márgenes al descubierto (fig. 17-44)
o una corona inaceptablemente alargada (v. fig. 17-21). Una
solución a este problema podría ser la extrusión ortodóncica.
Esto permitiría nivelar la inserción y elevar la reparación hasta
que pudiera quedar cubierta por el margen de una corona
(fig. 17-45). Aún así, seguiría siendo necesario el alargamiento
coronal.
La figura 17-46, A muestra un segundo caso en el que ha
fracasado la reparación conservadora de una perforación de la
bifurcación. Como se había perdido la inserción y ya existía un
defecto óseo en la bifurcación, cualquier tratamiento podría
comprometer el periodonto. No obstante, el pronóstico era
bastante bueno, compromiso que es frecuente en el mantenimiento a largo plazo de los dientes con problemas periodontales.
Bajo anestesia local, se levantó un colgajo tisular envolvente y se
Figura 17-43 A a E. Imágenes correspondientes a la reparación de una perforación vestibular.
capítulo 17
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Solución de problemas en el tratamiento de dientes con caries subgingival y fracturas marginales 375
Figura 17-44 El alargamiento coronal en la zona estética puede
dejar un contorno gingival inaceptable y la raíz al descubierto.
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Figura 17-45 La extrusión ortodóncica permite eliminar
los defectos periodontales causados por las perforaciones en el
periodonto marginal.
raspó el tejido granulomatoso de la zona de la bifurcación
(v. fig. 17-46, B). Utilizando las mismas técnicas que para el
alargamiento coronal, se redujo el hueso de las zonas interproximales hasta el área de la bifurcación. Después se rebajó el hueso
de la bifurcación (v. fig. 17-46, C). Por último, se amplió la
propia bifurcación en sentido superior y lateral para facilitar la
higiene oral. Seis meses después, la curación era excelente y el
mantenimiento era apropiado (v. fig. 17-46, D).
Defectos de reabsorción
en el periodonto marginal
Figura 17-46 A. Reparación interna fallida de una perforación.
B. Se ha reflejado un colgajo envolvente y eliminado el tejido
granulomatoso de la bifurcación. La sonda indica que la lesión
casi atraviesa el diente de lado a lado. C. Remodelación del hueso
interproximal, del hueso de la bifurcación y de la bifurcación.
D. Seis meses después, el periodonto se ha estabilizado.
En los capítulos 3 y 4 se describía la interpretación radiológica
y el diagnóstico de las lesiones por reabsorción interna y externa.
En esta sección nos centraremos en el tratamiento de los defectos de reabsorción que se producen en la zona del periodonto
marginal.18 La reabsorción interna puede llegar a perforar la
dentina y el cemento, y causar un defecto periodontal en el
periodonto marginal (fig. 17-47). Dado que la reabsorción
interna es relativamente menos frecuente que la externa, esta es
una posibilidad poco habitual.34
376 capítulo 17
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Solución de problemas en el tratamiento de dientes con caries subgingival y fracturas marginales
La mayoría de las lesiones por reabsorción se originan en el
periodonto, aproximadamente en la zona de su inserción.34 En
ocasiones, este proceso patológico recibe también el nombre de
reabsorción cervical o reabsorción cervical invasiva.21-23 Se ha descrito una variante, la reabsorción extraconducto invasiva, que se
distingue por el hecho de que el proceso de reabsorción no afecta
a la pulpa en las radiografías ni en la cirugía.14 A menudo, las
etiologías confirmadas de estos defectos de reabsorción se correlacionan con el tratamiento ortodóncico (el factor exclusivo más
frecuente),22 con traumatismos23 y con antecedentes de blanqueo
interno mediante la técnica de calor como principales causas.
Las pacientes jóvenes parecen más propensas a este proceso
patológico.29 Dado que las lesiones suelen originarse en el periodonto marginal, es fácil adaptar las técnicas quirúrgicas de alargamiento coronal para reparar estos defectos por reabsorción
(v. capítulo 13).
La mayoría de las lesiones por reabsorción externa son más
extensas que la mostrada en la figura 17-48. Dado que el proceso
se origina aparentemente en la zona de la inserción, la mayoría
de las lesiones por reabsorción afectan también al hueso crestal.
Problema Clínico
Problema: una mujer de 28 años fue derivada con un diagnóstico provisional de reabsorción interna (v. fig. 17-48). En las radiografías anguladas se comprobó que, afortunadamente, se trataba
de una lesión externa en la superficie vestibular.
Solución: se levantó un colgajo mucoperióstico a partir de
una incisión sulcular, y se realizó, además, una incisión vertical,
ya que con un diseño envolvente no se conseguía suficiente
exposición. Generalmente se necesitan incisiones verticales
cuando el colgajo se extiende sobre una zona curva de la arcada
dental (v. fig. 17-48, C). Se reparó el defecto con composite (v.
fig. 17-48, D) y se recolocó el tejido en sentido apical para evitar
el cierre sobre el material de reparación, lo que probablemente
habría dado lugar a la formación de una bolsa periodontal. Sin
embargo, en este tipo de casos se puede usar un composite (Geristore), ya que se ha comprobado que los fibroblastos gingivales
humanos se adhieren preferentemente a este producto con muy poca
toxicidad.1 Este material es una resina compuesta modificada con
poliácidos, no acuosa, hidrófila y de doble polimerización. Tiene las
ventajas de que es insoluble en los líquidos orales, se adhiere muy
bien a la estructura dental, se contrae poco al polimerizar, tiene un
coeficiente de expansión térmica muy bajo, es radiopaco, libera flúor
y es biocompatible.12,13 Con Geristore se han reparado perforaciones
radiculares mecánicas.40 También se ha usado MTA (ProRoot MTA) en
problemas endodóncicos-periodontales combinados secundarios a
reabsorción cervical.18
Figura 17-47 A. Fotografía de un trayecto supurante que nace de una perforación por reabsorción interna del segundo molar. Se pudo
detectar el defecto en el surco con una sonda del calibre 17. B. La radiografía muestra la gran extensión de la reabsorción interna. C. Exposición
quirúrgica de la pequeña perforación mediante un colgajo tisular envolvente. Se reparó el defecto y se completó el tratamiento de conductos
radiculares.
Figura 17-48 A. En la radiografía original se aprecia una radiotransparencia mesiorradicular. B. Fotografía clínica de un canino derecho
inferior sin signos de patología. C. Exposición quirúrgica de la lesión (flechas) mediante un colgajo triangular (una incisión vertical). La pulpa no
está afectada. D. Reparación del defecto con composite. E. Cierre con recolocación apical del tejido.
Problema Clínico
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Problema: un paciente de 44 años acudió tras someterse al
tratamiento de conductos radiculares conservador y quirúrgico de
una lesión en un canino inferior (fig. 17-49, A). El primer premolar
presentaba también una extensa lesión por reabsorción muy por
debajo de la zona de inserción y en la superficie lingual. Era imposible repararlo y se optó por extraerlo.
Solución: bajo anestesia local, se levantó un colgajo mucoperióstico envolvente, igual que si se fuera a alargar la corona. En la
zona de reabsorción, se separaron el tejido del defecto de reabsorción y el colgajo tisular, y se dejó un espesor adecuado (aproximadamente 2 mm). A continuación se raspó el defecto para eliminar
los tejidos blandos. Normalmente, los márgenes gingival y lateral
del defecto de reabsorción no se distinguen del hueso circundante
(v. fig. 17-49, B), pero en algunos casos el hueso penetra en la zona
de reabsorción. Utilizando la misma técnica que para el alargamiento coronal, se eliminó el hueso que rodeaba la lesión para
exponer los márgenes del defecto por reabsorción (v. fig. 17-49, C).
Después se remodeló el hueso interproximal con el propósito de
recolocar el tejido en sentido apical por debajo de la reparación de
la reabsorción. Tras la curación era previsible que se normalizaran las
profundidades de sondaje en todas las zonas. A continuación, se mejoraron los márgenes del defecto para colocar una restauración de compómero o composite de clase I (v. fig. 17-49, D). No conviene utilizar
ionómero de vidrio para estas restauraciones, ya que tiende a degradarse en la zona subgingival y tiene efectos citotóxicos; debido a ello,
está indicado el uso de un ionómero de resina. Para mantener abierto
el conducto radicular durante la restauración se introdujo hidróxido
cálcico en el conducto expuesto y se compactó bien con bolitas de
algodón seco (v. fig. 17-49, E). Para la obturación con resina se emplearon
técnicas de restauración convencionales. Una vez aplicado y compactado el hidróxido cálcico, se puede proceder a grabar y secar la cavidad
(v. fig. 17-49, F). Se colocó la restauración de resina (v. fig. 17-49, G). A
continuación, se recolocó el tejido y se inmovilizó con suturas —en este
caso, tras la extracción del premolar (v. fig. 17-49, H)—. Inmediatamente
o en una sesión posterior, se puede proceder al tratamiento de conductos radiculares rutinario (v. fig. 17-49, I). En la reevaluación llevada a cabo
5 años después (v. fig. 17-49, J), se comprobó que la zona había curado
satisfactoriamente. La lesión puede recidivar aunque, afortunadamente,
no es muy frecuente con esta técnica.
378 capítulo 17
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Solución de problemas en el tratamiento de dientes con caries subgingival y fracturas marginales
Figura 17-49 A a J. Imágenes de la reparación rutinaria de un defecto de reabsorción cervical.
capítulo 17
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Solución de problemas en el tratamiento de dientes con caries subgingival y fracturas marginales 379
Figura 17-49 (cont.)
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Los conceptos básicos del alargamiento quirúrgico de las
coronas pueden aplicarse también a la exploración quirúrgica.
Es posible que sea necesario proceder a explorar los defectos por
reabsorción para determinar si es posible tratar el problema
existente. Algunos defectos pueden descender muy por debajo
del hueso crestal hasta superficies interproximales inaccesibles o
hasta la bifurcación. Aun cuando sea posible repararlos, el periodonto puede tener un pronóstico desfavorable (fig. 17-50). En
algunos casos se ha considerado la posibilidad de la reimplantación intencionada, lo que permitiría reparar estos defectos aislados y de difícil acceso.41
Reparación de fracturas radiculares
verticales
Aunque la mayoría de las fracturas radiculares verticales se
acompañan de un patrón de sondaje periodontal que práctica-
mente confirma el diagnóstico, algunas de esas fracturas pueden
tener una localización atípica, puede ser imposible sondarlas
verticalmente o pueden manifestarse como una lesión de origen
periodontal. En ocasiones no es posible establecer el diagnóstico
verdadero sin una exploración quirúrgica.
Los colgajos para el acceso quirúrgico tienen la misma forma
que los empleados para el alargamiento coronal mediante cirugía.
En la mayoría los casos, la existencia de una fractura radicular
vertical hasta el ápice obliga a extraer el diente o, en el caso de
algunas piezas multirradiculares, a suprimir la raíz fracturada
(fig. 17-51).
En el capítulo siguiente explicaremos las técnicas de resección
y hemisección radicular. En la figura 17-52 se muestra un caso
poco frecuente de tratamiento satisfactorio de una fractura radicular vertical.
380 capítulo 17
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Solución de problemas en el tratamiento de dientes con caries subgingival y fracturas marginales
Figura 17-50 A. El principal problema es un trayecto fistuloso cercano al primer molar izquierdo superior. B. La radiografía muestra una
reabsorción muy extensa. C. Durante la cirugía exploratoria se identifica un defecto en la bifurcación con mal pronóstico. D. El diente extraído
muestra un defecto extenso en la bifurcación.
Figura 17-51 Elevación de un colgajo mucoperióstico para diagnosticar una fractura radicular vertical (flecha). La técnica del colgajo es la
misma que se utiliza para el alargamiento coronal.
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capítulo 17
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Solución de problemas en el tratamiento de dientes con caries subgingival y fracturas marginales 381
Figura 17-52 A a G. Imágenes de una fractura radicular vertical reparada satisfactoriamente con agregado de trióxido mineral. La reparación
se llevó a cabo en febrero de 2006. La radiografía y las fotografías de reevaluación se obtuvieron en septiembre de 2007. Se sondó a una
profundidad de 4 mm en el lugar de la reparación.
382 capítulo 17
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Solución de problemas en el tratamiento de dientes con caries subgingival y fracturas marginales
Problema Clínico
Problema: una mujer de 46 años sufría molestias crónicas en
la encía vestibular contigua al segundo molar derecho inferior.
Una radiografía periapical indicaba que el diente se había sometido previamente a un tratamiento de conductos radiculares que
parecía excelente desde el punto de vista técnico, y no se observaban signos de patología (v. fig. 17-52, A). Sin embargo, durante
la exploración clínica se sondó un defecto estrecho en la superficie vestibular de la raíz distal, presumiblemente como consecuencia de una fractura radicular vertical (v. fig. 17-52, B). No obstante,
a diferencia de la mayoría de las fracturas radiculares que pueden
sondarse hasta el ápice, la profundidad de sondaje era de solo
6,5 mm. Se recomendó una intervención exploratoria.
Solución: se levantó un colgajo tisular en la zona vestibular,
como para un alargamiento coronal (v. fig. 17-52, C). Al exponer
la zona se identificó una línea de fractura vertical que discurría
en sentido apical desde la corona hasta unos 4 mm por debajo
del hueso crestal. Se explicó a la paciente que estas fracturas
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repararla, dada la poca profundidad de la línea de fractura. Se amplió
esta con una fresa redonda del calibre 2 (1 mm) y se rellenó con MTA
blanco (v. fig. 17-52, D y E). El MTA no proporciona buenos resultados
en los defectos que están en contacto con los líquidos orales, pero sí
en algunos defectos situados por debajo de la zona de inserción, que
describiremos en el capítulo siguiente. La paciente volvió 7 meses
después de la intervención, totalmente libre de síntomas. Se le sondó
un nivel de inserción de 4,5 mm en la zona operada (v. fig. 17-52, F), y
el margen gingival se encontraba aproximadamente a la misma altura
que antes de la intervención. El tratamiento original no incluía el
alargamiento de la corona. La radiografía obtenida en ese momento
demostraba que había desaparecido la radiotransparencia posquirúrgica (v. fig. 17-52, G). Este caso nos hace albergar la esperanza de que
la investigación continuada en el campo de la reparación quirúrgica
tal vez nos conduzca al desarrollo de materiales con los que sea
posible conseguir habitualmente estos mismos resultados en fracturas de cualquier profundidad.
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capítulo 17
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Solución de problemas en el tratamiento de dientes con caries subgingival y fracturas marginales 383
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384 capítulo 18
|
Dificultades para la solución de problemas que requieren una intervención quirúrgica perirradicular
Capítulo 18
Dificultades para la solución
de problemas que requieren una
intervención quirúrgica perirradicular
Lista de solución de problemas
En este capítulo se abordan las siguientes dificultades de
solución de problemas que necesitan cirugía perirradicular:
Tratamiento quirúrgico de los problemas causados
por los conductos laterales
Reparación quirúrgica de perforaciones radiculares
por debajo de la inserción
Reparación quirúrgica de los problemas asociados
a algunas fracturas radiculares
Técnicas quirúrgicas para la resección de raíces y dientes
Consideraciones generales
Criterios para la selección de candidatos
Consideraciones endodóncicas previas a la resección
radicular
Consideraciones periodontales previas a la resección
radicular
Posibilidades de restauración antes y después
de la resección radicular
Técnicas quirúrgicas para la resección radicular
Recomendaciones elementales para todas las resecciones
radiculares
Técnicas quirúrgicas para la resección dental
(hemisección)
Recomendaciones elementales para todas las resecciones
dentales
Evaluación de los resultados en los dientes con resección
radicular o dental
Raíces de molares superiores
Raíces de molares inferiores
La cirugía periapical (v. capítulo 16) y el tratamiento quirúrgico
de los defectos del periodonto marginal (v. capítulo 17) permiten
resolver muchos de los problemas que plantea la retención de
los dientes. Sin embargo, esta implica también otro tipo de problemas en las superficies radiculares situadas por debajo de la zona
de inserción periodontal y que, en su mayor parte, no afectan al
periodonto marginal ni a los ápices radiculares. En muchos casos
384
El éxito del tratamiento de los defectos por
perforación depende no solo de la etiología de la
perforación sino también del diagnóstico precoz del
defecto, de la elección del tratamiento, de los materiales
empleados, de la respuesta del huésped y de la pericia
del odontólogo.
J. L. Gutmann, 1991
no se reconsideran estas posibilidades a la hora de planificar el
tratamiento, y se opta por extraer los dientes y sustituirlos por
implantes.14 Por otra parte, nunca se explican al paciente muchas
de estas consideraciones en relación con los posibles tratamientos
y sus resultados.
Existen dos enfoques generales para resolver los problemas
relacionados con el tratamiento de lesiones o defectos en las
superficies radiculares por debajo de la inserción. El primero se
basa en la reparación de los defectos de las superficies radiculares,
y concede gran importancia a las características y la localización
de los mismos. Las técnicas quirúrgicas recomendadas son modificaciones de las intervenciones quirúrgicas periapicales que se
describen en el capítulo 16. El segundo enfoque se basa en
técnicas quirúrgicas para suprimir totalmente las raíces. Estos
conceptos quirúrgicos se aplican a una gran variedad de problemas clínicos que pueden abordarse positivamente con un
pronóstico favorable en términos de retención dental, porcentajes documentados de resultados favorables, mayor satisfacción
de los pacientes y viabilidad económica para una gran variedad
de sujetos.
Tratamiento quirúrgico
de los problemas causados
por los conductos laterales
La incidencia clínica de los problemas causados por los conductos
laterales naturales no es equiparable con el porcentaje estadístico
de raíces que poseen realmente conductos laterales demostrables
© 2012. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos
capítulo 18
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Dificultades para la solución de problemas que requieren una intervención quirúrgica perirradicular 385
Figura 18-1 A. Radiografía preoperatoria de un premolar inferior endodonciado con una lesión por un conducto lateral. B. La radiografía
obtenida 1 año después confirma la resolución de la lesión lateral. (Por cortesía del Dr. Ryan Wynne.)
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Figura 18-2 En la radiografía postoperatoria se observa
la extrusión del material de obturación y/o el sellador a través del
conducto lateral.
anatómicamente.15,48 Por otra parte, la incidencia estadística de
conductos laterales en los tercios medio y coronal de las raíces es
muy baja. La mayoría de las lesiones óseas que se forman a partir
de restos necróticos presentes en un diente desvitalizado curan
con un tratamiento conservador convencional (fig. 18-1). En el
caso de las piezas en las que previamente se ha realizado una
endodoncia, la mayoría de las lesiones laterales curan al revisar el
tratamiento, como se demostraba en la figura 14-6 del capítulo 14.
Esto es lo más asombroso; aunque muchos odontólogos se enorgullecen de poder introducir el sellador, la gutapercha o ambos
por estos conductos (fig. 18-2), no se conoce ninguna técnica que
permita realmente limpiar y desinfectar estos conductos aberrantes. Por otra parte, el concepto empírico de que la introducción de materiales de obturación por estos conductos puede
limpiar las sustancias irritantes de este espacio tan reducido es
totalmente erróneo.39
Son relativamente pocos los dientes con lesiones laterales que
no sanan tras el tratamiento de conductos radiculares. Y son
todavía menos aquellos que desarrollan lesiones laterales tras el
mismo.48 Los conductos mal obturados o sin obturar pueden
Figura 18-3 Reparación con amalgama de un conducto lateral que
se comunica con un espacio sin obturar entre el material de obturación
del conducto radicular y el poste. Este caso fue tratado en 1976.
favorecer el desarrollo de una lesión lateral, especialmente cuando
queda algún espacio entre una obturación de gutapercha y un
poste intrarradicular (fig. 18-3; v. capítulo 20). El tratamiento
de elección suele ser la revisión conservadora, aunque no siempre
es viable. Por lo general, las lesiones que no curan (así como
aquellas causadas por dientes que no pueden revisarse) necesitan
tratamiento quirúrgico.
Durante la evaluación preoperatoria resulta difícil determinar
la localización de los conductos laterales. Estos pueden desembocar en cualquier superficie de la raíz y raras veces aparecen en las
radiografías.48 Probablemente, los más fáciles de localizar son
aquellos que se acompañan de signos clínicos de trayecto supurante, pero que no producen cambios radiológicos. Estos conductos suelen encontrarse en la zona vestibular de la raíz (fig. 18-4).
Es posible deducir la existencia de la mayoría de los conductos laterales basándose en la presencia de una radiotransparencia
386 capítulo 18
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Dificultades para la solución de problemas que requieren una intervención quirúrgica perirradicular
Figura 18-4 A. Fotografía clínica de un trayecto fistuloso identificado en la zona vestibular del incisivo lateral izquierdo superior. B. No se
visualiza ninguna radiotransparencia en esta zona. C. Durante la exploración quirúrgica se encuentra un conducto lateral mesiorradicular en la
superficie vestibular.
Figura 18-5 Lesión ósea mesial asociada a un conducto lateral,
debida presumiblemente a una filtración coronal de una caries
recidivante.
lateral, que constituye solo una representación bidimensional de
un proceso dinámico tridimensional (fig. 18-5). Dado que estas
lesiones suelen desarrollarse simétricamente a partir del foco
infeccioso, es posible identificar verticalmente (es decir, en
el punto medio entre los límites coronal y apical de la lesión) el
emplazamiento aproximado del conducto lateral, si es que existe.
Lo más difícil es determinar la localización horizontal. Las lesiones suelen expandirse circularmente a partir del foco inicial. Lo
que en las radiografías puede parecernos una lesión en la superficie mesial o distal de la raíz, tal vez tenga su verdadero origen
en un conducto lateral de la parte palatina o vestibular de la
misma. Generalmente, los conductos laterales palatinos o linguales no son accesibles a la cirugía.
Un segundo problema anatómico es el de la accesibilidad
quirúrgica a los conductos en los espacios interproximales o
intrarradiculares. Los conductos laterales en las acanaladuras de
las raíces molares pueden no resultar visibles durante la cirugía,
aunque algunos son bastante grandes y pueden localizarse
mediante el tacto y una sonda. Aun cuando estos conductos
puedan ser localizados, las limitaciones de espacio pueden
impedir su adecuada reparación. La única solución posible a
estos problemas es la exploración quirúrgica. Antes de la intervención conviene informar al paciente de que si no se puede
acceder al conducto, habrá que resecar totalmente la raíz o
extraer el diente (fig. 18-6).
Los principios fundamentales de la intervención quirúrgica
son los mismos que para la cirugía apical, que se describen
detalladamente en el capítulo 16. Hay que localizar, limpiar,
ampliar y obturar la comunicación lateral exactamente igual que
si fuera el orificio apical preparado en la superficie radicular
resecada.44 Normalmente, se puede usar una punta ultrasónica
pequeña o una lima K del calibre 15 o 20 montada en la pieza
de mano ultrasónica para seguir el curso de un conducto lateral
y ampliarlo hasta poder introducir una punta de diamante o una
lima de mayor tamaño para seguir la trayectoria inicial. Como
en el caso de las obturaciones apicales, la preparación debe
alcanzar un tamaño adecuado para poder introducir el material
de obturación (preferiblemente agregado de trióxido mineral
[MTA]).
capítulo 18
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Dificultades para la solución de problemas que requieren una intervención quirúrgica perirradicular 387
Figura 18-6 A. Lesión asociada a un conducto lateral en la parte distal de la raíz mesial del primer molar derecho inferior. B. Raíz mesial
extraída. Se intentó la reparación quirúrgica, pero no se pudo visualizar el conducto lateral debido a las profundas estrías que presentaba la
superficie radicular. Obsérvese el conducto lateral (flecha). C. Radiografía de la raíz. Obsérvese la distancia entre el conducto lateral (punto
amarillo) y los conductos tratados. La revisión no habría permitido resolver este problema.
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Figura 18-7 A. Radiografía preoperatoria de un incisivo
central derecho superior. Se visualiza una lesión asociada a un
conducto lateral que se extiende desde la zona mesiorradicular
hasta la cresta alveolar en la línea media. B. En la reevaluación, 9
años y 3 meses después, la lesión se ha curado satisfactoriamente.
Problema Clínico
Problema: un hombre de 47 años presentaba un trayecto fistuloso que drenaba en la línea media de la papila vestibular situada
junto al incisivo central derecho superior. La lesión no se visualizaba bien en la radiografía (fig. 18-7, A). La profundidad sulcular
era normal, pero la sonda periodontal penetraba en el trayecto de
drenaje a lo largo del costado de la raíz.
Solución: debido a la presencia de un poste en la raíz y a la
ausencia de patología periapical, se optó por exponer quirúrgica-
mente la zona mesiorradicular; se confirmó la existencia de un
conducto lateral y se procedió a su reparación. La radiografía de
control obtenida 9 años y 3 meses después indicaba que la zona
había curado satisfactoriamente y que se habían restablecido la
lámina dura y el espacio del ligamento periodontal en la zona
operada (v. fig. 18-7, B).
388 capítulo 18
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Dificultades para la solución de problemas que requieren una intervención quirúrgica perirradicular
Como explicábamos en el capítulo 16 al referirnos a la cirugía
apical, algunos instrumentos ultrasónicos metálicos o recubiertos de diamante pueden ser demasiado grandes para comenzar
la preparación, por lo que hay que escoger uno de punta más
pequeña o una lima endodóncica de menor tamaño. Para evitar
un corte agresivo e indiscriminado de estructura radicular, es
aconsejable utilizar una potencia ultrasónica media o baja.44
Para acceder a estos conductos aberrantes, conviene emplear,
además, instrumentos con la punta adecuadamente doblada
(v. figs. 16-33 y 16-34).
Reparación quirúrgica
de perforaciones radiculares
por debajo de la inserción
La mayoría de las perforaciones que se producen durante la apertura de acceso se localizan en el periodonto marginal (v. capítulos 8 y 16). La única excepción relativamente frecuente es la de
las perforaciones de acceso que se producen en la bifurcación. Si
no se irritan los tejidos de inserción, las perforaciones pequeñas
en la bifurcación tienen bastantes probabilidades de estabilidad
prolongada tras una reparación interna con MTA47 (fig. 18-8).
Las perforaciones de mayor tamaño en la zona de la bifurcación pueden resultar problemáticas. La reparación tiene pocas
probabilidades de éxito si se ha suprimido una parte importante
del suelo de la cavidad pulpar (fig. 18-9).47 Igualmente, los
resultados a largo plazo pueden ser poco satisfactorios si no se
utiliza MTA, especialmente si ha salido parte del material a
través del defecto hacia los tejidos periodontales.45 Es casi imposible eliminar el exceso de material por medios conservadores, y
se puede ampliar aún más la perforación. A este respecto, incluso
la reparación quirúrgica con MTA de las perforaciones radiculares grandes en la zona de la bifurcación puede proporcionar
resultados variables. En la figura 18-10 se muestra un caso en el
que inicialmente se reparó una perforación por vía interna con
MTA. A los 6,5 años se había desarrollado una lesión radiotransparente en la bifurcación y se intentó la reparación quirúrgica.
Un año después, el hueso no había curado totalmente. Aunque
el paciente no manifestaba ningún síntoma y el diente funcionaba normalmente, el pronóstico era reservado.
Durante la limpieza y el modelado de los conductos radiculares pueden producirse perforaciones laterales a periodonto, generalmente por el uso de instrumentos manuales o por el uso
excesivo de los de níquel-titanio demasiado grandes (v. capítulo 10).
A menudo influye también la anatomía de la raíz (fig. 18-11);
en las radiografías no se distinguen bien las estrías profundas ni
las invaginaciones de las superficies radiculares proximales.
Figura 18-8 A. Pérdida ósea a la altura de la bifurcación como consecuencia de una perforación de acceso a través del suelo de la misma.
B. Para completar el tratamiento endodóncico se usó hidróxido cálcico a modo de sellado provisional. C. Un año después se procedió a sellar
definitivamente la perforación con agregado de trióxido mineral. Obsérvese que se ha restablecido la arquitectura ósea normal en la bifurcación.
capítulo 18
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Dificultades para la solución de problemas que requieren una intervención quirúrgica perirradicular 389
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Figura 18-9 Extrusión del cemento usado para reparar una perforación a través de la bifurcación. Al explorar al paciente, se observó un
drenaje crónico a través del surco gingival. Se recomendó la extracción del diente.
Figura 18-10 A. Radiografía original de un primer molar inferior izquierdo. La bifurcación había resultado perforada al preparar el acceso, y
había sido reparada provisionalmente con hidróxido cálcico (flechas). B. Tratamiento de conductos radiculares completado y perforación obturada
con agregado de trióxido mineral. Resultó muy difícil condensar el material sin que saliera por la perforación. C. Radiografía obtenida 6,5 años
después. Las profundidades de sondaje eran normales, pero el diente manifestaba síntomas y presentaba un trayecto fistuloso en la mucosa
vestibular. D. Reparación quirúrgica en curso. Obsérvese el hueso crestal intacto sobre la bifurcación. E. Quince meses después, el paciente no
manifestaba ningún síntoma y el trayecto fistuloso había desaparecido, pero el pronóstico era reservado.
390 capítulo 18
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Dificultades para la solución de problemas que requieren una intervención quirúrgica perirradicular
Figura 18-11 Trabajos rutinarios para la preparación del
acceso y la ampliación del orificio en un diente extraído con una raíz
mesial muy acanalada. Rápidamente se produjo una perforación a
periodonto, aparentemente inevitable en un caso clínico.
Aunque hay técnicas como el limado anticurvatura (v. capítulo 10),
el sesgo de la cavidad de acceso y otras opciones que permiten
reducir este problema, no se puede evitar completamente.
Como sucede con las lesiones adyacentes a conductos laterales, el acceso para reparar el defecto puede constituir un problema importante, si bien estos defectos suelen ser de mayor
tamaño y mucho más fáciles de localizar. Si es visible, se puede
reparar del mismo modo que los defectos asociados a conductos
laterales. A menudo, hay que ampliar la preparación en sentido
vertical, debido a que la dentina es muy delgada por encima y
por debajo de la perforación (fig. 18-12).
Asimismo, pueden producirse perforaciones a periodonto
como consecuencia de una ampliación excesiva del conducto
durante la preparación del espacio para un poste.36 Esto ocurre
sobre todo en raíces con poca anchura mesiodistal, así como en
raíces con estrías en las superficies proximales. Si son accesibles,
se pueden obtener buenos resultados con una obturación de
MTA (fig. 18-13). Muchas perforaciones a periodonto que se
producen al preparar el espacio para un poste son especialmente
difíciles de reparar porque la dentina que queda alrededor del
defecto es muy fina. Cuanto mayor sea el diámetro del poste,
más fina será la estructura dental. Para cortar el metal del poste,
se necesita una pieza de mano de alta velocidad y una buena
abertura de acceso. Para reparar estos defectos, se pueden emplear
algunas técnicas especiales muy creativas, aunque no entran
dentro del ámbito de este libro. Normalmente, lo mejor es
extraer el poste, si es posible (fig. 18-14).
También pueden producirse perforaciones con instrumentos
endodóncicos en la parte más profunda de la raíz al intentar
franquear una curva o rodear un bloqueo, o por no tener en
cuenta la anatomía normal del diente durante la limpieza y el
modelado. Si se descubre inmediatamente la perforación, la reparación interna permite resolver eficazmente el problema; si no se
puede reparar, probablemente habrá que recurrir a la cirugía.
Figura 18-12 A. Lesión lateral asociada a una perforación
a periodonto. Los sondajes son normales. B. Radiografía de la
reparación con agregado de trióxido mineral. C. La radiografía
obtenida 1 año después muestra el restablecimiento del periodonto
normal en la zona vestibular. Los sondajes eran normales. D. La
radiografía obtenida en la reevaluación 1 año después confirma la
curación del hueso en la bifurcación.
capítulo 18
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Dificultades para la solución de problemas que requieren una intervención quirúrgica perirradicular 391
Figura 18-13 A. Lesión lateral asociada a una perforación a periodonto producida al ampliar excesivamente el conducto para colocar un
poste. B. En la reevaluación 5 meses después, la lesión se ha curado.
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Figura 18-14 A. Poste intrarradicular que
protruye a través de una perforación. B. Es mejor
extraer el poste y no intentar cortarlo dentro de la
raíz antes de proceder a reparar la perforación.
Problema Clínico
Problema: una mujer de 38 años presentaba un tratamiento
de conductos radiculares aparentemente fallido en el incisivo
central superior derecho (fig. 18-15, A). En el diente se había
realizado una endodoncia unos 6 años antes. Al explorar a la
paciente se observó dolor a la palpación y a la percusión, así
como un dolor sordo. En la radiografía periapical se comprobó
que el conducto radicular estaba obturado correctamente,
aunque se observaba una extensa radiotransparencia periapical
y se recomendó una revisión conservadora del tratamiento realizado previamente.
Solución: se abrió nuevamente el diente, y mientras se eliminaba el material de obturación existente, la paciente experimentó
dolor en un punto alejado del ápice dental. Se introdujo un instrumento
y se obtuvo una radiografía. Se identificó una perforación vestibular
que resultó ser la causante de toda la patología actual (fig. 18-15, B). Se
operó y se reparó la perforación con MTA. Un año después se pudo
comprobar que la lesión original había curado satisfactoriamente sin
necesidad de revisar el tratamiento de conductos radiculares de la
mitad apical del conducto. Entre tanto, otro odontólogo había colocado
una corona recubierta de porcelana, pero, desgraciadamente, no había
aprovechado adecuadamente el espacio para el poste que se había
preparado para la restauración definitiva.
392 capítulo 18
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Dificultades para la solución de problemas que requieren una intervención quirúrgica perirradicular
Figura 18-15 A. Incisivo central superior derecho endodonciado, con una extensa lesión apical. B. Perforación por un instrumento. La
perforación se reparó con agregado de trióxido mineral. C. Un año después. Obsérvese que no se ha aprovechado el espacio del poste para
colocar la corona. Esto representa un impedimento a largo plazo para la longevidad de la reparación.
Figura 18-16 A. Radiografía preoperatoria
de una extensa lesión radiotransparente, debida
presumiblemente a la existencia de un
conducto lateral en el segundo premolar
tratado. B. Línea de fractura (flechas) en la
superficie palatina. Hubo que extraer el diente
a causa de su inaccesibilidad.
Reparación quirúrgica
de los problemas asociados
a algunas fracturas radiculares
Se desconoce la etiología de las fracturas radiculares parciales
que se producen en la superficie lateral de las raíces de algunos
dientes. Los hallazgos clínicos son los característicos de las lesiones asociadas a conductos laterales o a perforaciones a periodonto (o longitudinales) con una profundidad periodontal
normal. A menudo se acompañan de signos de inflamación/
infección aguda o crónica (hinchazón mesiorradicular, trayectos
fistulosos, etc.).
Los signos radiológicos son igualmente inespecíficos. La
radiotransparencia se caracteriza por presentar un borde
apical y otro coronal. En estos casos, el ápice no suele verse
afectado (fig. 18-16, A). Por tanto, no se puede establecer el
diagnóstico de fractura radicular vertical parcial antes de la
cirugía. El diagnóstico se confirma siempre durante la misma.
En la exploración clínica se observa una línea de fractura
vertical en la zona mesiorradicular de la superficie palatina
(v. fig. 18-16, B).
Si la línea de fractura está en una posición que permite su
reparación, se pueden emplear las técnicas utilizadas para las
reparaciones laterales. La diferencia principal radica en la preparación, que debe seguir la línea de fractura en toda su extensión.
capítulo 18
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Dificultades para la solución de problemas que requieren una intervención quirúrgica perirradicular 393
Figura 18-17 A. Radiografía preoperatoria de una lesión lateral radiotransparente, debida presumiblemente a la presencia de un conducto
lateral en el primer premolar tratado. B. Durante la cirugía se identifica una línea de fractura vertical mesiorradicular (flechas). C. Reparación de
la línea de fractura con agregado de trióxido mineral. D. La radiografía obtenida en la reevaluación 4 años después indica que la zona ha curado
satisfactoriamente.
El resultado es un surco estrecho parecido al de la preparación
de un istmo entre dos orificios de conductos durante la cirugía
apical.
Si se puede acceder en línea recta, conviene usar una fresa de
cuarto de circunferencia (0,5 mm). Para conseguir el máximo
Problema Clínico
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Problema: un paciente de 40 años presentaba una hinchazón
en la zona mesiorradicular del segundo premolar inferior izquierdo.
En el diente se había realizado una endodoncia, y había sido restaurado previamente con un poste y una corona. En las radiografías se visualizaba una extensa radiotransparencia mesiorradicular,
y se sospechaba que existía un conducto lateral de gran tamaño
sin limpiar (fig. 18-17, A).
Solución: se descartó la posibilidad de una revisión conservadora del tratamiento y se optó por exponer quirúrgicamente el
defecto. Tras el raspado, se identificó una línea de fractura mesiorradicular en la zona distovestibular (v. fig. 18-17, B flechas). Gracias
a la accesibilidad, se preparó la línea de fractura con una fresa de
cuarto de circunferencia (0,5 mm) y una punta ultrasónica.
Después se rellenó la preparación con MTA gris (v. fig. 18-17, C).
Una nueva radiografía de control obtenida 4 años después mostraba que la zona había curado satisfactoriamente y que se habían
normalizado el espacio del ligamento periodontal y la lámina dura
(v. fig. 18-17, D).
control se puede usar la pieza de mano recta a baja velocidad,
sujetándola como un lápiz. Si no es posible acceder directamente,
se puede usar el instrumento ultrasónico con una punta quirúrgica apical, pequeña y angulada, o una lima endodóncica recortada para incrementar su rigidez y montada en un adaptador
ultrasónico especial.
Técnicas quirúrgicas para la
resección de raíces y dientes
Consideraciones generales
La resección o amputación radicular es una intervención que
consiste en suprimir la raíz, dejando la corona intacta (fig. 18-18)
o extirpando también la parte de esta situada por encima de la
raíz resecada.26,27,49 En el caso de los molares superiores, este
procedimiento recibe también el nombre de trisección.20,24 Este
concepto se aplica igualmente a la extracción de un diente
monorradicular que forma parte de una férula o de un puente
con varios apoyos dentales.25
La resección dental, o hemisección, consiste en «cortar por la
mitad» un diente.27 Como en el caso de la resección radicular, es
posible emplear diferentes técnicas: se puede cortar la pieza por
la mitad con la intención de conservar las dos mitades, lo que se
conoce como bicuspidización19 (fig. 18-19), o bien conservar solo
394 capítulo 18
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Dificultades para la solución de problemas que requieren una intervención quirúrgica perirradicular
una de ellas1,5,35 (v. fig. 18-21). Este tipo de resección apenas se
utiliza debido a las dificultades para restaurar y mantener la zona
de la bifurcación. Además, este tratamiento puede alterar las
relaciones entre los tejidos duros y los blandos. La resección
proporciona resultados razonablemente satisfactorios en dos
zonas de la boca: los molares inferiores con raíces separadas, y
algunos molares superiores, cuando se extirpa la raíz palatina.
Debido a los excelentes resultados de los implantes contemporáneos, ya prácticamente no se recurre a la resección radicular/
dental para intentar conservar dientes comprometidos.7,26,27 No
obstante, las técnicas de resección siguen siendo un tratamiento
viable para intentar mantener la estructura dental natural, y
puede suponer una alternativa razonable en muchas situaciones
críticas. Si se realiza correctamente y el paciente sigue una higiene
oral adecuada, los porcentajes de éxito pueden ser bastante elevados y comparables a los de otras opciones.12
Se han publicado numerosos estudios periodontales que respaldan el uso de la resección radicular como un tratamiento con
resultados favorables a largo plazo.* El éxito de este abordaje se
define generalmente como la retención del diente con unas
profundidades de sondaje inferiores a 4 mm, sin hemorragia al
sondar, exudados ni indicios de caries o fractura radiculares. En
general, los resultados obtenidos con los molares resecados en
estos estudios son comparables a los conseguidos con implantes
en esas mismas posiciones.
Criterios para la selección
de candidatos
La resección (amputación) radicular y la resección (hemisección)
dental representan soluciones viables para diferentes problemas
clínicos. Su principal indicación periodontal es una pérdida ósea
periodontal significativa y circunscrita a una raíz, con el mantenimiento de un soporte óseo adecuado alrededor de las raíces
adyacentes. Otras indicaciones periodontales son las lesiones
horizontales de la bifurcación de grado II o III, la dehiscencia/
fenestración, la reabsorción invasiva y la proximidad desfavorable de otras raíces.26,31,42 Aunque no entra dentro del ámbito de
este libro un análisis detallado del diagnóstico o las técnicas
quirúrgicas periodontales, hay muchos problemas clínicos que
requieren unos conocimientos endodóncicos y periodontales
adecuados para poder alcanzar un diagnóstico correcto y planificar el tratamiento. Por ejemplo, es relativamente frecuente
observar dientes con una patología perirradicular de origen
supuestamente pulpar y, posteriormente, descubrir que la lesión
es de etiología periodontal y que la respuesta de la pulpa a las
pruebas de sensibilidad es normal.
Problema Clínico
Problema: un hombre de 58 años presentaba dolor a la palpa-
Figura 18-18 A. Primer molar superior con una fractura vertical
en la raíz mesiovestibular. B. Tras la amputación de la raíz fracturada.
ción y sordo en la zona del primer molar superior izquierdo. En la
radiografía periapical se apreciaba una radiotransparencia extensa
sobre el ápice de la raíz mesiovestibular, lo que parecía indicar una
patología periapical de origen pulpar, asociada específicamente a
una pulpa necrótica (fig. 18-20, A). Sin embargo, la respuesta a las
pruebas de sensibilidad pulpar fue normal y el sondaje periodontal indicó una pérdida de inserción periodontal sobre la raíz
mesiovestibular (v. fig. 18-20, B). Se observó la existencia de un
cálculo en la superficie radicular expuesta, que podía percibirse
también subgingivalmente con la sonda periodontal en la superficie radicular.
Solución: durante la exploración quirúrgica de la lesión, se
confirmó la pérdida ósea de etiología periodontal (v. fig. 18-20, C).
La raíz mesiovestibular se había quedado sin soporte óseo y era
bastante fácil resecarla (v. fig. 18-20, D). Cuando, durante la
cirugía, se confirma la necesidad de amputar una raíz vital, conviene practicar una pulpectomía en las demás raíces inmediatamente después de recolocar y suturar el tejido, o tan pronto como
sea posible tras la cirugía.50
Figura 18-19 Primer molar inferior hemiseccionado y restaurado
con coronas unidas entre sí (bicuspidización).
*Referencias 6, 8-13, 18, 21, 28, 31, 33, 37 y 46.
capítulo 18
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Dificultades para la solución de problemas que requieren una intervención quirúrgica perirradicular 395
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Figura 18-20 A. Primer molar superior izquierdo con una lesión periapical, presumiblemente de etiología pulpar. Las pruebas de sensibilidad
indicaban una vitalidad normal. B. El sondaje confirmó la etiología periodontal. C. Tras la exposición quirúrgica se apreció una pérdida completa
del hueso alrededor de la raíz mesiovestibular. D. Resección de la raíz vital. Tras la cirugía se realizó una pulpectomía inmediata.
Figura 18-21 A. Primer molar inferior con una fractura vertical en la raíz distal. B. Tras la resección de la raíz. Esta es una de las principales
indicaciones endodóncicas para la resección dental.
Desde un punto de vista endodóncico, la resección radicular
o dental puede estar indicada en los siguientes casos: fracturas
radiculares verticales (fig. 18-21), fracturas coronales (fig. 18-22),
perforaciones de la bifurcación (fig. 18-23), perforaciones por
postes (fig. 18-24), perforaciones a periodonto irreparables
(fig. 18-25), conductos radiculares infranqueables (fig. 18-26),
instrumentos rotos e irrecuperables (fig. 18-27), materiales de
obturación imposibles de extraer de un conducto (fig. 18-28),
reabsorciones cervicales (fig. 18-29), caries extensas (fig. 18-30)
y defectos periodontales (fig. 18-31). Con un tratamiento endo-
dóncico creativo, la retención de dientes y prótesis resulta razonable y viable.
Consideraciones endodóncicas
previas a la resección radicular
Aunque generalmente se considera que el tratamiento de conductos radiculares está indicado en todos los casos debido a la
exposición pulpar que se produce tras la amputación,43 en
396 capítulo 18
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Dificultades para la solución de problemas que requieren una intervención quirúrgica perirradicular
Figura 18-22 A. Importante fractura coronal de la cúspide
palatina de un primer molar superior por bruxismo intenso.
B. Radiografía preoperatoria. El caso continúa en la figura 18-46.
Figura 18-23 Perforación por un poste hacia la bifurcación de
un segundo molar inferior. Obsérvese el defecto periodontal formado
en la bifurcación. Esta producía un drenaje purulento crónico. La
resección de la raíz mesial suprimiría la bifurcación y permitiría
prolongar la retención del puente.
algunos estudios se han obtenido buenos resultados sin necesidad de recurrir al tratamiento de conductos radiculares o bien
cubriendo, como mucho, el muñón pulpar tras la resección.29,30
Sin embargo, tras la exposición, la vitalidad de la pulpa de los
dientes permanentes maduros tiene un pronóstico cuestionable
o malo en el mejor de los casos. Por otra parte, la pulpa vital
expuesta en la zona operada puede dificultar considerablemente
las medidas de higiene oral necesarias para su curación y man-
Figura 18-24 A. Lesión lateral distal secundaria a una
perforación causada por un poste intrarradicular aberrante. Se
optó por hemiseccionar el diente. B. Radiografía de la raíz mesial
restaurada, obtenida 3 años después.
tenimiento. A pesar de los resultados de estos estudios, sigue
siendo aconsejable realizar un tratamiento de conductos radiculares completo de las piezas tras la resección radicular.
Como se explica en el caso de la figura 18-20, la decisión de
resecar una raíz no resulte siempre tan fácil antes de la cirugía.
Sin embargo, en la mayoría los casos es posible planificar la
resección radicular o dental mucho antes de operar. Normalmente, si en el diente al que hay que resecar la raíz no se ha
realizado una endodoncia, conviene efectuar el tratamiento de
conductos radiculares antes de la intervención por dos razones
importantes. En primer lugar, es mucho más difícil completar
el de la raíz retenida tras la cirugía. Resulta mucho más fácil
aislar la pieza y acceder a los conductos cuando la corona está
intacta. En segundo lugar, en algunos casos no se puede evaluar
la dificultad del tratamiento de conductos radiculares antes de la
cirugía. Si el mismo se intenta antes de operar y se comprueba
que es difícil franquear los conductos, o si algún accidente hace
peligrar el resultado previsto, se puede modificar el plan terapéutico y proceder a la extracción.
Aunque la raíz que se va a resecar no necesita un tratamiento
de conductos radiculares completo, conviene sellar el orificio
definitivamente a través de la cavidad de acceso. Hay que
ampliar el orificio más de lo que suele ser necesario para la
limpieza y el modelado convencionales, para poder compactar
el material de restauración permanente más allá del punto de
amputación (fig. 18-32). De este modo, no será necesario
colocar una restauración en el orificio externo en el momento
de la resección (fig. 18-33). Es importante tomar estas medidas
para evitar filtraciones coronales hacia las raíces conservadas.
capítulo 18
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Dificultades para la solución de problemas que requieren una intervención quirúrgica perirradicular 397
Figura 18-25 A. Primer molar superior con una lesión secundaria a una perforación a periodonto en la superficie vestibular de la raíz
palatina. B. Radiografía obtenida tras la hemisección. C. La fotografía de la raíz resecada muestra la perforación a periodonto.
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Figura 18-26 A. Patología periapical y periodontal en un molar inferior como consecuencia de un tratamiento de conductos radiculares
incorrecto. Se intentó revisar el mismo, pero fue imposible franquear los conductos mesiales hasta sus orificios apicales. B. Tras la hemisección,
se conservó la raíz distal a modo de pilar terminal para una dentadura parcial removible. Durante la revisión del tratamiento de esta raíz no se
produjo ninguna complicación.
Figura 18-27 A. Segundo molar inferior con un instrumento roto en una de las dos raíces distales. B. No se pudo recuperar el instrumento;
se resecó la raíz y se conservó el diente en funcionamiento.
Figura 18-28 A. Segundo molar inferior sintomático que
necesita revisión. Los conos de plata de los conductos mesiales
resultaron irrecuperables. B. Se resecó la raíz mesial. C. Radiografía
de control, obtenida 14 años y 7 meses después; la raíz distal seguía
funcionando como pilar distal de un puente fijo.
Figura 18-29 A. Reabsorción cervical por un absceso palatino
agudo. B. Exposición quirúrgica. Se pudo comprobar que la lesión
se extendía hasta la bifurcación por el lado mesial. C. Fotografía
postoperatoria de la hemisección.
Figura 18-30 A. Caries distal a la bifurcación de un primer molar inferior. B. Resección de la raíz distal. Se conservó la raíz mesial para
restaurarla y usarla como premolar funcional, igual que el de la figura 18-24, B.
capítulo 18
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Dificultades para la solución de problemas que requieren una intervención quirúrgica perirradicular 399
Figura 18-31 A. Incisivo central inferior con una lesión periapical, presumiblemente de origen pulpar. Durante el sondaje se evidenció una
pérdida ósea, la cual probablemente se debía a la periodontitis crónica. B. Se resecó la raíz y se mantuvo la férula fija.
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Figura 18-32 A. Tratamiento de conductos radiculares completado en el segundo molar superior. Obsérvese la obturación profunda con
amalgama de la raíz distovestibular (flecha). B. La radiografía postoperatoria muestra la resección radicular por razones periodontales y el sellado
previo del orificio con amalgama.
Figura 18-33 A. Fotografía obtenida inmediatamente después de una resección radicular; el orificio del conducto mesiovestibular ha
quedado al descubierto. B. Restauración con amalgama del orificio expuesto para prevenir las filtraciones coronales.
400 capítulo 18
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Dificultades para la solución de problemas que requieren una intervención quirúrgica perirradicular
Si los dientes candidatos para la resección radicular están ya
endodonciados, es muy importante evaluar las obturaciones de
las raíces que se vayan a conservar. Habrá que revisar el tratamiento de conductos radiculares previo si se cuestiona la calidad
de la obturación o si hay indicios de patología periapical o
lateral. Asimismo, antes de la cirugía, conviene revisar el tratamiento de conductos radiculares de todas aquellas raíces obturadas con gutapercha sobre un núcleo metálico o con conos de
plata, ya que probablemente se necesitará espacio para un
poste.
Consideraciones periodontales
previas a la resección radicular
Al evaluar las condiciones periodontales de la raíz que se vaya a
conservar es muy importante determinar el nivel del hueso de
soporte.2,17 Una raíz que disponga solo de 5 mm de hueso de
soporte será inviable, incluso con una férula. El límite de seguridad sería una pérdida ósea del 50%, como mucho; es decir,
una altura de hueso crestal no inferior a la mitad de la distancia
desde la unión cemento-esmalte hasta el ápice. Además, debe
haber una altura ósea crestal relativamente uniforme alrededor
de toda la raíz, y no debe existir ningún defecto periodontal
profundo localizado.
Igualmente importante es la relación entre el nivel del hueso
en la bifurcación y el del hueso crestal en las zonas mesial y distal
del diente.2,16 Esta relación es favorable cuando la bifurcación se
encuentra a la misma altura que el hueso interproximal (fig. 18-34).
En ocasiones, la bifurcación puede quedar incluso por encima
de este nivel, como puede suceder en una pieza que ha perdido
hueso por una periodontitis crónica (fig. 18-35).
La resección resulta menos viable en dientes con troncos
radiculares alargados y con la bifurcación 2 mm o más por debajo
del hueso crestal. El nivel óseo en el lado de la bifurcación de la
raíz retenida no puede quedar por encima de la propia bifurcación (fig. 18-36). Si se resecara la raíz, en el lado de la bifurcación
de la misma se formaría una bolsa periodontal tras la intervención. Por ejemplo, si la bifurcación se encuentra 3 mm por
debajo del hueso crestal, el surco en la superficie no tratada de
la raíz retenida tendría una profundidad de 2 mm. En la superficie de la bifurcación tendría 5 mm, una profundidad claramente
desaconsejable y difícil de mantener. En algunos casos se puede
evitar este problema disponiendo de una longitud radicular
adecuada o remodelando el hueso crestal en todo su perímetro
para dejarlo a la altura de la bifurcación. Generalmente, esta
solución se reserva para la resección de aquellos dientes sin otros
inmediatamente adyacentes a ellos. Raras veces está indicada la
eliminación rutinaria de una gran cantidad del hueso alveolar
que soporta las piezas adyacentes. La extrusión es otra alternativa, siempre que la raíz sea bastante larga (v. capítulo 20).
Los dientes con raíces fusionadas o en forma de C (fundamentalmente los segundos molares inferiores)27 no son buenos
candidatos para la resección (v. capítulo 13). Aunque también
puede producirse una fusión de las raíces de los molares superiores, esto no se visualiza en las radiografías27 y no se puede
determinar la altura de la bifurcación entre la raíz palatina y las
vestibulares (fig. 18-37). Cuando se sospecha esta posibilidad,
hay que explicar al paciente que puede que haya que extraer la
pieza si finalmente se confirma esta variante anatómica. Si el
Figura 18-34 Bifurcación a la altura del hueso crestal.
Figura 18-35 Bifurcación por encima del hueso crestal.
Figura 18-36 Bifurcación muy por debajo del hueso crestal.
Las flechas indican dónde quedaría el mismo tras el tratamiento si se
resecara la raíz mesial.
capítulo 18
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Dificultades para la solución de problemas que requieren una intervención quirúrgica perirradicular 401
Figura 18-38 El diagrama muestra las pocas ventajas que
tendría la conservación de la raíz de un molar cuando se dispone de
unos pilares apropiados para un puente junto al diente problemático.
Posibilidades de restauración antes
y después de la resección radicular
Al planificar el tratamiento, el odontólogo debe evaluar las posibilidades de restauración del diente o de la raíz que han sido
resecados. Si la corona tiene poca altura clínica, tiene que considerar la posibilidad de alargarla en el momento de resecar la
raíz y de incluir también los dientes adyacentes en el plan terapéutico. Desde el primer momento, debe decidir si la resección
dental proporcionará mejores resultados que la extracción del
diente afectado (fig. 18-38). Normalmente, la retención de la
raíz de un molar no tiene ninguna ventaja si se pueden usar las
dos piezas contiguas como pilares para un puente fijo o si es
posible colocar un implante. Aunque se pueda conservar la otra
raíz, las demás opciones (hemisección o tratamiento de conductos radiculares) complicarían, encarecerían y alargarían el tratamiento. Conviene considerar y explicar al paciente lo sencillo
que resulta extraer todo el diente y remplazarlo por un puente
fijo o un implante. Tras la resección, la restauración definitiva
de la pieza a la que se le ha resecado la raíz dependerá fundamentalmente del tipo de resección, de la cantidad de estructura
dental que pueda quedar, y de la oclusión y del estado periodontal del paciente.1,3,4
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Técnicas quirúrgicas
para la resección radicular
Figura 18-37 A. Fotografía clínica de un molar superior
candidato para la resección de su raíz palatina. B. La radiografía
muestra una posible fusión radicular. Durante la cirugía se confirmó
la fusión de las raíces distovestibular y palatina. Se optó por extraer
el diente. C. Vista lateral de un molar superior extraído con las raíces
distovestibular y palatina fusionadas. Este diente no es candidato para
una resección de dichas raíces.
motivo para la resección es la pérdida ósea por una perforación
radicular en un diente con raíces fusionadas, se puede considerar
la posibilidad de reparar las raíces y reimplantar intencionadamente la pieza.41,47
El diseño del colgajo, la remodelación ósea, el cierre de la herida
y los objetivos periodontales postoperatorios son prácticamente
los mismos que para un alargamiento coronal. No obstante, en
muchos casos puede estar indicada una incisión vertical de
alivio.27 El instrumental quirúrgico es casi el mismo que el
utilizado para un alargamiento coronal (v. capítulo 20). En la
figura 18-39 se muestra la resección de la raíz mesiovestibular
de un primer molar superior.
En primer lugar, se practica una incisión horizontal en los
surcos vestibular y lingual (o palatino), que debe prolongarse por
lo menos el equivalente a la anchura de un diente por delante y
por detrás de aquel al que se le va a resecar la raíz (v. fig. 18-39, B).
Si la raíz que se va a amputar es muy corta, se puede usar un
colgajo envolvente. Si se realiza una incisión vertical de alivio,
debe alinearse con el espacio interproximal de la pieza anterior
402 capítulo 18
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Dificultades para la solución de problemas que requieren una intervención quirúrgica perirradicular
Figura 18-39 A. Primer molar superior derecho
con una fractura vertical en la raíz mesiovestibular.
B. Elevación del colgajo. C. Reducción de la exóstosis.
D. Supresión de la placa vestibular para la posterior
resección de la raíz. E. Sección de la raíz. F. Supresión
de la raíz. G. Radiografía para confirmar la resección
completa. H. Remodelación del hueso crestal para
conseguir un resultado periodontal óptimo. I. Cierre
del colgajo.
capítulo 18
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Dificultades para la solución de problemas que requieren una intervención quirúrgica perirradicular 403
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a la que se va a operar e incluir la papila (v. fig. 18-39, B). A
continuación, se raspa el tejido interproximal, se elimina cualquier fleco de tejido conjuntivo y se identifica el emplazamiento
exacto de la bifurcación. Con una fresa redonda de longitud
quirúrgica, se reduce cualquier exóstosis o espesor excesivo de la
placa vestibular (v. fig. 18-39, C ) y se suprime la placa vestibular sobre la raíz que se va a extraer (v. fig. 18-39, D).
Utilizando una fresa acanalada recta de longitud quirúrgica
o un instrumento parecido, empiece a cortar la raíz que vaya a
resecar. No empiece en la bifurcación, ya que corre el riesgo de
cortar la superficie del diente que se quiere conservar. Siempre
es más fácil eliminar más estructura dental después de haber
resecado la mayor parte de la raíz, una vez que las referencias
anatómicas resulten más claras (v. fig. 18-39, E ). Una vez que
haya separado completamente la raíz del resto de la estructura
dental (y lo haya verificado clínica y radiográficamente), extraiga
con cuidado el segmento de raíz a través de la abertura preparada
en la placa vestibular sin levantarla contra el diente retenido
(v. fig. 18-39, F ). Si es necesario, abra un surco en el hueso
mesial y distal a la raíz utilizando fresas finas; manténgase lo más
cerca posible de la raíz resecada para no cortar las raíces vecinas.
Se pueden usar fresas de diamante, fresas de carburo para acabados y puntas de pulir para modelar la superficie de la corona
cortada y conseguir una transición más suave entre las superficies
coronal y radicular. Verifique mediante una radiografía que no
quedan estrías o espolones de estructura dental en la bifurcación
(v. fig. 18-39, G ). Si no lo hacho antes de la intervención, repare
la abertura del conducto en la zona de la raíz amputada con una
obturación permanente, tal como hemos explicado anteriormente (v. fig. 18-33). A continuación, compare la altura del
hueso en el lado de la bifurcación con el del lado contrario de
la raíz. Si existe alguna discrepancia en la altura, utilice una fresa
redonda, una fresa de punta cortante y el cincel de Wedelstadt
para igualar la altura ósea, igual que en la técnica de alargamiento
coronal. El hueso interproximal vestibular y lingual debe ascender en rampa hacia el espacio interproximal (v. fig. 18-39, H).
Para cerrar y vendar la herida se emplean las mismas técnicas
que para alargar la corona (v. fig. 18-39, I).
Para mayor simplicidad, no describiremos ninguna otra
técnica de resección. La que hemos explicado se utiliza sobre
todo para los molares superiores, aunque en ocasiones se puede
emplear también para los inferiores. (Véase el caso que se presenta en la figura 18-51; en otras publicaciones puede encontrar
descripciones más detalladas de esta técnica.)26,27
Recomendaciones elementales para
todas las resecciones radiculares
Para cualquier resección radicular, y siempre que se utilice cualquiera de las técnicas que se describen, existen algunos principios
básicos que nos pueden ayudar a evitar problemas durante la
resección y después de la misma. Sin embargo, no todos estos
principios se aplican en todos los casos clínicos en los que se
prevé una resección.
• Utilice la transiluminación antes y después de la resección
para buscar posibles grietas o fracturas.
• Para cortar la raíz y el hueso, utilice un movimiento
de cepillado con suficiente refrigerante.
• Identifique la unión radicular a la altura de la bifurcación
para proteger las raíces que quiera conservar y la anatomía
de la bifurcación.
• Reduzca las superficies oclusales antes de proceder a la
resección para poder distribuir mejor las fuerzas funcionales; si
es necesario, puede perfeccionar el resultado tras la resección.
• Siempre que tenga alguna duda, puede realizar una incisión
quirúrgica y retraer el tejido para inspeccionar directamente
la zona y mejorar las condiciones de trabajo, especialmente
si la resección se debe a una lesión por perforación,
reabsorción o caries en la región de la bifurcación.
• Es fundamental usar fresas de longitud quirúrgica; es
aconsejable usar piezas de mano quirúrgicas con el cabezal
angulado.
• Restaure la cavidad pulpar con una restauración adherida
(composite o material para muñones) antes de proceder a la
resección, si es posible.
• Efectúe la resección a expensas de la raíz que vaya a suprimir,
y evite cualquier daño en los segmentos que vaya a conservar.
• Elimine la cantidad de dentina y hueso necesaria para
resecar la raíz.
• Use una férula si la movilidad de los segmentos conservados
plantea algún problema.
Técnicas quirúrgicas para
la resección dental (hemisección)
En los molares inferiores pueden utilizarse diferentes técnicas
para la resección dental, y la elección suele depender de que se
quiera retener o extraer los segmentos resecados. Se puede practicar un corte vertical vestibulolingual ininterrumpido. Si se ha
producido una pérdida ósea de lado a lado de la bifurcación, para
marcar la posición de esta se puede introducir un alambre o un
cono de plata. El movimiento del marcador metálico nos indicará
la profundidad de penetración del corte. También se puede cortar
empezando por el lado vestibular hasta el centro del diente y unir
el corte con otro realizado desde la bifurcación lingual hacia
dentro. Asimismo, es posible usar una técnica de precontorneado
y preparar el segmento o los segmentos que se vayan a conservar
para su posterior restauración efectuando el corte proximal
interno a través de la bifurcación (fig. 18-40, A).22,34 Este método
tiene la ventaja añadida de que permite reducir la cantidad de
restos que pueden penetrar en el alvéolo radicular adyacente si se
prepara un segmento para un retenedor antes de extraer los otros
segmentos,27 y crear una preparación para la fabricación inmediata de una prótesis provisional (v. fig. 18-40, C-E ).
En cada caso concreto hay que determinar la necesidad de
inmovilización provisional tras la resección del diente, que
dependerá de la posición de la raíz, de la función oclusal y de la
retención o extracción de los segmentos seccionados. La inmovilización es más frecuente tras la resección dental que después de
la resección radicular. Se pueden construir férulas provisionales
con alambre y resina acrílica, con alambre y amalgama, con
bandas ortodóncicas, con resina acrílica o a partir de restauraciones preexistentes.5,40 Conviene mantener los contactos en oclusión céntrica para prevenir la sobreerupción, aunque hay que
eliminar las interferencias laterales.4 A menudo, para la restauración definitiva de los dientes posteriores resecados, se utilizan
coronas individuales o cofias con coronas telescópicas parecidas
404 capítulo 18
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Dificultades para la solución de problemas que requieren una intervención quirúrgica perirradicular
Figura 18-40 A. Método de resección y
precontorneado, cortando con una fresa hasta la zona
de la bifurcación en las partes vestibular y lingual
para utilizarlo como referencia durante la resección
completa. B. Dos molares inferiores que necesitan
hemisecciones a causa de la pérdida de hueso en la
bifurcación. C. Se han resecado los dientes. Se preparan
los segmentos que se van a conservar para cubrirlos
con coronas antes de extraer los otros segmentos, para
impedir que pasen restos a los alvéolos de extracción.
D. Se han extraído los segmentos. E. Preparación
inmediata y colocación de las restauraciones coronales
provisionales.
a premolares.32 Si se ha extraído una parte resecada, es fácil utilizar un póntico. Si se ha conseguido la adecuada remodelación
ósea, así como la adaptación y curación de los tejidos blandos,
es muy fácil preparar los márgenes dentales resecados para una
prótesis fija. Varios segmentos radiculares resecados pueden servir
como pilares viables o como soporte para sobredentaduras.1,38
Conviene verificar clínica y radiológicamente la resección
dental de los molares inferiores durante el proceso, así como una
vez completado el tratamiento, especialmente cuando las raíces
muestran un sesgo marcado en relación con la corona. No obstante, es necesario exponer las radiografías siguiendo la línea
directa del corte para que tengan alguna utilidad diagnóstica (fig.
18-41, A a C). Si se usa un elevador para determinar el grado
de libertad o movilidad del segmento antes de verificar la calidad
del corte con una radiografía, pueden producirse fracturas en la
estructura dental que se vaya a conservar, lo que podría comprometer la restauración definitiva.
Además de un alambre o un cono de plata, se puede usar una
sonda periodontal para identificar la trayectoria de la resección
dental a través de la bifurcación, o colocar diferentes materiales
de restauración en la abertura de acceso endodóncico para disponer de una referencia durante el corte coronal (v. fig. 18-41, D).27
Por ejemplo, en la mitad del diente que se vaya a conservar, se
puede llenar la abertura de acceso con amalgama hasta una línea
trazada del lado vestibular al lado lingual de la bifurcación. La
otra mitad de la abertura de acceso se puede llenar con óxido de
cinc-eugenol (OCE). Al cortar el diente, es posible seguir la línea
de separación entre la amalgama y el OCE durante el corte
coronal, procurando respetar siempre la mitad que se vaya a
conservar. Si no se aplica la angulación correcta a la pieza de
mano o si se corta a demasiada profundidad, se puede rebajar
excesivamente el segmento radicular óptimo y provocar, en
última instancia, la pérdida de toda la pieza.27
La técnica del corte vertical tiene muchas ventajas: la visualización directa durante la resección, la supresión de los posibles
problemas oclusales cuando hay que eliminar la raíz, una mayor
precisión durante el corte basada en la anatomía dental y un acceso
inmejorable para poder rebajar los márgenes dentales cortados.49
Si se va a conservar los dos segmentos resecados (bicuspidización),19 la técnica del corte vertical permite crear unas troneras
adecuadas y, si es necesario, separar los segmentos por medios
ortodóncicos.1,3,22,23,40 Este método para conservar todos los
segmentos está indicado en caso de tratamiento periodontal de
la bifurcación, así como cuando se produce una perforación en la
bifurcación y el hueso tiene una altura horizontal elevada y la
bifurcación ocupa una posición más coronal en el diente. Antes
capítulo 18
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Dificultades para la solución de problemas que requieren una intervención quirúrgica perirradicular 405
del tratamiento es necesario considerar la proximidad y la curvatura de las raíces.
Recomendaciones elementales
para todas las resecciones dentales
Para todas las resecciones radiculares en las que se utilice alguna
de las técnicas que se describen, hay algunos principios básicos
que nos pueden evitar problemas durante la resección y después
del tratamiento. Sin embargo, no todos ellos se aplican a todos
los casos clínicos en los que se opta por la resección.
• Utilice la transiluminación antes y después de la resección
para identificar posibles grietas o fracturas.
• Puede que tenga que retraer quirúrgicamente los tejidos; por
tanto, prepárese de antemano para esta eventualidad.
• Las raíces curvadas pueden obligarnos a eliminar parte del
hueso.
• Es muy importante disponer de buena visibilidad en todo
momento.
• Durante las resecciones mandibulares, obtenga radiografías
para determinar la profundidad del corte (v. fig. 18-41, A a C).
• Asegúrese de que ha completado la resección antes de
proceder a elevar y extraer la raíz.
• Utilice sondas periodontales para verificar que la resección
ha sido completa.
• Confirme la trayectoria a través de la bifurcación con sondas,
alambres, etc. (sondas periodontales, limas endodóncicas o
conos de plata, si es posible [v. fig. 18-41, D]).
• Remodele y reajuste la oclusión antes de resecar el segmento
no deseado.
Problema Clínico
Problema: una mujer de 39 años necesitaba recibir tratamiento
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para un trayecto fistuloso que drenaba en la zona del primer molar
inferior derecho. Le habían realizado una endodoncia en ese
diente y colocado una corona 1 año antes, y el trayecto fistuloso
había aparecido hacía 3 meses, aproximadamente. Durante la
exploración clínica se confirmó la existencia del trayecto, que
podía sondarse hasta la bifurcación del primer molar (fig. 18-42, A).
Una radiografía (v. fig. 18-42, B) pareció confirmar el diagnóstico
diferencial de un posible conducto lateral o una perforación a
periodonto.
Solución: se optó por intentar la reparación quirúrgica o, si no
Figura 18-41 A. Este molar inferior, que ha perdido mucho
hueso alrededor de la raíz mesial, es candidato para la hemisección.
Se ha endodonciado la raíz distal y obturado el orificio con amalgama.
B. Resección de la raíz mesial, conservando el hueso de la parte
mesial de la raíz distal. Al cortar el diente, evite cortar el hueso de la
bifurcación y obtenga una superficie de corte lisa en la parte retenida
de la corona para poder restaurarla adecuadamente. C. Mitad distal
retenida del diente, con el hueso de la bifurcación intacto. D. Se
ha usado un cono de plata para marcar la trayectoria del corte de
resección.
se podía acceder a la zona, por resecar el diente. Se suprimió la
corona y se levantaron sendos colgajos mucoperiósticos completos, con incisiones verticales de alivio, a ambos lados de la
pieza. La posición de la bifurcación resultaba evidente gracias al
trayecto fistuloso (v. fig. 18-42, C), pero no se pudo reparar el
defecto. Se empezó a cortar por la raíz distal para no cortar la
parte distal de la raíz mesial (v. fig. 18-42, D). La raíz distal presentaba una perforación a periodonto como consecuencia de la
preparación para un poste (v. fig. 18-42, E). Después de amputar
la raíz distal, se remodeló verticalmente la superficie distal de la
raíz mesial hasta la cresta de la bifurcación; a continuación, se
recolocó el tejido y se inmovilizó con suturas (v. fig. 18-42, F). Por
último, se restauró la raíz mesial con una corona del tamaño de
un premolar. La figura 18-42, G muestra la raíz mesial restaurada,
que 1 año después funcionaba con normalidad.
406 capítulo 18
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Dificultades para la solución de problemas que requieren una intervención quirúrgica perirradicular
Figura 18-42 A. Trayecto fistuloso en el lado vestibular del primer molar inferior, que puede sondarse hasta la bifurcación. B. La radiografía
muestra una lesión en la bifurcación. C. Después de levantar el colgajo por ambos lados y de raspar el tejido granulomatoso de la bifurcación,
se determina la posición de esta y de la parte distal de la raíz mesial. D. Se corta la corona sobre la raíz distal, evitando la superficie distal
de la raíz mesial. E. Raíz resecada, en la que se puede ver la perforación a periodonto. F. Cierre del colgajo. G. Reevaluación 1 año después, con
la restauración coronal.
capítulo 18
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Dificultades para la solución de problemas que requieren una intervención quirúrgica perirradicular 407
Evaluación de los resultados
en los dientes con resección
radicular o dental
La mayoría de los dientes a los que se les amputa alguna raíz
pueden funcionar con normalidad, pero están expuestos a los
mismos factores que pueden influir negativamente en cualquier
pieza en la que se ha realizado una endodoncia. En el capítu
lo 5 analizábamos los posibles resultados negativos o cuestionables
tras un tratamiento de conductos radiculares conservador. El
pronóstico a largo plazo de los dientes extraídos depende fundamentalmente de la calidad del tratamiento de conductos radiculares. En muchos casos, debido a que la pieza tiene una
morfología inusual y a que los márgenes cortados no quedan en
la misma posición que los de una restauración normal, las restauraciones resultan defectuosas y se producen filtraciones coronales. Como ya hemos señalado anteriormente, es muy
importante evaluar y modificar la superficie oclusal y los contactos funcionales para evitar que el diente modificado tenga que
soportar fuerzas aberrantes, con el riesgo de que se produzca una
fractura vertical (v. capítulo 6). En el siguiente apartado asumiremos que la anatomía dental y la altura de la bifurcación y del
hueso crestal no contraindican la resección. Aunque es posible
amputar las raíces de cualquier diente multirradicular, la experiencia nos ha demostrado la importancia que tiene la elección
de los candidatos para poder obtener buenos resultados a largo
plazo.
Raíces de molares superiores
Raíz mesiovestibular
Puede que la raíz mesiovestibular sea la que más fracturas verticales sufra en los molares superiores. Tras su resección, el mantenimiento periodontal puede plantear más dificultades debido
a la anchura y a la profundidad del espacio interproximal. No
obstante, su pronóstico a largo plazo es bastante bueno, siempre
que se mantenga una higiene oral adecuada (fig. 18-43).
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Raíz distovestibular
Probablemente, la amputación de esta raíz sea la que mejores
resultados proporcione. Tras su resección, el mantenimiento
periodontal no suele representar un gran problema, especialmente si el diente es la última pieza de su arcada (fig. 18-44).
Es necesario modificar la oclusión para asegurarse de que las
fuerzas oclusales actúan fundamentalmente sobre la raíz palatina;
en muchos casos, la raíz mesiovestibular que queda puede ser
muy estrecha e incapaz de soportar fuerzas funcionales relativamente intensas.
Raíz palatina
Un factor crucial tras la amputación de esta raíz es la profundidad del surco en la superficie palatina. Normalmente no se
puede determinar antes de la cirugía la relación anatómica
entre la bifurcación palatina y la altura del hueso circundante.
Si durante la cirugía descubrimos que la raíz tiene un tronco
alargado, habrá que escoger entre un resultado periodontal
poco satisfactorio o la extracción. Si la bifurcación se encuentra cerca del hueso crestal, el resultado periodontal será exce-
Figura 18-43 A. Primer molar superior derecho con una fractura
vertical en la raíz mesiovestibular. B. Radiografía del mismo molar que
sigue funcionando normalmente, obtenida en la reevaluación 15 años
después.
lente, con una anchura biológica normal en la superficie
palatina (fig. 18-45).
La resección de la raíz palatina, con conservación de la corona,
está indicada en contadas ocasiones, como cuando es necesario
reducir los costes del tratamiento mediante la retención de la
corona existente. Si se opta por esta solución, habrá que modificar considerablemente la superficie oclusal y dirigir las fuerzas
en sentido vestibular (v. fig. 18-45, D). A la larga, la oclusión
intensa y continuada sobre la cúspide palatina favorece la movilidad y una posible fractura.
La hemisección con amputación de la mitad palatina es
una solución preferible a la resección de la raíz palatina. En la
figura 18-46 se muestra el tratamiento de un primer molar
superior con fractura de la cúspide palatina. La fractura era muy
profunda, lo que impedía la restauración sin la amputación de
la raíz palatina. La bifurcación se encontraba a una altura adecuada para poder obtener un resultado periodontal favorable.
Este tratamiento tiene un pronóstico más favorable a largo plazo.
Las fuerzas oclusales pueden controlarse mejor con una corona
más estrecha (fig. 18-47).
Premolares superiores con resección
de la raíz vestibular
Dada la longitud del tronco radicular, casi nunca o nunca es
posible la resección a la altura del hueso crestal. Por tanto, raras
veces está indicada la de una raíz de un premolar. Las fracturas
verticales, los defectos periodontales, las perforaciones y la reabsorción suelen afectar al tronco radicular o a las dos raíces. Esta
opción puede estar indicada cuando es necesario acceder a la
408 capítulo 18
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Dificultades para la solución de problemas que requieren una intervención quirúrgica perirradicular
Figura 18-44 A. El primer molar superior ha sufrido una pérdida ósea importante alrededor de la raíz distovestibular. B. Una vez terminado
el tratamiento de conductos radiculares. C. Radiografía, obtenida 1 año después, del diente tras la resección de la raíz distovestibular
y la restauración. D. Fotografía clínica de la restauración. Obsérvese que se ha modelado la corona para intentar reproducir la forma
de un diente birradicular.
Problema Clínico
Problema: una mujer de 48 años deseaba que le examinaran el
primer premolar superior izquierdo. Experimentaba dolor local a
la palpación, así como un dolor sordo y continuo. Una radiografía
diagnóstica confirmó que en el diente se había realizado una
endodoncia, así como que había sido restaurado con una corona
cubierta de porcelana y soportada por un poste-muñón (fig. 18-49, A).
En la zona distal se visualizaba una radiotransparencia esférica de
3-4 mm en el hueso interproximal, en la zona mesiorradicular. Los
sondajes periodontales resultaron normales. Se le diagnosticó un
absceso lateral de origen indeterminado.
Solución: como no estaba muy clara la causa de esta lesión, se
optó por una intervención exploratoria perirradicular. Después de
enuclear la lesión y explorar el defecto, se pudo comprobar que
aquella tenía su origen en la bifurcación. Se alcanzó un diagnós-
bifurcación o a la raíz palatina. En la figura 18-48, A se puede
ver la radiografía postoperatoria de un primer premolar superior
con dos raíces. El tratamiento de conductos radiculares resultó
satisfactorio, pero el paciente volvió al cabo de 2 años con una
lesión lateral en el tercio apical y sin gutapercha en un conducto
(v. fig. 18-48, B ). Se amputó la raíz vestibular para poder acceder
a la palatina (v. fig. 18-48, C ). En la radiografía postoperatoria
(v. fig. 18-48, D) se muestran las dos obturaciones apicales con
MTA.
tico provisional de perforación de la bifurcación tras la preparación del
espacio para un poste intrarradicular. Para poder acceder a la bifurcación, se resecó la raíz vestibular. Se identificó una perforación en la
superficie vestibular de la raíz palatina, a la altura de la bifurcación. Se
preparó el defecto y se rellenó con MTA (v. fig. 18-49, B). Un año
después, la paciente volvió a la consulta. El diente no le había causado
ninguna molestia y había funcionado con normalidad hasta hacía poco
tiempo, cuando empezó a manifestar una cierta movilidad y dolor a la
presión oclusal. En la radiografía de reevaluación se identificó una
fractura mesiorradicular (v. fig. 18-49, C), y se procedió a extraer la
pieza. Aunque este es un caso poco frecuente, parece lógico pensar
que un diente con una estructura radicular más robusta habría tenido
un pronóstico más favorable a largo plazo.
Raíces de molares inferiores
La resección radicular/dental tiene dos aplicaciones generales en
los molares inferiores: la retención de prótesis preexistentes y el
aprovechamiento de las raíces resecadas como pilares o como
premolares funcionales. La resección radicular puede representar
una solución relativamente barata cuando el paciente tiene un
puente fijo. La figura 18-50 muestra un caso de pérdida grave
de hueso periodontal alrededor de la raíz distal del primer molar
capítulo 18
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Dificultades para la solución de problemas que requieren una intervención quirúrgica perirradicular 409
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Figura 18-45 A. Radiografía de un defecto por reabsorción muy extenso en la superficie palatina de un primer molar superior (flecha).
B. Se ha resecado la raíz palatina y se ha dejado la corona intacta. Se eligió esta solución fundamentalmente por razones económicas. C. Conviene
eliminar el contacto oclusal de la cúspide palatina. D. Radiografía de control, obtenida 1 año después. Se puede ver la reparación con amalgama
del orificio del conducto palatino. E. La fotografía clínica muestra que la zona operada ha curado satisfactoriamente.
inferior. Aparentemente, el puente tiene un pronóstico poco
favorable a largo plazo, pero 1 año después la lesión ha curado
satisfactoriamente y la raíz mesial conservada funciona adecuadamente.
La indicación endodóncica más frecuente para la resección
radicular es una fractura radicular vertical (fig. 18-51). Las cargas
oclusales constituyen un factor muy importante en su desarrollo.
También en este caso, la amputación de la raíz fracturada puede
permitirnos conservar un puente (fig. 18-52), aunque la otra
puede quedar expuesta a las mismas fuerzas oclusales. Es muy
importante limitar la oclusión sobre todo diente al que se le ha
amputado una raíz, especialmente si hay signos de bruxismo,
como unas facetas de desgaste muy extensas. Aun cuando se
modifique considerablemente la oclusión en el momento de la
resección, si el bruxismo es muy intenso, puede llegar a provocar
también una fractura en la otra raíz (v. fig. 18-52, C). Las prótesis con una fractura radicular tienen un pronóstico reservado;
en este caso también es muy importante redistribuir las fuerzas
y mantener adecuadamente el periodonto.
La resección radicular en molares inferiores no inmovilizados
puede proporcionar peores resultados que en los superiores,
aunque esto no debería disuadirnos de considerar esta posibilidad al planificar el tratamiento (fig. 18-53). Esta es una forma
relativamente barata de conservar un diente y tiene un pronóstico razonablemente bueno si el mismo ocluye con una prótesis
completa o si la oclusión es muy leve. Si las fuerzas oclusales son
muy intensas (especialmente sobre la mitad no soportaba de la
corona), es probable que se fracture la otra raíz (fig. 18-54).
410 capítulo 18
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Dificultades para la solución de problemas que requieren una intervención quirúrgica perirradicular
Figura 18-46 A. Primer molar superior con una fractura importante de la cúspide palatina causada por bruxismo. B. Tras la resección de
la raíz palatina. Para poder conseguir una anchura biológica óptima tras la cirugía, la zona mesiopalatina de la bifurcación debe quedar casi a la
altura del hueso crestal interproximal. C. Tres semanas después del tratamiento. D. Radiografía del mismo molar, obtenida tras la resección de la
raíz palatina (v. fig. 18-22, B, que es la radiografía preoperatoria de este diente). E. La radiografía de control del molar, obtenida 1 año después del
tratamiento, muestra que el surco palatino tiene una profundidad normal.
Figura 18-47 La corona completa colocada sobre un primer molar superior resecado al que se le ha amputado la raíz palatina tiene una
anchura vestibulolingual inferior a la de un molar normal.
capítulo 18
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Dificultades para la solución de problemas que requieren una intervención quirúrgica perirradicular 411
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Figura 18-48 A. La radiografía postoperatoria confirma que el tratamiento de conductos radiculares ha resultado satisfactorio. B. La
radiografía de control, obtenida 2 años después, muestra la presencia de una lesión lateral en el tercio apical y la pérdida de la gutapercha de un
conducto. C. Resección de la raíz vestibular para poder acceder a la raíz palatina. D. Resultado postoperatorio obtenido tras la obturación apical
con agregado de trióxido mineral.
Figura 18-49 A. Radiografía preoperatoria de un primer premolar superior con una lesión lateral causada por una perforación de la
bifurcación al preparar el espacio para un poste. B. En la radiografía postoperatoria se observa la resección de la raíz vestibular y la reparación de
la perforación con agregado de trióxido mineral. C. Un año después se identifica una fractura radicular que se produjo durante la función normal.
Se procedió a extraer el diente.
Figura 18-50 A. Exposición quirúrgica de un primer molar inferior que ha perdido mucho hueso periodontal alrededor de toda la raíz
distal. B. En la radiografía postoperatoria inmediata se visualiza la resección de la raíz distal. El diente y la prótesis tienen un pronóstico
reservado debido a la escasez de soporte óseo. C. En la revisión 1 año después del tratamiento se pudo ver que la lesión original había curado
completamente. El puente funcionaba con normalidad y el pronóstico había mejorado considerablemente.
Figura 18-51 A. Durante la exploración quirúrgica se confirmó la existencia de una fractura vertical en la raíz mesial del primer molar
inferior. Esta es una lesión poco frecuente en dientes en los que previamente no se ha realizado una endodoncia. B. Tratamiento completado en
la raíz distal; obsérvense los dos conductos. C. Radiografía de control obtenida 9 meses después. El paciente no manifiesta ningún síntoma y el
diente/puente funciona normalmente.
capítulo 18
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Dificultades para la solución de problemas que requieren una intervención quirúrgica perirradicular 413
Figura 18-52 A. Primer molar inferior izquierdo
con una fractura vertical de la raíz distal. Todo
el puente soportaba unas fuerzas oclusales muy
intensas. Durante la cirugía se redujeron las facetas de
desgaste oclusal. B. Un año después de la resección, la
radiografía muestra que la zona operada había curado
completamente. El puente funcionaba normalmente.
C. En la radiografía obtenida 3 años después del
tratamiento se identifica una fractura vertical en la raíz
mesial. Hubo que extraer el diente y el póntico.
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Figura 18-53 A. Resección de la raíz mesial de un molar inferior. B. No se inmovilizó el diente, pero la parte mesial del mismo soportaba
unas fuerzas oclusales mínimas. Doce meses después se comprobó que la zona había curado completamente. El diente funcionaba con
normalidad, aunque con moderación.
Figura 18-54 A. Radiografía obtenida inmediatamente después de la resección de la raíz distal de un segundo molar inferior como
consecuencia de una fractura radicular vertical. B. En la radiografía obtenida 1,5 años después se aprecia una fractura vertical en la raíz mesial;
se optó por extraer el diente. La hemisección hubiera sido una solución mejor en un primer momento.
414 capítulo 18
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Dificultades para la solución de problemas que requieren una intervención quirúrgica perirradicular
Figura 18-55 A. Radiografía de un molar inferior al que se le han endodonciado las raíces mesiales; en la distal no se completó el
tratamiento, ya que iba a ser amputada (hemisección dental) a causa de un defecto óseo importante y de los indicios de una fractura.
Este tratamiento suele ser una solución a corto plazo. B. En la radiografía de control obtenida 2,5 años después se puede ver que la zona
operada ha curado completamente. El diente funcionaba con normalidad en oclusión con la dentición natural.
La hemisección resulta un tratamiento mucho más predecible cuando se quiere conservar un molar sin inmovilizar.
Generalmente, la retención de cualquiera de las raíces de un
molar inferior tiene una utilidad dudosa si se dispone de pilares
potenciales para un puente a ambos lados (v. fig. 18-38), aunque
puede haber excepciones. Posiblemente la mejor aplicación de
la hemisección de los molares inferiores sea para los dientes
terminales de la arcada. Una raíz mesial del primer o del segundo
molar en contacto con el adyacente puede funcionar bastante
bien como un tercer premolar, como se puede ver en la figura 18-55.
La figura 18-56 muestra la conversión práctica de un molar con
caries extensa en un premolar funcional.
Para retener la raíz distal, habrá que inmovilizar el diente con
una férula o tender un puente pequeño al adyacente. Este tratamiento proporciona buenos resultados al paciente, y la pieza funcional conservada tiene un pronóstico muy bueno (fig. 18-57).
Problema Clínico
Problema: un hombre de 82 años presentaba una caries extensa
bajo la mitad distal de una corona completa de oro en el primer
molar inferior izquierdo (v. fig. 18-56, A). El coste del tratamiento
suponía un problema importante. El paciente no deseaba que le
colocaran ningún puente en varias zonas edéntulas. Se comprobó
que el molar en cuestión ocluía solo con el segundo premolar
superior (v. fig. 18-56, B). Se extrajo la corona; al excavar la caries,
se observó que se extendía hasta la bifurcación, lo que impedía
cualquier posible restauración del diente (v. fig. 18-56, C).
Solución: después de comprobar que la mitad mesial de la pieza
estaba en perfecto estado y que ocluía directamente con el
segundo premolar, se completó la hemisección y se resecó la raíz
distal (v. fig. 18-56, D). Durante la misma sesión, se endodonció la
raíz mesial (v. fig. 18-56, E). Tras un período de curación, se restauró la raíz mesial como un premolar funcional. De este modo,
el diente siguió cumpliendo la misma función que tenía antes de
la intervención, con un coste muy inferior al de cualquier alternativa protésica.
Con las técnicas que hemos descrito para solucionar los problemas encontrados en defectos óseos y radiculares por debajo
de la inserción del ligamento periodontal, es posible mantener
la capacidad funcional plena de muchos dientes, aunque no de
todos, con diferentes problemas y librar al paciente de cualquier
síntoma.26,27 Además, se pueden mantener las prótesis funcionales preexistentes en lugar de tener que desmantelarlas y reconstruirlas cuando no es necesario.25
En algunos estudios retrospectivos publicados recientemente
se ha cuestionado la utilidad de la resección de los molares
inferiores, aduciendo la superioridad de los implantes.51 Las
pruebas en las que se apoyan son poco concluyentes (estudios
no prospectivos, no aleatorizados y retrospectivos, datos mixtos
sobre las causas del fracaso del tratamiento en 12 de 56 pacientes con fracasos sin resección [21%] y estudios con un tamaño
de la muestra pequeño) si las comparamos con un reciente
estudio prospectivo con una muestra grande, una población
muy controlada y un período de reevaluación de 10 años tras
el que se obtuvo un porcentaje de éxitos superior al 93% con
las resecciones (diferencias específicas de situaciones en los dos
estudios).12 Obviamente, en estas condiciones resulta muy
difícil reivindicar la posible superioridad de una u otra técnica
si no se planifica y ejecuta el tratamiento con el máximo
cuidado.
Los mayores problemas radican en reconocer estas opciones
durante la fase de planificación del tratamiento y en tener la
experiencia necesaria para afrontar esas dificultades o derivar al
paciente a otra persona que la tenga. Estas opciones para conservar las piezas son razonables, económicas y satisfactorias, y
pueden proporcionar excelentes resultados a muchos sujetos que
no pueden permitirse o no desean que les extraigan los dientes
y se los sustituyan por prótesis fijas. De acuerdo con los estudios
disponibles, la resección radicular/dental tiene unos porcentajes
de éxito bastante altos, pero también es necesario que el paciente
se comprometa a practicar diariamente una fisioterapia oral muy
estricta en su casa.
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Figura 18-56 A. Primer molar inferior con una
lesión cariosa muy extensa en la mitad distal de la
corona clínica. B. Relación oclusal con el segundo
premolar oponente. C. Después de excavar la caries, se
comprobó que era imposible restaurar la mitad distal.
D. La radiografía obtenida después del tratamiento
mostró la resección de la raíz distal y el tratamiento
de conductos radiculares de la mesial. E. Relación
funcional entre la mitad mesial retenida y el premolar
oponente.
Figura 18-57 A. Segundo molar inferior, utilizado
como pilar para un puente, con periodontitis crónica
avanzada. La extracción quirúrgica de la bolsa no
permitía eliminar el defecto óseo de la raíz mesial. Se
optó por la hemisección como tratamiento de elección.
B. Hemisección y tratamiento de conductos radiculares
completados. C. Radiografía de control obtenida
24 años después. El puente funciona con normalidad,
en oclusión con la dentición normal.
416 capítulo 18
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Dificultades para la solución de problemas que requieren una intervención quirúrgica perirradicular
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Parte 4
| Solución de
418 capítulo 19 Solución
en elen
tratamiento
de fracturas dentales
dentales y lesiones
dentales traumáticas
deproblemas
problemas
procedimientos
complementarios
Capítulo 19
Solución de problemas
en el tratamiento de fracturas
dentales y lesiones dentales
traumáticas
Lista de solución de problemas
En este capítulo se abordan los siguientes aspectos y dificultades
de solución de problemas en el tratamiento de lesiones dentales
traumáticas:
Fisuras, grietas y fracturas dentales
Lesiones dentales traumáticas
Concusión
Subluxación
Luxación extrusiva
Luxación lateral
Luxación intrusiva
Secuelas de las lesiones por luxación
Obliteración del conducto pulpar
Pérdida ósea marginal
Cambio del color coronal
Deterioro apical transitorio
Necrosis pulpar
Lesiones por avulsión
Reabsorción por lesiones dentales traumáticas
Reabsorción inflamatoria por reemplazamiento
y anquilosis
Fracturas radiculares horizontales
Fracturas del tercio apical
Fracturas del tercio medio
Fracturas del tercio coronal
Respuestas de curación a las fracturas dentales
horizontales
Unión calcificada entre los segmentos
Curación por hueso y tejido conjuntivo
Unión por tejido conjuntivo o tejidos blandos
Falta de curación de una fractura
Inmovilización de los dientes traumatizados
418
Cuando un diente se afloja como consecuencia
de un acto violento, pero no se desprende de su alvéolo,
basta con ligarlo y reforzar las encías con enjuagues
astringentes para curarlo. En este caso, el dolor desaparece
con la laxitud del diente; pero, si es muy intenso en un
primer momento, hay que utilizar sedantes.11
T. G. Berdmore, 1768
Fisuras, grietas y fracturas
dentales
El diagnóstico y el tratamiento de los defectos dentales estruc
turales que no se deben a traumatismos accidentales plantean
un reto muy especial al odontólogo. Estos defectos afectan a las
piezas posteriores, suelen desarrollarse lentamente y se manifies
tan en función de una serie de variables interrelacionadas.
Pueden aparecer en la superficie y mantenerse estables, o pueden
penetrar en el diente y causar importantes alteraciones estruc
turales y problemas clínicos. Todos los defectos pueden afectar
a la corona, a la raíz o a ambas, y ser horizontales, verticales o
inclinados.
La estructura dental puede sufrir fisuras, grietas y fracturas.
El diagnóstico, el tratamiento y la prevención de estas alteracio
nes dependen de una evaluación minuciosa del paciente, de la
identificación de aquellos factores que pueden contribuir a su
desarrollo, del tratamiento de esos factores por parte del odon
tólogo, cuando es posible, y de la adopción de medidas creativas
para la prevención general de estos problemas. En la siguiente
sección analizaremos las fracturas secundarias a traumatismos
accidentales y que afectan fundamentalmente a los dientes
anteriores.
Para lograr una mayor claridad y una mejor diferenciación clí
nica, ofrecemos a continuación las siguientes descripciones. Las
capítulo 19
|
Solución de problemas en el tratamiento de fracturas dentales y lesiones dentales traumáticas 419
fisuras son zonas de debilidad de la estructura dental que, si se
propagan, pueden dar lugar a una grieta o una fractura. No son
visibles en las radiografías, pero pueden visualizarse mediante
la transiluminación con fibra óptica. Las grietas son interrup
ciones claras en la continuidad de la estructura dental que
comienzan en el esmalte o el cemento. No se observa separa
ción clínica; las grietas pueden visualizarse con la ayuda de la
transiluminación con fibra óptica, ya que impiden la trans
misión de la luz. A menudo pueden pigmentarse como conse
cuencia de la dieta del paciente. Las fracturas producen una
separación clara de la estructura dental en dos o más segmentos
diferentes, y son visibles durante la exploración clínica y a veces
en las radiografías. También pueden pigmentarse cuando se
localizan en la corona.
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Figura 19-1 A. Molar inferior con grietas en
los rebordes mesial y marginal (flechas). B. Molar
inferior con una grieta paralela al surco de desarrollo
vestibular (flechas).
Figura 19-2 A. La imagen muestra un molar
sintomático que ha sido excavado y teñido con azul
de metileno en el suelo de la cavidad. Obsérvese la
fractura mesiodistal. B. La aparición de una fractura
en el reborde marginal distal suele deberse a un
debilitamiento de la estructura dental en esa zona.
C. En el diente extraído se aprecia la grieta (flechas) que
desciende apicalmente por la raíz en sentido diagonal.
Además, el ligamento periodontal forma un trayecto
al propagarse la grieta. La preparación oclusal no
tiene la divergencia necesaria para poder asentar una
incrustación. Probablemente, este factor contribuyó
a la pérdida de este diente. D. Después de preparar la
abertura de acceso, se puede ver la línea de fractura
distal que desciende por la pared distal. El diente fue
extraído.
420 capítulo 19
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Solución de problemas en el tratamiento de fracturas dentales y lesiones dentales traumáticas
El odontólogo no puede modificar ni controlar muchos de
los factores que predisponen a estos defectos dentales, como los
accidentes masticatorios, el bruxismo y las fluctuaciones térmi
cas.31,34 La identificación clínica de estos defectos puede resultar
muy difícil, sobre todo en sus fases iniciales o cuando se encuen
tran bajo restauraciones muy extensas. Por otra parte, las radio
grafías tienen muy poca utilidad en esas fases iniciales. En
algunos casos, puede ser necesaria una intervención quirúrgica
para identificar una fractura. Los síntomas pueden parecerse a
los de muchos otros diagnósticos posibles, como los trastornos
temporomandibulares, los problemas sinusales, las cefaleas vagas
y la otalgia. El tratamiento eficaz de las fracturas dentales depende
en gran medida de una serie de variables que, a menudo, no
puede controlar el odontólogo, como la extensión y el tamaño
del defecto, la anatomía dental y radicular, la posición de la
fractura, la función masticatoria y las posibles intervenciones
dentales previas.
Disponemos de muy poca información reciente acerca de
estos tipos de defectos dentales; debido a ello, remitimos al
lector a las ediciones precedentes de este libro y a otras publi
caciones adicionales en las que se detallan los retos a los
que se enfrenta el odontólogo con este tipo de proble
mas.14-16,26,28,31,35 No obstante, en una serie de figuras (figs. 19-1
a 19-5) resaltaremos los conceptos más importantes para el
lector y el odontólogo. Esto los ayudará a diferenciar esos
defectos de los que se producen tras los traumatismos acci
dentales. Remitimos al lector a capítulos precedentes de este
libro en los que se abordan muchos aspectos de la identifica
ción y del tratamiento de los defectos estructurales (v. capí
tulos 1 a 5, 15 y 18).
Figura 19-3 Las mordidas abierta anterior (A) y cruzada (B) contribuyen a que los dientes posteriores tengan que soportar unas fuerzas
oclusales excesivas. C. La colocación de varios pins de retención en un diente puede causar fracturas. Obsérvense las fracturas formadas en
la base de este pin (microfotografía electrónica de barrido). D. Trayecto fistuloso sondable hasta la zona mesiorradicular de este premolar.
Obsérvense el tamaño y la forma del poste intrarradicular. El diente sufrió una fractura vertical.
capítulo 19
|
Solución de problemas en el tratamiento de fracturas dentales y lesiones dentales traumáticas 421
Figura 19-4 A. Transiluminación con fibra óptica de un premolar superior sintomático. La luz no atraviesa la línea de fractura. La
transiluminación puede ser más espectacular si se apaga la luz frontal. B. Sondaje profundo de un conducto estrecho. C. La retracción del tejido
permite visualizar la fractura (flechas).
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Figura 19-5 Imagen proximal del diente extraído; obsérvese la
línea de fractura oblicua. Fotografía clínica en la figura 19-4, A.
Lesiones dentales traumáticas
El tratamiento de las lesiones traumáticas constituye una fuente
constante de problemas para el odontólogo debido a la com
plejidad de establecer el diagnóstico y llevar a cabo el tratamiento
de las mismas de forma correcta.4 Lo más importante al tratar
un traumatismo dental es confiar plenamente en el diagnóstico.
Si conoce el tipo de daños que han sufrido la dentición y los
tejidos de soporte, el odontólogo estará en mejores condiciones
para tratar el diente o los dientes afectados, así como las secuelas
de este tipo de lesiones. En la sociedad actual, tan amiga de los
pleitos, todo odontólogo debe conocer las pautas para tratar
correctamente los traumatismos dentales y evitar posibles
demandas judiciales.2-4,23,24
Lo primero y más importante para saber cómo hay que tratar
estas lesiones es determinar el tipo de traumatismo.16 En este capí
tulo presentamos los conceptos fundamentales para diagnosticar y
tratar las lesiones traumáticas de mayor gravedad que puede sufrir
la dentición permanente. Asimismo, analizamos las secuelas más
frecuentes de las lesiones traumáticas, así como los métodos más
apropiados para tratarlas correctamente y poder obtener los mejores
resultados posibles. Incluimos, además, un análisis clínico relevante
de diferentes tipos de traumatismos, desde las lesiones por luxación
y las avulsiones hasta las fracturas radiculares horizontales.
La prevención activa de las fracturas coronales en la vida
diaria es una posibilidad poco realista y bastante cuestionable.
Sin embargo, sí podemos prevenirlas durante determinadas
actividades de riesgo, como algunas actividades relacionadas con
el trabajo (p. ej., durante la práctica de deportes), por medio de
la protección bucal o de la formación para el desarrollo de la actividad profesional para evitar aquellas circunstancias que pueden
predisponer a los accidentes traumáticos.25 Aunque esos inciden
tes no son muy frecuentes, la principal consecuencia de este tipo
de fracturas es un traumatismo dental, ya sea directo o indirecto;
las lesiones accidentales siguen siendo las más habituales. Esto
implica que el tratamiento de una fractura coronal suele cons
tituir una urgencia odontológica, y que el abordaje terapéutico
global de estos casos debe incluir los principios que se mencio
nan en los capítulos 1, 4 y 15 —diagnóstico, planificación del
tratamiento, anestesia, analgesia y antibioterapia—.
Cuando un traumatismo agudo causa una fractura coronal
(fig. 19-6), es muy importante mantener la pulpa si no se ha
completado todavía la formación de la raíz (v. capítulo 7). Los
dientes con fracturas coronales y coronales-radiculares que ya
han completado su desarrollo radicular pueden y deben ser
conservados, aunque esté indicado algún tratamiento comple
mentario. Las medidas terapéuticas pueden ir desde la protección
de la dentina y la colocación de una restauración adherida hasta
el tratamiento de conductos radiculares y, en algunos casos, la
extrusión radicular, el alargamiento coronal, un poste, un muñón
reconstruido o una corona sobre un muñón de resina grabada y
adherida (figs. 19-7 y 19-8).
422 capítulo 19
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Solución de problemas en el tratamiento de fracturas dentales y lesiones dentales traumáticas
Figura 19-6 Fracturas de esmalte-dentina; el incisivo central
derecho presenta una fractura inclinada hacia la parte coronal de
la raíz.
Figura 19-8 Fractura coronal completa que se presta a un
tratamiento de conductos radiculares inmediato y completo, así
como al restaurador pertinente. Sin embargo, debido a la juventud
del paciente, puede que sea mejor colocar un poste adherido de fibra
de carbono en lugar de usar un poste metálico prefabricado.
El tratamiento de las lesiones por luxación resulta más com
plicado, ya que el odontólogo debe diagnosticarlas adecuada
mente.2-4,17,22,23 A continuación presentamos las definiciones más
aceptadas de las lesiones por luxación, desde las de menor gra
vedad hasta las más destructivas (ordenadas en función de los
daños sufridos por el diente y los tejidos circundantes). Una
luxación se define como la dislocación del diente de su posición
fisiológica normal dentro del alvéolo. No obstante, como veremos
en las descripciones de las diferentes lesiones, existe una gran
variedad de lesiones por luxación, razón por la que se han pro
puesto distintas clasificaciones.4
Concusión
Una lesión por concusión se define como un golpe relativamente
leve que no daña el diente afectado, aunque induce la inflama
ción del periodonto. Generalmente, los pacientes experimentan
dolor al masticar, o al cepillarse o al presionar el diente. En este
tipo de luxaciones no es necesario inmovilizar la pieza, y solo se
requieren medidas paliativas. En la mayoría de los casos, todo
lo que se necesita es reducir la oclusión. Hay que reevaluar a los
pacientes durante las 2 semanas posteriores a la lesión para
asegurarse de que no necesitan ningún otro tratamiento. En la
inmensa mayoría de los casos no está indicado el tratamiento de
conductos radiculares, ya que solo un porcentaje muy pequeño
de estas lesiones se necrosan. Conviene vigilar el estado de la
pulpa durante 1 año (fig. 19-9).23
Subluxación
Figura 19-7 A. Fracturas coronales complicadas que penetran
profundamente en la dentina y dejan la pulpa al descubierto.
B. Fotografía clínica.
Una subluxación representa una lesión dental algo más grave que
una concusión, ya que se produce un aumento de la movilidad,
comparable a la observada en un diente con problemas peri
odontales (movilidad +1 a +2).4,23 Aunque la pieza se mueve
más que antes de sufrir la lesión, el odontólogo es quien decide
si es necesario inmovilizarlo. En la mayoría los casos, no hay que
inmovilizar el diente si no se prevé que este o la zona puedan
sufrir nuevos traumatismos (p. ej., pacientes jóvenes que practi
can diferentes deportes). Si se inmoviliza, suele estar indicado
capítulo 19
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Solución de problemas en el tratamiento de fracturas dentales y lesiones dentales traumáticas 423
Figura 19-9 Incisivo central derecho que había sufrido una
lesión por concusión y no presentaba signos ni síntomas en el
momento de la misma. En la reevaluación 6 meses después, el diente
tenía un color más oscuro y no respondía a las pruebas de sensibilidad.
un período de inmovilización de hasta 2 semanas.23 La respuesta
a las pruebas de sensibilidad pulpar suele ser variable y debe
vigilarse hasta que se pueda establecer un diagnóstico pulpar más
concreto.
La reducción de las fuerzas oclusales que actúan sobre el
diente facilita el proceso de curación y limita los síntomas del
paciente. Las subluxaciones son el tipo más frecuente de lesiones
por luxación, aunque el riesgo de necrosis pulpar es muy
pequeño.4 Durante la exploración clínica suele observarse sangre
alrededor de la inserción epitelial (fig. 19-10).
Figura 19-10 A. Diente subluxado con la presencia clínica
característica de sangre en el aparato de inserción epitelial. B. Treinta
meses después de una lesión por subluxación, la radiografía muestra
la anquilosis de la zona mesiorradicular. El paciente no manifiesta
ningún síntoma.
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Luxación extrusiva
En las lesiones por luxación extrusiva, el diente se disloca en el
sentido de su eje longitudinal y puede salir casi totalmente de
su alvéolo (fig. 19-11). Son bastante más graves que las provo
cadas por concusión o subluxación. En las radiografías puede
observarse un incremento del espacio del ligamento periodontal
(LPD) en la zona apical. Las luxaciones extrusivas representan
solo el 1% de todas las lesiones dentales traumáticas. Aunque no
siempre es necesario utilizar anestesia en los pacientes más
jóvenes, se recomienda encarecidamente su uso.
En un primer momento, hay que evaluar y tratar adecuada
mente los daños sufridos por los tejidos blandos. Seguidamente,
hay que recolocar el diente en su alvéolo con mucho cuidado y
exactitud. Para reponer la pieza con cuidado en su posición
original se puede usar una gasa o unas pinzas (si se ha producido
una dislocación importante). Tenga siempre presente que los
dientes suelen realinearse en su posición original dentro del
alvéolo sin necesidad de ejercer demasiada fuerza. Sin embargo,
cuanto más tiempo haya pasado entre el traumatismo y el trata
miento, mayores serán las posibilidades de que se haya formado
un coágulo en el alvéolo; por esta razón, puede que se necesite
más fuerza para recolocar el diente.
Hay que realizar pruebas de sensibilidad inicialmente, con
una respuesta variable o sin respuesta, así como más adelante
para determinar el estado pulpar. Esto es especialmente impor
tante en aquellos dientes que todavía no han completado su
Figura 19-11 Luxación extrusiva de un incisivo central. Obsérvese
que el diente se ha luxado en el sentido de su eje longitudinal.
desarrollo radicular. Si no se obtiene respuesta en una pieza con
el ápice totalmente desarrollado, se puede asumir que la pulpa
se ha necrosado.22,23
En las lesiones por luxaciones extrusivas suele romperse el
paquete neurovascular, y el diente pierde su aporte sanguíneo. En
pacientes adultos y en pacientes jóvenes con los ápices cerrados,
424 capítulo 19
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Solución de problemas en el tratamiento de fracturas dentales y lesiones dentales traumáticas
las probabilidades de revascularización son muy escasas y no debe
considerarse que sea una consecuencia probable del proceso de
curación. Dado que la mayoría de estos dientes se necrosan,
conviene informar al paciente de que necesitará un tratamiento
de conductos radiculares 2 semanas después de que se produjera
el traumatismo, o incluso antes, en el momento de retirarle la
férula. Siempre que se produce una luxación extrusiva es imperativo inmovilizar los dientes.12
En todas las lesiones por luxación hay que colocar férulas
de inmovilización y utilizar un diente sano a cada lado del
traumatizado. Por ejemplo, si solo se ha luxado una pieza, la
férula solo incluirá un diente sano a cada lado del traumati
zado. Si se luxan dos, la férula deberá incluir un total de seis
dientes (dos a cada lado de las dos piezas traumatizadas, lo que
hace un total de seis). El tipo de férula (fisiológica, rígida o
pasiva) no influye en el proceso de curación. Sin embargo, en
la mayoría de los casos es mejor colocar una férula que no sea
rígida para que el LPD dañado no tenga que soportar una
presión excesiva.37
La férula debe permanecer colocada hasta 2 semanas.
Durante ese período, el periodonto estabilizará adecuadamente
el diente, y al retirar la férula se observará una movilidad
mínima o normal. Si la pieza diente demuestra una movili
dad excesiva en comparación con la sana contralateral, se puede
mantener la férula colocada hasta que se aprecie una movilidad
normal. Está indicado el uso de una férula fisiológica pasiva o
flexible para cualquier tipo de lesión por luxación.4,37 La
mayoría de los odontólogos pueden utilizar férulas de compo
site, ya que son las que mejor funcionan y se colocan en los
dientes traumatizados. La férula no producirá secuelas negati
vas si tiene que permanecer colocada durante más tiempo. Las
férulas que no son rígidas no dañan los tejidos de soporte
ni el diente.
Luxación lateral
Las lesiones por luxación lateral se definen como una dislocación
del diente en sentido mesial, distal, vestibular o lingual (pala
tino), con conminución o fractura del alvéolo óseo. No es fre
cuente que los pacientes presenten una luxación lateral pura.
En la mayoría de los casos se observa un componente lateral y
otro extrusivo (fig. 19-12). Se considera que las lesiones por
luxación lateral son más graves que las producidas por luxación
extrusiva, a causa de la fractura o el astillado asociado del hueso
alveolar.22
La fase de evaluación es similar a la de las lesiones por
extrusión. En estos casos, hay que introducir con mucho
cuidado un instrumento romo en el alvéolo para devolver el
segmento óseo fracturado a su posición original antes de inten
tar recolocar bien el diente.4,23 Hay que procurar no dañar el
periodonto sano que pueda quedar en el alvéolo o la pieza. Una
vez recolocada esta, hay que colocar una férula para mantener
el diente o los dientes traumatizados en su posición durante
10 a 14 días. Si se detecta una fractura ósea, la férula debe
permanecer colocada durante 6 a 8 semanas para que el alvéolo
pueda curar adecuadamente. Siempre que se fractura el hueso,
hay que emplear una férula más rígida en lugar de una flexible
o fisiológica.
Figura 19-12 A. Lesión por luxación lateral. Obsérvense los
componentes lateral y extrusivo de la lesión. B. Extrusión lateral muy
marcada de los incisivos inferiores. Obsérvense la imagen radiológica
y el desplazamiento dentro del alvéolo dental.
Debido a la naturaleza de los daños que se producen con
las lesiones por luxación lateral, las probabilidades de que la
pulpa sufra algún daño y necesite tratamiento endodóncico
posteriormente son muy altas.4,18,22,32 Como en todas las lesio
nes por luxación, cuanto mayor es el paciente (es decir, cuanto
menor es el diámetro del orificio apical), menores son las
probabilidades de que el diente recupere su aporte vascular;
por tanto, necesitará tratamiento de conductos radiculares. La
reabsorción externa (RE) o interna (RI) no constituye una
secuela característica de las lesiones por luxación extrusiva; el
paciente debe saber que estos dientes tienen un pronóstico
excelente a largo plazo.
Luxación intrusiva
Las lesiones por luxación intrusiva son las más graves y, por
consiguiente, las que tienen peor pronóstico.2-4,7-9,30,33 En las
lesiones por luxación intrusiva, el diente se disloca en sentido
apical hacia el interior del alvéolo dental. En ocasiones, penetra
tanto en esta dirección que el odontólogo puede ser incapaz de
visualizar el borde incisal. Debido a la nueva posición del diente
en la profundidad del hueso alveolar, raras veces se observa
movilidad. Estas lesiones provocan daños importantes en el
paquete neurovascular, la pulpa y el periodonto.18 Los vasos
sanguíneos y los tejidos neurovasculares quedan totalmente
aplastados. En los dientes con el ápice total o parcialmente
cerrado, el pronóstico pulpar es muy malo y la probabilidad de
necrosis pulpar asciende casi al 100%. A causa de los graves
capítulo 19
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Solución de problemas en el tratamiento de fracturas dentales y lesiones dentales traumáticas 425
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daños que sufre el periodonto, las probabilidades de RE son muy
elevadas en este tipo de lesiones; por esta razón, hay que infor
mar al paciente de que el diente tiene un pronóstico reservado.
Durante la exploración clínica, la pieza suele permanecer
inmóvil y produce un sonido muy metálico, similar al que se
percibe en la anquilosis. Las pruebas de sensibilidad suelen ser
negativas. En los dientes con raíces inmaduras puede producirse
la revascularización pulpar (v. capítulo 13).
Por desgracia, el correcto abordaje terapéutico de estas lesio
nes sigue siendo un misterio, ya que en numerosos estudios
clínicos con diferentes protocolos de tratamiento se han obte
nido resultados contradictorios. La tendencia actual es la
siguiente. Si los dientes no han completado su desarrollo radi
cular, hay que permitirles que se recoloquen espontáneamente.
Si no se observa ningún movimiento pasadas 3 semanas, se
recomienda proceder a una extrusión ortodóncica rápida.7-9,23
Si los dientes han completado su formación radicular, hay que
recolocarlos lo antes posible. Probablemente, la pulpa se habrá
necrosado y estará indicado el tratamiento de conductos radi
culares con un apósito provisional de hidróxido cálcico
(Ca[OH]2). El tratamiento correcto dependerá de la gravedad
de la lesión, de la edad del paciente, del grado de desarrollo
radicular y del tiempo que haya transcurrido desde el momento
de la lesión.7-9 Conviene informar con mucho tacto a los pacien
tes sobre el pronóstico tan desfavorable que conllevan estas
lesiones.
En algunos casos, el tratamiento ideal consiste en dejar que
los dientes erupcionen pasivamente por su cuenta. Esta opción
parece la más indicada en pacientes jóvenes con muy poca intru
sión. También se han conseguido buenos resultados recolocando
los dientes activamente con unas pinzas, sin necesidad de un
colgajo quirúrgico. Sin embargo, algunos autores sostienen que
el tratamiento ideal para la luxación intrusiva depende del
alcance de los daños y de la edad del paciente.
Si los dientes no reerupcionan en su posición fisiológica
normal dentro de la arcada (fig. 19-13) o no se deja que lo hagan,
las probabilidades de que experimenten un proceso de reabsor
ción inflamatoria por reemplazamiento (RIR) aumentan consi
derablemente. Este tipo de reabsorción recibe también el nombre
incorrecto de anquilosis; sin embargo, la reabsorción por reemplazamiento es el proceso activo de destrucción dental, siendo el
reemplazamiento la consecuencia de la anquilosis ósea.
A menudo, debido a los daños tan graves que sufre el perio
donto en una lesión por luxación intrusiva, el diente traumatizado
empieza a reabsorberse, aunque este es un proceso dinámico y se
necesitan meses o incluso años para que llegue a destruir final
mente la pieza afectada. El diente queda bloqueado literalmente
en esa posición y no puede moverse por medios ortodóncicos ni
con la ayuda de unas pinzas. A menudo, si se intenta su extracción,
también se elimina el hueso que lo rodea. A menos que los ápices
estén bien abiertos y que el diente reerupcione espontáneamente,
hay que iniciar el tratamiento de conductos radiculares lo antes
posible una vez que la pieza se haya estabilizado.
La pulpa de la gran mayoría de estos dientes se necrosa poco
tiempo después de la lesión, por lo que está indicado el trata
miento de conductos radiculares en el 100% de los casos, si los
ápices están cerrados. La única excepción es la de aquellos dientes
con el ápice abierto que mantienen la vitalidad durante su ree
rupción espontánea hacia su posición original en la arcada dental.
En ocasiones contadas, la pulpa permanece vital y apenas se
reabsorbe la superficie radicular. Estos casos son la excepción que
confirma la regla; en la inmensa mayoría de las luxaciones intru
sivas, la pulpa se necrosa y la superficie radicular experimenta un
proceso de RIR.
Figura 19-13 A. Aspecto radiológico de una luxación intrusiva. B. Durante la reerupción, la reabsorción es evidente.
426 capítulo 19
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Solución de problemas en el tratamiento de fracturas dentales y lesiones dentales traumáticas
Secuelas de las lesiones
por luxación
Las lesiones por luxación tienen numerosas secuelas. Aquí men
cionaremos las más características junto con su tratamiento,
cuando esté indicado, así como las probabilidades de cada una
de ellas para que el paciente pueda estar adecuadamente infor
mado acerca de la evolución a largo plazo del diente luxado. Las
secuelas más características de las lesiones por luxación1 son la
obliteración del conducto pulpar, la pérdida de hueso marginal,
la pigmentación de la corona, el deterioro apical transitorio, la
necrosis pulpar y la reabsorción de la raíz.
Conviene informar al paciente sobre las secuelas más proba
bles en función de la naturaleza de su traumatismo. Esto implica,
igualmente, que el paciente debe conocer las posibilidades de
tratamiento y seguimiento a largo plazo de estas lesiones. Por otra
parte, un paciente bien informado puede ayudar al odontólogo
a vigilar la posible aparición tras una lesión de las secuelas habi
tuales tanto en el diente como en sus estructuras de soporte.
Pérdida ósea marginal
La probabilidad de que se produzca una pérdida de hueso mar
ginal es inferior a uno de cada cuatro pacientes, y es del 5-24%.
Se puede ver un ejemplo extremo de este tipo de pérdida ósea
en la figura 19-15, en la que se observa una pérdida muy marcada
de hueso marginal tras una lesión por luxación extrusiva en un
paciente con problemas médicos graves.18 Esta pérdida ósea se
produjo a lo largo de un período de 6 semanas y probablemente
se debió tanto a la luxación como al estado médico del paciente.
En la mayoría los casos, es muy poco lo que se puede hacer para
prevenir la pérdida de hueso marginal; no obstante, conviene
instituir medidas paliativas (p. ej., enjuagues con clorhexidina
al 0,12% e instrucciones para la higiene oral) cuando sean per
tinentes.
Obliteración del conducto pulpar
La obliteración del conducto pulpar (OCP) es una secuela carac
terística después de muchos tipos de traumatismos, y en parti
cular de las lesiones por luxación.1 En la literatura médica, la
incidencia clínica de la OCP es del 6-35%, con un promedio
aproximado de un caso por cada cinco dientes luxados (20%).
En estos casos, la cavidad pulpar, el sistema de conductos radi
culares o ambos se calcifican total o parcialmente hasta el punto
de que el sistema de conductos puede resultar invisible en las
radiografías (fig. 19-14 [v. capítulo 13]). La OCP no es una
indicación para el tratamiento de conductos radiculares. En la
mayoría de los casos, no causa necrosis pulpar. De hecho, la
probabilidad de esta como consecuencia de la OCP es bastante
baja, y es del 1-13%, como mucho.
Figura 19-14 Incisivo central que había sufrido una subluxación;
al cabo de 24 meses el conducto se había calcificado.
Figura 19-15 A y B. Pérdida ósea marginal en un caso de luxación extrusiva. Esta pérdida ósea se produjo en un período de 4 a 6 semanas.
capítulo 19
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Solución de problemas en el tratamiento de fracturas dentales y lesiones dentales traumáticas 427
Cambio del color coronal
Necrosis pulpar
Una secuela habitual tras un traumatismo es el cambio de color
de la corona del diente traumatizado. Esta alteración no es una
indicación automática para el tratamiento de conductos radicu
lares. En los dientes traumatizados se observan fundamental
mente dos tipos de pigmentación. El primer tipo de cambio que
puede producirse tras un traumatismo es una pigmentación
amarilla oscura de la corona. Estos dientes suelen mantener su
vitalidad y cambian de color debido a una calcificación muy
marcada de la corona y del sistema de conductos radiculares.
Estos dientes pueden responder o no a la prueba pulpar eléctrica
(PPE) o a las pruebas térmicas. Con independencia de los resul
tados de las pruebas de sensibilidad, el tratamiento de conductos
radiculares solo está indicado cuando el paciente presenta sínto
mas de pulpitis irreversible o de necrosis pulpar. Por lo general,
un diente calcificado no responde a la PPE ni a las pruebas con
frío. Sin embargo, si no se observan signos radiológicos de pato
logía periapical no está indicado el tratamiento de conductos
radiculares. A menudo, la pulpa de estos dientes mantiene su
vitalidad y no se necrosa.
Si los dientes adquieren una tonalidad grisácea, sonrosada o
rojiza, y una luz muy intensa no puede atravesar el diente (tran
siluminación con fibra óptica), su pulpa suele estar necrosada o
gravemente dañada, por lo que estaría indicado el tratamiento
de conductos radiculares (fig. 19-16; v. fig. 19-8).
La necrosis pulpar es una secuela habitual tras las lesiones por
luxación de mayor gravedad, aunque su posible aparición
depende de la edad del paciente (es decir, de la madurez apical)
y de la gravedad del traumatismo.2,22 Cuanto más grave sea este,
mayores serán las probabilidades de que se necrose la pulpa.
En los pacientes jóvenes, el grado de madurez del orificio apical
influye considerablemente en las posibilidades de revasculari
zación del diente. La revascularización no es una secuela habi
tual de las lesiones por luxación y constituye siempre una
excepción a la regla. En conjunto, el riesgo de necrosis pulpar
tras una luxación oscila es del 15-98%. También en este caso,
el riesgo de necrosis pulpar de los dientes luxados depende del
grado de madurez radicular y, más concretamente, del tipo de
lesión por luxación.
Deterioro apical transitorio
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
El término deterioro apical transitorio hace referencia a la apari
ción de una radiotransparencia persistente junto a un diente
luxado;2,4 no obstante, las pruebas de sensibilidad indican que
la pulpa es normal. La radiotransparencia puede persistir durante
más de 1 año antes de que se vuelva a identificar una arquitectura
ósea normal. Esta es una secuela poco frecuente de las lesiones
por luxación, y afecta a menos del 4% de todos los dientes
traumatizados.
Figura 19-16 Hemorragia y pigmentación rosada/rojiza en la
corona de un incisivo central tras un traumatismo.
Lesiones por avulsión
Las lesiones por avulsión se caracterizan por una dislocación com
pleta del diente de su alvéolo (fig. 19-17). Con independencia
del período extraoral o de la edad del paciente, estas lesiones
tienen siempre un pronóstico reservado. Incluso cuando se extrae
intencionadamente un diente y se reimplanta en su alvéolo en
condiciones controladas, el pronóstico sigue siendo reservado
debido a que el riesgo de RIR es muy alto (fig. 19-18); por esta
razón, se debe informar al paciente de esta posible secuela. Para
que sea posible conservar el diente avulsionado durante un
período de tiempo razonable, las lesiones por avulsión deben ser
tratadas de forma decidida y competente (fig. 19-19).
El tratamiento ideal para la avulsión dental consiste en
reponer el diente en su alvéolo tan pronto como sea posible tras
la lesión. El pronóstico será mejor si el paciente o alguien pre
sente en el lugar del traumatismo pueden reimplantar la pieza
que si se mantiene en algún medio para conservarlo. Si no es
posible reimplantarlo, entonces lo mejor es mantener el diente
en leche. Hasta la fecha no se ha publicado ningún estudio que
demuestre que exista un medio mejor que la leche para conser
var la pieza durante las primeras 2 h tras la avulsión. Una vez
que el paciente llega al consultorio, hay que irrigar brevemente
el diente con suero salino y reimplantarlo. También hay que
determinar si la lesión traumática era una herida limpia o
sucia.
Figura 19-17 Avulsión dental con muy poco daño tisular.
Figura 19-18 A. Esta mujer de 24 años presentaba un borde irregular en su incisivo central que le irritaba los tejidos gingivales. El diente
había sufrido una lesión por avulsión hacía 10 años, y en aquel momento el tratamiento se había limitado a su reimplantación. B. En la radiografía
se aprecia una zona extensa de reabsorción radicular inflamatoria. C. El diente extraído muestra el aspecto apolillado del proceso.
Figura 19-19 A. Incisivo central derecho
avulsionado de su alvéolo hacía menos de 1 h.
Había sido reimplantado e inmovilizado. B. Pocas
semanas después se observa una zona importante
de reabsorción inflamatoria por reemplazamiento.
C. Aplicación de hidróxido cálcico a diferentes
intervalos. D. Reabsorción avanzada por
reemplazamiento al cabo de 12 meses, aunque la
lámina dura se ha reconstituido sobre el extremo
radicular reabsorbido.
capítulo 19
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Solución de problemas en el tratamiento de fracturas dentales y lesiones dentales traumáticas 429
Si existen muchas probabilidades de que haya penetrado
algún cuerpo extraño (p. ej., una piedra, un objeto metálico o
algo de suciedad) en el alvéolo dental, hay que obtener una
radiografía del alvéolo vacío antes de intentar reimplantar el
diente. Si la radiografía confirma la presencia de algún cuerpo
extraño dentro del alvéolo, habrá que irrigarlo enérgicamente
para eliminar dicho objeto. Una vez que se haya limpiado el
alvéolo de cualquier cuerpo extraño, habrá que reimplantar el
diente lo antes posible, excepto cuando este haya permanecido
fuera de la boca y en seco durante más de 60 min. En ese caso,
se podrá realizar un tratamiento de conductos radiculares antes
de proceder a reimplantarlo, ya que unos cuantos minutos más
fuera del alvéolo no empeorarán el pronóstico.
Si el diente avulsionado tiene el ápice cerrado y se ha reim
plantado o conservado en un medio especial (p. ej., leche, suelo
salino, solución salina equilibrada de Hank),4,29,36 y el LPD y sus
células han pasado menos de 60 min fuera de la boca y en seco,
debe atenerse a las siguientes directrices:24
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
• Limpie la zona y reimplante el diente lo antes posible, si
no lo ha hecho todavía (fig. 19-20). Suture las posibles
laceraciones. Las posibilidades de revascularización son
mayores que en cualquier otro caso pero, no obstante,
son bastante bajas.
• Administre antibióticos sistémicos: 200 mg de doxiciclina
inmediatamente y 100 mg cada 12 h durante 7 días.
Tenga en cuenta la edad del paciente, debido al riesgo de
pigmentación; si es necesario, cambie a la penicilina V.
Considere la posibilidad de inmunizar contra el tétanos,
dependiendo de las circunstancias de cada caso.
• Proceda al tratamiento de conductos radiculares en un
plazo de 7-10 días; aplique Ca(OH)2.
• Inmovilice el diente durante 10-14 días con composite,
alambre o una combinación de métodos flexibles.
• Vuelva a examinar al paciente cada 15 días durante los
primeros 3 meses.
En las mismas circunstancias, si el diente ha permanecido
fuera de la boca y en seco durante más de 60 min, el pronóstico
es malo. Recuerde que un diente avulsionado con el ápice cerrado
que permanece en seco durante más de 1 h tiene un pronóstico
muy malo. El riesgo de RIR es muy elevado (fig. 19-21) y debe
informar al paciente de que el pronóstico a largo plazo depen
derá de la rapidez con la que se pueda producir la reabsorción
por reemplazamiento. No obstante, se ha comprobado que
algunos dientes que han permanecido fuera de la boca y en seco
hasta 48 h han seguido funcionando con normalidad durante
7 años; por tanto, debe tener presente que son muy pocas las
contraindicaciones que nos impiden reimplantar un diente avul
sionado, con independencia del tiempo que haya permanecido
Figura 19-20 Avulsión traumática con daños en los tejidos
blandos adyacentes.
Figura 19-21 A. Reabsorción externa muy extensa tras la reimplantación de los incisivos centrales. Se aplicó hidróxido cálcico.
B. Aspecto histológico de la reabsorción inflamatoria externa. Obsérvese cómo las células multinucleadas invaden la dentina
(tinción con HyE, ×100).
430 capítulo 19
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Solución de problemas en el tratamiento de fracturas dentales y lesiones dentales traumáticas
fuera de la boca. Una vez reimplantada la pieza, hay que inmo
vilizarla durante 10-14 días e iniciar el tratamiento de conductos
radiculares 7-10 días después de haberla reimplantado. También
está indicado usar Ca(OH)2 en estos casos hasta haber obturado
el conducto radicular.
A diferencia de muchos otros casos, la avulsión dental tiene
mejor pronóstico en un paciente mayor que en otro más joven.
En los adultos, los conductos radiculares y la cavidad pulpar
están más calcificados y suelen tener menos volumen que en los
jóvenes. Además, los túbulos dentinarios están también más
calcificados y tienen menor volumen. Esto impide que se
extienda la reabsorción inflamatoria y permite que la avulsión
dental tenga un pronóstico más favorable en las personas
mayores.
Si el diente empieza a manifestar signos de RIR, el paciente
lo perderá al cabo de algún tiempo. Sin embargo, la RIR es un
proceso crónico y tienen que pasar meses o incluso años para
que el diente sea reabsorbido completamente.32 Dejar que se
reabsorba tiene la ventaja de que el alvéolo dental se va llenando
de hueso gradualmente. Además, el paciente no sufrirá un
defecto estético como sucedería si no se reimplantara el diente
o se extrajera prematuramente y el alvéolo tuviera que llenarse
de hueso. Si dejamos que se reabsorba el diente, toda la raíz será
sustituida por hueso y el alvéolo dental se llenará totalmente de
hueso sano, que puede aprovecharse para un implante o un
puente estético.
Si el diente avulsionado tiene el ápice abierto y pasa menos
de 60 min fuera de la boca y en seco, deberá considerar las
siguientes directrices:
• Reimplante el diente lo antes posible. Las posibilidades
de revascularización son mayores que en cualquier otro
caso pero, no obstante, son bastante reducidas.
• Cite al paciente para revisión cada 2 semanas durante
los primeros 3 meses para determinar si el diente se
está revascularizando. Siempre que se intente la
revascularización, tanto el paciente como el odontólogo
deben tener en cuenta que el pronóstico es reservado; sin
un tratamiento de seguimiento adecuado, el diente puede
perderse en un plazo de 5 semanas. Si es posible, incluya
la pieza contralateral en la radiografía de seguimiento
para comparar el desarrollo del diente avulsionado con el
del contralateral intacto.
• Inmovilice el diente durante 10-14 días con un
dispositivo flexible, si es posible. El tipo, la rigidez o el
tiempo que permanece colocada la férula no repercuten
considerablemente sobre el resultado de la
reimplantación; sin embargo, hay que afianzar la férula
para que inmovilice el diente durante el período de
tiempo prescrito. En la figura 19-22 se muestra una
férula de alambre y composite. Un composite adherido
resulta ideal para las lesiones traumáticas, ya que permite
comprobar el grado de inmovilización sin estropear la
férula. Si el diente necesita más tiempo de
inmovilización, sustituya el alambre por bandas de goma
y la férula volverá a funcionar adecuadamente. No
conviene utilizar alambres para la inmovilización
interproximal, ya que suelen dañar bastante los tejidos
blandos (v. fig. 19-22).
Figura 19-22 Tras la retirada de unas férulas con alambres
interdentales se aprecian daños importantes en los tejidos.
Figura 19-23 Incisivo central maduro reimplantado que ha sido
casi totalmente reabsorbido después de 6 meses.
• Cualquier indicio de reabsorción o de falta de
desarrollo del diente traumatizado que pueda
observarse en las radiografías justificará el tratamiento
de conductos radiculares (fig. 19-23) con técnicas de
apicoformación (v. capítulo 13). Los dientes con los
ápices abiertos suelen tener unos conductos y unas
cavidades pulpares muy grandes. Si fracasa el
tratamiento de revascularización, se acumulará una
gran cantidad de tejido pulpar necrosado y de bacterias
que inducirán una reabsorción muy rápida y
destructiva de la raíz. Esto puede hacer perder el diente
en menos de 2 o 3 meses.
Si el diente avulsionado tiene el ápice abierto y pasa más de
60 min fuera de la cavidad oral y en seco, deberá considerar las
siguientes directrices:
capítulo 19
|
Solución de problemas en el tratamiento de fracturas dentales y lesiones dentales traumáticas 431
• En estas condiciones hay muy pocas probabilidades de
que se produzca la revascularización.
• El tratamiento ideal en estos casos consiste en
reimplantar el diente después de realizar un tratamiento
de conductos radiculares extraoral y de obturar el
extremo radicular.
• Siempre que un diente avulsionado tenga el ápice abierto
y pase más de 1 h fuera de la boca y en seco, el
pronóstico es muy malo; el plan terapéutico a largo plazo
debe incluir la posibilidad de la pérdida definitiva de la
pieza. En tal caso, se puede descoronar el diente más
adelante y cubrir la raíz con un colgajo tisular para
preservar el reborde alveolar.
• Si reimplanta el diente antes del tratamiento de
conductos radiculares, debe acceder al mismo, aplicar
Ca(OH)2 y proceder a dicho tratamiento en un plazo de
7-10 días.
Estas lesiones no tienen tratamiento; no obstante, se puede pre
venir la aparición de daños adicionales eliminando el tejido pulpar
necrótico e infectado por bacterias del interior de los conductos
radiculares. En algunos estudios se ha recomendado el uso pro
longado de Ca(OH)2 (durante 6-12 meses) como tratamiento
para prevenir la reabsorción, pero recientemente se ha compro
bado que esta medida reduce la resistencia de la dentina a las
fracturas y la capacidad de proliferación de las células del LPD
en proceso de curación, con lo que se incrementa la RIR
(fig. 19-26).10,13,21
Este proceso de reabsorción puede observarse en las lesiones
por luxación intrusiva y conduce, en última instancia, a la
Reabsorción por lesiones
dentales traumáticas
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La reabsorción puede representar una secuela más grave de las
lesiones traumáticas. En el capítulo 13 se analizan los conceptos
fundamentales sobre la reabsorción. Aquí describiremos los
aspectos específicos en relación con el tratamiento de las lesiones
traumáticas, y nos centraremos fundamentalmente en la reab
sorción inflamatoria externa (fig. 19-24).
La reabsorción inflamatoria externa es un proceso rápido y
muy destructivo, aunque se puede prevenir o limitar en su mayor
parte mediante una limpieza y un modelado adecuados de los
conductos radiculares. En las radiografías, esta forma de reabsor
ción se caracteriza por la formación de extensas zonas radiotrans
parentes «excavadas» en la raíz del diente traumatizado (fig. 19-25).
Figura 19-24 Debido al exceso de sequedad y a una
manipulación incorrecta antes de la reimplantación, se ha
producido una reabsorción considerable.
Figura 19-25 A. Tras la avulsión, el incisivo central permaneció fuera de la boca durante unas 48 h. Se procedió a su tratamiento de
conductos radiculares y después se reimplantó e inmovilizó. B. Un año después, se observan signos de curación después de producirse una ligera
reabsorción en la superficie mesial (flecha). El diente es estable y funcional.
432 capítulo 19
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Solución de problemas en el tratamiento de fracturas dentales y lesiones dentales traumáticas
Figura 19-26 A. Tras su avulsión, ambos incisivos centrales fueron reimplantados antes de que transcurrieran 2 h. B. Un mes después, se
efectuó el tratamiento de conductos radiculares. C. Tres años después, se observan signos de reabsorción en ambos dientes, más avanzados en el
incisivo central izquierdo.
pérdida del diente. Tienen que pasar varios meses o incluso
algunos años hasta que el proceso alcanza una fase crítica y se
pierde la pieza. Hay que informar al paciente sobre este tipo de
secuelas, y el plan de tratamiento a largo plazo debe incluir sus
ramificaciones. También puede producirse RIR tras las lesiones
por avulsión, aunque el proceso puede tardar meses o incluso
años en manifestarse. Este proceso no cura por sí solo, y no se
conoce ningún tratamiento que permita evitar su aparición o su
propagación por toda la raíz.
Reabsorción inflamatoria
por reemplazamiento y anquilosis
Como ya hemos señalado anteriormente, la RIR es conocida
también por el nombre incorrecto de anquilosis. Reabsorción
inflamatoria por reemplazamiento es la denominación que se
emplea para referirse al proceso real de reabsorción de la raíz y
su sustitución por tejido duro. La anquilosis es el resultado de
este proceso, por el que el diente (concretamente el periodonto
y las estructuras radiculares) queda bloqueado en el seno del
hueso esponjoso (fig. 19-27). En la literatura médica se define
como la fijación sólida de un diente como consecuencia de la
fusión entre el cemento y el hueso alveolar. Dado que la RIR
destruye el cemento y la dentina, el hueso se deposita directa
mente y por contigüidad en la estructura dental reabsorbida. El
LPD desaparece, y el hueso queda en contacto con el cemento
y la dentina. No existe tejido blando ni LPD entre el hueso y
el diente, y como el proceso de reabsorción es irregular y bas
tante invasivo, el diente queda bloqueado en el interior del
hueso esponjoso, con lo que pierde totalmente su movilidad.
Actualmente se acepta que la RIR se debe al deterioro grave o
la pérdida completa del LPD, generalmente como consecuencia de
una lesión por avulsión o de la intrusión del diente en su alvéolo.
También se observa en las personas mayores y, en ocasiones, en
paciente más jóvenes. Aparentemente, no existe ninguna correlación
entre la RIR y las bacterias o el tejido pulpar necrótico, ya que este
proceso puede observarse en dientes avulsionados en los que pre
viamente se ha realizado una endodoncia. Además, en sujetos con
dientes avulsionados que no experimentan RIR puede observarse
también reabsorción inflamatoria. Una vez que comienza, esta
puede y suele continuar hasta que se pierde todo la pieza.
Conviene destacar dos tipos de RIR. El primer tipo es la RIR
transitoria, en la que el diente experimenta un proceso de RIR,
pero los daños sufridos por el LPD son muy escasos y el ligamento
puede curarse, lo que impide que continúe el proceso de reabsor
ción. El otro tipo (más frecuente) es la RIR progresiva; en este
caso, el proceso de reabsorción sigue adelante y acaba destruyendo
toda la estructura radicular, por lo que provoca la pérdida prema
tura del diente. La RIR es un proceso crónico y, por tanto, muy
lento, y se prolonga a lo largo de varios meses o años. La reabsor
ción comienza siempre en la zona de la superficie radicular externa
en la que el LPD ha resultado dañado, normalmente como con
secuencia de un traumatismo (avulsión o luxación intrusiva). Igual
que la reabsorción inflamatoria, la RIR no puede curar por sí sola
y continúa hasta que se pierde todo el diente.
La RIR tiene unas características radiológicas totalmente
diferentes a las de la reabsorción inflamatoria. Como su etiología
es diferente, su presentación radiológica es también muy dis
tinta. La RIR destruye la raíz; sin embargo, la raíz destruida es
sustituida rápidamente por hueso y, debido a ello, en las radio
grafías se observa una zona radiopaca en lugar de una radiotrans
parencia, como el caso de la RIR. Igual que en la reabsorción
inflamatoria, los defectos suelen ser irregulares y asimétricos, e
inicialmente aparecen en la superficie mesial o distal de la raíz.
La evolución de la RIR es más rápida en los pacientes jóvenes,
mientras que los de más edad tienen mejor pronóstico a causa
de la cronicidad de este proceso tan destructivo.
La RIR tiene un comienzo insidioso y es difícil de visualizar a
menos que se busquen específicamente signos de RIR y pequeños
capítulo 19
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Solución de problemas en el tratamiento de fracturas dentales y lesiones dentales traumáticas 433
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Figura 19-27 A. Imagen histológica de la reabsorción inflamatoria por reemplazamiento. Las células óseas han invadido las lagunas de
reabsorción de la dentina. La matriz ósea se está desarrollando rápidamente (tinción con HyE, 3100). B. Anquilosis; obsérvese la invasión de la
dentina (izquierda) con sistemas de Havers óseos (tinción con HyE, 310). C. Corte grueso (70 m) de dentina y hueso, fotografiado con un filtro que
realza la anquilosis. Obsérvense la penetración del hueso en la dentina y el aspecto «encerrado».
cambios en el LPD. En la figura 19-28 puede observarse este
fenómeno; los incisivos centrales izquierdos avulsionados empie
zan a mostrar signos de RIR en la superficie mesial de la raíz, a
la altura de la unión entre los tercios medio y apical. Estos
cambios se produjeron en los 2 meses inmediatamente posteriores
a la reimplantación de los dientes. Si no sabe bien lo que debe
buscar en las radiografías, el odontólogo puede pasar por alto
fácilmente este defecto y considerar que se trata de un artefacto.
Esta presentación radiológica contrasta radicalmente con la de la
figura 19-19, en la que se muestra un caso de reabsorción infla
matoria clásica después de 12 meses en un paciente adolescente.
El lector puede ver que se ha reabsorbido aproximadamente el
40-50% de la raíz, y que el proceso avanza de forma crónica. En
un intento inútil para prevenir o inhibir la RIR, se aplicó Ca(OH)2
durante un período de 2,5 años. Probablemente, el resultado
habría sido el mismo si no se hubiese usado el fármaco intracon
ducto. Aunque se inmovilizó el diente a los 12 meses, el paciente
lo perdió finalmente después de 3 años de tratamiento con Ca(OH)2.
En este caso, la reabsorción inflamatoria avanzó mucho más rápi
damente que en los pacientes mayores, en los que el proceso des
tructivo suele prolongarse a lo largo de muchos años.13
La reabsorción inflamatoria y la RIR tienen una presentación
clínica muy parecida. No producen síntomas ni cambios en los
tejidos blandos. Dado su comienzo insidioso, suelen diagnosti
carse al examinar una radiografía rutinaria. Hay que prever
cualquiera de estas posibilidades siempre que existan anteceden
tes traumáticos (es decir, avulsión o lesión por luxación) o se
haya intentado tratar la lesión traumática. Estos procesos de
reabsorción no suelen acompañarse de trayectos fistulosos u otras
manifestaciones en los tejidos blandos.
A diferencia de lo que sucede en la reabsorción inflamatoria,
la eliminación del tejido pulpar infectado para intentar detener
la RIR no suele producir ningún resultado. De hecho, actual
mente no disponemos de técnicas o fármacos que hayan demos
trado su utilidad a la hora de prevenir o inhibir la RIR. Se ha
recomendado el uso de proteínas de la matriz del esmalte como
agente para inhibir la reabsorción inflamatoria, la RIR o ambas
en modelos animales. Sin embargo, los investigadores no han
434 capítulo 19
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Solución de problemas en el tratamiento de fracturas dentales y lesiones dentales traumáticas
Figura 19-28 Reabsorción inflamatoria por reemplazamiento
Figura 19-29 Fractura radicular horizontal del tercio apical.
extensa y casi completa sobre el incisivo central izquierdo. El proceso
sigue activo en el incisivo central derecho.
podido confirmar esos efectos y es probable que mientras no se
descubra la causa de la RIR, no dispongamos de un tratamiento
adecuado para prevenir o inhibir su desarrollo. Una vez que se
identifica la RIR, hay que informar al paciente de la naturaleza
tan destructiva de este proceso y advertirlo de las consecuencias
a largo plazo de la pérdida del diente afectado.
Fracturas radiculares
horizontales
Las fracturas radiculares horizontales (FRH) se clasifican en tres
categorías: fracturas del tercio apical, del tercio medio o del tercio
coronal.5,6 En la mayoría de las primeras y en muchas de las del
tercio medio puede ser necesario inmovilizar el diente; sin embargo,
dado que la inmovilización debe durar por lo menos 6-8 semanas,
se recomienda encarecidamente utilizar alguna forma de estabili
zación, dependiendo de las circunstancias individuales de cada
caso. La mayoría de los pacientes afectados son jóvenes y a menudo
llevan una vida muy activa. Durante el período de curación es
necesario inmovilizar los dientes fracturados (aunque no manifies
ten necesariamente movilidad como consecuencia del tratamiento)
para evitar mayores daños durante las 6-8 semanas que necesitan
para su curación. A diferencia de las lesiones por luxación y por
avulsión, en todas las FRH es imprescindible utilizar una férula
rígida para conseguir la curación y evitar secuelas indeseables.
Fracturas del tercio apical
Como su propio nombre indica, las FRH del tercio apical se
producen en el tercio apical de la raíz y atraviesan el cemento,
la dentina y el tejido pulpar. Antes de recolocar el diente, hay
que obtener siempre una radiografía para determinar la exten
sión de la fractura.
Por lo general, no es necesario inmovilizar las fracturas del tercio
apical, especialmente las de los incisivos centrales, dada la cantidad
de hueso que rodea el segmento coronal de la raíz desplazada
(fig. 19-29). Si se desplaza el diente, hay que recolocarlo y obtener
otra radiografía para confirmar la correcta reubicación de los dos
fragmentos. Si el segmento coronal se mueve, está indicada la colo
cación de una férula (habitualmente durante 6-8 semanas o más);
no obstante, como la mayoría de las FRH se producen en los dientes
anteriores superiores, las raíces no se mueven debido a la cantidad
de hueso circundante. En las fracturas horizontales, la férula debe
abarcar dos dientes a cada lado del traumatizado, ya que es necesario
inmovilizar firmemente los segmentos.
En la mayoría de los casos no está indicado el tratamiento de
conductos radiculares, ya que solo el 20-44% de las pulpas
pierden la vitalidad.20 Cuando está indicado, solo hay que tratar
el segmento coronal. El segmento apical mantiene su vitalidad
y sus conductos experimentan una calcificación importante. No
se deben realizar pruebas de sensibilidad hasta pasadas
4-6 semanas del traumatismo, como mínimo, ya que no suelen
tener ninguna validez inmediatamente después del accidente.
Fracturas del tercio medio
Como en las fracturas del periapical, es necesario radiografiar
todas las FRH del tercio medio para determinar el alcance de
los daños sufridos por la raíz y los tejidos circundantes. Hay que
recolocar el diente con unas pinzas o una gasa de 5 3 5, y man
tener la férula colocada durante 6-8 semanas, como mínimo
(fig. 19-30). Si las radiografías, los síntomas del paciente o las
pruebas clínicas aconsejan el tratamiento de conductos radicu
lares, este debe completarse tan pronto como se confirme la
necrosis pulpar. Como en las fracturas del tercio apical, el seg
mento apical mantiene su vitalidad y no necesita tratamiento, a
menos que se observen cambios patológicos en las radiografías.
Fracturas del tercio coronal
Las fracturas radiculares coronales son las más difíciles de tratar
debido a su emplazamiento y a la posibilidad de que el segmento
capítulo 19
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Solución de problemas en el tratamiento de fracturas dentales y lesiones dentales traumáticas 435
radicular coronal fracturado se mueva excesivamente (fig. 19-31).19
Dependiendo de la ubicación de la fractura, habrá que inmovi
lizar el diente inmediatamente o no; además, las probabilidades
de que la pieza necesite tratamiento de conductos radiculares
son mayores que en los dos casos anteriores. Si el odontólogo
puede sondar el periodonto hasta la zona de la fractura, deberá
extirpar el segmento coronal y planificar el tratamiento para el
apical. En estos casos, la saliva contamina la zona y los dos seg
mentos no curan adecuadamente. En tales circunstancias, una
vez extirpado el segmento coronal, se puede desplazar mediante
ortodoncia el segmento apical en sentido coronal27 y fabricar un
poste, un muñón y una corona para intentar salvarlo. No obs
tante, dependiendo de la longitud del diente y de la forma de la
raíz, esto no siempre es viable; en tales casos, es necesario extraer
la pieza.
Respuestas de curación
a las fracturas dentales
horizontales
Generalmente, tras una fractura horizontal pueden observarse
cuatro tipos de curación o de respuesta tisular: unión calcificada
entre los dos segmentos, curación del hueso y del tejido conjun
tivo, unión del tejido conjuntivo o de los tejidos blandos, y falta
de curación. Los tres primeros representan una respuesta ade
cuada a la inmovilización, aunque el resultado ideal es siempre
una unión calcificada.
Unión calcificada
entre los segmentos
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Figura 19-30 Recolocación e inmovilización de un diente con
una fractura del tercio medio.
Figura 19-31 Fractura del tercio coronal de un incisivo central.
Se puede establecer fácilmente una comunicación con el surco
gingival; estas fracturas tienen un pronóstico muy reservado.
Este tipo de curación se consigue cuando los dos segmentos se
mantienen firmemente inmovilizados. En este caso, se produce
una unión calcificada entre ambos y en las radiografías apenas
se aprecia una línea radiotransparente en el segmento fracturado
original (fig. 19-32). El diente se mueve dentro de unos límites
normales, y la pulpa sigue respondiendo a las pruebas de sensi
bilidad. El paciente no experimenta ningún síntoma y puede
utilizar ese diente con normalidad. Este tipo de curación suele
durar como mínimo 8-12 semanas. Si la corona del diente
adquiere un color más oscuro y se confirma la consolidación de
la fractura horizontal, estará indicado el tratamiento de conduc
tos radiculares (fig. 19-33).
Figura 19-32 Unión calcificada entre los dos segmentos
fracturados de un diente con una fractura horizontal.
436 capítulo 19
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Solución de problemas en el tratamiento de fracturas dentales y lesiones dentales traumáticas
Curación por hueso
y tejido conjuntivo
Este tipo de curación suele observarse en pacientes jóvenes en
los que todavía se está desarrollando el hueso maxilar (fig. 19-34).
Los dos segmentos se van separando con el paso del tiempo
(generalmente varios meses), rodeados ambos por LPD normal.
Puede haber varios milímetros entre los dos segmentos, que están
separados por tejido óseo normal. No se necesita más trata
miento, y el segmento previamente fracturado puede funcionar
con normalidad. La pulpa mantiene su vitalidad en ambos seg
mentos y no se requiere ningún seguimiento adicional. No obs
tante, se puede utilizar agregado de trióxido mineral (MTA) en
aquellos casos en los que la pulpa no mantenga su vitalidad o
cuando esté indicado el tratamiento de conductos radiculares
(v. fig. 19-34, B). En este ejemplo, los segmentos estaban un poco
alejados y se obturó la parte apical con gutapercha y sellador.
Posteriormente, se intentó sin éxito recolocar el segmento
coronal por medios ortodóncicos. Se obturó la parte coronal con
MTA y después de algún tiempo se separó aún más, debido a la
interposición de hueso y tejido conjuntivo entre ambos segmen
tos, 8 años después del traumatismo original.
Unión por tejido conjuntivo
o tejidos blandos
Estos casos curan por la interposición de un LPD normal entre
los dos segmentos, que están muy próximos entre sí (fig. 19-35).
En las radiografías se visualiza un LPD normal entre los dos
segmentos; la movilidad se mantiene dentro de unos límites
normales. Ambos segmentos retienen su vitalidad, y no se nece
sita ningún tratamiento adicional.
Falta de curación de una fractura
Figura 19-33 Incluso cuando se produce una unión calcificada,
el segmento coronal puede adquirir un color más oscuro, en cuyo caso
estará indicado el tratamiento de conductos radiculares del tercio
coronal.
Figura 19-34 A. Curación por hueso y tejido
conjuntivo en dos incisivos centrales con fracturas
horizontales. B. Reevaluación, 8 años después,
del incisivo central que había sufrido una fractura
coronal con separación de los dos segmentos.
Se procedió a la recolocación ortodóncica de los
segmentos, se endodonció la parte apical y se obturó
el segmento coronal con agregado de trióxido
mineral. Con el paso del tiempo, ambos segmentos
se separaron; no obstante, se puede apreciar la
curación por hueso y ligamento periodontal entre
los segmentos. (B, por cortesía de la Dra. Sonia
Ferreyra.)
Cuando no se consigue la unión de los dos segmentos, el paciente
puede desarrollar síntomas durante el período de inmovilización
o presentar signos radiológicos de falta de curación. El signo
característico es una radiotransparencia semilunar en el segmento
fracturado a ambos lados de la fractura; a menudo se forma un
trayecto fistuloso que puede ser sondado hasta la zona fracturada
(fig. 19-36). El pronóstico es reservado o malo en la mayoría de
los casos, dependiendo de que se pueda sondar o no el perio
donto hasta la zona fracturada. Siempre que se pueda introducir
capítulo 19
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Solución de problemas en el tratamiento de fracturas dentales y lesiones dentales traumáticas 437
la sonda periodontal hasta el punto de fractura, el pronóstico
será malo y el diente no podrá curar adecuadamente. En la
mayoría de los casos, hay que extirpar el segmento coronal y
evaluar la posibilidad de conservar el segmento apical. El trata
miento de estos casos requiere una planificación muy compleja,
y normalmente hay que integrar diferentes modalidades terapéu
ticas (periodontal, restauradora y endodóncica). El odontólogo
debe determinar si está justificado el uso de un implante o un
plan de tratamiento más complejo y extenso para salvar el diente.
Si el segmento coronal presenta unas profundidades de sondaje
periodontal dentro de los límites normales, se puede intentar
salvar la pieza fracturada mediante la inmovilización y el trata
miento de conductos radiculares del segmento coronal, junto
con un tratamiento restaurador apropiado. En estos casos, todo
depende de que sea posible o no inmovilizar adecuadamente
el segmento coronal. Una movilidad excesiva del segmento
coronal contraindica siempre cualquier tratamiento adicional del
mismo.
Inmovilización de los dientes
traumatizados
A lo largo de los años, se ha producido una evolución muy
interesante de las recomendaciones acerca de la necesidad de
inmovilizar o no, del momento más indicado para la inmovili
zación, del tipo de férula y de la duración del período de inmo
vilización. En el comentario precedente pueden encontrarse las
indicaciones para cada tipo de traumatismo pero, a modo de
resumen, la información concisa que se recoge en la tabla 19-1
puede servir de referencia sobre los períodos de inmovilización
para los dientes traumatizados.23
Tabla 19-1 Tiempos de inmovilización
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Figura 19-35 Curación por tejido conjuntivo de los dos
segmentos en raíces con fracturas horizontales y en diferentes
zonas.
Tipo de lesión
Tiempo de inmovilización
Subluxación
Luxación extrusiva
Avulsión
Luxación lateral
Fractura radicular (tercio medio)
Fractura alveolar
Fractura radicular (tercio coronal)
2 semanas
2 semanas
2 semanas
4 semanas
4 semanas
4 semanas
4 meses
Figura 19-36 A y B. Ejemplos de dientes con
fracturas radiculares horizontales que no curaron
adecuadamente. Obsérvense las radiotransparencias
semilunares a ambos lados de la línea de fractura
en A. Se puede sondar un trayecto fistuloso hasta
la línea de fractura en A, mientras que en B está
empezando a reabsorberse el segmento coronal.
438 capítulo 19
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Solución de problemas en el tratamiento de fracturas dentales y lesiones dentales traumáticas
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Lecturas Recomendadas
Andreasen JO, Andreasen FM: Essentials of traumatic injuries to the teeth.
A step-by-step treatment guide, ed 2, Copenhagen, 2000, Munksgaard.
Bakland L (Guest Editor): Update on traumatic dental injuries, Endod
Topics 14:1-118, 2006.
Berman LH, Blanco L, Cohen S: A clinical guide to dental traumatology,
St Louis, 2007, Mosby Elsevier.
Bornstein MM, Wölner-Hanssen AB, Senid P, et al: Comparison of
intraoral radiography and limited cone beam computed tomography
for the assessment of root-fractured permanent teeth, Dent Traumatol
25:571‑577, 2009.
capítulo 20
|
Solución de problemas encontrados durante la restauración de dientes endodonciados 439
Capítulo 20
Solución de problemas
encontrados durante
la restauración de dientes
endodonciados
He llevado a cabo un estudio muy minucioso para
intentar averiguar si aquellos dientes a los que se les había
extirpado la pulpa y obturado los conductos y la cavidad
pulpar impidiendo el paso de líquidos procedentes de la boca
experimentaban o no una merma similar de su fortaleza.
Ahora sabemos que los dientes así tratados conservan su
color casi perfectamente; y, de acuerdo con mis
observaciones acerca de la relación entre el color y la
fortaleza de los dientes, estoy en condiciones de suponer que
también conservan su fortaleza. A mis manos solo llegó un
diente con una obturación radicular. Era un incisivo central y
no tenía suficiente tejido para que yo pudiera obtener un
bloque; pero no presentaba un porcentaje de agua excesivo,
y tenía buen color. Por ahora no he podido conseguir los
datos acerca de la obturación de esa raíz.21
G. V. Black, 1885
El concepto de la restauración de los dientes endodonciados suele
evocar imágenes bastante descorazonadoras de piezas que han
sufrido una pérdida coronal importante. En realidad, esto puede
ir desde el simple cierre de una cavidad de acceso en una restauración coronal satisfactoria hasta la reconstrucción completa de un
diente que ha perdido su corona clínica a causa de los estragos a
corto y largo plazo de la caries, de restauraciones defectuosas o de
episodios traumáticos (p. ej., accidentes, desgaste oclusal, función
anómala, etc.). Con independencia de las circunstancias clínicas,
los dos objetivos prioritarios consisten en preservar la integridad de
la obturación radicular y en reconstruir el diente para que no
produzca síntomas, funcione adecuadamente y contribuya de
forma estable a la dentición del paciente.29,47,51,90
En los últimos 25 o 30 años se han publicado innumerables
estudios científicos y artículos clínico-técnicos y han aparecido
nuevos materiales relacionados con esa cuestión tan enigmática de
© 2012. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos
Lista de solución de problemas
En este capítulo se abordan los siguientes aspectos y dificultades
de solución de problemas en la restauración de los dientes
endodonciados:
Restauraciones provisionales postendodóncicas y entre
tratamientos
Restauración de las aberturas de acceso
Aspectos clave de la solución de problemas que influyen
en las posibilidades de restauración de los dientes
anteriores y posteriores
Restauración de dientes anteriores
Restauración de dientes posteriores
Postes intrarradiculares
Obturaciones radiculares expuestas y contaminadas por
filtraciones coronales
la restauración de los dientes endodonciados.49,93 Sin embargo, en
ese mismo período de tiempo se ha podido comprobar la importancia que tienen las filtraciones coronales en los fracasos endodóncicos,
aunque este problema se conocía ya hace más de 90 años.33 Al aplicar
los principios de la solución de problemas, debemos incluir ahora
(mediante una evaluación diagnóstica minuciosa y deliberada) otros
elementos como la identificación y la prevención, y utilizar directivas basadas en pruebas o en las mejores disponibles. Aunque los
avances científicos y tecnológicos nos han ayudado a comprender
mejor esta cuestión, el buen juicio clínico y la experiencia tienen que
seguir formando parte de la toma de decisiones en relación con la
restauración de estos dientes. Esto incluye, igualmente, la elección y
la colocación de restauraciones provisionales antes del tratamiento
de conductos radiculares y durante el mismo.
En el capítulo 8 se ponía de relieve la importancia que tiene la
eliminación de los materiales de restauración cuestionables y de
todas las caries, junto con un aislamiento adecuado de los dientes,
así como: 1) la valoración de las posibilidades de restauración del
diente; 2) la identificación de posibles defectos de la estructura
439
440 capítulo 20
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Solución de problemas encontrados durante la restauración de dientes endodonciados
dental, y 3) la creación de una abertura de acceso endodóncico
funcional en el diente que se vaya a tratar. Para facilitar esta fase
tan importante del tratamiento, suele resultar muy útil utilizar una
lente de aumento y un detector de caries, aunque este último
puede teñir también la dentina sana desmineralizada. Este problema puede haber quedado resuelto gracias a algunos avances
recientes en el desarrollo de sustancias para la detección de la
caries.59 Muchos pacientes que necesitan tratamiento de conductos radiculares pueden precisar dos o más sesiones de tratamiento,
lo que obliga a colocar una restauración provisional apropiada. Lo
mismo sucede una vez que se completa dicho tratamiento si no
se va a colocar inmediatamente una restauración permanente. No
obstante, los cementos temporales pueden tener una eficacia muy
variable,10,99 por lo que nunca se insistirá bastante en la importancia que tienen estas restauraciones provisionales para que el tratamiento proporcione un resultado satisfactorio.56,74
Restauraciones provisionales
postendodóncicas y entre
tratamientos
Durante la preparación de la abertura de acceso inicial hay que
suprimir o investigar todas las caries y las zonas socavadas o de
integridad cuestionable (grietas, líneas pigmentadas, etc.) para poder
evaluar las posibilidades de restauración del diente antes de proceder
al tratamiento de conductos radiculares. Algunos odontólogos rechazan esta posibilidad, ya que sostienen que podrían producirse filtraciones si se suprime una pared o se elimina toda la caries bajo una
corona. Sostienen, asimismo, que no es posible aislar adecuadamente
el diente si se suprime una determinada parte de estructura dental.
En esencia, esta postura destruye el concepto de solución de problemas y, de hecho, crea las condiciones para que surjan problemas.
Por ejemplo, la filtración salival y bacteriana a través de la dentina
cariosa o de materiales provisionales mal colocados puede causar
episodios inflamatorios entre dos sesiones, así como permitir a las
bacterias y a sus biopelículas y subproductos el acceso a un conducto
abierto o incluso a uno que ya haya sido obturado (v. capítulo 5).*
Un principio básico de la odontología restauradora establece que
las restauraciones suelen desarrollar filtraciones con el paso del tiempo
y que ningún material es perfecto. Si consideramos los materiales
para la restauración provisional de las aberturas de acceso endodóncico, todos ellos acaban desarrollando filtraciones más bien antes que
después.68,116 Aunque el tratamiento de conductos radiculares sea
correcto, las filtraciones coronales pueden causar la reinfección de los
tejidos apicales incluso al cabo de 19 días,69,135 y con bastante certeza
en un plazo de 3 meses.76 Por tanto, la prevención resulta fundamental en estos casos; es necesario intentar la restauración permanente
inmediatamente después del tratamiento de conductos radiculares.
Si esto no es posible, hay que utilizar medidas preventivas para limitar
la posibilidad de esta consecuencia tan devastadora.
Hay muchos preparados premezclados que gozan de gran popularidad como materiales de restauración provisionales o postendodóncicos, como Cavit o IRM. No obstante, en estudios de
laboratorio se ha comprobado que su capacidad para prevenir la
entrada de bacterias con el paso del tiempo es muy limitada.12-14,71
Además, el algodón que suele utilizarse para mantener el espacio
*Referencias 1, 7, 11, 13, 14 y 16.
dentro de la cavidad pulpar antes de proceder a la restauración
permanente puede producir otra complicación, ya que puede
quedar atrapado en los materiales de restauración a lo largo de la
pared cavitaria y proporcionar una vía para las filtraciones.95,145 Cabe
esperar que una restauración provisional colocada correctamente
evite la penetración bacteriana durante 1 mes, como mucho.14
Aunque todos los materiales desarrollan filtraciones en alguna
medida,7,17,105,132,154 se considera que los cementos de óxido de cinceugenol son los que poseen mejores propiedades de sellado entre
todos los cementos, debido a sus propiedades antibacterianas.28,146
Sin embargo, los materiales a base de óxido de cinc/sulfato cálcico
(como Cavit) suelen ser más resistentes a las filtraciones que los de
óxido de cinc-eugenol.146 El uso combinado de ambos materiales
podría reducir las filtraciones,12 pero en cualquier caso, se necesita
un espesor mínimo de 3 mm.16,68,99,146 Se pueden emplear materiales resinosos, pero tienden a contraerse y a producir filtraciones.26
La colocación de un poste-muñón provisional crea unas condiciones diferentes, especialmente en lo que se refiere a un sellado
impermeable.34,43 En estas condiciones, puede que haya que colocar
una barrera40,82 de un material autopolimerizable sobre la terminación coronal intraconducto del material de obturación radicular.
Si no se va a restaurar definitivamente el diente en un futuro
inmediato, sería conveniente aplicar un material provisional sobre
el suelo de la cavidad pulpar sin usar una bolita de algodón.116 Se
puede reforzar el efecto sellador aumentando el espesor (normalmente a más de 3 mm). Sin embargo, si se tiene que usar una bolita
de algodón, conviene colocar barreras en los orificios. En primer
lugar, hay que avellanar el orificio con una fresa redonda pequeña,
y limpiarlo bien después con alcohol o un detergente para eliminar
el exceso de cemento y los residuos. En segundo lugar, si es posible,
hay que usar la abrasión aérea para eliminar películas y restos de la
dentina. En tercer lugar, se debe colocar una restauración provisional o permanente en los orificios y sobre el suelo de la cavidad. Para
ello se recomienda usar materiales adheridos o ionómeros de
vidrio.19,20,45,148,149 También se puede emplear agregado de trióxido
mineral (MTA),4,77 aunque un material transparente puede ayudar
al odontólogo restaurador a identificar el orificio o los orificios.
Si se usan materiales provisionales para obturar toda la cavidad
en lugar de colocar una barrera en los orificios, es posible que el
odontólogo restaurador se encuentre con ciertos obstáculos por
dos razones. En primer lugar, es muy importante eliminar minuciosamente el material en el momento de la restauración para no
perforar el suelo o las paredes de la cavidad pulpar y no suprimir
demasiada estructura dental de la zona cervical. En segundo lugar,
el debilitamiento del diente en esa zona puede dar lugar a la formación de fracturas en el futuro. Es muy importante conservar
dentina sana, especialmente en la parte cervical de la pieza. En
tercer lugar, si se han utilizado materiales a base de eugenol,
pueden mermar la capacidad de adhesión dentro de la cavidad.
En ninguno de los estudios de laboratorio en los que se ha
investigado la eficacia de muchos de los materiales de restauración
provisional se ha analizado una de los factores posiblemente más
devastadores: los efectos que producen las fuerzas de oclusión sobre
una obturación provisional con el paso del tiempo. En condiciones
clínicas, y por lo que se refiere a las cavidades de acceso en las
superficies oclusales de los dientes funcionales, cabe cuestionar la
capacidad de cualquier restauración provisional para mantener la
zona sellada, especialmente en aquellas relaciones oclusales en las
que hay cúspides que descienden a gran profundidad y pueden
destruir la restauración provisional, produciendo así filtraciones
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
capítulo 20
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Solución de problemas encontrados durante la restauración de dientes endodonciados 441
coronales o fracturas dentales. Algunos consideran que estos problemas potenciales son una buena razón para realizar el tratamiento
de conductos radiculares de cualquier diente en una sola sesión;
sin embargo, no tienen en cuenta a aquellos pacientes en los que
se retrasa la restauración definitiva.
Si se utilizan obturaciones provisionales entre consultas, lo más
razonable para evitar el acceso bacteriano sería utilizar hidróxido
cálcico como fármaco intraconducto o, como se recomienda en
algunos estudios, una combinación de clorhexidina e hidróxido
cálcico (v. capítulo 11). Este material o combinación de materiales tiene efectos antibacterianos y forma, además, una barrera física
en el orificio. Por otra parte, si se seca, no se comprime al aplicar
el material de obturación provisional. Este sería también el método
de elección en el caso de un diente con espacio preparado para un
poste, en el que este no podría ser cementado de forma permanente de inmediato. También se puede optar por un cemento de
oxido de cinc-eugenol como material provisional si el intervalo
entre consultas no fuera muy largo. Si ese tiempo va a prolongarse
o si el diente soporta cargas oclusales importantes, el composite o
la amalgama proporcionarían un sellado más eficaz durante el
funcionamiento. De acuerdo con la experiencia de los autores, los
cementos de ionómero de vidrio no aguantan las fuerzas oclusales,
especialmente cuando se utilizan en una abertura de acceso preparada en una corona ceramometálica.
Otra complicación que puede surgir al cabo de algún tiempo
con los materiales de obturación provisionales es la que se deriva
de la presencia de espacio para un poste sin restaurar.11,34,91 Se
ha observado que si se produce una filtración coronal, las obturaciones de gutapercha (bastante más cortas) desarrollan filtraciones mucho antes que los conductos totalmente obturados.1,2,86,87
En estas circunstancias, parece mejor usar un apósito de hidróxido cálcico/clorhexidina al 2% en el espacio para el poste.100 En
el momento de restaurar el diente, se puede retirar el apósito y
irrigar el espacio con otras soluciones antibacterianas, como
clorhexidina al 2%.117
Por lo que se refiere al uso del material de restauración intermedio (IRM) como material provisional, cualquier producto que
contenga eugenol puede plantear problemas si se utiliza después
una restauración adherida, composite o material de muñones para
la restauración definitiva.42,150 Dado que los túbulos dentinarios
representan solo ±15% de los elementos de retención material,53
la superficie dentinaria, y en particular la matriz colagenosa de la
dentina intertubular, influirá en el grueso de la retención definitiva.101,129,130 La dentina contaminada con eugenol mermará la
adhesividad de las restauraciones adheridas, ya sea interrumpiendo
la reacción de polimerización o interfiriendo en el propio mecanismo de adhesión;96 debido a ello, es necesario grabar y irrigar
las superficies para recuperar totalmente la capacidad de adhesión.102,148 Para conseguir este objetivo se han propuesto distintos
métodos, como las técnicas de abrasión con aire (EtchMaster) y
el tratamiento de grabado e irrigación.
Cuando se usan composites para restaurar las aberturas de
acceso en dientes endodonciados, hay que tener en cuenta otros
aspectos en la solución de problemas. En primer lugar, aunque
existen varias generaciones de sistemas adhesivos para este propósito, parece que los de tres pasos (de cuarta generación) son los
mejores y los más resistentes.116 Probablemente son los mejores
materiales que pueden utilizarse en superficies contaminadas con
eugenol.100,102,148 En segundo lugar, los adhesivos dentinarios
pierden fuerza adhesiva incluso después de 3 meses, lo que puede
favorecer las filtraciones con el paso del tiempo.23 Por último, los
materiales autograbables pueden no funcionar adecuadamente
sobre los bastones de esmalte intactos de los márgenes; por tanto,
es necesario biselar esos márgenes.
Tras la intervención, lo mejor es restaurar el diente inmediatamente y evitar cualquier demora. Si esto no es posible, hay que
intentar cerrar los conductos radiculares de la forma más permanente
posible. Si no se va a colocar un poste, conviene restaurar definitivamente la cavidad pulpar de forma inmediata. Si la pieza necesita un
poste y un muñón, lo mejor es colocarlos inmediatamente después
de haber completado el tratamiento de conductos radiculares. La
corona podrá completarse más adelante. También se puede cerrar
provisionalmente la cavidad pulpar y preparar inmediatamente la
corona para poder proteger aún mejor la integridad del tratamiento
de conductos radiculares y de la anatomía interna con una corona
provisional. Lo más importante es hacer todo lo posible para limpiar,
desinfectar y obturar el sistema de conductos radiculares.
Restauración de las aberturas
de acceso
A menudo, hay que proceder al tratamiento de conductos radiculares de dientes que ya tienen restauraciones satisfactorias,
fundamentalmente coronas que presentan unos márgenes adecuados y no muestran signos de deterioro (o, en el caso de las
coronas ceramometálicas, grietas o fracturas evidentes). Al hacerlo,
se puede debilitar la restauración o la estructura dental que las
soporta.9 Se han publicado diversos estudios en relación con esta
hipotética situación clínica.54,92,136-139,151 Por este motivo, siempre
es preferible abrir cavidades de acceso conservadoras que realizar
reparaciones generosas y a menudo excesivas. No obstante, conviene tener presente que cuando se colocan coronas sobre piezas
o raíces rotadas y los conductos desembocan en la parte coronal
del diente con una inclinación inusual, puede que haya que
ampliarlos o modificarlos significativamente para poder acceder
a todo el sistema de conductos (v. capítulo 8).
A menudo, las coronas de muchos dientes están reconstruidas
totalmente con amalgama o composite. Tras el tratamiento de
conductos radiculares, es bastante frecuente reparar las cavidades
de acceso con el mismo material. Sin embargo, diversos estudios
han demostrado que el acceso rutinario a través de restauraciones
de amalgama extensas y con numerosas superficies puede mermar
considerablemente la resistencia postoperatoria a la fractura de las
restauraciones reparadas.54 Por este motivo, merece la pena considerar la posibilidad de colocar una corona completa, ya que este
tipo de restauración favorece la retención dental.5 Se ignora el
efecto que pueden tener las preparaciones de acceso a través de
restauraciones coronales con composite, por lo que es necesario
seguir unos principios restauradores correctos basados en las necesidades de cada caso. Si al preparar la abertura de acceso queda al
descubierto alguna zona de esmalte, conviene biselar el margen del
esmalte y usar después un sistema adhesivo autograbable38 para
proteger la adhesión dentinaria, más débil, bajo la superficie.36
En las restauraciones con coronas parciales (onlays) y completas, la integridad de la estructura dental subyacente y de los
materiales de restauración es más importante que la estructura
de la propia corona. Por tanto, el odontólogo debe usar un
detector de caries al acceder a la zona para asegurarse de que no
442 capítulo 20
|
Solución de problemas encontrados durante la restauración de dientes endodonciados
Cuadro 20-1 Estudio de un caso que pone de relieve los problemas que surgen cuando no se restauran
los dientes endodonciados de un modo oportuno y apropiado
Estudio del caso:
Una mujer de 49 años fue derivada para que le evaluaran los
dientes posteriores inferiores derechos. Recientemente había
experimentado episodios de dolor espontáneo en esa zona y en
estos momentos manifestaba dolor prolongado con el calor. Durante
la exploración clínica se identificó una extensa lesión cariosa en
la superficie distal, por debajo del margen de la corona de oro
completa del primer molar inferior derecho (fig. 20-1, A). Durante
las pruebas de sensibilidad pulpar se evidenció una respuesta
anómala al calor en el diente número 30. Se retiró la corona, se
excavó la caries y se realizó un tratamiento de conductos radiculares
completo. A continuación, se preparó la raíz distal para un poste
intrarradicular y se restauró provisionalmente el diente con IRM.
Se despidió a la paciente con la pretensión de que le restauraran el
diente lo antes posible.
Dos meses después, la paciente acudió refiriendo que había
perdido la obturación provisional. Durante la exploración, se
comprobó que el IRM permanecía intacto sobre los orificios
mesiales, aunque el conducto distal había quedado expuesto
a la saliva (v. fig. 20-1, B). Se procedió a limpiar y a obturar
nuevamente el conducto, y también se dejó espacio para un
poste. Se instó a la paciente a que le restauraran el diente lo
antes posible.
Diecisiete meses después, la paciente fue derivada debido a que
presentaba un trayecto fistuloso que drenaba junto al primer molar
inferior derecho. Se le restauró el diente; una radiografía confirmó
que le habían colocado un poste en el conducto distal. Se identificó
una lesión periapical de gran tamaño en esa misma raíz (v. fig. 20-1,
C), pero no se observó patología en los ápices de las raíces mesiales.
La paciente recordaba que habían pasado también varias semanas
hasta que pudo conseguir cita para la restauración. Solo se había
practicado una intervención periapical en la raíz distal (v. fig. 20-1, D),
existen ramificaciones cariosas ocultas que hayan podido socavar
la restauración.84,116 Para esta exploración se puede usar también
algún medio de aumento (es decir, lentes de aumento o microscopio). Las aberturas de acceso que se realizan a través de una
restauración preexistente merman la retención92,151 y la fortaleza
de la misma.54 Al restaurar la abertura de acceso se contrarresta
esta pérdida de retención,92,151 y, si se añade un poste, se puede
mejorar aún más la retención.151
El factor estructural más importante a la hora de preparar
un acceso a través de una corona completa en la presencia de
material cerámico. Como explicamos en el capítulo 8, es posible
preparar cavidades de acceso seguras a través de coronas ceramometálicas y cerámicas sin un riesgo importante de fractura,
aunque pueden producirse líneas de resquebrajamiento.139 Una
vez completado el tratamiento de conductos radiculares, se
puede restaurar la cavidad de acceso. La adhesión a la dentina
de la zona más profunda de la cavidad de acceso no es tan eficaz
como la unión al esmalte.36 No obstante, en estos casos se
dispone de un margen ceramometálico o cerámico. Los materiales cerámicos grabados consiguen una adhesión fuerte y
duradera a la resina.67 Se puede conseguir una unión micromecánica picando la porcelana con una fresa, mediante abrasión
que parecía haber curado completamente al cabo de 8 meses
(v. fig. 20-1, E).
Casi 9 años después del tratamiento original, la paciente fue
derivada nuevamente para que le examinaran el primer molar
inferior derecho, ya que su odontólogo había descubierto otro
trayecto de drenaje en el vestíbulo. En la radiografía se visualizaba
una lesión periapical sobre el ápice de la raíz mesial, que se extendía
en sentido coronal hasta la bifurcación (v. fig. 20-1, F). Durante la
exploración clínica, se comprobó que la restauración estaba en
perfectas condiciones y que no presentaba indicios de caries o
filtración marginal. Se llevó a cabo una revisión conservadora de los
conductos mesiales a través de la restauración existente (v. fig. 20-1,
G), y 9 meses después se pudo evidenciar que la lesión de la raíz
mesial estaba curando con normalidad (v. fig. 20-1, H).
Análisis de la solución del problema:
Retrospectivamente, la causa más probable de los numerosos
problemas postoperatorios era una filtración coronal que se
había producido antes de la primera restauración definitiva del
diente. Esto podría deberse a una provisional e incorrecta, así
como a una demora excesiva hasta la colocación permanente del
poste y de la corona. Muy probablemente, una filtración hacia el
espacio preparado para el poste habría acelerado el fracaso del
tratamiento de conductos radiculares de la raíz distal. La explicación
más plausible para el fracaso final del tratamiento de conductos
radiculares mesiales era la presencia de bacterias residuales en
la cavidad pulpar como consecuencia de la filtración original.
Probablemente si se hubiera restaurado inmediatamente el diente
y se hubieran evitado las demoras, no habría surgido ninguno de los
problemas posteriores. Estos se ven a diario en la práctica privada
y pueden prevenirse protegiendo adecuadamente todos los dientes
endodonciados mediante una restauración inmediata y apropiada.
con aire, o grabándola con ácido fluorhídrico,128 aunque parece
que el grabado con ácido es el método más efectivo.3,89,124,133
Este ácido se comercializa a una concentración del 10% en una
jeringa, y es muy importante cumplir estrictamente las instrucciones del fabricante para evitar problemas.8 Se puede
mejorar la adherencia entre la resina y la porcelana utilizando
una acoplador silánico.120 Algunos sistemas se adhieren bien
tanto a los composites como a las amalgamas, lo que puede
reducir las filtraciones con estos materiales.31 Esto permitiría
restaurar dientes endodonciados que no están en zonas de
mucha carga o que tienen poco contacto funcional, como aquellos que ocluyen con una prótesis removible o con un espacio
parcialmente edéntulo.
Normalmente, el anillo metálico de las coronas ceramometálicas no suele interferir a la hora de restaurar una abertura
de acceso. Sin embargo, si los límites oclusales de la abertura de
acceso son totalmente metálicos, se necesita algún tipo de adhesión mecánica.89 En estos casos, está indicado el uso de fresas o
de técnicas de abrasión aérea; también se puede recurrir a la
adhesión química con aquellos metales que forman una capa de
óxido, aunque el silano no tiene ningún efecto sobre la adherencia al metal.142
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
capítulo 20
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Solución de problemas encontrados durante la restauración de dientes endodonciados 443
Figura 20-1 A. Radiografía preoperatoria de unos molares inferiores. Obsérvese el defecto carioso en el margen distal de la corona del
primer molar. B. Dos meses después del tratamiento con una restauración provisional degradada. C. En una radiografía de control obtenida
17 meses después se identifica una lesión en el ápice distal. D. Radiografía postquirúrgica inmediata. E. En la radiografía obtenida 8 meses después
de la cirugía se confirma la curación de la zona operada. F. Nueve años después de la cirugía, la radiografía de control evidencia el fracaso del
tratamiento de conductos radiculares mesiales. G. Radiografía obtenida tras la revisión conservadora de los conductos mesiales. H. Nueve meses
después, la lesión del ápice mesial ha desaparecido.
444 capítulo 20
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Solución de problemas encontrados durante la restauración de dientes endodonciados
Tradicionalmente, en odontología restauradora era habitual
aplicar una base de cemento para las preparaciones más profundas. La versión más actual de este concepto es la barrera
intracoronal, que ya hemos descrito anteriormente. Investigaciones recientes han confirmado la conveniencia de sellar los
orificios de los conductos para evitar filtraciones coronales con
una capa de 3 mm de cemento de ionómero de vidrio, composite fluido o MTA.* Después de aplicar la barrera intracoronal,
se puede restaurar el resto de la cavidad de acceso tal como
hemos explicado anteriormente, dependiendo de la naturaleza
del material coronal. En la figura 20-2 se muestra la técnica
para reparar con composite la cavidad de acceso a través de una
corona de tres cuartos de oro. También estaría indicado el uso
de la barrera intracoronal aunque la restauración final de la
superficie oclusal fuera de amalgama o de oro.
*Referencias 4, 14, 45, 63, 78, 141, 148 y 152.
Figura 20-2 A. Cavidad de acceso
que hay que restaurar tras completar un
tratamiento de conductos radiculares
rutinario. Se ha eliminado totalmente el
sellador con la ayuda de un disolvente.
B. Grabado con ácido. C. Aplicación
del adhesivo. D. Fotopolimerización del
adhesivo. E. Aplicación del compómero
en capas sucesivas de 1 mm. Hay que
fotopolimerizar cada capa para formar
una barrera intracoronal. F. El resto de
la cavidad se restaura con composite.
G. Restauración resinosa curada.
H. Restauración completada.
capítulo 20
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Solución de problemas encontrados durante la restauración de dientes endodonciados 445
Aspectos clave de la solución
de problemas que influyen
en las posibilidades de
restauración de los dientes
anteriores y posteriores
A la hora de elegir la restauración final hay que tener en cuenta
numerosos factores:
• Lo que queda de estructura dental sana
• La función oclusal y el uso de cobertura cuspídea en los
dientes posteriores
• Las características de la dentición oponente
• La posición que ocupa el diente dentro de la arcada
• La longitud, la anchura y la curvatura de las raíces
• Las alteraciones que pueda haber sufrido la arquitectura
dental a causa de la eliminación del techo de la cavidad
pulpar, así como de la posible pérdida de cúspides y
rebordes marginales
• Los cambios que experimenta la dentina de los dientes
endodonciados, y la capacidad del diente para funcionar
bajo tensión
• La necesidad de alargar la corona (v. capítulo 17)
• La necesidad de colocar una férula para retener e
inmovilizar la restauración
• La conservación de la estructura dental cervical
• El uso de productos (a base de eugenol) que alteran la
adhesión de los postes en los conducto radiculares55,85 y la
estructura dental coronal25,27
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Las alteraciones que pueden debilitar la estructura del diente
no se deben a los cambios en el contenido de humedad,51,98 sino
a cambios estructurales macroscópicos y microscópicos en lo que
pueda quedar de dentina comprometida.51,108 Los estudios realizados sobre las propiedades biomecánicas de los dientes endodonciados y de los vitales contralaterales indican que las piezas
no se vuelven más frágiles tras el tratamiento de conductos radiculares, como se creía anteriormente.118 No obstante, el diente
más fuerte será siempre aquel que conserve dentina y esmalte
sanos para su posterior reconstrucción.29,62,94,117 Para satisfacer las
necesidades de restauración de los pacientes existen múltiples
opciones, y conviene escoger con mucho cuidado la opción más
indicada en cada caso.
Restauración de dientes anteriores
El mejor material para restaurar los dientes que tienen los rebordes marginales, el cíngulo y los bordes incisales intactos es un
composite, combinado con un adhesivo para dentina.121-123,136-139
Por otra parte, es muy importante prevenir las filtraciones coronales. Cuando no se cumplen bien los protocolos de restauración, pueden producirse fallos (fig. 20-3). Dado que la mayoría
de los dientes anteriores soportan menos fuerzas funcionales que
los posteriores, raras veces está justificada la eliminación rutinaria de estructura dental sana para realizar restauraciones de postemuñón muy extensas.52,58,140 A este respecto, es posible conseguir
un color estéticamente aceptable en muchos dientes endodonciados y pigmentados empleando una técnica de blanqueo
químico o «ambulatorio», sin necesidad de colocar una corona
veneer o una cerámica.
Algunos dientes anteriores endodonciados necesitan una cubierta
coronal completa. La indicación más frecuente es la pérdida de
estructura dental en la mitad incisal de la corona a causa de un
traumatismo o de una fractura secundaria a una restauración extensa
o múltiple. A menudo, esos dientes tan restaurados se vuelven
todavía más antiestéticos a causa de la pigmentación y del desgaste.
Una cubierta completa es una solución estética y duradera, y siempre
debe considerarse esta posibilidad en estas circunstancias.
También parece importante conservar un cíngulo sano en los
dientes anteriores, especialmente por lo que se refiere al «efecto
ferrule» que explicaremos más adelante en este mismo capítulo.117
A menudo se recomienda eliminar o socavar el cíngulo en los
dientes anteriores que suelen tener dos conductos, como los anteriores inferiores. El conducto lingual suele encontrarse debajo del
cíngulo, y muchos fracasos terapéuticos en estas piezas se deben a
la imposibilidad de localizar dicho conducto. Irónicamente, la destrucción del cíngulo para intentar encontrar los conductos puede
mermar la retención final de una corona artificial en estos dientes.
Sin embargo, los problemas para retener los mismos pueden ser
mayores cuando existen lesiones cariosas linguales importantes o,
lo que es más frecuente, cuando se produce una reabsorción lingual
que destruye totalmente el cíngulo.
Restauración de dientes posteriores
Estos dientes tienen unas necesidades de restauración muy diferentes, debido fundamentalmente a la pérdida de integridad
estructural y a las fuerzas oclusales funcionales que tienen que
soportar.47,115 En la actualidad, las investigaciones, la práctica
clínica y los estudios a largo plazo parecen respaldar el uso de
restauraciones con protección cuspídea completa.5,29 Es fundamental utilizar restauraciones de este tipo para evitar fracturas
cuando las fuerzas oclusales de las cúspides oponentes ejercen un
efecto de cuña y tienden a separar las cimas cuspídeas durante su
función. Una evaluación retrospectiva de 8 años de dientes endodonciados ha demostrado que el 85% de las pérdidas observadas
se debieron a que las piezas no estaban protegidas con restauraciones de cubierta completa.123 Además, otros estudios han demostrado que los dientes posteriores endodonciados que no disponen
de una cubierta protectora completa fallan hasta seis veces más
que los restaurados con cubiertas completas.5 En los dientes posteriores que ocluyen con una dentadura parcial o completa es
posible reducir considerablemente las fuerzas de masticación y de
interdigitación cuspídea, en cuyo caso puede estar justificada o no
la restauración con cobertura coronal completa.
Como primera medida, es necesario sellar la cavidad pulpar. Hay
que colocar una barrera intracoronal independiente antes de empezar
a construir la restauración definitiva. Durante la construcción del
muñón, hay que sellar bien las zonas de excavación profunda o de
fractura cercanas a los futuros márgenes de la corona, con el objeto
de prevenir filtraciones marginales. Cuando se conserva bastante
estructura coronal, se puede usar cualquier material de restauración
para el muñón, ya que la corona se apoyará fundamentalmente en
la dentina. Sin embargo, si durante la preparación de la corona se
elimina la dentina o se reduce su espesor en aquellas zonas en las que
es necesaria, está indicado el uso de un composite adherido o de un
material pastoso para muñones. Si la preparación final va a quedar
en dentina sana, se puede emplear incluso ionómero de vidrio para
446 capítulo 20
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Solución de problemas encontrados durante la restauración de dientes endodonciados
Figura 20-3 A. Incisivo inferior con una restauración fallida de la cavidad de acceso. B. Lesión periapical como consecuencia del fracaso
terapéutico. C. Revisión completada con una barrera intracoronal y una restauración definitiva satisfactorias. D. Fotografía clínica de la
restauración.
reconstruir el muñón, aunque carecerá de la resistencia adecuada para
poder actuar como una restauración por sí sola.46
Cuando se ha perdido hasta la mitad de la corona clínica está
indicado el uso de muñones de composite adherido, soportados
a veces por postes intrarradiculares (fig. 20-4).89 Cuando falta más
de la mitad de la corona clínica, la supervivencia a largo plazo de
los muñones depende fundamentalmente de las propiedades
físicas del material utilizado para su fabricación.72 Para conseguir
la máxima resistencia hay que utilizar amalgamas adheridas,
composites y pastas para muñones.46,60,72,103,104 Igualmente, se
considera que el ionómero de vidrio no proporciona la resistencia
necesaria para este cometido. Sin embargo, desde un punto de
vista endodóncico, la construcción directa de un muñón sin un
poste debería limitarse a la cavidad pulpar; en ocasiones, puede
estar indicada su extensión, con mucho cuidado, a los 2-3 mm
coronales del conducto. No obstante, sus excesivas expansión y
Figura 20-4 Molar endodonciado, candidato para la
reconstrucción con un muñón.
capítulo 20
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Solución de problemas encontrados durante la restauración de dientes endodonciados 447
extensión a los conductos puede debilitar, fracturar o perforar las
raíces (fig. 20-5).
Al planificar la restauración de dientes posteriores que han
perdido mucha estructura dental coronal, es importante considerar la cantidad de preparación que necesitará la corona tras la
colocación del muñón. Aunque el muñón reconstruido sea satisfactorio, puede que no quede suficiente estructura dental tras la
preparación para poder detenerlo. El resultado suele ser una
fractura completa de la corona en el margen gingival. No parece
que la adhesión dentinaria ni los pins de retención sean una
solución válida para retener muñones de gran tamaño en dientes
con muy poca dentina coronal (fig. 20-6).
Postes intrarradiculares
En los dientes anteriores y posteriores en los que no queda suficiente dentina coronal para colocar un muñón directamente, hay
que evaluar minuciosamente las posibilidades de restauración. El
alargamiento coronal y la extrusión ortodóncica (v. capítulo 17)
resultan muy útiles en muchos dientes comprometidos, pero
tienen algunas limitaciones. Por ejemplo, el primero plantea problemas por debajo de la bifurcación. Consideremos el ejemplo
de la figura 20-7. Para disponer de una corona clínica que pueda
ser restaurada y facilitar el «efecto ferrule» (v. más adelante), se
necesitaría un mínimo de 2 mm de exposición coronal por encima
del margen gingival libre. En la zona mesial solo queda 1 mm de
estructura dental por encima del hueso crestal. Si resecáramos
1 mm más de hueso crestal, dañaríamos inmediatamente la bifurcación; pero eso no es todo. Para alargar la corona es necesario
restablecer la anchura biológica (v. capítulo 17). La anchura biológica representa la distancia fisiológica normal desde la inserción
gingival hasta el margen gingival libre. Esto obligaría a reducir el
hueso crestal otros 2,5 mm, algo totalmente inviable en este caso.
También habría que tener en cuenta que las raíces son relativamente cortas, lo que implicaría un compromiso entre el sellado
del conducto radicular y la longitud del poste. El tratamiento más
indicado en este caso sería la extracción (v. fig. 20-7).
Aunque para restaurar la mayoría de los dientes con problemas
estructurales se utiliza un poste intrarradicular, esta solución y su
aplicación clínica no consiguen reforzar necesariamente las piezas,
como muchos creían.47,48,52,121,149 A corto plazo, los postes pueden
resultar beneficiosos,117 y los adheridos refuerzan las raíces en un
primer momento.80 Pero, con el paso del tiempo, su utilidad
puede disminuir debido a la pérdida de adhesividad como consecuencia de las tensiones térmicas, químicas y mecánicas procedentes de la cavidad oral.116,117 Actualmente se considera que el
empleo rutinario de postes repercute negativamente sobre la
retención dental al cabo de algún tiempo. Por tanto, no tiene
sentido utilizar postes en dientes endodonciados e intactos que
no necesitan ser retenidos con muñones (fig. 20-8).
La función principal de un poste consiste en retener el muñón.
A la hora de determinar las indicaciones, la elección y la técnica
para la colocación de un poste es necesario considerar una serie
de factores, que podemos clasificar en dos categorías: restauradores y endodóncicos.
Consideraciones restauradoras
para la colocación de postes
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Figura 20-5 Reconstrucción de amalgama que ha penetrado
demasiado en los orificios de los conductos, con lo que ha debilitado
la estructura dental y provocado una fractura de la raíz distal.
Es necesario seleccionar o diseñar postes que permitan preservar
la mayor cantidad posible de estructura dental coronal. Por
tanto, al preparar el conducto conviene suprimir la menor cantidad posible de dentina. Por su propia naturaleza, los postes
colados no pueden tener un diseño concreto, ya que se adaptan
a la morfología del conducto radicular preparado, junto con el
muñón reconstruido. Suelen ser los postes más conservadores,
ya que respetan lo que pueda quedar de estructura dental.89
Debido a su forma troncocónica, tienen menos retención y
pueden generar fuerzas en cuña, dependiendo de la viscosidad
del cemento. Su retención depende en gran medida de los
cementos empleados o de las irregularidades incorporadas a su
Figura 20-6 A. Corona protésica fracturada y desprendida debido a la falta de suficiente estructura dental. B. La colocación de pins de retención no
consigue compensar la carencia de estructura dental coronal. C. Toda la corona falló debido a una fractura de la estructura dental palatina, más delgada.
448 capítulo 20
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Solución de problemas encontrados durante la restauración de dientes endodonciados
Figura 20-7 Molar con raíces anatómicamente cortas. No se
dispone de suficiente estructura dental coronal como para conseguir
el efecto ferrule y poder retener un muñón. Las raíces no tienen
la longitud necesaria para retener un poste ni para obturarlas
adecuadamente. Se recomendó al paciente que le extrajeran el diente.
Figura 20-8 Incisivo superior endodonciado, con una corona
intacta. El poste es innecesario y no está indicado.
Tabla 20-1 Características de los sistemas de postes genéricos
Tipo
Retención
Tensiones de instalación
Tensiones funcionales
Liso troncocónico
Escasa
Escasas o nulas
Efecto de cuña
Serrado cilíndrico
Mayor
Escasas o nulas
Se distribuyen uniformemente
por la capa de cemento
Autorroscado troncocónico
Intermedia; afectada por las
tensiones de instalaciones
elevadas
Muy altas; tensiones en cuña
Tensiones elevadas; acentúan
el efecto de cuña de la
instalación
Roscado cilíndrico
Máxima
Escasas tras la contrarrotación
Relativamente bajas; se
transmiten a través de cada
una de las roscas
Serrado cilíndrico con punta
troncocónica
Similar a la del serrado cilíndrico
Escasas o nulas
Efecto de cuña en el ápice
Poste colado
Menor retención que el
cilíndrico
Escasas o nulas
Efecto de cuña
diseño para mejorar la estabilidad;64 pero por lo menos un
estudio clínico ha demostrado que los postes fabricados a medida
de la longitud adecuada no causan problemas.147
Los postes roscados son los que proporcionan mayor retención (tabla 20-1); sin embargo, aunque esta es excelente, algunos
pueden favorecer las fracturas radiculares (fig. 20-9; v. capítu
lo 4). Los postes cilíndricos serrados proporcionan también mucha
retención,64 pero tienen el inconveniente de que en la parte
apical la preparación puede resultar demasiado grande para una
raíz que se va estrechando gradualmente. Los postes troncocónicos han proporcionado también buenos resultados en algunos
casos escogidos, pero tienen menos retención y dependen mucho
de la integridad y de la resistencia de los cementos utilizados. Se
puede incrementar la retención de un poste aumentando su
rugosidad superficial o incluyendo muescas en su superficie.
En la elección del poste pueden influir también mucho las
tensiones durante la instalación. Al planificar la restauración
definitiva, hay que tener en cuenta la viscosidad y el tipo de
cemento, la opción de la adhesión dentro del conducto, la
limpieza de este y el ajuste general del poste (v. tabla 20-1).
Los postes cilíndricos roscados generan relativamente pocas
tensiones durante su instalación y función en comparación con
los postes troncocónicos autorroscados. Otros sistemas poseen
características similares, dependiendo de su uso.
También se ha propuesto el uso de postes adheridos de fibra
de carbono (que ya no son de color negro), de vidrio, de cuarzo
y de silicona. Todos ellos tienen la ventaja de que son de color
blanco y no alteran el aspecto estético de las coronas cerámicas.
Supuestamente, estos postes tienen la ventaja estructural de
poseer un módulo de elasticidad muy parecido al de la dentina.
Sin embargo, no disponemos de estudios clínicos aleatorizados
a largo plazo sobre la eficacia y los resultados de estos postes de
fibra, ya que su uso en dientes endodonciados con coronas completas ha sido investigado fundamentalmente in vitro.
capítulo 20
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Solución de problemas encontrados durante la restauración de dientes endodonciados 449
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Figura 20-9 A. Anclaje de Kurer. B. Los postes
roscados que proporcionan retención activa incrementan
el riesgo de fractura radicular.
Se ha comprobado que los postes de fibra incrementan la
resistencia a la fractura, y que los dientes que se fracturan tienen
más posibilidades de restauración.111 Por otra parte, la flexibilidad puede plantear problemas de sellado en la superficie de
unión entre el cemento o los adhesivos, y la dentina y el material
para muñones.32 Como con cualquier otro método para restaurar dientes endodonciados, las probabilidades de éxito de estos
postes dependen en gran medida de que se pueda conservar la
mayor cantidad posible de estructura dental coronal. Cuando
hay que extraer estos postes, el instrumento ultrasónico resulta
muy eficaz.37,117
También existen postes de circonio y de cerámica. Aunque
tienen unas aplicaciones estéticas similares a las de los postes de
fibra, estos materiales son menos resistentes a la tracción; por esta
razón, son más voluminosos. También son más débiles que los
postes metálicos; por tanto, tienen más diámetro y obligan a eliminar más dentina radicular sana que para uno equivalente de
metal o de fibra. Además, presentan el inconveniente de que son
muy difíciles de extraer en caso de fractura. Estos postes no pueden
grabarse, por lo que tampoco pueden adherirse, lo que puede
influir negativamente en la retención del muñón.24 Aunque como
mucho se podría triturar el material cerámico que queda dentro
del conducto, la preparación para el poste resultaría inevitablemente de mayor tamaño como consecuencia de ello. Prácticamente
es imposible triturar el circonio. Muy probablemente, la fractura
de un poste de este material obligaría a extraer el diente.
Desde el punto de vista de la restauración, las recomendaciones acerca de la longitud de los postes se basan empíricamente
en la experiencia clínica. Aunque eran muchos los odontólogos
que consideraban que el poste debería tener aproximadamente
la misma longitud que la corona,* son numerosas las recomendaciones acerca de la longitud de los postes, y cada una de ellas
se basa en sus propios datos experimentales o empíricos.47 Para
intentar alcanzar un consenso, hace casi 30 años se elaboró una
tabla de medidas medias de coronas y raíces.115 Las coronas de
los dientes anteriores superiores miden unos 10 mm, y las de los
inferiores, alrededor de 9 mm. Las coronas de los dientes posteriores miden unos 7,5 mm por término medio. Si se aplicaran
*Referencias 9, 15, 35, 50, 57, 109, 112, 114, 115, 119, 131 y 134.
Figura 20-10 Incisivo lateral superior derecho restaurado con
un poste intrarradicular de la longitud adecuada y con un muñón de
composite.
estas medidas, los postes tendrían una longitud de 7,5 a 10 mm.
También se han propuesto diferentes proporciones en relación
con la longitud de la raíz (mitad, dos tercios o tres cuartos).47 Si
consideráramos las longitudes medias de las raíces para calcular
estas proporciones, obtendríamos unos postes con una longitud
similar a la recomendación de los dos tercios.
Diversos estudios han confirmado la relación que existe entre
la longitud del poste y el grado de retención. Una muestra de
cuatro de estos estudios nos indica que cuando la longitud del
poste aumenta de 5 a 8 mm, la retención se incrementa del 33 al
47%.* Por tanto, cuando se necesita un poste para restaurar un
diente parece adecuada una longitud de 9-10 mm para las piezas
anteriores y de 8 mm para las posteriores (fig. 20-10).
*Referencias 26, 30, 70, 73, 110, 125 y 126.
450 capítulo 20
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Solución de problemas encontrados durante la restauración de dientes endodonciados
La experiencia clínica nos demuestra que los postes cortos
suelen desprenderse más fácilmente (fig. 20-11). Además, las
pruebas disponibles parecen indicar que un poste más corto
puede favorecer las fracturas radiculares verticales al aflojarse y
desprenderse.61,126 Los dientes con menos longitud anatómica
suelen plantear un problema insalvable: ¿cómo se pueden restaurar teniendo en cuenta lo que queda de estructura dental y
la función del paciente? También en este caso es muy importante
conservar la estructura dental coronal. El poste y el muñón tendrían que soportar menos tensiones si la retención de la corona
dependiera de la dentina que queda en la corona clínica. Por
tanto, al planificar el tratamiento hay que evaluar concienzudamente los dientes con raíces, y en este caso la extracción puede
ser lo mejor para el paciente.
En los estudios in vitro sobre la cementación de los postes no se
evidencia una preferencia clara por un determinado tipo de cemento,
aunque se puede emplear cualquiera de los existentes si se cumplen
los principios correctos.117 Durante muchos años se han utilizado
los cementos de fosfato de cinc y de ionómero de vidrio con buenos
resultados clínicos; no obstante, con los segundos hay que tener en
cuenta el tiempo de fraguado, ya que pueden ser necesarios varios
días para que fragüen completamente.81 Si se continúa con la
reconstrucción y la preparación el mismo día de la cementación, se
puede debilitar el cemento de forma permanente.
Actualmente se tiende a utilizar cementos resinosos y de
ionómero de vidrio modificados con resinas.88,97 Estos materiales proporcionan mayor retención inicial y suelen desarrollar
menos filtraciones que otros cementos,6,80,107 pero son más
difíciles de utilizar, necesitan más preparación de las paredes
del conducto, y requieren una mayor eficiencia durante la
aplicación y la cementación. Aunque se cree que los selladores
radiculares que contienen eugenol pueden inhibir la polimeri-
zación de las resinas, la adhesión dentinaria extraconducto
puede incrementar la retención,41,65,143 reforzar las raíces66,113 y
prevenir las filtraciones coronales.6 Sin embargo, esto obliga a
limpiar mejor y a acondicionar previamente la pared de dentina.
La adhesión puede fallar si los agentes preliminares no llegan
a todas las zonas de la preparación o si se contaminan el poste
o el conducto. Las resinas autopolimerizables parecen mejores
que las fotopolimerizables, debido a que no necesitan que
penetre la luz.41 También hay que considerar la durabilidad de
la adhesión. Por otra parte, la que se produce en el interior del
conducto está expuesta a la degradación con el paso del
tiempo.144 Los inconvenientes de este método pueden contrarrestar sus teóricas ventajas.
Se cree que los cementos a base de eugenol que se emplean
para obturar los conductos radiculares inhiben la polimerización de los cementos resinosos usados para cementar postes
y en realidad sellan una abertura de acceso. Debido a ello,
es necesario limpiar las paredes del conducto y la parte
coronal del diente.22,79,80,83,148 Para controlar las bacterias117 y
mejorar la adhesión, se puede irrigar el conducto con clorhexidina antes de colocar el poste y el muñón. La clorhexidina puede dejar algunos restos superficiales, pero no parece
que esto pueda mermar la resistencia de la adhesión a las
fuerzas tangenciales.100
Desde el punto de vista clínico, es muy importante la adaptación del poste a las paredes del conducto. Posiblemente los
postes de tamaño claramente inferior no retengan adecuadamente el muñón (fig. 20-12). En conductos de gran tamaño
puede resultar imposible colocar un poste (fig. 20-13), especialmente en los segundos molares inferiores con conductos en
forma de C o en cualquier molar que tenga conductos en forma
de cinta (v. capítulo 13). A menudo, cuando se intenta colocar
Figura 20-11 Canino superior restaurado con un poste de
longitud inadecuada.
Figura 20-12 Un poste manifiestamente pequeño no
proporciona la retención necesaria.
capítulo 20
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Solución de problemas encontrados durante la restauración de dientes endodonciados 451
Figura 20-15 El ferrule proporciona soporte a la corona y
garantiza el sellado de la superficie de unión entre el muñón y la
dentina.
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Figura 20-13 Es difícil conseguir retener un poste en un
conducto de gran diámetro.
Figura 20-14 No hay pruebas que respalden la colocación de
un poste de diámetro reducido en la gutapercha.
un poste en un conducto muy grande, el poste queda unido a
la gutapercha y nada más. No hay pruebas que demuestren que
esto permita retener el conjunto muñón-corona mejor que el
poste claramente pequeño de la figura 20-12. Además, si el poste queda dentro de la gutapercha, el tratamiento realizado puede
fracasar con consecuencias desastrosas (fig. 20-14).
El ferrule es la parte de dentina de la preparación de una corona
que queda inmediatamente por encima de la línea de acabado (fig.
20-15). De acuerdo con los estudios realizados, debe tener una
anchura mínima de 1,5-2 mm desde el borde del muñón hasta la
línea de acabado de la preparación.75 En el caso de un diente con
una reconstrucción de poste-muñón, los estudios han demostrado
que su resistencia a la fractura aumenta espectacularmente cuando
se colocan los márgenes de la corona en ferrules de 1-2 mm de
anchura.101,121,127,153 Como hemos explicado en la sección precedente, dedicada a las reconstrucciones de muñones sin postes,
antes de colocar el poste y el muñón, hay que evaluar la estructura
dental coronal para determinar cuánta estructura quedará después
de preparar la corona. Aunque puede parecer que la preparación
coronal produce el efecto ferrule deseado, la dentina observada
puede ser en realidad muy fina y débil, y contribuir muy poco a
la integridad estructural de la restauración completada. Es frecuente que los postes fallen si la dentina se fractura (fig. 20-16).
El ferrule evita también las filtraciones coronales. En los
dientes restaurados sin un ferrule, las cargas oclusales degradan
el sellado de cemento entre el muñón y la pared dentinaria.
Experimentalmente se ha podido comprobar que este efecto no
se aprecia a simple vista, y que con el paso del tiempo produce
filtraciones coronales hacia el espacio del poste.44 Estos casos
suelen descubrirse por sus consecuencias clínicas, cuando se afloja
todo el conjunto de poste-muñón-corona (fig. 20-17; v. fig.
20-16, A y B) o se produce una fractura radicular (fig. 20-18).
Otra posibilidad de consecuencias desastrosas es la fatiga del
metal y la fractura del propio poste (fig. 20-19). Un denominador
común observado al examinar el muñón dentro de la corona es
la falta de una extensión adecuada sobre la estructura dental,
idéntica a la observada en los fallos de los muñones (v. fig. 20-6)
y de los postes-muñones (v. figs. 20-16 y 20-17). Afortunadamente, es posible extraer la mayoría de los fragmentos de postes,
pero, a menos que se pueda incluir más estructura dental bajo la
siguiente restauración, es muy probable que el poste se fracture
nuevamente. Cuando queda muy poca corona clínica, conviene
recurrir al alargamiento quirúrgico de la misma. Para la restauración se pueden usar también varios postes (fig. 20-20), si eso
permite soportar el muñón de gran tamaño que se necesita.
Consideraciones endodóncicas
para la colocación de postes
Aunque para restaurar muchos dientes solo se puede usar un poste
intrarradicular, esto conlleva una serie de riesgos importantes y de
Figura 20-16 A. Restauración de poste-muñón
fallida. Un poste intrarradicular no puede compensar
la falta de suficiente estructura dental coronal.
B. Pérdida del pilar de un puente como consecuencia
de la fractura de la dentina (flecha) por debajo de la
corona, lo que hizo que los postes se aflojaran dentro
del diente.
Figura 20-18 La radiografía confirma la naturaleza de la
fractura, también en un pilar para un puente en el premolar inferior.
En estos accidentes intervienen numerosos factores: la envergadura
del puente, la ausencia de ferrule, la longitud reducida de la raíz, las
fuerzas oclusales excesivas (especialmente durante la función), el uso
incorrecto de los postes y el rechazo de los pilares dobles.
Figura 20-17 A. Primer molar inferior derecho restaurado con
un poste, un muñón y una corona completa de oro. B. Las filtraciones
marginales alcanzaron el espacio del poste y deterioraron el cemento.
C. El examen de la corona y del poste-muñón muestra la carencia de
suficiente ferrule en todo el perímetro.
Figura 20-19 Poste intrarradicular fracturado en el incisivo
lateral superior izquierdo. La restauración no tenía ferrule.
capítulo 20
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Solución de problemas encontrados durante la restauración de dientes endodonciados 453
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Figura 20-20 A. Segundo molar inferior izquierdo que actuaba como pilar de un puente fallido. B. Obsérvese la falta de estructura dental
coronal en la corona clínica. C. Fotografía postoperatoria del molar, obtenida tras el alargamiento quirúrgico de la corona. D. En este caso se
pueden usar dos postes. E. Reconstrucción y preparación de la corona completadas. Obsérvese la parte dentinaria de la preparación para el
ferrule. F. Radiografía del mismo diente de la figura E. Obsérvese que los postes tienen la longitud adecuada.
problemas en relación con el pronóstico, aun cuando se satisfagan
las necesidades de restauración. En estos casos, el factor clave para
la solución de problemas es la prevención. La mayoría de los
problemas que describimos en esta sección pueden agravar considerablemente el pronóstico u obligar a la extracción inmediata del
diente.
El comentario acerca de las filtraciones coronales en la sección
sobre obturaciones provisionales se aplica igualmente a las restauraciones permanentes. Una de las mejores maneras de prevenir las filtraciones coronales, cuyos efectos pueden manifestarse
mucho tiempo después del tratamiento, consiste en la restauración oportuna, si no inmediata, de cualquier espacio preparado
para un poste. Del mismo modo, cualquier vía de filtración que
pueda persistir o aparecer tras la cirugía hará fracasar el tratamiento de conductos radiculares, con indicios predecibles de una
patología periapical persistente o de nueva aparición. Asimismo,
debemos sospechar siempre la posibilidad de una filtración
coronal hacia un posible conducto lateral cuando se desarrolle
una lesión lateral en la zona del extremo terminal de un poste;
este hallazgo puede atribuirse erróneamente a una perforación
por un poste o a una bolsa periodontal (fig. 20-21).
El pronóstico del tratamiento dependerá en gran medida de
la cantidad de obturación que quede en el conducto después de
preparar el espacio para el poste. La mayoría de los autores
coinciden en que bastan 4-5 mm de material de obturación
radicular para mantener el sellado apical (fig. 20-22).62 Debemos
hacer todo lo posible para no caer en la tentación de ampliar la
preparación para el poste más allá de un nivel predeterminado
en las radiografías, ya que podríamos comprometer el efecto
sellador de la obturación radicular (fig. 20-23). En estos casos,
cuando fracasa el tratamiento de conductos radiculares, la revisión resulta difícil y laboriosa. Solo hay dos opciones: la revisión
conservadora o la quirúrgica. Cuando existe un poste, es difícil
extraerlo y en muchos casos es necesario o inevitable eliminar
una restauración satisfactoria solo para recuperar el poste. Por
otra parte, la cirugía periapical puede plantear problemas debido
454 capítulo 20
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Solución de problemas encontrados durante la restauración de dientes endodonciados
a la dificultad para preparar el ápice para una obturación radicular (fig. 20-24).
En los dientes con raíces anatómicas cortas se nos plantea
un conflicto entre la conveniencia de la longitud del poste para
poder retener el muñón y la idoneidad de la obturación radicular para poder garantizar la integridad del sellado. El sellado
radicular no puede peligrar y, por tanto, si no existe ninguna
alternativa para retener el muñón o exponer más corona clínica,
debemos considerar la opción de la extracción, como se explicaba en el caso de la figura 20-7.
Un reciente estudio clínico ha permitido confirmar lo que
muchos odontólogos han podido observar empíricamente. El
Figura 20-21 Es probable que una radiotransparencia asociada a
un conducto lateral se comunique con un conducto sin obturar.
Figura 20-23 A y B. Una
extensión excesiva del poste ha
causado una perforación en el ápice.
La escasa gutapercha apical del
incisivo lateral superior izquierdo
está totalmente desplazada. La
intervención apical se complicó debido
a la dificultad para extraer el poste
metálico y volver a sellar los orificios
apicales. (B, por cortesía de la
Dra. Rachel Hogan.)
espacio radicular que puede quedar entre el poste y los restos
de gutapercha puede influir negativamente en el pronóstico a
largo plazo del diente.91 En ese estudio, 94 dientes endodonciados fueron restaurados con postes y muñones; posteriormente, se efectuó un seguimiento de los mismos durante
5 años. Los que no presentaban resquicios proporcionaron resul
tados satisfactorios en el 83% de los casos. Los que tenían un
resquicio de más de 2 mm evolucionaron satisfactoriamente en
el 29% de los casos. Aunque la causa del fracaso no era el
objeto de este estudio, podemos identificar o cuando menos
sospechar una serie de causas posibles. La primera de ellas es
la filtración hacia el conducto. Como ya explicábamos en la
sección sobre obturaciones provisionales, los estudios realizados indican que los conductos con menos gutapercha, como
los preparados para postes intrarradiculares, están más expuestos a las filtraciones.1,86
Figura 20-22 Restauración de poste-muñón completada;
los postes tienen la longitud apropiada y se han preservado las
obturaciones radiculares.
capítulo 20
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Solución de problemas encontrados durante la restauración de dientes endodonciados 455
Figura 20-24 A. Obturación apical incorrecta
a causa de un poste demasiado largo. B. La
radiografía postoperatoria documenta la dificultad
para colocar la obturación apical.
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Figura 20-25 Conductos laterales a la altura del extremo
terminal del poste.
En segundo lugar, los conductos laterales son relativamente
frecuentes en la zona mesiorradicular. Normalmente, esa es
aproximadamente el área en la que terminan las preparaciones
para los cortes intrarradiculares (fig. 20-25). Algunos abscesos
laterales se deben a las bacterias y a los restos tisulares que
emanan de conductos laterales que se comunican con espacios
sin obturar y, probablemente, contaminados del conducto
principal (fig. 20-26).
Un estudio sobre el momento más indicado para preparar
el espacio para un poste tras la conclusión del tratamiento de
conductos radiculares demuestra que la preparación inmediata
Figura 20-26 Radiotransparencia lateral, supuestamente
asociada a un conducto lateral que se comunica con un espacio sin
obturar que ha quedado entre el poste y el material de obturación
radicular.
no influye sobre la obturación apical recién creada y su efecto
de sellado.39 Esto parece aconsejar la restauración inmediata,
sin una demora que podría favorecer las filtraciones coronales.
Antes de iniciar cualquier tratamiento, conviene obtener una
radiografía del diente y determinar la profundidad aproximada
a la que debe penetrar el poste. Hay que tener en cuenta
cualquier curvatura radicular, para detener la preparación
antes de salirse del espacio del conducto. Asimismo, hay que
evaluar la anatomía general de la raíz para descartar posibles
indicios de acanaladuras laterales, conductos laterales o disminución generalizada del espesor de la estructura radicular.50,51
Estos factores hacen aconsejable el uso de un poste de diámetro inferior al que estaría indicado en cualquier otro caso.
456 capítulo 20
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Solución de problemas encontrados durante la restauración de dientes endodonciados
Figura 20-27 A. Perforación lateral hacia la cara mesial de la raíz de un molar. El operador no consiguió franquear la curvatura radicular.
B. Perforación lateral en un incisivo superior por el uso de un poste de diámetro excesivo para la raíz. C. Perforación a la altura de la bifurcación
de la raíz mesial de un molar inferior. Obsérvense la escasa anchura mesiodistal y la curvatura de la raíz. Solo habría que haber colocado un poste
en la raíz distal.
Siempre es más seguro extraer la gutapercha antes de empezar
a usar los instrumentos rotatorios para ensanchar el conducto
y crear espacio para un poste. Las diferentes técnicas que se
describen en el capítulo 14 para eliminar los materiales de
obturación durante la revisión de un tratamiento se aplican
igualmente a la preparación del espacio para un poste. Para este
cometido resultan idóneos un condensador endodóncico
caliente o un dispositivo de calentamiento (System B o Touch ’N
Heat, BeeFill 2in1, CalamusDual 3D Obturation System).
A continuación, se pueden utilizar fresas Gates-Glidden y Peeso,
así como disolventes, dependiendo de la forma de la raíz y del
tamaño del conducto. Una vez que se ha eliminado la mayor
parte de los materiales de obturación del espacio del conducto,
se puede seguir el espacio preparado con fresas de mayor tamaño
que vienen con los juegos de postes prefabricados o taladros,
que pueden usarse con total seguridad, con lo que se reduce
considerablemente el riesgo de perforación. Antes de utilizar
estos instrumentos, asegúrese de que el conducto está limpio y
seco, y de que el taladro está perfectamente centrado en el
conducto. Durante todo el proceso, la gutapercha debe permanecer a la vista y centrada en la base de la preparación.
Por desgracia, al preparar el espacio para un poste podemos
perforar la raíz, y esta es una consecuencia desastrosa que limita
las posibilidades de retener el diente. Los postes y las preparaciones para los mismos no siguen la curvatura de las raíces; una
evaluación preoperatoria debería impedir cualquier penetración
continuada por debajo del punto hasta el que es posible ensanchar el conducto en línea recta (fig. 20-27). Por ejemplo, en las
radiografía no se puede apreciar la curvatura vestibulopalatina
del conducto palatino de los molares superiores. Por esta razón,
es muy importante eliminar la obturación de gutapercha y visualizar la dirección del conducto o usar una lima endodóncica para
explorar la curvatura antes de iniciar la preparación para el poste.
Las perforaciones suelen producirse en el lado de la bifurcación
Figura 20-28 Perforación causada por un poste en la superficie
vestibular de la raíz palatina de un molar superior.
de la raíz palatina (fig. 20-28), que no se visualizada en las radiografías (fig. 20-29, A). Estas lesiones suelen drenar en la superficie palatina de la parte mesial o distal de la raíz (v. fig. 20-29, B)
y en muchos casos se puede identificar el conducto con una
sonda (v. fig. 20-29, C). En las radiografías, si la perforación
causada por el espacio para el poste se localiza en la bifurcación
o en el lado palatino de la raíz, puede que no se desvíe al obtener
una imagen angulada. Si la perforación tiende a desplazarse en
sentido distal o mesial, puede parecer que el poste se desvía
respecto de la dirección del conducto (fig. 20-30). Otra posible
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Solución de problemas encontrados durante la restauración de dientes endodonciados 457
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Figura 20-29 A. Un caso clínico de perforación de la raíz palatina. Es difícil identificar la causa en la radiografía. B. Durante la exploración
clínica suele identificarse un trayecto fistuloso. C. Sondajes estrechos hacia el espacio de la bifurcación en los ángulos lineales mesiopalatino o
distopalatino.
Figura 20-30 En ocasiones, podemos sospechar que un poste
ha causado una perforación palatina gracias a la divergencia entre el
poste y el conducto obturado.
pista que puede indicarnos la existencia de una perforación de la
raíz palatina a la altura de la bifurcación es la pérdida de tejido
óseo sin que se observen signos clínicos de enfermedad periodontal (fig. 20-31).
Las perforaciones pueden deberse a una variación anatómica
imprevista, como la existencia de una acanaladura profunda en
la superficie mesial o distal de los dientes posteriores (fig.
20-32). También pueden producirse perforaciones a periodonto
al intentar colocar un poste que es demasiado grande para la
raíz (fig. 20-33). Asimismo, es posible perforar la bifurcación
Figura 20-31 La pérdida de hueso a la altura de la bifurcación
parece indicar una perforación de la raíz palatina. No se observan
indicios de enfermedad periodontal avanzada.
de los premolares superiores debido a la imposibilidad de visualizar la anatomía de esa zona en las radiografías (fig. 20-34).
A menudo, las perforaciones pequeñas que se detectan inmediatamente pueden repararse aplicando MTA en la base de la preparación para el poste. No obstante, el pronóstico empeora rápidamente
al aumentar el tamaño de la perforación. Los fármacos irritantes que
se filtran a través del conducto o de la corona y provocan infecciones
458 capítulo 20
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Solución de problemas encontrados durante la restauración de dientes endodonciados
Figura 20-32 Extrusión de cemento a través de una
perforación a periodonto. El poste tiene un diámetro excesivo
para el tamaño de la raíz.
Figura 20-33 El poste colocado en la raíz distal del primer
molar inferior izquierdo tiene un tamaño excesivo y ha causado una
perforación a periodonto.
en los tejidos periodontales adyacentes reducen igualmente las
posibilidades de reparación de estas perforaciones.
Desgraciadamente, la mayoría de las perforaciones se deben
a una alineación incorrecta de los taladros o a que la preparación para el poste se inicia antes de haber eliminado la obturación de gutapercha. Generalmente, si la perforación resultante
se encuentra a la altura del hueso crestal o por encima del
mismo, se puede reparar sin que empeore mucho el pronóstico
(fig. 20-35). También es posible reparar perforaciones más
profundas que no alteran la inserción marginal o sulcular con
un pronóstico excelente a largo plazo si los defectos son pequeños y accesibles (fig. 20-36). No entra dentro del ámbito de
este libro la descripción de las técnicas para reparar este tipo
de defectos, aunque en el capítulo 18 pueden encontrarse otros
ejemplos106 de este tipo de cirugía.
Con independencia de su tamaño, las perforaciones a la
altura de la bifurcación no suelen tener un pronóstico muy
Figura 20-34 Perforación causada por un poste hacia la
bifurcación de un primer premolar superior.
Figura 20-35 Perforación causada por un poste en el periodonto
marginal. A menudo es posible tratar este problema combinando el
alargamiento coronal con la colocación de una corona más larga. Otra
posible opción sería la extrusión ortodóncica.
favorable (fig. 20-37). Si son pequeñas y se reparan inmediatamente, el mismo puede ser aceptable. Normalmente, los intentos de reparación interna de perforaciones antiguas que se han
infectado no suelen dar buenos resultados, debido, muy probablemente, a la dificultad para limpiar y desinfectar adecuadamente la zona de la perforación por vía interna.
Asimismo, la reparación quirúrgica plantea dificultades debido
a la inaccesibilidad del defecto y a la destrucción de la inserción
durante el proceso (v. capítulo 8).
En ocasiones, se producen perforaciones importantes, en
cuyo caso la única opción es la extracción. Generalmente, en
el momento de descubrir estos defectos se ha producido ya
una destrucción irreversible del periodonto adyacente a la
perforación, y se ha desarrollado un defecto periodontal
capítulo 20
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Solución de problemas encontrados durante la restauración de dientes endodonciados 459
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Figura 20-36 A. Perforación mesiorradicular hacia la superficie vestibular. B. Las profundidades de sondaje son normales, lo que indica
que la perforación se encuentra por debajo de la inserción marginal. La reparación con agregado de trióxido mineral (MTA) tendría muchas
posibilidades de curación. C. Un año después de la reparación de la perforación con MTA. Se confirma la total resolución clínica de la lesión.
Figura 20-37 Las perforaciones hacia la bifurcación son difíciles de reparar. Con un poste que protruye a través de la perforación, la
reparación resulta prácticamente imposible.
460 capítulo 20
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Solución de problemas encontrados durante la restauración de dientes endodonciados
Figura 20-39 Un diente asintomático endodonciado con
gutapercha que está expuesta a la saliva.
Figura 20-38 A. Algunas perforaciones no tienen ninguna
explicación. B. La extracción es la única solución posible para las
perforaciones de gran tamaño.
permanente. Llegados a este punto, es inútil intentar reparar
la perforación (fig. 20-38).
Obturaciones radiculares
expuestas y contaminadas
por filtraciones coronales
En ocasiones, es necesario reconstruir dientes con fracturas o
lesiones cariosas en los que previamente se había realizado
una endodoncia. Puede que no haya síntomas ni se observen
signos de patología apical en las radiografías, pero la gutapercha ha estado expuesta a la saliva y a las bacterias, a menudo
durante un período de tiempo indeterminado (fig. 20-39).
Figura 20-40 A. Lesión periapical causada por una filtración
coronal. B. Hinchazón del estoma del trayecto fistuloso (flecha) en el
margen gingival.
En estos casos, se plantea el dilema de si es posible o no
restaurar estas piezas sin una revisión conservadora del tratamiento de conductos radiculares (v. capítulo 5). Incluso si la
corona se hubiera desprendido el mismo día de la exploración, se ignora si el diente estaría agrietado o si se habrían
producido filtraciones entre el mismo y los márgenes de la
restauración. Normalmente, la mayoría de los dientes presentan signos clínicos y radiológicos a los pocos meses del fracaso
capítulo 20
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Solución de problemas encontrados durante la restauración de dientes endodonciados 461
de una corona, pero tales signos pueden incluso estar ausentes (fig. 20-40).
Las pruebas científicas citadas anteriormente acerca de las
filtraciones coronales prácticamente confirman que la clave
está en el proceso del fracaso. La colocación de un poste
intrarradicular complicaría considerablemente las necesidades
de revisión posteriores. Muy probablemente, habría que recurrir a la cirugía apical. En el momento del diagnóstico, la
revisión resultaría relativamente sencilla y puede que ni
siquiera se necesitara anestesia.
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
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Lecturas Recomendadas
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Science.
Formulario y directrices de la aae para valorar
la dificultad de los casos endodóncicos
información sobre el paciente
disposición
Nombre
Tratar en consultorio:
Dirección
Derivar al paciente a:
Sí
No
Ciudad/estado/C.P.
Número de teléfono
Fecha:
Directrices para utilizar el formulario de la AAE para valorar la dificultad
de los casos endodóncicos
La AAE ha ideado este formulario de valoración de la dificultad de los casos endodóncicos para poder utilizarlo en los historiales
endodóncicos. Gracias a este formulario de valoración, la selección de casos resulta más eficaz, consistente y fácil de
documentar. Los odontólogos pueden utilizar también el formulario de valoración a la hora de decidir la posibilidad de derivar a
un paciente y como parte de la documentación de sus pacientes.
Las circunstancias que se enumeran en este cuestionario representan posibles factores de riesgo que pueden complicar el
tratamiento e influir negativamente en el resultado del mismo. Los niveles de dificultad son grupos de circunstancias que pueden
escapar al control del odontólogo. Los factores de riesgo pueden influir en nuestra capacidad de prestar una asistencia
endodóncica de resultados predecibles, así como en nuestras posibilidades de prestar la asistencia apropiada y de garantizar los
resultados de la misma.
Niveles de dificultad
DIFICULTAD MÍNIMA
Las circunstancias preoperatorias conllevan una complejidad normal (sin complicaciones). En este
tipo de casos concurren solo aquellos factores que se incluyen dentro de la categoría de
MÍNIMA DIFICULTAD. Un profesional competente y con una experiencia limitada debería ser capaz
de conseguir unos resultados predecibles con el tratamiento.
DIFICULTAD MODERADA
Las circunstancias preoperatorias se complican, y concurren uno o más de los factores relacionados
con el paciente o con el tratamiento que se enumeran en la categoría de DIFICULTAD MODERADA.
Un profesional competente y experimentado tendrá dificultades para conseguir unos resultados
predecibles con el tratamiento.
DIFICULTAD ELEVADA
Las condiciones preoperatorias son muy complicadas, y en ellas concurren varios de los factores
que se enumeran en la categoría de DIFICULTAD MODERADA y al menos uno de los factores de
la categoría de DIFICULTAD ELEVADA. Incluso un profesional con amplia experiencia y un historial
extenso de resultados favorables tendrá problemas para obtener unos resultados predecibles con el
tratamiento.
Revise su evaluación de cada caso para determinar el nivel de dificultad. Si dicho nivel de dificultad excede su experiencia y
competencia, puede considerar la posibilidad de derivar al paciente a un endodoncista.
El formulario de la AAE para valorar la dificultad de los casos endodóncicos ha sido ideado para ayudar a los profesionales a elegir la opción más adecuada en cada caso. La American
Association of Endodontics no garantiza de forma expresa o implícita los posibles resultados positivos del uso de este formulario. Este formulario puede reproducirse, pero no puede
modificarse ni alterarse de ningún modo.
© American Association of Endodontists, 211 E. Chicago Ave., Suite 1100, Chicago, IL 60611-2691; Phone: 800/872-3636 or 312/266-7255; Fax: 866/451-9020 or 312/266-9867;
E-mail: info@aae.org; Web site: www.aae.org
465
Formulario de la AAE para valorar la dificultad
de los casos endodóncicos
Criterios
y subcriterios
Dificultad mínima
Dificultad moderada
Dificultad elevada
Anamnesis
h Ausencia de problemas
médicos (clase 1 de la ASA*)
h Ausencia de problemas
previos con la anestesia
h Coopera y cumple las
instrucciones
h Sin limitaciones
h Uno o más problemas médicos
(clase 2 de la ASA*)
h Intolerancia a los vasoconstrictores
h Antecedentes médicos complejos/enfermedad grave/
discapacidad (clases 3-5 de la ASA*)
h Problemas para conseguir la anestesia
h Está ansioso pero coopera
h No coopera
h Ligera limitación de la apertura
h Limitación importante de la apertura
h No
h Arcadas ocasionales con las radiografías/
tratamiento
h Dolor o hinchazón moderados
h Reflejo nauseoso exagerado que ha comprometido
tratamientos odontológicos previos
h Dolor o hinchazón intensos
A. CONSIDERACIONES ACERCA DEL PACIENTE
Anestesia
Disposición
del paciente
Capacidad para
abrir la boca
Reflejo nauseoso
Condiciones
h Dolor o hinchazón mínimos
de urgencia
B. CONSIDERACIONES ACERCA DEL DIAGNÓSTICO Y EL TRATAMIENTO
Diagnóstico
Problemas
radiológicos
Posición
en la arcada
Aislamiento
del diente
Aberraciones
morfológicas
de la corona
Morfología
del conducto
y de la raíz
Aspecto
radiológico
DE los conductos
Reabsorción
h Signos y síntomas
consistentes con trastornos
pulpares y periapicales
reconocidos
h Problemas mínimos para la
obtención/interpretación de
radiografías
h Diente anterior/premolar
h Ligera inclinación (<10°)
h Ligera rotación (<10°)
h Colocación rutinaria del
dique de goma
h Morfología coronal original
normal
h Curvatura nula o leve (<10°)
h Ápice cerrado < 1 mm de
diámetro
h Conducto o conductos
visibles sin reducción de
tamaño
h Ausencia de signos de
reabsorción
h Se necesita un diagnóstico diferencial
extenso de signos y síntomas habituales
h Signos y síntomas confusos y complejos: diagnóstico
difícil
h Antecedentes de dolor vestibular/facial crónico
h Problemas moderados para la obtención/
interpretación de radiografías (p. ej., techo
bucal alto, bóveda palatina estrecha o baja,
presencia de rodete)
h Primer molar
h Inclinación moderada (10-30°)
h Rotación moderada (10-30°)
h Se necesita una modificación sencilla antes
del tratamiento para poder aislar con el
dique de goma
h Restauración de cobertura completa
h Restauración de porcelana
h Pilar para un puente
h Desviación moderada respecto de la
morfología dental/radicular normal (p. ej.,
taurodontismo, microdontia)
h Dientes con amplia destrucción coronal
h Curvatura moderada (10-30°)
h El eje de la corona difiere ligeramente del eje
radicular. Abertura apical de 1-1,5 mm de
diámetro
h Problemas importantes para la obtención/interpretación
de radiografías (p. ej., superposición de estructuras
anatómicas)
h Segundo o tercer molar
h Inclinación marcada (> 30°)
h Rotación marcada (> 30°)
h Se necesita una modificación importante antes del
tratamiento para poder aislar con el dique de goma
h La restauración no refleja la anatomía/alineación
originales
h Desviación importante respecto de la morfología dental/
radicular normal (p. ej., fusión, dens in dente)
h Curvatura marcada (> 30°) o en forma de S
h Premolar inferior o diente anterior con 2 raíces
h Premolar superior con 3 raíces
h El conducto se divide en el tercio medio o apical
h Diente muy largo (> 25 mm)
h Ápice abierto (> 1,5 mm de diámetro)
h Conducto o conductos y cavidad visibles pero h Trayectoria del conducto borrosa
de tamaño reducido
h Conducto o conductos no visibles
h Cálculos pulpares
h Reabsorción apical mínima
h Reabsorción apical extensa
h Reabsorción interna
h Reabsorción externa
C. CONSIDERACIONES ADICIONALES
Antecedentes
traumáticos
Antecedentes
de tratamiento
endodóncico
Estado
periodontalendodóncico
h Fractura coronal no
complicada de dientes
maduros o inmaduros
h Fractura coronal complicada de dientes
maduros
h Subluxación
h Ausencia de tratamiento
previo
h Acceso previo sin complicaciones
h Enfermedad periodontal
leve o nula
h Enfermedad periodontal moderada
concomitante
h Fractura coronal complicada de dientes maduros
h Fractura radicular horizontal
h Fractura alveolar
h Luxación intrusiva, extrusiva o lateral
h Avulsión
h Acceso previo con complicaciones (p. ej., perforación,
conducto infranqueable, escalón, instrumento
desprendido)
h Tratamiento endodóncico quirúrgico o no quirúrgico
completado previamente
h Enfermedad periodontal grave concomitante
h Dientes agrietados con complicaciones periodontales
h Lesión endodóncica/periodontal combinada
h Amputación radicular previa al tratamiento endodóncico
*Sistema de clasificación de la American Society of Anesthesiologists (ASA)
Clase 1:
ausencia de enfermedades sistémicas. Paciente sano.
Clase 2: paciente con enfermedad sistémica leve, pero sin restricciones
funcionales, por ejemplo, hipertensión arterial controlada.
Clase 3: paciente con enfermedad sistémica grave que limita su
actividad, pero no le inmoviliza.
Clase 4: paciente con enfermedad sistémica grave que le inmoviliza y
466
hace peligrar su vida en ocasiones.
Clase 5: el paciente no sobrevivirá más de 24 horas, independientemente de que se
someta o no a una intervención quirúrgica.
www.asahq.org/clinical/physicalstatus.htm
Índice alfabético 467
Índice alfabético
A
Aberturas de acceso. Véase también
Orificios, localización, identificación
además de linguales u oclusales, 150-151,
151f
calcificaciones
astas pulpares, 158-162, 158f-159f
cavidad pulpar, 162, 163f
clínicas, 167-168, 168f
corona o restauraciones de gran
tamaño, 166-167, 166f-167f
dientes
anteriores, 158, 159f
posteriores, 160-162, 160f-162f
desviaciones de los conductos, 157-158,
157f
determinación de la longitud de trabajo,
182-183
ejemplos de problemas clínicos, 151c,
154c, 155f, 156c
eliminación de restauraciones, 156, 156c,
156f
excavación de caries, 153-156, 154c,
154f-155f
extracción de la estructura dental
socavada, 156, 156f
lentes de aumento, 158f, 163f-164f, 164
prevención y tratamiento de
perforaciones, 158, 58f, 160,
164-166, 164f-166f
restauración, 441-444, 444f
ventajas del aislamiento dental, 152-153,
152f-153f
Absceso(s)
periapicales agudos
absceso periodontal agudo, 8-9,
73-74, 73f
diagnóstico diferencial, 72f, 82
hinchazón, 5f
inspección visual de tejidos blandos, 4
interpretación radiológica, 11
pruebas de movilidad, 9-10
sondaje periodontal, 8, 8f
periodontal agudo
absceso periapical agudo, 8-9, 73-74, 73f
lesiones óseas de origen pulpar, 73-74, 73f
Accidentes dentales. Véanse Fracturas
coronales; Fracturas dentales; Lesiones
dentales traumáticas
Acero inoxidable, instrumentos. Véase
también Limas K
búsqueda de vías de entrada, 205
instrumentos de NiTi, 204
Ácido etilenodiaminotetraacético. Véase
EDTA (ácido
etilenodiaminotetraacético)
Acortamiento, imágenes radiológicas
angulación incorrecta de la imagen como
causa, 31f-32f, 32
ejemplo de problema clínico, 32c, 33f
evaluación de la calidad, 28-29, 28f
Actividad profesional, formación para el
desarrollo, prevención de fracturas
coronales, 421
Adrenalina, uso en perforaciones coronales,
165
Aerodontalgia, 19
Aggregatibacter actinomycetemcomitans
(Actinobacillus), 77
Agregado de trióxido mineral. Véase MTA
(agregado de trióxido mineral)
AINE (antiinflamatorios no esteroideos), 319
Aislamiento dental
indicaciones en el alargamiento coronal,
360, 360f-361f
uso del dique de goma, 152-153,
152f-153f
Alambres de ligadura, e interpretación
radiológica, 58, 59f
Alargamiento coronal, 352f
contraindicaciones, 363, 363f, 447, 448f
defectos de reabsorción como indicación,
375-379, 376c-377c, 376f-379f
ejemplos de problemas clínicos, 358c,
359f, 372c, 373f-374f, 374c,
376c-377c, 377f-379f
fractura radicular vertical como
indicación, 379, 381f, 382c
generalidades, 356-357
indicaciones, 360-363, 360f-362f
perforaciones como indicación, 372-375,
373f, 375f, 380f
Alargamiento coronal (cont.)
periodonto normal/planificación de la
cirugía, 357-358, 357f-359f
técnicas quirúrgicas
apósito quirúrgico periodontal, 369, 369f
colgajo tisular envolvente, 364-365,
364f-365f
complicaciones, 370-372, 370f-372f
generalidades, 363-364
instrumentos, 364t
métodos quirúrgicos, 364, 364f
período de curación, 369-370,
369f-370f
reducción del espesor o socavamiento
del tejido, 366, 366f
remodelación del hueso alveolar,
366-367, 367f-368f
Aleta de mordida, radiografías, 166
Amoxicilina
prescripción de la dosis de choque, 317-319
para la trepanación quirúrgica, 317
Ampliación (modelado del conducto), 202,
204
Analgésicos, para las urgencias por
odontalgia, 319-320, 320f
Anamnesis dental
descripción del dolor por el paciente, 2
diagnóstico
de discrepancias oclusales, 122c
de la neuralgia del trigémino, 123
Anatomía
dental
desviaciones de conductos, 199, 199f,
201f-203f
ejemplo de problema clínico, 43c, 45f
evaluación radiológica, 43, 44f
necrosis pulpar e inmadurez dental.
Véase Apicoformación
planificación del tratamiento
quirúrgico, 346, 357-358,
357f-359f
raíz apical. Véase Anatomía radicular
apical
obstrucciones que necesitan cirugía,
333-334, 333f-334f
quirúrgica in vivo, 346
Nota: Los números de página seguidos de una f hacen referencia a las figuras; los seguidos de una t se refieren a las tablas; los seguidos de una c designan
los cuadros.
467
468 Índice alfabético
Anatomía (cont.)
radicular apical
acceso en línea recta al orificio del
conducto, 182, 183f
evaluación con tope de silicona, 184f
generalidades, 181-189
problema clínico, 183c, 184f
pulpa necrótica e inmadura. Véase
Apicoformación
reabsorción apical invasiva, 183-184,
183f
UCD en la enfermedad periodontal, 182f
Anchura biológica, alargamiento coronal
determinación, 357, 357f, 448f
Anestesia
por bloqueo, 321-322
intrapulpar, 323, 323f
opciones para la trepanación quirúrgica, 317
uso
en cirugía periapical, 346
en urgencias por odontalgia, 320-323,
322f-323f
Angulación
anteroposterior, 33-36, 34f-36f
del haz de rayos
evaluación de la calidad de la imagen,
28-29, 28f
radiografías obtenidas con una
angulación incorrecta, 25-28,
27f-28f
incorrecta de la imagen
acortamiento, 32
anteroposterior, 33-36
efecto sobre las imágenes, 32-36
elongación, 32-33
Anhídrido carbónico, aerosol, 12, 12f-13f
Anquilosis
definición, 425
reabsorción por reposición inflamatoria,
432-434, 433f-434f
Antibióticos
pautas en las lesiones por avulsión, 429
prescripción de la dosis de choque,
317-319
uso
en la trepanación quirúrgica, 317
en urgencias por odontalgia, 319, 320,
320f
Antiinflamatorios no esteroideos (AINE), 319
Ápice radicular, exposición en ausencia de
lesión periapical
ejemplo de problema clínico, 348c, 349f
generalidades, 348, 348f-349f
Apicoformación
debilitamiento del diente por el
hidróxido cálcico, 242-243, 245f
indicaciones, 241
tras el tratamiento conservador fallido
de un diente con el ápice abierto,
107-108, 107f
método tradicional, 242, 242f-245f
en una sola sesión, tratamiento, 243
Apicoformación (cont.)
técnicas
con MTA, 243, 246f-248f
de revascularización o regeneración,
243-246
tratamiento del diente avulsionado, 430,
430f
Apósito quirúrgico periodontal, en el
alargamiento coronal, 369, 369f
Arco cigomático anterior, diagnóstico del
trastorno temporomandibular,
124-125, 124f
Articaína, 346
Asistencia posquirúrgica, cirugía periapical,
353
Astas pulpares, acceso a través, 158,
158f-159f
Aumento, lentes. Véase Lentes telescópicas
Avulsión, lesiones
daños tisulares mínimos en algunas, 427f
definición, 427
generalidades, 427-431
limpieza y reimplantación, 429, 429f
probabilidad de RIR, 428f
tratamiento agresivo, 428f
traumatismos como causa, 429f-430f
B
Barras de arco, en la interpretación de las
radiografías, 58, 59f
Barrillo dentinario, eliminación, 215f
agentes quelantes, 212, 213f-214f
hipoclorito sódico inútil, 212, 212f
irrigantes inútiles, 209, 211-212,
213f-214f
mayor eficacia de los desinfectantes
después, 214-216, 215f
necesidad
en la apicoformación, 242
para la obturación adherida con resina,
230
penetración
del sellador en los túbulos dentinarios,
219, 220f
de tapones de gutapercha en los
túbulos dentinarios, 227, 229f
técnica
de aspiración intraconducto, 211
de descenso coronal, 205
Bicuspidización
definición, 393-394, 394f
técnicas quirúrgicas, 404-405
Bifurcación
consideraciones acerca de la resección
radicular, 400, 400f
lesiones periodontales que afectan a la,
75-77, 78f
sin pérdida de inserción, 80-82, 81f
perforaciones
coronal, 165-166
criterios para la resección radicular o
dental, 396f
Bifurcación (cont.)
indicaciones para la cirugía
perirradicular, 388-390,
388f-391f
de molares superiores, 457, 458f
pronóstico, 458, 459f
reparación
de perforaciones pequeñas con
MTA, 388, 388f
quirúrgica de perforaciones grandes,
388, 389f
Bioingeniería radicular, 244
BioPure MTAD, 211-212
Bisel apical
preparación del ápice radicular
para la cirugía, 339-340, 340f,
349, 350f
revisión quirúrgica, 337-338
Blanqueo de dientes
causa de hipersensibilidad, 133
endodonciados y manchados, 445
Brasseler, fresa de punta cortante
alargamiento coronal, 364t, 373f
remodelación del hueso alveolar, 367
Bruxismo
desarrollo de trastorno
temporomandibular, 123-124
nocturno y traumatismo oclusal, 7
sensibilidad a la percusión, 7
Bupivacaína, 346
C
Ca(OH)2 Véase Hidróxido cálcico,
Ca(OH)2
Calor, técnica, extracción
de gutapercha de conductos pequeños,
283, 283f
de transportadores de núcleo metálicos,
292
Caninos
acceso a través de un canino inferior
rotado, 150-151, 151f
conductos múltiples, 157, 157f
determinación de la longitud de trabajo,
178f, 186
elongación en radiografías de caninos
superiores, 32-33
evaluación de la anatomía dental, 43,
44f
fractura
coronal, 71, 88f
radicular vertical, 91, 93f
hinchazón por extensión de la necrosis
pulpar, 313, 314f
identificación del orificio en caninos
inferiores, 172-173
no extracción de postes, 335-336, 336f
perforación, 85c, 86f, 167-168, 168f
reabsorción en caninos superiores, 183c,
184f
Caries. Véase también Cobertura pulpar
directa, exposición cariosa
Índice alfabético 469
Caries (cont.)
aberturas de acceso
extracción, 153-154, 154f-155f
restauración con el uso de detectores, 442
criterios para la resección para caries
extensas, 398f
ejemplo de problema clínico, 47c, 48f
indicaciones
patología pulpar, 46, 46f
tratamiento de la pulpa vital, 47,
47f-48f, 135, 144, 144f
inspección visual, 3, 3f
radiografías, 46-47
de lesiones, 46-47, 46f-47f
de restauraciones, 47, 48f
sellado coronal insuficiente a causa,
109-110, 109f
Carpules de anestésico, fabricación de
varitas de hielo, 12, 12f
Cavidad
de prueba, diagnóstico pulpar, 17
pulpar
calcificaciones, 162, 163f
extracción de materiales de
restauración, 276-281, 276f
prevención de perforaciones coronales,
163f, 164-166, 164f-166f
sellado durante la restauración de
dientes posteriores, 445-446
Cavit
extracción de la cavidad pulpar, 276,
287f, 288, 291-292
reducción de las filtraciones, 440
restauraciones provisionales, 440
CBCT (tomografía computarizada con haz
cónico)
evaluación de la anatomía dental, 43, 44f
como radiografía digital, 37-39, 40f
Cefaleas en racimo, causantes de dolor
facial, 130
Células madre
de la papila apical (SCAP), 244
del ligamento periodontal (PDLSC), 244
Cemento, desgarros, diagnóstico, 78-80,
80c, 80f
Cementoma
cambios radiológicos, 65, 66f
ejemplo de problema clínico, 66c, 67f
Cementos, tipos, para postes
intrarradiculares, 450-451, 450f-451f
Cigoma y TTM, 124-125, 124f
Circonio, postes, 449
Cirugía
periapical
ejemplos de problemas clínicos, 331c,
332f, 351c, 352f
fracaso de la cirugía previa como
indicación, 337-338, 339f
indicaciones, 326-330, 326f-330f
anatómicas, 333-334, 333f-334f
obstrucciones yatrógenas como
indicación, 334-337, 335f-338f
Cirugía (cont.)
razones, 325-326
reacción a cuerpos extraños, 330-331,
331f-332f
técnicas
in vitro
bisel apical, 339-340, 340f
compactación de obturaciones
con condensadores, 345,
345f-346f
generalidades, 339-345
instrumentos ultrasónicos con
punta de diamante, 341,
341f-342f
limas K activadas con
ultrasonidos, 341-344,
343f-334f
limpieza del conducto a mayor
profundidad, 342f
portadores para la aplicación de
MTA, 345, 345f
preparación apical completada,
324-345, 344f
punta ultrasónica prefabricada con
una longitud de corte de 3
mm, 340-341, 340f-342f
in vivo
anestesia y hemostatos, 346
colocación y estabilización del
tejido, 352-353, 352f
complicaciones, 353
cuidados posquirúrgicos, 353
diseño de colgajo de tejidos
blandos, 346-348, 347f-348f
ejemplos de problemas clínicos,
348c, 349f, 351c, 352f
exposición del ápice radicular en
ausencia de lesión periapical,
348, 348f-349f
obturaciones de extremos
radiculares: material/
aplicación, 351, 352f
preparación de la cavidad del
extremo radicular, 349-351,
350f-351f
raspado de lesiones de tejidos
blandos que penetran en el
hueso, 348
resección del extremo radicular,
349, 350f
perirradicular
conductos laterales como indicación,
384-384, 385f-387f
criterios para la elección de candidatos
caries extensa, 398f
conductos radiculares
infranqueables, 397f
defectos periodontales, 399f
fracturas
coronales, 396f
radiculares verticales, 395f
generalidades, 394-395
Cirugía (cont.)
instrumentos desprendidos
irrecuperables, 397f
obturaciones imposibles de extraer, 398f
perforaciones
de la bifurcación, 396f
a periodonto irreparables, 397f
por postes, 396f
reabsorciones cervicales, 398f
ejemplos de problemas clínicos, 387c,
387f, 391c, 392f-393f, 393c,
405c, 406f
fracturas radiculares como indicación,
392-393, 392f
generalidades, 384
perforaciones de la bifurcación como
indicación, 388-390, 388f-391f
recomendaciones de resección dental,
405, 405f
técnica de resección
dental, 403-405, 404f-405f
radicular. Véase Resección radicular
Clindamicina
prescripción de la dosis de choque, 317-319
para la trepanación quirúrgica, 317
Clorhexidina (CHX)
desinfección, 215
enjuague final, 211-212
irrigación, 215-216
mantenimiento de la vitalidad pulpar, 134
prevención de la liberación de MMP, 243
restauraciones provisionales, 441
revascularización o regeneración, 244
Cloruro de etilo, cristales, pruebas de frío,
12, 12f
Cobertura pulpar
directa
exposición
cariosa, 140-142, 140c, 141f-143f
yatrógena, 142-144, 143f
hidróxido cálcico usado, 137, 138f
indirecta, 134, 139
Codo, cremallera, 199, 201f
Colgajo(s)
alargamiento coronal con colgajos
envolventes, 364-365, 364f-365f
de base papilar, 346-348, 347f-348f
envolventes, alargamiento coronal,
364-365, 364f-365f
rectangular, tejidos blandos, 335, 347f
submarginal, tejidos blandos, 346, 347f
tipos usados en cirugía periapical,
346-348, 347f-348f
triangular, tejidos blandos, 335, 346
Compactación. Véase también Obturaciones
lateral
de la gutapercha
ejemplo de problema clínico, 223c
generalidades, 221-223, 222f-224f
como material de elección para la
obturación, 218-219
obturación adherida con resina, 230
470 Índice alfabético
Compactación (cont.)
vertical
técnicas para la gutapercha, 223-225,
225f-226f
uso
con obturaciones adheridas con
resina, 230
uso con transportadores de gutapercha
termoplastificada, 227
Concusión, lesiones, diagnóstico/
tratamiento/pronóstico, 422, 423f
Condensadores
compactación del material de obturación,
345
extracción de gutapercha, 456
Conducto(s)
calcificados
aberturas de acceso afectadas, 162, 163f
acceso
inicial, 249, 251f-252f
a la parte
apical, 252, 253f
media, 249, 252
casos problemáticos, 248, 250f
directrices para calcificaciones extensas,
253-254
irrigación, 249, 252
localización de orificios, 163f,
168-171, 168f-170f
penetración a la longitud de trabajo
estimada, 252
radiografía, 248, 249f
tratamiento conservador, 248-249, 251f
falsos (perforaciones radiculares), 199,
202f
en forma de bayoneta. Véase Conductos
en forma de S
en forma de C
resección radicular inviable, 400-401
tratamiento, 262-263, 263f-265f
en forma de S, 267-268, 267f-269f
incisivo, quistes, 66, 66f
laterales
ejemplo
de problema clínico, 387c, 387f
de revisión conservadora, 276c, 277f
indicaciones para la cirugía
perirradicular, 384-388, 385f-387f
postes intrarradiculares, 454-455, 455f
llorosos, 200-201
nasopalatino, quistes, 66, 66f
pulpar, obliteración (OCP), por luxación
del diente, 426, 426f
radiculares
ampliación y modelado. Véase también
Aberturas de acceso; Longitud de
trabajo, determinación
en conductos de curvatura
moderada-marcada, 265, 266f
desviaciones, 199, 199f, 201f-203f
eliminación excesiva de dentina
radicular, 202
Conducto(s) (cont.)
función esencial de los irrigantes,
196, 204, 209-212, 210f-212f
generalidades, 195
incorrectos, 204
más allá del final del conducto,
200-202, 203f
pérdida de la longitud de trabajo.
Véase Longitud de trabajo,
pérdida
problemas en conductos en forma
de C, 262-263
técnica(s)
actuales, 195, 204-205
de descenso coronal, 205, 206f
tradicionales, 195
anatomía. Véase también Conductos
calcificados; Escalones;
Reabsorción
conductos
adicionales, 158-160, 159f
falsos, 202f
cremalleras, 201f
curvatura moderada-marcada, 265,
266f
desarrollo radicular inmaduro/pulpa
necrótica. Véase Apicoformación
en forma de C, 262-263, 263f-265f,
400-401
en forma de S, 267-268, 267f-269f
generalidades, 195
perforaciones a periodonto, 202f,
203f
reconocimiento de tipos de
desviaciones, 269, 269f
infranqueables, resección radicular o
dental, 397f
limpieza y desinfección
como fase descuidada, 209
mejor uso de desinfectantes, 214-216
necesarias para el éxito de la
obturación, 230-231
problema clínico, 210c
propósito
de los desinfectantes, 214
de los irrigantes intraconducto,
209-212, 210f-212f
de las soluciones quelantes, 212,
213f-214f
obturación. Véase también Gutapercha,
técnicas de obturación
desafíos, 218-219
principios, 230-231
problema(s), 232-234, 233f-234f
clínico, 223c
identificados después, 234-239,
235f-238f
preparación del conducto,
231-232, 231f-232f
selladores radiculares, 219, 219f-221f
técnicas de adhesión con resina,
230, 230f
Conducto(s) (cont.)
visualización de vacíos radiológicos
después, 238-239
revisión del tratamiento. Véase
Revisión del tratamiento de
conductos radiculares
selladores. Véase Sellador, conducto
radicular
tratamiento. Véase también Fracaso del
tratamiento; Longitud de trabajo,
determinación; Orificios,
localización, identificación
diagnóstico correcto, 20
evaluación de la anatomía dental,
43, 44f-45f
fractura radicular vertical causada,
91
interpretación radiológica, 10-11
lesiones laterales o de la bifurcación
sin pérdida de inserción como
indicación, 80-82, 81f
pulpitis
irreversible como indicación,
18-19
reversible que no indica, 18
tratamiento pulpar vital frente a
indicaciones, 134-137, 136c,
137f
Conos
de plata
extracción
del conducto radicular, 294-296,
294f-296f, 334-335, 335f
con limas Hedström, 289-290, 290f
filtraciones oclusales, 239
obturación, 218-219
reabsorción externa, 104f, 107
sellado coronal inadecuado, 109-110,
110f
maestros de gutapercha
adaptación a medida antes de la
obturación, 234, 259, 260f-261f
corte a la longitud deseada, 232, 232f
disolución al extraer los
compactadores, 233
falta de recubrimiento con sellador
radicular, 237
imposibilidad de insertarlo a la
profundidad completa, 237
como material de elección para la
obturación, 219
Constricción apical
aplicación del material de obturación más
allá, 234
establecimiento de una longitud de
trabajo que se queda corta, 204
pérdida tras una instrumentación
excesiva, 200-201
prevención, 201
tratamiento, 201
Copa profiláctica, pruebas de calor, 13-14,
15f
Índice alfabético 471
Coronas. Véanse también Filtraciones
coronales; Fracturas coronales
aberturas de acceso a través, 166-167,
166f-167f
diagnóstico de la pulpitis irreversible, 19
extracción, 275-276, 275f
de postes del interior de coronas
completas, 278-279, 279f
pruebas con frío en coronas
ceramometálicas, 13, 14f
imágenes radiológicas, 24-25, 27f
Cortes cónicos, 25-28, 28f
Cremalleras en conductos, 199, 201f
Cuarzo, postes de fibra, 448
Cubiertas pulpares, uso de MTA, 137-138,
138f
Cuerpos extraños. Véase Extracción de
objetos metálicos
Curación, período. Véase también Fracturas
radiculares horizontales (FRH)
alargamiento coronal, 369-370, 369c,
369f-370f
radiografía de lesiones endodóncicas, 66,
67f
Curvatura de conductos
en forma de C, 262-263, 263f-265f,
400-401
en forma de S, 393-394, 401f-402f,
404f-405f
moderada-marcada, 265, 266f
Cvek, pulpectomía parcial, con MTA, 145,
146f-147f
D
Defectos óseos, por patología pulpar/
periodontal
absceso
periapical agudo, 72f, 82
periodontal agudo, 73-74, 73f
desgarros del cemento, 78-80, 80f
fracturas
coronales profundas, 87-89, 88f-90f
radiculares Véase Fracturas radiculares
verticales
interacciones con enfermedades, 71
lesiones
por formas agresivas de periodontitis,
77-78, 78f
inducidas por alteraciones periodontales
o pulpares, 73-85, 73f, 81f
laterales/de la bifurcación sin pérdida
de inserción, 80-82, 81f
periodontales
que afectan a la bifurcación, 75-77,
78f
sin relación con patología
periodontal/pulpar, 87-95
perforaciones radiculares. Véase
Perforaciones radiculares, respuesta
del periodonto
periodontitis crónica. Véase Periodontitis
crónica
Defectos óseos, por patología pulpar/
periodontal (cont.)
reabsorción radicular externa, 78, 79f
surco lingual del desarrollo en los
incisivos laterales superiores, 92-93,
94f
trayectos fistulosos crónicos de origen
pulpar. Véase Trayectos fistulosos de
drenaje de origen pulpar
Delta apical, 179f-180f, 180-181
Densidad apical, tras la obturación,
236-238, 236f-237f
Dentina
eliminación excesiva de dentina radicular,
202
impactación con hipoclorito sódico, 211
limpieza incorrecta de los restos, 204
pérdida de la longitud de trabajo por la
compactación, 197-198, 198f
tratamiento de la pérdida de la
constricción apical con virutas, 201
Desbridamiento, eliminación de la pulpa
necrótica, 310-311
Descenso coronal, técnica
ampliación y modelado del conducto,
205, 206f
extracción
de la gutapercha de la mitad coronal
de los conductos pequeños, 284,
284f
de la pulpa necrótica, 310-312
Desgaste, patrones, sensibilidad a la
percusión, 7
Desinfectantes, 214-216
Destornillador de joyería, 281, 281f
Desviaciones anatómicas de los dientes, 269
Deterioro apical transitorio por luxación
dental, 427
DFIP (dolor facial idiopático persistente),
123
Diagnóstico
diferencial
absceso periodontal usando el, 8-9
defectos óseos. Véase Defectos óseos,
por patología pulpar/periodontal
generalidades, 11
pulpar, tras las pruebas
aerodontalgia/barodontalgia, 19
diagnóstico pulpar final, 20
normal, 19
pulpa necrótica, 19
pulpitis
irreversible, 18-19
no localizada, 19
reversible, 17-18
Dientes
anteriores. Véase también Incisivos
aberturas de acceso a través, 158,
159f-160f, 160
cementoma, 65, 66f
determinación de la longitud de
trabajo, 182, 187f
Dientes (cont.)
exposición pulpar por fractura
traumática, 144-145
factores en la restauración permanente,
445, 446f
inferiores
cementoma, fundamentalmente, 65,
66f
identificación de orificios, 159f,
172-173, 173f
multirradiculares, eliminación del
cíngulo, 445
obtención de radiografías, 25c, 26f,
31, 31f-32f
perforaciones hacia la inserción
periodontal, 85, 87f
prueba pulpar eléctrica, 14, 16f
radiografías, 25, 25c, 26f-27f, 31,
31f-32f, 49, 49f
tratamiento de la pulpa necrótica,
310-315, 311f-315f
hipersensibilidad
consideraciones sobre el paciente,
etiología y aspectos terapéuticos,
132-133
definición, 133
dentífricos o soluciones, 18
desensibilización, 133
pacientes, 305
tratamiento de la pulpa vital. Véase
Pulpa vital, tratamiento
impactados, radiografías, 58, 58-59f
inmaduros, prueba
de anestésico, 14-15, 17f
pulpar eléctrica, 14, 16f
multirradiculares, tratamiento, 154,
154f-155f
de pulpas necróticas, 311
normales
diagnóstico, 17
imágenes radiológicas, 36, 36f
pruebas con frío primero, 12-13, 13f
posteriores
aberturas de acceso a través, 160-162,
160f-161f
establecimiento de la longitud de
trabajo, 182
postes intrarradiculares, 445
preparación de la abertura de acceso,
160-162, 160f-162f
prueba pulpar eléctrica, 14, 16f
pulpas necróticas, 310-315, 311c,
312f-313f, 315f
radiografía de fracturas coronales, 49,
50f
restauración permanente, 445-447,
446f-447f
tratamiento de dientes
multirradiculares, 154, 154f155f
superiores
calidad de las imágenes, 29, 30f-31f
472 Índice alfabético
Dientes (cont.)
ejemplos de problemas clínicos, 408c,
411f
elongación en las radiografías, 30f-31f,
32-33, 34f-35f
identificación de conductos, 171-172,
171f-172f
radiografías, 24-25, 27f
radiotransparencia, 56f-57f
signos de trastorno temporomandibular,
124-125, 124f
surco lingual del desarrollo en incisivos
laterales, 92-93, 94f
Dique dental (de goma)
aislamiento dental, 152-153, 152f-153f
alargamiento coronal, 360, 360f-361f
colocación para las pruebas térmicas, 14
desinfección, 153, 153f
pruebas
de calor, 16f
pulpares térmicas, 14, 16f
retracción para poder ver la posición de
la película, 25-28, 28f
Discrepancias oclusales
diagnóstico del dolor no odontógeno,
120-121
ejemplo
de problemas clínicos, 121f-122f, 122c
de solución de problemas, 120c,
120f-121f
Disolvente, técnica de extracción
de gutapercha, 285, 285f
de transportadores de núcleos de plástico,
288-289
Displasia cemento-ósea. Véase Cementoma
Dolor
cardiógeno, 130
diagnóstico pulpar. Véase Diagnóstico
pulpar, tras las pruebas
escuchar a un paciente que describe su
dolor, 2-3
facial idiopático persistente (DFIP), 123
mioaponeurótico, interpretación, 3
no odontógeno, diagnóstico
descripción, 119-120
discrepancias oclusales causante. Véase
Discrepancias oclusales
dolor facial atípico, 123
neuralgia del trigémino, 123
otras etiologías, en la cavidad oral y la
cabeza, 130
sinusitis maxilar, 129-130, 130f
TTM. Véase TTM (trastorno
temporomandibular)
Dolor postherpético, 130
Drenaje. Véase Incisión y drenaje
E
E. faecalis, infecciones residuales, 116
Edge-Ease, almohadillas, película, 27f
EDTA (ácido etilenodiaminotetraacético)
como agente quelante, 212, 213f-214f
EDTA (ácido etilenodiaminotetraacético)
(cont.)
extracción del sellador radicular, 285
obturación adherida con resina y uso, 230
como producto para el enjuague final,
211-212
Elongación
angulación incorrecta de la imagen como
causa, 27f, 30f-31f, 32-33, 34f
evaluación de la calidad de la imagen,
28-29, 28f
Endo Ice, 12, 12f-13f
EndoActivator, 211
EndoVAC, 211
Enfermedad
periodontal
absceso periodontal agudo, 73-74, 73f
cambios radiológicos, 67-68, 67f-68f
desgarros del cemento, 78-80, 80f
lesiones
que afectan a la bifurcación, 75-77,
78f
de origen pulpar, 73-80, 73f, 81f
movilidad observada en dientes, 9-10
periodontitis
agresiva, 77-78, 78f
crónica. Véase Periodontitis crónica
reabsorción radicular externa, 78, 78c,
79f
resecciones radiculares o dentales, 399f
sondaje en la evaluación endodóncica,
8-9, 9f
postratamiento. Véase Fracaso del
tratamiento
Escalones
consecuencias de la imposibilidad de
eliminarlos, 196
descubrimiento de otros conductos tras
su eliminación, 158-160, 159f
errores de instrumentación que producen,
199, 201f
extracción de la gutapercha con
disolvente, 285, 285f
franqueo con instrumentos de acero
inoxidable, 205
mejora de las aberturas de acceso
posteriores mediante la eliminación,
151f-152f, 160-162
pérdida de la longitud de trabajo, 196,
196f
que restringen la ampliación y el
modelado de los conductos, 204
verificación de la ausencia, antes de la
obturación, 231
Espaciadores
digitales, de aleación NiTi, 233
manuales, de aleación NiTi, 233
Estructura(s)
dental
debilitamiento por eliminación
excesiva de dentina radicular,
202
Estructura(s) (cont.)
extracción de estructura no soportada,
156
inmadurez radicular como causa de
debilitamiento, 242-243
radiopacas
ejemplo de problema clínico, 58c, 60f
influencia en la interpretación de las
radiografías, 58-59, 58f-60f
Excavación escalonada, para cobertura
pulpar indirecta, 139
Exploraciones clínicas, 3-10
inspección visual, 3-5
prueba
de movilidad, 9-10
de palpación, 6
de percusión, 6-7
de la presión de mordida, 7
sondaje periodontal, 8-9
uso de la sonda, 5-6
Exposición radiológica, control, 23, 23f-24f
Extracción
de objetos metálicos. Véase también
Instrumentos desprendidos
conos de plata, 294-296, 294f-296f
con el equipo de herramientas
Masseran, 290-291, 291f
fragmentos grandes, 298, 298f-299f
con instrumentos ultrasónicos, 289, 289f
con limas Hedström, 289-290, 290f
obturadores transportadores de núcleos,
291-293, 292f-294f, 293c
con pinzas especializadas, 290
perforaciones importantes como
indicación, 458, 460f
Extractor IRS, fragmentos de instrumentos,
298-299
Extrusión ortodóncica, indicaciones para el
alargamiento coronal, 362-363
F
Factores ambientales, película/sensores
digitales, 23
Fenestración
ejemplo de problema clínico, 331c, 332f
como hallazgo anatómico normal, 6, 6f
planificación del tratamiento quirúrgico,
358, 359f
Fenol, no para usar en el conductor
radicular, 214
Ferrule
anchura, para postes intrarradiculares,
451, 451f-453f
efecto
contraindicaciones para el alargamiento
coronal, 448f
indicaciones para el alargamiento
coronal, 360-361
prevención del fracaso del tratamiento
restaurador, 361, 361f
retención del cíngulo en dientes
anteriores, 445
Índice alfabético 473
Férulas, inmovilización
lesiones por luxación
extrusiva, 423-424
lateral, 424
pautas para las lesiones por avulsión,
429-430
tras la resección dental, 403-404
Fibroma osificante periapical. Véase
Cementoma
Fiebre
absceso periodontal agudo, 73
dosis de choque de antibiótico, 320
File-EZE, quelante, 212
Filtraciones coronales
obturaciones radiculares expuestas/
contaminadas a causa, 460-461, 460f
patología perirradicular/persistencia a
causa, 109-110, 109f-111f
restauraciones
de dientes anteriores, 445, 446f
provisionales, riesgo, 440, 442c, 443f
sellado de orificios de conductos para
evitar, 444-445, 444f
Fisuras dentales, 418-420, 419f, 442
Fluctuación. Véase también Incisión y drenaje
ausencia
con drenaje a través del diente, 314
sin drenaje a través del diente, 315
Formaldehído, no para su uso en el
conducto radicular, 214
Formocresol, no para su uso en la
pulpotomía, 144
Fracaso
endodóncico, cambios radiológicos,
64-65, 65f
del tratamiento
conductos infranqueables como causa,
111-112, 112f
contaminación del espacio del
conducto como causa, 107
diagnóstico(s), 106-107, 116, 116f
que se confunden, 103-106,
103f-106f, 104c, 106c
éxito del tratamiento conservador, 97,
98f-99f
generalidades, 97
instrumentos desprendidos como
causa, 112-115, 113f-115f
sellado
apical inadecuado como causa,
107-109, 107f-108f, 108c
coronal inadecuado como causa,
109-110, 109f-111f
tratamiento conservador incompleto
como causa, 99-101, 101f-103f,
103c
Fracturas
coronales
cambios radiológicos, 49, 49f-50f
complicaciones endodóncicas, 125,
126f
conservación de dientes, 421, 422f
Fracturas (cont.)
criterios para la resección radicular o
dental, 396f
de cúspide completa, 4f
etiología de fracturas profundas,
87-89, 88f-90f
inspección visual, 4
prevención activa, 421
problema clínico, 89c, 90f
en rebordes marginales intactos, 4f
sensibilidad a la percusión, 7
en la superficie interproximal, 4f
el trastorno temporomandibular como
causa frecuente de fracturas
profundas, 125
dentales. Véanse también Fracturas
coronales; Fracturas radiculares;
Lesiones dentales traumáticas
alargamiento coronal para fracturas
profundas, 361-362, 362f
definición, 419f-421f
exposición pulpar en fracturas
traumáticas, 144-145
fisuras y grietas, 418-420, 419f
sonda del calibre 17 para detectar, 5-6,
6f
sondaje periodontal indicativo, 4f, 9
de instrumentos NiTi, 298
mesorradiculares
fracturas radiculares horizontales del
tercio medio, 434, 435f
radiografías diagnósticas, 49, 50f
de postes. Véase Postes intrarradiculares
fracturados, extracción
radiculares
ejemplo de problema clínico, 393c,
393f
horizontales (FRH)
ausencia de curación, 436-437, 437f
curación
de hueso y tejido conjuntivo,
436, 436f
por unión de tejido conjuntivo/
tejidos blandos, 436, 437f
generalidades, 435
tercio
apical, 434, 434f
coronal, 434, 435f
medio, 434, 435f
unión calcificada entre segmentos en
curación, 435, 435f-436f
mesorradiculares, 49, 50f
postes roscados con riesgo, 448, 449f
problemas para la reparación
quirúrgica, 392-393, 392f
verticales
cambios clínicos y radiológicos,
103-106, 105f
diagnóstico
diferencial, 89-92, 91f, 93f-94f
radiológico, 49-51, 51f, 103f,
105f
Fracturas (cont.)
ejemplos de problemas clínicos, 91c,
92f, 104c, 105f-106f, 106c,
381f, 382c
indicaciones
del alargamiento coronal, 379,
381f, 382c
para la resección radicular, 395f,
409, 412f-413f
sondaje periodontal, 9, 103, 104f
trayectos fistulosos de drenaje
crónicos, 103, 104f
Frank, técnica, 242
Fresas
abertura de acceso a través de coronas, 167
acceso a dientes
anteriores, 129f, 160
posteriores, 124-125, 130f
de Brasseler de punta cortante, 364t,
367, 373f
Gates-Glidden. Véase Gates-Glidden
(GG), fresas
Masseran. Véase Masseran, juego de
herramientas, extracción
tratamiento del trastorno
temporomandibular, 127, 128f
Frío, pruebas
colocación del dique de goma, 14
diagnóstico pulpar, 12f-14f
generalidades, 12-13
Fusión de raíces, resección radicular
inviable, 400-401
G
Gasa, para las pruebas con hielo, 12, 12f
Gates-Glidden (GG), fresas
curvatura moderada-marcada de
conductos, 265
extracción
del conducto de una cabeza de fresa
desprendida, 298, 298f-299f
de gutapercha, 281, 284, 284f
Glyde, quelato para limas, 212
Grabado ácido, 442
Grietas dentales, 418-420
Guta-Core, transportadores de núcleos,
227, 229f
Gutapercha, 286-288
extracción
antes de ampliar el espacio del
conducto, 456
de la mitad
apical de conductos pequeños, 282f,
284-285, 285f
coronal de conductos pequeños,
técnica
de calor, 283, 283f
con fresas Gates-Glidden o Peeso,
284, 284f
de instrumentos rotatorios de
NiTi, 281-284, 282f
ultrasónica, 283-284, 284c, 284f
474 Índice alfabético
Gutapercha (cont.)
transportadores de núcleos de plástico,
286-288, 287-288f
técnicas de obturación
compactación
lateral, 221-223, 222f-224f
vertical, 223-225, 225f-226f
eficacia, 218
ejemplo de problema clínico, 223c
generalidades, 221-227, 222f
problemas
preparación, 231-232, 231f-232f
identificados después, 234-239,
235f-237f
selladores de conductos radiculares.
Véase Sellador, conducto radicular
técnicas
de inyección termoplástica,
225-226, 226f-227f
de transportadores de núcleos
termoplásticos, 227, 228f-229f
uso en conductos en forma de C, 263,
264f-265f
H
Hallazgos subjetivos, en el diagnóstico del
dolor, 2-3
Hedström, limas
extracción
de gutapercha de conductos, 281, 282f
de limas rotas, 298, 300f
de objetos metálicos, 289-290, 290f
de transportadores de núcleos de
plástico, 288-289, 288f
limpieza de conductos en forma de C,
262-263
tratamiento de la pérdida
de la constricción apical, 201
de la pérdida de longitud de trabajo, 198
Hemisección. Véase Resección dental
(hemisección)
Hemostáticos, uso
en cirugía periapical, 346
en perforaciones coronales, 165
Hemostatos. Véase Película/sensores digitales
Hertwig, vaina radicular epitelial (VREH),
177-178, 178f-179f
Hidróxido cálcico, Ca(OH)2
aumento de la reabsorción por reposición
con el uso, 256-257
cobertura pulpar indirecta, 139
desinfección, 215
determinación de la reabsorción interna,
255
lesión por luxación intrusiva tratada, 140
MTA, 242-243, 245f
reabsorción inflamatoria tratada,
428f-429f, 431-433, 432f
restauraciones provisionales, 441
tratamiento
de la constricción apical, 201
de la pulpa vital, 137, 138f
Hidróxido cálcico, Ca(OH)2 (cont.)
uso
en la apicoformación, 242, 244f-245f
en conductos en forma de C, 262-263
Hielo
fabricación con carpules de anestésico,
12f
protección de los dientes contiguos, 12f
pruebas de frío, 12
varitas, pruebas, 12f
Hinchazón, en abscesos periodontales/
periapicales agudos, 73, 73f
Hipersensibilidad dentinaria
consideraciones acerca del paciente,
etiología y aspectos terapéuticos,
132-133
definición, 133
dentífricos o soluciones, 18
empleo de la desensibilización, 133
generalidades, 132-133
tratamiento de la pulpa vital. Véase Pulpa
vital, tratamiento
Hipoclorito sódico (NaOCl)
agentes
para la limpieza final, 211-212
quelantes alternando, 212
ampliación y modelado de conductos,
196, 204
aplicación, 211, 211f
efecto sobre la dentina, 211
extracción
de la pulpa necrótica, 310-311
del sellador radicular, 285
incremento de la eficacia, 209-211
como mejor irrigante intraconducto, 212
problema clínico, 210c
pulpectomías, 308
Hueso
alveolar, contornos
alargamiento coronal para remodelado,
366-367, 367f-368f
ejemplos de problemas clínicos, 358c,
359f
planificación del tratamiento
quirúrgico, 358, 358f-359f
crestal
perforaciones que dañan, 75, 85
sondaje de la posición, 72, 72f
tratamiento de la reabsorción, 261
y tejido conjuntivo, en las fracturas
radiculares horizontales, 436, 436f
I
IKI (yoduro potásico-yodo), desinfección, 215
Implantes
ejemplo de problema clínico, 58c, 60f
interpretación radiológica, 58, 59f
retención dental, 356
In vitro. Véase Cirugía periapical, técnicas
in vitro
In vivo. Véase Cirugía periapical, técnicas
in vivo
Incisión y drenaje
ausencia de fluctuación
con drenaje a través del diente, 314
sin drenaje a través del diente, 315
fluctuación
con drenaje a través del diente, 314,
315f
sin drenaje a través del diente, 314,
316f
generalidades, 314-315
Incisivos
alargamiento coronal de incisivos
fracturados, 358c, 359f
anestesia, 321
apicoformación con hidróxido cálcico,
242, 244f
conductos en forma de S en los incisivos
superiores, 267-268
curación de fracturas horizontales, 436,
436f
extracción de postes fracturados, 276-278
fibromas osificantes periapicales, 61-62,
61f-62f
fractura
del tercio apical, 434, 434f
traumática con exposición pulpar,
134f, 144-145
identificación de la posición de los
orificios en los incisivos inferiores,
172-173, 173f
lesiones por luxación lateral, 424, 424f
localización de varios conductos, 99-101,
102f, 157-160, 157f, 159f,
172-173, 173f
patología periapical, 61-62, 61f-62f
postes sobreextendidos, 336, 337f
prueba pulpar eléctrica, 14, 16f
puentes dentinarios, 145, 147f
pulpas necróticas, 310, 311c
radiografías de incisivos inferiores, 28-29,
28f
reabsorción
tras la implantación, 429-430, 429f
tras una lesión traumática, 431, 432f
radicular idiopática, 259, 261f
por reposición inflamatoria, 432-433,
434f
surco lingual del desarrollo en incisivos
laterales, 92-93, 94f
uso de radiografías en dientes superiores,
24-25, 25f-26f
Infiltración palatina, de la anestesia,
321-322
Inserción fibrosa periodontal, 357f
Inspección visual
diagnóstico pulpar, 3-5
ejemplo de problema clínico, 3c, 3f
Instrumentos. Véase también Limas; NiTi
(níquel-titanio), instrumentos
alargamiento coronal, 364t
cirugía perirradicular, 388, 399f,
399f-400f
Índice alfabético 475
Instrumentos (cont.)
desprendidos
bloqueo/pérdida de la longitud de
trabajo, 198-199, 199f-200f
extracción con cabezas de fresas GG/
Peeso, 298, 298f-299f
extracción endodóncica, 298-301,
300f-302f
extracción, 298-301
fracaso del tratamiento, 112-115,
113f-115f
prevención, 296-297, 297f
resección radicular/dental para
instrumentos irrecuperables, 397f
rodeo sin extracción, 301, 301f, 397f
lubricación con la irrigación, 209
perforaciones con instrumentos
endodóncicos, 384, 390, 391c, 392f
rotatorios de NiTi. Véase NiTi (níqueltitanio), instrumentos rotatorios
ultrasónicos
extracción
de fragmentos de instrumentos,
300-301, 301f
de gutapercha de la mitad coronal
de conductos pequeños,
283-284, 283f
de materiales
de obturación pastosos, 286
de restauración de la cavidad
pulpar, 276, 277f
de objetos metálicos, 283f, 289, 289f
de postes intrarradiculares, 300-301,
301f
punta de diamante, 341, 341f-342f
tipos
causantes de fracturas alrededor de
la abertura de acceso, 284c
dispositivos de irrigación, 211
limas K activadas con ultrasonidos,
341-344, 343f-344f
problema de desprendimiento de
lima, 300-301
punta
de diamante, 341, 341f-342f
prefabricada con una longitud de
corte de 3 mm, 340-341,
340f-342f
Interacciones con enfermedades, 71
Inyecciones
intraligamentosas, anestesia, 322-323,
323f
intraóseas, anestesia, 322-323
Ionómero de vidrio, en perforaciones
coronales, 164-165
IRM. Véase Material restaurador intermedio
(IRM)
Irrigantes
ampliación/modelado de conductos, 196,
204
conductos calcificados franqueados,
249-250
Irrigantes (cont.)
dispositivos ultrasónicos, 211
eliminación del barrillo dentinario, 209,
210f
función, 209-212, 210f-212f
obturación, 231
pérdida de la longitud de trabajo por
falta, 196
L
LAE. Véase Localizador apical electrónico
(LAE)
Ledermix, pasta, como desinfectante, 215
Lengua musculosa, colocación de la película
alrededor, 25, 27f
Lentes telescópicas. Véase también
Microscopios
extracción de instrumentos rotos, 298
identificación de orificios, 175
inspección de la excavación de
calcificaciones, 162
preparación de accesos, 163f-164f, 164
restauración de aberturas de acceso, 442
Lesión(es)
dentales traumáticas
concusión, 422, 423f
dientes con fracturas horizontales,
respuesta de curación, 435-437,
435f-437f
fracturas radiculares horizontales,
434-435, 434f-435f
generalidades, 421-425, 422f
lesiones por avulsión, 427-431,
427f-430f
luxación
extrusiva, 423-424, 423f
intrusiva, 424-425, 425f
lateral, 424, 424f
pruebas de sensibilidad, 6-7
reabsorción asociada, 431-434,
431f-434f
resultados de la prueba pulpar
eléctrica, 14
secuelas de las lesiones por luxación.
Véase Luxación, lesiones,
secuelas
subluxación, 42-423, 423f
tiempos de inmovilización, 437, 437t
endodóncicas curadas, 66, 67f
en forma de J, fracturas radiculares
verticales, 103, 103f
laterales, en la necrosis pulpar, 60c
por luxación lateral, diagnóstico/
tratamiento/pronóstico, 424, 424f
periodontales-endodóncicas, 81-82
Ligamento
inyecciones de anestesia, 322-323, 323f
periodontal (LPD)
determinación de la longitud de
trabajo, 178-180, 180f
reabsorción inflamatoria por
reposición, 432-433
Lima C+
franqueo de conductos calcificados, 249
apertura de vías, 205
Limado de permeabilidad, tratamiento de la
pérdida de la longitud de trabajo,
201-202
Lima(s)
apical maestra (LAM)
compactación lateral, 221, 222f
identificación
de conductos poco preparados, 204
de la pérdida de longitud de trabajo,
196, 197f
solución de problemas
en los conductos en forma de S, 267
en la preparación de conductos para
la obturación, 231
Hedström. Véase Hedström, limas
instrumentos NiTi rotatorios. Véase NiTi
(níquel-titanio), instrumentos
rotatorios
NiTi. Véase NiTi (níquel-titanio),
instrumentos
Limas K
activadas por ultrasonidos
conductos
obturados con gutapercha, 343f
sin preparar, uso, 343f
extracción, 344f
de la gutapercha, 344f
generalidades, 341-344
parámetros de la unidad ultrasónica, 334f
desviaciones en la anatomía de los
conductos causadas, 199
extracción
de la gutapercha de conductos grandes,
281, 282f
de la pulpa necrótica, 311-312
franqueo de conductos calcificados, 249
trepanación apical, 316-317
Localizador apical electrónico (LAE)
determinación de la longitud de trabajo,
58, 59f, 187-189
irrigación con el uso, 211
Longitud de trabajo
determinación, 162
anatomía radicular apical. Véase
Anatomía radicular apical
bases anatómicas para los problemas,
177-181
ejemplos de problemas clínicos, 183c,
184f, 190c, 191f-192f, 192c
eliminación de la pulpa necrótica
mediante el establecimiento,
312-313, 312f-313f
estado pulpar/periapical, 190-193,
190c, 191f-192f
estructura radicular en desarrollo,
177-178, 178f-179f
implicaciones postratamiento/
resultados basándose, 191f-193
localizador apical electrónico, 187-189
476 Índice alfabético
Longitud de trabajo (cont.)
morfología
interna del extremo del conducto
radicular, 178-180, 180f
radicular apical externa, 178,
179f-180f
otras técnicas clínicas, 189, 189f
parte apical de los conductos
radiculares, 180-181, 180f
posición del orificio apical, 181, 181f
técnicas radiológicas, 184-187,
185f-188f
pérdida, 196-199
compactación de restos de dentina/
tejido como causa, 197-198, 198f
corrección quirúrgica, 198, 199f
creación de una nueva longitud de
trabajo coronal a un bloqueo en
caso, 198, 198f
errores causantes, 196, 196f-197f
instrumentos de NiTi
desprendidos o rotos como causa,
196-199, 199f-200f
más recientes, 199
preparación para obturar, 231f-232f
Luxación
dental, deterioro apical transitorio, 427
extrusiva, lesiones, 423-424, 423f
intrusiva, lesiones
diagnóstico/tratamiento/pronóstico,
424-425, 425f
reabsorción inflamatoria, 257, 431-432
lesiones
por concusión, 422, 423f
diagnóstico correcto, 422
luxación
extrusiva, 423-424, 423f
intrusiva, 424-425, 425f
lateral, 424, 424f
secuelas
cambio de color de la corona, 427,
427f
deterioro apical transitorio, 427
generalidades, 426
necrosis pulpar, 427
obliteración del conducto pulpar
(OCP), 426, 426f
pérdida ósea marginal, 426, 426f
subluxación, 422-423, 423f
M
Masseran, juego de herramientas, extracción
de fragmentos de instrumentos, 299-300,
300f
de objetos metálicos, 290-293, 291f
de postes, 279-280, 280f
Material(es). Véase también Gutapercha;
MTA (agregado de trióxido mineral)
adheridos con resina, 227, 230, 230f,
234-238
evolución de la obturación, 218-219
MTAD, 211-212
Material(es) (cont.)
para restauración(es)
de aberturas de acceso, 441-495
de dientes posteriores, 445-447,
446f-447f
provisionales entre tratamientos, 440-441
restaurador intermedio (IRM)
estudio de un caso, 442c, 443f
como material
de obturación radicular, 344-345, 351
provisional, 440-441
trabajo con postes. Véase Postes
intrarradiculares
tratamiento de la pulpa vital, 137-139,
138f-139f
Medición del calibre de la obturación de
gutapercha, 221, 222f
Metaloproteasas de la matriz (MMP), 243
Microscopios quirúrgicos
extracción de instrumentos desprendidos,
298
identificación de orificios, 175
inspección de la excavación de
calcificaciones, 162
restauración de aberturas de acceso, 442
MMP (metaloproteasas de la matriz), 243
Molares. Véase también Premolares
bifurcación de lesiones laterales sin
pérdida de inserción, 81-82, 81f
inferiores
anestesia, 322, 322f
conducto(s)
radicular inadecuado, 99-101,
101f-102f
en forma de C. Véase Conductos en
forma de C
ejemplo de problema clínico, 29c, 30f
extracción de transportadores de núcleos
metálicos con pinzas, 292, 293f
identificación de orificios, 173-175,
173f-175f
obtención de radiografías, 29, 29f
obturación, 221, 223f
con conos de plata, 294, 294f
resección dental, 404, 405f
resultados de la resección radicular o
dental, 408-414, 412f-414f
revisión de conductos radiculares
inadecuados, 275, 275f
lesiones periodontales que afectan a la
bifurcación, 75-77, 78f
prueba pulpar eléctrica en las cúspides,
14, 16f
superiores. Véase también Conductos en
forma de C
conductos radiculares inadecuados, 99,
99c, 100f-101f, 103c, 103f
extracción
de fragmentos metálicos de las
raíces, 301, 301f
de obturadores transportadores de
núcleos metálicos, 291, 292f
Molares (cont.)
fracturas coronales profundas, 88-89, 90f
identificación de orificios, 162f, 172,
172f
resultados de la resección radicular,
407-408, 407f-411f
surco lingual del desarrollo, 92-93, 94f
Monobloque, en la obturación adherida con
resina, 230
Movilidad
diagnóstico pulpar, 9-10
pruebas, para las fracturas coronales
profundas, 88
MTA (agregado de trióxido mineral)
apicoformación, 246f-248f
cambio de color, 145, 147f
cobertura pulpar, 137-138, 140-142,
141f-142f
indirecta sustituida, 139
exposición pulpar por fractura traumática
tratada, 145, 146f
como material de obturación radicular,
344-345, 345f-346f, 351, 351c,
352f
mezcla, 139, 139f
patología por sellado apical inadecuado
tratada, 107-108
pérdida de la constricción apical tratada,
198
perforaciones
de la bifurcación reparadas, 388,
388f-389f, 457-458
coronales tratadas, 152-153, 165, 166f
radiculares tratadas, 84
pulpotomías, 138, 144
restauraciones provisionales, 440
versiones disponibles, 138-139
MTAD, BioPure, 211-212
M-wire, limas, 204
N
NaOCl. Véase Hipoclorito sódico (NaOCl)
Necrosis pulpar. Véase Pulpa necrótica
Neoplasias, dolor, 130
Neuralgia del trigémino, 123
NiTi (níquel-titanio), instrumentos
aplicación de desinfectantes, 215-216
desviaciones del conducto, 199, 199f,
201f-203f
extracción de fragmentos, 298-299
más allá del final del conducto, 200-202,
203f
pérdida de la longitud de trabajo. Véase
Longitud de trabajo, pérdida
prevención del desprendimiento, 297, 297f
problemas durante la obturación,
232-234
propensión a la fractura, 298
rotatorios
ampliación y modelado del conducto,
205
compactación vertical, 224, 226f
Índice alfabético 477
NiTi (cont.)
conductos en forma de S tratados,
268, 268f
desinfectantes, 215-216
extracción
de la gutapercha, 281-285, 282f
de obturaciones de pasta, 286
de la pulpa necrótica, 310-311
de transportadores de núcleos de
plástico, 288
obturación, 230-231
prevención del desprendimiento, 297,
297f
pulpectomías, 308
técnica del descenso coronal, 205, 206f
uso
actual, 195, 204-205, 206f
incorrecto, 202, 204
O
Obstrucciones yatrógenas que necesitan
cirugía
ausencia de espacio disponible en el
conducto, 337f
consideraciones funcionales o estéticas, 336f
debilitamiento de la estructura dental al
extraer un poste, 336f
extracción de conos de plata, 335f
fragmentos de instrumentos rotos, 335f
generalidades, 334-337
instrumentos rotos, 338f
perforaciones. Véase Perforaciones
Obturación(es). Véase también Gutapercha,
técnicas de obturación
adheridas con resina
generalidades, 237, 230
ilustración, 230f
problemas identificados después,
234-238
compactación con condensadores, 345,
345f-346f
evolución de los materiales, 218-219
fracturas radiculares verticales, 49-51, 51f
inadecuada, 101, 102f
materiales. Véase Material(es)
pastosas
extracción del conducto radicular,
285-286, 286f
filtraciones oclusales, 239
obturación, 218-219
principios, 230-231
problemas al preparar el conducto,
231-232, 231f-232f
problemas durante la obturación de
conductos, 232-234, 233f-234f
problemas identificados después,
234-239, 235f-237f
radicular sobreextendida, tras la
obturación, 234
sellado apical inadecuado, 107-109,
107f-108f, 108c
selladores radiculares, 219, 219f-221f
OCP (obliteración del conducto pulpar),
por luxación dental, 426, 426f
Odontalgia, urgencias
analgésicos y antibióticos, 319-320, 320f
anestesia, 320-323, 322f-323f
apical/trepanación quirúrgica, 316-319,
318f-319f
ejemplo de desafío clínico, 310f, 311c
evaluación subjetiva, 304-305, 317
incisión y drenaje. Véase Incisión y
drenaje
manifestaciones de dientes hipersensibles,
305
signos de pulpitis
irreversible, 307-308
reversible, 305-307, 306f-307f
tratamiento
de la pulpa necrótica, 310-315,
311f-314f
de la pulpitis irreversible, 308-310,
308f-310f
Orificios, localización, identificación
calcificación de la pulpa dental/espacio
del conducto pulpar que complica
la, 163f, 168-171, 168f-170f
caninos e incisivos centrales y laterales
superiores, 171, 171f-172f
en incisivos, caninos y premolares
inferiores, 159f, 172-173
indicaciones en los molares inferiores,
173f
molares
inferiores, 173-175, 174f
superiores, 162f, 172, 172f
premolares superiores, 171-172, 172f
prevención/tratamiento de problemas,
154f, 175, 175f
Osteítis condensante, radiografía, 59, 60f
Otitis media, dolor, 130
Óxido de cinc-eugenol (OCE)
limitación de las filtraciones, 440
uso
en perforaciones coronales, 164-165,
166f
en resecciones dentales, 405f
P
Palpación, signos
de diagnóstico pulpar, 6, 6f
de fracturas radiculares verticales, 89-91
Papel de articular, diagnóstico
de discrepancias oclusales, 120c, 120f,
122c
del trastorno temporomandibular, 127,
127f
PathFile
extracción de la pulpar necrótica,
311-312
tratamiento
de los conductos en forma de S, 268
de la pérdida de la longitud de trabajo,
198-199
Patología
periapical. Véanse Fracaso del
tratamiento; Pulpa
necrótica
pulpar. Véase también Abscesos
periapicales agudos; Exploraciones
clínicas
aerodontalgia/barodontalgia, 19
controversias y aspectos destacados de
las interacciones con otras
enfermedades, 71
determinación de la longitud de
trabajo, 190-193, 190c, 191f-192f
diagnóstico
de defectos óseos. Véase Defectos óseos,
por patología pulpar/periodontal
diferencial, 11
en discrepancias oclusales, 120-121
indicaciones de la anamnesis dental, 2
interpretación de los datos de la
anamnesis y los hallazgos
subjetivos, 2-3
lesiones
que se confunden con lesiones
periodontales, 80-85, 81f
laterales/de la bifurcación sin pérdida
de inserción, 80-82, 81f
de origen pulpar o periodontal,
80-85
periodontales que afectan a la
bifurcación, 75-77, 78f
problema de exactitud, 1
pruebas de sensibilidad (vitalidad),
11-12
radiografías, 10-11, 10c, 10f
de caries, 46, 46f
reabsorción radicular externa, 78, 78c,
79f
trayectos fistulosos crónicos. Véase
Trayectos fistulosos de drenaje de
origen pulpar
PDLSC (células madre del ligamento
periodontal), 244
Peeso, fresas
extracción
de una cabeza separada, 298, 298f-299f
de la gutapercha de conductos
pequeños, 284, 284f
no usar en conductos curvos, 284c
Peet, pinzas para espinas, 288, 288f, 290
Película/sensores digitales
angulación del haz de rayos, 25-28
colocación, 23-25, 24f, 27f
imposibilidad de mantener la película
dentro de la boca, 24c, 26f
indicaciones en caso
de lengua musculosa, 25c, 27f
de arcada inferior estrecha, 25c, 26f-27f
Penicilina
prescripción de la dosis de choque,
317-319
para la trepanación quirúrgica, 317
478 Índice alfabético
Percusión
diagnóstico pulpar, 6-7, 7f
signos de fracturas radiculares verticales,
89-91
Pérdida ósea, por luxación dental, 426, 426f
Perforaciones. Véase también Bifurcación,
perforaciones
abertura de accesos en restauraciones
como causa, 158, 158f
coronales, 164-166, 164f-166f
tratamiento, 164-166, 164f-166f
ejemplos de problemas clínicos, 372c,
373f-374f, 374c
instrumentos endodóncicos como causa,
384, 390
periodonto, 388, 390, 390f-391f
anatomía radicular como causa, 388,
390f
errores de instrumentación como
causa, 199, 202f-203f, 205, 206f,
388, 390f-391f
marginal, 372-375, 375f, 380f
postes demasiado grandes para las
raíces como causa, 457, 458f
resección radicular/dental para
perforaciones irreparables, 397f
postes intrarradiculares como causa,
456-458, 456f-460f
radiculares
como conductos falsos, 199
respuesta del periodonto
ejemplos de problemas clínicos, 85c,
86f-87f
generalidades, 84-85
infiltración del periodonto marginal,
87f
perforaciones
de la bifurcación, 86f
a periodonto, 86f-87f
postes en la dirección incorrecta, 87f
resecciones radiculares o dentales para
perforaciones
a periodonto, 397f
por postes, 396f
Pericoronitis, 5, 5f
Periodontitis
agresiva, lesiones, 77-78, 78f
avanzada, 68, 68f
crónica
ejemplos de problemas clínicos,
74c-75c, 76f-77f
fracaso de dientes endodonciados, 106
lesiones, 74, 74f-77f
perspectiva endodóncica, 71-72, 72f
juvenil, lesiones, 77-78, 78f
periapical
detección mediante palpación, 6
revascularización o regeneración, 243-246
Periodonto
consideraciones acerca de la resección
radicular, 400-401, 400f-401f
dimensiones predecibles, 72
Periodonto (cont.)
lesiones óseas que no se originan a partir
de una patología periodontal o
pulpar, 87-95
marginal
indicaciones para el alargamiento
coronal, 361, 362f
perforación. Véase Perforación,
periodonto marginal
tratamiento quirúrgico de defectos del
periodonto marginal. Véase
Alargamiento coronal
PiezoFlow Ultrasonic Irrigation Needles, 211
Pigmentación coronal, luxación dental
como causa, 427, 427f
Pinzas, extracción
de un objeto metálico, 289f, 290, 292
de un transportador de núcleo de
plástico, 288, 288f
Policaprolactona, en obturaciones adheridas
con resina, 230
Portadores, MTA, 345, 345f
Postes
cerámicos, 449
cilíndricos roscados, 448, 448f
colados, 447-448, 448t
de fibra, 448-449
de carbono adheridos, 448
de vidrio, 448
intrarradiculares
alargamiento coronal, 361, 361f
anchura de la virola, 451, 451f-453f
características, 447-449, 448t, 449f
complicaciones de la obturación
provisional, 441
contraindicaciones, 447, 448f
ejemplo de problema clínico, 278c, 278f
extracción, 276-281, 277f-281f
de la gutapercha antes de ensanchar
el conducto, 456
fracturados, extracción, 278-279,
278c, 278f, 281, 281f
generalidades, 447-458, 448f
longitud/conservación de obturaciones,
453-455, 454f-455f
momento de eliminación de las
restauraciones, 274-275,
274f-275f
protrusión a través de perforaciones, 391f
recomendaciones de longitud,
449-450, 449f-450f
riesgo
de filtraciones coronales, 453, 454f
de perforación, 390, 391f, 456-458,
456f-460f
tipos de cementos, 450-451, 450f-451f
roscados, 448, 448t, 449f
troncocónicos autorroscados, 448, 448t
Postman, Dr. Neil, 218-219
PPE. Véase Prueba pulpar eléctrica (PPE)
Prematuridades, tratamiento, 128,
128f-129f
Premolares
aplicación de la anestesia, 321-322
conductos múltiples, 99-101, 102f
diagnósticos radiológicos, 37, 39f
eliminación del borde lingual en premolares
multirradiculares, 105f, 110, 181
evaluación radiológica de la longitud de
trabajo, 186, 188f
extracción de restauraciones existentes en
premolares superiores, 274f, 281
identificación
de conductos en forma de S en
premolares superiores, 267, 267f
de orificios en premolares inferiores, 173f
localización de orificios de conductos,
171-173, 172f-173f
perforaciones hacia la bifurcación, 165, 457
resección de la raíz vestibular en
premolares superiores, 407-408,
408c, 411f
tratamiento de la pulpa necrótica,
310-311
Preparación excesiva de conductos, 202, 263
Presión
con el dedo, para la obtención de
imágenes, 32, 35f
de mordida, prueba, 7, 8f
oclusal, sensibilidad, síntoma de TTM,
125-126, 126f
Profinder, lima, 205
Profundidad del surco
diagnóstico de abscesos periapicales, 9
sondaje para evaluaciones endodóncicas,
8, 8f
Pro-Root MTA, 137-138, 138f
Protección bucal, prevención de fracturas
coronales, 421
ProUltra PiezoFlow Ultrasonic Irrigation
Needles, 211
ProUltra PiezoFlow, dispositivo de
irrigación, 211
ProUltra, puntas, 162, 163f, 253-254, 276
Prueba(s)
anestésica en el diagnóstico pulpar, 14-15
de calor, diagnóstico pulpar, 13-14, 15f
pulpar eléctrica (PPE), diagnóstico
de dientes normales, 17
de necrosis pulpar, 310, 311f
pulpar, 14, 16f
técnicas, 12-17
cavidad de prueba, 17
dique de goma para la prueba pulpar
térmica, 14
prueba
con anestésico, 14-15
con calor, 13-14
con frío, 12-13
pulpar eléctrica, 14
sensibilidad (vitalidad), 11-12
térmicas. Véanse también Diagnóstico
pulpar, tras las pruebas; Tratamiento
conservador incompleto
Índice alfabético 479
Prueba(s) (cont.)
aspecto
cualitativo, 11
positivo o negativo, 11
colocación del dique de goma, 14
diagnóstico de la necrosis pulpar, 310
prueba
con anestésico, 14-15
con calor, 13-14
con frío, 12-17
pulpar eléctrica, 14
reproducción de los síntomas del
paciente, 11-12
signos/síntomas de pulpitis reversible,
305
tratamiento conservador incompleto, 99
Pulpa
desvitalizada, determinación de la
longitud de trabajo, 186, 187f
exposición por fractura traumática,
144-145
necrótica. Véase también Apicoformación
cambios radiológicos
laterales, 63-64, 63f-64f, 64c
radiológicos periapicales, 60-63,
61f-63f
diagnóstico, 19, 19f
diente luxado, 426
ejemplo
de desafío clínico, 60c, 61f
de problema clínico, 310f, 311c
extracción
ampliación y modelado. Véase
Conducto radicular,
ampliación y modelado
completa del conducto, 310-311,
312f
lesiones por luxación intrusiva, 425
prueba pulpar eléctrica, 16f, 310, 311f
tratamiento, 310-315, 312f-314f
de la hinchazón localizada, 311f,
313-314
vital, tratamiento
cobertura pulpar
directa con exposición
cariosa. Véase Cobertura pulpar
directa, exposición cariosa
yatrógena, 142-144, 143f
indirecta, 139
conductos radiculares, 135-137, 137f
cuándo utilizarlo, 134-135
materiales, 137-139, 138f-139f
opciones viables, 134, 134f-136f
técnicas de pulpotomía. Véase
Pulpotomía
uso en odontología contemporánea, 134
vitalidad, mantenimiento. Véase Pulpa
vital, tratamiento
Pulpectomía
definición, 308
dientes posteriores con pulpitis
irreversible que necesitan, 309
Pulpectomía (cont.)
tratamiento de la pulpitis irreversible,
308, 308f
Pulpitis
irreversible
diagnóstico, 18-19
dientes
monorradiculares/polirradiculares,
308, 308f
multirradiculares, 309-310, 309f-310f
no localizada, 19
revascularización o regeneración, 243-246
signos/síntomas, 307-308
tratamiento, 308-310
reversible
diagnóstico, 17-18, 18f
ejemplo de problema clínico, 17c, 18f
signos/síntomas, 305-307, 306f-307f
Pulpotomía
definición, 144
exposición pulpar
por caries como indicación, 144, 144f
por fractura traumática como
indicación, 144-145, 145f-147f
pulpitis irreversible que necesita,
308-310, 309-310f
uso
de hidróxido cálcico, 137, 138f
de MTA, 137-138, 138f
Punta(s)
de papel, en la determinación de la
longitud de trabajo, 189
estériles, deshidratación del conducto
radicular, 233-234
ultrasónica prefabricada con una longitud
de corte de 3 mm, 340-341,
340f-342f
Q
Quelantes, indicaciones y razones para el
uso, 212, 213f-214f
Quiste(s)
del desarrollo
cambios radiológicos, 66, 66f
ejemplo de problema clínico, 66c, 67f
globulomaxilar, 66
periodontal lateral, 67-68, 67f
R
Radiografía(s)
digital, 37, 37f-39f
interpretación
anatomía dental, 43, 44f-45f
caries dental, 46-47, 46f-48f
cementoma, 65, 66f
desviaciones de la normalidad, 42
diagnóstico pulpar, 10-11, 10f
estructuras
anatómicas radiotransparentes,
55-58, 56f-58f
radiopacas, 58-59, 58f-60f
fracaso endodóncico, 64-65, 65f
Radiografía(s) (cont.)
fracturas
dentales, 49-51, 49f-51f
radiculares verticales no visibles, 91,
93f
funciones, 42
lesiones
endodóncicas curadas, 66, 67f
periodontales, 67-68, 67f-68f
necrosis pulpar
cambios laterales, 63-64, 63f-64f
en tejidos periapicales, 60-63,
61f-63f
problema clínico, 10c, 10f
quistes del desarrollo, 66, 66f-67
reabsorción, 52, 52f-55f
obtención
colocación de la placa y los sensores,
24-25
control de la exposición, 23, 23f-24f
correctas y exactas, 22, 29-31,
29f-31f
directrices
para la angulación del haz de rayos,
25-28
clínicas, 41
efectos de una angulación incorrecta,
32-36
estructuras normales, 36, 36f
evaluación de la calidad, 28-31
limitaciones, 184-185
manipulación de la película y los
sensores, 23
tomografía computarizada digital y de
haz cónico, 37-39
perirradiculares, determinación de la
longitud de trabajo, 184-85, 185f
Radiotransparencia
deterioro apical pasajero por luxación
dental, 427
influencia en la interpretación de las
radiografías, 55-58, 56f-58f
pérdida de hueso en la zona periapical
que produce, 10f, 11
radiografías sobreexpuestas que crean, 23
Raíces
contraindicaciones para el alargamiento
coronal, 363, 363f
perforación mecánica. Véase Perforación
radiculares, respuesta del periodonto
prueba pulpar eléctrica en raíces
inmaduras, 14, 16f
radiografías para capturar los ápices, 24,
24f
reducción de la sensibilidad en raíces
expuestas, 18
surco lingual del desarrollo, 92-93, 94f
Raspado de lesiones de tejidos blandos que
penetran en el hueso, 348
RC. Véase Reabsorción cervical (RC)
RC-Prep, quelante, 198, 212
RE. Véase Reabsorción externa (RE)
480 Índice alfabético
Reabsorción
alteración del complejo apical, 178,
179f-180f
cambios dentales radiológicos asociados, 52
cervical (RC), 398f
causa, 254
definición, 52
indicaciones, 259-261, 261f-262f
externa (RE)
cambios dentales radiológicos, 52,
53f-55f
reabsorción
inflamatoria. Véase Reabsorción
inflamatoria
interna, 78, 78c, 79f
por reposición inflamatoria, 256,
257f
extraconducto, 256, 258f
indicaciones para el alargamiento coronal,
375-379, 376c-377c, 376f-379f
inflamatoria
apical, 257, 259, 259f
aspecto, 257f-258f
cambios dentales radiológicos, 52
generalidades, 256-257
lesiones dentales traumáticas que
producen, 431-434, 431f-432f
reabsorción inflamatoria por
reposición, 433
por reposición (RIR)
anquilosis, 432-434, 433f-434f
generalidades, 256
ilustración, 257f
lesiones
por avulsión que producen,
428f-429f, 429-430
dentales traumáticas que
producen, 431-432
por luxación intrusiva que
producen, 425
interna (RI)
cambios dentales radiológicos, 52
definición, 254-255, 255f
determinación, 255, 255f
dificultades, 254, 254f
ilustraciones, 52f
reabsorción externa, 52, 53f, 78, 78c,
79f
tratamiento
de conductos radiculares, 255-256,
256f
del espacio del conducto, 256, 256f
invasiva externa, 52, 55f
radicular idiopática, 252, 259-261,
261f-262f
por reposición, 52, 55f
solución de problemas, 254, 255f
Recapitulación
pérdida de la longitud de trabajo por no
realizar, 196, 197f
por problemas al prepararse para obturar,
231
Recesión gingival, hipersensibilidad
dentinaria, 133
Regeneración. Véase Revascularización o
regeneración
Regla del objeto vestibular, determinación
de la longitud de trabajo, 186-187,
188f
Reimplantación intencionada, criterios,
115, 115f
Resección
dental (hemisección)
ejemplo de problema clínico, 405c, 406f
elección de candidatos. Véase Cirugía
perirradicular, criterios para la
elección de candidatos
generalidades, 393-394, 394f
raíces de molares
inferiores, resultados, 408-414,
412f-414f
superiores, resultados, 407-408,
407f-411f
recomendaciones, 405, 405f
técnicas quirúrgicas, 403-405,
404f-405f
radicular
consideraciones
endodóncicas previas, 395-400, 399f
generales, 393-394, 394f
periodontales previas, 400-401,
400f-401f
restauradoras antes/después, 401
ejemplos de problemas clínicos, 394c,
395f, 408c, 411f, 414c, 415f
elección de candidatos. Véase Cirugía
perirradicular, criterios para la
elección de candidatos
evaluación de los resultados en los molares
inferiores, 408-414, 412f-415f
superiores, 407-408, 407f-411f
identificación del espacio del conducto
radicular, 349, 350f
recomendaciones básicas, 402f
técnicas quirúrgicas, 401-403, 402f
Restauraciones. Véase también Fracaso del
tratamiento
alargamiento coronal, 361, 361f
consideraciones sobre la resección
radicular, 401
de dientes endodonciados. Véase también
Fracaso del tratamiento; Postes
intrarradiculares
aspectos de la solución de problemas, 439
ejemplo de estudio de un caso, 442c,
443f
factores
de los dientes
anteriores, 445, 446f
posteriores, 445-447, 446f-447f
que influyen en la elección, 445
obturaciones radiculares contaminadas
por filtraciones coronales,
460-461, 460f
Restauraciones. (cont.)
restauración(es)
de aberturas de acceso, 441-444, 444f
provisionales postendodóncicas y
entre tratamientos, 440-441
ejemplo de problema clínico, 17c, 18f
extracción, 274-276, 274f-275f
persistencia/patología por filtraciones
coronales, 109-110, 109f-111f
posible perforación de las aberturas de
acceso, 158, 158f
postendodóncicas, 440-441
problemas
con la abertura
de acceso en restauraciones extensas,
166-167, 166f-167f
durante la eliminación, 156, 156c,
156f
marginales, prevención, 361, 362f
provisionales, 440-441
entre tratamientos, 440-441
pulpitis
irreversible en dientes, 19
reversible causada, 17-18, 17c, 18f,
305-307, 306f-307f
radiografías de caries recurrentes, 47, 48f
Restos celulares epiteliales de Malassez, 178f
Revascularización
o regeneración, 243-246
pulpar, 244
Revisión del tratamiento de conductos
radiculares
extracción
de conos de plata, 294-296, 294f-296f
de gutapercha de conductos
grandes, 281, 282f
pequeños, 281-285
apical, mitad, 282f, 284-285, 285f
coronal, mitad. Véase Gutapercha,
extracción de la mitad coronal
de conductos pequeños
de instrumentos desprendidos. Véase
Instrumentos desprendidos
de materiales
de obturación pastosos, 285-286,
286f
de restauración de la cavidad pulpar,
276-281, 276f, 277f
de objetos metálicos
con el instrumento ultrasónico, 289,
289f
con el juego de herramientas
Masseran, 290-291, 291f
con limas Hedström, 289-290, 290f
con pinzas especializadas, 290
de obturadores transportadores de
núcleos metálicos, 291-293,
292f-293f
de postes intrarradiculares, 276-281,
277f-281f
de restauraciones existentes, 274-276,
274f-275f
Índice alfabético 481
Revisión del tratamiento de conductos
radiculares (cont.)
de transportadores de núcleos de
plástico, 286-288, 287f-288f
generalidades, 273-274
prevención de la rotura de instrumentos
durante el tratamiento de conductos
radiculares, 296-297, 297f
problemas clínicos, 276c, 277f-278f,
278c, 293c, 294f
RI. Véase Reabsorción interna (RI)
Rinn XCP
angulación del haz de rayos, 25, 27f
colocación de la placa o el sensor, 24, 24f
RIR. Véase Reabsorción inflamatoria por
reposición (RIR)
R-phase, instrumentos, 204
Rueda pulidora de goma, pruebas de calor,
13-14, 15f
S
SCAP (células madre de la papila apical), 244
Sellado apical insuficiente, 107-109,
107f-108f, 108c
Sellador, conducto radicular
extracción, 285
función y uso, 219, 219f-221f
problemas identificados tras la
obturación, 234-236
transportadores de núcleos termoplástico
de gutapercha, 227
Seno y radiotransparencia, 55, 56f
Sensación táctil, en la determinación de la
longitud de trabajo, 189, 189f
Sensibilidad (vitalidad), pruebas. Véase también
Diagnóstico pulpar, tras las pruebas
cavidad de prueba, 17
diagnóstico
de absceso periodontal, 8-9
agudo, 73-74
pulpar, 11-12
prueba
con anestésico, 14-15
con calor, 13-14
con frío, 12-13
pulpar
eléctrica, 14
térmica con dique de goma, 14
resultados de la percusión, 6-7
uso cuando la evaluación radiológica
plantea problemas, 58, 59f
Sensores digitales. Véase Película/sensores
digitales
Serie D, instrumentos de NiTi, 281-284
Sialolitiasis, dolor, 130
Silicona
fibra, postes, 448
topes, medición de la longitud de
trabajo, 184, 184f
Síntomas musculares, trastorno
temporomandibular, 123
Sinusitis maxilar, 129-130, 130f
SLOB (mismo lingual, opuesto vestibular),
regla, determinación de la longitud de
trabajo, 186-187, 188f
Smart X Tips, 162
Sobreexposición, radiografías, 23, 24f
Sobreobturación, tras la obturación, 234
Sondaje, localización del hueso crestal, 72
Sonda(s)
del calibre 17, diagnóstico pulpar, 5-6, 6f
diagnóstico pulpar, 5-6
periodontales
comprobación de los niveles de
inserción periodontal, 71-72, 72f
diagnóstico
de defectos de origen periodontal o
pulpar, 75-77
de la periodontitis crónica, 72f
pulpar, 8-9, 8f-9f
resección dental, 404, 405f
sondaje de la posición de hueso crestal,
72
Stafne, defecto, 58, 58f
Stieglitz, pinzas, extracción
de objetos metálicos, 290
de transportadores de núcleos de plástico,
288, 288f
Subexposición de radiografías, 23, 23f
Subluxación, lesiones, diagnóstico/
tratamiento/pronóstico, 422-423,
423f
Sulfato férrico
consideraciones en relación con el
tratamiento de la pulpa vital, 134
eficacia en las pulpotomías, 144
perforaciones coronales, 165
Superficie
lingual, pruebas con frío, 13, 14f
mucosa, nódulo o bulto, 3
Surco lingual del desarrollo, en los incisivos
laterales superiores, 92-3, 94f
Sybron Endo Vitality Scanner, 16f
T
Técnicas quirúrgicas. Véase también Cirugía
periapical; Cirugía perirradicular
alargamiento coronal, 364, 364f, 364t
resecciones radiculares, 401-403, 402f
Tejido(s)
blandos
diseño de colgajos en cirugía
periapical, 346-348, 347f-348f
enucleación, 348
hinchazón por absceso periapical
agudo, 5f
inspección visual, 4
recolocación/inmovilización antes de
las suturas, 352-353, 352f
unión con el tejido conjuntivo en las
fracturas radiculares horizontales,
436, 437f
cierre en el alargamiento coronal,
367-369, 368f
Tejido(s) (cont.)
colocación y estabilización en la cirugía
periapical, 352-353, 352f
complicaciones en el alargamiento
coronal, 371-372, 371f-372f
indicaciones para el apósito quirúrgico
periodontal, 369
periapical. Véase Pulpa necrótica
reducción del espesor o socavamiento en
el alargamiento coronal, 366, 366f
Tensiones de instalación, elección de la
estructura del poste, 448, 448t
TIMP (inhibidores tisulares de las
metaloproteasas), adhesión, 243
Tomografía computarizada de haz cónico
(CBCT)
evaluación de la anatomía dental, 43, 44f
generalidades, 37-39
como radiografía digital, 40f
Tooth Slooth, 7, 125-126, 126f
Tope(s)
dental, pruebas
de presión oclusal, 125-127, 126f-127f
térmicas, 13-14, 15f
de instrumentos
mal colocados, 195, 197f
para prevenir la ampliación del conducto
más allá de su extremo final, 201
Transiluminación de dientes fracturados,
87-88, 88f
Transportadores
de gutapercha termoplastificada
generalidades, 227
ilustraciones, 228f-229f
problemas
durante la obturación, 234
tras la obturación, 234
técnicas de inyección, 225-226,
226f-227f
de núcleos. Véase también
Transportadores de gutapercha
termoplastificada
extracción
de obturadores metálicos, 291-293,
292f-293f
de transportadores de núcleos de
plástico, 286-288, 287f-288f
de plástico, extracción, 286-288,
287f-288f
Trastorno temporomandibular. Véase TTM
(trastorno temporomandibular)
Tratamiento
conservador
ejemplos de problemas clínicos,
98c-99c, 99f-101f, 103c, 103f
éxito, 97, 98f
incompleto, 99-101, 101f-102f
fracaso. Véase Fracaso del tratamiento
Traumatismo oclusal
fractura radicular vertical, 51
causada, 91
movilidad dental, 9-10
482 Índice alfabético
Traumatismo oclusal (cont.)
obturaciones provisionales sometidas,
440-441
restauración de los dientes posteriores
después, 445-447, 446f-447f
sensibilidad a la percusión como indicio,
7
Trayectos fistulosos de drenaje
lesiones de periodontitis crónica, 74
de origen pulpar
absceso periapical, 9
pérdida permanente de inserción
periodontal, 83-84, 83f-85f, 84c
periodontitis crónica frente a lesiones
periapicales, 74
a través del surco gingival, 82-83,
82f-83f, 83c
Trepanación
apical para urgencias odontológicas,
316-319, 318f-319f
quirúrgica, para la odontalgia, 316-319,
318f-319f
Treponema lecithinolyticum, 77
Trisección, 393
TTM (trastorno temporomandibular), 129f
AINE, 129
ajuste oclusal, 128, 128f-129f
compresas calientes y húmedas, 129
generalidades, 123-127
información al paciente sobre el estrés
como causa, 129
prescripción de relajantes musculares, 129
puntas de piedra y fresas de acabado,
127, 128f
signos dentales, 125, 125f
síntomas
dentales, 125-127, 126f-127f
maxilares, 124-125, 124f
Twisted Files, 204
U
Unión
calcificada, en una fractura radicular
horizontal curada, 435, 435f-436f
cemento-dentina (UCD)
definición, 178-180, 180f
repercusión de la anatomía radicular
apical sobre la longitud de
trabajo, 178-189, 182f-183f
Unión (cont.)
tejido conjuntivo/hueso, en las
fracturas radiculares horizontales,
436, 436f
tejido conjuntivo/tejidos blandos, en las
fracturas radiculares horizontales,
436, 437f
Urgencias. Véase Lesiones dentales
traumáticas; Odontalgia, urgencias;
Pulpa necrótica; Pulpitis
V
Vitalidad, pruebas. Véase Sensibilidad
(vitalidad), pruebas
W
Wedelstadt, cincel, remodelación del hueso
alveolar, 367, 368f
Y
Yoduro potásico-yodo (IKI), desinfección,
215
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